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Finalmente hay que recordar dos contribuciones de la pedagogía socrática:
el método de la ironía y de la mayéutica, Sócrates enseñaba dialogando, de ahí
vino el método llamado dialectico. Los grandes pedagogos modernos restauran
este concepto de la auto-actividad del alumno, perdidos durante siglos de
enseñanzas pasivas y casi exclusivamente memorísticas.
Para la historia de la educación los sofistas son importantes también por
otro aspecto, fueron los primeros maestros profesionales y los primeros que
fundaron escuelas, fueron también los primeros que cobraron por su enseñanza y
cobraban caro, los que crearon una especie de enseñanza profesional.
Platón divide las etapas de la educación en las siguientes formas: 1), de los
primeros a los 6 años, el niño está al cuidado del hogar, 2), de los 7 a los 13 se le
enseña la gimnasia y los rendimientos de la educación intelectual, la lectura, la
gramática, música, 3) de los 3 a los 18 se continuaba esta educación intelectual y
física de un modo más intensivo, 4), de los 18 a los 20 años estaba comprendida
la llamada efebía, 5) después de la efebía, los más capacitados continuarían sus
estudios a los 35 años, 6) allí comenzaba la preparación de los filósofos,
supremos directores de la polis.
La lengua, el idioma es el gran medio para conocer a los hombres y para
comprender sus productos espirituales. No podemos olvidar que la pedagogía,
antes del arte de enseñar unas ciencias es el arte de modelar en otros, o en
ayudarles a modelar en sí mismos un tipo ideal de hombre, el problema
pedagógica es entonces problema antropológicos y problema filosóficos. Hay que
recordar que detrás de la lengua esta toda la cultura y el sentimiento de la vida. Lo
más característico del hombre es el lenguaje solo profundizando en la lengua
propia lograremos una verdadera educación, de cierta manera podríamos decir
que solo el lenguaje puede decir lo que es el hombre. La relación entre los
maestros y estudiantes era bastante íntima y continua.
Paideia tomado en sus significados griegos-helenísticos no significaba
únicamente el esfuerzo y la técnica aplicada a transformar un niño en hombre, la
cultura en la civilización de la paideia es ante todo un valor personal.
La cultura llego a ser un sustituto de la religión en aquella época en que
hacían crisis los mitos religiosos del mundo griego, pues debemos recordar que
para los griegos la educación musical era la educación total y el culto de las
musas, el culto a todas las ramas entonces conocida de la cultura.
Este concepto de que todo hombre debe tener una educación básica,
distinta a la del especialista y profesional es uno de los más fecundos legados de
Grecia, se confunde en realidad con el concepto de educación humanística y el
moderno de educación integral, vemos más adelante que este fue uno de los
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rasgos característicos del humanismo Griego. Para el griego unilateral izar era
mutilar la personalidad.
La educación en la época helenística presenta estas divisiones: 1) Maternal,
de uno a siete años, el niño está al cuidado de la madre o de un esclavo a
diferencia con el romano el hombre griego adulto (Padre) se ocupó poco de los
hijos. En la educación infantil griega influía más el esclavo o el amigo que los
padres, el hombre griego tenía verdadera repugnancia por el niño lactante. La
infancia no tuvo un valor en sí misma esta será una conquista de la pedagogía
moderna sobre todo a partir de Pestalozzi. 2) de los siete a los catorce años,
escuela primaria bajo la dirección de un Paidotriba o de un gramático. 3) De los
catorce a los dieciocho o veinte años, el gimnasio. 4) A los veinte años la Afebía,
esta última fue una de las instituciones más típicas, consistía en una especie de
servicio militar que combinaba la preparación para las armas con la educación
deportiva musical y filosófica, era cuidado de un ciudadano rico, noble y de edad
llamado en Atenas el Cometes y en la ciudades griegas de Asia Menor El
Paidonomo, los jóvenes griegos formaban en esta época fraternidades muy
íntimas dónde la autoridad correspondía al de mayor edad el cual se convertía en
prototipo de los menores. La Afebia se clausuraba con una ceremonia que daba al
joven griego la calidad de ciudadano, como en Roma el cambio de la Toga
Prestesta por la Toga Viril.
