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(Tomado para fines educativos y sin intensiones de lucro de:

La entrevista en el Trabajo Social.


Kadushin, Alfred. (P.299-320) Editorial Extemporáneos. México, D.F.

(Texto mantiene numeración de páginas y pies tal y como aparecen en el original)

IX. LA ENTREVISTA DE GRUPO


Durante la década 1960-1969 los trabajadores sociales demostraron gran interés y
entusiasmo por las entrevistas de grupo. No fue vista la entrevista de grupo como
un sustituto de la entrevista individual sino como un útil procedimiento
complementario en algunas ocasiones y corno una alternativa preferente en otros.
Las dos clases de entrevista fueron consideradas adecuadas para servir diferentes
propósitos y enfrentarse a necesidades distintas, cada cual más o menos
apropiada en situaciones particulares.
En general, se ha convenido en definir como grupo al conjunto de más de dos
personas. El límite superior al tamaño del grupo se ha fijado en un nivel que
permita a cada persona del mismo tener acceso a todas las demás de manera que
exista la comunicación directa.
Las estadísticas concernientes a las percepciones que los trabajadores tienen de
su actividad confirman el aserto de que ha habido fuerte tendencia a entrevistar en
grupos. En un estudio de alcance nacional hecho en Estados Unidos de
Norteamérica con muestras tomadas al azar por miembros de la Asociación
Nacional de Trabajadores Sociales, en 1969, se obtuvo información acerca de las
funciones de cada trabajo. Aunque el trabajo social de casos continuaba siendo,
con mucho, la función principal de la mayoría de los que fueron interrogados, "un
número sorprendentemente elevado de ellos, el 16%", marcó el trabajo en grupo
como una función secundaria (Personnel Information, mayo de Í969).
Aunque es evidente que existe una tendencia hacia la entrevista de grupo, su
alcance actual puede ser exagerado fácilmente. Las estadísticas proporcionadas
por la Family Service Association of America (Asociación de Servicio Familiar de E
U de N A), al recapitular la experiencia de las instituciones de servicio familiar a
través del país en 1968, indican que solamente el I8% de todos los contactos de
servicio familiar con clientes incluidos en entrevistas conjuntas fue con parejas de
casados y apenas el 5% de tales contactos in-
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cluyó entrevistas familiares o entrevistas múltiples (Family Service Slatistics,


noviembre de 1969).
En 1965, la Child Weljare League of America (Liga para el Bienestar Infantil de E
U de N A) realizó una encuesta a nivel nacional acerca de la práctica seguida por
las instituciones que ofrecen protección familiar adoptiva o protección infantil
institucional. En la encuesta se incluyeron tanto organismos públicos como
privados. La investigación reveló que las instituciones reportaron una dependencia
casi exclusiva en el trabajo social de casos y la relación de uno-a-otro-en la
práctica de protección adoptiva; mientras que el uso de métodos de trabajo de
grupo fue reportado "por pocos respondientes" (288,p. 27).
Cualquiera que sea el nivel de actividad, normalmente se pone mayor énfasis en
ver al entrevistado en el contexto de su familia y en su situación de grupo social y
no en forma aislada. El hecho de que una de las preocupaciones primordiales del
trabajo social es el socious (el grupo social), sugiere que dicha orientación es
congénita de la profesión. El interés en la terapia familiar es tanto una
confirmación como una ejemplificación de este cambio en la orientación hacia el
cliente. Por ejemplo, más que ver a un niño perturbado mental como un ente
aislado que requiere tratamiento, hay que suponer que un niño en tales
condiciones implica la existencia de una familia igualmente perturbada y que
ayudar al niño significa tener que ayudar a la familia. El niño es como es porque la
familia, a su vez, es como es, y puesto que el niño no se enferma solo, no puede
tampoco aliviarse solo. El mero hecho de reunir a los miembros de la familia y
hacerlos que juntos participen en la discusión es una confirmación simbólica y un
refuerzo a la idea de que el problema corresponde a la familia como unidad y no a
cualquiera de sus miembros.
Nuestro propósito principal en este capítulo es describir las similitudes y las
diferencias entre entrevistas con un individuo y entrevistas con un grupo. El
objetivo es ayudar al entrevistador a hacer la transición al moverse del contexto
familiar de la pareja a la situación menos familiar del grupo. Mucho de lo que ya
sabe respecto a entrevistar individuos puede fácilmente adaptarse, con algún
cambio en el enfoque, al escenario del grupo. Existen, sin embargo, algunos
problemas especiales y algunos elementos nuevos a los que se necesita prestar
atención.
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Semejanzas entre la entrevista individual y la entrevista de grupo


General. El contenido relacionado con el comienzo, el alcance, la profundidad, las
transiciones y el avance hacia la terminación, discutido en el contexto de la
entrevista individual, es aplicable —con ciertas modificaciones— a la situación de
la entrevista de grupo (287). Se tropieza con los mismos problemas.
El entrevistador se ve envuelto en muchas actividades iguales a las que realizaba
en la entrevista individual: enseñar las reglas básicas de la interacción en la
entrevista y cuidar de que se observen, hacer preguntas, solicitar y apoyar la
expresión de ideas, actitudes y sentimientos, alentando y auxiliando la
comunicación, solicitando ampliaciones, aclarando ideas, y sentimientos, confron-
tando, dando información y consejo, interpretando, ayudando a despejar lo que
está oculto, y resumiendo.
Como en el caso de la entrevista individual, el entrevistador de grupo debe
esforzarse por establecer y mantener una atmósfera emocional que fomente el
logro de las metas. Trata de establecer un clima que facilite a la gente el
aprendizaje libre que permita considerar todas las alternativas de una decisión,
arriesgarse al cambio y comunicarse libre y abiertamente. Los. tipos de relación
entre entrevistador y entrevistado que son provechosas en la situación de pareja,
lo son también en la entrevista de grupo. Las respuestas del entrevistador de
grupo deben ser modelo de tolerancia, aceptación y buenas formas de
comunicación para los miembros del grupo.
La entrevista de grupo transcurre también dentro de un proceso secuencial
identificable. Se mueve a través de una fase de preparación en sus principios, una
etapa de interacción alrededor del objetivo común y una fase final. En sus
aspectos de solución del problema, se mueve en una secuencia que va desde la
recolección de información a la evaluación de la misma y a su empleo para
efectuar cambios; medidas efectivas de remedio derivadas de un entendimiento
basado en los hechos de la situación.
Tanto la entrevista de pareja como la de grupo requieren una designación del
entrevistador-guía, quien es en último término el responsable del proceso. Existe
en ambas situaciones una diferenciación de papeles entre el entrevistado y el
entrevistador, entre el líder del grupo y los miembros del mismo. En cualquier
situación el entrevistador puede optar por compartir sus funciones de guía. Al igual
que en la entrevista individual, el entrevistador de grupo se
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enfrenta al dilema de estructurar la entrevista sin dar la apariencia de que


