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NESTOR GARCIA CANCLINI

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! EDITORIAL SUDAMERICANA
) —Historia y cultura*
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Diseñe de tapa: Mario Blanco.
Fotomontaje: fotografía de Loor- .jtobet
(frontera méxico-norteame.:.ana)
y Estructura para un paisaje, de Luis Felipe Noé.

PRIMERA EDICION
Julio de 1992
SEGUNDA EDICION
Abril de 1995

Para Teresa y Julián

Coedición: Dirección General de Publicaciones del


Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/
388

Editorial Grijalbo, S.A. de C¿V.

La presentación y disposición en conjunto:


y de cada página de CULTORAS HIBRIDAS,
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de esta obra por cualquier sistema o método
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sin autorización escrita del editor.

\
IMPRESO EN LA ARGENTINA

Queda hecho el depósito


que previene la ley 11.723.
© 1992, Editorial Sudamericana S.A.,
Humberto I 531, Buenos Aires.

ISBN 950-07-0768-3
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PREFACIO A LA EDICIÓN ARGENTINA

Ya se sabe que el estilo de los libros, la bibliografía que se


cita o se omite y otras astucias formales delatan las intenciones
menos explícitas de un autor. ¿Qué se busca al colocar juntos
a artistas y artesanos, exposiciones de museos e historietasT\
monumentos y videoclips? Traté de que su cercanía insinuara
tanto la necesidad de analizar juntos lo culto, lo popular y lo
masivo como la voluntad de repensar el trabajo de la antropo­
logía y la sociología, de la historia del arte, el folclore y los
estudios comunicacionales, que suelen mantenerlos separados.
Varias de las preguntas que organizan ei texto persiguen este
cruce de los objetos de estudio: por qué las vanguardias artís­
ticas se sienten atraídas por io tradicional y hasta lo primitivo,
cómo se han comportado Octavio Paz y Jorge Luis Borges ante
la televisión, qué les pasa a los monumentos históricos cuando
interactúan en las grandes ciudades con la publicidad comercial
y los graffitis.
En esta colección latinoamericana de productos híbridos,
predominan los ejemplos mexicanos y argentinos. Ya' los lec­
tores de la edición mexicana de este libro advirtieron que elegí
para ilustrar la portada un cuadro de Luis Felipe Noé, en ei que
la tela se derrama fuera de!’marco y deja un espacio virtual,
donde inserté una foto de Lourdes Grobct sobre Tijuana, la
principal ciudad mexicana en la frontera con Estados Unidos.
La combinación de la obra de un argentino con ia de una mexicana,
de la tempestuosa policromía de la pintura con el blanco y negro
de la foto, aluden a cómo se entremeten unos géneros artísticos
con otros y se vuelven porosas las fronteras entre países, cul­
turas y estilos. .
Varios artistas y escritores pusieron en ei centro de su re­
flexión desde principio de siglo, como se documenta aquí, la
multiculturalidad de nuestras sociedades y la hibridación cons­
titutiva de las naciones modernas. Pero fueron necesarias la
transnacionalización de las industrias comunicacionales y de las1

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CULTURAS HÍBRIDAS
12

migraciones masivas para que abandonáramos las obsesiones


por la inmaculada concepción de las auíeníicidades nacionales entrada
o artísticas o populares. Fuimos admitiendo, entonces, que estudiar
la cultura es ocuparse de ¡as mezclas. Estoy entre los que necesitamos
convertirnos en migrantes para incorporar estos descubrimien­
tos. modularlos en una mirada diferente sobré lo social y en
un estilo de trabajo. Ser “argenmes'’ me sirvió para entender
tanto la miopía de los liberales sarmientínos que absolutizaron
lo europeo, como la de los populismos 'que aún persiguen, contra
aquellos liberales, un ser nacional igualmente improbable.
$e verá en este libro que algo vincula a las migraciones con
el humor, ese otro desplazamiento del estilo que. también ayuda
a deshacerse de las miradas cortas, las que sé quedan en el
barrio, la etnia. ia nación o cualquier oiro grupo supuestamente
homogéneo en que decidimos que todos se nos parecen. Se traía
de recuperar el papel antropológico del humor, que desde Maíinówski
hasta Clifford Geertz es una vía para el reconocimiento de los
otros. Se trata de ahuyentar los fundamentalismos recurriendo
tanto al rigor académico desolemriizado como a esos otros saberes
por los cuales me cité en estas páginas con Inodoro Pereyra, ¿Cuáles sen, e» los .ños uovema. las es«r..e5l.s para entras
para que nos explique por qué, sin necesidad de moverse de
03 su tierra, puede dialogar con Borges, el Zorro. E.T., Superman, y salir déla modernidad. ^ ppiqUe en América
<£> Colocamos la pregunta - ban ¡d0 y modenu-
Cui el Quijote y Darwin.
En los agradecimientos que vuu más adelante se apreciará Latina, donKd e ! f u^ modernizarnos debe ser el
dad no acaba de llegar, n „Opticos, economistas y la
hasta qué punto publicar este libro emia Argentina tiene mucho principal objetivo, según Pre§ ritros sectores, al compro-
de retribución. Quizás esta manera de atravesar las artes, los publicidad de nuevas tecnologías. Otro® sector . ^
géneros, las épocas y Esculturas sirva también para hacer evidente bar que los prósperos -Argentina,
que la biculturalidad del autor no es más que un síntoma de décadas y el producto de los países ina P p ios años
una.situación compartida entre muchos países,.laíijLft^¿n’qaüps. Brasil, México n0 se vuelve inac-
Por ejemplo, entre esta nación que empezó como indígena, se ochenta, se preguntan w ia m0 es posibie pensar que
hibvidó durante la colonia y la revolución, está tratando aún cesible para la mayoría. tiempo en que las filosofías
de resolver los dilemas que le dejó ser la Nueva España para perdió sentido S ^ i f i c a n a los movimientos culturales
integrarse con el resto de Norteamérica, y aquella de las con­ de la posmodermdad a « c“ ,“ c“ 4 . oroareso.
que.prometen utopias y ausp i P lM ¿Ustintas con-
tradicciones que todavía busca quitarse lo que le queda de Virreinato No basta explicar estas discrepan o política y la
del sur, donde algunos de los interlocutores más entrañables que cepciones de la modernidad ea la econ^ ¡ juPeg0 dilemas
tuve durante la preparación de estas páginas son los que siguen cultura. Junto a la cuestión teórica e “ j; rt»ianlail se
discutiendo las ventajas de entrar o salir de la modernidad. políticos, ¿vale la pena se siga acep-
restaure o reutilice el pa»1™ c a r r e r a s humanísticas
México, DF, febrero de 1992. tando ingresos masivos de estudiantes en ca.rer
14 S CULTURAS HÍBRIDAS ENTRADA 15

o ligadas a actividades en desuso del arte de élite o la cultura puede leerse con las herramientas de las disciplinas que los
popular? ¿Tiene sentido -—personal y colectivamente— inver­ estudian por separado: la historia del arte y la literatura, que
tir en largos estudios para acabar en puestos de bajo salario, se ocupan de lo “culto"; el folclor y la antropología, consa­
repitiendo técnicas y conocimientos fatigados en vez de dedi­ grados a lo popular; los trabajos sobre comunicación, especia­
carse a la microelectrónica o la telecomunicación? lizados en la cultura masiva. Necesitamos ciencias sociales
Tampoco es suficiente para entender la diferencia entre las nómadas, capaces de circular por las escaleras que comunican
visiones de la modernidad recurrir a ese principio del pensa­ esos pisos. O mejor: que rediseñen los pianos y comuniquen
miento moderno según el cual las divergencias ideológicas se ho'rizontaimente los niveles.
;■deberían al desigual acceso que logran a los bienes ciudadanos La segunda hipótesis es que el trabajo conjunto de estas
y políticos, trabajadores y empresarios, artesanos y artistas. disciplinas puede generar otro modo de concebir la, .moder­
La primera hipótesis de este libro ed que la incertidumbre nización latinoamericana: más que cpmo una fuerza ajena y
- acerca del sentido y el valor de la modernidad deriva no sólo dominante, que operaría por sustitución de ló tradicional y lo
de lo que separa a naciones, etnias y clases, sino de los cruces propio, como los intentos de renovación con que diversos
1 socioculturales en que lo tradicional y lo moderno se mezclan. sectores se hacen cargo de ia heterogeneidad ínultitempóral de
¿Cómo entender el encuentro de artesanías indígenas con cada nación.
catálogos de arte de vanguardia sobre la mesa del televisor? Una tercera linea de Hipótesis sugiere que esta mirada
¿Qué buscan los pintores cuando citan en el mismo cuadro transdisciplinaria sobre ios circuitos híbridos tiene consecuen­
imágenes precolombinas, coloniales y de la industria cultural, cias que desbordan la investigación cultural. La explicación de
cuando las reelaboran usando computadoras y láser? Los por qué coexisten culturas étnicas y nuevas tecnologías, formas
medios de comunicación electrónica, que parecían dedicados de producción artesanal e industrial, puede iluminar procesos
a sustituir el arte culto y el folclor, ahora los difunden masivamente. políticos; por ejeníplo, las razones por las que tanto las capas
El rock y la música1‘erudita” se renuevan, aun en las metrópolis, con populares como las élites combinan la democracia moderna
melodías populares asiáticas y afroamericanas. con. relaciones arcaicas de poder. Encontramos en el estudio
No se trata sólo de estrategias de las instituciones y los de ia heterogeneidad cultural una de las vías para explicar los
sectores hegemdnicos. Las hallamos también en la “reconver­ poderes oblicuos que entreveran instituciones-liberales y hábi­
sión" económica y simbólica con que los migrantes campesinos tos autoritarios, movimientos sociales democráticos con regí­
adaptan sus saberes para vivir en la ciudad, y sus artesanías menes paternalistas, y las transacciones de unos con otros.
para interesar a consumidores urbanos; cuqndo los obreros Tenemos, entonces, tres cuestiones en debate. Cómo estu­
reformulan su cultura laboral ante las nuevas tecnologías diar las culturas híbridas que constituyen la modernidad y le
.productivas sin abandonar creencias antiguas, y los movimien­ dan su perfil especifico en América Latina. Luego, reunir los
tos populares insertan sus demandas en radio y televisión. saberes parciales de las disciplinas que se ocupan de la cultura*
Cualquiera de nosotros tiene en su casa discos y casetes en que para ver si es posible elaborar una interpretación más plausible
combina música clásica y jazz, folclor, tango y salsa, inclu­ de las contradicciones y los fracasos de nuestra modernización.
yendo a compositores como Piazzola, Caetano Veloso y Rubén En tercer lugar, qué hacer —cuando la modernidad se ha
Blades qué fusionaron esos géneros cruzando en sus obras vuelto un proyecto polémico o descpnfiable— con esta mezcla
tradiciones cultas y populares. de memoria heterogénea e innovaciones truncas,
Así como no funciona la oposición abrupta entre lo tradi­
cional y lo moderno, tampoco lo culto, lo popular y lo masivo
están donde nos habituamos a encontrarlos. Es necesario
desconstruir esa división en tres pisos, esa concepción hojal­ otros empleados para designar procesos de hibridación. Prefiero este último porque
abarca diversas mezclas intercuiturales —no sólo las raciales a las que suele limitarse
drada del mundo
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de la cultura, y averiguar si su hibridación1 “mestizaje”— y porque permite incluir las formas modernas de hibridación mejor
cjue "sincretismo” , fórmula referida casi siempre a fusiones religiosas o de movi­
' 1 Se encontrarán ocasionales menciones de los términos sincretismo, mestizaje y mientos simbólicos tradicionales.
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16 CULTURAS HÍBRIDAS ENTRADA 17
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fue atendido por nuevos especialistas: comunicólogos y semió-


