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Consideramos necesario decir que nuestro estudio siempre debe partir del Estado
como ente que no es de forma corpórea, sino que se observa en su propia
actuación, por medio de sus instrumentos. Ello porque su regulación con el
derecho es de extrema importancia. ¿A qué nos remitimos cuando decimos
“naturaleza del Estado? Precisamente se refiere a qué entendemos por Estado,
cuál es su origen, elementos, estructura, etc.
Por otra parte es el Derecho Constitucional el que da forma a los órganos del
poder de gobierno, y órganos técnicos que dictan y aplican el derecho aplicable al
pueblo, que en él determina su pacto previo de convivencia, y para su territorio o
espacio físico de dominio. Allí los tres elementos clásicos del Estado.
El Estado es, entonces, una organización creada por el pacto de los hombres y
que, posteriormente, desarrolla la sociedad. En ese sentido, luego del acuerdo,
necesario porque el hombre necesita vivir en sociedad de conformidad con su
evolución, es un ente social organizado e institucionalizado. Su fin es el bien
común mediante la regularización coercitiva y, eventualmente, coactiva, del
hombre por normas jurídicas dictadas por los órganos competentes creados por el
Poder Constituyente que deben seguir, o adaptarse a la ley natural del Creador.
Por ello el Estado es un grupo de hombres que decide vivir en sociedad y se
organiza, creando una organización institucionalizada y política, para habitar en un
territorio.
Hay quienes sostienen que su causa primera del Estado consiste en una
exigencia de la naturaleza humana, en tanto que otros afirman que es un producto
de la libre voluntad de los hombres, que su génesis obedece a fuerzas que están
por fuera de la sociedad; que es la sociedad la que obliga al hombre a someterse
al Estado, o que el hombre se somete al Estado por deliberada voluntad, en fin
que el Estado es un organismo natural, o bien un mecanismo, una creación
artificial. Estas divergencias conceptuales tienen su origen en la circunstancia de
no percibir con claridad la distinción que separa lo natural de lo cultural,
confundiendo la sociedad con el Estado, en no comprender sino la realidad
exterior del Estado, lo objetivo del fenómeno estatal, referido a la interioridad
humana.