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INFECCIONES OSTEOARTICULARES
1. INTRODUCCION
2. OSTEOMIELITIS
El término osteomielitis suele emplearse para designar el cuadro clínico resultante de la inflamación tanto del tejido óseo como
de la médula ósea, como consecuencia, como acabamos de ver, de la infección por gérmenes piógenos.
Las osteomielitis pueden clasificarse desde dos puntos de vista complementarios:
a) Según la vía de acceso
(1) por vía hematógena a partir de focos sépticos distantes;
(2) por contaminación directa a través de heridas o punciones traumáticas (diagnósticas o terapéuticas);
(3) por contigüidad desde un foco infeccioso adyacente (partes blandas, etc.).
b) Atendiendo al tempo del curso clínico:
- Se distinguen osteomielitis agudas, subagudas y crónicas, si bien las osteomielitis subagudas son en muchos casos
formas de comienzo lento de osteomielitis agudas.
- Las osteomielitis por vía hematógena, que suponen un 20% de los casos de osteomielitis en la actualidad, sue len
manifestarse como una osteomielitis aguda; con un tratamiento adecuado, sólo un 5 % de los casos progresan a la
cronicidad.
- Sin embargo, las osteomielitis por contaminación directa o por contigüidad, las más frecuentes en la actualidad, no
se reconocen hasta pasado un tiempo, bien porque el cuadro clínico tarda en instaurarse o bien porque las manifestacio-
nes iniciales se atribuyen al traumatismo o al foco infeccioso originarios
Por esta razón, vamos a distinguir entre osteomielitis aguda hematógena y osteomielitis crónica.
EPIDEMIOLOGÍA
Edad: la OAH es un cuadro caracteristico de la infancia. Es infrecuente encontrarlo en adultos, salvo que sean adictos a
drogas por via parenteral (ADVP) o padezcan enfermedades predisponentes, como inmunodepresión o artritis reumatoide.
Localización: · en los niños: asienta en la metáfisis de los huesos largos.
· en los adultos: sobre todo a nivel vertebral (véase el capitulo sobre espondilodiscitis), y cuando asienta en
huesos largos lo hace a nivel diafisario.
· en los ADVP: asienta con frecuencia en vértebras, articulaciones sacroiliacas, esternoclaviculares, y sínfi-
sis púbica.
ETIOLOGÍA
Origen del foco séptico:
- en muchos casos tal foco es inaparente y frecuentemente es dificil determinarlo con carácter retrospectivo.
- lesiones tan heterogéneas como infecciones cutáneas, paroniquias, otitis medias, infecciones urinarias y respiratorias,
inyecciones intravenosas en drogadictos e incluso manipulaciones de la cavidad oral tan frecuentes y anodinas como el
lavado y cepillado dentales pueden ser el origen de la bacteriemia inicial.
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- en ocasiones, es posible encontrar como antecedente un traumatismo, generalmente banal, en la zona en la que
posteriormente se desarrolla la osteomielitis.
Microorganismo (un 95% de los casos de OAH se deben a un solo microorganismo):
- S. aureus es el germen responsable con mayor frecuencia de OAH, y causa un 50-90% de las mismas según las series.
-- El aislamiento de otros microorganismos suele ir asociado a alguna particularidad del paciente:
· Estreptococos del grupo B: aparecen en las infecciones óseas del recién nacido.
· H. influenzoe es típico de las edades comprendidas entre los 6 meses y los dos años.
· Salmonella es típico de pacientes con anemia de células falciformes.
· P. aeruginosa y Serratia aparecen en ADVP.
· E. coli, y otras bacterias de origen intestinal suponen un 25 % de los casos de osteomielitis vertebral (véase el
capitulo correspondiente a espondilodiscitis).
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para la articulación.
- Las relaciones anatómicas entre la metáfisís y la cavidad articular:
En algunas articulaciones como la coxofemoral, la zona metafisaria forma parte de la cavidad articular, ya que la
cápsula articular, especialmente en su cara anterior, se inserta distalmente en la base del cuello mientras que la fisis
se encuentra más proximalmente en la porción subcapital, lo que explica la facilitad de extensión articular de las
OAH que asienten a dicho nivel.
