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ALEKHINE

A. A. KOTOV

ALEKHINE

EDICIONES MARTINEZ ROCA, S. A.


BARCELONA
Traducción del ruso por Agustín Puig
Revisión técnica de José Luis Brasero

El editor agradece a Pablo Morán


su colaboración en la revisión de
esta obra.

© 1973, VAAP, Moscú


© 1975, Ediciones Martínez Roca, S. A.
Avda. José Antonio, 774, 7.° - Barcelona-13
ISBN 84-270-D300-5
Depósito Legal: B. 34017 - 1975
Impreso en Gráficas Diamante, Zamora, 83 - Barcelona-5

Impreso en España - Printed in Spain


INDICE

Prólogo 7

En el hogar paterno 9
2 Se cumplen las esperanzas 55
3 En la embriaguez de la fama 147

4 ,Después del fracaso 181

5 la guerra y el ajedrez 241

Epílogo

Vivir eternamente 261

Resultáde� de Alekhine en torneos y competiciones individuales 265

rndice de aperturas 269

indice de adversarios de Alekhine 271


PROLOGO

Hace unos veinticinco años conseguí reunir más de medio millar


de partidas de Alejandro Alekhine, gracias a la cooperación que me
prestaron los aficionados al ajedrez y los admiradores, en todo el
mundo, del talento artístico de este genial ajedrecista. Todavía me
resulta agradable recordar las interminables horas que invertí en el
análisis de estas partidas. Consecuencia lógica fue la publicación de
los dos tomos, titulados «El legado ajedrecista de Alekhine», que
contienen las mejores.
Aquí me he propuesto un nuevo objetivo: escoger, entre estas
partidas ya seleccionadas, unas decenas de ellas a fin de poder ofre­
cer al lector los principales rasgos del arte alekhiniano. O sea, no
sólo del perfil humano de nuestro biografiado, sino también de sus
cualidades personales y de su criterio artístico: no podían quedár­
seme en el tintero los hechos relativos a su azarosa vida, por cuanto
están enlazados esencialmente con el ajedrez; además, actualmente
se conocen documentos y hechos inéditos.
¿De qué forma comentar las sesenta y cinco partidas insertas en
este libro? Pues Alekhine ya comentó detalladamente la mayor parte
de ellas. Tras una prolongada meditación sobre este particular, elegí
un método que consideré muy útil y provechoso para el lector; uno
que contestase a las siguientes preguntas:
¿ Hasta qué punto son todavía instructivas las partidas de Ale­
j andro Alekhine, jugadas hace casi medio siglo? ¿Qué es vigente en
ellas, y qué ha dejado de serlo? ¿ En qué medida tienen valor sus
ideas estratégicas en una época en que la técnica ajedrecista se ha
desarrollado altamente y se ha profundizado en las variantes de
apertura, complejas en extremo?
En esto consiste precisamente el método que he elegido para
investigar sus inigualables combinaciones y sus profundos planes

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estratégicos. También acentuaremos su maestría en los finales, donde
a una exactitud matemática j unta una imaginación inagotable.
Al analizar las partidas, el lector se preguntará involuntaria­
mente qué papel ha representado Alekhine en el arte del ajedrez
y qué puesto le corresponde entre los mejores maestros. Hoy día está
en boga pedir a los maestros de todo el mundo su opinión sobre el
ajedrecista mej or en la historia del aj edrez. Hay disparidad de cri­
terios. Algunos cuentan a Alekhine en el número de los cinco o diez
mejores de todas las épocas.
¿En qué consiste la celebridad de un gran maestro? A mi juicio
en l a huella que ha dejado en la historia del ajedrez, o sea en el
aventajamiento a los demás en los siguientes puntos:
1) Los logros deportivos : resultados obtenidos en torneos y com­
peticiones individuales. Aquí se deben considerar las circunstancias
en que ocupó el trono aj edrecista y los resultados que obtuvo du­
rante su «reinado».
2 ) Los logros artísticos: calidad de las partidas jugadas, maes­
tría combinatoria y profundidad de las ideas estratégicas.
3) La aportación a la teoría de las aperturas. La historia del
ajedrez ofrece nombres de maestros que, aunque nunca ciñeron
la corona, idearon muchos sistemas de apertura ; sistemas que han
sobrevivido a sus propios autores. Ejemplificamos lo dicho con el
nombre de Nimzovitch, Reti, Grünfeld y Rauser, entre otros.
4) El modo de tratar filosóficamente el ajedrez, la habilidad en
descubrir sus profundas y ocultas regularidades y en conocer bien
la psicología de la lucha. Ser pensador es lo que se le exige tam­
bién a todo aquel que pretenda sobresalir.
Si se observa a nuestro biografiado según los puntos arriba ci­
tados, no será difícil convencerse de que superó por lo general a
sus contrincantes más competentes. Sus éxitos deportivos superan
con creces a los obtenidos por todos los campeones del mundo, a
excepción, quizá, de Emmanuel Lasker. Igualmente supera a todos
en el aspecto artístico. Centenares de partidas suyas son objeto de
estudio por los ajedrecistas de la generación presente y lo serán
por los de l as venideras, pues sus combinaciones, sus planes de
j uego y su elevada técnica en los finales causan admiración. Es
igualmente valiosa su aportación a la psicología de la lucha y son
notorios sus consejos e indicaciones. Esta obra ofrece, además, su s
interesantes juicios emitidos en diversos artículos periodísticos.
Durante la Olimpíada celebrada en Moscú en 1 956, el autor de
estas líneas se dirigió a muchos grandes maestros y a teóricos des­
tacados y les pidió que expresasen su opinión acerca de Alej andro
Alekhine; entusiasmados por la fisonomía artística de éste, muchos
comentaron a la vez sus cualidades humanas. La falta de espacio
impide ofrecer al lector todo lo dicho por aquéllos; sólo hemos in­
sertado los fragmentos que reflej an la vida, el carácter, la fuerza
de voluntad, la tenacidad y la perseverancia del hombre que, en
vida, se llamó genio de la combinación ajedrecista.

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EN EL HOGAR PATERNO

Un entusiasmo· incontenible

Todo gran maestro ha llegado por diversos caminos al mundo


del ajedrez.
Unos tuvieron éxitos ruidosos ya en su tierna infancia, y se
les ha distinguido con el epíteto de niños prodigio. El pequeño José
Capablanca ganaba a su padre y a los amigos de éste cuando con­
taba sólo cuatro años, y al cabo de unos pocos más llegó a ser un
ajedrecista bastante bueno. Los progresos de Samuel Reshevsky en
este aspecto son todavía más sorprendentes: a los ocho años hizo
giras artísticas por Europa y América, participando en sesiones de
simultáneas y ganando a los mayores.
El extremo opuesto lo constituyen los que empezaron tarde. Por
ejemplo: Miguel Chigorin comenzó a los veinte años de edad, y el
gran maestro austríaco Rodolfo Spielmann aún más tarde. Sin em­
bargo, esto no les impidió recorrer en poco tiempo las «etapas»
necesarias para conocer totalmente la relación interna entre las pie­
zas y las leyes de la armonía, que viene a ser algo connatural a
quienes han conocido el ajedrez desde pequeños.
Alejandro Alekhine se cuenta en el número de los que comen­
zaron normalmente; aunque no fue un niño prodigio, se dedicó bas­
tante pronto al ajedrez. En su persona, el desarrollo de su juego
corrió parejo con el del adolescente. Recibió una sólida instrucción
que lo convirtió en persona erudita; sin embargo, el ajedrez le cauti­
vó la atención desde la tierna infancia hasta los últimos momentos
de su_ vida; por esta razón, le dedicó todo su tiempo libre y todo
su fogoso temperamento. Aquí es oportuno señalar que así es como
han aparecido la generalidad de los mejores j ugadores del mundo
del ajedrez. Emmanuel Lasker, Miguel Botvinnik, Max Euwe, Basilio
Smyslov, Tigran Petrosian, Miguel Tal y Robert Fischer, se forma-

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ron en los comienzos de su adolescencia o en el transcurso de la
misma.
Alekhine procede de noble cuna, si bien no puede decirse que
tuviese una infancia feliz. Su padre, representante de la nobleza de
provincia, solía tratar con excesivo regalo y condescendencia a su
familia, y su madre Inés Projorova, hij a de comerciantes y dueña
de las acciones de la fábrica de tejidos de Krasni Presn, también
hacía su vida particular. A muchos les sorprende que el hij o de
una familia potentada se dedicase al ajedrez, que no gozaba de gran
predicamento entre la gente de negocios de aquel tiempo. Esto debe
atribuirse a muchas circunstancias, y principalmente a la familiar
que forzó al muchacho a recogerse en sí mismo y en el mundo de
las verdades abstractas.
Alejandro Alekhine nació el 1 de noviembre de 1892 en Moscú.
En aquel entonces, el ajedrez se movía con paso firme por el mundo.
Aficionada a este juego antiguo, Europa ya había celebrado su pri­
mer torneo internacional y se dedicaba a organizar Con bastante
seriedad contiendas ajedrecistas de todo tipo; se celebraban muchos
torneos a base de' aperturas de gambito en los centros ajedrecistas
de las capitales y ciudades de provincia de muchos países, tenían
lugar competiciones entre ciudades importantes y, consiguientemente,
se proclamaron los primeros campeones locales. Finalmente, el no­
table maestro Guillermo Steinitz es proclamado campeón del mundo
en el año 1 886, lo cual contribuye a que se acreciente el interés
por las competiciones.
El ajedrez tiene aceptación y aplauso en la lejana América. La
espectacular carrera de Pablo Morphy, cuyo juego cautivó y con­
quistó el continente americano y el europeo, alimentó el patriotismo
de los habitantes del Nuevo Mundo quienes gastaron de buena gana
sus dólares en diversos torneos. La capital de la isla de Cuba fue
el lugar de varias contiendas apasionadas que trajeron hacia sí la
atención de gran número de aficionados de muchos países.
Las páginas de los periódicos publicaban constantemente comen­
tarios sobre los encuentros entre Guiqermo Steinitz, envejecido hé­
roe del ajedrez, y Emmanuel Lasker, representante de la genera­
ción- j oven. Enrique Nelson Pillsbury, ajedrecista dotado de una
capacidad poco frecuente, cruzó como un meteoro el horizonte del
ajedrez; pero se desgastó pronto y murió muy joven.
Contaba Alejandro nueve años cuando presenció una sesión de
simultáneas en la que Pillsbury participó a la ciega fren 1:e a veinti­
dós tableros en el Círculo de Ajedrez de Moscú. Este espectáculo dejó
una seria e indeleble huella en su memoria. Sin duda, también
siguió con interés las actuaciones de Miguel Chigorin, de cuyas
manos tomaría más tarde y por imperativos del destino la bandera
de la escuela nacional de ajedrez.
Otra de las circunstancias que influirían en su desarrollo fueron
las frecuentes visitas que le hicieron los conocidos ajedrecistas B. Nie­
narokov, B. Blumenfeld, Dus-Chotimirsky y otros.
Transcurridas unas décadas, Teodoro Ivanovich Dus-Chotimirsky

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me contó en cierta ocasión que a fines del siglo pasado y principios
del actual dio al joven Alekhine lecciones particulares, por las que
le pagaban quince rublos. Con el humor que siempre le ha distin­
guido, Teodoro Ivanovich agregó que sus lecciones posiblemente se
reflejaron en los defectos que tuvo posteriormente Alekhine en el
j uego.
Pero el que más contribuyó al desarrollo de las dotes ajedrecis­
tas del futuro campeón fue su hermano mayor Alejo, j ugador de
primera categoría. Como suele suceder entre hermanos, Alej o ven­
cía al principio a Alejandro; pero después éste le superó ganándole
con facilidad.
Según la costumbre de entonces, a los muchachos no se les per­
mitía frecuentar los círculos ajedrecistas; por ello, los hermanos
Alekhine manifestaron su afición al ajedrez y su entrega al mismo
en las partidas por correspondencia que jugaron entre los años 1 902
y 1 904 ; esta suerte de enfrentamientos con jugadores muy fuertes
fue uno de los factores más importantes en su perfeccionamiento
aj edrecístico.
En la quinta década se hallaron dos cuadernos de los hermanos
Alekhine, que contienen anotaciones de partidas, comentarios y análi­
sis. Sus ideas acerca del ajedrez son todavía muy simples e inge­
nuas, y sus partidas carecen de profundidad y precisión ; pero en los
breves comentarios de Alejandro se nota un gran amor al ajedrez
que contribuyó lógicamente al ulterior desarrollo de sus enormes
dotes naturales.
Hemos de reconocer el mérito de aquellos desconocidos e inadver­
tidos aficionados que día tras día se sientan al tablero y tratan de
hallar la mejor jugada con que responder a su adversario, que, por
lo común, se encuentra a miles de kilómetros en otro país o con­
tinente. Las partidas por correspondencia representaron un papel
importante en la evolución artística de Alejandro Alekhine. Aquí es
oportuno señalar que las partidas jugadas así sirvieron de piedra
pómez para pulimentar el vario talento ajedrecista de muchos j u­
gadores, el de Pablo Keres, para citar un ejemplo.
A fin de comprender la vida de nuestro biografiado, rica en acon­
tecimientos y trágica en muchos casos, tenemos que detenernos en
otra circunstancia importante: en varios libros sobre su vida, pu­
blicados en el extranj ero, se repiten noticias sacadas de no se sabe
qué lugar, según las cuales su padre perdió un millón de ,:,ublos
en el Casino de Montecarlo antes de la Gran Guerra y estuvo pos­
teriormente sujeto a fideicomiso. También se dice que su madre
falleció con las facultades mentales perturbadas por el hábito pato­
lógico de tomar bebidas alcohólicas, el año 1 9 1 3 en Basilea.
Francamente, he llevado diez años reuniendo materiales refe­
rentes a la vida y al arte creador de nuestro biografiado y no he
hallado ningún hecho que confirmase tales noticias. Es posible que
sean el producto de la imaginación de algunos autores; producto
que suele manifestarse en casos así.
Pero hay un hecho cierto: los Alekhine heredaron de sus padres

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el hábito de tomar bebidas alcohólicas, y no tuvieron fuerza de
voluntad para librarse de él.
Volviendo sobre su infancia, puede decirse que sus padres no
se cuidaron debidamente ni de él ni de su hermano; fueron la ma­
yor, parte del tiempo atendidos por su abuela. Esto podría ser una
"
de las causas que indujeron al pequeño Alejandro a dedicarse con
entusiasmo incontenible a los hechos abstractos, a los análisis pro­
longados, es decir, al variado mundo que los secretos del ajedrez
ofrecen a todo aquel que se entrega en cuerpo y alma a ellos.
Se tienen muy pocas noticias de este período de su vida ; algunas
referentes a un ajedrez que le regaló su abuela, a unos apuntes to­
mados al desgaire y anotados en las páginas de cuadernos extensos,
y que se dedicaba totalmente al ajedrez. Sus mayores no podían
separarlo del tablero, ni obligarle a que se acostase; lo escondía
debaj o de la almohada y analizaba de noche posiciones, alumbrán­
dose con un candil.

«Eduqué mi carácter... »

Alekhine dice: «Practico este juego desde los siete años ; pero no
me dediqué seriamente a él hasta los doce».
Sin embargo, no vemos que su nombre figure en los torneos
celebrados en el Círculo Ajedrecista de Moscú en 1 905. Pero, en 1 907,
su talento ajedrecista ha madurado tanto que le permite enfrentarse
con j ugadores muy fuertes.
En uno de sus cuadernos, conservado hasta nuestros días, hay
anotadas diecisiete partidas que j ugó durante el llamado «torneo de
primavera» , organizado por la Sociedad Moscovita de Aficionados al
Ajedrez. Los comentarios acerca de estas partidas tienen un matiz
ingenuo, lo cual debe atribuirse a que el futuro gigante ajedrecista
no hizo más que probar sus fuerzas.
En aquellos años, �u juego aún n o tenía la eficacia necesaria
para alzarse con la victoria en los torneos importantes, pues en el
que nos ocupa se situó en uno de los últimos puestos de l a tabla
de l a clasificación. Tras esto, sería injusto afirmar que le bastó su
talento natural para alcanzar sus posteriores éxitos en las compe­
ticiones, no; fue necesario un intenso trabajo, un análisis asiduo
y una autocrítica severa para que este talentoso adolescente llegase
a ser el gigante que ha pasado a la historia del ajedrez como el
inigualable genio de la combinatoria.
La capacidad y disposición para descubrir los contras en el juego
propio, criticarlos severamente y extirparlos de raíz, la capacidad
y disposición para depurar escrupulosamente la técnica ajedrecista
fue el procedimiento que siguió en su largo camino de principiante
a gran maestro; este procedimiento supuso un enorme esfuerzo y
una entrega absoluta a este arte.
Acerca de ello dice: «Por un lado la búsqueda de la verdad y
por otro la tendencia a la lucha hicieron de mí un maestro. De

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nmo ya advertí que tenía capacidad para este juego y que me en­
tusiasmaba inconteniblemente. Eduqué mi carácter en el aj edrez,
que, como toda actividad humana, enseña a ser objetivo y contri­
buye a adquirir maestría si uno reconoce sus defectos y errores».
Un poco más adelante analizaremos su primera partida jugªda
en un torneo. En ella, no veremos al Alekhine habitual, pues 'sus
partidas, realizadas cuando tenía quince años, no tienen la solidez
en el planteamiento y solución de los problemas estratégicos que
tuvieron posteriormente y manifiestan una evidente tendencia a so­
lucionar con métodos tácticos los problemas que plantea la po­
sición.
Ya en sus primeros pasos se observa que trabajó incansable­
mente en el dominio del ajedrez y progresó constantemente. Clara
manifestación de esto son los resultados de su participación en
los torneos: si en el «torneo de otoño» del Círculo Moscovita de
Aficionados al Ajedrez, celebrado en el año 1 9 07, se clasificó en
uno de los últimos puestos, en el celebrado al año siguiente se situó
en el primer puesto. Y en el intervalo entre los dos torneos en cues­
tión tomó parte en el de Düsseldorf, acontecido en el año 1 908, y
compartió con otro participante los puestos cuarto y quinto, lo cual
fue un resultado satisfactorio para nuestro biografiado.
A los quince años arde en deseos de participar en cualquier con­
tienda ajedrecista. Tras el torneo de Düsseldorf, j uega una serie de
competiciones individuales en la patria y fuera de ella. Sorprende
a propios y a extraños al vencer por 4 � : � al maestro Bardele­
ben ; también sale airoso en la competición individual con Fahrni,
que constó de tres partidas y su resultado fue de 1 � : 1 �. En la
víspera del decimosexto año de su vida venció al conocido maestro
Blumenfeld por 4 � : �. Esto anunciaba la llegada de un talento
al mundo ajedrecista, destinado a ensalzar la escuela nacional de
ajedrez.
En uno de sus comentarios sobre los ajedrecistas moscovitas de
aquella época, el comentarista R. Falk dice : «El menor de los her­
manos Alekhine tiene una capacidad extraordinaria, a pesar de
tener sólo dieciséis años».
Hemos hablado de sucesión, es decir, de que él tomó de las manos
de Miguel Ivanovich Chigorin l a bandera de la escuela rusa de aj e­
drez. A este respecto quisiéramos reproducir un fragmento de las
memorias que el meritorio maestro Pedro Arsienevich Romanovski
publicó con motivo de la olimpíada, celebrada en Moscú el año 1 956.
Como se sabe, Romanovski estuvo con Alekhine en Alemania en
1 9 1 4 ; los dos participaban en el torneo de Mannheim cuando estalló
la Gran Guerra y fueron internados. Acerca de ello dice: « En cierta
ocasión hablamos de los maestros del pasado, de Pillsbury, de Zu­
kertort y de Chigorin, y lo que ha perdurado en mi memoria fue
la conversación que sostuvimos acerca de éste. Alekhine dij o : "Pare­
ce hallarse fuera de la serie de los maestros del pasado; ha sido
una gran figura, y su enorme talento posiblemente le sitúe entre
los genios, pues la profundidad de sus ideas es a veces inescrutable

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para el simple mortal. N o sé si alcanzaré el nivel del pensamiento
de Chigorin ; como quiera que sea, procuraré organizar mi vida de
otra manera, o sea, no permitiré que perturbaciones externas influ­
yan en la clase de mi juego, lo cual le sucedió constantemente a
Chigorin". y Alekhine cumplió lo dicho, en bien del arte ajedre­
cista» .
S u éxito e n e l torneo moscovita d e 1 90 8 l e permitió participar en
el torneo nacional de aficionados que se celebró al año siguiente.
y esta competición fue la etapa en que se cumpliría la esperanza
de llegar a ser un maestro extraordinario, uno de los ajedrecistas
más competentes de Rusia.
Al torneo nacional de aficionados, que tuvo lugar en San Pe­
tersburgo el año 1 909, concurrió lo más selecto de la afición; por
eso, la victoria -:fel j oven Alekhine, que a la sazón contaba dieciséis
años, impresionó a todos. Si con anterioridad se había hablado de
su talento y de su futuro prometedor, este futuro se convertía en
presente. Desde mucho tiempo atrás los mejores ajedrecistas rusos
esperaban que un compatriota fuese campeón del mundo y se la­
mentaban de que Chigorin no lo consiguiese al enfrentarse con
Steinitz; después, cifraron las esperanzas en Rubinstein y, ahora,
muchos las cifraban en el j oven Alekhine.
En el torneo de San Petersburgo, nuestro biografiado j ugó die­
ciséis partidas; ganó doce, y entabló dos. Esto pone de manifiesto
que era superior a los demás participantes. Asimismo es importante
la calidad de sus partidas, aun cuando presenten muchos defectos.
Pero lo principal es que su victoria anunciaba la aparición de un
nuevo astro en el mundo del ajedrez, con un carácter, una tenaci­
dad y una fuerza de voluntad inquebrantables.
En 1 9 56, y en su juicio sobre Alekhine, el gran maestro Sabelio
Grigorievich Tartakower dice: «Conocí a Alejandro Alejandrovich
en el torneo de San Petersburgo del año 1 909. Como participante y
vencedor en la competición nacional rusa, entonces ya manifestó
aquella voluntad de ganar, aquella orientación hacia un objetivo
concreto, que caracterizó su vida entera y que no se debe confundir
con la vulgar ambición».
El ajedrez fue el principal componente en la vida de Alekhine,
si bien cumplió perfectamente en todo cuanto estaba obligado a cum­
plir un adolescente y, luego, un hombre de su clase social. Estudió
en el gimnasio privado de Polivanov; hacía cumplidamente sus
tareas escolares y sacaba buenas notas aunque, al decir de Jorge
Alekseievich Kt>rsakov compañero de pupitre de él, la mayoría de
las veces sólo estaba «presente» en las clase, entretenido en dibujar
diagramas y piezas de ajedrez en sus libretas. Korsakov comenta:
«Recuerdo que el profesor nos puso un problema de álgebra. Alekhi­
ne se incorporó de repente, pasó la mirada de sus ojos sonrientes
por la clase y se retorció con la siniestra el flequillo que le caía
sobre la frente, como lo solía hacer. El profesor Bachinski le pre­
guntó: �'¿Lo ha solucionado? " A lo que Alekhine contestó : "¡En
efecto ! ¡Entrego el caballo, el alfil se sitúa en . . . y las blancas
. . .

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ganan !" La clase se descoyuntaba de risa, y al discreto y correcto
Bachinski se le movieron las guías de sus largos bigotes . . . ».
Al terminar el gimnasio, ingresó en la Facultad de Derecho.
Korsakov cuenta que allí se encontró con él y con otros compañeros
del gimnasio, y dice : «Entonces oí cómo los estudiantes de derecho
se reían de la sorprendente "'distracción" de Alekhine, de su es­
píritu "civil", de su falta de bizarría y buen aire en lucir el uni­
forme estudiantil y, particularmente, de no beber vino ni otros lico­
res, lo cual se consideraba reprobable en extremo, según el código
no escrito referente al honor de los estudiantes de derecho» .
¿Que no bebía vino ni otros licores? ¡Lástima que el j oven Alekhi­
ne no conservara toda su vida este «defecto)) social!

Gran maestro a los veintiún años

La obtención del nombramiento de maestro en ajedrez le da de­


recho a participar en muchas competiciones internacionales, y en
el transcurso de los años siguientes toma parte en varios torneos:
en el de Hamburgo, en 1 9 1 0 ; en el de Carlsbad, en 1 9 1 1 , y en el de
Estocolmo, en 1 9 1 2 . Contrariamente al de Capablanca, su camino
ajedrecista no fue, a)- principio, liso y llano. En el torneo de Esto­
colmo conquistó el primer puesto en la tabla de clasificación; pero
en los dos restantes tuvo que conformarse detrás del décimo puesto.
Se esforzó en ir eliminando los defectos de su juego, en ir per­
feccionándolo constantemente. Pues aunque estaba dotado de un
talento poco frecuente, era necesario pulirlo y desarrollarlo. Esto
justifica el enorme trabajo que realizó de j oven y q�e lo llevaría a

la fama.
En el citado j uicio sobre Alekhine, Tartakower prosigue dicien­
do : « ¿ En qué consiste el progreso de Alekhine? ¿ Qué factores psico­
lógicos y de otro tipo contribuyeron a la aparatosa evolución de
su talento artístico?
» 1 ) Ante todo, la afición incondicionada al ajedrez, que consi­
deró como un verdadero arte. 2) Un intelecto muy desarrollado y una
sólida instrucción. 3) Una inagotable fuente de ideas. 4) Un cons­
tante trabajo en su perfeccionamiento; pero no por recopilación de
variantes, como hicieron Grünfeld o el doctor Euwe, sino por replan­
teamiento artístico de esquemas, planes de juego y combinaciones.
5) El lema: plantear problemas al contrincante en casi cada movi­
miento. 6) La serenidad, así en los reveses como en los éxitos, y la
consideración de que cada logro era una etapa del camino a recorrer
que lo conducía a la siguiente etapa superior a la precedente. Pues
Alekhine dividió toda su carrera ajedrecista en etapas.
»Estos nobles elementos formaron aquella serie de partidas, bri'­
llantes y profundas, que nos producen gran satisfacción estética».
El año 1 909 constituye la primera etapa de su vida ajedrecista;
la segunda y más importante debe situarse en 1 9 1 4. Su participa­
ción en el torneo internacional, en que tomaron parte jugadores de

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nota, atrajo hacia sí la atención de la generalidad. En aquel enton­
ces se luchaba tenazmente por el derecho a enfrentarse con Emma­
nuel Lasker, campeón del mundo. Los participantes favoritos fueron
Capablanca y Rubinstein, porque se supuso que los dos lucharían
con tenacidad por el jerecho a disputarle el título a Lasker.
Pero el j oven maestro ruso se situó inesperadamente en uno de
los puestos que le permitieron pasar ' a la siguiente fase. El torneo
se constituyó de una forma original: primero jugaron once partici·
pantes; después, los cinco mejor clasificados pasaron a la final , en
que jugaron dos partidas cada uno. Se sumaron los puntos reunidos
en las dos fases. En la primera, Alekhine ganó tres partidas, perdió
una y se clasificó en el cuarto puesto ; en la segunda, obtuvo el
cincuenta por ciento de puntos, adelantó a los destacados ajedre­
cistas Marshall, Rubinstein y Tarrasch y ocupó el tercer puesto de­
trás de Lasker y Capablanca. Esta conquista le valió el nombra­
miento de gran maestro y lo situó en la lista de los mejores aje­
drecistas internacionales.
En aquel año, R. Spielmann escribió: «Alekhine posee una ri­
queza de ideas sorprendente; de él se pueden esperar grandes
éxitos».
El memorialista B. Pischko dice que Alekhine empezó a pensar
en la lucha por el título mundial el año 1 9 1 1 .
Acaso n o se está en condiciones de soñar en algo a los dieci­
nueve años de edad. Pero lo más probable es que movilizase todas
sus fuerzas, se preparase para luchar por la consecución de la corona
ajedrecista después de haber participado en el torneo de San Pe­
tersburgo.
Lo curioso es que nunca pensó competir con Lasker; se dio cuen­
ta de que Capablanca sería pronto campeón del mundo.
Pedro Arsienevich Romanovski recuerda otra conversación sos
tenida con Alekhine en el año 1 9 1 4; éste le dij o que se preparaba
para una competición individual con Capablanca, para disputar el
título mundial : «"'¡Pero el campeón del mundo es Lasker!", exclamó
Momanovski, sorprendido. "Pronto lo será Capablanca", respondió
Alekhine, convencido».
En los años que precedieron al primer conflicto bélico, Capa­
blanca estuvo varias veces en Rusia e hizo amistad con Alekhine ;
los dos compartieron e l ocio y e l trabajo. Pero años más tarde se
enemistaron de tal suerte, que uno no podía soportar la presencia
del otro y abandonaba el local donde se encontraba cuando el otro
se presentaba allí.
En 1 9 1 4, los ajedrecistas rusos celebraron el éxito de Alekhine
en el citado torneo; otro paso más, y ceñiría la corona ajedrecista.
Toma parte en el torneo de Mannheim y gana una partida tras otra.
Un nuevo éxito está a la vuelta de la esquina; pero . . . el estruendo
de las pi-ezas
nos : ha estallado la Gran Guerra.
Por lo tanto, hemos de dejar temporalmente la actividad ajedre­
cista de Alekhine y ocuparnos de la humana.

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Una persona fuerte con muchas flaquezas

Al comienzo de la conflagración, Alekhine se halla fuera de la


patria y es internado ; hace todo lo posible por regresar a ella, y lo
consigue. Inmediatamente sienta voluntariamente plaza en la sanidad
militar y es destinado al frente de batalla.
Una contusión lo retiene en un hospital de sangre de Tarnopol,
donde le visita un grupo de ajedrecistas, y j uega a ciegas la céle­
bre partida con el ajedrecista Feldt. No vuelve al frente, y los acon­
tecimientos de 1 9 1 7 le sorprenden en Moscú.
Apenas se tienen noticias de su vida y su conducta durante la
revolución. Según unos testigos oculares (esto me lo contó el aj e­
drecista moscovita A. M. Iglitski ) . Alekhine se encontraba en Odesa,
en 1 9 1 7, y se disponía a salir para el extranjero. Pero recapaci­
taría, y lo vemos de nuevo en Moscú, pues hay partidas j ugadas
con los ajedrecistas moscovitas de aquella época.
En los primeros años de la revolución, Alekhine ejerce activa­
mente su profesión de j urista. No hace mucho, uno de los altos fun­
cionarios de la brigada de investigación criminal de la j efatura su­
perior de policía de Moscú me proporcionó nuevos datos: en los
archivos policiales hay una orden, fechada en 1 920, en virtud de la
cual Alejandro Alekhine es nombrado j uez de instrucción con un
sueldo de cuatro mil ochocientos rublos. Se tiene información de que
él no llevaba a término la instrucción criminal ; su misión consistía
en investigar detalladamente el lugar y las circunstancias del cri­
men. En el Museo de Criminología de Moscú se va a destinar un
lugar especial para exponer la actividad de Alejandro Alekhine corrÍ a
funcionario del departamento de investigación criminal en el año 1 920.
No he logrado aclarar hasta cuándo trabaj ó en dicho departa­
mento; sólo se sabe que de allí pasó a ocupar el puesto de intér­
prete en el Komintern y que quiso ser artista de cine, para lo cual
se preparó en el estudio de Gardin. Como desde niño conocía el
francés y el alemán, trabaj ó entre extranjeros y conoció a Annaliese
Rüegg,l destacada periodista suiza y personalidad pública. Contrajo
matrimonio con ella y, en 1 92 1 , los dos partieron para Berlín por
Riga ; posteriormente se trasladaron a París.2 En mi archivo conser­
vo una fotocopia del pasaporte que le fue extendido:

«El Comisariado Nacional de Asuntos Exteriores autoriza al ciu­


dadano Alehkine Alejandro Alejandrovich a viajar a Letona por el
puesto fronterizo de Sobiosh. Lo que certifica y firma Karajan. Sub­
secretario de Asuntos Exteriores. N.o 0 1 1 39 - 23/IV / 1 92 1 .»

1. El 16 de noviembre de 1920, Vladimir Ilich Lenin concedió una entrevista a


Annaliese Rüegg. Conf. V. 1. Lenin: Obras completas, t. XCII.
2. Annaliese Rüegg murió en Lausnna (Suiza) el 2 de mayo de 1934. :IO.sta fue
la segunda esposa de Alekhine, pues el futuro campeón .:mundial se había casado por
vez primera en 1920 -para legitimar a su hija Valentina, que había nacido en 1913-
con la baronesa Van Sewergin, viuda de un hacendado muerto en la Primera Guerra
Mundial. Con Annaliese tuvo un hijo que aún vive en Zurich. (Pablo M07'án.)

17
Este documento impugna la creencia de que Alekhine salió ilegal­
mente de la Rusia soviética.
De ese modo, abandonó la patria. Para explicar, no para j usti­
ficar, este y otros actos conviene tener en cuenta su origen y situa­
ción en la vieja Rusia. Procedente de noble cuna y de familia pa­
tentada, pues hubiese heredado una importante cantidad de las
acciones de las Manufacturas Projorov, Alekhine no aceptó en se­
guida, como la mayor parte de los de su clase social, la revolución
de octubre; pero no decidió abandonar inmediatamente el país por­
que se sentía patriota. En Rusia se quedaron su hermana Bárbara
y su hermano Alej o ; en Moscú pasó su infancia. . . Pero en su in­
terior ardía en deseos de llegar a ser campeón del mundo, de ver
realizado el sueño de su adolescencia.
Mas estimó que eso no era posible en Rusia, pues en el período
de grandes convulsiones sociales nadie se preocupa por el ajedrez;
esta circunstancia le induj o a partir para el extranjero.
Quisiera señalar que, al contrario de muchos emigrantes rusos,
él no se manifestó contra el poder soviético después de haber aban­
donado la patria. Es verdad que se le criticó severamente unas
declaracionse hechas en su libro «El ajedrez en la Unión Soviética»,
publicado en Alemania en el año 1 92 3 ; pero la severidad de tal crí­
tica se debe a la falta de objetividad de los críticos. En dicho libro
dice: «En Rusia reina el hambre y el frío, y los burgueses encien­
den la estufa con piezas de ajedrez; los reyes chisporrotean en el
fuego». ¿No fue verdad? Se ha de reconocer que j unto con estas
líneas leemos una serie de excelentes artículos en que él se admira
del entusiasmo con que los aj edrecistas soviéticos divulgan este arte
entre las masas.
Por aquellos años sucedió lo que él había previsto: Capablanca
vencía a Lasker y le arrebataba el título de campeón. De acuerdo
con el «programa de su vida» se acercaba la hora de concertar una
competición individual con Capablanca y... y Alekhine fue en busca
de un mecenas.

Gran maestro, sí, pero ruso

Con frecuencia se afirma que Alekhine hubo de emigrar a Occi­


dente, para ser un gran maestro de renombre capaz de vencer a
Capablanca y proclamarse campeón del mundo. Es fácil rebatir estas
afirmaciones absurdas.
Creció y se formó como gran maestro entre los mejores aj edre­
cistas rusos y en Moscú. En su crecimiento y formación colaboraron
los maestros Blumenfeld, Dus-Chotimirsky y Nienarokov, a los cua­
les se unieron posteriormente Lowenfisch y Romanovski. Estos ta­
lentosos representantes de la escuela nacional de ajedrez estuvieron
muchos años relacionados con él y le enriquecieron con ideas nuevas
e interesantes.
Desde luego, en el perfeccionamiento de Alekhine colaboró asi-

18
mismo la viva competencia entre él y Aaron Nimzovich, notable
teórico y práctico; competencia que tuvo lugar en Rusia y en los
años que precedieron a la Gran Guerra. Los dos fueron j untos a
competir en torneos y competiciones individuales. Esta competencia
continuó después de que ambos hubiesen emigrado y fue un impor­
tante estímulo para perfeccionarse.
Que Alekhine se clasificase tercero en el torneo de San Pe­
tersburgo, celebrado en 1 9 14, denota su clase de gran maestro; en
aquel entonces ya era uno de los mejores ajedrecistas internaciona­
les. Otra circunstancia que se debe tener en cuenta es que, en el
extranjero, se clasificó el primero en casi todos los torneos en que
tomó parte. Quiere esto decir que su capacidad de juego era muy
elevada y que fue uno de los principales pretendientes al trono
ajedrecista en los años de la posguerra.
Se conocen algunos procedimientos curiosos que empleó en los
años difíciles, con objeto de mantener su capacidad deportiva para
su futuro encuentro con Capablanca. Ya en 1 9 1 8 , él y sus colegas
discurrieron trazas y modos para jugar unos con otros. Dieron con
un procedimiento sencillo y original : organizaban torneos sin pro­
longación determinada y los realizaban por turno en casa de cada
participante. Jugaban alumbrándose con teas; unos las sostenían, y
otros meditaban. Jugaban hambrientos y movían constantemente los
pies debaj o de la mesa, tratando inútilmente de calentárselos.
Fe Konstantinovna, viuda del maestro Nicolás Mijailovich Zu­
bariev, me contaba que le cupo el honor, difícil en aquel tiempo,
de recibir invitados en casa. Los obsequiaba con tortas de harina,
de dudosa calidad, endulzadas con sacarina, y té sin azúcar. La
mujer comentó: «Alekhine nos visitaba para j ugar al aj edrez y me
sorprendía cada vez que se echaba mano al bolsillo y sacaba un ca­
ramelo olvidado para tomar el té. Esto era un intento de conser­
var la capacidad del cerebro, órgano importante para sus futuras
luchas ajedrecistas. ¡El cerebro dej a de funcionar como tal cuando
no tiene azúcar!».
Junto con sus colegas, Alekhine luchó heroicamente en el 1 Cam­
peonato soviético de 1 920 y consiguió una merecida victoria. Fue el
único gran maestro que superó a los demás en potencia de juego
y soportó pacientemente l as dificultades. Lo cual revela el hecho de
que su nombre no figure en la lista de los participantes que formu­
laron una petición al comité organizador, exigiendo se les «entre­
gase inmediatamente tabaco y queso». Él no exigió nada de eso ; se
entregó incondicionalmente a la lucha aj edrecista, con objeto de per­
feccionarse.
Sus resultados deportivos, logrados en dicho Campeonato, nos
autorizan a sostener que partió de Moscú, siendo ya un gran maes­
tro de nota.

19
En pos de Ch!gorin

Los principios doctrinales, preconizados por Alekhine, muestran


la continua relación que tuvo con la escuela nacional de ajedrez.
A comienzos de la segunda década se combatió implacablemente la
doctrina Tarrasch, aferrada a las normas y reglas establecidas. La
j uventud, al frente de la cual iban Reti y Nimzovich, se alzó contra
la canonización de las reglas y normas en uso y propuso unos pun­
·
tos de vista que se llam�ron «Hipermodernismo».
Aiekhine poseía una individualidad artística evidente, y desde el
comienzo de su carrera ajedrecista tuvo un criterio muy particular
sobre las reglas de este j uego; criterio que adoptó de Chigorin y
de otros maestros rusos, quienes no negaban las reglas en cuestión,
pero tampoco las aceptaban incondicionalmente. Para ellos la única
ley fundamental fue saber valorar una posición concreta y determi­
nar las particularidades inherentes a la misma.
Si en lbs consejos dados por los teóricos se nota el deseo de
ofrecer la panacea universal, Alekhine junto con sus antecesores y,
luego, con sus sucesores, los maestros soviéticos, tuvo por principio
fundamental resolver de un modo concreto y táctico los problemas
que plantea toda posición ; principio que ha reconocido y aceptado
el mundo del ajedrez.
Esto nos autoriza a afirmar que él heredó y continuó la obra de
Chigorin, fundador de la escuela de ajedrez rusa. Como ajedrecista
creador dio, en el transcurso de cuatro décadas, excelentes ejemplos
de maestría en la táctica y la estrategia al mundo del tablero; creó
partidas llenas de ideas audaces, de originalidad y de fantasía. Pre­
cisamente estas cualidades lo distinguieron de sus antecesores.
En los años de su proceso de formación siguió el ejemplo inspi­
rador de Chigorin ; adoptó sus ideas de maestro y artista, y se man­
tuvo fiel a ellas en el transcurso de toda su actividad ajedrecista.
Abandonó la patria a los veintinueve años de edad. Aunque su
juego tenía defectos, como los tiene el de cualquier ajedrecista, por
grande que sea, había alcanzado una alta maestría y era, además,
un teórico erudito, un pensador que introduj o ideas nuevas en la
concepción del ajedrez. Para comprender mejor al campeón ruso
de aquellos años, es necesario analizar sus principios artísticos y
puntos de vista de entonces, formulados en los comentarios de par­
tidas y en artículos especiales, y cuyo contenido se refiere a los
aspectos artísticos y deportivos, pues nunca los trató por separado.
El lector observará que la creación de obras de arte elevadas fue
el obj etivo principal de Alekhine en el ajedrez.

El arte predilecto, el ajedrez

«Considero el ajedrez como arte y no como juego, y acepto todas


las obligaciones que impone como arte a los aficionados » , dice
Alekhine.

20
En el transcurso de su interesante vida aj edrecista propagó
siempre y en todas partes este criterio: «El ajedrez tiene por objeto
lograr científica y artísticamente aquello que lo sitúa entre las otras
ramas del arte».
Siendo así, es lógico que se rebelase contra los criterios que re­
baj an el ajedrez y lo reducen a la categoría de j uego de mesa. Cri­
ticó severamente a aquellos grandes maestros que consideran la
victoria como el único objetivo del j uego, y les advirtió que tal pa­
recer conducía a la decadencia y degeneración del ajedrez.
Asimismo criticó severamente a ciertos maestros que habían tra­
tado de modificar y complicar el juego. Como se sabe, 10 propu­
sieron Lasker y Capablanca después de perder el título mundial.
También les impugnó decididamente sus conjeturas de que «las ta­
blas serían la muerte del ajedrez». Acerca de ello dice : «Los refor­
mistas afirman que el proceso de la teoría anestesiará inevitable­
mente el j uego de ajedrez y proponen modificar sus reglas para
avivarlo. ¿Qué significa tal afirmación? En primer término, una pos­
tura despreciativa ante la intuición y la fantasía, ante todos los
elementos que elevan este juego al nivel de arte. Esto produciría
inevitablemente el desmenuzamiento del arte ajedrecista».
La naturaleza adornó magnánimamente a Alekhine con las cuali­
dades de la personalidad artística antedichas, con la capacidad para
concebir lo individual por medio de la intuición y la fantasía. Entre
los ajedrecistas de su época no hubo ninguno que le igualase en
ese aspecto. Por ello, se quej aba de que el adversario le impedía
crear la obra que él tenía ideada, pues unas veces no daba con la
réplica conveniente, lo cual disminuía la belleza y el interés de la
combinación, y otras echaba a perder toda la idea de la misma al
abandonar la partida.
A este respecto comenta: «Sería feliz si pudiese crear completa­
mente solo, para lograr así algo que tenga valor; pero en toda par­
tida tiene uno que acomodar su plan al del contrincante. ¡Éste es
el colaborador impuesto por las circunstancias ; su concepto de la
belleza no coincide nunca con el de su contrincante, y sus medios
( potencia, imaginación y técnica) son a menudo insuficientes para
cooperar activamente con las ideas de uno! ¡Esto causa decepción
al verdadero artista que, más que la victoria, pretende crear obras
valiosas! ¡Qué sufrimiento ( desconocido en cualquier otra rama del
arte o de la ciencia) produce ver que las propias ideas y fantasía
están irremisiblemente atenazadas, en virtud de la propia natura­
leza de las cosas, por las ideas y la fantasía del otro, que suelen
ser distintas e inferiores a las propias ! » .
Alekhine conservó toda s u vida este amor a la creación ajedre­
cista. El lector verá más adelante la afición incontenible que tuvo
al ajedrez, incluso en aquella edad en que otros se aburren de él
y lo abandonan. Desde los análisis realizados bajo la luz de un
candil en su infancia hasta el último aliento de su vida sentado
frente al tablero estuvo ilimitadamente encariñado con este arte,
que fue el sentido y el contenido de toda su existencia humana.

21
Fisonomía deportiva del ajedrecista

Por más paradójico que parezca, el deseo de crear y fundar


explica la atención que prestó Alekhine al aspecto deportivo del
ajedrez, su tendencia a lograr en él la perfección o, al menos, un
nivel suficientemente elevado.
El j uego de un gran maestro se valora según la profundidad de
sus ideas y la brillantez de sus combinaciones, lo que pueden hacer
sólo los entend�dos. El j uego de un gran maestro se valora de acuer­
do con su capacidad de rematar satisfactoriamente la idea de la
victoria, lo cual pueden hacer los millones de aficionados, por cuanto
conocen la suma de puntos que ha obtenido en su participación en
las competiciones. ¿Cuál de estas dos ideas es más importante? Las
discusiones sobre este particular han sido muy debatidas y vienen
de muy lejos.
Entendió que las cualidades deportivas del ajedrecista son nece­
sarias, pues le ayudan a crear composiciones perfectas. Cualquier
combinación se desbaratará si un gran maestro descuida una pieza
en el momento decisivo, influido por el ruido de la sala. Por eso,
conviene templar los nervios, acostumbrarse a soportar el ruido, la
tensión de la lucha y la conducta del contrincante.
Hemos hablado de la conversación sostenida entre Alekhine y
Romanovski, en la cual el primero señalaba los defectos del carácter
deportivo de Chigorin y prometió actuar de un modo distinto al de
éste. Formuló su credo deportivo en unas cuantas frases claras y
concisas; frases de que muchos ajedrecistas j óvenes pueden servirse
para forjarse como luchadores tenaces e inmutables en los torneos.
Veámoslas: «Un rasgo j unto con otro determinan la potencia ajedre­
cista ; esto es: una inquebrantable atención que aísle al j ugador del
mundo externo».
¿Aislar absolutamente al jugador del mundo externo? En efecto.
¡Que rumoree la sala, que se inquiete el contrincante, que se ator­
mente el vecino, esto no debe preocuparte! Tú has de crear, y l a
creación requiere entusiasmo y renuncia. Y t ú has d e renunciar a
todo lo que suceda fuera del tablero. Alekhine jugó así en sus
mejores años.
En uno de sus artículos dice: «Durante l a competición, el maes­
tro ha de ser una mezcla de ave de rapiña y asceta». ¡Efectiva­
mente! Ave rapaz cuando se trata de torturar al contrincante, y
asceta cuando se trata de la · conducta propia durante el torneo, es
decir, no hacer ningún exceso que pueda menoscabar el régimen
deportivo y, por consiguiente. las fuerzas necesarias para sostener
una competición difícil. ¡Desgraciadamente, Alekhine no siempre fue
asceta! . . .
Otra de las cualidades deportivas importantes es saber sobre­
llevar los fracasos. No hay ningún ajedrecista al que no le satisfa­
gan las victorias ni tampoco hay ninguno, aun entre los más ecuáni­
mes ante el fracaso, al que no desanime el haber perdido una par­
tida. Es conveniente saber dominarse ante los fracasos y presentarse

22
pertrechado de conocimientos y de ánimo a la siguiente partida,
después de haber tenido un fracaso.
Sobre este particular, Alekhine comenta : «En los torneos impor­
tantes, no hay que temer la pérdida de una partida, sino al de­
caimiento de ánimo que ello pueda ocasionar».
Perder una partida no le desanimaba; al contrario, j ugaba con más
tesón y fuerza la siguiente. Muchas partidas premiadas por su
belleza, las j ugó al día siguiente de haber sufrido una derrota.
El ajedrecista también ha de acostumbrarse a saber resolver los
problemas puramente psicológicos. Alekhine estimó importante sa­
ber descubrir los aciertos y desaciertos en el juego propio y en el
del contrincante. ¡Lo cual no suelen hacer quienes están acostum­
brados a los elogios y estímulos! Con una autocrítica poco frecuen­
te valoró sus cualidades positivas y negativas; esto le ayudó a
superar los fracasos mas importantes.

Arte desde el principio

A partir de sus primeras actuaciones, el estilo de su juego en


la apertura se caracterizó por las siguientes particularidades:
1) «Universalidad». Es difícil citar a otro campeón del mundo
que haya sido tan universal en la elección de aperturas. Jugando
con blancas, el campeón ruso optaba por 1. P4R, 1. P4D y, a veces,
1. C3A. Desde luego, estaba preparado para cualquier respuesta del
contrincante. Y jugando con negras, practicaba todos los sistemas
de defensa más indicados para responder a 1. P4R Y a 1. P4D. En
su repertorio se contaban la defensa siciliana, la francesa y la Alekhi­
ne; en ocasiones usó la Caro-Kan. Pero su principal respuesta a
1. P4R era la española. Naturalmente conoció a la perfección todos
los sistemas de apertura.
2 ) «Con las negras, el contraataque» . A principios de siglo, los
ajedrecistas se limitaban a igualar el juego si les tocaba jugar con
negras. Pero Alekhine dio nuevo impulso al principio de Chigorin,
según el cual un buen contrajuego y su acertada realización son
los objetivos fundamentales de la apertura. En estos principios se
asentaron precisamente el sistema defensivo de Alekhine, de Nim­
zovich y de Grünfeld y formaron invariablemente parte del arse­
nal de aperturas de nuestro biografiado.
3) «Solución concreta de los problemas de la apertura». Siguió
siempre las leyes y reglas generales procedentes de la práctica y la
experiencia de partidas anteriores; pero relacionó estrechamente cual­
quiera de dichas reglas con las particularidades concretas de la po­
sición, aun cuando hacía excepciones si lo creía conveniente, guián­
dose de la intuición y del cálculo concreto.
Los conceptos «apertura concreto-táctica» y «ganar la iniciativa
al comienzo de la partida», introducidos por él, son una evidente
manifestación de sus ideas concretas acerca de la apertura.
Empezaba a tratar concretamente la posición desde los primeros

23
movimientos y descubría posibilidades tácticas hasta en el mismo
comienzo de la partida. Esto hizo que muchas de sus partidas se
decidiesen en la apertura y no por la ventaja que sacara sino por
el desmoronamiento de la posición del contrincante, pues tuvo habi­
lidad para producir complicaciones agudas y tácticas, en las cuales
sus adversarios no .l>iempre supieron orientarse.
Aunque la mayor parte de sus ataques son impecables, algunos
fueron años más tarde impugnados por los analistas. En mi opi­
nión esta circustancia no desmerece en absoluto la belleza de sus
ideas, cuya utilidad práctica es indiscutible, porque sus adversarios
no podían orientarse en la confusión de variantes que él promovía ;
esto cooperaba a que el ataque se realizase con acierto y fortuna.
En la actualidad, este cuadro se ofrece en todas las partidas de
Miguel Tal, para citar un ejemplo.

Alekhine E. E. Book 1 0. P5D! C4TD


Torneo de Margate, 1938 11. A4T + A2D
12. P�P PxP
Diagrama núm. 1 13. T1D ! PxC
14. T x A!

Diagrama núm. 2

Esta posición se produj o des­


pués' de 1. P4D, P4D; 2. P4AD,
P X P; 3. C3AR, . C3AR; 4. P3R,
P3R; 5. A x P, P4A; 6. O-O, C3A; Todo el sentido de la combina­
7. D2R, P3TD; 8. C3A, P4CD; 9. ción estriba en este sacrificio.
A3C, P5C. Alekhine provoca complicaciones
Sin duda, la mayoría de los aje­ imprevisibles.
drecistas no optarían por la con­
tinuación que elige el inagotable 14. CxT
mago. del ajedrez. 1 5. C5R T2T
16. PxP R2R

24
Alekhine prevé también los si­ Diagrama núm. 3
guientes procedimientos defensi­
vos:
1) 1 6 • P3C; 17. D3A ( es
. . .,

igualmente bueno 1 7. 030, R2R ;


1 8. P4R, C3AR; 1 9 . D3A ) , D2R ( o
1 7 . . . . , R2R ; 1 8. P4R, C x C ; 1 9 .
AOC + y 2 0 . D 1 D + ) ; 18. A3T!, Y
las negras no podrían defenderse
de las amenazas 19. TID Y 1 9.
A x P.
2) 16. . .., D1C; 17. CxC, T x C;
18. D x P, D2A; 19. D x P+, RID;
20. P4R!, y las negras estarían in­
defensas ante el peligro de 21 .
A4A ó 21. A5C+.
3) 16. , A3D ( el movimien­
to 16 . . . . , A2R es más defensivo ) ;
17. D5T+, P3C; 18. C x P, P X Ü; La partida prosiguió así:
19. D X T+, AlA; 20. P4R, y las
blancas compensarían la pérdida 20. T1D P3C
del caballo con dos peones de más 21. A5CR! A2C
y el ataque. 22. C7D TxC
Sin embargo, se descubrió más 23. T x T+ RIA
tarde que las negras ganaban con 24. Ax C AxA
la continuación 16. . . . , DIC. Véa­ 25. P5R!
se: 17. C x C, T x C; 18. D x P,
D3D! ó 1 7. D5T + , P3C; 18. C x P, El negro se rindió.
P x C ; 19. D x T, R2A!. Al maestro Book no se le pue­
de reprochar la circunstancia de
17. P4R! C3AR que no se defendiese mejor. A
18. A5CR D2A Alekhine tampoco se le puede re­
19. A4A D3C prochar el haber tomado la reso­
lución de ensayar un método de
Alekhine se quej a de que su ataque inesperado e interesante.
contrincante le «estropeó» la com­ Es difícil juzgar la refutación
bin�ción al perder de una forma de este ataque hallada posterior­
habitual, pudiendo haber j ugado mente, porque más adelante se
con más elegancia. El campeón encontrarán igualmente procedi­
del mundo esperaba la respuesta mientos para defenderse de los
má� lógica 19. . . . , D2C , tras lo ataques, que ahora creemos irre­
cual pensaba ganar de ese modo : futables. No se olvide que el aje­
20. D3R, RID; 21. D3D+, R1A; 22. drez es una mina inagotable ; por
TIC, D x P ; 23. C7A!!, y el rey eso, nos aficionamos a él y lo
negro encuentra el mate en lC apreciamos.
ó I D, como podemos apreciar en Asimismo tiene partidas en que
la posición resultante del siguien­ sus contrincantes se precipitaron
te diagrama. en el desarrollo de la apertura
sin tener en cuenta leyes ni re-

25
�las ; de ese modo, rompieron el Era mejor 9 .. . , A x C, pues el
.

equilibrio y debilitaron su posi­ movimiento del caballo es un nue­


ción. En tales casos, Alekhine con- . vo error.
6ideraba imprescindible infligir
l.lll severo castigo a partir de las 10. C x PT!
primeras jugadas.
La siguientes posición viene de La entrega de dos piezas por
las jugadas 1. P4R, P3CD; 2. P4D, la torre entraba en los cálculos de
.t\2C; 3. C3AD, P3R; 4. C3A, P4D; Alekhine.
5. A5C + , P3AD; 6. A3D, C3A; 7 .
.,5R, CR2D. 10. TxC
11. AxT CxA
12. D x PC C1A
Alekhine Rozanov
Moscú, 1 9 0 8 Diagrama núm. 5

Diagrama n ú m . 4

13. P4TR!

Es fácil ver que las negras con­ He ahí el castigo : este peón
travinieron los principios y re­ amenaza transformarse en dama,
glas que deben seguirse para un y las negras se ven forzadas a
mej or desarrollo de las piezas ; tomarlo.
por ello recibirán su merecido,
que Alekhine sabrá darles con 13. AxP
maestría. 14. T x A! DxT
15. A5C! D8T +
8. C5CR! A2R 16. R2D DxP
1 7. D6A
El blanco amenazaba con ganar
pronto mediante 9. C x PR! y 10. (Ver diagrama 6)
D5T + .
Entregar la dama por el alfil
9. D4C! C1A es la única forma de eludir el

26
Diagrama núm. 6 18. DxD C3C
1 9. P4A C2R
20. T1TR C2D
21. CID CIAR
22. C3R AlA
23. C4C A2D
24. T8T C (2R) 3C
25. C6A + R1D
26. D x C.

y las negras abandonaron.


En las siguientes partidas ve­
remos la apertura concreto-tácti­
ca y el castigo por quebranta­
miento del equilibrio. Quisiéra­
mos que el lector prestase otra
vez atención a la diferencia exis­
tente entre estos dos conceptos: el
mate. Así lo hicieron las negras ' contrincante es culpable en el
pero con esto, sólo lograron pro­ caso de quebrantamiento del
longar inútilmente la partida. equilibrio; pero no en el de aper­
tura concreto-táctica.
17. D xA+

PARTIDAS JUGADAS ENTRE 1921 Y 1927

En la biografía de todo perso­ no podemos decir quién de ellos


naje importante, el lector se in­ es e l autor de las mismas.
teresa siempre por el momento en La historia del aj edrez conser­
que el biografiado comenzó a de­ va la primera partida, que jugó
dicarse a su profesión ; por ejem­ Alej andro Alekhine en un torneo.
plo : cuándo un escritor escribió Con ella empezaremos el análisis
su primera novela, cuándo un pin­ de las que se ofrecen en este
tor pintó su primer cuadro, cuán­ libro.
do un actor salió por primera vez
a escena o cuán un estratega rea­
lizó su primera batalla. Y aquí Partida 1
se interesará por cuándo j ugó Apertura escocesa
Alekhine su primera partida.
Como se ha dicho, a los siete Alekhine Rozanov
años empezó a j ugar al ajedrez; Moscú , 1907
al principio sólo j ugaba con su
hermano Alej o en casa, y más 1. P4R P4R
tarde j ugó también con él por 2. C3AR C3AD
correspondencia. Hay bastantes 3. P4D
partidas interesantes, realizadas
entre los dos hermanos ; por eso, En aquel tiempo, esta apertura

27
estaba muy en boga entre los Véase : 1 3. A x P, P x A; 14. T x A!,
maestros de ajedrez. Entonces im­ P x T; 15. 03C + , R1T; 16. 06C, y
peraban los principios de Ta­ tablas por j a que continuo.
rrasch, que insistían sobre la ocu­
pación del centro por los peones, 5. PC x C
y perduraba la tradición de las 6. A30 P40
porfiadas lucha,s al estilo de Mor­ 7. PxP PxP
phy, Anderssen y Chigorin. En­ 8. O-O A2R
tonces empezaban a despuntar 9. C3A O-O
nuevas opiniones acerca del cen­ 10. A5CR P3A
tro ; Reti, Alekhine y Nimzovich 11. 03A
elaboraban sus claros principios
sobre el ataque con piezas con­ Diagrama núm. 7
tra todo centro de peones, para
formularlos posteriormente. En
los torneos, los luchadores de
principios del siglo procuraban
abrir cuanto antes el centro y
apoderarse de él con los peones,
si era posible, a fin de movilizar
rápidamente las piezas y dar prin­
cipio a lo más importante de la
contienda: el ataque por el flanco
de rey. La apertura escocesa sa­
tisfacía a estos dos objetivos; por
ello, se nos ofrece a menudo en
las primeras partidas de nuestro
biografiado.

3. PxP
4. CxP C3A He ahí una de las pOSICIones
5. CxC discutibles de la apertura esco­
cesa, debido a que el j uego de
En los encuentros competitivos las blancas tiene cierto parecido
de importancia, el futuro cam­ con el concepto moderno sobre el
peón del mundo practicó por lo centro en esta antigua variante:
general este cambio de caballos, dando cima al desarrollo de sus
si bien optó, en ocasiones, por peones centrales porque reducían
otras continuaciones más contun­ la presión, ejercida por sus pie­
dentes. Fueron célebres las tablas zas sobre los peones centrales del
en un encuentro con Lasker ( Mos­ adversario. Los dos bandos han
cú, 1 9 1 4 ) ; la partida fue corta: dado cima a la evolución de sus
después de 5. C3AO, A5C; 6. fuerzas y se disponen a ejecu­
C x C, PC x C; 7. A30, P40; 8. tar sus respectivos planes de jue­
P x P, P X P; 9. O-O, O-O; 10. A5CR, go.
A3R; 11. 03A, A2R; 12. T (1T) 1R, Es natural que las blancas in­
P3TR, Alekhine sacrificó primero tenten atacar por el flanco del
un alfil ; luego, la calidad, y, fi­ rey y aumentar la presión en las
nalmente, dio j aque continuo. columnas y diagonales abiertas.

28
Para contrarrestarlo, las negras ello provocar peligros combinato­
procuran aprovechar la columna rios contra el enroque del rey ne­
eD y su fuerte centro de peones. gro. Estos problemas se resuelven
con la continuación 13. T ( 1A) 1R!,
11. A5CR que, luego de 13 . . . . , A3C; 14.
A x A, PT x A; 1 5. D4T!, facilita
Las negras quieren situar pron­ la contundente maniobra T I R-
to este alfil en la casilla 3e vía 3R-3T.
4T, al objeto de neutralizar la po­ Pero Alekhine cuenta sólo quin­
derosa acción del alfil adversa­ ce años y se dej a llevar por la
rio eD. Asimismo es bueno 11 . táctica: amenaza con proseguir
. . . , TIC, lo cu al se considera la 14. A x C, A x A; 15. D x A4T. Al
mej or respuesta de las negras. j ugar sin un plan concreto, tie­
Hay otra continuación, 11. . . . , ne lógicamente que encontrarse
C5C?, que se practicó en la par­ pronto en una situación compro­
tida Alekhine - Mannko, jugada metida.
por correspondencia entre 1 9 06 y
1 9 07, Y que finalizó con un ro­ 13. A3C
tundo éxito del j oven Alekhine. 14. AxA PT x A
Veámosla: 12. A x A, D x A; 13. 15. T ( 1T)1D
T ( 1T ) lR, D3D ; 14. D3C!, D3A; 15.
P3TR, C3T; 16. T5R!, P3C; 17. Este movimiento vuelve a de­
C2R, A4A; 18. P4AR, T (1A) 1R; mostrar su indecisión en la eje­
19. D3R, T x T; 20. P x T, D5T; 21. cución de maniobras estratégicas.
C4D, A x A; 22. T4A!, D2R; 23. Aquí procedía 15. T ( 1A) 1R!, lo
P x A, TIAD; 24. T6A, P4A; 25. cual mejoraba la posición de las
C6A, DIR; 26. P6R! !, C4A; 27. blancas. Es curioso observar cómo
P x P + , D x P; 28. T x C!, y las ne­ aprovecha el negro la iniciativa y
gras se rindieron. ejecuta unos hábiles movimien­
tos, con objeto de pl antear pro­
12. D3C A4T blemas difíciles.
13. D5R
15. A3D
No hay ajedrecista sin defectos, 16. D4D D2A
por más que la naturaleza le haya 17. D4TR
dotado de capacidad. N o obstan­
te sus extraordinarias dotes para Las blancas se ven forzadas a
la combinación, Alekhine tuvo pensar en su defensa. N o con­
defectos en las maniobras de po­ venía proseguir 17. A x C, P x A;
sición y en la estrategia. El lec­ 18. D x PA, porque, tras 18 . . . . ,
tor observará que, posteriormen­ A x P + ; 19. RIT, A4R, las piezas
te, hubo de trabajar mucho para negras hubiesen ocupado sólida­
superarlos. mente el centro.
En la presente posición, las
blancas tenían que haber trazado 17. �
el plan de sus futuras operacio­ 1 8. A3R P4AR
nes; plan que no es difícil de tra­ 1 9. P4A R2A!
zar. Véase : conviene intensificar
la presión en la columna R y con ¡Excelente j ugada ! Las blancas

29
no pueden tomar el caballo, ya nazador, y su caballo puede ir a
que a 20. D x C?? seguiría 20. . . . , los puntos SR y SC vía 3A, con
TIT, y las negras ganarían la objeto de cooperar a la acción
dama B lanca. atacante. Jugando con las blan­
cas, cualquier ajedrecista experi­
20. A4D TITR mentado procuraría simplificar la
21. T ( 1D) 1R? posición, para neutralizar la pre­
sión ejercida por el contrincante.
Diagrama núm. 8 Seguro que trataría de provocar
el cambio de alfiles, para con­
trarrestar las amenazas de las ne­
gras en la diagonal 2TR-8CD y
abrir líneas en el enroque ene­
migo.
A este fin podría servir el si­
guiente plan defensivo : 21. D2A!,
C3A; 22. P3TR. Tras esto, si las
negras respondiesen con 22. . . . ,
C5R, seguiría 23. C x C, PD X C;
24. A x PC!, R x A; 25. D4D + o 23 .
. . . , PA x C ; 24. P5A!, P4CR; 25.
A3R! y el movimiento 26. P4A,
con lo que las blancas tendrían
gran dominio posicional.
La continuación 22. . . . , C4T
agudizaría la lucha, y al movi­
Todo ajedrecista, interesado en miento defensivo 23. A3R respon­
estudiar la estrategia y la tácti­ derían las negras con 23 . . . . , P4C
ca del ajedrez y en comprender con ventaj a. A pe�ar de todo, la
sus leyes, ha de analizar atenta simple j ugada 23. A5A! conjura
y profundamente los aconteci­ todo peligro y puede, inesperada­
mientos que pudieron haber su­ mente, poner al rey negro en si­
cedido en esta partida. tuación delicada.
Analicemos con más detalle la Las siguientes variantes mues­
posición reflej ada en el diagra­ tran las posibilidades de ambos
ma : la acción de las piezas blan­ bandos en la aguda posición que
cas parece ser amenazadora ; pero ocasiona 23. A5A.
no lo es, por cuanto el sólido cen­ 1 ) 23. . . . , A x A; 24. D x A,
tro de peones negro inmoviliza C X P; 25. C x P!, C x C ; 26. T x C,
cualquier operación. Es lamenta­ y las blancas quedan con ven­
ble el tiempo que han perdido taj a.
las blancas en mover la torre y 2) 23. C X P; 24. A x A,
la dama en los movimientos de­ C6T + ; 25. P x C, D x A; 26. R2C,
cimotercero y decimoquinto, res­ y las blancas deben ganar.
pectivamente. Las negras han 3) 23. . . . , A x P; 24. P4CR!,
aprovechado sin dilación la len­ A6C; 25. D2C!, C3A ( en caso de
titud del adversario; una de sus 25 .. . . , C5A ; 26. D x A, C6T + ;
torres, la dama y el alfil han ocu­ 27. R2C, las negras no compen­
pado posiciones de ataque ame- sarían suficientemente la pérdi-

30
da de la pieza ) ; 26. P x P, P4C; Diagrama núm. 9
27. T3D!, A5A; 28. C2R!, y la po­
sición del blanco es mejor.
Estas variantes ponen de relie­
ve que a las negras no les con­
viene responder a 23. A5A! to­
rnando el peón 4A, por lo cual
tienen que aceptar el cambio de
alfiles, lo que produce una lucha
posicional tranquila con juego
equilibrado.
El «maduro» Alekhine hubiese
trazado este plan de j uego, y no
otro; pero, corno se ha dicho, a
la sazón tenía quince años y vio
la posibilidad de asestar un efec­
tivo e inesperado golpe . . .

21. C3A
22. D5C 23. RxT

N o hay más remedio que pro­ La continuación 23• , T3T no


. . .

seguir andando en la cuerda flo­ es mejor, porque seguiría 24.


j a, pues otra retirada de la dama T ( 1A ) 1 R y no se podría conjurar
daría a las negras oportunidad el peligro 25. P3TR. Y si las ne­
de ganar el peón , mediante el sal­ gras continuasen 24. . . . , A x P la
to del caballo al cuadro 4T o respuesta sería 25. T7R + , RIC;
a l 5C. 26. T x D, A x D; 27. T x P + , RIA;
28. P3TR, A3A (tampoco es me­
22. C5C? j or 28 . . , C3A ; 29. T l-7T ni 28.
. .

. . . , P4A ; 29. T x PT!, T x T ; 30.


( Ver diagrama 9) A X P + , T2R; 31. P x C ) ; 29. A x A,
C x A; 30. TI-7R, y la superiori­
Con la intención de proseguir dad de las blancas sería indiscu­
23• . . . , T4T Y encerrar a la dama, tible.
las negras no advirtieron la bri­
llante respuesta de las blancas. 24. D x PC + R2D
Hubieran mantenido su excelente 25. D x PA + RID
pOSlClOn, si hubiesen proseguido 26. DxC
22. . . . , T4T, Y aun 22. . . . , C5R.
Puede decirse que la lucha ha
23. T6R!! terminado ; las blancas tienen dos
peones a cambio de la calidad y
La lucha va a discurrir por un atacan fuertemente. Rozanov in­
cauce opuesto al anterior. Las tenta proteger a su rey en el flan­
fuerzas del blanco han adquirido co de dama; pero allí experimen­
movilidad y se lanzarán sobre el tará igualmente la agresividad de
rey negro. las piezas blancas.

31
26. AlA teriales, porque es de todo pun­
2'7. TlR D2D to inadecuado j ugar 36. . . . , P5D,
28. D5C + R2A debido a 3'7. C x P, A x C; 38.
29. T3R! D3A + , T ( 3R) 3AD; 39. T x A.

Con intención de situar la torre 36. P3T


en el escaque 3CD y de no caer 3'7. C6C + TxC
en la celada 29. A x PC?, A4A + ! ; 38. TxT R2T
3 0 . RlT, TDlCR!; 3 1 . A5R + , R2C; 39. D6C D5T
32. D6A, T x P + ! ; 33. R x T, 40. T3C! D3A
D2T + ; de lo contrario, el rey 41. D'7A + RlT
blanco se encontraría en red de 42. P x P.
mate.
y las negras abandonaron.
29. R2C Hemos analizado al por menor
30. C4T TlR la primera partida que j ugó Ale­
31. T3C + RlT khine en un torneo, para que el
32. D3C lector se convenza una vez más
de esta verdad: el gran maestro
El joven Alekhine realiza ma­ no nace, se hace ; la maestría se
gistralmente el ataque; va a lle­ alcanza sólo con un trabajo titá­
var la dama hacia el escaque nico.
6TD, para reforzar sus piezas de A pesar de su capacidad para
ataque. intuir inesperados ataques combi­
natorios al modo de 23. T6T!!, el
32. TIT joven Alekhine apenas si tenía
aptitud para resolver problemas
La respuesta 32. . . . , TI CD es estratégicos complej os; su juego
más contundente. de maniobras en las posiciones
más simples tiene muchos defec­
33. D3D T3-3R tos. Todo esto lo superó con el
34. A5R! paso de los años, con la experien­
cia adquirida en los torneos, tras
Ahora es ineludible anticipar­ haber llenado muchos cuadernos
se a la j ugada 35. D6T. con el análisis y examen de los
defectos y virtudes de su juego.
34. P4A Es interesante conocer cómo se
35. T5C TIA? entregó este eminente ajedrecis­
ta a la autocrítica en el trans­
De ese modo, se acelera la de­ curso de su vida y cómo limó con
rrota. Con 35. . . . , D3A! y la ame­ su abnegado trabajo las aspere­
naza P5A se hubiese prolongado zas de su maestría.
la resistencia ; ahora, la posición Aprovechó su extraordinaria
de las negras se desmorona. capacidad combinatoria desde sus
primeras participaciones en los
36. P4A! torneos. He ahí un ejemplo de
cómo se valió de un procedimien­
Tras esto, el contrincante ha­ to combinatorio, para resolver
brá de aceptar más pérdidas ma- bella y decididamente el resulta-

32
do de la siguiente partida, en la del centro, mediante el avance
cual el rey adversario se quedó P5R-P6R, las negras se adelan­
en el centro. tan al posible y peligroso j aque
que el alfil blanco podría dar
desde la casilla 5CD.
Partida 2
Defensa india de rey 7. P5R PxP
8. PxP C5C
AIekhine Lowenfisch 9. P6R! C ( 2D ) 4R
San Petersburgo, 1 9 12 10. A4AR CxC+

l. P4D P4AD El negro supone que, después


de 11. D x C, P x P !; 12. D x C,
Hoy día, este movimiento ori­ P4R!, podrá sostener la posición ;
gina una lucha compleja y estra­ mas no advierte la ingeniosa res­
tégica por el centro, de donde puesta de su contrincante.
posteriormente salta a desarro­
llarse en los flancos. La idea de 11. P x C!
atacar con este peón aún no se
había analizado bien cuando se De esta manera, se gana un
jugó esta partida; las negras in­ tiempo importante. Aquí, las ne­
tentaban simplemente engañar al gras tendrían que retirar el ca­
contrincante, y no sorprende que ballo al punto 3T y situarlo lue­
fuesen ellas las primeras en que­ go en el 4A.
dar sorprendidas, como veremos
en esta partida. 11. C3A
12. A4A PxP
2. P5D C3AR 13. PxP D3C
3. C3AD P3D
4. P4R P3CR Tras el cambio de damas, el
peón blanco de 6R hubiese oca­
La teoría moderna recomienda sionado que las negras entrasen
4• . . . , P4R, con objeto de cerrar en un final desventaj oso;
el centro y pasar a una defensiva
lenta, ó 4. . . . , P3R y la consiguien­ 14. D2R DxP
te captura del peón 5D blanco.
La opción depende del gusto de ( Ve r diagrama 10)
cada uno. Lowenfisch opta por
una tercera posibilidad y se ve Con su última j ugada, las ne­
pronto envuelto en dificultades gras contribuyen a que Alekhine
insorteables. Verdad es que de­ termine brillantemente la parti­
mostrarlo requiere un juego im­ da, entregando las torres; por lo
petuoso y enérgico como el de demás, tampoco mejorarían su si­
Alekhine. tuación si dejasen a las blancas
enrocar largo.
5. P4A! C (lC ) 2D
6. C3A P3TD 1 5. C5C!

Al no poder evitar la ruptura Las negras pueden tomar el ca-

33
Diagrama nú.m 10 Partida 3
Apertura de peón de dama

Nimzovich Alekhine
Vilna, 1 9 1 2

1. P4D Pro
2. C3AR P4AD
3. A4A C3AD
4. P3R C3A
5. C3A

Este movimiento es problemá­


tico. Mejor hubiera sido distribuir
armónica y naturalmente las pie­
zas : 5. C ( 1 C ) 2D, 6. P3A, 7. A3D,
y así sucesivamente.

ballo o las dos torres. Después 5. A5C


de 15. . . . , P x C; 16. A x P + , R1D; 6. A5CD P3R
1 7. D1D + , A2D; 18. A5R!, D5C + ; 7. P3TR A4T
19. P3A, se da pronto mate.
Esta continuación hace que la
1 5. D x T+ iniciativa de las blancas sea pe­
16. R2A DxT ligrosa por la clavada del caba­
17. C7A + R1D llo ; por eso, era necesario haber
18. D2D + A2D tomado dicha pieza.
19. P x .A.
8. P4CR A3C
Las negras se rindieron, por­ 9. C5R D3C
que a 19. . . . , P4R ( es el mej or
movimiento defensivo, pues a 1 9 . La respuesta 9. . . . , TIA? oca­
. . . , e x P sigue 20. A 6 R ) sucede sionaba pérdidas materiales debi­
20. A x P. Pero se puede j ugar con do a 10. C x C, p x C ; 11. A6TD,
brillantez llegando al mate por TI T; 12. A 7C.
medio de j aques; veámoslo: 20.
C6R + , R2R; 21 . P8D = D + , T x D ; 1 0. P4TD! P4TD
22. D x T + , R2A; 23. C x A + , 11. P4T! P4T
R2C; 24. D7R y mate. 12. CxA PxC
1 3. P x PT P x PT
14. D2R 0-0-0
En la siguiente partida se pue­
de apreciar la capacidad del j o­ (Ver diagrama 11)
ven Alekhine para descubrir ata­
ques combinatorios imprevisibles 1 5. 0-0-0
y para tender hábilmente lazos o
rehuirlos a tiempo, lo cual es una Nimzovich ha tendido con in­
de las cualidades del maestro de geniosidad un hábil lazo, pues pa­
ajedrez. rece que las negras pueden tomar

34
Diagrama núm. 11 mer lugar, esta pieza ha ocupado
una posición desacertada y pere­
cerá en ella acosada por las pie­
zas enemigas; en segundo lugar,
permite que las negras empren­
dan un ataque contundente con­
tra la posición del rey blanco, de­
bido a la rapidez con que pue­
den concentrar sus piezas mayo­
res en la columna eD.