estructura, de hacer cabeza sin encabezar, de dirigir sin imponer dirección, de
sugerir sin hacer sugestiones, de imponerse sin imposición. En realidad, a pesar
de nuestras palabras valientes y nuestras mejores intenciones, esto no tiene más
posibilidades de realizarse en este tipo de entrevista que en la entrevista
individual. Debemos contentarnos con poder ofrecer un mínimo de estructura, de
guía y de dirección.
AI igual que sucede con las parejas, el entrevistador no puede despojarse de su
posición como representante de la institución. Esta posición le confiere cierta
autoridad dentro del sistema social del grupo. Su autoridad está respaldada por su
educación profesional especializada, que le confiere ciertos conocimientos y
habilidades, de cuya utilización en beneficio del grupo él es responsable. El co-
nocimiento especializado tiene una gran importancia. Si el entrevistador espera
entender lo que está sucediendo, necesita saber no sólo acerca de los procesos
del desarrollo humano individual y su comportamiento sino también acerca del
desarrollo y el comportamiento del grupo. Además, necesita saber cómo transmitir
esos conocimientos de manera de poder dirigir la interacción del grupo hacia el
logro de los propósitos de la entrevista.
Propósito, Una entrevista de grupo, al igual que la de pareja, debe tener un
propósito. Así como el propósito distingue a la entrevista individual de la
conversación, el propósito distingue a la entrevista de grupo de una sesión
disparatada o de una reunión alegre para tomar café y platicar.
La entrevista de grupo en el trabajo social, al igual que la entrevista individual, se
realiza con el propósito general de restablecer, mantener o mejorar el
funcionamiento social. La entrevista puede ser enfocada hacia una variedad de
propósitos específicos. Uno de ellos puede ser puramente educativo. Los grupos
de educación familiar se reúnen para ayudar a los padres a adquirir conocimientos
útiles acerca del arte de la paternidad. Los que se reúnen bajo los auspicios de
alguna institución social para aprender a hacer y llevar un presupuesto, a planear
las comidas, etcétera. O bien, un grupo puede haber sido designado para decidir y
planear una acción social sobre algún problema particular: una huelga de
arrendatarios o una manifestación para solicitar mejor asistencia social. Puede
también ser asignado para ayudar a los participantes a enfrentarse en
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forma más adecuada a los problemas de alguna situación social: la educación de


niños lisiados, las condiciones de vida en un hospital para enfermos mentales, la
maternidad entre mujeres solteras, obtener la libertad de presidiarios, jubilaciones,
la asistencia pública, etcétera. Otro grupo podrá ser designado para realizar un
programa terapéutico psicosocial general, como lograr mejor comunicación dentro
de la familia o readaptar socialmente a los padres negligentes o abusivos.
Al igual que en la entrevista individual los miembros pueden tener sus propios
propósitos de tipo particular aparte de aquellos que comparten con el grupo. La
agenda personal escondida es un hecho tan real en la interacción de grupo como
en la de la entrevista individual.
Sin embargo, la existencia de un propósito compartido es fundamental. Todos los
participantes deben conocer- y aceptar un propósito para la existencia del grupo.
El interés y el propósito compartidos llevan a la interacción psicosocial de los
miembros del grupo. Esta interacción, fomentada por el propósito compartido,
conduce al desarrollo del sentido de grupo, de cohesión de grupo. El grupo se
convierte en una entidad diferente de la suma de todos sus miembros individuales.
Las dificultades para definir claramente un propósito, que ya se hicieron notar
como problema para les trabajadores que dirigen entrevistas individuales, se
repiten en la entrevista de grupo. En un estudio hecho sobre entrevistas conjuntas
con cónyuges se hace notar que "a pesar del énfasis repetido que pone la
literatura en la importancia que tiene definir el foco del tratamiento en las
entrevistas conjuntas, no se intentó hacerlo así en el 80% de los casos. . . En
algunas, ocasiones no se hizo esfuerzo alguno para -certificar problemas
específicos en el matrimonio o por averiguar a la pareja tenía una meta común al
pedir la ayuda de la institución" (77, p. 570).
El entrevistador de grupo tiene la responsabilidad de auxiliar 1 grupo para que
realice sus propósitos, orquestando las actividades de todos los individuos. Esta
es la función instrumental de quien actúa como líder. Además, el entrevistador
tiene la responsabilidad de mantener el sistema en operación hasta que se
alcanza el propósito perseguido; ésta es la función expresiva del líder. Tanto en lio
entrevistas de grupo como en las individuales el entrevistador tiene la
responsabilidad de hacer uso consciente de sí mismo para
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ayudar a alcanzar las metas del encuentro, de hacer todo lo que sea necesario
para lograr dicho fin y de esforzarse honestamente por abstenerse de hacer todo
aquello que pudiera impedir la consecución del propósito. Como en el contacto
individual, el entrevistador de grupo busca la forma de realzar el atractivo del
encuentro para los miembros del grupo, incrementando las posibilidades de lograr
lo que ellos esperan del contacto y reduciendo el costo y las inquietudes que
tienen que experimentar al hacerlo.
Los entrevistados probablemente continuarán en el grupo si las ganancias
derivadas del contacto exceden al costo de las mismas, si por ese medio" obtienen
algo de lo que desean a un costo que pueden pagar. Los resultados que la
entrevista de grupo probablemente busca son similares a los que persigue la
entrevista individual: reducción de la incomodidad en la situación social, tensión e
inquietud menores, mayor satisfacción en él matrimonio, en las relaciones con los
hijos, en el trabajo, en relación con una enfermedad u otro problema similar. El
precio que tiene que pagar el entrevistado es el de la ansiedad que le ocasiona su
mayor o menor habilidad para enfrentar las demandas de situaciones extrañas,
ansiedad por el autodescubrimiento, angustia por los cambios que tenga que sufrir
si permite verse envuelto en una situación desconocida, vergüenza y culpa ante la
admisión abierta de sus dificultades para desenvolverse, todo lo cual es evidente
por el hecho mismo de presentarse en la institución.
Si el grupo no logra satisfacer ninguna necesidad, los miembros pueden
permanecer físicamente dentro del sistema pero abandonándolo social y
emocionalmente. Esto ocurre en forma más expedita y fácil en la situación de la
entrevista de grupo que en la de la entrevista individual. Puesto que dos es el
mínimo de personas requerido para una entrevista, la retirada emocional y social
de un entrevistado reticente mata efectivamente la pareja. Sin embargo, en una
situación de grupo, uno de los miembros puede ausentarse física, social o
emocionalmente sin que ello amenace la continuidad de la interacción.
Los grupos, como los individuos, soportan las tareas, difíciles, desagradables,
inconfortables que con frecuencia es necesario emprender si se quieren alcanzar
los propósitos de la entrevista. Los grupos también manifiestan ambivalencia y
resistencia mediante digresiones impertinentes que son un escape de las tareas,
mediante silencios improductivos, argumentos vacíos y conversaciones se-
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paradas en un subgrupo. El entrevistador enfrenta la responsabilidad de mantener


