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El canto es muy importante en la comunidad cristiana. En muchos de los Ritos cristianos antiguos -
lo mismo ocurre en los hebreos- toda la liturgia es cantada. El canto expresa la verdadera
naturaleza de la Iglesia: pueblo orante y exultante, reunido por la palabra de Dios en el Amor. El
fruto de la Palabra, bajando como rocío y tomando posesión de la asamblea, ha producido -amor,
comunión fraterna- vuelve a Dios subiendo hasta lo alto como suave perfume en forma de canto a
una sola voz, "con un solo corazón y una sola
alma".
Hay que volver a levantar el templo del Señor. ¿En dónde? ¡En nosotros. En nosotros habita el
eterno! "La Palabra se ha hecho carne y ha puesto su Tienda entre nosotros". Nosotros somos la
"Tienda de la Reunión", el "Santuario de su Shekináh"! (de su Presencia!). Hay que restaurar en el
Templo del Señor un culto espiritual, un sacerdocio real y profético. Por eso estamos abriendo un
camino de retorno para los alejados, para los ateos. Hay que reconstruir la casa para acoger a los
alejados. El carisma del Salmista-Cantor es fundamental en esta obra de reconstrucción. El Señor
os confía una misión en la reconstrucción de la Iglesia en la presente generación.
Salomón construyó el templo y se preocupó de los cantores, y antes que él David, sobre todo. Es
una cosa nueva a la que Dios nos está llamando. No tenemos una tradición, porque este carisma
se había perdido prácticamente desde hacía siglos en la Asamblea cristiana (existía tal vez el
maestro de coro que enseñaba los cantos de iglesia a los demás, pero aquí no se trata de esto).
Ya no sabíamos lo qué es "expresar con el canto la exultación del espíritu". Entonces tenemos que
buscarlo, inventarlo, tras las huellas de la experiencia más antigua de la Iglesia, y según lo que el
Espíritu Santo está suscitando en nuestras comunidades.
El canto es la expresión más alta de la experiencia del espíritu religioso. La música es a la palabra
lo que el alma es al cuerpo. Toda palabra tiene una música, es decir, un alma. Se pueden decir las
mismas palabras con música diversa y el significado cambia. La música lo dice todo, más que la
palabra. Es precisamente su aliento, su alma. De esa música tú no eres consciente cuando
pronuncias la palabra. Por eso es difícil que puedas engañar: la música que pones sin darte cuenta
en la palabra expresa lo profundo de ti... si eres verdadero, auténtico o no! La música se te escapa,
no puedes dominarla, te traiciona...
He ahí la importancia de la música que acompaña y anima la palabra. Esto vale para el hablar
normal (conversaciones, ruedas de experiencias, catequesis, ecos de la Palabra, etc.) En este
nivel hablas y hablas.. y no dices nada, aburres, cansas, o bien hablas y agarras los corazones, no
cansas, porque transmites un espíritu, una vida, de lo profundo... Cuando uno habla como un
disco... se desconecta, pero cuando habla con "música espiritual" te está dando el alma, el amor ,
la vida. Si esto vale tratándose de la palabra simple, mucho más tratándose del servicio de cantor y
también de lector de la comunidad.
El problema de fondo es que para cantar y leer como se debe se necesita fe. Por eso no todos
pueden cantar o leer. Hay cantores y lectores estupendos a los que les falta algo: el 'pathos', el
sentimiento, no comunican nada.. No han recibido el carisma los que leen o cantan con una técnica
perfecta, sino quien tiene el espíritu, y da ese espíritu a la palabra y al canto. ¡Se trata de ser
testimonios! Uno puede tener una técnica estupenda o una voz excepcional, y sin embargo cantar
o proclamar como un bronce que suena...
Ciertamente hace falta también un mínimo de técnica para cantar y tocar. Si no lo tienes recibes
lecciones de un maestro. Indicará que amas el carisma. Pero para cantar con espíritu se requiere
la conversión.¡Y para esto está el camino neocatecumenal!
