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El Odontólogo como miembro del grupo de profesionales de la salud está en constante riesgo
de adquirir enfermedades virales y bacterianas altamente contagiosas, que en muchos casos
pueden ser mortales.
Hoy día nuestros pacientes están al tanto del peligro que pueden correr cuando son atendidos
con instrumental contaminado y sin las debidas normas de protección y el avance continuo de
información nos obliga y nos exige cuidarnos y cuidarlos a ellos. Se revisarán las medidas
necesarias que debemos seguir para la prevención y control de enfermedades infecto-
contagiosas haciendo énfasis en la adecuada esterilización y desinfección tanto del instrumental
como del ambiente de trabajo.
El uso de normas efectivas de control y prevención, así como las medidas de protección
universal permitirán evitar la contaminación cruzada entre pacientes, el personal auxiliar del
consultorio y hasta de pacientes al profesional de la Odontología o al asistente y viceversa.
(Valle, 2002)
PRINCIPIOS DE LA BIOSEGURIDAD
Universalidad: Las medidas deben involucrar a todas las personas que constituyen el
equipo de salud (pacientes, docentes, alumnos, personal de servicio, auxiliares,
administrativos).Estas personas deben seguir las precauciones rutinariamente expuestas
en este manual para prevenir los riesgos en todas las situaciones.
1. La presentación física de los profesionales y la del personal asistente siempre deberá ser
higiénicamente impecable, como signo de los cuidados sanitarios que se desarrollan en todo
consultorio profesional.
2. La ropa de trabajo de los profesionales y del personal asistente, deberá mantenerse
siempre limpia. El pelo del personal asistente deberá encontrarse recogido, se recomiendan
el uso de gorros.
8. Las fresas de alta velocidad y las de micromotor, así como las cubetas para impresiones,
deberán encontrarse perenemente esterilizadas y desinfectadas. Nunca se guardarán en los
llamados freseros y menos sueltas en los cajones de los armarios.
9. Durante la ejecución de nuestros trabajos profesionales, habrá que ser extremadamente
cuidadosos para evitar el pinchazo con las agujas de anestesia. Se recomienda que cuando
se deba volver a inyectar a un paciente, la jeringa debe ser colocada en un recipiente estéril,
antes que desear aislar la aguja con su tapa. Tapar la aguja aumenta el riesgo de accidentes.
BARRERAS PROTECTORAS
PROFESIONAL
El odontólogo debe contar con el esquema de vacunación completo y actualizado que incluye
hepatitis B (VHB) o anticuerpos para hepatitis B, influenza, tétano, difteria, tuberculosis, y
triple viral (sarampión, rubéola y parotiditis). Así mismo, debe llevar un estilo de vida adecuado
(bajo riesgo de contagio), y debe actualizarse periódicamente en las medidas de bioseguridad.
Barreras protectoras externas
Guantes: La principal vía de transmisión en las infecciones cruzadas son las manos; en
ese sentido, el empleo de los guantes es una de las barreras mecánicas más eficaces. El
personal de limpieza de las salas clínicas debe limpiar y desinfectar el instrumental y
las superficies. Los guantes pueden ser desinfectados y reusados.
Tapaboca: El tapaboca o mascarilla protege principalmente la mucosa nasal y bucal e
impide la penetración en el aparato respiratorio o digestivo de los dentritus, aerosoles
y salpicaduras que se producen durante la limpieza del consultorio dental.
Protección ocular: Los ojos, por su limitada vascularidad y baja capacidad
inmunitaria, son susceptibles de sufrir lesiones microscópicas. Todo el equipo de salud
odontológica debe utilizar protección ocular, ya que es la forma de prevenir traumas o
infecciones a nivel ocular con salpicaduras, aerosoles o microgotas flotantes en el
ambiente.
Gorro: Se recomienda que el odontólogo y su personal auxiliar usen gorro en el lugar
de trabajo, ya que existe clara evidencia de la contaminación del cabello y el cuero
cabelludo con el aerosol o microgotas de saliva producidos durante la práctica dental.
Además, evita la caída de algún cabello en la boca del paciente. El gorro puede ser de
tela o de material desechable, sin embargo, en cualquiera de los casos debe ser
eliminado después de terminadas las labores.
Bata: Su finalidad es evitar la contaminación de la ropa normal durante la limpieza del
consultorio. La bata ideal es aquella elaborada con material impermeable o de algodón
poliéster, de manga larga, con puños elásticos, cuello redondeado y de corte alto, sin
bolsillos, ni pliegues, ni dobleces que permitan la retención de material contaminado;
debe abarcar hasta el tercio medio de la pierna. Las batas deben ser cambiadas
diariamente o cuando se vea sucia o contaminada por fluidos, y no debe utilizarse fuera
del ambiente de trabajo.
Calzado: Debe ser cómodo, cerrado y de corte alto, no debe tener ninguna parte del pie
expuesta al medio ambiente y debe ser de uso único, es decir, sólo para estar dentro de
las instalaciones de la labor odontológica.