al grupo dentro del camino que se ha trazado, de enfocarlo, alentarlo,
recompensando y estimulando el tipo de interacción de grupo que lo conducirá
óptimamente hacia las metas. Como acontece en la entrevista individual, también
aquí el camino más largo, el que va bordeando, puede ser el más corto. Algunas
veces las digresiones pueden ser útiles, los silencios sin objeto necesarios y una
interrupción en la interacción del grupo puede ser el preludio requerido para una
reintegración productiva.
El propósito de la entrevista es una determinante de importancia en su estructura y
de reparto diferencial de los papeles que se desempeñarán en el grupo. Es
probable que el grupo formado por motivos específicamente culturales o de acción
tenga una agenda también específica, que sea orientado hacia las tareas, menos
preocupado por la interacción personal en la entrevista de grupo. Es probable que
el grupo formado por motivos terapéuticos tenga menos estructura y una agenda
más abierta y que se preocupe mucho más por la interacción personal. Un grupo
de acción requerirá diferentes tipos de contribuciones de parte de sus miembros
de los que requeriría un grupo de terapia familiar o un encuentro de personas que
solicitan adopciones.
Significación del arreglo físico y de la comunicación no •verbal. Un grupo, a
diferencia de un conjunto de individuos en estrecha proximidad física, implica
interacción y reconocimiento consciente y diferenciado de cada uno de sus
miembros. Los arreglos físicos deben ser de manera que alienten esa interacción.
Tal vez el mejor arreglo consiste en colocar un círculo de sillas en un local de ta-
maño moderado de acuerdo con las dimensiones del grupo. Un salón demasiado
grande haría sentirse al grupo insignificante y perdido; uno demasiado pequeño
puede despertar una sensación de estrechez y obliga a una aproximación
demasiado íntima entre los miembros. Un arreglo circular permite a cada persona
ver a cada una de las demás y hablar con ellas y no permite que los miembros
renuentes, o que ofrecen resistencia, se aparten fácilmente de la interacción al
escoger un asiento separado del grupo. Un círculo, además, no confiere
posiciones de importancia relativa que puedan ser identificadas; no hay un frente y
el entrevistador puede mezclarse con el grupo, sentándose discretamente entre
ellos dentro del círculo.
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Un círculo de sillas sin mesas permite a todos los miembros de! grupo y a su
conductor observarse mutuamente sin obstáculos. Sin embargo, una exposición
ilimitada puede ser desventajosa y tal vez convenga disponer de mesas también
para que los miembros del grupo encuentren un refugio parcial. Además, las
mesas proporcionan un lugar para descansar el cuerpo, para colocar los papeles y
documentos, los bolsos de mano, los cigarrillos, los ceniceros y todos esos
accesorios usuales en una sesión de grupo.
La selección de la posición de los asientos es significativa. Sentadas unas al lado
de otras las personas son más propensas a interactuar. Existe la tendencia a
escoger asiento cerca de una persona con quien uno se halla a gusto o con quien
se desea establecer una relación. Sentarse al lado del conductor significa que se
busca su apoyo; sentarse frente a él podría sugerir el deseo de ser competitivo.
Si bien la vista y los sonidos constituyen las principales vías de comunicación
tanto en la entrevista individual como en la de grupo, el equilibrio es diferente. Hay
más actividad de tipo no verbal en la entrevista de grupo; mientras una persona
habla muchos permanecen callados, aunque manteniendo una corriente de co-
municación conductual. Gesticulan, se mueven en sus asientos, agitan los brazos,
se estiran, se tuercen, doblan las piernas, etcétera. Escuchan a algunos miembros
del grupo e ignoran a otros. Algunos sólo hacen preguntas, otros únicamente
responden. Algunos están siempre interrumpiendo, otros son siempre
interrumpidos, otros más son selectivos al escoger a quiénes interrumpir. Unas
personas son incluidas por el grupo, otras excluidas.
Aceptación social de las normas. Las normas de comportamiento en la entrevista
de grupo son algo diferentes de las normas de interacción usuales en los grupos
sociales, así como las normas de la entrevista individual se distinguen de las
normas de la conversación. El entrevistado!, una vez más, tiene la responsabilidad
de educar al grupo para que observe las normas especiales de este sistema social
diferente. Para que una entrevista de grupo resulte productiva se requiere que los
miembros se adhieran a las normas siguientes:
1. Permitir que cada quien hable sin interrupciones indebidas.
2. Escuchar cuidadosa y atentamente lo que dicen los otros.
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3. Responder a lo que otros hayan dicho.


