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LA SALETTE, MATRIZ DE LA ERA DE MARÍA

Llamado de Amor y Conversión del Sagrado Corazón de Jesús


(10/10/2015)

Querido hijo, Mi Sagrado Corazón Eucarístico se desangra de amor por el rechazo de


los hombres a mi amor. Con vuestras vidas de pecado hieren y hacen que vuelva a
agonizar ya no en el Calvario sino en la soledad de sus corazones.

Querido hijo, Mi Sagrado Corazón siempre ha cargado con todos los pecados del
mundo por amor y misericordia. Siempre la Santísima Trinidad ha querido renovar la
alianza con su pueblo, pero siempre son infieles a nuestra alianza de amor. En La
Salette enviamos mi Padre y Yo en el Espíritu Santo a mi amada Madre para encender
nuevamente la llama del amor y de la fe, haciéndoles un llamado esperanzador al
mundo y a mi Iglesia, pero ningún profeta es aceptable en su pueblo. Mis profetas no
son aceptados en mi Iglesia porque muchos corazones pretenden dirigir mi Iglesia con
las experiencias y no con la acción de mi Espíritu Santo, racionalizando todas las
gracias y mis gracias no son para la razón, sino para que ya sean acogidas con fe en
corazones amorosos. Solo aquellos que tengan amor santo, reconocerán el amor
santo en las manifestaciones de mi amada Madre y en las palabras que le transmito.

En mi Iglesia se desata una guerra terrible en los corazones. Una guerra de la


sabiduría humana contra la sabiduría de Dios; Guerra de aquellos que pretenden
alejar de mi Iglesia las manifestaciones. Antes de que toda fe, por muy débil que sea,
se extinga, envié a mi Santa Mamá en La Salette, en el mundo entero y a ti, para que
cuando yo retorne, encuentre un Resto Fiel que haya defendido mi causa. Este Resto
Fiel unirá la fe y la razón, entendiendo a mi Espíritu Santo con la razón, pero desde la
fe, que obtendrán al vivir mis llamados y obedecer a los profetas.

Dos grandes ejércitos hay en mi Iglesia: los que creen y aceptan el mensaje y los que
rechazando mi Espíritu Santo, se alejan cada vez más de mí santuario dejando sola mi
casa.

Hijito, el tiempo de la desolación de mi casa se acerca. El tiempo de la abominación


dentro de mi santuario está en plenitud. ¡Hijos que creen! ¡Hijos que son niños!
Siempre vean los frutos del Espíritu Santo. Nunca duden de su acción. Lo que hace mi
Espíritu Santo es por amor; lo comprenderán desde el santo amor. Yo nunca dejaré de
manifestarme en mi Iglesia.

Hijito, este Apostolado es un reclutamiento de almas para mí Sagrado Corazón.


Muchos rechazarán mi obra, porque esta obra es de Dios y no del hombre. Es para
Dios mismo no para los hombres y solo los que sean niños y la acepten como niños,
sentirán mi amor en esta sublime y final misión. Este Apostolado mantendrá unida a la
Iglesia en lo oculto y en el rechazo, en el cisma que se avecina.

Ora. Te amo y tengo esta obra en mis manos, porque es de mis manos y no del
mundo y como no es del mundo será siempre perseguida. Al final será el grupo fiel
que se levante, viviendo fieles y preparando conmigo mi Reino Eucarístico Mariano en
el mundo. Te bendigo, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Padre Pablo García Beck


Se cumplen 170 años de la aparición de la Virgen María en La Salette, en unas
montañas al sureste de Francia, cuando un 19 de septiembre de 1846, María se
apareció a dos pastorcitos: Maximino y Melania. Se identificó como Nuestra Señora de

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las Lágrimas, dando un mensaje de mucha actualidad para hoy a toda la humanidad y
a toda la Iglesia. Un mensaje en el cual puso de relieve los ataques que la Iglesia,
Nuestra Santa Madre la Iglesia, va a enfrentar, está enfrentando y va a enfrentar. Y
también María nos alertó a todos los cristianos, a estar justamente vigilantes, a estar
preparados velando y en oración.

Este mensaje que dio María en La Salette, Juan Pablo II (gran Papa y gran amante de
María), lo llamó el corazón de las profecías, porque en La Salette, María Santísima
comenzó esa labor de profeta, profetisa de los últimos tiempos, donde explicita el libro
del Apocalipsis de San Juan y también las profecías de Daniel relativas a estos últimos
tiempos. Una labor que luego María desarrollaría en otras apariciones (también
aprobadas por la Iglesia), como en Knock en Irlanda, Fátima en Portugal, Ámsterdam
en Holanda, Akita en Japón, Civitavecchia en Italia etcétera.

