CUATROCIENTOS AÑOS DE SILENCIO - PERIODO INTERTESTAMENTARIO

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II. CUATROCIENTOS AÑOS DE SILENCIO

Desde Nehemías hasta el comienzo de la época del Nuevo Otras formas de llamar a este Periodo:
Testamento pasaron cuatrocientos años. Este es el tiempo llamado  Período Intertestamentario
"período de silencio".  Periodo Intermedio
 Los años de Silencio
 Entre los Testamentos.
400 años  SILENCIO

No se levantó más la
SUCESOS IMPORTANTES ENTRE LOS DOS TESTAMENTOS
voz profética y el
FECHA
Espíritu Santo en 1. 334 a.C.: Alejandro Magno cruza el Helesponto. 7. 166 a.C.: Rebelión de los Macabeos.
todo ese tiempo no 2. 331 a.C.: Alejandro Magno derrota a los persas. 8. 165 a.C.: purificación del templo, el 25 de
añadió palabra 3. 323 a.C.: Alejandro muere a la edad de treinta y diciembre.
tres años en Babilonia. 9. 63 a.C.: Pompeyo conquista Jerusalén.
alguna a la 4. 260 a.C.: Traducción de la Septuaginta. 10. 37 a.C.: Herodes es nombrado gobernador de
Revelación escrita. 5. 175 a.C.: Se completa la literatura apócrifa. Jerusalén.
¿Estaban olvidadas 6. 169 a.C.: Antíoco Epífanes profana el templo al 11. 20 a.C.: comienza la reedificación y ampliación
15 de diciembre. del templo.
las promesas?
¿Había abandonado
Dios a Su Pueblo?. No. De ninguna manera. Aunque la gloria del Santo de Israel se había alejado (Ezequiel
10) y estaría lejos por muchos tristes siglos; aunque el Reino estaba, aparentemente, acabado y muerto, allí
estaban las promesas inconmovibles y la Palabra profética "como una antorcha que alumbra en lugar oscuro".
La Aurora de lo alto se acercaba cada día más, aunque Sus pasos no siempre eran audibles. Mientras tanto todo
israelita verdadero, de corazón fiel y humilde podía seguir caminando a la luz de la Palabra revelada, esperando
en fe, guardando la comunión con su Señor a través de la sangre expiatoria de los holocaustos.
III. LA HISTORIA DESDE MALAQUÍAS HASTA JUAN EL BAUTISTA
Aunque la Biblia guarda completo silencio sobre el "período de silencio" que se extiende entre el final del
Antiguo Testamento y el comienzo del Nuevo, podemos conocer, por fuentes históricas autorizadas, qué es lo
que ocurrió, en términos generales, en Israel durante esos cuatro siglos.
Este lapso puede dividirse en cinco períodos principales:
5 PERIODOS
1 Soberanía persa.
FECHAS DE LOS CINCO PERIODOS:
2 Dominación griega.
1. Dominación persa (539-331 a.C.)
3 Período de la Independencia bajo 2. Dominación griega (331-143 a.C.)
Los Macabeos.
3. Período de la Independencia bajo los Macabeos (165-143 a.C.)
4 Gobierno de los Sacerdotes 4. Gobierno de los sacerdotes Asmoneos (143-63 a.C.)
Asmoneos.
5. Dominación romana (63 a.C.—Nuevo Testamento)
5 Dominación romana.

Veamos brevemente cada uno de estos períodos:

Soberanía persa
Al final de la historia del Antiguo Testamento -Esdras, Nehemías, Ester- dejamos a ese puñado de israelitas
recién vueltos del Cautiverio, establecidos casi todos en la zona de Judea. Judea era entonces una de las tantas
Provincias del Imperio Persa y siguió siéndolo otros cien años más.
Los monarcas persas parecen haber sido en su mayoría bastante tolerantes. Bajo su dominio los judíos gozaron
de relativa libertad; se les permitió practicar su culto sin impedimento y guardar su ley ceremonial.
Sin embargo, no se puede hablar de paz; Judea se hallaba "entre el yunque y el martillo", entre Persia y Egipto:
dos grandes potencias en constante lucha. Cada conflicto de estas dos potencias acarreaba sufrimiento a Judea.

