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ADORACIÓN
VERDADERA
Lugares de
encuentro con Dios
en el Antiguo Testamento
Alejandro De Luca
ADORACIÓN VERDADERA - 2
Alejandro De Luca
Dedicatoria
ADORACIÓN VERDADERA - 3
Alejandro De Luca
Prólogo
Parados frente a la inmensidad de lo eterno, los seres humanos levantan su mirada a los
cielos. Las preguntas se suceden. Existenciales, profundas, esenciales. Otras preguntas
pueden esperar. La pregunta por Dios, en cambio, exige una respuesta inmediata. Es una
sed que demanda ser saciada. Cuando concluimos desde la fe que Dios existe, que Él es,
los creyentes no sólo obtenemos una respuesta filosófica; no sólo encontramos paz para
el alma. Encontramos el punto de partida para nuestra vida de adoración. ¿Por qué
adoramos a Dios? Las respuestas son múltiples. Algunas de ellas se desarrollan en las
páginas que siguen. Adoramos a Dios porque Él es digno, porque Él lo merece, porque
Él lo demanda; por quien Él es y por lo que hace; y porque de lo profundo de nuestro
ser la gratitud y el asombro se unen en una explosión de alegría y en un íntimo
recogimiento: podemos estar en contacto con ese Dios que otras culturas consideraron
lejano, inaccesible. Podemos acercarnos a Él, Dios cercano y amoroso, levantar nuestras
manos, doblar nuestras rodillas, rendirle culto; gritar de júbilo, susurrar su Nombre casi
en silencio; cantar, aplaudir, llorar…
¿Qué lugar ocupa hoy la adoración en la vida de la iglesia y en la vida de los creyentes?
La adoración es un fenómeno tanto individual como colectivo. Tanto personal, íntimo y
singular, como congregacional, plural y grupal. En los tiempos que corren la adoración
ha ganado lugar en nuestras reuniones; una renovación importante se ha experimentado
en la adoración en toda América latina y en buena parte del mundo cristiano. Como todo
lo que hacemos en público, con la adoración sucede que corremos el riesgo de perder de
vista su dimensión personal. Un creyente sincero no solo adora en el culto de su
congregación; sino que vive la adoración como un estilo de vida, se relaciona con lo
eterno cada día, en medio de las alternativas cambiantes y confusas de la vida, en medio
de las pruebas y las alegrías. Es un pre-supuesto de este texto que la vida cristiana
equilibrada incluye tanto la adoración pública como la privada; tanto la personal como
la congregacional. Que son dos caras de la misma moneda, inseparables,
consistentemente bíblicas.
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Alejandro De Luca
Este libro está dividido en cuatro partes: en la primera pondremos el foco en el altar
como lugar de adoración; en la segunda parte, nos centraremos en el arca y en la vida de
Samuel; en la tercera, en el tabernáculo de David y en la idea de la restauración de la
comunión con Dios; y en la última parte, analizaremos situaciones de adoración en
contextos desfavorables, haciendo eje en la vida de Moisés y en la experiencia de los
jóvenes cautivos en Babilonia.
Quiero invitarte a recorrer este libro con un corazón abierto a la adoración verdadera.
Que es espiritual, íntima y personal, congregacional y grupal. A veces ruidosa, otras
veces en quietud, pero siempre efectiva y eficaz para relacionarnos con la eternidad.
Dios bendiga este viaje que iniciamos juntos rescatando historias del Antiguo
Testamento que expresan de múltiples maneras el deseo de Dios y el deseo del hombre
por la adoración.
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1ª Parte
Edificando un altar
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Alejandro De Luca
Introducción:
En el Antiguo Testamento, mucho antes de todo culto formal, los hombres de Dios
edificaron altares para adorar a Dios. La manera en que aquellos hombres edificaron
esos altares, con espontaneidad y profunda devoción, a partir de experiencias vividas
con Dios, nos habla hasta el día de hoy de nuestra propia adoración.
Es notable que los patriarcas, cuando todavía no contaban con instrucciones precisas
acerca de cómo adorar, edificaran altares de manera espontánea y ofrecieran sacrificios
a Dios. Antes de que fuera establecido el sacerdocio, ya se establecían altares para Dios.
Según el texto del Génesis, Noé fue el primero en edificar un altar. Pero a su tiempo
Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y Josué también edificaron altares a Dios. Y más tarde
Samuel, David y Elías, en diferentes momentos, también levantaron altares para honrar
a Dios.
Con todo, no escapa a nuestra consideración, que efectivamente hay una mirada
teológica al poner el foco en la cuestión del altar. Porque el altar, como aparece en los
escritos del Antiguo Testamento, alude a la religiosidad en su sentido más puro: el altar
era el lugar donde la relación del hombre con Dios se hacía visible, se establecía o se
renovaba.
A lo largo de los siglos que transcurren desde los patriarcas hasta el reino de Israel ya
establecido, el altar representa la profunda necesidad de los hombres de Dios (hoy
deberíamos decir, los hombres y las mujeres de Dios) por acceder a la presencia misma
de Dios, por agradar a ese Dios, rendirle culto, adorarlo. Desde los tiempos patriarcales
(Abraham, Isaac, Jacob), e incluso pre-patriarcales (Noé), hasta los tiempos de los
profetas (Samuel, Elías), pasando por el esplendor monárquico (David), el altar se
levanta como símbolo de la espiritualidad más profunda y como reflejo del imperativo
de adorar a Dios en tanto Creador, protector, y garante del Pacto y de las promesas.
En las próximas páginas haremos referencia una y otra vez al altar personal de
adoración. Lo haremos con la convicción de que en el corazón de cada creyente, en los
mejores y en los peores momentos, a pesar de nuestras dudas existenciales, en medio de
tiempos difíciles, en circunstancias adversas y por momentos desconcertantes, se
levanta un altar para el encuentro con Dios. Y al decir encuentro, decimos a veces
reencuentro; otras veces, reconciliación; y otras, arrepentimiento.
¿Qué habrá movido el corazón de Noé para tomar la iniciativa de edificar un altar?
Después del diluvio, Dios prometió no destruir nunca más la tierra por medio de una
inundación. Lo cierto es que movido por la gratitud, porque Dios lo había salvado a él y
a su familia; o bien porque estaba convencido de la fidelidad de aquel Dios que le había
ordenado construir el arca, Noé levantó un altar para Dios.
Anteriormente, Noé ya había hallado gracia ante los ojos de Dios. Génesis 7:1 nos dice
que él era justo en su generación. Terminado el diluvio, la bendición de Dios antes dada
a la primera pareja de seres vivientes, se repite: “Sean fructíferos, multiplíquense,
llenen la tierra” (Génesis 8:17; 9:1, 7).
Al presentarse ante el altar, un altar que hasta el momento no era exigido por Dios y que
nadie le había pedido, sino que fue la simple consecuencia de un corazón agradecido,
Noé fue consciente de la santidad que Dios reclamaba. Esa conciencia de Noé estuvo
representada en la clase de animales que ofreció: “Todo animal limpio, toda ave
1
El contenido de estas promesas formó parte de un “pacto eterno entre Dios y cada criatura viviente de
toda carne” (Génesis 9:8, 11, 16) simbolizado por el arco iris en el cielo. Junto con esta nota de la
bendición de Dios, estaba su rechazo explícito de maldecir la tierra otra vez por causa del hombre (8:21),
un recordatorio de una maldición similar sobre la tierra en Génesis 3:17. Walter KAISER (h), Hacia una
Teología del Antiguo Testamento, Ed. Vida, Miami, 2000, p. 109.
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limpia” dice el texto bíblico. Limpieza y perfección son la clave de la ofrenda que
presentó Noé delante del altar. En el altar se ofrecen cosas limpias2.
En cada corazón hay un altar. En cada hombre y mujer de fe se levanta un altar a Dios.
En nuestra intimidad venimos delante de Dios y nos presentamos ante Él. Sin embargo,
no siempre estamos limpios. Si miramos bien nuestro corazón, reconoceremos que
nunca estamos limpios. David lo expresó dramáticamente en el Salmo 51, cuando al
reconocer su pecado le pide a Dios: “Ten misericordia de mí, oh Dios, debido a tu
amor inagotable; a causa de tu gran compasión, borra la mancha de mis pecados.
Lávame de la culpa hasta que quede limpio y purifícame de mis pecados. (…)
Purifícame de mis pecados, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la
nieve.” (Salmo 51:1, 2, 7, NTV).
Cuando Noé presentó su holocausto en el altar, Dios “percibió olor grato” (Génesis
8:21); Él aprobó aquella ofrenda. La adoración de Noé llego a la misma presencia de
Dios. El apóstol Pablo, en Efesios 5:2 y Filipenses 4:18, usa la expresión olor fragante,
en reemplazo de la empleada en el Antiguo Testamento, olor grato3. En un uso libre de
las Escrituras como se estilaba en el Siglo I, aplica la expresión olor fragante a la
persona de Cristo (quien “se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a
Dios en olor fragante”); y también a la ofrenda enviada por los filipenses (“estoy lleno,
habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto,
agradable a Dios”).
El rey David también tuvo una experiencia similar a la de Noé cuando se preguntó:
“¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de
manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con
engaño” (Salmo 24:3,4). David tuvo la misma conciencia de la pureza que Dios exigía.
Ahora bien, la exigencia de pureza y santidad que Dios establece en su Palabra es una
vara colocada muy alta. De alguna manera, es una condición que aunque debemos
intentar, sabemos que nunca podremos alcanzar por completo. Los cristianos llevamos
2
En el A.T., altar, adoración, sacrificio y ofrenda son términos que están íntimamente relacionados.
3
Olor grato (Éxodo 29:18, 25, 41; Levítico 1:9, 13, 17; 2:2, 9, 12; 3: 5, 16; 4:31; 6:15, 21; 8:21, 28; 17:6;
23:18; Números 15:3, 7, 10, 13, 14, 24; 18:17; 28:2, 6, 8, 13, 24, 27; 29:2, 6, 8, 13, 36). En muchos de
esos casos, la ofrenda es “encendida en (o de) olor grato” a Jehová.
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varios siglos tratando de resolver el dilema entre intentar el imposible, o rendirnos ante
la dificultad de esa exigencia. Humanamente, pareciera que debemos entonces optar por
una de estas dos alternativas:
a) La opción más sencilla sería alejarnos de Dios, ya que nunca podremos cumplir
con todos los requisitos de limpieza y santidad que se nos exigirían para estar
delante de Él. Nosotros en nuestra imperfección, Él en su eterna perfección.
¿Para qué intentarlo? Un abismo nos separa. Aquella perfección es imposible de
alcanzar. Muchos toman este camino. Son aquellos que ponen como excusa para
no seguir a Dios el hecho de tener tantos defectos. Se sienten imperdonables, y
aunque parezca contradictorio (porque parecen muy humildes al acusarse de sus
imperfecciones), hay mucho de orgullo en aquello de “mis pecados son tan
especiales que Dios no podría perdonarlos jamás…”
b) La segunda opción es mucho más desafiante. Consiste en acercarnos a Dios de
todos modos, en un intento hacia la máxima santidad que nos sea posible, y
amparándonos para lo que no podemos alcanzar en su misericordia que cubre
multitud de pecados. Como diría el apóstol Pablo, “lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo
por mí” (Gálatas 2:20b). Es la valentía y el coraje de intentarlo; es la terquedad
y la obstinación (y también la verdadera humildad) de una vida de fe, que dice:
“De todos modos, edificaré mi altar y le daré a Dios lo mejor de mí. Él sabrá
suplir el resto…”4
El altar de Noé nos habla de presentarnos dignamente delante de Dios. Una tarea que,
de acuerdo con el mensaje del Nuevo Testamento, hoy solo es posible por la muerte de
Cristo en la cruz. Porque Él nos ha purificado con su sangre. Hebreos 10:22 nos dice
“…acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los
corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.”
En nuestros días, cuando tomamos la Santa Cena5, en cierto modo nos acercamos al
altar. El apóstol Pablo exhortaba a los corintios a “no comer indignamente” (1ª
Corintios 11:29). Y les recomienda “pruébese cada uno a sí mismo”.
4
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria.” (Filipenses 4:19).
5
La Cena del Señor, la Mesa del Señor, o la Eucaristía.
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¿Qué lecciones podemos extraer del altar de Noé para nuestra adoración?
Primero, que nuestra adoración responde al obrar de Dios por nosotros, a su obra
salvadora y redentora. Noé respondió con su adoración a la obra salvadora de Dios para
él y su familia, salvación que fue provista por medio del arca. Con razón, dice Chris
Jack que el patrón de adoración en la era patriarcal es siempre en respuesta a la
iniciativa de Dios.6
Tercero, que nuestra adoración sube a la presencia de Dios y es percibida desde los
cielos como un olor grato, olor fragante. ¡Dios huele nuestra adoración! Para entender lo
que sucedía en los primeros altares del Antiguo Testamento, debemos hacer un esfuerzo
por comprender la mentalidad y la espiritualidad de los tiempos antiguos. Convencidos
de que solo la sangre obraba la purificación, en esos altares se sacrificaban animales. Y
esa ofrenda luego era quemada completamente delante de Dios. El humo de aquel
holocausto subía hasta Dios. Y era percibido por Dios como “olor fragante”. Y Dios
“olía” aquella adoración.
Cuarto, que a lo largo de los siglos, los hombres se han confrontado con el viejo dilema
de su indignidad: no somos dignos de presentarnos delante de Dios, pero necesitamos y
debemos presentarnos. Dios no está obligado a recibirnos, es más, no debería recibirnos,
pero anhela recibirnos. Y Dios, que desea nuestra adoración, nos hace dignos con su
propia dignidad.
Por último, hoy los sacrificios ya no son necesarios, ni tienen lugar porque Uno se
presentó por nosotros y ese sacrificio (Cristo) en la cruz, “con una sola ofrenda hizo
perfectos para siempre a los santificados” (Hebreos 10:14). Aunque nos cueste
creerlo, esa palabra habla de nosotros.
6
Chris JACK, Comprendiendo la adoración, Parte 3. En Matt REDMAN comp., Lo que todo adorador debe
saber, Ed. Peniel, Bs. As., 2004, p. 112.
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Queda sí, el altar, lugar de encuentro con nuestro Dios, símbolo de nuestra relación más
profunda con Dios. El altar de Noé es el altar de la santidad. Por eso: ¡Procuremos
presentarnos limpios delante de Dios! Y que el olor fragante de nuestra adoración suba
hasta la presencia misma de Dios.
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Cuando comprendemos las promesas que Dios tiene para nosotros, surge en nuestro
corazón un irrefrenable deseo de adorarle. Génesis 12:7 nos cuenta el encuentro de Dios
con Abraham en Siquem. Aquel día Dios tenía buenas noticias para Abraham.
A un hombre viejo y sin hijos, le prometía descendencia. A un hombre que había dejado
su tierra para seguirle en una carrera incierta, le prometía ahora esa tierra que estaba
delante de sus ojos. A Abraham (cuando todavía era Abram), Dios lo había llamado a
salir de su tierra y de su parentela. Desde un principio, su desafío era salir a la tierra
que Dios le mostraría. (Génesis 12: 1).8
Abraham recorrió un larguísimo camino hasta Siquem. Y lo hizo “sin saber a dónde
iba”, (Hebreos 11:8). ¡No caben dudas de que Abraham merecía el título de “Padre de
la Fe”! “Padre de todos los creyentes” lo llama Pablo en Romanos 4:11. Ahora Dios le
estaba mostrando y prometiendo esa tierra.
7
“Nothing compares to the promise I have in You”. Shout to the Lord - Darlene Zschech, Hillsong Music
Australia.
8
Con Abraham comienza la religión y la fe de Israel; y la historia de la redención. Abraham aparece
como el primer ascendiente de la fe de Israel. La religión patriarcal tal como está escrita en Génesis no
es un anacronismo, sino que presenta un fenómeno histórico. Si bien el Yahvismo (culto a Yahvé,
Jehová) comienza formalmente con Moisés, el Dios de los patriarcas no fue otro que el mismo Yahvé. No
solo llamó a Abraham (Génesis 12:1) y conversó con todos los patriarcas, sino que fue adorado por los
hombres desde tiempos antiquísimos (Génesis 4:26). John BRIGHT, La historia de Israel, Ed, Methopress,
Bs. As., 1966, pp. 102-103.
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Cuando vemos que Dios le promete a Abraham la tierra que se extendía ante sus ojos, y
que además le promete tener hijos, muchas veces hacemos una rápida proyección a
nuestras propias vidas. Nos encantan las promesas. Mucho más cuando vienen a suplir
un imposible. Los hombres y las mujeres de Dios nos enfrentamos muchas veces a lo
imposible: un hijo imposible de tener, un trabajo imposible de conseguir, un bienestar
imposible de alcanzar, una familia imposible de unir, una casa imposible de edificar,
una enfermedad imposible de curar. A lo imposible de nuestras vidas, Jesús le puso un
nombre muy gráfico. Él lo llamo “monte”. En Mateo 17:20 Jesús les dijo a sus
discípulos que si ellos tuviesen fe “como un grano de mostaza”, le dirían “a este
monte: Pásate de aquí allá” y se pasaría; y agregó, como para que entendieran bien de
qué les estaba hablando: “Y nada os será imposible”.
¿Qué nos promete Dios a nosotros? Detengámonos un poco aquí. La manera en la que
recibimos o nos apropiamos de las promesas de Dios es muy particular. La Biblia está
llena de promesas9. Se nos promete salvación, vida eterna, vida abundante. También
salud, prosperidad y bendición para nuestros hijos. Sin embargo, la Palabra de Dios nos
muestra que lo que Él nos promete no lo obtenemos en un concurso del tipo “raspe y
gane su promesa”. Las promesas de Dios son algo mucho más complejo, y
comprometido. Son eventos dinámicos en los cuales Dios nos llama a hacer algo, y
nosotros aceptamos ese desafío. Son parte de un diálogo entre Dios y nosotros. Son
avenidas de doble mano, en las que Dios se mueve y nosotros nos movemos. Como
sucedió con Abraham al salir de Ur.10
Una promesa es algo que Dios anuncia que hará con nosotros, o por nosotros; es una
palabra recibida en el corazón y creída con fe. Y desde ese momento, aguardada con
esperanza. ¿Y quién puede discutirle la esperanza al hombre que aguarda con fe el
cumplimiento de esa promesa que cree que ha recibido de Dios? Podemos estar de
acuerdo en que lo problemático de recibir y creer en las promesas de Dios es su enorme
9
Tan llena de promesas está la Biblia, que hace un tiempo se ha editado la Biblia de Promesas, (Ed.
Unilit) que contiene destacadas en el texto más de 1800 promesas de Dios para nosotros.
10
“La prominencia asignada a la palabra divina en la era pre-patriarcal no disminuyó en los tiempos
patriarcales; en lugar de eso, aumentó. En efecto, se puede considerar como uno de los rasgos
distintivos de Génesis 12:50 porque repetidamente se presentaba a los patriarcas como los frecuentes e
inmediatos receptores de distintas formas de revelación divina. No es de sorprender entonces, que el
relato los tratase como ´profetas´ (Génesis 20:7; y más tarde en Salmo 105:15); como hombres que
tenían acceso inmediato a la palabra y al oído del Dios viviente”. W. KAISER, op. cit. p. 113.
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Al fin y al cabo, fue por la fe que Sara “siendo estéril, recibió fuerzas para concebir, y
dio a luz” (Hebreos 11:11). Los hombres y las mujeres de Dios se sostienen en Sus
promesas. En ellas esperan el tiempo de la prueba, y en ellas se afirman en días de
aflicción (aunque deban enfrentarse a lo imposible), cuando todo alrededor parece gritar
que no, que no sucederá, que Dios no lo hará. Que al fin y al cabo, todo se trató de un
malentendido.