17. P5A!
1 8. A6C C2R
19. T ( 1T ) 1 C D5C
20. R2D

Diagrama núm. 12

sin recelo el peón blanco 4D ; véa­


se: 15 . . . . , P x P; 16. P x P, C x P,
tras lo cual responden a la cla­
vada del caballo 1 7. D3R con 17 .
. . . , A4A, y el ataque 17. D5R oca­
siona un j uego confuso después
de 17 . . . . , C x A; 18. C x C, C5C;
19. C7T + , R2D; 20. T x P + , P x T;
21. D x P + , RIR; 22. TI R + , A2R;
23. D4R, D5C!.
Siendo así, ¿por qué n o tomó
Alekhine el peón blanco 4D? ¿ Te­
mió al ataque que se produce en
la variante que acabamos de ana­
lizar? ¡No! Si hubiese tomado el
peón, Nimzovich habría anuncia­
do mate: 17. T x C!, D x T; 18.
D x P + , C2R; 19. D6A + !, P x D; 20. ... T3C!
20. A6T mate.
De semejante celada es capaz Esta celada es tan hábil como
sólo un ajedrecista dotado de una la tendida por las blancas cinco
brillante fantasía, y de verla y j ugadas antes. Quisiéramos indi­
rehuirla sólo es posible en una car al lector el hecho de que es­
mente de fina intuición combina­ tos dos virtuosos maestros no
toria. tienden casualmente las celadas
en cuestión, ni j uegan exclusiva­
15. A3D mente para tenderlas. Sus artifi­
16. AxA TxA cios proceden naturalmente de las
17. A3D exigencias de la posición y coope­
ran a la ejecución del plan estra­
Esto es un grave error: en pri- tégico fundamental.

35
21 . P3A! Las dos siguientes partidas
ofrecen ejemplos claros de las
Nimzovich también está a la al­ fantásticas «supercombinaciones»
tura de las circunstancias; si hu­ de Alekhine.
biese hecho otro movimiento, uno
pasivo por ejemplo, la partida
hubiera podido tener este final Partida 4
brillante: 21. . . . , C x A! ; 22. T x C, Defensa francesa
D x PC! ; 23. TlCD, D X C + ! ! ; 24.
R x D, C5R y mate. Alekhine U n desconocido
Moscú, 1 9 1 5
21 . T3TR!
1. P4R P3R
Después de esto, el alfil blan­ 2. P4D P4D
co perece por haberse metido en 3. C3AD C3AR
el laberinto de las negras. 4. A5CR A5C

22. A7A C4A Esta aguda y tensa variante se


23. D2T D2R conoce por el nombre de Mac­
Cutcheon, y se practicó mucho a
y el alfil está perdido; por eso, principios de siglo.
Nimzovich se lanza a un ataque
desesperado, en el cual su dama 5. P5R P3TR
cae también en la red tendida por 6. PxC
su adversario.
La teoría sostiene que la cap­
24. C5C DxA tura de este caballo permite a las
25. C7T + R2D negras igualar fácilmente el jue­
26. D8C go y, por lo mismo, recomienda
retirar el alfil a la casilla 2D.
Las negras rechazan fácilmen­
te esta presión desesperada. 6. PxA
7. PxP TIC
26. C3D 8. P4TR PxP
2'7. T5C C ( 3A ) 1R 9. D4C A2R
28. T (1 T ) 1CR T3AR
29. P4A P3C Una imprecisión; después de 9.
30. RlA D2T . . . , D3A!, las negras hubiesen sor­
31. P3A D2A teado toda dificultad.
32. RlC D2R
33. R2T TIA 10. P3CR P4AD
34. C5C CxC 11. P x PT PxP
35. PxC C2A
36. D'7T D3D. Este movimiento facilita la mar­
cha del peón 4T hacia su corona­
y el blanco abandonó ante la ción, y ocasionará muchas entre­
encerrona de su dama. Véase: 3'7. gas de material. Aún había tiem­
T x PC, C x P; 38. T'7C + , R3A; 39. po de eliminar el peligroso peón
D x P, T3T. 7C, continuando 11. . . . , A3A.

36
12. P5T! PxC Diagrama núm. 13
13. P6T PxP
14. TIC D4T +

Las negras han de aceptar el


reto, por cuanto no pueden hacer
frente a los peones blancos del
flanco de rey.

15. R2R DxP


16. P7T DxT
17. P x T=D+ R2D
18. D8C x P D x P+
1 9. R3A C3A

No hay otra alternativa para


defenderse del ataque de las da­
mas adversarias. El oportuno mo­
vimiento del caballo defiende si­ núan 24. T6T!! y ganan ( pues se
multáneamente los dos alfil�s. amenaza con proseguir 25. D8D +
y dar mate, pues a 24 . . . . , D x A
20. D4C x P + R2A sigue 25. D4C + , D4C; 26. D8D +
21. D4A + R3C y 27. D ( 3R ) 3T + , y se da mate
22. D6-3R+ A4A en dos jugadas ) .
»La posición originada por el
Cualquier otra j ugada ocasiona­ vigésimo tercer movimiento aca­
ría a las negras la pérdida rá­ so es única en la historia del aje­
pida de la partida. Por ejemplo: drez.»
22. . . . , P5D; 23. A3D! o 22. Hace unos sese:1ta años que
R4T; 23. D2D + . D x D; 24. esta partida viene sorprendiendo
D x D+. a la afición, y su enigmática his­
toria despierta cada vez más in­
23. P8C = D P8C = D terés por ella. ¿ En qué torneo se
j ugó? ¿ Quién es ese misterioso
En caso d e 23. . . . , A X D ; 24. desconocido?
D X A + , las negras estarían per­ Uno de los números de 1 9 1 6 de
didas, tanto si prosiguiesen 24. la revista «Schajmatni viestnik» 3
. . . ,. P5D; 25. D ( 3R) 3C + como 24. publica una partida, entre Grigo­
. . . , R2A ( a 24 . . . . , R4T sigue 25. riev y Al ekhine, quien comenta
D X P + 0) ; 25. D3e + !, porque dos el undécimo movimiento de las
damas son suficientes para dar blancas y dice : «A 11. P X PT me
mate. preparé para responder con 11 . . . . ,
A3A, puesto que 11 . . . . , P x PD
hubiese causado complicaciones
difíciles de apreciar.»
Alekhine comenta : «En esta po­ Luego, refiere todos los movi­
sición pasmosa, las bl ancas conti- mientos de la partida, j ugada con

3. " El noticiero ajedrecista " .

37
el contrincante desconocido, e in­ P x T; 26. D8D + , R2T; 27.
dica que el 24. T6T!! la resuelve D ( 8D ) 7R + !, y las blancas ganan.
a favor de las blancas. No cabe duda de que al lector
En su libro «Mis mejores par­ le interesa conocer las extraordi­
tidas» , publicado varios años des­ narias ingeniosidades de esta sin­
pués, dice: «En una de mis par­ gular partida.
tidas ( Moscú , 1 9 1 5 ) se prosiguió El siguiente final se produjo en
de la siguiente manera » Y enu­
. . . el encuentro con el conocido y
mera los mismos movimientos he­ fuerte aj edrecista Gofmeister. En
chos en la partida con el desco­ él se nos ofrece asimismo la in­
nocido adversario. conmensurable fantasía de Ale­
¿Se j ugó realmente esta parti­ khine. Uno se sorprende de la
da o es producto de la imagina­ energía que impone a sus piezas
ción de Alekhine, de uno de los cuando analiza los movimientos
análisis que realizó este ingenioso de esta maravillosa combinación.
y vehemente artista en casa?
No es probable que se conozca
la verdad. Pero, aun cuando no Partida 5
se j ugase realmente, es tan fan­
tástica e interesante, caracteriza Alekhine Gofmeister
tanto el estilo del j oven Alekhi­ Petrogrado, 1 9 1 7
ne, que es oportuno parafrasear
aquí el conocido proverbio: « ¡Si Diagrama núm. 14
no se j ugó, hubo que inventarla!»
Cuesta creer que un ajedrecista
sea capaz de imaginar tal parti­
da y de dar con este inesperado
movimiento de la torre, por más
inventiva que tenga.
Sea corno fuere, esta inverosí­
mil partida continuará asombran­
do a todos los admiradores de
las combinaciones ajedrecistas.
Prosiguió:

24. T6T!!

y las negras se rindieron, por­


que ante este movimiento de la
torre no tienen nada que hacer.
¿Pueden impedir que la dama SC Mueven las blancas.
dé mate desde SD? Veámoslo: A primera vista cuesta creer
A 24 . . . . , A x D sigue 25. D8D + , que el rey negro esté en peligro
R4A; 26. D x P + ! , R x D; 27. D6D de mate ; hasta parece, más bien,
Y mate. Ha sido necesario entre­ que se encuentra en un lugar se­
gar dos damas, para que la ter­ guro y de que el peligro corre
cera pudiese dar marte. También a cargo del rey blanco.
se corta la retirada del rey hacia Examinando la posición pare­
2T: 24. . . . , P3T ; 25. T x C + !. cen lógicas las perspectivas de

38
dar con el caballo j aque continuo zable. Esta combinación de Ale­
desde las casillas 8A y 6C y todo khine se podía haber analizado
parece suponer que el resu ltado a partir de la segunda jugada (2.
de la contienda será nulo. A todo P x P ) ; pero no queremos apar­
esto se debe añadir la circuns­ tarnos de lo generalmente admiti­
tancia de que las blancas han de do, pues en todos los libros se
conj urar el peligro inminente de inserta la posición reflejada en el
1. . . . , C5R! con el consiguiente diagrama.
j aque del a lfil desde la casilla 2A.
Con una inventiva asombrosa, 1. P4C
el j oven Alekhine aprovechó la
inadvertida oportunidad que la Ahora todos los golpes combi­
posición de sus piezas le ofrecía natorios de las blancas serán irre­
para hacer este movimiento apa­ chazables.
rentemente absurdo,
2. PxP C5R
1. P5A
Los restantes movimientos vie­
Las blancas se sirve':1 de este nen igualmente forzados y obli­
movimiento combinativo para evi­ gan a las negras a abandonar.
tar el j aqu e continuo del caballo Por ejempl o : 2. . . . , T7R; 3. T x T,
negro. Ahora, si 1. . . . , C8A + ; 2. C x T; 4. P6C!, y la amenaza 4.
RIT, C6C + sigue 3. T x C ! , D x T; . . . , A2A ya no es realizable. El
4. P x P!, y las blancas entregan j aque de caballo tampoco cambia
magnánimamente la dama o la la situación : 2 . . . . , C8A + ; 3. RIT,
torre. ¿ C u á l de las dos? ¡Ningu­ C6C + ; 4. T x C, D x T; 5. P6C ! . Se
na! Véase : a 4. . . . , T x T sigue 5. ha llegado a una posición curio­
D x A + , D8C; 6. D x T, P X P ; 7. sa : las negras no pueden impedir
D x P, y las blancas se quedan el j aque del adversario desde el
con ventaj a de material mante­ escaque 7C, a pesar de la ven­
niendo el ataque; a 4 . . . . , D x D taj a de una torre. ¡Con qué be­
seguiría 5. T x T + , D8C ; 6. P7C + , lleza se refutan los esfuerzos de
T x P; 7. P x T + , R x P; 8. T x D + , las negras por sostener su de­
R x T; 9. A2A, Y el peón de más fensa!
ha de dar l a victoria a las blan­ 1 ) 5 . . . . , P x P ; 6. P x P, D x D ;
cas, y a 4 . . . . , T2-2AD; 5. T x T ó 7. T x T + , D8C; 8. P7C + , T x P ;
4 . . . , TI C; 5. P7C + ganan las
. 9. P x T + , R x P; 1 0. T x D + , las
blancas. blancas tienen un peón de más y
Todo parece suponer que las ganan fácilmente este final.
blél.ncas ganan j ugando 1. P5A. 2) 5 . . . . , D x D ; 6. P x D, T x T;
¡Pues no! Las negras disponían 7. P x T, A x P; 8. P7C + , RIC; 9.
de una sutil defensa que no apro­ A2T + , T2A ( se diría que las
vecharon : siguiendo 1 . . , T7R! Y
. . blancas no han conseguido nada
amenazando 2. . . . , C8A + y 3 . . . . , positivo, pero una serie de ma­
D x PC, podían haber forzado el niobras sutiles ponen de relieve
cambio de torres, 2. T x T, C x T, las ventaj as de su posición ) ; 10.
lo cual les ofrecía una superiori­ A4A, A4A ( el alfil negro trata
dad considerable, y su amenaza de colocarse en la casilla 4R) ; 11.
3. . . . , A2A hubiese sido irrecha- P3C, P x P; 12. P4T, A5D; 13.

39
A x T + , R x A; 14. P6D + , RIC; 4) 4 . . . . , A2A!; 5. P7C + , RIC;
15. P7D , A3C; 16. P5T, y no se 6. P x A + !, T2R x P Ca 6 . . . . ,
puede parar la marcha de los dos T I A x P seguiría 7. A x P + ) ; 7.
peones blancos. T x T!, D4R + ; 8. RIT!, y las ne­
gras han de rendirse, pues , si se
3. P6C! toma de rey o de dama la torre
7 A, la continuación 9. A2T d�­
¡La dama y las torres blancas cide el resultado de la partida y,
no entran en el cálculo ; sus peo­ si 8 . . . . , T x T, decide también 9.
nes deciden el resultado de la A x P+.
contienda! Queda todavía una posibilidad
de salvar la pa.rtida, y l as negras
3. CxD la aprovechan.
4. PxC
4. T2-2AD
Diagrama núm. 15 5. P7C + RIC
6. P7D ! ! D6C +
7. RIT

Diagrama núm. 16

Aunque las blancas juegan sin


dama, sus peones son tan fuer­
tes, que la superioridad material
de las negras no es suficiente
para detener su marcha.
Son posibles las siguientes va­ Esta pOSlClOn es increíble. ¡El
riantes: espíritu ha superado a la fuerza
I ) 4. . . . , T x T; 5. P7 C + , T x P; bruta : los peones 7D y 7C impo­
6. P x T + , RIC; 7. A x P + , y mate nen condiciones al poderoso ej ér­
en dos jugadas. cito de las negras!
2) 4 . . . , TIC; 5. P7C + , y mate
. El autor de este libro se dispo­
en tres. ma a entregar el original a la
3) 4. . . . , P x P ; 5. T x T + , imprenta cuando unos ajedrecis­
R2T; 6. P x T, D5A + ; 7. RIT, tas de la Repúb lica Democrática
A x P; 8. A x P + , R X P; 9. T8T + , Alemana le indicaron una curio­
R2C; 1 0. A3R + . sa posibilidad contenida en l a po-

40
soción inicial que ha venido ocu­ Partida 6
pándonos. Apertura italiana
Después de 1. P5A, P4C; 2.
P x P, C5R; 3. P6C, todavía queda Alekhine Tarrasch
una inesperada continuación de­ Torneo de Mannheim, 1 9 1 4
fensiva: 3. . . . , P X P ; 4. P x P,
D x P + ! !. Como el rey no puede 1. P4R P4R
tomar la dama , hay que prose­ 2. C3AR C3AD
guir 5. T x D, C x D. Pero las blan­ 3. A4A A4A
cas logran una posición ventaj osa 4. P3A D2R
después de 6. P 7C + , C x P; 7. 5. P4D A3C
P x C + , T x P; 8. T2T + , R1C; 9. 6. o-O P3D
A7T + , R1T ( a 9 . . , R2A sigue
. .

1 0 . T2A + , R3D ; 1 1 . T x T8A, Esta antigua variante ya no se


T x T ; 1 2 . T x A + ) ; 1 0. T3-3T!. practica en l os torneos importan­
A las blancas les sería más di­ tes, porque no plantea grandes
fícil ganar, tras un sacrificio aná­ problemas est.ratégicos y, por l o
logo, en la siguiente variante: 1 . mismo, no satisface a los ajedre­
P5A, C5R; 2 . P x P!, D x P + ! !. En cistas contemporá lteos, habitua­
tal caso habrían de conformarse dos a estructuras complejas y su­
con la variante 3. T x D, C x D; 4. tiles esquemas estratégicos.
P7C + , C x P; 5. P x C + , T x P; 6.
T x T, R x T; 7. T7 C + , T2A; 8. 7. P4TD P3TD
T4C!, P4A; 9. T4CD + , R1T; 1 0. 8. A3R A5C
T4AR, con un final algo mej or.
Que los ajedrecistas de todos Tarrasch estimaba ventajosa
los países lleven más de medio toda inmovilización de una pieza
siglo analizando esta combinación contraria y aprovechó siempre la
de Alekhine dej a a uno maravi­ ocasión para reducir l a movilidad
llado de la calidad inagotable del de las fuerzas del contrincante;
ajedrez. pero en esta posición era conve­
Los ejemplos que acabamos de niente renunciar a este impulsi­
ver manifiestan la amplitud de vo ataque del a lfil, pues no tiene
la fantasía de Alekhine y su ex­ la flexibilidad que l a continua­
traordinaria capacidad para ha­ ción 8. . , C3A.
. .

llar combinaciones; de j oven ya


se distinguió por su visión combi­ 9. P5D ClC
natoria. Pero, como se sabe, el 10. P5T!
saber combinar no es suficiente ;
también hay que saber pensar en Sobre este movimiento, Alekhi­
la estrategia, en trazar un plan ne comenta: «Proseguir 1 0. A x A,
adecuado a las circunstancias. P x A era peor, por cuanto ofrecía
Aunque la maestría de Alekhine a las negras contraposibilidades
en el j uego se reconoció sólo en en la columna abierta AD, con lo
los años de su madurez, hay una cual se habrían compensado de
serie de partidas que j ugó de j o­ la debilitación de los peones del
ven y en las que se distinguió fl anco de dama». Con el movi­
como estratega miento de la partida se ven obli­
gadas a retirar el alfil a la ca-

41
silla 2T, lo que empeora la posi­ ca de dama. Sin embargo, es pre­
ción de la torre después de 11. maturo hablar de un a superiori­
A x A, T x A, o a cambiarlo por dad que les permita pasar inme­
el blanco, con lo cual se abre la diatamente al ataque, pues el
columna AR y da la iniciativa a campo de las negras no ofrece
las blancas en los dos flancos. debilidades considerables y su re­
traso de desarrollo se puede fácil­
1 0. AxA mente superar en dos o tres mo­
11. PxA C3AR vimientos.
12. Cl-2D Cl-2D Vistas así las cosas, ¿ qué plan
1 3. D1R C4A de j uego se han de trazar las
14. D1 C AlA blancas? El j oven Alekhine halla
una posibilidad, estrechamente re­
Por razones inexplicables con­ lacionada con las particularida­
serva Tarrasch el alfil perdiendo, des de la posición. Si no se tiene
de ese modo, un tiempo valioso ; una superioridad patente y la es­
después de 14. . . . , A x C o de re­ tructura del adversario no ofrece
tirar el alfil a la casilla 3C a puntos débiles, hay que limitarse
través de 4 T, hubiese podido mi­ a un j uego posicional para sacar
rar con más optimismo el futuro. con astucia las piezas adversarias
de su refugio y, de ese modo,
1 5. P4CD C4-2D crear debilidades en su dispositi­
vo defensivo. En eso estriba pre­
Diagrama núm. 17 cisamente la lucha posicional en
el ajedrez y es uno de los mé­
todos de j uego más difíciles y
complej os.
¡Obsérvese con qué habilidad
maniobra Alekhine y va debili­
tando poco a poco el sólido sis­
tema defensivo de las negras!
C ada movimiento inquieta al con­
trincante y viene a ser un golpe
sensible contra el sólido blindaje
de su j uego.

16. C4T!

No es difícil advertir que las


negras no quieren ceder su avan­
zadilla 4AR al caballo blanco ;
Las blancas pueden estar satis­ esto se logra solamente adelan­
fechas de los resultados de la tando el peón CR. Tras lo cual
apertura : aventaj an a las negras el citado caballo no podrá hacer
en el desarrollo, se han apode­ nada en su actual posición y ten­
rado de una buena parte del ta­ drá que abandonarla. ¿ Equivale
blero, dominan la columna abier­ eso a una pérdida de tiempo? ¡No!
ta AR y tienen posibilidades de Porque el movimiento P3CR de­
abrir otras columnas en el flan- bilita sensiblemente el flanco del

42
rey. de suerte que merece la pena los flancos ; para lo cual es nece­
perder un tiempo, y aun dos. sario atacar insistentemente su
peón 5R, con objeto de que los
16. P3CR peones del rey negro adelanten
17. DIR P3A! sus posiciones. Una vez consegui­
do esto, y cuando haya efectua­
Tarrasch nunca se defendió pa­ do el importante movimiento de
sivamente. Ahora quiere afianz.ar­ ruptura P5CD, las debilidades del
se en su importante casilla 4R. contrincante se manifestarán en
todos los sectores de su frente».
18. C ( 4T) 3A PxP
1 9. PxP P5R 20. C5C!

Diagrama núm. 18 Con esta j ugada se mlCla una


bella maniobra: este caballo va
del escaque 3A al. . . 4D! Alekhi­
ne opta por ese procedimiento
para «provocar» el avance de la
infantería enemiga, lo que debi­
lita siempre la retaguardia.

20. P3T

Con el fin de que el caballo


se retire inmediatamente; después
de 20. . . . , C4R; 21. A3C !, A4A; 22.
A4T + , RIA; 23. A2A, la posición
de l as negras sería muy delicada.

21. C3T

¿Dónde colocar el caballo ? La A 21. D4T? sigue 21 . . . . , C2T,


generalidad de los maestros con­ y las blancas pierden irremisible­
testaría : «Sin duda, en el esca­ mente.
que 4D». Esto equivale a solu­
cionar de un modo estereotipado 21 . D4R
los problemas estratégicos. Pero
Alekhine rehusó siempre lo este­ «Las negras sobreestiman sus
reotipado. El razonamiento con posibilidades. Tenían que haber
que apoya el original ataque, rea­ continuado 21. . . . , C4R, aun cuan­
lizado por su caballo, es más o do las bl ancas mejorasen su posi­
menos aSÍ : «La situación del ca­ ción después de 22. C4A, A4A; 23.
ballo blanco en la casilla 4D y P3T, P4T; 24. A3C, TIAD; 25.
la del negro en la 4R equilibra­ P4A y, luego, la maniobra C4A-
rían el centro; esto privaría a las 3R-4D», dice Alekhine.
blancas de buenos objetivos de
ataque. Por eso, me propongo de­ 22. TIA C5e
bilitar cada vez más la posición
de las negras en el centro y en Esto es ya un grave error; la

43
continuación 22 C X P tampo­
• . . ., 27. ... D4R
co era mejor, pues seguía 23.
A x C, D x A; 24. C4A, D3A; 25. Este movimiento revela que la
P4A!, Y la situación de las negras dama negra se encuentra casi
sería desesperada. Lo procedente atrapada; si hubiese permaneci­
era enrocarse. do en el escaque 4D, hubiera se­
guido 28. T5A, C4R; 29. P4A!. Si
23. C4A P4CR después de 28. T5A intentase sal­
24. P3T C5-3A varse en 7TD, caería en otra red :
28. . . . , D7T; 29. TIT, D7C; 30.
o bien 24 • , P x C; 25. P x P!,
. . . C4A!
tras l o cual el ataque de las blan­ Por eso, intenta escapar por la
cas es irrechazable. casilla 4R. En el caso de 27. . . . ,
CIA, Alekhine se proponía conti­
25. C2R CxP nuar 28. D2R, amenazando con la
26. AxC DxA maniobra C2D-4A-6D, y a 28.
27. C4D! A3R proseguir 29. P4A, D4R; 30.
P5A, P4D; 31. P6A, P x P; 32.
Diagrama núm. 19 T x PAD y 33. T x PT, desguarne­
ciendo los peones del flanco de la
dama adversaria.

28. C4A D4D


29. C5A!

Esta acertada j ugada debilita


totalmente la posición de las ne­
gras y posibilita a la caballería
blanca adueñarse de la misma.
La situación de las negras es de­
sesperada.

29. RIA
30. C5A x PD T2TR
31. TID D3A
32. T4D P4C
Alekhine ha llevado a cabo su 33. P x P a. p. A2C
plan estratégico. Después de mu­ 34. C5T.
cho peregrinar, el caballo blanco
se ha colocado en la casilla 4D y y el negro se rinde.
en condiciones óptimas. El flan­ Con la realización de sutiles
co de rey de las negras se ha de­ maniobras estratégicas, el j oven
bilitado, y sus puntos 4A y 4T Alekhine consiguió la victoria.
pueden ser tomados por las pie­
zas blancas. La profunda manio­
bra C3AR-5CR-3TR-4AR-2R-4D, y
no la C3AR-4D, ha dej ado a las Por este procedimiento la con­
blancas en clara y decisiva ven­ siguió también en el interesante
taj a posicional. y siguiente encuentro.

44
Partida 7 blancas han perdido en hacer su
Apertura española último movimiento, las negras to­
man la iniciativa. jHe ahí una
Lowenfisch Alekhine perfecta comprensión de los prin­
Vilna, 1 9 1 2 cipios de la estrategia ajedrecis­
ta y un profundo cálculo de las
1. P4R P4R particularidades, incluidas las
2. C3AR C3AD más insignificantes, de una posi­
3. A5C P3TD ción concreta! Esta acertada es­
4. A4T C3A trategia contribuye a que las ne­
5. D2R A2R gras saquen pronto una ventaja
6. P3A P3D concluyente.
7. P3TR A2D
8. P3D o-o 14. P5D CID
9. A2A 1 5. P4CR P4TR
16. C2T C3T
Las blancas han desarroll ado 17. C ( 2D ) 1 A P3A
sin pretensiones especiales esta 18. C3C P x PD
variante de la apertura españo­ 1 9. P x PD D2A!
la; su lentitud e indecisión faci­
litan al j oven Alekhine iniciar De esta manera, se amenaza to­
operaciones enérgicas en el flan­ mar el peón 5D, abrir la columa<l
co de rey. Estratégicamente, es­ AR mediante P5R y empezar una
tas operaciones están fundadas y ofensiva en ella. Por su parte,
relacionadas estrechamente con Lowenfisch pone todos los medios
las particularidades de la posi­ de que dispone para evitar que
ción, como se demuestra en el el contrincante penetre en su po­
posterior curso de la contienda. sición.

20. C5A CxC


9. R1T 21. AxC AxA
22. PxA D2T!
«La tendencia precavida del
j uego de las blancas me permitió Diagrama núm. 20
organizar inmediatamente un ata­
que», comenta Alekhine.

1 0. O-O C1CR
11. T1R D1R
12. P4D P3A!

« Aquí seguí el principio de que


el avance de los peones laterales
se debe efectuar después de ha­
ber reforzado el centro» , vuelve
a comentar Alekhine.

1 3. CD2D P4CR!

Aprovechando el tiempo que las

45
Alekhine aprovecha perfecta­ Diagrama núm. 21
mente la debilidad de los peones
blancos del flanco del rey ; ahora
amenaza con abrir la columna TR
y decidir así el resultado de la
contienda, prosiguiendo 23. . . . ,
D x P ; 24. D x P + , R2C y el con­
siguiente movimiento Tl T.
¿Podrán las blancas defender­
se?
Eso depende de si logran evi­
tar que el contrincante penetre
en la debilitada posición de su
rey, pues en cuanto las piezas ne­
gras se abran paso sus ataques
serán irrechazables. Por eso, Lo­
wenfisch pone todo su empeño en
que las blancas no salgan de su
posición actual. Este movimiento de la dama es
consecuencia de la entrega de las
23. D4R C2A dos piezas por la torre. En caso
24. CIA C3T de 34. . . . , A5D, las blancas pro­
25. C3R TICR seguirían 35. T7A, T2C; 36. T x T,
26. R2C AID D x T; 37. D8A + , R2T; 38. TIAD,
27. P4TD P4T! Y el asalto de la torre al punto
28. P4C! 2AD de las negras sería muy de­
sagradable. Entonces, ¿ qué ocu­
El bl anco se ha dado cuenta rre ? ¿Es acertada la estrategia de
de que la lentitud vale tanto las negras, y no son convincentes
como la muerte; y así, se dispo­ sus resultados? ¡Todo lo contra­
ne sin dilación alguna a batallar rio! Al trazar y realizar con pre­
tenazmente en el flanco de damél. cisión su complejo plan estraté­
gico, Alekhine previó todas las
28. PxP pOSibilidades tácticas. Ahora de­
29. PxP A3C vuelve una pieza y organiza de
30. C4A! esta manera el ataque contra el
rey blanco, previsto de antemano.
Lowenfisch cifra las esperan­
zas en el ataque contra el peón 34. C x P!
adversario 3D y en la columna ¡Excelente idea táctica! Si las
abierta AD ; para lograrlo, entre­ blancas prosiguen 35. D x A, la
ga dos piezas menores por una dama negra decidirá el resultado
torre.
de la contienda : 35. . . . , C5T + ;
36. R2T, C6A + o bien 36. RIT,
30. A5D
D6D!; 37. T3A, D x PD + ; 38. P3A,
31 . A2C TDIAD
C x P, y las negras ganan.
32. TD1A TxC
33. TxT AxA 3� T7A D3C
34. D2A! 36. T8A

46
Pues a 36. D x A seguía 36. . . . , primera muestra su arte en j u­
P5C ! y se abría definitivamente gar posiciones simples en las que
el flanco de rey. se han cambiado las damas. El
lector observará cómo ya sabía
36. P5C! unir la precisión de las opera­
37. TxT+ RxT ciones con los vehementes impul­
38. DxA P x P+ sos de la fantasía ; cualidad que
39. R x P. le permitió destacarse pronto en­
tre los mejores grandes maestros
Después de 39. RIA, D7C + ; 40. internacionales. Las otras dos
R2R, D5R + ; 41. RIA, D x T + ! ; partidas revelan su maestría en
42. R x D, P7T, aparecería otra el análisis y en los finales.
dama negra en el tablero.
Las blancas se rindieron tras
haber hecho su último movimien­ Partida 8
to, pues el mate estaba a la vis­ Apertura española
ta: 39. . . . , D5C + ; 40. R2T, C5T;
41. P4A, C6A + ; 42. RI T, D6T + . Verlinski Alekhine
' Iay muchas cualidades que de­ San Petersburgo, 1 909
terminan la maestría del aj edre­
cista y la universalidad de su ta­ 1. P4R P4R
lento. Aparte la visión combina­ 2. C3AR C3AD
toria, la capacidad y disposición 3. A5C P3TD
para razonar sobre la estrategia 4. AxC PD x A
y el saber valorar en su conjun­ 5. P4D P x ltl
to una posición, se ha de tener 6. DxP DxD
aptitud y arte para j ugar los fi­ 7. CxD
nales. Hay una ley no escrita se­
gún la cual el dominio perfecto Esta antigua variante ha caído
de la técnica de los finales es en desuso y se practica rara vez.
una condición indispensable para En el transcurso de ocho movi­
llegar a ser campeón del mun­ mientos se han cambiado las da­
do. Alekhine hubo de prestar mu­ mas y dos piezas menores. ¿ Con
cha atención al estudio de dicha qué fin se ha hecho este cambio?
técnica para superar a Capablan­ Las blancas cuentan con la supe­
ca ; sobre todo, durante el pe ..-í ,­ rioridad de peones en el flanco
do de preparación que precedió ::t de rey, para lo cual no necesi­
la disputa del título. Hacia 1927 tan la dama, y las negras cifran
estaba bien preparado en este las esperanzas en la movilidad de
punto y dominaba con perfección sus alfiles con lo que esperan
y brillantez esta fase de la par­ tener suficiente compensación a
tid a ; aquí es oportuno señalar cambio de una débil estructura
que ya mostraba suma habilidad posicional.
para los finales al comienzo de
su participación en las competi­ 7. P4AD
ciones. 8. C2R A2D
Veamos tres partidas de com­ 9. P3CD
petición pertenecientes al primer
período de su vida ajedrecista. La Este plan de desarrollo fue pro-

47
puesto por el «propio» Emma­ 22. C ( 1A) 3C, T x T; 23. C x T,
nuel Lasker. Pero la siguiente en­ C X P; 24. A x C, A x A + ; 25. C4D,
trega de un peón le quitó popu­ P3CD; 26. P x P, P X P era la úni­
laridad llegando casi a desterrar­ ca forma de poder sortear los
se en las partidas de competi­ riesgos que entraña ia posición,
ción. aunque las negras podrían mate­
rializar su ventaja sin necesidad
9. P5A! de emplear una técnica demasia­
do elevada.
De este modo, las negras se
hacen con la iniciativa. 19. C2D
20. C3R
1 0. PxP A5T
11. P3AD 0-0-0 Diagrama núm. 22
12. C2D A7A
1 3. P3A A4A!

El desarrollo de las negras es


digno de tenerse en cuenta; por
el contrario, las blancas se amon­
tonan alrededor de su rey, que
está incómodo en el centro del
tablero. ¡ Todo ello es el precio
de ese peón de más con que cuen­
.
tal. en el fl anco de rey!

14. P4TD C3A


15. A3T

El paso a una fase final com­


plej a y con alfiles de distinto co­
lor ofrecía muchas posibilidades 20. C x P!
de salvación: 1 5. C4D, A X C; 16.
P x A, T x P ; 1 7. A2C, y las blan­ ¡Este movimiento ha sido calcu­
cas podrían oponer un a resisten­ lado con precisión! Porque, en el
cia prolongada. En cambio, su rey caso de 21. C x A, las negras da­
estará sometido a los ataques de rían mate en cinco j ugadas: 21.
las piezas contrarias y sucumbirá . . . , C x P + ; 22. R1R (a 22. R I A
en el centro del tablero. procede 22 . . . . , T8D + ; 2 3 . T X T ,
T X T + ; 2 4 . C I R, C 7 D y mate) ,
15. A6R! T8D + ; 23. T x T, A7A + ; 24. R1A,
1 6. CIAR A2T T x T + ; 25. CIR, T x C, mate.
17. P5T T6D
1 8. P5A T1-1 D 21. C4D A6C
19. R2A
A la anterior j ugada combina­
Otra imprecisión y la última. toria sigue otra simple y convin­
La continuación 1 9. A4C, T8D + ; cente. Las blancas no pueden de­
20. T x T, T x T + ; 21 . R2A, C2D; fender su peón 3AD, por cuanto

48
tienen que evitar que la torre trincante, por medio de 8 . . . . , O-O;
negra dé j aque desde el esca­ 9. O-O, A x C! ; 10. A x A, A5C!.
que 7D. Pero el gran maestro norteame­
ricano opta por los cambios; de
22. R2R TxP esta manera, pierde tiempos y
23. A2C llega a un final inferior.

Las blancas no pueden defen­ 9. AxC D2R +


derse con eficacia ; por ello, per­
derán la partida. Aún se podía haber continua­
do 9. . . . , A x A + ; 1 0. D x A, O-O y
23. T x C+! evitar así el cambio de damas.
24. RxT C3R
25. T3T 10. D2R DxD+
11. RxD AxA
Tampoco se salvan prosiguien­ 12. RxA A3R
do 25. TD1D, A X T; 26. T X A,
C X C, porque, después de un cam­ El retraso en el desarrollo de
bio general de piezas, las negras las negras empieza ahora a difi­
llegarían fácilmente a un final de cultarles sus operaciones. La ne­
peones favorable. cesidad de proteger al peón 4D
les impide enrocarse.
25. CxC
26. R4A A4A 13. PxP AxP
27. T1-1T C7R + 14. TR1 R + R1D
28. R4C A3R +
Los dos reyes están en el cen­
y las blancas abandonaron. tro del tablero ; pero la fortuna
de uno es totalmente opuesta a
la del otro. Mientras el blanco
Partida 9 está rodeado de sus piezas dis­
Apertura rusa puestas activamente, al negro no
le sucede lo mismo.
Alekhine Marshall
Torneo de San Petersburgo, 1 9 1 4 15. A4R! AxA
16. TxA T1R
1. P4R P4R 17. TI-IR TxT
2. C3AR C3AR 1 8. TxT C3A
3. CXP P3D
(Ver diagrama 23)
4. C3AR CxP
5. P4D P4D Las fuerzas están materialmen­
6. A3D A3D te equilibradas. pero las posicio­
7. P4AD A5C + nes no. Con una serie de ataques
8. CD2D CxC enérgicos contra el flanco de rey,
Alekhine saca una ventaj a mate­
Las blancas han j ugado la aper­ rial decisiva.
tura sin pretender hacerse con la
iniciativa y han ofrecido la oca­ 19. T4C P3CR
sión de igualar el j uego al con- 20. T4T R2R

49
Diagrama núm. 23 Ya se ha dicho que las blan­
cas tienen ventaja de un peón ;
pero ¿ cómo materializarla? La
pregonada técnica de los finales
consiste en saber hallar medios
imprevistos para reforzar la po­
sición. Por lo visto, Alekhine me­
ditó mucho sobre la posición ac­
tual, tratando de hallar una so­
lución que lo condujese a la vic­
toria. La que halló es muy ori­
ginal e instructiva.

29. T2R!

Diagrama núm. 24

Hay que entregar este peón por­


que a 20. . . . , P4TR sigue 21.
P4CR, R2R; 22. P x P, P x P; 23.
T x p, y las blancas tendrían
igual mente el peón 2TR de más,
aunque sería un peón libre con
lo que se reducirían considerable­
mente las posibilidades de salva­
ción de las negras. Ahora tendrá
Al ekhine que hacer uso de una
técn ica poco frecuente para po­
der sacar ventaj a del peón de
más.

21. TxP TID


22. T4T T4D La torre ocupará la línea AD,
23. T4R + ! para atacar el peón negro 2A, del
La sucesión de movimientos de que su rey ha tenido que alejar­
las blancas es impecable. Antes se constantemente. Por otra par­
de adelantar el rey, Alekhine obli­ te, la posición de la torre en la
ga al negro a retirarse a su reta­ segunda horizontal facilita el
guardia, pues amenaza con situar avance de su rey y de su caballo.
la torre en el escaque SR y tomar
el peón 2AR. 29. ... C4D
30. R4R C5A
23. RI A
24. R3A T4AR o bien 30. . . . , T3R + ; 31 . C5R,
25. T2R P3T C3A + ; 32. R3A.
26. P3TD C2R
27. T5R! T3A 31 . T2A CxP
28. R3D P3C 32. C5R!

50
Por un lado el caballo se dis­ Diagrama núm. 25
pone a colocarse en la casilla 7D
amenazando un doble; por otro
las negras no pueden defender su
peón 2AD.

32. RIR
33. TxP TxP
34. C4A!

Al devolver el peón , las blan­


cas reagrupan sus escasas, pero
activas piezas, organizan con ellas
una fuerza de choque y las lan­
zan sobre el enemigo, cuya resis­
tencia rompen fácilmente.
Transformar la ventaja mate­
rial en un j uego más activo de
piezas y viceversa es lo que ca­ 41. R6A TxP
racteriza los procedimientos de 42. C5A!
j uego en los finales.
Tras esto, el peón 6D equivale
34. P4CD a una torre
35. C6D + RIA
36. P5D P3A 42. T7D
37. C7C! 43. T8A + R2A
44. P7D C3R
De ese modo, se refuerza la se­ 45. CxC Rx C
guridad del peón 5D en su últi­ 46. P8D = D TxD
ma etapa del camino hacia la co­ 47. TxT P5C
ronación ; contra este avance las
negras no podrán hacer nada. A veces, uno se sorprende de
que ajedrecistas destacados con­
37. C5A tinúen resistiendo en situaciones
38. P4C P4C completamente perdidas. Al pare­
39. P6D C3R cer, el campeón de los Estados
40. R5D! Unidos no podía hacerse a la idea
de ser derrotado. '
( Ver diagrama 25)
48. T8R + R2A
Este ataque del rey blanco es 49. T2R P4A
simple, pero efectivo : las negras 50. R5D R3A
no pueden tomar la torre, por­ 51. R4D P5A
que el peón alcanzaría la octava 52. R4R R4C
horizontal ; por lo demás, se ve­ 53. T2AD P6A
rán forzadas a entregar la torre 54. T2D R5T
por ese peón. 55. R4A.

40. C5A + Las negras se rindieron.

51
La siguiente e interesante par­ Diagrama núm. 26
tida se j ugó en el primer cam­
peonato oficial soviético.

Partida 1 0
Apertura española

lIyn-Genevsky Alekhine
Moscú, 1 920

1. P4R P4R
2. C3AR C3AD
3. A5C P3TO
4. A.fT C3A
5. P30

El maestro Ilyn-Genevsky j ugó


bien esta modesta variante de la a fin de anticiparse a este ataque
apertura española y logró tener del caballo; pero no se sabe por
una buena posición. En este sis­ qué lo ignoran, lo cual facilita
tema de desarrollo, las blancas a las negras resolver sus proble­
se abstienen, a veces, de j ugar mas estratégicos.
P4D y difieren este movimiento
para después. En muchas parti­ 12. C1A C50
das, este maestro soviético llegó 13. AxA C x C+
a tener una ventaj a decisiva, gra­ 14. OxC CxA
cias al oportuno avance P3-4D. 15. C3R P3AO
Sin embargo, la teoría moderna
recomienda adelantar dos casillas Ahora, el caballo blanco no dis­
este peón, preparando con ello el pone de casillas que le propor­
movimiento P3AD. cionen una posición de ataque
y el juego debe estimarse más o
5. P30 menos equilibrado. Sin embargo,
6. P3AD P3CR el avance del peón negro a A4R
7. O-O A2C puede, en un momento dado, brin­
8. T1 R o-o dar una iniciativa contundente a
9. A5CR P3TR las negras en el flanco de rey.
10. A4T A20
11. C020 D1R 16. TOlO 03R
1 7. P4CR!
( Ver diagrama 26)
Jugada audaz y decisiva; el
Este movimiento de la dama peón 2TD no se tiene en cuenta,
tiene evidentemente por objeto pues importa anticiparse al avan­
colocar el caballo en el escaque ce P4AR de las negras.
5D. Por eso, lo mej or que podían
haber hecho las blancas era re­ 17. A3A!
tirar el alfil 4 TD a la casilla 2A,

52
Alekhine no solía tomar peones Diagrama núm. 27
dudosos; por eso, renuncia a esta
«entrega », intenta cambiar los al­
files y, de ese modo, debilitar
los escaques negros del flanco de
rey.

1 8. AxA DxA
19. D3C!

El blanco quiere provocar una


lucha encarnizada, para cuyo fin
prepara el avance P4AR ; de este
modo, aumentarían su s posibili­
dades en el flanco de rey.

19. C4A
2a C2C C3R
21. T1AR C5A gras 28. . . . , PA x P; 29. P x P,
P X P (no se puede tomar con la
Este movimiento bloquea el dama, debido a 30. RI A! ) , es de­
punto 4AR de las blancas y se cir, si tomasen dos veces en el
opone a que pueda abrirse la co­ escaque 4CR de las blancas, se­
lumna AR. guiría 30. R1A!, y se encontrarían
en una situación delicada des­
22. CxC PxC pués de 30. . . . , P x D; 31. T x D + ,
23. D3A R2C R3A; 32. T4C! o de 30. . . . , P6C;
24. R2C P4TR! 31. T5T, D3C; 32. T4T!.
25. P3TR D4C?
28. PA x P
Este error empeorará inmedia­ 29. PxP P5T
tamente la posición de las negras, Alekhine se ve forzado a pro­
cuya seguridad y estabilidad hu­ seguir de esa manera; tras esto,
biesen mantenido prosiguiendo su rey se encuentra en una posi­
25. . . . , T1T y efectuando la ma­ ción insegura, mientras el blanco
niobra TI TD-IR-4R. está cubierto por los peones ad­
versarios 5AR y 5TR. Además,
26. T1TR . P4AR existe el peligro de que se cam­
27. PR x P PC x P bien todas las piezas; en tal caso,
28. TD1CR! el rey blanco se comería los peo­
nes adelantados. El error come­
( Ver diagrama 27)
tido en el vigésimo quinto movi­
miento acarreó muchas dificulta­
Las blancas están j ugando im­ des a Alekhine, que hubo de ha­
pecablemente esta fase de la par­ cer alarde de inventiva e inge­
tida ; calcularon con precisión las niosidad para huir de la derrota.
variantes posibles y tuvieron en
cuenta todas las sutilezas tácti­ 30. T1R TD1R
cas. Si ahora prosiguiesen las ne- 31. R3T R3C!

53
Se ha tendido una celada muy tiempo comunican que la partida
ingeniosa : las negras ganarían se suspendió en esta posición, por­
después de 32. P4D, D4D; 33. que los participantes del torneo se
D3D + , R4C; 34. P4A, T6R + ! ! ; 35. fueron a comer ( entonces no se
D x T, D x T + !. podía perder la ocasión de tomar
un plato de sopa y un pedazo
32. T2R TxT de pan ) . Algunos de los circuns­
33. DxT D4R tantes afirman que, al reanudar
34. T1R T1R el j uego y antes de efectuar su
35. D4R + ! DxD movimiento correspondiente, Ale­
khine le tendió un cuaderno a
Las negras han adivinado las Ilyn-Genevsky en el cual había
intenciones de su contrincante, anotado todas las variantes que
quien se proponía darle mate des­ se podían producir en la posi­
pués de 35. . . . , R4C?; 36. D7T!, ción del diagrama. De su detalla­
D x T; 37. D7C. do análisis se deduj o que la par­
tida acabaría en tablas.
36. TxD T x T! !
38. P4T!!
Sobre esta j ugada, Alekhine co­
menta: Este movimiento es el único
«El haber calculado con preci­ que logra las tablas. Las negras
sión y de memoria el siguiente pierden prosiguiendo 38. . . . , P4D;
final de peones es para mí un 39. P x P, P x P; 40. P4C, P3C; 41.
gran mérito.» P4T, ó 38. . . . , P4A; 39. P4T, P4C;
40. P x P, P x P; 41. P3C! ó 38 . . . . ,
37. PxT R4C P4C; 39. P4C, P4A; 40. P5R!, por
38. P3A cuanto en todas estas variantes
su j uego es forzado lo que obliga
Diagrama núm. 28 a su rey a tener que abandonar
la defensa del peón 5T.
Tras el movimiento 38.
P4T!! digno de una composición
ajedrecista, el empate se ve cla­
ro en dos jugadas más.

39. P4A

Hubiese bastado continuar 39.


P4C?, P x P; 40. P x P, P4C, para
que las negras ganasen. Y 39.
P4T, P4C; 40. P3C, P x P; 41.
P x P, P4D! ocasiona las tablas.

39. P4C
40. PxP P x P.

La revistas de ajedrez de aquel Aquí se acordaron tablas.

54
2
S E C U M PL E N LAS ES PERA N ZAS

E n p os d e l a fama

Hacia 1 92 1 el mundo occidental empezaba a curar l as heridas


que le había causado la guerra del catorce, y la vida ajedrecista
se reanimó en muchas capitales europeas. Se organizaron torneos
internacionales, se concertó el encuentro entre Lasker y Capablanca,
para disputar el título mundial, y hubo abundancia de giras ajedre­
cistas y sesiones de simultáneas.
Alekhine llega a Riga, procedente de Moscú, y se entrega por
entero al aj edrez. Posteriormente se trasladó a Berlín y a París.
¡Tenía que recuperar el tiempo perdido en el báratro de la guerra,
del hambre y de la destrucción ! , pues los grandes maestros, y par­
ticularmente Capablanca, no habían perdido el tiempo y ya parti­
cipaban en algunos torneos. ¡Había que quemar muchas etapas!
y Alekhine juega, j uega y j uega . . . Al medio año de su estancia en
el extranjero, toma parte en tres torneos internacionales y realiza
competiciones individuales con Teichmann y Saemisch.
En esta primera etapa de su lucha por la corona ajedrecista, el
campeón ruso errante se propone dos objetivos: primero, restablecer
inmediatamente su autoridad en el mundo del ajedrez, un poco que­
brantada por haber estado ausente durante siete años; segundo, de­
mostrar que él, y no otro, es el futuro aspirante al trono. Un tercer
objetivo era asegurarse el sustento.
Hubo de rehacer su vida sin tener morada fij a ; por eso, pere­
grina de un país a otro y de un torneo internacional a otro. Al
princlplO, le vemos en Triberg; después, en Budapest, y, luego, en
La Haya. Ha participado en tres torneos. ¡Pero el ruso errante no
peregrina en vano; ha conseguido el primer premio en los tres tor­
neos de referencia!
Ello despierta la atención del mundo ajedrecista : ¡Al campeón

55
del mundo le ha salido un nuevo rival! Ni Lasker con el peso de
sus cincuenta y tres años ni Rubinstein en la pendiente de su de­
cadencia son un peligro para José Raúl Capablanca, y es poco pro­
bable que se puedan tomar en serio las pretensiones de los originales
ajedrecistas Reti y Nimzovitch, porque su deseo de demostrar la
veracidad de sus puntos de vista acerca de la teoría del ajedrez pre­
valece sobre lo práctico. ¡Pero está Alekhine con su estimable arse­
nal teórico y su gran poder práctico!
y se empezó a cifrar las esperanzas en que el ruso errante to­
maría el vuelo. Por su parte, él tenía confianza en sus fuerzas.
¿Retas a Capablanca o no? Se hizo esta pregunta así que llegó al
extranjero. Desde luego, le invitó a competir individualmente; pero
no fue más que una maniobra exploratoria. ¿Respondería Capa­
blanca? ¡En efecto, pero negativamente! Esto no le decepcionó ; acaso
fuese mejor. ¿Para qué apresurarse? Lo primero y principal era for­
talecerse y afianzarse en el mundo del ajedrez. Por otra parte, había
que esperar la celebración del torneo internacional de Londres de
1 922, donde el campeón del mundo actuaría por primera vez en
calidad de tal. Adelantaría a Capablanca en el torneo londinense
y entonces . . . ¡Pero la fortuna no le sonrió!
Capablanca tuvo una actuación brillante en el citado torneo; a
sus treinta y cuatro años de edad estaba en la plenitud de sus
facultades. En la cumbre de la fama, el feliz y recién casado José
Raúl es como un enviado del «reino de los cielos ajedrecistas» : cada
jugada y cada ademán suyos denotan confianza y seguridad en la
victoria ; parecen ofrecérsele todos los secretos del ajedrez.
Entonces, ¿cómo atreverse a competir con el destacadísimo repre­
sentante de Cuba? Gana una partida tras otra y se alej a cada vez
más de los aspirantes al título. Aún quedaba mucha competición
por delante, y ya estaba claro el impresionante triunfo del campeón
del mundo, mientras a Alekhine no le iban las cosas como lo hu­
biese deseado: adelantó a los demás rivales; pero ni el nivel de su
juego ni los resultados del mismo podían compararse con l os de
.
Capablanca.
Además tuvo otra sorpresa desagradable. El campeón de l mundo
anunció a los participantes que había impuesto nuevas condicione�
para disputarle el título. Las cuales constaban de varios punto s ;
pero u n o aterraba a l o s aspirantes: « El que quiera disputarme e l
título mundial tendrá que depositar diez m i l dólares e n e l fondo
destinado a los premios» . ¡Diez mil dólares! Además había que de­
positar otros cin(;o mil para sufragar los gastos que ocasionaría la
organización del encuentro. ¡Tal cantidad de dinero era excesiva­
mente elevada! ¿Podía un aspirante reunirla? Esto desanimó a los
grandes maestros, incluso a Alekhine, quien solía estar muy seguro
de sí mismo y que empezó su participación con las esperanzas pues­
tas en el éxito y la terminó totalmente desilusionado. N o pudo ade­
lantar al gran maestro cubano, y las nuevas condiciones, impuestas
por éste y conocidas por el nombre de «londinenses», eran realmente
un impedimento para concertar el encuentro individual.

56
A todo esto se unía el desaliento causado por la imposibilidad
de rehacer su vida personal. Su esposa, dedicada a la vida social, no
podía atenderlo debidamente. Como quiera que fuese, se negó a acom­
pañarlo en sus giras ajedrecistas. Por otra parte, carecía de la co­
modidad hogareña imprescindible para el descanso después de actua­
ciones agotadoras y para su futuro trabajo titánico. Al parecer, sus
relativos fracasos en los torneos de 1 92 3 deben atribuirse al que­
brantamiento moral y a la disminución pasajera de sus energías,
ocasionado por las circunstancias arriba citadas. En el torneo de
Viena hubo de compartir con otro los puestos cuarto y sexto, lo cual
fue el mayor fracaso de su vida de gran maestro, y en el de Mar­
gate compartió los puestos segundo y cuarto. Es claro que necesi­
taba revisar urgentemente su situación ; efectuar una comprobación
sumamente autocrítica. Muchas veces dij o : « El ajedrecista ha de
conocer los defectos y virtudes del arte creador del adversario ; pero
ante todo debe tener presente sus propias cualidades, tanto positi­
vas como negativas».
Era hora de revisar su «mecanismo ajedrecista» y hacerle una
reparación general. Y así, pone manos a la obra. ¿ Cómo lo hizo?
¿ Qué método siguió para este fin ? Desgraciadamente, la respuesta
a estas preguntas ha sido un secreto aún no desvelado. No obstante,
se conoce uno de sus métodos de trabaj o : el estudio profundo y
el análisis minucioso de todas las partidas que había jugado hasta
entonces.
En efecto, lo mej or era trabajar en la colección de sus propias
partidas. En aquella época publica el interesante libro «Mis mejores
partidas», donde comenta detalladamente un centenar de ellas ju­
gadas con maestros y grandes maestros entre los años 1 908 y 1923.
Indudablemente, no desperdició la ocasión de ensayar las ideas que
le proporcionaba su trabajo analítico; lo más probable es que tales
ensayos fuesen la causa del bajo nivel de sus resultados y de la
negativa a participar ¿n los torneos celebrados en el año 1 924, pues
en dicho año concurrió solamente al de Nueva York. Aquí no per­
dió la ocasión de estudiar al detalle las encarnizadas batallas ocurri­
das en este célebre torneo, ni de publicar la colección de las ciento
diez partidas jugadas en él. Sus comentarios fueron tan substan­
ciales y sus análisis tan exactos y profundos que, al publicarse la
colección de referencia, la prensa aj edrecista no dudó en calificarlo
de «el mejor co:nentarista de ajedrez».
Veamos cómo valoró N. D. Grigoriev los comentarios de Alekhi­
ne : «Quizá no haya otro que iguale a Alekhine en saber transmitir
con palabras sencillas la esencia de cada posición. Este brillante
maestro en la combinatoria cita una infinidad de sorprendentes va­
riantes que hasta ahora no habían sido descubiertas y valora con
el trazo cincelado de los planes fundamentales, dictados por la posi­
ción de cada uno de los contendientes, aquellas fases de la partida
que no permiten hacer un análisis exhaustivo.
» EI mérito principal de los comentarios alekhinianos consiste en
poner de relieve los cambios bruscos de la lucha, los momentos críti-

57
cos en que el juego estando mej or se iguala o queda inferior para
nuevamente volver a remontarse y así sucesivamente».
Su vida privada tomó paulatinamente un rumbo normal y sose­
gado. En París asiste a un baile y conoce a Esperanza Semienovna,
nacida Fabritskaia, viuda del general Vasiliev. Esta relación hace
que Alekhine se divorcie al poco tiempo y vuelva a contraer matri­
monio. ! Esperanza Semienovna le llevaba unos años, tenía un ca­
rácter tranquilo, gozaba de una sólida instrucción y podía ofrecerle
cuanto necesitase para trabajar con tranquilidad y vivir con deshaogo.
Durante la confección de la novela «Las blancas y las negras»
sobre la desafortunada vida de nuestro biografiado, y después de
haberse publicado, sostuve una prolongada correspondencia con la
hij a de Esperanza Semienovna, del primer matrimonio de ésta. La
j oven me habló de la paz reinante entre los dos cónyuges y de los
cuidados que su madre prodigaba a Alekhine, ocupado constante­
mente en sus asuntos y en análisis de partidas.
Alekhine no dedicó por entero su tiempo al ajedrez ; también se
preparaba para revalidar su título de doctor en derecho. Según la
legisl ación francesa, no se le podía reconocer l a carrera de leyes que
ha.bía cursado en San Petersburgo; por ello, decidió examinarse en
su país de adopción. En mi archivo guardo una carta que escribió
a su amigo Nicolás Dmitrievich Grigoriev ; en ella le pide que haga
todo lo posible para no ser invitado al torneo internacional de Moscú,
de 1 925, con el fin de no tener que rehusar dicha invitación, y más
adelante le explica: «Hasta principios del próximo año no podré
participar en ninguna competición ajedrecista ; me preparo para
examinarme de doctor en derecho a fines de este año. Esto requiere
bastante tiempo, pues la principal dificultad estriba en adaptarse a
la terminología j urídica francesa».
Después de haber abandonado Moscú y en el transcurso de siete
años, no perdió el contacto con los ajedrecistas soviéticos. La revista
«Schajmati» 2 publicó con regularidad sus artículos y análisis. A nu­
merosos amigos suyos y maestros les daba por carta consejos sobre
cuestiones de ajedrez. Nuestros periódicos y revistas publicaban ar­
tículos, en los cuales se insinuaba, y hasta se decía claramente:
«Alekhine regresará pronto; en cuanto venza a Capablanca». Sin
duda, su constante relación con el ambiente ajedrecista patrio le
ayudó mucho en su propósito de conquistar la corona ajedrecista.
1 924 es un verdadero año de «trabaj o» fructífero porque, des­
pués de «cierta permanencia en casa», se lanza de nuevo al fragor
de las batallas ajedrecistas. En los primeros meses de 1 925 concurre
a tres torneos: en París, en Berna y en Baden Baden. Y nuevamente
se alza con el primer premio en los tres.
Logra unos resultados sorprendentes: en el de Baden Baden par­
ticipan veintiún ajedrecistas y ninguno consigue que el tenaz ruso
pronuncie la expresión «me rindo». Hizo ocho tablas en doce parti-

1. Alekhine vivió algún tiempo con la viuda del general Vasiliev, pero esta mujer
no pasó de ser su amante, pues nunca se casó con ella. (Pablo Morán. )
2. " E l ajedrez".

58
das y ganó otras doce; nueve seguidas. Le siguió con un punto y
medio de distancia Akiba Rubinstein, que rivalizaba con �l en las
conversaciones �obre el encuentro individual con Capablanca; los
demás siguieron con dos y aún más puntos de menos.
Si su éxito tuvo resonancia en el aspecto deportivo, resonó aún
más en el artístico. Sus victorias sobre Tarrasch, Nimzovitch y
Marshall han pasado a formar parte del fondo artístico del ajedrez,
y la partida que le ganó, jugando con negras, a Reti está conside­
rada como la más bella de cuantas se han j ugado.
Después del torneo de Baden Baden, Tartakower hizo el siguien­
te comentario : «Estamos presenciando un misterio maravilloso: las
esperanzas y los preceptos de Chigorin empiezan, por fin, a reali­
zarse. Si Morphy es poeta del ajedrez; Steinitz, luchador; Lasker,
filósofo, y Capablanca, '11e canismo maravilloso, Alekhine es el bus­
cador de la verdad ajedrecista según el autorreprensor e indómito
espíritu ruso.
»El mundo del ajedrez en particular y el del deporte y de la
cultura en general tienen puesta la mirada en esta sorprendente as­
censión a la cU!I1bre de la fama; por ello, quisiéramos reducir a
términos claros y precisos la comparación de los éxitos de Alekhine
con los de ambos campeones del mundo : Capablanca tiene el título,
Lasker los resultados y Alekhine posee el estilo de un verdadero
campeón del mundo».
A la sazón, nuestro biografiado cumplió treinta y tres años. Esta
edad era crítica, por cuanto muchos afirman que el ajedrecista se
halla en la plenitud de sus fuerzas a los treinta y cinco años. Sien­
do así, había que apresurarse en organizar la competición individual
con Capablanca ; si no, podría perderse la ocasión de ver realizadas
las ilusiones de toda la vida. Pero, ¿cómo lograrlo? Intentó varias
veces reunir el dinero necesario para organizar dicho encuentro;
mas sus gestiones fracasaron, tanto en Europa como en N orteamé­
rica. Los mecenas respondían a su gestión con una mueca de indi­
ferenci a : «Ese extravagante pide dinero para un asunto que tiene
perdido de antemano. ¿ Quién puede derrotar a Capablanca, al j u­
gador autómata, infalible y audaz? ¡Nosotros no arriesgamos nues­
tro dinero en semejante empresa! ¡ Que lo arriesguen otros! »
Sin embargo, no se podía renunciar al objetivo propuesto. Alekhi­
ne emplea un método, ensayado anteriormente, para conmover a los
panzudos mecenas y forzarles a que suelten el dinero : hay que cau­
sarles asombro, hacer que confíen en la fuerza y capacidad del
aspirante.
y empieza a asombrar al mundo entero del ajedrez. Con el libro
«Mis mejores partidas» se propuso sorprender así : ¡Contemplad mis
partidas! ¡Contemplad la hondura, la brillantez y lo sorprendente de
sus combinaciones, calculadas con muchos movimientos de antela­
ción ! ¡Este libro ofrece de todo : combinaciones de veinte movimien­
tos y partidas con cinco damas, j ugadas con oponentes desconocidos!
¿Quién vio a Alekhine sentado al tablero y frente a un oponente
desconocido y cuándo lo vio?

59
y en las revistas continúa publicando sus bellas partidas, reali­
zadas en torneos, principalmente las pertenecientes al de Baden
Baden.
La brillantez de sus partidas fue lo que abrió brecha en la inmu­
tabilidad de los mecenas; a ello contribuyó asimismo su sorpren­
dente habilidad en j ugar partidas a ciegas en simultáneas.
Después de obtener el título de doctor en derecho y perdidas
las esperanzas de reunir la cantidad antedicha, tanto en Norteamé­
rica como en Europa, Alekhine se trasladó a Hispanoamérica, donde
consigue una serie de victorias estimables ante decenas de tableros
en simultáneas y en las que realiza combinaciones dignas de admi­
ración.
A esto sigue inmediatamente esta noticia telegráfica de Buenos
Aires : «El gobierno argentino aporta el dinero necesario para el en­
cuentro entre Capablanca y Alekhine, por el título mundial. La
competición se celebrará en Buenos Aires» .
Esta noticia causó sorpresa en el mundo del ajedrez: ¿Por qué
han desembolsado los argentinos el dinero? Algunos afirmaron que
tal desembolso obedecía simplemente al deseo de mostrar un nuevo
triunfo de Capablanca, representante de la raza latina. Aunque
tenían un poco de razón, la verdad era que Capablanca había entu­
siasmado uria sola vez a los admiradores de su talento desde su
proclamación como rey del ajedrez: su extraordinario triunfo en el
torneo de Londres, de 1 922 ; triunfo que no volvió a repetirse en el
transcurso de los dos años siguientes. En el torneo de Nueva York,
de 1 924, ocupó el segund� puesto detrás de Lasker, y en el de
Moscú, de 1 925, se situó en tercera posición.
A la vista de estos resultados, los argentinos posiblemente se
preguntaron : ¿Y si diéramos a nuestro José Raúl ocasión de acabar
de una vez con las pretensiones de ese ruso ? ¿Dónde sino en Bue­
nos Aires son las condiciones más favorables a Capablanca? El
apoyo que le prestará el fogoso temperamento de los bonaerenses
tiene que contribuir forzosamente a su éxito. Hace falta que derrote
a Alekhine. ¡Así, no volverá a atreverse con nuestro campeón!
Para Alekhine l a cuestión era bien clara : ¡Ahora o nunca ! Desde
luego, esta ocasión no se ofrecería dos veces. Pues ¿quién volvería
a desembolsar dinero para un segundo encuentro si ganaba Capa­
blanca? Había que aprovecharla y prepararse intensamente para
estar en una forma óptima.

¡Todo por el objetivo propuesto!

Uno se imagina el gigantesco trabajo que hizo Alekhine al pre­


pararse para competir con el campeón del mundo ; la cantidad de
cuadernos que l lenaría con los análisis de un ingente número de
partidas. Trabajaría de acuerdo con el conocido principio de que
el ajedrecista debe conocer perfectamente sus defectos; ya los «co­
noció tras su fracaso en el torneo de Londres, de 1 922, y también en

60
el escrupuloso análisis de sus cien mejores partidas para la publi­
cación del libro antedicho. Ahora convenía determinar con precisión
los defectos y virtudes del arte creador del adversario. Sus apuntes
y deducciones no llegaron al mundo del ajedrez; si acaso sólo resu­
midos en el profundo y filosófico prólogo de su libro «El torneo de
Nueva York, de 1 927».
En primer término era necesario sacar una consecuencia general,
o sea valorar el j uego del Capablanca de aquella época. A primera
vista, Alekhine tenía motivos para desalentarse : los periódicos y
revistas estaban saturados de artículos, escritos por autoridades aj e­
drecistas, con títulos tan resonantes como « ¿ Se puede vencer a Ca­
pablanca ? » , « ¿ De qué modo ganar al autómata del ajedrez? », y así
por el estilo. La facilidad y belleza del j uego del maestro cubano
despertaban la admiración y el afecto de todos que, como es lógico,
no advertían las manchas del sol que les deslumbraba.
Se necesitaba hombría, tenacidad y audacia para probar la opi­
nión propia y combatir con ella el parecer dominante de los legis­
ladores ajedrecistas. ¡Pues tal autómata no era infalible! Sus parti­
das revelan imprecisiones, errores y omisiones que no le distinguen
entre los «demás mortales».
Acerca de esta deducción, Alekhine dice: «Sin embargo, debo
subrayar que esa crítica sobre el casi mítico superjugador Capa­
blanca es mera crítica, pues basta molestarse en separar esta asom­
brosa leyenda de su arte creador para ver que es un maestro de
primera clase , y cuya potencia consiste, más que en el razonamiento
crítico, en la intuición» .
E n este artículo, también analiza todos los aspectos de la fisono­
mía aj edrecista de Capablanca, y prosigue diciendo: «En el año 1 925,
Capablanca sufrió uno de los mayores desengaños a lo largo de­
toda su actividad competitiva : en el torneo moscovita ocupó el ter­
cer puesto, con gran dificultad y trabaj o, y perdió dos partidas . . .
En l a prensa especializada de aquella época hubo voces que seña­
laron algunos síntomas alarmantes. . . Sus causas habría que buscar­
las en la tendencia, que el paso del tiempo fue acentuando, a las
simplificaciones, a las formas de lucha puramente técnicas; formas
que desterraron el "espíritu vivo", con que tanto brilló en sus par­
tidas del torneo de San Sebastián ( 1 9 1 1 ) y de San Petersburgo ( 1 9 1 4 »> .
Con esta característica general d e l principio de debilidad de las
brillantes dotes naturales de su futuro contrincante, Alekhine desva­
nece el mito sobre la invencibilidad e infalibilidad del mismo : «Es
absurdo calificar de "máquina ajedrecista" y de "campeón de todos
los tiempos" a un j ugador, en cuya generalidad de partidas se des­
cubren dos o tres descuidos, por no decir errores evidentes, que
ponen en entredicho la partida o comprometen la posición si el ad­
versario responde adecuadamente».
Por lo tanto, no existe la máquina sino el ajedrecista; el hombre
bien dotado de facultades y poseedor de una intuición extraordina­
ria, pero hombre y no máquina. Y equivocarse es propio del hombre,
y un hombre puede ganarle la partida a otro hombre, por más

61
capacidad que tenga. Quiere esto decir que importa medir la magni­
tud del adversario, conocer los detalles de su j uego, determinar cómo
j uega las diversas fases de la partida y observar lo que le resulta
agradable o desagradable.
Tras un examen circunstanciado de las cualidades ajedrecistas
de Capablanca, Alekhine saca las más interesantes e inesperadas
consecuencias de aquel tiempo. Del limitado repertorio de aperturas
del maestro cubano deduce que , en el presente encuentro, no debe
emplear muchas aperturas, sino más bien pocas. ¿Por qué? Porque
el maestro cubano tiene un instinto de conservación sumamente de­
sarrollado. A este respecto comenta: « j EI instinto de conservación.
por el cual sacrificó tantas ideas bellas y atractivas y debido al cual
situó tantos pares de torres en las columnas abiertas, con el fin de
cambiarlas! Este instinto y su fina intuición hacen que se desvanezca
todo intento de sacar inesperadamente ventaja de la apertura».
Esta inigualable técnica defensiva, fundada en las simplificacio­
nes, hizo que Alekhine optase por una táctica especial : cooperar a
que el contrincante resolviese los problemas de la apertura por el
procedimiento de simplificar la posición y no impedírselo, con objeto
de hallar cualquier imprecisión o debilitamiento de la posición en
tales simplificaciones y aprovecharlo para una ofensiva enérgica.
Más adelante, Alekhine dtermina dos importantes cualidades del
campeón del mundo, relativas al medio j uego : una rapidez extra­
ordinaria en valorar la posición y una intuición finísima y casi infa­
lible. Según él, estas cualidades y el haber aprendido ajedrez desde
pequeño hicieron un flaco servicio a Capablanca, es decir, le indu­
j eron a creer que el arte ajedrecista estaba llegando a su límite ;
estaba agotándose. Entonces, ¿para qué entregarse a un arte que
perece? Esto explica también su rapidez en dar con las mejores j u­
gadas, que resultaban ser simplemente buenas si se analizaban de­
tenidamente.
Acerca de ell o, nuestro biografiado dice: «Esta impunidad de
Capablanca hizo que perdiese por un lado el hábito a concentrar
las ideas, lo cual es imprescindible para no tener descuidos elemen­
tales y su excesiva confianza en sí mismo se convirtió casi en
. . .

egolatría . . . » .
Del minucioso estudio d e s u futuro contrincante sacó esta valiosa
consecuencia : «En el medio j uego, no se debe confiar en Capablan­
ca; es necesario profundizar en cada idea táctica suya, por cuanto
cabe la posibilidad de que entrañe errores».
Aparte las particularidades del j uego de Capablanca en la aper­
tura y medio j uego estudió asimismo su técnica en los finales y
sacó igualmente una consecuencia inesperada : «Resulta que el "hom­
bre-máquina" no es un maestro consumado en finales, y que otros
maestros lo superan o lo superaron con creces en ciertos aspectos
de la fase final : Rubinstein en los finales de torres para citar un
ej emplo».
Por último. veamos la consecuencia general que saca nuestro bio­
grafiado : «En la apertura tiene Capablanca una fuerza grande. aun-

62
que defensiva ; el medio juego es su fuerte y despliega en él todos
sus recursos; en cuanto a los finales no es para espantar a nadie,
pues raras veces sobresale de las medianías».
No ofrece duda de que muchas de estas palabras son subjetivas,
escritas después del encuentro cuando las relaciones entre Capa­
blanca y Alekhine se malograron. No obstante, puede decirse que
tan minucioso y oetallado análisis de los defectos y virtudes de un
contrincante no se había hecho hasta entonces y posiblemente no
se hizo después.
Este abnegado trabajo permitió a Alekhine descuLrir J os inad­
vertidos defectos en el j uego del temible Capablanca y trazar un
plan, efectivo y posiblemente único, que le llevó a la victoria.
«No sé cómo voy a ganarle seis partidas a Capablanca ni cómo
va él a ganármelas», dij o Alekhine al embarcar para Buenos Aires.
El encuentro se concertó así : el primero que ganara seis partidas se
proclamaría campeón.

U na competición titánica

Se acercaba el otoño de 1 92 7 ; ya se habían ultimado los porme­


nores de la competición. ¡Y por poco no se vino todo abaj o! No
faltaba mucho para celebrarse el encuentro cuando los admiradores
de Capablanca decidieron organizar un torneo internacional en Nueva
York. ¡Para evitar cualquier sorpresa, no invitaron a Lasker por si
«hacía una de las suyas» y se adelantaba a todos los participantes!
Tampoco invitaron a otros ajedrecistas peligrosos para el campeón.
Pero eso no fue todo; en el último momento, los organizadores in­
cluyeron un punto muy astuto: «El que ocupe el primer puesto o el
segundo, si Capablanca se sitúa en primera posición, tendrá derecho
a competir con él y disputarle el título».
Esto era otra maniobra para poner a prueba el derecho de Ale­
khine y desbaratar los planes sobre el encuentro. ¿ Quería esto decir
que uno no tendría derecho a enfrentarse con el campeón del mundo
y otro carecería de medios económicos para hacerlo? Alekhine les
envía una enérgica protesta y les amenaza con no participar en el
citado torneo. Los organizadores del mismo se vieron obligados a
retirar el sobredicho punto. Y así, él y su esposa embarcan para
Buenos Aires, donde el ambiente es favorable a Capablanca. El ma­
trimonio es bien recibido ; sin embargo, en los oj os de los bonaerenses
se lee: «No importa; usted perderá y se convencerá de que es inútil
todo intento de destronar a nuestro José Raúl. Realice una decena
de partidas y . . . márchese a su casa. Tras esta derrota, ninguno osará
desafiar a nuestro héroe».
Esta, y n o otra, fue la causa de que la victoria de Alekhine en
la primera partida resonase como la explosión de una bomba. Capa­
blanca estaba sorprendido y desazonado, lo cual se debía, más que
a la pérdida de la partida, a su carácter. ¡Ese ruso había jugado
con precisión y desbaratado los hábiles intentos de hacer tablas!