El período persa (de 539 hasta 332 a. de J.C.)

Desde el año 606 a.C.: dominio de los babilonios. Mientras tanto, los persas llegaron a vencer a los medos, quienes
se unieron a ellos para formar el imperio medo persa bajo el gobierno de Darío.
En el año 539 a.C. Darío venció y dio muerte a Belsasar, rey de Babilonia, y el pueblo judío pasó de la cautividad de
Babilonia a una más benigna del imperio persa (ver Dan. 5).
En el año 536 a. de J.C. un decreto de Ciro el Persa permitió que regresara a Jerusalén el primer grupo de exiliados,
con el propósito de reconstruir la ciudad.

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Dominación griega.
Pero Persia no duraría para siempre. Tal como
lo viera el profeta Daniel, sería reemplazado
por "un tercer reino de bronce, el cual
dominará sobre toda la tierra" (Daniel 2:39.
Véase también Daniel 7:6 y 8:5. Obsérvese el
esquema de los cuatro imperios mundiales en
la síntesis del libro de Daniel, p. 127 de
Síntesis I). Este reino extraordinario fue
Grecia. En el año 336 A.C. Alejandro Magno
asumió el mando del ejército griego y con
rapidez asombrosa, este "leopardo alado" se
lanzó al oriente, sobre las tierras que habían
estado bajo el dominio de las potencias anteriores. En menos de cinco años el mundo entero de entonces estaba
a sus pies.
En su invasión de Palestina (332 A.C.), Alejandro mostró gran consideración hacia los judíos: dejó intacta a
Jerusalén; permitió a los israelitas el libre ejercicio de sus leyes y de su religión y los eximió de tributos durante
sus años sabáticos. Cuando edificó la ciudad de Alejandría, colocó allí un gran número de judíos,
concediéndoles los mismos privilegios que a sus súbditos griegos.
Alejandro Magno murió muy joven y su Imperio se dividió entre cuatro de sus generales (Daniel 8:8). Los
griegos a quienes tocó gobernar Siria y Egipto, se disputaron con saña el dominio de Palestina, la Tierra del
Pueblo Escogido:
 Dominación egipcia

Tolomeo, general griego a quien correspondió el reino de Egipto, se apoderó primeramente de Jerusalén. Judea
estuvo entonces unos cien años sometida a Egipto. Bajo los reyes de Egipto, llamados los Tolomeos, la suerte
de los judíos fue, por lo general, pacífica. Por sucesivas deportaciones y voluntarios traslados, Egipto llegó a
ser un importante asiento de población judía, especialmente la ciudad de Alejandría. Estos judíos esparcidos
diseminaron el conocimiento del Dios único y verdadero y su esperanza en la venida del Mesías.
La Septuaginta Fue en esta época cuando ocurrió un hecho importante: las Sagradas Escrituras (el Antiguo
Testamento), fueron traducidas a otro idioma: el griego. Por aquel entonces el griego era el idioma de uso
mundial, por ser el de la potencia dominadora.
Esta antiquísima versión de las Escrituras se conoce con el nombre de SEPTUAGINTA, por afirmarse que fue
realizada por setenta reconocidos eruditos hebreos.
La Septuaginta fue la versión más usada en los días de Jesucristo.
  Dominación siria

Siria consiguió por fin el dominio de Palestina.