La Biblia no esconde la verdad de que hay gente que muere después de años de esperar
algo sin recibirlo. “Todas estas personas murieron aun creyendo lo que Dios les había
prometido. Y aunque no recibieron lo prometido lo vieron desde lejos y lo aceptaron
con gusto. Coincidieron en que eran extranjeros y nómadas aquí en este mundo. (…)
Debido a su fe, todas esas personas gozaron de una buena reputación, aunque
ninguno recibió todo lo que Dios le había prometido.” (Hebreos 11:13, 39, NTV)
El hecho de que haya gente que muere sin recibir lo prometido, puede ser el argumento
exacto para aquellos que desean confirmar su incredulidad. Pero los héroes de la fe son
aquellos que se sostienen mientras tanto creyendo en esas promesas. Las promesas de
Dios están ahí, para ser recibidas y creídas; para que andemos por ellas. La fe es el
combustible para el “mientras tanto”, entendido éste como el seguir caminando los
caminos de Dios a pesar de las adversidades.11
Lo que distingue a la gente de fe, según Hebreos 11, es su capacidad para morir
creyendo. Al final, todos moriremos; pero las personas de fe son capaces de creer hasta
el final. Podemos decirle a Dios: “Señor, he decidido morir creyendo”. La paradoja (y
esto es central) es que los hombres y las mujeres de fe pueden morir creyendo, porque
antes eligen vivir creyendo. Esa forma de morir, es la consecuencia de una forma de
vivir.
11
La fe que no alcanza a ver sino solo de lejos lo prometido, es la que sin embargo nos capacita para que
alcancemos buen testimonio (Hebreos 11:39).
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La religión de los patriarcas fue de un tipo característico, completamente distinta del paganismo
oficial de la Mesopotamia y del culto a la fertilidad de Canaán. La pintura que de ella nos hace el Génesis
no es, ciertamente, a pesar de algunos hechos anacrónicos, una mera proyección al pasado del
yahvismo posterior. En la narración del Génesis cada patriarca es presentado como emprendiendo por
una libre y personal elección el culto de su Dios, al cual enseguida se entregaba. Esto no es una simple
proyección al pasado de la Alianza sinaítica, sino [que está] enmarcado en la costumbre antigua de la
relación contractual entre el jefe del clan y el dios del clan. BRIGHT, op. cit., p. 104.
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La novedad en este caso es que aquí invocó el nombre de Jehová. El altar es un lugar
donde invocamos el nombre de Dios. Invocar es llamar, pronunciar su Nombre. Invocar
es reconocer en ese Nombre una autoridad, un don, una gracia, un poder. Invocar es
identificar a Dios con ese nombre que estamos pronunciando. Y familiarizarnos con Él,
hasta que se nos haga cercano.
Tenemos que hacer un esfuerzo para entender que Abraham no conocía a este Dios-
Jehová en un principio, que el nombre de Jehová es (desde el punto de vista de
Abraham) un descubrimiento, y al mismo tiempo (desde el punto de vista de Dios) una
revelación, progresiva y paulatina.13 Que Abraham va masticando, “rumiando” ese
Nombre como nombre-de-Dios, en un ejercicio que necesariamente significaba una
conversión. Tal vez así lo podemos entender mejor: Abraham se estaba convirtiendo de
sus dioses caldeos a este Dios nuevo y al mismo tiempo único, que ahora le estaba
hablando. Esa conversión implicaba un gradual cambio de hábitos y de costumbres
13
No podemos saber qué espiritual experiencia impelió a Abraham a prestar atención a un dios nuevo
que le hablaba, para, renunciando a los cultos de sus padres [las ciudades de Ur y Harán eran centros
religiosos del culto lunar] marchar bajo su mandato a una tierra extraña. Sin duda existieron factores
económicos, pero en vista de la naturaleza personal de la religión patriarcal, podemos estar seguros
que la experiencia religiosa jugó su parte, la emigración patriarcal fue un acto de fe condicionado por
las circunstancias de aquel tiempo, pero no menos real. BRIGHT, op. cit., p. 107. (El subrayado es
nuestro).
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¿Hay acaso alguna manera en que los padres podamos transferir a nuestros hijos una
herencia espiritual? Sí. Que nos vean. Que nos vean invocar el nombre de Dios. Que nos
vean edificar altares. Y que se note en nuestro carácter, que puedan ver en casa nuestra
vida espiritual reflejada en el trato cotidiano. Como padre, quisiera invocar el Nombre
de Dios en mi altar de adoración, y respaldar esa experiencia con mi propio testimonio
de vida, de manera tal que mis hijos, el día de mañana, puedan repetir la experiencia.
(Sepa el lector que quien escribe en este punto no puede dejar de llorar).
Isaac habrá visto a su padre Abraham invocando el nombre de ese Dios que estaba
descubriendo. No una vez, muchas veces. Invocando el nombre de Jehová que se le
estaba revelando día a día, como el verdadero y único Dios. Y años después se encontró
frente a su altar, edificando su propio altar e invocando el nombre del mismo Dios. El
Dios de su padre Abraham. Como yo me encuentro ahora invocando el mismo nombre
de Dios que vi en mi padre y en mi abuelo. Edificando mi propio altar.
Hay hombres y mujeres que se convierten en una referencia incluso para Dios. ¡Que
enorme privilegio! Cuando Dios tuvo que decirle a Isaac quien era Él, tomó como
referencia a Abraham: “Soy el Dios de tu padre Abraham”. Dios es un Dios familiar, se
nos presenta como un Dios familiar. Qué bueno que Él pueda decirle a otros (nuestros
hijos, por ejemplo), para presentarse como un Dios familiar:
“Soy el Dios de
………………………………..…………………….”
(Aquí el lector puede poner su nombre).
Hombres y mujeres que invocan a Dios, hombres y mujeres que edifican altares para
Dios, se convierten en referencias de Dios para sus propios hijos, y también para otros
hombres y otras mujeres que buscan y desean conocer a Dios.
El altar es un lugar donde pensar en el nombre de Dios. “No hago más que pensar en
tu Nombre, Jesús. Y descanso…” canta Marcos Vidal. El altar es un lugar de descanso,
un lugar donde paramos la máquina, donde nos detenemos de la fatiga diaria. Donde
encontramos paz, aun en medio de la locura de las grandes ciudades. Donde el nombre
de Dios se hace palabra, viene a nuestra boca y es pronunciado con fe.
El Nombre de nuestro Señor Jesucristo, precioso, glorioso, grande, “es como ungüento
derramado” (Cantares 1:3). Hay unción en ese Nombre que viene a nuestros labios en
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el altar. Cuando nos familiarizamos con Su Nombre, este deja de ser una formalidad
para transformarse en ungüento. Un Nombre que no solo se pronuncia, sino que también
se derrama. ¡Cuánta poesía hay en un nombre derramado! ¡Cuánta gracia en un nombre
derramado como ungüento! Ese Nombre cura, sana, libera, transforma. Hay poder en Su
Nombre.
El profeta Jeremías clamó delante de Dios: “…tú estás entre nosotros, oh Jehová, y
sobre nosotros es invocado tu nombre; no nos desampares” (Jeremías 14:9). Hay
momentos de clamor y desesperación en que Su Nombre sube a nuestra boca. Cuando
invocamos Su Nombre, venimos al altar y Él nos oye.
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Algunos años antes, cuando Jacob huía de su hermano Esaú, quien había jurado matarlo
a causa de su traición, Dios se le había aparecido a Jacob. Aquella visión fue
extraordinaria, y fue mucho más que un fenómeno visual. Fue un verdadero encuentro
que transformó para siempre la vida de este joven estafador. Génesis 28:11-22 nos
cuenta la historia de aquel encuentro.
14
“El culto de los patriarcas es descrito como extremadamente simple. En su centro estaba el sacrificio
del animal, como entre todos los semitas. Pero se realizaba sin clero organizado, en cualquier lugar, por
mano del mismo padre del clan”. Cuando estas familias “se asentaron en Palestina y comenzaron a
multiplicarse, la promesa de tierra fue considerada por ellos como cumplida. Los cultos ancestrales,
ahora practicados en santuarios locales, adquirieron así un prestigio enorme. Abraham estuvo muy lejos
de conocer lo que inició. No carece pues de razón histórica que los cristianos y judíos le reconozcan
como el padre de toda la fe (Gálatas 15:16; Romanos 4:3; Hebreos 11:8-10)”. BRIGHT, op. cit., pp. 108-
109.
ADORACIÓN VERDADERA - 22
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Jacob se despertó lleno de miedo por aquella experiencia, pero al levantarse tuvo la
convicción de que Dios mismo estaba en ese lugar. Si Dios estaba allí, había hecho de
aquel lugar su propia casa. En una sencilla ceremonia, ungió con aceite la piedra que
había usado esa noche como almohada, y llamó Bet-el a aquella ciudad que hasta
entonces se llamaba Luz. Bet-el, que significaba Casa de Dios. Porque se dijo a sí
mismo “Este lugar no es otra cosa que casa de Dios y puerta del cielo”.16
Aquel joven que todavía no conocía muy bien al Dios de sus padres, se animó a hacer
un voto, a pactar con Dios. Si Dios lo llevaba y lo traía de regreso sano y salvo, si Dios
lo sustentaba con alimento y abrigo, y si lo cuidaba de todos los peligros del camino, ese
sería su Dios, Bet-el sería casa de Dios, y él le daría a Dios sus diezmos. Nótese que
Jacob se reserva la posibilidad de que Dios no lo hiciera. Y en ese caso él también
quedaría libre del compromiso asumido. Podría tener otros dioses, podría olvidarse de
Jehová si este le fallaba en lo que él necesitaba. Jacob tenía mucho que madurar
todavía… Todos tenemos mucho que madurar si en nuestro menú de opciones todavía
cabe la posibilidad de que Dios no sea nuestro Dios, y que nosotros sigamos nuestro
camino sin Él.17
15
También a Abraham, Dios se le había aparecido (“Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu
descendencia daré esta tierra…” Génesis 12:7).
16
“Los santuarios, residencias específicas de una divinidad, podían estar constituidos por objetos de la
naturaleza, revestidos para ello de un poder sobrenatural. Una piedra erecta podía dar a un sitio
determinado el carácter sagrado y crear ese estremecimiento que está en el fondo de toda experiencia
religiosa verdadera. Es ante uno de estos santuarios que Jacob exclama: ´Cuán temible es este lugar;
aquí está la mansión de Dios´ (Génesis 28:17)”. Edmund JACOB, Teología del Antiguo Testamento, Ed.
Marova, Madrid, 1969, p. 243.
17
En la sucesión Abraham – Isaac – Jacob vemos una revelación progresiva de parte de Dios.
Pacientemente, Dios trata con ellos, se les manifiesta cada vez con más claridad. La revelación de ese
Dios único va en aumento y los viejos resabios del politeísmo van dando paso a la afirmación de Jehová
como un Dios único. JACOB, op. cit., pp. 46-51.
ADORACIÓN VERDADERA - 23
Alejandro De Luca
Volvamos ahora al altar de Jacob. Pasaron muchos años. Dios cumplió su promesa.
Jacob estaba regresando a su tierra natal porque Dios se lo había ordenado en Génesis
31:2-13. Jacob volvía con una gran familia, con mujeres e hijos, con una gran
descendencia; también con evidencias del cuidado de Dios sobre su vida, evidencias de
que Dios había cumplido su parte del pacto. Jacob regresaba también con una renguera
extraña, como consecuencia de su pelea con el ángel. En su camino de regreso Jacob se
había reconciliado con su hermano Esaú.
Jacob regresa a Bet-el, ese lugar que llamó Casa de Dios, y entonces edifica un altar
para conmemorar aquel encuentro. Génesis 35:1 nos dice que regresa a Bet-el y edifica
el altar porque Dios se lo ordena: “Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí
un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú”. ¡Dios le está
reclamando a Jacob que edifique un altar! ¡Dios quiere que él recuerde cuando huía de
su hermano! Ahora que las cosas se han encaminado para bien, Dios no quiere que
Jacob lo olvide.18
El altar es un lugar de encuentro. Pero para todos aquellos que queremos encontrarnos
con Dios, el altar de Jacob nos deja varias enseñanzas.
En primer lugar, Dios desea que edifiquemos un altar. Es la voluntad de Dios que
nosotros cultivemos nuestra relación con Él. A Jacob le dijo “Haz un altar al Dios que
se te apareció”. Escuchemos su voz, diciéndonos al corazón: “Edifica un altar para
mí”.
Segundo, un adorador desea estar en la casa de Dios. Jacob llamo a aquel lugar Bet-El,
casa de Dios. Siglos después, Jehová el Dios de Israel, recibió la ofrenda que surgió en
el corazón de David y se concretó de manos de Salomón. Un templo, una casa. Y aun
cuando Salomón mismo, en la dedicación del gran templo, afirma que ninguna casa que
podamos construir podrá contener a Dios (1 Reyes 8:27), el corazón de un verdadero
18
“Aún más asombroso fue que el mismo Señor apareció (lit. ´se dejó ver´ [wayyera]) por esos hombres
en lo que después se ha llamado ´teofanía´ (Génesis 18:1). En realidad, la presencia del Dios viviente
subraya la importancia y autenticidad de sus palabras de promesa, consuelo y dirección. (…) Los tres
patriarcas [Abraham, Isaac y Jacob] experimentaron el impacto de la presencia de Dios en sus vidas
(Génesis 12:7; 17:1; 18:1; 26:2-5, 24; 35:1, 7, 9). Cada aparición de Dios marcó un desarrollo mayor en el
progreso de la revelación, así como en las vidas de estos hombres”. KAISER, op. cit., p. 114.
ADORACIÓN VERDADERA - 24
Alejandro De Luca
adorador desea estar en ese lugar donde Dios habita y rendirle culto (Salmo 84:10). La
respuesta de Dios a Salomón se encuentra en 1 Reyes 9:3, “Yo he santificado esta casa
que tú has edificado para poner mi nombre en ella para siempre”.
Por último, Dios no quiere ser olvidado cuando nuestras cosas mejoran. Cuando Jacob
huía de Esaú, aterrorizado por la ira y las amenazas de su hermano, le había prometido
fidelidad a Dios. Ahora que las cosas habían cambiado para bien, Jacob no se olvida de
Dios. Muchas veces cuando pasamos momentos difíciles, le prometemos a Dios
cualquier cosa con tal de que nuestra situación cambie. Muchos, sin embargo, se olvidan
de Dios cuando todo mejora. La ingratitud reflejada en la respuesta de nueve de los diez
leprosos sanados por Jesús (Lucas 17:11-19) nos debe hacer reflexionar. El altar de
Jacob es el altar de un hombre agradecido.
Edifiquemos un altar en nuestro corazón. En el lugar donde Dios habita, allí donde Dios
se manifiesta, se aparece y se da a conocer. Allí donde Dios trata con nosotros.
Hagamos de nuestro corazón casa-de-Dios. Y tengamos allí – no solo en la iglesia, pero
también en la iglesia – un encuentro con Dios.
ADORACIÓN VERDADERA - 25
Alejandro De Luca
Poco después de iniciado el éxodo, Israel fue atacado por los amalecitas en Refidim
(Éxodo 17:8). El tránsito de los israelitas por el desierto los llevaba inevitablemente a
atravesar territorio de Amalec. Ante la inminencia del combate, Moisés envió a Josué al
frente de las tropas. Esta vez, Moisés estaría a cierta distancia del campo de batalla,
junto a Aarón y Hur.
Josué se dirige a la batalla. Moisés a una colina cercana, con sus dos colaboradores. La
vara de Dios estaba en su mano. El secreto del éxito estaba en esa mano, en esa vara
levantada. Porque “cuando Moisés alzaba su mano, Israel prevalecía; pero cuando
bajaba su mano, prevalecía Amalec” (Éxodo 17:11).
La batalla arreciaba, pero Moisés comenzó a cansarse; de modo que Aarón y Hur lo
sentaron en una piedra, y sostuvieron su mano en alto hasta el anochecer. Josué ganó
aquella batalla. Dios empezaba a preparar un sucesor.
¿Quiénes eran los amalecitas? Descendientes de Esaú, (también conocido como Edom)
los amalecitas habitaban un territorio entre el Sinaí y el Mar Muerto. A lo largo de la
historia, Moisés, Josué, Samuel, Saúl, y David tuvieron que pelear contra ellos, que
siempre representaron una seria amenaza para Israel.
Después de aquella victoria sobre los amalecitas, Moisés estaba agradecido a Dios; era
consciente de que solo la mano de Dios les había dado la victoria. Moisés edificó un
altar y dijo: “Jehová-nisi (Jehová es mi estandarte, mi bandera)”. Este altar era una
manera de conmemorar el triunfo que le permitiría a Israel continuar avanzando hacia
su tierra.
ADORACIÓN VERDADERA - 26
Alejandro De Luca
En el altar, Dios es nuestra victoria, nuestra bandera, nuestro estandarte. Una bandera
habla de identidad para una nación. Moisés lo sabía. Estaba estableciendo en esa
declaración que Israel tenía una bandera, una identidad y era el mismo Dios.19
Aquel día Josué estuvo en la batalla junto a sus hombres, pero la clave estuvo en la
colina. Desde allí Dios peleó por su pueblo y se volvió bandera. Moisés no tenía
cualquier vara en su mano. Aquella vara que levantaba era la misma que se había
convertido en culebra para convencerlo de que Dios estaría con él (Éxodo 4:4), la
misma que es llamada “vara de Dios” en manos de Moisés (Éxodo 4:20), la misma que
hizo granizar en Egipto (Éxodo 9:23), la que atrajo la plaga de langostas para forzar la
liberación de su pueblo (Éxodo 10:13), la misma que había abierto el Mar Rojo (Éxodo
14:16) para que los israelitas cruzaran en seco.
Cada vez que Dios nos da una victoria espiritual, podemos edificar un altar. Una
victoria espiritual es un triunfo o superación de los obstáculos que se nos oponen para
que podamos alcanzar los propósitos de Dios para nuestras vidas.
Ahora bien, en nuestras pequeñas o grandes batallas cotidianas, ¿dónde pensamos que
se encuentra la clave de la victoria? Algunos cristianos (encendidos, espirituales,
fervorosos creyentes), ponen siempre la clave en la colina; esto es, en el milagroso obrar
de Dios que nos capacita (casi de manera excluyente) para vencer. Llevado al extremo,
el hombre tiene poco que hacer aquí, solo esperar que Dios lo haga por él. Otros, en el
punto opuesto, (racionales y pragmáticos, sin llegar a caer en la incredulidad), dejan a
Dios empequeñecido en la colina, mientras resaltan una y otra vez la voluntad humana,
el carácter, la decisión, la valentía y otras virtudes que se destacan en el campo de
batalla.
Ud., ¿Dónde pone el acento? ¿En el Josué que pelea la batalla o en el Moisés que
sostiene la vara en alto, allí en la colina? Lo más difícil de conseguir, como siempre, es
19
Moisés fue el gran fundador de la fe de Israel. Y el Sinaí fue el lugar donde recibió la Ley y donde
estableció la alianza que lo constituyó como pueblo. “Los sucesos del Éxodo y del Sinaí, requieren una
gran personalidad tras ellos. Negar este papel (el del fundador de la fe) a Moisés nos obligaría a colocar
otra persona… con el mismo nombre”. Los especialistas discuten si el culto a Yahvé fue motivado por el
sacerdocio de Jetro [suegro de Moisés] (Éxodo 3:1; 18:10-12, 13-27) o por la tradición de su clan
materno (Éxodo 3:6; 15:2; 18:4). Lo cierto es que “la adoración a Yahvé, al pasar por Moisés, adquirió un
nuevo contenido y se convirtió en una realidad”. BRIGHT, op. cit., pp. 133-134.
ADORACIÓN VERDADERA - 27
Alejandro De Luca
el equilibrio. La vida cristiana equilibrada nos debería hacer entender que estas no son
verdades excluyentes, sino complementarias.
La verdad es que, en última instancia, los recursos con que contamos para alcanzar la
victoria espiritual siempre están en las manos de Dios. Pero nosotros, como Josué,
debemos salir a presentar batalla. Entendemos aquí el presentar batalla como esa parte
de nuestra voluntad, que se manifiesta en la vida práctica, y nos lleva a ir al médico en
caso de un problema de salud, a hacernos los análisis y a cumplir con la dieta
correspondiente; a madrugar cuando buscamos un empleo, a ser pro-activos y no
simplemente espectadores pasivos de lo que deseamos que Dios haga o nos dé. Pero
Dios está representado en aquella vara que Moisés tuvo en alto; es la intervención
sobrenatural, que al fin y al cabo, fue la clave para aquella victoria. La mano del Dios
Todopoderoso sigue siendo clave hoy para nosotros, por encima de nuestras habilidades
y de nuestra propia voluntad. Veámoslo así: la acción de Josué era necesaria; la de
Moisés, imprescindible.
