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CÉDULA 11. BIENES. 1. Conceptos jurídicos de cosa y bien. 2.

Clasificaciones más
importantes: legales y doctrinarias. 3. Los derechos subjetivos como cosas: bases
dogmáticas del fenómeno y sus consecuencias prácticas. 4. Derechos reales y personales:
concepto y diferencias. 5. Enumeración de los derechos reales. 6. Examen comparativo del
estatuto jurídico de los bienes muebles e inmuebles.

1. Conceptos jurídicos de cosa y bien.

(El código civil no define lo que es cosa ni bien, emplea las dos expresiones
indistintamente).
El alcance de la expresión “cosa” tiene múltiples significados, pero que se puede sintetizar,
desde el punto de vista jurídico, en aquello que constituye el objeto de la disciplina
jurídica, o dicho de otra manera, su centro de interés. Sin embargo, no cabe confundir cosa
con bien.

La amplitud del término “cosa” hace que sea tan impreciso como inútil entonces al
derecho. La amplitud de este vocablo es superada por pocos. En su acepción máxima
comprende todo lo existente, de manera corporal e incorporal, natural o artificial, real o
abstracta.

Cosa se contrapone a persona; ésta, el sujeto de las relaciones jurídicas, salvo aberraciones
transitorias como la de la esclavitud, en que el ser humano era considerado como cosa por
seres humanos; en cambio, cosa se refiere al objeto del Derecho o de los derechos u
obligaciones. Reduciendo nuevamente su ámbito, la idea de cosa ésta ya de modo
exclusivo en la esfera de lo jurídico, expresa lo material (una casa, una finca, el dinero)
frente a lo inmaterial o derechos (un crédito, una obligación, una facultad)”.

Según el profesor Kiverstein, “En principio, puede decirse que es cosa todo aquello que no
es persona, o mejor, hablando en términos positivos, cosa es todo aquello que tiene
existencia en el mundo material, ya sea en forma corporal o espiritual, natural o artificial,
real o abstracta”

Distinción entre cosa y bien

Existe entre ambos conceptos una relación género especie. Lo anterior se traduce en que
todos los bienes son cosas, pero no todas las cosas son bienes.
Lo anterior, se funda en concebir como cosa a “todo aquello que teniendo existencia
corporal o incorporal tiene utilidad para el hombre” y que puede percibirse por sentidos
o imaginación.

Por su parte, los bienes deben entenderse como “aquellas cosas que, teniendo utilidad
para el hombre, son susceptibles de apropiación privada”. De manera tal que, para estar
en presencia de un bien, debemos distinguir los siguientes elementos:

1.- Que la cosa sea útil para el hombre (cualquier tipo de utilidad); y

2.- Que sea susceptible de apropiación privada. Esto, ha llevado a agregar un requisito
negativo relativo a que no se trate de bienes comunes a todos los hombres (como el aire o
el altar mar).

Lo que caracteriza a los bienes es la circunstancia de poder ser objeto de propiedad


privada, y no el hecho de producir utilidad al hombre, pues hay cosas como el aire, el sol,
alta mar que producen una gran utilidad, y que no obstante ello, no son bienes por no
poder ser objeto de apropiación por los particulares.

Esta distinción tiene importancia desde el punto de vista de los derechos reales y los
derechos personales. Así, en virtud de la teoría de la cosificación de los derechos, tanto los
derechos reales como los derechos personales pueden catalogarse como “bienes”.

Punto de partida

En nuestro Derecho, el libro II de nuestro Código Civil se inicia con el artículo 565:

“Los bienes consisten en cosas corporales e incorporales. Corporales son las que tienen un
ser real y que pueden ser percibidas por los sentidos, como una casa, un libro. Incorporales
las que consisten en meros derechos, como los créditos y las servidumbres activas”.

Y el artículo 576 agrega que: “Las cosas incorporales son derechos reales o personales”

El primer artículo ha sido criticado por alguna parte de la doctrina, por dos razones. En
primer lugar, porque se han considerado conjuntamente dos cosas esencialmente distintas
como los derechos y las cosas. Finalmente, se critica porque limita el concepto de “bien
incorporal” exclusivamente a los derechos, cuando debería incluir o aplicarse a otros
bienes que también carecen de materialidad como las obras literarias o científicas, sobre
todo si tomamos en cuenta lo que dispone el artículo 584: “Las producciones del talento o
del ingenio son una propiedad de sus autores. Esta especie de propiedad se regirá por
leyes especiales”.

Estas leyes especiales son la Nº 17.336 (sobre derecho de autor) y Nº 19.039 (sobre
propiedad industrial). Sobre las cosas inmateriales recae un derecho de dominio que es
patrimonial, transferible y negociable.
Esta primera aproximación al derecho de cosas, lleva a sostener algunas primeras ideas
importantísimas a la hora adentrarnos en el Derecho de Cosas a nivel nacional:

1.- En Chile los derechos (aún considerados como una abstracción jurídica) son cosas que
son susceptibles de apropiación privada.
2.- El derecho de propiedad o dominio no se excluye de los bienes incorporales y se
diferencia del objeto en sí mismo (una cosa es mi casa y otra cosa es el derecho de
propiedad que tengo sobre mi casa), a diferencia del derecho romano en donde excluía el
derecho de propiedad de los bienes incorporales y en donde se confundía el derecho como
el objeto en sí mismo (la propiedad como cosa corporal).

2. Clasificaciones más importantes: legales y doctrinarias.

Clasificaciones de los bienes

La clasificación que veremos se sustenta en el Código Civil y la doctrina. No se separan en


su estudio. Estos son:

1.- Bienes corporales e incorporales (estos últimos son derechos reales o personales)
2.- Bienes muebles e inmuebles
3.- Bienes de producción y de consumo
4.- Bienes consumibles y no consumibles
5.- Bienes fungibles y no fungibles
6.- Bienes principales y accesorios
7.- Bienes divisibles e indivisibles
8.- Bienes singulares y universales
9.- Bienes genéricos y específicos
10.- Bienes presentes y futuros
11.- Bienes comerciables e incomerciables
12.- Bienes apropiables e inapropiables
13.- Bienes públicos y bienes privados
Primera clasificación: Corporales e incorporales (según su naturaleza física)

a) Cosas corporales

De conformidad al artículo 565:

“Los bienes consisten en cosas corporales e incorporales. Corporales son las que tienen un
ser real y que pueden ser percibidas por los sentidos, como una casa, un libro. Incorporales
las que consisten en meros derechos, como los créditos y las servidumbres activas”.

Cabe entonces, como primer elemento distintivo, el hecho de poder ser percibidas por
medio de los sentidos, o bien solamente en forma intelectual.

Se ha criticado esta clasificación, pues no es posible colocar de un lado a las cosas, y del
otro a los derechos, es decir, dos categorías de naturaleza profundamente diversas, pero
cabe matizar esta observación al considerar que no lo son tanto si se examina desde
estricto rigor de la clasificación señalada.

b) Cosas incorporales: Derechos reales y personales

Derechos reales

Fuente: artículo 577 “Derecho real es el que tenemos sobre una cosa sin respecto a
determinada persona. Son derechos reales el de dominio, el de herencia, los de usufructo,
uso o habitación, los de servidumbres activas, el de prenda y el de hipoteca. De estos
derechos nacen acciones reales”.

Según la doctrina clásica: Se concibe como una relación persona-cosa, inmediata,


absoluta: un derecho en la cosa. Puede entenderse como un “poder” que tiene un sujeto
sobre una cosa. Cuando este poder es completo, total, se está en presencia de un derecho
real máximo, el dominio; pero puede ser parcial, incompleto, como ocurre en los demás
derechos reales (por ejemplo, en el usufructo, la hipoteca o la prenda). El titular del
derecho real puede ser una personas varias, y en este último caso estaremos ante una
comunidad (que se llamará copropiedad, si recae tal comunidad en el dominio). La cosa
sobre la que recae el derecho real, ha de ser siempre en todo caso determinada.
Pero esta concepción del derecho real como una relación persona-cosa ha sido
sumamente discutida. Se observa la impropiedad de concebir una relación entre una
persona y una cosa, en circunstancias que en el Derecho las relaciones jurídicas se
establecen entre sujetos, sin perjuicio de que el objeto de esa relación pueda recaer sobre
una cosa. Se hace referencia entonces a la llamada obligación pasivamente universal. En el
último término, el derecho real también importa una relación entre sujetos, pero mientras
en el derecho dicha relación se da entre el acreedor y el deudor, recayendo sobre la
prestación, en el derecho real esa relación tiene lugar entre el titular y el resto de las
personas, la comunidad toda, recayendo desde luego, sobre la cosa de que se trata. De
este modo, el titular tiene el derecho de que se respete por todos el ejercicio de sus
facultades sobre la cosa, y todos los demás, la obligación de ese respeto, absteniéndose de
perturbarlo.

Según Báez: La doctrina clásica ha entendido erróneamente que en los derechos reales
existen un vínculo, una relación jurídica entre un sujeto (titular del derecho) y un objeto (el
bien) en el que el primero tiene sobre la cosa un poder que puede ser completo en
relación con las facultades ejercidas sobre la cosa (como el derecho de propiedad) o
parcial o incompleto (como los otros derechos reales, usufructo).

Sin embargo, desde el estudio de la teoría general del acto jurídico, dijimos que los
derechos reales se caracterizan por ser relaciones jurídicas absolutas, en las que el
aspecto pasivo del derecho prácticamente desaparece. Pero lo anterior, no es porque no
exista una persona obligada o porque se trata de una mera relación sujeto-objeto como
sostiene la doctrina clásica. No hay mención a persona obligada porque el sujeto obligado,
desde luego, es universal, y el deber es un deber de mera tolerancia: no interferir,
vulnerar o afectar con el ejercicio del derecho del dueño.

La doctrina clásica de la cual el artículo 577 es expresión, concebía a los derechos reales
como derechos sobre cosas. Hoy esta situación es explicada con la noción de un deber
universal de mera tolerancia, evitando la figura difícil (e incoherente por lo demás) de
comprender de una relación jurídica entre una persona y una cosa.

Los derechos reales son creados por ley a partir de un numerus clausus, es decir, no hay
otros derechos reales que los expresamente establecidos por la ley.

El poder que confieren sobre una cosa puede ser pleno o limitado. El derecho real pleno
por excelencia es la propiedad, pero la propiedad puede estar limitada por la existencia de
otros derechos reales como el usufructo, uso, habitación, prenda, hipoteca y otros. Estos
derechos están limitados a algunas de las facultades del dominio o constituyen garantía de
otras obligaciones. El derecho de herencia es especial, porque recae sobre una
universalidad jurídica.

La propiedad o dominio, es el derecho más amplio, según el artículo 582. “El dominio (que
se llama también propiedad) es el derecho real en una cosa corporal, para gozar y
disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra la ley o contra derecho ajeno. La
propiedad separada del goce de la cosa, se llama mera o nuda propiedad”

Tradicionalmente se distinguen las facultades que otorga la propiedad en tres: la de uso,


es decir, aprovecharse de ella sin alterar su naturaleza, la de goce, es decir, la de percibir
los frutos producidos por la cosa, y la de disposición, es decir, la de disponer ya sea
material (destruyéndola) o jurídicamente (enajenándola, en sentido amplio de acuerdo a
lo visto en el estudio de la teoría del acto jurídico) de la cosa.
El derecho de herencia recae no sobre una cosa determinada, sino sobre una universalidad
jurídica, sobre el patrimonio del causante. Incluye todos los derechos y obligaciones
transmisibles del causante (art. 1097 CC).

Los derechos reales que constituyen desmembraciones del dominio (concepto derivado
del entendimiento que la propiedad es un derecho que otorga un poder total y absoluto)
son tres: uso (habitación comprendido en él), usufructo y servidumbre. A estos derechos,
junto con el de propiedad, se les llama también derechos reales de goce porque implican
el uso directo de la cosa a beneficio del titular.

El derecho real de uso (que da a su titular la facultad de uso, propia del dominio, pero sólo
ésa). Según el artículo 811 inc. 1º: “El derecho de uso es un derecho real que consiste,
generalmente, en la facultad de gozar de una parte limitadas de las utilidades y productos
de una cosa. Si se refiere a una casa, y a la utilidad de morar en ella, se llama derecho de
habitación”.
Según esta disposición, el derecho de uso es un derecho personalísimo e intransferible
(usualmente constituido por testamento).

Otro derecho real es el de usufructo, que comprende las facultades de uso y goce. Así, el
artículo 764 CC sostiene que: “El derecho de usufructo es un derecho real que consiste en
la facultad de gozar de una cosa con cargo de conservar su forma y sustancia, y de
restituirla a su dueño, si la cosa no es fungible; o con cargo de volver igual cantidad y
calidad del mismo género, o de pagar su valor, si la cosa es fungible”.

Por su parte, el de servidumbre que, de acuerdo los artículos 820 y 821: “Servidumbre
predial, o simplemente servidumbre, es un gravamen impuesto sobre un predio en utilidad
de otro predio de distinto dueño”
“Se llama predio sirviente el que sufre el gravamen, y predio dominante el que le reporta la
utilidad. Con respecto al predio dominante la servidumbre se llama activa, y con respecto
al predio sirviente, pasiva”.

Por otro lado, los derechos reales de garantía permiten a su titular usar indirectamente la
cosa, en consideración a su valor de cambio, y su finalidad es asegurar el cumplimiento de
una obligación principal (ya sea propia o ajena) y en el evento de no cumplirse dicha
obligación, el bien constituido en garantía, con el auxilio de la fuerza pública, puede
enajenarse para obtener con el producto el cumplimiento de la prestación incumplida.
Estos derechos reales de garantía son la prenda, que recae sobre cosas muebles
solamente, y la hipoteca, que recae sobre cosas inmuebles. Estos derechos dan a su titular
dos facultades importantes: la de persecución y preferencia. La primera consiste en que el
acreedor cuyo crédito estaba garantizado con una prenda o hipoteca puede cobrar su
crédito con el producto de la venta de la cosa con independencia del patrimonio en que
ésta se encuentre (puede perseguir el bien aunque éste haya sido transferido por el
deudor a otro), y la segunda en que el acreedor cobrará su crédito antes que otros
acreedores, según los artículos. 24771 y 2474.
Las acciones para cautelar los derechos reales pueden ser civiles o constitucionales.
Como regla general, de los derechos reales nacen acciones reales para protegerlos (art.
577 inc. 2º CC2). En virtud de esta acción el titular de un derecho puede perseguir la cosa
objeto del mismo con independencia del patrimonio en que se encuentra. La acción real
por excelencia es la reivindicatoria, que por regla general la tiene el titular de un derecho
real sobre cosa específica que ha perdido la posesión de la misma:
Artículo 889 “La reivindicación o acción de dominio es la que tiene el dueño de una cosa
singular, de que no está en posesión, para que el poseedor de ella sea condenado a
restituírsela”.

Para proteger al poseedor que ha perdido la posesión existen los interdictos posesorios. Y
hay también acciones constitucionales para proteger los derechos como la acción de
protección (art. 20 CPR).

Finalmente ¿Pueden los sujetos de una relación jurídica crear otros derechos reales? La
respuesta es categórica: NO, por ser normas imperativas de orden público.

Por último, cabe recordar que aún cuando no hayan más derechos reales que los
establecidos en la ley, en su origen interviene siempre la voluntad de los sujetos de
derecho.

Derechos personales

Artículo 578: “Derechos personales o créditos son los que sólo pueden reclamarse de
ciertas personas, que, por un hecho suyo o la sola disposición de la ley, han contraído las
1 El 2477 se refiere a la tercera clase de créditos comprende los hipotecarios, y 2474 a la segunda clase de
créditos, entre estos está la prenda.

2 “De estos derechos nacen acciones reales”.


obligaciones correlativas; como el que tiene el prestamista contra su deudor por el dinero
prestado, o el hijo contra el padre por alimentos. De estos derechos nacen las acciones
personales”.

El derecho personal es la contrapartida de la obligación del deudor. Tratándose de esta


clase de derechos, el acreedor tiene la facultad para exigir del deudor el cumplimiento de
una prestación que podrá consistir en dar, hacer o no hacer.

Resulta ser que es el vínculo obligatorio entre determinada persona, referido a una
prestación determinada de dar, hacer o no hacer. En los derechos personales el objeto del
derecho es no ya una cosa, como en los derechos reales, sino la conducta de una persona
cierta y determinada. Es por esto que el aspecto pasivo de los derechos reales se
denomina obligación, y el derecho que los regula se denomina derecho de obligaciones.

Fuentes de las obligaciones (de los derechos personales) son los hechos o actos jurídicos a
los cuales la ley les atribuye la virtud de hacer nacer o generar obligaciones. Según el
Código Civil, el artículo 1437, las fuentes de las obligaciones son:
“Las obligaciones nacen, ya del concurso real de las voluntades de dos o más personas,
como en los contratos o convenciones; ya de un hecho voluntario de la persona que se
obliga, como en la aceptación de una herencia o legado y en todos los cuasicontratos; ya a
consecuencia de un hecho que ha inferido injuria o daño a otra persona, como en los
delitos y cuasidelitos; ya por disposición de la ley, como entre los padres y los hijos sujetos
a patria potestad”.3

Normas aplicables a las cosas incorporales (Derechos reales y personales)

Artículo 580:“Los derechos y acciones se reputan bienes muebles o inmuebles según lo sea
la cosa en que han de ejercerse, o que se debe. Así, el derecho de usufructo sobre un
inmueble, es inmueble. Así la acción del comprador para que se le entregue la finca
comprada es inmueble; y la acción del que ha prestado dinero para que se le pague, es
mueble”

Artículo 581: “Los hechos que se deben se reputan muebles. La acción para que un
artífice ejecute la obra convenida, o resarza los perjuicios causados por la inejecución del
convenio, entra por consiguiente en la clase de los bienes muebles”.

3 Recordar que según la teoría clásica son fuentes de las obligaciones: el contrato, cuasicontrato, delito y
cuasidelito civil, y la ley. Otra teoría postula que solo son el contrato y la ley. Otra dice que son las cinco
primeras más el enriquecimiento sin causa y la declaración unilateral de la voluntad (Austriaco Siegel).
Paralelo entre Derechos Reales y Derechos personales

DERECHO REAL DERECHO PERSONAL


Sujetos: Activo el titular del derecho, Pasivo Sujetos: Activo es el acreedor, pasivo es el
es la sociedad toda. deudor.
Obligación del sujeto pasivo es un deber de Obligación del sujeto pasivo es una
mera tolerancia. prestación que consiste en dar, hacer o no
hacer algo.
Numerus clausus. Su nacimiento Numerus apertus. Su nacimiento
condicionado a la ley. ( y a la voluntad en condicionado al consentimiento con
cierta medida). limitaciones sólo genéricas de moral, orden
público y buenas costumbres
Ciertos derechos reales como la prenda y la Sólo otorga derecho de prenda general o
hipoteca dan derecho de persecución y garantía general de los acreedores (2465).
preferencia.
Su fuente es solo la ley (Código Civil y leyes .- De fuentes múltiples. 1437, 2282, 2314.
especiales: Código de Minería, Código de
Aguas)

De él nacen acciones reales, que son De él nacen acciones personales, que son
abstractas, se ejercen contra cualquier persona. relativas, porque se ejercen contra ciertas y
determinadas personas, a saber el deudor.

Es perpetuo, prolongado en el tiempo, Es esencialmente temporal, porque una vez


permanente porque dura mientras su titular lo que se cumple se extingue por su ejercicio.
desee.

El objeto en el derecho real es una cosa, por El objeto de derecho personal es la prestación
definición recae sobre una cosa. debida, que puede consistir en dar, hacer o no
hacer algo.

Siempre forman parte del activo del Los derechos personales pueden formar parte
patrimonio del activo o del pasivo del patrimonio

Para adquirir un derecho real se necesita de un Para adquirir un derecho personal, basta con
título y de un modo de adquirir (teoría que aparezca cualquiera de las fuentes de las
romanista). Por este motivo, de los contratos en obligaciones contenidas en el art. 1437
Chile, jamás nacen derechos reales, porque los
contratos son títulos y por lo tanto para que
Art. 1437.
nazca el derecho real, debe operar un modo de
adquirir, el que normalmente será la Tradición.
Las obligaciones nacen, ya del concurso real
de las voluntades de dos o más personas,
Ej. celebrado un contrato de compraventa, solo
como los contratos o convenciones;
nacen derechos personales, obligaciones, que
serán fundamentalmente dos: ya de un hecho voluntario de la persona
a) obligación del comprador de pagar el que se obliga, como en la aceptación de
precio; y, Art. 1º, Nº 112 una herencia o legado y en
b) obligación del vendedor de entregar la todos los cuasicontratos;
cosa vendida.
ya a consecuencia de un hecho que ha
La compraventa, por regla general, es inferido injuria o daño a otra persona,
consensual y excepcionalmente solemne; por
como en los delitos y cuasidelitos;
lo tanto, una vez que se formó el
consentimiento, se perfeccionó el contrato y
ya por disposición de la ley, como entre
nacerán los derechos personales, pero el
comprador todavía no se ha hecho dueño de la
los padres y los hijos sujetos a patria
cosa vendida (no ha nacido el derecho real de potestad.
dominio); para que esto ocurra el vendedor le
debe hacer la tradición de la cosa que
normalmente se hace por medio de la entrega
y solo una vez que ha operado la tradición, el
comprador se hace dueño.

Los derechos reales, salvo ciertas servidumbres La mayoría de la doctrina considera que estos
(art. 882, en relación con el 2512), pueden derechos no son susceptibles de adquirirse o
ganarse y perderse por la prescripción. perderse por prescripción, porque no pueden
poseerse, y la posesión es un elemento
fundamental en la prescripción; sin embargo,
esto se discute, porque algunos autores
(Rossende Y Rosas) piensan que los derechos
personales si se pueden poseer y por lo tanto
ganar y perder por prescripción.
Lo que se extingue por prescripción es la acción
para obtener el cumplimiento forzado de la
obligación o del derecho personal.

Otros Derechos reales no regulados en el Código Civil

Art. 2° Código de Minería:“La concesión minera es un derecho real e inmueble; distinto e


independiente del dominio del predio superficial, aunque tengan un mismo dueño;
oponible al Estado y a cualquier persona; transferible y transmisible; susceptible de
hipoteca y otros derechos reales y, en general, de todo acto o contrato; y que se rige por
las mismas leyes civiles que los demás inmuebles, salvo en lo que contraríen disposiciones
de la ley orgánica constitucional o del presente Código. La concesión minera puede ser de
exploración o de explotación; esta última se denomina también pertenencia”.
Art. 6 Código de Aguas: “El derecho de aprovechamiento es un derecho real que recae
sobre las aguas y consiste en el uso y goce de ellas, con los requisitos y en conformidad a
las reglas que prescribe este Código. El derecho de aprovechamiento sobre las aguas es de
dominio de su titular, quien podrá usar, gozar y disponer de él en conformidad a la ley”

Segunda clasificación: Muebles e inmuebles (según su movimiento)

Artículo 567: “Muebles son los que pueden transportarse de un lugar a otro, sea
moviéndose ellas así mismas, como los animales (que por eso se llaman semovientes), sea
que sólo se muevan por una fuerza externa, como las cosas inanimadas. Exceptúense las
que, siendo muebles por naturaleza se reputan inmuebles por su destino, según el artículo
570”.

Artículo 568: “Inmuebles o fincas o bienes raíces son las cosas que no pueden
transportarse de un lugar a otro; como las tierras y minas, y las que adhieren
permanentemente a ellas, como los edificios, los árboles”.

Importancia de la clasificación de bienes muebles e inmuebles

A) Forma en que se perfecciona el contrato de compraventa:


La regla general es que el contrato de compraventa es consensual, es decir, se perfecciona
por el solo consentimiento de los sujetos de derecho en la cosa y el precio. Sin embargo, la
compraventa de bienes raíces, es un contrato solemne que se perfecciona por la
celebración por escritura pública y su correspondiente inscripción en el registro de
propiedad del Conservador de Bienes Raíces.

Artículo 1801: “La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa
y el precio; salva las excepciones siguientes. La venta de los bienes raíces, servidumbres y
censos, y la de una sucesión hereditaria, no se reputan perfectas ante la ley, mientras no se
ha otorgado escritura pública. Los frutos y flores pendientes, los árboles cuya madera se
vende, los materiales de un edificio que va a derribarse, los materiales que naturalmente
adhieren al suelo, como piedras y sustancias minerales de toda clase no están sujetos a
esta excepción”.

B) Forma en que se hace la tradición de los derechos:


Artículo 670: “La tradición es un modo de adquirir el dominio de las cosas y consiste en la
entrega que el dueño hace de ellas a otro, habiendo por una parte la facultad e intención
de transferir el dominio, y por otra la capacidad e intención de adquirirlo. Lo que se dice
del dominio se extiende a todos los otros derechos reales”.

Artículo 684: “La tradición de una cosa corporal mueble deberá hacerse significando una
de las partes a otra que le transfiere el dominio, y figurando esta transferencia de alguno
de los modos siguientes: 1º Permitiéndole la aprehensión material de una cosa presente;
2º Mostrándosela; 3º Entregándole las llaves del granero, almacén, cofre o lugar
cualquiera en que esté guardada la cosa; 4º Encargándose el uno de poner la cosa a
disposición del otro en el lugar convenido; y 5º Por la venta, donación u otro título de
enajenación conferido al que tiene la cosa mueble como usufructuario, arrendatario,
comodatario, depositario o cualquier otro título no traslaticio de dominio; y
recíprocamente por el mero contrato en que el dueño se constituye usufructuario,
comodatario, arrendatario, etc.”.

Artículo 686: “Se efectuará la tradición del dominio de los bienes raíces por la inscripción
del título en el Registro del Conservador. De la misma manera se efectuará la tradición de
los derechos de usufructo o de uso constituidos en bienes raíces, de los derechos de
habitación o de censo y del derecho de hipoteca. Acerca de la tradición de las minas se
estará a lo prevenido en el Código de Minería”.

C) Plazo de prescripción ordinaria:


Artículo 2492: “La prescripción es un modo de adquirir cosas ajenas, o de extinguir
acciones y derechos, por haber poseído las cosas o no haberse ejercido dichas acciones y
derechos por cierto lapso de tiempo, y concurriendo los demás requisitos legales. Una
acción o derecho se dice prescribir cuando se extingue por la prescripción.
Artículo 2498: “Se gana por prescripción el dominio de los bienes corporales, raíces o
muebles que están en el comercio humano y se han poseído con las condiciones legales. Se
ganan de la misma manera los otros derechos reales que no están especialmente
exceptuados”.
Artículo 2508: “El tiempo necesario para la prescripción ordinaria es de dos años para los
muebles y de cinco años para los bienes raíces”.

D) En la sucesión por causa de muerte:


Es importante la distinción toda vez que los herederos, para disponer de los bienes,
pueden hacerlo sin problemas y sin el cumplimiento de requisitos respecto de los
muebles. Pero para disponer de los bienes inmuebles, los herederos, deben cumplir con
los requisitos señalados en el artículo 688:

Artículo 688: “En el momento de deferirse la herencia, la posesión de ellas se confiere por el
ministerio de la ley al heredero; pero esta posesión legal no habilita al heredero para disponer de
manera alguna de un inmueble, mientras no preceda: 1º El decreto judicial que da la posesión
efectiva: este decreto se inscribirá en el registro de la comuna o agrupación de comunas en que
haya sido pronunciado; y si la sucesión es testamentaria, se inscribirá al mismo tiempo el
testamento; 2º Las inscripciones especiales prevenidas en los incisos primero y segundo del artículo
precedente (inscripción especial de herencia, se inscribe el título en el registro de la comuna en que
esté ubicado el inmueble): En virtud de ellas podrán los herederos disponer de consuno de los
bienes hereditarios; y 3º La inscripción especial prevenida en el inciso tercero (inscripción del acto
de partición): sin esta no podrá el heredero disponer por sí solo de los inmuebles hereditarios que
en la partición le hayan cabido”.

E) En los aportes de la sociedad conyugal:


Los bienes muebles aportados o adquiridos a cualquier título durante el matrimonio,
ingresan al haber social. En cambio, los bienes inmuebles aportados o adquiridos a título
gratuito durante el matrimonio, ingresan al haber propio del cónyuge respectivo. Los
adquiridos a título oneroso, siempre ingresan al haber social.

F) En los Derechos reales y modos de adquirir:


La servidumbre, la hipoteca y la habitación sólo pueden recaer en bienes raíces. La prenda,
sólo puede recaer en bienes muebles.
En cuanto a los modos de adquirir el dominio, la ocupación y la accesión sólo dicen
relación con bienes muebles.

G) Respecto de la prenda y la hipoteca:


En estricto rigor, solo puede darse en prenda el bien mueble, y en hipoteca el bien raíz. Un
segundo aspecto, un bien mueble admite solamente una prenda, mientras que una finca
es susceptible de varias hipotecas.

H) Respecto de la posesión:
La posesión de los muebles no se encuentra protegida por acciones posesorias.

I) En materia penal:
En materia penal también tiene importancia la distinción entre muebles e
inmuebles. De esta manera, los delitos de robo y hurto (dependiendo si hay o no empleo
de violencia) sólo se refieren a cosas muebles, en tanto que el que se apropia de bienes
ajenos inmuebles comete el delito de usurpación.

J) En materia comercial:
Los actos de comercio sólo versan sobre bienes muebles (artículo 3º del Código de
Comercio).

K) En materia procesal:
La competencia de los tribunales varía según la naturaleza mueble o inmueble de
las cosas objeto del litigio. Así, tiene facultad para conocer de una acción inmueble el juez
del lugar en que el inmueble está ubicado; en lo referente a acciones muebles, le
corresponderá al juez del lugar en que deba cumplirse a la obligación, salvo ciertas
excepciones.

Estudio particular de los bienes muebles

Son los que pueden transportarse de un lugar a otro, sea moviéndose ellas así mismas,
como los animales, sea que sólo se muevan por una fuerza externa, como las cosas
inanimadas.
Así podemos clasificar los bienes muebles en:

A) Muebles por naturaleza: Son los que pueden trasladarse de un lugar a otro sin perder
su individualidad, ya sea por sí mismos (semovientes), ya sea ayudados por una fuerza
externa (inanimados).
La distinción entre cosas semovientes e inanimadas es hasta cierto punto inútil para el
Derecho Civil.
En cuanto a las cosas inanimadas, tal calidad viene por sí mismo: que el objeto se mueva
en forma autónoma, pero por voluntad del hombre, como un vehículo, no lo convierte en
semoviente.

B) Muebles por anticipación: Artículo 571: “Los productos de los inmuebles, y las cosas
accesorias a ellos, como las yerbas de un campo, la madera y fruto de los árboles, los
animales de un vivar, se reputan muebles, aún antes de su separación, para el efecto de
constituir un derecho sobre dichos productos o cosas a otra persona que el dueño. Lo
mismo se aplica a la tierra o arena de un suelo, a los metales de una mina, y a las piedras
de una cantera”.
El bien mueble por anticipación, una vez separado del inmueble recupera plenamente su
calidad de bien mueble, siempre que la separación sea permanente y no transitoria.

Con respecto a los muebles de una casa, el artículo 572: “Las cosas de comodidad u ornato
que se clavan o fijan en las paredes de las casas y pueden removerse fácilmente sin el
detrimento de las mismas paredes como las estufas, espejos, cuadros, tapicerías, se
reputan muebles. SI los cuadros o espejos están embutidos en las paredes, de manera que
formen un mismo cuerpo con ellas, se considerarán parte de ellas, aunque puedan
separarse sin detrimento”.
El artículo 574 inciso segundo: “En los muebles de una casa no se comprenderá el dinero,
los documentos y papeles, las colecciones científicas o artísticas, los libros o sus estantes,
las medallas, las armas, los instrumentos de artes y oficios, las joyas, la ropa de vestir y de
cama, los carruajes o caballerías o sus arreos, los granos, caldos, mercancías, ni en general
otras cosas que las que forman el ajuar de una casa”. Se ha dicho que los muebles que
constituyen el ajuar de una casa son los bienes muebles de uso doméstico, común y
continuo en un hogar.
Este artículo se relaciona con artículo 1121:“Si se lega una casa con sus muebles o con
todo lo que se encuentre en ella, no se entenderán comprendidas en el legado las cosas
enumeradas en el inciso 2º del artículo 574 sino sólo las que forman el ajuar de la casa y se
encuentran en ella; y si se lega de la misma manera una hacienda de campo, no se
entenderá que el legado comprende otras cosas, que las que sirven para el cultivo y
beneficio de la hacienda y se encuentran en ella”.
El artículo 568 señala: “Inmuebles o fincas o bienes raíces son las cosas que no pueden
transportarse de un lugar a otro; como las tierras y minas y las que adhieren
permanentemente a ellas, como los edificios, los árboles. Las casas y heredades se llaman
predios o fundos”.
Dicha numeración no es taxativa.
La parte final señala que “Las casas y heredades se llaman predios o fundos”. En un resabio
de la sociedad rural que vio surgir el Código Civil a mediados del siglo XIX, subsiste
fuertemente el empleo de la expresión fundo (véase la Ley Nº 18.101) para referirse a lo
que comúnmente se denomina casa.
También se distinguen entre Inmuebles rústicos y no rústicos, urbanos y rurales. La
clasificación aquí está dada sea por un criterio funcional (uso agrícola, ganadero o forestal,
en el caso de los inmuebles rústicos y no rústicos) o bien por un criterio geográfico
(inmuebles urbanos y rurales).

Clasificación de los bienes inmuebles

a) Inmuebles por naturaleza. Corresponden a la definición dada, o sea, aquellos que no


pueden trasladarse de un lugar a otro.

b) Inmuebles por adherencia. Son aquellos que siendo muebles por naturaleza, se reputan
inmuebles por estar permanentemente adheridos a un inmueble (árboles, edificios).
En esta ficción por inmovilidad material, deben reunirse dos requisitos: 1.- Que la cosa
esté adherida a un inmueble. El artículo 569 establece que “Las plantas son inmuebles,
mientras adhieren al suelo por sus raíces, a menos que estén en macetas o cajones, que
puedan transportarse de un lugar a otro”; 2.- Que la adherencia sea permanente.
Ahora, recordemos que estos inmuebles por adherencia se consideran muebles por
anticipación, aún antes de estar separados del inmueble al que se adhieren, pero para el
solo efecto de constituir un derecho sobre ellos a favor de una persona distinta de su
dueño.

c) Inmuebles por destinación. Artículo 570: “Se reputan inmuebles, aunque por su
naturaleza no lo sean, las cosas que están permanentemente destinadas al uso, cultivo y
beneficio de un inmueble, sin embargo de que puedan separarse sin detrimento”.
El Código Civil establece como ejemplo: “Las losas de un pavimento; Los tubos de las
cañerías; Los utensilios de labranza o minería, y los animales actualmente destinados al
cultivo o beneficio de una finca, con tal que hayan sido puestos en ella por el dueño de la
finca; los abonos existentes en ella, y destinados por el dueño de la finca a mejorarla; las
prensas, calderas, cubas, alambiques, toneles y máquinas que forman parte de un
establecimiento industrial adherente al suelo, y pertenecen al dueño de éste; los animales
que se guardan en conejeras, pajareras, estanques, colmenas, y cualesquiera otros vivares,
con tal que éstos adhieran al suelo, o sean parte del suelo mismo, o de un edificio.
Los requisitos que deben reunirse para estar en presencia de un inmueble por destinación
son:
1. La cosa debe estar destinada al uso, cultivo y beneficio de un inmueble (A pesar de que
se ocupa la conjunción “y” pareciendo requisitos copulativos, la doctrina y jurisprudencia
han dicho que no se requieren su concurrencia conjunta)
2. El destino de dichos bienes debe ser permanente.
3. El destino debe estar dado también por el dueño del inmueble, aunque la ley no lo exija
como requisito sino tangencialmente (Salvo los tres últimos ejemplos en que se refieren
exclusivamente al dueño del inmueble).
Finalmente, algunos sostienen que “las lozas de pavimento y tubos de cañerías” en
realidad son bienes inmuebles por adherencia y no por destinación., ya que están unidos a
un inmueble formando un solo todo, a diferencia de los inmuebles por destinación, que no
lo están.

Tercera clasificación: Bienes de producción y de consumo (según la posibilidad de


producir otros bienes)

Clasificación que atiende a la posibilidad del mismo bien de producir otros. El que tiene
dicha capacidad, es catalogado como un bien de producción. En cambio, los bienes de
consumo son aquellos destinados a satisfacer directa e inmediatamente las necesidades de
los seres humanos.
Ahora, los bienes de producción presentan tres características especiales, a saber:
a) son de naturaleza compleja, por cuanto cada uno de los bienes que lo componen puede
clasificarse dentro de la categoría tradicional de los bienes;
b) tienen un valor considerable; y
c) en general, como es un todo, pueden considerarse inmuebles.

Cuarta Clasificación: consumibles y no consumibles (según sus propiedades)


Las cosas consumibles son aquellas que no puede hacerse un uso conveniente a su
naturaleza sin que se destruya. Por su parte, las no consumibles, son aquellas que no se
destruyen por el primer uso.
La consumibilidad puede atender a la naturaleza misma de la cosa (objetiva) como a la
función o fin que esta desempeña (subjetiva). Si se trata de una cosa que a su primer uso
se destruye (objetiva), su destrucción puede ser natural o civil. La primera, cuando esta
desaparece o sufre una alteración de importancia en su naturaleza, ej: el primer uso de
una manzana, o agua mineral, o de algún combustible. Se destruye civilmente o
jurídicamente cuando su primer uso implica una enajenación (en sentido estricto) ej: el
primer uso de monedas o billetes.
Son subjetivamente consumibles los bienes que siendo objetivamente no consumibles,
atendiendo el destino que tiene para su titular, su primer uso importa enajenarlos o
destruirlos, ej: el empleo de un automóvil para rodar una escena de una película, en la
cual dicho automóvil será arrojado a un precipicio.

En cuanto a la importancia de esta clasificación, por regla general, solo las cosas que no
consumibles pueden ser objeto de ciertas relaciones jurídicas. Por ejemplo un usufructo,
necesariamente debe recaer sobre un bien no consumible. Lo mismo ocurre con el
arrendamiento de cosas corporales y el comodato. Pero en el caso del contrato de mutuo,
éste necesariamente debe recaer sobre cosas consumibles.
Asimismo, las cosas consumibles jamás pueden ser objeto de una relación jurídica que
otorgue la mera tenencia del objeto.
Finalmente, tiene importancia esta clasificación, toda vez que cuando un acto jurídico
recae sobre cosas consumibles, debe restituirse un objeto similar y con el mismo poder
liberatorio. Por ejemplo el mismo, mutuo.

Quinta clasificación: Bienes fungibles y no fungibles (según su poder liberatorio)

Las cosas fungibles se encuentran reguladas en el artículo 575:“Las cosas muebles se


dividen en fungibles y no fungibles. A las primeras pertenecen aquellas de que no puede
hacerse el uso conveniente a su naturaleza sin que se destruyan. Las especies monetarias
en cuanto perecen para el que las emplea como tales, son cosas fungibles”. Sin embargo,
como ya hemos dicho, este artículo confunde los conceptos de bienes fungibles con
bienes consumibles.
Según el alcance doctrinario, las cosas fungibles son aquellas que pueden ser
reemplazadas por otra equivalente, o sea, que tienen un mismo poder liberatorio. Por lo
tanto, la fungibilidad depende de la voluntad, en cambio la consumibilidad depende de la
naturaleza de las cosas.
En definitiva, podemos sostener que las cosas fungibles son aquellas que pueden
reemplazarse recíprocamente en el cumplimiento de las obligaciones de las partes. Dicho
concepto, descansa en la idea de equivalencia, de reciprocidad entre una cosa y otra, por
lo que un bien que pretenda tener el mismo poder liberatorio que otro debe ser del
mismo género y calidad.

Relación entre consumibilidad y fungibilidad: Por regla general las cosas consumibles son
al mismo tiempo fungibles(lo que explicaría la confusión del art.575), pero esto no quiere
decir que ambas características deban concurrir forzosamente en una cosa. Hay cosas
consumibles y no fungibles (la última botella de vino hecha con la uva de una determinada
cosecha), a la inversa, existen cosas fungibles y no consumibles(los libros de reciente y
masiva edición, los muebles nuevos y de una misma serie y tipo).

Sexta clasificación: Bienes principales y accesorios (según su aptitud para existir en forma
independiente)

Los bienes principales son aquellos que pueden subsistir por sí mismos, en forma
independiente de la existencia de otros bienes, es decir, sin necesidad de otros, por
ejemplo, el suelo.

Por su parte, los bienes accesorios, están subordinados a otro principal sin la cual no
existen o no pueden subsistir, como los árboles.

Son bienes accesorios: los bienes inmuebles por adherencia y destinación, la prenda y la
hipoteca.
En cuanto a la importancia de esta clasificación, se traduce en que lo accesorio sigue la
suerte de lo principal. Así, la venta del suelo supone la de los árboles y, a la inversa, la
venta de los árboles no supone la del suelo.

Séptima clasificación: Bienes divisibles e indivisibles (según su unidad)


Dicha clasificación tiene su fundamento en el artículo 1524:
“La obligación es divisible o indivisible según tenga o no por objeto una cosa susceptible de
división, sea física, sea intelectual o de cuota”.

En cuanto a las cosas divisibles, estas pueden dividirse físicamente cuando puede dividirse
en partes sin que deje de ser lo que es. Asimismo, puede dividirse intelectualmente
cuando puede dividirse su utilidad.
Así, todas las cosas son, a lo menos, divisibles intelectualmente, pero por expresa
disposición de la ley algunas no lo son, o sea, son indivisibles, lo que es la excepción, como
es el caso de la servidumbre ya que este derecho no puede pertenecer en partes o cuotas
a varios titulares. Sin embargo, pueden existir varios titulares de ese derecho sobre un
mismo predio, pudiendo cada uno ejercerlo en su integridad.
Octava clasificación: Bienes singulares y bienes universales (según su complejidad).

Los bienes singulares son aquellos que, en sí mismos, constituyen una sola unidad ya sea
natural o artificial. Estos bienes pueden ser simples que en sí mismos son de una indivisión
de carácter unitario (como un caballo) o complejos o compuestos, que constituyen una
sola unidad formada por la unión física de diversas cosas de carácter singular, como un
edificio.
Por su parte, los bienes universales, son aquellas agrupaciones de cosas singulares que
conservan su individualidad propia, pero que forman un todo al estar unidas por un
vínculo de igual destino, recibiendo una denominación común.
En términos generales, la universalidad es un conglomerado respecto del cual se puede
actuar jurídicamente en conjunto, como un todo unitario, sin detenerse en la
determinación de cada uno de sus componentes.

Se distingue entre universalidad de hecho y de derecho

La universalidad de hecho. Puede definirse como el conjunto de bienes muebles que no


obstante conservar su individualidad, forman un todo al estar unidos por un vínculo de
igual destino, generalmente económico. En cuanto a sus elementos, pueden ser bienes
muebles o inmuebles, de igual o distinta naturaleza, muebles o inmuebles, no contiene
deudas ni pasivos. Ejemplos de universalidades de hecho: Una biblioteca, un rebaño
(compuesto por bienes iguales entre sí) un establecimiento comercial o un establo
(compuesto por bienes distintos entre sí).
Como se trata de distinto bienes que se juntan para formar la universalidad de hecho, cada
uno de estos bienes conserva aisladamente su valor económico que le corresponde.
Asimismo, cada uno de ellos cumple una función, pero si se les considera en su conjunto
acrecientan su función y generalmente aumentan su valor, como las colecciones.

La universalidad de derecho está constituida por un conjunto de bienes y relaciones


jurídicas activas y pasivas (derechos y obligaciones) constituidos sobre una masa de
bienes, regulada de un modo especial por la ley y que forman, desde el punto de vista
jurídico, un solo todo indivisible, constituyendo una abstracción jurídica.
En cuanto a sus elementos, las universalidades de derecho están establecidas por ley;
Existe un pasivo y un activo; y opera la subrogación legal, es decir, pueden salir bienes del
patrimonio de una persona, siendo reemplazados por otros.
Algunos ejemplos de universalidades de derecho son: La herencia; La sociedad conyugal; El
patrimonio del fallido; El patrimonio reservado de la mujer casada; el patrimonio del
ausente; el peculio profesional de los hijos de familia; El patrimonio de toda persona,
según algunos, fundados en el artículo 2465:“Toda obligación personal da al acreedor el
derecho de perseguir su ejecución sobre todos los bienes raíces o muebles del deudor, sean
presente o futuros, exceptuándose solamente los no embargables, designados en el
artículo 1618”.

Novena clasificación: genéricos y específicos (según se pueda o no determinar).

Esta clasificación tiene su fundamento en el artículo 1508:


“Obligaciones de género son aquellas en que se debe indeterminadamente un individuo de
una clase o género determinado” (Un perro de raza Maltés). Será específico el bien, a
contrario, cuando lo se trate de un objeto determinado y específico (Un perro de raza
Maltés, “xxxxx” que fue adquirido por el deudor con fecha xxx).

La importancia de la presente clasificación, radica en la máxima “El género no perece” por


lo que la obligación de género NO se extingue por la sola pérdida de la cosa que se debe, a
diferencia de las cosas específicas y las obligaciones de especie o cuerpo cierto, en las que
la pérdida de la cosa que se debe opera como un modo de extinguir las obligaciones.

Décima clasificación: Bienes presentes y futuros (según se encuentran presentes al


momento de la relación jurídica).

Se clasifican de esta manera según se encuentren o no incorporados al patrimonio de una


persona al momento de establecerse la relación jurídica.
Los bienes futuros son aquellos que no existen pero que se espera que existan.
Tiene importancia esta clasificación, respecto del derecho de prenda general de los
acreedores.
“Toda obligación personal da al acreedor el derecho de perseguir su ejecución sobre todos
los bienes raíces o muebles del deudor, sean presentes o futuros, exceptuándose
solamente los no embargables, designados en el artículo 1618”.

Undécima clasificación: Bienes comerciables e incomerciables (según la posibilidad de ser


comerciables)

Esta clasificación, atiende al hecho de que los bienes pueden o no ser objeto de relaciones
jurídicas. Las cosas comerciables pueden ser objeto de actos jurídicos.
Al respecto, la regla general es la comerciabilidad, pero por excepción, algunos bienes son
incomerciables, sea por su naturaleza, como el alta mar, sea por su uso, como los bienes
nacionales de uso público, sea absolutamente (permanentemente) como los bienes
comunes a todos los hombres o los numerales 1º y 2º del artículo 1464, sea relativamente
(transitorio) como los bienes embargados o con prohibición de enajenar, como los
numerales 3º y 4º del artículo 1464.

Decimosegunda clasificación: Bienes apropiables e inapropiables (según sean


susceptibles de propiedad)

Las cosas apropiables son las que pueden ser objeto de apropiación y se dividen en
apropiadas e inapropiadas. Son apropiadas las que actualmente pertenecen a un sujeto de
derecho. Inapropiadas son las que actualmente no pertenecen a nadie (carecen de
dueño), pero que pueden llegar a tener un dueño so el hombre ejecuta un hecho de
apropiación privada. Estas pueden ser res nulluis (que nunca han tenido dueño, ej
animales salvajes) o res delerictae (cosas que tuvieron dueño pero fueron abandonadas
por éste con la intención de desprenderse de su dominio).Si se trata de bienes muebles
que carecen de dueño se llaman mostrencos, si son inmuebles se llaman vacantes. En
Chile, sólo los primeros (mostrencos) pueden ser susceptible de apropiación por parte de
los particulares, ya que de acuerdo al artículo 590:“Son bienes del Estado todas las tierras
que, estando situadas dentro de los límites territoriales, carecen de otro dueño”.

Las inapropiables son las que no pueden ser objeto de apropiación, como las cosas
comunes a todos los hombres, pues están sustraídas a la propiedad privada y su uso es
común a todos.

Decimotercera clasificación: Bienes nacionales y bienes privados (según el dominio)

Artículo 589:“Se llaman bienes nacionales aquellos cuyo dominio pertenece a la nación
toda. Si además su uso pertenece a todos los habitantes de la nación, como el de calles,
plazas, puentes y caminos, el mar adyacente y sus playas, se llaman bienes nacionales de
uso público o bienes públicos. Los bienes nacionales cuyo uso no pertenecen generalmente
a los habitantes, se llaman bienes del Estado o bienes fiscales”.

En cuanto a los bienes privados, estos constituyen la regla general.

Por su parte, los bienes nacionales son aquellos cuyo dominio pertenece a la nación toda.
Dentro de los bienes nacionales, si estos son de un uso restringido, o sea, su uso no
pertenece generalmente a todos los habitantes, se llaman bienes fiscales o del Estado.
Estos bienes pertenecen a la nación toda, ya sea por cumplir una función o servicio del
Estado, pudiendo ser usado por los particulares sólo cuando hagan uso de ese servicio
(hospital público) o bien por su naturaleza que pertenecen al Estado, pero que este puede
conceder su uso, goce y aprovechamiento a los particulares (yacimientos mineros, artículo
591).
Por otro lado, los bienes nacionales de uso público o bienes públicos, son de dominio
público y su uso pertenece a todos los habitantes de la nación. Ejemplos de dominio
público terrestre: calles, plazas, puentes, caminos. Al respecto se debe distinguir con
aquellos que son construidos por particulares aún cuando se permita su uso y goce
(artículo 592).
Algunas normas que regulan los bienes nacionales de uso público territorial son los
artículos 599, 600, 601, 602.

En cuanto al Dominio público marítimo, distinguimos los siguientes conceptos:


• Mar adyacente. Artículo 593. El más próximo a la costa, comprendido dentro de las
24 millas marinas medidas desde la respectiva línea de base.
• Mar territorial. Artículo 593. Espacio comprendido dentro de las 12 millas marinas
desde la respectiva línea de base. Es de dominio nacional.
• Zona económica exclusiva. Artículo 596: aquel espacio comprendido hasta las 200
millas marinas desde la respectiva línea de base. Se caracteriza por tener el Estado
soberanía sobre dicho territorio para la exploración, explotación, conservación y
administración de los recursos naturales vivos y no vivos de las aguas subyacentes al lecho,
del lecho y el subsuelo del mar, y para desarrollar cualquiera otra actividad con miras a la
exploración y explotación económica de dicha zona.
• Playas. Artículo 594: “La extensión de tierra que las olas bañan y desocupan
alternativamente hasta donde llegan en las más altas mareas”.
Finalmente, existen algunas otras disposiciones sobre el dominio público marítimo. Se
destaca el artículo 694 que regula los momentos en que las naves extranjeras o nacionales
pueden acercarse a la playa. Asimismo, establece el derecho de los náufragos:“(…) los
náufragos tendrán libre acceso a las playas y serán socorridos por las autoridades
locales”(jajaja)
En cuanto al estatuto jurídico de los bienes fiscales, debe señalarse que estos se
encuentran regulados por el Derecho Público, siendo su titular el Estado, por lo que son
inapropiables por los particulares. Al respecto, el artículo 63 Nº 10 de la CPR establece:
“Sólo son materias de ley: 10) Las que fijen las normas sobre enajenación de bienes del
Estado o de las municipalidades y sobre su arrendamiento o concesión”.

En cuanto a las concesiones sobre los bienes nacionales de uso público, podemos decir
que, en cuanto a su naturaleza jurídica, esta se concibe como un acto unilateral del
Estado, el que crea derechos y obligaciones. Por su parte, la naturaleza jurídica del
derecho del concesionario, se concibe como un derecho real, aunque para algunos
autores esto es discutible, señalando que es un derecho sui géneris.
Los efectos de la concesión están descritos en los artículos 599 y 602.

La autoridad competente para otorgar dicha concesión es el Presidente de la República, las


Municipalidades, y el Ministerio de Defensa (respecto de playas y terrenos de playa).
En cuanto a la extinción y caducidad de la concesión, esta se produce por el cumplimiento
del plazo; por el cumplimiento del objeto para el cual se concedió; por el retiro
(revocación) del permiso; por el abandono de las obras por el titular de la concesión; por
caducidad (incumplimiento de las obligaciones del concesionario).
Finalmente, dentro de los casos especiales de derechos privados sobre bienes nacionales,
destacamos el caso de las minas. Éstas son de dominio eminente del Estado. AL respecto
se debe recordar lo dispuesto en el artículo 19 Nº 24 inciso 6º Constitución Política de la
República; en el artículo 1º Código de Minería y en el artículo 591 Código Civil.

3. Los derechos subjetivos como cosas: bases dogmáticas del fenómeno y sus
consecuencias prácticas.
(por responder)

4. Derechos reales y personales: concepto y diferencias.

Artículo 577 “Derecho real es el que tenemos sobre una cosa sin respecto a determinada
persona. Son derechos reales el de dominio, el de herencia, los de usufructo, uso o
habitación, los de servidumbres activas, el de prenda y el de hipoteca. De estos derechos
nacen acciones reales”.

La doctrina clásica ha entendido erróneamente que en los derechos reales existen un


vínculo, una relación jurídica entre un sujeto (titular del derecho) y un objeto (el bien) en
el que el primero tiene sobre la cosa un poder que puede ser completo en relación con las
facultades ejercidas sobre la cosa (como el derecho de propiedad) o parcial o incompleto
(como los otros derechos reales, usufructo).

Artículo 578: “Derechos personales o créditos son los que sólo pueden reclamarse de
ciertas personas, que, por un hecho suyo o la sola disposición de la ley, han contraído las
obligaciones correlativas; como el que tiene el prestamista contra su deudor por el dinero
prestado, o el hijo contra el padre por alimentos. De estos derechos nacen las acciones
personales”.

El derecho personal es la contrapartida de la obligación del deudor. Tratándose de esta


clase de derechos, el acreedor tiene la facultad para exigir del deudor el cumplimiento de
una prestación que podrá consistir en dar, hacer o no hacer.

DERECHO REAL DERECHO PERSONAL


Sujetos: Activo el titular del derecho, Pasivo Sujetos: Activo es el acreedor, pasivo es el
es la sociedad toda. deudor.
Obligación del sujeto pasivo es un deber de Obligación del sujeto pasivo es una
mera tolerancia. prestación que consiste en dar, hacer o no
hacer algo.
Numerus clausus. Su nacimiento Numerus apertus. Son ilimitados, nacen de
condicionado a la ley. Son solo aquellos que la autonomía de la voluntad. Su nacimiento
señala la ley ( y a la voluntad en cierta condicionado al consentimiento con
medida). limitaciones sólo genéricas de moral, orden
público y buenas costumbres
Ciertos derechos reales como la prenda y la Sólo otorga derecho de prenda general o
hipoteca dan derecho de persecución y garantía general de los acreedores (2465).
preferencia.
De él nacen acciones reales, que son De él nacen acciones personales, que son
abstractas, se ejercen contra cualquier persona. relativas, porque se ejercen contra ciertas y
determinadas personas, a saber el deudor.

Es perpetuo, prolongado en el tiempo, Es esencialmente temporal, porque una vez


permanente porque dura mientras su titular lo que se cumple se extingue por su ejercicio.
desee.

El objeto en el derecho real es una cosa, por El objeto de derecho personal es la prestación
definición recae sobre una cosa. debida, que puede consistir en dar, hacer o no
hacer algo.

Siempre forman parte del activo del Los derechos personales pueden formar parte
patrimonio del activo o del pasivo del patrimonio

Su fuente es solo la ley (Código Civil y leyes De fuentes múltiples. 1437, 2282, 2314.
especiales: Código de Minería, Código de Contrato, cuasicontrato, delito, cuasidelito,
Aguas). La fuente de los derechos reales ley.
son los modos de adquirir.

Para adquirir un derecho real se necesita de un Para adquirir un derecho personal, basta con
título y de un modo de adquirir (teoría que aparezca cualquiera de las fuentes de las
romanista). Por este motivo, de los contratos en obligaciones contenidas en el art. 1437
Chile, jamás nacen derechos reales, porque los
contratos son títulos y por lo tanto para que
nazca el derecho real, debe operar un modo de
adquirir, el que normalmente será la Tradición.
Art. 1437.
Las obligaciones nacen, ya del concurso real
Ej. celebrado un contrato de compraventa, solo
de las voluntades de dos o más personas,
nacen derechos personales, obligaciones, que
como los contratos o convenciones;
serán fundamentalmente dos:
a) obligación del comprador de pagar el
precio; y, ya de un hecho voluntario de la persona
b) obligación del vendedor de entregar la que se obliga, como en la aceptación de
cosa vendida. Art. 1º, Nº 112 una herencia o legado y en
todos los cuasicontratos;
La compraventa, por regla general, es
consensual y excepcionalmente solemne; por
ya a consecuencia de un hecho que ha
lo tanto, una vez que se formó el
consentimiento, se perfeccionó el contrato y inferido injuria o daño a otra persona,
nacerán los derechos personales, pero el como en los delitos y cuasidelitos;
comprador todavía no se ha hecho dueño de la
cosa vendida (no ha nacido el derecho real de ya por disposición de la ley, como entre
dominio); para que esto ocurra el vendedor le los padres y los hijos sujetos a patria
debe hacer la tradición de la cosa que potestad.
normalmente se hace por medio de la entrega
y solo una vez que ha operado la tradición, el
comprador se hace dueño.

Los derechos reales, salvo ciertas servidumbres La mayoría de la doctrina considera que estos
(art. 882, en relación con el 2512), pueden derechos no son susceptibles de adquirirse o
ganarse y perderse por la prescripción. perderse por prescripción, porque no pueden
poseerse, y la posesión es un elemento
fundamental en la prescripción; sin embargo,
esto se discute, porque algunos autores
(Rossende Y Rosas) piensan que los derechos
personales si se pueden poseer y por lo tanto
ganar y perder por prescripción.
Lo que se extingue por prescripción es la acción
para obtener el cumplimiento forzado de la
obligación o del derecho personal.

5. Enumeración de los derechos reales.

Artículo 577 “Derecho real es el que tenemos sobre una cosa sin respecto a determinada
persona. Son derechos reales el de dominio, el de herencia, los de usufructo, uso o
habitación, los de servidumbres activas, el de prenda y el de hipoteca. De estos derechos
nacen acciones reales”.

Los derechos reales son creados por ley a partir de un numerus clausus, es decir, no hay
otros derechos reales que los expresamente establecidos por la ley.
La propiedad o dominio, artículo 582. “El dominio (que se llama también propiedad) es el
derecho real en una cosa corporal, para gozar y disponer de ella arbitrariamente; no
siendo contra la ley o contra derecho ajeno. La propiedad separada del goce de la cosa, se
llama mera o nuda propiedad”.

Derecho real de herencia Derecho real que se genera sobre el patrimonio de una persona
difunta respecto a sus herederos, que han aceptado tal calidad.

Usufructo. Artículo 764, “El derecho de usufructo es un derecho real que consiste en la
facultad de gozar de una cosa con cargo de conservar su forma y sustancia, y de restituirla
a su dueño, si la cosa no es fungible; o con cargo de volver igual cantidad y calidad del
mismo género, o de pagar su valor, si la cosa es fungible”.

El derecho real de uso (que da a su titular la facultad de uso, propia del dominio, pero sólo
ésa). Según el artículo 811 inc. 1º: “El derecho de uso es un derecho real que consiste,
generalmente, en la facultad de gozar de una parte limitada de las utilidades y productos
de una cosa. Si se refiere a una casa, y a la utilidad de morar en ella, se llama derecho de
habitación”.
Según esta disposición, el derecho de uso es un derecho personalísimo e intransferible.

Servidumbres Activas artículo 820: es un gravamen impuesto sobre un predio en utilidad


de otro predio de distinto dueño”.

6. Examen comparativo del estatuto jurídico de los bienes muebles e inmuebles.

A) Forma en que se perfecciona el contrato de compraventa:


La regla general es que el contrato de compraventa es consensual, es decir, se perfecciona
por el solo consentimiento de los sujetos de derecho en la cosa y el precio. Sin embargo, la
compraventa de bienes raíces, es un contrato solemne que se perfecciona por la
celebración por escritura pública y su correspondiente inscripción en el registro de
propiedad del Conservador de Bienes Raíces.

Artículo 1801: “La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa
y el precio; salva las excepciones siguientes. La venta de los bienes raíces, servidumbres y
censos, y la de una sucesión hereditaria, no se reputan perfectas ante la ley, mientras no se
ha otorgado escritura pública. Los frutos y flores pendientes, los árboles cuya madera se
vende, los materiales de un edificio que va a derribarse, los materiales que naturalmente
adhieren al suelo, como piedras y sustancias minerales de toda clase no están sujetos a
esta excepción”.
B) Forma en que se hace la tradición de los derechos:
Artículo 670: “La tradición es un modo de adquirir el dominio de las cosas y consiste en la
entrega que el dueño hace de ellas a otro, habiendo por una parte la facultad e intención
de transferir el dominio, y por otra la capacidad e intención de adquirirlo. Lo que se dice
del dominio se extiende a todos los otros derechos reales”.
Artículo 684: “La tradición de una cosa corporal mueble deberá hacerse significando una
de las partes a otra que le transfiere el dominio, y figurando esta transferencia de alguno
de los modos siguientes: 1º Permitiéndole la aprehensión material de una cosa presente;
2º Mostrándosela; 3º Entregándole las llaves del granero, almacén, cofre o lugar
cualquiera en que esté guardada la cosa; 4º Encargándose el uno de poner la cosa a
disposición del otro en el lugar convenido; y 5º Por la venta, donación u otro título de
enajenación conferido al que tiene la cosa mueble como usufructuario, arrendatario,
comodatario, depositario o cualquier otro título no traslaticio de dominio; y
recíprocamente por el mero contrato en que el dueño se constituye usufructuario,
comodatario, arrendatario, etc.”.

