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Problemas de conducta y resolución de

conflictos
Unidad 6
Cómo elaborar programas y estrategias de solución eficaces
ÍNDICE

6 Cómo elaborar programas y estrategias de solución


eficaces

6.1. Introducción

6.2. Aspectos que hay que tener en cuenta para la elaboración de programas

6.2.1. Evaluación de las necesidades

6.3. Estrategias de solución de los problemas en el aula

6.4. La elaboración de reglas y normas de convivencia. El seguimiento de su


cumplimiento

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA

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6 Cómo elaborar programas y estrategias de solución
eficaces

6.1. Introducción

Toda intervención en un aula, un centro escolar, un centro sociocultural, etc., requiere de la


elaboración y el diseño de una programación. En esta programación se deben identificar las
necesidades, los objetivos, las metas, los medios, las actividades, etc., que se llevarán a cabo
teniendo en cuenta las diferentes estrategias eficaces de solución de problemas que ayudarán
a resolver los conflictos existentes.

En esta unidad didáctica describiremos los aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de
comenzar la elaboración de un programa de solución de problemas, identificaremos las
diferentes estrategias a las que se ha de recurrir para llevarlo a cabo en un aula, y
destacaremos la importancia de las normas de convivencia y de su adecuado cumplimiento.

6.2. Aspectos que hay que tener en cuenta para la elaboración de programas

Existe variedad de definiciones del término programa. Algunas de ellas son:

- «Conjunto organizado, coherente e integrado de actividades, servicios o procesos


expresados en un conjunto de proyectos relacionados o coordinados entre sí y que son de
similar naturaleza. Éste se desarrolla a través de la realización de acciones orientadas a
alcanzar las metas y objetivos propuestos para un período determinado.» (Guía para la
elaboración de programas y proyectos).

- «Proyecto de acción en el que a partir de la identificación de unas necesidades concretas,


se realiza una previsión sistemática de los objetivos, se definen unas estrategias para su
consecución, seleccionando los medios y recursos necesarios y se especifican los criterios de
evaluación.» (J. M. Moreno).

- Conjunto de acciones anticipadas en la mente que se llevan a la práctica y que deben tener
una coherencia interna.

- El resultado de un conjunto de elecciones y opciones que ha realizado el planificador del


programa, en el que se debe controlar la aparición de variables que se produzcan por la
voluntad del que lo elabora.

Por lo tanto, podemos decir que todo programa surge como respuesta a una búsqueda y a un
cuestionamiento de una realidad problemática que representa una amenaza o una violación de
los derechos humanos, detectada mediante el análisis situacional del problema, y que se
ordena y modula progresivamente en la medida que se explica la relación entre las preguntas
fundamentales para elaborar los programas y los componentes de éstos.

Por este motivo, los programas desarrollados en el centro escolar deben reflejar la idea que se
tiene de los menores, las características de su desarrollo y el papel de las familias, la propia
escuela, la comunidad y la sociedad en general.

Todo programa conlleva una intervención, puesto que se llevan a cabo para alcanzar una meta
concreta (presentan una finalidad) a través de la realización de diferentes actividades con el
objetivo de intervenir en una conducta inadecuada concreta para modificarla. Dentro de los
programas de intervención se pueden distinguir:

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• Programas preventivos: su finalidad consiste en evitar disociaciones o anomalías en la
conducta intergrupal de determinados colectivos humanos.

• Programas auxiliares: su finalidad consiste en acompañar a los menores en su desarrollo


normal mediante procedimientos educativos.

• Programas terapéuticos: su finalidad consiste en restablecer conductas sociales


inadecuadas para que sus destinatarios alcancen una regularidad en sus conductas.

Antes de formular un programa se deben tener en cuenta los siguientes aspectos:

- Los objetivos y las metas que se pretenden alcanzar.

- La información recopilada en el análisis situacional del problema.

- El desarrollo de las cualidades de la eficiencia y eficacia operativa, con el propósito de


convertir las ideas en acción.

- La importancia de llevar a cabo una programación, una administración y coordinación de


dicho programa y, por último, una supervisión y control para alcanzar el objetivo final del
programa.