TRATAMIENTO
2. Tratamiento quirúrgico
Está indicado cuando: (1) es necesaria la realización de una biopsia; (2) se identifica un absceso intra- o extraóseo; (3) no hay
respuesta al tratamiento con antibióticos en 24-48 horas, o (4) se aprecia artritis séptica concomitante.
La intervención: se realiza bajo isquemia con manguito, pero evitando el empleo de venda de Esmarch. La incisión se realiza
sobre el punto de mayor dolor y tumefacción. Se aconseja el desbridamiento amplio de los tejidos necrosa dos y la realización de
perforaciones corticales para descompresión.
Tras la intervención: se aplica un vendaje enyesado que permita la vigilancia del foco infeccioso; si la continuidad ósea está
interrumpida o amenazada, debe emplearse en su lugar un fijador externo. En algunos casos, dependiendo de la evolución, puede
ser necesario repetir el abordaje quirúrgico.
2. Absceso de Brodie
Se considera una forma especialmente insidiosa de OSaH producida por gérmenes de baja virulencia.
Localización: habitualmente en los huesos largos de las extremidades inferiores de adultos jóvenes. Antes del cierre
epífisario, se localiza preferentemente en las metáfisis; en edades posteriores asienta en el área epitisometafisaria.
Clínica: debuta con dolor intermitente de larga duración, que se acentúa con la palpación sobre la zona afectada sin
manifestaciones clínicas locales ni sístémicas acompañantes.
Aspecto radiológico: es variable y puede inducir a confusión con lesiones neoplásícas.
Gérmenes: el 50% de los casos se deben a 5. aureus y en el 20% de los casos el cultivo es negativo.
Diagnóstico: se realiza habitualmente mediante biopsia de la lesión.
Tratamiento: mediante curetaje y antibioticoterapia.
PRONÓSTICO Y COMPLICACIONES
Cuando el diagnóstico es precoz y el tratamiento es adecuado, oportuno y mantenido durante el tiempo suficiente, la OAH
tiene un elevado porcentaje de curaciones. De ahí la necesidad de estar alerta cuando se presenta un cuadro de pseudoparálisis o
dolor persistente acompañado de fiebre en personas en edad de riesgo.
Los factores más importantes para establecer el pronóstico son: la duración de los síntomas, la virulencia de los gérmenes, las
defensas del huésped, la afectación articular, la idoneidad en cuanto a tiempo y técnica de tratamiento quirúrgico y, finalmente, la
utilización del antibiótico especifico con dosis, vía de administración y duración apropiadas.
Las complicaciones observadas con mayor frecuencia son: (1) afectación de la articulación adyacente con aparición de artritis
séptica; (2) afectación de la tisis, que conduce a alteraciones del crecimiento de los huesos en longitud (habitualmente
acortamiento) o desviaciones angulares; (3) fracturas patológicas por osteólisis infecciosa o por debilitamiento del hueso, como
consecuencia de la limpieza quirúrgica del mismo; (4) evolución a la cronicidad con secuestros, fistulizaciones y recidivas; y (5)
generalización del cuadro séptico con amenaza para la vida del paciente.
ETIOPATOGENIA
Etiología: puede ser resultado de la evolución desfavorable a la cronicidad de una OAH, pero lo habitual es que se deba a una
contaminación directa a través de heridas o punciones, a veces en el transcurso de fracturas, o a la extensión de una infección por
contigiíídad.
Patogenia: la cronificación de la infección es el resultado de un tratamiento inadecuado o tardío; ello es debido en parte a que
en muchos casos estas infecciones no se identifican hasta pasado un tiempo, bien porque el cuadro clínico tarda en instaurarse, o
bien porque las manifestaciones iniciales se atribuyen al traumatismo o al foco infeccioso originarios.
Los pacientes con diabetes mellitus y arteriopatias crónicas son especialmente proclives al desarrollo de osteomielitis crónica
en extremidades inferiores, sobre todo en los pequeños huesos de los pies.
