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A. A. KOTOV
ALEKHINE
Prólogo 7
En el hogar paterno 9
2 Se cumplen las esperanzas 55
3 En la embriaguez de la fama 147
Epílogo
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estratégicos. También acentuaremos su maestría en los finales, donde
a una exactitud matemática j unta una imaginación inagotable.
Al analizar las partidas, el lector se preguntará involuntaria
mente qué papel ha representado Alekhine en el arte del ajedrez
y qué puesto le corresponde entre los mejores maestros. Hoy día está
en boga pedir a los maestros de todo el mundo su opinión sobre el
ajedrecista mej or en la historia del aj edrez. Hay disparidad de cri
terios. Algunos cuentan a Alekhine en el número de los cinco o diez
mejores de todas las épocas.
¿En qué consiste la celebridad de un gran maestro? A mi juicio
en l a huella que ha dejado en la historia del ajedrez, o sea en el
aventajamiento a los demás en los siguientes puntos:
1) Los logros deportivos : resultados obtenidos en torneos y com
peticiones individuales. Aquí se deben considerar las circunstancias
en que ocupó el trono aj edrecista y los resultados que obtuvo du
rante su «reinado».
2 ) Los logros artísticos: calidad de las partidas jugadas, maes
tría combinatoria y profundidad de las ideas estratégicas.
3) La aportación a la teoría de las aperturas. La historia del
ajedrez ofrece nombres de maestros que, aunque nunca ciñeron
la corona, idearon muchos sistemas de apertura ; sistemas que han
sobrevivido a sus propios autores. Ejemplificamos lo dicho con el
nombre de Nimzovitch, Reti, Grünfeld y Rauser, entre otros.
4) El modo de tratar filosóficamente el ajedrez, la habilidad en
descubrir sus profundas y ocultas regularidades y en conocer bien
la psicología de la lucha. Ser pensador es lo que se le exige tam
bién a todo aquel que pretenda sobresalir.
Si se observa a nuestro biografiado según los puntos arriba ci
tados, no será difícil convencerse de que superó por lo general a
sus contrincantes más competentes. Sus éxitos deportivos superan
con creces a los obtenidos por todos los campeones del mundo, a
excepción, quizá, de Emmanuel Lasker. Igualmente supera a todos
en el aspecto artístico. Centenares de partidas suyas son objeto de
estudio por los ajedrecistas de la generación presente y lo serán
por los de l as venideras, pues sus combinaciones, sus planes de
j uego y su elevada técnica en los finales causan admiración. Es
igualmente valiosa su aportación a la psicología de la lucha y son
notorios sus consejos e indicaciones. Esta obra ofrece, además, su s
interesantes juicios emitidos en diversos artículos periodísticos.
Durante la Olimpíada celebrada en Moscú en 1 956, el autor de
estas líneas se dirigió a muchos grandes maestros y a teóricos des
tacados y les pidió que expresasen su opinión acerca de Alej andro
Alekhine; entusiasmados por la fisonomía artística de éste, muchos
comentaron a la vez sus cualidades humanas. La falta de espacio
impide ofrecer al lector todo lo dicho por aquéllos; sólo hemos in
sertado los fragmentos que reflej an la vida, el carácter, la fuerza
de voluntad, la tenacidad y la perseverancia del hombre que, en
vida, se llamó genio de la combinación ajedrecista.
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1
EN EL HOGAR PATERNO
Un entusiasmo· incontenible
9
ron en los comienzos de su adolescencia o en el transcurso de la
misma.
Alekhine procede de noble cuna, si bien no puede decirse que
tuviese una infancia feliz. Su padre, representante de la nobleza de
provincia, solía tratar con excesivo regalo y condescendencia a su
familia, y su madre Inés Projorova, hij a de comerciantes y dueña
de las acciones de la fábrica de tejidos de Krasni Presn, también
hacía su vida particular. A muchos les sorprende que el hij o de
una familia potentada se dedicase al ajedrez, que no gozaba de gran
predicamento entre la gente de negocios de aquel tiempo. Esto debe
atribuirse a muchas circunstancias, y principalmente a la familiar
que forzó al muchacho a recogerse en sí mismo y en el mundo de
las verdades abstractas.
Alejandro Alekhine nació el 1 de noviembre de 1892 en Moscú.
En aquel entonces, el ajedrez se movía con paso firme por el mundo.
Aficionada a este juego antiguo, Europa ya había celebrado su pri
mer torneo internacional y se dedicaba a organizar Con bastante
seriedad contiendas ajedrecistas de todo tipo; se celebraban muchos
torneos a base de' aperturas de gambito en los centros ajedrecistas
de las capitales y ciudades de provincia de muchos países, tenían
lugar competiciones entre ciudades importantes y, consiguientemente,
se proclamaron los primeros campeones locales. Finalmente, el no
table maestro Guillermo Steinitz es proclamado campeón del mundo
en el año 1 886, lo cual contribuye a que se acreciente el interés
por las competiciones.
El ajedrez tiene aceptación y aplauso en la lejana América. La
espectacular carrera de Pablo Morphy, cuyo juego cautivó y con
quistó el continente americano y el europeo, alimentó el patriotismo
de los habitantes del Nuevo Mundo quienes gastaron de buena gana
sus dólares en diversos torneos. La capital de la isla de Cuba fue
el lugar de varias contiendas apasionadas que trajeron hacia sí la
atención de gran número de aficionados de muchos países.
Las páginas de los periódicos publicaban constantemente comen
tarios sobre los encuentros entre Guiqermo Steinitz, envejecido hé
roe del ajedrez, y Emmanuel Lasker, representante de la genera
ción- j oven. Enrique Nelson Pillsbury, ajedrecista dotado de una
capacidad poco frecuente, cruzó como un meteoro el horizonte del
ajedrez; pero se desgastó pronto y murió muy joven.
Contaba Alejandro nueve años cuando presenció una sesión de
simultáneas en la que Pillsbury participó a la ciega fren 1:e a veinti
dós tableros en el Círculo de Ajedrez de Moscú. Este espectáculo dejó
una seria e indeleble huella en su memoria. Sin duda, también
siguió con interés las actuaciones de Miguel Chigorin, de cuyas
manos tomaría más tarde y por imperativos del destino la bandera
de la escuela nacional de ajedrez.
Otra de las circunstancias que influirían en su desarrollo fueron
las frecuentes visitas que le hicieron los conocidos ajedrecistas B. Nie
narokov, B. Blumenfeld, Dus-Chotimirsky y otros.
Transcurridas unas décadas, Teodoro Ivanovich Dus-Chotimirsky
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me contó en cierta ocasión que a fines del siglo pasado y principios
del actual dio al joven Alekhine lecciones particulares, por las que
le pagaban quince rublos. Con el humor que siempre le ha distin
guido, Teodoro Ivanovich agregó que sus lecciones posiblemente se
reflejaron en los defectos que tuvo posteriormente Alekhine en el
j uego.
Pero el que más contribuyó al desarrollo de las dotes ajedrecis
tas del futuro campeón fue su hermano mayor Alejo, j ugador de
primera categoría. Como suele suceder entre hermanos, Alej o ven
cía al principio a Alejandro; pero después éste le superó ganándole
con facilidad.
Según la costumbre de entonces, a los muchachos no se les per
mitía frecuentar los círculos ajedrecistas; por ello, los hermanos
Alekhine manifestaron su afición al ajedrez y su entrega al mismo
en las partidas por correspondencia que jugaron entre los años 1 902
y 1 904 ; esta suerte de enfrentamientos con jugadores muy fuertes
fue uno de los factores más importantes en su perfeccionamiento
aj edrecístico.
En la quinta década se hallaron dos cuadernos de los hermanos
Alekhine, que contienen anotaciones de partidas, comentarios y análi
sis. Sus ideas acerca del ajedrez son todavía muy simples e inge
nuas, y sus partidas carecen de profundidad y precisión ; pero en los
breves comentarios de Alejandro se nota un gran amor al ajedrez
que contribuyó lógicamente al ulterior desarrollo de sus enormes
dotes naturales.
Hemos de reconocer el mérito de aquellos desconocidos e inadver
tidos aficionados que día tras día se sientan al tablero y tratan de
hallar la mejor jugada con que responder a su adversario, que, por
lo común, se encuentra a miles de kilómetros en otro país o con
tinente. Las partidas por correspondencia representaron un papel
importante en la evolución artística de Alejandro Alekhine. Aquí es
oportuno señalar que las partidas jugadas así sirvieron de piedra
pómez para pulimentar el vario talento ajedrecista de muchos j u
gadores, el de Pablo Keres, para citar un ejemplo.
A fin de comprender la vida de nuestro biografiado, rica en acon
tecimientos y trágica en muchos casos, tenemos que detenernos en
otra circunstancia importante: en varios libros sobre su vida, pu
blicados en el extranj ero, se repiten noticias sacadas de no se sabe
qué lugar, según las cuales su padre perdió un millón de ,:,ublos
en el Casino de Montecarlo antes de la Gran Guerra y estuvo pos
teriormente sujeto a fideicomiso. También se dice que su madre
falleció con las facultades mentales perturbadas por el hábito pato
lógico de tomar bebidas alcohólicas, el año 1 9 1 3 en Basilea.
Francamente, he llevado diez años reuniendo materiales refe
rentes a la vida y al arte creador de nuestro biografiado y no he
hallado ningún hecho que confirmase tales noticias. Es posible que
sean el producto de la imaginación de algunos autores; producto
que suele manifestarse en casos así.
Pero hay un hecho cierto: los Alekhine heredaron de sus padres
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el hábito de tomar bebidas alcohólicas, y no tuvieron fuerza de
voluntad para librarse de él.
Volviendo sobre su infancia, puede decirse que sus padres no
se cuidaron debidamente ni de él ni de su hermano; fueron la ma
yor, parte del tiempo atendidos por su abuela. Esto podría ser una
"
de las causas que indujeron al pequeño Alejandro a dedicarse con
entusiasmo incontenible a los hechos abstractos, a los análisis pro
longados, es decir, al variado mundo que los secretos del ajedrez
ofrecen a todo aquel que se entrega en cuerpo y alma a ellos.
Se tienen muy pocas noticias de este período de su vida ; algunas
referentes a un ajedrez que le regaló su abuela, a unos apuntes to
mados al desgaire y anotados en las páginas de cuadernos extensos,
y que se dedicaba totalmente al ajedrez. Sus mayores no podían
separarlo del tablero, ni obligarle a que se acostase; lo escondía
debaj o de la almohada y analizaba de noche posiciones, alumbrán
dose con un candil.
«Eduqué mi carácter... »
Alekhine dice: «Practico este juego desde los siete años ; pero no
me dediqué seriamente a él hasta los doce».
Sin embargo, no vemos que su nombre figure en los torneos
celebrados en el Círculo Ajedrecista de Moscú en 1 905. Pero, en 1 907,
su talento ajedrecista ha madurado tanto que le permite enfrentarse
con j ugadores muy fuertes.
En uno de sus cuadernos, conservado hasta nuestros días, hay
anotadas diecisiete partidas que j ugó durante el llamado «torneo de
primavera» , organizado por la Sociedad Moscovita de Aficionados al
Ajedrez. Los comentarios acerca de estas partidas tienen un matiz
ingenuo, lo cual debe atribuirse a que el futuro gigante ajedrecista
no hizo más que probar sus fuerzas.
En aquellos años, �u juego aún n o tenía la eficacia necesaria
para alzarse con la victoria en los torneos importantes, pues en el
que nos ocupa se situó en uno de los últimos puestos de l a tabla
de l a clasificación. Tras esto, sería injusto afirmar que le bastó su
talento natural para alcanzar sus posteriores éxitos en las compe
ticiones, no; fue necesario un intenso trabajo, un análisis asiduo
y una autocrítica severa para que este talentoso adolescente llegase
a ser el gigante que ha pasado a la historia del ajedrez como el
inigualable genio de la combinatoria.
La capacidad y disposición para descubrir los contras en el juego
propio, criticarlos severamente y extirparlos de raíz, la capacidad
y disposición para depurar escrupulosamente la técnica ajedrecista
fue el procedimiento que siguió en su largo camino de principiante
a gran maestro; este procedimiento supuso un enorme esfuerzo y
una entrega absoluta a este arte.
Acerca de ello dice: «Por un lado la búsqueda de la verdad y
por otro la tendencia a la lucha hicieron de mí un maestro. De
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nmo ya advertí que tenía capacidad para este juego y que me en
tusiasmaba inconteniblemente. Eduqué mi carácter en el aj edrez,
que, como toda actividad humana, enseña a ser objetivo y contri
buye a adquirir maestría si uno reconoce sus defectos y errores».
Un poco más adelante analizaremos su primera partida jugªda
en un torneo. En ella, no veremos al Alekhine habitual, pues 'sus
partidas, realizadas cuando tenía quince años, no tienen la solidez
en el planteamiento y solución de los problemas estratégicos que
tuvieron posteriormente y manifiestan una evidente tendencia a so
lucionar con métodos tácticos los problemas que plantea la po
sición.
Ya en sus primeros pasos se observa que trabajó incansable
mente en el dominio del ajedrez y progresó constantemente. Clara
manifestación de esto son los resultados de su participación en
los torneos: si en el «torneo de otoño» del Círculo Moscovita de
Aficionados al Ajedrez, celebrado en el año 1 9 07, se clasificó en
uno de los últimos puestos, en el celebrado al año siguiente se situó
en el primer puesto. Y en el intervalo entre los dos torneos en cues
tión tomó parte en el de Düsseldorf, acontecido en el año 1 908, y
compartió con otro participante los puestos cuarto y quinto, lo cual
fue un resultado satisfactorio para nuestro biografiado.
A los quince años arde en deseos de participar en cualquier con
tienda ajedrecista. Tras el torneo de Düsseldorf, j uega una serie de
competiciones individuales en la patria y fuera de ella. Sorprende
a propios y a extraños al vencer por 4 � : � al maestro Bardele
ben ; también sale airoso en la competición individual con Fahrni,
que constó de tres partidas y su resultado fue de 1 � : 1 �. En la
víspera del decimosexto año de su vida venció al conocido maestro
Blumenfeld por 4 � : �. Esto anunciaba la llegada de un talento
al mundo ajedrecista, destinado a ensalzar la escuela nacional de
ajedrez.
En uno de sus comentarios sobre los ajedrecistas moscovitas de
aquella época, el comentarista R. Falk dice : «El menor de los her
manos Alekhine tiene una capacidad extraordinaria, a pesar de
tener sólo dieciséis años».
Hemos hablado de sucesión, es decir, de que él tomó de las manos
de Miguel Ivanovich Chigorin l a bandera de la escuela rusa de aj e
drez. A este respecto quisiéramos reproducir un fragmento de las
memorias que el meritorio maestro Pedro Arsienevich Romanovski
publicó con motivo de la olimpíada, celebrada en Moscú el año 1 956.
Como se sabe, Romanovski estuvo con Alekhine en Alemania en
1 9 1 4 ; los dos participaban en el torneo de Mannheim cuando estalló
la Gran Guerra y fueron internados. Acerca de ello dice: « En cierta
ocasión hablamos de los maestros del pasado, de Pillsbury, de Zu
kertort y de Chigorin, y lo que ha perdurado en mi memoria fue
la conversación que sostuvimos acerca de éste. Alekhine dij o : "Pare
ce hallarse fuera de la serie de los maestros del pasado; ha sido
una gran figura, y su enorme talento posiblemente le sitúe entre
los genios, pues la profundidad de sus ideas es a veces inescrutable
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para el simple mortal. N o sé si alcanzaré el nivel del pensamiento
de Chigorin ; como quiera que sea, procuraré organizar mi vida de
otra manera, o sea, no permitiré que perturbaciones externas influ
yan en la clase de mi juego, lo cual le sucedió constantemente a
Chigorin". y Alekhine cumplió lo dicho, en bien del arte ajedre
cista» .
S u éxito e n e l torneo moscovita d e 1 90 8 l e permitió participar en
el torneo nacional de aficionados que se celebró al año siguiente.
y esta competición fue la etapa en que se cumpliría la esperanza
de llegar a ser un maestro extraordinario, uno de los ajedrecistas
más competentes de Rusia.
Al torneo nacional de aficionados, que tuvo lugar en San Pe
tersburgo el año 1 909, concurrió lo más selecto de la afición; por
eso, la victoria -:fel j oven Alekhine, que a la sazón contaba dieciséis
años, impresionó a todos. Si con anterioridad se había hablado de
su talento y de su futuro prometedor, este futuro se convertía en
presente. Desde mucho tiempo atrás los mejores ajedrecistas rusos
esperaban que un compatriota fuese campeón del mundo y se la
mentaban de que Chigorin no lo consiguiese al enfrentarse con
Steinitz; después, cifraron las esperanzas en Rubinstein y, ahora,
muchos las cifraban en el j oven Alekhine.
En el torneo de San Petersburgo, nuestro biografiado j ugó die
ciséis partidas; ganó doce, y entabló dos. Esto pone de manifiesto
que era superior a los demás participantes. Asimismo es importante
la calidad de sus partidas, aun cuando presenten muchos defectos.
Pero lo principal es que su victoria anunciaba la aparición de un
nuevo astro en el mundo del ajedrez, con un carácter, una tenaci
dad y una fuerza de voluntad inquebrantables.
En 1 9 56, y en su juicio sobre Alekhine, el gran maestro Sabelio
Grigorievich Tartakower dice: «Conocí a Alejandro Alejandrovich
en el torneo de San Petersburgo del año 1 909. Como participante y
vencedor en la competición nacional rusa, entonces ya manifestó
aquella voluntad de ganar, aquella orientación hacia un objetivo
concreto, que caracterizó su vida entera y que no se debe confundir
con la vulgar ambición».
El ajedrez fue el principal componente en la vida de Alekhine,
si bien cumplió perfectamente en todo cuanto estaba obligado a cum
plir un adolescente y, luego, un hombre de su clase social. Estudió
en el gimnasio privado de Polivanov; hacía cumplidamente sus
tareas escolares y sacaba buenas notas aunque, al decir de Jorge
Alekseievich Kt>rsakov compañero de pupitre de él, la mayoría de
las veces sólo estaba «presente» en las clase, entretenido en dibujar
diagramas y piezas de ajedrez en sus libretas. Korsakov comenta:
«Recuerdo que el profesor nos puso un problema de álgebra. Alekhi
ne se incorporó de repente, pasó la mirada de sus ojos sonrientes
por la clase y se retorció con la siniestra el flequillo que le caía
sobre la frente, como lo solía hacer. El profesor Bachinski le pre
guntó: �'¿Lo ha solucionado? " A lo que Alekhine contestó : "¡En
efecto ! ¡Entrego el caballo, el alfil se sitúa en . . . y las blancas
. . .
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ganan !" La clase se descoyuntaba de risa, y al discreto y correcto
Bachinski se le movieron las guías de sus largos bigotes . . . ».
Al terminar el gimnasio, ingresó en la Facultad de Derecho.
Korsakov cuenta que allí se encontró con él y con otros compañeros
del gimnasio, y dice : «Entonces oí cómo los estudiantes de derecho
se reían de la sorprendente "'distracción" de Alekhine, de su es
píritu "civil", de su falta de bizarría y buen aire en lucir el uni
forme estudiantil y, particularmente, de no beber vino ni otros lico
res, lo cual se consideraba reprobable en extremo, según el código
no escrito referente al honor de los estudiantes de derecho» .
¿Que no bebía vino ni otros licores? ¡Lástima que el j oven Alekhi
ne no conservara toda su vida este «defecto)) social!
la fama.
En el citado j uicio sobre Alekhine, Tartakower prosigue dicien
do : « ¿ En qué consiste el progreso de Alekhine? ¿ Qué factores psico
lógicos y de otro tipo contribuyeron a la aparatosa evolución de
su talento artístico?
» 1 ) Ante todo, la afición incondicionada al ajedrez, que consi
deró como un verdadero arte. 2) Un intelecto muy desarrollado y una
sólida instrucción. 3) Una inagotable fuente de ideas. 4) Un cons
tante trabajo en su perfeccionamiento; pero no por recopilación de
variantes, como hicieron Grünfeld o el doctor Euwe, sino por replan
teamiento artístico de esquemas, planes de juego y combinaciones.
5) El lema: plantear problemas al contrincante en casi cada movi
miento. 6) La serenidad, así en los reveses como en los éxitos, y la
consideración de que cada logro era una etapa del camino a recorrer
que lo conducía a la siguiente etapa superior a la precedente. Pues
Alekhine dividió toda su carrera ajedrecista en etapas.
»Estos nobles elementos formaron aquella serie de partidas, bri'
llantes y profundas, que nos producen gran satisfacción estética».
El año 1 909 constituye la primera etapa de su vida ajedrecista;
la segunda y más importante debe situarse en 1 9 1 4. Su participa
ción en el torneo internacional, en que tomaron parte jugadores de
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nota, atrajo hacia sí la atención de la generalidad. En aquel enton
ces se luchaba tenazmente por el derecho a enfrentarse con Emma
nuel Lasker, campeón del mundo. Los participantes favoritos fueron
Capablanca y Rubinstein, porque se supuso que los dos lucharían
con tenacidad por el jerecho a disputarle el título a Lasker.
Pero el j oven maestro ruso se situó inesperadamente en uno de
los puestos que le permitieron pasar ' a la siguiente fase. El torneo
se constituyó de una forma original: primero jugaron once partici·
pantes; después, los cinco mejor clasificados pasaron a la final , en
que jugaron dos partidas cada uno. Se sumaron los puntos reunidos
en las dos fases. En la primera, Alekhine ganó tres partidas, perdió
una y se clasificó en el cuarto puesto ; en la segunda, obtuvo el
cincuenta por ciento de puntos, adelantó a los destacados ajedre
cistas Marshall, Rubinstein y Tarrasch y ocupó el tercer puesto de
trás de Lasker y Capablanca. Esta conquista le valió el nombra
miento de gran maestro y lo situó en la lista de los mejores aje
drecistas internacionales.
En aquel año, R. Spielmann escribió: «Alekhine posee una ri
queza de ideas sorprendente; de él se pueden esperar grandes
éxitos».
El memorialista B. Pischko dice que Alekhine empezó a pensar
en la lucha por el título mundial el año 1 9 1 1 .
Acaso n o se está en condiciones de soñar en algo a los dieci
nueve años de edad. Pero lo más probable es que movilizase todas
sus fuerzas, se preparase para luchar por la consecución de la corona
ajedrecista después de haber participado en el torneo de San Pe
tersburgo.
Lo curioso es que nunca pensó competir con Lasker; se dio cuen
ta de que Capablanca sería pronto campeón del mundo.
Pedro Arsienevich Romanovski recuerda otra conversación sos
tenida con Alekhine en el año 1 9 1 4; éste le dij o que se preparaba
para una competición individual con Capablanca, para disputar el
título mundial : «"'¡Pero el campeón del mundo es Lasker!", exclamó
Momanovski, sorprendido. "Pronto lo será Capablanca", respondió
Alekhine, convencido».
En los años que precedieron al primer conflicto bélico, Capa
blanca estuvo varias veces en Rusia e hizo amistad con Alekhine ;
los dos compartieron e l ocio y e l trabajo. Pero años más tarde se
enemistaron de tal suerte, que uno no podía soportar la presencia
del otro y abandonaba el local donde se encontraba cuando el otro
se presentaba allí.
En 1 9 1 4, los ajedrecistas rusos celebraron el éxito de Alekhine
en el citado torneo; otro paso más, y ceñiría la corona ajedrecista.
Toma parte en el torneo de Mannheim y gana una partida tras otra.
Un nuevo éxito está a la vuelta de la esquina; pero . . . el estruendo
de las pi-ezas
nos : ha estallado la Gran Guerra.
Por lo tanto, hemos de dejar temporalmente la actividad ajedre
cista de Alekhine y ocuparnos de la humana.
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Una persona fuerte con muchas flaquezas
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Este documento impugna la creencia de que Alekhine salió ilegal
mente de la Rusia soviética.
De ese modo, abandonó la patria. Para explicar, no para j usti
ficar, este y otros actos conviene tener en cuenta su origen y situa
ción en la vieja Rusia. Procedente de noble cuna y de familia pa
tentada, pues hubiese heredado una importante cantidad de las
acciones de las Manufacturas Projorov, Alekhine no aceptó en se
guida, como la mayor parte de los de su clase social, la revolución
de octubre; pero no decidió abandonar inmediatamente el país por
que se sentía patriota. En Rusia se quedaron su hermana Bárbara
y su hermano Alej o ; en Moscú pasó su infancia. . . Pero en su in
terior ardía en deseos de llegar a ser campeón del mundo, de ver
realizado el sueño de su adolescencia.
Mas estimó que eso no era posible en Rusia, pues en el período
de grandes convulsiones sociales nadie se preocupa por el ajedrez;
esta circunstancia le induj o a partir para el extranjero.
Quisiera señalar que, al contrario de muchos emigrantes rusos,
él no se manifestó contra el poder soviético después de haber aban
donado la patria. Es verdad que se le criticó severamente unas
declaracionse hechas en su libro «El ajedrez en la Unión Soviética»,
publicado en Alemania en el año 1 92 3 ; pero la severidad de tal crí
tica se debe a la falta de objetividad de los críticos. En dicho libro
dice: «En Rusia reina el hambre y el frío, y los burgueses encien
den la estufa con piezas de ajedrez; los reyes chisporrotean en el
fuego». ¿No fue verdad? Se ha de reconocer que j unto con estas
líneas leemos una serie de excelentes artículos en que él se admira
del entusiasmo con que los aj edrecistas soviéticos divulgan este arte
entre las masas.
Por aquellos años sucedió lo que él había previsto: Capablanca
vencía a Lasker y le arrebataba el título de campeón. De acuerdo
con el «programa de su vida» se acercaba la hora de concertar una
competición individual con Capablanca y... y Alekhine fue en busca
de un mecenas.
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mismo la viva competencia entre él y Aaron Nimzovich, notable
teórico y práctico; competencia que tuvo lugar en Rusia y en los
años que precedieron a la Gran Guerra. Los dos fueron j untos a
competir en torneos y competiciones individuales. Esta competencia
continuó después de que ambos hubiesen emigrado y fue un impor
tante estímulo para perfeccionarse.
Que Alekhine se clasificase tercero en el torneo de San Pe
tersburgo, celebrado en 1 9 14, denota su clase de gran maestro; en
aquel entonces ya era uno de los mejores ajedrecistas internaciona
les. Otra circunstancia que se debe tener en cuenta es que, en el
extranjero, se clasificó el primero en casi todos los torneos en que
tomó parte. Quiere esto decir que su capacidad de juego era muy
elevada y que fue uno de los principales pretendientes al trono
ajedrecista en los años de la posguerra.
Se conocen algunos procedimientos curiosos que empleó en los
años difíciles, con objeto de mantener su capacidad deportiva para
su futuro encuentro con Capablanca. Ya en 1 9 1 8 , él y sus colegas
discurrieron trazas y modos para jugar unos con otros. Dieron con
un procedimiento sencillo y original : organizaban torneos sin pro
longación determinada y los realizaban por turno en casa de cada
participante. Jugaban alumbrándose con teas; unos las sostenían, y
otros meditaban. Jugaban hambrientos y movían constantemente los
pies debaj o de la mesa, tratando inútilmente de calentárselos.
Fe Konstantinovna, viuda del maestro Nicolás Mijailovich Zu
bariev, me contaba que le cupo el honor, difícil en aquel tiempo,
de recibir invitados en casa. Los obsequiaba con tortas de harina,
de dudosa calidad, endulzadas con sacarina, y té sin azúcar. La
mujer comentó: «Alekhine nos visitaba para j ugar al aj edrez y me
sorprendía cada vez que se echaba mano al bolsillo y sacaba un ca
ramelo olvidado para tomar el té. Esto era un intento de conser
var la capacidad del cerebro, órgano importante para sus futuras
luchas ajedrecistas. ¡El cerebro dej a de funcionar como tal cuando
no tiene azúcar!».
Junto con sus colegas, Alekhine luchó heroicamente en el 1 Cam
peonato soviético de 1 920 y consiguió una merecida victoria. Fue el
único gran maestro que superó a los demás en potencia de juego
y soportó pacientemente l as dificultades. Lo cual revela el hecho de
que su nombre no figure en la lista de los participantes que formu
laron una petición al comité organizador, exigiendo se les «entre
gase inmediatamente tabaco y queso». Él no exigió nada de eso ; se
entregó incondicionalmente a la lucha aj edrecista, con objeto de per
feccionarse.
Sus resultados deportivos, logrados en dicho Campeonato, nos
autorizan a sostener que partió de Moscú, siendo ya un gran maes
tro de nota.
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En pos de Ch!gorin
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En el transcurso de su interesante vida aj edrecista propagó
siempre y en todas partes este criterio: «El ajedrez tiene por objeto
lograr científica y artísticamente aquello que lo sitúa entre las otras
ramas del arte».
Siendo así, es lógico que se rebelase contra los criterios que re
baj an el ajedrez y lo reducen a la categoría de j uego de mesa. Cri
ticó severamente a aquellos grandes maestros que consideran la
victoria como el único objetivo del j uego, y les advirtió que tal pa
recer conducía a la decadencia y degeneración del ajedrez.
Asimismo criticó severamente a ciertos maestros que habían tra
tado de modificar y complicar el juego. Como se sabe, 10 propu
sieron Lasker y Capablanca después de perder el título mundial.
También les impugnó decididamente sus conjeturas de que «las ta
blas serían la muerte del ajedrez». Acerca de ello dice : «Los refor
mistas afirman que el proceso de la teoría anestesiará inevitable
mente el j uego de ajedrez y proponen modificar sus reglas para
avivarlo. ¿Qué significa tal afirmación? En primer término, una pos
tura despreciativa ante la intuición y la fantasía, ante todos los
elementos que elevan este juego al nivel de arte. Esto produciría
inevitablemente el desmenuzamiento del arte ajedrecista».
La naturaleza adornó magnánimamente a Alekhine con las cuali
dades de la personalidad artística antedichas, con la capacidad para
concebir lo individual por medio de la intuición y la fantasía. Entre
los ajedrecistas de su época no hubo ninguno que le igualase en
ese aspecto. Por ello, se quej aba de que el adversario le impedía
crear la obra que él tenía ideada, pues unas veces no daba con la
réplica conveniente, lo cual disminuía la belleza y el interés de la
combinación, y otras echaba a perder toda la idea de la misma al
abandonar la partida.
A este respecto comenta: «Sería feliz si pudiese crear completa
mente solo, para lograr así algo que tenga valor; pero en toda par
tida tiene uno que acomodar su plan al del contrincante. ¡Éste es
el colaborador impuesto por las circunstancias ; su concepto de la
belleza no coincide nunca con el de su contrincante, y sus medios
( potencia, imaginación y técnica) son a menudo insuficientes para
cooperar activamente con las ideas de uno! ¡Esto causa decepción
al verdadero artista que, más que la victoria, pretende crear obras
valiosas! ¡Qué sufrimiento ( desconocido en cualquier otra rama del
arte o de la ciencia) produce ver que las propias ideas y fantasía
están irremisiblemente atenazadas, en virtud de la propia natura
leza de las cosas, por las ideas y la fantasía del otro, que suelen
ser distintas e inferiores a las propias ! » .
Alekhine conservó toda s u vida este amor a la creación ajedre
cista. El lector verá más adelante la afición incontenible que tuvo
al ajedrez, incluso en aquella edad en que otros se aburren de él
y lo abandonan. Desde los análisis realizados bajo la luz de un
candil en su infancia hasta el último aliento de su vida sentado
frente al tablero estuvo ilimitadamente encariñado con este arte,
que fue el sentido y el contenido de toda su existencia humana.
21
Fisonomía deportiva del ajedrecista
22
pertrechado de conocimientos y de ánimo a la siguiente partida,
después de haber tenido un fracaso.
Sobre este particular, Alekhine comenta : «En los torneos impor
tantes, no hay que temer la pérdida de una partida, sino al de
caimiento de ánimo que ello pueda ocasionar».
Perder una partida no le desanimaba; al contrario, j ugaba con más
tesón y fuerza la siguiente. Muchas partidas premiadas por su
belleza, las j ugó al día siguiente de haber sufrido una derrota.
El ajedrecista también ha de acostumbrarse a saber resolver los
problemas puramente psicológicos. Alekhine estimó importante sa
ber descubrir los aciertos y desaciertos en el juego propio y en el
del contrincante. ¡Lo cual no suelen hacer quienes están acostum
brados a los elogios y estímulos! Con una autocrítica poco frecuen
te valoró sus cualidades positivas y negativas; esto le ayudó a
superar los fracasos mas importantes.
23
movimientos y descubría posibilidades tácticas hasta en el mismo
comienzo de la partida. Esto hizo que muchas de sus partidas se
decidiesen en la apertura y no por la ventaja que sacara sino por
el desmoronamiento de la posición del contrincante, pues tuvo habi
lidad para producir complicaciones agudas y tácticas, en las cuales
sus adversarios no .l>iempre supieron orientarse.
Aunque la mayor parte de sus ataques son impecables, algunos
fueron años más tarde impugnados por los analistas. En mi opi
nión esta circustancia no desmerece en absoluto la belleza de sus
ideas, cuya utilidad práctica es indiscutible, porque sus adversarios
no podían orientarse en la confusión de variantes que él promovía ;
esto cooperaba a que el ataque se realizase con acierto y fortuna.
En la actualidad, este cuadro se ofrece en todas las partidas de
Miguel Tal, para citar un ejemplo.
Diagrama núm. 2
24
Alekhine prevé también los si Diagrama núm. 3
guientes procedimientos defensi
vos:
1) 1 6 • P3C; 17. D3A ( es
. . .,
25
�las ; de ese modo, rompieron el Era mejor 9 .. . , A x C, pues el
.
Diagrama n ú m . 4
13. P4TR!
Es fácil ver que las negras con He ahí el castigo : este peón
travinieron los principios y re amenaza transformarse en dama,
glas que deben seguirse para un y las negras se ven forzadas a
mej or desarrollo de las piezas ; tomarlo.
por ello recibirán su merecido,
que Alekhine sabrá darles con 13. AxP
maestría. 14. T x A! DxT
15. A5C! D8T +
8. C5CR! A2R 16. R2D DxP
1 7. D6A
El blanco amenazaba con ganar
pronto mediante 9. C x PR! y 10. (Ver diagrama 6)
D5T + .
Entregar la dama por el alfil
9. D4C! C1A es la única forma de eludir el
26
Diagrama núm. 6 18. DxD C3C
1 9. P4A C2R
20. T1TR C2D
21. CID CIAR
22. C3R AlA
23. C4C A2D
24. T8T C (2R) 3C
25. C6A + R1D
26. D x C.
27
estaba muy en boga entre los Véase : 1 3. A x P, P x A; 14. T x A!,
maestros de ajedrez. Entonces im P x T; 15. 03C + , R1T; 16. 06C, y
peraban los principios de Ta tablas por j a que continuo.
rrasch, que insistían sobre la ocu
pación del centro por los peones, 5. PC x C
y perduraba la tradición de las 6. A30 P40
porfiadas lucha,s al estilo de Mor 7. PxP PxP
phy, Anderssen y Chigorin. En 8. O-O A2R
tonces empezaban a despuntar 9. C3A O-O
nuevas opiniones acerca del cen 10. A5CR P3A
tro ; Reti, Alekhine y Nimzovich 11. 03A
elaboraban sus claros principios
sobre el ataque con piezas con Diagrama núm. 7
tra todo centro de peones, para
formularlos posteriormente. En
los torneos, los luchadores de
principios del siglo procuraban
abrir cuanto antes el centro y
apoderarse de él con los peones,
si era posible, a fin de movilizar
rápidamente las piezas y dar prin
cipio a lo más importante de la
contienda: el ataque por el flanco
de rey. La apertura escocesa sa
tisfacía a estos dos objetivos; por
ello, se nos ofrece a menudo en
las primeras partidas de nuestro
biografiado.
3. PxP
4. CxP C3A He ahí una de las pOSICIones
5. CxC discutibles de la apertura esco
cesa, debido a que el j uego de
En los encuentros competitivos las blancas tiene cierto parecido
de importancia, el futuro cam con el concepto moderno sobre el
peón del mundo practicó por lo centro en esta antigua variante:
general este cambio de caballos, dando cima al desarrollo de sus
si bien optó, en ocasiones, por peones centrales porque reducían
otras continuaciones más contun la presión, ejercida por sus pie
dentes. Fueron célebres las tablas zas sobre los peones centrales del
en un encuentro con Lasker ( Mos adversario. Los dos bandos han
cú, 1 9 1 4 ) ; la partida fue corta: dado cima a la evolución de sus
después de 5. C3AO, A5C; 6. fuerzas y se disponen a ejecu
C x C, PC x C; 7. A30, P40; 8. tar sus respectivos planes de jue
P x P, P X P; 9. O-O, O-O; 10. A5CR, go.
A3R; 11. 03A, A2R; 12. T (1T) 1R, Es natural que las blancas in
P3TR, Alekhine sacrificó primero tenten atacar por el flanco del
un alfil ; luego, la calidad, y, fi rey y aumentar la presión en las
nalmente, dio j aque continuo. columnas y diagonales abiertas.
28
Para contrarrestarlo, las negras ello provocar peligros combinato
procuran aprovechar la columna rios contra el enroque del rey ne
eD y su fuerte centro de peones. gro. Estos problemas se resuelven
con la continuación 13. T ( 1A) 1R!,
11. A5CR que, luego de 13 . . . . , A3C; 14.
A x A, PT x A; 1 5. D4T!, facilita
Las negras quieren situar pron la contundente maniobra T I R-
to este alfil en la casilla 3e vía 3R-3T.
4T, al objeto de neutralizar la po Pero Alekhine cuenta sólo quin
derosa acción del alfil adversa ce años y se dej a llevar por la
rio eD. Asimismo es bueno 11 . táctica: amenaza con proseguir
. . . , TIC, lo cu al se considera la 14. A x C, A x A; 15. D x A4T. Al
mej or respuesta de las negras. j ugar sin un plan concreto, tie
Hay otra continuación, 11. . . . , ne lógicamente que encontrarse
C5C?, que se practicó en la par pronto en una situación compro
tida Alekhine - Mannko, jugada metida.
por correspondencia entre 1 9 06 y
1 9 07, Y que finalizó con un ro 13. A3C
tundo éxito del j oven Alekhine. 14. AxA PT x A
Veámosla: 12. A x A, D x A; 13. 15. T ( 1T)1D
T ( 1T ) lR, D3D ; 14. D3C!, D3A; 15.
P3TR, C3T; 16. T5R!, P3C; 17. Este movimiento vuelve a de
C2R, A4A; 18. P4AR, T (1A) 1R; mostrar su indecisión en la eje
19. D3R, T x T; 20. P x T, D5T; 21. cución de maniobras estratégicas.
C4D, A x A; 22. T4A!, D2R; 23. Aquí procedía 15. T ( 1A) 1R!, lo
P x A, TIAD; 24. T6A, P4A; 25. cual mejoraba la posición de las
C6A, DIR; 26. P6R! !, C4A; 27. blancas. Es curioso observar cómo
P x P + , D x P; 28. T x C!, y las ne aprovecha el negro la iniciativa y
gras se rindieron. ejecuta unos hábiles movimien
tos, con objeto de pl antear pro
12. D3C A4T blemas difíciles.
13. D5R
15. A3D
No hay ajedrecista sin defectos, 16. D4D D2A
por más que la naturaleza le haya 17. D4TR
dotado de capacidad. N o obstan
te sus extraordinarias dotes para Las blancas se ven forzadas a
la combinación, Alekhine tuvo pensar en su defensa. N o con
defectos en las maniobras de po venía proseguir 17. A x C, P x A;
sición y en la estrategia. El lec 18. D x PA, porque, tras 18 . . . . ,
tor observará que, posteriormen A x P + ; 19. RIT, A4R, las piezas
te, hubo de trabajar mucho para negras hubiesen ocupado sólida
superarlos. mente el centro.
En la presente posición, las
blancas tenían que haber trazado 17. �
el plan de sus futuras operacio 1 8. A3R P4AR
nes; plan que no es difícil de tra 1 9. P4A R2A!
zar. Véase : conviene intensificar
la presión en la columna R y con ¡Excelente j ugada ! Las blancas
29
no pueden tomar el caballo, ya nazador, y su caballo puede ir a
que a 20. D x C?? seguiría 20. . . . , los puntos SR y SC vía 3A, con
TIT, y las negras ganarían la objeto de cooperar a la acción
dama B lanca. atacante. Jugando con las blan
cas, cualquier ajedrecista experi
20. A4D TITR mentado procuraría simplificar la
21. T ( 1D) 1R? posición, para neutralizar la pre
sión ejercida por el contrincante.
Diagrama núm. 8 Seguro que trataría de provocar
el cambio de alfiles, para con
trarrestar las amenazas de las ne
gras en la diagonal 2TR-8CD y
abrir líneas en el enroque ene
migo.