Ni c u l t o , n i p o p u l a r , n i m a s iv o 1 logos.3
Tanto los tradicionalistas como'los modernizadores quisie­
Para analizar las idas y venidas de la modernidad, los cruces ron construir objetos puros. Los primeros imaginaron culturas
de las herencias indígenas y coloniales con el arte contempo­ nacionales y populares “auténticas” ; buscaron preservarlas de
ráneo y las cultuias electrónicas, tal vez sería mejor no hacer •la industrialización, la masificación urbana y las influencias
un libro. Tampoco una película, ni una telenovela, nada que extranjeras. Los modernizadores concibieron un arte por el [-3
se entregue en capítulos y vaya desde un principio a un final arte, un. saber por el saber, sin fronteras territoriales, y
Quizá puede usarse este texto como una ciudad, a la que se confiaron a la experimentación y la innovación autónomas sus
ingresa por el camino de lo culto, el de lo popular o el de lo fantasías de progreso, Las diferencias entre esos campos R
masivo. Adentro todo se mezcla, cada capítulo remite a los sirvieron para organizar los bienes y las instituciones. Las 0.
otros, y entonces ya no importa saber por que' acceso se llegó. artesanías iban a ferias y concursos papulares, las obras de
1 ero ¿como hablar de la ciudad moderna, que a veces está arte a los museos y las bienales. m
dejando de ser moderna y de ser ciudad? .Lo que era un Las ideologías modernizadoras, desde el liberalismo del siglo
conjunto de barrios se derrama más allá de lo que podemos pasado hasta el desarrollismo, acentuaron esta compartimen-
relacionar, nadie abarca todos los itinerarios, ni todas las tación maniquea al imaginar que la modernización terminaría
ofertas materiales y simbólicas deshilvanadas que se presentan. con las formas de producción, las creencias y los bienes
Los migrantes atraviesan la ciudad en muchas direcciones, e tradicionales. Los mitos serían sustituidos por el conocimiento
instalan, precisamente en los cruces, sus puestos barrocos de científico, las artesanías por la expansión de la industria, los
dulces regionales y radios de contrabando, hierbas curativas y libros por los medios audiovisuales de comunicación. (ÍÍESs' -
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videocasetes. ¿Cómo estudiar las astucias con que la ciudad Hoy existe una visión más compleja sobre las relaciones
intenta conciliar todo lo -que llega y prolifera, y trata de entre tradición y modernidad. Lo cuito tradicional no es
contener el desorden: el trueque de lo campesino con lo borrado por la industrialización de los bienes simbólicos. Se
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ransnacional, los embotellamientos de coches frente a las publican más libros y ediciones de mayor tiraje que en cual­
manifestaciones de protesta, la expansión del consumo junto quier época anterior. Hay obras eruditas y a la vez masivas,
a las demandas de los desocupados, los duelos entre mercan­ como El nombre ele la rosa, tema de debates, hermenéuticos en
cías y comportamientos venidos de todas partes? simposios y también bestseller: había vendido a fines de 1986,
Las ciencias sociales contribuyen a esfe dificultad con sus antes de exhibirse ia película filmada sobre esa novela, cuido, <0
diferentes escalas de observación. El antropólogo llega a la millones de ejemplares en veinticinco lenguas. Los relatos de
ciudad a pie, el sociólogo en aiito y por la autopista principal, Garda Márquez y Vargas Llosa alcanzan más público que las
el comunicólogo en avión. Cada uno registra lo que puede películas filmadas sobre sus textos. |Y'r-
construye una visión distinta y, por lo tanto, parcial. Hay una Del lado popular, hay que preocuparse menos por lo que se
cuarta perspectiva, la del historiador, que no. se adquiere extingue que por lo que se transforma. Nunca hubo tantos
entrando sino saliendo de la ciudad, desde su centro antiguo artesanos, ni músicos populares, ni semejante difusión del ¡
hacia las orillas contemporáneas, Pero el centro de la ciudad folclor, porque sus productos mantienen funciones tradiciona- c.
actual ya no está en el pasado.
La historia del arte y la literatura, y el conocimiento 1 Las nociones de cuito, popular y masivo serán discutidas conceptual e C -:
históricamente en varios capítulos. La más incómoda es la primera: ¿es preferible
científico, habían identificado repertorios de contenidos que hablar de culto, elitista, erudito o hegemónico? Estas denominaciones se superponen i
debíamos manejar para ser cultos en el mundo moderno. Por parcialmente y ninguna es satisfactoria. Erudito resulta la más vulnerable, porque
otro lado, la antropología y el folclor, así como los populismos define esta modalidad de organizar la cultura por ia vastedad del saber reunido, •0 ¡i
políticos, al reivindicar el saber y las prácticas tradicionales mientras oculta que se trata de un tipo de saber: ¿no son eruditos también el
constituyeron el universo de lo popular. Las industrias cultu­ curandero y el artesano? Usaremos las nociones de élite y hegemonía para señalar 0.
la posición social que confiere a lo cuito sus privilegios, pero emplearemos mas a
rales engendraron un tercer sistema de mensajes masivos que menudo este último nombre, porque es e! más utilizado en españo,. fifi
0
20 CULTURAS HÍBRIDAS ENTRADA 2 1 :;

nuestros países incorporen ¡os avances tecnológicos, moderni­ quías liberales de fines del siglo xix y principios del XX habrían
cen. la economía, superen en las estructuras de poder alianzas hecho como que constituían Estados, pero sólo ordenaron algu­
informales, la corrupción y otros resabios 'premodernos. nas áreas de la sociedad-para promover un desarroilo subordi­
El peso cotidiano de estas “deficiencias" hace que la actitud nado e inconsistente; hicieron como que .formaban culturas::
más frecuente ante los debates posmodernos sea en América .nacionales, y apenas construyeron culturas-de élites dejando
Latina la subestimación irónica. ¿Para qué nos vamos a andar fuera a enormes poblaciones indígenas y campesinas que evi­
preocupando por Ja posmodernidad si en nuestro continente dencian. su exclusión en mil revueltas y en la migración que
tos avances modernos no han llegádo del todo ni a todos? No “trastorna” las ciudades. Los populismos hicieron como que in­
hemos tenido una industrialización sólida, ni una teenificación corporaban a esos sectores excluidos, p ero su política distri-
extendida de la producción agraria; ni un ordenamiento socio- bucionista en la economía y la cultura, sin cambios estructu­
político basado en la racionalidad formal y material que, según rales, fue revertida en pocos años o se diluyó en dientelismos
leemos de Kant.a Weber, se habría convertido en el sentido demagógicos.
común de Occidente, el modelo de espacio público donde los ¿Para qué seguir haciendo como que tenemos Estado, pre-
ciudadanos convivirían democráticamente y participarían en gunta el escritor José Ignacio Cabrujas cuándo lo consulta la
la evolución social. Ni el progresismo evolucionista, ni ei Comisión Presidencial para la Reforma del Estado Venezola­
racionalismo democrático han sido entre nosotros causas po­ no, si el Estado "es un esquema de disimulos”? Venezuela, '
pulares. explica, se fue creando como un campamento, habitado pri­
"Cómo hablar de posmodernidad desde el país donde insur­ mero por tribus errantes y luego por españoles queja usaron ..
ge Sendero Luminoso, que tiene tanto de premoderno” —pre­ como sitio de paso en la búsqueda del oro prometido, hacia
guntaba hace poco el sociólogo peruano y candidato Potosí o El Dorado. Con el progreso lo que se hizo fue:
presidencial Henry Pease García.'1Las contradicciones pueden convertir el campamento en un gigantesco hotel, en ei quejos
ser distintas en otros países; pero existe la opinión generalizada pobladores se sienten huéspedes y el Estado un gerente “en

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de que, si bien ei liberalismo y su régimen de representatividad permanente'fracaso á la hora de garantizar el confort de sus
parlamentaria llegaron a las constituciones, carecemos de una huéspedes” .
cohesión social y una cultura política modernassuficient?rhen-
te asentadas para que nuestras sociedades sean gobernables, Vivir, es decir, asumir ia vida, pretender que mis acciones se traducen,
Los caudillos siguen manejando las decisiones políticas sobre en algo, moverme en un tiempo histórico hacia un objetivo, es algo que
la base de alianzas informales y relaciones silvestres de fuerza, choca con el reglamento del hotel, puesto que cuando me alojo en un
Los filósofos positivistas y luego los científicos sociales mo­ hotel no pretendo transformar sus instalaciones, ni mejorarlas, ni
dernizaron la vida universitaria, dice Octavio Paz, pero el adaptarlas a mis deseos. Simplemente las uso.
caciquismo, la religiosidad y la manipulación comunicacional
conducen el pensamiento de las masas. Las élites cultivan la En algún momento se pensó que era necesario un Estado capaz
poesía y el arte de vanguardia, mientras ias mayorías son de administrarlo, un qonjunto de instituciones y leyes para
analfabetas.5 garantizar un mínimo de orden, ."ciertos principios elegantes,
La modernidad es vista entonces como una máscara. Un apolíneos más que elegantes, mediante los cuales íbamos a
simulacro urdido por las élites y ios aparatos estatales, sobre pertenecer al .mundo civilizado”.
todo ios que se ocupan del arte y la cultura, pero que por lo
mismo los vuelve irrepresentativos e inverosímiles. Las oligar-* Habría sido más justo inventar esos artículos que leemos siempre ai
ingresar en un cuarto de hotel, casi siempre ubicados en la puerta.
* Henry Pease García, “La izquierda y la cultura de ia posmodernidad", en
“Cómo debe vivir usted aquí”, "a qué hora debe marcharse’
Proyectos de cambio, La izquierda democrático en América Latina, Editorial Nueva "favor, no comer en las habitaciones”, "queda terminantemente,
Sociedad, Caracas, 19S8, p. 16 6 , prohibido el ingreso de perros en su cuarto";,: etc., etc., es decir,
5 Octavio Pa?., El ogro filantrópico, Joaquín Moni«, México, 1979, p, 64. un reglamento pragmático y sin ningún melindre principista. Este
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28 CULTURAS HÍBRIDAS ENTRADA 19

Jes (ciar trabajo a indígenas y campesinos) y desarrollan otras


modernas: atraen a turistas y consumidores' urbanos que LA MODERNIDAD DESPUÉS- DE LA POSMODERNIDAD sí
encuentran en los bienes folclóricos signos de distinción, Estos cambios de los mercados'simbólicos en parte radicalizan sí
referencias personalizadas que ios bienes industriales no ofre­ el proyecto moderno y en cierto modó llevan a una situación
cen. posmoderna, entendida como ruptura con lo anterior. La • t
La modernización disminuye el papel de lo culto y lo popular - bibliografía reciente sobre este doble movimiento ayuda a «Tí®
tradicionales en el conjunto del mercado simbólico, pero no - repensar varios debates latinoamericanos, Ante todo, la tesis
los suprime; Reubica el arte y el folclor, el saber académico y de que los desacuerdos entre el modernismo cultural y ia
la cultura industrializada, bajo condiciones relativamente se­ modernización social nos volverían una versión deficiente de
mejantes. E! trabajo del artista y el del artesano se aproximan la modernidad canonizada por las metrópolis.3 Q la inversa:
cuando cada uno experimenta que el.orden simbólico especí­ que por ser la patria del pastiche y el bricolage, donde se dan
fico en que se nutria es redefinido por la lógica del mercado. cita muchas épocas y estéticas, tendríamos el orgullo de ser
Cada vez^ pueden sustraerse menos a la información y la posmodernos desde hace siglos y de un modo singular. Ni el
iconografía modernas, al desencantamiento de sus mundos “paradigma” de la imitación, ni el de la originalidad, ni la .
autocentrados y al reencantamiento que propicia la espectacu- “teoría" que todo lo atribuye a la dependencia, ni la que
larización de los medios. Lo que se desvanece no son tanto los perezosamente quiere explicarnos por “lo real maravilloso” o Qí
bienes antes conocidos como cultos o populares, sino la un surrealismo latinoamericano, logran dar cuenta de nuestras
pretensión de unos y otros de conformar universos autosufi- culturas híbridas.
cientes y de que ¡as obras producidas en cada campo sean Se trata, de ver cómo, dentro de la crisis de la modernidad
únicamente “expresión" de sus creadores. occidental --de la que América Latina es parte—, se transfor­
Es lógico que también confluyan las disciplinas que estudia­ man las relaciones entre tradición, modernismo cultural y *5*
ban esos universos. El historiador dé arte que escribía el modernización socioeconómica. Para eso hay que ir más allá
catálogo de una exposición situaba al artista o la tendencia en de la especulación filosófica y el intuicionismo estético domi­
394

una sucesión articulada de búsquedas, un cierto “avance” nantes en la bibliografía posmoderna. La escasez de estudios
respecto de lo que se había hecho en ese campo. El folclorista empíricos sobre el lugar de la cultura en los procesos llamados
y el antropólogo referían las artesanías a una matriz mítica o posmodernos ha llevado a reincidir en distorsiones del pensa­ &
un sistema sociocultural autónomos que daban a esos objetos miento premoderno: construir posiciones ideales sin contras-
sentidos precisos. Hoy esas operaciones se nos presentan casi '\? VP-
tación fáctica.
siempre como: construcciones culturales muiticondicionadas Una primera tarea es tener en cuenta las discrepantes con­
por actores que trascienden lo artístico o simbólico. %
cepciones de la modernidad, Mientras en el arte, ia arquitec­
Qué es el arte no es sólo una cuestión estética: hay que tomar tura y la filosofía las corrientes posmodernas son hegemónicas ■r*'y
en cuenta cómo se la va respondiendo en la intersección de lo en muchos países, en la economía y la política latinoamerica­
que hacen los periodistas y críticos, historiadores y museógra- nas, prevalecen los objetivos modernizadores. Las últimas
fcfc, marchands, coleccionistas y especuladores. De modo campañas electorales, los mensajes políticos que acompañan
semejante, lo popular no se define por una esencia a priori, los planes de ajuste ..y reconversión, juzgan prioritario que
sino por las estrategias inestables, diversas, con que constru­ 4~ '
yen sus posiciones los propios sectores subalternos, y también 3 Adoptamos con cierta flexibilidad la distinción hecha por varios autores, desde;
por el modo en que el folclorista y el antropólogo ponen en jílrgen H aberreas hasta Marsball Berman, entré la modernidad como etapa histórica,
la modernización como proceso socioeconómico que trata de ir construyendo la;:
escena ¡a cultura popular para el museo o la academia, los modernidad, y los modernismos, o sea ios proyectos culturales que renuevan las ‘
sociólogos y los políticos para los partidos, ios comunicólogos prácticas simbólicas con un sentido experimental o critico (Jürgen Habermas, El
para los medios. discurso filosófico de la modernidad, Taurus, Madrid, 1989; Marshall Berrean, Todo ;
lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad, Siglo xxi, Madrid,
1988).

