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VISTA Nº /2018.

JUZGADO LETRADO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO PENAL


ESPECIALIZADO EN CRIMEN ORGANIZADO DE 1° TURNO
El Fiscal Letrado Especializado en Crimen Organizado, compareciendo en los
autos caratulados: “S.R., R.F. – Un delito de abuso innominado de funciones,
en régimen de reiteración real con reiterados delitos de peculado, en calidad
de autor” (Ficha 2-13757/2016), a la Sra. Juez se presenta y expone:
Que evacuando el traslado conferido, viene a contestar los agravios formulados
por la Defensa del encausado R.F.S.R. contra el auto de procesamiento dictado en
autos (Sentencia interlocutoria N° 459/2018, de 29 de mayo de 2018, obrante de
fs. 4002 a 4064), abogando por la confirmación del mismo -en los aspectos
recurridos- en mérito a las siguientes consideraciones:

I) ANTECEDENTES

1°) Por la sentencia interlocutoria impugnada, se dispuso a solicitud fiscal el


procesamiento sin prisión del encausado S.R. como autor de un delito de abuso
innominado de funciones en régimen de reiteración real con reiterados delitos de
peculado.
2°) La Defensa de R.S. interpone en tiempo y forma recursos de reposición y
apelación en subsidio contra el auto de procesamiento, expresando en síntesis los
siguientes agravios:
a) respecto del delito de abuso de funciones, se alega que no existió acto
arbitrario; que el encausado informó debidamente a las Gerencias
competentes, al resto del Directorio y al Ministerio de Economía y Finanzas;
que no fue ANCAP quien introdujo a EXOR en la primera operación de
cancelación anticipada de deuda; que ANCAP y EXOR nunca firmaron un
acuerdo; que el enjuiciado buscó únicamente generar una quita de la deuda,
y aceptó la vinculación de EXOR sugerida por PDVSA; y –finalmente-
abunda en consideraciones jurídicas y doctrinarias con relación al delito de
abuso de funciones.
b) respecto de los delitos de peculado, la Defensa expresa que no existe
prueba de que los gastos imputados hubieran sido realizados por fuera de la
función; que tanto la Fiscalía como la Sede debieron especificar los gastos
irregulares que se atribuyen; que nunca existieron observaciones del
Tribunal de Cuentas ni denuncias de las autoridades del ente; que fue
precisamente su defendido quien durante su Presidencia reglamentó el uso
de las tarjetas corporativas en el organismo; y que no existió culpabilidad en
la conducta del encausado S.

II) CONTESTACIÓN DE LOS AGRAVIOS EXPRESADOS POR LA


DEFENSA

El Ministerio Público se remite íntegramente a los fundamentos expuestos en la


requisitoria de procesamiento, contenida en el dictamen Nº 257/2018, de 19 de
marzo de 2018, obrante de fs. 3376 a 3408, y entiende por el contrario
semiplenamente probada la existencia de hechos con apariencia delictiva y la
participación que en ellos tuvo el enjuiciado, por los fundamentos abundantemente
desarrollados en el mencionado dictamen, y los que se dirán.