A este fin podría servir el si
guiente plan defensivo : 21. D2A!,
C3A; 22. P3TR. Tras esto, si las
negras respondiesen con 22. . . . ,
C5R, seguiría 23. C x C, PD X C;
24. A x PC!, R x A; 25. D4D + o 23 .
. . . , PA x C ; 24. P5A!, P4CR; 25.
A3R! y el movimiento 26. P4A,
con lo que las blancas tendrían
gran dominio posicional.
La continuación 22. . . . , C4T
agudizaría la lucha, y al movi
Todo ajedrecista, interesado en miento defensivo 23. A3R respon
estudiar la estrategia y la tácti derían las negras con 23 . . . . , P4C
ca del ajedrez y en comprender con ventaj a. A pe�ar de todo, la
sus leyes, ha de analizar atenta simple j ugada 23. A5A! conjura
y profundamente los aconteci todo peligro y puede, inesperada
mientos que pudieron haber su mente, poner al rey negro en si
cedido en esta partida. tuación delicada.
Analicemos con más detalle la Las siguientes variantes mues
posición reflej ada en el diagra tran las posibilidades de ambos
ma : la acción de las piezas blan bandos en la aguda posición que
cas parece ser amenazadora ; pero ocasiona 23. A5A.
no lo es, por cuanto el sólido cen 1 ) 23. . . . , A x A; 24. D x A,
tro de peones negro inmoviliza C X P; 25. C x P!, C x C ; 26. T x C,
cualquier operación. Es lamenta y las blancas quedan con ven
ble el tiempo que han perdido taj a.
las blancas en mover la torre y 2) 23. C X P; 24. A x A,
la dama en los movimientos de C6T + ; 25. P x C, D x A; 26. R2C,
cimotercero y decimoquinto, res y las blancas deben ganar.
pectivamente. Las negras han 3) 23. . . . , A x P; 24. P4CR!,
aprovechado sin dilación la len A6C; 25. D2C!, C3A ( en caso de
titud del adversario; una de sus 25 .. . . , C5A ; 26. D x A, C6T + ;
torres, la dama y el alfil han ocu 27. R2C, las negras no compen
pado posiciones de ataque ame- sarían suficientemente la pérdi-
30
da de la pieza ) ; 26. P x P, P4C; Diagrama núm. 9
27. T3D!, A5A; 28. C2R!, y la po
sición del blanco es mejor.
Estas variantes ponen de relie
ve que a las negras no les con
viene responder a 23. A5A! to
rnando el peón 4A, por lo cual
tienen que aceptar el cambio de
alfiles, lo que produce una lucha
posicional tranquila con juego
equilibrado.
El «maduro» Alekhine hubiese
trazado este plan de j uego, y no
otro; pero, corno se ha dicho, a
la sazón tenía quince años y vio
la posibilidad de asestar un efec
tivo e inesperado golpe . . .
21. C3A
22. D5C 23. RxT
31
26. AlA teriales, porque es de todo pun
2'7. TlR D2D to inadecuado j ugar 36. . . . , P5D,
28. D5C + R2A debido a 3'7. C x P, A x C; 38.
29. T3R! D3A + , T ( 3R) 3AD; 39. T x A.
32
do de la siguiente partida, en la del centro, mediante el avance
cual el rey adversario se quedó P5R-P6R, las negras se adelan
en el centro. tan al posible y peligroso j aque
que el alfil blanco podría dar
desde la casilla 5CD.
Partida 2
Defensa india de rey 7. P5R PxP
8. PxP C5C
AIekhine Lowenfisch 9. P6R! C ( 2D ) 4R
San Petersburgo, 1 9 12 10. A4AR CxC+
33
Diagrama nú.m 10 Partida 3
Apertura de peón de dama
Nimzovich Alekhine
Vilna, 1 9 1 2
1. P4D Pro
2. C3AR P4AD
3. A4A C3AD
4. P3R C3A
5. C3A
34
Diagrama núm. 11 mer lugar, esta pieza ha ocupado
una posición desacertada y pere
cerá en ella acosada por las pie
zas enemigas; en segundo lugar,
permite que las negras empren
dan un ataque contundente con
tra la posición del rey blanco, de
bido a la rapidez con que pue
den concentrar sus piezas mayo
res en la columna eD.
17. P5A!
1 8. A6C C2R
19. T ( 1T ) 1 C D5C
20. R2D
Diagrama núm. 12
35
21 . P3A! Las dos siguientes partidas
ofrecen ejemplos claros de las
Nimzovich también está a la al fantásticas «supercombinaciones»
tura de las circunstancias; si hu de Alekhine.
biese hecho otro movimiento, uno
pasivo por ejemplo, la partida
hubiera podido tener este final Partida 4
brillante: 21. . . . , C x A! ; 22. T x C, Defensa francesa
D x PC! ; 23. TlCD, D X C + ! ! ; 24.
R x D, C5R y mate. Alekhine U n desconocido
Moscú, 1 9 1 5
21 . T3TR!
1. P4R P3R
Después de esto, el alfil blan 2. P4D P4D
co perece por haberse metido en 3. C3AD C3AR
el laberinto de las negras. 4. A5CR A5C
36
12. P5T! PxC Diagrama núm. 13
13. P6T PxP
14. TIC D4T +
37
el contrincante desconocido, e in P x T; 26. D8D + , R2T; 27.
dica que el 24. T6T!! la resuelve D ( 8D ) 7R + !, y las blancas ganan.
a favor de las blancas. No cabe duda de que al lector
En su libro «Mis mejores par le interesa conocer las extraordi
tidas» , publicado varios años des narias ingeniosidades de esta sin
pués, dice: «En una de mis par gular partida.
tidas ( Moscú , 1 9 1 5 ) se prosiguió El siguiente final se produjo en
de la siguiente manera » Y enu
. . . el encuentro con el conocido y
mera los mismos movimientos he fuerte aj edrecista Gofmeister. En
chos en la partida con el desco él se nos ofrece asimismo la in
nocido adversario. conmensurable fantasía de Ale
¿Se j ugó realmente esta parti khine. Uno se sorprende de la
da o es producto de la imagina energía que impone a sus piezas
ción de Alekhine, de uno de los cuando analiza los movimientos
análisis que realizó este ingenioso de esta maravillosa combinación.
y vehemente artista en casa?
No es probable que se conozca
la verdad. Pero, aun cuando no Partida 5
se j ugase realmente, es tan fan
tástica e interesante, caracteriza Alekhine Gofmeister
tanto el estilo del j oven Alekhi Petrogrado, 1 9 1 7
ne, que es oportuno parafrasear
aquí el conocido proverbio: « ¡Si Diagrama núm. 14
no se j ugó, hubo que inventarla!»
Cuesta creer que un ajedrecista
sea capaz de imaginar tal parti
da y de dar con este inesperado
movimiento de la torre, por más
inventiva que tenga.
Sea corno fuere, esta inverosí
mil partida continuará asombran
do a todos los admiradores de
las combinaciones ajedrecistas.
Prosiguió:
24. T6T!!
38
dar con el caballo j aque continuo zable. Esta combinación de Ale
desde las casillas 8A y 6C y todo khine se podía haber analizado
parece suponer que el resu ltado a partir de la segunda jugada (2.
de la contienda será nulo. A todo P x P ) ; pero no queremos apar
esto se debe añadir la circuns tarnos de lo generalmente admiti
tancia de que las blancas han de do, pues en todos los libros se
conj urar el peligro inminente de inserta la posición reflejada en el
1. . . . , C5R! con el consiguiente diagrama.
j aque del a lfil desde la casilla 2A.
Con una inventiva asombrosa, 1. P4C
el j oven Alekhine aprovechó la
inadvertida oportunidad que la Ahora todos los golpes combi
posición de sus piezas le ofrecía natorios de las blancas serán irre
para hacer este movimiento apa chazables.
rentemente absurdo,
2. PxP C5R
1. P5A
Los restantes movimientos vie
Las blancas se sirve':1 de este nen igualmente forzados y obli
movimiento combinativo para evi gan a las negras a abandonar.
tar el j aqu e continuo del caballo Por ejempl o : 2. . . . , T7R; 3. T x T,
negro. Ahora, si 1. . . . , C8A + ; 2. C x T; 4. P6C!, y la amenaza 4.
RIT, C6C + sigue 3. T x C ! , D x T; . . . , A2A ya no es realizable. El
4. P x P!, y las blancas entregan j aque de caballo tampoco cambia
magnánimamente la dama o la la situación : 2 . . . . , C8A + ; 3. RIT,
torre. ¿ C u á l de las dos? ¡Ningu C6C + ; 4. T x C, D x T; 5. P6C ! . Se
na! Véase : a 4. . . . , T x T sigue 5. ha llegado a una posición curio
D x A + , D8C; 6. D x T, P X P ; 7. sa : las negras no pueden impedir
D x P, y las blancas se quedan el j aque del adversario desde el
con ventaj a de material mante escaque 7C, a pesar de la ven
niendo el ataque; a 4 . . . . , D x D taj a de una torre. ¡Con qué be
seguiría 5. T x T + , D8C ; 6. P7C + , lleza se refutan los esfuerzos de
T x P; 7. P x T + , R x P; 8. T x D + , las negras por sostener su de
R x T; 9. A2A, Y el peón de más fensa!
ha de dar l a victoria a las blan 1 ) 5 . . . . , P x P ; 6. P x P, D x D ;
cas, y a 4 . . . . , T2-2AD; 5. T x T ó 7. T x T + , D8C; 8. P7C + , T x P ;
4 . . . , TI C; 5. P7C + ganan las
. 9. P x T + , R x P; 1 0. T x D + , las
blancas. blancas tienen un peón de más y
Todo parece suponer que las ganan fácilmente este final.
blél.ncas ganan j ugando 1. P5A. 2) 5 . . . . , D x D ; 6. P x D, T x T;
¡Pues no! Las negras disponían 7. P x T, A x P; 8. P7C + , RIC; 9.
de una sutil defensa que no apro A2T + , T2A ( se diría que las
vecharon : siguiendo 1 . . , T7R! Y
. . blancas no han conseguido nada
amenazando 2. . . . , C8A + y 3 . . . . , positivo, pero una serie de ma
D x PC, podían haber forzado el niobras sutiles ponen de relieve
cambio de torres, 2. T x T, C x T, las ventaj as de su posición ) ; 10.
lo cual les ofrecía una superiori A4A, A4A ( el alfil negro trata
dad considerable, y su amenaza de colocarse en la casilla 4R) ; 11.
3. . . . , A2A hubiese sido irrecha- P3C, P x P; 12. P4T, A5D; 13.
39
A x T + , R x A; 14. P6D + , RIC; 4) 4 . . . . , A2A!; 5. P7C + , RIC;
15. P7D , A3C; 16. P5T, y no se 6. P x A + !, T2R x P Ca 6 . . . . ,
puede parar la marcha de los dos T I A x P seguiría 7. A x P + ) ; 7.
peones blancos. T x T!, D4R + ; 8. RIT!, y las ne
gras han de rendirse, pues , si se
3. P6C! toma de rey o de dama la torre
7 A, la continuación 9. A2T d�
¡La dama y las torres blancas cide el resultado de la partida y,
no entran en el cálculo ; sus peo si 8 . . . . , T x T, decide también 9.
nes deciden el resultado de la A x P+.
contienda! Queda todavía una posibilidad
de salvar la pa.rtida, y l as negras
3. CxD la aprovechan.
4. PxC
4. T2-2AD
Diagrama núm. 15 5. P7C + RIC
6. P7D ! ! D6C +
7. RIT
Diagrama núm. 16
40
soción inicial que ha venido ocu Partida 6
pándonos. Apertura italiana
Después de 1. P5A, P4C; 2.
P x P, C5R; 3. P6C, todavía queda Alekhine Tarrasch
una inesperada continuación de Torneo de Mannheim, 1 9 1 4
fensiva: 3. . . . , P X P ; 4. P x P,
D x P + ! !. Como el rey no puede 1. P4R P4R
tomar la dama , hay que prose 2. C3AR C3AD
guir 5. T x D, C x D. Pero las blan 3. A4A A4A
cas logran una posición ventaj osa 4. P3A D2R
después de 6. P 7C + , C x P; 7. 5. P4D A3C
P x C + , T x P; 8. T2T + , R1C; 9. 6. o-O P3D
A7T + , R1T ( a 9 . . , R2A sigue
. .
41
silla 2T, lo que empeora la posi ca de dama. Sin embargo, es pre
ción de la torre después de 11. maturo hablar de un a superiori
A x A, T x A, o a cambiarlo por dad que les permita pasar inme
el blanco, con lo cual se abre la diatamente al ataque, pues el
columna AR y da la iniciativa a campo de las negras no ofrece
las blancas en los dos flancos. debilidades considerables y su re
traso de desarrollo se puede fácil
1 0. AxA mente superar en dos o tres mo
11. PxA C3AR vimientos.
12. Cl-2D Cl-2D Vistas así las cosas, ¿ qué plan
1 3. D1R C4A de j uego se han de trazar las
14. D1 C AlA blancas? El j oven Alekhine halla
una posibilidad, estrechamente re
Por razones inexplicables con lacionada con las particularida
serva Tarrasch el alfil perdiendo, des de la posición. Si no se tiene
de ese modo, un tiempo valioso ; una superioridad patente y la es
después de 14. . . . , A x C o de re tructura del adversario no ofrece
tirar el alfil a la casilla 3C a puntos débiles, hay que limitarse
través de 4 T, hubiese podido mi a un j uego posicional para sacar
rar con más optimismo el futuro. con astucia las piezas adversarias
de su refugio y, de ese modo,
1 5. P4CD C4-2D crear debilidades en su dispositi
vo defensivo. En eso estriba pre
Diagrama núm. 17 cisamente la lucha posicional en
el ajedrez y es uno de los mé
todos de j uego más difíciles y
complej os.
¡Obsérvese con qué habilidad
maniobra Alekhine y va debili
tando poco a poco el sólido sis
tema defensivo de las negras!
C ada movimiento inquieta al con
trincante y viene a ser un golpe
sensible contra el sólido blindaje
de su j uego.
16. C4T!
42
rey. de suerte que merece la pena los flancos ; para lo cual es nece
perder un tiempo, y aun dos. sario atacar insistentemente su
peón 5R, con objeto de que los
16. P3CR peones del rey negro adelanten
17. DIR P3A! sus posiciones. Una vez consegui
do esto, y cuando haya efectua
Tarrasch nunca se defendió pa do el importante movimiento de
sivamente. Ahora quiere afianz.ar ruptura P5CD, las debilidades del
se en su importante casilla 4R. contrincante se manifestarán en
todos los sectores de su frente».
18. C ( 4T) 3A PxP
1 9. PxP P5R 20. C5C!
20. P3T
21. C3T
43
continuación 22 C X P tampo
• . . ., 27. ... D4R
co era mejor, pues seguía 23.
A x C, D x A; 24. C4A, D3A; 25. Este movimiento revela que la
P4A!, Y la situación de las negras dama negra se encuentra casi
sería desesperada. Lo procedente atrapada; si hubiese permaneci
era enrocarse. do en el escaque 4D, hubiera se
guido 28. T5A, C4R; 29. P4A!. Si
23. C4A P4CR después de 28. T5A intentase sal
24. P3T C5-3A varse en 7TD, caería en otra red :
28. . . . , D7T; 29. TIT, D7C; 30.
o bien 24 • , P x C; 25. P x P!,
. . . C4A!
tras l o cual el ataque de las blan Por eso, intenta escapar por la
cas es irrechazable. casilla 4R. En el caso de 27. . . . ,
CIA, Alekhine se proponía conti
25. C2R CxP nuar 28. D2R, amenazando con la
26. AxC DxA maniobra C2D-4A-6D, y a 28.
27. C4D! A3R proseguir 29. P4A, D4R; 30.
P5A, P4D; 31. P6A, P x P; 32.
Diagrama núm. 19 T x PAD y 33. T x PT, desguarne
ciendo los peones del flanco de la
dama adversaria.
29. RIA
30. C5A x PD T2TR
31. TID D3A
32. T4D P4C
Alekhine ha llevado a cabo su 33. P x P a. p. A2C
plan estratégico. Después de mu 34. C5T.
cho peregrinar, el caballo blanco
se ha colocado en la casilla 4D y y el negro se rinde.
en condiciones óptimas. El flan Con la realización de sutiles
co de rey de las negras se ha de maniobras estratégicas, el j oven
bilitado, y sus puntos 4A y 4T Alekhine consiguió la victoria.
pueden ser tomados por las pie
zas blancas. La profunda manio
bra C3AR-5CR-3TR-4AR-2R-4D, y
no la C3AR-4D, ha dej ado a las Por este procedimiento la con
blancas en clara y decisiva ven siguió también en el interesante
taj a posicional. y siguiente encuentro.
44
Partida 7 blancas han perdido en hacer su
Apertura española último movimiento, las negras to
man la iniciativa. jHe ahí una
Lowenfisch Alekhine perfecta comprensión de los prin
Vilna, 1 9 1 2 cipios de la estrategia ajedrecis
ta y un profundo cálculo de las
1. P4R P4R particularidades, incluidas las
2. C3AR C3AD más insignificantes, de una posi
3. A5C P3TD ción concreta! Esta acertada es
4. A4T C3A trategia contribuye a que las ne
5. D2R A2R gras saquen pronto una ventaja
6. P3A P3D concluyente.
7. P3TR A2D
8. P3D o-o 14. P5D CID
9. A2A 1 5. P4CR P4TR
16. C2T C3T
Las blancas han desarroll ado 17. C ( 2D ) 1 A P3A
sin pretensiones especiales esta 18. C3C P x PD
variante de la apertura españo 1 9. P x PD D2A!
la; su lentitud e indecisión faci
litan al j oven Alekhine iniciar De esta manera, se amenaza to
operaciones enérgicas en el flan mar el peón 5D, abrir la columa<l
co de rey. Estratégicamente, es AR mediante P5R y empezar una
tas operaciones están fundadas y ofensiva en ella. Por su parte,
relacionadas estrechamente con Lowenfisch pone todos los medios
las particularidades de la posi de que dispone para evitar que
ción, como se demuestra en el el contrincante penetre en su po
posterior curso de la contienda. sición.
1 0. O-O C1CR
11. T1R D1R
12. P4D P3A!
1 3. CD2D P4CR!
45
Alekhine aprovecha perfecta Diagrama núm. 21
mente la debilidad de los peones
blancos del flanco del rey ; ahora
amenaza con abrir la columna TR
y decidir así el resultado de la
contienda, prosiguiendo 23. . . . ,
D x P ; 24. D x P + , R2C y el con
siguiente movimiento Tl T.
¿Podrán las blancas defender
se?
Eso depende de si logran evi
tar que el contrincante penetre
en la debilitada posición de su
rey, pues en cuanto las piezas ne
gras se abran paso sus ataques
serán irrechazables. Por eso, Lo
wenfisch pone todo su empeño en
que las blancas no salgan de su
posición actual. Este movimiento de la dama es
consecuencia de la entrega de las
23. D4R C2A dos piezas por la torre. En caso
24. CIA C3T de 34. . . . , A5D, las blancas pro
25. C3R TICR seguirían 35. T7A, T2C; 36. T x T,
26. R2C AID D x T; 37. D8A + , R2T; 38. TIAD,
27. P4TD P4T! Y el asalto de la torre al punto
28. P4C! 2AD de las negras sería muy de
sagradable. Entonces, ¿ qué ocu
El bl anco se ha dado cuenta rre ? ¿Es acertada la estrategia de
de que la lentitud vale tanto las negras, y no son convincentes
como la muerte; y así, se dispo sus resultados? ¡Todo lo contra
ne sin dilación alguna a batallar rio! Al trazar y realizar con pre
tenazmente en el flanco de damél. cisión su complejo plan estraté
gico, Alekhine previó todas las
28. PxP pOSibilidades tácticas. Ahora de
29. PxP A3C vuelve una pieza y organiza de
30. C4A! esta manera el ataque contra el
rey blanco, previsto de antemano.
Lowenfisch cifra las esperan
zas en el ataque contra el peón 34. C x P!
adversario 3D y en la columna ¡Excelente idea táctica! Si las
abierta AD ; para lograrlo, entre blancas prosiguen 35. D x A, la
ga dos piezas menores por una dama negra decidirá el resultado
torre.
de la contienda : 35. . . . , C5T + ;
36. R2T, C6A + o bien 36. RIT,
30. A5D
D6D!; 37. T3A, D x PD + ; 38. P3A,
31 . A2C TDIAD
C x P, y las negras ganan.
32. TD1A TxC
33. TxT AxA 3� T7A D3C
34. D2A! 36. T8A
46
Pues a 36. D x A seguía 36. . . . , primera muestra su arte en j u
P5C ! y se abría definitivamente gar posiciones simples en las que
el flanco de rey. se han cambiado las damas. El
lector observará cómo ya sabía
36. P5C! unir la precisión de las opera
37. TxT+ RxT ciones con los vehementes impul
38. DxA P x P+ sos de la fantasía ; cualidad que
39. R x P. le permitió destacarse pronto en
tre los mejores grandes maestros
Después de 39. RIA, D7C + ; 40. internacionales. Las otras dos
R2R, D5R + ; 41. RIA, D x T + ! ; partidas revelan su maestría en
42. R x D, P7T, aparecería otra el análisis y en los finales.
dama negra en el tablero.
Las blancas se rindieron tras
haber hecho su último movimien Partida 8
to, pues el mate estaba a la vis Apertura española
ta: 39. . . . , D5C + ; 40. R2T, C5T;
41. P4A, C6A + ; 42. RI T, D6T + . Verlinski Alekhine
' Iay muchas cualidades que de San Petersburgo, 1 909
terminan la maestría del aj edre
cista y la universalidad de su ta 1. P4R P4R
lento. Aparte la visión combina 2. C3AR C3AD
toria, la capacidad y disposición 3. A5C P3TD
para razonar sobre la estrategia 4. AxC PD x A
y el saber valorar en su conjun 5. P4D P x ltl
to una posición, se ha de tener 6. DxP DxD
aptitud y arte para j ugar los fi 7. CxD
nales. Hay una ley no escrita se
gún la cual el dominio perfecto Esta antigua variante ha caído
de la técnica de los finales es en desuso y se practica rara vez.
una condición indispensable para En el transcurso de ocho movi
llegar a ser campeón del mun mientos se han cambiado las da
do. Alekhine hubo de prestar mu mas y dos piezas menores. ¿ Con
cha atención al estudio de dicha qué fin se ha hecho este cambio?
técnica para superar a Capablan Las blancas cuentan con la supe
ca ; sobre todo, durante el pe ..-í , rioridad de peones en el flanco
do de preparación que precedió ::t de rey, para lo cual no necesi
la disputa del título. Hacia 1927 tan la dama, y las negras cifran
estaba bien preparado en este las esperanzas en la movilidad de
punto y dominaba con perfección sus alfiles con lo que esperan
y brillantez esta fase de la par tener suficiente compensación a
tid a ; aquí es oportuno señalar cambio de una débil estructura
que ya mostraba suma habilidad posicional.
para los finales al comienzo de
su participación en las competi 7. P4AD
ciones. 8. C2R A2D
Veamos tres partidas de com 9. P3CD
petición pertenecientes al primer
período de su vida ajedrecista. La Este plan de desarrollo fue pro-
47
puesto por el «propio» Emma 22. C ( 1A) 3C, T x T; 23. C x T,
nuel Lasker. Pero la siguiente en C X P; 24. A x C, A x A + ; 25. C4D,
trega de un peón le quitó popu P3CD; 26. P x P, P X P era la úni
laridad llegando casi a desterrar ca forma de poder sortear los
se en las partidas de competi riesgos que entraña ia posición,
ción. aunque las negras podrían mate
rializar su ventaja sin necesidad
9. P5A! de emplear una técnica demasia
do elevada.
De este modo, las negras se
hacen con la iniciativa. 19. C2D
20. C3R
1 0. PxP A5T
11. P3AD 0-0-0 Diagrama núm. 22
12. C2D A7A
1 3. P3A A4A!
48
tienen que evitar que la torre trincante, por medio de 8 . . . . , O-O;
negra dé j aque desde el esca 9. O-O, A x C! ; 10. A x A, A5C!.
que 7D. Pero el gran maestro norteame
ricano opta por los cambios; de
22. R2R TxP esta manera, pierde tiempos y
23. A2C llega a un final inferior.
49
Diagrama núm. 23 Ya se ha dicho que las blan
cas tienen ventaja de un peón ;
pero ¿ cómo materializarla? La
pregonada técnica de los finales
consiste en saber hallar medios
imprevistos para reforzar la po
sición. Por lo visto, Alekhine me
ditó mucho sobre la posición ac
tual, tratando de hallar una so
lución que lo condujese a la vic
toria. La que halló es muy ori
ginal e instructiva.
29. T2R!
Diagrama núm. 24
50
Por un lado el caballo se dis Diagrama núm. 25
pone a colocarse en la casilla 7D
amenazando un doble; por otro
las negras no pueden defender su
peón 2AD.
32. RIR
33. TxP TxP
34. C4A!
51
La siguiente e interesante par Diagrama núm. 26
tida se j ugó en el primer cam
peonato oficial soviético.
Partida 1 0
Apertura española
lIyn-Genevsky Alekhine
Moscú, 1 920
1. P4R P4R
2. C3AR C3AD
3. A5C P3TO
4. A.fT C3A
5. P30
52
Alekhine no solía tomar peones Diagrama núm. 27
dudosos; por eso, renuncia a esta
«entrega », intenta cambiar los al
files y, de ese modo, debilitar
los escaques negros del flanco de
rey.
1 8. AxA DxA
19. D3C!
19. C4A
2a C2C C3R
21. T1AR C5A gras 28. . . . , PA x P; 29. P x P,
P X P (no se puede tomar con la
Este movimiento bloquea el dama, debido a 30. RI A! ) , es de
punto 4AR de las blancas y se cir, si tomasen dos veces en el
opone a que pueda abrirse la co escaque 4CR de las blancas, se
lumna AR. guiría 30. R1A!, y se encontrarían
en una situación delicada des
22. CxC PxC pués de 30. . . . , P x D; 31. T x D + ,
23. D3A R2C R3A; 32. T4C! o de 30. . . . , P6C;
24. R2C P4TR! 31. T5T, D3C; 32. T4T!.
25. P3TR D4C?
28. PA x P
Este error empeorará inmedia 29. PxP P5T
tamente la posición de las negras, Alekhine se ve forzado a pro
cuya seguridad y estabilidad hu seguir de esa manera; tras esto,
biesen mantenido prosiguiendo su rey se encuentra en una posi
25. . . . , T1T y efectuando la ma ción insegura, mientras el blanco
niobra TI TD-IR-4R. está cubierto por los peones ad
versarios 5AR y 5TR. Además,
26. T1TR . P4AR existe el peligro de que se cam
27. PR x P PC x P bien todas las piezas; en tal caso,
28. TD1CR! el rey blanco se comería los peo
nes adelantados. El error come
( Ver diagrama 27)
tido en el vigésimo quinto movi
miento acarreó muchas dificulta
Las blancas están j ugando im des a Alekhine, que hubo de ha
pecablemente esta fase de la par cer alarde de inventiva e inge
tida ; calcularon con precisión las niosidad para huir de la derrota.
variantes posibles y tuvieron en
cuenta todas las sutilezas tácti 30. T1R TD1R
cas. Si ahora prosiguiesen las ne- 31. R3T R3C!
53
Se ha tendido una celada muy tiempo comunican que la partida
ingeniosa : las negras ganarían se suspendió en esta posición, por
después de 32. P4D, D4D; 33. que los participantes del torneo se
D3D + , R4C; 34. P4A, T6R + ! ! ; 35. fueron a comer ( entonces no se
D x T, D x T + !. podía perder la ocasión de tomar
un plato de sopa y un pedazo
32. T2R TxT de pan ) . Algunos de los circuns
33. DxT D4R tantes afirman que, al reanudar
34. T1R T1R el j uego y antes de efectuar su
35. D4R + ! DxD movimiento correspondiente, Ale
khine le tendió un cuaderno a
Las negras han adivinado las Ilyn-Genevsky en el cual había
intenciones de su contrincante, anotado todas las variantes que
quien se proponía darle mate des se podían producir en la posi
pués de 35. . . . , R4C?; 36. D7T!, ción del diagrama. De su detalla
D x T; 37. D7C. do análisis se deduj o que la par
tida acabaría en tablas.
36. TxD T x T! !
38. P4T!!
Sobre esta j ugada, Alekhine co
menta: Este movimiento es el único
«El haber calculado con preci que logra las tablas. Las negras
sión y de memoria el siguiente pierden prosiguiendo 38. . . . , P4D;
final de peones es para mí un 39. P x P, P x P; 40. P4C, P3C; 41.
gran mérito.» P4T, ó 38. . . . , P4A; 39. P4T, P4C;
40. P x P, P x P; 41. P3C! ó 38 . . . . ,
37. PxT R4C P4C; 39. P4C, P4A; 40. P5R!, por
38. P3A cuanto en todas estas variantes
su j uego es forzado lo que obliga
Diagrama núm. 28 a su rey a tener que abandonar
la defensa del peón 5T.
Tras el movimiento 38.
P4T!! digno de una composición
ajedrecista, el empate se ve cla
ro en dos jugadas más.
39. P4A
39. P4C
40. PxP P x P.
54
2
S E C U M PL E N LAS ES PERA N ZAS
E n p os d e l a fama
55
del mundo le ha salido un nuevo rival! Ni Lasker con el peso de
sus cincuenta y tres años ni Rubinstein en la pendiente de su de
cadencia son un peligro para José Raúl Capablanca, y es poco pro
bable que se puedan tomar en serio las pretensiones de los originales
ajedrecistas Reti y Nimzovitch, porque su deseo de demostrar la
veracidad de sus puntos de vista acerca de la teoría del ajedrez pre
valece sobre lo práctico. ¡Pero está Alekhine con su estimable arse
nal teórico y su gran poder práctico!
y se empezó a cifrar las esperanzas en que el ruso errante to
maría el vuelo. Por su parte, él tenía confianza en sus fuerzas.
¿Retas a Capablanca o no? Se hizo esta pregunta así que llegó al
extranjero. Desde luego, le invitó a competir individualmente; pero
no fue más que una maniobra exploratoria. ¿Respondería Capa
blanca? ¡En efecto, pero negativamente! Esto no le decepcionó ; acaso
fuese mejor. ¿Para qué apresurarse? Lo primero y principal era for
talecerse y afianzarse en el mundo del ajedrez. Por otra parte, había
que esperar la celebración del torneo internacional de Londres de
1 922, donde el campeón del mundo actuaría por primera vez en
calidad de tal. Adelantaría a Capablanca en el torneo londinense
y entonces . . . ¡Pero la fortuna no le sonrió!
Capablanca tuvo una actuación brillante en el citado torneo; a
sus treinta y cuatro años de edad estaba en la plenitud de sus
facultades. En la cumbre de la fama, el feliz y recién casado José
Raúl es como un enviado del «reino de los cielos ajedrecistas» : cada
jugada y cada ademán suyos denotan confianza y seguridad en la
victoria ; parecen ofrecérsele todos los secretos del ajedrez.
Entonces, ¿cómo atreverse a competir con el destacadísimo repre
sentante de Cuba? Gana una partida tras otra y se alej a cada vez
más de los aspirantes al título. Aún quedaba mucha competición
por delante, y ya estaba claro el impresionante triunfo del campeón
del mundo, mientras a Alekhine no le iban las cosas como lo hu
biese deseado: adelantó a los demás rivales; pero ni el nivel de su
juego ni los resultados del mismo podían compararse con l os de
.
Capablanca.
Además tuvo otra sorpresa desagradable. El campeón de l mundo
anunció a los participantes que había impuesto nuevas condicione�
para disputarle el título. Las cuales constaban de varios punto s ;
pero u n o aterraba a l o s aspirantes: « El que quiera disputarme e l
título mundial tendrá que depositar diez m i l dólares e n e l fondo
destinado a los premios» . ¡Diez mil dólares! Además había que de
positar otros cin(;o mil para sufragar los gastos que ocasionaría la
organización del encuentro. ¡Tal cantidad de dinero era excesiva
mente elevada! ¿Podía un aspirante reunirla? Esto desanimó a los
grandes maestros, incluso a Alekhine, quien solía estar muy seguro
de sí mismo y que empezó su participación con las esperanzas pues
tas en el éxito y la terminó totalmente desilusionado. N o pudo ade
lantar al gran maestro cubano, y las nuevas condiciones, impuestas
por éste y conocidas por el nombre de «londinenses», eran realmente
un impedimento para concertar el encuentro individual.
56
A todo esto se unía el desaliento causado por la imposibilidad
de rehacer su vida personal. Su esposa, dedicada a la vida social, no
podía atenderlo debidamente. Como quiera que fuese, se negó a acom
pañarlo en sus giras ajedrecistas. Por otra parte, carecía de la co
modidad hogareña imprescindible para el descanso después de actua
ciones agotadoras y para su futuro trabajo titánico. Al parecer, sus
relativos fracasos en los torneos de 1 92 3 deben atribuirse al que
brantamiento moral y a la disminución pasajera de sus energías,
ocasionado por las circunstancias arriba citadas. En el torneo de
Viena hubo de compartir con otro los puestos cuarto y sexto, lo cual
fue el mayor fracaso de su vida de gran maestro, y en el de Mar
gate compartió los puestos segundo y cuarto. Es claro que necesi
taba revisar urgentemente su situación ; efectuar una comprobación
sumamente autocrítica. Muchas veces dij o : « El ajedrecista ha de
conocer los defectos y virtudes del arte creador del adversario ; pero
ante todo debe tener presente sus propias cualidades, tanto positi
vas como negativas».
Era hora de revisar su «mecanismo ajedrecista» y hacerle una
reparación general. Y así, pone manos a la obra. ¿ Cómo lo hizo?
¿ Qué método siguió para este fin ? Desgraciadamente, la respuesta
a estas preguntas ha sido un secreto aún no desvelado. No obstante,
se conoce uno de sus métodos de trabaj o : el estudio profundo y
el análisis minucioso de todas las partidas que había jugado hasta
entonces.
En efecto, lo mej or era trabajar en la colección de sus propias
partidas. En aquella época publica el interesante libro «Mis mejores
partidas», donde comenta detalladamente un centenar de ellas ju
gadas con maestros y grandes maestros entre los años 1 908 y 1923.
Indudablemente, no desperdició la ocasión de ensayar las ideas que
le proporcionaba su trabajo analítico; lo más probable es que tales
ensayos fuesen la causa del bajo nivel de sus resultados y de la
negativa a participar ¿n los torneos celebrados en el año 1 924, pues
en dicho año concurrió solamente al de Nueva York. Aquí no per
dió la ocasión de estudiar al detalle las encarnizadas batallas ocurri
das en este célebre torneo, ni de publicar la colección de las ciento
diez partidas jugadas en él. Sus comentarios fueron tan substan
ciales y sus análisis tan exactos y profundos que, al publicarse la
colección de referencia, la prensa aj edrecista no dudó en calificarlo
de «el mejor co:nentarista de ajedrez».
Veamos cómo valoró N. D. Grigoriev los comentarios de Alekhi
ne : «Quizá no haya otro que iguale a Alekhine en saber transmitir
con palabras sencillas la esencia de cada posición. Este brillante
maestro en la combinatoria cita una infinidad de sorprendentes va
riantes que hasta ahora no habían sido descubiertas y valora con
el trazo cincelado de los planes fundamentales, dictados por la posi
ción de cada uno de los contendientes, aquellas fases de la partida
que no permiten hacer un análisis exhaustivo.
» EI mérito principal de los comentarios alekhinianos consiste en
poner de relieve los cambios bruscos de la lucha, los momentos críti-
57
cos en que el juego estando mej or se iguala o queda inferior para
nuevamente volver a remontarse y así sucesivamente».
Su vida privada tomó paulatinamente un rumbo normal y sose
gado. En París asiste a un baile y conoce a Esperanza Semienovna,
nacida Fabritskaia, viuda del general Vasiliev. Esta relación hace
que Alekhine se divorcie al poco tiempo y vuelva a contraer matri
monio. ! Esperanza Semienovna le llevaba unos años, tenía un ca
rácter tranquilo, gozaba de una sólida instrucción y podía ofrecerle
cuanto necesitase para trabajar con tranquilidad y vivir con deshaogo.
Durante la confección de la novela «Las blancas y las negras»
sobre la desafortunada vida de nuestro biografiado, y después de
haberse publicado, sostuve una prolongada correspondencia con la
hij a de Esperanza Semienovna, del primer matrimonio de ésta. La
j oven me habló de la paz reinante entre los dos cónyuges y de los
cuidados que su madre prodigaba a Alekhine, ocupado constante
mente en sus asuntos y en análisis de partidas.
Alekhine no dedicó por entero su tiempo al ajedrez ; también se
preparaba para revalidar su título de doctor en derecho. Según la
legisl ación francesa, no se le podía reconocer l a carrera de leyes que
ha.bía cursado en San Petersburgo; por ello, decidió examinarse en
su país de adopción. En mi archivo guardo una carta que escribió
a su amigo Nicolás Dmitrievich Grigoriev ; en ella le pide que haga
todo lo posible para no ser invitado al torneo internacional de Moscú,
de 1 925, con el fin de no tener que rehusar dicha invitación, y más
adelante le explica: «Hasta principios del próximo año no podré
participar en ninguna competición ajedrecista ; me preparo para
examinarme de doctor en derecho a fines de este año. Esto requiere
bastante tiempo, pues la principal dificultad estriba en adaptarse a
la terminología j urídica francesa».
Después de haber abandonado Moscú y en el transcurso de siete
años, no perdió el contacto con los ajedrecistas soviéticos. La revista
«Schajmati» 2 publicó con regularidad sus artículos y análisis. A nu
merosos amigos suyos y maestros les daba por carta consejos sobre
cuestiones de ajedrez. Nuestros periódicos y revistas publicaban ar
tículos, en los cuales se insinuaba, y hasta se decía claramente:
«Alekhine regresará pronto; en cuanto venza a Capablanca». Sin
duda, su constante relación con el ambiente ajedrecista patrio le
ayudó mucho en su propósito de conquistar la corona ajedrecista.
1 924 es un verdadero año de «trabaj o» fructífero porque, des
pués de «cierta permanencia en casa», se lanza de nuevo al fragor
de las batallas ajedrecistas. En los primeros meses de 1 925 concurre
a tres torneos: en París, en Berna y en Baden Baden. Y nuevamente
se alza con el primer premio en los tres.
Logra unos resultados sorprendentes: en el de Baden Baden par
ticipan veintiún ajedrecistas y ninguno consigue que el tenaz ruso
pronuncie la expresión «me rindo». Hizo ocho tablas en doce parti-
1. Alekhine vivió algún tiempo con la viuda del general Vasiliev, pero esta mujer
no pasó de ser su amante, pues nunca se casó con ella. (Pablo Morán. )
2. " E l ajedrez".
58
das y ganó otras doce; nueve seguidas. Le siguió con un punto y
medio de distancia Akiba Rubinstein, que rivalizaba con �l en las
conversaciones �obre el encuentro individual con Capablanca; los
demás siguieron con dos y aún más puntos de menos.
Si su éxito tuvo resonancia en el aspecto deportivo, resonó aún
más en el artístico. Sus victorias sobre Tarrasch, Nimzovitch y
Marshall han pasado a formar parte del fondo artístico del ajedrez,
y la partida que le ganó, jugando con negras, a Reti está conside
rada como la más bella de cuantas se han j ugado.
Después del torneo de Baden Baden, Tartakower hizo el siguien
te comentario : «Estamos presenciando un misterio maravilloso: las
esperanzas y los preceptos de Chigorin empiezan, por fin, a reali
zarse. Si Morphy es poeta del ajedrez; Steinitz, luchador; Lasker,
filósofo, y Capablanca, '11e canismo maravilloso, Alekhine es el bus
cador de la verdad ajedrecista según el autorreprensor e indómito
espíritu ruso.
»El mundo del ajedrez en particular y el del deporte y de la
cultura en general tienen puesta la mirada en esta sorprendente as
censión a la cU!I1bre de la fama; por ello, quisiéramos reducir a
términos claros y precisos la comparación de los éxitos de Alekhine
con los de ambos campeones del mundo : Capablanca tiene el título,
Lasker los resultados y Alekhine posee el estilo de un verdadero
campeón del mundo».