4. Mantener la propia contribución y la propia respuesta dentro del enfoque de lo
que se está discutiendo con razonable pertinencia.
5. Compartir, para su discusión, el material que tenga significación e importancia,
sin consideración de los prejuicios sociales habituales. De hecho, mientras más
fuera de los límites de la interacción social ordinaria se halle dicho material, mayor
será la obligación de compartirlo en la entrevista de grupo.
6. Disposición para desprenderse de las normas usuales de autodefensa y
aceptar la discusión abierta y las críticas del grupo a los propios problemas y
sentimientos.
7. Aceptar limitaciones de las "actuaciones" verbales y no verbales que puedan
amenazar seriamente la integridad del grupo.
8. Alentar la expresividad emocional. Al igual que en la entrevista individual, en la
entrevista de grupo las reglas regulan el flujo de comunicación y han sido
proyectadas para permitir a los participantes saber quién habla, cómo habla, a
quién habla, acerca de qué habla, por cuánto tiempo habla y bajo qué condiciones
lo hace. Y, entre paréntesis, muchas de estas recomendaciones, o preceptos, son
igualmente aplicables a la situación de la entrevista individual. Las reglas sientan
las bases para el orden en el sistema social temporalmente establecido cuando el
entrevistador se encuentra con el entrevistado.
Composición- de los participantes
El problema de la composición del grupo es semejante al de la distancia social en
la entrevista individual. Si los miembros del grupo son demasiado diferentes unos
de otros pueden encontrar difícil identificarse entre sí. Considerando que
tendemos a compararnos con los que son semejantes a nosotros en alguna forma
decisiva, nos resistiríamos a ver al grupo como un punto de referencia para
nuestro propio comportamiento si percibiéramos a los otros en el grupo como muy
diferentes a nosotros. En consecuencia, la mejor composición de grupo puede ser
la de gente lo suficientemente similar corno para sentirse cómoda con los demás,
pero lo suficientemente diferente como para que la variedad sea estimulante. Una
vez más la relación es curvilínea: los extremos de semejanza y disimilitud son
inconvenientes. Northern confirma esta relación curvilínea:
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Tal vez el principio generalmente más aceptado es el que Redi llama "la ley de la
distancia óptima": los grupos deben ser lo suficientemente homogéneos como
para asegurar su estabilidad y lo suficientemente heterogéneos como para ase-
gurar su vitalidad. Este principio se basa en la premisa de que el mayor dinamismo
en un grupo es la mutualidad de apoyo y mutualidad de estímulo entre sus
miembros (215, p. 95).
El valor de la heterogeneidad se expresa bien en el dicho popular que dice:
"Cuando dos personas están de acuerdo en todo una de ellas sale sobrando".
Si los participantes son muy diferentes en cuanto a sus antecedentes, pueden
compartir soluciones que no se les habían ocurrido antes a los otros miembros del
grupo. Sin embargo, la distancia social entre los participantes puede ser tan
grande que encuentren difícil aprender de los demás.
Un rapport alto dentro del grupo puede tener sus desventajas, al igual que sucede
en las entrevistas individuales. Si los miembros encuentran mucha satisfacción por
el placer de estar en compañía de otros, pueden sentir temor de poner sus
relaciones en peligro. Pueden titubear para lanzar un reto, para hacer preguntas
embarazosas, para ejecutar un trabajo desagradable pero necesario que haya que
realizar para lograr los objetivos. El mantenimiento del grupo adquiere entonces
prioridad sobre la consecución de los propósitos grupales y puede convertirse en
un fin en sí mismo. El rapport óptimo es, otra vez, parte de una curva: lo
suficientemente alto para que el grupo pueda funcionar sin conflicto indebido, pero
no tan alto que el mantenimiento del rapport tenga precedencia sobre toda otra
consideración.
Ventajas de las entrevistas de grupo
¿Qué razones justifican específica y explícitamente la conveniencia de entrevistar
en grupo en vez de, o además de, entrevistar a cada miembro individualmente?
¿En qué aspectos son significativamente diferentes los dos tipos de entrevista? El
trabajador necesita contestarse a sí mismo estas preguntas antes de decidir sí ve
a los entrevistados en grupo en lugar de hacerlo en forma individual. En un estudio
hecho sobre las experiencias de los trabajadores
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sociales de una institución de servicio familiar en la conducción de entrevistas en


