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ESPACIO COMÚN DE EDUCACIÓN SUPERIOR

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA


EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.
(Compilación de ensayos de estudiantes de movilidad)
PAPIIT IN304314-2.
Coordinación: Rosamaría Villarello Reza

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


Dr. José Narro Robles
Rector

Dr. Eduardo Bárzana García


Secretario General

Ing. Leopoldo Silva Gutiérrez


Secretario Administrativo

Dr. Francisco José Trigo Tavera


Secretario de Desarrollo Institucional

Lic. Enrique Balp Díaz


Secretario de Servicios a la Comunidad

Dr. César Iván Astudillo Reyes


Abogado General

vv

Ciudad Universitaria, D.F. octubre de 2015.

Portada: José Miguel García Fernández


Diseño y formación: Lili Montealegre Díaz - José Miguel García Fernández

Registro en trámite
Circuito Norponiente del Estadio Olímpico Universitario, Edificio UDUAL, 1er piso.
Ciudad Universitaria, D.F. C.P. 04510. ecoes@unam.mx coordinacionecoes@gmail.com
Tels (5255) 55 50 71 58 y 55 50 13 50.
www.ecoes.unam.mx
MOVI L I D A D E S T U D I A N TIL N AC ION A L.
UNA EXPE R I E N C I A AC A DÉ M ICA Y DE VIDA .
(Compilación de ensayos de estudiantes de movilidad)

Responsable del proyecto:


OCTAVIO ESTRADA CASTILLO.

Corresponsable del proyecto:


ROSAMARÍA VILLARELLO REZA

Integrantes del PAPIIT IN304314-2. La movilidad estudiantil


nacional en el marco del Espacio Común de Educación Superior, ECOES.
A diez años de su creación.

Laura Conde Olivares


Liliana Mendizábal Hernández
Claudia Loreto Miranda
Sergio Joel Paz Díaz.
Pamela Angulo Olvera
Ceremonia de bienvenida a la XXI Generación ECOES en la UNAM. Foto: Gaceta UNAM.

TABLA DE CONTENIDO

Presentación 7

Palabras pronunciadas por Ana María Aguilar López alumna de Teatro 11


de la Universidad Veracruzana, en movilidad en la UNAM. XIX Generación.

1. De la ciudad al puerto y de regreso. 13


Ulsía Urrea Mariño.
Estudiante de la licenciatura en: Manejo Sustentable de Zonas Costeras.

2. Déjame que te cuente... Mi experiencia de movilidad 17


estudiantil nacional.
Rosa María Alanís Torres.
Estudiante de la licenciatura en: Lengua y literaturas hispánicas.

3. El conocimiento como parte del desarrollo profesional. 22


Gabriela Delgadillo Monroy.
Estudiante de la licenciatura en: Economía.

4. El lienzo de los rostros inéditos: un ensayo apologético 25


y aristocrático sobre la experiencia de movilidad estudiantil.
Israel Morales Rosado.
Estudiante de la licenciatura en: Filosofía y Letras.
5. La movilidad es una experiencia que me cambió mi vida. 29
Pascual García Mastranzo.
Estudiante de la licenciatura en: Derecho.

6. Mi experiencia de movilidad en la Universidad Autónoma 34


de Yucatán: una anécdota de vida.
David Andrade Rangel.
Estudiante de la licenciatura en: Derecho.

7. Mi experiencia de movilidad estudiantil nacional. 37


Gema García Contreras; Ruth Berenice Cancino López; Y Fanny Cárdenas Orellana.
Estudiantes de la licenciatura en: Psicología.

8. Una experiencia de Movilidad Estudiantil Nacional. 40


Dalia Jahel Villalba Lugo.
Estudiante de la licenciatura en: Enfermería.
9. Mi intercambio académico; un cambio de vida al 43
margen del conocimiento.
Eric Carrillo Fajardo.
Estudiante de la licenciatura en: Arquitectura.

10. Mi movilidad en la UNAM: un mosaico de experiencias. 49


Gabriela Cruz Zepeda.
Estudiante de la licenciatura en: Enseñanza del Inglés.

11. Mi visión de movilidad estudiantil nacional. 53


Mileydi Hernández Ramírez.
Estudiante de la licenciatura en: Enfermería.

12. Nuevas experiencias que diseñan tu futuro. 56


Julio César Jurado López.
Estudiante de la licenciatura en: Hidrobiología.

13. Relatos de la Selva Lacandona, mi experiencia 60


como becaria ECOES.
Lucero María Del Carmen Vaca León.
Estudiante de la licenciatura en: Biología.

14. El sueño del viajero ECOES. 63


Onri Vargas De La Cruz
Estudiante de la licenciatura en: Arquitectura.

15. Un café a solas con la realidad. 68


Pedro Erick Castillo López.
Estudiante de la licenciatura en: Diseño Industrial.
16. Un pedacito de mi vida en la UNAM. 71
Mariana Mendoza.
Estudiante de la licenciatura en: Derecho.

17. Un semestre en la UNAM: vivencias de una 75


estudiante saltillense.
Angélica Isabel Sandoval Muñoz.
Estudiante de la licenciatura en: Trabajo Social.

18. Un sueño realizado. 79


Rosalba Hernández Ibáñez.
Estudiante de la licenciatura en: Derecho.

19. Movilidad Estudiantil Nacional: una oportunidad 83


para crecer.
Antonia Nájera Pérez.
Estudiante de la licenciatura en: Ciencia Política y Administración Pública.

20. Venciendo el miedo al cambio. 87


Daniela Sarahi Medina Rojas.
Estudiante de la licenciatura en: Ingeniería en Biotecnología.

Anexo:
CONVOCATORIA CONCURSO DE ENSAYO UNIVERSITARIO 91
“ECOES, 10 AÑOS PROMOVIENDO EL CONOCIMIENTO”
PRESENTACIÓN

El Espacio Común de Educación Superior (ECOES) integrada por 41 instituciones de


educación superior, es la red que permite a las instituciones públicas de educación superior
del país tener un marco nacional para que sus alumnos se acerquen a una experiencia única
en su vida. Estas mismas IES han abierto diferentes cauces a través de convenios para que sus
educandos de licenciatura y posgrado tengan la opción de la movilidad nacional; hoy, ésta
es vista como una forma de prepararlos para otras experiencias como pueden ser las de un
posgrado o un intercambio internacional.
La movilidad es ya consustancial en la educación superior, pues es una herramienta
que se ha vuelto complemento indispensable de los planes y programas de estudio; uno
de los factores que ahora se consideran determinantes para proveer, a los estudiantes, del
conocimiento y poder adentrarse en otro medio que les permita tener una visión alterna del
entorno que les rodea.
Sabemos que el aprendizaje se encuentra en las aulas, en los nuevos y diferentes progra-
mas y docentes, en la investigación; en general, en otra culturas aún dentro del propio país,
en la tolerancia del otro, en la interculturalidad y en las actividades diferentes que realizamos
día con día; y, en lo cotidiano; en el cambio de hábitos, de sabores; de las distancias que
recorrer, de tomar decisiones por sí mismos y a tener que resolver sus problemas en un lugar
que muchas veces les es desconocido, lejos de su familia, su entidad y región.
Y eso es lo que precisamente encontramos en los 35 trabajos de los cuales se seleccio-
naron 20 por ser representativos de alumnos provenientes de la mayoría de las instituciones
miembros del ECOES.
Estas fueron: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Instituto Politécnico Nacio-
nal, Universidad Autónoma de Chiapas, Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, Univer-
sidad Autónoma de Coahuila, Universidad Autónoma de Guerrero, Universidad Autónoma
Metropolitana, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Universidad Juárez Autónoma
de Tabasco, Universidad Autónoma de Nuevo León, Universidad Autónoma de Sinaloa,
Universidad Autónoma de Tlaxcala, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo,
Universidad Autónoma de Zacatecas, Universidad de Guadalajara. Así como El Colegio de
la Frontera Sur, Universidad Autónoma de Baja California, Universidad Autónoma de Baja
California Sur, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Universidad Autónoma de Nue-
vo León, Universidad Autónoma de Querétaro, Universidad de Quintan Roo, Universidad
Veracruzana, Universidad Autónoma de Yucatán, Universidad de Guadalajara, Universidad
Nacional Autónoma de México.
La celebración del X Aniversario del Espacio Común de Educación Superior, ECOES,
presidido por la Universidad Nacional Autónoma de México1, fue el motivo principal para
lanzar el Concurso de Ensayo entre estudiantes y ex estudiantes como un subproducto del

1 El Comité Organizador del X Aniversario del ECOES estuvo integrado por la Coordinación del ECOES,
el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana y la Universidad Nacional Autónoma de
México, con el apoyo de la Secretaría de Desarrollo Institucional de la UNAM.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 9


balance general del Programa de Movilidad Estudiantil Nacional, junto con otras diversas
actividades sustentadas en el Proyecto PAPIIT No. IN304314-22 titulado La movilidad estu-
diantil nacional en el marco del Espacio Común de Educación Superior (ECOES). A diez

años de su creación. El Proyecto fue aprobado por la Dirección General de Asuntos del Per-
sonal Académico (DGAPA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para
desarrollarse durante el período 2014-2015.
El Concurso Nacional de Ensayo tuvo como fin que los alumnos expusieran sus viven-
cias y experiencias durante el tiempo que duraron sus estancias en las diferentes IES públicas
de destino en el país. Los escritos provinieron sobre todo de jóvenes que estaban en el pro-
ceso de la movilidad.
Un especial agradecimiento a todos los concursantes, pues gracias a todos ellos se puede
dar fe de una actividad, la movilidad estudiantil, convertida “como la mejor experiencia de
vida” de muchos jóvenes entusiastas que se atrevieron a romper fronteras mentales y arries-
garse a “volar” a otras universidades y darle una mayor dimensión a su educación.
Gracias también a los miembros del Jurado Calificador, quienes tuvieron la paciencia
y el espíritu crítico y de comprensión para entender lo que cada participante plasmó en su
ensayo y en manos de quienes principalmente estuvo la selección de los trabajos premiados
Dra. Magdalena Fresán Orozco. Universidad Autónoma Metropolitana (Unidad Cua-
jimalpa); Mtro. Orlando Morán Castrejón. Universidad Autónoma del Estado de Morelos;
Mtra. Araceli Jiménez Mendoza. Universidad Nacional Autónoma de México (Escuela Nacio-
nal de Enfermería y Obstetricia); Lic. Claudia Loreto Miranda. Universidad Nacional Autó-
noma de México (Facultad de Ingeniería) y Dra. Liliana Mendizábal Hernández. Universidad
Nacional Autónoma de México (Facultad de Ciencias Políticas y Sociales).
Este trabajo se llevó a cabo por el equipo de los participantes en el PAPIIT, así como
del ECOES al contribuir todos con sus opiniones, pero se vio reforzado en la parte de edición
por Liliana Mendizábal Hernández, quien respetando el espíritu y fondo de los mismos, dio
uniformidad a las presentaciones.
Los lectores se emocionarán de las aventuras y experiencias aquí reunidas como lo hici-
mos nosotros y, por nuestra parte, congratularnos por haber tenido la oportunidad de aportar
con su publicación por primera vez, las expresiones de las y los estudiantes que compartieron
las vivencias de sus estancias de movilidad nacional.

Rosamaría Villarello Reza


Coordinación Académica
Ciudad Universitaria, D.F., octubre de 2015.

2 Un reconocimiento especial a la Facultad de Ingeniería de la UNAM por la que se pudo concretar esta
publicación que también podrá ser consultada electrónicamente como uno de los subproductos del PAPIIT.

10 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Estudiantes y responsables de movilidad nacional. Foto: Gaceta UNAM.

Rectores de las universidades integrantes del ECOES durante la ceremonia por el X Aniversario del ECOES. Foto: Sergio Paz.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 11


Estudiantes beneficiados con una beca de movilidad nacional. Foto: Sergio Paz.

Alumnos de movilidad nacional. Foto: Sergio Paz.

12 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Presidente del ECOES, Dr. José Narro Robles, con Ana María Aguilar,
alumna de la Universidad Veracruzana, portavoz de los estudiantes de
movilidad nacional durante la ceremonia por el X aniversario del ECOES.
Foto: Sergio Paz.

Palabras pronunciadas por Ana María Aguilar López


alumna de Teatro de la Universidad Veracruzana,
en movilidad en la UNAM. XIX Generación.
Ceremonia del X aniversario del ECOES. 24 de septiembre de 2014.

MI PASÍON.

H
ace unos días me detuve a observar gente caminando por todos lados y pensé: ¿Quié-
nes son todos ellos? ¿Y qué es lo que nos une? Cumplimos características anatómicas
que nos hacen semejantes los unos a los otros, hablamos un mismo idioma, vivimos
en un mismo país; pero ninguna de esas respuestas terminó por convencerme. Hay algo más,
me dije. Estoy segura de que hay algo más, pero mi mente insistía. ¿En qué podría parecerme
yo, estudiante de teatro, a un estudiante de física, o de matemáticas? Y más que pensar en las
similitudes, comencé a pensar en las diferencias, y sentí cómo un vacío comenzaba a formarse
entre todos nosotros. No es momento de dibujar fronteras, al contrario. Y tras ese temor de
alejarme de algo, de alguien, de ellos que ni siquiera conozco; sentí una especie de presión en
la boca del estómago e inconscientemente una sonrisa apareció en mi rostro.
MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 13
Hay algo de belleza en toda esta locura y esta incertidumbre, sí, tal vez es eso, tal vez
nos une el miedo. Tal vez somos una generación permeada por el desencanto, por la violen-
cia, por las miles de posibilidades y tan pocas oportunidades, sí; pero ¿Qué puede haber en
el fondo de todo eso?
Esa presión en el estómago se transformó en un suspiro y no dudé ni un segundo la
respuesta, detrás de todas aquellas caras asustadas, indiferentes, reprimidas, sonrientes y so-
ñadoras: había pasión.
A ciencia cierta, nunca he sabido dónde encontrar la pasión. A veces la siento en el
pecho, otras veces en el estómago y de vez en cuando en los pies. Recuerdo la primera vez
que la sentí, seguro a muchos nos ha pasado, claro. Yo digo que la descubres el día en el que
dices “quiero hacer esto el resto de mi vida”. Ahí está la respuesta, traduzco mi pasión como
el instante en el que, a mitad de una clase todo mi cuerpo sonríe y entra en una vibración y se
emociona sólo por el hecho de hablar de teatro, de imaginar el teatro y de creer en el teatro.
Es como si, de pronto, comenzara a darme cuenta de que cada una de mis células
empiezan a hablar un mismo lenguaje y se comunican con las de aquellos que están a mi
alrededor; entonces sé que nos estoy en el lugar equivocado; que la pasión por eso que hago,
por eso que hacen, nos envuelve a todos. Todo esto sólo me ha llevado a una cosa, y me
gustaría ser muy honesta con todos ustedes; quisiera decirles que me he enamorado, bueno,
re enamorado de mi carrera, del Teatro, de este arte y también de este futuro nebuloso e
incierto que me persigue cada día. Estoy enamorada y el estar en la UNAM ha sido como si
me dieran un anillo de compromiso; y espero que la boda sea tal y como la imagino. Yo creo
que comprometerse con algo, tomar una decisión, es uno de los actos de violencia más sutiles
que existen entre nosotros y ese acto fue lo que me trajo aquí.
Decidirme por la UNAM no fue aleatorio, en parte fue por mi mamá. Ella quería estu-
diar en la UNAM; y estoy segura de que, si estos programas de movilidad hubieran existido
en su época, ella hubiera hecho hasta lo imposible por estar aquí; y tener la oportunidad de
sentir cómo esa pasión y ese amor, con el que muchos aquí hacen las cosas, la contagiaba y la
envolvía. La otra parte de la decisión se basó en un consejo que me dio un amigo alguna vez:
“sigue tu intuición”, me dijo. Y bien, la seguí. Y aquí estoy frente a todos ustedes, llena de un
no sé qué, y sólo pienso en que todos deberíamos tener la oportunidad de re enamorarnos
de eso que hacemos; y si la única manera de que se logre es que todos vengan de movilidad
o que todos se vayan a otros lugares, entonces habrá que movernos; habrá que viajar desde
lo más profundo de nosotros, toparnos de frente con aquella pasión que nos está esperando.
Apena tengo un mes y medio de estancia, y sigo creyendo que no soy yo la que lo está
viviendo. Siento que es como una caricia, suave, sincera, pero pasajera. Sé que en algún mo-
mento se va a acabar. Pero lo mejor do todo es que no sé cómo va a terminar y sólo espero
que esa pasión no se acabe; que el amor por nuestros quehaceres no se acabe; porque si eso
llega a suceder, no tengo idea de a dónde vamos a ir a parar.
Gracias.
Ana María Aguilar López
Facultad de Teatro de la Universidad Veracruzana

14 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


De la ciudad al puerto y de regreso.
Ulsía Urrea Mariño.

D
esde niña, con cinco o seis años, quise estudiar en Ciudad Universitaria, desde en-
tonces yo ya era una pumita. He de admitir que durante veinte años de mi vida lo
fui ininterrumpidamente. Me maravillaba acompañar a mi madre a sus clases en la
Facultad de Filosofía y Letras, y pensaba “qué escuela tan grande, yo quiero estudiar aquí”.
Con el paso de los años fui conociendo otras facultades, y hasta los doce años estaba resuelta
a ser médico, pues entre mis aspiraciones estaba encontrar la cura del Ébola y del SIDA.
Después, estando frente a mi forma de pase reglamentado para licenciatura en el CCH,
y luego de haberme imaginado en muchos escenarios profesionales, decidí con una convic-
ción tal, que sólo he sentido en pocas ocasiones en mi vida, estudiar Manejo Sustentable de
Zonas Costeras. Esta decisión aseguraba que mi formación profesional se desarrollaría en la
UNAM, pero no en Ciudad Universitaria.
La vida en Sisal, localidad costera en el Estado de Yucatán, que para 2007, año de
mi ingreso a la licenciatura, albergaba a la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Inves-
tigación-Sisal, adscrita a la Facultad de Ciencias, (en adelante UMDI y actualmente Unidad
Académica Sisal o UAS), era de ensueño y dualidad al mismo tiempo.
Con apenas dieciocho años me trasladé sola hasta ese remoto lugar. En ese momento
se notaba mucho más su condición rural que en la actualidad, y para ser franca, un ambiente
rural para el cual yo no estaba acostumbrada ni preparada. Un puerto pesquero no es lo
mismo que un poblado entre las montañas, tiene singularidades que con el paso de los años
intenté comprender, y que hasta hoy no puedo dar cuenta de todas ellas.
Lo que sí puedo asegurar es que Sisal me mostró lo complejo que resulta ser estudiante
de licenciatura, ama de casa, ente social, amiga y compañera cuando estás recién salida de
casa, con nula experiencia para afrontar una vida así de diversa, y al mismo tiempo tan llena
de aprendizajes, sabores y sin sabores, y que sólo el andar por este camino te puede mostrar
lo que eres capaz de llegar a hacer.
Las diferencias se presentaban abismales entre la UNAM de Ciudad Universitaria y la
UNAM de Sisal. Para empezar, la extensión es considerablemente más reducida en Sisal; en
la UMDI sólo se oferta la Licenciatura de Manejo y la planta de profesores es reducida, entre
otras particularidades.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 15


Si bien estas diferencias representan ciertas dificultades, también resultan benéficas si se
comparan con la dinámica que se desarrolla en Ciudad Universitaria. Por ejemplo, se estudia
en un entorno físico y social que corresponde en buena medida al desarrollo profesional que
se espera tengan los egresados de dicha licenciatura.
También se tiene una cercanía poco usual con los docentes, quienes además, son exper-
tos en sus áreas de conocimiento. Si como estudiante te atrae alguna línea de investigación,
desde el principio se puede dar el acercamiento estudiante-académico, y con ello un aprendi-
zaje mucho más profundo que en cátedras regulares.
Buena parte de las instalaciones están dedicadas a la investigación, elemento que repre-
senta otra gran ventaja para los estudiantes de nuevo ingreso. Se conocen y operan los equi-
pos de última generación en el ramo desde que da inicio la licenciatura, abriendo múltiples
oportunidades de aprendizaje y eventuales ventajas en el ámbito profesional, debido a que no
se hace una separación en estricto del desarrollo de la ciencia y del quehacer de la docencia.
Lo anterior provoca una relación más cercana día tras día en la UMDI, que hizo que
cada mañana me despertara y me convenciera más de que ese era mi lugar y no otro. Com-
probaba que no había errado en lo que yo había decidido estudiar y en el lugar donde lo
estaba haciendo. Estudiar ahí aseguraba mi cercanía al mar, ese mar tan vasto, poco com-
prendido y explorado, y que con lo aprendido en la licenciatura sería capaz de intentar com-
prenderlo y explorarlo cada vez más. No me equivoqué al pensar esto cada mañana durante
cinco años, y lo recuerdo con nostalgia cada mañana que despierto.
Sin embargo, y aún con mis pensamientos hacia el mar, los océanos y las costas, simi-
lares a los de una enamorada, no podía dejar de pensar en que otro de mis sueños y metas
siempre había sido estudiar en Ciudad Universitaria. La oportunidad de compaginarlas se dio
en el año de 2011, a través de la movilidad estudiantil promovida por ECOES.
El semestre 2011-2 marcaba el inicio de mi octavo semestre en la licenciatura, y con
él, el momento de cursar las materias optativas. Para hacerlo pensé en trasladarme a la
Ciudad Universitaria de la UNAM y llevar materias en dos distintas facultades, en tres
licenciaturas diferentes.
Puede sonar sencillo. Sin embargo, significó varios acontecimientos nuevos para el pro-
grama de movilidad y para mí. Debía plantear mis intenciones ante el Comité Académico
de la licenciatura y argumentar por qué era prudente mi desplazamiento al Distrito Federal,
además de señalar si la revalidación se iba a hacer por créditos o por contenidos. Aunado a
lo anterior, era preciso manifestar mis motivaciones personales por las cuales deseaba estudiar
en Ciudad Universitaria, mismas que se resumieron en una aspiración consolidada desde mi
paso por Iniciación Universitaria, y que las materias que proponía cursar las iba a tomar en
las facultades donde se dominaba el tema en cuestión.
Para poder nutrir de argumentos mi propuesta, hice una revisión de los planes de es-
tudio de diez licenciaturas, y puntualmente de los temarios de cuarenta y siete materias que
se presentaron ante el Comité Académico en dos versiones. Se elaboró una propuesta de las
materias que debían ser cursadas, y se planteó si se revalidarían por créditos o por contenidos.
Al final la decisión fue hacer la revalidación por contenidos y por ello es que se cursé tres
materias de las inicialmente consideradas.
Dentro de la convocatoria que se publica para realizar la movilidad estudiantil, se se-
ñala que ésta debe implicar un cambio de entidad federativa y de institución de educación
superior. En mi caso se cumplía la condición de movilidad hacia otra entidad federativa, no
así de institución de educación superior, ya que el desplazamiento sería interno en la UNAM.
A pesar de lo anterior, sometí mi documentación a las instancias competentes, reco-
nozco el apoyo que me brindó la Dra. Martha Gabriela Gaxiola, que en ese momento era

16 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Coordinadora Académica de la Licenciatura en Manejo Sustentable de Zonas Costeras, y que
permitió que el expediente fuese tomado en cuenta para aplicar al programa.
Pasado el proceso de recepción y registro de las candidaturas, se me notificó que la mía
había sido aceptada, y que además era la primera en que se permitía la movilidad geográfica
permaneciendo adscrita a la misma institución educativa. Esta situación suscitó confusión en
los trámites administrativos al interior de la Universidad, pues al ser el primer caso en su tipo,
se tuvieron que adecuar los canales institucionales para que la inscripción en los cursos y el
asentamiento de calificaciones se hicieran correctamente.
En este punto me permito reconocer la labor de las secretarías de intercambio estudian-
til de la Facultad de Filosofía y Letras y de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, del
entonces secretario de asuntos estudiantiles de la Facultad de Ciencias, el actuario Mauricio
Aguilar, y de la licenciada Laura Conde, responsable operativa del Programa de Movilidad
Estudiantil del ECOES. Agradezco su paciencia y el seguimiento a los trámites que permitie-
ron que yo pudiese realizar mi estancia.
Uno de los recuerdos que tengo muy presente sobre esta movilidad se da en la reu-
nión de los alumnos de la UNAM aprobados para hacer movilidad a través de programa de
ECOES. Como mis compañeros de otras facultades viajaban a Baja California, Morelos o
Sonora, me preguntaban: ¿por qué regresar a Ciudad Universitaria? A lo que yo les contes-
taba: tú has estado aquí y lo ves común y normal, sin embargo, cuando te encuentras fuera
valoras lo que se ha dejado atrás. Y es esa sensación de conocer lo que pudo ser y no fue, lo
que me ha traído hasta aquí.
Con estos antecedentes, yo regresé al Distrito Federal a incorporarme como alumna re-
gular en Ciudad Universitaria. Sin duda, ha sido toda una experiencia que, aun con lo atípica
que resultó, la disfruté y aprendí de ella. Siento que mucho más, de lo que lo hubiese hecho,
si hubiera estado ahí desde un principio.
Para empezar estudié simultáneamente en dos Facultades, y los profesores que me
dieron clase eran muy diferentes en la manera de llevar la clase y el acercamiento profe-
sor-alumno en comparación a la UMDI-Sisal. Por ejemplo, la materia de Medio Ambiente y
Sociedad fue impartida por dos investigadores del Instituto de Investigaciones Sociales en las
aulas de la Facultad y en el Instituto, el profesor de Negociación y Resolución de Conflictos
tenía abarrotada su aula –con espacio para más de 60 alumnos- pues más que una clase pa-
recía una cátedra.
Este tipo de experiencias académicas me entusiasmaron muchísimo, por eso traté de
aprovechar mi estancia al máximo. Me inscribí a dos diplomados de temas relevantes en mi
formación profesional; visité los museos del campus –el MUAC estaba casi nuevo-, acudí
asiduamente a las salas de cine ubicadas en el Centro Cultural, y me di tiempo de conocer
las bibliotecas para buscar información que posteriormente utilicé para la elaboración de mi
trabajo de titulación.
Esta experiencia también me permitió volver a ver a mis amigos y amigas del bachi-
llerato y la Iniciación Universitaria, convivir con la familia que había dejado atrás, y con ese
ímpetu, también pude explorar con una visión diferente la Ciudad de México. Conocí sitios
y servicios nuevos, por ejemplo, el Metrobús, que hasta entonces no había podido abordar.
La experiencia de la movilidad fue integral y muy gratificante. La beca que se me otorgó
me permitió experimentar el vivir sola en la ciudad y mi manutención que llevaba en Sisal fue
puesta a prueba con la que llevé en el Distrito Federal. En ese momento me di cuenta de que
lo aprendido en un puerto aplica de igual manera en la ciudad, guardado las proporciones.
Una vez concluida mi estancia, la última vicisitud que se presentó fue el asentar las ca-
lificaciones —que como se había acordado en el seno del Comité Académico— iba a ser por

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 17


contenidos, lo cual hizo que se retrasara este trámite casi un año. Al final se pudo resolver,
y se creó un precedente para futuras ocasiones en donde un alumno o alumna UNAM haga
una movilidad al interior de la misma.
Esta movilidad sirvió como antecedente para que se realicen los trámites de manera más
rápida y expedita en el futuro. Siento que no sólo la UNAM me ha dejado un gran cúmulo
de conocimientos, aprendizajes, enseñanzas y experiencias de vida, sino que además yo he
podido, aunque sea un poco, ayudar para que desarrolle la movilidad de estudiantes.
Concluyo pensando que mi caso sirvió para experimentar, y en hora buena que pudo
ser así. De otra forma, yo no podría haber cumplido mi meta y sueño de haber estudiado en
Ciudad Universitaria. Considero que esta experiencia de un semestre, más el estudiar en Sisal
me han formado en buena medida como una profesional consiente de lo diverso que puede
ser un mismo país, y por ello, el reto que implica el ser una persona con ética profesional en
su trabajo, y versátil en las situaciones que se le presenten.
Nunca voy a dejar de estar agradecida con mi Alma Mater. Sin embargo, espero poder
cumplir dentro de mis posibilidades y capacidades los retos y problemas que se me presen-
ten, y así retribuir, de alguna manera, a los y las mexicanas que me han permitido ser una
Puma buena parte de mi vida.

18 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Déjame que te cuente... Mi experiencia de
movilidad estudiantil nacional
Rosa María Alanís Torres.