María reveló en La Salette unos sucesos que ya estamos viviendo y por tanto María,
nos advirtió de ese misterio de iniquidad que está ya actuando, ese humo de Satanás,
que está ya presente y cómo contrarrestarlo, en esta batalla espiritual que estamos
viviendo. Y ella nos llamó a la conversión, a la oración diaria del Santo Rosario, a la
penitencia, a la mortificación, al ayuno, a la adoración y reparación ante el Santísimo
Sacramento del Altar, a una comunión diaria y como no, a una aceptación de la
voluntad de Dios en nuestras vidas. Es así como ella, a partir de La Salette, ha ido
formándose un Ejército Mariano. Un ejército que ella ya denomina los apóstoles de los
Últimos Tiempos, de los cuales ya habló San Luis María Grignon de Montfort y
prometió que, con ese Ejercito Mariano pisaría la cabeza del Gran Dragón y que
después de ese sufrimiento purificador de la Gran Tribulación, llegaría ese Reinado de
amor y de paz del Sacratísimo Corazón de su hijo. En cualquier caso, la Virgen dio en
La Salette, unos avisos, la verdad que severos, pero también proyectó, sobre los
acontecimientos presentes, una luz tal, que actualmente para la Iglesia, la verdad está
al día y aunque esa hora de la pasión de la Iglesia que María nos avisa que estamos
ya en ciernes, yo diría que ya en el Getsemaní, María en La Salette termina con un
mensaje de mucha esperanza, un mensaje de resurrección: unos cielos nuevos, una
tierra nueva, el fin del mal y el comienzo de ese Reinado del Corazón Eucarístico de
Jesús, en el cual su Hijo será realmente Adorado, Servido, Glorificado por todos los
hombres.

Un poco de Historia...
Este gran acontecimiento ocurrió en una meseta montañosa, al sudeste de Francia,
cerca del poblado de La Salette. En la quebrada, en donde habían hecho la siesta,
Melania y Maximino vieron un globo de fuego. Melania pregunta a Maximino si él ve lo
que ella está viendo. ¡Oh Dios mío! - exclamó Melania - Vieron a una Señora que
estaba sentada en una enorme piedra. Tenía el rostro entre sus manos y lloraba
amargamente. Ella les dijo que no tuvieran miedo. Agregó que tenía importantes
nuevas que comunicarles. Sus suaves y dulces palabras, hicieron que los jóvenes se
acercaran. Melania cuenta que su corazón deseaba adherirse al de la bella Señora. La
Señora era alta y de apariencia majestuosa. Su vestido era de color dorado, pues
estaba hecho de una tela no material. Sobre sus hombros un precioso chal blanco con
rosas de diferentes colores. De su cuello colgaba una cadena con un crucifijo. Sobre la
barra del crucifijo colgaban de un lado el martillo y del otro las tenazas. En sus
preciosos ojos había lágrimas que rodaban sobre sus mejillas.

La señora dijo:
Los sacerdotes, ministros de mi hijo. Los sacerdotes, por su mala vida, por sus
irreverencias, por su impiedad en celebrar los santos misterios y por su amor al dinero,
a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza. Si, claman
venganza y la venganza está suspendida sobre sus cabezas. Maldición a los

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sacerdotes y a las personas consagradas a Dios que con sus infidelidades y su mala
vida crucifican de nuevo a mi Hijo. Los pecados de las personas consagradas a Dios,
claman al cielo y piden venganza y ésta se halla suspendida sobre sus cabezas,
porque nadie implora ya misericordia y perdón para el pueblo, porque no hay personas
dignas de ofrecer la víctima inmaculada al eterno, por el mundo.

Dios va a castigar al mundo de una manera sin precedentes. Desventurados los


habitantes de la Tierra. Dios va a derramar su cólera y nadie podrá sustraerse a tantos
males juntos.

Los jefes, los conductores del pueblo de Dios, han desdeñado la oración y la
penitencia y el demonio les ha ofuscado la inteligencia. Se han transformado en
estrellas errantes, que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer.
Dios, permitirá a la vieja serpiente, sembrar la división entre los reinantes, en todas las
sociedades y en todas las familias. Se padecerán males físicos y morales. Dios
abandonará a los hombres a sí mismos y enviará castigos que se sucederán durante
más de 35 años. La sociedad está en vísperas de los más terribles azotes y de los
más grandes acontecimientos. Se verá obligada a ser gobernada por una vara de
hierro y a beber el cáliz de la cólera de Dios.

Italia será castigada por su ambición de querer sacudir el yugo del Señor de los
señores; también será entregada a la guerra. La sangre correrá por todas partes, las
iglesias serán cerradas o profanadas. Los sacerdotes, los religiosos, serán
perseguidos; se les hará morir y de una manera cruel. Muchos abandonaran la fe y el
número de los sacerdotes y religiosos que apostataran de la verdadera religión será
grande (entre ellos también habrá obispos). Que el Papa esté en guardia contra los
hacedores de milagros, porque ha llegado el tiempo en que los prodigios más
asombrosos tendrán lugar sobre la tierra y en los aires.