La elaboración de todo programa debe comenzar por el planteamiento de una serie de


preguntas fundamentales y, a la vez, por darles respuesta teniendo en cuenta la relación
existente entre sus componentes. Estas preguntas son:

¿Qué se quiere Esta pregunta hace referencia a la naturaleza del programa, a los
hacer? supuestos que lo justifican.
¿Por qué se quiere Esta pregunta se refiere al origen y a la fundamentación del problema
hacer? por el cual se va a llevar a cabo el programa. Para responder a esta
pregunta se debe hacer un diagnóstico de la situación problemática o
de la necesidad tratando de averiguar las causas que han originado
dicha situación.
¿Para qué se Con esta pregunta se pretende definir y delimitar los objetivos y los
quiere hacer? propósitos del programa, cuya consecución resolvería el problema que
motiva su realización. Los objetivos orientan, definen y dan sentido al
programa, por lo que su selección y formulación debe estar basada en
un análisis del problema, estableciendo prioridades y enunciarlos de
una forma clara.
¿Cuánto se quiere Se refiere a las metas que se pretenden alcanzar con la realización del
hacer? programa. Las metas deben ser seleccionadas correctamente,
destacando si se trata de metas conceptuales, procedimentales o
actitudinales.
¿Dónde se quiere Se debe identificar la localización física y/o espacial en la que se va a
hacer? llevar a cabo, es decir, el ámbito de su aplicación.
¿Cómo se va a Esta pregunta se responde identificando las diferentes estrategias de
hacer? acción que se van a realizar, es decir, las diferentes actividades,
tareas, métodos y técnicas que se van a llevar a cabo para alcanzar la
meta. Nos referimos a las actuaciones que las personas implicadas en
el programa van a desenvolver para alcanzar los objetivos y las metas
planteadas.
¿Cuándo se va a Se debe identificar el período de tiempo concreto en que va a
hacer? desarrollarse el programa. Es decir, se refiere a la cantidad de tiempo
que se destina a la realización del programa y a la distribución de esas
horas a lo largo del período total.
¿A quiénes va Se refiere a los destinatarios o beneficiarios del programa.
dirigido?
¿Quiénes lo van a Esta pregunta se refiere a los recursos humanos, es decir, remite a la

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hacer? identificación de todas aquellas personas que van a participar en el
programa para que alcance su objetivo final.
¿Con qué se va a Esta cuestión remite a los recursos materiales y financieros con los
hacer y se va a que se va a contar para realizar el programa.
costear?
¿Cuál y cómo va a Esta pregunta se refiere a los criterios de evaluación, los cuales deben
ser el objetivo llevarse a cabo durante el desarrollo de la programación y cuando se
final? ha alcanzado la meta final del programa.

Diversos autores plantean una serie de razones que justifican la importancia y la necesidad de
la elaboración de los programas de intervención. Estas razones son:

- Un trabajo bien programado y planificado facilita alcanzar los objetivos.

- Economiza tiempo, esfuerzo y recursos tanto materiales como financieros.

- Motiva la colaboración y cooperación de los grupos involucrados.

- Armoniza y regulariza los diferentes procesos y actividades que se van a llevar a cabo.

- Define los roles que se van a ejecutar.

- Establece un método de control de la propia programación.

A continuación, describimos algunas de las pautas generales que se deben tener en cuenta a
la hora de elaborar un programa en la escuela:

- Fomentar una democracia escolar.

- Dar más protagonismo a los alumnos en su propio aprendizaje, acomodando este


protagonismo a las características concretas de cada edad.

- Favorecer en todos los alumnos la integración en el sistema escolar.

- Distribuir las oportunidades de protagonismo.

- Orientar la intervención favoreciendo cambios cognitivos, afectivos y/o comportamentales.

- Favorecer la incorporación del rechazo a la violencia en la propia identidad de cada


alumno.

- Enseñar a descubrir y a luchar contra los problemas que dan lugar a la violencia y/o
agresividad.

- Educar en la empatía, las habilidades sociales y el respeto de los derechos humanos, con
el fin de resolver los diferentes conflictos existentes en la escuela y fuera de ella.

- Eliminar las conductas y los pensamientos que conducen a la violencia.

- Utilizar las nuevas tecnologías de la educación en valores.

- Fomentar la colaboración entre la escuela, la familia y el resto de la sociedad.

6.2.1. Evaluación de las necesidades

Una necesidad se define como un: «estado del organismo caracterizado por un déficit o
carencia que supone la ruptura del equilibrio homeostático. La necesidad tiende a restablecer

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el equilibrio, es decir, se considera que la necesidad está en el origen de la tendencia a regular
la situación por medio de una acción oportuna». Es «la discrepancia entre la situación existente
y la deseada, y la distancia entre lo que algo es y lo que debería ser». En definitiva, se trata de
la diferencia o el desfase entre lo que es y lo que debería ser.

