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A.·. L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.

S.·.F.·.U.·.
R.·.L.·.S.·. “Pleno Día” No. 3
LA DOCENCIA EN MASONERIA BASADA EN PRINCIPIOS.
La francmasonería como escuela iniciática de perfeccionamiento humano, posee en sí
los elementos formativos para la evolución y el desarrollo adecuado del hermano
ayudándole a evolucionar a través de los conocimientos del Arte Masónico,
desprogramándole de los errores adquiridos por los mal llamados usos y costumbres
vale decir tener la fuerza tradicional, e iniciática de poder limpiar de su espíritu "todas
las preocupaciones y falsas doctrinas con los que el mundo suele extraviarnos"

Todo francmasón tiene derecho a recibir la debida instrucción acorde con su grado,
pero también tiene la obligación de esmerarse en su propia formación de manera
responsable para superar sus limitaciones, mantener viva la búsqueda del
perfeccionamiento y vivir de acuerdo con los PRINCIPIOS más elevados de la
masonería.

Entendemos que la docencia en una orden iniciática como lo es la masonería, va más


allá de la simple comunicación de enseñanzas, podríamos decir que su pedagogía
radica en una transmisión de las tradiciones iniciáticas más profundas, cuya entrega
escapa al razonamiento formal.

Que es necesario que esta docencia sea ejercida de una manera integral y
participativa de tal forma que los HH:. tengan la capacidad de transmitir los valores
de la Orden, para contribuir con ello a la formación de una sociedad más justa libre y
solidaria y al mismo tiempo fortalece la propia orden reafirmando sus valores como
una institución iniciática solidaria y progresista.

Que de esta manera los HH:. no solo adquieren un perfeccionamiento individual, sino
también deben convertirse en trasmisores hacia las nuevas generaciones de
masones, asegurando y proceso continuo y perdurable de nuestro arte.

Que la formación de los HH:. debe realizarse escrupulosamente con una instrucción
correcta y acorde con el ritual que se esté trabajando buscando formar francmasones
en todos los niveles tanto material como metafísico, despertándolos al entendimiento
de los secretos y tradiciones masónicas con la sabiduría necesaria para un desarrollo
integral del masón.

Que observando la necesidad de realizar una instrucción acorde con el siglo XXI
dentro de las exigencias de un mundo cambiante y de incertidumbres se hace urgente
la búsqueda de la esencia de la enseñanza de cada grado , la profundización en los
principios de la masonería fortaleciendo a nuestros HH:. entregándoles herramientas
útiles para su vida diaria

Que la formación de masones va más allá de la palabra escrita, ya que si bien esta es
necesaria puede convertirse en "letra muerta" recordando el aforismo que dice "la
letra mata más el espíritu. Vivifica”.

En la escuela tradicional les pedimos a los estudiantes que repitan lo que nosotros les
hemos dicho; los examinamos sobre los textos que nosotros les hemos dado. Ellos
aprenden pronto el sistema. Se preocupan de pasarlo bien y sólo a última hora
estudian lo suficiente como para “repetir como papagayo” lo que se les enseñó. A
menudo creen que todo, en esta vida, se puede encarar de esa misma manera.

Algunos hábitos de ineficacia hunden sus raíces en nuestro condicionamiento social de


pensamiento inmediatista y a corto plazo. Muchos de nosotros empezamos por
retrasarnos en la escuela y después estudiamos todo en el último momento y pasamos los
exámenes. Pero, ¿funciona acaso este método en la vida real por ejemplo en una granja?
¿Podemos pasarnos dos semanas sin ordeñar a la vaca y luego correr al establo para
ordeñarla frenéticamente? ¿Podemos “olvidarnos” de sembrar en primavera, holgazanear
durante todo el verano y después trabajar muy duro en otoño para recoger la cosecha? Es
fácil reírse de enfoques tan absurdos en el terreno de la agricultura, pero luego, en un
medio académico como el ya mencionado, estudiamos en el último momento para
conseguir los títulos y calificaciones que necesitamos para conseguir trabajo, aun
cuando no hayamos obtenido una buena educación general.
Estos son los problemas que los enfoques comunes y corrientes no pueden resolver. El
enfoque basado en las cosas rápidas, fáciles y sin complicaciones no puede funcionar en
una granja, porque allí estamos sometidos a leyes naturales o a principios rectores. Las
leyes naturales, basadas en principios, actúan con independencia de nuestro conocimiento
consciente de ellas y de nuestro acatamiento
A menudo pensamos en el cambio y el perfeccionamiento como en algo que viene de afuera
y no que va de adentro hacia fuera. Incluso si aceptamos la necesidad de un cambio
interior, habitualmente creemos que se trata de aprender nuevas técnicas y no de mostrar
una mayor integridad hacia los principios básicos. Pero las transformaciones importantes
representan a menudo rupturas interiores con las formas de pensar tradicionales, lo que yo
denomino cambios de paradigma

.Todo aprendizaje es un acto de humildad y quien carece de esta virtud, no logrará


adelantar un solo paso en el sendero. A los tontos de todo tipo hay que descorazonarlos
desde un comienzo y con ello se les hace un bien. Jamás se logrará hacer de ellos auténticos
iniciados sino a lo sumo mediocres envanecidos. El vanidoso se mira a si mismo en el
espejo de la vida (speculum, de ahí proviene speculare, especular). Prefiere esto a
contemplar el Universo. Si se observara para conocerse se hallaría en la buena senda. Pero
solo lo hace para vanagloriarse, en estúpido e injustificado acto de autoadmiración.