S-”
22 CULTURAS HIBRIDAS ENTRADA 23

es su hotel,, disfrútelo y trate de echar la menos vaina posible, rando todo a la competencia internacional.9
podría ser la forma más sincera de redactar el primer párrafo de También en la sociedad y la cultura cambió lo que ,se
la Constitución Nacional.6 entendía por modernidad. Abandonamos el evolucionismo qüe
esperaba la solución de‘los problemas sociales de la simple
¿Se pueden superar estos desacuerdos entre los Estados lati­ secularización de las prácticas: hay que pasar, se decía en los
noamericanos, las .sociedades a las que corresponden y su1 sesenta y setenta, de ios comportamientos prescriptivos a los
cultura política? Antes de responder, tendremos que averiguar electivos, de la inercia de costumbres rurales ó heredadas a
si la pregunta está bien planteada. Para estos autores, y para conductas propias de sociedades urbanas, dojtdc los objetivos
la mayor parte de la bibliografía latinoamericana, la moder­ y la organización colectiva se fijarían dé acuerdo con la
nidad seguirla teniendo conexiones necesarias —al modo en racionalidad científica y tecnológica. Hoy concebimos a Amé­
que lo pensó Max Weber— con el desencantamiento del rica Latina como una articulación más compleja de tradiciones
mundo, con las ciencias experimentales y, sobre todo, con una y modernidades (diversas, desiguales), un continente heterogé­
organización racionaiista de la sociedad que culminaría en neo formado por países donde, en cada uno, coexisten múlti­
empresas productivas eficientes y aparatos estatales bien orga­ ples lógicas de desarrollo. Para repensar esta heterogeneidad
nizados. Estos rasgos no son los únicos que definen la moder­ es útil la reflexión antievolucionista del posmodernismo, más
nidad, ni en ios autores posmodernos, como Lyotard o radical que cualquier otra anterior. Su crítica a los relatos
Deleuze, ni en las reinterpretaciones de quienes se siguen omnicomprensivos sobre la historia puede servir para detectar
adhiriendo ai proyecto moderno: entre otros, Habermas en el las pretensiones fundamentalistas del tradicionalismo, el etni-
texto citado, Perry Anderson,78Frederic Jameson.* cismo y el nacionalismo, para entender las derivaciones auto­
Nuestro libro busca conectar esta revisión de la teoría de la ritarias del liberalismo y el socialismo.
modernidad con las transformaciones ocurridas desde los En esta línea, cotfcebimos la posmodernidad no como una
ochenta en América Latina. Por ejemplo, los cambios en lo etapa o .tendencia que remplazaría el mundo moderno, sino
que se entendía por modernización económica y política. como una manera de problematizar los vínculos;equívocos que

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Ahora se menosprecian las propuestas de industrialización, la éste armó con las tradiciones que quiso excluir o superar para
1sustitución de importaciones y el fortalecimiento de Estados constituirse. La relativización posmoderna de todo fundamen-
nacionales autónomos como ¡deas anticuadas, culpables de que talismo o evolucionismo facilita revisar la separación entre lo
las'sociedades latinoamericanas hayan diferido su acceso a la culto, lo popular y lo masivo sobre la que aún simula asentarse
modernidad. Si bien permanece como parte de una política la modernidad, elaborar un pensamiento más abierto para
moderna la exigencia de que la producción sea eficiente y los abarcar las interacciones e integraciones entre los niveles,
recursos se otorguen donde rindan más, ha pasado a ser una géneros y formas de la sensibilidad colectiva.
“ingenuidad premoderna” que un Estado proteja la produc­ Para tratar estas cuestiones es inapropiada la forma del libro
ción del propio país o, peor, en función de intereses populares que progresa desde un principio a un final, Prefiero la ducti­
: que suden juzgarse contradictorios con el avance tecnológico. lidad del ensayo, que permite moverse en varios niveles. Como
Por cierto, la polémica está abierta y tenemos razones para escribid Clifiord Geertz, el ensayo hace posible explorar en
dudar de que la ineficiencia crónica de nuestros Estados, de distintas direcciones, rectificar el itinerario si algo no marcha,
sus políticas desarrollistas y proteccionistas, se resuelva libe­ sin ia necesidad de "defenderse durante cíen páginas de
exposición previa, como en una monografía o un tratado” ,10
Pero el ensayo científico se diferencia de! literario o’filosófico
6 José Ignacio Cabrujas, “El Estado del disimulo", Heterodoxia y Estado. 5
respuestas, Estado y Reforma, Caracas, 198?. 9- Pera un desarrollo de esta critica, véase el texto de José I. Casar, “La
7 Perry Anderson, “Modernity and Revolution", Néw Left Review, 144, marzo- modernización económica y el mercado”, en R. Cordera Campos, R. Trejo Delarbre
abrí! de. 1984. y Juan Enrique Vega (coords.), Méxicoi el reclamo democrático. Siglo xxmlet,
8 Frederic Jameson, "Marxism and Posmodernism”, New Left Review, 176, México, 1988.
julio-agosto de 1989. !0 Véase la argumentación en favor del ensayo para la exposición del conocimiento
CULTURAS HÍBRIDAS ENTRADA 25
24
al basarse, como en este caso, en investigaciones empíricas, al para reafirmarse en el presente. La transnacionalización de la
someter en lo posible las interpretaciones a un manejo contro­ cultura efectuada por las tecnologías comunicacionales, su
lado de los datos. alcance y eficacia, se aprecian mejor como parte de la recom­
También quise evitar la simple acumulación de ensayos posición de las culturas urbanas, junto a las migraciones y el
separados que reproduciría la compartimentación, el parale­ turismo de masas que ablandan las fronteras nacionales y
lismo, entre disciplinas y territorios. Al buscar, de todos redefinen ios conceptos de nación, pueblo e identidad.
modos, la estructura del libro intento re-trabajar la concep- ¿Es preciso aclarar que esta mirada que se multiplica en
tualización de la modernidad en varias disciplinas a través de tantos fragmentos y cruces no persigue la trama de un orden
acercamientos multifocales y complementarios. único que las separaciones disciplinarias habrían encubierto?
El primer capitulo y, en parte, los dos últimos retoman la Convencidos de que las integraciones románticas de los nacio­
reflexión sobre modernidad y posmodernidad en los países nalismos son tan precarias y peligrosas como las integraciones
metropolitanos con el fin de examinar las contradicciones neoclásicas del racionalismo hegeliano o de los marxismos
entre las utopías de creación autónoma en la cultura y la compactos,^ nos negamos a admitir, sin embargo, que la
industrialización de los mercados simbólicos. En el segundo, preocupación por la totalidad social carezca de sentido. Uno
se propone una reinterpretación de los vínculos entre moder­ puede olvidarse de la totalidad cuando sólo se interesa por las
nismo y modernización a partir de investigaciones históricas y diferencias entre los hombres, no cuando se ocupa también de
sociológicas recientes sobre las culturas latinoamericanas. El la desigualdad.
tercero analiza cómo se comportan los artistas, intermediarios Tenemos presente que en este tiempo de diseminación pos-
y públicos ante dos opciones básicas de la modernidad: inno­ moderna y descentralización democratizadora también crecen
var o democratizar. En el cuarto, quinto y sexto se estudian las formas más concentradas de acumulación de poder y
algunas estrategias de instituciones y actores modernos al centralización transnacional de la cultura que la humanidad
396

utilizar el patrimonio histórico y las tradiciones populares: ha conocido. El estudio de las bases culturales heterogéneas e
cómo los ponen en escena los museos y las escuelas, los híbridas de ese poder puede llevarnos a entender un poco más
estudios folclóricos y antropológicos, la sociología de la de los caminos oblicuos, llenos de transacciones, en que esas
cultura y los populismos políticos. Por último, examinamos fuerzas actüan. Permite estudiar los diversos sentidos de la
las culturas híbridas generadas¿o promovidas por las nuevas modernidad no sólo como simples divergencias entre corrien­
tecnologías comunicacionales, por el reordenamientó de lo tes; también como manifestación de conflictos irresueltos.
público y lo privado en el espacio urbano y por la desterrito-
rialización de los procesos simbólicos.
Poner en relación espacios tan heterogéneos lleva a experi­
mentar qué les puede ocurrir a las disciplinas que convencio­
nalmente se ocupan de cada uno si aceptan los desafíos de los
vecinos, ¿Es posible saber algo más o diferente sobre las
estrategias de la cultura moderna, cuando la antropología
estudia los rituales con que el arte se separa de otras prácticas
y el análisis económico muestra los condicionamientos con que
el mercado erosiona esa pretensión? El patrimonio histórico y
las culturas tradicionales revelan sus funciones contemporá­
neas cuando, desde la sociología política, se indaga de qué
modo un poder dudoso o herido teatraliza y celebra el pasado
social en Clifford Geertz, Local Knowledge. Further Essays in Interpretative
Anthropology, Basic Bootes, Nueva York, 1983, Introducción.
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1
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AGRADECIM IENTOS

397
Este intento de practicar estudios interculturales e interdisci-
plinarios necesitó nutrirse en varios países y en el trabajo con
especialistas de diversos campos. El estímulo más constante
fue la relación con los estudiantes y profesores del postgradd
en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), de
México, sobre todo con quienes compartí la dirección del
Taller de Cultura e Ideología: Esteban Krotz y Patricia Safa.
Al estudiar con Patricia el consumo cultural en la frontera de
México con Estados-Unidos, comprendí mejor las complejas
relaciones de ia familia y la escuelacn la formación de hábitos
culturales. Alejandro Ordorica, director del Programa Cultu­
ral de las Fronteras, y Luis Garza, como director de Promo­
ción Cultural, apoyaron esa investigación con reflexiones
sugerentes y recursos económicos.
Para interpretar esa cuestión vital en la comunicación de la
cultura que es la divergencia entre lo ofrecido por las institu­
ciones y la recepción de diversos públicos, fue valioso el
trabajo en equipo con historiadores del Instituto Nacional de
Bellas Artes, y con alumnos y profesores de la ENAH: Esther
Cimet, Martha Dujovne, Julio Gullco, Cristina Mendoza,
Eulalia Nieto, Francisco Reyes Palma, Graciela Schrnilchuk,

27

n¡?g
28 CULTURAS HÍBRIDAS ENTRADA 29

Juan Luis Sariego y Guadalupe Soltero. ensayando combinar perspectivas sociológicas, antropológicas
Situar estas cuestiones en el horizonte más amplio de la crisis y comunicacionales en una investigación comparativa del
de la modernidad requirió contrastar estos estudios con los de consumo cultural en varias ciudades latinoamericanas. Quiero
otros países. Una beca de la John Simon Guggenheim Memo­ decir cuánto me ha servido hablar con Sergio Miceli sobre ios
rial Foundation rne permitió conocer en 1982 y 1985 innova­ intelectuales y el Estado en Brasil; con Antonio Augusto
ciones del arte, los museos y las políticas culturales en Europa, Arantes de lo que representa para un antropólogo ocuparse
acercarme a ios trabajos de sociólogos franceses —Pierre del patrimonio histórico como secretario de Cultura de Cam­
Bourdieu, Monique y Michel Pinçon— y de antropólogos piñas; confrontar el proceso de democratización mexicano con
italianos —Alberto M. Gírese, Amalia Signorelli, Pietro Cle­ las interpretaciones de Oscar Landi, José Joaquín Brunner,
mente y Enzo Segre— que mantienen un diálogo tnuy abierto Carlos Catalán y Giselle Munizaga sobre la Argentina y Chile;
con lo que estamos haciendo en América Latina. Otra beca, ver teatro con Luis Peirano en Lima, Buenos Aires y Bogotá;
de! gobierno francés, y la invitación del Centro de Sociología conocer cómo estaba estudiando Jesús Martín Barbero las
Urbana de París para residir en 1988 como investigador telenovelas. Fernando Calderón y Mario dos Santos han sido
visitante, me dieron acceso a fuentes bibliográficas y docu­ acompañantes fecundos en ésta y otras experiencias de
mentales de difícil obtención desde las instituciones latinoa­ CLACSO.
mericanas. También fue de gran ayuda consultar bibliotecas y Deseo señalar mi reconocimiento por haber leído partes de
discutir varios capítulos de este libro al dar seminarios en las este libro o haberme ayudado a elaborar algunos problemas a
Universidades de Austin y Londres (1989). Quiero mencionar Guillermo Bortfil, Rita Eder, María Teresa Ejea, Juan Flores,
a varios interlocutores: Heriíy Seaiby, Richard”Adams, Arturo Jean Franco, Raymundo Mier, Françoise Perus, Mabel Picci-
Arias, Pablo Vila, Miguel Barahona, Mari-Carmen .Ramírez, ni, Ana María Rosas y José Manuel Valenzuela; Rafael
Héctor Olea, Patricia Oliart, José A. Llorens, William Rowe
398

Roncaglioló y el trabajo conjunto que realizamos en el Insti­


y John Kraniauskas. tuto para América Latina; a Eduard Delgado y su Centro de
En un continente donde la información cultural sobre otros Estudios y Recursos Culturales; a los autores y artistas citados
países sigue obteniéndose principalmente mediante procedi­ a lo largo del texto y tantos otros que retengo para no convertir
mientos tan poco modernos como las relaciones personales en esta parte en un capitulo interminable.
los simposios, las citas a esas reuniones son un reconocimiento Con José I. Casar pude aclarar algunas relaciones entre
básico. Deseo destacar, ante todo, lo que significó poder modernización económica y cultural. También facilitó que
regresar varias veces a la Argentina a partir de 1983, y Blanca Salgado pasara en limpio este libro en el i l h t , con una
participar en congresos y seminarios cargados siempre con las eficacia y paciencia muy valorables cuando uno llega al final
expectativas y frustraciones generadas por la reconstrucción de 400 páginas, con muchas correcciones, y no soporta ver
cultural y la democratización política. Tuve ocasión de expo­ más lo que escribió. Rogelio Carvajal, Ariel Rosales y Enrique
ner fragmentos del presente texto en el simposio “Políticas Mercado me ayudaron a no agravar la oscuridad de ciertos
culturales y función de la antropología” (1987) y en el semi­ problemas con la de mi escritura.
nario “Cultura popular: un balance interdisciplinario” (1988). María Eugenia Módena es la acompañante más cercana en
Recuerdo especialmente los comentarios de Martha Blache, la tarea de juntar en la vida diaria y en el trabajo intelectual
Rita Ceballos, Aníbal Ford, Cecilia Hidalgo, Elizabeth Jelín, lo que significa pensar las experiencias de los exilios y los
José A. Pérez Gollán, Luis Alberto Romero y Beatriz Sarlo. nuevos arraigos, los cruces interculturales que están en la base
Otros diálogos frecuentes con Rosana Guber, Carlos Herrán, de estas reflexiones.
Carlos López Iglesias, Mario Margulis y Juan Carlos Romero Si el libro está dedicado a Teresa y Julián es por esa
contribuyeron a documentar y elaborar mis referencias a la capacidad de los hijos de mostrarnos que lo culto y lo popular
Argentina. pueden sintetizarse en la cultura masiva, en los placeres del
Una mención especial requieren las reuniones .del Grupo de consumo que ellos, sin culpas ni prevenciones, instalan en lo
Trabajo sobre Políticas Culturales de c l a c s o , donde estamos cotidiano como actividades plenamente justificadas. Hada
c u l t u r a s h íb r id a s
30
mejor para reconocerlo que evocar aquella navidad en que el
Instituto Nacional del Consumidor repetía obsesivamente:
“Regale afecto, no lo compre", en sus anuncios anticonsumis- Capítulo I
tas por radio y televisión; Teresa empleó la palabra “afecto”
por primera vez, en su lenguaje vacilante de los cuatro años.
"¿Sabes qué quiere decir?” "Si —contestó rápido—, que no DE LAS UTOPÍAS A L MERCADO
tienes dinero."

