En las sociedades tradicionales la sexualidad estaba estrechamente unida al proceso de reproducción, pero en nuestra época se ha separado de él. La sexualidad se ha convertido en una dimensión donde el individuo explora y conforma su identidad y personalidad. Por ello, ya que así lo exige la realidad, está cada vez más aceptado el hecho de que existen diversos tipos de comportamiento y de orientación sexual. Aparte de la heterosexualidad, existen otras expresiones: la homosexualidad, bisexualidad, transexualismo, etc. Si bien por mucho tiempo se observaba la sexualidad bajo un enfoque biológico, se ha llegado al consenso de que va más allá: es simbólica porque refleja quienes somos y las emociones que experimentamos. La sexualidad se interpreta ahora en función de los significados sociales que las personas le atribuyen. La orientación sexual tiene que ver con el sentido de la atracción sexual o amorosa de una persona. Para los sociólogos la orientación tiene su origen en una compleja interrelación de factores biológicos y aprendizaje social. La perspectiva sobre lo biológico es lo que ha primado por mucho tiempo, ya sea por prejuicio o, en la mayoría de casos, por una moralidad arraigada en lo religioso. La idea dominante en la iglesia cristiana ha sido que toda conducta sexual es sospechosa a menos que tenga como fin la procreación. Incluso a ciertos comportamientos sexuales, como la masturbación, se le atribuí problemas físicos como la ceguera o enfermedades cardiacas. En la actualidad esto no ha sido erradicado del todo de las mentes, que es lo más difícil, sin embargo, estas actitudes tradiciones hacia la sexualidad coexisten con otras más liberales que se empezaron a expresar desde la década del año 60 en el siglo XX. Según Kenneth Plumer existen cuatro tipos de homosexualidad: 1) homosexualidad ocasional (encuentro homosexual pasajero y no estructura la vida del individuo), 2) homosexualidad con actividades localizadas (prácticas que ocurren ocasionalmente pero no se convierten en la preferencia del individuo), 3) homosexualidad personalizada (individuo que realizan prácticas homosexuales pero lejos de los grupos donde se acepta, también se encuentra oculto a su entorno más cercano), y 4) la homosexualidad como forma de vida que se encuentra en individuo que muestran y practican su homosexualidad libremente. Estos últimos son los que motivan y promueven las marchas para el respeto de sus derechos y su aceptación dentro de la sociedad. A finales de los 60 se acuñó el término homofobia para designar a todas las actitudes que demuestran aversión u odio hacia los homosexuales y su forma de vida. La homofobia es una forma de prejuicio que se refleja no solamente en actos de hostilidad y violencia hacia gays o lesbiana, sino reproduciendo insultos tan comunes como “maricon” o términos ofensivos femeninos ofensivos como “gallina” para insultar a un heterosexual. Es un problema que no tiene fin aún. Es en base a estas actitudes y prácticas contra los homosexuales que estos empiezan a promover una reivindicación de sus derechos.