Artículo 686: “Se efectuará la tradición del dominio de los bienes raíces por la inscripción
del título en el Registro del Conservador. De la misma manera se efectuará la tradición de
los derechos de usufructo o de uso constituidos en bienes raíces, de los derechos de
habitación o de censo y del derecho de hipoteca. Acerca de la tradición de las minas se
estará a lo prevenido en el Código de Minería”.

Inmuebles por inscripción del título en el registro del conservador. Muebles por la simple
entrega (significando...)

C) Plazo de prescripción ordinaria:


Artículo 2492: “La prescripción es un modo de adquirir cosas ajenas, o de extinguir
acciones y derechos, por haber poseído las cosas o no haberse ejercido dichas acciones y
derechos por cierto lapso de tiempo, y concurriendo los demás requisitos legales. Una
acción o derecho se dice prescribir cuando se extingue por la prescripción.
Artículo 2498: “Se gana por prescripción el dominio de los bienes corporales, raíces o
muebles que están en el comercio humano y se han poseído con las condiciones legales. Se
ganan de la misma manera los otros derechos reales que no están especialmente
exceptuados”.
Artículo 2508: “El tiempo necesario para la prescripción ordinaria es de dos años para los
muebles y de cinco años para los bienes raíces”.

D) En la sucesión por causa de muerte:


Es importante la distinción toda vez que los herederos, para disponer de los bienes,
pueden hacerlo sin problemas y sin el cumplimiento de requisitos respecto de los
muebles. Pero para disponer de los bienes inmuebles, los herederos, deben cumplir con
los requisitos señalados en el artículo 688:

Artículo 688: “En el momento de deferirse la herencia, la posesión de ellas se confiere por
el ministerio de la ley al heredero; pero esta posesión legal no habilita al heredero para
disponer de manera alguna de un inmueble, mientras no preceda: 1º El decreto judicial
que da la posesión efectiva: este decreto se inscribirá en el registro de la comuna o
agrupación de comunas en que haya sido pronunciado; y si la sucesión es testamentaria,
se inscribirá al mismo tiempo el testamento; 2º Las inscripciones especiales prevenidas en
los incisos primero y segundo del artículo precedente (inscripción especial de herencia, se
inscribe el título en el registro de la comuna en que esté ubicado el inmueble): En virtud de
ellas podrán los herederos disponer de consuno de los bienes hereditarios; y 3º La
inscripción especial prevenida en el inciso tercero (inscripción del acto de partición): sin
esta no podrá el heredero disponer por sí solo de los inmuebles hereditarios que en la
partición le hayan cabido”.

Si quieren disponer de los muebles, lo pueden hacer sin requisitos. Si quieren disponer de
los inmuebles de consuno necesitan posesión efectiva inscrita.

E) En los aportes de la sociedad conyugal:


Los bienes muebles aportados o adquiridos a cualquier título durante el matrimonio,
ingresan al haber social. En cambio, los bienes inmuebles aportados o adquiridos a título
gratuito durante el matrimonio, ingresan al haber propio del cónyuge respectivo. Los
adquiridos a título oneroso, siempre ingresan al haber social.

F) En los Derechos reales y modos de adquirir:


La servidumbre, la hipoteca y la habitación sólo pueden recaer en bienes raíces. La prenda,
sólo puede recaer en bienes muebles.
En cuanto a los modos de adquirir el dominio, la ocupación y la accesión sólo dicen
relación con bienes muebles. (en la accesión se considera como principal el bien inmueble,
aun cuando el mueble sea más costoso).

G) Respecto de la prenda y la hipoteca:


En estricto rigor, solo puede darse en prenda el bien mueble, y en hipoteca el bien raíz. Un
bien mueble admite solamente una prenda, mientras que una finca es susceptible de
varias hipotecas.

H) Respecto de la posesión:
La posesión de los muebles no se encuentra protegida por acciones posesorias. La
ley solo protege los inmuebles mediante acciones posesorias, los muebles solo con la
acción publiciana4, exclusiva para el poseedor regular.

I) En materia penal:
En materia penal también tiene importancia la distinción entre muebles e
inmuebles. De esta manera, los delitos de robo y hurto (dependiendo si hay o no empleo
de violencia) sólo se refieren a cosas muebles, en tanto que el que se apropia de bienes
ajenos inmuebles comete el delito de usurpación.

J) En materia comercial:
Los actos de comercio sólo versan sobre bienes muebles (artículo 3º del Código de
Comercio).

K) En materia procesal:
La competencia de los tribunales varía según la naturaleza mueble o inmueble de
las cosas objeto del litigio. Así, tiene facultad para conocer de una acción inmueble el juez
del lugar en que el inmueble está ubicado; en lo referente a acciones muebles, le
corresponderá al juez del lugar en que deba cumplirse a la obligación, salvo ciertas
excepciones.

L) Nulidad relativa o recisión por lesión enorme: Solo opera en la CV y permuta de


inmuebles.

M) Bienes del pupilo: los inmuebles se enajenan por pública subasta y previo decreto
judicial.

N) La ocupación: Solo procede en los muebles, según el 590.

Ñ) Muerte presunta: Para que los poseedores provisorios puedan vender los bienes
muebles del desaparecido en pública subasta, basta la autorización del juez, oído el
defensor de ausentes, para vender los inmuebles (también en pública subasta) debe haber
además una causa necesaria o utilidad evidente, declarada por el juez con conocimiento
de causa (o sea, en base a los antecedentes que se acompañen a los autos), y con
audiencia del defensor.

CÉDULA N° 12 DERECHO DE PROPIEDAD: 1. Concepto de propiedad. 2. Características de


la propiedad como derecho subjetivo. 3. Facultades o atributos de la propiedad. 4.

4 Artículo 894. Se concede la misma acción, aunque no se pruebe dominio, al que ha perdido la posesión
regular de la cosa, y se hallaba en el caso de poderla ganar por prescripción. Pero no valdrá ni contra el
verdadero dueño, ni contra el que posea con igual o mejor derecho. (en el 893 está la acción reivindicatoria).
Propiedad y posesión. 5. Extensión de la propiedad. 6. Limitaciones del derecho de
propiedad. 7. Clases de propiedad. 8. Copropiedad. 9. Modos de adquirir la propiedad.

1 Concepto de propiedad: TEORIA DEL DERECHO DE PROPIEDAD O DOMINIO / Nociones


generales.

El poder o señorío que los seres humanos experimentan sobre los bienes resulta ser
uno de los acontecimientos claves dentro de la historia de la humanidad.

“(…) la apetencia de poder, el apetito de dominación es uno de los motores de la


historia del hombre sobre la tierra y de sus evoluciones”

Por ello la propiedad no sólo es estudiada por el Derecho sino que, además, por
diversas ramas, a saber, economía, sociología, política, etc.

La propiedad y su regulación jurídica en gran medida no es más que una


superestructura de las ideas sociales, políticas y económicas que en un periodo
determinado sacuden a las naciones. De ahí que una definición legal de la propiedad
está siempre influida por el ambiente histórico y político en que se formula.

Es por ello que cuando el Código de Napoleón en sus artículos 544 y 545, declaraba
que la propiedad es el “derecho de gozar y disponer de una cosa del modo más
absoluto” sin otras limitaciones legales, y que nadie puede ser privado de su
propiedad más que “por expropiación, fundada en causa justificada de utilidad
pública y previa la correspondiente indemnización” lo que hace es consagrar uno de
los resultados de la Revolución de 1789, esto es la propiedad libre de las cargas
feudales del Antiguo Régimen; la autonomía de la voluntad del individuo; el
mantenimiento y consagración de las propiedades adquiridas durante el proceso
revolucionarios de los bienes nacionales (iglesias, de los nobles, etc.)

El Código Civil de Bello también estuvo muy influido por la legislación napoleónica,
unido a las características propias del sistema real proveniente de la legislación
indiana (el que hacía muy restringido el tráfico jurídico de los bienes inmuebles,
estableciendo mayorazgos y limitaciones a las enajenación de éstos en cuanto a los
sujetos), influencias que se ven destacadas en el artículo 582:

“El dominio ( que se llama también propiedad) es el derecho real en una cosa
corporal, para gozar y disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra la ley o
contra derecho ajeno.

La propiedad separada del goce de la cosa, se llama mera o nuda propiedad”


Esta definición, que podemos llamar analítica, como toda definición técnico-jurídica,
destaca que este derecho se define por la reunión de tres facultades, esto es, la de
usar, gozar y disponer de la cosa.

Pero desde sintética, “el dominio no es una suma de facultades, sino un centro
unitario, distinto de las facultades que lo integran” por lo que se puede definir como
“el más amplio poder de señorío que puede tener una persona sobre una cosa”.

En la propiedad, es preferible hablar de la elasticidad, pues las facultades del


propietario pueden ampliarse o reducirse en cantidad o intensidad sin que ella
pierda su calidad esencial.

Nuestro Código Civil, hace sinónimo las voces dominio y propiedad. Nuestra doctrina
no encuentra diferencia alguna entre estos conceptos. Pero algunos, fundados
erróneamente en el derecho comparado (en el que no existe esta aclaración tan
específica pro parte del legislador) sostienen que ambos concepto serían
completamente diferentes, agregando que el término propiedad estaría referido al
poder o señoría ejercido sobre las cosas incorporales o inmateriales, dejando el
término dominio para las cosas materiales o corporales. A nuestro juicio, y tal como
fue concebido el concepto por Bello, la distinción antes referida sólo resulta un
aporte doctrinal de escasa relevancia.

2 Características de la propiedad como derecho subjetivo:

Caracteres del derecho de propiedad o dominio

1.- Es un Derecho Real: Según lo dispuesto en los artículos 577 y 582 del Código Civil, ya
analizados. Siendo un derecho real, está amparado por una acción real, la acción
reivindicatoria.

2.- Es absoluto: Este carácter tiene dos sentidos: El primero, caracterizado por el aforismo
“plena in re potestas”, se refiere a que el titular del derecho posee la suma de las
facultades que le son conferidas por la ley, esto es, el uso, goce y disposición; En
segundo lugar, es absoluto, por cuanto su titular puede usar, gozar y disponer
arbitrariamente, a pesar de las limitantes (ley, derecho ajeno y expropiación).

3.- Es exclusivo y excluyente. Supone un solo titular el cual ejercerá todas facultades,
dotado de la facultad suficiente para impedir que terceros se inmiscuyan, limiten o
coarten sus facultades.

Esta exclusividad, se opone a que dos o más personas sean titulares de la totalidad del
derecho de dominio, lo cual no se pierde:
a) Si conjuntamente con el derecho de dominio puedan existir sobre la cosa otros
derechos con titulares distintos, como en el usufructo (usufructuario el nudo
propietario).

b) En la copropiedad: pues en ella cada dueño o copropietario, individualmente


considerado, no es titulare de la totalidad del derecho de dominio, sino que es sólo
dueño de una parte o cuota del mismo derecho de dominio. Es decir, sobre esa
misma cosa, tienen derechos de la misma naturaleza, lo que no significa que cada
uno tenga el dominio de la cosa.

Finalmente, la exclusividad, se manifiesta, por ejemplo, en el derecho al cerramiento


del artículo 844:“El dueño de un predio tiene derecho para cerrarlo o cercarlo, por
todas partes, sin perjuicio de las servidumbre constituidas a favor de otros predios.

4.- Es perpetuo: toda vez que no se extingue con el transcurso del tiempo o con su
ejercicio, salvo algunas propiedades especiales como la propiedad intelectual. Lo
anterior se traduce en la máxima “El dominio dura tanto como dura la cosa”, por lo
que se desprende que en no se extingue por el no uso o no ejercicio, sino que se
extingue, en el caso de la posesión, cuando el dueño ha dejado de tenerla y ha sido
adquirida por un tercero, dentro de un determinado periodo de tiempo.

Lo anterior debe relacionarse con la prescripción adquisitiva: Artículo 2498: “Se gana
por prescripción el dominio de los bienes corporales raíces o muebles, que están en el
comercio humano, y se han poseído con las condiciones legales. Se gana de la misma
manera los otros derechos reales que no están especialmente exceptuados”

Artículo 2517: “Toda acción por la cual se reclama un derecho se extingue por la
prescripción adquisitiva del mismo derecho”

Excepciones a la Perpetuidad

Pero existen excepciones a la perpetuidad del derecho de propiedad. Estas son:

La propiedad fiduciaria: Artículo 733: “Se llama propiedad fiduciaria la que está
sujeta al gravamen de pasar a otra persona, por el hecho de verificarse una
condición. La constitución de una propiedad fiduciaria se llama fideicomiso. Este
nombre se da también a la cosa constituida en propiedad fiduciaria. La translación
de la propiedad a la persona en cuyo favor se ha constituido el fideicomiso, se llama
restitución”.

Lo que caracteriza a esta propiedad es que es esencialmente transitoria, ya que está


sujeta a una condición resolutoria que, de cumplirse, extingue el derecho, y no
puede estar pendiente por un plazo superior a cinco años.

La propiedad intelectual e industrial: La intelectual dura toda la vida del autor y la


propiedad industrial dura 20 años.

5.- Es transferible, transmisible, cesible, renunciable, prescriptible, gravable,


embargable, principal.

El sujeto del dominio

Nuestro Código Civil, dentro del libro II, no contiene ninguna norma específica
relativa a los sujetos capaces de ser titulares del derecho de propiedad o dominio,
por lo que habrá que aplicar, en cuanto a las personas naturales, el estatuto general
sobre capacidad jurídica (de goce y ejercicio).

Respecto de las personas jurídicas, nuestro código consagra dos disposiciones


especiales: Artículo 556: “Las corporaciones pueden adquirir bienes de todas clases a
cualquier título”.

Artículo 563: “lo que en los artículo 549 hasta 561 se dispone acerca de las
corporaciones y de los miembros que las componen, se aplicará a las fundaciones de
beneficencia y a los individuos que las administran”.

Finalmente, el artículo 564: “Las fundaciones perecen por la destrucción de los


bienes destinados a su manutención”.

Por lo tanto, el principio general es que las personas jurídicas pueden adquirir y
poseer toda clase de bienes.

Sobre qué recae la propiedad en nuestro el Código Civil.

Principalmente. Cosas corporales. Artículo 582.

Secundariamente. Dos especies. Artículo 583: cosas incorporales (derechos reales y


personales en las que hay una especie de propiedad) y sobre las producciones del
talento o del ingenio (Artículo 584).

Ambas tienen igual valor e importancia.

Delimitación del objeto sobre que recae la propiedad o extensión de dominio

Destacamos:
a) Delimitación del perímetro o superficie de los bienes raíces: Se refiere a los límites
laterales del inmueble, es decir, los deslindes o linderos. En efecto, la
individualización de los inmuebles comprende el nombre, la dirección, el deslinde
según los 4 puntos cardinales, el número de rol de impuesto (contribuciones bienes
raíces) y número de inscripción (pago y año). En el evento que exista controversia
entre los dueños de predios vecinos sobre deslindes, se recurre a la justicia ordinaria
para que el Juez Civil competente (comuna donde se encuentran los inmuebles)
resuelva en un procedimiento que se rige por las reglas del juicio sumario.

B) Delimitación de la altura y profundidad: En nuestro país no existen normas al


respecto, sólo encontramos la disposición del artículo 19 N° 24 CPR: “El Estado tiene
el dominio absoluto de todas las minas, salares, depósitos de carbón e
hidrocarburos”.

Pero ¿hasta dónde se extiende la propiedad en cuanto a suelo y profundidad? Al


respecto, se debe recurrir a la doctrina tradicional que mantiene la tesis del dominio
ilimitado, citando la vieja expresión de los glosadores “Usuque ad coelos et ad
inferos” (usar hasta el cielo y hasta el infierno). Nuestra legislación, se refiere que la
propiedad del inmueble comprende la del subsuelo (19 N 24 CPR), siendo el dueño
de la superficie el dueño además de lo que está por debajo de ella, se añade, sin
embargo, una limitación importante, que es la sujeción a lo dispuesto en las leyes de
minas y de aguas (Código de Minería y de aguas) en cuanto al los derechos reales de
concesión minera y aprovechamiento. En cuanto al espacio aéreo, no existe ninguna
disposición en particular, aplicándose la misma regla.

La doctrina más moderna postula una extensión objetiva del dominio que esté
limitada por el punto que alcance la posibilidad de utilización y el interés
razonablemente tutelable del propietario. Esta idea parece dominar hoy en la
práctica. Este principio es el que también se entiende que rige para la extensión de
propiedad al espacio aéreo. De hecho, la jurisprudencia nacional y comparada
(España) de principios del siglo pasado (mediados de siglo en Chile) hizo clara su
aplicación de esta idea en relación con el tendido aéreo de cables eléctricos y
telefónicos.

En materia de aviación, el del Código Aeronáutico se establece la necesidad, en que


los dueños de los bienes subyacentes se encuentran, de soportar la navegación
aérea, con derecho al resarcimiento de los daños y perjuicios, si son perjudicados por
ella.

3 Facultades o atributos de la propiedad:


Facultades que confiere el dominio

Distinguimos facultades materiales (uso, goce, abuso) y facultades jurídicas


(disposición).

Facultades materiales

1.- Facultad de uso: (Ius utendi) Se refiere a la facultad de servirse de la cosa según
su naturaleza, es decir, “aplicar la cosa a los servicios que ella proporciona”. Así, el
propietario de una casa puede habitarla. Las únicas limitaciones son: la ley y el
derecho ajeno.

Es importante señalar que la facultad de uso generalmente va unida a la facultad de


goce (apropiación de productos y frutos), es por ello que el artículo 582 que define el
dominio no menciona el uso dentro de las facultades, esto porque no lo consideró
distinto del derecho de goce. La crítica a esta postura de Bello, es que existen ciertos
derechos que recaen sobre una cosa que no producen frutos. Dichos derechos se
limitan al mero uso de la cosa, como por ejemplo, el usar una biblioteca.

2.- Facultad de goce: (Ius fruendi) Este derecho habilita para “apropiarse de los
frutos y productos de una cosa”. Al respecto, la adquisición de los frutos en nuestro
Código Civil se justifica por el modo de adquirir accesión y de acuerdo a lo dispuesto
en el artículo 643: “La accesión es un modo de adquirir por el cual el dueño de una
cosa pasa a serlo de lo que ella produce o de lo que se junta a ella. Los productos de
una cosa pueden ser frutos naturales o civiles”.

En definitiva, esta facultad consiste en el derecho de gozar la cosa, percibiendo todos


los frutos que ella produce. Así el propietario de un inmueble puede percibir el pago
de la renta (frutos civiles, los que según el artículo 647 no tienen una definición pero
Bello dio como ejemplos los “precios, pensiones o cánones de arrendamiento o
censo, y los intereses de capitales exigibles, o impuestos a fondo perdidos” que
pueden estar: pendientes mientras se deben y percibidos desde que se cobran) y el
de un fundo su cosecha (frutos naturales, los que según el artículo 644 “son aquellos
que da la naturaleza ayudada o no de la industria humana” que pueden estar en las
siguientes condiciones: pendientes, percibidos o consumidos)

3.- Facultad de abusar: (Ius abutendi) Que se refiere, en términos generales, a la


posibilidad de destruir la cosa materialmente (aniquilarla), de transformarla (variarla
en su forma) o degradarla (perder o disminuir su valor de mercado)
Facultades jurídicas:

1.- Facultad de disposición: Se refiere al concepto de enajenación en sentido amplio,


es decir, transferir el dominio y constituir cualquier derecho real sobre la cosa.

En cuanto a las facultades que implica, estas son: transferir el dominio, transmitirlo
por causa de muerte, limitar el dominio constituyendo un derecho a favor de otro
(prenda o hipoteca o usufructo). Destacamos los Derechos limitativos de goce
(usufructo y servidumbre) y los Derechos limitativos de garantía (prenda e hipoteca)

Al respecto, importante resulta destacar los artículos 2387 y 2414 que establece el
concepto de enajenación en sentido amplio:

Artículo 2387 (contrato de prenda): “no se puede empeñar una cosa, sino por
persona que tenga facultad de enajenarla”

Artículo 2414: “No podrá constituir hipoteca sobre sus bienes, sino la persona que
sea capaz de enajenarlo, y con los requisitos necesarios para su enajenación”.

Valor jurídico de las cláusulas de no enajenar

La problemática dice relación con determinar si es o no válida, cuando la ley no


establece solución normativa al respecto, las cláusulas de actos jurídicos entre las
partes, en donde una de ellas prohíba a la otra, la enajenación respecto del bien
objeto del acto jurídico. En definitiva, determinar la posibilidad si los contratantes
pueden restringir la facultad de disposición en forma convencional.

La problemática presenta como puntos fundamentales el principio de libertad


económica y libre circulación de los bienes, como, por otro lado, el principio de la
autonomía de la voluntad.

Antes de referirnos a la problemática ante falta de norma, corresponde referirnos a


los casos regulados por el legislador.

Artículos que declaran ineficaz la cláusula de no enajenar:

1.- Respecto del legado. Artículo 1126: “Si se lega una cosa con calidad de no enajenarla y
la enajenación no comprometiere ningún derecho de tercero, la cláusula de no
enajenar se tendrá por no escrita”.

2.- Respecto de la hipoteca. Artículo 2415: “El dueño de los bienes gravados con hipoteca
podrá siempre enajenarlos o hipotecarlos, no obstante cualquiera estipulación en
contrario”.
3.- Respecto del arrendamiento. Artículo 1964: “El pacto de no enajenar la cosa
arrendada, aunque tenga la cláusula de nulidad de la enajenación, no dará derecho
al arrendatario sino para permanecer en el arriendo, hasta su terminación natural”.

4.- Respecto del censo (cuando una persona contrae la obligación de pagar a otra un
rédito anual, reconociendo el capital correspondiente, y gravando una finca suya con
la responsabilidad del rédito (censo o canon) y del capital). Artículo 2031: “No vale
en la constitución del censo el pacto de no enajenar la finca acensuada, ni otro
alguno que imponga al censuario más cargas que las expresadas en este título. Toda
estipulación en contrario se tendrá por no escrita”.

Artículos que declaran válidas las cláusulas de no enajenar:

1.- Respecto de la propiedad fiduciaria. Artículo 751: “La propiedad fiduciaria puede
enajenarse entre vivos y transmitirse por causa de muerte, pero en uno y otro caso
con el cargo de mantenerla indivisa, y sujeta al gravamen de restitución bajo las
mismas condiciones que antes. No será, sin embargo, enajenable entre vivos, cuando
el constituyente haya prohibido la enajenación (…)”.

2.- Respecto de la donación. Artículo 1432: “La resolución, rescisión y revocación de que
hablan los artículos anteriores, no dará acción contra terceros poseedores, ni para la
extinción de las hipotecas, servidumbres u otros derechos constituidos sobre las
cosas donadas, sino en los casos siguientes: 1.º Cuando en escritura pública de la
donación (inscrita en el competente registro, si la calidad de las cosas donadas lo
hubiere exigido), se ha prohibido al donatario enajenarlas, o se ha expresado la
condición”.

3.- Respecto del usufructo. Artículo 793: “(…) Pero no podrá el usufructuario arrendar ni
ceder su usufructo, si se lo hubiese prohibido el constituyente; a menos que el
propietario le releve de la prohibición”.

Casos no regulados por el legislador:

Cláusulas convencionales de no enajenar:

Estas cláusulas pueden constituirse en términos:

a) Relativas: cuando la persona se compromete a no enajenar (no disponer) durante un


cierto periodo de tiempo, por ejemplo, mientras dure el contrato de arrendamiento.

b) Absolutas: Cuando la persona se compromete a no disponer jamás de la cosa. Los


tribunales han rechazado la validez de esta cláusula.

Argumentos a favor de la validez de la cláusula de no enajenar:

1.- En derecho privado se puede hacer todo aquello que no esté prohibido por la ley. Ergo,
como no existe una disposición general que prohíba la cláusula de no enajenar (existiendo
ciertos casos admitidos), esta es válida cuando la ley nada diga.

2.- El legislador sólo prohíbe la cláusula en determinados casos, por lo que la regla general
es la libertad para convenir esta cláusula.

3.- Si el dueño puede desprenderse del uso y goce como facultades del dominio, nada
obsta que también pueda hacerlo de la disposición.

4.- Artículos 1810 y 583: “pueden venderse todas las cosas corporales o incorporales cuya
enajenación no esté prohibida por la ley” “(…) disponer de ellas arbitrariamente (…)”

5.- El Artículo 53 Nº 3º Reglamento del Conservador señala que “Pueden inscribirse: Nº 3º.
Todo impedimento o prohibición referente a inmuebles, sea convencional, legal o judicial,
que embarace o límite de cualquier modo el libre ejercicio del derecho de enajenar”.

Argumentos en contra de la validez de la cláusula de no enajenar:

1.- El principio de la libre circulación de los bienes. Estas normas que cautelan la libre
circulación son de orden público. Dicho principio está consagrados en normas particulares
e incluso en el mensaje del Código Civil (párrafo 27°)

2.- Que en derecho privado puede hacerse todo lo que no esté expresamente prohibido es
un argumento vago que no explica la dualidad.

3.- Aceptar la cláusula implica vulnerar normas de orden público (evitar la prohibición de
usufructos y fideicomisos sucesivos, artículos 769 y 745 respectivamente).

4.- Al renunciar a la facultad de disposición, el derecho carecería de titular. No tendría


sentido la cláusula.

5.- El argumento de la disposición del Reglamento del Conservador, es una falacia ya que
este es un Reglamento, cuerpo normativo que tiene menor valor que el Código Civil pues
es un Decreto con Fuerza de Ley, y no puede pasar a llevar las disposiciones del Código
Civil. Se replicó que no es así, pues se dictó por disposición del artículo 695, y se entiende
por ende incorporado al Código Civil.
Sanción en caso de infracción frente a la prohibición expresa del legislador

a) Como obligación de no hacer. Indemnización de perjuicios (creación de la


jurisprudencia).

b) Como objeto ilícito. Nulidad absoluta (1464 N 3). Se critica esta tesis por cuanto esta
disposición se refiere a prohibiciones judiciales y no convencionales.

c) Como condición resolutoria: concluyendo el contrato, pudiendo también alegarse su


cumplimiento.

Prohibiciones legales de enajenar

Estas prohibiciones tienen plena eficacia, cuando son establecidas por la ley. Su infracción
adolece de nulidad absoluta por objeto ilícito (artículo 1464 inciso final). Un ejemplo de lo
anterior, es aquella disposición legal que prohíbe enajenar aquella vivienda adquirida por
subsidio habitacional.

Teoría ecléctica respecto de la cláusula de no enajenar

Esta teoría, como cierta parte de la doctrina actual como adherente y parte de la
jurisprudencia, sostienen que las cláusulas de inalienabilidad son válidas, siempre y
cuando reúnan dos requisitos:
1.- Deben ser temporales; y

2.- Deben justificar un interés legítimo

4 Propiedad y posesión:

Imagino que por lo amplio de la pregunta hay que tener claro los conceptos de propiedad
y posesión y un paralelo entre ambas, al cual es posible arribar una vez estudiada toda la
materia relativa a bienes.

5 Extensión de la propiedad:

Si se refieres a las facultades, ya está respondida. Si se refiere a los modos de adquirir la


propiedad según su extensión, estese a lo que se dirá más adelante.
6 Limitaciones del derecho de propiedad: LIMITACIONES DEL DERECHO DE PROPIEDAD O
DOMINIO

Distinguimos al efecto:

1.- Auto limitaciones: En ella participa la voluntad del propio dueño. EL dominio puede ser
limitado de varios modos, a saber:

a) propiedad fiduciaria por pasar a otra persona en virtud de cumplirse una condición;

b) usufructo, uso, habitación, prenda e hipoteca;

c) servidumbre.

2.- limitaciones Heterónomas: Fundada en el artículo 19 N° 24 CPR cuando establece que


“solo la ley puede establecer limitaciones y obligaciones que deriven de su función social”.
Dentro de ellas encontramos:

a) limitaciones genéricas o inminentes (que no requieren establecimiento ni


consagración legal, ellas son censura o abusos de los derechos y las limitaciones
facultad excluir: uso inocuo, derecho acceso coactivo y estado de necesidad)

b) limitaciones legales o específicas (establecidas en ley que son utilidad pública,


interés privado)

Limitaciones genéricas o inminentes

a) La censura o abusos de los derechos que se refiere al abuso de cualquier derecho


que no sea absoluto, por ejemplo, el derecho del comunero a pedir la partición que
es un derecho absoluto. Chile no le reconoce valor a este abuso. Según Alessandri
esto se sanciona extracontractualmente como delito o cuasidelito civil. Ejemplo:
cuando un individuo construye un muro provocando la sequía a los demás.

b) Limitaciones facultad de excluir: Estas son el uso inocuo (el propietario de una
cosa permite que tercero extraños puedan aprovecharla sin causar daños. En Chile,
no constituye un derecho sino que se traduce en prácticas sometidas a la tolerancia
del propietario. Ejemplos: artículos 2499 y 609); el derecho de acceso coactivo (el
ordenamiento jurídico permite ocasionalmente a favor de llevar a cabo el poder de
cuidado de una cosa, recuperarla aún cuando esté en un predio ajeno. Ejemplo,
artículo 943); y el estado de necesidad (es permitido el usar una cosa ajena
deteriorándola o destruyéndola si con ello se protege un peligro grave o inminente
en un bien jurídico de mayor importancia que la propiedad privada como el derecho
a la vida. En materia penal, encontramos ejemplo en la legítima defensa. En materia
civil la ley nada dice, según Alessandri en este caso procedería indemnización de
perjuicios por enriquecimiento sin causa)

Limitaciones legales o específicas

a) La utilidad pública que tienen por finalidad mejorar la gestión de servicios públicos.
Destacamos las restricciones administrativas como la seguridad social, salubridad,
ornato público, defensa nacional, economía, patrimonio artístico y equilibrio
ecológico. También se destacan las servidumbres administrativas que son aquellos
gravámenes que sufre un predio en interés público y en donde sólo hay un predio
sirviente y no se autoriza al dueño de este último a ser indemnizado. Ejemplo de
ellos son la ley de caminos, la ley de ferrocarriles, la ley de electricidad.

b) El interés privado relacionado con el derecho de vecindad como la demarcación, el


cerramiento y medianería (941, 942, 601, 856, 878). Pueden existir intromisiones
materiales (humo) o intromisiones inmateriales (ruido) las que deben ser prohibidos
cuando son intolerables y no normales.

7 Clases de propiedad:

Clases de propiedad

1.- Según su extensión o alcance (artículo 582).

a) Plena (uso, goce y disposición)

b) Nuda (solo disposición) Usufructo.

2.- En cuanto a la duración (artículo 733).

a) Absoluta. No está sujeta a condición cuyo cumplimiento implica la extinción del


derecho de dominio.
b) Fiduciaria. Si el dominio está sujeto a una condición en virtud de cuyo cumplimiento se
extingue el derecho de su titular, pasando la propiedad a manos de una tercera
persona.

3.- Según el número de sujetos activos.

a) Individual. Que puede ser privada o pública (ya analizada en relación con la clasificación
de los bienes).

b) Plural, colectiva (condominio, copropiedad)

4.- Según su exclusividad.

a) Propiedad exclusiva. La que pertenece a una sola persona ya sea natural o jurídica

b) Propiedad pro indiviso. Cuando el mismo derecho de propiedad pertenece a distintas


personas y sobre la misma cosa, siendo cada uno de ellos titulares de una cuota. En
este caso pueden haber dos titulares con derechos distintos (como en el caso de
usufructo) o el derecho de dominio radicado primero en una persona y después en
otra ante el cumplimiento de una condición (propiedad fiduciaria)

5.- Según las cosas objetos del derecho o sobre las que recae

a) Civil. Que es el objeto del derecho civil. Aquí destacamos la propiedad horizontal. En
ella se comprende los distintos pisos de un edificio o departamentos que pertenecen
a distintos dueños y los conjuntos habitacionales o edificios.

b) Propiedad minera. Recordemos que son propiedad del Estado, otorgando a los
particulares el derecho real de concesión.

c) Propiedad Intelectual e industrial. La intelectual recae sobre los productos del ingenio y
talento humano. Dentro de la propiedad industrial se encuentran las marcas
comerciales, los modelos industriales y las patentes de invención.
Las propiedades especiales

A. La propiedad intelectual

Regida por la ley 17.336 (DO 2/10/1970) protege los derechos que, por el sólo hecho
de la creación de la obra, adquieren los autores de obras de la inteligencia en los
dominios literarios, artísticos y científicos, cualquiera que sea su forma de expresión
y los derechos conexos que ella determina.

Este derecho de autor tiene un doble contenido:

- Contenido moral, que se refieren a los derechos de la personalidad que permiten


defender la integridad de la obra;

- Contenido patrimonial, que implica explotar, con exclusividad, y por un cierto lapso
de tiempo, la obra respectiva.

Desde el primer punto de vista confiere las siguientes atribuciones:

a.- Reivindicar la paternidad de la obra, asignándole si se quiere un nombre o


seudónimo conocido.

b.- Oponerse a toda deformación, mutilación u otra modificación hecha en la obras


sin el expreso y previo consentimiento del autor.

c.- Mantener la obra inédita.

d.- Autorizar a terceros para que terminen la obra si ésta se encuentra inconclusa.

e.- Exigir que se respete la voluntad del autor si la obra es anónima o seudónima.

El derecho de autor, en su aspecto moral, es transmisible al cónyuge sobreviviente y


a los herederos ab intestato del autor y sus facultades son inalienables.

El derecho de autos, desde el punto de vista patrimonial, permite su uso y


explotación directa y personal de la obra por su autor, pueden ser transferidos total o
parcialmente los derechos que se tienen sobre ella, pudiendo autorizarse su
utilización por terceros.
B. La Propiedad industrial

Ella se encuentra regulada en la ley n°19.039 sobre propiedad industrial que


contienen normas aplicables a privilegios industriales y protección de los derechos
de propiedad industrial. Esta ley fue modificada por la ley 19.996 de 11 de marzo de
2005.

Dentro de los privilegios industriales se comprenden los modelos de utilidad, las


marcas comerciales, patentes de invención, los dibujos y diseños industriales, los
esquemas de trazados o topografía de circuitos integrados, indicaciones geográficas y
denominaciones de origen y otros títulos de protección que la ley pueda establecer.
Esto es de bastante importancia porque le otorga la protección correspondiente a
aquel que ha inventado algo, de manera que pueda obtener provecho de sus
beneficios.

Se define en forma simple la marca comercial como “todo signo visible, novedoso y
característico que sirve para distinguir un producto”

Tenemos que partir de la base que todo inventor sea de un nuevo producto o de un
nuevo procedimiento industrial puede solicitar la protección de esa invención a fin
que se conceda una patente para asegurarse que durante cierto lapso de tiempo
tendrá un derecho exclusivo para explotar su invento.

Así entonces la ley distingue entre invención que es toda solución a un problema de
la técnica y que origina un quehacer industrial; patente, que es el derecho exclusivo
que concede el Estado para la protección de una invención; modelos de utilidad que
son los instrumentos, aparatos, herramientas, dispositivos y objetos o partes de los
mismos que producen una utilidad, es decir aportan a la función que son destinados
una ventaja; y diseño industrial que es toda forma tridimensional y cualquier artículo
industrial o artesanal que sirva de patrón para la fabricación de otras unidades y que
se distinga de sus similares sea por su forma, por su configuración o por una
combinación de éstas, debiendo tener una fisonomía original, nueva y diferente.

Cualquiera persona natural o jurídica, chilena o extranjera puede gozar de los


derechos de propiedad industrial debiendo obtener el título de protección
correspondiente. Si es extranjera no residente en Chile para efectos de propiedad
debe de designar en Chile un representante o apoderado.

El organismo que conoce de las solicitudes de propiedad industrial es el


departamento de propiedad industrial dependiente del Ministerio de Economía,
Fomento y Reconstrucción.
La propiedad Austral

Tiene solamente un interés histórico pues la legislación sobre ella hoy es inaplicable.
Al formarse la República en la parte austral del territorio, es decir, todas las tierras
que se encontraban al sur del río Malleco hasta el norte de la provincia de
Magallanes, según el DL.N°575 , estaban habitadas en su mayoría por indígenas que
ocupaban legítimamente sus tierras pero sin título alguno.

Entonces para 1) defender a los indígenas en sus derechos, 2) para defender los
intereses del Estado de quienes ilegítimamente ocupaban esas tierras, 3) para
arraigar a los indígenas en las tierras australes y 4) para organizar y regularizar la
constitución de la propiedad territorial en esas zonas se dicta este Decreto ley en
donde se señala que las personas que se crean con derecho de dominio sobre tierras
australes deben pedir al Presidente de la República el reconocimiento de la validez
de sus títulos y con el objeto de asegurar esta regularización la ley otorgó al ejecutivo
la facultad discrecional para reconocer como válidos aquellos títulos incompletos o
que no cumplieran con todos los requisitos.

Por el DL. N°1939 se fijó como plazo fatal el de 90 días desde su publicación (nov.
1977) la regularizar los títulos.

La propiedad indígena

Durante la colonia y la conquista los indígenas capacidad alguna para adquirir bienes.
La independencia les concede plena capacidad pero la realidad cultural los ponía en
seria desventaja, siendo constantemente burlados en sus derechos y despojados de
sus tierras al firmar contratos que no habían leído por no saber hacerlo, y muchas
veces sin recibir el precio de las supuestas ventas.

Para evitar estos fraudes y atropellos se dictaron una serie de leyes que restringieron
la capacidad de ejercicio de los indígenas.

- El DFL N°1876 señala que toda venta, arriendo o empeño de terrenos


pertenecientes a indígenas debía verificarse con intervención del Intendente de
Arauco y con el gobernador de indígenas respectivo.

- La ley N°1.866 estableció que los contratos traslaticios de dominio de terrenos de


propiedad indígena sólo podían celebrarse si el enajenante tenía título inscrito y
registrado competentemente.

- La ley N°19.253, Publicada en el D.O. el 5 de octubre de 1993, denominada “Ley


indígena” establece normas de protección, fomento y desarrollo de los indígenas y
crea la Corporación Nacional de Desarrollo indígena.
El artículo 12 contiene una larga enumeración de las tierras que tienen carácter de
indígenas, reconoce como sus titulares a las personas naturales indígenas o a la
comunidad indígena definida por la misma ley y señala que estarán exentas de pago
de contribuciones territoriales.

La ley señala que estas tierras, por exigirlo el interés nacional, gozarán de la
protección de esta ley, y no podrán ser enajenadas, embargadas, gravadas ni
adquiridas por prescripción, salvo entre comunidades o personas indígenas de una
misma etnia.

Las tierras cuyos titulares sean comunidades indígenas no podrán ser arrendadas,
dadas en comodato, ni cedidas a terceros en uso, goce o administración. Sin
embargo, con autorización de la Corporación, se podrán permutar por tierras de no
indígenas, de similar valor comercial debidamente acreditado, las que después de la
operación se considerarán tierras indígenas, desafectándose las primeras. Para tales
efectos existirá un registro público de tierras indígenas, cuya inscripción acreditará
esa calidad.

La ley también contempla normas especiales en materia de división de tierras


indígenas (art.16), de sucesión (art.18) en donde se distinguen las normas aplicables
a la sucesión de tierras indígenas individuales que se sujetan a las normas de
derecho común, con las limitaciones establecidas en la ley; y la sucesión de las tierras
indígenas comunitarias que se regirán por la costumbre que cada etnia tenga en
materia de herencia y en subsidio por la ley común.

La propiedad minera

El régimen de la propiedad minera está regulado básicamente en la Constitución


política del Estado de 1980 (artículos 19 n°24, incisos 7 a 10) y en la ley 18.097, L.O.C.
sobre concesiones mineras. Además debemos agregar la regulación que recibe en el
Código de Minería de 1983 y en el Reglamento del mismo de 1987.

El Estado chileno es dueño de todas las minas que se encuentran en nuestro


territorio, tiene un dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible sobre
ellas. Con la expresión “minas” se comprende todas las sustancias fósiles con
excepción de las arcillas superficiales.

Este amplio dominio del Estado no impide que las personas naturales o jurídicas
puedan ser dueños del terreno donde están situadas las minas porque la ley
reconoce a favor de los particulares este dominio y del mismo modo la ley les
reconoce el derecho de solicitar y obtener concesiones mineras sobre la inmensa
mayoría de las sustancias minerales.
La concesión minera es un derecho real, inmueble, distinto e independiente del
dominio del predio superficial aunque tengan el mismo dueño. Es oponible al Estado
y a cualquier persona, transferible y transmisible, es decir puede ser objeto de todo
acto o contrato.

Las concesiones mineras pueden ser de exploración o de explotación o pertenencia.

La exploración sólo permite, como su nombre lo induce, investigar la existencia de


sustancias minerales. La explotación, en cambio, permite extraer y explotar en
sentido amplio la sustancia mineral.

Se dice regularmente que la inversión más cuantiosa es la que se realiza para


explorar. Esta inversión se rentabiliza sólo si son hallados minerales en cantidad o con
reservas suficientes para invertir en su extracción. La explotación en si misma es
menos cuantiosa dado que regularmente se utilizan métodos y maquinarias
probados.

8 Copropiedad: La comunidad o copropiedad

No hay consenso unánime en la doctrina sobre la sinonimia de estos dos conceptos,


a pesar de que muchos autores consideran los términos copropiedad, condominio,
indivisión, proindivisión comunidad y propiedad colectiva como sinónimos.

El punto de partida es que tanto la copropiedad, condominio o propiedad colectiva


responden a un mismo fenómeno, es decir, a una especie de comunidad en cuya
virtud concurren “el derecho de propiedad de dos o más personas sobre una sola y
misma cosa, proindiviso, cosa que corresponde a todas y cada una de ellas en una
parte alícuota, ideal o abstracta” (Claro Solar).

Siendo la copropiedad una especie de comunidad, ésta es lógicamente el género.

La comunidad se nos presenta cuando dos o más personas se hallan respecto de


una cosa en la misma situación jurídica, cuando tienen el mismo derecho sobre la
misma cosa (esta es la situación de los copropietarios) o son poseedores o tenedores
a un tiempo de la misma cosa.

Puede haber comunidad de copropietarios, de coposeedores y de cotenedores, pero


no entre un propietario y un tenedor, aunque ambos derechos recaigan sobre la
misma cosa ellos son de distinta naturaleza, (nudo propietario y el usufructuario, no
hay comunidad).

Otra corriente de pensamiento habla, en general, de copropiedad cuando el derecho


de dominio pertenece a varias personas sobre cosas singulares, reservándose la
expresión comunidad para hacer referencia al estado de indivisión que recae sobre
las universalidades jurídicas, como sería el caso de la herencia.

Así la comunidad existe cuando dos o más personas tienen derechos de igual
naturaleza sobre un conjunto de bienes que configuran o conforman una
universalidad jurídica; en tanto que, existe copropiedad cuando dos o más
individuos tienen en común el derecho de dominio sobre una especie o bien
determinado.

Cuando muchas personas tienen respecto de un bien raíz derechos de hipotecas, no


podemos hablar de copropiedad hipotecaria, hay allí una comunidad hipotecaria. Lo
mismo cuando varias personas usan un automóvil que pertenece a una empresa
cuya actividad es el arriendo de vehículos, existe allí una comunidad de usuarios. La
hay también cuando fallece una persona los herederos no son copropietarios de la
universalidad de bienes que es la herencia sino comuneros.

Es decir, la copropiedad es aquella comunidad de dueños de una misma cosa.

Una situación jurídica no descarta absolutamente la otra. Es decir, se puede ser


propietario exclusivo respecto de un bien y comunero respecto de otro donde el
primero también forma parte, como es el caso preciso la llamada propiedad
horizontal, pues cuando compramos un departamento dentro de un edificio somos
dueños exclusivos del departamento que nos corresponde, pero a la vez, tenemos un
derecho en común con los demás s copropietarios sobre las cosas o especies
comunes del departamento.

Fuentes de la comunidad

1.- Un hecho. El hecho más frecuente es la muerte, lo que da origen a la comunidad


hereditaria.

2.- Un contrato. Cuando dos o más personas adquieren en común una cosa por
cualquier título traslaticio de dominio y también cuando el dueño de un bien se
desprende de una cuota de su dominio cediéndosela a otra persona.

3.- La ley. La ley puede crear la comunidad como es el caso de la ley N°19.537 sobre
copropiedad inmobiliaria.

El CC reglamenta a la comunidad especialmente en materia de partición de bienes


(art.1317) y en el cuasicontrato de comunidad (art.2304 y siguientes).

La encontramos también en la propiedad fiduciaria (art.742) pues se permite la


pluralidad de propietarios fiduciarios.
El principio de la legislación chilena es de ser contraria al sistema de propiedad
común, e incluso más, el legislador tiende a obtener que se produzcan las divisiones
y es así como cualquiera de los copropietarios puede pedir en cualquier momento la
división de la cosa común y al pedirse ésta se está instando por el término del
régimen de comunidad.

Solamente no se podría pedir la división cuando se hubiese convenido expresamente


que ello no pudiere hacerse, esto es, cuando se ha pactado la indivisión entre los
distintos comuneros; pero aún más, incluso en este pacto de indivisión el legislador
señala limitaciones, porque no puede este pacto durar más de 5 años (art.1317 CC).

La naturaleza jurídica de la comunidad

Hay dos concepciones distintas, las cuales tienen importancia por las consecuencias
que ellas generan, especialmente las relativas al accionar de los distintos comuneros,
son la doctrina romana y la doctrina germana.

1.- Doctrina Romana.

La copropiedad es una especie de derecho de propiedad que se caracteriza porque


cada uno de los que concurren en la comunidad tiene derecho a la totalidad de la
cosa y, además, tiene una cuota o parte en la cosa común. Pero, esta cuota o parte
no se singulariza o recae sobre la especie en sí misma, porque ésta es indivisible, sino
que es de carácter abstracto.

Según esta doctrina, si tres personas son comuneros por igual de un automóvil, cada
una de ellas va a ser dueño exclusivo de una cuota abstracta e ideal (un tercio), pero
ese tercio no está radicado en parte alguna del automóvil; por eso es que,
considerada la cosa en su totalidad, todos los comuneros tienen un derecho sobre
ella, pero limitado por los derechos de los demás comuneros, de tal manera que en
el ejercicio de sus facultades, uno de los comuneros va a tener siempre que
considerar la situación o el derecho de los comuneros restantes y para ejecutar actos
de disposición que afecten a la totalidad de la cosa, va a necesitar el concurso de los
demás comuneros.

De acuerdo con esta concepción, si bien es necesario del concurso de todos para
disponer de la totalidad de la cosa, cada uno de ellos puede disponer libremente de
la parte o cuota que le corresponde. Cada comunero tiene entonces sobre su cuota
un derecho de dominio pleno y absoluto del cual puede disponer libremente.
Ahora, esta concepción Romana de carácter individualista presenta un problema al
requerir para la disposición de la cosa el consentimiento de todos los comuneros, al
igual que lo requiere para la realización de actos administrativos, ya que basta la
oposición de uno solo para que el acto no pueda realizarse.

En la doctrina moderna se pretende solucionar este problema estableciendo el juego


de mayoría o minoría para actos de administración o disposición, de tal manera que
el acuerdo de la mayoría sobre la disposición o administración de la cosa pasa a ser
obligatorio para la minoría.

Nuestro Código civil adhirió a esta teoría, la diferencia es que Andrés Bello postulaba
siempre el principio de la libre circulación de los bienes, de ahí que considerara la
comunidad como un estado transitorio del cual cada comunero podía liberarse para
obtener un derecho exclusivo sobre toda la cosa.

Al ser cada comunero dueño de su cuota, ésta puede reivindicarse (si recae sobre
una cosa singular art.892), puede venderse (art.1812) y se puede hipotecar
(art.2417)

Bello también se apartó del derecho romano en cuanto dio a la partición, que es el
derecho de pedir la división y liquidación de la cosa común, un efecto declarativo y
no traslaticio.

En Roma se consideraba que al liquidarse una comunidad el adjudicatario adquiría el


dominio pleno de la cosa de la comunidad, es decir, ésta era su antecesora en el
dominio.

Bello le dio al acto de la partición un efecto declarativo, dándole por consiguiente un


efecto retroactivo al acto de la partición, En otras palabras cuando un comunero se
adjudica la cosa común opera una ficción legal por cuya virtud se entiende que el
comunero siempre ha sido dueño exclusivo de la cosa, desapareciendo todo el
tiempo o estado de comunidad.

La importancia de este efecto declarativo para los acreedores hipotecarios de la


cuota de un comunero no adjudicatario, es importante. Por esta ficción su hipoteca
caduca, pues se entiende que el comunero que hipotecó su cuota sobre la cosa en
común nunca fue dueño de ella.

2.- Doctrina Germana.

Esta no tiene un carácter individualista como la romana, sino más bien un carácter
colectivo que le da un enfoque bastante particular a la comunidad. Esta doctrina se
llama “gesamte hand” o “comunidad de mano común”.

En la Doctrina Germana se considera a todos los comuneros como si fueran un solo


titular, es decir, la cosa pertenece a todos ellos como si éstos fueran una sola persona
y, al considerar a todos los comuneros como un solo titular, desaparece
necesariamente la noción de cuota. Incluso, se ha extremado esta disposición
diciéndose que los comuneros no podrían pedir la división o partición de la cosa
común. Para la doctrina germana, todos los comuneros en conjunto tendrían un
derecho igualitario para el goce de la cosa.

Para el derecho alemán la idea de cosa común corresponde al patrimonio de


afectación, es decir, al patrimonio destinado a cumplir un fin determinado.

En CC chileno está claro que se acepta la idea de cuota, e incluso más, no sólo se
acepta esta idea, sino que cada comunero puede disponer de la cuota que le
corresponde; así se desprende por ejemplo del art.2417 del CC que dice que el
comunero puede, antes de la división de la cosa común, hipotecar su cuota.

Facultades de los comuneros

1- Facultades sobre su cuota: Cada comunero es considerado dueño individual y


exclusivo de su cuota, por lo que puede disponer libremente de ella, no necesitando
del consentimiento de los demás comuneros.

Se entiende por cuota una porción ideal determinada o determinable que cada uno
de los comuneros tiene sobre la cosa común, es decir, sobre la cosa objeto de la
comunidad. Las cuotas pueden ser iguales o distintas entre sí, pero la suma de todas
ellas debe representar la unidad de la cosa. Normalmente, estas cuotas se expresan
en fracción (arts.1908 y 2307 CC).

En el sistema chileno, cada uno de los herederos puede disponer de la cuota que le
pertenece con la más absoluta libertad, puede hacerlo por acto entre vivos, lo que en
algunos casos nos va a enfrentar al problema de la tradición del derecho sobre la
cuota, o puede hipotecarla. (En general, todo lo relativo a la comunidad se regula por
las normas del cuasicontrato de comunidad arts.2304 y siguientes).

2- Facultades sobre la cosa común: Cada comunero puede servirse para su uso
personal (art.2305 en relación con el art.2081 n°2) de las cosas comunes con tal que
las emplee según su uso ordinario y no entrabe el justo uso de los demás comuneros.

Para que los comuneros puedan disponer de la cosa común deben actuar todos de
común acuerdo, es decir, por unanimidad.
Obligaciones de los comuneros

1.- Contribuir a las expensas (art.2309 en relación con el art.2081 n°3)

2.- Prohibición de hacer innovaciones sin el consentimiento de los otros (art.2081


n°4)

3.- Servirse de la cosa común para su uso personal respetando tanto el destino
ordinario de la cosa como el justo uso de los demás (art.2081 n°2)

4.- Obligación de restituir lo que saca de la comunidad (art.2308)

Administración de la cosa común

Si no existe un administrador todos los comuneros tienen las mismas facultades para
administrar y las decisiones como se dijo deben de tomarse a la unanimidad.

Los comuneros tienen derecho a veto, es decir, derecho a oponerse a los actos de los
demás comuneros, con la sola excepción que este veto es improcedente tratándose
de actos de mera conservación de la cosa común.

La oportunidad para hacer valer este derecho a veto es antes que el acto se haya
ejecutado. Una vez ejecutado sólo se tiene derecho a demandar indemnización de
perjuicios.

En todas estas materias rigen las disposiciones relativas a la administración de bienes


sociales, art.2081 y ss. Lo cierto es que se ha planteado la duda acerca de saber si
entre los comuneros existe como es el caso entre socios, el mandato tácito y
recíproco para administrar.

La doctrina chilena cree que la remisión que hace el Código civil de la comunidad a
las disposiciones del contrato de sociedad no alcanzan al art.2081 inc.1°, sólo a los
números 1a 4, esto por aplicación prioritaria del art.2307 a la comunidad.

Clases de Comunidad

1.- Atendiendo al objeto sobre el cual recae la indivisión de la comunidad, puede


haber:

-Comunidad sobre una universalidad.

- Comunidad sobre una cosa singular.


Esta es la única clasificación de la comunidad contemplada en el CC (arts.1317 y 2304).

2.- Desde otro punto de vista, la comunidad se puede clasificar en atención al origen
de la misma, y así puede nacer de un hecho, de la voluntad o de la ley:

Nace de un hecho la comunidad hereditaria, la cual surge por la muerte del titular de
la herencia.

Nace por la voluntad de los titulares de la comunidad cuando 2 o m s personas


adquieren en común el mismo bien.

Nace de la ley en el caso de la propiedad horizontal, en que por disposición de la ley


hay ciertos casos en que se mantiene en comunidad indivisa y en las cuales tienen
derecho todos los copropietarios de la propiedad horizontal.

3.- Desde otro punto de vista, desde su duración o permanencia en el tiempo


pueden ser:

- Temporales

- Perpetuas.

La regla general es la de la temporalidad de la comunidad, no teniendo una duración


determinada en el tiempo, ya que las partes interesadas pueden pedir la división de
la comunidad sin limitaciones. Pero pudieran llegar a tener una duración
determinada si los interesados en la comunidad han celebrado el llamado pacto de
indivisión, en virtud del cual convienen en no pedir la división de la cosa en común
por un plazo determinado; dicho plazo no puede exceder de 5 años, pudiendo
renovarse dicho pacto (art.1317 CC). Si no existe pacto de indivisión, conforme al
art.1317 los interesados pueden pedir la partición en cualquier tiempo.

La única limitación al ejercicio de este derecho es el pacto de indivisión. Esta


disposición es una manifestación de la forma en que el legislador considera entre
nosotros la comunidad; en general, el CC no es partidaria de ella, lo cual queda de
manifiesto en la facultad de pedir siempre la división. Las comunidades perpetuas se
encuentran establecidas por la ley, pero en general derivan de la naturaleza misma
de la cosa, por ejemplo: los bienes comunes de una propiedad horizontal, mientras
subsista el inmueble afecto a propiedad horizontal se mantienen en indivisión las
cosas que la ley declara comunes.
Prescripción y de reivindicación de cuota

1.- ¿Puede un comunero prescribir respecto de la cuota de los demás?

3 posiciones doctrinales existen para explicarlo:

1ª posición: No procedería jamás: a) Por cuanto el comunero no posee en forma


exclusiva sino en nombre de todos; b) Por cuanto en cualquier momento cualquier
comunero puede pedir la partición de la herencia, lo que impediría la posesión
interrumpida y exclusiva; c) Por cuanto si a pesar de todo un comunero actuara como
señor y dueño de la cosa común no sería sino por mera tolerancia de los demás.

2ª posición: Si operaría: a) Por cuanto el CC no lo prohíbe expresamente; b) Por


cuanto es perfectamente posible que un comunero inicie posesión exclusiva y realice
actos inequívocos de dueño; c) Porque aunque la acción de partición sea
efectivamente imprescriptible basta que no se pide por un tiempo suficiente para
extinguir la acción de los demás y consolidar la adquisición de la cosa común por
prescripción adquisitiva.

3ª posición. Si opera con requisitos: Operaría cuando se posee a nombre propio,


pero esa posesión se basa en un título por ej. Cuando un tercero compra de buena fe
aun comunero que se hace pasar como dueño exclusivo.

2.- ¿Puede un comunero reivindicar su cuota?

El artículo 889 del CC exige como requisito para que proceda la acción reivindicatoria
que ésta se ejerza sobre una cosa singular, no procede en consecuencia la acción
para universalidades, con la excepción del derecho real de herencia (acción de
petición de herencia) y en el caso de la muerte presunta.

En la comunidad se ha señalado por la doctrina que el comunero puede reivindicar


su cuota siempre que se trate de una cuota en cosa singular. Así lo ha confirmado la
Corte Suprema.

Si la comunidad recae sobre una universalidad, se aplica la regla anterior.

La extinción de la comunidad

La comunidad se extingue por (art.2312):

a) La reunión de las cuotas en una sola persona;


b) La destrucción de la cosa común;

c) La división del haber común.

9 Modos de adquirir la propiedad: LOS MODOS DE ADQUIRIR EL DOMINIO / ASPECTOS


GENERALES

Modo: del Latín Modus (forma o manera)

En Derecho encontramos 2 acepciones:

-Estricta: Como elemento accidental del acto jurídico


-Genérica: Como forma de originarse o extinguirse las relaciones jurídicas.
Adquirir: del Latín ac quae et res (buscar o alcanzar una cosa)

Podríamos entenderlo como “la forma o manera particular que debemos emplear de
conformidad a la ley para obtener la incorporación a nuestro patrimonio de esa cosa
o derecho real que estaba fuera de él”.

El profesor Fernando Fueyo los define como “ciertos hechos materiales o jurídicos a
los cuales la ley les atribuye la virtud de hacer nacer o traspasar el derecho de
dominio”. Pero a esta definición se le olvidan los actos jurídicos, por lo tanto
podríamos complementar esta definición señalando que “Son ciertos hechos o actos
materiales o jurídicos a los cuales la ley les atribuye la virtud de hacer nacer o
traspasar el derecho de dominio”.

Se encuentran enumerados en el artículo 588 del Código Civil, pero falta la Ley como
modo de adquirir el dominio en el caso de la expropiación y el derecho legal de goce.

“Artículo 588. Los modos de adquirir el dominio son la ocupación, la accesión, la


tradición, la sucesión por causa de muerte, y la prescripción.

De la adquisición de dominio por estos dos últimos medios se tratará en el Libro De


la sucesión por causa de muerte, y al fin de este Código”.
TÍTULO Y MODO

El dominio y los demás derechos reales se adquieren en nuestro ordenamiento


jurídico a través de un modo de adquirir, pero estos modos de adquirir no son
suficientes, y no se bastan a sí mismos, requieren como antecedente un título.

Este sistema que plantea la doctrina clásica de los modos de adquirir, postula que
para adquirirse el dominio de las cosas o de los demás derechos reales es necesario
la concurrencia de un antecedente o causa inmediata llamado “modo de adquirir” y
otra mediata o remota llamada “título traslaticio de dominio”.

Es por esto que a esta doctrina se le llama dualista o a dos marchas.

El modo constituye “el hecho o acto al que la ley atribuye la virtud de hacer nacer o
de traspasar el derecho de dominio”, mientras que el título constituye “el hecho (o
acto) que da posibilidad para adquirir el dominio u otro derecho real” siempre, a
través de uno de los modos legales.

Según Rozas Vial el título es el hecho jurídico que da la posibilidad de adquirir el


dominio, mientras el modo de adquirir es hecho jurídico que produce la adquisición
del dominio.

Por ejemplo: En la compraventa de cosas muebles. Aquí por “título” entendemos el


contrato, mientras que por “modo” entendemos la tradición que puede
materializarse en una entrega real o simbólica de la cosa, Artículo 688 C.C., es decir,
el modo de adquirir es la forma como exteriorizamos el intercambio de bienes objeto
del acuerdo de voluntades en cuestión.

Según el profesor Alessandri, el título es el hecho (o acto) que da posibilidad para


adquirir el dominio u otro derecho real, es decir, el antecedente mediato o causa
eficiente del derecho, siendo el modo el antecedente inmediato o directo del
derecho real que se adquiere. Si a esto agregamos que los modos de adquirir son
numerus claussus, entonces la ley pasa a ser el título o antecedente remoto de todo
de todo modo de adquirir.

Fernando Rozas da una definición más simple del título, señalando que es el hecho
jurídico que da la posibilidad de adquirir el dominio o los demás derechos reales
mientras el modo es el hecho jurídico que produce efectivamente la adquisición del
derecho.

Esta situación tiene su importancia por cuanto ciertos autores la relacionan, como lo
veremos más adelante, con los modos derivativos y modos originarios de adquirir el
dominio, así sólo los modos derivativos requerirían título, mientras los originarios no
y por ende, título y modo se fundirían en uno sólo.

Regularmente se suele enseñar en esta parte, adelantando el programa, los títulos


en materia posesoria, lo que a nuestro juicio corresponde siempre que se haga una
advertencia a fin de no confundirse.

El título en la posesión se traduce, siguiendo Al profesor Rozas, en el hecho o acto


jurídico que hace nacer la posesión en una persona (la posesión unida a otros
elementos hacen que opere un modo de adquirir el dominio o los demás derechos
reales denominado “prescripción).

El punto en común que pueden tener el título en los modos de adquirir y el título de
la posesión se puede dar en los primeros “en estado imperfecto” es decir, aquellos
que por alguna razón no sirvieron de antecedente mediato de la adquisición del
dominio, pero que colocaron a la persona en situación de iniciar posesión sobre la
cosa. Por ejemplo, supongamos que una persona creyendo vender lo suyo vende lo
ajeno no dotará de título para adquirir el dominio al comprador, pero si de un título
bastante para iniciar posesión de la misma a fin de ganarla por prescripción.

A pesar de todo lo dicho, el propio A. Bello se encarga de confundir aún más las
cosas, pues al momento de tratar los títulos para la posesión (art.703) clasifica los
títulos desde el punto de vista del dominio, pues se refiere al justo título como los
constitutivos o traslaticios de dominio.

En su momento comprenderos que ello es un error pues la posesión principia


siempre en el poseedor, o sea, siempre se tratará de títulos constitutivos y nunca
operaría con el esquema de títulos traslaticios pues éstos son los que sirven para
transferir el dominio.