U
n buen día el poeta y dramaturgo español Calderón de la Barca dijo: “la vida es sueño
y los sueños, sueños son”. Soy de las personas que creen firmemente que con trabajo y
perseverancia eso que en algún momento parece sólo una imagen difuminada en nuestra
imaginación, puede un día convertirse en la más nítida realidad. Y si la vida es sueño, y si los sueños
que no se cuentan, poco a poco se olvidan, indudablemente vale la pena hablar de la vida y de
los sueños que la conforman. Déjame, pues, que te cuente un poco de los míos y de quién soy yo.
Mi nombre es Rosa María; tengo veintiún años y estudio la licenciatura en Lengua y Li-
teraturas Hispánicas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Soy originaria
de una pequeña comunidad llamada El Fresno, perteneciente al municipio de Zinapécuaro, Mi-
choacán. Nací en el seno de una familia numerosa, siendo la menor de once hijos. Mis padres,
campesinos y pequeños comerciantes, se esmeraron siempre en darnos a todos la mejor vida
posible. Sin embargo, y aun siendo la menor, desde pequeña me enfrenté a muchas limitaciones
de tipo económico, de manera que mi primer día de clases en primaria llevé como mochila una
bolsa de mandado y como preparación emocional el más grande deseo de aprender.
Durante la primaria enfoqué mis esfuerzos por sobresalir en todo lo que hacía. Al finali-
zar la primaria, estaba casi segura de que había dejado claro mis ganas y mi compromiso de
seguir estudiando. Sin embargo, en casa se me había advertido que eso de estudiar era cosa
inservible, sobre todo para una mujer ya que seguramente regresaría al cabo de unos meses
con una bolita en el vientre, y como la situación económica no se prestaba para esas cosas,
más valía que no me hiciera las ilusiones.
Y así fue como el sueño parecía convertirse en una pesadilla. Angustia y tristeza me
embargaron durante las vacaciones de verano. Había aprendido a trabajar la tierra como mis
demás hermanos, a hacer tortillas y demás labores domésticas. Todo eso estaba muy bien,
pero el simple hecho de pensar en no seguir yendo a la escuela me daba una sensación de
amargura que me impedía resignarme.
Al comenzar el ciclo escolar, los compañeros tomaban su camino rumbo a la secundaria
de la comunidad de Buenavista, mientras que yo de lejos, los veía con una tremenda envidia.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 19


Fue entonces que uno de mis maestros de la primaria se enteró de mi caso y en colaboración
con una de mis hermanas convencieron a mis padres de dejarme seguir estudiando. Y el
primer sueño se hizo realidad: una semana después me encontraba en un salón de clases más
orgullosa que nunca, formando parte de la escuela telesecundaria David Alfaro Siqueiros.
Al finalizar la secundaria, y habiendo vencido todos los obstáculos que se me presenta-
ron, ya había formado una amplia trayectoria en lo académico, cultural y deportivo. En esta
etapa de mi formación surgió un nuevo sueño, un tanto más ambicioso que el anterior. Había
que dar el paso siguiente, ya no había marcha atrás.
El próximo reto sería entrar al Bachillerato. Sin embargo esto era un poco más compli-
cado, puesto que implicaba un gasto mayor al ubicarse la escuela en un lugar más lejano a mi
pequeña comunidad. Es decir, en el pueblo de Ucareo, ese lugar tan famoso por su feria de
la pera y su cercanía a la planta hidroeléctrica Los Azufres.
El asunto económico fue el primer verdugo, ya no era posible a mis padres brindarme
ese soporte. Sin embargo, había la posibilidad de obtener una beca y fue uno de mis herma-
nos, el culpable de mi sed de conocimiento, por sus constantes charlas sobre la secundaria,
quien se comprometió a brindarme su apoyo para cursar mis estudios. Durante los tres años
del Bachillerato fui ampliando un poco más mis horizontes, sabía que quería estudiar una
carrera y sabía que lo haría.
El nuevo sueño se iba madurando y tenía dos opciones al terminar: estudiar educación
primaria o bien, literatura. Era, por demás, evidente que mi familia no podría ayudarme a
seguir con éste sueño, más que con su apoyo moral, dada la situación económica y una enfer-
medad que constantemente amenazaba a mi madre. Por lo que este nuevo sueño de entrar a
la universidad se volvía todo un reto para mí.
El único lugar accesible para concretar mi propósito se encontraba en la capital del esta-
do: la bella ciudad de Morelia. Fue así que intenté buscar un lugar en la universidad. No obs-
tante, estos primeros anhelos, la situación era clara, pues sería difícil solventar los gastos que
generarían el trasladarme de mi pueblo a la ciudad, buscar donde vivir y cómo sobrevivir.
La angustia se apoderó de mí. Pero esta vez de una manera diferente, sabía que existían
opciones, y que sólo debía buscarlas. Tenía que buscar atravesar la pequeña línea que dividía
mis sueños de las pesadillas que los apagaban. Fue así que escuché hablar del Consejo Na-
cional de Fomento Educativo, CONAFE. Y al saber que tras un año de servicio social podía
obtener una beca, me dispuse a asistir a las capacitaciones para ser instructora comunitaria
durante el ciclo escolar 2010-2011. Tomé, entonces, bajo mi responsabilidad la escuela pri-
maria comunitaria “Niños héroes” en la comunidad La Joya de Los Capulines, ubicada en el
municipio de Zinapécuaro.
He de decir que esta etapa fue de grandes aprendizajes, pues no sólo obtuve mayor inde-
pendencia económica y personal, sino que en ella encontré una ventana a la realidad de algunas
comunidades rurales de mi estado y seguramente del país. La comunidad de La Joya era muy
especial, ya que en ella encontré un lugar donde, además de ir a enseñar, fui a aprender.
Así aprendí que los conocimientos nos pueden ayudar a “saber”, pero que no son nada
sin no nos sirven para “hacer”, para impulsar el cambio y mejorar nuestro entorno. Aprendí
que el conocimiento no se transmite de manera mecánica, se comparte, se va construyendo
día a día y todos aprendemos de todos.
Así, y habiendo resuelto de alguna manera la dificultad económica, comenzó a conver-
tirse en realidad el sueño de ingresar a la universidad. Conocer la ciudad de Morelia, sede
de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, fue lo más emocionante de mi
llegada. Conocí la Facultad de Letras, que en ese momento se llamaba, Escuela de Lengua
y Literaturas Hispánicas, ubicada en un pequeño edificio del centro histórico. Por fin, dieron

20 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


comienzo mis estudios universitarios. Una vez más me sentía como en un sueño, al saber que
estaba logrando una de las cosas que en algún momento tan sólo imaginé con mucha ilusión.
A la par de los estudios en la universidad tuve diversos trabajos: durante el primer
semestre trabajé en una panadería muy cercana a la Facultad, posteriormente conocí a la
familia Tinajero Trejo con la que trabajé como niñera durante tres semestres consecutivos y,
finalmente, me desempeñé como asistente del Doctor Gerardo Pino y de su esposa Sarah,
a los que ahora considero como mi segunda familia. Todos ellos han contribuido de alguna
manera, con su trato amable y el trabajo que me confiaron, a que se fuera concretando el
propósito de terminar la licenciatura.
Hoy por hoy, ha concluido uno de los más grandes sueños que he tenido en mi vida
como estudiante y que, de igual manera, quiero compartir: mi movilidad a la Universidad
Nacional Autónoma de México.
Comenzaré, pues, por el principio de este sueño que, sin duda, ha sido un parteaguas en
mi vida. Desde que supe en el tercer semestre de la carrera, que existía la posibilidad de hacer un
intercambio académico en alguna universidad del país, tuve la inquietud de formar parte de esta
experiencia. Y para ello tuve muchas motivaciones: una de ellas era la posibilidad de conocer otra
universidad en otra ciudad y en otro estado diferente al mío. Otra de ellas, y de gran peso, era la
posibilidad de obtener una beca que me permitiera dedicarme a estudiar de tiempo completo.
Al tener la información en mis manos, y poder vislumbrar que la posibilidad era real, no
pude pensar más que en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en particu-
lar en la Facultad de Filosofía y Letras, en el Distrito Federal. No obstante el entusiasmo, había
que esperar un par de semestres más, dado que uno de los requisitos para obtener la movilidad
es tener el 50 % de los créditos cubiertos. Al llegar al quinto semestre no esperé más, y poco a
poco me fui informando con compañeros que ya habían tenido la experiencia. Ellos me platica-
ron un poco de sus vivencias y de los requisitos que habían tenido que cumplir. Un aspecto que
para ellos había sido fundamental era la cuestión familiar: el salir de su casa a vivir solos durante
la movilidad había sido un cambio muy fuerte. En mi caso, supe que el cambio en relación a
esto no sería tan fuerte como para ellos, puesto que yo ya había atravesado por esa etapa.
Por otro lado lo que sí fue indispensable para mí fue contar con el apoyo moral de mi
familia, y en este sentido he de confesar que, por parte de mis padres, me había sido nega-
do el permiso de buscar la movilidad. Sobre todo por el peligro que para ellos implicaba
mudarme a la urbe del país, el Distrito Federal. Sin embargo, y haciendo caso omiso a la
advertencia, acudí al departamento de movilidad de mi universidad y habiendo cumplido
con todos los requisitos sólo quedaba esperar la carta de aceptación por parte de la UNAM
para solicitar una beca.
En esos días, tuve muchos momentos de inquietud y angustia. Por una parte, lograr la
aceptación me aseguraba un lugar en la UNAM, por un semestre, pero por otra, debía espe-
rar la asignación de una beca, sin la cual hubiera sido, si no imposible, sí mucho más difícil
llevar a cabo la movilidad. Así que cuando llegó la aceptación de la UNAM me encontraba
aún a la expectativa de la respuesta del programa de becas que, en mi caso, era solicitada
a Santander Universidades. Había casi terminado el período de vacaciones y al no recibir
respuesta sentía que el sueño de realizar mi movilidad se iba frustrando.
Un buen día, mientras me dirigía a Morelia a fin de trabajar antes de reanudar el semes-
tre, me llegó la notificación del otorgamiento de la beca de movilidad. Sólo en situaciones
especiales me he emocionado tanto como en esa ocasión. Prácticamente, salté de gusto y de
inmediato regresé a mi pueblo, con más entusiasmo que nunca.
Debía partir al Distrito Federal, pues la UNAM iniciaría sus actividades académicas en
tan sólo una semana. La noticia sorprendió mucho a mi familia, ya que no lo esperaban, dada

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 21


la restricción. Sin embargo, no tuvieron más remedio que apoyarme y alegrarse conmigo por
la buena nueva. Por primera vez iba a poder dedicarme de tiempo completo a mi carrera y lo
haría en la mejor universidad de Latinoamérica, particularmente en la Facultad donde tantas
personalidades de la vida cultural se han formado. Desde ese momento supe que el sueño y la
experiencia más grande de mi vida hasta el momento, habían comenzado a hacerse realidad.
Mi llegada al D.F. fue toda una novatada. En algún momento, cuando era pequeña,
había estado de pasada en la enorme ciudad, pero esos episodios apenas si los recordaba.
De inmediato me percaté de que el ritmo de vida es mucho más acelerado que en pro-
vincia, y no se diga que en mi pueblo. Y como dicen por ahí, “hay que ponerse truchas”.
La gran cantidad de gente que uno se encuentra en el transporte público, sobretodo en el
metro es impresionante.
El primer día que pisé la UNAM fue para notificar al ECOES mi llegada y para inscri-
birme en uno de los cursos de idiomas que nos facilitan a los estudiantes de intercambio y, en
mi caso, opté por francés. Me sorprendí mucho al conocer el sistema de transporte gratuito
con el que cuenta la UNAM: el famoso Pumabús., con el que me perdí al principio dos o tres
veces, por no conocer bien las rutas.
Ese mismo día, pregunté cómo podía llegar a la Rectoría y a la Biblioteca Central, me
recomendaron, partiendo del Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras, atravesar a pie
el parque “Las Islas”. De inmediato pude ver del otro lado los grandes edificios envueltos de
majestuosos murales exteriores. Ese fue mi primer contacto con la universidad, y la emoción
que sentí al hacerlo es simplemente indescriptible. Me parecía increíble ver gente caminando
tan naturalmente frente a tremendas construcciones que significaban para mí. No sólo un sitio
de actividades académicas, sino una de las cunas del cambio y la mejora de nuestro país.
Después me trasladé a la casa de una conocida, que posteriormente, se convertiría en
mi amiga y me quedé a vivir con ella los siguientes meses de mi estancia.
Al arrancar el ciclo escolar me encontré con muchas diferencias entre mi universidad
y la UNAM. En UMSNH la Facultad es muy pequeña y los grupos reducidos, mientras que
en la UNAM, la cantidad de alumnos era enorme y con muchas instalaciones. Yo venía de
un grupo fijo para todo el semestre, y en la UNAM pude compartir clases con siete grupos
diferentes. Unos más numerosos que otros, pero en todos hallé algo en común: una gran
diversidad y el ambiente propicio para aprender de ellos y con ellos.
Así, me fui adaptando poco a poco a mi nuevo ritmo de vida, había organizado mis horarios
de manera discontinua, teniendo clases de idioma en la mañana y las demás actividades académi-
cas de mi Facultad por la tarde. Por lo que me la pasé prácticamente todo el día en la universidad.
De esta manera, pude darme la oportunidad de conocer muy bien el campus, que es
riquísimo en historia y cultura. Las visitas guiadas que nos facilitó el ECOES fueron de gran
ayuda para esto, puesto que los viernes de cada semana tuve tiempo para conocer los diferen-
tes espacios de la universidad. Entre ellos, el campus central, la Sala Ixtli, el Jardín Botánico,
así como la Zona Cultural. Son muchas las actividades que en cada uno de estos espacios se
ofrecen a la comunidad estudiantil, y tiempo es el que falta para poder participar en todas
ellas. Asistí, por primera vez, a diferentes eventos con los que nunca antes había tenido con-
tacto, como partidos de fútbol en el estadio olímpico, funciones de Ballet, así como varios
conciertos de la Orquesta Filarmónica de la UNAM.
La Universidad ofrece una gran gama de actividades culturales, académicas y deporti-
vas que brindan una formación integral, así como el espacio ideal para expresarse cada uno
a su manera. Me parecía sorprendente encontrar en “Las Islas” todos los viernes un ambiente
tan juvenil, en el que podía encontrar desde chicos bailando salsa, jugando ajedrez, hasta
bandas de rock cantando a todo pulmón.

22 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


En lo académico, pude percatarme de lo preparados que estaban los profesores, cada
uno con diferentes dinámicas de trabajo, pero todos ellos creando ambientes propicios para el
aprendizaje. En un principio me sentía nerviosa, al no saber si mi preparación sería suficiente
para ir a la par con mis compañeros. No obstante, poco a poco fui perdiendo el miedo, y al
interactuar con los demás me di cuenta de que sí tenía buenas bases para el nivel académico con
el que ahora me estaba enfrentando y que, en caso de no tenerlas, no sería eso un obstáculo ya
que me encontraba en las condiciones favorables para subsanarlo.
En la Facultad de Filosofía y Letras pude aprovechar materias diferentes a las que había
en mi Facultad. Por ejemplo, el seminario de neurolingüística, materia en la que pude descubrir
un nuevo enfoque de mi carrera con el que no había tenido contacto. La cantidad de lecturas
que tuve que hacer a lo largo del semestre fue numerosa, y tuve que echar mano de algunas
estrategias de lectura, con lo que considero adquirí muchas habilidades. Por otra parte la Facul-
tad organizó durante mi estancia una serie de conferencias que me han sido muy provechosas
para saber qué es lo que se está trabajando actualmente en el ámbito de la lengua y la literatura.
Ahora bien, la movilidad no fue todo estudiar para mí. Hubo momentos de recreo que
bien valió la pena aprovechar. La Ciudad de México encierra toda una historia que hay que
explorar, además te permite para acudir a gran cantidad de eventos culturales y centros de
diversión. Así, darme un tour por la ciudad fue una de las cosas que más disfruté durante mi
estancia. Pude conocer numerosos museos, como el Museo Nacional de Antropología, el Mu-
seo de Arte Moderno y el Museo de Historia Nacional, este último, ubicado en el memorable
castillo de Chapultepec, así como otros sitios de alto valor arquitectónico e histórico: el Zócalo,
la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional, la Zona Arqueológica y el Museo del Templo
Mayor, la Torre Latinoamericana, entre muchos otros.
Otra de las cosas que quiero resaltar es la gran aportación que tuvieron los compañeros
a mi estancia. Al ser la UNAM sitio de encuentro de estudiantes de toda la República y aún
más, de estudiantes extranjeros, es posible tener contacto, aun sin viajar, con diferentes modos
de pensar, de vivir y hasta de comer. Pude conocer y hacer amigos de Chihuahua, Sinaloa,
Chiapas, Oaxaca, por mencionar sólo algunos.
En el caso de otros países, conviví con muchos compañeros colombianos y pude hacer
amistad con personas del otro lado del planeta: coreanos, chinos, ingleses, franceses. Todos
ellos estudiantes de intercambio, con diferentes expectativas y diferentes culturas, pero con los
que aprendí que nuestras diferencias son mínimas, siempre y cuando convivamos con respeto y
tolerancia ya que, probablemente, se pude encontrar en el otro un buen compañero, un amigo
y hasta el amor. Por ello y por mucho más, está por demás decir que la movilidad estudiantil
nacional es una experiencia riquísima de crecimiento académico y personal que los estudiantes
debemos aprovechar.
Para concluir, sólo quiero decir que nuestro país necesita jóvenes comprometidos, que
conozcan y reconozcan el valor de la tolerancia, de conocer y reconocer otras formas de pensar
y de vivir. Así como también necesitamos el apoyo a esos jóvenes soñadores que creen en el
cambio y en un futuro esperanzador, a pesar de las contrariedades del progreso, de la delin-
cuencia organizada y de la complejidad de nuestro presente.
Después de haber tenido esta maravillosa experiencia, puedo decir que vale la pena el
esfuerzo. Ha sido literalmente un sueño hecho realidad, sueño que incluso rebasó mis expecta-
tivas, pues me dejó más que un semestre de estudio y las ganas de compartir lo aprendido y la
sed de seguir aprendiendo.
Después de esto no tengo miedo a enfrentarme con otra universidad, incluso en otro
país, no tengo miedo a seguir soñando. Agradezco profundamente al departamento de movi-
lidad de la UNAM y de la UMSNH por la oportunidad tan hermosa que me han brindado.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 23


El conocimiento como parte del desarrollo
profesional
Gabriela Delgadillo Monroy

E
l conocimiento es base fundamental del pensamiento crítico; esta es una máxima vi-
gente desde los tiempos de Sócrates hasta nuestros días. El conocimiento nos conduce
desde un pensamiento inductivo hacia uno deductivo, nos coloca al margen del pen-
samiento, y nos acerca al desarrollo humano. Siendo este el punto central de toda discusión
dialéctica, donde el choque cultural, económico, político, filosófico, ponen al margen todas
las ideas, se abre el camino a nuevas formas de avanzar en el conocimiento, de plantear fron-
teras nuevas con cambios de paradigmas o revoluciones científicas. No sólo formándose en
aulas y centrando su atención a procesos concernientes a un espacio geográfico especifico. El
conocimiento, las ideas y nuevas concepciones del mundo trascienden culturalmente, se ven
inmersos en una realidad económica y además se establecen en un orden filosófico.
El cambio lleva a fijar nuevos patrones y metas que no sólo se forman y realizan en un
solo espacio. La movilidad académica entonces marca una pauta estratégica, no sólo propicia
una experiencia de vida, también marca la modificación de nuestros paradigmas, abre la
mente a nuevas prácticas y expectativas, encamina a un nuevo mundo de ideas que no se
centran en un grupo específico, sino que amplía viejos patrones establecidos y los rebasa.
Con la movilidad se pueden traspasar ámbitos multiculturales y multidisciplinarios, y
demuestra que es posible lograr cambios en el pensamiento, en las ideas y en la forma en que
concebimos la realidad. Si se vive en una metrópoli, donde todo se encuentra al alcance, y
hay lugares para fomentar la cultura o se puede acceder a más de una biblioteca, el simple
cambio de residencia modifica tus ideas y pensamientos.
La experiencia puede resultar amplia y profunda debido a que en un mismo país o
región coexisten distintos niveles socioeconómicos, abundancias y carencias. La ideología,
creencias, costumbres y pensamientos pueden resultar igualmente diversos, de vanguardia o
retrogradas, pues son el resultado de ideas que cambian dependiendo de la región, del grado
de educación y de aspiraciones sociales.
Bajo una experiencia de movilidad encuentras nuevos paradigmas, abres la mente a
los cambios e ideas que se tienen en el centro del país o en sus regiones más alejadas. En

24 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


el momento en que se confrontan coincidencias y diferencias, ideas y concepciones, en ese
momento se produce un cambio mental, y nada vuelve a ser lo mismo. Cambias tu forma de
aprender el mundo, y puedes cambiar las ideas de los individuos con quien te encuentras.
El conocimiento se transmite y se transmuta en una nueva revolución, comienzan los
cambios y empiezas a abrirte al mundo. Se conserva la esencia de tu ser y, sin embargo,
puedes aprender de otras culturas, como el cuarteto argentino, comprendes la situación
económica y política de Brasil, conoces sus perspectivas regionales (Rio de Janeiro o Minas
Gerais), sabes las diferencias entre una zona pobre y rica, entiendes la importancia de la
universidad pública.
El centro y la periferia se distinguen con claridad, se revela que no hay mejor manera de
formarte profesionalmente que conociendo las realidades sociales que se viven dentro y fuera del
entorno propio. No es posible ser un buen economista si no has desarrollado capacidades sociales
que te permitan comunicarte, hacer cambios en tus costumbres, aceptar los cambios culturales.
Habilidades, que sólo se pueden desarrollar al convivir con distintas disciplinas y culturas.
Ir más allá de nuestra situación geográfica nos permite vislumbrar cada política, el de-
sarrollo social, el crecimiento económico y la distribución de la renta nacional. Con la movi-
lidad, nuestro país deja de ser un lugar ajeno. En mi experiencia, pude ver que el desarrollo
económico del Caribe mexicano no sólo depende el turismo, que un empleo en el gobierno
no resuelve los problemas económicos, y que el cambio en la formación educativa y aspira-
ciones sociales puede llevar a un crecimiento de una región apartada del centro.
El encuentro entre maestros y alumnos de distintas latitudes, abre un panorama diferen-
te que da lugar a dudas y conjeturas nuevas. El docente es capaz de abrir los ojos de los estu-
diantes al mundo para que investiguen su realidad y aprendan hacerlo de manera autónoma,
y con ello promover el cambio.
Una vez realizada la movilidad estudiantil puedes comprender situaciones diversas que
ahora son más comprensibles que cuando no has salido de tu zona de confort. El cambio y el
rompimiento con lo cotidiano son la fuente de nuevas ideas, del cambio cultural.
El recuerdo de esos cambios, del como tus aspiraciones crecen, de que ya no es factible
la fatiga, hace que comprendas la problemática social y económica de zonas como la del
Caribe mexicano. Que su población carece de los beneficios del desarrollo económico, y que
para superar la pobreza en que vive son necesarias acciones de beneficio social.
Es necesario ir más allá de proteger los antiguos vestigios de la cultura maya, se debe
resguardar a los miembros de esta sociedad actual, pues son ellos los encargados de dar con-
tinuidad a la grandeza que existió en el pasado, pues no se trata de un tesoro inerte, sino de
una cultura viva y llena de tradiciones y elementos culturales de gran valor social.
El conocimiento debe traspasar sus aspectos teóricos, debe transformar la realidad y
mejorarla. Y eso es posible cuando puedes entender la multiculturalidad. No basta la concep-
ción de un área de estudio, de la cultura nacional, de las regiones del país, de las imágenes
dominantes del mundo. Es necesario impulsar el cambio y rompimiento de paradigmas.
Se puede ampliar de manera exitosa el conocimiento, no sólo tú enseñas usos y costum-
bres, también te adaptas a nuevas costumbres, a ideas. Comprendes que el lenguaje aunque
sea la forma universal de la comunicación, también puede convertirse una barrera, pues las
palabras tienen un significado diferente al que conoces, y que pese a que es español, otros
modismos y acentos que lo caracterizan son ahora parte de tu día a día.
Entiendes que no eres un ser apartado del mundo, sino un ser con el mundo, con ideas,
anhelos, con aprendizajes, con nuevas formas de desarrollo, con conocimientos nuevos, con
una cultura diferente. Los ejemplos te muestran un nuevo panorama, conoces otras nociones
de la realidad, de las que sólo sabías por la pantalla de un televisor.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 25


La movilidad no sólo te deja enseñanzas a través del conocimiento formal. A través del
contacto con personas de otros lugares aprendes cosas como que en Argentina el 55% de sus
habitantes tienen el hábito de la lectura; y que por cada habitante se leen 4.6 libros al año.
Este país tiene uno de los porcentajes más altos de consumo de libros en toda América Latina,
mientras que en México no se lee más de un libro al año por habitante.
Este dato, junto con muchos otros, nos ayuda a entender que existen severas diferencias
en los índices escolares, de investigación y desarrollo científico en nuestro continente. Nos
deja ver que aún falta mucho por hacer en México, que es importante avanzar en estas áreas
si queremos cambiar la imagen y el peso de nuestro país tanto en América como en el mundo.
El contacto con maestros despierta el interés y las inquietudes intelectuales, el alumno
cuestiona las nociones existentes y duda de lo que conoce. Si en este proceso hay éxito, en-
tonces el alumno se vuelve maestro, y ahí en ese punto es donde el conocimiento crece, se
reproduce, y se vuelve parte del desarrollo humano, profesional y social.
Este planteamiento que llevó a Giordano Bruno a morir en manos de la Santa Inqui-
sición, demuestra que a través del tiempo los cuestionamientos sobre el lugar que ocupa el
mundo en el universo (como centro del mismo o no), u otros más arriesgados, son ejemplo de
que es indispensable cuestionar. Debemos cuestionar lo que sabemos, lo aprendido, lo mil ve-
ces comprobado. Sólo así, podremos tener un crecimiento y un conocimiento que sea mayor.
Tal como decía Rene Descartes “Dudo, luego pienso. Pienso, luego existo”.

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El lienzo de los rostros inéditos: un ensayo
apologético y aristocrático sobre la experiencia
de movilidad estudiantil
Israel Morales Rosado.


Hay necesidad de educadores que estén educados ellos mismos, de espíritus superiores,
aristocráticos, probados en cada instante, probados por la palabra y el silencio, culturas
que se hayan vuelto maduras (...)” (F. Nietzsche)
En un pequeño libro de ensayos, el polifacético escritor ítalo-argentino, José Ingenieros,
escribe: “De todos los sentimientos humanos, ninguno es más natural que el amor por la
aldea, el valle o la barriada en que vivimos los primeros años. El terruño habla a nuestros
recuerdos más íntimos, estremece nuestras emociones más hondas; un perfume, una perspec-
tiva, un eco, despiertan un mundo en nuestra imaginación”.
Cualquier particular experiencia lo puede comprobar, esbozando una sonrisa ante la
calidez de esta verdad manifiesta. Así transcurre la vida del niño, del joven; una vida que se
desarrolla en un lugar que, a la larga, pinta un mural imaginario de innumerables imágenes
en nosotros. Un mural decorado de sus calles y edificios, de su gente y sus hábitos; y en un
pequeño rincón del mismo, casi como una pincelada difusa, con nosotros, siendo parte de
ese mural multicolor de vida y comunión. Ya sea que nos formemos en nuestro lugar de
nacimiento o no, miramos a nuestro alrededor para recordar que, en efecto, ese amplio lugar
con sus detalles y vicisitudes, es el lugar donde vivimos, donde crecemos y nos formamos.
Más tarde, durante el transcurso de nuestra vida, empezamos a desarrollar una curiosidad
hacia lo desconocido; todo joven tiene en sus venas sangre de aventurero y conquistador. En
nuestras venas corre sangre de trotamundos. La vida avanza y con ella, la necesidad de ampliar
nuestras experiencias y desarrollar nuestras facultades. Una densa nube nos cubre la vista, nos
ofusca; pero no por perder el sentido de lo que somos, sino para incrementar las posibilidades
de lo que podemos ser. Como una señal en el cielo para los antiguos marineros que, a pesar de
ser una ruta oscura, fría y peligrosa; en nada se compara con la satisfacción del porvenir, expe-
rimentando la aventura vivida en carne propia. Entonces buscamos el cambio, elevamos anclas,
tomamos el timón y emprendemos la aventura hacia lo desconocido. Muchos puertos y tierras
inexploradas se avecinan, la posibilidad es grande y nuestro ánimo incontrolable.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 27


En mi caso, habituado a buscar los cambios de un lado a otro, necesitaba apartarme de
los rayos que bañan, para iluminar y calentar —como la madre a su hijo— a la Universidad
Autónoma de Sinaloa. Universidad levantada en esa pequeña ciudad llamada Culiacán.
Esa era la ciudad en la que yo estaba, y esa era la ciudad que debía dejar para ir a un
nuevo destino, el cual, supongo, ya estaba prefigurado, ya era casi seguro. El nuevo puerto
para atracar los navíos de la aventura, estaba decidido. El mapa del tesoro me conducía a la
Universidad Veracruzana. Esa bella e histórica ciudad que recuerda con sus calles el ánimo
humano; unas veces arriba, otras abajo; desniveles, declives y cimas. Sus angostas y musicales
avenidas; y cómo olvidar el paraíso aromático que nos presenta a nosotros, los amantes del
café, por sus aromas y sabores emanados de su delicioso café.
Era pues, detenerse en el destino jarocho, donde curiosamente, 23 años atrás, yo había
nacido, pero que no conocía en absoluto. Era la movilidad estudiantil, la oportunidad, por
fin, de conocer aquella región que me da cierto gentilicio, a saber: Jarocho. Sin embargo,
cuando uno por azar o destino se ve transportado de aquí a allá, todos los destinos parecen
ser, en el fondo, lo mismo.
Pero así como yo, muchos más; al Norte, al Sur, de Este a Oeste se movilizaban para
tomar un destino nuevo. Qué importa que haya sido yo u otro; qué importa que haya sido
Veracruz o Puebla, lo importante es resaltar la característica universal que está contenida en
cada uno de los miles de estudiantes aventureros que, a lo largo del país; dejaron su hogar,
su terruño, su tierra. Y ésta es la necesidad que siempre renovada y constante nos hace em-
prender y buscar las posibilidades inagotables que se desarrollan fuera de nuestro hogar; ya
sea para escuchar o para ver, para sentir o respirar.
Una oportunidad de desarrollo en un lugar ajeno a nuestra tierra, es mirar frente a
frente una posibilidad que se esfumó en la eternidad del pasado, de ser nosotros mismos otra
cosa de lo que somos actualmente. “El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros los
que las jugamos” decía mi querido maestro alemán, Arthur Schopenhauer. Así que miramos
con afecto nuestro momentáneo nuevo hogar para descubrir que ahí también hay destino
conduciendo diferentes vidas, y una de ella nos dice: “Bienvenido a tu nueva universidad.”
Entonces, poco a poco nos integramos, nos sentimos parte de la comunidad, nuestra nue-
va casa nos abre sus puertas. Nos confundimos con el paisaje, con el mural en nuestro recuerdo.
En la ciudad como ciudadanos; en la escuela como estudiantes; en los círculos de estudio como
compañeros. Todo deja de ser extraño. El lugar al que llegamos imprime su esencia en noso-
tros, y nosotros hacemos lo mismo en él, dejamos nuestra impronta, nuestra rúbrica.
Siempre hay mucho que aprender, pero también mucho que enseñar. Porque no basta
mudarse y pasar por elemento extraño a los cientos de ojos y oídos que ahora nos ven o nos
escuchan. Nuestra calidad moral indica que tenemos la oportunidad de ofrecer lo que nos
ha formado, de enseñar y de compartir; pero no por eso corromper. De aceptar y aprender,
pero no por eso sucumbir.
No dejamos de interpretar nuestra situación como un evento entre paréntesis, no deja
de ser novedosa y gratificante cada experiencia que vivimos. Detenidos un segundo en esas
nuevas calles que transitamos y sabemos, tendremos que recorrer por algún tiempo. Contem-
plamos cada movimiento a nuestro alrededor; el camión deteniéndose, el señor detrás del
volante, la señora cruzando la calle; el vendedor, el estudiante, la deportista, los compañeros,
los maestros, etcétera. Cada movimiento es percibido, cada palabra escuchada, cada aroma
respirado de nuestra casa a nuestra aula, y todos son tan familiares.
Comprendemos que la vida aquí y allá, lejos en nuestro hogar, obedece siempre a las
mismas premisas. Que en el fondo las diferencias son nominales, que bien podría llamarse —
en mi caso— Culialapa (Culiacán y Xalapa) o Veraloa (Veracruz y Sinaloa). Pues en el fondo,

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la vida se respira con la misma intensidad aquí y allá. Así que esbozamos una sonrisa y segui-
mos nuestro camino. El estudio se respeta, pues es una herencia universal. Comprendemos
que nuestra nueva universidad —que en el fondo son nuestros compañeros y profesores— se ri-
gen bajo nuestras premisas, a saber: todos somos una familia sometida a los azares del destino.
Así fue como día a día, la novedad se tornaba familiar. Para mí, pero creo que para los
demás que como yo, vivían la experiencia de la movilidad, las calles ya no eran desconocidas,
la ruta hacia la escuela era común. Los muros de mis salones eran cada vez menos extraños,
los detalles dejaban de ser novedosos, como aquella pintura deteriorada de alguna escalera,
por ejemplo; o aquel detalle del muro y sus ladrillos; o el árbol que adornaba la salida de este
o de aquel salón; todo se aglutinaba en la memoria, todo detalle era importante.
Nuestra imagen crecía con nuevos y familiares aromas, sonidos y colores. Las voces de
los compañeros, los hábitos del profesor, y tal vez aquel estudiante desconocido y raro que
nunca supimos cómo se llamaba. Todo es experiencia, todo ocupa un lugar en nuestra me-
moria, y cada vez somos más consanguíneos a nuestro alrededor. Sin embargo, no dejamos
de evocar imágenes del pasado, como explicaba al inicio Ingenieros, pues éste también nos
dice: “Cada vez que el ánimo afectado busca refugio en la propia vida interior, revivimos las
escenas del hogar, de la escuela, de la calle, como si las remembranzas de la edad primera
pudiesen aliviarnos en el andar accidentado de los años viriles.”
Reconforta pensar en nuestro origen de vez en cuando, con cierta añoranza y melanco-
lía, o con vigor y alegría, pues es idílico y sosiega el ánimo. Pero sabemos que el tiempo es
tiránico, en su momento habremos de volver; pero la misión, como estudiantes-aventureros
que somos, es alcanzar nuestros objetivos aquí, y cumplir satisfactoriamente con nuestro papel
de estudiantes, y principalmente de seres humanos.
Así que respiramos con ánimo, los días transcurren para convertirse en semanas, estas
mismas en meses. Comprendemos que somos parte de un proceso, cuyo inicio parece pre-
maturo, y el final cada vez más real. Miramos en retrospectiva aquella imagen desconocida,
llena y viva de colores, donde nosotros actuábamos como agentes de lo desconocido, extran-
jeros, extraños. Esas primeras imágenes cuando por primera vez recorríamos aquellas viejas
y desconocidas calles, y nos sorprende la familiaridad con la que ahora las pisamos, como si
hubiera una aceptación y el lugar nos trazara la ruta como un viejo conocido.
El proceso es uno, y fin e inicio son parte de la misma historia, como nacimiento y muer-
te son parte de la vida; y nada ha de permanecer siempre igual porque en nuestra naturaleza,
en la naturaleza de todo aventurero; lo inmutable, petrifica. En el fondo todo lo entendemos,
así que gustosos aceptamos el proceso. Hemos jugado nuestras cartas, desarrollamos nuestro
papel de la mejor manera; tal vez hubo lágrimas, sonrisas o manifestaciones de otros estados
diversos. Pero finalmente así es. Llegará el día para regresar a casa, donde tenemos nuestras
raíces, después de una larga travesía estudiantil.
Entonces evocamos un lienzo de rostros, aquellos que nos vieron y a los que escucha-
mos durante nuestras clases o trayectorias; esas caras con rasgos, facciones y formas, todos
esos rostros humanos que como uno, observan el mismo cielo sobre nosotros, preguntándose
qué será del amigo o del compañero visitante. Un lienzo nostálgico trazado finamente con
desconocidos en el fondo y conocidos en su centro. Rostros alegres tristes, capaces de toda
serie de actividades, de oprobios o alabanzas. Semblantes cuyas miradas se pierden y pene-
tran en nuestros ojos, o en un infinito negro.
El saber humano descansa y justifica todas las actividades humanas, y entre ellas, noso-
tros, vehículos del saber y de la experiencia. Entonces nos damos cuenta de que por mucho
que se pueda decir sobre el destino del hombre, sobre su porvenir como esperanzador o
fatal, nadie podrá borrar de nuestra imagen ese pequeño lienzo de rostros, que sobre la tela

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 29


parecen inertes; pero que en la realidad representan la tendencia siempre viva e incesante del
saber en forma de amigos, maestros o compañeros.
Ante estos casos la muerte parece ser una trabajadora necia, porque por mucho que
haga, siempre habrá un hombre o una generación que cruce fronteras y universidades para
hacer del conocimiento, el regalo de una futura humanidad que confiemos, en un tiempo no
muy lejano, sepa lo que tiene como herencia entre los libros.
Por eso ante la experiencia humana del estudio, habremos de sentirnos dichosos cuan-
do descubramos que existen hombres como nosotros, en cada rincón del globo, en cada
universidad vecina para consagrar la vida humana, siempre breve y con regularidad dolorosa,
al fomento del saber.
Por hoy, mi lienzo particular termina, pero en el plano de lo posible, miles de lienzos
son y serán trazados por otros estudiantes iguales a mí, decorando sus propios lienzos con
otros rostros multiformes de maestros y amigos de otras universidades e instituciones.