Lucifer y un gran número de demonios serán soltados del infierno. Poco a poco,
abolirán la fe, hasta en las personas consagradas a Dios; la segarán de tal modo, que
salvo el caso de una gracia particular, esas personas tomarán el espíritu de esos
malos Ángeles. Muchas casas religiosas, perderán totalmente la fe y se perderán
muchas almas. Los malos libros abundarán sobre la tierra y los espíritus de las
tinieblas difundirán por todas partes, un relajamiento universal para todo lo que se
relacione con el servicio a Dios. Adquirirán un enorme poder sobre la naturaleza.
Habrá iglesias al servicio de esos espíritus malos. Algunas personas serán
transportadas de un lugar a otro por los mismos y entre ellas algunos sacerdotes por
no seguir el buen Espíritu del Evangelio qué es Espíritu de humildad, caridad y celo
por la Gloria de Dios. Resucitarán algunos muertos y justos, es decir, que esos
muertos, tomarán la figura de almas justas que habían vivido sobre la tierra, para así
mejor seducir a los hombres; esos, diciéndose muertos, resucitados, no serán otra
cosa que el demonio bajo sus figuras y predicarán otro Evangelio, contrario al de
Jesús, negando la existencia del cielo y también las almas de los condenados. Todas
esas almas aparecerán, como unidas a sus cuerpos y se verán por doquier prodigios
extraordinarios, porque la verdadera fe se ha extinguido y la falsa luz alumbra el
mundo.

¡Ay de los príncipes de la Iglesia que se hayan dedicado únicamente a atesorar


riqueza sobre riquezas, a poner en salvo su autoridad y a dominar con orgullo! El
vicario de mi hijo tendrá mucho que sufrir, porque durante un tiempo, la Iglesia, será
víctima de grandes persecuciones. Será, ese, el tiempo de las tinieblas. La Iglesia
pasará por una horrorosa crisis. Olvidada la Santa fe en Dios, cada individuo querrá
guiarse por sí mismo y ser superior a sus semejantes. Los poderes civiles y

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eclesiásticos serán abolidos y pisoteados serán, todo orden toda justicia. No se verán
más que homicidios, odio, envidia, mentira y discordia, sin amor por la patria ni por la
familia.

El Santo Padre sufrirá mucho. Yo estaré con él hasta el fin, para recibir su sacrificio.
Los malvados atentarán muchas veces contra su vida, sin poder hacerle daño, pero ni
él, ni su sucesor verán el triunfo de la Iglesia de Dios. Los gobernantes civiles tendrán
todos, unos mismos designios, que será abolir y hacer desaparecer todo principio
religioso, para dar lugar al materialismo, al ateísmo, al espiritismo y a toda clase de
vicios. Se verá la abominación en los lugares santos, en los conventos, las flores de la
Iglesia estarán corrompidas y el demonio se erigirá en rey de los corazones. Que los
que se hayan a la cabeza de las comunidades religiosas presten atención a las
personas que han de recibir, porque el demonio empleará toda su malicia para
introducir en las órdenes religiosas a personas entregadas al pecado y los desórdenes
y la pasión por los placeres carnales serán difundidos por la tierra.

Francia, Italia, España e Inglaterra, estarán en guerra. La sangre correrá por las calles.
El francés luchará contra el francés, el italiano contra el italiano. A continuación habrá
una guerra general que será espantosa. Por un tiempo, Dios se olvidará de Francia y
de Italia, porque el Evangelio de Jesucristo no es ya conocido. Los malvados
desplegarán toda su malicia. Hasta en las casas habrá muertes y matanzas mutuas.

Al primer golpe de su espada mortífera, las montañas y la naturaleza entera, se


estremecerán de espanto, porque los desórdenes y los crímenes de los hombres
traspasan la bóveda de los cielos. París será incendiada y Marsella engullida. Muchas
grandes ciudades, serán sacudidas y sepultadas por terremotos. Se creerá que todo
está perdido, no se verá más que homicidios, no se oirá más que rumor de armas y de
blasfemias. Los justos sufrirán mucho. Sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas
subirán hasta el cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia e implorará
mi ayuda e intercesión. Entonces, por un acto de justicia y de su misericordia infinita
para los justos, Jesucristo ordenará a sus ángeles que den muerte a todos sus
enemigos. De pronto los perseguidores de la Iglesia de Jesucristo y todos los
pecadores perecerán y la tierra quedará como un desierto. Entonces se hará la paz, la
reconciliación de Dios con los hombres. Jesucristo será Servido, Adorado y
Glorificado. En todas partes florecerá la caridad. Los nuevos reyes serán el brazo
derecho de la Santa Iglesia que a su vez será fuerte, humilde, piadosa, pobre, solicita,
e imitadora de las virtudes de Jesucristo. El Evangelio será predicado en todas partes
y los progresos de la fe serán grandes, porque habrá unidad entre los obreros de
Jesucristo y porque los hombres vivirán en el temor de Dios. Esta paz entre los
hombres no será larga; abundantes cosechas les harán olvidar, que los pecados, son
la causa de todas las penas que caen sobre la tierra.

