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G. M Salvati
I. Ciencias naturales
Paul Overhage
1. Observaciones previas
2. Doctrina de la Iglesia
3. La doctrina de la Escritura
La revelación divina en la Escritura contempla
siempre y en todas partes al hombre como un ser
espiritual y corpóreo que forma una unidad y que en
su corporeidad es interlocutor espiritual y moral de
Dios, a diferencia de todo lo demás que existe en el
campo experimental de la tierra. En esta realidad
singular a diferencia de todo lo demás el hombre es
presentado como procedente de una especial
iniciativa creadora de Dios, la cual tiende
inmediatamente al hombre y produce una imagen y
semejanza de Dios que anteriormente no existía. No
se puede negar que este contenido se halla afirmado
en Gén 1-2. Y si la tradición ha deducido siempre esa
doctrina del relato de la creación del hombre, en este
punto se nos impone como obligatoria (cf. Dz 2123).
Por otra parte se ha de decir que el relato del
Génesis no pretende ser un «reportaje» de un
testigo ocular sobre la manera concreta como
sucedieron las cosas. Dicho de otro modo, se trata
de un relato (sin duda de una «etiología» histórica;
cf. interpretación del -a Génesis) que expresa lo que
propiamente quiere decir en forma popular y con
imágenes plásticas. El tomar en consideración este
-> género literario no sólo es lícito, sino también
obligatorio, pues la Iglesia no solamente tolera esta
opinión, sino que ella misma la enseña (Dz 2302
2329). Pero, una vez admitido esto
fundamentalmente, se habrá de afirmar que la
Escritura en Gén 1-3, fuera de lo ya dicho, no
contiene a propósito de nuestra cuestión ninguna
otra cosa de la que se pueda sostener con seguridad
que pertenece al contenido enseñado y no a la forma
de exposición. La creación del hombre del polvo de la
tierra puede y debe entenderse como una manera de
expresar el hecho del acto creador. Teniendo en
cuenta este género literario, tampoco de la creación
de Eva de la «costilla de Adán» se puede deducir
prueba alguna contra el transformismo. No se puede
demostrar, ni siquiera apoyándose en Dz 2123, que
en esta imagen se quiera expresar algo más que una
normativa ideal del primer ser humano con respecto
al segundo y la unidad de ambos. En este sentido se
pronunciaba ya Cayetano. Hoy son de esta opinión
H. Lesétre, W. Schmidt, J. Chaine, H. Junker, J. de
Fraine, etc. Si la f ormatio primae mulieris ex primo
homine, defendida en Dz 2123 como histórica, es
interpretada debidamente atendiendo a Dz 2302,
deberá decirse que lo enseñado por el magisterio
eclesiástico es que en la narración genesíaca se
afirma un hecho histórico, sin que por eso se excluya
de ella todo elemento figurativo. Pero entonces lo
que el magisterio eclesiástico dice sobre nuestra
cuestión ha de delimitarse a partir de la Escritura,
4. La tradición
5. Consideración sistemática
Karl
Rahner