En un principio los nuevos amos fueron favorables a los judíos. Pero cuando subió al poder Antíoco Epífanes,
el Pueblo de Dios conoció una de las épocas más terribles de su historia. Enemigo encarnizado de los judíos,
este hombre poderoso hizo un esfuerzo salvaje y decidido para exterminarlos, tanto a ellos como a su religión.
Devastó Jerusalén y profanó el Templo sacrificando un cerdo sobre el altar sagrado, erigiendo allí mismo un
altar a Júpiter.
Prohibió la observancia de la Ley de Dios bajo las penas más severas. Destruyó todos los ejemplares de las
Escrituras que pudo hallar y mató a todo aquel que tuviera tales ejemplares en su poder.
Vendió como esclavos a miles de familias judías y recurrió a toda forma imaginable de tortura para obligar a
los israelitas a que renunciaran a la Religión de su Dios.
Nunca antes habían sido expuestos los judíos a tan furiosa persecución. Aunque en aquellos días tempestuosos
hubo muchos que apostataron de su fe, sin embargo un remanente del Pueblo de Dios afrontó decididamente
el sufrimiento, permaneciendo fiel aún a costa de sus vidas.
-Antíoco Epífanes, por su extraordinaria crueldad contra el Pueblo Escogido, es considerado una figura tipo
del Anticristo, la terrible Bestia de los días finales.
Período de la Independencia bajo los Macabeos
La persecución bajo Antíoco Epífanes provocó la sublevación de los Macabeos: una de las hazañas más
heroicas del pueblo judío.
MATATIAS, un sacerdote de Modin (pequeña ciudad a unos 25 km. al oeste de Jerusalén), hombre notable
por su piedad y valor, alentó al pueblo a luchar en defensa de su fe y su lealtad a la Ley de Dios. Padre de cinco
hijos varones que lo apoyaron fielmente en su misión, agrupó, además, a su alrededor una compañía de
hombres devotos, comprometidos a libertar a la nación del yugo sirio y a restaurar el Culto a Jehová.
Al morir el anciano Matatías, su tercer hijo, Judas, asumió el mando del ejército, asistido por sus cuatro
hermanos.
Judas recibió el sobrenombre de Macabeo que significa, posiblemente, "martillo" - y sin duda fue un
instrumento que Dios usó para golpear y quebrar el poderío sirio.
JUDAS MACABEO ganó batalla tras batalla, en condiciones increíbles, contra gran número de enemigos.
Reconquistó Jerusalén y el Templo. Su primer cuidado fue purificarlo de todo vestigio de idolatría. El templo,
por lo tanto, fue consagrado de nuevo al servicio de Dios y se reanudaron en él los sacrificios diarios. Esta re
consagración del templo se celebró posteriormente con una fiesta anual que se llamó la Fiesta de la Dedicación
(Jn. l0:22) Por más de veinte años siguió la lucha de los Macabeos hasta que lograron sacudir el yugo de Siria
y establecer un gobierno independiente y pacífico en Judea.
Gobierno de los sacerdotes Asmoneos
Matatías era descendiente de Asmón, sacerdote del orden de Joiarib (I Crónicas 24:7; Nehemías 12:19); por
esta razón su familia y sus descendientes fueron llamados Asmoneos.
Podríamos decir que MACABEOS era su título guerrero y ASMONEOS su título genealógico.
Judas Macabeo había reunido en sí mismo la autoridad sacerdotal y civil; de esta manera inició la sucesión
Asmonea de sacerdotes gobernadores que durante cien años encabezaron una Judea independiente, defendida
por tropas regulares y fuertes guarniciones. El país empezó a gozar su antigua prosperidad y tranquilidad.
Pero esta pausa no iba a durar mucho. Israel se escudaba en una serie de alianzas con otras potencias. (Ex.23:3;
