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SOLICITADA POR EL SEÑORA SENADORA NEGRE DE ALONSO
Programa Nacional de Reparación Histórica para los Jubilados y Pensionados y el Régimen de
Sinceramiento Fiscal. (O.D. Nº 382/16, anexo y complemento.)
Señora presidente:
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La nómina de los instrumentos internacionales que consagran ese carácter al derecho previsional está en el anexo.
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resulten ilusorios. Ello puede ocurrir, por ejemplo, cuando su inutilidad haya quedado demostrada por la
práctica, porque el Poder Judicial carezca de la independencia necesaria para decidir con imparcialidad o
porque falten los medios para ejecutar sus decisiones; por cualquier otra situación que configure un
cuadro de denegación de justicia, como sucede cuando se incurre en retardo injustificado en la decisión;
o, por cualquier causa, no se permita al presunto lesionado el acceso al recurso judicial.3
“137. Además, el Defensor del Pueblo del Perú, en el informe titulado “Incumplimiento de
Sentencias por parte de la Administración Estatal”, elaborado en octubre de 1998, señaló que: […] si el
cumplimiento de las sentencias queda librado a la discrecionalidad de la Administración, se vulnera la
noción misma del Estado de Derecho y se crean condiciones para un régimen de arbitrariedad e
imprevisibilidad, contrario a principios constitucionales como la separación de poderes y la autonomía del
Poder Judicial. A su vez, se rompe notoriamente el derecho de igualdad que debe asistir a las partes en el
proceso, al supeditarse la ejecución de la sentencia judicial a la voluntad de una de éstas, paradójicamente
la parte derrotada”.
En orden a ello consideró incumplido el artículo 254 de la Convención Interamericana de
Derechos Humanos. También entendió que se había violado el artículo 21 5, en tanto el derecho al haber
jubilatorio integra el derecho de propiedad.
Y, como consecuencia de ambas violaciones, también entendió que:
“166. La Corte nota que, como ya lo señaló en la presente Sentencia, el Estado violó los derechos
humanos consagrados en los artículos 21 y 25 de la Convención, en perjuicio de los señores Carlos Torres
Benvenuto, Javier Mujica Ruiz-Huidobro, Guillermo Álvarez Hernández, Maximiliano Gamarra Ferreyra,
y Reymert Bartra Vásquez, por lo que incumplió con el deber general, establecido en el artículo 1.1 de la
Convención, de respetar los derechos y libertades consagrados en la Convención y de garantizar su libre y
pleno ejercicio.
“167. La Corte observa que el Estado, al haberse abstenido de adoptar por un largo período de
tiempo el conjunto de medidas necesarias para dar pleno cumplimiento a las sentencias de sus órganos
judiciales y consecuentemente hacer efectivos los derechos consagrados en la Convención Americana
(artículos 21 y 25), incumplió la obligación estipulada en el artículo 2 de dicho tratado.
“168. Por las anteriores consideraciones, la Corte concluye que el Estado incumplió las
obligaciones generales de los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana”.
Todas estas violaciones a derechos humanos fundamentales se han cometido con el calvario de
los juicios a que han sido sometidos nuestros ancianos.
Y sobre esto también quiero reflexionar, ya que no vamos a solucionar de inmediato el problema.
Solo iniciamos un camino.
La dimensión temporal de los juicios y la garantía del plazo razonable
El proyecto que consideramos afronta el problema de los juicios laborales y, como anticipé, es el
que me motiva a digerir lo indigerible: un blanqueo.
Sin embargo, quiero formular algunas observaciones que deben ser atendidas en la
reglamentación.
Pero antes debo señalar otro principio que atañe también a los derechos humanos, y que agrava la
responsabilidad internacional de la Republica frente a este problema: me refiero a la garantía de plazo
razonable.
Ya hace mucho tiempo que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha entendido que el
plazo razonable es un contenido de la garantía del debido proceso, en cualquier tipo de actuación
jurisdiccional (civil, penal, previsional, etcétera).