30 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


La movilidad es una experiencia que me cambió
mi vida.
Pascual García Mastranzo.

A
l regresar a mi alma máter, la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATX), me he
propuesto contagiar de entusiasmo a los alumnos de mi facultad para participar en
este tipo de experiencias. Es así que presento un breve relato de mi estancia de mo-
vilidad como estudiante de intercambio.
Mi nombre es Pascual, soy estudiante de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Cri-
minología en la UATX, participé en el Programa de Movilidad Estudiantil del Espacio Común
de Educación Superior (ECOES) durante el primer semestre del año 2014, cursando un semes-
tre en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

¿Cómo inicio esta aventura?


Mis compañeros de la facultad me impulsaron a realizar esta movilidad, solicité informes
a los responsables de intercambio, quienes me atendieron amablemente proporcionándome
informes detallados acerca de la apertura de las convocatorias, mismas que se realizan dos veces
al año. Me sugirieron que consultara la página web del ECOES. Posteriormente, al conocer los
requisitos decidí realizar los trámites y, al término de dos meses me habían dado la fascinante
noticia: había sido aceptado en el programa de movilidad y como un gran apoyo “una beca”.

¿Qué asignaturas cursaré?


Como estudiante de derecho la elección fue fácil por la similitud de materias y debido
a que existe un sistema de equivalencias en nuestra facultad, tal vez cambie el nombre o se-
mestre, pero la esencia es la misma.
Ahora bien, les contaré que el Programa de Movilidad Estudiantil ECOES, en
el que participé, me brindó la posibilidad de realizar un período de intercambio en
varias universidades del país, yo elegí a la UNAM, y como requisito especial estaba
destinado a estudiantes que habían aprobado la mitad de sus planes de estudios y haber
obtenido un promedio de 8.5, lineamiento que también cumplí, como anteriormente
lo mencioné.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 31


¿Por qué la UNAM?
Es una de las más grandes e importantes universidades del mundo, además cuenta con
una destacada actuación en la investigación dentro del país. La Facultad de Derecho es un
referente de excelencia, con reconocimiento a nivel público, privado, nacional e internacio-
nal, además, posee una estructura curricular altamente competitiva, con maestros y alumnos
de excelencia académica.
Oportunidades para los jóvenes, sí las hay, es cuestión de buscarla Al haber sido
aceptado, mi universidad de origen me ofreció una beca para cubrir: gastos de hospedaje,
seguro médico y transporte, y la universidad de destino me ofreció una lista de alojamien-
tos con familias honorables cerca del campus. Se me proporcionó también una credencial
de estudiante de movilidad, información sobre las rutas del Pumabús (transporte univer-
sitario), un número de cuenta para obtener préstamo de libros en la Biblioteca Central y
en la facultad, además de la posibilidad de estudiar un segundo idioma en el Centro de
Enseñanzas de Lengua Extranjeras (CELE). En suma, me acogió como uno de sus hijos,
me proporcionó todos y cada uno de los derechos y obligaciones de sus estudiantes. “ME
HICIERON SENTIR EN CASA”.

Comenzando mí reto.
Soy una persona perseverante, así que mi estrategia fue: “piensa positivamente”. Esta es
una experiencia personal, por lo tanto, estará sujeta a vivencias muy íntimas, algo “difíciles”,
lo cual sin duda es un desafío que puede ser fácil o difícil, dependiendo el punto de vista,
pero, que seguro, vale la pena. Esta aventura requiere dejar de lado prejuicios, miedos, pre-
pararse para conocer y comprender otra cultura, lugares, compañeros distintos, pero siempre
obteniendo el mayor provecho de cada vivencia. Dejemos todo a un lado y comencemos este
episodio de mi vida con una sonrisa.

Mi primera visita a la Facultad.


La gente de movilidad de la UNAM se alegró al ver que sus nuevos estudiantes de
movilidad llegaban sanos y salvos. Nos distinguen por el miedo en el rostro, la mirada de
incertidumbre hacia lo desconocido y la duda constante de saber si estás en el lugar indicado.
En el primer contacto que tienes con tus compañeros de movilidad, todos realizan su
presentación de manera individual, mencionando su universidad de procedencia, semestre a
cursar, la edad y datos de rutina. Me encantó el entusiasmo de cada uno de ellos al desempa-
ñar sus actividades. Al final nos dieron indicaciones y, sólo era cuestión de esperar el primer
día de clases. ¡Qué emoción! ¡Qué nervios!
El primer día de clases. Lo definiré en una palabra: nervios. Por establecer contacto con
el primer profesor que seleccioné, sin conocerlo personalmente, por la llegada a un salón de
clases distinto al tuyo, por tus nuevos compañeros, en fin, todo es desconocido. Esos son los
primeros sentimientos que experimenté al llegar “a mi” ahora facultad.

Mis primeros días fuera de mi universidad


Y así fue pasando el tiempo lentamente, cada experiencia no se puede detener, ni ace-
lerar, tienes que afrontarla con valentía, fe y perseverancia. Pasan, los primeros y más largos
días, comienza la nostalgia, y extrañas eso que dejaste atrás: los amigos, la universidad, la
familia. En estos primeros momentos “viví en soledad”, conociéndome cada vez más y más,
valorando el tiempo vivido fuera de mi hogar. Recordé el apoyo de mis seres queridos, sus
buenos deseos sobre mi superación profesional y la confianza de las autoridades de mi alma
máter depositadas en mi persona.

32 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Fue en ese instante cuando me solté a llorar, con lágrimas amargas y desesperadamente,
como un niño con algún berrinche, como alguien que sentía morir de amor por no ver a su
amada. Sentía morir de tristeza, tras la ausencia física de mi familia y amistades ¡Sencillamente
no puedo explicar este bello y triste momento! Pocos días después, entré en razón y mis ganas
de sobresalir me hicieron salir adelante; simplemente la respuesta era: ¡madura! Ahora como
adulto debes de solucionar este o tal problema, y esto a su vez es la verdadera “transforma-
ción” en una persona altamente “capaz y adaptada”.
Recorrí en un principio el camino de manera solitaria, en el que como hombre adulto
debí hacerme cargo de mi propia persona, de comprar los alimentos, de realizar el aseo de
mi recámara, de mantener limpia la ropa, de hacerme cargo de mis deberes como estudiante,
en fin, forzosamente debí adaptarme y madurar, dejar a aquella persona egoísta a la que sus
papás les facilitan la vida. Estas experiencias me hacían reflexionar y meditar constantemente.
Esto es la valentía de dejar la comodidad de mi hogar y la seguridad de lo que yo he conoci-
do, me arriesgué y me expuse a lo distinto. Debía tomar cartas en el asunto.
Decidí adaptarme poco a poco, hice mías las costumbres e ideologías de un lugar que
iba a quedar marcado en mi memoria por el resto de mi vida. Resolví valerme por mi mismo.
Fue ese distanciamiento lo que generó en mí una madurez impresionante, lo que me permitió
descubrir lo bueno que se tiene y lo mejor que se puede tomar de cada situación. Y así se
pasaron los primeros días, las semanas y los meses.
En ciertos momentos, deseaba abandonarlo todo, incluso lloré amargamente buscando
la comodidad, mi familia y amigos, mi universidad, pero sabía pensándolo fríamente que eso
era imposible, huir sería la peor decisión de mi vida, así que tuve que armarme de valor y
afrontar la situación, fue en ese momento que recordé estas palabras: “Tú eres el represen-
tante de nuestra facultad, sólo fueron aceptados dos estudiantes en la UNAM y ahora que
están realizando su movilidad, aprovechen esta oportunidad y realmente sean un estandarte
de nuestra Universidad.”
Reflexioné y respondí decididamente: Tengo que situarla en lo alto frente a las demás univer-
sidades del país, además mucha gente confía en mí, no puedo defraudarla, ¡Sigamos estudiando!
Este fue el principal motor que me ayudó a estar siempre motivado y a dar lo mejor
de mí en cada momento difícil. Así comienzas a enamórate de la UNAM. Poco a poco, fui
conociendo a más jóvenes con sueños muy semejantes a los míos, con maestros que siguen
aprendiendo y enseñando.

El primer mes viviendo en la ciudad


Las clases fueron tornándose más difíciles, lo fascinante es que los estudiantes de la
Facultad de Derecho de la UNAM son muy inteligentes y siempre dispuestos a dialogar tanto
de algunos temas de cierta complejidad, como a explicarte los principales atractivos turísticos
de la ciudad. Eso me dio pie a entablar amistad y a recordarlos como unos grandes seres
humanos y amigos por el resto de mi vida. La historia iba poniéndose más interesante al co-
nocer gente de diferentes Estados, nacionalidades, edades y objetivos. Esas historias de vida
me enriquecieron como persona y le fueron dando un nuevo enfoque a mi existencia, me
llenaron de nuevos conceptos en cuanto a la forma de visualizar el mundo.
La experiencia había sido increíble hasta ese momento, pues además se me propor-
cionó toda la información necesaria: matrícula, asignaturas, horarios, un lugar para vivir. La
comunicación ha sido muy buena con los encargados de movilidad.
Con respecto a lo académico, el nivel de exigencia es excelente; estoy sumamente
agradecido con mis compañeros y maestros, porque fomentaron en mí el que yo haya estu-
diado como jamás lo había hecho en mi vida, al grado de estudiar cuatro horas diarias en la

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 33


Biblioteca Central. Sólo lees, tomas agua, estudias y repites, sin tiempo para dormir, esto en
periodos de exámenes finales.
Confieso que fue sumamente difícil afrontar este reto, pero fue una satisfacción mayor
saber que me estaba poniendo a prueba como estudiante y como persona, que había rebasa-
do los límites que me había fijado en mente y sobre todo que me superaba a mí mismo, en
todo sentido.
Por otro lado en lo que toca a la experiencia cultural, que en mi opinión, es lo más
valioso de este tipo de programas. Logré salir de mi propio mundo y tuve la posibilidad de
conocer muchas realidades diferentes; abandonar estereotipos sobre otras culturas en cada
Estado de la República; en general la perspectiva que tenía dio un giro de 360°.

Los frutos de mi movilidad.


Este intercambio académico ha sido la experiencia más fascinante en mi vida universita-
ria, en especial por el conocimiento personal que he adquirido, es decir, el hecho de dialogar
con personas de diferentes Estados, con otras formas de vida, sistemas de organización y
cultura. Pude hacer de todo sin dejar de lado mi formación académica en el área de derechos
humanos, pues durante mi estancia en la UNAM desarrollé un proyecto de investigación
denominado Taller de Derechos Humanos “Promoviendo un trato digno”.
La estancia me permitió tener acceso a los mejores académicos del país, estuve pre-
sente en cátedras extraordinarias y pude conocerlos más como personas, sencillamente me
quede maravillado al tomar clases con ellos. Estudiar era muy sencillo, porque explicaban de
manera clara y sus apuntes eran excelentes, hacían la clase muy dinámica y fomentaban en
nosotros la participación, cosa que me agradó porque todos participaban y con las dudas de
los compañeros quedaban resueltas las mías. Fueron clases de un nivel muy alto y cada vez
que asistía a clases iba con mucho empeño, tomar notas de sus experiencias laborales fue muy
divertido y enriquecedor. Así mismo, fueron de mucha ayuda para orientarme en cuanto las
mejores opciones para cursar un posgrado en la UNAM.
Algo muy importante es que estando lejos, uno valora más el Estado de procedencia, los
amigos, la familia. También es una experiencia que te hace madurar a otros niveles, ser autó-
nomo, estar encargado de las finanzas y todo esto, como lo dije anteriormente te hace crecer.
Verdaderamente es una aventura, es un tiempo para conocerse a uno mismo, madurar
y superar obstáculos, enfrentar adversidades, disfrutar todo lo que una cultura diferente te
puede regalar, y sobre todo, para lograr una mayor capacidad de comprensión a tu persona,
tolerancia a tu prójimo y aceptación para solucionar los conflictos que se te presentan.
Los meses que estuve viviendo fuera de mi hogar fueron sumamente valiosos para
comprender la realidad de mi país, de mi cultura como mexicano. Son varias las dimensiones
de mi persona que se enriquecen al momento de viajar, degustar comidas diferentes a las
de mi lugar de origen, incluso conocer y diferenciar los acentos de las diferentes regiones de
nuestro país.
La movilidad estudiantil fue una oportunidad para elevar mi calidad y competitividad
académica en el plano nacional, así como promover en mí el gusto por la diversidad del país y
fortalecer el entendimiento intercultural, logrando una formación más sólida, integral, completa,
versátil y dinámica como estudiante, ya que me permitió ampliar mi visión como universitario
respecto al desarrollo académico, científico, tecnológico y cultural de otras universidades.
Aprendí a hablar una segunda lengua, el Náhuatl, y me llevo a casa el compromiso
de fortalecer esta lengua que nos identifica como mexicanos, creo que es un sagrado deber
aprenderlo. Esta bonita clase la tomé en el CELE e hice muchos amigos. Incluso, pronto
acamparemos en Santa Anna Tlacotenco. Convivimos y fuimos a prácticas de campo que

34 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


jamás olvidaré, simplemente fueron los momentos que más amé, mis compañeros fueron
como parte de mi familia.
Finalmente, haciendo un balance de mi experiencia, no me cabe ninguna duda de que
todo lo vivido ha sido sumamente positivo, y si tuviera nuevamente una oportunidad como
esta, volvería a tomarla sin pensarlo.

Mi agradecimiento.
Agradezco infinitamente al programa de movilidad del ECOES, por otorgarme la base
para hacer realidad mi sueño como estudiante, por brindarme los medios para que yo pu-
diera vivir las experiencias que siempre había querido tener, por abrirme el panorama de la
mega-diversidad cultural del país, por haber cambiado mi mentalidad en la cosmovisión de
la vida, y sobre todo por premiar mi esfuerzo. Todo esto me hace un mejor ser humano y
enriquece enormemente nuestra sociedad. Gracias.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 35


Mi experiencia de movilidad en la Universidad
Autónoma de Yucatán: una anécdota de vida.
David Andrade Rangel.

S
oy David, estudiante de la carrera de Abogado en el Centro Universitario del Sur (CU-
Sur) de la Universidad de Guadalajara, con sede en Ciudad Guzmán, Jalisco. Tengo un
conglomerado de experiencias por compartir respecto a mi estancia de movilidad en
Mérida, Yucatán; sé que al hacerlo, muchas de ellas parecerán increíbles por la forma en que
sucedieron, pero tengan la seguridad de que así pasó.
Siempre me interesó realizar una movilidad académica, considero que es una gran
oportunidad para tener otra perspectiva y visión de mi área profesional. Mis objetivos eran
realizar, en primer lugar, una movilidad nacional para darme cuenta cómo es la aventura de
no conocer nada ni a nadie. Posteriormente, haría trámites para irme a otro país y aprovechar
las oportunidades que me brinda mi universidad.
Sinceramente, la primera opción de intercambio nacional fue sin duda la Universidad
Autónoma de Yucatán (UADY). Esto a raíz de que dos compañeros de mi Centro Universita-
rio ya habían estado con anterioridad en la UADY y me motivaron con todas las experiencias
e historias que ellos vivieron. Cuando comencé a realizar el trámite, estaba tan emocionado
que investigaba todo lo que podía hacer y conocer en Yucatán y sus alrededores.
Ya casi finalizaba el semestre y aún no tenía respuesta de aprobación o rechazo, pero las
estadísticas decían que era bastante probable que me aceptaran. Fue entonces cuando comencé
a trabajar horas extra, hasta no dormir, puesto que en ese entonces yo estudiaba ambos turnos,
realizaba servicio social en la Biblioteca del CUSur, trabajaba en un resto-bar e impartía un taller
de Oratoria, además de mis responsabilidades normales por vivir independiente de mi familia;
tenía que hacerlo para tener un ahorro al momento de comenzar mi estancia en otro lugar.
Al final, esas desveladas y ayunos valieron la pena. La UADY había aceptado mi solici-
tud para estudiar durante un semestre en sus instalaciones. Tremendo gusto el que me dio en
este momento, al fin una de mis grandes metas se iba a cumplir. Pero eso no era todo; tenía
la aceptación de la universidad, sin embargo, el banco aún no había resuelto nada acerca del
apoyo económico que brinda a estudiantes de movilidad.

36 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Una de las cosas más difíciles es dejar tu “zona de confort”, todas esas personas, lugares
y cosas con las que estás acostumbrado a vivir y es muy difícil desprenderte de ellas. No
obstante, el momento tenía que darse. Fue el 1º de enero del año en curso (2014) cuando
comencé la travesía; por primera vez en mi vida me subí a un avión, de verdad que es una
gran sensación el sentir que casi puedes tocar las nubes.
Al llegar a Mérida, comencé a sentir un ambiente de confianza y con el paso del tiempo
me di cuenta que me encontraba en la ciudad más tranquila y segura de todo México. Tenía
como fecha para inicio de clases el 7 de enero, pero al acudir ese día, me dijeron que se
modificó hasta el 22 de enero, porque se haría un cambio de campus. Creo que la peor fecha
para mí fue el 10 de enero, pues ese día me notificaron que no fui beneficiado con la beca.
Inmediatamente lo notifiqué a mi madre, quien insistió en que me regresara porque no
conocía a nadie, ni sabía cómo moverme en la ciudad, además no tenía recursos para que-
darme todo el semestre. No obstante, y como esta oportunidad es algo que anhelé por mucho
tiempo, decidí quedarme e intentar encontrar un trabajo para solventar mis gastos.
Entregué una solicitud de empleo tras otra, en un despacho jurídico tras otro, en un
restaurante tras otro. Todos me cerraban las puertas, jamás creí que me fuera a ser tan difícil
encontrar un trabajo. Llegaron los últimos días del mes, y los ahorros de mis desveladas se
estaban agotando. Entonces, mi hermana se comunicó conmigo y me preguntó por mi situa-
ción, yo le dije que tenía lo suficiente para pagar otro mes de renta o para pagar mi boleto
de regreso, pues en mi universidad las clases comenzaban el 4 de febrero y no podía darme
el lujo de perder el tiempo.
Este momento fue mágico para mí, después de sentir la soga en el cuello y que por
un instante ya pensaba en desistir (y vaya que es muy complicado para que yo llegue a este
punto), mi hermana decide apoyarme con la renta del próximo mes y dejar en mí la decisión
de arriesgarme o dejarlo todo.
A los dos días, recibí una llamada para trabajar de Staff en la Feria Universitaria de
Profesiones durante los días 5, 6 y 7 de febrero. Este último día recibo una llamada de mi
universidad para decirme que me aprobaron un apoyo, el cual me darían en forma de reem-
bolso, pero hasta mí regreso. Fue una noticia muy agradable, pues sabía que por lo menos
ya tenía algo seguro. Las buenas noticias continuaron, y tres días después recibí una llamada
del Congreso del Estado de Jalisco para informarme que había sido finalista en el “Primer
Concurso de Pensamiento Parlamentario”, y que tenía que acudir el 18 de febrero a defender
mi propuesta.
El concurso consistía en presentar una iniciativa de ley o decreto que modificara la
legislación estatal; más de cien participantes presentamos nuestro proyecto, pero sólo cinco
fuimos los finalistas. Aproveché esta oportunidad para ir con todas aquellas personas conoci-
das a solicitar su apoyo, tanto en la iniciativa como en lo referente a mi movilidad. Agradezco
enormemente a quienes confiaron en mí y me brindaron todo su apoyo. El resultado fue muy
satisfactorio, obtuve el 2º lugar a nivel Estatal y recibí apoyo de diputados locales, incluso
organizaciones no gubernamentales, para darle seguimiento a mi iniciativa.
Una vez de regreso a Mérida, me di cuenta de que tenía muchas oportunidades y debía
aprovecharlas. En la cuestión académica, aprendí mucho en cada materia que cursé. Tuve
clases muy interesantes, amenas y productivas; tuve excelentes maestros y muy buenas ex-
periencias. Practiqué lo que tanto me apasiona: la oratoria y los juicios orales. Aprendí dos
cosas fundamentales de la vida, ser observador de los pequeños detalles y a decir las cosas
de forma clara y precisa.
Me relacioné muy bien con varios compañeros e incluso maestros, que me mostraron
su apoyo ante cualquier situación. Acudí a la Feria Internacional de la Lectura del Estado de

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 37


Yucatán (FILEY), donde me encontré con Paco Ignacio Taibo II, Benito Taibo, Fernando
Savater y Javier Sicilia. Asistí a una charla realizada por Elena Poniatowska. Participé en un
Concurso Estatal de Oratoria organizado por la Comisión de Derechos Humanos del Estado
de Yucatán (CODHEY). Fui a una comunidad para dar asesoría jurídica como práctica de
la carrera. Estuve presente en el Simposio de Derecho relativo al nuevo sistema en materia
penal, llevado a cabo en el Salón de Usos Múltiples (SUM) de la Facultad de Derecho. Tengo
que reconocer que fue muy productiva cada actividad realizada, la UADY es una gran Uni-
versidad, incluso es la más reconocida en toda la península de Yucatán.
El sistema de estudios es un tanto diferente al de mi universidad; la evaluación de
exámenes se realiza en una semana y el 80% de la calificación se basa en el resultado de
éstos, mientras que el otro 20% lo califican con trabajos. En mi institución de origen también
tiene valor la asistencia, las participaciones y las actividades extra-curriculares que realizan
los alumnos, además de que se realizan muchos eventos de formación integral y se te motiva
a participar en ellos. Por ejemplo, simposios, talleres, foros, concursos de oratoria y debate
político, entre otros. Nosotros llevamos materias de especialidad a partir de 5º semestre, con
el objetivo de conocer y practicar más a fondo algún área específica.
Algo interesante es que la UADY, programa las clases a partir de 5º semestre, sólo en la
tarde; pues busca que los alumnos tengan la posibilidad de practicar en un despacho, juzgado
o bufete jurídico. En fin, podría contar muchas diferencias, pero las dos universidades tienen
cosas positivas. Si pudiera hacer algunas recomendaciones a la UADY, serían: darle más im-
portancia a las actividades extracurriculares que realizan los alumnos y que se relacionen con
la carrera, tales como participar en foros, asistir a conferencias e involucrarse en eventos que
demuestren su capacidad y aprendizaje de todos los días. También considero importante se
debe promover el realizar investigaciones científicas y publicaciones universitarias con traba-
jos que los mismos estudiantes realizan.
No obstante, estoy completamente encantado con mi movilidad. Conocí Chichén Itzá y
varias ruinas, recorrí gran parte de la Riviera Maya, entré a una infinidad de cenotes, conocí
la arena blanca y el mar azul, viajé de un lugar para otro. Conocí a muchas personas de todo
México y de otros países; personas que llevaré conmigo a donde quiera que yo vaya. Degusté
de la gran gastronomía que tiene Yucatán, como los panuchos, la cochinita pibil y los salbu-
tes. Recorrí las calles más tranquilas que he pisado, como Paseo de Montejo, el Centenario,
el Centro de Convenciones Yucatán Siglo XXI, las Plazas, el Parque las Américas e incluso
el Centro Histórico y la Catedral de San Ildefonso, la primera construida en toda América
continental. Viví grandes momentos y aventuras, con la mejor compañía.
A pesar de todo lo que pasé al principio de esta travesía, realmente valió la pena lo vi-
vido. El realizar mi movilidad en Mérida es la mejor experiencia estudiantil que he realizado,
pues me enseñó que el mundo es muy pequeño y que lo más importante son esas relaciones
que haces con los demás, pues muchas de ellas terminan siendo amistades para siempre.
No me queda más que agradecer a todos los que contribuyeron de alguna manera para
que se hiciera realidad esta experiencia. He sido infinitamente feliz en este viaje que tiene su
regreso próximo, pero que merece una segunda vuelta. Agradezco a todos mis compañeros
de movilidad, por ir juntos a cada lugar y demostrar su locura, sacando siempre una sonrisa
de mi rostro; sobre todo aquellas personas con quien compartí departamento.
Agradezco también a mis maestros y compañeros de la facultad, por ese buen recibi-
miento a personas que vienen de otros lugares y por compartir su conocimiento y espacios.
Gracias a cada lugar que me recordó mi pasado y me hizo vivir mi presente. ¡Gracias Mérida,
gracias UADY y gracias Movilidad Estudiantil!
Mérida, Yucatán. A 30 de mayo del 2014.

38 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Mi experiencia de movilidad estudiantil nacional.
Gema García Contreras; Ruth Berenice Cancino López; y Fanny
Cárdenas Orellana.

L
a Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), en particular la licenciatura
en Psicología, es cuna de mentes creativas y emprendedoras; gente que no se queda
tranquila si no cumple sus metas. En este lugar se preparaban para entrar al sexto se-
mestre, unas mujeres que, un día decidieron investigar sobre la movilidad estudiantil.
Gema, originaria de Ixtepec, Oaxaca, pero radicada hace cinco años en el Estado de
Chiapas. Ruth Berenice, oriunda de Tuxtla Gutiérrez, y Fanny, quien también llegó a radicar
a la capital del Estado, ella proveniente de Cacahoatán, Chiapas. Las tres con personalidades
únicas y sumamente distintas, pero unidas por tres razones, la Unicach, la licenciatura en
Psicología y, por supuesto, las ganas inmensas de crecer en nuestra formación, ampliando
nuestros estudios al cursar un semestre completo en nuestra universidad modelo, la UNAM.
Acudimos a la página de internet, a la Rectoría, con nuestros maestros y compañeros, en
fin; buscábamos respuestas y propuestas, para realizar nuestro sueño de estudiar, aunque fuera
por un semestre, en la Máxima Casa de estudios de México, la UNAM. Sentíamos temor de
algunas cosas, que no están por demás mencionar: ¿y si me preguntan algo y no sé qué contes-
tar?, ¿y si nos discriminan?, ¿y si me pierdo, me asaltan o me secuestran? Ni pensarlo. Así que
llegamos al siguiente acuerdo: si sólo una obtenía una beca, con esa nos mantendremos las tres.
No nos separaríamos bajo ninguna circunstancia, aunque pudiéramos llegar a odiarnos.
Nuestros padres estuvieron de acuerdo en dejarnos ir, aunque con sus reservas, en
cuanto a ser aceptadas y becadas: “¡Si no es con beca, ni lo pienses!” Era una de las tantas
expresiones que circulaban en esas fechas en el aire. Llegaba el fin del sexto semestre, y espe-
rábamos la respuesta para poder celebrar a lo grande. Los preparativos y el papeleo intenso
para ser aceptadas en la UNAM, sólo fue el principio de la gran aventura que vivimos en el
Distrito Federal.
No éramos las grandes amigas, de hecho cada una pertenecía a un círculo social dife-
rente, pero las cosas pasan por algo y siempre traerán algo positivo, al final no importa cuán
difícil se pueda tornar el camino. Eso ahora puedo confirmarlo cabalmente, al hacer de estas
féminas, mis grandes confidentes.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 39


La verdadera aventura comenzó cuando subimos por primera vez al autobús, que doce
horas después arribaría a la terminal de la estación de metro Candelaria. El viaje no fue del
todo cómodo, pero, ¿y qué?, no nos importaba, ya éramos alumnas de la UNAM, y por si esto
fuera poco, becadas por el Espacio Común de Educación Superior; ¿qué más podríamos pedir?
Gracias a la vida, que puso en nuestro camino a una gran familia, la cual nos recibió el
primer día en la gran ciudad, y nos trasladó al Estado de México, mientras encontrábamos una
casa en el Distrito Federal; ellos han sido una de las mejores coincidencias en esta aventura.
Somos tres mujeres que un día decidieron que no importaba lo que pudiera pasar, no
nos separaríamos durante toda la estancia, y así fue, tanto que nos ganamos el sobrenombre
del trío dinámico, bautizadas así por nuestra maestra de Ética Profesional, excelente maestra,
por cierto. En cuanto a lo escolar, no nos fue mal. Teníamos nuestra “Pared del orgullo”,
donde pegamos una hoja de papel, con el nombre de nuestras materias y las calificaciones
que íbamos obteniendo, sorprendentemente, calificación de diez, en las seis materias que
cursamos; la excelencia académica, que fue el orgullo de nuestros padres en ese momento,
y una gran ayuda, pues sabíamos que exoneraríamos el pago de nuestro siguiente semestre.
La felicidad que invadía nuestros rostros en esos momentos, era inmensa. Todos los
prejuicios y expectativas negativas, se vieron diluidas al sabernos en esta posición tan privile-
giada. Los elogios de nuestros catedráticos fueron el refuerzo suficiente, como para hacernos
pensar en, regresar a estudiar una maestría a la UNAM, ¿por qué no?; ahora que ya sabemos
“de qué lado masca la iguana”, y aunque no será lo mismo, nuestro panorama se ha ampliado
y queremos llegar más lejos, ¡sí, se puede!
En la casa tuvimos la ventaja de ser: una obsesiva, una dependiente, y otra con complejo
de “mamá pio”. Esto fue favorecedor pues nos organizábamos desde la preparación de la
comida, el aseo, el lugar en el que nos tocaba dormir, hasta para el turno en que nos tocaba
bañarnos, de ese tamaño el problema. Lo más divertido, las compras. Después de llenar el ca-
rrito con víveres y cosas indispensables para la casa, llegaba la hora de cubrir las necesidades
ficticias: helado, galletas, cajeta, bombones, y todo en grandes cantidades, extrañar nuestra
tierra no era fácil, teníamos que animarnos.
En ese entonces, éramos “ricas”; cobrar 15 mil pesos, porque uníamos nuestras respecti-
vas becas, y gastar sólo la renta y hacer la despensa, nos dejaba una considerable cantidad, la
cual, por supuesto, no derrochábamos. Bueno, por lo menos no en cosas negativas.
Conocimos el Distrito Federal y sus alrededores, tanto como pudimos. Basta decir que al
segundo día de nuestra estancia, conocimos el Centro Ceremonial Otomí de Temoaya, Toluca.
Conforme pasaba el tiempo, fuimos acostumbrándonos a las multitudes citadinas, las pri-
sas, las estaciones del metro, paseamos por Xochimilco, CU, Coyoacán, Puebla, Coacalco, entre
otros. Conocimos “antros”, tiendas, el mercado de la Merced, el barrio de Tepito, el bosque de
Chapultepec, el centro histórico. Comimos tortas de tamal y tacos, sólo por mencionar algunos.
Nos enfermamos. Sí, mucho. Pero sólo los primeros días, ya que conforme pasaba el
tiempo, nuestro organismo iba adaptándose a las exigencias del lugar, el clima y la comida.
Esto último fue lo más difícil mientras rentábamos una casa de abonadas, porque comíamos,
lo que sea, donde fuera y a la hora que se nos antojara. Cuando tuvimos una casa más equi-
pada y con un poco más de privacidad, pudimos cocinar, por fin, comida casera y segura.
La universidad; ese gran monstruo que parecía que nos devoraría de un sólo bocado,
poco a poco fue convirtiéndose en nuestra mejor amiga. Llegamos a adueñarnos de esa iden-
tidad que tanto caracteriza a la UNAM, y siempre admiramos eso; como al cantar el “goya”,
que hasta la piel nos enchinaba, o portar el escudo; eso era para sentirse orgulloso y grande.
Si hay algo que siempre admiraremos de estos universitarios, es el amor a su casa de
estudios. Tanto nos gustó que al retornar a nuestra universidad, creamos un colectivo de

40 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


alumnos, con el que tratamos de fomentar la identidad y el amor por nuestra universidad, y
aunque tuvimos poco éxito, el trabajo sigue en marcha y esperamos algún día poder cantar
nuestro himno tan solemnemente como ellos.
El metro, el miedo más grande, después de la inseguridad y el esmog. La primera vez fue
fácil, íbamos acompañadas, pero cuando nos tocó hacerlo solas ¡Sálvese quien pueda!, horas
pico, calor, miles de personas, olores, texturas y toda clase de cosas extrañas que te llegas a
encontrar. Fue una de las vivencias más enriquecedoras, y ¿cómo no?, si la ciudad de Tuxtla
Gutiérrez no es la gran urbe, o por lo menos no hay tantas personas en un lugar tan pequeño.
Llegamos a sentir añoranza por nuestro lugar de origen, ver áreas muy verdes, poder
caminar para llegar a cualquier lugar, saludar a nuestros vecinos e incluso platicar un rato
con ellos, salir con nuestros amigos. Sí que se extrañaba, pero también se agradecía poder
conocer edificios tan imponentes, transbordar cuatro veces en el metro para llegar a nuestro
destino, hacer nuevos amigos y vecinos.
El frío; el bendito frío. Proceder de un lugar donde la temperatura normal oscila entre
los 35 a 45 grados, y llegar a una ciudad con 4 grados, no es una cosa fácil de asimilar. El in-
vierno nos recibió en el D.F., y eso estuvo muy bien, pero esa temperatura, nos hizo reflexio-
nar sobre muchas cosas. Confirmamos que no sería tan fácil como queríamos pensar, pero
tampoco tan difícil como para no poder continuar. Nadie dijo que sería fácil, pero con el paso
del tiempo, lo imposible se redujo a mito, y ya nos paseábamos como pez en el agua, con
los otros compañeros de movilidad, conociendo y ampliando un poco más nuestras culturas.
Finalmente, cumplimos nuestras metas. Hoy día, Bere, Fanny y yo, somos orgullosa-
mente egresadas de la licenciatura en Psicología, orgullosamente procedentes de la Universi-
dad de Ciencias y Artes de Chiapas.
Desde estas palabras que tratan de mover algunas mentes, pero sobre todo, algunas
personas, queremos agradecer a Dios, por tantas bendiciones, a la vida, por habernos puesto
en el tiempo y lugar adecuados; a la UNAM por aceptarnos, a la Unicach por brindarnos la
confianza y el apoyo; a nuestros padres por dejarnos crecer en todos los ámbitos posibles; y
al ECOES, por motivarnos a participar en este tipo de aventuras, que nos hacen crecer inte-
lectual y académicamente, pero sobre todo, nos impulsan a crecer como personas y a querer
incentivar a las generaciones venideras, para que no dejen de perseguir sus metas. A todos,

¡Muchas gracias!