2 Is. 31:1-3). Una de esas potencias era Roma, que no tardaría en mostrar su verdadero carácter.
Dominación romana
El profeta Daniel había visto un cuarto reino -repasemos Daniel 2:40-43; 7-7- Este fue el Imperio Romano que
por casi dos milenios tuvo a todo el mundo bajo sus pies.
En el año 63 A.C„ el general romano Pompeyo invadió Palestina. Tomó Jerusalén realizando una gran matanza,
entró en el Templo y penetró hasta el mismo Lugar Santísimo, maravillándose de no hallar ninguna
representación visible del Dios de los judíos.
Poco tiempo después fue nombrado gobernador de Judea Antípater, idumeo; (recordemos que los idumeos
eran los habitantes de Edom, descendientes de Esaú. Véase Síntesis Bíblica I, pp. 139 y 140).
A Antípater sucedió su hijo Herodes el Grande. Este Herodes consiguió hacerse nombrar "Rey de Judea" por
parte de las autoridades romanas. Tuvo que conquistar su reino peleando tres años contra el último gobernador
de la dinastía Asmonea. Finalmente, a fuerza de astucia y resolución, Herodes el Grande llegó a tener bajo su
control a casi toda Palestina: Idumea, Judea, Samaria, Galilea, Perea y grandes territorios al noreste del Jordán.
En el Imperio Romano tenía el rango de "monarca aliado". Bajo su reinado el Estado judío llegó a ocupar
nuevamente una posición fuerte, reconocida por los romanos y respetada por sus vecinos.
Herodes ofrece extraños contrastes. Por un lado, procuró atraerse el afecto de los judíos realizando numerosas
obras públicas en favor del pueblo. Por otro lado, manifestó un deseo muy marcado de "romanizar" al pueblo.
Quizás la obra más notable que emprendió para demostrar su interés por los judíos y para atraerse sus simpatías,
fue la reconstrucción del templo; una obra humanamente magnífica que llevó años de trabajo (Juan 2:20).
Sin embargo, la insaciable ambición y la despiadada crueldad de Herodes el Grande lo han hecho merecedor
de pasar a la historia como uno de los peores tiranos de todos los tiempos. A pesar de sus esfuerzos por ganarse
la simpatía de sus súbditos israelitas, siempre fue para ellos un tirano impío, y un usurpador impuesto por los
romanos. Fue "en los días de estos reyes" (Dan.2:44) que el Dios del cielo intervino personalmente en la
historia; y bajo el reinado de Herodes el Grande, súbdito del "cuarto reino", amaneció la Aurora de la profecía:
nació el Mesías en Belén de Judea.
IV. EL TRASFONDO RELIGIOSO DEL NUEVO TESTAMENTO
Malaquías el último profeta del Antiguo Testamento, vivió aproximadamente cuatrocientos años antes que
Juan el Bautista -el primer profeta del Nuevo Testamento.
En todo ese tiempo la religión del pueblo de Israel fue sufriendo transformaciones hasta convertirse en lo que
luego se llamó el judaísmo.
JUDAISMO
Sistema religioso del pueblo judío, basado en la antigua Religión verdadera, instituida por la
Revelación de Dios, a la cual se quitaron o agregaron elementos por arbitrio humano.
Algunas instituciones importantes del Judaísmo
1. El Templo
El sencillo templo construido por los judíos que regresaron del exilio (Esdras 3 al 6), fue reemplazado por un
magnífico edificio que ordenó construir Herodes el Grande. Hecho con grandes piedras color crema, con
mármol y oro, era de una belleza asombrosa (Marcos 13:1) (Ver diseño del Templo en p. de este Curso). Allí
se siguió celebrando el antiguo ritual del sacrificio y del culto, aunque el Lugar Santísimo estaba vacío, pues