El problema fundamental en una evaluación de necesidades es la definición de dichas


necesidades. Existe una amplia variedad de clasificaciones de necesidades. En este sentido, la
necesidad se puede clasificar en necesidad primaria o fisiológica (se refiere a la
alimentación, el calor, la copulación, etc.), necesidad secundaria, que se produce por el
aprendizaje o por la socialización, y necesidad terciaria dividida entre los afectos y la mente.

Por otra parte, según otro criterio, las necesidades se pueden dividir en cinco clases:
necesidad normativa (se refiere a las carencias de una persona respecto a una norma o
patrón estándar), necesidad sentida (describe las insuficiencias de una persona), necesidad
expresada o demandada por los sujetos implicados en ella, necesidad comparativa (se
refiere a las ventajas de un grupo respecto a otro similar) y necesidad prospectiva (es decir,
aquélla que se presentará en el futuro).

Excepto ciertas necesidades básicas de origen fisiológico, se debe comprender el concepto de


necesidad en un sentido extenso y dentro de un contexto sociocultural, puesto que las
necesidades están determinadas por todo aquello que la sociedad demanda. De este modo, en
un centro escolar se deben considerar las necesidades que éste presenta (necesidades
derivadas de sus objetivos) y las que perciben y expresan sus profesores y sus alumnos
(necesidades derivadas de sus expectativas y opiniones).

Una evaluación de necesidades implica «tener en cuenta las carencias o los déficits que se
deben considerar para planificar los programas socioeducativos». Además, una evaluación de
necesidades consiste en «centrarse en los problemas relevantes de un grupo humano, justificar
por qué la planificación y el programa resultante se centran en unos aspectos y no en otros,
ofrecer información sobre la situación de entrada y facilitar la evaluación de los cambios».

Por lo tanto, se debe destacar que la evaluación de necesidades es el primer paso en el


desarrollo de un programa y tiene como objetivo analizar el volumen y las características
principales del problema que el programa quiere solucionar, ya que resulta primordial conocer
el alcance del problema y sus características básicas para poder hacerle frente.

Sea cual sea el programa que se quiere diseñar, se debe partir de una serie de necesidades
que se quieren cubrir. Por este motivo, para establecer aquello que se quiere abarcar en la
programación formativa, es esencial comenzar con una evaluación de necesidades que
compare la estructura y los recursos disponibles que se necesitan para la formación. Esta
evaluación, además de realizarse desde el punto de vista global, debe considerar las pequeñas
características reales de las diferentes fases de una formación, los recursos necesarios para
cada área, el calendario para realizar la evaluación, los recursos disponibles, las metodologías,
la ubicación espacio-temporal, etc.

- Es fundamental tener en cuenta los detalles y las características de las necesidades reales,
puesto que, si no se establecen adecuadamente, pueden acarrear un desperdicio de los
recursos, a no tener un adecuado nivel de estos recursos y/o a obstaculizar su distribución o
gestión.

- En cuanto al calendario para realizar la evaluación, se debe destacar que, para que la
planificación y la programación sean eficaces y fiables, se debe realizar en la fase inicial del
proceso de planificación de dicha programación.

- Las metodologías de recogida de información que es posible utilizar en una evaluación de


necesidades para establecer las existentes, pueden ser las estadísticas poblacionales o de
expertos, los censos, los datos de archivo y/o el empleo de diferentes técnicas de grupo. El uso
de una metodología adecuada va a beneficiar la consecución de los objetivos y las metas del
programa en cuestión.

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Toda evaluación de necesidades debe seguir tres etapas en su realización:

• Preestudio o fase exploratoria: en esta primera fase se deben identificar las diferentes
áreas de interés para acordar los métodos de recogida de datos que se van a emplear.

• Estudio o recogida de datos: en esta fase se recopilan, ordenan y analizan los datos
sobre la realidad en la que se va a llevar a cabo el programa, y se priorizan las necesidades.

• Postestudio: en esta fase final se va a llevar a cabo una consideración de las posibles
opciones.