En esos casos, cuando finalmente Dios nos saca del peligro, cuando su mano se mueve a
favor de nosotros (porque su mano nunca se cansa, nunca decae) debemos acordarnos
de Dios. Como en el capítulo anterior, vuelve aquí el tema de la gratitud y la memoria.
En ocasiones, nos olvidamos demasiado rápido de las grandes cosas que Dios hace a
nuestro favor. Moisés no se olvidó de la intervención trascendente de Dios en aquella
batalla.
Al levantar nuestro altar de adoración, sea Dios nuestra bandera. Hagamos de Dios
nuestra propia identidad. Somos hijos suyos, somos su pueblo. En Él tenemos identidad.
Cuando hayamos superado la batalla más feroz, reconozcamos a Aquel que nos da la
victoria. Y hagámoslo para seguir adelante.
ADORACIÓN VERDADERA - 28
Alejandro De Luca
Moisés recibió la ley de Dios en el desierto, probablemente en el Monte Sinaí. Esa ley,
la Torá, contenía toda la revelación de Dios para su pueblo Israel. En el libro de Éxodo,
desde el capítulo 19 leemos que Dios comienza a revelar su ley a Moisés para
compartirla con la congregación. La multitud que había salido de Egipto llegó hasta el
desierto de Sinaí y acampó al pie del monte (Éxodo 19:1, 2). En un primer momento,
Moisés sube al monte y recibe unas instrucciones preliminares (Éxodo 19:3-7), y
enseguida desciende para compartir esto con los ancianos. Luego se dirige al pueblo, y
la muchedumbre celebra estas palabras y se compromete a cumplirlas, (Éxodo 19:8).
En una segunda instancia, Dios le dice a Moisés que Él mismo descendería (Éxodo
19:9-19). Dios hablaría con Moisés, y el pueblo escucharía su voz. Todo esto sucede al
pie del monte (v. 17). Los capítulos 20 al 24 de Éxodo resumen lo que Dios habló aquel
día. La experiencia debe haber sido sobrecogedora: Dios hablando desde una nube
espesa, con voz de trueno; Moisés conversando con Él; y el pueblo entre temeroso y
asombrado, testigo privilegiado de la conversación entre su Dios y su líder.20
Al concluir esa experiencia, Moisés es llamado a subir al monte para recibir de manos
de Dios las dos tablas de piedra.21 Pero antes, comparte con el pueblo todo lo recibido
de parte de Dios. Es el momento en que escribe todo lo que había escuchado. Por
20
“El pueblo sintió intensamente la magnificencia y santidad de la presencia de Yahvé en el trueno de su
voz y en el efecto iluminador de su presencia que dejó al mundo natural en convulsiones sísmicas. Así
que le rogaron a Moisés que se llegara a Dios en su nombre y recibiera lo que él les iba a comunicar. De
ese modo, Moisés se convirtió en el primer levita en representar al pueblo”. KAISER, op. cit., p. 143.
21
“La Alianza fue la aceptación por parte de Israel de la soberanía de Yahvé. (…) Sus orígenes por lo
tanto deben ser buscados en el desierto y, podemos suponer, en la obra del mismo Moisés”. Al entrar
en la alianza, Israel “no fue un pueblo superior porque lo mereciera, sino un pueblo desvalido que había
recibido una gracia inmerecida. (…) La Alianza se mantendría solamente mientras fueran cumplidas las
estipulaciones divinas. Su mantenimiento requería obediencia y renovación continua, en cada
generación, por medio de una elección moral libre”. BRIGHT, op. cit., p. 154.
ADORACIÓN VERDADERA - 29
Alejandro De Luca
segunda vez el pueblo responde que hará todo lo que Dios ha dicho (Éxodo 19:8 y 24:3
refleja ese compromiso asumido por el pueblo; un compromiso que difícilmente podrían
cumplir).
¿En qué momento edifica Moisés un altar a Dios? Al compartir la revelación con todo el
pueblo, y antes de subir él solo a la cumbre del Sinaí. Era una manera de sellar
solemnemente aquel doble compromiso. El de Dios que mostraba su voluntad a Israel, y
el del pueblo que declaraba fidelidad a su Dios.
Este altar edificado por Moisés al pie del monte tiene la particularidad de ser el altar de
la revelación. Y tiene un aspecto congregacional, comunitario, ya que junto con el altar
levantó doce columnas, una por cada tribu de Israel. La celebración no queda en
exclusividad para Moisés y los ancianos. Involucra a todo el pueblo porque la bendición
de Dios era para todos ellos.22 Dios mismo estaba manifestando su Palabra y su
revelación en medio de su pueblo.
Dios no quería bendecir a unos pocos, sino al pueblo todo. Dios no tenía, ni tiene, un
criterio elitista. La revelación de Dios, el conocimiento de su voluntad, la liberación que
significaba ese conocimiento de Dios y sus propósitos, no era para un público VIP. Era
para todos. Su misericordia es para todos, su salvación está al alcance de todos. Dios no
quiere que se cierren las puertas a la masividad. No quiere ser encerrado en una
academia. Quiere ser publicado; y la publicación de su voluntad merece una
celebración: levantar un altar.
22
“El nombre del Dios de Israel fue Yahvé. (…) Israel adoró desde el principio, no a una divinidad local de
la naturaleza, sino a un Dios supremo, con dominio cósmico”. BRIGHT, op. cit., pp. 156-157.
ADORACIÓN VERDADERA - 30
Alejandro De Luca
No fue la única vez que la revelación de Dios dio lugar a la edificación de un altar. A su
tiempo también Josué y Samuel compartieron la Palabra con el pueblo. La escribieron,
la leyeron, la hablaron a la multitud.
Algunos años después, Josué, como sucesor de Moisés, lee la Ley al pie del monte Ebal,
y edifica un altar. “Entonces Josué edificó un altar a Jehová Dios de Israel en el
monte Ebal” (Josué 8:30). Y todavía unos años más tarde, Samuel compartía el consejo
de Dios con la gente en su casa de Ramá, donde también fue impulsado a levantar un
altar a Dios. “Después volvía a Ramá, porque allí estaba su casa, y allí juzgaba a
Israel; y edificó allí un altar a Jehová” (1 Samuel 7:17).
En capítulos anteriores hemos visto el altar como una edificación espontánea, como el
fruto de corazones agradecidos. Aquí nos encontramos con otro tipo de altar: un altar
ordenado por Dios. Desde su construcción, este no es un altar improvisado, sino que
surge del diseño de Dios (las instrucciones las encontramos en Éxodo 27:1-8, y su
construcción en Éxodo 38:1-7)24. De modo que nuestra adoración muchas veces puede
ser - y debe ser espontánea; pero también deberíamos entender que nuestra adoración es
ordenada por Dios, diseñada por Dios, pautada por Dios, y aun demandada, exigida por
Dios.
Como dice Chris Jack, Dios merece nuestra adoración, Dios pide nuestra adoración y
Dios permite nuestra adoración.25 Es la ley del holocausto (Levítico 6:9-13); y según
ella, el altar debía estar siempre con el fuego encendido. Aquí encontramos los
siguientes elementos: leña, fuego y ceniza. Y un protagonista destacado: el sacerdote.
El fuego debía ser suficiente como para arder durante toda la noche. Sobre este se
colocaba el holocausto, que debía consumirse en su totalidad por la acción del fuego. La
leña26, debía ser colocada o agregada cada mañana, y el holocausto una y otra vez
23
“God who keeps our fires burning, burning through the darkest night, see the hope in our hearts, the
faith in our eyes”.
24
El altar del holocausto era de madera de acacia, recubierto con bronce, con todos sus utensilios de
bronce y una rejilla (también de bronce) con un recipiente inferior para recoger y luego extraer las
cenizas. Era transportable, por las varas que atravesaban los anillos en sus cuatro esquinas. El diseño le
fue mostrado a Moisés en el monte por parte de Dios mismo (Ex. 27:8).
25
Chris JACK, Comprendiendo la adoración, Parte 1. En REDMAN comp., 2004, pp. 41-44.
26
Hace ya algunos años, el Pastor Alberto De Luca (mi padre), en su mensaje Regresando al Altar,
hablaba de Los 4 Leños (que deberíamos “agregar” permanentemente para que ese fuego no se apague
en nuestro corazón): a. la Palabra de Dios; b. la oración; c. la adoración y la alabanza; y d. la comunión
de la iglesia.
ADORACIÓN VERDADERA - 32
Alejandro De Luca
acomodado sobre ese fuego permanente. Las cenizas debían ser apartadas del fuego del
altar, y luego sacadas afuera del campamento.
El rol de los sacerdotes era fundamental en esta ordenanza; ellos eran los encargados de
acomodar el holocausto en el altar, pero por sobre todas las cosas, de mantener el
fuego encendido. El fuego nunca debía apagarse.27
¿Qué nos dice el altar del holocausto acerca de nuestra adoración? Hay algo de
nosotros, humano, muy bueno pero humano, (esto es “natural”, o “carnal”), que debe
consumirse en el altar, hasta desaparecer. Nuestros méritos, nuestras mejores acciones,
aun las mejores intenciones. Nada de eso nos salva, nada nos hace “aceptos delante de
Dios” (Efesios 1:6-7). Nuestras habilidades, nuestros dones, nuestras capacidades,
nuestros talentos, nuestros ministerios… nos pueden llevar hasta el altar pero deben
consumirse allí.
Hay cosas que pueden apagar el fuego, o debilitarlo. En el texto aparecen las cenizas. El
sacerdote también debía aprender a manejar las cenizas, (no solo el holocausto y la leña)
y las instrucciones de Dios son bastante claras respecto de lo indeseable de esas cenizas.
Cualquiera de nosotros que haga un asado con leña o carbón de leña, sabe que
demasiadas cenizas apagan el fuego. Antes de iniciar un fuego nuevo debemos sacar las
viejas cenizas. De una y mil maneras la Biblia nos habla de quitar además de poner.
Quitar las cenizas, antes de agregar leña. 28
27
Nótese que el sacerdote utilizaba unas vestimentas especiales (“vestidura de lino y calzoncillos de
lino”, v. 10) y luego “otras ropas” (más rústicas) para sacar las cenizas fuera del campamento.
28
“Esta base ética del rito aparece también en la legislación sacrificial. La historia del sacrificio en el
Antiguo Testamento es compleja; pertenece al estudio literario y arqueológico el arrojar luz sobre
cuánto es propiamente israelita y cuánto procede de Canaán; lo que se debe simplemente a la influencia
cultural del medio, nómada o agrícola, y lo que responde a una intención religiosa. Querer hacer en este
campo una síntesis absoluta coherente sería violentar al Antiguo Testamento mismo, que no logró
nunca unificar ni la terminología, ni el simbolismo sacrificiales. Dejando pues abierta la cuestión y
colocándonos en un punto de vista muy general, creemos poder distinguir, tras las tres formas
principales de sacrificio: don (olah, minchah), comunión (zebach, shelamin), y expiación (chettat,
´asham), tres aspectos de un mismo objetivo: asegurar la revelación de Dios. Por lo tanto, pensamos
que el sacrificio se inserta en el objetivo central del culto, que es la afirmación de la soberanía de Dios”.
JACOB, op. cit., p. 253.
ADORACIÓN VERDADERA - 33
Alejandro De Luca
Nosotros también debemos aprender a manejar las cenizas, a lidiar con los desechos de
nuestra vida, lo que contamina y debe ser quitado, lo que apaga el fuego y debe ser
llevado “fuera del campamento”. Nuestra vanagloria, nuestras apetencias personales, los
celos ministeriales… ceniza. Pura ceniza que apaga el fuego. Que ensucia nuestras vidas
y desluce la obra de Dios en nosotros.
En el Nuevo Testamento, el fuego es símbolo del Espíritu Santo (Mateo 3:11; Lucas
3:16; Hechos 2:3). Ese fuego debe arder continuamente en nuestros corazones, y
nosotros velar, estar atentos siempre, quitando las cenizas de nuestra propia humanidad,
nuestra “propia opinión”29, nuestros propios criterios y pensamientos; agregando leña,
vida del Espíritu, para que ese fuego nunca se apague. Una y otra vez el libro de
Proverbios nos advierte acerca de los peligros de confiar en nuestra propia opinión. El
necio, el perezoso, el aparentemente sabio, el hombre rico… todos pueden cometer el
mismo error: apoyarse irreflexivamente en su propia opinión, sin tener en cuenta (sin
humillarse ante) la opinión de Dios.
Nuestra tarea, como sacerdotes, la tarea de un verdadero adorador, es quitar las cenizas
de nuestra humanidad y agregar leña del espíritu cada mañana. En palabras del apóstol
Pablo, avivar el fuego. Ese es el consejo de Pablo a Timoteo: “Por lo cual te aconsejo
que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.” (2
Timoteo 1:6)
29
Propia opinión. Proverbios 3:7; 16:2; 21:2; 26:5, 12, 16; 28:11; 30:12; Romanos 12:16.
ADORACIÓN VERDADERA - 34
Alejandro De Luca
Hasta aquí el altar es un lugar de sacrificio. Así lo entendieron los patriarcas, desde Noé,
pasando por Abraham, hasta Moisés. Incluso en la legislación del holocausto, el altar
sigue siendo un lugar de sacrificio.
Notemos algo muy interesante: David no solo quería ir… sino entrar al altar. A ese
lugar de sacrificio, lo entendió como lugar de gozo y alegría. En el Salmo 100:4 nos
invita a “entrar por sus puertas con acción de gracias”.
Y siendo rey, David fue consecuente con esta nueva filosofía del altar. Lo transformó en
un espacio de alabanza, dando instrucciones precisas para que allí sonaran los más
variados instrumentos musicales.
30
“All, all arise at the Name of our Savior, Who is worthy, You are worthy”.
ADORACIÓN VERDADERA - 35
Alejandro De Luca
Es que David presenta la alabanza como un deber, como algo que Dios merece y que es
digno de recibir. Alabar es “darle a Dios la honra debida a su nombre” (Salmos 29:2;
96:8). Si lo entendemos de ese modo, nuestra alabanza no puede depender de los
vaivenes de nuestro estado de ánimo.
Esta alabanza es tan ruidosa que no puede pasar desapercibida. Comunica y contagia las
obras de Dios; publica y anuncia su grandeza y su propósito de alcanzar a todos los
hombres sin distinción alguna (Salmos 18:49; 35:18; 96:3; 107:22; 145:6b). Una y
otra vez nos dice que toda la tierra, todos los pueblos y todas las naciones escucharán la
alabanza y serán invitados a aclamar y cantar a Dios con gozo (66:1; 100:1).
Entonces la propuesta de David cambia todo el concepto del altar conocido hasta el
momento. Si entendemos el altar como David, ¡Vengamos al altar con alabanza!
Entremos al altar, no solamente acerquémonos. Ingresemos a este lugar, con gozo,
alegría, sonidos exultantes. Porque el Dios ceremonial se ha convertido en Dios de gozo
y alabanza.
Con salterio y decacordio; con pandero, arpa y trompeta, con cuerdas y flautas, con
címbalos resonantes… ¡con sonidos de bocina! ¡Con todo lo que respira! (Salmos 33:2,
81:2, 3; 98: 5,6; 150). Si Dios no escatima a la hora de salvar (Romanos 8:32) no
escatimemos nosotros a la hora de alabar.
Como todo esto no podemos hacerlo en soledad, debemos entender también este altar
como un lugar para la celebración compartida con otros, nuestros hermanos y hermanas
en la fe, quienes también han experimentado, como nosotros, el poder liberador de Dios,
una salvación tan grande (Hebreos 2:3).
En el altar de la alabanza hay espacio para cantar, para dar voces de júbilo, para gritar
de alegría, para testimoniar nuestro gozo, para danzar en su presencia. Sin protocolo.
Sin caras largas. Que el altar se ha levantado también para la celebración y la victoria.
ADORACIÓN VERDADERA - 37
Alejandro De Luca
Y sin embargo, David descubrirá otro sentido del altar. Un sentido mucho más doloroso
y angustiante. Es el altar del clamor. En este altar de súplica encontramos la respuesta
de Dios a nuestro grito desesperado, a nuestra necesidad más profunda, muchas veces
derivada de nuestros propios errores, de nuestro pecado.
Las advertencias de Joab, general de su ejército son en vano. “¿Por qué quiere hacer
esto?” (RVR, NTV) “¿Para qué?” (DHH) “¿Qué lo lleva a esto?” (NVI) ¿Qué mueve
a David para hacer esto? Su general no puede entenderlo. Y no es que Joab no quisiera
enfrentar el enorme trabajo que significaba censar al pueblo; simplemente la idea era
descabellada si ellos confiaban en un Dios que, llegado el caso, podría multiplicar las
31
“I will call upon Your Name, and keep my eyes above the waves. When oceans rise, my soul will rest in
your embrace”.
32
¿Por qué Dios estaba enojado? En un momento en que el reino de Israel había llegado a su máxima
expresión (buena organización interna, un ejército relativamente poderoso, un rey prestigioso y un lugar
entre los imperios importantes de la época, David comente un error que opaca el final de su reinado.
“Fue como tenemos que creer, una ambición del todo ajena al espíritu del rey teocrático, la que
constituyó el mal de este asunto. David vio en su derredor, y observó a otros imperios con recursos
naturales no mayores que el suyo hacerse poderosos y célebres o por sus conquistas en el extranjero.”
Fue este deseo de llegar a ser una gran potencia, de tener un rol preponderante entre las grandes
naciones, desarrollando planes de conquista y haciendo temible y perdurable el nombre de David, lo
que Dios desaprobó. En todo caso “Dios permitió que el rey fuese tentado a cometer esta transgresión
para poder por medio de ella enseñar (les) una lección saludable: que debían vivir por Dios”, y no por
sus propias fuerzas. William DEANE, David. Su vida y sus tiempos, Ed. Clie, Terrassa, 1987, pp. 236-238.
33
La NVI dice “para que yo sepa cuántos pueden servir en el ejército” (v. 2), y habla de un “censo
militar” (v. 4). La TLA dice “para que yo sepa cuantos soldados tengo” (v. 2)
ADORACIÓN VERDADERA - 38
Alejandro De Luca
tropas cuando fuera necesario.34 Resulta interesante ver que en ocasiones el colaborador
del líder tiene una mirada más clara de la situación, y una advertencia que debería ser
escuchada…
Definitivamente, contar al pueblo no era una buena idea.35 Pero la insistencia del rey fue
tal que el censo se llevó a cabo. Fue una tarea agobiante, que llevó nueve meses y veinte
días (la Biblia se encarga de darnos esos detalles para que veamos la magnitud del
trabajo que realizaron los hombres de David), recorriendo todos los poblados y ciudades
de Israel y de Judá. Para la estadística queda el resultado del censo militar: “Había en
Israel ochocientos mil guerreros competentes que podían manejar una espada, y
además quinientos mil en Judá.” (2 Samuel 24:9, NTV).
La contradicción es que Dios desaprobó aquella acción que Él mismo incitó, y David
enseguida comprendió que se había equivocado. “No estuve bien, he actuado como un
necio…”. Nos resultan familiares esas expresiones, porque a veces brotan
espontáneamente de nuestro corazón cuando nos damos cuenta que hemos errado, y que
Dios no aprueba nuestras acciones o nuestras decisiones.
Y aunque David rápidamente pidió perdón, (al principio parece minimizar su error; lo
reconoce, pero no le da la gravedad que para Dios tenía36) Dios lo castigó duramente.
Luego de la advertencia del profeta Gad, una tremenda mortandad se extendió por todo
el reino. Hubo setenta mil muertos durante tres días. Y no fueron más porque Dios frenó
la peste antes de entrar en Jerusalén. Si David quería contar su gente para hallar una
multitud de súbditos a su mando, Dios lo juzgó con severidad. Ironía de Dios: si David
ponía su fortaleza en la cantidad de gente, Él mismo parecía dispuesto a hacer disminuir
ese capital.
34
La expresión asombrada de Joab es: “¡Que el SEÑOR su Dios multiplique cien veces las tropas de Su
Majestad!” (2 S. 24:3, NVI), antes de decirle que no veía conveniente semejante aventura.