Los últimos años de la época Helenística presenciaron una ruda lucha entre
la educación deportiva y la educación intelectual, los mismo que llamaríamos
Amateur y Profesional. La época helenística muestra una evidente decadencia de
la educación deportiva un auge creciente del tipo de educación intelectual que
hemos denominado enciclopédica.
La época moderna a partir del siglo XIX, descubre la importancia de la
educación física deportiva, el aprendizaje era muy lento solían gastarse 4 años
para aprender a leer “Todavía en el año 235 después de Cristo era normal que un
niño de 9 a 13 años no supiera escribir su nombre”, las aulas escolares eran
desapacibles y los bancos de piedra el castigo corporal era violento, la pedagogía
griega era brutal.
A los siete años el niño griego iniciaba su escuela primaria o de primeras
letras, aprendía en ella lectura, nociones matemáticas, escritura y declamación,
este aprendizaje era muy lento por la escritura continua que poseían los griegos.
Esta etapa de la educación del hombre libre griego se desarrollaba en el
gimnasio, que era en cierta forma como nuestro bachillerato aunque mucho más
insipiente. La lectura implicaban ejercicios de ritmo, acentuación y dialogo entre
los alumnos la explicación consistía especialmente en ejercicios lexicográficos y
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etimológicos, solo la lengua nos da el espíritu de la cultura, el sentido de la
historia, la esencia de las cosas, lo propio del hombre.
Homero era considerado el más moral de los poetas, la lección moral era
extraída incluso forzando la interpretación de los textos. La gramática se enseñó
durante la época Helenística sobre todo en el texto de Dionisio de Trax, este texto
era muy rudimentario. Para los griegos pensar correctamente implicaba definir
bien; ya hemos visto que la cultura griega del hombre libre era una cultura oratoria.
Educarse es sin duda darle una forma a la vida, formarse hábitos, tener una
serie de excepciones aprendías que son regulares y que por ser regulares
constituyen una especie de ley de la individualidad. El gusto de los griegos por la
memorización fue uno de los legados de la pedagogía griega dejo a los pueblos
de occidente esta tradición se acentúa en la edad media y se prologa todavía
hasta la época moderna.
El sport hace bello el cuerpo y acerca la personalidad a su logro completo, a
su perfección física y del carácter. La palestra era con el templo y el mercado de
sitio más importante de la ciudad griega. La educación deportiva llego a tener
tanta importancia que los jóvenes griegos pasaban gran parte del día en la
palestra.
La filosofía se enseñaba por tres medios: las escuelas, que fueron
especialmente numerosas en la época Helenística. La stoa, la Epicuro, los cínicos
etc., “enseñanza personal de los filósofos y conferencias” públicas. Su carácter de
fraternidad entre estudiante y maestro, el estilo de su rectoría la organización casi
mística y ermitica que poseyeron. La filosofía llego a ser la más alta forma de vida,
altamente impregnada de sentidos religiosos, esa época en que comenzaron a
derrumbarse los viejos mitos del politeísmo Griego, la filosofía fue un verdadero
sustituto de ellos.
Los Griegos desdeñaban las ocupaciones técnicas como indigna del
hombre libre, el trabajo manual y profesional estaba reservado a los esclavos
metecos la enseñanza era hecha por el maestro en forma libre, constituyendo en
torno suyo fraternidades cerradas de alumnos.
El hombre como ideal; aunque la palabra Paideia tiene el país hay que
traducirla así: el tratamiento que hay que darle al niño para que se haga hombre,
el llegar a ser adulto, hombre en su sentido integral animó toda la actividad
pedagógica de los Griegos.
La noción de formación integral de la personalidad es tal vez la más
importante de la que componen el ideal Griego de la educación; el concepto
central de humanismo tal como ha sido legado a las culturas de occidente. Para el
Griego escoger un conocimiento en lugar de otro, unilateral izar la educación en
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algún sentido, era mutilar la personalidad. Se dice que el humanismo Griego por
eso enfrenta el hombre al técnico, la Paideia tendía a formar un hombre capaz de
acometer cualquier actividad, a conseguir el mínimo de condiciones comunes que
requiere cualquier actividad parcial.