63
Tras esto, Capablanca se toma un día de descanso y se va con los
amigos afuera. Hace tablas en l a segunda partida y gana la tercera;
él y sus seguidores respiran con alivio. A partir de ahora las cosas
irían por su cauce normal, y no pasaría nada.
Ningún síntoma parece indicar lo contrario : gana la séptima par­
tida y casi la novena. jDejad que algunos atribuyan estas pérdidas
de Alekhine a su odontalgia ( tuvieron que sacarle seis muelas ) , que
el horizonte del maestro cubano está despejado! Y de pronto sufre
dos terribles contragolpes: en la undécima partida, el magistral
contraataque de Alekhine termina en mate, no obstante haber cuatro
damas en el tablero, y en la duodécima sufre el rey del ajedrez otra
derrota, muy sintomática: en una posición relativamente simple co­
¡nete un error y ha de entregar una torre por un alfiL Recordemos
que las pérdidas materiales desmoralizaron siempre a Capablanca.
E l trono ajedrecista se tambalea y su rey se pone nervioso.
Por eso, propuso a Alekhine suspender ei encuentro y empezarlo
de nuevo al año siguiente; pero éste no accedió a tal propuesta. En
ese momento dificilísimo se manifiestan sus altas cualidades innatas;
moviliza toda su tenacidad, y hace tablas en ocho partidas seguidas.
Al término de cada una de estas partidas cortas y de escaso o nulo
contenido, los espectadores abandonan con aburrimiento y descon­
tento la sala. Pero todos comprenden que Capablanca quiere ganar
tiempo para recobrarse. jPero no lo consigue! Alekhine realiza ma­
gistralmente la vigésimo primera partida del encuentro, y se llega
al resultado de 4 : 2 a su favor. jDos victorias lo separan del obje­
tivo propuesto!
Mientras tanto el mundo se impacienta y espera con ansia cual­
quier noticia de Buenos Aires. Los resultados del encuentro se pu­
blican en París, Londres, Berlín y Moscú, de donde Alekhine recibe
muchas cartas alentadoras, y a donde Capablanca envía informes y
partidas comentadas, pues se había puesto de acuerdo con el perió­
dico «Izvestia» durante su estancia en la capital soviética en el
año 1 925. Las ilusiones de que un ruso ciña la corona ajedrecista
están a punto de hacerse realidad. jPero cuán difícil es el final de
esta lucha titáni.:a!
Parecía que el maestro cubano estaba desmoralizado y, por tanto,
decidido el resultado de la contienda. jPero no era así ! Haciendo
alarde de una fuerza de voluntad y de un instinto de conservación
extraordinarios, Capablanca juega con gran tensión cada partida; la
vigésimo segunda no parece ofrecerle ninguna esperanza, pero sortea
hábilmente las numerosas dificultades y evita perderla. En la vigé­
simo séptima, las blancas cometen un grave error, que aprovecha
Alekhine para dar j aque continuo y salvarse de la derrota, y en la
vigésimo nona gana Capablanca. Esto hace que sus seguidores vuel­
van a cobrar ánimo, pues el 4 : 3 es casi la salvación o, por mej or
decir, la salvación. De acuerdo con lo estipulado, el encuentro finali­
zaría si se llegaba a 5 : 5 y Capablanca conservaría el título.
únicamente, los buenos entendidos en ajedrez comprendieron que
la resistencia de Capablanca era comparable con los desordenados

64
golpes de un boxeador que ha perdido la seguridad y potencia de
su golpe. De un momento a otro se esperaba la derrota del campeón
del mundo: Alekhine presiona en la trigésimo segunda partida y
j uega extraordinariamente todas las fases de la trigésimo cuarta.
Hay un segundo aplazamiento, y el telégrafo transmite el siguiente
despacho : «Alekhine está en vísperas de proclamarse campeón del
mundo» .
¡Una noche d e espera! A l d í a siguiente, ¡fausto y maravilloso
día ! , Alekhine y su esposa se presentan en la sala. Los jueces ponen
en marcha el reloj . Capablanca no se presenta. Los organizadores
se inquietan y dirigen la mirada a la puerta. Pero Capablanca no
tiene prisa en dejar la corona ajedrecista. ¡A quién le agrada que
l e antepongan la preposición «ex» a tan resonante título! A poco, se
presenta un botones y entrega una nota a Alekhine : «Me rindo y le
deseo mucha suerte en su nuevo puesto de campeón del mundo. Sa­
ludos de mi parte a su esposa)).
No se sabe por qué la prensa norteamericana dij o posteriormente
que los dos contrincantes se estrecharon la mano y se abrazaron
amigablemente. A través de personas que fueron testigos de aquel
acto he podido comprobar que esto no es cierto.
Tras haber leído el contenido de la nota en cuestión, los especta­
dores manifestaron viva alegría, y Alekhine se perdió entre una
multitud de argentinos, que se habían pasado a su lado y que lo
acompañaron por las calles de la capital a su hotel. Esto sucedía a
quince mil kilómetros de Moscú . . .
De ese modo, Buenos Aires vitoreó al nuevo rey del ajedrez. Se
habían realizado los sueños de los rusos partidarios de Alekhine.

PARTIDAS JUGADAS ENTRE 1921 Y 1927

Partida 1 1 5. A2R
Apertura española 6. o-o P4CD
7. A3C P3D
Treybal Alekhine 8. P4TD T1CD
9. PxP PxP
Torneo de Pistyan 1 0. P3TR O-O
11. D2R A2D
1. P4R P4R 12. P3D
2. C3AR C3AD
3. A5C P3TD No conviene tomar el peón ne­
4. A4T C3A gro 4C: 12. C x P, C X P; 13.
5. C3A C x PA, C x PD, y la posición de
las negras es excelente.
En el despliegue de sus fuerzas,
Treybal desarrolla el sistema que 12. DIA
empleó muchas veces Alekhine, 13. R2T C5D
jugando con blancas. 14. CxC pxC

6S
15. C5D CxC 24. P5C
16. AxC P3AD
17. A3C A3R! o bien 24. P x P , A3D + ; 25.
18. P4AR A4A, TIR; 26. D2C, A x A + ; 27.
T x A, DI C; 28. D3C, D4R, y las
Después de 18. A x A, P x A; 19. negras tienen ventaj a. Y 24. P5R,
P4AR, A3A Y el consiguiente mo­ DIC ! ; 25. A4A, P X P ; 26. A x P,
vimiento P4R, la posición de las A3D tampoco mej ora la situación
negras sería óptima; sin embar­ de las blancas.
go, las blancas tenían que haber
optado por esta continuación y no 24. PD x P
adelantar bruscamente los peones, 25. PD x P
porque esto empeora la situación
de sus piezas, y particularmente Las ne�ras ocuparán ahora po­
la del alfil lA, que habrá de per­ siciones amenazadoras ; por lo
manecer inactivo en su puesto cual había que haber buscado po­
hasta el final. sibilidades de cara al final lle­
vando el rey al centro del ta­
18. AxA blero después de 25. D x P, D x D;
19. PxA TIT 26. P x D.
20. TxT DxT
21. P5A P3A 25. D3A
22. P4CR P4A 26. R3T P5A
23. P4T P4D! 27. P5R P6D
28. DIR!
Diagrama núm. 29
La capacidad de Alekhine para
ca lcular continuaciones combina­
torias se nota en la siguiente va­
riante" indicada por é l : 28. D3R,
P x PCR¡ 29. PT x P, T x P! ; 30.
T x T, D3R; 31 . D4R, P3C; 32. R4C,
P x T + ; 33. D x P, D x D + ; 34.
R x D, A6T!!, y no hay forma de
rechazar las amenazas 35. . , . .

A x P ó 35. P6A.

28. P x PR
29. DxP A5C!
30. PxP PxP
31. D4D!

Treybal lleva a cabo con maes­


Un contragolpe en el centro es tría envidiable una defensa difí­
la mej or réplica contra un ataque cil : se previene del ulterior avan­
por las alas. La veracidad de esta ve del peón negro 6D y amenaza
importante ley de la estrategia seriamente los dos peones adver­
ajedrecista se ve comprobada en sarios, mediante 32. P3C.
la presente partida.

66
31. D4C ! 34. R2C P8D = D!
35. TxD DxT
Al ingenioso movimiento de las 36. DxP+ T2A
blancas responde Alekhine con 37. DxA DxA
otro tan ingenioso como aquél. La 38. D8C + TIA
dama negra apunta a la torre 39. P7A + RxP
blanca mediante sus peones 6D 40. D3C + ? R3C!
y 5A: 32. . . . , P7D; 33. A X P, P6A!.
El blanco abandonó.
32. P6A P7D La variante principal de la
33. D4A! combinación, calculada por Ale­
khine con veinte j ugadas de an­
Diagrama núm. 30 telación, se hubiese producido
después del sutil movimiento
P6C + . Aunque eso no sucedió,
tenemos sobradamente motivos
para considerar esta variante
como la realización lógica de esta
interesante partida ; por eso, la
,ofrecemos con su anotación como
pleta, para comodidad del lector.

40. P6C +

Este movimiento tiene por ob­


j eto privar al rey negro de la
casilla 3C.

40. R x P!

La mejor jugada defensiva :.or­ No hay otra manera de ganar,


que, después de 33 . . . . , P X A = D; pues a 40. . . . , RIC sigue 41.
34. T X D, T1AD; 35. D4C, las P x P + , y a 40 . . . . , P x P la dama
blancas tendrían posibilidades de blanca daría j aque continuo des­
tablas. Sin embargo, Alekhine de los cuadros 3C, SC, 3T y 3AR
mueve la dama y realiza una y amenazaría constantemente con
combinación singularísima por su tomar la torre.
profundidad y por su extenso
cálculo. 41. DxT D x P+
42. R3T!
33. D2D + !
No conviene proseguir 42. R3A,
Sobre esto comenta : «Las ne­ D3A + ; 43. D X D, P X D!, porque
gras consiguen ganar en un final las negras ganarían fácilmente
de peones, por medio de una de este final de peones. Las blancas
las combinaciones más largas que han de evitar el cambio de da­
he realizado en lo que llevo de mas ; mas no podrán evitarlo, se­
ajedrecista». gún el cálculo exacto de Alekhine.

67
12. D6A + Partida 12
13. R2C D7D + Apertura Reti
"4. R3C D6R +
45. R2C D5R + Reti Alekhine
46. R3C Baden Baden, 1 925

A 46. R3T procede 46. 1. P3CR


D4A + .
Es posible que algún día el irl ­
46. D4R + vestigador de ajedrez estudie a
47. R2C R4T! fondo todas las variedades del
gusto ajedrecista y sus alteracio­
Esta « modesta» jugada decidE' nes, y explique por qué este y
inmediatamente el resultado de aquel movimiento se tuvieron por
la contienda. buenos en una época y se tilda­
ron de malos en otra. La teoría
48. D3A + censuró mucho tiempo el 1. P3CR;
luego, apareció el pensador aje­
Las blancas también pierden drecista Ricardo Reti y obligó a
pronto en la siguiente continua­ los teóricos a cambiar de opinión
ción : respecto a este prematuro desa­
rrollo del alfil en fiancheto. Pa­
48. RxP saron los años y se volvió a re­
49. D3T + R4C chazar el movimiento 1. P3CR, de
50. DxP D7R + suerte que se usa rara vez ; en
51. R3C D5C + ! cambio, encontramos a menudo 1.
P3CR en muchas partidas de
Después de 52. R2A, D4A + o los torneos actuales.
de 52. R2T, D4T + , se produce el
cambio de damas. 1. P4R
La siguiente partida, jugada 2. C3AR P5R
por Alekhine durante el período 3. C4D P4D
de preparación para el encuentro 4. P3D PxP
con Capablanca, · ha pasado al ar­ 5. DxP C3AR
chivo de l os tesoros del arte aje­ 6. A2C A5C +
drecista como ejemplo de cálcu­
lo exacto, de inventiva inagota­ Este j aque tiene por objeto im­
ble y de derroche de golpes tácti­ pedir que las blancas jueguen
cos combinatorios. El lector que P4R ; pero debilitaría sensible­
la analice por primera vez se sor­ mente la casilla 3D si se jugara
prenderá de la capacidad de Ale­ después de la respuesta 7. P3AD,
khine para sostener la intensidad para contrarrestar el j aque. Por
combinativa de que hizo alarde. ello, Reti lo refuta de otro modo.
y quien tenga oportunidad de
analizarla otra vez seguirá con 7. A2D A x A+
emoción y sorpresa todas las eta­ 8. CxA O-O
pas de esta compleja y extraor­ 9. P4AD
dinaria batalla ajedrecista.
Por lo general, Reti ajustaba

68
sus primeros movimientos a pla­ binación que hace medio siglo
nes calculados con muchas juga­ viene siendo la admiración de los
das de antelación : al comienzo de aficionados de todos los rincones
la partida rehusaba situar sus del mundo. Como vemos, la capri­
peones en el centro y difería la chosa fortuna también hace su en­
lucha por las casillas centrales trada en el mundo del aj edrez.
para cuando los peones adversa­
rios estuviesen ya colocados en el 20. P4TR!
centro. En la presente partida, el
ataque por el flanco del peón A partir de aquí y hasta el fi­
blanco 4A fuerza el cambio del nal de la partida, Alekhine rea­
peón central adversario y provoca liza un ingenioso ataque en el
una compleja lucha por el cen­ flanco de rey. El avance de este
tro, con igualdad de oportunida­ peón es claro : con el cambio de
des. peones quieren las negras debili­
tar el importante punto 3CR de
9. C3T las blancas.
10. PxP C ( 3T ) 5C
11. D4A C5 x PD 21. P4CD P3T
12. C2-3C P3A 22. T1AD P5T
13. o-o T1R 23. P4T PxP
14. TR1D A5C 24. PT x P D2A
15. T2D D1A 25. P5C PT x P
16. C5AD A6T! 26. PxP
17. A3A
Diagrama núm. 31
Reti no acepta la entrega del
peón 2CD porque las blancas per­
derían inmediatamente: 17. A x A,
D x A; 18. C x PC, C5CR; 19. C3A,
C ( 4D) 6R! ; 20. P x C, C x PR; 21.
D x P + , R1T; 22. C4T, T1AR.

17. A5C
18. A2C A6T
19. A3A A5C
20. A1T

En el ajedrez, la creación de
una obra de arte, que pase a la
posteridad, puede depender de de­
talles tan insignificantes como el
que acabamos de ver ; un capri­
cho pasajero puede oponerse a 26. T6R!
ello.
.
Si se hubiese jugado 20. A2C, Con este movimiento empieza
se hubieran producido tablas por la siguiente etapa del asalto a la
repetición de j ugadas y no se ha­ posición del rey blanco. La torre
bría originado la magistral com- se ha puesto a tiro del adversa-

69
rio, y la espada de Damocles es­ Alekhine realiza impecablemen­
tará suspendida sobre ella duran­ te el ataque. A pesar de la ausen­
te seis jugadas. Es fácil ver que cia de damas sobre el tablero, la
no se puede tomar por ahora ; de lucha va agudizándose. El avance
lo contrario, se produciría mate: de este caballo entra en el cálcu­
27. P x T?, D x P + ; 28. A2C, C x P. lo de numerosas y complejas va­
Por otra parte, esta torre ame­ riantes y sirve de base par a tra­
naza tomar el peón 3C. zar una combinación de largo al­
cance que pondrá fin a la con­
27. C 3A tienda.

Alekhine estimó impreciso este 32. T4A!


movimiento; después de la parti­
da dij o que lo procedente era 27. Reti se defiende con exactitud.
R2T, porque se defendía el peón La continuación 32. P x T, C x T
3C y se forzaba a la torre 6R a ocasionaba a las blancas pérdidas
definir su posición. Pero transcu­ materiales.
rrieron los años, y los analistas
hallaron la respuesta 27 . . . . , Tl-6T 32. C x PA
para apoyar el ataque de las ne­
gras. Por fin, la torre negra se ha
librado del importuno peón blan­
27. . PxP co. Este movimiento de l&s ne­
28. D x P C6A! gras es muy acertado ; no es bue­
no 32. . . . , C x T porque sigue 33.
Esto significa otro importante C x C !, T6D; 34. C5A!, T x C; 35.
movimiento en el ataque de tipo A x T; tampoco vale 32. . . . , A x C?;
combinativo de las negras, pues, 33. T x C ! , T x T; 34. A x A.
si retiran las blancas su dama al
33. A2C
escaque 4A, con objeto de de­
fender el peón 2R, seguirá 29. . . . , Diagrama núm. 32
P4CD y se perderá dicho peón ;
por lo mismo, deciden entregarlo
inmediatamente

29. DxP DxD


30. CxD C x P+
31. R2T

En el caso de 31. RIA, Alekhi­


ne tenía prevista la variante 3I.
. . . , C x P + ; 32. P x C, A x C ; 33.
A x A, T x A + ; 34. R2C, TI-6T;
35. T8D + , R2T; 36. TI T + , R3C;
37. T3T, T ( 6A) 6C, y la partida
está claramente ganada.

31. ... C5R!


33. A3R!

70
Como no es fácil orientarse Este movimiento representa el
cuando las piezas se amontonan, golpe definitivo. Después de 41.
Alekhine emplea otro procedi­ T2AR, C x A + ; 42. T x C, A4D !, se
miento para hacer efectivo el ata­ pierde el caballo blanco. Por eso,
que y conseguir la victoria. l as blancas se rindieron. La últi­
ma etapa del ataque de las ne­
34. T4-2A gras fue una bella combinación
de diez j ugadas y que se inició
Lo mej or; a cualquier otro mo­ con el movimiento 30 . . . . , A3R!.
vimiento hubiese seguido 34. . . .
. En la siguiente partida, Alekhi­
C5C + ; 35. RIT, T8T + , con l o ne hubo de calcular muchas va­
cual estaría decidido e l resulta­ riantes antes de decidirse a sa­
do de la contienda. De todos mo­ crificar la dama. Éste es un ejem­
dos, la amenaza en cuestión per­ plo único de entrega de dama a
mite a Alekhine sacar una ven­ cambio de una posición venta j )­
taj a decisiva. sa en la primera fase de la par­
tida.
34. C5C +
35. R3T C4R +
36. R2T Partida 13
Defensa siciliana
En caso de 36. R4T, hubiera se­
guido 36 • T5T + y el rey de
. . ., Alekhine Saemisch
las blancas pronto habría encon­ Berlín, 1 9 2 3
trado la muerte.
1. P4R P4AD
36. TxC 2. C3AR C3AD
37. TxC C5C + 3. A2R P3R
38. R3T C6R + 4. o-o P3D
39. R2T CxT 5. P4D PxP
40. AxT C5D! 6. CxP C3A
7. A3A
Diagrama núm. 33
El teórico moderno se sonrelra
al ver cómo esta j ugada intercep­
ta el paso del peón 2AR y sitúa
el alfil en una posición poco afor­
tunada; sin duda hallará en se­
guida la fuerte respuesta 7. .,
. _

P4R!, que ofrece a las negras una


posición excelente. Es natural que
el movimiento 7. , . " P4R pare­
ciese contrario a los cánones que
regían la posición hace cincuenta
años; por ello, el gran teórico Sae­
misch no lo practica en esta par­
tida.
Todo esto induce a pensar en
la relatividad del valor de las va-

71
riantes y sistemas aceptados ac­ colabore con las piezas y aseste
tualmente. Algún día, las más in­ con su avance rápido un golpe
geniosas posiciones de las parti­ sensible en el flanco del rey ne­
das actuales serán para el teórico gro.
del futuro tan desacertadas y ab­
surdas como el movimiento 7. 14. D2A
A3A, efectuado por Alekhine en 15. R1T
esta partida.
He ahí otra de las «costumbres
7. C4R antiguas». En la actualidad, no se
suele j ugar este movimiento pro­
«Esta j ugada intenta lograr la filáctico a fin de no perder un
ilusoria superioridad que se atri­ tiempo valioso, sino que se calcu­
buye a la pareja de alfiles», co­ lan concretamente las posibili-.la­
menta Alekhine. Esto es una va­ des de contrajuego del adversario
loración de la posición alecciona­ en su diagonal 2CD-8TR.
dora y una categórica solución al
problema de la tan cacareada su­ 15. TID
perioridad de la parej a de alfiles 16. P4A P3CD
sobre los caballos. Los valores de­
penden de las particularidades de Con este error las negras pier­
la posición ; éste es el verdadero den la partida. Pero, ¿ se le puede
criterio que debe prevalecer cuan­ reprochar esto a Saemisch, si la
do se trata de cambiar piezas me­ victoria de las blancas está estre­
nores. En unas posiciones, l os ca­ chamente ligada con una combi­
ballos son más fuertes que los nación que puede prever sólo un
alfiles, y en otras ocurre lo con­ ajedrecista dotado de un sentido
trario; este criterio alekhiniano combinativo excepcional?
concuerda perfectamente con ei
modo de tratar el arte creador 17. P5AR A4R
del ajedrez, y ha sido aceptado
por la escuela soviética en sus
puntos de vista teóricos. Diagrama núm. 34

8. P4A! C x A+

Primero urgía terminar el de­


sarrollo de las piezas del flanco
de rey y no apresurarse a efec­
tuar este cambio.

9. DxC A2R
10. C3A O-O
11. P3CD C2D
12. A2C A3A
1 3. TD1D P3TD
14. D3C

Con el fin de que el peón 2A

72
Saemisch pretende reforzar su blancas recuperarían el material
posición, haciendo desalojar a la entregado y sacarían una ventaja
dama adversaria la posición que decisiva. Veámoslo: 21 • , A4T;
. . .

ocupa y situando el caballo en 22 C x D, T x C; 23. P3C, A4C; 24.


la casilla 3AR. Pero se cierra una P4TR, A3T ( 24. . . . , A3A ; 25.
amenaza inesperada. Por lo de­ C x A, p x C ; 26. T X PA ! ) ; 25.
más, la situación de las negras P4CR.
no mejoraría si j ugaran de otro 2) 20. . . . , D2T: 21. C6AD, A4R;
modo ; por ejemplo : 17 . . . . , P4R: 22. A x A, P X A; 23. C x D, T x C;
lS. C5D, D2C: 19. C6R!, y las blan­ 24. C x P, TIA; 25. C x A, T x C;
cas ganan. La continuación 17 • , . . . 26. T x C, T x T; 27. PSA = D + .
TIR es relativamente mejor en 3 ) 20 • , D2C: 21. C6R, A4R
. . .

este caso. (pues el alfil amenazaba con to­


rnar el peón 2C y dar mate) ; 22.
IS. P x P! C x T.
4) 20. . . . , D4A; 21. C6R, A4R;
Con la entrega de la dama, las 22. A x A, P x A; 23. C x D, P x C ;
blancas consiguen pronto la vic­ 24. C7A, TICD; 25. CSR!, y las ne­
toria. Pero ante una entrega se­ gras tienen que abandonar.
mejante, Alekhine calculó un sin­ Aun cuando en la primera va­
fín de complejas variantes que riante se hubiese podido prolon­
justificaron su decisión. gar la resistencia, el gran maes­
tro Saemisch comprendió que lo
IS. AxD mej or era rendirse inmediata­
1 9. P x P+ R1T mente.
20. C5D ! ! En la partida que veremos a
continuación, la lucha se basa en
Este simple movimiento impre­ un continuo cálculo de variantes;
sionó mucho al gran maestro Sae­ en ella, Reti hizo un alarde de
misch, por lo cual decidió ren­ imaginación e inventiva extraor­
dirse inmediatamente. dinarias ante la alta maestría de
Las siguientes variantes, calcu­ Alekhine. Lo cual da aún más va­
ladas de antemano por Alekhine, lor a este curioso encuentro.
muestras que las negras no tie­
nen posibilidades de defensa.
1 ) 20. . . . , D1C; 21. C6AD, A4R Partida 1 4
(a 2 1 . . . . , D2C sigue 22. C x T ) ; Apertura española
22. A x A, P x A; 23. C x D, T x C ;
24. C7A! ( existe el peligro de 25. Alekhine Reti
C8R) , TIA: 25. C6R, P3C: 26. Torneo de Viena, 1 922
C x T, C x C; 27. TSD, R2C : 2S.
T ( 1A) 1D, T1T; 29. TI-6D, A2C; 1. P4R P4R
30. T x T, A x T; 31. T x P, A x P; 2. C3AR C3AD
32. T x P, y los tres peones del 3. A5C P3TD
flanco de la dama blanca han de 4. A4T C3A
asegurar la victoria. 5. C3A
Las negras pueden retirar el al­
fi l a otra casilla en el vigésimo He ahí otra de las «influencias
primer movimiento, si bien las de la época» : Alekhine prefería

73
este movimiento y acostumbraba Éste es un caso de aquellos en
usarlo en partidas de compromi­ que todo problema estratégico
so. Hoy día, ya no figura en el complicado se resuelve con un
repertorio de los maestros. golpe táctico; con la amenaza P5A
el negro puede permanecer con el
5. P4CD caballo en la casilla 3A y, al mis­
6. A3C A4A mo tiempo, da salida a la dama
hacia 4TD.
Con esta j ugada se da princi­ El inesperado e ingenioso ata­
pio a unas escaramuzas tácticas que de este peón puso a Alekhi­
muy interesantes, en las que es­ ne ante la necesidad de resolver
tos dos grandes maestros revelan problemas complej os, como feliz­
una destreza poco frecuente. mente supo hacer y con luci­
miento.
7. C x PR! CxC
8. P4D A3D ¡¡.LEV ·E l
9. PxC AxP
10. P4A! A x C+ Esta j ugada agudiza todavía
11. PxA o-O más la situación ; antes de deci­
12. P5R dirse, Alekhine calculó muchas
variantes. Ofrecemos las más in­
teresantes.
Diagrama núm. 35
1 ) 1 3. P x C, T1R + ; 14. RIA,
P5A, y el juego de las negras es
óptimo.
2) 13. P4A, P4D!; 14. P x C ,
TIR + ; 1 5. RIA, D x P y 16. . . . ,
PD x P.
3) 13. O-O, P5A; 14. P x C,
D x P; 1 5. D5D, D3CD + y 16 . . . . ,
A2C.
4) 1 3. A5D, C x A; 14. D x C,
D3C!; 1 5. A3R, A2C; 16. D x PA,
D3CR! !, y las negras tienen un
juego excelente.
¡Reti replica ingeniosamente al
ingenio de Alekhine!

13. D4T
14. O-O! DxA
A primera vista, la superiori­ 15. PxC P5A
dad de las blancas es indiscuti­
ble; el caballo negro ha de reti­ El alfil blanco parece estar atra­
rarse a la incómoda casilla IR, pado; decimos «parece» , porque
mientras los alfiles del blanco las blancas tienen posibilidades
ocupan unas diagonales importan­ de sacar ventaja de la activa po­
tes. Pero Reti tiene preparada una sición de su dama y de la del
curiosa sorpresa. peón 6A.

12. P4A! 16. D5D

74
De ese modo, se ataca la torre T ( 1T ) 1C!, D x T; 22. D x T+ ,
y se amenaza mate, después de R x D: 23. T x D, y ganan las blan­
17. D5C, P3C; 18. D6T. Pero Reti cas. Por este motivo Reti se apre­
ha previsto estos peligros y los sura a buscar su salvación en un
conjura. final que se le presenta un poco
desfavorable.
16. D4T!
19. A2C!
¡Sorprende la precisión mate­ 20. D5R + D3AR
mática con que se ha realizado 21 . A3D TR1R!
este movimiento! Si 17. D5C, las
negras darán j aque y tomarán el Las negras han j ugado con pre­
peón 6A; si 1 7. D x T, prosegui­ cisión ; tanto que, después de 22.
rán 17 . . . . , D3C + ; 18. R1T, A2C D x D + , R x D; 23. A x P, compen­
y la dama adversaria cae irremi­ sarían suficientemente la falta de
siblemente. Parece ser que las di­ peones con la activa posición de
ficultades han recaído sobre las sus piezas.
blancas ; sin embargo, Alekhine
había calculado todas las varian­ 22. D5T P3T
tes y tenía reservada una posibi­ 23. D4C + R1T
lidad de salvación. 24. DxP T2R
25. D4D DxD
17. P x P! D3C + 26. PxD T1D!
18. R1T RxP
Reti recupera uno de los peo­
Diagrama núm. 36 nes perdidos, y la posición de sus
piezas le asegura las tablas.

27. P5A!

Esta continuación es mej or que


27. P3A, a la que seguiría 27. . . . ,
P5C!; 28. P x P, T x P, y la posi­
ción de las piezas negras sería
muy peligrosa.

27. P3A!

Reti mueve sus piezas con mu­


cha precaución; si se hubiese
apresurado a tomar el peón 4D,
Alekhine hubiera tejido una red
de mate en torno al rey negro.
19. A x P! mediante 28. P6A!.

El alfil blanco ha conseguido sa­ 28. TD1R


lir de su encierro mediante inge­
niosas maniobras. A 19. . . . , P x A La variante 28. T4A, T2C; 29.
procede 20. D x T, A2C; 21 . AlA, T1AD!; 30. T2A, T6A mos-

75
traría toda la fuerza de las torres 53. T6C + R2C
negras, y las blancas no podrían 54. P5T T5D
mantener la ventaj a de los dos 55. T6AD! T5R
peones. 56. T6C + R2A
57. P4C
28. T2C!
29. A4R TxP Con este movimiento, las blan­
30. AxA TxA cas reducen este final a unas ta­
31. T6R R2C b l as. Desde luego, se empataría
32. T x PT T5AD aun cuando no se cambiasen las
33. T3A torres.

Alekhine también opta por ac­ 57. T x P!


tivar sus piezas, pues no podía 58. TxT PxT+
defender el peón 2A si hubiese 59. RxP R2C.
proseguido 33. T2A, T2-2AD.
Tablas, de común acuerdo.
33. TxP En el período de preparación
34. P3TR R2A al encuentro con Capablanca,
35. T3CR T7AR nuestro biografiado jugó muchas
36. T6CR T x PA partidas en las que realizó com­
37. T x PT R2C binaciones que sorprendieron al
mundo por su elevada fantasía y
Queda poco material en el ta­ sus profundas ideas. Unas parti­
blero, y las blancas no tienen es­ das se resolvieron a base de com­
peranzas en poder sacar provecho binaciones de muchos movimien­
del peón de ventaj a. tos, y otras las decidió una sim­
ple y única jugada, cuya singu­
38. T4TR P5C laridad e improvisación cogieron
39. T4C + R2A siempre desprevenido al adversa­
40. T3C T4-4CD rio y lo desconcertaron.
41. T3CD R3C Ya en este período, se empieza
42. R2T T4AD a considerarle como un genio en
43. T4T T4-4CD el arte combinatorio. Y él pro­
44. P4T T4-3C curó mantener esta reputación,
45. R3T TIC embelleciendo con claros y deta­
46. P3C P4A llados comentarios algunas parti­
das y procurando describir la lu­
Con objeto de impedir que las cha, de modo que los amplios
blancas j ueguen P4C y, de esta círculos de aficionados notasen
manera, empujen al rey negro a las excepcionales dotes ajedrecis­
su primera horizontal. tas del aspirante al título mun ·
dial. De ese modo, y no de otro,
47. T5T TIAD pudo reunir los quince mil dóla­
48. T3AR T3AR res necesarios para poder enfren­
49. R2C T6A tarse con el titular.
50. T8T TxT Entre sus logros combinativos
51. It x T T3AD se destacan los de la partida que
52. T8CD T5A j ugó con Bogoljubow en el torneo

76
de 1 922, celebrado en Hastings; 8. o-o P3D
en ella realiza una difícil combi­ 9. D3C
nación con entrega de material:
tiene tres damas y las va entre­ En posiciones así, lo fundamen­
gando una tras otra. tal del éxito estriba en si las
blancas lograrán apoderarse del
centro con el avance P4R o si las
Partida 15 negras se les adelantarán con el
Defensa holandesa ataque P4R. Es fácil ver que és­
tas se anticipan en la solución de
Bogoljubow Alekhine este importantísimo problema es­
Torneo de Hastings, 1 922 tratégico.

9. R1T
1. P4D P4AR 1 0. D3A P4R!

«Este sistema defensivo es Esto ha sido posible, dada la


arriesgado; yo lo practico en ca­ circunstancia de que las blancas
sos excepcionales», comenta Ale­ no pueden tomar el peón 4R del
hine. adversario porque dejan indefen­
La teoría y la práctica moder­ so el caballo 2D ( 1 1 . P x P, P X P ;
nas no comparten por entero esta 1 2 . C x P, C x C ; 1 3. D X C, y el
valoración. Pues Miguel Botvin­ C2D queda indefenso ) .
nik lo practicó con frecuencia y
logró muchas victorias convincen­ 11. P3R P4TD!
tes. Actualmente, muchos maes­
tros admiten el tenso gambito El objeto de esta jugada es im­
Staunton: 2. P4R, P x P; 3. C3AD, pedir el avance P4C y empezar
C3AR. una ofensiva conjunta en los flan­
cos y en el centro.
2. P4AD C3AR
3. P3CR P3R 12. P3C D1R!
4. A2C A5C + 13. P3TO
5. A2D A x A+ Diagrama núm. 37

Esta salida prematura del alfil


tiene diversa intención según
cada jugador que actúa de acuer­
do con su temperamento: unos lo
cambian en la casilla 2D de las
blancas; otros lo retiran al pun­
to 2R, y unos terceros lo defien­
den, ya con 5. . . . , D2R o con 5 .

. . . , P4TD. Es difícil decir qué es


lo más conveniente por cuanto el
propio gusto dicta el modo de
proceder.

6. CxA C3A
"l. CR3A o-o

77
1 3. D4T! do 16. A x C, A x A; 17. P3A, por
cuanto las negras responderían
Además de su maestría en com­ con 17. . . , P X P Y sacarían una
.

binar, Alekhine manifiesta tener ventaja considerable después de


un profundo conocimiento de la 18. P x C, P x D; 19. P x D, P x C.
estrategia. La acción de la dama
es el preludio de operaciones ac­ 16. C3A
tivas en el flanco de rey, cuya fi­ 17. P4A
nalidad es producir una sensible
debilitación de" los peones que Esta medida era necesaria, pues
protegen al rey blanco. las negras amenazaban con des­
Al llevar a cabo esta impor­ baratar por entero la posición de
tante operación contra el flanco las blancas en el flanco de rey,
de rey y convencerse de que es mediante 1 7. P5A.
imposible un asalto directo, ini­
cia operaciones secundarias en el 17. P5R
de dama para aproximarse pau­ 18. TRID
latinamente al rey contrario.
Bogoljubow facilita la tarea de
14. P4TR su contrincante. Prosiguiendo 18.
P5D!, hubiese podido mantener li­
Las blancas han efectuado este bres todas sus piezas para orga­
movimiento, porque continúan sin nizar un juego activo en el flanco
poder tomar el peón 4R de las ne­ de dama. Tras la jugada de la
gras ; en caso contrario perderían partida, Alekhine se hace con la
la dama después del movimiento iniciativa.
C5CR. Por otra parte, puede ocu­
rrir 14. . . . , P5R, lo que forzaría 1 8. P3T
al caballo a retirarse a la prime­ 19. C3T P4D!
ra horizontal.
Bogoljubow se anticipó a todas Cumplida ya la primera parte
esas amenazas; pero lo hizo a cos­ del plan estratégico general, es
ta de debilitar el flanco de rey, decir, la debilitación completa de
lo cual buscaba precisamente Al e­ los peones del flanco del rey con­
khine. trario, las negras inician la segun­
da parte, avivando el juego en el
1 4. C5CR de dama, para penetrar en la po­
sición del rey blanco por su reta­
La posición de este caballo es guardia.
amenazadora, y las blancas esti­
man ineludible obligarle a que se 20. CIA C2R
retire. Esto debilitará nuevamen­ 21. P4T
te el flanco de rey.
Las negras intentaban ocupar
15. C5C A2D definitivamente su importante es­
16. P3A caque 4D, por medio de P5T,
PD x P y C2 X P.
Es de todo punto imposible to­
mar el peón negro 4R, prosiguien- 21. C3A!

78
Este caballo penetrará en la re­ Este movimiento de las negras
taguardia del dipositivo adversa­ es el primero de la serie de que
rio por las casillas 5e y 60. consta la combinación sobre el
tema «conversión de peones». A
22. T2D C5e 29. P x P seguiría 29. . . . , A x P; 30.
23. AlT T x P, C4D, y las negras atacarían
fuertemente. En tal caso se reali­
Diagrama núm. 38 zaría el objetivo principal del
plan estratégico de Alekhine: pe­
netrar en octava por la columna
abierta del flanco de dama y
aprovechar sin ninguna dificul­
tad la debilitación del dispositivo
del rey de las blancas.
Bogoljubow decide tomar el
peón negro 4 T, para restablecer
el equilibrio material; pero suce­
de un golpe combinatorio descon­
certante.

29. TxP P5C!


30. TxT

No conviene proseguir 30. DlT,


T x T; 31. D x T, DlT!; 32. D x D,
23. DlR! T X D, porque la penetración de
esta torre en la retaguardia de
Oe ese modo, la lucha pasa al las blancas, obligaría a éstas a
flanco de dama, y la intención de capitular en pocas j ugadas.
las negras es bien clara: tomar
el peón 4AO y plantearle a Bo­ 30. P x D!
goljubow el problema de entregar
el peón 4TD o perder su impor­ Alekhine entrega dos torres por
tante punto 50. Éste se decide la « conversión de un peóll)'. A
por lo primero. continuación la dama y el caballo
organizarán un ataque irrechaza­
24. T2CR PxP ble contra el rey adversario, y
25. PxP AxP se decidirá la suerte de la parti­
26. C2A A2D da a favor de las negras en muy
27. C2D P4CD! pocos movimientos.
El lector advertirá que la com­
Esta serie de movimientos es la binación está meticulosamente
continuación de la lucha por el llevada. La hondura del plan ale­
sobredicho punto 40 o 50, según khiniano y la amplitud de su fan­
el caso. Al propio tiempo se pre­ tasía, asombran a la afición des­
para una combinación interesan­ de hace medio siglo.
te. En efecto, la combinación es ex­
celente; pero hace unos cincuen­
28. CID C6D ta años, un aficionado indicó que

79
las negras no tenían necesidad de Alekhine ha intentado pr'Jmo­
entregar la dama ; les bastaba pro­ ver esta situación en el transcur­
seguir 30 • D x T; 31. D3C ( 3 l .
. . ., so de la partida: no se puede
D2A, C8R) , D8T; 32. DlC, TlT ó evitar la aparición de una nueva
32• , D x D; 33. C x D, TIT, para
. . . dama.
que el adversario se rindiese den­
tro de unos movimientos. 32. T xT+ R2T
Aunque Alekhine hubiese halla­ 33. C2A P8A = D +
do esta sencilla posibilidad de 34. ClA C8R!
«castigar fríamente» a su contrin­
cante, hubiera ganado igualmente ¡Alekhine realiza de un modo
la partida y quizás un poco an­ original el último objetivo de su
tes. Pero el mundo ajedrecista no plan : arremeter contra el rey
habría conocido esta singular blanco desde su retaguardia!
combinación.
¡El arte y el talento, el frío 35. T2T D x PA
cálculo y el goce de la creación, 36. T8CD
se entrecruzan frecuentemente en
ajedrez! Las blancas tendrán que ceder
¡En los torneos se procura te­ la calidad, para oponerse a la
ner éxitos resonantes; mas agra­ amenaza 35. A4C!.
dezcamos de todo corazón la acti­
tud de aquellos que ceden a veces 36. A4C
un punto seguro ante la posibi­ 37. TxA DxT
lidad de crear una obra de arte 38. P4C
ajedrecista imperecedera!
¡Reacción tardía!
31. TxD
38. C6A +
39. AxC PxA
Diagrama núm. 39 40. PxP D7R!

Diagrama núm. 40

31. P7A!!

80
Se ha producido una posición 48. TxD TxT
en que el j uego es forzado: las 49. R2A P x C =D +
blancas no pueden mover ningu­ 50. RxD R2C
na pieza si no quieren sufrir pér­ 51. R2A R2A
didas materiales; por tanto, han 52. R3R R3R
de hacer movimientos con los 53. R4R P4D +
peones, y Alekhine espera tran­
quilamente que éstos terminen su Las blancas abandonaron.
juego. Alekhine terminó con una cu­
riosa combinación la partida que
41. P5D ofrecemos seguidamente, y que
j ugó durante el período de inten­
A 41. C3T y a 41. T3T procede sa preparación para disputar la
41 . . . . , C5C!. corona del título mundial.

41. RIC!
42. P5T R2T Partida 16
43. P4R C x PR Gambito de dama
44. CxC DxC
45. P6D PxP Grünfeld Alekhine
46. P6A PxP Torneo de Carlsbad, 1923
47. T2D
1. P4D C3AR
Diagrama núm. 41 2. P4AD P3R
3. C3AD P4D
4. A5C A2R
5. C3A CD2D
6. P3R o-o
'7. TIA P3A
8. D2A

Este sistema de apertura esta­


ba de moda en aquella época, del
mismo modo que lo están actual­
mente la defensa Nimzovitch o la
variante Rauser en la siciliana.
Hoy día, el clásico gambito de
dama es un invitado poco fre­
cuente en los torneos. Sin embar­
go, todo ajedrecista que pretenda
perfeccionarse debe conocerlo.
47. D7R!
8. P3TD
Nueva sorpresa, pero al estilo 9. P3TD P3TR
de la anterior: en el tablero apa­
recerá en seguida otra dama, Como se ha dicho, ciertas ideas
cuya misión será dejar el juego manifestadas por Alekhine y al­
en un simple final de peones ga­ gunas de las jugadas que practi­
nador. có han envejecido en el transcur-

81
so de medio siglo; sin embargo, Aquí, las blancas han perdido
no debemos echar en olvido mu­ evidentemente un tiempo. ¿Te­
chas valoraciones de ciertas po­ mían el aislamiento de uno de sus
siciones y varias de sus indica­ peones en la casilla 4D? Grünfeld
ciones, porque no han perdido realiza una serie de movimientos
valor ni lo perderán. Esto pone pasivos y, así, va empeorando su
de relieve su inteligencia cabal posición.
de los secretos del ajedrez.
Ejemplificamos lo dicho con un 14. PxP
comentario que se conserva sobre 15. CxP D3C
el movimiento P3TR de las ne­ 1 6. A1C A2C!
gras en el gambito de dama y
que aún está en vigor y se prac­ Las negras han terminado el
tica: «Este movimiento no puede desarrollo con ayuda de un pe­
hacerse mientras las negras no queño artificio táctico. Veámoslo:
hayan trazado definitivamente un si 17. C4D x PC, las negras no
plan defensivo general ; a saber: proseguirán 1 7. . . . , P X C, porque
¿no les conviene más proseguir seguiría 1 8. T X C, sino 17. . . . ,
P x P y, luego, P4CO y P4AO, o D3A; 1 8. C4D, D X P Y mejorarán
bien P x P y, después, C4D ? Con su posición.
el movimiento P3TR se debilita
el ataque de las blancas en la de­ 17. O-O T ( 1T ) 1A
fensa Grünfeld cuando éstas tras­ 18. D2D C4R
ladan el alfil de casillas blancas 19. AxC
al escaque l CO por 30, 4A Y 2T;
pero n o conviene efectuarlo cuan­ Grünfeld ha obrado razonada­
do hay posibilidades de defender­ mente: en esta situación, la posi­
se mediante P x P y C40, porque ción de este alfil en la casilla 4T
facilita el traslado del alfil 5CR no le reportaba ningún beneficio;
a la casilla 3CR, evita el cambio su cambio le ha favorecido.
con el alfil negro y dificulta la
defensa de las negras». 19. AxA
20. D2A P3C
1 0. A4T T1R 21. D2R C5A
11. A3D
(Ver diagrama 42)
Acerca de este movimiento, Ale­
khine dice : «Las blancas no te­
nían que haber perdido un tiem­ 22. A4R!
po en esta jugada, sino proseguir
P3TR, pues las negras no pueden Esta celada es muy hábil y
hacer otra cosa mejor que P x P. fina: si ahora 22. . . . , C X PC, las
blancas continuarán 23. D3A!,
Sin embargo, era difícil precisar
la utilidad o inutilidad del movi­ A x � 2� C x � A x � 2L P x A
y 26. C6A + y habrán obtenido
miento P3TR».
calidad. El gran maestro vienés
11. PxP ejecuta con precisión y seguridad
12. AxP P4CD esta fase de la partida.
13. A2T P4A
14. T1D 22. A2C

82
Diagrama núm. 42 Diagrama núm. 43

23. AxA DxA Aunque necesario, este movi­


24. TIA P4R miento es prematuro. Lo proce­
25. C3C P5R! dente era continuar primero 30.
C3AD!, P4A y, seguidamente, el
Con este movimiento se crea avance de ruptura P3A. En caso
un punto de apoyo en la casilla de 31 . P3A, Alekhine había calcu­
6D, al cual se dirigirá inmedia­ lado a oj o la posibilidad de en­
tamente el caballo negro. Ade­ tregar la torre a cambio del ca­
más, existe el peligro de 25. . . . , ballo blanco 4D; pero antes de
C x PC; sin embargo, las blancas decidirse, posiblemente advirtió
mantienen plenamente la capaci­ que saldría perdiendo; analicé­
dad defensiva de su posición. moslo: 31. P3A, T x C; 32. P x T,
A x P + ; 33. RIA, C5A; 34. D2D,
26. C4D TRID! D5A + ; 35. C2R, P6R; 36. P3CD!.
27. TRID C4R Por lo tanto, 30. C3A! era l a
28. C2T mejor continuación q u e tenían las
blancas. Sin ninguna duda, esta
¡Infeliz deseo de provocar cam­ jugada hubiera equilibrado el
bios para simplificar l a posición! j uego.
¡Cuántas buenas partidas se han A partir de ahora, Alekhine
malogrado así! realiza una combinación compleja
Si hubiesen proseguido 23. e interesante, y con ella decide
P3A!, hubieran tenido las blancas el resultado de la contienda.
muchas posibilidades.
30. T x C!
28. C6D 31. PxP
29. TxT DxT
30. P3A o bien 31. P x T, A x P + ; 32.
RIA, C5A; 33. D x P, D5A + ; 34.
( Ver diagrama 43) RIR, C x P + ; 35. R2D, A6R + .
Tampoco mejora l a situación 33.

83
D2D, pues sigue 33. . . . , D5A + ; comiendan proseguir 1 0. C3A ó
34. R1R, P6R!. 1 0. C4D y conceden a las blancas
unas perspectivas óptimas en los
31. C5A! dos casos.
32. PxC D5A!!
10. C4D A4A
Este golpe hunde inmediata­ 11. P3AD O-O
mente a las blancas. 12. P4AR

33. D xD Este movimiento da la iniciati­


va al contrincante. Las blancas
De ese modo, se precipita el hubieran tenido una posición pro­
mate. metedora, si hubiesen continuado
12. P3A, C4C; 1 3. R1T. Tras la
33. TxT+ jugada de la partida, Alekhine
34. D1A A5D + . adelantará los peones centrales y
con ello originará una serie de
La siguiente partida ofrece in­ peligros difíciles de conjurar.
terés por la combinación sencilla,
pero efectiva, con que Alekhine 12. D1R
puso término a la contienda. 13. A3R A3C
14. C2D A2C
lS. C2-3A T1D
Partida 1 7 16. D2A P4A
Apertura española 17. C3e PSA!

Torres Alekhine Aquí se ha aprovechado una po­


Exhibición, Sevilla, 1 922 sibilidad táctica, pues a 1 8. A x A
seguiría 1 8. . . . , P x C y se ataca­
1. P4R P4R ría la dama. La posición de los
2. C3AR C3AD peones negros es bastante amena­
3. A5C P3'fD zadora.
4. A4T C3A
5. O-O P3D 18. C3C-4D P4A
6. AxC+ 1 9. C2R D3A
20. TD1D P3T
Hoy día, este movimiento tam­
bién se practica alguna vez. En Este movimiento tiene por ob­
otro tiempo, teóricos de todo el jeto abrir la columna CR y ata­
mundo analizaron las numerosas car el punto 2C blanco ; pero no
ramificaciones de esta variante. llega a realizarse, porque Torres
brinda buena ocasión para efec­
6. PxA tuar una combinación inesperada
7. P4D CXP y muy sutil.
8. T1R P4AR
9. PxP P4D 21. T1AR R1T
22. R1T D3C
Se ha llegado a la posición crí­ 23. C2-1C D4T
tica. Los manuales de ajedrez re. 24. C3T

84
Diagrama núm. 44 En las primeras décadas de este
siglo, los ultramodernistas procla­
maron nuevos principios sobre la
importancia del centro ; su doctri­
na consistía en no ocuparlo con
los peones, sino atacarlo con las
piezas en los movimientos inicia­
les de la partida. De esta manera,
surgieron la apertura Reti, la de­
fensa india de rey, la Nimzovitch,
la defensa Grünfeld y otras, tan
populares en la actualidad.
Tal punto de vista acerca de
este problema no es, sin embar­
go, idea de Reti ni de Nimzovitch.
El gran ajedrecista ruso M. l. Chi­
gorin ya practicó el ataque de
piezas contra el centro, lo cual
Las blancas se han opuesto al prueba el sistema defensivo idea­
movimiento de ruptura P4C ; pero do por él y usado por las negras
el adversario les asestará el golpe en la presente partida.
por otro lado.
4. D4T
24. ... P5D!
25. PxP Alekhine tiene una buena idea :
entregar un peón, a fin de ejer­
Esta respuesta les causa inme­ cer fuerte presión en las diago­
diatamente la ruina, si bien cual­ nales y columnas del centro.
quier otra j ugada no ofreCÍa nada
positivo. 4. AXC
5. PR x A P3R
25. PxP
26. AxP AxA
En caso de 5. . . . , p X P; 6. A x P,
27. TxA TxT
D x P; 7. C3A y 8. A3R, las blan­
28. CxT DxC
cas hubieran desarrollado todas
29. PxD C7A +
sus piezas y el peón de menos
30. RlC C x P, mate.
quedaría suficientemente compen­
sado por la posición.

Partida 18 6. C3A A5C


Defensa Chigorin 7. P3TD A x C+
8. PxA CR2R
9. TICD TlCD
Alekhine Colle 1 0. PxP
Torneo de París, 1 925
Esta serie de movimientos se
1. P4D P4D produjo también en la partida j u­
2. P4AD C3AD gada entre estos dos contrincan­
3. C3AR A5C tes en el torneo de Baden Baden

85
y en el mismo año en que se jugó ventajosa continuación 18. .. .,
la presente, aunque en ella Ale­ C5C.
khine j ugó 1 0. A3D.
18. P4AD
10. DxP 19. P5A
11. A3D o-o
12. o-o D3D! Con la intención de dar más
movilidad a los alfiles.
Diagrama núm. 45
19. PR X P
20. AxP PxP
21. PxP C4-2R
22. A4CD!

Este movimiento supone una


valoración exacta de la posición
al estilo alekhiniano: viendo que
los caballos son más fuertes que
los alfiles, en este caso, no tuvo
dificultad en cambiarlos inmedia­
tamente.

22. D3AR
23. A x C2R DxA
24. T OC ) 1 A T4D

Colle ejecuta con precisión esta 24. . . . , P4C era mejor.


fase de la partida : su dama im­
pide que el alfil adversario se 25. A4R T2D
sitúe en la casilla 4AR y al pro­ 26. P5D D3A
pio tiempo ha dejado libre la 4D 27. T1R!
para colocar en ella uno de sus
caballos. La idea de este sutil movimien­
to se verá al final de la partida.
13. D2A C3C
14. P4AR C ( 3A ) 2R 27. T O C ) 1D
15. P3C TR1D 28. D6A D4C
16. T1D P3C
17. P4TD Colle no ve ningún peligro y,
en consecuencia, coopera inadver­
Esta imprecisión debilita seria­ tidamente con las intenciones de
mente el escaque 4C. Por ello, su contrincante. La continuación
Alekhine recomienda proseguir buena era 28 . . . . , D5D.
17. A2C y 18. P4A.
29. AxC PT x A?
1 7. C4D!
18. A2D ( Ver diagrama 46)

A 18. P4A hubiese seguido la Esto es un error que facilita a

86
Diagrama núm. 46 la dama negra ha cerrado la sa­
lida de su rey por la casilla 4C.

3 0. TxD
31. T8R + R2T
32. T8A TlD
33. T8R x T.

El negro abandonó.
Alekhine fue un maestro InI­
gualable en los ataques directos
al rey, aunque su extraordinaria
maestría la alcanzó durante el pe­
ríodo de preparación para la con­
quista del título mundial.
Formuló muchos principios so­
bre l a táctica y la estrategia. El
lector podrá analizar uno de ellos
las blancas dar un golpe combi­ en los comentarios de la siguien­
nativo decisivo. te partida; estos principios son de
Como a 29. . . . , D x A hubiera utilidad y provecho en las par­
seguido 30. D X T, no quedaba otro tidas de ataque al rey y consti­
recurso que j ugar 29. . . . , PA x A. tuyen una guía para gobernarse
En tal caso, la lucha hubiera po­ en tales situaciones.
dido continuar de la siguiente ma­
nera :
1 ) 30. D6R + , T2A; 31 . T8A, Partida 19
T x T; 32. D x TlA + , TIA, y las Defensa india de dama
blancas podrían elegir entre las
continuaciones 33. T8R, D3A; 34. Alekhine Bogoljubow
T x T + , D x T; 35. D6A, con un Torneo de Triberg, 1 92 1
final de damas ventaj oso, y 33.
D6R + , RlT; 34. P6D, D7D; 35. 1. P4D C3AR
T2R, D8A + ; 36. R2C, D3A + ; 37. 2. C3AR P3R
R3T. 3. P4A P3CD
2 ) 30. . . . , RlA; 31. T4A, T2R; 4. P3CR A2C
32. T4A + , RlR; 33. D8C + , R2D; 5. A2C P4A
34. T x T + , D x T; 35. D x PT. Las 6. PxP
negras podrían defenderse prosi­
guiendo 31. . . . , T2AR; las blancas Hoy día, el dudoso mOVImIen­
tendrían ventaja más que sufi­ to 5. . . . , P4A se refuta mediante
ciente después de 32. T4-4R!, RlC; 6. P5D, P X P; 7. C4T.
33. T4AR, TI-lAR; 34. P6D.
El desenlace de la partida va a 6. AxP
producirse en seguida.
Esta respuesta es del todo de­
30. D x T! safortunada. Prosiguiendo 6.
P x P y llevando así otro peón al
Este sacrificio es válido porque centro, las negras hubiesen podi-

87
do mirar con optimismo el por­ Diagrama núm. 47
venir. Ahora, su adversario les
tomará demasiada ventaja de de­
sarrollo.

7. o-o o-o
8. C3A P4D

Se intenta solucionar los pro­


blemas de la apertura, cambian­
do este peón con el 4A blanco.
Mas tal intento se desvanecerá,
por cuanto Alekhine va a ejecu­
tar unos cuantos movimientos
enérgicos para hacerse con la ini­
ciativa.

9. C4D! AxC
1 0. DxA C3A efecto, y trazados siempre con
11. D4T PxP muchas jugadas de antelación.
12. T1D! Van precedidos de un juego tác­
tico más o menos complejo, en
Jugada muy fuerte. ¿Adónde el centro y en el flanco de dama,
debe retirarse la dama negra? En cuyo objeto es apartar las piezas
el caso de 12. . . . , D2R; 1 3. A5C, adversarias del sector principal
P3TR; 14. A x C, D x A; 1 5. D x D, de la lucha y asestar luego un
P x D; 16. T7D, las blancas po­ golpe inesperado ( con el alfil en
drían entregar una torre por dos todos los casos ) ; golpe que aca­
piezas menores. rrea comúnmente entregas de ma­
terial y no ofrece al adversario
12. D1A ninguna posibilidad de contrarré­
13. A5C C4D plica.
14. CxC PxC »Estos ataques pertenecen a un
1 5. T x P! C5C plan común, aunque varían según
el carácter de la partida y son,
( Ver diagrama 47) a mi modo de ver, muy signifi­
cativos e importantes para juz­
16. A4R! gar el estilo del jugador o, por
lo menos, de la evolución del
« Esto resuelve la contienda, mismo.»
como se podrá deducir de las va­ Este razonamiento es sumamen­
riantes que se citan seguidamen­ te instructivo. Pero ¿ cuál ha sido
te. El lector debe reparar en la el destino de este método? ¿Han
identidad de esta partida con sabido sus sucesores aprovechar­
otras -dice Alekhine, refiriéndo­ lo en la práctica? ¡Naturalmente!
se a la número 20 y a la 26-. La El ataque súbito e inesperado es
particularidad de estas partidas el principio a que se ajusta el
estriba en lo inesperado de los juego de los ajedrecistas prácti­
ataques llevados rápidamente a cos. Verdad es que esta particu-

88
laridad artística de Alekhine es Partida 20
propia y privativa de su perso­ Gambito de dama
nalidad; no obstante, el método
de preparar encubiertamente un Alekhine Sterk
ataque por sorpresa tiene asimis­ Torneo de Budapest, 1 92 1
mo valor en el perfeccionamien­
to de todo ajedrecista. 1. P4D P4D
2. C3AR C3AR
16. '" P4A 3. P4A P3R
Cualquier otro movimiento 4. C3A CD2D
tampoco mejora l a situación. Véa­ 5. P3R A3D
se:
1) 1 6. . . . , P3C; 17. A6A, C x T Este erróneo movimiento da lu­
( había peligro de 1 8. D6T ó 1 8. gar a una también errónea res­
D x P + y 19. T4T + ) ; 18. A x C, puesta, por más extraño que pa­
P4TR; 1 9. A3AD, DID; 20. D4D, rezca. Comúnmente se prosigue 5.
Y el mate es inevitable. . . . , A2R.
2) 16. . . . , P3TR; 1 '7. A x P, P4A
( ó 17 . . . . , C x T ; 1 8. D5C, P3C; 6. C5CD
1 9. A x C, D4AR; 20. D x D, p x D ;
2 1 . A x A, o bien 17 . . . . , P X A; 1 8. El ataque de este caballo care­
T5C + ! ) ; 18. D5C, T2A ( las ne­ ce de sentido. Continuando opor­
gras pierden si continúan 18 . . . . , tunamente 6. P5A, A2R; '7. P4CD,
D2A ; 1 9. A x PC, D x A ; 20. D x D, las blancas podían haber ejercido
R x D ; 2 1 . T7D + ) ; 1 9. T x P, una estimable presión en el flan­
A x A; 20. T x T, R x T; 21. co de dama y privado a las ne­
D X P +, R3R; 22. TID!, y las blan­ gras de todo contrajuego en el
cas continúan atacando y ganan. centro.

1 7. A x P! TxA 6. A2R
18. T8D + DxT 7. D2A P3A
1 9. AxD 8. C3A O-O
9. A3D PxP
El negro continuó oponiendo 1 0. AxP P4A!
resistencia.

1 9. TIAD Las negras pretenden mej orar


20. TID T2AR su posición, por medio de 11. . . . ,
21. D4C C6D C3C ; 12. A3D, P X P; 13. P x P,
TxA A2D. Esto fuerza a las blancas a
22. PxC
23. PxP ,TI-lAR cambiar su peón D por el 4A ad­
24. P4A T2R versario, lo que equilibra total­
25. R2A P3TR mente el j uego.
26. TIR AlA
2'7. D3A T2-2AR 11. PxP AxP
28. D5D P4CR 12. O-O P3CD
29. T'7R PxP 13. P4R
30. P x P.
Alekhine n o teme arriesgarse
Las negras abandonaron. en complicar la posición, con ob-

89
jeto de corregir el error come­ Con la intención acertada de
tido en el sexto movimiento. responder a 17 . . . . , C4A con 1 8.
T x A, A x P; 19. A x C, A x A; 20.
13. ... A2C D3R, P X A; 21. P4CD, A3C; 22.
14. A5CR P x C, P X P ; 23. T x P y el avan­
ce P2TR-4T-5T y de compensarse
No conviene proseguir 14. P5R, la pérdida del peón con un ata­
C5C! ; 15. C5CR, P3C; 16. C x PR, que amenazador.
D5T; 1 7. P3TR, D6C, porque las
negras ganan. 17. . . . CxP

14. DI A! Este movimiento ocasionará la


15. D2R ASC! pérdida de la partida. Las negras
tenían que haber jugado la va­
Diagrama núm. 48 riante indicada en el comentario
sobre la j ugada anterior, indepen­
dientemente de si fuese buena o
mala.

18. AxC AxA


19. DxA C4A
20. D2R! A4T
21. TIC D3T
22. T4A C5T

Diagrama núm. 49

Ahora, el peón 4R parece inde­


fendible; adelantarlo redundaría
sólo en beneficio de las negras,
pues sacan ventaja en los casos
siguientes: 16. P5R, C5C y 1 6.
TD1A, A X C; 1 7. A3D!, C4A; 18.
T x A, A x P; 19. A x C, A x A.
Alekhine está llevando a cabo
un j uego táctico y tenso por am­
bas partes en el flanco de dama,
mientras prepara el golpe defini­
tivo contra el rey, de acuerdo Podría parecer que las negras
con sus principios sobre el ata­ has sorteado las dificultades, con
que inesperado. su último movimiento, pues a 23.
P4CD seguiría 23. . . . , C6A. Sin
16. A3D AxC embargo, Alekhine realiza un mo­
17. TRIAD! vimiento, estudiado con anteriori-

90
dad, que resuelve inmediatamen­ 26. TxC D6D
te la lucha a favor de las blan­ 27. TIAR D4A
cas. 28. D4A D7A
29. D6T.
23. A6A
y las negras se rindieron.
Resulta que la dama blanca
está al acecho : a 23. . . . , P x A
responden las blancas con 24. Partida 21
T4C + y se comen la dama del Gambito de dama
contrario. Por otra parte, existía
el peligro de 24. T4CR, D x D; 25. Alekhine Rubinstein
T x P + , RlT; 26. T3C, mate. La Torneo de Carlsbad, 1 923
respuesta 23. . . . , P4T tampoco ali­
via la situación de las negras, 1. P4D P4D
pues sigue 24. T4CR!, D x D; 25. 2. P4AD P3R
T x P + , RIT; 26. C5C y no se 3. C3AR C3AR
puede evitar el mate. 4. C3A A2R
Acaso sea algo mejor 23. . . . , 5. A5C C ( 1 C ) 2D
P3T, aunque el simple movimien­ 6. P3R o-o
to 24. C5R daría lugar a una se­ 7. TIA P3A
rie de nuevos peligros, que las 8. D2A P3TD
negras no podrían conjurar. 9. P4TD

23. TRIAD! En los años veinte, esta varian­


24. D5R! te del gambito de dama tuvo bue­
na aceptación y estuvo sometida
El golpe definivo, preparado de a un análisis minucioso. Sobre
antemano por las blancas. Antes todo, se trató de valorar los mo­
de llevarlo a efecto, Alekhine vimientos P3TR y P3TD de las
calculó las siguientes variantes: blancas y de las negras. La dis­
1 ) 24 . . . . , D x T; 25. D5CR, cusión se centró sobre la lucha
R1A; 26. D x P + , R1R; 27. D8C + , por un tiempo: ¿debían .. las ne­
R2D; 28. C5R + , R2A; 29. D x P + gras tomar inmediatamente el
y 30. C x D, tras lo cual las blan­ peón 4A y efectuar los cambios
cas ganan fácilmente. «liberadores» propuestos por Ca­
2) 24 • T x T; 25. D5CR.
. . .• pablanca (o sea C4D y, tras el
T5CR; 26. D x T. P3C; 27. D x C. cambio de alfiles en el escaque
3) 24. . . . . P x A; 25. T4C + , y 2R, C x C y P4R) o diferir la cap­
se da mate en dos jugadas. tura del citado peón para cuando
el alfil blanco se situase en la
24. T4A casilla 3D y, de esa manera, ga­
25. D3C! nar un tiempo? En la actualidad,
los teóricos ya no se preocupan
Lo más justo y sencillo. pues de este problema ; más bien prac­
se quedan con ventaja de una tican la defensa india y la sici­
pieza. liana que gozan de gran popu­
laridad.
25. P3C El movimiento de Alekhine ( 9 .

91
P4TD) también suscitó discusio­ 15. D x PAR
nes y tuvo bastantes partidarios, 1 6. C4R!
porque es enérgico y entorpece el
desarrollo de las piezas negras en Aprovechando la circunstancia
el flanco de la dama. de que el contrincante aún no ha
desarrollado todas sus piezas, Ale­
9. TIR khine inicia un ataque en el flan­
10. A3D PxP co de rey. A este fin, hace uso
11. AxP C4D del procedimiento justificado por
12. A4A! las leyes y reglas del ajedrez; a
saber: la entrega de un peón.
Esta jugada caracteriza el con­
cepto alekhiniano del centro: des­ 16. CxP
baratar la estructura de los peo­
La captura de este peón ocasio­
nes propios con tal de incluir uno
nará serias dificultades a las ne­
de ellos en la lucha por el pun­
gras. Era mejor 16 . , A x P; 1 7.
. . .
to 5R.
C4-5C, ClA!; de ese modo, la po­
sición podía sostenerse perfecta­
12. CxA
mente.
13. PxC P4AD
17. CxC AxC
Tanto durante el juego como 18. A3D P3CD
.
en el análisis, Alekhine alternó 19. AxP+ RlT
acertadamente la estrategia con
la táctica. Muchas de sus defi­ Las negras han cometido un
niciones y criterios continúan sir­ serio error; la posición del rey
viendo de guía en este laberinto negro en la casilla 1 T ofrece a
de las posibilidades tácticas y es­ las blancas importantes posibili­
tratégicas. Su comentario sobre la dades tácticas. Mejor hubiera sido
última j ugada de Rubinstein de­ haberse retirado a lA.
fine los problemas referentes a
la posición : «Este movimiento, 20. A4R T2T
contrario al precepto general de
Diagrama núm. 50
que no conviene ofrec er nuevas
líneas de desarrollo al contrincan­
te si ya ha desarrollado sus pie­
zas, se debe a la necesidad de
eliminar el obstáculo que repre­
senta el peón 4A blanco.»

14. PxP D2A


1 5. O-O!

Esta continuación es más fuer­


te que 1 5. P3C, pues las negras
tendrían una posición óptima des­
pués de 15 • , D3A; 16. A2R,
. . .

P4R!.

92
La posición de la torre en 2T ni 24 . . . . , D2R. Veámoslo: a 24.
es desacertada. Urgía haber con­ . . . , RIC sigue 25. A6A, T2A; 26.
tinuado con 20 •, TICD, aun­
. . . T ( 1AR) 1D, D2R; 27. D3D!, y las
que el j uego hubiera podido to­ n�gras pierden la calidad, y a
mar este rumbo: 24. . . . , D2R sigue 25. C5R!, T3D;
1 ) 21 . P3CR, D3D; 22. TRID, 26. A6C!, y las blancas ganan.
D2R; 23. C5R, D2A; 24. D3A, P4T;
25. C6A, T2C; 26. D3AR Y la terri­ 24. C5C! T ( IR) 1D
ble amenaza 27. D5T + •

2) 21. P3CR, D3A; 22. P4CD, Diagrama núm. 51


A3D ( si no, las blancas ganarían
en seguida con 23. 07 A) ; 23.
T ( 1AR ) 1D, D2R (a 2 3 . . . . , T I O
procedería 2 4 . T x A, T X T ; 25.
07 A) ; 24. A6A, TID ; 25. T4D,
P3C; 26. D2D, R2C; 27. TID, y las
blancas ganarían.
En la última de estas varian­
tes, propuestas por Alekhine, se
puede reforzar el juego de las ne­
gras, es decir, podrían defender­
se mejor continuando 25.
RI C!, en vez de 25. . . . , P3C.
Por lo tanto, la j ugada 20.
TICD mantenía las esperanzas de
salvación de las negras; en cam­
bio, ahora perderán irremediable­
mente.
El último movimiento de las
21 . P4CD! negras facilita la ejecución del
golpe táctico proyectado por Ale­
A partir de aquí, todos los mo­ khine; de otro modo, tampoco po­
vimientos serán forzados. La se­ drían defenderse satisfactoria­
rie de jugadas atacantes origina­ mente.
rán respuestas igualmente forza­
das ; por eso mismo, la combina­ 25. A6C!
ción será también de la misma
naturaleza. Con esta j ugada se gana un
tiempo para trasladar la dama al
21. AlA escaque 7TR, lo cual no puede
22. D6A T2-2D impedirse con 25. . . . , A2C por la
23. P3C! DIC respuesta 26. D4A. La profundi­
dad de la combinación, trazada
¿Se podía retirar la dama a por Alekhine, puede verse en la
otra casilla? En caso de 23. . . . , variante 25. . . . , P X A; 26. D4R,
D3D, las blancas ganarían conti­ A x P ; 27. D4T + , RIC; 28. D7T + ,
nuando 24. D4A! ( había peligro RIA; 29. D8T + , R2R; 30. D x P + ,
de 25. A6A, T2A; 26. 04T + Y 27. RIR; 31. D8C + , AlA; 32.
A x T ) , Y no serviría 24. . .. , RIC D x PC + , R2R; 33. D x P, mate.

93
25. D4R enérgicos y consigue una venta­
ja posicional decisiva.
El negro opta por entregar la
calidad ; pero esto le llevará igual­ 6. PxP C5e
mente a la derrota. 7. C3AR!

26. C xP+ TxC y no 7. P4A?, A4AD; 8. C3TR,


27. AxT D4AR D5T + , ya que las negras tendrían
28. T ( 1AR) 1D! TxT+ un dominio absoluto y decisivo.
29. TxT DxA
30. DxA R2T 7. C3AD
31. D x PT D6AR 8. A5CR! A2R
32. D3D + . 9. AxA DxA
1 0. C3A C3A x P
Las negras abandonaron. 11. CxC DxC
Esta otra partida de Alekhine
es un clásico ejemplo de ataque Esto es un grave error, debido
de piezas; hace más de cuarenta posiblemente a que Marshall no
años que se j ugó, y es de desta­ se dio cuenta de la flexible ma­
car, sobre todo, su última parte. niobra de la dama. De otra suer­
te, hubiese tomado con el caba­
llo. Véase: 11 . . . . , C x C ; 12. A2R,
Partida 22 O-O; 13. P4A, C5C: 14. A x C,
Gambito de dama D5T + ; 1 5. P3C, D x A; 16. D X D,
A x D; 1 7. R2A, T (1T) 1D; 18.
Alekhine Marshall P3TR, tras lo cual las blancas
Torneo de Baden Baden, 1 92 5 tendrían un final mejor, si bien
la lucha no haría más que empe­
1. P4D P4D zar. Ahora, el avance de los peo­
2. P4AD C3AR nes blancos será incontenible.

Es dudoso que a Marshall le 12. P3TR C 3A


conviniese ensayar esta dudosa
Diagrama núm. 52
variante jugando precisamente
con un estratega de la talla de
Alekhine. Las blancas pueden
ahora formar un poderoso cen­
tro de peones, cuya defensa re­
querirá poco esfuerzo.

3. PxP CxP
4. P4R C3AR
5. A3D P4R

He ahí la sorpresa que prepa­


ró Marshall para este encuentro,
aunque le servirá de bien poco,
porque Alekhine ejecuta una se­
rie de movimientos precisos y

94
13. D2D! 19. P4CR, y el avance de los peo­
nes hubiera sido irrechazable.
En dos movimientos cortos, la
dama blanca se habrá situado en 19. P5A D2R
el escaque 3R, donde impedirá el 20. D5C C4D
enroque largo del rey negro, fa­ 21. P6A DIA
cilitará el suyo propio y consoli­
dará la estructura de peones del Diagrama núm. 53
ala de rey que, apoyados por su
dama, emprenderán una ofensiva
concluyente.

13. A2D
14. D3R! A3A

Mal j ugado ; situando la dama


en el escaque 4TD, Marshall hu­
biese podido efectuar el enroque
largo y, así, librar al rey de su
triste destino. Después de 14 . . . . ,
D4TD!; 15. 0-0-0, las negras po­
drían continuar 15 . . , 0-0-0; en
. .

caso de que las blancas j ugasen


15. A4A, para inmovilizar el rey
en el centro, la entrega del peón
2A les ofrecería un juego óptimo. La veloz carrera del peón AR
Véase: 15. , 0-0-0; 16. A x P,
. . .
ha puesto a las negras en situa­
T ( 1T ) 1A y 17. C x P. ción de mate. Alekhine remata
la lucha con gran energía y pre­
cisión.
15. 0-0-0 o-o
22. A4A!
En esta posición era igualmen­
te posible enrocarse largo, jugan­ Este movimiento tiene por ob­
do previamente 15. . . . , D4TD. jeto echar el caballo negro de su
Tras esta omisión, el rey sucum­ posición y apuntar a la impor­
birá en pocos movimientos. tante casilla 2AR.

16. P4A D3R 22. CxC


23. TxT TxT
Ya no conviene j ugar 16. . . . , 24. P x P!
D4TD, debido a 17. P5R, C4D; 1 8.
C x C, A x C; 1 9. A x P + , R x A; Esta captura intermedia es lo
20. D3D + y 21. D x A. fundamental del plan para des­
truir el enroque de las negras,
17. P5R T ( 1A) IR que no pueden tomar este peón
1 8. T ( 1T) 1R T (1T ) 1D sin dejar indefensa su torre; si
juegan 24. . . . , DIR, las blancas
A 18 . . . . , C2D hubiese seguido pueden ganar así : 25. A x P + ,

95
R x A; 26. TIA + , R3R; 27. T6A + , ataques, aunque su rico legado
R4D; 28. T8A. aj edrecista ofrece un sinfín de
otros ejemplos. Al igual que mu­
24. CxP+ chos maestros que se distinguie­
25. RIC! ron por su estilo de ataque, Ale­
khine supo organizar sistemática­
Otra sutileza: a las negras no mente cualquier ofensiva, movili­
se les puede dar ningún respiro. zando y concentrando lentamente
como 25. A x C?, D4A + . las fuerzas hasta que la superio­
ridad y actividad de todas las pie­
25. DIR zas atacantes le permitían romper
26. P6R! el frente.
Veamos uno de estos ejemplos
Es más contundente que 26. sacado de una de las partidas que
AxP+. j ugó durante el período de inten­
sa preparación para luchar por el
26. A5R + título mundial.
27. RIT!

Alekhine j uega con suma pre­ Partida 23


cisión. De haber continuado 27. Gambito de dama
T x A, T8D + ; 28. R2A, D5T + ; 29.
P3C, C5C + , hubiese sido muy di­ Alekhine Asztalos
fícil ganar esta partida. Torneo de Kecskemet, 1 927

27. P4AR 1. C3AR P4D


2. P4AD P3R
O bien 27. P X P; 28. A x P, 3. P4D C3AR
D x A; 29. D x T + , R x P; 30. 4. A5C P3TR
D4D + , y las blancas también ga­ 5. AxC DxA
narían el alfil. 6. C3A P3A
7. D3C!
28. P7R + T4D
29. D6A Esta variante se estudió y puso
en práctica en los torneos de la
Esto es lo más exacto. tercera década. Las blancas ocu­
pan una considerable parte de es­
29. D2A pacio y se aseguran al propio
30. P8R = D + . tiempo el dominio del centro. Es­
tas ventaj as son más importantes
y mate en dos jugadas. que las que puedan las negras
En los comentéU"ios referentes a sacar de su parej a de alfiles.
la partida jugada con Bogolju­
bow, Alekhine habla de sus ata­ 7. C2D
ques planeados con antelación y 8. P4R P x PR
ejecutados inesperadamente allí 9. CxP D5A
donde el contrincante no se lo es­ 10. A3D A2R
pera. Sus partidas contienen mu­
chos ejemplos de esta suerte de En toda lucha ajedrecista, pa-

96
sividad es sinónimo de ruina, y Hay que cambiar sin pérdida
el centro representa siempre un de tiempo este peligroso caballo
papel importantísimo. En esta blanco.
partida tiene un valor incalcula­
ble. Las negras tenían que haber 24. CxC TxC
j ugado 10. . . . , P4R, para dar li­ 25. C3D
bertad de movimiento a sus alfi­
les, que estarán ahora condena­ Este caballo pasará a ocupar la
dos a una pasividad total. casilla 5R, que su cOlega ha de­
j ado vacante.
11. O-O O-o
12. TR1R T1D 25. T1D
13. TD1D D2A 26. C5R AlA
14. C3C CIA 27. P4T!

