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PROTOCOLO PARA LA ACCIÓN EN TORNO A LAS MEDIDAS CAUTELARES

PARA DEFENSORAS Y DEFENSORES DE DERECHOS HUMANOS


La Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca agradece a las y los especialistas
de las asociaciones civiles Centro Regional de Derechos Humanos “Bartolomé Carrasco Briseño”
(BARCA-DH), Comité de Defensa Integral de Derechos Humanos “Gobixha” (Código-DH), Consorcio
para el Diálogo Parlamentario y la Equidad Oaxaca y Servicios para una Educación Alternativa
(EDUCA) su iniciativa e impulso a la existencia del presente protocolo, así como su participación en
la problematización, construcción y revisión del documento.

“Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca. Protocolo para la acción en torno a
las medidas cautelares para defensoras y defensores de derechos humanos”. Coordinación,
investigación y redacción: Razhy González.

Diciembre de 2015

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Contenido

Presentación ..................................................................................................................................................... 3

I. Justificación .................................................................................................................................................. 4
a. La protección a defensoras y defensores en los marcos normativos y de referencia ................... 4
b. Contexto de las personas defensoras de los derechos humanos en México ................................. 9
c. Defender los derechos humanos en Oaxaca...................................................................................... 11

II. Principios .................................................................................................................................................... 13

III. Medidas cautelares para defensoras y defensores ........................................................................ 14


a. Conocimiento sobre el riesgo ................................................................................................................ 14
b. Determinación inicial de los hechos y análisis de la procedencia ................................................... 15
c. Notificación de medidas a las autoridades .......................................................................................... 16
d. Análisis de riesgo y elaboración de propuesta de medidas ............................................................. 17
e. Mesas de trabajo para la definición de las medidas a instrumentar ............................................... 19
f. Seguimiento a la aplicación de las medidas ........................................................................................ 21
g. Actualización del análisis y evaluación de las medidas .................................................................... 21
h. Levantamiento, prórroga o ajuste de las medidas ............................................................................. 21

IV. Algunos mecanismos para cautelar el derecho de defender los derechos humanos ......... 23

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Presentación

Con el presente documento, la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca busca
establecer sus mecanismos y criterios de acción para el análisis de la pertinencia, la notificación, el
establecimiento, la vigilancia de la aplicación, la evaluación y la conclusión de medidas cautelares en
favor de defensoras y defensores de derechos humanos. El sentido final es participar en la protección
del derecho de defender los derechos humanos.
Más que constituirse en un instrumento normativo, el protocolo busca aclarar y organizar a
sus equipos internos de trabajo cuáles son los pasos a seguir y los criterios a aplicar para la gestión
y la intervención de la Defensoría en la instrumentación y aplicación de medidas cautelares por parte
del Estado. La mayoría de estos pasos y criterios están ya establecidos en distintos recursos escritos,
desde el derecho internacional de los derechos humanos hasta el reglamento de este organismo, de
manera que el aporte central del documento es la articulación procedimental. En más de un caso
también se establece la ponderación entre el cumplimiento de un mandamiento terciario, como el
reglamento, frente a lo estipulado en ley suprema, en cumplimiento del principio pro persona y de la
interpretación conforme estipulados en el artículo primero de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.
La construcción de este protocolo fue impulsada por organizaciones civiles defensoras de
derechos humanos, que durante el proceso aportaron tanto sus cuestionamientos iniciales a los
procedimientos que ya desarrollaba la Defensoría, como posteriormente la revisión y ajustes al
documento final.
En la justificación se exponen los fundamentos internacionales que explican la relevancia
social de la tarea de defensoras y defensores; la definición de quiénes pueden entrar en esa
categoría; la necesidad de medidas especiales para la protección de estas personas y del derecho a
defender los derechos humanos; la obligación gubernamental de proveerlas; la necesidad de
combatir la impunidad en los casos de agresiones a defensoras y defensores, y la necesidad de
observar requerimientos específicos para la protección de mujeres defensoras de derechos
humanos. También se incluye el marco legal que permite a la Defensoría el abordaje de las medidas
cautelares.
Posteriormente se desarrollan uno a uno los pasos que debe seguir el personal de la
Defensoría en el proceso relacionado con medidas cautelares para personas defensoras de derechos
humanos, desde su primer acceso a información sobre la existencia de personas en riesgo hasta el
levantamiento de las medidas, pasando por la determinación inicial de los hechos y el análisis sobre
la procedencia, la notificación a las autoridades sobre la situación de riesgo y la solicitud de medidas
cautelares, el análisis de riesgo y el diseño de una propuesta de medidas cautelares, el diálogo con
las autoridades para su instrumentación, el seguimiento a los compromisos gubernamentales para el
establecimiento y operación de las medidas, y la actualización periódica del análisis de riesgo para
evaluar la eficacia y la pertinencia de las medidas en curso.
Al final se incluye una lista breve de algunas de las medidas que, a instancias de la
Defensoría, ya han sido aplicadas por el Estado para la protección de defensoras y defensores de
derechos humanos.

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I. Justificación

a. La protección a defensoras y defensores en los marcos normativos y de referencia

El respeto a los derechos humanos en un Estado democrático depende, en gran medida, de las
garantías efectivas y adecuadas que gocen las defensoras y defensores de derechos humanos para
realizar libremente sus actividades, pues ellas y ellos, desde distintos sectores, brindan aportes
fundamentales para la vigencia y fortalecimiento de las sociedades democráticas. El respeto a los
derechos humanos es elemento esencial para la existencia de la democracia, y ésta a su vez es
indispensable para el desarrollo social, político y económico de los pueblos.1
En el contexto de la desigualad, la pobreza, la discriminación y la exclusión, las y los
defensores dan voz a quienes no la tienen y hacen públicos problemas invisibilizados. Al documentar
y denunciar violaciones a los derechos humanos luchan contra la impunidad, impulsan la vigencia
del Estado de Derecho, apoyan el derecho de las víctimas y detonan transformaciones hacia una
sociedad más justa.2
En palabras de la relatora especial sobre la situación de los defensores de los derechos
humanos, Margaret Sekaggya, la defensa y promoción de los derechos humanos es una actividad
legítima y valiente que es necesaria para lograr que las comunidades puedan gozar plenamente de
sus derechos y desarrollar su potencial. “Los defensores pueden contribuir decisivamente a
salvaguardar la democracia y garantizar que siga siendo abierta, pluralista y participativa y que no
se aparte de los principios del estado de derecho y la buena gobernanza”.3
Para la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, “el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos se basa en el principio según el cual los Estados tienen la responsabilidad
primaria de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las
personas sujetas a su jurisdicción”. En consecuencia, la labor de promoción y protección de los
derechos humanos que por iniciativa propia realizan las personas bajo sus jurisdicciones “es una
actividad legítima que coadyuva con una obligación esencial de los Estados y, por lo tanto, genera
en ellos obligaciones especiales de protección respecto de quienes se dedican a promover y proteger
tales derechos. En una sociedad democrática las actividades de derechos humanos deben ser tanto
protegidas como estimuladas”.4
Para la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, cualquier agresión en contra de
defensoras o defensores de derechos humanos deriva en el menoscabo del ejercicio efectivo, para
el resto de la sociedad, de prerrogativas fundamentales, particularmente de aquellas personas que
se benefician con su apoyo y asistencia, ya que sin la colaboración de defensores de derechos
humanos quedan expuestas a un posible estado de indefensión.5
En resolución del 9 de diciembre de 1998, la Asamblea General de la Organización de las
Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y
las instituciones de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales
universalmente reconocidos, instrumento que establece el derecho de toda persona para actuar de

1 CIDH. Informe sobre la situación de las defensoras y defensores de derechos humanos en las Américas, 7 de marzo de 2006, párrafo
20, con referencias a los artículos 1, 2 y 3 de la Carta Democrática Interamericana.
2 Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Defender los derechos humanos: entre el

compromiso y el riesgo. Informe sobre la situación de las y los defensores de derechos humanos en México. México, s/f. Párrafo 19.
3 ONU. Asamblea General, Consejo de Derechos Humanos. Informe de la Relatora Especial sobre la situación de los defensores de los

derechos humanos, Margaret Sekaggya (A/HRC/25/55), 23 de diciembre de 2013, párrafo 60.


4 CIDH. Informe sobre la situación de las defensoras y defensores de derechos humanos en las Américas, 7 de marzo de 2006, párrafo

30. Subrayado nuestro.


5 CNDH (2011). El derecho a defender. Informe especial sobre la situación de las y los defensores de los derechos humanos en

México. CNDH, México. Pág. 3.

