Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Clifford
La ética de la creencia.
La idea central del ensayo nos la proporciona el propio autor a título de resumen:
“creer algo basándose en una evidencia insuficiente es malo siempre, en cualquier
lugar y para todo el mundo”. De ello deduce un especial deber de investigar las
creencias, consecuente a su puesta en cuestión o sometimiento a crítica, deber cuya
inobservancia acarrea consecuencias que no solo afectan al sujeto individual sino a la
humanidad en su conjunto. Ninguna creencia es baladí, pues cada una forma parte de
una delicada trama de conexiones que desplazan a otras, crean nuevas, etc. Es decir
son parte del proceso de desarrollo en la toma de decisiones (y por ende de influencia
en el mundo). Las creencias son trascendentales porque las de cada ser humano
colaboran para integrar un corpus que es transmisible a las siguientes generaciones.
Que las creencias en cuanto impulsan a la acción no son solo asunto privado que
afecta únicamente al que las alberga sino a otros muchos cuyas vidas incluso pueden
ponerse en riesgo, es algo que queda suficientemente constatado con las guerras de
religión del pasado y del presente.
1
primer caso el juez se encontraría un espacio mayor de incertidumbre en tanto que en
el segundo deduciría un conocimiento más certero derivado de una percepción del
testigo por más que dicho conocimiento pudiera ser puesto en cuestión y una
investigación más rigurosa condujera a concluir la incorrección del mismo tal como el
autor recomienda.
2
La creencia en el sentido que yo la examino nace cuando una percepción o idea supera
todos los obstáculos de dudas que en su gestación se puede encontrar. Por tanto
cuando se instala en el individuo y adquiere en él carta de naturaleza ya no admite el
cuestionamiento. Se ha convertido en creencia y por tanto ya no puede ser sometida a
la sana crítica que el autor propone. Entiendo por tanto que no es fácil en la práctica
ver cumplida la tesis de Clifford en el sentido de que cuando no se puede abandonar
una creencia (seguramente porque está basada en una pasión o un prejuicio o en el
autoengaño), aún tenemos margen para que sea inocua para los demás, investigando
las motivaciones de ella antes de pasar a la acción. La receta extendida a aquéllos que
controlan mal sus ideas y emociones para evitar acciones que puedan provocar dolor a
otros no parece fácilmente trasladable a la realidad cotidiana. Los hechos lo
demuestran.