Antecedentes históricos de los modos de adquirir

En derecho romano la tradición era el modo típico para transferir la propiedad


asistida sólo del poder de adquisición del tradens y de la voluntad de éste para
transferir más la del accipiens para adquirir, en casos hasta desconectada de causa o
antecedente, a tal punto que si se transfería por ejemplo la cosa en pago de una
deuda inexistente, al transferente no le asistía la acción reivindicatoria sino una
acción personal, por el enriquecimiento sin causa del adquiriente. En el ejemplo
dado los romanos atribuían a esa tradición sin justa causa el mérito de transferir el
dominio al accipiens.
De una errónea interpretación de romanistas entonces nos viene la doctrina clásica
sobre los modos de adquirir el dominio y los demás derechos reales tal como la
conocemos del Código Civil chileno.

Los mecanismos de una sola marcha (sistema alemán)

Los juristas clásicos alemanes (romanistas modernos), entre ellos, Savigny y Ihering
son los primeros en criticar la teoría dualista como presupuesto para adquirir el
dominio de las cosas. Sus postulados fueron recogidos por los redactores del Código
civil alemán en donde se expresa que “puesto que la investigación demuestra que la
nulidad del título (compraventa, donación, etc.) no ha de llevar consigo la (nulidad)
de la transmisión de la propiedad, operada mediante la tradición subsiguiente, bien
se puede prescindir a priori del mismo y exigirse sólo la declaración de voluntad de
las partes, dirigida a la transmisión de la propiedad o a la constitución, transmisión o
extensión de un derecho real, para que esas situaciones jurídicas queden creadas y
realizadas.”

Los mecanismos de una sola marcha (sistema francés)

La doctrina francesa plantea distancias frente a la doctrina dualista pero esta vez
prescindiendo del modo de adquirir y exigiendo en cambio sólo el título, como
antecedente suficiente para transferir y adquirir la propiedad de una cosa.

En Francia la tradición pierde el carácter de modo de adquirir y deviene una simple


obligación de entregar la cosa que se ha perfeccionado por el mero consentimiento
de las partes y que tiene el mérito de hacer propietario al acreedor de esa obligación,
el comprador. La tradición es entonces, la simple ejecución de la obligación del
vendedor de poner la cosa a disposición del comprador.

No se puede decir con certeza absoluta si el sistema dualista o el sistema unitario


sirve mejor los intereses de un mecanismo moderno de analizar los modos de
adquirir el dominio. Pero si nos adentramos someramente en los distintos modos de
adquirir el dominio o los demás derechos reales podemos llegar a conclusiones que
nos hagan pensar que el título tiende a desaparecer sea porque la ley sirve de
antecedente al modo, sea porque el modo se basta a sí mismo, confundiéndose
entonces título y modo de adquirir, caso en el cual una sola marcha basta para
adquirir el dominio.

Algunos principios fundamentales de la teoría dualista

1.- Un derecho sólo puede adquirirse por un solo modo de adquirir.


2.- Para adquirir el dominio u otro derecho real es necesario que se encuentren
presentes un título y un modo de adquirir.

3-. El título normalmente, es un acto jurídico y la ley exige que sea traslaticio de
dominio, ya que el título por sí sólo, no sirve para adquirir el dominio. De los títulos
(de los contratos sólo nacen derechos personales, no reales como en Francia).

4.- La doctrina es unánime en señalar que tanto título como modo son
indispensables. A pesar de ello se ha discutido si es sólo justificable para la tradición
pues en los otros casos se confundiría título y modo.

Confusión entre título y modo

Alessandri, sostiene que la confusión se produce porque en algunos modos de


adquirir (ocupación, accesión y prescripción) título y modo operan simultáneamente,
pero en la tradición es claro que el título opera en forma previa. En la sucesión por
causa de muerte el título es la ley o el testamento, el que se da en forma simultánea
con el modo de adquirir.

Somarriva y Rosende por su lado piensan que la teoría dualista es sólo aplicable en la
tradición, pues:

a) En los demás título y modo de adquirir se confunden y por ende, no tendría


sentido hacer la distinción;

b) En el caso de la sucesión por causa de muerte no es siempre cierto que el título


sea la ley o el testamento, pues hay casos de sucesiones parte testada y parte
intestada, y en ese caso no podía tener dos títulos;

c) En la enumeración que hace el art.588 no se exige título alguno, el único caso en el


que se exige es la tradición en el art.675.

Clasificación de los modos de adquirir el dominio

1.- Modos de adquirir originarios y derivativos.

- Son modos de adquirir originarios los que no suponen, ni requieren la existencia de un


dominio anterior, sino que nacen directamente de manos del titular, como la
ocupación, la accesión y la prescripción adquisitiva.

- Son modos de adquirir derivativos los que al contrario suponen la existencia de un


dominio anterior, del cual emana el derecho del titular que lo adquiere. Ellos son:
Sucesión por causa de muerte y tradición.

Importancia de la distinción:

En los modos originarios no es necesario analizar el título anterior. En cambio, en los


modos derivativos, se debe atender al derecho del causante o tradente para
determinar el derecho del sucesor o adquirente.

“Nadie puede transferir o transmitir más derechos de los que tiene.”

2.- Modos de adquirir a título universal y singular.

Por los modos de adquirir a título universal, se adquieren todos los bienes o una
cuota del patrimonio de otra persona.

Los modos de adquirir a título singular sólo sirven para adquirir bienes
determinados. Ellos son la ocupación y la accesión.

La sucesión por causa de muerte puede ser a título universal o singular. La tradición
y la prescripción, generalmente son a título singular. La ocupación, la accesión y la ley
sólo pueden ser a título singular.

La sucesión por causa de muerte a título singular sólo puede llevar a adquirir un
legado de especie o cuerpo cierto, ya que los legados de género se adquieren por
tradición.

3.- Modos de adquirir entre vivos y mortis causa

Por los modos de adquirir entre vivos no se requiere la muerte del primitivo titular
del derecho.

Son la ocupación, tradición, accesión y prescripción

Los modos de adquirir mortis causa, requieren y operan por la muerte del primitivo
titular. Es la sucesión por causa de muerte.
4.- Modos de adquirir a título oneroso y gratuito.

En los modos de adquirir onerosos, su adquisición supone una pérdida o sacrificio


en el patrimonio del adquirente.

En los modos de adquirir gratuitos la adquisición no supone pérdidas en el


patrimonio del adquirente.

Todos los modos de adquirir son gratuitos, salvo la tradición que puede ser onerosa o
gratuita, según si se invoca como título translaticio de dominio una donación entre
vivos o una compraventa.

5.- Según su extensión es posible clasificar los modos de adquirir desde el más
extenso al menos extenso:

a) Ocupación: Sólo se puede adquirir cosas corporales muebles.

b) Accesión: Sólo se pueden adquirir cosas corporales muebles e inmuebles.

c) Prescripción adquisitiva: Es posible adquirir las cosas corporales e incorporales,


exceptuadas las servidumbres discontinuas de toda clase y las continuas inaparentes
y por supuesto los derechos personales.

d) Tradición: En virtud de ella es posible adquirir las cosas corporales e incorporales y


una sucesión hereditaria cuando se transfiere el derecho real de herencia.

e) Sucesión por causa de muerte: En virtud de ella se pueden adquirir cosas


corporales, incorporales y universalidades jurídicas.

CÉDULA 13. MODOS DE ADQUIRIR EL DOMINIO: OCUPACIÓN, ACCESIÓN Y TRADICIÓN.


1. Concepto general y enumeración. 2. Ocupación: concepto y características. 3. Accesión:
concepto y características, clases. 4. Tradición: Concepto, elementos y características, sus
requisitos de validez en cuanto acto jurídico. Paralelo con el pago. Distinción entre entrega
y tradición. El concepto de enajenación. Especies de tradición. Tradición del derecho real
de herencia. Tradición de los derechos personales.
1. Concepto general y enumeración.

“Son ciertos hechos o actos materiales o jurídicos a los cuales la ley les atribuye la
virtud de hacer nacer o traspasar el derecho de dominio”.

Se encuentran enumerados en el artículo 588 del Código Civil, pero falta la Ley como modo
de adquirir el dominio en el caso de la expropiación y el derecho legal de goce.
“Artículo 588. Los modos de adquirir el dominio son la ocupación, la accesión, la
tradición, la sucesión por causa de muerte, y la prescripción.
De la adquisición de dominio por estos dos últimos medios se tratará en el Libro De la
sucesión por causa de muerte, y al fin de este Código”.

Por lo tanto, son modos de adquirir:

 LA OCUPACION
 LA ACCESION
 LA TRADICION
 LA PRESCRIPCION ADQUISITIVA
 LA SUCESION POR CAUSA DE MUERTE
 LA LEY
TÍTULO Y MODO

El dominio y los demás derechos reales se adquieren en nuestro ordenamiento jurídico a


través de un modo de adquirir, pero estos modos de adquirir no son suficientes, y no se
bastan a sí mismos, requieren como antecedente un título.

Este sistema que plantea la doctrina clásica de los modos de adquirir, postula que para
adquirirse el dominio de las cosas o de los demás derechos reales es necesario la
concurrencia de un antecedente o causa inmediata llamado “modo de adquirir” y otra
mediata o remota llamada “título traslaticio de dominio”.

Es por esto que a esta doctrina se le llama dualista o a dos marchas.

El modo constituye “el hecho o acto al que la ley atribuye la virtud de hacer nacer o de
traspasar el derecho de dominio”, mientras que el título constituye “el hecho (o acto) que
da posibilidad para adquirir el dominio u otro derecho real” siempre, a través de uno de
los modos legales.

Según Rozas Vial el título es el hecho jurídico que da la posibilidad de adquirir el dominio,
mientras el modo de adquirir es hecho jurídico que produce la adquisición del dominio.

Por ejemplo: En la compraventa de cosas muebles. Aquí por “título” entendemos el


contrato, mientras que por “modo” entendemos la tradición que puede materializarse en
una entrega real o simbólica de la cosa, Artículo 688 C.C., es decir, el modo de adquirir es
la forma como exteriorizamos el intercambio de bienes objeto del acuerdo de voluntades
en cuestión.

Según el profesor Alessandri, el título es el hecho (o acto) que da posibilidad para adquirir
el dominio u otro derecho real, es decir, el antecedente mediato o causa eficiente del
derecho, siendo el modo el antecedente inmediato o directo del derecho real que se
adquiere. Si a esto agregamos que los modos de adquirir son numerus claussus, entonces
la ley pasa a ser el título o antecedente remoto de todo de todo modo de adquirir.

Fernando Rozas da una definición más simple del título, señalando que es el hecho jurídico
que da la posibilidad de adquirir el dominio o los demás derechos reales mientras el modo
es el hecho jurídico que produce efectivamente la adquisición del derecho.

Esta situación tiene su importancia por cuanto ciertos autores la relacionan, como lo
veremos más adelante, con los modos derivativos y modos originarios de adquirir el
dominio, así sólo los modos derivativos requerirían título, mientras los originarios no y por
ende, título y modo se fundirían en uno sólo.
Regularmente se suele enseñar en esta parte, adelantando el programa, los títulos en
materia posesoria, lo que a nuestro juicio corresponde siempre que se haga una
advertencia a fin de no confundirse.

El título en la posesión se traduce, siguiendo Al profesor Rozas, en el hecho o acto jurídico


que hace nacer la posesión en una persona (la posesión unida a otros elementos hacen
que opere un modo de adquirir el dominio o los demás derechos reales denominado
“prescripción).

El punto en común que pueden tener el título en los modos de adquirir y el título de la
posesión se puede dar en los primeros “en estado imperfecto” es decir, aquellos que por
alguna razón no sirvieron de antecedente mediato de la adquisición del dominio, pero que
colocaron a la persona en situación de iniciar posesión sobre la cosa. Por ejemplo,
supongamos que una persona creyendo vender lo suyo vende lo ajeno no dotará de título
para adquirir el dominio al comprador, pero si de un título bastante para iniciar posesión
de la misma a fin de ganarla por prescripción.

A pesar de todo lo dicho, el propio A. Bello se encarga de confundir aún más las cosas,
pues al momento de tratar los títulos para la posesión (art.703) clasifica los títulos desde el
punto de vista del dominio, pues se refiere al justo título como los constitutivos o
traslaticios de dominio.

En su momento comprenderos que ello es un error pues la posesión principia siempre en


el poseedor, o sea, siempre se tratará de títulos constitutivos y nunca operaría con el
esquema de títulos traslaticios pues éstos son los que sirven para transferir el dominio.

Algunos principios fundamentales de la teoría dualista

1.- Un derecho sólo puede adquirirse por un solo modo de adquirir.

2.- Para adquirir el dominio u otro derecho real es necesario que se encuentren
presentes un título y un modo de adquirir.

3-. El título normalmente, es un acto jurídico y la ley exige que sea traslaticio de
dominio, ya que el título por sí sólo, no sirve para adquirir el dominio. De los títulos
(de los contratos sólo nacen derechos personales, no reales como en Francia).

4.- La doctrina es unánime en señalar que tanto título como modo son
indispensables. A pesar de ello se ha discutido si es sólo justificable para la tradición
pues en los otros casos se confundiría título y modo.
Confusión entre título y modo

Alessandri, sostiene que la confusión se produce porque en algunos modos de


adquirir (ocupación, accesión y prescripción) título y modo operan simultáneamente,
pero en la tradición es claro que el título opera en forma previa. En la sucesión por
causa de muerte el título es la ley o el testamento, el que se da en forma simultánea
con el modo de adquirir.

Somarriva y Rosende por su lado piensan que la teoría dualista es sólo aplicable en la
tradición, pues:

a) En los demás título y modo de adquirir se confunden y por ende, no tendría


sentido hacer la distinción;

b) En el caso de la sucesión por causa de muerte no es siempre cierto que el título


sea la ley o el testamento, pues hay casos de sucesiones parte testada y parte
intestada, y en ese caso no podía tener dos títulos;

c) En la enumeración que hace el art.588 no se exige título alguno, el único caso en el


que se exige es la tradición en el art.675.

Clasificación de los modos de extinguir (no es pregunta de cédula)

1.- Modos de adquirir originarios y derivativos.


- Son modos de adquirir originarios los que no suponen, ni requieren la existencia de un
dominio anterior, sino que nacen directamente de manos del titular, como la ocupación, la
accesión y la prescripción adquisitiva.
- Son modos de adquirir derivativos los que al contrario suponen la existencia de un
dominio anterior, del cual emana el derecho del titular que lo adquiere. Ellos son:
Sucesión por causa de muerte y tradición.

Importancia de la distinción:
En los modos originarios no es necesario analizar el título anterior. En cambio, en los
modos derivativos, se debe atender al derecho del causante o tradente para determinar el
derecho del sucesor o adquirente.
“Nadie puede transferir o transmitir más derechos de los que tiene.”

2.- Modos de adquirir a título universal y singular.


Por los modos de adquirir a título universal, se adquieren todos los bienes o una cuota
del patrimonio de otra persona.
Los modos de adquirir a título singular sólo sirven para adquirir bienes determinados.
Ellos son la ocupación y la accesión.
La sucesión por causa de muerte puede ser a título universal o singular. La tradición y la
prescripción, generalmente son a título singular. La ocupación, la accesión y la ley sólo
pueden ser a título singular.
La sucesión por causa de muerte a título singular sólo puede llevar a adquirir un legado de
especie o cuerpo cierto, ya que los legados de género se adquieren por tradición.

3.- Modos de adquirir entre vivos y mortis causa


Por los modos de adquirir entre vivos no se requiere la muerte del primitivo titular del
derecho.
Son la ocupación, tradición, accesión y prescripción
Los modos de adquirir mortis causa, requieren y operan por la muerte del primitivo
titular. Es la sucesión por causa de muerte.

4.- Modos de adquirir a título oneroso y gratuito.


En los modos de adquirir onerosos, su adquisición supone una pérdida o sacrificio en el
patrimonio del adquirente.
En los modos de adquirir gratuitos la adquisición no supone pérdidas en el patrimonio del
adquirente.
Todos los modos de adquirir son gratuitos, salvo la tradición que puede ser onerosa o
gratuita, según si se invoca como título translaticio de dominio una donación entre vivos o
una compraventa.

5.- Según su extensión es posible clasificar los modos de adquirir desde el más extenso al
menos extenso:
a) Ocupación: Sólo se puede adquirir cosas corporales muebles.
b) Accesión: Sólo se pueden adquirir cosas corporales muebles e inmuebles.
c) Prescripción adquisitiva: Es posible adquirir las cosas corporales e incorporales,
exceptuadas las servidumbres discontinuas de toda clase y las continuas inaparentes y por
supuesto los derechos personales.
d) Tradición: En virtud de ella es posible adquirir las cosas corporales e incorporales y una
sucesión hereditaria cuando se transfiere el derecho real de herencia.
e) Sucesión por causa de muerte: En virtud de ella se pueden adquirir cosas corporales,
incorporales y universalidades jurídicas.

2. Ocupación: concepto y características.


Históricamente la ocupación es el primero de los modos de adquirir el dominio. En Roma
la persona que ocupaba una cosa sin dueño, con ánimo de retenerla como suya, adquiría
por este acto (ocupatio) la propiedad de la cosa (res nullius).
Artículo 606 Código Civil: “Por la ocupación se adquiere el dominio de las cosas que no
pertenecen a nadie, y cuya adquisición no es prohibida por las leyes chilenas, o por el
Derecho Internacional”.
Esta definición se critica, ya que además falta la aprehensión material con ánimo de señor
y dueño.
Profesor Rozas Vial la define como: “Modo de adquirir el dominio de las cosas que no
pertenecen a nadie, y cuya adquisición no es prohibida por las leyes chilenas, o por el
Derecho Internacional, unida a la aprehensión material con ánimo de señor y dueño”

Requisitos:
a) Que la cosa no pertenezca a nadie;
b) Que la adquisición no esté prohibida por la ley chilena o el derecho internacional;
c) Que se verifique la aprehensión material de la cosa; y
d) Que concurra el ánimo de adquirir el dominio.

a) Se debe tratar de una cosa sin dueño o que no pertenece a nadie.


Estas cosas pueden ser de dos tipos:
Res nullius: son las cosas que jamás han tenido dueño, como las cosas que arroja el mar y
que no presentan domino ajeno, por ejemplo las conchas (artículo 624 inc. 2º), y los
animales bravíos (artículo 608).
Res derelictae: son las que han tenido dueño, pero han sido abandonadas por éste a su
primer ocupante

b) Que la adquisición de las cosas no esté prohibida por las leyes chilenas o el Derecho
Internacional: Conforme a las reglas generales no pueden adquirirse por ocupación las
cosas inapropiables e incomerciables. La ley prohíbe la ocupación de animales bravíos en
ciertas épocas, nos referimos a la prohibición de pescar o cazar en ciertas épocas llamadas
vedas.

c) Que haya aprehensión material de la cosa:


Este constituye el elemento material, real o de hecho de la ocupación. Por la
ocupación sólo pueden adquirirse las cosas corporales, es decir las que son percibidas por
los sentidos. Corolario de lo anterior es que los derechos siendo cosas incorporales no
pueden ocuparse.

d) Debe existir la intención de adquirir el dominio por parte del titular.


Recordemos que la ocupación es un acto jurídico, una manifestación de voluntad
destinada a producir efectos jurídicos.
Como consecuencia de esto requisito pueden adquirir todos los que tengan
voluntad, aunque carezcan de capacidad. Por ello sólo no pueden adquirir por ocupación
los infantes y los dementes (art. 723 inc.2º del CC).

Clases de ocupación

a) De cosas animadas - Caza


- Pesca
b) De cosas inanimadas - Invención o hallazgo
- Descubrimiento del tesoro
c) De especies al parecer perdidas
d) De especies náufragas
e) La captura bélica.

a) Ocupación de cosas animadas: La caza y la pesca (Art. 607 del Código Civil)
Para los efectos de la caza, los animales se dividen en:
i) Animales bravíos o salvajes: Son los que viven naturalmente libres e independientes del
hombre, como las fieras y los peces
ii) Animales domesticados: los que siendo bravíos por su naturaleza se han acostumbrado
a la domesticidad y reconocen en cierto modo el imperio del hombre.
iii) Animales domésticos: Son aquellos que pertenecen a especies que viven
ordinariamente bajo la dependencia del hombre, como las gallinas y las abejas.

Los animales bravíos y los domesticados que han recobrado su libertad, volviendo a ser
bravíos, pueden ser adquiridos por la caza y la pesca.
Los animales domésticos y los domesticados que conservan la costumbre de volver al
amparo o dependencia del hombre están sujetos a dominio, es decir no pueden ser objeto
de ocupación (artículos 607, 608 y 623 del CC).

Lugares en que se puede cazar y pescar:


(i) Tierras propias;
(ii) Tierras ajenas con permiso del dueño y
(iii) En tierras ajenas que no estuvieren cercadas, ni plantadas o
cultivadas, sin permiso del dueño a menos que existe prohibición expresa
notificada de éste.

b) Ocupación de cosas inanimadas: La invención o hallazgo y el descubrimiento del tesoro:

La invención o hallazgo:
Artículo 624 inc.1°: “Es una especie de ocupación por la cual el que encuentra una
cosa inanimada que no pertenece a nadie, adquiere su dominio, apoderándose de ella”.
Si se trata res nullius, se le denomina hallazgo o invención propiamente tal.
En cambio si se trata de res derelictae, la ley se limita a asimilarla al hallazgo, y en este
caso las cosas se deben abandonar o arrojar al primer ocupante y además debe ser con la
intención que la cosa salga del patrimonio del que abandona. (Artículo 324 inc. 4º C.C.)

El descubrimiento del tesoro:


Artículo 625 C.C. “Se llama tesoro la moneda o joyas, u otros efectos preciosos, que
elaborados por el hombre han estado largo tiempo sepultados o escondidos sin que haya
memoria ni indicio de su dueño”.

Requisitos para que una cosa sea considerada tesoro:


i) Debe tratarse de una cosa mueble.
ii) Debe tratarse de objetos preciosos o de valor.
iii) Debe tratarse de cosas creadas por el hombre. Los minerales no son tesoro.
iv) Debe ignorarse a quién pertenecen.
v) Deben estar un largo tiempo alejadas del dominio del hombre, escondidas o sepultadas,
por eso no basta encontrarlas en un cajón o armario.

División del tesoro Artículo 626 C.C.


El tesoro a no sólo pertenece al que se apodera de él, sino también al dueño del
terreno en el que se encuentra bajo las siguientes reglas:
Tesoro descubierto en terreno propio: Pertenece al dueño del terreno.
Tesoro descubierto en terreno ajeno, se debe distinguir las siguientes situaciones:
En caso que el descubrimiento sea fortuito o con autorización del dueño, el tesoro
se divide en mitades entre el descubridor y el dueño del terreno.
En cambio si se hace sin o en contra de la voluntad del dueño, entonces el tesoro
pertenecerá al dueño del terreno.

c) Ocupación de especies al parecer perdidas


Artículo 629 C.C.
No son “res derelictae” por cuanto, no existe la voluntad del dueño de desprenderse del
dominio. En la medida que no conste esta intención la especie debe de considerarse al
parecer perdida.
A la ocupación de cosas muebles al parecer perdidas se les aplican las reglas de la
ocupación de las cosas inanimadas, como a los efectos preciosos que han estado
sepultados por corto tiempo.

d) Ocupación de especies náufragas:


Artículos 635 al 638 del C.C.
e) Captura bélica: Artículos 640 y 641 C.C.
Se considera captura bélica la constituida por las propiedades que se toman en
guerra de nación a nación, no sólo a los enemigos, sino a los neutrales y aún a los aliados y
los nacionales, según los casos, en conformidad a las ordenanzas de Marina y de Corso.
Es el botín que se captura del enemigo en guerra. Esta no procede respecto de los
bienes de los particulares, salvo en la captura marítima.

3. Accesión: concepto y características, clases.

Regulada en los artículos 643 a 669 del Código Civil


Es un modo de adquirir el dominio de cosas corporales muebles e inmuebles.
“La accesión es un modo de adquirir por el cual el dueño de una cosa pasa a serlo de lo
que ella produce, o de lo que se junta a ella” Art. 643 C.C.

Características
Es un modo de adquirir el dominio.
Es un modo de adquirir originario.
Es un modo de adquirir por regla general gratuito.
Es un modo de adquirir entre vivos.
Es un modo de adquirir a título singular.
Es un hecho jurídico propiamente tal.

Señalamos que la accesión no sería un modo de adquirir pues representaría una simple
consecuencia del dominio.
No reúne todos los requisitos de los modos de adquirir, ya que éstos son actos
jurídicos y la accesión es un simple hecho, de la naturaleza o del hombre.
La ocupación requiere la intención de adquirir el dominio, la tradición el
consentimiento del tradente y adquirente, la prescripción necesita ser alegada por el
prescribiente y la sucesión por causa de muerte de la voluntad real o presunta del
causante, en cambio la accesión no requiere de la voluntad de adquirir el dominio.
En la doctrina francesa la accesión no es más que una consecuencia del dominio. El Código
civil francés lo denomina derecho de accesión, con lo cual se entiende claramente que es
tratado como una consecuencia del dominio.
Rozas Vial señala una solución ecléctica señalando que la accesión de frutos, que no es
más que una consecuencia del dominio (facultad de goce), y la accesión propiamente tal,
que sería sí un modo de adquirir el dominio.
Clases
Puede ser:
- De frutos o discreta y propiamente tal o continua.
- También puede ser:
a) Accesión natural: Es la que se produce por obra de la naturaleza, como la accesión de
frutos, aluvión, avulsión, mutación del cauce de un río, etc.
b) Accesión industrial: Es la que se produce como consecuencia del trabajo del hombre,
como la adjunción, especificación y mezcla.
c) Accesión mixta: Es la que es obra de la naturaleza y de la industria humana como la
plantación o la siembra.

Accesión discreta, por producción o de frutos

Es la que deriva del mismo cuerpo o "cosa-madre" por medio del nacimiento o
producción, se manifiesta en la generación de los productos y los frutos.
Art. 643 c.c. “Modo de adquirir en virtud del cual el dueño de una cosa pasa a ser dueño
de lo que ella produce”.
El Código (art. 643) y la jurisprudencia tienden a confundir ambos conceptos. La doctrina
distingue entre ellos. Sigamos a Rozas Vial.
Hay autores que señalan que el producto es el género y el fruto una especie de
producto. Los productos se dividirían en productos propiamente tales y frutos.
Productos son las cosas que derivan de otras sin periodicidad y con detrimento de su
sustancia. Por ejemplo: Los metales de una mina, las piedras de una cantera.
Frutos son las cosas que produce otra cosa en forma periódica y sin detrimento de su
sustancia. Por ejemplo: las frutas de un árbol o planta, las rentas de arrendamiento.

A su vez los frutos pueden ser:

Frutos naturales, son aquellos que da la naturaleza ayudada o no de la industria humana


(art. 644 c.c.)
Frutos civiles son las utilidades o rendimientos que se obtienen de una cosa como
equivalente del uso y goce que se da de ella a un tercero. (647 inc.1°c.c.)

Frutos naturales
Pueden encontrarse en 3 estados que define el art. 645 c.c.:
a) Pendientes: Mientras adhieren todavía a la cosa que los produce, como los productos
de los árboles o las plantas arraigadas al suelo.
b) Percibidos: Los que han sido separados de la cosa productiva, como las frutas
cosechadas o la madera cortada del bosque.
c) Consumidos: Son los que se han consumido verdaderamente (destruidos) o se han
enajenado (consumidos jurídicamente)
La regla general es que los frutos pertenecen al dueño según el art. 646, sin perjuicio de
los derechos constituidos por las leyes o por el hecho del hombre.

Frutos civiles
Son las retribuciones que el dueño de una cosa obtiene de terceros cuando por su hecho,
consiente en ceder el goce de la cosa.
Son frutos civiles según el artículo 647 inc.1º los precios, pensiones o cánones de
arrendamiento o censo, y los intereses de capitales exigibles, o impuestos a fondo perdido.
Los frutos civiles pueden estar pendientes, mientras se deben, y percibidos, desde
que se pagan (artículo 647 inc. 2º).

Resumamos entonces que los frutos, tanto civiles como naturales son una consecuencia
del atributo del goce y por regla general serán del dueño, salvo que por la ley o por la
voluntad del titular pueden pertenecer a un tercero.

Accesión propiamente tal o continua

El artículo 643 la define al señalar que la accesión es un modo de adquirir en virtud del
cual el dueño de una cosa se hace dueño de lo que se junta a ella.
Tiene lugar cuando se unen dos o más cosas de diferentes dueños, de manera que una vez
unidas, constituyen un todo indivisible. En este caso, en virtud del principio de que lo
accesorio sigue la suerte de lo principal, el dueño de la cosa principal se hace dueño de la
cosa accesoria. La unión podrá ser obra de la naturaleza o del hombre. Aquí, la accesión
sería efectivamente un modo de adquirir, porque el propietario de la cosa principal llega a
ser dueño de la accesoria precisamente por efecto de la accesión.
Puede ser:

a) De inmueble a inmueble i. Aluvión


ii. Avulsión
iii. mutación del cauce de un río
iv. formación de una isla
b) De mueble a inmueble i. Edificación
ii. Plantación
iii. Siembra
c) De mueble a mueble i. Adjunción
ii. Especificación
iii. Mezcla

a) Accesión de inmueble a inmueble:


i.- El aluvión: Art. 649: “Se llama aluvión el aumento que recibe la ribera de la mar o de un
río o lago por el lento e imperceptible retiro de las aguas”.
Requisitos
- El retiro de las aguas debe ser lento e imperceptible.
- El retiro de las aguas debe ser definitivo (art. 650 c.c.)
El hecho que el aluvión se adquiere por el sólo ministerio de la ley hace dudar a la doctrina
de que se trate de un verdadero modo de adquirir.

ii.- La avulsión: La avulsión es aquella accesión que se produce respecto de un terreno


transportado de un sitio a otro producto de una avenida o por otra fuerza natural violenta.
Artículo 652 c.c. “Sobre la parte del suelo que por una avenida o por otra fuerza natural
violenta es transportada de un sitio a otro, conserva el dueño su dominio, para el solo
efecto de llevársela; pero si no la reclama dentro del subsiguiente año, la hará suya el
dueño del sitio a que fue transportada”.
Es decir, el dueño tiene dos años para reclamar su terreno, transcurrido dicho lapso se
hace dueño del terreno el dueño el predio al cual éste accede.

iii.- La mutación del cauce o álveo de un río o división de éste en dos brazos que no
vuelven a juntarse:
Comprende dos situaciones:
1. Cambio de cauce de un río: El cauce de un río puede cambiar a una de las riveras,
dejando la otra definitivamente seca, o cambiar enteramente de cauce.
En cualquiera de estas dos circunstancias, los propietarios riberanos tienen el derecho a
hacer las obras necesarias para volver al río a su antiguo cauce con permiso de la
respectiva municipalidad (artículo 654, primera parte).
Pero a pesar de las obras puede suceder que si el río se carga a una de las riberas, dejando
la otra en seco, la parte descubierta accede a los propietarios riberanos, como en el caso
del aluvión.
2. División del río en dos brazos, que no vuelven después a juntarse:
En dicho caso se aplica el artículo 655 CC. conforme al cual, las partes del anterior cauce
que el agua dejare descubiertas accederán a las heredades contiguas, como en el caso del
artículo precedente.
El artículo 653 nos señala que si una heredad ha sido inundada, el terreno restituido por
las aguas dentro de los cinco años subsiguientes volverá a sus antiguos dueños
Si quien ocupaba la heredad estaba ejerciendo posesión con miras a adquirirla por
prescripción, por este hecho se interrumpe naturalmente la prescripción (artículo 2502
inc.1º, nº 1).

iv. Formación de nueva isla: Artículo 656 c.c.


Requisitos
a) Que se formen en ríos o lagos, las que se forman en el mar territorial pertenecen al
Estado.
b) Que se formen en ríos o lagos no navegables por buques de más de cien toneladas,
porque en caso contrario también pertenecen al Estado.
c) Que la isla se forme con carácter definitivo, porque en caso contrario continua
formando parte del cauce.

b) Accesión de mueble a inmueble:


“Hay accesión de mueble a inmueble cuando se edifica, planta o siembra en un
inmueble con materiales, plantas o semillas que pertenecen a persona distinta que el
dueño del suelo”.
Se le denomina accesión mixta, por cuanto siempre es el resultado de un acto del
hombre.
Tiene lugar en tres casos: edificación, plantación o siembra.

i. La edificación: Art. 668 c.c.


“Es una forma de accesión que se produce cuando se edifica con materiales ajenos en
suelo propio”.
Las razones que ha tenido el legislador para establecer esta especie de accesión son en
primer lugar evitar el enriquecimiento sin causa, y en segundo lugar, evitar la destrucción y
la consecuente pérdida de recursos que ella arrojaría de lo edificado o sembrado.

ii. La plantación:
“Es una forma de accesión que se produce cuando una persona planta con plantas ajenas
en suelo propio”.

iii. La siembra:
“Es una forma de accesión que se produce cuando una persona siembra con semillas
ajenas en suelo propio”.

Requisitos de todas ellas


1) Carencia de vínculo contractual entre las partes
Por tanto, no tienen aplicación estas reglas en los casos de arrendamiento o
usufructo, pues en ellos, la ley contempla reglas sobre mejoras.
2) Lo edificado, plantado o sembrado debe estar arraigado en el suelo.
Esto porque la accesión es un modo de adquirir el dominio mediante la unión de
una cosa a otra, y esta unión sólo se realiza cuando las cosas muebles llegan a ser
inmuebles por adherencia.
Producida el arraigo, para determinar quién es el dueño del edificio, siembra o
plantación, se aplica el adagio “lo accesorio sigue la suerte de lo principal”, considerándose
como cosa principal el inmueble, en cuanto puede subsistir por sí solo; y como accesorio al
mueble (aunque en la práctica puedan valer más los muebles).

Reglas para determinar los derechos del dueño del suelo y los derechos del dueño de los
materiales, plantas o semillas

1ª situación. Se edifica, planta o siembra en terreno propio, con materiales, plantas o


semillas ajenas. Hay que distinguir:

Con ignorancia del dueño de los materiales, plantas o semillas:


- Si edificó, plantó o sembró de buena fe, pero con justa causa de error para creer que eran
suyas; estará obligado a pagar al dueño su justo precio u otro tanto de la misma Nza,
calidad y aptitud.
- Si edificó, plantó o sembró de buena fe, pero sin justa causa de error para creer que eran
suyas; estará obligado a pagar al dueño además indemnización de perjuicios.
- Si edificó plantó o sembró de mala fe, procediendo a sabiendas que los materiales,
plantas o semillas no eran suyas deberá pagar el justo precio o restituir otro tanto sin
perjuicio de la acción criminal competente (hurto).

Con conocimiento del dueño de los materiales, plantas o semillas:


En realidad hay aquí una compraventa, el dueño del predio estará obligado a pagar al
dueño de los materiales su justo precio.

2ª situación. Se edifica, planta o siembra con materiales propios en terreno ajeno, también
hay que distinguir:

Ignorancia del dueño del suelo Art. 669 inc. 1º


El dueño del terreno tiene: a) Derecho de hacer suyo el edificio, plantación o
sementera, mediante las indemnizaciones prescritas a favor de los poseedores de buena o
mala fe en las prestaciones mutuas; o b) Puede obligar al que edificó o plantó a pagarle al
justo precio del terreno con los intereses legales por todo el tiempo que lo haya tenido en
su poder, y al que sembró a pagarle la renta y a indemnizarle los perjuicios.

Con conocimiento del dueño del suelo


En este caso, y de acuerdo con lo anteriormente expuesto, no hay accesión, sino
verdadera compraventa y tradición de los materiales, plantas o semillas.

3ª situación. Se edifica, planta o siembra con materiales ajenos en terreno también ajeno.
Esta situación, no ha sido contemplada por la ley, pero de los análisis hechos,
pueden producirse varias hipótesis, dependiendo si el dueño del terreno o el de los
materiales ignoraba el hecho o no, sin perjuicio de ello, puede ocurrir que la aplicación
simultánea de las reglas de los artículos 668 y 669 produzcan conflictos no resueltos por la
ley. Estos conflictos el juez lo decidirá, conforme a los artículos 170 Nº 5 del CPC y 24 del
C.c., es decir aplicando la equidad y el espíritu general de la legislación.

c) Accesión de mueble a mueble:


Puede ser: adjunción, especificación y mezcla.
Sólo la adjunción constituye un caso de accesión, en cuanto supone la unión de dos
cosas, que conservan cada una su individualidad y pueden subsistir por separado. En la
especificación hay transformación de una cosa en otra distinta; Y en la mezcla hay
confusión de dos cosas para formar una tercera, pero en forma que ya no es posible la
separación de ellas, de manera que las dos cosas confundidas no conservan su
individualidad; no hay pues, tampoco, accesión.
El Código civil se ocupa de estas tres clases de accesión conjuntamente, en cuanto
tienen los siguientes caracteres comunes:
i) Las tres están gobernadas por el principio que el dueño de lo principal se hace
propietario de lo accesorio.
ii) La tres suponen inexistencia del vínculo contractual o convención.
iii) Las tres suponen un hecho del hombre, o sea, son accesiones de carácter industrial en
que para nada interviene la naturaleza.

i. La adjunción Art. 657.


Requisitos
a. Que sean cosas muebles de distintos dueños.
b. Que la unión se haga en forma que las dos cosas conserven su individualidad y se
puedan separar.
Este requisito distingue la adjunción de la especificación y la mezcla, en que las cosas
pierden su antigua individualidad.
c. Que la unión se produzca sin conocimiento de una de las partes y sin mala fe de la otra.
(Art. 658 CC.)
Se exige buena fe del que realiza la adjunción, si no se incurren en sanciones civiles
y penales; e ignorancia del otro propietario, porque en caso contrario quiere decir que ha
consentido y ya no hay accesión, sino una convención.
Se hará dueño de la cosa el dueño de la cosa principal, con el gravamen o carga de pagar
al dueño de la parte accesoria su valor (artículo 658). Para determinar la cosa principal se
siguen las siguientes reglas:
i) Si de las dos cosas unidas, la una es de mucho más estimación que la otra, la 1ª se
mirará como principal y la 2ª como accesorio.
La regla general es que, por estimación se entiende su valor de venta. Sin embargo
se mirará como de más estimación la cosa que tuviere para su dueño un gran valor de
afección (art. 659 c.c.)
ii) Si no hubiere tanta diferencia en la estimación, aquella de las dos cosas que sirva para
el uso, ornato o complemento de la otra, se tendrá por accesoria (artículo 660).
iii) Si no pudieren aplicarse las dos reglas precedentes se mirará como principal la de
mayor volumen (artículo 661).
iv) Finalmente, si fallan las tres reglas transcritas, habrá comunidad.

ii. La especificación Art. 662 inc.1


En este caso, no hay propiamente accesión, sino aplicación del trabajo humano a una
cosa para formar otra distinta.
De acuerdo a lo señalado lo esencial en la especificación, al igual que en la adjunción, será
la determinación de lo principal y lo accesorio, porque siempre rige el principio de que el
dueño de lo principal se hace dueño de lo accesorio.
Se considera como cosa principal la materia, salvo que el valor de la nueva especie sea
muy superior al que tenía la materia. Art. 662 inc.2º y 3º.
En ambos casos se exige que no exista mala fe del artífice, porque si la hay queda sujeto a
indemnización de perjuicios y a la sanción penal correspondiente.
Se exige, además que no haya conocimiento del dueño de la materia, de lo contrario existe
una convención.
Si la materia es en parte propia del artífice y en parte ajena, y las dos partes no pueden
separarse sin inconveniente, la especie pertenecerá a los dos propietarios; a prorrata de
sus cuotas (art.662 inc.4º).

iii. La mezcla
Es una especie de accesión que se verifica cuando de materias áridas o líquidas de
distintos dueños se forma una cosa distinta que no puede separarse en forma irreversible.
La mezcla consiste en definitiva en formar algo, juntando materias áridas o líquidas de
distinto dueño, de tal manera que se confundan y no puedan ser separadas (art. 663
inc.1º, 1ª parte).
En la mezcla también se exige la inexistencia de conocimiento por una parte y mala fe por
la otra. Así, si se forma una cosa por mezcla no habiendo conocimiento del hecho por una
parte, ni mala fe por otra, el dominio de la cosa pertenecerá a ambos dueños, a prorrata
del valor de la materia que a cada uno pertenece (Art. 663 inc.1º).
Sin embargo en caso que una de las cosas tenga mucho más valor que la otra, el dueño de
la principal se hace dueño de lo accesorio, pagando el precio de la materia restante.

4. Tradición: Concepto, elementos y características, sus requisitos de validez en cuanto


acto jurídico.

Concepto: El código la define como art.670: “La tradición es un modo de adquirir el


dominio de las cosas y consiste en la entrega que el dueño hace de ellas a otro, habiendo
por una parte la facultad e intención de transferir el dominio, y por otra la capacidad e
intención de adquirirlo. Lo que se dice del dominio se extiende a todos los otros derechos
reales”.

Del concepto legal es posible formular las siguientes observaciones:


1° La sola entrega es insuficiente para que se verifique la tradición, pues resulta esencial el
elemento sicológico, consistente en la intención de transferir el dominio, por parte del
tradente, y en la intención de adquirirlo por parte del adquirente.
2° La ley es más exigente con el tradente pues ha de tener la “facultad” para transferir el
dominio, mientras que al adquirente sólo se le exige la “capacidad” para celebrar
válidamente la convención.
3° La tradición no sólo opera para transferir el dominio, sino que también los demás
derechos reales e inclusive los derechos personales (artículo 699 5).

Conceptos generales
Desde el momento que el dominio que se tiene sobre una cosa puede cambiar de titular,
como consecuencia de un acto voluntario por el cual el primitivo dueño traspasa su
derecho a otra persona, el ordenamiento jurídico estimó relevante tipificar el acto jurídico
que permita la transferencia del dominio.

Dicho acto, que en derecho se llama tradición, se fundamenta en que una de las partes, el
tradente, tiene la intención de traspasar o transferir el dominio de una cosa determinada
a la otra, el adquirente, que tiene, a su vez, la intención de adquirirlo.

Son los romanos quienes estructuraron la tradición con el alcance y efectos con que la
conocemos. Según la concepción romana sobre los contratos, éstos no transfieren el
dominio ya que constituyen solamente el título o antecedente que puede justificar la
adquisición del dominio, y dicha adquisición se produce como efecto directo de la
tradición, que es el modo de adquirir.

Así, perfeccionado entre las partes un contrato de compraventa, el comprador no adquiere


el dominio por el solo contrato, sino que necesita para ello que el vendedor
voluntariamente le haga entrega de la cosa, con la significación jurídica de que está
traspasando o transfiriendo el dominio.

La entrega con la connotación jurídica de transferencia del dominio es lo que constituye


en líneas esenciales la tradición como modo de adquirir.
Así, en el contrato de compraventa una vez perfeccionado éste surge una obligación para

5 Art.699. La tradición de los derechos personales que un individuo cede a otro se verifica por la entrega del
título hecha por el cedente al cesionario. Este artículo hay que vincularlo con el 1902 (cesión de créditos). La
cesión no produce efecto contra el deudor ni contra terceros, mientras no ha sido notificada por el
cesionario al deudor o aceptada por este.
el vendedor, esto es, el derecho personal o crédito para exigir al comprador el pago del
precio; y correlativamente la obligación de hacer la tradición de la cosa. Y nace para el
comprador el derecho personal o crédito para exigir la tradición de la cosa; y
correlativamente la obligación de pagar el precio. El contrato es simplemente un
antecedente -o título como llama la ley- que justifica la adquisición del dominio por la
tradición.
Cabe considerar que toda tradición supone una entrega, a la cual está obligado por lo
general, una de las partes que celebra un contrato que impone tal obligación. Pero no
todos los contratos que hacen nacer para una de las partes la obligación de entregar una
cosa justifican que la entrega que se realice permita adquirir el dominio.

Esto, porque sólo presenta ese carácter los contratos que se llama traslaticios de dominio,
en virtud de los cuales una de las partes asume la obligación de hacer la tradición con la
significación jurídica de transferir el dominio.
Por ejemplo, en el contrato de arrendamiento, de una cosa, el arrendador asume la
entrega al arrendatario, Pero la entrega que se hace a éste no opera la transferencia de
dominio, porque no se ha hecho con esta significación, lo que se evidencia con el hecho
que el título -contrato de arrendamiento- no justifica que la entrega que se haga en virtud
de él opere el traspaso de dominio, porque no es un título traslaticio de dominio sino un
título de mera tenencia en el que se reconoce dominio ajeno. En cambio, sí lo es la
compraventa, la permuta, la sociedad en que hay una obligación de aportar una cosa en
dominio, etc.
Todo lo dicho, justifica la importancia de la tradición como modo de adquirir el dominio y
su amplia aplicación en la práctica, lo que revela el hecho que en todos los contratos
traslaticios de dominio que imponen a una de las partes la obligación de transferir el
dominio, el deudor sólo puede cumplir con su obligación efectuando la tradición de la
cosa.

Dicho de otra manera, cada vez que la obligación de una persona consiste en dar una cosa,
con la connotación jurídica que tiene la obligación de dar, el deudor debe hacer una
tradición. Así, en todos los contratos traslaticios de dominio nace para una o ambas partes
la obligación de dar. En la donación, por ejemplo, contrato en que sólo se obliga el donante
a dar la cosa donada, éste cumple su obligación haciendo la tradición al donatario. En la
compraventa, ambas partes se obligan a dar: el vendedor la cosa vendida y el comprador
el precio, y cumplen su obligación con la tradición de la cosa y del precio, respectivamente.

El Código Civil en diversas disposiciones se refiere a la tradición, pero no necesariamente


con el alcance de modo de adquirir el dominio del artículo 670 ya que, por lo general, lo
hace como sinónimo de entrega.
De ello se infiere un principio importante: La tradición que permite la adquisición del
dominio y que es la definida por la ley, supone siempre la entrega de una cosa de manos
del tradente al adquirente; pero no toda la entrega produce el efecto de la tradición como
un modo de adquirir el dominio.
Por último, por la tradición se pueden adquirir no sólo el dominio sino que también los
demás derechos reales.
Por ejemplo, si una persona dona otra el usufructo de una cosa mueble, el mero contrato
de donación no va a hacer nacer el derecho real de usufructo, sino que solamente permite
al donatario adquirir un derecho personal para exigir al donante la tradición del derecho
real de usufructo.
La entrega de la cosa al donatario que haga el donante con la intención de constituir el
usufructo, es una tradición entendida como un modo de adquirir el derecho de usufructo.
Por otra parte, la entrega que se hace al donatario para constituir el derecho real de
usufructo no lo va a hacer dueño de la cosa sobre la cual se ejerce el usufructo, sino que lo
va a hacer dueño de su derecho real de usufructo, en aplicación del artículo 583 del CC. La
relación jurídica del usufructuario sobre la cosa fructuaria es la de mero tenedor, ya que
reconoce el dominio ajeno, en este caso, el del nudo propietario.
Finalmente, también se puede adquirir por tradición los derechos personales, lo que
permite apreciar el amplio alcance de la tradición como modo de adquirir tanto cosas
corporales como incorporales, sin limitación alguna.

Características:

A. como acto jurídico

a) Es un acto jurídico bilateral

b) Es un acto jurídico bilateral del tipo “convención” y no “contrato”, pues con ella se
extinguen obligaciones. Para que nazca a la vida del derecho requiere la
manifestación de voluntad del tradente que efectúa voluntariamente la entrega de la
cosa, y el adquirente que la recibe.

c) Es un acto jurídico de disposición. La tradición no crea un derecho sino que


solamente opera el traspaso del derecho de dominio que ya existía, de manos de un
antiguo titular a uno nuevo.

d) Es un acto jurídico de atribución patrimonial.

B. Como modo de adquirir

a) Es un modo de adquirir el dominio y los demás derechos reales, como también


los derechos personales. De ahí que sea un modo de adquirir más extenso que la
ocupación y la accesión. Se puede adquirir por tradición entonces el dominio y los
demás derechos reales, y los derechos personales. En otras palabras, todas las cosas
corporales e incorporales, incluso las universalidades.

b) Es un modo de adquirir derivativo, requiere por lo tanto un antecesor, el


tradente, y un sucesor o adquirente. El tradente no puede transferir al adquirente
más derechos de los que tiene según el artículo 688 inciso 1° del CC.

c) Es un modo de adquirir entre vivos. La cesión de los derechos hereditarios, que es


la forma de traditar el derecho real de herencia, supone evidentemente el
fallecimiento del causante cuyo patrimonio se transmite. Una cesión derechos
hereditarios sobre una persona no difunta adolecería de objeto ilícito, se trataría en
el fondo de un pacto sobre una sucesión futura.

d) Es un modo de adquirir por regla general a título singular, pero en el caso que se
cedan los derechos en una herencia opera a título universal.

e) Es una convención y una forma de pago a la vez. La tradición es siempre una


convención, no es un contrato, porque no crea obligaciones, sino que las extingue. En
este sentido la tradición extingue las obligaciones que nacen del título traslaticio que
sí es un contrato, como por ejemplo, la compraventa, la donación, el aporte en
sociedad. Es además una forma de pago en la medida que la tradición constituya el
cumplimiento de una obligación contractual.

f) Es un modo de adquirir que puede operar sea a título gratuito u a título oneroso.
Ello dependerá evidentemente del título que le sirve de antecedente. Si el título es
un contrato gratuito como la donación será gratuita, si, por el contrario, el título es
oneroso, como en una compraventa, será ella onerosa.

Elementos de la Tradición:
-Cosa
-Entrega
-Tradente y adquirente
-Título
-Consentimiento

Requisitos de la Tradición:

Los requisitos para que la tradición se efectúe son cuatro:

1.- La presencia de dos personas o partes(tradente y adquirente);


2.- Consentimiento del tradente y el adquirente;
3.- Existencia de un título traslaticio de dominio, y
4.- Entrega de la cosa, con la intención de transferir el dominio.

1.- La presencia de dos personas, tradente y adquirente.

Este requisito es una consecuencia del carácter de convención que tiene la tradición, de
acto jurídico bilateral, en el cual intervienen dos personas: el tradente y el adquirente. El
tradente es la persona que por la tradición transfiere el dominio de la cosa entregada por
él o a su nombre, y el adquirente la persona que por la tradición adquiere el dominio de la
cosa recibida por él o a su nombre.

Circunstancias que deben concurrir en el tradente

a) Debe ser dueño de la cosa que entrega o del derecho que transfiere. Si el tradente no
es dueño de la cosa que entrega, la tradición es perfectamente válida, porque no hay
ningún precepto en el C.C. que declare nula o ineficaz la tradición hecha por una persona
que no tiene el dominio de la cosa, y la nulidad no existe sino en los casos que la ley
señala. Por el contrario, hay dos preceptos (art. 682 y 683) que ponen de manifiesto que la
tradición hecha en estas condiciones es válida y surte efectos jurídicos de gran
importancia, si bien no transfiere, ni puede transferir el dominio.

Art. 682. Si el tradente no es el verdadero dueño de la cosa que se entrega por él o a


su nombre, no se adquieren por medio de la tradición otros derechos que los transmisibles
del mismo tradente sobre la cosa entregada. Pero si el tradente adquiere después el
dominio, se entenderá haberse éste transferido desde el momento de la tradición.
Art. 683. La tradición da al adquirente, en los casos y del modo que las leyes señalan,
el derecho de ganar por la prescripción el dominio de que el tradente carecía, aunque el
tradente no haya tenido ese derecho.

En concreto, la tradición hecha por quien no es dueño de la cosa, es perfectamente válida;


pero, eso sí, no surte el efecto señalado en el art. 670, esto es, no transfiere el dominio.
Porque el tradente no puede transferir mas derechos de los que tiene, ni el adquirente
puede adquirir más derechos de los que tenía el tradente.

Art. 670. La tradición es un modo de adquirir el dominio de las cosas y consiste en la


entrega que el dueño hace de ellas a otro, habiendo por una parte la facultad e intención
de transferir el dominio, y por otra la capacidad e intención de adquirirlo.
Lo que se dice del dominio se extiende a todos los otros derechos reales.

Con todo, el adquirente podrá llegar a adquirir el dominio de la cosa que se le entrega, no
por la tradición, como se dijo, sino que por la prescripción, porque la tradición lo habilita
para llegar a adquirirlo, incluso aunque el tradente haya sido mero tenedor. Esto ha sido
ampliamente reconocido por nuestra jurisprudencia.

Finalmente, si el adquirente llega a obtener el dominio por la prescripción; en virtud de


una ficción del legislador, se entiende que es dueño desde que se le hizo entrega de la
cosa, y no desde que se cumplió el plazo para que operara la prescripción, porque según la
mayoría de los autores, la prescripción opera con efecto retroactivo. Y

b) debe tener facultad para transferir el dominio. La expresión empleada por el art. 670,
se refiere a la facultad o poder de disposición (que estudiamos dentro de las facultades del
domino) e implica, entre otros supuestos, la capacidad de ejercicio, es decir, el tradente
debe tener aptitud legal para disponer por sí solo del dominio de la cosa.

Capacidad del adquirente. El adquirente, con arreglo al art. 670, debe tener capacidad
para adquirir. Según ese art., tanto el tradente como el adquirente deben tener capacidad:
pero no es la misma capacidad que se exige en uno y otro caso.

Según Alessandri, el tradente debe tener capacidad de ejercicio, es decir, aptitud para
disponer de la cosa y al adquirente solo le basta su capacidad de goce, la cual lo habilita
para adquirir derechos.

Según Somarriva, la capacidad que la ley requiere en el adquirente, es la capacidad de


administración, y en el tradente, la de disposición, la plena capacidad de ejercicio, lo que
se vería corroborado por dos disposiciones. En efecto, del art. 1575, inc. 2°, se desprende
que la capacidad del tradente es la libre disposición de los bienes, pues dice: “Tampoco es
válido el pago en que se debe transferir la propiedad, sino en cuanto el que paga tiene
facultad de enajenar”. Y este pago no es otra cosa que la tradición y la facultad de
enajenar de que habla, supone la capacidad de disposición. En cuanto a la capacidad del
adquirente, se vería corroborada la afirmación por el art. 1578, N1, según el cual, el pago
hecho al acreedor es nulo si el acreedor no tiene la libre administración de sus bienes.
Otros señalan que tanto el tradente como el adquirente deben tener plena capacidad, ya
que la tradición es un acto jurídico bilateral, ambas partes deben tener capacidad de
ejercicio.

Art. 1575. El pago en que se debe transferir la propiedad no es válido, sino en cuanto
el que paga es dueño de la cosa pagada, o la paga con el consentimiento del dueño.
Tampoco es válido el pago en que se debe transferir la propiedad, sino en cuanto el que
paga tiene facultad de enajenar.
Sin embargo, cuando la cosa pagada es fungible y el acreedor la ha consumido de buena
fe, se valida el pago, aunque haya sido hecho por el que no era dueño, o no tuvo facultad
de enajenar.

Art. 1578. El pago hecho al acreedor es nulo en los casos siguientes:


Si el acreedor no tiene la administración de sus bienes; salvo en cuanto se probare que la
cosa pagada se ha empleado en provecho del acreedor, y en cuanto este provecho se
justifique con arreglo al artículo 1688; Si por el juez se ha embargado la deuda o mandado
retener su pago; Si se paga al deudor insolvente en fraude de los acreedores a cuyo favor
se ha abierto concurso.

Esta última opinión nos parece la mas sólida, pues si tenemos presente que la tradición es
un acto jurídico bilateral, lógico es concluir que ambas partes deben tener capacidad de
ejercicio.

2.- Consentimiento del tradente y del adquirente.

Concurrencia de las voluntades de las partes; ratificación de la tradición inválida. La


tradición es un acto jurídico bilateral o convención, y requiere, por lo tanto, para su
eficacia, la concurrencia de las voluntades de las partes. (art. 670; 672 y 673). Si falta la
voluntad de una de las partes, la tradición se valida retroactivamente por la ratificación de
la parte que no hubiera prestado su consentimiento.

Art. 672. Para que la tradición sea válida debe ser hecha voluntariamente por el
tradente o por su representante. Una tradición que al principio fue inválida por haberse
hecho sin voluntad del tradente o de su representante, se valida retroactivamente por la
ratificación del que tiene facultad de enajenar la cosa como dueño o como representante
del dueño.

Art. 673. La tradición, para que sea válida, requiere también el consentimiento del
adquirente o de su representante. Pero la tradición que en su principio fue inválida por
haber faltado este consentimiento, se valida retroactivamente por la ratificación.

Sin convención, la tradición sería inexistente, en conformidad a los principios generales


que rigen la voluntad de los actos jurídicos, y no cabría la ratificación, ya que no puede
ratificarse lo que no existe. Sin embargo, la ley ha modificado el rigor de estos principios,
estableciendo en los incisos segundos de los art. 672 y 673, que si falta la voluntad de una
de las partes, la tradición se valida retroactivamente por la ratificación de las partes que no
hubiera prestado su consentimiento.
Cabe agregar, que la tradición puede verificarse por medio de representantes, la propia ley
lo señala expresamente (art. 671, inc. 2°). Con todo, estos, deben actuar dentro de los
límites de su representación (art. 674), de lo contrario, la tradición que hiciera no
transferiría el dominio. Recordar que puede hacerse por medio de representante todo acto
jurídico que puede celebrarse personalmente, con la sola excepción de aquellos que la ley
prohíba expresamente realizar por medio de mandatario, como el testamento.

Representación del tradente en las ventas forzadas. A esto se refiere lo dispuesto en el


art. 671, inc. 3°.
En las ventas forzadas que se hacen por decreto judicial a petición de un acreedor, en
pública subasta, la persona cuyo dominio se transfiere es el tradente, y el juez su
representante legal.

En este caso, el Juez actuará como representante legal del tradente, pero para que se de
esta situación, es menester que concurran copulativamente, en conjunto, las siguientes
condiciones:
a) Debe tratarse de una venta forzada;
b) La venta debe ejecutarse por decreto judicial;
c) La venta el Juez la debe ordenar a petición de un acreedor; y,
d) Esta venta debe efectuarse en pública subasta.
Verificados estos requisitos, la ley ordena que el Juez actué como representante legal del
tradente, y esto, porque es natural que este se oponga a la venta y por tanto no quiera
consentir en la tradición; para evitar los innumerables problemas que podrían darse, la ley
señala que el Juez actúe como representante legal del tradente (deudor).

Don Hugo Rossende, sostenía que el tradente manifestó su voluntad al momento de


contraer su obligación, porque en ese momento puso a disposición de su acreedor, todos
sus bienes, en virtud del derecho de garantía general (prenda general). Este pensamiento
ha sido aceptado por la Corte Suprema.

Don Arturo Alessandri, comparte el pensamiento de don Hugo y agregaba, que en virtud
del derecho de prenda general, la persona al contratar ya sabe que si no se cumple la
obligación, el acreedor podrá rematarle bienes, y es ahí donde el da su consentimiento.

Se ha señalado por la jurisprudencia, que esta forma especial de representación, es muy


restrictiva y solo se va a extender a la firma de la escritura de venta (forzada) y a la entrega
de la cosa.

Sobre qué debe versar el consentimiento en la tradición.


A) Sobre la cosa objeto de la tradición;
B) Sobre el título que le sirve de causa; y
C) Sobre la persona a quien se efectúa la tradición.

Vicios del consentimiento en la tradición. Tratándose de un acto jurídico el


consentimiento que prestan adquirente y tradente, debe estar necesariamente exento de
vicios.
La ley solo regula en la tradición, como vicio de la voluntad el error, ( art. 676, 677, 678).
De modo que respecto del dolo y la fuerza se aplican las reglas generales.

Art. 676. Se requiere también para la validez de la tradición que no se padezca error en
cuanto a la identidad de la especie que debe entregarse, o de la persona a quien se le hace
la entrega, ni en cuanto al título. Si se yerra en el nombre sólo, es válida la tradición.

Art. 677. El error en el título invalida la tradición, sea cuando una sola de las partes supone
un título translaticio de dominio, como cuando por una parte se tiene el ánimo de
entregar a título de comodato, y por otra se tiene el ánimo de recibir a título de donación,
o sea cuando por las dos partes se suponen títulos translaticios de dominio, pero
diferentes, como si por una parte se supone mutuo, y por otra donación.

Art. 678.Si la tradición se hace por medio de mandatarios o representantes legales, el error
de éstos invalida la tradición.

El error puede recaer en la: - cosa tradida


- persona
- título.

 Error en la cosa tradida. De acuerdo con el art. 676, el error en cuanto a la


identidad de la especie produce la nulidad de la tradición. Ej, Pedro compra
determinado auto y yo en lugar de entregarle dicho auto, le hago entrega de otro.
La disposición antes aludida, esta en perfecta armonía con la del art. 1453, según el
cual el error sobre la identidad de la cosa especifica es causal de nulidad absoluta.

 Error en la persona. Aquí se presenta una excepción a los principios


generales. Porque, según se habrá estudiado, el error sobre la persona no anula el
consentimiento, salvo, que la persona sea el motivo determinante del acto o
contrato. Tratándose de la tradición, el error en la persona anula la misma. Y ello se
explica, porque la tradición no es sino el cumplimiento de la obligación que nace
del contrato; es un pago, y de acuerdo al art. 1576, el pago debe ser hecho al
acreedor. Si el error recae en el tradente, no se vicia la voluntad, porque por regla
general cualquiera puede pagar la obligación. Si el error recae sólo sobre el
nombre, la tradición es válida. (art. 676, inc. 2°)

Art. 1576. INC. 2ºEl pago hecho de buena fe a la persona que estaba entonces en
posesión del crédito, es válido, aunque después aparezca que el crédito no le
pertenecía.

