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Constitución de 1853 -

Pacto de San José de


Flores - Reforma de
1860

Historia del
Derecho
 

Constitución de 1853 - Pacto de


San José de Flores - Reforma de
1860

El Congreso constituyente de 1853. La


Bibliografía Básica
constitución de 1853.Fuentes ideológicas.
Para cumplir con los
objetivos de la Unidad 5 Pacto de San José de Flores. Reforma
del programa, es necesario
profundizar en los temas
constitucional de 1860. La instalación de la
desarrollados en el Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Capítulo 10 – tomo 1-
del libro “Nociones de La Legislatura de la provincia de Buenos Aires discutió y rechazó el acuerdo
Historia del Derecho de San Nicolás, enfrentándose así Buenos Aires a la Confederación (es
Argentino (Ortiz decir, al resto del país).
Pelegrini, 1999),
relacionándolos con los No había acuerdo con las provincias, por tanto la Constitución de 1826 y el
comentarios y
gobierno nacional que ella sostenía tenían su final asegurado. Además de la
actualizaciones de las
lecturas correspondientes guerra contra Brasil, Rivadavia debió enfrentar ahora a las provincias
del módulo. díscolas del interior, que insistimos no aceptaban la nueva organización
institucional. Para hacer frente a esta situación, Rivadavia decidió
recuperar a las fuerzas militares ocupadas en el Uruguay, así que envió a
Río de Janeiro a Manual J García para que firmara con el Brasil un
Convenio de Paz que era favorable al país extranjero, porque se establecía
que Brasil mantendría el dominio de la Banda Oriental y recibiría una
indemnización de parte de las Provincias Unidas.

Lejos de brindar tranquilidad al gobierno nacional la firma del acuerdo de


paz con Brasil implicó una profundización de la crisis que lo atravesaba.
Tras la renuncia de Rivadavia el 30 de Junio de 1827 asume la presidencia
por un breve período Vicente López y Planes, quien finalmente dimitirá a su
cargo el 16 de Agosto del mismo año. Ante esta grave situación el Congreso
declarará, el 18 de Agosto, su propia disolución y la del gobierno nacional,
encomendando al gobierno de Buenos Aires la representación exterior y de
guerra. Por su parte, el interior atravesaba un período de enfrentamientos y
alianzas que polarizaba a las provincias en dos bandos: por un lado la

 
 

denominada “Liga del Interior” (que se formalizó por el pacto celebrado el 5


de Julio de 1830), liderada por el general unitario José María Paz, y que
aglutinaba a las provincias de Córdoba, Mendoza, La Rioja, San Juan, San
Luís, Catamarca, Salta, Tucumán y Santiago del Estero. Por el otro, la
llamada “Liga del Litoral”, de carácter federal, integrada por Buenos Aires,
Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes.

Los tratados y pactos interprovinciales que desde 1813, pero


particularmente a partir de 1820, habían servido para dirimir diferencias
entre provincias y propiciar los Congresos tendientes a la consolidación de
un régimen nacional, volverán entonces a ocupar un papel preponderante
en la organización institucional del país.

El 4 de Enero de 1831 Buenos Aires, Santa Fe, y Entre Ríos firman un Pacto,
al que poco tiempo después se adherirá Corrientes, estableciendo las bases
de una organización política federal. El acuerdo establecía que una
Comisión Representativa de los gobiernos provinciales residiría en Santa Fe
y tendría a su cargo las decisiones en materias conjuntas, y convocaba a
todas las provincias a sumarse a la Liga. Luego de un año, y derrotados los
gobiernos unitarios de la liga del Interior, todas las provincias se habían
adherido al Pacto, transformándose en un verdadero tratado de
confederación. En 1832 la Comisión Representativa se disuelve,
otorgándosele al gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, la
representación de las provincias ante las relaciones exteriores, la que
mantendrá por casi dos décadas.

El 1 de Mayo de 1852 se produce el denominado “Pronunciamiento de


Urquiza”, donde el gobernador de Entre Ríos sostenía la voluntad de la
provincia de “reasumir el ejercicio de las facultades inherentes a su
territorial soberanía”, y convocaba a una “Asamblea Nacional” con las
demás provincias. El enfrentamiento será inevitable, y finalmente Justo
José de Urquiza vencerá a Juan Manuel de Rosas en Caseros el 3 de Febrero
de 1852. El 6 de Abril de aquel año Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y
Corrientes firman el denominado “Protocolo de Palermo”, por el que se
restituye con plena vigencia el Pacto Federal de 1831, y se designa a Urquiza
como representante en relaciones exteriores hasta la reunión de un próximo
Congreso Nacional. Reunidos desde el 8 de Abril de 1852, y tras más de un
mes de deliberaciones, las provincias firman el 31 de Mayo el denominado
Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos, donde se establecen las pautas de
funcionamiento de la Confederación, procurando un Congreso Nacional, y
ratificando a Urquiza como encargado de relaciones exteriores con el cargo
de “Director Provisorio de la Confederación Argentina”.