el Arca de Dios hacía mucho tiempo que había desaparecido.
2. Las sinagogas
Había solamente un Templo (en la ciudad de Jerusalén), pero cada comunidad tenía su sinagoga. Estas
aparecieron en los días del Cautiverio; estando el Templo destruido y la nación dispersa, hacían falta lugares
de Culto y de instrucción dondequiera que hubiera comunidades de israelitas. Después del regreso, las
sinagogas se continuaron tanto en el país como en los grupos judíos dispersos en otras naciones. Toda ciudad
importante tenía una o más, incluso Jerusalén, a pesar de estar allí el Templo. Estaban presididas por una junta
de ancianos. En ellas no había sacrificio ritual; eran solamente centros locales de adoración y lectura y estudio
de las Escrituras. En el día sábado la comunidad se reunía, los hombres de un lado y las mujeres de otro, para
oír la lectura y exposición de la Ley y de los Profetas (Lucas 4:16 ss.) Además la sinagoga era la escuela local,
el centro comunal, y sede de gobierno local.
El Sanedrín o Concilio
Este era el gran Tribunal de justicia, legislación y administración de los judíos. El origen de este Concilio
puede llevarse hasta los tiempos de Josafat (II Crón. 19:8) y, según algunos, aun mucho más atrás, a los setenta
ancianos instituidos para ayuda de Moisés (Num. 11:16,17).
• El Sanedrín o Concilio estaba compuesto por 70 o 71 miembros. Estos eran:
• El Sumo Sacerdote, que ocupaba el puesto de presidente
• La aristocracia sacerdotal, o sea los principales cabezas de las 24 órdenes sacerdotales.
• Los escribas o legistas
• Los ancianos, o sea los laicos nobles: los príncipes de las tribus y cabezas de las familias principales.
Grupos importantes del Judaísmo
1. Los Fariseos:
Se cree que el grupo de los fariseos surgió en los días anteriores a las guerras de los Macabeos. Estando
Palestina bajo el dominio del imperio griego, este grupo se propuso luchar para conservar la integridad nacional
y la conformidad estricta a la ley de Moisés. Su preocupación suprema y su deleite era la observancia de la
Ley, incluyendo también una gran cantidad de tradiciones. El celo por el cumplimiento externo de leyes y
tradiciones los convirtió en una secta sumamente formalista y legalista que se fue muy lejos del Espíritu de la
Ley y se enceguecieron tanto con la "letra" que no pudieron ver al mismo Hijo de Dios en persona, cuando
apareció entre ellos.
2. Los saduceos:
Era el gran partido rival de los fariseos en el tiempo de Jesús. Creían sólo en el Pentateuco y miraban con
sospecha toda la Revelación posterior a Moisés. Sobre esta base de incredulidad negaban las doctrinas de la
resurrección y de la inmortalidad del alma (Marc. 12:18); también la existencia de ángeles y de espíritus (Hech.
23:8). Eran además profundamente indiferentes a la esperanza mesiánica. Es interesante apuntar que el Sumo
Sacerdote Anás y su yerno Caifás que tomaron parte principal en el juicio y muerte de Jesús, eran saduceos.
3. Los escribas:
Los escribas eran los que se ocupaban de hacer copias de las Escrituras. Era una profesión de origen muy
antiguo y muy importante. Aparte de copiar las Escrituras, letra por letra, con sumo cuidado, les correspondía
a ellos estudiarlas e interpretarlas. A causa de su conocimiento íntimo de la Ley se los llamaba doctores o
intérpretes de la ley (Luc. 2:4-6). En religión se inclinaban generalmente a favor de los fariseos, y por esta