 Error en el título de la tradición. Está contemplado en el art. 677 y puede


revestir dos aspectos; en ambos la tradición es inválida.

a) Ambas partes entienden que hay un título traslaticio de dominio, pero el


error consiste en que se equivocan en cuanto a la naturaleza del título. Ej, una
de las partes cree que hay compraventa y la otra donación.
b) Una persona entiende que hay un título traslaticio de dominio y la otra
entiende que hay un título de mera tenencia. Ej, una de las partes cree que hay
un comodato y la otra una donación.
En ambos casos la tradición es nula, pues dice la ley que el error en el título
invalida la tradición. (art. 677).

Finalmente, agrega el art. 678 que el error sufrido por los mandatarios o
representantes legales también invalida la tradición.

Influencia del título en la tradición. El antecedente de la tradición es el título, sin título no


hay tradición; por eso, todo vicio, toda imperfección, toda nulidad del título hace que la
tradición no opere, que esta no transfiera el derecho. La Corte Suprema ha dicho que la
nulidad de la tradición procede normalmente como consecuencia de que sea aceptada la
nulidad del contrato que le sirve de título traslaticio. (art. 1453 y 1682).

Art. 1453. El error de hecho vicia el consentimiento cuando recae sobre la especie de
acto o contrato que se ejecuta o celebra, como si una de las partes entendiese empréstito
y la otra donación; o sobre la identidad de la cosa específica de que se trata, como si en el
contrato de venta el vendedor entendiese vender cierta cosa determinada, y el comprador
entendiese comprar otra.

Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida
por la omisión de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de
ciertos actos o contratos en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o
estado de las personas que los ejecutan o acuerdan, son nulidades absolutas. Hay
asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del
acto o contrato.
3.- Existencia de un título traslaticio de dominio.

Este requisito lo exige el art. 675. Si no hay título traslaticio de dominio, no hay tradición.

Art. 675. Para que valga la tradición se requiere un título translaticio de dominio,
como el de venta, permuta, donación, etc. Se requiere además que el título sea válido
respecto de la persona a quien se confiere. Así el título de donación irrevocable no
transfiere el dominio entre cónyuges.

El art. 703, inc. 3° define el título traslaticio de dominio señalando que: son los que por su
naturaleza sirven para transferir el dominio.

Art. 703. inc. 3º. Son translaticios de dominio los que por su naturaleza sirven para
transferirlo, como la venta, la permuta, la donación entre vivos.

El título traslaticio de dominio, por si mismo, no transfiere el dominio; porque en Chile de


los contratos, jamás van a nacer derechos reales (el título es un contrato, y el dominio es
un derecho real). El título, es apto para transferir el dominio, solo cuando se complemente
con la tradición.

Algunos casos de títulos traslaticios de dominio. Una enumeración más o menos


completa sería la siguiente:

a) La compraventa, que es el título traslaticio más común;


b) La permuta;
c) La donación;
d) el aporte en propiedad a una sociedad;
e) el mutuo;
f) El cuasiusufructo;
g) La transacción cuando recae sobre un objeto no disputado. Expliquemos
esto sirviéndonos de un ej. Tengo un juicio con Pedro, por la propiedad de un
auto, y durante el pleito llegamos a la siguiente transacción: le reconozco a Pedro
la propiedad del auto, pero el me regala una radio. En este caso, la transacción
sobre la radio es un título sobre un objeto no disputado. Así también lo considera
el art. 703, inc. Final
h) La dación en pago. Esta consiste en una modalidad del pago y se presenta
cuando el deudor cumple su obligación entregando una cosa distinta a la debida,
con el consentimiento del acreedor.

Art. 703. inc. Final. Las transacciones en cuanto se limitan a reconocer o declarar derechos
preexistentes, no forman nuevo título; pero en cuanto transfieren la propiedad de un
objeto no disputado, constituyen un título nuevo.

Alessandri sostiene que la dación en pago no es título traslaticio de dominio, sino que es
una tradición porque es un pago, es un acto de atribución patrimonial en el que el título o
acto fundamental, es el contrato que establece la obligación, que se ve extinguida por la
dación en pago.

El título debe ser válido. Esto está establecido en el art. 675. En otros términos, no debe
tratarse de un título nulo; pues si lo es, como ya se dijo, la tradición no transfiere el
derecho.

Art. 675. Para que valga la tradición se requiere un título translaticio de dominio,
como el de venta, permuta, donación, etc. Se requiere además que el título sea válido
respecto de la persona a quien se confiere. Así el título de donación irrevocable no
transfiere el dominio entre cónyuges.

Esta exigencia de que el título sea válido, también se ve confirmada por el art. 679, según
el cual:

Art. 679. Si la ley exige solemnidades especiales para la enajenación, no se transfiere el


dominio sin ellas.
Por eso la Corte de Apelaciones de Santiago declaró que cuando se trata de bienes que se
deben enajenar en pública subasta, la tradición no transfiere el dominio sin ese requisito.
4.- La entrega de la cosa.

La forma como debe hacerse la entrega es diversa según sea la naturaleza del bien de que
se trate y por lo tanto hay que distinguir:

a) Tradición de los bienes muebles y de los derechos reales constituidos sobre ellos;
b) Tradición de los bienes raíces y de los derechos reales constituidos sobre ellos;
c) Tradición del derecho real de herencia; y
d) Tradición de los derechos personales.

Paralelo con el pago. (completar)

Tradición Pago
Es un modo de adquirir el dominio y los Es un modo de extinguir las obligaciones.
demás derechos reales.
670. La tradición es un modo de adquirir el 1568. El pago efectivo es la prestación de lo
dominio de las cosas y consiste en la que se debe.
entrega que el dueño hace de ellas a otro,
habiendo por una parte la facultad e
intención de transferir el dominio, y por
otra la capacidad e intención de adquirirlo.
Lo que se dice del dominio se extiende a
todos los otros derechos reales
Es una convención, transfiere derechos. Es una convención, extingue derechos y ob.

Distinción entre entrega y tradición.

En su acepción vulgar o corriente “entregar” significa poner en manos o en poder de otro


una cosa; o sea designa el acto por el cual una persona traspasa materialmente una cosa a
manos de otra. Así se dice que el arrendador de una cosa debe entregarla al arrendatario.
Pero también se dice en el lenguaje corriente que el vendedor se obliga a entregar la cosa
al comprador, lo que no coincide con el concepto jurídico, que sustituye en este caso la
palabra “entrega” por “tradición”. Lo jurídicamente correcto es que el vendedor se obliga a
hacer la tradición de la cosa al comprador. Si bien es cierto que también el vendedor pone
la cosa en manos del comprador, realiza con ello un acto jurídico diferente de lo que se
llama mera o simple entrega y que se denomina, en cambio, tradición.

La diferencia entre la “entrega” y la “tradición” es que la primera jamás permite que quien
recibe la cosa adquiera el dominio. En cambio, la persona que recibe la cosa por la
tradición adquiere el dominio, si ésta cumple con los requisitos legales. En la práctica, al
menos en lo que respecta a las cosas corporales muebles, es difícil distinguir si un hecho
constituye jurídicamente una mera entrega o tradición, pues tanto la una como la otra se
suelen efectuar por medios análogos o equivalentes.

La distinción está en que quien se limita a efectuar una simple entrega no tiene la
intención de transferir el dominio de la cosa; intención que sí debe tener el obligado a la
tradición ¿Y cómo es posible saber, entonces, si el acto es entrega o tradición?
Simplemente atendiendo al título en virtud del cual se recibe la cosa, porque hay títulos
como los contratos traslaticios que establecen la obligación de hacer la tradición y que
permiten presumir la intención en el tradente de transferir el dominio; hay otros, en
cambio, que sólo consideran una simple o mera entrega que no permite presumir la
intención de transferir el dominio.
El efecto que produce la tradición es muy distinto a una simple entrega. El que recibe una
cosa porque se le hizo la tradición adquiere el dominio, siempre que el tradente sea dueño
y que la tradición cumpla con los demás requisitos para que transfiera el dominio. Y
aunque el tradente no sea dueño, procediendo la tradición de un título traslaticio, la
persona que recibe la cosa adquiere su posesión. No adquiere el dominio, pero sí la
posesión que, por lo general, habilita para adquirir el dominio por un modo diferente: la
prescripción adquisitiva.
En cambio, quien recibe la cosa por mera entrega no adquiere ni el dominio ni tampoco la
posesión ya que es un mero tenedor de la cosa que reconoce dominio ajeno.
En resumen “Toda tradición constituye una entrega pero no toda entrega constituye una
tradición”.
Entonces, entre los términos entrega y tradición hay una relación género-especie: la
entrega es el género y la tradición una especie de entrega que permite a través de ella la
transferencia de dominio.
En nuestro Código Civil las palabras entrega y tradición son sinónimos y cuando el Código
habla de tradición lo hace con la acepción de “entrega”, salvo cuando se refiere
específicamente a la tradición que transfiere el dominio, por ejemplo en el artículo 2197 y
670 y ss. La definición que la el código en este último artículo de la tradición está,
ciertamente, referida a la tradición que transfiere el dominio. Por consiguiente, y dentro
de la terminología del código la palabra genérica es “tradición” y una especie de ella es la
tradición que transfiere el dominio, lo que no trae ningún problema de interpretación no
consecuencias prácticas.

TRADICION ENTREGA
En la tradición, al efectuarse la entrega, existe de En cambio, en la entrega propiamente tal, no
parte del tradente y del adquirente, la intención existe tal intención
de transferir y adquirir el dominio
Esta intención se manifiesta en la tradición por la En cambio, en la entrega hay un título de mera
existencia de un título traslaticio de dominio. De tenencia.
tal modo que si ha habido una compraventa
anteriormente, se deduce que hay tradición.
A virtud de la tradición, la persona a quien se En cambio, en el caso de la entrega
hace ésta pasa hacer dueño o poseedor propiamente tal, es únicamente un mero
tenedor

El concepto de enajenación.
(por responder)

Especies de tradición.
Será esto? Pag 61 talep
e) Tradición de los bienes muebles y de los derechos reales constituidos sobre ellos;
f) Tradición de los bienes raíces y de los derechos reales constituidos sobre ellos;
g) Tradición del derecho real de herencia; y
h) Tradición de los derechos personales.

a) Tradición de los bienes muebles y de los derechos reales constituidos sobre


ellos.
b) Tradición de frutos de las cosas que forman parte de un predio.
c) Tradición de los bienes raíces y de los derechos reales constituidos sobre
ellos.
d) Tradición de las servidumbres.
e) Tradición del derecho real de herencia.
f) Tradición de las minas.
g) Tradición de los derechos personales.

a) Tradición de los bienes muebles y de los derechos reales constituidos


sobre ellos.

Esta debe hacerse por alguno de los medios del artículo 684 ya estudiados, pero con el
alcance de la intención de transferir el dominio que revela cada uno de ellos. Según el art.
684, la tradición debe hacerse significando que se transfiere el dominio y figurando esta
trasferencia por alguno de los medios que enumera. Advertimos que esta disposición no
es taxativa.

La expresión significando, la Corte Suprema ha señalado que el legislador quiso decir que
el tradente debe asumir un comportamiento inequívoco que desea transferir el dominio.
este medio inequívoco puede ser cualquiera, porque como se dijo, la enumeración del art.
684 no es taxativa, sino que simplemente ejemplar.

El Código de Comercio, consagra otras formas de hacer tradición. Por ej. el hecho de poner
la marca del comprador en los productos comprados, representa tradición, (art. 149 N°2
Código de Comercio)

El C.C. no menciona como una forma de hacer tradición, la entrega de la cosa y todos los
autores están de acuerdo en considerar que la entrega, es la forma mas común de hacer la
tradición. Por lo que se concluye, que don A. Bello no la consideró, porque estimó que era
tan obvio, que resultaba innecesario mencionarla.
a) Permitiendo la aprehensión material de una cosa presente: Los romanos la conocían
como tradición real y consiste en que el obligado a la tradición de una cosa que se
encuentre delante o en presencia tanto de éste como de quien tiene derecho a exigirla
permite que el segundo la pueda coger o asir materialmente, con el objeto que la cosa
quede en poder de éste último. Es necesario que el adquirente reciba materialmente la
cosa, lo que se produce una vez que éste la tome con sus manos.
¿Qué ocurre si la parte que tiene derecho a exigir la tradición se niega a efectuar
la aprehensión material de la cosa presente pese a que la otra se lo ha permitido? Si la
tradición se verifica por el solo hecho de que el tradente haya permitido la aprehensión
material de la cosa, la negativa del adquirente a tomarla o recibirla en sus manos sería
irrelevante, ya que la obligación del tradente se extinguió por cumplimiento. En cambio, si
la tradición no se realiza sino cuando el adquirente haya recibido la cosa, la negativa de
este impide consumar la entrega, luego y aunque el tradente hubiera permitido la
aprehensión no ha operado la entrega por lo que la obligación de hacer la tradición sigue
vigente. Por lo tanto y como la obligación del tradente subsiste, lo que se debe hacer es
recurrir para extinguirla a una forma de pago (la tradición es un pago) especial que se
llama pago por consignación establecido en el artículo 1598 del CC.

b) Mostrándosela: Los romanos la conocían como tradición de larga mano, consiste en


que el obligado a hacer la tradición pone la cosa a la vista de la otra parte con la intención
de que quede a disposición de ésta lo que el adquirente acepta.
Al respecto es difícil, de acuerdo al concepto de “entrega” formulado, estimar cumplida la
obligación de hacer la tradición de una cosa mueble por el solo hecho de que el deudor la
ponga a la vista del acreedor, incluso asumiendo la aceptación del adquirente.
También se critica por cuanto se aparta de los principios del CC para que se adquiera la
posesión de las cosas muebles ya que si se estimara que el solo hecho de mostrar la cosa
constituye entrega que requiere la tradición habría que asumir que se adquiere la
posesión de la cosa, y esto está en contradicción con la definición de posesión que exige
como uno de los elementos esenciales la “tenencia de una cosa”. No se ve cómo podría
existir la tenencia de una cosa en la parte que nunca la ha detentado realmente en su
poder, aunque la haya mirado con ojos de dueño.
Bello reprodujo un medio que contemplaba el derecho romano con la sola salvedad que es
aplicable exclusivamente a la tradición de cosas corporales muebles.

c) Entregando las llaves del granero, almacén, cofre o lugar cualquiera en que esté
guardada la cosa: Es la llamada por los romanos tradición simbólica. Aquí las llaves
simbolizan la cosa y el poder de dominación sin necesidad de tomar materialmente la
posesión. Esto permite que se adquiera la posesión sin que se vulneren sus principios
generales.
d) Encargándose el uno de poner la cosa a disposición del otro en el lugar convenido: Por
ejemplo en un contrato de compraventa de una cosa mueble, el vendedor se obliga a dejar
la cosa vendida en el domicilio del comprador dentro del plazo de 5 días.
Si en el hecho no se pone la cosa a disposición de aquel a quien se le transfiere el
dominio no se verificará la tradición, pero se entiende hecha simbólicamente por la
circunstancia de encargarse de poner la cosa a disposición del adquirente si se deposita en
el lugar convenido aunque no esté presente el adquirente en el momento en que ese deja
la cosa en ese lugar y aunque ignore que ha sido dejada ahí.
Si se verifica la entrega en la forma acordada por las partes, deberá entenderse que
había en el tradente la intención de transferir el dominio de la cosa que se encargó de
poner a disposición del adquirente.

e) Tradición ficta: lo ya dicho


En resumen: la entrega de las cosas muebles puede efectuar por cualquier medio
que permita al adquirente entrar en la posesión de la cosa, considerando que ésta
supone como elemento esencial la tenencia de la misma. Si en virtud de la entrega que
hace una parte a la otra esta última incorpora la cosa bajo su poder, en términos tales que
la puede detentar con ánimo de señor y dueño, debe estimarse que la entrega ha
permitido la adquisición de la posesión y que se ha verificado la tradición a que el tradente
se encontraba obligado.

b) Tradición de frutos de las cosas que forman parte de un predio.

Según el artículo 685, la tradición de las cosas que forman parte de un predio (refiriéndose
a los muebles por anticipación) se efectúa en el momento de la separación de estos
objetos, los que podría llevar a suponer que la entrega se entiende verificada por el solo
hecho de la separación de las cosas, aún cuando el adquirente no las haya recibido.
Sin embargo, el inciso segundo revela que tal interpretación es equivocada ya que permite
deducir que la entrega de las cosas muebles por anticipación sólo puede efectuarse en el
momento de la separación, oportunidad en que el tradente puede efectuar la entrega y el
adquirente recibirlas.

c) Tradición de los bienes raíces y de los derechos reales constituidos sobre


ellos.

Debe hacerse, con la sola excepción del derecho de servidumbre, por la inscripción del
título en el Registro del Conservador de Bienes Raíces, de acuerdo con los dos primeros
incisos del artículo 686.

En consecuencia, la ley requiere inscripción para la tradición de los siguientes derechos


reales:
- Dominio
- Usufructo y uso cuando recaen sobre bienes raíces
- Habitación
- Censo
- Hipoteca
Estos tres últimos son siempre inmuebles.

Efectuada la inscripción la ley finge que se ha efectuado la entrega. Con la inscripción el


adquirente entra en posesión del inmueble respecto del cual se le hizo la tradición,
aunque éste no se le haya entregado materialmente.
Sin embargo, la inscripción no constituye el medio por el cual el adquirente puede asumir
la posesión material o, en su caso, la tenencia del inmueble sobre el cual se ejerce el
derecho real.
Por ejemplo, si se vende un inmueble y se hace la tradición por la inscripción, el
comprador adquiere el dominio si se cumplen los requisitos de la tradición para que
transfiera el dominio, y aun faltando éstos adquiere la posesión del derecho real de
dominio.
Sin embargo, las facultades de uso, goce y disposición del titular del derecho de dominio,
requieren para su ejercicio posesión material.
- De este modo, podemos decir que el vendedor de un inmueble tiene dos obligaciones
conceptualmente diferentes: una, hacer la tradición del derecho real de dominio,
obligación que se cumple con la inscripción; y otra, hacer entrega material del inmueble
que permita su posesión material, la que se cumple con el traspaso material del mismo, de
manos del vendedor al comprador.
- En doctrina, la obligación de hacer la tradición se llama obligación de dar; y la de hacer el
mero traspaso material de la cosa, se llama obligación de entregar.
El artículo 1548 CC reconoce ambas obligaciones al señalar que “la obligación de dar
contiene la de entregar”, lo que debe entenderse en el sentido de que el obligado a hacer
la tradición, cuando ésta como ocurre con la inscripción de inmuebles, no opera el
traspaso material de la cosa, está obligado a efectuar dicho traspaso, si el derecho real que
se transfiere o que se constituye supone para su ejercicio la posesión material de la cosa o
su mera tenencia.
Por ejemplo, tratándose de la compraventa de un usufructo sobre un bien raíz, el
vendedor deberá hacer la inscripción del usufructo (obligación de dar), con lo que se
constituye el derecho real de usufructo, y deberá traspasar materialmente la cosa al
usufructuario, quien la tendrá en su poder a título de mero tenedor, para que éste pueda
ejercer las facultades a que lo autoriza el derecho de usufructo. El usufructuario, en virtud
de la inscripción, pasará a ser dueño o, a lo menos, poseedor de su derecho de usufructo;
y en virtud de la entrega material de la cosa fructuaria pasará a ser mero tenedor de la
misma.
Finalmente, hay casos en que el derecho real que se adquiere por la tradición no supone
para su ejercicio que el adquirente tenga la posesión o la mera tenencia de una cosa.
Por ejemplo, si se celebra un contrato de hipoteca, el constituyente está obligado a dar
solamente, y no a la entrega, lo que significa que cumple su obligación haciendo la
inscripción que permite al acreedor adquirir el derecho real de hipoteca o, a lo menos, la
posesión de dicho derecho real.

Con todo, hay ciertos derechos reales que el citado art. 686 que no menciona, a saber:

Las servidumbres activas. Esto porque su tradición se debe hacer por escritura pública
(art. 698);

Art. 698. La tradición de un derecho de servidumbre se efectuará por escritura pública en


que el tradente exprese constituirlo, y el adquirente aceptarlo: esta escritura podrá ser la
misma del acto o contrato.

Prenda. Porque esta solo puede recaer en bienes muebles (art. 684);

Herencia. En este caso, la doctrina discute como debe hacerse su tradición.

d) Tradición de las servidumbres.


Esta se rige por el artículo 698 CC que exige para que se verifique escritura pública en que
el tradente exprese constituir la servidumbre y el adquirente aceptarla, agregando la
disposición que “esta escritura podrá ser la misma del acto o contrato”.
Esta escritura pública puede ser la misma en la que se constituye la servidumbre u otra
distinta.
Respecto a este derecho real, la ley no exige la inscripción del título. De acuerdo al art. 53
Del Reglamento del Conservador de Bienes Raíces, las servidumbres pueden inscribirse,
pero esta inscripción no es obligatoria.
Una vez que se ha otorgado la escritura pública se va a entender hecha la tradición y la
inscripción solo va a ser necesaria para fines de publicidad, para hacer oponible ante los
terceros la respectiva tradición.
En consecuencia, la tradición de un derecho de servidumbre no requiere inscripción, si
bien excepcionalmente la Ley sobre Constitución y Adquisición de la Servidumbre de
Alcantarillado en predios urbanos exige para la tradición de ésta inscripción.

e) Tradición del derecho real de herencia


En lo relativo a la tradición del derecho real de herencia (1) o de derechos en una sucesión
hereditaria (2) supone, como es natural, que el causante de cuya sucesión se trata haya
muerto, pues de otra manera se daría el caso de objeto ilícito del artículo 1463, por la
prohibición expresa de todo pacto de sucesión futura, con excepción del pacto estudiado
en su oportunidad de no disponer de la cuarta de mejoras.

El traspaso del patrimonio del difunto al heredero se opera por el modo de adquirir
llamado sucesión por causa de muerte, y no por la tradición, que es un modo de adquirir
que tiene lugar entre vivos.

Las inscripciones en el Conservador de Bienes Raíces que el art. 688 señala, relacionadas
con la herencia, no constituyen tradición de éste derecho, sino sólo requisitos para que el
heredero pueda disponer de los inmuebles comprendidos en aquélla.

Art. 688. En el momento de deferirse la herencia la posesión efectiva de ella se


confiere por el ministerio de la ley al heredero; pero esta posesión legal no habilita al
heredero para disponer en manera alguna de un inmueble, mientras no preceda:
1º La inscripción del decreto judicial o la resolución administrativa que otorgue la posesión
efectiva: el primero ante el conservador de bienes raíces de la comuna o agrupación de
comunas en que haya sido pronunciado, junto con el correspondiente testamento, y la
segunda en el Registro Nacional de Posesiones Efectivas;
2º Las inscripciones especiales prevenidas en los incisos primero y segundo del artículo
precedente: en virtud de ellas podrán los herederos disponer de consuno de los inmuebles
hereditarios, y
3º La inscripción prevenida en el inciso tercero: sin ésta no podrá el heredero disponer por
sí solo de los inmuebles hereditarios que en la partición le hayan cabido.

Una vez fallecido el causante, el heredero puede disponer, enajenar su derecho de


herencia. ¿Cómo se hace la tradición del derecho real de herencia?

Distinción entre la enajenación de bienes “determinados” de la herencia y la


enajenación de ésta o de una cuota en ella.

Hay que aclarar que lo que se va a analizar se refiere a la venta o cesión de los derechos
hereditarios en la universalidad de la sucesión o en una cuota de ella, y no a la venta de los
derechos hereditarios que al heredero vendedor o cedente correspondan en un bien
determinado de la sucesión, porque en este último caso lo que se cede o vende es
simplemente el bien raíz o una cuota en él, y es evidente que en tal caso la inscripción es
la única forma de hacer la tradición.
Ningún art. de nuestro C.C. dispone sobre cómo debe o puede efectuarse la tradición del
derecho de herencia; pero dos doctrinas proponen soluciones.

Ahora bien, en relación con la forma de hacer la tradición en la especie, nuestro CC no


contiene ninguna disposición que señale cómo debe efectuarse.
De partida, el artículo 686 no incluye el derecho real de herencia entre aquellos para cuya
tradición es necesaria la inscripción, ni aun cuando la herencia comprenda bienes raíces.
Este vacío legal determina la necesidad de establecer cuál es el medio idóneo para hacer la
tradición del derecho real de herencia.

Al respecto, surgen en la doctrina dos tesis:


Primera tesis: Sustentada por el profesor José Ramón Gutiérrez y seguida por antigua
jurisprudencia de la Corte Suprema nacional, en la que se distingue para responder a la
interrogante si entre los bienes hereditarios existen o no bienes inmuebles. Si hay uno o
más inmuebles, la tradición del derecho real de herencia requiere inscripción, pues ésta es
la regla general, tratándose de la tradición de derechos reales que se ejercen sobre
inmuebles.

Segunda tesis: La sustentada por el profesor Leopoldo Urrutia que considera que el
derecho real de herencia se ejerce sobre una universalidad distinta de los bienes que la
componen, por lo que sería un “derecho real sui-generis” al cual le es completamente
inaplicable la clasificación de muebles o inmuebles, según sea la cosa sobre que se ejerce.
La jurisprudencia actual de nuestros tribunales superiores se ha inclinado por esta
segunda interpretación ya que considera que la tradición del derecho real de herencia no
requiere inscripción.
En cuanto a la manera en que debe hacerse la tradición del derecho real de herencia se ha
resuelto que no siendo la herencia un derecho mueble ni inmueble (derecho real sui-
generis) corresponde aplicarle el estatuto jurídico general, que es el que regula la tradición
de los bienes muebles.
En consecuencia, la tradición del derecho real de herencia deberá hacerse significando
una de las partes a la otra que le trasfiere dicho derecho y aceptando esta última su
adquisición.

En la práctica, la tradición del derecho real de herencia suele hacerse por escritura pública,
en la que el tradente expresa ceder el derecho real de herencia y el adquirente aceptar la
cesión. No se discute que la escritura pública constituye un medio idóneo para dejar
constancia de la intención de transferir el derecho real de que se trata.

Posición de la Jurisprudencia. Prácticamente todas las sentencias judiciales consideran


que la tradición del derecho real de herencia no exige inscripción, aunque en ella haya
bienes raíces, y basta con cualquier medio que revele la facultad e intención del tradente y
la capacidad e intención del adquirente.
Así ha habido sentencias que estiman efectuada la tradición o cesión del derecho real de
herencia, por el hecho que los demás herederos o copartícipes, reconozcan al cesionario
como tal; Otra sentencia, en la circunstancia que el cesionario intervenga en la
administración y en la liquidación de los bienes hereditarios, otra, por la entrega de los
documentos que acreditan la calidad de heredero del cedente.

f) Tradición de las minas; y


El artículo 686 inciso final señala que, en cuanto a la tradición de las minas, se estará a lo
prevenido en el Código de Minería.

g) Tradición de los derechos personales


Por su parte, la tradición de los derechos personales que un individuo cede a otro se
verifica por la entrega del título hecha por el cedente al cesionario (artículo 699 Cc). Por
ejemplo, si la persona que prestó dinero a otra vende o dona el crédito a un tercero, debe
hacer la tradición entregando al adquirente el título, entendido como el documento que
deja constancia del mutuo, que puede ser un instrumento público o privado.
Cabe mencionar que la entre del título por una parte; y su recepción por la otra
perfecciona la tradición de los derechos personales entre las partes. Sin embargo, para que
la cesión de un crédito produzca efectos contra el deudor o terceros, debe ser notificada
por el cesionario al deudor o aceptada por éste (artículo 1902).

Art. 699. La tradición de los derechos personales que un individuo cede a otro se verifica
por la entrega del título hecha por el cedente al cesionario.

Art. 1901. La cesión de un crédito personal, a cualquier título que se haga, no tendrá
efecto entre el cedente y el cesionario sino en virtud de la entrega del título.

La palabra título, según la mayoría de los autores, se ha tomado como sinónimo de


instrumento donde consta la cesión, y si no existe ningún instrumento escrito, habrá que
otorgar uno para que éste se pueda entregar y así se entienda hecha la tradición.

Los art. 1901 y sgtes. hablan de la cesión de los créditos personales; en general la doctrina
ha criticado que nuestro Código hable de créditos personales, porque todo crédito
siempre es personal.

Sin embargo, se sostenido que don A. Bello, habló de créditos personales para dejar en
claro que, el C.C. solo regula la tradición de los créditos nominativos, que son aquellos, en
los que se indica con toda claridad la persona del acreedor y no puede ser pagado sino es
a él.
Los créditos a la orden y al portador, no están regulados por el C.C., sino en el Código de
Comercio. (Los créditos a la orden, son aquellos en que al nombre del acreedor se le
antepone la expresión “a la orden” u otra semejante. Su tradición se efectúa a través del
endoso. Los créditos al portador, son aquellos en que no se designa la persona del
acreedor. Y su tradición se efectúa por la simple entrega material)

Por tanto, el C.C. regula la cesión de los créditos nominativos, esta cesión es una tradición
de derechos, no es un contrato, y si bien está regulada después de la permuta y de la
compraventa, que si lo son, esto fue solo por una razón histórica.

Para determinar cómo se hace la cesión de los créditos nominativos, tenemos que
distinguir:

A) Entre el cedente y el cesionario, y


B) Respecto al deudor cedido.
C) Entre el cedente y el cesionario, según el art. 1901, la cesión se perfecciona por la
entrega del título.
D). Respecto al deudor cedido. A esto se refieren los art. 1902 y sgtes. Una vez que el
cedente le ha hecho entrega del título al cesionario, se va a entender hecha la tradición,
sin embargo, ésta le va a ser inoponible al deudor cedido y a los terceros. Para que esa
tradición se haga oponible, es menester que se de alguna de estas situaciones: * Que se
notifique al deudor la cesión; o * Que el deudor acepte la cesión.

Art. 1902. La cesión no produce efecto contra el deudor ni contra terceros, mientras
no ha sido notificada por el cesionario al deudor o aceptada por éste.

Art. 1903. La notificación debe hacerse con exhibición del título, que llevará anotado
el traspaso del derecho con la designación del cesionario y bajo la firma del cedente.

La notificación está regulado en los arts. 1902 y 1903. La ley señala que el cesionario
(adquirente del crédito) debe notificar al deudor cedido de la cesión o tradición; porque
de lo contrario, esa tradición le va a ser inoponible, así como a los terceros.

Esta notificación, según la mayoría de los autores, debe ser judicial, y debe efectuarse,
exhibiéndosele al deudor, el título donde consta la cesión, con la designación del
cesionario y la firma del cedente.
La ley exige esta notificación, porque la cesión de créditos hace pasar el crédito del
cedente al cesionario, con todos sus privilegios, garantías y gravámenes. Lo único que no
se traspasa, son las excepciones personales (art. 1906).

Art. 1906. La cesión de un crédito comprende sus fianzas, privilegios e hipotecas; pero no
traspasa las excepciones personales del cedente.

La cesión de crédito es distinta de la novación por cambio de acreedor y se diferencia,


entre otras cosas:

1° Que en la cesión de créditos, no se requiere el consentimiento del deudor, basta con


que se le notifique la cesión. En la novación por cambio de acreedor, es necesario el
consentimiento del deudor.

2° En la cesión de créditos , este pasa con todos sus derechos y garantías. En la novación
por cambio de acreedor, estas garantías se pierden.

En el caso de la aceptación, esta no es exigida por la ley; sin embargo, es posible que el
deudor cedido, voluntariamente acepte la cesión, y en este caso, se hace innecesaria la
notificación.

Cumplimiento en ciertos casos de solemnidades especiales para la tradición.

De acuerdo a lo dispuesto por el artículo 679 “si la ley exige solemnidades especiales para
la enajenación, no se transfiere el dominio sin ellas”.
Es decir, la ley en algunos casos determinados solemnidades especiales para la
enajenación. Así, generalmente en atención a la particular calidad o estado de la persona
del tradente, y con el objeto de protegerlo, la ley puede requerir solemnidades para la
enajenación de los bienes de propiedad de éste, lo que ocurre, por ejemplo, tratándose de
la enajenación de los bienes raíces del hijo de familia y del pupilo.
Así, el artículo 254 señala que “no se podrán enajenar ni grabar en caso alguno los bienes
raíces del hijo, aún pertenecientes a su peculio profesional, ni sus derechos hereditarios,
sin autorización del juez con conocimiento de causa”.
Así también el artículo 393 establece que “No será lícito al tutor o curador, sin previo
decreto judicial, enajenar los bienes raíces del pupilo, ni gravarlos con hipoteca, censo o
servidumbre, ni enajenar o empeñar los muebles preciosos o que tengan valor de afección;
ni podrá el juez autorizar esos actos, sino por causa de utilidad o menesidad manifiesta”

Las enajenaciones, o lo que es lo mismo, las tradiciones que se efectuaren sin cumplir las
solemnidades especiales que requiere la ley, podrán ser declaradas nulas, con lo que se
entiende que nunca operaron el efecto de transferir el dominio. En este caso la nulidad
afecta directamente al acto jurídico tradición, porque el vicio se advierte en éste y, no
como ocurre en otros casos en que el vicio de nulidad existe en el contrato traslaticio, con
lo cual la ineficacia de la tradición para transferir el dominio se produce como
consecuencia de la declaración de la nulidad del título.

Hay casos en que la ley exige solemnidades especiales, no sólo para la validez de la
enajenación, sino que también para la validez del contrato traslaticio, lo que ocurre
tratándose de la venta de bienes raíces del pupilo, que debe hacerse en pública subasta. Si
no se cumple con esa formalidad puede producirse la declaración de nulidad de la
compraventa, aunque se hubiera obtenido la autorización judicial que es la solemnidad
que la ley requiere para la tradición. Aunque la tradición fuera válida, en el sentido de que
esta convención no adolece de vicios de nulidad, en definitiva, y para el efecto de
transferir el dominio, va a ser ineficaz, como consecuencia de la declaración de nulidad del
título.

Modos de adquirir el dominio en los cuales la ley requiere inscripción

a) Dijimos que tratándose del dominio y de todos los derechos reales sobre inmuebles, con
la sola excepción de las servidumbres, la ley exige inscripción del título en el Registro
Conservatorio (686 y 687). Dijimos que el CC no requiere inscripción para la tradición del
derecho real de herencia, aunque dentro de los bienes que componen la herencia haya
inmuebles, lo que guarda plena armonía con la concepción jurídica del derecho real de
herencia que no admite clasificación de mueble o inmueble, pues se ejerce sobre una
universalidad jurídica distinta de los bienes que la componen.

b) La ley exige además inscripción para un acto jurídico que no es modo de adquirir: la
partición cuando por ella se adjudican inmuebles. Así, el artículo 687 requiere la
inscripción para el acto de partición cuando se adjudican inmuebles que antes se poseían
proindiviso. Su inciso final sostiene que “Si por un acto de partición se adjudican a varias
personas los inmuebles o parte de los inmuebles que antes se poseían proindiviso, el acto
de partición relativo a cada inmueble o cada parte adjudicada, se inscribirá en el Registro
Conservatorio en cuyo territorio esté ubicado el inmueble”.
- Por ejemplo, si varias personas compran un inmueble se forma por el solo ministerio de
la ley entre todas ellas una comunidad, en virtud de la cual pasan a ser dueñas proindiviso
del inmueble. Individualmente considerado, cada comunero es dueño solamente de la
cuota o parte alícuota que representa sus derechos en la comunidad. Ahora bien, si como
consecuencia de un acto de partición se adjudicare a uno o más comuneros el inmueble
que antes poseía proindiviso, el acto de partición debe inscribirse en el Registro
Conservatorio.
Así, en el supuesto de que dos o más personas son dueñas en común de un bien raíz,
inscrito a nombre de todas ellas, la comunidad terminará por la partición, que podrán
hacer los comuneros de común acuerdo o por intermedio de un partidor.

Si como consecuencia de la partición se adjudica el bien raíz a uno de los comuneros, el


adjudicatario deberá inscribir el acto de partición, a fin de que el inmueble quede inscrito
a su solo nombre, como propietario único, para lo cual llevará al Conservador de Bienes
Raíces copia de la escritura pública de partición que hicieron los copropietarios de común
acuerdo, o de la sentencia que declara la partición.

La inscripción del acto de partición no configura jurídicamente una tradición o


enajenación, pues en virtud del efecto declarativo de la partición (retroactivo) se supone
que el adjudicatario siempre fue dueño exclusivo del bien que antes poseía proindiviso con
otros. Volviendo al ejemplo, se considera que el adjudicatario adquirió el dominio, no por
la inscripción del acto de partición, sino que por la inscripción de la compraventa, aunque
en ésta figure el inmueble a nombre de todos los comuneros.

El acto de partición y la adjudicación que de él puede resultar constituyen lo que la


doctrina denomina los títulos declarativos de dominio, esto es, los que se limitan a
reconocer derechos preexistentes. Sin embargo, el artículo 703 establece que las
sentencias de adjudicación en juicios divisorios y los actos legales de partición, pertenecen
a la clase de títulos traslaticios de dominio. No dice que “sean títulos” sino que pertenece
a la “clase” de éstos, en el sentido que, al igual que los títulos traslaticios, permiten que el
Conservador de Bienes Raíces haga inscripciones de dominio en mérito de ellos, aunque a
diferencia de las inscripciones de los t´titulso traslaticios, la inscripción del acto de
partición no constituye, propiamente, una tradición o enajenación.

En todo caso, conviene tener presente que la inscripción prevenida por el inciso final del
artículo 688 aunque no constituye tradición del derecho real de dominio, se requiere para
mantener la historia de la propiedad raíz. Si se omitiera al inscripción, en el Registro de
Propiedad del Conservador de Bienes Raíces, continuaría figurando el inmueble inscrito a
nombre de todos los comuneros, y no de uno exclusivo: el adjudicatario.

c) Hay que tener presente, finalmente, que el legislador también requiere inscripción
tratándose de otros modos de adquirir distintos de la tradición. Ellos son la sucesión por
causa de muerte y la prescripción adquisitiva, que se analizarán en su oportunidad.
De lo dicho se infiere que en tres modos de adquirir el dominio de los bienes raíces o que
se refieran a bienes raíces, la ley requiere inscripción:
1.- Tradición
2.- Sucesión por causa de Muerte; y
3.- Prescripción adquisitiva.
La ley requiere, asimismo, inscripción para el acto de partición cuando se adjudican
inmuebles.

Inscripción en el modo de adquirir sucesión por causa de muerte.


El artículo 688 CC requiere las siguientes inscripciones cuando existen bienes inmuebles
dentro de los bienes que componen la herencia, con el fin de que los herederos puedan
disponer de ellos:

1.- Inscripción del decreto judicial que otorga o confiere la posesión efectiva y si la
sucesión es testamentaria la inscripción del respectivo testamento.
2.-Las inscripciones especiales de los inciso 1° y 2° del artículo 687. Esto es, la inscripción
del inmueble o de los inmuebles hereditarios a nombre de todos los herederos.
3.- La inscripción especial del inciso tercero del artículo 687, esto es, la inscripción del acto
de partición en que se adjudican inmuebles o parte de los inmuebles que antes se poseían
proindiviso.

Ejemplo ilustrativo del artículo 688


Don Julio Silva Pizarro es dueño de un inmueble ubicado en calle Carmen N° 545 de esta
ciudad, inscrito a su nombre a fojas 520 N° 436 del Registro de Propiedad de Conservador
de Bienes Raíces de Santiago correspondiente al año 1990.
La inscripción individualizada es del siguiente tenor “Santiago, 8 de enero de 1990, don
Julio Silva Pizarro es dueño del inmueble ubicado en calle Carmen N° 454 de esta ciudad,
que adquirió por la compra a don Patricio Espejo Araya, según consta de la escritura
pública de compraventa otorgada en la Notaría de don René Benavente Cash, con fecha 20
de diciembre de 1989. Los deslindes del inmueble, según sus títulos son los siguientes….El
título anterior está inscrito a fojas 2200 N° 2000 del Registro de Propiedad de este
conservador correspondiente al año 1975”.
Don Julio Silva muere viudo e intestado en Santiago, el 03 de marzo de 1996. Lo
sobreviven tres hijos matrimoniales: Julio, Mario y Marta. Como existe un inmueble dentro
de los bienes de la herencia:
¿Qué deben hacer los herederos para poder disponer de este inmueble?
1.- Inscripción de la posesión efectiva que es un acto en virtud del cual se reconoce la
calidad de heredero. Lo que implica que los herederos de Silva Vargas deben efectuar este
trámite acompañando los documentos que acrediten su calidad de hijos del causante, y,
por ende, su calidad de herederos de acuerdo a las reglas que rigen la sucesión intestada.
Las inscripciones de los incisos 1° y 2° del artículo 687. La referencia que hace el CC. Es, en
verdad, a una inscripción llamada corrientemente “primera inscripción especial de
herencia” que también se efectúa en el Registro de Propiedad y en virtud de la cual el
inmueble inscrito a nombre del causante queda inscrito a nombre de todos los herederos.
“Santiago, 26 de noviembre de 1996. Don Julio, don Mario y doña Marta Silva Vargas son
dueños del inmueble ubicado en calle Carmen N° 545 de esta ciudad que adquirieron por
sucesión por causa de muerte como herederos de don Julio Silva Pizarro, según consta de
la posesión efectiva otorgada con fecha…., e inscrita a fs. N°… de este mismo Registro y
año. Los deslindes del inmueble, según sus títulos, son los siguientes….El título anterior
figura inscrito a fojas 520 N° 436 DEL Registro de propiedad de este Conservador del año
1990”.
3.- La inscripción del inciso 3° del artículo 687 denominada “segunda inscripción especial
de herencia” que debe hacerse sólo cuando habiendo varios herederos uno o más de
ellos, en virtud de un acto de partición, se adjudican un inmueble hereditario. Con dicha
inscripción, que procede si liquidándose a la comunidad entre los herederos por la
partición se adjudica un inmueble a uno o más de éstos, el bien que estaba antes inscrito a
nombre de todos los herederos va a figurar sólo a nombre del o los adjudicatarios.
Así, suponiendo que los herederos Silva Vargas liquidan la comunidad que existía entre
éstos por un acto de partición, en mérito del cual uno de ellos se adjudica el inmueble que
poseían en común, deberá practicarse la segunda inscripción especial de herencia.
“Santiago,…de…doña Marta Silva Vargas, es dueña del inmueble de calle Carmen N° 545
de esta ciudad, que adquirió por adjudicación en la partición de los bienes quedados al
fallecimiento de don Julio Silva Pizarro, según consta de la escritura pública de partición
otorgada con fecha….en la Notaría de….Los deslinde son los siguientes….La inscripción
anterior figura a fs. N°…del Registro de Propiedad de este mismo Conservador
correspondiente al año.”

Finalidad de las inscripciones del artículo 688

Estas NO se requieren para que los herederos adquieran el dominio de los inmuebles
hereditarios ya que el dominio lo adquieren por el MDA sucesión por causa de muerte, sin
que sea necesario inscripción alguna.

Tampoco se requieren para que adquieran la posesión de los bienes ya que dicha posesión
como lo dice el mismo artículo “se confiere por el solo ministerio de la ley al heredero” lo
que corrobora el artículo 722 “la posesión de la herencia se adquiere desde el momento en
que es deferida, aunque el heredero la ignore”.

Entonces ¿Para qué se requieren estas inscripciones?


Estas se exigen para que los herederos puedan disponer de los inmuebles hereditarios. En
consecuencia, si los herederos quisieran efectuar el acto de disposición que resulta de la
enajenación o tradición de un inmueble de la herencia deberán dar cumplimiento al
artículo 688.
Efectuada la inscripción del número 2 del artículo 688 están habilitados para disponer de
consuno los inmuebles lo que significa que los podrán enajenar siempre que estén todos
de acuerdo en transferir a otra persona el dominio. Este acuerdo para disponer de
consuno queda normalmente reflejado en el contrato traslaticio que precede la
enajenación misma, por ejemplo, en la compraventa si todos los herederos comparecen
como vendedores en la escritura pública de venta del bien raíz.
Finalmente, si como consecuencia de un acto de partición uno de los herederos se
adjudica el inmueble, para que pueda disponer de él y enajenarlo como propietario único
y exclusivo del mismo deberá practicarse la inscripción del N° 3 del artículo 688.
Consecuencia que derivan de la falta de inscripción
1.- La omisión de la inscripción requerida para la tradición del dominio o de otro derecho
real mencionado en el artículo 686 viene a ser lo mismo que si la tradición nunca se
hubiere hecho. En efecto, si la ley exige inscripción para la tradición del derecho real de
que se trata, en términos tales que las palabras tradición-inscripción son sinónimos, la
natural consecuencia es que sin inscripción no hay tradición.
Por tanto, la falta de inscripción impide adquirir el derecho real por el modo de
adquirir tradición.
Así, si se celebra un contrato de compraventa de bien raíz, mientras no se inscribe
el dominio a nombre del comprador, este no adquiere el dominio porque falta la tradición.
Ahora, si a este comprador se le ha hecho la entrega material ¿adquiere legalmente
la posesión? Esto se verá al analizar la posesión.
La falta de las inscripciones del artículo 688 no habilita a los herederos para disponer de
los inmuebles hereditarios.
No existe doctrina ni jurisprudencia unánime respecto a la sanción aplicable en caso de no
practicarse. Inicialmente, la jurisprudencia se inclinó por la nulidad absoluta ya sea de la
enajenación misma o del contrato que sirvió de título. Hoy en día se estima que la sanción
es la contemplada en el artículo 696, es decir, no adquiere la posesión del mismo aunque
lo tenga en su poder por largo tiempo, no pudiendo adquirir el dominio por prescripción
adquisitiva mientras no se efectúen las inscripciones del artículo 688.

EFECTOS DE LA TRADICIÓN (pregunta no está en el cedulario)

Al hablar de efectos de la tradición nos queremos referir a las consecuencias jurídicas que
se producen en el patrimonio del adquirente cuando las facultades del tradente varían:

1ª situación: El tradente es dueño y por lo tanto tiene la facultad de enajenar .


Si el tradente es dueño, y tiene facultad de enajenar, opera la tradición como modo de
adquirir el dominio con plenos efectos. Asimismo, entra en posesión de la cosa (717)

2ª situación: El tradente no tiene todas las facultades del dominio, en particular no


puede disponer de ella.
Si el tradente no es dueño, pero tiene otros derechos, por ejemplo es usufructuario, sólo
transferirá los derechos que tiene incorporados en su patrimonio, en este caso el derecho
de usar y gozar de la cosa fructuaria.

3ª situación: El tradente no tiene las facultades del dominio sino es sólo poseedor:
Por aplicación de todo lo dicho debemos concluir que aquí la tradición no transfiere
evidentemente el dominio, pero atención, tampoco transfiere la posesión. No olvidemos
que sólo se transfieren los derechos transferibles, la posesión no es un derecho, es un
mero hecho y por tanto es intransferible.
Otra cosa distinta es que la tradición en este caso puede servir de antecedente a la
posesión en manos del adquirente. La ley permite expresamente la accesión de
posesiones, es decir, permite agregar las posesiones anteriores, con sus calidades y vicios
(artículo 717 CC).
Incluso la tradición puede dar lugar a la posesión regular, de cumplirse con los requisitos
de ésta. En esta hipótesis de tener el adquirente buena fe inicial y un justo título, como lo
sería el título translaticio, y haberse efectuado la tradición, en el adquirente nacerá la
posesión regular y podrá adquirir por prescripción adquisitiva ordinaria.
De ahí que, a contrario sensu, si el tradente es poseedor irregular, tampoco transferirá la
posesión irregular. Pero si el adquirente suma dicha posesión, ésta aunque inicialmente
sea regular pasará a ser irregular. Digamos que se aplica aquí una suerte de extensión del
principio que dice que “el fraude todo lo corrompe”.

4ª situación: El tradente es mero tenedor o incluso no tiene ningún derecho sobre la


cosa.
La tradición no debiera transferir nada, pero el artículo 683 le atribuye el efecto de dar
lugar a la prescripción adquisitiva en caso que genere posesión. Artículo 683. “La tradición
da al adquirente, en los casos y del modo que las leyes señalan, el derecho de ganar por la
prescripción el dominio de que el tradente carecía, aunque el tradente no haya tenido ese
derecho”.
Hay un principio universal que dice que “la nada, nada engendra”. Nuestro Código está
claro que no tuvo en cuenta este principio al permitir este fenómeno. En virtud del artículo
683, la tradición da al adquirente, el derecho de ganar por prescripción el dominio de que
el tradente carecía, sin que operen ratificación posterior ni ningún acto de saneamiento.
Los derechos del dueño verdadero se encuentran en conflicto con los derechos eventuales
del tenedor que muda su tenencia en posesión y puede llegar a adquirir por prescripción.
¿Qué podemos concluir entonces? Que entre el principio que la nada, nada engendra y
aquel que dice que la ley no protege a los negligentes, nuestro Código prefirió que la nada
engendrará la posesión y luego el dominio como sanción a la negligencia del verdadero
dueño de no reclamar sus derechos en tiempo y forma. Esta posición es discutible, porque
de ser el tradente mero tenedor, los artículos 730 y 728 inciso 2º exigen que el tradente se
dé por dueño de la cosa y la enajene, para así dar lugar a la posesión.

Momento en que se pide la tradición

La tradición es una convención y las convenciones deben cumplirse. Por regla general su
cumplimiento puede exigirse inmediatamente después de celebrada la convención, ello
por aplicación de otra regla general que es que los actos jurídicos sean puros y simples, y
sólo excepcionalmente sujetos a modalidad, esta excepción está expresamente prevista en
el artículo 680y 681 CC.
Excepciones
1ª excepción. Cuando ha intervenido decreto judicial en contrario –artículo 681.
En dicho caso no puede efectuarse la tradición pues hay una resolución que así se lo
impide al tradente, quien por los efectos de un embargo o prohibición de celebrar actos o
contratos debe de conservar la cosa en calidad de depositario de la misma.
Si se contraría la prohibición judicial, la tradición es nula conforme lo dispone el artículo
1578 N°2. La nulidad es absoluta pues hay objeto ilícito según el artículo 1464 N° 3.

2ª excepción. En los casos en que la tradición sea hecha bajo modalidad.


-La tradición puede estar sujeta a un plazo:
Artículo 681: Se puede pedir la tradición de todo aquello que se deba, desde que no haya
plazo pendiente para su pago; salvo que intervenga decreto judicial en contrario”.
- la tradición puede estar sujeta a condición
Tradición bajo condición. Art. 680: “La tradición puede transferir el dominio bajo una
condición suspensiva o resolutoria, con tal que se exprese. Verificada la entrega por el
vendedor, se transfiere el dominio de la cosa vendida aunque no se haya pagado el precio
a menos que el vendedor se haya reservado el dominio hasta el pago o hasta el
cumplimiento de una condición”
Artículo 680 inc.1° La tradición puede transferir el dominio bajo condición suspensiva o
resolutoria, con tal que se exprese.
1.- Tradición bajo condición resolutoria: Cumplida la condición resolutoria se considerará
que el adquirente jamás fue dueño, y el tradente siempre conservó el dominio, ya que la
condición resolutoria opera con efecto retroactivo. Si el adquirente, pendiente la
condición, enajena o grava la cosa, se aplican los artículos 1490 y 1491.
2.- Tradición bajo condición suspensiva: En este caso hay una tradición anticipada.

Validez de la cláusula de no transferencia del dominio por no pago del precio

En virtud de esta cláusula el dominio se deja sujeto a una condición suspensiva que
consiste en el pago del precio, de ella pendería el efecto de la tradición, es decir la
enajenación o transferencia del dominio. De este modo mediante esta cláusula el
vendedor se reserva el dominio, a pesar de efectuarse la entrega de la cosa al comprador,
hasta que éste no pague el precio. Los efectos de esta cláusula en la compraventa son
discutidos por la doctrina porque los artículos que la regulan –artículos 680 inc. 2° y 1874-
serían contradictorios. Las referidas normas en este sentido señalan textualmente lo
siguiente.
Artículo 680 inc. 2°. Verificada la entrega por el vendedor, se transfiere el dominio
de la cosa vendida, aunque no se haya pagado el precio, a menos que el vendedor se haya
reservado el dominio hasta el pago, o hasta el cumplimiento de una condición.
Artículo 1874. La cláusula de no transferirse el dominio sino en virtud de la paga
del precio, no producirá otro efecto que el de la demanda alternativa enunciada en el
artículo precedente; y pagando el comprador el precio, subsistirán en todo caso las
enajenaciones que hubiere hecho de la cosa o los derechos que hubiere constituido sobre
ella en el tiempo intermedio.

Entonces ¿Tiene o no efectos esta cláusula?


Posiciones doctrinarias.
Para Alessandri y Rozas lo señalado en el artículo 680 inc.2° contradice abiertamente a los
artículos 1873 y 1874, pero priman éstos, por aplicación del principio de la especialidad
del artículo 13 del Código civil. Esta posición es más que discutible, ya que si ello fuera así
se debería hacer la siguiente distinción:
1.- En la compraventa primarían los artículos 1873 y 1874, por lo que la cláusula de no
transferir dominio, sino en virtud del pago del precio, produce sólo el efecto de dar
derecho a demandar alternativamente el pago del precio o la resolución del contrato.

2.- Para los otros títulos traslaticios, que no sean compraventa, como por ejemplo una
sociedad, primaría el artículo 680 inc. 2° pudiendo el acreedor reservarse el dominio
mientras no se enteren los aportes por los otros socios.

Segunda posición:
La distinción precedente no tiene antecedente en la historia del Código civil,
además no explica por qué en un caso la cláusula produce efectos y en la compraventa no
produce ninguno. De esta forma, la posición referida que se critica no considera
adecuadamente el que si se considera al artículo 1874 como una norma especial, debe
aplicarse sólo a la compraventa, y entonces no procede respecto de otros títulos
traslaticios de dominio.
Ello genera una separación entre la compraventa y los demás títulos traslaticios
que no tiene precedente alguno. Por otra parte los efectos a que se refiere el artículo 1874
son los generales respecto del incumplimiento de las obligaciones. No parece lógico hacer
la diferencia que se desprende de la posición de Alessandri y Rozas, como entre la
sociedad y la compraventa que comparten la calidad de títulos traslaticios de dominio.
Además la posición de estos autores ni siquiera aborda los problemas aquí
planteados, el sólo decir que el artículo 1874 prima por aplicación del artículo 13 sobre el
artículo 680 inc. 2° deja demasiados cabos sueltos. Por ello esta posición debe ser
rechazada y sólo queda darles a las normas en estudio una interpretación coherente a
ambas disposiciones, es decir de aplicación general.
El artículo 1874 dispone que la cláusula de no transferir el dominio sino en virtud
del pago del precio no producirá otro efecto que el de la demanda alternativa, enunciada
en el artículo precedente, se está refiriendo a su ámbito de aplicación, es decir sólo a los
derechos personales. En tal sentido, el artículo señalaría que siempre el vendedor podrá
pedir la resolución del contrato o el cumplimiento forzado, independientemente de lo
estipulado en la cláusula de no transferencia del dominio por no pago del precio. Pero si
pide esto último, la cláusula dejaría de producir efecto porque significaría un pago doble,
es decir el vendedor se quedaría con la cosa y la indemnización de perjuicios
compensatoria. De este modo los referidos artículos 680 y 1874 no están en
contradicción.
La cláusula del art.1874 está contenida en el título o contrato de compraventa. Ella
se refiere a los efectos de otra convención que es la tradición: “la cláusula (contenida en el
título) de no transferirse el dominio (efecto de la tradición) sino en virtud de la paga del
precio (obligación del título) no produce otro efecto que el de los art.1877 o 1489. La ley
naturalmente entonces le resta validez a esta cláusula pues pretende regular los efectos de
otra convención, que dicho sea de paso no es accesoria de la compraventa, por el
incumplimiento de una obligación emanada del título.

En conclusión, si se ha efectuado la tradición de la cosa, o sea la entrega traslaticia de


dominio con la intención de transferirlo, el incumplimiento de las obligaciones emanadas
del título no pueden afectarle, aún cuando así se haya expresado. De allí que si el
vendedor obtiene la resolución del contrato, estando la cosa aún en poder del comprador
perderá el comprador el dominio de ella, la que volverá al patrimonio del vendedor, pero
ello no como consecuencia de ser inválida la tradición, esa tradición, fue válida en su
momento y transfirió el dominio de la cosa.

Entonces, la verdadera lectura del art. 680 es la siguiente: “verificada la entrega (traslaticia
de dominio, si hubiera dicho tradición los problemas serían menos) por el vendedor, se
transfiere el dominio de la cosa vendida, aunque no se haya pagado el precio (esto se
“presume” siempre sin necesidad de pactarlo), a menos que el vendedor (pactándolo
expresamente en el título) se haya reservado el dominio hasta el pago.

Ejemplos en base a las conclusiones anteriores:


1.- Pedro vende a Juan su Código civil en $30.000. Se estipula que el precio se pagará
en treinta días. Se deja constancia que la cosa se entrega en el acto del contrato. Esta
entrega la presume la ley traslaticia de dominio y por lo tanto hace dueño a Juan de la cosa
independientemente que no pague el precio al cabo de los 30 días. Si Juan no paga Pedro
puede pedir la resolución del contrato y le será restituido el Código, pero nada afectará la
validez de la tradición que en su momento sirvió para transferir el dominio de la cosa.
2.- Pedro vende a Juan su Código civil en $30.000. Se estipula que el precio se pagará
en treinta días. Se deja constancia que la cosa se entrega en el acto del contrato. Se
estipula expresamente que el dominio no se entenderá transferido sino una vez pagado el
precio. La ley no da valor a esta cláusula pues considera que regula los efectos de la
tradición, es decir que en el título se entra a regular los efectos de otra convención, en
circunstancias que éstos se presumen por la ley. La entrega vale tradición porque así lo
presume la ley, y la cláusula es por lo tanto inválida. A esta se refiere el art. 1874.
3.- Pedro vende a Juan su Código civil en $30.000. Se estipula que el precio se pagará
en treinta días. Se deja constancia que la cosa se entrega en el acto del contrato. Se
estipula expresamente que el dominio no se entenderá transferido sino una vez pagado el
precio, por cuanto se deja expresa constancia además que la entrega material no implica
tradición de la cosa. Aquí la entrega es válida, pero no tiene el efecto de transferir el
dominio pues el tradente expresa que no tiene la intención de transferirlo, sino una vez
que se cumpla una obligación emanada del título, cual es el pago del precio. La cláusula de
no transferir el dominio aquí es válida. A ésta se refiere el art. 680.

Tradición del derecho real de herencia.

En lo relativo a la tradición del derecho real de herencia (1) o de derechos en una sucesión
hereditaria (2) supone, como es natural, que el causante de cuya sucesión se trata haya
muerto, pues de otra manera se daría el caso de objeto ilícito del artículo 1463, por la
prohibición expresa de todo pacto de sucesión futura, con excepción del pacto estudiado
en su oportunidad de no disponer de la cuarta de mejoras.

El traspaso del patrimonio del difunto al heredero se opera por el modo de adquirir
llamado sucesión por causa de muerte, y no por la tradición, que es un modo de adquirir
que tiene lugar entre vivos.

Las inscripciones en el Conservador de Bienes Raíces que el art. 688 señala, relacionadas
con la herencia, no constituyen tradición de éste derecho, sino sólo requisitos para que el
heredero pueda disponer de los inmuebles comprendidos en aquélla.

Art. 688. En el momento de deferirse la herencia la posesión efectiva de ella se


confiere por el ministerio de la ley al heredero; pero esta posesión legal no habilita al
heredero para disponer en manera alguna de un inmueble, mientras no preceda:
1º La inscripción del decreto judicial o la resolución administrativa que otorgue la posesión
efectiva: el primero ante el conservador de bienes raíces de la comuna o agrupación de
comunas en que haya sido pronunciado, junto con el correspondiente testamento, y la
segunda en el Registro Nacional de Posesiones Efectivas;
2º Las inscripciones especiales prevenidas en los incisos primero y segundo del artículo
precedente: en virtud de ellas podrán los herederos disponer de consuno de los inmuebles
hereditarios, y
3º La inscripción prevenida en el inciso tercero: sin ésta no podrá el heredero disponer por
sí solo de los inmuebles hereditarios que en la partición le hayan cabido.

Una vez fallecido el causante, el heredero puede disponer, enajenar su derecho de


herencia. ¿Cómo se hace la tradición del derecho real de herencia?

Distinción entre la enajenación de bienes “determinados” de la herencia y la


enajenación de ésta o de una cuota en ella.

Hay que aclarar que lo que se va a analizar se refiere a la venta o cesión de los derechos
hereditarios en la universalidad de la sucesión o en una cuota de ella, y no a la venta de los
derechos hereditarios que al heredero vendedor o cedente correspondan en un bien
determinado de la sucesión, porque en este último caso lo que se cede o vende es
simplemente el bien raíz o una cuota en él, y es evidente que en tal caso la inscripción es
la única forma de hacer la tradición.
Ningún art. de nuestro C.C. dispone sobre cómo debe o puede efectuarse la tradición del
derecho de herencia; pero dos doctrinas proponen soluciones.

Ahora bien, en relación con la forma de hacer la tradición en la especie, nuestro CC no


contiene ninguna disposición que señale cómo debe efectuarse.
De partida, el artículo 686 no incluye el derecho real de herencia entre aquellos para cuya
tradición es necesaria la inscripción, ni aun cuando la herencia comprenda bienes raíces.
Este vacío legal determina la necesidad de establecer cuál es el medio idóneo para hacer la
tradición del derecho real de herencia.

Al respecto, surgen en la doctrina dos tesis:


Primera tesis: Sustentada por el profesor José Ramón Gutiérrez y seguida por antigua
jurisprudencia de la Corte Suprema nacional, en la que se distingue para responder a la
interrogante si entre los bienes hereditarios existen o no bienes inmuebles. Si hay uno o
más inmuebles, la tradición del derecho real de herencia requiere inscripción, pues ésta es
la regla general, tratándose de la tradición de derechos reales que se ejercen sobre
inmuebles.

