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La primera pregunta que surge es la siguiente: ¿cómo se mantiene la disciplina del partido
revolucionario del proletariado? ¿Cómo se controla? ¿Cómo se refuerza? Primero por la
conciencia de la vanguardia proletaria y por su fidelidad a la revolución, por su firmeza,
por su espíritu de sacrificio, por su heroísmo. Segundo, por su capacidad de vincularse,
aproximarse y hasta cierto punto, si queréis, fundirse con las más grandes masas
trabajadoras, en primer término con la masa proletaria, pero también con la masa
trabajadora no proletaria. Tercero, por lo acertado de la dirección política que lleva a cabo
esta vanguardia; por lo acertado de su estrategia y de su táctica políticas, a condición de
que las masas más extensas se convenzan de ello por experiencia propia. Sin estas
condiciones, no es posible la disciplina en un partido revolucionario, verdaderamente apto
para ser el partido de la clase avanzada, llamada a derrocar a la burguesía y a
transformar toda la sociedad. Sin estas condiciones, los intentos de implantar una
disciplina se convierten, inevitablemente, en una ficción, en una frase, en gestos
grotescos.
Pero, por otra parte, estas condiciones no pueden brotar de golpe. Van formándose
solamente á través de una labor prolongada, a través de una dura experiencia; su
formación se facilita a través de una acertada teoría revolucionaria, que, a su vez, no es
ningún dogma, sino que sólo se forma definitivamente en estrecha relación con la práctica
de un movimiento que sea verdaderamente de masas y verdaderamente revolucionario.
¿En lucha con que enemigos en el seno del movimiento obrero ha podido crecer,
fortalecerse y templarse el bolchevismo?
Ha habido dos momentos en los cuales la lucha de los bolcheviques contra las
desviaciones de "izquierda" de su propio partido ha adquirido una magnitud
particularmente considerable: en 1908, sobre la cuestión de la participación en un
"parlamento" ultrarreaccionario y en las sociedades obreras legales que la más
reaccionaria de las legislaciones había dejado en pie, y en 1918 (paz de Brest), sobre la
cuestión de la admisibilidad de tal o cual "compromiso".
Para no dejar lugar a ninguna interpretación falsa, intentaré esbozar, aunque sólo sea
brevemente, algunas tesis fundamentales para el análisis de los casos concretos de
compromiso.
Los comunistas "de izquierda" alemanes creen que pueden responder resueltamente a
esta cuestión con la negativa….Pero por convencidos que estén los comunistas "de
izquierda" alemanes del carácter revolucionario de semejante táctica, ésta es
radicalmente errónea y no contiene más que frases vacías.
Aunque no fuesen "millones" y "legiones", sino una simple minoría bastante importante de
obreros industriales, la que siguiese a los curas católicos, y de obreros agrícolas, la que
siguiera a los terratenientes y campesinos ricos, podría asegurarse ya sin dudar que el
parlamentarismo en Alemania no había caducado todavía políticamente, que la
participación en las elecciones parlamentarias y la lucha en la tribuna parlamentaria es
obligatoria para el partido del proletariado revolucionario, precisamente para educar a los
elementos atrasados de su clase, precisamente para despertar e ilustrar a la masa
aldeana analfabeta, ignorante y embrutecida. Mientras no tengáis fuerza para disolver el
parlamento burgués y cualquiera otra institución reaccionaria, estáis obligados a trabajar
en el interior de dichas instituciones, precisamente porque hay todavía en ellas obreros
idiotizados por el clero y por la vida en los rincones más perdidos del campo. De lo
contrario, corréis el riesgo de convertiros en simples charlatanes.
¿Ningún compromiso?
Preparar una receta o una regla general (¡"ningún compromiso"!) para todos los casos, es
absurdo. Es preciso contar con la propia cabeza para saber orientarse en cada caso
particular.
Hacer la guerra para derrumbar a la burguesía internacional, una guerra cien veces más
difícil, prolongada y compleja que la más encarnizada de las guerras corrientes entre
Estados, y renunciar de antemano a toda maniobra, a toda utilización (aunque no sea más
que temporal) del antagonismo de intereses existente entre los enemigos, a los acuerdos
y compromisos con posibles aliados (aunque sean provisionales, inconsistentes,
vacilantes, condicionales), ¿no es esto acaso algo infinitamente ridículo? ¿No se parece
esto al caso del que en una ascensión difícil a una montaña inexplorada, en la que nadie
hubiera puesto la planta todavía, renunciase de antemano a hacer zigzags, a volver a
Toda la cuestión consiste en saber aplicar esta táctica para elevar y no para rebajar el
nivel general de conciencia, de espíritu revolucionario, de capacidad de lucha y de victoria
del proletariado.
Algunas conclusiones.