Un precursor del Anticristo, con sus tropas de muchas naciones, combatirá contra el
verdadero Cristo, el único Salvador del mundo; derramará mucha sangre y querrá
destruir el culto a Dios para que se le considere a él como Dios, La tierra será azotada
por toda clase de plagas. Aparte de la peste y el hambre, que serán generales, habrá
guerras hasta la definitiva que entonces será hecha por los diez Reyes aliados del
Anticristo, todos los cuales tendrán un mismo propósito y serán los únicos que
gobernarán el mundo. Antes que esto ocurra, habrá una especie de falsa paz en el
mundo. No se pensará más que en diversiones. Los malos se entregarán a toda suerte
de pecados, pero los hijos de la Santa Iglesia, los hijos de la fe, mis verdaderos
imitadores, crecerán en el amor de Dios y en las virtudes que me son más queridas.
Dichosas las almas humildes conducidas por el Espíritu Santo. Yo combatiré con ellas,
hasta que lleguen a la plenitud de la edad.

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La naturaleza clama venganza contra los hombres y se estremece de espanto a la
espera de lo que debe ocurrir en la tierra manchada de crímenes. ¡Temblad, tierra y
vosotros qué hacéis profesión de servir a Jesucristo y que íntimamente os adoráis a
vosotros mismos!. ¡Temblad!, pues el Señor va a entregaros en manos de su enemigo,
porque los lugares santos han sido corrompidos y muchos conventos ya no son casas
de Dios sino establos de Asmodeo y de los suyos. Será en esa época, que nacerá el
Anticristo, de una religiosa hebrea, de una falsa Virgen que tendrá trato con la vieja
serpiente (señora de la impureza). Su padre será obispo. Al nacer, vomitará
blasfemias y tendrá dientes. Lanzará gritos horripilantes, hará prodigios; solo se nutrirá
de impurezas. Tendrá hermanos; serán hijos del mal. A la edad de 12 años, llamarán
ya la atención por las ruidosas victorias que alcanzarán. Muy pronto, cada uno de ellos
estará al frente de sendos ejércitos asistidos por legiones del infierno.

Las estaciones serán alteradas, la tierra no producirá más que malos frutos, los astros
perderán el ritmo de sus movimientos y la luna solo reflejará una claridad rojiza; el
agua y el fuego darán al globo terráqueo, movimientos convulsivos y horribles
temblores, que harán desaparecer montañas y ciudades enteras.

Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo. Los demonios del aire,
con el Anticristo, harán grandes prodigios sobre la tierra y en los aires y los hombres
serán más perversos cada día.

Dios cuidará de sus fieles servidores y de los hombres de buena voluntad. El


Evangelio será predicado por todas partes. Todos los pueblos y todas las naciones
tendrán conocimiento de la verdad.

Yo dirijo un llamado urgente a la tierra. Yo llamo a los verdaderos discípulos del Dios
vivo que reina en los cielos. Llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho
hombre, el único y verdadero Salvador de los hombres. Llamo a mis hijos, a mis
verdaderos devotos, a los que se han dado a mí, para que yo los lleve a mí Divino
Hijo. A los que llevo por así decir, en mis brazos. A los que han vivido de mi espíritu;
en fin, llamo a los apóstoles de los últimos tiempos, a los fieles discípulos de
Jesucristo, a los que han vivido en el menosprecio del mundo y de sí mismos, en la
pobreza y en la humildad, en el desdén y en el silencio, en la oración y en las
mortificaciones, en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento y desconocidos
del mundo. Es tiempo ya, que ellos salgan y vengan a iluminar la Tierra. Id y mostraos
como mis amados hijos. Yo estoy con vosotros y en vosotros, siempre que la fe sea la
luz que os ilumine en esos días de infortunio. Que vuestro celo os haga hambrientos
de la gloria de Dios y de la honra de Jesucristo. ¡Combatid hijos de la luz, aunque
pocos en número!, porque he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines.

La Iglesia será eclipsada. El mundo estará consternado, pero ahí estará Enoc y Elías
plenos del Espíritu Santo. Ellos predicarán con la fuerza de Dios y los hombres de
buena voluntad, creerán en Dios y muchas almas serán consoladas. Ellos harán
grandes prodigios por la virtud del Espíritu Santo y condenarán los errores diabólicos
del Anticristo.

Desdichados los habitantes de la tierra. Habrá guerras sangrientas y miserias, pestes


y enfermedades contagiosas, lluvias de un granizo espantoso, truenos que sacudirán
ciudades, terremotos que sepultarán países. Se escucharán voces en los aires. Los
hombres golpearán sus cabezas contra los muros, invocaran a la muerte y ésta por su
parte será su tormento. La sangre correrá por todas partes. ¿Quién podrá vencer si
Dios no abrevia el tiempo de la prueba? Por la sangre, las lágrimas y las súplicas de
los justos, Dios se aplacara.

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Enoc y Elías, serán martirizados. Roma pagana desaparecerá. El fuego celeste caerá
y consumirá tres ciudades. Todo el Universo será preso del terror y muchos se dejarán
seducir, porque no han adorado el verdadero Cristo, que vivía entre ellos.

¡Ha llegado el tiempo!, el sol se oscurece, solo la fe vivirá. ¡Ha llegado la hora!, el
abismo se abre, he aquí el rey de los reyes de las tinieblas. He ahí la bestia con sus
vasallos, diciéndose el Salvador del mundo. Se remontará soberbio por los aires para
subir hasta el cielo. Será lanzada por el soplo de San Miguel Arcángel, caerá y la tierra
que durante tres días estará en continuas evoluciones, abrirá su seno, lleno de fuego y
la bestia se hundirá para siempre con los suyos, en los abismos eternos del infierno.
Entonces, el agua y el fuego, purificarán la tierra y consumirán todas las obras del
orgullo de los hombres y todo será renovado. Dios será Servido y Glorificado.