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 41


Una experiencia de Movilidad Estudiantil Nacional
Dalia Jahel Villalba Lugo.

Hacia la cúspide con azul y oro en el corazón.

R
ecuerdo con felicidad la tarde que me hablaron de mi alma máter, la Escuela Superior
de Enfermería Mochis, de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), para infor-
marme que había sido seleccionada para participar en un programa de intercambio
estudiantil nacional del Espacio Común de Educación Superior (ECOES), me sorprendió y a
la vez me dio mucha alegría, ya que el año anterior no me habían postulado porque el plan
de estudios de mi universidad no coincidía con el de la Escuela Nacional de Enfermería y
Obstetricia (ENEO) de la UNAM, pero ese año, el 2010, decidí no quitar el dedo del renglón.
Me preguntaba ¿Qué tiene la UNAM que sus alumnos la idolatran tanto? ¿Por qué llo-
ran cuando los pumas pierden un partido de futbol? ¿Por qué los que se van siempre quieren
regresar? Preguntas que sólo podría contestar si yo fuera alumna de la UNAM.
Les confieso que tenía mucho miedo, la ciudad es un monstruo, me decían. No vas a
encontrar compañerismo, sólo competencia. En donde estés vas a aprender lo mismo, son los
mismos libros. ¿Y si te asaltan, qué vas a hacer? ¿Te vas a ir tu sola? ¿Y si bajas el promedio
y cuando regreses te mandan a lo más recóndito del estado para hacer tu servicio social? ¿De
qué serviría que te fueras? Esas preguntas que tuve que contestar yo sola, titubeando tal vez,
insegura de mis respuestas, quizá no sabía lo que me deparaba el destino, pero sí sabía lo que
quería hacer y dónde lo quería hacer.
Como no tenía la seguridad de que me fueran a aceptar en el programa, decidí no comentar
a mis padres que había entregado la solicitud. En una ocasión mi madre me dijo que no podía
tener su apoyo económico, yo le contesté: -mamá, hace más el que quiere, que el que puede. Y
tan es así, que aquí estoy escribiendo estas líneas, contándoles lo que tanto quería y logré hacer.
El verano del 2010 fui becada por el programa DELFIN y me encontraba haciendo una
estancia de verano científico en el Instituto Nacional de Salud Pública, en Cuernavaca, Morelos.
Fue ahí cuando recibí la llamada que cambió mi vida, tanto personal, como profesionalmente.
“Hola Dalia, soy la directora, hablo para decirle que tiene la beca de ECOES para hacer
movilidad en la UNAM, piénselo y le marco en 5 minutos para que me dé respuesta, platíque-
lo con sus padres, porque la escuela no tiene presupuesto para apoyarla, bye.”

42 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


En ese momento, olvidé lo del presupuesto y amé a mi directora. Bueno, ya habían pa-
sado tres minutos y mi cabeza estaba en blanco. No pensaba en nada, sólo sentía, sentía ganas
de gritar, de correr, de llorar, de abrazar fuerte a alguien, era euforia, felicidad, ansia, no lo
podía creer. Como pude tomé mi teléfono, mis manos estaban temblorosas, respiré profundo
y marqué a casa. Cuando escuché la voz de mi madre sentí un balde de agua helada, que no
era otra cosa que mi sudor saliendo desesperadamente por los poros de mi piel.
La conversación se hizo larga, mi mamá se había preparado psicológicamente para junio
y julio, su permiso no abarcaba hasta acabar el semestre en diciembre. Como siempre, terminé
convenciéndola. Es muy difícil cuando tus padres tienen ideas diferentes a las tuyas, ella vivía
en un rancho, y se vino a la ciudad de pequeña, ahora yo quiero salir de la ciudad, para ir a la
capital, a la mejor escuela de Latinoamérica. Fue con este argumento como la convencí.
Una semana antes de empezar las clases, fui a conocer las instalaciones de la ENEO, y
para mi suerte, me encontré con el presidente de la sociedad de alumnos y con el director.
Ellos me ayudaron a encontrar un lugar cerca de la universidad para rentar, y a seleccionar mi
hospital para las prácticas, ya que en mi profesión la práctica juega un papel muy importante,
sobre todo porque ese semestre era el de la especialidad en obstetricia.
Conforme pasaban los días, esperaba con ansias el inicio de las clases. No fue menos de
lo que me imaginaba, un cúmulo de emociones se apoderaron de mí, cuando menos pensaba
estaba comiéndome las uñas, tronándome los dedos, y con la boca seca, tenía muchas ganas
de aprender, pero sentía algo de miedo. Mi profesora era una persona con carácter fuerte,
con amplio conocimiento científico, siempre haciendo énfasis en enfermería basada en la evi-
dencia, pero con un instinto maternal hacia sus estudiantes. Eso me alentó y me motivo aún
más, el saber que contaba con ella como docente y como amiga.
Las prácticas las realicé en Topilejo, que en poco tiempo le llamaría Topilejos, es un
lugar precioso, rico por la sencillez de sus habitantes y sus hermosas tradiciones, y claro, no
podía dejar de mencionar la exquisitez de sus quesadillas, que formaron parte de mi dieta
durante 6 meses y a las cuales les atribuyo los 9 kilos que subí de peso, pero ¿Qué iba a hacer?
Si aparte de que estaban riquísimas, era lo que mejor se adaptaba a mi presupuesto.
Conforme pasaba el tiempo, me di cuenta que la Universidad Autónoma de Sinaloa
me dio las herramientas, el conocimiento y la preparación para estar al nivel de mis demás
compañeros estudiantes de la UNAM. Siempre decía con orgullo que venía de la UAS. No
obstante, también entendí el estribillo de la porra universitaria que dice: ¿Cómo no te voy a
querer? Y para eso sólo necesité un mes.
Incontables son las noches que me quedé dormida en mi escritorio, estudiando la Obs-
tetricia de Williams, haciendo ensayos, preparando exposiciones, carteles, o Procesos de
Atención en Enfermería, y qué decir de las guardias de 24 horas o más que hacía en Topilejo.
Todos mis esfuerzos hicieron que me sintiera como parte de un milagro el día que atendí
mi primer parto. Aquel día pude sentirme madre, cuando recibí a mí primer neonato para
darle los cuidados inmediatos. Mis conocimientos me hicieron sentir a Dios en el quirófano,
cuando salvábamos a una mujer de morir en una cesárea.
El tiempo se estaba pasando muy rápido, me adapté apresuradamente al estilo de vida
del D.F. Esperaba con ansias el metro para dormir 6 estaciones después de salir de guardia,
ya tenía amigos y estaba feliz, pero también empezaba a extrañar mi esencia, mi Sinaloa. Son
esas las situaciones que te ayudan a madurar como persona, a discernir entre lo que eres y lo
que ambicionas llegar a ser, para no despegar los pies de la tierra y sobre todo, a darte cuenta
que la mayor parte de las veces, para lograr tu sueño, tienes que sacrificar algo.
Si digo que me sentí completa al realizar esta estancia, les mentiría, porque no hay palabras
para expresar mi satisfacción. Hoy me siento una persona preparada, fuerte, capaz de afrontar

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 43


retos y de cumplir con las exigencias que la sociedad demanda. Sin embargo, hay que tomar
en cuenta que estamos en un mundo dinámico y cambiante, que lo que hoy es, mañana no lo
es, y que debemos tener una mentalidad abierta, dispuesta al cambio, a hacer cosas nuevas.
Deseo que mis palabras lleguen a todos aquellos compañeros que tienen la inquietud de
participar en el programa de movilidad, A quienes digo: las oportunidades se dan sólo una
vez, nunca las desaprovechen, porque si no alguien más las aprovecharán. No dejen que se
les escape de las manos, la mejor experiencia de su vida. Tú decides.
Hoy hace casi dos años que egresé de la Universidad Autónoma de Sinaloa, y estoy
muy orgullosa de ello, pues actualmente se encuentra entre las mejores universidades del país
y pertenece a las Instituciones de Educación Superior incorporadas al programa de movilidad
del ECOES. Me alegra saber que cada vez más hay más estudiantes valientes, que son bene-
ficiados con becas de movilidad, ellos aportan algo muy especial a nuestra universidad y, por
supuesto, a la universidad receptora.
Finalmente, les comparto que en el aspecto laboral este intercambio me ha abierto
muchas puertas. Recuerden siempre que nuestra mejor carta de presentación es la seguridad
que proyectamos, y el conocimiento que se refleja en los exámenes de ingreso, pues son esas
las herramientas que se adquieren en tu trayecto universitario.
En este momento me encuentro trabajando en el Instituto Mexicano del Seguro Social,
ejerciendo mi profesión, y mi siguiente meta en un futuro no muy lejano, es iniciar mis estu-
dios de posgrado. Por último, pero no por eso menos importante, aprovecho para expresar
mi eterno agradecimiento a las instituciones de mi vida, la Universidad Autónoma de Sinaloa
y la Universidad Nacional Autónoma de México, al ECOES, a mis padres y a todas aquellas
personas increíbles que Dios puso en mi camino durante mi estancia en el D. F., de todas
aprendí algo, maestros, amigos, pacientes. Eso es de lo más valioso que encontré y no podía
dejar de mencionar; siempre los recordaré con cariño y gratitud.
Expongo ante ustedes las siguientes palabras que he tomado como mi filosofía de vida,
se trata de dos frases que he unido para formar una sola. Deseo se conviertan en inspiración
para quien las quiera retomar en su día a día: “No puedes escapar de la responsabilidad de
mañana evadiéndola hoy; nos convertimos en lo que somos por las decisiones que tomamos.
Los únicos responsables de nuestros actos somos nosotros, los demás y las circunstancias
son sólo influencias”. Debemos adoptar la responsabilidad de prepararnos mejor, para tener
una vida mejor, y que se vea reflejada en un país mejor. Nuestro presente no es más que el
resultado de lo que hicimos ayer y nuestro mañana será el resultado de lo que hagamos hoy.

44 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Mi intercambio académico; un cambio de vida al
margen del conocimiento
Eric Carrillo Fajardo.

La gran noticia.

L
a ciudad aún descansa, las calles se encuentran desoladas, sólo alguno que otro ya está
despierto preparándose para comenzar un día más de labor en la ajetreada Ciudad de
México, entre ellos yo. Son las 4:30 de la mañana y escucho sonar mi alarma con gran
molestia, pues siento que apenas había logrado conciliar el sueño. Relativamente debería es-
tar acostumbrado a esto, pues ya es mi séptimo semestre estudiando una de las carreras más
nobles y bellas en la mejor universidad de México: Arquitectura de Paisaje, nada menos que
en la UNAM, y por si fuera poco en Ciudad Universitaria.
A decir verdad el sueño es uno de los hábitos que difícilmente se pueden modificar y
aunque gran parte de la carrera he tenido los mismos horarios, durmiendo entre las 12:00 y
1:00 a.m. y levantándome entre las 4:00 y las 6:00 de la mañana para llegar a tiempo a mis
clases, aún después de casi tres años y medio, sigue costándome mucho trabajo levantarme.
Mi padre ya se encuentra listo y partimos juntos. Como parte del ritual de cada día,
nos asomamos por el ojillo del zaguán revisando que no haya nada sospechoso, pues vivir
casi toda la vida en una colonia no tan segura del Estado de México, automáticamente nos
hace estar alerta en todo momento y sobre todo a estas horas de la mañana en que sigue
aún desolada la ciudad. Mi lugar de residencia se ubica en la cada vez más insegura colonia
Valle de Aragón, en el municipio de Nezahualcóyotl, por lo que ya deducirán por qué debo
levantarme tan temprano para llegar a tiempo a mis clases que comienzan a partir de las 7 am.
Pasando la odisea que resulta viajar en microbús y metro en horas pico, después de
casi dos horas por fin llego a CU. Una vez llegando a mi escuela, en la Unidad Académica
de Arquitectura de Paisaje (UAAP) que se ubica dentro de la Facultad de Arquitectura, mis
clases se desarrollan de manera habitual.
A pesar de que toda la mañana había sentido una peculiar sensación en el estómago,
resultado de la incertidumbre que me generaba esperar los resultados de la convocatoria de
movilidad nacional, terminaron mis clases sin tener noticia alguna. Fue hasta después que co-
mencé a escuchar los rumores de que ya se habían publicado en el departamento de movilidad,

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 45


situación que aumentó mi sensación de cosquilleo en el estómago, pero más motivado por la
curiosidad que nervioso corrí al departamento de movilidad en donde ya desde lejos podía
apreciar dos grandes carteles con el listado de los alumnos seleccionados.
Al pararme justo frente a los carteles, automáticamente comencé a buscar mi número
de cuenta hasta que lo hallé, sintiendo una sensación de alegría y triunfo, pues se había
cumplido una meta más para mí. Pero esa no era la única buena noticia, junto conmigo dos
amigos y compañeros de la carrera habían solicitado su intercambio a la misma universidad
que yo, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, por lo que no enfrentaría yo solo la
adaptación a un medio desconocido.
A decir verdad, un par de semanas antes de la fecha límite para realizar los registros
para la movilidad, aún no estaba completamente seguro de solicitarla, pues por un lado,
pensaba que sería mejor esperar y solicitarla más adelante para un posgrado o maestría, y por
otro, tenía la idea errónea de que un intercambio nacional no me enriquecería mucho acadé-
micamente hablando, sobre todo perteneciendo a la prestigiada máxima casa de estudios: la
UNAM. Gracias a la motivación de amigos y maestros terminé decidiéndome.
Después de mucho reflexionar, hice mi registro y comencé a juntar los documentos
solicitados, el más importante de ellos la carpeta de trabajos, la cual me costó varias noches
de desvelo pues a la par de realizarla debía atender a todas mis materias del semestre. Pero
cuando me enteré de los resultados supe que había valido la pena todo el esfuerzo y realmen-
te sentía alegría, aunque aún quedaba algo que determinaría el irme de intercambio o no; la
beca de movilidad. En parte sentía consuelo, pues los responsables de movilidad decían muy
convencidos que tratándose de un intercambio nacional y teniendo un promedio arriba de
8.5, casi aseguraba el que fuera acreedor a una beca. Sin embargo, no dejaba de inquietarme
la idea de que seguía existiendo una probabilidad de no recibirla.
Pasaron algunos días y por fin salieron los resultados. Fue uno de los responsables de
movilidad de mi facultad quien me dio la buena noticia, entonces supe con certeza que mi
intercambio era un hecho. En ese momento comprendí lo mucho que esto repercutiría en mi
aún corta vida.
La mejor parte de todo esto fue el dar la buena noticia en casa, pues al igual que yo, mi
familia esperaba entre optimista y nerviosa los resultados de la beca, por lo que al darles la
noticia sintieron tanta alegría y consuelo como yo, y nunca olvidaré la expresión de mi madre
y ese cálido abrazo, diciéndome muy segura que ella sabía que lo lograría. Palabras que sólo
una madre sabe dar haciéndonos sentir que estamos haciendo lo correcto.
La despedida, preámbulo a la nostalgia.
Hay quienes hubieran llorado, hay quienes con un suspiro quizá hubieran dudado, sin
embargo, yo me despedí con un cálido abrazo y un mensaje en la mirada que comunicaba
“en menos de lo que imaginamos volveremos a vernos”. Así dije hasta luego a cada miembro
de mi familia, con todo el afecto que ameritaba la ocasión, por ambas partes, y ya en el fondo
con un sentimiento de nostalgia.
La nostalgia, sentimiento que he experimentado a lo largo de mi vida y que incluso me
ha inspirado a escribir algunas líneas en más de una ocasión, ahora se hacía presente con la
totalidad de su significado, pues realmente ahora me alejaba de mi tierra natal y con ella de
todo lo que aprecio y que he construido en los años más significativos de mi vida. Ahora que
lo reflexiono, era la primera vez que me alejaba de mi familia por un lapso mayor a cinco días.
Así pues, junto a mis compañeros partí hacia la ciudad que se convertiría en mi hogar
durante medio año, San Luis Potosí. ¿Cómo será la ciudad?, ¿la gente será amable?, ¿la uni-
versidad me recibirá con gusto?, eran algunas preguntas que formulaba en mi mente, ya con
cierto nerviosismo provocado por la incertidumbre, mientras viajaba en el autobús. Después

46 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


de casi cinco horas, contemplando los bellos paisajes semiáridos que sólo nuestro México
sabe ofrecer, llegué a la terminal de San Luis Potosí.
A primera vista la ciudad no me pareció tan ajena, pues el ruido del tráfico sobre las
avenidas principales, los puentes y la gran cantidad de zonas comerciales que percibí mientras
viajábamos hacia nuestro hogar temporal, me hicieron recordar a la Ciudad de México, aun-
que a una escala mucho más pequeña y con mucho menos habitantes, lo cual a decir verdad
me produjo un gran consuelo, pues iba a poder descansar del acelerado ritmo de vida del
que venía acostumbrado.

Un nuevo estilo de vida.


Llegar de la escuela con hambre y saber que la comida no estará hasta que yo mismo
la prepare, querer lavar mi ropa y descubrir que no he comprado jabón; son sólo algunas de
las cosas a las que tuve que acostumbrarme y prever desde la primera semana de estancia en
mi nuevo hogar, lejos de la familia. Un sinfín de ocasiones ya me había imaginado como sería
mi vida una vez que me independizara, pero no fue sino hasta entonces que lo afrontaba. Esta
era la mejor oportunidad para ponerme aprueba, pues realmente dejando a un lado el hecho
de que no estaba trabajando, comenzaba a vivir una vida, hasta cierto punto, de independen-
cia al ser yo mismo quien debía atender todas mis necesidades.
Aunque en el aspecto económico me apoyaba con mi beca, incluso en eso debía actuar
con madurez y buen criterio. De esta manera, comenzaban mis primeras semanas en San Luis
Potosí, con mucho frío y un tanto con incertidumbre todavía pues de momento seguía sin
conocer mucho de la ciudad, aunque una gran ventaja era el hecho de no estar solo ya que
vivía con mis dos compañeros y por lo general nos apoyábamos saliendo juntos.
Una de las cosas que rápidamente descubrí, fue el hecho de que no me molestaba
cocinar, y por el contrario, realmente lo disfrutaba. A pesar de haberlo hecho anteriormente
sólo en un par de ocasiones y sólo bajo supervisión, resultó que no tenía tan mal sazón. Poco
a poco fui agarrando experiencia hasta que mi arroz se hiso popular en la casa.
En cuanto a la escuela, desde el comienzo todos se portaron muy amables con nosotros,
tanto profesores como alumnos, lo cual era bastante grato estando en un lugar en donde no
conocíamos a nadie, incluso cabe mencionar que varios compañeros demostraban cierta ad-
miración hacia nosotros sabiendo que proveníamos de la UNAM; no estoy seguro, pero me
atrevo a creer que este hecho fue lo que nos valió en gran medida para recibir rápidamente
la aceptación de todos. Lo único que extrañaba era la poca cantidad de áreas verdes con las
que cuenta la Facultad del Hábitat, que fue donde tomé todas mis clases, comparado con el
paisaje que ofrece CU en los sitios de estar y descanso.
De esta manera transcurrían las clases y con ello las tareas, y lo más importante, y más
pesado en nuestra carrera, el taller de diseño. Afortunadamente, la forma de trabajar era
bastante similar a la acostumbrada en nuestra querida UNAM, por lo que nos adaptamos
rápidamente y el hecho de obtener un nueve de calificación en nuestra primer entrega sirvió
como motivación para continuar el resto del semestre.
Otra gran ventaja, fue el tardar tan sólo 10 minutos o menos en llegar de la casa en
donde me hospedaba a la escuela. Esta situación en verdad la agradecí pues era un gran
cambio en mi rutina después de llevar más de 3 años viajando casi 2 horas para llegar de mi
casa a CU.
Es verdad que el tiempo se pasa demasiado rápido y en menos de lo que nos dimos
cuenta cumplíamos ya un mes desde el día de nuestra llegada a San Luis Potosí. Un mes
que a pesar de todo lo llevamos bastante bien, pues entre que íbamos conociendo a nuevas
personas y con ello nuevas amistades y, debido al hecho de que las personas que compartían

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 47


la casa con nosotros eran demasiado amables y accesibles incluyendo a los dueños, nuestra
estancia se hacía cada vez más grata. Un par de semanas más tarde mi situación se haría aún
más amena cuando conocí a una linda chica que ya desde los primeros días de clase había
capturado mi atención, siendo objeto de sutiles miradas que lo decían todo por ambas partes.
Así, al poco tiempo comenzaba un romance…

Las primeras aventuras.


He de admitir que una de las buenas razones que influyeron en mi decisión para
solicitar un intercambio académico, fue el hecho de que me daría la oportunidad para
conocer nuevos lugares, lugares que tratándose del basto estado de San Luis Potosí me
ofrecerían paisajes así tan bellos como diversos .La primer aventura estuvo destinada al
místico pueblo de Real de Catorce, que con toda la tradición cultural que le precede
siendo cede de uno de los rituales más importantes del pueblo indígena Wirikuta, con
su pueblo fantasma, y el tan mencionado desierto que ve crecer a la controversial planta
del peyote, realmente hace honor a su designación como “Pueblo Mágico”. Este primer
viaje estuvo lleno de anécdotas de todo tipo que al final me dejaron un gran aprendizaje.
Caminando, explorando y valorando la compañía de mis compañeros y amigos a los que
se unió un gran tipo procedente de las Islas Canarias. Disfruté de todo el esplendor de
Real de Catorce que a pesar de estar bajo la influencia de un inminente sol, característico
de un sitio semidesértico, realmente el caminar entre sus pedregosas calles hasta salir
rumbo al desierto, culminando con la subida al cerro del quemado, sitio de los Wirikuta,
es una experiencia magnífica en la cual ni siquiera las fotografías alcanzan a capturar. Por
si fuera poco, alberga a gente de gran calidez humana tan característica de los pequeños
pueblos de nuestro bello México.
Múltiples sitios conforman lo que se conoce como la Huasteca Potosina, pero puedo
decir que los lugares más representativos son siete: la Laguna de la Media Luna, Puente de
Dios, las Cascadas de Minas Viejas, las Cascadas de Micos, la Cascada de Tamul, el sótano
de las Golondrinas y Xilitla con su principal atractivo; el Castillo o jardín surrealista de Ed-
ward James, lugares que tuve la dicha de conocer y disfrutar con todo su esplendor.
. Conocer estos sitios verdaderamente fue una experiencia inolvidable que ahora per-
manecerá en mis recuerdos más valiosos, confiriéndoles aún más valor, el hecho de que en
este viaje estuve acompañado por gran parte de los estudiantes que al igual que yo se encon-
traban de intercambio en la UASLP. Estudiantes provenientes tanto de otros estados del país
como del extranjero, principalmente de Sudamérica, todos ellos grandes personas con los
que al final establecí una buena amistad al compartir aventuras y experiencias inolvidables.
Para concluir con mi narración sobre este espectacular viaje, puedo decir que el Casti-
llo de Edward James situado en el pueblo de Xilitla fue uno de los lugares que más ansiaba
conocer, debido en parte a que es un importante análogo para mi carrera de Arquitectura
de Paisaje, al ser un jardín en donde las intervenciones se hicieron adecuándose a la natu-
ralidad del sitio y del paisaje que ofrece, y por otro lado, debido a la temática tratándose
de un jardín surrealista, lo cual aunado al paisaje de selva alta, hace que sea un lugar que
verdaderamente llame mi atención. Finalmente, puedo decir que cumplió con mis expecta-
tivas, pues perderse entre los aparentes caminos sinuosos tomando como hito y orientación
solamente las altas estructuras que se aprecian a manera de esculturas en medio de la selva,
para terminar refrescándose en una de las pozas con agua proveniente de cascadas natura-
les, es una experiencia única que volvería a repetir sin dudarlo.
Algo que le dio más valor a la experiencia de visitar toda esta región, fue la riqueza en
cuanto a costumbres de sus pobladores, que se traduce en una cultura muy basta, en donde

48 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


sobresale su gastronomía que se engalana con platillos típicos como las enchiladas potosinas
con cecina o el famoso zacahuill, acompañados de un café de olla, igualmente originario de
la zona.
En esta etapa de mi movilidad pude hacer algunos viajes, y aprovechando la ubicación
de San Luis Potosí, pude visitar algunos de los Estados cercanos. Así pude hacer un viaje re-
lámpago a Guanajuato y a la espléndida ciudad de Zacatecas. Este último, en verdad rebasó
mis expectativas, pues quedé fascinado con su pequeño pero bonito centro histórico lleno de
callejones y laberintos, las bonitas vistas que ofrece su teleférico, así como tantos bellos luga-
res dueños de una espléndida arquitectura que nos narra un poco de cada época. Además,
no puedo dejar de señalar la belleza de las mujeres zacatecanas.
Sin embargo y por algo soy paisajista, en la naturaleza encontré verdaderamen-
te lugares que me dejaron fascinado; a casi tres horas de la ciudad de Zacatecas se
encuentra un pequeño pueblo mágico llamado Sombrerete, que en realidad no me
encantó tanto, pero a otros 40 minutos de ahí se encuentra una verdadera joya de la
naturaleza, el Parque Nacional Sierra de Órganos. Esta es un área natural protegida
que alberga un ecosistema semidesértico de matorral enmarcado por una serie de ele-
vaciones rocosas de dimensiones monumentales, teniendo la peculiaridad de presentar
formas verticales que asemejan al cactus conocido como órgano y de ahí el nombre de
sierra de órganos. Conocer este lugar fue de las mejores experiencias que tuve, pues
escalando hasta la parte más alta de las formaciones rocosas para sentir la fuerza del
viento mientras disfrutaba de las hermosas vistas que ofrece el lugar, realmente me sen-
tí humano y experimenté una sensación de sublimidad al sentirme tan pequeño ante la
inmensidad de la naturaleza.
Por experiencias como esta, me propuse a mí mismo seguir conociendo los bellos
lugares y paisajes que nuestro bello México sabe ofrecer y que en eso sí, pocos países
del mundo se le comparan en cuanto a biodiversidad y belleza natural. En alguna clase
un profesor nos comentaba que viajar es la mejor inversión para adquirir conocimien-
tos y ahora sé que esto es verdad; viajando tuve la oportunidad no sólo de conocer nue-
vos lugares y personas, sino también esto dio paso para conocerme mejor a mí mismo
y adquirir una visión más amplia de la vida. Una despedida prolongada.
Llegó el tan esperado fin de semestre y con ello el fin o por lo menos pausa inde-
finida de muchas amistades. Pero el destino no quería que dejara tan pronto el lugar
que me había recibido con los brazos abiertos así que decidió que mi regreso podía
esperar un poco más, pues fui aceptado como participante en un programa de investi-
gación llamado “Verano de la Ciencia” alargando mi estancia en San Luis Potosí por
mes y medio más. Así me encuentro ahora, entre nostálgico y alegre; nostálgico al ver
como todos mis compañeros y amigos que se encontraban de intercambio poco a poco
van partiendo hacia sus tierras de origen mientras que yo, aún veo lejana la fecha de
mi regreso. Pero por otro lado me siento alegre al ver el fruto de todos mis esfuerzos
mientras aprecio cómo se me siguen abriendo nuevas oportunidades y experiencias a
nivel personal y profesional.
Finalmente, me queda decir que el haber decidido tomar este intercambio acadé-
mico fue una decisión realmente acertada y que lo volvería a hacer sin pensarlo. Cono-
cer personas de gran calidez, tantos bellos lugares guiado por la aventura, conocer la
belleza de las mujeres potosinas, aunado a las virtudes y hostilidades que trae consigo
el amor, así como adquirir nuevos conocimientos de vida que realmente me han ayu-
dado a madurar y ver la vida con otros ojos, son sólo por mencionar algunos de los
beneficios que trajo consigo esta experiencia.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 49


Y aunque la nostalgia inevitablemente se hizo presente, y continua al estar en
un punto intermedio entre mi partida, de un lugar al que en verdad tomé cariño, y el
regreso a mi hogar, que tanto extraño, sé que partiré dichoso por haber concluido una
gran aventura.
La nostalgia es un sentimiento único que en lo personal he aprendido a disfrutar,
pues hace ver lo que en verdad valoro de mi vida y con esto me gusta recordar a Ulises
de la icónica obra “La Odisea”, en donde a pesar de tantas bondades y hostilidades que
trae consigo su viaje, sigue luchando tomando fuerzas de la nostalgia que experimenta
al extrañar su tierra y todo lo que más ama. Así, yo regresaré de un viaje que trajo con-
sigo mucho más bondades que hostilidades, de un viaje que me puso a prueba a nivel
intelectual, mental e incluso físico, así, regresaré con la certidumbre de haber tomado
una de las mejores decisiones de mi vida.

50 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Mi movilidad en la UNAM: un mosaico
de experiencias
Gabriela Cruz Zepeda.