Antes de cantar ponte en la presencia de Dios. Piensa en El. Piensa que no cantas para agradar a
los presentes. Tú proclamas (el canto es una proclamación) ¿a quién? ¡a Dios! Vete al atril y
disponte a cantarle al Señor. Al atril: un atril sólido como un trono, ¡como el Sinaí! desde el que
Dios ha proclamado la Palabra de vida para nosotros. Amad a la Palabra: amor a la Palabra, y a lo
que la contiene: el Libro, y lo que la sostiene: el atril (ambón!). Por el cuidado y el respeto a estos
signos se ve vuestro amor a la liturgia. Y en la liturgia un momento fundamental es el canto, el
"sacrificium laudis" (sacrificio de alabanza). En el atril tienes una actitud que expresa con el cuerpo
lo que estás haciendo. Allí no ejecutas un canto de Kiko, sino que cantas una alabanza a nuestro
Dios. Por eso no puedes cantar sin convertirte.
Es importante conocer bien los cantos y cantarlos sin deformarlos, cantarlos según la 'tradición'.
Hay muchos que no soportan cantar como canta otro (por conflictos, por antipatías, etc.), y
retuercen, añaden una nota por aquí, un acorde por allá, etc... El canto lo ha compuesto otro. ¿Qué
es lo que tienes que poner tú? La expresión, el alma, el espíritu ...¡que viene de tu conversión!
Hay distintas clases de cantos: salmos, himnos, aclamaciones, etc. Cada uno tiene una estructura
propia, una expresión diferente. Dice S. Agustín: cuando el salmo llora, llora tú con el salmo.
Cuando ríe, ríe tú con el salmo. Cuando el salmo reza, reza también tú con él! Las notas sirven
para expresar un contenido. Y así:¡"Desde lo hondo a ti grito, Señor!, ¡Señor, escucha mi voz!".
El salmo exorciza: David cantaba y Saúl se calmaba, el demonio lo dejaba. Por eso también decía
S. Pablo: ¡cantad!
Preparad bien los cantos de la Vigilia Pascual: preparaos y preparad también a la comunidad. Se
ve la importancia de una fiesta también por esto: por el cuidado de la preparación. Los cantos
particularmente importantes con tres: el Pregón pascual, Caballo y caballero, la Bendición del
agua... y también el Gloria.
¿Cómo hay que distribuirse los cantos? Que haga cada canto el que mejor lo hace, por el bien de
la celebración. Enseñad a los presbíteros la Anáfora y la Bendición del agua. Hay presbíteros que
no se atreven a cantar, porque dicen que tienen mal oído, que no han cantado nunca. No hay
nadie desentonado por principio: todos tenemos las cuerdas vocales perfectas. Está desentonando
el que tiene conflictos internos. En efecto, la música tiene relación con el espíritu y frecuentemente
no es más que cuestión de complejos internos. El oído se puede educar. Yo he hecho cantar a
curas que decían: ¿yo cantar? ¡imposible!
Si tu presbítero dice:¡no! le debes obedecer, amarlo, dar la vida por él... De otro modo ¿cómo le
mostrarás que Dios ha dado la vida por ti amándote? Cristo te ha amado a ti cuando le decías con
tu vida:¡no¡, cuando eras su enemigo, te ha comprado a un precio cado derramando toda su
sangre. Y ya Resucitado, vivo y rey para siempre a la derecha del Padre te envía su Espíritu Santo.
Hay una gradualidad en los cantos del camino neocatecumenal: cantado antes de tiempo un
determinado canto puede ser un moralismo.
Y los cantos que nacen en las diversas comunidades tendrán que ser cribados.
Evangelio al azar
Ensayar algunos cantos importantes para la vigilia:
¿Qué espera una persona que entra en una sinagoga? Buscando aprender algo, uno se va
a una librería; si se busca placer estético, se va a un museo de arte; si se busca la música, se va a
una sala de conciertos. Muchas son las ocasiones que nos ayudan para adquirir importantes
virtudes mundanas, habilidad y técnica. Pero ¿Dónde se podría aprender sobre las realidades más
profundas del espíritu?.
