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La toxicidad
El carácter acumulativo de cada elemento, destacando aquellos metales que
presenten un índice de bioacumulación superior a 1.
De entre los iones metálicos más tóxicos cabe destacar el Cd y Hg. El primero se encuentra
en forma catiónica y sus propiedades se asemejan a las del ión calcio. Su interacción con los
constituyentes edáficos es más fuerte que la de este último. Debido a su extrema toxicidad,
cualquier vertido en el suelo da lugar a situaciones muy problemáticas.
Para definir los umbrales de toxicidad para los distintos contaminantes, un primer paso,
muy útil, es calcular los valores normales que presentan los suelos naturales, no
contaminados. A partir de este fondo geoquímico se puede establecer los umbrales mínimos
que pueden representar contaminación y definir los niveles de toxicidad. Estos niveles han
de ser contrastados con estudios sobre las repercusiones en vegetales y animales.
Sería correcto indicar que la concentración en la fase asimilable es una medida directa de la
peligrosidad real o presente, mientras que la concentración total es válida para evaluar la
peligrosidad potencial o futura y solo representa de una manera indirecta y aproximada de la
toxicidad actual de un suelo.
No obstante, de todo lo ya anteriormente expuesto se deduce que para cada agente
contaminante un sólo valor no puede representar el nivel de toxicidad válido para todos los
tipos de suelos, para todos los cultivos y para todos los diferentes usos.
De todos los contaminantes orgánicos son los fitosanitarios la causa más frecuente de
contaminación. Se trata de productos de uso universal en agricultura para combatir los
parásitos y enfermedades de las plantas, proteger a los cultivos de los agentes dañinos,
aunque no sean parásitos (malas hierbas, algas...) y mejorar cualitativa y cuantitativamente
la producción. Dentro de los fitosanitarios están los plaguicidas, herbicidas y fertilizantes.
Los tipos de plaguicidas utilizados son muy numerosos y presentan composiciones muy
variables. Dentro de los orgánicos se encuentran: los derivados halogenados, compuestos
organofosforados, carbamatos, derivados de la urea y tiourea, y compuestos heterocíclicos,
principalmente.
Los mecanismos que rigen la evolución de los contaminantes orgánicos en el suelo son:
procesos de acumulación (mecanismos físicos y de adsorción), procesos de degradación
(descomposición química, fotoquímica y degradación biológica) y procesos de transporte
(difusión, lixiviación, volatilización y erosión).
1.3 Pesticidas
Se usan para exterminar plagas de insectos. Actúan sobre larvas, huevos o insectos adultos.
Uno de los insecticidas más usado fue el DDT, que se caracteriza por ser muy rápido.
Trabaja por contacto y es absorbido por la cutícula de los insectos, provocándoles la muerte.
Este insecticida puede mantenerse por 10 años o más en los suelos y no se descompone.
El problema de la contaminación por plaguicidas es cada vez más grave tanto por la
cantidad y diversidad como por la resistencia a ellos que adquieren algunas especies, lo que
ocasiona que se requiera cada vez mayor cantidad del plaguicida para obtener el efecto
deseado en las plagas. Sin embargo, la flora y fauna oriundas es afectada cada vez más
destruyendo la diversidad natural de las regiones en que se usan. Además pueden ser
consumidos por el hombre a través de plantas y animales que consume como alimento.
Hay otros insecticidas que son usados en las actividades hortofrutícolas; son biodegradables
y no se concentran, pero su acción tóxica está asociada al mecanismo de transmisión del
impulso nervioso, provocando en los organismos contaminados una descoordinación del
sistema nervioso.
Herbicidas
Son un tipo de compuesto químico que destruye la vegetación, ya que impiden el
crecimiento de los vegetales en su etapa juvenil o bien ejercen una acción sobre el
metabolismo de los vegetales adultos. Los herbicidas son potenciales contaminantes del
suelo de dos maneras diferentes. Primera: pueden ser movilizados del suelo donde se
aplicaron mediante las lluvias y aparecer en las aguas superficiales o subterráneas. Segunda:
los residuos en el suelo, si son excesivos, pueden ocasionar que las plantas de próximos
cultivos se vean afectadas también y tengan dificultades para germinar o desarrollarse.
1.4 Salinización
Los suelos salinos se encuentran de un modo natural en la naturaleza y se encuentran en
equilibrio con su medio ambiente. En la clasificación de la FAO se les denomina
Solonchaks y Solonets, su tipología, constituyentes, propiedades y formación son
estudiados en los tratados de Edafología y no van a ser considerados en estas páginas. La
sales como agente contaminantes son el resultado de un mal uso por parte del hombre, en la
inmensa mayoría de los casos son consecuencia del regadío y este será el enfoque de estas
líneas, aunque si se harán breves alusiones a los suelos salinos naturales.
La concentración de sales confiere al suelo unas propiedades muy particulares con efectos
muy nocivos para los cultivos.
Se distinguen dos situaciones, con morfologías, propiedades, génesis y usos de los suelos
muy diferentes, según que el catión predominante en el complejo de cambio sea el Na+ o el
Ca++.
Si el catión predominante es el Ca++, las sales solubles son muy abundantes en el suelo. El
perfil se encuentra muy poco diferenciado, pero su estructura tiende a ser estable, como
resultado de la acción floculante del Ca++. La alta presión osmótica de la solución del suelo
es la responsable de la baja productividad. A estos suelos se les denomina suelos salinos (o
suelos halomorfos). El suelo representativo es el solonchak.
Cuando es el Na+ el catión dominante se produce la dispersión de las arcillas, lo que lleva a
una destrucción de la estructura. Por otra parte, la hidrólisis de las arcillas sódicas conduce a
la alcalinización del perfil, y esta provoca intensa alteración mineral. El perfil queda bien
diferenciado desde el punto de vista morfológico. A estos suelos se les llama suelos sódicos
(en ocasiones alcalinos) y su clase representativa es el solonetz.
Por otra parte cuando existe un alto contenido en sales y estas son sódicas, el sodio
predomina en el complejo de cambio y los suelos son salino-sódicos.
Son suelos típicos de las regiones de clima seco, pues dada la alta solubilidad de las sales
estas tienden a movilizarse bajo clima húmedo. Así son abundantes en las regiones áridas
como Egipto, Irán, India, Paquistán, China, Ecuador, Perú, Chile, México. En España se
calcula que unas 800.000 hectáreas están afectadas por sales. A nivel mundial la cifra se
eleva a 76 de millones (lo que representa alrededor del 5% de las tierras cultivadas) y como
se muestra en la siguiente tabla se encuentran distribuidas de una manera muy desigual.
Bibliografía
https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/web/Bloques_Tematicos/Estado_Y_Calidad_D
e_Los_Recursos_Naturales/Suelo/Criterios_pdf/Contaminantes.pdf
http://edafologia.ugr.es/conta/tema12/concep.htm
http://npic.orst.edu/envir/soil.es.html