A la sazón, nuestro biografiado cumplió treinta y tres años. Esta
edad era crítica, por cuanto muchos afirman que el ajedrecista se
halla en la plenitud de sus fuerzas a los treinta y cinco años. Sien
do así, había que apresurarse en organizar la competición individual
con Capablanca ; si no, podría perderse la ocasión de ver realizadas
las ilusiones de toda la vida. Pero, ¿cómo lograrlo? Intentó varias
veces reunir el dinero necesario para organizar dicho encuentro;
mas sus gestiones fracasaron, tanto en Europa como en N orteamé
rica. Los mecenas respondían a su gestión con una mueca de indi
ferenci a : «Ese extravagante pide dinero para un asunto que tiene
perdido de antemano. ¿ Quién puede derrotar a Capablanca, al j u
gador autómata, infalible y audaz? ¡Nosotros no arriesgamos nues
tro dinero en semejante empresa! ¡ Que lo arriesguen otros! »
Sin embargo, no se podía renunciar al objetivo propuesto. Alekhi
ne emplea un método, ensayado anteriormente, para conmover a los
panzudos mecenas y forzarles a que suelten el dinero : hay que cau
sarles asombro, hacer que confíen en la fuerza y capacidad del
aspirante.
y empieza a asombrar al mundo entero del ajedrez. Con el libro
«Mis mejores partidas» se propuso sorprender así : ¡Contemplad mis
partidas! ¡Contemplad la hondura, la brillantez y lo sorprendente de
sus combinaciones, calculadas con muchos movimientos de antela
ción ! ¡Este libro ofrece de todo : combinaciones de veinte movimien
tos y partidas con cinco damas, j ugadas con oponentes desconocidos!
¿Quién vio a Alekhine sentado al tablero y frente a un oponente
desconocido y cuándo lo vio?
59
y en las revistas continúa publicando sus bellas partidas, reali
zadas en torneos, principalmente las pertenecientes al de Baden
Baden.
La brillantez de sus partidas fue lo que abrió brecha en la inmu
tabilidad de los mecenas; a ello contribuyó asimismo su sorpren
dente habilidad en j ugar partidas a ciegas en simultáneas.
Después de obtener el título de doctor en derecho y perdidas
las esperanzas de reunir la cantidad antedicha, tanto en Norteamé
rica como en Europa, Alekhine se trasladó a Hispanoamérica, donde
consigue una serie de victorias estimables ante decenas de tableros
en simultáneas y en las que realiza combinaciones dignas de admi
ración.
A esto sigue inmediatamente esta noticia telegráfica de Buenos
Aires : «El gobierno argentino aporta el dinero necesario para el en
cuentro entre Capablanca y Alekhine, por el título mundial. La
competición se celebrará en Buenos Aires» .
Esta noticia causó sorpresa en el mundo del ajedrez: ¿Por qué
han desembolsado los argentinos el dinero? Algunos afirmaron que
tal desembolso obedecía simplemente al deseo de mostrar un nuevo
triunfo de Capablanca, representante de la raza latina. Aunque
tenían un poco de razón, la verdad era que Capablanca había entu
siasmado uria sola vez a los admiradores de su talento desde su
proclamación como rey del ajedrez: su extraordinario triunfo en el
torneo de Londres, de 1 922 ; triunfo que no volvió a repetirse en el
transcurso de los dos años siguientes. En el torneo de Nueva York,
de 1 924, ocupó el segund� puesto detrás de Lasker, y en el de
Moscú, de 1 925, se situó en tercera posición.
A la vista de estos resultados, los argentinos posiblemente se
preguntaron : ¿Y si diéramos a nuestro José Raúl ocasión de acabar
de una vez con las pretensiones de ese ruso ? ¿Dónde sino en Bue
nos Aires son las condiciones más favorables a Capablanca? El
apoyo que le prestará el fogoso temperamento de los bonaerenses
tiene que contribuir forzosamente a su éxito. Hace falta que derrote
a Alekhine. ¡Así, no volverá a atreverse con nuestro campeón!
Para Alekhine l a cuestión era bien clara : ¡Ahora o nunca ! Desde
luego, esta ocasión no se ofrecería dos veces. Pues ¿quién volvería
a desembolsar dinero para un segundo encuentro si ganaba Capa
blanca? Había que aprovecharla y prepararse intensamente para
estar en una forma óptima.
60
el escrupuloso análisis de sus cien mejores partidas para la publi
cación del libro antedicho. Ahora convenía determinar con precisión
los defectos y virtudes del arte creador del adversario. Sus apuntes
y deducciones no llegaron al mundo del ajedrez; si acaso sólo resu
midos en el profundo y filosófico prólogo de su libro «El torneo de
Nueva York, de 1 927».
En primer término era necesario sacar una consecuencia general,
o sea valorar el j uego del Capablanca de aquella época. A primera
vista, Alekhine tenía motivos para desalentarse : los periódicos y
revistas estaban saturados de artículos, escritos por autoridades aj e
drecistas, con títulos tan resonantes como « ¿ Se puede vencer a Ca
pablanca ? » , « ¿ De qué modo ganar al autómata del ajedrez? », y así
por el estilo. La facilidad y belleza del j uego del maestro cubano
despertaban la admiración y el afecto de todos que, como es lógico,
no advertían las manchas del sol que les deslumbraba.
Se necesitaba hombría, tenacidad y audacia para probar la opi
nión propia y combatir con ella el parecer dominante de los legis
ladores ajedrecistas. ¡Pues tal autómata no era infalible! Sus parti
das revelan imprecisiones, errores y omisiones que no le distinguen
entre los «demás mortales».
Acerca de esta deducción, Alekhine dice: «Sin embargo, debo
subrayar que esa crítica sobre el casi mítico superjugador Capa
blanca es mera crítica, pues basta molestarse en separar esta asom
brosa leyenda de su arte creador para ver que es un maestro de
primera clase , y cuya potencia consiste, más que en el razonamiento
crítico, en la intuición» .
E n este artículo, también analiza todos los aspectos de la fisono
mía aj edrecista de Capablanca, y prosigue diciendo: «En el año 1 925,
Capablanca sufrió uno de los mayores desengaños a lo largo de
toda su actividad competitiva : en el torneo moscovita ocupó el ter
cer puesto, con gran dificultad y trabaj o, y perdió dos partidas . . .
En l a prensa especializada de aquella época hubo voces que seña
laron algunos síntomas alarmantes. . . Sus causas habría que buscar
las en la tendencia, que el paso del tiempo fue acentuando, a las
simplificaciones, a las formas de lucha puramente técnicas; formas
que desterraron el "espíritu vivo", con que tanto brilló en sus par
tidas del torneo de San Sebastián ( 1 9 1 1 ) y de San Petersburgo ( 1 9 1 4 »> .
Con esta característica general d e l principio de debilidad de las
brillantes dotes naturales de su futuro contrincante, Alekhine desva
nece el mito sobre la invencibilidad e infalibilidad del mismo : «Es
absurdo calificar de "máquina ajedrecista" y de "campeón de todos
los tiempos" a un j ugador, en cuya generalidad de partidas se des
cubren dos o tres descuidos, por no decir errores evidentes, que
ponen en entredicho la partida o comprometen la posición si el ad
versario responde adecuadamente».
Por lo tanto, no existe la máquina sino el ajedrecista; el hombre
bien dotado de facultades y poseedor de una intuición extraordina
ria, pero hombre y no máquina. Y equivocarse es propio del hombre,
y un hombre puede ganarle la partida a otro hombre, por más
61
capacidad que tenga. Quiere esto decir que importa medir la magni
tud del adversario, conocer los detalles de su j uego, determinar cómo
j uega las diversas fases de la partida y observar lo que le resulta
agradable o desagradable.
Tras un examen circunstanciado de las cualidades ajedrecistas
de Capablanca, Alekhine saca las más interesantes e inesperadas
consecuencias de aquel tiempo. Del limitado repertorio de aperturas
del maestro cubano deduce que , en el presente encuentro, no debe
emplear muchas aperturas, sino más bien pocas. ¿Por qué? Porque
el maestro cubano tiene un instinto de conservación sumamente de
sarrollado. A este respecto comenta: « j EI instinto de conservación.
por el cual sacrificó tantas ideas bellas y atractivas y debido al cual
situó tantos pares de torres en las columnas abiertas, con el fin de
cambiarlas! Este instinto y su fina intuición hacen que se desvanezca
todo intento de sacar inesperadamente ventaja de la apertura».
Esta inigualable técnica defensiva, fundada en las simplificacio
nes, hizo que Alekhine optase por una táctica especial : cooperar a
que el contrincante resolviese los problemas de la apertura por el
procedimiento de simplificar la posición y no impedírselo, con objeto
de hallar cualquier imprecisión o debilitamiento de la posición en
tales simplificaciones y aprovecharlo para una ofensiva enérgica.
Más adelante, Alekhine dtermina dos importantes cualidades del
campeón del mundo, relativas al medio j uego : una rapidez extra
ordinaria en valorar la posición y una intuición finísima y casi infa
lible. Según él, estas cualidades y el haber aprendido ajedrez desde
pequeño hicieron un flaco servicio a Capablanca, es decir, le indu
j eron a creer que el arte ajedrecista estaba llegando a su límite ;
estaba agotándose. Entonces, ¿para qué entregarse a un arte que
perece? Esto explica también su rapidez en dar con las mejores j u
gadas, que resultaban ser simplemente buenas si se analizaban de
tenidamente.
Acerca de ell o, nuestro biografiado dice: «Esta impunidad de
Capablanca hizo que perdiese por un lado el hábito a concentrar
las ideas, lo cual es imprescindible para no tener descuidos elemen
tales y su excesiva confianza en sí mismo se convirtió casi en
. . .
egolatría . . . » .
Del minucioso estudio d e s u futuro contrincante sacó esta valiosa
consecuencia : «En el medio j uego, no se debe confiar en Capablan
ca; es necesario profundizar en cada idea táctica suya, por cuanto
cabe la posibilidad de que entrañe errores».
Aparte las particularidades del j uego de Capablanca en la aper
tura y medio j uego estudió asimismo su técnica en los finales y
sacó igualmente una consecuencia inesperada : «Resulta que el "hom
bre-máquina" no es un maestro consumado en finales, y que otros
maestros lo superan o lo superaron con creces en ciertos aspectos
de la fase final : Rubinstein en los finales de torres para citar un
ej emplo».
Por último. veamos la consecuencia general que saca nuestro bio
grafiado : «En la apertura tiene Capablanca una fuerza grande. aun-
62
que defensiva ; el medio juego es su fuerte y despliega en él todos
sus recursos; en cuanto a los finales no es para espantar a nadie,
pues raras veces sobresale de las medianías».
No ofrece duda de que muchas de estas palabras son subjetivas,
escritas después del encuentro cuando las relaciones entre Capa
blanca y Alekhine se malograron. No obstante, puede decirse que
tan minucioso y oetallado análisis de los defectos y virtudes de un
contrincante no se había hecho hasta entonces y posiblemente no
se hizo después.
Este abnegado trabajo permitió a Alekhine descuLrir J os inad
vertidos defectos en el j uego del temible Capablanca y trazar un
plan, efectivo y posiblemente único, que le llevó a la victoria.
«No sé cómo voy a ganarle seis partidas a Capablanca ni cómo
va él a ganármelas», dij o Alekhine al embarcar para Buenos Aires.
El encuentro se concertó así : el primero que ganara seis partidas se
proclamaría campeón.
U na competición titánica
63
Tras esto, Capablanca se toma un día de descanso y se va con los
amigos afuera. Hace tablas en l a segunda partida y gana la tercera;
él y sus seguidores respiran con alivio. A partir de ahora las cosas
irían por su cauce normal, y no pasaría nada.
Ningún síntoma parece indicar lo contrario : gana la séptima par
tida y casi la novena. jDejad que algunos atribuyan estas pérdidas
de Alekhine a su odontalgia ( tuvieron que sacarle seis muelas ) , que
el horizonte del maestro cubano está despejado! Y de pronto sufre
dos terribles contragolpes: en la undécima partida, el magistral
contraataque de Alekhine termina en mate, no obstante haber cuatro
damas en el tablero, y en la duodécima sufre el rey del ajedrez otra
derrota, muy sintomática: en una posición relativamente simple co
¡nete un error y ha de entregar una torre por un alfiL Recordemos
que las pérdidas materiales desmoralizaron siempre a Capablanca.
E l trono ajedrecista se tambalea y su rey se pone nervioso.
Por eso, propuso a Alekhine suspender ei encuentro y empezarlo
de nuevo al año siguiente; pero éste no accedió a tal propuesta. En
ese momento dificilísimo se manifiestan sus altas cualidades innatas;
moviliza toda su tenacidad, y hace tablas en ocho partidas seguidas.
Al término de cada una de estas partidas cortas y de escaso o nulo
contenido, los espectadores abandonan con aburrimiento y descon
tento la sala. Pero todos comprenden que Capablanca quiere ganar
tiempo para recobrarse. jPero no lo consigue! Alekhine realiza ma
gistralmente la vigésimo primera partida del encuentro, y se llega
al resultado de 4 : 2 a su favor. jDos victorias lo separan del obje
tivo propuesto!
Mientras tanto el mundo se impacienta y espera con ansia cual
quier noticia de Buenos Aires. Los resultados del encuentro se pu
blican en París, Londres, Berlín y Moscú, de donde Alekhine recibe
muchas cartas alentadoras, y a donde Capablanca envía informes y
partidas comentadas, pues se había puesto de acuerdo con el perió
dico «Izvestia» durante su estancia en la capital soviética en el
año 1 925. Las ilusiones de que un ruso ciña la corona ajedrecista
están a punto de hacerse realidad. jPero cuán difícil es el final de
esta lucha titáni.:a!
Parecía que el maestro cubano estaba desmoralizado y, por tanto,
decidido el resultado de la contienda. jPero no era así ! Haciendo
alarde de una fuerza de voluntad y de un instinto de conservación
extraordinarios, Capablanca juega con gran tensión cada partida; la
vigésimo segunda no parece ofrecerle ninguna esperanza, pero sortea
hábilmente las numerosas dificultades y evita perderla. En la vigé
simo séptima, las blancas cometen un grave error, que aprovecha
Alekhine para dar j aque continuo y salvarse de la derrota, y en la
vigésimo nona gana Capablanca. Esto hace que sus seguidores vuel
van a cobrar ánimo, pues el 4 : 3 es casi la salvación o, por mej or
decir, la salvación. De acuerdo con lo estipulado, el encuentro finali
zaría si se llegaba a 5 : 5 y Capablanca conservaría el título.
únicamente, los buenos entendidos en ajedrez comprendieron que
la resistencia de Capablanca era comparable con los desordenados
64
golpes de un boxeador que ha perdido la seguridad y potencia de
su golpe. De un momento a otro se esperaba la derrota del campeón
del mundo: Alekhine presiona en la trigésimo segunda partida y
j uega extraordinariamente todas las fases de la trigésimo cuarta.
Hay un segundo aplazamiento, y el telégrafo transmite el siguiente
despacho : «Alekhine está en vísperas de proclamarse campeón del
mundo» .
¡Una noche d e espera! A l d í a siguiente, ¡fausto y maravilloso
día ! , Alekhine y su esposa se presentan en la sala. Los jueces ponen
en marcha el reloj . Capablanca no se presenta. Los organizadores
se inquietan y dirigen la mirada a la puerta. Pero Capablanca no
tiene prisa en dejar la corona ajedrecista. ¡A quién le agrada que
l e antepongan la preposición «ex» a tan resonante título! A poco, se
presenta un botones y entrega una nota a Alekhine : «Me rindo y le
deseo mucha suerte en su nuevo puesto de campeón del mundo. Sa
ludos de mi parte a su esposa)).
No se sabe por qué la prensa norteamericana dij o posteriormente
que los dos contrincantes se estrecharon la mano y se abrazaron
amigablemente. A través de personas que fueron testigos de aquel
acto he podido comprobar que esto no es cierto.
Tras haber leído el contenido de la nota en cuestión, los especta
dores manifestaron viva alegría, y Alekhine se perdió entre una
multitud de argentinos, que se habían pasado a su lado y que lo
acompañaron por las calles de la capital a su hotel. Esto sucedía a
quince mil kilómetros de Moscú . . .
De ese modo, Buenos Aires vitoreó al nuevo rey del ajedrez. Se
habían realizado los sueños de los rusos partidarios de Alekhine.
Partida 1 1 5. A2R
Apertura española 6. o-o P4CD
7. A3C P3D
Treybal Alekhine 8. P4TD T1CD
9. PxP PxP
Torneo de Pistyan 1 0. P3TR O-O
11. D2R A2D
1. P4R P4R 12. P3D
2. C3AR C3AD
3. A5C P3TD No conviene tomar el peón ne
4. A4T C3A gro 4C: 12. C x P, C X P; 13.
5. C3A C x PA, C x PD, y la posición de
las negras es excelente.
En el despliegue de sus fuerzas,
Treybal desarrolla el sistema que 12. DIA
empleó muchas veces Alekhine, 13. R2T C5D
jugando con blancas. 14. CxC pxC
6S
15. C5D CxC 24. P5C
16. AxC P3AD
17. A3C A3R! o bien 24. P x P , A3D + ; 25.
18. P4AR A4A, TIR; 26. D2C, A x A + ; 27.
T x A, DI C; 28. D3C, D4R, y las
Después de 18. A x A, P x A; 19. negras tienen ventaj a. Y 24. P5R,
P4AR, A3A Y el consiguiente mo DIC ! ; 25. A4A, P X P ; 26. A x P,
vimiento P4R, la posición de las A3D tampoco mej ora la situación
negras sería óptima; sin embar de las blancas.
go, las blancas tenían que haber
optado por esta continuación y no 24. PD x P
adelantar bruscamente los peones, 25. PD x P
porque esto empeora la situación
de sus piezas, y particularmente Las ne�ras ocuparán ahora po
la del alfil lA, que habrá de per siciones amenazadoras ; por lo
manecer inactivo en su puesto cual había que haber buscado po
hasta el final. sibilidades de cara al final lle
vando el rey al centro del ta
18. AxA blero después de 25. D x P, D x D;
19. PxA TIT 26. P x D.
20. TxT DxT
21. P5A P3A 25. D3A
22. P4CR P4A 26. R3T P5A
23. P4T P4D! 27. P5R P6D
28. DIR!
Diagrama núm. 29
La capacidad de Alekhine para
ca lcular continuaciones combina
torias se nota en la siguiente va
riante" indicada por é l : 28. D3R,
P x PCR¡ 29. PT x P, T x P! ; 30.
T x T, D3R; 31 . D4R, P3C; 32. R4C,
P x T + ; 33. D x P, D x D + ; 34.
R x D, A6T!!, y no hay forma de
rechazar las amenazas 35. . , . .
A x P ó 35. P6A.
28. P x PR
29. DxP A5C!
30. PxP PxP
31. D4D!
66
31. D4C ! 34. R2C P8D = D!
35. TxD DxT
Al ingenioso movimiento de las 36. DxP+ T2A
blancas responde Alekhine con 37. DxA DxA
otro tan ingenioso como aquél. La 38. D8C + TIA
dama negra apunta a la torre 39. P7A + RxP
blanca mediante sus peones 6D 40. D3C + ? R3C!
y 5A: 32. . . . , P7D; 33. A X P, P6A!.
El blanco abandonó.
32. P6A P7D La variante principal de la
33. D4A! combinación, calculada por Ale
khine con veinte j ugadas de an
Diagrama núm. 30 telación, se hubiese producido
después del sutil movimiento
P6C + . Aunque eso no sucedió,
tenemos sobradamente motivos
para considerar esta variante
como la realización lógica de esta
interesante partida ; por eso, la
,ofrecemos con su anotación como
pleta, para comodidad del lector.
40. P6C +
40. R x P!
67
12. D6A + Partida 12
13. R2C D7D + Apertura Reti
"4. R3C D6R +
45. R2C D5R + Reti Alekhine
46. R3C Baden Baden, 1 925
68
sus primeros movimientos a pla binación que hace medio siglo
nes calculados con muchas juga viene siendo la admiración de los
das de antelación : al comienzo de aficionados de todos los rincones
la partida rehusaba situar sus del mundo. Como vemos, la capri
peones en el centro y difería la chosa fortuna también hace su en
lucha por las casillas centrales trada en el mundo del aj edrez.
para cuando los peones adversa
rios estuviesen ya colocados en el 20. P4TR!
centro. En la presente partida, el
ataque por el flanco del peón A partir de aquí y hasta el fi
blanco 4A fuerza el cambio del nal de la partida, Alekhine rea
peón central adversario y provoca liza un ingenioso ataque en el
una compleja lucha por el cen flanco de rey. El avance de este
tro, con igualdad de oportunida peón es claro : con el cambio de
des. peones quieren las negras debili
tar el importante punto 3CR de
9. C3T las blancas.
10. PxP C ( 3T ) 5C
11. D4A C5 x PD 21. P4CD P3T
12. C2-3C P3A 22. T1AD P5T
13. o-o T1R 23. P4T PxP
14. TR1D A5C 24. PT x P D2A
15. T2D D1A 25. P5C PT x P
16. C5AD A6T! 26. PxP
17. A3A
Diagrama núm. 31
Reti no acepta la entrega del
peón 2CD porque las blancas per
derían inmediatamente: 17. A x A,
D x A; 18. C x PC, C5CR; 19. C3A,
C ( 4D) 6R! ; 20. P x C, C x PR; 21.
D x P + , R1T; 22. C4T, T1AR.
17. A5C
18. A2C A6T
19. A3A A5C
20. A1T
En el ajedrez, la creación de
una obra de arte, que pase a la
posteridad, puede depender de de
talles tan insignificantes como el
que acabamos de ver ; un capri
cho pasajero puede oponerse a 26. T6R!
ello.
.
Si se hubiese jugado 20. A2C, Con este movimiento empieza
se hubieran producido tablas por la siguiente etapa del asalto a la
repetición de j ugadas y no se ha posición del rey blanco. La torre
bría originado la magistral com- se ha puesto a tiro del adversa-
69
rio, y la espada de Damocles es Alekhine realiza impecablemen
tará suspendida sobre ella duran te el ataque. A pesar de la ausen
te seis jugadas. Es fácil ver que cia de damas sobre el tablero, la
no se puede tomar por ahora ; de lucha va agudizándose. El avance
lo contrario, se produciría mate: de este caballo entra en el cálcu
27. P x T?, D x P + ; 28. A2C, C x P. lo de numerosas y complejas va
Por otra parte, esta torre ame riantes y sirve de base par a tra
naza tomar el peón 3C. zar una combinación de largo al
cance que pondrá fin a la con
27. C 3A tienda.
70
Como no es fácil orientarse Este movimiento representa el
cuando las piezas se amontonan, golpe definitivo. Después de 41.
Alekhine emplea otro procedi T2AR, C x A + ; 42. T x C, A4D !, se
miento para hacer efectivo el ata pierde el caballo blanco. Por eso,
que y conseguir la victoria. l as blancas se rindieron. La últi
ma etapa del ataque de las ne
34. T4-2A gras fue una bella combinación
de diez j ugadas y que se inició
Lo mej or; a cualquier otro mo con el movimiento 30 . . . . , A3R!.
vimiento hubiese seguido 34. . . .
. En la siguiente partida, Alekhi
C5C + ; 35. RIT, T8T + , con l o ne hubo de calcular muchas va
cual estaría decidido e l resulta riantes antes de decidirse a sa
do de la contienda. De todos mo crificar la dama. Éste es un ejem
dos, la amenaza en cuestión per plo único de entrega de dama a
mite a Alekhine sacar una ven cambio de una posición venta j )
taj a decisiva. sa en la primera fase de la par
tida.
34. C5C +
35. R3T C4R +
36. R2T Partida 13
Defensa siciliana
En caso de 36. R4T, hubiera se
guido 36 • T5T + y el rey de
. . ., Alekhine Saemisch
las blancas pronto habría encon Berlín, 1 9 2 3
trado la muerte.
1. P4R P4AD
36. TxC 2. C3AR C3AD
37. TxC C5C + 3. A2R P3R
38. R3T C6R + 4. o-o P3D
39. R2T CxT 5. P4D PxP
40. AxT C5D! 6. CxP C3A
7. A3A
Diagrama núm. 33
El teórico moderno se sonrelra
al ver cómo esta j ugada intercep
ta el paso del peón 2AR y sitúa
el alfil en una posición poco afor
tunada; sin duda hallará en se
guida la fuerte respuesta 7. .,
. _
71
riantes y sistemas aceptados ac colabore con las piezas y aseste
tualmente. Algún día, las más in con su avance rápido un golpe
geniosas posiciones de las parti sensible en el flanco del rey ne
das actuales serán para el teórico gro.
del futuro tan desacertadas y ab
surdas como el movimiento 7. 14. D2A
A3A, efectuado por Alekhine en 15. R1T
esta partida.
He ahí otra de las «costumbres
7. C4R antiguas». En la actualidad, no se
suele j ugar este movimiento pro
«Esta j ugada intenta lograr la filáctico a fin de no perder un
ilusoria superioridad que se atri tiempo valioso, sino que se calcu
buye a la pareja de alfiles», co lan concretamente las posibili-.la
menta Alekhine. Esto es una va des de contrajuego del adversario
loración de la posición alecciona en su diagonal 2CD-8TR.
dora y una categórica solución al
problema de la tan cacareada su 15. TID
perioridad de la parej a de alfiles 16. P4A P3CD
sobre los caballos. Los valores de
penden de las particularidades de Con este error las negras pier
la posición ; éste es el verdadero den la partida. Pero, ¿ se le puede
criterio que debe prevalecer cuan reprochar esto a Saemisch, si la
do se trata de cambiar piezas me victoria de las blancas está estre
nores. En unas posiciones, l os ca chamente ligada con una combi
ballos son más fuertes que los nación que puede prever sólo un
alfiles, y en otras ocurre lo con ajedrecista dotado de un sentido
trario; este criterio alekhiniano combinativo excepcional?
concuerda perfectamente con ei
modo de tratar el arte creador 17. P5AR A4R
del ajedrez, y ha sido aceptado
por la escuela soviética en sus
puntos de vista teóricos. Diagrama núm. 34
8. P4A! C x A+
9. DxC A2R
10. C3A O-O
11. P3CD C2D
12. A2C A3A
1 3. TD1D P3TD
14. D3C
72
Saemisch pretende reforzar su blancas recuperarían el material
posición, haciendo desalojar a la entregado y sacarían una ventaja
dama adversaria la posición que decisiva. Veámoslo: 21 • , A4T;
. . .
73
este movimiento y acostumbraba Éste es un caso de aquellos en
usarlo en partidas de compromi que todo problema estratégico
so. Hoy día, ya no figura en el complicado se resuelve con un
repertorio de los maestros. golpe táctico; con la amenaza P5A
el negro puede permanecer con el
5. P4CD caballo en la casilla 3A y, al mis
6. A3C A4A mo tiempo, da salida a la dama
hacia 4TD.
Con esta j ugada se da princi El inesperado e ingenioso ata
pio a unas escaramuzas tácticas que de este peón puso a Alekhi
muy interesantes, en las que es ne ante la necesidad de resolver
tos dos grandes maestros revelan problemas complej os, como feliz
una destreza poco frecuente. mente supo hacer y con luci
miento.
7. C x PR! CxC
8. P4D A3D ¡¡.LEV ·E l
9. PxC AxP
10. P4A! A x C+ Esta j ugada agudiza todavía
11. PxA o-O más la situación ; antes de deci
12. P5R dirse, Alekhine calculó muchas
variantes. Ofrecemos las más in
teresantes.
Diagrama núm. 35
1 ) 1 3. P x C, T1R + ; 14. RIA,
P5A, y el juego de las negras es
óptimo.
2) 13. P4A, P4D!; 14. P x C ,
TIR + ; 1 5. RIA, D x P y 16. . . . ,
PD x P.
3) 13. O-O, P5A; 14. P x C,
D x P; 1 5. D5D, D3CD + y 16 . . . . ,
A2C.
4) 1 3. A5D, C x A; 14. D x C,
D3C!; 1 5. A3R, A2C; 16. D x PA,
D3CR! !, y las negras tienen un
juego excelente.
¡Reti replica ingeniosamente al
ingenio de Alekhine!
13. D4T
14. O-O! DxA
A primera vista, la superiori 15. PxC P5A
dad de las blancas es indiscuti
ble; el caballo negro ha de reti El alfil blanco parece estar atra
rarse a la incómoda casilla IR, pado; decimos «parece» , porque
mientras los alfiles del blanco las blancas tienen posibilidades
ocupan unas diagonales importan de sacar ventaja de la activa po
tes. Pero Reti tiene preparada una sición de su dama y de la del
curiosa sorpresa. peón 6A.
74
De ese modo, se ataca la torre T ( 1T ) 1C!, D x T; 22. D x T+ ,
y se amenaza mate, después de R x D: 23. T x D, y ganan las blan
17. D5C, P3C; 18. D6T. Pero Reti cas. Por este motivo Reti se apre
ha previsto estos peligros y los sura a buscar su salvación en un
conjura. final que se le presenta un poco
desfavorable.
16. D4T!
19. A2C!
¡Sorprende la precisión mate 20. D5R + D3AR
mática con que se ha realizado 21 . A3D TR1R!
este movimiento! Si 17. D5C, las
negras darán j aque y tomarán el Las negras han j ugado con pre
peón 6A; si 1 7. D x T, prosegui cisión ; tanto que, después de 22.
rán 17 . . . . , D3C + ; 18. R1T, A2C D x D + , R x D; 23. A x P, compen
y la dama adversaria cae irremi sarían suficientemente la falta de
siblemente. Parece ser que las di peones con la activa posición de
ficultades han recaído sobre las sus piezas.
blancas ; sin embargo, Alekhine
había calculado todas las varian 22. D5T P3T
tes y tenía reservada una posibi 23. D4C + R1T
lidad de salvación. 24. DxP T2R
25. D4D DxD
17. P x P! D3C + 26. PxD T1D!
18. R1T RxP
Reti recupera uno de los peo
Diagrama núm. 36 nes perdidos, y la posición de sus
piezas le asegura las tablas.
27. P5A!
27. P3A!
75
traría toda la fuerza de las torres 53. T6C + R2C
negras, y las blancas no podrían 54. P5T T5D
mantener la ventaj a de los dos 55. T6AD! T5R
peones. 56. T6C + R2A
57. P4C
28. T2C!
29. A4R TxP Con este movimiento, las blan
30. AxA TxA cas reducen este final a unas ta
31. T6R R2C b l as. Desde luego, se empataría
32. T x PT T5AD aun cuando no se cambiasen las
33. T3A torres.
76
de 1 922, celebrado en Hastings; 8. o-o P3D
en ella realiza una difícil combi 9. D3C
nación con entrega de material:
tiene tres damas y las va entre En posiciones así, lo fundamen
gando una tras otra. tal del éxito estriba en si las
blancas lograrán apoderarse del
centro con el avance P4R o si las
Partida 15 negras se les adelantarán con el
Defensa holandesa ataque P4R. Es fácil ver que és
tas se anticipan en la solución de
Bogoljubow Alekhine este importantísimo problema es
Torneo de Hastings, 1 922 tratégico.
9. R1T
1. P4D P4AR 1 0. D3A P4R!
6. CxA C3A
"l. CR3A o-o
77
1 3. D4T! do 16. A x C, A x A; 17. P3A, por
cuanto las negras responderían
Además de su maestría en com con 17. . . , P X P Y sacarían una
.
78
Este caballo penetrará en la re Este movimiento de las negras
taguardia del dipositivo adversa es el primero de la serie de que
rio por las casillas 5e y 60. consta la combinación sobre el
tema «conversión de peones». A
22. T2D C5e 29. P x P seguiría 29. . . . , A x P; 30.
23. AlT T x P, C4D, y las negras atacarían
fuertemente. En tal caso se reali
Diagrama núm. 38 zaría el objetivo principal del
plan estratégico de Alekhine: pe
netrar en octava por la columna
abierta del flanco de dama y
aprovechar sin ninguna dificul
tad la debilitación del dispositivo
del rey de las blancas.
Bogoljubow decide tomar el
peón negro 4 T, para restablecer
el equilibrio material; pero suce
de un golpe combinatorio descon
certante.
79
las negras no tenían necesidad de Alekhine ha intentado pr'Jmo
entregar la dama ; les bastaba pro ver esta situación en el transcur
seguir 30 • D x T; 31. D3C ( 3 l .
. . ., so de la partida: no se puede
D2A, C8R) , D8T; 32. DlC, TlT ó evitar la aparición de una nueva
32• , D x D; 33. C x D, TIT, para
. . . dama.
que el adversario se rindiese den
tro de unos movimientos. 32. T xT+ R2T
Aunque Alekhine hubiese halla 33. C2A P8A = D +
do esta sencilla posibilidad de 34. ClA C8R!
«castigar fríamente» a su contrin
cante, hubiera ganado igualmente ¡Alekhine realiza de un modo
la partida y quizás un poco an original el último objetivo de su
tes. Pero el mundo ajedrecista no plan : arremeter contra el rey
habría conocido esta singular blanco desde su retaguardia!
combinación.
¡El arte y el talento, el frío 35. T2T D x PA
cálculo y el goce de la creación, 36. T8CD
se entrecruzan frecuentemente en
ajedrez! Las blancas tendrán que ceder
¡En los torneos se procura te la calidad, para oponerse a la
ner éxitos resonantes; mas agra amenaza 35. A4C!.
dezcamos de todo corazón la acti
tud de aquellos que ceden a veces 36. A4C
un punto seguro ante la posibi 37. TxA DxT
lidad de crear una obra de arte 38. P4C
ajedrecista imperecedera!
¡Reacción tardía!
31. TxD
38. C6A +
39. AxC PxA
Diagrama núm. 39 40. PxP D7R!
Diagrama núm. 40
31. P7A!!
80
Se ha producido una posición 48. TxD TxT
en que el j uego es forzado: las 49. R2A P x C =D +
blancas no pueden mover ningu 50. RxD R2C
na pieza si no quieren sufrir pér 51. R2A R2A
didas materiales; por tanto, han 52. R3R R3R
de hacer movimientos con los 53. R4R P4D +
peones, y Alekhine espera tran
quilamente que éstos terminen su Las blancas abandonaron.
juego. Alekhine terminó con una cu
riosa combinación la partida que
41. P5D ofrecemos seguidamente, y que
j ugó durante el período de inten
A 41. C3T y a 41. T3T procede sa preparación para disputar la
41 . . . . , C5C!. corona del título mundial.
41. RIC!
42. P5T R2T Partida 16
43. P4R C x PR Gambito de dama
44. CxC DxC
45. P6D PxP Grünfeld Alekhine
46. P6A PxP Torneo de Carlsbad, 1923
47. T2D
1. P4D C3AR
Diagrama núm. 41 2. P4AD P3R
3. C3AD P4D
4. A5C A2R
5. C3A CD2D
6. P3R o-o
'7. TIA P3A
8. D2A
81
so de medio siglo; sin embargo, Aquí, las blancas han perdido
no debemos echar en olvido mu evidentemente un tiempo. ¿Te
chas valoraciones de ciertas po mían el aislamiento de uno de sus
siciones y varias de sus indica peones en la casilla 4D? Grünfeld
ciones, porque no han perdido realiza una serie de movimientos
valor ni lo perderán. Esto pone pasivos y, así, va empeorando su
de relieve su inteligencia cabal posición.
de los secretos del ajedrez.
Ejemplificamos lo dicho con un 14. PxP
comentario que se conserva sobre 15. CxP D3C
el movimiento P3TR de las ne 1 6. A1C A2C!
gras en el gambito de dama y
que aún está en vigor y se prac Las negras han terminado el
tica: «Este movimiento no puede desarrollo con ayuda de un pe
hacerse mientras las negras no queño artificio táctico. Veámoslo:
hayan trazado definitivamente un si 17. C4D x PC, las negras no
plan defensivo general ; a saber: proseguirán 1 7. . . . , P X C, porque
¿no les conviene más proseguir seguiría 1 8. T X C, sino 17. . . . ,
P x P y, luego, P4CO y P4AO, o D3A; 1 8. C4D, D X P Y mejorarán
bien P x P y, después, C4D ? Con su posición.
el movimiento P3TR se debilita
el ataque de las blancas en la de 17. O-O T ( 1T ) 1A
fensa Grünfeld cuando éstas tras 18. D2D C4R
ladan el alfil de casillas blancas 19. AxC
al escaque l CO por 30, 4A Y 2T;
pero n o conviene efectuarlo cuan Grünfeld ha obrado razonada
do hay posibilidades de defender mente: en esta situación, la posi
se mediante P x P y C40, porque ción de este alfil en la casilla 4T
facilita el traslado del alfil 5CR no le reportaba ningún beneficio;
a la casilla 3CR, evita el cambio su cambio le ha favorecido.
con el alfil negro y dificulta la
defensa de las negras». 19. AxA
20. D2A P3C
1 0. A4T T1R 21. D2R C5A
11. A3D
(Ver diagrama 42)
Acerca de este movimiento, Ale
khine dice : «Las blancas no te
nían que haber perdido un tiem 22. A4R!
po en esta jugada, sino proseguir
P3TR, pues las negras no pueden Esta celada es muy hábil y
hacer otra cosa mejor que P x P. fina: si ahora 22. . . . , C X PC, las
blancas continuarán 23. D3A!,
Sin embargo, era difícil precisar
la utilidad o inutilidad del movi A x � 2� C x � A x � 2L P x A
y 26. C6A + y habrán obtenido
miento P3TR».
calidad. El gran maestro vienés
11. PxP ejecuta con precisión y seguridad
12. AxP P4CD esta fase de la partida.
13. A2T P4A
14. T1D 22. A2C
82
Diagrama núm. 42 Diagrama núm. 43
83
D2D, pues sigue 33. . . . , D5A + ; comiendan proseguir 1 0. C3A ó
34. R1R, P6R!. 1 0. C4D y conceden a las blancas
unas perspectivas óptimas en los
31. C5A! dos casos.
32. PxC D5A!!
10. C4D A4A
Este golpe hunde inmediata 11. P3AD O-O
mente a las blancas. 12. P4AR
84
Diagrama núm. 44 En las primeras décadas de este
siglo, los ultramodernistas procla
maron nuevos principios sobre la
importancia del centro ; su doctri
na consistía en no ocuparlo con
los peones, sino atacarlo con las
piezas en los movimientos inicia
les de la partida. De esta manera,
surgieron la apertura Reti, la de
fensa india de rey, la Nimzovitch,
la defensa Grünfeld y otras, tan
populares en la actualidad.
Tal punto de vista acerca de
este problema no es, sin embar
go, idea de Reti ni de Nimzovitch.
El gran ajedrecista ruso M. l. Chi
gorin ya practicó el ataque de
piezas contra el centro, lo cual
Las blancas se han opuesto al prueba el sistema defensivo idea
movimiento de ruptura P4C ; pero do por él y usado por las negras
el adversario les asestará el golpe en la presente partida.
por otro lado.
4. D4T
24. ... P5D!
25. PxP Alekhine tiene una buena idea :
entregar un peón, a fin de ejer
Esta respuesta les causa inme cer fuerte presión en las diago
diatamente la ruina, si bien cual nales y columnas del centro.
quier otra j ugada no ofreCÍa nada
positivo. 4. AXC
5. PR x A P3R
25. PxP
26. AxP AxA
En caso de 5. . . . , p X P; 6. A x P,
27. TxA TxT
D x P; 7. C3A y 8. A3R, las blan
28. CxT DxC
cas hubieran desarrollado todas
29. PxD C7A +
sus piezas y el peón de menos
30. RlC C x P, mate.
quedaría suficientemente compen
sado por la posición.
85
y en el mismo año en que se jugó ventajosa continuación 18. .. .,
la presente, aunque en ella Ale C5C.
khine j ugó 1 0. A3D.
18. P4AD
10. DxP 19. P5A
11. A3D o-o
12. o-o D3D! Con la intención de dar más
movilidad a los alfiles.
Diagrama núm. 45
19. PR X P
20. AxP PxP
21. PxP C4-2R
22. A4CD!
22. D3AR
23. A x C2R DxA
24. T OC ) 1 A T4D
86
Diagrama núm. 46 la dama negra ha cerrado la sa
lida de su rey por la casilla 4C.
3 0. TxD
31. T8R + R2T
32. T8A TlD
33. T8R x T.
El negro abandonó.
Alekhine fue un maestro InI
gualable en los ataques directos
al rey, aunque su extraordinaria
maestría la alcanzó durante el pe
ríodo de preparación para la con
quista del título mundial.
Formuló muchos principios so
bre l a táctica y la estrategia. El
lector podrá analizar uno de ellos
las blancas dar un golpe combi en los comentarios de la siguien
nativo decisivo. te partida; estos principios son de
Como a 29. . . . , D x A hubiera utilidad y provecho en las par
seguido 30. D X T, no quedaba otro tidas de ataque al rey y consti
recurso que j ugar 29. . . . , PA x A. tuyen una guía para gobernarse
En tal caso, la lucha hubiera po en tales situaciones.
dido continuar de la siguiente ma
nera :
1 ) 30. D6R + , T2A; 31 . T8A, Partida 19
T x T; 32. D x TlA + , TIA, y las Defensa india de dama
blancas podrían elegir entre las
continuaciones 33. T8R, D3A; 34. Alekhine Bogoljubow
T x T + , D x T; 35. D6A, con un Torneo de Triberg, 1 92 1
final de damas ventaj oso, y 33.
