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En estudio es muy fácil controlar la luz en función de tus necesidades y tus gustos.

Pero ¿qué ocurre en exteriores? ¿Qué pasa, por ejemplo, cuando se trata de
paisajes, fotografía urbana o de viajes? Con la luz natural, más allá de usar
reflectores, difusores, flash de relleno o similares, para matizarla, nada más
puedes hacer para cambiarla. Te queda esperarla, perseguirla o adaptarte, según
el momento o la situación.

La luz cambia a lo largo del día, de las estaciones, en función de las latitudes o de
la meteorología. Con el artículo de hoy, que te dedicamos por ser lector VIP,
pretendemos que conozcas los distintos momentos o registros lumínicos y sepas
cómo sacarle el máximo partido; porque este equipo cree firmemente que no
existen luces buenas o malas, existen luces adecuadas para cada fotografía.
Observa las imágenes de la página anterior. Un mismo escenario, distinta luz. Es
probable que te guste más una, pero no puedes negar que transmiten
sensaciones completamente distintas. Debes admitir que cada una potencia una
parte del paisaje. De eso se trata.

Con la fotografía pretendemos contar historias, remover sentimientos…


Manejando bien la luz puedes lograrlo. El ejemplo de la montaña y el mar deja
claro que, con un mismo motivo pero distinta luz, puedes cambiar por completo
el mensaje. Entonces… ¿por qué renegar de ningún registro? Seguro que hay una
foto ideal para esa luz.

Y como el saber es poder, el primer paso para dominar cualquier materia, es


conocerla bien. Veamos, por ello, los distintos registros lumínicos y a qué tipos
de imágenes favorecen más o para cuáles son más adecuadas. Cuando leas este
artículo verás la luz con otros ojos y querrás fotografiarla en todas sus fases y con
todos sus matices.

Luz diurna suave


Se trata de la luz del día suavizada por la neblina, que no siendo de las más
atractivas sí que resulta una luz fácil y práctica. Ayuda a obtener buenos
resultados en la mayoría de los motivos, desde paisajes hasta edificios. Se
produce suficiente contraste como para dar volumen y forma, pero la suavidad
permite que los bordes de las sombras sean difusos y exista una gama tonal muy
amplia. También es muy apropiada para fotografía de producto en exterior.

Luz gris
Esta es un tipo de luz muy olvidada y casi despreciada, cuando, si lo pensamos
bien, se traduce en desechar un recurso tan potente como pueden ser las
palabras en un relato literario. ¿O acaso un escritor solo puede utilizar palabras
bellas o atractivas? ¿No le otorgan otras palabras atmósfera al texto? Pues lo
mismo ocurre con esta luz y con otras que los fotógrafos, a veces, optamos por
relegar. Pueden ayudarnos a transmitir una emoción o a potenciar una parte de
la historia que queremos contar. En el caso de la luz gris, envuelve al sujeto en un
ambiente más sombrío, calmado o nostálgico.
Fotografía de Alessio Lin bajo licencia Creative Commons

Por otro lado, y contrario a lo que pueda parecer, la luz gris satura los colores.
Mientras que una luz de sol proporciona una sensación de colores saturados
(muy efectiva), con una luz gris, sin sombras ni bordes, los colores están en verdad
más saturados. Por lo que resulta ideal para fotografiar un jardín con distintas
tonalidades de verdes para que todas ellas tengan su espacio dentro del
encuadre, más allá de una masa uniforme verde y brillante. Un truco para un
mejor resultado es eliminar el cielo y excluir del encuadre cualquier color
brillante, además de poner mucha atención en la composición.
Luz gris con lluvia
¿Y qué pasa cuando esa luz gris que acabamos de presentar viene acompañada
de lluvia? ¿Salimos por patas? En absoluto, lo mejor es proteger el equipo y
disfrutar del regalo que te acaban de hacer.

Continuando con el tema vegetación, si la luz gris es adecuada, la lluvia es


excelente. Es por las propiedades que aporta a la escena, el brillo de las hojas, las
gotas de agua o los anillos en charcos o cualquier otra superficie acuática.
También resulta muy apropiada para transmitir melancolía y nostalgia. Y aporta
perspectiva aérea, pues la lluvia añade una capa al aire.

El truco para que la lluvia se aprecie bien es que sea intensa y que contraste con
el fondo. Los contraluces también suelen ayudar.

Aprovecha justo después del chubasco para captar la sensación de frescor que
desprende un entorno verde y fotografiar los lugares que suelen estar muy
concurridos sin gente que entorpezca la composición. Además, las superficies
lisas que quedan húmedas reflejan la luz proporcionando resplandor y contrastes
en la imagen.

Fotografía de m-louis .® bajo licencia Creative Commons

Luz dura
Es posible que la relación con la luz dura pueda resumirse como amor-odio-amor.
En los inicios pensamos que necesitamos luz, y allí vamos, creyendo que la luz
dura es la ideal, luego descubrimos los efectos que genera, especialmente en
retrato, y sus desventajas. Es cuando aprendemos a evitarla. Más tarde
comenzamos a descubrir que tiene su punto para según que tipo de fotografías y
empezamos a aprovecharla hasta que nos volvemos a enamorar.

Imágenes abstractas, motivos geométricos y lugares inhóspitos como desiertos


o paisajes áridos son ideales para la luz dura cenital (desde arriba). También lo
son las aguas turquesas de playas paradisíacas o escenas callejeras donde
puedes jugar con las luces y las sombras.

Fotografía de Caro Musso bajo licencia Creative Commons

Te sorprenderá saber que esta luz es fantástica a la hora de fotografiar macro con
luz natural, aunque tengas que utilizar algún reflector para rellenar sombras o el
flash. Y también es un gran momento para lograr fotografías infrarrojas.