6.3. Estrategias de solución de los problemas en el aula

Un conflicto es un estado individual o grupal, en el que entran en contradicción dos o más


pensamientos o personas, interviniendo siempre factores cognitivos y emocionales.
Actualmente, el conflicto es el estado normal en que se encuentra la sociedad, en general, y las
relaciones interpersonales, en particular.

Las escuelas, por lo tanto, deberían considerarse espacios en donde se educa y fomenta la
tolerancia, la democracia y la diversidad y riqueza de las diferentes identidades culturales. Sin
embargo, en la actualidad, las escuelas son escenarios de continuas y constantes situaciones
de violencia y/o de conductas antisociales, tanto entre los alumnos y el profesorado, como
entre los propios alumnos.

Sólo en aquellas escuelas en las que se respeten los puntos de vista de todos, en las que se
dialogue y en las que se establezca un clima cooperativo, existirán más posibilidades de
canalizar la agresividad y de resolver los conflictos existentes de una manera positiva. De esta
manera, de la labor desempeñada por los profesores depende, en gran medida, el que los
alumnos crezcan rodeados de valores como la tolerancia, la convivencia, la igualdad y el
respeto por los demás.

Como comentamos anteriormente, los conflictos están actualmente presentes en toda


sociedad, lo que conlleva que también estén presentes en el aula. Por ese motivo resulta
fundamental indicar que la presencia de conflictos en el aula va a afectar de forma significativa
al clima general de la clase.

Los conflictos más frecuentes que se producen dentro de una escuela y de un aula son los
siguientes:

- Disrupción de las aulas: se produce cuando el comportamiento de uno o varios alumnos


imposibilita o dificulta el desarrollo corriente de la clase.

- Problemas de disciplina: consisten en problemas, disputas, conflictos entre el profesor y


el alumno, así como en el incumplimiento de las reglas y las normas del centro y de la propia
aula por parte de los alumnos.

- Maltrato entre compañeros: se refiere a las situaciones en las que uno o varios alumnos
sufren acoso, insultos, amenazas o intimidación por parte de alguno de sus compañeros.

- Vandalismo: remite a las conductas agresivas y violentas, sin respeto alguno, de los
alumnos contra el ambiente físico de la escuela, que pretenden destruirlo, desfigurarlo o
ponerle fuera de funcionamiento.

- Agresión física: se refiere a la violencia de los alumnos hacia otras personas, ya sean
alumnos o profesores.

Como se ha podido observar, existe una amplia variedad de conflictos que tienen lugar y/o se
originan en las escuelas, a las cuales les suele sobrepasar la complejidad de dichos conflictos.

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Por este motivo, vamos a describir a continuación una serie de actividades y técnicas que
permitan al profesorado solucionar o, por lo menos, reducir, las diferentes situaciones
conflictivas existentes.

Primera actividad. Juego de roles.

Los alumnos van a llevar a cabo un rol determinado de experto adulto en diferentes áreas, por
ejemplo un político, un profesor, un padre o madre de familia, un juez, etc. Primero tendrán que
hacer como que elaboran la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 o la Constitución
de 1978. A continuación, pasarán a analizar dicha declaración o constitución, y terminarán
realizando para el público adolescente un anuncio publicitario sobre los derechos humanos o
una campaña para prevenir, por ejemplo, la violencia de género.

El objetivo de esta actividad será adquirir las habilidades formales que supone su realización e
interiorizar el objetivo de la actividad, es decir, la defensa de los derechos y deberes humanos.

Segunda actividad. Identifica el conflicto.

El profesor describe, para todos los alumnos, a dos personajes que han tenido un problema
entre ellos y que, finalmente, han podido resolverlo. Después, se le da a cada alumno una hoja
dividida en tres partes. Cada parte consta de una pregunta que debe ser respondida por cada
uno de los alumnos. Estas preguntas son: ¿cuál es el conflicto entre los personajes?, ¿por qué
crees que se ha producido ese conflicto?, y ¿cómo crees que lo han resuelto?

El objetivo de esta actividad consiste en que el profesor conozca el conflicto que presenta el
alumnado y cuáles son las dificultades que presentan a la hora de ser analizados y buscar
soluciones.

Tercera actividad. Juego de las viñetas.

Se establecen entre todos los alumnos diferentes grupos y se le proporciona a cada grupo seis
láminas, cada una dividida en seis viñetas que reproducen, en dibujos, los conflictos habituales
que tienen lugar en la escuela. Dichos problemas se presentan en la tercera viñeta, el resto
están vacías. En las dos primeras se les pide que inventen y dibujen una historia que explique
el origen del conflicto y en las restantes viñetas deben dibujar la solución a dicho conflicto.
Luego se llevará a cabo la puesta en común.