Pero, en particular, con relación al tema que es materia de esta intervención, ha tenido ocasión de
3
Cfr. caso de la “Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni”, supra nota 2, párrafo 113; caso “Ivcher Bronstein”, supra nota 150,
párrafos 136 y 137; y Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (artículos 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987. Serie A Nº. 9, párrafo 24.
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1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales
competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la
presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
2. Los Estados Partes se comprometen:
a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona
que interponga tal recurso;
b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y
c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso.
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1. Toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes. La ley puede subordinar tal uso y goce al interés social.
2. Ninguna persona puede ser privada de sus bienes, excepto mediante el pago de indemnización justa, por razones de utilidad
pública o de interés social y en los casos y según las formas establecidas por la ley.
3. Tanto la usura como cualquier otra forma de explotación del hombre por el hombre, deben ser prohibidas por la ley.
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ser aún más enfática.
En el caso “Menéndez, Caride y otros”6 brindó a la Comisión Interamericana la posibilidad de
expresarse sobre este punto.
En este caso, los peticionarios eran jubilados que reclamaron ante la Administración Nacional de
la Seguridad Social de la República Argentina (ANSES), con el objeto de reajustar los montos que
percibían por concepto de jubilaciones o pensiones o en su fijación (haberes previsionales). Las víctimas
alegaron que habían iniciado su reclamo administrativo ante el ANSES y que, ante el silencio de la
administración o, una vez obtenida una decisión con la cual no estuvieron de acuerdo, presentaron el
recurso judicial correspondiente en que se reclaman los reajustes o fijación de haberes previsionales. En
varios casos dichos recursos no habían obtenido una sentencia de carácter definitivo al momento de ser
presentada la denuncia.
En otros casos, una vez que obtuvieron sentencia favorable de la Cámara de Seguridad Social
(CSS), la ANSES interpuso el recurso extraordinario ante la Corte Suprema argentina, la cual no había
dictado decisión definitiva al momento de ser interpuesta la petición. Ahora bien, los peticionarios
también alegaron la violación del derecho a las garantías judiciales y a la protección judicial efectiva en
virtud de que los artículos 5º, 7º, 16, 22 y 23 de la ley 24.463 relativa a la solidaridad previsional,
permiten postergar la ejecución de las sentencias judiciales favorables con fundamento en la falta de
recursos presupuestarios. En la petición se señala que los hechos del caso conllevan la violación de
derechos tales como el derecho de propiedad, a la igualdad, a la salud, al bienestar, a la seguridad social y
a la vida, pero, fundamentalmente, de los derechos consagrados en los artículos 8º y 25 de la Convención
Americana por el retraso en dictar sentencias definitivas para la determinación de los derechos de las
presuntas víctimas, los reajustes o fijación de haberes previsionales, la postergación de la ejecución de las
sentencias y su ejecución inadecuada, de tal manera que se confiscan sus bienes y les obliga a agotar otros
recursos para obtener las diferencias que no han sido pagadas .
En este orden de ideas, la CIDH declaró la admisibilidad del caso en cuanto se refiere a las
presuntas violaciones de los derechos previstos en los artículos 1.1, 2, 8.1, 21, 24 y 25.2.c de la
Convención Americana y destacó en su informe: “La Comisión considera, al igual que los peticionarios,
que para analizar si se aplica la excepción a la regla de agotamiento de los recursos internos, prevista en el
artículo 46.2.c, debe tomarse en cuenta como fecha de inicio del proceso aquella en que se presentaron los
reclamos administrativos. En efecto, según la noción de análisis global del procedimiento, (…) una
decisión relativa a los derechos, de carácter civil o administrativo, puede ser conocida en una primera
instancia por un órgano que no tiene el carácter de tribunal, siempre y cuando el asunto pueda ser
presentado en un plazo razonable ante un tribunal que tenga competencia para conocerlo tanto en los
hechos como en el derecho (…) En el presente caso, la CIDH nota que el Estado señala la obligatoriedad
de presentar el reclamo ante la sede administrativa, sea bajo el régimen anterior a la reforma de la ley
24.463 en 1995 y después bajo su vigencia. Una vez que el órgano administrativo ha tomado una
determinación sobre la procedencia de los pagos, así como de los montos a pagar, los peticionarios
pudieron oponerse a dicha decisión ante las Cámaras correspondientes que son, sin duda alguna,
tribunales en el sentido del artículo 8.1 de la Convención. En consecuencia, la Comisión concluye que en
el presente caso la etapa administrativa también será tomada en cuenta para el cálculo del plazo”.
