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Para el poblado griego, véase Termo (Grecia).

El diseño típico de un frasco de vacío de la marca Thermos, utilizado para mantener la temperatura de los
líquidos como café.

Un frasco de vacío, también conocido como frasco de Dewar,1 botella de Dewar o termo, es
un recipiente de almacenamiento aislante que permite aumentar considerablemente el tiempo
durante el cual su contenido permanece más caliente o más frío que el entorno del frasco. Inventado
por sir James Dewar en 1892, el frasco de vacío consiste en dos frascos, dispuestos uno dentro del
otro y unidos por el cuello. La separación entre los dos frascos es parcialmente evacuada del aire,
creando un casi-vacío que reduce significativamente la transferencia de calor por conducción o
por convección.
Los termos se utilizan en el mercado doméstico para mantener las bebidas calientes o frías durante
periodos de tiempo prolongados y para muchos fines en la industria.

Índice

 1Historia
 2Descripción

 3Termo de nitrógeno

 4Véase también

 5Notas

Historia[editar]
Gustav Robert Paalen, recipiente de doble pared, 1. Patente de 27 de junio de 1908, publicada el 13 de julio de
1909

El frasco de vacío fue diseñado e inventado por el científico escocés sir James Dewar en 1892,
como resultado de su investigación en el campo de la criogenia, y en ocasiones se le
denomina frasco de Dewar, en su honor. Mientras realizaba experimentos para determinar el calor
específico del elemento paladio, Dewar formó una cámara de latón que encerró en otra cámara para
mantener el paladio a la temperatura deseada.2 Evacuó el aire entre ambas cámaras, y creó así un
vacío parcial para mantener la temperatura del contenido estable. Al necesitar ese envase aislado,
Dewar creó el frasco de vacío, que se convirtió en una herramienta significativa para experimentos
químicos y también en un elemento común de las casas. El frasco se desarrolló más tarde utilizando
nuevos materiales como el cristal y el aluminio; sin embargo, Dewar se negó
a patentar su invención.2

De la descripción del frasco de vacío de Weinhold, de 1881.

Antes de la invención de Dewar, el químico y médico alemán Adolf Ferdinand Weinhold inventó su
propia versión de un frasco de vacío, en 1881.3Plantilla:Failed verification
El diseño de Dewar se transformó rápidamente en un artículo comercial en 1904, cuando dos
sopladores de vidrio alemanes (uno de ellos Reinhold Burger) descubrieron que podría utilizarse
para mantener calientes las bebidas calientes y frías, las bebidas frías. 45 El diseño del frasco de
Dewar nunca se patentó, pero los alemanes que descubrieron su uso comercial renombraron el
producto, Thermos —que significa ‘calor’ en griego —, y reclamaron los derechos sobre el producto
comercial y la marca registrada. La fabricación y el funcionamiento de la botella Thermos fueron
mejorados y refinados perceptiblemente por el inventor y comerciante vienés Gustav R. Paalen, que
diseñó diversos tipos para el uso doméstico, que patentó y distribuyó ampliamente, a través
de Thermos Bottle Companies, también en los Estados Unidos y en Canadá.
El nombre se convirtió más tarde en una marca vulgarizada, después de que el término thermos se
convirtió en el nombre familiar de un recipiente líquido de este tipo. 4 El frasco de vacío pasó a ser
utilizado para muchos tipos diferentes de experimentos científicos, y el comercial "Thermos" se
transformó en un producto de consumo común. Finalmente, otros fabricantes produjeron productos
similares para el uso de los consumidores. "Thermos" sigue siendo una marca registrada en algunos
países, pero fue declarada una marca vulgarizada en los Estados Unidos en 1963, ya que
coloquialmente es sinónimo de frascos de vacío en general. Sin embargo, hay otros frascos de
vacío.
Existe en la actualidad un variado número de instrumentos que permiten determinar los parámetros
cambiantes asociados a la temperatura, y son las llamadas termobalanzas.

Descripción[editar]

Diagrama de un termo

Frasco Dewar de laboratorio, en el Deutsches Museum, Munich


En lugar de confiar solamente en un termo para aislar el interior del exterior, el envase sellado, de
hecho, contiene un vacío. Un vacío no conduce calor en absoluto por conducción o convección, y
la radiación, la otra forma de traspaso térmico, es mantenida al mínimo cubriendo las superficies
internas del vacío con plata u otro metal reflexivo. El termo común consta de dos botellas de vidrio,
una dentro de la otra separadas por un espacio totalmente estanco en el que se ha hecho un vacío
total. La superficie interior del termo se ha espejado, aprovechando la propiedad que este tiene para
impedir el paso del calor por radiación. El resto de calor que pasa a través del espejo por
conducción y convección se encuentra con el vacío de esa cámara y es sabido que en el vacío no
hay transmisión de calor por dichos mecanismos (excepto por radiación). De esa manera, la
temperatura no tiene forma de salir al exterior. El punto débil del conjunto es el tapón. Pero, en
términos generales, el grado de confiabilidad de un termo está dado por la separación entre los dos
botellones y el grado de vacío que se haya logrado.
En teoría, un termo podría, por lo tanto, ser una aproximación a un aislante perfecto para su
contenido, por ejemplo, manteniendo una taza de café caliente durante una década. En la práctica,
sin embargo, la pared interior del recipiente se une a la pared exterior, generalmente en la boca
del envase, en la cual una leve conducción del calor ocurre entre las paredes interiores y exteriores
(quedando el vacío en medio).
Los termos se han hecho históricamente de cristal aunque ahora también se hacen de metal, que
los hace más duraderos y menos propensos a la fractura.

