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-Emiliano Jiménez
ABRAHAM EL CREYENTE
1
A los padres
que aún saben contar historias
y transmitir la fe a sus hijos.
2
Mia! la o"a !e !on!e os #allaon$ la "an#ea !e !on!e os
e%#a&eon' mia! a A(a)am$ *+es#o ,a!e$ a Saa +e os
!io a l+z' "+an!o lo llamé ea +no$ ,eo lo (en!i&e lo
m+l#i,li+é.
Isaías 51,1-2
3
PRESENTACIÓN
ace a!os, leyendo mi!as)im, me encontr" con esta frase# $%rat&ndose de Abraham,
jam&s se puede uno fiar'. (l rey )imrod encerr* a Abraham en la prisi*n. +or un a!o entero
le tuo prisionero, sin aua y sin pan. Al cabo del a!o, mand* al jefe de su uardia a buscar al
prisionero "ste le respondi* que, despu"s de un a!o, en tales condiciones, el prisionero no
podía estar io. +ero el rey le respondi*# $%rat&ndose de Abraham, jam&s se puede uno fiar'.
/&s tarde comprendí la respuesta del rey )imrod. Abraham creía que $nada es
imposible para 0ios'. (sta fe de Abraham hace que su ida est" llena de acontecimientos
il*icos, imposibles al hombre abandonado a sus fueras, pero que responden a la l*ica y a
las posibilidades de 0ios. Abraham es una palabra y una obra de 0ios. (n "l brilla el
desinio, la fidelidad y la potencia de 0ios. (n Abraham se hace presente, en cada momento,
el futuro de la historia, ya presente en la mente de 0ios. Abraham, padre de la fe, se deja
llear en cada instante por 0ios. )o se ata al pasado, a su esterilidad, a su tierra, a su familia
-'sal de tu tierra...'- ni se aferra a su futuro, al hijo que le arantia la descendencia -'e,
sacrifica a tu hijo'-. Así ie el presente, que llena de sentido el pasado y alumbra el futuro,
por encima de todas las posibilidades humanas del presente. +ero es que Abraham cree que
$para 0ios nada es imposible'.
a rica fant asía del mi!as) descubre nueos matices, detalles insospechados que
enriquecen la historia increíble de Abraham, para quien, por creer en 0ios, nada es imposible.
Así nos sorprende er c*mo Abraham, ante ciertas situaciones il*icas, $contra toda
esperana', sin decir nada, sin el mínimo intento de oposici*n, siue adelante su camino,
moido por la conicci*n interior de la fe de que lo que cuenta no es lo que sus ojos o ra*n
e ante sí, en ese momento, sino que lo que cuenta es el futuro, cuya fuera est& ya presente
en la promesa de 0ios.
+ara el mi!as), -m&s fiel a la erdad que todo el historicismo crítico-, no hay
sorpresa, que le asuste, no hay nada que le pareca e3tra Ζo contemplando la historia de
Abraham desde la lu de lo alto y del futuro, lo m&s sorprendente de los relatos entra en la
normalidad del milaro. (n el mundo de Abraham, íntimamente liado al mundo de 0ios,
puede suceder de todo con la m&3ima naturalidad, sin contradecir las leyes na#+ales. 4i alo
supera lo que el hombre se espera o cree raonable, esto no sinifica otra cosa que el hombre,
por sabio que se crea, sabe muy poco la mente y el cora*n del hombre no abarcan m&s que
una mínima parte de la sabiduría y potencia de 0ios, reelada en su +alabra y en su historia
de salaci*n para con los hombres.
Abraham, est"ril "l y est"ril su esposa 4ara, ha sido eleido por 0ios para ser padre de
un pueblo numeroso. a descendencia futura es lo que cuenta y a la que Abraham mira,
$riendo de oo', sin detenerse a mirar la actual falta de ior en "l y en 4ara. Abraham
emprende su camino sin otra cosa en el cora*n m&s que la esperana, fruto de la certea de
la promesa de 0ios, a quien cree y de quien se fía.
omo descendiente de Abraham, he buscado en la (scritura, en el /idrash, en los
4abios y en mi cora*n la )is#oia de nuestro Pa!e en la /e. (s lo que ya empe* a hacer
(sdras, el escriba# $ey* el libro de la ey de 0ios, aclarando e interpretando su sentido, para
que comprendieran la lectura' 6)e 7,78. (scrutando la (scritura, con una traducci*n amorosa,
que es estudio y meditaci*n, "sta se hace transmisi*n ia, dentro de $un reino de sacerdotes
y de una naci*n santa' 6(3 19,5-:8.
A mis hermanos dedico lo que he descubierto. on los datos de la historia y de la
leyenda -tan ia, tan real, tan erdadera- he escrito esta ida de Abraham, primer creyente en
el 0ios único, único creyente en medio de una familia y un mundo id*latra como el nuestro.
Abraham, con la fuera de la fe, se pone en camino, abandona la patria, la familia, los luares
5
comunes de la rutina en su iaje conoce sus flaqueas, dudas, pecados y tambi"n la fidelidad
de ;uien le ha puesto en camino . (n su pererinaci*n a sembrand o la fe y el ermen de la
descendencia $numerosa como las estrellas del cielo'. 0e ese ermen nace su 0escendiente#
$<esús, hijo de Abraham' y los $nacidos a la misma fe de Abraham'# tú, yo y tantos otros
esparcidos $por todas las playas del mundo'.
+ues no son hijos de Abraham, sus hijos de la carne, sino los que ien de la fe de
Abraham 6=a >,:ss8, hijos de la promesa 6?m 9,@-9 <n 7,>1-598. +ues no basta con decir#
$somos hijos de Abraham', es preciso dar frutos de conersi*n 6/t >,7-98, siuiendo las
huellas de Abraham, siempre pererino en busca de la +atria 6b 11,1:8.
Abraham es el primer misionero itinerante de la fe en 0ios, siempre en camino,
e3perimentando la fe y transmiti"ndola. Abraham es el hombre que ha encontrado a 0ios,
cuando 0ios le ha salido al encuentro. encontrando a 0ios se siente ,o/e#a de 0ios 6=n
2B,@8 no puede hablar, como los profetas posteriores, al pueblo porque el pueblo aún no
e3iste pero, Cqu" importaD Abraham es profeta para el pueblo futur o, que llea en las
entraΖas de su fe. a profecía de su ida siue ia hoy, resonando $para nosotros que
creemos en Aquel que resucit* a <esús de entre los muertos para nuestra justificaci*n' 6?m
E,2E8.
on la resurrecci*n de risto, 0ios ha dado cumplimiento a las promesas hechas a
Abraham. risto, con su resurrecci*n, ha traído al mundo la bendici*n prometida a Abraham#
Fosotros sois los hijos de los profetas y de la aliana que 0ios estableci* con uestros padres,
al decir a Abraham# (n tu descendencia ser&n bendecidas todas las familias de la tierra. +ara
osotros en primer luar ha resucitado 0ios a su 4iero y le ha eniado para bendeciros,
apart&ndoos a cada uno de uestras iniquidades 6ch >,25-2:8.
$%ambi"n nosotros os anunciamos la Guena )uea de que la +romesa hecha a los padres 0ios
la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a <esús' 6ch 1>,>28.
risto nos rescat* de la maldici*n de la ley, haci"ndose (l mismo maldici*n por nosotros,
pues dice la (scritura# /aldito el que cuela del madero, a fin de que lleara a los entiles, en
risto <esús, la bendici*n de Abraham, y por la fe recibi"ramos el (spíritu de la +romesa 6=a
>,1>-1E8.
HHH
(ste libro es el fruto de m&s de einte a Ζos caminando tras las huellas de Abraham
por las sendas del 4eΖor. /e ha uiado, en primer luar, la (scritura, escrutada con los
descendientes de Abraham, hijos suyos en la fe. a herencia recibida brota en lu de simpatía
e intuici*n. +or los hijos se conoce al padre. %ambi"n me han ayudado unos cuantos miles de
p&inas leídas durante estos aΖos, sin que hoy me sea posible recordar a todos sus autores.
?ecuerdo la fruici*n con que leí 0eesi# Ra((Β, las leyendas de los judíos de uis =inber,
os capítulos de ?abbí (lieer, Abot de ?abbí )atan... tambi"n debería mencionar aquí a
otros muchos 6 ?ashi, /artín Guber, A. 4er", 4. ierJeaard, 4. <er*nimo, Kríenes, 4.
(fr"n, 4. <uan ris*stomo, 4. Austín, on ?ad...8, cuya presencia qui& no se ea tanto en
las p&inas de este libro, pero tambi"n est& escondida bajo muchas de sus palabras.
:
1. LA TORRE DE BABEL
us, hijo de am, enendr* a )imrod, que fue el primer rey prepotente de la tierra
6=n 1B,7.1B8. 4e cuenta que )imrod era hijo de la ancianidad y que, por ello, su padre le
quiso con amor particular. omo prueba de este amor le real* las túnicas de piel que el
4eΖor, siempre solícito en uiar a los pecadores a la #es)+*Β 6conersi*n8, había preparado
para Ad&n y (a, al e3pulsarlos del jardín del (d"n 6=n >,218. A la muerte de Ad&n, estas
túnicas pasaron de padres a hijos hasta llear a )o", que las lle* consio en el Arca. am,
despu"s, se las rob* a su padre y las tuo escondidas por muchos a Ζos hasta que se las pas*,
en herencia, a su hijo us, quien a su e se las real* a )imrod. )imrod, pues, a sus einte
aΖos, isti* las túnicas hechas por el 4eΖor.
=racias a estas túnicas )imrod era estimado por hombres y animales, que quedaban
deslumbrados ante "l y le reerenciaban como si fuera un dios. +or ello est& escrito# $)imrod
fue el primero que se hio potente en la tierra fue un potente caador, como ninún otro y
e3tendi* su reino por Gabel, (reJ y Acad, ciudades del alle de 4enaar' 6=n 1B,98.
Apenas )imrod subi* al trono, aclamado por los habitantes del luar, cundi* el terror
en los pueblos ecinos, que corrieron a ponerse a sus pies, ofreci"ndole dones y lleando a
darle culto. 4u dominio dur* incontestado hasta que comen* a brillar la lu de Abraham,
nuestro padre.
Ante un multitud inmensa, conreada a las puertas de la ciudad, )imrod se present*
y les dijo#
-Kídme bien, súbditos míos, siento el deber de comunicaros una noticia trascendental,
aunque inquietante para todos nosotros. 4" con certea que muy pronto el cielo comenar& a
temblar y terminar& por desplomarse sobre nosotros. 4*lo se me ocurre una soluci*n para
eitar la cat&strofe. $(s preciso construir una ciudad y una torre, cuya cúspide toque el cielo'
6=n 11,E8. 4*lo de este modo eitaremos el peliro. , adem&s, así podremos alcanar las
alturas y deshacer la leyenda de que $el cielo pertenece a 0ios y s*lo la tierra ha sido dada a
los hombres' 64al 115,1:8. 0esde esta torre podremos defendernos contra este 4e Ζor, le
derrotaremos, haci"ndonos famosos, nos instalaremos en el cielo, donde nos corresponde,
como dioses, decidiendo con absoluta libertad nuestra ida.
%ras una lara aclamaci*n de entusiasmo, obtenido el silencio con un esto, )imrod
prosiui*#
-%odo ser& increíblemente m&s f&cil para nosotros a partir de hoy. +or ejemplo, si el
cielo nos niea la lluia, lo quebraremos con nuestras piedras afiladas y tendremos todo el
aua que queramos.
@
que se había comunicado con )o", al salir del arca. Así, pues, todos se pusieron manos a la
obra, como si fueran un s*lo hombre. 4e dijeron el uno al otro#
-(a, amos a fabricar ladrillos y a cocerlos al fueo.
a torre, como la eía )imrod, era altísima. +ero, ista desde el cielo, el 4e Ζor, para
darse perfectamente cuenta de lo que ocurría tuo que $descender para er' 6=n 11,58. (s la
ironía de las randes obras del orullo humano que, ante el 4e Ζor, no son m&s que sue Ζos
fatuos. Luanto m&s pretende subir a los cielos m&s se precipita en el abismoM ;ue bien lo
sabe el salmista#
Así, pues, descendiendo hasta el hombre, el 4e Ζor io el cora*n de los hombres e
hio que saliera por la boca lo que lleaban dentr o. 0e este modo confund i* su lenuaje. 4i
uno pedía aua, el otro le lleaba arena a quien pedía un instrumento de hierro, le daban uno
de madera inseribl e para su labor. 4urieron entonces litiios y discusiones interminables.
+ronto llearon a las manos y se interrumpieron los trabajos. Al no lorar entenderse, la ente
se diidi* y se desperdiaron por toda la ha de la tierra. $Nna sola lenua les había lleado a
la locura la confusi*n de lenuas les seriría para tomar conciencia de su pecado y anhelar la
7
escritura diferente y puso un &nel al frente de cada pueblo, seún le toc* a cada uno e
Israel cay* en el lote del 4eΖor y fue su porci*n 60t >2,98. uando los &neles ieron a Israel,
se lo disputaron entre ellos. Nno decía#
-;ue Israel me corresponda a mí.
otro le respondía#
-)o, que me corresponda a mí.
Así lo hicieron, echando las suertes. ( Israel cay* en el lote del 4e Ζor 60t >2,98, quien
lo escoi* y lo llam* $su propiedad', como est& escrito# $ ser"is entre todos los pueblos mi
propiedad personal' 6(3 19,58. 4obre Israel el 4e Ζor no dio poder a ninún &nel, pues (l
solo es su 4e Ζor.
ueo, un fueo baj* del cielo y quem* una tercera parte de la obra realiada hasta
aquel momento, la tierra se abri* y se tra* otro tercio y la otra tercera parte qued*, en ruinas,
como testimonio perenne para las futuras eneraciones...
+ero Ces cierto que $las traas del cora*n de todo hombre son malas desde su
niΖe'D C)o hubo ni un s*lo hombre que se opusiera a los absurdos sue Ζos del potente
)imrodD (l mi!as), que conoce la lucha futura de Abraham contra )imrod, ha escuchado ya
la o del patriarca oponi"ndose a la ana 6idol&trica8 empresa de la torre de Gabel. Abraham,
al er el af&n con que construían la torre, les maldijo en nombre de su 0ios, diciendo#
-onfunde, oh 4eΖor, enreda su lenua 64al 55,1B 4b 1B,58.
$(a,
lueoamos a fabricar
los cocemos ladrillos,
al fueo y, deescribiendo
este modo,cada uno perennemente
quedar& su propio nombre sobre
escrito uno de
nuestro ellos,en
nombre
la obra de nuestras manos. Así estableceremos, adem&s, una aliana entre nosotros para
cuando nos dispersemos sobre la ha de la tierra'. +ero hubo doce que se nearon a poner su
nombre en los ladrillos de la torre# Abraham, )ajor, ot, ?eú, %enut, 4eba, Almodad, obab,
et, Abimael, 4eru y Asur. Arrestados, confesaron la ra*n de su neatia#
-)osotros conocemos un solo 0ios y s*lo a "l damos culto. 4i lo dese&is, echadnos al
horno de fueo con los ladrillos, pero pensadlo bien antes de hacerlo.
-;ue se haa con ellos como han dicho. 4i no quieren poner su nombres en los
ladrillos, que corran la suerte de los ladrillos y sean quemados con ellos.
9
ueo reuni* a los doce prisioneros y les dijo#
-)o tem&is, el 0ios en quien cre"is es potente y os salar&. a he mandado
proisiones para osotros a la montaΖa. Id tambi"n osotros y escondeos en ella. +ermaneced
allí por treinta días, mientras se calma la ira de estos insensatos y, cuando el 0ios, en quien
cre"is, les haya dispersado, podr"is oler y iir aquí en pa.
Knce de los prisioneros aceptaron la propuesta de <ot&n. +ero Abraham uard*
silencio. e preunt* el príncipe <ot&n#
-C+or qu" no me respondes, Abraham, siero de 0iosD.
-4i hoy -respondi *- huyo a los montes, para librarme del fueo, caer" como presa de
las fieras, íctima de mi pecado. 4i hay pecado en mí, por 0ios, en quien creo, que no me
moer" de aquí y ser" abrasado en el fueo y, si no hay pecado en mí, (l me librar& del
fueo. L&ase su oluntadM.
Abraham se qued* solo en la prisi*n de la casa de <ot&n. +asados los siete días
fijados, la ente se reuni* ante la casa del príncipe y dijo#
-(ntr"anos a los hombres que no han aceptado nuestras ideas para arrojarlos al horno
de fueo.
Oueron a la prisi*n a buscarlos y no encontraron m&s que a Abraham. )imro d,
entonces, enfurecido con el príncipe, le preunt*#
-C0*nde est&n los hombres que encerraste en la prisi*nD.
-an
buscarles conforado
la ordenlade
puerta de la prisi*n y han huido. a he mandado a cien soldados a
aniquilarlos.
-Gien, quememos, entonces, al que queda.
%omaron, pues, a Abraham y lo sacaron a las puertas de la ciudad. onstruy eron un
horno, encendieron el fueo, colocando en "l piedras ardientes y arrojaron dentro a Abraham.
<ot&n, con el cora*n en un pu Ζo, no tuo m&s remedio que hacer lo que le e3iía )imrod,
acompaΖado de toda la multitud. +ero el 4e Ζor hio temblar la tierra y las llamas y chispas
de fueo saltaron del horno, abrasando a cuantos curiosos se alomeraban a su alrededor.
Abraham, en cambio, sali* ileso del horno, sin una quemadura.
(ntonces Abraham se fue a dar la noticia a los otros once, que estaban escondidos en
la montaΖa, que descendieron oosos, dando loria a 0ios, que les había salado del fueo
de sus enemios, a quienes había dispersado por toda la fa de la tierra.
1B
2. NACIMIENTO DE ABRAHAM
Abraham aparece en la tierra como la respuesta de 0ios a los hombres dispersos por
toda la tierra a causa de su pecado. (s 0ios quien comiena su historia de salaci*n. 0ios,
para llear a cabo esta historia, no pide nada a Abraham es m&s bien Abraham, e3presi*n de
la impotencia de la humanidad, quien pedir& a 0ios. o que 0ios busca en Abraham no es
que )a1a nada, sino que sea en el mundo de la idolatría, testimonio del único 0ios. Abraham
es, pues, en las manos de 0ios, el primer eslab*n, el primer patriarca, de una cadena de
eneraciones, con cuya ida 0ios trenar& la historia de salaci*n de los homb res. (n
Abraham se inicia el ran coloquio de 0ios con los hombres.
$0e Ad&n a )o" hubo die eneraciones para mostrarnos la inmensa bondad del
4eΖor, pues todas aquellas eneraciones no hicieron m&s que proocar al 4e Ζor hasta que
mand* sobre ellos el diluio. 0ie eneraciones hubo de )o" a Abraham, para mostrarnos, de
nueo, la inmensa bondad del 4e Ζor, pues todas aquellas eneraciones no hicieron m&s que
proocar al 4eΖor hasta que lle* nuestro padre Abraham, que car* con el mal de todas
ellas' 6=n 5,5-29 11,1B-2:8.
Así eran realmente los tiempos, necesitados de salaci*n, en que apareci* sobre la
11
justicia el acío del mal obrado por todos los dem&s. 0ice ?abí Abb Β ben ahana# $uando
un hombre coloca una ran ia, Cno la pone acaso en medio del sal*n para que sostena las
ias menores de delante y de atr&sD Así el 4anto, bendito sea su nombre, cre* a Abraham en
medio de las eneraciones para que sostuiera a las anteriores a "l y a las siuientes a "l'. (n
realidad, la estructura del ="nesis se rie sobre Abraham# lo anterior es preparaci*n y lo
siuiente desarrollo. on Abraham comiena un alba nuea de esperana sobre el mundo y
la humanidad. no es que Abraham sea un h"roe, un ser e3cepcional, se trata de un simple
hombre, iejo como la humanidad, est"ril como los hombres abandonados a sus fueras, pero
el 4eΖor encontr* su cora*n fiel ante "l y se li* con "l en aliana, abriendo de este modo un
camino nueo, único, de uni*n entre el hombre y 0ios# el camino de la fe.
Abraham nace inmerso en el paanismo total, en una eneraci*n llena de los dioses
m&s impensables, increíbles y crueles, alo así como la nuestra. (n un mundo así nace
Abraham y con "l comiena el camino de la fe en el único 0ios, creador del cielo y de la
tierra.
12
-emos isto, amado rey, y dio hemos isto, pues no fui yo solo, sino todos
nosotros, imos en el cielo una estrella refulente como ninuna otra, que enía r&pida como
el rel&mpao desde el oriente. (n un abrir y cerrar de ojos se tra* cuatro estrellas situadas en
los cuatro &nulos del cielo. %odos nosotros, amadísimo rey, hemos coincidido en er el
acontecimiento unido al nacimiento del hijo de %"raj. reemos, y de nueo repito, creemos,
pues no soy yo solo, sino todos nosotros, creemos que este ni Ζo y, m&s tarde, sus
descendientes pretender&n conquistar toda la tierra, aniquilando a todos los reyes de la tierra.
(ste es el hecho y esta es nuestra interpretaci*n.
)imrod se qued* pensatio por un laro tiempo. ueo les preunt*#
-C qu" es lo que me aconsej&is osotrosD
-4i a Fuestra /ajestad parece bien, nosotros propondríamos que el rey diera un buen
realo a %"raj a cambio del ni Ζo. ueo se da muerte al ni Ζo y así estaremos a salo todos.
(l rey ju* sensata la propuesta y mand* llamar, inmediatamente a %"raj. uando
%"raj se present*, el rey le dijo#
-e sabido que te ha nacido un hijo, LenhorabuenaM +ero tambi"n se me ha informado
de que en el cielo han aparecido fen*menos e3tra Ζos. 0ame ese hijo que te ha nacido. +or
desracia debe morir antes de que nos cause las desracias preistas. ierta mente, te
recompensar" con oro y plata el peso del ni Ζo.
%"raj se qued* de un aire al escuchar semejantes palabras, pero sacando &nim o de su
cora*n de padre se atrei* a decir#
-e oído tus palabra, oh ran rey. 4e har& cuanto has dicho. +ero permitidme antes
que cuente a mi se Ζor lo que me ocurri* ayer mismo. 4i el rey me escucha, cumplir" cuanto
me ordene.
-abla. %e escucho.
-Ayer mismo, como he dicho, se me present* (j*n, hijo de /orad y me dijo# dame el
hermoso caballo que te ha realado el rey. o te lo paar" en oro y plata cuanto pesa el
caballo y, adem&s, te llenar" de heno y cebada todo el establo. o le he contestado que, antes
de tomar una decisi*n, tenía que consultar con el rey. C;u" me aconseja mi se ΖorD
(l rey, rojo de ira, e3clam*#
-LImb"cilM C(s que te falta oro, plata o forrajeD , adem&s, Cde qu" te serir& todo eso,
cuando no tenas ya el caballo, que te he realado y que es el mejor caballo que haya en la
tierraD /e marailla,
uando %"raj,
se call* que%"raj
el rey, tú nodijo#
hayas podido decidir por ti mismo.
-/e parece muy bien, soberano y se Ζor mío. Así har". +ero, sepa mi se Ζor, que su
respuesta ale tambi"n para la propuesta anterior. C+ara qu" quiero todos los tesoros que
quieres darme, cuando se haya dado muerte a mi hijoD C;ui"n los heredar& despu"s de mi
muerteD %odo lo que poseo pasar& de nueo a ti, que me lo has dado.
(l rey, presa de furor, salt* en su trono y se desat* en injurias contra su eneral. %"raj,
d&ndose cuenta de que corría el rieso de morir incluso antes que su hijo, con o suplicante,
dijo#
-)o se enoje, mi se Ζor. uanto poseo, ida y posesiones, ha sido siempre de mi
soberano. %u orden ser& cumplida, puntualmente, y sin ninuna recompensa. %e entrear" a
mi hijo y todos los dem&s miembros de mi familia.
-L)oM, -le interrumpi* el rey-, Lúnicamente quiero el hijo que te naci* ayer y tendr&s
cuanto te he prometidoM
%"raj aún sac* &nimo de su debilidad y se atrei* a decir#
-onc"deme tres días, para que pueda hallar las palabras adecuadas de consolaci*n
para la madre. %ú, benino soberano, sabes muy bien c*mo son las madres y la alería de mi
1>
esposa con el nacimiento de su hijo ha sido inmensa. 0ame tres días y, lueo, puedes mandar
a recoerlo.
-(st& bien, te lo concedo porque has hallado racia a mis ojos.
%"raj sali* del palacio trastornado. a situaci*n era anustiosa y no había tiempo que
perder. +ara el tercer día, cuando se present* el emisario del rey, %"raj tenía pronto su plan
para salar al hijo. %om* el hijo de una esclaa, nacido en el mismo día que Abraham, y se lo
entre* a los eniados del rey. )imrod, apenas le entrearon el ni Ζo, lo estrell* contra el
suelo. Así "l y toda su corte respiraron con aliio, conenc idos de que el ni Ζo muerto era el
hijo de %"raj. (l peliro, presaiado por la estrella, había desaparecido definitiamente.
(ntretanto, %"raj tom* al hijo y lo escondi* en una cuea. (l 4e Ζor, entonces, mand*
al &nel =abriel, quien se encar* de nutrirlo, haciendo brotar la leche del dedo pular de la
mano derecha, que el ni Ζo se chupaba con tanto usto. 0e aquí que hasta ahora los ni Ζos
disfruten tanto chup&ndose el dedo de su mano.
A los tres a Ζos, Abraham sali*, en la noche, de la cuea. Al alar sus ojos al cielo, el
niΖo se llen* de admiraci*n contemplando las estrellas y se dijo para sus adentros#
-L;u" marailla esos puntitos luminosos que brillan en el cieloM L)o cabe duda de que
se trata de 0iosM.
+ero, al rayar el alba, las estrellas comenaron a palidecer hasta desaparecer. Abraham
e3periment* una ran desilusi*n, pues ya se había decidido a arrodillarse ante ellas y
adorarlas. (ntonces sali* el sol, que ilumin* toda la tierra con sus rayos potentes. Abraham,
conmoido, e3clam*#
-L(ste sí que es, ciertamente, 0iosM.
+ero tambi"n el sol tramont*, con ran decepci*n del ni Ζo, que io surir, en e del
sol, la luna. Nna e m&s, Abraham crey* que la luna sería el erdadero 0ios. 0escendi*,
entonces, =abriel y condujo al ni Ζo a una fuente de auas claras y le hio tomar un ba Ζo de
purificaci*n. Al salir del baΖo, =abriel le dijo#
-as de saber que el 4e Ζor, único 0ios, es el reador de todo cuanto has isto y de
todo cuanto e3iste. (l es quien ha dado ida a todos los seres y quien les mantiene y uía en
sus pasos, pero (l es inisible al ojo humano.
Abraham, entonces, crey* el anuncio del &nel del 4e Ζor, se arrodill* y ador* al
4eΖor, reador del cielo y de la tierra.
+oco despu"s, %"raj condujo a su hijo Abraham a la esi(2, casa de estudio de la %or&
de )o" y de 4em, para que aprendiera de ellos las ías del 4e Ζor. )adie sabía e3actamente
qui"n era Abraham, que permaneci* con )o" y 4em durante >9 a Ζos. on ellos conoci* al
4eΖor y siui* sus caminos hasta el día de su muerte, seún le habían ense Ζado sus maestros.
1E
>. )I/?K0 K)OI(4A A 0IK4
)imrod, en su soledad, no loraba iir en pa. e atormentaban los presaios de la
estrella. (scuchaba los rumores de sus sieros a escondidas, desconfiando de los aplausos y
aclamaciones adulatorias de sus ministros y enerales. Así pasaba las noches en insomnio.
(n medio de esas conersaciones, que se interrumpían cuando "l aparecía, había oído
que el ni!o de sus desracias no había muerto, sino que estaba io, pero no en forma de
ni!o, sino como un adulto, crecido sin pasar por la adolescencia. Aluien había contado que
en las orillas del río había isto pasear a un desconocido, que apenas se dio cuenta de que
aluien le eía se había escondido en una de las muchas cueas de las m&renes. (l rey,
aconsejado esta e por sus temores, escuch* la o de 4at&n, que se present* ante su corte
bajo el semblante de un labrieo y le dijo#
-4oy un humilde siero tuyo, que desea darte un consejo, para que el rey mi se!or
halle pa y su reino encuentre seuridad.
-Adelante, habla y no pierdas el tiempo.
-C+or qu" te aitas en el sue!o y te preocupas por un peque!o ni!o, que dicen que se
pasea por la orilla del río y se esconde en las cueas del bosqueD (n tu reino tienes un
inmenso ej"rcito y armas de todo "nero. 0istribuy e las armas entre todos los soldado s y no
un escuadr*n, sino miles y miles de soldados armados ayan en búsqueda de ese ni!o, que lo
capturen y lo traian a tu presencia para que te d" culto. Nna e que doble su rodilla ante ti
habr& perdido toda su fuera.
a idea arad* al rey, que siui* al pie de la letra el consejo de 4at&n. Apenas
Abraham io a lo lejos un ej"rcito tan enorme aanar contra "l, se asust* y, llorando, inoc*
al 4e!or, el único que sala al d"bil del fuerte. (l 4e!or escuch* el rito del pobre y mando al
&nel =abriel en au3ilio de su siero Abraham. =abriel le dijo#
15
-Amados míos, daos cuenta de que osotros hoy sois esclaos de un hombre iual en
todo a osotros y os arrodill&is ante estatuas que reproducen la imaen de este rey de carne y
sanre como osotros.