razón se les menciona a menudo con ellos (Mat. 23).
4. La Dispersión:
Este es el nombre que se daba a los judíos que vivían fuera de Palestina (Sant. 1:1; I Pedro 1:1). Llegó a haber
colonias numerosas de judíos en cada país y en todas las ciudades principales del mundo civilizado. Cada
grupo tenía su propia sinagoga, o un lugar para la oración (Hech. 16:13) y sus ejemplares de las Escrituras.
5. Los prosélitos:
Particularmente entre la Dispersión los israelitas reconocieron su misión de llevar la verdad a otros y hubo
sinceros esfuerzos por ganar convertidos a la religión de Jehová, el Dios único y verdadero. Si la persona
aceptaba la circuncisión, el bautismo, el completo acatamiento de la Ley de Moisés y de todos los rituales, era
considerado "prosélito". Muchos no llegaban al compromiso total de los prosélitos; eran simpatizantes,
convencidos de la verdad del Dios único. Tales personas eran denominadas "devotos" o "piadosos" (Hecho
13:26,43, 50)
V. EL CUMPLIMIENTO DEL TIEMPO
Henry Halley, autor del Compendio Manual de la Biblia, escribe las siguientes hermosas palabras:
La preparación del panorama mundial para el gran evento de la llegada del Mesías, puede puntualizarse en tres
líneas principales:
Un Estado mundial
Roma hizo del mundo entero un solo imperio. Una gran red de caminos unía a las muchas naciones que
componían este Imperio. Las comunicaciones eran fáciles y rápidas.
Políticamente -en el tiempo cercano al nacimiento de Jesús- reinaba una calma excepcional a lo largo y a lo
ancho del Imperio. Solo en Palestina había rumores de levantamientos nacionalistas. En otras partes del mundo
las naciones, rendidas por largos años de guerras, se contentaban con descansar bajo las alas de la "Pax
Romana". Era un tiempo de tregua, un instante clave en la historia: "el cumplimiento de los tiempos"...
Un idioma mundial
Cuando Grecia conquistó el mundo, llevó su cultura y su lengua a todas las naciones que quedaron bajo su
dominio. De modo que cuando llegamos al principio de la era cristiana, una forma popular del griego se hablaba
en todos los territorios del mundo entonces conocido. Aún los hombres de poca preparación entendían el
griego, aunque no lo leyeran ni escribieran. Al sobrevenir el Imperio Romano, se mantuvo el griego como
idioma oficial, aunque se extendió también el latín.
Las Sagradas Escrituras fueron traducidas al idioma oficial (griego) y en este idioma se escribiría la Revelación
del Nuevo Pacto (Nuevo Testamento). No hay ninguna duda de que la universalidad del idioma preparaba el
camino para la proclama mundial de las gloriosas Buenas Nuevas.
Un Pueblo mundial
Cuando apareció nuestro Señor, apenas había un país en todo el Imperio Romano donde no se hallara alguna
colonia judía. Era casi literalmente exacto que Moisés tenía quien lo predicara en todas las ciudades (Hech.
15:2l).
La dispersión de los judíos, el Pueblo de Dios, con sus Escrituras y su conocimiento del Dios único constituyó
un testimonio y un camino de preparación para el Evangelio. Este Pueblo había difundido también por el
mundo la expectación del Mesías. Podemos entender por qué esos sabios de tan lejanas tierras vinieron
preguntando: "¿Dónde está el Rey de los judíos?" (Mat.2:2) Con la dispersión del Pueblo Escogido en todo el
mundo, aunque provocada al principio por una circunstancia muy dolorosa, Dios preparó caminos en todas las
naciones para la propagación del Evangelio de Cristo.

