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El tema que aquí presentamos pretendió en ese contexto, y lo logró, plantear nuevamente un
debate necesario. Lo traemos a Cuba Siglo XXI buscando hacer aún más amplio este debate.
Muchas Gracias.
Quizás el elemento que podría caracterizar más integradoramente las "reglas del juego
democrático", es el diálogo entra las partes.
Y paradójicamente, en los cauces por los que se ha desenvuelto la democracia como práctica
política, los propios fundamentos objetivos de esa práctica real, han hecho imposible que ese
diálogo pueda efectivamente establecerse, o al menos contribuir a los más puros ideales que se
declaran asociados al concepto de democracia. ¿Qué entendemos por democracia, qué es
democracia, cuál es la verdadera democracia? Son preguntas que podrían servir para tratar de
dialogar. Aunque quizás sería mejor partir de otra, mucho más científicamente rigurosa a nuestro
juicio: ¿tienen algún sentido hablar de "democracia" en general? Vivimos en un mundo en el
que, invocada con sin par recurrencia como categoría operacional del discurso político, tanto por
la derecha como por la izquierda, los más puros y legítimos ideales de emancipación humana
asociables al concepto de democracia se muestran cada vez más lejos de su realización.
Este proceso tiene fundamentos materiales objetivos que no se pueden ignorar. Pero tiene
también otros condicionantes que lo privan de la originalidad que se le pudiera atribuir como
portador de nuevos aires en la política, como ciencia y como actividad cotidiana, en el contexto
liberal predominante.
Cuba, aunque en lo interno orientada esencialmente distinto al contexto internacional en que se
desenvuelve, no puede mantenerse ajena a ese proceso. Y de hecho, tanto la actividad académica
como la práctica social cotidiana, en particular la política, dan muestras constantemente de ello,
en un proceso esencialmente contradictorio y no excento de potenciales conflictos.
Cuba no puede ignorar los resultados alcanzados por las ciencias sociales en otras épocas y
contextos, muy especialmente los de la ciencia política.
No los puede ignorar, y no los ignora, por un elemental principio del proceso del conocimiento
científico. Y no los puede ignorar, y no los ignora, porque el desarrollo cubano no tiene lugar en
condiciones ideales de laboratorio, sino en una relación muy estrecha con el resto de los países.
Con el triunfo revolucionario de 1959 el orden social existente comienza a destruirse desde los
cambios en la política. Y el mismo poder político que se empieza a establecer, como
materialización de un nuevo contenido de la política, es fuerza directriz y expresión de una
socialidad que emerge diferente, del complejo juego de acciones y reacciones desde los
fundamentos económicos hasta las expresiones en las formas ideológicas más alejadas, pasando
por los diferentes momentos socializadores.
En el centro de este proceso está la relación individuo- sociedad, que se ha desenvuelto con toda
su riqueza de contradicción dialéctica, expresándose en todas las esferas de actividad, desde el
propio desarrollo del sistema de las fuerzas productivas.
Este perfeccionamiento necesariamente ha de pasar a través del fortalecimiento del papel de los
colectivos laborales y de los territorios en la labor de los Organos del Poder Popular(ii), siempre
como acción sistémica sobre todos los elementos que conforman esta forma de organización
estatal. Y necesariamente, acompañados del perfeccionamiento de las vías propias de
participación en la dirección del proceso social creadas para la actividad laboral.
En la situación actual se presentan potenciales conflictos, con alcance social y salida incluso a la
actividad política.
Han ocurrido cambios en los sujetos sociales, -muchos de ellos debidos incluso al propio
progreso en el desarrollo de una individualidad nueva como consecuencia del proceso
revolucionario-, y han ocurrido cambios en el contexto en el que se desenvuelve el proceso social
cubano, condicionantes de una correlaciòn de intereses nueva.
Se han generado condiciones para dinámicas que inevitablemente buscan su expresión final en la
actividad política, como la vinculada directamente al ejercicio del poder, y por tanto las
posibilidades de cambio.
Una vez planteado el problema en este plano, entran a jugar otros muchos factores que
complejizan enormemente su solución socialista, de no haberse preparado adecuadamente el
sistema con anterioridad.
No estamos ante un proceso lineal, todo lo contrario. Grande es el desafío de mantener la
orientación socialista un país pequeño como el nuestro, en el contexto actual de globalización
neoliberal agudizado por la posición de los gobiernos de los Estado Unidos hacia Cuba.
Entremos en el diálogo, honrando sobre todo los esfuerzos que representan estos encuentros,
como oportunidad de debates para hacer ciencia para el hombre, -quizás incluso superior a otras,
por múltiples aspectos-, que ya por veinte años venimos desarrollando iniciados en los marcos de
los intercambios entre filósofos cubanos y norteamericanos.
Notas
i) El papel del Estado, interactuando dialécticamente con el Partido Comunista, formando parte
ambos del "nuevo estado" en el sentido de "organización del poder público" de que hablaran
Marx y Engels, es decisivo en el proceso de construcción socialista. Acerca del Estado cubano
ver :"Gobernabilidad y Democracia. Los Organos del Poder Popular en Cuba", Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 1998.
ii) Limia David, Miguel; García Brigos, Jesús P.; Delgado Díaz, Carlos, et. al., "Las
contradicciones esenciales del desarrollo de la sociedad cubana contemporánea. Informe Final de
Investigación", Mayo de 1990, p. 51 (Instituto de Filosofía). García Brigos, Jesús P.,
"Gobernabilidad y Democracia. Los Organos del Poder Popular en Cuba", Editorial Ciencias
Sociales, La Habana, 1998.