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Lección 1

ACTIVIDAD 10. ALCANZAR EL MÁXIMO POTENCIAL

Escribe un documento en el que expliques algunos ejemplos sobre cómo motivas e influyes en
tus alumnos para que alcance su máximo potencial. Elabora una tabla en la que indiques las
acciones que llevas acabo.

Competencias entre equipos.

Muchos alumnos solo son capaces de sacar lo mejor de sí mismo cuando se tienen presión o
están motivados en superar un reto. Por lo tanto, con el objetivo de sacar el máximo potencial
de cada alumno, podemos organizar competencias entre equipos sobre los conocimientos
construidos en clase y con un premio final para el equipo ganador. Al fomentar esta
competitividad, la motivación de los alumnos en clase aumentará y se sentirán más confianza
a preguntar sus dudas.

Propiciar el debate.

En ocasiones, es conveniente que saquemos a relucir temas de actualidad relacionados con la


asignatura que impartimos y preguntemos a nuestros alumnos por su punto de vista. No
debemos tener miedo en sacar temas controvertidos, sino todo lo contrario. Cuánto más
polémico sea –con límites, obviamente-, más interés mostrarán los alumnos en dar su opinión

Apoyarse en el uso de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación

Hacer uso de plataformas donde el alumno pueda participar directamente con exámenes en
línea y también enviando productos de evidencia de aprendizaje, creando su portafolio digital.
Manejo de redes sociales para mantener informados de las actividades a realizar o dar a
conocer algunos referentes teóricos de interés como conocimientos previos que faciliten el
aprendizaje en el aula.

Conocer a los alumnos.

La presentación inicial de todos los miembros del grupo no sólo es necesaria para intentar
conectar con los chicos, sino también para conocer sus fortalezas y debilidades. Se
recomienda, para el primer día de clases, pedir que hagan fichas con su nombre y el interés
que tienen por la asignatura y dejar que lo expongan.

Demostrar entusiasmo.

“Si estás apático o aburrido, los alumnos también lo estarán. Dicho entusiasmo viene muchas
veces del gusto por la materia o por el genuino placer de facilitar el aprendizaje. Se nota
cuándo a un profesor le gusta su trabajo.
Dedicar tiempo a cada alumno.

Hay que recordar que cada alumno tiene necesidades y competencias distintas. En la medida
de lo posible, intentar individualizar el aprendizaje: reconocer a cada alumno, checar su
trabajo regularmente, apoyar su aprendizaje, e informarle de manera individual sobre su
proceso de avance y crecimiento en su desempeño.

Mantener altas expectativas.

Es deseable mostrar confianza en los estudiantes con frases de motivación (“puedes hacerlo”
“tú eres importante”) y consejos prácticos (tiempo de estudio, solución de problemas).
“Animarlos no sólo a aprobar, sino a aprender”.

Señalar la importancia de la asignatura.

Explicar por qué la asignatura es importante y cómo puede ser de utilidad en su vida personal
profesional.

Variar los métodos de enseñanza.

Propiciar un ambiente de aprendizaje donde cada clase sea una oportunidad para construir
sus conocimientos y alcanzar un alto desempeño en sus niveles competenciales. Por qué el
alumno aprende más haciendo, construyendo, diseñando, creando, resolviendo. “El
aprendizaje mejora si se motiva al alumno a utilizar sus propios recursos”. Entre las
herramientas que se pueden utilizar están la comunicación de información matemática, la
argumentación de procesos y justificación de resultados a problemas planteados, el trabajo
colaborativo, tareas de desempeño, la discusión en pequeños grupos.

Fomentar la participación de los estudiantes con preguntas.

Este aumenta su interés y aprendizaje, plantear preguntas relacionadas con los problemas
planteados, pero también de comprensión (interpretar, describir con sus palabras), de
aplicación (resolución de problemas, poner ejemplos), de análisis (identificar motivos, separar
el todo en sus partes), y de evaluación (dar opiniones, juicios de valor).
TABLA DE ACCIONES QUE SE LLEVAN ACABO

La importancia del material.

La organización de la asignatura.

La participación activa de los estudiantes.

La variedad en el uso de tecnologías docentes.

La conexión entre el profesor y los alumnos.

El uso de ejemplos apropiados, concretos y entendibles.

Explicar claramente el material de la asignatura.

Definir claramente los objetivos de la asignatura.

Dejar claro al alumno que el profesor quiere ayudar a aprender.

Estar disponible para ayudar a los alumnos individualmente.

Usar el sentido del humor.

Conocedor de cómo aprenden los alumnos.

Monitoreo continuo de alumnos en sus procesos de aprendizaje.

Aplicación de instrumentos para conocer estilos de aprendizaje.

Implementar estrategias para alumnos con situaciones de riesgo.

Evaluar y retroalimentar el aprendizaje

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