Microorganismo:el más frecuentemente encontrado es S.aureus, pero en las osteomielitis crónicas es más frecuente tanto la
presencia de una infección polimicrobíana como el aislamiento de gérmenes gramnegativos y anaerobios.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Se caracteriza por un curso prolongado, con largos períodos de quiescencia salpicados por exacerbaciones imprevisibles:
- la primera de estas exacerbaciones suele producirse pasado un cierto tiempo desde el momento en que se produjo la conta-
minación, y generalmente conlleva la reapertura de heridas y el establecimiento de fistulas por las que drena material
purulento y a veces hueso necrótico.
- cada reagudización subsiguiente suele manifestarse por un aumento de dolor local y de la secreción drenada por las
fistulas, así como de la VSG aumentada.
A veces, la única manifestación es la lentificación o la detención del proceso de consolidación de una fractura.
TRATAMIENTO
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debilidad crítica o una pérdida de continuidad (si es que éstas no existían ya), que debe reconstruirse mediante injerto óseo, y
estabilizarse mediante fijación interna o externa.
Técnicas quirúrgicas:
Hay una gran diversidad de técnicas desritas, dependiendo de la localización y extensión de la lesión; a continuación se
describe de forma orientativa un plan general de tratamiento típico:
- El primer tiempo:
· se lleva a cabo una vez transcurridos entre 7 y 15 días desde el comienzo del tto con antibióticos específicos
· se realiza un abordaje quirúrgico directo y atraumático del foco para eliminar sistemáticamente todo el hueso
necrótico y el tejido fibroso y granulomatoso, procurando dejar un lecho sangrante limpio y lo más plano posible, con
lo que se evitan oquedades que favorezcan la acumulación de gérmenes y se facilita el posterior recubrimiento.
· la incisión se deja sin suturar, y se envían muestras para realizar un nuevo estudio microbiológico y
anatomopatológico que puede aconsejar la modificación de la pauta antibiótica.
· si previamente no ha sido necesario, puede que en este momento sea aconsejable el empleo de un fijador externo
para la estabilización del foco.
- Después de una semana:
· en presencia de un lecho limpio tapizado de un tejido de granulación bien vascularizado, se procede a rellenar la
cavidad con colgajos pediculados de músculos adyacentes (por ejemplo, el gemelo medial, cuando se trata de la mitad
proximal de la tíbia) o injertos óseos de esponjosa autóloga troceada (técnica de Papineau), con lo que puede
solucionarse además un defecto óseo preexistente o un defecto intraoperatorio de la continuidad del hueso.
· en la mayor parte de los casos la cobertura cutánea se realiza mediante un injerto de piel libre.
· la fijación externa debe mantenerse bastante tiempo, y tras su retirada el miembro debe ser protegido mediante el
empleo de ortesis y carga parcial progresiva, para dar lugar a la adecuada maduración y remodelación del hueso y
evitar refracturas.
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ETIOPATOGENIA
Etiología:
- El microorganismo que con mayor frecuencia causa artritis séptica aguda en los adultos jóvenes es N. Gonorrhoeae.
- Las artritis no gonocócicas:
· se deben en un 75% de los casos a cocos grampositivos, especialmente S. aureus.
· otros microorganismos causan artritis séptica en determinados pacientes con una distribución similar a la expuesta
para las osteomielitis: estreptococos del grupo B en neonatos, H. Influenzae en niños menores de cinco años, P.
aeruginosa en ADVP y neonatos, etc.
Patogenia:
- Vías de llegada a la articulación:
· por vía hematógena,
· por inoculación directa (como resultado de manipulaciones diagnósticas, como artroscopia, o artrocentesis, o
terapéuticas, como infiltraciones de fármacos y cirugía articular en general, así como de heri das con extensión
intraarticular),
· por extensión desde un foco séptico próximo adyacente.
