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MARIPOSA DEL AIRE

¡Qué hermosa eres!

Mariposa del aire

dorada y verde

Luz de candil

Mariposa del aire

quédate ahí, ahí, ahí

No te quieres parar

pararte no quieres

Mariposa del aire

dorada y verde

Luz de candil

Mariposa del aire

quédate ahí, ahí, ahí

quédate ahí

Mariposa ¿estás ahí?


EL LAGARTO ESTÁ LLORANDO

El lagarto está llorando

La lagarta está llorando

El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos

Han perdido sin querer su anillo de desposados

¡Ay! su anillito de plomo

¡ay! su anillito plomado

Un cielo grande y sin gente

monta en su globo a los pájaros

El sol, capitán redondo

lleva un chaleco de raso

¡Miradlos qué viejos son!

¡Qué viejos son los lagartos!

¡Ay, cómo lloran y lloran!

¡Ay, ay, cómo están llorando!


EL HOMBRE DE PAJA

Un día se reunieron en la plaza todos los hombres de buena presencia, ilustres


del pueblo, para hablar sobre leyes importantes, a esta reunión también
invitaron a un hombre vestido de paja, quien vivía en las afueras de la ciudad
en una linda casa con techo de paja. Era tan sencillo el hombre que no creía que
asistiría a la reunión. Pero sin embargo viajo a la ciudad vistiendo un traje
elegante y unos zapatos que le quedaban ajustados.

Al llegar a la ciudad el hombre de paja se reunió con los hombres de buena


presencia, tenía muchas opiniones interesantes, hablaba muy bonito y de
pronto dijo: Porque tenemos que vestirnos así de esta manera, yo no puedo
seguir con este traje y estos estos zapatos que aprietan mis pies, por ello se
quitó los zapatos y el traje. Al ver esto algunas de las personas hablaron mal
del hombre de paja, pero otras fueron sus amigos. Luego el hombre de paja les
dijo yo no necesito vestirme con terno para que puedan aceptarme, yo quiero
estar descalzo y vestir de paja, por este hecho las personas reflexionaron y ya
no hablaron mal del hombre de paja.

Al final de la reunión recibió algunos títulos de nobleza como gran rey de la


agricultura, embajador de la luna y las estrellas y todas las personas del fueron
sus amigos.
EL PERRITO JUNIOR

Había una vez un cachorrito peludo y hermoso de nombre Junior. El perrito había nacido
junto a sus hermanos bajo el cuidado de su madre, pero un buen día la suerte de Junior
cambió. Un chico que pasaba cerca de la guarida descubrió al perrito y decidió llevarlo
consigo a casa.

Con el tiempo, el chico se aburrió del cachorrito y lo dejó abandonado en las calles donde
creció junto a las ratas, los gatos y otros perros que dormían a la intemperie y nunca tenían
nada que comer.

En pocas semanas, Junior se acostumbró a vivir como un perrito callejero, pero con la llegada
del invierno, cada vez se hacía más difícil conseguir comida y el frío era tan intenso que el
pobre perrito no podía dormir en las noches.

Un buen día, la gata Cloe le dijo a Junior: “Pronto moriremos si no hacemos algo. Conozco
un lugar lejos de aquí donde la comida nunca falta y el verano jamás se acaba. Ven conmigo,
amigo”, y así fue como partieron temprano en la mañana Junior y Cloe. Anduvieron por
largas horas atravesando el viento frío hasta que encontraron una cabaña abandonada a las
afueras de la ciudad.

El interior de la casita era cálido y en la despensa de la cocina los dos amigos pudieron
encontrar algo de comida para calmar su hambre tan espantosa. Cuando se encontraban
comiendo las sobras de un pan viejo, apareció una perra furiosa gruñendo y mostrando sus
dientes a los intrusos que recién habían llegado.

“Por favor, no nos lastimes” – gimió la gata asustada, y como por arte de magia, la perra
cambió su aspecto y se quedó fijamente mirando a Junior. “Hijo mío”, dijo la madre al
reconocer a su hijo y se abalanzó para llenarlo de mimos y caricias.

Junior estaba confundido, pero al fin pudo reconocer el olor de su madre, y en poco tiempo
arribaron también sus hermanos que habían crecido como él y eran ahora grandes y fuertes.
Junior estaba tan contento que se había olvidado por completo de la gata, pero ésta
interrumpió la reunión familiar para recordarles aquel lugar hermoso al que debían ir para
escapar del frío.
Todos estuvieron de acuerdo en emprender el viaje, y así lo hicieron con las primeras horas
de luz de la mañana. A pocos pasos del lugar, encontraron un viejo caballo atado a un coche
de madera. “Por favor señor caballo, llévenos en su coche lejos de aquí a un lugar donde
nunca hace frío y la comida no escasea”, dijeron los animales casi al unísono.

El caballo, que esperaba a su dueño mientras este dormía plácidamente en una cama al calor
de la chimenea, no lo pensó dos veces y decidió unirse al grupo para escapar hacia aquella
tierra maravillosa.

Cuando ya habían recorrido varios kilómetros, los animales encontraron una cueva oscura y
se dispusieron a pasar la helada noche. Entre tanta oscuridad, un topo les recibió con
amabilidad, y al oír la noticia de aquel lugar tan hermoso les pidió que lo llevaran a él y a su
familia para no padecer hambre nunca más.

Al día siguiente, el caballo ató el coche a su cuerpo y partió junto a la gata Cloe, Junior, la
madre y sus hermanos, y la familia del topo. Con gran entusiasmo, el grupo atravesó ríos y
montañas, poblados y desiertos, pero el frío no disminuía, y a medida que el día avanzaba las
fuerzas flaqueaban y no lograban avanzar.

“Debemos descansar”, dijo el caballo al ver un viejo molino al costado del camino. Tan
pronto se albergaron en el interior, el caballo volteó su coche para que los animales se
acurrucaran, mientras el topo conseguía algo de leña seca para encender el fuego. La madre
de los perros salió de caza y encontró afortunadamente un poco de comida para compartir
entre todos, y finalmente, la gata Cloe se dispuso a acomodar la paja bajo el coche para que
estuviesen más cómodos.

Entonces, Junior se dio cuenta que habían encontrado ese lugar maravilloso en el que nunca
más se sentirían solos y abandonados. El perrito comprendió finalmente que mientras
estuviesen juntos siempre tendrían una esperanza de sobrevivir, y fue así como se quedaron
en aquel lugar durante todo el invierno y por muchos largos años, celebrando la gran familia
en la que se habían convertido.

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