¿Qué significa sei modernos? Es posible condensar las inter­

393
pretaciones actuales diciendo que constituyen la modernidad
cuatro movimientos básicos: un proyecto emancipador, un,
proyecto expansivo, un proyecto renovador y iun proyecto
democratizador.
Por proyecto emancipador entendemos la secularización de
los campos culturales, la producción autoexpresiva y autorre-
gulada de las prácticas simbólicas, su desenvolvimiento en
mercados autónomos. Forman parte de este movimiento eman­
cipador la racionalización de la vida social y el individualismo
creciente, sobre todo en las grandes ciudades. ■
Denominamos proyecto expansivo a la tendencia de la moder­
nidad que busca extender el conocimiento y la posesión de la
naturaleza, la producción, la circulación y el consumo de los
bienes. En el capitalismo, la expansión está motivada prefe­
rentemente por el incremento del lucro; pero en un sentido
más amplio se manifiesta en la promoción de los descubrimien­
tos científicos y el desarrollo industrial.
El proyecto renovador abarca dos aspectos, con frecuencia
complementarios: por una parte, la persecución de un mejo­
ramiento e innovación incesantes propios de una relación con
31
CULTURAS HÍBRIDAS DE LAS UTOPÍAS AL MERCADO 3.3
32

la naturaleza y la sociedad liberada de toda prescripción Habermas retoma la afirmación de Max Weber de. que lo
sagrada sobre cómo debe ser el mundo; por la otra, la moderno se constituye al independizarse la cultura de la razón
necesidad de reformular una y otra vez los signos de distinción sustantiva consagrada ppr la religión y la metafísica, y cons­
que el consumo masificado desgasta.' tituirse en tres esferas autónomas: ja ciencia, la moralidad y
Llamamos proyecto democratizador al movimiento de la el arte. Cada una se organiza en un régimen estructurado por
modernidad que confía en la educación, la difusión del arte y sus cuestiones específicas —el conocimiento,' la justicia, el
los saberes especializados, para lograr una evolución racional gusto— y regido por instancias propias de valoración, o sea,
y moral. Se extiende desde la ilustración hasta la UNESCO, la verdad, la rectitud normativa, la autenticidad y la belleza,
desde el positivismo -hasta los programas educativos o de La autonomía de cada dominio va institucionalizándose, ge­
popularización de la ciencia y la cultura emprendidos por nera profesionales especializados que se convierten en autori­
gobiernos liberales, socialistas y agrupaciones alternativas e dades expertas de su ¿rea. Esta especialización acentiia la
independientes. distancia entre la cultura profesional y la del público, entre
los campos científicos o artísticos y la vida cotidiana. Sin
¿ L a im a g in a c ió n e m a n c i p a d a ?
embargo, los filósofos.de la ilustración, protagonistas de esta
empresa, se propusieron al mismo tiempo extender los saberes
Estos cuatro proyectos, al desarrollarse, entran en conflicto. especializados para enriquecer la vida diaria y organizar
En un primer acceso a este desenvolvimiento contradictorio, racionalmente la sociedad. El crecimiento de la ciencia y el
analizaremos una de las utopías más enérgicas y constantes de arte, liberados de la tutela religiosa, ayudaría a controlar las
la cultura moderna, desde Gaüleo a las universidades contem­ fuerzas naturales, ampliar la comprensión del mundo, .progre­
poráneas, de los artistas del renacimiento hasta las vanguar­ sar moralmente, volver más justas las instituciones y las
dias: construir espacios en que el saber y la creación puedan relaciones sociales.
desplegarse con autonomía. Sin embargo, la modernización La extrema diferenciación contemporánea entre ia moral, la
económica, política y tecnológica —nacida como parte de ese ciencia y el arte hegemónicos, y la desconexión de los tres con
proceso de secularización e independencia— fue configurando la vida cotidiana, desacreditaron la utopía iluminista, No han
un tejido social envolvente, quelubordina las fuerzas renova­ faltado intentos de conectar el conocimiento científico con las
doras y experimentales de la producción simbólica. prácticas ordinarias, el arte con la vida, las grandes doctrinas
Para captar el sentido de esta contradicción, no veo lugar éticas con la conducta común, pero los resultados de estos
más propicio que el desencuentro ocurrido entre la estética movimientos han sido pobres, dice Habermas. ¿Es entonces la
moderna y la dinámica socioeconómica del desarrollo artísti­ modernidad una causa perdida o un proyecto inconcluso?
co. Mientras los teóricos e historiadores exaltan la autonomía Respecto del arte, sostiene que debemos retomar y profundizar
del arte, las prácticas del mercado y de la comunicación masiva e) proyecto moderno de experimentación autónoma a fin de
—incluidos a veces los museos— fomentan ia dependencia de que su poder renovador no se seque. A la vez, sugiere hallar
los bienes artísticos de procesos extraestéticos. otras vías de inserción de la cultura especializada en la praxis
Partamos de tres autores, Jürgen Habermas, Píerre Bour- diaria para que ésta no se empobrezca en la repetición de
dieu y Howard S. Becker, que estudiaron la autonomía cultural tradiciones. Quizá pueda lograrse con nuevas políticas de
como componente definidor de la modernidad en sus socieda­ recepción y apropiación de los saberes profesionales, demo­
des: Alemania,'Francia y los Estados Unidos. No obstante las cratizando la iniciativa social, de manera que la gente llegue
diversas historias nacionales y sus diferencias teóricas, desa­ “a ser capaz de desarrollar instituciones propias que pongan
rrollan análisis complementarios sobre el sentido secularizador límites a la dinámica interna y los imperativos de un sistema
que tiene la formación de los campos (Bourdieu) o mundos económico casi autónomo y de sus complementos administra­
(Becker) del arte. Encuentran en la producción autoexpresiva tivos".1 j;

y autorregulada de las prácticas simbólicas el indicador distin­ 1 Jürgen Habermas. "La modernidad, un proyecto incompleto", en Hal Fpster
tivo de su desenvolvimiento moderno. y otros, La posmodemidad, Kairós, Barcelona, 1985.
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t*)
CULTURAS HÍBRIDAS
DE LAS UTOPÍAS AI. MERCADO 35
34

La defensa habermasiana del proyecto moderno ha recibido significa que la modernidad traiga juntas la racionalidad y lo
críticas, como ia de Andreas'Huyssen, quien le objeta purifi­ que la amenaza,
car fácilmente a la modernidad de sus impulsos nihilistas y La trayectoria de Habermas ejemplifica cómo el pensamien­
anarquistas. Atribuye ese recorte al propósito del filtísofo de to sobre la modernidad se construye en diálogo con autores
rescatar el potencial emancipatorio del iluminismo frente a la premodernos y posmodernos, según la posiciones que los
tendencia cínica que confunde razón y dominación en Francia intérpretes adoptan en el campo artístico e intelectual. ¿No
y Alemania a principios de los años ochenta, cuando pronuncia sería consecuente con el propio reconocimiento que Habermas
la conferencia citada al recibir el Premio Adorno.2 En ambos hace de la inserción de la teoría en las prácticas sociales e
países los artistas abandonan los compromisos políticos de la intelectuales, continuar la reflexión filosófica con investiga­
década previa, reemplazan los experimentos documentales en ciones empíricas?
narrativa y teatro por autobiografías, la teoría política y las Dos sociólogos, Bourdieu y Becker, revelan que la cultura
ciencias sociales por revelaciones míticas y esotéricas. Mien­ moderna se diferencia de todo periodo anterior al constituirse
tras para los franceses la modernidad sería más que nada una en espacio autónomo dentro de la estructura social. Ninguno
cuestión estética, cuya fuente estaría en Nietzsche y Mallarmé, de los dos trata extensamente la cuestión de la modernidad,
y para muchos jóvenes alemanes deshacerse del racionalismo pero de hecho sus estudios buscan explicar la dinámica de la'
equivaldría a liberarse de ia dominación, Habermas intenta cultura en sociedades,secularizadas donde existe una avanzada
recuperar la versión liberadora del racionalismo que promovió división técnica y social del trabajo, y las instituciones están
la ilustración. organizadas según un modelo liberal.
Su lectura iluminista de la modernidad pareciera "estar Para Bourdieu, en los siglos xvi y xvn se inicia un periodo
condicionada, agregamos nosotros, por dos riesgos que Ha- distinto en la historia de la cultura ai integrarse con relativa
bermas detectó en las oscilaciones modernas. Al examinar a independencia ios campos artísticos y científicos. A medida
Marcuse y Benjamín, anotó que lá'superación de la autonomía que se' crean museos-y galerías, las obras de arte son valoradas
del arte para cumplir funciones políticas podía, ser nociva, sin las coacciones que les imponían el poder religioso al
encargarlas para iglesias o el poder político para los palacios.

401
como ocurrió en la crítica fascista al arte moderno y su
reorganización al servicio de una estética de masas represora;34 En esas “instancias específicas de selección y consagración”,
en la critica reciente a los posmodernos, señala que el esteti­ los artistas ya no compiten por la aprobación teológica o la
cismo en apariencia desp.olitízado de las últimas generaciones complicidad de los cortesanos, sino por “!a legitimidad cultu­
tiene alianzas tácitas, y a veces explícitas, con la regresión, ral’' .5 Los salones literarios y las editoriales reordenarán en el
neoconservadora." Para refutarlos, Habermas ahonda esa lec­ mismo sentido, a partir del siglo XIX, la práctica, literaria.
tura selectiva de la modernidad que inició en Conocimiento Cada campo artístico —lo mismo que los científicos con el
e interés con el fin de restringir la herencia iluminista .a su desarrollo de universidades'laicas— se convierte en un espacio
vocación emancipadora. Asi, coloca fuera del proyecto mo­ formado por'capitales simbólicas intrínsecos.
derno lo que tiene de opresor y vuelve difícil pensar qué La independencia conquistada por el campo artístico justi­
fica la autonomía metodológica de su estudio, A diferencia de
gran parte de la sociología dél arte y la literatura, que deducen
2 Andreas.Huyssen, “Guía del posmodernismo", Punto de vista, año x, núm. el sentido de las obras dei modo de producción o de la
29, abril-julio de 1987, separata, pp. xx-xxvu.
3 Jvirgen Habermas, “ Walter Benjamín", en Perfiles fiso lófico-políticos, Taurus,
Madrid, 1975, pp. 302 ss. 3 Plerre Bourdieu, “Campo intelectual y proyecto creador” , en Jean Pouiiton,
4 Jürgen Habermas, £ I discurso filosófico de la modernidad, citado. Véase Problemas dei estructurallsmo, Siglo xxi, México, p. 135. Otros textos sobre la
también el prólogo de los traductores franceses de esta obra, Christian Ecuchind- teoría bourdieana de los campos son l e marché des biens simbotiques. Centre de
liomme y Rainer Roebíitz, quienes señalan cómo se formó la obra habermasiana de Sociolosie Européenc, París, 1970, y “ Quelques propriétés des champs” , Questions
la última década en polémica con los usos alemanes de las críticas al mundo moderno de sociábgie, Minuit, París, 1980. La versión española de este último libro, titulada
hechas por Derrida, Foucault y Bataille (Le discourse phitosophique de la modernité, Sociología y cultura (Grijaibo, México, 1990), incluye una introducción nuestra que
GalHmard, París, 1988). ampiía'cl análisis que hacemos aquí de Bourdieu, ;•
r

35 . CULTURAS HÍBRIDAS d e l a s u t o p ía s a l m e r c a d o 37
extracción de cíase del autor, Bourdieu considera que cada separación del campo del arte sirve a la burguesía para simular
campo cultural se- halla regido por leyes propias. Lo que el que sus privilegios se justifican por algo más que la acumula­
artista hace está condicionado, más que por la estructura ción económica. La diferencia entre forma g función, indis­
global de la sociedad, por el sistema de relaciones-qpe estable­ pensable para que el arte moderno haya podido avanzar en la
cen los agentes vinculados con la producción y circulación de experimentación del lenguaje y la -renovación del gusto, se
las obras. La investigación sociológica del arte .debe examinar duplica en la vida social en una diferencia entre los bienes
cómo se ha constituido el capital cultural'del respectivo campo (eficaces para la reproducción material) y los signos (útiles
y cómo se lucha por su apropiación. Quienes detentan el para organizar-la distinción simbólica). Las sociedades moder­
capital y quienes aspiran a poseerlo despliegan batallas que nas necesitan a ia vez la divulgación —ampliar el mercado y
son esenciales para entender el significado de lo que se el consumo de los bienes para acrecentar la tasa de ganancia—
produce; pero esa competencia tiene mucho de complicidad, y y la distinción —que, para enfrentar los efectos masificadores
a través de ella también se afirma la creencia en la autonomía de ¡a divulgación, recrea los signos que diferencian a los
dél campo. Cuando en las sociedades modernas algún poder sectores hegemónicos. - '.
extraño al campo— la iglesia o el gobierno— quiere intervenir 'La obra de Bourdieu, poco atraída por las industrias cultu­
en la dinámica interna del trabajo artístico mediante la censué rales, no nos ayuda a entender qué- pasa cuando' hasta los
ra, los artistas suspenden sus enfrentamientos para aliarse en signos y espacios de las élites se masifican y se mezclan con
la defensa de "la libertad-expresiva” . ' los populares. Tendremos que partir de Bourdieu, pero ir más
¿Cómo se concilla la tendencia capitalista a expandir el allá de él para explicar cómo se reorganiza la dialéctica entre
mercado, mediante el aumento de consumidores, con esta divulgación y distinción cuando los museos reciben a millones
tendencia a formar .públicos especializados en ámbitos restrin­ de visitantes, y las obras literarias clásicas o de vanguardia se
402

gidos? ¿No es contradictoria la multiplicación de productos venden en supermercados, o se convierten en videos.----- --