%"raj, ante estas palabras, se ech* a temblar. esta e no era el temor por la ida del
hijo, sino que temía por sí mismo. Feía en peliro su ida y sus neocios. por salar su piel
estaba dispuesto a todo, incluso a serir a 4at&n y entrear a su hijo en manos de )imrod.
4at&n, padre de la mentira, le adoctrin* para acusar a Abraham, ocultando la erdad de su
participaci*n en el ena!o.
%"raj, pues, se present* ante el rey en la forma m&s seril que pueda imainarse
cont* al rey sus sospechas de que el ni!o que el rey había matado no habría sido su hijo, sino
otro que aluien, sin que "l supiera qui"n ni c*mo, había sustituido por su erdadero hijo, que
al parecer, seún rumores fundados, estaba io. %"raj, su fiel seridor, se ofrecía a
entre&rsele pero, -y aquí estaba por medio, de nueo, 4at&n-, había que hacerlo con una
estrataema, para que no se les escapara otra e de las manos. (ra preciso, -suería %"raj,
suerido, a su e, por 4at&n-, era preciso oraniar una manifestaci*n de todo el pueblo, una
manifestaci*n durante toda una semana. (n los jardines del palacio real se preparar& un ran
banquete, al que se initar& a todos los habitantes del reino. ada súbdito se presentar& con
sus mejores estidos, lleando consio sus ídolos. %odos, durante el banquete, ir&n pasando
ante el rey, inclin&ndose ante su majestad para darle culto. (ntre ellos, sin duda aluna, se
presentar& mi hijo, puedo aseur&rselo al rey, mi se!or. Nn hecho como "ste serir& m&s que
cualquier amenaa o que miles de palabras. os locos sue!os de mi hijo se desanecer&n al
arrodillarse ante el rey.
as cosas no sucedieron seún los deseos de %"raj y del rey. (n realidad, cuando toc*
el turno a %"raj, "ste se present* con Abraham y el resto de su familia. +ero, al llear
Abraham al trono, lo aferr* con sus dos manos, lo sacudi* hasta hacerlo tambalears e con el
mismo rey, que se estremecía de miedo. (n medio de su terror, )imrod tuo que escuchar que
Abraham, fiel a su misi*n, le decía#
-Insensato )imrod, neador del 4e!or, confiesa tú tambi"n que no hay m&s que un
solo 0ios, que no tiene cuerpo ni es isto, pero (l e siempre todo, que ie desde siempre y
para siempre, pues no muere nunca, que ha creado el cielo y la tierra, para que toda la
creaci*n le rinda culto. %ambi"n tú, que no eres m&s que una criatura, un simple rey como
tantos otros, tambi"n tú has de reconocerlo como Nnico 0ios si quieres iir en pa contio
mismo y con tus súbditos.
a o de Abraham aumentaba a medida que hablaba hasta hacerse potente como la
o del trueno. as estatuas de los jardines y las que habían lleado los initados cayeron a
tierra, hechas a!icos. (l rey estuo inconsciente por un buen rato, rodeado de maos, sabios y
ministros. as entes huyeron despaoridas. as mesas quedaron hechas una desolaci*n, lo
mismo que los jardines con las ruinas de los ídolos. a manifestaci*n fue un enorme fracaso.
uando, finalmente, el rey oli* en sí, se encontr* con Abraham, que seuía en pie
ante "l. )imrod preunt* a Abraham#
-;uisiera saber si la o que he escuchado era tu o o la o del 4e!or, de quien me
has hablado.
-a o que has oído -respondi* Abraham- no es m&s que la de una peque!ísima
criatura del 4e!or.
-(n erdad -reconoci* el rey- tu 0ios es rande, m&s potente que todos los reyes de la
tierra.
1:
4. SIGUE LA LUCHA CONTRA LOS IDOLOS
os ídolos, al no tener ida, tampoco mueren. Nno creería que, despu"s de la
confesi*n obliada de )imrod, el ídolo del poder habría desaparecido, pero no fue así. omo
el ídolo del diner o, que domin aba a %"raj, padre de Abraham, tampoco muri* ante el
testimonio del hijo con palabras y hechos. 4iendo dioses cieos, los ídolos tienen el poder de
cear a sus fabricantes y seuidores. %oda la ida de Abraham ser& una lucha continua contra
la idolatría. sus hijos, de eneraci*n en eneraci*n, se er&n enueltos, hasta nuestros días,
en la misma lucha con los mismos e id"nticos ídolos.
%"raj, como ya sabemos, era un e3perto fabricante y endedor de ídolos de todo tipo.
Al reresar a casa, con su padre, despu"s de la manifestaci*n en los jardines del palacio real,
Abraham se encontr* con un espect&culo que le hel* la sanre en las enas. a casa de su
padre, para promoer la enta de ídolos, era todo un escaparate, en el que no faltaba ninún
ídolo imainable era una casa modelo para todos. (n una ran sala, %"raj tenía e3puestos
doce enormes estatuas de doce ídolos, uno para cada mes del a Ζo, artísticamente dispuestos
alrededor de las paredes. Así cada mes estaba dedicado a un dios, a quien en dicho mes se
ofrecían sacrificios y ofrendas, con celebraciones solemnes y banquetes suntuosos, en los que
participaban los principales del país. Así todo el aΖo. , lueo, en cada habitaci*n, estaban los
dioses que podríamos llamar familiares o incluso personales ídolos a los que cada uno se
dirie, buscando en ellos, en cada situaci*n particular, ayuda, consuelo o &nimo.
Al er, pues, a su padre, rodeado de sus sieros, a quienes daba instrucciones sobre la
fabricaci*n y difusi*n de sus ídolos, Abraham se sinti* trastornado y, sin poder contener su
ira, le dijo#
-L0ime, padre míoM, Cd*nde est& el 4eΖor, que ha creado el cielo y la tierra, que te ha
creado a ti, a mí y a todos los iientesD
(l padre, salt&ndosele los ojos de las *rbitas de sorpresa y furor, estuo a punto de
echarse sobre el hijo y romperle los huesos a palos, pero, mirando a los sieros, iualmente
sorprendidos, se contuo, sonri* a todos y, oli"ndose al hijo, le contest* con
conmiseraci*n#
-ijo mío, Cqu" preunta es esaD (n casa tenemos a quienes han creado todo.
-0eseo, padre y seΖor mío, que me los muestres.
%"raj, feli de apartar a su hijo de la mirada y oídos de los sieros, se lle* al hijo de
sus preocupaciones dentro de la casa. e ui* por todos los corredores, conduci"ndolo, en
primer luar a la ran sala, donde estaban los doce randes ídolos, que inm*iles se dejaban
palpar sin sentir ni siquiera cosquillas. ueo le lle* a er todos los otros, innumerables, que
llenaban todos los rincones de la casa. /ientras %"raj se inclinaba reerente ante los distintos
ídolos de madera, bronce, plata, oro o n&car, iba diciendo a su hijo#
-e aquí los que han creado todo lo que e3iste en el mundo, los que me han dado ida
a mí, a ti y a todos los hombres he aquí el que me dio el amor de tu madre, el que la hio
fecunda para que tú nacieras, el que nos ha dado las cosechas para poder alimentarnos, el que
1@
ha hecho f"rtiles a los anados para que se multiplicaran en nuestros establos, nos dieran
leche, carne y pieles, el que nos protee de la enfermedad...
Abraham, no pudiendo soportar las e3plicaciones del padre, le abandon* sin que "l se
diera cuenta, en un momento de adoraci*n profunda a uno de sus ídolos, al parecer m&s
querido. Abraham se fue en busca de la madre y le dijo#
-/i padre me acaba de mostrar a los creadores del cielo y de la tierra. Ahora,
finalmente, me he dado cuenta de la erdad. +rep&rame un buen cabrito que quiero presentar
mi ofrenda a los dioses de mi padre, deseo llearles una buena comida para que me perdonen
y pueda hallar racia a sus ojos.
a madre, admirada y llena de alería por esta noedad, corri* al reba Ζo, escoi* un
cabrito y lo prepar* para que su hijo cumpliera sus deseos. Abraham tom* el alimento,
preparado por su madre y, sin decir nada a su padre, pero conencido de que la madre se lo
diría todo, se fue enseuida a ofrec"rselo a los ídolos. 0ej* ante los ídolos el cabrito y se
sent* a esperar lo que ya sabía que iba a ocurrir. )i una o, ni un moimiento, ni el m&s
mínimo rumor en toda la sala. )inuno de los dioses abri* la boca, ni e3tendi* la mano
siquiera, para tomar el alimento preparado. Abraham, burl&ndose de ellos, les apostrof* en
o alta, esperando que aluien de la familia le estuiera espiando y oyera lo que decía a los
ídolos#
suntuosa comida
-C;u" y ninuno
tonterías de ellos
son esasD la ha que
Crees tocado.
no sepa de qu" est&n hechosD os he fabricado
yo y quieres que no sepa que esos ídolos ni comen, ni en, ni oyen ni caminanD
Abraham replic*, al instante#
-L;ue tus oídos oian lo que dice tu bocaM
17
%"raj no se dio por encido. (l af&n de dinero le entenebrecía la mente. %"raj, en e
de aceptar lo que su hijo le ense Ζaba, trat* de inolucrar a Abraham en el neocio de los
ídolos. (sper* un tiempo, pensando que, con el pasar de los a Ζos, a su hijo se le pasarían los
sueΖos jueniles.
Abraham, despu"s del enfrentamiento con el padre, i"ndole afanoso rehaciendo, de
nueo, losseídolos
calmarse rotos,
iba por se march*
un tiempo de casa
con los y se para
pastores refui* ena los
estar campos.
solas, uando
en medio necesitaba
del anado, y así
estudiar la %or&. omo su padre no se la ense Ζaba, el 4e Ζor había proisto que de los dos
riΖones de Abraham brotaran como dos ríos la To2 la Sa(i!+3a.
Al cabo de un tiempo, Abraham reres* a casa, dispuesto a honrar al padre y a la
madre, seún le indicaba el 4e Ζor, cuyas sendas quería seuir, aunque no siempre lorara
entender c*mo era posible conjuar los caminos, para "l, contradictorios. (l 4e Ζor haría una
e m&s que lo imposible se hiciera posible.
on estos sentimientos se present* ante su padre, le abra* cari Ζoso y le prometi*
obediencia. (l padre, que no creía lo que sus ojos eían y sus oídos escuchaban, aproech* la
primera oportunidad para realiar sus planes. lam* a sus tres hijos# Abraham, )ajor y
ar&n. A los tres les encar* que fueran al mercado a ender ídolos. os tres obedecieron al
padre y partieron juntos. +ero, lueo, en el mercado cada uno se fue por su lado a buscar
compradores.
)ajor y ar&n endieron todas las im&enes y reresaron a casa con el dinero. +ero
Abraham, dando ueltas por el mercado, con su cesta de mimbres llena de im&enes, iba
ritando#
-C;ui"n quiere comprar estos ídolos que no siren para nada, que tienen boca y ni un
murmullo sale de ella, tienen pies y no pueden dar ni un paso, tienen orejas, pero no me
oyen...
Al oír estas palabras, la ente se quedaba sorprendida. 4e le present* un uerrero que
le pidi* un ídolo, especificando que le quería fuerte como "l. Abraham tom* el primero de la
cesta, recibi* el precio conenido, pero al entre&rselo, le dijo#
-Fete tranquilo, que "ste es el m&s fuerte ya has isto que estaba encima de todos los
otros.
a se iba con su ídolo el uerrero, cuando Abraham le llam*#
-Kye, dime, Ccu&ntos aΖos tienesD
-incuenta.
- tú, con cincuenta aΖos, das culto, esperando que en el peliro te ayude, a este troo
de madera que mi padre ha modelado hace s*lo quince díasD
(l soldado se qued* pensatio por un poco y, finalmente, deoli* a Abraham el
ídolo, haci"ndose restituir su dinero.
Inmediatamente despu"s se le acerc* una iejecita, pobremente estida, que le pidi*
un ídolo $seún mis posibilidades', dijo, es decir, pobre como yo.
-)o se preocupe, abuelita, le dar" el que ha quedado en el fondo de la cesta, que es sin
duda el m&s pobre, pues se ha quedado debajo de los otros. +ero, díame, Cpara qu" quiere el
ídoloD
-C qu"
unos ladrones quieres
y me que
lo han haa, con
robado que las
est"otras
sin cosas
ninunoD
que o
teníayaentenía
casa.uno, pero han enido
-Feamos, eamos, tú dices que el ídolo que tenías en casa para proteerte tus cosas, te
lo han robado, o sea que ni siquiera ha sido capa de defenderse a sí mismo y tú, ahora,
19
quieres otro iual, Cpara qu"D C0e qu" quieres que te proteja un troo de madera que acaba de
labrar mi padreD
-/e parece que tú tienes ra*n, ten tu ídolo y deu"leme mi dinero.
a anciana io c*mo, al dejar el ídolo, se le abrían los ojos y e3perimentaba la
protecci*n y seuridad del único 0ios, 4e Ζor del cielo y de la tierra. Gajo su amparo su ida
qued* transformada y se conirti* en mensajera de 0ios, primero entre sus ecinos y lueo
en medio de las entes, en plaas y mercados. os espías de )imrod, al principio, la
consideraron loca y no la prestaron mayor atenci*n pero iendo c*mo la escuchaba la ente
y dejaban de comprar ídolos y de darles culto, comenaron a preocuparse y la apresaron,
lle&ndola ante el mismo rey, a quien con la simplicidad de sus a Ζos la anciana dijo#
-%ú, que te haces llamar dios, no eres m&s que un hombre, como yo y como los
dem&s y como nosotros oas de todo lo que el único 0ios, en su bondad, te da cada día,
mientras que tú, en tu arroancia, no haces m&s que renear de (l. 4i quieres salarte, te lo
dice una pobre ieja que sabe que el camino de la salaci*n est& siempre abierto para todos
hasta el último momento de su ida, si quieres salarte, te dio, no te queda otro camino m&s
que la conersi*n a (l, destruyendo todos los ídolos inútiles y da Ζinos, y despu"s podr&s dar
culto al 4eΖor del cielo y de la tierra, de quien Abraham es el siero fiel.
Al oír el nombre de Abraham, )imrod interrumpi* a la anciana, mandando que la
encerraran en la prisi*n. )imrod, reunido con sus m&s fieles seuidores, acord* esperar el
momento oportuno, para cortar el mal de raí, haciendo desaparecer a Abraham.
Abraham, entre tanto, al atardecer, cuand o todos abandonaban el mercado, reres* a
casa, sin haber endido ni un solo ídolo. (l padre, decepcionado, preunt* c*mo era que sus
hermanos habían endido todos y "l ninuno. Abraham, con simplicidad y malicia juntas, le
cont* cada uno de los incidentes del día. %"raj se qued* preocupado y ni siquiera ri Ζ* al hijo.
(l rieso para "l, para la familia y, sobre todo, para el neocio era rande. +ens* que
necesitaba ayuda urente y esa misma noche se fue a pedir consejo a un iejo amio
sacerdote, que diriía el culto del principal santuario de la ciudad. (ste, despu"s de
escucharle atentamente, con una sonrisa burlona, le dijo#
-/e parece que est&s e3aerando, la cosa no es para tanto. %ú hijo es aún muy joen y
esos ferores e3tra Ζos se le pasar&n con el correr de los a Ζos apenas encuentre una bella
muchacha y se case, asentar& la cabea. 0e todos modos, m&ndale una temporada conmi o
2B
uando oli* el sacerdote y io lo ocurrido, llam* a Abraham y, con los ojos que se
le saltaban de las *rbitas por la ira, le preunt*#
-C;ui"n ha hecho estoD
-o s" que no puedo ocultarte nada. %e dir" la erdad, si es que me permites hablar.
le* una mujer con una olla de harina y me pidi* que se la ofreciera a los dioses. o, seún
tus indicaciones, la puse ante los dioses. entonces sucedi* lo que es.
-L(3plícateM
-/uy sencillo. Al er la ofrenda, uno rit*# $quiero comer el primero' y otro replic*#
$me toca a mí antes'. (ntonces se al* el m&s rande de todos, coi* el palo que es y los
destruy* a todos.
-L%e est&s burlando de míM CAcaso esos ídolos tienen conocimientoD L(stos ídolos, ya
se sabe, no en, no sienten, ni pueden moerse...
- si es así, -y así es-, Cpor qu" toda esta comedia de darles culto, de ofrecerles dones
e inclinarse ante ellosD
(l sacerdote ya no escuchaba, sino que, saliendo del santuario, corría a buscar a %"raj
y le contaba, con el alma que se le escapaba por el af&n, todo lo ocurrido, concluyendo#
-... +or lo que presiento, ese hijo tuyo es un caso incurable. es m&s, por la amistad
que te teno, te adierto que tu misma ida est& en peliro... %e aconsejo que ponas remedio
a esta situaci*n lo antes posible.
on estas palabras dej* en toda su turbaci*n a %"raj y huy* a toda prisa de aquella
casa, que podía comprometerlo tambi"n a "l.
%"raj, tir&ndose de los cabellos, daba ueltas por la casa, sin saber qu" hacer. +ero
apenas io a Abraham, su hijo, que había uelto a casa, sin decirle una palabra siquiera, le
aarr* y le condujo ante )imrod. Abraham, tambi"n en silencio, aunque m&s sereno que el
padre, le seuía como si la cosa no fuera con "l.
uando )imrod io ante sí al padre y al hijo, pens* para sus adentros# $+uede ser que
haya lleado el momento oportuno'. acoi* a su eneral con afabilidad, dispuesto a
escucharle. %"raj se postr* ante el rey y esper* su esto para alarse y poder hablar#
-/ajestad, "ste es mi hijo...
-e conoco, le conoco, -interrumpi* )imrod, con tono conciliante-, he oído tantas
cosas que se cuentan de "l y que me dejan un tanto perplejo. C(s posible que se quiera
destruir el temor sarado que la ente me tiene, como dios que cuida de toda la naci*nD /e
cuesta trabajo creerlo. aún me resulta m&s difícil de comprender que lo pretenda tu hijo, mi
estimado %"raj, que me has sido siempre tan fiel. +ero espero que "sta sea la ocasi*n propicia
para aclarar las cosas y que todo se resuela sin ninún problema para tu hijo y, mucho
menos, para ti, mi fiel seridor.
oli"ndose de improiso a Abraham, )imrod le dijo#
-4abes Cquien soy yoD
-laro, tú eres el rey.
-C4*lo esoD C)o sabes aún que soy dios, que todo cuanto e3iste es obra míaD
(l rey, mientras hablaba, sonreía a Abraham, a quien consideraba un simple
muchacho, a quien se podía educar con unos halaos y unas amenaas, bien dosificadas.
Abraham, siuiendo el jueo del rey, le contest* en el mismo tono complaciente, entre
sonrisas#
-+uedo creerte, Cpor qu" noD +ero si es así, como dices, tú sabes muy bien que, desde
que el mundo e3iste, el sol sale por el oriente y se pone por occidente. +ues bien, si tú eres
dios, Cpor qu" no haces que una e, s*lo por una e, el sol sala por occidente y se pona
por orienteD +ara ti, como dios, eso no es nada. una cosa m&s, una peque Ζísima cosa, si
21
eres dios, ciertamente, no se te oculta nada de cuanto e3iste y, entonces, Cme sabrías decir lo
que estoy pensando en este momento y lo que har" en el futuroD
(l rey se qued* pensatio, mirando las nubes, sin atreerse a mirar a Abraham, que
siui* hablando, sin esperar ninuna respuesta#
-4i, como afirmas, eres dios, se Ζor de todo, Cc*mo es que no has salado a tu padre
de la muerte, como tampoco lorar&s salarte a ti mismoD
(l rey comenaba a sentirse inc*modo y a aitarse en el trono. on un esfuero,
sonri* a %"raj y, dirii"ndose a Abraham, le respondi*#
-uanto has dicho sería suficiente para mandarte a la houera. +ero eres aún muy
joen y no quiero hacerte daΖo, sobre todo, porque estimo a tu padre, mi fiel seridor. +ero
-y ahora el rey cambi* de o- no teno anas de perder m&s tiempo contio. a basta.
aamos así# inclínate en adoraci*n ante el fueo, a quien tambi"n yo enero, y quedar&s a
salo.
Abraham respondi*#
-4i el rey me lo ordena, obedecer" pero, con respeto, te suplico, Cpor qu" no
inclinarme ante el aua, que apaa el fueoD
-(st& bien, ante el aua.
-C por qu" no ante las nubes, que llean el auaD
-LInclínate ante las nubes y terminemos de una eM, e3clam* irritado )imrod.
- Cpor qu", -siui* tranquilo Abraham-, por qu" ante las nubes cuando basta un
soplo de iento para dispersarlasD
-L+ues ante el iento, bastaM
-L)o, mi rey, yo s*lo me inclino ante Aquel que domina el fueo, el aua, las nubes y
el iento y todo cuanto e3isteM
-LGasta yaM Las colmado la medida de mi pacienciaM %e arro jar" al horno ardiente y
eremos si tu 0ios puede salarte.
Abraham aún le rit*#
-(l 4eΖor e y jua a los malados.
22
5. SARA DE UR
/ientras Abraham siue en la prisi*n, meditando, con el &nel =abriel, sobre las
sendas del 4e Ζor, que manda el rocío y la lluia sobre la tierra y, con su palabra, crea todas
las cosas, nosotros podemos hacer un par"ntesis y buscar, entre los escribas, alún midrash
ap*crifo, que nos llene el acío de este a Ζo. (l midrash aut"ntico es bree y sin adornos en
medio de su fantasía. (l ap*crifo, obra de escribas, est& lleno de adornos imainarios, que no
siempre son erdaderos, pero que, con su bellea, llenan ciertos acíos con apro3imada
erosimilitud. os aut"nticos esconden sus oríenes y se transmiten de oreja a oreja, sin ser
propiedad de nadie los ap*crifos llean el nombre del padre, siempre tardío, aunque se
escondan a eces bajo un seud*nimo antiuo. <os" <im"ne oano, en nuestros días, ha
creado el midrash de 4ara de Nr, adornado de literatura y colores e3quisitos. +ara
entretenernos, en la espera de que Abraham sea liberado de la prisi*n, podemos leer alunas
de estas p&inas.
%"raj, como ya sabemos, tenía en la ciudad de Nr un baar, en el que endía de todo,
pero sobre todo, ídolos# im&enes de dioses y diosas con ojos de concha, que miraban
fijamente como búhos.
4ara era una muchacha de Nr, muy delada y de ojos muy randes. Al cumplir sus
catorce a Ζos fue a la tienda de %"raj a comprarse una ancha cinta dorada para su cabello,
unos arcillos de cornalina y una pulsera de oro y lapisl&uli. al final, pidi* tambi"n un
ídolo.
-;ue sus ojos sean como mariposas-, dijo.
%"raj comen* a mostrarla toda clase de ídolos, y ya iba a escoer uno de ellos,
cuando Abraham, die a Ζos mayor que 4ara 6=n 1@,1@8, entr* en la tienda y la mir*.
entonces, fueron los ojos de Abraham los que la cautiaron. (ra un muchacho serio, muy
delado, con el pelo muy nero y un poco torpe en el hablar, al menos eso le pareci* a 4ara.
Abraham, para que se olidara del ídolo, se lle* a 4ara a la trastienda, para mostrarla
las tallas de madera que "l había hecho.
-/e enseΖ* a tallar la madera un escultor cusita, le dijo.
4ara, complacida, le siui*. Abraham le mostr* arias de sus tallas, pero, sobre todo,
quería mostrarle su obra maestra, que no estaba en enta. on cuidado, Abraham abri* un
arca adornada
que 4ara conerla
pudiera piedras
en aules
todo suy,esplendor.
allí, estaba(ra
su un
joya. a sac*
carnero y la acerc*
enredado a la entana
en unas para
aras con
escaramujos colorados.
-L;u" bonitoM-, e3clam* 4ara.
-%e lo realo-, dijo Abraham.
2>
-C0e erasD
-a es tuyo para siempre.
4ara lo tom* en sus manos y se ri*.
-C+or qu" te has reídoD-, preunt* Abraham.
-o no me he reído-, respondi* 4ara, ri"ndose.
-4í te has reído-, insisti* Abraham.
-)o, no me he reído-, oli* a afirmar 4ara ri"ndose.
esa risa enamor* a Abraham. 4ara le pareci* como una ceratilla de ojos inenuos y
su risa como cuando un cristalillo se quebraba, al incrustarlo. uando 4ara se fue de la tienda,
Abraham pidi* a su padre %"raj que le diese a 4ara por esposa. %"raj le dijo#
-(st& bien. (s una princesa y su padre es rico. +ero fíjate, hijo mío, qu" senos tan
pequeΖos apuntan bajo su túnica y qu" cintura tan delada tiene su talle. , así, no podr&
darte hijos. +i"nsalo cien días en tu cora*n.
-+ero yo la amo-, dijo Abraham.
-(st& bien, pero pi"nsalo.
Abraham estuo cien días y cien noches casi sin comer ni dormir y, cuando el
sueΖo acudía a sus ojos, le traía la imaen de 4ara ri"ndose. (n el trabajo, lueo, estaba
siempre distraído.
-C(s que ya no miras las estrellas en la nocheD-, preuntaba %"raj.
-4í miro-, respondía Abraham, call&ndose, para no reelar a su padre, que en las
estrellas eía los innumerables hijos que le nacerían de 4ara.
Al pasar los cien días, %"raj, conencido del amor de su hijo a 4ara, hio los arrelos
de la boda con el padre de ella. en el siuiente plenilunio 4ara y Abraham se casaron. +ero,
seún las preisiones de %"raj, la luna seuía al&ndose y ocult&ndose, creciendo y
menuando, y pasaron días y noches, meses y a Ζos, iniernos y eranos, pero el ientre de
4ara seuía estando liso como el primer día.
ar&n, el hermano menor, ya había dado un nieto a %"raj, a quien dio el nombre de
ot. )ajor, que se cas* /ilca, tampoco tenía hijos, de momento, aunque m&s tarde le nacer&n
muchos 6=n 22,2B-2>8... +ero olamos de nueo a er qu" pasa con Abraham.
2E
6. ABRAHAM EN EL HORNO DE FUEGO
profundo de laejecutar
había querido prisi*n.enonoc* a su corte,
consideraci*n para decidir
a los sericios la padre,
de su suerte eldefiel
Abraham,
seridor a%"raj.
quienos
no
consejeros, por adulaci*n del rey y por enidia de %"raj, sentenciaron por unanimidad#
-;uien ha ofendido al rey, debe morir. como ha ultrajado tambi"n al fueo, nuestro
ran dios, Abraham debe ser quemado io. 4i el rey est& de acuerdo con nuestra sentencia
que, durante tres días, se encienda el horno mayor de aldea y que sea arrojado a "l, así
dejar& de causar molestias a nuestro rey y dios.
(l rey se aler*, al comprobar que sus consejeros seuían si"ndole fieles y dictaban la
sentencia que el deseaba oír. 0io *rdenes para que se encendiera inmediatamente el horno.
/ientras tanto )imrod mand* llamar al jefe de su uardia, a quien orden* que condujera ante
sí a Abraham. (l comandante de la uardia se postr* ante el rey y, sin que apenas se oyera su
o, dijo#
-/i amado y respetado rey, Cc*mo puedes ordenarme una cosa semejanteD a ha
pasado un aΖo desde que ese hombre est& en la prisi*n y no le he dado ni una ota de aua ni
un troo de pan, siuiendo tus *rdenes.
)imrod le replic*#
-Fe a er. %rat&ndose de Abraham, jam&s se puede uno fiar. %ú e, ll&malo y, si
responde, me lo traes aquí y lo arrojaremos al fueo y, si est& muerto, le enterraremos y, así,
su nombre ser& olidado para siempre.
(l jefe de la uardia se dirii* a la prisi*n, abri* las puertas de la mamorra y rit*#
-Abraham, Abraham, Cest&s io o est&s muertoD
-(stoy io-, respondi* Abraham.
-C qui"n te ha dado aua para beber y pan para comerD
-%odo me lo ha dado Aquel que todo lo puede, el 4e Ζor de se Ζores y 0ios Nnico de
cielos y tierra. 4*lo (l hace cosas maraillosas. (l es el 0ios de )imrod, el 0ios de mi padre
%"raj y de todos los seres del mundo. (l sustenta a todas sus criaturas y no deja morir de
hambre a quien confía en (l.
/&s por lo que eía que por lo que oía, el comandante crey* a Abraham y dijo#
-%u 0ios, Abraham, es el 0ios erdadero. %estimoniar" en tu faor ante )imrod, el
ran mentiroso, pues tú eres el erdadero profeta del único 0ios.
25
omo todo esto lo estaba ritando, para que le oyera Abraham desde el fondo de la
mamorra, lo uardias pudieron oírlo todo y corrieron a referírselo al rey. (l rey mand* que
se presentase al instante ante "l#
-C(s que has perdido la ra*nD C;u" es lo que andas diciendoD
-/uy sencillo, lo que he dicho y ahora repito ante ti, es que no oler" a serir a
ninún dios falso y enaΖador como tú.
)imrod mont* en c*lera, ordenando que le torturasen y le decapitasen
inmediatamente. +ero la cosa no fue tan f&cil como el rey se creía. as espadas rebotaban y se
quebraban apenas roaban el cuello del comandante de la uardia. (l terror cundi* entre los
seridores del rey, que, alarmado por las consecuencias que podía tener el hecho, mand* que
le dejaran en libertad y que huyera de su presencia.