El objetivo de dicha actividad consiste en que los alumnos aprendan a desarrollar la capacidad
de búsqueda de decisiones correctas para la solución de un conflicto.

Cuarta actividad. Técnicas de comunicación.

Una de las causas principales para que tenga lugar un conflicto suele ser la ausencia o
disfunción de la comunicación. Como indicamos en la unidad cuatro, algunos problemas que
genera la interacción con otras personas pueden ser la inconsistencia de los mensajes, los
cortes de conversación, un tono de voz excesivamente bajo, una mala interpretación de lo que
se comunica, falta de escucha, etc.

Para solucionar este problema en el aula, los profesores deben fomentar entre los alumnos las
siguientes técnicas:

- Escucha activa.

- Comunicación comprensiva.

- Hablar con un objetivo.

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- Hablar teniendo en cuenta las características personales de cada alumno.

Quinta actividad. La técnica del pensamiento lateral.

El pensamiento lateral consiste en la generación de alternativas siguiendo una lógica distinta


de la habitual o automática.

Por lo tanto, en esta actividad participan en el problema, de forma conjunta y cooperativa, todos
los alumnos. El problema en cuestión va a suponer:

- Imaginar y razonar sobre diferentes alternativas de solución de problemas.

- Generar diferentes ideas de forma creativa.

- Imaginar posibles consecuencias del problema en cuestión.

- Crear conjuntamente una solución respetando las necesidades de todas las partes.

El objetivo de esta actividad consiste en que los alumnos consideren una amplia variedad de
alternativas y soluciones para la resolución del conflicto.

Sexta actividad. El foro.

El profesor debe crear grupos homogéneos en edad, intereses, aprendizaje, etc., entre todos
los alumnos. Después explicará las normas que se deben seguir, el tiempo estipulado para
cada participante, la objetividad en las intervenciones, el respeto al turno de palabra, etc. En
esta técnica deben participar todos los alumnos presentes en el foro y consiste en la discusión
de un tema, hecho o problema, de una manera informal y siendo conducidos por un
coordinador. La actividad suele desarrollarse tras alguna tarea o tema de interés general para
los alumnos o como parte final de una mesa redonda.

Séptima actividad. La comisión.

El profesor divide al aula en pequeños grupos, siempre formados por el mismo número de
alumnos. Cada grupo debe debatir sobre un tema concreto o un conflicto específico, y redactar
brevemente las conclusiones a las que ha llegado. Transcurrido un tiempo de debate se unen
todos los grupos, creando un grupo mayor, en el cual se presentarán todas las conclusiones y
se debatirán para llegar a un consenso entre todos los alumnos.

Octava actividad. La mediación.

Una de las actividades más desarrolladas en los programas de prevención de la violencia


escolar es la mediación. La mediación en la escuela se lleva a cabo cuando existen dificultades
para que los alumnos implicados en un conflicto puedan resolverlo directamente, resultando
necesaria la presencia de un mediador, quien va a ayudar a facilitar una comunicación
constructiva entre los alumnos implicados, identificar objetivos, crear un clima escolar
agradable y eliminar los obstáculos existentes entre ellos. Sin embargo, la decisión final
siempre debe ser adoptada por las partes que intervienen en conflicto.

Los programas de mediación que se han desarrollado en contextos escolares comienzan por la
elección y formación de las personas que van a actuar como mediadores, los cuales pueden
ser alumnos de mayor edad que los implicados en el conflicto o profesores.

El proceso de la mediación escolar implica las siguientes fases:

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- Presentación y aprobación del mediador.

- Recogida de la información sobre el conflicto y los alumnos implicados.

- Elaboración de un contrato o convenio entre los alumnos.

- Constantes reuniones entre los alumnos implicados.

- Elaboración y conformidad del contrato establecido.

Novena actividad. La negociación.

La actividad de la negociación se refiere al proceso a través del cual dos o más alumnos
intentan solucionar un conflicto entre ellos transformando sus demandas iniciales de modo que
al final se llegue a un resultado aceptable para las todas las partes implicadas.

Toda negociación en el ámbito escolar debe seguir unas fases para alcanzar su objetivo
principal. Estas fases son las siguientes:

- Identificar las necesidades e intereses de los alumnos implicados en el conflicto.