para el incremento de las ganancias con la promoción de obras Pero antes completemos el análisis de la autonomía del campo
únicas en las estéticas modernas? Bourdieu da una respuesta artístico con Howard S. Becker. Por ser músico, además de
parcial a esta cuestión. Observa que la formación de campos científico social, es particularmente sensible al carácter colectivo
específicos del gustó y del saber, donde ciertos bienes son y cooperativo de la producción artística. A eso se debe que su
valorados por su escasez y limitados a consumos exclusivos, sociología del arte combine la afirmación de la autonomía
sirve para conslruir y renovar la distinción de las élites. En creadora con un sutil reconocimiento de los lazos sociales que
sociedades modernas y democráticas, donde no hay supe­ la condicionan. A diferencia de la literatura y las artes plásticas,
rioridad de sangre ni títulos de nobleza, el consumo se vuelve en las que fue más fácil construir la ilusión del creador solitario,
un área fundamental para instaurar y comunicar las diferen­ genial, cuya obra no debería nada a nadie más que a sí mismo,
cias. Ante la relativa democratización producida al masificarse la realización de un concierto por una orquesta requiere ia colabo­
el acceso a los productos, la burguesía, necesita ámbitos ración de un grupo numeroso. Implica también que los instru­
separados de las urgencias de la vida práctica, donde los mentos hayan sido fabricados y conservados, que los músicos
objetos se ordenen —como en los museos— por sus afinidades los aprendieran a tocar en escuelas, que se haga publicidad al
estilísticas y no por su utilidad, concierto, que haya públicos formados a través de una historia
Para apreciar una obra de arte moderna hay que conocer la musical, con disponibilidad para asistir y entender. En verdad;
historia del campo de producción de la obra, tener la compe­ todo arte supone la confección de los artefactos físicos nece­
tencia suficiente para distinguir, por sus rasgos formales, un sarios, la creación de un lenguaje convencional compartido,
paisaje renacentista de’otro impresionista o hiperrealista. Esa *1.'
W el entrenamiento de especialistas y espectadores en el uso de
“disposición estética” , que se adquiere por la pertenencia a || ese lenguaje, y la creación, experimentación o mezcla de esos
una clase social, o sea por poseer recursos económicos y I elementos para construir obras particulares. ;
educativos que también son escasos, aparece como un "don” , I Podría argumentarse que en esta constelación de tareas hay
algunas excepcionales, sólo realizables por individuos pecu­
no como algo que se tiene sino que se es. De manera que la

i
í

CUL.TUF DE LAS UTOPÍAS AL MERCADO 39


38

liarmente dotados. Pero la historia del arte está repleta de y reduce a un mínimo las pretensiones de ser un individuo sin
ejemplos en los que e^ difícil establecer tal demarcación: los dependencias. No obstante, existen dos rasgos que diferencian
escultores y muralistas» que encargan parte del trabajo a a este condicionamiento en las socie’dades modernas. Por una
alumnos o ayudantes; casi todo el jazz en el que la éomposicidn parte, son restricciones convenidas dentro del mundo artístico,
es menos importante que la interpretación y la improvisación; no resultantes de prescripciones teológicas, o políticas. En
obras como las de John Cage y Stockhausen, que dejan partes segundo lugar, en los últimos siglos se abrieron cada vez más -
para que el ejecutante las construya; Duchamp cuando le pone ■las posibilidades de elegir vías no convencionales de produc­
bigotes a la Mffna Lisa y ,convierte a Leonardo en "personal ción, interpretación y comunicación del arte, por lo cual
de apoyo". Desde que tecnologías más avanzadas intervienen encontramos mayor diversidad de tendencias que en el pasado.
creativamente en el registro y reproducción del arte, la fron­
tera entre productores y colaboradores se vuelve más incierta; Esta apertura y pluralidad es propia de la época moderna,
un ingeniero de sonido efectúa montajes de instrumentos en que las libertades económicas y políticas, II mayor difusión
grabados en lugares separados, manipula y jerarquiza electró­ ' de las técnicas artísticas, dice Becker, permltí¡n qite muchas
nicamente sonidos producidos por músicos de diversa calidad. personas actúen, juntas o separadas, para producir úna varie­
Si bien Becker sostiene que puede definirse al artista como "la dad de hechos de manera recurrente. La organización social
persona que desempeña la actividad central sin la cual el liberal (aunque Becker no la llamá'-así) dio al mundo artístico
.trabajo no sería arteí-’ ,6 dedica el mayor espacio de su obra a su- autonomía, está en ia base de la manera moderna de hacer *i* '
examinar cómo el sentido de los hechos artísticos se construye arte”: con una autonomía condicionada, Y a ia vez el mundo
en un “mundo de arte” relativamente autónomo, pero no por artístico sigue teniendo una relación interdependiente con la
la singularidad de creadores excepcionales sino por los acuer­ sociedad, como se ve cuando la modificación de las conven­
dos generados entre muchos participantes. ciones artísticas repercute en la organización5social. Cambiar'
A veces, los “grupos" de apoyo”' (intérpretes, actores, edito­ las reglas del arte no es sólo un problema estético: cuestiona
res, camarógrafos) desenvuelven sus propios intereses y patro­ las estructuras con que los .miembros del mundo artístico están

403
nes de gusto, de modo que adquieren lugares protagónicos en habituados a relacionarse, y también las costumbres y creen­
la realización y transmisión de las obras. De ahí que lo que cias de los receptores. Un escultor que decide hacer obras con ■
.sucede en el mundo, del arte sea producto de la cooperación tierra, al aire libre, no coieccionables, está desafiando a
pero también de !a competencia. La-competencia sude tener quienes trabajan en los museos, a, los artistas que aspiran a
condicionamientos económicos, pero se organiza principal­ exponer en ellos y a los espectadores que ven en esas institu­
mente dentro del "mundo del arte” , según el grado de adhesión ciones recintos supremos del espíritu.
o transgresión a las convenciones que reglan una práctica; Las convenciones que hacen posible que el arte sea un hecho '
Estas convenciones (por ejemplo,'el húmero de sonidos que social, en tanto establecen formas compartidas de cooperación •
deben utilizarse como recursos tonales, los instrumentos ade­ y comprensión, también diferencian a los que se instalan en
cuados para tocarlos y las maneras en que se pueden combirlar) modos ya consagrados de hacer arte de quichés encuentran lo
son homoiogables a lo que la sociología y la antropología han artístico en la ruptura de lo convenido. Éri las sociedades
estudiado como normas o costumbres, y se aproximan a lo que modernas, esta divergencia produce dos maneras de integra­
Bqurdieu llama'capitai cultural. ción y discriminación respecto del público. Por una parte, el
Compartidas y respetadas por ios músicos, las convenciones trabajo artístico forma. (un “mundo” propio en torno de
hacen posible que una orquesta funcione con coherencia y se conocimientos y convenciones fijados por oposición al .saber
comunique con el público. El sistema socioestético que rige el común, al que se juzga indigno para servir de base a una obra
mundo artístico impone fuertes restricciones a los “creadores” de arte. La mayor o menor competencia en la aprehensión de
esos sentidos especializados, distingue al público “asiduo y
6 Howard S. Becker, A rl Wor/ds, Universidad de California Press, Berkeley-Los advertido" del "ocasional” , por lo tanto al que puede “cola­
Ángeles-Londres, 1982, cap. 1, pp. 24-25. borar plenamente” o no con los artistas en la empresa común
DE LAS UTOPÍAS AL MERCAOO
CULTURAS HÍBRIDAS -41
40
artístico eri la obra, o quedan como una tensión secundaria
de puesta en escena y recepción que da vida a una obra.7 respecto de los mecanismos de colaboración que solidarizan a
Por otro lado, los innovadores erosionan esta complicidad los integrantes del mundo artístico. Para Bourdieu, cada
entre cierto desarrollo del arte y ciertos ptíblicos: a veces, jpara^ campo cultural es esencialmente un espacio de lucha' por la
crear convenciones inesperadas que ahondan la distancia con apropiación del capital simbólico, y en función de las posicio­
ios sectores no entrenados; en otros casos Becker da muchos nes que se. tienen respecto de ese capital —posesores o preten­
ejemplos, desde Rabelais a Phil Glass—, incorporando al dientes se organizan las tendencias —conservadoras o
lenguaje convencional del mundo artístico las maneras vulga­ heréticas. El Jugar qué ocupan en Bourdieu e! capital cultura)
res de representar lo real. En medio de estas tensiones se y la competencia por su apropiación lo desempeñan en Becker
constituyen las relaciones complejas, nada esquemáticas, entre t las convenciones.y los acuerdos que permiten que los conten­
lo hegemónico y lo subalterno, lo incluido y lo excluido. Esta . dientes sigan su trabajó: “Las convenciones representan el
es una de las causas por las que la modernidad implica tanto ajuste continuo de las partes- que cooperan respecto dé las
procesos de segregación como de hibridación entre los diversos condiciones cambiantes en las que.ellas practican.”8
sectores sociales y sus sistemas simbólicos. La ubicación de las prácticas artísticas en los procesos de
La perspectiva antropológica y relativista de Becker, que producción y reproducción social, de legitimación y distinción,
define lo artístico- no según valores estéticos a prióri sino dio a Bourdieu la posibilidad de interpretar las diversas
identificando grupos.de personas que cooperan en la produc­ prácticas como parte de la lucha simbólica entre las clases y
ción de bienes que al menos ellos llaman arte, abre encamino fracciones de clase. También estudió las manifestaciones ar­
para análisis no etnocéntricos ni sociooéntricos de los campos tísticas que Becker llama “ingenuas" y “populares", como,
en que se practican esas actividades. Su dedicación, más que expresión de los sectores medios y dominados con menor
a las obras, a los procesos de trabajo y agolpamiento, desplaza integración a ¡a cultura "legítima", autónoma, de las élites,
404

la cuestión de las definiciones estéticas, que nunia se ponen de A! hablar de los' sectores populares sostiene que se guían por
acuerdo sobre el repertorio de objetos que merece el nombre ‘ una estética pragmática y funcionalista", impuesta "por una
ele arte, a la caracterización social de los modos de producción necesidad ‘económica que condena a las gentes ‘simples’ y
e interacción de los grupos artísticos. También permite rela­ ‘modestas' a gustos ‘simples’ y ‘modestos’” ;9 el gusto popular
cionarlos comparativamente entre sí y con otras ciases de se opondría al burgués y moderno por ser incapaz de inde­
productores. Como Becker dice, en la rhodernidad los mundos pendizar ciertas actividades de su sentido práctico y darles otro
del arte son múltiples, no se separan tajantemente entr.e-ellos, ' Mentido1estético■autónomo. Por eso,, las prácticas populares
ni del resto de la.vida social; cada uno comparte con otros son definidas, y desvalorizadas, aun por los mismos sectores
campos el suministro de personal, de recursos económicos e subalternos, al referirías todo el tiempo a la estética dominan­
intelectuales, -mecanismos de distribución de los bienes y los te, la de quienes sí sabrían cuál es eí verdadero arte, el qué se
públicos. puede admirar de acuerdo con la libertad y el desinterés de
Es curioso que su examen de las estructuras internas del “los gustos sublimes” .
mundo artístico revele conexiones centrífugas con la sociedad, Bourdieu 'relaciona las diversas estéticas y prácticas artísti­
poco atendidas por el análisis sociológico, externo, de Bour- cas en un esquema estratificado por las desiguales apropiadlo-
dieu sobre la autonomía de los campos culturales. A la inversa, nes del capital cultural. Si bien esto le da un poder explicativo
la obra de Becker es menos sólida cuando se ocupa de los en relación con la sociedad global que Becker no alcanza, caibe
conflictos entré los integrantes del mundo del arte y entre preguntarse si los, hechos suceden hoy de este modo. Bourdieu
distintos mundos, ya que para él las disputas —entre artistas desconoce el desarrollo propio del arte popular, su capacidad
y personal de apoyo, por ejemplo— se resuelven fácilmente de desplegar formas autónomas, no utilitarias, de belleza,
mediante la cooperación y el deseo de culminar el trabajo
8 Idem, p. 58.
9 Pierre Bourdieu, La distinct¡o/i,.p. 441,
1 Idem, p. 71.

(
CULTURAS HÍBRIDAS
42 DE LAS UTOPÍAS AL MERCADO 43
comp veremos en un capítulo posterior al analizar las artesa* comunidad de artífices sin la diferenciación de clases que
nías y fiestas populares. Tampoco examina la reestructuración levanta una barrera arrogante entre el artesano y si artista” ,
de las formas clásicas de lo culto (las bellas artes) y de los donde se trascendiera también la oposición entre el racionalis­
bienes populares ál ser reubicados dentro de la lógica comu» mo frío del desarrollo tecnológico y la creatividad del arte.
nicacional establecida por las industrias culturales. Los constructivistas persiguieron todo eso, pero con mejores
oportunidades para insertarse en, las transformaciones de la
Rusia posrevolucionaria: a Tatlin y Malevitch les encargaron
A c a b a r o n l a s v a n g u a r d ia s a r t ís t ic a s , que aplicaran sus innovaciones en monumentos, carteles y
QUEPANLOS RITUALES DE INNOVACIÓN otras formas de arte público; Arvatov, Rodchenko y muchos
artistas fueron a las industrias para reformular el diseño,
Las vanguardias extremaron la búsqueda de autonomía en el promovieron cambios sustanciales en tas escuelas de arte a fin
arte, y a veces intentaron combinarla con .otros movimientos de desarrollar en los alumnos “una actitud industrial hacia la
de lá modernidad -—especialmente la renovación y la democra­ y. ,hacei'ios “ingenieros diseñadores” , útiles en la
tización. Sus desgarramientos, sus conflictivas relaciones con planificación socialista.10 Todos pensaron que era posible
movimientos sociales y políticos, sus fracasos colectivos y profundizar la autonomía del arte y a la vez reinscribirlo en
personales, pueden ser leídos como manifestaciones exaspera­ v la. vida, generalizar Jas experiencias cultas y convertirlas en
das de las contradicciones entre los proyectos modernos. hechos colectivos.
Aunque hoy son vistas como la forma paradigmática de la Conocemos los desenlaces. El surrealismo se dispersó" y
modernidad, algunas vanguardias nacieron cpmo intentos por diluyo en el vértigo ele las luchas internas y las excomuniones'
dejar de ser cultos y ser modernos. Vanos artistas y escritores La Bauhaus fue reprimida, por el nazismo, pero antes de la
de los siglos xix y xx rechazaron el patrimonio cultural de catástrofe ya empezaba a notarse su ingenua fusión entre el
Occidente y lo que la modernidad iba haciendo con él. Les racionalismo tecnológico y la intuición artística, las dificulta­

