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HISTORIA

La historia es la ciencia que tiene como objeto el estudio del pasado de la humanidad y
como método, el propio de las ciencias sociales.2 Se denomina también «historia» al
periodo que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad.

Edades históricas:

 Prehistoria: desde el origen de la humanidad (es decir, hace unos 2 o 3 millones de


años a.C.) hasta que se inventó la escritura
 Edad Antigua: comienza con la aparición de la escritura y termina con la caída del
Imperio Romano
 Edad Media, desde la desintegración del Imperio Romano de Occidente hasta
que en el mismo siglo acontecen los tres hechos clave siguientes: a) caída del
Imperio Romano de Oriente, por los turcos, en 1453; b) invención de
la imprenta de tipos móviles, en 1455; c) descubrimiento del Nuevo Mundo, en
1492.
 Edad Moderna: desde los tres hechos antes mencionados hasta la Revolución
Francesa, en 1789.
 Edad Contemporánea, desde la Revolución Francesa hasta la actualidad.

1. 2. HUMANISMO Constituyó el movimiento literario y cultural que se extendió por


Europa durante los siglos XIV y XV. Este renacimiento de los estudios griegos y
romanos subrayaba el valor que tiene lo clásico por sí mismo, más que por su
importancia en el marco del cristianismo Utopía
2. 3. Humanismo <ul><li>El movimiento comenzó en Italia.

1. 8. Renacimiento <ul><li>El renacimiento italiano fue sobre todo un fenómeno urbano,


un producto de las ciudades que florecieron en el centro y norte de Italia, como
Florencia, Milán y Venecia, cuya riqueza financió los logros culturales renacentistas.
Esta prosperidad fue producto del periodo de gran expansión económica y
demográfica de los siglos XII y XIII. </li></ul>
2. 9. Renacimiento <ul><li>El estudio de la literatura antigua, de la historia y de la
filosofía moral, aunque a veces degeneró en una imitación de los clásicos, tenía por
objetivo crear seres humanos libres y civilizados, personas de gusto y juicio,
ciudadanos, en definitiva, más que sacerdotes y monjes. </li></ul>

Expansión ultramarina

La expansión ultramarina fue el proceso histórico europeo de los


siglos XV y XVI, que permitió el encuentro entre dos mundos hasta
el momento desconocidos, distantes y disímiles: Europa y América.
Se originó por motivos económicos y militares a través de una
carrera vertiginosa en la búsqueda de nuevos mercados
comerciales, en la que tomaron la delantera las grandes potencias
marítimas de ese momento, España y Portugal.

La expansión ultramarina surgió como consecuencia de la caída de


la ciudad de Constantinopla (actualmente Estambul) en manos del
imperio turco u otomano, que exigió buscar nuevas rutas para llegar
a las riquezas orientales y a los productos de lujo que se traían de
Asia y Oriente para desarrollar el comercio exterior en los puertos
del mediterráneo.

Los países orientales de India, Malasia, China, Japón eran famosos


por sus inmensas riquezas entre las que abundaba el oro, la plata,
las piedras preciosas, la porcelana, la seda, las especias por las que
la burguesía y los señores feudales europeos pagaban cifras
inconmensurables.

La necesidad europea de llegar a comerciar directamente con los


países orientales, sin la mediación turca (que había aumentado
considerablemente los precios de las mercancías), sumada al afán
imperialista y la curiosidad por el conocimiento del planeta, lanzó a
portugueses y españoles hacia lo desconocido a través de
expediciones, brújulas, mapas marinos y carabelas. Desde la
llegada a América de Cristóbal Colón en representación de la
corona española, en 1492, Italia, Portugal, Francia, Holanda,
Inglaterra, entre otras, se lanzaron en una búsqueda desaforada de
nuevas tierras, conquistando y colonizando gran parte del planeta,
sin respetar las civilizaciones nativas. La expansión ultramarina tuvo
un resurgimiento en el siglo XIX a través del imperialismo, por el
cual Europa colonizó y explotó económicamente territorios como
África, Australia y algunas zonas del sudeste asiático.
El Tratado de Tordesillas
El Tratado de Tordesillas, fechado el 7 de junio de 1494, se compone
de una serie de acuerdos entre el rey Fernando II de Aragón y la reina
Isabel I de Castilla, por una parte, y el rey Juan II de Portugal por otra,
en virtud de los cuales se establece una nueva línea de demarcación
entre las dos coronas, que corre de uno a otro polo, 370 leguas al
oeste de las islas de Cabo Verde. El Tratado fue finalmente firmado
tras laboriosas negociaciones diplomáticas entre los embajadores y
letrados de ambos reinos. La modificación de la línea de demarcación
que dividía el mundo entre España y Portugal dio origen al Brasil, cuya
extremidad oriental quedó situada dentro de la zona portuguesa. Este
documento es esencial para comprender la historia de América y las
relaciones económicas y culturales entre América y Europa. Es una
referencia importante no sólo en lo que concierne a la historia del
Océano Atlántico, sino también para la memoria del mundo, ya que
permitió el encuentro de continentes y civilizaciones separados por
mares ignotos.