A 14. . . . , P4AD puede seguir, Las piezas blancas están situa­


por ejemplo, 15. P5D. das perfectamente y preparadas
para acorralar a las negras en
15. D3A P4TD un extremo del tablero. Asztalos
16. P3TD P5T lleva intención de j ugar 27 . . . . ,
1 7. C5R D4T P3C y 28. . . . , P4T, con objeto de
18. DIA A2D desenredar el ovillo que forman
19. P5A! sus piezas; pero Alekhine se lo
impide enérgicamente: a 27 . . . . ,
Las piezas negras están some­ P3C seguiría 28. P5T, P4C; 29.
tidas a fuert� presión. Alekhine P4A!, y las blancas ejercerían in­
se dispone a efectuar la manio­ flujo decisivo en la posición.
bra C5R-4A-6D, en cuya última
casilla el caballo será invulnera­ 27. T3-1T
ble. Y Asztalos trata de impedir­ 28. A1C !
lo, para lo cual tendrá que debi­
litar su estructura de peones. La amenaza d e l a s blancas es
clara: quieren situar la dama en
19. P4CD el escaque 2A y responder a 28.
20. A4R D2A . . . , P3C con 29. P5T. Desde lue­
21. D3A A1R go, esto no conviene a las negras;
22. C2R! por ello, intentan hacer frente a
la presión del adversario.
Alekhine manifiesta suma maes­
tría en la lucha por la posición : 28. P4T
un caballo blanco se ha afianzado 29. D3AR P3C
en la posición central y otro se 30. P4CR
dispone a emprender la marcha
2R-IA-2T-4C, de donde apoyará ( Ver diagrama 54)
la acción ofensiva de su bando.
Alekhine ha ido acumulando
22. T3T lenta y metódicamente todos los
23. CIA C2D detalles favorables a su posición:
domina mucho espacio y tiene

97
Diagrama núm. 54 33. PxP
34. PxP D4T
35. D4R D2A
36. D4A T ( 1TnC
37. P5T

Así se vence otro de los obs­


táculos que interceptan el paso
hacia la posición del rey negro.

37. PxP
38. R1T T2C
39. T1CR D2R

Diagrama núm. 55

un excelente desarrollo de pie­


zas ; por otra parte, ha logrado
debilitar sensiblemente la posi­
ción de los peones enemigos en
los dos flancos, y particularmen­
te el de rey. A partir de aquí
empezará a demoler sistemática­
mente el dispositivo defensivo del
monarca negro.

30. PxP
31. DxP A2C
32. A2T!

Alekhine se ha dado perfecta Las blancas controlan totalmen­


cuenta de que su alfil tiene mu­ te la columna CR; la sana estra­
chas posibilidades en la diagonal tegia en concentrar sistemática­
2TD-8CR, pues al imprudente mo­ mente sus piezas ofrece a Ale­
vimiento 32. . . . , D2R seguiría 33. khine ocasión para llevar a efecto
C x PC ! , P x C; 34. T x P, y la lu­ un ataque decisivo en el flanco
cha quedaría resuelta. de rey. Ha llegado la hora de
transformar su ventaja posicio­
32. P5C nal, y para ello no vacilará en
33. A4A! hacer entrega de material.

Con el fin de que el contrin­ 40. TxA+! RxT


cante no tenga ninguna posibili­ 41. T1C + R2T
dad. La torre negra podría in­ 42. C x P2A!
quietar a las blancas, después de
33. P x P, P6T; 34. P x P, T x P. y las negras se rindieron en el
momento más interesante de la

98
partida. Después de 42. . . . • D X C; 5. o-o C2D
43. A3D +. D3C. podría parecer 6. P4A Cl-3A
que las blancas ganaban prosi­ 7. D2A
guiendo 44. A x D, A x A; 45.
T x A. R x T; 46. D4R + . R2C; 47. Kmoch estima acertadamente
D5R + . por cuanto las negras que el cambio de al files no le
pierden una torre. En realidad, favorece porque el peón 3R se
después de 46. . . . • R3T!. no se ve colocaría en la casilla 4A y pre­
la manera de que las blancas pue­ sionaría sobre su escaque 4R; por
dan tomar dicha torre. ello, espera que sean l a s negras
Es posible que Alekhine tuvie­ l as que se decidan o retiren su
se la intención de responder a 43. alfi l a la casilla 3C .
. . .• D3C con 44. D5C!!, atacando
simultáneamente la dama, el peón 7. AxA
4T y la torre ID. En tal caso, las 8. DxA C5R
negras no podrían hacer más que 9. C ( 3A) 2D C2-3A
44. . . . • D x A ( 44. . .. , T2CR; 45. 1 0. C3AD
D x P + o 45. A X D + , A x A ; 4 6 .
D x T ) , y l a s blancas ganarían; Alekhine comenta : «Después de
veámoslo: 45. D8C + , R3T; 46. 1 0. C x C, C x C; 11. P3A, C3A; 12.
D8T + !, D2T (46 . . . . , T2T ; 47. P4R, P x PA; 13. D x P, D3C; 14.
D8A + ) ; 47. D8A + , D2C ( 4 7 . . . . , C3A, T1D; 15. T1D. A2R y 16 . . . . ,
T2 C ; 48. D4A + ) ; 48. T x D, T x T; O-O, el centro de las blancas hu­
49. D6A + Y 50. D x T8D. biese necesitado un apoyo cons­
Veamos otro ejemplo de cómo tante».
Alekhine llevó a cabo el ataque
por medio de una ingeniosa com­ 1 0. C x C2D
binación, cuya principal variante 11. AxC A2R
lleva oculto un inesperado y bello 12. P4R P x PR
golpe táctico. 1 3. CXP O-O
14. A3A D2A
1 5. TD1D TD1D
Partida 24 1 6. T2D
Gambito de dama
Kmoch ha j ugado muy bien la ·
Kmoch Alekhine primera fase de la partida y tie­
Torneo de Kecskemet, 1 92 7 ne una posición óptima. Pero a
partir de su último movimiento
1. P4D P4D va perdiendo el hilo de su acer­
2. C3AR P3AD tado p lan de juego y a la postre
3. P3R A4A cederá la iniciativa al contrincan­
te. Lo procedente era reforzar su
Las blancas pretendían practi­ posición central, es decir, antici­
car el sistema Colle, en el cual parse a los posibles movimientos
el alfil 3D j uega el papel prin­ de ruptura P4A y P4R, median­
cipal; pero Alekhine se anticipa a te el enérgico avance 16. P4A! y
esta intención. la posibilidad de proseguir P5AR;
además, impedía el ataque de la
4. A3D P3R dama negra a la casilla 4AR.

99
Con precisión y energía envi­ 24. DxP D xP
diables, Alekhine aprovecha este 25. D x PA P4R!
error de su contrincante y se hace 26. D2R PxP
pronto con la iniciativa. 27. T3D

16. D5A Las blancas se compensan la


17. C x C+ AxC pérdida de un peón con el blo­
18. TI-ID T2D queo del centro ; pero resulta que
19. D3C D4A la intención de Alekhine es total­
20. P4A mente distinta.

El objeto de esta j ugada es de­ 27. P x A!


fensivo y no estratégico ; de esta 28. TxT TxT
manera se evita que las negras 29. TxT
hagan el contundente movimien­
to A4C, pero el centro de las Una vez más, el contrincante
blancas se ha debilitado y las ne­ no ofrece a Alekhine ocasión para
gras podrán ya lanzarse al ata­ lucir el contenido de su idea com­
que. binatoria: el mejor procedimien­
to defensivo era seguir 29. D8R + ,
20. TI-ID R2T; 30. D x T, a lo que Alekhine
21. D3R P4TR! hubiese respondido con 30. . . . ,
D5R!!.
Esto se hace comúnmente para
bloquear la posición del contra­ Diagrama núm. 56
r io: a 22. P3TR seguiría 22. . . . ,
P5T!.

22. P4CD

Grave error estratégico, por


cuanto la respuesta de las negras
debilitará sensiblemente las casi­
llas centrales blancas. Kmoch te­
nía que haber maniobrado con
más precaución para prevenir
cualquier peligro táctico.

22. P4CD!
23. D3A

Ni la captura del peón en ni
el avance P5A pueden aliviar la La posición de las blancas es
situación; por ello, Kmoch trata desesperada, a pesar de la apa­
de provocar complicaciones tácti­ rente abundancia de posibilidades
cas .a fin de encontrar, de ese defensivas. Alekhine tuvo en
modo, alguna posibilidad. cuenta esta circunstancia al efec­
tuar la combinación con entrega
23. PxP de la calidad. Existe el peligro

1 00
de 31. . . . , P7A y 32
• D6R + .
. . ., tégicas de importan cia. En cali­
El j aque continuo tampoco es po­ dad de estratega, j ugó muchas
sible para las blancas ; véase: 31. partidas que sorprendieron por la
D x PA, P7A; 32. D x PT + , RIC. profundidad de sus planes, la
precisión de sus objetivos y la
29. A5D + extraordinaria lógica de sus com­
30. RIT binaciones. En muchos casos, sus
principios sobre la estrategia des­
Pierden igualmente si prosi­ tacaron notablemente por encima
guen 30. T x A, D x T + ; 31. R1A, de los grandes ajedrecistas que
.
D5A + ; 32. RIR, D x PC . le precedieron, y fueron adopta­
dos por quienes le sucedieron.
30. DSAD + . Casi todo lo que Alekhine des­
cubrió en el terreno de la estra­
y las blancas se rindieron. tegia y sus logros prácticos perte­
Todo ajedrecista importante nece al período de preparación
aporta su grano de arena al pro­ para el encuentro con Capablan­
greso del ajedrez. Unos introdu­ ca.
cen variantes y sistemas en la Al mismo tiempo que sorpren­
apertura, de suerte que algunas día con su destreza en dirigir
llevan el nombre de su autor; ataques combinatorios, creció y
otros descubren nuevas leyes tác­ se formó como estratega.
ticas y estratégicas en la lucha En la siguiente partida vemos
aj edrecista y las formulan, y unos cómo realiza con una precisión y
terceros asombran con su extra­ lógica dignas de encomio el plan
ordinaria técnica al mundo del estratégico de asediar al adver­
ajedrez. sario en los dos flancos.
La historia de este arte seña­
la a pensadores ajedrecistas que
investigaron el aspecto psicológi­ Partida 25
co de la lucha ; estudiaron los es­ Gambito de dama
tados anímicos de los grandes
maestros con ocasión de una vic­ Alekhine O. Chajes
toria o una derrota, los compa­ Torneo de Carlsbad, 1 92 3
raron y deduj eron de ahí propo­
siciones útiles e importantes para 1. P4D C3AR
e l ajedrecista práctico. 2. P4AD P3R
A nuestro entender, el mérito 3. C3AR P4D
de Alejandro Alekhine consiste 4. C3A CD2D
en haber alcanzado todos los as­ 5. A5C A2R
pectos de la maestría en ajedrez; 6. P3R o-o
es importante el número de mo­ 7. TIA P3A
vimientos, variantes y sistemas S. D2A P3TD
que descubrió ; ofreció un sinfín 9. P3TD TIR
de bellos y extarordinarios fina­ 1 0. P3T
les de partida a la afición e in­
vestigó muchas leyes de la psico­ Ya hemos hablado y continua­
logía aplicada a la lucha. Tam­ remos haciéndolo acerca de las
bién formuló varias leyes estra- estructuras de apertura semejan-

101
tes a la que se ha producido en 1 7. P3CR T2T
esta partida. En esta posición se 18. CID! A2CR
suele emplear el plan de «libera­ 19. C3R P4A
ción» (P X P Y C4D de las ne­
gras ) , propuesto por Capablanca, Para impedir que el caballo 3R
o el «fianchetto» ampliado (P X P pase a la casilla 4C y desde ella
Y P4CD también de las negras) . amenace saltar a 6T, para dar j a­
Chaj es emplea un desarrollo bas­ que cuando se haya efectuado
tante aceptable que ocasiona el PT x P y PT x P.
bloqueo de los peones y da al jue­
go un carácter cerrado y lento. 20. D2R • P5T?

10. P4C Diagrama núm. 57


11. P5A

La captura del peón 4D negro


hubiese definido el plan de las
negras; a saber: colocar l os ca­
ballos en las casillas 5R y 5AD.
El movimiento que practica Ale­
khine tiene carácter táctico : con
el P3TR se anticipó a la manio­
bra 11 . . . . , P4R; 12. P X PR, C5C !,
que liberaba a las negras de la
presión ejercida por su contrin­
cante y les ofrecía buen j uego.

11. C4T
12. A4AR!

De otra suerte, no se podría ¡ Menuda sorpresa! Alekhine se


evitar el avance P4R de las ne­ proponía estructurar de nuevo la
gras. posición de sus piezas en muchos
movimientos, para lo cual conta­
12. CxA ba con provocar el avance P5T y
1 3. PxC P4TD debilitar así la posición de Cha­
14. A3D P3C j es ; pero éste lo ha hecho volun­
15. P4TR! tariamente.
Mientras ese peón se encontra­
Nos encontramos ante uno de se en la casilla 4T, las negras te­
aquellos casos en que la táctica nían posibilidades de avivar la
sirve a los problemas estratégi­ lucha en el flanco de dama, con
cos. Como no se puede j ugar 15. el fin de distraer las piezas blan­
. . . , P4T por 16. A x PCR, las ne­ cas del flanco de rey. Ahora pue­
gras han de permitir que se abra de Alekhine operar en este flan­
una columna mediante P5T. co, pues no corre peligro ni en el
de dama ni en el centro ; además
15. A3A de esto, la presencia de la diago­
16. P5T CIA nal de casillas negras lR-5TD le

1 02
ofrece ocasión para fomentar el Diagrama núm. 58
peligro en esta parte del tablero
y, por lo mismo, obligar al con­
trincante a mantenerla vigilada.
Por tanto, lo primero .que han ·
de hacer las blancas es atacar al
peón 2T negro y, de ese modo,
abrir la columna TR. Y l o se­
gundo hostigar por los flancos y
en el centro, simultaneando el
ataque en dicha columna, amena­
zando al mismo tiempo penetrar
con el rey en el dispositivo ad­
versario por el punto 5TD ( ya en
la fase final ) o saltar con el ca­
ballo a través del punto 4CD.

21. C2A!
do a una posición, en la que la
Este caballo se dirige momen­ dama, el alfil y las torres negras
táneamente al escaque 4CD en carecen de libertad de acción.
vez de 4CR. »Sin embargo, el problema no
está ni mucho menos resuelto,
21 . T2-2R pues las dos torres dobladas y la
22. R1A A3A dama en la columna TR no re­
23. C5R AxC portan ninguna ventaja.
24. DxA D2A »El complejo plan de j uego que
25. D6A! T2A se proponen llevar a cabo las
26. D4T! D2R blancas, con las variantes condi­
cionadas a la respuesta del ad­
Esto es un grave error. Tras versario, puede resumirse en tres
26 . . . . , T2C, l as negras se reser­ partes :
vaban la posibilidad de tomar con »Primera : trasladar el rey al
el peón en su casilla 3C. Tal error centro, de donde amenazará con
ofrece a Alekhine oportunidad irrumpir a través del escaque
para debilitar el peón 2 T negro. 5TD en el campo adversario, des­
pués del cambio de torres y dama
27. P x P! CxP en la columna TR. Esto acarrea­
28. D5T D3A rá inevitablemente el traslado del
29. A2R T2CR rey negro al otro flanco, para
30. D3A C1A defender los puntos 3R y 3AD.
31. D3R T1-2R »Segunda : obligar a las piezas
32. C4C A2D negras a abandonar el flanco de
33. A5T! rey para lo cual es necesario pro­
vocar amenazas tácticas, bien al
( Ver diagrama 58) rey, bien a los peones ( en los mo­
vimientos trigésimo nono y cua­
Sobre su último movimiento, dragésimo primero ) . La amenaza
Alekhine comenta : «Se ha llega- de tomar con el caballo el punto

1 03
5R permitirá obligar al rey negro 46. R2D T2R
a permanecer en la casilla 2D y 47. C3D C2D
dificultará aún más la acción con­
j unta de las piez� negras; tanto Diagrama núm. 59
más cuanto que la falta de espa­
cio les resta movilidad.
y tercera: por último, doblar
las �rres en la línea TR, con el
fin de poder penetrar en la reta­
guardia enemiga cuando se hayan
cambiado las damas y los alfiles
y las piezas negras estén alejadas
del flanco de rey.
»Como se verá en el trascur­
so de la partida, el blanco hubo
de efectuar veintiocho movimien­
tos para llevar a término este
p lan estratégico.»

33. C3C
34. C3D

Hay que ser precavido en toda Se diría que las negras se han
posición cerrada: la continuación defendido con precisión y que las
34. R2R hubiese acarreado difi­ piezas blancas no pueden abrir
cultades, después de 34 . . . . , P4R!. brecha. En posiciones así, el cam­
bio de una pieza pueda. ser la so­
34. AIR lución del problema. Y en la que
35. R2R RIA nos ocupa basta quitar el alfil
36. R2D T2CD 3C del tablero, para que las blan­
cas tomen el peón 2T y penetren
Como los acontecimientos van con sus piezas mayores en la re­
a desarrollarse en el flanco de taguardia del contrincante.
rey, los dos reyes buscan refugio A la luz de lo dicho no es di­
en el de dama. fícil hallar el siguiente movimien­
to, eficaz en grado sumo.
37. A3A R2R
38. TR1R CIA 48. A5T!
39. C4C R1D
La abertura de esta brecha ha
Había peligro de que ocurriese sido posible en cuanto las negras
40. A x P!. han retirado algunas piezas al
flanco de dama, para evitar la
40. R3D TR2R ruptura por los escaques 4C y 5T
41. D2D! T2T adversarios y para dominar el 4R
42. TITR TR2AD propio.
43. T2T A3C
44. D3R R1A 48. TIT
45. TI-1TR R2C 49. AxA PxA

1 04
Si se hubiese tomado con la A las blancas se les ofrece ines­
dama, hubiera trasladado el blan­ peradamente ocasión de mate.
co la suya a la columna TR, y
el ataque al peón 2T o · la ruptura 61. TlT
a través de la sexta horizontal 62. C6D T OR)1C
habría resuelto la contienda.
Diagrama núm. 60
50. T7T TI-IR
51. C5R! CIA

De esta manera, se cede la im­


portante casilla 5R al caballo
blanco; pero las negras perdían
el peón 3C después de 51. . . . ,
C x C; 52. PA x C !, DlA; 53. D5C.

52. T8T!

¡Curiosa sutileza! Dos jugadas


antes, Alekhine había propuesto
el cambio de torres; mas, ahora,
lo rehúye. ¿ Por qué? Porque la
situación ha cambiado, de modo
que el objetivo principal de las
blancas es el cambio de damas. 63. TlT! C2D
64. TlTD!
52. T2C
53. C3A TlCD y las negras abandonaron.
54. C5C T2R Alekhine, ingenioso e inventivo
55. D5R! táctico, aplicó el viejo principio
estratégico según el cual el ata­
Este cambio redundará en be­ que debe alternar del flanco al
neficio de las blancas, por cuan­ centro y viceversa.
to sus torres asestarán golpes En esta otra partida, la lucha
mortales al contrincante. empieza en el centro y pasa lue­
go a la posición del rey blanco.
55. DxD
56. PA x D RlT
57. T8C P5C Partida 26
Defensa india de dama
Se intenta desesperadamente
organizar contrajuego en un leja­ Rubinstein Alekhine
no sector del frente, ya que la Torneo de Semmering, 1 92 6
defensa pasiva no alivia la situa­
ción. 1. P4D C3AR
2. P4AD P3R
58. T ( 1T) 8T T2-1R 3. C3AR P3CD
59. PxP R2T 4. P3CR A2C
60. R3A R3T 5. A2C A5C +
61. C7A! 6. CD2D

l OS
Hace tiempo se sabe que esta Un segundo error que ocasio­
j ugada es desventaj osa, porque da nará la pérdida de la partida. Po­
a las negras oportunidad para dían haberse defendido prosi­
efectuar dos movimientos de peo­ guiendo 17. A4C, A x A2C; 18.
nes muy importantes: el P4A y R x A.
el P4D. Por tanto, es mejor pro­
seguir 6. A2D. 17. TxT
18. AxT
6. o-o
7. o-o P4D Diagrama núm. 61
8. P3TD A2R
9. P4CD P4A!

El aparentemente activo movi­


miento 9. P4CD no ha hecho más
que reforzar el contraataque del
negro, cuyas operaciones en el
centro, para destruir la estructu­
ra de peones adversarios, le da­
rán pronto la iniciativa.

10. PC x P PC x P
11. PD x P AxP
12. A2C CD2D
13. C5R CxC
14. AxC C5C!

.l:!:l negro ha dado principio a


unas operaciones con todas las
piezas vinculadas en su acción so­ 18. C x PA! !
bre el centro y el ataque con­
tra el flanco del rey blanco. Será El ataque de las negras empe­
difícil hallar una casilla conve­ zó en el centro y ha pasado al
niente a donde poder retirar el flanco. La entrega temporal de
alfil blanco , pues a 15. A2C pro­ este caballo permite a Alekhine
cede 15 . . . . , D3C!. situarse en una posición original,
donde su peón adelantado le ase­
15. A3AD TIC gura una ventaja decisiva.
16. TI C
19. RxC
Esto es un error serio. Tenían
que haber tomado el peón 4D ne­ Por si fuera poco , el rey blan­
gro, tras lo cual hubiesen tenido co tiene que salir de su posición.
muchas posibilidades. Ahora, este Otros movimientos defensivos son
peón será el principal particip an­ peores. Por ejempl o :
te en la tenaz lucha que se va a 1 ) 1 9 . T x C, P x A.
desencadenar. 2 ) 19. A5T, C x D; 20. A x D,
P6D + ; 21. P3R, C x P.
1L P5D! 3) 19. D1T, P x A; 20. C3C,
17. TxA C5C + ; 21. C x A, D5D + .

1 06
19. P x A+ Partida 27
20. P3R PxC Gambito de dama
21. R2R DIC
22. A3A TID Alekhine Rubinstein

Este peón negro es muy fuerte, Torneo de La Haya, 1 9 2 1


y el rey blanco va a ser objeti­
vo de ataque de las piezas ne­ 1. P4D · P4D
gras. Ni que decir tiene que el 2. C3AR P3R
blanco capituló al cabo de pocas 3. P4A P3TD
j ugadas.
Introducido por el gran maes­
23. DIC D3D tro J anowsky, el avance del peón
24. P4TD P4A TD tuvo mucha aceptación y
25. TID A5C aplauso con anterioridad a esta
26. D2A D4A partida. Pero Alekhine se opuso
27. R2A P4TD a esta jugada alegando que era
28. A2R P4C una simple pérdida de tiempo;
29. A3D P5A! sin embargo, refuta el citado mo­
vimiento con una serie de movi­
Diagrama núm. 62 mientos, hechos con una sola pie­
za, y con la prolongada marcha
del peón TR. Siendo así, ¿es ló­
gico su criterio? En efecto, por
cuanto no se refirió al cálculo me­
cánico del avance de las piezas,
sino al valor de la importancia
que tiene cada movimiento en
una posición dada.

4. P5A C3AD
5. A4A CR2R
6. C3A C3C
7. A3R!

Es curioso ver cómo parece ser


que las jugadas de Alekhine ca­
recen de lógica: pierde tiempos
¡Y las blancas agotaron el tiem­ en hacer movimientos de peón y
po en el instante más oportuno! en mover varias veces el alfil.
Alekhine indica una posible con­ Sin embargo, el lector puede com­
tinuación de la partida: 30. probar que el . gran maestro ruso
A x P + , RIT; 31. D4R, D x P + ; actúa con elevada lógica aj edre­
32. R2C, P6A + ; 33. R3T, D7R; 34. cista.
D6C, P5C + ; 35. R4T, A2R + ; 36.
RST, D x P y mate. 7. P3C
8. PxP PxP
9. P4TR!

107
«Es la única forma de poder cieron los excéntricos mOVlmlen­
reforzar los escaques negros pro­ tos 3. . . . , P3TD, 5 . . . . , CR2R y
pios y aumentar el número dis­ 6. . . . , C3C que, a la postre, les
ponible de ellos para que el alfil hubiesen dado una partida inme­
tenga más campo de acción» , co­ j orable, si el adversario no hu­
men ta Alekhine. biese reaccionado debidamente; a
saber: si hubiese jugado 7. P3R
9. A3D en vez de 7. A3R y 9. P3CR en
10. P5T C ( 3C ) 2R lugar de 9. P4TR.
11. P6T! P3C »Y en general adelanté mi peón
12. A5C o-o TR no por capricho, sino por ne­
"
13. A6A! cesidad, es decir, para evitar que
las negras tuvieran el dominio del
Diagrama núm. 63 centro.
»Pero tales experimentos, efec­
tuados en la apertura, no suelen
ir con mi temperamento ni con
mi estilo, como el lector podrá
convencerse fácilmente.»

1 3. P4CD
14. P3R A2D
15. A3D TIA
1 6. P4T!

Una vez finalizadas las opera­


ciones en el flanco de rey, Ale­
khine se dispuso a desarrollar el
juego en el de la dama. Y las
negras no pudieron hacer más
que esperar pasivamente el de­
Leamos lo que nuestro biogra­ sarrollo de los acontecimientos.
fiado comenta acerca de esta si­
tuación : «Al cabo de trece movi­ 1& P5C
mientos, en el gambito de dama 17. C2R
se ha producido una posición muy
poco frecuente. Las blancas han La marcha de este caballo es
movido cuatro veces el alfil y clara : 2R-IA-3C-5A.
tres el peón TR y, a pesar de
esto, han conseguido una ventaj a ( Ver diagrama 64)
casi decisiva.
»El original desarrollo de la 17. D3C
apertura de esta partida dio mu­ 18. C1A! T2A
cho que hablar acerca de una 19. C3C C4T
técnica "ultramoderna", de una 20. C5A!
escuela "neorromántica", y así su­
cesivamente. Pero todo esto es La táctica se ha puesto al ser­
realmente mucho más simple. vicio de la estrategia: las negras
»En la apertura, las negras hi- no pueden tomar este caballo; en

1 08
Diagrama núm. 64 27. D3A T4D
28. T1AD

Las blancas tendrán que poner


de manifiesto una destreza extra­
ordinaria para materializar su
i ventaj a material.

• 28.
29. D2R
D2A
P6A
30. PxP PxP
31. DxP T x PT
32. D3D A6T
33. T2A A1C
34. R2R! D3A
35. P3A P4A
36. T1CD D3D
37. D4A R2A
este caso l as blancas ganarían. 38. D8A D3T +
Véase: 20. . . . , A x C; 21. P X A,
D X P; 22. A4D, D3A; 23. C5R, No hay más remedio que pro­
D3D; 24. C4C. Sólo el cálculo mover este cambio, por cuanto
exacto de las posibilidades tácti­ no se puede admitir que la dama
cas hace posible que este caballo blanca se coloque en el escaque
permanezca en su avanzadilla. 8TR. Después del cambio, a las
blancas les será más fácil luchar
20. CSA contra la activa disposición de
21. AxC PxA las piezas negras.
22. CSR
39. DxD TxD
El salto de este caballo es lo 40. P4R P4C
único que a Alekhine se le puede 41. R3D R3C
reprochar en esta partida. La con­ 42. P5D!
tinuación 22. C4R! era más con­
tundente, pues con ella se crea­ El avance de este peón es muy
ban dos amenazas: 23. C x A y 24. oportuno; las negras no podrán
A5R ó 23. A 7C y 24. C6A, mate. impedir que uno de los peones
blancos avance por esta columna.
22. A x C5R
23. AxC A3D! 42. PxP+
43. PA x P PxP
¡La entrega de calidad ofrece 44. PxP T5T
a las negras ocasión para prolon­ 45. T1D! RxP
gar la resistencia, aunque inútil­ 46. P6D R4T
mente! 47. P7D 'l'lT
48. R4R T1D
24. AxT AxA 49. R5A RST
25. CxA TxC 50. T1T + R6C
26. P5T! D3A 51. T3T Y mate.

109
La partida que se ofrece segui­ Diagrama núm. 65
damente es un instructivo ejem­
plo de cómo se resuelven por el
procedimiento estratégico los pro­
blemas que plantea la posición.
Alekhine la j ugó con el repre­
sentante de la «nueva» escuela,
llamada así a principios de si­
glo. Tarrasch profesaba la obser­
vancia ortodoxa de las reglas y
los cánones.

Partida 28
Apertura italiana

Tarrasch Alekhine
Torneo de Baden Baden, 1 92 5
miento original y lógico para lle­
1. P4R P4R varlo a efecto está reservado a
2. e3AR e3AD unos cuantos. La siguiente juga­
3. A4A A4A da de Alekhine es una de las más
4. P3A A3e profundas que hizo en toda su
5. P4D D2R vida ajedrecista y al propio tiem­
6. O-O e3A! po una de las más singulares que
registra la historia del ajedrez.
Las negras no se han opuesto a
que su contrincante formase un 11. DID!!
centro de peones, fuerte a prime­
ra vista; pero esto no quiere de­ La dama negra ha vuelto al es­
cir que hayan tratado a la ligera caque ID, del cual salió pocas j u­
la solución de los problemas del gadas antes; por eso, le ponemos
centro, pues sus piezas y peones dos signos de admiración. Real­
están situados de modo que pue­ mente es uno de los fenómenos
den atacar perfectamente el cen­ más raros.
tro y debilitarlo, e incluso des­ {( ¡Es la jugada más difícil de

truirlo. esta partida ! » , comenta Alekhine,


y la distingue con dos signos de
7. TIR P3D admiración ; de este modo resal­
8. P4TD P3TD ta todavía más. Las negras fuer­
9. P3T O-O zan al contrincante a definir la
1 0. A5eR P3T excelente posición de su alfil 4A,
11. A3R pues por un lado se amenaza, me­
diata o inmediatamente, provocar
( Ver diagrama 65) un cambio en la casilla 4D con­
traria y proseguir luego P4D y,
Es ya bien sabido que el ata­ por otro, responder al lógico mo­
que al centro ha de realizarse con vimiento 12. eD2D con 12. . . . ,
peones; pero hallar un procedi- e x PR; 13. e x e, P4D; en los dos

1 10
casos se mejora el j uego de las 1 7. P4A
negras. Por último, este movi­ 18. C4-3C D2A
miento de la dama tiene la ven­ 19. A4AR
taj a de ceder a la torre de rey
la columna central. AL decir de Alekhine, la conti­
nuación 19. P x P, C x P; 20. C4A,
12. A3D TIR C x C ; 21. A x C, C x A; 22. T x C,
13. CD2D A2T! T x T; 23. P x T mejoraba la si­
tuación de las blancas, si bien las
Este alfil se retira previniendo negras lograban una ventaja con­
el salto amenazador del caballo siderable después de 23. . . . , D2R.
desde la casilla 4A.
19. C6A +
14. D2A 20. CxC DxA
21. P x P?
Fiel a sus principios, Tarrasch
conserva el centro de peones has­ Con este error es inevitable la
ta el punto de no j ugar el movi­ pérdida de la partida. Lo más
miento P5D, que sería lo lógico apropiado para seguir oponiendo
en esta posición. Alekhine valora resistencia era continuar 21. P5R,
concretamente las circunstancias A4A; 22. D2D, D x D; 23. T x D,
y destruye con unos cuantos mo­ C5R; 24. T2-lD, TDID.
vimientos el bien formado centro
de peones blancos. Diagrama núm. 66

14. PxP
15. CxP

Hay que tomar con el caballo ;


si se toma de peón, hubiera se­
guido 15 . . . . , C5CD.

15. C4R
16. AlA P4D!

Las negras han terminado con


el centro de las blancas; ahora,
sus piezas tendrán más libertad
de movimientos y pasarán deci­
didamente al contraataque.

17. TDID
21. A4A
No era conveniente proseguir 22. A3D
17. P4AR, C3C; 18. P5R, C4T, por­
que las negras ganaban un peón. A 22. D2D seguía 22. . . . , D x P;
Alekhine también tuvo en cuen­ 23. CIA, A7A; 24. T x T + , T x T;
ta esta circunstancia. 25. TIR, C5R; 26. D4A, P5A; 27.
C4D, A x C; 28. P x A, D5C!, y las

111
negras hubiesen sacado una ven­ promover inmediatamente decisi­
taj a considerable. Sin embargo, vos ataques es actualmente uno
tampoco es mejor el movimiento de los métodos fundamentales de
ejecutado por Tarrasch. lucha. Sobre todo, se emplea en
ciertas aperturas, donde muchos
22. AxP análisis teóricos de algunas va­
23. PxA DxC riantes se asientan en la rapidez
24. T x T+ y sorpresa del ataque. Para citar
un ejemplo señalamos la entrega
Con ello no se logra más que de un alfil en la casilla 5CD de
incluir la torre negra en el ata­ las blancas en la variante Rauser
que, tras lo cual el desenlace se de la defensa siciliana o el céle­
producirá en pocas jugadas. bre ataque contra el punto 3R de
las negras por medio de A4AD,
24. TxT C3A-4D y P4AR-P5A en la va­
25. AlA T4R riante Sozin del mismo sistema
26. P4A T5C + de defensa.
27. R2T C5C +
28. PxC T x PC.
Partida 29
y las blancas se rindieron. Defensa india moderna
Esta otra partida, curiosa en
extremo, terminó de un modo Alekhine Marshall
sorprendente; en ella triunfó la Torneo de Nueva York, 1 92 7
sana estrategia de Alekhine,
quien se valió de combinaciones 1. P4D C3AR
decisivas para organizar un ata­ 2. P4AD P3R
que en el centro y en el flanco 3. C3AR C5R
de rey.
Se sabe que es necesario pro­ Este ataque es prematuro y pro­
mover inmediatamente ataques blemático; por otra parte, merece
con las piezas cuando el contrin­ atención el procedimiento que si­
cante se ha quedado retrasado en gue Alekhine para su refutación.
el desarrollo. Esto le forzará a re­
chazar las amenazas del atacante 4. CR-2D! A5C
con lo que se verá imposibilitado 5. D2A P4D
de un j uego de desarrollo ; ade­ 6. C3AD P4AR
más, este retraso irá agudizándo­ 7. C2 x C PA x C
se hasta causar la pérdida de la 8. A4A O-O
partida. 9. P3R P3A
Este principio estratégico no es
nuevo, pues Alekhine lo aplicó La simple aritmética muestra
frecuentemente en sus partidas; que las blancas han jugado con
muchas de ellas son un ejemplo tres piezas y las negras con dos;
de cómo el adversario pierde por además, las negras tendrán que
haberse retrasado en el desarro­ cambiar su alfil de casillas ne­
llo. El lector verá uno de dichos gras o retirarlo. La superioridad
ejemplos. Queda por decir que sa­ de las blancas en el desarrollo
ber aprovechar este retraso para es evidente; por ello, Alekhine

1 12
sostendrá el ataque en el centro Marshall todavía no se ha dado
iniciándolo con el movimiento de cuenta del peligro que corre. La
ruptura P3A. continuación 14 . . . . , P x PAR; 1 5.
T x P, C3A le ofrecía la oportuni­
10. A2R C2D dad de parar momentáneamente
el ataque de las blancas y ter­
Marshall ya ha perdido varios minar su propio desarrollo. Ahora
tiempos y continuará perdiendo se abrirá el j uego en el centro,
más : la posiciÓn del alfil 4AR es y las blancas irrumpirán en el
peligrosa en extremo; por eso, era campo adversario.
necesario haberlo cambiado, me­
diante 10 . . . . , A3D. Lo cambia, en 15. PAR x P T x T+
efecto, pero un poco más tarde. 16. TxT P4R

A2R En caso contrario, las negras


11. P3TD
A4C sucumbirán a causa de su misma
12. O-O
pasividad. La partida va a tomar
un carácter muy original.
Diagrama núm. 67

17. D2Dl

Acertar con esta hábil j ugada


y apreciar sus consecuencias re­
quirió una inventiva como la de
Alekhine, que entrega una pieza,
después de haber calculado que
sus peones pueden, con el apoyo
del material restante, asestar el
golpe definitivo.

17. ... P4A

Marshall le sale a su contrin­


cante al paso : de seguir 17 . . . . ,
D3C; 18. P5A, D4T; 19. PR x P,
PR x P; 20. P4CD, P x C; 21 . D5Cl,
D2A, las blancas ganarían con 22.
1 3. P3A P6Dl.

La debilitación del negro se 18. P x PRl P5D


debe a que la torre y el alfil se 19. D4A! PxC
hallan todavía en su posición ini­
cial , mientras las piezas blancas Con proseguir 19. . . . , D2R, no
están situadas activamente y em­ se hubiese mejorado la situación,
piezan el ataque en el centro, lo porque hubiera seguido 20. C5D,
cual les dará pronto sustanciosa D x P; 21 . D x D, C x D; 22. C7R +
ventaj a. y mate a la próxima.

1 3. AxA 20. D7A + R1T


14. PxA TxP 21. P x P!

1 13
Diagrama núm. 68 del peón 5R es una seria ame­
naza.

23. P4T

o bien 23. D x P; 24. A7A,


y se da pronto mate.

24. P6R P3CR

La continuación 24. . . . • C3A;


25. A7A, D2T; 26. T x C, P x T; 27.
D8A + causa igualmente la de­
rrota.

25. PxC AxP


26. T7A.

Esta original posición es con­ Las negras abandonaron.


secuencia de la valoración exacta
'hecha por Alekhine. Situadas en Esta partida fue galardonada
su posición inicial, tres piezas ne­ con el premio de belleza.
gras no pueden colaborar a la de­
fensa del rey. Siguiendo el prin­
cipio sobre el ataque, formulado Alekhine realizó un trabaj o es­
por nosotros anteriormente, Ale­ timable en la comprobación teó­
khine no olvida en ningún ins­ rica y práctica de aquellas posi­
tante el cálculo concreto de todas ciones en que se entrega un peón
las variantes posibles. Y así, no a cambio de la iniciativa. Es no­
tuvo inconveniente en jugar 21. toriamente sabido cuán difícil es
P x P al convencerse de que 21. valorar con precisión semejantes
P6R no le reportaba ninguna ven­ entregas, porque las ventajas que
taj a, debido a 21 . . . . , C3A; 22. se pueden sacar de ellas son míni­
P7R. DIC; 23. T x C. A5C ! ; 24. mas y su cálculo exacto requiere
D x D + . R x D; 25. T6D, TIR, y calar a fondo las peculiaridades
las negras hubiesen podido de­ de la posición.
fender su maltrecha posición, con­ Las dos siguientes partidas re­
tando con la posibilidad de P7 A. velan la maestría de Alekhine en
La variante citada se debe a Ale­ ejecutar tales entregas. Se juga­
khine. ron mientras se preparaba para
el enfrentamiento con Capablan­
21. DIC ca. Más adelante, el ' lector podrá
22. D7R P3TR ver esta suerte de entregas en
23. A5T! las partidas pertenecientes a las
etapas posteriores de su activi­
Las negras no pueden mover dad aj edrecista.
ninguna pieza, pues a 23. . . . , R2T
sigue 24. A7 A, DIA; 25. A6C + ,
al mismo tiempo que el avance

1 14
Partida 30 centro amenazador e inaccesible ;
Gambito Blumenfeld además, cuentan con la columna
abierta AR y con las principales
Tarrasch Alekhine diagonales l TD-8TR Y ICD-7TR,
con los dos alfiles enfilados con­
Torneo de Pistyan, 1 92 2 tra la posición del rey enemigo.
La falta de un peón se compensa
1. P4D C3AR suficientemente con las condici�
2. C3AR P3R nes favorables antedichas ; condi­
3. P4A P4A ciones que Alekhine aprovecha
4. P5D P4CD con acierto.

Este gambito se debe a B. Blu­ '7. P3R A3D


menfeld, destacado maestro y pe­ 8. C3A o-o
rito ajedrecista soviético. Las ne­ 9. A2R A2C
gras entregan un peón a fin de 1 0. P3CD C ( 1 C ) 2D
formar un poderoso centro de 11. A2C D2R
peones. Esta partida impresionó 12. O-O T ( 1T) 1D
de tal modo, que muchos rehusa­
ron posteriormente aceptar ese Alekhine ha ultimado el desa­
peón. rrollo y se dispone a sembrar la
confusión en las filas enemigas,
5. P x PR mediante el rápido avance P4R
y P5R.
Actualmente se prefiere j ugar
5. C3A. 13. D2A P4R
14. T ( 1A) 1R
5. PA x P
6. PxP P4D Como todo buen conocedor del
ajedrez, Tarrasch se defiende ma­
Diagrama núm. 69 gistralmente; esto hace que la
partida sea todavía más intere­
sante. El caballo 3AR ocupará la
casilla l AR, para defender 2TR ;
e l caballo d e 3AD saltará a I D y
se encargará de defender la ca­
silla 2AR.

14 . . . . P5R
15. C2D C4R
16. CID C3-5C
1 '7. A x C CxA
1 8. CIA

(Ver diagrama 70)

Todo parece indicar que las


blancas han logrado una posición
Las negras han formado un estable y segura; pero Alekhine

115
Diagrama núm. 70 mar el peón 5D negro; de lo con­
trario, tendrían que rendirse ine­
vitablemente : 22. P x P, P6R! ; 23.
C x P, C X C; 24. P x C, D6C.

22. AlA P6D


23. D4A + RlT
24. A2C

Diagrama núm. 71

encuentra un punto débil en el


flanco de rey del adversario.

18. ... D4C!

El ala de rey del blanco tiene


dos puntos bien defendidos y uno
débil. Las negras se proponen ata­
car la casilla 2CR, donde se pro­
ducirá la catástrofe. El procedi­
miento de ataque es simple: el 24• . . . C6C +
caballo negro se trasladará a 5TR
a través de 3T y 4A. Este golpe es decisivo, por cuan­
to el peón no puede tomar el ca­
19. P3TR! ballo, ni podrá tomarlo.

Tarrasch reorganiza de nuevo 25. RlC A4D


las fuerzas que defienden el en­ 26. D4T C'7R +
roque: el rey se situará en la 27. R1T T2A
casilla 1 T, con objeto de que la 28. D6T P4T!
torre ocupe l C.
Con este movimiento, las ne­
19. C3T gras privan al caballo blanco de
20. RlT C4A la casilla 4C y prepar'an el golpe
21. C2T P5D! definitivo.

Resulta que la manibra del ca­ 29. P6C C6C +


ballo tiene asimismo otra finali­ 30. RlC PxP
dad : las negras realizan una im­ 31. DxP P7D
portante ruptura de peones en el 32. TIA CxT
centro. Las blancas no deben to- 33. CxC A3R!

1 16
El motivo de este movimiento Partida 31
se apoya en que las blancas no Defensa Nimzovitch
pueden evitar la pérdida de su
peón 3T ; por otra parte, existe A1ekhine Znosko-Borovski
el peligro de 34. . . . , T6A!. En Torneo de Birmingham, 1 926
caso de 34. D6A, Alekhine tenía
preparada la variante 34 . . . . , T6A; 1. P4D C3AR
35. D x PR, A4D; 36. D4TD, 2. P4AD P3R
D x P + ; 37. R x D, T6C + ; 38. 3. C3AD A5C
R2T, T7C + ; 39. RlT, T7T + ; 40. 4. A5e
RlC, T8T, mate.
Este enérgico ataque del alfil
34. RlT A x PT! estuvo considerado como una de
35. PxA T6A las mejores continuaciones de
36. C3C P5T esta defensa, ideada por el pres­
37. A6A DxA tigioso teórico Nimzovitch; luego,
38. CxP T x P+ dejó de practicarse. En la actua­
lidad, se ha actualizado nueva­
y las blancas se rindieron. mente al haber fracasado los in­
tentos de refutación mediante los
Esta partida también fue galar­ movimientos 4. D3C, 4. D2A y 4.
donada con el premio de belleza. P3R. Spassky, ex campeón del
mundo, practica con frecuencia la
Nuestro biografiado hubo de re­ jugada 4. A5C.
solver muchos problemas, y prin­
cipalmente uno de los más difí­ 4. P3TR
ciles e importantes, con el fin de 5. .A x C
salir vencedor del encuentro con
Capablanca, quien se distinguió Este cambio significa renunciar
por su elevada técnica basada en a todo intento de ventaj a que pu­
un profundo conocimiento intui­ diera lograrse en la apertura. En
tivo de la posición. Por ello, se las partidas de los torneos actua­
propuso superarle pronto en la les, las blancas cifran sus espe­
técnica de los finales y de las po­ ranzas en la retirada de este al­
siciones simples. Su ilusión en ser fil a la casilla 4TR.
campeón del mundo le obligó a
dedicar mucho tiempo y muchos 5. DxA
esfuerzos al estudio de finales;
los resultados de estos estudios Hubiese sido mej or tomar an­
pueden observarse en varias par­ tes el caballo 3A; de ese modo,
tidas pertenecientes al período se debilitaba la estructura de los
comprendido entre los años 1 9 2 1 peones blancos, lo que facilitaría
y 1 927, Y no perdió ocasión en a las negras activar su juego en
comprobar y medir sus posibilida­ el flanco de dama y dificultaría,
des al respecto en los torneos. al mismo tiempo, a las blancas
En este libro se ofrecen algu­ para efectuar cualquier ataque
nas de las partidas que mej or re­ contra la posición del rey adver­
velan su alta maestría en la fase sario, debido a la ausencia de
última de la lucha ajedrecista. dos piezas menores.

1 17
6. TIA P3CD tras días. Verdad es que algunos
7. C3A A2C buenos jugadores han optado por
8. P3R O-O el extremo opuesto; esto es: sim­
9. A2R P3D plifican la posición y se confor­
1 0. O-O A x CD man con el anhelado medio pun­
to sin preocuparles el aspecto ar­
No hay otra alternativa, pues tístico del ajedrez. A pesar de
este alfil se encontraría en una todo, este consejo de Alekhine si­
situación delicada ante el peligro­ gue siendo válido, sobre todo para
so salto del caballo. Es fácil com­ los ajedrecistas temperamentales
prender por qué las blancas to­ y agresivos y para aquellos que
man con torre. consideran el cambio de piezas
como la «pérdida» total de las
11. TxA C2D esperanzas por la victoria.
12. C2D! A estos ajedrecistas «violen­
tos», Alekhine les enseña: ¡Apre­
Sobre este particular, Alekhi­ ciad los finales, apreciad todo lo
ne comenta: «La intención de bello y sutil que ofrece la ma­
esta j ugada es cambiar los alfi­ niobra, profunda y llena de ocul­
les y debilitar aún más los peo­ ta belleza en esta última fase de
nes negros del flanco de dama. la partida!
Contra esto nada podrán hacer
las negras. Desde luego, no se 12. P4R
puede afirmar que este plan ase­ 1 3. A3A AxA
gure a las blancas una superio­ 14. CxA P5R
ridad decisiva; pero sí un j uego 1 5. C2D D2R
activo y con posibilidades de ga­ 1 6. D4T P4AR
nar y la ventaja de imponer al 17. D6A C3A
contrincante la difícil tarea de 18. P4CD!
luchar por unas tablas.
»Creo que todo ajedrecista tie­ Como la ofensiva de las blan­
ne el deber de aprovechar tales cas en el flanco de dama parece
posibilidades y de intentar ganar ser muy peligrosa, Znosko-Bo­
la partida sin temer las simplifi­ rovski se apresura a cambiar y
caciories. El j uego basado en com­ simplificar la posición. Se ha lle­
plicar la posición es una medida gado a la fase última de la par­
extrema, a la cual se debe recu­ tida y no parece que las negras
rrir sólo cuando no es posible corran ningún peligro; sin embar­
trazar un plan claro y lógico. En go, procedía continuar 1 8.
el caso que nos ocupa, las blan­ TRID.
cas se encuentran en semejante
situación; por ello, han de inten­ 1 8. P4TD
tar materializar su ventaj a, aun 19. T3T! D2D
cuando esto sea tarea nada fácil.» 20. DxD CxD
Este consejo práctiCo e impor­ 21 . PxP TxP
tante se basa en el perspicaz co­ 22. TxT PxT
nocimiento de la estrategia y la 23. TlCD TICD
psicología de la lucha ajedrecis­ 24. T x T+ CxT
ta, y tiene aún vigencia en nues-

1 18
Diagrama núm. 72 cuada y, por tanto, debe refutar­
se. Aquí procedía 25. . . . , R2A; 26.
R2R, R2R; 27. RID, R2D, y las
blancas no hubieran sacado nin­
gún provecho, si hubiesen conti­
nuado acercando el rey al P4TD;
por ejemplo : 28. R2A, R3A; 29.
R3C, R3C; 30. R4T, C2D; 31. C3C,
R3T, y sería erróneo proseguir
32. C X P?, por cuanto seguiría 32.
. . . , C3C + ; 33. R4C, P4A + .
»Aparte de esto, las blancas dis­
ponían de tres continuaciones ga­
nadoras: 28. C3C con lo que se
obligaba a jugar P5T debilitan­
do todavía más este peón, 28. P3A
y 28. P4C.»

Valoremos ahora la posición. 26. R2R C3C


¿ En qué consiste la superioridad 27. RID P5T
de las blancas? Basta un somero
examen para deducir que su po­ Este peón va acercándose al rey
sición es mej or, debido a que los blanco, con lo cual va perdiendo
peones del contrario están dema­ su fortaleza. Znosko-Borovski su­
siado adelantados ; s0bre todo, el pone ingenuamente que las blan­
4 T Y el 5R. Si retrocediesen a la cas le permitirán la j ugada 28 . . . . ,
casilla 2T y a la 3R, respectiva­ P4A, con la que automáticamente
mente, la posición quedaría equi­ se cerraría el juego en el flanco
librada. de dama y se lograrían tablas,
Aquí es necesario aplicar el pero Alekhine lo refuta, y gana
método que se sigue para aprove­ fácilmente el peón 4T.
char mej or las condiciones favo­
rables que ofrece la posición: las 28. P5D!
b l ancas tienen que alternar las
operaciones de ruptura P4C y Con esta jugada el peón de
P3A con el ataque del rey al peón torre cae irremisiblemente. Las
4TD. Supongamos que el rey negras, en consecuencia, intentan
blanco se propone alcanzar la ca­ repararse de esta pérdida atacan­
silla 4TD, entonces el rey negro do los peones blancos del flanco
tendrá que defender su peón 4 T de rey.
desde 3C y consiguientemente de­
j aría indefenso su flanco. Este 28. C2D
plan es el que Alekhine lleva a 29. R2A C4R
efecto. 30. R3A C5C
31. R4C C x PA
25. RIA C2D 32. RxP P5A

Acerca de este movimiento, Ale­ La continuación 32. . . . , R2A;


khine dice: «Esta idea es inade- 33. RSC, R2R; 34. R6A, RID

1 19
aumentaba la capacidad defensi­ Partida 32
va de las negras, aunque las blan­
cas forzaban la victoria, prosi­ Alekhine Yates
guiendo 35. P5A!. Veámoslo: 35. Torneo de Londres, 1 922
. . . , P X P; 36. C4A!, C5C; 37. P3TR,
C3A; 38. P4TD o 35. . . . , C5C; 36. Diagrama núm. 73
P x P, P X P; 37. R x P, C x PR, y
las negras no podrían detener el
avance de los peones 4 T Y 5D.

33. PxP P6R


34. C3A C6D
35. R5C!

¡En efecto, el peón libre TD es


más valioso que el caballo!

35. ... P4C

y también 35. . . . , P7R; 36.


P4TD, P8R = D ; 37. C x D, C x C;
38. P5T, y la marcha de este peón
sería incontenible.

36. PxP PxP Las blancas se han apoderado


37. P4TD P7R de la columna abierta AD, lo que
38. P3T! les facilitará irrumpir en la sép­
tima horizontal. Pero antes Ale­
Con ello se evita la casual po­ khine mueve su caballo.
sibilidad de que ganen las ne­
gras, después de 38. P5T, P5C!. 21. C5R!

38. C4A El lector notará fácilmente la


39. P5T C6C diferencia que existe entre el al­
40. CIR C5D + fil y el caballo en esta posición.
41. R4T. El alfil, tan amenazador en
otras ocasiones, está ahora arrin­
Las negras abandonaron. conado en un extremo del tablero
y su actividad es nula en la dia­
Alekhine aprovecha con gran gonal 3T-8A; por otra parte, sus
acierto la potencia de su caballo propios peones le impiden ácudir
en el siguiente final. al flanco de su rey, donde se de­
sarrollarán los acontecimientos.
El caballo blanco, por el contra­
rio, está situado en la importan­
te casilla SR, desde donde domi­
na todo el tablero y donde no es
accesible a las torres adversarias.
Por este motivo, la posición de

120
las blancas dará sus frutos en las 31. A8A
próximas j ugadas. 32. P3C A3T
33. T7AR R2T
21 • . . . TR1C 34. T6-7A TICK
35. C7D! RIT
Las negras no podían jugar 21. 36. C6A TIAR
. . . , TD1A provocando el cambio
de torres, puesto que perdían un Diagrama núm. 74
peón después de 22. T x T, T x T;
23. T x T + , A x T; 24. C6A.

22. P3A!

Para dar paso al rey que va a


intervenir en la lucha.

22. P6C
23. P3TD P3T
24. R2A R2T
25. P4T!

Este peón también se incluye


en el ataque.

25. T1AR
26. R3C TR1C 37. T x P!

Las negras no pueden hacer Esta jugada ha sido la idea fun­


nada positivo. damental de todo el movimiento

combinativo de las blancas.


27. T7A A4C
28. Tl-5A! 37. TxC
38. &SR!
Con ello se pretende doblar las
torres en séptima mediante 29. El rey blanco ha logrado su ob­
T7R, T1R; 30. T7AR, tras lo cual jetivo. Las negras pierden la torre
ya no es posible atacar la torre 3A al no poder retirarla, pues en­
7AR. contrarían el mate en dos juga­
das ; lo mismo ocurriría si j uga­
28. A3T sen 38. . . . , TI-lAR, para defen­
29. T5-6A T1R derla.
30. RolA R1C Veamos otro ej emplo de la
31. P5T! maestría de Alekhine en los fina­
les, interesante tanto por el pro­
Se ha llegado a una posición fundo conocimiento de la posición
bella y decisiva, en la que el rey como por el cálculo exacto de las
blanco representará el papel prin­ variantes.
cipal.

121
Partida 3 3 Las blancas se ven forzadas al
Defensa francesa cambio de damas, pues la dama
negra podría organizar un ataque
Alekhine Tartakower fuerte, con el apoyo del alfil y
Torneo de Viena, 1 922 de la torre en la columna abier­
ta AD.
1. P4R P3R
2. P4D P4D 11. l} x D +
3. C3AD C3AR 12. CxD C3T
4. A5CR PxP CxP
1 3. P3AD
5. AxC 14. C3C! CxC

En la tercera década, esta con­ Era mejor situar el caballo en


tinuación se presentó alguna vez la casilla 5T, a fin de impedir la
para suavizar las asperezas de la abertura de esta importante co­
apertura. En la actualidad ya no lumna.
se practica.
1 5. PxC P3TD
5. PxA
16. C6D TI C
6. CxP P4AR
17. P4CD T1D
7. C3AD
1 8. 0-0-0 A4R
Es fácil ver que las blancas no 19. CxA TxT+
han sacado ninguna ventaja de 20. RxT TxC
la apertura; en cambio, el alfil
negro se situará en la casilla 2C Diagrama núm. 75
y apoyará las operaciones de ase­
dio y destrucción del centro ad­
versario.

7. A2C
8. C3A o-o
9. D2D P4A!

Alekhine tiene intención de en­


rocarse largo y efectuar luego la
maniobra ofensiva P2TR-4T-5T y
T 1 TR-2T-3C. Por esta razón, Tar­
takower conduce inmediatamente
el j uego hacia el final, a pesar
de estar convencido de que las
posibilidades de las blancas . con­
tinuarán siendo mejores. Fiel a su
principio, manifestado en varias Analicemos esta posición y po­
ocasiones, Alekhine procura me­ dremos ver que las blancas, sin
j orar su j uego de cara a esta fase duda alguna, están mejor. ¿ Por
de la partida. qué? Por las siguientes razones:
1 ) Los peones negros se han
10. PxP D4T debilitado mucho, y serán pronto
11. C5CD! objeto de ataque del alfil blanco.

122
2) Las blancas pueden tener khine colabora a que su contrin­
un peón libre en el flanco de cante tenga dos peones libres y
dama, preparando primero el peligrosísimos, porque ha calcu­
avance P5C y adelantando des­ lado y previsto todas las peripe­
pués los otros peones, mientras cias que pueda deparar la lucha.
las negras no tienen posibilidades
de conseguir lo mismo en el flan­ 30. TxP
co de rey. 31. TxP+ RID
Alekhine actuará de acuerdo
con este criterio. Si 31. R3D, se hubiese per­
o o .,

dido el peón 5A.


21. A2R R1A
22. R2A T2A 32. A4C! P4R!
23. TITD R2R
24. P3T P5A Tartakower cifra su s esperan­
zas en la entrega de la calidad.
Esta jugada es un error. Tar­ Uno se imagina lo satisfecho que
takower pretende adelantar los estaría en esta posición, pues el
peones de este flanco, con lo cual avance de estos dos peones pare­
no logrará sino debilitarlo. Tenía ce incontenible.
que haber atendido al movimien­
to 24. T2D, con objeto de po­
o o ., 33. T7D + RIA
der colocar el alfil en la casilla 34. T2D + TxA
3C, donde hubiera ocupado una 35. PxT P6A!
posición inmejorable.
Diagrama núm. 76
25. R3C T2D
26. T5T!
a.a a a
• ��- a a
Con el fin de activar todas las � �
piezas. Tras esto, a 26. P3A
o o ., L:}§
seguiría 27. A3A, RID; 28. P5C,
P x P; 29. T x P, y a 26 . . . . , T4D?
i �f a a a
�m�
27. A3A! Por lo tanto, no se pue­
de evitar que la torre blanca pase
a a �m� �f a
al flanco de rey y amenace con r� a a � a
w '33f",,%
tomar el peón 2T.
a,� [t a , a
��� a a
26. A2A �""'�
27. T5TR T7D �� �""�
�"'�
28.
29.
A3A
TxP
P3C
"T x P • a a a
30. A5T!

Hasta aquí, el juego de las ¿ De qué modo detener la mar­


blancas se ha basado en el pro­ cha de estos peones libres?
fundo conocimiento de los fina­ Alekhine propone algunos pro­
les ; a partir de este momento se cedimientos inadecuados a este
basará en el cálculo perfecto. Ale- fin, pues dichos peones se colo-

123
can sin dificultades en octava. rior al campeón del mundo en
Veamos si es posible evitarlo: este aspecto.
1) 36. R4A, PSR; 37. R4D,
ASA; 38. T2AR, P6R; 39. T X P, 36. TSD ! !
P7R ó 38. TID, P6R; 39. TITD,
P7R, y no se puede detener la La solución d e este difícil pro­
marcha de los peones. blema es digna de una composi­
2) 36. T2T, PSR; 37. T8T + , ción ajedrecista: no hay otra for­
R2D; 38. T8AR, A6C; 39. PSCR, ma de poder detener el avance de
A3D ! ; 40. T6A, A4R!; 41. T7A + , los peones. El contenido del co­
BaR, y las negras consiguen las mentario que hace el gran maes­
tablas por ataque continuo a la tro ruso sobre este movimiento
torre, que no puede abandonar la interesa sin duda a todos, inclui­
columna AR. En esta variante se do el ajedrecista contemporáneo
da la curiosa circunstancia de que conocedor de muchas obras sobre
con 39 • , P6R las negras no con­
. . . finales: «Las dos varientes en que
siguen tablas, porque, después de se analiza este movimiento, ex­
40. T x P, P7R, las blancas ganan traño a primera vista por atacar
dando previamente j aque desde la al peón defendido y permitir el
casilla 3D y colocando luego la avance del otro, parecerán sim­
torre en 3R. ples en cuanto se comprenda la
3) 36. R2A, PSR; 37. T4D!, idea fundamental de, que estos
P6R; 38. RID, P7R + ; 39. R2D, dos peones son inofensivos.
A6C; 40. T4R, AST; 41. TSR, A3C, » En la primera variante, el rey
y tablas. blanco los parará cuando se en­
4) 36. PSCR, PSR; 3 7. TSD ( las cuentren en casillas del color de
blancas pierden con 37. P6C, pues la de su alfil; por ejemplo: 36.
sigue 37 . . . . , A4R o bien 38 . . . .
, . . . , P7A; 37. TID, PSR; 38. R2A,
P6R ) , 37 . . . . , P7A; 38. TSTR, P6R; ASA; 39. TIAR y 40. RID. Y en
39. P6C, P7R; 40. P7C, P8A = D; la segunda, la torre podrá dete­
41. P8C = D, R2C; 42. DSD + , R2T, nerlos cuando se sitúe detrás de
y las blancas no pueden ganar. ellos, pero sin perder ningún
Alekhine no tuvo necesidad de tiempo; véase: 36. . . . , PSR; 37.
llegar a esta posición, lo cual sig­ TSAR, A6C; 38. PSCR, P6R; 39.
nifica que tenía previsto el si­ T x P, P7R; 40. T3R.»
guiente movimiento. Lo que sor­
prende aquí es la armonización 36. PSR
de ideas de este gran ajedrecista 37. TSAR A6C
ruso que supo, mejor que otros, 38. PSCR R2D
matizar los planes estratégicos 39. P6C R3R
con el brillante colorido de com­ 40. P7C
binaciones y golpes tácticos.
El estilo de Capablanca tam­ Lo más simple.
bién se distinguió por la maes­
tría en saber adornar con «peque­ 40. RxT
ñas y efectivas combinaciones» la 41 . P8C = D ASA
desnudez de la estrategia. La pre­ 42. D7A + RSC
sente partida pone de manifiesto
que Alekhine no quiso ser infe- y también 42. o o ., R4R; 43. P4A.

1 24
43. D6C + A4C tualmente en la defensa india de
44. D xP+ R6C ·rey con blancas. Pero los maes­
45. D6C R5C tros actuales procuran atenerse
46. D x P. siempre a la teoría general de
las aperturas, pues la elección de
Las negras abandonaron. j ugadas, casuales y sin este hilo
En la disputa por el título mun­ rector, suele traer consecuencias
dial, Alekhine tenía que enfren­ catastróficas.
tarse con un ajedrecista que se
distinguía por su extraordinaria 2. P4A
habilidad en jugar posiciones de 3. P4AR C3A
carácter técnico y por su innata 4. C3AR P3CR
y rica intuición. Eso le indujo a 5. A2R A2C
ejercitarse en este aspecto de la 6. CD2D?
lucha ajedrecista.
En muchas de sus partidas, per­ Este movimiento es un ejemplo
tenecientes a este período prepa­ de lo dicho anteriormente. ¿ Tie­
ratorio, vemos a menudo la ten­ ne alguna finalidad? Prosiguien­
dencia a dirigir la lucha por el do 6. P4A y 7. C3A, se hubiesen
cauce puramente técnico. Las dos opuesto al avance P4D del con­
que ofrecemos seguidamente se­ trario; avance que será ahora más
ñalan esta cualidad y son verda­ contundente y peligroso.
deros modelos de cómo Alekhine
supo prepararse en este sentido. 6. P4D
En los dos casos descubrimos la 7. o-o O-O
alta maestría del futuro campeón 8. R1T P3C
del mundo en j ugar posiciones sa­ 9. PxP DxP
turadas de sutilezas ocultas, aun
cuando parecen no tener ningún Hay que privar al caballo 2D
interés. de la casilla 4R.

1 0. D1R A2C,
Partida 34 11. C4A C5D
Defensa Alekhine 12. C3R D3A
13. A1D
Thomas Alekhine
Torneo de Baden Baden, 1 925 La posición de las piezas blan­
cas es lamentable; se han amon­
1. P4R C3AR tonado desordenadamente en sus
2. P3D primeras líneas. Y Alekhine lleva
a efecto ataques enérgicos, para
No - es éste el modo de refutar debilitar sensiblemente el disposi­
la defensa Alekhine. Por lo mis­ tivo adversario.
mo, no sorprenJe que las negras
se hagan con la iniciativa en los 1 3. C4D!
próximos movimientos. Thomas 14. C {3A) x C
trata de formar con las blancas
algo parecido a la defensa holan­ A 14. C ( 3R) x C hubiese sucedi­
desa ; este sistema se aplica ac- do 14 . . . . , D x C; 15. D x P, TR1R,

1 25
y las negras hubieran presionado acelerar este cambio, reforzando
con fuerza. el ataque contra el peón 2T por
medio de la maniobra D5A, T5T
14. PxC Y T ( 3A) 3T.
15. CxC DxC
16. A3A D2D 33. T (lA)1R A5T!
17. AxA DxA 34. TIAR D5A
18. P4A 35. DxD

Las blancas han preferido la E L cambio se produce dos mo­


relativa debilitación de los peo­ vimientos antes de que las negras
nes 3A y 3D antes que la mas io forzasen. Tras esto, se produ­
valiosa del peón 2A. cirá un final de torres y alfiles
del mismo color.
18. P x P a. p.
19. PxP TDIA 35. TxD
20. A2C TRID 36. P3T A2R
21. T3A A3A
22. P4D Diagrama núm. 77

Como quiera que sea, las blan­


cas tenían que hacer este movi­
miento. Y el plan de las negras
consistirá en aprovechar la debi­
litación de los escaques blancos.

22. D4D
23. D3R D4CD
24. D2D T4D
25. P3TR P3R
26. TIR D5T
27. TIT P4CD
28. DID T5A!

Las piezas negras pretenden


afirmarse en los cuadros blancos.
Las blancas tendrán que admi­ En esta posición ganan las ne­
tir tarde o temprano el cambio gras, y su plan de juego es bien
de damas, lo cual les dificultará sencillo: el rey se trasladará al
todavía más defender sus casillas punto 4D desde donde amenazará
blancas. con situarse en 5R o en 5A. De
ocupar el rey blanco la casilla 3D
29. D3C T3D en ese instante, el ataque P4R re­
30. R2T T3T solverá la contienda a favor de
31. T3-1A A2R las negras.
32. RIT T5-3A!
37. TRICD A3D!
Como las blancas retrasan el
cambio de damas, Alekhine va a Alekhine no desperdicia la oca-

1 26
sión para forzar a los peones ad­ El movimiento de ruptura P4R
versarios a situarse en casillas del permitirá a las negras trasladar
color de su propio alfil, lo cual su torre 5T al punto 5CR. Por
será de utilidad y provecho en tanto, la catástrofe de las blan­
un posible final de alfiles del mis­ cas es inevitable.
mo color.
48. AlA P4R
38. P3C R1A 49. PA x P PxP
39. R2C R2R 50. A2C
40. R2A R2D
41. R2R R3A
42. T2T y también 50. P X P, A X P; 51.
A4A, A x A; 52. P x A, T x PA.
Como el rey negro ha defen­
dido su peón 4C, existe el peligro 50. PxP
de 42. . . . , T5-5T. 51. PxP P5C!

42. T5-5T y las blancas se rindieron.


43. T1-1T R4D La exactitud de las maniobras
44. R3D T3-4T de Alekhine en la siguiente par­
45. AlA P3TD tida convirtió la parte final de
46. A2C P4T la misma en un clásico ejemplo
de materialización de pequeñas
Ante la posibilidad de que las ventajas sacadas de la posición.
negras j ueguen P5T, otro peón
blanco se ve forzado a situarse
en una casilla de color negro. Partida 35
Defensa francesa
47. P4T
Alekbine Spielmann
Diagrama núm. 78 Torneo de Nueva York, 1 927

1. P4R P3R
2. P4D P4D
3. C3AD C3AR
4. A5CR A2R
5. PxP

Alekhine efectuó este cambio a


pesar de haber demostrado más
de una vez que rendundaba en
beneficio de las negras. Siendo
así, ¿por qué lo hizo? Porque
Spielmann fue un aj�drecista de
estilo combinativo tajante y, por
ello, estimó más oportuno llegar
pronto a una lucha de finales.
Por otra parte, tenía que ejerci­
47. P3A tarse en finales t!e partida, para

127
su próximo enfrentamiento con 1 7. TxA TxT
Capablanca, y lo hizo con perfec­ 18. CxT RxC
ción y esmero. Esto podrá com­ 1 9. AxC PxA
probarlo el lector más adelante.
Diagrama núm. 79
s. CxP
6. AxA DxA
7. D2D DSC
8. CxC DxD+
9. RxD PxC
10. T1R + A3R?

Las previsiones de Alekhine se


confirmaron en este error, come­
tido por Spielmann, al simplifi­
carse la posición. Aquí procedía
10 . . . . , R1A.

11. C3T!

Situado en la casilla 4A, este


caballo tendrá muchas posibilida­
des, por ejemplo : el cambio en Alekhine estima que las blan­
6R, el ataque contra 50 y el sal­ cas ganarán en este final, pues
to a 5R y 5AO por 30. su ventaja principal estriba en
la posición de sus peones y en la
11. C3A actividad que podrá desarrollar
su . torre cuando alcance el esca­
Este movimiento es un error, que 6TO en pocas jugadas y ata­
pues no ha hecho más que debi­ que los debilitados peones de
litar los peones. Un procedimien­ aquel flanco.
to defensivo eficaz consistía en
11• P3AD; 12. C4A, R2R y el
. . ., 20. T1 R + R2D
consiguiente movimiento 13 . . . . ,
C2D. Sobre el último movimiento de
las negras, Alekhine comenta: «Es
12. ASC R2D mejor que 20. . . . , R2A, porque
1 3. C4A TD1R las blancas hubieran ganado pro­
14. P4A! R3D siguiendo 21. R3A!. T1CD; 22.
T3R, por cuanto la torre de las
No hay otra forma de evitar negras tendría que vigilar la co­
que se produzca: la catástrofe en lumna cn, y no podrían impedir
el escaque 40 de las negras. Tras los siguientes movimientos del ad­
esto, el juego se reducirá a un versario: P3TO ! , R2A, P3A! y
complejo e interesante final de T3CO. Oespués de 22. . . . , T1R;
torres. 23. R2D, la torre blanca se infil­
traría en la retaguardia del con­
lS. PSA + R2D trincante.
16. TSR P3A »Conviene señalar que las ne-

128
gras tampoco podrían provocar el Lo mejor para ganar, pues las
cambio de torres si estuviese el negras no pueden defender su
rey blanco en la casilla 2A en peón 2T. Veámoslo: 27 . . . . , R1A?;
lugar de 2D. Con el cambio de 28. T3TD, R2C; 29. T3R!; de ese
torres se llegaría a un final de modo, se penetra en la columna
peones desventaj oso para las ne­ de R, y el citado peón sucumbirá
gras : TIR; T x T. R x T; R3C.
. . .• igualmente. Sin embargo, la lu­
R2D; R4C, R1A; R5T. R2C; P3A! cha entraña todavía muchas suti­
(o P4CD! si ya se hubiese j uga­ lezas.
do P3A ) . Al haberse agotado to­
dos los movimientos de peón en 27. T2R
el flanco de rey, las negras se 28. T3TD
verían forzadas a proseguir P3T
a lo que seguiría P3CD!. R2T; La continuación 28. T3R ofre­
P4CD, R2C; P4TD, R2T ; P5C, cía la victoria a las blancas, por­
PT x P; P x P, P X P; R x P, R2C; que el contrincante hubiese teni­
P6A + , y las blancas ganarían fá­ do que aceptar el final de peones;
cilmente. jEste final de peones es si no, a 28. . . . , T2A seguiría 29.
muy instructivo!». T3TD, y perdería la partida. En
el caso de producirse el final ci­
21. R3A T1CD tado, la lucha de reyes y peones
22. T3R T1AR habría podido transcurrir así: 28.
23. T3C T2A , . . , T x T; 29. R x T, R3R; 30. R4A,
24. R4C P3C ( 3 0 . . . . , P4C + ? ; 3 1 . R4C) ;
31. P4CR. En este lugar, Alekhine
Antes de trazar su plan de ata­
que, Alekhine busca procedimien­ da la siguiente variante: 31. . " .
tos seguros. P4C + ; 32. R3R. R2D; 33. R3D,
R1A; 34. R3A, R2C; 35. R4C. R3T;
24. T2R 36. R4T, R2C; 37. R5T, P3T ( des­
25. R3A T2A pués de 37 . . . . , RIA, la partida
26. T3T P3TR se resuelve prosiguiendo 38. R6T
27. R2D! y adelantando luego los peones
2TD y 2C) ; 38. P4TD, R2T; 39.
Diagrama núm, 80 P3C!, R2C; 40. P4C, R2T; 41. P5C,
PT x P; 42. P x P, R2C!; 43. P6C!
( en el caso de 43. P x P + ? , las
negras proseguirían RIC y RIA y
tablas ) , 43. . . . , P x P + ; 44. P x P,
R1C; 45. R6T, P4AD; 46. P x P,
P5D; 47. P7C, P6D; 48. R6C, P7D;
49. P6A, P8D = D; 50. P7A y j a­
que mate.
Al" calcular esta variante, Ale­
khine omitió el movimiento 43-
P6C!, lo cual es extraño en él ; por
ello, eludió reducir el j uego a un
final de peones. Lo que facilitó
el contraataque de la torre negra.

129
28. T5R 41 . R5R T8R +
29. T4T R1A 42. RSA T8D
30. P3A T5T 43. T x P!
31. P3TR R2C
P4A! Después de haber cometido el
32. R3R
33. T4C + error antedicho, las blancas vuel­
R1A
P4C? ven a materializar con elevada
34. P4T
maestría su superioridad. Las ne­
Spielmann pierde la ocasión de gras tendrán dos peones libres y
aprovechar el error cometido por peligrosos, el 4D y el 3T. Pero
Alekhine en el vigésimo octavo Alekhine consideró acertadamen­
movimiento. Después de 34. . . . , te que su peón 6T era el artífice
P5A + ! ; 35. R2A, T4T, hubiese po­ de la victoria.
dido trasladar la torre al punto
2AR y las negras tendrían aún 43. TxP
esperanzas de hacer tablas. Aho­ 44. T8T + R2D
45. P4A T5TD
ra perderán la partida.
46. P7T! P4T
P5C 4'7. P3C!
35. P5T
36. PT x P PxP El avance de este modesto peón
hace posible que el rey blanco
Diagrama núm. 81 se dirij a a la casilla 4D, ' punto
común a los dos flancos, lo cual
no se podía j ugar en seguida por­
que a 4'7. RSR hubiese seguido
47 . . . . , T5R + !.

4'7. T8T
48. R5R T8R +
49. R6A T8TD
50. R5R T8R +
51. R4D!

Se acaba de dar con el plan


j usto Cilue lleva a la victoria. Aho­
ra el peón 4A avanzará ya rápi­
damente.

51. T8D +
37. P6T! 52. R3A TSTD
.
53. P5A! k2R
El blanco ganará el peón 2T y,
por consiguiente, dará fin a la El caso diverso, las blancas ga­
lucha. narían en seguida, jugando P6A
y P7A.
3'7. PxP
38. PxP T8T 54. R4D P5T
39. T'7C T8R + 55. R5R T8R +
40. R4A! T8D 56. R4A!

1 30
El rey blanco se mueve con mu­ La torre negra se ve forzada a
cha efectividad; se situará en la colocarse en el escaque 3T.
casilla 5C, de donde se apodera­
rá del peón negro 5T. 67. T3T
68. P5C PxP
56. T8TD 69. R4C.
57. R5C T8C +
y las negras dejaron de oponer
Hay que entregar el peón 5T. resistencia, pues a 69. . . . , P3A si­
En caso de 57 . . . . , P6T, las blan­ gue 70. T8TR!.
cas ganarían así : 58. T8T!, T x P ; Hemos seguido de cerca el j ue­
59. T x P , T8T; 60. P6A + , R2A; go de Alekhine realizado en los
61. T7T + , R1A; 62. T x P. años de intensa preparación para
el encuentro con Capablanca.
58. RxP T8T y ahora veremos unas partidas
59. R5C de este histórico encuentro.

Se va a realizar la última fase


del plan : el rey blanco se dirigirá Partida 36
al flanco de dama, con objeto de Defensa francesa
apoyar el ataque de sus peones.
Capablanca Alekhine
59. T8C + Primera partida del «match" 1 927
60. R4A T8TD
61. R5R T8R + 1. P4R P3R
62. R4D T8TD 2. P4D P4D
63. R3A T6T 3. C3AD A5C
64. R2C T3T 4. P xP
65. P4C R2A
66. R3C T8T Se ha llegado a la variante de
67. P6A! Cambio de . la defensa francesa.
En aquel entonces, este sistema
Diagrama núm. 82 suscitó discusiones sobre si las
blancas debían o no ceder la pre­
sión ejercida sobre el centro. En
la actualidad se ha llegado a la
conclusión de que simplificar el
centro no beneficia a las blan­
cas ; y así, se prefiere jugar 4.
P5R y, por tanto, luchar porfia­
damente. Esta partida, y no otra
circunstancia, es la causa de que
se sacase tal consecuencia, porque
Alekhine demostró irrevocable­
mente la insuficiencia que presen­
taba la estructura de las blancas.