D6R + , RlT; 34. P6D, D7D; 35. 1. P4D C3AR
T2R, D8A + ; 36. R2C, D3A + ; 37. 2. C3AR P3R
R3T. 3. P4A P3CD
2 ) 30. . . . , RlA; 31. T4A, T2R; 4. P3CR A2C
32. T4A + , RlR; 33. D8C + , R2D; 5. A2C P4A
34. T x T + , D x T; 35. D x PT. Las 6. PxP
negras podrían defenderse prosi
guiendo 31. . . . , T2AR; las blancas Hoy día, el dudoso mOVImIen
tendrían ventaja más que sufi to 5. . . . , P4A se refuta mediante
ciente después de 32. T4-4R!, RlC; 6. P5D, P X P; 7. C4T.
33. T4AR, TI-lAR; 34. P6D.
El desenlace de la partida va a 6. AxP
producirse en seguida.
Esta respuesta es del todo de
30. D x T! safortunada. Prosiguiendo 6.
P x P y llevando así otro peón al
Este sacrificio es válido porque centro, las negras hubiesen podi-
87
do mirar con optimismo el por Diagrama núm. 47
venir. Ahora, su adversario les
tomará demasiada ventaja de de
sarrollo.
7. o-o o-o
8. C3A P4D
9. C4D! AxC
1 0. DxA C3A efecto, y trazados siempre con
11. D4T PxP muchas jugadas de antelación.
12. T1D! Van precedidos de un juego tác
tico más o menos complejo, en
Jugada muy fuerte. ¿Adónde el centro y en el flanco de dama,
debe retirarse la dama negra? En cuyo objeto es apartar las piezas
el caso de 12. . . . , D2R; 1 3. A5C, adversarias del sector principal
P3TR; 14. A x C, D x A; 1 5. D x D, de la lucha y asestar luego un
P x D; 16. T7D, las blancas po golpe inesperado ( con el alfil en
drían entregar una torre por dos todos los casos ) ; golpe que aca
piezas menores. rrea comúnmente entregas de ma
terial y no ofrece al adversario
12. D1A ninguna posibilidad de contrarré
13. A5C C4D plica.
14. CxC PxC »Estos ataques pertenecen a un
1 5. T x P! C5C plan común, aunque varían según
el carácter de la partida y son,
( Ver diagrama 47) a mi modo de ver, muy signifi
cativos e importantes para juz
16. A4R! gar el estilo del jugador o, por
lo menos, de la evolución del
« Esto resuelve la contienda, mismo.»
como se podrá deducir de las va Este razonamiento es sumamen
riantes que se citan seguidamen te instructivo. Pero ¿ cuál ha sido
te. El lector debe reparar en la el destino de este método? ¿Han
identidad de esta partida con sabido sus sucesores aprovechar
otras -dice Alekhine, refiriéndo lo en la práctica? ¡Naturalmente!
se a la número 20 y a la 26-. La El ataque súbito e inesperado es
particularidad de estas partidas el principio a que se ajusta el
estriba en lo inesperado de los juego de los ajedrecistas prácti
ataques llevados rápidamente a cos. Verdad es que esta particu-
88
laridad artística de Alekhine es Partida 20
propia y privativa de su perso Gambito de dama
nalidad; no obstante, el método
de preparar encubiertamente un Alekhine Sterk
ataque por sorpresa tiene asimis Torneo de Budapest, 1 92 1
mo valor en el perfeccionamien
to de todo ajedrecista. 1. P4D P4D
2. C3AR C3AR
16. '" P4A 3. P4A P3R
Cualquier otro movimiento 4. C3A CD2D
tampoco mejora l a situación. Véa 5. P3R A3D
se:
1) 1 6. . . . , P3C; 17. A6A, C x T Este erróneo movimiento da lu
( había peligro de 1 8. D6T ó 1 8. gar a una también errónea res
D x P + y 19. T4T + ) ; 18. A x C, puesta, por más extraño que pa
P4TR; 1 9. A3AD, DID; 20. D4D, rezca. Comúnmente se prosigue 5.
Y el mate es inevitable. . . . , A2R.
2) 16. . . . , P3TR; 1 '7. A x P, P4A
( ó 17 . . . . , C x T ; 1 8. D5C, P3C; 6. C5CD
1 9. A x C, D4AR; 20. D x D, p x D ;
2 1 . A x A, o bien 17 . . . . , P X A; 1 8. El ataque de este caballo care
T5C + ! ) ; 18. D5C, T2A ( las ne ce de sentido. Continuando opor
gras pierden si continúan 18 . . . . , tunamente 6. P5A, A2R; '7. P4CD,
D2A ; 1 9. A x PC, D x A ; 20. D x D, las blancas podían haber ejercido
R x D ; 2 1 . T7D + ) ; 1 9. T x P, una estimable presión en el flan
A x A; 20. T x T, R x T; 21. co de dama y privado a las ne
D X P +, R3R; 22. TID!, y las blan gras de todo contrajuego en el
cas continúan atacando y ganan. centro.
1 7. A x P! TxA 6. A2R
18. T8D + DxT 7. D2A P3A
1 9. AxD 8. C3A O-O
9. A3D PxP
El negro continuó oponiendo 1 0. AxP P4A!
resistencia.
89
jeto de corregir el error come Con la intención acertada de
tido en el sexto movimiento. responder a 17 . . . . , C4A con 1 8.
T x A, A x P; 19. A x C, A x A; 20.
13. ... A2C D3R, P X A; 21. P4CD, A3C; 22.
14. A5CR P x C, P X P ; 23. T x P y el avan
ce P2TR-4T-5T y de compensarse
No conviene proseguir 14. P5R, la pérdida del peón con un ata
C5C! ; 15. C5CR, P3C; 16. C x PR, que amenazador.
D5T; 1 7. P3TR, D6C, porque las
negras ganan. 17. . . . CxP
Diagrama núm. 49
90
dad, que resuelve inmediatamen 26. TxC D6D
te la lucha a favor de las blan 27. TIAR D4A
cas. 28. D4A D7A
29. D6T.
23. A6A
y las negras se rindieron.
Resulta que la dama blanca
está al acecho : a 23. . . . , P x A
responden las blancas con 24. Partida 21
T4C + y se comen la dama del Gambito de dama
contrario. Por otra parte, existía
el peligro de 24. T4CR, D x D; 25. Alekhine Rubinstein
T x P + , RlT; 26. T3C, mate. La Torneo de Carlsbad, 1 923
respuesta 23. . . . , P4T tampoco ali
via la situación de las negras, 1. P4D P4D
pues sigue 24. T4CR!, D x D; 25. 2. P4AD P3R
T x P + , RIT; 26. C5C y no se 3. C3AR C3AR
puede evitar el mate. 4. C3A A2R
Acaso sea algo mejor 23. . . . , 5. A5C C ( 1 C ) 2D
P3T, aunque el simple movimien 6. P3R o-o
to 24. C5R daría lugar a una se 7. TIA P3A
rie de nuevos peligros, que las 8. D2A P3TD
negras no podrían conjurar. 9. P4TD
91
P4TD) también suscitó discusio 15. D x PAR
nes y tuvo bastantes partidarios, 1 6. C4R!
porque es enérgico y entorpece el
desarrollo de las piezas negras en Aprovechando la circunstancia
el flanco de la dama. de que el contrincante aún no ha
desarrollado todas sus piezas, Ale
9. TIR khine inicia un ataque en el flan
10. A3D PxP co de rey. A este fin, hace uso
11. AxP C4D del procedimiento justificado por
12. A4A! las leyes y reglas del ajedrez; a
saber: la entrega de un peón.
Esta jugada caracteriza el con
cepto alekhiniano del centro: des 16. CxP
baratar la estructura de los peo
La captura de este peón ocasio
nes propios con tal de incluir uno
nará serias dificultades a las ne
de ellos en la lucha por el pun
gras. Era mejor 16 . , A x P; 1 7.
. . .
to 5R.
C4-5C, ClA!; de ese modo, la po
sición podía sostenerse perfecta
12. CxA
mente.
13. PxC P4AD
17. CxC AxC
Tanto durante el juego como 18. A3D P3CD
.
en el análisis, Alekhine alternó 19. AxP+ RlT
acertadamente la estrategia con
la táctica. Muchas de sus defi Las negras han cometido un
niciones y criterios continúan sir serio error; la posición del rey
viendo de guía en este laberinto negro en la casilla 1 T ofrece a
de las posibilidades tácticas y es las blancas importantes posibili
tratégicas. Su comentario sobre la dades tácticas. Mejor hubiera sido
última j ugada de Rubinstein de haberse retirado a lA.
fine los problemas referentes a
la posición : «Este movimiento, 20. A4R T2T
contrario al precepto general de
Diagrama núm. 50
que no conviene ofrec er nuevas
líneas de desarrollo al contrincan
te si ya ha desarrollado sus pie
zas, se debe a la necesidad de
eliminar el obstáculo que repre
senta el peón 4A blanco.»
P4R!.
92
La posición de la torre en 2T ni 24 . . . . , D2R. Veámoslo: a 24.
es desacertada. Urgía haber con . . . , RIC sigue 25. A6A, T2A; 26.
tinuado con 20 •, TICD, aun
. . . T ( 1AR) 1D, D2R; 27. D3D!, y las
que el j uego hubiera podido to n�gras pierden la calidad, y a
mar este rumbo: 24. . . . , D2R sigue 25. C5R!, T3D;
1 ) 21 . P3CR, D3D; 22. TRID, 26. A6C!, y las blancas ganan.
D2R; 23. C5R, D2A; 24. D3A, P4T;
25. C6A, T2C; 26. D3AR Y la terri 24. C5C! T ( IR) 1D
ble amenaza 27. D5T + •
93
25. D4R enérgicos y consigue una venta
ja posicional decisiva.
El negro opta por entregar la
calidad ; pero esto le llevará igual 6. PxP C5e
mente a la derrota. 7. C3AR!
3. PxP CxP
4. P4R C3AR
5. A3D P4R
94
13. D2D! 19. P4CR, y el avance de los peo
nes hubiera sido irrechazable.
En dos movimientos cortos, la
dama blanca se habrá situado en 19. P5A D2R
el escaque 3R, donde impedirá el 20. D5C C4D
enroque largo del rey negro, fa 21. P6A DIA
cilitará el suyo propio y consoli
dará la estructura de peones del Diagrama núm. 53
ala de rey que, apoyados por su
dama, emprenderán una ofensiva
concluyente.
13. A2D
14. D3R! A3A
95
R x A; 26. TIA + , R3R; 27. T6A + , ataques, aunque su rico legado
R4D; 28. T8A. aj edrecista ofrece un sinfín de
otros ejemplos. Al igual que mu
24. CxP+ chos maestros que se distinguie
25. RIC! ron por su estilo de ataque, Ale
khine supo organizar sistemática
Otra sutileza: a las negras no mente cualquier ofensiva, movili
se les puede dar ningún respiro. zando y concentrando lentamente
como 25. A x C?, D4A + . las fuerzas hasta que la superio
ridad y actividad de todas las pie
25. DIR zas atacantes le permitían romper
26. P6R! el frente.
Veamos uno de estos ejemplos
Es más contundente que 26. sacado de una de las partidas que
AxP+. j ugó durante el período de inten
sa preparación para luchar por el
26. A5R + título mundial.
27. RIT!
96
sividad es sinónimo de ruina, y Hay que cambiar sin pérdida
el centro representa siempre un de tiempo este peligroso caballo
papel importantísimo. En esta blanco.
partida tiene un valor incalcula
ble. Las negras tenían que haber 24. CxC TxC
j ugado 10. . . . , P4R, para dar li 25. C3D
bertad de movimiento a sus alfi
les, que estarán ahora condena Este caballo pasará a ocupar la
dos a una pasividad total. casilla 5R, que su cOlega ha de
j ado vacante.
11. O-O O-o
12. TR1R T1D 25. T1D
13. TD1D D2A 26. C5R AlA
14. C3C CIA 27. P4T!
97
Diagrama núm. 54 33. PxP
34. PxP D4T
35. D4R D2A
36. D4A T ( 1TnC
37. P5T
37. PxP
38. R1T T2C
39. T1CR D2R
Diagrama núm. 55
30. PxP
31. DxP A2C
32. A2T!
98
partida. Después de 42. . . . • D X C; 5. o-o C2D
43. A3D +. D3C. podría parecer 6. P4A Cl-3A
que las blancas ganaban prosi 7. D2A
guiendo 44. A x D, A x A; 45.
T x A. R x T; 46. D4R + . R2C; 47. Kmoch estima acertadamente
D5R + . por cuanto las negras que el cambio de al files no le
pierden una torre. En realidad, favorece porque el peón 3R se
después de 46. . . . • R3T!. no se ve colocaría en la casilla 4A y pre
la manera de que las blancas pue sionaría sobre su escaque 4R; por
dan tomar dicha torre. ello, espera que sean l a s negras
Es posible que Alekhine tuvie l as que se decidan o retiren su
se la intención de responder a 43. alfi l a la casilla 3C .
. . .• D3C con 44. D5C!!, atacando
simultáneamente la dama, el peón 7. AxA
4T y la torre ID. En tal caso, las 8. DxA C5R
negras no podrían hacer más que 9. C ( 3A) 2D C2-3A
44. . . . • D x A ( 44. . .. , T2CR; 45. 1 0. C3AD
D x P + o 45. A X D + , A x A ; 4 6 .
D x T ) , y l a s blancas ganarían; Alekhine comenta : «Después de
veámoslo: 45. D8C + , R3T; 46. 1 0. C x C, C x C; 11. P3A, C3A; 12.
D8T + !, D2T (46 . . . . , T2T ; 47. P4R, P x PA; 13. D x P, D3C; 14.
D8A + ) ; 47. D8A + , D2C ( 4 7 . . . . , C3A, T1D; 15. T1D. A2R y 16 . . . . ,
T2 C ; 48. D4A + ) ; 48. T x D, T x T; O-O, el centro de las blancas hu
49. D6A + Y 50. D x T8D. biese necesitado un apoyo cons
Veamos otro ejemplo de cómo tante».
Alekhine llevó a cabo el ataque
por medio de una ingeniosa com 1 0. C x C2D
binación, cuya principal variante 11. AxC A2R
lleva oculto un inesperado y bello 12. P4R P x PR
golpe táctico. 1 3. CXP O-O
14. A3A D2A
1 5. TD1D TD1D
Partida 24 1 6. T2D
Gambito de dama
Kmoch ha j ugado muy bien la ·
Kmoch Alekhine primera fase de la partida y tie
Torneo de Kecskemet, 1 92 7 ne una posición óptima. Pero a
partir de su último movimiento
1. P4D P4D va perdiendo el hilo de su acer
2. C3AR P3AD tado p lan de juego y a la postre
3. P3R A4A cederá la iniciativa al contrincan
te. Lo procedente era reforzar su
Las blancas pretendían practi posición central, es decir, antici
car el sistema Colle, en el cual parse a los posibles movimientos
el alfil 3D j uega el papel prin de ruptura P4A y P4R, median
cipal; pero Alekhine se anticipa a te el enérgico avance 16. P4A! y
esta intención. la posibilidad de proseguir P5AR;
además, impedía el ataque de la
4. A3D P3R dama negra a la casilla 4AR.
99
Con precisión y energía envi 24. DxP D xP
diables, Alekhine aprovecha este 25. D x PA P4R!
error de su contrincante y se hace 26. D2R PxP
pronto con la iniciativa. 27. T3D
22. P4CD
22. P4CD!
23. D3A
•
Ni la captura del peón en ni
el avance P5A pueden aliviar la La posición de las blancas es
situación; por ello, Kmoch trata desesperada, a pesar de la apa
de provocar complicaciones tácti rente abundancia de posibilidades
cas .a fin de encontrar, de ese defensivas. Alekhine tuvo en
modo, alguna posibilidad. cuenta esta circunstancia al efec
tuar la combinación con entrega
23. PxP de la calidad. Existe el peligro
1 00
de 31. . . . , P7A y 32
• D6R + .
. . ., tégicas de importan cia. En cali
El j aque continuo tampoco es po dad de estratega, j ugó muchas
sible para las blancas ; véase: 31. partidas que sorprendieron por la
D x PA, P7A; 32. D x PT + , RIC. profundidad de sus planes, la
precisión de sus objetivos y la
29. A5D + extraordinaria lógica de sus com
30. RIT binaciones. En muchos casos, sus
principios sobre la estrategia des
Pierden igualmente si prosi tacaron notablemente por encima
guen 30. T x A, D x T + ; 31. R1A, de los grandes ajedrecistas que
.
D5A + ; 32. RIR, D x PC . le precedieron, y fueron adopta
dos por quienes le sucedieron.
30. DSAD + . Casi todo lo que Alekhine des
cubrió en el terreno de la estra
y las blancas se rindieron. tegia y sus logros prácticos perte
Todo ajedrecista importante nece al período de preparación
aporta su grano de arena al pro para el encuentro con Capablan
greso del ajedrez. Unos introdu ca.
cen variantes y sistemas en la Al mismo tiempo que sorpren
apertura, de suerte que algunas día con su destreza en dirigir
llevan el nombre de su autor; ataques combinatorios, creció y
otros descubren nuevas leyes tác se formó como estratega.
ticas y estratégicas en la lucha En la siguiente partida vemos
aj edrecista y las formulan, y unos cómo realiza con una precisión y
terceros asombran con su extra lógica dignas de encomio el plan
ordinaria técnica al mundo del estratégico de asediar al adver
ajedrez. sario en los dos flancos.
La historia de este arte seña
la a pensadores ajedrecistas que
investigaron el aspecto psicológi Partida 25
co de la lucha ; estudiaron los es Gambito de dama
tados anímicos de los grandes
maestros con ocasión de una vic Alekhine O. Chajes
toria o una derrota, los compa Torneo de Carlsbad, 1 92 3
raron y deduj eron de ahí propo
siciones útiles e importantes para 1. P4D C3AR
e l ajedrecista práctico. 2. P4AD P3R
A nuestro entender, el mérito 3. C3AR P4D
de Alejandro Alekhine consiste 4. C3A CD2D
en haber alcanzado todos los as 5. A5C A2R
pectos de la maestría en ajedrez; 6. P3R o-o
es importante el número de mo 7. TIA P3A
vimientos, variantes y sistemas S. D2A P3TD
que descubrió ; ofreció un sinfín 9. P3TD TIR
de bellos y extarordinarios fina 1 0. P3T
les de partida a la afición e in
vestigó muchas leyes de la psico Ya hemos hablado y continua
logía aplicada a la lucha. Tam remos haciéndolo acerca de las
bién formuló varias leyes estra- estructuras de apertura semejan-
101
tes a la que se ha producido en 1 7. P3CR T2T
esta partida. En esta posición se 18. CID! A2CR
suele emplear el plan de «libera 19. C3R P4A
ción» (P X P Y C4D de las ne
gras ) , propuesto por Capablanca, Para impedir que el caballo 3R
o el «fianchetto» ampliado (P X P pase a la casilla 4C y desde ella
Y P4CD también de las negras) . amenace saltar a 6T, para dar j a
Chaj es emplea un desarrollo bas que cuando se haya efectuado
tante aceptable que ocasiona el PT x P y PT x P.
bloqueo de los peones y da al jue
go un carácter cerrado y lento. 20. D2R • P5T?
11. C4T
12. A4AR!
1 02
ofrece ocasión para fomentar el Diagrama núm. 58
peligro en esta parte del tablero
y, por lo mismo, obligar al con
trincante a mantenerla vigilada.
Por tanto, lo primero .que han ·
de hacer las blancas es atacar al
peón 2T negro y, de ese modo,
abrir la columna TR. Y l o se
gundo hostigar por los flancos y
en el centro, simultaneando el
ataque en dicha columna, amena
zando al mismo tiempo penetrar
con el rey en el dispositivo ad
versario por el punto 5TD ( ya en
la fase final ) o saltar con el ca
ballo a través del punto 4CD.
21. C2A!
do a una posición, en la que la
Este caballo se dirige momen dama, el alfil y las torres negras
táneamente al escaque 4CD en carecen de libertad de acción.
vez de 4CR. »Sin embargo, el problema no
está ni mucho menos resuelto,
21 . T2-2R pues las dos torres dobladas y la
22. R1A A3A dama en la columna TR no re
23. C5R AxC portan ninguna ventaja.
24. DxA D2A »El complejo plan de j uego que
25. D6A! T2A se proponen llevar a cabo las
26. D4T! D2R blancas, con las variantes condi
cionadas a la respuesta del ad
Esto es un grave error. Tras versario, puede resumirse en tres
26 . . . . , T2C, l as negras se reser partes :
vaban la posibilidad de tomar con »Primera : trasladar el rey al
el peón en su casilla 3C. Tal error centro, de donde amenazará con
ofrece a Alekhine oportunidad irrumpir a través del escaque
para debilitar el peón 2 T negro. 5TD en el campo adversario, des
pués del cambio de torres y dama
27. P x P! CxP en la columna TR. Esto acarrea
28. D5T D3A rá inevitablemente el traslado del
29. A2R T2CR rey negro al otro flanco, para
30. D3A C1A defender los puntos 3R y 3AD.
31. D3R T1-2R »Segunda : obligar a las piezas
32. C4C A2D negras a abandonar el flanco de
33. A5T! rey para lo cual es necesario pro
vocar amenazas tácticas, bien al
( Ver diagrama 58) rey, bien a los peones ( en los mo
vimientos trigésimo nono y cua
Sobre su último movimiento, dragésimo primero ) . La amenaza
Alekhine comenta : «Se ha llega- de tomar con el caballo el punto
1 03
5R permitirá obligar al rey negro 46. R2D T2R
a permanecer en la casilla 2D y 47. C3D C2D
dificultará aún más la acción con
j unta de las piez� negras; tanto Diagrama núm. 59
más cuanto que la falta de espa
cio les resta movilidad.
y tercera: por último, doblar
las �rres en la línea TR, con el
fin de poder penetrar en la reta
guardia enemiga cuando se hayan
cambiado las damas y los alfiles
y las piezas negras estén alejadas
del flanco de rey.
»Como se verá en el trascur
so de la partida, el blanco hubo
de efectuar veintiocho movimien
tos para llevar a término este
p lan estratégico.»
33. C3C
34. C3D
Hay que ser precavido en toda Se diría que las negras se han
posición cerrada: la continuación defendido con precisión y que las
34. R2R hubiese acarreado difi piezas blancas no pueden abrir
cultades, después de 34 . . . . , P4R!. brecha. En posiciones así, el cam
bio de una pieza pueda. ser la so
34. AIR lución del problema. Y en la que
35. R2R RIA nos ocupa basta quitar el alfil
36. R2D T2CD 3C del tablero, para que las blan
cas tomen el peón 2T y penetren
Como los acontecimientos van con sus piezas mayores en la re
a desarrollarse en el flanco de taguardia del contrincante.
rey, los dos reyes buscan refugio A la luz de lo dicho no es di
en el de dama. fícil hallar el siguiente movimien
to, eficaz en grado sumo.
37. A3A R2R
38. TR1R CIA 48. A5T!
39. C4C R1D
La abertura de esta brecha ha
Había peligro de que ocurriese sido posible en cuanto las negras
40. A x P!. han retirado algunas piezas al
flanco de dama, para evitar la
40. R3D TR2R ruptura por los escaques 4C y 5T
41. D2D! T2T adversarios y para dominar el 4R
42. TITR TR2AD propio.
43. T2T A3C
44. D3R R1A 48. TIT
45. TI-1TR R2C 49. AxA PxA
1 04
Si se hubiese tomado con la A las blancas se les ofrece ines
dama, hubiera trasladado el blan peradamente ocasión de mate.
co la suya a la columna TR, y
el ataque al peón 2T o · la ruptura 61. TlT
a través de la sexta horizontal 62. C6D T OR)1C
habría resuelto la contienda.
Diagrama núm. 60
50. T7T TI-IR
51. C5R! CIA
52. T8T!
l OS
Hace tiempo se sabe que esta Un segundo error que ocasio
j ugada es desventaj osa, porque da nará la pérdida de la partida. Po
a las negras oportunidad para dían haberse defendido prosi
efectuar dos movimientos de peo guiendo 17. A4C, A x A2C; 18.
nes muy importantes: el P4A y R x A.
el P4D. Por tanto, es mejor pro
seguir 6. A2D. 17. TxT
18. AxT
6. o-o
7. o-o P4D Diagrama núm. 61
8. P3TD A2R
9. P4CD P4A!
10. PC x P PC x P
11. PD x P AxP
12. A2C CD2D
13. C5R CxC
14. AxC C5C!
1 06
19. P x A+ Partida 27
20. P3R PxC Gambito de dama
21. R2R DIC
22. A3A TID Alekhine Rubinstein
4. P5A C3AD
5. A4A CR2R
6. C3A C3C
7. A3R!
107
«Es la única forma de poder cieron los excéntricos mOVlmlen
reforzar los escaques negros pro tos 3. . . . , P3TD, 5 . . . . , CR2R y
pios y aumentar el número dis 6. . . . , C3C que, a la postre, les
ponible de ellos para que el alfil hubiesen dado una partida inme
tenga más campo de acción» , co j orable, si el adversario no hu
men ta Alekhine. biese reaccionado debidamente; a
saber: si hubiese jugado 7. P3R
9. A3D en vez de 7. A3R y 9. P3CR en
10. P5T C ( 3C ) 2R lugar de 9. P4TR.
11. P6T! P3C »Y en general adelanté mi peón
12. A5C o-o TR no por capricho, sino por ne
"
13. A6A! cesidad, es decir, para evitar que
las negras tuvieran el dominio del
Diagrama núm. 63 centro.
»Pero tales experimentos, efec
tuados en la apertura, no suelen
ir con mi temperamento ni con
mi estilo, como el lector podrá
convencerse fácilmente.»
1 3. P4CD
14. P3R A2D
15. A3D TIA
1 6. P4T!
1 08
Diagrama núm. 64 27. D3A T4D
28. T1AD
• 28.
29. D2R
D2A
P6A
30. PxP PxP
31. DxP T x PT
32. D3D A6T
33. T2A A1C
34. R2R! D3A
35. P3A P4A
36. T1CD D3D
37. D4A R2A
este caso l as blancas ganarían. 38. D8A D3T +
Véase: 20. . . . , A x C; 21. P X A,
D X P; 22. A4D, D3A; 23. C5R, No hay más remedio que pro
D3D; 24. C4C. Sólo el cálculo mover este cambio, por cuanto
exacto de las posibilidades tácti no se puede admitir que la dama
cas hace posible que este caballo blanca se coloque en el escaque
permanezca en su avanzadilla. 8TR. Después del cambio, a las
blancas les será más fácil luchar
20. CSA contra la activa disposición de
21. AxC PxA las piezas negras.
22. CSR
39. DxD TxD
El salto de este caballo es lo 40. P4R P4C
único que a Alekhine se le puede 41. R3D R3C
reprochar en esta partida. La con 42. P5D!
tinuación 22. C4R! era más con
tundente, pues con ella se crea El avance de este peón es muy
ban dos amenazas: 23. C x A y 24. oportuno; las negras no podrán
A5R ó 23. A 7C y 24. C6A, mate. impedir que uno de los peones
blancos avance por esta columna.
22. A x C5R
23. AxC A3D! 42. PxP+
43. PA x P PxP
¡La entrega de calidad ofrece 44. PxP T5T
a las negras ocasión para prolon 45. T1D! RxP
gar la resistencia, aunque inútil 46. P6D R4T
mente! 47. P7D 'l'lT
48. R4R T1D
24. AxT AxA 49. R5A RST
25. CxA TxC 50. T1T + R6C
26. P5T! D3A 51. T3T Y mate.
109
La partida que se ofrece segui Diagrama núm. 65
damente es un instructivo ejem
plo de cómo se resuelven por el
procedimiento estratégico los pro
blemas que plantea la posición.
Alekhine la j ugó con el repre
sentante de la «nueva» escuela,
llamada así a principios de si
glo. Tarrasch profesaba la obser
vancia ortodoxa de las reglas y
los cánones.
Partida 28
Apertura italiana
Tarrasch Alekhine
Torneo de Baden Baden, 1 92 5
miento original y lógico para lle
1. P4R P4R varlo a efecto está reservado a
2. e3AR e3AD unos cuantos. La siguiente juga
3. A4A A4A da de Alekhine es una de las más
4. P3A A3e profundas que hizo en toda su
5. P4D D2R vida ajedrecista y al propio tiem
6. O-O e3A! po una de las más singulares que
registra la historia del ajedrez.
Las negras no se han opuesto a
que su contrincante formase un 11. DID!!
centro de peones, fuerte a prime
ra vista; pero esto no quiere de La dama negra ha vuelto al es
cir que hayan tratado a la ligera caque ID, del cual salió pocas j u
la solución de los problemas del gadas antes; por eso, le ponemos
centro, pues sus piezas y peones dos signos de admiración. Real
están situados de modo que pue mente es uno de los fenómenos
den atacar perfectamente el cen más raros.
tro y debilitarlo, e incluso des {( ¡Es la jugada más difícil de
1 10
casos se mejora el j uego de las 1 7. P4A
negras. Por último, este movi 18. C4-3C D2A
miento de la dama tiene la ven 19. A4AR
taj a de ceder a la torre de rey
la columna central. AL decir de Alekhine, la conti
nuación 19. P x P, C x P; 20. C4A,
12. A3D TIR C x C ; 21. A x C, C x A; 22. T x C,
13. CD2D A2T! T x T; 23. P x T mejoraba la si
tuación de las blancas, si bien las
Este alfil se retira previniendo negras lograban una ventaja con
el salto amenazador del caballo siderable después de 23. . . . , D2R.
desde la casilla 4A.
19. C6A +
14. D2A 20. CxC DxA
21. P x P?
Fiel a sus principios, Tarrasch
conserva el centro de peones has Con este error es inevitable la
ta el punto de no j ugar el movi pérdida de la partida. Lo más
miento P5D, que sería lo lógico apropiado para seguir oponiendo
en esta posición. Alekhine valora resistencia era continuar 21. P5R,
concretamente las circunstancias A4A; 22. D2D, D x D; 23. T x D,
y destruye con unos cuantos mo C5R; 24. T2-lD, TDID.
vimientos el bien formado centro
de peones blancos. Diagrama núm. 66
14. PxP
15. CxP
15. C4R
16. AlA P4D!
17. TDID
21. A4A
No era conveniente proseguir 22. A3D
17. P4AR, C3C; 18. P5R, C4T, por
que las negras ganaban un peón. A 22. D2D seguía 22. . . . , D x P;
Alekhine también tuvo en cuen 23. CIA, A7A; 24. T x T + , T x T;
ta esta circunstancia. 25. TIR, C5R; 26. D4A, P5A; 27.
C4D, A x C; 28. P x A, D5C!, y las
111
negras hubiesen sacado una ven promover inmediatamente decisi
taj a considerable. Sin embargo, vos ataques es actualmente uno
tampoco es mejor el movimiento de los métodos fundamentales de
ejecutado por Tarrasch. lucha. Sobre todo, se emplea en
ciertas aperturas, donde muchos
22. AxP análisis teóricos de algunas va
23. PxA DxC riantes se asientan en la rapidez
24. T x T+ y sorpresa del ataque. Para citar
un ejemplo señalamos la entrega
Con ello no se logra más que de un alfil en la casilla 5CD de
incluir la torre negra en el ata las blancas en la variante Rauser
que, tras lo cual el desenlace se de la defensa siciliana o el céle
producirá en pocas jugadas. bre ataque contra el punto 3R de
las negras por medio de A4AD,
24. TxT C3A-4D y P4AR-P5A en la va
25. AlA T4R riante Sozin del mismo sistema
26. P4A T5C + de defensa.
27. R2T C5C +
28. PxC T x PC.
Partida 29
y las blancas se rindieron. Defensa india moderna
Esta otra partida, curiosa en
extremo, terminó de un modo Alekhine Marshall
sorprendente; en ella triunfó la Torneo de Nueva York, 1 92 7
sana estrategia de Alekhine,
quien se valió de combinaciones 1. P4D C3AR
decisivas para organizar un ata 2. P4AD P3R
que en el centro y en el flanco 3. C3AR C5R
de rey.
Se sabe que es necesario pro Este ataque es prematuro y pro
mover inmediatamente ataques blemático; por otra parte, merece
con las piezas cuando el contrin atención el procedimiento que si
cante se ha quedado retrasado en gue Alekhine para su refutación.
el desarrollo. Esto le forzará a re
chazar las amenazas del atacante 4. CR-2D! A5C
con lo que se verá imposibilitado 5. D2A P4D
de un j uego de desarrollo ; ade 6. C3AD P4AR
más, este retraso irá agudizándo 7. C2 x C PA x C
se hasta causar la pérdida de la 8. A4A O-O
partida. 9. P3R P3A
Este principio estratégico no es
nuevo, pues Alekhine lo aplicó La simple aritmética muestra
frecuentemente en sus partidas; que las blancas han jugado con
muchas de ellas son un ejemplo tres piezas y las negras con dos;
de cómo el adversario pierde por además, las negras tendrán que
haberse retrasado en el desarro cambiar su alfil de casillas ne
llo. El lector verá uno de dichos gras o retirarlo. La superioridad
ejemplos. Queda por decir que sa de las blancas en el desarrollo
ber aprovechar este retraso para es evidente; por ello, Alekhine
1 12
sostendrá el ataque en el centro Marshall todavía no se ha dado
iniciándolo con el movimiento de cuenta del peligro que corre. La
ruptura P3A. continuación 14 . . . . , P x PAR; 1 5.
T x P, C3A le ofrecía la oportuni
10. A2R C2D dad de parar momentáneamente
el ataque de las blancas y ter
Marshall ya ha perdido varios minar su propio desarrollo. Ahora
tiempos y continuará perdiendo se abrirá el j uego en el centro,
más : la posiciÓn del alfil 4AR es y las blancas irrumpirán en el
peligrosa en extremo; por eso, era campo adversario.
necesario haberlo cambiado, me
diante 10 . . . . , A3D. Lo cambia, en 15. PAR x P T x T+
efecto, pero un poco más tarde. 16. TxT P4R
17. D2Dl
1 13
Diagrama núm. 68 del peón 5R es una seria ame
naza.
23. P4T
1 14
Partida 30 centro amenazador e inaccesible ;
Gambito Blumenfeld además, cuentan con la columna
abierta AR y con las principales
Tarrasch Alekhine diagonales l TD-8TR Y ICD-7TR,
con los dos alfiles enfilados con
Torneo de Pistyan, 1 92 2 tra la posición del rey enemigo.
La falta de un peón se compensa
1. P4D C3AR suficientemente con las condici�
2. C3AR P3R nes favorables antedichas ; condi
3. P4A P4A ciones que Alekhine aprovecha
4. P5D P4CD con acierto.
14 . . . . P5R
15. C2D C4R
16. CID C3-5C
1 '7. A x C CxA
1 8. CIA
115
Diagrama núm. 70 mar el peón 5D negro; de lo con
trario, tendrían que rendirse ine
vitablemente : 22. P x P, P6R! ; 23.
C x P, C X C; 24. P x C, D6C.
Diagrama núm. 71
1 16
El motivo de este movimiento Partida 31
se apoya en que las blancas no Defensa Nimzovitch
pueden evitar la pérdida de su
peón 3T ; por otra parte, existe A1ekhine Znosko-Borovski
el peligro de 34. . . . , T6A!. En Torneo de Birmingham, 1 926
caso de 34. D6A, Alekhine tenía
preparada la variante 34 . . . . , T6A; 1. P4D C3AR
35. D x PR, A4D; 36. D4TD, 2. P4AD P3R
D x P + ; 37. R x D, T6C + ; 38. 3. C3AD A5C
R2T, T7C + ; 39. RlT, T7T + ; 40. 4. A5e
RlC, T8T, mate.
Este enérgico ataque del alfil
34. RlT A x PT! estuvo considerado como una de
35. PxA T6A las mejores continuaciones de
36. C3C P5T esta defensa, ideada por el pres
37. A6A DxA tigioso teórico Nimzovitch; luego,
38. CxP T x P+ dejó de practicarse. En la actua
lidad, se ha actualizado nueva
y las blancas se rindieron. mente al haber fracasado los in
tentos de refutación mediante los
Esta partida también fue galar movimientos 4. D3C, 4. D2A y 4.
donada con el premio de belleza. P3R. Spassky, ex campeón del
mundo, practica con frecuencia la
Nuestro biografiado hubo de re jugada 4. A5C.
solver muchos problemas, y prin
cipalmente uno de los más difí 4. P3TR
ciles e importantes, con el fin de 5. .A x C
salir vencedor del encuentro con
Capablanca, quien se distinguió Este cambio significa renunciar
por su elevada técnica basada en a todo intento de ventaj a que pu
un profundo conocimiento intui diera lograrse en la apertura. En
tivo de la posición. Por ello, se las partidas de los torneos actua
propuso superarle pronto en la les, las blancas cifran sus espe
técnica de los finales y de las po ranzas en la retirada de este al
siciones simples. Su ilusión en ser fil a la casilla 4TR.
campeón del mundo le obligó a
dedicar mucho tiempo y muchos 5. DxA
esfuerzos al estudio de finales;
los resultados de estos estudios Hubiese sido mej or tomar an
pueden observarse en varias par tes el caballo 3A; de ese modo,
tidas pertenecientes al período se debilitaba la estructura de los
comprendido entre los años 1 9 2 1 peones blancos, lo que facilitaría
y 1 927, Y no perdió ocasión en a las negras activar su juego en
comprobar y medir sus posibilida el flanco de dama y dificultaría,
des al respecto en los torneos. al mismo tiempo, a las blancas
En este libro se ofrecen algu para efectuar cualquier ataque
nas de las partidas que mej or re contra la posición del rey adver
velan su alta maestría en la fase sario, debido a la ausencia de
última de la lucha ajedrecista. dos piezas menores.
1 17
6. TIA P3CD tras días. Verdad es que algunos
7. C3A A2C buenos jugadores han optado por
8. P3R O-O el extremo opuesto; esto es: sim
9. A2R P3D plifican la posición y se confor
1 0. O-O A x CD man con el anhelado medio pun
to sin preocuparles el aspecto ar
No hay otra alternativa, pues tístico del ajedrez. A pesar de
este alfil se encontraría en una todo, este consejo de Alekhine si
situación delicada ante el peligro gue siendo válido, sobre todo para
so salto del caballo. Es fácil com los ajedrecistas temperamentales
prender por qué las blancas to y agresivos y para aquellos que
man con torre. consideran el cambio de piezas
como la «pérdida» total de las
11. TxA C2D esperanzas por la victoria.
12. C2D! A estos ajedrecistas «violen
tos», Alekhine les enseña: ¡Apre
Sobre este particular, Alekhi ciad los finales, apreciad todo lo
ne comenta: «La intención de bello y sutil que ofrece la ma
esta j ugada es cambiar los alfi niobra, profunda y llena de ocul
les y debilitar aún más los peo ta belleza en esta última fase de
nes negros del flanco de dama. la partida!
Contra esto nada podrán hacer
las negras. Desde luego, no se 12. P4R
puede afirmar que este plan ase 1 3. A3A AxA
gure a las blancas una superio 14. CxA P5R
ridad decisiva; pero sí un j uego 1 5. C2D D2R
activo y con posibilidades de ga 1 6. D4T P4AR
nar y la ventaja de imponer al 17. D6A C3A
contrincante la difícil tarea de 18. P4CD!
luchar por unas tablas.
»Creo que todo ajedrecista tie Como la ofensiva de las blan
ne el deber de aprovechar tales cas en el flanco de dama parece
posibilidades y de intentar ganar ser muy peligrosa, Znosko-Bo
la partida sin temer las simplifi rovski se apresura a cambiar y
caciories. El j uego basado en com simplificar la posición. Se ha lle
plicar la posición es una medida gado a la fase última de la par
extrema, a la cual se debe recu tida y no parece que las negras
rrir sólo cuando no es posible corran ningún peligro; sin embar
trazar un plan claro y lógico. En go, procedía continuar 1 8.
el caso que nos ocupa, las blan TRID.
cas se encuentran en semejante
situación; por ello, han de inten 1 8. P4TD
tar materializar su ventaj a, aun 19. T3T! D2D
cuando esto sea tarea nada fácil.» 20. DxD CxD
Este consejo práctiCo e impor 21 . PxP TxP
tante se basa en el perspicaz co 22. TxT PxT
nocimiento de la estrategia y la 23. TlCD TICD
psicología de la lucha ajedrecis 24. T x T+ CxT
ta, y tiene aún vigencia en nues-
1 18
Diagrama núm. 72 cuada y, por tanto, debe refutar
se. Aquí procedía 25. . . . , R2A; 26.
R2R, R2R; 27. RID, R2D, y las
blancas no hubieran sacado nin
gún provecho, si hubiesen conti
nuado acercando el rey al P4TD;
por ejemplo : 28. R2A, R3A; 29.
R3C, R3C; 30. R4T, C2D; 31. C3C,
R3T, y sería erróneo proseguir
32. C X P?, por cuanto seguiría 32.
. . . , C3C + ; 33. R4C, P4A + .
»Aparte de esto, las blancas dis
ponían de tres continuaciones ga
nadoras: 28. C3C con lo que se
obligaba a jugar P5T debilitan
do todavía más este peón, 28. P3A
y 28. P4C.»