df )R
interesaban poco los avances de la racionalidad y el bienestar des estructurales que había para insertar su renovación fun­
burgueses; el desarrollo industrial y urbano les parecía deshu­ cional de la producción urbana en medio de las relaciones de
manizante. Los más radicales convirtieron este rechazo en propiedad capitalista y de la especulación inmobiliaria que la
exilio. Rimbaud se fue al África, Gauguin a Tahití paia República de Weimar dejaba intactas. El constructivismo
escapar de su sociedad "criminal” , “gobernada por el oro ; logro influir en la modernización y socialización promovidas
Nolde a los mares del sur y a Japón; Segall a Brasil. Quienes en la primera década revolucionaria soviética, pero finalmente
sé quedaron, como Baudelaire, impugnaban la degradación cayó bajo la burocratización represiva de! estalinismo y fue
mecánica” de la vida urbana. reemplazado por los pintores realistas que restauraban las
Hubo, por supuesto, quienes disfrutaron de la autonomía ti adiciones iconográficas de la Rusia premoderna, adaot»das
del arte y se entusiasmaron con la libertad individual y al retratasmo oficial. 4
experimental. El dcscompromiso con lo social se voivió para La frustración de estas vanguardias se produjo, en parte,
algunos síntomas de una vida estética. Téophile Gautier decía por el derrumbe de las condiciones sociales que alentaron su
■que “todo artista que se propone otra cosa que no sea lo bello nacimiento. Sabemos también que sus experiencias se prolon­
no es, a.nuestros ojos, un artista” ..- “Nada es más bello que garon en la historia del arte y en la historia social como reserva
lo que no sirve para nada.” '' utópica, en la que movimientos posteriores, sobre todo en la
Pero en varias tendencias la libertad estética se une a la década de ¡os sesenta, encontraron estimulo para retomar los
responsabilidad ética. Más allá del nihilismo dadaísta, surge proyectos emancipadores,.renovadores y democráticos de la
la esperanza del surreáiismo por unir la revolución artística modernidad. Pero la situación actual del arte y su inserción
con la social. La Bauhaus quiso volcar la experimentación social exhibe una herencia lánguida de aquellos intentos de los
formal en un nuevo diseño industrial y urbano, y los avances
de las vanguardias en la cultura cotidiana; buscó crear una 10 Boris Arvatov, Arte y producción, Alberto Corazón, Madrid, Í973,
CULTURAS HÍBRIDAS DE LAS UTOPÍAS AL MERCADO
44 45

años .veinte y sesenta por convertir las innovaciones de'las van­ excelencia , que. busca poner orden en el mundo, fija en qué
guardias en fuente de creatividad colectiva. condiciones son lícitas “transgresiones necesarias e inevitables
Una bibliografía incontable viene examinando las razones de los limites , Los cambios históricos que amenazan el orden
sociales y estéticas ,de esta frustración insistente. Queremos natqral y sócial generan- oposiciones, .enfrentamientos? que
proponer aquí una vía antropológica, construida a partir del pueden disolver a una comunidad. El rito es capaz de operar
saber que esta disciplina desarrolló sobre '.el ritual, pgía ‘entonces no- como simple reacción conservadora y autoritaria
repensar —desde el fracaso del arte de vanguardia— la decli­ de defensa del orden viejo, según se verá más adelante a
nación del proyecto moderno. , „ propósito de ia ceremonialidad íradicionalista, sino 'como
Hay un momento en que los gestos de ruptura de los artistas, movimiento a través del cual la sofciedad controla el riesgo del
que no logran convertirse en actos (íntervericiones eficaces en cambio. Las acciones rituales básicas son, de hecho, transgre­
procesos sociales), se vuelven ritos, El impulso originario de siones denegadas. El rito debe resolver, mediante una opera­
las vanguardias llevó a asociarlas con el proyecto secularizador ción socialme'nte aprobada y colectivamente asumida "la
de la modernidad: sus irrupciones buscaban desencantar el contradicción que se establece” al construir “como separados
mundo y desacralizar los modos convencionales, bellos, com­ y antagonistas principios que deben ser reunidos para asegurar
placientes, con que la-cultura burguesa lo representaba. Pero ia reproducción del grupo” .12
la incorporación progresiva de las insolencias a los museos, su A la luz de este análisis podemos interrogar el tipo peculiar
digestión razonada en los catálogos y en la enseñanza oficial de rituales que las vanguardias instauran. La literatura sobre
del arte, hicieron de las rupturas .una convención. Establecie­ ritualidad se ocupa preferentemente de los rituales-de ingreso
ron, dice Octavio Paz, “la tradición de la ruptura” .11 No es o de pasaje: quién puede entrar, y con qüé requisitos, a una
extraño, entonces, que la producción artística de las vanguar­ casa o una iglesia; qué pasos deben cumplirse para pasar de
dias sea sometida a las formas más frivolas de la ritualidad, un estado civil a otro, asumir un cargo o un honor. Los aportes
los vernissages, las entregas de premios y las consagraciones antropológicos sobre estos procesos se han usado para enten­
académicas. . , . , ., der las operaciones discriminatorias en las instituciones cultu­
Pero el arte de vanguardia se convirtió en ritual también en rales. Se^ describe la ritualización que la arquitectura de los
otro sentido. Para explicarlo, debemos introducir un cambio museos impone ai público: itinerarios rígidos, códigos de
en la teoría generalizada sobre los ritoá. Suele estudiárselos acción para ser representados y actuados estrictamente. Son
como prácticas de reproducción social. Se supone que son como templos laicos^ que, igual que los religiosos, convierten
lugares donde la sociedad reafirma lo que es, defiende su orden a los objetos de la historia y del arte en monumentos ceremo­
y su homogeneidad. En parte, es cierto. Pero los rituales niales.
pueden ser también movimientos hacía un orden distinto, que Cuando Carol Duncan y Alan Wallach estudian el Museo
la sociedad aún resiste o proscribe. Hay rituales para confir­ del Louvre, observan que el edificio majestuoso, los pasillos
mar las relaciones sociales y darles continuidad (las fiestas y escaleras monumentales, la ornamentación de los techos, la
ligadas a los hechos "naturales": nacimiento, matrimonio,, acumulación de obras de diversas épocas y culturas, subordi­
muerte), y existen otros destinados a efectuar en escenarios nadas a la historia de Francia, componen un programa icono­
simbólicos, ocasionales, transgresiones impracticables en for­ gráfico que dramatiza ritualmente el triunfo de la civilización
ma real o permanente. . , francesa, la consagra como heredera de los valores de la
Bourdieu anota en sus estudios antropológicos sobre los humanidad. En cambio, el Museo de Arte Moderno de Nueva
kabyla que muchos ritos no tienen por función únicamente York se aloja en un edificio frío, de hierro y vidrio, con pocas
establecer las maneras correctas de actuación, y por tanto ventanas, como si la desconexión del mundo exterior -y la
separar lo permitido de lo prohibido, sino también incorporar pluralidad de recorridos dieran lá sensación de poder ir a
ciertas transgresiones limitándolas. El rito, “ acto cultural por

11 Octavio Paz, Los hijos det limo, Joaquín Mortiz, México, p. 19,- 12 Pierre Bourdieu, Le sens pratique, Minuit, París, 1980, p. 3 8 1 .
DE LAS UTOPÍAS AL MERCADO

donde se quiere, de libre, opción individual. Como si el Rauschenberg, Tudor, Richards y Oísen, en el Black Mountain
College: ■ ¡L
visitante pudiera homologar la libertad creadora que distingue
a los artistas contemporáneos: "Se está en ‘ninguna parte', en . idea
...puesto que no existe . . matriz. de ¡a acción, 1esta
- acumulación
V de
una nada original, una matriz, una tumba, blanca pero sin sol, materiales tiende a liberar los diferentes lenguajes de su condición
que parece situada fuera del tiempo y de la historia." A medida recíproca de dependencia, y tiende también a mostrar un “diálogo"
que se avanza del cubismo al surrealismo, al expresionismo , posible entre ellos como entidades autónomas y autosigniíieantes.14
abstracto, las formas cada vez más desmaterializadas,- “así
como el acento sobre temas tales como la luz y el aire, Al carecer’ de relatos totalizadores que organicen la historia,
proclaman la superioridad de lo espiritual y lo trascendente” la sucesión de cuerpos, acciones, gestos se vuelve una rituali­
sobre las necesidades cotidianas y terrestres.13 En suma, la dad distinta de la de cualquier comunidad antigua o sociedad
ritualidad del museo histórico de una forma, la del museo de modefna. Este nuevo tipo de ceremonialidad no representa un
arte moderno de otra, al sacralizar el espacio y ios objetos, e mito que integre a una colectividad, ni la narración autónoma
imponer un orden de comprensión,' organizan también las de la historia de! arte. No representa nada, saivo el “narcisis­
diferencias entre los grupos sociales; los que entran y los que^ mo. orgánico” de cada participante.
quedan fuera; los que son capaces de entender la ceremonia y “Nosotros estamos en tren de vivir cada momento por su
los que no pueden llegar a actuar significativamente. calidad única. La improvisación no es histórica” , declara
Las tendencias posmodernas de las artes plásticas, del hqp- Paxton, uno de'los mayores practicantes de performances.
pening a los performances y el arte corporal, domo también Pero ¿cómo pasar entonces de cada explosión íntima e instan­
en el teatro y la danza, acentúan este sentido ritual y hermé­ tánea al espectáculo, que supone algún tipo de duración
tico. Reducen lo que consideran comunicación racional (ver- ordenaba de las imágenes y diálogo con los receptores? ¿Cómo
baíizaciones, referencias visuales precisas) y persiguen formas ir de ios enunciados sueltos al discurso, de los enunciados
subjetivas inéditas para expresar emociones primarias ahoga­ solitarios a la comunicación? Desde la perspectiva del artista,
das por las convenciones dominantes (fuerza, erotismo, asom­ los performances disuelven, la búsqueda. d<? autonomía del

407
bro). Cortan las alusiones codificadas al mundo diario en campo artístico en la búsqueda de emancipación expresiva de
busca de la manifestación original de cada sujeto y de reen­ .los sujetos, y, como generalmente los sujetos quieren compar­
cuentros mágicos con energías perdidas. La forma cosqúe esta tir sus experiencias, oscilan entre la creación para sí mismos
comunicación autocentrada que propone el arte, al reinstalar y el espectáculo: a menudo, esa tensión es la base de la
el rito como núcleo de la experiencia estética, son los perfor­ seducción estética.
mances mostradas en video: al ensimismamiento en la ceremo­ Esta exacerbación narcisista de ia discontinuidad, gep,era un
nia' con el propio cuerpo, con el código íntimo, se agrega la nuevo tipo de ritual, que en verdad es úna consecuencia
relación semihipnótica y pasiva con la pantalla. La contem­ extrema de lo que venían haciendo tas vanguardias. Los
plación regresa y sugiere que la máxima emancipación del llamaremos ritos de egreso. Dado que el máximo valor estético
lenguaje artístico sea el éxtasis'inmóvil. Emancipación anti- es la renovación incesante, para pertenecer al mundo del arte
rnoderna, puesto que elimina la secularización de la práctica no se puede repetir lo ya hecho, lo legítimo, lo compartido.'
y de la imagen. Hay que iniciar formas de representación no codificadas
Una de las crisis más severas de lo moderno se produce por: (desde el impresionismo al surrealismo), inventar estructuras
esta restitución del rito sin mitos. Germano Celant comenta imprevisibles (desde el arte fantástico al georfiétrico), relacio­
un "acontecimiento” que presentó John Cage, junto con nar imágenes que en la realidad pertenecen a .cadenas semán-

u cr. los artículos de Carol Duncan y Alan Wallach, "The Universal Survey
w Germano Ceiant, intervención e n E l arte de ia performance” , Teoría y crítica,
Museum”, A rt History, vol. 3, mim, 4, diciembre de 1980, y “Le inusée d’art
2, Asociación Internacional de Críticos de Arte, Buenos Altes, diciembre de 1979
moderne de New York: un rite du capitaitsm tardif", Histoire et critique des arts, p. 32, , '
núm. 7-8, diciembre de ¡978.
«BB99S

.ri.

4g CULTURAS HÍBRIDAS V:i DE LAS UTOPÍAS AL MERCADO 49


ticas diversas y nadie había asociado (desde los callases a los tiende a cuestionar el código de ¡a comunicación".15 '
'performances). No hay peor acusación contra un artista mo­ / . ¿Realmente se aseguran los artistas el dominio de su campo?
derno que señalar repeticiones en su obra. Según este sentido ¿Quién queda como propietario de sus transgresiones.? Ai
de fuga permanente, para estar en la historia del arte hay que haber aceptado el mercado artístico y los museos los ritos de
estar saliendo constantemente de ella. egreso, la fuga incesante como la manera, moderna de hacer
En este punto, veo una continuidad sociológica entre las arte legítimo, ¿no someten los cambios a un encuadre que los
vanguardias modernas y el arte posmoderno que las rechaza. limita y controla? ¿Cuál es entonces la función social de las
Aunque los posmodernos abandonen la noción de ruptura prácticas artísticas? ¿No se les ha asignado —con éxito— la
—clave en las estéticas modernas— y usen en su discurso tarea de representar las. transformaciones sociales, ser el
artístico imágenes de otras épocas, su modo de fragmentarlas y escenario simbólico en que se cumplen las transgresiones, pero
dislocarlas, las lecturas desplazadas o paródicas de las tradi- ■ dentro de instituciones que demarcan su acción y eficacia para
ciones, restablecen el carácter insular y autorreferido del mundo que no perturben el orden general de la sociedad?
del arte. La cultura moderna se realizó negando las .tradiciones Háy que repensar la eficacia de las innovaciones y las
y los territorios. Todavía su impulso rige en los museos qire irreverencias artísticas, los límites de sus sacrilegios rituales.
buscan nuevos públicos, en las experiencias itinerantes, en los Los intentos de quebrar la ilusión en la superioridad y lo
artistas que usan espacios urbanos no connotados culturalmen­ sublime del arte (insolencias, autodestrucciones de obras, la
te, producen fuera de sus países y descontextualizan los mierda de! artista dentro del museo) son al fin de cuentas,;
objetos. El arte posmoderno sigue practicando esas operacio­ según Bourdieu, desacralizaciones sacralizantes "que no escan-,
nes sin la pretensión, de ofrecer algo radicalmente innovador, ..dalizan nunca más que a los creyentes” . Nada exhibe mejor Ja
incorporando' el pasado, pero de un modo no convencional, tendencia al funcionamiento ensimismado del campo artístico
con lo cual renueva la capacidad del campo artístico de que el destino de estas tentativas de subversión, en apariencia
radicales, que “los guardianes más heterodoxos de la ortodoxia
408

representar la última diferencia “legitima''.