4. PxP
5. A3D C3AD

131
6. CR2R CR2R 14. C5C
"l. o-o A4AR 1 5. D3C

Este movimiento es una de las Aquí, el maestro cubano come­


principales bazas de las negras, te un grave error. Tenía que ha­
porque las blancas no pueden elu­ ber hecho 15. D2D, para defender
dir el cambio de su activo alfil. doblemente la torre IR y el ca­
ballo 4A.
8. AxA CxA
9. D3D D2D 15. D4A
1 0. CID 16. TDIA?

El cambio del caballo negro 4A Diagrama núm. 83


quitará demasiados tiempos a las
blancas. Lo más simple era 10.
A4A.

10. O-O
11. C3R CxC
12. AxC TRIR
1 3. C4A

Esto es una imprecisión seria,


que Alekhine aprovecha sirvién­
dose de un procedimiento combi­
natorio. Capablanca hubiese man­
tenido un juego equilibrado, pro­
siguiendo 13. A4A Y 14. P3AD.

1 3. A3D!
Las blancas han cometido nue­
Así, se induce al contrincante a Vé!.mente una j ugada errónea,
meterse en un terreno resbaladi­ aunque, de otra suerte, tampoco
zo : el ataque de las negras po­ les hubiese sido fácil defenderse.
dría ser irrechazable después de A este respecto, Alekhine indicó
14. C x P, A x P + ; 15. R x A, D x C; las siguientes variantes que mues­
16. P4AD, D4T + ; 1"1. R1C, TD1D; tran la ventaj a de las negras, aun
18. P5D, T3D. Capablanca no cuando el contrincante hubiese
acepta el reto ; pero se mete pron­ jugado mejor:
to en otro lugar aún más resba­ 1) 16. TRIAD, P4TD!; 1 7.
ladizo y desagradable. P3TD, 'P5T; 1 8. D3A, C3A; 1 9.
C3D, T3R y el consiguiente movi­
14. TRIR miento T I- I R.
2) 16. C3D, C X C; 1"1. D x C,
¡Otra imprecisión! No es conve­ D x D; 1 8. P X D, A5C; 1 9. TRIAD,
niente que el caballo negro salte P3AD y, luego, P4TD ! , lo que si­
a la casilla 5C; por ello, proce­ tuaría a las negras en un final
día 1 4. P3AD. con muchas posibilidades.

1 32
16. C x PA! que pueden dar mate en una j u­
gada. Y es curioso observar la ha­
Aunque lógico, este movimien­ bilidad con que Alekhine quita la
to lleva dentro de sí una peque­ iniciativa a su tembile adversa­
ña sutileza. El campeón del mun­ rio y vuelve a dominar la situa­
do no la advertiría ; de otro modo, ción.
no se explica su error en esta
combinación relativamente ele­ 27. DxT
mental. 28. T8R + R2T
29. D xT+ D3C
17. Tx C D x C' 30. D1D T3R!

He ahí la sutileza: después de Devolviendo el peón de más y


17. . . . , A X C; 18. T5A, las blan­ aprovechando la oportunidad
cas recuperaban fácilmente el para lanzar el resto de las fuer­
peón ; mas, ahora, el peligro de zas contra el adversario, las ne­
mate limita bastante sus posibi­ gras ganarían sin dificultades este
lidades. final de damas. Por ello, Capa­
blanca prefiere conservar la torre.
18. P3C D4A
31. T8T T4R
Si hacemos ahora un pequeño 32. TxP P4AD
balance veremos que el negro ha 33. T7D
ganado un peón, y el blanco tie­
ne mejor posición. La tenaz re­ Esto facilita el juego de las ne­
sistencia de Capa blanca hará que gras. Era mej or 33. R2C, si bien
toda esta partida sea interesante. la extraordinaria actividad de las
fuerzas negras hubiese aumenta­
19. T2-2R P3CD do igualmente.
20. D5C P4TR
21 . P4TR T5R! 33. D3R
34. D3D + P3C
Con la intención de tomar con 35. T8D P5D
la torre el peón TR y dar mate. 36. P4T T8R +

22. A2D! ( Ver diagrama 84)

Este eficaz movimiento defensi­ Por segunda vez, lo decisivo en


vo se funda en el contraataque. esta partida es l� debilitación de
la primera horizontal de las blan­
22. T x PD cas, cuyo rey se verá sometido a
23. A3A T6D un fuerte ataque. Sin embargo, no
24. A5R T1D se puede poner un signo de admi­
25. AxA TxA ración al último movimiento de
26. T5R D6A Alekhine, pues no advirtió la po­
27. T x PT! sibilidad de seguir el procedi­
miento táctico 36. . . . , D2R; 37.
Las blancas han desplegado una T8CD, D2A; 38. T8TD, D3A y ga­
actividad extraordinaria ; tanto nar inmediatamente la partida.

1 33
Diagrama núm. 84 Partida 37
Gambito de dama

Capablanca Alekhine
Undécima partida del « match»,
1 927

1. P4D P4D
2. P4AD P3R
3. C3AD C3AR
4. A5C CD2D
5. P3R P3A
6. C3A D4T

Se ha llegado a la conocida va­


riante Cambridge-Springs, cuyos
análisis llenaron las páginas de
muchas revistas de la tercera dé­
Este descuido habrá de atribuir­ cada. Basado en la clavada del ca­
se a la emoción, causada por j u­ ballo blanco 3AD y en el ataque
gar la primera partida del en­ del negro contra el punto 5R, el
cuentro que fue la ilusión de toda contrajuego de las negras es bas­
su vida. tante contundente. Pero como
suele ocurrir, pronto se hallaron
37. R2C D3A + posibilidades de impugnar este
38. P3A T6R ataque organizado sobre la mar­
39. D1D D3R cha y, por ello, la variante en
40. P4CR T7R + cuestión casi desapareció de los
41. R3T D6R torneos. ¿Por cuánto tiempo?
42. D1TR D5A ¿Habrá algún gran maestro que
vuelva a practicar este sistema
Existe el peligro de 43. . . ., de apertura, rico en curiosas su­
T7AR. tilezas?

43. P5TR T7AR 7. C2D A5C


8. D2A PxP
y las blancas se rindieron. 9. AxC CxA
10. CxP D2A
11. P3TD A2R
La siguiente y undécima parti­
da fue totalmente distinta. En Ahí está el nudo gordiáno de
ella, Capablanca pudo apreciar la la posición, de cuya valoración
elevada maestría de Alekhine, depende la suerte de toda la va­
tanto en lo relativo a la resolu­ riante. Las blancas disponen de
ción de problemas estratégicos _ mayor espacio y restringen con­
como en el j uego posicional y en siderablemente la movilidad de
los finales. las piezas contrarias. Las negras,
por su parte, conservan la parej a
de alfiles, que pueden desplegar

1 34
una actividad estimable en cuan­ T ( 1 C ) 1A, D1A se ajustaba más a
to se rompa el centro, a pesar las circunstancias.
de lo cual tendrán que defenderse
con tenacidad y con la mira pues­ 24. P4TR A3T
ta en el contraataque, después de 25. C5R P3C
haber preparado el avance P3CO 26. C4C
y P4AO. El lector observará la
precisión e inventiva con que Ale­ Capablanca ha cometido su pri­
khine se abre paso y se hace con mer error, lo que ofrece a Alekhi­
la iniciativa. ne ocasión para romper el juego
y pasar a la contraofensiva. Pro­
12. A2R siguiendo 26. C4A y, luego, 27.
P5R, las blancas hubiesen logra­
En una de las últimas partidas do una buena posición para su
del encuentro, Capablanca j ugó caballo en el punto 60.
1 2. P3CR y aplicó con acierto la
acción de este alfil en fiancheto. 26. A2C
27. P5R P4TR
12. o-o 28. C3R
13. o-o A2D
14. P4CD P3CD Diagrama núm. 85
15. A3A TD1A
16. TR1D TR1D
17. TD1A A1R
18. P3C

La movilidad de las negras con­


tinúa siendo muy limitada. Con
su último movimiento, Capablan­
ca ha obstaculizado la posible
maniobra P4R, C40 y C5AR de
aquéllas.

18. C4D
19. C2C D1C
20. C3D A4C

Con ello se pretende impedir,


por lo pronto, el movimiento P4R 28. P4AD!
de las blancas y disponer del
P4AO propio en el instante opor­ Acaba de producirse la tan es­
tuno. perada movilización de las piezas
negras; la acción de sus alfiles
21. TI C D2C puede ser muy contundente. La
22. P4R CxC entrega de este peón es pasajera,
23. DxC D2R por cuanto se recuperará después
de la lógica continuación 29.
La continuación 23. . . . , T2A; PD x P, P X P; 30. T x T, D x T; 31.
24. A2C, A3A; 25. P5R, A2R: 26. P x P, D2A. Pero Capablanca opta

13S
por otro procedimiento, que, sin R2T; 40. D5R, las blancas ataca­
embargo, no debilita la posición rían al rey y ganarían la partida.
de las negras.
38. A2C AxA
29. PC x P PxP 39. RxA D4D +
30. P5D
Se ha producido un complejo
De esa manera, el campeón del final de piezas mayores, que sue­
mundo tampoco sortea las difi­ le exigir a los j ugadores alta
cultades; si hubiese proseguido maestría en finales y en ataques
30. T7C, T2D; 31. T x T, A x T; 32. combinatorios. Como el lector ha
P5D, P x P; 33. C x P, D3R; 34. podido comprobar, Alekhine esta­
C4A, hubiera simplificado la po­ ba bien dotado de estas dos cuali­
sición y conseguido fácilmente las dades. Por ello, materializa su
tablas. ventaj a posicional con maniobras
que cautivan por su impecabili­
30. PxP dad y belleza, aun cuando come­
31. CxP D3R ta algunos errores.
32. C6A +
40. R2T D4AR
Tenían que haber proseguido la 41. T3A D4AD
lucha con 32. T7C, A x P; 33. D5T 42. T4A R2T
Y no hacer esta jugada, tras la 43. T4D D3A?
cual tendrán un peón aislado en
la casilla 6AR. Los errores, cometidos por es­
tos dos grandes maestros en la
32. AxC presente partida, ponen de ma­
83. PxA T x T+ nifiesto las dificultades que en­
34. TxT A3A! traña j ugar un final de piezas
mayores. Este desacertado movi­
Con ello se intenta reducir el miento de la dama negra hubie­
j uego a un final de piezas ma­ se podido ocasionar las tablas,
yores. mientras la acertada continuación
43. . . . , D3C!; 44. T4A, R1C man­
35. T1R tenía las esperanzas en ganar la
partida.
Las blancas no pueden tomar
el alfil adversario, porque perde­ 44. D x PT P6A
rían el peón 6A. 45. D7T R1C
46. D7R!
35. D4A
36. T3R P5A La bondad de esta jugada con­
37. P4T P4T! siste en provocar las tablas si se
prosigue 47. T8D + , T x T; 48.
Para rehuir la hábil estratage­ D x T + , R2T; 49. D7R, D3R; 50.
ma empleada por Capablanca : P5T, P7A; 51. D7A, D6C; 52. P6T.
después de la errónea continua­
ción 37 . . . . , A x P?; 38. A4R, D2D 46. D3C
( es mejor 38 . , D5C) ; 39. T3A,
. . . 47. D7D?

1 36
Después de haber hecho una Diagrama núm. 86
buena jugada, Capablanca ejecu­
ta otra que le hará perder la par­
tida ; si hubiese continuado 47.
T7D!, D x P + ; 48. RIT!, hubiera
llegado a una posición de tablas;
veámoslo: 48. . . . , D'7T; 49. T8D + .
T x T; 50. D x T + , R2T; 51. D8AR.

47. D4A!
48. T4R

En otro caso, las negras hubie­


ran hecho P7 A.

48. DxP+
49. R3T D8A +
50. R2T D'7A +
51. R3T TIAR ter otro error; no advierte el efec­
52. D6A! D8A + tiva final de esta partida; podía
53. K2T D'7A + haber aprovechado el cometido
54. R3T D8A + por Alekhine, para j ugar 60.
55. R2T R2T T2AD!.

Tras esto, las negras tratarán 60. TID!


de situar la torre en la casilla
ID o en la I CD. Alekhine nos depara ahora un
final asombroso. Pues las blancas
56. D4A D'7A + han de rechazar sobre todo, la
57. R3T D8C! amenaza 61 . . . . , T'7D.

Con esta fuerte jugada hará 61. P6T D8A!


que las negras ganen la partida,
pues, en el caso de 58. P4C, la ga­ Persiste la amenaza 62. . . . , T'7D
narían así : 58. . . . , P'7A!; 59. D x P, o 62. . . . , T8D.
TIR! ! ; 60. T x T, P x P y j aque
mate. 62. D4R T'7D
63. TxT PxT
58. T2R D8A + ? 64. P'7T P8D = D
65. P8T = D
Las negras ganaban prosiguien­
do 58. . . . , D8T + ; 59. T2T, D6A. S e diría que l a contienda toda­
vía no está resuelta; pero Alekhi­
59. R2T DxP ne supo prever las posibilidades
60. P5T? de un final de mate extraordi­
nario.
(Ver diagrama 86 )
65. D8C +
Capablanca ha vuelto a come- 66. R3T D ( 8D ) 8A +

137
y el blanco hubo de rendirse, cheto ampliado», facilita a las ne­
porque a 67. D2C seguiría 67 • . . ., gras situar cómodamente dicha
D8T Y mate. pieza en la casilla 2C y reavivar
el j uego en aquel flanco.

Partida 38 11. A2R


Gambito de dama
Esta pasividad en el juego per­
Capablanca Alekhine mite a Alekhine tomar la inicia­
Vigésima partida del «match», tiva. Las blancas podían haber
1 92 7 presionado sobre el dispositivo
contrario continuando 11. A2T y,
1. P4D P4D luego, A 1 C y D2A, con lo cual
2. P4AD P3R creaban situaciones de mate.
3. C3AD C3AR
4. A5C CD2D 11. A2C
5. P3R A2R 12. o-o
6. C3A o-o
7. TIA P3TD El blanco no podía jugar 12.
8. P3TD P4CD, con objeto de impedir al
negro la j ugada 12 . . . . , P4A, por­
Presenciamos la clásica lucha que, en tal caso, éste hubiese res­
por un tiempo: las blancas no sa­ pondido 12. . . . , P4TD! y organi­
can el alfil a la casilla 3D; es­ zado un ataque contra los peo­
peran que las negras tomen el nes 3T y 4C.
peón 4A. Los teóricos estudiaron
mucho tiempo esta suerte de lu­ 12. P4A
cha y, finalmente, dedujeron que 13. PxP
la ganancia de un tiempo no re­
portaba ningún beneficio a las Esto significa que las blancas
blancas y que lo mej or era cam­ no intentan sacar ventaja de la
biar su peón 4A con el 4D negro apertura; por lo común, éstas ad­
al comienzo de la partida. Desde miten el aislamiento de su peón
entonces, el llamado «ataque de central, si el contrario toma en
las minorías» está considerado 4D. Pero Capablanca no quiso me­
como el" mejor método de lucha terse en posiciones tan arriesga­
para las blancas; esto es: luego das como ésta.
de haber efectuado dicho cambio,
adelantan los peones 2TD y 2CD 1 3. CxP
hacia la rígida posición de los
peones adversarios. rTal precisión en el cálculo es
propia de Alekhine: en el caso de
8. P3T que las blancas prosiguieran 14.
9. A4T PxP A x C, A x A; 15. C x P, para sacar
1 0. AxP P4CD! provecho de la poco sólida defen­
sa de este caballo, las negras res­
Este método de llevar a cabo ponderían 15. D X D; 16.
el desarrollo del alfil de dama, T1AR x D, C6C y mejorarían su
conocido por el nombre de dian- juego después de 17. T7A, A x C;

1 38
1 8. A x A, p x C; 19. A x T, T x A. la lucha porfiada que va a de­
sencadenarse; pero le dolía sacar
14. C4D TIA el caballo de su excelente posi­
1 5. P4CD ción central y llevarlo a un ex­
tremo del tablero.
Diagrama núm. 87
16. C3C
1 7. D3C C3A-4D

Todas las piezas negras se dis­


ponen a cooperar para que el ca­
ballo 3C se afiance en la casilla
5AO. En el caso de que el caballo
40 se cambiase con el de 3A, el
alfil 2C se situaría en 40 para
dominar desde ahí la casilla 5AD.

18. A3A T5A!


19. C4R DIA
20. T x T?

Este movimiento es un grave


error posicional. Continuando 20.
15. C4-2D! DIC, las blancas hubiesen podido
luchar prolongadamente por la
Alekhine demuestra conocer casilla 4AD y por la columna AO,
muy a fondo la posición. En las incluyendo los movimientos de
posiciones en que están fijados cambio C6D o C2D si las cir­
los peones del flanco de dama y cunstancias lo requiriesen. El ca­
el juego se lleva por la columna ballo 40 hubiese podido trasla­
AO, toma la iniciativa el primero darse de nuevo a l a casilla 5T a
que logra ocupar con el caballo través de 3C. En suma, después
lin puesto avanzado en la citada de 20. DIC, las piezas blancas hu­
columna, o sea, la casilla 5A, res­ bieran cobrado vida, mientras
pectivamente. Por eso, Alekhine que el cambio de la torre las de­
elude 15 . . . . , C4-5R y se propone j ará como privadas de acción
dirigir el caballo a la casilla 5A vital.
a través de 20 y 3C.
20. CxT
16. A3C 21. TIAD DIT!

Mientras Alekhine j uega con in­ Con la intención de tomar con


ventiva y arte, Capablanca se li­ el caballo 4D el peón 4C o el 3R.
mita a ejecutar movimientos ló­
gicos y, por eso precisamente, va 22. C3A TIAD
empeorando su posición. Aquí te­ 23. CxC AxC
nía que haber jugado 16. C3C y 24. AxA DxA
responder a 16. . . . , C3C con 17. 25. P4TD A3A
C5T, a fin de tener recursos para 26. C3A

1 39
Diagrama núm. 88 blancas. La continuación 30. P4R
ofrecía muchas posibilidades de­
fensivas. Capablanca no advierte
el singular golpe táctico que le
va a asestar Alekhine.

30. P5R
31. C4D

Cualquier otra jugada tampoco


sería buena. Veámoslo: a 31. ClR
procede 31. . . . , D7D!; 32. D2A ( a
32. R 1 A sigue 3 2 . . . , D6A! ) , 32 .
.

. . . , D x D; 33. C x D, T7D; 34. CIR,


C6T, y a 31. C2T sucede 31 . . . . ,
D6D! ; 32. T x A, D x D; 33. T x D,
T8D + ; 34. ClA, C7Dj 35. T3T,
C x C.
26. A7C!
31. AxC
Este magnífico movimiento es 32. TlD
el principio de varios planes de
j uego y de muchas amenazas tác­ Diagrama núm. 89
ticas. El alfil dominará la gran
diagonal aun cuando las negras
j ueguen P4R; esta circunstancia
será decisiva en las complicacio­
nes que se produzcan.
Las siguientes variantes, indi­
cadas por Alekhine, ilustran la
diversidad de posibilidades que
ofrece esta posición :
1 ) 27. TlD, P X P! ; 28. D x P,
C3C; 29. T x D, C x D; 30. TlD,
C6A; 31. TlR, T5A; 32. A6D,
C5R; 33. A 7R, P3A; 34. TIC, R2A;
35. RlA, A6A, y las negras ga­
nan fácilmente este final.
2) 27. TIC, C6T; 28. D x A,
C x T; 29. D x C, D6C; 30. , DlAR,
P x P; 31. P3T, P6T, y las negras Las blancas no . han advertido
ganan igualmente con facilidad. la efectiva r�spuesta de las ne­
gras; respuesta que pondrá inme­
27. TlR TlD diatamente punto final a la lu­
28. PxP PxP cha. Por lo demás, la continua­
29. P3T P4R ción 32. P X A, D x P hubiese pro­
30. TI C longado poco la resistencia.

Esto acelera la derrota de las 32. ... C x P!

140
y el blanco se rindió, porque Esto es un error serio en or­
pierde una pieza. den al planteamiento de la aper­
La siguiente y última partida tura, pues retrasa el desarrollo
decidió la suerte de esta históri­ del alfil. Aquí convenía j ugar
ca competición, y es una prueba P3C, colocar el alfil en la casi­
concluyente de la maestría de lla 2C y seguir el plan, que tra­
Alekhine en todas las fases de zó Alekhine en la undécima par­
la misma. tida de esta competición ( véase la
número 3 7 ) .

Partida 39 13. O-O C3C


Gambito de dama 14. A2T PxP
15. CxP P3C
Alekhine Capablanca
Trigésimo cuarta partida Es lógico el deseo de j ugar P4R,
del «match», 1 927 para cuyo fin primero se le pri­
va al caballo blanco de la casi­
1. P4D P4D lla 5AR.
2. P4AD P3R
3. C3AD C3AR 16. TIA
4. A5C CD2D
5. P3R P3A Ante la posesión de esta co­
6. P3TD lumna abierta, Capablanca trata
de neutralizar inmediatamente la
Esto es una de las sutilezas del acción de la torre lA.
gambito de dama. Como las ne­
gras ya han j ugado P3A, las blan­ 16. A2D
cas no tienen necesidad de situar 1 7. D2R TD1A
la torre en el escaque 1 AD, ni de 18. P4R P4R
luchar por un tiempo ni de es­ 19. C3A RZC
perar la ocasión para mover el
alfil lA. Por algún motivo oculto Capa­
blanca evita el cambio de torres
6. A2R en la columna de alfil; en su for­
7. C3A o-o ma de jugar se reflej a que el re­
8. A3D PxP sultado de la competición le va
9. AxP C4D siendo desfavorable.
1 G. AxA DxA
11. C4R 20. P3T P3TR

El movimiento P3TD, efectuado (Ver diagrama 90)


anteriormente, ha hecho posible
este ataque del caballo y ha pri­ 21. D2D!
vado a 1a dama negra del esca­
que 5CD. Ahora Alekhine ejecuta una se­
rie de maniobras muy finas que
11. C4-3A alterna con golpes tácticos con­
12. C3€ P4A tundentes. El movimiento de la
partida tiene doble finalidad: la

141
Diagrama núm. 90 cista, Alekhine no se preocupa
por los pequeños golpes tácticos
que dé Capablanca, para influir
en el lógico curso de los aconte­
cimientos.

23. C5A
24. D x PT C x PC
25. TxT TxT
26. DxP C5A
27. D4C TITD
28. TIT D3A!

Diagrama núm. 91

primera es bien clara, pues se


trata de colocar la dama en el
punto 5T y atacar los peones 2T
y 4R, Y la segunda es inesperada
por cuanto se propone refutar la
lógica respuesta 21 . . . . , A3A con
el sorprendente contragolpe 22.
C4T! ! ; por ejemplo: 22 . . . . , C X P
( 22 . . . . , A x P ; 23. D3R! Y 22 . . . . ,
A2D; 23. D5T) ; 23. C4-5A + ,
P x C; 24. CxP+, R3C; 25.
D x P + , R x C; 26. P4C y mate.

21 . ... A3R? Capablanca supuso que el si­


guiente movimiento 29. . . . , T5T le
A pesar de todo, no era nece­ bastaría para detener la marcha
sario capitular tan resignadamen­ del peón 3TD, y hasta para eli­
te. Después de esta partida, Las­ minarlo; pero no tuvo en cuen­
ker indicó que 21. . . . , C5T! ofre­ ta todas las circunstancias.
cía a las negras bastantes posi­
bilidades, pues este contraataque 29. P4TD!
al peón 2C les permitía ..·echazar
con fortuna el ataque de las blan­ Esto es una pequeña sutileza
cas. Tras el movimiento de la táctica: resulta que no se puede
partida perderán un peón . tomar impunemente el peón 4R.

22. AxA DxA 29. CxP


23. D5T 30. C x P!

Como buen conocedor de la tác- Y las blancas siguen mante-


tica aplicada a la lucha aj edre- niendo la ventaja de un peón.

142
Pero Capablanca resiste tenaz­ tentaba situarse. Tras lo cual em­
mente; y ¿cómo no, si según el pezará un j uego combinativo, en
resultado, suponía la pérdida del el que las amenazas de mate por
título? parte de las blancas serán bas­
tante efectivas.
30. D3D!
39. R2T
Con la intención de reducir el 40. T2D
j uego a un final de piezas mayo­
res, porque en ese caso es muy Ahí está la primera amenaza:
difícil materializar la ventaja de T8D.
un peón.
40. D3C
31. DxC DxC 41. T7D D8C +
32. TIR C3D 42. R2T DIC +
33. DIA! D3A 43. P3C T4AR
34. C4R CxC
35. TxC TICD Diagrama núm. 92

Empieza un intenso forcejeo de


piezas mayores que dará una cul­
minación digna de esta histórica
lucha. A primera vista parece
muy difícil adelantar el peón
blanco 4T; sin embargo, Alekhi­
ne pone en actividad y movimien­
to su inventiva y técnica elevadas
y hace lo imposible.
Acerca de su plan de juego,
trazado para esta posición, dice:
«El método que se ha de seguir
aquí para ganar consiste en ir
alternando los peligros que origi­
na el avance del peón libre, con
el ataque a la posición del rey
adversario que acusa ciertos pun­ 44. D4D!
tos débiles. Primero, las blancas
han de dominar la importante La fuerza de esta j ugada es
diagonal 1 TD-8TR.» bien patente: Alekhine amenaza
con adelantar el peón, para que
36. T2R TITD Capablanca acepte el cambio de
37. T2T T4T piezas, lo que aceleraría la victo­
37. D7A D3T ria de las blancas.
39. D3A + !
44. DIR
Para impedir el avance del 45. T5D T6A
peón blanco 4 T, las negras han
tenido que abandonar la diagonal Un final de damas sería des­
mayor, donde la dama blanca in- ventajoso para las negras.

1 43
46. P4TR! 50. R2C
51. P5TD T3T
Capablanca se ve forzado a los 52. T5D T3AR
cambios ante el peligro de P5TR, 53. T4D T3T
abriendo de esta manera la po­ 54. T4T R3A
sición del enroque con el consi­ 55. R3A R4R
guiente ataque por parte del 56. R3R P4T
blanco. 57. R3D R4D
58. R3A R4A
46. DITR 59. T2T R4C
47. D6C ! 60. R3C R4A
Las blancas todavía no pueden 61. R3A R4C
62. R4D!
aceptar el cambio de damas, por­
que la torre negra se situaría en­ El rey blanco se acercará a los
tonces detrás del peón 4TD. peones negros, mientras la torre y
el peón sujetarán la torre negra.
47. D8T
48. R2C T3A 62• . . . T3D +
49. D4D
y también 62. . . . , R5C; 63. TIT!,
Aquí, las blancas ya pueden y el rey negro no logrará un ata­
aceptar el cambio. que continuo a la torre blanca.

49. DxD 63. R5R T3R +


50. TxD 64. R4A R3T
65. RSC T4R +
Diagrama núm. 93 66. R6T T4AR
67. P4A

La victoria se podía haber lo­


grado antes; por ejemplo: 67. R7C,
T6A; 68. R8C, T3A; 69. RSA!,
T6A; 70. R7C, T4A; 71. P4A, y
las negras j ugarían forzado. Pero
a Alekhin� no se le puede repro­
char esta omisión ; tanto más
cuanto que se hallaba en el um­
bral de la realización de su sueño
dorado . . .

67. T4AD! '


68. T3T T2A
69. R7C T2D
70. P5A PxP
Se da principio a la tercera eta­ 71. R6A P5A
pa del larguísimo medio juego de 72. PxP T4D
esta partida, cuyo final de torres 73. R7C T4AR
Alekhine ejecuta con elevada 74. T4T R4C
maestría. 75. T4R!

144
Se entrega el P5TD a cambio 79. T5CR T8TR
de dos peones del flanco de rey. 80. T5AR R3C
81. TxP R3A
75. R3T 82. T7R.
76. R6T T x PT
77. T5R T8T y las negras se rindieron.
78. RxP T8CR

1 45
3
E N LA E M B R iAG U EZ D E LA FAM A

¡Victorias, victorias!

El mundo recibió con vivo entusiasmo al nuevo rey del ajedrez.


De todos los lugares, y particularmente de Rusia, llegaban a Buenos
Aires cartas y telegramas de felicitación. Le escribían amigos y
aficionados de Moscú, de Leningrado y de la Siberia. Con sincero
entusiasmo felicitaban al ilustre vencedor del temible e invencible
Capablanca. Que esta victoria impresionase a todos, a los aficiona­
dos al ajedrez y a los que no lo eran, quizá se deba a la sorpresa
de haber roto todos los pronósticos acerca de aquel encuentro.
A los ajedrecistas les sorprendía la destreza de que hizo alarde
en el titánico enfrentamiento que tuvo por marco la ciudad de
Buenos Aires. Su maestría en todas las fases de la partida quedaba
demostrada en las seis victorias excepcionales que, como obras de
alto valor artístico, servirían muchos años de ejemplo en el arte
del aj edrez.
Grandes elogios hicieron Lasker y Reti, quienes habían pronosti­
cado su victoria. Y cambiaron de tono los partidarios más entusias­
tas de Capablanca.
El nuevo rey del ajedrez y su cónyuge salieron de Buenos Aires
para Chile, donde embarcaron para Europa.
Una entusiástica multitud de aficionados les recibió en el puerto
de Barcelona. Hubo discursos de bienvenida, brindis, reuniones con
admiradores y visitas a monumentos y lugares de la ciudad. En una
excursión a la montaña, el automóvil en que viaj aba sufrió un acci­
dente, aunque por fortuna los ocupantes salieron ilesos. A los pocos
días, el matrimonio tomó el tren Barcelona - París y regresó a su
hogar.
Allí tiene el primer desengaño. precursor de amarguras venide­
ras. Pocas personas acudieron a recibirle en la estación de París:

147
algún francés, unos amigos íntimos y periodistas. ¡Esto le hizo per­
der las ilusiones, después del triunfal recibimiento que le había tri­
butado la afición barcelonesa! ¿Qué sucedía? ¿No interesaba el cam­
peón del mundo a ningún francés? En la estación parisiense, Alekhi­
ne se hace preguntas, cuyas respuestas tardará muchos años en
hallar . . .
Los periódicos franceses casi no lo mencionan en sus páginas. Al
día siguiente, el reportero de un periódico de los emigrados rusos
escribía con cierto tono irónico : «Tal recibimiento ha hecho posible
que el campeón del mundo pueda descansar».
Desde luego, esta victoria emocionó a los emigrados. El novelis­
ta A. 1. Kuprin publicó un interesante artículo de felicitación. Tam­
bién le felicitaron muchas personas ajenas a toda actividad aj edre­
cista. Era curioso que la victoria de Alekhine diera motivo para que
los rusos, alejados de la patria y entregados a la lucha por su exis­
tencia, se enzarzasen en discusiones con los franceses: « ¡Ahí está
nuestro ruso ! ¡Intentad hacer lo que él ha hecho ! » .
Abundaron las invitaciones y s e d i o lógicamente un copioso y
espléndido banquete en honor del nuevo rey del ajedrez en el Club
Ruso de París. La fiesta fue suntuosa. Cada invitado pagó veinti­
cinco francos por la cena y diez por el baile. Alekhine recibió un
regalo sencillo, pero valioso: un tomo de la primera edición del
manual, que publicara Philidor. Tras lo cual pronunció unas pala­
bras de agradecimiento y . . . ¡Lo mej or hubiera sido guardar silencio
.
aquella noche!
A la mañana siguiente, la prensa de los emigrados rusos informó
del banquete en cuestión y, al parecer, destacó el deseo- de Alekhine
de que «el mito de la invencibilidad de los bolcheviques se disipase
del mismo modo que se había disipado el de la invencibilidad de
Capablanca». ¿Pronunció Alekhine estas palabras? ¿Fue ése su ver­
dadero sentido? Al recopilar material para mi novela «Las blancas
y las negras» , repasé todos los periódicos de aquellas fechas publi­
cados por la emigración rusa ; cada uno de ellos inserta a su manera
el discurso de Alekhine, y en varios no se menciona lo del «mito».
Como conozco la costumbre de la facción reaccionaria de los
guardias blancos, me puse en contacto con personas que conocían a
fondo la vida de los rusos residentes en París, y ninguna me ase­
guró que hubiese pronunciado tales palabras. Uno de los principales
descargos podría ser el hecho de que el campeón del mundo no ma­
nifestó posteriormente semejante idea. Las convicciones tienen su
lógica: quien está aferrado a su opinión propia la manifiesta y de­
fiende cada vez que se le ofrece ocasión para ello. Pero Alekhine no
exteriorizó en el transcurso de los años siguientes las ideas que le
habían atribuido; al contrario, nunca pronunciÓ" una palabra que pu­
diese ofender a su patria o al régimen soviético, y expresó siempre
el vivo deseo de volver a su tierra natal y visitar los lugares queri­
dos e Íntimos. Pero la cosa ya no tenía remedio, y la reacción fue
inmediata. La organización de ajedrez de la Unión Soviética pudo
apoyarse solamente en los materiales publicados, y valoró, en con-

148
secuencia, la conducta de Alekhine. N. B. Krilenko fue el encargado
de manifestar el punto de vista oficial de los ajedrecistas sovié­
ticos : «Después del discurso que pronunció el ciudadano Alekhine
en el Club Ruso, hemos decidido romper con él por considerarlo
como enemigo nuestro a partir de ahora».
y su hermano publicó la siguiente carta abierta en la prensa
soviética : «Censuro toda conducta antisoviética proceda de quien pro­
ceda, tanto de mi hermano en el caso que nos ocupa, como de cual­
quier otra persona. Rompo para siempre con Alej andro Alekhine. Ale­
jo Alekhine.»
y así se corta el vínculo que le une con la patria, con aquellas
personas cuya opinión y amistad tanto estimaba. También cesó toda
colaboración en las revistas de aj edrez, pues Grekov le comunicó
por telegrama que la revista «Schajmati» prescindía de sus servicios.
Después de esto, ¿ qué le quedaba? La intimidad y los cuidados de
su cónyuge Esperanza, el ajedrez y la dignidad de soberano, al cual
todos escuchan y obedecen.
El ajedrez será lo fundamental para Alejandro Alekhine. Verdad
es que intentó ocuparse en alguna otra actividad durante los años
venideros. Se afilió a la logia masónica de París, acerca de cuyos
ritos interesantes me habló León Dmitrievich Liubimov, que se había
afiliado con nuestro biografiado en dicha secta. Pero la abandonaron
pronto.

Solamente el ajedrez

Le quedaba sólo el ajedrez, que le producía la satisfacción de


vencer, de crear y de ser insuperable, pues no tenía contrincantes
peligrosos. Lasker fue tal vez uno de los pocos que tuvo un reinado
ajedrecista tan sosegado como el de Alekhine. El gran maestro ale­
mán rehusó en seguida todo intento de organizar una competición
individual con el nuevo campeón del mundo. Sobre este particular
comenta: «Si hubiese salido vencedor Capablanca, hubiera intentado
batirme con él. ¡ Mas ruego que se me dispense de hacerlo con la
juventud aj edrecista ! » . Capablanca fue acostumbrándose poco a poco
a su nueva situación. Al principio, estaba desazonado ; pretendía re­
cuperar cuanto antes el título. Confiaba en poder ganar fácilmente
a Alekhine en un encuentro-desquite. Esto hizo que desplegase una
actividad extraordinaria, olvidando a veces que el campeón tiene la
palabra y que puede exigir prórrogas e imponer condiciones, del
mismo modo que él las impuso seis años antes. Debió de olvidar
esta circunstancia; en caso diverso, no se explica que exigiese la
modificación de las normas seguidas para luchar por el título mun­
dial. Mas Alekhine le salió al paso : «A usted le gané seis partidas
en noble competición, y sólo me consideraré inferior a aquel que
me las gane en las mismas condiciones en que las gané yO» .
El destronado rey empezó a propagar la idea de que las tablas
serían la muerte del aj edrez, es decir, repetía lo que dij era Lasker

149
cuando fue echado del trono, y llegó a concertar con Maroczy una
competición, que j ugaron en un enorme tablero de dieciséis por doee
casillas de lado. Lo cual no condujo a nada práctico; en todo caso,
sólo contribuyó a menoscabar su ya maltrecha popularidad. Por otra
parte, esto no era lo más importante; la crisis artística de Capú­
blanca había que atribuirla a otra circunstancia : hay que saber sobre­
llevar con entereza cualquier adversidad, sacar las debidas conse­
euencis, rehacerse de la misma y, una vez logrado, disponerse a
luchar. Pero su carácter no podía soportar la espera ni la lentitu d ;
y así, embarcó para Europa y empezó a participar e n todos los
torneos que se celebraban, cosa que no había hecho desde que
perdiera el título. Mas no estaba en la forma de antes ni poseía
aquella infalibilidad de autómata que le habían atribuido; como se
sabe, el cerebro funciona bien cuando se es j oven, y va perdiendo
facultades para luchar, en ajedrez, a medida que se envejece. Esto
aparte, sus contrincantes ya no le temían, j ugaban con más soltura
y le ganaban algunas partidas.
Finalizado el torneo de Bab Kissingen ( 1 928 ) , un entendido dij o :
«A pesar d e haber perdido e l título, Capablanca conserva todavía
la confianza en sí mismo; pero su genial intuición empieza a trai­
cionarle». Al perder las esperanzas en sacar algo positivo de su
carteo con Alekhine, comprendió que los mecenas serían aún menos
magnánimos de lo que habían sido unos años antes con Alekhine.
Esta circunstancia contribuyó a que participase menos en competi­
ciones internacionales. Su país le prestó apoyo, destinándolo a la
embajada de Cuba en París, donde frecuentaba el Café Régence para
j ugar . . . al «bridge».
Los demás aspirantes al título no inquietaban a Alekhine. Debido
a su falta de espíritu práctico, Nimzovitch no hubiese podido reunir
nunca quince mil dólares ( Alekhine había adoptado de su predecesor
la «tradición» de exigir tal cantidad ) ; quedaban sólo Bogoljubow
y Euwe, los cuales tampoco eran una seria amenaza. Por tanto, podía
reinar con tranquilidad y j ugar . . . jugar. Dice : «Sólo me resta mos­
trar todo lo que soy capaz de hacer en el ajedrez)).

«¡Nos ganará ... !»

y Alekhine lo muestra en el transcurso de 1 92 9 a 1 932. Tras salir


vencedor de su competición individual con Bogoljubow, participa
en todas las competiciones y obtiene unos resultados inauditos, a
pesar de enfrentarse con los mejores maestros. ¡ En el citado período
tomá parte en diez torneos internacionales y ocupa el primer puesto
en cada uno de ellos! ¡ El ajedrez le da fama, el ajedrez se somete
a él, el ajedrez le ofrece sus recónditos tesoros!
Son particularmente memorables el torneo de San Remo ( 1 930) y
el de Bled ( 1 9 3 1 ) . Al primero concurrió lo más selecto de los ajedre­
cistas, entre los cuales se contaban Nimzovitch, Bogoljubow y Ru­
binstein, probables aspirantes al título mundial. No concurrieron

150
Lasker ni Capablanca; continuaba la enemistad entre éste y Alekhi­
ne, y sus relaciones eran tensas hasta el punto de no poder uno
soportar la presencia del otro. Una vez, Capablanca j ugaba una par­
tida de competición y le pidíó al juez árbitro que hiciese salir a
la « persona aj ena» del interior de la barrera que separaba los j uga­
dores del público. Éste le respondió, extendiendo los brazos :
-¡ Cómo le digo al campeón del mundo que se retire!
Los organizadores de un torneo le preguntaron a nuestro bio-
grafiado:
-¿Cuánto nos pedirá por tomar parte en este torneo?
--Cinco mil.
-¿ y si participa también Capablanca?
-Entonces, diez mil.
El celebrado en San Remo finalizó con uno de los mayores éxitos
alcanzados por el campeón ruso. Dos participantes consiguieron hacer
tablas con él; los restantes perdieron. Hasta entonces, Lasker había
sido el único que tuvo un éxito igual : en el torneo de Londres ( 1 889)
adelantó a Janowsky en 4 1 /2 puntos, y en el de París ( 1 900) aven­
taj ó a Nimzovitch en 2 puntos. Es decir, obtuvo 23 1 /2 Y 14 1/2 pun­
tos de 28 y 16 partidas, respectivamente. En el torneo que nos ocupa,
Nimzovitch se situó en segundo lugar con 3 1 /2 puntos menos que
Alekhine, quien sorprendió, más que por sus resultados deportivos,
por el estilo con que ganó las partidas y la forma de vencer a ambos
contrincantes ya en la apertura.
En el torneo de Bled ( 1 93 1 ) , Y al perder la partida frente a Ale­
khine, Nimzovitch exclamó :
-¡Nos ganará como si j ugase con inexpertos!
Este torneo constó de dos rondas, y cada participante j ugó vein­
tiséis partidas; en él participaron, además de los grandes maestros
más famosos, los representantes de la j uventud ajedrecista: Flor,
Kashdan y Stolz. La victoria de Alekhine fue muy significativa:
de 26 partidas sacó 20 1 /2 puntos. Bogoljubow ocupó el segundo
puesto y obtuvo 5 1 /2 puntos menos que el vencedor. Tales resul­
tados no se habían producido en ninguna competición, y las partidas
volvieron a sorprender por sus ideas estratégicas, su inventiva y sus
brillantes ataques.
Alekhine también se clasificó primero en el torneo de Londres
( 1 932) y en el de Berna, celebrado aquel mismo año. En el de Zu­
rich ( 1 934) perdió la primera partida con Euwe, debido a un des­
cuido táctico. ¿Y qué sucedió? ¡Nada ! Con una serie de victorias
fáciles terminó la competición ; a saber: sacó 13 puntos de 15 par­
tidas. Flor y Euwe le siguieron con un punto menos en la tabla de
la clasificación. Su técnica y su gran fuerza convencieron al mundo
del aj edrez. Los escépticos se sonrieron cuando Bogoljubow pidió
dinero para organizar una segunda competición individual con Ale­
khine, y no se equivocaron, pues éste volvió a vencer sin ninguna
dificultad al tenaz aspirante a la corona ajedrecista. Con sus altos
resultados deportivos y excelentes logros artísticos, Alekhine mara­
villó incluso a sus colegas y competidores más afines.

151
Hice por carta unas preguntas al maestro inglés sir Thomas, que
me respondió así : «Alekhine parecía transmitir los rasgos de su pre­
clara personalidad a las piezas de ajedrez. Frente a él, más que
frente a otros, experimentaba uno estar j ugando una partida con
un ser humano».
A este respecto, Flor me contó: «Como ajedrecista, Alekhine fue
un j ugador universal en todas las fases de la partida. Yo diría que
ha sido el más grande de todos y un caso poco frecuente en la
historia del ajedrez».
y en igual sentido me habló Max Euwe, el único que logró des­
tronar por dos años a Alekhine: «En el encuentro de Buenos Aires,
celebrado en 1 927, en el torneo de San Remo, acaecido en 1 9 3 0 , y
en otros torneos, Alekhine ofreci5 a la afición unas combinaciones
sorprendentes, un j uego impecable en todas las fases de la parti­
da ; en suma, todos los dones que la Divinidad concede a los genios».

Deseaba regresar a su país

Alekhine inicia con brillantez la cuarta década; pero entre los


años 1 932 y 1 933 empiezan sus seguidores a encogerse de hombros
cuando analizan sus partidas. ¿Qué le pasa al campeón del mundo?
¿Juega de un modo extraño? ¡Estropea sin necesidad la estructura
de sus peones, pierde tiempos, permite que el contrincante inicie
un ataque incisivo . . . !
Pero aquellos que le conocían adivinaban lo que le pasaba. Se
hallaba en estado de decaimiento, de insuficiencia y, a veces, de
desesperación.
Había logrado cuanto puede desear un gran maestro: superiori­
dad indiscutible respecto de sus contemporáneos y estabilidad total
en el trono ajedrecista. Los mecenas movían negativamente la ca­
beza cuando se les pedía dinero para organizar una competición
individual contra él : ¡eso vale tanto como tirar el dinero! ¿Quién
tiene posibilidades, aunque mínimas, de vencer a ese fenómeno? El
campeón del mundo se hallaba en una situación óptima : podía vivir
despreocupadamente, gozar de su grandeza, disfrutar de la fama y
de la admiración general. . . ¿Qué más necesita un campeón? Quizá
no necesita nada más ; pero el hombre sí. Y Alekhine necesitaba
amigos, verdaderos apreciadores de su talento; necesitaba la patria,
para que se enorgulleciese de él y le ayudase en toda situación
difícil. ¿Tenía todo eso ? ¿ A quiénes interesaban sus logros, sus victo­
rias y sus bellas partidas? ¿A los franceses? No son muy aficiona­
dos al aj edrez; además, era una persona extraña para ellos. ¿A los
emigrados rusos residentes en Francia? ¡Éstos tenían que luchar por
la existencia; por eso, no les interesaba ni el ajedrez ni el campeón
del mundo!
Resulta que uno analiza de noche, trabaj a, se esfuerza y crea.
¿ Para quién? ¡Para nadie ! Verdad es que hay un país, donde su
nombre es familiar, donde él sería estimado y famoso y donde se

1 52
le trataría como a una persona entrañable y querida; pero lo ha
perdido, pues allí le cuentan entre los enemigos. . . Flor le ha contado
que aquello es un Eldorado ajedrecista. Se j uega en el escenario de
los teatros; se publican extensos artículos sobre ajedrez en los pe­
riódicos; se emiten programas especiales por la radio, y se transmi­
ten inmediatamente, por teléfono o telégrafo, las novedades · ajedre­
cistas a todos los lugares del país. En las competiciones participan
miles de jugadores, amigos y admiradores suyos.
A unas preguntas que le hice por correspondencia, Salo Flor con­
testa: «Alekhine me preguntó muchas veces por Moscú y Leningra­
do. Aunque no soy psicólogo, en su mirada adiviné que añoraba la
capital soviética.
»Siempre deseé que pudiese visitar Moscú, pues imaginaba cómo
le aplaudirían sus extraordinarias e insuperables combinaciones, si
a mí me aplaudían cuando aislaba un peón o conservaba la parej a
de alfiles. Durante los años 1 933 y 1 9 35 me convencí de que era
muy popular en la URSS. ¡Pasase lo que pasase, Alekhine era Ale­
khine!
»Desgraciadamente, ni él, ni los ajedrecistas soviéticos ni yo pu­
dimos ver cumplido el deseo de escuchar los calurosos aplausos tri­
butados por el numeroso público que llenaba siempre la sala de las
columnas de la Casa de los Sindicatos».
Andrés Lilienthal, amigo de Flor, dice : «En cierta ocasión está­
bamos mi amigo y yo en un café ; se presentó Alekhine, y trabamos
conversación. Entre otras cosas nos dij o que deseaba regresar a su
país, y lo repitió varias veces en el transcurso de la conversaClOn.
Este deseo le duró hasta los últimos años de su vida. ¡Lástima que
no pudo verlo cumplido! » .
Aquí empieza a gestionar su retorno a la patria. En 1 93 3 , Salo
Flor era campeón de Checoslovaquia y había concertado un encuen­
tro individual con Miguel Botvinnik. Se disponía a partir para la
capital soviética, con objeto de celebrar dicho encuentro, cuando
Alekhine le pidió que hablase con Ilyn Genevsky, embaj ador de la
Unión Soviética en Praga y viej o contrincante suyo en el Campeo­
nato de Moscú ( 1 920) . Ilyn Genevsky le dij o que este asunto había
que tratarlo con Moscú, donde Flor habló posteriormente con Kri­
lenko, quien le comunicó: «Lo primero que tiene que hacer Alekhine
es publicar una carta abierta en los periódicos. ¡Nos ofendió dema­
siado con su estúpido discurso! » . De ese modo se aplazaba su regreso
a la Unión Soviética . . .
Acerca de ello, Flor dice : «En 1 933, noté por primera vez tristeza
en la mirada de Alekhine. Me acompañó al andén de la estación de
Praga cuando iba a tomar el tren para Moscú, donde se celebraría
la competición individual, concertada entre Botvinnik y yo. Mi j u­
ventud y poca experiencia fueron la causa de que yo no compren­
diese lo trágico y triste que fue para él aquella despedida en la
estación de Praga. Había venido a la capital de Checoslovaquia para
dar unas simultáneas».

153
El bache

Aquel año tuvo un encuentro que influyó en el estado de Alekhi­


ne e hizo que cambiase mucho su vida. Durante unas simultáneas
conoció a Grace Wishaar, de origen inglés y viuda de un alto comi­
sario francés en Marruecos. Se divorció de Esperanza Semienovna y
contrajo nupcias con Grace, muj er instruida y erudita que poseía
algunos bienes y una casa en Dieppe (Departamento del Sena Infe­
rior) ' ! Desde que abandonara Moscú, tenía por primera vez amparo
y protección en caso de enfermedad y vejez . . . Ella comprendía per­
fectamente las necesidades y los intereses de su segundo esposo.
Acerca de ella, Alekhine dij o más de una vez : «Me comprende
muy bien».
En aquel entonces, Max Euwe le cita para disputar el título mun­
dial. El gobierno holandés y los mecenas corren con los gastos que
ocasione el encuentro, y Alekhine acepta la citación, a pesar de que­
j arse de su estado de salud. Siendo así, ¿por qué la aceptó? ¿Deses­
timó la valÍa de Euwe ?
¡No ! Pues siempre le consideró como un fuerte táctico, un buen
conocedor de la teoría y uno de los mejores cinco grandes maestros.
Sobre todo, era fuerte en las competiciones individuales. Verdad es
que Capablanca le había aventaj ado en dos puntos en una a diez
partidas, y Alekhine le superó en un punto en la primera que j ugó
con él el año 1 927. Tenía conciencia de que los holandeses ayuda­
rían a su campeón, recurriendo a los mejores grandes maestros
para que lo preparasen. ¡Pero esto le tenía sin cuidado!
Contestando a las preguntas que le hice sobre este particular, Flor
dice : «En el encuentro de 1 935, me inmiscuí en los "asuntos inter­
nos" de Alekhine. Como ajedrecista práctico, no tenía que haberme
inclinado a ninguna de las dos partes, como hice en el de 1 937. Con
esta declaración, no quiero decir que yo sea culpable de la derrota
de Alekhine; pero mi conduct a quizás influyó negativamente en su
estado de ánimo. En verdad, nuestras relaciones empeoraron un poco
durante la competición de 1 93 5 : mas volvieron a normalizarse al cabo
de dos o tres meses».
En este lugar, Flor habla del estado de salud de Alekhine poco
antes de empezar el encuentro: «A menudo me preguntaban si Ale­
khine era rico. ¡No, contestaba yo, ningún aj edrecista se ha enri­
quecido j ugando al ajedrez! Sin embargo de su ilimitado amor a
este j uego, Alekhine experimentaba cierto "cansancio ajedrecista".
Me dij o que estaba cansado de luchar por la existencia y que soñaba
con organizar torneos, ser j uez árbitro y, a ser posible, mecenas, para
poder recompensar la belleza de las partidas».
Alekhine empieza con su habitual brillantez el encuentro. Pierde

1. Aquí hay recuerdos equivocados, pues Alekhine jamás estuvo casado con Es­
peranza Semienovna, y en cambio ya se había casado con Grace Wishaar, norte­
americana de nacimiento y viuda del capitán inglés Archibald Freeman, antes de ser
campeón mundial. Grace estuvo con su marido en Buenos Aires, cuando venció a
Capablanca, y con él llegó a Barcelona en 1928, procedente de Chile. (Pablo Morátz. )

1 54
la segunda partida; pero gana la primera, la tercera, la cuarta y la
séptima, con el resultado de 4 : 1 a su favor. Esto le asegura una
«vida fácil» en el encuentro. Y los holandeses empiezan a lamen­
tarse de haber sometido a su campeón a tan dura prueba; creen que
la competición terminará de un instante para otro. Mas de pronto
llegan de todas las ciudades holandesas, donde se j ugaban las parti­
das del encuentro, noticias alarmantes: ¡Alekhine empieza a perder!
No se trataba del resultado deportivo, pues las derrotas son inevi­
tables en un encuentro a treinta partidas, sino de la manera de
perder. Ya no era el mismo que los espectadores habían visto du­
rante las diez primeras partidas. En una enrocó cuando estaba ame­
nazado de mate, y en otras j ugó tan mal la apertura, que ya pudo
abandonar a las primeras j ugadas. ¿Qué ocu rre?, se preguntaba la
afición. ¿Cómo es posible este cambio, y a qué se debe? Después de
muchas suposiciones, se deduj o la siguiente consecuencia, confir­
mada por las noticias de los corresponsales : Al ekhine j ugó estas
partidas en estado de embriaguez. Se decía que, al presentarse para
j ugar una de ellas, apenas pudo subir al escenario, por lo que Euwe
le dij o con su habitual deportividad:
-Si le parece bien, lo dej amos para otro día.
-¡De ninguna manera! -respondió Alekhine, trabándosele la
lengua.
Su j uego fue criticable en la primera mitad del encuentro ; a la
decimoquinta partida, los dos estaban igualados a puntos. El cam­
peón corría peligro de ser destronado; pero decidió rehacerse po­
niendo en actividad y movimiento toda su destreza. Mas aparecieron
otra serie de factores que en éste, como en cualquier otro deporte,
son difíciles de definir. A Alekhine nunca le fue fácil ganar a Euwe,
quien j ugó con mucho entusiasmo el final de esta competición, ani­
mado por algunas de sus partidas ganadas.
Con su inobservancia del régimen deportivo y el quebrantamiento
de las principales leyes de la estrategia ajedrecista parecía como
si Alekhine hubiese ofendido su arte preferido y éste se vengase de
tal ofensa. Como quiera que sea, cada vez que era necesario un
pqueño acierto no se producía ; cuando su posición era mej or y ofre­
cía oportunidad para anotarse un punto, su contrincante hallaba la
forma de hacer unas tablas dignas de un estudio ajedrecista. El
j ugador práctico conoce estas rachas de buena suerte en un torneo
y de mala en otros « cuando no hay forma de lograr nada positivo».
En el transcurso de la competición, Alekhine mandó el siguiente
telegrama a Moscú : «Como antiguo colaborador en el aj edrez y per­
sona que reconoce lo que ha hecho la URSS por la cultura, saludo
sinceramente a los ajedrecistas de la Unión Soviética en el decimo­
séptimo aniversario de la revolución de octubre. Alejandro Alekhine».
Este telegrama se publicó en el periódico «!zvestia», y produj o una
reacción violenta. Los emigrados que envidiaban la situación privi­
legiada de Alekhine publicaron una serie de artículos contra él. Uno
de sus periódicos insertó una fábula, cuyos últimos renglones reve­
lan la atmósfera que se formó en torno de él: «Lector, ten presente

155
la moral y en ello no olvides que Alekhine, derrotado por Euwe, se
ha pasado a los soviéticos».
La parte final de este encuentro fue una verdadera tragedia para
nuestro genial biografiado : tuvo que enfrentarse con la despiadada
fortuna, con el mundo que le rodeaba y con el ajedrez. Euwe le
aventajaba en dos puntos; luego esta ventaj a se redujo a uno ; pero
Alekhine no lograba igualar el resultado, lo cual le hubiese asegu­
rado el título. En la vigésimo octava partida gana un peón, pasa
al final y está a punto de alcanzar la victoria ; mas el ajedrez quiere
que Euwe dé con un medio defensivo y salve la situación. Faltan
dos partidas para finalizar el encuentro.
En la vigésimo nona, Alekhine vuelve a tener un peón de más;
la posición le promete la victoria y, por lo mismo, la salvación del
título. Pero . . . las piezas adversarias forman de repente una estruc­
tura que no es posible quebrantar. Y vuelven a producirse las tablas.
Por fin, se llega a la trigésima y última partida. ¡Cuántas veces
ejecutó Alekhine con extraordinaria fuerza la última partida, aun
cuando ello exigiese una tensión indecible! Pero ahora estaba como
quebrantado y, aunque en su alma alentaba la esperanza, se daba
cuenta de que perdería esta partida.
Sobre ella, la esposa del maestro Kmoch, preparador de Euwe
para esta competición, comenta : «Alekhine se presentó vestido de
frac, corbata blanca y zapatos de charol y, al ocupar su sitio, dij o :
"Me h e puesto e l frac e n honor del doctor Euwe". Parecía querer
representar un papel estudiado de antemano, si bien casi no consi­
guió representarlo: al poco rato, empezó a ponerse nervioso, a en­
cender un pitillo tras otro y a consultar con el médico que lo acom­
pañaba. Tomó varias veces un estimulante y volvió a fumar con
frecuencia. En aquellos instantes, es poco probable que algún es­
pectador creyese en la victoria de Alekhine».
En esta partida no manifestó ninguna esperanza en conseguir algo
positivo ; las cosas se le complicaron desde un principio. Al empezar
el j uego, Euwe le propuso:
-Aceptaré las tablas en cuanto usted lo dese�.
Pero el campeón del mundo rehusó esta propuesta en los últi­
mos instantes de su reinado. El aspirante j ugó con envidiable preci­
sión en el transcurso de esta partida, a pesar del lógico nerviosismo;
circunstancia que no estimo necesario explicar.
Se agotó el tiempo reglamentario. En el final, Alekhine tenía dos
peones menos que su rival y, sin esperanzas de que aceptase, le
propuso :
-¿ Acepta las tablas?
Pero el maestro holandés las aceptó y le tendió la mano. Tras
lo cual Alekhine se levantó de donde estaba sentado y exclamó :
-¡Viva el nuevo campeón del mundo! ¡Viva la afición ajedrecista
holandesa!
La sala pareció venirse abajo cuando se anunció que la partida
había finalizado en tablas. Gritando frenéticamente y corriendo unos
detrás de otros, los holandeses se dirigieron a la salida y al esce-

156
nario; en suma, se rompieron el orden, la ceremonia y la disciplina
que habían · imperado hasta aquel instante. Abrazaron y besaron al
nuevo rey del ajedrez, y lo llevaron a hombros hasta su casa. Desde
los balcones se vitoreaba al triunfador. El j úbilo se prolongó hasta
altas horas de la noche .
. . . y el destronado rey del ajedrez permaneció mucho rato sen­
tado en el escenario de la sala y en medio de la soledad y el vacío ;
luego, se encaminó hacia el hotel, mojando sus zapatos de charol en
los charcos formados por la lluvia otoñal. Ya en la habitación del
citado establecimiento sacó una botella de whisky; pero no le ape­
tecía tomar una copa.
Al poco tiempo fue invitado a participar en el tercer torneo in­
ternacional de Moscú.
Acerca de esta invitación, Flor dice : «Alekhine dij o que difería el
viaje a Moscú para otra ocasión, porque quería presentarse allí en
calidad de campeón del mundo . . . » .

PARTIDAS JUGADAS ENTRE 1927 Y 1935

La siguiente partida pone de za con el movimiento 6 . . . . , P3A


relieve la elevada maestría de el punto 4R negro.
Alekhine, tanto en valorar la po­
sición como en calcular con exac­ 7. CxP A2D
titud variantes de muchos movi­ 8. o-o P3C
mientos. 9. C3AD A2C
10. T1R C2R
11. A4A o-o
Partida 40 12. D2D P4AD
Apertura española 13. C3C C3A

Alekhine Koltanowsky Las negras han desarrollado


Torneo de Londres, 1 932 con fortuna la apertura y mantie­
nen plenamente la ca�acidad de­
1. P4R P4R fensiva de su posición ; el domi­
2. C3AR C3AD nio ejercido en sus casillas 4R y
3. A5C P3TD 5D Y en la línea abierta CD y la
4. A4T P3D amenazadora posición de su alfil
5. AxC+ PxA 2C les ofrecía ocasión de llevar a
6. P4D PxP cabo buen contrajuego. Por eso
tenían que haber j ugado el mo­
Se ha llegado a la conocida de­ vimiento elástico 13 . . . . , T1R, con
fensa Steinitz que gozó de popu­ el fin de poder retirar el alfil 2C
laridad a principios de siglo y a la casilla 1 T en el caso de que
conserva todavía su valor, con la las blancas intentaran cambiarlo.
diferencia de que, en los torneos
actuales, no se cede en seguida 14. A6T A3R
el centro; al contrario, se refuer- 15. AxA RxA

1 57
16. C5D P3A a l citar aquí muchas variantes
17. TDID TICD concretas, pues el cálculo de las
18. D3A DIA mismas es completamente distin­
19. P3TD T2A to del «puro» sacrificio de posi­
20. P3T! D2C ción.
21. T3R D4C
22. TxC
Diagrama núm. 94 23. TxP A5A

Además de este movimiento de


las negras, Alekhine consideró las
siguientes posibilidades defensi­
vas de aquéllas:
1 ) 23. . . . , A x C?; 24. D x P +
y 25. T x C, con ligera ventaja de
las blancas.
2) 23 . . . . , C5D?; 24. C x e, et­
cétera.
3 ) 2 3. . . . , D5A; 24. C x P!, etc.
4 ) 2 3. . . . , CID; 24. T3A, T2AR;
25. C x P, etc.
5) 23 . . . . , TIR; 24. C x P, CID;
·25. P4CD, C2A; 26. T X A, y así
sucesi vamen te.
6) 23. . . . , TIR; 24. C x P, CID;
Koltanowsky hizo este movi­ 25. P4CD, «después de esto ya es
miento al no adver:tir el peligro posible el movimiento defensivo
que corría. En verdad, las blan­ 25. . . . , T3A; de ese modo, las ne­
cas entregan inesperadamente un gras evitan la derrota inmediata,
caballo. aunque tres peones por un alfil
asegurarían la victoria a las blan­
22. C x P2A! cas».
7 ) 23. . .. , R2A; 24. T3A, R2R;
Con este sacrificio de la posi­ 25. P4TD, D3C; 26. T x A + , R x T;
ción, Alekhine logra ejercer fuer­ 27. C x P + , R3D ( o 27 . . . . , R2A ;
te presión sobre la columna cen­ 2 8 . D X P + , R I C ; 2 9 . C6R! , etc. ) ;
tral abierta; presión que ejercerá 28. D x P + , R x C; 29. T3A + ,
después en el flanco de rey, y par­ R5C; 30. D6D + , y las blancas ga­
ticularmente en el punto 2AR. nan .
Acerca de esto dice: «Por lo co­
mún, los llamados sacrificios de 24. P4TD! DxP
posición son más difíciles de ha­
lla r; por eso, es necesario darles Es la única forma de defender
más valor que aquellos que se el caballo 3A y el alfil 5A.
basan exclusivamente en el cálcu­
lo exacto de las posibilidades tác­ 25. CxP D4C
ticas». 26. DxP+ RIC
Pero se contradice hasta cierto 27. C7D! - TID
punto con lo que acaba de decir

158
Diagrama núm. 95 rior y princIpIos del presente.
Cuando se reflexiona sobre las ta­
blas breves y aburridas que se
producen en los torneos actuales,
uno se lamenta · de que nuestros
maestros y grandes maestros no
se esfuercen, aunque sea alguna
vez, en ofrecer partidas de gam­
bito a la afición.

3. P4D
4. PR x P C3AR
5. C3AR CxP
6. DxP C3AD
7. A5CD A2R
8. o-o

Después de 8. D x P, A3A, 9. . . . ,
Las blancas lanzarán sus pie­ D2R + Y 10 . . . . , 0-0-0, el juego de
zas sobre el rey negro. las negras no hubiese favorecido
ni mucho menos a las blancas.
28. T3AR D5C
29. P3A DiC 8. o-o
30. C5R! TI-1AD 9. AxC PxA
31. C x C. 10. T1 R A2C
11. C3T T1 R
y las negras se rindieron por­ 12. C4A P4AD
que a 31. . . . , T x C sigue 32. 13. D1D D2D
T8D + y mate en dos. 14. C5T D4C
Esta partida estuvo considerada 15. CxA DxC
como una de las más bellas del 16. P4A
torneo; por ello, a Alekhine se le
concedió un premio especial. Con este movimiento, las blan­
cas ocasionan complicaciones in­
cisivas para ambos bandos, aun­
Partida 41 que la ventaj a está de parte de
Gambito del Norte ellas.

Alekhine Molina 16. C5C


Simultáneas, Buenos Aires, 1 926 17. D3C TD1D
18. A3R D3T
1. P4R P4R
2. P4D PxP Con el fin de impedir que la
3. P3AD dama blanca se coloque en el es­
caque 4T y de continuar 19.
Éste es el romántico gambito T6D, lo que sería fatal para las
del Norte, al que dieron fama las blancas.
victorias logradas- con él en los
torneos de finales del siglo ante- 1 9. P3TD! C6D

1 59
Aquí ya no conviene proseguir T X T; 27. C x T, y las blancas ten­
19 . . . . , T6D por la respuesta na­ drían realmente un peón de más :
tural 20. P x C!. el 3TD.
2) 25. . . . , C x.T; 26. T x T,
20. T (lR) 1D D3CR C x A; 27. P x C, T x T; 28. D x T,
21. T2D T2D AlA; 29. C5R, etcétera.
22. D4T P3AD 3 ) 25. . . . , A3D; 26. D x T,
23. TI-ID TI-ID T x D ; 27. T x C, D3R; 28. T2-2D,
24. P3T! y, como quiera que el alfil de
las negras está clavado, la parti­
Se ha dado una salida para el da se resolvería fácilmente ( va­
rey. Ahora las negras tendrían riante de Alekhine) .
que j ugar P3TR, para dar salida
al suyo. El desaprovechamiento 25. TxD
de esta oportunidad ofrece a Ale­ 26. TxT+ AlA
khine ocasión de ejecutar una be­ 27. AxP P3T
llísima combinación. Por otra 28. TxA+ R2T
parte, a 24. . . . , P3TR seguiría 25. 29. Tl-8D D8C +
D2A, A3A; 26. CIR, C4R; 27. 30. R2T T2C
D X D, Y aumentarían las posibi­ 31. C4T!
lidades de las blancas en el final.
Ésta es la jugada decisiva. P3C
24. C x PC evita que una de las torres dé
mate en el escaque 8TH. Pero
Diagrama núm. 96 ¿salva eso la partida? Véase: a
31• P3C procede 32. A4D y
. . .,

mate, y a 31 . . . . , P4C sigue 32.


T8T + , R2C; 33. T ( 8D ) 8C + , R3A;
34. T x P + , R4R; 35. T8R + Y
mate a la siguiente. Por ello, las
negras se rindieron.
En este arte del ajedrez, Ale­
khine supo prever y hallar toda
posibilidad, por más insólita que
fuese, así en el ataque como en
la defensa. La siguiente partida
es un extraordinario ejemplo de
defensa.

Partida 42
Defensa Grünfeld
25. D x PT!!
Johner Alekhine
La entrega de dama se basa en Suiza, 1 928
un cálculo amplio y exacto. Vea­
mos las posibilidades defensivas 1. P4AD C3AR
de las negras : 2. C3AD P4AD
1 ) 25. . . . , T x T; 26. T x T, 3. C3A P4D

1 60
4. PxP CxP Di'agrama núm. 97
5. P3CR P3CR
6. A2C A2C
7. O-O o-o
8. P4D

Por transposición de jugadas


se ha llegado a una de las va­
riantes de la defensa GrÜnfeld.
Aquí podrían las negras lograr
las tablas inmediatamente, para
lo cual les bastaría proseguir 8 .
. . . , P X P; 9. C x P, C x C; 10. P x C ,
C3A; 11. C X C, P x C, corno suce­
dió en la séptima partida del en­
cuetro Korchnoi - Petrosian, cele­
brado en el año 1 9 7 1 . Pero Ale­
khine nunca optó por un exter­
minio general de piezas. Al encontrarse en una situación
delicada, Alekhine decide sacrifi­
8. CxC car un peón, con el propósito de
9. PxC C3A avivar el j uego. No era bueno j u­
1 0. P3R D4T? gar 15 . . . . , P5A ni tampoco 15 . . . . ,
P x P, por cuanto a este último
Esta seria imprecisión permite movimiento hubiese seguido 16.
a las blancas hacer la maniobra PA x P.
C3A-2D-4A y mejorar así la posi­
ción de sus piezas. Con la simple 16. CxC AxC
continuación 10. . . . , A3R, las ne­ 17. TR1D PxP
gras hubiesen dado remate al de­ 18. PA x P TD1A
sarrollo e igualado más o menos 19. D4R?
el j uego.
M. Botvinnik indicó que 19.
11. A2C T1D AlA, P4CD; 20. A x A ofrecía a
12. C2D! D2A las blancas la oportunidad de ga­
13. D2A C4T nar un peón y mantener su in­
mejorable posición. Por ejemplo :
Con este conato de reacción 20. . . . , P x A; 21. A5A o 20. . . . ,
Alekhine también empeora su po­ D x A; 21. D x D, T x D ; 22. T x T,
sición ; prosiguiendo 13. . . . , P3R, P x T; 23. A x P• Contando con po­
14. . . . , P3C y 16 . . . . , A2C, hubiese der sacar más ventaj a, el maes­
opuesto una resistencia tenaz a tro suizo no advierte una sutile­
las operaciones ofensivas del ad­ za asombrosa.
versario en el centro. Tras el
mencionado intento, Johner des­ 19. T2D
plegará una iniciativa peligrosa. 20. P5D P4CD
21. A3T P3R!
14. TD1A A3R
15. A3TD! C5A Lo más probable es que Johner

161
contase sólo con la respuesta 21. ej ercer dominio sobre las piezas
. . . , P4A, la cual le hubiese dado negras, a pesar de excederles en
una superioridad decisiva des­ potencia, pues a la continuación
pués de 22. D6R + y 23. P4R. El mej or 27. D4-5R seguiría 27 . . . . ,

plan defensivo, trazado por Ale­ D x D ; 28. D x D, A x A o 27 . . . . ,


khine, es sumamente original e T8D + , y el avance de los peones
inesperado. negros del flanco de dama resol­
vería la partida a su favor.
22. PxP T x T+
23. TxT P4A 25. D4T AxP
26. T8D A2A
No cabe duda de que Johner 27. TxT+ AxT
previó esta respuesta y, por lo 28. A2CR D6A
mismo , preparó un golpe combi­ 29. A!lD + RIT
natorio insospechado. ¡Mas puede 30. A6D?
uno imaginarse la sorpresa que
le causaría el contragolpe de Ale­ Continuando 30. D4CD, las
khine! blancas tenían posibilidades de
oponer resistencia. Después del
24. P7R! TIR! movimiento de la partida, tendrán
que rendirse.
A la astucia se ha respondido
con astucia. En el caso de 24. . . . , 30. D7D!
P x D ; 25. A x T, R2A; 26. T8D, 31. P4R P4C!
ganarían las blancas. 32. D3T P5CR
Pero si j ugasen ahora 25. T8D, 33. D4T A5D.
seguiría la contundente réplica
25. . . . , T x T; 26. P8R = D + , AlA!!. El blanco se rindió.
En esta otra partida sorpren­
Diagrama núm. 98 de la habilidad con que Alekhi­
ne alterna la lógica de su plan
con el cálculo exacto de breves
y bellas combinaciones que re­
suelven inmediatamente la parti­
da a su favor.

Partida 43
Gambito de dama aceptado

Alekhine Flor
Torneo de Bled, 1 93 1

1. P4D P4D
2. P4AD PxP
3. C3AR C3AR
4. P3R P3R
Esta posición es muy original: 5. AxP P4A
dos damas blancas no pueden 6. O-O C3A

1 62
7. D2R P3TD Diagrama núm. 99
8. T1D

En aquella época, esta conti­


nuación estaba considerada como
la mejor. Posteriormente, los teó­
ricos estimaron que 8. C3A era
más fuerte; estimación que pre­
valece todavía.

8. P4CD
9. PxP D2A
10. A3D AxP
11. P4TD P5C?

Lo mej or era cambiar este peón


con el 4 T; ahora, las blancas do­
minarán por entero las casillas
3C y 4A. Esta maniobra táctica es la pri­
mera de una serie consecutiva.
12. CD2D o-o Alekhine fuerza el cambio de es­
13. C3C A2R tos alfiles, para debilitar las ca­
14. P4R C2D sillas negras y luego atacarlas.
15. A3R C2-4R
18. AxA
Esta j ugada permite a Alekhi­ 19. CxA D3C
ne, siempre preciso en el juego, 20. D5T C2D
dominar totalmente la columna
·
AD y hacerse con la iniciativa. La jugada de las negras es bas­
La continuación 15. . . . , A2C; 16. tante pasiva. Flor tenía ciertas
T ( 1T) 1A, D1C ponía obstáculo al posibilidades de salvar la parti­
ataque de las piezas blancas. da si hubiese jugado 20. . . . , P3A,
reforzando así la posición del ca­
16. CxC CxC ballo. Ahora, la posición de todas
1 7. T ( 1T)1A D1C sus piezas será pasiva.

( Ve r diagrama 99) 21. A2R P3C


22. D5C CxC
Las piezas blancas están dis­ 23. TxC P4TD
tribuidas activamente, y ejercen
dominio sobre la mayor parte de Las blancas amenazaban con
las casillas del centro y del flan­ desligar los dos peones negros del
co de dama; su j uego tiene por flanco de dama, mediante 24.
objeto acorralar todavía más las P5T.
del adversario y asestarle luego
el golpe definitivo. 24. P4T A3T
25. A3A!
18. A5A!
Esta jugada entraña tres ame-

1 63
nazas: 26. P5T, 26. T x P y 26. Diagrama núm. 100
T'70.