Las cartas de Melania… (Pablo José Vivas)


Había en el año 1846, en esta región remota de Francia, La Salette, a dos pastorcitos
Maximino y Melania, la Virgen María trajo vitales y completamente actualizadas
advertencias que se vieron en aquel momento y que aún siguen pendiendo sobre la
Iglesia y sobre la humanidad.

Interesantemente ha habido ahora recién, unas cartas de Melania, que es una de las
principales, mayormente vidente de esta aparición de la Santísima Virgen. En una de
estas cartas que fue escrita o escriturada sobre el 22 de septiembre de 1871 de la
misma pluma y de la boca profética de esta vidente, se desprende una interesantísima
disertación y discernimiento para este tiempo, vigente totalmente. Dice:

Grandes castigos sobrevendrán, porque los hombres no se convierten; sin embargo


solo su conversión, que puede detener estos flagelos. Dios comenzará a golpear a los
hombres infligiendo castigos más ligeros con el fin de abrir los ojos.

Interesantísimo, porque aquí tenemos algo que es la gradualidad de la justicia de Dios.


En la medida de que el hombre, endurece su corazón, Dios atiza su justicia para
llamar la atención del hombre y recordemos que esta es una profecía que fue dada
hace ya 170 años. Justo la aparición de la Virgen María en La Salette (Francia) está
unida a otra aparición que es la aparición de la Santísima Virgen María Catalina
Laboure también en Francia. Y estas dos apariciones, toda vez que la aparición de La
Salette, es llamada “La Reina de las profecías, “La Madre de las profecías” según
como lo dijera el Santo ya hoy, Padre Juan Pablo II y junto con la aparición de la
Medalla Milagrosa Catalina Laboure, conforman o marcar el inicio del siglo de María,
de la Era de María. Ese siglo que nos habla San Luis María Grignion de Montfort en el
Tratado de la Verdadera Devoción, como parte del desarrollo del quinto efecto de la
Consagración al Inmaculado Corazón de María, incisamente en su numeral 217.
¿Cuando llegará ese siglo de María, ese tiempo de María, donde las almas respiren el
aire, así de igual forma respiren a María? Cosas grandes y maravillosas sucederán en
la tierra. Junto a ese siglo de María, esa Era de María se inaugura con estas dos
apariciones, en especial de Salette, Francia.

Entonces, dice, hablando de esta carta escrita por Melania: Él puede detenerse o
puede repetir sus anteriores advertencias para dar lugar al arrepentimiento - dice la
profeta - pero los pecadores no hacen uso de estas oportunidades. En consecuencia
enviará castigos más graves con ansias de mover a los pecadores a la penitencia,
pero todo será en vano. Por último, la obstinación de los pecadores, hará caer sobre
sus cabezas las mayores y más terribles calamidades.

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Esto es, espíritu de profecía, de la vidente Melania.

Hay un extracto de esta carta del 16 de junio de 1872. Dice la vidente, con espíritu
profético:

Todos somos culpables; no se hace penitencia y se incrementa el pecado diariamente.


Los que deben adelantarse para hacer el bien, son restringidos por el miedo. El mal
más grande.

Interesante. Dice aquí, la vidente, la profeta: que el miedo es el obstáculo más grande
para que los hombres de bien, hagan lo que se supone se debe hacer. No hay más
mal grande sobre la tierra que aquellos que saben hacer el bien y no lo hacen. Le es
contado por doble pecado y doble culpabilidad, dice un Santo.

Un castigo moderado solo sirve para irritar los espíritus, porque consideran todas las
cosas con ojos humanos. Dios puede hacer un milagro para convertir y cambiar la faz
de la tierra sin aplicar su disciplina. Dios obrará un milagro - sin embargo dice - será un
golpe de su misericordia pero después que los impíos se hayan embriagado así
mismos con sangre, el flagelo deberá llegar.

Interesantemente, aquí vemos una correlación profética entre el mensaje de Salette y


esta carta de inspiración revelada por el Espíritu Santo y dada por el Espíritu Santo a
través de Melania, que recién se acaban de descubrir, estas cartas inéditas de la
vidente que nos ayudan a dilucidar y a entender con nuevas luces, el mensaje de La
Salette, Francia, de la Santísima Virgen. Justo aquí habla que Dios obrará un Gran
Milagro, un golpe de Su Misericordia. Esto es lo que la Virgen posteriormente vino a
decir en las montañas de Cantabria, en España, en el año 1961 al año 1965,
Garabandal. Justamente habló del Gran Aviso, del Gran Milagro y del gran castigo.
Justo este es el golpe de la misericordia y posteriormente aquí Melania habla de que
finalmente, sin embargo, vendrá un gran castigo. Aquí vemos como ya Melania,
avizoraba, lo que la Virgen ya posteriormente, vendría a revelarnos en Garabandal,
España.