35
“…no creo que contarlos sea una buena idea” culmina el versículo 3 de la Traducción en Lenguaje
Actual (TLA)
36
Las distintas traducciones de este texto en el vers. 10 le atribuyen a David las siguientes expresiones:
“mi error, mi necedad, mi tontería…” Pero para Dios pareció ser un pecado mucho más grave, y fue
necesaria la intervención del profeta Gad (v. 12, 13) para darle a David la real dimensión de aquel error.
ADORACIÓN VERDADERA - 39
Alejandro De Luca
de angustia” (RVR). David había pecado pero el castigo no había caído sobre él, ni
sobre su familia, sino sobre un pueblo inocente. El profeta le da un consejo: “Edifica un
altar”. Ese altar lo iba a edificar en el campo de Arauna.
David lo hizo, y era tal su desesperación que para edificar ese altar del clamor, compró
el campo de Arauna. “¿Comprar el campo? ¿Qué necesidad tiene mi rey de comprar
mi campo? Yo le doy todo lo que necesite, disponga de esta tierra.” (v. 22, 23) “No”,
dice David, “yo pagaré por esta tierra. Las ofrendas que voy a presentar no pueden
ser gratis, tienen que ser ofrendas que me cuesten algo.” (v. 24)
Aquel día el rey David se humilló, y pagó como cualquier hijo de vecino 50 siclos de
plata por el campo de Arauna.37 No sacó ventajas de su condición de monarca, no
aceptó el campo como una donación… pagó y edificó allí su altar, el altar del clamor; y
Dios lo oyó. Y respondió desde los cielos. Y la plaga terminó.38
¡Vengamos al altar con nuestras súplicas! Vengamos al altar diciéndole a Dios cuánto
nos hemos equivocado, por nuestro propio orgullo. Tengamos en cuenta que aun los
mejores hombres de Dios (y David era uno de los mejores, si no el mejor) pueden
cometer un día el error de obnubilarse, midiendo su poderío en términos humanos,
fijando su grandeza en la cantidad de seguidores que tienen; tratando, en definitiva, de
edificar su propio reino personal y no precisamente el reino de Dios.
37
“Arauna u Ornán como es llamado en las Crónicas, era un jefe jebuseo a quien se le había permitió
quedarse cuando la fortaleza fue tomada. (…) Era un hombre de bastantes recursos y si no era prosélito,
conocía bien la religión hebrea y era amigo personal de David.” DEANE, op. cit., p. 242.
38
David enunció allí un gran principio: que no se debe servir a Dios con lo que no ha costado nada. “La
santidad atribuida a esta localidad por este acontecimiento (…) la señaló como el sitio más apropiado
pare el culto del pueblo cuando llegaron a construir el templo”. DEANE, op. cit., p. 243.
ADORACIÓN VERDADERA - 40
Alejandro De Luca
Vengamos también al altar, recordando que nuestro Señor Jesucristo pagó por nuestros
pecados, que toda mortandad y todo castigo lo llevó sobre sus hombros en la cruz. Hoy
no tenemos que comprar ningún campo… (No podemos comprar nuestro perdón, solo
aceptarlo gratuitamente, ¡es por gracia!). Simplemente en lo profundo de nuestro
corazón, edifiquemos un altar de clamor a Dios que se levante cuando venga el día
malo, hasta que Dios escuche y responda a nuestra oración.
ADORACIÓN VERDADERA - 41
Alejandro De Luca
39
“So we come before Your face, asking for Your grace bring Your people to a state of kingdom life,
Restore Your church again. Touch Your people once again…” (Touch Your people once again).
40
“Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos
pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.”
(1 R. 18:21)
41
La presencia de Jezabel es el síntoma de una evidente crisis religiosa. Si bien los reyes de Israel
acostumbraban edificar templos a los dioses paganos para congraciarse con sus mujeres extranjeras (1
R. 11:1-8), el caso de Jezabel nos encontramos ante una mujer que tenía “un celo casi apostólico por sus
divinidades”. Como esposa del rey Acab (su matrimonio selló una alianza con Tiro) buscó imponer el
culto a Baal como la religión oficial (1 R. 16:32) en un abierto desprecio por el culto a Yahvé. Ejecutó a
sus opositores (18:4) y persiguió a los profetas de Jehová. “Pronto amenazó una apostasía a gran escala
del yahvismo”. La amenaza no era nueva (la tentación de adoptar el culto a los dioses cananeos de la
fertilidad y hacerlo coexistir con el de Jehová se remonta a los primeros tiempos de la llegada de los
patriarcas a la tierra prometida). Pero se veía agravada por “la absorción en masa bajo David y Salomón,
ADORACIÓN VERDADERA - 42
Alejandro De Luca
En aquella disyuntiva, Elías tuvo una idea genial: para demostrar que ya no era posible
mantener esa dualidad espiritual, propuso una competencia entre dos altares. El de Baal
y el de Jehová Dios. La historia es conocida: los 450 profetas de Baal por un lado, y
Elías solo por el otro, prepararían todo para el sacrificio; pero nadie debía prender el
fuego. Solamente podrían invocar cada uno el nombre de su dios (o de su Dios, en el
caso de Elías), y esperar del cielo una intervención sobrenatural que encendiera la
hoguera. Lo de Elías fue claramente un desafío a un enemigo espiritual. Era el desafío
por un Dios verdadero. Y los profetas de Baal lo aceptaron.
Primero fue el turno de ellos: en vano esperaron durante horas que el fuego de Baal
encendiera el holocausto. Clamaron, gritaron “desde la mañana hasta el mediodía”, (1
Reyes 18:27), y se flagelaron a la vieja usanza, cortándose y haciéndose sangrar para
que su dios respondiera. Nada ocurrió.
Aquel día quedó claro quién era el verdadero Dios, y quien era Elías. Porque Elías le
había pedido a Dios que se manifiestara con poder para demostrar quién era Él y quien
era Elías. “¡Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob! Haz que hoy todos sepan que tú
eres el Dios de Israel y que yo soy tu servidor, y que he hecho todo esto porque tú me
lo has pedido”. (1 Reyes 18:36, TLA). Y también, y no menos importante, para que el
pueblo terminara de dudar y saliera de su indecisión: “…contéstame para que este
pueblo sepa que tú eres Dios, y que deseas que ellos se acerquen a ti” (1 Reyes
18:37b, TLA)
de cananeos, muchos de los cuales, sin duda adhirieron solo de boca a la fe nacional de Israel”. Acab lo
sabía y buscó contenerlos favoreciendo el Baalismo. Pero además, de los israelitas nativos “muchos
dudaban o se pasaban abiertamente al paganismo” lo cual nos permite comprender mejor la original
expresión de Elías: “Rengueando entre dos diferentes opiniones” (1 R. 18:21). Elías se levantó como el
más decidido enemigo de Jezabel rechazando todo culto a Baal y reivindicando la exclusividad de Jehová
como Dios de Israel. BRIGHT, op. cit., p. 253.
42
«Tendrán que gritar más fuerte —se mofaba—, ¡sin duda que es un dios! ¡Tal vez esté soñando
despierto o quizá esté haciendo sus necesidades! ¡Seguramente salió de viaje o se quedó dormido y
necesita que alguien lo despierte!». (1 R. 18:27, NTV)
ADORACIÓN VERDADERA - 43
Alejandro De Luca
Pero volvamos al momento previo al fuego del cielo. Allí había un altar. Sin embargo,
ese altar en el Monte Carmelo debía ser restaurado. Era un viejo altar a Jehová, testigo
de otras ceremonias, de otros momentos de fidelidad y consagración. Pero ese altar
había caído en desuso. Y como todo lo que no se utiliza, se había deteriorado.
Arruinado, derrumbado, derribado, en ruinas. Así estaba el altar de Jehová.
Un altar en desuso, derribado y en ruinas… ¿Te suena familiar? Aquel altar fue
restaurado, reedificado. Elías lo volvió a levantar y lo hizo colocando doce piedras, una
por cada tribu de Israel. Otra vez se hace presente el aspecto comunitario del altar, que
representa la unidad del pueblo de Israel ante su Dios43. En ese altar restaurado, desafió
a sus enemigos, los profetas de Baal. Y allí obtuvo una victoria que definió, al menos
por un tiempo, la fidelidad de Israel para con su Dios.
El altar representa nuestro lugar de encuentro con Dios. ¿Cómo está tu altar? Hay gente
que se reencuentra con su altar de adoración después de largas temporadas sin usarlo.
Sucede cuando nos alejamos de Dios, cuando nos dejamos llevar por las cosas de este
mundo (el consumismo, el deseo de más riquezas y posesiones, la carrera desenfrenada
por tener y parecer) que ahogan nuestra vida espiritual, y nos sumen en el egoísmo y en
la indiferencia ante las cosas de Dios.
Matt Redman dice que: “La adoración más significativa y poderosa siempre tiene un
costo: nuestras vidas completas puestas en Su altar”.44
¿Te estás reencontrando con tu propio (olvidado) altar de adoración? Tal vez sea tiempo
de reedificarlo. De reconstruirlo. De arreglarlo. De restaurarlo. Tomemos el ejemplo de
Elías: ese trabajo no se hace solo. Requiere de nuestro esfuerzo, de nuestra dedicación y
de nuestro compromiso, como en el caso del gran profeta. Reconstruir el altar,
restaurarlo requiere de un trabajo apasionado. Es el trabajo de un verdadero adorador.
¡Pongamos algo de nosotros para hacerlo, que luego Dios manifestará su poder!
43
En el cap. 6 vimos que Moisés levantó doce columnas junto al altar para representar a las doce tribus
de Israel. Aquí son doce piedras las utilizadas por Elías para edificar el altar.
44
Matt REDMAN, Postrados en adoración, Ed. Peniel, Bs. As., 2006, p. 69.
ADORACIÓN VERDADERA - 44
Alejandro De Luca
2ª Parte
Instrucciones para
perder a Dios
ADORACIÓN VERDADERA - 45
Alejandro De Luca
Introducción:
En el capítulo 4 del primer libro de Samuel, los israelitas y los filisteos entran en
combate.45 Al comienzo de ese relato, vemos que ambos ejércitos fueron a la batalla e
Israel fue vencido por los filisteos con el saldo trágico de cuatro mil hombres muertos
en combate. Los israelitas, confundidos, fueron y buscaron el arca del Pacto, pensando
que si la tenían con ellos, la salvación estaría asegurada. Sin embargo, perdieron otra
vez.
Aquella fue una tragedia nacional, un “golpe decisivo”.46 Todos los interrogantes acerca
de las razones de esta debacle, afloraron en ese momento afectando la conciencia
espiritual de la nación: “¿Cómo pudo sucedernos esto? ¿Por qué, si teníamos el arca
45
John Bright sostiene que los filisteos llegaron a Palestina poco tiempo después de los israelitas, y que
convivieron con “intermitente pero creciente fricción” en la época de los jueces. “Finalmente los filisteos
se embarcaron en un programa de conquista que condujo a Israel a un desastre total”. Efectivamente, la
organización tribal de los israelitas no podía contra un enemigo tan fuerte que se destacaba por su
capacidad guerrera. BRIGHT, op. cit., p. 186.
46
“El golpe decisivo fue dado algo después de 1050 a. C. cerca de Afeq, en el borde de la llanura costera
(1 S. 4). Los israelitas que intentaban oponerse al avance filisteo, después de ser derrotados en un
primer encuentro, llevaron el arca desde Silo, con la esperanza de que la presencia de Yahvéh les daría
la victoria. En vez de esto, el resultado fue una completa derrota.” BRIGHT, op. cit., p. 187.
ADORACIÓN VERDADERA - 46
Alejandro De Luca
del Pacto con nosotros?” Lo más grave, sin embargo, no fue la pérdida de vidas
humanas. El texto bíblico nos cuenta que en aquella batalla Israel perdió el arca que fue
robada por los filisteos.
Para entender la real dimensión de esta catástrofe, tenemos que entender que al perder el
arca del Pacto, Israel consideraba que estaba perdiendo a Dios mismo. El arca47
representaba la presencia misma de Dios, y su pérdida significaba para ellos caer en la
más absoluta orfandad y desprotección.
Han pasado los siglos, vivimos en otro contexto cultural. Nosotros no tenemos un arca,
pero… podemos perder a Dios. Perder a Dios es alejarnos de Él. Es dar pasos en sentido
contrario a lo que Él desea. Perder a Dios es enfriarnos lentamente hasta perder todo
entusiasmo por Él. Perder a Dios es la experiencia de Saúl, quien teniéndolo todo (al fin
de cuentas, era el rey y era el ungido…) lo perdió todo por su corazón rebelde y
obstinado. Perder a Dios es olvidar las prioridades, darle primacía a nuestra carne, a
nuestras propias ideas, a nuestras propias decisiones, dejando de tener en cuenta a Dios
en cada paso que damos. Perder a Dios es una catástrofe personal, una tragedia
espiritual, la más dolorosa, la más costosa, la menos deseada. Seguramente Ud. y yo
hemos visto gente a nuestro alrededor perdiendo a Dios. Gente que amábamos y que se
apartó del camino, gente que cambio de golpe sus prioridades, gente que ya no está
donde estaba. Eso trae dolor a nuestro corazón. Pero si somos sinceros, debemos
reconocer que nosotros también, sin importar nuestro lugar en la iglesia, sin importar el
ministerio que desarrollamos, podemos también perder a Dios.
“El que piensa estar firme mire que no caiga”, escribió Pablo (1 Corintios 10:12).
Desde el principio de ese capítulo hace mención a las dificultades que tuvo el pueblo de
Israel en el desierto: todos estuvieron bajo la misma nube, todos ellos pasaron el mar
47
El Arca del Pacto contenía la urna de oro donde se guardaba una porción del maná, la vara de Aarón
que reverdeció y las Tablas de la Ley. Era una caja hecha de madera de acacia, recubierta con oro por
dentro y por fuera. Medía 1,10 m de largo, 68 cm de ancho y 68 cm de alto. La cubierta o tapa era el
Propiciatorio, y sobre ella había dos querubines de oro con las alas extendidas. Era allí donde estaba la
misma presencia de Dios, porque Dios había dicho que desde allí se declararía y hablaría a Israel (Ex.
25:22). William BARCLAY, Hebreos - El Nuevo Testamento comentado por William Barclay., Vol. 13, p.
102, Ed. Aurora, Bs. As., 1973.
ADORACIÓN VERDADERA - 47
Alejandro De Luca
rojo (“fueron bautizados en la nube y en el mar”, dice Pablo); todos ellos comieron el
mismo maná y bebieron de la misma roca (o de la misma Roca, porque “la roca era
Cristo”). Y sin embargo, la mayor parte de ellos perdieron a Dios, y quedaron en el
desierto. Escuchemos bien la enseñanza de Pablo: estas cosas sucedieron como ejemplo
para nosotros (1 Corintios 10:7, 11). Estas cosas fueron escritas para amonestarnos,
para advertirnos. Y ahí clava la estaca: “Así que el que piensa estar firme, mire que no
caiga”.
Lo que sigue son Instrucciones para perder a Dios, entendidas como la verdadera
necesidad de hacer exactamente lo contrario si deseamos ganar a Dios y contar con su
presencia, su favor y su comunión plena. En algunas ocasiones, las Escrituras nos
enseñan por el ejemplo opuesto. Esto es, a hacer todo lo contrario de aquellos hombres
y mujeres que fracasaron en su caminata espiritual. Tal vez así podamos también
obtener algunas Instrucciones para ganar a Dios.
ADORACIÓN VERDADERA - 48
Alejandro De Luca
Los capítulos iniciales del primer libro de Samuel, nos muestran una acumulación de
errores, descuidos y pecados que permiten apreciar el enorme deterioro de la salud
espiritual del pueblo de Israel. La desatención para con las cosas de Dios, la evidente
indiferencia hacia lo verdaderamente espiritual y no meramente religioso, eran síntomas
de que algo andaba mal en aquellos días. “Algo huele mal” en Israel en el relato de los
primeros capítulos de 1ro. de Samuel.
¿Por qué Dios estaba en silencio? Para comenzar por la cabeza, veamos cuál era la
situación del sacerdote Elí.48 El libro 1º de Samuel se abre con la historia de una mujer
estéril que clamaba a Dios desesperadamente por un hijo. La reacción de Elí, como
hombre de Dios, lo muestra como un hombre insensible y distante frente al clamor de
aquella mujer:
48
“Un hombre bueno pero débil”, incapaz de gobernar su propia casa de acuerdo a lo que luego
recomendaría el apóstol Pablo en 1 Ti. 3:4-5. Pablo HOFF, , Libros Históricos, Ed. Vida, Miami, 1983, p.
93.
ADORACIÓN VERDADERA - 49
Alejandro De Luca
Pero la dureza del corazón de Elí no era todo el problema. El panorama desolador del
sacerdocio de la época se completa cuando observamos a los hijos de Elí: Ofni y Finees.
Allí se entiende mejor el silencio de Dios. De ellos se nos dice que eran impíos, que
menospreciaban la ofrenda, que hacían pecar al pueblo, que pecaban ellos mismos en el
templo con mujeres, adoptando una típica costumbre de los pueblos cananeos; y que
cuando su padre tibiamente se animaba a corregirlos, se negaban a escuchar la
exhortación (1 Samuel 2:12, 17, 22, 24, 27).49
Tengamos en cuenta este detalle no menor: esos dos jóvenes, los hijos de Elí, eran los
encargados de cuidar el Arca (1 Samuel 4:4). Al cuidado de estos descarados aspirantes
al sacerdocio, que vivían lejos del temor de Dios, había quedado el símbolo más
preciado de la presencia de Dios entre su pueblo. Difícilmente Dios podría bendecir
aquel desorden.
Reflexionemos juntos. Sin llegar a tales extremos, puede estar sucediendo en nuestra
iglesia, que una tarea ministerial haya quedado en manos de personas que ya no temen a
Dios. Pueden ser familiares del Pastor, o hijos de las familias históricas de la iglesia.
Dios muchas veces bendice a su Iglesia a pesar de los hombres; pero podemos convenir
aquí que no es la manera recomendada de ganar a Dios y a su presencia…
Si miramos con un poco más de atención, vemos que buena parte del problema consistía
en que Elí prefería a sus hijos antes que a Dios50. Había perdido de vista las prioridades
en su ministerio. No corregía (“no estorbaba”) a sus hijos. Y cuando lo hacía su
corrección era débil, de tal manera que ellos no lo tomaban en serio, ni escuchaban sus
palabras. Cuando por medio de Samuel, que todavía era un joven proyecto de profeta,
Dios le anuncia nuevamente lo que sucedería con su casa, Elí responde ya sin fuerzas:
“Que Dios haga lo que quiera” (1 Samuel 2:23-25; 3: 13, 18).51
¡Qué pena cuando Dios nos exhorta y nos corrige (su Palabra nos llama la atención, el
Espíritu Santo nos convence de pecado) y nuestra respuesta es la de Elí! Tozudez,
indiferencia, resignación. ¡Reaccionemos con un corazón arrepentido antes de que sea
demasiado tarde!
50
Dios le pregunta con evidente dolor en el corazón: “¿Por qué honras a tus hijos más que a mí?” (1 S.
2:29).
51
Si hay una tristeza grande derivada de la historia de Samuel, es advertir que unos años después, sus
hijos Joel y Abías tampoco fueron capaces de seguir su ejemplo, sino que también ellos se
corrompieron, igual que los hijos de Elí (1 S. 8:1-5). Y a pesar de que Samuel los puso como jueces sobre
Israel en Beerseba, los ancianos se reunieron para hacerle saber el descontento que tenían de solo
pensar que Joel y Abías pudieran llegar a reemplazarlo. Tal vez haya sido solo la excusa perfecta para
pedir un rey que los gobernara, como tenían las naciones vecinas. Pero la decepción del lector de estos
textos del AT es ver cómo, una y otra vez, se repite la historia de los hijos que no siguen el buen ejemplo
de los padres; y de los padres que fracasan en la educación de sus hijos.