25. P3A
26. D3R 1'010
2'7. TxT TxT
28. P5R!

El lógico juego de las blancas


nos ha llevado ante una posición
completamente «norma!» , aunque
encierra un hábil artificio tácti­
co, pues en las partidas de Ale­
khine la sana estrategia se enlaza
con golpes tácticos y celadas.
Esto no quiere decir que el cam­
peón del mundo las busque ni las
prepare expresamente; no, sino
que nacen espontáneamente de las partida, Alekhine llevó a efecto
particularidades de la posición. un ingenioso ataque de piezas.
Lo cual subraya aún más la per­
fección de la estrategia general
alekhiniana. Partida 44
El movimiento P5R es lógico ; Gambito de dama
con él, las blancas desbaratan la
estructura de los peones adversa­ Alekhine Lasker
rios, dominan lá casilla 6D y de­ Torneo de Zurich, 1 934
bilitan los escaques negros del
flanco del rey contrario. Y así, 1. P40 P40
nos sorprende que Alekhine no 2. P4AO P3R
piensa en la táctica ni en las ce­ 3. C3AO C3AR
ladas ; la respuesta de las negras 4. C3A A2R
parece natural puesto que los peo­ 5. A5C · C020
nes del flanco de rey perderían 6. P3R O-O
toda su fuerza si prosiguiesen 28. 7. TIA P3A
P x P. 8. A30 PxP
9. AxP C40
28. P4A 10. AxA OxA

(Ver diagrama 100) Se ha llegado a la típica posi­


ción del gambito de dama, ·en el
29. T8A! que las negras se deciden por los
cambios, siguiendo en esto el es­
y las negras se rindieron, por­ tilo de Capablanca. En tiempos de
que su dama no puede situarse Alekhine, esta posición fue muy
en el escaque 3D y ello les oca­ popular; tanto que en el encuen­
sionaría pérdidas materiales de tro por el título mundial del año
consideración. 1 92 7 , los dos contrincantes usa­
En la siguiente y memorable ron el citado sistema, bien con

164
las blancas, bien con las negras. las negras, por cuanto la dama
Los teóricos propusieron diversos se ha alejado del flanco de su
movimientos; pero los 11. C4R y rey. Sorprende que Lasker, gran
11. O-O estuvieron considerados maestro en el arte de la defensa,
como las dos variantes principa­ haya valorado indebidamente esta
les. circunstancia. Tras la segura res·
puesta 17 • P3CR, hubiese po­
. . "

11. C4R C4-3A dido enzarzarse una lucha com­


12. C3C P4R plicada y con igualdad de opor­
tunidades; en cambio, después de
Alekhine creyó que este movi­ la jugada de la partida, las ne­
miento fue la causa principal de gras sucumbirán.
que Lasker perdiese la partida;
sin embargo, análisis posteriores 18. D6D C4-2D!
demostraron que las negras po­
dían continuar defendiéndose; Lasker se da cuenta de la si­
veámoslo : primero era necesario tuación y ejecuta jugadas defen­
cambiar las damas, mediante 12. sivas sin tacha. ¡Pero ya es de­
. . . , D5C + ; 13. D2D, D x D + , y masiado tarde!
después pensar en los movimien­
tos liberadores P4R o P4AD. 1 9. TR1D TD1D
20. D3C P3C
13. O-O PxP 21. D5C! R1T
14. C5A D1D
15. C3A x P C4R Cualquier otro movimiento tam­
1 6. A3C AxC poco mejoraría la situación, por­
17. CxA D3C? que las blancas hubiesen prose­
guido simplemente 22. T6D y 23.
Diagrama núm, 101 TI-ID.

22. C6D R2C


23. P4R! C1CR
24. T3D P3A

Las negras dan pie a que se


llegue a un final magistral; pero
la verdad es que ya no pueden
alejar la incisiva amenaza 25.
T3AR. Extraviada, la dama negra
.

no parece advertir que el adver­


sario hará prisionero a su rey en
el otro extremo del tablero.

25. C5A + R1T

( Ver diagrama 102)


Este imprudente movimiento
hace que disminuyan bruscamen­ 26. D x PC ! !
te las posibilidades defensivas de

1 65
Diagrama núm. 102 Las negras han cometido evi­
dentemente un error; creerían po­
der defenderse así : 12. P x P,
C x C; 13. P x C, A x P + ; pero no
tuvieron en cuenta la intermedia
C x A.

12. C x A+ ! DxC
13. PxP CxP
14. T5T!

Las blancas compensan la en­


trega de una pieza con la pose­
sión de la columna TR, por la
cual sus piezas penetrarán en el
dispositivo del adversario.

14. ... D3R


y el negro abandonó. 1 5. T ( ID ) 1 T P4A

La que se ofrece a continua­ Diagrama núm. 103


ción es breve y curiosa, y conti­
núa siendo objeto de estudio como
ejemplo de ataque por sorpresa
contra la posición del rey.

Partida 45
Apertura española

Alekhine Mindeno
Simultáneas, Holanda, 1 9 33

1. P4R P4R
2. C3AR C3AD
3. A5C P3D

Se ha llegado a la antigua de­


fensa Steinitz; por lo demás, se 16. C5R! !
usa mucho en la actualidad.
¡Brillante solución combi-nativa!
4. P4D PxP Las blancas tienen que privar al
5. DxP A2D rey negro de la casilla 2A; para
6. AxC AxA tal fin es necesario dar j aque des­
7. C3A C3A de el escaque 4AD y evitar que
8. A5C A2R el adversario responda con P4D.
9. 0-0-0 O-O
1 0. P4TR P3TR 16. PxC
11. C5D P x A? 17. P6C.

1 66
y las negras se rindieron, por­ Pero el efectuado en la partida
que a 17 . , D x PC sigue 1 8.
. . . hará que se debiliten sus casillas
D4A + . de color negro; tanto que las blan­
Entre los éxitos estratégicos, lo­ cas aprovecharán casi forzadas
grados por el nuevo campeón del este factor posicional aunque ello
mundo en la época de su apo­ le exigirá mucha inventiva a Ale­
geo deportivo y artístico, se cuen­ khine.
tan algunas partidas en las que
resolvió el fin de la lucha ya en 9. PxA P4CD
plena apertura. 1 0. C5C !
En la que se ofrece a continua­
ción , el desacertado j uego de las Diagrama núm. 104
negras debilitó mucho sus casillas
negras y, por ello, fue rebatido
convincentemente.

Partida 46
Defensa eslava

Alekhine Bogoljubow

Primera partida de la competición


individual, 1 929

1. P4D P4D
2. P4AD P3AD
3. C3AR C3AR
4. C3A PxP
5. P4TD P3R El plan de las blancas es bien
sencillo: pretenden colocar el ca­
Este movimiento es de todo ballo en la casilla 6D a través
punto malo y pasivo. Ello hace de la 4R, lo que empeorará en
posible que Alekhine logre una sumo grado la situación de las
superioridad decisiva en el cen­ negras. Por ello, Bogoljubow
tro. Lo procedente era 5. . . . , A4A. adopta medidas enérgicas, para
impedir que dicho caballo se co­
6. P4R A5C loque en la casilla 6D.
7. PSR C4D
8. A2D AxC 1 0. P3A

Ese cambio es catastrófico para Es natural que las negras no


las negras; hubieran podido sos­ prosiguiesen 1 0. . . . , C x P, pues
tener su posición, si hubiesen seguía 11. D3A.
proseguido 8. . . . , P4CD; 9. C4R,
A2R; 1 0. P3CD, C2D; 11. I' x PA, 11. P x PA C x P6A
P X P; 12. A x P, C3C; 13. A3C,
A3T ó 13. A2R, P4TD y el con­ o bien 11 . . . . , D x P; 12. C4R,
siguiente movimiento 14 • , C5C.
. . . D1D; 13. ASC, y la situación de

1 67
las negr.as continuaría siendo muy Diagrama núm. 105
delicada.

12. A2R P3TD


13. A3A!

¿De qué modo rechazar la ame­


naza 14. P x P? A 13 C4D si­
. . . .•

gue 14. D2A. P3C; 1 5. C x PT.


T x C; 16. D x P + . y a 13 T2T . . . .•

sigue 14. A4A. D3C; 15. A6D. lo


que reduce en gran manera la
movilidad de las piezas negras.

13. P3T
14. A5T + CxA
15. DxC+ R2D
16. C7A D1R
1 7. D6C! TIC Partida 47
1 8. A4A! Apertura vienesa

El rey negro no podrá resistir Alekhine Euwe


mucho tiempo el ataque de tantas Vigésimo séptima partida del
piezas adversarias. El campeón encuentro para el campeonato
mundo consigue ganar pronto, del mundo. 1 935
valiéndose de una serie de movi­
mientos muy finos. 1. P4R P4R
2. C3AD C3AR
1 8. A2C 3. A4A CxP
19. A3C R2R 4. D5T
20. A6D + R2D
21. o-o P4A Esta antigua variante de la
22. PD x P A4D apertura vienesa toma nuevo sen­
23. PxP PxP tido en manos de Alekhine. El
24. TxT AxT lector podrá observar cómo re­
25. T1T C3A forma de una manera artística la
antigua forma de las variantes
( Ver diagrama 105) tácticas e incisivas; por otra par­
te. se lamentará de que no se
26. C5R + . practiquen actualmente tales va­
riantes, que encierran todavía
y las negras abandonaron. por muchos lances desconocidos.
cuanto a 26 C x C seguía 27.
. . . . •

T7T + . R3A; 28. D4R y j aque 4. C3D


mate. 5. A3e A2R

La derrota infligida al contrin­ La variante 5. . . . • C3A; 6. C5D.


cante en la siguiente partida es P3CR; 7. D3A. P4A; 8. D5D, D2R;
tan convincente como la anterior. 9. C x P + , R1D; 1 0. C x T. P3C

168
estuvo sometida a un sinfín de siempre, el campeón del mundo
análisis, si bien todavía no se ha traza un plan perfecto, pues tie­
resuelto definitivamente cuál de ne en cuenta todo detalle, por in­
los dos bandos saca ventaj a de significante que sea. En este caso,
las complicaciones que se produ­ las blancas han de procurar que
cen. Por ello, se comprende que las negras no sitúen el alfil en la
Euwe decidiese no usarla sin ha­ casilla 3A, y Alekhine ha resuel­
ber realizado posteriormente un to ante todo este problema con­
previo análisis. dicional.

6. C3A C3A 9. TIR


7. CxP C x C? 10. O-O AlA
11. D4A P3AD
Así, se complica la posición de
las negras. Era mej or proseguir En cambio, Euwe j uega confor­
7• O-O; 8. C5D, C5D.
. . ., me a las consideraciones genera­
les. Mas el cálculo concreto de­
8. DxC O-O muestra que a las negras les fal­
ta tiempo para formar la estruc­
Diagrama núm. 106 tura ideal P3AD y P4D ; por eso,
tenían que haber j ugado P3CD y
A2C.

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P i
12.
13.
C3R
P4D
D4T
D4TR

• • • A 13. . . . , T5R hubiese seguido

• e. •
���
14. A x P + , golpe táctico que se
opone a muchos otros movimien­
• • • • tos de las negras.

• • 14. P3AD C5R

§
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15. P3A!

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�""� �fI B . � � �
�.. ,� �;",, �
Esta bella solución del proble­
ma rompe la armonía posicional
de las negras: no se puede j ugar
9. C5D! 15. . . . , A3D porque sigue 1 6.
D x P + , D x D; 17. A X D + , R x A;
La solución de este dificilísi­ 18. P x C + . El caballo negro ha
mo problema estratégico es per­ de retirarse, lo que sembrará
fecta. Pues si . hubiese diferido pronto la confusión entre sus
Alekhine esta acción para el si­ fuerzas.
guiente o posterior movimiento,
enrocando o moviendo el peón 2D 15. C4C
para sacar el alfil lA, hubiérase 16. P5D!
equilibrado pronto el j uego ; a sa­
ber : las negras habrían j ugado La amenaza 17. P4TR fuerza a
A3A, P3A, C I R y P4D. Como Eu we a tomar este peón ; de ese

1 69
modo, se ve obligado a romper la C5T; 28. A3C, C x P; 29. T x P, las
estructura de peones. blancas llegan hasta el peón ne­
gro 2AR, y después de 27. . . . ,
16. PxP C3T; 28. T4D y el consiguiente
17. CxP C3R movimiento 29. T4AR ó 29. T4AD,
18. D4CR D3C las negras se ven forzadas a pa­
sar prácticamente · a un final de
Las negras no quieren que se torres.
abra la columna AR, porque, en
ese caso, la torre blanca lA refor­ 27. C3R
zaría el ataque contra el peón 28. AxC PD x A
2AR.
Diagrama núm. 107
19. A3R P3C
20. TDID A2C
21. DxD

La debilitación de los peones


negros es evidente; por ello, es
conveniente pasar a la fase final,
con el fin de sacar partido de
esta ventaja. De esta manera, Ale­
khine relaciona la estrategia de
la apertura, a través de un corto
medio juego, con el final. En la
actualidad hay pocas partidas bri­
llantes en las que se trace con
precisión esta línea estratégica
que une las tres fases de la par­
tida.
Ahí están los frutos de la pro­
21. PT x D funda y amplia estrategia del
22. TRIR TDIA campeón del mundo. N o es sino
23. R2A A4A un final de torres con cierta ven­
24. AxA AxC taj a a su favor; pero esto es su­
ficiente, pues su elevada técnica
Cabe suponer que Euwe no va­ le permitirá materializar esta li­
loró debidamente el final de to­ gera ventaja posicional ; a saber:
rres que va a suceder; en caso la alejada posición del rey negro
contrario, hubiese j ugado 24. . . _, en una esquina del tablero y la
T x A y conservado así su pode­ posibilidad de tener un peón pa­
roso alfil de casillas blancas. sado en el flanco de dama.

25. AxA CxA 29. T7D TIAD


26. TxT+ TxT 30. T x PT TxP
27. P4CD! 31. T8T + R2T
32. P4TD T6C
Esta determinación es sorpren­
dente; véase: después de 27 . . . . , En caso de que las negras hu-

1 70
biesen proseguido de otra mane­ En aquella época, Alekhine es­
ra, por ejemplo: 32. . . . , T7A + ; timó que esta continuación era
13. R3R, T x P, Alekhine hubiera la mej or ; en los años siguientes,
resuelto pronto la partida, me­ la práctica no confirmó esta opi­
diante 34. T6T, T7T; 35. R4D, nión y hoy día se practican mé­
tras lo cual habría acercado el todos estratégicos más sólidos
rey a la casilla 3CD y adelanta­ para reforzar el centro, median­
do sus dos peones ligados hacia te 4. P5R.
la octava horizontal. Por ello, las
negras tenían que haber conti­ 4. AxC+
nuado 32. . . . , P4R!. 5. PxA PxP
6. D4C C3AR
33. P5C P4C
34. R2R P4R El movimiento 6 • , R1A oca­
. . .

35. R2D P3A siona un j uego tranquilo; esta j u­


36. R2A T5C gada también fue recomendada
37. R3A T5D por Alekhine, y causa extrañeza
38. T6T! R3C que pocos siguiesen la recomen­
dación del campeón del mundo
Ahora, el peón libre 5C será en las partidas de competición ;
suficiente para ganar. acaso se debe a que quienes op­
tan por tal variante no son ami­
39. TxP TxP gos del j uego sosegado, sino que
40. T6A T5D prefieren el complejo e incisivo
41. P6C. para ambos bandos.
y las negras abandonaron, por
cuanto el avance del rey hacia 7. D x PC TIC
la casilla 5AD hace que la mar­ 8. D6T P4A
9. C2R CD2D
cha del peón 6C sea incontenible.
10. C3C T3C?
En esta partida, la ventaja sa­
cada de la apertura se ha ma­
terializado en el final. Un grave error, tras el cual
En la siguiente, el ataque se las negras se encontrarán en una
lleva a cabo en el medio j uego situación difícil. Lo procedente
y en todos los frente del tablero. era continuar 10. . . . , D4T y de­
j ar que la dama blanca perma­
neciese en el escaque 6T. Ade­
Partida 48 más, como el lector verá compro­
Defensa francesa bado posteriormente, la posición
de la torre en el punto 3C ofrece
Alekhine Euwe a las blancas ocaSlOn de dar al­
Tercera partida del encuentro gunos golpes tácticos y peligro­
para el campeonato del sos
mundo, 1 935
11. D3R C4D
1. P4R P3R 12. DxP CXP
2. P4D P4D 13. D3D C4D
3. C3AD A5C
4. P3TD o bien 13. . . . , P X P; 14. D x P,

171
D3A; 15. D x D, C x D; 16. A3D, 22. o-o A2D
T2C; 17. A2D, y la posición de 23. A3T + RIC
las blancas sería excelente. 24. P5T T6A

14. A2R D3A Con este movimiento se pierde


15. P3AD PxP un peón y la ocasión de una de­
16. PXP C2-3C fensa mejor, como 24. . . . , C5AD;
25. A5A!, C4R; 26. P x C, T x A;
Diagrama núm. 108 27. TRIAD, T (1T) 1AD; 28. T x T,
T x T; 29. D4D!, sería poco pro­
metedor para las negras.

25. DI C! C5T
26. AxC PxA
27. D x PC D3AD
28. P6T C3C

y 28. D x D ; 29. P x D, TIC


o o .,

tampoco mej oraba la situación de


las negras, pues hubiese seguido
3 0. T ( 1A) 1C, C3C; 31. A4C y 32.
T x P.

29. A5A P5A


30. C5A RIT
31. C7R D3R
17. A5T! 32. AxC

El comienzo de un ataque enér­ La posición de las negras no


gico que abarcará todos los sec­ da ninguna esperanza; sin em­
tores del tablero. Empieza en el bargo, Euwe trata de eludir la
flanco del rey y se extiende al derrota, valiéndose de artificios
de dama; luego, las fuerzas ata­ tácticos.
cantes del centro hacen una in­
cursión hacia el flanco del rey 32. A3A
negro. 33. CxA TICR
34. C5R! T2C
17. o o T2C 35. D8C + ?
1 8. A3A D3C
19. A4R! P4A Esto retrasa algo más el triun­
20. A3A RIA fo ; con 35. A x P! se ganaba inme­
21. P4TD! diatamente.

Ahora, el inactivo alfil lA se 35. TIA


incorporará al ataque; además, el 36. C6C + TxC
posterior avance del peón TD pa­ 37. D x PA DxA
rece bastante peligroso. 38. D5R +

21 . T2AD A pesar de todo, la superiori-

1 72
dad material de las blancas es 7. DxA o-o
suficiente para ganar. 8. P3AD P3CD

38. T2C Aquí, Nimzovitch ha cometido


39. DxP TID un serio error al hacer despreo­
40. D5R DxP cupadamente este movimiento. Se
41. D x D. ve que el defensor de la profi­
laxis en ajedrez ha olvidado las
y las negras se rindieron. medidas elementales de aquélla.
En las partidas que hemos ana­ Como el caballo blanco pretende
lizado, la estrategia usada por colocarse en la casilla 6D, era ne­
Alekhine ha tenido un carácter cesario evitarlo prosiguiendo 8.
«panorámico», o sea sus planes C4A.
han abarcado todo el tablero, han
incluido el aprovechamiento de 9. P4AR A3T
muchos elementos de la posición.
Esto aparte, su actividad artística Nimzovitch intenta trasladar el
de la época de mayor florecimien­ caballo 1C al escaque 4T, para lo
to contiene bastantes ejemplos de cual provoca previamente el mo­
estrategia «característica», es de­ vimiento P4TD. Pero a esto se
cir, la base de l a idea estratégica oponen la energía y convicción
está formada por un solo elemen­ ejemplares con que Alekhine
to de la posición. lleva a efecto su vasto plan es­
Como comprobación de todo lo tratégico.
dicho podemos admirar la ejem­
plar destreza con que aprovecha 1 0. C3A D2D
el campeón del mundo un solo 11. P4TD CD3A
elemento, una sola columna abier­
ta, en la partida que veremos se­ Diagrama núm. 109
guidamente.

Partida 49
Defensa francesa

AIekhine Nimzovitch
Torneo de San Remo, 1 930

1. P4R P3R
2. P4D P4D
3. C3AD A5C
4. P5R P4AD
5. A2D

Demasiado tímido ; 5. P3TD y


5. D4C son más contundentes.
12. P4CD!
5. C2R
6. C5C A X A+ Acerca de esta j ugada, Alekhi-

1 73
ne dice: «Es bastante extraño que 15. P5T!
este movimiento, dictado más o
menos por las circunstancias ( con Este avance es muy oportuno,
él impiden las blancas la manio­ pues no se puede responder con
bra C3A-4T y al tiempo obligan 15 . . . . , P x P por la respuesta 16.
a que se despeje la situación en P5C!.
el centro) , causase tanta sensa­
ción. En sus comentarios sobre 15. CIA
esta partida, Tarrasch lo califica 16. CxA
de «original en sumo grado». Lo
que me parece sensacional es el El sacrificio de este caballo tie­
hecho de que un ajedrecista de ne por objeto facilitar el acorra­
la talla de mi contrincante no lamiento de las piezas contrarias.
considerase seriamente la posibi­
lidad de tal respuesta cuando tra­ 16. DxC
zó su plan, iniciado en la j ugada 17. P6T D2AR
8. . . . , P3CD; esto es lo extraño. 1 8. A5e !
más que el movimiento en sí» .
Este interesante comentario de­ Diagrama núm. 110
fine a nuestro biografiado corno
estratega y valora debidamente el
j uego propio y el del contrincan­
te. ¡Oj alá sus palabras sirvan de
ejemplo para aquellos ajedrecis­
tas que consideran sus éxitos sin
el debido sentido crítico y están
siempre dispuestos a elogiar el
juego de su contrincante cuando
pierde la partida!

12. P x PC
1 3. PxP A2C
14. C6D P4A?

Con la idea de impedir el avan­


ce de los peones de este flanco
y de disminuir de algún modo y La columna AD es el principal
con urgencia la presión ejercida sector del frente, y . las piezas
por las blancas en el flanco de mayores de las blancas penetra­
dama. Sin embargo, si hubiese rán por ella en el campo del ad­
proseguido Nimzovitch 14. versario.
P4TD; 1 5. P5C, C5C o 1 5. A5C,
P x P, hubiera asegurado a su ca­ 18. CI-2R
ballo un futuro prometedor al 1 9. o-o P3T
disponer de los escaques 5C o 4T 20. TRIA TRIA
según el caso ; en cambio, tendrá 21 . T2A DIR
que retirar ahora dicha pieza a
la retaguardia. La dama negra se ha situado
voluntariamente en la diagonál

1 74
dominada por el alfil 5C. ¿N o Diagrama núm. 111
indicará esto que se han desva­
necido todas las esperanzas?
iN ada menos que eso! Nimzovitch
no podía hacer otra cosa ; por
ejemplo: a 21 . . . . , CID hubiese
seguido 22. TDIAD, T X T; 23.
T x T, TIA; 24. T x T, C x T; 25.
D3A, Y la dama blanca habría
ocupado el escaque 7A.

22. TDIAD TDI C


23. D3R T2A
24. T3A

A fin de alinear la dama de­


trás de sus torres en la colum­
na AD.
vitch n o quiso que su adversario
24. D2D se deleitase en la victoria final. y
25. TI-2A RIA " abandonó.
26. DIA TI-lA En la siguiente partida, Alekhi­
27. A4T! ne lleva a efecto un ataque arro­
llador ; pero la ofensiva se realiza
Con ello se prepara el incisivo esta vez por tres columnas abier­
movimiento 28. P5C. Esto obliga tas y no por una .
a las negras a entregar un peón,
si bien tal entrega no mejorará
su situación. Partida 50
Defensa Nimzovitch
27. P4CD
28. AxP RIR Stahlberg Alekhine
29. A4T R1 D Olimpíada de Hamburgo. 1 930
30. P4T. 1. P4D C3AR
2. P4AD P3R
( Ver diagrama 111) A5e
3. C3AD
4. D3C
La necesidad ineludible de im­
pedir el avance del peón CD Este sistema defensivo tiene
blanco ha obligado a las negras muchos años de existencia. y en
a un j uego forzado; a pesar de múltiples ocasiones se ha trata­
que hay muchas piezas en el ta­ do de refutarlo por diversos pro­
blero, ninguna de ellas puede mo­ cedimientos, entre los " que se
verse sin pérdidas materiales. cuenta el movimiento 4. D3C; ac­
Con el movimiento 30. P4T!, tualmente, este movimiento se
Alekhine subraya la situación de practica muy poco , pues las n e­
j uego forzado y espera que su gras han hallado un simple pro­
contrincante agote los movimien­ cedimiento para igualar l a s po­
tos de sus peones. Pero Nimzo- sib ilidades.

1 75
4. P4A 18. ... P5A!
5. PxP C3A
Sobre este movimiento, Al.ekhi­
Así se j ugó hasta la cuarta dé­ ne comenta:
cada ; pero los maestros soviéti­ «A partir de aquí todos los mo­
cos hallaron posteriormente otra vimientos de las negras han sido
manera de disponer mejor las pie­ calculados con suma precisión;
zas negras: C3T, A X P, A2R, tanto que es poco probable hallar
P3CO, A2C, C ( 3T) 4A y P40. otros mejores.»

6. C3A C5R 19. P5T P x PR


7. A2D C x P5A 20. DxP C4A
8. D2A P4A 21. D3A P3D
9. P3TD AxC 22. PxP PxP
10. AxA O-O 23. C1R P4R
11. P4CD C5R
12. P3R P3CD Así, el caballo negro tendrá un
importante punto de apoyo en la
Estos movimientos de las blan­ casilla 50 y su torre un paso a
cas y las negras se pueden ver través de 5A. Por los citados pun­
en cualquier manual de apertu­ tos emprenderán las negras el úl­
ras. timo asalto a la posición del ad­
13. A3D CxA versario.
14. DxC A2C
15. o-o 24. T7T C5D
C2R
25. D3R T2D
Aun cuando debilita sensible­ 26. T2T T2-2AR
mente las casillas de color ne­ 27. P3A
gro centrales, la retirada de este
caballo tiene por objeto con­
trarrestar las activas operaciones Diagrama núm. 112
de las blancas, y particularmen­
te el movimiento P5A.

16. A2R

El gran maestro Stahlberg se


dispone a operar por la columna
AO ; pero no lo consigue, pues
Alekhine se hace enérgicamente
con la iniciativa.

16. D1R
17. TR1D T1D
18. P4TD

Esta continuación es demasiado


pasiva ; aquí convenía 18. D5R y,
de ese modo, amenazar 19. D7A. 27. ... T5A!

176
El orden de las piezas negras peligrosa continuación 31.
es perfecto; sólo falta que la dama T x P¡ 32. D x D, T x T. Alekhine
ocupe el lugar ideal desde donde tenía previsto responder a 31.
dirigirá la ofensiva. D2D con 31. . . . , A x P; 32. C x A,
C x C + ; 33. T x C, T x T¡ 34. D x D,
28. A3D D4T! T x A + ; 35. T x T, T x T + ¡ 36.
R x T, P x D; 37. R2R, R2A; 38.
jÉsta es la casilla de la dama ! R3A, R3R¡ 39. R4R, P4CD!, y el
Ahora se amenaza 29. . . . , P5R! ; negro no tendría dificultades en
30. D X C, P x P, y las negras ga­ ganar este final de peones.
nen en seguida; por eso, el alfil La continuación elegida por
ha de retirarse inmediatamente. Stahlberg ocasiona inmediatamen­
te la pérdida de la partida.
29. AlA D4C!
31. RlT TxP
Alekhine realiza con brillantez
el ataque: sus torres dominan la y las blancas abandonaron.
columna AR, y su dama ejerce Entre las partidas de Alekhine
claro dominio en la de caballo. Es se encuentran varias en las que
fácil ver el peligro de la respues­ entrega un peón por la iniciativa
ta 30. . . . , T x P!; 31.. D x D, T x A en la apertura; método por el cual
y mate. tuvo especial predilección incluso
en la época de sus mejores éxi­
30. T2AR tos.
Ofrecemos al lector dos parti­
Diagrama núm. 113 das significativas.

Partida 51
Gambi to de dama

Alekhine Colle
Torneo de Bled, 1 9 3 1

1. P4D C3AR
2. P4AD P3R
3. C3AD P4D
4. A5C CD2D
5. C3A P3A
6. P4R

El negro se proponía realizar


aquí la variante Cambridge­
30. P3T! Springs 6. P3R, P4R. Como esta
variante no era del agrado de
Esta insignificante movida de­ todos, se idearon diversos proce­
cide el resultado de una gran con­ dimientos para impedir su reali­
tienda. Las blancas no pueden de­ zación. Alekhine usa uno de ellos,
fenderse satisfactoriamente de la a saber: el audaz ataque P4R y

1 77
la entrega consiguiente de un cisión ; no tenía que haber abier­
peón. to la diagonal mayor, porque el
alfil blanco va a servirse con
6. P x PR provecho de la misma.
7. CxP D3C
8. A3D 15. A3A PxP
16. CxP o-o
Diagrama núm. 114 17. C5A! DID
18. C x A+ DxC

Diagrama núm. 115

Ahí está la entrega del peón


a cambio de la iniciativa. Cree­
mos oportuno señalar que se tra­
ta de una verdadera entrega, o
sea el peón o su equivalente no Analicemos esta posición e in­
se restituye en pocas jugadas, tenternos hallar la respuesta a
sino al cabo de mucho j uego. Las esta pregunta : ¿ qué ha recibido
blancas pueden demostrar de una Alekhine a cambio del peón? En
sola manera que tal entrega es primer término una posición óp'"
acertada: presionando sobre el tima de sus piezas : los alfiles es­
dispositivo del adversario mien­ tán situados perfectamente, y las
tras no obtengan otras ventajas torres tienen movilidad y se tras­
que compensen suficientemente la ladarán pronto al flanco de rey.
sobredicha entrega. Mientras el negro aún no ha dado
fin al despliegue de sus piezas,
8. DxP el blanco dispone de tiempo sufi­
9. o-o CxC ciente para reforzar la presión
10. AxC C3A ejercida contra la posición del
11. A3D D3C rey adversario.
12. T1R A2R
1 3. D2A P3TR 19. TDIC!
14. A2D P4A
Las blancas tienen intención
Colle comete la primera impre- de proseguir 20. A4C e incluir

178
la segunda torre en el flanco de­ Aquí advirtió Colle que perdía
recho, para atacar. calidad después de 37. D8T + ,
R2A; 38. D + T x , R x D; 39.
1 9. TlD T x P + y abandonó.
20. T3R P3CD En la siguiente y memorable
21. D2R A2C partida, Alekhine entregó dos
22. T3CR ClR peones por la iniciativa en la
23. TlR RlA apertura. Y el ataque de las pie­
24. D2C! zas blancas fue tan violento que
la lucha finalizó al décimo nono
La dama blanca maniobra en movimiento. Esta lucha relámpa­
su propio campo y al mismo tiem­ go impresionó mucho a sus con­
po debilita la posición del con­ trincantes.
trario.

24. P3A Partida 52


25. A4C C3D Defensa francesa
26. T3-3R R2A
27. P4A D2D AIekhine Nlmzovitch
28. D2R! Torneo de Bled, 1 93 1

Las amenazas aumentan ; aho­ 1. P4R P3R


ra, las blancas amenazan con to­ 2. P4D P4D
mar el peón 3R, aunque tienen 3. C3AD A5C
previsto 29. D5T + . 4. CR2R PxP
5. P3TD AxC+
28. TlR 6. CxA P4AR
29. D5T + RlC
«Este movimiento va contra to­
La retirada del rey al flanco dos los principios de la sana es­
de dama acarrearía muchas pér­ trategia», dice Alekhine, Y; expli­
didas: a 29. . . . , R2R seguiría 30. ca: «Los escaques de colo�egro
T x P + , D x T; 31. T x D, R x D; de las negras se debilita rárt,�.eO ··
32. D4C + , y las negras continua­ sumo grado por ese movimiento
rían perdiendo material. y por haber cambiado el alfil
de rey» .
30. D6C P4A Aquí procedía 6 . . . , C3AR!. El
.

31. AxC DxA conocimiento seguro y claro de la


32. AxP DxP gravedad del error estratégico, co­
33. D7T + RlA metido por Nimzovitch da a Ale­
34. A6C khine motivo para emprender un
ataque, en · el que entrega dos
Las negras tendrían que rendir­ peones.
se ante. el peligro de 35. TlAR.
7. P3A PxP
34. D5D 8. DxP DxP
35. AxT TxA
36. RlT D3A. Cuando se j ugó esta partida, se
suponía que 8 . . . . , D5T + ; 9. P3C,

1 79
D x PD era más contundente; pero Diagrama núm. 116
eso fue mera suposición, pues ras
blancas j uegan 1 0. C5C, y su ata­
que es irrechazable.

9. D3C! C3AR

o bien 9. . . . , C2R; 10. A3R,


D3A; 11. 0-0-0, Y la superioridad
de las blancas sería considerable.

1 0. D x PC D4R + ?

La continuación 1 0. . . . , TIA
daba a las negras ciertas espe­
ranzas; mas, ahora, perderán irre­
mediablemente.
cen todavía en su posición ini­
11. A2R TIC cial.
12. D6T T3C
13. D4T A2D
1 5. AxP
14. A5CR A3A
15. 0-0-0 El negro no puede ya salvar la
partida.
( Ve r diagrama 116)
16. TRIR A5R
Es fácil ver el inmediato hun­ 17. A5T CxA
dimiento de las negras: además 1 8. T8D + R2A
de los defectos comunes a posi­ 19. D x C.
ciones como ésta, el caballo y la
torre de la dama negra permane- y las negras se rindieron.

1 80
4
D ESP U ES D E L FRACASO

E n l a soledad y e l olvido

¡Ay del rey que pierda la corona, aunque se trate del rey del
ajedrez!
La afición mudó de simpatía. Las constantes victorias hartan ;
esto hace que se exijan continuamente nombres nuevos, aconteci­
mientos interesantes. Por otra parte, la tenacidad de Euwe se hizo
merecedora de la admiración general.
Muy pocos permanecieron al lado del depuesto rey del ajedrez.
Emmanuel Lasker no mudó de criterio sobre él y su talento que
había reconocido con anterioridad. Estas palabras suyas lo atesti­
guan : «Creo que, tras un descanso imprescindible, puede ofrecer toda­
vía muchas partidas interesantes a la afición» .
E n Moscú n o s e creía e n la caíada d e Alekhine, y e n Praga,
Varsovia, Londres y Viena tenía muchos adictos, aunque dudaban
de si su favorito lograría restablecer la salud, y particularmente
lIhrarse del mal que 'le había llevado al fracaso. Ahora que empie­
zan sus dificultades, vamos a tratar de sus cualidades humanas y
de cómo se manifestaron en medio de la adversidad.
Se ha escrito mucho sobre su insociabilidad, retraimiento, aspe­
reza y deseo de separarse del trato con los demás. En el transcurso
de mi pródiga participación en los torneos he conocido muchos aje­
drecistas, simples aficionados y personas que lo vieron o se trataron
con él. De sus informes y datos PUde reconstruir la imagen de este
inolvidable gran maestro. Pero debemos atenernos, más que a las
palabras, a los documentos. Capablanca lo describe así : «Alekhine
es el prototipo de la raza eslava; mide más de seis pies de altura,
tiene el pelo rubio y los oj os azules. Llama siempre la atención de
los circunstantes cuando se presenta en las salas de competición.
Habla con exactitud, corrección y claridad seis idiomas, es doctor

181
en Derecho y su formación general supera con creces a la del hom­
bre medio. Por lo visto, tiene una extraordinaria memoria para el
ajedrez; dicen que recuerda puntualmente las partidas jugadas con
maestros y ajedrecistas más importantes durante los quince o veinte
años últimosJ. Otros ajedrecistas hablan de su envidiable entendi­
miento y vasta instrucción. He leído muchos artículos y libros suyos,
y confieso que he envidiado siempre la precisión del lenguaje y la
amplitud de los criterios.
Alekhine fue amable y servicial en el trato con sus colegas aje­
drecistas, y estuvo siempre dispuesto a prestarles ayuda. Sobre este
particular me habló varias veces el maestro húngaro Andrés Li­
lienthal, a quien Alekhine recibió cordialmente en la estación de
París cuando visitó de joven y por primera vez la capital de Francia.
Escuchémosle: «En las relaciones personales, Alekhine fue muy ama­
ble y simpático; gozó del afecto de todos; estuvo siempre dispuesto
a dar consejos útiles a sus camaradas, y no regateó esfuerzos en
transmitirles sus conocimientos y su experiencia. Sobre él siempre
• ha eaerito favorablemente. Su fiel admirador ( Ernesto Grünfeld)
puede atestiguar que Alekhine fue una persona amable y servicial».
Sin duda, interesaba conocer la opinión de uno de los ajedrecis­
tas que j ugó con él tres competiciones individuales y lo vio y trató
acaso más que otros grandes maestros. Por ello, me dirigí al doctor
Euwe y le pedí que expresara el concepto que tenía formado del
gran maestro ruso. Respondió : «Como persona, Alekhine fue un enig­
ma. Tenía concentrada la atención en el ajedrez y en sí propio, de
tal suerte que en nuestros países le pusieron el apodo de "Allein
ich". l Con tal disposición de ánimo no pudo tener amigos verda­
deros, sino partidarios y seguidores. Le agradaba oír palabras amis­
tosas, y particularmente cuando las cosas le iban mal� su naturaleza
tenía cierto matiz infantiL . . Si se le considera en este aspecto. se
le pu�den perdonar muchas cosas : ante el tablero de ajedrez era
grande; fuera del mismo se semejaba a un niño que hace travesuras
ingenuas y, por ello, cree que nadie las ha advertido».
Ahí tenemos la persona tímida, corta y ensimismada que no
siempre valora debidamente su comportamiento y, por lo mismo, no
puede evitar la comisión de errores. Tales personas gozan poco del
afecto de aquellas que les rodean. Esto es otra de las causas de
que el rey depuesto se quedase solo y sin el apoyo de los amigos . . .
Mientras tanto el coro de los entendidos afirmaba, ya directa
o indirectamente, que la época de las bellas combinaciones alekhi­
nianas había terminado y empezaba la de la precisión matemática
euweniana.

.... r

Sin esperanzas••.

El ajedrecista halla consuelo únicamente en nuevas luchas com­


petitivas. Y Alekhine participa en decenas de ellas durante los dos
1. " Yo solo"; en alemán en el original.

1 82
años que sucedieron a su fracaso, aunque fueron en general de
mediana importancia, excepto algunos torneos como el de N ottingham,
celebrado el año 1 936. El hecho de haber ocupado el primer puesto
de la clasificación en dos competiciones y de haberlo compartido
con otro participante en otras dos revela la baj a forma deportiva de
Alekhine. Esto hacía suponer que había perdido la capacidad para
ganar, teniendo en cuenta que siempre aventajó a sus más inme­
diatos seguidores en 3 1 / 2 Y 5 1 / 2 puntos. Los descuidos, los erro­
res y la confusión le perturbaban las ideas. ¡Y la duda, la temible
duda sobre sus propias fuerzas y el acierto en los planes de j uego!
El lector verá luego algunas partidas pertenecientes a este período
y comprenderá la siguiente confesión: « En otro tiempo hubiese pa­
sado a un final de juego y hubiera ganado; pero en este período
me fallaba la habilidad para realizar buenos finales».
Dos importantes torneos del citado período ejemplifican lo dicho :
el de Nottingham ( 1 936) y el de Kemeri ( 1 937) . En los dos parti­
ciparon ajedrecistas ilustres y Alekhine no pudo hacer nada frente
a ellos, pues en el primero se clasificó en sexta posición y en el
segundo hubo de compartir los puestos cuarto y quinto. Había per­
dido facultades para enfrentarse con j ugadores fuertes y medianos.
Sobre todo, fue deprimente el resultado que obtuvo en Nottingham.
Realizó con brillantez algunas partidas en las que derrotó a Tarta­
kower, hizo unas interesantes tablas con Botvinnik y ganó a Euwe
en un largo final de damas. ¡El rey del ajedrez pudo comprobar
que Alekhine aún estaba fuerte! En cambio, perdió frente a Reshews­
ky y frente a Capablanca.
¡Cuánta agitación causó la partida entre los dos ex campeones por
estar enemistados uno con el otro! Alekhine sacó ventaj a en la
apertura y en el medio j uego; pero, como le solía ocurrir en aquel
entonces, hizo unos movimientos falsos y perdió la ventaja. Preocu­
pados los j ueces de la competición se preguntaban : Si no se hablan,
¿ cómo ofrecerá uno al otro las tablas? Pero la cuestión se resolvió
por sí misma al cometer Alekhine otros errores y empeorar así su
posición cuando · se llegó al descanso ; además, hizo un movimiento
después de que el j uez árbitro diese la señal para suspender el jue­
go; por lo cual la tensión con que se había jugado esta partida
acabó en un conflicto. . .
E n e l torneo d e N ottingham s e destaca u n nombre nuevo, e l de
Miguel Botvinnik. A partir de aquí empiezan las negociaciones entre
él y Euwe sobre una competición por el título mundial para cuando
éste hubiese j ugado el encuentro-desquite con Alekhine y lo hubiera
ganado. ¡Cómo no iba a ganarle! Bastaba observar su j uego para
comprender que caía aceleradamente en la nada aj edrecista . . .

Pero sucede lo imprevisible

Al concertar en 1 935 el encuentro para el campeonato del mundo,


Alekhine se reservó el derecho a una competición-desquite al cabo

1 83
de dos años si ganaba Euwe; en efecto, se cumplió lo pactado en el
plazo previsto.
Siempre me ha sorprendido la deportividad de Euwe en cuanto
a cumplir sin objeciones ni demoras lo convenido. Otros en su lugar
lo hubiesen demorado y puede que no lo hubieran cumplido. Pues
se ha dado más de un caso en que el campeón del mundo ha ale­
gado varias razones para eludir la puesta en juego del título. No
hace mucho le dij e a Max Euwe que el cumplimiento de lo concer­
tado puso de manifiesto su espíritu deportivo y elevó su autoridad
en los círculos ajedrecistas, y le pregunté por qué no había dado
largas a dicho encuentro, a fin de ostentar un año más el título
de campeón del mundo. Me contestó:
-No tenía objeto este retraso, y aún menos estando seguro de
ganar por segunda vez. En aquel entonces bastaba observar la for­
ma deportiva de Alekhine para convencerse de ello.
Siendo así, ¿ qué sucedió? ¿ Cómo pudo Alekhine presentarse con
la brillante forma deportiva de sus mejores tiempos, y al cabo de
dos años, en Amsterdam? A los inmutables camareros holandeses,
conocedores de la costumbre del campeón ruso, les extrañaba que
pidiese de bebida un vaso de leche holandesa. ita mej or leche del
mundo! N o fumaba y había resuperado unas libras de peso ; en
suma, su semblante denotaba tranquilidad y satisfacción.
También se había preparado de otro modo y a fondo para este
eilcuentro. En el primero se presentó sin el debido equipaj e de aper­
turas y sin ayudante, por lo que hubo de encargar este cometido al
maestro holandés Landau. Esta vez le servía de ayudante el gran
maestro Eliskases y su equipaj e de análisis teóricos era considerable.
¡Si los aduaneros holandeses hubiesen sabido que las maletas del
sonriente maestro contenían muchas «bombas» ajedrecistas . . . !
Pero, ¿ qué sucedió realmente? ¿ Cómo pudo este hombre, derro­
tado y enfermo del corazón, vencer la dolencia que le aquej aba,
recobrar la salud y hallarse en óptimas condiciones para tomar parte
en una lucha tan difícil? ¿Qué le induj o a rehacerse de su deca­
dencia artística? Poco ha que todo eran fracasos, errores y descuidos;
ahora había trazado vastos planes y hecho cálculos exactos. ¿ Qué
fuerzas produjeron esta sorprendente transformación? La causa hay
que buscarla en las particularidades de su carácter. Sobre este par­
ticular, Romanovsky comenta: «En el transcurso de once años sos­
tuve relaciones amistosas con Alekhine y conocí muchos de sus ras­
gos. A mi parecer el primero y principal es la orientación hacia
un objetivo determinado. Lo interesante de su memorable victoria
sobre Capablanca en el año 1 927 fue, aparte de la alegría de ver cum­
plido su deseo, la desazón que le causó. ¿Qué hacer en lo sucesivo?
A partir de este instante su vida carece de tal objetivo y, por lo
mismo, empieza a envolverse en una dramática neblina.
»Comenzó a hablar de nuevas ideas y a escribir sobre ellas. En
su arte se manifiestan síntomas de ensayos y nuevas concepciones
aj edrecísticas que serán a la postre la causa de su derrota frente a
Euwe en la competición para el campeonato del mundo por no ha-

1 84
berlas tratado con la debida seriedad. Pero se ha de reconocer que
este gran fracaso, quizás el único en su carrera deportiva, tuvo
un lado positivo, es decir, en su vida apareció un nuevo objetivo:
demostrar otra vez que él era, a pesar de todo, el más fuerte» . ¡Con
qué claridad y precisión definen estas palabras el carácter del gran
maestro ruso! Imperturbabilidad en los éxitos y movilización en los
fracasos. La verdad de esta afirmación se ve reflejada en las tablas
de los torneos. ¡Cuántos premios especiales de belleza obtuvo Ale­
khine por partidas j ugadas al día siguiente de haber sufrido una
derrota! La fuerza de voluntad, el saber movilizarse y el carácter
firme fueron los atributos peculiares que le distinguieron en las
contiendas ajedrecistas. Y ha pasado a la historia del ajedrez como
uno de los pocos grandes maestros a quienes las derrotas no sólo
no le desmoralizaron, sino que, al contrario, le fortalecieron aún más.
En 1 937, l a preparación deportiva de Euwe era idéntica a la de
dos años antes. Al menos no se quejaba de su estado de salud ni
se quejó posteriormente. Ocurrió que Alekhine estaba muy bien pre­
parado, y el campeón holandés no pudo quebrantar la voluntad de
su contrincante. A la sazón contaba Alekhine cuarenta y cinco años ;
a pesar de esto su buen aspecto, su serenidad, su apacibilidad y el
estilo seguro y firme de su juego sorprendieron a todos; parecía el
mismo de los torneos de San Remo y Bled. ¿Qué podía hacer Euwe
u otro gran maestro de la época ante tal ajedrecista?
En la competición de 1 93 5 , la causa del fracaso de Alekhine se
debió principalmente a la escasa preparación en el terreno de las
aperturas; en verdad, no preparó n ada nuevo ni pidió ayuda a nadie.
Por el contrario, a Euwe le ayudaron Flor, Grünfeld y Kmoch, prin­
cipales teóricos de entonces. Y en la de 1 937, Alekhine no se inmutó
por nada ni siquiera por la presencia del gran maestro R. Fine, que
vino del otro lado del océano para ayudar a Euwe.
Es particularmente bella e interesante la novedad, introducida por
Alekhine en la sexta partida ( véase la número 6 1 ) : en la variante
de la defensa eslava, que Euwe conocía perfectamente y seguro que
analizó a fondo con sus ayudantes, entrega un caballo en el sexto
movimiento. Esto causó cierta perplejidad a su rival quien no supo
si tomarlo o no; vio claramente que, si tomaba, las blancas ten­
drían oportunidad de desarrollar un ataque sumamente peligroso.
¿Podía someterse a tal ataque si su autor lo' había preparado de ante­
mano y, por tanto, conocía todas las sutilezas, variantes y maneras
de llevarlo a término? Euwe no tomó encontrándose de pronto en
un callejón sin salida. La novedad en cuestión fue tan compleja y
con tantas variantes complicadas, que no se consiguió refutarla sino
al cabo de un año de haber sido introducida.
En otras partidas muestra Alekhine no sólo una comprensión am­
plia de los problemas de la apertura, sino también un profundo co­
nocimiento de la psicología. El acierto en elegir la apertura, el paso
oportuno al sistema catalán y la aplicación de ciertas variantes de
la defensa Nimzovitch le permiten imponer su voluntad al adversario.
La superioridad en este terreno le da confianza y le facilita lograr

1 85
prontamente la victoria. En ninguna otra competición individual hubo
tantas partidas cortas como en ésta, que se resolvieran en la aper­
tura, lo cual le situó a nuestro hombre entre los más relevantes teóri­
cos de esta primera fase de la partida.
Pero el ajedrez es caprichoso, pues el buen estado físico y la
excelente preparación deportiva no siempre dan los frutos deseados.
Alekhine perdió la primera partida ; podría parecer que esta circuns­
tancia bastaba para desanimarle. Mas veamos las declaraciones que
hizo un corresponsal, después de su fracaso en la primera interven­
ción: «jBueno, la primera partida me ha sido adversa! Tras haberla
perdido, escribo seguidamente estos renglones. El resultado no es
agradable, que digamos; pero tampoco me ha cogido de sorpresa, por
cuanto estoy preparado para encajar algunas derrotas en esta com­
petición, debido a unas sorpresas que el doctor Euwe me tiene pre­
paradas en la apertura. Sin embargo, cifro mis esperanzas en los
siguientes factores: en ningún caso debo subesti�ar el valor de mi
adversario ; he de cuidar mi estado moral y físico, pues faltan toda­
vía veintinueve partidas para terminar el encuentro. Mañana será
otro día» .
Estas palabras trascienden confianza, tanto por su tono como por
el respeto al contrincante y por la última frase, tomada de la novela
«�o que el viento se llevó» , de la escritora norteamericana Margarita
Mitchell.
Al día siguiente, igualó el tanteo; luego, hizo tablas en otras dos
partidas, y perdió la quinta. Después, ganó tres. jY cómo las ganó!
Euwe se resistía tenazmente, porque, aun cuando el resultado de 6 : 4
le era desfavorable, tenía aún posibilidades de mantenerse en el
trono. Pero no hubo forma de ganarle la delantera a Alekhine, que
sacó cuatro puntos y medio de las cinco partidas siguientes y, des­
pués de la vigésimo quinta, obtuvo los 15 1 /2 puntos que le ase­
guraban la victoria. .
Atendamos a lo que Euwe dice acerca de tan sorprendente vIcto­
ria: «Considerando el aspecto técnico de las partidas de este en­
cuentro y analizando a fondo el juego de Alekhine, se verá fácil­
mente que jugó impecablemente todo el encuentro. Introdujo no sólo
una serie de novedades en la apertura ; también realizó partidas, em­
pleando los simples procedimientos estratégicos que caracterizaron
siempre su juego. La táctica perfecta y el talento combinativo son
tan conocidos y propios de su estilo, que no es necesario detenerse
en ellos. Su juego fue asimismo intachable en los finales. Pero lo
que más me entusiasmó fue su destreza en proseguir las partidas
no terminadas, que yo conocía bien por tener que analizarlas; en
ellas ejecutaba a veces movimientos inesperados y nuevas ideas» .
y finalizado el encuentro, manifestó : « jAlekhine ha restablecido
su reputación de ser el mejor ajedrecista entre los vivientes y ha
confirmado la creencia de que es el más grande de cuantos han sidob>.
Esta vez no hubo j olgorio en Holanda, y la Sociedad Contra el
Alcoholismo le hizo un simbólico regalo consistente en una cesta con
botellas de leche, nata y queso del país. Entusiasmados, los admira-

1 86
dores del sin par talento de Alekhine se pasaron a su campo; algu­
nos de ellos habían estado dos años en el de Euwe. Abundaron los
ditirambos; de nuevo se hablaba de la inigualable capacidad combi­
nativa del genial ajedrecista ruso. Pero él denotaba fatiga y ron­
daba ya los cincuenta años . . .

Dedicación entera al ajedrez

Y, sin embargo, se lanzó nuevamente a la más enardecedora de


las luchas competitivas : en 1 938, tomó parte en el troneo de Monte­
video, de Plymouth, de Margate y de la A VRO, y conquistó muchos
"
primeros puestos, aunque en er último de los citados hubo de com­
partir el cuarto y el sexto lugar con otro participante. Este torneo
era solamente para gente jove�. ¡Si había que trasladarse a diario
de una ciudad a otra ! , ¿cómo se podía jugar debidamente? Por eso,
los más «viejos» ocuparon los puestos correspondientes a la segun­
da mitad de la tabla de la clasificación.
Y no faltan aspirantes al trono. CapablancG continúa cifrando sus
esperanzas en el encuentro-desquite; se rehace en los últimos años,
y ocupa los primeros puestos en torneos tan importantes como el de
Moscú y el de Nottingham, celebrados en 1 936 ; en el segundo com­
partió el primer premio con Botvinnik. Y Salo Flor firma un acuer­
do con Alekhine, para disputar el título mundial. Acerca de ello , el
ingenioso maestro checo dice con el humor que le distingue: «No
tengo nada que perder; si no gano, al menos pasaré a la historia
del ajedrez como uno de los contrincantes de Alekhine en la dispu­
ta por el título mundial».
El campeón soviético Miguel Botvinnik intenta , seriamente con­
certar un encuentro con el campeón del mundo. Este aspirante es
peligroso, pero deseable. En las negociaciones sobre este particular,
Alekhine pone la condición de trasladarse a Moscú dos meses antes
de empezar el encuentro.
A los colegas les sorprende que el paso del tiempo no ha menos­
cabado la claridad de las ideas alekhinianas. Sobre ello, Pablo Keres
comenta: «Tuve trato con Alekhine en varias competiciones. Jugué
frecuentemente con los mejores ajedrecistas de aquella época ; pero
hacerlo con él era siempre una experiencia singular, algo distinto
de lo común. Esto obliga a preguntarse: ¿por qué? Porque se distin­
guía de los ajedrecitsas de su generación en cuanto al punto de
vista de mirar el ajedrez. Al jugar con Alekhine, uno estaba con­
vencido de que él ponía todo su poder y todos sus conocimientos en
la partida y de que, como verdadero artista, crearía una gran obra
de arte. Nunca desestimó las cualidades de su contrario, nunca j ugó
superficialmente y, lo que es más importante, trazó siempre un plan
de j uego profundo e interesante por sus ideas. Tomaba la iniciativa
y procuraba ganar, aun cuando su situación en el torneo no lo re­
quiriese; en suma, ponía esmero en ejecutar la partida».
Sabelio Tartakower dice del campeón del mundo : «Debo añadir

187
que quienes conocieron personalmente a Alekhine se sorprendían de
cómo puede una persona entregarse por entero a los deleites ajedre­
cistas que, por lo demás, le compensaron con creces. Y si hubo al­
guien que no soterró su talento, sino que lo aprovechó para deleitar
a los demás, fue Alekhine».
En su espíritu reinan la satisfacción y el sosiego; se halla en la
cumbre de la fama, goza de las comodidades del hogar y aoepta toda
manifestación de afecto que se le tributa. El futuro parece presen­
tarse despejado y prometedor. Hay muchos torneos por delante y
se publica su libro sobre las partiáas del torneo de Nottingham;
viene a ser una «revisión» semejante a la que hizo después del tor­
neo de Londres, celebrado en el año 1 922. Así que sufría una derrota
buscaba sus causas ; para .esto nada mejor que analizar las partidas
propias y las de los contrarios. Tiene proyectados varios libros y un
manual, para que las generaciones venideras aprendan a jugar al
ajedrez según su propio estilo.
Los maestros jóvenes arden en deseos de derrocar al «viejo».
¡Que lo intenten! Botvinnik es el más peligroso de todos; lo demos­
tró en el torneo de la AVRO al aprovechar los pequeños despistes
de Alekhine en la posición. Si hay que enfrentarse con él, será ne­
cesario prepararse bien respecto a las aperturas. Y si se celebrase
en Moscú, la competición ofrecería oportunidad de ver nuevamente
los lugares queridos. . . ¡Qué pasa allí con el ajedrez! Poco tiempo
antes organizaron los sindicatos un torneo, en el que participaron
siete mil personas. ¡Siete mil!
Por lo pronto había que ir a Buenos Aires, para tomar parte en
la olimpíada de tumo. Sin duda, era una satisfacción ver de nuevo la
ciudad donde se proclamara campeón del mundo. Alekhine gustaba
de las olimpíadas ajedrecistas, porque en ellas se encuentra uno
con amigos y conocidos de todos los lugares del mundo; se concier­
tan nuevos torneos y competiciones individuales, y se rinde verda­
deramente culto al ajedrez. Pero un hecho le puso de mal humor:
Capablanca obtuvo mejores resultados que él en el primer tablero
del conjunto cubano. Cierta persona donó un broche de brillantes
como premio especial para el capitán del equipo que puntuase más.
¡Desde luego, lo violento no era no ganar dicha j oya, sino ir a la
zaga de Capabl anca . . . !
El pacífico curso de la contienda entre los mejores equipos del
mundo fue interrumpido por la noticia de la invasión de Polonia por
las tropas alemanas y del comienzo de la guerra mundial. En tales
circunstancias, el ajedrez pasó a último término, y muchos partici­
pantes salieron aquel mismo día para Europa. Ante el encuentro
Francia - Alemania, Alejandro Alekhine, capitán del equipo francés,
comunicó a los jueces de la competición que no deseaba competir con
los alemanes y retiraba su equipo. Los jueces dieron por finalizado
dicho encuentro y anotaron medio punto para cada equipo en la
tabla de la clasificación.
La olimpíada finalizó, y los participantes regresaron a sus países
respectivos. Pero los maestros europeos esperaron. ¿Qué hacer? Via-

1 88
j ar en barco era peligroso, ya que la guerra se había extendido a
la mar. Najdorf, Stahlberg y Eliskases se quedaron en Argentina.
En cambio, Alekhine y su esposa decidieron partir para Europa.
Esta decisión fue ilógica. ¿ Qué indujo al campeón del mundo a
tomarla? ¿La tempestad de acero que azotaba el viejo continente?
¿Por qué no decidió esperar, como hicieron los maestros jóvenes?
N adie podría contestar a estas preguntas. Existe sólo el hecho de
que él y su cónyuge desembarcaron el mes de enero de 1 940 en
Europa, exponiéndose a las contingencias de la fortuna.

PARTIDAS JUGADAS ENTRE 1935 Y 1939

Partida 53 Este movimiento tiene por ob­


j eto cambiar el alfil 3D ; única
Defensa francesa pieza de las blancas que está si­
tuada activamente.
Winter Alekhine
Torneo de Nottingham, 1 93 6 11. 0-0-0 A4AR
12. C ( 1A ) 3C AxA
1. P4R P3R 13. DxA P3TR
2. P4D P4D 14. P4AR?
3. PxP PxP
4. A3D C3AD Diagrama núm. 117
5. C2R A3D
6. P3AD D5T!

Con este enérgico ataque de la


dama, Alekhine toma la iniciati­
va ya desde el comienzo de la
partida. Aquí se demostrará que
no es bueno el cambio de peones
en la tercera jugada.

7. C2D A5CR

Aquí ofrecen las negras un


peón; pero el maestro inglés no
lo acepta, porque, después de 8.
D3C, 0-0-0; 9. D x PD, C3A, su
contrincante tendría ventaja de
desarrollo y un fuerte ataque elS Es difícil prever qué plan de
esta primera fase de la partida. j uego hubiera trazado Alekhine,
si hubiesen jugado de otro modo
8. D2A 0-0-0 las blancas. Tras el movimiento
9. C1.� P3CR que han efectuado, no ofrece
10. A3R CR2R duda y se basa en las particulari­
dades producidas por el cambio

1 89
de la situación. Véase: con el ci­ los que las blancas ponen sobre la
tado movimiento, Winter ha debi­ marcha.
litado sus escaques 3R y 4R ; con­
siguientemente, las negras pueden 26. P3CD
desarrollar su j uego en la colum­
na TR; pero antes retiran la Diagrama núm. 118
dama, porque ya ha cumplido su
misión en el punto ST.

14. D5C!
15. P3TR D2D
16. TRIA P4TR!

Este movimiento impide el


avance del peón blanco 4A : a 17.
P5A seguiría 1 7 . . . . , P5T; 18. P6A,
C1CR; 1 9. CIT, TIR, y el peón
blanco 6A se perdería pronto.

17. C1C P5T
�.
1 8. C3-2R C4A
19. C3A P3A
26. C5A!
Es admirable la disposición con­
veniente y proporcionada de las Esta entrega es umca y lógi­
piezas y peones negros en el flan­ ca, por cuanto las blancas están
co de rey. Las blancas, por el apelotonadas y no podrán defen­
contrario, tienen debilitados sus der debidamente a su rey. Si to­
escaques 3R y 4R, Y no pueden man el caballo, el mate será ine­
disponer del SR porque lo do­ vitable después de 27 . . . . , D5T + ;
mina el peón negro 3A. 28. R1A, A6T + ; 29. R1C, T3C + ;
30. RIT, D7A; si no lo toman, sólo
20. C2T TDIR les queda alargar un poco más la
21. A2D T3R resistencia.
22. C4C TI-IR
23. T ( 1D ) 1R Tl-2R! 27. AlA C ( 5A ) 6R +
28. AxC CxA+
Al igual que en la partida nú­ 29. CxC TxC
mero 49, Alekhine coloca la dama 30. D2A D4C!
detrás de las torres, para ocupar
de un modo decisivo la séptima ¡El fin ! La amenaza 31. . . . . ,
y octava líneas. D6D + fuerza a las blancas a en­
tregar el peón 3A, tras lo cual
24. R1D DIR toda resistencia será inútil.
25. D3A C4T
31. C1A T x PA
La caballería apoya a las fuer­ 32. TxT AxT
zas atacantes, cosa que no pue­ 33. D1R R2D
den impedir los débiles obstácu- 34. P5A

1 90
y también 34. D x T, D x T + y 10. A2A C1R
35• . . . , D x PA. 11. P4A P4AR

34. T6R Este serio error posicional ofre­


35. D2A P4C ce a las blancas oportunidad para
36. T1R T5R dominar por entero su importan­
37. TxT PxT te escaque 4R. El movimiento
38. R2D A3D! P4AR tenía que haber ido prece­
dido de 11 . . . . , P3CR, a fin de
Con objeto de proseguir 39. poder tomar con el peón en la
P6R + !. casilla 4AR negra.

39. R2A A5A! 12. PxP AxP


13. AxA TxA
y las blancas abandonaron. 14. C3A C2D
15. C4R C1A!

Partida 54 Esta j ugada es muy oportuna.


Apertura española Ante la imposibilidad de desalo­
j ar el caballo blanco de la casi­
Alekhine Taylor lla 4R, Taylor intenta colocar uno
Torneo de Margate, 1 937 de los suyos en 5AR.

1. P4R P4R 16. A3R C3C


2. C3AR C3AD 17. P3CR P3T
3. A5C P3TD 18. C3-2D R2T
4. A4T C3A 19. D3D D2D
5. o-o A2R 20. P4A
6. D2R
Este movimiento es más defen­
Alekhine practicó con frecuen­ sivo que ofensivo, pues tiene por
cia este movimiento. Hoy día no objeto prevenir las amenazas 20.
se suele hacer. T4T y 21. D6T.

6. o-o 20. R1T


7. P3A? 21. C3AR!

Esto da idea de la forma de­ Las blancas tienen que dismi­


portiva de Alekhine en aquel nuir la tensión del centro, para
tiempo. Las blancas hubieran po­ lo cual Alekhine efectúa una ori­
dido ganar un peón, si hubiesen ginal operación táctica.
proseguido 7. A x C, PD x A; 8.
C x P, D5D; 9. C3AR, y a 9. . . . , 21. PxP
D x PR seguía 10. D x D, C x D; 11. 22. C4D T2A
T1R y ganaban una pieza. 23. A x P?

7. P3D « Se ha cometido un pequeño


8. P4D A2D error estratégico, a consecuencia
9. P5D C1C del cual las blancas no podrán

191
aprovechar totalmente su venta­ Alekhine aprovechará acertada­
ja posicional. Dos importantes mente este error. La continua­
consideraciones aconsejaban no ción 32. . . . , TICR era más fuerte
tomar este peón : 1 ) como la po­ y planteaba una lucha muy por­
sición de las negras tiene poca fiada.
movilidad, las blancas tenían que
haber evitado los cambios, y 2) el 33. C3T T4A
alfil blanco hubiese podido em­ 34. D2C!
plearse en la defensa de las casi­
llas negras», comenta Alekhine. Ya conocemos esta maniobra:
las blancas colocarán la otra torre
23. CxA en la columna CR, y su ataque
24. PxC D5C + de piezas mayores será irrecha­
25. RIT! C3A! zable.

El maestro inglés está nueva­ 34. P3A


mente a la altura de las circuns­ 35. T3R! R2C
tancias. De haber jugado 25. . . . , 36. T3CR P4D
T x P; 26. T x T, D x T; 27. TIAR!, 37. D2D A3D
hubiesen ganado las blancas. Veá­
moslo : 27 . . . . , D4R; 28. T5A, o 27.
. . . , D5T; 28. C5AR o 27 . . . . , D5C;
Diagrama núm. 119
28. T7 A, D5T; 29. C3AR.

26. C2AR

Al igual que en los movimien­


tos séptimo y vigésimo tercero,
Alekhine no halla una continua­
ción incisiva. La posición de las
blancas hubiese mejorado consi­
derablemente después de 26. C6R
o de 26. TDIR. Después del mo­
vimiento efectuado en la partida,
tendrá lugar una compleja lucha
de la cual el ex campeón del mun­
do saldrá airoso, a pesar de todo.

26. ... D4T

O bien 26. D x P; 27. C6R, 38. C x P!


D5T; 28. C3T y la amenazadora
maniobra C4A y C6C + . Este sacrificio se basa en un
cálculo exacto; es muy curiosa la
27. TICR C2D vinculación habilidosa de las pie­
28. C6R C4A zas blancas en esta variante.
29. D3R CxC
30. PxC T3A 38. ... A x P!
31. TDIR TDIAR
32. D3CR P4CR? Excusado es decir que las ne-

1 92
gras hubieran perdido la dama, partida tuvo lugar una lucha
si hubiesen tomado el caballo. complej a. Y en ella, como se ha
dicho, se nota a veces al Alekhi­
39. D3A + ! ne vacilante que acaba de per­
der el título mundial.
Resulta que el rey negro n o se
puede cubrir con el alfil, porque Partida 55
seguiría 40. C3A + . Defensa eslava

39. Tl-3A Alekhine Bogoljubow


40. C4R + ! AxT Torneo de Nottingham, 1 936
41. T x A+ RIT
1. P4D P4D
o bien 41 . . . . , RlA; 32. D4C + , 2. P4AD P3AD
y mate en pocas jugadas. 3. C3AIt C3A
4. C3A PxP
Diagrama núm. 120 5. P4TD P3R?

Con esta j ugada empeora la po­


sición como ya pudimos compro­
bar en la partida número 46. Lo
mejor era 5 • A4AR.
. . .,

6. P4R A5C
''ilk '1. P5R C5R

• En la partida arriba citada, las


negras colocaron el caballo en la
casilla 4D ; en ésta lo han trasla­
dado a 5R, aunque ello no me­
j ora su situación.

8. D2A Dro
9. A2R P4AD!
42. DxT+!
Lo mej or; así, las negras pue­
Una bella combinación ; pero no den cambiar el peón blanco 4D.
se puede comprender su sentido
mientras no se vea el siguiente 10. O-O CxC
movimiento de las blancas. 11. PxC PxP

42. TxD ( Ver diagrama 121)


43. T8C + !
Las blancas tienen tres posibi­
Las negras abandonaron por­ lidades. Es fácil ver que la prime­
que las blancas se quedarían con ra, 12. P x A, P6D!, no les con­
un caballo después de 43. . . . , viene porque mejoraría conside­
R x T; 44. C x T + y 45. C x D. rablemente la posición de las ne­
En la siguiente y renombrada gras. La segunda fue la que eli-

193
Diagrama núm. 121 17. A5CD D2A
18. C4R A2R
1 9. P4AR

Esta desacertada resolución ca­


racteriza el juego de Alekhine en
el período de su decadencia. La
lógica continuación 19. A6TR,
TID; 20. P4AR y 21. A5C hubiese
debilitado sensiblemente los esca­
ques negros del adversario.

19. C4A
20. C6A + AxC
21. PxA A2D
22. A3R?

Este movimiento también es


gió Alekhine en la décimo nona erróneo; hubieran mantenido la
partida del encuentro con Euwe iniciativa, si hubiesen proseguido
en el año 1 93 5 ; a saber : 12. P x P, 22. A3T, T (1A) 1D; 23. T4D.
P6A; 13. A2D, D4T; 14. A x P, ¡Cuántos errores cometieron las
A x A; 1 5. T3T, Y logró un buen blancas antes de perder la ven­
juego. Que él no optase aquí por taj a, que les había ofrecido el de­
esta posibilidad debe atribuirse a sacertado quinto movimiento de
su estado de confusión e insegu­ las negras!
ridad en esta época de su vida.
¿ y si le tenía preparada Bogolj u­ 22. AxA
bow una sorpresa? Cuando un 23. PxA C2D!
gran maestro tiene ánimos, no le
arredra nada ; pero cuando está Las negras ganan un peón, y
deprimido y confuso, recela has­ la lucha pasa a una nueva fase,
ta de su propia sombra. en la que Alekhine ejerce fuer­
La continuación elegida prome­ te f¡resión sobre las casillas de
te menos, si bien mantiene la ven­ color negro y en la columna
taj a. abierta de rey, lo que compensa
la pérdida del peón.
12. CxP A4A
13. C3A! C2D 24. P3C CXP
14. TID D3A 25. A4D C2D
1 5. AxP O-O 26. D2AR P3C
27. TIR D5A
Después de 15. . . . , A x P + ; 16. 28. TDIC TDIA
D x A, D x A; 17. A3T, el rey ne­ 29. D3R TRIR
gro quedaría en el centro del ta­ 30. D3A P3A
blero y podría ser objeto de un
ataque muy peligroso. Las negras están demasiado se­
guras de su fuerza: la continua­
16. C5C P3CR ción 30. . . . , D4D; 31. D x D, P x D;

1 94
32. T x T + , T x T; 33. TIT, TIT derablemente, si hubiesen prose­
les facilitaba las tablas; pero han guido 36. P x P + , RlC; 37. A6A,
debilitado nuevamente su flanco C x A; 38. P x C, T2A; 39. T x P,
de rey; circunstancia que aprove­ T x T; 40. T x T, D4A + ; 4l. R2C,
charán las blancas. D X PC; 42. D3R y 43. P4T.
Pero se ha decidido por una
31. T4C D2A maniobra forzada con entrega de
32. T2C! T2R material, y comete un serio error
33. T2-2R R2A en unas variantes bastante ele­
34. P4C TI-IR mentales.
35. P5C!
36 . ... D5AR?
Las jugadas de las blancas son
Nuevo error que ocasionará la
cada vez más efectivas. Alekhine
derrotara de las negras. Tras la
amenaza ahora 36. D3T, atacan­
correcta continuación 36. . . . , P4R;
do los peones 2T y 3R.
37. D5D + , RlA; 38. D6A, como
PxP tenía previsto Alekhine, no hu­
35.
biesen tenido necesidad de cam­
biar damas; habrían podido reti­
Diagrama núm. 122
rarla al escaque ID o j ugar 38.
. . . , TlAD. En los dos casos defen­
dían con eficacia su posición.

37. P x PR + TxP
38. D5D C3A

El bando negro no podía defen­


der simultáneamente la torre 3R
y el caballo 2D, ni contrarrestar
a la vez la amenaza 39. T2AR.
Con el movimiento efectuado en
la partida pierden una pieza.

39. AxC D5C +


40. T2CR D4A
41. A5R!

Este audaz movimiento es for­ Las blancas hubieran tenido


zado, pues el ataque de las blan­ que rendirse, si hubiesen prose­
cas por los escaques de color ne­ guido 41. D4A?, D4A + !; pero,
gro sería muy contundente des­ ahora, se cambian los papeles.
pués de 35 . . . . , D3D; 36. D3T,
P4TR; 37. P x PA, C X P; 38. D4T. 41. RlC
42. T2AR D5C +
36. P5A 43. RlT P4TR
44. TlCR D5T
Aquí Alekhine ha sobreestima­ 45. T6A R2T
do su posición. El estado de las 46. TxT TxT
blancas hubiera mejorado consi- 47. D7D + .

195
y el negro se rindió. esta posición se j uega comúnmen­
Incluso en este difícil período te 4. P X Plt . .
de su decadencia artística, Ale­ y el mundo del ajedrez se que­
khine ofreció a la afición unos dó a oscuras: ¿Movió Alekhine
valiosos ejemplos de su estrate­ otra pieza y no la que tenía pen­
gia preferida : la entrega de un sado mover o fue simplemente un
peón por la iniciativa. descuido?
La siguiente partida sorprendió Se puede asegurar que el mo­
a todos por la originalidad de la vimiento del alfil es arriesgado,
apertura y por la sutileza y y ofrece a las negras ocasión para
maestría con que el depuesto sacar una ventaja considerable.
campeón del mundo llevó a efec­ Actualmente, no se practica la en­
to su ventaja. trega de dos peones en las par­
tidas de competición.

Partida 56 4. PxP
I>efensa francesa 5. C x P?

Alekhine Flor Ésta ya es un error. I>espués


Torneo de N ottingham, 1 93 6 de 5. D4C, D x P; 6. C3A o 5. . . . ,
C3AR; 6. D x PC, el juego de las
1. P4R P3R blancas hubiese tenido cierta
2. P4D P4D agresividad; en cambio, ahora son
3. C3AD A5C ínfimas sus posibilidades de ata­
4. A2D que.

Este movimiento suscitó vivas 5. DXP


discusiones. Aquí entrega Alekhi­ 6. A3D A x A+
ne dos peones con una compen­ "l. DxA D1D?
sación muy problemática. Mien­
tras a unos les entusiasmaba di­ Diagrama núm. 123
cha entrega y otros la censura­
ban, se publicó la colección de
partidas del torneo de N otting­
hamo En ella, Alekhine dice :
«Mi intención era j ugar 4. P5R
y, luego, P4AR, como en la par­
tida con Nimzovitch en el torneo
de San Remo; pero moví primero
ese alfil.»
Las críticas sobre el movimien­
to 4. A2D entusiasmaron a la afi­
ción ; mas pronto cundió la sor­
presa cuando se halló el comen­
tario de Alekhine sobre dicho mo­
vimiento en su libro «Mis mejores
partidas», publicado en el año
1 928: «Esta idea es interesante;
pero no ofrece nada positivo. En Flor vaciló como siempre que

1 96
se enfrentaba con Alekhine ; por ca a la vez objetivos concretos
ello, no se atrevió a tomar el para atacarlos.
peón 2C, a pesar de que esta cap­
tura le proporcionaba un buen 12. P4AR
j uego. Acerca de esta indecisión,
Alekhine dice : «La renuncia a to­ Lo mejor era proseguir 12. . . . ,
mar el peón 2C es consecuencia O-O y, en caso de 1 3. D6T?, res­
de haber valorado erróneamente ponder con 13 . . . . , P4AR.
la posición : la retirada de la
dama permite a las blancas co­ 13. T4AR C3A
locar a su rey en una posición 14. T1R A2D?
segura, ganando un tiempo; de
ese modo, compensa totalmente la Flor estaba desconcertado. Las
pérdida de un peón con el de­ negras tenían que haber prosegui­
sarrollo armónico de todas sus do 14. . . . , P3CR y mantener a
piezas. todo trance la superioridad ma­
»Prosiguiendo 7. D x PC ; 8. terial.
T1D, C2D, las negras hubieran po­
dido mantener la ventaja de dos 15. T x PA 0-0-0
peones, con la condición de j u­ 1 6. T5TD R1C
gar precavidamente.» 17. C5R A1R
18. P3CR
8. 0-0-0 D2R
9. C3AR C3AR Esta jugada define el baj o es­
10. TR1R tado de Alekhine en aquel tiem­
po. Las blancas tenían que haber
Se ha llegado a una de las po­ proseguido el ataque, sobre todo
siciones «típicas» que suelen ofre­ sabiendo que tienen buenas posi­
cernos las partidas de Alekhine ; bilidades de hacerlo y muchas
a saber: las blancas compensan piezas para realizarlo. Pero él de­
el peón de menos con una inme­ cidió cambiar las damas y luchar
jorable posición de sus piezas. en un final más simple. Sin duda,
Por el contrario, las negras ne­ esta decisión revela falta de con­
cesitan todavía tres o cuatro fianza en la capacidad propia y
tiempos para dar cima al desarro­ temor a cometer errores en una
llo de las suyas. lucha complej a.

1 0. CxC 1 8. C4D
11. TxC C2D 19. T4R C3C
12. T4CR! 20. D3R T4D
21. T3T D4A
Este método de juego caracte­ 22. DxD TxD
riza esta suerte de posiciones:
mientras el contrincante está ocu­ (Ver diagrama 124)
pado en el desarrollo de fuerzas,
hay que inquietarlo y amenazar­ En este final, Alekhine tiene
le. La maniobra de la torre blan­ una sola ventaj a : el debilitamien­
ca fuerza a las negras a mover to del peón negro 3R. La partida
un peón del flanco de rey y bus- podría terminar en tablas si di-

1 97
Diagrama núm. 124 c a s e s claro : sus piezas han de
ocupar pOSICIones estratégicas
para proteger el avance de los
peones del flanco derecho; este
avance tarde o temprano será de­
cisivo», comenta Alekhine.