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manera individual o colectiva para “promover y procurar la protección y realización de los derechos
humanos y las libertades fundamentales en los planos nacional e internacional”.
Esta Declaración reconoce “la valiosa labor que llevan a cabo los individuos, los grupos y
las instituciones al contribuir a la eliminación efectiva de todas las violaciones de los derechos
humanos y las libertades fundamentales de los pueblos y los individuos” y establece la necesidad de
proporcionar apoyo y protección a las personas defensoras de derechos humanos en el contexto de
su trabajo. El segundo párrafo del artículo 12 estipula que el Estado garantizará la protección por las
autoridades competentes de toda persona, individual o colectivamente, frente a toda violencia,
amenaza, represalia, discriminación, negativa de hecho o de derecho, presión o cualquier otra acción
arbitraria resultante del ejercicio legítimo del derecho a defender los derechos humanos.
“El Estado tiene el deber de proteger a las personas que se dedican a promover la actuación
de los defensores de los derechos humanos bajo su jurisdicción y a protegerlos frente a toda
violencia, amenaza o cualquier otra acción arbitraria resultante del ejercicio legítimo de sus
actividades, independientemente de la condición de los presuntos autores”, explica la relatora
especial en el ya citado informe de diciembre de 2013. El deber del Estado de proteger los derechos
de los defensores frente a las violaciones cometidas por los Estados y los actores no estatales, señala
la relatora, dimana de la responsabilidad y obligación primarias de cada Estado de proteger todos los
derechos humanos. “Los Estados […] deben aplicar las medidas provisionales de protección
otorgadas a los defensores por los mecanismos de derechos humanos internacionales y regionales”.
En una interpretación a la Declaración,6 la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los
Derechos Humanos facilita la identificación de qué personas pueden ser consideradas como
defensoras o defensores de derechos humanos:

La persona que actúe en favor de un derecho (o varios derechos) humano(s) de un individuo o un grupo será un
defensor de los derechos humanos. Estas personas se esfuerzan en promover y proteger los derechos civiles y
políticos y en lograr la promoción, la protección y el disfrute de los derechos económicos, sociales y culturales.

Los defensores abordan cualesquiera problemas de derechos humanos, que pueden comprender desde las
ejecuciones sumarias hasta la tortura, la detención y prisión arbitrarias, la mutilación genital de las mujeres, la
discriminación, las cuestiones laborales, las expulsiones forzadas, el acceso a la atención sanitaria o los
desechos tóxicos y su impacto en el medio ambiente. Los defensores actúan en favor de derechos humanos tan
diversos como el derecho a la vida, la alimentación y el agua, el nivel más alto posible de salud, una vivienda
adecuada, un nombre y una nacionalidad, la educación, la libertad de circulación y la no discriminación.

Algunas veces defienden los derechos de categorías de personas, por ejemplo, los derechos de la mujer, el niño,
los indígenas, los refugiados y desplazados internos, y de minorías nacionales, lingüísticas o sexuales.

El 12 de abril de 2013, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobó la


resolución 22/6, Protección de los defensores de los derechos humanos, en la que insta a los Estados
a crear un entorno seguro y propicio en el que las personas defensoras de los derechos humanos
puedan trabajar sin obstáculos ni inseguridad, “en todo el país y en todos los sectores de la sociedad,
entre otras cosas apoyando a los defensores locales de los derechos humanos”. También exhorta a
los Estados a velar por que los defensores de los derechos humanos “puedan desempeñar su
importante función […] y, en ese sentido, a velar por que ninguno de ellos sea objeto de fuerza
excesiva o indiscriminada, detención o prisión arbitrarias, tortura u otros tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes, desaparición forzada, abusos en los procedimientos penales y civiles o
amenazas de algunos de los actos mencionados”.
En el ya citado Informe de la Relatora Especial… (párrafos 73 y 74) se advierte que en
muchos casos las denuncias de los defensores por presuntas violaciones de sus derechos no se
investigan o se desestiman sin justificación alguna. El hecho de que un Estado no investigue las

6Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Los defensores de los derechos humanos: Protección del
derecho a defender los derechos humanos. Folleto informativo 29. Ginebra, s/f.

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violaciones podría interpretarse en el sentido de que aprueba los ataques contra los defensores y
podría favorecer un entorno en el que se perciba que se toleran nuevas agresiones. La relatora
especial reitera que poner fin a la impunidad es una condición esencial para garantizar la protección
y la seguridad de los defensores; 7 por ello, los Estados deben velar por que se realice una
investigación pronta e independiente de todas las violaciones contra los defensores y se enjuicie a
los presuntos autores. “El Estado tiene la obligación de proteger a los defensores de los derechos
humanos, investigar las violaciones y enjuiciar a los autores. Esta obligación también se extiende a
las acciones y omisiones de los actores no estatales”, reitera en el párrafo 85.
En sus Observaciones finales al Examen de los informes presentados por los Estados partes
en virtud del artículo 40 del Pacto, el 7 de abril de 2010, el Comité de Derechos Humanos de Naciones
Unidas señaló a México que debe tomar medidas inmediatas para proporcionar “protección eficaz a
los periodistas y los defensores de los derechos humanos, cuyas vidas y seguridad corren peligro a
causa de sus actividades profesionales”.
En el Informe del Grupo de Trabajo sobre el Examen Periódico Universal, el Consejo de
Derechos Humanos de Naciones Unidas recomendó a México, el 11 de diciembre de 2013, asegurar
que se preste la atención adecuada a la protección efectiva de periodistas y personas defensoras de
los derechos humanos; adoptar medidas eficaces para prevenir todo tipo de violencia contra quienes
desempeñen esos roles; intensificar los esfuerzos para garantizarles la seguridad, y para poner fin a
toda impunidad en esta esfera, e integrar la perspectiva de género al abordar las cuestiones de
impunidad y la falta de seguridad de periodistas y personas defensoras de derechos humanos.
En el ámbito interamericano, la asamblea general de la Organización de Estados
Americanos aprobó el 3 de junio de 2008 la resolución 2412 (XXXVIII-O/08), Defensoras y defensores
de derechos humanos: apoyo a las tareas que desarrollan las personas, grupos y organizaciones de
la sociedad civil para la promoción y protección de los derechos humanos en las Américas, en la que
exhorta a los Estados a que intensifiquen los esfuerzos para adoptar las medidas necesarias para
garantizar la vida, la libertad y la integridad personal de las defensoras y defensores de los derechos
humanos y sus familiares, incluyendo mecanismos de protección urgentes y efectivos frente a
situaciones de amenaza o riesgo inminente. En sentido similar se pronunció en su resolución 2517
(XXXIX-O/09), del 4 de junio de 2009, aunque ha abordado el tema en distintas resoluciones a partir
de 1990.
En las mencionadas resoluciones de 2008 y 2009, la asamblea general también reconoce
que las mujeres defensoras de los derechos humanos, “en virtud de sus actuaciones y necesidades
específicas a su género, merecen atención especial que permita asegurar su plena protección y la
eficacia de las importantes actividades que realizan”.
En la ya mencionada resolución 22/6, de 2013, el Consejo de Derechos Humanos de
Naciones Unidas expresó también su especial preocupación por la discriminación y la violencia
sistémicas y estructurales a que se enfrentan las mujeres defensoras de los derechos humanos, y
exhortó a los Estados a que incorporen una perspectiva de género en sus esfuerzos por crear un
entorno seguro y propicio para la defensa de los derechos humanos.
También en relación con las defensoras de derechos humanos, en sus observaciones finales
a México, de 2012, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de Naciones
Unidas expresó su preocupación ante los riesgos de que las periodistas y las defensoras de los
derechos humanos enfrentaban en el ejercicio de su profesión en México y ante el hecho de que
varias de ellas habían tenido que abandonar su domicilio en busca de un lugar seguro donde su vida
no corriera peligro:

Preocupan también al Comité los informes de que son objeto de una variedad de manifestaciones de violencia,
como amenazas y campañas difamatorias, abuso sexual, hostigamiento y feminicidio. Otro motivo de
preocupación es la demora de las autoridades competentes en adoptar medidas para garantizar los derechos
humanos de las periodistas y las defensoras de los derechos humanos, en particular, la libertad de expresión, la

7 Subrayado nuestro.

Página 6
vida, la libertad y la integridad de la persona, así como el acceso a la justicia. También son preocupantes las
denuncias de que la mayoría de los casos de violencia contra periodistas y defensoras de derechos humanos
habrían sido perpetrados por agentes del Estado, y de que no se hayan emprendido medidas para prevenir,
investigar, acusar y enjuiciar a los culpables.8