Y aquí hace una serie de reflexiones, bien interesantes, muy actuales para este
tiempo, toda vez que se anuncian cualquier cantidad de calamidades y de eventos, y
se habla de que dentro de los albores del cierre del jubileo de la misericordia, sería la
puerta del inicio de grandes sufrimientos y de grandes castigos. ¡Y a dónde iremos! ¡Y
que pudiéramos hacer! Justo, dice aquí Melania en esta carta, lo siguiente:

¿Qué países serán preservados frente a ese gran castigo? ¿Donde iremos en busca
de refugio?

Sin embargo, el Corazón Inmaculado de María, es el refugio para este tiempo. Es el


Arca nueva de Noé para este tiempo, para ser salvado del diluvio de los castigos de
este tiempo. Dice la profeta:

Yo a mi vez me pregunto. ¿Cual es el país que siga todos los mandamientos de la Ley
de Dios?

¿Habrá acaso algún país? Sin embargo, la Virgen en Fátima dijo, que Portugal no
perdería la fe. Interesante misterio.

He pensado - dice la vidente - ¿Donde podríamos ir en busca de refugio, teniendo los


medios para el viaje y para nuestra subsistencia?

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O sea, ¿Habrá lugar físico acaso para podernos ocultar de los castigos que vienen o
que se anuncian que pueden venir?

Pero pronto renuncio a estos pensamientos inútiles.

Interesante. Aquí discierne Melania, la vidente: ¡Pensamientos inútiles!, los llama.


¡Pensamientos facuos, vacíos, inicuos! Pensar, donde ir a refugiarse, cuando el único
refugio, frente a todo lo que anuncia Salette, Francia, y lo que se anuncia en todas las
demás profecías Marianas, es el arrepentimiento y la conversión y dejar de ofender a
Dios. Bien lo dijo la Santísima Virgen en Fátima: Dejen de ofender a Dios, porque Dios
está ya muy ofendido.

Somos muy culpables - dice aquí la vidente, la profeta - A consecuencia de esto se


hace necesario un muy grande y terrible flagelo que venga a revivir nuestra fe y a
devolvernos la razón que hemos perdido por completo. Los hombres malvados, son
devorados por la sed de ejercer su crueldad.

Un día le escuchaba a un santo sacerdote, que los mismos demonios se asombraban


del grado de maldad de los hombres de este tiempo. ¡Los mismos demonios se
asombraban!.

Pero, cuando hayan llegado al punto sumo de su barbarie, Dios mismo extenderá su
mano para detenerlos y muy poco después se efectuará un cambio completo en todas
las personas que sobrevivan.

Esto es justamente el Aviso.

Entonces, van a cantar el Tedeum Laudamus, con la más viva gratitud de amor. La
Virgen María, Nuestra Madre, será nuestra liberadora.

Título que le da aquí Melania: será Nuestra Liberadora.

La paz reinará y la caridad de Jesucristo ha de unir todos los corazones. Dios no


quiere castigarnos tan severamente. Nos habla, de muchas, muchas maneras, para
que nos volvamos a Él. ¿Hasta cuándo vamos a seguir siendo tercos? - dice la vidente
Melania, y concluye finalmente:

¡Oremos, oremos! ¡Nunca cesemos de orar y de hacer penitencia! - Qué fue lo que la
Virgen, repitió en Fátima y en todas las apariciones: Arrepentimiento, penitencia,
conversión.

Oremos por nuestro Santo Padre, el Papa, la única luz para los fieles en estos tiempos
de oscuridad. Pidamos a la buena, a la dulce, a la Misericordiosa Virgen María, porque
estamos en gran necesidad de sus poderosas manos sobre nuestras cabezas.

La Madre María, que excede a todo conocimiento y razonamiento, guarde todos


nuestros corazones en Cristo Jesús.

La Era de María
Hermano Manuel de Jesús
María la mensajera de la verdad en el Espíritu Santo, la Mamá celestial de los
apóstoles de los Últimos Tiempos, al igual que los niños Melania y Maximino, nosotros
los hijos de María vemos a nuestra madre cubrirse su bendito rostro y llorar por los

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pecados de la humanidad, que cada día se vuelve más graves y causan más caos y
sufrimiento a la creación entera. Y nuestra Mamá, sufre con paciencia y en silencio,
esperando que nosotros, sus apóstoles, tomemos con radicalidad y fidelidad su
mensaje y esperando que los pecadores escuchen y se conviertan.

Llamado de Amor y conversión de Nuestra Señora de La Salette 19/9/2016


Escribe secretario de Mi Corazón Inmaculado: Hago una amonestación amorosa al
Ejército Mariano-Eucarístico de los Apóstoles de Nuestros Sagrados Corazones en
estos Últimos Tiempos, un Llamado para que despierten y escuchen a vuestra Mama,
la Omnipotencia Suplicante.

Pequeños míos, vean a vuestros hermanos que son perseguidos a causa de la fe en


mi Hijo Jesucristo, imiten el valor y la alegría de esas almas en holocaustos; cuantas
almas de mártires ha dado esa grey del rebaño de Mi Hijo.