31. C3A
32. C5R A4D
33. T3R TIT
34. P4TR P3A
35. A2A TID
36. A3C T2AD
37. C3A TIR
38. C5R TI-IAD
39. A4A RIT
40. P4CD TICD
41. P4C !
cho peón estuviese en la casi­
Diagrama núm. 125
lla 2AR. El lector se sorprenderá
de la precisión con que materiali­
zará la citada ventaja.

23. P4AR T4D

Esta j ugada facilita mucho las


cosas; por lo demás, las negras
no pueden defender su peón 3R.
Véase: a 23 , C2D; 24. C3A,
• . . .

CIA; 25. C5C, A2D; 26. A4A y 27.


T3-3R, y se pierde el peón.

24. C3A! A2D


25. C5C TIR
26. P4A T4AR
27. T4D T4-1A
28. P5AD Ha empezado el avance de los
peones del flanco de rey ; avance
La continuación 28. A x P no es que está ligado con la clásica
tan contundente, por cuanto si­ combinación alekhiniana 41. . . . ,
gue 28. . . . , P4R, Y las negras pue­ A x A; 42. C x A, C X P; 43. C6C+ ,
den defenderse todavía. P x C ; 44. T3T y j aque mate.

28. C4D 41. P3CD


29. AxP A3A 42. P5CR PxP
30. A6C T2R 43. PxP C2D
31 . C3A 44. CxC TxC
45. P5T T2AR
«El plan de juego de las blan- 46. T x P!

198
Esto es lo más sencillo para ga­ 5. C3C
nar, pues contribuirá a que los 6. A2R PxP
peones blancos avancen sin nin­ 7. CxP AxA
gún impedimento. 8. DxA DxP
9. O-O
46. AxT
47. AxA T2-2C Esta imprecisión permite a las
48. A3C TIR negras eliminar el activo caba­
49. P6T PxP llo 5R. Era más contundente pro­
50. P6C T2C seguir 9. C3T, CD2D; 1 0. C3A.

y también 50. . . . , TIAR; 51. 9. CD2D


P5A, T x P; 52. T8D + , TIC; 53. 1 0. CxC C x C?
T x T + , R x T; 54. P7C.

51. P5A TIAR Las negras han incurrido en


52. A2A P4TR un error serio; prosiguiendo 10.
53. T6D T2R . . . , D x C !; 11. P4TD, D3A; 12.
54. P6A T8R + C3T, P3R; 13. P5T, C2D, hubiesen
55. R2D T8AR podido hacer frente al ataque de
56. P7A P5T las blancas, que, tras dicho error,
57. T7D. ocuparán pronto posiciones ame­
nazadoras.
Las negras abandonaron.
La partida que ofrecemos se­ 11. C3A P3AD
guidamente sorprendió al mundo 12. A3R D4R
del ajedrez por ser un ejemplo 1 3. TDID P3R
rico en todas las fases del juego 14. D3A!
desde el audaz desarrollo de la
apertura hasta la brillante com­
binación con que se remata la Este simple movimiento fuerza
partida. a las negras a devolver el peón
que han sacado de ventaj a. En
el caso de 14 . . . . , A2R, sería muy
Partida 57 contundente proseguir 15. A4D,
Defensa Alekhine D4CR; 16. C4R, y no conviene j u­
gar 14. . . . , C3A por seguir 15.
Alekhine Reshevsky C5C, ni 14 . . . . , A3D por 15. P3CR.
Torneo de Kemeri, 1937
14. O-O-O!
1. P4R C3AR 1 5. A x P!
2. P5R C4D
3. C3AR P3D Pero no 1 5. D x PAR??, A3D; 16.
4. P4D A5C P3CR, TRIA, porque ganarían las
5. P4A negras.
Este movimiento lleva consigo
la entrega de un peón ; por el con­ 15. D4TD
trario, 5. P X P Y 5. A2R condu­ 16. A4D D4AR
cen a un j uego reposado. 17. D3C

1 99
Diagrama núm. 126 De ese modo, se previene un
posible ataque de la dama negra
contra el punto 4C, en caso de
23• C X P ; 24. �5A; además, se
. . .,

tiene la posibilidad de retirar la


dama a la casilla 2T y dominar
con ella la importante diagonal
2TR-8CD.

23. TR1C
24. A4D CxP

Este movimiento es bello ; pero


era mej or 24. . . . , P x P!, porque
dej a a las negras más posibilida­
des de defenderse con éxito.

25. D3AD! C2D


Veamos lo que dice Alekhine
acerca de este movimiento: «Ahí Con ello se pretende defender
está una de las resoluciones del los accesos a la posición del rey
ex campeón del mundo. . . Antes negro, es decir, los escaques 3C
de 1 9 3 5 y ahora ( esta partida se y 4A. Pero las piezas blancas es­
j ugó cuando él aún no había re­ tán preparadas para emprender el
cuperado el títul o ) hubiese opta­ ataque conclusivo, precedidas de
do sin duda por la continuación sus peones.
17. D x D, la cual me garantizaba
realmente la ventaj a de un peón 26. P5A! TR1R
en el flanco de dama y me po­ 27. P4CD! C1C
nía a salvo de cualquier peligro.
Pero en el transcurso del período Esto facilita el cambio del alfil
precedente al encuentro-desquite negro, tras lo cual la catástrofe se
no tenía yo la firmeza ni los ner­ producirá en los escaques de ese
vios a propósito para ganar este color; por lo demás, las negras
final» . no pueden oponer una resistencia
Estas palabras muestran que efectiva al avance de los peones
Alekhine pensaba con realismo, adversarios.
pues en la partida "anterior a ésta
el error consistió en pasar a l a 28. C6C + AxC
fase final. . . 29. PxA D x PTD

17. P4R A no ser por la desesperación,


18. A3R A5C no se explicaría l a abertura de
19. C4T A4T! esta línea, por la que las torres
20. P4A! A2A blancas penetrarán en la octava
21. P3C P3A horizontal. Al parecer, Reshevsky
22. PxP D3R se convenció de que su posición
23. P3TR! era indefendible.

200
30. D3CR! T2D Partida 58
31. A5A D2A Defensa Nimzovitch
32. T1T D3C
33. D2T! Keres Alekhine
Torneo de Dresde, 1 936
¡Esto denota previsión y acier­
to en haber hecho 23. P3TR! 1. P4D C3AR
2. P4AD P3R
33. T4R 3. C3AD A5C
34. T8T T7D 4. D2A C3A
5. P3R P4R
Diagrama núm. 127 6. P5D C2K
'J. C3A

Esto ofrece a las negras oca­


sión de j ugar P4AR y afianzarse
con el caballo en su casilla 5R.
El esquema A3D, CR2R y C3C
hubiese dado a las blancas más
posibilidades de j uego.

7. AxC+
8. DxA P3D
9. A2R O-O
10. O-O C5R!
11. D2A P4AK

Como el negro tiene posibili­


dades de continuar el ataque en
Con ser mejor, la continuación el flanco de rey, Keres ejecuta
34 . . . . , D1R; 35. D3C y 36. D3T una serie de cambios simplifica­
no hubiese hecho otra cosa que dores para impedirlo.
prolongar un poco más la agonía
de las negras. 12. C2D CxC
13. AxC P5A
35. TxC+ !
De esta manera, las negras cui­
Esta combinación es simple, dan del flanco de su rey y al mis­
pero muy fuerte. mo tiempo dan una salida a su
alfil. Por ello, Keres intenta de
35. .. . RxT nuevo simplificar la posición.
36. D x T+ !
14. PxP
y mate a l a próxima.
El depuesto rey del ajedrez (Ver diagrama 128)
venció al j oven Pablo Keres en
un interesantísimo final de da­ Se ha llegado al paso de la
mas. apertura al medio juego. Después
de haber efectuado unos cambios,

201
Diagrama núm. 128 18. A3A D4C
19. T ( 1 T ) 1R T ( 1T ) 1R
20. TxT TxT
21. TIR C4R
22. AxC TxA
23. T4R?

Este movimiento es un serio


error posicional, pues las blan­
cas ceden su casilla 5R a la dama
y al rey adversarios y, con ello,
debilitan sensiblemente su posi­
ción central; a saber: el peón
blanco que se sitúe posteriormen­
te en la casilla 4R necesitará una
defensa constante, mientras el
5AR negro será un participante
activo en todas las operaciones.
las blancas se hallan enfocadas Desde luego, procedía tomar in­
hacia un final de damas que no mediatamente la torre negra, tras
les favorece. Esto lo aprovecha­ lo cual el blanco tenía probabi­
rá Alekhine para alzarse con la lidades de salvarse.
victoria, a pesar de la tenaz re­
sistencia del j oven campeón es­ 23. D3C
toniano. 24. D4D
Por eso, convenía aplicar un
método de j uego más enérgico; La continuación 24. T4D, D X D ;
esto es: abrir inmediatamente la 25. T X D, T7R e s peor, p o r cuan­
columna AD y atacar por el flan­ to las blancas no podrían defen­
co de dama. El análisis de las derse.
variantes prueba que las blancas
tuvieron igualdad de oportunida­ 24. TxT
des y ventaja en ciertos momen­ 25. PxT
tos de esta intensa lucha; por
ejemplo: después de 14. P4R, Es fácil ver que las negras ga­
P4CR; 15. P3A, P4TR; 16. P5A, narían sin mayores dificultades
P5C; 1 7. TRIAD!, su juego hu­ si esta posición se redujese a un
biese sido flúido y fácil, y hasta final de peones, porque su rey
apropiado para obligar a su te­ sería el primero en llegar al pun­
mible adversario a defenderse. to crítico 5R blanco.
14. PxP
15. A3D A4A 25. P3C
16. P3A AxA
( Ver diagrama 129)
17. DxA C3C

Este caballo intenta colocarse ¿ En qué consiste la superiori­


en el importante escaque 4R, por dad de las negras en este final
lo cual las blancas han de cam­ de damas? Sobre todo, en el sen­
biarlo ineludiblemente. sible debilitamiento del peón

202
Diagrama núm. 129 rey propio hacia el centro del ta­
blero.

27. D3D R2A


28. P3C!

Keres se defiende con tenaci­


dad : elimina el peligroso peón 5A
que cubría, al mismo tiempo, al
rey negro, a fin de poder ata­
carlo con la dama.

28. PxP
29. PxP R2R!

Alekhine está j ugando con mu­


cha precisión ; si 28. . . . , D4R, hu­
biese seguido 29. D3AR + , R2R;
blanco 4R; con esta debilidad 30. D4C!, y la dama blanca ha­
cualquier tipo de final es infe­ bría actuado más desahogada­
rior a las blancas; además, las ne­ mente.
gras pueden amenazar al rey
blanco y, si se presenta el caso, 30. R2C
atacar los peones del flanco de
dama. El movimiento 30. DIA es más
Estas ventajas y la impecable fuerte porque ofrece la posibili­
ejecución del j uego es lo que dará dad de colocar la dama en el es­
a Alekhine la victoria. caque 4A. Véase : 30. DIA, D4R;
31. D4A, con lo cual se propone
26. P3CD pasar a un final de peones o me­
terse en un terreno confuso y
Analicemos un poco la táctica enredado después de 31.
a seguir en este final. Si jugase D8T + ; 32. R2C, D x P + ; en este
Keres 26. P5R para librarse del úl timo caso, las amenazas 34.
debilitado peón 4R, sucumbiría D5C + y 34. D5A son muy desa­
ante las complicaciones tácticas gradables.
que se producirían después de 26.
. . . , P6A; 27. P3C, D7A; 28. D2A, 30. D4R
D8A + ; 29. DIA, D x D + ; 30. 31. D3AR P4TR!
R x D. Tampoco aliviaría la situa­
ción 27. D2A, D8C + ; 28. DIA, Ahí está la precisión de que
porque seguiría 28 . . . . , P7A + ! ; 29. hablábamos: a 32. D4A responde­
R x P, D x PC + y 30. . . . , D x PR. rán las negras con 32. . . . , D3A, y
la dama blanca no podrá ocupar
26. D4T! el escaque 4C.

Con esta j ugada se obliga a la 32. R3T P3CR


dama contraria a defender el 33. D4A D3A
punto 2R y facilita el traslado del 34. D6T!

203
Diagrama núm. 130 ciativa será muy peligrosa. Pero
Alekhine es infalible.

38. D3A
39. D2R R3T
40. R2C P4CR
41. P4CD D4R
42. D3A R3C
43. P4C?

Este error acelerará la derro­


ta. Después de 43. P3T, Alekhine
hubiese tenido que bregar mu­
cho ; ahora, ganará un peón.

43. PxP
44. DxP D7C +
45. R3A D6T +
Después de este fuerte movi­ 46. R2R D x P+
miento, la dama negra no puede 47. R3D D6C +
alejarse de su posición, por cuan­ 48. R4D D7C +
to se daría j aque continuo. Sien­ 49. R3D D3A
do así, ¿ cómo pueden las negras
ganar? Alekhine halla la respues­ Todo ha quedado como estaba,
ta : primero es necesario desalo­ fuera del peón de más que llevan
j ar la dama blanca del lugar que las negras. Bien es verdad que
ocupa y situar allí el rey propio. Keres bloquea con el siguiente
Las siguientes operaciones del ne­ movimiento el flanco de dama ;
gro irán encaminándose a este sin embargo, habrá de tener pre­
fin. sente el peligroso peón negro 2T
en todos sus cálculos.
34. R2A!
35. R2C D7C + 50. P5C D5A
36. R3T D8T! 51. D6R + R4T
52. D3T + D5T
¡Magnífica jugada! El rey blan­ 53. D3A + D5C
co apenas puede moverse y corre 54. D7A + R5T
peligro de mate; además, su dama 55. DxP D6A +
no puede dar j aque desde el pun­ 56. R4D D3A +
to 7T por 37 . . . . , D2C, y así, tie­ 57. R3D P5C!
ne que retirarse y ceder esa ca­
silla al rey negro. ( Ver diagrama 131)

37. D4A + R2C Con su último movimiento, Ale­


38. D3A khine ha resuelto fácilmente el
problema de la victoria, pues este
Si toman las negras el peón peón puede convertirse de un
2T, proseguirán las blancas 39. instante para otro en dama, al
D3AD + , R2A; 40. P5R!, y su ini- mismo tiempo que a las blancas

204
Diagrama núm. 131 68. P6D P7C
69. R2A R6T
70. P7D P6R +
71. R3A

Se intenta probar fortuna en un


nuevo final de damas ; cualquier
otra retirada del rey aceleraría la
pérdida de la partida.

71. P8C = D
72. P8D = D D7A +
73. R4R P7R
74. D7D + R7C
75. D4C + R8A.

y las blancas se rindieron.


En este mismo período, Alekhi­
les falta tiempo para sacar pro­ ne ejecutó otro brillante final de
vecho de sus peones. partida frente a un contrincante
tan excepcional como Max Euwe.
58. D7T + R4C
59. D8C + R5A
60. D6R R4C Partida 59
61. P5R Defensa francesa

Keres cifra las esperanzas en Alekhine Euwe


su peón 5D ; pero Alekhine calcu­ Torneo de Nottingham, 1936
la las variantes movimiento por
movimiento y adelanta a su j o­ 1. P4R P3R
ven adversario en la «carrera» 2. P4D P4D
por conseguir una dama. 3. P5R P4AD
4. C3AR C3AD
61. DxP 5. A3D PxP
62. DxD+ PxD 6. O-O P3A
63. R4R R3A
64. R3R R4A Las negras destruyen totalmen­
65. R2A P5R te el centro de peones adversa­
66. R2R P6C rio. La práctica ha enseñado que
67. R3R R5C las blancas no sacan ninguna ven­
taj a del sistema de juego que han
Hay otro sistema más largo elegido.
para ganar : llevar el rey a la
casilla 2CD, jugar P4T y obligar 7. A5CD A2D
a las blancas a tomar al paso; 8. AxC PxA
luego, regresar con el rey a la 9. DxP PxP
casilla 3D y resolver la contienda, 1 0. DxP C3A
con el movimiento de ruptura 11. A4A A4A
P4C. 12. C3A o-o

205
Los dos bandos han moviliza­ 19. AIR
do sus piezas y ya se han enro­ 20. P4C P4C?
cado. El negro tiene un fuerte
centro de peones, y el blanco ca­ El campeón del mundo ha co­
rece de peones centrales. Sin em­ metido un nuevo y decisivo error,
bargo, los peones del primero es­ aunque, en otro caso, no le hu­
tán bloqueados y no se puede biese sido fácil encarrilar el j ue­
pensar por el momento en un go. De continuar 20 . . . . , P4R, hu­
avance de los mismos, mientras biesen entregado las blancas la
el segundo intentará cambiar el calidad por el mejoramiento de su
alfil de casillas negras en el posición : 21 . T x C!, P x T; 22.
transcurso de los próximos movi­ D4A + , A2A; 23. D x PR, A4D; 24.
mientos, lo cual dificultará toda­ D x P, A x C ; 25. D x D, T x D; 26.
vía más el avance de cualquier P x A, T x P; 27. R2C, TIA; 28.
peón central. Por ello, el blanco P4AD.
prepara la maniobra C4TD. Alekhine indicó que la conti­
nuación 20. ' . . , A4T era más inci­
1 3. A3C D2R siva, pues ofreCÍa a las blancas
14. P3TD? la posibilidad de defenderse me­
j or.
Esta lentitud no es propia de
Alekhine ; después de 1 4. C4TD, 21. C5A AxC
habría logrado prontamente el
cambio del alfil. Por fin, se ha cambiado el al­
fil. Las negras no podían tomar
14. P4TD
con su caballo el del adversario:
15. TR1R T2T?
21 . . . . , C x C ; 22. P x C, A x P; 23.
Ahora se ha equivocado Euwe T x P!.
al facilitar nuevamente el salto
del caballo blanco a la casilla 22. PxA C x PAD
4TD. Proseguir 15 . . . . , A3C era 23. D2R C5R
más fuerte. 24. D3R A3C
25. C5R! P4A
16. C4TD T2C 26. CxA PxC
1 7. D3A 27. P3AR CxA
28. PxC R2A
Este acto de prudencia es inne­
cesario. Había que haber tomado ( Ver diagrama 132)
en seguida el alfil.
¿ Cuál de los dos bandos tiene
17. A2T ventaja en esta lucha de piezas
18. D x PT C5R mayores? Dos circunstancias de­
19. D6T! finen la superioridad del blanco:
su rey está mejor protegido por
¡Hay peligro de 19. . . . , TIT y los peones, lo cual dificulta al ne­
20. . . . , A x P + , y se capture la gro cualquier favorable posibili­
dama. Por ello, es imprescindible dad ; además, el peón 3T, lejos
retirarla por las casillas de color del rey y libre, puede reducir en
blanco. muchos casos la acción de las pie-

206
Diagrama núm. 132 que combinado de todas las pie­
zas, mediante 33. T7T + , RIC ; 34.
T7AD, TIR; 35. D5A, Y el avan­
ce del peón TD, alternado con
amenazas directas al rey, sería
pronto decisivo. Euwe opta por
otro procedimiento; prefiere ju­
gar un final de damas, aunque
desventaj oso, y cifrar las espe­
ranzas en poder dar j aque con­
tinuo.

33. D5R! D2T +


34. RIA T8C +
35. TIR T x T+
36. RxT D2CR!

No hay otra forma de eludir


el mate : 37. D8T + y 38. T7T.
zas contrarias. Alekhine aprove­
V €l'dad es que ello les cuesta dos
chará la fuerza de este peón en
peones.
el transcurso de la contienda.
37. D x P+ RIA
29. P4T! TITD 38. D x PD! D6A +
30. R2A!
O bien 38. . . . , D8T + ; 39. R2A,
El rey negro se ha abierto y el D x P; 40. D6D + . y mate en po­
blanco aprovecha esta oportuni­ cas jugadas. Tampoco mejora la
dad ; su intención es j ugar 31. situación 38. . . . . TIR + ; 39. R2D ! .
TI T y 32. D5R, lo que puede dar D3A. pues sigue 40. T7T, TID; 41.
motivo a un ataque decisivo. T8T + .

30. T7C 39. R2A! TIR


31. T2R P5A
Diagrama núm. 133
Sobre este movimiento de las
negras, nuestro biografiado co­
menta: « ¡No tiene sentido defen­
der a un tiempo la columna TD,
la TR, el peón AD, el R, el 4C y
la casilla 4R negra, porque es
realmente demasiado! » .

32. TITR RI C

Esta j ugada define de una vez


el rumbo que va a tomar la lu­
cha. Si hubiese proseguido Euwe
32. . . . , D3A, hubieran alcanzado
las blancas la victoria con un ata-

207
Es de todo punto malo 39• . . . , Diagrama núm. 134
D x P + ; 40. RIC, D8C + ; 41. R2T,
DIC; 42. D x PA.

40. P4C

El juego se lleva a cabo con


preClSlon matemática. El rey
blanco tampoco está seguro en su
posición, cuya solidez depende
mucho del cálculo exacto de las
variantes; cálculo que Alekhine
efectúa con brill antez.

40. D6R +
41. R3C D5A +

y también 41. " . , R2C; 42.


D7D + , T2R; 43. D6D, T3R; 44.
D7A + , T2R; 45. D x P, aunque las nes de ventaj a ; pero su realiza­
negras no sacarían ninguna ven­ ción exige mucha precisión en el
taj a de este ataque. j uego, para evitar que las negras
den j aque continuo.
42. R3T T2R
49. D8R
El rey blanco corre peligro de 50. D5A + R2A
mate; pero Alekhine ha tenido en 51. R2C D8TD
cuenta todas las complicaciones 52. D2AD R3A
posibles. 53. D3C R4R?
54. R2A?
43. D5AD D3A!
44. P3C! Los dos bandos han cometido
un error, apurados por la falta
Pero no 44. Tl CD??, DIT + ; 45. de tiempo. El movimiento 53 . . . . ,
R3C, D5T y j aque mate. R4R se podía haber refutado me­
diante 54. D8C + , R3R; 55. D8R +
44. DIT + o 54. R4D; 55. D8C + , y las
. . .•

45. R2C D6A blancas hubiesen ganado los dos


46. T7T D x P2A + peones negros y conseguido fácil­
47. R3T D7R mente la victoria.
48. TxT DxT
49. D x PA 54. R3A
55. D6C + R2C
(Ver diagrama 134) 56. D4C!

La posición ha experimentado Esto es el principio de un cla­


otro cambio. En este final de da­ ro plan de operaciones decisivas.
mas, las blancas tienen asegurada Alekhine efectúa primero el avan­
la victoria gracias a los dos pea- ce P4A, con objeto de que las

208
negras no puedan conseguir las 80. D7D! D6A
tablas por rey ahogado. 81. R6R + .

56. D8TR Las negras abandonaron.


57. D1R D7T + En esta otra partida, Alekhine
58. R3R R2T ejecutó con gran maestría un
59. P5T D7TD complejo final de muchas piezas.
60. D2D D8T
61. R2R R3T
62. P4A! Partida 60
Gambito de dama aceptado
A partir de este momento el
blanco tendrá dos peones libres Alekhine Fine
y desaparecerá el peligro de ta­ Torneo de Kemeri, 1 937
blas por rey ahogado. En defini­
tiva, se acerca el fin de )a lucha. 1. P4D P4D
2. P4AD PxP
62. PxP 3. C3AR C3AR
63. PxP D5T 4. D4T +
64. R2A!
Como se sabe, las blancas no
Ahí está la última sutileza de sacan ningún provecho de esta
Alekhine, que lleva intención de j ugada, pues el contrincante pue­
continuar P5C, pero sin permi­ de cambiar las damas, como hizo
tir que el rey negro se sitúe en en esta partida, o proseguir 4. . . . ,
la casilla 4 T de su campo. C3A y mejorar su juego ; por ello,
han de hacer la habitual conti­
64. R2T nuación 4. P3R si pretenden ga­
65. P5C D6T nar.
66. D7D + R1T
67. D8A + R2T 4. D2D
68. D7A + R1T 5. DxP D3A
69. R2R D7T + 6. C3T DxD
70. R3R D6C + 7. CxD P3R
71. R4D D5C + 8. P3TD P4A?
72. R5D D4C +
73. R4D D3T Lo procedente era terminar an­
74. D6C D1A tes la apertura. Alekhine califi­
75. D6D! ca de dogmático este movimien­
to, por cuanto las negras debili­
Todos los peones están defen­ tan su importante casilla 3D y se
didos, y el rey apoyará el ata­ retrasan en el desarrollo ; circuns­
que final. tancia que él aprovecha para ope­
rar con energía y sacar una ven­
75. D7A taj a estimable en pocas jugadas.
76. P6T D7D +
77. R5R D6A + 9. A4A C3A
78. R6R D1A + 1 0. PxP AxP
79. R7R R2T 11. P4CD A2R

209
12. P5C C1CD blanca y hace que l el dos caba­
13. C6D + AxC llos se retiren a posiciones pa­
14. AxA C5R sivas.
1 5. A7A
19. A2D
Diagrama núm. 135 20. P4R TIAD
21. R2D C3C
22. C3R O-O
23. P4TD!

Diagrama núm. 136

La superioridad del blanco es


a todas luces clara; cuenta con
la pareja de alfiles y las negras
tienen todavía dos piezas sin de­
sarrollar y en mala posición. Las
siguientes y hábiles maniobras de De esta manera, se evita que el
Alekhine ponen aún más de re­ caballo negro salte a la casilla
lieve l as ventajas de su posición 4T blanca y se reduce la movili­
con lo que su contrincante ha de dad de las otras piezas negras.
limitarse a una defensa pasiva. Las blancas dominan el centro, y
su rey no corre peligro en la co­
1 5. C2D lumna central abierta porque las
16. C4D! C3C negras no pueden atacarlo, debi­
17. P3A C4D do a su posición sumamente pa­
18. A5T C5-3A siva.

o bien 18. C3D; 1 9. P4R, 23. TRID


C6R; 20. A4C, P4R; 21. A x C, 24. A3D P4R
22. A3D, C x P + ; 23. R2A, C6R;
24. A5R, después de lo cual las En ocasiones, las j ugadas de
blancas quedarían con ventaj a. quien se ve forzado a j ugar a la
defensiva no hacen más que per­
1 9. C2A! j udicarle. Prosiguiendo 24. . . . ,
AIR y 25. . . . , C ( 3A ) 2D, las ne­
Alekhine impide que el caballo gras podían haber formado una
adversario ocupe la casilla 3R línea defensiva en sus primeras

210
horizontales y prolongado así el Esta jugada de las negras es
j uego ; después de la j ugada rea­ táctica y tiene por objeto respon­
lizada en la partida, su posición der a 32. A x C con 32. . . . , T x P + .
es todavía más vulnerable. Perdían en seguida s i hubiesen
continuado 31 . . . . , C6C + ; 32. R3D,
25. TRIAD A3R C8C + ; 33. R3R, T5A, debido a
26. TxT TxT 34. P6D.
27. A4C

Con l a intención de adelantar 32. R3A!


el peón 4T e impedir a la vez
que el rey negro se acerque al Alekhine había previsto con an­
centro. telación este hábil movimiento.
Después de 32. . . . , T X P; 33. R4A,
27. CIR las negras tendrían que rendirse.
28. P5T C2D
29. C5D! 32. P3CD
33. PxP PxP
Esto es el principio de unas 34. A x C!
complicaciones calculadas amplia
y exactamente. Las negras no Las blancas han valorado con­
pueden eludir la captura de este cretamente la posición : su peón
caballo, pues existe el peligro de 5C será incontenible.
30. C6R + .
34. PxA
29. AxC 35. P6C C3D
30. PxA C4A 36. A7D TxA
Otro movimiento más ( el 3 1 . 37. T8T + .
. . . , C3D) y l a posición de las
negras sería óptima; pero no les Las negras abandonaron.
es posible hacerlo.

31. A5A! TID Partida 61


Defensa eslava
Diagrama núm. 137
Alekhine Euwe
Sexta partida del encuentro para
el campeonato del mundo, 1 9 3 7

1. P4D P4D
2. P4AD P3AD
3. C3AD

En esta posición se suele hacer


3. C3AR, «porque, tras la salida
prematura del caballo 1 CD, la
toma del peón blanco 4A da buen
juego a las negras». Así rezaba
la teoría, y Euwe tenía noticia
de ello.

211
La novedad preparada por Ale­ ella son t a n confusas y enreda­
khine e introducida en esta par­ das, que los teóricos sólo pudie­
tida asombró al mundo del aje­ ron valorarla definitivamente al
drez y obligó a considerar de nue­ año de haberse j ugado esta par­
vo el movimiento 3. C3AD. tida.
¿ Cómo han de responder las ne­
3. PxP gras? La respuesta de Euwe es
4. P4R P4R desacertada en sumo grado, y
Alekhine la rebatió sin mayores
Este contragolpe en el centro dificultades. Los teóricos analiza­
fue la causa de que se estimase ron muchos meses esta posición,
desventajosa la variante según la y se convencieron de que la lu­
cual se desarrollaba el caballo cha es laberíntica ; mas no pudie­
1 eD. De haber proseguido 4 , • . . . ron dar la preferencia a ningu­
P4CD, hubiesen podido las blan­ no de · los dos bandos.
cas optar por un método de lu­ Veamos las posibilidades defen­
cha incisivo; véase: 5. P4TD, P4R; sivas de las negras que se inves­
6. PT x P, PR x P; 7. A x P, A5eD; tigaron en los análisis: 6. . . . ,
8. T4T, P4TD; 9. P x P a. p y hu­
.• P x C; 7. A x P + , R2R; 8. D3C,
bieran mej orado su posición. C3A; 9. P5R, C5R; 1 0. O-O! Estos
movimientos no ofrecieron duda
5. AxP PxP a nadie, y seguidamente se ana­
lizaron los 10. . . . , C3T y 10. . . . .
Diagrama núm. 138 D3C.
1 ) 1 0. C3T; 11. D4A!,
C ( 3T) 4A; 12. A5C + !, C x A; 13.
C x C , y las blancas atacan fuerte.
2) 10 . . . . . D3C; 11. D4A, P x P ;
12. A x P. D x A; 13. D x C, R x A;
14. C5C + , RlR; 15. D4AR, A2R;
16. D7A + , RlD; 17. T ( 1T ) 1D + .
A2D; 18. C6R + , R1A; 19. D x A,
D x PR; 20. T ( 1A) 1R, D3A; 21.
T x A, C x T; 22. D6D, Y el blan­
co gana.
Al sacar esta consecuencia, los
teóricos se tranquilizaron, sobre
todo porque vieron que su pare­
cer coincidía por entero con el
de Alekhine. Pero no les ocurrió
lo mismo a los incontables aficio­
Podría parecer que las negras nados de todos los lugares del
se han hecho con la iniciativa ; mundo.
pero sigue una asombrosa jugada. En 1 938, el aficionado I. Gon­
charov publicó en el periódico
6. C3A «64 » un sistema defensivo que re­
batía toda la idea sobre la no­
Ahí está la novedad en cues­ vedad de referencia.
tión ; las variantes derivadas de Goncharov se defiende así : 6.

212
. . . , P x C; 7. A x P + , R2R; 8. D3C, Este movimiento es simple y
P X P!!, Y demuestra que las blan­ convincente; si se toma el caba­
cas no pueden compensar la pér­ llo, seguirá 8. A5D.
dida de una pieza por el ataque.
Sus variantes, que desterraban la 7. A3T
entrega del caballo 3AD en las 8. D3C
competiciones, son las siguientes:
1 ) 9. A x P, D3C; 1 0. A3T + , y este otro tiene por objeto
P4A; 11. A x C, T x C; 12. A x P + defender el alfil, atacar la casi­
( 1 2. D x T, D4T + ) , 1�. . . . , D x A; lla 2AR e impedir que el alfil
13. O-O ( había peligro de 1 4 . D x T de casillas negras adversario se
o 14. T ( 1 T) l A Y 1 5. T X A) . coloque en 5C.
Se diría que las negras no pue­
den defenderse; pero el efectivo 8. D2R
ataque 1 3. . . . , D4TR!! defiende
toda la posición ; por ejemplo: 14. En caso de 8. . . . , A x C; 9.
D x T?, A3R; 1 5. D8T, C3A, y la A x P + , R2D; 1 0. C X P!, el ataque
dama blanca queda atrapada. de las blancas sería ganador.
2) 9. A x P, D3C; 1 0. A x C,
T x A; 11. D x T, D5C + ; 12. C2;D, 9. O-O AxC
D x A; 1 3. T1CD, D7A, y el ata­ 10. AxA C3A
que de las blancas se desvanece. 11. A4A Cl-2D
Entonces, ¿ cómo hemos de va­ 12. CxP
lorar la novedad de Alekhine? Su
desaparición del arsenal teórico Es mejor que 12. P5R, por
se debe a que nadie ha practi­ cuanto seguiría 12. . . . , C x P; 13.
cado ni practicará una variante C x C, D x C.
rebatida; sin embargo, el hallaz­
go de tal posibilidad en el sexto 12. TICD
movimiento manifiesta la impe­ 1 3. D2A D4A
tuosa fantasía de su autor. Al 14. C5A C4R
cabo de un año se rebatió porque 1 5. A4A
no se pudo conseguir en el trans­
curso de la partida, pues, como Alekhine es preciso del princi­
se sabe, el aj edrecista dispone pio al fin. De haber j ugado 15.
sólo de dos horas y media para C x P + , RID; 16. TlD + , R2A, hu­
efectuar cuarenta movimientos. biese tenido amenazados el caba­
llo y el alfil 4AD y hubiera sido
6. P4CD? problemática la superioridad.

Al no hallar la réplica perti­ 15. C4T


nente, Euwe j ugó lo peor. Además
de tomar el caballo, podía haber ( Ver diagrama 139)
proseguido 6. . . . , A4AD; 7. O-O!,
C3A; 8. C4TD, A2R consiguiendo 16. AxP+ !
una posición aceptable.
Lo más simple y rápido; dos
7. C x PC peones de más en el final le ga­
rantizan la victoria.

213
Diagrama núm. 139 2. P4AD P3R
3. C3AD A5C
4. P3R O-O
5. CR2R

Este movimiento fue ideado


hace casi medio siglo, y continúa
formando parte del arsenal de los
mejores grandes maestros. Es cu­
rioso el concepto que Alekhine
tiene formado del mismo : « Es una
de las invenciones más desacer­
tadas de Rubinstein, tan buen ar­
tista en las aperturas. Su poco
valor estriba en que ese caballo
no tendrá perspectivas promete­
doras en la casilla 4A ni en la 3C,
16. RxA mientras las negras con simples
17. DxD AxD movimientos sacarán ventaja de
18. Ax C T4C desarrollo en la apertura. Por esta
razón, era preferible continuar 5.
y también 18• . . . , TDIR; 19. A3D y responder a 5. . . . , P3CD
A6D, tras lo cual las blancas con­ con 6. CR2R ó 6. D3A y a 5 • . . .,

tinúan manteniendo la ventaja P4D con 6. C3AR, lo cual era más


de dos peones. prometedor».
Hay que reconocer que el cam­
19. A6D A3C peón del mundo no estimó debi­
20. P4CD TID damente este flexible movimiento
21. TDID P4A del caballo. ¡La opinión de los
22. PxP AxP grandes también resulta equivo­
23. T5D. cada en ocasiones si se mira des­
de la perspectiva de unas decenas
y las negras abandonaron. de años!
Esta otra partida importante
pone de relieve la elevada pre­ 5. P4D
paración de Alekhine en el terre­ 6. P3TD A2R
no de las aperturas. Con esta vic­ 7. PxP
toria se constituyó nuevamente
en campeón del mundo. Alekhine estima más contun­
dente 7." C3C; sin embargo, este
Partida 62 cambio de peones es actualmente
Defensa Nimzovitch la continuación más usada en las
partidas en que se practica esta
Euwe Alekhine variante.
Vigésimo quinta partida del en­
cuentro para el campeonato del 7. PxP
mundo, 1 93 7 8. C3C P4A
9. PxP
1. P4D C3AR

214
Esto es el principio de un plan 11. PxA PxC
desacertado. Ya en las postrime­ 12. D2A
rías del encuentro y abatido por
la pérdida de varias partidas, Euwe continúa sin advertir el
Euwe no advierte el simple golpe peligro que le amenaza; de no
táctico que le prepara su adver­ ser así, hubiese aceptado el cam­
sario. Prosiguiendo 9. A2R, las bio de damas y la situación que
blancas podían haber mejorado le sería un poco desfavorable en
su j uego y tener pronto l a posi­ la fase final, después de 12. D x D,
bilidad de presionar sobre el peón T x D; 13. C2R, C5R; 14. P3A,
negro 4D o de proseguir P4R y C x P ; 15. C x P. Ahora, el peón
romper enérgicamente el centro, negro 6A ofrecerá muchas posi­
si las negras jugasen P5AD. Tam­ bilidades tácticas.
poco era desestimable la conti­
nuación 9. A3D, C3A; 1 0. P x P, 12. D4T
A x P; 11. O-O. 13. T1CD

9. AxP Aquí, 13. C2R, C4D; 14. P4R,


10. P4C P5D! C5C; 15. D1C, C ( 5C ) 4T también
era mejor. Por lo visto, Euwe
Diagrama núm. 140 quiere eliminar «cómodamente»
el peón ; mas no ve esta efectiva
maniobra combinativa.

13. ... A2D!

Está claro que las blancas no


pueden oponerse al movimiento
14. . . . , A5T. Si se continúa 14.
T4C, el rey blanco perderá el en­
roque y quedará atascado en el
centro después de 14 . . . . , C3T;
15. A x C, D x A, y le sucederá lo
mismo después de 14. A4A, A5T;
1 5. A3C, A4C.

14. T3C A5T


15. DxP
Este golpe táctico es lo que no
advirtieron las blancas. No se ( Ver diagrama 141)
puede tomar ese peón, porque el
rey blanco quedaría sin protec­ Las blancas han tomado el peón
ción en el centro del tablero. Se adversario 6A y parecen haber
pierde igualmente si se prosigue sorteado las dificultades. Pero . . .
11. C4T, pues sucede 11. . . . ,
P X P! ; 12. D x D ( ó 1 2 . C x A, 1 5. ... D1D!
P X P + ; 1 3. R2R, A5C + ) , 12 . . . . ,
P x P + ; 13. R2R, A5C + y 14 • ,
. . . Con esta flexible retirada se
T x D + . Hay una sola respuesta. ganará la calidad.

215
Diagrama núm. 141 Ninguna circunstancia motiva­
ba entregar sin lucha el impor­
tante peón 5A. Después de 23.
D3R, C2D; 24. C5A, a las negras
no les hubiese sido fácil alzarse
con la victoria, debido al ataque
contra su casilla 3CR ; por ejem­
plo: a 24. . . . , C x P seguiría 25.
" C x P!, y a 24. . . . , D x P seguiría
�//��
25. D3CR, P3C; 26. A3R, D5A; 27.
A4D, Y las piezas blancas ocupa­
�f� rían posiciones amenazadoras.
�� 8 ���
/'�"',% ////� ��
�"'� Pero, ahora, el ataque contra el

• � �,,,
�f �
citado peón facilita las operacio­
nes del negro.

�iJ
�� ��
��'u � 8 23. DxP
24. C5A T8C
16. A4A C3T 25. D4A CxP
26. P4TR T1R
Alekhine ejecuta con arte esta 27. T1R D6A
partida como en sus mejores
tiempos; intenta hacer desapare­ Todas las piezas negras se han
cer el alfil 4A adversario, tras lo movilizado y el peón 3C está bien
cual las casillas de color blanco defendido. Euwe podría cesar en
del enemigo serán vulnerables en su resistencia ; mas continúa j u­
extremo. gando como «por inercia».

17. AxC P xA 28. T1D C7D!


18. o-o AxT
19. DxA TIC Mediante este hábil procedi­
miento, Alekhine provoca los
Se da principio al aspecto téc­ cambios y simplifica la posición.
nico de la materialización de la
ventaj a ; aspecto que Alekhine 29. TxC T x A+
lleva a efecto con una lógica im­ 30. R2T D2A
placable. 31. T6D T4AD
32. P3C!
20. D2A D4D
21. P4R D6C ( Ver diagrama 142)
22. D2R
El táctico Euwe tiende una há­
Después del cambio de damas, bil celada. Si j uegan las negras
los peones blancos 3T y 5A se­ 32. . . . , T x C?, seguirá 33. T6R! y
rían sumamente vulnerables. perderán toda la' ventaj a que lle­
van.
22. D4C
23. D3A? 32. T1AR!
33. P4C P3A

216
Diagrama núm. 142 Alekhine estima que este movi­
miento es el más acertado en esta
posición. Podemos estar totalmen­
te de acuerdo con él ; sin embar­
go, hay que tener presente las
rectificaciones impuestas por el
paso del tiempo. Hace mucho se
creyó que las negras tienen un
juego bastante cómodo si respon­
den a 4. D2A con 4. . . . , P4AD y,
en caso de 5. P x P, disponen sus
piezas de la siguiente manera :
C3TD, A x P, A2R, C4AD, P3CD,
A2CD y P4D.

4. P4D

A mi entender este movimien­


34. R3T P4TR to ofrece a las blancas oportuni­
35. D2D P x P+ dad para mantener tensa la po­
36. RxP D2AR sición.
37. P5T T x C!
5. PxP DxP
Con este simple procedimiento, 6. P3R P4A
el rey blanco será objeto de un 7. P3TD AxC+
ataque de mate. 8. PxA CD2D

38. RxT D xP+ En la duodécima partida, Euwe


39. R4A D5T + halló un «férreo» procedimiento
40. R3A D6T + para igualar el j uego : 8 . . . . , P x P;
41. R4R T1R + 9. PA x P, P3CD y 10. A3T en el
42. R5D D6C + momento oportuno.
43. R4D D x P.
9. P3A
v las blancas se rindieron.
Una imprecisión ; aquí lo bue­
no era 9. C2R, a fin de colocar
Partida 63 ese caballo en la casilla 3AD, des­
Defensa Nimzovitch pués de 9. , P x P; 1 0. PA x P,
. . .

C3C.
Alekhine Euwe
Octava partida del encuentro para 9. PxP
el campeonato del mundo, 1 937 10. PA x P C3C
11. C2R A2D
1. P4D C3AR 12. C4A
2. P4AD P3R
3. C3AD A5C Ya no se puede jugar 12. C3AD,
4. D2A debido a 12. . . . , D3A. Sin embar­
go, la posición de las blancas

217
será mejor, independientemente Diagrama núm. 143
de cómo jueguen las negras: si
12. . . . , D3A, el cambio de damas
ofrecerá a las blancas más posi­
bilidades de cara al final y, si
12. .. , D3D, el traslado del alfil
.

l AD a la casilla 4C por el 2D
será muy contundente.

12. D3D
13. A2D TIAD
14. D2C C3A-4D
15. CxC PxC
1 6. A4C D3R
17. R2A C5T?

La superioridad de las blancas


es indiscutible, pues dominan las
casillas negras e impiden el en­ Las blancas se han apoderado
roque del rey contrario. A pesar de la columna abierta y amena­
de todo, su victoria hubiera sido zan con situar la torre en la ca­
problemática, si no hubiesen co­ silla 8A y dar j aque o colocarla
metido las negras este serio error. en séptima. Las negras no po­
Tenían que haber jugado 1 7 . drán rechazar esta última ame­
P4A! y , luego, colocar e l rey en naza, por lo que su rey sucum­
la casilla 2A. birá sin haber podido enrocarse.

18. D2D P3CD 24. P3A


25. T7A RID
Aquí también hubiera sido me­ 26. T x PT.
j or j ugar 18 . . . . , P4A, aun cuan­
do las blancas prosiguiesen 1 9. y las negras abandonaron.
A3D, 20. TRIR y 21. P4R, para
romper el centro. En este encuentro-desquite res­
plandecieron las dotes tácticas de
1 9. A6T TICD Alekhine ; además, su habilidad,
20. P4R! P4CD sus movimientos inesperados y
sus celadas contribuyeron no sólo
Podría parecer que el alfil 6T al ataque, sino también a la de­
esté perdido ; pero Alekhine tuvo fensa. Sirva de ejemplo la belleza
en cuenta todas las circunstancias y maestría con que eludió la de­
y, con una serie de golpes tácti­ rrota en la siguiente partida.
cos, logrará una ventaja decisiva.

21. D4A T3C


22. PxP DxP
23. TRI R + A3R
24. TDIA

218
Partida 64 hasta pueden incluirlo en la lu­
Gambito de dama cha contra el centro de peones
adversarios.
Alekhine Euwe
Decimoctava partida del encuen­ 15. P5D PxP
tro para el campeonato del 16. AxP D2R
mundo, 1937
Diagrama núm. 144
1. C3AR P4D
2. P4AD P3R
3. P4D C3AR
4. C3A P4A
5. PA x P CxP
6. P4R CxC
7. PxC PxP
8. PxP A5C +
9. A2D A x A+
10. DxA O-O

Esta variante es aguda en sumo


grado. Se practicó a principios
de este siglo, y continúa forman­
do parte del repertorio usado en
los torneos. Esto se debe a que la
posición a que se llega está cua­
j ada de problemas, cuya resolu­ 17. C5C!
ción es del gusto de los maestros
actuales. Las blancas han situa­ La presente posición es curio­
do dos peones en el centro, y las sa : las blancas atacan con tres
negras los atacarán. Éstas distri­ piezas el peón 2AR para amena­
buyen sus piezas según el esque­ zar luego j aque con la torre des­
ma P3CD, A2C, C3A-4T, D3A y de ]a casilla 7D. Pero Euwe con­
TRID, y aquéllas refuerzan con j ura este peligro, sirviéndose de
las torres los peones 4R y 4D y un hábil artificio táctico.
preparan el avance de los mis­
mos. 17. C4R!
18. A x A?
11. A4A C3A
12. O-O P3CD Alekhine no ha previsto la res­
13. T ( 1A ) 1D A2C puesta de su adversario en el vi­
14. D4A TIA gésimo movimiento. Lo bueno
era 18. P4TR, y reservar el alfil
En ciertas partidas, las negras para otras posiciones más activas.
practicaron con fortuna la ma­
niobra simplificadora 14 .D3A;
. . .• 18. C3C
15. D3R, D3T; es comprensible 19. D5A DxA
que tratasen de encaminar el jue­ 20. T7D D3T!
go a la fase final, donde libran
a su rey de toda amenaza, y ¡Excelente idea! A la lógica con-

219
tinuación 21 . T x PA seguirá 21 . ¡Alekhine ha ejecutado en bre­
. . . , D x P!!; 22. T x P + , R x T; 23. ve tiempo tantas y tan buenas
D7D + , T2A; 24. D4D + , Rl C ; 25. j ugadas, que se le puede perdo­
C x T, D x C ó 22. T x T + , C x T, nar este error! Prosiguiendo 23.
y el ataque de las blancas se ha­ P3C, las blancas limitarían aún
brá disipado, mientras los peones más la acción de las tres piezas
negros del flanco de dama cons­ negras.
tituirán un peligro serio. Por tan­
to, urge dar una salida al rey 28. D3A
blanco. 29. C4R D7A
30. TIAD
21. P4TR T4A
22. T5D T x T? Diagrama núm. 145

Euwe también se ha equivoca­


do en la respuesta. ¿Por qué le
permite al contrincante tener un
peón libre en el centro? Lo con­
veniente era 22 . , DIA! Y man­
. . .

tener así el equilibrio que se ha


producido ; por ejemplo: 23. T x T,
D x T; 24. D x D, P x D; 25. TIAD,
TIAD.

23. PxT DIA • • •


24.
25.
D4R
D4T!
TIR
� . ·it·
Este doble ataque al peón 2T • •
y la torre IR facilita el avance
del peligroso peón libre, tras lo La entrega de un peón ofrece
cual la iniciativa estará en poder a las blancas una iniciativa peli­
de las blancas. Alternando las grosa y, consiguientemente. la
amenazas al rey negro con el victoria. La otra posibilidad de
avance de los peones 5D y 4T, j ugar sin riesgo es la continua­
Alekhine hostigará constantemen­ ción 30. T2D, con la cual se man­
te a su adversario. tiene el equilibrio material y se
le plantea al contrincante este di­
25. T2R fícil problema: ¿hasta cuándo es­
26. P6D T2D tarán inactivas las negras?
27. TID
30. DxP
Ahora existe el peligro de que 31. P5T?
se produzca el avance P4TR-5T-
6T. Esta imprecisión es seria, por
cuanto da la iniciativ'a a las ne­
27. CIA gras. Prosiguiendo 31. T8A!, D3R;
28. D4AR 32. T8C!, P4A; 33. C5C, D X P; 34.
D4A + , D4D; 35. D x D + (y no 35.

220
C6R?, D8D + ; 36. R2T, D3D + ! y En este movimiento se suspen­
37 . . . , D x T ) , 35. . . . , T x D; 36.
. dió la partida, y el análisis pos­
C6R, R2A; 37. C x C, P3TR: 38. terior convenció a Alekhine de
PST, PSA; 39. C6C, las blancas que había de buscar su salvación
hubiesen podido materializar su en las tablas. El procedimiento
ventaj a. para evitar su ruina ofrece inte­
rés por los interesantes artificios
31. P3TR tácticos.
32. C3C
41. P4T
y aquí, 32. T8A también era 42. P3C!
más fuerte.
Ésta es la primera medida pre­
32. C3R paratoria para las próximas esca­
33. D5R D3T ramuzas. Es necesario cubrir un
34. CSA D6D poco al rey de posibles j aques.
35. R2T
42. PST
La continuación 35. T8A + ,
R2T; 36. C x PT!?, CID ; 37. CSA Alekhine estimó que las ne­
hubiese producido complicaciones gras podían haber luchado con
interesantes y, después de 37 . . . . , mayor contundencia, si hubiesen
D8D + ; 38. R2T, D x P + ; 39. RlC, proseguido 42. . . . , RlT; 43. T4CR,
continuaría planteado el proble­ PST; 44. T x PC, P6T; 45. T4C,
ma de si las blancas compensa­ TID; 46. T4AR; aquí se produ­
ban la entrega del peón por la cirán asimismo dos variantes: 46 .
iniciativa. . . . , C6D; 47. D x C, P7T; 48. T4TD,
y 46 • , P7T; 47. D x P, C6D; 48.
. . .

25. R2T D4A, C x T; 49. D x C y 50. P4C.


36. T3A D8D A pesar de todo, el caballo 5A
37. P3A D7D aseguraba las tablas a las blan­
3& T4A D4C cas en todos los casos.
39. T4TR?
43. T4CR
Tras haber llegado a una po­
sición de tablas, Alekhine intenta Con este movimiento se da
ganar y, como suele ocurrir en principio a una combinación efec­
tales casos, se halla al borde de tiva y salvadora.
la derrota. Después de 39. T4CR!,
D x P + ; 40. T4T, D3C; 41. T4CR, 43. P3C
las negras hubiesen tenido que 44. C4T! D x PD
aceptar la repetición de j ugadas;
si no, a 41 . . . . , D3A? seguiría 42. o bien 44 • . . . , P6T; 45. P x P + ,
T x P + , y a 41. . . . , C4C? seguiría P X P ; 46'; C x P. D7C; 47. C8A + ,
42. P4A, P3A; 43. DSC. RlT; 48. C6C + , R2C; 49. C5R + !,
y el rey no puede ir a la casilla
39. D3A! 3A ni a la lA, porque el caballo
40. D4R C4A toma la torre y da j aque a un
41. D2A tiempo.

22 1
45. P xP+ PxP Diagrama núm. 147


Diagrama núm. 146

ti

posibilidades de tablas después de


51. D2D, D4AD; 52. P4A, D3A + ;
46. T4D!! 53. RIC, C6A + ; 54. C x C, D x C;
55. DIR.
¡Magnífica j ugada! No se pue­
de tomar la torre: a 46. . . . , D x T 51. C x P!
seguirá 47. D x P + , RIT; 48.
y tablas porque, aunque las
D8R + , y las blancas darán j aque
continuo, pues el rey no puede ir blancas pierden la dama después
a la casilla 2C debido a que el de 51 . . . . , C6R + ; 52. R2A, C x D,
caballo le daría j aque desde la sigue la contrarréplica 53. C8A + .
casilla 5A y ganaría la dama ad­ En esta partida hemos visto
versaria. cómo analizó con perfección y es­
mero Alekhine las posiciones
46. D3R
aplazadas; la siguiente es otro
47. TxT+ buen ejemplo.
CxT
48. DxP
Partida 65
La posición abierta del rey im­ Apertura Reti
pide que las negras puedan rea­
lizar su ventaja material. Alekhine Euwe
Vigésimo segunda partida del
48. P4T encuentro para el campeonato
49. D2A C4R del mundo, 1 937
50. R2C C5A
1. C3AR P4D
( Ver diagrama 147) 2. P4AD P5D
3. P3R C3AD
El negro ha omitido el pode­ 4. PxP CxP
roso golpe táctico 50. . . . , D5A!, 5. CxC DxC
aunque el blanco tendría muchas 6. C3A C3A

222
Esta variante se utilizó muy El negro está preparado, y es­
poco en tiempos de Alekhine, y pera que el contrincante se deci­
apenas si se practica en la actua­ da. Éste no vacila en romper el
lidad. Porque las negras pueden centro; pero no consigue sacar
mantener el equilibrio y, además, una ventaja importante.
suele producir una lucha tran­
quila. 21. P50! PA x P
22. PxP C4A
7. P30 P3A
8. A3R 020 La respuesta de Euwe es im­
9. P40 P3CR precisa. Verdad es que hubiera
1 0. A2R A2C sido peor continuar 22 • , A x C?
. . .

11. P3TR o-o ( 23. P6D ! ! , D X P; 24. D x A, A X A ;


12. O-O P3C 2 5. A6T ! , y s e ganaba la calidad ) ;
13. A3A A2C pero podía haber j ugado mej or :
22. . . . , P x P! era buena ocasión
Se ha llegado a un j uego total­ para igualar el j uego.
mente equilibrado. Con el siguien­
te avance de peones, Alekhine 23. 04A
debilitará el peón 3CD negro; sin
embargo, ello no modificará en La j ugada 23. A x C es peor,
lo esencial el curso de la con­ pues sigue 23. . . . , O x A; 24. P x P,
tienda. A x A; 25. P x P + , T x P; 26. P x A,
A x C; 27. T7T, 04C + , y se da
14. P4TO TOlO j aque continuo.
15. P5T D2A
16. 03C C20 23. PxP
17. PxP PxP 24. AxP AxA
18. T7T TIT 25. CxA 04R
19. TI-IT P3R 26. TIC C5T
20. TxT AxT 27. P3CO C7C
28. 06A P4CO
Diagrama núm. 148 29. A4A

No se podía tomar el peón ne­


gro 4C porque seguiría 29. . . . ,
TIC.

29. 03R

Lo mej or era situar la dama


en 7R.

30. OxP 05R


31 . TIAD C60
32. 04A!

La única forma de no perder


la ventaj a.

223
32. D7R 1) 41. . .. , R2C; 42. C5A + ,
33. TIAR CxA P x C; 43. D3C + y 44. D x T.
34. DxC D4C 2) 41. RIT; 42. e6A,
35. D3A! TIC A x P + ; 43. T x A, D8A + ; 44.
36. TIC D3T R2T, D x C; 45. T x P, y no pue­
37. TlD den defenderse.

Desde luego, 37. P4C era me­ 42. C6A AxP+


jor; por lo visto, influyó mucho 43. R2T!
aquí la falta de tiempo.
No hay otra j ugada, como se
37. D6T verá más adelante. Era peor 43.
38. TIC D7T T x A, D8A + ; 44. DlA, D x C; 45.
39. D3D A5D T x P + , RIC; 46. T3A, porque es
40. TlAR D7C muy difícil materializar la ven­
taj a de un peón en finales de
Diagrama núm. 149 piezas mayores.

43. TIR
44. D3AR T7R

Ahora se aclara el porqué del


cuadragésimo tercer movimiento
de las blancas: si estuviese el rey
en la casilla 1T, hubieran jugado
las negras 44. . . . , T8R y habrían
cambiado la torre, tras l o cual
aquéllas no podrían ganar la par­
tida.

4� C4D! T7D
46. C6R + R2R
47. C4A!

Aquí se aplazó la partida. Ob­ El caballo ha ocupado varios


sérvese cómo halla Alekhine una escaques importantes, y se dispo­
sorprendente forma de ganar, ne a ocupar el más importante,
cómo calcula todas las variantes es decir, el 3D; peligro que las
complej as sin omitir ninguna po­ negras pueden conjurar sólo reti­
sibilidad, por mínima que sea. rando la dama de la segunda ho­
Las extraordinarias maniobras rizontal de las blancas.
del caballo causan verdadero pla­
cer. 4'7. D5D

41. C'7R+ RIA y también 47. . . . , A5D; 48.


D7C + , RIR; 49. C3D! , A4R + ; 50.
Las negras perderían en segui­ RIT, aunque las negras pierden
da si moviesen el rey a otra ca­ pronto por la irrechazable ame­
silla. Veámoslo: naza 51. D x P + .

224
48. RIT T7T Era más simple proseguir 56.
D6A + y 57. D2A, aunque no hu­
Diagrama núm. 150 biese variado lo fundamental del
asunto.

56. R2R
57. P4CR P4T
58. PxP P4A +
59. R3A T6D +
60. R2R T6R +
61. R2D T5R
62. P x P.

y el bando negro abandonó.


Ciertas partidas de este encuen­
tro-desquite se decidieron en el
final. Sobre todo, asombran l as
impecables maniobras de Alekhi­
ne en la que ofrecemos a conti­
nuación, donde consigue sacar
El negro no puede defenderse ventaja de la aparentemente in­
de la incisiva continuación 49. significante preeminencia del al­
C2R; y así, decide entregar la fil sobre el caballo.
dama.
En caso de 48 • , A5T, Alekhi­
. . .

ne tenía intención de proseguir Partida 66


49. D7C + , D2D ( 49 . , R3D ; 50.
. . . Defensa eslava
D8C + ) ; 50. D4C +, RIR; 51. C6R!,
A2R; 52. D8C + , AID; 53. C x A, Alekhine Euwe
D x C; 54. D5R + , D2R; 55. D8T + , Segunda partida del encuentro
R2D; 56. D x P, T7AR; 57. T1D + , para el campeonato del mundo.
R3A; 58. D8T, tras lo cual tendría 1937
un peón de más y el ataque sería
abrumador. 1. P4D P4D
2. P4AD P3AD
49. C2R T8T
3. C3AR C3AR
50. D7C + 4. C3A PxP
Esta j ugada es muy importan­ 5. P4TD A4A
te: la dama se retira de la línea 6. C5R P3R
AR por si se da j aque a la des­ 7. A5C A5C
cubierta con el alfil. 8. C x P4A

50. R3A Ahí está una de las inCISIvas


51. CxD TxT+ ramificaciones de la defensa es­
52. R2T A8C + lava ; fue muy popular en la cuar­
53. R3C A7A + ta década; hoy día, casi no se
54. R3A AxC+ practica. ¿A qué se debe el olvi­
55. R4R T8D do de tan interesante sistema?
56. D5D Probablemente a la moda. Pero

225
bastaría que uno de los grandes ha tenido en cuenta que el al­
maestros la practicase una vez y fil blanco será más fuerte que
lograse ganar bellamente la par­ el caballo negro en la fase final.
tida para que esta variante, cu­ Por ello, tenía que haber pro­
bierta de polvo por el paso del seguido 1'7 . . . . , T ( lT) 1C e inten­
tiempo, volviese a estar de moda tando crear situaciones peligrosas
y fuese un huésped frecuente en en la columna abierta CR; mas
los torneos. no tomar el caballo.
La última jugada de Alekhine
no es la más fuerte, por cuanto 18. PxA T ( lT ) 1C
permite a Euwe igualar sin ma­ 19. 03R R1C
yores dificultades el juego. El mo­ 20. P3C T20
vimiento 8. P3A y el siguiente 21. T (lT)1C 07A
P4R provocan una lucha contun­ 22. T ( IA) lR 070!
dente.
Las negras pretenden simplifi­
8. 040 car el j uego, porque la posición
de su rey enfrente de la torre
Esta respuesta es muy fuerte, adversaria puede dar motivo para
pues amenaza 9. . . . , O x C como 9. diversas amenazas tácticas.
C5R.
23. OxO TxO
9. AxC OxC 24. P4AR C3e
10. 020! 25. A4A T O C ) 10
26. T6R TI-3D
Con esta sutileza táctica, las 2'7. T ( l C ) 1R R2A
blancas logran destruir la estruc­ 28. TxT TxT
tura de peones negros.
Diagrama núm. 151
10. PxA
11. P4R 06C
12. PxA C20
1 3. PxP PxP
1 4. A2R 0-0-0
1 5. O-O P4R!

Euwe ganó la primera partida


del encuentro-desquite ; por ello,
j uega con entusiasmo en la se­
gunda. De algún modo consegui­
rá ordenar la posición de sus peo­
nes centrales, si bien no podrá
sortear por entero las dificulta­
des.

16. PxP CxP


1 '7. OlA AxC Obsérvese cómo va utilizando
Alekhine la potencia de su alfil
Euwe se ha precipitado, y no que, aunque es insignificante por

226
ahora, será pronto el primer per­ Diagrama núm. 152
sonaje en esta acción.

29. P4T!

Con esta excelente jugada se


ahuyenta al caballo negro, mien­
tras este peón proseguirá su avan­
ce, previo ataque al negro 2TR,
para ver si puede transformarse
en dama.

29. R2D
30. R2A C2R
31. R3A C4D?

Este error facilita el traslado


del alfil a la casilla 5A, lo cual
dará más valor a los peones blan­ cumbe, y el rápido avance del
cos del flanco de rey. blanco 4TR y de los otros de
este flanco forzará al contrin­
32. A3D! P3TR -cante a capitular.

Cualquier otra continuación se­ 37. RIA


ría de todo punto mala. Las ne­ 38. RxP T7D
gras tienen que detener tanto
como les sea posible el peligroso Este contraataque es tardío, y
peón blanco 4TH. la continuación 38. . . . , C4A + ; 39.
R6C, C x P; 40. P5TR tampoco me­
33. A5A + R1D j oraba la situación de las negras.
34. R4C C2R Porque Alekhine previó de ante­
mano la ofensiva coordinada de
Hay que ir apresuradamente las piezas blancas.
en ayuda de los peones del flan­
co de rey ; la captura de los peo­ 39. A6R T6D
nes blancos 3A y 4TD equival­ 40. P4C TxP
dría a rendirse. 41. P5C.

35. AIC RIR Alekhine anotó esta j ugada y


36. R5T R2A lo comunicó a Euwe, quien se
37. A2T + rindió inmediatamente.
Hemos ofrecido seis partidas de
( Ver diagrama 152) las veinticinco que se jugaron en
el encuentro-desquite; en ellas se
El alfil está manifestando toda ve que Alekhine volvía a ser el
su potenci a : desde la retaguardia de antes; no obstante, conviene
de su bando siembra la confu­ señalar que en su juego se refle­
sión entre las piezas y peones ja el paso de los años.
adversarios. El peón negro 3T su- Después de recuperar la coro-

227
na, realizó varias partidas exce­ No puede decirse que la idea
lentes, de cuya profundidad de de ese ataque sea propia y pri­
ideas continúa admirándose la vativa de Alekhine, pues se halla
afición. Son particularmente des­ en partidas anteriores a ésta, j u­
tacables las dos que j ugó con sus gadas con la defensa eslava y la
históricos rivales y que ofrece­ Caro-Kann. y tiene por objeto
mos a continuación. forzar a l as negras a que prosi­
gan 10 • P3T, después de 9
. . ., .

. . . , A3C; 10. P4TR; de ese modo,


Partida 67 el cambio en la casilla 3CR debi­
Defensa eslava lita sensiblemente la estructura
de peones. Por ello, Euwe retira
Alekhine Euwe el alfil a 2D y se resigna a desen­
Torneo del AVRO, 1 9 3 8 volverse en una posición restrin­
gida pero segura. No convence
1. P4D P4D proseguir 9 . . , C X C, porque su­
. .

2. P4AD P3AD cede 1 0. P x A, C4A; 11. D3C, y


3. C3AR C3AR la posición de las negras es pro­
4. PxP blemática.

Alekhine simplifica la posición. 9. A2D


¿ Quiere esto decir que pretende 10. A2C P3R
acabar pronto la partida? ¡Ni mu­ 11. O-O
cho menos! Lo que pretende es
formar un inquebrantable centro La situación de las blancas es
y, apoyándose en él, imponer al prometedora: despliegan sus fuer­
contrincante una lucha táctica. zas en el flanco de rey ; el debi­
litamiento del enroque, causado
4. PxP por el avance P4C, no es impor­
5. C3A C3A tante, pues el alfil 4A se situará
6. A4A A4A en la casilla 3C y, así, reforzará
la posición de sus piezas.
Este activo movimiento y el
posterior juego impreciso de las 11. P3T
negras ofrecerán a Alekhine la 12. A3C P4TR?
posibilidad de hacerse paulatina­
mente con la iniciativa. La otra El sacrificio de este peón es
continuación habitual es 6. . . . , incomprensible. Euwe acaso pre­
P3R. tende desplegar cierto contraata­
que. Como quiera que sea , con­
7. P3R P3TD viene tener presente que al rey
negro le será difícil hallar un si­
Las negras han cometido una tio seguro.
imprecisión ; aquí procedía 7 . . . ,
.

D3C. 1 3. C x A! CxC

8. C5R TIA Las negras aceptan la pérdida


9. P4CR! de un peón, porque proseguir 13.
. . . , D x C; 14. P5C les reduciría

228
aún más su dispositivo. Tras esto, 21. CIA
Alekhine mantendrá la ventaja 22. D5A + RIC
del peón citado mientras no re­ 23. TIC P4CD
fuerce totalmente la posición de
sus piezas, y lo restituirá cuan­ Podría parecer que Euwe ha
do la haya reforzado. sorteado las dificultades: tiene
defendido su flanco de rey y po­
14. PxP C3A drá tomar pronto el peón blanco
15. A3A A5C 5T. Pero Alekhine ha preparado
16. T1 A RIA un golpe táctico que debilitará
nuevamente la posición de las ne­
Pronto se verá claro que el rey gras y dará más fuerza y acti­
negro no está seguro en la ca­ vidad a las piezas blancas.
silla lA y que enrocar valía tan­
to como perder inmediatamente. 24. P6T!

17. P3TD AxC De todos modos, este peón es­


18. TxA C2R taba condenado a sucumbir; con
19. D3C TxT él se asesta un golpe demoledor
20. PxT D2D contra el dispositivo defensivo
21. D6C! adversario. De tomarlo con la
torre, seguiría 25. P4TD!, y no se
Diagrama núm. 153 podría responder con 25.
P x PTD porque seguiría 26. T8C.
y al movimiento defensivo 25.
. . . , C2T sigue 26. D6C y la pér­
dida de los peones del flanco de
la dama negra.

24. PxP

Tras lo cual los alfiles inmo­


vilizarán a los caballos.

25. A5R R2C


26. P4TD! PxP
27. P4A!

Estos tres movimientos de rup­


tura, ejecutados por peones, im­
Las operaciones de las blancas presionan vivamente. La amplia­
han sido de preparación ; a par­ ción de las diagonales hará que
tir de ahora serán ofensivas. Exis­ los alfiles sean pronto dueños del
te el peligro de 22. TIC con la tablero.
consiguiente pérdida del peón ne­
gro 2CD. Las negras tienen que 27. C2R
adoptar medidas para defenderlo;
por tanto, no cabe pensar en co­ Si se toma el peón blanco, se
mer el 5T blanco. perderá la torre; por ejemplo : 27.

229
. . . , P X P; 2S. A x C + , R x A; 29. les! En caso de que la torre ne­
D5R + . gra abandonara su primera hori­
zontal, se ganaría prosiguiendo
2S. PxP C2R x P 32. DSA.

La continuación 2S. . . . , P x P 32. P4R!


ocasionaba pérdidas materiales,
después de 29. T6C. Con este sencillo movimiento
se gana un caballo y se decide
29. RlT! la suerte de la partida. Las blan­
cas tendrán que rechazar sólo
Alekhine ataca sin tregua, como unos j aques.
era su costumbre : se propone to­
mar con el alfil el caballo 4R y 32. TxT+
dar j aque con la torre desde el 33. RxT D4C
escaque l CR. 34. PxC DSC +
35. R2C D3C +
29. TlAD 36. RlA DSCD +
30. Tl C + R2T 37. R2C D3C +
31. D3T TICR 3S. A3C CxP
39. AxC PxA
Diagrama núm. 154 40. DxP P4TR
41. P4T.

y las negras se rindieron.


La siguiente partida es una
obra de arte perfecta; represen­
ta el último de los muchos en­
cuentros entre Alekhine y Capa­
blanca y viene a ser el resulta­
do de la lucha entre dos gigantes,
que duró un cuarto de siglo. El
resultado total fue de 7 : 7 si des­
contamos las partidas que termi­
naron en tablas.

Partida 6S
Defensa francesa
Con esta jugada las negras
pierden ahora una pieza ; pero no Alekhine Capablanca
pueden conjurar a un tiempo to­ Torneo del AVRO, 1 93 8
dos los peligros. En caso diverso,
les amenazaba no sólo 32. P4R, 1. P4R P3R
sino también 32. D3D + , RlT; 33. 2. P4D PID
P4R, T6A; 34. P x C!, T x D; 35. 3. C2D C3AR
A x C + , R2T; 36. A4R y j aque
mate. ¡Y así, queda demostrada Este movimiento es una sor­
la fuerza de la pareja de alfi- presa. Aquí se suele proseguir 3.

230
· . . , P4AD; pero las negras se que­ biar los alfiles de casillas blan­
dan con un peón aislado en su cas ; pero Alekhine se opone a
casilla 4D, lo cual repugnó siem­ tal pretensión. A pesar de la pér­
pre a la idea que Capablanca dida de algunos tiempos, le con­
tuvo de la posición. Le agradaba venía tener presente la enérgica
j ugar contra los peones aislados; continuación 13. . . . . P4A.
mas le desagradaba tenerlos en su
posición. 14. C3A P4TD

4. P5R C3-2D Difícilmente se pueda hallar un


5. A3D P4AD buen plan de j uego para las ne­
6. P3AD C3AD gras : a 14 . . . . , C3C procede 15.
7. C2R D3C P4TR! y, luego, 16. P5T, y a 15.
8. C3A PxP C x PT sigue 16. C x C A x C;
,

9. PxP A5C + 17. D4C y 18. D x PC.


10. R1A
15. C4TD D2T
Hace mucho que la teoría co­
noce esta variante. Las blancas Esta retirada es mala en extre­
pueden responder de dos formas mo, por lo que Alekhine acorra­
al j aque dado por el alfil: reti­ lará las fuerzas adversarias en
rando el rey o cubriéndolo me­ un lado del tablero. La continua­
diante A2D. La elegida por Ale­ ción 15. . . . , A x C; 16. D x A + ,
khine provoca una lucha más in­ C3A; 17. R2R, TIA y los siguien­
cisiva. tes movimientos 18. . , C2D y 19.
. .

.. . , O-O ofrecía a las negras cier­


10. A2R tas posibilidades de j uego.

Tras eso, las blancas presiona­ 16. P5C P3CD


rán progresivamente sobre el con­
trincante. En cambio, 10 . . . . . P3A Diagrama núm. 155
era más activo y contundente
para los dos bandos.

11. P3TD C1A

Las negras continúan operan­


do con pasividad ; aquí también
era mej or proseguir 11 . . . . , P3A,
y hasta 11 . . . . , P4A.

12. P4CD A2D


13. A3R CID?

Acaso es difícil j ugar una par­


tida importan te en la fecha en
que cumple uno cincuenta años.
Capablanca mueve sin ningún
plan sus piezas, e intenta cam- 17. P3C

23 1
Después de haber asegurado el Diagrama núm. 156
flanco izquierdo, Alekhine se dis­
pone a actuar en el derecho; su
plan consiste en reforzar la de­
fensa del rey, adelantar el peón
TR como medida exploratoria y
lanzar todas sus fuerzas sobre la
posición del rey contrario.

17. P4A
18. R2C C2A
19. D2D!

¡No hay que olvidar la defen­


sa cuando se ataca! Alekhine im­
pide fundamentalmente el movi­
miento P4C, que, j unto con C3C
y P4 T, podría ofrecer a Capablan­
ca unas posibilidades de juego
excelentes. Este movimiento es el comien­
zo de un ataque decisivo. Lo pri­
19. P3T mero que hacen las blancas es
20. P4T C2T desaloj ar el caballo de la casilla
21 . P5T! 5R y abrir la importante diago­
nal 1 CD-7TR.
Así , se bloquea este flanco y
se prepara a ocupar con el ca­ 24. C5-4C
ballo la casilla 3C. Alekhine es­ 25. P4C PxP
tima que la salida de los caba­ 26. A6C + !
llos negros a las casillas 4C y 5R
no es peligrosa, porque cuenta Aquí, Capablanct,a se lamentaría
con poder echarlos de las mis­ de no haber enrocado; su rey
mas. será perseguido sin tregua ni re­
poso.
21. C4C
22. C4T C5R 26. RIC
23. D2C R2A
¿A quién le conviene hacer un
Capablanca no se enroca, lo que movimiento que cierre la salida
debilita definitivamente su posi­ de la torre? A nadie ; pero no
ción. Por lo demás, hubiese sido hay otro recurso, pues a 26. . .. ,
erróneo proseguir 23. . . . , A x C, RIA decide 27. TRIAR! Veámos­
pues hubiera seguido 24. P x A! y lo :
se le habría cortado la retirada 1 ) 27. . . . , P6C; 28. P4A, C5R
al caballo, que tendría que su­ ( 2 8 . . . . , C2A ; 29. P5A! ) ; 29. P5A,
cumbir después de 25. P3A. A x C ; 30. P x P + .
2 ) 27 . . . . , P x P + ; 28. C x PA,
24. P3A RIC; 2!. C x C, C x C; 30. A x C,
A x A; 31. C x PC, D x C; 32.

232
D2AR, Y las negras no pueden Diagrama núm. 157
eludir el mate.

27. P4A C6A?

Este error costará una pieza.


Capablanca no advierte el pro­
cedimiento que va a emplear Ale­
khine para eliminar ese caballo.
Pero la verdad es que el mejor
movimiento defensivo 27 . . . . , C2A
tampoco prolongaba la resisten­
cia, pues las blancas hubiesen re­
tirado simplemente el alfil a la
casilla 3D y tomado con el ca­
ballo la 6C.

28. A x C+ !
31. D2AR
Tras lo cual la torre negra tie­ 32. RxP C5T
ne que tomar el alfil y ocupar
una posición desventajosa en o bien 32. . . . , C4C; 33. P x C,
sumo grado, pues el rey no pue­ D4A + ; 34. R3C y la amenaza 35.
de tomar: 28. . . . , R x A; 29. DlC + , TI AR.
RlC; 30. e6C.
33. CxC DxP+
28. TxA 34. R3C D2A
29. C6C AlD 35. C3A P4T.
30. TDlAD
A Capablanca se le agotó el
Jugada muy prudente. Como el tiempo cuando hizo esta jugada ,
caballo n o puede salir de su po­ si bien ello no influyó en el re­
sición, Alekhine se asegura pre­ sultado de la partida, debido a
viamente el dominio sobre la co­ la crítica situación de las negra').
lumna abierta.

