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NAOMI KLEIN
La realidad es que el libre mercado es la ley del más fuerte, lo cual genera grandes
beneficios, pero sólo para unos pocos. Sin embargo, los de Chicago declararon la guerra
a todos los que opinaban que en el término medio está la virtud, especialmente a los
keynesianos (de las ideas del inglés John Maynard Keynes, 1883-1946, el cual vio que el
crack del 29 no fue el fin del capitalismo, pero sí el fin de la libertad total del mercado,
pues la gran crisis demostró que lo óptimo es que el Estado intervenga). Las ideas
keynesianas se llamaron socialdemócratas en los países ricos o desarrollistas en los
países más pobres. En particular, en América del Sur, el desarrollismo supuso a
mediados del siglo XX acortar mucho las diferencias entre los ricos y los pobres, creando
una clase media más numerosa.
En el fondo, Friedman decía con lenguaje científico lo que querían las multinacionales:
grandes mercados, sin trabas comerciales para, por ejemplo, extraer recursos públicos sin
pagar ni siquiera a la población local.
El shock lo propicia usualmente un desastre natural, una guerra o un cambio de régimen y
además de las medidas económicas, a veces, también se usa la tortura, “interrogatorios
coercitivos” según los llama la CIA, la cual tiene un completo manual de cómo conseguir
reducir a los detenidos y obligarles a “cooperar”. Así lo emplearon en Guantánamo o en
Kandahar con los detenidos y encarcelados sin juicio, en Chile y también en el Irak bajo el
dominio estadounidense. Las torturas sólo han demostrado ser como bombas: destrozan
sin construir nada.
Por otra parte, las crisis de muchos países africanos y asiáticos han sido la excusa para
que los países ricos les obligaran a privatizar sus recursos naturales.
El libro de Klein repasa algunos de los fracasos más aplastantes de las teorías del
laureado Friedman. Un gran mérito del libro es que enlaza datos históricos bien
conocidos, con opiniones de gente variada, enlazando las causas con las consecuencias
para advertirnos de los peligros de cierto tipo de políticas.
Klein habla del «capitalismo del desastre» a los ataques “contra instituciones y bienes
públicos, siempre después de acontecimientos de carácter catastrófico”. La idea es
aprovechar el shock de un desastre y crear “atractivas oportunidades de mercado” que,
con ciertos cambios económicos, beneficien a unos pocos. Las tres grandes medidas
habituales suelen ser impopulares, pero ante ciertas condiciones de shock, la población
suele aceptarlas sin rechistar. Esas medidas son:
Las teorías de Friedman fueron aplicadas en las dictaduras de chile y argentina las
impusieron a capa y espada, asesinado a toda persona que pensara de manera diferente
siempre amparados en la bandera de la liberta y promulga el capitalismo, pero en realidad
es la nueva forma de esclavismo contemporáneo, el cual solo busca el bienestar de unos
cuantos grupos económicos, trasnacionales y multinacionales, las cuales se aprovechan
de cualquier situación que produzca shock social, económico, o político.
Solo queda resistir y pensar que otro mundo es posible, que otro modelo económico,
social y político permitirá buscar el bienestar de todos los conciudadanos; que los
derechos no se muestren como privilegios…