Pequeños, despierten, despierten ahora, y observen como el Enemigo avanza


rápidamente trayendo caos y destrucción y dejando muerte y paganismo a su paso. Es
necesario, hijitos Míos, que sean fuertes en el Espíritu Santo y no tengan miedo. Vean
el ejemplo de los cristianos perseguidos: prefieren entregar la vida antes que renunciar
a Mi Hijo. Ustedes, hijitos, no tengan miedo, propaguen sin descanso los Cenáculos de
Oración y háganlo llegar a las familias.

Queridos míos, les quiero activos y en marcha. Vayan a evangelizar. Propaguen por
doquier la obra culmen de Nuestros Sagrados Corazones. Sean activos en mi servicio
y no tengan miedo; sobre todo les pido, ¡Oren!, ¡Oren mucho por los cristianos
perseguidos! Únanse a mi corazón en oración por esas almas. No den paso al
enemigo. Despierten, velen y oren, sean mis apóstoles misioneros. Les amo y les
bendigo desde La Salette. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
Amén.

Hermano Manuel de Jesús


La Mamá celestial me ha comunicado que desde La Salette, Ella anuncia la Era
Mariana y desde La Salette, Ella prepara a los Apóstoles de los Últimos Tiempos que
es un Ejército Mariano y que desde La Salette, ella abre una fuente actual y viva de
profecía, una fuente matriz de profecías. La Salette es la introducción a la batalla final;
desde La Salette la Mamá celestial ya hace un llamamiento introductorio; La Mamá
celestial en La Salette ya nos dice lo que sucederá, como sucederá y desde La Salette
ella viene explicando a mayor profundidad a la luz de la Sagrada Escritura, el designio
del Padre Celestial.

Llamado de Amor y Conversión del Corazón Doloroso e Inmaculado de María 23


de Septiembre de 2015.
He amonestado, he advertido, he anunciado, pero desde mucho tiempo atrás todavía
desobedecen a mis llamados urgentes a toda la humanidad, pero especialmente a mi
hija mayor la Iglesia.

Hijito mi llamado a La Salette fue de corredención amorosa, de amonestación y


llamado a que los hombres, sobre todo los bautizados, se comprometan con mi hijo
para anunciar la Buena Noticia de la salvación y denunciar los errores que los
hombres cometen, inducidos por Satanás, quien poco a poco se apodera del mundo y
de los corazones de los hombres.

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Hijo, el mundo seguirá sufriendo y lo anunciado sucederá, porque ya no hay mucho
tiempo, pues cuando el tiempo de misericordia avanza, dará paso al tiempo de la
justicia.

Hijitos Míos, Apóstoles de los Últimos Tiempos, sean conscientes de vuestro llamado.
Combatan con compromiso en la batalla espiritual; No tengan miedo pues al final la
verdad, Cristo, y la mensajera de la verdad en el Espíritu Santo, vuestra Madre del
Cielo, triunfarán.

Hijito, ora mucho, porque el mensaje de La Salette se cumple, se ha cumplido, el


hombre no obedeció, no cambió, no evitó el error que yo vuestra madre les advertí. Mi
niño haz conocer mí mensaje. Mi Ejército me necesita. ¡Penitencia!, ¡Penitencia!,
¡Penitencia! ¡Oh humanidad! Por amor a tu salvación, te llamo. ¡Regresa, repara,
arrepiéntete!

Te amo, mi brote y te bendigo mi apóstol de La Salette. En el nombre del Padre y del


Hijo y del Espíritu Santo. Amén

10 de Octubre de 2015
Hijo, el tiempo de Mi Obra está aquí. Ahora vengo desde 1917 en Fátima, iniciando,
reclutando y preparando a Mi Ejército, los hijos y apóstoles de los Sagrados
Corazones Unidos. Este Ejército que anuncié en La Salette.

Hermano Manuel de Jesús


Nuestra Madre, nos forma, nos educa, nos llama, porque ella quiere que nosotros
seamos soldados celosos y encendidos en el Fuego del Amor Santo. Ella dijo a los
niños: háganlo saber a todo mi pueblo, su mensaje revelado en La Salette. Y ella,
ahora, la Mamá nos dice: háganlo saber a todo mi pueblo, mis mensajes, mi cenáculo
de oración, porque el ejército del enemigo avanza con astucia, velozmente,
destruyéndolo todo, mientras que nosotros los hijos de la luz, a veces nos quedamos
estancados, dormidos, a veces inmóviles por el miedo, a veces nos quedamos
petrificados, somnolientos y no despertamos.

En este tiempo, el miedo y el temor, no va con el Ejército Mariano. Debemos de salir a


dar la cara por Jesús, así como Jesús la da, una y otra vez, en el altar por nosotros.
Una y otra vez Jesús se entrega, así como estaba crucificado en el collar, en la
cadena que la Mamá llevaba cuando se apareció a los niños y los niños dijeron, que
era un Crucificado Viviente. Así como Él, aún hoy se entrega y asume nuestra
responsabilidad sencillamente por amor, así ahora nos toca a nosotros, Ejército de
María, asumir nuestra responsabilidad, no por compromiso, sino por amor y de atender
el mensaje de nuestra Mamá, cuando ella dijo: venga hijos míos y háganlo saber a
todo mi pueblo.