- Factores que predisponen al desarrollo de artritis séptica:
Edad infantil, inmunodepresión, artritis crónicas (especialmente la artritis reumatoide), hemoglobínopatías,
alcoholismo, consumo de drogas, y lesión articular previa. Las artritis gonocócícas parecen estar relacionadas con
déficit de los últimos componentes del complemento, embarazo y menstruación.
- Hipótesis patogéncia (aún no comprobada):
Dado que la sinovial está bien vascularizada y carece de membrana basal limitante, los gérmenes probablemente
invaden la cavidad articular desde los capilares sinoviales. La sinovial, no obstante, carece de asas capilares abiertas
como las de la metáfisis, por lo que se considera que células fagocitarias engloban los gérmenes y atraviesan la íntima
de la membrana sinovial por vía linfática.
- Desarrollo de la infección:
En modelos animales se ha podido comprobar la liberación de enzimas lisosómicas en las primeras 24 horas del
proceso Las proteinasas leucocitarias degradan el cartílago articular.
La articulación es rápidamente distendida por el aumento de líquido sinovial cargado de células inflamatorias y
gérmenes, y numerosos abscesos invaden las zonas más profundas del cartílago articular mientras se forma un pannos
fibroso en la superficie.
Rápidamente se destruyen amplias zonas de cartílago hialino, y a los 14 días toda la articulación muestra importantes
lesiones que se extienden a la epífisis ósea y a la metáfisis, atravesando la fisis.
La proliferación sinovial, el tejido de granulación sinovial y subcondral y el denso exudado distienden la cápsula; si -
multáneamente, la destrucción de las inserciones capsulares por el tejido inflamatorio produce inestabilidad y luxación
o subluxación. Se rompen así las barreras a la acumulación intraarticular purulenta o pioartrosis, pasándose a constituir
un flemón o absceso periarticular de gravísimo pronóstico local e incluso general.
CUADRO CLÍNICO
2. Artntis gonocócica
Primera fase (artritis y dermatitis):
Síntomas constitucionales, tenosinovitis y artralgias migratorias, lesiones cutáneas vesiculopustulosas y derrame
articular mínimo.
Las articulaciones que suelen afectarse son: la rodilla, el hombro, la muñeca y las interfalángicas de las manos.
Si no se establece ningún tratamiento, los síntomas constitucionales y la dermatitis normalmente desaparecen, pero la
afectación articular progresa segunda fase
Segunda fase (localización articular):
Artritis purulenta mono- o poliarticular.
En un 30-40% de los casos no se aprecia este patrón bifásico, y el paciente se presenta directamente en la fase de artritis
séptica. Diagnóstico diferencial con:
Fiebre reumática, el síndrome de Reiter, la meningococcemia crónica y la infección por Streptobacillus moniliformis.
TRATAMIENTO
1. Antibioticoterapia
Elección inicial del antibiótico (debe administrarse por vía intravenosa):
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- Debe basarse en el resultado de la tinción Gram de liquido articular, y revisarse según los resultados del cultivo y el
antíbiograma del mismo. Cuando el Gram es negativo o no puede realizarse, se escoge un régimen de antibioticoterapia apro-
piado para las características del paciente, tal y como se ha expuesto al hablar del tratamiento de la OAH;
- la artritis gonocócica suele tratarse inicialmente con ceftriaxona o espectinomicina, pasando a cefuroxima o amoxicilina-
clavulánico cuando comienza a responder el cuadro.
La inyección intraarticular de antibióticos no proporciona ningún beneficio, y puede inducir una sinovitis química.
Duración del tratamiento: si bien las artritis estreptocócicas suelen curarse con 2 semanas de tratamiento antibiótico, en el resto
de los casos suelen ser necesarias entre 3 y 6 semanas de tratamiento.
2. Drenaje de la articulación
Es esencial para reducir el dolor, disminuir el riesgo de floculación y necrosis por presión, eliminar productos condrolíticos
que promueven la destrucción intraarticular, y facilitar la acción de neutrófilos y antibióticos.