En el párrafo 25 del mismo documento, el Comité insta a México a que adopte medidas concretas,
adecuadas y efectivas para prevenir e investigar los ataques y otras formas de abuso perpetrados
contra mujeres periodistas y defensoras de los derechos humanos y para enjuiciar y castigar a sus
autores, y adopte medidas eficaces para luchar contra la impunidad.
El 18 de diciembre de 2013, la asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas
aprobó su resolución general 68/181,9 en la que incluye medidas específicas que los Estados deben
establecer para la protección de mujeres defensoras de derechos humanos y personas que defienden
los derechos de las mujeres.10 El párrafo 19 de esta resolución insta a los Estados a que:

elaboren y pongan en práctica políticas y programas públicos integrales, sostenibles y que tengan en cuenta las
cuestiones de género, que presten apoyo y protejan a las defensoras de los derechos humanos y los defensores
de los derechos de la mujer, incluso suministrando recursos adecuados para la protección inmediata y de largo
plazo y asegurando que éstos se puedan movilizar de forma flexible y oportuna para garantizar su protección física
y psicológica efectiva, al mismo tiempo que se extienden las medidas de protección a sus familiares, incluidos los
niños, y a que tengan en cuenta de otro modo el papel de muchas defensoras de los derechos humanos y
defensores de los derechos de la mujer como cuidadores principales o exclusivos de sus familias.11

El párrafo 21 llama a los Estados a soluciones efectivas a favor de las defensoras de los derechos
humanos y los defensores de los derechos de la mujer, entre otros puntos velando por que quienes
en ese estatus sean víctimas de actos de violencia tengan un acceso adecuado a servicios integrales
de apoyo, lo que incluye centros de acogida, servicios psicosociales, asesoramiento, atención médica
y servicios jurídicos y sociales, y que quienes sean víctimas de violencia sexual u otras formas de
violencia reciban atención por parte de personal cualificado, que cuente con los equipos necesarios
y que tenga conocimientos especializados y en cuestiones de género, y se les consulte en todas las
fases del proceso.
Como contexto a esta declaración, en su informe A/HRC/25/55 (párrafos 99 y 100), la
relatora especial de Naciones Unidas sobre la situación de los defensores de los derechos humanos
expresa su grave preocupación debida a que las mujeres defensoras son objeto de detenciones,
malos tratos, tortura, criminalización, procesos judiciales sin las debidas garantías, estigmatización,
ataques, amenazas y violencia sexual, y también de asesinatos. Además, dice, en muchos casos los
familiares de las defensoras también son blanco de ataques: “En comparación con los defensores,
las defensoras están más expuestas a sufrir determinadas formas de violencia, así como prejuicios,
exclusión y repudio. Ello se debe a que a menudo se considera que las defensoras cuestionan las
normas socioculturales, tradiciones, percepciones y estereotipos aceptados acerca de la femineidad,
la orientación sexual y el papel y la condición de la mujer en la sociedad”. Las mujeres defensoras,
en síntesis, “necesitan una protección mayor y específica y medidas concretas para que el entorno
en que operan sea más seguro, propicio y favorable”.

8 CEDAW (2012). Observaciones finales del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer: México
(CEDAW/C/MEX/CO/7-8). CEDAW, 7 de agosto de 2012. Párrafo 24.
9 Distribuida hasta enero de 2014.
10 ONU (2014). Promoción de la Declaración sobre el Derecho y el Deber de los Individuos, los Grupos y las Instituciones de Promover

y Proteger los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales Universalmente Reconocidos: protección de las defensoras de los
derechos humanos y los defensores de los derechos de la mujer (A/RES/68/181). 30 de enero de 2014.
11 Subrayados nuestros.

Página 7
En su Informe sobre la situación de las y los defensores de derechos humanos en México,12
la Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos
recomienda a los organismos públicos de derechos humanos la creación de programas
especializados en el tema de defensoras y defensores, que dentro de su metodología de calificación
de quejas se tome en cuenta si el quejoso es una defensora o defensor; se activen y establezcan
criterios objetivos para dictar medidas urgentes a favor de las y los defensores; y se mantengan y
fortalezcan los espacios de diálogo y colaboración con las y los defensores sin ningún tipo de
exclusión. También se recomienda revisar el marco regulatorio de los organismos públicos con el fin
de garantizar su autonomía e independencia, así como la transparencia y participación de la sociedad
civil en los procesos de selección de sus titulares.
Una serie de reformas a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos realizadas
en 2011 determinaron que a partir de entonces las normas relativas a derechos humanos deben
interpretarse de conformidad con la Constitución y con los tratados internacionales en la materia --
interpretación conforme, incluyendo en el bloque constitucional a los instrumentos internacionales
de derechos humanos ratificados por nuestro país--, favoreciendo en todo tiempo a las personas la
protección más amplia, y que todas las autoridades dentro del ámbito de su competencia tienen la
obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con
los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad.
También en el ámbito de la legislación nacional, la Ley para la protección de personas
defensoras de derechos humanos y periodistas, publicada el 25 de junio de 2012, establece la
cooperación entre la Federación y las entidades federativas para implementar y operar medidas de
prevención y medidas urgentes de protección que garanticen la vida, integridad, libertad y seguridad
de las personas que se encuentren en situación de riesgo como consecuencia de la defensa o
promoción de los derechos humanos, y del ejercicio de la libertad de expresión y el periodismo. Este
ordenamiento crea el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos
y Periodistas, “para que el Estado atienda su responsabilidad fundamental de proteger, promover y
garantizar los derechos humanos”.
En su artículo 40, la Ley de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos prevé para ese
organismo la facultad de solicitar en cualquier momento, a las autoridades competentes, que se
tomen todas las medidas precautorias o cautelares necesarias para evitar la consumación
irreparable de las violaciones denunciadas o reclamadas, o la producción de daños de difícil
reparación a los afectados, así como solicitar su modificación cuando cambien las situaciones que
las justificaron. Dichas medidas pueden ser de conservación o restitutorias, según requiera la
naturaleza del asunto.
Las medidas cautelares están previstas en la Ley de la Defensoría de los Derechos Humanos
del Pueblo de Oaxaca (2011), cuyo artículo 13 establece, en la fracción V, la atribución de este
organismo para solicitar a las autoridades o servidores públicos competentes, las medidas
precautorias o cautelares necesarias para proteger los derechos humanos de las personas. La
fracción XXIV del artículo 25, entre las facultades de quien presida la Defensoría incluye el prevenir
la violación a los derechos humanos mediante la emisión de pronunciamientos públicos, medidas
cautelares y recomendaciones, y la fracción XXVI del mismo artículo le da la prerrogativa de dictar
las medidas precautorias o cautelares necesarias para evitar la consumación irreparable de las
violaciones a derechos humanos.
El artículo 30 del mismo ordenamiento, que define las facultades y obligaciones de la o el
titular de la Coordinación General de Defensorías Adjuntas y Especializadas, establece entre ellas
el solicitar en cualquier momento a las autoridades competentes que se tomen las medidas
precautorias o cautelares necesarias para evitar la consumación irreparable de las violaciones de

12 Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Defender los derechos humanos: entre
el compromiso y el riesgo. Informe sobre la situación de las y los defensores de derechos humanos en México. México, s/f. Párrafo
130.

