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Migrantes centroamericanos en tránsito por territorio sonorense

Leopoldo Santos Ramírez

El texto extenso presenta algunos hallazgos preliminares de la Encuesta


migrantes extranjeros indocumentados en tránsito por México, 2006, la cual constituyó
la parte empírica del estudio. Esta encuesta-censo se llevó a cabo del 15 de mayo al 15 de
septiembre y se desarrolló en dos lugares claves: la estación de migración de Hermosillo y
la de la ciudad de Agua Prieta, aplicándose 640 cuestionarios a un número igual de
migrantes centroamericanos y sudamericanos. No se tomaron en cuenta indocumentados
europeos, del medio oriente o asiáticos.

Aunque en esos dos puntos de la aplicación de cuestionarios se alojaron a los


capturados de varias nacionalidades latinoamericanas, el flujo mayor estuvo compuesto por
guatemaltecos 71.40%, hondureños 14.84% y salvadoreños 7.18%. El resto de las
nacionalidades alcanzaron 6.58%.

Es importante remarcar que se censó a una población móvil que es difícil


identificar en las terminales de camiones, aeropuertos o ferrocarriles, y que se debieron
adoptar tácticas de entrevista un tanto diferentes a las que se emplean con la población
residente. Inclusive, las condiciones de la aplicación de cuestionarios resultaron diferentes
en los dos lugares de concentración de detenidos.

Ahora bien, si se compara a esta población móvil-objetivo, con poblaciones


residentes, resaltan algunas diferencias que a su vez marcaron la necesidad de pautas y
procedimientos metodológicos adecuados a las circunstancias. Entre esas diferencias se
destacan:
1. Movimiento. Se trata de una población en situación de traslado migratorio. Es una
población asegurada, esto quiere decir que su estatus jurídico-migratorio al
momento de la encuesta, es la de sujetos detenidos, resguardados por la policía de
migración mexicana y sujetos a proceso de deportación.
2. Es una población censable dada su estancia temporal en un lugar específico. Su
permanencia en las estaciones de migración en promedio es de 36 horas.
3. Es una población que pasó de un margen de movimiento relativamente autónomo, a
otro, de movimiento bajo control policiaco.
4. Una parte muy reducida de esta población, usualmente los más jóvenes, se
encuentran en estado de depresión al momento de responder el cuestionario.
5. Lugar de aplicación de los cuestionarios. Esto se refiere a las estaciones de
migración o “estaciones migratorias” que son propiamente cárceles temporales para
los migrantes.
6. Flujo mezclado. La corriente migratoria de los centroamericanos y sudamericanos
viene mezclada con la corriente mexicana de migrantes en tránsito hacia Estados
Unidos. La forma más precisa de saber que estamos ante migrantes extranjeros es la
identificación que de ellos han realizado previamente los funcionarios de migración.
7. Magnitud impredecible del flujo. Esto quiere decir que todos los días puede cambiar
la cantidad de población en las estaciones migratorias y la acción de los
entrevistadores depende del número de detenidos que captura la policía mexicana.
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8. El punto 6 permite hacer más claro el universo de migrantes con el cual estamos
lidiando. Se trata del grupo asegurado exclusivamente, lo cual quiere decir que
existe otro grupo de centroamericanos y en menor proporción de sudamericanos que
no son capturados ni al transitar por la frontera sonorense, ni al regresar de Estados
unidos o Canadá y cruzar por territorio sonorense.

La información y los datos con los que se cuenta hasta hoy constituyen
aproximaciones, pues la base de datos está en proceso de reestructuración. Pero los
primeros cuadros estadísticos descriptivos proporcionan perfiles sociodemográficos de los
migrantes censados y algunas actitudes respecto al trato recibido en México, información
en cuanto a la violación de sus derechos humanos y la decisión de arriesgar un nuevo
intento para llegar a Estados Unidos.

Un dato por demás conectado con las hipótesis de este estudio, se refiere a la
pregunta sobre el país de destino. Si se consideran las tres nacionalidades de mayor flujo
migratorio, y hombres y mujeres juntos, 11.8 % de guatemaltecos tuvieron como país de
destino a México, 4.2 % de hondureños y 8.6 % de los salvadoreños, (véase cuadro 18).
Pero si se incluyen a todas las nacionalidades 9.3 % cruzó alguna vez a Estados Unidos o
Canadá, lo cual habla de poca experiencia migratoria de esta población -objetivo.

Algo por demás sorprendente fue la respuesta a la pregunta sobre si sabían que la
Guardia Nacional de Estados Unidos bajaría a la frontera a colaborar con la patrulla
fronteriza. Los más enterados resultaron hondureños, 56.2, contra 35.1% de guatemaltecos
y 36.3 de salvadoreños.

La información de esta encuesta está todavía en proceso de construcción y será


posteriormente cuando pueda arribarse a datos más firmes, pero desde su inicio, la
elaboración de la misma, permitió realizar una conexión directa con la serie de temas que
aparentemente estaban aislados entre sí, como son la situación de la posguerra
centroamericana, las motivaciones de ciudadanos de esos países para emigrar, la situación
en México, especialmente las condiciones en las que los migrantes extranjeros arriban a la
frontera sonorense, la política migratoria de Estados Unidos y las políticas de desarrollo de
ese mismo país para Centroamérica y sus mismas relaciones internacionales con los países
sudamericanos, así como también las políticas de derechos humanos de los grupos de
vanguardia de Arizona, que intentan resguardar los derechos mínimos de los migrantes
latinoamericanos.

Esta conexión es posible a través de las hipótesis centrales que guían el desarrollo
del estudio empírico y documental. Así, La hipótesis central de este trabajo consiste en
considerar que el actual flujo migratorio de trabajadores centroamericanos, y en menor
proporción de los sudamericanos, han empezado a latinizar la frontera México- Estados
Unidos.

En este caso, el término latinización alude a la tendencia de hacer más presente y


visible al conjunto de nacionalidades centroamericanas y latinoamericanas en la dinámica
de la zona donde la línea internacional divide y une a dos países limítrofes, México y
Estados Unidos.
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La segunda hipótesis que complementa a la primera, consiste en considerar que dado


que Estados Unidos ha decidido casi sellar su frontera sur, el cruce por la frontera norte
de México se volverá más restrictivo para migrantes internacionales de cualquier tipo,
lo cual hará que los migrantes centroamericanos y sudamericanos permanezcan por más
tiempo en territorio mexicano, y por consiguiente, en la frontera norte. Una
consecuencia de esto es que el gobierno mexicano podría adoptar medidas de
persecución más drásticas contra los centroamericanos, lo cual colocaría a este país en
un punto de mayor alejamiento de sus vecinos del sur, y de probables conflictos
internacionales con los estados centroamericanos y eventualmente los sudamericanos y
los Estados Unidos.

En conexión con las hipótesis el texto extenso desarrolla un primer intento de


metodología teorética a través del repaso de categorías y conceptos creados más en
función de “comunidades binacionales” , que en relación a los migrantes de tercera
nacionalidad. Sin embargo,

Esto nos lleva a otro tipo de consideraciones acerca del nivel de tolerancia de los
estados del norte, y en nuestro caso especial Sonora, con respecto a la recepción y trato
que este tipo de sociedades conservadoras y regionalistas le otorgarían a una probable
migración a la que se le interrumpiera el paso hacia el norte, y su única salida fueran
estancias más prolongadas en nuestro país.

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