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“M
uy propio del filó- otro lápiz además del de mi amiga. Sin
sofo es el estado embargo, alguien podría aparecer con
de tu alma: la ad- un lápiz distinto al suyo, digamos, que
miración. Porque la filosofía no conoce me lo regale para mi cumpleaños. Yo
otro origen que éste…”1 no me sorprendería y diría “¿qué es
Toda filosofía, o más bien, toda esto que me regalaste?”, sino que lo
actitud filosófica, comienza con la ad- reconocería como un lápiz y daría las
miración. Todos he- gracias. Esto es por-
mos sentido admira- que de algún modo
ción alguna vez en “…la diferencia entre los he extraído la idea
seres que tienen conoci- general de lo que es
nuestras vidas, sobre
miento y los que no lo tie- un lápiz, y ahora
todo si hemos tenido
nen, estriba en que estos puedo reconocer
la suerte de presen-
últimos no tienen más que todos los otros lápi-
cias algo extraordina-
su propia forma, mientras ces.
rio. La admiración que a aquéllos les es conna-
filosófica, sin embar- Fijémonos con
tural tener también la forma
go, es ante las cosas atención en lo que
de otra cosa, pues la especie
ordinarias que ocu- esto implica. Posee-
de lo conocido se encuentra
rren en el día a día. mos lo que conoce-
en quien conoce” (S. Th. I, q.
Una de ellas es el mos, pero, ¿lo po-
14, a. 1)
conocer: ¿Qué que- seemos material-
remos decir al decir mente? El lápiz que
que conocemos? conozco, ¿lo poseo dentro de mi cere-
Para encaminar mejor esta refle- bro como una copia más pequeña del
xión, tengamos en cuenta lo siguiente: lápiz original? ¿O será que lo poseo
cuando conocemos algo, de algún mo- inmaterialmente dentro de mí? Pero,
do lo poseemos dentro nuestro. Esto se de ser así, ¿cómo es que el lápiz de mi
entiende incluso con el ejemplo más amiga, claramente físico y palpable,
simple: yo puedo pensar en el lápiz de llegó a estar inmaterialmente dentro de
mi amiga incluso cuando no lo estoy mi cabeza?
mirando. Lo puedo imaginar perfecta- Son estas preguntas por el cono-
mente bien, recordando el color exacto cimiento las que despiertan el asombro
de su tapa, su marca, los daños que filosófico que siempre se ha considera-
tiene por el uso y otros detalles. Ese do como el primer paso para la filoso-
lápiz que mi amiga tiene, yo lo tengo en fía. Muchos filósofos han intentado dar
mi mente: no materialmente, como mi respuesta estas preguntas. Hoy estu-
amiga, pero he conocido su lápiz y por diaremos a uno de los más importan-
tanto puedo pensar en él cuando me dé tes: Santo Tomás de Aquino.
la gana. Esto se aplica a todo lo que
conozcamos, y por eso es que podemos
1
Platón, Teeteto, 155d.
2
2. Santo Tomás de Aquino significa que es como una tabla en la
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conocimiento, sin que yo me dé cuenta, Nuestro entendimiento tiene dos
ha extraído lo universal de la noción de facultades que permiten identificar dos
lápiz. Sé que cualquier instrumento que momentos en la abstracción. Sin em-
sirva para escribir del modo en que lo bargo hay que tener cuidado, pues no
hace el lápiz de mi amiga, se podrá lla- es que tengamos dos entendimientos:
mar también “lápiz”, y esto es porque nuestro entendimiento es uno y el
al conocerlo he extraído aquello que es mismo, pero para poder entender có-
universal para todo lápiz. Y de hecho, mo es que conocemos, Santo Tomás
aunque es imposible pensar que poda- realiza esta división que es puramente
mos llegar a ver todos los lápices del mental y no real. Lo mismo ocurre con
mundo, todos aquí podemos decir con los dos momentos que identificaré a
confianza que sin duda podríamos re- continuación: no es que se den en el
conocer la gran mayoría, descartando tiempo, como que en el minuto 1 se dé
lápices con diseños disparatados. el primer momento y en el minuto 2 el
segundo. Es algo instantáneo que he-
e) Problema del conocimien- mos dividido para poder comprenderlo.
to Las dos facultades de nuestro en-
tendimiento son el entendimiento
Aquí surge lo que le provoca pro- agente y el entendimiento paciente. El
blemas a todos los filósofos: ¿cómo es entendimiento agente es el que hace
que esa cosa que he conocido, física y que la cosa, material y por lo tanto inin-
externa a mí, se ha vuelto inmaterial y teligible para nosotros, se vuelva inma-
ha entrado a mi mente? ¿Cómo es que terial e inteligible. Santo Tomás dirá
el lápiz, que en sí mismo no tiene nada que ilumina la cosa con su luz 2 para
que lo pueda volver inmaterial (y por formar una primera imagen, llamada
tanto inteligible, puesto que no pode- especie impresa. Esta primera imagen
mos pensar que haya un lápiz material es confusa, pues todavía no hemos co-
dentro de nuestro cerebro cuando co- nocido la cosa con toda la precisión,
nocemos) se vuelve inmaterial cuando pero ya es inmaterial y por lo tanto la
lo conocemos? ¿Qué clase de proceso podemos conocer. El entendimiento
podría ocurrir para que algo así ocurra? agente es la respuesta que da Tomás de
Las respuestas que todos dan, Aquino al paso tan misterioso que hay
aunque son de índoles muy diferentes, entre la cosa material y nuestro cono-
siempre tienen algo de misterioso. La cimiento inmaterial de la misma cosa,
que ofrece Tomás de Aquino no es la afirmando que “lo que el entendimien-
excepción: el proceso que explica el to primero entiende es lo que el enten-
conocimiento es llamado abstracción. dimiento primero forma con un cono-
cimiento confuso y actual”. Es un cono-
4. Proceso de abstracción de cimiento actual porque ya está en con-
diciones de ser conocido por nosotros,
las esencias: entendimiento y es entonces cuando actúa el enten-
agente y entendimiento paciente dimiento paciente.
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El entendimiento paciente toma pensar cuando queramos y que nos
la especie impresa y trabaja sobre ella, hace reconocer no sólo el lápiz de mi
quitándolo todo lo que tiene de parti- amiga, o el que me regalaron, sino a
cular y contingente, quedándose así todos los posibles lápices que podría
con su esencia: con lo que es universal llegar a conocer. Se puede ver un re-
y necesario, lo que contiene bajo lo que sumen de lo recién visto en la siguiente
llamamos concepto o especie expresa. tabla:
Con nuestro ejemplo del lápiz, sería ya
esa idea de lápiz en la que podemos
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Bibliografía
MOYA, PATRICIA, “Teoría del Conocimiento”, Apuntes de clase, Universidad de los An-
des, 6 de marzo de 2013.