- Escuchar con precaución lo que el otro quiere y cuáles son sus intereses.

- Llevar a cabo una tormenta de ideas sobre las posibles soluciones al conflicto, sin
criticarlas y sin decidir, inicialmente, si son buenas o malas.

- Seleccionar la mejor solución considerando cada idea en función de los logros conjuntos.

- Confeccionar un plan de acción en el que se decida quién hará qué y cuándo se hará.

Tras la breve descripción de algunas de las actividades que es posible llevar a cabo en la
resolución de conflictos, se debe destacar la importancia de valorar los resultados alcanzados
tras su desarrollo. Para valorar dichos resultados es necesario destacar la presencia de tres
criterios de valoración:

- Justicia de las soluciones: se debe tener en cuenta la globalidad de los resultados


logrados y su relación con el respeto a los alumnos implicados en el conflicto y a los intereses
de la escuela.

- Compromiso con el acuerdo aceptado: cuando todos los alumnos implicados en el


conflicto han participado en las diferentes actividades desarrolladas para su resolución, suelen
aceptarla y comprometerse más con la solución adoptada que cuando no ha sido así.

- Incidencia en las relaciones personales: con el objetivo de que el conflicto no perjudique


las relaciones, conviene plantearlo como un problema compartido por los alumnos implicados,
los cuales deben cooperar y buscar una solución al conflicto que respete por igual los intereses
de cada uno.

6.4. La elaboración de reglas y normas de convivencia. El seguimiento de su


cumplimiento

Al comienzo de todo curso, el profesor debe fomentar en los alumnos la participación de éstos
en la elaboración de normas y reglas de convivencia dentro del aula y del centro escolar,
debido a que su participación activa va a llevar a los alumnos a un mayor cumplimiento de
éstas. Estas normas o reglas de convivencia van a explicar y sintetizar las diferentes relaciones
entre los propios alumnos, los alumnos y el profesor, y los alumnos y el centro escolar.

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Se debe insistir en la importancia de que presenten un objetivo claro para todos los alumnos.
Además, es recomendable su flexibilidad y que sean aceptadas por todos y cada uno de los
alumnos y por el profesor. Por otra parte, para fomentar su cumplimiento se colocarán dentro
del corcho de la clase en un cartel llamativo, con el fin de que cuando surja algún problema
relacionado con las normas, tanto el profesor como los alumnos, puedan acudir al cartel
realizado por todos y recordar las normas de la clase.

La elaboración de las normas, desde el primer día de clase, resulta una labor muy adecuada
para evitar que éstas pasen de desapercibidas. Es una forma de acrecentar la responsabilidad
de todos los alumnos (individual o colectivamente) sobre el aula y el centro escolar, e implican
un mayor conocimiento sobre ellos mismos y sobre su entorno.

Estas reglas y normas de convivencia en el aula y la escuela se caracterizan por:

- Las normas y reglas no serán entendidas como sanciones o prohibiciones, sino como
principios de convivencia.

- Las reglas deben tener en cuenta a todos los alumnos por igual.

- La elaboración de estas normas debe fomentar la responsabilidad grupal y compartida.

- El objetivo principal de las normas debe ser el de prevenir y solucionar la aparición de


conflictos.

- Las normas deben elaborarse como un camino hacia la resolución de posibles conflictos,
por lo que deben incluir los medios necesarios para dicha resolución.

- Las reglas deben poseer un lenguaje que no prohíba, sino que, por el contrario, refuerce e
incentive.

- Deben referirse al espacio y el tiempo, tanto del aula como del centro escolar.

Tras la identificación de las diferentes características de las normas o reglas de convivencia,


pasaremos a describir brevemente los pasos que debe seguir el profesor antes de la
elaboración de dichas normas por parte de los alumnos. Estos pasos son los siguientes:

- El profesor debe recapacitar sobre el punto de partida de los alumnos, de él mismo y del
centro escolar.

- El profesor debe pensar cuál va a ser la forma y el número de normas que resulta
fundamental que estén presentes en la lista final, para fomentar que se llegue a ellas.

- El profesor debe tener en cuenta las posibles dificultades que aparezcan durante la
elaboración y el cumplimiento de las normas.

- El profesor debe, junto a los alumnos, establecer revisiones de las normas establecidas
para comprobar si se cumplen o no.