Muchas son las oportunidades para los discursos públicos, ¿pero donde están las
ocasiones para el silencio interior? Es fácil encontrar gente que nos enseñara a ser elocuentes,
pero ¿quién nos enseñará a estar callados? Es importante desarrollar el sentido del humor, ¿pero
no es importante también tener un sentido de reverencia? ¿Dónde se podría aprender la eterna
sabiduría de la compasión? ¿el miedo de ser cruel? ¿el peligro de ser insensibles? ¿dónde podría
uno aprender que la verdad más grande se encuentra en la constricción y en el arrepentimiento?
Para alcanzar un cierto grado de seguridad espiritual no se puede basar uno en los propios
recursos. Hay necesidad de una atmósfera donde la tensión al espíritu es compartida por una
comunidad. Tenemos necesidad de estudiantes y escolares, maestros y especialistas. Pero
tenemos necesidad de la compañía de testimonios, de seres humanos entregados al culto que por
un momento sienten la verdad de que la vida no tiene sentido sin estar unido a Dios. Es la misión
del cantor LA DE CREAR COMUNIDAD LITÚRGICA, LA DE CONVERTIR UNA PLURALIDAD DE
INDIVIDUOS QUE ORAN EN UNA UNIDAD DE CULTO, DE ADORACIÓN.
Siguiendo un servicio en la sinagoga capté el comentario de una señora anciana a su amiga: "¡Fue
un servicio encantador”; me vinieron ganas de llorar. ¿Es esto lo que la oración significa para
nosotros? Dios es serio, él no es "encantador" nunca. Pero nosotros pensamos que es posible
estar bien lustrosos y orar. "Servid al Señor con temor y alegraos con temor" (Ps.2) La oración es
alegría y miedo, confianza y temor juntos.
Yo crecí en una casa de culto donde lo espiritual era real. No había elegancia, pero había
constricción; no habla gran riqueza, pero había una gran espera. Era un lugar donde cuando veía a
un judío sentía el Judaísmo; algo ocurría en la gente cuando entraban en la casa de culto. Todavía
hoy cuando voy a la sinagoga mi esperanza es la de experimentar el sabor de tal atmósfera. ¿Pero
guía es lo que encuentro dentro de la sinagoga contemporánea? Todos estamos de acuerdo sobré
la importancia de la oración. LOS CANTORES DEDICAN SU VIDA AL ARTE DE CONDUCIR A
NUESTRO PUEBLO EN LA ORACIÓN. Es verdad que de todos los actos religiosos, la oración es
el que más se observa; cada séptimo día centenares de millares de Judíos entran en la sinagoga.
¿Pero qué sucede en la mayoría de nuestros servicios?
Es necesario comprender las dificultades del cantor. La llamada a la oración muchas veces choca
contra un muro de hierro; la asamblea no está siempre abierta y pronta para adorar. EL CANTOR
DEBE PERFORAR LA ARMADURA DE LA INDIFERENCIA, TIENE QUE LUCHAR PARA
OBTENER UNA RESPUESTA. Debe conquistarles Para hablar en nombre de ellos. A ,yesos, debe
ser el que despierta a los que dormitan, antes de ser un "shelich sibbur". Me parece que
no-debemos olvidar que existe una herencia de capacidad espiritual de respuesta en las almas de
nuestro pueblo. Es ver dad, incluso, que esta capacidad de respuesta puede perderse por falta de
nueva inspiración, del mismo modo que un fuego se puede apagar por falta de combustible.
Hemos adoptado la actitud de creer que el mundo es un vacío espiritual, en tanto que los
Serafines proclaman que "la tierra entera está llena de su gloria". Solamente los Serafines están
dotados de este sentido pro la Gloria? "Los cielos narran la gloria de Dios" ¿Cómo la narran?
¿Cómo la revelan ellos? "No es un mensaje, no hay palabras, ni su voz se puede oír'' (Ps.19,4), los
cielos no tienen voz, la Gloria no se puede oír. Es una misión del hombre revelar aquello que está
escondido, ser la voz de la Gloria, cantar su silencio; articular -por decirlo así- lo que está en el
corazón de todas las cosas. La Gloria aquí es invisible y silenciosa; el hombre es su voz, su misión
es ser la canción. El Cosmos es una asamblea con necesidad de un cantor.