Mi estancia en la UNAM no será la más divertida ni la mejor, pero sin duda es una de las
mejores experiencias que he vivido. Aún parece que fue ayer cuando me enviaron el correo
de aceptación en la Universidad Nacional Autónoma de México. También parece que fue ayer
cuando asistí a mi primera clase en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán (FES Acatlán),
y aunque ninguna de las dos cosas sucedieron ayer, aún las recuerdo con claridad y emoción
Me llamo Gabriela, soy alumna de octavo semestre de la Licenciatura en la Enseñanza
del Inglés en la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH). En este escrito plasmo mi
experiencia de movilidad de agosto a diciembre de 2013, en la FES Acatlán, cursando el
séptimo semestre de la Licenciatura en la Enseñanza del Inglés.
Mi universidad de procedencia se distingue por su continuo apoyo a estudiantes
con deseos de superarse. Las becas de movilidad son ejemplo de ello. Desafortunada-
mente, aún son pocos los que aprovechan estas oportunidades; en mi facultad fui la única
alumna en llevar a cabo este trámite en el periodo agosto-diciembre 2013. La oficina de
Movilidad e Intercambio Académico de mi universidad se encuentra bastante retirada
de mi facultad, es necesario subir una colina. Este recorrido se convirtió en parte de mi
rutina diaria a lo largo de varias semanas, para la entrega de documentos. Llegué a dis-
frutar de dichos recorridos que al principio, me parecían muy pesados, y cada paso que
daba durante ese trayecto lo dedicaba a pensar en lo grandioso que sería ser aceptada
en la UNAM. Cuando me informaron que el trámite de entrega de documentos había
concluido, sólo debía esperar los resultados, supuse que lo más difícil había terminado.
Me equivoqué, la espera fue en verdad lo más difícil, y los recorridos continuaron. Ahora
la intención de dichos recorridos era otra, estaba anhelante de saber sí mi solicitud de
movilidad había sido aceptada.
Días y semanas pasaron, hasta que por fin me confirmaron la aceptación de mi solicitud
de movilidad, vía correo electrónico. Mi familia se unió a mi alegría y juntos empezamos a
hacer los preparativos para el viaje. Mi universidad me otorgó un boleto redondo a la Ciudad
de México, que únicamente fue concedido a los alumnos de mejor promedio, y el cual, tuve

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 51


el honor de recibir con entusiasmo. Conocí mi nueva facultad una semana antes de entrar
a clases y desde el momento en el que entré, supe que el esfuerzo de ir y venir a entregar
documentos y demás había valido la pena. Aunque las clases aún no comenzaban, la facultad
estaba llena de vida, áreas verdes por todos lados, árboles grandes, edificios, canchas, libre-
rías, cafeterías, papelerías, estaba enorme y ¡Me encantó!
A mi llegada a la facultad, el secretario técnico de la Licenciatura en la Enseñanza de
Inglés en la FES Acatlán, me brindó la información que necesitaba respecto a las materias
que cursaría, y muy amablemente me dio la bienvenida; para resolver cualquier duda con
respecto a mi movilidad, él estaba en la disposición de ayudarme. Estos pequeños detalles
me hicieron sentir como en casa y me dieron la seguridad de que podría vencer cualquier
dificultad que se me presentara.
Transportarme en el Estado de México fue algo a lo que yo no estaba acostumbrada,
principalmente debido a las largas distancias. Un familiar se encargó de enseñarme las rutas
y opciones posibles de transporte de la casa a la escuela y viceversa. El traslado para llegar
a la FES Acatlán me tomaba una hora de viaje, tenía que abordar tres diferentes transportes.
Lidiar con nuevas situaciones me dio seguridad y me hizo darme cuenta que soy capaz de
enfrentar cualquier circunstancia.
Causar una buena impresión no fue justamente lo que logré el primer día de clases, en
especial con mi maestra de inglés. Descendí del microbús una parada que no correspondía y
tuve que caminar muchas cuadras para tomar el siguiente camión, y por ende llegué diecisiete
minutos tarde a mi primera clase. Sin embrago, este suceso me sirvió para poder organizarme
mejor y calcular el tiempo que me tomaba transportarme de mi casa a la escuela. Eventual-
mente logré ser de las alumnas más puntuales y me convertí en una persona más responsable.
Una vez inmersa en las clases, me sorprendió mucho el nivel de inglés que mis compa-
ñeros poseían, más alto al que yo tenía, y no pude evitar sentirme temerosa por estar en des-
ventaja. No obstante, el continuo apoyo de mis maestros y compañeros me ayudó a superar
el temor y a mejorar notablemente mi conocimiento del inglés en cuestiones de gramática,
vocabulario, escritura, pronunciación y lectura. Dicho progreso me serviría posteriormente al
presentar un examen internacional de certificación de inglés, en el nivel B2, según el Marco
Común Europeo de Referencia para las lenguas, el cual aprobé satisfactoriamente.
Mi estancia en la FES Acatlán fue aún más agradable cuando conocí a tres estudiantes
en mi grupo que, al igual que yo, realizaban su movilidad, provenientes de Colima, Tabasco
y Colombia. Llegar a conocernos nos abrió nuevas puertas dado que entre nosotros nos apo-
yábamos tanto en lo relacionado a la escuela como a nuestra estancia. Juntos aprendimos a
ubicarnos, transportarnos, conocer nuevos lugares y probar nuevas comidas.
Durante mi permanencia en la UNAM cursé seis materias, a pesar de que sólo cuatro
de éstas serían revalidadas. Considero que fue una decisión muy inteligente, debido a que
las materias extras que tomé no forman parte del programa de estudios de mi licenciatura
en la UNACH y me sirvieron para conocer otras áreas de estudio. No fue fácil llevar tantas
materias; mientras otros sólo se concentraban en cuatro, yo tenía que hacerlo en seis y realizar
tareas de cada una. El mayor reto al que me enfrenté tuvo lugar en la clase de Técnicas y
Prácticas de la Interpretación Simultánea. Para los que desconocen este término, la interpre-
tación consiste en traducir, en forma simultánea, de un idioma a otro un discurso oral de otra
persona. La tarea consistía en interpretar el discurso de un compañero, el cual a su vez ele-
giría un personaje famoso a quien imitar tanto en su forma de hablar como de actuar. Dicho
trabajo requería de mucha concentración y de poner en práctica los conocimientos de inglés.
Afortunadamente, logré realizarlo con éxito y esto me dio la sensación de confianza en mis
conocimientos y me animó a seguirme superando.

52 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


En cada materia hubo sucesos que dejaron en mí una impresión muy grata respecto
a los maestros y la forma de enseñar de cada uno. Uno de ellos fue cuando la maestra
de Literatura en Lengua Inglesa III, invitó al salón a tres estudiantes del Conservatorio
Nacional de Música para interpretar piezas de ópera. Dicha actividad fue programada
para que tuviéramos un conocimiento más a fondo acerca de la música barroca en Ingla-
terra en los siglos XVII y XVIII. Este hecho me hizo darme cuenta del compromiso de
un maestro en su labor y de los recursos de los que nos podemos valer para transmitir
conocimientos a los estudiantes.
Mis compañeros de grupo fueron parte vital de mi aprendizaje. Conocí a muchos es-
tudiantes que trabajaban como maestros de inglés. De ellos aprendí bastante pues no sólo
se quedaban con el conocimiento adquirido en las clases, sino que lo ponían en práctica.
Dentro de mi grupo, había un compañero con capacidades diferentes que se movía en
silla de ruedas, y el verlo acudir diariamente a las clases me causaba admiración y asom-
bro. Me enseñó que mis posibilidades de lograr lo que me proponga son incontables y
que los límites sólo existen en la mente. En la escuela en general hubo muchas cosas que
me fascinaron, debo mencionar que me impresionó la cantidad de actividades cultura-
les que se dan en ella. No había día en que no se presentara una conferencia, un taller,
una obra de teatro, una película o una exposición de pintura. En lo personal asistí a las
proyecciones del cine francés, a una obra de teatro y a una exposición de obras de arte.
Un recuerdo que llevo presente es cuando a mediados del semestre se habló de la
posibilidad de un paro estudiantil. De pronto un día llego y la facultad está tomada por
jóvenes que nunca supe si pertenecían a la facultad o si venían de fuera. Lo cierto es
que había más estudiantes que deseaban tener clases que los que querían irse a paro. La
presión por parte de los que querían tener clases fue tal que para la tarde de ese mismo
día, las clases se reanudaron. Esto me hizo sentirme muy contenta pues me hizo ver lo
comprometidos que eran los estudiantes en la FES Acatlán y me di cuenta que está en
nuestras manos el conducirnos con responsabilidad.
La ceremonia de bienvenida de ECOES fue el pretexto para conocer Ciudad Uni-
versitaria. Me impresionó su tamaño, sus edificios y murales y el ambiente universitario
que se respiraba en ella. Después de asistir ese día, siempre buscaba cualquier motivo
para regresar, y a pesar de ser largo el trayecto de mi casa a Ciudad Universitaria, no
hubo ocasión en que no me agradara realizarlo. Me inscribí a natación en la alberca de
CU, en el horario de sábados y domingos y posteriormente participé en un recorrido
por CU en bicicleta, en el que nos explicaron la historia de la universidad y cómo llegó
a ser Patrimonio Cultural de la Humanidad. Mi mural favorito es el de Alfaro Siqueiros
que se encuentra en rectoría titulado “El pueblo a la Universidad y la Universidad al
pueblo”, pues me transmite la reciprocidad que debe haber de nuestra nación a nuestros
estudiantes y viceversa. No pude evitar sentirme orgullosa de formar parte de tan digna
institución, aunque fuese por un semestre.
Con respecto a la forma en que administré mi tiempo, siempre tuve en cuenta que
aunque realizaba una estancia académica, la experiencia no estaría completa si no visi-
taba algunos lugares turísticos de México. Asistí a museos como el de la Tolerancia, el
Museo Franz Mayer, la Casa Azul de Frida Kahlo y al Museo Nacional de Antropología;
a eventos culturales como el que tuvo lugar el Día de Muertos en el Zócalo capitalino; y
recorridos a barrios de la Ciudad de México como Xochimilco, Coyoacán y San Ángel.
No sólo me divertí sino que profundicé en la cultura mexicana, en sus folklores e historia.
Una actividad que disfruté mucho fue los paseos en bici por la avenida Reforma
los domingos, me pareció increíble que prestaran bicicletas, y lo agradecí mucho, dado

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 53


que no contaba con una propia. Nunca amé más a la Ciudad de México que en esos días
cuando recorría sus calles y admiraba su gloriosa arquitectura, sus parques, su sonido y
sus colores.
No quiero concluir este ensayo sin antes expresar mi más grato agradecimiento a
las personas que hicieron posible este mosaico de experiencias, desde los encargados de
movilidad en mi universidad, mi asesora, las personas que me recibieron en la FES Acat-
lán, mis maestros y compañeros, mi familia que me apoyó incondicionalmente y las per-
sonas que trabajan en el Espacio Común de Educación Superior (ECOES). Así mismo,
a los que aportan el recurso económico a tantos estudiantes a lo largo del país. Gracias
al trabajo del ECOES durante estos diez años los sueños de muchos estudiantes se han
hecho realidad y estoy segura que los que hemos vivido esta experiencia maravillosa, no
olvidaremos la oportunidad que se nos brindó y buscaremos la forma de retribuir dicha
acción. A los estudiantes que aún no han realizado una movilidad, los exhorto a que em-
prendan este camino. Esta experiencia los hará crecer como personas en todas las áreas
de su vida. Luchen por sus sueños, tomen riesgos, viajen.
Recuerden la frase de este escritor francés Hipólito Taine: “Viajamos para cambiar,
no de lugar, sino de ideas.”

54 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Mi visión de movilidad estudiantil nacional
Mileydi Hernández Ramírez.

¿ Falta menos de la mitad de tu carrera, tienes entre el 60 y 70% de créditos cursados y tú,
decides iniciar un intercambio? ¿A dónde? ¿A qué universidad? ¿Qué materias vas a to-
mar? ¿Quiénes serán tus profesores? ¿En qué salón vas a estar? ¿Cuál será tu banca o butaca?
¿En dónde está el baño? Estos fueron algunos de los cuestionamientos que nos hicieron en la
reunión de intercambio académico en la universidad Autónoma de Puebla (BUAP) a la cual
pertenezco. De esas preguntas que no te esperas y que te dejan perplejo, en realidad sí tienes
la respuesta: eres “un aventurero”, necesitas más de tu carrera, de ti mismo, necesitas crecer,
tener alas propias. En la movilidad tienes una excelente oportunidad para lograrlo.
El hecho de vivir en otro lugar enriquece a la persona, más allá de lo académico, invo-
lucrándolo en una nueva cultura, otro clima, distinta forma de vestir, de hablar, costumbres
y la vida cotidiana. También te enseña a valorar las cosas que tienes, en el lugar de donde
provienes o de tu misma universidad, el poder aventurarse a conocer el mundo te cambia la
vida. Puede decirse que desde que tomas la decisión de hacer un intercambio, hasta el mo-
mento en que se toma el avión para desplazarte hacia otro destino, experimentas ese sentido
de novedad, de estar lejos de casa, de la familia, de tus compañeros o amigos.
Según Chauca (2009), un intercambio estudiantil es en sí mismo un cúmulo de nuevas
vivencias, e implica un intercambio dual: estudiantil y cultural, que te ayuda a comprender
como se aplica, y aborda tu profesión en otro estado o país, de lo que quieres y no quieres
realizar a futuro, de observar y analizar técnicas o procedimientos de apoyo que utiliza la uni-
dad receptora y que en tu universidad se podría adoptar para una mejora. Porque en realidad
no cambias de universidad, si no que vas a otra en representación de ella.
Los programas de intercambio estudiantil son de vital importancia para el desarrollo de
habilidades del estudiante al igual que para la universidad que recibe, así como para la que
envía, debido el desempeño que cada estudiante realice. Desde que aparece la idea de un in-
tercambio es un dilema, pensar en el lugar para realizarlo, que impacto traerá a tu formación
profesional, la universidad a elegir, posteriormente ver si cumples con los requisitos que se
piden, tu economía, el permiso de tus padres, o esposo en mi caso, e irte lejos de tu familia
en un ambiente donde quizá jamás has estado; debes informarte de cuáles son las universida-

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 55


des de tu interés, y las que ofrecen intercambio estudiantil con tu universidad. Una vez que
tomas la decisión, te diriges a la oficina de relaciones internacionales para resolver tus dudas
e informarte sobre cómo se maneja la institución de destino para cumplir los requisitos de
documentación, teniendo en cuenta los trámites y requisitos necesarios.
El proceso debe iniciar, preferentemente seis meses o un año antes de la fecha prevista
cómo la de partida. Después de elegir la universidad se debe analizar su plan de estudios
si concuerda o es equivalente con el de tu universidad, para poder decidir qué materias
cursarás. Debes llenar documentos de inscripción proporcionadas por tu encargada de re-
laciones internacionales, presentar el record universitario y una constancia con las materias
cursadas hasta el momento. También se evalúa los antecedentes académicos y personales, la
motivación para participar en el programa. Una vez completada la documentación y la carta
de aceptación de la universidad donde se solicitó el intercambio sea recibida, es necesario
acreditar el nivel del idioma inglés, mediante exámenes.
Cuando se definen los ganadores de las becas y comienza una nueva etapa de pre-
paración para el intercambio. Entonces uno empieza a organizarse para vivir este nuevo
desafío. Si bien puede parecer un proceso largo y con muchos pasos intermedios, la mo-
vilidad estudiantil resulta ser una gran experiencia que enriquecerá al estudiante a nivel
profesional. Es difícil describir lo valioso que puede llegar a ser un intercambio, todo lo
que uno aprende y conoce, es una experiencia muy personal porque está relacionada con
vivencias y expectativas personales.
Al llegar a la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) hubo una reunión de
bienvenida donde nos explicaron cómo funciona la universidad y los servicios que ésta ofre-
ce. Se nos proporcionó también un documento de bienvenida, así como información general
de la cuidad y su historia, sin olvidar recomendaciones de seguridad e indicaciones especia-
les. En la semana siguiente nos dieron la bienvenida en la Facultad de Enfermería (FAEN),
en ella, la directora nos brindó unas palabras de bienvenida y se nos realizó una encuesta de
las expectativas que cada uno tenía. Nos ofrecieron en un recorrido explicando las oportuni-
dades que ofrecían para los estudiantes de movilidad.
Días después fueron fijados mis horarios en la escuela, en los que aparecieron dife-
rentes grupos y grados, debido a los cambios en el orden del programa de la FAEN con
la FE-BUAP. En las tardes tenía mucho tiempo libre, por lo que me propuse conocer la
ciudad y sus íconos.
Así fueron pasando los días y sin darme cuenta tenía que volver a mi universidad de
origen En este proceso regresas con una nueva mentalidad sobre lo que se desarrolla en otro
Estado a diferencia del tuyo. Tienes la posibilidad de cursar materias que no están disponibles
en tu universidad y anexarlas a tu record académico, formar parte de grupos como en mi caso,
integrarme en la sociedad de honor de enfermería Sigma Theta Tau International, realizar
actividades deportivas o recreativas, yo por ejemplo, pude pertenecer al equipo de básquetbol.
Todo esto te hace sentirte parte de esa universidad. Tener compañeros de diferentes
grados y grupos, te permite visualizar el trabajo y empeño de los alumnos en el transcurso de
la carrera. Pero, no es sólo lo académico, no sólo son los contenidos de las materias a cursar,
la forma en que es reconocida una universidad como lo es la UANL, las estrategias pedagó-
gicas que se aplican, la pluralidad de contenidos en sus planes de estudio, la forma en que se
aborda la profesión de enfermería en otros lugares y cuánto podemos llegar a aprender desde
el punto de vista teórico, va más allá.
Hay nuevos compañeros, las personas con las que uno se relaciona, la inmensidad de
la ciudad y del mismo país, el clima, la gastronomía tan diferente a pesar de ser el mismo
país. Viviendo en Monterrey, en un principio los sabores y sazones no fueron de mi agrado,

56 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


pero poco a poco eso cambió y descubrí un renovado amor por las carnes asadas y hambur-
guesas, pude disfrutar de lo diferente que la cultura te pueda regalar, la ideología, la política,
su economía, que como sabrán es muy diferente al resto del país, su historia y su belleza en
todos los aspectos.
En otro momento, no podía imaginar todas esas emociones que son experimentadas
cotidianamente, a veces adoptándolas y pasando a ser naturales. El intercambio implica un
crecimiento personal amplio y muy enriquecedor que creo no podría lograrse de otra mane-
ra, y qué decir si es un idioma diferente al español.
Es el espacio para crecer como persona, adaptándose a lo nuevo, a los cambios, a estar
lejos de casa, de la familia, de los amigos. Por eso destaco: esto es lo valioso, es una aventura,
es un tiempo para conocerse a uno mismo y crecer, sortear obstáculos, enfrentar adversi-
dades, y sobretodo lograr una mayor capacidad de comprensión, tolerancia y aceptación.
Una manera de fortalecer los vínculos entre universidades. El poder aventurarse a conocer,
abrirse al mundo; te permite aprender y estar al tanto de posibilidades que sólo en este tipo
de experiencias se es capaz de vivir, y otro aspecto interesante es cómo cada uno de nosotros
devolvería a la experiencia acumulada en el intercambio.
En una sociedad globalizada, tener esta clase de experiencias es de gran utilidad para
una óptima formación profesional, ya que permite a los participantes contrastar opiniones con
estudiantes de distintas razas y culturas, además de poner en práctica determinado grado de
teoría a través de trabajos, de prácticas y otras técnicas. Si bien sólo son seis meses, se generan
cambios y beneficios que perdurarán el resto de la vida ya que te brinda una visión diferente
de la realidad en mi preparación académica, en mi interacción con una cultura totalmente
diferente, de estrechar lazos y ampliar sus redes de contacto.
Experiencias vividas incontables los lugares recorridos y las personas que conocí, en
especial mis compañeros “foráneos” como yo les llamo (los jóvenes de otros Estados que
también realizaron intercambio a la misma facultad) .Ha cambiado mi manera de ver las
cosas. Un intercambio es un reto personal, es un desafío para quien lo emprende, apostar a
lo nuevo, y requiere vencer miedos, temores y prejuicios.
La movilidad es un paso importante para un estudiante de pregrado, no olvido que una
profesora me dijo: “qué valor tienes, en pregrado, jamás me pasó por la cabeza estar fuera de
casa”. También, me demostró que los conocimientos recibidos de parte de mis profesores se
encuentran a un nivel competitivo, permitiéndome trabajar en cualquier Estado del país con
un buen desempeño.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 57


Nuevas experiencias que diseñan tu futuro
Julio César Jurado López.

D
esde que entré a la licenciatura en mi universidad supe que tenía que hacer cosas
que me dieran esa llave de enlace con el mundo. Trascurrían los trimestres y por
fin se presentó la oportunidad que hacía tiempo esperaba, la movilidad estudiantil.
Esta experiencia me permitió darme cuenta de muchas capacidades que tengo, y que puedo
desarrollar, pero en ocasiones es difícil dejar por un momento lo que tienes, lo que hasta el
momento has logrado, donde te sientes seguro de ti mismo, donde estás familiarizado con el
entorno cultural, social, político etcétera.
Sin embargo, hay un momento donde todo cambia, debes explorar a tu alrededor, ver,
y por supuesto buscar qué hay más allá. No es fácil, lo sé. Enfrentarte a un cambio radical en
tu vida puede llevarte a vivir un sinfín de experiencias inimaginables, no lo puedes pasar por
alto, debes de aprovechar porque hay oportunidades que, las más de las veces, no se vuelven
a presentar. Por lo tanto, la posibilidad está en ti, en tu mente, en cambiar tu futuro.
Siempre comenzar de cero y hacer un cambio es complicado, pero es mucho más
complicado adaptarse a él. Pero con entusiasmo, constancia, responsabilidad y creatividad,
saldrás vencedor de todos los problemas e imprevistos que se presenten en este nuevo viaje
de tu vida. La movilidad estudiantil.
Cuando el momento está más cerca y el cambio es indiscutible, estás en un estado
mental y anímico que es imposible describir. Emociones y sentimientos encontrados, incluso
miedo, pero debes dejarlo a un lado porque de no ser así, será el responsable de que te sien-
tas inseguro de tus capacidades.
El llevar adelante el cambio, da paso a otras etapas. Entonces, la nostalgia toca las puer-
tas de tu corazón y te pones a pensar en tus seres queridos, la comunidad de la que formas
parte, tu escuela, tus amigos e incluso tu mascota, pero no te preocupes, ellos estarán ahí
esperando tu regreso, no llores, todo saldrá bien tal como lo imaginabas, porque si tú estás
bien ellos también lo estarán.
Llega el momento, las despedidas nunca son fáciles, pero hay que partir hacia nuevos
horizontes, te están esperando nuevas aventuras por vivir, nuevos retos que cumplir, nuevas
personas que conocer, y sobre todo, nuevos senderos por recorrer, todo ello dará paso a una

58 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


explosión de vivencias, cosas que mirar y por supuesto disfrutar, ya que sólo es cuestión de
dejarse llevar como un globo en el aire, como el agua de un río sin cause.
Llegas a territorios nuevos, en algunos casos desconocidos, pero que sin duda dejarán
de serlo, ya que empezarás a explorar, descifrar los acertijos que la vida te pone, porque de
algo estoy completamente seguro, y es que sólo tú tienes la llave de tu destino. Sólo tú mol-
deas tu futuro como plastilina entre tus manos, y sólo tú eres capaz de hacer nuevos enlaces
con el mundo.
En ocasiones va haber momentos en que la tristeza entrará en tu cuerpo; pero
lograrás vencerla, esa chispa de energía que te caracteriza y que te impulsa día con día
a no abandonar tus sueños te lleva a superarte como persona. Como en todo, a tu lle-
gada encontrarás personas que te brindan la mano, otras más con las que chocarán tus
ideas, pero no debes dejar que te provoquen un malestar emocional, ya que los buenos
momentos que pasarás serán la mejor medicina para contrarrestarlos.
La adaptación no se hace esperar, te vas acostumbrando, sin que te des cuenta vas
tomando cosas y las vas adoptando a tu forma de ser y de vida, ves miles de gentes pa-
sar frente a tus ojos, los cierras por un momento sintiendo sólo el pulso de tu corazón,
los abres, y en efecto estas ahí apreciando la nueva cultura que te rodea y que ahora
eres parte de ella. Disfruta cada segundo de las experiencias que has vivido y vivirás
por supuesto en el transcurso de este magnífico viaje, porque el tiempo trascurre, no se
va a detener, las imágenes podrán estar plasmadas en fotografías, pero tenlo por seguro
que se quedarán aún mejor guardadas en tu memoria hasta el día que tu corazón deje
de latir y el mundo se detenga para ti.
Como en todo, los problemas no se hacen esperar, pasan sin que te des cuenta o
los tengas planeados, como una fuerte ráfaga de viento que golpea tu cara, sin embargo
se solucionan tarde que temprano. La solución para ellos estará frente a tus ojos, la
tomarás y verás nuevamente la luz del triunfo y la esperanza.
Volteas hacia atrás, sin querer ya estás a la mitad del camino, ves tus logros y las
adversidades que has sorteado, pero para bien o mal ya son cosas del pasado, quedaron
atrás, sonríe, ese brillo en tus ojos debe de continuar ahí, brota felicidad como agua de
un trasparente manantial, el universo está a tu favor, pero no por eso debes bajar la guar-
dia, debes tener los sentidos al máximo nivel de alerta de todo lo que pasa y trascurre a
tu alrededor. En este viaje sin duda existirán inviernos fríos que congelarán tus entrañas
y esconderán tu creatividad. Sin embargo, renacerán los veranos cálidos que darán un
destello de sabiduría y en ese momento comprenderás que todo, absolutamente todo,
ha valido la pena; que todo lo experimentado, sin duda, ha dado un giro de trecientos
sesenta grados y la forma de visualizar el mundo externo que te rodea ha cambiado.
Algo importante y que no debes de olvidar jamás, es que tienes responsabilidades
que cumplir, no por lo que los demás piensen o te pidan, sino porque es un reto per-
sonal que aceptaste desde el momento que se te presentó esta oportunidad. Por eso no
debes de hacer actos que vayan en contra de lo que tú piensas, mantén siempre claro
los propósitos u objetivos a cumplir, sin distraerte, ya que luego podría ser demasiado
tarde para recapacitar y darte cuenta que tal vez el camino que decidiste recorrer era
el incorrecto y te sientas mal contigo mismo.
Trabajos, tareas, practicas, exposiciones, un mar de labores que en ocasiones te debilita.
¡Calma! todo se resolverá. Pues algo que te caracteriza es la responsabilidad, al fin de cuentas es
conocimiento que te nutre día con día, que te servirá y abrirá nuevas rutas; despejará dudas que tal
vez en un pasado te desconcertaban, por si fuera poco creará más dudas, las cuales con el paso del
tiempo y hambre de conocimiento lograrás responder y darles la explicación a cada una de ellas.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 59


Los días y noches se pasan, se van como agua entre tus manos, sólo te queda dis-
frutar cada instante que el destino ha preparado para ti, en la obscuridad de la noche
contemplas las estrellas y piensas: ¿Algún día seré brillante como ellas? La respuesta es
sencilla, ya brillas, tu destello es tan fuerte como una supernova que inunda de luz los
más incognitos lugares sobre la faz de la tierra. Estás a punto de entrar a la recta final de
esta carrera que empezó como un sueño, pero que con el paso del tiempo se trasformó
en realidad, en una realidad que no tenías ni la más mínima idea de cómo sería.
Espero, sinceramente, que la experiencia de hacer una movilidad sea tal y como
te la imaginaste, de lo contario no te deprimas ya que al final algo bueno tuvo que
haber pasado en este periodo que, sin duda, ha trasformado tu futuro.
Te mantienes comunicado con tus seres queridos, personas conocidas, y típico
te preguntan: ¿Cómo estás?, ¿no te hace falta nada?, ¿cómo es?, ¿qué se siente?, ¿es
padre? Es normal que se preocupen por ti, ya que ese sentimiento de amor no tiene
límites, ni conoce las fronteras. Y va hacer ese amor el que te mantendrá con vida du-
rante el recorrido, porque imagínate, qué harías sin esas palabras de motivación que te
rescatan de los más terribles males.
Ahora que te has adaptado al cambio, hiciste buenos amigos, conociste personas,
lugares, culturas diferentes y te sientes parte de ellos, la incertidumbre entra nuevamen-
te a tu mente, piensas cómo ha de estar mi escuela, de qué cambios me he perdido,
qué pasaría en los meses de ausencia, qué novedades contarán los amigos. Y aunque
te cuentan y te mantienes informado, no es lo mismo escucharlos que vivirlos. Pero eso
debe pasar a un segundo plano, ya que llegará el día en que tú podrás percatarte de
cada cambio, y sabrás que, en efecto, te perdiste de mucho, pero era tu destino vivir
cosas mejores e inolvidables como esta movilidad estudiantil.
El sol del amanecer toca tus ojos, los acaricia, es un nuevo día, debes de cumplir
con tus actividades, no te rindas antes de tiempo, la palabra “perder” no está en tu
vocabulario, quisieras descansar, pero por el momento no hay tiempo para eso, debes
de estar al máximo, sólo es cuestión de tiempo para que veas los resultados que desde
un principio sembraste con anhelo y alegría. Estás desesperado por conocer más cosas
nuevas, y por supuesto no estarás tranquilo hasta conseguirlo. Pero mantén la calma,
no tomes decisiones precipitadas, piensa dos veces antes de actuar.
Eres como un pez en el mar, como un ave en el inmenso cielo, te sientes libre,
dejaste a un lado las cadenas que te impedían estar en plenitud, surgiste como el ave
fénix, estás en la cima, con las emociones en un punto máximo, no dejes que esa chispa
se disperse o se apague, mantenla siempre encendida dentro de ti, que esos recuerdos
nunca se borren y que se mantengan guardados por el resto de tu vida. El regreso está
a la vuelta de la esquina, pero siéntete feliz, ganaste mucho más de lo que pensabas,
lo que viviste no tiene precio, y ahora ya sabes que el querer es poder y el poder trae
consigo de la mano muchas satisfacciones que simplemente saben a miel.
Los mismos nervios y sentimientos encontrados, dejan su guarida y permiten que
entre nuevamente en tu cuerpo esa misma sensación que te vuelve a tomar de las ma-
nos, ya es tiempo, no hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla, y lamen-
tablemente todo lo que empieza, termina; debes preparar tus maletas para regresar al
centro del cual saliste en busca de enriquecer tu experiencia, tener nuevos enfoques
sobre el mundo, tus seres queridos ansían tu regreso, quieren verte de nuevo, abrazarte
y tú también, pero sientes que dejas algo, algo de ti se queda, tal vez ya no quieres
regresar, pero debes de; es parte de ese proceso, de cerrar círculos de tu vida para dar
paso a otros, no puedes dejar espacios vacíos o metas sin terminar.

60 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Lo único que sé, es que aquel dicho: “la curiosidad mato al gato”; es totalmente
falso, nosotros somos ese gato que por curiosidad decidimos recorrer e indagar en este
camino, y que por supuesto no nos mató, sino al contario nos fortaleció en todos los
ámbitos, que nos hizo darnos cuenta de todas las virtudes y defectos que tenemos, y de
la forma en la que nos integramos con el mundo que nos rodea.
Hay que vernos como parte del mundo, pues interactuamos con los demás por-
que cada uno de nosotros diseña su futuro y destino. No hay nada escrito, excepto tus
experiencias de vida que nacieron de aquí, de la movilidad estudiantil, de esa red de
conocimiento, de esos senderos recorridos, de esas metas cumplidas, de los sueños
realizados, del viaje trascurrido y de la carrera en la cual el único triunfador fuiste y
seguirás siendo tú. ¡Éxito!

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 61


Relatos de la Selva Lacandona, mi experiencia
como becaria ECOES
Lucero María Del Carmen Vaca León

H
ace un par de años me encontraba estudiando la carrera de Biología en la Universi-
dad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, en la Ciudad de México. Yo deseaba tra-
bajar con jaguares y con comunidades rurales, sin embargo no tenía idea por dónde
empezar a buscar la oportunidad de trabajar con esta especie y dichas comunidades. Tenía
muy claro lo que quería hacer, pero no sabía bien cómo ni donde hacerlo.
Comencé por visitar a algunos investigadores que trabajaban con jaguares y me di cuen-
ta que el aspecto social, sobre todo la problemática relacionada con las percepciones que las
personas tienen sobre este felino, no se había estudiado lo suficiente por lo que decidí que esa
sería la línea de investigación que quería seguir.
Continúe investigando hasta encontrar algunas publicaciones hechas por el Dr. Eduar-
do Naranjo Piñera acerca del uso que hacen las personas en las comunidades rurales de los
mamíferos silvestres. Este uso puede ser por la carne, que es una fuente de proteína impor-
tante para los pobladores, o bien medicinal o con fines ornamentales. Para mi sorpresa, leí
que el Dr. Naranjo era egresado de mi universidad, y al ver que él trabajaba con mamíferos
de la selva y comunidades rurales no dudé en contactarlo para preguntarle si era posible que
yo trabajará con él.
De esta manera, es que emprendí mi primer viaje hacia el estado de Chiapas, donde
pisé por primera vez El Colegio de la Frontera Sur, mejor conocido como ECOSUR, con
sede en la bella ciudad de San Cristóbal de las Casas. Ahí pude conversar con el Dr. Naranjo
acerca de los objetivos y el proyecto que quería llevar a cabo, él con mucho gusto accedió en
apoyarme para realizarlo y me recomendó mudarme a Chiapas para que la realización del
proyecto fuera mucho más fácil.
Hasta entonces yo no había pensado en la posibilidad de mudarme tan lejos de mi ciu-
dad natal, no se me había ocurrido que si quería trabajar cerca de la Selva Lacandona, lo más
conveniente sería vivir cerca de ésta para poder hacer el monitoreo de los jaguares y entre-
vistar a los pobladores de las comunidades. Fue en ese momento en el que me di cuenta que
sería necesario buscar algún financiamiento para poder costear mi estancia en otro Estado.