?ojo de ira, respirando amenaas, con la mente entenebrecida por la humillaci*n,
)imrod comen* a impartir *rdenes a cual m&s desatinada#
-ay que acabar con esta situaci*n. onocad a todo el pueblo ante el horno de
aldea. lead allí a Abraham y, tambi"n, a su hermano ar&n, a su padre y a su madre con
toda la familia. (s la hora de dar un escarmiento ante todo el reino.
as llamas del fueo subían por encima de los techos de las casas m&s altas. a ente,
con miedo o con reocijo, acudi* desde todas las partes. Allí estaban el rey, los ministros,
jueces, maos, sieros, soldados y el pueblo entero. )imrod rit*#
-Arrojad a Abraham
+ero apenas al fueo
uno de los y que
uardias ena
intent* su 0ioslayorden
cumplir le sale.
del rey, la llama del horno se
inclin* hacia "l, enoli"ndolo y abras&ndolo al instante. Así ocurri* con el seundo,
tercero... Gastaba que uno e3tendiera el brao para aarrar a Abraham y una lenua de fueo
salía del horno y lo consumía. (l p&nico comenaba a cundir entre todos, cuando apareci*
4at&n bajo el semblante humano y propuso a )imrod que se hiciera una catapulta y se
arrojara a Abraham al fueo desde una ran distancia, donde no pudieran alcanar las llamas.
(l &nel =abriel, que reconoci* a 4at&n, bajo las apariencias de un consejero, ol*
ante el 4eΖor del cielo y le dijo#
-4eΖor del mundo, tu loria llena la tierra y Cas a permitir que ese malado de
)imrod mate a Abraham, tu siero y profetaD 0"jame bajar a apaar el fueo para salarlo.
+ero el 4eΖor no se lo consinti*#
-ar" que un día sales del fueo a otros tres justos 60n >8. +ero a Abraham, mi
amio, lo salar" yo mismo.
4at&n, que no estaba muy seuro de su estrataema y que tampoco quería perder su
batalla contra Abraham, estaba ya conenciendo a la madre de Abraham para que le diera una
mano. (sta se acerc* a su hijo, para abraarlo antes de ser arrojado al fueo, y le dijo al oído#
-ijo mío, p*strate, por una e, ante )imrod y sala tu ida y la de tu madre.
-Ap&rtate de mí, madre. as auas apaan el fueo de )imrod, pero el fueo del
4eΖor, mi 0ios, no lo apaar&n nunca ni las auas ni otra criatura aluna.
-ijo mío, que el 4eΖor, tu 0ios, te proteja y te sale del fueo de )imrod.
(l 4e Ζor escuch* la súplica de la madre y no auard* m&s. (l 4e Ζor mand* su
palabra y el fueo se apa*. os &neles bajaron y se juntaron a Abraham, pase&ndose con "l
en medio del horno y cantando himnos de alabana al 4e Ζor, que manda su palabra y corre
elo.
ar&n, el hermano de Abraham, estaba allí dudando. 4e decía en su interior# $4i
Abraham se sala esta e, me declarar" a faor suyo y si ence )imrod, me pondr" de su
lado'.
uando io que ninuno era capa de arrojar a Abraham al fueo, rit* entusiasta#
2:
-(l 0ios de mi hermano Abraham es el único 0ios erdadero.
o apresaron y lo echaron al horno sus entra Ζas se quemaron, pues en su interior
dudaba del 4eΖor. 4ali* io, pero a los pocos días muri* en presencia de su padre, como est&
escrito# $ ar&n muri* en presencia de su padre %"raj' 6=n 11,278. 4u cora*n no era fiel al
4eΖor, que no mira las apariencias, sino que escruta el cora*n y los ri Ζones.
)imrod estaba perplejo ante lo que contemplaban sus ojos. )o comprendía c*mo el
fueo miedo
sinti* quemaba a un hermano
y orden* y no aalAbraham
que sacaran otro. +ero,
deliendo
horno,c*mo
cosa eran abrasados
que hio sus sieros,
Abraham por sí
mismo. uando el rey lo tuo ante sí, i"ndolo sin la mínima quemadura, le preunt*#
-Abraham, siero del 4eΖor del cielo, e3plícame c*mo es que no se te ha quemado ni
un cabello.
-(l 4e Ζor, en quien confío, me ha salado de las llamas a las que tú me arrojaste. (l
4eΖor todo lo puede y no permite que pereca ninuno de los que confían en (l.
(l rey, y con "l todo el pueblo, se postraron ante Abraham para enerarle, pero "l no
se lo permiti*, ritando#
-)o a mí, que soy un hombre como osotros, sino al 4e Ζor, que os ha creado, a (l
deb"is enerar, s*lo a (l es debido el culto y la adoraci*n, siuiendo sus caminos. (l es quien
me ha salado del fueo, (l es el que ha formado a todo hombre en el seno de la madre y a
todos nosotros nos ha hecho nacer. (l, como me ha salado a mí, salar& a todo el que crea en
(l y marche por sus sendas.
(l rey, impresionado por todo lo ocurrido, quiso conraciarse con Abraham y le
colm* de dones, le dio sieros y anados. %ambi"n alunos ministros se le ofrecieron como
sus sieros, entre ellos (lieer, que siui* fielmente a Abraham por todos los caminos por
donde el 4eΖor le lle*.
Abraham se mostr* realmente superior, no s*lo a )imrod, sino tambi"n a )o", que,
aparte el hecho de haber plantado una i Ζa y haberse emborrachado, no supo difundir la fe en
0ios y, así, no pudo librar a los hombres del diluio. on Abraham comen* el 4e Ζor la
historia de salaci*n para toda la humanidad.
2@
7. ABRAHAM EMIGRA A JARAN
$a fe es la arantía de lo que se espera la prueba de lo que no se e' 6b 11,18. (s lo
que Abraham repetía incansablemente. 0ios, que lo e todo, (l es inisible.
0e aquí que la ida de Abraham sea una perenne pererinaci*n, un camino desde lo
isible a lo inisible o, mejor, hacia el Inisible. Abraham abandona la patria, la familia, la
casa paterna y marcha, lejos de los luares conocidos y familiares, hacia una tierra de la que
no conoce ni el nombre. a promesa es rande# $ar" de ti una naci*n inmensa te bendecir"
te dar" un nombre tú ser&s una bendici*n. Gendecir" a los que te bendian y maldecir" a los
que te maldian y en ti ser&n bendecidas todas las familias de la tierra' 6=n 12,2->8. a
promesa es rande, pero futura y sin apoyo en el presente. 4*lo e3iste la o del Inisible que
le llama y pone en camino.
+asado el sobresalto del horno de fueo, por un tiempo rein* la calma en Nr. +ero s*lo
por un bree tiempo y, s*lo aparentemente. )i )imrod cambi*, ni %"raj recobr* la pa, ni
Abraham io calmado su cora*n. (l fueo seuía quemando por dentro a todos en forma
diersa.
)imrod intent* olidar lo ocurrido intensificando sus cacerías. +asaba días y días
desfoando sus ansiedades con las fieras del campo. +ero, en la noche, no loraba conciliar el
sueΖo y, cuando en la ma Ζana conseuía dormirse, el sue Ζo se le poblaba de fantasmas, que
le hacían salir del lecho m&s fatiado que al entrar en "l.
Nn sue Ζo, que se repetía con frecuencia, le hacía erse con sus soldados en el alle
del horno de aldea, por el que aaba un hombre, que terminaba tomando el semblante de
Abraham. %enía en la mano una espada desenainada y corría contra "l. (l rey, asustado,
huía, pero aquel hombre, que terminaba siempre tomando el semblante de Abraham, le
arrojaba un hueo a la cara. (l hueo, sin saberse c*mo, se transformaba en un río peque Ζo,
que crecía, crecía, tra&ndose a todos los soldados. Al final s*lo quedaban el rey y tres
hombres ante "l. os tres hombres lleaban estidos reales, parecidos a los suyos. (l río,
despu"s de traarse a los soldados, olía a transformarse en hueo, del que, ahora, salía un
27
p&jaro, que reoloteaba sobre su cabea, hasta que le saltaba un ojo con su pico.
4obresaltado, )imrod se despertaba siempre en ese momento.
Ante la persistencia obsesia del sue Ζo, el rey conoc* a ministros y maos,
pídi"ndoles interpretaci*n y consejo. Nna e oído el sue Ζo, "stos, de común acuerdo,
dijeron al rey#
-)o hay duda, el sue Ζo es claro y tiene una sola interpretaci*n. 4e trata, en realidad ,
adetodos
Abraham, como muy
tus ej"rcitos. osbien
tres ha isto elcon
hombres rey,estidos
y de susreales
descendientes que,a como
representan un río,
tres reyes, anean
que se
aliar&n contio, intentando salar la ida a tu lado. (n cuanto al río que se transforma en
hueo, del que sale el p&jaro que te atraiesa con su pico el ojo, se refiere a la descendencia
de Abraham, que intentar & darte muerte. (ste es el sue Ζo y su interpretaci*n. (sto es lo que
ya tus sabios habían descubiert o el día del nacimiento de Abra ham, hace ya cincuenta y dos
aΖos. os presaios siuen anunci&ndose y seuir&n amena&ndote mientras Abraham sia
con ida. C+or qu", nos preuntamos todos, no se libera el rey, de una e por todas, de esta
amenaaD C+or qu" el rey no se decide a dar muerte a Abraham y recupera así la serenidad
presente y futuraD (ste es, pues, nuestro consejo# Abraham debe morir.
(lieer, adertido por uno de sus antiuos compa Ζeros, corri* a comunicar a
Abraham la sentencia dictada contra "l por los ministros y maos del rey y que "ste había
aceptado y ratificado. Abraham escuch* las palabras de su fiel siero y huy* a esconderse en
casa de su maestro )o". os soldados del rey buscaron a Abraham por todos los rincones de
la ciudad y del campo, pero no loraron descubrirlo. (l rey, al ser notificado de la
desaparici*n de Abraham, pens* que Abraham había abandonado su reino y se calm* en parte
por un tiempo.
%"raj seuía oando, en la corte del rey, de sus honores y mantenía su puesto de
confiana. on compromisos y simulaciones daba pruebas de fidelidad al rey. +ero cada día
se le hacia m&s difícil aquella situaci*n, pues su cora*n se hallaba m&s cerca de su hijo que
del rey. 4u fe en los ídolos estaba minada y se le derrumbaban en su interior. +or otra parte, a
causa de Abraham, todos los días eía miradas de sospecha en los ojos de los otros ministros
y, a eces, hasta en el rey )imrod.
Nn día, de inc*nito, %"raj se fue a isitar a su hijo Abraham. Ambos se confesaron
-as estrellas, el sol y la luna, Cno est&n en manos del 4e ΖorD C+or qu", entonces,
preuntar a los astrosD 4i el 4e Ζor desea mandar la lluia, lluee y si no quiere mandarla, no
lluee.
+or ello, dirii"ndose al 4e Ζor, al* a "l las manos y or*#
29
-%ú eres mi único 0ios, en tus manos pono mi ida y mis proyectos, custodia tú mis
caminos y dirie mis pasos...
4in haber concluido su súplica, Abraham sinti* en su cora*n la o del 4e Ζor, que le
decía#
-(scucha, abre tu oído a las palabras de mi boca...
por primera e Abraham oy* que el 4e Ζor le hablaba en la lenua con que se había
comunicado con el primer hombre y que había caído en desuso durante la construcci*n de la
torre de Gabel. (l 4eΖor le hablaba en la lenua con la que había creado todas las cosas. (ra
la lenua que había aprendido en los libros que estudiaba en casa de )o" y 4em. (n esta
lenua el 4e Ζor, ahora, le llamaba, elii"ndo lo, para hacer de "l padre de una descendencia
numerosa y nuea, principio de una historia llena de bendiciones. (l 4e Ζor le llama a dejar
atr&s el presente, tan liado al pasado, carado de idolatría, y a mirar al futuro, a caminar tras
la promesa, abierto al Inisible, a lo impreisible del 0ios que siempre crea cosas nueas...
-... 4al de tu tierra. Allí har" de ti una ran naci*n, mientras que aquí no merecerías
siquiera tener hijos. All&, adem&s, har" que tú persona sea conocida en todo el mundo y, así,
ser& lorificado mi )ombre en toda la tierra.
Abraham, saliendo de la tierra de la idolatría, es el símbolo de todo creyente, lo
mismo que lo ser& el profeta (equiel 6( 128.
(n cuanto a )imrod, -que no quede memoria de su nombre-, se cuenta que muri*,
muchos a Ζos despu"s, íctima de su orullo insaciable, que no le dejaba aceptar a nadie
superior a "l en nada. omo e3perto caador no soport* la noticia de que hubiera surido otro
caador e3cepcional, del que se contaban haa Ζas e3traordinarias. 4e trataba de (saú, nieto
de Abraham. uando lo descubri*, el odio se apoder* de su cora*n y se jur* no descansar
hasta darle muerte, en&ndose en el nieto contra el abuelo. %ambi"n (saú se enter* de los
planes de )imrod. un día (saú se dio cuenta de que )imrod estaba tras "l con dos de sus
uerreros, pues el rueso de su s"quito se había quedado en el campamento. (saú, entonces,
le tendi* una trampa, como solía hacer con las fieras salajes. (l se escondi* cerca. uando
io que )imrod se distanci* de sus compa Ζeros, sali* de su escondite, se le echo encima y
con un solo olpe de espada le se* la cabea. orrieron a au3iliar al rey los dos uerreros,
pero ya nada pudieron hacer por "l. (s m&s, uno tras otro, los dos cayeron muertos a manos
de (saú. +ero los ritos de los dos soldados alertaron a la tropa, que corrieron hacia el luar.
(saú, despoj* al rey de sus estidos reales y corri*, sin mirar siquiera atr&s, hasta que lle* a
la tienda de su hermano <acob, donde se refui* e3hausto. 4in aliento y alarmado por lo
ocurrido, (saú crey* lleada su última hora. Fio a <acob y le dijo#
-(stoy para morir, Cde qu" me sire la primoenituraD 0ame de eso rojo y qu"date
con ella...
<acob, comprendiendo que era el 4e Ζor quien le ofrecía la primoenitura, se la
compr* a su hermano por el plato de lentejas. (saú se las tra* y, sin m&s, se leant* y se fue
6=n 25,29->E8.
+ero esto fue mucho m&s tarde. 0e momento estamos en Nr, abandonando Nr para
siempre. $%"raj tom* a su hijo Abraham, a su nieto ot, el hijo de ar&n, y a su nuera 4aray,
la mujer de su hijo Abraham, y salieron juntos de Nr de los caldeos, para diriirse a ana&n.
leados a <ar&n, se establecieron allí' 6=n 11,>18.
>B
8. LEKH LEKHA
a salida de Nr no fue m&s que el prim er le4) le4) Β 6ete8, al que seuir&n otros
muchos en el camino de Abraham tras las huellas del Inisible.
Al abandonar Nr, Abraham s*lo ha dejado su patria, pero, confesar a 0ios como el
Nnico, supone dejarlo todo. a o del 4e Ζor siui* en <ar&n, resonando, cada e, m&s clara
en el cora*n de Abraham# $Fete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la
tierra que yo te mostrar". 0e ti har" una naci*n rande y te bendecir". (nrandecer" tu
nombre y tú ser&s una bendici*n' 6=n 12,1-28.
Al escuchar la o, Abraham, sorprendido, dijo#
-4eΖor, Cc*mo puedo abandonar a mi padre, que ha cuidado de mí, ahora que es iejo
y que por amor a mí ha dejado su país y me ha conducido hasta aquíD
-%ú, ete de la casa paterna y d"jame a mí el cuidado de tu padre o Cno crees que yo
pueda cuidar de "l mejor que túD
%"raj mismo, cuando conoci* la llamada del 4e Ζor, despidi* a su hijo, bendici"ndole#
-Fete en pa y que el 4e Ζor del mundo te acompa Ζe, te libre de todo mal y haa
pr*speras todas tus empresas. Fete en pa y camina hasta que el 4eΖor, tu 0ios, que tambi"n
es mi 0ios, te muestre una tierra buena, en la que puedas habitar en pa. %oma contio a ot,
hijo de tu hermano y tr&talo como si fuera hijo tuyo. ;ue te consuelen "l y tu esposa 4aray.
%u hermano )ajor permanecer& conmio.
onfortado con la bendici*n del padre, PAbraham parti* como se lo había dicho el
4eΖor. %enía Abraham setenta y cinco a Ζos cuando sali* de <ar&n. %om*, pues, a 4aray, su
>1
esposa, y a ot, hijo de su hermano, con toda la hacienda que había lorado, y el personal que
había adquirido en <ar&n, es decir, los pros"litos que había introducido bajo las alas de la
Se4ina), y salieron para diriirse a ana&n 6=n 12,E-118.
(n realidad Abraham no sabía que la meta sería ana&n. $+or la fe, Abraham, al ser
llamado por 0ios, obedeci* y sali5 para el luar que había de recibir en herencia, y sali* sin
saber a d*nde iba' 6b 11,78. (l 4e Ζor s*lo le ha dicho# $e hacia la tierra que yo te
indicar"'. 0e este modo, 0ios hacia deseable a los ojos de Abraham la tierra que le prometía.
+or donde pasaba Abraham, descendía el rocío y la lluia sobre la tierra, como una
bendici*n para los campos. as mujeres est"riles, al erle pasar, se le acercaban y le
suplicaban#
-Kra al 4e Ζor por nosotras para que nos bendia con el fruto del ientre, lo mismo
que bendice nuestros campos.
Abraham les escuchaba, oraba al 4e Ζor, quien por amor a su amio, abría el seno
cerrado de las mujeres est"riles, siendo así $una bendici*n para todas las familias de la tierra'
6=n 12,>8.
$+or la fe, Abraham camin* por la %ierra +rometida como en tierra e3tra Ζa, habitando
en tiendas' 6b 11,98. Aquel país era ana&n, por el que a* Abraham, atraes&ndolo hasta
que el 4e Ζor se le manifest* de nueo en 4iquem, cuando descansaba a la sombra de la
encina de /or", y le dijo#
-(ste es el país que te he dado a ti y a tu descendencia por siempre. o har" tu
descendencia numerosa como las estrellas del cielo y ella poseer& esta tierra en la que ahora
te encuentras.
(ntonces Abraham, en aradecimiento, leant* un altar al 4eΖor frente al monte (al
y al monte =ariín, allí donde sus descendientes pronunciarían el juramento de obserar la
%or&, celebrando la aliana con el 4eΖor 60t 11,29->B <os 7,>>2E,1-278.
Abraham no toma posesi*n de la tierra, asent&ndose en un luar de ella, sino
recorriendo toda la tierra, eleando altares al 0ios Nnico, que se le había aparecido. (l le4)
le4)Β le llea a atraesar la monta Ζa, al oriente de Getel, despleando su tienda frente Ay,
donde edifica otro altar, inocando a aheh, su 0ios. de nueo leanta su tienda y se a
desplaando, de acampada en acampada, hacia el )"ueb, donde m&s tarde comprar& el
primer troo de tierra# el campo de /aJpel& con su tumba.
Abraham es como un &nfora de e3quisito perfume, que mientras est& cerrada, bien
uardada, no e3hala ninún aroma, pero que, apenas se la saca y se la abre, comiena a
difundirse# $por su olor son suaes tus perfumes, un perfume derramado es tu nombre' 6t
1,>8. /ientras estaba encerrado en un &nulo de la tierra, Abraham no difundía el aroma del
)ombre de 0ios, por eso le dijo# $sal', mu"ete de un luar a otro, y tu fama ser& rande en
el mundo.
a promesa no cabía en lo que Abraham loraba poner su pie. (l $4e Ζor le prometi*
con juramento bendecir por su linaje a las naciones, multiplicarlo como el polo de la tierra,
encumbrar como las estrellas su linaje, y darles una herencia de mar a mar, desde el ?ío hasta
los confines de la tierra' 64i EE,218. $%odos los que ien de la fe son bendecidos con
Abraham el creyente' 6=a >,98.
Abraham, ya solo, sin su padre, siue las sendas del 4e Ζor, la ía propia de su ida,
sin pasado, abierta al futuro. ?ecorriendo el país, prometido sí, pero que aún no es suyo, pone
su pie y deja su huella, huella de su esperana contra toda esperana, para que sus
descendientes se asienten sobre el itinerario por "l recorrido. (l padre a dejando sinos de su
>2
camino y de su fe a los hijos. Isaac no los recorrer& aún, pero sí <acob, quien reresando de
+add&n Aram, de casa del tío ab&n, con ía y ?aquel, entrar& en ana&n por el oriente,
lleando en primer luar a 4iquem, donde compra al amorreo <amor el terreno donde ha
despleado sus tiendas, eriiendo tambi"n "l un altar al 0ios de Abraham, 0ios de Israel 6=n
>>,17-2B8. Antes de dejar 4iquem, <acob, fiel a la fe de Abraham, dir& a todos les que le
acompaΖan en su pererinaci*n tras las huellas del itinerario de Abraham#
-?etirad los dioses e3tra Ζos que hay entre osotros. +urificaos y mudaos de estido.
eant"monos y subamos a Getel. Allí leantar" un altar al 0ios que me dio respuesta
faorable el día de mi tribulaci*n, y que me asisti* en mi iaje 6=n >5,2->8.
$(llos entrearon a <acob todos los dioses e3tra Ζos que había en su poder, y los
anillos de sus orejas, y <acob los escondi* debajo de la encina que hay al pie de 4iquem' 6=n
>5, E-58. ueo, <acob se fue a Getel junto con todo el pueblo que lo acompa Ζaba, donde
edific* otro altar, como había hecho tambi"n Abraham, su abuelo 6=n >5,:8. Allí recibi*
<acob la bendici*n de 0ios#
-o soy (l 4adday. 4" fecundo y multiplícate. Nn pueblo, una asamblea de pueblos
tomar& orien de ti y saldr&n reyes de tus entra Ζas. a tierra que di a Abraham y a Isaac, a ti
te la doy, y a tu descendencia y sucesi*n dar" esta tierra. +ero ya no te llamar&s <acob, sino
que tu nombre ser& Israel 6=n >5,9-158.
4iuiendo hacia el sur, hacia el )"ued, <acob llea hasta ebr*n, $donde residieron
Abraham e Isaac' 6=n >5,2@8.
uatrocientos aΖos m&s tarde, <osu" repartir& entre las doce tribus de Israel,
descendencia de Abraham, esta tierra, herencia que le dej* Abraham, recibida como don del
4eΖor del cielo y de la tierra 6<os @,2-9 7,:8. on la mirada Abraham, profeta de 0ios y de su
descendencia, había tomado posesi*n anticipada de la tierra. 0ios le había dicho#
-Ala tus ojos y mira desde el luar en donde est&s hacia el norte, el mediodía, el
oriente y el poniente. +ues bien, toda la tierra que es te la dar" a ti y a tu descendencia por
siempre. ar" tu descendencia como el polo de la tierra tal que si aluien puede contar el
polo de la tierra, tambi"n podr& contar tu descendencia. e&ntate, recorre el país a lo laro
y a lo ancho, porque a ti te lo he de dar 6=n 1>,1E-1@8.
on un pacto jurado repiti* 0ios#
-A tu descendencia he dado esta tierra, desde el río de (ipto hasta el ?ío =rande, el
río (ufrates# los quenitas, quenicitas, cadmonitas, hititas, pericitas, refaítas, amorreos,
cananeos, uirasitas y jebuseos 6=n 15,17-198.
Abraham replic* al 4eΖor#
-4eΖor del mundo, no me has dado descendencia y, sin embaro, me dices# a tu
descendencia dar" esta tierra.
e contest* el 4e Ζor#
-Abraham, todo el mundo se sostiene por mi palabra y tú no te fías de mi palabra, sino
que preuntas# C*mo sabr" que oy a poseerlaD +or mi ida, que lo sabr&s bien sabido, pues
por dos eces ser&s e3tranjero. Así est& escrito# $as de saber bien sabido que tu
descendencia ser& forastera' 6=n 15, 1>8.1
lo sorprendente es que Abraham se cree estas promesas $aunque 0ios no le dio en
dicha tierra ni la medida de la planta del pie, sino que le prometi* d&rsela en posesi*n a "l y a
su
losdescendencia despu"s adela"l,
ri Ζones de Abraham aunque no tenía
!es"en!en"ia ninún
única, hijo'
es decir 6ch @,58.
a risto +ero 0ios
6=a >,1:8, ya eía
y todos los deen
risto, pues $si sois de risto, ya sois descendencia de Abraham, herederos seún la
1
1 +or la repetici*n del erbo en =n 15,1>, se deduce el doble e3ilio, en (ipto y en Gabilonia.
>>
promesa' 6=a >,298. +or eso, Abraham, recorre la tierra de la promesa, salud&ndola y
confes&ndose en ella $e3tra Ζo y forastero', dando a entender que a en busca de una patria,
es decir, aspirando a la patria celestial, la ciudad que 0ios le tiene preparada, pero no para el
s*lo, sino para "l y para nosotros sus hijos en la fe 6b 118. %odos, en nuestra profesi*n de fe,
podemos repetir el credo de Israel# $Nn arameo errante fue mi padre' 60t 2:,58 e3tranjeros
pererinamos por la tierra hacia la erdadera +atria.
Abraham crey* que en ebr*n concluía su pererinaci*n por la tierra. Allí había
despleado su tienda con la intenci*n de permanecer por el resto de sus días. +ero el le4)
le4)Β del 4eΖor no había terminado ni terminaría nunca, mientras Abraham estuiera en este
mundo#
Abraham y sus hijos, numerosos como las estrellas del cielo, incontables como las arenas del
mar, murieron todos ellos, sin haber conseuido el objeto de las promesas# i"ndolas y
salud&ndolas desde lejos y confes&ndose e%#aΖos /oas#eos so(e la #iea . os que tal
dicen, claramente dan a entender que an en busca de una patria pues si hubiesen pensado en
la tierra de la que habían salido, habrían tenido ocasi*n de retornar a ella. /&s bien aspiran a
una mejor, a la celestial. +or eso 0ios no se aerQena de ellos, de ser llamado 0ios suyo,
pues les tiene preparada una ciudad...' 6b 11,12-1:8.
0ios no se aerQena de ellos, lo que no quiere decir que ellos no dieran motios
para ello, incluso nuestro padre Abraham.
0urante las horas de calor del día, Abraham reposaba bajo la encina, que había
crecido, junto al poo, delante de la tienda. (n las noches se subía a la aotea y contemplaba
las estrellas, pasando laras horas ensartand o estrellas en su mente, como tribus de distintas
formas y randea. Gajo la encina solía recibir Abraham a sus isitantes, pues la arena que
>E
estaba a la umbría del &rbol era muy fina y daba reposo a los pies cansados. uando el sue Ζo
se asomaba a sus ojos, en las noches, Abraham descendía de la aotea y se acercaba a 4ara,
que siempre le esperaba despierta y "l le susurraba al oído# $L;u" hermosa eres, 4ara,
hermana míaM'.
Abraham disfrutaba contemplando a 4ara cuando se arremolinaban en torno a ella las
oejas con sus corderos junto al poo y ella no se cansaba de sacar aua para abrearles. (l
aua cantaba al derramarse del arcadu sobre el poo hondo, fresco y oscuro, al rebosar
mientras 4ara le sacaba... +ero, un día, el arcadu subi* solamente enrojecido por la humedad
pero sin aua. 4e asom* al poo y io que "ste era como un aujero nero, como un ojo sin
su pupila. 4ara se puso triste y ais* a Abraham, que se asom* al poo, tambi"n alarmado.
(se atardecer, los anados no pudieron beber y, por la noche, aturdieron a las estrellas con sus
balidos. a los balidos se unieron muy pronto los llantos de los niΖos con sed.
Abraham pas* la noche en la aotea, escrutando el cielo. , por primera e, no mir* a
las estrellas. Guscaba una nube, que no aparecía por todo el firmamento. (l cielo s*lo
anunciaba el hambre y la carestía sobre aquella tierra 6=n 12,1B8, que Abraham creía seura
para "l, su familia y sus anados# Lera la tierra prometida, donde mana la leche y la mielM 4u
fe, por primera e, tembl* en su interior. 4u mente se ait* y, sin consultar al cielo, decidi*
torpemente buscar c*mo salir del paso por sí mismo, sin buscar el au3ilio del 4e Ζor. +ero el
4eΖor estaba tambi"n en la carestía. (l 4e Ζor, conocedor del futuro, quería que Abraham
dejara marcadas para sus hijos las huellas del itinerario desde (ipto a ana&n. (sa era la
misi*n de Abraham# marcar el camino del 4eΖor.
0ie carestías ha mandado el 4anto, bendito sea su nombre, sobre la tierra, seún los
sabios, bendita sea su memoria, que no olida nada. a primera la sufri* Ad&n, a quien
aheh 0ios dijo# $+or haber escuchado la o de tu mujer y comido del &rbol del que yo te
había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa# con fatia sacar&s de "l el alimento
todos los días de tu ida. (spinas y abrojos te producir& y comer&s la hierba del campo. on
el sudor de tu rostro comer&s el pan' 6=n >,1@-198.
a seunda fue en la "poca de &meJ, hasta que le naci* )o", con cuyo nacimiento se
consol* diciendo# $(ste hijo nos consolar& de nuestros afanes y de la fatia de nuestras
manos, por causa del suelo que maldijo aheh' 6=n 5,298.
a tercera fue la de nuestro padre Abraham, como est& escrito# $ubo hambre en el
país, y Abraham baj* a (ipto a pasar allí una temporada, pues el hambre abrumaba al país'
6=n 12,1B8.
as otras ocurrieron en tiempos de Isaac 6=n 2:,18, de <acob 6=n E5,:8, de los jueces
6?t 1,18, de 0aid 624 21,18, del profeta (lías 61? 1@,18, de (liseo 62? :,258 y, finalmente,
una carestía especial , que abarca muchas "pocas, de la que est& escrito# $e aquí que ienen
días -or&culo del 4eΖor aheh- en que o mandar" hambre a la tierra, no hambre de pan, ni
sed de aua, sino de oír la +alabra de aheh' 6Ks 7,118...