La Mamá celestial dice que los Apóstoles de los Últimos Tiempos, se levantarán por la
fuerza de su Hijo y darán testimonio y es hoy que la Madre nos pide dar testimonio. Es
hoy que debemos recordar el mensaje de La Salette; La madre profetizó a los niños, la
sequía de aquella región, la tragedia de todos los campesinos, al ver la infertilidad de
la tierra, al ver que no daban frutos, al ver como morían sus cultivos; Pero ahora ese
cultivo ya no es la tierra, son las almas, las almas que ya no dan fruto, las almas que
ya no dan vida, las almas que mueren sin la presencia del Espíritu de Dios y por ende
y por consecuencia, sin la presencia de Jesús y de María. Esas almas es la sequía de
hoy, esas almas es la tragedia de hoy y por esas almas, la Madre quiere levantar a los
Apóstoles de los Últimos Tiempos, que son su Ejército Mariano, que viene formando
como una escuela de amor desde La Salette, abriendo esa cadena matriz, ese cordón

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umbilical materno que nos une desde La Salette, que nos une en Fátima, en
Garabandal, en Medjugorje, ahora con los llamados de amor y conversión, siendo un
solo cordón maternal que nos une a su Vientre Inmaculado, sencillamente para
instruirnos y decirnos: los quiero formar como los verdaderos apóstoles del Corazón
de Mi Hijo.

No nos olvidemos del llamado de La Salette. No nos olvidemos de las profecías de La


Salette. No nos olvidemos de que todo lo que la Madre anunció en aquella región, se
cumplió y ahora ¡Como no se cumplirá en nuestros días, si nuestros pecados se han
agravado! ¡Sí nuestra maldad ha crecido!, ¡Si los hombres estamos más distraídos por
lo mundano, por lo material y no estamos dando la debida importancia a los
mandamientos de la ley de Dios, a los sacramentos, a la adoración eucarística y a la
Santa Misa! No es que Dios y nuestra Mamá celestial necesiten de nosotros. Es que
nosotros sin darnos cuenta, somos necesitados de Ellos y Ellos con misericordia,
sencillamente se acercan a decirnos que están con nosotros y quieren ayudarnos,
pero no es a nuestro modo de actuar humano, es en Divina Voluntad y si la Madre en
La Salette nos llama a la radicalidad evangélica y a la fidelidad a su Hijo, debemos
hacerlo como el cielo nos lo instruye: por amor.

Que nuestra mamá nos ayude a vivir sus mensajes, nos ayude a ser apóstoles de La
Salette, de Fátima, de Medjugorje, Apóstoles de los Sagrados Corazones Unidos de
Jesús y de María. Fiat Fiat Fiat Mamá. Amén.

Llamado de Amor y de Conversión del Sagrado Corazón de Jesús 20 Septiembre


2016
Escribe hoy, pequeño, abro Mi Sagrado Corazón. El Divino Salvador sigue revelando
sus amores y dolores, al hombre. Y por el hombre, aún sigo insistiendo porque quiero
salvar almas ¿me ayudas?

Hijo, ven conmigo a La Salette, donde Mi Madre y yo fuimos enviados por nuestro
“Abba” para dar, a través de sencillas almas, un mensaje de conversión y
amonestación. El don de La Salette, es un don de exhortación y conversión. Es un
mensaje de radicalidad y fidelidad, un mensaje fiel y verdadero, un mensaje urgente e
importante para este tiempo.

Hijo, Mi Iglesia no sabe que La Salette es una manifestación matriz de la Era de Mi


Madre y es fuente actual de profecía. Hago una vez más un Llamado por medio de ti,
pequeño profeta del Reino de María, a todos los apóstoles de los Últimos Tiempos y al
Resto Fiel: vivan mi mensaje. Recuerden el Llamado de la Salette, salgan “ya” a
evangelizar con el testimonio y unan a las almas en oración en nuestros cenáculos.

Pidan especialmente por Medio Oriente y el pueblo cristiano. Oren por la Iglesia que
sufre. No callen. Si callan, las piedras hablarán. Digan la verdad.

Pequeño, te escogí para recordar mis últimos llamados al mundo. No estás solo. No
caminas solo. Confía y se fiel. Mi madre de La Salette, dice: salgan a iluminar el
mundo Apóstoles de los Últimos Tiempos.

Te amo pequeño de mi Sagrado Corazón, hijo de La Salette. En el nombre del Padre y


del Hijo y del Espíritu Santo Amén

¡En guardia!
Llamado de Amor y Conversión del Corazón Doloroso e Inmaculado de María. 18
de Octubre de 2015

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Preparo a mi Ejército, desde la Salette. Preparo a mi Ejército, para la gran batalla, que
enfrentan ahora la justicia y el pecado. Una batalla terrible de guerra espiritual y
división. La Iglesia es sacudida pero no será vencida.

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