62 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Al principio, la búsqueda del financiamiento fue un poco complicada y frustrante pues
no encontraba ningún apoyo financiero que me diera la oportunidad de realizar una estancia
de investigación fuera de la UAM, y en otro Estado de la República Mexicana. Convencida
de que quizás ese tipo de apoyos no existían quise hacer un último intento y busqué en las
publicaciones de mi universidad, en donde anuncian algunas becas. Para mi sorpresa encon-
tré una convocatoria para la beca Santander-ECOES, la cual precisamente cubría la estancia
en otra Institución de Educación Superior dentro de México durante un semestre. Visité el
departamento de mi universidad encargado de los intercambios académicos para revisar las
bases de la convocatoria, al analizarlas nos dimos cuenta que yo era una candidata idónea
para la beca, estaba muy contenta pues todo comenzaba a acomodarse perfectamente.
Conseguí todos los documentos necesarios y apliqué para la beca, esperé pacientemente
un par de meses hasta que al final me la otorgaron. Aún recuerdo esa sensación, me iba a ir
sin preocupaciones a Chiapas, además iba a poder realizar otro de mis sueños más grandes:
trabajar en la Selva Lacandona, el último relicto de selva tropical en México. Por esto la beca
ECOES significó una gran oportunidad, no sólo académicamente hablando, también represen-
tó un parte aguas en mi vida, que me permitió vivir una de las experiencias más significativas.
La beca ECOES me permitió aplicar los conocimientos aprendidos en mi universidad
y además expandirlos con los nuevos conocimientos adquiridos en la institución receptora,
también me permitió representar a mi universidad y crear nexos entre ambas instituciones.
Afortunadamente ambas instituciones comparten una conciencia y responsabilidad social con
la que me identifiqué de inmediato. Gracias a la beca pude profundizar sobre las percepcio-
nes que tienen los lacandones de Metzabok y los pobladores del ejido El Pirú acerca de los
jaguares y cómo estas percepciones afectan o favorecen la conservación de éste felino en
peligro de extinción.
El poder realizar este proyecto con la ayuda de Banco Santander no sólo benefició mi for-
mación académica, también ayudó a generar nuevas perspectivas para la conservación de un car-
nívoro emblemático como lo es el jaguar, en un país megadiverso biológica y culturalmente como
México, donde es indispensable llevar a cabo investigaciones interdisciplinarias que relacionen los
diversos actores que actúan sobre problemas tan complejos, como fue el caso de mi investigación.
A través de estos apoyos financieros, Banco Santander nos brinda la posibilidad a los
estudiantes universitarios de expandir los conocimientos y esfuerzos sobre las problemáticas
actuales que acontecen en nuestro país, fomentando una mejor cooperación entre Institucio-
nes de Educación Superior, ayudando de esta forma a mejorar la calidad educativa de Mé-
xico. Además, es de las pocas Instituciones financieras que tienen uno de los programas más
grandes que apoyan las actividades universitarias, pensadas especialmente para los jóvenes.
Al principio me encontré con muchas dificultades para encontrar una beca que me
apoyara siendo estudiante de licenciatura, ya que usualmente los apoyos financieros que se
otorgan para hacer estancias de investigación son otorgados a estudiantes de Posgrado, lo
cual limita un poco las posibilidades de crecimiento a los estudiantes de licenciatura. Con la
beca ECOES se logra incluir a este grupo de estudiantes de licenciatura del que fui parte y
definitivamente gracias a este apoyo tuve la ventaja de realizar un proyecto emocionante y
gratificante tanto para las comunidades en donde trabajé como para mí.
Considero que estas iniciativas deben continuar y de ser posible que otros grupos y
empresas se unan también al fomento educativo, porque estos proyectos son los que cata-
pultan las carreras y permiten generar experiencias profesionales de gran calidad, además de
ofrecernos a los estudiantes mayores posibilidades a futuro.
Estoy convencida de que gracias a la beca ECOES tuve una experiencia inigualable,
pude ver la realidad con otros ojos y me volví una investigadora más crítica y propositiva.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 63


Aprendí mucho de la cultura lacandona, comprendí mucho sobre sus usos y costumbres
actuales, descubrí que también su cultura se ha ido modificando debido a los movimientos
sociales, religiosos y políticos que han acontecido en la selva y sobre todo la importancia que
tienen los científicos para saber cómo acercarnos a las culturas indígenas y aprender desde su
cosmovisión, cómo es que entienden al mundo y cómo nosotros también podemos aprender
de ellos ya que poseen un conocimiento empírico que en conjunto con la “ciencia formal”
genera una “ciencia para la gente” como le llama el economista Joan Martínez Alier.
Por otra parte, en el ejido donde trabajé, aprendí que a pesar de que sus pobladores no
son considerados indígenas, también tienen un bagaje cultural importante, heredado de sus
abuelos quienes fueron indígenas y que a pesar de que muchas veces no se les da la notorie-
dad necesaria, también son personas con una gran disposición de trabajar y mantener la selva
porque están conscientes de que de ella depende su futuro y el de sus próximas generaciones.
Sin el apoyo de la beca, no habría podido conocer a todas las personas que me abrie-
ron las puertas de su casa y que me platicaron sus anécdotas y sentimientos respecto al hach
barum o tigre como le llaman al jaguar y no se podría haber hecho el primer muestreo formal
de mamíferos terrestres para ambas comunidades, con el que también se demostró que los
dos sitios albergan una diversidad y abundancia importantes de presas para el felino más
grande de América (el jaguar). Gracias al apoyo de la beca ECOES, logramos demostrar que
los dos sitios son importantes respecto a la disponibilidad de alimento para ésta especie y que
para poder conservarla también es indispensable tomar en cuenta las actitudes que tienen las
personas que conviven con el felino, en relación a la idea de su conservación.
Por todo esto, me gustaría exhortar a otros estudiantes a que se atrevan a realizar pro-
yectos e investigaciones novedosas que nos beneficien a todos como país y comunidad. Que
aprovechen las facilidades y apoyos que nos brindan las Instituciones de Educación Superior
y las instituciones financieras como Santander, porque basados en una pequeña idea y con
esta ayuda se pueden lograr muchas cosas y se puede dar comienzo a muchas iniciativas. Lo
más importante es intentarlo y poner todo de nuestra parte, porque al final siempre encuen-
tras quien te pueda ayudar a materializar esos sueños e ideas que nos surgen.
Agradezco al programa de movilidad por haber creído en mí y en mis tutores, y sobre
todo en el proyecto que llevé a cabo, el cual tuvo una mayor relevancia y alcance dentro de
las comunidades rurales donde trabajé. Para mi significó el inicio de un proyecto de vida,
me ayudó a reafirmar mi pasión por la conservación de especies en peligro de extinción y
me ayudó a descubrir mi gusto por la investigación social. Entendí que la conservación se en-
cuentra asociada a diversos factores sociales, económicos y políticos que deben ser atendidos
y que aún hay mucho trabajo por hacer.
Para concluir sólo me gustaría expresar que me siento muy afortunada por ser ex beca-
ria ECOES, agradezco mucho la oportunidad que me dieron Santander, la UAM y ECOSUR
para poder participar en el programa de movilidad nacional, ya que eso me cambió de por
vida, y me parece muy acertado el compartir parte de mi experiencia para conmemorar los
10 años que tiene el programa de becas, mismo que estoy segura también ha ayudado a la
promoción del conocimiento en muchos estudiantes mexicanos.
No me queda más que felicitar a Santander por los esfuerzos de continuar con eventos
y concursos que fomentan la creatividad y el compromiso social de los jóvenes mexicanos. Es
importante contar con una Institución que se preocupa por mantener una ética y conciencia
en relación a la Educación Superior, pero que a la vez también se preocupa por mantener a
los estudiantes a la vanguardia.
Sinceramente, Lucero V. Bióloga especialista en conservación de carnívoros y
trabajo comunitario.

64 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


El sueño del viajero ECOES
Onri Vargas de la Cruz.

D
esde pequeños como seres humanos soñamos muchas cosas, como por ejemplo lo
que queremos ser cuando seamos grandes; o conocer a alguien a quien admiramos
mucho, entre otras cosas. Creo que siempre soñamos con algo a lo que nos aferramos
y damos todo para conseguirlo. Tenemos propósitos, metas o planes que queremos realizar,
algo que anhelamos con el corazón que queremos realizar a toda costa. En lo personal yo me
considero un soñador, pienso que la vida tiene sentido cuando tenemos en mente algo que
sabemos que nos hará felices, y aunque parece imposible sabemos que podemos lograrlo.
Uno de mis sueños más grandes en la vida, en cuanto a lo académico, era ser parte
de la UNAM. Soñaba con encontrarme ahí estudiando, conociendo amigos y viviendo un
estilo de vida diferente. No es que no me guste la vida que llevo en mi hermoso Estado,
Tabasco, sino que creo que un cambio nunca viene mal, salir de la vida rutinaria de vez en
cuando ayuda en nuestro estado de ánimo.
En fin, soñaba con estar en esa maravillosa universidad, no tanto porque me pare-
ciera bonita, sino porque tiene una historia impresionante, es reconocida en el mundo y
personajes que han transformado de algún modo a México han sido parte de ella. En pocas
palabras quería ser parte de todo eso.
Siento que estos sueños son los que emocionan y hacen que te esfuerces para reali-
zarlos. En mi caso, desde siempre me preocupé por tener un buen promedio y ser de los
mejores estudiantes. Siempre he creído que todo esfuerzo tiene su recompensa, tarde o
temprano, llega. Por eso me esforcé y di todo antes a entrar a la universidad, con el fin de
ingresar y así continuar con mi sueño de prepararme profesionalmente.
El sueño de ser parte de la universidad se acercaba más y más cuando avanzaba el
tiempo, pero cuando estaba a punto de dar el paso para ingresar, me di cuenta de muchas
cosas que de niño no pensaba, como lo es la economía que se vive en muchos hogares,
incluyendo el mío. Es decir, las condiciones económicas en que viven muchas familias,
algunas de las cuales se ven aquejadas por los efectos del desempleo de los padres, bajos
salarios, o en ocasiones situaciones personales, como un divorcio, que dificultan aún más
la situación económica.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 65


En lo personal, cuando cursaba la secundaria, me tocó vivir la separación de mis padres.
Desde entonces, la vida de mi madre se tornó más complicada y debió esforzarse mucho más
para cubrir las necesidades familiares. Sin embargo, este hecho provocó que me centrara más
en mis estudios, y antes de pensar en abandonar la escuela, me propuse esforzarme cada día
más para ayudar a mi familia con el fruto del ejercicio de mi profesión.
Al terminar la preparatoria, el sueño de ser parte de la UNAM se alejaba a pasos agigan-
tados, y lo mismo pasaba con lo que quería estudiar. Pero consideré que no podía frenarme
ante lo que quería, pues si nos detenemos ante lo que parece imposible, entonces estaremos
renunciando a nuestros sueños. Por eso, me propuse salir adelante retrasando, sin renunciar,
la realización de mis estudios universitarios y trabajando.
Afortunadamente, en mi Estado existe la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco,
una institución pública que es una de las más económicas del país, pero no por eso deja
de ser una de las mejores. Esta universidad representa una posibilidad de superación para
los jóvenes, que como yo, necesitan apoyo para continuar estudiando. Además cuenta con
programas que ayudan a tener un mejor desempeño y dan las herramientas necesarias para
superarnos cada día en cualquier campo que nos interese. Esta institución tiene la ventaja de
contar con diferentes campus por todo el Estado, lo que permite a quienes viven muy aleja-
das del centro de la ciudad tengan facilidad de estudiar desde sus lugares de origen, como
sucedió en mi caso, lo que me ayudó a no desistir de mis estudios.
Yo sinceramente estoy muy agradecido con mi universidad por tantas oportunidades
que nos brinda a los jóvenes para superarnos. Nos apoya con becas, transporte y actividades
que nos permiten desarrollar nuestras capacidades profesionales. En fin, tiene muchos progra-
mas que sé, en un futuro no muy lejano, nos servirán de mucho en nuestra vida profesional.
Prueba de ello es haberme proporcionado esta gran oportunidad de realizar mi movilidad a
la universidad en la que siempre quise ingresar, pero como he mencionado anteriormente,
por las circunstancias en mi vida esta posibilidad parecía inalcanzable.
No estoy arrepentido para nada de haber ingresado a la UJAT, sé que al principio mi sueño
ideal era la UNAM como primera opción, pero estoy consciente que el estar aquí, en este momen-
to se lo debo a la UJAT y a la confianza y preparación que le dan a sus alumnos para realizar sus
sueños y demostrar sus capacidades en cualquier lugar, tanto nacional como internacional.
Al ingresar a la universidad, nos proporcionan unos cursos de inducción en los que
mencionaron que nuestra institución tenía convenios para realizar intercambios nacionales
e internacionales. Esto me llenó de mucha emoción y me hizo luchar para ser el mejor estu-
diante y así ser un candidato ideal para realizar la movilidad estudiantil cuando se presentara
la oportunidad.
En cuanto se presentó la oportunidad no perdí tiempo y presenté mi postulación. En
aquel momento, también llegué a considerar que en el futuro podría postularme por una
movilidad. Afortunadamente, se me brindó el apoyo y fui aceptado en la institución de mis
sueños. La emoción que sentí al saber que viviría una experiencia como esa fue inigualable,
sinceramente fue algo que me llenó de emociones y de mucha satisfacción. El saber que rea-
lizaría mi sueño apoyado por mi universidad me trajo de muchísima alegría, ya que sin esta
oportunidad, vivir algo así era prácticamente imposible.
Es difícil describir tantas emociones vividas el día de mi partida. Aunque la despedida
fue anímicamente muy intensa, mi familia y amigos comprendían la importancia que tenía
para mí hacer lo que estaba haciendo y los beneficios que me traería esta experiencia. Igual-
mente, al momento del viaje, mi cabeza se llenaba de muchas dudas. Pensaba, ¿qué haré
cuando llegue a la ciudad?, ¿qué pasará durante mi estancia allá? Eran muchísimas ideas,
pero lo único que pude decirme a mí mismo fue: ya no hay vuelta atrás, será una experiencia

66 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


que jamás se repetirá; disfrútala a cada momento. La llegada a una ciudad desconocida era
algo que superaba mis expectativas.
Recuerdo claramente que me llenó de emoción estar de frente con la Biblioteca Central
de la UNAM. Ese momento, sin duda, no lo olvidaré; para muchos puede ser algo insigni-
ficante, pero para mí tenía un valor incalculable, fue un momento que me paralizó. Simple-
mente, no me lo creía, de hecho, hasta el momento, recordarla me sigue emocionando y más
porque sé que he sido parte de la UNAM.
Como me lo propuse desde un principio disfruté cada momento y cada espacio de la
universidad. Sabía que algún día esto terminaría y no quería dejar lamentaciones para des-
pués, pues si no hacia las cosas en el momento indicado, luego podría arrepentirme. Viví la
UNAM al máximo.
Como en toda institución, no todo es tiempo libre. En mi caso, ya de por si la Arqui-
tectura es una carrera de gran dedicación, casi de tiempo completo. La escuela resultó algo
pesada, pero eso me ayudaba a valorar más el poco tiempo libre que tenía y a vivirlo inten-
samente porque no sabía cuándo lo volvería a tener.
No digo que ir a otra institución sea cosa de temer, por el aspecto de las tareas, pero lo
menciono porque también se vive, es algo inevitable. Al menos para mí, las clases y tareas
fueron de gran apoyo para mi carrera, se aprenden muchísimas cosas que por el cambio de
ciudad varían. Hay cosas que nosotros estamos acostumbrados a realizar de algún modo pero
que en otro lugar lo realizan de otro, cosas como esa creo que nos ayudan a abrir nuestra
mente a otras posibilidades. En fin, disfrute hasta mis desvelos.
Es una bonita experiencia conocer personas de otro lugar, con diferente acento, diferen-
te forma de vida, de pensamiento. Me llevo buenos recuerdos de mis compañeros y amigos,
que muchas veces me apoyaron en cosas que no entendía o que me echaron la mano en
ciertas ocasiones con mis tareas; fue algo que valió la pena experimentar.
Sinceramente, no todo es tarea, también se viven momentos de descanso, por men-
cionar algo, los viernes después de clases me reunía con algunos amigos y me iba a divertir
haciendo algunas actividades de recreación que ofrecen en el campus. Por ejemplo, prestan
mesas de ping – pong, frisbee, ajedrez, dan cursos de cartomagia, de baile. También pude
hacer algunas escapaditas entre semana a turistear. No había tiempo para aburrirse. Por eso,
repito, disfruté cada momento en la UNAM.
En mi caso vivir el D.F. fue muy interesante, es una de las ciudades más grandes del
mundo. Como estudiante de arquitectura pude valorar la riqueza de la ciudad desde una
perspectiva profesional. Que impresionante fue pasar de ver obras arquitectónicas de libros,
revistas o de internet, a vivirlas físicamente. Para mí, es una gran satisfacción haber alcanzado
esta meta. Cada edificio que visitaba era algo que me emocionaba muchísimo, gracias a esta
experiencia estuve en edificios como Bellas Artes, la Cineteca Nacional, la Torre Latino, la
Catedral Metropolitana, un gran número de museos, que la verdad no pensé conocería físi-
camente. También tuve la oportunidad de conocer al arquitecto Agustín Hernández, quien
en alguna ocasión, había sido sólo un tema de exposición en una materia, y que ahora podía
saludar y conocer en persona. Eso me emocionó muchísimo.
La verdad que cuando uno disfruta experiencias como éstas lo demás sale sobrando, ni
se piensa tanto en la forma de sobrevivir. Sí, es difícil tener una vida alejada de los padres, y
más cuando no se está acostumbrado a hacer las cosas independientemente. Hay un sinfín de
cuestiones que podría mencionar, que pasan cuando vivimos solos, pero yo lo veo como una
experiencia de crecimiento y madurez, al menos en mi caso, y no dudo que en la mayoría
de los que vivimos esta experiencia, valoraremos más el esfuerzo de nuestros padres y lo que
hacen para que salgamos adelante.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 67


Yo recomiendo ampliamente vivir una movilidad, es un cambio para bien, que nos
ayuda a crecer como personas, tanto en nuestra vida diaria como en la profesional, además se
disfruta muchísimo la experiencia. Yo la viví en el D.F., pero estoy seguro que en cualquier
parte de la República, incluso en otro país, se vive de igual modo, de manera intensa.
Sin duda es una experiencia que marca nuestras vidas, que cambia nuestra forma de
pensar, pero que nos abre la mente a nuevos horizontes. Así como yo realicé mi sueño, sé que
tú también puedes hacerlo, es muy bonito lograr lo que un día parecía imposible, nos llena
de satisfacción y nos da los ánimos para seguir avanzando.
Agradezco principalmente a Dios, quien yo sé, me da las fuerzas para enfrentar la vida
y todo lo que me pasa; igualmente a mi universidad, la UJAT, por este apoyo que siempre da
a los jóvenes que queremos avanzar y cambiar el país. Del mismo modo a ECOES, que con
el apoyo económico que brinda hace posible estos sueños. Estoy muy agradecido por ello, ya
que sin ese apoyo yo no estaría redactando este ensayo. Igualmente, agradezco a mi madre
el apoyo que siempre me brinda, y que a pesar de que muchas veces las situaciones parecen
difíciles, siempre me deja volar.
Gracias a todos los que de algún modo me han apoyado para lograr este sueño, pues
hoy puedo verlo realizado, y sé que esto es la continuación de otro más, pues los sueños
para mí no paran, sino que se van multiplicando. Como dice una frase popular: “cuando una
puerta se cierra, otra puerta se abre”. Gracias.

68 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Un café a solas con la realidad
Pedro Erick Castillo López.

L
as grandes historias siempre tienen comienzos inciertos, probabilidades alcanzables,
sueños ilusorios y anhelos furtivos, que normalmente nacen en el fondo de los cora-
zones más apasionados y decididos, en mentes brillantes y preparadas para enfrentar
la realidad con la tenue fantasía de la redención de los paradigmas erróneos que persiguen
las sombras de nuestra mediocridad. Normalmente suele ser así, quien se encuentra listo y
preparado para la aventura, quien cuenta con todas las capacidades físicas, y las mejores he-
rramientas, suele ser quien levanta la victoria frente a sus ojos y el reconocimiento de todos
frente a sus logros, los que cuentan con todas las habilidades y recursos. Son los que prueban
los más gloriosos banquetes sociales, suele ocurrir de manera natural, así es la vida, o al me-
nos así es la vida de las multitudes y las masas, de los populares y de las vitrinas que adornan
las calles de nuestras ciudades modernas.
Sin embargo, esta breve y mal contada historia, trata sobre la dulce excepción que, de
vez en cuando, ocurre en la vida. Esa mínima posibilidad de alcanzar el éxito para quien la
sociedad ha construido desde siempre la perfecta telenovela de fracaso. Esta historia exige ser
contada como sea, sin brillantes versos y una primitiva prosa.
La historia de mi vida y más precisamente mis aventuras sobre ruedas y sillas, sobre
mis manos, el ímpetu y esfuerzo de sobrevenir las adversidades en busca de la verdad, de mi
propia y única realidad. Es en mi relato el tema principal. Soy Pedro, aficionado a la fotogra-
fía y la filosofía, estudiante de Diseño Industrial de la UASLP y claro, vagabundo visitador
constante de aventuras nuevas, de profesión.
Tengo una discapacidad motriz que me hace experimentar una relación permanente
de dependencia y entrega total con una silla de ruedas, color rojo y muy maltratada por las
grandes experiencias que he insistido en vivir desde hace 10 años, en los cuales he tenido que
enfrentar las mareas sociales de la indiferencia y la incomprensión, destrozando paradigmas
conductuales de una cultura de exclusión moral, académica, institucional y humana.
Con enormes, divertidos y trágicos esfuerzos conseguí llevar mi educación básica y
media a términos suficientes para tener acceso a la universidad hace algunos años, siendo el
único de mi clase, carrera, facultad y universidad que requiere una silla de ruedas para mover

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 69


unos angustiosos noventa y tantos kilos de un lado para otro en la misión de escuchar y poner
la atención disponible en clases, cumplir de la mejor forma con los trabajos, tareas y prácticas
en laboratorios. He tenido la gloriosa oportunidad de demostrarme a mí mismo la capacidad
que los sueños, los verdaderos sueños, pueden tener. Porque soñar con escalar una montaña
no tiene el mismo sentido para quien lo consigue con sus manos que usando los pies. De esto
se trata, el mérito de cualquier victoria radica fundamentalmente en exigencia a los límites
propios, en la destrucción de las barreras personales y el descubrimiento del propio ser frente
a la realidad, frente a lo que somos después de existir, de lo que nos define como nosotros
mismos frente al mundo que nos descubre como únicos.
Más allá de contarles las divertidas anécdotas de mi primer semestre de movilidad en el
Distrito Federal, estudiando en la UNAM, escuela de mis sueños y anhelos más perdurables
y de todo lo difícil, y en ciertos momentos, imposible que ha sido mi cotidiano rodar por las
calles de una enorme ciudad, totalmente solo y sin mucho dinero, con grandes distancias y
pocas llantas, con grandes jornadas y poca comida, con eternas pendientes y brazos cansados,
quisiera contarles de lo que me ha sucedió en el interior, desde donde parten todas mis son-
risas y llantos, platicarles un poco de manera fácil y rápida sobre los acontecimientos que se
dan lugar en mi mente y alma cuando enfrento un obstáculo cotidiano. Cualquier banalidad
sin importancia, como intentar subir cincuenta escalones para tomar clases en un edificio
viejo y emblemático, o bien querer darse un regaderazo en un baño sin la capacidad para
ofrecer un trato igual de justo al que pueda dársele, o quizá también la osadía de responder
con una sonrisa al rechazo generalizado de las chicas por mi compañía. Todo esto me ha
llevado a pensar algunas cosas que me exigen ser compartidas con ustedes.
Y aquí estoy parado justo en la osadía de ser yo mismo, mi silla y yo, la distancia y ella,
los pasos que no puedo dar y el camino que anhelo emprender, lleno de sueños e ilusiones de
convertirlos en la realidad inmediata, con la esperanza de una mejor y más nutrida sonrisa en mi
mochila, cargada de esfuerzo y perseverancia. Comienzo el viaje, la aventura de la conciencia,
el sueño de mi antigua vida, con el entusiasmo más grande que la cordura pueda darme, anhelo
cruzar esos pasillos universitarios, sus aulas de éxito enmudecidas, taciturnas veladas de esfuerzo
y aprendizaje me esperan. Y yo que no me siento del todo ajeno al miedo, decido comenzar,
emprender y dejar atrás los destrozos que el temblor de la ignorancia ha dejado en mí.
Los días se suceden unos detrás de otros, formando la línea irremediable de la historia,
las voces y rostros nuevos me tranquilizan, parecen familiares sin embargo son ajenos y ex-
traños a lo que busco, encuentro los atajos, las formas y decido seguir enfrentado un nuevo
mundo, una nueva vida, una aventura de fantasía, mientras, en mi mente el alma se engendra
presente y dibuja con sus delirios de existencia algunas notas al margen de mis días. En mi
mochila viven inseparables un cuaderno viejo y ese fiel instrumento de mi razón, que son mis
letras, he decidido escribir casi todo, algunas cosas sin coherencia, otras valientes palabras en-
gendradas en mi conciencia, y finalmente, pensamientos emocionales que son irremediables
para mí, para mi supervivencia.
De esta forma les presento a ustedes algunas de ellas, esperando en la calma de la espe-
ranza de su comprensión. Y ahora, ¿a quién le vas a echar la culpa hoy?, tus papás están lejos,
tus enemigos también, tus amigos se divierten sin ti, y se ve muy lejos que consigas novia por
acá, ¿a quién irás llorando porque no te aceptan?, ¿a quién le dirás que hay muchos escalones
o que la vida es cara?, ¿con quién te vas a quejar de que la gente te mira con desprecio?, si
ni siquiera tienes saldo en tu celular, si nadie te extraña de dónde vienes. La responsabilidad
de construcción de la propia felicidad.
Ningún otro ser en mis senderos es responsable de mis desgracias mal pensadas y bien
vividas, cuando ruedo por calles solitarias a mi regreso de alguna expedición distractora por

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los enormes placeres y fastuosos estímulos que México tiene para mí, siempre termino por
culparme a mí mismo por la sonrisa y llanto obtenido. Pedro siempre tiene la razón, pero tam-
bién la culpa sobre lo que a Pedro le pasa, ¡Estamos solos!, es terrible y deprimente saberlo,
pero también es libertador y motivante entenderlo. A donde quiera que nos lleven nuestros
deseos, la decisión de la construcción de una sonrisa o una lágrima en nuestros rostros es
responsabilidad de nosotros mismos. Arriesgarnos o esperar, aventarnos o soñar, aprender o
ignorar está dentro de las opciones que, como individuos libres de elegir los propios fracasos,
tenemos en la libertad inherente a la capacidad de ¿Pies para que los quiero?, si tengo manos
para rodar.
“Existen realidades innegables, como que el cielo es azul, los pájaros cantan y que yo
estoy jodido”, suele decir en otras palabras más usadas y mejor dichas un buen amigo, com-
pañero de equipo en la selección de Basquetbol sobre silla de ruedas de S.L.P, siempre me
han causado una gracia terrible, pero también una profunda reflexión. La realidad es mons-
truosa, ¡No puedo caminar! ¡Estoy en silla de ruedas!, el noventa por ciento de la sociedad
me rechaza, por ignorancia, el otro siete, por desprecio. Los que me soportan son familiares
o personas con la misma circunstancia que yo.
La vida se nos entrega como la dulce posibilidad de aprender a vivirla, aprender a
entenderla, aprender a rodarla, a pasar entre los obstáculos deslizándose sobre ruedas, sin
detenerse a mirar los reproches y excusas disponibles para poder reclamar con holgura a
quien nos haya creado o formado. Es cierto estoy en una situación difícil, la realidad es cruel,
pero también es fiel, viéndolo de esta forma, prefiero la fidelidad de sus resultados que la
crueldad de sus vestigios, intentando regenerar y reinventar mis alcances todos los días, esfor-
zándome por caminar con las manos, soñar con el alma y vivir con el aliento para despertar
en la realidad.
Claro que ha sido difícil, los días acá son largos y agónicos, pero también sus noches
tienen esos dulces escenarios de ensueño. Hoy por primera vez, me vi a mi mismo siendo yo
desde lejos, y grite con júbilo, ¡Lo he conseguido!, el miedo trabaja conmigo, me enseña mis
debilidades, me cuenta de mis limitaciones y me encamina a vencerlo.
Su majestad ¡El miedo! Nadie existe ajeno a sus miedos, los invitas a comer, a dormir,
a pasear contigo, y de vez en cuando a tomar un café para conocerlos, para aprenderlos y
destruirlos. No se trata de no sentir miedo o de no aceptarlo dentro de tus pensamientos
como algo inherente, irremediable y disfrutable. El miedo te destroza, te investiga y analiza,
se filtra en tus entrañas, en tus silencios y júbilos, es a tu lado un compañero inseparable. Sin
embargo, al aceptar al miedo como parte de nosotros mismos, podemos evitarlo, disminuirlo
y tal vez un día después de tanta insistencia destruirlo.
Los obstáculos y los escenarios de lo imposible se quedan sepultados en la confianza de
tus talentos y de lo que sólo tú sabes que eres capaz de lograr. Te haces fuerte en la confianza
de ser tú mismo quien marque el guión de tus propias fantasías. Siendo el protagonista de tus
propias aventuras, puedes construir detrás de tus deseos las realidades coherentes a ellos y
poder así convivir con cada parte de tu ser, incluyendo el miedo
En el universo de los supuestos, inevitablemente crecemos mirando desde abajo como in-
fantes crédulos la relativa realidad que deciden contarnos sin preguntarnos enseguida si la razón
o al menos la coherencia vive en esos dogmas y estatutos sociales masivamente aceptados como
correctos. De esta forma aprisionamos la libertad consciente de ser y existir; es natural como
seres humanos aceptar con confianza las palabras de quienes creemos querer, sin embargo,
muchas veces ni ellos mismos pueden estar convencidos de sus propios motivos para respirar.
Una vez supuse suponer que suponía saber el supuesto de todo lo que existe. La bús-
queda infinita del conocimiento obedece a la necesidad de vivir a la luz de verdad, el cambiar

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de círculo cognitivo y enfrentar tus conocimientos a nuevos escenarios, fortalece tu aprendi-
zaje del mundo, convirtiéndote con el paso del tiempo en un ser más humilde, sereno y sabio
en constante búsqueda de la comprensión de lo que te rodea, fijando la atención en cada uno
de los detalles que circundan tu perspectiva del mundo.
Cuando comienzas de nuevo o visitas un lugar nuevo consigues encontrar en los deta-
lles la posibilidad de tu crecimiento intelectual, mirar, observar, detenerse a comprobar por
tus propias premisas la veracidad de lo anterior, engendra en ti un sentido y visión crítica de
todo lo que conoces como realidad. ¿Volver a comenzar? ¿Para qué? Si ya voy a la mitad de
mi locura, y bien. La oportunidad de llevar de viaje a la soledad.
Toda experiencia genera conocimientos y un viaje a solas con tus sueños te deja des-
cubrir los alcances de ellos, es necesario, es indispensable, tener el tiempo suficiente para no
hacer nada, para estar de frente el espejo de tu propia compañía, cuando te encuentras lejos,
a solas con un montón de sueños a tus espaldas, a solas con los anhelos, a distancia con los
tormentos, cargado de esperanza, lleno de fantasías, de ser quien quieres ser. Defines con
anhelos, con promesas y con acciones los pasos que deben de determinar tu camino y en lo
que deseas invertir tus esfuerzos más extenuantes.
Maldita soledad, que bendice el viaje transdimensional en la búsqueda del propio ser,
de la identidad, que termina definiéndote cicatriz, tras cicatriz todo lo que de verdad eres, y
no todo aquello que alguna vez pensaste que te hacía llamarte. No eres lo que haces, lo que
usas, los lugares a dónde vas, la ropa que te pones, las cosas que dices, los libros que lees, los
estímulos que disfrutas, eres aquel que sólo tú conoces cuando decides irte a dormir contigo
mismo y nadie más, eres ese que aparece cuando la tecnología y la sociedad se funden, eres
todo lo que respiras cuando la compañía de alguien más no está cerca, eres sin duda, un ser
exquisito y muy distinto a todos los demás.
Cuando emprendes un viaje eres la posibilidad de todo aquello en lo que puedes
convertirte al final del mismo, para mí, el gran tesoro de esta aventura ha sido encontrarme
conmigo y eso, que en definitiva puedo llamar como mi esencia, lejos de todo lo que co-
nozco, de mis queridos seres y de aquellas personas que acostumbro ver sonreír; tuve que
encontrarme y aprenderme a mí mismo. Más allá de un ensimismamiento ególatra, he podido
experimentar una abierta y pública declaración de todo eso que me define como individuo
único e irrepetible, sabiendo la razón de esa preciosa existencia. Todos son parte y todos me
han conocido en mis excesos de razón y en mis locuras de conciencia, y al final del camino
puedo decir gracias por la oportunidad de trascender mis propios límites, encontrándome de
frente con lo que soy en realidad.
A solas tomando café con mi conciencia, le pido a cualquier dios que me haya creado,
que tome mi agradecimiento, como la plegaria de que me lleve todo el tiempo a experimen-
tar viajes y aventuras a través de mis pensamientos e ideales hasta ahora bien aprendidos.