Tales experimentaciones transculturales engendraron reno­ artística” finalmente devoran.u
vaciones en ei lenguaje, el diseño, las furnias de urbanidad y ¿Es posible seguir afirmando con Habermas que la moder­
las prácticas juveniles. Pero el destino principal de los gestos nidad es un proyecto inconcluso pero realizable, o debemos
heroicos de las vanguardias y de los ritos desencantados de ios ■* admitir —con los artistas y teóricos desencantados— que la
posmodernos ha sido la ritualización de los museos y del experimentación autónoma y la inserción democratizadora en
mercado. Pese a la desacralización del arte y del mundo el tejido social son tareas inconciliables?
artístico, a los nuevos canales abiertos hacia otros públicos, Si queremos entender las contradicciones entre estos proyec­
los experimentalistas acentúan su insularidad. El primado de tos modernos, hay que analizar cómo se reformulan los
¡a forma sobre la función, de la forma de decir sobre lo que vínculos entre autonomía y dependencia del arte en las condi­
se dice, exige del espectador una disposición cada vez más ciones actuales de producción y circulación cultura!. Tomare­
cultivada para comprender el sentido. Los artistas que inscri­ mos cuatro interacciones de las prácticas cultas modernas y
ben en la obra misma la interrogación sobre lo que la obra “autónomas" con esferas “ajenas” , como son el arte premo­
debe ser, que no sólo eliminan la ilusión naturalista de lo real derno, el arte ingenuo y/o popular, el mercado internacional •
y el hedonismo perceptivo, sino que hacen de la destrucción de! arte y las industrias culturales.
de las convenciones, aun las del año pasado, su modo de
.enunciación plástica, se aseguran por una parte, dice Bour-
dieu, el dominio de su campo, pero, por otra, excluyen al ,ls Pierre Bourdieu, " Disposition esthétique« compétence artistique", Les Temps
espectador que no se disponga a hacer de su participación en Modernes, mim. 295, fcbrero de 1971, p.. 1352.
el arte una experiencia igualmente innovadora. Las artes 16 Pierre Bourdieu, "La production d eia croyance; contribution a una économie
modernas y posmodernas proponen una "lectura paradojal” , des biens symboliques", Actes de la Recherche en Seiendes Sociales, 13, febrero de
pues suponen “el dominio del código de una comunicación que
r.u L.TURAS HfBRIDAS
50
!>E LAS UTOPÍAS AL MERCADO;

F a s c in a u n 1 c o n l o p r im i t iv o y l o p o p u l a r

;,Poi qué los ptoYatMomfCtie la modernidad, que la anuncian


como «superación de lo antiguo y lo tradicional, sienten cada
vez más atracción por referencias cid pasado? No es posible
dar la i opuesta sólo en este capítulo. Habrá que explorar las
; necesidades culturales de conferir un significado más denso ai
presente y las necesidades políticas de legitimar mediante el
prestigio del patrimonio histórico la hegemonía actual. Ten­
dremos que indagar, por ejemplo, por qué el folclor encuentra
eco en los gustos musicales de las jóvenes y en los medios
electrónicos.
r\qy¡ nos ocuparemos de la importancia ascendente que ios
...rpicfv? v mmeósrafos contemporáneos dan al arte premoder­
no y-sal popular. E! auge que los pintores ifli¡aúíuí¡«si ¡canos
hallan a fines de los ochenta y principios de ios noventa cu los
museos y mercados cié Estados Unidos y Europa, no se
entieijfk' miio corno parte de la apertura a. lo na moderno
inicíala algunos años antes.1’

409
n Tari os i:tíi:¡;:os mribuyen esta efervescencia de! arte latinoamericano también 108r - * * ” * « « » «
a ia Expansión «je la clientela ''.hispana" en los Estados Unidos, a ia mayor lo ponen ',°0 ’ “J 0,?”1" - * * « M » í r <O m
iii.spoiribiíidad de inversiones en e¡ mercado artístico y la proximidad de! V ios catálogos. Una 4 n o S ; d.lC.en pnru -iUstif¡ ^ i o e„
Cení Mario. Cí. Íjdward Suilivan, "Mito y realidad. Arte latinoamericano en Estados
UriidOs", y Sbifra Goldman, “El espíritu latinoamericano. i..-a perspectiva desde ¡os: 1984 por. el Museo d^Ar e M n l r k- fU* la. reaJ«*<*a en
Errad«» Unidos” , Arte Colombia* 41, septiembre de !9SCL primitivismo en el arte del sHo v - ° .Nueva ? ork- sobre El
dos tíittmas décadas &
DE ¡,AS U T O P Í A S A l. M A R C A D O ' . 53

: de Max -Ernsi, en una máscara tusyan. La- exhibición revelaba


: que las dependencias de los modernos hacia lo arcaico abarcan
desde los fauves hasta los expresionistas, desdé Brancusi hasta
ios artistas de la tierra y ios que ciesarrollan performuM-ts
inspirados’en rituales “primitivos'’.
Es de lamentar’ que Tas preocupaciones explicativas del
libro-catálogo se hayan concentrado en interpretaciones detec-
•tivescas: establecer si Picasso compró máscaras del Congo’en
el mercado de. pulgas de París, o si Klee visitaba ios museos
etnológicos de Berlín y Basilea’. El deseemramiemo def arle
occidental y moderno queda a mitad de camino ai preocuparse
sólo por reconstruir los procedimientos a través de los cuales
objetos de África, Asia y Oceanía llegaron a Europa y- los
Estados Unidos, y de qué modo ios asumieron artistas occi­
dentales, sin comparar ios usos y significados originario' con
los que les dio la modernidad, Pero nos interesa, sobre todo,
registrar que este tipo'de muestras de gran resonancia re Ja ti-
trizan la autonomía del campo cultural de la modernidad.
Otro caso desíacable fue la exposición de 1978 eu el Museo
de Arte Moderno de Parts que reunió a artistas llamados
ingenuos o populares. Paisajistas, constructores de capillas y
410

castillos personales., decoradores barrocos de sus cuartos coti­


dianos, pintores y escultores autodidactas, fabricantes -ele
muñecos insólitos y máquinas inútiles. Algunos, como Pe;\ii-
nancl Cheval, eran conocidos por la difusión cíe historiadores
y artistas que supieron valorar obras extrañas al mundo .del
arte, Pero ia mayor parte carecía de toda formación y recono­
cimiento institucional. Produjeron sin preocupaciones pufaü-
-citarías, lucrativas o estéticas —en el sentido de las bellas artes
o las vanguardias.- trabajos en los que aparecen una origina­
lidad o una novedad. Dieron tratamientos no convencionales
a materiales, formas y colores, que los especialistas organiza­
dores de esta exposición juzgaron presentables en un. museo.
El libro-catálogo preparado para la muestra tiene cinco prú
logos, como si el Museo hubiera sentido mayor necesidad que
en otras exhibiciones de explicar y prevenir. Cuatro de ellos, en
y consagración de tas nuevas tendencias, propuso una lectura vez de buscar lo específico de los artistas expuestos, quieren cuten
de los artistas de ía modernidad que marcaba, en vez de la dedos relacionándolos con tendencias del arte moderno. A
autonomía y la innovación, las semejanzas formules de sus Michael Ragon le recuerdan a Jos expresionistas y surrealistas
obras con piezas antiguas. Una mujer de Picasso encontraba por su “imaginación delirante", a Van Gogh por su “anemia-
Su espejo en una máscara kwakiutl; las figuras alargadas de lidad", y los declara artistas porque son “individuos solitarios
Giacometti en otras de Tanzania-, la Máscara del temor de e inadaptados” , “dos características de todo artista verdad«-
Xlee, en un dios guerrero de Jos zuñí; una cabeza de pajaro

i
m LAS UTOPÍAS AL MERCADO
54
CULTURAS HÍBRIDAS 55;
y,.
ro” .18 El prólogo más sabroso es el de la directora del Museo,
Suzanne Page, quien explica haber denominado la exposición
Lessingüliers de t’arí porque los participantes son “individuos
E l a r t e c u l t o y a n o e s u n c o m e r c io m in o r is t a 4
libremente propietarios de sus deseos, de sus extravagancias, La autonomía del campo artístico, basada en criterios estéticos
que imponen sobre el mundo el sello vital de su irreductible fijados por artistas y’ críticos, e$ disminuida por das nuevas
unicidad". Asegura que el.Museo no hace esta muestra por determinaciones que el arte suffé de un mercado en rápida 4
buscar una alternativa a "una vanguardia fatigada", sino para expansión,'donde son-decisivas fuerzas extraculturales. Si bien I
"renovar la mirada y reencontrar lo que hay de salvaje en este la influencia en ei juicio estético dé demandas ajenas al campo
arte cultural". , , es Viable a lo largo de la modernidad, desdemediados de este I
. ¿A qué se debe esta.insistencia en la unicidad, lo puro, lo .siglo ios agentes encargados de administrar la calificación de 4:
inocente, lo salvaje, ál mismo tiempo que reconocen que estos lo que es artístico —museos, bienales, revistas, grandes pre- 4
hombres y mujeres producen mezclando lo que aprendieron en míos internacionales— se reorganizan en relación con las í
las páginas rosas del Petit Larousse, París Match, La Tour ■nuevas tecnologías de promoción mercantil y consumo. I
Eiffet, la iconografía religiosa, los diários y revistas de su ,, Lívextensión del mercádo.artístico de un pequeño círculo-de 4
época? ¿Por qué el museo que intenta deshacerse de las amateurs” y coleccionistas a un público aríipiio, a menudo
parcialidades ya insostenibles dé “lo moderno” necesita clasi­ más interesado en el valor económico de la inversión que en 4
ficar lo que se le escapa, no sólo en relación con las tendencias los'-valores estéticos, altera las formas de estimar el arte. Las I
legitimadas del arte sino con los casilleros creados para nom­ revistas que indican las Cotizaciones de las obras presentan su vi-
brar lo heterodoxo? ES prólogo de Raymonde Moulin da varias información junto a ;í#. ¡publicidad 'de compañías de aviación,
claves. Después de señalar que desde el comienzo del siglo XX autos, antigüedades, Inmuebles y productos de l,ujo, Una 4
la definición .social del arte se extiende en forma incesante^ investigación de Anríié.Verger sobre los cambios de los proce- 4
que la incertidumbre así generada llevó a etiquetar también dimientos de consagración artística, siguiendo los índices ¿i
incesantemente las manifestaciones extrañas, propone consi­ publicados por Connaissance des arts,li observa que para el
derar a estas obras “inclasificables” , y se pregunta por las piimero de. ellos, difundido en 1955, la revista consultó a un
razones por las que fueron elegidas. Ante todo, porque para centenar de personalidades, seleccionadas entre artistas, críti­
la mirada culta estos artistas ingenuos "logran su salvación cos, historiadores de arte, directores de galerías y conservado- 4
artística” en tanto “transgreden parcialmente las normas de res de museos. Para las listas.siguientes, qufese hacen cada 4
su clase” ; luego, porque cinco años, cambia ei grupo de informantes;: inciuye a no '%
- franceses (asumiendo la creciente intern&cionaiización del jui- %
...redescubren en el uso creador del tiempo libre — el del ocio, o, más ció estético) y van desapareciendo los artistas (de 25 por ciento 4
a menudo, de la jubilación— el saber perdido del trabajo indiviso. en i 955 a 9.25 por ciento en 1961, y ninguno; en 1971). Son 4
Aislados, protegidos de todo contacto y de todo comprom iso con los incorporados más coleccionistas, conservadores de museos
circuitos culturales o comerciales, no son sospechosos de haber obede­ tradicionales y marchands. Los cambios en da nómina de
cido a otra necesidad que la interior: ni m agníficos, ni m alditos,_ sino consultados, que expresan las modificaciones en la lucha por '
inocente^ [...), En sus obras, la mirada cultivada de una sociedad la consagración artística, generan otros criterios de selección.
desencantada cree percibir la reconciliación del principio de placer y del
Se reduce ei porcentaje de artistas de vanguardia y resurgen
principio de realidad. los “grandes ancestros” , puesto que la modernidad y la
innovación dejan, de ser ios vaiores supremos.
i