Página 8
que tengan conocimiento.
El artículo 66 reitera la misma facultad para quien encabece la Defensoría, pero precisa
además que las medidas deben ser efectivas “para salvaguardar los derechos humanos de la parte
peticionaria con el fin de evitar la continuidad o consumación irreparable de las violaciones a
derechos humanos denunciadas, o la producción de daño de difícil reparación a los afectados, así
como solicitar su modificación cuando cambien las situaciones que las justificaron”, y que “dichas
medidas pueden ser de conservación o restitutorias, según lo requiera la naturaleza del asunto”.
Finalmente, el Código Penal para el estado de Oaxaca prevé, en su artículo 208, como
“abuso de autoridad y otros delitos oficiales” los cometidos por funcionario público, agente del
gobierno o su comisionado, sea cual fuere su categoría, cuando, entre otros puntos, “indebidamente
retarde o niegue a los particulares el despacho de sus asuntos, la protección o servicio que tenga
obligación de prestarles o impida la presentación de solicitudes, o retarde el curso de éstas” (fracción
III); cuando “retarde o entorpezca, maliciosamente, o por negligencia o descuido, el despacho de los
asuntos de su competencia” (fracción XIII) y “cuando ejecute cualquier otro acto arbitrario o tentatorio
(sic) a los derechos garantizados en la Constitución Federal o en la Local” (fracción XXXI).

b. Contexto de las personas defensoras de los derechos humanos en México

Entre enero de 2005 y mayo de 2011, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y otras
instancias mexicanas similares registraron 523 expedientes relacionados con presuntas violaciones
a los derechos humanos de personas defensoras de los derechos humanos. 13 En razón de su
participación en la lucha a favor de los derechos humanos, dice esa institución, las y los defensores
se ven expuestos, en un creciente número de ocasiones, a amenazas, abusos, actos de
hostigamiento, intimidación y ataques a sus libertades fundamentales, por parte de autoridades o
agentes no gubernamentales, lo que los constituye en un grupo en especial situación de
vulnerabilidad.14
En su Informe sobre la situación de las y los defensores de derechos humanos en México,15
la Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos advierte
que las agresiones o limitaciones a la labor de defensoras y defensores que constituyen una situación
generalizada, y expresa su preocupación por que incluso se lleguen a asumir como una realidad
implícita en su labor y no como situaciones extraordinarias que deben ser prevenidas y, en su caso,
investigadas y sancionadas.
Entre el 1 de enero de 2006 y el 31 de agosto de 2009, la OACNUDH registró 128 eventos de
agresiones o limitaciones a la labor de defensoras y defensores. En 2006 registró 24, 40 en 2007, 32
en 2008 y 27 en el primer semestre de 2009. Oaxaca fue el estado con la mayor incidencia de esas
situaciones.
En ese periodo, la OACNUDH registró que diez personas (dos mujeres y ocho hombres)
fueron privadas de la vida, y tuvo conocimiento de tres personas que sufrieron violaciones al derecho
a la libertad y seguridad personal, presuntamente por su labor de defensa de derechos humanos o
bien, por ser familiar de algún defensor. Otras formas de agresión y obstaculización registradas por
la OACNUDH fueron las amenazas en contra de la vida e integridad; el uso arbitrario del sistema
penal, que implica recurrentes procesos penales y presuntas detenciones arbitrarias relacionadas de
manera directa con actos de protesta o, bien, de delitos supuestamente cometidos en contra de
particulares; el hostigamiento; injerencias arbitrarias, como el robo de información y el allanamiento

13 CNDH (2011). El derecho a defender. Informe especial sobre la situación de las y los defensores de los derechos humanos en
México. CNDH, México, pág. 24.
14 Ídem, pág. 12.
15 Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Defender los derechos humanos: entre

el compromiso y el riesgo. Informe sobre la situación de las y los defensores de derechos humanos en México. México, s/f.

Página 9
a oficinas; la deslegitimación pública de la labor de defensoras y defensores, así como agresiones
físicas, atentados en contra de la integridad y privaciones ilegales de la libertad.
El mismo documento advierte que las condiciones de trabajo de defensoras y defensores
están íntimamente vinculadas a la situación de los derechos humanos que vive México, que enmarca
en cuatro contextos:
- El incremento de la violencia relacionada con el crimen organizado, que ha intensificado la
vulnerabilidad de las y los defensores. La ausencia de un enfoque de derechos humanos en
el diseño e implementación de algunas políticas de seguridad puede llegar a ocasionar
restricciones de derechos indispensables para que las y los defensores ejerzan su labor.
- La pobreza y la desigualdad, que generan un contexto en el que la defensa de los derechos
humanos, especialmente de las personas en situación de discriminación y exclusión, entra en
colisión con ciertas dinámicas del modelo económico que tienden a la concentración de la
riqueza y a privilegiar intereses privados de grupos económicamente fuertes.
- La permanencia de dinámicas no democráticas, pues prácticas contrarias a la rendición de
cuentas, la libertad de expresión, el acceso a la información y la división de poderes minan el
trabajo de las y los defensores y los ponen en condición de vulnerabilidad frente al poder
político.
- La resistencia a cambios culturales, cuando el movimiento de derechos humanos se enfrenta
a sectores que impiden el avance de temas vinculados a los derechos de las mujeres, de los
pueblos indígenas o de la comunidad lésbico, gay, bisexual, transexual, travesti, transgénero
e intersexual (LGBTTTI).

El informe también da cuenta de condiciones y problemáticas particulares de las personas que


defienden los derechos humanos en México:
- Defensoras y defensores de DESCA. Se enfrentan a la negativa de autoridades para entender
los DESCA como derechos humanos, lo que genera que se reconozca en menor medida la
legitimidad de sus defensores. “La situación es aún más crítica en aquellas comunidades que
defienden el derecho al agua, medio ambiente, alimentación o vivienda, así como los
movimientos de trabajadores que promueven la libertad sindical y la democratización de los
sindicatos”. En relación con megaproyectos de desarrollo, fue constante la denuncia de la
violación al derecho a la consulta previa e informada, así como el posible impacto negativo
en los derechos humanos.
- Mujeres defensoras de derechos humanos. Aunque el foco de atención en la defensa de los
derechos humanos se centra en actos de agentes del Estado, las defensoras de los derechos
humanos, especialmente de las mujeres, también han sido víctimas de abusos por parte de
agentes no estatales. En ambos casos, las autoridades no ofrecieron una protección
adecuada y no cumplieron con su responsabilidad de investigar y sancionar a los
responsables, así como de reparar a las víctimas. Las defensoras están mayormente
expuestas a la violencia basada en el género, la cual se expresa desde la agresión verbal
hasta la violencia sexual y el hostigamiento.
- Defensoras y defensores de los derechos de las personas migrantes. El principal riesgo que
enfrentan se relaciona con el crimen organizado. En los últimos años éste ha aprovechado el
tránsito de migrantes en el país para extorsionarlos y secuestrarlos, así como para fortalecer
las redes de trata de personas. Las y los defensores consideran que autoridades han sido
cómplices en ello o han actuado de forma negligente cuando se han presentado denuncias
específicas. Resalta no sólo la vulnerabilidad de las mujeres migrantes en tránsito por el país,
sino también la situación de riesgo que enfrentan las mujeres que defienden o se solidarizan
con la población migrante.
- Defensoras y defensores de los derechos de los pueblos indígenas. Un número considerable
de las agresiones contra defensoras y defensores de derechos de los pueblos indígenas se
relaciona con proyectos de desarrollo, que no respetan plenamente los derechos a la consulta

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previa, libre e informada, a la información y a la participación de las comunidades. La falta de
mecanismos jurídicos idóneos para la defensa de los derechos de los pueblos indígenas,
incluyendo sus derechos colectivos, ha provocado que muchas organizaciones acudan a la
protesta social. Aunado a lo anterior, de acuerdo con las organizaciones consultadas, el uso
impropio del sistema penal ha permitido que conflictos sociales terminen asociados a
conflictos de orden penal.
- Periodistas como defensoras y defensores de derechos humanos. Las y los periodistas que
en razón de su actividad promueven y protegen los derechos humanos enfrentan retos que
van desde dificultades en sus propios medios para que las líneas editoriales permitan la
incorporación de una agenda de derechos humanos, hasta agresiones directas, incluyendo la
privación de la vida. El informe habla también de la utilización del sistema penal para silenciar
la libertad de expresión, principalmente en poblaciones indígenas, y de la persecución legal
también en la esfera civil. Al igual que el resto de las y los defensores de derechos humanos,
las y los periodistas también se enfrentan a campañas de desprestigio. Se han reportado a la
OACNUDH casos de restricción y censura que ejercen algunos poderes fácticos,
especialmente cuando las y los comunicadores, en ejercicio de su libertad de expresión,
critican el actuar de personalidades ligadas a dichos poderes o a los intereses que
representan.
- Otras defensoras y defensores. La OACNUDH también menciona las adversidades que
enfrentan defensoras y defensores que defienden y acompañan a otros grupos de la
población que se encuentran en situaciones especiales de discriminación y exclusión, como
las y los jóvenes, personas con discapacidad, personas en situación de calle, personas que
viven con VIH/SIDA y de personas LGBTTTI. En la medida en que las problemáticas de
derechos humanos que viven estos colectivos no son correctamente visibilizadas y
enfrentadas por las autoridades y la sociedad, aumenta el nivel de riesgo y la vulnerabilidad
de aquellas personas que se dedican a su defensa.