72 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Un pedacito de mi vida en la UNAM
Mariana Mendoza

A
ún lo recuerdo, era un día normal en Chilpancingo, Guerrero, caminaba por los
pasillos de la Unidad Académica de Derecho, para dirigirme a mi salón de clases. Al
entrar, un cartel atrajo mi atención, a la distancia leí algunas palabras, pero no sabía
de qué se trataba, me acerqué para saber, sin imaginar que al acercarme iba saber no sólo del
significado del anuncio, sino también, meses más tarde, de lo mucho que puede cambiarte la
vida con un simple cartel.
Leí de principio a fin lo que decía, y casi corrí al centro de cómputo a abrir la página
de internet. Descargué todos los formatos ese mismo día, e intenté obtener información en el
área de control escolar, donde se me remitió con la profesora encargada. Así comienza parte
de mi historia, así comienza ese torbellino de experiencias, que me atrevo a decir, fueron de
las mejores por las que he pasado en el trayecto de esto que llamamos vida.
Habían pasado menos de dos meses desde que se envió mi documentación vía electró-
nica, cuando recibí mi carta de aceptación proveniente de la universidad que, desde que yo
era pequeña, era causa de mi admiración y respeto. Primero, porque el equipo de fútbol al
que le va toda mi familia es representativo, y segundo, porque ya más grande supe todo lo
que significa la máxima casa de estudios, claro, estoy hablando de la UNAM.
Al recibir la noticia la celebré con amigos y familiares, también le conté a mis profesores
de Guerrero y a cuanta persona tuviera oportunidad de decírselo. Me sentía muy feliz de ir a
una facultad en la que varios de sus catedráticos son muy admirados en mi escuela. Me des-
pedí de todos en enero, dejé las prácticas que realizaba en un despacho en el que colaboraba
y suspendí mis cursos de guitarra.
Mi familia me fue a despedir a la terminal de autobuses, y me dirigí al Distrito Federal, más
cargada de sueños que de cosas materiales. Los primeros meses viví con tres compañeros, tam-
bién estudiantes de mi facultad en Guerrero, pero que conocí durante el trámite de la movilidad
estudiantil, hasta hacía poco eran para mi unos desconocidos a pesar de pertenecer a la misma
institución, pero luego se convirtieron en mis amigos y compañeros de esta gran aventura.
El día que nos citaron con los encargados de movilidad llegamos muy puntuales, y
fuimos recibidos muy amablemente por los encargados. Esa es una de las cosas que se me ha

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 73


quedado muy grabada, especialmente, la amabilidad y disposición de estas personas para ex-
plicarnos de manera general, cómo movernos por la Ciudad de México y dentro de Ciudad
Universitaria, así como cuestiones escolares y reglas que debíamos acatar.
En la bienvenida oficial de ECOES, estuvimos estudiantes de las diversas facultades
que venían al igual que yo, de movilidad, hice amistad con chicos y chicas de otros Estados
mientras no iniciaba la ceremonia de bienvenida, pues llegué minutos antes de la hora que
nos citaron. En el desarrollo de la ceremonia pude conocer a quienes hacen posible esta
experiencia, observé la coordinación que tienen y ese entusiasmo que al igual que nosotros
reflejaban en su rostro, supe que se sentían orgullosos, y yo me sentía orgullosa de ese equipo,
gracias al cual estaba ahí.
Recorrer Ciudad Universitaria, ya fuera en Pumabús, en bicicleta o caminando, era
realmente un placer, podía pasar varias veces por el mismo lugar y siempre vería algo que lla-
mara mi atención. Respecto a mis clases siempre fueron interesantes, los profesores están muy
capacitados y aunque a veces sentía una lluvia de tareas que me impedían dormir temprano,
me gustaba porque sabía que eso era aprendizaje, ya que eso es ser realmente un estudiante,
y no la comodidad de no hacer nada, pues como nos decía un profesor: “el estudiante se
construye diariamente”.
Algo de lo que estaré sumamente agradecida a quienes hacen posible este proyecto,
además del aprendizaje académico adquirido, es que por medio de mi movilidad conocí
personas muy valiosas, hice amistades muy bien cimentadas, a pesar de ser muy diferentes,
tanto por costumbres, gustos, intereses afines y no tan afines, e incluso aunque hablábamos
el mismo idioma nos confundían los significados de algunas palabras, pues el pertenecer a
territorios distintos se notaba en los regionalismos, fueron algunas de las cosas que más nos
unieron y volvieron interesantes las conversaciones, pues conocerse y compartir el conoci-
miento es realmente un deleite.
Además, pude conocer a personalidades dentro de mi área de estudios como José Ova-
lle Favela, Sergio García Ramírez, José Dávalos, Carrancá y Rivas y Oscar Correas, personas
a quien ya admiraba desde mi universidad de origen, y lo mejor fue que también terminé
admirando a mis profesores y a muchos compañeros de clase durante mi estancia. Fue algo
que resultó muy satisfactorio y motivador.
He de confesar que de primer momento dudé de mis capacidades y tuve miedo de salir
de mi “zona de confort”, tuve miedo al fracaso, a volver derrotada, a no “dar el ancho”, a repro-
bar, pues el nombre de la UNAM pesa, y me lo hicieron saber algunos compañeros cuando les
comenté que había sido aceptada, incluso hubo quienes me aconsejaban quedarme en Guerre-
ro, pues lo más seguro era que reprobará porque decían, “no estábamos a su nivel”. Pero lejos
de asimilar esos comentarios negativos, los utilicé como impulso para demostrarme a mí mis
capacidades y pasar de ser una buena estudiante a ser una excelente estudiante. Cosa que no
fue sencilla, pero pienso que no hay nada que con arrojo y dedicación no se logre.
Hoy puedo decir, que mi esfuerzo rindió frutos, vuelvo a Guerrero con promedio de
diez en todas mis materias. Estoy muy satisfecha, y sobretodo, vuelvo con más confianza y
seguridad en mí, algo que me di cuenta que necesitaba. En la UNAM hice cosas que nunca
imaginé realizar como por ejemplo, cantar y actuar, ambas actividades que realicé en mis
clases como parte de las dinámicas de trabajo. A pesar de que me considero una persona
introvertida di lo mejor de mí y eso me ayudó a sacar mi yo interior y dejar la timidez de lado.
Otra cosa que quiero mencionar es que en el Distrito aman bailar salsa, así que aprendí
un poco a moverme con ese ritmo pegajoso y muy alegre. Fue gracias a unos compañeros
de clase a quienes luego de invitarme a una fiesta, les confesé que no sabía bailar ese género,
pues les dije que de donde soy bailamos separados, sin tomarse de las manos y girar, lo que

74 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


les pareció curioso y a la vez gracioso. Especialmente, por la forma en que lo expresé. Así
que se ofrecieron enseñarme, esas actividades fueron un gran reto para mí, pero da mucha
satisfacción ir poco a poco logrando lo que de momento se ve inalcanzable, imposible, por
eso no me cabe duda que es muy cierto lo que dicen: “lo imposible sólo cuesta un poco más”.
Algo que me quedó muy grabado, y por cierto puse en práctica, fue una frase que nos
dijo César, el encargado de movilidad en la Facultad de Derecho, algo así como: “Diviértan-
se, no todo es la UNAM”. Así que como soy muy obediente, recorrí todo cuanto pude del
Distrito Federal, que me parece un lugar fantástico, a pesar del desarrollo con el que cuenta
y de sus enormes edificios, que nos harían pensar que lo tradicional ha quedado atrás. No
obstante, no es así. Un ejemplo de ello es Xochimilco y también Coyoacán, que está muy cer-
ca de CU; y tuve la oportunidad de recorrerlo en el muy popular tranvía, y escuchar algunas
de sus leyendas y las historias de los museos que alberga y que son realmente interesantes.
El pasear por sus calles empedradas en la noche y recrearse en un ambiente tranquilo y tan
distinto al ambiente del zócalo capitalino es algo que se puede disfrutar mucho.
Me pareció muy curioso que en el Distrito Federal, al igual que mi Estado los regio-
nalismos no se hacen esperar. Tuve una experiencia un tanto chusca, al llamar a una amiga
“güila”, que por la región Costa Grande de Guerrero, lugar de donde soy originaria significa
“tonta”, y como era de esperarse, se ofendió, luego me explicó que en la capital esta palabra
tiene un significado mucho más fuerte. Por cierto, me sorprendió y apenó, pues allá es una
palabra que se dice sin malicia.
Creo que es algo digno de mención la popularidad de los tacos de canasta. Es muy co-
mún encontrar señores en bicicleta, con una gran canasta atrás en la que transportan los tacos,
y lo mejor es que son muy baratos. También me di cuenta de que son parte fundamental de
la comida tradicional universitaria. Y hablando de algo tradicional, no podía omitir al pulque,
que no por nada es llamado “la bebida de los dioses” tanto por su pasado histórico, como por
la sensación real al degustarlo. Antes no lo había probado, pero ¡ah qué delicioso es el pul-
que! Así que no se debe dejar pasar el tomarse un pulquito o dos, o los que el cuerpo aguante.
A mí me encantó el pulque de sabores, las pulquerías o “pulcatas” son algo muy tradi-
cional. Se la pasa uno muy a gusto con los amigos, y el ambiente es increíble. Sin duda, una
de las cosas que extrañaré del D.F. son sus pulquerías y su ambiente tan ruidoso, pero encan-
tador, donde da la impresión de que nunca están vacías, pues entran y salen tantas personas
de distintas edades que pareciera que están de oferta los tarros. Yo soy Guerrerense y allá
tomamos el también tradicional mezcal, de igual forma se vende el de sabores, aunque es más
fuerte que el pulque y “pega” más rápido, ambas bebidas son tradicionalmente mexicanas y
muy deliciosas, eso sí, nada con exceso.
Para finalizar, puedo decir que el haber tomado la decisión de realizar la movilidad es-
tudiantil fue muy acertada, el aventurarse a lo desconocido, iniciar de cero en un lugar con el
que no estás familiarizado, con costumbres un tanto distintas, con una gastronomía diferente a
la de tu lugar de origen y el comenzar a hacer amistades, sin duda, representan un reto que se
vuelve una lección de vida. El sentirse libre, el tomar las riendas de nuestras vidas, pues no está
mamá o papá para levantarnos, si se nos hace tarde, el que nadie te espere con la cena en casa,
ni te ayude con la ropa sucia, cuando estás ocupada haciendo tareas, sólo por mencionar unos
ejemplos, hace que nos demos cuenta de lo complicado que representa “ser independiente”. Sin
embargo, no me arrepentiré de haber tomado esta decisión, sé que crecí como estudiante, como
compañera, como mujer y sobretodo como hija, pues comprendí que tuve que salir de mi hogar
para darme cuenta de todo lo que tenía frente a mí y no podía apreciar.
Vivir la experiencia a través del programa de movilidad del ECOES es algo que me
dejó muchas enseñanzas y grandes aprendizajes, pues de no ser por esta oportunidad no los

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 75


habría conseguido. Por eso no dudaré en motivar a más compañeros a que vivan esta emo-
cionante aventura, de que se suban a esta montaña rusa de la cual, sin duda, no bajarán como
subieron. Esta vivencia les cambiará la vida.
Hoy tengo nuevos retos en mi vida, tengo nuevas metas y la confianza total en mi persona
y en lo que puedo dar. Regreso a mi Estado satisfecha por haber logrado lo que me propuse
y superado mis metas, vuelvo con toda la disposición de servir y de transmitir el aprendizaje
adquirido a mis compañeros y amigos, y regreso sobretodo emocionada, pues tengo en mis
manos un proyecto que servirá a muchas personas en mi lugar de origen, ello gracias a jóvenes
que como yo, tienen interés en cambiar las cosas para bien, por eso y más, sólo me resta decir:
¡GRACIAS ECOES! ¡Gracias UNAM! ¡Gracias Universidad Autónoma de Guerrero!

76 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Un semestre en la UNAM: vivencias de una
estudiante saltillense
Angélica Isabel Sandoval Muñoz.

M
i nombre es Angélica, tengo 23 años, y soy la mayor de cuatro hermanos (Miguel,
Adriana, Ricardo y yo), hijos de Miguel Ángel y María Isabel. Actualmente estudio
la licenciatura de Trabajo Social, en la Facultad de Trabajo Social, de la Universidad
Autónoma de Coahuila. Desde que entré a estudiar me he comprometido con la profesión y
las personas que he conocido, ya que ante tantos problemas sociales, económicos, culturales,
políticos, educativos; que producen el individualismo y la descomposición social, una realidad
muy compleja. Los y las trabajadoras sociales, como profesionales de la investigación y análisis
de las causas y los efectos de éstos problemas, tenemos la responsabilidad de trabajar y actuar,
para que, en acción conjunta con las personas que los experimentan, se logren disminuir los
destrozos que esto provoca, y se contribuya a un bienestar social. Por ello, asumiendo una
actitud responsable y creativa, aceptando y tomando los retos, siento la urgencia de incidir en
la transformación de la realidad, y por ello le doy la importancia que merece a mi profesión.
De esta manera y gracias a mis experiencias en mi facultad y en la comunidad, en
mi crecía la inquietud de venir a estudiar a la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), específicamente, a la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), por su prestigio
y trayectoria educativa.
El año pasado (2013) comencé mi experiencia; primero los trámites (todos los papeles
que hay que firmar, traer, llevar), después la incógnita de no saber si sería o no aceptada (días,
meses), y después la gran alegría al conocer los resultados: Aceptada. ¿Y luego? Pues seguí
entusiasmada, con cierto miedo a la vez, pues no sabía qué me deparaba el destino, dónde
habitaría, cómo administraría los recursos, cómo me organizaría.
En el mes de enero llegué a la Ciudad de México, para cursar el sexto semestre de mi
carrera. Lo primero que hice fue buscar un lugar en donde habitar, lo cual fue difícil ya que
contaba con una lista de lugares, que me facilitó el personal del Espacio Común de Educa-
ción Superior (ECOES), pero lamentablemente la mayoría ya no tenía espacio, además de
que el presupuesto no me alcanzaba. Así, buscando anuncios en el metro, en Ciudad Univer-
sitaria y muchos más lugares, de casas donde rentan cuartos, llegué hasta donde estoy ahora:

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 77


una estancia para 3 mujeres estudiantes, que está muy cerca de CU, y que me ha parecido
confortable, claro que no como mi casa, y donde he conocido a otras chicas que vienen de
otros Estados de la República, a estudiar en la UNAM.
De esta manera, poco a poco, comencé a adaptarme a esta gran ciudad; a su gente
trabajadora, a sus paisajes, al transporte veloz, a sus edificios tan altos, al clima húmedo, a sus
niveles de contaminación, a su ruido, a su comida, a sus escaleras, y a muchas más cosas, que
día con día me enseñaron a estar con más apertura para adentrarme a una cultura diferente.
Al principio si me fue difícil adaptarme, pues extrañaba mucho a mi familia, mis amigos
y mi comunidad. Pero con el paso del tiempo fui conociendo más, confiando, hasta que logré
estabilizarme física, emocional y psicológicamente.
Al llegar a la Escuela Nacional de Trabajo Social me sentía muy emocionada, feliz. El
saber de todos los servicios con los que cuenta, el ver sus edificios, el observar a la población
estudiantil, fue muy grato para mí, y cada vez, en las clases, las actividades, pude irme sintiendo
parte de ella. Varias compañeras y compañeros me recibieron bien; recuerdo que una chica,
Damaris, me dijo “bienvenida compañera” y me regaló unos bombones con chocolate. Des-
pués otra chica, Estela, me comenzó a decir “prima”, porque tenemos un apellido igual; otras
compañeras me preguntaban ¿y por qué te viniste? A lo respondía que debido a mi interés por
conocer cómo llevan a cabo el Trabajo Social en el D.F., en la ENTS, lugar que considero fuerte
en su compromiso social, con personas con alto grado de conciencia ciudadana y capacidad
de transformar su entorno, además para acrecentar mis conocimientos profesionales y sociales.
También me preguntaban: “¿sí te está gustando?” Claro, respondía, pues la UNAM
tiene muchas oportunidades de crecimiento intelectual y social; brinda muchas actividades
culturales, deportivas, académicas, sociales, que permiten a cada estudiante ir más allá de lo
que se imparte en el salón de clases. Además, la Ciudad de México tiene muchos lugares de
interés, muy bonitos y de bajo costo, y unos hasta gratis. Así, al paso del tiempo, fui adqui-
riendo más conocimientos profesionales y sociales, los cuales han fortalecido mi personalidad
y mi compromiso con la profesión.
Por ejemplo, la materia que más me gusta en la ENTS es la Práctica de Especializa-
ción, con la Red Nacional de Investigadores y Educadores en Cooperativismo y Economía
Solidaria (REDCOOP), ya que ahí he conocido a unas personas muy hermosas como seres
humanos; mi profesora Yesenia y mis compañeras Yina, Ivonne, Mónica, Paola y Mariana, las
cuales han sido como mi familia aquí en el D.F., pues me han brindado su amistad, su tiempo
(no sólo en las clases, sino también fuera de ellas) y su atención.
En cada reunión con ellas, en el momento de llevar a cabo la práctica, además de crecer
profesionalmente, aprendo a ser mejor ser humano, ya que nuestro trabajo está basado en
los principios y valores del Cooperativismo y la Economía Solidaria, y se ponen en acción
todas las capacidades, habilidades y herramientas humanas que tenemos. Gracias a ellas mi
estancia en la ENTS ha sido muy beneficiosa. También los y las compañeras de otras mate-
rias como Derechos Humanos, Educación Social, Familia y Vida Cotidiana, Psicología del
Desarrollo Humano, y el idioma Italiano en el Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras
CELE, han contribuido en mi bienestar, pero como es menos el tiempo que convivo con ellos
la cercanía es muy diferente: sólo me preguntan cómo me va, comparten alguna información
de la materia, o platican un rato sobre sus planes profesionales, pero no socializamos más.
Ahora, después de casi 5 meses de estar juntos como compañeros, me doy cuenta de
que yo también he contribuido en su persona, y se han creado lazos de compañerismo favo-
rables, pues me han hecho comentarios como los siguientes: ¿ya te vas a ir?, ¿porque?, ¿nos
vas a privar de tu presencia?, ¿y si te quedas el próximo semestre?, ¿vas a regresar a estudiar
aquí tu maestría? ¡Síguele aquí!

78 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Un detalle que me emocionó fue el que mi compañera, Eréndira, me regalara unos
aretes elaborados por ella, como signo de su amistad, diciendo: “para que te acuerdes de
nosotros, del DF”. Es agradable darse cuenta que valoran mi persona y la manera en que me
desenvuelvo, y eso me anima a seguir luchando por dar lo mejor de mí por mi familia y la
gente que me rodea.
Claro que no todo ha sido color de rosa, pues también logro percibir ciertas envidias de al-
gunos compañeros, que por el hecho de estar de “intercambio”, me ven diferente, como una “des-
conocida”, la cual “no es parte” de su grupo. Pero eso no ha causado problemas en mí persona,
al contrario, creo que me ha ayudado a ser paciente, a confiar en mí, y a tratar de ser una buena
compañera. Otra situación difícil que viví fueron las más de tres veces que me enfermé, situación
que me pudo mucho, pues no contaba con seguro médico aquí. Gracias a los servicios médicos
de la UNAM, pude recuperarme, pues los médicos y las enfermeras me atendieron muy bien.
En CU he observado y experimentado muchas cosas: me sorprende que la mayoría de
las y los estudiantes hacen fila para subir al Pumabús, pues muestran su orden y respeto; me
encanta sentir lo fresco de los árboles, y admirar su colores verde, lila, rojo, amarillo y otros,
ya que esto me relaja y permite estar en contacto con la naturaleza; me es grato encontrarme
con las ardillas, las lagartijas y los pájaros rojos, que andan por el campus, pues esto me invita
a pensar y cuidar el ambiente; me gusta ver que varios estudiantes andan en bici, muestra de
su cultura saludable; me alegra admirar los edificios, pinturas y murales que hay en casi toda
CU, ¡qué belleza es la biblioteca central!, me conforta saber que en cada Escuela o Facultad,
hay un lugar donde venden comida, mesas y sillas al aire libre, jardines, canchas o lugares de-
portivos, y más espacios donde cada estudiante, individual o grupalmente, se puede recrear,
sentir bien, relajar, pues da certeza del desarrollo integral que se puede lograr.
Pienso que la extensión territorial de CU es muy grande para mí, y para el tiempo en
que estoy aquí, pues muchas veces me he quedado con la intención de caminar más, de ir
a tal parte, de conocer, y por ocupaciones académicas no lo he hecho. Otras veces me he
lanzado a la aventura de descubrir qué hay, y me doy cuenta, al platicar con demás estudian-
tes, que ellos no saben dónde se encuentra tal lugar, o los servicios que dan, en fin. Por algo
Ciudad Universitaria es Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Es demasiado gratificante saber que estoy estudiando en la alma mater del conoci-
miento, pero mucho más gratificante es descubrir que muchas y muchos jóvenes como yo,
sencillos, de clase baja o media baja, esperanza de su familia, tienen sueños. Uno de ellos, el
que nos une en este momento, prepararse para desarrollar una profesión, la cual servirá para
poder colaborar en la construcción de un mejor entorno, de otra realidad, de otra ciudad, de
otro país, donde cada persona sea dignificada, sea respetada y promovida, se sienta feliz, y
pueda desarrollarse integralmente en su familia, en su comunidad, en su ciudad.
En la gran Ciudad de México, me conmueve observar muchas actitudes de servicio y
ciudadanía activa, lo que inspira confianza y anima, pues ante tanta pobreza y desempleo que
también he observado, muchas personas, día con día, demuestran su deseo de mejorar, de
desarrollarse, de ser felices. Cabe señalar que en cada paseo que hago, descubro cosas muy
interesantes y me alegra poder disfrutar de los lugares tales como el Zócalo, la Catedral, el
Palacio Nacional, el Castillo de Chapultepec, el Palacio de Bellas Artes, el Palacio de Minería,
el Monumento a la Revolución, la Plaza de las Tres Culturas, la Basílica de Guadalupe, las
Plazas Delegacionales, los Mercados de artesanías, además de asistir a conciertos (de Silvio
Rodríguez, Amaury Pérez, Fernando Delgadillo, Mexicanto) y actividades variadas (exposi-
ciones, venta de libros).
Y cómo no mencionar a mi querido Coyoacán, la Delegación en la que habito, lugar tan
agradable y pintoresco, donde se disfruta mucho el caminar por sus verdes calles, el descan-

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 79


sar en sus plazas, el adentrarse en sus encantos, el tomar un rico café, el ver sus espectáculos
culturales, y disfrutar de sus inigualables fines de semana.
Los primeros días de mayo me visitó mi mamá. Fueron momentos tan especiales, ya que
para venir, ella se subió a un avión, cosa que nunca había hecho. Además, aunque hace años,
mi mamá visitó el D.F., no conocía el Centro Histórico y muchos más lugares representativos.
Los tres días que estuvo aquí disfruté mucho de su presencia, así como ella de la mía, ya que
juntas recorrimos varias partes de la Ciudad de México. Es muy gratificante sentir el amor
materno, al mismo tiempo que poder compartir mi amor, admiración y respeto hacia ella.
Durante todo este tiempo, me he dado cuenta que he cambiado algunos hábitos: en
mi alimentación (procurando que sea más saludable), en mis tiempos de estudio (aquí le he
dedicado más), en mis labores domésticas (lavado de la ropa, limpieza de la estancia y de-
más), en mi tiempo de esparcimiento (sólo un día a la semana), y en otras actividades como
leer, pues aquí mucha gente, sea de la clase que sea, lee; en sacar la basura, pues aquí, en las
calles, no tienen contenedores y hay que buscar el lugar y tiempo específico para depositarla;
en el uso del internet, pues la mayoría de trabajos e investigaciones se dan a conocer, o deben
realizarse, por este medio.
Todas las experiencias que he vivido en la ENTS, en la UNAM y en la Ciudad de
México me han servido mucho tanto en el ámbito profesional, como en el social, y el perso-
nal-familiar. En este último, debo decir que me siento más madura, más autónoma, y más res-
ponsable, pues algunos cambios concretos que muestran lo que digo son los siguientes: Mejor
comunicación con mi padre, madre y hermanos. Mayor sentido de identidad mexicana.
Aumento de la práctica de valores como la solidaridad, la corresponsabilidad, la tolerancia,
la generosidad y la amistad. Mayor capacidad de escucha y participación ante las necesidades
de los demás. Mayor disposición al compromiso social, mediante acuerdos grupales, análisis
de la realidad local, regional y nacional. Aumento de responsabilidades personales como
administración de recursos económicos, elaboración de mis comidas. Más asertividad en la
toma de decisiones. La adaptación a otra cultura. Forma de vida independiente. Esto es lo
que logro percibir en mí misma, pero seguramente al preguntarles a las personas que me
conocen o conviven conmigo diariamente, podrán reafirmar o agregar otras características.
Para concluir, quisiera hacer referencia a las personas que han hecho posible mi estan-
cia en la Ciudad de México, con quienes estoy sumamente agradecida: la Secretaria Aca-
démica de mi Facultad, Martha Virginia Jasso Oyervides, los encargados de Movilidad de
mi universidad y de la ENTS, Karla Fuentes y Ulises Sánchez, a mi querida familia, a mis
compañeras, a mi gran amigo Fernando Liñán, y demás personas, quienes han favorecido
mi proceso de desarrollo y maduración en esta bella etapa de mi vida. A todos ellos y ellas
dedico el mayor de mis esfuerzos y estas palabras de gratitud:
En mi existencia, durante estos últimos meses ha habido alegrías y tristezas, fuerza y debi-
lidad, compañía y soledad, certeza e incertidumbre, pero ante todo ha prevalecido la esperan-
za, el lanzarme a la aventura de la vida y seguir adelante en cada situación, pues ustedes han
sido mi alegría, mi fuerza, mi compañía y certidumbre. ¡Muchas gracias por estar conmigo!

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Un sueño realizado
Rosalba Hernández Ibáñez

P
artí de mi casa con una ilusión que más adelante se convirtió en una realidad: conver-
tirme en estudiante de la Universidad más prestigiada de México. No fue una decisión
sencilla, significaba abandonar por un tiempo considerable mi tierra, estar fuera de mi
hogar y lejos de las personas que quiero. Partí hacia una ciudad inmensa, desconocida y en
palabras de algunos, muy peligrosa.
Después de analizar todo lo que implicaría mi estancia de movilidad, finalmente tomé
la decisión correcta. Decidí abandonar mis comodidades y luchar por mis objetivos. Al llegar
a la ciudad de México experimenté una sensación difícil de explicar. Por un lado, estaba
emocionada, pero por el otro, me encontraba completamente atemorizada. Recuerdo perfec-
tamente que lo primero que aprendí al llegar aquí, fue a usar el metro. Había tantas líneas,
todas con distintos colores, distintos destinos y todas parecidas entre sí. Finalmente logré dar
con la estación del metro Copilco, que es la más cercana la que era mi nueva facultad. Ca-
miné y caminé y al llegar a los límites de Ciudad Universitaria, no pude evitar emocionarme.
¡Era una cosa impresionante! Recuerdo que no podía contener mi sonrisa. Yo estaba ahí, y a
tan sólo unos pasos de mí, la gran Ciudad Universitaria, aquella que solo conocía por medio
de las películas y de algunas fotografías.
Comencé a caminar en búsqueda de mi facultad. No podía dejar de admirar los edi-
ficios tan altos, los enormes jardines, los murales y a todos los estudiantes que paseaban
de un lado a otro. Finalmente, llegué al lugar donde se encontraba la estatua de un águila
parada sobre un nopal devorando una serpiente. ¡Mi tierra prometida!, la gran Facultad
de Derecho. Continué caminando y llegué a un lugar, al cual más tarde me enteraría
que le llaman “las islas”. Desde ahí pude ver a lo lejos los famosos murales de Siqueiros,
tan característicos de la Biblioteca Central. Y aún más, a lo lejos se podía ver la enorme
torre de la Rectoría. ¡Yo estaba fascinada! Todo el panorama era espectacular. Supe que
aquel momento nunca se borraría de mi mente, porque significaba el inicio de una gran
experiencia en mi vida.
Y así fue, aquel día conocí al resto de mis compañeros de intercambio provenientes de
Baja California, Sinaloa, Puebla, Chiapas, Sonora, Coahuila, entre otras entidades. A ellos,

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 81


como a mí, se les notaba la alegría de encontrarnos justo en ese momento de nuestras vidas.
Todos, con sueños, con metas y con ganas de iniciar el semestre.
Pero debo decir, que el programa de movilidad no sólo es una experiencia vivida en
las aulas. Comenzaré por relatar, mi experiencia fuera de ellas. Al estar fuera de mi hogar,
aprendí primeramente a valorar por completo la comida de casa. Al principio no era dema-
siado difícil comprar comida en cualquier puesto. Incluso era algo novedoso probar las tortas
de tamal, los tamales oaxaqueños y las quesadillas, aunque muchas de ellas no tenían queso.
Pero más adelante extrañaba los deliciosos platillos que me preparaba mi mamá, las famosas
gorditas de doña Julia, el asado de boda y el queso de los menonitas tan característicos de
mi entidad.
Al inicio del semestre extrañaba a mis compañeros de Zacatecas, pues cuando llegué
aquí no conocía prácticamente a nadie, y en mis intentos por socializar, no podía evitar que
mis compañeros del Distrito Federal se percataran de mi acento y de que obviamente venía
del interior de la República. No obstante, al mismo tiempo, éste era un buen tema de conver-
sación para romper el hielo.
Y qué decir de las nuevas responsabilidades que adquirí. La más importante de ellas
fue la de hacerme cargo de mi propia persona. Recuerdo que cuando llegué paseaba con mi
tablet tomando fotografías por toda la ciudad, hasta que más tarde mis compañeros fueron tan
amables de advertirme que eso era un acto totalmente atractivo para la delincuencia.
También me advirtieron de las zonas más peligrosas de la ciudad, entre las que figuraba
Tepito, me dijeron que en ellas no debía pararme por ninguna razón, especialmente si era de
noche. Y es que yo vengo de una ciudad “tranquila”, y digo tranquila entre comillas, porque
es cierto que hace algunos meses resentimos los problemas de seguridad provocados por la
delincuencia organizada, pero creo que en cuestión de robos y asaltos a mano armada, la
Ciudad de México supera por mucho, a otras ciudades, incluida la mía.
Me fui adaptando poco a poco al ritmo de vida que se vive todos los días en el Distrito
Federal. Cuando vivía en Zacatecas comúnmente me tomaba veinte minutos en trasladarme
de mi casa a la escuela, pero aquí debía salir con mucha anticipación de mi casa para poder
llegar a tiempo a mis clases. Podía ser el tránsito el que me retrasara, o el metro podría ir
demasiado lleno, y yo tendría que esperar a subirme a algún otro vagón, o podía ser que el
Pumabús se demorara en pasar, la cuestión es que necesitaba mucho más que veinte minutos
para arribar a mi destino a tiempo.
Y la cantidad de gente que había en todas partes, parecía un mar de personas, todas
con un mismo destino, todas con prisa, y todas dispuestas a pasar por encima de otras si esto
era necesario. Admito que esta circunstancia de la ciudad, no me agrada para nada. Pero
esto no significa que no sepa valorar la parte agradable del Distrito Federal. Por ejemplo, me
encantó visitar su Centro Histórico. Recuerdo que el primer domingo que pasé en ella, visité
la avenida Paseo de la Reforma y renté una bicicleta.
Había mucha gente en toda la avenida, porque los domingos impiden el tránsito vehicu-
lar para que las personas puedan pasear. Había desde niños pequeños en triciclos, hasta gente
adulta corriendo, paseando en patines, en bicis, Y por supuesto, no podía dejar de unirme a
ese espléndido desfile de personas.
Pedaleé desde el Ángel de la Independencia, hasta el monumento a la Revolución.
No pude ignorar el famoso monumento del caballito. Continué pedaleando hasta llegar al
Palacio de Bellas Artes, pasando por la Alameda Central, mirando de cerca la Torre Latinoa-
mericana, hasta llegar finalmente al Zócalo capitalino. Era fantástico ir observando de cerca
los edificios altos, la arquitectura y los detalles únicos de una gran metrópoli como lo es la
Ciudad de México.