18 Michael Ragon, “L'art en pluriel", Les singuliers de i'art, Museo de Arïe , /9/^nníe V4 ser’ " L.’arf d'esdmev i'art. Comment classer l'inccmparable?”, Actes
Moderno, Paris, 1978. ae la Recherche en Sciences Sociales, 66/67, marzo de 5987, pp.: 105-121,
CULTURAS HÍBRIDAS
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ios récords en Jas subastas de arte, y el scftolarque logra vender más de cinco millo­
¿Fin de la separación entre lo culto'y ¡o masivo? Picasso y Umberto Eco, temas de nes de ejemplares de su novela “ semiótica'’ en 25 lenguas. ¿Destrucción de los códi­
Dortadas en semanarios internacionaies. Ei artista que lleva a rebasar una y otra vez gos del saber culto o estetizaci.ón del mercado?
DE LAS UTOPÍAS Alt MERCADO
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CULTURAS HÍBRiDAS 59
Mas manifestaciones más agresivas de estos condicionamien­ compró en 5.83 millones de dólares en 1981 y lo vendió en
tos extraestéticos sobre el campo artíático se hallan en Alema­ 1989 en 47.85, puede dar una ganancia de 19.6 por ciento
nia,' los Estados Unidos y Japón. Willi Bongard, periodista de anual, el arte se vuelve, antes que nada, un área privilegiada
una revista financiera, publicó en 1967 la obra Kunst and de inversiones. O como dice Robert Hughes, en ei artículo
Kammerz, donde critica las tácticas de “comercio minorista donde da este dato, “a full-management art industry” .21
mal administrado” d rías galerías que carecen de vitrinas, se En una sociedad como la norteamericana, donde ia evasión
ubican en un piso alto y buscan relaciones confidenciales con de impuestos y ia publicidad se eufemizan como parte de las
su clientela, muestran los productos sólo dos o tres semanas tradiciones nacionales de filantropía y caridad, sigue siendo
y consideran la publicidad un lujo. Él aconseja usar técnicas posible que las donaciones a los museos “preserven” la espi­
avanzadas de distribución y comercialización, que de hecho ritualidad del arte.22 Pero hasta esos simulacros comienzan a
adoptó a partir de 1970 estableciendo nóminas de los artistas, caer: en 1986 el gobierno de Reagan modificó la legislación
más prestigiosos en la revista económica Kapital, y publicando que permitía deducir impuestos con donaciones, recurso clave
una revista propia, Art aktuel, que comunica las últimas para el crecimiento espectacular de los museos de ese país. Si
icadencias del mercado artístico y sugiere ia mejor manera de obras de Picasso y Van Gogh llegan a 40 o 50 millones de
administtar la propia colección. dólares, como se vendieron en Sotheby a fines de 1989, los
"Tanto [por el] gusto” , dice la empresa o el Inculto millo­ museos norteamericanos -—cuyos presupuestos más altos osci-
nario ansioso de prestigio, "El gusto es mío” , responde el fan entre dos y cinco millones anuales— deben ceder las piezas
critico o el conservador del museo. ¿Es así la conversación? más cotizadas a coleccionistas privados. Como este disparo de
“Decididamente no” , concluye el historiador Juan Antonio los precios eleva los seguros, al punto ele que una exposición
Ramírez a! comprobar que los precios .más elevados que se de Van Gogh, planeada por e! Metropolitan Museum en 1983,
pagan-en las subastas no corresponden a las obras que los costaría ahora 5 billones de dólares, sólo para asegurar las
expertos juzgan mejores o más significativas.20 En ningún país obras, ni ese Museo puede lograr que los cuadros pasen de las
es tan evidente la fuerza de los empresarios, y por tanto de los colecciones íntimas al conocimiento 'público. Unas cuantas
“administradores del arte” , como en los Estados Unidos, utop.ias.de la modernidad, que estuvieron en el fundamento de

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donde ésta es una próspera carrera que puede estudiarse en estas instituciones —expandir y democratizar ias grandes crea­
varias universidades. Sus egresados, instruidos en arte y en ciones culturales, valoradas como propiedad común de la
est>a(egias de inversión, ocupan puestos especiales, junto al humanidad— pasan a ser, en el sentido más maligno, piezas
director artístico, en los grandes museos norteamericanos. de museo.
Cuando planifican su programación anual, hacen presente que , Si ésta es la situación en las metrópolis^ ¿qué queda del arte
el Upo de arte que se promueve influye en las políticas'de >’ sus utopías modernas en América Latina? Mari-Carmen
financia míenlo y en el número de empleos, no sólo de las Ramírez, curadora de arte latinoamericano de la Galería
instituciones culturales sino en el comercio, loa hoteles y los Huntington, en la Universidad de Texas, me explica lo difícil
restaura nt.es. Esta repercusión múltiple de las exposiciones que es para Jos museos estadunidenses ampliar sus colecciones
atrae a corporaciones, interesadas en financiar tas muestras incorporando obras clásicas y nuevas tendencias de América
prestigiosas y usarlas como publicidad. Sometido el campo ■Latina23 cuando los cuadros de Tarsila”, Botero y Tamayo valen
artístico a estos juegos entre el comercio,,lá publicidad y el
turismo, ¿a dónde fue a parar su autonomía, la renovación 21 Robert Hughes, "Art and money", Tíme, 27 de noviembre de 1985, pp. 00-68.
inlrínseca de las búsquedas estéticas, la comunicación “espiri­ 22 Es comprensible que los 80 billones de dólares anuales “donados" por ios
estadunidenses a actividades religiosas (47.2%), educativas (13,8%), artes y huma­
tual” con el público? Si el autorretrato Yo, Picasso, como le nidades (6,4%) ayuden a creer que el desinterés y la gratuidad siguen siendo núcleos
ocurrió a Wendell Cherry, presidente de Humana Inc., que lo ideológicos orientadores del arte (cf. ei excelente-número 116 de Daedalus, dedicado
a "Phiiantropy, patronage, politics’’,, especialmente los textos de Stephen R.
20 jfuan Antonio Ramírez, “Una relación impúdica", Lápiz, núm. 57, Madrid, Graubard y Alan. Pifer, que ofrecen estos datos). ,'c.
, m arzo de 1989. 23 Entrevista realizada en Austin en noviembre de 1989.
sn -. CULTURAS HÍBRIDAS DE LAS UTOPÍAS AL MERCADO
DU

entre 300 000 y 75° 000 dólares.24 Mucho más lejano, obvia­ la difusión masiva y la reelaboración que los nuevos medios
mente es cualquier programa de actualización en los museos hacen de obras literarias, musicales y plásticas que antes eran
de los países latinoamericanos desamparados por presupuestos patrimonio distintivo de las élites. La interacción de lo culto
oficiales'“austeros" y burguesías poco habituadas a las dona­ con los,gustos populares, con la estructura industrial de la
ciones artísticas. La consecuencia es que en los próximos años producción y circulación de casi todos los bienes simbólicos,'
lo me!or o al menos lo más cotizado del arte latinoamericano, con los patrones empresariales de costos y eficacia, está
no se verá en nuestros países; los museos se volverán más cambiando velozmente los dispositivos organizadores de lo que
pobres y rutinarios, porque no tendrán con qué pagar ni el ■ahora se entiende por “ser culto.” en la modernidad.
seguro para que los coleccionistas privados Ies presten las En el cine, los discos, la radio, la televisión y e¡ video las
obras de los mayores artistas del propio país. relaciones entre artistas, intermediarios y publico implican una
Annie Verger habla de una reorganización del campo artís­ estética lejana de la que sostuvo a las bellas artes: los artistas
tico y de los patrones de legitimación y consagración, debido • no conocen al público, ni pueden recibir directamente sus
al avance de nuevos agentes en la competencia por el monopo­ juicios sobre las obras; los empresarios adquieren un papel
lio de la estimación estética. A nuestro modo de ver, estamos más decisivo que cualquier otro mediador estéticamente espe­
también ante un nuevo sistema de vínculos entre las institu­ cializado (critico, historiador del arte) y toman decisiones
ciones culturales y las estrategias dé inversión y valoración, del claves sobre lo que debe o no debe producirse y comunicarse;
mundo comercial y financiero. La evidencia más rotunda es el las posiciones de estos intermediarios privilegiados se adoptan
modo en'que en los ochenta perdieron importancia los museos, dando el mayor peso al beneficio económico y subordinando
los críticos las bienales y aun las ferias internacionales de arte los valores estéticos a lo que ellos interpretan como tendencias
como gestores universales de las innovaciones artísticas para "’del mercado; lá información para tomar estas decisiones se
convertirse en seguidores de las galerías líderes de Estados obtiene cada vez menos a través de relaciones personalizadas
414

Unidos Alemania, Japón y Francia, unificadas en una red co­ (del tipo del galerista con sus clientes) y más por ios procedi­
mercial'“que presenta, en el conjunto de los países occidentales mientos electrónicos de sondeo de mercado y contabilización
y en el mismo orden de aparición,' los mismos movimientos .del rating; la "estandariza'ción" de los formatos y los cambios
artísticos” , usando a la vez ios recursos de, legitimación permitidos se hacen de acuerdo con la dinámica mercantil del
simbólica de esas instituciones culturales y las técnicas de sistema, con lo que a éste le resulta manejable o redituable y
marketing y publicidad masiva.25 La internacionalización del no por elecciones independientes de los artistas.
mercado artístico está cada vez más asociada a la transnacio» .Uno puede preguntarse qué harían hoy dentro de este
'nalizacióh y concentración general del capital. La autonomía1 sistema Leonardo, Mozárt o Bauclelaire. La respuesta es la que
de los campos culturales no se disuelve en las leyes globales daba un crítico: “Nada, a menos que se hubieran adaptado a
del capitalismo, pero sí se subordina a ellas con lazas inéditos. las reglas.”26 ’
Al centrar nuestro análisis en la cultura visual, especialmen­
te en las artes plásticas, estamos queriendo demostrar la
pérdida de autonomía simbólica de las élites en un campo que, L a e s t é t i c a m o d e r n a c o m o i d e o l o g í a p a r a c o n s u m id o r e s
junto con la literatura, constituye el núcleo más resistente a
las transformaciones contemporáneas. Pero lo culto moderno Como estos cambios todavía son poco conocidos o asumidos
incluye, desde el comienzo de este siglo, buena parte de los por los públicos mayoTitarios, la ideología de lo atrito moderno
productos que circulan por las industrias culturales, así tí&mo -—autonomía y desinterés práctico def arte, creatividad singu­
lar y atormentada de individuos aislados— subsiste más en las
2,1 Para más datos, véase el articulo de Helen-Louisé Seggerman, “ Latín American
A rt", A rt and A udio», septiembre de 1989, pp. 164-165,
25 Raymonde Moulin, “ Le marché et le musée. La constitution des valeurs 26 C. Ratcliff, “Could Leonardo da Vinci make it in New York today? Not,
artistfques contemporaines” , Revue Française de Sociologie, xxvu, 1985, p. 315. unless he played by the rules” , New York Magazine, noviembre de 1978.
(,2 : ' CULTURAS HEBRIDAS DE LAS UTOPÍAS AL MERCADO 63

audiencias masivas que en las élites que originaron estas las artes contemporáneas ya no’generan-tendencias, grandes
creencias. figuras ni sorpresas estilísticas como en la primera mitad del
Paradójica situación: en el momento en que los artistas y - siglo. No queremos dejar está observación con el simple sabor
los espectadores “cultos” abandonan la estética dé las bellas critico que asi tiene. Pensamos que. el impulso innovador -y
artes y de las vanguardias porque saben que la realidad expansivo'de ia modernidad está tocando su techo, pero tal vez
funciona de otro modo, tes industrias culturales, las mismas esto permite pensar en otros modos de innovación que no sean
que clausuraron esas ilusiones en la producción artística, las la evolución incesante hacia l,o desconocido. Coincidimos con
rehabilitan en un sistema, paralelo de publicidad y difusión. A ^ Huyssen cuando, afirma que la cultura-que viene desde los
través’de entrevistas biográficas a artistas, invenciones sobre setenta es “más amorfa- y difusa, más rica en diversidad y
su vida personal o'sobre el “ angustioso” trabajo de prepara­ variedad que 1a de los 60, én la que las tendencias y los
ción de una película o una obra teatral,, mantienen vigentes ' movimientos evolucionaron con una secuencia más o menos
lós argumentos románticos del artista solo e incomprendido, ordenada” ,J1 '
de la obra que exalta los valores del espíritu en oposición al Por último, debemos decir que las, cuatro aperturas del■
materialismo generalizado. De manera que el discurso estético campo artístico culto descritas muestran, .cómo rclativizan su
ha dejado de ser la-representación del proceso creador p a ra ’ •r autonomía, su confianza en el evolucionismo cultural, ios agentes
convertirse en un recurso/ complementario destinado a "garan­ de la modernidad. Pero hay que distinguir entre las formas en
tizar ” 1a verosimilitudde la experiencia artística en d momen­ que las artes modernas#internetúan con lo ajeno en los dos
to dei consumo. primeros casos y en,los <i6s últimos. ‘
El¡secorrido hecho en este capítulo muestra otro desencuen­ Respecto del arte antiguó o primitivo,: y respecto del,arte,
tro paradójico, el que se da entre la sociología de la cultura ■ingenuo o popular, cuando e! historiador o el museo se
moderna y las prácticas artísticas de los últimos veinte años. apoderan de ellos, el sujeto de la enunciación y la apropiación
Mientras filósofos y sociólogos como Habermas, Bourdieu y es un sujeto culto y moderno. William Rubín, director de la
Beckcr ven en el desarrollo autónomó-de los campos artísticos exhibición sobre El primitivismo en el arte del siglo xx, dice

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y científicos la clave explicativa de su estructura contemporá­ en su extensa introducción a la muestra que no le preocupa
nea, e, influyen.en la investigación con esta pista metodológica, entender la fundón y el significado originarios de cada uno
los practicantes del arte basan la reflexión sobre su trabajo en de los objetos tribales o étnicos, sino "en términos dd con­
el desceiUramiento de los campos, en las dependencias ines- texto occidental en el cual los artistas, ‘modernos’ los descu­
quivables del mercado y las industrias culturales. Así aparece brieron” -í8 Vimos en la muestra Les singuliers de l'art la misma
no .sólo en las obras, sino en el trabajo de museógrafos, dificultad de historiadores y críticos para dejar de hablar en
organizadores de exposiciones internacionales y bienales, di­ forma elitista de la cultura moderna cuando topan con te
rectores de revistas, que hallan en las interacciones de lo artís­ \ diferencia de lo ingenuo o lo popular,
tico con lo extra-artístico un núcleo fundamental de lo que hay En cambio, el arte de Occidente, confrontado con las fuerzas
que pensar y exhibir.- del mercado y de ia industria cultural, no logra sostener su
¿A qué se debe esta discrepancia? Además de las obvias independencia. Lo otro del misino sistema es más poderoso
diferencias de enfoque entre una disciplina y otra, vemos una que la otredad de culturas lejanas, ya sometidas económica y
clave en la disminución de la creatividad y 1a fuerza'innova­ políticamente, y también más fuerte que la diferencia de los
dora del arte de fin de siglo. Que las obras plásticas, teatrales subalternos o marginales eri ia propia sociedad.
■y cinematográficas sean cada vez más collages de citas de obras
posadas no se explica sólo por ciertos principios posmodernos’.
Si los- directores de museos hacen de las retrospectivas un 27Andreas Huyssen, “En busca de la tradición: vanguardia y posmodernismo en’
recurso frecuente para, armar exposiciones, si los museos los años 70” . en Josed Picó, Modernidad y posmodernidad. Alianza, Madrid, 19.88,-
p. 154. " ’ ■
buscan seducir al público a través de la renovación arquitec­ 28 William Rubín (ed.J, “PrtmitMsnfn In 20th, Cetuuty Arl, Museo1ele Arte
tónica y ios artificios escenográficos, es —también— porque Moderno, Nueva York, 1984, vq!. t, pp, 1-79

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