La artrocentesis suele ser suficiente para conseguir estos objetivos, pudiendo repetirse hasta dos veces al día durante los
primeros 5-7 días;
Hay casos en los que puede ser necesario el empleo de artrotomía o artroscopia, para que la limpieza articular alcance los
recesos y tabicamientos (en la artritis séptica de cadera, suele optarse de entrada por una limpieza por artrotomía, especialmente en
ninos, tanto por la dificultad para acceder a esta articulación por vía percutánea, como por el riesgo de compromiso vascular
secundario al aumento de presión intracapsular).
EI empleo de circuitos de succión-irrigación después de la limpieza quirúrgica de una artritis séptica introduce el riesgo de
contaminaciones secundarias, y no ha demostrado ser superior al cierre de la incisión de artrotomia dejando abierta parte de la
misma.
3. Inmovilización articular
Durante la fase aguda, la articulación debe inmovilizarse en una posición que reduzca al mínimo la tensión capsular, habitualmente a
medio camino entre la flexión y la extensión completas.
A medida que la sinovitis mejore, deben comenzarse ejercicios de movilización pasiva de la articulación, pero la carga debe
retrasarse hasta la desaparición de la sintomatología.
PRONÓSTICO Y COMPLICACIONES
Pronóstico: depende de
- El retraso en el establecimiento del diagnóstico y tratamiento, considerándose que 7 días constituye la cifra crítica.
- Las diversas localizaciones (la artritis séptica de la cadera tiene peor pronóstico, debido a que su asiento profundo
dificulta el diagnóstico, y a que la oclusión de los vasos epifisarios de localización intraarticular agrava la lesión del núcleo
cefálico).
- Son también factores de mal pronóstico: la edad menor de un año y la presencia de osteomielitis metafisaría asociada.
Complicaciones:
La destrucción epifisaria, con o sin luxación patológica, la lesión fisana que produce acortamientos y desviaciones axiales del
miembro, por epifisiodesis parcial o total, las deformidades en coxa magna o coxa plana, la rigidez y la artrofibrosis.
4. INFECCION EN IMPLANTES
MATERIAL DE OSTEOSÍNTESIS
La infeción es una de la principales complicaciones de la osteosíntesis de fracturas. El riesgo de infección es especialmente
importante en el caso de las fracturas abiertas.
El uso de una antíbioticoterapia profiláctica de forma sistemática en toda osteosintesís es aún polémico, pero muchos
cirujanos están a favor (en lo que si hay consenso es en la necesidad de administrar antibióticos en toda fractura abierta).
Habitualmente se emplea cefazolina intravenosa (2 g, media hora antes de la intervención, y 1 g/4-6 horas durante 2-5 días). La
antibioticoterapia profiláctica debe complementarse con una técnica quirúrgica cuidadosa, y el adecuado desbridamiento y lavado
de toda fractura abierta.
Tratamiento:
- Se basa en la administración de antibióticos y en el drenaje de las colecciones purulentas que se identifiquen.
- Actualmente sólo se considera indicada la retirada del material de osteosíntesis si se aprecia aflojamiento, en cuyo caso
debe sustituirse por vendajes enyesados, ortesis o fijadores externos en uno o dos planos, salvo que la fractura ya haya
consolidado.
- Si la osteosintesís es estable, la tendencia actual es mantenerla y proceder simultáneamente a un tratamiento agresivo de
la infección mediante desbridamiento quirúrgico.
- Si se establece una osteomielitis crónica, deben aplicarse los criterios terapéuticos expuestos con anterioridad.
ARTROPLASTIAS
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Epidemiología:
La incidencia de infección en artroplastias oscila entre el 1 y el 4%. La mayor parte de estas infecciones se adquieren en el
período intraoperatorio o en el postoperatorio inmediato.
Clínica:
- Pueden manifestarse de forma aguda con fiebre, dolor y signos locales de inflamación (especialmente en infecciones por
S. aureus, estreptococos y gramnegativos), o
- Evolucionar de forma indolente, durante mucho tiempo, hasta dar la cara en forma de dolor crónico inexplicado o aflo -
jamiento protésico en presencia de aumento de VSG, lo qúe es especialmente frecuente en infecciones por S. epicleromidis y
difteroides.