Abraham, pues, apenas amaneci*, mont* a 4ara sobre un asno y "l mismo mont* en
su asna preferida, estido con su mejor túnica y un ran turbante blanco en la cabea, y se
puso en camino hacia (ipto, el país del ran río, que nunca dejaba sin aua a su tierra. e
seuían los criados y las criadas, arreando los dem&s asnos, cara dos de proisiones y
ajuares, mirra, oro y cinamomo y los pastores, con sus perros, uiaban a las oejas y a las
cabras...
Abraham conocía la historia del )ilo y su limo, que fecundaba los campos, porque lo
había aprendido en la es)i(2 de )o" y 4em. +ero allí se había enterado tambi"n de lo que
decían ciertos papiros sobre las costumbres de la corte del Oara*n, y Abraham, al recordarlo,
>5
se llen* de p&nico. Nn papiro narraba $que un fara*n, siuiendo el consejo de uno de sus
príncipes, mand* a sus uerreros a raptar a una bella mujer, matando a su marido'.1
(n aquel tiempo iía en 4enaar un hombre dotado de ran sabiduría y de bello
aspecto. 4e llamaba ?aJay*n. (ra muy pobre y estaba desesperado por las condiciones en
que iía. e aconsejaron que marchara a (ipto a er al ?ey Asher βsh, hijo de An Βm, y
que le mostrase sus capacidades e3cepcionales. 0e este modo resolería todos sus problemas.
?aJay*n escuch* el consejo y march* a (ipto. +ero, al llear, le informaron que el rey s*lo
salía de su palacio una e al a Ζo para administrar justicia a la ente y lueo se encerraba, de
nueo, por todo el resto del a Ζo. (sto le sumi* en la tristea, anustiado por no saber qu"
hacer para esperar, sin morir, hasta que lleara el día en que pudiera er al rey. Gusc* refuio
en una casa derruida y pas* la noche en ella. A la ma Ζana siuiente, deambulando por la
ciudad, lle* al mercado y io c*mo la ente, comprando y endiendo, sacaba para iir.
%rat* de hacer lo mismo durante el tiempo de su espera. +ero, apenas la ente del luar le io
endiendo lo mismo que ellos, le rode* y, en medio de insultos y olpes, le rob* todo lo que
tenía. 0esconsolado, se oli* a la casa derruida a pensar en otra soluci*n. , auado el
inenio por la desesperaci*n, se le ocurri* alo que podía ser la ran soluci*n. Al día
siuiente, en la maΖana, reuni* a unos treinta hombres fuertes y sin escrúpulos, les condujo a
las rutas en que enterraban a los muertos y les dijo#
-+or orden del rey# el que quiera enterrar un muerto ha de paar doscientas monedas
y, si no, no podr& enterrarlo.
así hicieron. (n poco tiempo ?aJay*n lor* una ran fortuna, que le permiti*
reclutar m&s hombres y e3tender a otros luares su actiidad tan lucratia. uando,
finalmente, lle* el día en que el rey sali* de su palacio para administrar justicia, le esperaba
una ran multitud, que protestaba por la tasa de la sepultura. 0ecían a coro#
-4abíamos que el rey cada a Ζo impone tasas sobre los ios, pero no sabíamos que
ahora quiere tambi"n tasas sobre los muertos. CK es que no has sido informado de lo que
desde hace alún tiempo sucede en tu paísD
(l rey, encoleriado, quiso saber quien había inentado tal felonía. 0e esta manera
?aJay*n fue conducido a la presencia del rey. 4e present* ante el rey eleantemente estido,
acompaΖado de j*enes, hombres y mujeres, con estidos de seda, lleando espl"ndidos
realos de plata, oro y piedras preciosas. Kfreci* tambi"n como realo para el rey el m&s
bello caballo que jam&s hubiera isto. (l rey, ante tales realos, fue cambiando de la ira a la
admiraci*n. (l coloquio, priado, entre el rey y ?aJay*n dur* arias horas. (l rey quiso
informarse de todas las actiidades de ?aJay*n y "ste le habl* con tal sabiduría que cauti*
al rey. no s*lo al rey, sino que se an* la simpatía de todos aquellos a quienes le present* el
rey. (l rey le acoi* en la corte, cambi&ndo le el nombre de ?aJay*n por el de Oara*n, pues
había sido capa de sacar dinero hasta de los muertos.
Al poco tiempo, el Oara*n pas* a ocupar el puesto de irrey de (ipto. Así el rey
administraba justicia una e al a Ζo y su irrey todos los días. 0e este modo no le fue difícil
a ?aJay*n usurpar el trono de (ipto. +or ley estableci* que todo rey de (ipto en lo
sucesio recibiría el nombre de Oara*n.
Abraham, pues, y todos los suyos se hallaban en iaje hacia (ipto, empujados por el
hambre que se había abatido sobre ana&n. Abraham, recordando lo que había oído de
(ipto, iba cabibajo, temiendo por 4ara y, m&s aún, por su propia ida. +resent&ndose como
marido y mujer corría, ciertamente, el peliro de que el Oara*n le matara para llearse a 4ara
a su harem. 4i se presentaban, en cambio, como hermanos, los eipcios, sin duda aluna,
1
1
<.. ert, Comen#aio a Génesis 12.12.
>:
respetarían su ida y, sobre el luar, se le ocurriría alo para librar a 4ara si las cosas sucedían
como "l temía. 0irii"ndose, pues, a 4ara le dijo#
-(res muy hermosa, 4ara, hermana mía, y el Oara*n de (ipto es muy enamoradio.
uando te ea, se enamorar& de tu bellea, tan distinta de la de las mujeres eipcia s con sus
ojos rasados como almendras en el rostro. 4euram ente que a mí me matar& para llearte a
su harem. LAyM, si aluien te preunta, debes decir que no eres mi esposa, sino mi hermana.
4ara contest*#
-4í, mi seΖor.
Abraham se tranquili* de momento. +ero, cuanto m&s se acercaban a (ipto o cuanto
m&s contemplaba la bellea de 4ara, m&s le pesaba haberse puesto en camino hacia (ipto.
uando diis* la frontera, el terror fue tan rande que decidi* esconder a 4ara en un baúl,
que puso debajo de todos los enseres.
Al llear al confín de (ipto, los uardias de la frontera les detuieron, e3ii"ndoles
la d"cima parte de sus bienes para obtener el permiso de entrada en (ipto. Abraham esta e
pa*, sin reateos, cuanto le pidieron. e preuntaron#
-Cleas especiasD
-+ao por las especias.
-Cleas plataD
-+ao por la plata.
-Cleas
-+ao pororoD
el oro.
-Cleas perlasD
-+ao por las perlas.
A todo estaba dispuesto Abraham, con tal de que no le reistraran y descubrieran el
baúl, con 4ara dentro. +ero ocurri* lo que "l no deseaba de ninuna manera. Alunos
uardias descubrieron el ran baúl, en que iba 4ara escondida, y pensando que la d"cima
paada no fuese suficiente, quisieron saber qu" contenía aquel bulto. Abraham en seuida
dijo que no era necesario abrir el baúl, pues "l estaba dispuesto a paar cuanto quisieran. (sta
respuesta aument* la curiosidad y las sospechas de los uardias.
-4i, como dices, est&s dispuesto a paar lo que sea, eso quiere decir que ahí dentro
lleas escondido un ran tesoro. LAbreloM
-+edidme lo que quer&is, pero no lo abro.
os soldados alejaron a Abraham de un empuj*n y abrieron de un olpe el baúl. , al
abrirle, se ilumin* toda la tierra de (ipto con el esplendor de la bellea de 4ara. os
uardias quedaron, m&s que sorprendidos, deslumbrados por tal bellea. (3clamaron a coro#
-(sta sí que es dina del rey.
la noticia se difundi*, de boca en boca, hasta llear al Oara*n, que orden* que se la
llearan inmediatamente al palacio. %ambi"n el Oara*n qued* deslumbrado por el esplendor
de 4ara y la condujo a las habitaciones reales del palacio. Abraham, desconsolado, se acord*,
finalmente, del 4eΖor y ele* a (l su súplica. %ambi"n 4ara or*#
-4eΖor, tú nos mandaste dejar nuestra casa y parientes y te obedecimos. Ahora me
encuentro sola, lejos tambi"n de Abraham, tu fiel seridor. %ú sabes que hemos enido hasta
aquí s*lo por no morir de hambre. %en misericordia y s&lame de esta desentura.
(l 4eΖor escuch* la oraci*n de 4ara y eni* a su &nel a salarla del Oara*n. (l &nel
le dijo#
-)o temas, el 4e Ζor ha escuchado tu oraci*n y est& contio.
(l Oara*n, que ni eía ni oía al &nel, preunt* a 4ara#
-0ime, Cqui"n ese hombre que te ha traído a este paísD
>@
-(s mi hermano.
-(ntonces, es preciso honrarlo y colmarlo de dones, como se merece.
(l Oara*n mand* a Abraham plata, oro y piedras preciosas en cantidades inentes y,
tambi"n, rebaΖos de oejas, acas, asnos, asnas y camellos, esclaos y esclaas. +ero, lueo,
cuando e3tendi* su mano para acariciar a 4ara, recibi* una fuerte sacudida sin saber de donde
le lleaba, pues ni eía ni oía al &nel, que estaba en uardia para defender a 4ara de sus
manos. /irando a su alrededor no io nada y, de nueo, intent* acercarse a 4ara y, antes de
roarla, recibi* una nuea sacudida, tan fuerte, esta e, que cay* por tierra. (s m&s, las
sacudidas del &nel no s*lo las sufría el Oara*n, sino todo s los que estaban en el palacio. a
noche se llen* de ritos y llantos, que salían de todas las habitaciones del palacio.
(l Oara*n, que recibía las sacudidas con m&s fuera que los dem&s, se sinti* herido de
lepra, de modo que se apa* en "l toda pasi*n se3ual. (ra la noche del 15 de )is&n, la misma
noche en que, muchos a Ζos despu"s, el 4eΖor interendría, hiriendo a todo (ipto para librar
a los descendientes de Abraham de su dura esclaitud.
Al rayar el alba, el Oara*n, dolorido y e3hausto, comprendi* que la causa de sus
desracias estaba en aquella mujer, que había lleado a su palacio. 4e dirii* a ella con
amabilidad y le preunt*#
-0ime la erdad, por faor, Cqui"n es el hombre que te ha traído aquíD
-(se hombre es mi esposo te dije que era mi hermano porque temí que le mataras.
(l Oara*n mand* llear a 4ara a una habitaci*n particular, destinada para ella sola,
ordenando a todos que la trataran como a una reina. /and* llamar tambi"n a Abraham.
uando tuo a Abraham en su presencia, le dijo#
-C;u" es lo que has hecho conmioD C+or qu" no me aisaste de que era tu mujerD
C+or qu" dijiste# $es mi hermana', de manera que yo la tom" por mujerD %oma ahora a tu
mujer y e donde quieras, hasta que termine la carestía en tu país y, lueo, reresa allí y, así,
iiremos todos en pa.
(l Oara*n dio a Abraham aún m&s realos y a 4ara le dio una muchacha, que le había
parido una de sus concubinas y que se llamaba Aar.
+ara que Abraham y 4ara no tuieran problemas durante su estancia en (ipto, el
Oara*n les dio el país de =osen. uando sus hijos uelan a (ipto, iir&n en dicho país,
propiedad de su padre Abraham, que residi* en "l hasta que termin* el hambre en ana&n.
%erminada la carestía, escoltados por los soldados del Oara*n, Abraham, 4ara y todos
los de su casa salieron, con todos los honores, de (ipto y reresaron a ana&n.
>7
1!. ABRAHAM Y LOT" DISPUTAS Y AMOR
$0e (ipto subi* Abraham al )"ued, junto con su mujer y todo lo suyo, y
acompaΖado de ot. Abraham era muy rico en anado, plata y oro. aminando de acampada
en acampada se dirii* desde el )"ued hasta Getel, hasta el luar donde estuo su tienda
entre Getel y Ay, el luar donde Abraham había inocado el nombre de aheh' 6=n 1>,1-E8.
+ero, LayM, al rereso de (ipto, Abraham se encontr* con nueas dificultades.
%ambi"n su sobrino ot tenía oejas, acadas y tiendas, pues andando con Abraham, 0ios le
había bendecido. a la tierra no les permitía iir juntos, porque su hacienda se había
multiplicado, de modo que no podían iir juntos. ubo, pues, una ri Ζa entre los pastores del
anado de Abraham y los del anado de ot 6=n 1>,5-@8.
Abraham había dicho a sus pastores#
-e aquí el dinero que necesit&is comprad los pastos de la ente del luar. 0e ese
modo el anado comer& hasta saciarse sin necesidad de pastar en campos de otros. así,
adem&s podremos iir en pa con estas entes.
os pastores de Abraham hicieron como "ste les había indicado y sus reba Ζos pacían
siempre en campos reularmente arrendados. +ero los pastores de ot estaban acampados a
poca distancia y ot no les había dado semejantes instrucciones, ni tampoco dinero para
arrendar los campos, por lo que no les quedaba m&s remedio que llear los reba Ζos a pastar
>9
en los campos ajenos, incluidos los arrendados por los pastores de Abraham. (stos, cansados
de tal abuso, un día se diriieron a los pastores de ot, pidiendo e3plicaciones de su
conducta#
-C+or que actu&is de este modoD
-CAcaso no ha dicho el 4e Ζor a Abraham# $a ti y a tu descendencia dar" esta tierra'D
-C eso qu" sinificaD
-/uy sencillo. omo bien sab"is, Abraham no tiene hijos y, dada su edad y la de su
mujer, es ya imposible que lleue a tener herederos esto sinifica que, a su muerte, ot
heredar& todos sus bienes. 0e hecho, ot, nuestro se Ζor, es ya due Ζo de todo este país y,
entonces, Cno os parece absurdo paar por "lD adem&s, Ca qui"n paarD
Abraham, puesto al corriente de estas disputas, cada día m&s frecuentes y m&s
iolentas, llam* a ot y le dijo#
-$(a, no haya disputas entre nosotros ni entre mis pastores y tus pastores, pues somos
hermanos. C)o tienes todo el país por delanteD +ues bien, ap&rtate de mi lado. 4i tú tomas por
la iquierda, yo ir" por la derecha y si tú por la derecha, yo ir" por la iquierda' 6=n 1>,7-98.
A ot le pareci* bien y acept* ustoso la propuesta de Abraham#
-(st& bien, me alejar" de ti. )o teno ninún deseo de seuir a tu lado.
ot leant* los ojos y io toda la ea del <ord&n, rica en pastos y aua, semejante al
jardín de aheh o, qui&s, ot la io, m&s bien, $semejante a (ipto' 6=n 1>,1B8. (lii*,
pues, para sí toda la ea del <ord&n y se fue a habitar en 4odoma, ya tristemente famosa por
sus icios. Abraham, en cambio, se estableci* en ebr*n. Así se separaron Abraham y su
sobrino. 0ios se apareci* de nueo a Abraham, que se había quedado con la parte menos
f"rtil, dejando eleir a su sobrino, y le dijo#
-/ira desde el luar en donde est&s hacia el norte, el mediodía, el oriente y el
poniente. +ues bien, toda la tierra que es te la dar" a ti y a tu descendencia por siempre. ar"
tu descendencia como el polo de la tierra... Ahora, le&ntate y recorre el país a lo laro y a lo
ancho, porque a ti te lo he de dar.
Abraham, a su rereso de (ipto, toma posesi*n de toda aquella tierra que su
descendencia poseer& para siempre. omo esa tierra se e3tiende, por todas partes, en las
cuatro direcciones, así se e3tender& su descendencia. , lo mismo que la tierra es bendecida
con el aua, así ser& bendecida su descendencia con la To2, que es comparada con el aua y,
como la tierra es m&s resistente que el metal, así su descendencia resistir& a todo, porque, lo
mismo que la tierra es pisada por todos, pero ninuno lora destruirla, así suceder& con sus
descendientes, que ser&n pisoteados y oprimidos, pero nadie lorar& aniquilarles, pues
$lleamos este tesoro en asos de barro para que apareca que alo tan e3traordinario es de
0ios y no nuestro. Atribulados en todo, mas no aplastados perplejos, mas no desesperados
perseuidos, mas no abandonados derribados, mas no aniquilados, lleando por todas partes
el morir de <esús, a fin de que tambi"n la ida de <esús se manifieste en nuestro cuerpo. +ues,
aunque iimos, nos emos continuamente entreados a la muerte por causa de <esús, a fin de
que tambi"n la ida de <esús se manifieste en nuestra carne mortal. 0e modo que la muerte
actúa en nosotros, m&s en osotros la ida' 62o E,@ss8.
a fama de Abraham se esparci* por todo el país, difundiendo por todo "l la bendici*n
de 0ios. (sta fama suscit* alería en los pobres y enidia en los potentes. Así, se cuenta que
en una reuni*n e3traordinaria de los reyes ecinos, uno de ellos se al* y propuso a los
dem&s#
EB
-(s hora de acabar con ese hebreo, que se ha instalado entre nosotros, difundiendo
ideas e3tra Ζas y pelirosas. (s preciso destruirlo cuanto antes y, de este modo, nuestros
sieros, que sienten tanta simpatía por "l, muy pronto le olidar&n y no les perderemos para
siempre.
+ero no todos estuieron de acuerdo. (ntonces otro lo present* en forma distinta#
-)o se trata de ir directamente contra "l eso sería, ciertamente, peliroso son muchos
los que simpatian con "l y, si nos ieran atac&ndolo, se conrearían en torno a "l y lo
librarían de nuestras manos. Fa mos, m&s bien, a 4odoma y cojamos prisionero a su sobrino
ot. Apenas se entere de ello, Abraham tratar& de librarlo y se precipitar& en nuestras manos,
sin dar tiempo a que se oranicen sus seuidores. (se ser& el momento oportuno para
librarnos de Abraham.
ahora, sí, todos estuieron de acuerdo. 0e este modo, 4odoma y =omorra, las
f"rtiles ciudades de la ea del <ord& n, fueron teatr o de una ran conti enda entre dos
coaliciones adersarias desde tiempos inmemoriales. +or una parte estaban# Amrafel, rey de
4enear, AryoJ, rey de (llasar, edorlaomer, rey de (lam y %idal, rey de =oyim de la otra
parte estaban# Gera, rey de 4odoma, GirsΒ, rey de =omorra, 4inab, rey de Adm&, 4emeber,
rey de 4eboyim y el rey de 4oar. (stos últimos, despu"s de haber estado sometidos al imperio
elamítico por doce aΖos, finalmente se habían rebelado y lleaban ya trece a Ζos iiendo en
libertad.
os cuatro primeros reyes, que eran los m&s potentes, comenaron su campa Ζa,
derrotando a los refaítas en Asterot arn&yim, a los amumíes en am, a los emíes en la
llanura de ;uiryatayim y a los joritas en las monta Ζas de 4eír. 0e uelta, triunfantes, llearon
a ad"s, batieron todo el territorio de los amalecitas y de los amorreos, que habitaban en
<amor %amar, sembrando el p&nico en todo el territorio. (ra el momento de atacar a los reyes
del alle del <ord&n.
Gera, Girs Β, 4inab, 4emeber y el rey de 4oar, ante la noticia de los triunfos de sus
adersarios, se aliaron en el alle de 4iddim. os cinco reyes entablaron batalla en 4iddim
contra los otros cuatro. (l alle de 4iddim estaba lleno de poos de betún y, en su huida,
cayeron en ellos los reyes de 4odoma y de =omorra. (ntonces, los otros tres reyes huyeron a
la monta Ζa. os encedores tomaron toda la hacienda de 4odoma y =omorra y se fueron.
Apresaron tambi"n a ot, el sobrino de Abraham, lle&ndose toda su hacienda. os
encedores, en su euforia, iban proclamando#
-Lemos hecho prisionero al sobrino de AbrahamM
0e este modo, ponían de manifiesto la erdadera intenci*n de su campa Ζa# proocar y
aniquilar a Abraham.
, en efecto, como ellos habían preisto, un eadido corri* a aisar a Abraham de que
su sobrino había sido lleado cautio por los cuatro reyes. (ra la noche de Pésa) y Abraham
estaba celebrando el Se!e, comiendo mazβ#). Apenas oy* la noticia, Abraham olid* las
disputas con ot, moili* la tropa de ente nacida en su casa, en número de trescientos
dieciocho, y sali* en persecuci*n de los reyes hasta 0an. cayendo sobre ellos por la noche,
los derrot*.
Abraham fue el primero en el mundo en ofrecer los diemos. ?ecoi* todos los
diemos de 4odoma y de =omorra y todos los diemos de ot, el hijo de su hermano, y los
entre* a /elquisedec, como est& escrito# $ le dio el diemo de todo' 6=n 1E,2B8.
(l rey de 4odoma se postr* por tierra y con "l todos sus soldados y dijo a Abraham#
-L%ú eres nuestro rey y nuestro 0iosM
+ero Abraham, que ya se había neado a sentarse en el trono, que le habían preparado,
cediendo el puesto al sacerdote del Altísimo, e3clam*#
-0ios me libre de aceptar ser uestro rey. , en cuanto a lo seundo, yo no soy m&s
que polo como todo mortal. (l 4e Ζor, creador del cielo y de la tierra, es el único 0ios, a (l
únicamente se debe dar culto.
, rechaando iualmente el botín, que le ofrecían, aΖadi*#
-Alo mi mano ante el 0ios Altísimo, creador de cielos y tierra# ni un hilo, ni la correa
de un apato, ni nada de lo tuyo tomar", y así no dir&s# $o he enriquecido a Abraham'. )o
tomar" nada, salo lo que han comido los moos y la parte de los hombres que fueron
conmio# Aner, (sJol y /anre que tomen su parte.
, puesto en pie, Abraham or* ante todos#
-4eΖor de todos los mundos, no conseuí esta ictoria por la fuera de mi mano, sino
por la potencia de tu diestra, porque %ú eres mi escudo en este mundo y en el mundo futuro.
los &neles, ante el trono del Altísimo, respondieron#
-Gendito %ú, aheh, escudo de Abraham.
ot, que se esconde en el silencio total, reresa a 4odoma, y Abraham con todos los
suyos se uele a /ambr", en ebr*n, donde le espera el 4e Ζor, pues es la fiesta de Pésa).
E2
11. EL PACTO DE DIOS CON ABRAHAM
a uerra, con su ictoria sobre los reyes ecinos y la liberaci*n de su sobrino ot, no
proporcion* la pa a Abraham, sino que le sumi* en un mar de inquietudes. 0ios, que lee en
lo íntimo del cora*n de su amio, interiene, dirii"ndole su palabra para serenar su &nimo#
-)o temas, Abraham. o soy para ti un escudo. %u recompensa ser& rande.
Abraham se sentía confundido en su interior y no descansaba ni cuando loraba
conciliar el sue Ζo. (l no era hombre de uerra. e qued*, de la batalla, el temor de haber
dado muerte a alún justo, temeroso del 4e Ζor. (l caso es semejante a uno que, pasando por
delante del jardín del rey, io un ha de espinos y lo coi*. Al er que el rey le estaba
mirando trat* de esconderse. +ero el rey le dijo# Cpor qu" te escondes de mi istaD o
necesitaba obreros que recoieran esos espinos y limpiaran mi jardín. Ahora que ya lo has
hecho tú, en y que el administrador te d" tu recompensa. Así, el 4anto, bendito sea su
)ombre, dijo a Abraham# esos que has dado muerte eran espinos cortados, como est& escrito#
$los pueblos ser&n calcinados, espinos cercenados que en fueo arder&n' 6Is >>,128 por ello,
recibir&s una ran recompensa.
E>
por otra parte, tambi"n le inquietaba, amarando su cora*n, la conducta de su
sobrino ot. abía arriesado su ida y la de los suyos por salarlo y, sin embaro, ot no
reresa con "l, como Abraham esperaba, pensando que se hubieran acabado del todo las
disensiones entre ellos y que podrían iir unidos, en familia, como cuando salieron de <ar&n.
+ero ot, lo abandona por seunda e y se uele a ir, como si no hubiera cambiado nada, a
4odoma, a iir en medio de aquella poblaci*n corrompida y iolenta 6=n 19,18.
Abraham, que se siente iejo, e3perimenta con fuera atro su soledad. 4inti"ndose
m&s solo que nunca, le inade el miedo, dominado por el pensamiento de que qui&s ahora
los hijos de los reyes reunir&n sus tropas y le atacar&n. +or ello, el 4e Ζor le dice#
-)o temas, Abraham, yo ser" tu escudo. como el escudo, aunque caian sobre "l
todas las flechas, resiste, así resistir&s tú, aunque se reúnan todos los pueblos contra ti. o
combatir" contra ellos en faor tuyo.
/uy sacudido debe haber quedado Abraham, cuando aún no recobra la pa y siue en
sus cailaciones y temores, dici"ndose a sí mismo# he estado en el horno ardiente y he sido
salado he estado en uerra contra los reyes y he salido salo de ella, Cacaso, 4e Ζor, no me
dir&s que ya he recibido mi recompensa en este mundo y que no tendr" recompensa en el
mundo futuroD +ero el 4e Ζor, condescendiente, le aclara# $todo lo que he hecho contio en
este mundo, te lo realo, pero la recompensa queda establecida para el mundo futuro'.
L(l mundo futuroM, piensa Abraham y la inquietud uele a llenar su mente# $C;u"
me as a dar, mi 4e Ζor, aheh, si me oy sin hijosD'. (n tres ocasiones el 4e Ζor dice
$pídeme'# lo hace con 4alom*n 61? >,58, con Aja 6Is @,118 y con el /esías 64al 2,78. A estos
tres se puede a Ζadir el caso de Abraham, pues "l no se hubiera atreido a decir $Cqu" me
dar&sD', si el 4e Ζor no hubiera dicho antes $pídeme', y lo mismo se puede decir de su nieto
<acob 6=n 27,228. Abraham, pues, medio arrepentido por su audacia, medio insistiendo aún,
aΖade#
-4eΖor del mundo, si me han de nacer hijos que prooquen tu ira, es mejor que sia
sin descendencia. esto es lo que creo, seún mi interpretaci*n de las estrellas...
-%ú eres un profeta, no un astr*loo.
-CAcaso (lieer, el siero y administrador de todos mis bienes, puede ser considerado
como un hijo, que heredar& todo lo míoD
entonces el 4e Ζor le dirii* claramente su palabra#
-)o te heredar& ese, sino que el heredero ser& uno que saldr& de tus entra Ζas.
, sac&ndolo afuera, le dijo#
-/ira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas. Así ser& tu descendencia.
Abraham se crey* la palabra del 4e Ζor, consider&ndola una manifestaci* n de su
bondad, y al 4eΖor tambi"n le arad* la fe de Abraham, reput&ndola como justicia#
Abraham, esperando contra toda esperana, crey* y fue hecho padre de muchas
naciones, seún le había sido dicho# Así ser& tu posteridad. )o acil* en su fe al
considerar su cuerpo ya sin ior -tenía unos cien a Ζos- y el seno de 4ara, iualmente
est"ril. +or el contrario, ante la promesa diina, no cedi* a la duda con incredulid ad
m&s bien, fortalecido en su fe, dio loria a 0ios, con el pleno conencimiento de que
poderoso es 0ios para cumplir lo prometido. +or eso le fue reputado como justicia
6?m E,17-228.
EE
ontentos los dos, Abraham con la promesa de 0ios, y 0ios con la fe de Abraham,
dialoan confidencialmente bajo las estrellas. e dice#
-o soy aheh que te saqu" de Nr de los caldeos, para darte esta tierra en propiedad.
Abraham, animado por la familiaridad con que 0ios se le comunica, se anima a
pedir un sino de la promesa#
-/i 4eΖor, aheh, Cen qu" conocer" que ha de ser míaD
(l 4eΖor le respondi*#
-%r&eme una noilla de tres a Ζos, una cabra de tres a Ζos, un carnero de tres a Ζos, una
t*rtola y un pich*n.
(ran los animales de cada tipo de sacrificio que sus hijos ofrecerían, m&s tarde, en el
%emplo como e3piaci*n por sus pecados. +or ello, Abraham, mientras cumplía lo ordenado
por el 4eΖor, le preunt*#
-4eΖor, Cy qu" pasar& con mis descendientes despu"s de la destrucci*n del %emploD
-4i proclaman y escuchan la palabra sobre tales sacrificios, tendr" en cuenta ese
sacrificio de alabana como si me hubieran ofrecido los sacrificios, y perdonar" sus pecados.
%om*, pues, Abraham los animales y, parti"ndolos por medio, puso cada mitad
enfrente de la otra. (ra el modo de hacer el pacto llamado (eΞ#) (en )a-(e#aΞm 6aliana de
los animales partidos8. 4e trata de un pacto sellado, seún el rito de pasar por en medio los
dos que hacen la aliana, proclamando cada uno# $así se haa conmio si no cumplo las
cl&usulas de este pacto'.
