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En primer lugar cabe señalar que aumentan los conocimientos de carácter declarativo de todo tipo

y eso hace que el razonamiento se vea beneficiado, esto es, que mejore el conocimiento
procedimental. Por ejemplo, al aumentar el léxico (conocimiento declarativo) se mejora el
razonamiento verbal (conocimiento procedimental). Es el caso de la comprensión de las metáforas.

¿Qué podemos observar en esta inaudita conversación que, quizás, hubiera sido imposible que se
diera entre dos enamorados adolescentes, por ejemplo, Romeo y Julieta? Los dos personajes atisban
el estado mental uno del otro. Pero no tienen completa seguridad sobre ello. La declaración directa
entraña muchos riesgos. Una posible estrategia para salir de la duda es establecer un tipo de
comunicación elíptica, utilizando sólo las iniciales de las palabras que forman las frases. Eso no
compromete, porque sólo alguien que está en ese mismo estado mental podría comprender
mediante tales indicios el sentido profundo de la declaración. Es decir, es imposible, que alguien
que no esté también enamorado, esto es, en el mismo estado afectivo que el emisor, pueda ser
capaz de desentrañar el mensaje criptado. Si no siente lo mismo no puede comprender el mensaje
y, por tanto, el riesgo que corre el emisor es nulo. Aquí se da una conjunción entre razonamiento
lógico y emoción afectiva. Ambas se interpenetran mutuamente y se retroalimentan. Ahora bien,
¿cómo es posible que dos hablantes puedan deducir (o abducir) un mensaje tan complejo
sintácticamente, a partir de las meras iniciales de las palabras? ¿Qué capacidad intelecto-afectiva
se está poniendo de manifiesto? Parece a todas luces que es una capacidad distinta tanto de la
inducción como de la deducción. Un ejemplo de inducción sería: como siempre que saco algo de
este saco es una judía, infiero que este es un saco de judías.

Un ejemplo de deducción sería: dado que este saco es un saco de judías, deduzco que siempre que
saque algo del saco será una judía. La abducción es una forma de llegar a algún descubrimiento o
de lograr la mejor explicación sobre unos datos. En la abducción no inferimos una regla a partir de
hechos similares — razonamiento inductivo—, ni predecimos un hecho particular a partir de una ley
universal —razonamiento deductivo—. De modo distinto, con la abducción se intenta relacionar un
hecho particular con una hipótesis explicativa. Eso si, una vez formulada, la abducción suele ir
seguida de procesos deductivos dirigidos a contrastar la hipótesis propuesta. Es lo que decimos que
hacen los amantes de Tolstoi. La abducción es necesaria cuando la información es incompleta. No
obstante, la inferencia abductiva es de menor certeza que la inductiva y la deductiva y debe
combinarse con las otras dos. Vemos, pues, cómo se incorporan nuevas estrategias intelectuales, lo
que hace que se puedan resolver mejor los problemas y las tareas que se presentan (conocimiento
procedimental). Asimismo, al perfeccionarse los métodos de estudio y de adquisición de la
información mejora la comprensión de los fenómenos naturales y culturales. Es el caso de la
comprensión lectora (conocimiento procedimental). Este proceso se da, por ejemplo, a lo largo de
la vida universitaria.

Además de todo lo dicho, se automatizan los procedimientos ya consolidados, lo que hace que los
recursos cognitivos se puedan emplear en la resolución de problemas nuevos. El cálculo aritmético
mejora con la práctica. Eso hace que los recursos que se empleaban en llevarlo a cabo se puedan
utilizar para enfrentarse a nuevos y desconocidos problemas aritméticos.

También, se busca la integración de previos procedimientos en nuevos procedimientos más


generales. Lo que ha dado buen resultado en un campo se tiende a aplicarlo en otros. Así, se intenta
relacionar entre sí informaciones distantes para lograr una mejor comprensión de los fenómenos.
Por ejemplo, la división de la luz en siete colores (rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta)
ha sido motivo de inspiración para el descubrimiento de otros hechos de la naturaleza como la
transmisión de los caracteres hereditarios. Vemos que, aunque con la edad y el envejecimiento,
pudiera perderse velocidad de procesamiento o disminuyese el número de elementos que pueden
ser considerados al mismo tiempo, estas pérdidas, como seguiremos viendo más adelante, se
compensan con la mejora en las estrategias de afrontamiento de los problemas y las situaciones.

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