Lavado de las manos: La piel intacta y saludable provee la mejor protección contra
los microorganismos. En la piel de los trabajadores de la salud se pueden encontrar
microorganismos residentes y transitorios. La flora residente o saprófita se halla en la
capa superficial de la piel y tiene poca virulencia. En cambio, la flora transitoria es
aquella que se adquiere al entrar en contacto con pacientes con enfermedades
infectocontagiosas. El lavado adecuado de las manos podrá remover o inhibir a ambas
poblaciones de microorganismos, sin embargo, la flora transitoria es removida más
fácilmente por los jabones, y la flora residente es mucho más lábil a los antisépticos.
(Corte, 2009)
PACIENTE
En primer lugar, y como consideración básica, fomentar la “seguridad del paciente” es una
obligación ética de una profesión sanitaria como la odontología. El principio hipocrático
“primun non nocere” nos obliga a no hacer daño al paciente. Y en caso de que nuestro
tratamiento indique algún tipo de daño ineludible al paciente, como nos ocurre con frecuencia,
debemos intentar minimizar estos daños inherentes al tratamiento y evitar en lo posible las
complicaciones.
En segundo lugar, existen importantes motivos económicos. La “seguridad del paciente” está
íntimamente ligada al concepto de “calidad asistencial”. Una asistencia odontológica en la que
se controlen todos los posibles factores de riesgo para el paciente es necesariamente una
asistencia odontológica de mayor calidad. Y la calidad de la asistencia tiene un reflejo evidente
en la fidelización de pacientes antiguos y en la obtención de pacientes nuevos. Por otro lado,
la adopción de medidas efectivas para la “seguridad del paciente” disminuye la aparición de
eventos adversos y por lo tanto también disminuirían las cantidades que se deberían pagar en
concepto de indemnización a los familiares afectados por estos errores asistenciales. Esto a su
vez disminuye, o al menos controla, los costes de los seguros de responsabilidad civil
profesional.
Y en tercer lugar, aumentar la “seguridad del paciente” implica aumentar la “seguridad legal”
de los dentistas. Seguir las pautas y protocolos básicos en “seguridad del paciente” disminuye
la posibilidad de aparición de errores asistenciales, y por tanto de reclamaciones por ellos, y
nos proporciona además mejores registros del tratamiento. Estos registros del tratamiento son
básicos a la hora de planificarla defensa jurídica del profesional demandado.
a. Historias clínicas con falta de datos esenciales (sobre antecedentes clínicos y alérgicos
y sobre datos actualizados de toma de fármacos).
b. Uso de abreviaturas (o mala caligrafía) que llevan a error a otros profesionales del
mismo centro que utilizan la misma historia clínica.
c. Falta de información adecuada al paciente sobre el procedimiento, sus posibles riesgos
o sobre la actitud que deben seguir para evitar complicaciones.
d. Incorrecciones en las derivaciones de pacientes a otros profesionales que, a su vez,
llevan a éstos a cometer errores asistenciales.
a. Errores en la planificación del tratamiento (en ocasiones asociados con falta de registros
clínicos adecuados previos ha dicho tratamiento).
b. Errores en el tipo de procedimiento a realizar (motivados por una incorrecta
identificación del paciente o una historia clínica inadecuada).
c. Errores en la zona a intervenir debidos a “despistes”, o interpretación inadecuada de los
registros, por parte del profesional.
d. Errores con la profilaxis preoperatoria en pacientes médicamente comprometidos.
e. Errores en el seguimiento y control de los pacientes intervenidos (inexistencia de hoja
de instrucciones postoperatorias, o falta de control post quirúrgico).
f. Infecciones postquirúrgicas (detectadas tardíamente o inadecuadamente tratadas por el
profesional).
DESCONTAMINACIÓN
INSTRUMENTAL
Instrumental metálico:
Fresas
Impresiones
Placas radiográficas
Existen protectores para las placas que se descartan luego de su uso.
Instrumental de endodoncia
PLATINA Y EQUIPO
Existen en plaza turbinas, piezas de mano y contraángulos que pueden ser autoclavados. Una
forma para descontaminarlos es mediante compresas con alcohol 70º durante 15 minutos o con
soluciones germicidas preparadas a base de alcohol isopropílico.
La manija del foco dental, el micromotor y el cabezal se deben forrar con bolsas de polietileno
que se descartan con cada paciente, siendo obligatorio su aplicación en cirugía.
SALIVADERA
La salivadera se debe descontaminar entre paciente y paciente con solución de hipoclorito al
0,5% de cloro activo. La parte externa de los caños de eyectores o suctores deben limpiarse
con hipoclorito al 0,5%. Los eyectores deben ser descartables y las puntas de los suctores deben
ser autoclavadas o esterilizadas con desinfectantes de nivel alto de acción (soluciones con
peróxido de hidrógeno durante 10 minutos o glutaraldehído al 2% durante 20 horas). Hacer
funcionar los eyectores con soluciones de hipoclorito al 0,5% entre paciente y paciente y una
vez finalizada la consulta para descontaminar parte interna de caños. (Papone, 2000)
Bibliografía
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http://www.redalyc.org/html/2312/231216375006/
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Papone, V. (2000). Normas de bioseguridad en la práctica odontológica. Uruguay. Obtenido
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Valle, S. C. (2002). NORMAS DE BIOSEGURIDAD EN EL CONSULTORIO
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https://www.ucm.es/data/cont/docs/107-2016-07-21-
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