Por otro lado, la luz rasante, una luz puntual y dura sobre una superficie de
relieve, como una fachada, revela la textura y añade formas a las sombras. Por
lo tanto, es ideal para fachadas de monumentos y esculturas talladas en
paredes, puertas, etc.

Cuando la luz dura es lateral, durante el atardecer o el amanecer también es ideal


para fotografiar paisajes pues las sombras se alargan y el relieve se acentúa.

Y si lo tuyo es fotografiar personas, no la deseches, aprovecha para conseguir


retratos más dramáticos.

Fotografía de Timothy Paul Smith bajo licencia Creative Commons

Vaya… ahora parece que la luz dura no está tan mal, ¿verdad? ;)

Luz difusa
Esta luz que encuentras en días nublados, con niebla, a la sombra, en las primeras
y últimas horas del día, como la luz suave con neblina con la que comenzábamos
este documento, es ideal para despertar ternura, dulzura, tranquilidad, etc.
Sirve para mostrar mejor los detalles y es muy adecuada para fotografía
documental. También es ideal para retratos más suaves, fotografía de niños o
embarazadas y cualquier tipo de foto en la que quieras transmitir, como
acabamos de mencionar, ternura o dulzura. La verdad es que la luz difusa es muy,
pero que muy, agradecida.
Luz de nieve
Si normalmente el cielo es brillante y el suelo oscuro, cuando todo está cubierto
de nieve y el cielo sin nubes, el terreno se vuelve más brillante que el cielo. Con
nubes se equiparan. Aprovecha que los sujetos reciben la luz reflejada del suelo
y fotografíalos con todo el fondo blanco.

Fotografía de Kate bajo licencia Creative Commons

Contraluz
En las situaciones en las que el sol esté muy bajo, frente a ti y tras el motivo es
muy probable que encuentres mucho contraste entre luces y sombras y te cueste
exponer bien para ambos. Una buena solución es renunciar al detalle en las
sombras exponiendo sobre las luces, de esta forma capturarás la silueta.

El contraluz también es un momento perfecto para fotografiar transparencias y


dibujar perfiles de luz.

Luz axial
Se llama así a la luz que recibes cuando el sol está justo detrás de ti. Las sombras
desaparecen, aun siendo luz intensa. Sólo aparecen sombras alrededor de
objetos redondeados o con profundidad. Aunque pueda parecer una luz difusa,
se trata de una luz contrastada. ¿Cómo aprovecharla? En los reflejos y en
superficies con textura. Ten en cuenta que sí que habrá una sombra, la tuya, para
evitarlo fotografía desde lejos utilizando teleobjetivos y no incluyas primeros
planos en el encuadre.

Hora dorada
Llegamos a la hora tan deseada por muchos. Su duración depende de la latitud y
la estación del año y su atractivo reside en varios aspectos: su calidez, el ángulo
bajo y la posibilidad de obtener la luz desde tres puntos (lateral, contraluz y axial).
Hemos visto el contraluz y la luz axial. Nos queda contarte que la luz lateral de la
hora dorada es perfecta para retratos cálidos y bellos paisajes. También puedes
aprovechar para capturar las ciudades y sombras extremadamente alargadas.
Esas que quedan tan impresionantemente bien en blanco y negro.

Hora mágica
Término acuñado por la industria del cine, es el momento (muy breve) tras la
puesta de sol y antes del anochecer. O justo antes de que salga el sol al amanecer.
La luz es muy delicada, con colores elegantes y sosegados.

Es un cielo con luz pero sin sol y con una luz muy suave con tonos entre rosas y
morados. Un momento ideal para retratos con luz suave, escenas repletas de
delicadeza o paisajes (de naturaleza o urbanos). Estas fotos transmitirán paz,
tranquilidad y pueden tener un toque romántico si es lo que deseas.

Resulta un instante perfecto para capturar el punto donde el sol se pone y el lado
opuesto de cielo en la misma escena, pues presenta un fuerte y atractivo
contraste. Hazte con un buen angular y captura el cielo de este a oeste ;).

Al final de la hora mágica, en un breve espacio de tiempo, puedes capturar


siluetas poco visibles, reflejos sutiles y cielos interesantes.
Fotografía de Caro Musso bajo licencia Creative Commons

Hora azul
Terminamos con la hora azul, el ocaso, el final de la hora mágica (o el principio si
se trata del amanecer). Un momento ideal para fotografiar el contraste del azul
intenso del cielo con la luz artificial de las ciudades de color amarillo naranja.
Aprovecha para fotografiar arquitectura y paisajes urbanos. Si hay agua cerca y
se reflejan las luces en ella junto al cielo de un color que no ha llegado a
oscurecerse demasiado puedes obtener imágenes muy bellas. Eso sí, recuerda
llevarte un trípode.
Fotografía de Kevin Noble bajo licencia Creative Commons

La hora mágica, la hora azul y otras situaciones, como los días muy nublados, en
las que la luz escasea, son muy propicios para probar fotografía de larga
exposición, por ejemplo, para capturar el efecto sedoso del agua.

Como habrás podido comprobar, no existen luces buenas o malas, sino


adecuadas para cada tipo de fotografía, escena, situación o mensaje. Es
importante que tengas consciencia de esto porque, aunque no puedas cambiar
esta luz, puedes dominarla. Y ese dominio parte del saber cómo o para qué
utilizarla. Esperamos que este artículo haya cumplido su propósito y de ahora en
adelante veas la luz con otros ojos ;).

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