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Adam Smith

La Riqueza de las Naciones


Libro III
DE LOS DIFERENTES PROGRESOS DE LA RIQUEZA EN DISTINTAS NACIONES.
Capítulo I
Del progreso natural de la riqueza.

En una sociedad civilizada el comercio se desarrolla entre los habitantes del campo y los de la
ciudad a través del intercambio, en donde los primeros producen los productos primarios y los últimos
los productos manufacturados, generando ganancias mutuas y reciprocas y desarrollando la división de
trabajo de manera ventajosa para todas las diversas personas empleadas en las distintas ocupaciones.

La producción del campo puede generar mayores ganancias de acuerdo a la proximidad que se
encuentre de la ciudad, ya que el costo del transporte disminuye conforme a la distancia entre el
campo de producción y la ciudad.

El hombre que invierte su capital en la tierra lo tiene más a la vista y controlado, y su fortuna es
menos susceptible de accidentes que la del comerciante, que con frecuencia se ve obligado a ponerla
al albur no solo de los vientos y las olas sino de elementos aún más inciertos.

El cultivo de la tierra, sin ayuda de algunos artesanos, puede realizarse con grandes
incomodidades y continuas interrupciones. El granjero necesita a menudo los servicios de herreros,
carpinteros, fabricantes de ruedas y arados, albañiles y fabricantes de ladrillos, curtidores, zapateros y
sastres. Estos artesanos también se necesitan mutuamente y se agrupan naturalmente cerca uno de
otros, formando así una pequeña ciudad o pueblo, uniéndoseles el carnicero, el cervecero, el panadero
y otros muchos artesanos y comerciantes minoristas, necesarios o convenientes para satisfacer sus
demandas ocasionales, y que contribuyen a expandir aún más la ciudad.

En las colonias de América del Norte, donde para aquel entonces aun era fácil conseguir tierras
sin roturar, no se habían establecido aún en la ciudad industrias cuyos productos habían de venderse
muy lejos de ellas. En cambio en países donde no existía tierra inculta, o donde no se podía conseguir
fácilmente, todo artesano que acumule más capital del necesario para sus labores eventuales en las
cercanías, trata de preparar artículos que puedan venderse más lejos. El herrero levanta una suerte de
taller y el tejedor una industria de telas de hilo o paños de lana y con el tiempo estas manufacturas se
van subsidiando gradualmente.

En cualquier etapa de cualquier sociedad, lo que sobre, tanto de la producción bruta como de la
elaborada, debe ser remitida al extranjero para ser intercambiada por algo para lo que haya demanda
en el país. Tiene muy poca importancia que el capital que transporta ese excedente al exterior sea
nacional o extranjero. La riqueza del antiguo Egipto, de China y el Indostán demuestran claramente
que una nación puede alcanzar un alto grado de opulencia aunque el grueso de su comercio de
exportación sea realizado por extranjeros.

Según el curso natural de las cosas, la mayor parte del capital en toda sociedad que crece se
dirige primero a la agricultura, después a la industria y por último al comercio exterior, que en algunas
de las ciudades ha introducido todas sus manufacturas más refinadas, o que podían ser vendidas en
lugares lejanos; las industrias y el comercio exterior han ocasionado juntos las mejoras principales en
la agricultura.

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