grupo, se sugieren algunas de sus ventajas (57). Reunirse con la familia en
conjunto, en vez de individualmente, permite al trabajador obtener más
rápidamente un diagnóstico exacto y pertinente para entender a la familia. En vez
de que se le hable acerca de la interacción familiar puede observar en vivo qué
patrones se siguen: liderazgo, control, reparto de papeles, patrón de comunicación
intrafamiliar, naturaleza del conflicto, operaciones de mutua defensa y su
efectividad, naturaleza de las alianzas y los rechazos familiares y la clase e
intensidad de las fuerzas familiares existentes. Los problemas intrapersonales
pueden ser mejor observados en cuanto se ponen de manifiesto en los encuentros
interpersonales.
Un miembro de la familia se precipita a decir algo que otro se empeña en
mantener oculto. Las diferentes actitudes ante problemas de conjunto se revelan
claramente. Los miembros de la familia se corrigen unos a otros, se contradicen,
se agravian y pelean entre sí. Todo esto puede observarlo el trabajador y es un
material que facilita la comprensión. La familia en conjunto es realmente mayor
que la suma de sus partes.
Por lo que al tratamiento respecta, a través de la entrevista familiar "el trabajador y
todos los miembros de la familia participantes están directa y mutuamente
expuestos al impacto de los demás, dando por resultado que el trabajador sea
colocado en una posición especialmente estratégica para intervenir directamente
en el sistema" (57, p. 280). El trabajador puede alentar en forma directa la
expresión de sentimientos que previamente se habían retenido. Al mismo tiempo
puede proporcionar un contexto seguro para la expresión de tales sentimientos y
ofrecer protección al miembro de la familia contra quien pudieran expresarse los
sentimientos negativos. Puede significar para la familia reflexión, consideración y
posible emulación, nuevas vías para la relación de unos con otros. En presencia
de toda la familia, el trabajador "legitimiza nuevas normas y expande la percepción
de sus miembros del alcance del comportamiento permisible y digno, estimulando
así a todos (los miembros de la familia) simultáneamente para modificar las
normas básicas que controlan su interacción familiar" (57,
p. 284).
La situación de grupo proporciona una oportunidad para probar la realidad, lo que
no es posible en la entrevista individual.
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Cualesquiera cambios de actitud que se operen como resultado de una terapia
individual, al final de cuentas necesitan ser traducidos a cambios reales del
comportamiento en contacto con otros miembros de la familia u otros grupos
sociales. Los padres que están más dispuestos a aceptar a su hijo como resultado
de los consejos de una clínica de orientación infantil, necesitan poner en ejecución
en su propio hogar esta actitud más receptiva. La terapia familiar proporciona a los
padres la oportunidad de practicar en la realidad tal comportamiento. Esas
sesiones de terapia son un laboratorio en el que la persona puede experimentar el
comportamiento modificado bajo la dirección y guía del trabajador social. La
reacción de grupo ayuda al miembro a darse cuenta de cómo pueden responder
otras personas. El respaldo de los compañeros de grupo a los primeros esfuerzos
tentativos para poner en práctica el nuevo comportamiento puede ayudar al
miembro del grupo a sentirse cómodo con él.
Las sesiones de grupo pueden ser una de las clases de contacto preferidas por
aquellos entrevistados que necesitan de una relación más difusa y diluida con el
entrevistador o que se inquietan por la dependencia que pudiera fomentarse en
una relación de persona a persona.
El hecho de que la entrevista de grupo proporciona la oportunidad de contar con
una interacción social más activa, de actuar en forma más acorde con el propio
comportamiento (dentro de ciertos límites), de actuar en vez de hablar, hace de
ella un valioso recurso para trabajar con grupos de clientes menos verbalmente
orientados.
Las sugerencias para cambiar pueden aceptarse más fácilmente en la situación de
grupo que en la entrevista individual. Las críticas de un trabajador social, que
ordinariamente no serían aceptadas sin resentimiento, pueden aceptarse de un
compañero de grupo. La identificación con el grupo convierte las normas de
comportamiento del mismo en un punto de referencia para determinar el compor-
tamiento individual.
La ansiedad se reduce en cuanto un miembro del grupo se topa con otros que
tienen los mismos o semejantes problemas. La confianza renovada que se deriva
de la universalización de los problemas tiene mayor impacto cuando se vive en
contacto con otros igualmente afligidos.
El repertorio de respuestas posibles a problemas psicosociales
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que está al alcance de los miembros del grupo se ensancha en la medida en que
compartan su variedad de experiencias.
La situación de grupo permite a cada persona dar y también recibir ayuda, es
decir, ser ayudador tanto como ayudado. Cada participante puede ayudar a otros
miembros del grupo ofreciéndoles apoyo, proponiendo soluciones a problemas
comunes, alentando la comunicación, siendo receptivo y condescendiente. Esta
experiencia de dar asistencia, de contribuir con algo que es de carácter
terapéutico para otros es, en sí misma, algo terapéuticamente reconfortante para
el cliente.
La entrevista de grupo permite mayor especialización de funciones que la
entrevista de parejas. Son más las personas dispuestas a desempeñar la variedad
de funciones requeridas para mantener y llevar a cabo de manera efectiva el
propósito de la entrevista. El apoyo, el estímulo, la aceptación y la expectación
simultáneos son característicos del proceso mediante el cual se ayuda a la gente a
cambiar en ambos tipos de entrevista. Pero mientras que en la entrevista
individual el entrevistador es responsable tanto del apoyo como del estímulo, la
aceptación y la expectación, el grupo permite una división de responsabilidades.
Mientras el trabajador brinde apoyo, algunos miembros pueden estimular; en tanto
que el trabajador muestre su aceptación, cualquier miembro puede comunicar sus
expectativas. Mientras algún miembro ofrece un comentario alentador a alguna
otra persona del grupo, otro de los miembros puede enfrentarse a esta persona
con alguna inconsistencia en su comportamiento.
El hecho de que en la entrevista individual tanto la función instrumental como la
expresiva son realizadas por la misma persona —el entrevistador— puede
ocasionar problemas. Las demandas instrumentales pueden ser antitéticas, en
algunos puntos, de las necesidades expresivas. Insistir en que las expectativas se
cumplan y verificar que el trabajo se haga, entra en conflicto con la necesidad de
apoyar, la necesidad de reconfortar y la necesidad de reafirmar. El entrevistador
necesita ser al mismo tiempo el padre "bueno" y el "malo". La situación del grupo,
al permitir la delegación de funciones antitéticas en diferentes gentes, simplifica la
labor del entrevistador. Este puede permitir a un grupo de miembros que se
encarguen de las funciones instrumentales —confrontar, esperar, demandar,
hacer preguntas incómodas— mientras él se dedica casi en forma exclusiva a las
intervenciones de apoyo. O, dependiendo de la com-
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posición del grupo, puede encargarse "de meter aguja para sacar hebra",
contando con que el grupo se encargará del apoyo.
Proporcionar información y contestar preguntas repetitivas una sola vez a un
grupo, en vez de hacerlo muchas veces en una serie de entrevistas individuales,
es una ventaja administrativa. Esta práctica se sigue con frecuencia, por ejemplo,
en los casos de admisión para los solicitantes de adopción y de cuidado temporal,
porque ofrece esta ventaja, cuya eficacia es notable.