¿Qué oído ha escuchado jamás cómo cantan los árboles al Señor? ¿Ha pensado alguna
vez nuestra razón en invitar al Sol a alabar al Señor? Y, sin embargo, lo que el oído" no es capaz
de percibir, lo que la razón no es capaz de concebir nuestra oración lo hace claro a nuestra alma.
Esto es una verdad que debe ser aferrada por el espíritu: "Te darán gracias, Señor, todas tus
obras" (Ps.145,10). Nosotros no estamos solos en nuestros actos de alabanza; allí donde hay vida
existe un culto silencioso. El mundo esta siempre a punto de llegar a ser una realidad en
adoración.
El valor numérico de las letras que constituyen la palabra "shirch", "canto", es igual al valor
numérico de la palabra "tefillah", oración. oración es canción. "¡Cantadle, salmodiad para él,
meditad todas sus maravillas¡" (1Co.16,9), sobretodo el misterio que nos rodea.
Mientras otras fuerzas en la sociedad se combinan para aplastar nuestra mente, la música
nos reviste de momentos en los cuales el sentido de lo inefable llega a ser vivo. Oír una gran
música es una experiencia extraordinaria que impulsa al alma a un encuentro con un aspecto de la
realidad con el cual la mente no puede nunca relacionarse adecuadamente. Tales experiencias
rebajan la arrogancia y la complacencia, y pueden final mente producir un sentido de constricción y
una prontitud para la conversión.
Se ha dicho alguna vez que cuando alguno había transgredido la ley y llevaba su sacrificio
al templo santo de Jerusalén, el sacerdote lo miraba y percibía todos sus pensamientos. si él
descubría que el hombre no estaba arrepentido completamente, el sacerdote daba la orden a los
Levitas de comenzar a cantar una melodía para llevar al pecador a la "teshubali" (conversión,
arrepentimiento). La música nos lleva a las puertas de la conversión. del arrepentimiento; de la
insoportable realidad de nuestra vanidad y fragilidad y de la terrible importancia de Dios.
Yo me definiría como una persona que ha sido impactada por la música como una persona
que no se ha rehecho de los impactos de la música Sin embargo, la música es un recipiente que
puede contener cualquier cosa: ella puede expresar vulgaridad, puede transmitir sublimidad. Puede
acentuar la vanidad; puede inspirar humildad. Puede engendrar furia; puede encender la
compasión. Puede provocar estupidez y puede ser la voz de la grandeza. Si a menudo proclama la
más alta reverencia del hombre, también a menudo puede expresar la más terrible arrogancia.
Orar sin "nussali" es perder la activa participación de la comunidad. La gente puede ser
incapaz de orar; todos somos capaces de cantar. Y el canto conduce a la oración Lo que yo quiero
decir de la separación de la música cantoral de la Palabra litúrgica, no es cantar sin palabras sino
cantar de un modo que contradice las palabras, ya sea esto un problema espiritual o técnico. LA
VOZ DEL CANTOR NO DEBE REEMPLAZAR TAS PALABRAS NI MINI INTERPRETAR EL
ESPÍRITU DE LAS PALABRAS. EL CANTOR QUE PREFIERA HACER UN ALARDE DE SU VOZ
ANTES QUE ACOMPAÑAR LAS PALABRAS Y MANIFESTAR EL ESPÍRITU DE LAS PALABRAS,
NO LLEVARA A LA COMUNIDAD A LA ORACIÓN. "Sé humilde delante de la Palabra" debería ser
el imperativo del cantor.
La música es algo serio que puede ocupar el lugar del sentido religioso en el corazón del
hombre (la sala de conciertos es para mucha gente el sustituto de la sinagoga); el hecho de
separar la música de la Palabra puede, sin duda, fomentar una espiritualidad sin una entrega
personal y prestar más un ser vicio a la música de concierto que a un enriquecimiento de la
sinagoga.