1 19
aumentaba la capacidad defensi Partida 32
va de las negras, aunque las blan
cas forzaban la victoria, prosi Alekhine Yates
guiendo 35. P5A!. Veámoslo: 35. Torneo de Londres, 1 922
. . . , P X P; 36. C4A!, C5C; 37. P3TR,
C3A; 38. P4TD o 35. . . . , C5C; 36. Diagrama núm. 73
P x P, P X P; 37. R x P, C x PR, y
las negras no podrían detener el
avance de los peones 4 T Y 5D.
120
las blancas dará sus frutos en las 31. A8A
próximas j ugadas. 32. P3C A3T
33. T7AR R2T
21 • . . . TR1C 34. T6-7A TICK
35. C7D! RIT
Las negras no podían jugar 21. 36. C6A TIAR
. . . , TD1A provocando el cambio
de torres, puesto que perdían un Diagrama núm. 74
peón después de 22. T x T, T x T;
23. T x T + , A x T; 24. C6A.
22. P3A!
22. P6C
23. P3TD P3T
24. R2A R2T
25. P4T!
25. T1AR
26. R3C TR1C 37. T x P!
121
Partida 3 3 Las blancas se ven forzadas al
Defensa francesa cambio de damas, pues la dama
negra podría organizar un ataque
Alekhine Tartakower fuerte, con el apoyo del alfil y
Torneo de Viena, 1 922 de la torre en la columna abier
ta AD.
1. P4R P3R
2. P4D P4D 11. l} x D +
3. C3AD C3AR 12. CxD C3T
4. A5CR PxP CxP
1 3. P3AD
5. AxC 14. C3C! CxC
7. A2C
8. C3A o-o
9. D2D P4A!
122
2) Las blancas pueden tener khine colabora a que su contrin
un peón libre en el flanco de cante tenga dos peones libres y
dama, preparando primero el peligrosísimos, porque ha calcu
avance P5C y adelantando des lado y previsto todas las peripe
pués los otros peones, mientras cias que pueda deparar la lucha.
las negras no tienen posibilidades
de conseguir lo mismo en el flan 30. TxP
co de rey. 31. TxP+ RID
Alekhine actuará de acuerdo
con este criterio. Si 31. R3D, se hubiese per
o o .,
123
can sin dificultades en octava. rior al campeón del mundo en
Veamos si es posible evitarlo: este aspecto.
1) 36. R4A, PSR; 37. R4D,
ASA; 38. T2AR, P6R; 39. T X P, 36. TSD ! !
P7R ó 38. TID, P6R; 39. TITD,
P7R, y no se puede detener la La solución d e este difícil pro
marcha de los peones. blema es digna de una composi
2) 36. T2T, PSR; 37. T8T + , ción ajedrecista: no hay otra for
R2D; 38. T8AR, A6C; 39. PSCR, ma de poder detener el avance de
A3D ! ; 40. T6A, A4R!; 41. T7A + , los peones. El contenido del co
BaR, y las negras consiguen las mentario que hace el gran maes
tablas por ataque continuo a la tro ruso sobre este movimiento
torre, que no puede abandonar la interesa sin duda a todos, inclui
columna AR. En esta variante se do el ajedrecista contemporáneo
da la curiosa circunstancia de que conocedor de muchas obras sobre
con 39 • , P6R las negras no con
. . . finales: «Las dos varientes en que
siguen tablas, porque, después de se analiza este movimiento, ex
40. T x P, P7R, las blancas ganan traño a primera vista por atacar
dando previamente j aque desde la al peón defendido y permitir el
casilla 3D y colocando luego la avance del otro, parecerán sim
torre en 3R. ples en cuanto se comprenda la
3) 36. R2A, PSR; 37. T4D!, idea fundamental de, que estos
P6R; 38. RID, P7R + ; 39. R2D, dos peones son inofensivos.
A6C; 40. T4R, AST; 41. TSR, A3C, » En la primera variante, el rey
y tablas. blanco los parará cuando se en
4) 36. PSCR, PSR; 3 7. TSD ( las cuentren en casillas del color de
blancas pierden con 37. P6C, pues la de su alfil; por ejemplo: 36.
sigue 37 . . . . , A4R o bien 38 . . . .
, . . . , P7A; 37. TID, PSR; 38. R2A,
P6R ) , 37 . . . . , P7A; 38. TSTR, P6R; ASA; 39. TIAR y 40. RID. Y en
39. P6C, P7R; 40. P7C, P8A = D; la segunda, la torre podrá dete
41. P8C = D, R2C; 42. DSD + , R2T, nerlos cuando se sitúe detrás de
y las blancas no pueden ganar. ellos, pero sin perder ningún
Alekhine no tuvo necesidad de tiempo; véase: 36. . . . , PSR; 37.
llegar a esta posición, lo cual sig TSAR, A6C; 38. PSCR, P6R; 39.
nifica que tenía previsto el si T x P, P7R; 40. T3R.»
guiente movimiento. Lo que sor
prende aquí es la armonización 36. PSR
de ideas de este gran ajedrecista 37. TSAR A6C
ruso que supo, mejor que otros, 38. PSCR R2D
matizar los planes estratégicos 39. P6C R3R
con el brillante colorido de com 40. P7C
binaciones y golpes tácticos.
El estilo de Capablanca tam Lo más simple.
bién se distinguió por la maes
tría en saber adornar con «peque 40. RxT
ñas y efectivas combinaciones» la 41 . P8C = D ASA
desnudez de la estrategia. La pre 42. D7A + RSC
sente partida pone de manifiesto
que Alekhine no quiso ser infe- y también 42. o o ., R4R; 43. P4A.
1 24
43. D6C + A4C tualmente en la defensa india de
44. D xP+ R6C ·rey con blancas. Pero los maes
45. D6C R5C tros actuales procuran atenerse
46. D x P. siempre a la teoría general de
las aperturas, pues la elección de
Las negras abandonaron. j ugadas, casuales y sin este hilo
En la disputa por el título mun rector, suele traer consecuencias
dial, Alekhine tenía que enfren catastróficas.
tarse con un ajedrecista que se
distinguía por su extraordinaria 2. P4A
habilidad en jugar posiciones de 3. P4AR C3A
carácter técnico y por su innata 4. C3AR P3CR
y rica intuición. Eso le indujo a 5. A2R A2C
ejercitarse en este aspecto de la 6. CD2D?
lucha ajedrecista.
En muchas de sus partidas, per Este movimiento es un ejemplo
tenecientes a este período prepa de lo dicho anteriormente. ¿ Tie
ratorio, vemos a menudo la ten ne alguna finalidad? Prosiguien
dencia a dirigir la lucha por el do 6. P4A y 7. C3A, se hubiesen
cauce puramente técnico. Las dos opuesto al avance P4D del con
que ofrecemos seguidamente se trario; avance que será ahora más
ñalan esta cualidad y son verda contundente y peligroso.
deros modelos de cómo Alekhine
supo prepararse en este sentido. 6. P4D
En los dos casos descubrimos la 7. o-o O-O
alta maestría del futuro campeón 8. R1T P3C
del mundo en j ugar posiciones sa 9. PxP DxP
turadas de sutilezas ocultas, aun
cuando parecen no tener ningún Hay que privar al caballo 2D
interés. de la casilla 4R.
1 0. D1R A2C,
Partida 34 11. C4A C5D
Defensa Alekhine 12. C3R D3A
13. A1D
Thomas Alekhine
Torneo de Baden Baden, 1 925 La posición de las piezas blan
cas es lamentable; se han amon
1. P4R C3AR tonado desordenadamente en sus
2. P3D primeras líneas. Y Alekhine lleva
a efecto ataques enérgicos, para
No - es éste el modo de refutar debilitar sensiblemente el disposi
la defensa Alekhine. Por lo mis tivo adversario.
mo, no sorprenJe que las negras
se hagan con la iniciativa en los 1 3. C4D!
próximos movimientos. Thomas 14. C {3A) x C
trata de formar con las blancas
algo parecido a la defensa holan A 14. C ( 3R) x C hubiese sucedi
desa ; este sistema se aplica ac- do 14 . . . . , D x C; 15. D x P, TR1R,
1 25
y las negras hubieran presionado acelerar este cambio, reforzando
con fuerza. el ataque contra el peón 2T por
medio de la maniobra D5A, T5T
14. PxC Y T ( 3A) 3T.
15. CxC DxC
16. A3A D2D 33. T (lA)1R A5T!
17. AxA DxA 34. TIAR D5A
18. P4A 35. DxD
22. D4D
23. D3R D4CD
24. D2D T4D
25. P3TR P3R
26. TIR D5T
27. TIT P4CD
28. DID T5A!
1 26
sión para forzar a los peones ad El movimiento de ruptura P4R
versarios a situarse en casillas del permitirá a las negras trasladar
color de su propio alfil, lo cual su torre 5T al punto 5CR. Por
será de utilidad y provecho en tanto, la catástrofe de las blan
un posible final de alfiles del mis cas es inevitable.
mo color.
48. AlA P4R
38. P3C R1A 49. PA x P PxP
39. R2C R2R 50. A2C
40. R2A R2D
41. R2R R3A
42. T2T y también 50. P X P, A X P; 51.
A4A, A x A; 52. P x A, T x PA.
Como el rey negro ha defen
dido su peón 4C, existe el peligro 50. PxP
de 42. . . . , T5-5T. 51. PxP P5C!
1. P4R P3R
2. P4D P4D
3. C3AD C3AR
4. A5CR A2R
5. PxP
127
su próximo enfrentamiento con 1 7. TxA TxT
Capablanca, y lo hizo con perfec 18. CxT RxC
ción y esmero. Esto podrá com 1 9. AxC PxA
probarlo el lector más adelante.
Diagrama núm. 79
s. CxP
6. AxA DxA
7. D2D DSC
8. CxC DxD+
9. RxD PxC
10. T1R + A3R?
11. C3T!
128
gras tampoco podrían provocar el Lo mejor para ganar, pues las
cambio de torres si estuviese el negras no pueden defender su
rey blanco en la casilla 2A en peón 2T. Veámoslo: 27 . . . . , R1A?;
lugar de 2D. Con el cambio de 28. T3TD, R2C; 29. T3R!; de ese
torres se llegaría a un final de modo, se penetra en la columna
peones desventaj oso para las ne de R, y el citado peón sucumbirá
gras : TIR; T x T. R x T; R3C.
. . .• igualmente. Sin embargo, la lu
R2D; R4C, R1A; R5T. R2C; P3A! cha entraña todavía muchas suti
(o P4CD! si ya se hubiese j uga lezas.
do P3A ) . Al haberse agotado to
dos los movimientos de peón en 27. T2R
el flanco de rey, las negras se 28. T3TD
verían forzadas a proseguir P3T
a lo que seguiría P3CD!. R2T; La continuación 28. T3R ofre
P4CD, R2C; P4TD, R2T ; P5C, cía la victoria a las blancas, por
PT x P; P x P, P X P; R x P, R2C; que el contrincante hubiese teni
P6A + , y las blancas ganarían fá do que aceptar el final de peones;
cilmente. jEste final de peones es si no, a 28. . . . , T2A seguiría 29.
muy instructivo!». T3TD, y perdería la partida. En
el caso de producirse el final ci
21. R3A T1CD tado, la lucha de reyes y peones
22. T3R T1AR habría podido transcurrir así: 28.
23. T3C T2A , . . , T x T; 29. R x T, R3R; 30. R4A,
24. R4C P3C ( 3 0 . . . . , P4C + ? ; 3 1 . R4C) ;
31. P4CR. En este lugar, Alekhine
Antes de trazar su plan de ata
que, Alekhine busca procedimien da la siguiente variante: 31. . " .
tos seguros. P4C + ; 32. R3R. R2D; 33. R3D,
R1A; 34. R3A, R2C; 35. R4C. R3T;
24. T2R 36. R4T, R2C; 37. R5T, P3T ( des
25. R3A T2A pués de 37 . . . . , RIA, la partida
26. T3T P3TR se resuelve prosiguiendo 38. R6T
27. R2D! y adelantando luego los peones
2TD y 2C) ; 38. P4TD, R2T; 39.
Diagrama núm, 80 P3C!, R2C; 40. P4C, R2T; 41. P5C,
PT x P; 42. P x P, R2C!; 43. P6C!
( en el caso de 43. P x P + ? , las
negras proseguirían RIC y RIA y
tablas ) , 43. . . . , P x P + ; 44. P x P,
R1C; 45. R6T, P4AD; 46. P x P,
P5D; 47. P7C, P6D; 48. R6C, P7D;
49. P6A, P8D = D; 50. P7A y j a
que mate.
Al" calcular esta variante, Ale
khine omitió el movimiento 43-
P6C!, lo cual es extraño en él ; por
ello, eludió reducir el j uego a un
final de peones. Lo que facilitó
el contraataque de la torre negra.
129
28. T5R 41 . R5R T8R +
29. T4T R1A 42. RSA T8D
30. P3A T5T 43. T x P!
31. P3TR R2C
P4A! Después de haber cometido el
32. R3R
33. T4C + error antedicho, las blancas vuel
R1A
P4C? ven a materializar con elevada
34. P4T
maestría su superioridad. Las ne
Spielmann pierde la ocasión de gras tendrán dos peones libres y
aprovechar el error cometido por peligrosos, el 4D y el 3T. Pero
Alekhine en el vigésimo octavo Alekhine consideró acertadamen
movimiento. Después de 34. . . . , te que su peón 6T era el artífice
P5A + ! ; 35. R2A, T4T, hubiese po de la victoria.
dido trasladar la torre al punto
2AR y las negras tendrían aún 43. TxP
esperanzas de hacer tablas. Aho 44. T8T + R2D
45. P4A T5TD
ra perderán la partida.
46. P7T! P4T
P5C 4'7. P3C!
35. P5T
36. PT x P PxP El avance de este modesto peón
hace posible que el rey blanco
Diagrama núm. 81 se dirij a a la casilla 4D, ' punto
común a los dos flancos, lo cual
no se podía j ugar en seguida por
que a 4'7. RSR hubiese seguido
47 . . . . , T5R + !.
4'7. T8T
48. R5R T8R +
49. R6A T8TD
50. R5R T8R +
51. R4D!
51. T8D +
37. P6T! 52. R3A TSTD
.
53. P5A! k2R
El blanco ganará el peón 2T y,
por consiguiente, dará fin a la El caso diverso, las blancas ga
lucha. narían en seguida, jugando P6A
y P7A.
3'7. PxP
38. PxP T8T 54. R4D P5T
39. T'7C T8R + 55. R5R T8R +
40. R4A! T8D 56. R4A!
1 30
El rey blanco se mueve con mu La torre negra se ve forzada a
cha efectividad; se situará en la colocarse en el escaque 3T.
casilla 5C, de donde se apodera
rá del peón negro 5T. 67. T3T
68. P5C PxP
56. T8TD 69. R4C.
57. R5C T8C +
y las negras dejaron de oponer
Hay que entregar el peón 5T. resistencia, pues a 69. . . . , P3A si
En caso de 57 . . . . , P6T, las blan gue 70. T8TR!.
cas ganarían así : 58. T8T!, T x P ; Hemos seguido de cerca el j ue
59. T x P , T8T; 60. P6A + , R2A; go de Alekhine realizado en los
61. T7T + , R1A; 62. T x P. años de intensa preparación para
el encuentro con Capablanca.
58. RxP T8T y ahora veremos unas partidas
59. R5C de este histórico encuentro.
4. PxP
5. A3D C3AD
131
6. CR2R CR2R 14. C5C
"l. o-o A4AR 1 5. D3C
10. O-O
11. C3R CxC
12. AxC TRIR
1 3. C4A
1 3. A3D!
Las blancas han cometido nue
Así, se induce al contrincante a Vé!.mente una j ugada errónea,
meterse en un terreno resbaladi aunque, de otra suerte, tampoco
zo : el ataque de las negras po les hubiese sido fácil defenderse.
dría ser irrechazable después de A este respecto, Alekhine indicó
14. C x P, A x P + ; 15. R x A, D x C; las siguientes variantes que mues
16. P4AD, D4T + ; 1"1. R1C, TD1D; tran la ventaj a de las negras, aun
18. P5D, T3D. Capablanca no cuando el contrincante hubiese
acepta el reto ; pero se mete pron jugado mejor:
to en otro lugar aún más resba 1) 16. TRIAD, P4TD!; 1 7.
ladizo y desagradable. P3TD, 'P5T; 1 8. D3A, C3A; 1 9.
C3D, T3R y el consiguiente movi
14. TRIR miento T I- I R.
2) 16. C3D, C X C; 1"1. D x C,
¡Otra imprecisión! No es conve D x D; 1 8. P X D, A5C; 1 9. TRIAD,
niente que el caballo negro salte P3AD y, luego, P4TD ! , lo que si
a la casilla 5C; por ello, proce tuaría a las negras en un final
día 1 4. P3AD. con muchas posibilidades.
1 32
16. C x PA! que pueden dar mate en una j u
gada. Y es curioso observar la ha
Aunque lógico, este movimien bilidad con que Alekhine quita la
to lleva dentro de sí una peque iniciativa a su tembile adversa
ña sutileza. El campeón del mun rio y vuelve a dominar la situa
do no la advertiría ; de otro modo, ción.
no se explica su error en esta
combinación relativamente ele 27. DxT
mental. 28. T8R + R2T
29. D xT+ D3C
17. Tx C D x C' 30. D1D T3R!
1 33
Diagrama núm. 84 Partida 37
Gambito de dama
Capablanca Alekhine
Undécima partida del « match»,
1 927
1. P4D P4D
2. P4AD P3R
3. C3AD C3AR
4. A5C CD2D
5. P3R P3A
6. C3A D4T
1 34
una actividad estimable en cuan T ( 1 C ) 1A, D1A se ajustaba más a
to se rompa el centro, a pesar las circunstancias.
de lo cual tendrán que defenderse
con tenacidad y con la mira pues 24. P4TR A3T
ta en el contraataque, después de 25. C5R P3C
haber preparado el avance P3CO 26. C4C
y P4AO. El lector observará la
precisión e inventiva con que Ale Capablanca ha cometido su pri
khine se abre paso y se hace con mer error, lo que ofrece a Alekhi
la iniciativa. ne ocasión para romper el juego
y pasar a la contraofensiva. Pro
12. A2R siguiendo 26. C4A y, luego, 27.
P5R, las blancas hubiesen logra
En una de las últimas partidas do una buena posición para su
del encuentro, Capablanca j ugó caballo en el punto 60.
1 2. P3CR y aplicó con acierto la
acción de este alfil en fiancheto. 26. A2C
27. P5R P4TR
12. o-o 28. C3R
13. o-o A2D
14. P4CD P3CD Diagrama núm. 85
15. A3A TD1A
16. TR1D TR1D
17. TD1A A1R
18. P3C
18. C4D
19. C2C D1C
20. C3D A4C
13S
por otro procedimiento, que, sin R2T; 40. D5R, las blancas ataca
embargo, no debilita la posición rían al rey y ganarían la partida.
de las negras.
38. A2C AxA
29. PC x P PxP 39. RxA D4D +
30. P5D
Se ha producido un complejo
De esa manera, el campeón del final de piezas mayores, que sue
mundo tampoco sortea las difi le exigir a los j ugadores alta
cultades; si hubiese proseguido maestría en finales y en ataques
30. T7C, T2D; 31. T x T, A x T; 32. combinatorios. Como el lector ha
P5D, P x P; 33. C x P, D3R; 34. podido comprobar, Alekhine esta
C4A, hubiera simplificado la po ba bien dotado de estas dos cuali
sición y conseguido fácilmente las dades. Por ello, materializa su
tablas. ventaj a posicional con maniobras
que cautivan por su impecabili
30. PxP dad y belleza, aun cuando come
31. CxP D3R ta algunos errores.
32. C6A +
40. R2T D4AR
Tenían que haber proseguido la 41. T3A D4AD
lucha con 32. T7C, A x P; 33. D5T 42. T4A R2T
Y no hacer esta jugada, tras la 43. T4D D3A?
cual tendrán un peón aislado en
la casilla 6AR. Los errores, cometidos por es
tos dos grandes maestros en la
32. AxC presente partida, ponen de ma
83. PxA T x T+ nifiesto las dificultades que en
34. TxT A3A! traña j ugar un final de piezas
mayores. Este desacertado movi
Con ello se intenta reducir el miento de la dama negra hubie
j uego a un final de piezas ma se podido ocasionar las tablas,
yores. mientras la acertada continuación
43. . . . , D3C!; 44. T4A, R1C man
35. T1R tenía las esperanzas en ganar la
partida.
Las blancas no pueden tomar
el alfil adversario, porque perde 44. D x PT P6A
rían el peón 6A. 45. D7T R1C
46. D7R!
35. D4A
36. T3R P5A La bondad de esta jugada con
37. P4T P4T! siste en provocar las tablas si se
prosigue 47. T8D + , T x T; 48.
Para rehuir la hábil estratage D x T + , R2T; 49. D7R, D3R; 50.
ma empleada por Capablanca : P5T, P7A; 51. D7A, D6C; 52. P6T.
después de la errónea continua
ción 37 . . . . , A x P?; 38. A4R, D2D 46. D3C
( es mejor 38 . , D5C) ; 39. T3A,
. . . 47. D7D?
1 36
Después de haber hecho una Diagrama núm. 86
buena jugada, Capablanca ejecu
ta otra que le hará perder la par
tida ; si hubiese continuado 47.
T7D!, D x P + ; 48. RIT!, hubiera
llegado a una posición de tablas;
veámoslo: 48. . . . , D'7T; 49. T8D + .
T x T; 50. D x T + , R2T; 51. D8AR.
47. D4A!
48. T4R
48. DxP+
49. R3T D8A +
50. R2T D'7A +
51. R3T TIAR ter otro error; no advierte el efec
52. D6A! D8A + tiva final de esta partida; podía
53. K2T D'7A + haber aprovechado el cometido
54. R3T D8A + por Alekhine, para j ugar 60.
55. R2T R2T T2AD!.
137
y el blanco hubo de rendirse, cheto ampliado», facilita a las ne
porque a 67. D2C seguiría 67 • . . ., gras situar cómodamente dicha
D8T Y mate. pieza en la casilla 2C y reavivar
el j uego en aquel flanco.
1 38
1 8. A x A, p x C; 19. A x T, T x A. la lucha porfiada que va a de
sencadenarse; pero le dolía sacar
14. C4D TIA el caballo de su excelente posi
1 5. P4CD ción central y llevarlo a un ex
tremo del tablero.
Diagrama núm. 87
16. C3C
1 7. D3C C3A-4D
1 39
Diagrama núm. 88 blancas. La continuación 30. P4R
ofrecía muchas posibilidades de
fensivas. Capablanca no advierte
el singular golpe táctico que le
va a asestar Alekhine.
30. P5R
31. C4D
140
y el blanco se rindió, porque Esto es un error serio en or
pierde una pieza. den al planteamiento de la aper
La siguiente y última partida tura, pues retrasa el desarrollo
decidió la suerte de esta históri del alfil. Aquí convenía j ugar
ca competición, y es una prueba P3C, colocar el alfil en la casi
concluyente de la maestría de lla 2C y seguir el plan, que tra
Alekhine en todas las fases de zó Alekhine en la undécima par
la misma. tida de esta competición ( véase la
número 3 7 ) .
141
Diagrama núm. 90 cista, Alekhine no se preocupa
por los pequeños golpes tácticos
que dé Capablanca, para influir
en el lógico curso de los aconte
cimientos.
23. C5A
24. D x PT C x PC
25. TxT TxT
26. DxP C5A
27. D4C TITD
28. TIT D3A!
Diagrama núm. 91
142
Pero Capablanca resiste tenaz tentaba situarse. Tras lo cual em
mente; y ¿cómo no, si según el pezará un j uego combinativo, en
resultado, suponía la pérdida del el que las amenazas de mate por
título? parte de las blancas serán bas
tante efectivas.
30. D3D!
39. R2T
Con la intención de reducir el 40. T2D
j uego a un final de piezas mayo
res, porque en ese caso es muy Ahí está la primera amenaza:
difícil materializar la ventaja de T8D.
un peón.
40. D3C
31. DxC DxC 41. T7D D8C +
32. TIR C3D 42. R2T DIC +
33. DIA! D3A 43. P3C T4AR
34. C4R CxC
35. TxC TICD Diagrama núm. 92
1 43
46. P4TR! 50. R2C
51. P5TD T3T
Capablanca se ve forzado a los 52. T5D T3AR
cambios ante el peligro de P5TR, 53. T4D T3T
abriendo de esta manera la po 54. T4T R3A
sición del enroque con el consi 55. R3A R4R
guiente ataque por parte del 56. R3R P4T
blanco. 57. R3D R4D
58. R3A R4A
46. DITR 59. T2T R4C
47. D6C ! 60. R3C R4A
Las blancas todavía no pueden 61. R3A R4C
62. R4D!
aceptar el cambio de damas, por
que la torre negra se situaría en El rey blanco se acercará a los
tonces detrás del peón 4TD. peones negros, mientras la torre y
el peón sujetarán la torre negra.
47. D8T
48. R2C T3A 62• . . . T3D +
49. D4D
y también 62. . . . , R5C; 63. TIT!,
Aquí, las blancas ya pueden y el rey negro no logrará un ata
aceptar el cambio. que continuo a la torre blanca.
144
Se entrega el P5TD a cambio 79. T5CR T8TR
de dos peones del flanco de rey. 80. T5AR R3C
81. TxP R3A
75. R3T 82. T7R.
76. R6T T x PT
77. T5R T8T y las negras se rindieron.
78. RxP T8CR
1 45
3
E N LA E M B R iAG U EZ D E LA FAM A
¡Victorias, victorias!
147
algún francés, unos amigos íntimos y periodistas. ¡Esto le hizo per
der las ilusiones, después del triunfal recibimiento que le había tri
butado la afición barcelonesa! ¿Qué sucedía? ¿No interesaba el cam
peón del mundo a ningún francés? En la estación parisiense, Alekhi
ne se hace preguntas, cuyas respuestas tardará muchos años en
hallar . . .
Los periódicos franceses casi no lo mencionan en sus páginas. Al
día siguiente, el reportero de un periódico de los emigrados rusos
escribía con cierto tono irónico : «Tal recibimiento ha hecho posible
que el campeón del mundo pueda descansar».
Desde luego, esta victoria emocionó a los emigrados. El novelis
ta A. 1. Kuprin publicó un interesante artículo de felicitación. Tam
bién le felicitaron muchas personas ajenas a toda actividad aj edre
cista. Era curioso que la victoria de Alekhine diera motivo para que
los rusos, alejados de la patria y entregados a la lucha por su exis
tencia, se enzarzasen en discusiones con los franceses: « ¡Ahí está
nuestro ruso ! ¡Intentad hacer lo que él ha hecho ! » .
Abundaron las invitaciones y s e d i o lógicamente un copioso y
espléndido banquete en honor del nuevo rey del ajedrez en el Club
Ruso de París. La fiesta fue suntuosa. Cada invitado pagó veinti
cinco francos por la cena y diez por el baile. Alekhine recibió un
regalo sencillo, pero valioso: un tomo de la primera edición del
manual, que publicara Philidor. Tras lo cual pronunció unas pala
bras de agradecimiento y . . . ¡Lo mej or hubiera sido guardar silencio
.
aquella noche!
A la mañana siguiente, la prensa de los emigrados rusos informó
del banquete en cuestión y, al parecer, destacó el deseo- de Alekhine
de que «el mito de la invencibilidad de los bolcheviques se disipase
del mismo modo que se había disipado el de la invencibilidad de
Capablanca». ¿Pronunció Alekhine estas palabras? ¿Fue ése su ver
dadero sentido? Al recopilar material para mi novela «Las blancas
y las negras» , repasé todos los periódicos de aquellas fechas publi
cados por la emigración rusa ; cada uno de ellos inserta a su manera
el discurso de Alekhine, y en varios no se menciona lo del «mito».
Como conozco la costumbre de la facción reaccionaria de los
guardias blancos, me puse en contacto con personas que conocían a
fondo la vida de los rusos residentes en París, y ninguna me ase
guró que hubiese pronunciado tales palabras. Uno de los principales
descargos podría ser el hecho de que el campeón del mundo no ma
nifestó posteriormente semejante idea. Las convicciones tienen su
lógica: quien está aferrado a su opinión propia la manifiesta y de
fiende cada vez que se le ofrece ocasión para ello. Pero Alekhine no
exteriorizó en el transcurso de los años siguientes las ideas que le
habían atribuido; al contrario, nunca pronunciÓ" una palabra que pu
diese ofender a su patria o al régimen soviético, y expresó siempre
el vivo deseo de volver a su tierra natal y visitar los lugares queri
dos e Íntimos. Pero la cosa ya no tenía remedio, y la reacción fue
inmediata. La organización de ajedrez de la Unión Soviética pudo
apoyarse solamente en los materiales publicados, y valoró, en con-
148
secuencia, la conducta de Alekhine. N. B. Krilenko fue el encargado
de manifestar el punto de vista oficial de los ajedrecistas sovié
ticos : «Después del discurso que pronunció el ciudadano Alekhine
en el Club Ruso, hemos decidido romper con él por considerarlo
como enemigo nuestro a partir de ahora».
y su hermano publicó la siguiente carta abierta en la prensa
soviética : «Censuro toda conducta antisoviética proceda de quien pro
ceda, tanto de mi hermano en el caso que nos ocupa, como de cual
quier otra persona. Rompo para siempre con Alej andro Alekhine. Ale
jo Alekhine.»
y así se corta el vínculo que le une con la patria, con aquellas
personas cuya opinión y amistad tanto estimaba. También cesó toda
colaboración en las revistas de aj edrez, pues Grekov le comunicó
por telegrama que la revista «Schajmati» prescindía de sus servicios.
Después de esto, ¿ qué le quedaba? La intimidad y los cuidados de
su cónyuge Esperanza, el ajedrez y la dignidad de soberano, al cual
todos escuchan y obedecen.
El ajedrez será lo fundamental para Alejandro Alekhine. Verdad
es que intentó ocuparse en alguna otra actividad durante los años
venideros. Se afilió a la logia masónica de París, acerca de cuyos
ritos interesantes me habló León Dmitrievich Liubimov, que se había
afiliado con nuestro biografiado en dicha secta. Pero la abandonaron
pronto.
Solamente el ajedrez
149
cuando fue echado del trono, y llegó a concertar con Maroczy una
competición, que j ugaron en un enorme tablero de dieciséis por doee
casillas de lado. Lo cual no condujo a nada práctico; en todo caso,
sólo contribuyó a menoscabar su ya maltrecha popularidad. Por otra
parte, esto no era lo más importante; la crisis artística de Capú
blanca había que atribuirla a otra circunstancia : hay que saber sobre
llevar con entereza cualquier adversidad, sacar las debidas conse
euencis, rehacerse de la misma y, una vez logrado, disponerse a
luchar. Pero su carácter no podía soportar la espera ni la lentitu d ;
y así, embarcó para Europa y empezó a participar e n todos los
torneos que se celebraban, cosa que no había hecho desde que
perdiera el título. Mas no estaba en la forma de antes ni poseía
aquella infalibilidad de autómata que le habían atribuido; como se
sabe, el cerebro funciona bien cuando se es j oven, y va perdiendo
facultades para luchar, en ajedrez, a medida que se envejece. Esto
aparte, sus contrincantes ya no le temían, j ugaban con más soltura
y le ganaban algunas partidas.
Finalizado el torneo de Bab Kissingen ( 1 928 ) , un entendido dij o :
«A pesar d e haber perdido e l título, Capablanca conserva todavía
la confianza en sí mismo; pero su genial intuición empieza a trai
cionarle». Al perder las esperanzas en sacar algo positivo de su
carteo con Alekhine, comprendió que los mecenas serían aún menos
magnánimos de lo que habían sido unos años antes con Alekhine.
Esta circunstancia contribuyó a que participase menos en competi
ciones internacionales. Su país le prestó apoyo, destinándolo a la
embajada de Cuba en París, donde frecuentaba el Café Régence para
j ugar . . . al «bridge».
Los demás aspirantes al título no inquietaban a Alekhine. Debido
a su falta de espíritu práctico, Nimzovitch no hubiese podido reunir
nunca quince mil dólares ( Alekhine había adoptado de su predecesor
la «tradición» de exigir tal cantidad ) ; quedaban sólo Bogoljubow
y Euwe, los cuales tampoco eran una seria amenaza. Por tanto, podía
reinar con tranquilidad y j ugar . . . jugar. Dice : «Sólo me resta mos
trar todo lo que soy capaz de hacer en el ajedrez)).
150
Lasker ni Capablanca; continuaba la enemistad entre éste y Alekhi
ne, y sus relaciones eran tensas hasta el punto de no poder uno
soportar la presencia del otro. Una vez, Capablanca j ugaba una par
tida de competición y le pidíó al juez árbitro que hiciese salir a
la « persona aj ena» del interior de la barrera que separaba los j uga
dores del público. Éste le respondió, extendiendo los brazos :
-¡ Cómo le digo al campeón del mundo que se retire!
Los organizadores de un torneo le preguntaron a nuestro bio-
grafiado:
-¿Cuánto nos pedirá por tomar parte en este torneo?
--Cinco mil.
-¿ y si participa también Capablanca?
-Entonces, diez mil.
El celebrado en San Remo finalizó con uno de los mayores éxitos
alcanzados por el campeón ruso. Dos participantes consiguieron hacer
tablas con él; los restantes perdieron. Hasta entonces, Lasker había
sido el único que tuvo un éxito igual : en el torneo de Londres ( 1 889)
adelantó a Janowsky en 4 1 /2 puntos, y en el de París ( 1 900) aven
taj ó a Nimzovitch en 2 puntos. Es decir, obtuvo 23 1 /2 Y 14 1/2 pun
tos de 28 y 16 partidas, respectivamente. En el torneo que nos ocupa,
Nimzovitch se situó en segundo lugar con 3 1 /2 puntos menos que
Alekhine, quien sorprendió, más que por sus resultados deportivos,
por el estilo con que ganó las partidas y la forma de vencer a ambos
contrincantes ya en la apertura.
En el torneo de Bled ( 1 93 1 ) , Y al perder la partida frente a Ale
khine, Nimzovitch exclamó :
-¡Nos ganará como si j ugase con inexpertos!
Este torneo constó de dos rondas, y cada participante j ugó vein
tiséis partidas; en él participaron, además de los grandes maestros
más famosos, los representantes de la j uventud ajedrecista: Flor,
Kashdan y Stolz. La victoria de Alekhine fue muy significativa:
de 26 partidas sacó 20 1 /2 puntos. Bogoljubow ocupó el segundo
puesto y obtuvo 5 1 /2 puntos menos que el vencedor. Tales resul
tados no se habían producido en ninguna competición, y las partidas
volvieron a sorprender por sus ideas estratégicas, su inventiva y sus
brillantes ataques.
Alekhine también se clasificó primero en el torneo de Londres
( 1 932) y en el de Berna, celebrado aquel mismo año. En el de Zu
rich ( 1 934) perdió la primera partida con Euwe, debido a un des
cuido táctico. ¿Y qué sucedió? ¡Nada ! Con una serie de victorias
fáciles terminó la competición ; a saber: sacó 13 puntos de 15 par
tidas. Flor y Euwe le siguieron con un punto menos en la tabla de
la clasificación. Su técnica y su gran fuerza convencieron al mundo
del aj edrez. Los escépticos se sonrieron cuando Bogoljubow pidió
dinero para organizar una segunda competición individual con Ale
khine, y no se equivocaron, pues éste volvió a vencer sin ninguna
dificultad al tenaz aspirante a la corona ajedrecista. Con sus altos
resultados deportivos y excelentes logros artísticos, Alekhine mara
villó incluso a sus colegas y competidores más afines.
151
Hice por carta unas preguntas al maestro inglés sir Thomas, que
me respondió así : «Alekhine parecía transmitir los rasgos de su pre
clara personalidad a las piezas de ajedrez. Frente a él, más que
frente a otros, experimentaba uno estar j ugando una partida con
un ser humano».
A este respecto, Flor me contó: «Como ajedrecista, Alekhine fue
un j ugador universal en todas las fases de la partida. Yo diría que
ha sido el más grande de todos y un caso poco frecuente en la
historia del ajedrez».
y en igual sentido me habló Max Euwe, el único que logró des
tronar por dos años a Alekhine: «En el encuentro de Buenos Aires,
celebrado en 1 927, en el torneo de San Remo, acaecido en 1 9 3 0 , y
en otros torneos, Alekhine ofreci5 a la afición unas combinaciones
sorprendentes, un j uego impecable en todas las fases de la parti
da ; en suma, todos los dones que la Divinidad concede a los genios».
1 52
le trataría como a una persona entrañable y querida; pero lo ha
perdido, pues allí le cuentan entre los enemigos. . . Flor le ha contado
que aquello es un Eldorado ajedrecista. Se j uega en el escenario de
los teatros; se publican extensos artículos sobre ajedrez en los pe
riódicos; se emiten programas especiales por la radio, y se transmi
ten inmediatamente, por teléfono o telégrafo, las novedades · ajedre
cistas a todos los lugares del país. En las competiciones participan
miles de jugadores, amigos y admiradores suyos.
A unas preguntas que le hice por correspondencia, Salo Flor con
testa: «Alekhine me preguntó muchas veces por Moscú y Leningra
do. Aunque no soy psicólogo, en su mirada adiviné que añoraba la
capital soviética.
»Siempre deseé que pudiese visitar Moscú, pues imaginaba cómo
le aplaudirían sus extraordinarias e insuperables combinaciones, si
a mí me aplaudían cuando aislaba un peón o conservaba la parej a
de alfiles. Durante los años 1 933 y 1 9 35 me convencí de que era
muy popular en la URSS. ¡Pasase lo que pasase, Alekhine era Ale
khine!
»Desgraciadamente, ni él, ni los ajedrecistas soviéticos ni yo pu
dimos ver cumplido el deseo de escuchar los calurosos aplausos tri
butados por el numeroso público que llenaba siempre la sala de las
columnas de la Casa de los Sindicatos».
Andrés Lilienthal, amigo de Flor, dice : «En cierta ocasión está
bamos mi amigo y yo en un café ; se presentó Alekhine, y trabamos
conversación. Entre otras cosas nos dij o que deseaba regresar a su
país, y lo repitió varias veces en el transcurso de la conversaClOn.
Este deseo le duró hasta los últimos años de su vida. ¡Lástima que
no pudo verlo cumplido! » .
Aquí empieza a gestionar su retorno a la patria. En 1 93 3 , Salo
Flor era campeón de Checoslovaquia y había concertado un encuen
tro individual con Miguel Botvinnik. Se disponía a partir para la
capital soviética, con objeto de celebrar dicho encuentro, cuando
Alekhine le pidió que hablase con Ilyn Genevsky, embaj ador de la
Unión Soviética en Praga y viej o contrincante suyo en el Campeo
nato de Moscú ( 1 920) . Ilyn Genevsky le dij o que este asunto había
que tratarlo con Moscú, donde Flor habló posteriormente con Kri
lenko, quien le comunicó: «Lo primero que tiene que hacer Alekhine
es publicar una carta abierta en los periódicos. ¡Nos ofendió dema
siado con su estúpido discurso! » . De ese modo se aplazaba su regreso
a la Unión Soviética . . .
Acerca de ello, Flor dice : «En 1 933, noté por primera vez tristeza
en la mirada de Alekhine. Me acompañó al andén de la estación de
Praga cuando iba a tomar el tren para Moscú, donde se celebraría
la competición individual, concertada entre Botvinnik y yo. Mi j u
ventud y poca experiencia fueron la causa de que yo no compren
diese lo trágico y triste que fue para él aquella despedida en la
estación de Praga. Había venido a la capital de Checoslovaquia para
dar unas simultáneas».
153
El bache
1. Aquí hay recuerdos equivocados, pues Alekhine jamás estuvo casado con Es
peranza Semienovna, y en cambio ya se había casado con Grace Wishaar, norte
americana de nacimiento y viuda del capitán inglés Archibald Freeman, antes de ser
campeón mundial. Grace estuvo con su marido en Buenos Aires, cuando venció a
Capablanca, y con él llegó a Barcelona en 1928, procedente de Chile. (Pablo Morátz. )
1 54
la segunda partida; pero gana la primera, la tercera, la cuarta y la
séptima, con el resultado de 4 : 1 a su favor. Esto le asegura una
«vida fácil» en el encuentro. Y los holandeses empiezan a lamen
tarse de haber sometido a su campeón a tan dura prueba; creen que
la competición terminará de un instante para otro. Mas de pronto
llegan de todas las ciudades holandesas, donde se j ugaban las parti
das del encuentro, noticias alarmantes: ¡Alekhine empieza a perder!