Desventajas de entrevistar en grupo


Algunos aspectos de la entrevista de grupo son ventajosos y adversos al mismo
tiempo. Algunos aspectos de la entrevista de grupo son más simples y otros más
complejos que en la entrevista individual.
La entrevista de grupo es al mismo tiempo más fácil en algunos aspectos y más
difícil en otros para el entrevistado. La entrevista de grupo proporciona más
alternativas de fuentes de satisfacción que las que ofrece la entrevista individual.
Si el entrevistado se siente incómodo con el entrevistador, la entrevista de pareja
estará expuesta a fracasar. Si algún miembro del grupo se siente incómodo con el
entrevistador, puede encontrar un compañero con el que pueda relacionarse más
satisfactoriamente y esta relación alternativa puede mantenerlo trabajando dentro
del grupo. Pero este mismo factor puede ser un riesgo para otro miembro del
grupo que obtenga una satisfacción considerable por su relación con el trabajador
social: en la entrevista individual tendría acceso exclusivamente al trabajador; en
la situación de grupo tiene que compartir la atención del trabajador con otra gente.
La situación alienta el desarrollo de un problema de rivalidad entre "medio
hermanos" y las dificultades que esto trae consigo.
Mientras que otros miembros del grupo pueden brindar su apoyo al entrevistador
haciendo así más fácil su trabajo, también pueden convertirse en foco de
tensiones y de ataque contra algún miembro individual del grupo. En la entrevista
individual el entrevistador tiene que estar alerta para no convertirse en causa de
tensiones improductivas que ocasionan tropiezos al entrevistado. En la situación
de grupo el entrevistado tiene que ser protegido contra las tensiones
improductivas que puedan imponer otros miembros del grupo.
La amenaza que implica tener que compartir algún material embarazoso puede
ser mayor, ya que su revelación se comunica a un grupo numeroso de gente. Sin
embargo, compartir se vuelve más
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fácil al comprobar que otros también están afectados por las mismas causas. Las
generalizaciones que el entrevistador proclama en la entrevista individual —
"muchos padres tienen dificultades con sus hijos", "todos los casados pelean
ocasionalmente"— se encuentran también en el grupo, cuando un miembro tras
otro admite que tiene ese problema. Por lo tanto, dependiendo de las
circunstancias, el grupo puede inhibir o promover la libre expresión de material pri-
vado, íntimo.
Puesto que un entrevistado no es el único participante, puede retirarse algunas
veces de la interacción sin hacerse conspicuo y sin poner en aprietos la
continuidad de la entrevista. Sin embargo, mientras más gente haya escuchando y
respondiendo, más propensión habrá a que se descubra alguna falsedad o
inconsistencia. Algunos aspectos, amenazantes de la situación que pueden pasar
inadvertidos para el entrevistador, pueden captarse por los miembros del grupo
atentos a lo que el entrevistado espera esconder, aun de sí mismo. En la misma
forma, hay más fuentes de apoyo que en la entrevista individual,
De la disquisición anterior resulta claro que hay algunas ventajas específicas en la
entrevista de grupo. Sin embargo., el trabajador necesita también estar prevenido
contra la existencia de amenazas especiales que habrá que encarar cuando se
decida por una entrevista de grupo.
El trabajador social de casos, en particular, debe darse cuenta de que al entrar al
campo de la entrevista colectiva necesita reorientar su enfoque. En vez de enfocar
al individuo como el centro de interés, al enfrentarse a un grupo es necesario que
lo vea como una entidad, como el nuevo centro de su interés. El trabajador debe
cambiar su enfoque hacia el comportamiento de grupo en lugar del comporta-
miento del individuo, cambiar de una mentalidad individualista a la mentalidad de
grupo, de la identidad individual a la imagen d-grupo. Su comportamiento debe ser
ejemplo para el grupo de lo que significa el cambio del interés centrado en él
individuo al interés de grupo. Este cambio lo pueden hacer los trabajadores
fácilmente, como Jo confirma Ehrenkranz (77) en uno de sus estudios.
Tal reenfoque puede ser difícil. En la situación de grupo puede seguir tratando no
con el grupo sino con un miembro individual, al enfrascarse en una entrevista con
un individuo en presencia de los demás. Por supuesto, hay necesidad de enfocar
simultáneamente a ambos, al individuo y al grupo; cada miembro está preocupado
por
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sus propios problemas al igual que por los problemas del grupo, y puede de hecho
estar trabajando en su problema individual al trabajar en los del grupo. El
trabajador tiene que recorrer con cuidado la angosta senda que hay entre ayudar a
un miembro cualquiera a expensas del grupo y ayudar al grupo a expensas de un
miembro. Pero el grupo está por encima de los individuos en cuanto a la prioridad
de la atención que presta el entrevistador.
Como consecuencia de la necesidad que tiene el trabajador de dar un enfoque
binario a la entrevista, su situación se vuelve inevitablemente más complicada. El
trabajador tiene que desarrollar y mantener una relación y un patrón de
comunicación provechosos entre él mismo y cada uno de los entrevistados.
Además, tiene que desarrollar y mantener patrones de relación y comunicación
entre cada miembro del grupo y los demás.
Probablemente en la entrevista de grupo sea más difícil alcanzar un propósito
común. Los diversos propósitos de cierto número de gente necesitan ser
expresados y armonizados. Mientras más grande sea la diversidad inicial, mayor
será la dificultad de lograr un consenso operante. Una vez que se ha aclarado y
aceptado el propósito de la entrevista, puede ser más fácil apegarse a él en el
encuentro individual. En la entrevista de grupo, las necesidades competitivas
particulares de mucha gente pueden seguir distorsionando el objetivo establecido
aun después de haber llegado a un acuerdo acerca de lo que cubrirá el encuentro.
En la entrevista individual —difícil como suele ser— el trabajador social tiene la
responsabilidad de motivar a un solo entrevistado para que se interese por
participar, para que se comprometa en el logro del propósito de la entrevista. En
una entrevista de grupo, uno tiene que obtener un nivel de compromiso
relativamente igual de parte de todos los miembros, aun cuando algunos de ellos
se sientan menos involucrados, menos afectados y menos "responsables" por el
problema.
El silencio en el grupo es una responsabilidad compartida. Por lo tanto, el
entrevistador puede sentirse menos incómodo por un silencio prolongado, ya que
cada miembro del grupo tiene algo de responsabilidad en romperlo. Por otro lado,
el entrevistador puede sentir que, debido a que un número considerable de
personas se sienten incómodas por el silencio, su obligación de hacer algo al
respecto es mayor. La presión que siente el entrevistador cuando son muchas las
personas que permanecen expectantes puede ser sentida más vivamente que
cuando es una sola.
314

