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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MACHALA

Calidad, Pertinencia y Calidez


UNIDAD ACADÉMICA CIENCIAS QUÍMICAS Y DE SALUD
Mineralogía

Nombre: Yordy Bryan Armijos Lima


Curso: Sexto Semestre “A” – Ingeniería Química.
Fecha: Machala, 17 de Julio de 2018

INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LOS YACIMIENTOS MINERALES

Yacimientos Epitermales

Las materias primas minerales son sustancias que se extraen de la corteza


terrestre para aprovechar sus propiedades o alguno de sus componentes
químicos, y se clasifican en metálicas, no metálicas y energéticas. Estos
materiales no sólo son imprescindibles para las sociedades modernas e
industrializadas, sino que su uso ha acompañado el desarrollo tecnológico de la
humanidad desde los albores de la civilización. Este hecho se reconoce en la
clásica división de la prehistoria en tres periodos: la edad de piedra, la edad de
bronce y la edad de hierro. (Canet & Camprubí, 2006)

En general, los recursos minerales se extraen de los yacimientos mediante


operaciones mineras de complejidad y envergadura muy variables. Los
combustibles fósiles constituyen un caso aparte en cuanto a su naturaleza,
origen, emplazamiento, explotación y aplicaciones. (Canet & Camprubí, 2006)

Se considera que un depósito mineral es cualquier concentración anómala de


minerales en la corteza terrestre, y que los yacimientos minerales son los
depósitos cuya explotación puede producir un beneficio económico en un
momento determinado. Teniendo en cuenta estas definiciones, debemos
preguntarnos por qué en ciertos puntos de la corteza tienen lugar estas raras
acumulaciones de minerales. Asimismo, si observamos sobre un mapa la
distribución de yacimientos minerales es fácil advertir que, normalmente, los
enriquecimientos en ciertos elementos suelen estar restringidos a regiones
concretas: grandes cinturones de terreno denominados provincias metal
genéticas. (Canet & Camprubí, 2006)

La minería de metales preciosos y metales base suele provocar la generación


de grandes cantidades de residuos mineros, con contenidos apreciables de
sulfuros, particularmente pirita, y cuya oxidación se traduce en la posible
movilización de numerosos metales pesados y metaloides así como en la
generación de aguas ácidas de mina. Tecnologías como la flotación y
cianuración, extendidas por todo el mundo a partir de 1920 (Moncur, Ptacek,
Blowes, & Jambor, 2003), han permitido la explotación de yacimientos de baja
ley, que hasta entonces no eran explotables económicamente, pero que como
efecto secundario han llevado a la generación de importantes cantidades de
“tailings” o residuos mineros de grano fino. (Hedenquist, Arribas, & González,
2000)

En el caso de yacimientos epitermales de Au-Ag-Cu de alta sulfuración, como el


explotado en Rodalquilar de forma mayoritaria, la mineralización se caracteriza
por la asociación geoquímica Au-Ag-Cu-As-Bi-Te-Sn (Hedenquist, Arribas, &
González, 2000), elementos que tienen una movilización hacia los suelos,
sedimentos, aguas superficiales y aguas subterráneas. Los drenajes de
explotaciones auríferas de estas características suelen presentar valores de pH
que oscilan entre 2,0 y 8,9, concentraciones de Fe entre 0,01 y 50000 mg/L,
concentraciones de sulfatos de 0,8 a 100000 mg/L y cantidades significativas de
Al, Cu, Zn, Co, Ni, Cd y As (Seal & Hammarstron, 2003).

Los depósitos epitermales, además de constituir la principal fuente de plata en el


mundo, son una fuente importante de oro y bismuto. Estos yacimientos
consisten, esencialmente, en conjuntos de vetas, stockworks, mantos y
diseminaciones ricas en plata y oro, formadas a profundidades hasta de 1 500
metros bajo la superficie, en relación generalmente con magmas de composición
ácida a intermedia, a partir de soluciones hidrotermales a temperatu113 ras
relativamente bajas (de 100º a más de 300 °C). Estas soluciones mineralizantes
circulan a través de zonas poco profundas de la corteza y, según sus
características químicas pueden generar depósitos epitermales de baja
sulfuración, de sulfuración intermedia o de alta sulfuración, que son los tres
subtipos principales de esta tipología, cada uno con contenidos minerales y
metálicos característicos. El equivalente actual de los depósitos epitermales son
los sistemas geotérmicos, y sus manifestaciones más superficiales o más
características son manantiales termales, géiseres y volcanes de fango. Buenos
ejemplos de dichos sistemas son los de la zona volcánica de Taupo en Nueva
Zelanda (con los famosos campos de Wairakei, Waiotapu, Rotorua, Tokaanu-
Waihi y Broadlands-Ohaaki), The Geysers y Yellowstone en los EUA, Larderello
en Italia, Kakkonda, Wasabizawa y Hijiori en Japón, Los Azufres en Michoacán,
y Los Humeros en Puebla y Cerro Prieto en Baja California (México) (Canet &
Camprubí, 2006).