Segunda tesis: La sustentada por el profesor Leopoldo Urrutia que considera que el
derecho real de herencia se ejerce sobre una universalidad distinta de los bienes que la
componen, por lo que sería un “derecho real sui-generis” al cual le es completamente
inaplicable la clasificación de muebles o inmuebles, según sea la cosa sobre que se ejerce.
La jurisprudencia actual de nuestros tribunales superiores se ha inclinado por esta
segunda interpretación ya que considera que la tradición del derecho real de herencia no
requiere inscripción.
En cuanto a la manera en que debe hacerse la tradición del derecho real de herencia se ha
resuelto que no siendo la herencia un derecho mueble ni inmueble (derecho real sui-
generis) corresponde aplicarle el estatuto jurídico general, que es el que regula la tradición
de los bienes muebles.
En consecuencia, la tradición del derecho real de herencia deberá hacerse significando
una de las partes a la otra que le trasfiere dicho derecho y aceptando esta última su
adquisición.

En la práctica, la tradición del derecho real de herencia suele hacerse por escritura pública,
en la que el tradente expresa ceder el derecho real de herencia y el adquirente aceptar la
cesión. No se discute que la escritura pública constituye un medio idóneo para dejar
constancia de la intención de transferir el derecho real de que se trata.

Posición de la Jurisprudencia. Prácticamente todas las sentencias judiciales consideran


que la tradición del derecho real de herencia no exige inscripción, aunque en ella haya
bienes raíces, y basta con cualquier medio que revele la facultad e intención del tradente y
la capacidad e intención del adquirente.

Así ha habido sentencias que estiman efectuada la tradición o cesión del derecho real de
herencia, por el hecho que los demás herederos o copartícipes, reconozcan al cesionario
como tal; Otra sentencia, en la circunstancia que el cesionario intervenga en la
administración y en la liquidación de los bienes hereditarios, otra, por la entrega de los
documentos que acreditan la calidad de heredero del cedente.

Tradición de los derechos personales.

Por su parte, la tradición de los derechos personales que un individuo cede a otro se
verifica por la entrega del título hecha por el cedente al cesionario (artículo 699 Cc). Por
ejemplo, si la persona que prestó dinero a otra vende o dona el crédito a un tercero, debe
hacer la tradición entregando al adquirente el título, entendido como el documento que
deja constancia del mutuo, que puede ser un instrumento público o privado.
Cabe mencionar que la entre del título por una parte; y su recepción por la otra
perfecciona la tradición de los derechos personales entre las partes. Sin embargo, para que
la cesión de un crédito produzca efectos contra el deudor o terceros, debe ser notificada
por el cesionario al deudor o aceptada por éste (artículo 1902).

Art. 699. La tradición de los derechos personales que un individuo cede a otro se verifica
por la entrega del título hecha por el cedente al cesionario.

Art. 1901. La cesión de un crédito personal, a cualquier título que se haga, no tendrá
efecto entre el cedente y el cesionario sino en virtud de la entrega del título.

La palabra título, según la mayoría de los autores, se ha tomado como sinónimo de


instrumento donde consta la cesión, y si no existe ningún instrumento escrito, habrá que
otorgar uno para que éste se pueda entregar y así se entienda hecha la tradición.

Los art. 1901 y sgtes. hablan de la cesión de los créditos personales; en general la doctrina
ha criticado que nuestro Código hable de créditos personales, porque todo crédito
siempre es personal.

Sin embargo, se sostenido que don A. Bello, habló de créditos personales para dejar en
claro que, el C.C. solo regula la tradición de los créditos nominativos, que son aquellos, en
los que se indica con toda claridad la persona del acreedor y no puede ser pagado sino es
a él.

Los créditos a la orden y al portador, no están regulados por el C.C., sino en el Código de
Comercio. (Los créditos a la orden, son aquellos en que al nombre del acreedor se le
antepone la expresión “a la orden” u otra semejante. Su tradición se efectúa a través del
endoso. Los créditos al portador, son aquellos en que no se designa la persona del
acreedor. Y su tradición se efectúa por la simple entrega material)

Por tanto, el C.C. regula la cesión de los créditos nominativos, esta cesión es una tradición
de derechos, no es un contrato, y si bien está regulada después de la permuta y de la
compraventa, que si lo son, esto fue solo por una razón histórica.

Para determinar cómo se hace la cesión de los créditos nominativos, tenemos que
distinguir:

A) Entre el cedente y el cesionario, y


B) Respecto al deudor cedido.
C) Entre el cedente y el cesionario, según el art. 1901, la cesión se perfecciona por la
entrega del título.
D). Respecto al deudor cedido. A esto se refieren los art. 1902 y sgtes. Una vez que el
cedente le ha hecho entrega del título al cesionario, se va a entender hecha la tradición,
sin embargo, ésta le va a ser inoponible al deudor cedido y a los terceros. Para que esa
tradición se haga oponible, es menester que se de alguna de estas situaciones: * Que se
notifique al deudor la cesión; o * Que el deudor acepte la cesión.

Art. 1902. La cesión no produce efecto contra el deudor ni contra terceros, mientras
no ha sido notificada por el cesionario al deudor o aceptada por éste.

Art. 1903. La notificación debe hacerse con exhibición del título, que llevará anotado
el traspaso del derecho con la designación del cesionario y bajo la firma del cedente.
La notificación está regulado en los arts. 1902 y 1903. La ley señala que el cesionario
(adquirente del crédito) debe notificar al deudor cedido de la cesión o tradición; porque
de lo contrario, esa tradición le va a ser inoponible, así como a los terceros.

Esta notificación, según la mayoría de los autores, debe ser judicial, y debe efectuarse,
exhibiéndosele al deudor, el título donde consta la cesión, con la designación del
cesionario y la firma del cedente.
La ley exige esta notificación, porque la cesión de créditos hace pasar el crédito del
cedente al cesionario, con todos sus privilegios, garantías y gravámenes. Lo único que no
se traspasa, son las excepciones personales (art. 1906).

Art. 1906. La cesión de un crédito comprende sus fianzas, privilegios e hipotecas; pero no
traspasa las excepciones personales del cedente.

La cesión de crédito es distinta de la novación por cambio de acreedor y se diferencia,


entre otras cosas:

1° Que en la cesión de créditos, no se requiere el consentimiento del deudor, basta con


que se le notifique la cesión. En la novación por cambio de acreedor, es necesario el
consentimiento del deudor.

2° En la cesión de créditos , este pasa con todos sus derechos y garantías. En la novación
por cambio de acreedor, estas garantías se pierden.

En el caso de la aceptación, esta no es exigida por la ley; sin embargo, es posible que el
deudor cedido, voluntariamente acepte la cesión, y en este caso, se hace innecesaria la
notificación.

CÉDULA N° 14 MODOS DE ADQUIRIR EL DOMINIO II: Prescripción adquisitiva o


usucapión y sucesión por causa de muerte. 1. La prescripción en general, concepto y
fundamento. 2. Su regulación en el código civil chileno. 3. Reglas comunes a ambas
formas de prescripción. 4. Requisitos generales de la prescripción adquisitiva. 5. Cosas
cuyo dominio puede adquirirse por prescripción. 6. Clases de prescripción adquisitiva,
requisitos de cada una. 7. Interrupción y suspensión de la prescripción. 8. La sucesión
por causa de muerte: concepto y características generales en cuanto modo de adquirir el
dominio.
1 La prescripción en general, concepto y fundamento: Modos de adquirir el dominio: La
prescripción adquisitiva / Generalidades

Los romanos la conocieron y reglamentaron pro razones prácticas, conscientes de


que un derecho que no se ejerce por un lapso prolongado no puede quedar vigente
por un periodo indefinido en el tiempo, no puede perdurar para siempre.

Quien no ejerce un derecho real revela, si no se duda sobre su titularidad, a lo menos


una falta de interés en cuanto a que el ejercicio de aquél pueda satisfacer una
necesidad.

Por otra parte, la vigencia indefinida en el tiempo de un derecho puede ser fuente de
conflictos que perturben la paz social, pues como los derechos no se extinguen,
generalmente, por la muerte de su titular sino que se traspasan a sus herederos,
nadie puede asegurar que el derecho que hoy detenta un titular no corresponda, en
verdad, a otra persona que, aunque no lo haya ejercido, lo deriva de un remoto
antecesor, ni nadie puede asegurar que una persona no sea perseguida por el
cumplimiento de una deuda que contrajo, alguna vez, un antepasado lejano.

Dado el dicho que el tiempo todo lo destruye y deteriora os juristas consideraron útil
y necesaria la extinción de los derechos patrimoniales que no se ejercen por su
titular, surgiendo, de este modo, el concepto jurídico de la prescripción.

Como advirtieron que no todos los derechos se extinguen de igual manera,


consideraron el transcurso del tiempo con un doble carácter: la que adquiere
derechos reales y la extingue derechos personales.

Esta institución ha sido objeto de críticas considerándola hasta inmoral en cuanto la


ley protege al deudor que no cumple y castiga al acreedor con la pérdida de su
derecho personal o beneficia al que simplemente posee. Sin embargo no es posible
desconocer que la institución “desempeña una función social de gran importancia:
permite consolidar los derechos y asegurar la paz social”.

Concepto

Dentro del contexto de nuestro estudio esta institución puede definirse como un
modo de adquirir las cosas ajenas por haberse poseído éstas durante cierto lapso
de tiempo, y concurriendo los demás requisitos legales (esto es, que la posesión sea
ininterrumpida, que no se haya suspendido, que sea alegada la prescripción y que
no haya sido renunciada).

Esta definición la extraemos casi textualmente del inciso primero del art. 2492 que
trata conjuntamente este instituto y el de la prescripción extintiva en el Título XLII del
Libro IV del CC.(art. 2494 a 2524).

Artículo 2492. “La prescripción es un modo de adquirir las cosas ajenas, o de


extinguir las acciones y derechos ajenos, por haberse poseído las cosas o no
haberse ejercido dichas acciones y derechos durante cierto lapso de tiempo, y
concurriendo los demás requisitos legales”

Andrés Bello siguió Código civil francés en cuanto reguló ambas prescripciones en
forma conjunta, aunque reciben en nuestro Código un tratamiento distinto.

Podemos decir sólo con el ánimo de aclarar ciertos términos básicos que en realidad
cuando se estudia la prescripción extintiva como modo de extinguir las obligaciones
(1567 N°10) se está cayendo en una imprecisión de lenguaje jurídico pues por la
prescripción extintiva como se vio de la definición no se extinguen sino las acciones,
la obligación sigue existiendo, otra cosa es que mute en obligación natural, pero ella
no se ha extinguido.

Las razones para tratarlas conjuntamente son las siguientes:

1.- Las reglas para ambos institutos son comunes.

2.- Comparten un elemento esencial en común “el transcurso del tiempo”.

3.- Constituye una brillante conclusión de una obra codificadora que uno de los bienes
jurídicos que se pretende fortalecer codificando sea puesto en relieve al finalizar el
estudio, y eso es lo que pasó con el tratamiento conjunto de la prescripción que
pone de manifiesto la importancia que daba Bello al principio de la seguridad o
certeza jurídica,

Debe entenderse que, en definitiva, la prescripción es un solo instituto jurídico pero


mirado desde dos perspectivas distintas. Cuando el poseedor de la cosa adquiere el
dominio por haber transcurrido un cierto lapso de tiempo ese evento no es sino una
cara del mismo fenómeno que opuestamente vive el dueño quien a perdido, por ese
mismo transcurso del tiempo, el derecho de accionar para reivindicar el dominio
perdido. El poseedor puede adquirir por prescripción la cosa sólo porque para el
dueño el transcurso del tiempo ha tenido el efecto contrario, es decir él ha
significado extinguir su acción para recobrarla. Si el transcurso del tiempo no fuera el
suficiente para que el dueño pierda su acción el poseedor no podría favorecerse de
ese tiempo para adquirir ese dominio.

Visto de otro modo aquí Bello tuvo que hacer jugar varios principios y optar por
privilegiar unos u otros.

La posesión en manos de quien no es dueño de la cosa es una situación de


inestabilidad que el legislador civil siempre repudió. Por ello, es necesario entonces,
por razones del tráfico jurídico, (principio de la libre circulación de los bienes) y para
dar seguridad y certeza jurídicas a ese tráfico, de transformarlas en situaciones
jurídicas, o sea amparadas por el derecho. Por otro lado repugna también la
negligencia en el actuar del dueño, quien ha dejado transcurrir el tiempo sin
interesarse en el destino de sus bienes ni en la pérdida de sus acciones. Estos son los
dos intereses contrapuestos.

Se convence Bello, en definitiva, de privilegiar la seguridad jurídica premiando la


estabilidad de una situación de hecho permanente pero sólo como justa sanción de
un actuar negligente de quien tenía todo para amparar ese dominio y no lo hizo. Es
decir, por muy permanente que la situación sea actuando el dueño en defensa de su
derecho, Bello no duda en protegerlo a fin que no pierda la cosa. Seguridad
entonces como justa sanción a la negligencia

Los elementos de la prescripción

Para que opere la prescripción adquisitiva es necesario que concurran:

a) La inactividad del titular del derecho de que se trata.

b) El transcurso del tiempo.

c) La posesión de la cosa por una persona distinta al dueño.

De tal manera que para que opere la institución, en primer lugar, se debe poseer una cosa,
además que exista una inactividad del dueño de ella y esperar el transcurso de un
cierto lapso.

El resultado de lo anterior es hacer nacer el dominio en el prescribiente.

2 Su regulación en el código civil chileno:

Estese a lo expuesto en la respuesta de la pregunta anterior.

3 reglas comunes a ambas formas de prescripción:


Reglas generales o comunes a toda prescripción

Se encuentran contenidas en los artículos 2493 a 2497, pueden resumirse en tres:

1.- La prescripción debe ser alegada (art.2493)

2.- No se puede renunciar a la prescripción anticipadamente (art.2494); y

3.- La prescripción corre contra toda persona que tenga la libre administración de sus
bienes (art.2497)

1ª Regla: La prescripción debe ser alegada

Artículo 2493. “El que quiera aprovecharse de la prescripción debe alegarla; el juez
no puede declararla de oficio”.

Por lo tanto, la concurrencia de todos los elementos de la prescripción no hace que


el estado de hecho se transforme en situación de derecho, para ello es necesario que
el juez la declare.

Dicho de otro modo, pareciera que este artículo desmiente la opinión de una parte
de la doctrina que estima que la prescripción opera de pleno derecho.

Así, un juez no podrá declarar la prescripción si la parte que quiere aprovecharse de


ella no lo pone en antecedentes que han concurrido las exigencias que le permiten
beneficiarse de ella. Aún cuando el juez tome conocimiento por otros medios de que
han concurrido los presupuestos legales no puede declararla de oficio pues nada
obsta a que el potencial prescribiente no quiera, en conciencia, pedir la declaración
judicial para beneficiarse de ella.

Por ello Rozas Vial sostiene que cuando que dándose los tres presupuestos ya
analizados la prescripción ha operado, de pleno derecho, pero que sin embargo los
beneficios de la prescripción se encuentran en cierto modo “suspendidos” o
“condicionados” a la declaración judicial.

La prescripción puede alegarse como acción u oponerse como excepción. La


excepción de prescripción es mixta, de aquellas que trata el art. 310 del CPC; es decir,
puede oponerse por escrito en cualquier estado del pleito antes de la citación para
oír sentencia en primera instancia o hasta antes de la vista de la causa en segunda.
Casos excepcionales en que el juez puede declarar de oficio de la prescripción

1.- En el juicio ejecutivo civil el juez puede de oficio declarar la prescripción del carácter
ejecutivo del título, cuando la obligación conste en un título ejecutivo que tenga más
de tres años de antigüedad desde que se hizo exigible (art. 442 CPC).

2.- La prescripción de la acción penal y la pena -que tienen los mismos plazos de
prescripción- debe ser declarado de oficio (art. 94 y 97 del CP).

3.- El juez deberá de oficio declarar prescritas las acciones que corran en contra o a favor
del Fisco.

2ª Regla: No se puede renunciar a la prescripción de forma anticipada

Se renuncia a la prescripción cuando cumplido el lapso de tiempo que exige la ley


para que ella opere, el prescribiente manifiesta su voluntad de no alegarla (art.
2494 inc.1º).

Artículo 2494. “La prescripción puede ser renunciada expresa o tácitamente; pero
sólo después de cumplida. Renunciase tácitamente, cuando el que puede alegarla
manifiesta por un hecho suyo que reconoce el derecho del dueño o del acreedor; por
ejemplo, cuando cumplidas las condiciones legales de la prescripción, el poseedor de
la cosa la toma en arriendo, o el que debe dinero paga intereses o pide plazo”.

La razón de prohibir la renuncia anticipada de la prescripción es que de no hacerse


de esta forma, la renuncia de la prescripción extintiva se transformaría en una
cláusula de estilo de todo acto jurídico o contrato. El fundamento de esta regla
pareciera encontrarse en el carácter de orden público que tienen las normas relativas
a la prescripción, de ahí su prohibición de renunciarse en forma anticipada. Prever la
posibilidad de renuncia anticipada equivaldría a reducirla a la calidad de elemento
accidental de todo contrato que visualizamos como una imposición de la parte más
fuerte de la relación jurídica de hacer renunciar a la más débil la renuncia a la
prescripción.

Lo que realmente se permite es la renuncia del derecho a beneficiarse de ella, y


obviamente no puede renunciarse este derecho sino cuando todos los presupuestos
para ello se han cumplido.

Como debe ser la renuncia

Puede ser expresa o tácita

Es expresa cuando se hace en términos claros, formales y explícitos, como en un


escrito judicial en que se pide al juez en alguna parte de la suma y del petitorio que
se le tenga por renunciado al derecho de alegar la prescripción; y tácita cuando se
reconoce el derecho de dominio del dueño o la acreencia del acreedor (art. 2494
inc.2º) o cuando el demandado no reconviene o no se excepciona en la oportunidad
procesal respectiva.

La renuncia supone dos elementos:

a) El tiempo de prescripción debe estar cumplido, pues, si no lo está, el


reconocimiento que el prescribiente hace del derecho del titular constituye una
interrupción natural de la prescripción y no una renuncia de la misma (art.2518).

b) El prescribiente debe tener capacidad de enajenar (art. 2495), porque la renuncia


de la prescripción priva de la adquisición de un derecho y ello se asemeja a la
enajenación.

Artículo 2495. “No puede renunciar la prescripción sino el que puede enajenar”.

Se discute además si el representante legal de un incapaz puede renunciar a la


prescripción. La ley dispone en todo caso son suma claridad distinguiendo: Si se trata
de inmuebles: el representante legal no está facultado para renunciar a la
prescripción sino con autorización judicial, pues se entiende que la facultad de
enajenar de que carece el representado debe ser suplida por el juez. Tratándose de
muebles: la ley no establece límite alguno al representante.

De este modo, la renuncia de la prescripción sólo opera respecto del que la efectúa
no perjudicando ni beneficiando a los demás deudores.

Prescripción colectiva

Una cosa puede prescribirse por varios, todos los cuales tienen el derecho de
alegarla y beneficiarse de ella.

Los efectos de la renuncia de uno de ellos no afectan a los demás. Digamos que el
efecto de la renuncia es relativo, porque alcanza sólo al prescribiente (renunciante).

Aquellos que no renunciaron no se ven afectados por el acto del renunciante, de ahí
que los otros pueden persistir en alegarla y el actor dueño no puede oponerles la
renuncia que hizo uno de ellos, según se desprende del art. 2496.

Artículo 2496. “El fiador podrá oponer al acreedor la prescripción renunciada por el
principal deudor”.
De este modo, la renuncia de la prescripción sólo opera respecto del que la efectúa
no perjudicando ni beneficiando a los demás deudores.

3ª Regla. La prescripción corre contra toda persona que tenga la libre administración de
sus bienes (art.2497)

En principio, toda persona puede alegar la prescripción y en su contra se puede


prescribir.

Artículo 2497. “Las reglas relativas a la prescripción se aplican igualmente a favor y


en contra del Estado, de las iglesias, de las municipalidades, de los establecimientos y
corporaciones nacionales, y de los individuos particulares que tienen la libre
administración de lo suyo”.

Incluyéndose, aunque el Código civil no se refiere a ellos, los ausentes. Esta regla
general encuentra una excepción pues respecto de ciertas personas, principalmente
incapaces, se suspende la prescripción como se verá.

4 Requisitos generales de la prescripción adquisitiva:

Prescripción adquisitiva

Características

a) Es un modo de adquirir el dominio.

b) Es un modo de adquirir el dominio originario. Si bien existe un antecesor en el


dominio (aquel que está en vías de perderlo por su inacción) evidentemente no hay
ninguna relación de causalidad con él. El prescribiente adquiere el dominio
independientemente del titular anterior, aún más absolutamente en contra de los
intereses del titular anterior.

c) Es un modo de adquirir el dominio entre vivos.


d) Es un modo de adquirir el dominio a título gratuito. El prescribiente no sufre
ningún detrimento mediante la prescripción.

e) Es un modo de adquirir el dominio generalmente a título singular pues habilita


para adquirir especies determinadas. Excepcionalmente se pueden adquirir por
prescripción las universalidades. El en caso de la herencia, el heredero putativo
puede en 10 años prescribir, requiere eso sí un justo título que es el decreto de la
posesión efectiva de los bienes del fallecido.

f) Es un modo de adquirir el dominio y los demás derechos reales, salvo los derechos
personales y las servidumbres discontinuas o continuas inaparentes (art. 882, 2498 y
2513).

En este sentido es un modo de adquirir más amplio que la ocupación y la accesión,


pero más restringido que la tradición.

Requisitos prescripción adquisitiva

Requisitos

1.-Cosa susceptible de adquisición por prescripción.

2.- La posesión. Esta debe reunir las cualidades de ser útil (no violenta ni clandestina) y
continua o no interrumpida además de poder ser regular o irregular.

3.- Transcurso del tiempo que señala la ley.

1er requisito: Que la cosa sea susceptible de ganarse por prescripción adquisitiva

La regla general es que todas las cosas pueden ganarse por la prescripción. Pueden
adquirirse por prescripción entonces todas las cosas comerciales y que puedan ser
objeto de dominio y demás derechos reales (art. 2498 inc.1º).

Art. 2498: “Se gana por prescripción el dominio de los bienes corporales raíces o
muebles, que están en el comercio humano, y se han poseído con las condiciones
legales. Se ganan de la misma manera los otros derechos reales que no están
expresamente exceptuados.”

En este sentido, no sólo se puede adquirir por prescripción el dominio, sino también
la herencia, censo y servidumbres continuas y aparentes (art. 704 inc.1º nº 4; 882,
1269 y 2512).

Artículo 2512. “Los derechos reales se adquieren por la prescripción de la misma


manera que el dominio, y están sujetos a las mismas reglas, salvas las excepciones
siguientes:

1ª El derecho de herencia y el de censo se adquieren por la prescripción


extraordinaria de diez años.

2ª El derecho de servidumbre se adquiere según el artículo 882”.

En consecuencia, quedan excluidos los derechos personales que jamás se adquieren


por prescripción. Dichos derechos sólo pueden extinguirse por la prescripción
extintiva.

A parte de la exclusión general de la prescripción de las cosas incomerciables,


tampoco se pueden adquirir por prescripción las servidumbres discontinuas y las
continuas inaparentes.

2° requisito: La posesión: Útil y continua

Para que se pueda prescribir es necesario que la cosa se haya poseído con ánimo de
señor y dueño. Los meros tenedores por consiguiente nunca pueden llegar al
dominio por prescripción, por carecer de este requisito, el de haber sido poseedores.

El artículo 2499 señala que los actos de mera facultad y de mera tolerancia no dan
lugar a que opere la prescripción sencillamente porque ellos no confieren posesión.

El art. 2499 inc. Final define los actos de mera facultad: los que cada cual puede
ejecutar en lo suyo, sin necesidad del consentimiento de otro.

De los ejemplos que se dan en los incisos 2° y 3° del mismo artículo citado se pueden
definir los actos de mera tolerancia: Son aquellos que para el que los soporta
implican la facultad de permitirlos o no. Son entonces actos de mera tolerancia los
que permite o tolera un propietario benévolo en lo suyo por parte de un extraño,
siempre que ello no signifique un gravamen.

En estos actos un tercero ejerce acciones que son permitidas por el titular del
derecho sólo por benevolencia. De ahí que el hecho de que una persona no ejecute
un acto para el cual está facultada, nada puede significar a favor de terceros
extraños.

Art. 2499 inc.2º “Así el que durante muchos años dejó de edificar en un terreno suyo,
no por eso confiere a su vecino el derecho de impedirle que edifique”.

Art. 2499 inc.3º “Del mismo modo, el que tolera que el ganado de su vecino transite
por sus tierras eriales o paste en ellas, no por eso se impone la servidumbre de este
tránsito o pasto”.

La posesión sola no basta para prescribir, además ella deber ser útil -es decir no debe
ser violenta, ni clandestina-, y continua. Ya vimos además que la posesión puede ser
regular o irregular. Ambas formas de posesión sirven para que opere la prescripción
adquisitiva.

La diferencia fundamental entre ambas clases de posesión consiste en que en la


posesión irregular, el tiempo de prescripción es más largo. Sin perjuicio de lo cual la
persona que está prescribiendo para completar el plazo de prescripción puede
agregar a su posesión la de una serie continua e ininterrumpida de antecesores, pero
debe hacerlo con todas sus calidades y vicios (art. 717 y 2500).

Art. 2500. “Si una cosa ha sido poseída sucesivamente y sin interrupción por dos o
más personas, el tiempo del antecesor puede o no agregarse al tiempo del sucesor,
según lo dispuesto en el artículo 717. La posesión principiada por una persona
difunta continúa en la herencia yacente, que se entiende poseer a nombre del
heredero”.

3er requisito: El transcurso del tiempo que señala la ley

Para que una persona pueda prescribir es necesario que se haya poseído la cosa por
un lapso de tiempo continuo e ininterrumpido.

El tiempo lo fija la ley, de ahí que las partes no puedan fijarlo, modificarlo, o
ampliarlo.

La mayor o menor amplitud de tiempo dependerá del tipo de posesión que se


invoque. Si se invoca posesión regular o irregular. Ambas formas de posesión sirven
para que opere la prescripción adquisitiva. Esta puede ser ordinaria o extraordinaria
(art.2506)

Para ganar por prescripción ordinaria se necesita posesión regular no interrumpida


de dos años para los muebles y de cinco para los bienes raíces (art.2507 y 2508)

Para ganar por prescripción extraordinaria no se necesita posesión regular, basta la


posesión irregular no interrumpida pero de 10 años (art.2511) , tanto para los bienes
muebles, como los inmuebles
Prescripción extraordinaria

• Reglas para adquirir por prescripción adquisitiva extraordinaria:

a) La posesión debe ser irregular, por lo que no se requiere título de dominio (art 2510,
regla1ª).

b) A pesar de la falta de título de dominio se presume la buena fe (artículos 2510 regla 2ª


y 708). Sin embargo, la posesión no puede ser viciosa, ya que ésta no habilita a
prescribir.

c) El mero tenedor no puede ganar el dominio por prescripción adquisitiva


extraordinaria, pues ni siquiera es poseedor irregular. Pero, si el mero tenedor
desconoce el dominio ajeno y se da por poseedor, podrá adquirir por prescripción
extraordinaria, siempre que su posesión no sea clandestina ni violenta y que el que
se pretende dueño no pueda probar que el prescribiente ha reconocido expresa o
tácitamente su dominio (art. 2510 regla.3ª, Reglas 1ª y 2ª y 730 inc.1°).

En este caso, la mera tenencia no pierde su característica de indeleble porque el


adquirente del mero tenedor, en los supuestos del artículo 730, puede adquirir por
prescripción. Ello se debe a que la prescripción opera respecto del adquirente, pero
jamás respecto del mero tenedor. En otras palabras, esta característica es de la mera
tenencia y no afecta al adquirente que se transforma en poseedor.

Sin perjuicio de ello, conforme al artículo 2510, reglas 1ª y 3ª, la prescripción


adquisitiva extraordinaria requiere de la pasividad o negligencia del presunto dueño
por un lapso de diez años. En otras palabras, la prescripción exige una posesión
aparente de diez años.

Por otra parte, la prescripción adquisitiva extraordinaria no se suspende a favor de


nadie (con excepción de los cónyuges), y se puede interrumpir natural o civilmente.

La prescripción contra título inscrito

El artículo 2505 dispone que no procede la prescripción contra título inscrito.

Art. 2505. “Contra un título inscrito no tendrá lugar la prescripción adquisitiva de


bienes raíces, o de derechos reales constituidos en éstos, sino en virtud de otro título
inscrito; ni empezará a correr sino desde la inscripción del segundo”.
La primera duda que plantea dicha norma consiste en determinar si procede
respecto de ambas clases de prescripción o sólo en la prescripción adquisitiva
ordinaria. La segunda duda es si se puede adquirir por prescripción un predio inscrito
sin título de posesión, es decir, si la posesión material sirve para adquirir por
prescripción.

Hay autores que estiman que el artículo 2505 sólo es aplicable a la prescripción
adquisitiva ordinaria, de tal suerte que por medio de la prescripción adquisitiva
extraordinaria se podría adquirir un predio inscrito, sin necesidad de inscripción y
teniendo sólo la posesión material. Dichos autores esgrimen los siguientes
argumentos:

a) Del mensaje del Código civil se concluye con claridad que la idea es que los
derechos se consoliden una vez extinguido el plazo de prescripción extraordinaria.

b) El artículo 2510 no exige título alguno para la prescripción extraordinaria y, como


ella sólo requiere de posesión irregular, no sería necesaria la inscripción siempre que
haya posesión material. Tampoco se exige la tradición, puesto que se trata de
posesión irregular.

c) En caso contrario, jamás se aplicaría la prescripción extraordinaria contra título


inscrito sin nueva inscripción, protegiéndose de esta manera al poseedor ficto que
tiene sólo una inscripción a su nombre, en contra de aquel que realmente tiene la
posesión material de inmueble, lo explota y hace producir.

d) Si se considera que lo señalado en los artículos 2505 y 2510 es contradictorio, por


aplicación del artículo 13 del Código civil, debe preferirse el artículo 2510. Ello se
debe a que éste es una norma especial –ya que regula la prescripción adquisitiva
extraordinaria- , en cambio el artículo 2505 es una norma de general aplicación.

En contra de esta tesis se estima que el artículo 2505 se refiere a ambas clases de
prescripción. Así por la prescripción adquisitiva extraordinaria no puede adquirirse el
dominio de un predio inscrito, sino mediante la competente inscripción de un nuevo
título. Los argumentos a favor de esta posición son los siguientes:

a) El artículo 2505 no distingue entre ambas formas de prescripción y, por lo tanto,


debe aplicarse a las dos, siempre que se esté prescribiendo contra un título inscrito.

b) El artículo 2505 está ubicado antes de la norma que distingue entre prescripción
ordinaria y extraordinaria, por lo que es común a ambos tipos de prescripción.

c) Deben concordarse los artículos 724, 728 y 730 (inscripción como garantía de la
posesión) con el artículo 2505, porque para prescribir hay que poseer y si se trata de
un inmueble inscrito, se debe tener la inscripción conservatoria.

d) Frente al argumento de la especialidad del artículo 2510 se puede señalar que esta
disposición no está en conflicto con el artículo 2505 que no hace más que aplicar la
teoría de la posesión inscrita elaborada por Bello.

e) No es efectivo que se deje sin protección al poseedor material frente al ficto o


simbólico, ya que la excepción al art. 2505 serían las denominadas “inscripciones de
papel” y no el artículo 2510.

Efectos de la prescripción adquisitiva

Su efecto fundamental es la adquisición del dominio o del derecho real de que se


trate.

Según algunas interpretaciones opera por el sólo ministerio de la ley cuando se


cumplen los requisitos por ella exigidos, pero una vez declarada judicialmente, se
entiende adquirido el derecho desde la época en que comenzó a poseer. Se
fundamenta para ello en el art.1736.

Tres consecuencias aparecen evidentes de este efecto retroactivo de la prescripción:

1.- Los frutos producidos por la cosa pertenecen al poseedor desde que se inicio la
posesión, y no está obligado a restituirlos incluso estando de mala fe.

2.- Los gravámenes que hubiese constituido el poseedor subsisten.

3.- Los gravámenes constituidos por el antiguo dueño le son inoponibles al poseedor.

La sentencia que declara la prescripción debe inscribirse en el Registro de Propiedad


del Conservador de Bienes Raíces, como requisito de oponibilidad frente a terceros
(artículo 2513). Además dicha sentencia presenta las características de ser
declarativa y retroactiva.

Pese a que la prescripción debe ser alegada el derecho adquirido por prescripción se
incorpora al patrimonio del prescribiente no desde que es alegada la prescripción
sino desde que se ha reconocido el inicio de la posesión. De ahí que se diga que el
juez se limita a constatar o reconocer la prescripción.
Prescripción adquisitiva de otros derechos reales

Los otros derechos reales se adquieren de la misma forma que el dominio, con las
siguientes excepciones:

El derecho real de herencia se adquiere por la prescripción extraordinaria de diez


años (artículo 2510 regla 2ª). Sin embargo, dicho plazo se reduce a cinco en caso que
exista decreto de posesión efectiva o resolución administrativa del Servicio de
Registro civil a favor del denominado heredero aparente (art. 1269 y 704 inc.4º).

En cuanto a la posesión del derecho real de herencia la jurisprudencia ha señalado


que el plazo de prescripción se cuenta desde la apertura de la sucesión. En cambio
para otros autores, como Rozas Vial, el plazo comienza desde que se publica la
resolución que da lugar a la posesión efectiva. Ello se debe a que desde este
momento se posee putativamente la herencia.

El derecho de servidumbre continua y aparente se adquiere por prescripción única


de cinco años, sin distinguirse entre posesión regular o irregular (art. 2512regla 2ª y
882).

5 Cosas cuyo dominio puede adquirirse por prescripción:

Pregunta ya respondida con todo lo señalado anteriormente

6 Clases de prescripción adquisitiva, requisitos de cada una:

Pregunta contestada anteriormente

7 Interrupción y suspensión de la prescripción:

LA INTERRUPCIÓN DE LA PRESCRIPCIÓN

El art. 2501 señala que para poder adquirir por prescripción la posesión debe ser
continua, es decir, no debe ser interrumpida.

Art. 2501. “Posesión no interrumpida es la que no ha sufrido ninguna interrupción


natural o civil”.

Esta condición de continuidad se deduce de los elementos de la prescripción:

Si falta la posesión hay interrupción natural;

Si vence su pasividad el titular del derecho hay interrupción civil.


El profesor Alessandri sostiene faltando uno de estos dos elementos (elemento
positivo, la posesión continua y prolongada; y elemento negativo, la no reclamación
de sus derechos por parte del dueño) interrumpe la prescripción.

Este instituto de la interrupción de la prescripción ha sido definido por M. Planiol


como “todo hecho que destruyendo una de las condiciones esenciales de la
prescripción adquisitiva hace inútil todo el tiempo transcurrido.”

Esta definición nos entrega un nuevo elemento: el efecto de la interrupción. Cuando


se interrumpe la prescripción se produce como efecto la pérdida de todo el tiempo
transcurrido que el poseedor llevaba en posesión de la cosa. De ahí que, salvo las
excepciones legales, desapareciendo la causa de la interrupción el poseedor que
recupera o conserva la posesión de la cosa, debe comenzar de nuevo a prescribir
por el tiempo que señala la ley.

INTERRUPCIÓN NATURAL DE LA PRESCRIPCIÓN

Es todo hecho material, de la naturaleza o del hombre, que hace perder la posesión
de la cosa.

Art. 2502. “La interrupción es natural:

1° Cuando sin haber pasado la posesión a otras manos, se ha hecho imposible el ejercicio
de actos posesorios, como cuando una heredad ha sido permanentemente inundada;

2° Cuando se ha perdido la posesión por haber entrado en ella otra persona.

La interrupción natural de la primera especie no produce otro efecto que el de


descontarse su duración; pero la interrupción natural de la segunda especie hace
perder todo el tiempo de la posesión anterior; a menos que se haya recobrado
legalmente la posesión, conforme a lo dispuesto en el título De las acciones
posesorias, pues en tal caso no se entenderá haber habido interrupción para el
desposeído”.

Análisis de los casos de interrupción natural

a) Cuando sin haber pasado la posesión a otras manos, se ha hecho imposible el


ejercicio de actos posesorios, como cuando la heredad ha sido permanentemente
inundada (art. 2502 n°1).

Claramente en este caso el poseedor no puede poseer la cosa. Dijimos al ver la


accesión, específicamente la avulsión, que al durar la inundación más de cinco años,
el poseedor anterior pierde la posesión, y el dueño el dominio de la cosa.
Esta forma de interrupción natural de la prescripción tiene importancia en otros
aspectos, pues, a diferencia de los otros casos de interrupción, sólo descuenta el
plazo de prescripción durante el tiempo que dura la interrupción. Este es un efecto
semejante al de la suspensión.

b) Cuando se ha perdido la posesión por haber entrado en ella otra persona (art.
2502 nº

2). Decíamos que la regla general es que si el poseedor recupera la posesión de la


cosa pierde todo el tiempo de posesión anterior. Hay sin embargo excepciones

a) Recuperación de la posesión por vías de hecho: Se pierde todo el tiempo de


posesión anterior, iniciándose una nueva posesión. Este supuesto excluye la
aplicación del artículo 717, es decir el poseedor no podrá sumar ninguna posesión
anterior.

b) Recuperación de la posesión por una vía jurídica: se entiende que la posesión no


se ha interrumpido nunca.

En resumen, el efecto de esta causal de interrupción natural es la pérdida del


tiempo anterior a la interrupción, salvo que el poseedor recupere legalmente la
posesión (art. 731 y 2502 inc.2º).

Art. 731. “El que recupera legalmente la posesión perdida, se entenderá haberla
tenido durante todo el tiempo intermedio”.

La interrupción natural puede ser alegada por todo aquel que tenga interés en ella,
pues los hechos son objetivos y susceptibles de prueba. Cuando el poseedor ha
recuperado la posesión de la cosa por medios legítimos la ley es más clemente y sólo
le descuenta el tiempo en que no estuvo en posesión de la cosa. Esta causal, por
expresa disposición de la ley, no afecta a la posesión sobre inmueble inscrito.
Mientras subsista la inscripción, los actos de apoderamiento material de inmueble,
no constituyen interrupción de la prescripción. (art.728 y 2505)

En resumen:

i) Sobre bien mueble o bien inmueble no inscrito procede la interrupción del tiempo
de prescripción (art. 726 y 729).

ii) Sobre bienes inmuebles inscritos, el mero apoderamiento material no interrumpe


la prescripción (art. 728 y 730 inc.2º).
Efectos de la interrupción natural

El efecto de la interrupción natural es que hace perder todo el tiempo de


prescripción anterior a la interrupción, salvo que ella haya sido recuperada por
medios legítimos o legales.

INTERRUPCIÓN CIVIL DE LA PRESCRIPCIÓN

Art. 2503. De su tenor se deduce que “es todo recurso judicial intentado por el que
se pretende verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor”. Es decir hay
interrupción civil cuando cesa la pasividad del dueño.

Art. 2503. “Interrupción civil es todo recurso judicial intentado por el que se pretende
verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor. Sólo el que ha intentado este recurso
podrá alegar la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes:

1° Si la notificación de la demanda no ha sido hecha en forma legal;

2° Si el recurrente desistió expresamente de la demanda o se declaró abandonada la


instancia;

3° Si el demandado obtuvo sentencia de absolución.

En estos tres casos se entenderá no haber sido interrumpida la prescripción por la


demanda”.

La regla general que se desprende de este artículo es que el efecto de la interrupción


civil reside en que hace perder todo el tiempo de posesión anterior, lo que implica,
si se recupera, volver a poseer por el tiempo que señala la ley. Los numerales que allí
se consignan representan las excepciones a la regla, es decir, pese a existir un recurso
judicial del que alega ser dueño, no se interrumpe la prescripción y por consiguiente
no se pierde el tiempo de posesión anterior.

La redacción del art. 2503 ha dado lugar a entender que sólo una demanda judicial
interrumpe la prescripción. Así se desprendería para algunos autores de la utilización
de la expresión “recurso judicial”. Dicha expresión se entiende referida a una acción
que el dueño interpone contra el poseedor, debiendo estar fundada exclusivamente
en el derecho de dominio. Incluso más, la jurisprudencia entiende que la
interrupción civil de la prescripción tiene lugar sólo una vez notificada legalmente la
demanda.

Otra parte de la doctrina estima que la expresión “recurso judicial” debe entenderse
en términos más amplios, como toda acción o petición hecha valer ante un Tribunal
de la República para resguardar un derecho que está siendo afectado,
manifestándose claramente la intención y la voluntad de conservarlo.

Por otra parte, también se ha entendido que existe interrupción aún cuando el
demandante o el demandado son relativamente incapaces y se ha anulado lo
actuado en el proceso. Ello se debe a que se cumpliría con el supuesto básico de la
interrupción, que consiste en que el dueño salió de su inactividad. Lo mismo ocurre
si la demanda se interpuso ante un tribunal incompetente.

La interrupción civil sólo la puede alegar el titular o dueño que intentó la acción,
pues es una forma subjetiva y relativa de interrumpir la prescripción (sólo produce
efectos “inter partes”). Pero ni aún éste podrá hacerlo en los siguientes casos:

a) Cuando la notificación de la demanda no es hecha legalmente.

b) Si el recurrente se desistió expresamente de la demanda, o se declaró el abandono del


procedimiento.

c) Si el demandado fue absuelto por sentencia ejecutoriada.

En estos casos se entiende que no hay interrupción de la prescripción. De ahí que los
requisitos sean claramente deducibles para que opere:

1.- Que exista un recurso judicial;

2.- Que éste sea legalmente notificado al poseedor de la cosa;

3.- Que se notifique antes de transcurrido el plazo de prescripción.

Interrupción entre comuneros

Art.2504: “Si la propiedad pertenece en común a varias personas, todo lo que


interrumpe la prescripción respecto de una de ellas, la interrumpe también
respecto de las otras.”

Esta es una excepción al principio que rige la interrupción civil en la cual sólo puede
alegarse por el que intenta el recurso, porque en el caso de la comunidad basta con
que un comunero presente el recurso judicial para interrumpir la prescripción
respecto de todos.

Efecto de la interrupción civil

El Código civil no señala cual es el efecto de la interrupción civil, decíamos entonces


que se aplica la regla general en materia de interrupción, es decir, hace perder todo
el tiempo de posesión transcurrido antes de la interrupción, de modo que se inicia
un nuevo plazo de posesión.

Si el fallo es favorable al propietario, el poseedor pierde definitivamente la posesión,


ya que es condenado a restituir la cosa. En cambio, si es favorable al poseedor se
entenderá no haber sido interrumpida la prescripción por la demanda (art. 2503
inc.3º).

LA SUSPENSIÓN DE LA PRESCRIPCIÓN

La suspensión de la prescripción sólo opera en la prescripción ordinaria a diferencia


de la interrupción que se aplica a ambas prescripciones.

La suspensión de la prescripción consiste en un beneficio por el cual ciertas


personas, que son dueños del derecho que va a extinguirse por prescripción, se ven
favorecidas pues ésta no correrá en su contra, sino que detiene su curso mientras
dure la causal legal que la justifica. Su efecto es impedir que la prescripción
continúe o empiece a correr.

Hay una notoria diferencia entre la interrupción y la suspensión de la prescripción. La


interrupción hace perder todo el tiempo anterior a ella, salvo el caso del artículo
2502 nº 1. En cambio, en la suspensión, se detiene el plazo de prescripción mientras
subsista la causal que la originó y, apenas cesa ésta, el plazo de prescripción continúa
o comienza a correr.

Además, la suspensión tiene un importante contenido subjetivo, ya que ella busca


proteger a ciertas personas. En cambio, la interrupción es objetiva, ya que atiende a
ciertos supuestos fácticos.

–La suspensión opera a favor de ciertas personas a que se refiere el artículo


2509.

Art. 2509. “La prescripción ordinaria puede suspenderse, sin extinguirse: en ese caso,
cesando la causa de la suspensión, se le cuenta al poseedor el tiempo anterior a ella,
si alguno hubo.

Se suspende la prescripción ordinaria, en favor de las personas siguientes:

1° Los menores; los dementes; los sordos o sordomudos que no pueden darse a entender
claramente; y todos los que estén bajo potestad paterna, o bajo tutela o curaduría;
2° La mujer casada en sociedad conyugal mientras dure ésta;

3° La herencia yacente.

No se suspende la prescripción en favor de la mujer separada judicialmente de su marido,


ni de la sujeta al régimen de separación de bienes, respecto de aquellos que
administra

La prescripción se suspende siempre entre cónyuges”.

Casos de suspensión de la prescripción ordinaria

a.- Los menores de edad.

b.- Los dementes

c.- Los sordos o sordomudos que no pueden darse a entender claramente.

d.- Todos los que estén bajo potestad paterna, o bajo tutela o curaduría.

e.- La mujer casada en sociedad conyugal mientras dure ésta.

Se ha criticado el sentido de mantener esta suspensión luego de salir la mujer de la


numeración de los incapaces relativos. En realidad aun siendo la mujer plenamente capaz
sus bienes (los sociales se entiende) continúan siendo administrados por el marido, por lo
que siguen en la nómina de las personas que no pueden ejercer sus derechos por si
mismas.

Además, conforme al inciso 2º del mismo artículo, no se suspende la prescripción respecto


de la mujer separada judicialmente de su marido, ni de la sujeta al régimen de separación
de bienes, respecto de aquellos que administra, es decir, los bienes que integren su
patrimonio reservado o respecto de los que esté separada parcialmente de bienes. Esta
suspensión no opera sólo respecto del marido, sino de cualquier persona.

f.- Siempre entre cónyuges.

Este supuesto está consagrado en el inciso 4º del mismo artículo. La doctrina discute sobre
el ámbito de aplicación de este supuesto. El fundamento de esta suspensión es la
manutención de la paz en la familia, evitando que un cónyuge se beneficie de la
prescripción adquisitiva a costa de los derechos del otro. A diferencia de los supuestos que
preceden al inciso 4º, la prescripción se suspende siempre entre cónyuges, cualquiera
que sea el cónyuge o el régimen de bienes al que se encuentren afectos. De acontecer lo
contrario, se correría el peligro de permanentes juicios entre cónyuges a objeto de
interrumpir la prescripción. Por otra parte, el marido -en el régimen de sociedad conyugal-
sólo es mero tenedor de los bienes de la mujer, por lo que no puede ganarlos por
prescripción.

El inciso 4º en estudio ha generado una fuerte discusión en torno a si su aplicación se


extiende a la prescripción extraordinaria, ya que ésta no se suspende.

Arturo Alessandri y José Clemente Fabres estimaban que toda prescripción, inclusive la
extraordinaria, se suspendía entre cónyuges. El fundamento de esa posición está en la
utilización en el artículo 2509 inc.4° de la frase: “... siempre entre cónyuges”. En la práctica,
ello se traduciría que la prescripción no operaría jamás respecto de los cónyuges, es decir,
no operaría ni la prescripción ordinaria, ni la extraordinaria.
Para otros autores la expresión “... siempre entre cónyuges” hace alusión a todo régimen
de bienes que exista entre los cónyuges, es decir, sólo se aplicaría a la prescripción
ordinaria.

g.- La herencia yacente.

Curiosa esta disposición pues la herencia yacente no es persona.

La herencia está yacente o desatendida si carece de titular. Es herencia yacente aquella


que no ha sido ni aceptada ni repudiada por los herederos, es una masa de bienes que
requiere ser administrada.

Ello se puede deber a que los asignatarios ignoran su calidad de tales o porque realmente
la herencia no tiene asignatarios. A pesar de ello, como una forma de protección a los
asignatarios se establece la suspensión de la prescripción en su favor.

La declaración de la herencia yacente la hace el juez, que debe designar un curador de


bienes para que la administre.

Ámbito de aplicación de la suspensión

La suspensión opera en la prescripción adquisitiva ordinaria y en la extintiva de


largo tiempo (art. 2509 y 2520).

En consecuencia, no opera en la prescripción adquisitiva extraordinaria, ni en la


extintiva de corto tiempo (art. 2511, 2523 y 2524).

Sin embargo, conforme a lo señalado por algunos autores, la suspensión opera aún
respecto de la prescripción extraordinaria entre cónyuges.
Efectos de la suspensión

La suspensión de la prescripción ordinaria no puede durar más de diez años. Esto se debe
a que cumplido dicho lapso, el poseedor puede alegar la prescripción extraordinaria,
respecto de la cual no opera suspensión (art. 2511).

8 La sucesión por causa de muerte: concepto y características generales en cuanto modo


de adquirir el dominio:

Estese a lo dicho en el modo de adquirir Tradición

CÉDULA 15. LA POSESIÓN. 1. Situaciones en que puede hallarse un sujeto de derecho en


relación con las cosas. 2. Concepto y elementos de la posesión. 3. El problema de su
naturaleza jurídica: ¿hecho o derecho? 4. Ventajas que confiere el estatus de poseedor. 5.
Capacidad posesoria. 6. Cosas que pueden poseerse. 7. La coposesión. 8. Clases de
posesión. 9. La agregación o suma de posesiones. 10. Régimen posesorio de muebles e
inmuebles: adquisición, conservación y pérdida de la posesión.

1. Situaciones en que puede hallarse un sujeto de derecho en relación con las cosas.

Puede hallarse en tres situaciones o relaciones jurídicas:


- Dueño ---- dominio.
- Poseedor----posesión.
- Mero tenedor---mera tenencia.

a. Relación de dominio:

Se requiere un modo de adquirir (MDA), sólo los determina la ley. Tratándose de los MDA
originarios (ocupación, accesión, prescripción y ley) la ley considera que dan nacimiento a
una relación jurídica que antes no existía o si existía en un anterior titular no presenta
ninguna relevancia no produce efecto alguno en el dominio que se adquiere. En cambio,
en los MDA derivativos (tradición y sucesión por causa de muerte) el dominio que se
adquiere es exactamente el mismo que tenía el titular anterior ya que se desplaza de un
titular a otro. Como consecuencia de lo anterior, para que opere la adquisición de dominio
en los derivativos no basta la concurrencia de los supuestos de hecho que la ley establece
sino que, además, se requiere que el antecesor de quien deriva el dominio -tradente en la
tradición o causante en la Sucesión por causa de muerte- haya sido el dueño de la cosa.
Por todo lo anterior, la prueba del dominio en los MDA derivativos se presenta en la
práctica como extremadamente difícil -los romanos la llamaban la prueba diabólica- toda
vez que quien adquirió una cosa por tradición, por ejemplo, debería probar que su
antecesor -el tradente-, el de éste, y en una cadena ininterrumpida, todos sus antecesores
en la cosa, eran dueños, hasta llegar a quien la adquirió por un MDA originario. Esta
dificultad se salva, precisamente, recurriendo a la prescripción, acreditando que posee la
cosa por el tiempo que señala la ley para adquirirla por ese MDA.

b. Relación de posesión:

Para adquirir la posesión de una cosa o la relación de posesión, se necesita un título


posesorio, esto es, un antecedente jurídico que justifique la adquisición de la posesión, y
la ley considera títulos posesorios a los mismos MDA, de lo que resulta que el MDA puede
producir un doble efecto: permitir la adquisición del dominio, por una parte y permitir la
adquisición de la posesión por otra. Por ejemplo, la tradición que cumple todos los
requisitos legales opera la transferencia de dominio y constituye, al mismo tiempo, un
título que fundamenta o justifica la posesión del adquirente. Sin embargo, es posible que
el MDA no opere la adquisición del dominio y permita solamente adquirir la posesión de la
cosa, lo que ocurre con la tradición que hace el vendedor de una cosa ajena, que no
transfiere el dominio pero permite que el comprador adquiera la posesión de la cosa.
La pérdida de la posesión no resulta indiferente para el dueño, toda vez que la pérdida de
la posesión que tenía una persona implica que otra la adquiere, y esta podrá,
generalmente, adquirir el dominio por prescripción. Interesa al dueño, en consecuencia,
recuperar la posesión de la cosa, lo que puede lograr por medio de la acción
reivindicatoria.

c. Relación de mera tenencia:

Definida en el artículo 714 como “ la que se ejerce sobre una cosa, no como dueño sino en
lugar y a nombre del dueño”.
Tanto la posesión como mera tenencia presentan en común el elemento objetivo. La
diferencia está en el ánimus.
Esta relación deriva del título de mera tenencia. Algunos ejemplos de éstos son dados en el
artículo 7146.
La ley presume que todo título de mera tenencia lleva implícito el reconocimiento de que
otra persona tiene la posesión o el dominio de la cosa.
Lo que hay que distinguir es que es perfectamente posible que una persona sea dueño o
poseedor de un derecho y, de otro, mero tenedor de la cosa sobre la cual éste se ejerce.
Por ejemplo, una persona puede ser dueño o poseedor del derecho real de usufructo
porque se hizo la tradición que le permitió adquirir dicho derecho real. Sin embargo,
respecto de la cosa sobre la cual se ejerce el derecho es un mero tenedor. El usufructo, en

6 El acreedor prendario, el secuestre, el usufructuario, el usuario, el que tiene el derecho de habitación, son
meros tenedores de la cosa empeñada, secuestrada, o cuyo usufructo, uso o habitación les pertenece.
lo que atañe a la cosa, es un título de mera tenencia.

2. Concepto y elementos de la posesión.

La posesión se encuentra regulada en el Libro II, Título VII, Arts. 700 al 731 CC, justo
después de los modos de adquirir el dominio y antes de las limitaciones al dominio.

Según el artículo 700: “La posesión es la tenencia de una cosa determinada con ánimo de
señor o dueño, sea que el dueño o el que se da por tal tenga la cosa por sí mismo, o por
otra persona que la tenga en lugar y a nombre de él.
El poseedor es reputado dueño, mientras otra persona no justifique serlo”.

De la definición queda de manifiesto que para que la ley reconozca la calidad de poseedor
se atiende, en primer lugar, a una situación de hecho: la tenencia de una cosa
determinada, y en segundo lugar, a un concepto propiamente jurídico que es el ánimo de
señor y dueño del que tiene la cosa.
Bello siguió la doctrina romana que considera dos elementos: El Corpus (elemento
objetivo: tenencia de una cosa) y el Animus (elemento subjetivo: ánimo de señor y
dueño).
El corpus se refiere al apoderamiento o en palabras del Código, a la tenencia material de la
misma. Este elemento material, no implica por para Savigny, un contacto directo o
inmediato sobre la cosa sino más bien un poder de dominación, dicho de otro modo una
posibilidad física de disponer materialmente de la cosa en forma directa o inmediata, con
exclusión de toda intromisión de terceras personas. Del mismo artículo se desprende que
el elemento corpus se da no sólo cuando la cosa la tiene por sí mismo el poseedor -que
necesariamente tiene que ser el dueño o el que se da por tal- sino que también cuando la
cosa la tiene otra persona en lugar y a nombre de aquel. Entonces, una persona compra
una cosa determinada y una vez que se le hizo la tradición la tiene materialmente en su
poder. Posteriormente deja de tener la cosa con motivo de la entrega que hace a otra
persona por un título de mera tenencia como el arrendamiento. Mientras el primero
mantiene la cosa en su poder se da el elemento corpus porque tiene la cosa por sí misma.
Y lo importante es comprender que aún cuando entregue la cosa a un tercero por un título
de mera tenencia, igualmente conserva el corpus porque si bien ha dejado de tener por sí
mismo la cosa, el tercero la tiene a su nombre y en lugar de aquél.
Ahora, de acuerdo con la definición de posesión, ésta sólo la tiene el dueño de una cosa o
el que se da por tal. En consecuencia, para que el dueño o el que se da por tal adquieran
la posesión de la cosa es indispensable que la tengan -por sí o por un tercero que la tiene a
nombre y en lugar de aquél- con la voluntad o intención de dueño que constituye el
animus a que se refiere la ley. El poseedor es el que se da por dueño de la cosa, es decir, se
representa en su psiquis, en su fuero interno la relación con la cosa como dueño o como si
fuera dueño de la misma. El animus se manifiesta en un comportamiento no pasivo, sino
activo, pues el poseedor se comporta como señor y dueño de la cosa, es decir, no
reconociendo dominio ajeno.
No se requiere para la adquisición de la posesión la exteriorización o manifestación
expresa de la voluntad o intención de ser dueño. Al respecto, el título posesorio permite
presumir que quien tiene la cosa por dicho título lo hace con ánimo de señor y dueño. Así,
el que compra una cosa mueble y la recibe por la tradición, que le permite tener la cosa
por sí o por otra persona, adquiere la posesión aunque no manifieste la voluntad o la
intención de dueño. El título posesorio, el antecedente jurídico que justifica la adquisición
de la posesión, que en este caso es la tradición que se hizo como consecuencia del título
traslaticio, basta para presumir tal voluntad o intención. Lo mismo ocurre si una persona
se apodera de una cosa mueble con ánimo de apropiársela. Aquí el título posesorio va a
ser la ocupación o apoderamiento de la cosa.
En cambio, el solo título de mera tenencia -como el arrendamiento- jamás permite que el
que tiene la cosa pueda, jurídicamente, darse por dueño de la misma y adquirir su
posesión, puesto que revela inequívocamente en quien recibió la cosa una intención
diametralmente opuesta a la de dueño. Por eso, aunque en el hecho una persona se dé
por dueño de una cosa que tiene por un título de mera tenencia, esa intención no lo va a
constituir en poseedor y continuará siendo para la ley un mero tenedor.
El ánimo de señor y dueño, en cuanto se manifiesta o exterioriza implica, en relación con
la cosa, la ejecución de actos de aquellos a que sólo tendría derecho el dueño. Estos son
los llamados actos posesorios que se requieren, no para adquirir la posesión, sino
generalmente, para probarla, y de todas maneras para adquirir el dominio por
prescripción, como se verá en su oportunidad.

La doctrina discute, acerca de cuál de los dos elementos es más importante. Con todo, los
autores están de acuerdo en que para iniciar la posesión se requiere del corpus y del
animus, pero surge la duda de determinar, si también estos dos elementos deben darse
para mantener la posesión.
Savigny, considera que la posesión se pierde si no se tiene el animus, porque éste sería el
elemento más importante. Ihering sostiene que el corpus es el elemento fundamental, y
sin él, se pierde la posesión
Nuestro código sigue la escuela subjetiva de Savigny; por lo tanto, si se pierde el ánimo, se
pierde la posesión, aunque se mantenga el corpus.

Pasando a otro punto puede ocurrir que el poseedor, no sea en realidad dueño y en este caso
existen dos posibilidades:
a) Que el poseedor esté convencido que es dueño y en ese caso está de buena fe; y,
b) Que el poseedor tenga conocimiento que efectivamente no es dueño, pero actúa como si lo
fuera y en ese caso está de mala fe.
La esencia de la posesión, es que el poseedor en todo momento debe comportarse como dueño,
aunque no lo sea (animus). Si en un momento determinado el poseedor abandona este
comportamiento, pierde la posesión y pasa a convertirse en mero tenedor.
La ley en el art. 700 al definir la posesión, dice que es la tenencia de una cosa determinada, por lo
que se está refiriendo a las cosas corporales; sin embargo, de acuerdo al art. 715, las cosas
incorporales también pueden ser objeto de posesión y esta se llama cuasi posesión.

Art. 715. La posesión de las cosas incorporales es susceptible de las mismas calidades y
vicios que la posesión de una cosa corporal.

Las cosas incorporales pueden ser derechos reales y derechos personales.


Respecto de los primeros, (D REALES) todos los autores están de acuerdo en que se pueden poseer
y así la propia ley, respecto del derecho real de herencia, dice que los herederos tienen la posesión
legal de la herencia al momento de morir el causante, y la posesión de los derechos reales, se
manifiesta por el ejercicio o uso que se hace de ellos. En relación a los segundos, (D PERSONALES)
la doctrina discute si son o no susceptibles de posesión. Hay autores que consideran que éstos se
pueden poseer y se fundamentan en el art. 1756, donde se habla del poseedor del crédito; sin
embargo, la mayoría de la doctrina, estima que los derechos personales, no son susceptibles de
posesión. Al no permitirse un ejercicio prolongado de ellos (sabemos que al ejercerse se
extinguen)- no serían entonces susceptibles de posesión. Una minoría estima, no obstante,
que los créditos si pueden poseerse.

En resumen, según el artículo 700:


a. Hay dos elementos esenciales en toda posesión, el corpus y el animus.
b. Toda posesión ha de recaer sobre una cosa determinada, precisa, sobre la
cual si es necesario, el poseedor alegará después dominio por haberlo adquirido
por prescripción.
c. El poseedor puede ser también dueño (situación normal) o puede no serlo
(situación excepcional). “que el dueño o el que se da por tal tenga…”
d. El poseedor puede tener la cosa bajo su dependencia inmediata, lo que
ocurrirá cuando tenga la cosa por sí mismo, o puede tenerla otra persona pero a
nombre del poseedor, o sea, por otra persona que la tenga en lugar y a nombre de
él. En este último caso, el tenedor de la cosa podrá ser, por ejemplo un
arrendatario, comodatario, etc., vale decir un mero tenedor 7.
e. Todo poseedor es considerado por la ley como dueño (lo que resulta lógico,
pues la ley presume aquello normal, y ya dijimos que lo usual será que el poseedor
sea también dueño), sin perjuicio de que un tercero pueda probar lo contrario
(porque la presunción de dominio a favor del poseedor, es simplemente legal, no
de derecho).

7 Artículo 714 define la mera tenencia como: “La que se ejerce sobre una cosa, no como dueño sino en lugar
y a nombre del dueño”, es decir, reconociendo dominio ajeno.
3. El problema de su naturaleza jurídica: ¿hecho o derecho?