Diagnóstico:
El mejor método es el análisis y cultivo del liquido obtenido por artrocentesis, que debe realizarse con las máximas
precauciones para evitar la contaminación de la articulación.
Tratamiento:
- Las infecciones de aparición precoz (en los primeros 3 meses) deben ser tratadas mediante limpieza quirúrgica de la
zona, conservando el implante si éste no se ha aflojado, y administración de antibióticos por vía intravenosa, durante 4 a 6
semanas, y por vía oral durante un período similar adicional;
- Las de aparición diferida (3-24 meses) requieren la extracción de todos los componentes protésicos y del cemento,
pudiéndose realizar una nueva artroplastia a las pocas semanas, si se encuentran gérmenes de virulencia moderada y
sensibles a antibióticos;
- Las infecciones tardías (pasados 24 meses), se deben extremar las medidas que acabamos de exponer. En cualquier caso,
la presencia de gérmenes virulentos o resistentes a antibióticos obliga a la realización de una resección sin implante tipo
Girdlestone.
Profilaxis:
- Dadas las nefastas consecuencias de una infección protésica.
- Entre ellas la selección apropiada del candidato, una antibiotícoterapia profiláctica con cefazolina, quirófanos adecuados,
y una técnica quirúrgica meticulosamente aséptica.
- No se ha demostrado la eficacia de la profilaxis antibiótica, en pacientes con prótesis implantadas que vayan a ser
sometidos a procedimientos que originan habitualmente bacteriemías asíntomáticas del tipo de manipulaciones dentales.
MICOBACTERIAS
La tuberculosis es la micobacteriosis que asienta en el aparato locomotor con más frecuencia (y es de la que vamos a hablar).
Tras varios decenios de claro retroceso, se observa en nuestro medio un nuevo ascenso de su frecuencia, especial mente en
pacientes con inmunodeficiencías; actualmente se calcula que un 10% de la tuberculosis extrapulmonar es osteoarticular.
Patogenia:
La tuberculosis osteoarticular es el resultado de la diseminación hematógena de bacilos, desde un foco pulmonar o de otra
localización, o de una extensión directa desde vísceras o ganglios linfáticos.
Foco oseo o articular:
- Inicialmente puede tratarse de un foco óseo (epífisis del adulto y metafisís del niño) o articular (plexo vascular subsino -
vial), pero en ambos casos la infección se extiende de uno a otro compartimento.
- Cuando se trata de una forma de comienzo articular, la evolución es más lenta, creándose un tejido de granulación que
cubre al cartílago como un pannus y erosiona los bordes óseos desde los fondos de saco; en esta forma, el cartílago se
mantiene más tiempo que en
- las formas de comienzo epífisario o metafisario, en las que el tejido granulomatoso, al alcanzar la zona subcondral, altera
la nutrición y estructura de apoyo del cartílago.
Anatomopatología:
- Una reacción inicial de células polimorfonucleares es sustituida por macrófagos y monocitos toman el aspecto de
células epitelioides de aspecto característico.
- Las llamadas células de Langhans provienen probablemente de la coalescencia de células epitelioides, y pueden
encontrarse en focos de necrosis caseosa tan característicos de estas lesiones.
- En la periferia, una corona de linfocitos delimita el margen de cada uno de los nódulos o tubérculos, que suelen tener
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entre uno y dos milímetros de diámetro.
- La frecuente reacción exudativa y la necrosis caseosa contribuyen a la formación de abscesos fríos que migran por
gravedad a través de espacios fasciales.
- El hueso adyacente, asiento de una intensa hiperemia, sufre una notable osteopenia que lo debilita, y en ocasiones es
posible detectar pequeños secuestros óseos apenas densificados o fragmentos aislados de cartílago con su placa subcondral
adherente.
Localización de la infección:
- Actualmente suele localizarse en la rodilla (en el adulto), la cadera (en el niño) y, con menor frecuencia, en otras
articulaciones como la muñeca, el tobillo y las pequeñas articulaciones de las manos.