Esta educación acentúa el valor de la educación del carácter sobre
cualquier otro aspecto, el ideal de la kalokagathía sintetizaba los valores a que
podía aspirar la personalidad, “Esta palabra se ha traducido por bondad y belleza”,
la educación moderna se ha convertido más en instrucción, en el sentido de
acumular conocimientos que en formación, en el sentido de modelar el carácter y
la voluntad, para los griegos pedagogo en el sentido estricto quería decir “El que
conduce al niño en todos los momentos de la vida”. En la época moderna el
educador es alguien que transmite un saber pre-profesional o profesional, es decir
un conjunto de conocimientos útiles.
La escuela moderna ha sufrido una gran transformación, y podríamos decir
que se ha empobrecido espiritualmente, por razón de dos fenómenos: La
importancia de la ciencia y la burocratización de sus funciones. La pedagogía
moderna ha predicado la llamada individualización de la labor educativa, es decir,
que el maestro se esfuerce por no medir a los alumnos por el mismo metro, por
adecuar su actividad a la personalidad de cada uno, pero parece haber una
imposibilidad física y psicológica para lograrlo.
El humanismo clásico quiere formar al hombre clásico, disponible para
cualquier actividad particular, en quien ninguna especialización limita sus
posibilidades. Se ha dicho que la persona es la heredera de la cultura clásica, una
vez superada la etapa en que el hombre era educado con mira al servicio de la
Polis. La Paideia del Helenismo busca formar personalidades ideales “La vida
personal es el valor supremo”.
La primacía de la Filología de la retórica y el hecho de que las fuentes de
formación de hombre Griego fueran sus grandes clásicos literarios, hacen del
Humanismo Clásico un Humanismo literario y no científico. El Humanismo clásico
reposa sobre una profunda reverencia a la tradición, hemos puesto de presente su
amor a la forma y su escaso afán de originalidad, el Griego reverenciaba e
imitaba hasta el exceso los modelos, las reglas, las palabras, los ideales y las
formas de expresión de sus grandes antepasados.
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ROMA
Es importante estudiar la concepción pedagógica romana porque una gran
parte de nuestras formas de vida y de nuestros conceptos sobre lo que debe ser la
educación nos vienen de Roma, la herencia Griega, La Romana y el Cristianismo
forman las tres grandes bases de lo que solemos llamar civilización de occidente.
De Grecia vienen casi todos los conceptos científicos y filosóficos, de roma los
Jurídicos y Político, del Cristianismo los Religiosos y Éticos.
Los romanos traducirán la palabra Paideia por Humanista, sobre esta idea
de la Humanistas, incorporando elementos propios de su cultura Roma construirá
su idea de la educación.
La cultura Romana fue una cultura de pueblo rustico una cultura de
agricultores y campesinos, el Romano Típico en el fondo de su alma siempre fue
un hombre rustico. Todo Romano educado, noble y rico tenía su casa de campo,
su villa, aunque viviese en la ciudad y en ellas solía pasar grandes temporadas de
si vida.
La lingüística han hecho ver el carácter pedestre de la lengua Latina, y ya
sabemos que si hay algo que sea la expresión del espíritu de un pueblo es su
lengua, el pueblo Romano era poco imaginativo y poco dotado para la abstracción,
por eso son casi nulas sus contribuciones a la filosofía y a la ciencia, aunque
hubieran sido grandes en el campo de la técnica.
Uno de los más grandes contrastes entre el sistema pedagógico Griego y el
Romano, radica en el papel jugado por la familia en la formación de la juventud.
En Roma también existió el esclavo preceptor, sin embargo desde los primeros
años el padre y la madre intervenían directamente en la educación de joven
Romano, la historia Romana está llena de casos en que la madre influyó
decisivamente sobre la educación de muchos grandes hombre, la madre no podía
llenar a cabalidad su papel, se escogía para la crianza alguna mujer respetable de
edad madura, capaz de crear a su alrededor una atmosfera de severidad.