A) SOBRE EL DELITO DE ABUSO DE FUNCIONES ATRIBUIDO


1°) En primer lugar, y con relación al delito de abuso de funciones atribuido al
imputado R.S., la Fiscalía entiende que el mismo incurrió en actos formal y
sustancialmente contrarios a los deberes del cargo durante la secuencia de hechos
que se produjo en ocasión de la primera cancelación de la deuda que ANCAP
mantenía con PDVSA. En dicha oportunidad, ha quedado acreditado que el
entonces Presidente del ente mantuvo conversaciones con representantes de
EXOR, a quienes autorizó a iniciar –o a proseguir, aunque ello es indiferente-
gestiones ante PDVSA, a efectos de elaborar un plan de ingeniería financiera que
satisficiera a ambas partes, en una operación de cancelación anticipada de la
deuda. Todo ello, sin consultar al resto de los integrantes del Directorio o a los
Servicios Jurídicos, a sabiendas de que la intervención de dicha empresa privada
internacional –que insumiría viajes, contactos y gastos- podría generar derecho a
legítimos reclamos de la empresa en cuestión, como efectivamente aconteció; por
lo que era evidente que debían establecerse por escrito el objeto y las condiciones
de la intervención de EXOR.
2°) Sobre el punto, la Fiscalía ha dejado claro que: EXOR fue seleccionada sin
procedimiento competitivo, cuando es admitido que existían otras firmas y
consultoras internacionales interesadas en elaborar propuestas financieras, por lo
cual se desconocen los criterios que se tuvieron en cuenta para su selección, no
bastando la explicación de que había sido propuesta por el acreedor; que en todo
caso, igualmente, el representante de EXOR ha dicho enfáticamente en su
comparecencia ante la Sede que “nuestro mandante fue ANCAP”, por lo que no
puede alegarse que fue PDVSA quien unilateralmente exigió la intervención de
EXOR; pero que aún cuando cualquier empresa debía contar con el beneplácito de
ambas partes, lo cierto es que ANCAP no firmó ningún acuerdo con EXOR donde
se establecieran con claridad los derechos y obligaciones de las partes y el objeto
de la intervención de EXOR; que EXOR fue unilateralmente desplazada por PDVSA
sin que conste la mínima oposición de ANCAP ni de su Presidente, y la cancelación
se efectivizó a través de otras entidades, cuando se trataba de una operación que
debía ser conveniente a ambas partes y en condiciones convenidas por ambas
partes; la unilateral eliminación de EXOR de la operativa, insólitamente impuesta
por el acreedor, no podía ni debía ser tolerada por ANCAP, cuando la cancelación
era una operación conjunta, mutuamente aceptada y beneficiosa a ambas partes,
por lo cual ninguna de ellas podía imponer condiciones a la otra; que por todas
estas circunstancias –únicamente atribuibles al Presidente del ente, pues no media
intervención del Directorio- EXOR inició acciones legales indemnizatorias contra
ANCAP, que debieron ser posteriormente transadas por el Directorio siguiente.
3°) El Ministerio Público no tiene el honor de compartir los fundamentos esgrimidos
por la ilustrada Defensa del encausado S. en el escrito recursivo, en lo que tiene
que ver con los cuestionamientos realizados a la figura delictiva del abuso
innominado de funciones, aplicado en la causa, a la que califica como figura
subsidiaria, residual, “embudo” o “cajón de sastre”, que pone en riesgo el principio
de legalidad por tratarse de una ley penal “abierta” e incumple principios
fundamentales del derecho penal.
4°) La Fiscalía entiende por el contrario que la conducta punible se encuentra
perfectamente definida en el tipo: “cometer u ordenar actos arbitrarios en perjuicio
de la Administración”. Obviamente la redacción es amplia, pero –naturalmente- la
ley no puede prever la infinidad de actos arbitrarios que un funcionario
público puede cometer u ordenar en perjuicio de la Administración; sólo hay
que definir qué se entiende por acto arbitrario cometido con abuso del cargo. De la
misma forma, la figura delictiva del hurto castiga a aquél que “se apodera de cosa
ajena mueble”, y no puede exigirse que el legislador castigue al que se apodere de
“una bicicleta”, al que se apodere de “dinero”, al que se apodere de un “televisor”,
pues la casuística sería infinita.
5°) La circunstancia de que en el artículo 162 se haya utilizado las expresiones “en
los casos no previstos por la ley” y “que no se hallare especialmente previsto en las
disposiciones del Código o de las leyes especiales” no debe ser interpretada como
que la figura es un “cajón de sastre”, que habilita a castigar cualquier hecho no
expresamente previsto, sino que únicamente debe ser interpretada en el sentido de
que si la conducta encuadra en alguna de las restantes figuras delictivas contra la
Administración Pública, deben preferirse éstas antes que el delito de abuso. No es
la única vez que el Código Penal utiliza expresiones o mecanismos de adecuación
típica como el que nos ocupa: a modo de ejemplo, véase que el artículo 207
(“Estrago”), castiga al que “fuera del caso previsto en el artículo precedente”, y
luego describe el tipo penal: es decir, que si la conducta encuadra en el delito de
incendio (art. 206), prima ésta última, antes que el estrago. Misma situación se
repite en los artículos 216 (Atentado contra la seguridad de los transportes,
subsidiario del delito de Atentado contra la seguridad de las vías férreas), 229
(Introducción al territorio del Estado de moneda falsificada, subsidiario del delito de
Falsificación de moneda), 264 (Matrimonios ilegales, subsidiario del delito de
Bigamia), 290 (Amenazas, subsidiario del delito de violencia privada) , 334 (Injurias,
subsidiario del delito de Difamación) y 355 (Violenta perturbación de la posesión,
subsidiario del delito de usurpación).
6°) Finalmente, no debe olvidarse que la Convención de las Naciones Unidas contra
la Corrupción, suscrita en Mérida (México) en 2003, y aprobada por Uruguay por
Ley 18.056, de 20 de noviembre de 2006, enumera distintos delitos de corrupción,
entre los que incluye en su artículo 19 el delito de “Abuso de Funciones”, al que
define como “la realización u omisión de un acto, en violación de la ley, por parte
de un funcionario público en ejercicio de sus funciones, con el fin de obtener un
beneficio indebido, para sí mismo o para otra persona o entidad”.

