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Primera meditación
Introducción
Hoy Señor vivo entre sufrimientos y tristezas; muchas de mis penas e incom-
prensiones son silenciosas, las guardo en mi corazón, no me atrevo a compartir-
las. Quiero confiar nuevamente en ti Señor, quiero durante estos días de oración
salir de mi profunda nostalgia, levantarme de nuevo como el Paralítico, tomar mi
camilla, acercarme al arroyo de tu gracia, a la fuente de tu perdón y beber nueva-
mente del manantial de tu amor, como en aquellos tiempos de mi juventud.
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Son mis lágrimas mi pan
de día y de noche,
cuando me dicen todo el día:
«¿Dónde está tu Dios?».
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El recuerdo me llena de nostalgia:
El salmista abrumado por la tristeza se siente sin fuerzas y sin entusiasmo, ma-
nifiesta que vive en un amargo presente silencioso.
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Dios mío! Me siento desfallecer,
por eso te recuerdo […]
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Diré a Dios: Roca mía,
¿por qué me olvidas?,
¿por qué he de andar sombrío
por la opresión del enemigo?
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Me rompen todos los huesos
los insultos de mis adversarios,
todo el día repitiéndome:
¿Dónde está tu Dios?
Retiro espiritual anual – sacerdotes diócesis de Huacho (2018)
Dr. P. Ciro Quispe 4
Cuando reviso y medito sobre mi vida Señor, sobre mis debilidades, mis
pecados, imperfecciones, torpezas e imprudencias, me invade una culpa
constante y silenciosa, siento a veces desfallecer. Mis torpezas e impruden-
cias hacen temblar mis huesos, como dice el salmista. ¿Dónde están aquellos
días cuando te cantaba con gozo Señor? ¿Dónde están aquellos días cuando
te prometía fidelidad, servicio y entrega de toda mi vida? Veo mi vida ahora
Señor y veo que el tiempo ha hecho su parte. Ahora solo espero en ti Señor,
solo deseo aferrarme a tu misericordia y vivir de tu misericordia. Igual que
el salmista quiero confiar nuevamente Señor…
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De día enviará Yahvé su misericordia,
y el canto que me inspire por la noche
será oración al Dios de mi vida […]
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[…] Espero en Dios, aún lo alabaré:
¡Salvación de mi rostro, Dios mío!
Quiero buscar Señor aquello que desea el salmista; permíteme Señor que
me acerque a tu presencia y sienta tu salvación. Es mi deseo durante estos
días de ejercicios espirituales. Quiero experimentar tu misericordia, aquella
misericordia que concediste a tantos pecadores como a Pedro, Zaqueo, Bar-
timeo, Magdalena. Quiero Señor nuevamente, a pesar de mis debilidades,
imperfecciones, torpezas y pecados, volverte a alabarte con todo mi corazón
durante este tiempo especial. Manda tu Espíritu Señor para que transforme
mi ser, me levante de la camilla de mis pecados y así pueda alabarte y ben-
decir tu Nombre por siempre. Manda tu Espíritu Señor para regar mi vida,
renacer mis promesas y caminar hacia tu presencia. Quiero Señor ofrecerte
de nuevo mi vida, mi esfuerzo, mi trabajo y mi entusiasmo, mi consagración,
mis dolores y alegrías, mi trabajo pastoral, mis momentos de alegría, mi so-
ledad silenciosa, mis incomprensiones eclesiales, mis sufrimientos por mis
impotencias, quiero Señor.
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Tú eres el Dios a quien me acojo:
¿por qué me has rechazado?,
¿por qué he de andar sombrío
por la opresión del enemigo?
3
Envía tu luz y tu verdad,
ellas me escoltarán,
me llevarán a tu monte santo,
hasta entrar en tu Morada.
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Y llegaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría.
Te alabaré gozoso con la cítara,
oh Dios, Dios mío.
Retiro espiritual anual – sacerdotes diócesis de Huacho (2018)
Dr. P. Ciro Quispe 5