Abraham no parti* por medio ni la t*rtola ni el pich*n 6=n 15,1B8. (l 4e Ζor le iba
mostrando, entre las pieas de los animales, los reinos, que seún iban apareciendo, se
diidían y sucumbían# la noilla de tres aΖos era (dom, que es como baca que todo lo pisa la
cabra de tres a Ζos es el reino de =recia, como est& escrito# $(l macho cabrío creci*
e3traordinariamente' 60n 7,78 y el carnero de tres a Ζos es el reino de /edia y +ersia, como
est& escrito# $(l carnero de dos cuernos que yo he isto son los reyes de /edia y +ersia' 60n
7,2B8. a destrucci*n ritual que Abraham hace de estos animales quita ya todo poder a los
reinos que ellos simbolian. a paloma, que es Israel, no es partida. Así est& escrito# $+aloma
mía, que anidas en los huecos de la pe Ζa' 6t 2,1E8, y m&s adelante# $Nna sola es mi paloma,
sin defecto' 6t :,98. C el pich*nD (l pich*n es el hijo bendito de la paloma, que ser&
ofrecido para sellar la aliana, pero al que $no se le quebrar& ninún hueso' 6<n 19,>:8,
aunque sí ser& traspasado su cora*n sin hiel, para que de "l sala sanre y aua 6<n 19,>>ss8.
as aes rapaces descendieron sobre los animales muertos, pero Abraham los espant*.
as fueras de mal acechar&n siempre, intent ando inalidar el pacto de 0ios con Abraham y
sus descendencia. (s la amenaa de toda la historia de 0ios con los hombres# la infidelidad al
pacto, hasta que quede sellado en la sanre, no de unos animales partidos, sino de la
!es"en!en"ia de Abraham, de su hijo, el /esías.
sucedi* que al caer la tarde, estando el sol para ponerse, cay* un sopor sobre
Abraham, y de pronto le inadi* un ran sobresalto. 4e trata del sue Ζo de la profecía y
Abraham se sobresalta ante la isi*n futura que el 4e Ζor le muestra#
-as de saber que tus descendientes ser&n forasteros en tierra e3tra Ζa. os
esclaiar&n y oprimir&n durante cuatrocientos aΖos. +ero yo a mi e juar" a la naci*n a
quien siran y lueo saldr&n carados de riqueas. %ú, en tanto, endr&s en pa con tus
padres, ser&s sepultado en buena ancianidad. a la cuarta eneraci*n oler&n ellos aquí
porque hasta entonces no se habr& colmado la maldad de los amorreos.
0ios no quería que su siero fiel iera el comieno de la esclaitud ni iera la causa
de ella. 4e reuniría con sus padres dos a Ζos antes de que <os" sea endido por sus hermanos.
E5
0espu"s que 0ios reel* en sue Ζos a Abraham el futuro de su descendencia, el 4e Ζor
lo sell*, pasando (l solo en medio de los animales partidos. omo est& escrito# $, puesto ya
el sol, suri* de en medio de densas tinieblas un fueo humeante que pas* por entre los
animales partidos. Así, aquel día firm* aheh una aliana con Abraham, diciendo#
-A tu descendencia he dado esta tierra'.
(n el momento mismo en que 0ios habla, es como si ya se hubiese cumplido su
palabra.
(sta aliana es don ratuito de 0ios. )ada se pide a Abraham a nada se compromete,
pues no pasa entre los animales. 4u realiaci*n s*lo depende de una condici*n cronol*ica#
que transcurran cuatrocientos aΖos.
(s como un caminante, que iba por el desierto camin* un día, dos, tres, die días sin
encontrar una tienda, ni un refuio, ni un &rbol, ni aua, ni alma ia. Oinalmente, despu"s de
mucho caminar, io a lo lejos un &rbol. (ntonces pens*# qui&s junto al &rbol hallar" un poco
de aua. Acerc&ndose al &rbol, efectiamente, io que de entre sus mismas raíces brotaba una
fuente. (l &rbol era manífico, con frutos estupendos y dulces, y la copa de sus ramas y hojas
daban una sombra deliciosa. 4e sent*, descans* a su sombra, comi* de la fruta, bebi* del
aua de la fuente y e3periment* un inmenso descanso. uando se disponía a continuar la
marcha, se dijo# Kh, &rbol bendito, Cqu" puedo auurarteD, Cqu" te puedo desearD
C;ue tu madera sea bellaD a lo es.
C;ue tu sombra sea suaeD a lo es.
C;ue tus frutos sean dulcesD a lo son.
C;ue brote un manantial de tus raícesD a brota.
C;ue te circunde un luar amenoD a lo tienes.
C;u" puedo desearteD L;ue todos los &rboles que broten de tu semilla sean como túM
Así el 4anto, bendito sea su nombre, cre* el mundo, surieron einte eneraciones,
que, como el desierto, no dieron ninún fruto, ni un justo siquiera. 0espu"s de ellas, el 4e Ζor
io a Abraham que iía en el país de los aldeos. 4e preunt* el 4e Ζor# C4er& capa de
resistirD Arrojado al horno ardiente, super* la prueba y el 4e Ζor, entonces, lo quiso tener
cerca de (l y lo lle* a Israel. (n Israel, Abraham dio loria a 0ios, derramando bendiciones
a su paso por la tierra. 0ijo entonces el 4e Ζor# LKh Abraham, AbrahamM Cqu" puedo
auurarteD
eneraci*nDC;u" te puedo
a iís desearD
así. C;ue C;ue
ian tú y 4ara
lo mismo las i&is
entesen
delauestra
justicia en medio
familiaD a de esta
lo hacen.
C;u" puedo desearteD L;ue todos tus descendientes, en el futuro, tenan tu misma feM
Así Abraham crey* en 0ios y le fue reputado como justicia. %ened, pues, entendido que los
que ien de la fe, esos son los hijos de Abraham. a (scritura, preiendo que 0ios
justificaría a los entiles por la fe, anunci* con antelaci*n a Abraham esta buena nuea# (n ti
ser&n bendecidas todas las naciones. Así, pues, los que ien de la fe son bendecidos con
Abraham el creyente 6=a >,:-98.
la (scritura no dice solamente por Abraham que le fue reputado, sino tambi"n por nosotros,
a quienes ha de ser imputada la fe, a nosotros que creemos en Aquel que resucit* de entre los
muertos a <esús, 4e Ζor nuestro, que fue entreado por nuestros pecados, y fue resucitado para
nuestra justificaci*n 6?m E,2>-258.
E:
12. NACIMIENTO DE ISMAEL
Abraham, anustiado por la carestía, ha abandonado, sin m&s, la tierra que el 4e Ζor le
había prometido, iiendo fuera de Israel. (s e3plicable que no le naca el hijo de la
promesa. +ero, despu"s de llear die aΖos en la tierra prometida, no se e3plica por qu" no
llea el hijo deseado y prometido. 4ara se da cuenta de que la causa est& en su esterilidad.
4ara, pues, dado que Abraham, a pesar de su deseo de un hijo, no tomaba ninuna
iniciatia, se decidi* a resoler el problema. %om* a Aar, la esclaa que le había realado el
Oara*n, y se la dio como mujer a Abraham, dici"ndole#
E@
-/ira, aheh me ha hecho est"ril. l"ate, pues, te rueo, a mi esclaa. ;ui& podr"
tener hijos de ella, haciendo que d" a lu sobre mis rodillas.
Abraham, que no había pensado en lorar la descendencia prometida a tra"s de Aar,
escuch* la o de su esposa 4ara. Así, al cabo de die a Ζos iiendo en ana&n, 4ara, mujer
de Abraham, tom* a su esclaa Aar, la eipcia, y se la dio por mujer a su marido Abraham.
Aar, con die aΖos junto a 4ara, había aprendido de su se Ζora los buenos modales y
se comportaba como una se Ζora, aunque fuera humilde y fiel como una siera. Abraham
tenía 75 aΖos. 4e lle*, pues, a Aar, la cual en seuida qued* encinta. (l oo inadi* a 4ara
y tambi"n a Aar por la buena nuea. +ero, desde ese momento, alo cambi* en la relaci*n de
Aar para con su se Ζora. (n el cora*n de Aar se insinu* el desprecio a 4ara. 4e decía, en
sus adentros, Aar#
-4e habla tanto de 4ara y Abraham, esta pareja tan querida para el 4e Ζor, pero si fuera
así, Cc*mo es que en todos estos a Ζos 4ara no ha quedado encinta, mientras que yo en tan
pocos días...(l 4eΖor sabe y proee con el fruto del ientre a quienes le aradan.
+ronto, los pensamientos le fueron saliendo por la boca, murmurando a las espaldas
de 4ara, entre los de la casa y con las ecinas. Así los susurros de Aar llearon a oídos de
4ara, que, fij&ndose en su siera, comen* a er en ella el orullo y el desprecio con que la
trataba. A 4ara se le llen* el cora*n de celos y enidia hasta llearla al furor. A medida que a
E7
los paanos que te arrojaron al horno de fueo. Antes, -Lqu" ilusaM-, creí que podría haber
recibido sobre mis rodillas y educado como mío su hijo, pero ahora lo eo claro...
Abraham, abrumado por este ataque de celos de su esposa, no supo hacer otra cosa
m&s que poner a Aar en manos de 4ara#
-/ira, ahí tienes a tu esclaa en tus manos. a con ella como mejor te placa.
Abraham io, con sorpresa, que su cabea amaneci* un día blanca como un campo de
lino. (l sufrimiento de su cora*n se manifestaba hasta en sus cabellos. 4ara tampoco reía ya,
como había hecho siempre. (staba siempre de malhumor y maltrataba a Aar, trat&ndola
ahora como no la había tratado nunca, como a una esclaa. 0urante la noche, 4ara tenía
sueΖos oscuros, que le abrumaban y alimentaban su odio contra Aar. 4ara en sue Ζos eía
dos tamarindos con sus flores dulces y hermosas, pero, en seuida, uno de ellos se aostaba.
Ktras eces, eía dos t*rtolas con sus patas rojas, posadas sobre el brocal del poo de la
entrada de la tienda, pero, de repente, una de ellas recibía una saeta que la traspasaba el
cora*n. siempre al tamarindo , que seuía erde y con flores, o a la paloma no alcanada
por la flecha, le brillaban unos ojos randes y oscuros como los de Aar o los del hijo que ella
traería al mundo.
Así, un día, Aar, iendo los ojos rojos de sue Ζo y c*lera de 4ara, que le miraba
fijamente, sinti* miedo y huy* de casa. 4*lo que Cad*nde podría ir una esclaa eipcia
encinta, por el desierto y bajo el solD
como
e3plorael las
onaro,
montaque
Ζas,sepasto
ríe del tumulto
suyo, de lasdeciudades,
en busca no erde
toda hierba oye los
6<britos de los
>9,5-78. arrieros
+lantar& su y
tienda enfrente de todos sus hermanos, leantando su mano contra todos, que a su e la
leantar&n todos contra "l.
Aar dio a aheh, que le había hablado, el nombre de (l ?oí, pues se dijo# Cacaso no
he isto aquí las espaldas de aquel que me eD por ello llam* a aquel poo# $+oo de ajay
?oí'# el poo del $Fiiente que me e'.
onfortada por el &nel del 4e Ζor, Aar reres* a casa de 4ara, a la que se le habían
calmado los celos. Aar dio a lu un hijo sobre las rodillas de 4ara. Abraham llam* al hijo
que Aar le había dado Ismael. %enía Abraham ochenta y seis a Ζos cuando Aar le dio su hijo
Ismael.
1
1
(l mismo erbo innΒ), que sinifica oprimir, afliir, atormentar, aparece en =n 1:,:, en =n
15,1> y en (3 1,11-12.
E9
1#. EL SELLO DE LA ALIAN$A
$omo uas en desierto encontr" yo a Israel, como brea de hiuera en sus primicias
i a uestros
uno, lueo depadres'6Ks
dos en dos,9,1B8. osdefrutos
despu"s detres,
tres en la hiuera, al principio,
hasta que finalmenteseserecoen
recoendea uno en
cestos.
Así, al principio, Abraham estaba "l solo, lueo fueron dos, Abraham e Isaac, despu"s se
conirtieron en tres, Abraham, Isaac y <acob, y finalmente proliferaron y se multiplicaron
hasta llenar el país 6(3 1,@8.
5B
+or eso est& escrito que cuando Abraham tenía noenta y nuee a Ζos, se le apareci*,
de nueo aheh y le dijo#
-o soy (l 4adday, camina en mi presencia y s" perfecto. o estableco mi aliana
entre nosotros dos, y te multiplicar" sobre manera 6=n 1@8.
(s como si le dijera# hasta ahora no fuiste perfecto en mi presencia, circuncida la
carne de tu prepucio y entonces caminar&s en mi presencia y ser&s perfecto. yo te
multiplicar" en ran manera.
Abraham ya ha oído esta promesa arias eces y, si no se refiere a Ismael, no e aún
ninún indicio de su cumplimiento. el 4e Ζor, que e en lo íntimo del cora*n la duda, que
aún no ha lleado a la mente y, menos aún, a los labios de Abraham, a a ofrecer al anciano
Abraham un sello de su aliana, marcado en su propia carne.
Ante la aparici*n del 4eΖor, Abraham cay* rostro en tierra. 0ios, abaj&ndose hasta
su siero y amio Abraham, le habl* al cora*n, de amio a amio#
-+or mi parte he aquí mi aliana contio# ser&s padre de una multitud de pueblos. )o
te llamar&s m&s con el nombre que te dio tu padre %"raj, sino que tu nombre para siempre
ser& Abraham, pues te he constituido padre de una multitud. %e har" fecundo sobremanera, te
conertir" en pueblos, y reyes saldr&n de tus muslos. (stableco mi aliana entre nosotros
dos, y tambi"n con tu descendencia despu"s de ti, de eneraci*n en eneraci*n. (s una
aliana eterna. o ser" tu 0ios y el de tu posteridad. o te dar" a ti y a tu posteridad la tierra
en que andas como pererino, todo el país de ana&n, en posesi*n perpetua, y yo ser" el 0ios
de los tuyos.
asta aquí era lo de siempre, aunque dicho con m&s firmea, como queriendo eitar
que lleara a formarse la duda en la mente de Abraham, nuestro padre casi perfecto en todo.
+ero, como el hio se come hasta con la c&scara y s*lo se le corta el rabo, su único defecto,
así el 4anto, bendito sea su nombre, dijo a Abraham#
-A ti s*lo te sobra el prepucio para ser perfecto, c*rtalo y camina en mi presencia.
Así $recibi* Abraham la se Ζal de la circuncisi*n como sello de su fe', es decir, como
sello de aceptaci*n de la aliana que 0ios hacía con "l. $ no s*lo con "l, sino con todos sus
descendientes, que siuen las huellas de su fe' 6?m E,1B-128, pues se trata de llear en la
carne el sello de la circuncisi*n del cora*n 6<r E,E 0t 1B,1:8 el $oído incircunciso' no
puede escuchar la o del 4eΖor 6<r :,1B8, es un incircunciso, por mucho que se cercene la
carne deAbraham
su prepucio 6<rrostro
siue 9,2E-258.
en tierra, recibiendo en el cora*n la palabra del 4e Ζor. su
cora*n, que aún no ha sido circuncidado, preunta#
-4i la circuncisi*n te es tan querida, Cpor qu" no se la diste a Ad&nD
-Abraham, te baste que o soy tu 0ios.
-/ientras yo era incircunciso, han combatido tantos contra mí, cuando me circuncide,
Caún ser" combatidoD
-Abraham, te baste que o soy tu 0ios. o eo y proeo.
Abraham aún no acababa de decidirse. Apenas le dej* el 4e Ζor, se leant* y fue a
consultar a sus tres amios Aner, (sJol y /amr". e dijo Aner#
-%ienes ya casi cien a Ζos, Cpara qu" infliirte a tus aΖos semejante torturaD
(sJol aΖadi*#
51
-CA sus aΖos la circuncisi*nD
-%odo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo 6;o >,18.
52
tambi"n circuncid* el prepucio de su propia carne, a sus noenta y nuee a Ζos. (l mismo día
fueron circuncidados Abraham y su hijo Ismael, que tenía trece a Ζos.
Abraham, mo)el de sí mismo y de todos los dem&s arones, repetía con cada uno la
oraci*n de la aliana#
5>
+asado el Yom 6i,,+ , al tercer día de la circuncisi*n, Abraham sali* fuera de la
tienda. Aún sentía en su carne los dolores de la circuncisi*n, pero no quería dejar pasar a los
pasajeros sin ofrecerles hospitalidad, como solía hacer habitualmente. 4u ran tienda estaba
siempre abierta en las cuatro direcciones, para que, lleasen de donde lleasen los iajeros, si
estaban cansados o tenían hambre, pudieran ser acoidos y atendidos inmediatamente.
$=racias a la hospitalidad, alunos, sin saberlo, hospedaron a &neles' 6b 1>,28.
Aquel día hacía un calor sofocante. Abraham, sentado a la sombra de la encina de la
entrada de la tienda, esperaba tener hu"spedes, debido precisamente al sofoco del día. +ero,
como no lleaba ninuno, Abraham se sinti* un tanto triste y mand* a (lieer que diera una
uelta por los alrededores a er si eía alún caminante, que por el cansancio se hubiera
detenido antes de llear hasta la tienda. Al rato oli* el siero, comunic&ndole que no se
eía a nadie en el contorno.
Abraham, recordando la ense Ζana de que nunca se debe confiar demasiado en los
sieros, a pesar de los dolores, se leant* y fue "l mismo a otear el horionte en las cuatro
direcciones. %ampoco "l diis* a nadie en los caminos y oli* a sentarse a la sombra de la
encina.
(l 4e Ζor, contemplando el dolor de su siero Abraham, se acord* del sino de la
aliana y dijo a sus &neles#
-Famos a isitar a Abraham.
- ahora, Cpara qu"D
-+ues, por nada, para hacerle una isita, para $manifestarle la loria de la Se4inΒ)'
6 9,2>8 y rendirle homenaje por la miz*Β, Co es que no sentís el dolor de la mil2D
-C+ero qu" nueas normas tienes que darleD
-)o se trata de darle ninún precepto, sino de mostrarle el arado, el oo que siento
con "l, es una simple isita, Co no eis que est& esperando a la puerta de la tiendaD
-C tú ir&s a isitar así, sin m&s, a un hijo de hombreD CIr&s, por nada, a un luar
impuroD
-4i no enís conmio, ir" yo solo, respondi* el 4e Ζor, que había aumentado tanto el
calor para que a nadie se le ocurriera ponerse en camino, y dar de este modo un tiempo de
descanso a Abraham, aún enfermo. +ero, al er que el amor de Abraham por la hospitalidad
era mayor que el amor a sí mismo, el 4e Ζor no quiso priarlo ese día del oo de recibir a
aluien. entonces se decidieron a acompa Ζar al 4e Ζor sus tres &neles m&s queridos#
=abriel, /iuel y ?afael, a quienes el 4e Ζor encomend* una misi*n a cada uno. =abriel
anunciaría el nacimiento del hijo de 4ara, /iuel iría a destruir 4odoma y =omorra, y ?afael
curaría a Abraham.
arepondr"is
la sombrauestras
de la encina. o,
fueras. mientras
ueo tanto,adelante,
seuir"is ir" a prepararos
pues no un
porbocado de pan
casualidad y, así,
hab"is pasado
hoy ante mi tienda.
LGendito sea nuestro padre Abraham, que promete poco y da muchoM +romete un
bocado y prepar* un banquete dino de la fastuosidad de la corte de 4alom*n. a aceptaci*n
5E
de su initaci*n por parte de sus hu"spedes, le puso alas en los pies y alería en el cora*n#
corre a laarles los pies, corre al establo, se apresura a buscar a 4ara y entre todos preparan la
suntuosa acoida. os hu"spedes, participando del oo de Abraham, se sientan bajo la
encina y le dicen#
-a como has dicho.
entonces Abraham se dirii* presuroso a la tienda, llam* a 4ara y le dijo#
-+repara tres medidas de flor de harina, am&salas y ha unas tortas.
con diliencia, "l mismo corri* a los establos, escoi* un ternero tierno y hermoso.
+ero, cuando intent* aarrarlo, el ternero se le escap* y corri* a esconderse en la ruta de
/aJpelΒ. Abraham le siui* y, al entrar en la ruta, io a Ad&n y (a, que dormían el dulce
sueΖo de los justos, entre luces y perfumes que solo podían proenir del (d"n del 4e Ζor.
Abraham se dijo en su cora*n#
-uando se acerquen mis últimos días, comprar" esta ruta, paando por ella lo que
me pidan.
%om*, finalmente, el ternero y se lo entre* a Ismael, adirti"ndole que le adereara
en seuida. uand o todo estuo pronto, "l mismo tom* cuajada y leche, junto con las tortas
preparadas por 4ara y el ternero uisado, y se lo present* a los tres hu"spedes, manteni"ndose
en pie delante de ellos, bajo la encina.
los &neles comieron, comport&ndose seún las costumbres del luar. /ois"s,
cuando subi* a la cumbre del 4inaí, conocado para el ran coloquio con el 4e Ζor 6(3 >E,28,
durante cuarenta días y sus cuarenta noche ni pan comi* ni aua siquiera bebi* 6(3 >E,278,
pues estaba con el 4eΖor, que no necesita ni de pan ni de aua aquí, en cambio, los &neles,
que no comen ni beben, siendo hu"spedes de Abraham, comen y beben. (l 4e Ζor, iendo la
solicitud con que Abraham prepara el conite, para no causarle dolor con el desaire, abri* la
boca de sus &neles y ellos pudieron comer como si fueran hombres.
(l 4eΖor, presente en sus &neles, se complacía iendo la solicitud con que Abraham
sería a sus mensajeros y decidi* que, cuando los descendientes de Abraham atraesaran el
desierto, un poo de aua abundante y fresca les acompa Ζaría durante toda la traesía, y les
mandaría adem&s desde el cielo el man&, alimento de &neles 64b 1:,2B8, y, finalmente, al
llear a la tierra, encontrarían en ella toda clase de frutos de la tierra, junto con manantiales
de leche y miel.
55
4ara, i"ndose descubierta, se asust*, sali* de la tienda y dijo#
-o no me he reído.
5:
15. LAS CIUDADES DEL PECADO
(n aquel tiempo las ciudades de 4odoma y =omorra habían colmado la medida de sus
pecados, indinando al 4eΖor con sus abominaciones. +ecaban, cometiendo toda clase de
perersiones y abusos. Gueno, no es que se dieran pecados oriinales. (l pecado nunca es
inenioso repite mon*tonamente las mismas maldades. Gasta er cualquier telediario de hoy,
en el silo RR, para descubrir que son las mismas cosas del silo RR antes de nuestra era. a
perersi*n entenebrece la mente y mata toda creatiidad. (l hombre, sin 0ios, se hace
irracional#
(n efecto, la c*lera de 0ios, se reela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los
hombres, que aprisionan la erdad en la injusticia...+orque lo inisible de 0ios, desde la
creaci*n del mundo, se deja er a la inteliencia a tra"s de sus obras# su poder eterno y su
diinidad, de forma que son ine3cusables porque, habiendo conocido a 0ios, no le
lorificaron como a 0ios ni le dieron racias, antes bien se ofuscaron en sus raonamientos y
su insensato cora*n se entenebreci* jact&ndose de sabios se olieron estúpidos, y
cambiaron la loria del 0ios incorruptible por una representaci*n en forma de hombre
corruptible, de aes, de cuadrúpedos, de reptiles.
+or eso 0ios los entre* a las apetencias de su cora*n hasta una impurea tal que
deshonraron entre sí sus cuerpos cambiaron la erdad de 0ios por la mentira adoraron y
sirieron a la criatura en e del reador, que es bendito por los silos.
+or eso los entre* 0ios a pasiones infames pues sus mujeres inirtieron las relaciones
naturales por otras contra la naturalea iualmente los hombres, abandonando el uso natural
de la mujer, se abrasaron en deseos los unos de los otros, cometiendo la infamia de hombre
con hombre, recibiendo en sí mismos el pao merecido de su e3traío.
como no juaron bien uardar el erdadero conocimiento de 0ios, 0ios les entre* a su
mente insensata, para que hicieran lo que no coniene# llenos de toda injusticia, perersidad,
codicia, maldad, fornicaci*n, henchidos de enidia, de homicidios, de contiendas, de
enaΖos, de malinidad, chismosos, detractores, enemios de 0ios, ultrajadores, altaneros,
fanfarrones, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, implacables, despiadados..., los
cuales, aunque conocedores del eredicto de 0ios que declara dinos de muerte a los que
tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen
6?m 1,17->28.
nadie le maltratos
por los daba un troo de pan,lepero
recibidos, es que nihasta
despojaban se lo de
endían siquiera.
su míseros si moría
estidos y le de hambre al
arrojaban o
primer aujero del desierto.
abía en 4odoma, -se cuenta en sus anales-, una muchacha, hija de padres ricos, que
tuo un fin lamentable. Al atardecer de un día cualquiera lle* a la ciudad un iajero, que
5@
decidi* pasar la noche en la ciudad y proseuir su iaje al día siuiente apenas amaneciera.
Al no conseuir hospedaje en casa aluna, se decidi* a pasar la noche en la calle y, por pura
coincidencia, se ech* a dormir delante de la casa de la muchacha. uando "sta iba ya a
dormir, se asom*, como todas las noches, a la entana, para contemplar las estrellas. +ero esa
noche, antes de leantar al cielo la mirada, io al hombre que dormía por tierra, frente a su
entana. e preunt* qui"n era el iajero, le respondi* que estaba de paso, que no le ustaba
iajar de noche, pues le daban miedo los camin os desiertos, que había buscado d*nde
hospedarse y no había encontrado hospedaje y que se había resinado a pasar la noche en la
calle, esperando que llease el alba para proseuir su camino.
Fiendo que la muchacha le escuchaba con inter"s, se anim* a pedirle un poco de
aua. a muchach a mir* a la derecha y a la iquierda y, no iendo a nadie, sali* a ofrecerle
aua y pan. +ero, sin saber c*mo, la cosa se supo inmediatamente de un e3tremo al otro de la
ciudad. a muchacha fue arrestada y lleada ante el jue# había iolado las leyes de la ciudad
y había que condenarla a muerte. a sacaron fuera de la ciudad, la desnudaron y untaron todo
su cuerpo de miel, ech&ndola lueo al estercolero en medio de un enjambre de aispas. a
pobre muchacha ritaba de dolor hasta herir los tímpanos, pero ni sus padres se
compadecieron de ella. on el cuerpo hinchado por las mil picaduras, siui* ritand o hasta
que muri*. (ste rito de dolor 6=n 17,2B8 subi* hasta el cielo y el 4e Ζor se sinti* muy dolido
por tanta crueldad.
ricas a )o
sus era distinta no
habitantes la situaci*n
les faltabadede=omorra.
nada. a %anto
tierra 4odoma
era f"rtilcomo
había=omorra
plata, oroeran ciudades
y piedras
preciosas en abundancia. on frecuencia ocurría que, yendo al huerto en busca de hortalias,
al caar un poco, encontrasen metales preciosos. (ran tan ricos que se habían olidado del
4eΖor, que les había dado tanta riquea. (n e de adorar al 4e Ζor, daban culto al sol y a la
luna.
(n medio de la riquea de unos, reinaba tambi"n la pobrea m&s miserable, pues la
riquea abonaba el eoísmo y no la enerosidad. os pobres eran echados a patadas o a
mordiscos de los perros, aunque s*lo pidieran un pedao de pan para no morir de hambre.
abían lleado incluso, en alunos luares, a cortar los &rboles frutales, cuando no podían
recoer toda su fruta, para que los p&jaros no se la comieran.
os jueces eran corruptos al e3tremo, como perersas eran las leyes. )o tenían temor
de 0ios. )i aunque el 4e Ζor les hubiese mandado randes tormentas se habían arrepentido de
sus maldades. 4i por casualidad pasaba un e3tranjero rico por aquellos luares, le hacían
recostarse contra un muro que estuiera a punto de derrumbarse, al que hacían caer para que
aplastara al infeli y, así, poder despojarlo de todo.
57
os casos resueltos con estas leyes y que reistran los anales del tribunal son
innumerables. Nn día, por ejemplo, lle* un curtidor de pieles a la ciudad. os sodomitas le
rodearon y le e3iieron que paara cuatro monedas por haber cruado el río en barca. (l
declar* que no había pasado el río en barca, sino que había cruado a pie por el ado.
(ntonces le pidieron ocho monedas. omo se ne*, le olpearon hasta hacerle sanrar. (l
infeli corri* en busca de los jueces, quienes, despu"s de escucharlo, sentenciaron# $Gusca al
barquero y p&ale ocho monedas y despu"s paas tambi"n al que te hiri* hasta hacerte
derramar sanre. (sta es la ley'.