B) SOBRE LOS DELITOS DE PECULADO ATRIBUIDOS

1°) La Fiscalía disiente asimismo con los argumentos avanzados en el escrito


recursivo, con relación a los delitos de peculado atribuidos al encausado R.S. En
efecto, ha quedado semiplenamente acreditado que el entonces Presidente de
ANCAP incumplió flagrantemente la reglamentación aprobada respecto de las
condiciones de uso de las tarjetas corporativas en el ente, utilizando la misma para
fines no previstos, y sin agregar la documentación respaldante de los gastos, pese
a que así lo exigía el “Procedimiento para el uso y administración de tarjetas
corporativas de Directorio”, aprobado por Resolución Nº 322/3/2011, de 24 de junio
de 2011.
2°) No es lógico exigir al acusador público o a la Sede la especificación de cada
uno de los gastos irregulares que se imputan, pues se trata de cientos de gastos
incurridos por el Presidente mediante el uso de la tarjeta; basta probar –como se
hizo- que la mayoría de ellos no fueron debidamente justificados, mediante la
agregación de los comprobantes de los mismos, como le era exigido. Asimismo,
considerando la naturaleza, la cantidad y la cuantía de los gastos y los rubros de
los comercios en los que se utilizó la tarjeta, surgen serias e inequívocas
presunciones de que los gastos no pudieron obedecer en todos los casos a gastos
imprevistos “en las misiones de trabajo”; careciéndose por otra parte –y sin que ello
configure una inversión de la carga de la prueba- de explicaciones coherentes
brindadas por el enjuiciado respecto del origen y motivo de los gastos en cuestión.
3°) Se cuenta en autos con un minucioso y detallado informe de la Junta de
Transparencia y Etica Pública, organismo asesor del Ministerio Público y del Poder
Judicial en todas las causas iniciadas por delitos contra la Administración Pública,
el cual concluye categóricamente que el enjuiciado hizo uso indebido de las tarjetas,
incurriendo en múltiples gastos que no fueron debidamente justificados y respecto
de los cuales concurren múltiples presunciones de que no guardaron relación con
el ejercicio de sus funciones (véase informe de la JUTEP, de fecha 20 de setiembre
de 2017, obrante de fs. 1933 a 1950, agregado a la causa a solicitud de la Fiscalía).
4°) La invocada circunstancia de que fue el propio imputado S. quien –en ejercicio
de la Presidencia de ANCAP- impulsó la aprobación del Procedimiento de Uso de
las tarjetas corporativas, no enerva en absoluto su responsabilidad, al contrario la
refuerza, pues precisamente debía ser el Presidente quien cumpliera en
primerísimo lugar y estrictamente con la reglamentación aprobada, y no lo hizo.
5°) Finalmente, la Defensa alega que existe en trámite actualmente en ANCAP una
investigación administrativa respecto del extravío de documentación respaldante
de los gastos incurridos por el imputado, y que en consecuencia la resolución
judicial debió aguardar las resultancias de la misma. La Fiscalía considera por el
contrario que la investigación administrativa dispuesta no alude en forma específica
a un supuesto extravío de documentación presuntamente aportada por S., sino que
se trata más bien de una investigación con un objeto más genérico, como lo es el
“determinar la existencia o no de responsabilidades en torno al archivo y
conservación de los comprobantes de gastos efectuados por los Directores a través
del uso de tarjetas corporativas”, por lo que se deduce que apunta a eventuales
otras responsabilidades de jerarcas, habida cuenta de las deficiencias constatadas
en la conservación de la documentación en cuestión. Es público y notorio que la
actual Presidenta del ente, Ing. M.J., ha declarado ante medios de prensa que la
investigación administrativa en trámite “tiene que ver con que se detectó una no
sistematización del registro de este tipo de comprobantes” (Diario El País, 5 de junio
de 2018) y específicamente ha expresado que desconoce cualquier eventual
pérdida o extravío de documentación aportada por el entonces Presidente S.; por
lo que queda claro que la investigación tiene que ver en general con la falta de
sistematización de los archivos y no con un supuesto extravío en particular.