Tomando en cuenta que el entrevistador no está obligado a asumir por sí solo toda
la responsabilidad por preservar el sistema social, tiene más tiempo y oportunidad
de sentarse en calma a observar y absorber. Esta ventaja se neutraliza por la
mayor complejidad de la interacción; hay muchos más signos que observar y
absorber en la entrevista de grupo.
El potencial de influencia que el trabajador tiene en la entrevista de grupo está, en
cierto sentido, diluido. Compite con otros en el grupo para afectar las respuestas
de cualesquiera de los otros miembros. Sin embargo, indirectamente su influencia
puede aumentar. Otros miembros del grupo pueden apoyar los esfuerzos del tra-
bajador por influir en las respuestas de otros entrevistados del grupo.
El trabajador necesita relacionarse simultáneamente con diversos miembros del
grupo de diferentes maneras, aunque la mayor parte de la comunicación debe
dirigirse a todos en general y a ninguno en particular. La comunicación dentro de
una entrevista de grupo tiene más probabilidades de fracasar que en la entrevista
de pareja. En ésta, quien comunica puede seleccionar sus ideas y escoger las
palabras con respecto a lo que pueda ser especialmente requerido para asegurar
una recepción exacta por parte de su compañero. Al enfrentarse a un grupo de
personas —cada una de las cuales requiere de un enfoque algo distinto de la idea
y de un vocabulario en cierta forma diferente para su mejor comprensión— el
entrevistador debe transar. Debe seleccionar su mensaje y sus palabras de
manera que puedan recibirlos todos los miembros con razonable exactitud, pero
puede dejar de satisfacer las necesidades particulares de alguno de ellos.
Una intervención que satisfaga las necesidades de un individuo puede, al mismo
tiempo, ocasionar un problema para algún otro. Por ejemplo, si la respuesta a una
esposa que dice sentirse sola y aislada es de apoyo, puede parecer como una
acusación al marido. Y apoyar a un marido que expresa las dificultades que tiene
para satisfacer en forma adecuada las necesidades de la familia puede ocasionar
angustia s la esposa por su forma de manejar el presupuesto familiar. El
entrevistador de entrevistas individuales no tiene este problema de las
consecuencias conflictivas que una misma declaración puede provocar.
El ritmo de la entrevista de grupo es también una transacción entre las diferentes
variables que acomodan mejor a los distintos
315

miembros del grupo. Lo que es "demasiado aprisa" para uno puede resultar
"demasiado lento" para otro. Aquí la posibilidad de individualización es mucho
menor que en la pareja.
La complejidad de la interacción aumenta geométricamente aunque el número de
personas a quien se enfrente el entrevistador aumente aritméticamente. Si el
número de gente se cuadruplica, la complejidad de la interacción se vuelve
dieciséis veces mayor. El entrevistador tiene que medir la actividad, entender,
recibir y responder muchas más cosas que en.la situación relativamente limitada
de la pareja. No sólo hay más gente sino también .muchos tipos diferentes de
individuos a los que el entrevistador tiene que responder. Por ejemplo, en la
entrevista de terapia familiar se requiere la capacidad de poder empatizar
simultáneamente con grupos de sexo y edad diferentes.
En cualquier grupo se desarrollan concurrentemente interacciones entre miembros
individuales del grupo, miembros individúale-del grupo con el entrevistador, el
grupo en conjunto con miembro; individuales, subgrupos con el entrevistador y
subgrupos con miembros individuales. Existe una comunicación simultánea de uno
con muchos, muchos con uno y muchos con muchos.
Debido a que el entrevistador de grupo es ampliamente superado en número, a
que tiene que reaccionar ante muchas persona —cada una de ellas tirando en
diferente dirección en alguna forma—, se halla propenso a sentirse abrumado y
arredrado. La entrevista individual parece ser mucho más manejable, menos febril.
De hecho, así sucede. En una acritud de autodefensa, la tendencia puede ser la
de tratar de mantener un enfoque familiar; centrarse en los individuos
separándolos, por percepción, del grupo, más que enfocar el grupo, los modelos
del grupo o el comportamiento ce-grupo.
En la entrevista de pareja el entrevistador hace una relación verbal de la acción.
En la situación de grupo el entrevistador se enfrenta al hecho de tener que
responder a la acción misma, al comportamiento de la gente, a sus reacciones en
el trato con los demás. La interacción puede desarrollarse primordialmente a un
nivel verbal, pero de todas maneras es una situación social vivir en movimiento.
Algunos miembros del grupo tratan de manipular al entrevistador para que los
apoye en sus conflictos con otro-miembros, para que les sirva de arma contra
ellos. En la terapia familiar, a veces se hacen esfuerzos para atraer al entrevistad-:
316

dentro de la familia, para que tome partido en los conflictos familiares. Las
exigencias son grandes y el esfuerzo para permanecer fuera del conflicto tiene
que ser también proporcionalmente grande.
Tanto el entrevistador individual como el entrevistador de grupo deben confiar en
que el entrevistado es capaz de desempeñar su papel de manera competente. En
cada ocasión, el entrevistador trata de maximizar la participación y la
responsabilidad del entrevistado en la entrevista. Sin embargo, en la entrevista de
grupo se requiere que el trabajador social entrevistador tenga una seguridad
personal mayor. El trabajador necesita estar dispuesto a compartir la
responsabilidad de la entrevista sin sentirse amenazado por ello. Como dice
Schwartz: el movimiento de la entrevista individual a la entrevista de grupo va de
"ayudar a la gente a ayudarse a sí misma" a "ayudar a la gente a que ayude a
otros" (266). En la entrevista de grupo los miembros en realidad desempeñan
papeles, en una ocasión u otra, generalmente reservados al profesional. Brindan
apoyo a otros miembros, aclaran las ideas y los sentimientos de sus compañeros y
ofrecen interpretación y comprensión. El profesional no se ve tan directamente
comprometido- en el desempeño de sus responsabilidades en la entrevista
individual.
Además, el entrevistador corre mayor riesgo de perder realmente el control de los
procedimientos en la situación de grupo. Alentar la participación del grupo y
delegar en él una parte mayor de la responsabilidad por la interacción son
medidas de control de parte del entrevistador. Este "permite" al grupo que haga lo
que se necesita hacer. Mas el grupo puede decidir hacer algo que el entrevistador
no quiere que se haga. El entrevistador puede encontrarse repentinamente con
que el grupo ha puesto el juego fuera de sus manos. En la entrevista individual,
cuando esto sucede, el entrevistador puede reasumir el control sin gran dificultad.
En la situación de grupo se halla numéricamente en franca desventaja. Confron-
tado con la solidaridad de un grupo puede ser muy difícil para el entrevistador
recuperar el control de la situación.
Mientras mayor sea el número de participantes en la entrevista se tiene la ventaja
de diversificar los papeles, un resultado de lo cual es el surgimiento de papeles
problemáticos. Los diferentes miembros del grupo pueden desempeñar papeles
tales como el del chivo expiatorio, el del monopolizador y el del silencioso ya sea
que estos papeles íes hayan sido asignados o que se los hayan arrogado. El chivo
expiatorio es el blanco de toda la hostilidad y agresión
317