4ucedi* tambi"n que un día Abraham mand* a su siero (lieer a 4odoma para tener
noticias de su sobrino ot. Al llear a la ciudad, (lieer se io enuelto en una ri Ζa, en la que
recibi* una pedrada, haci"ndole sanrar. (l caso fue lleado al jue, quien sentenci* seún la
ley# $paa a quien te dio la pedrada'. (lieer, entonces, coi* una piedra y olpe* con ella al
jue hasta hacerle derramar sanre. uando (lieer io correr la sanre por la cara del jue, le
dijo# $Ahora puedes ajustar las cuentas directamente con tu conciudadano, p&ale lo que me
debes y así estamos todos en pa'. (lieer se la* la herida y se fue en busca de un luar
donde poder comer alo. +ero nadie le endía ni un troo de pan. Atraído por el alboroto de
una fiesta entr* en un luar donde se daba un banquete de bodas y se sent* entre los
initados. (n seuida le preuntaron#
-C;ui"n te ha initadoD
59
16. ABRAHAM INTERCEDE POR LAS CIUDADES PECADORAS
Abraham, despu"s de acompa Ζar un buen trecho a sus hu"spedes, se olía para la
tienda. +ero el 4e Ζor se dijo#
-C+uedo ocultarle a Abraham lo que pienso hacer con 4odoma y =omorraD )o, a un
amio, no se le puede tener a oscuras de proyectos que le tocan de cerca 6Am >,@ <n 15,158.
o le he dado todo este país y por tanto le pertenecen tambi"n estas cinco ciudades. Adem&s
s" que Abraham ama a todos y todos le aman. uando se entere que he destruido esas
ciudades se entristecer& ciertamente. )o se lo puedo ocultar. e e3plicar" c*mo el rito
desarrador de la muchacha, tratada con tanta crueldad, ha colmado ya toda medida y no
puedo retardar m&s mi decisi*n.
+or ello, el 4e Ζor se oli* hacia Abraham, le llam* y dijo#
-/ira, la acusaci*n contra 4odoma y =omorra es rande y su pecado es raísimo
oy a bajar a er si realmente sus acciones corresponden a la acusaci*n que me llea de ellas
y si no, lo sabr".
(l dolor de Abraham, al oírlo, fue mayor que el de la circuncisi*n. +ero pens*# si me
informase de una sentencia firmada e irreocable, no me quedaría nada por hacer. +ero
mencion&ndome s*lo una acusaci*n o inestiaci*n pendiente, el 4e Ζor me est& dejando un
espacio para que interceda por esas ciudades y sus entes. 4í, he de hacerlo y de inmediato.
+or lo que s" de 4odoma y =omorra, seún me ha contado (lieer, si doy luar a la
inestiaci*n, no hay remedio para ellas. Así, pues, Abraham se dirii* al 4e Ζor, suplicante#
-Kh, 4eΖor mío, tú has creado al hombre y has puesto ante "l el camino de la ida y el
de la muerte. (l camino de la ida, si siue la senda de la misericordia, amando a su pr*jimo
el camino de la muerte, si siue la senda de la iolencia y de la corrupci*n, pecando contra ti
y destruyendo la obra de tus manos...+ero, 4e Ζor, tú sabes muy bien que el cora*n del
hombre, que has creado del polo de la tierra, se siente todos los días inclinado al mal sus
instintos lo inducen a pecar, llenando la tierra de iolencia. +or esto, te suplico# cambia el
cora*n del hombre, d&ndole un cora*n que ame la ida y no conciba planes de muerte. 4i
no cambias su cora*n, 4e Ζor, y lo hieres en tu ira, acabar&s con cuanto e3iste y que tú
mismo has creado. Aumenta tu misericordia, oh 4e Ζor mío, y reprende a los hombres, como
hace un padre con sus hijos, pero no los aniquiles, trat&ndolos seún sus culpas.
e respondi* el 4eΖor, conmoido por su oraci*n#
-o s", lo s" que tu cora*n reuma misericordia. +ero, hoy no puedo escuchar tu
oraci*n. (l rito de dolor de los oprimidos es demasiado rande, tan rande como el rito de
tus descendientes, que te he hecho oír en sue Ζos, aunque aún no hayan nacido. (l rito de los
no nacidos te conmoi* tanto como a mí. Así es el rito que me llea de estas ciudades.
os &neles se olieron a poner en camino hacia 4odoma, pero Abraham corri* y se
acerc* al 4e Ζor y, puesto en pie, ante "l, e3clam* en un arranque de indinaci*n por la
posible injusticia de que qui&s se aniquilara a justos con pecadores#
-C(s que as a destruir al inocente con el culpableD 4i hay cincuenta justos en la
ciudad, Clos destruir&s y no perdonar&s al luar por los cincuenta inocentes que hay en "lD
Lejos te ti hacer tal cosaM Lmejor perdonar al culpable que matar al inocenteM Llejos de ti
hacer tal cosaM (l jue de todo el mundo, Cno har& justiciaD
(l 4eΖor, que escuchaba con pena a su amio, respondi*#
:B
-4i encuentro en la ciudad de 4odoma cincuenta justos, perdonar" a toda la ciudad en
atenci*n a ellos.
Al contar con esta concesi*n inicial, situada a niel de cincuenta, Abraham, en una
especie de neociaci*n beduina, con audacia y respeto, e3aerando el respeto para disimular
la audacia, comen* a reatear con el 4eΖor, bajando cinco#
-/e he atreido a hablar a mi 4e Ζor, yo que soy polo y cenia. si faltan cinco para
el número de cincuenta inocentes, Cdestruir&s, por cinco, toda la ciudadD
?estando, al instante respondi* el 4e Ζor#
-)o la destruir", si es que encuentro allí los cuarenta y cinco.
Animado, Abraham insisti*#
-4uponamos que se encuentran cuarenta.
-(n atenci*n a los cuarenta no la destruir".
-;ue no se enfade mi 4e Ζor si insisto. 4uponamos que se encuentran treinta.
-)o lo har" si encuentro treinta.
-/e he atreido a hablar a mi 4eΖor. C si se encuentran einteD
-)o la destruir" en atenci*n a los einte.
Abraham insisti*, ya desconfiado, pero lleado del impulso de su cora*n#
-;ue no se enfade mi 4e Ζor si hablo una e m&s. C si se encuentran dieD
-(n atenci*n a los die no la destruir".
Nna, dos, siete eces rebajando el número y el 4e Ζor cediendo terreno, confirmando
el papel salador de los justos en el mundo. +ero en su reateo de misericordia, Abraham no
se atree a bajar de die justos. /&s atreidos ser&n, a Ζos despu"s, <eremías 65,18 y (equiel
622,>B8, proclamando que 0ios perdonaría a <erusal"n aun cuando no hallara en ella m&s que
un justo. , lueo, Isaías 65>8 anunciar& que el sufrimiento del único 4iero salar& a todo el
pueblo, carando "l con el pecado de todos. (n la descendencia de Abraham, en <esús, se
cumplir& la profecía. +ero Abraham se detuo en die, comprendiendo que ni los yernos de su
sobrino estaban libres de la maldad de la ciudad.
(l 4eΖor, iendo triste y cabibajo a Abraham, le confes* su misma tristea#
-/ira, Abraham, la situaci*n de 4odoma y =omorra y de las otras ciudades ecinas,
por desracia ha lleado al límite y no hay remedio para ellas. (staría dispuesto a perdonar
sus pecados, si los reconocieran como pecados, pero no me es posible admitir un sistema de
ida tan inmoral como el establecido en sus leyes, que llama bien al mal y mal al bien.
+arti* aheh así que termin* de conersar con Abraham, y "ste se oli* a su tienda,
aunque al día siuiente oler& al mismo luar, para mirar y er lo que había ocurrido.
os /aestros, bendita sea su memoria, obseran que Abraham se mostr* m&s rande
que su maestro )o". 1 0e )o" se dice simplemente que $fue el hombre m&s justo de su
eneraci*n', como diciendo que, dados los tiempos que corrían, se le podía considerar justo
en comparaci*n con los dem&s. +ero, cuando el 4e Ζor orden* a )o" construir el arca porque
$había lleado la hora de acabar con todo iiente, porque la tierra estaba llena de iolencias
por culpa de los hombres' 6=n :,1>8, )o" se limit* a obedecer, sin hacer nada por salar a los
dem&s, ni siquiera inoc* la misericordia del 4e Ζor en faor de ellos. Abraha m, en cambio,
apenas oy* al 4e Ζor decir# $bajar" a er', se le acerc*, le increp*, le suplic*, insisti*. se
oli* a casa triste, no por su fracaso en la intercesi*n, sino pensando en la maldad de las
ciudades, que le hacia repetirse a sí mismo#
-(l 4eΖor es justo. a depraaci*n de los habitantes de 4odoma corresponde
realmente a las acusaciones que subían al cielo ante (l.
1
1 Sβhar, Fajr& 1B:.
:1
17. DESTRUCCION DE SODOMA Y GOMORRA
%erminado el coloquio, aheh dej* a Abraham, que reres* a su tienda. os &neles,
fieles cumplidores de las decisiones del 4e Ζor, apenas ieron que no había sido acoida la
súplica de Abraham, siuieron su camino, lleando a 4odoma al atardecer. (l 4e Ζor jua a
las naciones en la noche, pues hasta en la noche pecan a sus fieles, en cambio, les jua de
día, mientras practican las miz*β#), las obras del 4e Ζor.
ot estaba sentado a las puertas de 4odoma. Alo le quedaba de la educaci*n recibida
de Abraham de Abraham había aprendido a acoer a los iajeros. +ero iiendo en 4odoma,
donde las leyes prohibían la hospitalidad, ot se hall* enuelto en muchos problemas, que le
llearon a iir haciendo constantes compromisos. 0e día no acoía a nadie en casa,
recha&ndoles de forma ostentosa, de modo que los habitantes de 4odoma iesen que
obseraba sus leyes. +ero, en la noche, se sentaba a las puertas de la ciudad, para acoer a los
hu"spedes de paso, cuando nadie le eía. on este compromiso, ot se encontraba con
frecuencia en un laberinto sin salida y ni a sus hijas pudo transmitir las sendas del 4e Ζor, dos
de las cuales se casaron con dos sodomitas, arrastr&ndolas tras ellos a la perdici*n. os
yernos se burlaban de ot y sus contradicciones.
+ero, en resumidas cuentas, apenas ot io a los &neles, que lleaban a 4odoma al
caer la tarde, se leant*, fue a su encuentro y, postr&ndose por tierra, les dijo#
-(a, se Ζores, por faor, en id a mi casa. +as&is en ella la noche, os la&is los pies y,
de madruada, seuís uestro camino.
os &neles, que no habían dudado en aceptar la hospitalidad de Abraham, al punto
leyeron la doble de cora*n de las palabras de ot. ot piensa ofrecerles su casa para dormir,
pero sin ofrecerles aua para laarse los pies hasta la maΖana siuiente así si los en los
habitantes de 4odoma pensar&n que acaban de llear y no sabr&n que han pasado la noche.
+or eso los &neles, en un primer momento, rehúsan la hospitalidad que ot les ofrece#
-)o haremos noche en la plaa.
+ero tanto porfi* ot con ellos, que al fin aceptaron ir a hospedarse en su casa. +ero,
cuando Adít, la mujer de ot, io llear a casa a los dos hombres con su marido, se le
enfrent*, diciendo#
-0e ninuna manera permitir" que estos hombres entren en nuestra casa.
ot insisti*, de nueo, con su esposa, repitiendo y delat&ndose#
-(s de noche, no nos ha isto nadie y nadie lo sabr&.
+ero Adít no se dej* conencer. (ntonces ot tom* una estera, diidi* la casa en dos
partes, declarando#
-(stos hu"spedes me son muy queridos y los introduco en mi casa, no en la tuya.
Así pudo ot recibir a los &neles y se dispuso a prepararles la cena. +ero, mientras
preparaba la comida, adirti* que en casa no había sal. Oue a la otra parte de la casa, que se
había conertido en casa de la esposa, y suplic* a Adít que buscara un poco de sal. (lla se
ne*#
-)o te dar" nada, no quiero tener parte en este asunto.
%anto insisti* ot que su esposa se leant*, airada ciertamente, y fue a pedir la sal a
las ecinas, dici"ndoles#
:2
-0adme, por faor, un poco de sal, que me he quedado sin nada. )os han caído de
improiso unos hu"spedes y mi marido se ha alerado tanto con su isita que les ha
introducido en su casa y les est& preparando un banquete. o había proisto para nosotros,
pero no contaba con los hu"spedes de mi marido y por eso me ha mandado a buscar la sal...
0e este modo, la noticia de que ot tenía unos hu"spedes en su casa corri* en unos
instantes por toda la ciudad. Al poco rato, apenas ot y los hu"spedes se habían separado para
dormir, una multitud de hombres de la ciudad, los sodomitas, rodearon la casa. Allí estaban,
amenaantes, todos los arones de la ciudad, desde el moo al iejo. lamaron a oces a ot#
-C0*nde est&n los hombres que han enido donde ti esta nocheD 4&calos, para que
abusemos de ellos.
ot sali* a la puerta, cerr&ndola tras de sí, y trat* de conencer a aquella masa
ociferante#
-ermanos míos, la eneraci*n del diluio fue e3tirpada por los pecados que ahora
osotros quer"is cometer, Cquer"is que os suceda lo mismoD
+ero no le dejaban ni hablar, pues todos ritaban#
-%e acabamos de eleir jue de la ciudad y ya quieres cambiar las leyes de tus
predecesores, tú que eres un adenedio...
-;uítate de en medio. )i aunque iniera Abraham mismo tendríamos consideraci*n
con "l...
-4&canos a esos hombres que los queremos conocer y si no te ir& a ti peor que a ellos.
(l temor a la muerte le llea a ot a desatinar y buscar un lamentable compromiso.
on todas sus fueras rita#
-+or faor, no ha&is esta maldad. /irad, teno dos hijas que no han conocido ar*n.
Ks las sacar" y haced con ellas lo que os pareca, pero a estos hombres no les ha&is nada,
que para eso han enido al amparo de mi techo...
-L;uita all&M
, forcejeando con ot, estaban ya a punto de arrancar la puerta, cuando los &neles,
alarando las manos, liberaron a ot y lo introdujeron en casa. erraron la puerta tras ot,
dejando deslumbrados a los que quedaron fuera a tientas intentaron buscar la puerta, desde el
chico al rande, pero no loraron dar con ella.
os &neles, entonces, reelaron a ot qui"nes eran y la misi*n que les había
conducido a 4odoma#
-CA qui"n tienes aquíD 4aca de este luar a tus hijas y yernos, a todos los tuyos,
porque el 4eΖor nos ha mandado a destruir este luar, ya que es muy rande el clamor que
sube de "l a la presencia de aheh.
leno de paor, ot atraes* la muchedumbre, que a cieas daba ueltas ante su casa,
corri* en busca de sus yernos y les dijo#
-eantaos, salid de este luar, porque aheh a a destruir la ciudad.
+ero los yernos se burlaron de "l#
-L(st&s locoM C/ientras en la ciudad resuenan iolines, címbalos y flautas, tú ienes a
decirnos que la ciudad ser& destruidaD L%ú est&s locoM
ot les abandon* y corri* a buscar a los que le debían alo, pero los &neles, al er
que comenaba a rayar el alba, apremiaron a ot, dici"ndole#
-0e prisa, toma a tu mujer y a tus dos hijas que ien contio en casa y sal ya, no
ayas a ser barrido por culpa de la ciudad.
como "l remoloneaba, lo mismo que su mujer, que quería recoer todo lo que había
en casa, uno de los &neles le asi* de la mano lo mismo que a su mujer y a sus dos hijas y les
sac* fuera de la ciudad, ordenando#
:>
-uye, por tu ida. onf*rmate con salar la ida y no te preocupes de los bienes.
Famos, corred. )o mir"is atr&s ni os deten&is en toda la redonda. (scapad, r&pido, a la
montaΖa, no ay&is a ser barridos con la ciudad.
(l &nel les empujaba hacia la monta Ζa con la esperana de que lueo ot se oliera
a reunir con Abraham, reconociendo que $el 4e Ζor le había salado de la cat&strofe, por
compasi*n y por amor a Abraham' 6=n 19,1:.298. +ero no eran esos los deseos de ot, pues
pensaba
mis para con
acciones sus las
adentros# $mientras de
de los habitantes he 4odoma
iido separado
y, de estedemodo,
Abraham, 0ios aparecer
he podido ha comparado
como
justo ante (l, pero si oy a iir junto a Abraham, comparar& mis acciones con las de
Abraham y entonces se notar& que no teno nada bueno'. +or ello suplic* al &nel#
-)o, por faor. a que este seridor tuyo ha hallado racia ante ti y me has concedido
el ran faor de dejarme con ida, mira que yo no puedo refuiarme en la monta Ζa en ella
correría el rieso de morir. /ira, ahí, cerquita est& esa ciudad a donde huir. (s una peque Ζe.
L(a, oy a escaparme all& -Cerdad que es una peque ΖeD- y así salar" mi idaM
(l &nel, impaciente ya por cumplir la orden del 4e Ζor, iendo ya en el cielo el sol y
la luna, recordando adem&s la buena acoida que ot les había dado, se lo concedi*#
-Gien, te concedo tambi"n eso no arrasar" 4oar, la peque Ζa ciudad, como me has
pedido. +ero, corre, de prisa, que no puedo hacer nada hasta que entres en ella.
4oar había sido fundada un a Ζo despu"s de las otras cuatro ciudades del alle tenía
s*lo cuarenta y nuee a Ζos de antiQedad y, por tanto, no había aún colmado la medida de
sus pecados. +or ello pudo salarse de la destrucci*n.
(l sol asomaba sobre el horionte cuando ot entraba en 4oar. (ntonces /iuel, con
su dedo me Ζique toc* la roca sobre la que estaban construidas las ciudades pecadoras y las
derruy*. Al mismo tiempo aheh hio lloer sobre ellas fueo y aufre, arrasando las
ciudades y todos sus alrededores con sus habitantes y eetaci*n del suelo6c 1@,278. (l
&nel ritaba con fuerte o#
-4i aluno adora a la Gestia y a su imaen, y acepta la marca en su frente o en su
mano, tendr& que beber tambi"n el ino del furor de 0ios, que est& preparado en la copa de su
c*lera. 4er& atormentado con fueo y aufre, delante de los santos &neles y delante del
ordero. la humareda de su tormento se elea por los silos de los silos no hay reposo, ni
de día ni de noche, para los que adoran a la Gestia y a su imaen, ni para el que acepta la
marca de su nombre 6Ap 1E,9-118.
(s lo que ya predijo el 4e Ζor por su profeta#
4e conertir&n sus torrentes en pe, su polo en aufre, y se har& su tierra pe ardiente. )i de
noche no de día se apaar&, por siempre subir& el humo de ella. 0e eneraci*n en eneraci*n
quedar& arruinada, y nunca jam&s habr& quien pase por ella. a heredar&n el pelícano y el
erio, el ibis y el cuero residir&n en ella. %ender& aheh sobre ella la plomada del caos y el
niel del acío 6Is >E,9-118.
(ra el día 1: de )is&n. (l día en que, por un tiempo, en el cielo aparecen juntos el sol
y la luna. (s el momento preciso, eleido para la destrucci*n de la ciudades, para que los
adoradores del sol no pudieran decir# $4i lo hubiera hecho de día, el sol nos hubiera
defendido', ni tampoco pudieran decir los adoradores de la luna# $si la luna hubiera estado en
el cielo, ella nos habría defendid o'. on la caída de la noche, cuando los &neles llearon a
4odoma, su caída qued* decidida, la suerte de 4odoma qued* sellada con el pecado de los
:E
sodomitas. +ero su ejecuci*n fue ante el sol y la luna, mostr&ndose así el 4e Ζor del cielo y de
la tierra como el único 0ios.
(s alo que nunca crey* la mujer de ot. 4us entra Ζas de madre le llearon a amar
m&s a su hijas que al 4e Ζor. Aunque el &nel le había adertido que no oliera la ista atr&s,
ella, al oír el estruendo de las ciudades y el auacero de aufre, no pudo controlarse y se
oli* a er si, finalmente, sus hijas casadas les estaban siuiendo. (ntonces se conirti* en
estatua omo
de sal. monumento perenne de incredulidad se ala por los silos esa estatua de sal 64b
1B,@8. Aunque el anado la lame a lo laro del día, y cada anochecer parece haber
desaparecido, al llear de nueo la ma Ζana allí est& tan rande como siempre, como
adertencia para todos nosotros#
Aquel 0ía, el que est" en el terrado y tena sus enseres en casa, no baje a recoerlos y de
iual modo, el que est" en el campo, no se uela atr&s. Acordaos de la mujer de ot. +ues,
quien intente uardar su ida, la perder& y quien la pierda, la conserar&' 6c 1@,>1->>8.
misericordia, hio surir cuatro profetas, que les llamaran a conersi*n, proclamando los
castios que lloerían, de nueo, sobre ellos si no se olían al 4e Ζor# Isaías, <eremías,
(equiel y 4ofonías.
a diisi*n de ot y Abraham se prolonar& en la enemistad perenne 60t 2>,E-@8 entre
los descendientes del uno y el otro hasta la lleada del /esías, que une lo diidido,
:5
rompiendo todas las barreras del odio. (l /esías ser& hijo de Abraham e hijo de ot. ?ut, la
moabita, es la abuela de 0aid, y )aama, la amonita, es la madre de ?obo&n. (l /esías
desciende de estos dos reyes 6/t 18.
ad"s y 4ur, hall* un luar que le arad* y, a sus cien a Ζos, plant* sus tiendas en =uerar.
4ara, poco antes, se había sentido, ante el anuncio de un hijo de su seno, ieja y con la
matri seca. +ero, al sentir que su ientre se le llenaba de ida, se siui* riendo con la risa del
niΖo que lleaba dentro. omen* a tener caprichos como nunca los había tenido. +edía para
comer ranadas y miel con reques*n y se estía como cuando se sinti* enamorada de
Abraham al erle en la tienda de ídolos de %"raj. on frecuencia se la eía ensimismada y,
lueo, oler en sí como si reresara de un iaje interior muy laro. Foli*, otra e, a
ocuparse de abrear a las oejas y a las cabras. 4u ientre se iba redondeando, pero aún
apenas si se notaba. o que si se notaba es que su cuerpo se iba alierando y rejueneciendo.
Abraham, que concedía a 4ara todos los caprichos, oli* a sentir miedo ante la nuea
juentud, que había dado a 4ara la espera del hijo no comprendía Abraham que era normal y
necesario que teniendo que dar a lu un hijo florecieran la juentud y bellea que había
poseído antes. (l temor lle* a Abraham a recordar a 4ara el acuerdo tomado cuando
empearon a caminar por países e3traΖos#
-A todo el que te preunte Cqui"n eresD, dile que eres mi hermana, así podremos
salarnos de los malados, y m&s ahora que nos hallamos entre ente que no tiene temor de
0ios.
+ero no s*lo fue 4ara quien dijo que era hermana de Abraham, sino que "l mismo
repetía a cuantos le preuntaban#
-(s mi hermana.
a ente de =uerar not* muy pronto la bellea e3traordinaria de 4ara y sin tardana
lle* la noticia al rey Abim"leJ#
-a lleado a tu país un e3tranjero con una hermana de una bellea nunca ista.
(ntonces el rey Abim"leJ eni* por 4ara. uando la tuo ante sí, io que no le habían
mentido, como había ocurrido otras eces, esperando una buena recompensa. uando 4ara le
confirm* que el hombre que le acompa Ζaba era su hermano, la tom* para sí. lam* a
Abraham y le dijo#
-e decidido honrarte randemente, recibir&s dones y honores y cuanto desees. %us
deseos ser&n escuchados como se merece el hermano de la reina.
::
Abraham hio una reerencia y sali* del palacio real, acompa Ζado de un ministro que
el rey puso a su disposici*n. +ero al llear la noche, antes de irse a dormir, al rey, en el mismo
trono en que se hallaba sentado, le coi* un sue Ζo profundo, del que no despert* hasta la
maΖana siuiente. 0urante el sue Ζo, 0ios isit* a Abim"leJ mediante su &nel /iuel.
Abim"leJ eía al &nel del 4e Ζor con la espada desenainada ante "l a punto a traspasarlo.
Abim"leJ, aterroriado, pidi* al &nel e3plicaciones de su amenaa y el &nel le respondi*#
-/orir&s
ayer citaste a causa de 0eu"lele
a tu presencia. esa mujer que has tomado, pues
inmediatamente est& casada
su esposa si no con el hombre
quieres que
morir tú y
todos los tuyos.
Abim"leJ, que ni siquiera se había acercado a 4ara, e3clam*#
-4eΖor, Ces que matas a la ente aunque sea honestaD CAcaso no me dijo "l que era su
hermanaD C ella misma no me confirm* que "l era su hermanoD on cora*n recto y manos
limpias he actuado yo y Cquieres matarm eD C(s así como juas a los hombresD 4i ese es tú
modo de proceder, me haces pensar que la eneraci*n del diluio y la eneraci*n de la
confusi*n de lenuas eran inocentes, aunque tú les hicieras perecer o las dispersaras por toda
la tierra...
+ero el &nel del 4e Ζor le cubri* la boca con una de sus alas y le dijo#
-%ambi"n yo s" que has procedido con rectitud de cora*n. +or ello te he impedido
pecar contra ella, eitando hasta que la tocar&s. +ero ahora deuele la mujer a ese hombre,
porque es un profeta del 0ios Altísimo, tan querido de (l que es iniolable 64al 1B5,158 y
poderoso intercesor 6)m 21,@8. 4i le deueles su esposa, "l roar& por ti para que ias.
+ero si no la deueles, s&bete que morir&s sin remedio, tú y todos los tuyos.
(n aquella noche, un rito de dolor se ele* en toda la tierra de los filisteos. %odos sus
habitantes sufrieron el insomnio de su rey Abim"leJ. a obsesi*n de la espada del &nel
persiui* a todos las mujeres se olían est"riles y la tierra misma y sus animales se llenaban
de terror indescriptible.
Apenas se despert*, Abim"leJ conoc* a sus ministros y consejeros y les cont* su
sueΖo. Nno de sus consejeros, que conocía la historia de otros pueblos, dijo en o alta#
-LKh seΖor y rey nuestroM 0euele esa mujer a su hombre, porque es su esposo. (sa
es su manera de proceder cuando llea a una tierra e3tranjera# hace pasar a su esposa por
hermana para salar su ida. Así hio ya, hace tiempo, con el Oara*n de (ipto y su 0ios
aflii* terriblemente al Oara*n y a todo (ipto y no hallaron pa hasta que el Oara*n le
restituy* su esposa. a ha sido informado el rey de cuanto esta noche ha ocurrido en todo el
país, se est& repitiendo entre nosotros la misma historia de (ipto. 0ate prisa, pues, en
deoler esa mujer y así tambi"n nosotros oleremos a iir tranquilos.
+ero 4at&n, siempre deseoso de frustrar los planes de 0ios, quería hacer abortar la
promesa. 4e hio presente con su espíritu de confusi*n, sembrando la duda en el rey mediante
uno de sus consejeros#
-L/i rey, no te asusten los sueΖosM os sueΖos s*lo reelan falsedades.
Abim"leJ estaba trastornado, pero no sabía qu" partido tomar. (ntonces reson*, de
nueo, en su interior la o que había escuchado en el sue Ζo#
-L0euele inmediatamente a esa mujer o date por muertoM L=u&rdate de tocar a mis
unidos y de hacer alún mal a mis profetasM 64al 1B5,158.
:@
por lo dem&s, Abraham es un profeta y conocía el peliro si reelaba la erdad, como sabía
tambi"n que nada pasaría con 4ara. como sabe que no has hecho ninún mal a su esposa, "l
roar& por ti y tú recobrar&s la pa.
(l humo de las ruinas de 4odoma aún estaba subiendo y se podía er desde el país de
los filisteos, como pudieron adertir a Abim"leJ sus entes. (l rey entonces temi* al 4e Ζor,
llam* a Abraham y le dijo ante todos sus ministros#
-C+or que has obrado de este modo con nosotrosD C(n qu" te he faltadoD as hecho lo
que nunca se debe hacer. 0ime, Cqu" te ha moido a hacer esoD
-(s que me dije# 4euramente no h ay temor de 0ios en este lu ar y me an a
asesinar por mi mujer'. +ero es que, adem&s, es cierto que es hermana mía, hija de mi padre
aunque no de mi madre, y ino a ser mi mujer. desde que 0ios me hio iajar lejos de mi
familia, le dije a ella# dondequi era que lleuemo s as a hacerme el faor de decir de mí# $es
mi hermano' 6=n 2B,11-1>8.
-C+ero por qu" has hecho caer sobre mí y sobre mi reino tan ran culpaD
Abraham, entonces, le hio la historia de su ida#
-uando habitaba en casa de mi padre, las naciones del mundo me buscaban para
darme muerte, pero 0ios me hio er que era mi fuerte salador. uando, despu"s, las
naciones intentaron llearme a la idolatría, 0ios se me apareci* y me dijo# $4al de tu tierra y
de tu parentela, deja la casa de tu padre'. cuan do las naciones del mundo estaban a punto
de
mi e3traiarse,
ida errante,0ios
entreeni* dosyprofetas
pruebas peliros,compatriotas míos, 4em
de los que siempre y (ber,
me ha para
librado aisarles.
el 4e Ζor, miAsí es
0ios.
Abim"leJ colm* a Abraham de dones, mil monedas de plata, oejas y acas, sieros y
sieras, y le deoli* su mujer, a la que no había tocado. aΖadi* Abim"leJ#
-/ira, ahí, tienes mi país, qu"date donde se te antoje.
a 4ara, despu"s de realarla un manífico estido, que la cubría hasta los pies para
que pudiera esconder a los ojos curiosos y malinos su deslumbrante bellea, con ironía y
nostalia, la despidi*, dici"ndole#
-/ira, he dado a tu hermano mil monedas de plata, que ser&n para ti y para los que
est&n contio, como enda en los ojos, para que no cuenten nada de lo que han isto.