82 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Dentro de la lista de los mejores lugares en el Distrito Federal, no puedo dejar de men-
cionar el gran bosque de Chapultepec. Lo que más me interesaba conocer era su majestuoso
Castillo. Sin duda un lugar que nos cuenta una parte muy importante de la historia de nuestro
país. Caminar por sus pasillos y conocer las habitaciones y los objetos que utilizaron Maximi-
liano y su esposa Carlota, es algo que me remontó por completo al siglo XIX.
También visité el lago que combina perfectamente con el paisaje del bosque y con toda
seguridad puedo decir que me divertí mucho ese día paseando a bordo de una lancha y más
tarde, conociendo la gran variedad de especies animales en el zoológico. Tampoco puedo
dejar de mencionar la gran cantidad de museos que hay en toda la ciudad. Si algo caracteriza
a la Capital del país, es su gama cultural y artística. Mis favoritos fueron el Museo y las exposi-
ciones del Palacio de Bellas Artes, el museo de la moneda, el de la casa de Frida Kahlo, y de
Diego Rivera. También visité el Antiguo Colegio de San Ildefonso, la casa del Lago, Juan José
Arreola, el Museo Universitario del Chopo, entre otros centros culturales de la universidad.
Y es que esta ciudad está llena de cultura. Me encantaba asistir a las tan comunes ferias de
libros, las tertulias y cafés literarios, los diplomados y las conferencias, a las cuales se puede acceder
con mucha facilidad y que son actividades esencialmente características de la Máxima Casa de
Estudios del país. Prácticamente a diario los auditorios y salas de cada facultad o de los institutos se
encontraban ocupadas por diplomados, seminarios y conferencias, que considero, es un privilegio
poder asistir cuando se tiene el honor de pertenecer a la UNAM, pues en la capital del país se
concentran notables figuras que son excelentes en la materia a la que se dedican y en el caso de
otras entidades, debemos esperar a que nos visiten para poder escuchar sus conferencias.
Es fantástico tener acceso a las inmensas bibliotecas, abarrotadas de singulares obras,
llenas de historia y de montañas de información especializada. Es grandioso poder presenciar
los conciertos de la sala Netzahualcóyotl, las impresionantes coreografías de la sala Miguel
Covarrubias, las exposiciones en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, las actua-
ciones en el Teatro Juan Ruíz de Alarcón, las bellas películas proyectadas en la Cineteca y
una infinidad de actividades que, como estudiante de movilidad, debemos aprovechar.
Fue muy grato presenciar un partido del equipo de futbol “Pumas”. Ver de cerca a los
jugadores reconocidos y visitar el enorme Estadio Olímpico, es algo que nunca voy a olvidar.
Y debo decir que además del derroche de cultura, se encuentra una enorme gama deportiva.
Pero ciertamente, el privilegio más grande que se tiene al formar parte de la UNAM, es ser
alumno de profesores tan reconocidos en todas y cada una de las materias. Hombres y muje-
res que han logrado distinguirse como profesores eméritos de la universidad, algunos que han
publicado obras, otros que tienen una amplia trayectoria de investigación, que se reconocen
por su trabajo práctico, que son importantes funcionarios de Estado, y una amplia gama de
trabajo que es digno de reconocerse.
Definitivamente la dinámica es muy distinta a la de mi universidad de procedencia.
Aquí se tiene la oportunidad de elegir los horarios y los profesores que uno prefiera. En el
caso de mi facultad, nos los asignan. Creo que es una gran ventaja el poder elegirlos, pues
permite organizar nuestras actividades perfectamente y valorar el trabajo y la trayectoria de
quienes nos impartirán clase durante un semestre.
También hay una gran variedad de alumnos. Es muy agradable convivir y conocer
alumnos de otras entidades. El número de alumnos por clase es muy variable. Yo llegué a
estar en clases con más de sesenta alumnos y contrastantemente, en clases dónde sólo había
cuatro personas. En cada clase tenia distintos compañeros, a diferencia de mi universidad, en
dónde he convivido con los mismos compañeros desde primer semestre.
La experiencia de movilidad me ha dado la oportunidad, no sólo de cambiar mi rutina
de estudiante. Sino de mejorarla. Finalmente el intercambio, no solamente es un intercambio

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 83


de manera física, sino que es un intercambio de ideas, de conocimientos, y de experiencias
entre los alumnos que venimos de visita por un semestre, y aquellos que se quedan toda la
carrera. Es una oportunidad para crear fuertes lazos no sólo de amistad, sino también profe-
sionales, que logra que nuestra generación, ésta que habrá de tener en sus manos las riendas
del país en un futuro próximo, esté consciente de la realidad que se vive en otras entidades.
Esto nos da una ventaja, porque además de que la tecnología lo permite, nuestra generación
va poder hablar de lo que necesita el país, ya no con base sólo en estadísticas, sino a través
de la voz de compañeros que lo están viviendo.
Probablemente este semestre conviví con alguno que habrá de convertirse en el próxi-
mo gobernante, en el próximo investigador destacado del país, o en el próximo profesionista
reconocido, porque la labor de la UNAM ha sido ésta desde hace muchos años. Una parte
fundamental en la formación de un profesionista, siempre será la universidad que lo forjó.
Hoy puedo decir que siento un profundo cariño por la Universidad Autónoma de Zacatecas,
que me ha motivado para seguir siempre creciendo; pero ahora, también siento un gran apre-
cio por mi otra universidad: la UNAM, que me recibió con los brazos abiertos.
Aquella universidad que no discrimina el nivel socio económico, el lugar de origen,
la ideología, el sexo o la religión de sus estudiantes, porque en ella todos tenemos la misma
oportunidad de aprovechar las herramientas que nos brinda. Aquella que desarrolla en sus
aulas el talento académico que tenemos y que lo proyecta hacia el resto del mundo. Que cree
que la única oportunidad que nuestro país tiene para mejorar las condiciones de vida, es la
educación y que indudablemente le apuesta al conocimiento, a los avances, a los descubri-
mientos y a la preparación de sus alumnos. Por eso es que estamos aquí. Por la oportunidad
que esta excelente institución nos ha brindado a los alumnos de movilidad. Esta labor se
resume perfectamente en el mural de Siqueiros. Aquel que se encuentra justo detrás de la
Torre de Rectoría y que se denomina: “El pueblo a la universidad y la universidad al pueblo”.
Porque sin duda alguna, la UNAM sigue estando al servicio del país a través de cada es-
tudiante que ha pisado sus aulas. Ahora los estudiantes de movilidad ya tenemos sangre azul y
piel dorada, y evidentemente nos llevamos el compromiso que tenemos con esta universidad
y con cada universidad de la que provenimos, de luchar por mejorar las condiciones que se
viven en la tierra que nos vio nacer.
Regreso a mi tierra con experiencias que me ayudaron a crecer, con un amplio pano-
rama de lo que mi país me exige, ya no sólo en mi entidad, sino consciente de que el país
requiere personas que se atrevan a salir de su zona de comodidad para mejorar. Vuelvo con
nuevas amistades, con mayores conocimientos, y con una enorme sonrisa de satisfacción por
haber vivido la mejor experiencia de mi vida, porque sin duda, este semestre de movilidad,
no culmina al regresar a Zacatecas, si no que marca el inicio del compromiso que llevo sem-
brado y que dará frutos más adelante.

84 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Movilidad Estudiantil Nacional: una
oportunidad para crecer
Antonia Nájera Pérez

S
oy Antonia, estudié Ciencia Política y Administración Pública en la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el Distrito Fe-
deral, y tuve también la fortuna de estudiar el octavo semestre de mi licenciatura en el
Centro Universitario de Ciencias Económico-Administrativas de la Universidad de Guadala-
jara, en Jalisco. Justo de esta experiencia quiero tratar en las siguientes líneas. Hace un par de
años, en junio de 2012, durante un congreso de administración pública realizado en Mérida,
Yucatán, tuve la fortuna de conocer a un par de chicas, estudiantes también de Ciencia Polí-
tica y Administración Pública en los estados de Guerrero y San Luis Potosí. Ambas mujeres
influyeron mucho para que dos meses después yo tomase la decisión de realizar un intercam-
bio académico en otra ciudad del país. Me hablaron de diversos programas de movilidad
nacional y de instituciones que financiaban las estancias de los universitarios seleccionados
para realizarlas. En un principio lo consideré como una opción poco probable, incluso puedo
decir que no volví a pensar en ello sino hasta dos semanas antes de que diera inicio a los
trámites del Programa de Movilidad del ECOES.
Sigo creyendo que no hubiera tomado la decisión de realizar la movilidad si no hubiera
confluido en septiembre de 2012 la multiplicidad de factores, personales y académicos que se
suscitaron. Por suerte o de casualidad, como quiera llamársele, diversas situaciones me hicieron
reconsiderar el intercambio académico como una posibilidad real. Le doy mucho peso a “la deci-
sión” porque sin duda se trataba de tomar una decisión personal, quizá una de las más importantes
para mis entonces veinte años de vida. Incluso, el consenso de tal decisión con mi familia, más que
consenso fue aviso de una decisión tomada, decisión que en definitiva hube de analizar y recon-
siderar durante todos y cada uno de los días que me separaron de la publicación de resultados.
Si bien en el momento en que realicé la inscripción para participar en el Programa de
Movilidad del ECOES no estaba segura de querer realizar una estancia fuera de la ciudad, es
cierto que volví a pensar sobre lo conveniente de ello. En todo caso estaría lejos de mi familia
y amigos, iría a otra ciudad con gente que no conocía: ¿Y si me costaba mucho integrarme
a esa nueva vida? ¿Qué pasaría si enfermaba estando sola, a kilómetros de casa? ¿Y si ex-

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 85


trañaba tanto a mis seres queridos y quería regresar a la primera oportunidad? Sin duda, el
miedo y la incertidumbre estaban presentes, y supongo que era normal que me pasaran por
la cabeza los peores escenarios, la mayor parte de ellos basados en el temor a cambios tan
bruscos como los que viviría.
Por fortuna los miedos fueron los menos, de no ser así seguramente no hubiera tenido
tan fuerte determinación para participar en la convocatoria. Pensaba en la movilidad como
una oportunidad de crecimiento personal y académico, y estar sola sería la clave de todo ello.
Sería la primera vez que me separaba de mis padres por tanto tiempo y tanta distancia, sabía
que estaríamos en contacto pero que ello en nada cambiaría la situación, estaría a prueba, sa-
bía perfectamente que necesitaba ese cambio y lo sabía, aunque nadie pudiera comprenderlo
del todo. Tenía la seguridad de que cinco meses lejos de casa me cambiarían la vida, no sabía
¿Cómo?, ni ¿En qué medida?, pero tenía la certeza de que me ayudaría y que marcaría un
cambio trascendental en mi persona. Ahora comprendo que no me equivocaba.
El 10 de diciembre de 2012 se publicaron los resultados. Me desperté lo más tarde que
pude. Quería retrasar el momento de la desilusión. Estaba casi segura de que el resultado
sería negativo, y por eso no quería revisarlo de inmediato. Finalmente me decidí, estaba sola
en casa y ello hacía más divertido el momento. Sí, me divertía pensar que estaba a punto
de enterarme de un resultado que cambiaría mi vida, sonreía frente a la computadora y aún
dudaba en ver el resultado. Quizá sería mejor esperar a que volviese mi madre del trabajo,
su apoyo sería imprescindible si obtenía un “NO” como respuesta. Pero era “mi decisión”,
era “mi resultado”, era “mi momento” para sentir fracasos o éxitos. Revisé la página de los
resultados, estaba menos nerviosa de lo que debí de haber estado, busqué mis apellidos y en
menos de treinta segundos mi vida había cambiado: me iba a la Universidad de Guadalajara
en menos de dos meses.
Recuerdo perfectamente que me quedé riendo de felicidad más de media hora, se me
quitó el hambre y el frío. Finalmente, después de aquella especie de lapsus brutus le llamé
por teléfono a la persona más importante: “mamá, me voy a Guadalajara”, le dije sin más
preámbulo. Sus felicitaciones y palabras de aliento me ayudaron muchísimo, ya moría por
que volviera y me abrazara fuerte, mientras tanto seguía sola con una perplejidad y una feli-
cidad que no me abandonaron en todo el día. Todas y cada una de las dudas y los temores
habían desaparecido, quería irme, debía hacerlo.
Así fue como el 27 de enero de 2013, acompañada de mis padres, estaba desempacan-
do maletas en una casa de estudiantes en Zapopan, Jalisco. Fue la despedida más rápida y
menos emotiva que he tenido, al menos desde mi punto de vista. Un par de días después,
las autoridades de la Universidad de Guadalajara me daban la bienvenida a mí y a todos los
estudiantes nacionales y extranjeros que iniciábamos nuestra estancia de movilidad en alguno
de sus centros de estudio.
Yo realizaría mi estancia al norte de la ciudad, en el Centro Universitario de Ciencias
Económico-Administrativas, un lugar sin duda bonito y espacioso, que resultó ideal durante
los cinco meses que duraron las clases. Desde un inicio, las autoridades académicas y admi-
nistrativas de la universidad nos mostraron una total disposición para incluirnos en diversos
proyectos y actividades, tanto académicas, como recreativas.
Nos dieron la oportunidad de cursar idiomas, practicar los deportes de nuestra prefe-
rencia y tomar diversos cursos no sólo en ese centro de estudios, sino en cualquier otro centro
o instalación de la universidad. Me pareció excelente la forma en que buscan integrar a los
jóvenes nacionales y extranjeros, finalmente todos estábamos ahí con el mismo fin; compartir
experiencias y puntos de vista, tanto dentro como fuera de las aulas, permitió retroalimentar
conocimientos, haciendo aún más didáctico mi proceso de aprendizaje y más amena mi vida.

86 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


El mayor interés que yo tenía por la movilidad estudiantil era ampliar mis conoci-
mientos sobre el estudio de políticas públicas locales y gestión pública municipal, las cuales
lamentablemente no se profundizan en el plan de estudios de mi carrera. En cinco meses
busqué empaparme de estos temas, además tuve la fortuna de tener como profesores a fun-
cionarios públicos y académicos especialistas en los temas que deseaba conocer, y creo que
de ello dependió mucho que al final me haya ido con mis expectativas de estudio cubiertas.
Las actividades en las aulas fueron complementadas con visitas al cabildo del muni-
cipio de Guadalajara, donde pude además conocer a algunos funcionarios públicos con
los que aún tengo contacto. Asimismo, diversas organizaciones estudiantiles del centro
de estudios también me abrieron las puertas, incluyéndome en algunos proyectos, permi-
tiéndome participar en ellos activamente, dando mis puntos de vista y encargándome de
determinadas tareas.
Por otro lado, no me costó trabajo acostumbrarme a estilo de vida, ni al ritmo de la
ciudad, supongo que debido a que llegaba de la Ciudad de México, una ciudad caótica y
acelerada por excelencia. Me resultaba más grato el ritmo de vida de los tapatíos, pues no
hacía más de media hora para llegar a cualquier sitio, el transporte público era eficiente
y las vialidades poco congestionadas, en resumen, la gente parecía menos estresada y de
mejor humor. Además, no perdí el tiempo; desde los primeros días me interné en la ciudad
ubicando futuros sitios que consideraba necesario visitar, y cabe mencionar que como bue-
na amante de la comida me dediqué a probar cuanto platillo y bebida me recomendaron
compañeros.
En general considero que hubo circunstancias importantes que marcaron mi vida
y el inicio de mi juventud de una manera extraordinaria. Por una parte, adquirí conoci-
mientos sobre temas que no podría haber abarcado en mi universidad, lo cual resultó ser
muy funcional para ampliar mis criterios en el estudio de las Ciencias Sociales y, específi-
camente en el análisis procesos políticos nacionales. Siempre consideré importante que los
científicos sociales analizaremos nuestros objetos de estudio desde perspectivas espaciales
diversas a fin de tener la mayor objetividad en nuestras investigaciones, y fue justamente
el intercambio académico el que me proporcionó una visión más amplia acerca de los
problemas nacionales, lo cual derivó en la necesidad de tejer redes de apoyo académico,
tanto con alumnos, docentes e investigadores, así como con funcionarios públicos y un par
de asociaciones civiles.
Hubo también cambios significativos en mi persona. Me volví el doble de responsa-
ble, cuidé de mi salud como nunca antes y lo más importante, valoré mucho el vivir sola y
pasar tiempo de calidad conmigo, pues aprendí a hacer cosas habituales sin necesidad de
estar con alguien, lo cual me permitió liberarme de apegos y modificar costumbres que por
años me habían generado problemas.
De pronto me empecé a llenar de nuevos sueños y de nuevos planes, me hice más
perseverante y aumenté mi autoconfianza. Empecé a exigir más de mi misma pero también
a darme más. Contrario a lo que pensé, no extrañé mi universidad ni mi ciudad, incluso
me costaba trabajo entender que no extrañase a mi familia y a mis amigos, tenía tan pocas
ganas de volver y tantas ganas de seguir estudiando allá que incluso me permití quedarme
un par de meses más para realizar un proyecto de investigación.
Estaba encantada con la nueva persona que era y me atrevo a decir que temía perder-
me al volver, pero no fue así. Todos esos cambios continuaron operando día a día, estando
presentes en el pesado, pero encantador camino de la vida.
Hace unos meses logré concluir con mis estudios universitarios y, hasta la fecha, no
ha habido momento en que dejara de pensar en mi experiencia de movilidad estudiantil

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 87


como una circunstancia definitoria en múltiples ámbitos de mi vida. Estoy cien por ciento
segura de que como estudiante y como persona hay un antes y un después de aquella es-
tancia en tierras tapatías. Inauguré con ella una nueva etapa en mi vida, pues me ayudó a
saber lo que quería y lo que no quería para mi juventud y creo que eso sencillamente se
llama: “crecer”.
Por todo lo anterior, recomendaría sin dudarlo los intercambios académicos naciona-
les a los universitarios del país. Creo que la movilidad estudiantil nacional nos proporciona
la posibilidad, en primer término, de ampliar nuestros conocimientos y modificar nuestra
perspectiva sobre la realidad nacional; de conocer nuevas personas a fin de empezar a
estructurar redes de apoyo académico y laboral; y finalmente de conocer otros lugares del
país con riqueza cultural y natural invaluable. Confío en que estos tres aspectos son los que
en conjunto propician cambios en la vida de los jóvenes universitarios que hemos tenido
la posibilidad y la fortuna de participar en el Programa de Movilidad Nacional, pues nos
abren puertas, amplían nuestros horizontes de vida y aún más importante: nos ayudan a
crecer como personas.

88 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Venciendo el miedo al cambio
Daniela Sarahi Medina Rojas.

L
a vida comienza fuera de tu zona de confort. Es una frase inspiradora cuyo signifi-
cado no conocía hasta que lo viví. Más que un intercambio académico, fue darme
cuenta que la vida comienza cuando dejamos de temerle al cambio y a lo desconoci-
do. Darme cuenta que las oportunidades están allí y que son para aquellos que se atreven
a tomarlas. Salir de esa zona de confort va más allá de dejar nuestra casa, de alejarnos de
familia, amigos y pareja; cambiar aquella rutina, ese camino que hemos memorizado por
haberlo transitado tantas veces, ya no ver los mismos paisajes ni a la misma gente. Va más
allá de descubrir nuevos lugares, probar nuevos platillos, ver nuevos paisajes y hacer nue-
vos amigos. Es dejar esa seguridad a la que estamos acostumbrados y obligarnos enfrentar
nuestros miedos, la soledad y los retos. Es probar de lo que estamos hechos. Es mucho más
aleccionador cuando comenzamos a extrañar lo que dejamos, valorar todo aquello que
dábamos por sentado y no dejar que las dudas nos derroten. Salir de esa zona es lo que se
necesita, porque es ahí donde las cosas suceden.
Mi semestre de movilidad, gracias al ECOES, constituyó esa experiencia que me hizo
darme cuenta de todo esto. Fue una de las vivencias que más me han hecho crecer, tanto
como estudiante, y como persona. Me abrió los ojos y me hizo darme cuenta de las infi-
nitas posibilidades que el mundo tiene para ofrecernos. Debido a mi situación financiera,
estudiar lejos de casa era un lujo que no podía darme y una opción que no tenía. La beca
del ECOES significó la oportunidad de poder cumplir con ese sueño, y por esa razón quise
aprovecharlo de la mejor manera.
Al ser estudiante de Ingeniería en Biotecnología del Instituto Politécnico Nacional
campus Guanajuato, elegí una opción que representara un reto y a su vez fuera una ex-
periencia que me enriqueciera. Quise pertenecer a las dos mejores universidades del país,
es por esto que elegí la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de
México, ya que quería demostrarme que no hay retos demasiado grandes, rivalidades entre
instituciones, ni limitantes entre licenciaturas e ingenieras que pudieran detener mis ganas
de aprender y superarme.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 89


Al tener mi carrera un amplio campo de aplicación, decidí especializarme en el campo
de la biotecnología roja, es decir, la biotecnología con aplicaciones biomédicas, terapéuticas,
de investigación y diagnóstico. Es por esto que opté por cursar materias pertenecientes a la
Licenciatura en Biología: carcinogénesis, toxicología molecular y virología. Dichas materias
son la base para poder entender varios problemas médicos actuales que se intentan resolver
mediante el uso de la biotecnología y que representan un campo de acción a futuro.
Al principio fue muy difícil, ya que fue la primera vez que dejé mi casa y me aventuré
a vivir sola en una ciudad tan grande. No obstante, decidí vivirlo con otra perspectiva. Me
di cuenta que cuando vienes de fuera sientes fascinación por aquellas cosas que la gente de
esa ciudad ya no valora, porque están acostumbrados a ello. Me impresionó ver edificios
tan altos, calles y avenidas tan llenas de vida, multiculturalidad, espacios, lugares, sabores.
Personas yendo y viniendo con prisa, personas que se detienen a ayudarte cuando te has
perdido, vivir por tu cuenta todas aquellas anécdotas que te contaron, caminar en esos
lugares que sólo en fotografías habías visto.
La ciudad de México está llena de contrastes y es ahí donde reside su magia. Me
enamoré de sus calles y su diversidad, disfruté el descubrir todos esos lugares, ya conocidos
por muchos, el probar la comida típica, el platicar con su gente. Sin embargo, mi lugar
favorito fue Ciudad Universitaria. Un lugar lleno de vida, de verde, de alumnos orgullosos
de pertenecer a la universidad más grande del país, de portar la playera y de tener el cora-
zón azul-dorado. Personas de todos los extremos del país y fuera de éste, compartiendo el
mismo espacio. Fue ahí donde aprendí tanto de la vida y donde la vida misma me enseñó
lecciones que no tenía planeadas.
Siempre he creído que es una característica humana el no perder las ganas de apren-
der. Es lo que nos mueve a experimentar, a buscar, conocer y saber. En mi caso, el deseo
por aprender fue tal, que ir a la escuela seis días a la semana no fue inconveniente. Durante
las primeras semanas crucé de norte a sur el distrito para llegar a clase a primera hora de
la mañana y regresar muy noche a casa. Sabía que esta era una oportunidad única. Sé de
primera mano que muchos no logran ingresar a las dos mejores universidades públicas del
país, que se quedan solamente en el intento.
Me impactó ver infinidad de letreros ofreciendo cursos de preparación para presentar
el examen de admisión. Escuchar de mis compañeros los intentos que hicieron para poder
entrar. Y aquí estaba yo, honrada de pertenecer al Instituto Politécnico Nacional y bendeci-
da por tener la oportunidad de estar en la UNAM, lo que para muchos quizá representase
un sueño imposible.
Sentí que debía retribuir algo, que me lo debía a mí, a mi familia y a mi alma máter.
Es por eso que decidí hacer aún más valiosa y de provecho mi breve estancia en la uni-
versidad más grande de América Latina. Durante mi semestre, la Dra. Blanca Haydé Ruiz
Ordaz y la Dra. Verónica Monroy Martínez me brindaron la oportunidad de hacer una pe-
queña pero muy fructífera estancia en el Departamento de Biología Molecular y Biotecnolo-
gía del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM. Fue durante este tiempo que
estuve en contacto con aplicaciones de mi carrera en problemas reales que aquejan al país.
Colaboré en un proyecto trabajando con virus del dengue, en donde pude poner en
práctica lo que ya había aprendido, además de los nuevos conocimientos que estaba ad-
quiriendo en las aulas de la Facultad de Ciencias. Para mí significó la realización de años
de estudio, un proyecto tangible, la razón por la cual elegí la biotecnología como carrera
y su verdadera esencia. Me di cuenta que ésta es el área que me apasiona, a lo que estaba
destinada a hacer. Me di cuenta de que no me equivoqué en mis decisiones y que estar aquí
era el resultado de mi esfuerzo y mi dedicación.

90 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


Descubrí que uno mismo es el creador de su suerte, que cada quien va forjando su
camino y que las mejores experiencias son para aquellos que se atreven. De nuevo, confirmé
que la magia ocurre fuera de nuestra zona de seguridad y que el mundo está lleno de perso-
nas dispuestas a ayudar, a ofrecer y a dar sin pedir nada a cambio. A veces con sólo tocar una
puerta consigues más de lo que tú esperabas, y que pedir ayuda no es tan difícil como parece.
Durante este tiempo tuve la fortuna de conocer a personas dedicadas, apasionadas,
con ganas de trabajar por su país y regresarle a su patria un poco de lo que ésta les había
ofrecido durante sus años de formación. Personas provenientes de varias partes del país, con
diferentes antecedentes pero con un mismo objetivo. Dicen por ahí que “si eres la persona
más inteligente de la habitación, estás en la habitación incorrecta”; definitivamente estaba en
el lugar indicado.
Estar rodeada de personas entregadas en cuerpo y alma a la investigación, con un
vasto conocimiento en un universo de temas dispuestos a ayudarte desinteresadamente fue
la experiencia más gratificante que viví durante mi estancia. Aprender de cada una de ellas
fue una dicha y un honor, compartir momentos y alegrías son postales que llevo guardadas
en mi memoria.
Siempre estaré agradecida con estas personas que hicieron de mi estancia un mo-
mento único: profesores amantes de la docencia, con pasión por enseñar, por compartir su
experiencia y por seguir generando el conocimiento en los laboratorios e institutos de la
universidad; compañeros de clase que con sus distintos puntos de vista me hicieron ver que
no hay una única manera de ver las cosas; investigadores que demuestran que es posible
hacer de la ciencia un estilo de vida, que se puede hacer ciencia en México y vivir por el
interés de aprender más. Personajes que inspiran, que despiertan interés y que son capaces
de guiar a quien se los permita.
Fue gracias a estas personas que disfruté y amé cada uno de los momentos que viví en
Ciudad Universitaria, y es por ellos que mi semestre en la UNAM fue una de las mejores
decisiones que he tomado en mi vida. Aunque sea cliché, es verdad ese dicho que dice que
no valoras lo que tienes hasta que lo ves perdido. Valoré cada minuto que viví lejos de mi
familia y de la gente que amo.
Estar lejos te hace ver las cosas desde otra perspectiva. Sin embargo, creo que en la
vida las cosas se acomodan y siempre terminarás estando en donde debes de estar. Es allá,
fuera de tu área de confort, donde reside la magia que hace que tus sueños comiencen a
materializarse. No estaba en mis planes este viaje, nunca había considerado la posibilidad de
una movilidad académica y no planeé dejarlo todo, tomar el riesgo y vivir en la capital unos
meses. Aun así, es una experiencia que no cambiaría, y estoy feliz por haberme atrevido a
tomar esa decisión.
Es gracioso, pero la vida funciona de una manera misteriosa y termina dándote leccio-
nes sin que tú lo esperes. La lección más importante que aprendí consistió en darme cuenta
de que soy más capaz de lo que creí. Al final, todo el esfuerzo rinde sus frutos. Descubrí que
todo ese miedo que llegué a sentir, la incertidumbre y la nostalgia pueden darte fuerza para
cumplir con lo que te propones y seguir adelante. Aprendí que las cosas no son como te las
pintan, hay que vivirlas por tu cuenta.
El miedo al cambio siempre estará presente en todas las decisiones que tomemos. Es
aterrador enfrentarte sola a lo desconocido. Pero bien dicen que “si tus sueños no te asustan,
es porque no son lo suficientemente grandes”. Es vencer este miedo lo que te hace crecer y
lo que hace que te propongas metas cada vez más altas. Quizás para muchos, la idea de una
estancia de movilidad significa simplemente disfrutar viviendo un semestre en otra ciudad,
con todas las ventajas que eso implica.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 91


Para mí fue mucho más que eso. Para mí representó la motivación que necesitaba para
terminar mi carrera y poder retribuir el apoyo que me dio mi familia y la institución. Fue
reencontrar mi vocación, volver a enamorarme de la biotecnología y decidir el enfoque que
le daré a mi vida profesional. El ECOES me dio una oportunidad única para lograrlo, y estoy
enormemente agradecida por el apoyo que recibí durante mi estancia. La escritura de este
ensayo es una manera de comunicar que hay sueños que se cumplen y dejan espacio a sueños
más grandes, que ninguna meta es imposible y que los retos son el motor que nos impulsa a
descubrir de lo que somos capaces.

92 MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA.


ANEXO. CONVOCATORIA
Concurso de Ensayo Universitario
“ECOES, 10 años ProMoviendo el conocimiento”
El Espacio Común de Educación Superior

CONVOCA
A todos los estudiantes de las instituciones de educación superior, IES, miembros del ECOES,
a participar en el Concurso de Ensayo Universitario con el tema:

“Mi experiencia de movilidad estudiantil nacional”

Bases
• Podrán participar de forma individual o en grupo (máximo tres estudiantes) los alumnos
de los niveles de licenciatura, maestría y doctorado que hayan o estén realizando su mo-
vilidad en alguna de las IES miembros del ECOES.

• Los trabajos deberán hacer referencia a su universidad y entidad de origen, así como
universidad de destino y entidad de la estancia en la República Mexicana, señalando
tanto sus experiencias académicas como de vida.

Los tres mejores ensayos se premiarán con:


Una I Pad y la lectura de su ensayo en la ceremonia oficial conmemorativa en la fecha y
lugar que se designe,
Una I Pad y la lectura de su ensayo en el I Encuentro de Estudiantes y exEstudiantes de
Movilidad Nacional en la fecha y lugar que se designe,
Una I Pad y la lectura de su ensayo en el Congreso de Estudiantes y ex Estudiantes de Mo-
vilidad Nacional en la fecha y lugar que se designe.

En caso de que los ganadores hayan presentado su ensayo en grupo, el premio correspon-
diente será indivisible y se otorgará al equipo.

Los ensayos que obtengan los tres primeros lugares a nivel nacional serán publicados en la
Memoria del X Aniversario del ECOES.

En caso de que los ganadores provengan de instituciones fuera del Distrito Federal y del área
Metropolitana, su universidad de origen cubrirá los gastos de traslado al encuentro de Estudiantes
y ex Estudiantes y el día de la conmemoración del X Aniversario y, si se requiere, de hospedaje.

Todos los concursantes recibirán diploma de participación.

MOVILIDAD ESTUDIANTIL NACIONAL. UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y DE VIDA. 93


Requisitos para la presentación de los trabajos
• El ensayo deberá tener una extensión no menor a 5 (cinco) y no mayor a 10 (diez) cuar-
tillas, interlineado 1.5 y tipografía Arial, tamaño 12, en formato de hoja tamaño carta.
• Los trabajos deben ser inéditos y no haber sido presentados en otros concursos.
• El trabajo debe tener un título y un contenido directamente relacionado con el tema del
concurso.
• Cada institución del ECOES, hará una selección interna de los trabajos de sus alumnos,
de acuerdo a sus propios requisitos de selección y les avisará a los seleccionados.
• El trabajo deberá ser enviado por correo electrónico en formato PDF no editable al co-
rreo: ensayoecoes@gmail.com y deberá acompañarse con la siguiente información en el
texto del correo:
»» Nombre completo del autor o autores
»» Seudónimo
»» Título del trabajo
»» Universidad de procedencia y de destino
»» Nivel de estudios (licenciatura o posgrado)
»» Oficio del responsable de movilidad o intercambio de su universidad de origen,
en donde se señale que fue seleccionado su trabajo al interior de la institución.
»» Dirección postal
»» Número de teléfono y correo electrónico

Los trabajos serán recibidos a más tardar el 13 de junio de 2014. Después de esa fecha, los
ensayos ya no se considerarán para las premiaciones.

La valoración de los ensayos será realizada por un jurado integrado por cinco distinguidos
universitarios provenientes de las instituciones del ECOES.

El veredicto del jurado es inapelable. Los premios podrán ser declarados desiertos.

El fallo se dará a conocer a través de la página web www.ecoes.unam.mx y mediante oficio a las
oficinas de intercambio y movilidad de cada universidad a partir del 1 de julio del presente año.

Los premios serán entregados en el marco de la celebración del X Aniversario del ECOES,
cuya fecha se informará posteriormente.
La participación en el concurso implica la aceptación incondicional de las bases antes expuestas.

Cualquier aspecto no especificado en la presente convocatoria, será resuelta por la Comisión

Organizadora de los festejos del X Aniversario del ECOES (Instituto Politécnico Nacional,
Universidad Autónoma de México y Universidad Nacional Autónoma de México).

Ciudad Universitaria, D.F., a 1 de abril de 2014.


La Coordinación del ECOES.

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