No se trataba del resultado deportivo, pues las derrotas son inevi
tables en un encuentro a treinta partidas, sino de la manera de
perder. Ya no era el mismo que los espectadores habían visto du
rante las diez primeras partidas. En una enrocó cuando estaba ame
nazado de mate, y en otras j ugó tan mal la apertura, que ya pudo
abandonar a las primeras j ugadas. ¿Qué ocu rre?, se preguntaba la
afición. ¿Cómo es posible este cambio, y a qué se debe? Después de
muchas suposiciones, se deduj o la siguiente consecuencia, confir
mada por las noticias de los corresponsales : Al ekhine j ugó estas
partidas en estado de embriaguez. Se decía que, al presentarse para
j ugar una de ellas, apenas pudo subir al escenario, por lo que Euwe
le dij o con su habitual deportividad:
-Si le parece bien, lo dej amos para otro día.
-¡De ninguna manera! -respondió Alekhine, trabándosele la
lengua.
Su j uego fue criticable en la primera mitad del encuentro ; a la
decimoquinta partida, los dos estaban igualados a puntos. El cam
peón corría peligro de ser destronado; pero decidió rehacerse po
niendo en actividad y movimiento toda su destreza. Mas aparecieron
otra serie de factores que en éste, como en cualquier otro deporte,
son difíciles de definir. A Alekhine nunca le fue fácil ganar a Euwe,
quien j ugó con mucho entusiasmo el final de esta competición, ani
mado por algunas de sus partidas ganadas.
Con su inobservancia del régimen deportivo y el quebrantamiento
de las principales leyes de la estrategia ajedrecista parecía como
si Alekhine hubiese ofendido su arte preferido y éste se vengase de
tal ofensa. Como quiera que sea, cada vez que era necesario un
pqueño acierto no se producía ; cuando su posición era mej or y ofre
cía oportunidad para anotarse un punto, su contrincante hallaba la
forma de hacer unas tablas dignas de un estudio ajedrecista. El
j ugador práctico conoce estas rachas de buena suerte en un torneo
y de mala en otros « cuando no hay forma de lograr nada positivo».
En el transcurso de la competición, Alekhine mandó el siguiente
telegrama a Moscú : «Como antiguo colaborador en el aj edrez y per
sona que reconoce lo que ha hecho la URSS por la cultura, saludo
sinceramente a los ajedrecistas de la Unión Soviética en el decimo
séptimo aniversario de la revolución de octubre. Alejandro Alekhine».
Este telegrama se publicó en el periódico «!zvestia», y produj o una
reacción violenta. Los emigrados que envidiaban la situación privi
legiada de Alekhine publicaron una serie de artículos contra él. Uno
de sus periódicos insertó una fábula, cuyos últimos renglones reve
lan la atmósfera que se formó en torno de él: «Lector, ten presente
155
la moral y en ello no olvides que Alekhine, derrotado por Euwe, se
ha pasado a los soviéticos».
La parte final de este encuentro fue una verdadera tragedia para
nuestro genial biografiado : tuvo que enfrentarse con la despiadada
fortuna, con el mundo que le rodeaba y con el ajedrez. Euwe le
aventajaba en dos puntos; luego esta ventaj a se redujo a uno ; pero
Alekhine no lograba igualar el resultado, lo cual le hubiese asegu
rado el título. En la vigésimo octava partida gana un peón, pasa
al final y está a punto de alcanzar la victoria ; mas el ajedrez quiere
que Euwe dé con un medio defensivo y salve la situación. Faltan
dos partidas para finalizar el encuentro.
En la vigésimo nona, Alekhine vuelve a tener un peón de más;
la posición le promete la victoria y, por lo mismo, la salvación del
título. Pero . . . las piezas adversarias forman de repente una estruc
tura que no es posible quebrantar. Y vuelven a producirse las tablas.
Por fin, se llega a la trigésima y última partida. ¡Cuántas veces
ejecutó Alekhine con extraordinaria fuerza la última partida, aun
cuando ello exigiese una tensión indecible! Pero ahora estaba como
quebrantado y, aunque en su alma alentaba la esperanza, se daba
cuenta de que perdería esta partida.
Sobre ella, la esposa del maestro Kmoch, preparador de Euwe
para esta competición, comenta : «Alekhine se presentó vestido de
frac, corbata blanca y zapatos de charol y, al ocupar su sitio, dij o :
"Me h e puesto e l frac e n honor del doctor Euwe". Parecía querer
representar un papel estudiado de antemano, si bien casi no consi
guió representarlo: al poco rato, empezó a ponerse nervioso, a en
cender un pitillo tras otro y a consultar con el médico que lo acom
pañaba. Tomó varias veces un estimulante y volvió a fumar con
frecuencia. En aquellos instantes, es poco probable que algún es
pectador creyese en la victoria de Alekhine».
En esta partida no manifestó ninguna esperanza en conseguir algo
positivo ; las cosas se le complicaron desde un principio. Al empezar
el j uego, Euwe le propuso:
-Aceptaré las tablas en cuanto usted lo dese�.
Pero el campeón del mundo rehusó esta propuesta en los últi
mos instantes de su reinado. El aspirante j ugó con envidiable preci
sión en el transcurso de esta partida, a pesar del lógico nerviosismo;
circunstancia que no estimo necesario explicar.
Se agotó el tiempo reglamentario. En el final, Alekhine tenía dos
peones menos que su rival y, sin esperanzas de que aceptase, le
propuso :
-¿ Acepta las tablas?
Pero el maestro holandés las aceptó y le tendió la mano. Tras
lo cual Alekhine se levantó de donde estaba sentado y exclamó :
-¡Viva el nuevo campeón del mundo! ¡Viva la afición ajedrecista
holandesa!
La sala pareció venirse abajo cuando se anunció que la partida
había finalizado en tablas. Gritando frenéticamente y corriendo unos
detrás de otros, los holandeses se dirigieron a la salida y al esce-
156
nario; en suma, se rompieron el orden, la ceremonia y la disciplina
que habían · imperado hasta aquel instante. Abrazaron y besaron al
nuevo rey del ajedrez, y lo llevaron a hombros hasta su casa. Desde
los balcones se vitoreaba al triunfador. El j úbilo se prolongó hasta
altas horas de la noche .
. . . y el destronado rey del ajedrez permaneció mucho rato sen
tado en el escenario de la sala y en medio de la soledad y el vacío ;
luego, se encaminó hacia el hotel, mojando sus zapatos de charol en
los charcos formados por la lluvia otoñal. Ya en la habitación del
citado establecimiento sacó una botella de whisky; pero no le ape
tecía tomar una copa.
Al poco tiempo fue invitado a participar en el tercer torneo in
ternacional de Moscú.
Acerca de esta invitación, Flor dice : «Alekhine dij o que difería el
viaje a Moscú para otra ocasión, porque quería presentarse allí en
calidad de campeón del mundo . . . » .
1 57
16. C5D P3A a l citar aquí muchas variantes
17. TDID TICD concretas, pues el cálculo de las
18. D3A DIA mismas es completamente distin
19. P3TD T2A to del «puro» sacrificio de posi
20. P3T! D2C ción.
21. T3R D4C
22. TxC
Diagrama núm. 94 23. TxP A5A
158
Diagrama núm. 95 rior y princIpIos del presente.
Cuando se reflexiona sobre las ta
blas breves y aburridas que se
producen en los torneos actuales,
uno se lamenta · de que nuestros
maestros y grandes maestros no
se esfuercen, aunque sea alguna
vez, en ofrecer partidas de gam
bito a la afición.
3. P4D
4. PR x P C3AR
5. C3AR CxP
6. DxP C3AD
7. A5CD A2R
8. o-o
Después de 8. D x P, A3A, 9. . . . ,
Las blancas lanzarán sus pie D2R + Y 10 . . . . , 0-0-0, el juego de
zas sobre el rey negro. las negras no hubiese favorecido
ni mucho menos a las blancas.
28. T3AR D5C
29. P3A DiC 8. o-o
30. C5R! TI-1AD 9. AxC PxA
31. C x C. 10. T1 R A2C
11. C3T T1 R
y las negras se rindieron por 12. C4A P4AD
que a 31. . . . , T x C sigue 32. 13. D1D D2D
T8D + y mate en dos. 14. C5T D4C
Esta partida estuvo considerada 15. CxA DxC
como una de las más bellas del 16. P4A
torneo; por ello, a Alekhine se le
concedió un premio especial. Con este movimiento, las blan
cas ocasionan complicaciones in
cisivas para ambos bandos, aun
Partida 41 que la ventaj a está de parte de
Gambito del Norte ellas.
1 59
Aquí ya no conviene proseguir T X T; 27. C x T, y las blancas ten
19 . . . . , T6D por la respuesta na drían realmente un peón de más :
tural 20. P x C!. el 3TD.
2) 25. . . . , C x.T; 26. T x T,
20. T (lR) 1D D3CR C x A; 27. P x C, T x T; 28. D x T,
21. T2D T2D AlA; 29. C5R, etcétera.
22. D4T P3AD 3 ) 25. . . . , A3D; 26. D x T,
23. TI-ID TI-ID T x D ; 27. T x C, D3R; 28. T2-2D,
24. P3T! y, como quiera que el alfil de
las negras está clavado, la parti
Se ha dado una salida para el da se resolvería fácilmente ( va
rey. Ahora las negras tendrían riante de Alekhine) .
que j ugar P3TR, para dar salida
al suyo. El desaprovechamiento 25. TxD
de esta oportunidad ofrece a Ale 26. TxT+ AlA
khine ocasión de ejecutar una be 27. AxP P3T
llísima combinación. Por otra 28. TxA+ R2T
parte, a 24. . . . , P3TR seguiría 25. 29. Tl-8D D8C +
D2A, A3A; 26. CIR, C4R; 27. 30. R2T T2C
D X D, Y aumentarían las posibi 31. C4T!
lidades de las blancas en el final.
Ésta es la jugada decisiva. P3C
24. C x PC evita que una de las torres dé
mate en el escaque 8TH. Pero
Diagrama núm. 96 ¿salva eso la partida? Véase: a
31• P3C procede 32. A4D y
. . .,
Partida 42
Defensa Grünfeld
25. D x PT!!
Johner Alekhine
La entrega de dama se basa en Suiza, 1 928
un cálculo amplio y exacto. Vea
mos las posibilidades defensivas 1. P4AD C3AR
de las negras : 2. C3AD P4AD
1 ) 25. . . . , T x T; 26. T x T, 3. C3A P4D
1 60
4. PxP CxP Di'agrama núm. 97
5. P3CR P3CR
6. A2C A2C
7. O-O o-o
8. P4D
161
contase sólo con la respuesta 21. ej ercer dominio sobre las piezas
. . . , P4A, la cual le hubiese dado negras, a pesar de excederles en
una superioridad decisiva des potencia, pues a la continuación
pués de 22. D6R + y 23. P4R. El mej or 27. D4-5R seguiría 27 . . . . ,
Partida 43
Gambito de dama aceptado
Alekhine Flor
Torneo de Bled, 1 93 1
1. P4D P4D
2. P4AD PxP
3. C3AR C3AR
4. P3R P3R
Esta posición es muy original: 5. AxP P4A
dos damas blancas no pueden 6. O-O C3A
1 62
7. D2R P3TD Diagrama núm. 99
8. T1D
8. P4CD
9. PxP D2A
10. A3D AxP
11. P4TD P5C?
1 63
nazas: 26. P5T, 26. T x P y 26. Diagrama núm. 100
T'70.
25. P3A
26. D3R 1'010
2'7. TxT TxT
28. P5R!
164
las blancas, bien con las negras. las negras, por cuanto la dama
Los teóricos propusieron diversos se ha alejado del flanco de su
movimientos; pero los 11. C4R y rey. Sorprende que Lasker, gran
11. O-O estuvieron considerados maestro en el arte de la defensa,
como las dos variantes principa haya valorado indebidamente esta
les. circunstancia. Tras la segura res·
puesta 17 • P3CR, hubiese po
. . "
1 65
Diagrama núm. 102 Las negras han cometido evi
dentemente un error; creerían po
der defenderse así : 12. P x P,
C x C; 13. P x C, A x P + ; pero no
tuvieron en cuenta la intermedia
C x A.
12. C x A+ ! DxC
13. PxP CxP
14. T5T!
Partida 45
Apertura española
Alekhine Mindeno
Simultáneas, Holanda, 1 9 33
1. P4R P4R
2. C3AR C3AD
3. A5C P3D
1 66
y las negras se rindieron, por Pero el efectuado en la partida
que a 17 . , D x PC sigue 1 8.
. . . hará que se debiliten sus casillas
D4A + . de color negro; tanto que las blan
Entre los éxitos estratégicos, lo cas aprovecharán casi forzadas
grados por el nuevo campeón del este factor posicional aunque ello
mundo en la época de su apo le exigirá mucha inventiva a Ale
geo deportivo y artístico, se cuen khine.
tan algunas partidas en las que
resolvió el fin de la lucha ya en 9. PxA P4CD
plena apertura. 1 0. C5C !
En la que se ofrece a continua
ción , el desacertado j uego de las Diagrama núm. 104
negras debilitó mucho sus casillas
negras y, por ello, fue rebatido
convincentemente.
Partida 46
Defensa eslava
Alekhine Bogoljubow
1. P4D P4D
2. P4AD P3AD
3. C3AR C3AR
4. C3A PxP
5. P4TD P3R El plan de las blancas es bien
sencillo: pretenden colocar el ca
Este movimiento es de todo ballo en la casilla 6D a través
punto malo y pasivo. Ello hace de la 4R, lo que empeorará en
posible que Alekhine logre una sumo grado la situación de las
superioridad decisiva en el cen negras. Por ello, Bogoljubow
tro. Lo procedente era 5. . . . , A4A. adopta medidas enérgicas, para
impedir que dicho caballo se co
6. P4R A5C loque en la casilla 6D.
7. PSR C4D
8. A2D AxC 1 0. P3A
1 67
las negr.as continuaría siendo muy Diagrama núm. 105
delicada.
13. P3T
14. A5T + CxA
15. DxC+ R2D
16. C7A D1R
1 7. D6C! TIC Partida 47
1 8. A4A! Apertura vienesa
168
estuvo sometida a un sinfín de siempre, el campeón del mundo
análisis, si bien todavía no se ha traza un plan perfecto, pues tie
resuelto definitivamente cuál de ne en cuenta todo detalle, por in
los dos bandos saca ventaj a de significante que sea. En este caso,
las complicaciones que se produ las blancas han de procurar que
cen. Por ello, se comprende que las negras no sitúen el alfil en la
Euwe decidiese no usarla sin ha casilla 3A, y Alekhine ha resuel
ber realizado posteriormente un to ante todo este problema con
previo análisis. dicional.
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�
�L;� ¡ ��,,�
P i
12.
13.
C3R
P4D
D4T
D4TR
• e. •
���
14. A x P + , golpe táctico que se
opone a muchos otros movimien
• • • • tos de las negras.
§
z "m�
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15. P3A!
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�""� �fI B . � � �
�.. ,� �;",, �
Esta bella solución del proble
ma rompe la armonía posicional
de las negras: no se puede j ugar
9. C5D! 15. . . . , A3D porque sigue 1 6.
D x P + , D x D; 17. A X D + , R x A;
La solución de este dificilísi 18. P x C + . El caballo negro ha
mo problema estratégico es per de retirarse, lo que sembrará
fecta. Pues si . hubiese diferido pronto la confusión entre sus
Alekhine esta acción para el si fuerzas.
guiente o posterior movimiento,
enrocando o moviendo el peón 2D 15. C4C
para sacar el alfil lA, hubiérase 16. P5D!
equilibrado pronto el j uego ; a sa
ber : las negras habrían j ugado La amenaza 17. P4TR fuerza a
A3A, P3A, C I R y P4D. Como Eu we a tomar este peón ; de ese
1 69
modo, se ve obligado a romper la C5T; 28. A3C, C x P; 29. T x P, las
estructura de peones. blancas llegan hasta el peón ne
gro 2AR, y después de 27. . . . ,
16. PxP C3T; 28. T4D y el consiguiente
17. CxP C3R movimiento 29. T4AR ó 29. T4AD,
18. D4CR D3C las negras se ven forzadas a pa
sar prácticamente · a un final de
Las negras no quieren que se torres.
abra la columna AR, porque, en
ese caso, la torre blanca lA refor 27. C3R
zaría el ataque contra el peón 28. AxC PD x A
2AR.
Diagrama núm. 107
19. A3R P3C
20. TDID A2C
21. DxD
1 70
biesen proseguido de otra mane En aquella época, Alekhine es
ra, por ejemplo: 32. . . . , T7A + ; timó que esta continuación era
13. R3R, T x P, Alekhine hubiera la mej or ; en los años siguientes,
resuelto pronto la partida, me la práctica no confirmó esta opi
diante 34. T6T, T7T; 35. R4D, nión y hoy día se practican mé
tras lo cual habría acercado el todos estratégicos más sólidos
rey a la casilla 3CD y adelanta para reforzar el centro, median
do sus dos peones ligados hacia te 4. P5R.
la octava horizontal. Por ello, las
negras tenían que haber conti 4. AxC+
nuado 32. . . . , P4R!. 5. PxA PxP
6. D4C C3AR
33. P5C P4C
34. R2R P4R El movimiento 6 • , R1A oca
. . .
171
D3A; 15. D x D, C x D; 16. A3D, 22. o-o A2D
T2C; 17. A2D, y la posición de 23. A3T + RIC
las blancas sería excelente. 24. P5T T6A
25. DI C! C5T
26. AxC PxA
27. D x PC D3AD
28. P6T C3C
1 72
dad material de las blancas es 7. DxA o-o
suficiente para ganar. 8. P3AD P3CD
Partida 49
Defensa francesa
AIekhine Nimzovitch
Torneo de San Remo, 1 930
1. P4R P3R
2. P4D P4D
3. C3AD A5C
4. P5R P4AD
5. A2D
1 73
ne dice: «Es bastante extraño que 15. P5T!
este movimiento, dictado más o
menos por las circunstancias ( con Este avance es muy oportuno,
él impiden las blancas la manio pues no se puede responder con
bra C3A-4T y al tiempo obligan 15 . . . . , P x P por la respuesta 16.
a que se despeje la situación en P5C!.
el centro) , causase tanta sensa
ción. En sus comentarios sobre 15. CIA
esta partida, Tarrasch lo califica 16. CxA
de «original en sumo grado». Lo
que me parece sensacional es el El sacrificio de este caballo tie
hecho de que un ajedrecista de ne por objeto facilitar el acorra
la talla de mi contrincante no lamiento de las piezas contrarias.
considerase seriamente la posibi
lidad de tal respuesta cuando tra 16. DxC
zó su plan, iniciado en la j ugada 17. P6T D2AR
8. . . . , P3CD; esto es lo extraño. 1 8. A5e !
más que el movimiento en sí» .
Este interesante comentario de Diagrama núm. 110
fine a nuestro biografiado corno
estratega y valora debidamente el
j uego propio y el del contrincan
te. ¡Oj alá sus palabras sirvan de
ejemplo para aquellos ajedrecis
tas que consideran sus éxitos sin
el debido sentido crítico y están
siempre dispuestos a elogiar el
juego de su contrincante cuando
pierde la partida!
12. P x PC
1 3. PxP A2C
14. C6D P4A?
1 74
dominada por el alfil 5C. ¿N o Diagrama núm. 111
indicará esto que se han desva
necido todas las esperanzas?
iN ada menos que eso! Nimzovitch
no podía hacer otra cosa ; por
ejemplo: a 21 . . . . , CID hubiese
seguido 22. TDIAD, T X T; 23.
T x T, TIA; 24. T x T, C x T; 25.
D3A, Y la dama blanca habría
ocupado el escaque 7A.
1 75
4. P4A 18. ... P5A!
5. PxP C3A
Sobre este movimiento, Al.ekhi
Así se j ugó hasta la cuarta dé ne comenta:
cada ; pero los maestros soviéti «A partir de aquí todos los mo
cos hallaron posteriormente otra vimientos de las negras han sido
manera de disponer mejor las pie calculados con suma precisión;
zas negras: C3T, A X P, A2R, tanto que es poco probable hallar
P3CO, A2C, C ( 3T) 4A y P40. otros mejores.»
16. A2R
16. D1R
17. TR1D T1D
18. P4TD
176
El orden de las piezas negras peligrosa continuación 31.
es perfecto; sólo falta que la dama T x P¡ 32. D x D, T x T. Alekhine
ocupe el lugar ideal desde donde tenía previsto responder a 31.
dirigirá la ofensiva. D2D con 31. . . . , A x P; 32. C x A,
C x C + ; 33. T x C, T x T¡ 34. D x D,
28. A3D D4T! T x A + ; 35. T x T, T x T + ¡ 36.
R x T, P x D; 37. R2R, R2A; 38.
jÉsta es la casilla de la dama ! R3A, R3R¡ 39. R4R, P4CD!, y el
Ahora se amenaza 29. . . . , P5R! ; negro no tendría dificultades en
30. D X C, P x P, y las negras ga ganar este final de peones.
nen en seguida; por eso, el alfil La continuación elegida por
ha de retirarse inmediatamente. Stahlberg ocasiona inmediatamen
te la pérdida de la partida.
29. AlA D4C!
31. RlT TxP
Alekhine realiza con brillantez
el ataque: sus torres dominan la y las blancas abandonaron.
columna AR, y su dama ejerce Entre las partidas de Alekhine
claro dominio en la de caballo. Es se encuentran varias en las que
fácil ver el peligro de la respues entrega un peón por la iniciativa
ta 30. . . . , T x P!; 31.. D x D, T x A en la apertura; método por el cual
y mate. tuvo especial predilección incluso
en la época de sus mejores éxi
30. T2AR tos.
Ofrecemos al lector dos parti
Diagrama núm. 113 das significativas.
Partida 51
Gambi to de dama
Alekhine Colle
Torneo de Bled, 1 9 3 1
1. P4D C3AR
2. P4AD P3R
3. C3AD P4D
4. A5C CD2D
5. C3A P3A
6. P4R
1 77
la entrega consiguiente de un cisión ; no tenía que haber abier
peón. to la diagonal mayor, porque el
alfil blanco va a servirse con
6. P x PR provecho de la misma.
7. CxP D3C
8. A3D 15. A3A PxP
16. CxP o-o
Diagrama núm. 114 17. C5A! DID
18. C x A+ DxC
178
la segunda torre en el flanco de Aquí advirtió Colle que perdía
recho, para atacar. calidad después de 37. D8T + ,
R2A; 38. D + T x , R x D; 39.
1 9. TlD T x P + y abandonó.
20. T3R P3CD En la siguiente y memorable
21. D2R A2C partida, Alekhine entregó dos
22. T3CR ClR peones por la iniciativa en la
23. TlR RlA apertura. Y el ataque de las pie
24. D2C! zas blancas fue tan violento que
la lucha finalizó al décimo nono
La dama blanca maniobra en movimiento. Esta lucha relámpa
su propio campo y al mismo tiem go impresionó mucho a sus con
po debilita la posición del con trincantes.
trario.
1 79
D x PD era más contundente; pero Diagrama núm. 116
eso fue mera suposición, pues ras
blancas j uegan 1 0. C5C, y su ata
que es irrechazable.
9. D3C! C3AR
1 0. D x PC D4R + ?
La continuación 1 0. . . . , TIA
daba a las negras ciertas espe
ranzas; mas, ahora, perderán irre
mediablemente.
cen todavía en su posición ini
11. A2R TIC cial.
12. D6T T3C
13. D4T A2D
1 5. AxP
14. A5CR A3A
15. 0-0-0 El negro no puede ya salvar la
partida.
( Ve r diagrama 116)
16. TRIR A5R
Es fácil ver el inmediato hun 17. A5T CxA
dimiento de las negras: además 1 8. T8D + R2A
de los defectos comunes a posi 19. D x C.
ciones como ésta, el caballo y la
torre de la dama negra permane- y las negras se rindieron.
1 80
4
D ESP U ES D E L FRACASO
E n l a soledad y e l olvido
¡Ay del rey que pierda la corona, aunque se trate del rey del
ajedrez!
La afición mudó de simpatía. Las constantes victorias hartan ;
esto hace que se exijan continuamente nombres nuevos, aconteci
mientos interesantes. Por otra parte, la tenacidad de Euwe se hizo
merecedora de la admiración general.
Muy pocos permanecieron al lado del depuesto rey del ajedrez.
Emmanuel Lasker no mudó de criterio sobre él y su talento que
había reconocido con anterioridad. Estas palabras suyas lo atesti
guan : «Creo que, tras un descanso imprescindible, puede ofrecer toda
vía muchas partidas interesantes a la afición» .
E n Moscú n o s e creía e n la caíada d e Alekhine, y e n Praga,
Varsovia, Londres y Viena tenía muchos adictos, aunque dudaban
de si su favorito lograría restablecer la salud, y particularmente
lIhrarse del mal que 'le había llevado al fracaso. Ahora que empie
zan sus dificultades, vamos a tratar de sus cualidades humanas y
de cómo se manifestaron en medio de la adversidad.
Se ha escrito mucho sobre su insociabilidad, retraimiento, aspe
reza y deseo de separarse del trato con los demás. En el transcurso
de mi pródiga participación en los torneos he conocido muchos aje
drecistas, simples aficionados y personas que lo vieron o se trataron
con él. De sus informes y datos PUde reconstruir la imagen de este
inolvidable gran maestro. Pero debemos atenernos, más que a las
palabras, a los documentos. Capablanca lo describe así : «Alekhine
es el prototipo de la raza eslava; mide más de seis pies de altura,
tiene el pelo rubio y los oj os azules. Llama siempre la atención de
los circunstantes cuando se presenta en las salas de competición.
Habla con exactitud, corrección y claridad seis idiomas, es doctor
181
en Derecho y su formación general supera con creces a la del hom
bre medio. Por lo visto, tiene una extraordinaria memoria para el
ajedrez; dicen que recuerda puntualmente las partidas jugadas con
maestros y ajedrecistas más importantes durante los quince o veinte
años últimosJ. Otros ajedrecistas hablan de su envidiable entendi
miento y vasta instrucción. He leído muchos artículos y libros suyos,
y confieso que he envidiado siempre la precisión del lenguaje y la
amplitud de los criterios.
Alekhine fue amable y servicial en el trato con sus colegas aje
drecistas, y estuvo siempre dispuesto a prestarles ayuda. Sobre este
particular me habló varias veces el maestro húngaro Andrés Li
lienthal, a quien Alekhine recibió cordialmente en la estación de
París cuando visitó de joven y por primera vez la capital de Francia.
Escuchémosle: «En las relaciones personales, Alekhine fue muy ama
ble y simpático; gozó del afecto de todos; estuvo siempre dispuesto
a dar consejos útiles a sus camaradas, y no regateó esfuerzos en
transmitirles sus conocimientos y su experiencia. Sobre él siempre
• ha eaerito favorablemente. Su fiel admirador ( Ernesto Grünfeld)
puede atestiguar que Alekhine fue una persona amable y servicial».
Sin duda, interesaba conocer la opinión de uno de los ajedrecis
tas que j ugó con él tres competiciones individuales y lo vio y trató
acaso más que otros grandes maestros. Por ello, me dirigí al doctor
Euwe y le pedí que expresara el concepto que tenía formado del
gran maestro ruso. Respondió : «Como persona, Alekhine fue un enig
ma. Tenía concentrada la atención en el ajedrez y en sí propio, de
tal suerte que en nuestros países le pusieron el apodo de "Allein
ich". l Con tal disposición de ánimo no pudo tener amigos verda
deros, sino partidarios y seguidores. Le agradaba oír palabras amis
tosas, y particularmente cuando las cosas le iban mal� su naturaleza
tenía cierto matiz infantiL . . Si se le considera en este aspecto. se
le pu�den perdonar muchas cosas : ante el tablero de ajedrez era
grande; fuera del mismo se semejaba a un niño que hace travesuras
ingenuas y, por ello, cree que nadie las ha advertido».
Ahí tenemos la persona tímida, corta y ensimismada que no
siempre valora debidamente su comportamiento y, por lo mismo, no
puede evitar la comisión de errores. Tales personas gozan poco del
afecto de aquellas que les rodean. Esto es otra de las causas de
que el rey depuesto se quedase solo y sin el apoyo de los amigos . . .
Mientras tanto el coro de los entendidos afirmaba, ya directa
o indirectamente, que la época de las bellas combinaciones alekhi
nianas había terminado y empezaba la de la precisión matemática
euweniana.
.... r
Sin esperanzas••.
1 82
años que sucedieron a su fracaso, aunque fueron en general de
mediana importancia, excepto algunos torneos como el de N ottingham,
celebrado el año 1 936. El hecho de haber ocupado el primer puesto
de la clasificación en dos competiciones y de haberlo compartido
con otro participante en otras dos revela la baj a forma deportiva de
Alekhine. Esto hacía suponer que había perdido la capacidad para
ganar, teniendo en cuenta que siempre aventajó a sus más inme
diatos seguidores en 3 1 / 2 Y 5 1 / 2 puntos. Los descuidos, los erro
res y la confusión le perturbaban las ideas. ¡Y la duda, la temible
duda sobre sus propias fuerzas y el acierto en los planes de j uego!
El lector verá luego algunas partidas pertenecientes a este período
y comprenderá la siguiente confesión: « En otro tiempo hubiese pa
sado a un final de juego y hubiera ganado; pero en este período
me fallaba la habilidad para realizar buenos finales».
Dos importantes torneos del citado período ejemplifican lo dicho :
el de Nottingham ( 1 936) y el de Kemeri ( 1 937) . En los dos parti
ciparon ajedrecistas ilustres y Alekhine no pudo hacer nada frente
a ellos, pues en el primero se clasificó en sexta posición y en el
segundo hubo de compartir los puestos cuarto y quinto. Había per
dido facultades para enfrentarse con j ugadores fuertes y medianos.
Sobre todo, fue deprimente el resultado que obtuvo en Nottingham.
Realizó con brillantez algunas partidas en las que derrotó a Tarta
kower, hizo unas interesantes tablas con Botvinnik y ganó a Euwe
en un largo final de damas. ¡El rey del ajedrez pudo comprobar
que Alekhine aún estaba fuerte! En cambio, perdió frente a Reshews
ky y frente a Capablanca.
¡Cuánta agitación causó la partida entre los dos ex campeones por
estar enemistados uno con el otro! Alekhine sacó ventaj a en la
apertura y en el medio j uego; pero, como le solía ocurrir en aquel
entonces, hizo unos movimientos falsos y perdió la ventaja. Preocu
pados los j ueces de la competición se preguntaban : Si no se hablan,
¿ cómo ofrecerá uno al otro las tablas? Pero la cuestión se resolvió
por sí misma al cometer Alekhine otros errores y empeorar así su
posición cuando · se llegó al descanso ; además, hizo un movimiento
después de que el j uez árbitro diese la señal para suspender el jue
go; por lo cual la tensión con que se había jugado esta partida
acabó en un conflicto. . .
E n e l torneo d e N ottingham s e destaca u n nombre nuevo, e l de
Miguel Botvinnik. A partir de aquí empiezan las negociaciones entre
él y Euwe sobre una competición por el título mundial para cuando
éste hubiese j ugado el encuentro-desquite con Alekhine y lo hubiera
ganado. ¡Cómo no iba a ganarle! Bastaba observar su j uego para
comprender que caía aceleradamente en la nada aj edrecista . . .
1 83
de dos años si ganaba Euwe; en efecto, se cumplió lo pactado en el
plazo previsto.
Siempre me ha sorprendido la deportividad de Euwe en cuanto
a cumplir sin objeciones ni demoras lo convenido. Otros en su lugar
lo hubiesen demorado y puede que no lo hubieran cumplido. Pues
se ha dado más de un caso en que el campeón del mundo ha ale
gado varias razones para eludir la puesta en juego del título. No
hace mucho le dij e a Max Euwe que el cumplimiento de lo concer
tado puso de manifiesto su espíritu deportivo y elevó su autoridad
en los círculos ajedrecistas, y le pregunté por qué no había dado
largas a dicho encuentro, a fin de ostentar un año más el título
de campeón del mundo. Me contestó:
-No tenía objeto este retraso, y aún menos estando seguro de
ganar por segunda vez. En aquel entonces bastaba observar la for
ma deportiva de Alekhine para convencerse de ello.
Siendo así, ¿ qué sucedió? ¿ Cómo pudo Alekhine presentarse con
la brillante forma deportiva de sus mejores tiempos, y al cabo de
dos años, en Amsterdam? A los inmutables camareros holandeses,
conocedores de la costumbre del campeón ruso, les extrañaba que
pidiese de bebida un vaso de leche holandesa. ita mej or leche del
mundo! N o fumaba y había resuperado unas libras de peso ; en
suma, su semblante denotaba tranquilidad y satisfacción.
También se había preparado de otro modo y a fondo para este
eilcuentro. En el primero se presentó sin el debido equipaj e de aper
turas y sin ayudante, por lo que hubo de encargar este cometido al
maestro holandés Landau. Esta vez le servía de ayudante el gran
maestro Eliskases y su equipaj e de análisis teóricos era considerable.
¡Si los aduaneros holandeses hubiesen sabido que las maletas del
sonriente maestro contenían muchas «bombas» ajedrecistas . . . !
Pero, ¿ qué sucedió realmente? ¿ Cómo pudo este hombre, derro
tado y enfermo del corazón, vencer la dolencia que le aquej aba,
recobrar la salud y hallarse en óptimas condiciones para tomar parte
en una lucha tan difícil? ¿Qué le induj o a rehacerse de su deca
dencia artística? Poco ha que todo eran fracasos, errores y descuidos;
ahora había trazado vastos planes y hecho cálculos exactos. ¿ Qué
fuerzas produjeron esta sorprendente transformación? La causa hay
que buscarla en las particularidades de su carácter. Sobre este par
ticular, Romanovsky comenta: «En el transcurso de once años sos
tuve relaciones amistosas con Alekhine y conocí muchos de sus ras
gos. A mi parecer el primero y principal es la orientación hacia
un objetivo determinado. Lo interesante de su memorable victoria
sobre Capablanca en el año 1 927 fue, aparte de la alegría de ver cum
plido su deseo, la desazón que le causó. ¿Qué hacer en lo sucesivo?
A partir de este instante su vida carece de tal objetivo y, por lo
mismo, empieza a envolverse en una dramática neblina.
»Comenzó a hablar de nuevas ideas y a escribir sobre ellas. En
su arte se manifiestan síntomas de ensayos y nuevas concepciones
aj edrecísticas que serán a la postre la causa de su derrota frente a
Euwe en la competición para el campeonato del mundo por no ha-
1 84
berlas tratado con la debida seriedad. Pero se ha de reconocer que
este gran fracaso, quizás el único en su carrera deportiva, tuvo
un lado positivo, es decir, en su vida apareció un nuevo objetivo:
demostrar otra vez que él era, a pesar de todo, el más fuerte» . ¡Con
qué claridad y precisión definen estas palabras el carácter del gran
maestro ruso! Imperturbabilidad en los éxitos y movilización en los
fracasos. La verdad de esta afirmación se ve reflejada en las tablas
de los torneos. ¡Cuántos premios especiales de belleza obtuvo Ale
khine por partidas j ugadas al día siguiente de haber sufrido una
derrota! La fuerza de voluntad, el saber movilizarse y el carácter
firme fueron los atributos peculiares que le distinguieron en las
contiendas ajedrecistas. Y ha pasado a la historia del ajedrez como
uno de los pocos grandes maestros a quienes las derrotas no sólo
no le desmoralizaron, sino que, al contrario, le fortalecieron aún más.
En 1 937, l a preparación deportiva de Euwe era idéntica a la de
dos años antes. Al menos no se quejaba de su estado de salud ni
se quejó posteriormente. Ocurrió que Alekhine estaba muy bien pre
parado, y el campeón holandés no pudo quebrantar la voluntad de
su contrincante. A la sazón contaba Alekhine cuarenta y cinco años ;
a pesar de esto su buen aspecto, su serenidad, su apacibilidad y el
estilo seguro y firme de su juego sorprendieron a todos; parecía el
mismo de los torneos de San Remo y Bled. ¿Qué podía hacer Euwe
u otro gran maestro de la época ante tal ajedrecista?
En la competición de 1 93 5 , la causa del fracaso de Alekhine se
debió principalmente a la escasa preparación en el terreno de las
aperturas; en verdad, no preparó n ada nuevo ni pidió ayuda a nadie.
Por el contrario, a Euwe le ayudaron Flor, Grünfeld y Kmoch, prin
cipales teóricos de entonces. Y en la de 1 937, Alekhine no se inmutó
por nada ni siquiera por la presencia del gran maestro R. Fine, que
vino del otro lado del océano para ayudar a Euwe.
Es particularmente bella e interesante la novedad, introducida por
Alekhine en la sexta partida ( véase la número 6 1 ) : en la variante
de la defensa eslava, que Euwe conocía perfectamente y seguro que
analizó a fondo con sus ayudantes, entrega un caballo en el sexto
movimiento. Esto causó cierta perplejidad a su rival quien no supo
si tomarlo o no; vio claramente que, si tomaba, las blancas ten
drían oportunidad de desarrollar un ataque sumamente peligroso.
¿Podía someterse a tal ataque si su autor lo' había preparado de ante
mano y, por tanto, conocía todas las sutilezas, variantes y maneras
de llevarlo a término? Euwe no tomó encontrándose de pronto en
un callejón sin salida. La novedad en cuestión fue tan compleja y
con tantas variantes complicadas, que no se consiguió refutarla sino
al cabo de un año de haber sido introducida.
En otras partidas muestra Alekhine no sólo una comprensión am
plia de los problemas de la apertura, sino también un profundo co
nocimiento de la psicología. El acierto en elegir la apertura, el paso
oportuno al sistema catalán y la aplicación de ciertas variantes de
la defensa Nimzovitch le permiten imponer su voluntad al adversario.
La superioridad en este terreno le da confianza y le facilita lograr
1 85
prontamente la victoria. En ninguna otra competición individual hubo
tantas partidas cortas como en ésta, que se resolvieran en la aper
tura, lo cual le situó a nuestro hombre entre los más relevantes teóri
cos de esta primera fase de la partida.
Pero el ajedrez es caprichoso, pues el buen estado físico y la
excelente preparación deportiva no siempre dan los frutos deseados.
Alekhine perdió la primera partida ; podría parecer que esta circuns
tancia bastaba para desanimarle. Mas veamos las declaraciones que
hizo un corresponsal, después de su fracaso en la primera interven
ción: «jBueno, la primera partida me ha sido adversa! Tras haberla
perdido, escribo seguidamente estos renglones. El resultado no es
agradable, que digamos; pero tampoco me ha cogido de sorpresa, por
cuanto estoy preparado para encajar algunas derrotas en esta com
petición, debido a unas sorpresas que el doctor Euwe me tiene pre
paradas en la apertura. Sin embargo, cifro mis esperanzas en los
siguientes factores: en ningún caso debo subesti�ar el valor de mi
adversario ; he de cuidar mi estado moral y físico, pues faltan toda
vía veintinueve partidas para terminar el encuentro. Mañana será
otro día» .
Estas palabras trascienden confianza, tanto por su tono como por
el respeto al contrincante y por la última frase, tomada de la novela
«�o que el viento se llevó» , de la escritora norteamericana Margarita
Mitchell.
Al día siguiente, igualó el tanteo; luego, hizo tablas en otras dos
partidas, y perdió la quinta. Después, ganó tres. jY cómo las ganó!
Euwe se resistía tenazmente, porque, aun cuando el resultado de 6 : 4
le era desfavorable, tenía aún posibilidades de mantenerse en el
trono. Pero no hubo forma de ganarle la delantera a Alekhine, que
sacó cuatro puntos y medio de las cinco partidas siguientes y, des
pués de la vigésimo quinta, obtuvo los 15 1 /2 puntos que le ase
guraban la victoria. .
Atendamos a lo que Euwe dice acerca de tan sorprendente vIcto
ria: «Considerando el aspecto técnico de las partidas de este en
cuentro y analizando a fondo el juego de Alekhine, se verá fácil
mente que jugó impecablemente todo el encuentro. Introdujo no sólo
una serie de novedades en la apertura ; también realizó partidas, em
pleando los simples procedimientos estratégicos que caracterizaron
siempre su juego. La táctica perfecta y el talento combinativo son
tan conocidos y propios de su estilo, que no es necesario detenerse
en ellos. Su juego fue asimismo intachable en los finales. Pero lo
que más me entusiasmó fue su destreza en proseguir las partidas
no terminadas, que yo conocía bien por tener que analizarlas; en
ellas ejecutaba a veces movimientos inesperados y nuevas ideas» .
y finalizado el encuentro, manifestó : « jAlekhine ha restablecido
su reputación de ser el mejor ajedrecista entre los vivientes y ha
confirmado la creencia de que es el más grande de cuantos han sidob>.
Esta vez no hubo j olgorio en Holanda, y la Sociedad Contra el
Alcoholismo le hizo un simbólico regalo consistente en una cesta con
botellas de leche, nata y queso del país. Entusiasmados, los admira-
1 86
dores del sin par talento de Alekhine se pasaron a su campo; algu
nos de ellos habían estado dos años en el de Euwe. Abundaron los
ditirambos; de nuevo se hablaba de la inigualable capacidad combi
nativa del genial ajedrecista ruso. Pero él denotaba fatiga y ron
daba ya los cincuenta años . . .