Sin duda, este tipo de yacimientos es el de mayor relevancia en la minería


mexicana. Al igual que en los yacimientos al sudoeste de los EUA (p. ej.,
Tonopah, Comstock y Creede), en la mayoría de depósitos epitermales
mexicanos el contenido en plata en relación con el de oro es muy elevado. Los
yacimientos mexicanos más conocidos son los de Pachuca–Real del Monte, en
Hidalgo, Guanajuato, en el estado homónimo, Fresnillo en Zacatecas, y Taxco,
en Guerrero. A pesar de que el mayor yacimiento a escala mundial es el de Cerro
Rico, ubicado en el célebre Potosí de Bolivia, el distrito de Pachuca–Real del
Monte es el que ha producido más plata en toda la historia. Otros ejemplos de
depósitos epitermales son El Bronce y El Indio en Chile, Colquijirca y Julcani en
Perú, Sado y Hishikari en Japón, Baguio y Lepanto en Filipinas, Goldfield y
Summitville en los EUA, Emperor, en Fiji, Kelian y Gunung Pongkor, en
Indonesia, Baia Mare, en Rumania, y Ladolam, en Papúa-Nueva Guinea (Canet
& Camprubí, 2006).

En términos generales, la característica mineralógica de estos yacimientos la


constituye la presencia de oro nativo (variedad eléctrum) íntimamente asociado
a plata nativa y a importantes concentraciones de sulfuros de plata y de sulfuro-
arseniuros de plata y plomo con valores de selenio y bismuto (Hernández, 2013).

Normalmente, en menor proporción, se presenta asociada la mineralización de


sulfuros de plomo, zinc y cobre que conjuntamente con la pirita constituyo la
primera generación de sulfuros en depositarse en el yacimiento. Los yacimientos
epitermales, de este origen, arman principalmente como estructuras vetiformes;
aunque también en mantos, como son los casos de Guanacevi, Durango,
Mulatos, Sonora y El Realito del Carmen en Chihuahua; o bien en estructuras
brechadas. La ganga común está constituida por cuarzo y cantidades menores
de calcita, rodonita y fluorita. La roca encajonante la constituyen andesitas del
terciario inferior y en Sierra Madre Occidental, capas de riolitas del cretacico
superior o del eoceno-oligoceno. La inyección de intrusivos someros de
composición ande sitica, riolitica o tonalitica comúnmente precedió a la formación
de este tipo de yacimientos epitermales. En algunos casos la presencia de áreas
de intensa alteración hidrotermal. De caolinización y alunitizacion; así como de
prominentes cuerpos de cuarzo calcedonio y con indicaciones de mineralización
de mercurio y antimonio, y manifestaciones de contenidos geoquímicos
anómalos en oro y plata; todo ello, sugiere la posible existencia de yacimientos
de oro diseminado. Algunos distritos mineros presentan zonas mineralógicas con
mayor abundancia de mineralización polimetálica de: plata, plomo y zinc como
ocurre en Topia, Guanaceví y Tahuehueto en Durango (Hernández, 2013).
Bibliografía

Canet, C., & Camprubí, A. (2006). YACIMIENTOS MINERALES: Los tesoros de la Tierra. Mexico:
Fondo de Cultura Económica.

Hedenquist, J., Arribas, A., & González, E. (2000). Exploration for epithermal gold deposits.

Hernández, I. (2013). Gambusinos y Mineros Mexicanos.

Moncur, M., Ptacek, C., Blowes, D., & Jambor, J. (2003). Release, transport and alteration of
metals from an old tailing impoundment. Applied Geochemistry.

Seal, R., & Hammarstron, J. (2003). Geoenvironmental models of minerals deposits: examples
from massive sulphide and gold deposits.

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