- En el 90% de los casos hay un solo foco óseo o artícular.
Clínica:
- Se manifiesta por dolor localizado, cuya aparición precede semanas o incluso meses a otros signos inflamatorios y
radiológicos; con el tiempo pueden desarrollarse abscesos frios y fístulas.
- No suele haber sintomatología constitucional llamativa.
- La mayor parte de los pacientes presentan una reacción positiva a la tuberculina.
Radiológicamente:
Se aprecia inicialmente osteoporosis subcondral y osteólisis periarticular con engrosamiento perióstico; las lesiones
evolucionan hacia la destrucción articular.
El liquido sinovial:
- Muestra entre 1000 y 100 000 células/microL (15000 de media), con predominio de los polímorfonucleares.
- La tínción de Ziehí-Nielsen es positiva sólo en un 20% de los casos, pero el cultivo lo es en un 80-90%.
Tratamiento:
- Se basa fundamentalmente en la administración de quimioterapia antituberculosa (en el momento actual, el tratamiento
durante 9 meses con isoniacida y rifampicina parece suficiente en los casos precoces, pero en casos avanzados suele ser
necesario el empleo de tres o cuatro fármacos durante 18-24 meses), así como en el reposo de la articulación (a veces en
tracción) con movilización pasiva programada gradual.
- A veces resulta necesario recurrir a la limpieza quirúrgica del foco o al drenaje de abscesos, si no se aprecia mejoría
clínica tras algunas semanas de medicación (la artrodesis es un recurso excepcional en el momento actual).
ESPIROQUETAS
Enfermedad de Lyme
Esta enfermedad multisistémica está causada por Borrelia burdogferi, una espiroqueta transmitida por la picadura de
garrapatas (especialmente de Ixodes danmini).
Clínica: inicialmente por una lesión característica, denominada eritema crónico migrans; semanas o meses después aparecen
alteraciones neurológicas y cardiacas, acompañadas de poliartralgias y tenosinovitis, pudiendo desarrollarse una artritis franca de
grandes articulaciones, que puede recurrir durante años.
Tratamiento: el tto precoz con tetraciclina o amoxicilina previene el desarrollo de las manifestaciones tardías, que en caso de
estar establecidas requieren tratamiento con penicilina o ceftriaxona por vía parenteral.
VIRUS
La aparición de poliartritis autolimitada es una manifestación frecuente de la rubéola, la hepatitis B, y la infección por VIH, y a
veces de parotiditis viral, varicela, e infección por adenovírus y parvovirus. No suele producirse destrucción articular, incluso en casos
recurrentes.
El único tratamiento indicado es de tipo sintomático, generalmente con ácido acetílsalicilico.
HONGOS
Cualquiera de las micosis invasivas puede afectar hueso y articulaciones y con la excepción de la artritis aguda por Candida
spp. o la blastomicosis, las artritis fúngicas suelen ser lentamente progresivas.
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Muestran predilección por las grandes articulaciones de los miembros inferiores, especialmente la rodilla, y no suelen
acompañarse de diseminación extraarticular. En la blastomicosis suele encontrarse una enfermedad subyacente predisponente.
Tratamiento. Habitualmente suele ser suficiente uno prolongado con anfotericina B; en casos con formación extensa de
pannus, es necesario proceder a la limpieza quirúrgica de la articulación.
PARASITOS
La osteomielitis por equinococos es un cuadro característico del área mediterránea, Oriente y Australia.
- Clínica: por dolor óseo.
- Radiológicamente: por focos parcheados de osteólisis sin esclerosis periférica.
- Diagnóstico: aunque diversas pruebas serológicas pueden facilitarlo, éste no suele realizarse antes de la intervención
quirúrgica.
- Tratamiento: aunque se ha intetado mediante curetaje, seguido de instilación con suero salino hipertónico, formalina al 1
% o nitrato de plata al 0,5%, habitualmente es necesario recurrir a la resección del hueso afectado, o a la amputación de
parte de la extremidad.
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