ADORACIÓN VERDADERA - 51
Alejandro De Luca
Mientras la mala fama de los hijos de Elí aumentaba, y junto con ella el descrédito del
mismo Elí, Dios empezaba la búsqueda de un sacerdote fiel. La vida de Samuel
contrastaba abiertamente con la decadencia de la casa de Elí. Paulatinamente, Samuel
iba creciendo y Dios iba aprobándolo en todos los rubros. “Por su parte el niño Samuel
seguía creciendo y ganándose el aprecio del Señor y de la gente” (1 Samuel 2:26 -
NVI). Resulta inevitable la comparación entre lo que se nos dice aquí de Samuel, y lo
que Lucas escribe acerca del crecimiento del niño Jesús (Lucas 2:52).
Efectivamente, Dios estaba con Samuel. Su respaldo fue abrumador, y toda la nación,
de norte a sur, supo del nuevo profeta que Dios estaba levantando. Dios que había
estado esquivo, volvía a aparecer (1 Samuel 3:19-21). Si Dios había estado en silencio,
si habían escaseado por un tiempo la palabra y las visiones, Dios mismo llama a Samuel
¡en sueños! Para alegría de su pueblo, Dios volvía a dejarse ver, volvía a hacer escuchar
su voz.52
Dios buscaba un sacerdote fiel… y ya lo había encontrado. Digamos que mientras Elí,
Ofni y Finees perdían a Dios, Samuel estaba ganando a Dios. El contraste entre ambas
trayectorias es evidente. Al descenso inexorable de la casa de Elí, le sucedía casi
simultáneamente el ascenso fulgurante de Samuel, tanto en la consideración pública
como en la de Dios. ¿Ha visto Ud. esto alguna vez en alguna iglesia? Sí, no una, sino
varias veces.
52
La manifestación de Dios, renovada, era la confirmación de Samuel como profeta de Israel.
ADORACIÓN VERDADERA - 52
Alejandro De Luca
Samuel
“Vidas cruzadas”
De pronto, al corazón indiferente y frío de quien creer tener su lugar asegurado, Dios le
cierra el grifo. Ya no hay ideas, ya no hay palabra, ya no hay mensaje, ni expectativa.
Parece el fin, pero Dios ya tiene a Samuel; Dios ya miró a otro corazón, apasionado,
ardiente, entusiasta, y sobre él derrama su unción y su gracia. Su espíritu sintoniza con
Dios, y la Obra continúa de la mano de un sacerdote fiel.
Los tiempos han cambiado, pero Dios hoy busca lo mismo. Sacerdotes fieles. Pastores
con su corazón. Que amen a la gente, que se conmuevan de sus dolencias, que se
pongan en medio entre la necesidad de las personas y el poder de Dios. Pastores (y
también obreros, y líderes, y colaboradores…) capaces de interceder, de clamar, de
dolerse con los necesitados.
Una lección para nuestros días, es que cuando Dios no encuentra lo que busca realmente
entre las personas de que dispone, amplía su búsqueda y puede sorprendernos. Podemos
estar tranquilos: por cada Elí, habrá siempre un Samuel, por cada Ofni, por cada Finees,
¡Dios levantará un Samuel! Dios no está atado a nuestro menú de opciones. Él es el
dueño del menú. Dios puede levantar un sacerdote fiel53 desde el lugar menos pensado.
Hará lo mismo cuando le toque elegir a David para suceder a Saúl. Irá a buscar al menos
esperado, al menor de siete hermanos, al más débil de aquellos hijos de Isaí. Cuando los
que deben responder delante de Dios le fallan, Dios no se rinde; simplemente desecha lo
que debe desechar y vuelve a elegir. Para eso siempre encuentra corazones dispuestos.
Para eso es soberano.
53
Resulta difícil encasillar a Samuel en un solo rol, ya que fue al mismo tiempo, sacerdote, profeta, juez;
un hombre de oración, honrado y valiente; un auténtico restaurador de la fe de Israel; un hombre
verdaderamente interesado en la salud espiritual de su nación, por la que trabajó incansablemente,
toda su vida. HOFF, op. cit., p. 98.
ADORACIÓN VERDADERA - 53
Alejandro De Luca
Ampliemos nuestra mirada sobre la cuestión del sacerdocio. El libro de Apocalipsis nos
dice que nuestro Señor Jesucristo nos amó, y nos lavó con su sangre, “y nos hizo reyes
y sacerdotes para Dios, su Padre” (Apocalipsis 1:5-6). A principios del siglo XVI
Martín Lutero proclamó el sacerdocio universal de los creyentes, estableciendo que cada
hombre y mujer de fe es un ministro de Dios. ¡La tarea del sacerdocio nos compromete
a todos los creyentes! No se refiere a una casta especial de elegidos, sino a todos
aquellos hombres y mujeres que han sido lavados por la sangre del Cordero.
Dios busca hombres y mujeres que puedan escuchar su voz, que sean capaces de
establecer con Dios una relación de intimidad tal, que Él pueda contarles sus planes y
proyectos.
Dios nos busca para el sacerdocio. Y al hacerlo, Dios busca gente – hombres y mujeres
que quieran ganar a Dios. Que no les dé lo mismo ganar a Dios que perderlo, o tener a
Dios que no tenerlo. Por eso Dios desecha a la casa de Elí, y levanta a su siervo Samuel.
Y al hacerlo, el relevo ya estaba listo.
ADORACIÓN VERDADERA - 54
Alejandro De Luca
Capítulo 3: El fracaso de la
religiosidad vacía
1 Samuel 4:3 – Cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron:
¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de
Silo el arca del pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano
de nuestros enemigos.
Pero muchas veces no lo vemos tan claramente en nuestras vidas. En el momento en que
algo sale mal, ¿cómo se explica que seamos derrotados si somos “creyentes”? En ciertas
ocasiones razonamos con estas preguntas huecas, vacías de contenido, ¿Por qué nos
sucedió esto? Cómo puede ser, si vamos a la iglesia los domingos, dicen algunos; si
tenemos tantas Biblias en casa, dicen otros; si tenemos credenciales que nos habilitan
como Pastores, dicen los Pastores; si hemos completado tantos manuales de discipulado,
dicen los miembros más capacitados; y otros presentan como argumento su material
variado de música cristiana, y de películas cristianas con las que supuestamente se han
“santificado” de las cosas del mundo.
54
“Israel perdió cuatro mil hombres en la primera batalla, y esto debió haberles mostrado que
desagradaron a Dios. ¿Se arrepintieron y se volvieron a Dios en oración y en confesión? ¡No! En vez de
eso, echaron mano a la superstición y llevaron el arca del pacto al campo de batalla (…) Actuaban por
impulsos y no por fe. Debido a que el arca fue delante de la nación en el desierto y marchó en victoria
alrededor de Jericó, pensaban que su presencia les aseguraría la victoria sobre los filisteos. En lugar de
reverenciar el arca como símbolo de la presencia de Dios, ¡la convirtieron en una reliquia religiosa!”
Warren WIERSBE, Bosquejos expositivos de la Biblia, Tomo I, Ed. Caribe, Nashville, 1995, p. 221.
ADORACIÓN VERDADERA - 55
Alejandro De Luca
La pregunta es similar a aquella: ¿Cómo vamos a perder si tenemos el arca?55 ¿Por qué
Dios lo ha permitido? Los más duros se preguntan incluso ¿Por qué Dios nos ha
derrotado? La confusión es la misma.56
Lo que les costaba entender a aquellos ancianos era… lo mismo que nos cuesta entender
a nosotros hoy: que la religiosidad no salva a nadie, que nadie queda a resguardo de la
derrota por el mero mantenimiento de los rituales religiosos. La victoria en la batalla no
se debía a la presencia del arca (como objeto-fetiche57), sino a la presencia misma de
Dios. Y ellos habían perdido a Dios, no solo al arca.
Cuando solo nos quedan reliquias religiosas (una vieja Biblia que ya nadie lee, un
instrumento musical abandonado, una corbata de un viejo predicador, los bancos de
madera de una iglesia vacía); objetos que fueron valiosos en su momento, pero que hoy
solo remiten a un pasado de gloria, a un pasado donde alguna vez hubo un corazón
apasionado por Dios, debemos empezar a preocuparnos seriamente por el presente y por
el futuro de nuestra vida espiritual. Y esto se aplica tanto a las personas como a las
iglesias.
55
“Vanamente suponían que el arca podía salvarlos, cuando Dios se había apartado de ellos por su
maldad”. Adam CLARKE, Comentario de la Santa Biblia, Tomo I, Ed. CNP, Kansas City, 1988, 4ª Ed., p.
367.
56
En el extremo de su desconcierto, los ancianos de Israel se preguntaron: “¿Por qué nos ha derrotado
hoy el Señor por medio de los filisteos?” (1 S. 4:3, NVI).
57
Hoy podríamos incluir en esta categoría: un crucifijo, un calco, un libro, una estampita, una estatua,
una imagen, una cinta de color, y más… Nada de eso nos salva, nada de eso contiene a Dios. El fetiche,
entendido como aquel “objeto de culto al que se atribuye poderes sobrenaturales” además de ser una
nota saliente de los pueblos más primitivos, es un engaño de la falsa religiosidad.
ADORACIÓN VERDADERA - 56
Alejandro De Luca
Ofni y Finees representan en buena medida esa falta de conciencia de las cosas de Dios,
La frialdad espiritual. La rutinización de lo divino. Ese “sobrar el partido”, el “dale que
va”, el jugarla “de taquito”, creyendo que tenían la victoria comprada, que tenían atado
a Dios. Cada vez que eso sucede, el fracaso anunciado de la religiosidad59 vacía está a la
vuelta de la esquina.
58
Es la reacción de los atenienses ante el famoso sermón de Pablo en el Areópago: algunos se burlaron,
y otros le dijeron (para sacárselo de encima): “Ya te oiremos acerca de esto otra vez” (Hechos 17:32).
59
“El evangelio es la crisis de toda religión; esta es la respuesta de Lutero a la pregunta por la esencia
del evangelio”. Ernst WOLFF, Peregrinatio, p. 23., cit. en Obras de Martin Lutero, T. 1, Estudio
Preliminar, 2da. parte. Manfred Kurt BAHMANN, Public. El Escudo, Ed. Paidós, Bs. As. 1967.
ADORACIÓN VERDADERA - 57
Alejandro De Luca
Lo que sigue, es un día que había sido anticipado por Dios. Un día trágico para Israel,
un día de muerte. La sola anticipación de este día, recibida en visión profética por el
joven Samuel en la presencia de Dios, generaba gran temor. Samuel temía decirle a Elí
lo que había recibido de parte de Dios. No solo por la diferencia de edad que había entre
ambos (Samuel solo doce años, Elí más de noventa), no solo por el rango jerárquico que
los diferenciaba, siendo uno el sacerdote principal y el otro apenas un niño. Sino por el
contenido trágico que encerraba este anticipo.
Elí lo sabía. Lo más grave es que Dios le dice a Samuel que Él juzgaría a Elí “por la
iniquidad que él sabe”. Es como si Dios le estuviera diciendo, “Elí ya sabe cuál es la
razón por la que vendrá el juicio”. Antes le dice: “Aquel día yo cumpliré contra Elí
todas las cosas que he dicho sobre su casa”. ¿Cuántas advertencias habrá habido de
parte de Dios hacia Elí? ¿Cuántas veces habrá hablado y exhortado a su corazón para
que las cosas cambiaran? ¿Cuántas veces le habrá llamado la atención sobre las cosas
que sucedían en su casa, siendo Elí negligente e incapaz de oír y cambiar lo que se debía
cambiar?
ADORACIÓN VERDADERA - 58
Alejandro De Luca
Entre nosotros, ¡hay que hacer enojar a Dios – que es lento para la ira y grande en
misericordia60 – para que Él diga un día que la iniquidad de Elí no sería expiada jamás!
Porque eso es lo que Dios dice aquí: “Basta, han jugado conmigo, se han burlado de
mí, han desoído mi advertencia, han pasado por alto mi Palabra. De esta gente no
aceptaré ni sacrificios, ni ofrendas”. Llamado de atención para los cultores de la
versión “Dios-viejo-bueno-que-a-todos-perdona-siempre”.
Samuel recibió aquella palabra y no pudo dormir más. Aquella noche hará sido
larguísima para el joven profeta, que se quedó acostado pero no pudo pegar un ojo,
hasta que por la mañana se levantó y abrió las puertas del santuario. ¿Hace falta la
aclaración? Samuel temía decirle a Elí lo que había recibido de parte de Dios. Puedo
imaginar las aguas turbulentas moviéndose en el corazón de Samuel, su pulso acelerado,
su inquietud interior. ¿Puede sentir Ud. su taquicardia? Debía darle una dura palabra a
su mentor y protector, Elí, y no habría vuelta atrás. ¿Cómo lo tomaría? ¿Cómo recibiría
el viejo sacerdote la exhortación dada por el joven Samuel? Dudó, pensó, tomó aliento,
respiró hondo, pero Samuel lo hizo. Elí lo recibió como dijimos, con inmovilidad
fatalista. Y el tiempo pasó.
El tiempo transcurrió, y el día tan temido llegó. Nada había cambiado en el fondo desde
que Dios había dado aquella palabra. Solo que Samuel ya no era un niño.
Entonces, el mismo día que el arca de Dios fue tomada por los filisteos, en la misma
batalla, murieron los hijos de Elí: Ofni y Finees (1 Samuel 4:11). Un joven soldado
escapó del combate y corrió de regreso para darle la mala nueva al anciano sacerdote.61
Eran varias malas noticias condensadas en una sola (1 Samuel 4:17).
a) Israel huyó delante de los filisteos,
b) fue hecha gran mortandad en el pueblo;
c) tus dos hijos, Ofni y Finees, fueron muertos,
d) y el arca de Dios ha sido tomada.
Pero las malas noticias no iban a terminar ahí. Al enterarse de la tragedia, Elí murió
instantáneamente (1 Samuel 4:18), cayendo hacia atrás de la silla donde estaba sentado,
60
Salmos 86:15; 103:8; 145:8.
61
Elí ya tenía 98 años y estaba ciego al momento de recibir la noticia de la muerte de sus hijos.
ADORACIÓN VERDADERA - 59
Alejandro De Luca
Aquel fue un día trágico, de llanto, de muerte, de dolor. Un día de duelo nacional62. El
grito de toda la ciudad se oyó al enterarse de la noticia (1 Samuel 4:13). El lamento
desconsolado era por la pérdida de treinta mil hombres. ¿Cómo no lamentarse, cómo no
llorar a gritos delante de Dios ante semejante catástrofe? Habían perdido una dura
batalla; miles de familias (no solo la de Elí) se habían quedado sin padres, sin hermanos,
sin hijos. Su ejército había sido derrotado, habían quedado desamparados y humillados.
Habían perdido, además, un cofre de alto valor simbólico: el Arca. Pero antes (y esto es
lo más grave) casi sin darse cuenta, habían perdido a Dios. La gloria de Israel, esto es,
Dios mismo, o la posibilidad de relacionarse con Él, se había ido.
Hoy como ayer, descuidar a Dios es sinónimo de muerte espiritual. Y la verdad es que
muchas veces nos damos cuenta de nuestro deterioro cuando ya es demasiado tarde.
Cuando perdemos cosas materiales, cuando algo en la familia no sale de acuerdo a lo
que imaginábamos, suele ser que ya es tarde; porque como en el caso de Elí, Dios nos
habla muchas veces, nos advierte y nos exhorta de mil maneras, por todos los medios,
sin resultados visibles.
62
Según P. HOFF, Jeremías insinúa que Silo y el santuario fueron destruidos aquel día, véase Jer. 7:12-
14; 26:6-9. J. BRIGHT coincide: “Silo fue tomada y el santuario destruido” (p. 187).
ADORACIÓN VERDADERA - 60
Alejandro De Luca
Y sin embargo… ¡Podemos ganar a Dios! ¡Esta es la buena noticia! Podemos ganar la
presencia de Dios. La catástrofe de aquel día de muerte y destrucción, no es inevitable.
Hasta aquí hemos visto las “Instrucciones para perder a Dios”. Si tuviéramos que
escribir ahora las “Instrucciones para ganar a Dios”, para ganar su presencia, para
recuperar su gloria, se trataría de hacer todo lo contrario.
Y aquí es necesario hacer la aclaración de que podemos “ganar a Dios” no por nuestros
méritos, sino porque Él quiere ser buscado y hallado. El anhelo más profundo del
corazón de Dios es que los hombres y mujeres lo busquemos de una manera apasionada,
desesperada, como quien se desvive por un poco de agua en el desierto (Salmos 42:1).
Isaías lo expresa con sus célebres palabras: “A todos los sedientos: venid a las aguas
(…) Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está
cercano” (Isaías 55:1, 6). Dios nos invita a través del profeta Amós: “Buscadme, y
viviréis” (Amós 5:4). El mismo profeta agrega: “Buscad a Jehová, y vivid” (Amós
5:6). Jesús también nos convoca, nos invita y nos exhorta a “buscar primeramente el
reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33).
Tratando de ganar a Dios, pensemos en la contracara de Elí como padres: padres que
eduquen a sus hijos y los corrijan con firmeza, que los “estorben”. Que sean capaces de
ADORACIÓN VERDADERA - 61
Alejandro De Luca
Pensemos en hijos que sean lo opuesto de Ofni y Finees. Que obedezcan y sigan el buen
ejemplo de sus padres. Que anden en santidad. Que teman a Dios. Que tengan
reverencia. Que sean buen ejemplo. Que se aparten de todo pecado. Que escuchen y
respondan a la exhortación… cuando la reciben. Que vivan con atención, con cuidado
cuando entran en el ministerio, valorando positivamente las cosas de Dios, sabiendo que
administran cosas santas.
Pensemos en un pueblo, una iglesia que no sea indiferente al corazón de Dios, ni a las
necesidades de su Obra. Que sean creyentes en el sentido más cabal del término; y más
que eso, discípulos. No solo religiosos, no solo “domingueros”. Gente que le escape a
toda rutina. Gente que no solo mantenga una apariencia de iglesia, sino que pueda vivir
siendo y haciendo iglesia en este tiempo convulsionado y difícil. No tibios, sino
calientes. Hombres y mujeres alejados de todo fetichismo y de toda superstición.
Anhelando la gloria de Dios. La presencia de Dios. Deseando ganar a Dios.
Un día Israel perdió el arca. Ese día sintieron que habían perdido a Dios y su misma
gloria. La realidad es que habían perdido – mucho antes – la presencia de Dios.
Nosotros, como hijos de Dios en pleno siglo XXI, no queremos perder a Dios. Si somos
ADORACIÓN VERDADERA - 62
Alejandro De Luca
sinceros delante de Dios, si hemos descubierto algo bueno en Él, si hemos gustado algo
saludable de su mesa, no queremos perder su gloria. Ni que el enemigo nos robe su
presencia. Queremos ganar a Dios, ganar su gloria, ganar su presencia.
3ª Parte
Restaurando el
tabernáculo de
David
ADORACIÓN VERDADERA - 64
Alejandro De Luca
Introducción:
Amós 9:11-12 Hechos 15:16-17
11 16
En aquel día yo levantaré el Después de esto volveré
tabernáculo caído de David, y Y reedificaré el tabernáculo de
cerraré sus portillos y levantaré sus David, que está caído;
ruinas, y lo edificaré como en el Y repararé sus ruinas,
tiempo pasado; Y lo volveré a levantar,
12 17
para que aquellos sobre los cuales Para que el resto de los hombres
es invocado mi nombre posean el busque al Señor,
resto de Edom, y a todas las Y todos los gentiles, sobre los cuales
naciones, dice Jehová que hace esto. es invocado mi nombre.
Ocho siglos antes de Cristo, vivió en Israel el profeta Amós. Eran tiempos de relativa
prosperidad nacional, pero la pobreza, la injusticia social y la corrupción abundaban en
aquella sociedad. Amós denunció y condenó la opresión contra los más humildes, y
anunció como tantos otros profetas de Dios, que el Señor no iba a dejar pasar esto por
alto, y que el juicio de Dios caería sobre Israel.
carga que ni los propios judíos podían llevar.63 Pablo y Bernabé aprovecharon para
contar las señales y maravillas que habían visto que el Espíritu Santo obraba en medio
de los gentiles.64
Aquella discusión (“mucha discusión”, según Hechos 15:7) se saldó con una respuesta
contundente: el evangelio era para todas las personas, hombres y mujeres, sin importar
nacionalidades ni contextos culturales. Y concluyó con la recomendación expresa de
que a los gentiles no debía molestárselos con la obligación de cumplir la Ley de Moisés.