De esta manera, la CIDH fijó un estándar de relevancia en materia de la garantía del plazo
razonable pues afirmó que el plazo del proceso debía ser considerado desde el inicio mismo de los
reclamos administrativos y no ya desde el comienzo de la etapa judicial posterior.
En orden a lo que estoy exponiendo es relevante citar los votos razonados de los jueces de la
Corte Interamericana Antonio Cançado Trindade y Sergio García Ramírez en el caso “Acevedo Jaramillo
y otros”, precedente de relevancia en materia de ejecución de sentencias relativas a derechos sociales.
Merecen ser destacadas las palabras de ambos magistrados en cuanto se refieren al derecho, al plazo
razonable de los procesos y su impacto en la etapa de ejecución de las sentencias. El juez Cançado
Trindade expresó en su voto: “A mi juicio, la ejecución de la sentencia forma parte del proceso –del
debido proceso– y, por ello, los Estados deben garantizar que tal ejecución se realice dentro de un plazo
razonable. Tampoco sería de más recordar –distintamente de lo que tiende a pensar o suponer los
procesalistas tradicionales– que el proceso no es un fin en sí mismo, sino un medio para la realización de
la justicia. Hay una gran distancia entre la justicia formal y el material, que es, esta última, la que tengo
siempre presente en mis razonamientos. Más que esto, sostengo que el cumplimiento de la sentencia
forma parte del propio derecho de acceso (lato sensu) a la justicia, entendido este como el derecho a la
6
CIDH, Informe N° 03/01, Caso 11.670, Amílcar Menéndez, Juan Manuel Caride y Otros (Sistema Previsional), Argentina, 19 de
enero de 2001
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prestación jurisdiccional plena, incluida ahí la fiel ejecución de la sentencia […] El cumplimiento de las
sentencias es, pues, un elemento constitutivo del propio derecho de acceso a la justicia, así ampliamente
concebido, dando expresión a la vinculación entre las garantías judiciales y la protección judicial, bajo los
artículos 8 y 25, respectivamente, de la Convención Americana”.
El magistrado establece que la ejecución de la sentencia también forma parte del debido proceso
legal y que, por ello, los Estados deben garantizar que dicha ejecución tenga lugar en un plazo razonable.
De esta manera, el derecho de acceder a la justicia determina que la solución final de la controversia deba
tener lugar en un plazo razonable.
Por otra parte, es dable mencionar aquí el voto del juez García Ramírez, en cuanto sugiere como
posible cuarto elemento para la estimación del plazo razonable la “afectación actual que el procedimiento
implica para los derechos y deberes –es decir, la situación jurídica– del individuo”. Al explicar esta
noción el magistrado establece que: “Es posible que aquel incida de manera poco relevante sobre esa
situación; si no es así, es decir, si la incidencia crece, hasta ser intensa, resultará necesario, en bien de la
justicia y la seguridad seriamente comprometidas, que el procedimiento corra con más diligencia a fin de
que en breve tiempo –“plazo razonable”– se resuelva la situación del sujeto, que ha comenzado a gravitar
severamente sobre la vida de éste”.
¿Cuál es la realidad frente al plazo razonable y a lo propiciado en el proyecto?
A la fecha y con relación a todo el universo de juicios previsionales, claramente hemos
violentado en todos ellos la garantía del plazo razonable. Ello a merito simplemente de considerar la
duración promedio de esos juicios.
En este sentido, y según nos informara el secretario de la Cámara Federal de la Seguridad Social,
un proceso judicial por reajuste, que haya sido muy diligentemente tramitado demanda un mínimo de seis
años. A ello debe agregársele lo insumido en la instancia administrativa.
