Sie sind auf Seite 1von 3

¿AL CEREBRO LE GUSTA APRENDER?

Para entender mejor la respuesta a esta pregunta te proponemos resolver esta


sencilla operación: ¿Cuánto son: 2 + 2?
Probablemente la respuesta te ha salido sola, de forma casi instantánea y ni has
tenido que pensar en ello. Ahora te propondremos otra operación: ¿Cuánto son:
23 x 45 =?
Bueno, esto ya es más complicado ¿verdad? Para obtener el resultado tienes que
concentrarte mucho más y seguramente deberás pensar durante bastante tiempo,
porque es una operación más difícil. Y mientras estás concentrado en resolver esta
operación, probablemente te preguntes por qué estás invirtiendo tu valioso tiempo
en resolver una multiplicación que no sirve para nada.

Y es que nuestro cerebro tiene una parte consciente y una parte inconsciente.
Para la primera suma, no tenías ni que pensar en ello, tu subconsciente podría
responder a eso fácilmente. Pero para la segunda operación, realmente tienes que
pensar en ello y ahí es donde entra en acción tu conciencia.

Si quieres saber cómo es nuestro cerebro consciente, piensa en Sheldon Cooper


de The Big Bang Theory. Sheldon es una persona que intenta bloquear todas las
emociones, se comporta de una manera extremadamente racional ya que de este
modo puede concentrarse en una tarea concreta que requiere mucho esfuerzo.

EL CEREBRO TRABAJA POR NIVELES

Nuestro cuerpo ha evolucionado a través de los siglos condicionado por la


necesidad del ahorro de recursos energéticos innecesarios, para así poder
utilizarlos sólo en las tareas más importantes dependiendo del momento y la
situación. Por este motivo, el cerebro utiliza rutinas inconscientes, que llamamos
“hábitos”, las cuales requieren menos energía y no presentan la necesidad de
reconfigurar patrones neurológicos internos.

Pero el propósito principal de un organismo no es ahorrar energía. En realidad lo


que busca es mejorar su dominio sobre el medio ambiente para replicarse a sí
mismo. En el ser humano, el cerebro es el órgano más elaborado para este
propósito, el único capaz de organizar conceptos prácticamente sin límite de
dificultad. Por lo tanto, realmente sí está diseñado para aprender. Y cuando es
inmaduro es cuando más interés muestra por hacerlo. Pensemos… ¿quién es más
curioso que un niño?

Lo que nos lleva al nivel psicológico de la respuesta: al cerebro le gusta aprender


cuando debe organizar conceptos de los que ya tiene conocimiento previo y a ser
posible que domine, trabaja a través de niveles sucesivos de integración. Si le
presentamos un concepto que no puede manipular, porque no tiene los subconceptos
necesarios previos, lo estamos poniendo en una situación de impotencia. Cualquier
mente psicológicamente sana se defiende cegándose al problema, incluso si se
vuelve a él más tarde. Pero en realidad no hay una verdadera reticencia del
cerebro para aprender, siempre y cuando se encuentre en una situación para
mejorar su dominio del mundo, y por lo tanto para encontrar allí su recompensa.

Y al final de todo, el nivel de organización psicológica se ejecuta a través de la


parte más básica: la biológica u orgánica, o sea, del metabolismo, siempre y
cuando éste funcione normalmente. Si, por ejemplo, tenemos bajo nivel de azúcar
en la sangre porque no hemos comido nada durante mucho tiempo, nuestro
rendimiento cerebral para aprender caerá bruscamente y se refugiará en los
automatismos.

Pero la conclusión final, es que nuestro cerebro aprende en función de la


motivación y los recursos que tiene para aprender. Si algo nos llama la atención o
nos parece interesante, iremos por ello, de lo contrario lo obviaremos
inconscientemente.

LAS MEJORES TÉCNICAS DE ESTUDIO

Hay alumnos que parece que “se les da bien” estudiar, pero a otros les cuesta
mucho y esto puede se debido a múltiples factores, pero en la mayoría el problema
reside en una mala técnica de estudio.
Para empezar hemos de tener en cuenta que el término estudiar no es sinónimo de
“empollar”, ni mucho menos. Si bien es cierto que en muchas ocasiones el estudio
incluye la memorización de parte del temario, esta memorización no puede carecer
de comprensión. Estudiar es un trabajo en el cual es necesario adquirir y
dominar una serie de destrezas, habilidades y técnicas, que se aprenden con el
ejercicio y que permiten la consecución del objetivo propuesto, en este caso del
estudio.

El fin principal del estudio, desde el punto de vista del desarrollo humano y
cultural, es la formación integral de la persona, capacitándola para llevar una vida
plena, tanto a nivel individual como colectivo. Hemos de tener en cuenta que
cualquier acto que realicemos en el desarrollo de nuestras vidas cotidianas no es en
sí mismo un acto aislado, sino que se encuentra en conjunción con todo lo que nos
rodea. Por este motivo, el hecho “estudiar” no se desliga del continuo vital y se
halla inmerso en el comportamiento global personal, colaborando en conseguir el
bienestar físico y psicológico de todo ser humano. Para obtenerlo, no obstante, es
necesario responsabilizarse frente a esta tarea.

Por tanto, aprender a estudiar correctamente no se trata únicamente de ofrecer


una metodología de trabajo, sino que es preciso dotarla de calidad humana,
de creatividad e incorporarla a la dinámica de nuestra vida. Estudiar no significa
llenar nuestro cerebro de datos al azar, sino adquirir una buena formación mental
que nos posibilite integrarnos en el mundo e interpretar la realidad de forma
coherente y global. Esta habilidad mental podría definirse con las siguientes
características: flexibilidad, agilidad, capacidad crítica, creatividad, curiosidad y
sensibilidad intelectuales, capacidad para el análisis y síntesis y facilidad de
lectura y expresión. Estas características pueden potenciarse y organizarse de
modo que nuestro objetivo, “estudiar”, se cumpla plenamente.

Lo importante, por tanto, no es la cantidad de estudio, sino la calidad del mismo.


Saber estudiar significa saber cómo hay que pensar, observar, concentrarse,
organizar y analizar, en suma ser mentalmente eficiente.

Das könnte Ihnen auch gefallen