La doctrina discute acerca de si la posesión es un hecho o un derecho.


Autores como Savigny la consideran un hecho y un derecho a la vez, por cuanto produce
consecuencias jurídicas y tiene características de hecho.
Otros, siguiendo a Von Ihering, la consideran simplemente un derecho, pues sería un
interés jurídicamente protegido.
No obstante lo anterior, el consenso doctrinario pareciera encontrarse del lado de aquellos
como Planiol, Ripert, Pothier, en Francia o en Chile Luis Claro Solar, Hugo Rosende, Pablo
Rodríguez y otros, que consideran que la posesión es un hecho y de especial relevancia.

Argumentos a favor de la posición que sustenta que la posesión es un hecho8

1.-De partida, consta de las actas del Código civil que en esta materia A. Bello siguió a
Pothier que es fundador de la tesis que la posesión es un hecho.

2.-Rosende se plantea que si fuera un derecho habría que incorporarla en los derechos
reales o personales. El problema se produce en que no puede considerársela derecho
personal pues no hay obligación; tampoco derecho real pues el poseedor no puede
oponer erga omnes su posesión, por ejemplo ante el dueño de la cosa. Concluye por lo
tanto que es un hecho.

3.-Al definir la ley a la posesión como la simple tenencia con animus dominis está
precisamente mostrando que ella se refiere a un hecho material y no a un derecho o
facultad como cuando quiere referirse a derechos en general. Cuando la ley quiere
referirse a un derecho habla de derecho o de facultad; así por ej. el art. 582 al definir el
dominio, habla de facultad; sin embargo, en el art. 700, al definir la posesión habla de
tenencia, con lo que se estaría aludiendo a un hecho físico.

4.- Aun cuando la ley proteja la posesión con acciones posesorias, esto no sería para
proteger la posesión en sí, sino para precaver conflictos mayores. Pablo Rodríguez, por
ejemplo, sostiene que la justificación del otorgamiento de estas acciones se puede
encontrar, probablemente en que la posesión como hecho privilegiado habilitante o
conducente para adquirir el dominio por prescripción requiere que el ordenamiento
jurídico mantenga y ampare este hecho significativo.

En síntesis, entre posesión y dominio hay una secuencia que sólo puede destruir el
verdadero dueño, y una relación de causa –posesión- a efecto –dominio- que opera a

8 La doctrina hoy en día dice que es un estado de hecho protegido por el derecho.
través del tiempo por medio de la prescripción.

Sin dudas que hay distintas situaciones de hecho, unas más precarias que las otras y
algunas, como la posesión, a todas luces más estables y dignas por ello de protección. Ello
no implica que mute o cambie la naturaleza de ese hecho jurídico por la aptitud que tiene
de producir importantes consecuencias de derecho. La posesión, hecho jurídico, mutará
en derecho –real de dominio-, sólo una vez que haya operado el tiempo necesario para
transformarse por prescripción.

4. Ventajas que confiere el estatus de poseedor.

1.- La posesión está amparada por una presunción de dominio (art.700 inc.2°9). Es una
presunción simplemente legal, pero muy fuerte. Piénsese que sin ella todo el tiempo
deberíamos estar probando que lo que poseemos nos pertenece. Significa que si alguien
quiere discutirle el dominio al poseedor, ese tercero debe probar su calidad de propietario.
2.- La posesión habilita para adquirir el dominio por prescripción. Si la posesión es útil y
regular se podrá adquirir el dominio por la prescripción ordinaria, en cambio si la posesión
es irregular el tiempo de prescripción es mayor y opera la prescripción adquisitiva
extraordinaria (683 y 2498 y ss).
3.- En algunos casos (posesión regular) el poseedor puede hacer suyos los frutos de la cosa
poseída. Si el poseedor es vencido en juicio y obligado a restituir la cosa, estando de buena
fe no es obligado a restituir los frutos, en cambio probada su mala fe debe restituirlos.
4.- La posesión de los bienes raíces y de los derechos reales constituidos en ellos está
protegida por acciones posesorias, y en ciertas situaciones con la acción publiciana 10 (así
se llama a la acción reivindicatoria del poseedor regular).

5. Capacidad posesoria.

El principio rector en materia de posesión es que todas las personas puedan iniciar la
posesión, incluso aquellas que carecen de la libre administración de sus bienes, es decir,
para iniciar posesión bastaría la capacidad de goce. Sin embargo el Código da una regla
más precisa.
Artículo 723. “Los que no pueden administrar libremente lo suyo, no necesitan de
autorización alguna para adquirir la posesión de una cosa mueble, con tal que concurran
en ello la voluntad y la aprensión material o legal; pero no pueden ejercer los derechos de
poseedores, sino con la autorización que competa.
Los dementes y los infantes son incapaces de adquirir por su voluntad la posesión, sea para
9 “El poseedor es reputado dueño, mientras otra persona no justifique serlo”

10 Artículo 894. Se concede la misma acción, aunque no se pruebe dominio, al que ha perdido la posesión
regular de la cosa, y se hallaba en el caso de poderla ganar por prescripción. Pero no valdrá ni contra el
verdadero dueño, ni contra el que posea con igual o mejor derecho. (en el 893 está la acción reivindicatoria).
sí mismos o para otros”.
El art.723 nos enseña que los incapaces relativos pueden adquirir la posesión sin
necesidad de autorización de su representante legal, siempre que concurran la voluntad y
la aprensión material o legal de la cosa. Otra cosa es el ejercicio de los derechos de
poseedor que sólo pueden serlo autorizados.
Los incapaces absolutos en cambio son incapaces de iniciar posesión, sea para ellos
mismos o para terceras personas. (Ojo que el código no se refiere al sordo o sordomudo
que no puede darse a entender claramente).
(O sea, si pueden iniciar la posesión los menores adultos, el disipador declarado en
interdicción de administrar lo suyo y el sordo o sordomudo que no puede darse a entender
claramente, ya que a este último el código no lo exceptúa).

6. Cosas que pueden poseerse.

Decíamos cuando nos referimos a la discusión de la posesión de los créditos, que por regla
general pueden poseerse las cosas corporales, por la propia definición del art.700 que
utiliza la expresión “tenencia de una cosa determinada”.

Por aplicación del art.715 las cosas incorporales también son susceptibles de poseerse.
Decíamos que a este tipo de posesión se le conoce doctrinariamente como cuasiposesión,
estando la doctrina conteste en aceptarla respecto de los derechos reales, discutiéndose
por tanto su procedencia tratándose de derechos personales. (No todos los derechos
reales son susceptibles de posesión, las servidumbres discontinuas de toda clase y las
continuas inaparentes no pueden adquirirse por prescripción).

Los requisitos que deben reunir las cosas para ser poseídas son, respecto de las cosas
corporales, tienen que ser:

a) determinadas y
b) comerciables.

El carácter comerciable está dado por el hecho que la prescripción adquisitiva que es el
medio por el cual el poseedor llega a ser dueño, exige como condición que así lo sea.
Agreguemos que las cosas corporales no pueden poseerse desde que son destruidas, y la
destrucción de la cosa puede ser física o jurídica.

7. La coposesión.
La coposesión es la comunidad de posesión sobre un mismo bien. Que la posesión sea
exclusiva no es inconveniente para que, así como existe una copropiedad, exista una
coposesión.
Fin de la coposesión. Acto de adjudicación, que es un título declarativo. El artículo 718 del
código civil establece que el poseedor a quien se le adjudica una de las cosas, se entiende
haber poseído esta cosa durante todo el tiempo que duró la indivisión.

Artículo 718. “Cada uno de los partícipes de una cosa que se poseía proindiviso, se
entenderá haber poseído exclusivamente la parte que por la indivisión le cupiere, durante
todo el tiempo que duró la indivisión.
Podrá pues añadir este tiempo al de su posesión exclusiva, y las enajenaciones que haya
hecho por sí solo de la cosa común y los derechos reales con que la haya gravado,
subsistirán sobre dicha parte si hubiere sido comprendida en la enajenación o gravamen.
Pero si lo enajenado o gravado se extendiere a más, no subsistirá la enajenación o
gravamen contra la voluntad de los respectivos adjudicatarios”.

8. Clases de posesión.

2 años muebles

Regular 5 años inmuebles

Posesión útil

Irregular 10 años muebles o inmuebles

Clandestina

Posesión inútil

Violenta

1.- Posesiones útiles y posesiones inútiles.

Posesión útil es aquella que habilita para adquirir el dominio por la prescripción
adquisitiva. Esta posesión útil puede ser posesión regular o irregular.

La posesión inútil o viciosa no habilita para adquirir el dominio por la prescripción


adquisitiva. El art.709 dice que “Son posesiones viciosas la violenta y la clandestina.”
2.- Dentro de las posesiones útiles hay:
A) Posesión regular
B) Posesión irregular

Posesión regular es aquella que habilita para adquirir el dominio en un plazo corto de
prescripción que se conoce como “prescripción ordinaria”, de dos años para los bienes
muebles, o de cinco años para los inmuebles.

La posesión irregular es aquella que habilita para adquirir el dominio por “prescripción
extraordinaria” o de largo tiempo, cuyo plazo es de 10 años cualquiera sea el bien de que
se trata.

3.- Dentro de las posesiones inútiles o viciosas hay:


A) Posesiones violentas
B) Posesiones clandestinas

Posesiones útiles

Posesión útil es aquella que habilita para adquirir el dominio por la prescripción
adquisitiva. Esta posesión útil puede ser posesión regular o irregular.

POSESIÓN REGULAR

Definida en el art.702 inc.2 del CC:


“La posesión puede ser regular o irregular.
Se llama posesión regular la que procede de justo título y ha sido adquirida de buena fe;
aunque la buena fe no subsista después de adquirida la posesión. Se puede ser por
consiguiente poseedor regular y poseedor de mala fe, como viceversa el poseedor de
buena fe puede ser poseedor irregular.
Si el título es traslaticio de dominio, es también necesaria la tradición.
La posesión de una cosa a ciencia y paciencia del que se obligó a entregarla, hará presumir
la tradición; a menos que ésta haya debido efectuarse por inscripción del título”.

Ahora, teniendo en consideración cuáles son las posesiones irregulares, podemos decir
también que: “Posesión regular es aquella que se ha iniciado sin violencia, ejerciéndose
además sin clandestinidad, y que se encuentra amparada de justo título y buena fe”.

De esta definición se desprende con claridad que la posesión regular requiere del
cumplimiento de dos requisitos positivos que deben siempre concurrir y de un tercero que
es eventual: por una parte se requiere siempre un justo título y la buena fe, y desde que
se invoca como justo título uno traslaticio de dominio se requiere que haya operado la
tradición.

Requisitos de la posesión regular:

1.- El justo Título:


El Código sólo se limita a numerar los títulos injustos en el art.704 11, por lo que no define
justo título ni los enumera y no define tampoco lo que es título injusto. La doctrina clásica
a partir de Pothier define el título en la posesión como:
“Todo acto o contrato a consecuencia del cual una persona ha entrado en posesión de la
cosa. Es la causa que justifica o en que se funda la posesión”.

El Código civil claramente tomó la palabra título en este sentido, como causa o
antecedente jurídico de la posesión. Vitorio Pescio señala que “son justos títulos los que
consisten en un acto o contrato traslaticio de dominio seguido de tradición y que sirven
para crear en el adquirente la convicción o razonable creencia de que ha adquirido la
propiedad, aun cuando esta creencia sea equivocada”.
Arturo Alessandri expresa que “por justo título se entiende todo hecho o acto jurídico que
por su naturaleza y su carácter verdadero y válido es apto para atribuir en abstracto el
dominio”
Analizando el art.704 (no es justo título) se desprenden dos caracteres importantes: a) los
autores señalan que se trata de una enumeración taxativa y b) que es claro que ella se
refiere a situaciones genéricas y no particulares.
Del análisis de este art.704 en conjunto con el art.706, que define la buena fe en la
posesión, la doctrina colige que el justo título debe reunir tres condiciones copulativas:
a) Debe ser auténtico;
b) debe ser real (con existencia real, son injustos los falsificados, el putativo)
c) debe ser válido (que no adolezca de algún vicio de nulidad).

Para calificar un título de justo no se toma en consideración si la persona de la que emana


era verdaderamente propietario, no es necesario que el título para ser justo sea otorgado
por el dueño de la cosa.

Los títulos injustos


Se pueden definir como aquellos a los que les faltan una o más de las condiciones
anteriores que deben reunir los títulos justos (no son auténticos, reales o válidos) o en

11 Artículo 703. El justo título es constitutivo o traslaticio de dominio. Son constitutivos de dominio la ocupación, la
accesión y la prescripción. Son traslaticios de dominio los que por su naturaleza sirven para transferirlo, como la venta, la
permuta, la donación entre vivos. Pertenecen a esta clase las sentencias de adjudicación en juicios divisorios, y los actos
legales de partición. Las sentencias judiciales sobre derechos litigiosos no forman nuevo título para legitimar la posesión.
Las transacciones en cuanto se limitan a reconocer o declarar derechos preexistentes, no forman nuevo título; pero en
cuanto transfieren la propiedad de un objeto no disputado, constituyen un título nuevo.
general, aquellos que adolecen de algún vicio o defecto que impiden la transferencia del
dominio. Ellos están enumerados en el art.70412.
En síntesis los títulos injustos son aquellos que adolecen de algún vicio o defecto en sí
mismo, o bien cuando no tenga valor respecto de la persona a quien se confiere.

Análisis de los títulos injustos


1.- El falsificado, esto es no otorgado realmente por la persona que se pretende.
La falsificación no es tomada sólo en el sentido de la suplantación de persona, según
Peñailillo aparece de toda evidencia que ha sido tomada también en el sentido de
adulteración de la persona del funcionario que autoriza el acto o de la alteración de la
sustancia del acto mismo. El que la norma literalmente lo limite sancionando sólo el hecho
que una persona se haga pasar por otra, no puede excluir estos otros casos de
falsificación.
La falsificación pareciera ser del tipo material, y no intelectual o ideológica, que es aquella
que se refiere a la veracidad de las declaraciones contenidas en ella. Piénsese en el caso de
que sea falsa la declaración de que quien vende es dueño de la cosa, si se hubiese referido
a este tipo de falsificación la venta de cosa ajena no habilitaría al comprador para iniciar
posesión y prescribir ordinariamente.

2.- El conferido por una persona en calidad de mandatario o representante legal de otra
sin serlo.
Dos hipótesis:
a) El que actúa no estando facultado ni legal ni convencionalmente para hacerlo en el
nombre de otro; y
b) el que estándolo lo hace fuera de los límites de su mandato o representación.
No entra dentro de esta hipótesis aquel que exhibe un poder de otro que no tiene la
calidad de dueño. En ese caso, la venta es válida, en tanto venta de cosa ajena, sin
perjuicio de los derechos del dueño, dicho de otro modo el título sería justo.

3.- El que adolece de un vicio de nulidad, como la enajenación que debiendo ser
autorizada por un representante legal o por decreto judicial, no lo ha sido.
Aquí el problema radica en que al título le afecta un vicio de nulidad, el título es o sería

12 Art. 704. No es justo título: 1º El falsificado, esto es, no otorgado realmente por la persona que se
pretende; 2º El conferido por una persona en calidad de mandatario o representante legal de otra sin serlo;
3º El que adolece de un vicio de nulidad, como la enajenación que debiendo ser autorizada por un
representante legal o por decreto judicial, no lo ha sido; y 4º El meramente putativo, como el del heredero
aparente que no es en realidad heredero; el del legatario cuyo legado ha sido revocado por un acto
testamentario posterior, etc. Sin embargo, al heredero putativo a quien por decreto judicial o resolución
administrativa se haya otorgado la posesión efectiva, servirá de justo título el decreto o resolución; como al
legatario putativo el correspondiente acto testamentario que haya sido legalmente ejecutado.
inválido. A pesar que el Código ejemplifica sólo con casos de nulidad relativa se ha
sostenido que ello no puede entenderse en el sentido de excluir los vicios de nulidad
absoluta. La sola diferencia es que tratándose de un vicio de nulidad relativa tiene lugar la
confirmación del acto. Pothier señalaba que si el título posesorio es nulo, es como si no
hubiese título. En la venta de cosa ajena encontramos esta hipótesis en donde una
persona se hace pasar por dueña de la cosa y la vende a un tercero, sabemos que la
sanción legal es la inoponibilidad del acto al dueño, la venta en sí misma es válida, hasta
mientras no obtenga el dueño la declaración de nulidad, válida que es el comprador tiene
título justo y la ley le permite adquirir por prescripción ordinaria.

4.- El meramente putativo, como el del heredero aparente que no es en realidad


heredero; el del legatario cuyo legado ha sido revocado por un acto testamentario
posterior, etc.
Los títulos putativos son aquellos en cuya existencia cree una persona -aquel que lo
invoca- pero que en realidad no existe, tiene sólo la apariencia de existir.
En los ejemplos que da el Código, el heredero putativo no es sólo aquel que ha obtenido la
declaración judicial o la resolución administrativa que le otorga la posesión efectiva (lo que
sería raro o excepcional), este caso lo contempla expresamente la ley, sirviéndole de justo
título el decreto o resolución, habilitándolo por lo tanto según el art.1269 para ganar la
herencia por prescripción ordinaria de 5 años. También se aplica al heredero que sin éste
decreto posea la herencia y lo habilita para prescribir extraordinariamente, como
consecuencia de la prescripción extintiva de la acción del heredero real, llamada acción de
petición de herencia, que expira en 10 años.

Clases de títulos

Según la ley los títulos (tantos justos como injustos) pueden ser o constitutivos o
traslaticios de dominio, se agrega por la doctrina los declarativos.

Título constitutivo de dominio:


Son los que dan origen al dominio, es decir, producen al mismo tiempo la
adquisición del dominio y el inicio de la posesión. El Código en el art. 703 no los define
sólo se limita a señalarlos. Así son constitutivos de dominio la ocupación, la accesión y la
prescripción.
Con los dos primeros el carácter de constituido no es puesto en duda. Tratándose
de la prescripción cuesta entender porque ha sido incluido en la enumeración, sobre todo
si se piensa que la prescripción supone como requisito previo la posesión, es decir,
prescribe quien posee la cosa, en su virtud no se adquiere al mismo tiempo el dominio y se
inicia posesión.
Títulos traslaticios o derivativos de dominio:
Están definidos en el art. 703 como aquellos que por su naturaleza sirven para
transferirlo, como la venta, la permuta o la donación entre vivos.
Estos títulos no transfieren el dominio sino que son aptos para transferirlo y se
llaman derivativos pues existe una relación causal entre el antecesor y el sucesor del título.
Ejemplos: contratos de compraventa, donación entre vivos, aportes en sociedad,
transacción sobre cosa no disputada.

Títulos declarativos de dominio:


Son como su nombre lo indica los que se limitan a reconocer o declarar el dominio
o la posesión preexistente. Se advierte entonces que ellos no transfieren un derecho ni
modifican uno existente, sólo se limitan a declarar la existencia de una situación previa ya
dada.
Pensemos en el contrato de transacción en donde se está negociando el dominio
de una cosa, el acuerdo de partes por cuya virtud se reconoce a una de ellas efectivamente
el dominio que pretendía, es un título declarativo, pues no ha habido variación de la
situación preexistente de aquel que pretendía ser dueño de la misma. La situación es
radicalmente distinta cuando ella recae sobre un objeto no disputado, aquí claramente es
traslaticia de dominio.

2.- La buena fe: (segundo requisito de la posesión regular )

En términos generales, la buena fe que es un concepto que inunda todo el derecho


-principio inspirador del Código Civil-, es una noción que se puede abordar desde un punto
de vista subjetivo y allí entendemos que ella consiste en términos generales en la
convicción íntima de actuar lícitamente, o desde un punto de vista objetivo, es decir,
asociado a un comportamiento o conducta media de un hombre corriente.

En materia posesoria la buena fe goza de su propia definición art.706:


“La buena fe es la conciencia de haberse adquirido el dominio de la cosa por
medios legítimos, exentos de fraude y de todo otro vicio”.
El mismo artículo pone como ejemplo en qué consiste esa buena fe posesoria tratándose
del título traslaticio de dominio:
“Así en los títulos traslaticios de dominio la buena fe supone la persuasión de
haberse recibido la cosa de quien tenía la facultad de enajenarla y de no haber habido
fraude ni otro vicio en el acto o contrato”.

Momento en que debe estar presente la buena fe

Evidentemente que la presencia de buena fe es un efecto moralizador en el acto jurídico


de que se trata. Piénsese que los romanos sólo exigían la buena fe inicial para la posesión
regular, luego ésta podía desaparecer y ser poseedor regular y de mala fe.
El derecho canónico trató de influir en el aspecto que la buena fe se exigiera en todo el
tiempo de posesión regular, pero el Código civil francés así como el nuestro siguieron el
modelo romano. Concluyamos entonces que en nuestro sistema para iniciar posesión
regular y mantenerse en ella basta con la buena fe inicial (art.702).

Error y buena fe

Para determinar si el error afecta o no la buena fe del poseedor hay que hacer una
distinción en relación al tipo de error que se invoque:

Error de hecho: El inc.3° del art.706 dispone que “un justo error en materia de hecho no se
opone a la buena fe” Esta norma ha trascendido la estricta aplicación en materia
posesoria, aceptándose su carácter de principio de aplicación general.

Error de derecho: El inc. 4° dispone “pero el error en materia de derecho constituye una
presunción de mala fe, que no admite prueba en contrario” De toda evidencia este artículo
no es más que la aplicación lógica y coherente de la presunción del conocimiento de la ley
del art. 813 del CC.
Se dice que a diferencia del inc. 3° esta norma es de aplicación estricta a la posesión. Se
advierte por algunos autores que no se presumirá la mala fe cuando la finalidad de esa
alegación sea diferente de excusar el cumplimiento de una obligación, en ese caso no
podría presumirse de derecho el desconocimiento de la ley.

Prueba de la buena fe
Art. 707: “la buena fe se presume, excepto en los casos en que la ley establece una
presunción contraria”. Esta es una presunción simplemente legal. El poseedor nada debe
probar, basta exhibir el justo título porque la buena fe se presume.

Existen casos, en todo caso, en que la mala fe se presume:


1.- Cuando se invoca un error de derecho (706 final)
2.- Ante la existencia de un título de mera tenencia, se presume la mala fe no dando lugar
a la prescripción, salvo que el que se pretende dueño no pueda probar que en los últimos
10 años se haya reconocido expresa o tácitamente su dominio por el que alega la
prescripción y el que la alegue prueba haber poseído sin violencia ni clandestinidad, ni
interrupción por el mismo espacio de tiempo (art. 2510 regla tercero)
3.- Después que el poseedor ha contestado la demanda. Lo que tiene importancia en
materia de frutos.
4.-haber ocultado la muerte o existencia del desaparecido en la muerte presunta (art. 94
N° 6)

13 Artículo 8. Nadie podrá alegar ignorancia de la ley después que ésta haya entrado en vigencia.
5.- Art. 1490 y 1491 respecto de las obligaciones condicionales y modales.

3.- Tradición: (Requisito eventual)

Es un requisito eventual, decíamos, pues dependerá si el título posesorio que se invoca es


constitutivo o traslaticio de dominio. Para que la posesión regular tenga existencia legal y
pueda invocarse como base de la prescripción adquisitiva ordinaria, es necesario que
proceda de justo título y haya sido adquirida de buena fe. Tales condiciones bastan cuando
se invoca un título constitutivo de dominio (ocupación o accesión); pero cuando la
posesión arranca de un título traslaticio de dominio (como la compraventa o permuta) es
preciso no sólo que la posesión proceda de justo título y haya sido adquirida de buena fe,
sino también es menester se haya realizado la tradición (art. 702, inc. 2° y 3°).

El inc. final del art. 702 contiene una presunción simplemente legal de tradición:
“La posesión de una cosa a ciencia y paciencia del que se obligó a entregarla, hará
presumir la tradición; a menos que ésta haya debido efectuarse por la inscripción del
título”.
La diferencia según el título invocado, se explica. Tratándose de título constitutivo de
dominio, no se requiere la tradición porque él importa un modo de adquirir que por sí
mismo da la posesión; pero los títulos traslaticios de dominio sólo dan un derecho
personal para exigir la tradición, y es ésta la que coloca la cosa en poder del adquirente.
Ventajas de la posesión regular

1.- El poseedor regular una vez vencido en un juicio reivindicatorio, no está obligado a
restituir los frutos recibidos antes de la contestación de la demanda, no se hace
responsable de los deterioros que haya sufrido la cosa a menos que se haya aprovechado
de ellos (aplicación de las reglas de los poseedores de buena fe en las restituciones
mutuas). En todo caso la buena fe dura para este poseedor hasta que contesta la
demanda. ( Revisar artículos 906 y 907).

2.- Cierto poseedor regular tiene acción reivindicatoria (acción publiciana) 14.

3.- El poseedor regular puede adquirir el dominio por prescripción ordinaria (2 y 5 años
dependiendo si son muebles o inmuebles)

4.- La posesión de los bienes raíces y de los derechos reales constituidos en ellos está
protegida por acciones posesorias15.

14 Artículo 894. Se concede la misma acción, aunque no se pruebe dominio, al que ha perdido la posesión
regular de la cosa, y se hallaba en el caso de poderla ganar por prescripción. Pero no valdrá ni contra el
verdadero dueño, ni contra el que posea con igual o mejor derecho. (en el 893 está la acción reivindicatoria).
5.- Está protegido por la presunción de dominio.16

POSESIÓN IRREGULAR

Define el Código la posesión irregular en el art.708:


“Posesión irregular es la que carece de uno o más de los requisitos señalados en el
art.702”.
La posesión irregular es posesión útil, como lo veíamos anteriormente, por cuanto habilita
para adquirir el dominio por “prescripción extraordinaria”, cuyo plazo es de 10 años
cualquiera sea el bien de que se trata.

Ventajas de esta posesión irregular

1°. Al poseedor irregular también se le presume dueño de acuerdo al art. 700, porque la
ley no distingue.

2°. Esta posesión conduce al dominio a través de la prescripción extraordinaria, que es de


diez años para cualquier tipo de bienes.

3º Cuando recae sobre bienes raíces o derechos reales constituidos sobre ellos, también
está protegida por acciones posesorias.
Estudio de las posesiones inútiles

Dentro de las posesiones inútiles o viciosas encontramos:


A) Posesiones violentas
B) Posesiones clandestinas
Así lo dispone el art.709 del CC: “Son posesiones viciosas las violenta y la clandestina”

Ninguna de estas posesiones habilita para adquirir el dominio por medio de la


prescripción adquisitiva.

La posesión violenta

La define el art.710: “Posesión violenta es la que se adquiere por la fuerza. La fuerza


puede ser actual o inminente”.
Podemos definir la posesión violenta como aquella que se inicia por la fuerza o bien
aquella que iniciada pacíficamente se vuelve violenta durante su ejercicio. Esto lo

15 Artículo 916. Las acciones posesorias tienen por objeto conservar o recuperar la posesión de bienes
raíces o de derechos reales constituidos en ellos.

16 El poseedor es reputado dueño, mientras otra persona no justifica serlo.


deducimos de los arts. 711 y 712.
Art. 711: “El que en ausencia del dueño se apodera de la cosa, y volviendo el dueño
le repele, es también poseedor violento”
Art.712: “Existe el vicio de violencia, sea que se haya empleado contra el verdadero
dueño de la cosa, o contra el que la poseía sin serlo, o contra el que la tenía en lugar o a
nombre de otro. Lo mismo es que la violencia se ejecute por una persona o por sus agentes
y que se ejecute con su consentimiento o que después de ejecutada se ratifique expresa o
tácitamente”

En síntesis hay dos tipos de posesión violenta:


1.- La que se inicia por la fuerza (es la regla general)
2.- Aquella que se inicia en forma pacífica, en ausencia del dueño, pero cuando vuelve éste
se manifiesta violentamente, al ser repelido.

Que se manifieste violentamente no significa siempre que volviendo el dueño se le repela


por la fuerza, también lo es cuando se lo rechaza negándole la devolución de la cosa.
Siguiendo el tratamiento de la fuerza como vicio del consentimiento esta debe ser: grave,
injusta y determinante, en materia posesoria además ella puede ser actual o inminente.
La Corte Suprema ha señalado que es inminente cuando hay meras amenazas.
Lo que resulta interesante de determinar es si la violencia es o no indeleble, o sea si ella
marca definitivamente la posesión. En otras palabras nos preguntamos si es posible que
después de que cesa la violencia pueda la posesión mutar en útil lo que trae como
consecuencia que permitiría al poseedor adquirir el dominio por prescripción.
Pareciera haber consenso en cuanto a la que violencia es indeleble, se trataría en cierta
forma del mismo efecto del fraude que todo corrompe, podríamos decir que la violencia
marca definitivamente a la posesión de un sello de inutilidad, de suerte que el poseedor
violento nunca puede llegar a ser dueño por prescripción. Dos razones se han dado para
ello:
a) El repudio que el Código civil manifiesta por la violencia que marca definitivamente los
actos (recuérdese que cuando se regula el plazo de 4 años para alegar la nulidad relativa
no es el mismo cuando interviene el vicio de la fuerza o en el art. 2510 cuando da reglas
excepcionales para que opere la prescripción extraordinaria, excluyéndose en la regla
tercera, 2ª hipótesis, el haber existido violencia);
b) Cuando la ley regula la otra forma de posesión inútil, la clandestina, utiliza el término
“ejerce” con lo que daría a este vicio un carácter temporal que no tendría a contrario
sensu o por exclusión el vicio de la violencia.

La posesión clandestina

La define el art. 713: “La posesión clandestina es la que se ejerce ocultándola a los que
tienen derecho para oponerse a ella”
El requisito faltante que hace que esta posesión sea inútil es el de la publicidad. El
poseedor clandestino no la oculta a todo el mundo, sino sólo respecto de quien puede
oponerse a ella, el dueño naturalmente, u otro poseedor o incluso un mero tenedor.
El poseedor puede oponerse pues goza de un título que le permitiría adquirir la cosa por
prescripción.
Con el mero tenedor se da una situación curiosa precisamente por lo excepcional pues
éste reconoce dominio ajeno (y por lo mismo su título no lo habilita para iniciar posesión,
incluso más hace presumir su mala fe) a pesar de ello el Código lo contempla como un
potencial prescribiente extraordinario del dominio bajo ciertos requisitos que se hallan en
el art.2510 regla tercera.
A diferencia de lo que se plantea con la posesión violenta la posesión clandestina no marca
definitivamente o de forma indeleble la posesión, los autores piensan mayoritariamente
que desapareciendo la clandestinidad, es decir, haciendo pública la posesión a aquellos
que pueden oponerse a ella, la posesión se transforma en útil, y por lo tanto habilitante
para adquirir por prescripción.

9. La agregación o suma de posesiones.

Cuando analizábamos la naturaleza jurídica de la posesión decíamos que era


mayoritariamente considerada un hecho, más específicamente un hecho personal, de ahí
que la posesión no se transmite ni se transfiere, principia en el poseedor quien la inicia.
Como la ley no distingue (art.717) la jurisprudencia ha deducido que este principio de la
personalidad del hecho posesorio se aplica tanto a la sucesión por causa de muerte como
a los actos que operan entre vivos.
Sin embargo en el art.717 inciso 2 se establece una excepción que es el de la agregación
de la posesión, conocido también como adjunción, sucesión o unión de posesiones.

Artículo 717 “Sea que se suceda a título universal o singular, la posesión del sucesor,
principia en él; a menos que quiera añadir la de su antecesor a la suya; pero en tal caso se
la apropia con sus calidades y vicios.
Podrá agregarse en los mismos términos a la posesión propia la de una serie no
interrumpida de antecesores”

Consiste en la facultad que tiene todo poseedor de agregar a su posesión, la de sus


antecesores para así poder llegar al dominio por la prescripción pero en un menor plazo.
Este aprovechamiento de un hecho ajeno que parece tan formidable tiene sin embargo
dos problemas y de ahí que sea explicable que sea una simple facultad y no una
imposición de la ley. El primer motivo que hace que en ciertos casos no sea conveniente
agregar la posesión de los antecesores, es que al agregárselas se lo hace con las mismas
calidades y vicios. A tal punto es importante el tema que la Corte Suprema ha fallado que
basta que uno de los antecesores haya tenido una posesión irregular para que toda la
posesión del que se quiere beneficiar de la agregación se transforme en irregular.
El segundo motivo o limitación es que la agregación debe hacerse respecto de una serie no
interrumpida de antecesores. Entendemos entonces de este modo la institución del
“estudio de títulos” que se hace por el comprador al momento de adquirirse un inmueble.
Una aplicación clara de este fenómeno de la accesión de posesiones lo encontramos en el
art.718 inc.2°, pues la ley le da al poseedor adjudicatario la facultad de agregarse la
posesión de la comunidad.

10. Régimen posesorio de muebles e inmuebles: adquisición, conservación y pérdida de


la posesión.

Adquisición:

Siendo la posesión un hecho resulta impropio hablar de adquisición de la posesión, por lo


que se usa el término “iniciación” de la posesión.

El art.720 establece como regla general que la posesión se puede iniciar o adquirir
personalmente o a través de un representante legal o convencional: “La posesión puede
tomarse no sólo por el que trata de adquirirla para sí, sino por su mandatario o por sus
representantes legales”

Capacidad del adquirente en la posesión:

El principio rector en materia de posesión es que todas las personas puedan iniciar la
posesión, incluso aquellas que carecen de la libre administración de sus bienes, es decir,
para iniciar posesión bastaría la capacidad de goce. Sin embargo el Código da una regla
más precisa.
Artículo 723. “Los que no pueden administrar libremente lo suyo, no necesitan de
autorización alguna para adquirir la posesión de una cosa mueble, con tal que concurran
en ello la voluntad y la aprensión material o legal; pero no pueden ejercer los derechos de
poseedores, sino con la autorización que competa.
Los dementes y los infantes son incapaces de adquirir por su voluntad la posesión, sea para
sí mismos o para otros”.
El art.723 nos enseña que los incapaces relativos pueden adquirir la posesión sin
necesidad de autorización de su representante legal, siempre que concurran la voluntad y
la aprensión material o legal de la cosa. Otra cosa es el ejercicio de los derechos de
poseedor que sólo pueden serlo autorizados.
Los incapaces absolutos en cambio son incapaces de iniciar posesión, sea para ellos
mismos o para terceras personas. (Ojo que el código no se refiere al sordo o sordomudo
que no puede darse a entender claramente).
(O sea, si pueden iniciar la posesión los menores adultos, el disipador declarado en
interdicción de administrar lo suyo y el sordo o sordomudo que no puede darse a entender
claramente, ya que a este último el código no lo exceptúa).

Momento en que opera la adquisición de la posesión:


El Código distingue dos situaciones:

a) Si la posesión es personal: opera desde el momento que se aprehende la cosa


materialmente con ánimo de señor y dueño.
b) Si la posesión ha sido iniciada por otra persona que el dueño, se hace una subdistinción:
b.1.- Tratándose de un mandatario o representante legal: se inicia desde el
momento que se tomó la cosa en lugar y nombre del poseedor (mandante) aunque él lo
ignore. (art.721 inc.1°)
b.2.- Si se trata de un agente oficioso: se entiende iniciada desde que la persona a
cuyo nombre tomó la posesión la acepte. (art.721 inc.2°)
La regla general y la lógica comandan que la posesión se inicie en el mismo instante en
que se adquiere el corpus y el animus. Sin embargo la misma ley (art.722) señala una
excepción en relación a la herencia, que se posee por los herederos desde el momento
mismo en que fallece el causante. En otras palabras aquí no se requiere ni corpus ni
animus e incluso se puede ignorar el hecho de ser poseedor.

Para estudiar la adquisición de la posesión se distingue sobre la naturaleza del bien que se
posee: así hay diferencias si se trata de bienes muebles o inmuebles.

A) Inicio, conservación y pérdida de la Posesión en bienes muebles:

INICIO O ADQUISICIÓN
Se aplica la regla general ya enunciada, es decir la posesión de cosas muebles se
inicia en el mismo instante en que se adquiere el corpus y el animus, o sea desde el
instante mismo en que se aprehende la cosa con ánimo de hacerla suya.

CONSERVACIÓN
Por regla general faltando el corpus o el animus se pierde la posesión, sin embargo
en ciertos casos si se conserva el animus se conserva también la posesión aunque se haya
perdido el corpus, pero es menester que cuando se transfiera la tenencia de la cosa sea a
título no traslaticio de dominio.
El art. 725 nos dice que “El poseedor conserva la posesión, aunque transfiera la
tenencia de la cosa, dándola en arriendo, comodato, prenda, depósito, usufructo o a
cualquier otro título no traslaticio de dominio”
El art. 727 establece que “La posesión de la cosa mueble no se entiende perdida
mientras se halla bajo el poder del poseedor, aunque éste ignore accidentalmente su
paradero.”

PÉRDIDA
Se pierde la posesión, primeramente y por regla general, al perderse el corpus y el
animus, sin embargo hay casos en que se pierde sólo perdiéndose el animus y otros casos
excepcionales en donde se pierda por perderse el corpus.
1.- Pérdida de corpus y animus: Decíamos que es la regla general y se da cuando el
poseedor enajena la cosa o cuando la abandona con la intención que la haga suya el
primer ocupante, por lo que en esta última situación cualquiera que se apodere de la cosa
con ánimo de hacerla suya podrá iniciar posesión.
2.- Pérdida de corpus: estos casos de excepción los encontramos en los artículos
726 , 2502 n°1, 608 inc.2° y 61918 y art.62419.
17

3.- Pérdida del animus: En este caso el poseedor se convierte en mero tenedor,
pues conserva la cosa pero reconociendo dominio ajeno. Art.684 n°5.

B) Inicio, conservación y pérdida de la Posesión en bienes inmuebles no


inscritos:

INICIO O ADQUISICIÓN

La mayoría de la doctrina piensa que para iniciar la posesión de un bien raíz no


inscrito, se aplican las mismas reglas de los bienes muebles, es decir se requiere la
concurrencia de corpus y animus. Se razona argumentando que:
1.- El art.726 establece que se deja de poseer una cosa desde que otro se
apodera de ella con ánimo de hacerla suya, salvo las excepciones legales. Pues bien dentro
de esas excepciones solamente están los inmuebles inscritos, por lo tanto, se pierde la
posesión de un inmueble no inscrito cuando otra persona se apodera de él, esto porque el
artículo en cuestión no distingue entre muebles o inmuebles.
2.- El art. 729. “Si alguien, pretendiéndose dueño, se apodera violenta o
clandestinamente de un inmueble cuyo título no está inscrito, el que tenía la posesión la
pierde”.
3.- El art. 730 donde se establece que si el mero tenedor usurpa la cosa él

17 Art. 726. Se deja de poseer una cosa desde que otro se apodera de ella con ánimo de hacerla suya; menos en los
casos que las leyes expresamente exceptúan. (se pierde la posesión de los muebles e inmuebles no inscritos).

18 Art. 619. Los animales bravíos pertenecen al dueño de las jaulas, pajareras, conejeras, colmenas…en que estuvieren
encerrados; pero luego que recobran su libertad natural, puede cualquier persona apoderase de ellos y hacerlos suyos,
con tal que actualmente no vaya el dueño en seguimiento de ellos teniéndolos a la vista…

19 Art. 624. La invención o hallazgo es una especie de ocupación, por la cual el que encuentra una cosa inanimada que
no pertenece a nadie, adquiere su dominio apoderándose de ella.
no inicia posesión, a menos que este mero tenedor enajene la cosa, porque en ese caso el
que la adquiere si inicia posesión.
La ley eso sí establece en el inciso segundo una excepción relativa a los inmuebles
inscritos.20

CONSERVACIÓN:

La posesión se pierde si llega a faltar el corpus y el animus, en otros casos por la


sola falta del animus y en otras por la falta del corpus. En otras palabras, estos bienes se
someten a las mismas reglas que los muebles.

¿Qué pasa si un tercero inscribe un inmueble no inscrito?


El problema puede plantearse en otra forma, hay que determinar en definitiva si
por la sola inscripción el poseedor no inscrito pierde o no su posesión.
Algunos autores piensan que la inscripción es una ficción legal que representa los
dos elementos de la posesión, el corpus y el animus, por ello mediante la inscripción quien
inscribe inicia posesión haciendo perder la posesión del poseedor no inscrito. Esto sería
una suerte de castigo de la ley para el poseedor negligente que no se preocupa de inscribir
su título.
Otra parte de la doctrina piensa que la inscripción es sólo garantía de la posesión, o
sea, un requisito para solemnizar el corpus y el animus, pero que por sí sola carece de
significación, por ello no tendría mérito de poner fin a la posesión del poseedor inscrito.
Nuestros Tribunales, adhieren a esta posición (según Talep).
PÉRDIDA:
Se aplican las mismas reglas que para los bienes muebles, según lo dispone el art.729.

C) Posesión en bienes muebles inscritos

El simple apoderamiento de un inmueble inscrito, con ánimo de señor y dueño, no hace


nacer ni la posesión regular ni la irregular.

Esto se desprende del análisis de los artículos 686, 696, 702, 724, 728, 730, 924 y 2505,
artículos que conforman lo que en doctrina se denomina “Teoría de la posesión inscrita”.

ADQUISICIÓN:
Aquí se distingue si el título que se invoca es:

1.- Constitutivo de dominio: En este caso para iniciar la posesión del inmueble no se
requiere inscripción, porque estos títulos son en sí mismos modos de adquirir.
20 Con todo, si el que tiene la cosa en lugar y a nombre de un poseedor inscrito, se da por dueño de ella y la
enajena, no se pierde por una parte la posesión ni se adquiere por otra, sin la competente inscripción.
2.- Traslaticios de dominio: Tratándose de posesión regular no hay dudas que es necesaria
la inscripción, pues:
a) El art.702, al definir la posesión regular exige la inscripción.
b) El art. 72421 expresamente dice que si la cosa es de aquellas cuya tradición debe hacerse
por la inscripción, nadie puede iniciar la posesión si no es por ese medio.
c) El art. 72822 señala que si el inmueble está inscrito nadie puede iniciar la posesión
mientras no cese la posesión inscrita y esta cesa por una nueva inscripción.
d) El mismo art. 72923 que permite iniciar posesión sin inscripción sólo se aplica a los
inmuebles no inscritos.

Si se invoca un Título Traslaticio de dominio. La pregunta es ¿si compro una casa, necesito
o no inscripción para iniciar la posesión de ella? Nadie discute que para adquirir la
posesión regular de un inmueble inscrito, cuando se invoca un título traslaticio de
dominio, es necesaria la inscripción conservatoria de dicho título. La exigencia es
indudable: la ley dice expresamente que para la existencia de la posesión regular es
necesaria la tradición cuando se hace valer un título traslaticio de dominio (art. 702, inc.
3°), y la tradición del dominio de los bienes raíces se efectúa pos la inscripción del título en
el registro del Conservador (art. 686, inc. 1°).
Sin embargo el problema se nos presenta cuando tratamos de determinar si para iniciar la
posesión irregular se requiere o no inscripción. Aquí la doctrina se encuentra dividida:

Una parte de la doctrina sostiene que la inscripción no sería necesaria para iniciar
posesión irregular de un inmueble inscrito cuando se invoca un título traslaticio de
dominio, esto porque el propio art.708 dispone que la posesión irregular es aquella que
carece de uno o más de los requisitos de la posesión regular.

Sin embargo en sentir mayoritario de la doctrina y la jurisprudencia señalan que la


inscripción conservatoria siempre es necesaria cuando el inmueble está inscrito, no
importando la posesión que se invoque, regular o irregular.

Las razones que se esgrimen son las siguientes:

21 724. Si la cosa es de aquellas cuya tradición deba hacerse por inscripción en el Registro del Conservador,
nadie podrá adquirir la posesión de ella sino por este medio.

22 Para que cese la posesión inscrita, es necesario que la inscripción se cancele, sea por voluntad de las
partes, o por una nueva inscripción en que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro, o por decreto
judicial. Mientras subsista la inscripción, el que se apodera de la cosa a que se refiere el título inscrito, no
adquiere posesión de ella ni pone fin a la posesión existente. (Establece que si el inmueble está inscrito, para
que cese la posesión inscrita , se necesita de una nueva inscripción.)

23 Si alguien, pretendiéndose dueño, se apodera violenta o clandestinamente de un inmueble cuyo título no


está inscrito, el que tenía la posesión la pierde.
1.- El art.724. Según él todos los inmuebles se tramitan por la inscripción en el CBR y como
la ley en este artículo no distingue entre posesión regular o irregular, sería aplicable
entonces a ambas.
2.- El art.728 inc.2° donde tampoco se distingue entre posesión regular e irregular.
3.- El art.2505. El texto en cuestión no permite que opere la prescripción de los bienes
raíces o derechos reales constituidos en ellos sino en virtud de otro título inscrito, de allí
que se colija que si bien la posesión irregular habilita para llegar al dominio por la
prescripción extraordinaria, sostener que ésta no requiere inscripción equivaldría a
sostener que habría prescripción contra título inscrito, lo que es un resultado ilógico.
4.- El mensaje del Código dice que la inscripción es la que da lugar a la posesión real o
efectiva, y mientras no se haya inscrito el título no se es poseedor sino mero tenedor.
5.- El fin del legislador era de lograr que los inmuebles se sometieran al sistema registral,
que se inscribieran en el CBR respectivo, de ahí que contraría este fin el sostener que
después de cumplido, o sea después de lograrse la inscripción y su adscripción al sistema
registral pudiera salirse del régimen de la posesión inscrita por medio de la posesión
regular.

En resumen, la posesión regular o irregular de un inmueble inscrito no se puede iniciar si


se invoca un título traslaticio de dominio que no haya sido debidamente inscrito. La
inscripción conservatoria es, de este modo, un elemento de la posesión sea regular o
irregular, tratándose de inmuebles inscritos.

CONSERVACIÓN:

El art. 729 señala que la posesión se conserva mientras no se cancele la inscripción


y ni aún el despojo violento o clandestino afecta esta posesión, según el art.729. Lo
anterior nos permite concluir que para que sea cancelada la inscripción debe darse alguno
de los tres casos que regula el art.728:
- Cancelación por la voluntad de las partes;
- nueva inscripción en que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro o;
- decreto judicial.
El punto nuevamente en cuestión es el de saber si esta disposición es aplicable a
toda posesión o sólo a la posesión regular. Cierta doctrina piensa que si una persona se
apodera materialmente de un inmueble inscrito podría iniciar posesión irregular, pues
según la propia ley esta posesión carece de alguno de los requisitos de la regular, sin
embargo mayoritariamente la doctrina concluye que mientras esté vigente la inscripción
conservatoria no se puede iniciar la posesión regular ni tampoco la irregular (art.728 y
2505). Razones:
1.- Si se pudiere iniciar posesión irregular sería aplicable el art.2502.
2.- El art.728 no distingue entre posesión regular e irregular, se refiere entonces a ambas.

PÉRDIDA:

Se pierde la posesión de un inmueble inscrito por la cancelación de la inscripción. Esta


cancelación puede darse de tres formas, ya vistas:
a.- Por cancelación voluntaria de las partes;
b.- Por una nueva inscripción en que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro o;
c.- Por decreto judicial, al obtener la parte el reconocimiento de su posesión por el juez.

Cuando la cancelación es voluntaria o por decreto judicial en la foja en donde aparecía la


inscripción del título se consigna a la derecha una “subinscripción” que no es más que la
trascripción de la foja, número y año en donde aparece la nueva inscripción. Esta nueva a
su vez a fin de dar continuidad a la propiedad raíz consignará las referencias de la
inscripción precedente. Si en cambio lo que se verifica es una nueva inscripción, la
inscripción anterior se cancela.

La Corte Suprema ha sostenido que la única forma de hacer cesar la posesión inscrita es
por medio de la cancelación de la inscripción, ya que la inscripción representaría para
estos jueces el corpus y el animus. Si se cancela la inscripción se pierde por lo tanto estos
dos elementos.

¿La inscripción de un título injusto cancela o no la inscripción anterior?


Esta pregunta ha sido resuelta primeramente por la jurisprudencia negándole al título
injusto el efecto de cancelar la inscripción anterior, por lo que no se pone fin a la
inscripción existente. En una etapa más avanzada se ha fallado en sentido contrario,
sosteniéndose para ello que el legislador no exige para la cancelación de la inscripción un
título justo. (La Corte Suprema, en un principio señaló que, como el título traslaticio era
injusto, no se producía el efecto de cancelar la inscripción, por lo tanto, no se ponía fin a la
posesión existente; pero con posterioridad, ha cambiado su criterio, y ha señalado que la
inscripción de un título injusto sirve para cancelar la inscripción anterior y hace cesar la
posesión inscrita)
La doctrina comparte este segundo criterio según los siguientes razonamientos:

1.- Por el art.2510 N°1 24 se puede prescribir sin título alguno (quien puede lo más puede lo

24 El dominio de cosas comerciales que no ha sido adquirido por la prescripción ordinaria, puede serlo por la
extraordinaria, bajo las reglas que van a expresarse: 1.a Para la prescripción extraordinaria no es necesario
menos)
2.- El art.730 25se pone el caso preciso, cuando se refiere a la cancelación de la inscripción
cuando el usurpador enajena a su propio nombre la cosa.

3.- Los art.728 y 2505 no distinguen entre título justo o injusto.

¿Inscripción ficción de posesión o no?

Se sostiene que nuestro Código considera la inscripción conservatoria como una ficción de
posesión, es decir, ella representaría el corpus y el animus. De ahí que los autores
mayoritariamente sostengan que la inscripción conservatoria es indispensable para iniciar
la posesión de los bienes raíces, por aplicación de los art.724, 728 y 2505.
La inscripción sería el signo de la posesión de los bienes raíces, equivaldría en cierto modo
a la tenencia de los muebles, de ahí que no sea dable, desde esta perspectiva, iniciar
posesión si se carece de inscripción. Entonces el que no tiene el inmueble inscrito jamás
podrá prescribir ni ordinaria ni extraordinariamente por cuanto la inscripción sería
fundamento de la posesión regular o irregular de los bienes raíces.
Don Luis Claro Solar sostiene que la inscripción sólo coloca al poseedor inscrito en una
situación preferencial para adquirir por prescripción, es en cierta forma una recompensa o
premio que recibe de la ley por haberse sometido al sistema registral. Ésta le garantiza
(art.728 inc.2° y 726) que mientras mantenga vigente su inscripción no perderá su
posesión.

Por ello respondiendo a la pregunta que sirve de título, los autores en su mayoría
sostienen que toda teoría de posesión inscrita se funda en una ficción legal, pues supone
que quien tiene título inscrito es poseedor del inmueble aún cuando realmente no lo
sea. De ahí que quien no tiene título inscrito no puede prescribir ni ordinaria ni
extraordinariamente.

¿Qué se entiende por competente inscripción?

Cuando leíamos el art.730 inc.2° nos habla de “competente inscripción” como único medio
para el adquirente que ha recibido la cosa del usurpador pueda iniciar posesión sobre un
inmueble inscrito.
El profesor Alessandri sostiene que competente inscripción es la que emana del poseedor

título alguno.

25 Si el que tiene la cosa en lugar y a nombre de otro, la usurpa dándose por dueño de ella, no se pierde por
una parte la posesión ni se adquiere por otra; a menos que el usurpador enajene a su propio nombre la cosa.
En este caso la persona a quien se enajena adquiere la posesión de la cosa, y pone fin a la posesión anterior.
Con todo, si el que tiene la cosa en lugar y a nombre de un poseedor inscrito, se da por dueño de ella y la
enajena, no se pierde por una parte la posesión ni se adquiere por otra, sin la competente inscripción.
inscrito. De ahí que sería necesario que el poseedor inscrito cancele su inscripción y el
nuevo poseedor practique una nueva a nombre de él.
Don Luis Claro circunscribe los términos de “competente inscripción” a aquella que cumple
con la exigencias del Reglamento del CBR. Para él el art.728 es el que exige la vinculación
de las inscripciones, pero el 730 no puede repetir la misma idea, de ahí que piense que
éste art. se refiere al caso de que la inscripción no derive del antiguo poseedor.

Presunciones de posesión

Tres presunciones importantísimas se contienen en el art.71926.

1.- Inc. 1°: Si se ha empezado a poseer a nombre propio, se presume que esta posesión ha
continuado hasta el momento en que se alega.

2.- Inc. 2°: Si se ha empezado a poseer a nombre ajeno, se presume igualmente la


continuación del mismo orden de cosas”. Si habiéndose comenzado a poseer a nombre
ajeno (como mero tenedor) y luego se alega poseer a nombre propio es necesario probar
la existencia de un título que justifique esta nueva posesión, en caso contrario se presume
que continúa poseyendo como mero tenedor.

3.- Inc.3°: Si alguien prueba haber poseído anteriormente, y posee actualmente, se


presume la posesión en el tiempo intermedio”.

Estas presunciones son simplemente legales, por lo tanto, admiten prueba en contrario.

La mera tenencia

El art. 714 define la mera tenencia como la que se ejerce sobre una cosa, no como dueño,
sino en lugar y a nombre del dueño.
Al mero tenedor entonces le falta el animus, pues tiene el corpus. Posesión y tenencia son
conceptos que se excluyen el uno al otro.
El mero tenedor puede encontrase en dos situaciones distintas:

a.- Tener la cosa en virtud de un derecho real. Aquí tiene una triple calidad pues es dueño

26 Art.719. Si se ha empezado a poseer a nombre propio, se presume que esta posesión ha continuado hasta
el momento en que se alega. Si se ha empezado a poseer a nombre ajeno, se presume igualmente la
continuación del mismo orden de cosas. Si alguien prueba haber poseído anteriormente, y posee
actualmente, se presume la posesión en el tiempo intermedio.
del derecho real, por ser dueño normalmente se presume poseedor de ese derecho real y
es mero tenedor de la cosa sobre la cual recae el derecho real.

b.-Tener la cosa en virtud de un título personal. El arrendatario tiene la tenencia de la cosa


en virtud del contrato de arrendamiento que lo vincula al dueño (arrendador) de la cosa.
No es titular sino de su derecho personal, sólo tiene la tenencia material de la cosa.

Características

1.- Es absoluta. Tiene esta calidad respecto del dueño y de terceros. Si es perturbado
pacíficamente en su tenencia debe recurrir al dueño para accionar. Si es perturbado
violentamente la ley le concede una acción directa “la querella de restablecimiento”. 27

2.- Es perpetua. Los herederos del mero tenedor serán también meros tenedores, a menos
que hayan creído que el causante era dueño de la cosa, ahí la sucesión por causa de
muerte le sirve como justo título para poseer.

3.- Es inmutable e indeleble. (art.716 28 en relación con el art. 2510 29) Dos requisitos deben
siempre concurrir: Voluntad del mero tenedor pero además pasividad del dueño de la
cosa.

4.- Siempre se obliga a restituir. Sea porque expira su derecho real o el contrato por el cual
tiene la cosa.

27 Art. 928. Todo el que violentamente ha sido despojado, sea de la posesión, sea de la mera tenencia, y que
por poseer a nombre de otro, o por no haber poseído bastante tiempo, o por otra causa cualquiera, no
pudiere instaurar acción posesoria, tendrá sin embargo derecho para que se restablezcan las cosas en el
estado que antes se hallaban, sin que para esto necesite probar más que el despojo violento, ni se le pueda
objetar clandestinidad o despojo anterior. Este derecho prescribe en 6 meses. Restablecidas las cosas, y
asegurando el resarcimiento de daños, podrán intentarse por una u otra parte las acciones posesorias que
correspondan.

28 Art. 716. El simple lapso del tiempo no muda la mera tenencia en posesión; salvo el caso del artículo 2510
regla 3°.

29 Art. 2510. El dominio de las cosas comerciables que no ha sido adquirido por la prescripción ordinaria,
puede serlo por la extraordinaria, bajo las reglas que van a expresarse: 1° Para la prescripción extraordinaria
no es necesario título alguno. 2° Se presume en ella de derecho la buena fe, sin embargo de la falta de un
título adquisitivo de dominio. 3° Pero la existencia de un título de mera tenencia hará presumir la mala fe, y
no dará lugar a la prescripción, a menos de concurrir estas dos circunstancias: 1. Que el que se pretende
dueño no pueda probar que en los últimos 10 años se haya reconocido expresa o tácitamente su dominio
por el que alega la prescripción. 2. Que el que alega la prescripción pruebe haber poseído sin violencia,
clandestinidad ni interrupción por el mismo espacio de tiempo.
CÉDULA N° 16 DERECHOS REALES LIMITADOS: 1. Concepto general y enumeración. 2. La
propiedad fiduciaria: concepto, elementos y características; constitución y limitaciones;
breve referencia a sus efectos; extinción. 3. Derecho real de usufructo: concepto,
elementos y características; diferencia con los derechos personales de goce; constitución
y limitaciones; breve referencia a sus efectos, extinción. 4. Derechos reales de uso y
habitación: concepto y características; su constitución; extensión; efectos, extinción. 5.
Servidumbres: concepto, elementos y características; criterios clasificatorios; su
extinción.

1 Concepto general y enumeración: LAS LIMITACIONES AL DOMINIO

Recordemos la clasificación de los distintos tipos de propiedad:

1ª clasificación. En cuanto a la facultad que otorga a la persona titular del derecho

El art. 582 del Código Civil establece:

a) Propiedad plena: La propiedad es plena cuando el titular del derecho de dominio


tiene la suma de facultades que éste le confiere, es decir, el uso, el goce y la
disposición.

b) Nuda propiedad: Se llama nuda propiedad cuando el titular se ha desprendido de


las facultades de uso y goce, conservando para sí sólo la facultad de disposición.
Dicho de otro modo el titular no tiene el goce de la cosa por existir un derecho real
que concede este goce a un tercero.

2ª clasificación. También en relación con las facultades del dominio, éste puede ser
absoluto o fiduciario:

a) Dominio absoluto se presenta cuando no está sujeto a condición cuyo


cumplimiento implique la extinción del derecho de dominio.

b) Propiedad fiduciaria si el dominio está sujeto a una condición en virtud de cuyo


cumplimiento se extingue el derecho del titular pasando la propiedad a manos de
una tercera persona.

De estas clasificaciones podemos concluir que el dominio, presentado como el más


completo de todos los derechos reales por reunir en él todas las facultades, es pleno
y absoluto por regla general, pero puede verse limitado por existir sobre la cosa en
cuestión otros derechos reales que lo limiten, privándolo de alguna de sus
facultades.
Si se analiza estas clasificaciones vemos que tanto la nuda propiedad como la
propiedad fiduciaria tienen un elemento en común, tanto el nudo propietario como
el propietario, tienen derechos reales de dominio pero menos completos que el
propietario pleno.

Se podría afirmar que los derechos reales que limitan al dominio son derechos reales
de menor entidad.

Analicemos entonces a partir de ahora aquellas limitaciones al dominio que la ley


(art. 732) contempla.

Según el art.732 el dominio puede ser limitado de varios modos:

1.- Por haber de pasar a otra persona en virtud de una condición. Se refiere aquí a la
propiedad fiduciaria. (art.733).

2.- Por el gravamen de un usufructo, uso o habitación, a que una persona tenga derecho
en las cosas que pertenecen a otra; y

3.- Por las servidumbres.

2 La propiedad fiduciaria: concepto, elementos y características; constitución y


limitaciones; breve referencias a sus efectos, extinción: LA PROPIEDAD FIDUCIARIA

“Se llama propiedad fiduciaria la que está sujeta al gravamen de pasar a otra
persona, por el hecho de verificarse una condición”. (art.733 y ss.)

No toda propiedad que se encuentra expuesta a pasar a otra persona por el evento
de verificarse una condición es propiedad fiduciaria. Pensemos en el caso de una
compraventa de una casa en la que no paguemos el precio de compra, se declara
judicialmente la resolución por incumplimiento de nuestra obligación (condición
resolutoria tácita art.1489) pasará a la persona del vendedor, pero en este caso no
hay bajo ningún aspecto propiedad fiduciaria.

Generalidades

Ciertamente la definición del Código es incompleta y no revela toda la riqueza de la


institución de la propiedad fiduciaria.

Fideicomiso viene del latín fideicommissum, compuesta de fides: fe, y de


commissum: confiado, es decir nos da la idea de algo encomendado a la fe, a la
lealtad de alguien.

En Roma nació esta institución en el derecho sucesorio, donde el testador transmitía


a una persona alguna parte de sus bienes con la obligación de entregarlos al
heredero o legatario que él quería en definitiva beneficiar (que podía ser incapaz) .
Se trataba entonces de un encargo encomendado a la conciencia y fe de otro a fin
que no ignorase el encargo del testador.

Aplicada esta mecánica romana a nuestros días podemos entender mejor que es lo
que se persigue con la institución: el constituyente transfiere la propiedad a un
tercero con “el encargo” de entregarla al destinatario final en el evento de que la
condición prefijada se cumpla.

La palabra fideicomiso tiene dos acepciones:

- Es el acto por el cual se constituye la propiedad fiduciaria. Art. 733 inc.2°.

- Es la cosa que queda afecta a la propiedad fiduciaria. Art. 733 inc. 3°.

Cuando se cumple la condición y la propiedad pasa al tercero ese acto se llama


jurídicamente restitución. Art. 733 inciso final.

Intervinientes

Intervienen en la propiedad fiduciaria 3 sujetos:

• El Constituyente que es la persona que dispone de una cosa suya a favor de


un tercero a quien grava con una obligación de restituir la cosa a otro tercero si es
que se cumple una condición.

• El Propietario fiduciario o fiduciario que es la persona que recibe el


dominio de la cosa con la carga de restituirla.

Esta persona es dueña hasta que se cumple una condición, por lo tanto, se afecta una
característica del dominio que es la perpetuidad y por esta razón la propiedad
fiduciaria se estudia como una limitación al dominio.