La duración es elocuente.
¿En que avanza el proyecto en este sentido?
Según informara en la Comisión el Subsecretario Mario Quintana actualmente existen:
- Aproximadamente 60.000 juicios con sentencia firme.
- 300.000 casos de acciones judiciales en proceso.
- Más de 2 millones de jubilados que no han iniciado ninguna acción judicial, pero que se les asiste el
derecho, ya sea por desinformación, porque no han podido acceder al asesoramiento jurídico
correspondiente, pero les asiste tanto el derecho como a los demás.
También, según el mismo funcionario, el número exacto de beneficiarios del programa según la
ANSES es de 2.427.129 jubilados.
Basavilbaso determinó que el programa de pago a los jubilados se implementará completamente
en 3 años aproximadamente (ver fragmento versión taquigráfica en el ANEXO al final de este
documento). Por lo tanto:
- Podríamos suponer que en cada uno de los años de implementación del programa se resuelve el pago de
un tercio del total de los posibles beneficiarios.
- También se podría suponer que no entran nuevos juicios (ya que se tiene en cuenta a todo el universo de
posibles beneficiarios).
- Otro supuesto es que el programa comienza a implementarse en agosto de 2016.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que el pago se realiza de la siguiente forma:
- 50 % al inicio (primer mes).
- 12 cuotas trimestrales (3 años).
De este modo, un posible escenario es que se resuelven unos 809.043 casos de la población
objetivo del programa (un tercio del total) en cada uno de los 3 primeros años.
Es decir, recién en agosto del año 2021 (después de transcurridos 5 años) se terminarían de
cancelar las cuotas correspondientes a los que ingresen, según el supuesto, en 2018.
Frente a este escenario, ¿cuál es la situación, por ejemplo, de la Cámara Federal de la Seguridad
Social (según datos que dicha Cámara ha brindado al cuerpo de asesores de esta senadora)?
En el ámbito de la jurisdicción de la Cámara se informa que:
- Existen 155.170 expedientes en trámite en primera instancia (aproximadamente 15.000 por juzgado).
- Existen 306.624 expedientes en etapa de ejecución de sentencia.
- Existen 29.443 expedientes en trámite de segunda instancia.
Y luego un dato que revela la crisis del fuero:
- Existen 34.075 expedientes en Lavalle 1441, sorteados al 20 de marzo de 2014, conforme el sistema
Caravel.
- Existen 40.352 expedientes en Lavalle 1441, sorteados al 1º de abril de 2015, conforme el sistema Lex
Ley 18.037
Comparación entre los resultados de la sentencia judicial firme y la oferta de la reparación
Sentencia Oferta Diferencia % Detalle
Haber actual
13.060,54 13.060,54 0 0
reajustado
Retroactivo 294.260,14 262.982,30 -31.277,84 -10,63 % *
y 12 cuotas trimestrales de 10.957,59 actualizadas con
Cobra 294.260,14 131.491,15
aumentos legales
Fecha probable **Diciembre de
No se sabe
de cobro 2016
* La quita se produce porque la retroactividad judicial arranca del 4.2.2006 (dos años antes del reclamo
administrativo) y la oferta del 26.5.2008 (dos años antes de la notificación de la demanda) –artículo 7º, inciso a), del
proyecto–.
** De mantenerse el ritmo actual de pago de sentencias.
Ley 18.037
Comparación entre los resultados de la sentencia judicial futura y la oferta de la reparación histórica
Sentencia Oferta Diferencia % Detalle
Haber actual
13.060,54 13.060,54 0 0
reajustado
Retroactivo 294.260,14 173.142,46 -121.117,68 -41,16 % *
y 12 cuotas trimestrales de 7.214,27 actualizadas con
Cobra 294.260,14 86.571,23
aumentos legales
Fecha probable
No se sabe No se sabe
de cobro
* La quita se produce porque la retroactividad judicial arranca del 4.2.2006 (dos años antes del reclamo
administrativo) y la oferta arranca desde el 1.5.2012 por el tope de 48 meses de retroactivo establecido en el artículo
7º, inciso b).