La elaboración de las normas y las reglas de convivencia es fundamental en estos días de


continuos conflictos, debido a que educar para la convivencia a los alumnos fomenta un
adecuado ambiente para la resolución de conflictos. Algunos aspectos que se deben tener en
cuenta en la educación para la convivencia son:

- Entrenar en habilidades emocionales y expresión de los sentimientos; para lo que se debe


crear un ambiente de aceptación y respeto mutuo.

- Entrenar en habilidades de comunicación.

- Entrenar en habilidades sociales.

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- Entrenar en técnicas de asertividad para aumentar la convivencia y las defensas ante las
amenazas que surgen en relación con ésta.

- Enseñar a identificar las situaciones conflictivas.

- Delegar responsabilidades en los alumnos, puesto que las responsabilidades que se les
asignen serán útiles si están bajo el respaldo de la confianza y les aportarán la autonomía
suficiente para tomar sus propias decisiones.

- Descubrir los valores y las necesidades de unas normas mínimas de convivencia, razonar
sobre ellas, y conectar con sus intereses.

- Generar espacios, tiempos y métodos de creatividad, ya que la convivencia debe mostrarse


expresiva física y externamente.

- Favorecer los juegos estructurados para que los alumnos aprendan a relacionarse entre sí
mediante el cumplimiento de unas normas concretas.

- Plantear metas intermedias.

- Combinar normas y expectativas.

- Adecuar los tiempos y las ocupaciones.

- Confiar en la autonomía de los alumnos para mejorar la convivencia.

- Fomentar el debate y la discusión.

- Ante un conflicto, analizar los pros y los contras, suprimir las opciones menos eficaces y
elegir la mejor solución del momento.

- Trabajar en equipo, fomentar la participación en grupos y crear redes.

- Crear un clima de confianza, trabajo y colaboración mediante el respeto, la valoración y el


sentido del humor.

- Crear el concepto de comprensividad y de proyecto hacia el que dirigir todo lo que


hacemos, educamos y vivimos.

- Entender la comunidad educativa como un sistema complejo total en el que se integre a


todos los miembros.

- Crear una interformación multidireccional, en la que el profesor proyecte un ambiente


positivo para que los alumnos se conviertan en generadores de energía.

- Establecer rutinas de comportamiento para facilitar la implantación de los hábitos de orden


y disciplina.

- Informar y pedir colaboración a la familia en relación con los problemas observados en el


centro escolar.

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CONCLUSIONES

A la hora de llevar a cabo una intervención en el ámbito educativo ante una situación de
conflicto o ante conductas antisociales manifestadas por los alumnos, es fundamental la
elaboración y el diseño de un programa de intervención, ya que esto nos ayudará a seguir unas
pautas predeterminadas que conseguirán mejorar dicha situación.

Como hemos visto, es muy importante que dicha programación especifique, de forma clara y
concisa, los objetivos y las metas que se desean alcanzar, así como el contexto espacio-
temporal en que va a tener lugar dicha intervención, con el fin de conseguir una validez.
También se debe resaltar la importancia de adecuar estos programas a las características
propias de cada alumno, puesto que es esencial para conseguir un programa eficiente y eficaz
para ellos.

También resulta primordial y de vital importancia marcar las pautas y reglas de convivencia
desde un primer momento, para posteriormente resolver cualquier conflicto que pueda surgir en
el aula o en el centro escolar. Sin embargo, en el caso de que estas normas no se cumplan o
se sigan inadecuadamente, es muy importante que el profesor tenga un compendio de
estrategias oportunas para afrontar un conflicto que se salga de la norma general.

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BIBLIOGRAFÍA

Bibliografía básica

Diseño de pruebas de Evaluación del aprendizaje. Evaluación de las acciones formativas.


Innovación y actualización docente, Innovación y cualificación, Málaga, 2002.
MARTÍNEZ, J. y D. SALINAS (1988): Programación y evaluación de la enseñanza. Problemas y
sugerencias didácticas, Mestral, Valencia.
PEARSON, C. (1995): Cómo resolver conflictos en clase. Aula práctica, CEAC, Barcelona.

Bibliografía complementaria

BARCA, A. (1992): La psicología de la educación y la intervención psicopedagógica, Asociación


Galega de psicopedagogía, A Coruña.
VALLES, A. (1988): Modificación de la conducta problemática del alumno: Técnicas y programas,
Anaya 2, Madrid.

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