A la edad de siete años el niño pasaba de la influencia exclusiva de las
mujeres a ser dirigidos por el padre y no por un esclavo como en Grecia, el joven
Romano era iniciado en la vida pública por el padre, lo mismo que dirigido en el
ejército cuando llegaba la edad militar; la ceremonia de iniciación en la vida
política era de mucha importancia, era guiado por su padre o por un magistrado
austero, amigo de la familia, luego de haber aprendido de los negocios públicos,
que duraban un año, comenzaba el entrenamiento militar.
Los romanos pensaban que quien no sabe obedecer no aprende a mandar,
y de ahí que hasta el noble debía iniciar la carrera de las armas como soldado.
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El núcleo de la formación moral, la llamada piedad romana, estaba
constituido por el servicio de la patria y la devoción por el sacrificio. No se
encuentra en Roma el tipo de héroe un poco loco e irresponsable., este sentido
por la patria se hallaba ligado al culto de la tradición familiar y de los antepasados
epónimos.
En cierto sentido el romano noble desdeñaban el deporte, lo mismo que la
música y la danza tan importante en la formación del pueblo griego.
El romano hizo del buen propietario rustico un verdadero tipo ideal. El joven
romano debía prepararse no solo para ser un político, un jurista o un general, sino
y ante todo, un buen conservador del patrimonio de la familia “un cabal
propietario”.
Recordemos que la pedagogía Romana presenta tres etapas: 1) De los
orígenes de la ciudad a la fundación de la república. 2) La época de la república.
3) Época imperial “Del año 30 al 450 caída de Roma, en poder de los barbaros y
disolución del imperio del occidente”. Los ideales del hombre Romano se formaron
sobre todo en las dos primeras etapas.
La influencia griega alcanzó tal magnitud, que se produjo una reacción de
los viejos romanos en defensa de la paideia arcaica, el senado romano llego a
tomar decisiones contra los profesores griegos de retórica y filosofía y a
expulsarlos de la ciudad.
Los grados escolares en la época del imperio eran los siguientes: 1)
Escuela del ludus magistri, donde se iniciaba el aprendizaje de la lectura, lo que se
hacía en la traducción latina de la Odisea hecha por el poeta griego-latino Livio
Angrónico; 2) la escuela del gramático; 3) La escuela del rotor. En estas últimas se
perfeccionaba la educación literaria y retórica.
En la época del imperio los emperadores intervinieron mucho en la
educación, la romana fue una educación más estatal que la griega. También bajo
el imperio se fundaron muchas bibliotecas imperiales y centros llamados Ateneos,
donde se profesaba la filosofía y la jurisprudencia y es posible que estos Ateneos
hayan sido un germen de las universidades posteriores.
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La Pedagogía Medieval
Hablar de la educación en la edad media implica no solo reconocer los
factores evolutivos de la sociedad como tal, sino en hacer referencias culturales de
la épocas más características y trascendentes de la historia del hombre.
Las primeras escuelas son fundadas por los monasterios religiosos y son
tres básicas:
2. Escuelas catedráticas
3. Escuelas parroquiales
a) Retórica
b) Gramática
c)- Dialéctica
d)- Aritmética
e)- Geometría
f)- Música
g)- Astronomía
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La enseñanza por medio de métodos como la utilización del silencio eran
importantes y trascendentales en la vida de los aprendices ya que eran aplicadas
a estudios de conciencia y estudios del sentido de la vida íntima.
ÉPOCAS MEDIEVALES
RENACIMIENTO
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Este movimiento es fundamental para las estructura del pensamiento
humano empezando por el reconocimiento de la personalidad.
Humanismo
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Hoy son pocas y de momento poco escuchadas, las voces que se alzan
para proponer a los seres humanos una nueva comprensión de su “humanidad”.
