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INTRODUCCION
Hoy estás aquí, frente a Jesús, deseoso de hablar con Él. Sin embargo, es posible que no
se te ocurra qué decir, qué contar a aquel que sabe lo que pensás incluso antes de que
vos lo hagas. Las preocupaciones que tenés y los quehaceres que dejaste en casa
invaden la mente y no te dejan estar sereno y acallar tu espíritu. Por eso es bueno
recordar la oración de Ignacio Larrañaga.
¡Qué bueno es detenerse...! Señor, me gustaría detenerme en este mismo instante.
¿Por qué tanta agitación? ¿Para qué tanto frenesí? Ya no sé detenerme. Me he olvidado
de rezar.
Cierro ahora mis ojos. Quiero hablar contigo, Señor. Quiero abrirme a tu universo, pero
mis ojos se resisten a permanecer cerrados.
Siento que una agitación frenética invade todo mi cuerpo, que va y viene, se agita,
esclavo de la prisa.
Señor, me gustaría detenerme ahora mismo.
¿Por qué tanta prisa? ¿Por qué tanta agitación? Yo no puedo salvar al mundo.
Yo soy apenas una gota de agua en el océano inmenso de tu maravillosa creación.
Lo verdaderamente importante es buscar tu Rostro bendito.
Lo verdaderamente importante es detenerse de vez en cuando, y esforzarse en proclamar
que Tú eres la Grandeza, la Hermosura, la Magnificencia, que Tú eres el Amor.
Lo urgente es hacer y dejar que Tú hables dentro de mí. Vivir en la profundidad de las
cosas y en el continuo esfuerzo por buscarte en el silencio de tu misterio.
Mi corazón continúa latiendo, pero de una manera diferente, no estoy haciendo nada, no
estoy apurándome, simplemente, estoy ante Ti, Señor. Qué bueno es estar delante de Ti.
Amén.
MOMENTO DE PERDÓN
La oración de Perdón es la oración que sale desde el corazón como plegaria,
reconociendo que las debilidades personales vencieron en nuestro corazón, y que la
tentación nos llevó a cometer una ofensa contra Dios, contra los demás (en la familia, el
trabajo y lugares cotidianos) y contra uno mismo: es el clamor del que reconoce en Dios la
absoluta Misericordia.
Cuantas veces Señor me alejo del camino que vos me enseñas. Cuantas veces prefiero
acallar a la voz del Espíritu que me invita a hacer el bien y tomo mis propias decisiones,
esas que de a poco me van alejando de vos.
Pero hoy Señor quiero volver a tu casa, a esa intimidad única me tienes preparada y que
sólo vos me sabés regalar.
Te pido perdón Señor porque a veces busco la felicidad en las cosas materiales y
no me acuerdo de rezar y pedir tu ayuda. No te doy gracias por todo lo que nos
regalas. Por eso te pido: ¡PERDON SEÑOR!
Te pido perdón por no hacer lo suficiente y no implicarme más en las tareas de
solidaridad y preocupación de mi comunidad y mi barrio. Por eso te pido:
¡PERDON SEÑOR!
Te pido perdón porque con mis hermanos hago diferencias, y no ayudo a todos,
me muestro poco generoso y soy egoísta sobre todo con los que más amo. Por
eso, ¡PERDON SEÑOR!
Por las veces en las que desperdicio comida, bienes, tiempo, y no pienso en los
más necesitados. Por eso, ¡PERDON SEÑOR!
Por no buscarte en mis decisiones, por elegir por sobre tu voluntad, por no elegir
tus caminos. ¡PERDON SEÑOR!
Por ocultarte y no reflejarte en los ambientes donde más me movilizo. Mi familia,
mi trabajo, el colegio, el club, el barrio, etc. ¡PERDON SEÑOR!
ORACIONES DE INTERCESIÓN
El Señor presente en la eucaristía te está escuchando. Él atiende tus pedidos y responde
a tus necesidades. “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá” Mt
7, 7-8.
Por eso Señor esta noche quiero pedirte a vos que estás presente en esa eucaristía, por
las siguientes intenciones:
Te rogamos por la Iglesia y sus necesidades, especialmente por nuestro pastor
Francisco; para que sea siempre reflejo de la voluntad de Dios.
Por los pobres y necesitados, fieles reflejo de tu sencillez; para que seamos
generosos en el darnos.
Por todos los que estamos aquí, rezándote y adorándote; para que seamos luz
en medio de las tinieblas de este mundo.
Por las familias; para que a imagen y semejanza de la Sagrada Familia,
puedan ser ejemplo de amor para la sociedad.
Por los gobernantes; para que sean fieles a su vocación y entiendan que el
poder es un servicio.
(FALTA CONFIRMAR SI SE UTILIZA)
En la eucaristía expuesta esta noche frente a Vos encuentras la presencia de Jesús que
te mira, te perdona, te habla y espera saber qué es lo que quieres de Él. En el andar
cotidiano ves la injusticia, el desprecio, la falta de amor por el hermano y sientes que ya
todo está perdido; sin embargo el Señor nos dijo: “Vengan a mí todos los que están
afligidos y agobiados, y yo los aliviaré” Mt 11, 28.
Sería bueno entonces que pidas al Señor por aquellas cosas que vos solo desde tu
pequeñez no puedes solucionar. Tu oración será escuchada por Jesús y el nunca
defrauda a quien pide con fe. Seamos entonces como aquel centurión que con fe pidió por
su sirviente “...basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará”. Mt 8, 8; Lc 7, 7
Con la plena confianza de que Jesús escucha tus oraciones, puedes pedirle por aquellas
cosas que más te importan. Puede ser por tu familia, por tu comunidad, por la Iglesia, por
tu trabajo, por lo que quieras, “porque no hay nada imposible para Dios” Lc 1, 37.