187
que quienes conocieron personalmente a Alekhine se sorprendían de
cómo puede una persona entregarse por entero a los deleites ajedre
cistas que, por lo demás, le compensaron con creces. Y si hubo al
guien que no soterró su talento, sino que lo aprovechó para deleitar
a los demás, fue Alekhine».
En su espíritu reinan la satisfacción y el sosiego; se halla en la
cumbre de la fama, goza de las comodidades del hogar y aoepta toda
manifestación de afecto que se le tributa. El futuro parece presen
tarse despejado y prometedor. Hay muchos torneos por delante y
se publica su libro sobre las partiáas del torneo de Nottingham;
viene a ser una «revisión» semejante a la que hizo después del tor
neo de Londres, celebrado en el año 1 922. Así que sufría una derrota
buscaba sus causas ; para .esto nada mejor que analizar las partidas
propias y las de los contrarios. Tiene proyectados varios libros y un
manual, para que las generaciones venideras aprendan a jugar al
ajedrez según su propio estilo.
Los maestros jóvenes arden en deseos de derrocar al «viejo».
¡Que lo intenten! Botvinnik es el más peligroso de todos; lo demos
tró en el torneo de la AVRO al aprovechar los pequeños despistes
de Alekhine en la posición. Si hay que enfrentarse con él, será ne
cesario prepararse bien respecto a las aperturas. Y si se celebrase
en Moscú, la competición ofrecería oportunidad de ver nuevamente
los lugares queridos. . . ¡Qué pasa allí con el ajedrez! Poco tiempo
antes organizaron los sindicatos un torneo, en el que participaron
siete mil personas. ¡Siete mil!
Por lo pronto había que ir a Buenos Aires, para tomar parte en
la olimpíada de tumo. Sin duda, era una satisfacción ver de nuevo la
ciudad donde se proclamara campeón del mundo. Alekhine gustaba
de las olimpíadas ajedrecistas, porque en ellas se encuentra uno
con amigos y conocidos de todos los lugares del mundo; se concier
tan nuevos torneos y competiciones individuales, y se rinde verda
deramente culto al ajedrez. Pero un hecho le puso de mal humor:
Capablanca obtuvo mejores resultados que él en el primer tablero
del conjunto cubano. Cierta persona donó un broche de brillantes
como premio especial para el capitán del equipo que puntuase más.
¡Desde luego, lo violento no era no ganar dicha j oya, sino ir a la
zaga de Capabl anca . . . !
El pacífico curso de la contienda entre los mejores equipos del
mundo fue interrumpido por la noticia de la invasión de Polonia por
las tropas alemanas y del comienzo de la guerra mundial. En tales
circunstancias, el ajedrez pasó a último término, y muchos partici
pantes salieron aquel mismo día para Europa. Ante el encuentro
Francia - Alemania, Alejandro Alekhine, capitán del equipo francés,
comunicó a los jueces de la competición que no deseaba competir con
los alemanes y retiraba su equipo. Los jueces dieron por finalizado
dicho encuentro y anotaron medio punto para cada equipo en la
tabla de la clasificación.
La olimpíada finalizó, y los participantes regresaron a sus países
respectivos. Pero los maestros europeos esperaron. ¿Qué hacer? Via-
1 88
j ar en barco era peligroso, ya que la guerra se había extendido a
la mar. Najdorf, Stahlberg y Eliskases se quedaron en Argentina.
En cambio, Alekhine y su esposa decidieron partir para Europa.
Esta decisión fue ilógica. ¿ Qué indujo al campeón del mundo a
tomarla? ¿La tempestad de acero que azotaba el viejo continente?
¿Por qué no decidió esperar, como hicieron los maestros jóvenes?
N adie podría contestar a estas preguntas. Existe sólo el hecho de
que él y su cónyuge desembarcaron el mes de enero de 1 940 en
Europa, exponiéndose a las contingencias de la fortuna.
7. C2D A5CR
1 89
de la situación. Véase: con el ci los que las blancas ponen sobre la
tado movimiento, Winter ha debi marcha.
litado sus escaques 3R y 4R ; con
siguientemente, las negras pueden 26. P3CD
desarrollar su j uego en la colum
na TR; pero antes retiran la Diagrama núm. 118
dama, porque ya ha cumplido su
misión en el punto ST.
14. D5C!
15. P3TR D2D
16. TRIA P4TR!
1 90
y también 34. D x T, D x T + y 10. A2A C1R
35• . . . , D x PA. 11. P4A P4AR
191
aprovechar totalmente su venta Alekhine aprovechará acertada
ja posicional. Dos importantes mente este error. La continua
consideraciones aconsejaban no ción 32. . . . , TICR era más fuerte
tomar este peón : 1 ) como la po y planteaba una lucha muy por
sición de las negras tiene poca fiada.
movilidad, las blancas tenían que
haber evitado los cambios, y 2) el 33. C3T T4A
alfil blanco hubiese podido em 34. D2C!
plearse en la defensa de las casi
llas negras», comenta Alekhine. Ya conocemos esta maniobra:
las blancas colocarán la otra torre
23. CxA en la columna CR, y su ataque
24. PxC D5C + de piezas mayores será irrecha
25. RIT! C3A! zable.
26. C2AR
1 92
gras hubieran perdido la dama, partida tuvo lugar una lucha
si hubiesen tomado el caballo. complej a. Y en ella, como se ha
dicho, se nota a veces al Alekhi
39. D3A + ! ne vacilante que acaba de per
der el título mundial.
Resulta que el rey negro n o se
puede cubrir con el alfil, porque Partida 55
seguiría 40. C3A + . Defensa eslava
6. P4R A5C
''ilk '1. P5R C5R
8. D2A Dro
9. A2R P4AD!
42. DxT+!
Lo mej or; así, las negras pue
Una bella combinación ; pero no den cambiar el peón blanco 4D.
se puede comprender su sentido
mientras no se vea el siguiente 10. O-O CxC
movimiento de las blancas. 11. PxC PxP
193
Diagrama núm. 121 17. A5CD D2A
18. C4R A2R
1 9. P4AR
19. C4A
20. C6A + AxC
21. PxA A2D
22. A3R?
1 94
32. T x T + , T x T; 33. TIT, TIT derablemente, si hubiesen prose
les facilitaba las tablas; pero han guido 36. P x P + , RlC; 37. A6A,
debilitado nuevamente su flanco C x A; 38. P x C, T2A; 39. T x P,
de rey; circunstancia que aprove T x T; 40. T x T, D4A + ; 4l. R2C,
charán las blancas. D X PC; 42. D3R y 43. P4T.
Pero se ha decidido por una
31. T4C D2A maniobra forzada con entrega de
32. T2C! T2R material, y comete un serio error
33. T2-2R R2A en unas variantes bastante ele
34. P4C TI-IR mentales.
35. P5C!
36 . ... D5AR?
Las jugadas de las blancas son
Nuevo error que ocasionará la
cada vez más efectivas. Alekhine
derrotara de las negras. Tras la
amenaza ahora 36. D3T, atacan
correcta continuación 36. . . . , P4R;
do los peones 2T y 3R.
37. D5D + , RlA; 38. D6A, como
PxP tenía previsto Alekhine, no hu
35.
biesen tenido necesidad de cam
biar damas; habrían podido reti
Diagrama núm. 122
rarla al escaque ID o j ugar 38.
. . . , TlAD. En los dos casos defen
dían con eficacia su posición.
37. P x PR + TxP
38. D5D C3A
195
y el negro se rindió. esta posición se j uega comúnmen
Incluso en este difícil período te 4. P X Plt . .
de su decadencia artística, Ale y el mundo del ajedrez se que
khine ofreció a la afición unos dó a oscuras: ¿Movió Alekhine
valiosos ejemplos de su estrate otra pieza y no la que tenía pen
gia preferida : la entrega de un sado mover o fue simplemente un
peón por la iniciativa. descuido?
La siguiente partida sorprendió Se puede asegurar que el mo
a todos por la originalidad de la vimiento del alfil es arriesgado,
apertura y por la sutileza y y ofrece a las negras ocasión para
maestría con que el depuesto sacar una ventaja considerable.
campeón del mundo llevó a efec Actualmente, no se practica la en
to su ventaja. trega de dos peones en las par
tidas de competición.
Partida 56 4. PxP
I>efensa francesa 5. C x P?
1 96
se enfrentaba con Alekhine ; por ca a la vez objetivos concretos
ello, no se atrevió a tomar el para atacarlos.
peón 2C, a pesar de que esta cap
tura le proporcionaba un buen 12. P4AR
j uego. Acerca de esta indecisión,
Alekhine dice : «La renuncia a to Lo mejor era proseguir 12. . . . ,
mar el peón 2C es consecuencia O-O y, en caso de 1 3. D6T?, res
de haber valorado erróneamente ponder con 13 . . . . , P4AR.
la posición : la retirada de la
dama permite a las blancas co 13. T4AR C3A
locar a su rey en una posición 14. T1R A2D?
segura, ganando un tiempo; de
ese modo, compensa totalmente la Flor estaba desconcertado. Las
pérdida de un peón con el de negras tenían que haber prosegui
sarrollo armónico de todas sus do 14. . . . , P3CR y mantener a
piezas. todo trance la superioridad ma
»Prosiguiendo 7. D x PC ; 8. terial.
T1D, C2D, las negras hubieran po
dido mantener la ventaja de dos 15. T x PA 0-0-0
peones, con la condición de j u 1 6. T5TD R1C
gar precavidamente.» 17. C5R A1R
18. P3CR
8. 0-0-0 D2R
9. C3AR C3AR Esta jugada define el baj o es
10. TR1R tado de Alekhine en aquel tiem
po. Las blancas tenían que haber
Se ha llegado a una de las po proseguido el ataque, sobre todo
siciones «típicas» que suelen ofre sabiendo que tienen buenas posi
cernos las partidas de Alekhine ; bilidades de hacerlo y muchas
a saber: las blancas compensan piezas para realizarlo. Pero él de
el peón de menos con una inme cidió cambiar las damas y luchar
jorable posición de sus piezas. en un final más simple. Sin duda,
Por el contrario, las negras ne esta decisión revela falta de con
cesitan todavía tres o cuatro fianza en la capacidad propia y
tiempos para dar cima al desarro temor a cometer errores en una
llo de las suyas. lucha complej a.
1 0. CxC 1 8. C4D
11. TxC C2D 19. T4R C3C
12. T4CR! 20. D3R T4D
21. T3T D4A
Este método de juego caracte 22. DxD TxD
riza esta suerte de posiciones:
mientras el contrincante está ocu (Ver diagrama 124)
pado en el desarrollo de fuerzas,
hay que inquietarlo y amenazar En este final, Alekhine tiene
le. La maniobra de la torre blan una sola ventaj a : el debilitamien
ca fuerza a las negras a mover to del peón negro 3R. La partida
un peón del flanco de rey y bus- podría terminar en tablas si di-
1 97
Diagrama núm. 124 c a s e s claro : sus piezas han de
ocupar pOSICIones estratégicas
para proteger el avance de los
peones del flanco derecho; este
avance tarde o temprano será de
cisivo», comenta Alekhine.
31. C3A
32. C5R A4D
33. T3R TIT
34. P4TR P3A
35. A2A TID
36. A3C T2AD
37. C3A TIR
38. C5R TI-IAD
39. A4A RIT
40. P4CD TICD
41. P4C !
cho peón estuviese en la casi
Diagrama núm. 125
lla 2AR. El lector se sorprenderá
de la precisión con que materiali
zará la citada ventaja.
198
Esto es lo más sencillo para ga 5. C3C
nar, pues contribuirá a que los 6. A2R PxP
peones blancos avancen sin nin 7. CxP AxA
gún impedimento. 8. DxA DxP
9. O-O
46. AxT
47. AxA T2-2C Esta imprecisión permite a las
48. A3C TIR negras eliminar el activo caba
49. P6T PxP llo 5R. Era más contundente pro
50. P6C T2C seguir 9. C3T, CD2D; 1 0. C3A.
1 99
Diagrama núm. 126 De ese modo, se previene un
posible ataque de la dama negra
contra el punto 4C, en caso de
23• C X P ; 24. �5A; además, se
. . .,
23. TR1C
24. A4D CxP
200
30. D3CR! T2D Partida 58
31. A5A D2A Defensa Nimzovitch
32. T1T D3C
33. D2T! Keres Alekhine
Torneo de Dresde, 1 936
¡Esto denota previsión y acier
to en haber hecho 23. P3TR! 1. P4D C3AR
2. P4AD P3R
33. T4R 3. C3AD A5C
34. T8T T7D 4. D2A C3A
5. P3R P4R
Diagrama núm. 127 6. P5D C2K
'J. C3A
7. AxC+
8. DxA P3D
9. A2R O-O
10. O-O C5R!
11. D2A P4AK
201
Diagrama núm. 128 18. A3A D4C
19. T ( 1 T ) 1R T ( 1T ) 1R
20. TxT TxT
21. TIR C4R
22. AxC TxA
23. T4R?
202
Diagrama núm. 129 rey propio hacia el centro del ta
blero.
28. PxP
29. PxP R2R!
203
Diagrama núm. 130 ciativa será muy peligrosa. Pero
Alekhine es infalible.
38. D3A
39. D2R R3T
40. R2C P4CR
41. P4CD D4R
42. D3A R3C
43. P4C?
43. PxP
44. DxP D7C +
45. R3A D6T +
Después de este fuerte movi 46. R2R D x P+
miento, la dama negra no puede 47. R3D D6C +
alejarse de su posición, por cuan 48. R4D D7C +
to se daría j aque continuo. Sien 49. R3D D3A
do así, ¿ cómo pueden las negras
ganar? Alekhine halla la respues Todo ha quedado como estaba,
ta : primero es necesario desalo fuera del peón de más que llevan
j ar la dama blanca del lugar que las negras. Bien es verdad que
ocupa y situar allí el rey propio. Keres bloquea con el siguiente
Las siguientes operaciones del ne movimiento el flanco de dama ;
gro irán encaminándose a este sin embargo, habrá de tener pre
fin. sente el peligroso peón negro 2T
en todos sus cálculos.
34. R2A!
35. R2C D7C + 50. P5C D5A
36. R3T D8T! 51. D6R + R4T
52. D3T + D5T
¡Magnífica jugada! El rey blan 53. D3A + D5C
co apenas puede moverse y corre 54. D7A + R5T
peligro de mate; además, su dama 55. DxP D6A +
no puede dar j aque desde el pun 56. R4D D3A +
to 7T por 37 . . . . , D2C, y así, tie 57. R3D P5C!
ne que retirarse y ceder esa ca
silla al rey negro. ( Ver diagrama 131)
204
Diagrama núm. 131 68. P6D P7C
69. R2A R6T
70. P7D P6R +
71. R3A
71. P8C = D
72. P8D = D D7A +
73. R4R P7R
74. D7D + R7C
75. D4C + R8A.
205
Los dos bandos han moviliza 19. AIR
do sus piezas y ya se han enro 20. P4C P4C?
cado. El negro tiene un fuerte
centro de peones, y el blanco ca El campeón del mundo ha co
rece de peones centrales. Sin em metido un nuevo y decisivo error,
bargo, los peones del primero es aunque, en otro caso, no le hu
tán bloqueados y no se puede biese sido fácil encarrilar el j ue
pensar por el momento en un go. De continuar 20 . . . . , P4R, hu
avance de los mismos, mientras biesen entregado las blancas la
el segundo intentará cambiar el calidad por el mejoramiento de su
alfil de casillas negras en el posición : 21 . T x C!, P x T; 22.
transcurso de los próximos movi D4A + , A2A; 23. D x PR, A4D; 24.
mientos, lo cual dificultará toda D x P, A x C ; 25. D x D, T x D; 26.
vía más el avance de cualquier P x A, T x P; 27. R2C, TIA; 28.
peón central. Por ello, el blanco P4AD.
prepara la maniobra C4TD. Alekhine indicó que la conti
nuación 20. ' . . , A4T era más inci
1 3. A3C D2R siva, pues ofreCÍa a las blancas
14. P3TD? la posibilidad de defenderse me
j or.
Esta lentitud no es propia de
Alekhine ; después de 1 4. C4TD, 21. C5A AxC
habría logrado prontamente el
cambio del alfil. Por fin, se ha cambiado el al
fil. Las negras no podían tomar
14. P4TD
con su caballo el del adversario:
15. TR1R T2T?
21 . . . . , C x C ; 22. P x C, A x P; 23.
Ahora se ha equivocado Euwe T x P!.
al facilitar nuevamente el salto
del caballo blanco a la casilla 22. PxA C x PAD
4TD. Proseguir 15 . . . . , A3C era 23. D2R C5R
más fuerte. 24. D3R A3C
25. C5R! P4A
16. C4TD T2C 26. CxA PxC
1 7. D3A 27. P3AR CxA
28. PxC R2A
Este acto de prudencia es inne
cesario. Había que haber tomado ( Ver diagrama 132)
en seguida el alfil.
¿ Cuál de los dos bandos tiene
17. A2T ventaja en esta lucha de piezas
18. D x PT C5R mayores? Dos circunstancias de
19. D6T! finen la superioridad del blanco:
su rey está mejor protegido por
¡Hay peligro de 19. . . . , TIT y los peones, lo cual dificulta al ne
20. . . . , A x P + , y se capture la gro cualquier favorable posibili
dama. Por ello, es imprescindible dad ; además, el peón 3T, lejos
retirarla por las casillas de color del rey y libre, puede reducir en
blanco. muchos casos la acción de las pie-
206
Diagrama núm. 132 que combinado de todas las pie
zas, mediante 33. T7T + , RIC ; 34.
T7AD, TIR; 35. D5A, Y el avan
ce del peón TD, alternado con
amenazas directas al rey, sería
pronto decisivo. Euwe opta por
otro procedimiento; prefiere ju
gar un final de damas, aunque
desventaj oso, y cifrar las espe
ranzas en poder dar j aque con
tinuo.
32. TITR RI C
207
Es de todo punto malo 39• . . . , Diagrama núm. 134
D x P + ; 40. RIC, D8C + ; 41. R2T,
DIC; 42. D x PA.
40. P4C
40. D6R +
41. R3C D5A +
208
negras no puedan conseguir las 80. D7D! D6A
tablas por rey ahogado. 81. R6R + .
209
12. P5C C1CD blanca y hace que l el dos caba
13. C6D + AxC llos se retiren a posiciones pa
14. AxA C5R sivas.
1 5. A7A
19. A2D
Diagrama núm. 135 20. P4R TIAD
21. R2D C3C
22. C3R O-O
23. P4TD!
210
horizontales y prolongado así el Esta jugada de las negras es
j uego ; después de la j ugada rea táctica y tiene por objeto respon
lizada en la partida, su posición der a 32. A x C con 32. . . . , T x P + .
es todavía más vulnerable. Perdían en seguida s i hubiesen
continuado 31 . . . . , C6C + ; 32. R3D,
25. TRIAD A3R C8C + ; 33. R3R, T5A, debido a
26. TxT TxT 34. P6D.
27. A4C
1. P4D P4D
2. P4AD P3AD
3. C3AD
211
La novedad preparada por Ale ella son t a n confusas y enreda
khine e introducida en esta par das, que los teóricos sólo pudie
tida asombró al mundo del aje ron valorarla definitivamente al
drez y obligó a considerar de nue año de haberse j ugado esta par
vo el movimiento 3. C3AD. tida.
¿ Cómo han de responder las ne
3. PxP gras? La respuesta de Euwe es
4. P4R P4R desacertada en sumo grado, y
Alekhine la rebatió sin mayores
Este contragolpe en el centro dificultades. Los teóricos analiza
fue la causa de que se estimase ron muchos meses esta posición,
desventajosa la variante según la y se convencieron de que la lu
cual se desarrollaba el caballo cha es laberíntica ; mas no pudie
1 eD. De haber proseguido 4 , • . . . ron dar la preferencia a ningu
P4CD, hubiesen podido las blan no de · los dos bandos.
cas optar por un método de lu Veamos las posibilidades defen
cha incisivo; véase: 5. P4TD, P4R; sivas de las negras que se inves
6. PT x P, PR x P; 7. A x P, A5eD; tigaron en los análisis: 6. . . . ,
8. T4T, P4TD; 9. P x P a. p y hu
.• P x C; 7. A x P + , R2R; 8. D3C,
bieran mej orado su posición. C3A; 9. P5R, C5R; 1 0. O-O! Estos
movimientos no ofrecieron duda
5. AxP PxP a nadie, y seguidamente se ana
lizaron los 10. . . . , C3T y 10. . . . .
Diagrama núm. 138 D3C.
1 ) 1 0. C3T; 11. D4A!,
C ( 3T) 4A; 12. A5C + !, C x A; 13.
C x C , y las blancas atacan fuerte.
2) 10 . . . . . D3C; 11. D4A, P x P ;
12. A x P. D x A; 13. D x C, R x A;
14. C5C + , RlR; 15. D4AR, A2R;
16. D7A + , RlD; 17. T ( 1T ) 1D + .
A2D; 18. C6R + , R1A; 19. D x A,
D x PR; 20. T ( 1A) 1R, D3A; 21.
T x A, C x T; 22. D6D, Y el blan
co gana.
Al sacar esta consecuencia, los
teóricos se tranquilizaron, sobre
todo porque vieron que su pare
cer coincidía por entero con el
de Alekhine. Pero no les ocurrió
lo mismo a los incontables aficio
Podría parecer que las negras nados de todos los lugares del
se han hecho con la iniciativa ; mundo.
pero sigue una asombrosa jugada. En 1 938, el aficionado I. Gon
charov publicó en el periódico
6. C3A «64 » un sistema defensivo que re
batía toda la idea sobre la no
Ahí está la novedad en cues vedad de referencia.
tión ; las variantes derivadas de Goncharov se defiende así : 6.
212
. . . , P x C; 7. A x P + , R2R; 8. D3C, Este movimiento es simple y
P X P!!, Y demuestra que las blan convincente; si se toma el caba
cas no pueden compensar la pér llo, seguirá 8. A5D.
dida de una pieza por el ataque.
Sus variantes, que desterraban la 7. A3T
entrega del caballo 3AD en las 8. D3C
competiciones, son las siguientes:
1 ) 9. A x P, D3C; 1 0. A3T + , y este otro tiene por objeto
P4A; 11. A x C, T x C; 12. A x P + defender el alfil, atacar la casi
( 1 2. D x T, D4T + ) , 1�. . . . , D x A; lla 2AR e impedir que el alfil
13. O-O ( había peligro de 1 4 . D x T de casillas negras adversario se
o 14. T ( 1 T) l A Y 1 5. T X A) . coloque en 5C.
Se diría que las negras no pue
den defenderse; pero el efectivo 8. D2R
ataque 1 3. . . . , D4TR!! defiende
toda la posición ; por ejemplo: 14. En caso de 8. . . . , A x C; 9.
D x T?, A3R; 1 5. D8T, C3A, y la A x P + , R2D; 1 0. C X P!, el ataque
dama blanca queda atrapada. de las blancas sería ganador.
2) 9. A x P, D3C; 1 0. A x C,
T x A; 11. D x T, D5C + ; 12. C2;D, 9. O-O AxC
D x A; 1 3. T1CD, D7A, y el ata 10. AxA C3A
que de las blancas se desvanece. 11. A4A Cl-2D
Entonces, ¿ cómo hemos de va 12. CxP
lorar la novedad de Alekhine? Su
desaparición del arsenal teórico Es mejor que 12. P5R, por
se debe a que nadie ha practi cuanto seguiría 12. . . . , C x P; 13.
cado ni practicará una variante C x C, D x C.
rebatida; sin embargo, el hallaz
go de tal posibilidad en el sexto 12. TICD
movimiento manifiesta la impe 1 3. D2A D4A
tuosa fantasía de su autor. Al 14. C5A C4R
cabo de un año se rebatió porque 1 5. A4A
no se pudo conseguir en el trans
curso de la partida, pues, como Alekhine es preciso del princi
se sabe, el aj edrecista dispone pio al fin. De haber j ugado 15.
sólo de dos horas y media para C x P + , RID; 16. TlD + , R2A, hu
efectuar cuarenta movimientos. biese tenido amenazados el caba
llo y el alfil 4AD y hubiera sido
6. P4CD? problemática la superioridad.
213
Diagrama núm. 139 2. P4AD P3R
3. C3AD A5C
4. P3R O-O
5. CR2R
214
Esto es el principio de un plan 11. PxA PxC
desacertado. Ya en las postrime 12. D2A
rías del encuentro y abatido por
la pérdida de varias partidas, Euwe continúa sin advertir el
Euwe no advierte el simple golpe peligro que le amenaza; de no
táctico que le prepara su adver ser así, hubiese aceptado el cam
sario. Prosiguiendo 9. A2R, las bio de damas y la situación que
blancas podían haber mejorado le sería un poco desfavorable en
su j uego y tener pronto l a posi la fase final, después de 12. D x D,
bilidad de presionar sobre el peón T x D; 13. C2R, C5R; 14. P3A,
negro 4D o de proseguir P4R y C x P ; 15. C x P. Ahora, el peón
romper enérgicamente el centro, negro 6A ofrecerá muchas posi
si las negras jugasen P5AD. Tam bilidades tácticas.
poco era desestimable la conti
nuación 9. A3D, C3A; 1 0. P x P, 12. D4T
A x P; 11. O-O. 13. T1CD
215
Diagrama núm. 141 Ninguna circunstancia motiva
ba entregar sin lucha el impor
tante peón 5A. Después de 23.
D3R, C2D; 24. C5A, a las negras
no les hubiese sido fácil alzarse
con la victoria, debido al ataque
contra su casilla 3CR ; por ejem
plo: a 24. . . . , C x P seguiría 25.
" C x P!, y a 24. . . . , D x P seguiría
�//��
25. D3CR, P3C; 26. A3R, D5A; 27.
A4D, Y las piezas blancas ocupa
�f� rían posiciones amenazadoras.
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/'�"',% ////� ��
�"'� Pero, ahora, el ataque contra el
• � �,,,
�f �
citado peón facilita las operacio
nes del negro.
�iJ
�� ��
��'u � 8 23. DxP
24. C5A T8C
16. A4A C3T 25. D4A CxP
26. P4TR T1R
Alekhine ejecuta con arte esta 27. T1R D6A
partida como en sus mejores
tiempos; intenta hacer desapare Todas las piezas negras se han
cer el alfil 4A adversario, tras lo movilizado y el peón 3C está bien
cual las casillas de color blanco defendido. Euwe podría cesar en
del enemigo serán vulnerables en su resistencia ; mas continúa j u
extremo. gando como «por inercia».
216
Diagrama núm. 142 Alekhine estima que este movi
miento es el más acertado en esta
posición. Podemos estar totalmen
te de acuerdo con él ; sin embar
go, hay que tener presente las
rectificaciones impuestas por el
paso del tiempo. Hace mucho se
creyó que las negras tienen un
juego bastante cómodo si respon
den a 4. D2A con 4. . . . , P4AD y,
en caso de 5. P x P, disponen sus
piezas de la siguiente manera :
C3TD, A x P, A2R, C4AD, P3CD,
A2CD y P4D.
4. P4D
C3C.
Alekhine Euwe
Octava partida del encuentro para 9. PxP
el campeonato del mundo, 1 937 10. PA x P C3C
11. C2R A2D
1. P4D C3AR 12. C4A
2. P4AD P3R
3. C3AD A5C Ya no se puede jugar 12. C3AD,
4. D2A debido a 12. . . . , D3A. Sin embar
go, la posición de las blancas
217
será mejor, independientemente Diagrama núm. 143
de cómo jueguen las negras: si
12. . . . , D3A, el cambio de damas
ofrecerá a las blancas más posi
bilidades de cara al final y, si
12. .. , D3D, el traslado del alfil
.
l AD a la casilla 4C por el 2D
será muy contundente.
12. D3D
13. A2D TIAD
14. D2C C3A-4D
15. CxC PxC
1 6. A4C D3R
17. R2A C5T?
218
Partida 64 hasta pueden incluirlo en la lu
Gambito de dama cha contra el centro de peones
adversarios.
Alekhine Euwe
Decimoctava partida del encuen 15. P5D PxP
tro para el campeonato del 16. AxP D2R
mundo, 1937
Diagrama núm. 144
1. C3AR P4D
2. P4AD P3R
3. P4D C3AR
4. C3A P4A
5. PA x P CxP
6. P4R CxC
7. PxC PxP
8. PxP A5C +
9. A2D A x A+
10. DxA O-O
219
tinuación 21 . T x PA seguirá 21 . ¡Alekhine ha ejecutado en bre
. . . , D x P!!; 22. T x P + , R x T; 23. ve tiempo tantas y tan buenas
D7D + , T2A; 24. D4D + , Rl C ; 25. j ugadas, que se le puede perdo
C x T, D x C ó 22. T x T + , C x T, nar este error! Prosiguiendo 23.
y el ataque de las blancas se ha P3C, las blancas limitarían aún
brá disipado, mientras los peones más la acción de las tres piezas
negros del flanco de dama cons negras.
tituirán un peligro serio. Por tan
to, urge dar una salida al rey 28. D3A
blanco. 29. C4R D7A
30. TIAD
21. P4TR T4A
22. T5D T x T? Diagrama núm. 145
220
C6R?, D8D + ; 36. R2T, D3D + ! y En este movimiento se suspen
37 . . . , D x T ) , 35. . . . , T x D; 36.
. dió la partida, y el análisis pos
C6R, R2A; 37. C x C, P3TR: 38. terior convenció a Alekhine de
PST, PSA; 39. C6C, las blancas que había de buscar su salvación
hubiesen podido materializar su en las tablas. El procedimiento
ventaj a. para evitar su ruina ofrece inte
rés por los interesantes artificios
31. P3TR tácticos.
32. C3C
41. P4T
y aquí, 32. T8A también era 42. P3C!
más fuerte.
Ésta es la primera medida pre
32. C3R paratoria para las próximas esca
33. D5R D3T ramuzas. Es necesario cubrir un
34. CSA D6D poco al rey de posibles j aques.
35. R2T
42. PST
La continuación 35. T8A + ,
R2T; 36. C x PT!?, CID ; 37. CSA Alekhine estimó que las ne
hubiese producido complicaciones gras podían haber luchado con
interesantes y, después de 37 . . . . , mayor contundencia, si hubiesen
D8D + ; 38. R2T, D x P + ; 39. RlC, proseguido 42. . . . , RlT; 43. T4CR,
continuaría planteado el proble PST; 44. T x PC, P6T; 45. T4C,
ma de si las blancas compensa TID; 46. T4AR; aquí se produ
ban la entrega del peón por la cirán asimismo dos variantes: 46 .
iniciativa. . . . , C6D; 47. D x C, P7T; 48. T4TD,
y 46 • , P7T; 47. D x P, C6D; 48.
. . .
22 1
45. P xP+ PxP Diagrama núm. 147
•
Diagrama núm. 146
ti
222
Esta variante se utilizó muy El negro está preparado, y es
poco en tiempos de Alekhine, y pera que el contrincante se deci
apenas si se practica en la actua da. Éste no vacila en romper el
lidad. Porque las negras pueden centro; pero no consigue sacar
mantener el equilibrio y, además, una ventaja importante.
suele producir una lucha tran
quila. 21. P50! PA x P
22. PxP C4A
7. P30 P3A
8. A3R 020 La respuesta de Euwe es im
9. P40 P3CR precisa. Verdad es que hubiera
1 0. A2R A2C sido peor continuar 22 • , A x C?
. . .
29. 03R
223
32. D7R 1) 41. . .. , R2C; 42. C5A + ,
33. TIAR CxA P x C; 43. D3C + y 44. D x T.
34. DxC D4C 2) 41. RIT; 42. e6A,
35. D3A! TIC A x P + ; 43. T x A, D8A + ; 44.
36. TIC D3T R2T, D x C; 45. T x P, y no pue
37. TlD den defenderse.
43. TIR
44. D3AR T7R
4� C4D! T7D
46. C6R + R2R
47. C4A!
224
48. RIT T7T Era más simple proseguir 56.
D6A + y 57. D2A, aunque no hu
Diagrama núm. 150 biese variado lo fundamental del
asunto.
56. R2R
57. P4CR P4T
58. PxP P4A +
59. R3A T6D +
60. R2R T6R +
61. R2D T5R
62. P x P.
225
bastaría que uno de los grandes ha tenido en cuenta que el al
maestros la practicase una vez y fil blanco será más fuerte que
lograse ganar bellamente la par el caballo negro en la fase final.
tida para que esta variante, cu Por ello, tenía que haber pro
bierta de polvo por el paso del seguido 1'7 . . . . , T ( lT) 1C e inten
tiempo, volviese a estar de moda tando crear situaciones peligrosas
y fuese un huésped frecuente en en la columna abierta CR; mas
los torneos. no tomar el caballo.
La última jugada de Alekhine
no es la más fuerte, por cuanto 18. PxA T ( lT ) 1C
permite a Euwe igualar sin ma 19. 03R R1C
yores dificultades el juego. El mo 20. P3C T20
vimiento 8. P3A y el siguiente 21. T (lT)1C 07A
P4R provocan una lucha contun 22. T ( IA) lR 070!
dente.
Las negras pretenden simplifi
8. 040 car el j uego, porque la posición
de su rey enfrente de la torre
Esta respuesta es muy fuerte, adversaria puede dar motivo para
pues amenaza 9. . . . , O x C como 9. diversas amenazas tácticas.
C5R.
23. OxO TxO
9. AxC OxC 24. P4AR C3e
10. 020! 25. A4A T O C ) 10
26. T6R TI-3D
Con esta sutileza táctica, las 2'7. T ( l C ) 1R R2A
blancas logran destruir la estruc 28. TxT TxT
tura de peones negros.
Diagrama núm. 151
10. PxA
11. P4R 06C
12. PxA C20
1 3. PxP PxP
1 4. A2R 0-0-0
1 5. O-O P4R!
226
ahora, será pronto el primer per Diagrama núm. 152
sonaje en esta acción.
29. P4T!
29. R2D
30. R2A C2R
31. R3A C4D?
227
na, realizó varias partidas exce No puede decirse que la idea
lentes, de cuya profundidad de de ese ataque sea propia y pri
ideas continúa admirándose la vativa de Alekhine, pues se halla
afición. Son particularmente des en partidas anteriores a ésta, j u
tacables las dos que j ugó con sus gadas con la defensa eslava y la
históricos rivales y que ofrece Caro-Kann. y tiene por objeto
mos a continuación. forzar a l as negras a que prosi
gan 10 • P3T, después de 9
. . ., .
D3C. 1 3. C x A! CxC
228
aún más su dispositivo. Tras esto, 21. CIA
Alekhine mantendrá la ventaja 22. D5A + RIC
del peón citado mientras no re 23. TIC P4CD
fuerce totalmente la posición de
sus piezas, y lo restituirá cuan Podría parecer que Euwe ha
do la haya reforzado. sorteado las dificultades: tiene
defendido su flanco de rey y po
14. PxP C3A drá tomar pronto el peón blanco
15. A3A A5C 5T. Pero Alekhine ha preparado
16. T1 A RIA un golpe táctico que debilitará
nuevamente la posición de las ne
Pronto se verá claro que el rey gras y dará más fuerza y acti
negro no está seguro en la ca vidad a las piezas blancas.
silla lA y que enrocar valía tan
to como perder inmediatamente. 24. P6T!
24. PxP
229
. . . , P X P; 2S. A x C + , R x A; 29. les! En caso de que la torre ne
D5R + . gra abandonara su primera hori
zontal, se ganaría prosiguiendo
2S. PxP C2R x P 32. DSA.
Partida 6S
Defensa francesa
Con esta jugada las negras
pierden ahora una pieza ; pero no Alekhine Capablanca
pueden conjurar a un tiempo to Torneo del AVRO, 1 93 8
dos los peligros. En caso diverso,
les amenazaba no sólo 32. P4R, 1. P4R P3R
sino también 32. D3D + , RlT; 33. 2. P4D PID
P4R, T6A; 34. P x C!, T x D; 35. 3. C2D C3AR
A x C + , R2T; 36. A4R y j aque
mate. ¡Y así, queda demostrada Este movimiento es una sor
la fuerza de la pareja de alfi- presa. Aquí se suele proseguir 3.
230
· . . , P4AD; pero las negras se que biar los alfiles de casillas blan
dan con un peón aislado en su cas ; pero Alekhine se opone a
casilla 4D, lo cual repugnó siem tal pretensión. A pesar de la pér
pre a la idea que Capablanca dida de algunos tiempos, le con
tuvo de la posición. Le agradaba venía tener presente la enérgica
j ugar contra los peones aislados; continuación 13. . . . . P4A.
mas le desagradaba tenerlos en su
posición. 14. C3A P4TD
23 1
Después de haber asegurado el Diagrama núm. 156
flanco izquierdo, Alekhine se dis
pone a actuar en el derecho; su
plan consiste en reforzar la de
fensa del rey, adelantar el peón
TR como medida exploratoria y
lanzar todas sus fuerzas sobre la
posición del rey contrario.
17. P4A
18. R2C C2A
19. D2D!
232
D2AR, Y las negras no pueden Diagrama núm. 157
eludir el mate.
28. A x C+ !
31. D2AR
Tras lo cual la torre negra tie 32. RxP C5T
ne que tomar el alfil y ocupar
una posición desventajosa en o bien 32. . . . , C4C; 33. P x C,
sumo grado, pues el rey no pue D4A + ; 34. R3C y la amenaza 35.
de tomar: 28. . . . , R x A; 29. DlC + , TI AR.
RlC; 30. e6C.
33. CxC DxP+
28. TxA 34. R3C D2A
29. C6C AlD 35. C3A P4T.
30. TDlAD
A Capablanca se le agotó el
Jugada muy prudente. Como el tiempo cuando hizo esta jugada ,
caballo n o puede salir de su po si bien ello no influyó en el re
sición, Alekhine se asegura pre sultado de la partida, debido a
viamente el dominio sobre la co la crítica situación de las negra').
lumna abierta.
233
8. P3A C4TD 13. AxC
9. A2A P4A 14. DxA
1 0. P4D D2A
11. CD2D También se puede j ugar 14.
P x C y llevar el juego por la co
Los expertos en la apertura es lumna abierta CR; pero Alekhine
pañola discuten continuamente prefiere ejecutar el plan que se
sobre si las negras deben jugar ha trazado.
A5eR o no. En aquel tiempo, no
inquietaba este movimiento del 14. PA x P
alfil negro; actualmente, las blan 15. C5A PxP
cas juegan P3TR como medida 1 6. D x P! TRIAD
profiláctica.
Esta acción defensiva es a la
11. O-O vez táctica, por cuando las blan
12. C1A A5C cas perderían su alfil de casillas
blancas después de 17. C x A + ,
234
centrales abiertas, mientras las 28. D2A C3R?
torres negras permanecen pasiva
mente en la retaguardia. Esto debilita sensiblemente la
posición. El traslado de esta há
20. TDIA? bil pieza al escaque 4R por el
3AD ofrecía a las negras mejo
Esta imprecisión supone una res garantías utilizándola, tanto
pérdida de tiempo. Procedía 20. en el contraataque como en la
TDID, 21. P3TD y el traslado del defensa del punto de apoyo 2AR.
alfil 3D a la casilla 2T; plan
29. P4TD TI-lA
que Alekhine realiza con dema
30. TIAR! T6-2A
siada lentitud.
31. TIC D3A
32. P5T
20. D2C
21. P3TD P3C Alekhine alterna hábilmente el
ataque en el flanco de rey con
Fine no tiene inconveniente en amenazas en el de dama. Había
debilitar las casillas de color ne peligro de 33. T6C.
gro, con objeto de colocar el ca
ballo 3A en la casilla 5D y crear 32. ... C4A?
algún contrajuego.
Este movimiento ocasionará in
mediatamente la pérdida de la
22. C6T + AxC
partida ; de todos modos, la situa
23. AxA C5D
ción de las negras es grave. A la
24. TDID P5C
mejor jugada defensiva, 32 • , . . .
25. P4A!
TIT, las blancas responderían
con 33. TI-lA Y 34. A4AD con lo
Las blancas intentan abrir la
que dominarían las principales
columna AH e iniciar el ataque
columnas y diagonales.
al punto adversario 2AR. Las ne
gras han de tomar ese peón ; en
33. A4AD D2D
caso contrario, P5A del blanco
ocasionaría peligros difíciles de Diagrama núm. 160
conjurar en este flanco.
25. P x PA
26. DxP PxP
27. PxP T6A!
235
34. D2T! lidades, si hubiesen proseguido 9.
. , D x A; 1 0. C5R, C x C; 11.
. .