En las conclusiones del informe, la Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para
los Derechos Humanos advierte que el tema de la protección y fortalecimiento de la labor de las y los
defensores, salvo algunas excepciones, se encuentra invisibilizado en el trabajo cotidiano de los
organismos públicos de derechos humanos, que además subutilizan el sistema de medidas urgentes
de protección.
Esta situación, que ha derivado en que defensoras y defensores dejan de acudir a los
organismos públicos de derechos humanos como mecanismos de protección, es explicada por la
OACNUDH con la falta de autonomía e independencia de varios organismos, las dificultades en el
diálogo con las organizaciones de la sociedad civil, la reducida proactividad en el tema e, inclusive,
la polarización que existe entre algunos organismos y las y los defensores.

c. Defender los derechos humanos en Oaxaca

En Oaxaca, de acuerdo con un informe de la Red-TDT,16 la mayoría de las agresiones a personas


defensoras y colectivos están relacionadas con procesos de defensa del territorio, principalmente en
regiones donde hay comunidades indígenas. De los quince casos de los que esa instancia civil tiene
conocimiento, siete están relacionados con la exigencia o defensa de los derechos de los pueblos
indígenas y, de ellos, cuatro son referentes a la oposición comunitaria a megaproyectos.
En Oaxaca se registraron cuatro de los seis casos en que las personas y los colectivos
agredidos trabajan en procesos en los que se involucra a empresas trasnacionales. De acuerdo con

16Red-TDT (2014). El derecho a defender los derechos humanos en México: Informe sobre la situación de las personas defensoras
2011-2013. Red-TDT, México.

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la Red, en diez de los quince casos documentados en Oaxaca las agresiones han continuado en
diversos momentos a través de los últimos tres años. Para la instancia civil, ello habla de “una falta
de operatividad o interés del gobierno para eliminar las agresiones por el trabajo de defensa de los
derechos humanos, así como nula investigación sobre las causas de las agresiones y sus
perpetradores”.
Entre 2013 y 2014, este organismo documentó 12 expedientes de queja y 34 cuadernos de
antecedentes por diversas agresiones a defensoras y defensores de derechos humanos.
Informes de instancias de derechos humanos nacionales e internacionales, citados por el
propio gobierno del estado, señalan a Oaxaca como una de las entidades del país con mayor número
de violaciones a los derechos de las personas defensoras. La misma fuente menciona datos de la
Red-TDT, según los cuales Oaxaca es la entidad con mayor número de violaciones a los derechos
humanos de las personas defensoras en todo el país, pues de 2011 a 2012 dicha Red documentó
en Oaxaca 29 agresiones contra personas defensoras en lo individual y 12 contra grupos que
defienden los derechos humanos; un informe de la asociación civil Acción Urgente para Defensores
de los Derechos Humanos (Acuddeh) de enero de 2011 a mayo de 2012 también colocó a Oaxaca
en primer lugar; el Informe 2012 de la Red de Defensoras contó durante ese mismo año un total de
30 defensoras y una periodista agredidas en Oaxaca, y en 2011, Brigadas Internacionales de Paz
colocó al estado en el segundo lugar del país con más violaciones contra defensoras y defensores.17

17
Coordinación para la Atención de los Derechos Humanos del Estado de Oaxaca. Derechos de las personas defensoras
de los derechos humanos. Oaxaca, 2013. Pp. 50-52.

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II. Principios

Los principios que rigen los procedimientos de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo
de Oaxaca relacionados con las medidas para la protección de defensoras y defensores de derechos
humanos son los siguientes:

 Buena fe. La Defensoría asume que defensoras y defensores actúan con honestidad y
desinterés frente a este organismo.

 No discriminación. Contra las ideas más difundidas, este principio no se refiere a


proporcionar el mismo trato a todas las personas, sino justamente la garantía de un trato
diferenciado. El principio de no discriminación implica reconocer y tomar en cuenta las
diferencias de defensoras y defensores por su condición social, de género, económica,
cultural, etcétera, con el fin de que todas tengan la posibilidad real de ejercer sus derechos y
acceder en igualdad de circunstancias a los recursos estatales para la protección del derecho
de defender los derechos humanos.

 Pro persona. Se actuará siempre en beneficio de la persona y con base en la interpretación


más garantista de las normas de protección, con el fin de garantizar la mayor protección
posible a defensoras y defensores.

 Precautorio. La valoración razonable de una amenaza no debe escatimar entre posibles


escenarios de riesgo sino colocar el peor escenario, para ofrecer a defensoras y defensores
la mayor protección posible.

 Participación. Implica que defensoras y defensores tengan capacidad de tomar decisiones


en el proceso desarrollado por la Defensoría en torno a su protección; que en consecuencia
los resultados sean en lo posible consensuados y las personas cauteladas tengan posibilidad
de apropiarse de su propia seguridad.

 Consentimiento informado. Implica que el personal de la Defensoría comparta con


defensoras y defensores toda la información posible sobre los alcances y consecuencias de
cada medida, con el fin de que estén en posibilidades de decidir sobre la pertinencia de cada
acción a asumir en sus procesos de cautela.

 Inmediatez. Implica que la Defensoría actuará con la mayor rapidez posible con el fin de
evitar que lleguen a materializarse los riesgos que amenacen a defensoras y defensores.
Esto implica que los procedimientos sean expeditos, ajustados sólo a las formalidades
necesarias, y que éstas incluso, de ser necesario, puedan desarrollarse en momentos
distintos a los previstos reglamentariamente.

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III. Medidas cautelares para defensoras y defensores

1. Para los fines de este protocolo, por medidas cautelares se entienden las acciones y recursos
especiales, provisionales y urgentes que ejecuta o proporciona el Estado para garantizar la
seguridad y la integridad física y psicológica de defensoras y defensores de derechos humanos, a
solicitud de la Defensoría, cuando corran riesgos inminentes derivados del ejercicio de su derecho a
defender los derechos humanos.

2. El procedimiento de la Defensoría relacionado con las medidas cautelares a favor de defensoras


y defensores de derechos humanos es el siguiente:
a) el primer acceso de la Defensoría, por cualquier vía, a información sobre la existencia de
defensoras o defensores de derechos humanos en riesgo por su trabajo;
b) la determinación inicial de los hechos y el análisis sobre la procedencia de emitir medidas
cautelares a favor de personas defensoras en riesgo;
c) la notificación a las autoridades sobre la situación de riesgo y la solicitud de medidas
cautelares;
d) de manera paralela al punto anterior, el análisis de riesgo y el diseño de una propuesta
de medidas cautelares adecuada a la defensora o el defensor de que se trate;
e) el desarrollo de mesas de trabajo con autoridades para la definición de las medidas;
f) el seguimiento a los compromisos gubernamentales para el establecimiento y operación
de las medidas;
g) la actualización periódica del análisis de riesgo y, a la luz de éste, la evaluación de la
eficacia y de la pertinencia de las medidas cautelares en curso, y
h) el levantamiento, la prórroga o el ajuste de las medidas cautelares.

A continuación se detalla cada una de esas fases.

a. Conocimiento sobre el riesgo

3. La Defensoría podrá tomar conocimiento por cualquier vía de alguna posible amenaza, situación
de riesgo o violación a derechos humanos que afecte o pueda afectar a defensoras o defensores de
derechos humanos. Esto incluye la solicitud expresa de gestionar medidas cautelares, que podrán
realizar las personas defensoras por escrito, por comparecencia, por vía telefónica o a través de
terceras personas; las vías formales relacionadas con la recepción de quejas y peticiones por
comparecencia, escrito o vía telefónica, y las derivadas de la intervención del personal de la
Defensoría en casos en curso. También se podrá tomar conocimiento de ello a través de vías
informales, como información publicada en medios de comunicación, redes sociales, manifestaciones
públicas o aviso de cualquier persona u organización, por citar algunas.

4. Al conocer de alguna situación de este tipo, cualquier integrante del equipo humano de la
Defensoría tiene la obligación de informar inmediatamente a la Defensoría Especializada en el tema
o a la Coordinación General de Defensorías, lo que permita mayor prontitud, aportando todos los
elementos que conozca sobre el asunto. En el segundo caso, la Coordinación avisará a la Defensoría
Especializada para que se ocupe de la situación. Estas comunicaciones deberán ser mediante
diálogo personal, vía telefónica, correo electrónico o la que asegure la mayor celeridad, según el
caso. De manera posterior, aunque también considerando la premura, se deberá entregar el
cuaderno de antecedentes, expediente de queja o documentación relacionada, en caso de existir.