• El Fideicomisario que es el tercero que tiene la mera expectativa de llegar a


ser dueño si es que se cumple una condición.
En la propiedad fiduciaria respecto del fiduciario la condición es resolutoria porque
por su cumplimiento se extingue el dominio y respecto del fideicomisario la
condición es suspensiva porque por su cumplimiento va a nacer o se va a adquirir el
dominio.

Si el fiduciario falta la ley establece que el constituyente hará las veces de fiduciario
(Art. 748).

El fideicomisario también puede faltar por eso el art.737 permite que el


fideicomisario no exista al momento de deferírsele la propiedad, siempre que se
espere que exista, pero al momento de la restitución es indispensable que exista
(art.738).

Este es un caso excepcional en que la ley presume una condición, además le da valor
de elemento esencial porque si el fideicomisario no existe al tiempo de la restitución
se consolida el dominio en el fiduciario.

Prohibición de constituir fideicomisos sucesivos (art.745)

Al legislador no le agradan las limitaciones al dominio, al contrario privilegia el


principio de la libre circulación de los bienes.

Por lo tanto, es lógico que la ley prohíba los fideicomisos sucesivos y si se llegan a
constituirse, una vez que se cumple la condición que afectaba al primer
fideicomisario, es decir, radicado el dominio en uno de ellos, se extinguen las meras
expectativas de los otros.

La norma del art. 745, es prohibitiva, la sanción que acarrea su incumplimiento es


por tanto, la nulidad absoluta.

Esta prohibición de fideicomisos sucesivos no debe de confundirse con la institución


de la substitución fideicomisaria (art. 743) que es aquella por cuya virtud el
constituyente designa uno o más sustitutos para el fideicomisario a fin que, si éste
llega a faltar al momento de cumplirse la condición, aquellos lo remplacen.

Pluralidad de fiduciarios y fideicomisarios (art.742)

El código, en el art.742 permite que el constituyente nombre uno o varios fiduciarios


y/o fideicomisarios.

Si llega a faltar uno de los propietarios fiduciarios la porción del que falta favorece a
los otros, lo que se conoce como “derecho de acrecer” (art. 750).

Si falta el fideicomisario antes de la restitución pasa la expectativa de adquirir la


propiedad ipso jure al substituto o substitutos designados por el constituyente, si los
hubiere (art.762).

Plazos de operación de la condición en la propiedad fiduciaria (art.739)

La condición debe cumplirse en el plazo de 5 años y si tarda más, se tiene por fallida,
lo que significa que el dominio se consolida en el fiduciario.

La finalidad de este plazo está dada por que al legislador no le gusta que se afecte de
algún modo la libre circulación de los bienes, pues genera incertidumbre. Fijando
este término pone fin a la incertidumbre y otorga certeza sobre quien es la persona
del titular en el dominio.

Hay una excepción a este plazo de 5 años, pues el mismo art. 739 establece “a menos
que la muerte del fiduciario sea el evento del que penda la restitución”.

Curiosa disposición ésta, pues de partida la muerte es un plazo y no una condición


porque si bien es un hecho futuro no es incierto, es un hecho cierto pero
indeterminado.

Cosas que pueden constituirse en fideicomiso (art.734)

Puede constituirse fideicomiso sobre:

- La totalidad de una herencia.

- Una cuota determinada de una herencia.

- Uno o más cuerpos ciertos.

Como el fiduciario tiene que restituir la cosa cuando se cumpla la condición (lo hace
al fideicomisario y debe ser la misma cosa) este bien tiene que ser no consumible y
no genérico.

Constitución del fideicomiso (art.735)

Se puede constituir el fideicomiso de dos maneras:

1º.- Por acto entre vivos: La constitución de un fideicomiso por acto entre vivos es un
acto solemne, pues debe hacerse por instrumento público.

La ley no dice que debe ser por escritura pública pero normalmente lo es, sea que
recaiga sobre mueble o inmueble. Si el fideicomiso recae sobre bienes raíces además
hay que cumplir con una segunda formalidad: ese instrumento público debe
inscribirse en el registro de hipotecas y gravámenes del Conservador de bienes
raíces, y en este caso necesariamente debe ser por escritura pública porque el
Conservador de Bienes raíces sólo puede inscribir escrituras públicas.

2º.- Por causa de muerte: Se constituye a través de un testamento el cual como


sabemos siempre es solemne. Si recae sobre bienes raíces debe inscribirse además
en el registro de hipotecas y gravámenes del Conservador de bienes raíces.

Derechos del fiduciario

1°). El fiduciario es el propietario de la cosa dada en fideicomiso, siendo dueño tiene,


en consecuencia y por regla general, todos los atributos del derecho de dominio lo
que ocurre es que existe una condición resolutoria que lo afecta, ya que cuando se
cumpla la condición se va a extinguir su derecho.

2°). Una vez cumplida la condición, cuando tenga que restituir la cosa, tiene derecho
de retención si es que el fideicomisario le adeudare pagos o indemnizaciones.

Consecuencias de que sea dueño

a.- Puede intentar acción reivindicatoria. Art. 893.

b.- Puede transferir (por acto entre vivos) y transmitir su propiedad fiduciaria
(art.751).

Excepcionalmente el constituyente puede prohibir al fiduciario enajenar la cosa y en


este caso la cláusula de no enajenar es válida.

También puede llegar a ser intransmisible, y ello se produce cuando la condición


consiste en la muerte del fiduciario.

c.- Puede gravar la propiedad fiduciaria (art.757).

d.- La cosa constituida en fideicomiso es inembargable mientras esté en poder del


fiduciario pero esta inembargabilidad sólo afecta a la cosa misma y no a sus frutos
(art.1618 N°8 en relación con el art.445 N°14 del CPC).
e.- El fiduciario puede demandar daños y perjuicios (art.2315)

Obligaciones del fiduciario

1º). Del art. 758 se colige que el fiduciario está obligado a conservar la cosa, cuidarla
y restituirla hasta el cumplimiento de la condición. Esto como consecuencia de tener
la libre administración del fideicomiso, de ahí que pueda mudar su forma, pero
conservando su integridad y valor. Responde en consecuencia de culpa leve.

2º). Del art. 754 se colige que debe hacer un inventario solemne en los mismos
términos que el usufructuario. Eso sí a diferencia del usufructuario no está obligado a
rendir caución a menos que se le exija por decisión judicial como consecuencia de
una petición de medida conservatoria (761 inc.2°)

Derechos del fideicomisario

En rigor, según el art. 761, no tiene ningún derecho sino que sólo una mera
expectativa de llegar a ser dueño si es que se cumple la condición.

Esta condición, dijimos, es suspensiva porque mientras no se cumpla no nace ningún


derecho. Sin embargo la ley le concede ciertas facultades:

a.- Puede transferir su mera expectativa.

b.- Puede intentar medidas conservativas. El art. 761 lo permite expresamente.

c.- Tiene derecho a ser oído cuando el fiduciario quiera gravar la cosa.(art.757)

d.- Puede pedir que el fiduciario rinda caución (art.755)

e.- Puede solicitar indemnización por los deterioros que provengan de la culpa del
fiduciario (art.758).

f.- Tiene el derecho de reclamar la cosa cuando se cumpla la condición, incluso


judicialmente. En cierta forma esta facultad no la tiene el fideicomisario, pues al
cumplirse la condición éste deja de ser tal y pasa a ser propietario puro y simple.
Mientras es fideicomisario jamás podrá pedir la restitución de la cosa.

Obligaciones del fideicomisario

Rembolsar al fiduciario todas aquellas expensas que haya hecho en la cosa y que no
eran necesarias. Debe pagar las expensar extraordinarias bajo las modalidades que
se establecen en el art.756.
Extinción de la propiedad fiduciaria (art.763)

1.- Por la restitución.

2.- Por la resolución del derecho de su autor (como consecuencia de la pérdida del
dominio del constituyente).

3.- Por la destrucción de la cosa dada en fideicomiso, tiene que ser total.

4.- Por la renuncia del fideicomisario antes del día de la restitución, sin perjuicio de los
derechos de los substitutos.

5.-Por faltar la condición o no haberse cumplido en tiempo hábil.

6.- Por confundirse la calidad de fideicomisario con la de único fiduciario.

3 Derecho real de usufructo: Concepto, elementos y características; diferencia con los


derechos personales de goce; constitución y limitaciones; breve referencia a sus efectos,
extinción: EL DERECHO REAL DE USUFRUCTO

Concepto (art.764)

“El derecho de usufructo es un derecho real que consiste en la facultad de gozar de


una cosa con cargo de conservar su forma y sustancia y de restituirla a su dueño, si
la cosa no es fungible; o con cargo de volver igual cantidad y calidad del mismo
género, o de pagar su valor, si la cosa es fungible”.

Generalidades

Esta propiedad separada de uno de sus atributos es una “pseudo propiedad”, pues
por esencia la propiedad es tal en cuanto concurren las facultades de usar, gozar y
disponer de la cosa. Sucede que, en el caso del nudo propietario, éste
momentáneamente se haya separado del goce de la cosa, y por ello sigue siendo
propietario, pues si la separación fuera perpetua o definitiva no habría, stricto sensu,
propiedad de que hablar.

Usufructo es una voz derivada de las latinas usus (uso) y fructus (fruto), que nos
revelan el derecho de usar de una cosa ajena y aprovecharse de sus frutos. En efecto,
la cosa fructuaria no pertenece al usufructuario, sino al nudo propietario. El
usufructuario usa la cosa ajena para aprovecharse de sus frutos.
El Código de Napoleón en el art.578 lo define como “el derecho de gozar de las cosas
ajenas como el propietario mismo, pero con la obligación de conservar su sustancia.”

Naturaleza jurídica

Entre nosotros pareciera no haber discusión, pues históricamente así nos ha sido
enseñado, que el usufructo es un derecho real. (artículo 577 y 764 del Código Civil)

Intervinientes:

Intervienen en el usufructo 3 sujetos:

- El Constituyente, que es la persona que instituye el usufructo.

- El Usufructuario, que es la persona que tiene el derecho de usar y gozar de la cosa (cosa
fructuaria), él es el titular del derecho de usufructo.

- El nudo propietario, que es el dueño de la cosa fructuaria, es la persona que tiene el


derecho de dominio limitado sólo al ejercicio de la facultad de disposición pues está
privado del uso y del goce de la cosa.

Clases de usufructo

1.- En razón de su origen:

a.- Legal

b.- Voluntario

c.- Judicial

d.- mixto (el adquirido por prescripción, modo de adquirir donde interviene tanto la
voluntad como la ley)

2.- En relación a la persona a cuyo favor está constituido:

a.- Usufructo simple: cuando se concede a una sola persona.


b.- Usufructo múltiple: cuando se concede a varias personas. Subdividiéndose en:

- Simultáneo: cuando todas gozan simultáneamente de él, es decir, el derecho para


usar y gozar se concede a varias personas; hay varios usufructos constituidos, por lo
tanto hay comunidad de usufructuarios.

- Sucesivo: cuando habiendo varios usufructuarios van entrando en su goce uno


después de otro. De conformidad con el art.769 la constitución de dos o más
usufructos sucesivos o alternativos está prohibida.

3.- Según su objeto:

a.- Usufructo normal, típico o propiamente tal: se le llama al usufructo que recae
sobre cosas no consumibles (primera parte de la definición del art.764)

b.- Usufructo anormal, atípico o cuasiusufructo: se le llama al que recae sobre cosas
que se consumen (segunda parte de la definición del art.764).

El código habla de fungibles (se cambia por otra de igual poder liberatorio) y no
consumible. Lo normal es que lo fungible sea consumible.

Este usufructo sobre cosas consumible hace que la obligación de conservar la


substancia de la cosa no sea una obligación de la esencia del usufructo. Este
cuasiusufructo fue conocida en derecho romano, como el simple usufructo recaído
sobre cosa consumible.

4.- También en razón del objeto:

a.- Total: cuando abarca la totalidad de los frutos de la cosa.

b.- Parcial: cuando abarca una parte de los frutos de la cosa.

5.- Según la naturaleza de la cosa fructuaria:

a.- Usufructo sobre cosa individual o derecho concreto.

b.- Usufructo sobre universalidad patrimonial.

6.- En razón de su duración:

a.- Usufructo temporal: tiene un plazo cierto y determinado de duración.


b.- Usufructo vitalicio: se constituye por toda la vida del usufructuario.

Características

1.- Es un derecho real; se ejerce sobre una cosa sin respecto de determinada
persona.

2.- Este derecho concede un derecho real de goce, principal (a diferencia de la


prenda y la hipoteca, que puede recaer sobre muebles o inmuebles (art.580)

3.- Es una limitación al dominio.

4.- Es un derecho temporal, dura por cierto plazo y una vez cumplido se consolida el
dominio en el nudo propietario. Incluso cuando se habla de usufructo vitalicio se
entiende que el plazo es cierto y determinado ya que no puede durar más allá de la
vida del usufructuario (artículo 765 inc.2º). De no indicarse un plazo expresamente
en el usufructo, éste dura toda la vida del usufructuario. Por ello se señala que el
plazo es un elemento de la esencia particular del usufructo.

5.- Es un derecho intransmisible. Art. 773. Cuando muere el usufructuario se


extingue. Sin perjuicio de lo anterior, el derecho de usufructo se puede transferir, es
decir, traspasarse entre vivos, en la medida que el constituyente no lo haya prohibido
(art.731 inc.2º).

6.- Es un derecho sobre cosa ajena. El usufructuario es dueño del derecho real de
usufructo pero es mero tenedor de la cosa fructuaria.

7.- Coexisten 2 derechos reales distintos; el de dominio y el de usufructo.

Diferencias entre el usufructo y el cuasiusufructo.

El usufructo recae sobre cosas no consumibles.

Respecto de la cosa fructuaria, el usufructo es un título de mera tenencia.

Si la cosa se destruye por caso fortuito en el usufructo el usufructuario no


responde.

Si al terminar el usufructo el usufructuario retiene indebidamente la cosa el nudo


propietario tiene la acción reivindicatoria.

El cuasiusufructo recae sobre cosas consumibles.


El cuasiusufructo es un título traslaticio de dominio porque el cuasiusufructo se
hace dueño de la cosa

En el cuasiusufructo los riesgos son del cuasiusufructuario.

En el cuasiusufructo al terminar si el usufructuario no cumple con su obligación de


devolver otras cosas de la misma cantidad y calidad o de pagar su precio el nudo
propietario tiene solo una acción personal para exigir el cumplimiento.

Cosas que son susceptibles de usufructo propiamente tal

Tienen que ser cosas no consumibles y no fungibles. No hay ninguna otra exigencia,
por lo tanto se pueden constituir sobre todo tipo de bienes muebles o inmuebles.

Formas de constituir el usufructo (art. 766)

a.- Por voluntad del constituyente (por voluntad del dueño de la cosa).

Pueden darse 3 situaciones:

1º Que el dueño conceda la nuda propiedad a una persona y se reserve para si el


usufructo, lo que se llama constitución por retención.

2º Puede ser que el dueño conceda el usufructo y se reserve la nuda propiedad, lo que se
denomina constitución por vía directa.

3º Puede que conceda a una persona el usufructo y a otra la nuda propiedad, lo que se
denomina constitución por desprendimiento.

Cuando se constituye el usufructo por la voluntad del propietario de la cosa, éste


puede constituirlo por acto mortis causa o entre vivos.

• La constitución del usufructo por acto entre vivos es lo normal, puede


recaer como se dijo sobre bienes muebles o inmuebles.

Si recae sobre un mueble la constitución es consensual.

Si recae sobre bienes raíces la constitución es solemne porque se requiere de


escritura pública.
• La constitución del usufructo por causa de muerte, requiere que éste sea
constituido por testamento.

b.- Por disposición de la ley; el legislador se refiere a los usufructos regulares en el art.
810.

En estricto rigor no se trata de usufructos propiamente tales más bien la ley entrega
al padre o madre de familia o al marido un derecho legal de goce sobre los bienes del
hijo o de la mujer respectivamente.

Así se explica que ni el marido ni el padre ni la madre de familia tengan la obligación


de rendir caución, ni de inventariar los bienes de la mujer o del hijo respectivamente.

c.- Por prescripción. Al no señalar reglas especiales se aplican entonces las reglas
generales, con lo que se colige que el derecho real de usufructo se puede adquirir
siendo posesión regular en el plazo de 2 a 5 años y siendo poseedor irregular en 10
años. Por hablarse de título traslaticio de dominio no requeriría tradición.

d.- Por sentencia judicial. Para la mayoría de los autores este tipo de constitución judicial
estaría consagrada en el art. 1337 regla 6ª, donde la ley regula la partición de bienes
y señala que el partidor (juez árbitro) puede con el consentimiento de los
interesados entregar la nuda propiedad a un comunero y el usufructo a otra y en ese
caso tendría su origen en la sentencia del juez partidor.

Tratándose del pago de pensiones alimenticias, el juez puede fijar como pensión un
derecho de usufructo, uso o habitación sobre bienes del obligado al pago de la
pensión.

También encontramos la situación especial de la que trata el art.1337, Regla 10ª, en


cuya virtud el juez podrá durante el matrimonio o después de la declaración de su
nulidad, constituir a favor del cónyuge no propietario, derechos de usufructo, uso o
habitación sobre los bienes familiares

Duración del usufructo

Es siempre un derecho real de carácter temporal, al cumplirse el tiempo se consolida


la propiedad en el nudo propietario. (art.765 inc.2).

Lo normal es que en el usufructo intervenga un plazo (excepcionalmente una


condición). Si no se fija fecha de término y el usufructo es constituido a favor de una
persona natural se entiende constituido por toda la vida del usufructuario.
Si se trata de una persona jurídica, esta regla se altera, por lo tanto si no se establece
un plazo la ley le fija uno y es que no durará más de 30 años.

Limitaciones que se imponen al propietario de la cosa fructuaria

1.- Afecta el carácter absoluto del dominio porque el nudo propietario no puede
usar ni gozar la cosa.

2.- Afecta el carácter perpetuo del dominio porque el usufructuario será dueño de su
derecho real de usufructo hasta que se cumpla el plazo fijado.

Sabemos que al legislador no le gustan las limitaciones al dominio porque entraban


la libre circulación de los bienes. Esto lo demuestra de la siguiente manera:

- Prohíbe la constitución de usufructos sucesivos o alternativos. (art. 769).

- La ley prohíbe constituir usufructos bajo una condición que suspenda su ejercicio.
(art.768). La ley prohíbe entonces la constitución de usufructos bajo plazo o
condición suspensivos. Los usufructos que se constituyan de esta forma no tendrán
valor alguno. La razón de esta prohibición es evitar que se constituyan usufructos
sucesivos encubiertos por esta figura.

La excepción está dada por el mismo 768, en el inc.2°, pues tratándose del usufructo
constituido por testamento si esta condición que impide el ejercicio del usufructo se
ha cumplido o el plazo expirado antes del fallecimiento del testador, en ese caso el
usufructo vale.

El plazo puede ser aquel que diga relación con la llegada a cierta edad de una
persona otra que el usufructuario, en ese caso el art.804 inc.2° establece que si esa
persona fallece antes de llegar a edad establecida, valdrá el usufructo hasta el día en
que esa persona hubiere cumplido esa edad, si hubiese vivido.

DERECHOS DEL USUFRUCTUARIO

1.- Tiene derecho a usar y gozar de la cosa.

La facultad de usar consiste en que el usufructuario puede servirse de la cosa, pero


siempre de acuerdo a su naturaleza y destino. El usufructuario sólo responde de los
deterioros que provengan de su dolo o culpa, estando obligado a restituir la cosa en
el estado en que se halle.

Si la cosa es mueble el usufructuario tiene derecho a servirse de ella (art. 787 V.


art.788).

Si la cosa es raíz el usufructuario tiene derecho para percibir los frutos naturales
incluso los que estén pendientes al tiempo de su constitución y a percibir los frutos
civiles (art. 781 y 790, 783 y 784)

Si el inmueble se beneficia de una servidumbre (servidumbres activas) el


usufructuario tiene derecho a gozar de ellas. (art.782).

2.- El usufructuario goza de los aumentos que reciba la heredad por aluvión u otras
causas naturales (art.785).

3.- Tiene derecho para enajenar su derecho real de usufructo pero esta enajenación
se hace con la carga del usufructo. Puede enajenar con una excepción: el
constituyente podría haber prohibido la facultad de enajenar al usufructuario. (Acá la
cláusula de no enajenar vale) (art.793 y 794).

El cuasiusufructuario además tiene el derecho de disponer de la cosa dada en


usufructo.

4.- Derecho para hipotecar su derecho real de usufructo.

Puede transferir o cederla a título gratuito u oneroso. Asimismo puede hipotecar o


entregar en prenda el usufructo, pero siempre, estará sujeto al plazo extintivo de la
muerte del usufructuario o el establecido al efecto.

5.- Derecho para arrendar su derecho real de usufructo. (art.714). El usufructuario


es un mero tenedor y podrá entregar la cosa en arriendo, pero la duración de dicho
contrato no podrá exceder a la vigencia del usufructo (art.793 y 794).

6.- Derecho para administrar la cosa fructuaria. Pero sujeto a la obligación de rendir
caución e inventario (art.776 y 777 inc.1º).

7.- Derecho para ejercer la acción reivindicatoria en caso que se vea afectado en su
derecho real de usufructo.
OBLIGACIONES DEL USUFRUCTUARIO

En este punto debemos distinguir el momento en que se produce la obligación, así


encontramos tres tipos de obligaciones:

1º Obligaciones antes de que el usufructuario entre el goce de la cosa.

2º Obligaciones durante el goce de la cosa.

3º Obligaciones al término del usufructo.

1º tipo de obligaciones. Obligaciones antes de que el usufructuario entre el goce de la


cosa.

1.- Tiene la obligación de rendir caución y de hacer un inventario solemne (art.775). Se


establece para proteger al nudo propietario.

En cuanto a la caución, su cuantía la fijan las partes y si no hay acuerdo la fija el juez.

Hay usufructuarios que están exceptuados de esta obligación:

- Usufructuarios legales.

- Constituyente cuando él se ha reservado el usufructo.

- Usufructuario liberado por el constituyente o nudo propietario de rendir caución.

- Alimentario cuando se fija como pensión alimenticia un usufructo.

El inventario solemne es el que se hace previo decreto judicial ante un ministro de fe


(el secretario del tribunal regularmente) y con los requisitos exigidos por la ley.

Hay usufructuarios que no tienen esta obligación y son:

- Usufructuarios legales. - Cuando el constituyente o nudo propietario lo han


liberado de esta obligación.

Si el usufructuario no cumple con estas obligaciones la ley establece que mientras no


se cumpla con ellas, la administración de los bienes la conserva el nudo propietario
quien tiene la obligación de entregar al usufructuario el valor líquido de los frutos
(art. 776).

2.- Tiene que respetar los arrendamientos que estuvieren vigentes (art. 792).

Eso sí, una vez que se constituye el usufructo el usufructuario comienza a percibir las
rentas del arrendamiento.

3.- El usufructuario no puede exigir al nudo propietario la reparación de la cosa (art.774).

Recibe la cosa en el estado en que está.

2º tipo de obligaciones. Obligaciones durante el goce de la cosa.

1.- No puede alterar la forma o sustancia de la cosa. Art. 764.

2.- Cuidar la cosa, responde de culpa leve; la falta de aquella diligencia y cuidado que los
hombres emplean ordinariamente en sus negocios propios. Art. 44, 787, 788 y 802.

3.- Hacer las mejoras ordinarias de conservación. Art. 795 y 796.

4.- El usufructuario puede estar obligado al pago de deudas hereditarias y testamentarias


en la medida que esta obligación conste en el testamento.

3º tipo de obligaciones. Obligaciones al término del usufructo.

Restituir la cosa fructuaria.

La ley concede al usufructuario un derecho real de retención (art.800) por cuya


virtud puede como su nombre lo indica retener la cosa en su poder mientras el nudo
propietario no le pague los reembolsos e indemnizaciones que le deba.

DERECHOS DEL NUDO PROPIETARIO

1.- Puede enajenar su derecho de dominio. Art. 779.

2.- Hipoteca su propiedad, también con el gravamen del usufructo.

3.- Derecho a transmitir la nuda propiedad a sus herederos.

4.- Derecho a percibir los frutos pendientes al momento de terminarse el usufructo.


5.- Derecho a exigir al usufructuario las expensas ordinarias.

6.- Derecho a ejercer la acción reivindicatoria.

7.- Derecho a exigir el término del usufructo cuando el usufructuario hubiese


incumplido gravemente sus obligaciones. Art. 809.

OBLIGACIONES DEL NUDO PROPIETARIO

En general se dice que no tiene obligaciones pero no es tan efectivo porque en su


calidad de dueño de la cosa tiene la obligación de hacer las reparaciones o expensas
extraordinarias. Art. 797 y 798.

Lo que sucede es que el usufructuario no podía exigir del nudo propietario que
cumpla esta obligación y por lo tanto si no se ha cumplido con ella lo que tendría el
usufructuario es el derecho de retención al término del usufructo.

EXTINCIÓN DEL USUFRUCTO

El Código regula las formas de extinción del usufructo en los art. 804 a 809. El art.806
enumera las causales de extinción del usufructo, debiendo agregarse la pérdida de la
cosa debida y la expropiación.

CAUSALES

Por la llegada del día o evento de su condición prefijada para su fin (art.804).
Hay un caso en que el usufructo termina antes de que llegue el plazo; cuando el
usufructuario muere antes de haberse cumplido el plazo o condición.

Por a muerte del usufructuario (art. 806 n° 1), aunque ocurra antes del día o
condición fijada para su terminación.

Por resolución del derecho del constituyente (art. 806 n° 2) como cuando se ha
constituido sobre una propiedad fiduciaria y llega el caso de la restitución.

Por consolidación del usufructo con la nuda propiedad (art. 806 n° 3).

Por la prescripción.

Por la renuncia del usufructuario. La renuncia debe inscribirse en el Registro de


Hipotecas y Gravámenes del CBR (art.52 inc.1° N°3 del Reglamento)
Por sentencia judicial (art. 809).

Por la destrucción completa de la cosa fructuaria.

Por expropiación.

PARALELO ENTRE USUFRUCTO Y PROPIEDAD FIDUCIARIA

PROPIEDAD FIDUCIARIA

En la propiedad fiduciaria hay un derecho real; el de dominio que lo tiene el


propietario fiduciario.

La condición es propia de la propiedad fiduciaria.

En la propiedad fiduciaria la restitución puede no ocurrir.

La propiedad fiduciaria puede recaer sobre la totalidad de una herencia, una cuota o
una o más especies o cuerpos ciertos.

La propiedad fiduciaria siempre es solemne.

La propiedad fiduciaria nunca tiene su origen en la ley.

USUFRUCTO

En el usufructo coexisten 2 derechos reales de distinta naturaleza; el de dominio y el


usufructo

El plazo es propio del usufructo.

La restitución en el usufructo siempre va a ocurrir porque llegará un plazo.

El usufructo puede recaer sobre cualquier cosa.

El usufructo cuando recae sobre muebles y se constituye por acto entre vivos es
consensual.

Hay ciertos usufructos legales.


PARALELO ENTRE USUFRUCTO Y PROPIEDAD FIDUCIARIA

PROPIEDAD FIDUCIARIA

En la propiedad fiduciaria el fiduciario debe hacer un inventario pero no está


obligado a rendir caución.

La propiedad fiduciaria no puede tener su origen en una sentencia judicial.

La propiedad fiduciaria se transmite.

La propiedad fiduciaria no termina por la muerte del propietario fiduciario.


La propiedad fiduciaria no termina por sentencia judicial

USUFRUCTO

En el usufructo por regla general el usufructuario tiene la doble obligación;


inventario o caución.

El usufructo si puede tener su origen en una sentencia judicial.

El usufructo es intransmisible.

El usufructo termina por la muerte del usufructuario.

El usufructo si puede terminar por sentencia judicial.

4 Derechos reales de uso y habitación: concepto y características; su constitución;


extensión, efectos, extinción: DERECHO REAL DE USO Y DE HABITACIÓN

Art. 811. “El derecho de uso es un derecho real que consiste generalmente en la
facultad de gozar de una parte limitada de las utilidades y productos de una cosa, si
se refiere a una casa, y a la utilidad de morar en ella, se llama derecho de
habitación”.

En el fondo, el uso y la habitación son usufructos limitados, ya que, a pesar de las


similitudes con dicha figura, el titular de los derechos de uso y habitación está mucho
más restringido en el ejercicio de sus facultades que el usufructuario.
El derecho real de uso: Es, entonces, un derecho real que consiste generalmente en
la facultad de gozar de una parte limitada de las utilidades y productos de una cosa.

El derecho real de habitación: es el derecho real que consiste en la facultad de gozar


limitadamente de las utilidades de una casa, es decir, solo se refiere al derecho de
morar en ella.

Características del uso y la habitación

i) Son derechos reales, temporales, intransmisibles, y constituir una limitación al


derecho de dominio.

ii) Son derechos personalísimos y por lo tanto son intransferibles, a diferencia del
derecho real de usufructo.

iii) Además, el uso y la habitación no pueden constituirse por ley, a diferencia del
usufructo.

iv) Sin embargo, las semejanzas con el usufructo explican que el legislador en el art.812
dice que estos derechos se constituyen y pierden igual que el usufructo, pero no hay
uso y habitación legales.

v) En el derecho real de uso el usuario no está obligado a hacer un inventario solemne a


menos que el uso recaiga sobre cosas que deban instituirse en especie y el habitador
no tiene la obligación de hacer un inventario.

vi) En cuanto a la caución ni el usuario ni habitador deben rendir caución. Art. 813.

Determinación de los derechos del usuario y habitador

Hay que analizar el título donde se constituye y si nada se ha dicho en el título se


aplican las reglas legales. Así lo establece el art.814.

A falta de esta determinación, los art.813 inc.2° y 815 a 818 regulan esta materia de
la siguiente forma:

Obligaciones del usuario y habitador

a) El habitador siempre deberá levantar inventario.


En cambio, el usuario únicamente deberá hacerlo, si se le concede la tenencia de la
cosa sobre la que recae el derecho. Ambos están exentos de la obligación de rendir
caución (art.813 inc.2º).

b) El usuario y habitador responden de culpa leve, y están obligados a contribuir a las


expensas ordinarias de conservación y cultivo a prorrata del beneficio que de ellas
reporten (artículo 818.1º del CC.).

c) El usuario tiene una facultad de goce limitada sobre la cosa.

El usuario de una heredad sólo tiene derecho a los objetos comunes de alimentación
y combustible, no a los de una calidad superior; y está obligado a recibirlos del dueño
o a tomarlos con su permiso (art. 817). Dichos frutos se adquieren por el hecho de
ser realmente consumidos. En consecuencia, el usuario no tiene la administración de
la cosa la cual sigue en poder del propietario.

Derechos del usuario y habitador

Los derechos reales de uso y habitación otorgan unas atribuciones limitadas a sus
titulares.

En estos derechos el propietario mantiene el dominio, la posesión e incluso a veces


la mera tenencia, como en el caso del uso. Ello explica los siguientes derechos, más
bien reducidos del usuario y habitador:

a) El uso o la habitación se limitan a las necesidades personales del usuario o del


habitador, que comprenden de acuerdo al artículo 815 inc.2º, a su familia.

b) El usuario o habitador tiene un uso limitado de la cosa, referido a sus necesidades


personales y a las de su familia.
Las necesidades personales, de acuerdo al artículo 816, no comprenden las de la
industria de la cual se ocupa el usuario o su familia.

El art. 811 inc.1º establece que “generalmente” los derechos de uso y habitación
confieren la facultad de gozar de una parte limitada de las utilidades y productos de
una cosa. Sin embargo, esta facultad debe otorgarse en el acto constitutivo.

De este modo el usuario o habitador tiene derecho a los frutos de la cosa sólo en la
medida que dicha facultad se haya estipulado expresamente.

Extinción del uso y habitación

El uso y la habitación se extinguen de la misma forma que el usufructo (art.812).


5 Servidumbres: concepto, elementos y características; criterios clasificatorios; su
extinción: LAS SERVIDUMBRES

Art. 732 n°3 las enumera como limitación al dominio.

Están reguladas en el art.820 y ss.

Concepto (art.820)

“Servidumbre predial, o simplemente servidumbre, es un gravamen impuesto sobre


un predio en utilidad de otro predio de distinto dueño.”

En Roma se conocían dos tipos de servidumbres:

- Las servidumbres personales: que se establecían en beneficio de una persona y


eran el usufructo, el uso y la habitación; y

- Las servidumbres prediales: que se establecían en beneficio de los inmuebles o


predios, también conocidas como servidumbres propiamente tales.

El Código civil francés reticente a la expresión “servidumbre personal” elimina esta


referencia, quedando la expresión servidumbre exclusivamente para las prediales.

Nuestro Código civil sigue al Código civil francés, pero insiste en una doble
denominación “servidumbre predial o simplemente servidumbre”, como si hubiera
necesidad de distinguirla de otro tipo de servidumbres “no prediales”.

Características

1.- Constituyen un gravamen.

2.- El gravamen se constituye sobre un predio (las servidumbres activas son derechos
reales inmuebles).

3.- Se establecen para la utilidad o beneficio de otro predio de distinto dueño.


Intervinientes

En las servidumbres intervienen dos predios (art.821):

- El predio sirviente: es aquel que soporta o sufre el gravamen. Respecto de él la


servidumbre es pasiva.

- El predio dominante: es aquel que recibe o reporta la utilidad (se beneficia de ella).
Respecto de él, entonces, la servidumbre es activa y es ésta la que se mira como
derecho real.

Características de las servidumbres activas

1.- Es un derecho real inmueble, De ahí que se explique que la servidumbre grava al
predio sin consideración al dueño del mismo.

2.- Es un derecho accesorio, es inseparable al predio en que activa o pasivamente


recae (art. 825). Esto tiene una serie de consecuencias:

a.- Si se enajena el predio sirviente se entiende enajenada la servidumbre sin que sea
necesario mencionarla en forma expresa.

b.- La servidumbre es inembargable sin el predio en la que recae. Si el embargo


afecta al predio la servidumbre se embarga.

3.- Es un derecho perpetuo, es de utilidad indefinida en el tiempo, pero la


perpetuidad es un elemento de la naturaleza en este caso pues las partes pueden
someter la servidumbre a un plazo (extintivo) o a una condición (resolutoria). Sin
perjuicio de esto la servidumbre activa se extingue por su no uso durante 3 años
(art.885 N° 5).

4.- Es un derecho indivisible, no admite parcialidad y no puede adquirirse o


ejecutarse por partes. Esto trae una serie de consecuencias que son:

a.- Si se constituye servidumbre sobre un predio con muchos dueños todos deben
consentir.

b.- Si el predio sirviente se divide no se afecta la servidumbre constituida sobre él


(art.826).

5.- El legislador se preocupa de proteger al predio sirviente por ello la servidumbre


debe reducirse a lo estrictamente necesario.

Clasificación de las servidumbres

I.- Según su origen. (art.831)

a.- Naturales: Son naturales pues la ley no tiene necesidad de establecerlas ya que
operan como consecuencia natural de la situación o ubicación de los predios.

La reconoce un sólo caso de servidumbre natural, la servidumbre de libre descenso o


escurrimiento de las aguas que establece el art. 833.

El dueño del predio sirviente está obligado a soportarla sin derecho a indemnización
alguna y se rige por el Código de aguas.

b.- Legales: Son aquellas que impone la ley. El titular del predio sirviente está
obligado a soportarlas. Las hay de dos tipos:

b.1.- las relativas de uso público

b.2.- las relativas a la utilidad de los particulares (interés privado), que son:

a.- Servidumbre de demarcación. d.- Servidumbre de tránsito.

b.- Servidumbre de cerramiento. e.- Servidumbre de acueducto.

c.- Servidumbre de medianería. f.- Servidumbre de luz y vista.

c.- Voluntarias: Son las constituidas por un hecho del hombre, en virtud de la
autonomía de la voluntad, son por lo tanto el resultado de una convención entre el
titular del predio sirviente y el del predio dominante.

II.- Según la forma en que se debe cumplirse (art. 823)

a.- Positivas: Son, en general, las que imponen al dueño del predio sirviente la
obligación de dejar hacer. Por ejemplo en el caso de una servidumbre de tránsito.

b.- Negativas: Son las que imponen al dueño del predio sirviente la prohibición de
hacer algo, que sin la servidumbre le sería lícito, por ejemplo, la de no poder elevar
sus paredes sino a cierta altura (servidumbre de vista).

III.- Según si tienen o no señales externas. (art. 824)

a.-Aparentes: Son las que están continuamente a la vista, como la de tránsito,


cuando se hace por una senda o por una puerta especialmente destinada a él.

b.- Inaparentes: Son las que no se conocen por una señal exterior, como la misma de
tránsito, cuando carece de estas dos circunstancias.

IV.- Según como se ejercen. (art.822)

a.- Continuas: Son las que se ejercen o se pueden ejercer continuamente, sin
necesidad de un hecho actual del hombre, como la servidumbre de acueducto por
un canal artificial que pertenece al precio dominante. Lo que determina la
continuidad no es precisamente la permanencia o intermitencia de los actos, lo
esencial es que no se requiera de un hecho actual del hombre.

b.- Discontinuas: Son las que se ejercen a intervalos más o menos largos de tiempo y
suponen un hecho actual de hombre, como la servidumbre de tránsito.

Resultado de la combinación de las dos clasificaciones precedentes:

1.- Servidumbres aparentes-continuas: Son aquellas que cumplen con los requisitos de ser
visibles y de no requerir para su ejercicio de un hecho actual del hombre. Por ej. la
servidumbre de acueducto que se constituyó sobre un canal.

2.- Servidumbres inaparentes-continuas: Son aquellas que cumplen con los requisitos de
no ser visibles y de no requerir para su ejercicio de un hecho actual del hombre. Por
ej. la servidumbre de acueducto subterráneo.

3.- Servidumbres aparentes-discontinuas: Son aquellas que cumplen con los requisitos de
ser visibles y de requerir para su ejercicio de un hecho actual del hombre.
Servidumbre de tránsito donde hay una puerta o camino.

4.- Servidumbres inaparentes-discontinuas: Son aquellas que cumplen con los requisitos
de no ser visibles y de requerir para su ejercicio de un hecho actual del hombre. Por
ejemplo la servidumbre de tránsito sin puerta o camino.
La clasificación de servidumbres continuas y discontinuas es importante:

a). En materia de prescripción. Las servidumbres continuas inaparentes y las discontinuas


no pueden adquirirse por prescripción. Ej.: servidumbres de tránsito no pueden
adquirirse por prescripción.

b). Pueden extinguirse por el no uso, 3 años (art.885):

i.- Si es discontinua el plazo se cuenta desde que la servidumbre se dejó de usar.

ii.- Si es continua el plazo se cuenta desde que se ejecuta un acto contrario a la


servidumbre.

Estudio de las servidumbres de interés privado establecidas en el Código Civil

1.- Servidumbres de demarcación. Art. 842 y 843

2.- Servidumbres de cerramiento. Art. 844 y 845

3.- Servidumbre de medianería. Art. 851 al 8459

4.- Servidumbres de tránsito. Art. 847

5.- Servidumbre de acueducto. Art. 861

6.- Servidumbre de vista. Art. 878

7.- Servidumbre de luz. Art. 874

1.- Servidumbre de demarcación (art. 842 y 843)

“La servidumbre de demarcación es el conjunto de operaciones que tiene por objeto


fijar la línea de separación de dos predios colindantes de distintos dueños mediante
signos materiales”.

Etapas de la servidumbre de demarcación

a) Etapa jurídica o intelectual, llamada delimitación, tendiente a reconocer la línea


separativa.

b) Etapa material, llamada amojonamiento, dirigida a señalar esta línea sobre el


suelo por medio de signos apropiados, llamados hitos o mojones.

Naturaleza jurídica de la demarcación.

A pesar de que el Código Civil la trata como un servidumbre, se discute si realmente


su naturaleza jurídica es la de una servidumbre o en realidad es una facultad propia
del dominio, como lo es fijar los límites de mi propiedad, y desde este punto de vista,
la obligación de demarcar no sería sino una obligación legal nacida de las relaciones
de vecindad.

2.- Servidumbres de cerramiento. Art. 844 y 845

“El cerramiento es la facultad que tiene todo propietario de reparar, cerrar y cercar
su predio por todos lados, y de hacer que contribuyan a esta operación los dueños
de los predios colindantes”.

El cerramiento es, por consiguiente, una facultad inherente a todo dominio.

Cerrado un inmueble (previa demarcación) el señorío puede ser constatado por


todos, de allí que, recordando el tema de la ocupación (especialmente la caza) se
pueda obviar la autorización del dueño de un inmueble no cercado y entrar a cazar
en tierra ajena, salvo que el dueño lo haya prohibido expresamente habiendo
notificado además la prohibición.

Por su parte, las municipalidades tienen la facultad de exigir el cerramiento de


predios y sitios abiertos ubicados dentro de su comuna.

Naturaleza jurídica del cerramiento

Se razona de la misma forma que respecto de la servidumbre de demarcación.

3.- Servidumbre de medianería. Art. 851 al 859

Concepto

Art. 851. “La medianería es una servidumbre en virtud de la cual los dueños de los
predios vecinos que tienen paredes, fosos, cercas divisorias comunes, están sujetos a
las obligaciones recíprocas que van a expresarse”

La medianería es, por ende, una consecuencia del hecho de que el cerramiento
divisorio pertenezca en común a los dueños de los predios contiguos.

Naturaleza jurídica de la medianería

Se razona de la misma forma que respecto se ha hecho en los dos casos anteriores.
Cierta doctrina piensa que no se trata ni de servidumbre ni de obligación legal sino
de copropiedad forzada y perpetua, simple consecuencia de la copropiedad de la
pared divisoria.

Derechos y obligaciones que emanan de la medianería

• Derechos de los propietarios colindantes

a) Derecho de edificar sobre la pared medianera (art.855 inc.1°)

b) Derecho de recortar los maderos del vecino (art.855 inc.2º).

c) Derecho de elevar la pared medianera (art.857)

• Obligaciones de los propietarios colindantes

a) Contribuir a las expensas relativas al cerramiento común. (art.858 inc.1º en relación con
el art.2309). Excepcionalmente puede hacerse abandono del derecho de medianería
para liberarse de las cargas (art.858 inc.2º)

b) Destruir los árboles medianeros (art.859 inc.2°)

4.- Servidumbres de tránsito

Concepto.

“La servidumbre de tránsito es el derecho concedido por la ley al dueño de un fundo


que se haya destituido de toda comunicación con el camino público por la
interposición de otros predios, para exigir paso por alguno de éstos, en cuanto fuere
indispensable para el uso y beneficio de su fundo, previa la correspondiente
indemnización”. (art.847)

Naturaleza jurídica de la servidumbre de tránsito

Este gravamen es realmente una servidumbre, ya que hay un predio dominante,


desprovisto de salida al camino público; y un predio sirviente. Además, el predio
sirviente está sujeto a un gravamen: Dejar pasar al dueño del predio dominante.

Características

a) Es una servidumbre discontinua, ya que para ejercerse exige un hecho actual del
hombre (art.822).

b) Es una servidumbre positiva, porque el dueño del predio sirviente debe dejar
hacer al dueño del predio dominante (art.823).

c) Puede ser aparente o inaparente, aunque comúnmente es aparente (art.824)

5.- Servidumbre de acueducto. Art. 861

Concepto

“La servidumbre de acueducto es el derecho que tiene el dueño de un predio o de un


establecimiento industrial o que tiene un pueblo, de conducir aguas que les son
necesarias a través de un predio ajeno” (art. 861 inc.2º en relación con los art.76 y
77 del Código de aguas).

Todas las aguas del territorio nacional son bienes nacionales de uso público (art.595
del CC y 5 del Código de aguas).

La servidumbre de acueducto, conforme al artículo 76 inc.1º del Código de aguas es


aquella que autoriza a conducir aguas por un predio ajeno, a costa del interesado. La
servidumbre comprende el derecho de construir obras en el cauce y de desagües
para que las aguas se descarguen en cauces naturales.

Características

a) Es positiva, ya que impone al dueño del predio sirviente la obligación de dejar de


hacer algo.

b) Es continua, ya que para su ejercicio no requiere de un hecho actual del hombre.

c) Puede ser aparente e inaparente.

6.- Servidumbre de vista. Art. 878

Concepto.

El art. 878 no la define directamente, en realidad establece una prohibición y de ella


se puede colegir su concepto. “La servidumbre de vista consiste en que el propietario
de un edificio no puede construir ventanas, azoteas o balcones que le permitan mirar
lo que ocurre en las habitaciones, patios y corrales del vecino”.
Como veremos enseguida, la servidumbre de luz tiene por objeto permitir la entrada
de luz; en cambio la de vista tiene como finalidad prohibir que se vea lo que sucede
en el predio vecino.

Características

a). Es negativa, porque impone al dueño del predio sirviente la obligación de


abstenerse de hacer una cosa.

b).- Es continua, porque no requiere en su ejercicio un hecho actual del hombre.

c).- Es aparente, porque se manifiesta aparentemente por la ausencia de balcones,


azoteas, ventanas, etcétera

7.- Servidumbre de luz. Art. 874

Concepto

“Es la que tiene por objeto dar luz a un espacio cualquiera cerrado y techado; pero
no tiene por fin conceder un derecho de vista sobre el predio vecino” (art.873).

En este sentido, si hay una servidumbre de luz, pero no una de vista, las ventanas se
levantarán a una altura que permita la entrada de la luz al predio dominante, pero no
una en que se divise el predio vecino.

Características

a) Es una servidumbre continua, ya que para su ejercicio no requiere un hecho actual


del hombre.

b) Es una servidumbre aparente, debido a que se manifiesta por señales exteriores.

c) Es una servidumbre positiva, ya que da derecho a algo al dueño del predio


dominante, y el dueño del predio sirviente no puede impedir el gravamen.

Constitución de las servidumbres

1.- Las servidumbres naturales se constituyen por la naturaleza del lugar donde están los
predios.

2.- Las servidumbres legales se constituyen por la ley.


3.- Las servidumbres voluntarias se constituyen por acuerdo de la partes y se deben
cumplir una solemnidad y es que el acuerdo conste en escritura pública.

Adquisición de las servidumbres

1.- Por título. Art. 882. Toda servidumbre se puede adquirir a través de la tradición
cuando hay un título que lo antecede. La inscripción en el conservador es voluntaria
y si se hace es por publicidad.

2.- Por prescripción, pero no en todas. En el caso de la servidumbre discontinua y


continua inaparente no opera. Art. 842.

Independiente si es poseedor regular o irregular el plazo es de 5 años para la


prescripción. Art. 2512 n° 2.

3.- Por sentencia judicial, y se da en el caso de la partición donde el juez partidor


puede constituir una servidumbre de tránsito y como consecuencia de la partición
queda un predio sin salida al camino público. Art. 1337 regla 5.

4.- Por destinación del padre de familia. Art. 881.

Requisitos:

- Que sea un mismo dueño.

- Que el dueño haya establecido un servicio continuo aparente de un predio a favor


de otro.

- Que por cualquier razón un predio pase a distinto dueño.

Extinción de las servidumbres. (art. 880 a 885)

1.- Por resolución del derecho que las constituyó.

2.- Por la llegada del día o condición que se hubiese establecido.

3.- Por confusión; por reunión perfecta e irrevocable de ambos predios en un mismo
dueño.

4.- Por renuncia del dueño del predio dominante.

5.- Por el no uso durante 3 años.

La ley establece una regla especial por cuya virtud cualquiera que goce de la
servidumbre hace interrumpir este plazo de 3 años aún cuando no se trate del predio
dominante.

CÉDULA 17. DERECHO REGISTRAL INMOBILIARIO. 1. El Registro Conservatorio de Bienes


Raíces: concepto. 2. Función jurídica, económica y social del Registro conservatorio. 3.
Títulos que se debe inscribir y títulos que se puede inscribir. 4. Procedimiento de
inscripciones, forma y solemnidades. 5. Inscripciones, sub-inscripciones, cancelaciones y
reinscripciones. Roles de la inscripción conservatoria. 6. Inscripciones a que da lugar la
sucesión por causa de muerte. 7. Libros del Conservador de Bienes Raíces.

1. El Registro Conservatorio de Bienes Raíces: concepto.

Nuestro sistema registral se basa en el Código prusiano, austriaco y las leyes bávaras.
El Reglamento del Conservador de Bienes Raíces de veinticuatro de junio de 1857 fue
creado a instancias del artículo 695 del Código Civil.
Este reglamento es un “reglamento ley”, pues no es dictado en el ejercicio de la potestad
reglamentaria, sino por orden expresa del legislador, por ello, tiene fuerza de ley.

Los conservadores de bienes raíces son los ministros de fe encargados de los registros
conservatorios de bienes raíces, de comercio, de minas, de acciones de sociedades
propiamente mineras, de asociaciones de canalistas, de prenda agraria, de prenda
industrial, especial de prenda y demás que les encomiendan las leyes (artículo 446 Código
Orgánico de Tribunales).

ASPECTOS GENERALES DEL SISTEMA REGISTRAL.

2.1 Fundamentos del sistema registral.

En el Derecho Romano, y aun en el antiguo Derecho Español, vigente en Chile antes del
Código, la tradición del dominio de los inmuebles se efectuaba, como es la regla general,
por alguna de las formas simbólicas que antes se han indicado.
Para facilitar la circulación del dominio de los bienes inmuebles, evitar los inconvenientes
de la clandestinidad y desarrollar el crédito territorial, fue imponiéndose en las
legislaciones más avanzadas la publicidad de la constitución, transferencia y transmisión
de los derechos reales inmuebles. En este sentido, el Mensaje del Código Civil indica que
con el sistema registral se busca “dar una completa publicidad a las hipotecas, y poner a
vista de todos el estado de las fortunas que consisten en posesiones territoriales”.
De este modo, con la dictación del Código se estableció entre nosotros, según es norma en
la organización de la propiedad territorial en los tiempos modernos, un sistema de
transferencia para los derechos sobre inmuebles, en base a un Registro. Este sistema de
propiedad registral, en términos generales, otorga publicidad a las mutaciones jurídicas de
los inmuebles con ventajas en la circulación de la propiedad inmueble, evitando la
clandestinidad de las transferencias, y facilitando con ello el crédito con garantía
territorial.

2.2 Tipos de registros.

En teoría se conocen alternativas en varias cuestiones fundamentales, entre las cuales se


puede optar en la construcción de un Registro Territorial.

(i) Registro personal.


El Registro personal es el que se organiza tomando como pauta los nombres de las
personas a quienes afecta cada anotación o inscripción. Este es el sistema que opera en
Chile.

(ii) Registro real.


Registro real es el que se lleva por predios: cada uno de éstos se matrícula con un número
de orden y le corresponde una hoja especial, que constituye su registro. Permite conocer
de un solo golpe de vista todas las mutaciones y gravámenes de una propiedad, revela de
inmediato el estado jurídico del inmueble.
Por el contrario, el registro personal obliga, para conocer la historia de cada predio, a
encontrar el nombre de todos los propietarios anteriores al actual y revisar largos índices,
remontándose en muchos años. Aquí las inscripciones no se agrupan en torno a una ficha
u otro mecanismo, que represente a cada inmueble, sino que se van efectuando sin orden
preestablecido, a medida que llegan los títulos al Registro, las mutaciones y estado actual
de un predio se puede establecer mediante los índices de personas que han intervenido
en los respectivos actos.

2.3 Inscripciones o Transcripciones.


Las constancias a que se ha hecho referencia provienen de títulos en que están contenidos
los actos o contratos celebrados por los particulares relativos a la propiedad registrable, y
son esos títulos los que se presentan o exhiben al funcionario correspondiente, para
registrarlos. Ahora bien, esas constancias pueden consistir en “inscripciones”, esto es,
extractos o resúmenes de los títulos exhibidos, o en “transcripciones”, es decir, copia
íntegra de dichos títulos.
En Chile rige el sistema de las inscripciones.

EL SISTEMA REGISTRAL CHILENO.

El Registro Conservatorio de Bienes Raíces.

El sistema registral chileno está conformado por el Registro Conservatorio de Bienes


Raíces. Las normas legales fundamentales sobre la materia están contenidas en los arts.
686 y siguientes del Código Civil y, en virtud de lo prescrito en el art. 695, en el
Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces, de 24 de Junio de 1852. La
organización y funcionamiento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces están
consignados, básicamente en el Reglamento.

a) Funciona como una oficina en cada comuna del territorio, a cargo de un funcionario
denominado Conservador de Bienes Raíces, calificado de Auxiliar de la Administración de
Justicia y considerado ministro de fe pública (arts. 446 y ss. del COT).
En Santiago, el oficio está a cargo de tres funcionarios. En la mayoría de las comunas del
país el notario o uno de los varios, es al mismo tiempo el Conservador;

b) Los libros fundamentales son el Repertorio, el Registro, y el Índice General. Pero es el


Registro el que constituye el sistema, siendo los otros dos el complemento de aquél.
Creado originalmente para los inmuebles, leyes posteriores han entregado al Conservador
el mantenimiento de otros Registros para ciertos bienes o actos, como el Registro de
Comercio, el de Prenda Agraria, el de Prenda Industrial, el de Prenda de Cosa Mueble
Vendida a Plazo.

b.1) El Repertorio (arts. 21 y siguientes del reglamento) es el libro de ingreso de la oficina;


en él se deben anotar todos los títulos que se presenten al Conservador, por orden
cronológico de llegada, cualquiera que sea su naturaleza (arts. 21 y 27); al igual que el
Registro es anual (arts. 30 y 38). La anotación en el Repertorio debe contener las
enunciaciones que indica el art. 24.

b.2) El Registro, considerada la expresión como cuerpo del sistema, está integrado por tres
registros particulares:

a. El Registro de Propiedad, en el cual se inscriben las translaciones de


dominio; (o sea, las transferencias, transmisiones y adquisiciones por prescripción).
b. El Registro de Hipotecas y Gravámenes, se inscriben las hipotecas, los
censos, los derechos de usufructo, uso y habitación, los fideicomisos, las
servidumbres y otros gravámenes semejantes;
c. El Registro de Interdicciones y Prohibiciones de Enajenar; se inscriben las
interdicciones y prohibiciones de enajenar e impedimentos relacionados en el
artículo 53,número 3°.

Todos los registros son anuales (art. 36).

El art. 33 establece que “En cada uno de los mencionados Registros se inscribirán también
las respectivas cancelaciones, subinscripciones y demás concernientes a las inscripciones
hechas en ellos”.
Estos Registros parciales tienen las características materiales que indican los arts. 34 y
sgts. Cada Registro parcial contiene un índice por orden alfabético con los nombres de los
otorgantes (art. 41); este índice es de especial importancia práctica para la ubicación de los
títulos. Además, “en un apéndice de este índice se inventariarán los documentos
agregados al fin de cada Registro” (art. 42).

b.3) El Índice General. Junto con los índices de cada Registro parcial permite, en realidad,
el funcionamiento del sistema en cuanto mediante él se ubican las inscripciones y se
puede reconstruir la historia de los inmuebles partiendo de algunos datos elementales. Se
construye por orden alfabético de los otorgantes, y “se formará a medida que se vayan
haciendo las inscripciones en los tres Registros. En él se abrirán las mismas partidas que en
el índice particular” (art. 43). Es igualmente anual (art. 45). Los caracteres materiales del
Índice General se señalan en el art. 46, en relación con los arts. 22 y 23. Las menciones
que contienen los índices se disponen en el art. 44.

c) El Registro es público, y el Conservador está obligado a dar las copias y certificados que
se le soliciten (arts. 49, 50 y 51). Uno es el que deja constancia de haberse inscrito el título
en el Registro; se estampa en la copia del título que se presentó al Conservador para la
inscripción, copia que el Conservador devuelve al interesado con esa certificación al final
(arts. 85 y 86).
Son también frecuentes los denominados certificados de “dominio vigente”, en que el
Conservador deja constancia de que cierto inmueble está actualmente inscrito a nombre
de determinada persona; el “certificado de gravámenes” en que consta la existencia o
inexistencia de cargas (por ej., hipotecas, usufructos), y el “certificado de prohibiciones”,
en que consta la existencia o inexistencia de impedimentos al libre ejercicio del derecho de
enajenar cierto inmueble (por ej., embargos). Puede agregarse el “certificado de
repertorio”,
El examen del Registro y, por tanto, las certificaciones se retrotraen en el tiempo hasta el
lapso de la prescripción extraordinaria, que consolida la situación registrada, sin que
pueda ser afectada por posibles defectos anteriores.

d) Respecto a la responsabilidad del Conservador, en su desempeño no tiene atribuciones


para examinar la validez y eficacia de los títulos ni la correspondencia entre las
declaraciones sobre los predios y las reales características de ellos. Por lo mismo, el Estado
no garantiza ni esta congruencia entre el título y los caracteres materiales de los predios ni
la calidad de auténtico propietario que puede tener quien aparece como dueño en la
inscripción.
Tiene sí responsabilidad por la negligencia, dolo y abuso que cometa en el cumplimiento
de sus funciones (arts. 96 a 98). La responsabilidad civil por daños se rige por las reglas
generales (arts. 2314 y sgts. del Código). La responsabilidad funcionaria, por las reglas del
COT. (art. 530 y sgts.). La responsabilidad penal, por las normas del Código del ramo,
especialmente las relativas a delitos cometidos por funcionarios en el desempeño de sus
cargos.

e) En cuanto a la remuneración, no percibe sueldo fiscal sino derechos arancelarios, que


cobra a los interesados en las diligencias que allí se efectúan; con ello paga igualmente a
los empleados que le colaboran.

2. Función jurídica, económica y social del Registro conservatorio.

(por responder)

3. Títulos que se debe inscribir y títulos que se puede inscribir.

Sanción a la no Inscripción de los Títulos que deben inscribirse: No se produce el efecto


que la ley señala para cada uno de los actos jurídicos que exigen inscripción. Si no se
inscribe un título traslaticio de dominio no hay tradición; si no se efectúa la inscripción que
cumple una función de solemnidad el acto o contrato será nulo absolutamente; y si la
inscripción tiene una función de publicidad, el acto que adolece de ella será inoponible a
los terceros.
Art. 52 (señala los que deben inscribirse) y 53 (los que pueden inscribirse) del Registro
CBR.

Títulos que deben inscribirse


a. Los títulos translaticios de dominio de los bienes raíces;
b. Los títulos de derecho de usufructo, uso, habitación, censo e hipoteca
constituidos en inmuebles.
c. La sentencia ejecutoria que declare la prescripción adquisitiva del dominio
o de cualquiera de dichos derechos.
En relación al uso y habitación la terminología utilizada por el Reglamento no es
correcta, porque da la idea de transferencia, y estos derechos son intransferibles
(art. 819 y 1464, n° 2). Lo que se inscribe es la constitución del derecho real de uso
y habitación y no la transferencia de dichos derechos reales.
d. La constitución de los fideicomisos que comprendan o afecten bienes
raíces.
e. La constitución de del usufructo, uso y habitación que hayan de recaer
sobre inmuebles por acto entre vivos.
f. La constitución, división, reducción y redención del censo.
g. La constitución de censo vitalicio.
h. La constitución de la hipoteca.
i. La renuncia de cualquiera de los derechos enumerados anteriormente.
j. Los decretos de interdicción provisoria y definitiva.
k. Los decretos que rehabilitan al disipador y al demente.
l. Los decretos de que confieren la posesión definitiva de los bienes del
desaparecido
m. Los decretos que conceden el beneficio de separación de bienes, según el
artículo 1385 del C.C.

Estas inscripciones cumplen una función de publicidad.

La enumeración contenida en el artículo 52 del reglamento no es taxativa, pues existen


una serie de títulos que deben inscribirse y a los que no se refiere este artículo, como los
indicados en los artículos 447, 455, 461, 468 y 688 del C.c. y 546 del Código de
Procedimiento Civil.

Títulos que pueden inscribirse

a. Toda condición suspensiva o resolutoria del dominio de bienes raíces o de


otros derechos reales constituidos sobre ellos.
En este caso, la inscripción tendrá el efecto de considerar a los terceros adquirentes
de un bien raíz enajenado o sujeto a gravamen como de mala fé para los efectos de
la resolución (artículo 1491 C.c.).
d. Toda condición suspensiva o resolutoria de otros derechos reales
constituidos sobre inmuebles;
e. Todo gravamen impuesto sobre un inmueble, diferente de los mencionados
en el art. 52, como las servidumbres; La tradición de las servidumbres activas se
hace por escritura pública, pero la ley permite su inscripción para efectos de
publicidad. Lo mismo sucede con el arrendamiento en el caso del art. 1962 del C.c.
en que el arrendamiento inscrito es oponible a los acreedores hipotecarios en los
términos del art. 1962 nº 3 del Código Civil.
f. El arrendamiento en el caso del art. 1962 del CC;
g. Cualquier otro acto o contrato cuya inscripción sea permitida por la ley;
h. Todo impedimento o prohibición referente a inmuebles, sea convencional,
legal o judicial, que embarace o límite de cualquier modo el libre ejercicio del
derecho de enajenar. Son de la segunda clase el embargo, cesión de bienes,
secuestro, litigio, etcétera.

El Código de Procedimiento Civil ha modificado el N° 3 del art. 53, en lo que dice relación a
las prohibiciones judiciales, porque para afectar a terceros, hace obligatoria la inscripción
de ciertas prohibiciones que, de acuerdo al Reglamento, es sólo facultativa. En efecto,
establece el CPC que la prohibición decretada por el juez de celebrar actos o contratos
cuando recae sobre bienes raíces debe inscribirse en el Registro del Conservador
respectivo, y sin este requisito no produce efecto respecto de terceros (297 inc. 1). Del
mismo modo, dispone que el embargo que recae sobre bienes raíces o derechos reales
constituidos en ellos, no produce efecto legal alguno respecto de terceros sino desde la
fecha en que se inscribe en el respectivo Registro Conservatorio en donde estén situados
los inmuebles (art. 453 inc. 1). Hay que recordar que los autores y la jurisprudencia dan a
la expresión embargo un sentido amplio, comprensivo no sólo del embargo propiamente
tal sino también de otras medidas o instituciones tendientes a asegurar el resultado del
juicio (secuestro, retención de bienes determinados y, en general, toda medida decretada
judicialmente que paralice la libertad de disposición del propietario o poseedor).