Fue allí, al defender la tesis de que el evangelio era para todos, que Jacobo introdujo la
cita del profeta Amós. Su participación fue decisiva en aquel cónclave:
63
Hechos 15:7-11.
64
Hechos 15:8.
ADORACIÓN VERDADERA - 66
Alejandro De Luca
Capítulo 1: El tabernáculo de
Moisés
Éxodo 25:8 – Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.
A poco de salir de la tierra de Egipto, Dios le pidió a Moisés que construyera para Él un
santuario móvil que pudiera ser trasladado por el desierto a medida que el pueblo
avanzaba en su peregrinar hacia la tierra prometida. Para el pueblo de Israel, ese
santuario del desierto tuvo un significado muy especial. El tabernáculo de Moisés fue la
respuesta a aquella demanda de Dios de que hicieran un santuario para Él, mientras Él
mismo prometía habitar entre su pueblo. Porque lo más importante estaba en las
palabras del mismo Dios: “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de
ellos”. (Éxodo 25:8)
Habitar allí, estar con ellos, establecer entre ellos su tienda. La trascendencia del
tabernáculo está en la misma presencia de Dios entre su pueblo.
Aquel santuario era una obra enorme. El tabernáculo era ni más ni menos que un gran
espacio para Dios66, un lugar diseñado para que Dios pudiera habitar en medio de su
pueblo. Fue construido en base a las ofrendas de los hijos de Israel, con materiales de
altísimo valor como oro, plata, cobre y madera de acacia, entre otros (Éxodo 25:3-7).
El tabernáculo de Moisés era sin dudas majestuoso e imponente. Su diseño fue mostrado
o revelado por Dios a Moisés hasta el más mínimo detalle, incluyendo la confección de
las distintas prendas de las vestiduras sacerdotales. En aquel tabernáculo (ver Éxodo
cap. 25) se nos mencionan una serie de elementos sumamente refinados, más que
65
“When the music fades, and all is stripped away, and I simply come…” (The heart of worship – Matt
Redman)
66
El perímetro era de 45 por 22,5 metros.
ADORACIÓN VERDADERA - 67
Alejandro De Luca
Sin embargo, entre los distintos elementos con que se iba a edificar el tabernáculo de
Moisés (el detalle incluye diez cortinas de lino azul, púrpura y carmesí, cincuenta
corchetes de oro, once cortinas de pelo de cabra -la sobrecubierta para el tabernáculo-,
cincuenta corchetes de oro más, una cubierta de pieles de carneros teñida de rojo, tablas
de madera de acacia con bases de plata todo alrededor), en el tabernáculo se destacaba
una enorme cortina: el velo.67
67
Éxodo 26: 6, 7, 11, 14, 15-25, 31ss.
ADORACIÓN VERDADERA - 68
Alejandro De Luca
separaba el lugar santo del lugar santísimo se corría solo una vez cada año. El lugar
santísimo era el lugar donde Dios se encontraba con el sumo sacerdote, el punto de
reunión con Dios. Pero el velo, ese enorme y pesado cortinado, hacía de separación.
Al hacer esta diferenciación entre las cosas celestiales y las figuras de las cosas
celestiales, la carta a los Hebreos nos dice que el tabernáculo de Moisés era una
representación figurada y material de una realidad espiritual. El tabernáculo es el
significante; su significado está en los cielos. El significante es material; el significado
es espiritual. Como ejemplo de esto, se nos dice que las figuras de las cosas celestiales
fueron purificadas con la sangre de los machos cabríos, pero las cosas celestiales
mismas, con mejores sacrificios (haciendo referencia aquí a la sangre de Cristo).
A aquel tabernáculo de Moisés, hemos dicho que el sacerdote entraba una sola vez en el
año, y siempre “con sangre ajena”. Esta acción, aunque ordenada por Dios ajustada a
los tiempos antiguos, era siempre insuficiente (Hebreos 10:3, 4, 11). Prestemos
atención a las expresiones “no puede”, “nunca puede”, “no quisiste”, “no te
agradaron” en Hebreos 10:1, 4, 5, 8, para referirse a los sacrificios de sangre que se
celebraban en el tabernáculo de Moisés. En cambio, Cristo (y aquí el lenguaje de
Hebreos desborda espiritualidad) entró en el santuario no hecho de manos de hombre,
ADORACIÓN VERDADERA - 69
Alejandro De Luca
una vez y para siempre (y no con sangre ajena, sino con su propia sangre: la sangre de
un Cordero sin mancha) para quitar todo pecado. Ese sacrificio sí es suficiente
(Hebreos 10:10, 12). Al hacerlo, Dios “quita lo primero para establecer esto último”.
Es decir, quita los sacrificios de animales y establece, de una vez y para siempre, la
validez del sacrificio de Cristo en la cruz. Porque con una sola ofrenda hizo perfectos
para siempre a los santificados (Hebreos 10:9, 14).
En otras palabras, la Ley presenta “la sombra de los bienes venideros, no la imagen
misma de las cosas” (Hebreos 10:1). El tabernáculo de Moisés era imponente, pero a la
vez insuficiente. Era una sombra, un atisbo apenas, de lo verdadero, de lo eterno y
celestial. Aquel tabernáculo era maravilloso, pero no excelente. Y cada vez que el sumo
sacerdote entraba al lugar santísimo su acción -ordenada por Dios pero de alcance
limitado- estaba proyectándose hacia Cristo. Dicho de otro modo, sólo la persona de
Cristo revelaría el significado más profundo de todos aquellos rituales del tabernáculo
de Moisés.
Pero prestemos atención: entre uno y otro, entre el tabernáculo de Moisés y la venida de
Cristo, se levanta el tabernáculo de David, aquel que Amós profetizó que sería
restaurado; un puente entre Moisés y Jesucristo que encierra algunos de los secretos de
la adoración verdadera.
El
tabernáculo
de
El DAVID CRISTO:
tabernáculo Su obra en el
de tabernáculo
MOISÉS (Hebreos)
ADORACIÓN VERDADERA - 70
Alejandro De Luca
Capítulo 2: El tabernáculo de
David
2 Samuel 6:17 – Metieron, pues, el arca de Jehová, y la pusieron en su lugar en medio
de una tienda que David le había levantado; y sacrificó David holocaustos y ofrendas de
paz delante de Jehová.
Con el Arca del Pacto los israelitas realizaron grandes hazañas en su salida de Egipto y
en su ingreso a la tierra prometida. El libro de Números nos cuenta que los levitas
marchaban con el arca, y el pueblo detrás de ellos69. Más tarde, vemos en Josué que con
el arca cruzaron el río Jordán en seco. Y luego también con el arca rodearon la ciudad
de Jericó antes de que sus muros cayeran.70
Sin embargo, unos años más tarde, apenas podemos divisar dónde estaba el Arca. Fue
llevada a Silo, donde había un templo y allí fue dejada, (1 Samuel 3:3). Cuando los
filisteos roban el Arca (1 Samuel 4:11-22), esta inicia un largo período a la deriva.71
68
“Longing just to bring something that's of worth that will bless your heart” (The heart of worship –
Matt Redman).
69
Números cap. 10.
70
Josué 3 y 6.
71
Robada por los filisteos, el arca pasa de Asdod a Gat, y de allí a Ecrón (1 Samuel 5) sembrando el
pánico durante siete meses, hasta que los filisteos deciden devolver el Arca. Una vez en manos de los
israelitas, el arca es llevada de Bet Semes a Quiriat Jearim (1 Samuel 6) sin que ellos supieran bien qué
hacer con el arca, ni cómo transportarla.
72
La conquista de Jerusalén (2 Samuel 5:6-10), hasta entonces en manos de los Jebuseos, fue realizada
con tropas personales de David, de modo que la ciudad fue desde entonces su posesión personal (la
ciudad de David). BRIGHT, op. cit., p. 202.
ADORACIÓN VERDADERA - 71
Alejandro De Luca
Allí podemos ver a David, el rey, liderando un desfile, una celebración popular para
alentar la adoración entre su pueblo. Definitivamente, David fue un hombre de
influencia, que logró contagiar su pasión por la música y la adoración a quienes lo
rodeaban, y le dio status institucional a ese ministerio nuevo que estaba promoviendo.
Una vez en Jerusalén, el arca habitó “entre cortinas”, probablemente en casa de David
(2 Samuel 7:2). Si esto es así, el tabernáculo de David habitó en el palacio durante más
de treinta años (hasta la consagración del templo de Salomón) en los cuales los levitas
adoraban a Dios en ese mismo lugar. Podemos imaginar que la música de los levitas y
cantores llenaba todo el palacio de la presencia de Dios.
Paradójicamente, David logró construir un palacio, “la casa de David” (2 Samuel 5:11,
7:1) pero no pudo edificar un templo. Dios mismo lo desalienta74 (2 Samuel 7) y sus
intenciones quedan postergadas.75 David quiso hacer algo más grande para Dios, un
73
2 Samuel 6:1-12
74
2 Samuel 7:4-16
75
No obstante David se ocupó del terreno donde sería levantado el templo, y de acuerdo con 1 Crónicas
22 al 29 hizo todos los preparativos (incluido el acopio de materiales y los planos) para que Salomón en
poco tiempo pudiera cumplir con el sueño de su padre. BRIGHT, op. cit., p. 203.
ADORACIÓN VERDADERA - 72
Alejandro De Luca
gran santuario nacional, y fue Dios mismo quien se lo impidió. No obstante, la historia
nos muestra que era un hombre que pensaba en las cosas de Dios. Cuando el arca estaba
olvidada, la hizo llevar a Jerusalén, dándole un lugar preeminente; cuando la tuvo en
una tienda, quiso edificar un templo. 76 David siempre iba a más con las cosas de Dios.
Tal vez podemos tomar para nosotros ese ejemplo, cuando pudiendo pensar en las cosas
de Dios, muchas veces solo pensamos en lo personal. En el corazón de David vemos la
intención de agradar a Dios, de ocuparse por mejorar, profundizar y ampliar la
comunión espiritual de su pueblo con su Dios. Desde el punto de vista político,
podemos pensar que su intención fue legitimar el Estado dotándolo de elementos
religiosos para presentarse a sí mismo como auténtico sucesor del Israel antiguo. No
obstante, es indiscutible su genuino interés por proteger y enriquecer el culto,
agregándole un matiz distintivo a partir de la difusión del ministerio musical.77
76
Más tarde, el arca sería trasladada al templo de Salomón (2 Crónicas 5:2; 6:11).
77
“Según la tradición del cronista, que no ha de ser rechazada a la ligera, David fue un magnánimo
protector del culto, enriqueciéndole de diversas formas, particularmente en lo que se refiere a la
música.” BRIGHT, op. cit., p. 209.
78
David estableció veinticuatro órdenes sacerdotales (1 Crónicas 24) que ministraran a Dios con
alabanza continua. También definió cuatro encargados de las alabanzas (1 Crónicas 15): 3 cantores,
(Asaf, Hemán, Jedutún), y 1 director, (Quenanías).
79
"Gran parte de la organización religiosa que habría de enriquecer más tarde el culto en el templo debe
su origen a los arreglos para el servicio religioso en el tabernáculo construido por David en esa época.
Además de su importancia estratégica y política, Jerusalén adquirió de esta manera una significación
ADORACIÓN VERDADERA - 73
Alejandro De Luca
¿Se entiende por qué Dios promete restaurar el tabernáculo de David? Si Dios
simplemente deseaba habitar en medio de su pueblo, tener comunión con ellos y recibir
adoración verdadera, David logró discernir los deseos del corazón de Dios. Detrás de la
sencillez de aquellas cortinas estaba “El Tabernáculo de David”. Era la concentración
al extremo del tabernáculo de Moisés, tanto que contenía prácticamente aquello que
correspondía al lugar santísimo. Sin velo, sin separación. Del tabernáculo de Moisés, al
que solo el sumo sacerdote podía entrar una vez por año, David nos lleva a un santuario
al que podría entrar simple y sencillamente “el limpio de manos y corazón puro”
(Salmo 24:3-6).
aún mayor desde la de perspectiva religiosa, con la cual se ha asociado su nombre desde entonces."
AA. VV., Diccionario Bíblico Certeza, p. 344.
ADORACIÓN VERDADERA - 74
Alejandro De Luca
Capítulo 3: La necesidad de la
restauración
Amós 9:11 (NTV) – En aquel día restauraré la casa caída de David. Repararé sus muros
dañados. De las ruinas, la reedificaré y restauraré su gloria anterior.
Ya para los días del profeta Amós, el tabernáculo de David estaba completamente
deteriorado. El arca del pacto y todos sus elementos materiales podían estar todavía en
el templo, pero Dios dice: “Yo restauraré el tabernáculo caído de David”. Este
deterioro no era material, sino espiritual. Cuando la profecía de Amós nos dice que Dios
restaurará el tabernáculo de David, nos dice que estaba en ruinas, y que estaba caído. La
apelación de Jacobo en el Concilio de Jerusalén remite a la misma situación de
decadencia espiritual.
80
“I'll bring You more than a song. For a song in itself is not what You have required. You search much
deeper within through the ways things appear. You're looking into my heart. (The heart of worship –
Matt Redman)
ADORACIÓN VERDADERA - 75
Alejandro De Luca
La mujer le respondió:
“Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos
declarará todas las cosas”.
Y Jesús le dijo:
“Yo soy, el que habla contigo”.
La más pura esencia de la adoración verdadera, la que Dios quería recibir desde tiempos
antiguos, que cumple en la persona de Cristo. Está en sus palabras, “la hora viene y
ahora es”, y luego “yo soy”. Sí, Cristo Jesús lo hizo posible. Él es el Verbo que se hizo
carne, (Juan 1:14), Él es Dios mismo que habitó entre nosotros, estableció “su tienda”
entre los hombres.
Una relación que es reedificada, reparada, restaurada y levantada desde sus mismas
ruinas. Las ruinas de la religiosidad vacía, en la que los rituales reemplazan sin pulso a
la vida del espíritu. Las ruinas en las que los hombres queremos enfriar a Dios para
controlarlo y manejarlo en medio de nuestros planes de culto. ¿Es necesario decir aquí
lo que hace Dios cuando restaura? Hace las cosas a nuevo 81, les devuelve su esplendor,
su brillo original. Es el Creador, que crea y re-crea82. Aquel que hace nuevas todas las
cosas83, el que nos hace nuevas criaturas.
La tarea de un restaurador es una tarea de mucho cuidado. Pero Dios no solo trabaja con
mucho cuidado y dedicación, sino que aquello que restaura, lejos de dejarlo como mero
81
2 Corintios 5:17.
82
Gálatas 6:15.
83
Apocalipsis 21:5.
ADORACIÓN VERDADERA - 76
Alejandro De Luca
objeto decorativo, ¡lo vuelve aponer en funcionamiento! Lo hace con las personas, con
las familias, con la iglesia, y con el ministerio. Dios restaura para volver a usar. Dios
restaura y nos devuelve el funcionamiento. Dios restaura y su gloria vuelve a aparecer.
Gloria: “…y restauraré su gloria anterior” (Amós 9:11, NTV).
Así que Dios toma una relación rota, y la devuelve a su estado original. La restaura y la
mejora. Por eso, “la gloria postrera será mayor que la primera”, dice Hageo 2:9. Otra
vez, una casa, un templo, que había perdido su antiguo esplendor, que ante los ojos de
quien se detuviera a mirarlo era solo ruinas, sería lleno de la gloria de Dios, ¡de una
gloria mayor!
Y al decir estas palabras, Jesús cambia todo el paradigma de lo que entendemos que es
la adoración que el Padre desea recibir. Porque además agrega dos condimentos:
a. El Padre busca esa clase de adoradores (tengamos en mente la celebración de
David al trasladar el Arca…); y
b. Es necesario que le adoren de esa manera (en espíritu y en verdad). Adoración
espiritual y verdadera es la que el Padre busca.
en ruinas. Goza de buena salud. Y está abierto para que nosotros entremos
confiadamente. Tenemos libre acceso. ¡Que nadie se quede afuera!
SIGLO XV A.C. SIGLO XI A.C SIGLO VIII A.C. SIGLO I D.C. SIGLO XXI
MOISÉS DAVID AMÓS CONCILIO DE JERUSALÉN TIEMPO PRESENTE
/ / / / /
No podía ser de otra manera. La restauración del tabernáculo de David culmina con una
invitación más amplia, más abierta y generosa que la anterior. De pronto, se hace
evidente que con la venida de Cristo se manifiesta el camino al lugar santísimo
(Hebreos 9:8). Entonces, aquel camino exclusivo se hace universal. Aquella posibilidad
esporádica, limitada, acotada (solo una persona, solo si era el sumo sacerdote, solo una
vez por año…) ahora es una posibilidad abierta por la gracia de Dios, ¡sin límites! Es
una puerta abierta a toda persona, de cualquier nacionalidad, de cualquier grupo étnico,
sin distinciones sociales, para que puedan entrar cuando quieran, cuantas veces quieran
al lugar santísimo, a la misma presencia de Dios. Y todo esto es posible (sepámoslo,
seamos agradecidos) porque Cristo Jesús, aquel que nos amó y nos salvó, un día se puso
las ropas del sumo sacerdote (figuradamente, claro) en un tabernáculo mucho más
perfecto: no hecho de manos, no de esta creación (Hebreos 9:11).
84
“I'm coming back to the heart of worship. And it's all about You, aAll about You, Jesus”. (The heart of
worship – Matt Redman)
ADORACIÓN VERDADERA - 79
Alejandro De Luca
Ud. ya lo sabe: la obra de Cristo tiene implicancias eternas, pero sus efectos inmediatos
se experimentan aquí y ahora. El resultado de la obra de Cristo en el tabernáculo –
quien, de manera figurada, entró por nosotros como Sumo Sacerdote, y se ofreció a sí
mismo como el Cordero de Dios – es un nuevo pacto con nosotros en el cual pone sus
leyes en nuestro corazón y las escribe en nuestra mente (Hebreos 10:16), y nos da
libertad para entrar al lugar santísimo. Esa es la libertad para una adoración verdadera, y
es la restauración del tabernáculo de David prometida por el profeta Amós, y
reinterpretada por Jacobo en el concilio de Jerusalén.
Entonces el tabernáculo de David se proyecta hacia este tiempo de gracia que vivimos
hoy, en el cual Dios habita con su pueblo (la Iglesia) mientras busca (en palabras de
Jesús a la mujer samaritana) “verdaderos adoradores que le adoren en espíritu y en
verdad”. Es la restauración de la adoración verdadera: la de David, la de los verdaderos
creyentes que se transforman también en tabernáculos vivientes, tiendas del Espíritu
Santo, para que Él habite en nosotros.85
85
El apóstol Pablo usa esa expresión en 2 Corintios 5:1-4, para referirse a nuestro cuerpo físico como
“morada terrestre” del Espíritu Santo. En este tabernáculo, sufrimos, gemimos con angustia, pero
nuestra esperanza está en que “si este de deshiciere… tenemos de Dios un edificio” en los cielos.
ADORACIÓN VERDADERA - 80
Alejandro De Luca
86
¿Es necesario decir Quién lo hizo? (Mateo 27:51; Marcos 15:38; Lucas 23:45).
ADORACIÓN VERDADERA - 81
Alejandro De Luca
4ª Parte
Adoración en
contextos
desfavorables
ADORACIÓN VERDADERA - 82
Alejandro De Luca
Introducción:
“Cuando la mano viene cambiada…” En Argentina usamos esta expresión para referirnos a
momentos en que las cosas se complican, no salen como esperábamos. Desconozco
exactamente el origen de esa frase, pero supongo que puede referirse a los juegos de naipes,
tan populares en nuestro país. Cuando la mano viene cambiada todo es más difícil, todo se
hace cuesta arriba. No juego al póker, pero sí al truco o al chinchón. En el juego del truco, la
mano viene cambiada cuando a uno le tocan cartas que no sirven ni para el truco, ni para el
envido. Abundan los cuatros, los cincos o los seis. En el chinchón, la mano viene cambiada
cuando no se puede armar juego, es decir combinar las cartas de manera de formar escaleras
de un mismo palo o reunir cartas del mismo número; tres o cuatro en cada caso. No hay nada
que hacerle: usted puede ser el mejor jugador del mundo, pero si la mano viene cambiada es
poco lo que se puede hacer.