indeterminadas del grupo; el monopolizador pretende siempre usurpar todo el


tiempo disponible en favor de sus propios puntos de vista e intereses; y el
silencioso es una fuente de inquietudes, porque nadie sabe lo que piensa o siente.
El entrevistador debe responder a estos miembros si quiere que el grupo funcione
efectivamente. Debe proteger al chivo expiatorio, desalentar al monopolizador y
alentar a otros para que conversen con el silencioso y le hagan bromas para que
abandone su torre de marfil, sí no es que el grupo mismo se le anticipa y lo hace
por su cuenta. El entrevistador puede iniciar la acción del grupo preguntando a sus
miembros cuáles son los motivos que tienen para permitir al monopolizador que
controle el foro, permitir al silencioso que se mantenga encerrado en sí mismo y
amontonarse en contra del chivo expiatorio. O bien puede ser más directo
sugiriendo al monopolizador que una vez que haya dicho su parlamento tal vez al
grupo le agradaría escuchar a los demás; también, cuando el monopolizador haga
alguna pausa, puede intervenir para preguntar a los otros lo que piensan; puede
dirigirse en forma directa al silencioso para preguntarle algo y obtener una
reacción de él, o respondiendo a la señal más ligera que indique su deseo de
participar, con un: "Sí, usted parece querer decir algo".
La salvaguarda de lo confidencial es más difícil en la situación de la entrevista de
grupo. A mayor número de gente involucrado, mayor es la posibilidad de que se
viole el secreto. Aun cuando los miembros del grupo eviten en forma escrupulosa
compartir lo que se discute con personas ajenas al grupo, el solo hecho de que los
miembros del grupo son parte de los "secretos" de los otros plantea un problema.
Los miembros pueden reunirse entre sí fuera del grupo; desde luego, así, sucede
con los grupos familiares o los de alguna institución. ¿Cómo deberían entonces
relacionarse entre sí fuera del grupo después de haber compartido información
confidencial dentro del mismo? Este problema se presenta con menor frecuencia
en la entrevista de parejas.
La entrevista individual no tiene prehistoria. La singular pareja entrevistador-
entrevistado nunca existió antes de que los dos concurrieran a la entrevista. En
contraposición, con frecuencia la situación de la entrevista de grupo existía ya
antes de la entrevista. Los grupos familiares y las parejas conyugales han existido
por mucho tiempo y han desarrollado patrones de interacción durante largos
lapsos antes de encontrarse e interactuar en presencia
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de un trabajador social entrevistador. La presencia del entrevistador constituye,
ciertamente, un factor nuevo. Sin embargo, mucho de la naturaleza de los
patrones anteriores de interacción de grupo es traído al contexto de la nueva
situación.
La familia, como grupo natural, llega a la entrevista con su propia estructura, un
patrón de interacción establecido y un previo reparto de papeles» Y con todo esto,
como un hecho, tiene que enfrentarse el entrevistador al entrar en contacto con la
familia.
Si la ansiedad interfiere en el logro de los propósitos de la entrevista, entonces hay
más causas posibles de interferencia en la entrevista de grupo. Cada miembro
tiene que encontrar su posición dentro de un sistema social más complejo; tiene
que encontrar la manera de relacionarse con "otros" y de ser aceptado por
muchos "otros"; tratar de determinar su posición relativa en relación con la de
todos ellos.
Existe una presión intragrupo para mantener el grupo. Opera para mitigar
conflictos y para desalentar la introducción de algún tema disolvente. Los
participantes pueden tener más dificultades para expresar algún contenido
divergente en la entrevista de grupo que en la entrevista individual. Mientras que
en la entrevista individual el entrevistado se esfuerza por ser consistente consigo
mismo, en la entrevista de grupo se advierte cierta presión sobre él para ser
consistente y obrar de conformidad con otros. El entrevistador tiene que trabajar
más duro para asegurar que el pensamiento atípico y la reacción emocional
atípica sean permitidos y alentados.
Resumen
El enfoque actual sobre la unidad de la familia como centro de interés terapéutico
ha aumentado su importancia con la entrevista de grupo. La entrevista de grupo y
la entrevista en pareja son similares en cuanto a los problemas de alcance,
profundidad y transición que el entrevistador encuentra, en cuanto a las activi-
dades instrumentales y de expresión que el entrevistador tiene que desarrollar, al
interés hacia el propósito, a la significación de los canales no verbales de
comunicación, a los problemas de composición de los participantes y su
socialización ante las normas de la entrevista.
La entrevista de grupo tiene ventajas de diagnóstico, terapia,
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estrategia y administración que la hacen preferible a la entrevista individual en


algunas circunstancias.
Sin embargo, este tipo de entrevista requiere que el trabajador cambie el foco
primario del individuo al grupo; que esté dispuesto y tenga habilidad para
compartir el control de la entrevista con los participantes; mayor complejidad de
reacciones y mayor heterogeneidad de participantes a los que el entrevistador
tiene que responder; mayores riesgos para los asuntos confidenciales y para el
establecimiento y consecución del propósito común; la necesidad de tratar con
participantes que asumen papeles que ocasionan problemas.
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