La humanidad está siempre en proceso y el interrogatorio del alma puede ser audible en la
música. Una de las cosas que se reflejan en la moderna música cantoral, es la falta del sentido del
misterio que está a la raíz de la conciencia religiosa. La música adquiere su dimensión religiosa
cuando no se queda satisfecha con transmitir lo que está a la puerta de la emoción y de la
imaginación. La música religiosa es un intento de envolver lo que está dentro de nuestra esfera,
pero más allá de nuestro alcance; la pérdida de esta tensión origina el peligro de que la música
religiosa pueda ser una distorsión del espíritu.
La música es el alma del lenguaje. Una buena frase es más que una serle de palabras
puestas juntas; una frase sin tonalidad, sin cualidad musical, es como un cuerpo sin alma El
secreto de una buena frase esta en la creación de una cualidad tonal que corresponda al
significado de las palabras; debe haber una armonía entre el tono justo y las palabras justas. Esta
armonía falta dolorosamente en la música cantoral. Se queda uno estupefacto al escuchar cómo
pensamientos magníficos vienen pronuncia dos en tono falso Palabras sublimes y melodías
crueles. Mucho de lo que escuchamos en la sinagoga es extraño a nuestra liturgia; la música que
oímos distorsiona y contradice las palabras, en lugar de elevarlas si glorificarlas. Tal música
produce un efecto molesto en nuestra búsqueda de la oración Uno se siente a menudo herido al
escuchar algunas de las melodías en las sinagogas modernas.
Es un hecho que, así como hay oradores que son mejores que sus palabras, hay cantores
que son mejores que sus melodías. Pero esto no es un problema de interés personal; el futuro de
la oración hebraica depende en grado considerable del poder del cantor.
El "Siddur" es un libro del que todos hablan, mas pocos han leído este libro, que tiene la
particularidad de ser uno de los libros más desconocidos de nuestra literatura. ¿Consideramos de
verdad el significado de su palabra? ¿Tratamos tal vez de identificar nuestra vida interior con lo
que se proclama en la "nishmath": "E! alma de todo ser viviente bendice tu nombre, Señor Dios
nuestro ..."? Hay quienes dicen, sin embargo, que el "Siddur" no expresa los deseos, las
necesidades, las aspiraciones del hombre moderno.
Debemos aprender cómo estudiar la vida más íntima de las palabras que llenan el mundo
de nuestro Libro de Oración. sin un estudio intenso de su significado nos encontramos, en real¡
dad, desconcertados cuando encontramos la multitud de seres extraños y sublimes que pueblan el
cosmos interior del espíritu judaico. El problema del Libro de oración es que es demasía do grande
para nosotros, demasiado sublime; nuestras pequeñas almas deben, primero, elevarse a su
grandeza. No liemos conseguido traducir su grandeza a nuestras mentes, y nuestras almas se
pierden en su desierto sublime. No es bastante saber cómo traducir el hebreo al inglés; no es
bastante haber encontrado una palabra en el diccionario y haber experimentado especiales
aventuras aplicándole el estudio de la gramática. Una palabra tiene "un alma", y nosotros debemos
aprender a captar la intuición de su "vida". Las palabras conllevan una especie de compro miso y
no son solo el sujeto de reflexiones estéticas.
Este es nuestro dolor; decimos palabras pero no tomamos decisiones.. No sabemos ni tan
siquiera cómo mirar a través de una palabra para encontrar su significado; liemos olvidado cómo
encontrar el camino hacia la palabra, cómo entrar en relación íntima con algunos pasajes del Libro
de Oración. Estamos familiarizados con todas las palabras, pero según nuestro gusto, y así no lo
estamos con ninguna. El "siddur" (orden en la oración se ha convertido en un lenguaje extraño que
no sabe cómo pronunciar el alma.
Para que la Música cantoral pueda volver a adquirir su dignidad, no será suficiente estudiar
el modelo auténtico de nuestra tradición musical; lo que hace falta es una renovación litúrgica. Esto
implicará no solamente un sentido nuevo de reverencia y de fe, sino una nueva intuición del
significado de las palabras litúrgicas y un modo interior de proclamar y apropiar las palabras. La
decadencia del "Hazzanuth" (cantor) continuará hasta que no entendamos que el temor y la fe son
tan importantes como el talento y la técnica, y que la música no debe perder su relación con el
espíritu de las palabras.