La conquista de América es el proceso


de exploración, conquista y asentamiento en el Nuevo
Mundo por España y Portugal en el siglo XVI, y otras potencias
europeas posteriormente, después del descubrimiento de América,
por Cristóbal Colón en 1492. La Conquista dio lugar a
regímenes virreinales y coloniales muy poderosos que resultaron en la
asimilación cultural de la mayor parte de poblaciones indígenas y su
sometimiento a las leyes de las potencias conquistadoras.1
Toda Europa creció enormemente gracias a las riquezas de América,
no solo España y Portugal. La Conquista dio lugar a la importación de
nuevos productos agrícolas en Europa como el tomate, el maíz,
la papa o el cacao que tuvieron un gran impacto en la economía y
hábitos europeos y de otros continentes. Igualmente, se revolucionó el
paisaje productivo y alimentario del continente americano con la
llegada de las variedades agrícolas y diversidad ganadera
de Eurafrasia. La introducción de minerales americanos impulsó
enormemente la economía europea pero también creó situaciones de
alta inflación. En los siglos posteriores, el oro y la plata desempeñaron
una función importante en el nacimiento del capitalismo,
principalmente en los Países Bajos, Gran Bretaña y Francia. La
Conquista de América fue un proceso casi permanente, ya que
algunas sociedades indígenas opusieron una resistencia continua y
otras nunca fueron asimiladas completamente.
España llegó a conquistar la mayor parte de América debido a que fue
el país que patrocinó el viaje de descubrimiento, por medio de
los Reyes Católicos, y que antes inició la colonización. Mediante
una bula del papa Alejandro VI, se declaró legítima la posesión
española de todas las tierras encontradas más allá de cien leguas al
oeste de las islas Azores.2 Una ligera modificación posterior repartió el
continente americano entre las potencias de España y Portugal, lo cual
quedaría ratificado en el Tratado de Tordesillas. Sin embargo otras
potencias europeas se sumaron a la conquista y colonización en
América posteriormente, a menudo compitiendo entre ellas y con los
imperios ya existentes. Entre ellas se encuentran Francia, Gran
Bretaña, los Países Bajos, y hasta Rusia y Dinamarca. También se
formaron pequeñas colonias efímeras de países escandinavos en la
costa oriental de lo que actualmente son los Estados Unidos.
Varios pueblos americanos presentaron resistencia a la ocupación de
los europeos,3 a pesar de encontrarse en desventaja desde el punto
de vista de tecnología bélica. Las armas y técnicas de guerra
españolas eran más avanzadas que las indígenas. Los europeos
conocían la fundición, la pólvora y contaban con caballos y vehículos
de guerra. Los americanos contaban con una tecnología lítica y
carecían de animales de carga, a pesar de ser superiores en número y
en conocimiento del terreno. El establecimiento de alianzas de los
capitanes españoles con líderes nativos, fue decisivo para equilibrar el
número de combatientes .4 Las enfermedades que los europeos
llevaron a América —para las cuales los indígenas carecían de
defensas— cobraron miles de vidas y fueron un factor que pesó en
contra de las sociedades americanas, que en medio de la guerra
también enfrentaron el desastre epidemiológico.[cita requerida] La historia
de la Conquista de América ha sido relatada principalmente desde el
punto de vista de los europeos.[cita requerida] Salvo en el caso de los
mesoamericanos, los pueblos indígenas desconocían la escritura, de
modo que los registros de los hechos desde la perspectiva indígena
consisten principalmente en relatos recuperados algunos años
después por los propios europeos. Se cuenta con ellos en los casos
de Nueva España, el Perú y Yucatán.

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