Nuestra eficacia masónica se fundamenta en ciertos principios inviolables: leyes


naturales propias de la dimensión humana que son tan reales e inmutables como lo es en
la dimensión física la ley de la gravedad, entre otras. Estos principios forman parte de la
trama de todas las sociedades civilizadas y constituyen las raíces de toda familia e
institución que haya perdurado y prosperado.
Los principios no son un invento nuestro ni de la sociedad; son las leyes del universo
que conciernen a las relaciones y organizaciones humanas. Son parte de la condición, el
conocimiento y la conciencia humanos.
El que las personas avancen hacia la supervivencia y la estabilidad o, por el contrario,
hacia la desintegración y la destrucción depende del grado en que reconozcan y vivan en
armonía con principios básicos como la rectitud, la equidad, la justicia, la integridad, la
honestidad y la confianza.
Valorarse a uno mismo y, al mismo tiempo, subordinarse a fines y principios
superiores constituye la paradójica esencia de lo más elevado de la condición humana y
el fundamento de un liderazgo eficaz como el que necesitamos en nuestra orden.
.
Los principios se aplican en todo momento y lugar. Emergen bajo la forma de valores,
ideas, normas y enseñanzas que edifican, ennoblecen, satisfacen, fortalecen e inspiran a las
personas. La historia muestra cómo los pueblos y las civilizaciones prosperaron en la
medida en que obraron en armonía con principios correctos
El liderazgo centrado en principios se fundamenta en el hecho cierto de que no podemos
violar impunemente esas leyes naturales. Creamos o no en ellas, han demostrado ser
eficaces a lo largo de siglos de historia de la humanidad. Los individuos son más eficaces y
las organizaciones más poderosas cuando ambos están guiados y gobernados por esos
principios probados. No son soluciones fáciles e instantáneas a los problemas personales e
interpersonales. Sí son, en cambio, principios fundacionales que consecuentemente
aplicados se convierten en hábitos que permiten transformaciones fundamentales en los
individuos, las relaciones y las organizaciones.

Los valores son subjetivos son subjetivos e internos Nuestros valores suelen reflejar las
creencias de nuestro medio cultural. Desde la niñez desarrollamos un sistema de valores
que constituye una combinación de influencias culturales, descubrimientos personales y
pautas familiares. Todo esto se transforma en el espejo a través del cual miramos el
mundo. Evaluamos, definimos prioridades, juzgamos y nos comportamos según cómo
vemos la vida a través de ese cristal.
Cuando las personas alinean sus valores personales con los principios correctos, se
liberan de las viejas percepciones y paradigmas. Una de las características de los
auténticos líderes es su humildad, que queda de manifiesto en su capacidad para sacarse
las gafas y examinar objetivamente los cristales, analizando hasta dónde sus valores,
percepciones, creencias y comportamientos están alineados con los principios del
“verdadero norte”. Donde aparecen discrepancias (prejuicios, ignorancia o error),
efectúan ajustes para realinearlos más sabiamente. Basarse en principios inmutables
brinda permanencia y consistencia a sus vidas.
Las personas centradas en principios son educadas constantemente por sus propias
experiencias. Leen, buscan la forma de capacitarse, toman clases, escuchan a los demás,
aprenden tanto a través de sus oídos como de sus ojos. Son curiosas, preguntan
constantemente. A menudo amplían su competencia, su capacidad de hacer cosas.
Desarrollan nuevas habilidades y nuevos intereses. Descubren que cuanto más saben, más
se dan cuenta de que no saben, que a medida que crece el campo de sus conocimientos lo
mismo ocurre con su esfera exterior de ignorancia. La mayor parte de esta energía para
aprender y evolucionar tiene un impulso inicial propio y se alimenta a sí misma.

Sugiero que cultivemos el paradigma del liderazgo centrado en principios, que no sólo
abarca los principios de la justicia y de la bondad, y hace un mejor uso del talento de la
gente por medio de aumentar la eficiencia, sino que también conduce a saltos
cuantitativos en la eficacia personal y organizacional
La ética del líder centrado en principios está bien expresada en la siguiente plegaria:
“Líbranos, oh Dios de la Verdad, de la cobardía que teme las nuevas verdades, de la
desidia que se contenta con medias verdades, y de la arrogancia que cree ser propietaria
de toda la verdad”.
.
En nuestra orden se nos enseña a cultivar la virtud y cavar pozos profundos al vicio ,
recordemos pues la afirmación de Alexander Pope respecto del vicio:
El vicio es un monstruo de semblante tan horrendo, que para odiarlo basta con verlo;
pero silo vemos a menudo y nos familiarizamos con su rostro, primero lo toleramos,
luego sentimos piedad y luego lo abrazamos
La verdadera definición del éxito es que éste consiste en convertirse en el tipo de persona
que uno quiere ser, y hacer las cosas que uno desea hacer,

M:.M:.GUILLERMO REYES HERNANDEZ

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