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Sin embargo, una nueva forma de entrenamiento cerebral puede retrasar la inevitable
pérdida relacionada con la edad del enfoque visual a corta distancia para que no
necesites anteojos de vista cansada. Varios estudios señalan que funciona, aunque
ningún tratamiento de ningún tipo funciona para todos.
La creciente dificultad para leer letras pequeñas que comienza en la madurez se llama
presbicia y viene de las palabras griegas para “hombre viejo” y “ojo”. Es
extremadamente común y, a pesar de su etimología, también afecta a las mujeres.
Cada cinco años, el adulto promedio de más de 30 años de edad pierde la capacidad de
ver una línea de la tabla optométrica encontrada en todos los consultorios de los
oftalmólogos. Para los 45 años, la presbicia afecta aproximadamente al 83 por ciento de
los adultos en Estados Unidos. A partir de los 50, es prácticamente universal.
El declive visual es incómodo pero también peligroso, pues causa caídas y accidentes de
auto. Los lentes bifocales o graduados pueden ayudar a leer a quienes tienen presbicia,
pero también contribuyen a las caídas y accidentes porque pueden dañar la sensibilidad
al contraste (la capacidad de distinguir entre tonos de gris) y la percepción de la
profundidad.
Tengo 45 años. No necesito corregir mi visión por presbicia aún, pero siento que no
falta mucho. Me imaginaba que cualquier año de estos, mi doctor me diría que era
tiempo de considerar unos lentes bifocales. Luego me sometí a un régimen extenuante,
que duró meses, diseñado para entrenar a mi cerebro a corregir lo que mis músculos
oculares ya no pueden manejar.
Haz esto y otros ejercicios similares cientos de veces en múltiples sesiones a la semana.
Continúa durante meses y, poco a poco, la presbicia disminuye, según muestran varios
estudios.
Un estudio también analizó las funciones del mismo ojo y encontró que ninguna de
estas mejorías se debe a cambios en ese órgano: todas están en el cerebro.
El aprendizaje perceptual puede mejorar la visión de personas que ya ven bastante bien
y a aquellas con otros padecimientos. Por ejemplo, un estudio lo analizó en 23 adultos
de 24 años, más o menos. En comparación con un grupo de referencia de veinte adultos
jóvenes, el grupo de tratamiento aumentó la velocidad de reconocimiento de letras. Un
entrenamiento similar es un componente eficaz del tratamiento de la ambliopía, también
llamada “ojo vago”, la causa más frecuente de pérdida visual en bebés y niños y la cual
afecta al tres por ciento de la población. También puede mejorar la visión de quienes
tiene miopía leve.
Hay que reconocer que algunos investigadores que participaron en muchos de estos
estudios tienen vínculos financieros con GlassesOff. Sin embargo, otros estudios sin
relaciones comerciales obtuvieron resultados similares, y varios científicos con los que
hablé, incluyendo aquellos sin vínculos con GlassesOff, piensan que la ciencia detrás de
la aplicación es creíble.
Después de captar los “datos sin procesar” de una imagen a través de los ojos, distintos
conjuntos de neuronas en el cerebro la procesan como características diferentes, tales
como bordes y colores. Luego el cerebro debe coordinar la actividad a través de los
conjuntos de neuronas para ensamblar esas características en objetos reconocibles,
como sillas, rostros, letras o palabras. Cuando leemos a nuestra velocidad normal, el
cerebro tiene solo cerca de 250 milisegundos para hacer este trabajo, hasta que los ojos
se mueven automáticamente hacia la siguiente letra o palabra. Una vez que lo hacen,
captamos más información de cualquier cosa en la que los ojos se enfoquen a
continuación. Si todavía no hemos procesado el conjunto previo de información, no
podemos entenderla. El tiempo de procesamiento visual es desafiado y desacelerado por
las imágenes con ruido, el contraste bajo o la información demasiado cercana (como las
letras pequeñas). Se hace un cuello de botella en el cerebro cuando trata de construir y
luego comprender la imagen.
Así, aumentar y hacer más rápida la capacidad de procesar los componentes de las
imágenes —a través del aprendizaje perceptual— mejora una amplia gama de funciones
visuales.