PREPARACIÓN DIVINA PARA EL NUEVO TESTAMENTO

En el tiempo del Nuevo Testamento, Roma era el poder dominante mundial y gobernó sobre la mayoría del mundo antiguo.
Pero en un pequeño pueblo en Palestina, Belén de Judea, nació uno que cambiaría el mundo. Acerca de esta Persona,
el apóstol Pablo escribió, “Pero cuando la plenitud del tiempo llegó, Dios envió a Su Hijo, nacido de una mujer, nacido
bajo la Ley (es decir, el Antiguo Pacto).” (Gá 4:4). De varias especiales y maravillosas maneras, Dios había preparado al
mundo para la venida del Mesías. Varios factores contribuyeron a esta preparación.

Preparación a través de la Nación Judía

La preparación para la venida de Cristo es la historia del Antiguo Testamento. Los judíos fueron escogidos por Dios de
entre todas las naciones para ser una posesión valiosa como un reino de sacerdotes, y una nación santa (Ex.1:5-6).
Considere, comenzando con las promesas de Dios dadas a los patriarcas, Abraham, Isaac, y Jacob (Gen. 12:1-3; Rom.
9:4), ellos serían los custodios de la Palabra de Dios (el Antiguo Testamento [Rom. 3:2]), y el canal del Redentor (Gen.
12:3; Gal. 3:8; Rom. 9:5). Por consiguiente, el Antiguo Testamento estaba lleno de Cristo y anticipó Su venida como un
sufriente y glorificado Salvador. Además, no sólo eran muchas profecías, sino muy precisas, dando detalles del linaje del
Mesías, lugar de nacimiento, las condiciones alrededor del tiempo de Su nacimiento, vida, muerte, e incluso Su
resurrección.
Aunque Israel fue desobediente y fue tomada en cautividad como juicio de Dios por su dureza de corazón, no obstante
Dios devolvió un remanente a su patria después de setenta años, como Él había prometido en preparación para la venida
del Mesías. Aunque cuatrocientos años habían pasado después de la redacción del último libro del Antiguo Testamento,
y aunque el clima religioso era uno de demostración farisea e hipocresía, había un espíritu de expectación Mesiánica en
el aire y un remanente estaba buscando al Mesías.

Preparación a través del Idioma Griego

Es muy significativo que cuando Cristo, el que vino para ser el Salvador del mundo y el que mandaría a Sus discípulos a
los confines de la tierra para proclamar el evangelio (Mat. 28:19-20), había lo que A. T. Robertson llamó, “un lenguaje
mundial.”4 Éste fue el resultado de las conquistas y aspiraciones de Alejandro el Grande, hijo del Rey Filipo de Macedonia,
que más de 300 años antes del nacimiento de Cristo, arrasó el mundo antiguo conquistando nación tras nación. Su deseo
era un mundo y un idioma. Como consecuencia de sus victorias, estableció el idioma griego como la lingua franca, la
lengua común, y la cultura griega como el modelo de pensamiento y vida. Aunque su imperio fue de vida corta, el efecto
de diseminar el idioma griego perduró.
Es significativo que el hablar en griego se generalizó, tomó el lugar de muchos dialectos, en el mismo momento que las
leyes romanos se diseminaron por el mundo. El idioma difundido por el ejército de Alejandro, por el mundo Oriental,
persistió después de la división del reino y penetró todas las partes del mundo romano, inclusive la propia Roma. Pablo
escribió a la iglesia en Roma en griego, y Marcus Aurelius, el Emperador romano, escribió sus Meditaciones… en griego.
No sólo era el idioma de las cartas, sino del comercio y de la vida del día a día.5
El punto aquí es que Dios estaba trabajando preparando al mundo para un idioma común y uno que eran un vehículo sin
igual de comunicación por la claridad y precisión para proclamar el mensaje del Salvador. Como resultado, se escribieron
los libros del Nuevo Testamento en el idioma común del día, Griego Koine. No se escribió en hebreo o arameo, aunque
todos los escritores del Nuevo Testamento eran judíos salvo Lucas que era un Gentil. El griego Koine se había vuelto el
segundo idioma de casi todos.