Es importante para el cantor estudiar la melodía, pero también es importante estudiar las
palabras del Libro de Oración. En el judaísmo el estudio es una forma de culto, pero se puede decir
que el culto es una forma de estudiar que incluye la meditaci6n. No es bastante confiar en la propia
voz; hace falta un esfuerzo constante para encontrar un camino hacia la grandeza de las palabras
en nuestro Libro de oración.
A pesar de toda su grandeza, hay algo más grande que la música. En el Sinaí nosotros
oímos el trueno y el relámpago; pero ellos no eran la música de los elementos, sino de la Palabra a
causa de la cual ocurrió el gran suceso. La Voz siempre va por delante y nosotros vamos detrás de
Ella. Nosotros no tenemos ni iconos ni imágenes en nuestras sinagogas; ni siquiera tenemos
necesidad de símbolos visibles para crear en nosotros una actitud de culto y de adoración. Todo lo
que nosotros tenemos en nuestra liturgia son palabras, y lo mismo en nuestro corazón. Hoy, ambos
están separados; la misi6n de la música es reunirlos de nuevo.
Hay testimonios de la existencia de Dios; entre los primeros de todos están la Biblia y la
música. Nuestra liturgia es un momento en el cual estos dos testimonios vienen expresados. "Una
afirmación es sostenida bajo la evidencia de dos testigos'' Nuestra liturgia consiste en el testimonio
de la música y de la Palabra. Quizás éste sea el modo de definir a un maestro de oración: es una
persona en la cual se encuentran los dos testimonios. Es una persona en la cual se da una
ecuación espiritual: la ecuación de canto y "ánimo", de palabra Ir mente. El "yo" y la oración son
una sola cosa.
Me gustaría concebir el "Hazzanuth" como el arte de hacer la exégesis del "Siddur" (Libro
de Oración equivalente a nuestro "Salterio") como el arte de interpretar las palabras de la liturgia.
Las palabras mueren por la rutina; la misión del cantor es la de darles vida. EL CANTOR ES UNO
QUE CONOCE EL SECRETO DE LA RESURRECCIÓN DE LAS PALABRAS. El arte de dar vida a
las palabras en nuestra liturgia requiere, no solo el estar envuelto personalmente en ellas, sino en
poder expresar el contenido de piedad durante siglos. Nuestra liturgia contiene mucho más de lo
que nuestros corazones son capaces de oír. La Liturgia hebrea es un resumen espiritual (en textos
y cantos) de nuestra Historia. Hay una Tohrá escrita y otra no escrita; la Escritura y la Tradición.
Nosotros hebreos, afirmamos que la una sin la otra es ininteligible. Del mismo modo podemos decir
que hay una liturgia escrita y una no escrita; está la liturgia, pero está también un acercamiento
interior a ella y una respuesta a ella; un modo de dar vida a la Palabra, un estilo en el cual las
palabras llegan a ser una proclamación personal y única.
El canto es la expresión más íntima del hombre; de ningún otro modo el hombre revela lo
que es en sí mismo tan perfecta mente como en el modo en el que canta, puesto que la voz de una
persona, especialmente durante el canto, es el alma en su total desnudez. Cuando cantamos,
pronunciamos y confesamos todos nuestros pecados. "Hazzanuth" (canto) es "histapkuth
hanefesh" (manifestación del corazón). Hay una historia sobre Baal Shem; dicen que una vez
estaba escuchando muy atentamente a un músico. Cuando sus discípulos le preguntaron por que-
estaba tan absorbido en lo que estaba escuchando, el Baal Shem respondió: cuando un Cantor
canta, echa fuera y manifiesta todo lo que ha hecho.
Verdaderamente, un cantor en Pie frente al Arca desnuda toda su alma, expresa todos sus
secretos. El arte de ser cantor comprende la profundidad, la riqueza y la integridad de su existencia
personal.