30. AIR Partida 69


Apertura española
(Ver diagrama 157)
Alekhine Fine
31. R3C! Torneo de Hastings, 1 937

Capablanca no tendría en cuen­ 1. P4R P4R


ta este movimiento cuando situó 2. C3AR C3AD
el caballo en la casilla 6A. ¡SU 3. A5C P3TD
majestad el rey de las blancas 4. A4T C3A
se basta y se sobra para comba­ 5. O-O A2R
tir contra la caballería enemiga! 6. TlR P4CD
'1. A3C P3D

233
8. P3A C4TD 13. AxC
9. A2A P4A 14. DxA
1 0. P4D D2A
11. CD2D También se puede j ugar 14.
P x C y llevar el juego por la co­
Los expertos en la apertura es­ lumna abierta CR; pero Alekhine
pañola discuten continuamente prefiere ejecutar el plan que se
sobre si las negras deben jugar ha trazado.
A5eR o no. En aquel tiempo, no
inquietaba este movimiento del 14. PA x P
alfil negro; actualmente, las blan­ 15. C5A PxP
cas juegan P3TR como medida 1 6. D x P! TRIAD
profiláctica.
Esta acción defensiva es a la
11. O-O vez táctica, por cuando las blan­
12. C1A A5C cas perderían su alfil de casillas
blancas después de 17. C x A + ,

Diagrama núm. 158 D x C; 18. D x C.

17. D3CR AlA


1 8. A3D C3A
1 9. A5C C1R

Diagrama núm. 159

Alekhine estima inadecuado


este movimiento, por la siguiente
entrega de un peón, y recomien­
da el normal esquema de desarro­
llo 12. . . . , A2D, 13 . . . . , TRIAD Y
14 . . . . , AlA.
Valoremos la presente posición :
1 3. C3R! las negras tienen ventaja de un
peón : el retrasado 3D; en cam­
Nos encontramos aquí con el bio, las blancas han sacado de
habitual estilo de Alekhine: en­ esto mejor partido que su con­
tre¡ar un peón a cambio de la trario. Sus piezas están situadas
iniciativa. activamente y las dos torres pue­
den moverse por las columnas

234
centrales abiertas, mientras las 28. D2A C3R?
torres negras permanecen pasiva­
mente en la retaguardia. Esto debilita sensiblemente la
posición. El traslado de esta há­
20. TDIA? bil pieza al escaque 4R por el
3AD ofrecía a las negras mejo­
Esta imprecisión supone una res garantías utilizándola, tanto
pérdida de tiempo. Procedía 20. en el contraataque como en la
TDID, 21. P3TD y el traslado del defensa del punto de apoyo 2AR.
alfil 3D a la casilla 2T; plan
29. P4TD TI-lA
que Alekhine realiza con dema­
30. TIAR! T6-2A
siada lentitud.
31. TIC D3A
32. P5T
20. D2C
21. P3TD P3C Alekhine alterna hábilmente el
ataque en el flanco de rey con
Fine no tiene inconveniente en amenazas en el de dama. Había
debilitar las casillas de color ne­ peligro de 33. T6C.
gro, con objeto de colocar el ca­
ballo 3A en la casilla 5D y crear 32. ... C4A?
algún contrajuego.
Este movimiento ocasionará in­
mediatamente la pérdida de la
22. C6T + AxC
partida ; de todos modos, la situa­
23. AxA C5D
ción de las negras es grave. A la
24. TDID P5C
mejor jugada defensiva, 32 • , . . .
25. P4A!
TIT, las blancas responderían
con 33. TI-lA Y 34. A4AD con lo
Las blancas intentan abrir la
que dominarían las principales
columna AH e iniciar el ataque
columnas y diagonales.
al punto adversario 2AR. Las ne­
gras han de tomar ese peón ; en
33. A4AD D2D
caso contrario, P5A del blanco
ocasionaría peligros difíciles de Diagrama núm. 160
conjurar en este flanco.

25. P x PA
26. DxP PxP
27. PxP T6A!

Para responder a 28. P5R con


28. . . . , T x A; 29. T x T, C7R + ¡ 30.
T x C, D8C + ; 31. R2A, D x T y a
32. P6R con 32. . . . , D4A; 33. D x D,
P x D; 34. P7R, P3A, tras lo cual
conseguirían probablemente unas
tablas.
Pero esto no satisface a Ale­
khine, y reorganiza sus fuerzas
para empezar otra ofensiva.

235
34. D2T! lidades, si hubiesen proseguido 9.
. , D x A; 1 0. C5R, C x C; 11.
. .

La catástrofe en el escaque P x C, D4C; 12. P4AD, D4T + ; 1 3.


2AR de las negras es inevitable, A2D, A5C. En cambio, estarán
y la consiguiente pérdida de ese ahora sometidas a la voluntad del
peón dejará indefenso al rey ne­ contrincante.
gro.
1 0. CxC PxC
34. CxP 11. D3C C3C
35. TxP DxT 12. O-O O-O
36. AxD+ TxA 13. A4A A3D
37. D6R. 14. AxA DxA

Las negras abandonaron. Diagrama núm. 161


La siguiente partida pone de
manifiesto el excepcional arte de
Alekhine en ejecutar finales de
piezas mayores.

Partida 70
Defensa Caro-Kann

Alekhine Eliskases
Olimpíada de Buenos Aires, 1 939

1. P4R P3AD
2. P4D P4D
3. PxP PxP
4. P4AD C3AR
5. C3AD P3R Al parecer, Alekhine intentó
6. C3A A2R llegar a esta posición o, por lo
7. PxP menos, no se opuso a la misma.
Se diría que está esquilibrada ;
Se ha jugado la conocida va­ pero si nos fij amos bien, des­
riante del ataque Panov ; ataque cubriremos que las blancas tie­
que lleva casi medio siglo de exis­ nen alguna ventaj a : la dama y
tencia. En esta variante el blan­ el caballo son más activos que el
co suele atacar; pero Alekhine caballo y la dama de las negras,
prefiere consolidar la posición de que SP. ven obligadas a defender
los peones centrales y simplificar su peón 4D. Desde luego. es muy
el j uego por razones psicológicas. difícil materializar esas pequeñas
ventaj as ; sin embargo, hay que
7. CxP considerar la habilidad de nues­
8. A5CD + A2D tro biografiado para resolver si­
9. A x A+ CxA tuaciones como ésta.

Alekhine considera que las ne­ 15. TR1R TDIA


gras hubieran tenido más posibi- 16. TD1A P3TR?

236
Aquí era conveniente 16 . . . . , sición de las blancas? El domi­
P3A, para impedir el salto del nio de la columna de rey y la
caballo blanco a la casilla 5R. oportunidad de penetrar por ella
en el campo del adversario. Por
17. C5R otra parte, la posición del rey ne­
gro no es sólida y, por lo mismo,
Si ahora P3A, se debilitaría el será objetivo del ataque directo
escaque 3C. No se puede hablar de las blancas.
todavía de la victoria del blan­ El procedimiento que sigue Ale­
co, aun cuando su ventaja cada khine para utilizar estas dos pe­
vez es más clara. queñas ventajas se puede consi­
derar como clásico.
17. T2A
18. P3C! T1-1AD 22. T8R + R2T
1 9. TxT TxT 23. P4TR!
20. D5C C2D
Con la intención de continuar
Las negras han cometido un P5T, lo que inquietará todavía
error, pues un final de piezas ma­ más al rey negro.
yores favorece a las blancas; po­
dían igualar siguiendo 20. . . . , T2R 23. P3T
y 21 • P3A; de ese modo, de­
. . .,

salojaban el caballo blanco de su y también 23. . . . , P4TR; 24.


posición 5R, pues a las blancas T8TD, P3T; 25. D2R, con lo cual
les sería difícil aprovechar la de­ se ataca el peón 4T y se amenaza
bilitada casilla 3C, debido a las con situar la dama en octava.
pocas piezas sobre el tablero.
24. D2R T1D
21 . CxC TxC 25. T7R T2D
26. T5R P3CR
Diagrama núm. 162
Las negras tienen que resign;:¡r­
se a debilitar el flanco de rey :
en caso contrario correrían gra­
ves riesgos, como pone de relie­
ve la siguiente variante: 26 • ,
. . .

D3CR; 27. P5T, D8C + ; 28. R2C,


D x PT; 29. D2A + , P3C; 30. D8A,
D5T; 31. P x P + , R x P; 32. D8C + ,
R3A; 33. P4CR, D x P; 34. D8T + ,
R3C; 35. T5C + , y se pierde la
dama negra.

27. P5T D3AR


28. D3R T3D
29. D3C T3C
30. PxP+ DxP

¿Qué posibilidades ofrece la po- N o se puede tomar con el peón :

237
30 • . . . , P x P; 31. D x P, T x P; 32. sición de la torre aseguran la
D'7D + , Y mate en pocas jugadas. victoria.

31. DxP TxP 3'7. RlC


32. T5A T4C? 38. T6C T5TD
39. T x PTR TxP
Diagrama núm. 163 40. R2C P4T
41. T6TD P5T
42. T'7T P6T
43. P4C RIA
44. P5C R1C
45. R3C T8T
46. R4C T8C +
4'7. R5A T'7C
48. P4A P'7T
49. R6A.

y las negras se rindieron.


En la partida que se ofrece se­
guidamente, Alekhine supo sacar
partido de la posición del . mate
del ahogado.

La situación de las negras ya Partida 71


era muy delicada, pero el movi­ Defensa Nimzovitch
miento de la partida las pone al
borde de la catástrofe. Hubiera Alekhine Golombek
sido mej or 32. . . . , Rl C. Torneo de Margate, 1 93 8

33. T x P+ ! l. P4D C3AR


2. P4AD P3R
Con esto se llega a un final de 3. C3AD A5C
torres en el que la victoria de 4. P3CR
las blancas es cuestión de tiem­
po. Es posible que las negras no Esta jugada es una de las mu­
valorasen debidamente esta juga­ chas con que se ha intentado re­
da, es decir, contasen con que las futar el plan de la defensa Nim­
blancas tomarían con la dama. zovitch en la lucha por las im­
En este caso tendrían buena oca­ portantes casillas 4R y 5D de las
sión de hacer tablas. blancas. Hoy día se estima que
este diancheto» no dificulta el
33. RIC juego de las negras, por lo cual
34. T6A + R2T ha caído en desuso.
35. TxD TxD
36. T6CD TxP 4. P4D
3'7. T x P+ 5. A2C O-O
6. C3A P4A
El peón de más y la activa po-

238
Esta jugada posibilita a Alekhi­ 17. C5C! A2D
ne terminar antes el desarrollo 18. D2A! P4A
de la apertura ; por ello, era me­
Diagrama núm. 164
jor proseguir 6 . . . . , P3A.

7.
8.
P x PD
A2D
CXP
C3AD
�. �"'''���
�,,,,....)�

•i
• '�.
9.
1 0.
P3TD
PxC
CxC
A4T
�f i
�"'� �m�
11. O-O _ .t\ �_//� i
�w�

Las negras experimentan cier­ • • i �
���

• •
tas dificultades en movilizar el " "'%
a lfil l AD que continuará siendo
el principal defecto de su posi­
�'� •
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�'''� �
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ción, aunque vayan a efectuar
• oSo ��
unos cambios para simplificar el
juego. �""'� • �. �"'�
B
�""'�
��
l'1"m� ��
a:,,,,,� ·�"o,�
11. PxP
1 2. PxP AxA
Golombek no advierte la bella
13. DxA D2R
combinación de Alekhine; aunque
14. D2C! TID?
parece mej or 1 8. P3CR; 19. . . .•

C4R, D2R, las blancas mejorarían


Esto supone perder un valioso
aún más su j uego después de 20.
tiempo. La lógica contiuación 14.
D2C! y la amenaza 21. P5D ó 21 .
. . . , TIC ofrecía oportunidad para
C6A + . A pesar de todo, las ne­
formar el esquema P3CR y A2C
gras hubiesen prolongado la re­
e igualar el j uego. A pesar de
sistencia; ahora, la lucha se resol­
ello, Alekhine posiblemente hu­
verá en pocas jugadas.
biese ejecutado el plan de ataque
contra el centro, mediante P4R y
19. P5D!
P5D, si bien esto requería mucho
tiempo y daba pocas esperanzas !\,quí, el maestro inglés se da
halagüeñas. Después del movi­ cuenta de la citada combinación:
miento efectuado en la partida, a 19 . P x P sigue 20. A x P + !,
. . .•

las piezas del campeón del mun­ D X A; 21. TID, y el negro pierde
do operarán activamente. la dama, pues, si se retira de la
diagonal 7TD- l CR, se producirá
15. T ( 1AR ) 1 AD D3D el mate : 22. D2T + , RIT; 23.
1 6. P3R TIC C7A x , R1C; 24. C6T + , RIT; 25.
D8C + , T x D; 26. C7A j aque y
Al fin, la jugada j usta ; pero las mate.
negras han perdido mucho tiem­ y la retirada del caballo oca­
po. y Alekhine inicia una serie siona la pérdida de un peón.
de excelentes maniobras, cuya fi­
nalidad es debilitar la posición 19. C2R
del contrario. 20. PxP AxP
21 . TID D4R

239
A 21. . . . , C4D seguía 22. C X A, El peón de más y la ventaja
O x C; 23. D4A, y las negras per­ posicional darán pronto la victo­
dían una pieza. Cualquier otra re­ ria a las blancas.
tirada de la dama les ocasionaba
igualmente la pérdida de un peón. 24. T x T+
25. TxT TIR
22. A x P! 26. A3A P3T
27. T6D D4R
El alfil no se puede tomar aho­ 28. D4A + R2T
ra ni después del cambio de to­ 29. T x PTD T1AD
rres, porque se da mate con l a 30. D7AR T8A +
torre desde el punto 8D. 31. R2C.

22. P3TR y el negro abandonó al no po­


23. CxA DxC der conjurar el peligro 32. T6R
24. D7A ni el mate en dos j ugadas: 32.
T x P + y 33. D5T.

240
5
LA G U E R RA Y E L AJ E D R EZ

Contra viento y marea

El barco había salido de Buenos Aires, y navegaba lenta y pre­


cavidamente con dirección a Europa ; en alta mar podía suceder cual­
quier contingencia.
Lupi, campeón portugués y testigo de los últimos días de Alekhi­
ne, dice : «El 9 de enero de 1 940, se nos comunicó la llegada del
campeón del mundo y su esposa a nuestro país. Era la primera
vez que nos visitaba un personaje de esta categoría. Esto nos emo­
cionó. Se les reservó las mejores habitaciones en el hotel Luxe de
Estoril y se puso a su disposición un automóvil de ocho cilindros.
Una nebulosa mañana del mes de febrero fuimos a esperar el barco
procedente de Buenos Aires. Mientras la nave atracaba, distingui­
mos a cubierta un hombre, de pelo rubio y cara sonriente, que
sostenía dos gatos en las manos.
»Posteriormente, lo vimos muchas veces j ugando simultáneas;
lucía impecablemente el " smoking", daba cierto aire teatral a su
porte y empezaba a echar carnes. La brillantez de su juego, su cons­
tante predisposición a prestar ayuda a los j ugadores j óvenes y su
buen corazón fueron la admiración de los aficionados portugueses».
Alekhine y su esposa estuvieron dos semanas en Portugal; luego
regresaron a París. Desde allí comunicó a Lupi que se había alis­
tado en el ejército francés con la graduación de teniente. Sirvió
como intérprete en las unidades que mandaba el general De Gaulle ;
el conocimiento de idiomas le fue de utilidad y provecho en aque­
llas circunstancias. Era la segunda vez que luchaba voluntariamente
contra los alemanes; este hecho desagradó a ciertos personajes influ­
yentes del régimen hitleriano.
A pesar de ello, el teniente francés Alekhine no tuvo mayores
dificultades cuando cayó prisionero. Acaso se deba a que los diri-

241
gentes del aparato propagandístico nazi estimaron conveniente apro­
vechar la participación del campeón del mundo en los torneos ce­
lebrados en los países de la Europa ocupada. Y no se equivoca­
ron ; pero Alekhine iba a pagar posteriormente muy caro este he­
cho . . .
A partir de 1 94 1 , y en el transcurso de dos años, interviene en
todas las competiciones que se organizaron en los territorios domi­
nados por el ejército alemán.
Ya había superado la crisis que precedió a la competición indi­
vidual con Euwe y le sucedió. Participa con fortuna en torneos en
los que toman parte maestros destacados. Aunque anda en los cin­
cuenta años y lleva tres decenios y medio actuando en competicio­
nes, su juego, sus ideas, su audacia y su energía conservan el vigor
juvenil de antes. Verdad es que ha de compartir los puestos segundo
y tercero en el torneo de Muních ( 1 94 1 ) ; pero en los siguientes le
vemos a la cabeza de la clasificación : en el de Cracovia ( 1 94 1 ) gana
seis partidas y empata cinco, y en el de Salzburgo ( 1 942) obtiene
siete victorias y sufre dos derrotas y un empate. En los de Munich
y de Cracovia, celebrados en el año 1 942, pierde una partida en
cada uno de ellos; a pesar de esto una serie de victorias brillantes
le sitúa en el primer puesto.
Y empieza el bienio 1 942-1 944 ; en las competiciones de este pe­
ríodo no pierde una partida, a pesar de que participan los grandes
maestros Keres, Bogoljubow, Saemisch y otros importantes ajedre­
cistas europeos. Se da la curiosa circunstancia de que Keres j ugó
varias partidas con él durante la segunda guerra mundial y no pudo
ganarle ninguna.
Tras haber vencido en el torneo de Salzburgo ( 1 942) y en los de
Praga ( 1 942 y 1 943 ) , el destino le tiene reservado otro infortunio:
contrae la escarlatina a la edad de cincuenta y un años. Da la
casualidad de que lo internan en un hospital de Praga, donde falle­
ció catorce años antes, y de la misma enfermedad, su amigo Ricardo
Reti, gran maestro y teórico de renombre. Logra superar la dolen­
cia, pero su salud queda muy quebrantada. Esta grave enfermedad
produjo un cambio brusco en la carrera ajedrecista de Alekhine : sus
intervenciones en los torneos ya no llevaban la etiqueta de primera
calidad como llevaran en San Remo y en Bled ; si continuaba clasi­
ficándose primero, se debe a que los participantes eran jugadores
de segunda y tercera categoría ; por otra parte, el carácter de sus
victorias era muy distinto de antes.
Hacía tiempo que tenía pensado abandonar los territorios ocupa­
dos por Alemania y, al fin, lo consiguió. El Reich empezaba a des­
moronarse, y no se estaba para el aj edrez; además, las victorias de
ese ruso indomable sobre los ajedrecistas alemanes y sobre decenas
de oficiales del ejército en simultáneas fastidiaban a los funcionarios
nacionalsocialistas.
Al punto que le dieron de alta salió de Praga para España, de
donde se trasladó posteriormente a Portugal. Esta vez viajaba solo,
pues Grace había decidido permanecer en París, para cuidar lo poco

242
que les quedaba de su casa en los alrededores de Dieppe, «saqueada
científicamente por los alemanes» al decir de Alekhine.
El maestro Lupi prosigue diciendo: «En 1 943, salí para Gijón. En
el andén de la estación me recibió un hombre alto y delgado con
gestos de autómata : era Alekhine. Al verle me estremecÍ. ¡Cómo
había cambiado! En lugar de una persona arrogante y de buen porte,
cuyos gestos parecían haber sido estudiados ante un espej o, vi un
espectro, de voz temblorosa y manos débiles; manos que buscaban
las mías cuando hablaba y parecían dar a entender: "¿Comprende?
¿Comprende lo que eso significa? " ¡Enfermedad, pobreza y so­
ledad ! » .
Lupi continúa refiriendo los últimos días d e nuestro personaj e :
«Recibí una carta del doctor Martínez Moreno; e n ella, e l conocido
cardiólogo español me comunicaba que la tensión sanguínea de Ale­
khine medía 280, que continuaba tomando bastante simpatina y que
había superado el colapso .• » .
Los aj edrecistas españoles acogieron y ayudaron a l decaído cam­
peón del mundo. A este fin, organizaron varios torneos con juga­
dores de categorías inferiores en los cuales recibió premios en
metálico. Las simultáneas fueron menos frecuentes, por cuanto no
estaba en condiciones de poder darlas. Había que salir del paso como
fuese: le encomedaron que diese una serie de lecciones particulares
al j oven ajedrecista A. Pomar, que llegaría posteriormente a gran
maestro internacional, y le editaron unos libros en colaboración
con un aj edrecista español.
A pesar de todo, no era posible sostener más de un año a una
persona que se alojaba en un hotel y gastaba las pocas pesetas
que tenía en la barra del bar. Alekhine lo comprendió y Pidió a
sus amigos portugueses que le gestionasen la entrada en Portugal. En
la capital portuguesa, se organizaron asimismo torneos con premios
en metálico y simultáneas, poco populares en aquel tiempo. Pero
eso sirvió de bien poco; el campeón del mundo decaía y se aban­
donaba moralmente.
Entonces se anunció el final de la guerra,1 y Alekhine pensó re­
gresar a Francia ; pero no se recibía ninguna noticia de allí ni le
mandaban el visado de entrada en su país de adopción. Ante tal
situación, un portugués le escribió una carta a Grace; en ella le
decía: «Desde que llegó aquí, su esposo se halla en una situación
muy crítica ; está enfermo, no tiene dinero y vive realmente de li­
mosna en la habitación de un hotel. . . ». Pasaron los días y las se­
manas; mas ella no respondió a dicha carta . . .
Enmudecida l a máquina bélica, l a vida aj edrecista volvió a reani­
marse. Los ingleses fueron los primeros en reanudar las temporadas
de competiciones internacionales. Organizaron el torneo de Londres
para el mes de diciembre de 1 945, y el tradicional torneo navideño
de Hastings para fines de 1 945 y principios de 1 945. Por supuesto,

1 . Kotov se equivoca aquí, pues cuando se acabó la Segunda Guerra Mundial


Alekhine estaba en España. (Pablo Mortín. )

243
no olvidaron al campeón del mundo, que recibió una invitación ofi­
cial para tomar parte en los dos torneos citados.
Las perspectivas de volver a la actividad ajedrecista le animan ;
él y Lupi, igualmente invitado a participar en dichos torneos, hacen
las maletas para emprender viaj e a Inglaterra. Todavía está débil
y enfermo; pero, ¿qué importa el estado de salud cuando el futuro
se presenta despejado y prometedor? Se vislumbran muchas compe­
ticiones, el pensamiento está lleno de ideas nuevas y los cuadernos
contienen muchas novedades introducidas en las variantes de aper­
tura. Piensa : « ¡Las practicaré en Londres! ¡Que se den cuenta de
la clase de j ugador que soy todavía».
En este tiempo, Alekhine recibió una mala noticia: los ingleses,
los severos, deportistas y conservadores ingleses, se retractaron de la
invitación que le habían mandado; al principio, creyó que se trataba
de un error. ¡No era posible tan inhumano y despiadado acto! ¿No
se daban cuenta?

El juicio de los indiferentes

En efecto, aquel acto se puede llamar j uicio de los indiferentes,


aun cuando hubo discursos vehementes y manifestaciones de animad­
versión hacia Alekhine. Fue realmente el j uicio de unas personas
indiferentes a la suerte del ajedrecista más genial de aquella época,
el razonamiento de quienes veían con indiferencia la vida, el futuro
y la participación de él en los acontecimientos ajedrecistas y de
quienes, constituidos por sí en jueces falsos, sabían que la enferme­
dad y la pobreza le consumían lentamente; sin embargo, lo desde­
ñaban en vez de prestarle ayuda.
El asunto tenía exteriormente apariencia de ser justo. Poco antes
de celebrarse los sobredichos torneos, la Federación Norteamerica­
na de Ajedrez o, por mejor decir, algunos de sus miembros anor­
malmente activos, como Fine, Denker y otros, resolvió mandar un
ultimátum a Londres en estos . términos: hemos decidido no parti­
cipar en estos dos torneos y romper las relaciones con ustedes si
Alekhine toma parte en ellos. Ante tal disyuntiva, los acomodaticios
organizadores y dirigentes del ajedrez británico prefirieron perju­
dicar al pobre campeón del mundo que romper las relaciones con
los «omnipotentes yanquis».
Durante el torneo de Londres, se convocó inesperadamente una
reunión que vino a ser un enjuiciamiento arbitrario contra Alekhi­
neo Según Lupi, «la reunión fue turbulenta y algunos circunstantes
manifestaron abiertamente sus sentimientos». Los arbitrarios y fer­
vorosos defensores de la j usticia resultaron ser más papistas que el
papa y, aunque no tenían derecho a hacerlo, recomendaron a los
medios ajedrecistas que se le privase del título mundial a Alekhine,
ya temporal o definitivamente, según se tomase en cuenta su estado
de salud. Además, exigieron que no se le permitiese participar en
torneos, lo cual los ingleses cumplieron al pie de la ktra, ni en

244
conferencias ni en simultáneas. En suma, obstrucción, privación de
derechos. miseria . . .
¿ Por qué n o se recurrió a la Federación Internacional de Aj e­
drez? ¿Qué derecho tenían los participantes en la sobredicha reunión
a eludir los procedimientos oficiales en provecho de sus propios in­
tereses? El motivo de tal hecho se conoció después de la muerte de
Alekhine, después de que en la asamblea general de la FIDE se
presentase la propuesta, y hasta se pusiese a votación, de organizar
un encuentro entre Euwe y Reshevsky para disputar el campeonato
del mundo. Si tenía el primero derecho a heredar el título por ser
el único excampeón que estaba con vida, eran claras las preten­
siones de ciertos representantes del ajedrez estadounidense.
Enfermo, desamparado y dado de lado por aquellos con los cua­
les recorrió un largo camino deportivo, Alekhine se consumía lenta­
mente en una pequeña habitación del hotel Park en Estoril, paraje
caji desolado en invierno, sin perspectivas ni medios económicos ni
apoyo; comprendía que Lupi solo no podía hacer nada. Los días
transcurrían sin traer una noticia alentadora; pasaba la mayor parte
del tiempo en cama o andaba por la estancia cual un león en­
j aulado.
Sobre este particular, Lupi comenta: «Un día, me llamó por telé­
fono y me dij o con voz empañada que estaba sin dinero ; que nece­
sitaba unos escudos para comprar tabaco . . . ; que la soledad le de­
primía ; que tenía que vivir y experimentar la vida; que había
desgastado el suelo de tanto andar de un lado para otro, y que lo
llevase a cualquier otro lugar . . . ».

«Madre, no me hagas un sarafán 2 colorado... »

Durante el torneo en memoria de Alekhine, celebrado en 1 956,


me dijeron que se encontraba en Moscú el renombrado profesor
de violín e instrumentista belga Numen, que había sido invitado
a formar parte del tribunal examinador en el concurso internacional
de violinistas Chaikovski. Hizo el viaje en avión, conversó con el
pasajero que iba en el asiento contiguo y le contó que había cono­
cido a Alejandro Alekhine en el hotel Park de Estoril el año 1 946.
El pasajero en cuestión era el conocido aj edrecista holandés From.
Uno de los días de descanso en el citado concurso, visité al pro­
fesor belga, quien me recibió amablemente y me contó:
-Allí daba yo lecciones de música, y me retiraba al hotel a des­
cansar un poco en cuanto terminaba mi larga j ornada de trabajo.
Alekhine esperaba siempre mi regreso; no tenía con quien hablar, y
la soledad le atormentaba, pues Estoril es un lugar de veraneo y
está medio desolado en invierno. En aquellos días bastaba verle para
darse cuenta de su profundo decaimiento. Han transcurrido veinte

2. Del persa " sarapa" . Vestimenta larga, abrochada por delante, con cinturón
y mangas blancas o sin ellas, que usaron las campesinas rusas. Actualmente es ves­
tido de verano. (Pablo Morán. )

245
años y, sin embargo, me conmueve recordar su estado ... A ello
contribuía el haber vuelto a beber mucho.
-¿Con qué? -exclamé yo-. ¡Estaba sin dinero!
-Estimado amigo, cuando uno carece de recursos y está rodeado
de gente con algún dinero tiene siempre esperanzas de recibir una
limosna, aunque sea cosa tan insignificante como una copa de coñac
o un vaso de vino. ¡Al fin y al cabo, era el rey del ajedrez, y no
necesitaba mucho para decaer. . . !
Numen prosiguió diciendo:
-Pasaba muchos ratos en mi habitación y me pedía con frecuen­
cia que interpretase alguna pieza. Particularmente le agradaba es­
cuchar la antigua canción rusa «Madre, no me hagas un sarafán
colorado». Estábamos solos en la penumbra de la estancia. ¡Nunca
tuve tan extraordinario auditorio! Silencioso e inmóvil, entornados
los oj os y húmedas las pestañas, estaba sentado y mantenía su bella
cabeza inclinada sobre el pecho. Alekhine era muy sensible � tenía
una ternura insólita que traslucía en sus oj os cuando escuchaba
música . . . ¿Pensaría en su casa paterna, sus parientes, su madre? . .

«Madre, no me hagas un sarafán colorado . . » .

Un rayo de luz..•

Aquellas felices veladas no se prolongaron mucho; es decir. dura­


ron hasta que el señor Numen regresó a su país. Por lo general, se
halló en la soledad del hotel, casi vacío durante el invierno, entre
el silbar del viento. . . Iba constantemente de un lado para otro de
la estancia sin ninguna esperanza . . Y, de pronto, un rayo de luz
.

rasga las tinieblas. ¡Recibe una carta!


«Lamento que la guerra impidiese realizar nuestro encuentro in­
dividual, concertado para el año 1 939. Nuevamente le cito para dispu­
tar el título. Si está de acuerdo, me contesta indicando el lugar y
la fecha de su celebración. Miguel Botvinnik. 4 út! lebrero de 1 946.»
Con los oj os cubiertos de lágrimas leyó aquella noticia, cuyo
valor equivalía a vivir . . . ¡Era la tabla de salvación, el retorno a la
vida! Aún lo apreciaban, le consideraban todavía campeón del mun­
do. ¿ El lugar del encuentro? ¡Moscú, según había indicado en 1 939,
y con la condición de presentarse allí unos meses antes del en­
cuentro, para ver los lugares queridos, visitar Leningrado . . . ! La
situación de los ((jueces ingleses» fue sumamente violenta, por lo
que respondieron al telegrama del campeón soviético con una serie
de artículos duros en extremo. Veamos uno : (( jEs vergonzoso que
los rusos pretendan organizar un encuentro con Alekhine! Nosotros
le hemos privado del nombramiento de campeón del mundo y Bot­
vinnik pretende colocarlo de nuevo en el trono ajedrecista».
Pero aquellos que amaban verdaderamente el ajedrez, aquellos
que apreciaban la profundidad y la belleza de este sabio y antiguo
juego sin los títulos ni nombramientos que suele ofrecer aplaudie-

246
ron de todo corazón la noticia del encuentro entre los dos ajedre­
cistas más fuertes en aquella época. A este respecto, un periódico
checoslovaco comentaba : «Cual una madre solícita, Rusia extiende
los brazos a su hij o pródigo en los momentos más difíciles de su
vida» .
Aquella noticia de la patria hizo que cambiase inmediata y total­
mente: dejó de beber y se puso a repasar diligentemente las aper­
turas. Sobre este particular Lupi dice : «Le pregunté qué sistema de
apertura usaría en el encuentro con Botvinnik. Le relucieron j ovial­
mente los ojos, y contestó : "Pienso prepararle una pequeña novedad.
Aplicaré los sistemas abiertos, para llevarlo a la apertura española".
Luego agregó : " Pero, ¿quién descubre sus armas secretas?",.
Esas horas felices embellecieron los últimos días de vida de este
gran genio ruso . . .
El señor Numen concluyó diciendo : «Me levanté tarde y esperé
que me sirviesen el desayuno en la habitación. Llamaron discreta­
mente a la puerta, y entró el camarero, por cuyo aspecto sospeché
que ocurría algo malo.
»-¿Se encuentra mal? -le pregunté.
»-No . . . ; estoy perfectamente -contestó con voz baj a el portu-
gués, pero tenía morados los labios y le temblaba la bandej a.
»-Entonces, ¿qué ha ocurrido?
»-Alekhine ha. . . muerto.
»-jAlekhine! ¿Cuándo? ¿Cómo? -exclamé, suspenso y conmo­
vido.
»-jEso es horrible, señor profesor! He ido a llevarle el desayuno
y me lo he encontrado muerto y sentado a la mesa. La cena de ayer
estaba intacta, pero la servilleta estaba desplegada.
»Me dirigí inmediatamente a la habitación de Alekhine. En la
puerta había un policía, que me detuvo y dij O :
»-No s e puede pasar. Esperamos a l médico forense, para que
determine las causas de esta muerte. Puede verlo desde el umbral
si lo desea.
»Abrí la puerta. Las cortinas estaban desplegadas y ardía la
luz, aunque era completamente de día. En la mesa había unos pla­
tos y junto a ella un tablero de ajedrez con sus piezas sobre el
soporte para las maletas. Mi amigo estaba sentado en el sillón, con
los brazos colgando y con su bella cabeza descansando sobre el
pecho. Parecía estar escuchando atentamente las notas de mi violín

»"Madre, no me hagas un sarafán colorado"».

La biografía continúa

Alekhine falleció; pero su «biografía» continuaba. El inquieto,


falible y C'ontradictorio Alekhine planteó muchos problemas a quie­
nes le rodearon, incluso después de su muerte.
Los ajedrecistas portugueses quisieron inhum�r el genio del aje-

247
drez con los honores correspondientes, pero se encontraron con difi­
cultades imprevisibles.
Un asunto tan simple como dar sepultura a Alekhine suscitó
vivas discusiones. Y así, los citados ajedrecistas obtuvieron permiso
para inhumar al campeón del mundo a los veintitrés días de haber
fallecido. En las discusiones arriba citadas intervinieron la embajada
francesa en Lisboa, el Ministerio de Asuntos Exteriores portugués
y las autoridades eclesiásticas del país, árbitros del alma humana.
¿ A quién le importaba el campeón del mundo y el recuerdo de él?
jA nadie! Lo que importaba era sepultarlo según las leyes. . .
Por fin, el 1 6 de abril d e 1 946 s e decidió que los restos mortales
de Alekhine fuesen enterrados en la sepultura del ajedrecista Ma­
nuel Esteva en el cementerio de San Juan, cerca de Estoril. ¿Imaginó
alguna vez este ajedrecista que habría de compartir su sepultura
con el genio del ajedrez? ...
Quedaba su herencia, y particularmente el nombramiento de cam­
peón del mundo. «Quisiera morir sin haber sido vencido», dij o mu­
chas veces a sus colegas. Y se cumplió este triste deseo. El asunto
relativo a la herencia del título suscitó discusiones enconadas. «Max
Euwe, ex campeón del mundo, es el único heredero legal del título»,
decían unos. «No! los grandes maestros norteamericanos también
tienen derecho a heredarlQ»), respondieron unas voces desde el otro
lado del océano, aun cuando no les asistiese la razón. Pero la mayor
parte de ajedrecistas defendió obj etivamente el método más justo
en cuestiones deportivas: convocar a los mejores grandes maestros
para disputar en buena lid el derecho al trono ajedrecista.
La asamblea de la FIDE, celebrada el año 1 947, aceptó esta últi­
ma proposición y designó a los cinco mejores ajedrecistas: los sovié­
ticos Miguel Botvinnik, Pablo Keres y Basilio Smyslov, el holandés
Max Euwe y el norteamericano Samuel Reshevsky.
Botvinnik fue proclamado nuevo campeón del mundo, y le siguie­
ron Smyslov y Keres en la clasificación, con lo cual los grandes
maestros de la patria de Alekhine confirmaron su aspiración a los
puestos más elevados del ajedrez internacional.
En su trabajo por conocer a fondo el ajedrez, los maestros y re­
presentantes de un ingente número de aficionados han tenido siem­
pre en cuenta los príncipos tácticos y estratégicos, que Alekhíne
formuló y verificó en las competiciones ajedrecistas de mayor relieve.
Los mejores teóricos soviéticos prosiguen estudiando y desarrollando
todo lo que él aportó a la teoría del ajedrez. En la URSS se han
hecho varias ediciones de sus valiosas partidas y profundos comen­
tarios, y lo más selecto de sus artículos y libros se ha publicado
en volúmenes, que sirven de manual para el adiestramiento de nue­
vos maestros.
Alejandro Alekhine consiguió volver a la patria después de su
muerte; consiguió volver a su actividad, a sus obras profundas e
interesantes, porque en ella se le comprendió y se le ensalzaron sus
méritos. En el décimo aniversario de su fallecimiento se resolvió
gestionar el traslado de sus restos mortales de Portugal a la patria.

248
a Moscú ; con ello se pretendía culminar la serie de actos en su
honor, y cuyo programa consistió en el torneo internacional de
Moscú y en torneos y conferencias sobre su vida y su árte en todas
las ciudades del país.
Un delegado de los ajedrecistas de la Unión Soviética viaj a a
París, para gestionar el asunto y obtiene la autorización para tras­
ladar los restos mortales del campeón del mundo a Moscú. El pre­
sidente Folke R4:>gard y los vicepresidentes de la Federación Inter­
nacional atienden la gestión y no se oponen a ella, siempre y cuando
la Unión Soviética cargue con los gastos. Parecía que el asunto es­
taba solucionado: al fin, el pobre errante tendría asiento fij o en su
tierra natal. Pero la mala suerte persigue a ciertas personas, in­
cluso después de haber abandonado esta vida. En plenas gestiones
se presentaron en la sala una mujer entrada en años, pero de as­
pecto altivo, y « monsieuT» Berman, vicepresidente de la FIDE,
anunció :
-Les presento a «madame» Grace Wishaar, viuda del extinto
campeón del mundo.
y ella dij o :
-Quiero que mi pobre Alexis yazca junto a mi ventana, para
poder yo verter mis lágrimas sobre su sepultura.
No hubo forma de que la muj er accediese a la proposición de
nuestro delegado, por más que lo intentasen los dirigentes de la Fe­
deración Internacional. Le propusieron asistir a los actos conmemo­
rativos del décimo aniversario del óbito de su esposo. Mas no se
dej ó convencer. No se pudo hacer nada, pues la ley protegía a la
viuda. Dos meses más tarde se enterró un pequeño féretro, proce­
dente de Portugal, en el cementerio de Montparnasse. Grace V/is­
haar falleció dos semanas antes de celebrarse el homenaje a su
extinto esposo.
Al cabo de diez años. o sea en 1 966, visité con un grupo de
turistas el cementerio de Montparnasse. El guardián me indicó una
-
modesta lápida 3 en la que se leí a : «Alejandro Alekhine. 1 892- 1 946.
Genio ajedrecista de Rusia y de Francia». Y junto a ella había otra
con la inscripción : « Grace Wishaan. Sobre la sepultura se veían
unos ramos de flores todavía frescas. Depositamos un ramo de rosas
en ella, y pregunté al guardián :
-¿Quién cuida la sepultura?
Con el tono de voz tétrico que distingue a los guardianes del
camposanto, me contestó:
-Por aquí pasa mucha gente.
-¿La visitan parientes de él o de ella?
-No . . . Los aficionados al ajedrez de diversas nacionalidades de-
positan ramos de flores.

3. Kotov tiene un raro sentido del valor, pues la "modesta lápida" es una tumba
con el busto de Alekhine tallado en mármol de Carrara, sobre un monumento de
granito rojo que representa un tablero de ajedrez. (N. del E.)

249
PARTIDAS DE LOS ÚLTIMOS �OS

Nuestro biografiado j ugó la si­ cierta ventaj a de desarrollo en la


guiente partida cuando contaba apertura, particularmente es des­
cincuenta años. En ella, como en tacable la posibilidad de adelan­
las realizadas al comienzo de su tar el peón 4D en el momento
carrera ajedrecista, hace alarde oportuno. La retirada de la dama
de ímpetu j uvenil, de alto vuelo negra al escaque 4T facilita a
de su fantasía y de elevada maes­ las blancas ejecutar una idea tác­
tría para calcular variantes com­ tica: el debilitamiento de las ca­
binatorias complej as. sillas de color negro adversarias,
mediante la entrega de un peón.

Partida 72 10. P3TD! C3A


Defensa siciliana
'
Diagrama núm. 165
Alekhine Podgorny
Torneo de Praga, 1 943

1. P4R P4AD
2. P3AD

Es uno de los procedimientos


para rehuir las habituales varian­
tes teóricas. La j ugada 2. P3AD
no reporta a las blancas benefi­
cios importantes; sin embargo, las
negras han de jugar con precau­
ción.

2. P4D

Esta jugada favorece a Alekhi­


ne, porque intenta provocar una La j ugada de las negras ofrece
lucha de piezas mayores. La teo­ a Alekhine la oportunidad de lle­
ría recomienda el flexible movi­ var a efecto una combinación de
miento 2. . . . , C3AR. varias j ugadas. Por lo demás, la
situación de las negras no mejo­
3. PxP DxP raría si aceptasen el peón que se
4. P4D C3AD les ofrece, pues, después de 1 0.
5. C3AR A5C . . . , A x C ; 11. P x A, D x PA, las
6. A2R PxP blancas podrían continuar el ata­
7. PxP P3R que de dos maneras:
8. C3A A5C 1 ) 12. TIC, tras lo cual no se
9. o-o D4TD puede defender el peón negro
2CD ; véase: 12. . . . , T1CD; 13.
Las jugadas ejecutadas por los A4AR ó 12 . . . . , P3CD; 1 3. D4T.
dos bandos son lógicas; sin em­ 2) 12. A2D, D7C; 13. D4T!,
bargo, las blancas han logrado A x C; 14. A x A, C ( 1C ) 2R; 1 5.

250
A4CD, D x PD ( 1 5. . . . , O-O ; 1 6 . 2) 1 1 • . . . , A x C3AR; 12. P x C,
A x C3A) ; 16. T ( lT) 1D, Y las A x A ( 1 2 . . . . , A x P6A; 1 3. P x A,
blancas castigarán duramente el D x T ; 14. D2A, P4CD; 1 5. C x P ! ) ;
retraso de desarrollo de las ne­ 13. P x P!, T1CD; 14. P x A!, D x T¡
gras. 15. D x A, y la dama negra que­
da atrapada.
11. P5D!

Esta complicadísima combina­ 12. P x A! DxT


ción exigió un cálculo de muchas 13. C2D!
variantes. El rey negro en el cen­
tro, la tensión en el flanco de Esta j ugada intenta complicar
dama (el alfil 5CD está amena­ l a lucha. Y las negras tienen que
zado) y el buen dispositivo de aceptar el cambio de alfiles; en
todas las piezas listas para el caso diverso, su dama corre pe­
combate decidieron a Alekhine a ligro de ser capturada mediante
atacar inmediatamente. 14. C3C.

11 • . . . PxP 13. AxA


14. D x A+ C2R
Las siguientes jugadas defensi­
vas tampoco mejoran la situación Diagrama núm. 16ó
de las negras:
1 ) 11 . . . . , C X P ; 12. C x C,
P x C ( con la continuación 1 2 . . .. ,
A x C ; 1 3 . PT x A, A x A ; 14. P X D,
A x D ; 1 5 . C7A + el blanco gana
la calidad ) ; 13. C4D! (y también
1 3 . P x A, D x T ; 14. D3C, A x C ;
1 5. A5CR ) , 13 . . . . , C x C ( se ame­
nazaba 14. C3C y 1 5. P x A, y a
13 . . . . , A x A seguía 14. D x A + ,
A2R; 1 5. T ( 1 A ) I R, D2A; 1 6 . C5A,
y las blancas hubiesen atacado
con fuerza ) ; 14. A x A.
Por lo visto, Alekhine valoró
exactamente la posición antes de
empezar la combinación. ¿Pueden
salvarse las negras? Veámoslo: a
14• . . ., C3R sigue 15. A x C, P x A; La bella variante 14 . . . . , R1A;
16. D5T + , P3CR; 17. D5R, O-O; 18. 15. C3C, D3T; 16. P5C, D3C; 17.
A6T y 19. P x A, y la partida se C4T!, C5D!; 18. D1D, D x PC; 19.
resuelve a favor de las blancas; C x C ofrece a la dama blanca la
a 14. . . . , C3A sigue 15. P x A, posibilidad de defender los caba­
D x T; 16. D2R + , R1A; 17. P5C!, llos.
CID; 18. A4A y 1 9. A6D + , ó 1 7 .
. . . , C5D; 18. D5R, C x P; 19. A6T!, 1 5. T1R!
ó 1 7 . . . . , C4T ó 17 . . . . , C5C ; 18.
T1R!, P4TR; 19. A5A, y se gana Esta j ugada entraña una suti­
la dama negra o mate. leza. Se diría que las negras pue-

251
den enrocarse, pues a 16. D x C Es una de las pocas veces que
seguiría 16 . . . . , TIR. Pero . . . Alekhine j uega la defensa india
clásica.
15. O-O
16. C3C! 4. C3A P4R
5. P3CR P3A
De ese modo, se da cima a esta 6. A2C A2R
excelente combinación. Las ne­ 7. O-o O-O
gras se ven forzadas a cambiar 8. D2A PxP
damas, tras lo cual la torre blan­
ca podrá tomar el caballo. Alekhine no era amigo de las
j ugadas de espera ni de las re­
16. D3T agrupaciones estructurales lentas,
17. DxD PxD que practicaban entonces los co­
18. TxC nocedores de este " sistema defen­
sivo. En la actualidad se prosigue
Caballo y alfil por torre supo­ 8 • , TIR, 9. . . . , AlA y, luego,
. . .

ne una ventaj a material estima­ P3CR y A2C, y no se cede pre­


ble, que Alekhine aprovecha para maturamente el centro.
ganar fácilmente la partida.
9. CxP C3C
18. T ( lT) l C 1� P3C P4D
19. P5C PxP 11. TID D2D
20. T x PT P5C
21. C2R TIA-lA Este movimiento obstruye la
22. P3A TIT salida del alfil. No había necesi­
23. TxT TxT dad de evitar así el salto del
24. R2A C2D caballo blanco al punto 5AR ; era
25. C4A C3C suficiente proseguir 11 . . . . , DIR
26. R3R TIAD para evitarlo.
27. R3D P4C
28. C5TR. 12. PxP C3C x P
1 3. CxC PxC
y las negras abandonaron.
La partida que se ofrece a con­ Es ineludible; en caso de 1 3• . . . ,
tinuación es un excelente ejem­ C x C; 14. P4R, C5C; 15. D2R, las
plo de la inventiva de nuestro piezas blancas estarían situadas
biografiado. activamente, mientras las negras
carecerían de puntos de apoyo
empeorando la posición.
Partida 73
Defensa india clásica 14. A2C TIR

Opocensky Alekhine Alekhine j uega desacertada­


Torneo de Praga, 1 942 mente esta fase de la partida; la
continuación 14. . . . , AID y 15.
l. P4D C3AR . . . , A3C le ofrecía más posibili­
2. P4AD P3D dades defensivas.
3. C3AD CD2D

252
15. T ( 1T ) 1 A A1D 19. AxP
1 6. P3R A3C 20. DxA TxD
21. CXP
Diagrama núm. 167
Por lo pronto, las blancas com­
pensan la pérdida de la dama
con dos piezas menores y el ata­
que contra las torres negras, uno
directo y otro indirecto, con 22.
C7A.

21. T7R!

Esta torre ha ocupado una po­


sición amenazadora. El siguiente
movimiento de las blancas es cla­
ro. «Si no puedo vencer, haré ta­
blas por j aque continuo, median­
te 22. C7A, D2R; 23. C x T,
T x A + y 24. . . . , D7R + », pensa­
Ahí está el resultado de jugar ría Opocensky en ese instante.
incómodo un determinado tipo de
apertura: las negras tendrán que 22. C7A D2R
entregar el peón 4D y confiar en 23. CxT
que se presente la ocasión de pro­
vocar complicaciones tácticas. Las
Diagrama núm. 168
blancas han logrado ventaja po­
sicional; pero serán víctimas de
la inventiva de Alekhine cuando
empiece el juego táctico.

1 7. C2R C5R
1 8. C4A C x PA

Como el peón negro 4D tiene


que caer, Alekhine cifra las espe­
ranzas en las complicaciones com­
binativas.

1 9. D x C?

Ya en las primeras escaramu­


zas, el experto Opocensky comete Podría parecer que la posición
un error; por lo demás, no se le de las blancas es óptima y que
puede reprochar este acto, pues las negras tendrán que confor­
no tuvo en cuenta la posibilidad marse con unas tablas. Pero tal
de tan inesperado y sorprendente parecer es ilusorio: el negro dis­
golpe táctico al calcular las va­ pone de un golpe táctico, que va
riantes. a producir un cambio brusco.

253
23. A6T!! 4. PxP
5. C3An C3A
Este movimiento es peligrosísi­ 6. A5C P3R
mo. El alfil se· ha librado del ata­ 7. C3A A2R
que de la torre blanca y amena­ 8. A3D O-O
za al A2C, al paso que defiende
el escaque lAD y evita que dicha Se ha llegado a la conocida po­
torre lo ocupe; por otra parte, no sición en que, tras la captura del
se puede tomar, pues, de hacerlo, peón blanco 4A, las blancas tie­
el rey blanco encontraría mate en nen aislado el 40 con el que pue­
cuatro jugadas. Véase: 24. . . . , den atacar cuando lo crean opor­
D6R + Y D6R-6A-7A-7T. tuno.
Buen ejemplo de la inventiva
táctica de Alekhine. Me gustaría 9. O-o PxP
saber en qué instante vio la po­ 10. AxP P3CD
sibilidad de atacar definitivamen­ 11. P3TD A2C
te con el alfil. 12. D3D!

24. TSD + DxT Se «entrega» el peón 40 ; pero


25. AxA D x C. las negras no pueden tomarlo,
porque perderían después de 12.
y las blancas abandonaron. . . . , C4TD; 1 3. A2T!, A x C; 14.
En la siguiente, nuestro biogra­ D x A, D x P; 15. P4CD, C5A; 16.
fiado ejecutó unos bellos golpes T ( 1T) 1D.
tácticos.
12. C4D
13. A x C! AxA
Partida 74
Apertura Escandinava Oe haber tomado con peón el
alfil 50, hubiesen impedido las
Alekhine Richter negras la salida de su alfil 2C y
Torneo de Munich, 1 942 debilitado la casilla 40.

1. P4R P4D 14. A4R P4A

En este sistema la apertura es­ No hay más alternativa que op­


candinava pasa pronto a la habi­ tar por ese debilitamiento. Sería
tual variante del ataque Panov. dudoso continuar 14. . . . , P3C a
causa de 1 5. D5C y del ataque si­
2. PxP C3AR multáneo contra el caballo y el
3. P4AD P3A alfil adversarios; por ejemplo : 1 5.
4. P4D . . . , A3A; 16. A x C, P3TD!; 1 7 .
D4T, P4CD; 1S. A x P.
En la apertura, Alekhine no
tomó nunca peones «dudosos» ; 15. CxA DxC
con mayor motivo no lo toma
aquí; porque Richter era un ex­ No convenía 15. . . . , P x A; 16.
perto en ataques de combinación. C3A x P, D x P; 17. C6A + , T x C ;
18. D x P + , R1A; 19. D8T + , R2R;

254
20. D x P + , y el ataque de las segura continuación 1 9. . . . , CID;
blancas hubiese sido demoledor. 20. A x A, C x A conduce a un jue­
go en el que las posibilidades de
16. A3A R1T las blancas son algo mejores; po­
17. T ( lA)1R sibilidades que les facilitan con­
tinuar el ataque, mediante 21.
La continuación 17. D4A?, T x P, C4A; 22. T8R, T1D; 23.
C4R!; 1 8. P x C, A x A empeoraba T ( lT ) l R ó 21. D5R, T5CR; 22.
a todas luces la posición de las P3CR, C4A; 23. T (lT) 1D, Y pe­
blancas. netrar en el campo del contrario.
Pero las negras no están dis­
17. T ( lT ) 1D puestas a aceptarlo.

Diagrama núm. 169 19. T3D


20. C4R D3C!
21. CxT

A Alekhine le cautiva la posi­


bilidad de j ugar con una corre­
lación de material muy particu­
lar. Esto aparte, tenía otro pro­
cedimiento para ganar : 21. A5T!,
D x A; 22. C x T, C5D; 23. D3D,
D6A + ; 24. P x C, A x P; 25. T3R,
D5C + ; 26. R1A, D6T + ; 27. R1R,
y terminan los j aques ( esta va­
riante se debe a Alekhine) . El
negro podría responder con ma­
yor contundencia ; esto es : 21 . . . . ,
T4D !, aunque el blanco tendría
ventaj a de material después de
La posición de las negras pare­ 22. D x T, P x D; 23. A x D, P x C;
ce excelente: amenazan el peón 24. A5T.
blanco 4D y pueden especular
contra el punto 2CR. Alekhine 21. C5D
formó intencionadamente esta po­ 22. AxA C xD
sición al prever los dos siguien­ 23. CxC D3A!
tes movimientos casi indescifra­ ( Ver diagrama 170)
bles.
Las blancas han entregado
1 8. D1A! TxP dama y peón por torre, caballo
19. D5C! y alfil, lo cual es suficiente para
vencer, si se neutraliza toda peli­
Esta maniobra es bella: la dama grosa incursión de la dama ne­
se sitúa en 5C cuando la torre gra.
negra ocupa el 5D y la réplica
19. . . . , C5D no es válida. 24. C3A P4R
En tal caso, ¿cómo han de pro­ 2 5. T ( lT)1D P5R
seguir las negras? Desde luego, la 26. T7D!

255
Diagrama núm. 170 32. D4C
33. C4D T3A
34. A2R!

Con la intención de seguir, si


es oportuno, con A4C y forzar a
las negras a que jueguen P3C ;
pero éstas se adelantan volunta­
riamente.

34. R3T
35. C2A T2A
36. C3R P3C
37. A4A D5A
38. T6D T2AD
39. P3CD R2T
40. P4T

El blanco se apodera de la sép­ Conviene adoptar medidas de


tima línea y, además, dispone de seguridad antes de emprender
una hábil celada: las negras per­ operaciones conclusivas.
derían, si intentasen cambiar la
torre en ID; por ejemplo : 26. . . . , 40. D4R
TID; 27. C5D!, D4C; 28. T x T + , 41. T6R D6A
D x T; 29. TIAD. 42. C5D D7A
43. T1AR T2CR
26. ... P4TR
27. P3T Diagrama núm. 17J

De ese modo, Alekhine dispone


de otra celada en el proceso de
realización de su plan estratégico
general; a saber : 27 . . . . , T1D con
posición también ganadora aun­
que de un modo distinto del an­
terior: 28. C5D, D4C; 29. P4TR!,
D x PT; 30. C7R!, T x T; 31 . C6C + .

27. P5T
28. T (1R) 1D R2T
29. A6T T2A
30. T7 -6D D4C
31. T6-5D D5A
32. C2R!

El caballo hará un recorrido 44. P3A!


largo, con el fin de situarse en
el sólido punto 3R. Ahí está una de las operacio­
nes conclusivas; de ese modo, se

256
activa la torre lA, tras lo cual el transcurso de la partida, pues
las piezas blancas atacarán el no da a las blancas tanta ventaja
peón negro 3CR. como la continuación teórica
C O C ) 2D-IA-3R o 3CR.
44. PxP
45. TIA x P R3T 12. A5C
13. P x PR PxP
El rey negro pone voluntaria­ 14. C ( 1C ) 2D T ( 1A) 1D
mente la cabeza bajo la cuchilla
de la guillotina. De haber j uga­ Era mej or 14. . . . • C4T!; 15.
do otra cosa hubiesen ganado las P3TR, A x C; 16. C x A, A x A; 17.
blancas mediante C4A y A5R-8R. C x A. C5AR.

46. C3R. 15. C1A C4T


16. P3TR A3R
y las negras abandonaron por­
que las perspectivas de 46. Esto facilita el j uego de las
D8A + ; 47. TIA y 48. C x P + no blancas. Era más convincente 16.
les mejoraba la situación. A x C; 17. D x A, A x A; 1 8.
. . .•

D x C, D2R.

Partida 75 17. C3R! P3A


Apertura española 18. C2T P3C
19. A6T AlAR
Alekhine Keres 20. AxA RxA
Torneo de Salzburgo, 1 942
Keres no se apresura en to­
1. P4R P4R mar con el caballo la casilla 4AR
2. C3AR C3AD de las blancas, con lo que da
3. A5C P3TD tiempo a que Alekhine, en su ul­
4. A4T C3A terior j ugada, se lo impida entre­
5. O-O A2R gando un peón.
6. D2R
21. P3CR T xT+
Alekhine fue fiel hasta el fin
de sus días a sus jugadas prefe­ ¿ Qué hubiera ocurrido, si hu­
ridas; una de ellas era D2R de biesen tomado las negras el peón
la apertura española. 3T? Veamos las principales va­
riantes:
6. P4CD 1 ) 21 A x P; 22. C5D, D2T;
• . . .,

7. A3C P3D 23. P4CR!, C5AR; 24. C x C, P x C;


8. P3A O-O 25. D3A, y se pierde el alfil ne­
9. T1D C4TD gro.
1 0. A2A P4A 2) 21. A x P; 22. C5D,
11. P4D D2A D2CR; 23. P4CR, C5AR; 24. D3R!
12. A5C ( aquí no resulta proseguir como
en la primera variante, pues la
Lo más probable es que Ale­ dama negra se sitúa en el pun­
khine idease este movimiento en to 3T y defiende el alfil ) , 24. . . .,

257
D3T; 25. C x C, P x C; 26. D x P + , No se podía permitir por más
RIC; 27. T x T + , T x T; 29. D7A, tiempo la presencia del caballo
T7D; 29. D x C, T x A; 30. TID, Y blanco en 5D; pero con esto dej a
el ataque de las blancas es irre­ a merced del alfil blanco todas
chazable. La partida habría po­ las diagonales.
dido terminar así : 30. . . . , D5T; 31.
D8D + , R2C; 32. D7R + , R3T; 33. 29. PR x A C2C
D8A + , R4C; 34. T5D + , P4A; 35. 30. C4C D2R
T x P + !, P x T; 36. D7C y j aque 31. A2A C2-IR
mate. 32. P4T

Con el fin de ampliar el cam­


22. AxT TID po de acción del alfil. Por lo mis­
23. P4TD C5AD mo Keres toma urgentemente me­
24. PxP PxP didas para limitarla; sin embar­
25. C5D! go, no fue buena su continuación;
tenía que haber considerado 32.
Diagrama núm. 172 CIA

32. ... P5R


33. C3R

El objetivo de este caballo será


emprender la marcha 2CR-4A-6R.

33• . . . D4R?

Es erróneo ceder la segunda ho­


rizontal, porque Alekhine resol­
verá ahora la contienda en poca�
j ugadas.

34. T7T RI C
35. C4C D5D

Diagrama núm. 173


Alekhine entrega un peón por
la iniciativa ; como se ha dicho,
fue uno de sus métodos de lucha �-
["N)� � .
• �*- �
8'
�"'''�
preferidos. Keres no lo acepta;
véase el porqué: 25. . . . , A x C; 26. �8�
�"m�
P x A, T x P; 27. D4R!, TID; 28.
A x C, P X A; 29. T6T!, tras lo cual
• .'.
�",� �.
el blanco tiene más posibilidades
y el negro más dificultades en de­
• �",�•� •
fender a su rey. Por tanto, Keres .� , m
tl\ ��;j
• • •
hizo bien en rehusarlo.
" �

� °so R •
25. D2CD
26. P3C C3D ��",m
27.
28.
P4AD
PxP
PxP
AxC • • • S ��." " , �

258
36. A x P! 44. P8A + Rx P
45. TxP RIC
Se ha producido una bella com 46. T7D CIR
binación. No se puede tomar el 47. P5T!
alfil, pues las negras pierden la
torre o reciben después de 36. . . . , De esta manera, se destruye la
D x A; 37. D x D, C x D ; 38. C6T + . estructura de peones negros y se
aumenta la actividad del alfil.
36. P4A
37. C6T + 47. PxP
48. AxP TIT
Con 37. A x P! , C x A; 36. 49. A6R + RIT
D6R + , RIT; 39. C5R ó 37. 50. T5D
P X A; 38. D6R + , RIT; 39. D6T,
C2CR; 40. C6A, se ganaba mucho Tras la pérdida de otro peón,
antes. se desvanece toda esperanza de
las negras.
37. RIT
38. A2A D3A 50. C3A
39. D6R DxD 51. T x PA R2C
40. PxD TIA 52. R2C T7T
41. C7A + CxC 53. A5A T6T
42. PxC C3D 54. T7A + R3T
43. A3D R2C 55. T7AR T3T
56. P4A P5T
La continuación 43. . . TIAR
., 57. P4C.
hubiese dificultado la acción de
las blancas, si bien éstas debe- Y las negras abandonaron.
rían vencer después de tomar el
peón negro 4AD.

259
E P I LO G O

V I V I R ETE R N AM E NTE

E l recuerdo d e Alejandro Alekhine, mago del ajedrez, durará


mientras exista este j uego, al cual dedicó su capacidad, sus pensa­
mientos y su vida desde la infl:!.ncia hasta la muerte acaecida en
un hotel portugués.
Alekhine y el ajedrez se dieron mutuamente palabra de fidelidad
y no se perdonaron nunca ningún acto de traición ni falta. Fue un
verdadero amor platónico de uno hacia el otro. Por eso, en 1 935, con
motivo del abandono de Alekhine, este antiguo y noble juego se
vengó de él ; pero le ofreció sus ocultos y valiosísimos tesoros en
cuanto nuevamente le guardó fidelidad. Tal amor contribuyó a los
resonantes e insólitos éxitos artísticos y deportivos en torneos y
competiciones individuales; éxitos que no tuvo ningún otro mortal.
Participó en ochenta y siete torneos y se clasificó primero sesenta
y dos veces. Se han de tener en cuenta los períodos de silencio
«aj edrecista» a causa de las dos grandes guerras; por otra parte, en
los años 1 935- 1 9 3 7 y 1 908- 1 9 1 2 malogró visiblemente su puesto en
el escalafón de los aj edrecistas. Si excluimos los períodos antedi­
chos y las lagunas forzosas, veremos que la gráfica de sus éxitos se
mantiene a la altura de los primeros premios.
Además de participar en torneos, j ugó en veintitrés competicio­
nes individuales; cinco de ellas fueron valederas para el campeonato
del mundo, mientras Capablanca j ugó sólo en dos valederas para el
título munidal. Entre torneos y competiciones individuales realizó
Alekhine mil doscientas sesenta y cuatro patridas, de las cuales
ganó setecientas treinta y cinco, hizo cuatrocientas dos tablas y per­
dió ciento veintisiete. A menudo se habla de la infalibilidad de
Capablanca; la de nuestro biografiado es tan elevada como la de
aquél en orden al tanto por ciento de partidas no ganadas. En el
cómputo referido no están incluidas las numerosas partidas de exhi­
bición que realizó en sus giras ajedrecistas ni en las sesiones de

261
simultáneas con reloj . Han transcurrido muchos años y , 110 obstante,
se descubren muchas que quedaron por publicar. Según él, durante
su vida j ugó cerca de tres mil con reloj .
Formado en los principios artísticos de M. Chigorin y en la es­
cuela del ajedrez nacional, Alejandro Alekhine recorrió medio mun­
do propagando los conocimientos de este interesante j uego de la
antigüedad y la afición al mismo. Sus libros han servido y sirven
de medio propagador, y particularmente los títulos «Torneo inter­
nacional de Nueva York, 1 924», «Mis mejores partidas» , «Torneo
internacional de Nueva York, 1 927», «Nottingham, 1 936» , «200 par­
tidas» ( 1 937) y otros. Los comentarios sobre las partidas de esos
libros han sorprendido y sorprenden a la afición por la valoración
exacta de los principios estratégicos y por su inaudita penetración
combinativa.
Alej andro Alekhine ha pasado a la historia del aj edrez como
un gran artista creador de lienzos ajedrecistas dignos de memoria.
En el transcurso de unas cuatro décadas ofreció al mundo obras
llenas de ideas audaces, de originalidad y de vasta fantasía; cuali­
dades con que se ha distinguido siempre el pensamiento ajedre­
cista ruso. Su aportación a la teoría de las aperturas es incompara­
ble ; no hay ninguna en la que no introdujese una novedad, no pro­
pusiese una maniobra original o no aportase una nueva idea. Su
sustema defensivo se aj usta estrictamente a las leyes de la apertura
y es un arma eficaz en manos de los grandes maestros actuales.
sistema defensivo se ajusta estrictamente a las leyes de la apertura
española, en la defensa francesa, en el gambito de dama. . . además
de los movimientos aislados y las audaces entregas de un peón por
ganar la iniciativa que vemos casi en cada apertura!
Un ajedrecista de tanto relieve tenía forzosamente que manifes­
tar sus ideas sobre las leyes generales del ajedrez, y explicar mu­
chas de las que se refieren a la estrategia y a la táctica. En las
partidas que hemos analizado, el lector habrá podido observar con
qué originalidad interpreta los problemas del tiempo en ajedrez y
resuelve los referentes al ataque en el centro y es los flancos. Par­
ticularmente conviene subrayar su teoría sobre la entrega de un
peón por la iniciativa. iCon sus inesperadas entregas de peones
sorprendió a sus contrincantes y ganó muchas partidas al comienzo
de las mismas!
También fue maestro notable en cuanto a la técnica; hizo mu­
chos descubrimientos en finales dificilísimos de resolver. Sobre todo,
argumentó y amplió los procedimientos técnicos de Chigorin, donde
alterna las maniobras precisas con un sinfín de «pequeñas combi­
naciones». Es muy valiosa su contribución a la teoría de finales de
piezas mayores, finales de peones, damas y torres; aquí se nos ofre­
cen decenas de ejemplos de suma precisión en el j uego y de elevada
inventiva para materializar ventajas aparentemente insignificantes e
imperceptibles. Igualmente se le debe mucho en orden a los finales
de torres, y tiene un extenso e importante artículo sobre caballo
y tres peones contra torre y dos peones. Por último, es de señalar

262
su estudio de los problemas de la psicología aplicada al ajedrez;
estudio que interesó mucho a Emmanuel Lasker. En él enseña a
considerar de un modo autocrítico, tanto los méritos y las faltas
propias como las del contrincante; sobre este particular advirtió
siempre que importa luchar no sólo contra las piezas y peones del
contrario, sino también contra su carácter.
El gran ajedrecista ruso Alejandro Alekhine se presenta ante el
lector como un maestro polifacético, pues sus trabajos en el terreno
de la teoría y de la práctica ofrecen un sinfín de consejos e indi­
caciones. Los ajedrecistas soviéticos han estudiado él fondo sus par­
tidas y comentarios en su proceso de formación y adiestramiento ;
han estado comunicados artísticamente con él a través del tiempo.
Nuestros grandes maestros han analizado y comentado profunda­
mente la obra del gran maestro ruso, y los aficionados han leído
con satisfacción los comentarios sobre la misma. Por su parte, él
atendió siempre las indicaciones de sus compatriotas conocedores
del ajedrez, porque comprendió perfectamente la importancia de la
escuela soviética y su papel preponderante; en suma, siguió atenta­
mente las investigaciones y descubrimientos de los teóricos sovié­
ticos.
Valoramos altamente la importancia histórica del arte creador
de Alekhine y su valiosa contribución a la teoría y práctica del
ajedrez. Miguel Botvinnik, primer campeón del mundo soviético y
sucesor de Alekhine, es, quizás, el que ha expresado mejor las par­
ticularidades del juego de su antecesor y el papel que representaron
en el ajedrez. Acerca de ellas dice en un comentario, publicado
en 1 956: «La fuerza de Alekhine estribó, sin duda, en saber alter­
nar los elementos artísticos con los prácticos; pero él es importante
como artista para el mundo del ajedrez. Dominó profundamente la
técnica, pues sin ella no es posible la maestría, y se distinguió por
la hondura de sus planes de juego, por su dilatado cálculo y por su
inagotable fantasía. Sin embargo, la visión combinatoria, en cons­
tante desarrollo, constituyó su fuerza principal: con facilidad y pre­
cisión veía las combinaciones y calculaba sus variantes forzadas y
con entrega de material. Fue consciente de su poder combinativo;
tanto que, a mi ver, en el último período sacrificó a veces la per­
fección de la partida, con objeto de crear situaciones combinatorias.
Veía la posibilidad de combinar, donde otros no sospechaban que
la hubiese; por ello, sus combinaciones impresionaban y. eran capa­
ces de quebrantar toda resistencia. ¡Un don verdaderamente extra­
ordinario!
»Muchas obras ajedrecistas de Alejandro Alekhine, gran artista
del ajedrez, existirán a través de los siglos; el análisis de sus parti­
das causará a los ajedrecistas de las generaciones venideras un
verdadero placer estético, y se admirarán de la fuerza de su genio
ajedrecista».

263
R ES U LTA D O S D E A L E K H I N E
E N TO R N EOS Y CO M P ETI C I O N ES
I N D I V I D U A LES

Torneos

Moscú 1 908 1
Dusseldorf 1 908 IV - V
Moscú 1 909 V
Moscú 1 909 1
San Petersburgo 1 909 I
Hamburgo 1910 VII-VIII
Carlsbad 1911 VIII - XI
Estocolmo 1912 1
Vilna 1912 VI - VII
San Petersburgo 1912 1
San Petersburgo 1913 1 - II
Scheveningen 1 9 1 ;� 1
San Petersburgo 1914 1 - II
San Petersburgo 1914 III
Mannheim 1 9 14 1
Moscú 1915 /16 1
Moscú 1918 1
Moscú 1919 1
Moscú 1 920 1
Triberg 1 92 1 1
Budapest 1921 1
La Haya 1921 I
Pistyan 1 922 II - III
Londres 1 922 II
Hastings 1 922 1
Viena 1 922 IV - VI
Margate 1923 II - IV
Carlsbad 1 92 3 1 - III

265
Portsmouth 1 92 3 1
Nueva York 1 924 III
París 1 925 1
Berna 1 925 1
Baden Baden 1925 1
Hastings 1 926 1 - II
Semmering 1 926 II
Dresden 1 926 II
Scarborough 1 926 1
Birmingham 1 926 1
Buenos Aires 1 926 1
Nueva York 1 927 II
Kecskemét 1 927 1
Venecia 1 929 1
Bradley Beach 1 929 1
San Remo 1 930 1
Hamburgo, Olimpo 1930 9 puntos de 9 partidas
Niza 1931 1
Praga, Olimpo 1 93 1 1 3 1 /2 puntos de 1 0 part.
Bled 1 93 1 1
Londres 1 932 1
Berna 1 932 1 - II
Berna 1 932 1
Pasadena 1 932 1
Méjico 1 932 1 - II
Folkestone, Olimpo 1 93 3 9 1 / 2 puntos de 12 parto
París 1 933 1
Hastings 1 93 3 II - III
Rotterdam 1 934 1
Zurich 1 934 1
Orebro 1 9 3� 1
Varsovia, Olimpo 1 9 35 12 puntos de 17 parto
Bad-Nauheim 1 936 1 -II
Dresden 1 936 1
Podebrad 1 93 6 II
Nottingham 1936 VI
Amsterdam 1 936 III
Amsterdam 1 936 1 - II
Hastings 1936 1
Margate 1 937 III
Kemeri 1937 IV - V
Bad-Nauheim 1 937 II - In
Montevideo 1 938 1
Margate 1 93 8 1
Plymouth 1 938 1 II
-

AVRO, Torneo 1938 IV - V


Buenos Aires, Olimpo 1 939 1 2 1 /2 puntos
Montevideo 1 939 1
Caracas 1 939 1

266
Munich 1 94 1 I I - III
Cracovia 1941 1 II
-

Salzburgo 1 942 1
Munich 1 942 1
Cracovia 1 942 1
Praga 1 942 1 - II
Salzburgo 1 943 1 - II
Praga 1 943 I
Gij ón 1 944 I
Madrid 1 945 I
Gij ón 1 945 III
Sabadell 1 945 I
Almería 1 945 I
Melilla 1 945 I
Cáceres 1 945 II

Competiciones individuales

Blumenfeld 1 908 4 1 /2 1/2


Fahrni 1 908 1 1/2 1 1/2
Bardeleben 1 908 4 1 /2 1 /2
Nienarokov 1909 O 3
Levitski 1913 7 3
Lasker, Eduardo 1913 3 O
Nimzovitch 1914 1 1
Grigoriev 1 92 1 4 1 /2 2 1 /2
Teichmann 1921 3 3
Saemisch 1 92 1 2 O
Bernstein 1 922 1 1 /2 1 /2
Golmayo 1 922 1 1/2 1 /2
Averbach 1 923 1 1 /2 1/2
Müffang 1 92 3 2 O
Euwe 1 927 5 1 /2 : 4 1 /2
Capablanca 1927 1 8 1 /2 15 1 /2
Bogoljubow 1 929 2 2
Bernstein 1 93 3 2 2
Bogoljubow 1 934 1 5 1 /2 1 0 1/2
Euwe 1 935 14 1 /2 : 15 1 /2
Euwe 1 93 7 1 5 1 /2 1 0 1 /2
Euwe ( partidas de exhibición ) 1937 2 3
Rey Ardid 1 944 2 1/2 1 1 /2
Lupi 1 946 2 1/2 1 1 /2

267
I N D I C E D E A P E RTU RAS
( Las cifras indican e l número d e cada partida)

Apertura escandinava, 74
Apertura española, ,7, 8, 1 0 , 1 1 , 17, 40, 45, 54, 69, 75
Apertura escocesa, 1
Apertura italiana, 6, 28
Apertura rusa, 9
Gambito del norte, 4 1
Apertura vienesa, 4 7
Defensa Alekhine, 34, 5 7
Defensa siciliana, 1 3 , 72
Defensa francesa, 4, 33, 35, 36, 49, 52, 53, 56, 59, 68
Defensa Caro-Kann, 70 '
Gambito de dama, 1 6 , 2 0-25, 27, 37-39, 44, 5 1 , 64
Gambito de dama aceptado, 43, 66
Defensa eslava, 46, 5 5 , 61, 66, 67
Defensa Chigorin, 18
Defensa india clásica, 2, 73
Gambito Blumenfeld, 3 0
Apertura de peón d e dama, 3
Defensa Grünfeld, 42
Defensa india moderna, 1 9 , 26, 29
Defensa Nimzovitch, 31, 50,58, 6 1 , 63, 71
Defensa holandesa, 15
Apertura Reti, 1 2 , 65

269
I N D I C E D E ADVERSAR I OS ·
D E A L E KH I N E
( Las cifras indican el número de cada partida)

�������� o�l
Capablanca, 36-39, 68
�¿1(' Ópocensky, 73
Podgorny, 72
Reshevsky, 57
Chajes, 25 Reti, 12, 14
Colle, 1 8 , 5 1 Richter, 74
Eliskases, 7 0 Rozanov, 1
Euwe, 4 7 , 4 8 , 5 9 , 6 1-67 Rubinstein, 2 1 , 26, 27
Fine, 60, 69 Saemisch, 13
Flor, 43, 56 Spielmann, 35
Golombek, 71 Stahlberg, 50
Grünfeld, 1 6 Sterk, 20
Hofmeister, 5 Tarrasch, 6, 28, 30
Ilyn-Genevsky, 1 0 Tartakower, 3 3
Johner, 42 Taylor, 5 4
Keres, 58, 75 Thomas, 3 4
Kmoch, 24 Torres, 1 7
Koltanowsky, 40 Treybal, 1 1
Lasker, 44 Un desconocido, 4
Lowenfisch, 2, 7 Verlinski, 8
Marshall, 9, 22, 29 Winter, 53
Mindeno, 45 Yates, 32
Molina, 41 Znosko-Borovski, 3 1
Nimzovitch. 3, 49, 52

271

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