Preparación a través de los Romanos

Pero Dios no había terminado de preparar al mundo para su Salvador. Cuando Cristo nació en Palestina, Roma gobernaba
el mundo. Palestina estaba bajo la ley romana. Sobre todo, Roma era célebre por su insistencia en la ley y el orden. La
guerra civil más larga, más sangrienta en la historia de Roma había acabado finalmente con el reinado de Augustus Cesar.
Como resultado, habían llegado a su fin más de 100 años de guerra civil y Roma había extendido sus límites
inmensamente. Además, los romanos construyeron un sistema de caminos que, con la protección dada por su ejército
que los patrullaba a menudo, contribuyó en gran medida a facilitar y dar seguridad a los viajeros que podían movilizarse
de un lado a otro del imperio. Augustus fue el primer romano en llevar la púrpura imperial y coronarse como el único
gobernante del imperio. Era moderado, sabio y considerado con sus súbditos, y trajo un gran tiempo de paz y prosperidad,
haciendo de Roma un lugar seguro para vivir y viajar. Esto introdujo un periodo llamado “Pax Romana,” la paz de Roma
(27 A.C.– 180 D.C.). Debido a todo lo que Augustus logró, muchos dijeron que cuando él nació, un dios nació. En estas
condiciones nació Uno quién era y es de verdad la fuente de la verdadera paz personal y de la paz mundial duradera,
versus la paz temporal y falsa que los hombres pueden dar — no importa cuán sabio o bueno o excelente este sea. Él es
Dios verdadero, Dios-hombre, en lugar de un hombre llamado dios. La presencia del gobierno y la ley romana ayudó a
preparar al mundo para Su vida y ministerio para que el evangelio pudiera predicarse.
Marcos 1:14-15. Después que Juan fue encarcelado, Jesús fue a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios. Decía:
«El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepentíos y creed en el evangelio!.»

EL MUNDO RELIGIOSO EN EL TIEMPO DEL NUEVO TESTAMENTO

Antes de inspeccionar el Nuevo Testamento, sería bueno hacer un cuadro general de cómo era el mundo religioso cuando
el Salvador entró en escena y cuando la iglesia fue enviada al mundo. Cuando lea la cita de Merrill Tenney, note la gran
similitud con nuestro mundo hoy. El mensaje del Salvador revelado en el Nuevo Testamento es como un soplo de aire
fresco después de haber estado en un cuarto lleno de humo.
La iglesia Cristiana nació en un mundo lleno de religiones en competencia las cuales pueden haber diferido ampliamente
entre ellas pero todas poseían una característica común — el esfuerzo por alcanzar un dios o dioses que permanecían
esencialmente inaccesibles. Aparte del Judaísmo que enseñó que Dios se había voluntariamente descubierto El mismo a
los patriarcas, a Moisés, y a los profetas, no había ninguna otra fe que podía hablar con certeza de revelación divina ni
de ningún concepto verdadero de pecado y salvación. Las normas éticas vigentes eran superficiales, a pesar del ideal y
la visión poseída por algunos filósofos. Cuando disertaban sobre el mal y la virtud, no tenían ni el remedio para el uno ni
el dinamismo que produce el otro.
Incluso en el Judaísmo la verdad revelada había sido disimulada o por la incrustación de tradiciones o por abandono…
El paganismo y todas las religiones, aparte del conocimiento y fe en la Palabra de Dios, siempre producen una parodia y
una perversión de la revelación original de Dios para el hombre. Retienen muchos elementos básicos de verdad pero los
tuercen en una falsedad práctica. La soberanía divina se vuelve fatalismo; la gracia se vuelve indulgencia; la justicia se
vuelve conformismo a reglas arbitrarias; el culto se vuelve ritual vacío; la oración se vuelve un ruego egoísta; lo
sobrenatural degenera en superstición. La luz de Dios es nublada por leyendas imaginarias y falsedades completas. La
consecuente confusión de creencias y de valores dejan al hombres vagando en un laberinto de incertidumbres. Para
algunos, la conveniencia se volvió la filosofía dominante de la vida; porque si no puede haber ninguna certeza absoluta,
no puede haber ningún principio permanente por el cual se guíe la conducta; y si no hay ningún principio permanente, uno
debe vivir tan bien como pueda aprovechando la ventaja del momento. El escepticismo prevaleció, los dioses viejos habían
perdido su poder y ningún nuevo dios había aparecido. De cada rincón, numerosos nuevos cultos invadieron el imperio y
se volvieron las novedades del rico superficial o el refugio del pobre desesperado. Los hombres habían perdido
grandemente el sentido de alegría y de destino que hizo que la vida humana valga la pena. 6