En la vida hay momentos en que la mano viene cambiada. Los distintos factores de
circunstancia, tiempo y lugar se reúnen para formar la tormenta perfecta. Definitivamente,
hay fuerzas que nos superan y que escapan a nuestro control. Otras veces, no hay caso: por
más que le demos vueltas al asunto no le encontramos la salida. Ni con nuestras capacidades,
ni con nuestras fuerzas; todo lo aprendido parece inútil, todo esfuerzo se va al tacho. Es
necesario improvisar, encomendarse al Altísimo, cerrar los ojos y darle para adelante.
Los evangelios de Mateo y Marcos87 nos cuentan la historia de Jesús (y Pedro) caminando
sobre las aguas. Los dos evangelistas concuerdan en que habiendo terminado de alimentar a
la multitud, el Señor quiso apartarse para orar a solas, mientras les pedía a sus discípulos que
subieran a la barca y lo esperaran en la orilla de enfrente. Notemos este detalle: Jesús los hizo
entrar en la barca. Se hizo de noche. Y mientras Jesús oraba en el monte, la tormenta se
desató en el lago. Los discípulos se llenaron de temor porque la pequeña barcaza era azotada
por las olas. Mateo nos aclara: “Porque el viento era contrario”. Marcos personaliza: los
discípulos remaban como podían con gran esfuerzo “porque el viento les era contrario”. La
historia tiene un final feliz: Jesús vio la situación, se acercó a ellos caminando sobre las
aguas; ellos pensaron que era un fantasma, no lo reconocieron en la noche de la tormenta (a
veces nos cuesta reconocer la presencia de Jesús cuando el viento nos es contrario); y Él se
87
Mateo 14:22-34; Marcos 6:45-54. El relato de Mateo incluye la experiencia de Pedro caminando sobre las
aguas, que está omitido en el evangelio de Marcos.
ADORACIÓN VERDADERA - 83
Alejandro De Luca
manifestó a ellos con esas palabras que sigue susurrando a nuestros oídos en cada noche
oscura: “¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” Cuando Jesús subió con ellos a la barca, la
tormenta se calmó.
Admiro a Moisés. Debo decirlo así, abierta y claramente. Admiro lo que ese hombre hizo,
cómo lo hizo, la grandeza de su liderazgo, lo difícil de su tarea. Cuando Dios llamó a Moisés,
en la vida espiritual de Israel estaba todo por hacerse; eran solo un grupo de personas
sufrientes en pleno cautiverio en Egipto. Cuando Moisés finaliza su tarea cuarenta años
después, Israel es una nación; los israelitas tenían una legislación, una tierra (aunque todavía
tuvieran que pelear por ella), y un futuro. Las presiones que sufrió Moisés en medio del
desierto lo convierten para siempre en un modelo a seguir.
Moisés será protagonista de las próximas páginas, ya lo hemos visto en el altar, y también en
el tabernáculo. Ahora lo veremos adorando, buscando a Dios y motivando a la adoración en
contextos desfavorables. Junto a él, esta última parte del libro presenta otra historia que
transcurrió varios siglos después, en otro escenario hostil. La de los tres jóvenes en Babilonia,
condenados al horno de fuego. Me contaron esa historia cuando yo era un niño, y todavía veo
a esos tres amigos caer en el horno de fuego ¡de una patada en el trasero!
ADORACIÓN VERDADERA - 84
Alejandro De Luca
Esta es la reseña de una reunión en el desierto: la histórica reunión entre dos hermanos,
Moisés y Aarón. Es un reencuentro después de años entre dos viejos conocidos. Es también el
comienzo de una asociación promovida por Dios para lograr el objetivo de liberar a los
israelitas de la esclavitud a la que eran sometidos en Egipto.
Después de que Moisés recibiera el llamado de Dios (Éxodo 3) va a reunirse con Aarón para
contarle lo recibido. Paradójicamente, Moisés inicia su ministerio… con su propio hermano.
Es a él a quien primero debe contarle su experiencia. Nada más difícil que ser profeta en su
propia casa88, pero así fue el reencuentro de Moisés y Aarón.
A partir de este momento, se da una dinámica muy particular en la relación entre ambos, en la
que Moisés es el que lidera, pero Aarón es quien habla. Los motivos por los cuales esto fue
así, tal vez haya que buscarlos en la reticencia de Moisés al liderazgo, manifestada en su
diálogo con Dios. La idea original de Dios, claramente, era que Moisés liderara la misión y
hablara él mismo. ¿Por qué razón necesitaría de un intérprete? Dios le dice que vaya a Egipto
a hablar con el Faraón, y que Él estaría respaldándolo. Pero Moisés comienza a poner
reparos, y lo hace una y otra vez: “¿Quién soy yo para que vaya y saque a los hijos de
Israel?” (Éxodo 3:11). Sin escuchar la respuesta de Dios, continúa: “¿Qué les responderé
cuando me pregunten quién me envió?” (Éx. 3:13). Dios le dice claramente: “Oirán tu voz y
hablarás tú” (Éx. 3:18). Dios quería hablar a través de Moisés, Él podía hacerlo.
88
“No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa”. (Marcos 6:4)
ADORACIÓN VERDADERA - 86
Alejandro De Luca
Pero Moisés no puede ver todavía la grandeza y el poder de ese Dios que le dice que quiere
usarlo tal cual era él. Y sigue adelante poniendo obstáculos a cada propuesta de Dios. A cada
solución, un problema, parece ser la estrategia de Moisés. “No, no, ellos no me creerán”,
dice Moisés (Éxodo 4:1). A esa altura Dios ya le había dado suficientes demostraciones de
quién era Él y de lo que estaba dispuesto a hacer, pero nada era suficiente para Moisés. Dios
continúa convenciéndolo: la vara que se convierte en culebra y luego en vara nuevamente
(Éx. 4:2-5); la mano de Moisés que queda leprosa y luego es limpiada (Éx. 4:6-9), es la
manera que tiene Dios de decirle: “Cuando vean que haces esto, cuando vean estas señales,
te creerán”.
El siguiente tramo del diálogo nos da la idea de que Dios todavía pensaba usar a Moisés sin
necesidad de la ayuda de Aarón: Moisés argumenta dificultades en el habla, tal vez cierta
tartamudez, cierta falta de fluidez en el lenguaje (Éx. 4:10), y Dios todavía le responde que
Él puede usarlo, capacitarlo por encima de sus falencias naturales. Y la afirmación de Dios no
deja lugar a dudas: “Ahora pues vé, yo estaré con tu boca y te enseñaré lo que debas hablar”
(Éx. 4:12). Más claro imposible: Moisés podría hablar por sus propios medios porque Dios
mismo estaría con él.
Pero la negativa de Moisés era tan cerrada que siguió hasta hacer enojar a Dios. (Advertencia:
a la hora de recibir un llamado de parte de Dios es bueno manifestar la humildad de quien es
consciente de sus propias limitaciones y no caer en el error de aquellos que
inconscientemente creen estar capacitados para todo; pero llevada al extremo esa actitud, la
de negarnos a servir al Señor con la cualidades que Él nos dio, podemos hacer enojar a Dios).
Efectivamente, es Moisés quien propone que otra persona hable por él; tal vez recordara que
su hermano Aarón (mayor que él) era mucho más elocuente, tal vez su propia inseguridad le
haya jugado una mala pasada. Como sea, es Moisés quien no le deja a Dios otra salida que
hablar por medio de Aarón. Desde entonces quedan establecidos los roles de Moisés y Aarón
(Éxodo 4:15-16):
Dios le hablaría a Moisés. El liderazgo espiritual le correspondería a Moisés.
Moisés le hablaría a Aarón.
Aarón hablaría al pueblo. Aarón sería la boca de Moisés.
Dios los respaldaría a los dos.
ADORACIÓN VERDADERA - 87
Alejandro De Luca
Textualmente: “Él [Aarón] te será a ti en lugar de boca, y tú [Moisés] serás para él en lugar
de Dios”. Desde ese momento, Aarón fue una especie de traductor de Moisés. Un vocero, un
intérprete.
Finalizada la conversación con Moisés, es Dios mismo quien le avisa a Aarón que Moisés
está en camino. Aarón que se encontraba en Egipto, salió al desierto y los dos hermanos se
encontraron allí, cerca del Sinaí. No sabemos exactamente cuánto tiempo llevaban sin verse,
pero el reencuentro fue emotivo. Hubo abrazos y besos. Pero no había tiempo que perder.
Moisés debía contarle lo que Dios le había dicho que iba a hacer, y las señales milagrosas que
les mandaba a realizar. Aarón escuchó atentamente. La sociedad comenzaba a funcionar.
a. Oír
Aarón escuchó a Moisés. Escuchar parece fácil y sin embargo no lo es. Hay gente que tiene
muchas dificultades para escuchar. No necesariamente problemas de audición, sino que hay
gente que no se puede concentrar cuando queremos hablarle. O que simplemente están
distraídas, dispersas, o más ocupadas en lo que harán cuando terminemos de hablarles. Con
Aarón no pasó eso: él pudo y supo escuchar, entender y aceptar lo que Moisés tenía para
decirle. Y eso fue mérito de Aarón, una buena acción para un personaje que tuvo sus
renuncios. ¿Pero no era que Moisés no sabía hablar? Dios estaba con él. Aquellas palabras
habladas por Moisés a su hermano fueron efectivas, sin importar sus dificultades en el habla.
Eran las palabras que Jehová Dios había hablado antes a Moisés.
Todo lo que Dios le había dicho en esa larga conversación de Éxodo 3:1 – 4:23, los planes y
propósitos de Dios, lo que Dios se proponía hacer con Israel, estaba allí en esas palabras:
“He visto la aflicción de mi pueblo.
He descendido para librarlos.
Yo te envío a Faraón. (Pero él no los dejará ir sino con mano fuerte).
Los sacaré de Egipto a tierra donde fluye leche y miel.”
Todas esas palabras fueron dichas por Moisés a Aarón. Y eso ocurrió en el desierto. Aarón
fue convencido por aquellas palabras, promesas, planes y propósitos de Dios. Al fin y al
cabo, Moisés era más convincente de lo que él mismo pensaba… Pero vueltos a Egipto, una
vez que lograron reunir a los ancianos de Israel, el encargado de hablar fue Aarón. Y Aarón
habló las mismas palabras que le escuchó decir a Moisés de parte de Dios (Éx. 4:30), e hizo
ADORACIÓN VERDADERA - 88
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las mismas señales que le vio hacer a Moisés. Aarón fue un intérprete fiel del mensaje que
debía dar ante los principales de su pueblo.
Hablar, decir, anunciar, proclamar, predicar… “¡La fe viene por el oír! Y el oír por la
palabra de Dios” (Romanos 10:17). Al fin y al cabo, el mismo apóstol Pablo se pregunta:
“¿Cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les
predique?” (Romanos 10:14).
Para que haya gente que pueda oír, es necesario que nos animemos a decir, a hablar. A contar
y a testificar. A predicar y anunciar. Porque la palabra dada con convicción, produce fe en
los oyentes. Finalmente, cuando Aarón habló, algo sucedió entre los líderes del pueblo de
Israel en Egipto.
b. Creer
“Y el pueblo creyó” (Éxodo 4:31). ¡Esa era finalmente la visitación de Dios! Después de
siglos de esclavitud y opresión en Egipto, Dios había visto la aflicción de sus hijos. Pero ese
día, recibida esa palabra, despertaron a la fe. Y volvieron a creer. La gente que pasa por
momentos de aflicción, necesita saber que Dios los visita. Y eso reaviva su fe.
Creyeron, quedaron convencidos que Moisés y Aarón habían sido enviados por Dios con esa
finalidad. El milagro de aquel día, más allá de las señales, es que aquel grupo de venerables
ancianos de Israel pudieron creerle a Dios. ¡Dios los convenció de sus planes! Y los
convenció del liderazgo que Moisés llevaría adelante. No era poca cosa, porque la aventura
de fe que estaba por comenzar los comprometería de lleno, como ya sabemos, a ellos y a sus
familias, en una travesía incierta, de regreso a una tierra que sus antepasados habían
abandonado ya cuatrocientos años antes. Los esperaba la libertad, pero era incierta. Los
esperaba la tierra prometida, ¿pero quién sabía con qué se encontrarían allí?
En ese breve enunciado, “el pueblo creyó”, es importante señalar aquí la importancia de las
señales a las que ya hicimos referencia. Los ancianos de Israel no solo fueron convencidos
por las palabras de Aarón, sino por las señales que le vieron hacer. La vara que se convierte
en culebra, y luego en vara nuevamente; la mano que queda leprosa, y luego limpia (Éxodo
4:30). Dios le había dicho a Moisés:
“Si no creen a las palabras, creerán a las señales.
ADORACIÓN VERDADERA - 89
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Las señales ocuparon un lugar central en el ministerio de Jesús 89: su predicación era poderosa
y él hacía señales: sanaba a los enfermos, liberaba a los oprimidos, echaba fuera demonios. El
ministerio de los discípulos también fue respaldado por señales.90 Jesús mismo dijo que las
“señales seguirán a los que creen” (Marcos 16:17).
Moisés volvió a Egipto con la vara de Jehová en su mano. Y Aarón no dudó en hacer las
mismas señales delante de los ojos del pueblo. Las señales acompañaron la palabra hablada, y
despertaron la fe de la gente, y entonces el pueblo creyó. Pero al creer sucedió algo más…
c. Adorar
Cuando los israelitas se dieron cuenta de que Dios se acordaba de ellos, que había visto su
sufrimiento y que los tenía presentes, entonces pasó algo muy poderoso: ellos “se inclinaron
y adoraron” (Éxodo 4:31). Después de oír, creyeron. Y después de creer… ¡adoraron a Dios!
Allí se completa la secuencia oír - creer - adorar.
Adoraron a Dios, se postraron ante Él, lo reconocieron como Dios. De alguna manera, se
reencontraron con Dios. Volvieron a Jehová. Se humillaron ante su Dios.
Muchas veces cuando las cosas van mal en nuestras vidas, cuando la aflicción nos gobierna,
cuando nos sentimos oprimidos y casi nos falta el aire… muchas veces nos enojamos con
Dios. Comenzamos a cuestionarlo. Damos lugar a sentimientos de desilusión, de decepción.
La tristeza se traduce en una sola expresión: Dios se ha olvidado de mí. Estamos a un paso de
eso que la Biblia llama raíz de amargura (Hebreos 12:15), o de eso otro que llama darle
lugar al diablo (Efesios 4:27).
Pensemos por un momento cómo se sentirían los israelitas en Egipto, esclavos, lejos de su
tierra, desarraigados y explotados. Y no un día, ni una semana, ni un mes, sino cientos de
años. Cuatrocientos años. Ellos, sus hijos y sus nietos...
89
El evangelio de Juan es especialmente rico en la descripción de las señales en el ministerio terrenal de Jesús:
Juan 2:11, 23; 3:2; 6:2; 9:16; 11:47; 12:37; 20:30. El apóstol Pedro dio testimonio de estas señales en su primer
sermón (Hechos 2:22).
90
Acerca de las señales respaldando el ministerio de los apóstoles, véase: Hechos 2:43; 4:30; 5:12; 6:8; 8:6, 13;
14:3 y 15:12.
ADORACIÓN VERDADERA - 90
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Son esos momentos en que la adoración se ve afectada. Adorar a Dios parece un lujo que no
nos podemos dar. ¿Cómo adorar en medio de la necesidad, en medio de la enfermedad, en
medio de la incertidumbre? Pero basta una palabra de fe oída, creída en el corazón, y la
adoración es restaurada. La adoración se restaura en contextos desfavorables cuando
permitimos que la fe nos movilice a pesar de todo.
Así pasó con ellos, así pasa con nosotros. ¿Cómo reaccionamos cuando alguien nos trae una
palabra de esperanza en medio de la noche más oscura? ¿Cuál es nuestra respuesta a un
hermano o un pastor que nos trae una palabra de Dios que dice que Él ha venido para
bendecirnos para liberarnos? ¿Indiferencia? ¿Resentimiento? ¿Victimización? Si podemos
escuchar esas palabras como palabras de Dios para nosotros, creerlas y andar por ellas; si el
oír da lugar al creer, entonces el creer puede dar paso al adorar. Porque adorar a Dios en un
contexto desfavorable es como navegar en medio de la tormenta más severa. Llega un
momento que se navega solo por instrumentos, confiando en ese instrumental que fue
diseñado antes de la tormenta, justamente para atravesar esas circunstancias extremas.
Oír - creer - adorar. Una secuencia que bendice nuestra vida. Comienza con una palabra
recibida de parte de Dios, dada y proclamada con fe, acompañada muchas veces de señales
milagrosas que abren nuestros ojos al mundo de la fe. ¡Dios está queriendo hacer algo
extraordinario! Continúa en un corazón que cree, que recibe esa palabra con fe. Sólo así
cuando la palabra va acompañada de fe, puede ser de provecho para los oyentes (Hebreos
4:2). Y culmina en una vida que cae rendida a los pies del Señor, que dice como Job “ahora
mis ojos te ven” (Job 42:5). La adoración es restaurada en vidas que sufren, esperan,
padecen. Y un día se encuentran, o se reencuentran con su Dios; vidas rendidas en adoración
como aquellos israelitas cuando escucharon y creyeron lo que Dios iba a hacer con ellos y por
ellos.
ADORACIÓN VERDADERA - 91
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Cada vez que leo este pasaje de Éxodo 33 me emociona el diálogo entre Dios y Moisés. Esta
conversación tiene una dosis de dramatismo difícil de entender si no somos capaces de
apreciar el tremendo desafío que Moisés tenía por delante como hombre de Dios. Los
pastores sabemos lo que significa la profunda necesidad de asegurarnos que Dios
verdaderamente está respaldándonos en nuestra tarea... ¿Cuántas cosas podían salir mal? Si
Moisés no acertaba con la guía de Dios, una multitud podía malograrse. La empresa titánica
de guiar al pueblo de Dios en el desierto rumbo a la tierra de Palestina podía fracasar. Muerte
y destrucción podían rodearlo si fallaba en discernir la palabra recibida de parte de Dios.
El texto del Éxodo nos dice que siempre que Moisés entraba al tabernáculo de reunión, una
columna de nube descendía y se posaba allí (Éx. 33:9). Moisés entraba al tabernáculo, y
cosas poderosas ocurrían. La columna de nube era la señal de que Dios y Moisés se
encontraban en plena comunión. Pero lo más maravilloso era que mientras Dios hablaba con
Moisés, la gente veía la columna de nube y se inclinaba a adorar a Dios (Éx. 33:10). En la
puerta de cada carpa se replicaba el encuentro espiritual de Dios y aquel líder jugado por
Dios.
La nube allá en lo alto era la llamada a la oración para cada familia. Lo que Moisés hacía,
tenía influencia. Moisés era un hombre de influencia. Moisés era un líder, pero además era un
adorador verdadero.
En esa intimidad, alejado del campamento, retirado de la gente para estar a solas con Dios, el
Señor hablaba cara a cara con Moisés, como quien habla con un amigo (Éx 33:11). Así, de
frente. Cercano. Familiar.
Pero el diálogo se pone dramático desde el versículo 12. Moisés de alguna manera le pide a
Dios garantías de que Él estaría con ellos. Le dice algo así, ¿Cómo puedo saber que estás y
que vas a estar conmigo? Textualmente: “Me dices que soy tu amigo pero... No me has
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dicho a quién enviarás conmigo.” ¿Cuántas veces hemos pensado así? “Señor, me dices que
haga esto, pero… ¿vas a estar conmigo? Señor, tú me inquietas por la noche, me despiertas
de madrugada y tu Espíritu parece mostrarme algo ¿Vas a respaldarme?”
Para tratar de resolver su incertidumbre, para ganar certezas de parte de Dios, Moisés pone al
pueblo por delante: le pide a Dios que tenga en cuenta que son sus hijos, que no los
desampare. Generoso, no pide por él, sino por Israel; por la gente, por la multitud. Es en ese
momento que Dios responde, tocado en su corazón: “Yo mismo iré contigo”
Dios no los manda con algún ángel o querubín... no, no. Dios promete darle descanso a
Moisés con su misma presencia. La gente importante acostumbra en estos casos a llamar a un
colaborador: “González, venga, acompañe a este señor hasta donde sea. Moisés, el señor
González lo va a acompañar...”. Pero Dios dice: “Yo mismo iré con ustedes”. La verdad, es
que en esos momentos no nos convencen con decirnos que tal o cual persona por muy
influyente que sea nos va a acompañar. No nos alcanza la influencia o el saber (ni siquiera la
unción) de los hombres. Queremos a Dios nos nosotros. Sí o sí. Él o nada.
