Cuando se es capaz de identificar y gestionar correctamente tus emociones, sin
dejar que te dominen ni te sorprendan, y también puedes detectarlas y actuar en consecuencia cuando se están produciendo en los demás, tanto tus relaciones sociales como la relación contigo mismo, se está presente de una buena inteligencia emocional.
Según Daniel Goleman, profesor de psicología de la Universidad de Harvard y
autor del Besteller “Inteligencia Emocional”, ésta se define como “la capacidad de reconocer, aceptar y canalizar nuestras emociones para dirigir nuestras conductas a objetivos deseados, lograrlo y compartirlos con los demás”.
Goleman afirma que inteligencia emocional es un término que incluye dos
grandes tipos como lo es la inteligencia personal, compuesta a su vez por una serie de competencias que determinan el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos. Esta inteligencia comprende tres componentes: conciencia en uno mismo; que es la capacidad de reconocer y entender las propias fortalezas, debilidades, estados de ánimo, emociones e impulsos, así como el efecto que éstos tienen sobre los demás y sobre el trabajo. La autorregulación o control de sí mismo, considerada como la habilidad de controlar nuestras propias emociones e impulsos para adecuarlos a un objetivo, de responsabilizarse de los propios actos, de pensar antes de actuar y de evitar los juicios prematuros. Y la auto motivación, definida como la habilidad de estar en un estado de continua búsqueda y persistencia en la consecución de los objetivos, haciendo frente a los problemas y encontrando soluciones.
Seguidamente, el otro tipo de inteligencia es la interpersonal que al igual que la
anterior, está compuesta por otras competencias que determinan el modo en que nos relacionamos con los demás como lo es la empatía, que es la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y problemas de los demás, poniéndose en su lugar, y responder correctamente a sus reacciones emocionales. Y las habilidades sociales, conocido como el talento en el manejo de las relaciones con los demás, en saber persuadir e influenciar en los otros.
Los beneficios de una correcta gestión emocional no sólo se limitan a las
relaciones sociales y autoestima. Existen numerosos estudios científicos que han demostrado que sus ventajas se extienden a muchas otras áreas de la vida, como, por ejemplo:
- Mayor satisfacción y éxitos tanto a nivel personal como profesional (O’Boyle
Jr., 2010) - Menor dependencia de las adicciones (Zysberg, 2013 y UAB, 2007) - Mejor sistema inmunitario y salud en general (Martins et al., 2010) - Reducción de la ansiedad y el estrés (Lusch & Serpkeuci, 1990) - Mayor satisfacción con el matrimonio (Eslami, 2014) - Mayor carisma en tu círculo social y profesional (Walter V. Clarke Associates, 1997)
En fin, es importante mencionar que la inteligencia emocional está constituida
por un conjunto de habilidades psicológicas que permiten apreciar y expresar de manera equilibrada nuestras propias emociones, entender las de nuestros semejantes y, además, utilizar esta información de forma que nos ayuden a comportarnos de forma correcta y alineada con nuestros objetivos. República Bolivariana de Venezuela Ministerio del Poder Popular para la Educación Instituto Universitario de Tecnología Industrial “Rodolfo Loero Arismendi” Extensión Maturín