Buenos Aires será la única provincia que no ratificará ni adherirá al


Acuerdo, evitando acatar las órdenes del Director y nombrar diputados. La
legislatura porteña se transformará entonces en el lugar de enfrentamiento
entre quienes propugnaban la ratificación del Acuerdo y quienes lo
rechazaban. Ante esto, y al agravarse la crisis de Buenos Aires por la
renuncia de su gobernador Vicente López y Planes, Urquiza destituye el
gobierno y la legislatura provincial, asumiendo el control político de la

 
 

provincia. Al producirse una breve ausencia de Urquiza, el 11 de Septiembre


de 1853 se lleva a cabo un alzamiento porteño, en virtud del cual la
Legislatura provincial establecerá a Buenos Aires como estado libre,
renunciando a participar en el Congreso de Santa Fe y desconociendo toda
autoridad confederada.

Con la sola ausencia de Buenos Aires –San Juan se incorporará en Febrero


de 1853- se lleva a cabo el Congreso de Santa Fe a partir del 20 de
Noviembre de 1852. El 1 de Mayo de 1853, cumpliéndose dos años del
pronunciamiento de Urquiza, se firma la Constitución por el Congreso,
siendo promulgada por el Director Supremo el 25 de Mayo, y jurada por
todas las provincias, salvo Buenos Aires, el 9 de Julio de 1853. Serán sus
precedentes e influencias, sin lugar a dudas, las Constituciones
Nacionales de 1819 y 1826, los Pactos y Tratados interprovinciales, las
“Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República
Argentina” de Juan Bautista Alberdi, y la Constitución de Estados Unidos
de Norteamérica, entre otros.

En síntesis: Se reunieron en Santa Fe los delegados de las provincias, sin


la presencia de Buenos Aires, sancionando la Constitución Nacional de 1853
y eligiendo a Urquiza como presidente.

A partir de ese momento, se prolongó una situación muy inestable por


espacio de diez años: por un lado, existía la Confederación Argentina,
entidad formada por trece provincias, con una Constitución Nacional, un
Congreso y un poder Ejecutivo con sede en la ciudad de Paraná; y por otro,
el estado de Buenos Aires, que si bien pertenecía a la República Argentina,
era autónomo con respecto a la Confederación. Ambas entidades competían
y se atacaban militarmente, y se diferenciaban desde el punto de vista
cultural, económico y social. La unificación fue posible en forma violenta,
después de dos batallas: la de Cepeda, librada el 23 de octubre de 1859,
afirmando el triunfo de la Confederación sobre Buenos Aires y acordándose
el Pacto de San José de Flores (11 de noviembre de 1859), por el cual
Buenos Aires se incorporaría a la Confederación y ésta reformaría la
Constitución de 1853 según las disposiciones de aquélla; y la batalla de
Pavón, acaecida el 17 de septiembre de 1861, que coronó el triunfo de
Buenos Aires al mando del general Bartolomé Mitre, disolviéndose el
gobierno confederal de Paraná. Mitre mandó cuerpos del Ejército al interior
para finalizar con algunas situaciones adversas al nuevo gobierno, y logró
que muchos gobiernos provinciales delegaran en él las relaciones exteriores.
En 1862, se realizaron elecciones y, el 12 de octubre de ese año, Bartolomé
Mitre asumió la presidencia de la República. Buenos Aires ya estaba
reincorporada al país y era su capital provisoria según la ley dictada por la
Legislatura. Por primera vez desde 1820 existía un gobierno nacional,
verdaderamente formal, y se daba fin a la Confederación

 
 

La Reforma Constitucional de 1860

Reunida la Convención Provincial encargada de estudiar la Constitución,


ésta aceptó en general por treinta y dos votos contra diecisiete
abstenciones, las reformas que solicitó Buenos Aires (o la Comisión), las
que apuntaban a disminuir los poderes del gobierno central y asegurar los
poderes reservados a las provincias y finalmente propuso una serie de
cambios tendientes a asegurar la autonomía de Buenos Aires frente al
gobierno federal.

Terminada esta labor, se hizo necesario resolver todo lo concerniente a la


próxima instalación de la Asamblea Nacional que habrá de abocarse al
estudio de las reformas propuestas. A ese fin arriba Vélez a la capital de la
Confederación reuniéndose allí con el Doctor Daniel Aráoz y con Benjamín
Victorica y en virtud de unas nuevas bases presentadas por este último,
redactan el convenio definitivo conocido como “Convenio complementario
del Pacto de San José de Flores” que fue firmado el 6 de junio de 1860. Este
documento consta de 19 artículos o estipulaciones en los que se fija la
necesidad de la convocatoria de la Convención Ad Hoc que habrá de
sancionar las modificaciones a la constitución vigente, declarando que
luego que se expida el Congreso Nacional el gobierno de la Confederación
llamará a elecciones de convencionales en toda la República (art.2°). A fin
de que Buenos Aires pueda tomar parte en la obra legislativa futura, se
establece (art.11) que jurada por dicha provincia la Constitución Nacional.,
el Congreso prorrogará sus sesiones para que puedan incorporarse los
diputados y senadores de dicha provincia y se asegura a Buenos Aires la
continuación del régimen y administración de todos los objetos
comprendidos en el presupuesto de 1859, “aún cuando ellos correspondan
por su naturaleza a las autoridades nacionales”.