(n realidad, Abim"leJ se comport* como quien tiene temor de 0ios 62B,:8, distinto
del Oara*n de (ipto. (l Oara*n dio dones a Abraham y Abim"leJ dio dones, pero el Oara*n
le ech* fuera de su país y Abim"leJ, en cambio, le dej* quedarse en el suyo, eliiendo el
luar que m&s le aradase. , sobre todo, Abim"leJ pidi* a Abraham que intercediera por "l
ante 0ios.
Abraham, aunque podía haber isto un elado reproche en el realo del estido de
4ara, como era lento a la ira, no se sinti* ofendido. (l no era como una ca Ζa que se dobla
f&cilmente al primer soplo del iento , sino que era como un cedro, que resiste hasta los m&s
fuertes ientos. +or ello, inmediatamente ro* al 4e Ζor por el rey y por todos sus súbditos#
-Kh 4e Ζor del mundo, %ú has creado al hombre para que creca y se multiplique.
oncede a Abim"leJ y a todo su reino que puedan crecer y multiplicarse.
por primera e en la historia de la humanidad, 0ios escuch* y cumpli* la plearia
de un ser humano en faor de otro. Abim"leJ y sus súbditos fueron curados de todas sus
enfermedades y las mujeres est"riles, comenando por la esposa de Abim"leJ, quedaron
encinta y tuieron hijos 6=n 2B,1@8.
:7
1. NACIMIENTO DE ISAAC
diriieron 4eΖΖor
-Khal4e or,del
suplicantes#
mundo, todos estos a Ζos 4ara ha seuido a tu siero Abraham por las
sendas que tú le has indicado, sufriendo tanto por su esterilidad. Ahora, apenas Abraham ha
roado por Abim"leJ, tú has abierto y llenado de ida el seno de su esposa, Chasta cuando
mantendr&s cerrado el seno de 4araD
os &neles hicieron al 4e Ζor esta consid eraci*n en el Ros) )a-S)anΒ,1 cuando el
4eΖor celebra en el cielo la asamblea, rodeado de todos los &neles, para decidir con ellos la
suerte de los hombres para todo el a Ζo 64al 72,18. Al 4e Ζor le arad* la plearia de sus
&neles en faor de Abraham y quiso darles el consuelo de que el hijo de Abraham y 4ara
naciera el mismo día que los hijos de las madres filisteas. (ncomend*, en secreto, a los tres
&neles, que estaban al corriente de la concepci*n del hijo de 4ara, que descendieran a ajustar
el desarrollo de los embriones para adelantar en dos meses el parto de los ni Ζos filisteos, para
que
puessudebía
nacimiento coincidiera
nacer en el mes decon)is&n,
el nacimiento
el primerdeldía
hijo
dede+ascua.
4ara, que
(n no podía
Ros) ser retrasado,
)a-S)an Β, 0ios
escuch* la plearia en faor de ?aquel y de Ana, abri"ndoles tambi"n el seno est"ril. (n
dicho día murieron los patriarcas, abri"ndose para ellos el seno del mundo futuro y en ese
mismo día se abrieron las puertas de la prisi*n de (ipto para <os". (n cambio en el mes de
)is&n, los hijos de Abraham salieron, como en un nueo nacimiento, de la esclaitud de
(ipto.
(l primer día de pascua, pues, cumplido el plao predicho por 0ios, 4ara dio a
Abraham un hijo en su eje. Abraham le dio el nombre de Isaac, acoiendo el deseo de 4ara
que, al darle a lu, e3clam*#
-0ios me ha hecho reír de alería y todo el que lo oia reir& conmio.
Aar, que había asistido a 4ara en el parto, mostr* a Abraham el hijo que 4ara le había
dado. (ra un ni Ζo que reía en e de llorar como hacen los dem&s ni Ζos al nacer. Abraham
tambi"n ri* y bail* con el ni Ζo en sus braos. , en su alería, Abraham puso al cuello del
1
1 0ía de AΖo nueo.
:9
niΖo, colado de un cord*n de seda blanca, una campanilla de plata, como si fuera su cordero
preferido. le decía a 4ara#
-C*mo ser& el pequeΖo Isaac que, ahora, s*lo hace que reír y reírD
-Ah, mi peque Ζo cordero, que nunca estar&s entre unas aras y reir&s siempre-,
replicaba 4ara, dirii"ndose al niΖo, pero sin reír esta e.
Abraham hio llamar a Ismael que, entonces, tenía ya trece a Ζos y era un muchacho
alto, de te oscura y ojos penetrantes, que contempl* fijamente a Isaac hasta que tambi"n
e3plot* en una risa de alería por su hermano. ri* (lieer al er la risa desconocida de
Abraham y se aler* como nunca.
(l nacimiento de Isaac fue un acontecimiento feli no s*lo para Abraham y 4ara y los
de su casa. %odo el mundo se aler*, porque 0ios se acord* de todas las mujeres est"riles y
les abri* el seno. , al oo de las madres, se uni* el oo y la risa de los cieos que
recobraron la ista, de los cojos que pudieron saltar de alería, de los mudos que cantaron
alboroados y de los locos que recobraron la ra*n. (l sol brill* con el esplendor oriinal de
antes del pecado del hombre, el mismo esplendor que tendría al nacer el /esías. Abraham
pudo er con su lu ese día y alerarse 6<n 7,5:8. como en casa de Abraham, en todas las
casas se oyeron cantos de alería.
asta el cielo y la tierra, el sol y la luna, las estrellas y los astros se aleraron con el
nacimiento de Isaac. C+or qu"D +orque si no hubiese nacido Isaac, el mundo no hubiera
podido subsistir. +ues así est& escrito# $4i no subsistiera mi aliana con el día y con la noche,
no establecería tampoco las leyes del cielo y de la tierra' 6<r >>,258. Ahora bien, mi aliana
no es otra que Isaac, como est& escrito# $(stablecer" mi aliana con Isaac' 6=n 1@,218.
+ara acallar a todos los que se preuntaban Cpuede un hombre con cien a Ζos
enendrar un hijoD, 0ios había encomendado al &nel encarado de los embriones que
modelase a Isaac en todo conforme a Abraham, para que todos, al er a Isaac, dijeran#
$Abraham enendr* a Isaac'. 2
(l 4e Ζor, en erdad, hace todo con sabiduría y amor, sin olidar detalle aluno,
aunque, al elearse sus pensamientos sobre los pensamientos del hombre como el cielo sobre
la tierra 6Is 55,98, el hombre no siempre los entiende. ;ue a Abraham y a 4ara no les naciera
el hijo hasta los cien y noenta a Ζos respectiamente, es una prueba de su sabiduría, pues era
necesario que Abraham llease en su cuerpo la se Ζal de la aliana antes de enendrar al hijo
de la aliana.
como Isaac era el primer hijo nacido a Abraham despu"s de ser marcado con el
sello de la aliana, Abraham, a los ocho días, circuncid* con toda solemnidad a Isaac.
Abraham dio un ran banquete. Asistieron al banquete 4em y (ber y todos los principales del
país de los filisteos con su rey Abim"leJ a la cabea. %ambi"n %"raj, padre de Abraham, lle*
desde <ar&n y con "l )ajor, el hermano de Abraham, quien se conratul* con "l y le cont*
c*mo tambi"n a "l le había dado ocho hijos su esposa /ilJ& 6=n 22,2B-2E8.
Al banquete no s*lo asistieron los hombres, sino tambi"n muchas de las mujeres,
contentas alunas por la buena nuea del nacimiento de Isaac, sorprendidas y curiosas otras
por lo inesperado del nacimiento y para erificar con sus propios ojos otras, que no acababan
de cre"rselo. 4e conratularon y felicitaron, naturalmente, a 4ara. +ero, entre ellas, alunas se
miraban entre risas y burlas malinas#
-C ser& erdad que esta ieja ha dado a lu a sus a ΖosD
-CA su edad podr& una mujer amamantar hijosD
2
2 Gn 25,19; 1Cro 1,34; Mt 1,2; Lc 3,34; Hch 7,8.
@B
-C)o ser& que como son ricos han comprado qui"n sabe donde un hijoD 4euro que
han paado bien a aluien, que estaba de paso para que no se pudiera aeriuar su orien...
A 4ara, en medio de la alería de tantos parabienes, no se le habían escapado estos
uiΖos, sonrisas y susurros. +ero era tal su alería que no dej* de reír en todo el tiempo.
(speraba el momento de borrar todas las dudas sobre ella y Abraham para hacer partícipes a
todos de la bendici*n que el 4e Ζor les había concedido. la ocasi*n se la dieron los ni Ζos,
que habiendo nacido al mismo tiempo que Isaac, sus madres habían lleado consio. Así,
cuando los lactantes comenaron a llorar, 4ara, sonriente, se dirii* a sus ilustres hu"spedes,
dici"ndoles#
-L+obres niΖos, c*mo lloranM 4euro que es porque tienen hambre. %ra"d melos y yo
les amamantar" con usto, teno tanta leche en mis senos...
a sorpresa cort* todas las sonrisas y chanas burlonas. os peque Ζos fueron
entreados a 4ara, que les amamant* a todos, uno tras otro. os reci"n nacidos se saciaron y
no lloraron m&s. as madres, ante la prueba manifiesta de que 4ara era quien había dado el
hijo a Isaac, e3clamaron#
-L;ui"n le hubiera dicho a Abraham que 4ara iba a amamantar hijosM 6=n 21,@8.
-LFerdaderamente este 0ios hace cosas maraillosasM
(n erdad esta es una de las siete maraillas del 4e Ζor que asombraron al mundo. (l
4eΖor sec* el pecho de las f"rtiles e hio amamantar ni Ζos a la est"ril. omo est& escrito# $
sabr&n todos los &rboles silestres 6las naciones del mundo8 que yo, aheh, humillo al &rbol
eleado 6)imrod8 y eleo el &rbol humilde 6Abraham8 y que seco el &rbol erde 6las mujeres
incr"dulas e id*latras8 y reerdeco el &rbol seco 64ara8' 6( 1@,2E8.
os ni Ζos que mamaron de los senos de 4ara recibieron todos una bendici*n. os
hijos, cuyas madres habían creído desde el principio que 4ara era realmente madre, al llear a
mayores se conirtieron en pros"litos a los otros, cuyas madres les permitieron amamantarse
a los senos de 4ara s*lo para ponerla a prueba, se les concedi* llear a ser se Ζores poderosos,
pero no llearon a hacerse pros"litos pues no pudieron aceptar la %or&. %odos los pros"litos y
paanos piadosos son descendientes de estos niΖos.
omo Isaac naci* el quince de )is&n, el primer día de +ascua, y la fiesta que dio
Abraham dur* siete días, estableci* que desde entonces, cada a Ζo, en aquella fecha, se
celebrase durante una seman a una $fiest a al 4e Ζor'. Arad* al 4e Ζor la propuesta de
Abraham y dej* rabada en las %ablas del cielo esa fiesta para toda la descendencia de
Abraham.
@1
2!. E%PULSION DE AGAR E ISMAEL
reci* Isaac y a los tres a Ζos fue destetado. Abraham dio un ran banquete ese día
porque el niΖo había superado los peliros de la infancia. A partir de aquel día comenaba
para "l una nuea etapa de su ida.
+ero ya, desde que el peque Ζo Isaac comen* a andar a atas, se había hecho
inseparable de Ismael y, lueo, a medida que fue creciendo, se fue apeando m&s y m&s a "l.
( Ismael le amaba. ortaba juncos y ca Ζas para "l, caaba para "l p&jaros y le montaba en los
asnos de su padre. (ran inseparables. +ero, lueo, Ismael lle* a la edad adolescente y
comen* a sentirse molesto con la presencia de Isaac, que le seuía a todas partes, como su
sombra.
4ara, que cuidaba con solicitud materna a su hijo, eía con aprensi*n el afecto que
Isaac sentía por Ismael. ada día le preocupaba m&s er a los dos hermanos en la misma
tienda. )o la aradaba nada el comportamiento de Ismael, temiendo que la influencia de
Ismael desiara a su hijo de las sendas del 4e Ζor, que le había bendecido al abrir su seno ya
astado. ada maΖana, cuando eía a los dos marchar al campo, repetía a Ismael#
-ijo mío, p*rtate bien y cuida de Isaac así hallar&s racia a los ojos del 4e Ζor y ante
los hombres.
+ero, apenas desaparecía 4ara de su ista, Ismael olidaba sus palabras y seuía los
impulsos de su cora*n. 4ara, preocupada, comen* a espiar los jueos que Ismael ense Ζaba
a Isaac. Nn día le sorprendi* construyendo peque Ζos altares, dedicados a los dioses de
(ipto, de donde procedía su madre sobre los altares ofrecía rillos, que caaba junto con
Isaac. (se día su inquietud le hio e3clamar#
-Atento, Ismael, si uelo a erte hacer eso, te echo de casa.
+ero el cora*n de Ismael, en la rebeldía de su juentud, inentaba una traesura cada
día. +ero alo que 4ara no estaba dispuesta a aceptar era la inmoralidad, que comenaba a
manifestarse en Ismael con la pretensi*n de ser hijo de Abraham comen* a enamorar y a
juar con las esclaas y hasta pretendi* enamorar a aluna mujer casada.1
Isaac y Ismael
cansadoera
dee3perto en el uso
los reproches del arco
de 4ara, y lasinit
Ismael flechas.
* a Nn día,
Isaac molesto
a dar por la
un paseo presencia
por de
el campo.
1
1 Gereshit ?abb&, III,11.
@2
Nna e perdidos entre los matorrales, Ismael comen* a lanar sus flechas hacia Isaac.
Isaac, asustado, le preunt*#
-ermano, Cqu" est&s haciendoD
-C)o lo es que estoy juandoD (stoy imitando a los caadores.
a erdad es que Ismael tenía otras intenciones. leaba ya alún tiempo pensando
que si moría Isaac, "l sería el heredero de todos los bienes de Abraham. uando Isaac cont*
el hecho a su madre, 4ara se asust* y fue a cont&rselo a Abraham, que parecía no enterarse de
nada. Abraham intent* calmarla, diciendo que eran jueos de muchachos. 4ara llam* a Ismael
y, una e m&s, trat* de inculcar a Ismael los buenos sentimientos de hermandad, dici"ndole
afectuosamente#
-/ira, escúchame, Ismael, yo te considero como a un hijo, atiende a mis palabras y no
sias comport&ndote así si tú te portas bien con Isaac, los dos podr"is iir juntos en pa y
yo te dar" el afecto que una madre sabe dar a su hijo.
+ero Ismael no escuch* tampoco esta e las palabras de 4ara. 4euía estudiando
planes para eliminar a Isaac. A este punto, 4ara no pudo contenerse y se fue en busca de
Abraham, le cont* de nueo todos los incidentes y le pidi* que echara de casa a Ismael y a su
madre Aar. Klid&ndose de sus modales, le dijo a Abraham#
-0espide a esa criada y a su hijo, pues no a a heredar el hijo de esa criada juntamente
con mi hijo, con Isaac.
iendo que Abraham se callaba, 4ara le dijo que preparara el acta de diorcio para
Aar, es decir, que había lleado la hora de romper del todo con la esclaa y con su hijo.
Abraham se había quedado sin palabra, pues, la erdad es que amaba con ternura a Ismael.
0e los muchos sufrimientos por los que pas* Abraham, ninuno le doli* tanto como el tener
que separarse de su hijo Ismael. 0ios mismo tuo que pedírselo para que se decidiera a ello#
-(scucha la palabra de 4ara. (lla te fue destinada como esposa desde el seno de su
madre. 4ara es tu compaΖera y la esposa de tu juentud. (n cambio, Aar, yo no te la he dado
como esposa.2
como Abraham seuía triste y disustado, pensando en su hijo Ismael, el 4e Ζor
aΖadi*#
-)o te aflijas por el muchacho ni por la criada ha todo lo que dice 4ara, pues Isaac
es quien continúa tu descendencia. +ero tambi"n al hijo de la criada lo conertir" en un ran
pueblo por ser descendiente tuyo.
de sed. -Ayer tú me dijiste# multiplicar" randem ente tu descendencia, y hoy mi hijo muere
%ambi"n Ismael, desfallecido por la sed, llorando, ele* su rito de dolor al cielo#
2
2 fr =a E,22->1
@>
-0ame de beber, 4eΖor, y no morir" de sed, que es la muerte m&s atro. L0ios de mi
padre Abraham, en tu presencia est&n las fuentes de las auas, ten piedad y que no muera yo
de sedM
Ky* 0ios la o de Ismael y el dolor de su siero Abraham y el &nel de 0ios, que
anteriormente había hablado con Aar, la llam* desde el cielo y le dijo#
-C;u" te pasa AarD )o temas 0ios ha oído la o del muchacho. e&ntate, t*malo
fuerte de la mano y camina, porque no morir&, sino que iir& y 0ios har& que sea un ran
pueblo.
0ios le abri* los ojos y diis* un poo de aua, que aheh hio brotar ante ella. (ra
el poo de /iriam, creado entre las dos luces del se3to día de la creaci*n. +ero los &neles se
presentaron ante el 4eΖor y le dijeron#
-C por qu" quieres usar de misericordia con IsmaelD CAcaso %ú, 4e Ζor, no sabes que
sus descendientes har&n morir de sed a tus hijos cuando sean conducidos al e3ilioD
es respondi* el 4anto, bendito sea su nombre#
-0ecidme, en este momento Cqu" es Ismael# justo o maladoD
-(n este momento, que est& en oraci*n ante ti, es justo.
-+ues yo trato a cada hombre seún lo que se merece en cada momento.
%odos est&n de acuerdo en que en aquel momento Ismael era justo, pues, en su
anustia, ele* su súplica al 4e Ζor, 0ios de su padre Abraham. +ero alunos dudan de la
justicia de Aar. 0icen que, en su anustia, se acord* de los dioses de (ipto, y dirii* su
súplica a los ídolos de su infancia. (, incluso despu"s del milaro, la fe de Aar no fue m&s
firme que antes. 4e dirii* al poo, bebi* y dio de beber a Ismael y, lueo, llen* el odre de
aua, pues temi* que se le acabara y que no suriera ninún otro poo. quiso diriirse a
(ipto con su hijo, pues, como dice el refr&n# $lana el palo al aire como tú quieras que
siempre oler& al luar de orien'. Aar había salido de (ipto y a (ipto olía, para
escoer una eipcia como esposa de su hijo 6=n 21,218.
Ismael y su familia iieron en tiendas, aando de desierto en desierto. 0ios le
faoreci*, sin olidar nunca que era hijo de Abraham le colm* de reba Ζos, con los que iba
trashumando siempre en busca de pastos.
Ismael era adem&s un e3perto arquero. ejos de Abraham y de Isaac, que tantas eces
fue blanco de sus flechas, se dedic* a la caa de animales salajes. 0oce caudillos de otros
tantos pueblos
<ail& hasta leque
4ur, dio cae
a Ismael su esposa
enfrente eipcia.
de (ipto, Fii*
seún se aciento treinta
a Asur. 4eúna laΖos, ocupando
palabra desde
del &nel
del 4e Ζor, se estableci*, pues, enfrente de todos sus hermanos 6=n 25,12-178, ali&ndose con
tantos otros pueblos para conspirar contra el pueblo nacido a Abraham del seno de 4ara 64al
7>8.
(n erdad, todo el que no se man tiene en la palabra , comete pecado y se hace un
esclao. el esclao no se queda en casa para siempre mientras el hijo se queda para
siempre 6<n 7,>1ss8. +ues, de los dos hijos de Abraham, uno naci* de la esclaa y el otro de la
libre el de la esclaa naci* seún la naturalea el de la libre, en cambio, naci* en irtud de la
promesa. A la madre del hijo de la promesa le dice la (scritura#
-?eocíjate, est"ril, que no das hijos rompe en ritos de júbilo, tú que no conoces los
dolores del parto, pues m&s son los hijos de la abandonada que los de la casada 6=a E,21->18.
@E
21. EN EL PO$O DE BERSEBA
os poos son siemp re una bendi ci*n, pero son tambi "n un ran problema. os
rebaΖos necesitan pastos y aua donde abrearse y, donde apenas lluee, el aua la
suministran los poos. uando Abraham dej* =uerar, acoi* la oferta de Abim"leJ, de eleir
su nueo luar de residencia. 0espu"s de alún tiempo plant* sus tiendas unas millas al sur
de =uerar. os pastores de Abraham caaron un poo, a poca distancia de las tiendas. +ero,
cuando se enteraron de ello los pastores de Abim"leJ, se presentaron con sus reba Ζos y
discutieron con los de Abraham a causa de las auas. os pastores de Abraham decían#
-(l poo es nuestro porque le hemos caado nosotros.
os pastores de Abim"leJ replicaron#
-(s nuestro, porque est& en nuestro territorio.
omo ninuno de los dos rupos estaba dispuesto a ceder, los pastores de Abraham
propusieron con parsimonia#
-aamos así# que se acerque a beber primero un reba Ζo uestro y lueo uno nuestro.
4i, al acercarse el uestro, las auas suben hasta el borde, de modo que las oejas no deban
inclinarse para beber, entonces el poo ser& uestro para siempre. , si no, se acercar& nuestro
rebaΖo y, s*lo si las auas suben hasta el borde de modo que nuestras oejas no deban
inclinarse para beber, s*lo entonces, el poo ser& nuestro para siempre.
le* el primer reba Ζo y las auas no se moieron. +ero, apenas las auas del poo
ieron acercarse el reba Ζo de Abraham, comenaron a subir, hasta casi desbordarse. 0ijo el
4anto, bendito sea su nombre, a Abraham#
-%ú eres un sino para tus descendientes. omo las auas del poo, apenas ieron tu
rebaΖo, subieron hasta el borde, así suceder& con tus descendientes, apenas les ea el poo,
sus auas subir&n del fondo del desierto. a lo teno escrito# $4ure, oh poo. 4aludadle con
cantos' 6)m 21,1@8.
Informado de lo sucedido con el poo, Abim"leJ se present* ante Abraham junto con
+iJol, capit&n de su tropa, para aclarar las cosas. Abraham present* su protesta a Abim"leJ
por la actuaci*n de sus pastores.
a correcci*n llea al amor, seún el dicho# $reprende al sabio y te amar&' 6+r 9,78.
Nn amor, sin correcci*n, no es amor. a correcci*n enendra adem&s la pa y, por ello, una
pa sin correcci*n no es erdadera pa. (scuchada, pues, la correcci*n de Abraham,
Abim"leJ pidi* e3cusas, diciendo#
@5
-)o s" qui"n ha hecho eso. )i tú me lo habías notificado, ni yo había oído nada hasta
hoy.
Abraham acept* las e3cusas de Abim"leJ, que le dijo#
-0ios est& contio en todo lo que haces. Ahora, pues, júrame por 0ios aquí mismo que
no me enaΖar&s ni a mí ni a mis hijos ni a mis nietos júrame que tendr&s conmio y con el
país donde te hemos recibido como hu"sped la misma beneolencia que yo he tenido contio.
@:
Abim"leJ y su s"quito se olieron a su casa y Abraham permaneci* en Gerseba por
laro tiempo. (n torno al poo plant* una ran arboleda, en las cuatro direcciones# hacia el
norte, hacia el sur, hacia el este y hacia el oeste. en medio de la arboleda plant* una i Ζa,
&rboles frutales y un hermoso tamarisco.
4i un iajero pasaba por aquel luar, entraba por la arboleda que daba al luar por
donde lleaba se sentaba en la arboleda y comía y bebía hasta saciarse. +ues Abraham tenía
siempre preparados los alimentos y la bebida. +ero no s*lo iban los iajeros de paso como no
tenía puertas, la arboleda y la i Ζa quedaban abiertas para todos. (s lo mismo que había
hecho siempre <ob, como est& escrito# $mis puertas estaban siempre abiertas al iajero' 6<b
>1,>28. 4i uno estaba hambriento, iba allí, com ía y bebía y, lueo, Abraham le daba lo que
quería para comer y para estir, dejando al mismo necesitado que eliiese "l los estidos que
necesitaba o que m&s le aradasen.
en esto Abraham super* a <ob, que tambi"n había abierto cuatro puertas en su casa,
para que los iajeros, cansados del camino, no se fatiasen m&s dando ueltas en torno a la
casa en busca de la puerta. (n casa de <ob, en erdad, los pobres se sentían como en su casa,
comían y bebían lo mismo que en su casa, es decir, cosas de pobres. <ob les ofrecía lo que
ellos le pedían y los pobres le pedían lo que conocían, lo mismo que tenían en sus casas. +or
ello cuando, al sobreenirle la ran desracia, se lamente ante el 4eΖor, s*lo podr& decir#
-4eΖor del unierso, Cno he dado yo acaso de comer a los hambrientos y de beber a
los sedientosD Comí solo mi pedao de pan y de "l no comi* el hu"rfanoD C)o he estido al
desnudoD C del ell*n de mis corderos no se calent*D CAcaso he neado a los pobres lo que
me pedíanD' 6<b >1,1@-2B8. C;u" hio Abraham, nuestro padre, que yo no haya hechoD $)o
abría yo mis puertas al iajeroD' 6<b >1,>28.
(ntonces el 4eΖor le dir& a <ob#
-<ob, Chasta d*nde as a llear en tu alabanaD 4i el pobre no hubiera lleado a tu casa
no te habrías compadecido de "l. 4in embaro, Abraham no actu* así. a al tercer día
despu"s de la circuncisi*n, cuando m&s fuertes son los dolores, Abraham sali* y se sent* a la
puerta, en la hora de mayor calor del día. <ob, aún no has alcanado ni la mitad de la medida
de Abraham. 4í, es erdad que en tu casa los pobres que lleaban, comían, pero s*lo lo que
ellos estaban acostumb rados a comer. Abraham, por su parte, no se quedaba sentado dentro
de casa, esperando a que llearan los necesitados, sino que iba en busca de ellos, salía de casa
y
le rondaba
das pan por todasalpartes
de trio para initarlos.
que acostumbra comer%ú,carne,
al queletiene costumbre
das carne al quedeest&
comer pan deatrio,
habituado
beber ino, le das ino. +ero Abraham no actuaba así. A quien no había comido nunca pan de
trio, le daba pan de trio al que nunca había podido comer carne, lo initaba hasta con
insistencia a comer carne y ofrecía ino a quienes hasta entonces no se lo habían podido
permitir nunca. no s*lo eso. 4e puso, adem&s, a construir randes mansiones junto a los
caminos y dejaba allí comida y bebida de modo que todo el que lleaba y entraba podía
comer y beber y bendecía a los cielos. todo cuanto uno podía desear se encontraba en casa
de Abraham, seún puedes leer# $ plant* un tamarisco en Gerseba' 6=n 21,>>8.1
os pobres, en casa de Abraham , se consideraban como de la familia. )o que fueran
miembros de la familia, sino que los pobres hablaban de lo que habían comido o bebido en su
casa. uando dos pobres se encontraban, se decían uno a otro#
-C0e d*nde ienesD
-0e casa de Abraham.
- tú, Ca d*nde asD
-A casa de Abraham.
1
1
as consonantes de la raí hebrea sl T pedir, desear, son las mismas de sl T tamarisco.
@@
Abraham, a eces, dejaba solos, en libertad total, a los que lleaban a comer a su
iΖa. Ktras se sentaba con ellos a la sombra de la arboleda. +ero, incluso los que habían
comido a solas, cuando habían saciado su hambre, buscaban a Abraham para darle las
racias. Abraham respondía a todos#
-C;u"D C/e das las racias a míD 0a racias m&s bien al 4e Ζor que te ha acoido
como su hu"sped. (l es el único que proee comida y bebida para todas las criaturas.
las entes le preuntaban#
-C d*nde est& (lD
-(l es quien obierna los cielos y la tierra. (l es quien hiere y cura el que forma el
embri*n en el seno de la madre y el que lo trae al mundo (l es quien hace crecer las plantas
y los &rboles el que mata y hace iir de nueo, el que hace bajar al 4eol y subir de "l.
-C c*mo podremos darle las raciasD
-0ecid con uestros labios y en uestro cora*n# $LGendito sea el 4e Ζor que es
GenditoM LGendito el que da pan y alimento a todos los seresM'.
0e este modo Abraham, como había aprendido en la es)i*a) de )o" y 4em,
enseΖaba a los que habían oado de su hospitalidad a alabar y dar racias al 4e Ζor. a casa
de Abraham se conirti*, no s*lo en el luar de acoida para hambrientos y sedientos, sino
tambi"n en luar de instrucci*n, donde se ense Ζaba el conocimiento de 0ios y sus caminos.
+ero no siempre le fue f&cil a Abraham conencer a sus hu"spedes de la bondad de
0ios y de la anidad de los ídolos. (n una ocasi*n, al atardecer, Abraham estaba sentado
delante de su tienda. 0e pronto io a un iejo que, cansado, se afanaba por llear hasta "l.
omo solía hacer, le sali* al encuentro para ayudarle e initarlo a pasar la noche en la tienda,
despu"s de haber saciado su hambre y sed. +ero el iejo dijo que prefería pasar la noche bajo
un &rbol. Abraham, istas las condiciones en que se encontraba, insisti* con "l y le conenci*
a entrar en la tienda. Abraham le prepar* con solicitud la cena. uando el iejo termin* de
comer, Abraham le dijo#
-Ahora da racias al 4eΖor del cielo y de la tierra, que da pan a toda criatura.
