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Esteban: Hoy con Ezequiel Dellutri vamos a ver la primera parte de la obra, porque
veremos otras obras en otro programa, de un autor que nos hablará
Ezequiel a continuación.
Ezequiel: Sí, era una persona muy notable dentro de la cultura Argentina, pero no era
dramaturgo, esa no era su profesión original, sino que originalmente era
maestro. Como tal realizó muchas adaptaciones de obras y textos clásicas,
las transformó en obras de teatro, las llevó a un idioma más usual para los
españoles, trabajó muchísimo tiempo en educación, pero su formación
estaba dedicada a escribir teatro, y escribió las obras de teatro más
populares en Argentina durante la época, son obras con un fuerte
componente melodramático, muy atrapantes, simples y populares en su
concepción pero que siempre trabajan con conceptos muy profundos que
llevan a una concepción muy importante.
Sus tres mejores obras son Los Árboles Mueren de Pie, de la cual
hablaremos hoy, La Barca sin Pescador y La Dama del Alba. Las tres
tienen temas tratados de forma popular, con mucha calidez y a la vez muy
profundos.
Esteban: Podemos decir entonces que la guerra, todos los líos que habían, lo
obligaron a dejar su profesión de maestro, obviamente, era difícil dejar de
ser maestro en otro lugar del mundo que no fuese España, tal vez en este
tipo de profesión de dramaturgo encontró una manera de vivir y
expresarse.
Ezequiel: Seguro, creo que sobre todo de expresarse, plasmar ese mundo interior
bien poético que tiene, pero al mismo tiempo, a pesar de ser poético es
fácilmente asimilable, comprensible, maneja muy bien los tiempos en sus
obras de teatro, no son tragedias griegas, ni obras shakesperianas, son
otros tipo de relatos, mucho más populares, sencillo de comprender e
interpretar, pero insisto, no por eso menos profundo.
Esteban: ¿Podemos decir entonces que por su perfil de maestro su obra tiene un rol
didáctico y pedagógico, que intentaba enseñar algo?
Esteban: Entonces tenemos a un maestro que toma el género del teatro, para
establecer algunas cosas que hay en su corazón. Tenemos pues, esta obra
titulada, Los Árboles Mueren de Pie.
Ezequiel: Una gran obra de Alejandro Casona, para mí una de las mejores, hubo
adaptaciones cinematográficas en su momento, tiene todos los
componentes clásicos de una obra de Casona.
Ezequiel: Claro, hasta que finalmente comenzó con malas compañías a transitar la
noche, alcohol, juego, empezó a robar joyas y dinero de la casa, hasta que
en la noche lo encuentra el abuelo Balboa, con la mirada turbia tratando de
abrir un cajón del escritorio, para robarle un poco de dinero, el abuelo por
supuesto se enfurece, discuten, le pega un cachetazo enojadísimo y el
nieto intenta contestarle, en ese momento Balboa, el abuelo, lo saca de la
casa.
PAUSA...
Esteban: Los Árboles Mueren de Pie, la obra de Alejandro Casona que resumió en
pocos minutos Ezequiel y nos dejó con la intriga de saber qué paso con el
falso Mauricio y su ficticia esposa para enfrentar a esa abuela, a la cual no
querían romperle el corazón.
Ezequiel: Por supuesto, porque vivir en la mentira es ser esclavo. Lo primero que dice
Jesús es “la verdad os hará libres”. Cuando uno se acerca a la verdad que
libera, nunca esa verdad puede ser mala.
A veces la verdad también nos puede hacer esclavos, cuando no
entendemos que hay un ser trascendente que nos ama y que por medio del
conocimiento de la verdad nos quiere llevar a un lugar mejor, entonces la
mentira nos esclaviza, porque la condición del hombre es angustiante.
Porque cuando prendemos el noticiero y vemos lo que sucede en nuestro
pueblo, país, en nuestra ciudad lo que se despierta en nosotros es la
angustia y la desesperación. Jesús tiene una verdad que en principio duele,
como duelen absolutamente todas las verdades, pero ese dolor es un
camino hacia un lugar mejor.
La propuesta para nuestros oyentes es primero que se animen a leer Los
Árboles Mueren de Pie y no este resumen que hemos hecho en el
programa de hoy, pero la segunda y más importante, es que se animen a la
verdad, pero no a cualquier verdad, sino a la Verdad que está en los
evangelios, esos libros escritos hace más de dos mil años y que todavía
tienen tanto para decirnos.