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b. Determinación inicial de los hechos y análisis de la procedencia

5. También de manera inmediata, al tomar conocimiento de la situación, el equipo de la Defensoría


Especializada deberá intentar establecer contacto con la o las personas defensoras en riesgo; de no
ser posible, o de considerarlo necesario, buscará a personas u organizaciones que puedan tener
cercanía con el o la defensora y con su trabajo. A través de esa comunicación, la Defensoría
especializada buscará conocer toda la información relevante posible para determinar la procedencia
de emitir medidas cautelares, basada en los siguientes criterios:
i. la caracterización de la o las personas en riesgo como defensoras o defensores de
derechos humanos;18
ii. la caracterización del riesgo como emanado del trabajo en defensa de los derechos
humanos que realicen la o las personas amenazadas. En caso de carecer de información
que permita confirmar o negar de manera contundente este supuesto, se asumirá en
sentido afirmativo;
iii. la gravedad de la situación, tomada como el serio impacto que una acción u omisión
tendría sobre la vida, la integridad o la libertad de la o las personas defensoras, sobre sus
familias, o sobre su derecho a defender los derechos humanos;
iv. la urgencia de la situación, determinada por la inminencia de que pueda materializarse
esa amenaza, y
v. el consentimiento de la o las personas defensoras para continuar con el procedimiento
dirigido a obtener medidas cautelares, basado en la consulta que le haga la Defensoría
Especializada después de proporcionarle información suficiente sobre los posibles
alcances y consecuencias de hacerlo.

6. Cuando la o las personas defensoras en riesgo sean hablantes de alguna lengua indígena, la
Defensoría buscará las colaboraciones necesarias para que toda su comunicación con las personas
a cautelar sea en la lengua materna de éstas.

7. Cuando no sea materialmente posible establecer comunicación con la o las personas en riesgo,
la Defensoría Especializada podrá ponderar la gravedad y la urgencia para proceder de oficio.
Posteriormente deberá insistir en comunicarse con la o las personas en riesgo para obtenerlo.

8. Si la o las personas defensoras a cautelar, al tener conocimiento de las acciones que se realizaron,
solicitan que se levanten, la Defensoría detendrá el procedimiento en cualquier fase en que se
encuentre. Esto incluye también el solicitar al Estado el levantamiento de las medidas, en caso de
que ya se hayan instrumentado, sin menoscabo del derecho de la o las personas en riesgo de
solicitar las medidas que considere pertinentes. De cualquier forma, la Defensoría señalará al Estado
su obligación de proteger la integridad y la seguridad de las y los defensores de derechos humanos.

9. En caso de no existir gravedad o urgencia, la Defensoría Especializada desechará el


procedimiento para medidas cautelares, y continuará la investigación del caso de manera ordinaria.

10. De no cumplirse el primer o el segundo criterios --si no se trata de persona o personas defensoras
o si el riesgo no emana de su trabajo por los derechos humanos-- pero sí todos los demás, la
Defensoría Especializada elaborará un proyecto de acuerdo para la solicitud de medidas cautelares
conforme al Protocolo para implementar medidas cautelares en beneficio de probables víctimas de

18Esta caracterización se deberá realizar con base en la interpretación de la ACNUDH a la Declaración del derecho y el deber…
contenida en: ACNUDH. Los defensores de los derechos humanos: Protección del derecho a defender los derechos humanos. Folleto
informativo 29. Ginebra, s/f

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violaciones a derechos humanos, y su intervención se dará por concluida con la entrega de dicho
proyecto a la Coordinación General de Defensorías.

11. La Defensoría considerará que procede la solicitud de medidas cautelares a favor de defensoras
o defensores de derechos humanos cuando la valoración de la información permita saber o presumir
con cierto grado de certeza que el caso abordado reúne los cinco criterios del párrafo 5.

12. En caso de procedencia, la Defensoría Especializada elaborará de inmediato un proyecto de


acuerdo para la solicitud de medidas cautelares que entregará también con la celeridad posible a la
Coordinación General de Defensorías, para la fase siguiente del procedimiento. La propuesta de
acuerdo deberá incluir el señalamiento de que se trata de un caso de defensoras o defensores de
derechos humanos, así como información sobre la gravedad y la urgencia de la situación. La
Defensoría Especializada abrirá un expediente de medidas cautelares, en caso de no existir.

c. Notificación de medidas a las autoridades

13. De manera simultánea al punto siguiente, la Coordinación General de Defensorías deberá revisar
a la brevedad posible el proyecto de acuerdo para la solicitud de medidas cautelares. Al aceptar el
acuerdo, deberá emitir oficios de solicitud de medidas cautelares dirigidos a la o el titular del Poder
del Estado, y en su caso de las presidencias municipales u organismos autónomos, cuya
intervención pueda contribuir a mitigar o conjurar el riesgo en que se encuentren la o las personas
defensoras a cautelar. La Defensoría podrá enviar copias de dichos oficios a las o los titulares de las
áreas o dependencias cuya participación, a juicio de este organismo, podría mitigar o conjurar el
riesgo en el que estén las personas a cautelar.

14. Además de la información general sobre el caso, como los nombres de las personas a cautelar
(salvo que esto les implique riesgo) y las características de la amenaza a la que se enfrenten, los
oficios deberán explicitar a las autoridades:
i. que se trata de un asunto en el que están en riesgo personas defensoras de derechos
humanos como resultado de su trabajo;
ii. la urgencia y la gravedad del asunto de que se trate;
iii. que cuentan con un plazo máximo de 24 horas para aceptar la solicitud y establecer
contacto con la Defensoría a fin de acordar las medidas y los mecanismos para su
instrumentación;
iv. que en su respuesta deberá especificar qué personas serán designadas para tomar
decisiones sobre las medidas cautelares a aplicarse y los mecanismos para su
instrumentación, como compromisos de la instancia gubernamental de que se trate,
durante todo el proceso relacionado con la definición, instrumentación, seguimiento y
ajuste de las medidas cautelares, y
v. que en caso de rechazar la solicitud deberá hacerlo en el mismo plazo señalado antes y
fundamentar sus motivos.

15. La Defensoría podrá enviar copia del oficio referido en el párrafo anterior a las áreas
gubernamentales que considere pertinentes en vista de la urgencia del caso.

16. La Coordinación General de Defensorías podrá solicitar respuesta inmediata, de considerarlo


necesario en atención a la urgencia de la situación. En ese caso deberá además informar a las
autoridades sobre la solicitud de medidas cautelares por vía telefónica o la que considere más
expedita.

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17. La Defensoría notificará a las autoridades en el caso de que la persona a cautelar solicite que la
mesa para la definición de medidas sea con alguna instancia específica del Estado.

18. La Coordinación General enterará por vía expedita a la Defensoría Especializada sobre la
correspondencia enviada y recibida en torno al caso, y le delegará las tareas siguientes.

19. Aceptada la solicitud de medidas por parte de las autoridades, la Coordinación General o la
Defensoría Especializada citarán a una reunión para acordar las medidas que se aplicarán y los
mecanismos para su instrumentación.

20. La Defensoría, en acuerdo con las personas a cautelar, podrá solicitar a la autoridad el cambio
de la persona que haya designado, en caso de presumir conflicto de intereses o alguna otra situación
que pueda obstaculizar el acuerdo para la instrumentación de las medidas.

20. Si la autoridad rechaza la solicitud de medidas cautelares, la Defensoría Especializada o la


Coordinación General de Defensorías podrán valorar la argumentación fundamentada de la
autoridad. De considerar procedentes los motivos para el rechazo, la Defensoría deberá dar vista de
ello a las personas defensoras.

21. De considerar improcedente el rechazo de las autoridades, o de no existir argumentación, la


Defensoría podrá:
- iniciar de oficio un expediente de queja, cuando a juicio de la Defensoría la omisión de la
autoridad pueda implicar la violación del derecho a defender los derechos humanos;
- en su caso, dar vista al Ministerio Público para que inicie averiguación previa por abuso
de autoridad, sin renunciar a otras acciones que pueda realizar conforme a las leyes
vigentes, y
- sin demérito de lo anterior, ofrecer a la o las defensoras o defensores en riesgo asesoría
en torno a la posibilidad de gestionar medidas cautelares ante instancias nacionales o
internacionales, y su acompañamiento en ese proceso.

22. En caso de que la autoridad requerida no dé respuesta en el plazo estipulado, según lo previsto
en el párrafo 14, la Defensoría tomará por rechazada la solicitud.

d. Análisis de riesgo y elaboración de propuesta de medidas

23. De manera simultánea al proceso de notificación a las autoridades, la Defensoría Especializada


dialogará con la o las personas a cautelar con el fin de realizar conjuntamente un análisis de riesgo,
de manera más detallada, de forma que sea posible definir también con la o las personas defensoras
una propuesta de medidas cautelares adecuada a cada caso particular. La Defensoría procurará que
ese diálogo se realice en lugares y bajo medidas que garanticen la seguridad de las personas
defensoras a cautelar.