III) CONSIDERACIONES SOBRE LA NATURALEZA DEL AUTO DE


PROCESAMIENTO
1°) El artículo 125 del Código del Proceso Penal preceptúa que para decretar el
procesamiento son necesarios dos requisitos, a saber: la existencia de un hecho
delictivo y la presencia de elementos de convicción suficientes para juzgar que el
imputado tuvo participación en el delito. Ambos requisitos exigidos por la norma se
hallan presentes –a juicio del Ministerio Público- en los presentes autos.
2°) Los elementos de convicción incorporados a la causa son suficientes para
atribuir prima facie al encausado la comisión de los delitos imputados, por lo que se
abogará por la confirmación del procesamiento. Como ha sostenido reiteradamente
la jurisprudencia, refiriéndose al procesamiento: “en esta etapa procesal, no
corresponde decidir sobre la culpabilidad del prevenido, ya que esto queda
reservado a la sentencia definitiva; y lo único que puede controvertirse es la
procedencia del enjuiciamiento, vale decir, si la providencia que dispuso el acto
coercitivo, traducido en la aprehensión del imputado y en el nacimiento de la
relación procesal penal, fue ajustado a derecho, para lo cual basta determinar si
existe semiplena prueba del reato, que provea la certidumbre a su respecto, siendo
sólo suficiente la verosimilitud o la probabilidad”.
3°) Refiriéndose al concepto de semiplena prueba, enseña Sentis Melendo que
“verosimilitud, principio de prueba, indicios, motivos fundados, no son otra cosa que
conformidad del legislador con una pequeña dosis de sustancia probatoria para
dictar determinadas resoluciones” (“La Prueba”, Buenos Aires, 1990, pág. 109).

PETITORIO
Por lo expuesto y lo dispuesto en los artículos 251, 253 y 256 a 260 del
Código de Proceso Penal, esta Fiscalía a la Señora Juez SOLICITA:
1) Se tenga por evacuado en tiempo y forma el traslado conferido en los
términos expresados en el cuerpo del presente escrito.

2) Se mantenga la providencia recurrida, franqueándose la alzada ante el


superior que por turno corresponda, y en definitiva se rechace el recurso
de apelación interpuesto, confirmándose –en los aspectos recurridos- el
auto de procesamiento dictado en autos.

Montevideo, 16 de julio de 2018


LP

Dr. Luis Pacheco Carve


Fiscal Letrado Especializado en Crimen Organizado

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