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Buda Siddharta Gautama

Fundador del budismo

Nació en Kapilavastu. Hijo de Suddhodana,


de la familia de los Sakyas, príncipe de un
reducido territorio y vasallo del rey de
Magadha y de Maya Devi. Fue llamado
Buda por la tradición india, que llama así a
las personas especiales, que, habiendo
conseguido la iluminación espiritual, tienen
como encargo el impartir la enseñanza salvadora a los hombres. Su nombre al
nacer fue Siddharta y Gautama (nombre de su familia); más adelante fue llamado
Sakyamuni (el solitario de los Sakyas), Bagavat (el bienaventurado), Sugata (el
que vino felizmente) aunque se le conoce universalmente como Buda (el
iluminado). Desde muy joven demostró una gran inteligencia y la búsqueda de
virtudes morales. Le agradaba la soledad y amaba la meditación. Fue educado en
el manejo de las armas por ser príncipe heredero, estudió también las ciencias y
las artes disfrutando al mismo tiempo de toda suerte de privilegios. Con tan solo
16 años contrajo matrimonio con su prima Yasodhana con la que tuvo un hijo,
Rahula. A la edad de 28 inicia su peregrinación. Primero se detuvo para recibir las
enseñanzas del maestro brahmán Arada Kamala. Llegó después a Radjagriha,
donde ya era conocido por su saber y vida sacrificada.

Pensamientos budistas: Siete pasos para dominar el ego:


1. No te sientas ofendido.

2. Libérate de la necesidad de ganar.

3. Libérate de la necesidad de tener razón.

4. Libérate de la necesidad de ser superior.

5. Libérate de la necesidad de tener más.

6. Libérate de la necesidad de identificarte con tus logros.

7. Libérate de la necesidad de tu fama.

El insensato que reconoce su insensatez es un sabio. Pero un insensato que se


cree sabio es, en verdad, un insensato.

Duda de todo. Encuentra tu propia luz.

El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.


La verdad en sí misma sólo puede ser alcanzada dentro de uno mediante la más
profunda meditación y conciencia.

Uno mismo hace el mal, uno mismo lo sufre; uno mismo se aparta del mal, uno
mismo se purifica. Pureza e impureza son cosas de uno mismo, nadie puede
purificar a otro.

La máxima victoria es la que se gana sobre uno mismo.

Como flores hermosas, con color, pero sin aroma, son las dulces palabras para el
que no obra de acuerdo con ellas.

El odio no disminuye con el odio. El odio disminuye con el amor.

Estamos en este mundo para convivir en armonía. Quienes lo saben no luchan


entre sí.

Ni siquiera un dios puede cambiar en derrota la victoria de quien se ha vencido a


sí mismo.

La reflexión es el camino hacia la inmortalidad (nirvana); la falta de reflexión, el


camino hacia la muerte.

Lo que hoy somos descansa en lo que ayer pensamos, y nuestros actuales


pensamientos forjan nuestra vida futura.

No busques la amistad de quienes tienen el alma impura; no busques la compañía


de hombres de alma perversa. Asóciate con quienes tienen el alma hermosa y
buena.

No hay incendio como la pasión; no hay ningún mal como el odio.

No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a ti mismo.

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