24. El análisis de riesgo se realizará por un equipo especializado conforme a un protocolo particular,
y deberá incluir al menos los siguientes elementos:
i. determinación de los hechos relacionados con la o las amenazas;
ii. identificación de patrones relacionados con la o las amenazas;
iii. determinación del posible objetivo de la o las amenaza, a la luz de las actividades en
defensa de los derechos humanos de la o las personas a cautelar;
iv. identificación de la fuente posible de la amenaza y del sistema de actores vinculado a
dicha fuente, a la luz de las actividades en defensa de los derechos humanos de la o las

Página 17
personas a cautelar;
v. análisis de vulnerabilidades y capacidades de la o las personas a cautelar, y
vi. conclusión razonada sobre a) la factibilidad de que se materialice la amenaza; b) el nivel
de riesgo, y c) las vías por las que podría concretarse una agresión.

25. En la medida de lo posible, la Defensoría Especializada realizará investigación de campo para


obtener información suficiente y verificable que le permita realizar el análisis de riesgo. Los
resultados de este análisis deberán ser expuestos y explicados a la o las personas defensoras.

26. El diseño de la propuesta de medidas deberá ser realizado por la Defensoría con base en el
análisis de riesgo. Sin menoscabo de los efectos previstos en el Protocolo para implementar medidas
cautelares en beneficio de probables víctimas de violaciones a derechos humanos, en el sentido de
cautelar, tutelar y restituir, la propuesta de medidas cautelares para defensoras y defensores de
derechos humanos deberá estar dirigida a:
i. garantizar de manera efectiva la seguridad y la integridad física y psicológica de la o las
defensoras o defensores;
ii. solucionar las causas que dieron origen al riesgo;
iii. evitar la impunidad sobre las agresiones o amenazas que hayan recibido las personas
defensoras de derechos humanos;
iv. garantizar que las personas cauteladas puedan continuar su trabajo de defensa de los
derechos humanos, o en su defecto
v. evitar el impacto negativo que la imposibilidad de que las personas cauteladas realicen
su trabajo, tendría sobre los derechos humanos de las personas o colectividades a las
que defienden.

27. El análisis de riesgo y la propuesta de medidas cautelares siempre deberán ser realizados desde
la perspectiva de género. Para ello, la Defensoría Especializada deberá analizar como mínimo las
vulnerabilidades y capacidades específicas de las o los defensores a cautelar derivadas de:
i. los atributos asignados culturalmente a hombres y mujeres, y de la valoración de lo
masculino sobre lo femenino;
ii. el acceso diferenciado a distintos recursos y el control que tienen sobre ellos, a partir de
las diferencias construidas socialmente entre mujeres y hombres;
iii. la distribución desigual de las tareas reproductoras, como la maternidad, las labores
domésticas y las de cuidado, atribuidas culturalmente a las mujeres, y
iv. otras condiciones de género que impliquen riesgos diferenciados para hombres y
mujeres.

28. Cuando las personas a cautelar sean indígenas, el análisis de riesgo y el diseño de la propuesta
de medidas cautelares deberán tomar en cuenta los siguientes factores:
i. la necesidad de recurrir a traductores e intérpretes de la misma lengua indígena que las
personas a cautelar;
ii. los riesgos específicos que impliquen las formas de organización comunitaria, tanto para
las personas defensoras como para otras personas de su comunidad;
iii. la posible necesidad de ampliar las medidas de protección a otras personas de la
comunidad;
iv. los mecanismos de protección que a favor de las personas a cautelar estén en curso o
puedan activar sus propias comunidades;
v. si esos mecanismos fueron agotados o rebasados, y
vi. el posible impacto de las medidas previstas sobre la comunidad y sus formas de
organización.

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29. Tratándose de mujeres defensoras de derechos humanos, las medidas cautelares propuestas
deberán además:
i. extender las medidas de protección a sus familiares, incluyendo a niñas, niños y
adolescentes;
ii. tener en cuenta su posible papel como cuidadoras principales o exclusivas de sus
familias;
iii. en caso de haber sido víctimas de violencia o violencia sexual, prever el acceso
adecuado a servicios integrales de apoyo, lo que incluye espacios seguros, servicios
psicosociales, asesoramiento, atención médica y servicios jurídicos y sociales por parte
de personal calificado, que cuente con los equipos necesarios y que tenga conocimientos
especializados y en cuestiones de género, y
iv. prever que en todas las fases de los procesos anteriores se debe contar con el
consentimiento informado de las defensoras cauteladas.

30. Las medidas que contendrá la propuesta deberán ser acordadas con la o las personas
defensoras a cautelar o, en su caso, con quien ésta o éstas designen como coadyuvante. La
Defensoría Especializada deberá explicarles la conveniencia y las implicaciones de cada medida, y
en su caso de las que propongan la o las personas a cautelar, con el fin de que éstas puedan
normarse un criterio y optar por las que consideren más pertinentes a su situación.

e. Mesas de trabajo para la definición de las medidas a instrumentar

31. En la presente fase se busca dialogar con las autoridades del Estado en la búsqueda de que
éste asuma la propuesta de medidas acordada entre la Defensoría y la o las personas a cautelar.
Para ese fin, la Defensoría acordará fecha, hora y lugar para una reunión con las o los defensores a
cautelar y con las personas designadas por las autoridades. La sede será preferentemente donde
propongan la o las personas a cautelar. De no haber acuerdo con las autoridades, la Defensoría les
convocará a la cita acordada con las personas a cautelar. La fecha no debe ser posterior a 24 horas
de la aceptación gubernamental de las medidas.

32. De no llegar las autoridades a la cita, la Defensoría levantará un acta circunstanciada y podrá
actuar en el sentido de los tres incisos del párrafo 21, sin perjuicio de dar vista a los órganos internos
para el inicio de procedimientos de responsabilidad.

33. Las personas a cautelar podrán no estar presentes en la reunión si consideran que ello les implica
mayor riesgo, y autorizan de manera expresa que la Defensoría o las personas designadas como
coadyuvantes intervengan a su favor para el establecimiento e instrumentación de las medidas
cautelares.

34. De no acudir las personas a cautelar ni su coadyuvante sin mediar aviso, y de no ser posible
establecer comunicación, se presumirá que fueron impedidas por una situación de riesgo. En ese
caso, se desarrollará la reunión para establecer medidas de seguridad, cuidando de que éstas no
limiten su actividad. La Defensoría además insistirá en establecer comunicación para reprogramar
una nueva reunión con la presencia de la o las personas a cautelar.

35. A la reunión podrán entrar solamente las o los representantes gubernamentales autorizados para
establecer compromisos; las personas a cautelar y, en su caso, las designadas como coadyuvantes;
las personas designadas por la Defensoría para la atención del caso, así como el equipo de apoyo
requerido por éstas. A petición de las personas a cautelar o de la propia Defensoría, también podrán
estar presentes representantes de organizaciones civiles de derechos humanos en calidad de

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observadoras.

36. La Defensoría tomará nota de cuanto ocurra en la reunión para elaborar un acta que contendrá:
a) relación de lo sucedido; b) manifestaciones, en su caso, de quienes quieran asentar algo no
incluido en el punto anterior, y c) compromisos gubernamentales para la instrumentación de las
medidas. La Defensoría también podrá registrar el desarrollo de la reunión por otros mecanismos.
El acta y los registros de las reuniones serán de carácter reservado y confidencial, a menos de que
la o las personas defensoras a cautelar expresen lo contrario.

37. Al inicio de la reunión, la Defensoría advertirá a las y los participantes que la información por
abordarse será confidencial y reservada. Dependiendo de la gravedad de la situación, podrá solicitar
a las autoridades que en la documentación que requieran formular relacionada con este proceso, la
identidad, la ubicación y otros datos sensibles de la o las personas a cautelar sean resguardados
mediante el uso de claves.

38. La Defensoría expondrá a las autoridades brevemente el caso, aportando sólo la información
necesaria para la comprensión de la necesidad de establecer medidas cautelares, y entregará y
explicará el contenido de la propuesta acordada con la o las personas defensoras a cautelar.

39. La o las personas defensoras a cautelar podrán, si lo desean, ahondar en las explicaciones del
caso o de las medidas, sea de manera directa o a través de sus coadyuvantes.