Ciertamente, mucho se habla de derechos humanos –sistemáticamente
avasallados–, de “naturaleza” humana –descrita siempre en forma vaga y
contradictoria–, de la correcta ubicación del ser humano en el mundo natural,
especialmente a causa de los tremendos problemas ecológicos actuales. No
obstante todo, es evidente que nuestros tiempos asisten a un eclipse del
humanismo. Por cierto que ésta no es una situación nueva: las corrientes
humanistas, presentes ya al comienzo de la civilización occidental, muestran un
comportamiento ondulatorio: aparecen en determinadas épocas y desaparecen
luego para reaparecer nuevamente. Así ocurrió con el humanismo antiguo, que se
desarrolló en las escuelas filosóficas griegas y romanas, que fue opacado durante
diez siglos por el cristianismo medieval, para luego reaparecer con gran fuerza en
la época del Renacimiento. A su vez, el humanismo renacentista fué perdiendo
ímpetu hasta ser desplazado por las filosofías antihumanistas de los últimos
siglos. Si las cosas están así, no es utópico pensar que pueda surgir una nueva
corriente humanista capaz de contrarrestar la crisis actual, caracterizada por la
pérdida del sentido de lo humano y agravada por la prospectiva de la catástrofe
global, con todas sus aterradoras alternativas.
Iluminismo
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las respuestas, la pedantería cultural, el temor a contradecir, la indolencia en las
investigaciones personales, el fetichismo verbal, la tendencia a detenerse en los
conocimientos parciales: todo esto y otras cosas más han impedido las felices
bodas del intelecto humano con la naturaleza de las cosas, para hacer que se
ayuntase en cambio con conceptos vanos y experimentos desordenados. Es fácil
imaginar los frutos y la descendencia de una unión tan gloriosa. La imprenta,
invención grosera; el cañón, que estaba ya en el aire; la brújula, conocida ya en
cierta medida antes: ¡qué cambios no han aportado, la una al estado de la ciencia,
el otro al de la guerra, la tercera al de las finanzas, el comercio y la navegación! Y
hemos dado con estas invenciones, repito, casi por casualidad.
Bien que ajeno a las matemáticas, Bacon ha sabido descubrir con exactitud
el animus de la ciencia sucesiva. El feliz connubio en que piensa, entre el intelecto
humano y la naturaleza de las cosas, es de tipo patriarcal: el intelecto que vence a
la superstición debe ser el amo de la naturaleza desencantada. El saber, que es
poder, no conoce límites, ni en la esclavización de las criaturas ni en su fácil
aquiescencia a los señores del mundo. Se halla a disposición tanto de todos los
fines de la economía burguesa, en la fábrica y en el campo de batalla, como de
todos los que quieran manipularlo, sin distinción de sus orígenes. Los reyes no
disponen de la técnica más directamente que lo que hacen los mercaderes: la
técnica es democrática como el sistema económico en que se desarrolla. La
técnica es la esencia de tal saber. Dicho saber no tiende -sea en Oriente como en
Occidente- a los conceptos y a las imágenes, a la felicidad del conocimiento, sino
al método, a la explotación del trabajo, al capital privado o estatal.
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Todos los descubrimientos que aun promete según Bacon son a su vez
instrumentos: la radio como imprenta sublimada, el avión de caza como artillería
más eficaz, el proyectil guiado a distancia como brújula más segura. Lo que los
hombres quieren aprender de la naturaleza es la forma de utilizarla para lograr el
dominio integral de la naturaleza y de los hombres. Ninguna otra cosa cuenta. Sin
miramientos hacia sí mismo, el iluminismo ha quemado hasta el último resto de su
propia autoconciencia. Sólo el pensamiento que se hace violencia a sí mismo es lo
suficientemente duro para traspasar los mitos. frente al actual triunfo del "sentido
de los hechos", incluso el credo nominalista de Bacon resultaría sospechoso de
metafísica y caería bajo la acusación de vanidad que él mismo formuló contra la
escolástica. Poder y conocer son sinónimos. La estéril felicidad de conocer es
lasciva tanto para Bacon como para Lutero. Lo que importa no es la satisfacción
que los hombres llaman verdad, sino la operación, el procedimiento eficaz; "el
verdadero fin y tarea de la ciencia" reside no en "discursos plausibles, edificantes,
dignos o llenos de efecto, o en supuestos argumentos evidentes, sino en el
empeño y en el trabajo, y en el descubrimiento de detalles antes desconocidos
para un mejor equipamiento y ayuda en la vida".
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