Partida 70
Defensa Caro-Kann
Alekhine Eliskases
Olimpíada de Buenos Aires, 1 939
1. P4R P3AD
2. P4D P4D
3. PxP PxP
4. P4AD C3AR
5. C3AD P3R Al parecer, Alekhine intentó
6. C3A A2R llegar a esta posición o, por lo
7. PxP menos, no se opuso a la misma.
Se diría que está esquilibrada ;
Se ha jugado la conocida va pero si nos fij amos bien, des
riante del ataque Panov ; ataque cubriremos que las blancas tie
que lleva casi medio siglo de exis nen alguna ventaj a : la dama y
tencia. En esta variante el blan el caballo son más activos que el
co suele atacar; pero Alekhine caballo y la dama de las negras,
prefiere consolidar la posición de que SP. ven obligadas a defender
los peones centrales y simplificar su peón 4D. Desde luego. es muy
el j uego por razones psicológicas. difícil materializar esas pequeñas
ventaj as ; sin embargo, hay que
7. CxP considerar la habilidad de nues
8. A5CD + A2D tro biografiado para resolver si
9. A x A+ CxA tuaciones como ésta.
236
Aquí era conveniente 16 . . . . , sición de las blancas? El domi
P3A, para impedir el salto del nio de la columna de rey y la
caballo blanco a la casilla 5R. oportunidad de penetrar por ella
en el campo del adversario. Por
17. C5R otra parte, la posición del rey ne
gro no es sólida y, por lo mismo,
Si ahora P3A, se debilitaría el será objetivo del ataque directo
escaque 3C. No se puede hablar de las blancas.
todavía de la victoria del blan El procedimiento que sigue Ale
co, aun cuando su ventaja cada khine para utilizar estas dos pe
vez es más clara. queñas ventajas se puede consi
derar como clásico.
17. T2A
18. P3C! T1-1AD 22. T8R + R2T
1 9. TxT TxT 23. P4TR!
20. D5C C2D
Con la intención de continuar
Las negras han cometido un P5T, lo que inquietará todavía
error, pues un final de piezas ma más al rey negro.
yores favorece a las blancas; po
dían igualar siguiendo 20. . . . , T2R 23. P3T
y 21 • P3A; de ese modo, de
. . .,
237
30 • . . . , P x P; 31. D x P, T x P; 32. sición de la torre aseguran la
D'7D + , Y mate en pocas jugadas. victoria.
238
Esta jugada posibilita a Alekhi 17. C5C! A2D
ne terminar antes el desarrollo 18. D2A! P4A
de la apertura ; por ello, era me
Diagrama núm. 164
jor proseguir 6 . . . . , P3A.
7.
8.
P x PD
A2D
CXP
C3AD
�. �"'''���
�,,,,....)�
•i
• '�.
9.
1 0.
P3TD
PxC
CxC
A4T
�f i
�"'� �m�
11. O-O _ .t\ �_//� i
�w�
•
Las negras experimentan cier • • i �
���
• •
tas dificultades en movilizar el " "'%
a lfil l AD que continuará siendo
el principal defecto de su posi
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ción, aunque vayan a efectuar
• oSo ��
unos cambios para simplificar el
juego. �""'� • �. �"'�
B
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��
l'1"m� ��
a:,,,,,� ·�"o,�
11. PxP
1 2. PxP AxA
Golombek no advierte la bella
13. DxA D2R
combinación de Alekhine; aunque
14. D2C! TID?
parece mej or 1 8. P3CR; 19. . . .•
las piezas del campeón del mun D X A; 21. TID, y el negro pierde
do operarán activamente. la dama, pues, si se retira de la
diagonal 7TD- l CR, se producirá
15. T ( 1AR ) 1 AD D3D el mate : 22. D2T + , RIT; 23.
1 6. P3R TIC C7A x , R1C; 24. C6T + , RIT; 25.
D8C + , T x D; 26. C7A j aque y
Al fin, la jugada j usta ; pero las mate.
negras han perdido mucho tiem y la retirada del caballo oca
po. y Alekhine inicia una serie siona la pérdida de un peón.
de excelentes maniobras, cuya fi
nalidad es debilitar la posición 19. C2R
del contrario. 20. PxP AxP
21 . TID D4R
239
A 21. . . . , C4D seguía 22. C X A, El peón de más y la ventaja
O x C; 23. D4A, y las negras per posicional darán pronto la victo
dían una pieza. Cualquier otra re ria a las blancas.
tirada de la dama les ocasionaba
igualmente la pérdida de un peón. 24. T x T+
25. TxT TIR
22. A x P! 26. A3A P3T
27. T6D D4R
El alfil no se puede tomar aho 28. D4A + R2T
ra ni después del cambio de to 29. T x PTD T1AD
rres, porque se da mate con l a 30. D7AR T8A +
torre desde el punto 8D. 31. R2C.
240
5
LA G U E R RA Y E L AJ E D R EZ
241
gentes del aparato propagandístico nazi estimaron conveniente apro
vechar la participación del campeón del mundo en los torneos ce
lebrados en los países de la Europa ocupada. Y no se equivoca
ron ; pero Alekhine iba a pagar posteriormente muy caro este he
cho . . .
A partir de 1 94 1 , y en el transcurso de dos años, interviene en
todas las competiciones que se organizaron en los territorios domi
nados por el ejército alemán.
Ya había superado la crisis que precedió a la competición indi
vidual con Euwe y le sucedió. Participa con fortuna en torneos en
los que toman parte maestros destacados. Aunque anda en los cin
cuenta años y lleva tres decenios y medio actuando en competicio
nes, su juego, sus ideas, su audacia y su energía conservan el vigor
juvenil de antes. Verdad es que ha de compartir los puestos segundo
y tercero en el torneo de Muních ( 1 94 1 ) ; pero en los siguientes le
vemos a la cabeza de la clasificación : en el de Cracovia ( 1 94 1 ) gana
seis partidas y empata cinco, y en el de Salzburgo ( 1 942) obtiene
siete victorias y sufre dos derrotas y un empate. En los de Munich
y de Cracovia, celebrados en el año 1 942, pierde una partida en
cada uno de ellos; a pesar de esto una serie de victorias brillantes
le sitúa en el primer puesto.
Y empieza el bienio 1 942-1 944 ; en las competiciones de este pe
ríodo no pierde una partida, a pesar de que participan los grandes
maestros Keres, Bogoljubow, Saemisch y otros importantes ajedre
cistas europeos. Se da la curiosa circunstancia de que Keres j ugó
varias partidas con él durante la segunda guerra mundial y no pudo
ganarle ninguna.
Tras haber vencido en el torneo de Salzburgo ( 1 942) y en los de
Praga ( 1 942 y 1 943 ) , el destino le tiene reservado otro infortunio:
contrae la escarlatina a la edad de cincuenta y un años. Da la
casualidad de que lo internan en un hospital de Praga, donde falle
ció catorce años antes, y de la misma enfermedad, su amigo Ricardo
Reti, gran maestro y teórico de renombre. Logra superar la dolen
cia, pero su salud queda muy quebrantada. Esta grave enfermedad
produjo un cambio brusco en la carrera ajedrecista de Alekhine : sus
intervenciones en los torneos ya no llevaban la etiqueta de primera
calidad como llevaran en San Remo y en Bled ; si continuaba clasi
ficándose primero, se debe a que los participantes eran jugadores
de segunda y tercera categoría ; por otra parte, el carácter de sus
victorias era muy distinto de antes.
Hacía tiempo que tenía pensado abandonar los territorios ocupa
dos por Alemania y, al fin, lo consiguió. El Reich empezaba a des
moronarse, y no se estaba para el aj edrez; además, las victorias de
ese ruso indomable sobre los ajedrecistas alemanes y sobre decenas
de oficiales del ejército en simultáneas fastidiaban a los funcionarios
nacionalsocialistas.
Al punto que le dieron de alta salió de Praga para España, de
donde se trasladó posteriormente a Portugal. Esta vez viajaba solo,
pues Grace había decidido permanecer en París, para cuidar lo poco
242
que les quedaba de su casa en los alrededores de Dieppe, «saqueada
científicamente por los alemanes» al decir de Alekhine.
El maestro Lupi prosigue diciendo: «En 1 943, salí para Gijón. En
el andén de la estación me recibió un hombre alto y delgado con
gestos de autómata : era Alekhine. Al verle me estremecÍ. ¡Cómo
había cambiado! En lugar de una persona arrogante y de buen porte,
cuyos gestos parecían haber sido estudiados ante un espej o, vi un
espectro, de voz temblorosa y manos débiles; manos que buscaban
las mías cuando hablaba y parecían dar a entender: "¿Comprende?
¿Comprende lo que eso significa? " ¡Enfermedad, pobreza y so
ledad ! » .
Lupi continúa refiriendo los últimos días d e nuestro personaj e :
«Recibí una carta del doctor Martínez Moreno; e n ella, e l conocido
cardiólogo español me comunicaba que la tensión sanguínea de Ale
khine medía 280, que continuaba tomando bastante simpatina y que
había superado el colapso .• » .
Los aj edrecistas españoles acogieron y ayudaron a l decaído cam
peón del mundo. A este fin, organizaron varios torneos con juga
dores de categorías inferiores en los cuales recibió premios en
metálico. Las simultáneas fueron menos frecuentes, por cuanto no
estaba en condiciones de poder darlas. Había que salir del paso como
fuese: le encomedaron que diese una serie de lecciones particulares
al j oven ajedrecista A. Pomar, que llegaría posteriormente a gran
maestro internacional, y le editaron unos libros en colaboración
con un aj edrecista español.
A pesar de todo, no era posible sostener más de un año a una
persona que se alojaba en un hotel y gastaba las pocas pesetas
que tenía en la barra del bar. Alekhine lo comprendió y Pidió a
sus amigos portugueses que le gestionasen la entrada en Portugal. En
la capital portuguesa, se organizaron asimismo torneos con premios
en metálico y simultáneas, poco populares en aquel tiempo. Pero
eso sirvió de bien poco; el campeón del mundo decaía y se aban
donaba moralmente.
Entonces se anunció el final de la guerra,1 y Alekhine pensó re
gresar a Francia ; pero no se recibía ninguna noticia de allí ni le
mandaban el visado de entrada en su país de adopción. Ante tal
situación, un portugués le escribió una carta a Grace; en ella le
decía: «Desde que llegó aquí, su esposo se halla en una situación
muy crítica ; está enfermo, no tiene dinero y vive realmente de li
mosna en la habitación de un hotel. . . ». Pasaron los días y las se
manas; mas ella no respondió a dicha carta . . .
Enmudecida l a máquina bélica, l a vida aj edrecista volvió a reani
marse. Los ingleses fueron los primeros en reanudar las temporadas
de competiciones internacionales. Organizaron el torneo de Londres
para el mes de diciembre de 1 945, y el tradicional torneo navideño
de Hastings para fines de 1 945 y principios de 1 945. Por supuesto,
243
no olvidaron al campeón del mundo, que recibió una invitación ofi
cial para tomar parte en los dos torneos citados.
Las perspectivas de volver a la actividad ajedrecista le animan ;
él y Lupi, igualmente invitado a participar en dichos torneos, hacen
las maletas para emprender viaj e a Inglaterra. Todavía está débil
y enfermo; pero, ¿qué importa el estado de salud cuando el futuro
se presenta despejado y prometedor? Se vislumbran muchas compe
ticiones, el pensamiento está lleno de ideas nuevas y los cuadernos
contienen muchas novedades introducidas en las variantes de aper
tura. Piensa : « ¡Las practicaré en Londres! ¡Que se den cuenta de
la clase de j ugador que soy todavía».
En este tiempo, Alekhine recibió una mala noticia: los ingleses,
los severos, deportistas y conservadores ingleses, se retractaron de la
invitación que le habían mandado; al principio, creyó que se trataba
de un error. ¡No era posible tan inhumano y despiadado acto! ¿No
se daban cuenta?
244
conferencias ni en simultáneas. En suma, obstrucción, privación de
derechos. miseria . . .
¿ Por qué n o se recurrió a la Federación Internacional de Aj e
drez? ¿Qué derecho tenían los participantes en la sobredicha reunión
a eludir los procedimientos oficiales en provecho de sus propios in
tereses? El motivo de tal hecho se conoció después de la muerte de
Alekhine, después de que en la asamblea general de la FIDE se
presentase la propuesta, y hasta se pusiese a votación, de organizar
un encuentro entre Euwe y Reshevsky para disputar el campeonato
del mundo. Si tenía el primero derecho a heredar el título por ser
el único excampeón que estaba con vida, eran claras las preten
siones de ciertos representantes del ajedrez estadounidense.
Enfermo, desamparado y dado de lado por aquellos con los cua
les recorrió un largo camino deportivo, Alekhine se consumía lenta
mente en una pequeña habitación del hotel Park en Estoril, paraje
caji desolado en invierno, sin perspectivas ni medios económicos ni
apoyo; comprendía que Lupi solo no podía hacer nada. Los días
transcurrían sin traer una noticia alentadora; pasaba la mayor parte
del tiempo en cama o andaba por la estancia cual un león en
j aulado.
Sobre este particular, Lupi comenta: «Un día, me llamó por telé
fono y me dij o con voz empañada que estaba sin dinero ; que nece
sitaba unos escudos para comprar tabaco . . . ; que la soledad le de
primía ; que tenía que vivir y experimentar la vida; que había
desgastado el suelo de tanto andar de un lado para otro, y que lo
llevase a cualquier otro lugar . . . ».
2. Del persa " sarapa" . Vestimenta larga, abrochada por delante, con cinturón
y mangas blancas o sin ellas, que usaron las campesinas rusas. Actualmente es ves
tido de verano. (Pablo Morán. )
245
años y, sin embargo, me conmueve recordar su estado ... A ello
contribuía el haber vuelto a beber mucho.
-¿Con qué? -exclamé yo-. ¡Estaba sin dinero!
-Estimado amigo, cuando uno carece de recursos y está rodeado
de gente con algún dinero tiene siempre esperanzas de recibir una
limosna, aunque sea cosa tan insignificante como una copa de coñac
o un vaso de vino. ¡Al fin y al cabo, era el rey del ajedrez, y no
necesitaba mucho para decaer. . . !
Numen prosiguió diciendo:
-Pasaba muchos ratos en mi habitación y me pedía con frecuen
cia que interpretase alguna pieza. Particularmente le agradaba es
cuchar la antigua canción rusa «Madre, no me hagas un sarafán
colorado». Estábamos solos en la penumbra de la estancia. ¡Nunca
tuve tan extraordinario auditorio! Silencioso e inmóvil, entornados
los oj os y húmedas las pestañas, estaba sentado y mantenía su bella
cabeza inclinada sobre el pecho. Alekhine era muy sensible � tenía
una ternura insólita que traslucía en sus oj os cuando escuchaba
música . . . ¿Pensaría en su casa paterna, sus parientes, su madre? . .
Un rayo de luz..•
246
ron de todo corazón la noticia del encuentro entre los dos ajedre
cistas más fuertes en aquella época. A este respecto, un periódico
checoslovaco comentaba : «Cual una madre solícita, Rusia extiende
los brazos a su hij o pródigo en los momentos más difíciles de su
vida» .
Aquella noticia de la patria hizo que cambiase inmediata y total
mente: dejó de beber y se puso a repasar diligentemente las aper
turas. Sobre este particular Lupi dice : «Le pregunté qué sistema de
apertura usaría en el encuentro con Botvinnik. Le relucieron j ovial
mente los ojos, y contestó : "Pienso prepararle una pequeña novedad.
Aplicaré los sistemas abiertos, para llevarlo a la apertura española".
Luego agregó : " Pero, ¿quién descubre sus armas secretas?",.
Esas horas felices embellecieron los últimos días de vida de este
gran genio ruso . . .
El señor Numen concluyó diciendo : «Me levanté tarde y esperé
que me sirviesen el desayuno en la habitación. Llamaron discreta
mente a la puerta, y entró el camarero, por cuyo aspecto sospeché
que ocurría algo malo.
»-¿Se encuentra mal? -le pregunté.
»-No . . . ; estoy perfectamente -contestó con voz baj a el portu-
gués, pero tenía morados los labios y le temblaba la bandej a.
»-Entonces, ¿qué ha ocurrido?
»-Alekhine ha. . . muerto.
»-jAlekhine! ¿Cuándo? ¿Cómo? -exclamé, suspenso y conmo
vido.
»-jEso es horrible, señor profesor! He ido a llevarle el desayuno
y me lo he encontrado muerto y sentado a la mesa. La cena de ayer
estaba intacta, pero la servilleta estaba desplegada.
»Me dirigí inmediatamente a la habitación de Alekhine. En la
puerta había un policía, que me detuvo y dij O :
»-No s e puede pasar. Esperamos a l médico forense, para que
determine las causas de esta muerte. Puede verlo desde el umbral
si lo desea.
»Abrí la puerta. Las cortinas estaban desplegadas y ardía la
luz, aunque era completamente de día. En la mesa había unos pla
tos y junto a ella un tablero de ajedrez con sus piezas sobre el
soporte para las maletas. Mi amigo estaba sentado en el sillón, con
los brazos colgando y con su bella cabeza descansando sobre el
pecho. Parecía estar escuchando atentamente las notas de mi violín
La biografía continúa
247
drez con los honores correspondientes, pero se encontraron con difi
cultades imprevisibles.
Un asunto tan simple como dar sepultura a Alekhine suscitó
vivas discusiones. Y así, los citados ajedrecistas obtuvieron permiso
para inhumar al campeón del mundo a los veintitrés días de haber
fallecido. En las discusiones arriba citadas intervinieron la embajada
francesa en Lisboa, el Ministerio de Asuntos Exteriores portugués
y las autoridades eclesiásticas del país, árbitros del alma humana.
¿ A quién le importaba el campeón del mundo y el recuerdo de él?
jA nadie! Lo que importaba era sepultarlo según las leyes. . .
Por fin, el 1 6 de abril d e 1 946 s e decidió que los restos mortales
de Alekhine fuesen enterrados en la sepultura del ajedrecista Ma
nuel Esteva en el cementerio de San Juan, cerca de Estoril. ¿Imaginó
alguna vez este ajedrecista que habría de compartir su sepultura
con el genio del ajedrez? ...
Quedaba su herencia, y particularmente el nombramiento de cam
peón del mundo. «Quisiera morir sin haber sido vencido», dij o mu
chas veces a sus colegas. Y se cumplió este triste deseo. El asunto
relativo a la herencia del título suscitó discusiones enconadas. «Max
Euwe, ex campeón del mundo, es el único heredero legal del título»,
decían unos. «No! los grandes maestros norteamericanos también
tienen derecho a heredarlQ»), respondieron unas voces desde el otro
lado del océano, aun cuando no les asistiese la razón. Pero la mayor
parte de ajedrecistas defendió obj etivamente el método más justo
en cuestiones deportivas: convocar a los mejores grandes maestros
para disputar en buena lid el derecho al trono ajedrecista.
La asamblea de la FIDE, celebrada el año 1 947, aceptó esta últi
ma proposición y designó a los cinco mejores ajedrecistas: los sovié
ticos Miguel Botvinnik, Pablo Keres y Basilio Smyslov, el holandés
Max Euwe y el norteamericano Samuel Reshevsky.
Botvinnik fue proclamado nuevo campeón del mundo, y le siguie
ron Smyslov y Keres en la clasificación, con lo cual los grandes
maestros de la patria de Alekhine confirmaron su aspiración a los
puestos más elevados del ajedrez internacional.
En su trabajo por conocer a fondo el ajedrez, los maestros y re
presentantes de un ingente número de aficionados han tenido siem
pre en cuenta los príncipos tácticos y estratégicos, que Alekhíne
formuló y verificó en las competiciones ajedrecistas de mayor relieve.
Los mejores teóricos soviéticos prosiguen estudiando y desarrollando
todo lo que él aportó a la teoría del ajedrez. En la URSS se han
hecho varias ediciones de sus valiosas partidas y profundos comen
tarios, y lo más selecto de sus artículos y libros se ha publicado
en volúmenes, que sirven de manual para el adiestramiento de nue
vos maestros.
Alejandro Alekhine consiguió volver a la patria después de su
muerte; consiguió volver a su actividad, a sus obras profundas e
interesantes, porque en ella se le comprendió y se le ensalzaron sus
méritos. En el décimo aniversario de su fallecimiento se resolvió
gestionar el traslado de sus restos mortales de Portugal a la patria.
248
a Moscú ; con ello se pretendía culminar la serie de actos en su
honor, y cuyo programa consistió en el torneo internacional de
Moscú y en torneos y conferencias sobre su vida y su árte en todas
las ciudades del país.
Un delegado de los ajedrecistas de la Unión Soviética viaj a a
París, para gestionar el asunto y obtiene la autorización para tras
ladar los restos mortales del campeón del mundo a Moscú. El pre
sidente Folke R4:>gard y los vicepresidentes de la Federación Inter
nacional atienden la gestión y no se oponen a ella, siempre y cuando
la Unión Soviética cargue con los gastos. Parecía que el asunto es
taba solucionado: al fin, el pobre errante tendría asiento fij o en su
tierra natal. Pero la mala suerte persigue a ciertas personas, in
cluso después de haber abandonado esta vida. En plenas gestiones
se presentaron en la sala una mujer entrada en años, pero de as
pecto altivo, y « monsieuT» Berman, vicepresidente de la FIDE,
anunció :
-Les presento a «madame» Grace Wishaar, viuda del extinto
campeón del mundo.
y ella dij o :
-Quiero que mi pobre Alexis yazca junto a mi ventana, para
poder yo verter mis lágrimas sobre su sepultura.
No hubo forma de que la muj er accediese a la proposición de
nuestro delegado, por más que lo intentasen los dirigentes de la Fe
deración Internacional. Le propusieron asistir a los actos conmemo
rativos del décimo aniversario del óbito de su esposo. Mas no se
dej ó convencer. No se pudo hacer nada, pues la ley protegía a la
viuda. Dos meses más tarde se enterró un pequeño féretro, proce
dente de Portugal, en el cementerio de Montparnasse. Grace V/is
haar falleció dos semanas antes de celebrarse el homenaje a su
extinto esposo.
Al cabo de diez años. o sea en 1 966, visité con un grupo de
turistas el cementerio de Montparnasse. El guardián me indicó una
-
modesta lápida 3 en la que se leí a : «Alejandro Alekhine. 1 892- 1 946.
Genio ajedrecista de Rusia y de Francia». Y junto a ella había otra
con la inscripción : « Grace Wishaan. Sobre la sepultura se veían
unos ramos de flores todavía frescas. Depositamos un ramo de rosas
en ella, y pregunté al guardián :
-¿Quién cuida la sepultura?
Con el tono de voz tétrico que distingue a los guardianes del
camposanto, me contestó:
-Por aquí pasa mucha gente.
-¿La visitan parientes de él o de ella?
-No . . . Los aficionados al ajedrez de diversas nacionalidades de-
positan ramos de flores.
3. Kotov tiene un raro sentido del valor, pues la "modesta lápida" es una tumba
con el busto de Alekhine tallado en mármol de Carrara, sobre un monumento de
granito rojo que representa un tablero de ajedrez. (N. del E.)
249
PARTIDAS DE LOS ÚLTIMOS �OS
1. P4R P4AD
2. P3AD
2. P4D
250
A4CD, D x PD ( 1 5. . . . , O-O ; 1 6 . 2) 1 1 • . . . , A x C3AR; 12. P x C,
A x C3A) ; 16. T ( lT) 1D, Y las A x A ( 1 2 . . . . , A x P6A; 1 3. P x A,
blancas castigarán duramente el D x T ; 14. D2A, P4CD; 1 5. C x P ! ) ;
retraso de desarrollo de las ne 13. P x P!, T1CD; 14. P x A!, D x T¡
gras. 15. D x A, y la dama negra que
da atrapada.
11. P5D!
251
den enrocarse, pues a 16. D x C Es una de las pocas veces que
seguiría 16 . . . . , TIR. Pero . . . Alekhine j uega la defensa india
clásica.
15. O-O
16. C3C! 4. C3A P4R
5. P3CR P3A
De ese modo, se da cima a esta 6. A2C A2R
excelente combinación. Las ne 7. O-o O-O
gras se ven forzadas a cambiar 8. D2A PxP
damas, tras lo cual la torre blan
ca podrá tomar el caballo. Alekhine no era amigo de las
j ugadas de espera ni de las re
16. D3T agrupaciones estructurales lentas,
17. DxD PxD que practicaban entonces los co
18. TxC nocedores de este " sistema defen
sivo. En la actualidad se prosigue
Caballo y alfil por torre supo 8 • , TIR, 9. . . . , AlA y, luego,
. . .
252
15. T ( 1T ) 1 A A1D 19. AxP
1 6. P3R A3C 20. DxA TxD
21. CXP
Diagrama núm. 167
Por lo pronto, las blancas com
pensan la pérdida de la dama
con dos piezas menores y el ata
que contra las torres negras, uno
directo y otro indirecto, con 22.
C7A.
21. T7R!
1 7. C2R C5R
1 8. C4A C x PA
1 9. D x C?
253
23. A6T!! 4. PxP
5. C3An C3A
Este movimiento es peligrosísi 6. A5C P3R
mo. El alfil se· ha librado del ata 7. C3A A2R
que de la torre blanca y amena 8. A3D O-O
za al A2C, al paso que defiende
el escaque lAD y evita que dicha Se ha llegado a la conocida po
torre lo ocupe; por otra parte, no sición en que, tras la captura del
se puede tomar, pues, de hacerlo, peón blanco 4A, las blancas tie
el rey blanco encontraría mate en nen aislado el 40 con el que pue
cuatro jugadas. Véase: 24. . . . , den atacar cuando lo crean opor
D6R + Y D6R-6A-7A-7T. tuno.
Buen ejemplo de la inventiva
táctica de Alekhine. Me gustaría 9. O-o PxP
saber en qué instante vio la po 10. AxP P3CD
sibilidad de atacar definitivamen 11. P3TD A2C
te con el alfil. 12. D3D!
254
20. D x P + , y el ataque de las segura continuación 1 9. . . . , CID;
blancas hubiese sido demoledor. 20. A x A, C x A conduce a un jue
go en el que las posibilidades de
16. A3A R1T las blancas son algo mejores; po
17. T ( lA)1R sibilidades que les facilitan con
tinuar el ataque, mediante 21.
La continuación 17. D4A?, T x P, C4A; 22. T8R, T1D; 23.
C4R!; 1 8. P x C, A x A empeoraba T ( lT ) l R ó 21. D5R, T5CR; 22.
a todas luces la posición de las P3CR, C4A; 23. T (lT) 1D, Y pe
blancas. netrar en el campo del contrario.
Pero las negras no están dis
17. T ( lT ) 1D puestas a aceptarlo.
255
Diagrama núm. 170 32. D4C
33. C4D T3A
34. A2R!
34. R3T
35. C2A T2A
36. C3R P3C
37. A4A D5A
38. T6D T2AD
39. P3CD R2T
40. P4T
27. P5T
28. T (1R) 1D R2T
29. A6T T2A
30. T7 -6D D4C
31. T6-5D D5A
32. C2R!
256
activa la torre lA, tras lo cual el transcurso de la partida, pues
las piezas blancas atacarán el no da a las blancas tanta ventaja
peón negro 3CR. como la continuación teórica
C O C ) 2D-IA-3R o 3CR.
44. PxP
45. TIA x P R3T 12. A5C
13. P x PR PxP
El rey negro pone voluntaria 14. C ( 1C ) 2D T ( 1A) 1D
mente la cabeza bajo la cuchilla
de la guillotina. De haber j uga Era mej or 14. . . . • C4T!; 15.
do otra cosa hubiesen ganado las P3TR, A x C; 16. C x A, A x A; 17.
blancas mediante C4A y A5R-8R. C x A. C5AR.
D x C, D2R.
257
D3T; 25. C x C, P x C; 26. D x P + , No se podía permitir por más
RIC; 27. T x T + , T x T; 29. D7A, tiempo la presencia del caballo
T7D; 29. D x C, T x A; 30. TID, Y blanco en 5D; pero con esto dej a
el ataque de las blancas es irre a merced del alfil blanco todas
chazable. La partida habría po las diagonales.
dido terminar así : 30. . . . , D5T; 31.
D8D + , R2C; 32. D7R + , R3T; 33. 29. PR x A C2C
D8A + , R4C; 34. T5D + , P4A; 35. 30. C4C D2R
T x P + !, P x T; 36. D7C y j aque 31. A2A C2-IR
mate. 32. P4T
33• . . . D4R?
34. T7T RI C
35. C4C D5D
� °so R •
25. D2CD
26. P3C C3D ��",m
27.
28.
P4AD
PxP
PxP
AxC • • • S ��." " , �
258
36. A x P! 44. P8A + Rx P
45. TxP RIC
Se ha producido una bella com 46. T7D CIR
binación. No se puede tomar el 47. P5T!
alfil, pues las negras pierden la
torre o reciben después de 36. . . . , De esta manera, se destruye la
D x A; 37. D x D, C x D ; 38. C6T + . estructura de peones negros y se
aumenta la actividad del alfil.
36. P4A
37. C6T + 47. PxP
48. AxP TIT
Con 37. A x P! , C x A; 36. 49. A6R + RIT
D6R + , RIT; 39. C5R ó 37. 50. T5D
P X A; 38. D6R + , RIT; 39. D6T,
C2CR; 40. C6A, se ganaba mucho Tras la pérdida de otro peón,
antes. se desvanece toda esperanza de
las negras.
37. RIT
38. A2A D3A 50. C3A
39. D6R DxD 51. T x PA R2C
40. PxD TIA 52. R2C T7T
41. C7A + CxC 53. A5A T6T
42. PxC C3D 54. T7A + R3T
43. A3D R2C 55. T7AR T3T
56. P4A P5T
La continuación 43. . . TIAR
., 57. P4C.
hubiese dificultado la acción de
las blancas, si bien éstas debe- Y las negras abandonaron.
rían vencer después de tomar el
peón negro 4AD.
259
E P I LO G O
V I V I R ETE R N AM E NTE
261
simultáneas con reloj . Han transcurrido muchos años y , 110 obstante,
se descubren muchas que quedaron por publicar. Según él, durante
su vida j ugó cerca de tres mil con reloj .
Formado en los principios artísticos de M. Chigorin y en la es
cuela del ajedrez nacional, Alejandro Alekhine recorrió medio mun
do propagando los conocimientos de este interesante j uego de la
antigüedad y la afición al mismo. Sus libros han servido y sirven
de medio propagador, y particularmente los títulos «Torneo inter
nacional de Nueva York, 1 924», «Mis mejores partidas» , «Torneo
internacional de Nueva York, 1 927», «Nottingham, 1 936» , «200 par
tidas» ( 1 937) y otros. Los comentarios sobre las partidas de esos
libros han sorprendido y sorprenden a la afición por la valoración
exacta de los principios estratégicos y por su inaudita penetración
combinativa.
Alej andro Alekhine ha pasado a la historia del aj edrez como
un gran artista creador de lienzos ajedrecistas dignos de memoria.
En el transcurso de unas cuatro décadas ofreció al mundo obras
llenas de ideas audaces, de originalidad y de vasta fantasía; cuali
dades con que se ha distinguido siempre el pensamiento ajedre
cista ruso. Su aportación a la teoría de las aperturas es incompara
ble ; no hay ninguna en la que no introdujese una novedad, no pro
pusiese una maniobra original o no aportase una nueva idea. Su
sustema defensivo se aj usta estrictamente a las leyes de la apertura
y es un arma eficaz en manos de los grandes maestros actuales.
sistema defensivo se ajusta estrictamente a las leyes de la apertura
española, en la defensa francesa, en el gambito de dama. . . además
de los movimientos aislados y las audaces entregas de un peón por
ganar la iniciativa que vemos casi en cada apertura!
Un ajedrecista de tanto relieve tenía forzosamente que manifes
tar sus ideas sobre las leyes generales del ajedrez, y explicar mu
chas de las que se refieren a la estrategia y a la táctica. En las
partidas que hemos analizado, el lector habrá podido observar con
qué originalidad interpreta los problemas del tiempo en ajedrez y
resuelve los referentes al ataque en el centro y es los flancos. Par
ticularmente conviene subrayar su teoría sobre la entrega de un
peón por la iniciativa. iCon sus inesperadas entregas de peones
sorprendió a sus contrincantes y ganó muchas partidas al comienzo
de las mismas!
También fue maestro notable en cuanto a la técnica; hizo mu
chos descubrimientos en finales dificilísimos de resolver. Sobre todo,
argumentó y amplió los procedimientos técnicos de Chigorin, donde
alterna las maniobras precisas con un sinfín de «pequeñas combi
naciones». Es muy valiosa su contribución a la teoría de finales de
piezas mayores, finales de peones, damas y torres; aquí se nos ofre
cen decenas de ejemplos de suma precisión en el j uego y de elevada
inventiva para materializar ventajas aparentemente insignificantes e
imperceptibles. Igualmente se le debe mucho en orden a los finales
de torres, y tiene un extenso e importante artículo sobre caballo
y tres peones contra torre y dos peones. Por último, es de señalar
262
su estudio de los problemas de la psicología aplicada al ajedrez;
estudio que interesó mucho a Emmanuel Lasker. En él enseña a
considerar de un modo autocrítico, tanto los méritos y las faltas
propias como las del contrincante; sobre este particular advirtió
siempre que importa luchar no sólo contra las piezas y peones del
contrario, sino también contra su carácter.
El gran ajedrecista ruso Alejandro Alekhine se presenta ante el
lector como un maestro polifacético, pues sus trabajos en el terreno
de la teoría y de la práctica ofrecen un sinfín de consejos e indi
caciones. Los ajedrecistas soviéticos han estudiado él fondo sus par
tidas y comentarios en su proceso de formación y adiestramiento ;
han estado comunicados artísticamente con él a través del tiempo.
Nuestros grandes maestros han analizado y comentado profunda
mente la obra del gran maestro ruso, y los aficionados han leído
con satisfacción los comentarios sobre la misma. Por su parte, él
atendió siempre las indicaciones de sus compatriotas conocedores
del ajedrez, porque comprendió perfectamente la importancia de la
escuela soviética y su papel preponderante; en suma, siguió atenta
mente las investigaciones y descubrimientos de los teóricos sovié
ticos.
Valoramos altamente la importancia histórica del arte creador
de Alekhine y su valiosa contribución a la teoría y práctica del
ajedrez. Miguel Botvinnik, primer campeón del mundo soviético y
sucesor de Alekhine, es, quizás, el que ha expresado mejor las par
ticularidades del juego de su antecesor y el papel que representaron
en el ajedrez. Acerca de ellas dice en un comentario, publicado
en 1 956: «La fuerza de Alekhine estribó, sin duda, en saber alter
nar los elementos artísticos con los prácticos; pero él es importante
como artista para el mundo del ajedrez. Dominó profundamente la
técnica, pues sin ella no es posible la maestría, y se distinguió por
la hondura de sus planes de juego, por su dilatado cálculo y por su
inagotable fantasía. Sin embargo, la visión combinatoria, en cons
tante desarrollo, constituyó su fuerza principal: con facilidad y pre
cisión veía las combinaciones y calculaba sus variantes forzadas y
con entrega de material. Fue consciente de su poder combinativo;
tanto que, a mi ver, en el último período sacrificó a veces la per
fección de la partida, con objeto de crear situaciones combinatorias.
Veía la posibilidad de combinar, donde otros no sospechaban que
la hubiese; por ello, sus combinaciones impresionaban y. eran capa
ces de quebrantar toda resistencia. ¡Un don verdaderamente extra
ordinario!
»Muchas obras ajedrecistas de Alejandro Alekhine, gran artista
del ajedrez, existirán a través de los siglos; el análisis de sus parti
das causará a los ajedrecistas de las generaciones venideras un
verdadero placer estético, y se admirarán de la fuerza de su genio
ajedrecista».
263
R ES U LTA D O S D E A L E K H I N E
E N TO R N EOS Y CO M P ETI C I O N ES
I N D I V I D U A LES
Torneos
Moscú 1 908 1
Dusseldorf 1 908 IV - V
Moscú 1 909 V
Moscú 1 909 1
San Petersburgo 1 909 I
Hamburgo 1910 VII-VIII
Carlsbad 1911 VIII - XI
Estocolmo 1912 1
Vilna 1912 VI - VII
San Petersburgo 1912 1
San Petersburgo 1913 1 - II
Scheveningen 1 9 1 ;� 1
San Petersburgo 1914 1 - II
San Petersburgo 1914 III
Mannheim 1 9 14 1
Moscú 1915 /16 1
Moscú 1918 1
Moscú 1919 1
Moscú 1 920 1
Triberg 1 92 1 1
Budapest 1921 1
La Haya 1921 I
Pistyan 1 922 II - III
Londres 1 922 II
Hastings 1 922 1
Viena 1 922 IV - VI
Margate 1923 II - IV
Carlsbad 1 92 3 1 - III
265
Portsmouth 1 92 3 1
Nueva York 1 924 III
París 1 925 1
Berna 1 925 1
Baden Baden 1925 1
Hastings 1 926 1 - II
Semmering 1 926 II
Dresden 1 926 II
Scarborough 1 926 1
Birmingham 1 926 1
Buenos Aires 1 926 1
Nueva York 1 927 II
Kecskemét 1 927 1
Venecia 1 929 1
Bradley Beach 1 929 1
San Remo 1 930 1
Hamburgo, Olimpo 1930 9 puntos de 9 partidas
Niza 1931 1
Praga, Olimpo 1 93 1 1 3 1 /2 puntos de 1 0 part.
Bled 1 93 1 1
Londres 1 932 1
Berna 1 932 1 - II
Berna 1 932 1
Pasadena 1 932 1
Méjico 1 932 1 - II
Folkestone, Olimpo 1 93 3 9 1 / 2 puntos de 12 parto
París 1 933 1
Hastings 1 93 3 II - III
Rotterdam 1 934 1
Zurich 1 934 1
Orebro 1 9 3� 1
Varsovia, Olimpo 1 9 35 12 puntos de 17 parto
Bad-Nauheim 1 936 1 -II
Dresden 1 936 1
Podebrad 1 93 6 II
Nottingham 1936 VI
Amsterdam 1 936 III
Amsterdam 1 936 1 - II
Hastings 1936 1
Margate 1 937 III
Kemeri 1937 IV - V
Bad-Nauheim 1 937 II - In
Montevideo 1 938 1
Margate 1 93 8 1
Plymouth 1 938 1 II
-
266
Munich 1 94 1 I I - III
Cracovia 1941 1 II
-
Salzburgo 1 942 1
Munich 1 942 1
Cracovia 1 942 1
Praga 1 942 1 - II
Salzburgo 1 943 1 - II
Praga 1 943 I
Gij ón 1 944 I
Madrid 1 945 I
Gij ón 1 945 III
Sabadell 1 945 I
Almería 1 945 I
Melilla 1 945 I
Cáceres 1 945 II
Competiciones individuales
267
I N D I C E D E A P E RTU RAS
( Las cifras indican e l número d e cada partida)
Apertura escandinava, 74
Apertura española, ,7, 8, 1 0 , 1 1 , 17, 40, 45, 54, 69, 75
Apertura escocesa, 1
Apertura italiana, 6, 28
Apertura rusa, 9
Gambito del norte, 4 1
Apertura vienesa, 4 7
Defensa Alekhine, 34, 5 7
Defensa siciliana, 1 3 , 72
Defensa francesa, 4, 33, 35, 36, 49, 52, 53, 56, 59, 68
Defensa Caro-Kann, 70 '
Gambito de dama, 1 6 , 2 0-25, 27, 37-39, 44, 5 1 , 64
Gambito de dama aceptado, 43, 66
Defensa eslava, 46, 5 5 , 61, 66, 67
Defensa Chigorin, 18
Defensa india clásica, 2, 73
Gambito Blumenfeld, 3 0
Apertura de peón d e dama, 3
Defensa Grünfeld, 42
Defensa india moderna, 1 9 , 26, 29
Defensa Nimzovitch, 31, 50,58, 6 1 , 63, 71
Defensa holandesa, 15
Apertura Reti, 1 2 , 65
269
I N D I C E D E ADVERSAR I OS ·
D E A L E KH I N E
( Las cifras indican el número de cada partida)
�������� o�l
Capablanca, 36-39, 68
�¿1(' Ópocensky, 73
Podgorny, 72
Reshevsky, 57
Chajes, 25 Reti, 12, 14
Colle, 1 8 , 5 1 Richter, 74
Eliskases, 7 0 Rozanov, 1
Euwe, 4 7 , 4 8 , 5 9 , 6 1-67 Rubinstein, 2 1 , 26, 27
Fine, 60, 69 Saemisch, 13
Flor, 43, 56 Spielmann, 35
Golombek, 71 Stahlberg, 50
Grünfeld, 1 6 Sterk, 20
Hofmeister, 5 Tarrasch, 6, 28, 30
Ilyn-Genevsky, 1 0 Tartakower, 3 3
Johner, 42 Taylor, 5 4
Keres, 58, 75 Thomas, 3 4
Kmoch, 24 Torres, 1 7
Koltanowsky, 40 Treybal, 1 1
Lasker, 44 Un desconocido, 4
Lowenfisch, 2, 7 Verlinski, 8
Marshall, 9, 22, 29 Winter, 53
Mindeno, 45 Yates, 32
Molina, 41 Znosko-Borovski, 3 1
Nimzovitch. 3, 49, 52
271