40. Si las autoridades rechazan la propuesta de medidas cautelares, quedará asentado en el acta y
la Defensoría podrá actuar en el sentido de los tres incisos del párrafo 21.

41. Si las autoridades realizan una contrapropuesta de medidas cautelares, ésta podrá ser aceptada
o rechazada por las personas a cautelar. Antes de decidirlo podrán contar con asesoría de la
Defensoría y de sus coadyuvantes.

42. Si las personas a cautelar rechazan la contrapropuesta, quedará asentado en el acta y la


Defensoría, si considera que el rechazo es justificado, podrá actuar en el sentido de los tres incisos
del párrafo 21.

43. Si a juicio de la Defensoría la contrapropuesta es insuficiente para garantizar lo previsto en el


párrafo 26, quedará asentado en el acta y la Defensoría podrá actuar en el sentido de los tres incisos
del párrafo 21, aun cuando sea aceptada por las personas a cautelar, y sin menoscabo de la
instrumentación de las medidas comprometidas por las autoridades.

44. De aceptar las autoridades la propuesta de medidas, o de aceptar las personas a cautelar la
contrapropuesta, la representación gubernamental deberá especificar los plazos para la
instrumentación de las medidas a las que se comprometa.

45. Si las autoridades la aceptan, la propuesta de medidas elaborada por la Defensoría quedará al
final del acta como compromisos gubernamentales para la instrumentación de las medidas. Se
incluirán también los plazos fijados por la parte gubernamental.

46. Si las personas a cautelar aceptan la contrapropuesta gubernamental, ésta quedará al final del
acta como compromisos gubernamentales para la instrumentación de las medidas. Se incluirán
también los plazos fijados por la parte gubernamental.

47. La representación gubernamental y las personas a cautelar acordarán con la Defensoría una

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nueva fecha para realizar una reunión de seguimiento, en la que se deberá analizar el cumplimiento
y la efectividad de las medidas aplicadas, en un lapso no mayor a 30 días naturales.

48. La reunión concluye con la firma del acta por parte de quienes hayan participado en la mesa.

49. En acuerdo con la o las personas a cautelar, la Defensoría podrá citar a una reunión de
seguimiento aun antes de la fecha prevista en el párrafo anterior.

f. Seguimiento a la aplicación de las medidas

50. La Defensoría Especializada podrá, a iniciativa propia o a petición de las personas cauteladas,
verificar que la instrumentación de las medidas corresponde con lo comprometido por la parte
gubernamental.

51. En caso de omisión o dilación, la Defensoría deberá notificarlo vía expedita a la representación
del Estado. De no recibir respuesta satisfactoria de inmediato, levantará un acta circunstanciada y
en acuerdo con las personas cauteladas podrá actuar en el sentido de los tres incisos del párrafo
21.

52. Las acciones relacionadas con el seguimiento a la instrumentación de las medidas obrarán en el
expediente de medidas cautelares.

g. Actualización del análisis y evaluación de las medidas

53. La Defensoría Especializada realizará de manera permanente actualizaciones al análisis de


riesgo. Para ello dialogará periódicamente con las personas cauteladas o, en su caso, realizará
trabajo de campo con el fin de analizar de manera frecuente las circunstancias del caso y conocer
de los posibles incidentes de seguridad que hayan ocurrido.

54. Con base en las actualizaciones al análisis, la Defensoría Especializada y las personas
cauteladas evaluarán la eficacia y la pertinencia de las medidas cautelares instrumentadas por el
Estado para, de ser necesario, solicitar los ajustes pertinentes en la reunión de seguimiento con las
autoridades. En caso de urgencia, la Defensoría podrá citar de manera anticipada a dicha reunión.

h. Levantamiento, prórroga o ajuste de las medidas

55. La Defensoría podrá solicitar el levantamiento de las medidas sólo cuando así lo soliciten la o
las personas defensoras cauteladas.

56. Las reuniones de seguimiento se realizarán bajo las mismas medidas y procedimientos
señaladas en los párrafos del 31 al 49.

57. En reunión de seguimiento, en acuerdo con las personas cauteladas, la Defensoría


Especializada podrá solicitar a las autoridades el levantamiento, la prórroga o el ajuste de las
medidas cautelares instrumentadas, con base en las actualizaciones al análisis de riesgo realizadas
de manera interna.

58. Las autoridades podrán hacer a las personas cauteladas y a la Defensoría una contrapropuesta

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para el levantamiento, la prórroga o el ajuste de las medidas cautelares instrumentadas,
argumentando en su caso las conclusiones de sus propios análisis de riesgo. Ésta podrá ser
aceptada o rechazada por las personas a cautelar, quienes antes de decidir podrán contar con
asesoría de la Defensoría y de sus coadyuvantes.

59. Si las autoridades rechazan la propuesta de prórroga o ajuste y la o las personas cauteladas la
contrapropuesta, quedará asentado en el acta y la Defensoría, si lo considera justificado, podrá
actuar en el sentido de los tres incisos del párrafo 21.

60. Si a juicio de la Defensoría la contrapropuesta es insuficiente para garantizar lo previsto en el


párrafo 26, quedará asentado en el acta y la Defensoría podrá actuar en el sentido de los tres incisos
del párrafo 21, aun cuando sea aceptada por las personas a cautelar, y sin menoscabo de la
instrumentación de los compromisos de las autoridades.

61. De aceptar las autoridades la propuesta de ajustes, o de aceptar las personas a cautelar la
contrapropuesta, la representación gubernamental deberá especificar los plazos para la
instrumentación de los ajustes a los que se comprometa.

62. Si las autoridades la aceptan, la propuesta de levantamiento, prórroga o ajustes elaborada por
la Defensoría quedará al final del acta como compromisos gubernamentales. Se incluirán también
los plazos fijados por la parte gubernamental.

63. Si las personas a cautelar aceptan la contrapropuesta gubernamental, quedará al final del acta
como compromisos gubernamentales. Se incluirán también los plazos fijados por la parte
gubernamental.

64. La representación del Estado y las personas a cautelar acordarán con la Defensoría una nueva
fecha para realizar una nueva reunión de seguimiento, en la que se deberá analizar el cumplimiento
y la efectividad de las medidas aplicadas, en un lapso no mayor a 30 días naturales.

65. La reunión concluye con la firma del acta por parte de quienes hayan participado en la mesa.

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IV. Algunos mecanismos para cautelar el derecho de defender los derechos humanos

Las siguientes son algunas acciones que se podrán solicitar al Estado en calidad de medidas
cautelares. La lista no es limitativa y se presenta en orden alfabético.

1. Acompañamiento policiaco en desplazamientos.


2. Aparatos de telecomunicación, como radio o teléfonos celulares.
3. Atención médica.
4. Comunicación oficial gubernamental sobre la existencia de medidas a favor de defensoras o
defensores específicos, dirigida a autoridades o instancias que podrían constituirse en
agresores potenciales.
5. Designación de una autoridad con capacidad para actuar y tomar decisiones, para ser
interpelada por las personas cauteladas en situaciones de riesgo.
6. Desplazamiento de agentes del Ministerio Público a espacios seguros para tomar
declaraciones de personas cauteladas.
7. Ejecución de diligencias ministeriales.
8. Facilitar la movilidad de las personas cauteladas (vehículos, cobertura de costos de
transporte, etcétera).
9. Inicio de averiguaciones previas.
10. Inicio de procesos de “asuntos internos” (investigaciones gubernamentales sobre la acción o
inacción de servidores públicos).
11. Instalación de circuitos cerrados de televisión para la vigilancia de viviendas y oficinas de las
personas cauteladas.
12. Instrucciones precisas (“consigna”) a cuerpos policiacos de abstenerse de causar molestias
a las personas cauteladas.
13. Intervención psicosocial.
14. Reconocimiento público por parte del gobierno de la labor de defensoras y defensores
específicos y de la aportación social de ésta (acciones de comunicación gubernamental).
15. Reforzamiento de la seguridad física de edificios (instalación de puertas, ventanas, cercas o
portones, o de vallas electrificadas; reparación o construcción de muros, etcétera).
16. Segregación precautoria, para personas en situación de reclusión.
17. Transferencia de expedientes ministeriales de una a otra mesa.
18. Traslado a residencia segura.
19. Vigilancia policiaca en torno a oficinas o viviendas de las personas cauteladas.
20. Visibilidad pública de las personas en riesgo y de su situación de vulnerabilidad (facilitar su
participación en espacios institucionales o públicos, acciones de comunicación
gubernamental, etcétera).

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