Termo de nitrógeno[editar]

Un dewar de almacenamiento criogénicode nitrógeno líquido, usado para suministrar un congelador criogénico.

Este tipo de termo es un envase cilíndrico que tiene un tamaño de 70 x 20 centímetros. Su interior
está lleno de nitrógeno líquido, que congela a una temperatura de −190 °C. Este tipo de envase es
muy utilizado en la inseminación artificial en humanos y en animales.
El nitrógeno se evapora dentro de él y se sugiere un cambio de nitrógeno cada 2 meses.

Nos ha acompañado desde niños en las comidas familiares


campestres, en nuestras excursiones y ahora incluso viene con
nosotros al trabajo manteniendo caliente nuestra comida, es como
ya podéis suponer el termo. Ese cacharro omnipresente a lo largo
de nuestra vida que tiene un origen curioso que a lo mejor muchos
desconocíais.
Fue allá por 1891 cuando el físico-químico escocés Sir James
Dewar, que trabajaba como científico en la Royal Institution de
Londres, investigando para lograr un aparato donde aislar el
oxígeno líquido utilizó un recipiente cubierto de vacío para
almacenar este tipo de gases líquidos. Nacía así el vaso Dewar, tal y
como se le llamó por entonces, pero nunca patentado por su
inventor.

Más tarde, Dewar siguió perfeccionando su invento y construyó un


recipiente con las paredes interior y exterior de cristal en un
espacio donde se había hecho el vacío, eliminado así la
propagación del calor por conducción y convección. Posteriormente,
intentando reducir más todavía la transferencia de calor estas
paredes las recubrió con papel de plata consiguiendo así evitar la
perdida de calor por radiación.

Los científicos comenzaron a emplear el vaso Dewar para guardar


vacunas y sueros a temperaturas muy estables, e incluso se
aventuraban a llevarlas en ellos a países tropicales.

ás adelante, los recipientes comenzaron a ser fabricados por un


soplador de vidrio, Reinhold Burger, que se dio cuenta de las
posibilidades fuera del mundo científico que ese vaso Dewar tenía.
Así, decidió recubrirlo con una carcasa metálica que lo hiciese
mucho más resistente a los golpes protegiendo de esta forma las
paredes de cristal. En el año 1903 obtuvo su patente en Alemania.

Para designar un nombre a este nuevo invento se convocó por parte


de Burger un concurso con un premio en metálico para la palabra
más imaginativa. Cuál fue finalmente la elegida, pues Thermos, que
en griego significa calor.

El soplador abrió su propia fábrica denominada Thermos


GmbH ante la estupefacción de Sir James Dewar que veía como su
vaso Dewar se le "escurría de las manos". Un litigio entre ellos en los
juzgados acabó declarando ganador a Thermos permitiéndole seguir
vendiendo este concepto, mientras que Dewar solo se quedaba con
el reconocimiento de haberlo inventado.
Posteriormente, a principios del siglo XX, concretamente en 1906, un
americano impresionado con el invento que suponía el
Thermo, William B. Walker, decidió introducirlo en Estados
Unidos. Tal fue el éxito entre excursionistas, exploradores e incluso
amas de casa que se hicieron con un termo rápidamente, que
Walker adquirió la patente alemana y comenzó a fabricarlos en su
propia empresa.
El éxito de su empresa creció como la espuma, impulsado por los
elogios que al termo le dedicaron personalidades del
momento como el presidente norteamericano William Taft que lo
utilizaba en la Casa Blanca, Edmund Hillary cuando conquistó el
Everest, así como Ernest Shacleton que se lo llevó al Polo Sur o
Robert Peary cuando llegó con su termo al Polo Norte, entre otras
muchas personalidades de la época.

En la actualidad Thermo sigue siendo una marca registrada en


algunos países, pero en Estados Unidos fue declarada marca
genérica en 1963, siendo a partir de ese momento termos
independientemente de su fabricante.

historia curiosa la del termo, protagonizada por


un brillante científico y varios sagaces hombres
de negocios. A día de hoy todavía se puede
observar el vaso Dewar original en la Royal
Institution de Londres como podéis comprobar en
la imagen de cabecera.

Imágenes | Pedro Reyna | Wikimedia Commons


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