Sie sind auf Seite 1von 3

BIOGRAFIA DE FERNANDO DAQUILEMA

Fernando Daquilema, cuyo apellido significa “señor con mando y poder”, fue un líder
indígena y activista ecuatoriano; poseía una mirada punzante y vivaz que siempre
buscaba la justicia y libertad para su pueblo.
Fernando Daquilema nació en 1848, su padre fue Ignacio Daquilema, quien trabajaba en
la hacienda “Tungurahuilla” y su madre era María Ruiz, ambos descendientes de la raza
Puruhá. Daquilema se casó con Martina Lozano, se desconoce si tuvieron descendencia.
Entre los años 1860 se produjo una sobreexplotación de la fuerza de trabajo de los
indígenas de la jurisdicción del cantón Riobamba. La parroquia de Yaruquíes, donde se
gestó la sublevación de Fernando Daquilema, fue de las que más sufrió una drástica
reducción de sus efectivos demográficos y uno de los mayores incrementos
proporcionales en el pago del diezmo, entre 1870 y 1873.
Debido a la sobreexplotación que tuvo lugar en 1860 y al despotismo, la miseria que se
vivía durante el gobierno del Dr. Gabriel García Moreno, Daquilema organiza un
levantamiento indígena para hacer frente a tanta injusticia y convoca, reúne a la gente
del algunos poblados como Yaruquiés y Cajabamba.
En el año 1871, agobiados por la opresión en el cobro del diezmo, el pueblo indígena
indignado, nombra a Fernando Daquilema como su líder gracias a su coraje, templeza,
decisión y firmeza, de manera que este valiente indígena encabeza el levantamiento en
Cacha desconociendo el gobierno que reprime y explota a su pueblo, aspirando que se
considere a los indígenas en igualdad de condiciones que los blancos y mestizos.
LLevaron a cabo el ataque con más de 10.000 indígenas armados, sin embargo ,
Fernando es capturado y encerrado.
El 23 de marzo, es acusado por motín , asesinado, e incendio y condenado a fusilamiento
y al día siguiente a las once de la mañana del 8 de abril de 1872, en la plaza de Yaruquíes,
es fusilado.
BIOGRAFIA DE TRANSITO AMAGUAÑA

(Olmedo, 1909 - 2009) Activista ecuatoriana,


destacada líder del movimiento indígena que se
desarrolló en Ecuador entre las décadas de 1920 y
1970.
Tránsito Amaguaña sólo asistió seis meses a la escuela,
durante los cuales aprendió los rudimentos de la
lectura y la escritura antes de empezar a trabajar como
sirvienta para los dueños de la hacienda. Cuando
cumplió los catorce años de edad, contrajo
matrimonio; tuvo cuatro hijos varones y comenzó a
asistir a reuniones en Quito para defender la causa indígena. Ante la oposición de su
esposo a su actividad política, se separó y pasó a vivir con su madre.
En 1936, los indígenas lograron que el Código de trabajo, al igual que la Ley de comunas
de 1937, reuniera por primera vez, y bajo el amparo de los sindicatos, una serie de
normas para reglamentar el trabajo agrícola, las relaciones entre peones y patrones y la
defensa de las tierras comunales. Este logro permitió que se prestara más atención a la
causa indígena y a sus organizaciones.
En sus muchos viajes a Quito, Tránsito Amaguaña entabló amistad con Dolores
Cacuango, y ambas, a partir de 1946, organizaron las escuelas bilingües indígenas, con
el apoyo de la dirigente política y maestra Luisa Gómez de la Torre, quien las
administraba secretamente, puesto que no eran reconocidas por el gobierno de la
época. El propósito de Gómez de la Torre era que los propios indígenas fueran los que
dirigieran las escuelas, como efectivamente hicieron.
En 1944, el movimiento indígena respaldó a José María Velasco Ibarra, quien, ya en la
presidencia, reconoció oficialmente las organizaciones indígenas campesinas, como la
Federación de Indígenas del Ecuador. En 1954, Tránsito Amaguaña apoyó la
organización de los campesinos de la costa, que fundaron la Federación Ecuatoriana de
Trabajadores Agrícolas del Litoral.
Su capacidad de liderazgo la llevó en 1962 a representar a los indígenas del Ecuador en
la Unión Soviética y en Cuba. A su regreso fue arrestada bajo la acusación de haber traído
armas soviéticas y dinero. Después de ser liberada, fue llevada al Ministerio de Gobierno
para firmar un documento en el que se comprometía a abandonar su activismo; ella
rechazó la proposición y continuó consagrando todas sus fuerzas a hacer realidad las
reivindicaciones de los indígenas.
Tras la intensa lucha de Tránsito Amaguaña y de los indígenas de Cayambe, la Ley de
reforma agraria dictada por la junta militar que derrocó a Velasco Ibarra permitió a
aquéllos recuperar haciendas de manos de la Asistencia Pública. Ganadora del Premio
Manuela Espejo de Quito en 1997 y del Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo en
2003, su vida constituye un testimonio ejemplar de la labor de los movimientos
indígenas campesinos en el Ecuador.
BIOGRAFIA DE MANUELA ESPEJO
Manuela de la Santa Cruz y Espejo fue una periodista y enfermera ecuatoriana, nacida
en Quito el 20 de diciembre de 1753. Es reconocida como una de las pensadoras más
importantes del continente americano y pionera en el campo del feminismo.
Se le considera también una mujer de un fuerte carácter que no se limitó por los códigos
morales machistas de su época.

Tuvo una importante colaboración en el diario Primicias de la Cultura de Quito bajo el


seudónimo Erophilia, donde mediante sus escritos criticó duramente la desigualdad de
trato entre el hombre y la mujer, además de apoyar el pensamiento revolucionario que
otorgó a Ecuador su independencia.
Biografía
Manuela de la Santa Cruz y Espejo fue la quinta y última hija del matrimonio de Luis
Espejo y Catalina Aldaz.
Aún con la gran cantidad de limitaciones y restricciones para la educación universitaria
que tenía la mujer en el Ecuador del siglo XVIII, fue capaz de instruirse en medicina, lo
que terminó convirtiéndola en la primera enfermera graduada de una universidad en
Quito.
Son muchos quienes la recuerdan como la hermana de Eugenio Espejo, un importante
médico y prócer de Ecuador.
Gracias a su habilidad en la medicina, era acompañante frecuente de su hermano a lo
largo de sus visitas médicas, y otorgó asistencia gratuita a muchas personas durante la
epidemia de fiebre amarilla que azotó Quito en 1785.

Das könnte Ihnen auch gefallen