Ahora viene lo mejor: Moisés toma confianza; y arremete: “O vas con nosotros o no nos
hagas mover de acá”, le dice a Dios. ¡Epa! ¡Qué atrevimiento! Dios miró a su alrededor, hizo
una sonrisa cómplice mirando en la eternidad. “Me gusta este tipo”, habrá pensado Dios.
“Elegimos bien”, le agregaría yo. Sólo a un amigo de verdad se le habilita ese trato.
Y ahí viene el versículo 16. Para subrayarlo en mi Biblia y en la suya: “Si no vienes con
nosotros,... ¿En qué seríamos diferentes de los demás pueblos de la tierra?” No salgo de mi
asombro. Leo una y otra vez las palabras de Moisés. Él nos dice claramente Quién hace la
diferencia.
Si Dios no está con nosotros, en nada nos diferenciamos del mundo. Así de simple y sencillo.
Dios le dice que sí (que iría con ellos) porque lo considera su amigo. Dios le muestra su favor
a Moisés. La NVI que estoy leyendo en este caso, usa la expresión favor de Dios en lugar de
la tradicional gracia ante mis ojos que usa la RVR 1960. Pero Moisés (que ya se aseguró la
presencia de Dios para acompañarlos) quiere ver algo más que el favor de Dios.
Quiere ver todo su esplendor. Toda su gloria, según la RVR 1960. Eso está bueno, es otra
lección: Cuando ya tenemos el favor de Dios, ¡busquemos más! La adoración verdadera no
ADORACIÓN VERDADERA - 93
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se conforma con el favor de Dios, no se conforma con hallar gracia ante los ojos de Dios. A
un verdadero adorador no le alcanza con que Dios tenga un buen concepto de él en su libreta
de calificaciones. Quiere más. Quiere ver a Dios mismo en todo su esplendor: “Déjame que
te vea en todo tu esplendor”.
Nadie nunca estuvo tan cerca. Eso creo. Eso me digo. Y fue porque lo pidió. Porque lo buscó.
Un permiso especial para el que se animó a pedirlo.
La Escritura dice que vio la espalda de Dios, porque en la antigüedad el rostro de Dios no lo
podía ver nadie. Pero lo que vio Moisés, (y la seguridad que ganó aquel día) fue una
experiencia sin igual para el resto de su carrera. Adorar en contextos desfavorables (en medio
de la soledad, en medio de la duda existencial) es hacerse tiempo para apreciar a Dios en todo
su esplendor, más allá de buscar (y encontrar) su favor.
Moisés fue un grandioso hombre de Dios. Podemos admirarlo, decir “qué grande fue
Moisés”, compararlo con los demás líderes de la Biblia y ponerlo bien arriba, pero no alcanza
con eso; también podemos envidiarlo, “cómo me hubiera gustado ser Moisés” (solo por ese
momento, claro), pero tampoco es suficiente; sí, podemos imitarlo, o al menos intentar
imitarlo.91 Eso sí vale la pena. Cuando hayamos conseguido su favor, busquemos su
esplendor. Es un poco más difícil, bastante más difícil. Hagamos esto último. Y recordemos
la gran lección de Moisés en Éxodo 33: es la presencia de Dios con nosotros la que nos hace
diferentes.
91
“Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado
de su conducta, e imitad su fe”. (Hebreos 13:7)
ADORACIÓN VERDADERA - 94
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¿Somos conscientes del profundo significado que tiene nuestra vida de adoración?
¿Alcanzamos a dimensionar la importancia de nuestra adoración? Como hemos dicho desde
el comienzo, adorar es servir, es honrar, es reconocer a Dios en lo profundo de nuestro ser.
Los creyentes del siglo XXI podemos cometer el error de concebir a la adoración como un
momento de canciones en medio de un culto. Ese es un reduccionismo absurdo, un sucedáneo
de la adoración verdadera.
No es así. Adorar es mucho más que cantar. La adoración - cada uno de nuestros actos de
adoración - compromete toda nuestra vida. La adoración que le brindamos a Dios habla de
nosotros, dice quiénes somos y quién es Dios para nosotros.
92
“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la
vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de
Dios permanece para siempre”. (1 Juan 2:16-17)
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santidad; la adoración verdadera nos lleva a la integridad. Es más que canciones, como
vemos, aunque también (¡y gloria a Dios por esto!) se manifiesta en canciones.
Entonces el ejemplo de los tres jóvenes en Babilonia, Sadrac, Mesac y Abed-nego,93 los
amigos de Daniel, aparece ante nosotros con toda su enorme dimensión. Ellos tres le dieron a
Dios una adoración valiente en un contexto difícil y desafiante, una adoración verdadera en
un contexto desfavorable.94 Cuando adorar era un peligro, ellos tres no se achicaron, no
retrocedieron. Y cuando los obligaron a inclinarse en adoración delante de la enorme estatua
del rey Nabucodonosor, dijeron que no. Su enorme valentía queda plasmada en su respuesta
al rey:
Sadrac, Mesac y Abed-nego, a su vez habían sido contagiados por el ejemplo de otro joven,
Daniel, quien desde el inicio de su estadía en Babilonia había sido un ejemplo de integridad
delante de Dios. Ahora bien, imitar a Daniel en Babilonia no era gratis. Era más bien caro.
Podía costarles la vida. Es el precio más alto de una adoración valiente.
El rey Nabucodonosor mandó a construir una enorme estatua de casi treinta metros de altura,
completamente realizada en oro. Su megalomanía era tal que convocó a los principales
funcionarios del reino (“sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros,
jueces, y todos los gobernadores de las provincias”, Dn. 3:3), y los obligó a adorarla. Pero la
visión imperial de Nabucodonosor no terminaba en su propia gente, no se iba a conformar
con la adoración de la gente de su propio reino. La lógica conquistadora de cualquier
imperialismo es imponerse sobre los pueblos conquistados hasta quebrarlos en su espíritu, en
sus convicciones más íntimas. Imponer sus costumbres, sus hábitos, su lógica de
pensamiento. Y su culto. Así que construida la enorme estatua, la orden fue para los pueblos
y naciones vecinas:
93
Ananías, Misael y Azarías, según sus nombres hebreos. (Daniel 1:6-7)
94
“La Biblia está llena de adoradores insaciables”, dice Matt Redman. Y destaca la actitud del profeta Habacuc,
dispuesto a adorar “aunque la higuera no florezca”; y la de Pablo y SIlas, resueltos a vencer sus condiciones
desfavorables y adorar a Dios (Hechos 16). Matt REDMAN, El adorador insaciable, Ed. Peniel, Bs. As., 2002, p.
16.
ADORACIÓN VERDADERA - 96
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La orden de adorar (postrarse y adorar, doblar las rodillas delante de la estatua fastuosa de
Nabucodonosor) obligaba a nuestros tres jóvenes, como extranjeros en el reino, a mostrar su
lealtad al rey. Se esperaba que ellos también, como todos, se rindieran ante lo inevitable. El
poder de los poderosos, el culto que todos realizan, la estatua que a todos convoca.
Si Ud. sale de su casa hoy, probablemente no escuche ninguna orden de este tipo. No habrá
decretos en su país que le ordenen a la población ir hasta la plaza principal de la ciudad y
arrodillarse ante la estatua que su presidente haya levantado. No, no, claro que no. Todo es
más sutil en nuestros días (¡a veces!). Las estatuas de nuestra sociedad no son como aquella
del loco rey Nabucodonosor, pero en la práctica, en su dimensión espiritual se le parecen
bastante.
Vivimos atravesados por las exigencias de nuestras estatuas del siglo XXI. Las estatuas del
consumo, del egoísmo, de los placeres, las estatuas del dinero, del confort y de los bienes
materiales. ¿No nos hemos sentido obligados a rendirnos ante los dioses de este mundo? ¿No
hemos experimentado, acaso, esa presión?
Hoy como ayer en Babilonia, todos se rinden ante esas estatuas. Y podríamos pensar que hoy
también primero se rinde la gente más importante. Los primeros en arrodillarse y rendir culto
a las estatuas del consumo y del hedonismo son los que marcan tendencia. Ricos y famosos,
actores, actrices, estrellas del espectáculo. Son los que salen en las revistas, son entrevistados
y nos cuentan sus livianas vidas. Luego son entrevistados en TV. En base a ellos, a lo que
ellos visten, dicen y usan, estás in o estás out. Son ellos quienes nos informan de los must de
esta temporada (lo que debemos usar y no usar, lo que ya pasó de moda y lo que vuelve a
usarse).
ADORACIÓN VERDADERA - 97
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Después de ellos, detrás de ellos, todos los demás, la gran manada que sigue a esos líderes
(ciegos guías de ciegos)95. Sea por temor, o por vergüenza. Sea para no quedar mal o sólo
para seguir la corriente.
“Todos lo tienen…” le dice el hijo al padre para que le compre su nueva consola. “Todos
van ahí…” le dice la hija a la madre para que le dé permiso de salir. “Todos toman…” se
justifican ambos para no desentonar frente a sus compañeros. ¿Y los adultos? Los adultos
hacemos lo mismo, seguimos a la corriente. Asumimos que lo más normal es lo que todos
hacen.
Y todo esto siendo grave, no sería tan grave si no fuera porque aquellos que no lo hacen (los
que tienen el valor de abstenerse, los Sadrac, Mesac y Abed-nego de nuestros días) pueden
ser acusados. Porque enseguida viene la acusación contra ellos, como veremos en el v. 8. Es
que quienes se niegan a seguir a la manada pueden ser señalados y ridiculizados. Para ellos,
en la era del bullying, les está reservado el horno de la burla.
La acusación es maliciosa. Hecha con mala intención. Es la de aquellos que dicen “si yo me
embarro, vos también te embarrás conmigo”. Enrique Santos Discépolo en su célebre tango
Cambalache escribió: “Vivimos revolcaos en un merengue, y en un mismo lodo todos
manoseaos”.
La acusación que se dirigió contra los tres jóvenes en Babilonia es aquella que va dirigida
contra los hijos de Dios en un medio hostil. Sadrac, Mesac y Abed-nego representan a la
Iglesia. Nos representan a Ud. y a mí. Nótese que primero va dirigida contra los judíos en
general (Dn. 3:8), pero luego se personaliza en los tres amigos (Dn. 3:12). Es el momento en
95
Jesús dijo de los fariseos: “Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en
el hoyo”. (Mateo 15:14)
ADORACIÓN VERDADERA - 98
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que ya no se apunta a los cristianos en general sino a nosotros en particular, a Ud. y a mí, con
nombre y apellido. Esto ya es personal. “Estos tres muchachos no hacen lo que hacemos
todos, son diferentes, son sospechosos. ¿Qué pretenden?”
Llegados a este punto, la presión se intensifica. La denuncia rinde sus frutos y Sadrac, Mesac
y Abed-nego son llevados cara a cara delante del rey. (Dn. 3:13). Nabucodonosor se ve
claramente enojado, contrariado por el desafío que le presentan los tres amigos de Daniel. El
planteo del rey es bien básico: “Todos lo han hecho, pero ustedes no. ¿Por qué no hacen lo
que todos hacen?” Eso. ¿Por qué no hacer lo más sencillo, imitar a la multitud, ir detrás de
los placeres, darse todos los gustos, gastar y consumir y poseer, rendirse ante el dios de las
riquezas, Mamón, si he aquí una multitud de adoradores ya se han postrado y han doblado sus
rodillas en el mercado?
La demanda (Dn. 3:14-15) es postrarse, honrar, adorar al dios de este siglo. Pero la opción de
una adoración valiente es la de resistir:
“No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí
nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego
ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que
no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has
levantado.” (Daniel 3:16-18)
Eso es fe. Cuando las llamativas estatuas de este mundo – a veces ridículas, otras veces
bizarras, pero siempre atractivas – se levantan frente a nosotros (y exigen adoración), nuestra
parte es la de resistir con valentía. El mundo demanda adoración. Pero cuando somos capaces
de decir que solo a Dios adoraremos, solo a Él honraremos, y a él solo serviremos, (y lo
hacemos) aquí, en pleno siglo XXI, estamos también adorando en un contexto desfavorable.
Por eso adorar es mucho más que cantar. Es una actitud que honra a Dios de todo corazón, en
cada acto de nuestra vida, con nuestros hábitos y costumbres. Es exactamente lo que hicieron
96
Romanos 4:17.
ADORACIÓN VERDADERA - 99
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aquellos tres jóvenes en Babilonia el día que se enfrentaron con el poder del imperio y le
dijeron simplemente: “No”.
Yo hubiera querido ver la mano de Dios evitando que nuestros tres amigos cayeran al horno
de fuego. Pero ellos tuvieron que pasar por ahí. Estuvieron dispuestos en serio a pasar por el
horno de fuego. Demostraron que lo suyo no era solo un discurso de barricada. Su
declaración de principios fue literalmente “probada por fuego”. ¡Y no era ni de madera, ni
de heno, ni de hojarasca, sino valiosa y duradera como oro, plata y piedras preciosas!97
Es así. Nosotros le pedimos a Dios no pasar por el horno de fuego. Pero Él manifiesta todo su
poder yendo con nosotros al horno de fuego. Entrando a lo profundo del conflicto.
Caminando con nosotros en medio del fuego. El Dios que adoramos no nos abandona cuando
nos jugamos por Él.
El horno de fuego ardía a máxima temperatura, tanto que los verdugos que arrojaron a los tres
jóvenes perecieron al cumplir con la orden del rey. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando
vieron que dentro del horno, no había tres sino cuatro personas. Parecían cuatro hombres,
pero al mirar con atención, el cuarto tenía un aspecto diferente. Celestial, angelical. El texto
del profeta Daniel dice que era “semejante a hijo de los dioses”. Aterrado por el espectáculo,
profundamente impresionado al ver que los muchachos que mando incinerar se paseaban con
un amigo por el medio de las llamas encendidas, el rey Nabucodonosor cambia súbitamente
de opinión. De pronto, nuestros tres amigos son para él “siervos del Dios altísimo” (Dn.
3:26). Bendice el nombre de Dios (Dn 3:28), cuando antes los desafiaba diciéndoles a ver
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“Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra
de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada
uno cuál sea, el fuego la probará”. (1 Corintios 3:12-13)
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Alejandro De Luca
qué dios podría librarlos… Y declara que no hay Dios como el Dios de los tres jóvenes (Dn.
3:29).
Esto fue así por causa de tres jóvenes que deportados lejos de su tierra, y en condiciones de
clara inferioridad, fueron protagonistas de una adoración valiente. No dijeron que sí a
cualquier cosa. Supieron decir “no”. Marcaron la diferencia
Dejamos para el final la declaración del rey Nabucodonosor, quien en un extraño rapto de
lucidez logró decir:
“Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió
su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el
edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro
dios que su Dios” (Daniel 3:28).
Aquel día Dios fue “El Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego”. Los tres amigos en Babilonia
hicieron conocer a Dios por su propio testimonio personal. Me pregunto cómo queda Dios
cuando le dicen: “El Dios de Alejandro”. Nuestra adoración valiente, en un contexto
desfavorable, hace conocer a Dios.
Epílogo
ADORACIÓN VERDADERA - 102
Alejandro De Luca
En nuestra iglesia, la Iglesia Jesús es Vida de Liniers98 recorrimos todo el año 2015
inspirados y desafiados por este Lema: Movidos por la adoración. ¡Cómo no dar gracias a
Dios por mi congregación! Allí crecí, allí me desarrollé gracias a la paciencia de mis amados
hermanos; allí aprendí a enseñar, a discipular, a adorar a Dios y a predicar su Palabra.
Todavía sigo aprendiendo.
La adoración es una fortaleza de nuestra iglesia. Las iglesias, como las personas, tienen
fortalezas y debilidades. Tenemos otras debilidades, pero la adoración es una fortaleza. Digo
esto porque gracias a Dios tenemos una larga tradición de adoradores (antes los llamábamos
sencillamente músicos). Y como suele suceder en estos casos, las nuevas generaciones
aprenden rápido aquello que vivimos los mayores; no solo lo que les enseñamos de palabra,
sino lo que les enseñamos con el ejemplo. La adoración tiene un lugar destacado en el culto:
le reservamos a Dios con nuestra adoración un lugar importante. Sí, le preparamos un lugar.
No es una adoración al paso; es una adoración dedicada. El resto lo hace una congregación
que disfruta y se goza en la misma presencia de Dios, mientras los músicos y los líderes de
adoración nos guían en el espíritu de la reunión.
Durante muchos años he dado clases en el Colegio Ward, donde trabajo en mi otra gran
pasión que es la docencia. El manual de Filosofía de Ed. Aique contiene un título que siempre
me resultó llamativo: “Movidos por la admiración”. Es una frase de Aristóteles, de su libro
Metafísica. Allí dice textualmente: “Los hombres comienzan y comenzaron siempre a
filosofar movidos por la admiración”. Aristóteles se refería así a los orígenes de la filosofía y
del pensamiento humano; al asombro generado por los fenómenos naturales y el movimiento
de los astros. A los primeros filósofos los movió (o los motivó) la admiración. Así surgieron
los primeros planteos filosóficos, que luego serían científicos.
El título de ese apartado del texto de filosofía quedó grabado en algún lugar de mi
subconsciente. De manera que cuando empecé a pensar en el fenómeno de la adoración, en la
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En el oeste de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
ADORACIÓN VERDADERA - 103
Alejandro De Luca
Desde ese momento Movidos por la adoración fue el lema para el trabajo del año 2015 en
nuestra iglesia. Y de alguna manera, ese fue el germen de este libro. Matt Redman escribió:
“La adoración prospera en el asombro. Podemos admirar, apreciar y quizás aún amar a
alguien sin sentido de asombro. Pero no podemos adorar si él. Para que la adoración sea
adoración debe contener algo de la singularidad de Dios”.99
Movidos por la adoración significa entender que la adoración nos mueve y nos motiva, que
la adoración a Dios es un motor. Como tal, nos puede impulsar a ir hacia adelante en la vida
cristiana, a cada uno en lo personal, en la consagración y en la santidad; y también en la Obra
de Dios, en el trabajo en la iglesia y en el ministerio. La adoración nos mueve y nos guía a la
presencia de Dios y a buscar un avivamiento.
Nuestra adoración es un testimonio;100 habla del Dios al que adoramos. Comunica y transmite
una verdad: que Dios es único e incomparable; que Él es digno de recibir toda nuestra
adoración. ¡La gente que nos ve adorar, tiene que preguntarse por Dios! Nuestra
adoración abre la puerta al Reino de Dios en las vidas de otras personas.
Como hemos visto en estas páginas, David es un ejemplo de un hombre movido por la
adoración. La iniciativa del traslado del arca a Jerusalén, la idea de un templo edificado para
la adoración Dios, nos dan una pauta de lo que significó la adoración como motor en la vida
de David. Y su adoración fue un testimonio desbordante, tanto que llamó la atención hasta el
ridículo de desplegar su exterioridad sin pensar que era el rey. David se expuso con tal de
adorar.
99
Matt REDMAN, op. cit., 2002, p. 29.
100
“La adoración puede ser un testimonio poderoso para los incrédulos”. Rick WARREN, Una Iglesia con
propósito, Ed. Vida, Miami, 1998.
ADORACIÓN VERDADERA - 104
Alejandro De Luca
Hay aquí una advertencia: si hay una adoración espiritual y verdadera, hay también una
adoración inferior, meramente formal, ritualista, exterior y religiosa. ¡Evitémosla! Es una
adoración que no es adoración.
¡Ese tiempo ha llegado! El tiempo de la adoración en espíritu y verdad. “La hora viene y
ahora es”, dijo Jesús. ¡Es nuestro tiempo! ¡Es el tiempo de la adoración espiritual y
verdadera! No perdamos de vista que Dios busca esos adoradores. ¡Que Dios nos encuentre
en la adoración verdadera!