Así, en cumplimiento del art.5° del Pacto de San José de Flores y del 1°
Convenio del 6 de junio de 1860, se reúne en la ciudad de Santa Fe la
Convención Nacional Reformadora. La primera sesión tuvo lugar el 14 de
septiembre designándose presidente al Dr. Mariano Fragueiro y secretarios
a José María Gutiérrez y Carlos Bouquet.

El 23 de septiembre, habiéndose culminado el debate con una patriótica


moción de Victorica en pos de la unión nacional, aplaudida y vitoreada por
todos los presentes, quedaron aprobadas las reformas a la Constitución de
1853 propuestas por la Convención Provincial de Bs. As. y el 25 de
septiembre quedó definitivamente sancionada.

Luego, el 21 de Octubre de 1860, el pueblo de Buenos Aires juró la


Constitución de 1853, con las reformas recientemente sancionadas.

 
 

Las principales modificaciones fueron, además de las proyectadas por


la Comisión Reformadora, las siguientes:

• Se reemplazó el art. 3º que declaraba a Buenos Aires capital de la


república. La capital se establecería por ley del Congreso, previa
cesión de la Legislatura o Legislaturas del territorio a nacionalizar.

• Se restringió el régimen de intervenciones en las provincias.

• Se eliminó el requisito de aprobación de las constituciones


provinciales por parte del Congreso Nacional.

• Se suprimieron los juicios que el Congreso Nacional podía entablar


sobre los gobernadores provinciales.

• Se prohibió la eliminación de las aduanas exteriores existentes al


tiempo de la integración y la fijación de diferencias en beneficio de
algunos puertos.

• Por último, el art. 101 aclaraba que las provincias conservaban todo
el poder no delegado por la Constitución en el gobierno federal y el
que se habían reservado en tiempos de su incorporación.

La Instalación de la Corte Suprema de Justicia de la Nación

La Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina se instaló el 15 de


enero de 1863. Es el superior tribunal de justicia de la República Argentina.
La mencionada Corte es el último tribunal competente y capacitado para
impartir justicia, o sea, sus fallos luego no podrán ser apelados. Igualmente
decide en casos en los que se ponga en duda la constitucionalidad de alguna
ley o algún fallo de tribunales inferiores. Puede, también, declarar nula una
ley aprobada por el Congreso Nacional si juzga que es incompatible con la
Constitución, “Recurso de inconstitucionalidad”.

Los requisitos que se establecen para ser miembro de la Corte son ser
abogado de la Nación con ocho años de ejercicio y tener las condiciones
requeridas para ser senador nacional (art. 111 C.N.) Los miembros son
elegidos por el Presidente con acuerdo del Senado y duran en su cargo
mientras tengan buena conducta. Sin embargo, una vez que cumplen 75
años necesitan un nuevo nombramiento. Sólo podrán ser removidos de sus
cargos por medio de juicio político, procedimiento especial para tal fin,
llevado a cabo en el Senado y exclusivamente bajo el cargo de mal
desempeño de sus funciones. Allá por sus orígenes la Constitución
sancionada en 1853 estableció que la Corte Suprema iba a estar integrada
por nueve jueces y dos fiscales.

A fines de 1854, Urquiza designó a una Corte que nunca logró reunir. La
reforma constitucional de 1860 modificó esta conformación, y dispuso que
una ley nacional debía fijar el número de miembros. Luego la Ley Nº 27

 
 

estableció en cinco el número de ministros de la Corte. El 18 de octubre de


1862, el Presidente Bartolomé Mitre, por medio de un decreto, nombró la
primera Corte argentina integrada por Valentín Alsina (Presidente de la
Corte), Francisco de las Carreras, Salvador María del Carril, Francisco
Delgado, José Barros Pazos y Francisco Pico como procurador general. El
15 de diciembre de ese año, el Presidente también dispuso que el tribunal
comenzara a funcionar el 15 de enero del año siguiente. Sin embargo, Alsina
no aceptó ser presidente de la Corte, por lo que el 1 de junio de 1863 fue
nombrado en el puesto Francisco de las Carreras. La Primera Corte quedó
integrada por Francisco de las Carreras (Presidente), Salvador María del
Carril, José Barros Pazos, José Benjamín Gorostiaga y Francisco Delgado.
Según lo visto en la historia el número de magistrados de la Corte no sería
una constante en la Historia argentina. La Ley Nº 15.271 de 1958 aumentó
su número a siete, en tanto que durante el gobierno dictatorial de Onganía,
mediante la Ley Nº 16.895 volvió su número a cinco. La Corte Suprema
aumentó de cinco a nueve miembros durante los años 1990 mediante la Ley
Nº 23.774, siendo escogidos cinco nuevos miembros por el entonces
Presidente Carlos Menem.

 
Bibliografías de referencia

Ortiz Pellegrini M.A. y otros. Nociones de Historia del Derecho


Argentino, tº I y II - - 1 - 1999 - Lerner, - Cba

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