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HOMBRE IMAGINARIO

Tomando en cuenta la última estrofa del poema, nos damos cuenta de cómo el hombre aun tiene y toma en cuenta el amor aún
siendo algo que no tiene. El hombre imaginario se encuentra solo, pero no siempre fue así, el hombre estuvo con una mujer, pero por
alguna razón ya no se encuentra con ella, pero aun la quiere, y le duele no tenerla. Por lo anterior consideramos que el tipo de amor
en este poema es el amor no correspondido.
Investigando el hecho histórico que motivó a Nicanor Parra a escribir este poema descubrimos que:
La mujer que inspiró su poema "El hombre imaginario" era casada. Para él -tal como lo cuenta en el libro de
Leonidas Morales,Conversaciones con Nicanor Parra-, "ella era la mujer que yo soñaba, y que yo buscaba y que creía
haber encontrado". Aquello ocurrió en 1978. Él tenía 64 años; ella, 32. "Cuando me pulverizó, entonces ella me dejó,
me abandonó". Tiempo después, ella optó por el suicidio y Parra inmortalizaría ese idilio en uno de sus poemas más
hermosos.

Con la situación histórica del autor podemos comprobar que en definitiva sí era un amor no correspondido lo que llevó al autor a
escribir este poema.
No creemos que en este poema se encuentren tópicos, ya que no encontramos ningún tópico que dé a entender al amor como algo
por sobre lo físico y lo terrenal.
Este poema nos hizo refleccinar ya que nunca habíamos pensado en la idea de que el amor puede adquierir un carácter imaginario,
es decir, un amor que quedé en nuestra mente. Que lo sintamos en carne propia, pero no lo tengamos. Es interesante pensar en
todas las formas en que puede estar presente el amor en nuestra vida, en nuestras experiencias.

"El hombre imaginario" es uno de los textos más célebres de Nicanor Parra.

-Se trata de un poema eminentemente descriptivo compuesto por cinco estrofas de


forma irregular (de cuatro versos, de seis y de siete)
¿Pero por qué es tan importante este poema para que, en más de 80 años de carrera, sea su obra
más recordada?

Primero hay que tomar en cuenta que la vida personal del antipoeta ha sido intensa, especialmente en
cuanto a sus relaciones amorosas. Con tres matrimonios a cuesta, hace algunos años tuvo su última
relación con una mujer mucho más joven que él. Y, como contaba hace algunos años en una
entrevista, “le puso el gorro hasta el mentón”.

Y es a partir de una mujer que hace “El hombre imaginario”, poema de métrica convencional, alejada
de la coloquialidad de la antipoesía, que inspiró en una mujer casada que conoció en 1978, cuando él
ya tenía 64 años, y ella la mitad. En el libro “Conversaciones con Nicanor Parra”, de Leonidas Morales,
cuenta que la mujer, de nombre Ana María Molinare Vergara, “era la mujer que yo soñaba, y que yo
buscaba y que creía haber encontrado”, y que el idilio duró dos meses.

Pero la historia terminó de manera trágica, pues la mujer lo dejó, se fue a vivir fuera de Chile, y un
tiempo después se suicidó, dejando deshecho al antipoeta, quien incluso consideró acabar con todo,
como ha dicho: “Yo debería haber hecho lo que ella hizo. Lo escribí (el poema) con una pistola sobre el
escritorio. Era eso o el suicidio”.

Incluso su última esposa, la recientemente fallecida Nuri Tuca, ha dicho: “Creo que, después de mí, es
la mujer más importante de su vida”.

Es por eso que el poema es, para el mismo Parra, una de sus obras más importantes. Y en sus líneas
finales, tras nombrar una serie de cosas imaginarias, lo único que no es imaginario para Parra es el
dolor, un dolor que traspasa el texto:

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