En cuanto a las prohibiciones convencionales, si la estipulación recae sobre inmuebles,


puede inscribirse (art. 53, N° 3). Inscrita la prohibición de enajenar, se ha discutido la
actitud que debe tomar el Conservador cuando el obligado a no enajenar, infringiendo su
obligación, enajena y se le pide que inscriba ese título (para efectuar así la tradición).
¿Debe negarse o debe inscribir?

Se ha sostenido que debe negarse, en base al art. 13 del Reglamento, porque sería un caso
en que la inscripción es “legalmente inadmisible”. Se configuraría un “impedimento de
registro”: al existir una prohibición de enajenar vigente, inscrita, la coherencia del Registro
conduce a considerar legalmente inadmisible un título que contradice aquella inscripción.
Y ese impedimento registral -se agrega- es independiente de la suerte que en términos
substantivos, civiles, tenga la estipulación.

Pero también puede estimarse que el Conservador debe inscribir la enajenación: debe
recordarse, en primer término, que la validez de una cláusula de no enajenar es discutida.
Luego, si se admite, ella genera una obligación de no hacer, de modo que la enajenación
no importa sino una infracción de esa obligación, que el Conservador no es el llamado a
controlar o juzgar; a este respecto, se tiene en cuenta que el principio general en Chile es
que el Conservador debe inscribir los títulos que se le presenten (siendo auténticos y
relativos a inmuebles), salvo limitadas excepciones, que deben interpretarse
restrictivamente, de manera que es escasa la “legalidad” registral. Por último, el art. 13 se
refiere a las inscripciones que por ley son inadmisibles, no por acuerdo entre particulares,
de modo que para fundar la negativa debería precisarse el precepto legal que declara
inadmisible la inscripción.
La jurisprudencia parece inclinarse por esta segunda alternativa.

4. Procedimiento de inscripciones, forma y solemnidades.

Estas materias están reguladas principalmente en los Títulos VI y VII del Reglamento, arts.
54 y siguientes.

(i) Comuna en que debe efectuarse.


Es aquella de la ubicación del predio (arts. 54 del Reglamento, 687 CC y 659 CPC); si el
inmueble se encuentra en dos o más comunas (o agrupación de comunas), se debe
inscribir en todas ellas.
Si la inscripción se efectúa en el Registro de una comuna que no corresponde, ella será
inútil, teniendo aplicación el art. 696 del CC, que establece que “Los títulos cuya
inscripción se prescribe en los artículos anteriores, no darán o transferirán la posesión
efectiva del respectivo derecho, mientras la inscripción no se efectúe de la manera que en
dichos artículos se ordena; pero esta disposición no regirá sino respecto de los títulos que
se confieran después del término señalado en el reglamento antedicho.” Respecto de la
comuna en que se deben inscribir los decretos de interdicción y prohibición, rigen los arts.
56 y 59.

(ii) Quien puede pedir la inscripción.


En conformidad al art. 60, los interesados pueden pedir la inscripción por sí, por medio de
personeros o de sus representantes legales. El art. 61 agrega que si la inscripción se pide
para transferir el dominio de un inmueble, o de algún otro de los derechos reales
comprendidos en el número 1º del artículo 52, será necesario que el apoderado o
representante legal presenten el título de su mandato o de su representación; en las
inscripciones de otro género bastará que exhiban la copia auténtica del título en virtud de
la cual demandan la inscripción.

(iii) Documentos con que se requiere la inscripción


La inscripción se debe solicitar exhibiendo copia auténtica del título o del decreto judicial
en su caso (arts. 690 del CC. y 57 del Regl.). Aunque el reglamento no lo dispone
expresamente, se concluye que sólo se admite la inscripción de instrumentos públicos.
El art. 57 agrega que “se exhibirán también los demás documentos necesarios, sean
públicos o privados”, en base a lo cual se ha desarrollado el concepto de minutas, que son
instrumentos privados suscritos por los interesados y relativo a las inscripciones, cuya
función es suplir o explicar designaciones defectuosas o insuficientes de los títulos.

(iv) Anotación en el Repertorio


Es el asiento o constancia que se deja en este libro, de la presentación y recepción de un
título para su inscripción. Esas anotaciones se van efectuando por estricto orden de
presentación al Conservador y contienen las menciones indicadas en el art. 24 (arts. 65 y
66).
El Conservador no examina la legalidad de los títulos; puede sí rehusar inscribir en ciertos
casos; pero en “ningún caso” dejará de anotar en el Repertorio el título presentado, salvo
que el requirente se desista de ella (arts. 15 y 67).
Si anotado en el Repertorio el título, el Conservador a continuación se niega a inscribir, por
alguna de las causas por las que puede hacerlo (arts. 13 y 14), el reglamento señala el
procedimiento a seguir (arts. 14 inc. final, 25, 18, 19 y 20).
La anotación en el Repertorio es presuntiva y caduca a los dos meses desde su fecha si no
se convierte en inscripción, lo que tiene importancia cuando el Conservador devuelve el
título sin inscribir para que se subsanen los defectos (art. 15 y 16). Convertida en
inscripción, ésta surte efectos desde la fecha de la anotación; es decir, opera
retroactivamente (art. 17).
Los tribunales han resuelto que la antedicha caducidad no se produce a los dos meses, si la
imposibilidad de inscribir se debe a una prohibición judicial, de modo que alzada la misma
se puede efectuar la inscripción aunque haya transcurrido un plazo superior al señalado.
Se ha fallado también que subsanados los defectos del título, debe requerirse al
Conservador nuevamente para que inscriba, no pudiendo éste hacerlo de oficio.
Cabe agregar que no obstante haberse efectuado una anotación presuntiva en el
Repertorio, y mientras está pendiente subsanar el defecto del título, pueden efectuarse
otras anotaciones, incompatibles con la primera, relativas al mismo inmueble. Se discute
en la doctrina la posibilidad de inscribir o no antes que caduque la primera anotación. Lo
más aceptable pareciera ser que es posible inscribir, pero dicha inscripción sólo adquiere
valor cuando caduque la primera anotación, transcurridos que sean los dos meses. En la
práctica, se hace la segunda anotación pero no se inscribe en el Registro respectivo, hasta
que hayan transcurrido los dos meses. Por cierto, si la primera anotación se materializa en
inscripción (corregido que sea el defecto que afectaba al título), las anotaciones o
inscripciones posteriores, incompatibles con aquella, caducarán a su vez (art. 17).
Cualquier requirente puede solicitar el denominado “certificado de repertorio”, en el que
consta la circunstancia de existir o no anotaciones en el Repertorio, respecto de un
determinado inmueble (art. 69). Tiene importancia este certificado por el efecto
retroactivo de las inscripciones a la época de la anotación.
Obligación de inscribir y causales de negativa.
La regla general es que el Conservador está obligado a inscribir los títulos que se le
presenten (arts. 12, 13, 14, 25 y 70). Y debe hacerlo sin retardo (arts. 13 y 70).
Excepcionalmente puede negarse, por alguna de las causales señaladas en los arts. 13 y
14. En caso de negativa, estampará el motivo en el título (art. 14, inc. final), dejando
constancia en el Repertorio (art. 25). El perjudicado con la negativa del Conservador podrá
reclamar al juez de primera instancia (arts. 18 a 20), y si hay más de dos, al que está de
turno. El juez pedirá informe al Conservador y resolverá por escrito y sin más trámite lo
que corresponda (art. 18); si resuelve que debe inscribirse, el Conservador dejará
constancia de tal orden en la inscripción (art. 19); si el juez rechaza la solicitud de
inscripción, el perjudicado puede apelar en la forma ordinaria.

Como se indicó, las causales de negativa para inscribir están contempladas en los arts. 13 y
14:

a) En el art. 13 hay sólo una causal -genérica- ilustrada con varios ejemplos. Puede rehusar
inscribir “si la inscripción es en algún sentido legalmente inadmisible”, término objetado
por la doctrina por su imprecisión, ya que no queda claro si se refiere a aspectos de forma
o de fondo.
Está claro que los defectos de forma se encuentran comprendidos en el término
“legalmente inadmisible”, pues a ellos se refieren los ejemplos dados por el Reglamento
(“si no es auténtica o no está en el papel competente la copia que se le presenta; si no está
situada en el departamento o no es inmueble la cosa a que se refiere; si no se ha dado al
público el aviso prescrito en el artículo 58; si es visible en el título algún vicio o defecto que
lo anule absolutamente, o si no contiene las designaciones legales para la inscripción”. Esta
observación induce a concluir que la expresión “en algún sentido legalmente inadmisible”
está referida en general, a ese campo: infracciones legales en las formas de los títulos.
Sólo uno de los ejemplos permite dudar sobre su naturaleza (formal o substancial): el
penúltimo, “si es visible en el título algún vicio o defecto que lo anule absolutamente”.
Puede verse que, aunque redactado como ejemplo, es bastante amplio. Permite la duda
porque, por una parte, siguiendo la tendencia de los otros, podría entenderse referido sólo
a vicios formales del título, que provoquen nulidad absoluta, y que no estén incluidos en
los anteriores; además, en el Reglamento, como en general en la materia registral, el
término “título” se emplea principalmente en el sentido instrumental (formal). Y, por otra,
podría estimarse que se refiere a defectos de toda naturaleza, formales o substanciales del
acto que provoquen nulidad absoluta, ya que la norma no distingue. En todo caso,
interpretando el art. 13 en sentido amplio o restringido, el precepto presenta dos
limitaciones: (i) Para negarse a inscribir el Conservador, debe tratarse de un defecto que
provoque nulidad absoluta; (ii) De acuerdo a diversas sentencias que se han pronunciado
sobre el sentido de la expresión “visible en el título”, debe tratarse de vicios o defectos que
puedan percibirse con el solo examen del título respectivo, sin que sea necesario
confrontarlo con otros antecedentes (la causal resulta equivalente en consecuencia a la del
art. 1683, cuando el juez puede declarar de oficio la nulidad absoluta, al aparecer de
manifiesto en el acto o contrato).

b) Por su parte, en el art. 14 hay dos causales formales, que son bien específicas: (i)
Cuando inscrito un predio por una compraventa, se presenta una persona solicitando
inscripción en su favor, invocando otro título de compraventa, emanado del mismo
vendedor; y (ii) Cuando un fundo es vendido por persona que según el Registro, no es su
dueño o actual poseedor.
Una apreciación del conjunto de las causales de negativa, permite concluir que las
atribuciones de control entregadas al Conservador son limitadas, y circunscritas
principalmente a las formas de los títulos, en relación con el orden y funcionamiento del
Registro, y con la eventual excepción apuntada a propósito del art. 13. Por tanto, por regla
general, carece de control sobre la sustancia, sobre los defectos de fondo de los actos
contenidos en los títulos, labor de control que en definitiva recae en el juez. El sistema
existente carece de “legalidad registral” por ende, al no controlar la validez y eficacia de
los actos que sirven de antecedente a la inscripción, lo que le resta seguridad, permitiendo
frecuentes litigios.

Plazo para inscribir.


El reglamento no trata expresamente desde cuándo y hasta cuándo se puede inscribir.
Algunos principios generales pueden enunciarse en esta materia:
a) Como la inscripción es consecuencia del título, es éste el que debe examinarse para
concluir desde y hasta cuando procede inscribir.
b) En ese examen, la indagación fundamental tendrá que orientarse a su eficacia en el
tiempo en que se pretende inscribir. Por ejemplo, si se trata de una compraventa de
inmueble, se podrá inscribir desde que sea exigible la obligación de efectuar la tradición, lo
que acontece generalmente desde que se perfecciona el contrato.

Confección y contenido de las inscripciones.


Regulan lo concerniente a su confección, los arts. 73, 75 a 77.
Contenido de la inscripción, en lo que toca al contenido, la inscripción es un extracto o
resumen del título de que se trata. El CC. y el reglamento señalan el contenido o
menciones precisas que la inscripción debe incluir y que varía según la naturaleza del título
(arts. 690 y sgts. del CC. y 78 y sgts. Del Regl.)
Con el fin de mantener el encadenamiento de las inscripciones del inmueble, y por lo
mismo de su historia, se exige, cuando procede, la mención de la inscripción procedente
(arts. 692 del CC. y 80 del Regl.). Además, en la práctica, se pone en las inscripciones
anteriores una nota de referencia a las posteriores. Esta nota es muy útil (ya que al
examinar la inscripción es posible percatarse de que más adelante hay una nueva
inscripción) y puede estimarse como la reciproca de la recién referida. En lo que respecta a
la ausencia de menciones en el título, el Reglamento señala la forma de suplirlas en el art.
82: la falta absoluta, mediante escritura pública; y los defectos einsuficiencia, mediante
minutas.
Dos menciones merecen un comentario especial: los linderos (exigida en los arts. 78
número 4 y 81 número 3) y los datos de la inscripción precedente (exigida en el art. 80).
Si no aparecen en el título, ¿debe rehusarse la inscripción?

a) En cuanto a los linderos, su designación constituye un elemento importante de la


sustancia del acto de que se trata; es una forma de determinación del objeto. En este caso,
procede la negativa del Conservador, por la causal del art. 13 (último ejemplo), en relación
al art. 78 número 4. El interesado deberá suplir el defecto, por una escritura pública
complementaria, o según el caso, con una minuta (art. 82).
b) En cuanto a los datos de la inscripción precedente, su función es menester para el
encadenamiento de las inscripciones; en este caso, se concluye que también el
Conservador debe negarse a inscribir si falta la designación, debiendo el interesado suplir
el defecto como lo indica el art. 82. La negativa del Conservador se fundamentará en el art.
13 (ejemplo final), en relación con el art. 80. En todo caso, nada impide que se celebren
simultáneamente dos o más compraventas, por una misma escritura, sobre un mismo
predio, hipótesis en la cual el Conservador practicará inscripciones sucesivas.

Subinscripciones.
Los errores, omisiones u otras modificaciones que sea necesario efectuar una vez
practicada la inscripción, se salvan a su margen derecho, mediante las llamadas
“subinscripciones”. Las subinscripciones son, pues, anotaciones escritas al margen de la
inscripción, en la forma y para las finalidades que el Reglamento señala (arts. 88, 89 y 91).

5. Inscripciones, sub-inscripciones, cancelaciones y reinscripciones. Roles de la


inscripción conservatoria.
(Las inscripciones y subinscripciones las vimos recién)

Cancelaciones.
Cancelar una inscripción es dejarla sin efecto. El Reglamento ha dispuesto que las
cancelaciones de inscripciones se efectúen mediante subinscripciones (art. 91), es decir,
por notas marginales. Pero en esta materia debe tenerse presente el art. 728 del Código,
según el cual para que cese la posesión inscrita es necesario que la inscripción se cancele:
por voluntad de las partes, por una nueva inscripción en que el poseedor inscrito
transfiere su derecho a otro, o por sentencia judicial. Ahora bien, en el segundo caso, la
subinscripción a que se refiere el art. 91 no es indispensable para la cancelación: el dueño
de un inmueble que tiene inscrito a su nombre el predio, lo vende; el comprador inscribe
la venta, y en virtud de esa inscripción se canceló la anterior; por el art. 91, el Conservador
subinscribe al margen de la anterior (ya cancelada por la nueva) esta mutación, sólo para
la conveniencia del Registro.

Reinscripciones.
En la práctica, se ha llegado a configurar un mecanismo denominado de “reinscripciones”,
consistente en volver a inscribir inmuebles ya inscritos en el Registro, sin cambiar el titular
de los mismos. Se ha recurrido a ellas, por ejemplo cuando un heredero ha enajenado un
inmueble sin cumplir con las inscripciones prescritas en el art. 688 del CC. y en el art. 55
del Reglamento; el adquirente logra inscribir a su nombre, pero dicha inscripción es
ineficaz, conforme al art. 696 del CC, para conferir la posesión sobre el inmueble (además,
en el Registro, la inscripción que antecede a la del adquirente será la del causante, en lugar
de la inscripción hecha en favor del heredero, que no se ha efectuado, presentándose por
ende un corte en la lógica continuidad de la posesión inscrita); posteriormente, para
subsanar la situación, el heredero efectúa aquellas inscripciones. Luego, el adquirente
solicita se “reinscriba” el inmueble a su nombre, de manera que ahora quede su
inscripción debidamente encadenada a la del heredero y las anteriores.
La reinscripción también opera en los casos llamados de “formación de fundos” o de
fusión de inmuebles, en que el propietario de dos o más inmuebles contiguos, inscritos
cada uno a su nombre, los reinscribe mediante una minuta, fundiendo las inscripciones en
una sola inscripción. Otro caso, en que operan reinscripciones, es aquél en el que se crean
nuevos conservadores de bienes raíces, siendo necesario realizar el traslado de las
inscripciones, al nuevo Conservador.

Sanción por defectos de la inscripción.


Son varias las exigencias que debe reunir una inscripción. La mayoría de ellas son
requisitos establecidos en consideración a la naturaleza del acto de inscripción, por lo que
su infracción traerá como sanción la nulidad absoluta de la misma; y la consecuencia de
dicha nulidad habrá de buscarse en el rol que en cada caso cumple la inscripción (en este
punto debe tenerse en cuenta lo dispuesto en el art. 696 del Código). Así piensa Daniel
Peñailillo.
Fernando Rozas dice que si el requisito omitido lo establece el Código Civil en sus arts. 686
a 695, la sanción a esa omisión es la prevista en el art. 696, es decir, la inscripción no dará
la posesión efectiva del respectivo derecho mientras la inscripción no se efectúe de la
manera que en dichos artículos se ordena. Es decir, la inscripción no es nula, sino que no
da la posesión efectiva del derecho. Si se trata de un título translaticio, no transfiere el
derecho. Si se trata de otro requisito, su omisión produce nulidad absoluta (art. 1682).
Saneamiento de títulos.
Atendido que existen numerosos inmuebles cuyos antecedentes jurídicos no están claros,
sea por defectos en los títulos o de la inscripción. Para dar solución a estos problemas, se
han dictado leyes de saneamiento de títulos, entre las que destaca el DL 2.695, sobre
saneamiento de títulos de la pequeña propiedad raíz.
Conforme a dicho decreto ley, quien se considera dueño de un predio (de un avalúo no
superior al máximo al indicado en el DL), que lo haya poseído materialmente pacífica e
ininterrumpidamente por a lo menos cinco años y que carezca de título inscrito a su
nombre en el Registro, puede solicitar su inscripción al Ministerio de Bienes Nacionales.
Con ello se da lugar a un proceso administrativo en el cual se admite que los interesados
se opongan al saneamiento. Si no hay oposición, se ordena inscribir el inmueble a nombre
del solicitante, quedando éste como poseedor regular y al cabo de un año se le tiene por
dueño (plazo especial de prescripción).

Roles de la inscripción conservatoria

Analizado el sistema registral, cabe recordar que la tradición del dominio y demás
derechos reales sobre inmuebles se efectúa por inscripción (art.686), con las excepciones
que se han mencionado.

Se está aquí en presencia de la inscripción desempeñando el rol de tradición. Rigiendo


entre nosotros el régimen de la dualidad título-modo para la transferencia del dominio por
actos entre vivos, mientras la inscripción de un título traslaticio de dominio no se efectúa,
el dominio no se ha transferido. Así, en el caso de compraventa de inmuebles,
perfeccionada la escritura pública, mientras la inscripción no se efectúa el vendedor
mantiene el inmueble en su dominio y el comprador no lo ha adquirido (RDJ., t. 28, p.
205; t. 27, p. 596; t. 19, p. 428).
Como la inscripción no es más que una tradición simbólica a la inscripción debe seguir la
entrega material (y el vendedor, si se trata de venta, no cumple íntegramente su obligación
de entregar la cosa mientras no la entrega materialmente) (RDJ., t. 44, p. 310).
Para determinar la procedencia de acciones de cumplimiento o resolución del contrato, en
procedimiento ordinario o ejecutivo, y de acciones posesorias y reivindicatoria, es
necesario el examen de las particularidades de cada caso, incidiendo en ello la concepción
que se tenga de la inscripción en relación con la posesión, lo que se tratará más adelante.
Como el dominio se puede adquirir por un solo modo, cuando opera uno distinto de la
tradición, la inscripción es innecesaria para el fin de transferir el dominio, aunque puede
ser útil para otros roles que también cumple. Así se ha fallado respecto de la expropiación,
en que el dominio lo adquiere el expropiante por el título y modo ley (RDJ., t.
35, p. 520)
6. Inscripciones a que da lugar la sucesión por causa de muerte.

El art. 688 del Código Civil.

La inscripción conservatoria cumple básicamente la función de tradición de inmuebles;


pero además cumple otras, como el mantenimiento de la historia de la propiedad raíz y de
publicidad de los actos sobre inmuebles. Para atender a estas otras finalidades, se ha
exigido también la inscripción en mutaciones del dominio que se producen por otros
modos; así ocurre con las inscripciones que se exigen cuando se adquiere por el modo de
adquirir sucesión por causa de muerte y por el de prescripción adquisitiva.
De varios preceptos del Código se desprende que la sucesión por causa de muerte es un
modo de adquirir el dominio, el cual opera por el solo fallecimiento del causante (arts.
588, 722, 955, 956, 1344) (ver RDJ., t. 79, p. 108).
Si el heredero quiere disponer de un mueble hereditario, para ajustarse a la ley de
impuesto de herencias, debe obtener posesión efectiva e inscribirla (art. 25); el CPC., por
lo demás, contempla el trámite aunque no haya inmuebles (art. 883).

Para disponer de un inmueble hereditario, es necesario que obtenga la posesión efectiva


de la herencia (consistente en una resolución del tribunal competente, cuando la herencia
fuere testada, o bien por el Director Regional del Registro Civil, cuando la herencia fuere
intestada) y que practique las inscripciones que señala el art. 688 del Código (y art. 55 del
Regl.), a saber:

(i) La inscripción del decreto judicial o de la resolución administrativa que otorga la


posesión efectiva.

El decreto judicial se inscribirá en el Registro de Propiedad del Conservador de la Comuna


o agrupación de comunas, en que se encuentre el tribunal que lo dictó; la resolución
administrativa se inscribirá en el Registro Nacional de Posesiones Efectivas, que depende
del Servicio de Registro Civil e Identificación; asimismo, el Director Regional del Registro
Civil correspondiente, emitirá un certificado, dando cuenta de haberse otorgado la
posesión efectiva de la herencia intestada, certificado que debe acompañarse al
Conservador de Bienes Raíces del último domicilio del causante, para inscribir también la
resolución administrativa, en el Registro de Propiedad. El decreto judicial también se
inscribirá en el Registro Nacional de Posesiones Efectivas.
Si la sucesión es testamentaria, se inscribirá también el testamento en el Registro de
Propiedad del mismo Conservador de Bienes Raíces en que se hubiere inscrito el auto de
posesión efectiva.
En virtud de la inscripción del decreto que concede la posesión efectiva y del testamento,
los herederos pueden disponer de los bienes muebles.

(ii) La inscripción denominada "especial de herencia".

Esta inscripción se practica con el mérito de la inscripción anterior. Consiste en inscribir los
inmuebles de la sucesión a nombre de todos los herederos; de este modo, los inmuebles,
que antes aparecían en el Registro a nombre del causante, quedan ahora inscritos a
nombre de los herederos en comunidad. Se practicarán tantas inscripciones de esta clase
como inmuebles haya, y se practicarán en el Registro del departamento en que los
inmuebles se encuentren ubicados. Con esta inscripción pueden los herederos disponer de
consuno de los inmuebles hereditarios.
Debe recordarse que si el fallecido estaba casado en sociedad conyugal y en ella había
inmuebles, éstos han de inscribirse a nombre del cónyuge sobreviviente y de los herederos
(art. 30 de la ley de impuesto de herencias).

(iii) La inscripción de la adjudicación.

Por último, cuando la partición de la comunidad hereditaria se efectúa, con el instrumento


en que consta la partición (según la forma como se efectúe) se practica la inscripción de la
adjudicación, por la cual cada inmueble, que hasta entonces estaba inscrito a nombre de
los herederos, queda ahora inscrito a nombre del respectivo heredero a quien se le
adjudicó en dicha partición. Y desde ahora puede ese heredero disponer por sí solo de ese
inmueble.
Con las inscripciones anteriores, se puede seguir en el Registro la historia de un inmueble
que antes perteneció a una persona, luego a sus herederos y por último se radicó en uno
solo de ellos.
Las exigencias indicadas no impiden sí, como se ha resuelto, que los comuneros se
adjudiquen, entre ellos, inmuebles en pago de sus cuotas, desde que esas adjudicaciones
no implican "disposición", sino solamente radicación de los derechos cuotativos en bienes
determinados (RDJ., t. 30, p. 552)

Sanción por infracción al art. 688 del Código Civil.

Como se vio, en conformidad al art. 688, la posesión legal de la herencia no habilita al


heredero para disponer de manera alguna de un inmueble, mientras no se verifiquen las
inscripciones que señala el artículo. Se plantea entonces el problema de determinar cuál
es la sanción a la contravención del art. 688, es decir, cuando a pesar de no haberse
practicado estas inscripciones, un heredero dispone de un inmueble.

La omisión de la inscripción requerida para la tradición del dominio o de otro derecho real
mencionado en el artículo 686 viene a ser lo mismo que si la tradición nunca se hubiere
hecho. En efecto, si la ley exige inscripción para la tradición del derecho real de que se
trata, en términos tales que las palabras tradición-inscripción son sinónimos, la natural
consecuencia es que sin inscripción no hay tradición.
Por tanto, la falta de inscripción impide adquirir el derecho real por el modo de adquirir
tradición.
Así, si se celebra un contrato de compraventa de bien raíz, mientras no se inscribe el
dominio a nombre del comprador, este no adquiere el dominio porque falta la tradición.
Ahora, si a este comprador se le ha hecho la entrega material ¿adquiere legalmente la
posesión? Esto se verá al analizar la posesión.
La falta de las inscripciones del artículo 688 no habilita a los herederos para disponer de
los inmuebles hereditarios.
No existe doctrina ni jurisprudencia unánime respecto a la sanción aplicable en caso de no
practicarse. Inicialmente, la jurisprudencia se inclinó pro la nulidad absoluta ya sea de la
enajenación misma o del contrato que sirvió de título. Hoy en día se estima que la sanción
es la contemplada en el artículo 696, es decir, no adquiere la posesión del mismo aunque
lo tenga en su poder por largo tiempo, no pudiendo adquirir el dominio por prescripción
adquisitiva mientras no se efectúen las inscripciones del artículo 688.

7. Libros del Conservador de Bienes Raíces.

El Conservador de Bienes Raíces debe llevar o mantener ciertos libros en el cual constan
las inscripciones que por ley, generalmente, o por disposición de las partes,
excepcionalmente, deben practicarse.
Estos libros son: El Repertorio, el Registro y el Índice General.
El sistema registral (como su nombre lo insinúa) gira en torno al Registro siendo los otros
dos libros complementos de éste.
El Registro por excelencia es el de propiedad (recuérdese que el CBR fue creado
originalmente para dejar registro de las traslaciones de la propiedad de los inmuebles), los
otros registros que junto al de propiedad dan forma al sistema registral chileno de los
bienes raíces son el “Registro de Hipotecas y Gravámenes” y el “Registro de Prohibiciones
e Interdicciones de enajenar”.
Además el CBR debe de mantener otros registros, no menos importantes pero secundarios
para nuestro estudio ellos son: El “Registro de Comercio”, el “Registro de prenda agraria”,
el Registro de prenda industrial” y el “Registro de prenda de la ley de compraventa mueble
a plazo”.

El Repertorio: Contiene las anotaciones de los títulos e instrumentos que se le presenten al


Conservador para su inscripción, en alguno de los tres o cuatro registros principales según
el caso. Este libro es una suerte de libro de ingreso, por lo tanto deben anotarse los títulos
que se le presenten al Conservador en estricto orden cronológico o de llegada, cualquiera
sea su naturaleza.

El Índice General: Es el libro que se lleva por orden alfabético y que se forma a medida que
se vayan haciendo las inscripciones en los tres registros que veremos a continuación.

Los Registros en general: Son libros en los que se practican o transcriben las inscripciones.
En el fondo, son un conjunto de instrumentos en los que se deja constancia de las
mutaciones jurídicas que tienen lugar en determinada clase de bienes.
De hecho las inscripciones se hacen en la parte central de cada hoja, a fin de dejar libres
ambos márgenes.
En el margen izquierdo se anota el número de la inscripción que recibe la anotación y la
naturaleza del título.
En el margen derecho se practican las subinscripciones.
Los libros fundamentales son el Repertorio, el Registro, y el Índice General. Pero es el
Registro el que constituye el sistema, siendo los otros dos el complemento de aquél.
Creado originalmente para los inmuebles, leyes posteriores han entregado al Conservador
el mantenimiento de otros Registros para ciertos bienes o actos, como el Registro de
Comercio, el de Prenda Agraria, el de Prenda Industrial, el de Prenda de Cosa Mueble
Vendida a Plazo.

1) El Repertorio (arts. 21 y siguientes del reglamento) es el libro de ingreso de la oficina;


en él se deben anotar todos los títulos que se presenten al Conservador, por orden
cronológico de llegada, cualquiera que sea su naturaleza (arts. 21 y 27); al igual que el
Registro es anual (arts. 30 y 38). La anotación en el Repertorio debe contener las
enunciaciones que indica el art. 24.

2) El Registro, considerada la expresión como cuerpo del sistema, está integrado por tres
registros particulares:

a. El Registro de Propiedad, en el cual se inscriben las translaciones de dominio; (o


sea, las transferencias, transmisiones y adquisiciones por prescripción).
b. El Registro de Hipotecas y Gravámenes, se inscriben las hipotecas, los censos, los
derechos de usufructo, uso y habitación, los fideicomisos, las servidumbres y otros
gravámenes semejantes;
c. El Registro de Interdicciones y Prohibiciones de Enajenar; se inscriben las
interdicciones y prohibiciones de enajenar e impedimentos relacionados en el artículo
53,número 3°.
Todos los registros son anuales (art. 36).

El art. 33 establece que “En cada uno de los mencionados Registros se inscribirán también
las respectivas cancelaciones, subinscripciones y demás concernientes a las inscripciones
hechas en ellos”.
Estos Registros parciales tienen las características materiales que indican los arts. 34 y
sgts. Cada Registro parcial contiene un índice por orden alfabético con los nombres de los
otorgantes (art. 41); este índice es de especial importancia práctica para la ubicación de los
títulos. Además, “en un apéndice de este índice se inventariarán los documentos
agregados al fin de cada Registro” (art. 42).

3) El Índice General. Junto con los índices de cada Registro parcial permite, en realidad, el
funcionamiento del sistema en cuanto mediante él se ubican las inscripciones y se puede
reconstruir la historia de los inmuebles partiendo de algunos datos elementales. Se
construye por orden alfabético de los otorgantes, y “se formará a medida que se vayan
haciendo las inscripciones en los tres Registros. En él se abrirán las mismas partidas que en
el índice particular” (art. 43). Es igualmente anual (art. 45). Los caracteres materiales del
Índice General se señalan en el art. 46, en relación con los arts. 22 y 23. Las menciones
que contienen los índices se disponen en el art. 44.

Finalidades o funciones de la tradición

A. Función de Tradición: La inscripción es la única forma de efectuar la tradición del


dominio y demás derechos reales sobre bienes raíces, salvo la servidumbre y el derecho
real de herencia.
La inobservancia a este requisito, trae aparejada la no transferencia de los derechos del
tradente.

B. Función de Publicidad: La inscripción da publicidad a la propiedad raíz, sus limitaciones


y gravámenes, de modo que da a conocer el verdadero estado de la fortuna territorial.
La sanción a la inobservancia de esta finalidad es la inoponibilidad respecto de terceros
(artículo 2513) a excepción de la sanción a la infracción del artículo 688 que será estudiado
más adelante

C. Función de Solemnidad: La inscripción cumple una función de solemnidad respecto de


ciertos actos jurídicos. En estos casos, su omisión, acarrea la nulidad absoluta. Por
ejemplo: la inscripción de los derechos que emanen de una donación entre vivos de bienes
raíces (artículo 1400); de un usufructo, uso y habitación constituidos en inmuebles por
acto entre vivos; de un censo (artículo 2027), un fideicomiso que comprende bienes raíces
(artículo 635); una donación irrevocable e hipoteca.

CÉDULA N° 18 ACCIONES REALES: 1. Medidas generales de protección del dominio. 2. La


acción reivindicatoria: concepto y requisitos, cosas que pueden reivindicarse, sujetos
activos y pasivos de la acción reivindicatoria. 3. La acción publiciana: Concepto y
requisitos de procedencia. 4. Las prestaciones mutuas. 5. Acciones posesorias: concepto
y requisitos de procedencia, variedad de acciones posesorias, su función específica.

1 Medidas generales de protección del dominio:

Por lo general de la pregunta imagino se refiere a la acción reivindicatoria y demás


acciones desarrolladas en las preguntas siguientes.

2 La acción reivindicatoria. Concepto y requisitos, cosas que pueden reivindicarse,


sujetos activos y pasivos de la acción reivindicatoria: LA ACCIÓN REIVINDICATORIA

Concepto:

Art.889. “La reivindicación o acción de dominio es la que tiene el dueño de una cosa
singular, de que no está en posesión para que el poseedor de ella sea condenado a
restituírsela.”

A través de la acción reivindicatoria lo que se pretende es que el juez “haga constar”


el derecho de dominio del propietario no poseedor sobre una cosa, disponiendo, que
el poseedor no propietario sea condenado a restituírsela. Decimos que “haga
constar”, pues el actor no pretende una declaración de dominio a su favor sino un
simple reconocimiento a fin que el poseedor sea condenado a restituirle la cosa.

La propiedad y la posesión van ordinariamente unidas y mediante esta acción de


dominio se permite al propietario que recobre la posesión indebidamente perdida.

Por definición se dice que esta acción no puede intentarse contra el mero tenedor, la
doctrina eleva esta deducción a la categoría de principio de derecho, pues en el caso
que la cosa la tenga materialmente un mero tenedor al dueño le basta ejercer la
acción personal que nace del contrato respectivo. ¿Y si no hay contrato de ninguna
especie, que acción podrá éste ejercer contra el mero tenedor?

La figura legal que se pone en ejercicio es la acción de precario contenida en el inc.


segundo del art. 2195.

Sin embargo, esta posición doctrinaria pareciera encontrar texto expreso en


contrario que le permite al dueño reivindicar contra el mero tenedor. Ese texto es el
art. 915 que señala expresamente que “las reglas de este título se aplicarán contra el
que poseyendo a nombre ajeno retenga indebidamente una cosa raíz o mueble,
aunque lo haga sin ánimo de señor.”
Naturaleza jurídica de la acción reivindicatoria

La acción reivindicatoria es una acción real pues protege el derecho real de dominio
que puede ser, por aplicación de los art.580 y 581, mueble o inmueble según sea la
naturaleza de la cosa sobre el cual recae.

Características:

Del examen de su naturaleza jurídica podemos establecer las características de la


acción de dominio.

a) Es una acción real, pues protege el derecho real de dominio. (artículo 577 C.C.)

b) Puede ser mueble o inmueble según la naturaleza de la cosa sobre la cual recae.
(Artículo 580 C.C.)

c) Es una acción que no tiene un plazo fijo de prescripción. (Artículo 2517 C.C.)

Requisitos para que opere:

Se necesitan tres requisitos copulativos:

1.- Que quien la ejerza deba ser el dueño de la cosa.

2.- Que el dueño esté privado de la posesión de la cosa.

3.- Que la cosa sea susceptible de reivindicación.

1º Que la acción la ejerza el dueño de la cosa:

La actio dominis la tiene todo propietario sin importar la naturaleza de su dominio.

El art.893 señala “La acción reivindicatoria o de dominio corresponde al que tiene la


propiedad plena o nuda, absoluta o fiduciaria de la cosa”, pero el art. 894 contiene
una excepción señalando que “Se concede la misma acción, aunque no se prueba
dominio, al que ha perdido la posesión regular de la cosa, y se hallaba en el caso de
poderla ganar por prescripción”. ACCION PUBLICIANA.

Técnicamente como se ve es una acción reivindicatoria adelantada que se entrega no


a cualquier poseedor, sino al poseedor regular que se encontraba en vías de ganar la
cosa que reivindica por prescripción, en otras palabras debe de tratarse de un
poseedor regular cuya posesión no se ha interrumpido.
Los requisitos para que proceda esta acción publiciana son:

1.- Que la intente el poseedor regular.

2.- Que la posesión regular se haya perdido.

3.- Que el poseedor regular se encuentre en caso de poder llegar al dominio por
medio de la prescripción.

4.- Que se intente contra aquel que posee en una calidad inferior.

Nuestra Corte Suprema ha sostenido que el dueño también puede ejercer esta
acción.
Esta decisión es muy favorable al dueño pues aquel, por medio de la acción
reivindicatoria, debe probar dominio, mientras que a través de la publiciana le basta
probar la posesión regular.

2° Que el dueño esté privado de la posesión: El objeto de la litis es la posesión y la


causa de pedir (el motivo que funda la pretensión) es el dominio.

El reivindicante debe probar el dominio cuya protección demanda. El poseedor no


dueño lo ampara una presunción simplemente legal de dominio (art. 700), de allí que
al reivindicante le asista la carga de la prueba de su derecho destructor de la
presunción señalada.

3º Que la cosa sea susceptible de reivindicación: Los arts. 890, 891 y 892 nos dan
una idea general, prácticamente todas las cosas se pueden reivindicar, con las
excepciones obviamente que esos artículos se señalan, la exigencia de la naturaleza
de la cosa está en la propia definición del Código; debe tratarse de una cosa singular.

Regla general: debe tratarse de una cosa singular.

Art. 890 inc.1°: “Pueden reivindicarse las cosas corporales, raíces y muebles”

Art. 891 inc.1°: “Los otros derechos reales pueden reivindicarse como el dominio;
excepto el derecho de herencia.”

Art.892: Se puede reivindicar una cuota determinada proindiviso, de una cosa


singular.”

Excepciones
i.- El derecho real de herencia. (art.891) Es una universalidad, pero de todas formas
el heredero que ha sido preterido u olvidado, privándole de la posesión del derecho
real de herencia puede intentar la acción de petición de herencia, que a decir
verdad, es una especie de acción reivindicatoria del derecho real de herencia. La
ejerce el verdadero heredero, que ha sido preterido, y que por ello no está en
posesión de la herencia, contra el heredero putativo, poseedor de la misma, a fin que
éste sea condenado a restituirle la posesión de la herencia.

ii.- Derechos personales. Los derechos personales no pueden poseerse, de allí que
no sean reivindicables.

iii.- Ciertas cosas muebles, las compradas en un establecimiento donde se venden


cosas muebles de la misma especie. (art.890, inc.2°)

Esta disposición señala que el reivindicante debe rembolsar lo pagado por la cosa, lo
que significa que está obligado a pagar por su propia cosa.

iv.- El caso del pago de lo no debido (art.2303).

El que pago lo que no debía no puede perseguir la cosa si ésta está en manos de un
tercero que la adquirió de buena fe y a título oneroso.

v.- La cosa que ha adquirido el tercero poseedor por medio de la prescripción


adquisitiva.

La acción reivindicatoria procede sólo en contra de terceros poseedores de mala fe,


el procedimiento en que se conoce esta acción es un juicio ordinario de lato
conocimiento.

¿Contra quién se puede reivindicar?

El art. 895 del C.C. señala: “La acción de dominio se dirige contra el actual poseedor.”

La regla general es que esta acción se dirija contra el actual poseedor, sin distinguir si
éste se encuentra de buena o mala fe o si es poseedor regular o irregular.

No siempre el dueño de la cosa sabe con certitud quien es el actual poseedor de ella.
Para poder accionar contra persona cierta y determinada, puede el actor solicitar una
medida prejudicial probatoria a fin que el mero tenedor de la cosa comparezca ante
el juez y declare quien es la persona a cuyo nombre la tiene. Art. 896.

¿Qué pasaría si un tercero coludido con el poseedor a fin de burlar los derechos del
dueño declara ser él el poseedor de la cosa?

El art.897 responde a esta situación, condenando al tercero a la indemnización de


todo perjuicio que de este engaño haya resultado al actor.

Excepcionalmente la acción reivindicatoria se puede dirigir contra el que no es poseedor


actual; Existen dos casos:

1er caso: Regulado en el art. 898 y en opinión de la doctrina mayoritaria sería


aplicable sólo al poseedor de buena fe.

Algunos sostienen (erróneamente) que no estaríamos en presencia de una acción


reivindicatoria, pues la acción real se habría transformado en acción personal, que
pretende la restitución de lo que se haya recibido por la enajenación, y esta acción
sólo puede ser dirigida contra cierta y determinada persona.

La cátedra cree que aquí no opera una “transformación” de la acción, sino otra
institución que es la “subrogación real”, donde lo que se substituye es una cosa (la
que se reivindica) por otra (el dinero recibido por la enajenación de ella).

La Corte Suprema confirma esta segunda posición pues considera la acción como
reivindicatoria pero especial, llamándola “acción reivindicatoria ficta”

2° caso: Art.900 inc.1° y se refiere al poseedor de mala fe.

Este artículo da una mayor opción al reivindicante por cuanto puede dirigir su acción
contra aquel que por hecho o culpa suya ha dejado de poseer, tal como si ella fuere
la que actualmente poseyere la cosa. Claramente esto es una sanción a la mala fe del
poseedor.

Al Código le es indiferente si la enajenación ha dificultado o imposibilitado la


persecución de la cosa, incluso puede que el dueño sepa quién es el actual poseedor,
la ley lo faculta para dirigir la acción contra el poseedor que enajenó de mala fe.

3 La acción publiciana: concepto y requisitos de procedencia:

Estese a lo ya señalado en la respuesta a la pregunta anterior

4 Las prestaciones mutuas: LAS PRESTACIONES MUTUAS


Dijimos que el primer efecto que se produce al acogerse la acción reivindicatoria es
que aquel que posee la cosa debe restituirla al dueño o poseedor (tratándose de la
acción publiciana).

Por prestaciones mutuas se entienden el conjunto de indemnizaciones y


devoluciones recíprocas, que se deben mutuamente reivindicante y poseedor,
cuando es vencido en el juicio.

Estas normas se aplican además en otros casos, como en la acción de petición de


herencia (art.1266) y en la declaración de nulidad (art.1689), pero evidentemente
cuando el poseedor vence en el juicio reivindicatorio estas prestaciones no tienen
lugar.

Estas prestaciones son de dos tipos:

- Las que debe en reivindicador al poseedor vencido y

- Las que debe este último al reivindicador.

En ambos casos las consecuencias serán distintas si el poseedor se encontraba de


buena o mala fe.

Analicemos cada uno de los casos:

A) Prestaciones del poseedor vencido al reivindicante:

Hay que distinguir si el poseedor vencido estaba de buena o mala fe.

1ª situación. Se trata de un poseedor de buena fe. Son 3 obligaciones:

1ª obligación Restituir la cosa (Art. 904 y 905)

2ª obligación. Indemnizar los deterioros sufridos por la cosa siempre y cuando se


haya aprovechado de ellos (art. 906)

3ª obligación. Restituir los frutos percibidos después de la contestación de la


demanda y los que hubiere podido percibir con mediana inteligencia y actividad.

1º Restituir la cosa (Art. 904 y 905)

Debe hacerse en el plazo que el Juez señale; esto es excepcional (plazo judicial).
2º Indemnizar los deterioros sufridos por la cosa siempre y cuando se haya
aprovechado de ellos (art. 906)

Aplicando por analogía el art. 913, la mala o buena fe del poseedor para los efectos
de los deterioros se considerará en el momento en que se produjeron.

Debemos tener presente que después de la contestación de la demanda, el poseedor


de buena fe es considerado de mala fe, porque ya sabe que su situación es discutible.

El poseedor de buena fe en general no responde por los deterioros, sino en cuanto


se hubiere aprovechado de ellos; por ejemplo, art.906 inc. final.

En este caso, y en razón del enriquecimiento sin causa, el poseedor de buena fe debe
una indemnización equivalente al beneficio reportado.

3º Restituir los frutos percibidos después de la contestación de la demanda y los


que hubiere podido percibir con mediana inteligencia y actividad.

El poseedor de buena fe no está obligado a devolver los frutos que hubiere percibido
antes de la contestación de la demanda. Después de la contestación de la demanda,
se asimila automáticamente al poseedor de mala fe.

A) Prestaciones del poseedor vencido al reivindicante:

2ª situación: Se trata de un poseedor de mala fe.

Son cuatro las obligaciones:

1º. Restituir la cosa (art. 904 y 905)

2º. Indemnizar los deterioros sufridos por la cosa por su hecho o culpa (art. 906)

3º. Restituir todos los frutos civiles y naturales percibidos y los que hubiere percibido con
mediana inteligencia y actividad desde que entró en posesión.

4º. Debe rembolsar al actor las expensas de custodia y conservación de la cosa durante el
juicio.
Esto se llama contribución a los gastos, y está obligado a pagarlos el poseedor de
mala fe; pero no el de buena fe.

B) Prestaciones del reivindicante al poseedor vencido

Son dos las obligaciones:

1ª obligación. Debe indemnizar los gastos ordinarios por la producción de los frutos
(Art. 907 inc. final).

Esto es lógico porque aun cuando la cosa hubiere estado en manos del reivindicante,
siempre para producir los frutos habría sido necesario efectuar esos gastos. Así lo
dice el art.907 inciso final: "En toda restitución de frutos se abonarán al que la hace
los gastos ordinarios que ha invertido en producirlos".

2ª obligación. Debe indemnizar las mejoras introducidas a la cosa.

Mejora es toda obra ejecutada para la conservación de una cosa, para aumentar su
valor o para fines de ornato, y por lo mismo la ley las clasifica en necesarias, útiles y
voluptuarias.

LAS MEJORAS

A. Las mejoras necesarias

Son aquellas indispensables para la conservación de la cosa.

Se pagan a todo poseedor esté o no de buena fe. (Art. 908)

Esto se debe a que el reivindicante, teniendo la cosa en su poder, igualmente habría


tenido que ejecutar estas mejoras para la conservación de la cosa.

Se distingue entre obras materiales y obras inmateriales:

a) Obras materiales: el reivindicante abonará al poseedor estas mejoras en cuanto


hubieren sido realmente necesarias; pero reducidas a lo que valgan al tiempo de la
restitución (art.908, inc.2). Es lógico ya que antes el poseedor gozó de estas mejoras.

b) Obras inmateriales: Estas obras las pagará en cuanto aprovechen al reivindicante y


se hubieren ejecutado con mediana inteligencia y economía.
B. Las mejoras útiles

Son las que aumentan el valor venal de la cosa.

Sólo deben ser reembolsadas al poseedor de buena fe, y sólo respecto de las
efectuadas antes de la contestación de la demanda (Art. 909)

El art. 909 en su inciso 3° da al reivindicador un derecho optativo, según el cual


puede elegir entre pagarle al poseedor de buena fe el valor de las mejoras útiles, o
bien, el aumento de valor que la cosa hubiere experimentado.

El poseedor de mala fe tiene derecho a llevarse los materiales de las mejoras útiles
siempre que puedan separarse sin detrimento de la cosa y que el propietario rehúse
pagarle el precio de esos materiales. (Arts. 910 y 912)

C. Las mejoras voluptuarias

Son aquellas que consisten en objetos de lujo y recreo.

No debe pagarlas ni al poseedor de buena o mala fe, pero éstos pueden retirar los
materiales sin detrimento.

Para asegurar el pago de estas prestaciones el poseedor vencido tiene en derecho


legal de retención hasta que el reivindicante verifique el pago o se lo asegure a su
satisfacción. Art. 914.

5 Acciones posesorias: concepto y requisitos de procedencia, variedad de acciones


posesorias, su función específica: LAS ACCIONES POSESORIAS

Concepto

Art. 916 C.C. “Las acciones posesorias tienen por objeto conservar o recuperar la
posesión de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos.”

Están concebidas para defender una posesión que se encuentra amenazada en el


hecho o para recuperarla cuando se ha perdido.

La posesión se puede encontrar amenazada incluso por el propio dueño de la cosa,


cuando éste intenta recuperarlas por medios ilegítimos.
Fundamento y objeto de las acciones posesorias

En cuanto al fundamento se encuentra en la conservación de la paz social pues


protegiendo al poseedor la ley protege a aquel que aparenta o se presenta a los ojos
de todos como el dueño de la cosa.

En cuanto al objeto de la acción posesoria se ha fallado que "tiene por exclusivo


objeto impedir que se altere la situación de hecho relativa a los inmuebles y a evitar
que, substituyéndose a la autoridad del Estado, los particulares se hagan justicia por
sí mismos"

Naturaleza jurídica

Para la doctrina que plantea que la posesión es un derecho, las acciones posesorias
serían acciones también reales.

La doctrina contraria le asigna la naturaleza de acciones personales que sólo pueden


dirigirse contra ciertas y determinadas personas que molestan o perturban la
posesión.

Una posición intermedia es la de don Luis Claro Solar que considera estas acciones
como reales pues pueden intentarse contra cualquiera persona que perturbe,
moleste o amenace la posesión

Dentro de aquellos que consideran estas acciones como personales se encuentran


autores que deducen que siendo el ejercicio de estas acciones la respuesta o
defensa a una agresión ilícita, habría un delito o cuasidelito civil, por lo que su
naturaleza no puede ser real.

Características

a. Serían acciones inmuebles, toda vez que protegen los bienes raíces y los derechos
reales constituidos en ellos.

b. Serían acciones reales, aún cuando se pueda discutir este punto por cuanto la
posesión es un hecho, y como tal no podría ser calificado de real o de personal, sin
embargo, no se puede desconocer de que las acciones posesorias protegen una
situación directa sobre la cosa, sin respecto a determinada persona.

c. Se tramitan en procedimiento sumarísimo. En términos procesales esto se


traduce en que el procedimiento es concentrado. (Art. 549 y ss. del CPC).

d. Dejan a salvo la situación para poder discutir el dominio con posterioridad en un


juicio ordinario (art.563 CPC). Esto importa, por ejemplo, que el derrotado en un
juicio posesorio puede interponer con posterioridad la acción reivindicatoria que ya
hemos estudiado y en el caso de la querella de restablecimiento quedan aún a salvo
las acciones posesorias ordinarias.

e. En el juicio posesorio se prescinden de la consideración de quien es el verdadero


dueño de la cosa (art. 923), tomándose sólo en cuenta este antecedente para los
efectos de acreditar la posesión.

f. El efecto procesal de la sentencia en el juicio posesorio es la cosa juzgada formal.


A diferencia de lo que sucede con la sentencia que se dicta en el juicio reivindicatorio
que produce el efecto de cosa juzgada material.

Requisitos de las acciones posesorias

1) Sujeto activo: el legitimado, que es por regla general el poseedor de la cosa.

2) Que se trate de un objeto susceptible de ampararse por una acción posesoria.

3) Que se interponga en tiempo oportuno, es decir la acción no debe haber prescrito.

Sujeto activo de la acción posesoria:

Art. 918 Debe ser poseedor útil: es decir haber tenido posesión tranquilla e
ininterrumpida durante un año.

Es posesión tranquila aquella que se ejerce públicamente. Se opone, en


consecuencia, al vicio de violencia y clandestinidad.

Es posesión no interrumpida la que no ha sufrido ni interrupción natural ni civil.

Cosas susceptibles de protegerse por las acciones posesorias

El art. 916 nos da la regla general, es decir, estas acciones proteger los inmuebles
y los derechos reales constituidos sobre inmuebles. A esta regla debe de
sumársele la exigencia del art. 917 que prescribe que la cosa además sea
susceptible de ganarse por prescripción.
Resumamos positivamente, pueden ampararse:

1°.- Todos los bienes inmuebles.

2°.- Los derechos reales constituidos en ellos, con excepción de las servidumbres
discontinuas e inaparentes, toda vez que las mismas no pueden ser adquiridas
por prescripción, de conformidad con el art.917. Además, en las servidumbres
discontinuas e inaparentes no habría propiamente posesión porque faltaría el
corpus.

Plazo en que deben interponerse las acciones.

El plazo se refiere al tiempo que ha transcurrido entre la usurpación o turbación y el


momento en que se interpone la acción. Se trata de determinar cuando la acción
prescribe.

Al exigirse un año de posesión para tener acción posesoria se establece el mismo


plazo para ejercitarla. Así en caso de que un poseedor sea privado de su posesión,
tiene un año para interponer la acción y el nuevo poseedor aún no tiene protección
porque no ha cumplido el plazo de un año. Al cumplirse el año, pierde la protección
el primitivo poseedor y la adquiere el nuevo.

El plazo, de conformidad al art. 920, se cuenta desde el acto de molestia o embarazo


o desde que se ha perdido la posesión. Se trata de una prescripción extintiva
especial, por lo que no se suspende a favor de nadie (Art. 2524).

1. La acción que tiene por objeto conservar la posesión prescribe en el plazo de 1 año
desde la molestia o embarazo (querella de amparo);

2. La acción que tiene por objeto recuperar la posesión prescribe en el plazo de 1 año
desde que se perdió la posesión (querella de restitución).

3. Si la acción tiene por objeto restablecer la posesión, prescribe en el plazo de 6


meses contados desde que cesó la violencia (928) (querella de restablecimiento).

Estudio particular de las acciones posesorias

Una de las clasificaciones típicas que entrega la doctrina nacional divide las acciones
posesorias en:

1.- Querella de amparo

2.- Querella de restitución


3.- Querella de restablecimiento

4.- Denuncia de obra nueva

5.- Denuncia de obra ruinosa

6.- Interdictos especiales

1. Querella de Amparo:

Es la que tiene por objeto conservar la posesión de los bienes raíces y los derechos
reales constituidos en ellos. (Art. 916 y 921).

La querella de amparo supone que el poseedor conserva aún la posesión de la cosa,


pero que ha sido molestado o perturbado en esta posesión.

Objetivos de esta querella:

a) Que no se turbe, embarace o moleste la posesión, o que no continúe la perturbación


molesta o embarazo si ella ya se ha producido;

b) Que se le indemnice al poseedor los perjuicios causados.

c) Que se dé garantía de que no habrá en lo sucesivo turbación, cuando haya fundamento


para creerlo.

Aspectos procesales

El procedimiento en que se tramita la acción es el que se establece en los art. 551 y


ss. del CPC.

La acción se dirige contra el que ha perturbado la posesión, aunque éste sea el


propietario porque nadie puede hacerse justicia por sí mismo.

La demanda debe contener las menciones del art. 254 CPC, indicándose los medios
de prueba que se ofrecen hacer valer en el juicio. La prueba del actor deberá
concentrarse en el probar tanto su calidad de poseedor útil como el hecho de la
turbación, amenaza o molestia.

2. Querella de restitución:

Es la que tiene por objeto recuperar la posesión de bienes raíces o de derechos


reales constituidos sobre ellos.

Según el art. 926 procede cuando un individuo ha sido injustamente despojado de la


posesión de una cosa. Se interpone entonces contra del usurpador, o contra el
poseedor que sucede al usurpador esté de buena o mala fe (Art. 926 y 927).

Objetivos:

1. Que se restituya la posesión

2. Que se indemnicen los perjuicios.

Son solidariamente responsables de los perjuicios causados el usurpador mismo y el


tercero de mala fe.

Paralelo entre la querella de amparo y la de restitución.

Querella de amparo

i). Tiene por objeto evitar actos de entorpecimiento

ii). Se dirige contra el autor del entorpecimiento

Querella de restitución

i). Tiene por objeto recuperar la posesión perdida.

ii). Se puede dirigir en contra del que hizo el despojo y contra toda persona cuya posesión
derive de la del usurpador.

3. Querella de restablecimiento:

“Es la acción que tiene por objeto restablecer la posesión o mera tenencia de un
inmueble o de derechos reales constituidos en ellos, cuando al actor dicha posesión
o mera tenencia le ha sido despojada violentamente.

Se encuentra tratada en el art.928 y su objeto es evitar que las personas se hagan


justicia por sí mismos.
Procede incluso en contra del verdadero dueño que pretende por sí mismo recuperar
el bien, y la puede interponer el mero tenedor. Claramente no se trata propiamente
de una acción posesoria, sino más bien una acción de carácter personal con fines de
policía.

LO IMPORTANTE es que en esta acción no es necesario acreditar posesión, sino


únicamente el despojo pues sólo tiene por objeto restablecer la situación anterior al
acto de violencia. Prescribe en 6 meses.

Paralelo entre las querellas de amparo, de restitución y de restablecimiento

Amparo y restitución

i) Es necesario probar la posesión.

ii) Sólo puede entablarlas el poseedor útil, pero no el vicioso.

iii) Prescriben en un año.

iv) Después de entabladas sólo se podría entablar la acción reivindicatoria (art.563 CPC.).

Querella de restablecimiento

i) Basta acreditar la mera tenencia.

ii) Puede entablarla el poseedor vicioso y aún el mero tenedor.

iii) Prescribe en 6 meses.

iv) Después de entablada, queda a salvo el derecho para que entablar la acción posesoria
correspondiente; incluso se podría entablar la acción reivindicatoria (art.563 CPC.).

Paralelo entre las querellas de amparo, de restitución y de restablecimiento

En las tres acciones procede el recurso de apelación en el sólo efecto devolutivo


contra la sentencia que ha dado lugar al interdicto. Si la sentencia le ha negado lugar
a la demanda la apelación se concede en ambos efectos.

Acciones posesorias especiales

Tratadas en los art. 930 al 970 del C.C.


Tienen reglas comunes:

1. La Jurisprudencia ha resuelto que no es aplicable a estas acciones especiales el art. 918


que exige un año completo de posesión tranquila, puesto que está comprometido el
interés público.

2. El art. 946 contempla el caso en que haya pluralidad de querellados o de querellantes, o


sea, obligaciones con pluralidad de sujetos.

3. Estas acciones no tienen lugar contra el ejercicio de una servidumbre legal (art.947).

1. Denuncia de obra nueva (Art. 930 y 931).

Obra nueva es la que no existía o que existiendo resulta de distinta naturaleza por las
modificaciones a la que fue sometida.

La denuncia de obra nueva es una acción judicial que persigue suspender los trabajos
de una obra nueva que ha comenzado o que amenaza de comenzar hasta que no se
resuelva en juicio sobre el derecho que se tiene a continuar la obra.

Se persigue que se prohíba toda obra nueva sobre el suelo de que está en posesión y
asimismo la que embarace el goce de una servidumbre legítimamente constituida
sobre el predio sirviente.

Tiene un procedimiento especial regulado en los art.565 y ss. del CPC.

2. Denuncia de obra ruinosa (Art. 932).

Tiene por objeto evitar que el mal estado de los edificios o construcciones
entorpezca el ejercicio de la posesión.

Las obras ruinosas denunciables están tratadas en los art. 932 y 935:

a. Los edificios y construcciones que amenacen ruina.

b. Los árboles mal arraigados o expuestos a ser derribados por casos de ordinaria
ocurrencia.

Los objetivos que persiguen son:

1. Obtener la destrucción del edificio ruinoso; o


2. Repararlo, si lo admite; y

3. Si el daño que se teme es de gravedad, obtener que el dueño rinda caución para
indemnizarlo de los daños que pueda causar.

Las reparaciones deben ser hechas por el querellado; pero si éste no las hace, las
hará el querellante en la forma indicada en los artículos 930 y 933.

¿Qué sucede si el edificio que amenazaba ruina, se derrumba?

El Código distingue: (art.934).

1. Si se ha derrumbado antes de notificarse la demanda, no hay derecho a


indemnización (sanción al querellante negligente);

2. Si se ha derrumbado después de notificada la demanda, debe hacerse una nueva


distinción:

- Si se debió a un caso fortuito no habrá lugar a indemnización a menos de probarse


que el caso fortuito, sin el mal estado del edificio, no lo hubiera derribado;

- Si se debió a culpa del querellado, indemnizará de todo perjuicio a los vecinos.

La acción para pedir la destrucción de la obra ruinosa no prescribe mientras subsista


el temor de que la obra pueda derrumbarse. Así dice el artículo 950, inciso 2: "Las
dirigidas a precaver un daño no prescriben mientras haya justo motivo de temerlo".

Esta denuncia de obra ruinosa tiene un procedimiento especial concentradísimo


regulado en los artículos 571 y siguientes del Código de Procedimiento Civil.

Paralelo entre la acción reivindicatoria y las acciones posesorias

Acción reivindicatoria
Puede ejercerse sin importar la naturaleza del bien
El titular es el dueño, salvo el caso de la acción publiciana.
Protege el dominio, que es además su causa de pedir.

Acciones posesorias
Sólo proceden tratándose de bienes inmuebles o dº reales constituidos sobre
ellos.
El titular es el poseedor útil, pudiendo incluso ser el mero tenedor.
Protegen un hecho, la posesión, que es además su causa de pedir.

Paralelo entre la acción reivindicatoria y las acciones posesorias

Acción reivindicatoria
Su naturaleza es la de ser una acción mueble o inmueble, aunque siempre real.
No tiene plazo fijo de prescripción.
Se tramitan en juicio ordinario de lato conocimiento
El actor debe probar dominio.
Las sentencias producen el efecto de cosa juzgada material.

Acciones posesorias
Su naturaleza es siempre inmueble y personal.
Tienen plazo fijo de prescripción
Se tramitan en procedimientos sumarios, llamados interdictos posesorios.
El actor debe probar posesión.
Las sentencias producen el efecto de cosa juzgada formal.

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