Ley 18.037
Oferta de reajuste para quien no inició juicio
Cobra actualmente 8.468,89
Oferta 13.060,54
% de mejora 54,22 %
Fecha probable de cobro No se sabe
Ley 24.241
Comparación entre los resultados de la sentencia judicial firme y la oferta de la reparación
Ley 24.241
Comparación entre los resultados de la sentencia judicial futura y la oferta de la reparación
Sentencia Oferta Diferencia % Detalle
Haber actual
18.973,40 14.542,16 -4.431,24 -23,36 % *
reajustado
Retroactivo 623.564,68 182.415,24 -441.149,44 -70,75 % **
y 12 cuotas trimestrales de 7.600,63 actualizadas con
Cobra 623.564,68 91.207,62
aumentos legales
Fecha probable
No se sabe No se sabe
de cobro
Haber actual al
9.854,96 9.854,96
cobro
Mejora 92,53 % 47,56 %
* La quita se produce por el reemplazo del ISBIC por el RIPTE para el recálculo del haber inicial
** La quita se produce porque la retroactividad judicial arranca del 4.2.2006 (dos años antes del reclamo
administrativo) y la oferta arranca desde el 01.5.2012 por el tope de 48 meses de retroactivo establecido en el artículo
7º, inciso b), y por la sustitución del ISBIC por el RIPTE para el recálculo del haber inicial. En la movilidad no hay
quita.
Ley 24.241
Oferta de reajuste para quien no inició juicio
Cobra actualmente 9.854,96
Oferta 14.542,16
% de mejora 47,56 %
Fecha probable de cobro No se sabe
Como se advierte, si bien denominamos al proyecto de ley como de reparación histórica, la oferta
dista de constituir una reparación.
Sin embargo, la acompañaremos con nuestro voto, no para consumar un nuevo sacrificio de la
clase pasiva, sino para contribuir a aquellos que voluntariamente opten por recibir algo, en lugar de recibir
todo lo que les corresponde.
Aun así, quiero acompañar esta aprobación con una enfática exhortación al Poder Ejecutivo para
que, en la reglamentación, conjure los riesgos anticipados y se asegure de una pronta y efectiva vigencia
del programa.
El blanqueo
Al aprobar el proyecto, necesariamente convalido el blanqueo o sinceramiento que instrumenta.
Solo lo hago por la afectación expresa de los fondos que se obtengan con el sinceramiento al
pago de los juicios de reajuste iniciados por los jubilados.
Y lo señalo porque los blanqueos no constituyen una institución ni licita ni aconsejable.
Ciertamente en nuestra referida historia legislativa ha habido varios blanqueos. Pero la reiteración no los
legitima.
Es bueno recordar los parentescos de estas figuras. Más allá de la filiación penal de la figura, el
instituto del blanqueo fiscal se emparenta con la amnistía, el indulto, la inmunidad. En definitiva, con
todos los institutos de excepción y de “no derecho” que más triste tradición tienen en la historia de nuestro
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país. Detrás de cada amnistía, indulto, pacificación hubo delitos que no se resolvieron como se debe: con
verdad y con justicia.
Es bueno recordar la filiación de determinadas soluciones jurídicas, para no quedar atrapados con
las palabras ni embriagado con fórmulas como “sinceramiento”.
El año pasado este Congreso, a través de la ley 27.094, creó la Comisión Bicameral Especial
Investigadora de Instrumentos Bancarios y Financieros Destinados a Facilitar la Evasión de Tributos y la
Consecuente Salida de Divisas del País, con motivo de las acciones supuestamente criminosas
denunciadas a través de la delación de Herve Falciani. La comisión avanzó y comprobó situaciones de esa
naturaleza e, incluso, esta senadora realizó un informe especial sobre esas actividades.
Tengamos conciencia de que estamos amnistiando a quienes, en esa denuncia, se hallaban en
situación irregular. Y que esta conciencia sirva para subrayar el énfasis en la reglamentación del programa
de transacción de los litigios de los jubilados y en el aseguramiento de su eficacia.