-)o s" de que 0ios me hablas y no hallo ninún motio para darle racias. 0ar"
racias a mis dioses, que me han encaminado bien esta tarde.
Abraham no se dio por encido, le habl* al cora*n de la bondad, fuera, protecci*n
del 4e Ζor, subrayando al mismo tiempo la anidad e inutilidad de los ídolos, que no son
nada...
+ero el iejo, ofendido, le interrumpi*#
-C;u" teno yo que er contioD /e hablas mal de mis dioses. ya te he dicho que a
tu 0ios no lo conoco, no s" qui"n es d"jame en pa y no me importunes m&s no teno
intenci*n de seuir escuchando tu palabrería.
Abraham se irrit*, perdi* la paciencia y le rit*#
-L4al inmediatamente de esta casaM
(l iejo recoi* su bast*n, sali* de la casa y, en plena noche, se dirii* hacia el
desierto.
+ero al 4e Ζor, que todo lo e, no le arad* el comportamiento de Abraham. 4e le
apareci* y le dijo#
-C4abes decirme d*nde est& ahora el iejo que esta noche mand" a tu casaD
-)o s" qu" decir, no es f&cil hablarte de ese iejo como siempre, le acoí, le di de
cenar, le habl" con afecto, init&ndolo a bendecirte, trat" de llearle a creer en ti, por su bien,
le habl" al cora*n... pero no quiso escucharme y hasta se me rebel* y...
-Le echaste de casaM C%e das cuenta de lo que has hechoD onoco a ese iejo desde
hace muchos aΖos y he soportado por todos esos a Ζos sus pecados, proeyendo a su ida de
@7
todo, sin permitir que nunca le faltase de nada, aunque siuiera sin reconocerme ni querer
escuchar mi palabra. C tú, para un e que iene a tu casa, por una sola e que no te
escucha, ya le echas sin misericordia ni paciencia con "lD
-e pecado, 4eΖor, perd*name.
-%e perdonar" cuando hayas encontrado, de nueo, al iejo y, postr&ndote ante "l, le
hayas pedido perd*n.
Abraham sali* corriendo hacia el desierto y no se detuo hasta que lo encontr*. 4e
postr* ante "l y, llorando, le suplic* que le perdonara. una e que el iejo le dio el perd*n,
Abraham insisti* hasta que el iejo acept* oler a la tienda, donde Ab raham le acoi* con
todos los honores. (ntonces el 4eΖor dirii*, de nueo, su palabra a Abraham#
-+or lo que has hecho con este iejo, hoy te prometo que yo mantendr" mi aliana con
tus descendientes, incluso cuando, por culpa de sus pecados, est"n bajo el dominio de sus
enemios. /i pacto ser& &lido para siempre.
a fama de la hospitalidad de Abraham se difundi* por toda la rei*n. A Abraham se
unía 4ara, fiel en todo a su marido. (n la tienda de 4ara la lu de la candela se mantenía
encendida desde la salida del 4&bado hasta la iilia del 4&bado siuiente. (l 4e Ζor bendecía
las obras del cora*n y de las manos de Abraham y de 4ara. 4us nombres eran bendecidos y
honrados por todos. 4obre su casa, abierta a los cuatro puntos cardinales, se posaba una ran
nube de esplendor.
@9
22. EL SACRIFICIO DE ISAAC
$/uchas son las pruebas por las que pasa el justo, pero de todas lo libra el 4e Ζor'.
Abraham, el justo a los ojos del 4e Ζor, pasa, seún la tradici*n, por die pruebas, como
camino de la fe en el 4e Ζor, que de todas lo hace salir ictorioso.
0esde el $sal de tu tierra', hasta la posesi*n de un troo de tierra, como sepultura , la
ida de Abraham es una ida llena de acontecimientos de muerte y de ida es una ida llena
de las paradojas de la fe, donde lo imposible se hace posible. 0esde la aentura de (ipto,
donde arriesa su ida y el honor de 4ara, o la id"ntica situaci*n iida con Abim"leJ, hasta
el rieso de perder el futuro, al que ha sacrificado todo, por fidelidad al 4e Ζor de la promesa,
la ida de Abraham est& jalonada de acontecimientos que sin la fe no tienen sentido ni salida,
pero que la fe en el 0ios de lo imposible da sentido y salida.
4u misma ida familiar, cotidiana, es una fuente continua de preocupaciones, de
contrastes, de tensiones, de sufrimientos, como, por ejempl o, cuando se e obliado a
separarse de su sobrino ot, debido a las disputas entre sus pastores y los de ot. Aunque se
halle en la tierra que le ha prometido 0ios, Abraham deja a ot eleir la parte que prefiera, es
decir, la m&s f"rtil y mejor, aunque en realidad es la tierra corrompida por el pecado y
destinada a la destrucci*n. (n su retirada, Abraham da la sensaci*n de que no quiere luchar
"l quiere la pa renuncia al presente por el futuro.
+ero la prueba y la lucha le siuen hasta dentro de su misma casa. (n casa est&n los
contrastes entre 4ara y Aar, donde Abraham pareciera impotente y que se dejara manejar por
la esposa, pero en realidad 4ara no es m&s que el instrumento del 4e Ζor, que conduce a
Abraham al cumplimiento de la promesa. /uriendo a sus sentimientos, Abraham realia los
desinios del 4eΖor, que le dice# $ha lo que 4ara te dice'.
, despu"s de haber esperado contra toda esperana, por tanto tiempo, el nacimiento
de un hijo del seno seco de 4ara, cuando le tiene, le e, y en "l e el futuro de las promesas,
he aquí la ran prueba, la prueba que alcana el "rtice de la fe, arriesando la misma fe y su
contenido# el sacrificio de Isaac y de todo el futuro. (sta increíble prueba es el resumen y
culminaci*n de toda la ida de Abraham. como hasta entonces Abraham ha entrado en
7B
todos los acontecimientos, que el 4e Ζor le ha puesto delante, tambi"n ahora entra en "ste sin
pedir e3plicaciones. Abraham ha entendido, antes que <ob, que ante el 4e Ζor hay que uardar
silencio y dejar que (l actúe 6<b EB,E8. (n silencio caminar& Abraham durante tres días,
impulsado por la absoluta certea de que $0ios proeer&'. (n la ía del 4e Ζor, el 4eΖor abre
una salida aunque sea a tra"s de la muerte. (l 4e Ζor es el 4e Ζor de la ida, no es un /oloJ.
esquema acomún,
ida delaAbraham no cabe enresulta
ida de Abraham el esquema normal
increíble, o ular
pero, de la ida
ya lo dijimos humana en
al comieno, un
$con
Abraham nunca se sabe lo que puede ocurrir' ni tampoco con quien se halla a merced del
(spíritu de 0ios, $que sopla donde quiere, y oyes su o, pero no sabes de d*nde iene ni a
d*nde a' 6<n >,78.
Así, seún el midrash, fue toda la ida de Abraham. omen* su ida con la sentencia
de muerte, que dict* el malado )imrod el día del nacimiento, por lo que Abraham tuo que
pasar escondido en una cuea los 1> primeros aΖos de su ida, sin er sol ni luna. +ero, al
cabo de los trece a Ζos sali* de debajo de la tierra hablando la lenua santa, pues en su
escondrijo un &nel le ense Ζ* la lenua de la creaci*n mientras le e3plicaba la %or&. Al salir,
destruy* las estelas y conirti* en abominaci*n a los ídolos, poniendo su confiana a la
sombra de su reador. 0ecía en su oraci*n# $aheh de los ej"rcitos, dichoso el hombre que
confía en ti' 64al E7,1>8
(l mismo )imrod, el e3perto caado r, intent* de nueo dar muerte a Abraham,
arroj&ndolo al horno ardiente de Nr de los aldeos, de donde el 4e Ζor de la =loria le sac*
ileso y ictorioso, como est& escrito# $ me dijo# o soy aheh que te he sacado de Nr de
los caldeos' 6=n 15,@8.
a tercera prueba es obra del mismo 4e Ζor# la partida de la propia patria hacia una
tierra desconocida 6=n 12,1-28. C(s que 0ios no podía cumplir todas sus promesas y todos
sus planes en Nr, la patria de AbrahamD CA sus @5 aΖos podría sobreiir en el e3ilioD
(l hambre1 que olpe* al país de ana&n, donde ie Abraham 6=n 12,1B8, fue una
prueba, m&s que física, espiritual. C)o le había conducido el mismo 4e Ζor a esa tierraD si
era la tierra prometida por el 4e Ζor, Cc*mo e3plicarse la carestíaD 0espu"s de haber aado
desde <ar&n a 4iqu"n, de Getel a Ay, hasta el mismo )"ued, en busca de una tierra f"rtil y
tranquila, Cqu" sinificado puede tener el erse obliado a sali de la tierra prometidaD
como consecuencia de la prueba anterior, la prueba de su cora*n# el rapto de 4ara
en (ipto y las dudas sobre su conducta 6=n 12,1E8. L4ara, la compa Ζera de sus esperanas y
de sus iajes, raptada por ente que "l conoce como lascia y de corruptas costumbresM
C*mo mantener, sin 4ara, la esperana y la fe en la descendencia prometidaD +ero la noche
en que 4ara fue raptada era la noche de +ascua, que Abraham ya conocía 64b 17,:8. +or eso,
el 4anto, bendito sea su )ombre, mand* contra el Oara*n y su casa terribles plaas, para
anunciar que de la misma manera habría de herir en el futuro a (ipto con terribles plaas,
como est& escrito# $( hiri* al Oara*n con terribles plaas' 6=n 12,1@8.
a doble prueba del complot, primero, y la uerra, despu"s, de los reyes, con la
captura de su sobrino ot, que enuele a Abraham en lo que nunca hubiera querido# en la
uerra 6=n 1E,1E8. +ero Abraham desciende al campo de batalla, arriesando su ida, su
futuro y las promesas recibidas.
1
1 0esde el día en que fueron creados los cielos y la tierra no hubo hambre hasta los días de
Abraham, para hacerle bajar a (ipto. (n =n 12,1B aparece por primera e en la Giblia la palabra
$hambre'.
71
LAhM y la prueba del futuro, donde est& su ida# la predicci*n de los cuatrocientos
aΖos de esclaitud que sus descendientes, de los que aún no se e ni el ermen, sufrir&n en
(ipto, donde ser&n atormentados y oprimidos antes de oler a la tierra de ana&n, que ser&
entonces su tierra 6=n 15,1>8.
otra e la prueba del cora*n# la e3pulsi*n de Aar e Ismael 6=n 21,128. (l tiempo
pasa y el cumplimiento de la promesa no se e por ninún lado, sino es en Ismael, el hijo de
la esclaa, el hijo con el que se encari Ζa Abraham, porque en "l toca, de alún modo, el
cumplimiento de la promesa. +ero tambi"n esta certea es sacrificada por otra nuea
promesa, es decir, el anuncio de que el heredero no ser& el hijo ya nacido, sino otro hijo que
le dar& a "l ya centenario la anciana 4ara.
, finalmente, la prueba suprema, la que neab a el sentido a todas las pruebas
anteriores# la orden de inmolar a Isaac 6=n 22,18. Nna ida iida en la espera, Cconcluiría en
la soledad y en el dolor, sin heredero, sin continuidad, sin la alería de IsaacD 4u fe en el 0ios
único y su lucha contra la idolatría, Cno recibirían otra recompensa que la persecuci*n y el
martirio continuo a que se io e3puestoD %oda la ida de Abraham est& diriida hacia alo
contra lo que parece que todo se opona irremediablemente. (s la prueba de su fe o la
e3periencia del 0ios de lo imposible#
+or la fe, Abraham, al ser llam ado por 0ios, obede ci* y sali5 para el luar que había de
recibir
como poren tierra e3trayΖsali5
herencia, sin saberena tiendas,
a, habitando d*nde iba. fe, ,ee1in5
+or la que
lo mismo por lacoherederos
Isaac y <acob, %ierra +rometida
de las
mismas promesas. +ues esperaba la ciudad asentada sobre cimientos, cuyo arquitecto y
constructor es 0ios. +or la fe, tambi"n 4ara recibi*, aún fuera de la edad apropiada, ior para
ser madre, pues tuo como dino de fe al que se lo prometía. +or lo cual tambi"n de uno solo
y ya astado nacieron hijos, numerosos como las estrellas del cielo, incontables como las
arenas de las orillas del mar...
+or la fe, Abraham, some#i!o a la ,+e(a, present* a Isaac como ofrenda, y el que había
recibido las promesas, ofrecía a su uni"nito, respecto del cual se le había dicho# +or Isaac
tendr&s descendencia. +ensaba que poderoso era 0ios aún para resucitar de entre los muertos.
+or eso lo recobr* para que Isaac fuera tambi"n fiura 6b 11,7-198.
?ecordad que 0ios ha querido probarnos como a nuestros padres. ?ecordad lo que hio con
Abraham, las pruebas porque hio pasar a Isaac, lo que aconteci* a <acob. *mo les puso a
ellos en el crisol para sondear sus coraones, así el 4e Ζor nos hiere a nosotros, los que nos
acercamos a (l 6<dt 7,2:-2@8.
72
(n toda prueba, junto con 0ios, interiene tambi"n 4at&n. 0ios est& presente
apostando siempre por el hombre, porque piensa bien de "l y confía en "l 61o 1>,@8. 4at&n,
en cambio, apuesta siempre contra el hombre, porque piensa mal de "l, ni le ama ni confía "l.
+or ello es siempre el fiscal acusador.2
Isaac había crecido, y ahora, que no tenía la compa Ζía de Ismael, estudiaba con
Abraham las sendas del 4e Ζor. Abraham, que no había olidado a Ismael, por dos eces había
ido a buscarle al desierto, sin que nunca le encontrara en casa s*lo había podido hablar con
su esposa y dejarle el recado de que le había ido a er. +or eso, despu"s de la seunda isita
de Abraham, Ismael se decidi* a hacer una isita a su padre. (n los días que pas* en casa de
Abraham, en una ocasi*n Ismael, conersando con Isaac, comen* a analoriarse ante "l#
-+iensa, tenía yo ya trece aΖos cuando el 4eΖor orden* a mi padre que circuncidara a
todo ar*n y yo obedecí inmediatamente, sin oponer ninuna resistencia a lo que el 4e Ζor
había ordenado a mi padre. C;u" te pareceD
-LGah, no s" a qu" iene tu orullo, total por un troo insinificante de carne que has
ofrecido al 4e Ζor. 4i el 4e Ζor mandase a mi padre que me sacrificara, yo no dudaría ni un
momento en obedecer. o haría con usto.
(stas palabras, e3presi*n de la deoci*n de Isaac, llearon hasta el 4e Ζor, quien sinti*
un ran oo con ellas. (n erdad era hijo de su fiel seridor Abraham, que seuía
difundiendo su fe. (l 4eΖor, en su oo, conoc* a los &neles y les dijo#
-C)o me dijisteis un día que había creado inútilmente al hombreD Ahora, iendo a
Abraham, pod"is comprender que "l solo ya justifica la obra de mis manos.
os &neles reconocieron que el 4e Ζor tenía ra*n. +ero con ellos se había presentado
tambi"n 4at&n, que siempre oa acusando a los hombres ante el mismo 0ios. Al erle el
4eΖor, le preunt*#
-C0e d*nde ienesD
-0e dar ueltas por la tierra.
-C qu" es lo que has istoD
-e podido er c*mo los hombres te dan culto y te siren mientras tienen necesidad
de ti. +ero, apenas obtienen lo que desean, te abandonan y no uelen a acordarse de tu
nombre.
-C qu" me dices de AbrahamD C%e has fijado en "lD
-4í, tambi"n tu amio Abraham es como todos. Antes, cuando no tenía hijos, te eriía
altares en todos los sitios por donde pasaba, ofreci"ndote sacrificios de todas las especies. 4í,
entonces, se acordaba de ti y anunciaba tu nombre a cuantos encontraba en su camino.
-C qu" hace ahoraD
-0esde que le naci* el hijo, tambi"n "l se ha olidado de ti. ;ui&s no te hayas dado
cuenta pero yo me he fijado bien hace tiempo que quería decírtelo, pero he querido dejar
pasar el tiempo quería e3aminar bien su conducta, ya que tú le consideras como un fiel
cumplidor de tus palabras.
-C qu" es lo que has descubiertoD )o me enuelas con tus palabrerías ena Ζosas
quiero hechos.
-(so es lo que quiero decirte. /ira, desde que destet* a su hijo Isaac, Abraham no es
el que era antes. (n aquella ocasi*n dio un ran banquete, initando a todos, ricos y pobres
te ofreci*
altarD C%e un holocausto
ha ofrecido de acci*n
siquiera de racias...
un ternero, +ero desde
un cabrito entonces,
o un cordero, Cte hasus
aunque leantado
majadasalún
est&n
repletasD (s m&s, Cte ha ofrecido siquiera una t*rtola o un pich*nD (s lo que yo dio,
2
2 <b 1,: <n 12,>1 1>,2 1o 5,5 1<n 2,1> Ap 12,>.
7>
mientras deseaba el hijo, se acordaba de ti, pero desde que no te necesita, porque ya tiene el
hijo de sus deseos, ya se ha olidado completamente de ti...
-+ero...
-)o, si no he terminado d"jame decirte todo. %ú conoces lo solícito que era en acoer
a todos los iajeros, que pasaban ante "l, sobretodo si era eran pobres. 4u fama había lleado
a todos los confines. eso no lo nieo, me tenía a mí mismo sorprendido. +ero eso era antes,
no ahora.
-C;u" pasa ahoraD
-/ira, he querido proceder con cautela, informarme directamente antes de acusarlo
ante ti. Así, en el último banquete que ha ofrecido en el cumplea Ζos de Isaac, me he
presentado, bajo el semblante de un pobre, a la entrada de su tienda. +ero tu querido amio, el
santo Abraham, estaba demasiado ocupado en aasajar a los hu"spedes ilustres para darse
cuenta de mi presencia. Antes eso no hubiera ocurrido, pero ahora la presencia de un pobre ni
la ha adertido ni me ha mirado ni me ha ofrecido una ota de aua o un troo de pan...
-LNn momentoM C%e has fijado bien en mi siero AbrahamD C)o est&s mintiendoD
/ira, estoy tan seuro de la fidelidad y obediencia de Abraham que, aunque le propusiera el
sacrificio de su hijo, no dudo que me obedecería, sin dudarlo un momento.
-Apuesto a que Abraham no hace una cosa semejante.
-Ahora lo er&s.
-;uiero erlo
$ sucedi* queahora
0iosmismo.
puso a Feremos si hoy mismo
prueba a Abraham, no te traiciona una e m&s.
llam&ndole#
-LAbrahamM LAbrahamM
?espondi* Abraham#
-eme aquí.
-%oma a tu hijo, LeaM, a tu único, al que amas, a Isaac, y e al país de /oria y ofr"cele
allí en holocausto en uno de los montes, el que yo te dia' 6=n 22,1-28.
ay un dejo de disusto en las palabras del 4e Ζor, que acepta el jueo malino de
4at&n, aunque est" conencido de la ictoria de la fe sobre la incredulidad. /&s que una
orden es una súplica# L eaM, Abraham, te suplico, demu"strale a 4at&n su ena Ζo. (s como un
rey que, despu"s de haber sostenido infinidad de batallas, se dirie al comandante que las ha
encido y le dice# Afronta, te rueo, una última batalla, sí, la m&s difícil, pero halo para que
no se dia que has encido las otras porque eran cosa de nada en relaci*n a "sta. Así el 4e Ζor
dijo a Abraham# $%e he sometido a muchas pruebas y has salido ictorioso de todas, pero
ahora, afronta tambi"n "sta para que nadie dia que las precedentes no alían nada'.
7E
-A Isaac.
-(st& bien. C qu" debo hacerD
-Fe al país de /oria y allí me lo ofreces en holocausto sobre uno de sus montes, sobre
aquel donde se pose la nube de mi loria. Allí donde 4alom*n construir& un día mi templo
62ro >,18.
-4eΖor, Cacaso soy yo sacerdote para ofrecer un holocausto en tu temploD C)o sería
mejor que eliieras a 4em que es 4umo 4acerdote o a /elJisedeJD
-)o te preocupes, cuando est"s sobre el /oria te consarar" sacerdote.
Abraham acept* obedecer al 4e Ζor, pero estaba preocupado por 4ara. 4e decía para
sí, dando ueltas en torno a la tienda#
-4i le dio a 4ara esto, se me muere de pena. si me lleo al muchacho a escondidas,
entonces le uardar& luto por toda la ida. 4*lo me queda mentirle por una e me repuna,
pero no teno otra salida. 4ara es su madre e Isaac es su único hijo. 4í, me imaino el
desarr*n de su cora*n si le contase lo que oy a hacer.
(ntr* en la tienda, se acerc* a 4ara y comen* a decirle#
-(scucha, 4ara, pienso que sería bueno hacer una fiesta.
-CNna fiestaD oy no es ni 4&bado ni +rincipio de /es.
-4í, es erdad. +ero, 4ara, nosotros somos iejos y tenemos un s*lo hijo, Cqu" hay de
malo si de e en cuando nos sentamos a la mesa y nos aleramos con un banqueteD
-omo quiera mi seΖor. +roeer" a todo.
0urante el banquete, Abraham intent* arias eces iniciar con 4ara el di&loo que se
había repetido durante toda la tarde. Oinalmente dijo#
-(scucha, 4ara, mi esposa bendita, teno una ran preocupaci*n.
-C0e qu" se trata, mi seΖorD
-/ira, cuando yo era un niΖo, de muy pocos aΖos, ya conocía al 4eΖor y sus caminos.
Ahora, nuestro hijo Isaac ya est& crecido y aún no ha estudiado nada acerca del 4e Ζor y sus
caminos. leo mucho tiempo dando ueltas a esto y creo que la soluci*n mejor es llearlo
por un tiempo a casa de 4em para que estudie junto con su hijo (ber. Allí aprender& los
caminos del 4eΖor. 4em le ense Ζar& a conocer al 4e Ζor, nuestro 0ios, a orar de modo que el
4eΖor escuche sus súplicas, mostr&ndole sus planes y ayud&ndole a no desiarse ni a derecha
ni a iquierda en sus caminos. +ara no retrasar m&s su educaci*n he pensado que podría partir
con "l maΖana mismo.
on l&rimas en los ojos, 4ara le respondi*#
-(sta bien si así lo cree mi se Ζor. 4*lo una cosa te pido, s*lo eso deseo# que no lo
tenas mucho tiempo lejos de mí. o sabe mi se Ζor que mi alma est& unida a la suya. 4i "l
muere, de pena morir" yo tambi"n.
-onfía en el 4e Ζor, mi amada esposa. (l ha actuado siempre en faor nuestro, lo
mismo har& con nuestro amado hijo Isaac.
75
-Lijo mío, hijo míoM C*mo puedo estar lejos de tiD
Abraham, que preeía todo esto, se había leantado temprano. (l mismo había
aparejado su asno y preparado todo. %emía que 4ara, por el dolor, cambiara idea y se opusiera
al iaje. uando tuo todo listo, entr* a llamar a Isaac y lo encontr* abraado a su madre, que
lloraba sin consuelo. +ero, apenas 4ara io a Abraham, se desprendi* del hijo y se acerc* al
esposo. e dijo#
-4eΖor mío, cuida al peque Ζo, no lo dejes solo. +ien sa que no teno otro hijo. )o lo
abandones y que no le falte nada# si tiene hambre, dale de comer si tiene sed, dale de beber
que no le de mucho el sol dale lo que te pida piensa que es como si lo hicieras conmio.
Abraham prometi* todo lo que 4ara le pedía, inclinando la cabea, pues 4ara no le
dej* ni abrir la boca. 4ara tom* el mejor estido, uno de los que le había realado Abim"leJ y
se lo hio estir a Isaac. e puso, lueo, un turbante en la cabea con una piedra preciosa. (n
un momento prepar* para el marido y el hijo proisiones abundantes para el iaje. uando ya
partían, 4ara e3pres* su deseo de acompaΖarles por un tracto del camino. +ero Isaac le dijo#
-)o, madre, es mejor que tú uelas a tu tienda.
4ara abra* y bes* de nueo al hijo y, obediente, se dio media uelta en direcci*n a la
tienda, aunque repitiendo entre solloos#
-L;ui"n sabe si oler" a erte, hijo míoM
on el asno ensillado, Abraham coloc* sobre "l la leΖa cortada para el holocausto y se
puso en camino con Isaac y dos de sus moos hacia el luar que 0ios le había dicho.
Abraham e Isaac caminaban codo con codo, el uno al lado del otro. /archaban en silencio,
inmerso cada uno en sus propios pensamientos. (ra un silencio pesado. Así por tres días,
padre e hijo siuieron caminando hacia el /oria.
4at&n se había adelantado a Abraham y en un cruce del camino se le present* bajo el
semblante de un iajero. 4e acod* con Abraham y le preunt*#
-C0*nde asD
-A orar.
-C entonces por qu" lleas contio el fueo, la le Ζa y el cuchilloD
-+or si me quedo alunos días fuera de casa así podr" preparar la comida.
-CAcaso no estaba yo allí, en el cielo, cuando el 4e Ζor te orden* que le sacrificaras el
hijoD C es posible que un iejo como tú sea capa de sacrificar el hijo que le ha nacido a los
cien aΖosD
Abraham se dio cuenta de qui"n era el que le hablaba, pero no se incomod* con
calma respondi*#
-Foy a hacer la oluntad del 4eΖor, que me ha ordenado esto.
-C+ero qu" es lo que dicesD
-4í, oy a ofrecerle en holocausto el hijo.
-+ero no te das cuenta de que 0ios lo ha dicho para desiarte del recto camino y
perderte. 0e hecho est& escrito en la %or&# $;uien ertiere sanre de hombre, por otro hombre
ser& su sanre ertida' 6=n 9,:8. Fas por mal camino si obedeces el mandato de 0ios, te lo
dio yo.
-)o quiero escucharte una palabra m&s. o únicamente escucho lo que el 4e Ζor me
dice.
4at&n no se da por encido, insiste de nueo, ahora siri"ndose de la adulaci*n#
-Nn hombre realmente rande como tú, Cc*mo a a hacer una cosa tan monstruosa,
s*lo porque 0ios se lo diaD %ú, que eres capa de recoer a las entes bajo las alas de la
Se4ina), precisamente tú, que no tienes otro iual en toda la tierra, Cas a matar a tu hijoD
%odos se alejaran, horroriados de ti, llam&ndote el $asesino de inocentes'.
7:
-?epito# Lno escucho ni escuchar" jam&s tus palabrasM
-L)o escuchoM Lno escuchoM +ues yo te dio que me escuches. o te conoco. 4" que
tú te aleras al recibir personas en tu casa pero te dio que desde ma Ζana en adelante, te
abandonar&n todos, ni uno se acercar& a ti. ;uedar&s solo con tu 0ios, que te abandonar&
tambi"n si derramas sanre inocente. CK no sabes que (l est& celoso de tiD
Abraham callaba. 4at&n oli* a insistir de nueo#
-/ira a tu hijo, al que quieres matar es en todo semejante a ti, tu mismo retrato. C tú
ser&s capa de claarle el cuchillo en el cuelloD , cuando lo hayas deollado, Cqu" quedar&
de ti, iejo e impotenteD +i"nsalo, mientras aún est&s a tiempo.
Abraham le oli* la espalda y siui* su camino. +ero 4at&n aún le lan* otro de sus
dardos#
-(st&s iejo y no entiendes ya. (res un iejo loco. 0ios te dio un hijo al final de tus
días, en tu eje, y, ahora, tú lo as a sacrificar, siendo "l el depositario de las promesas
diinas. CK acaso no sabes que Isaac es m&s hijo de 0ios que tuyo, iejo impotenteD Isaac es
inocente y tú Cte atrees a borrar su ida de la fa de la tierra, destruyendo los planes de 0ios
para toda la posteridadD C)o te das cuenta de que esto no puede enir de parte de 0ios, para
quien es un abominio la muerte de cualquier hombre, cu&nto m&s la de IsaacD /e oy a er si
4ara es m&s raonable.
(n efecto,est&
-C0onde 4at&n se present* ante 4ara y le preunt*#
tu maridoD
-4e fue al trabajo.
-C tu hijoD
-(st& con "l.
-(s e3tra Ζo. )ormalmente no lo dejas alejarse de la tienda. /e dices eso, pero tú
sabes muy bien que no han ido al trabajo, ni el uno ni el otro. an ido a orar y lo rae es que
tú no oler&s a er a tu hijo.
-(l 4eΖor, bendito sea su nombre, har& con mi hijo seún su oluntad. +ero de ninún
modo el 4eΖor har& nada malo a quien teme su nombre.
4ara se retir* dentro de la tienda.
4at&n, dejando a 4ara, oli* con Abraham. (3perto en transformaciones, esta e se
presento bajo el semblante de sabio, anciano, modesto y con ran humildad. io una
profunda inclinaci*n a Abraham y le dijo#
-Fio en esta ona des"rtica. /e usta su soledad para recoerme y meditar en los
randes problemas que anustian a todos los hombres. +ero, cuando eo pasar un caminante,
me usta acercarme a "l y hacerle alunas preuntas acerca de lo que estoy meditando . Así,
hoy, me alero de haberte encontrado, pues lleo alunos días anustiado, dando ueltas en
mi mente a un pensamiento, del que espero puedas darme tu opini*n.
-C0e qu" se trataD
-/ira, me estoy preuntando si el hombre debe seuir siempre la o de la
conciencia, que en realidad no es m&s que el eco de la palabra de 0ios...
-iertamente, la palabra de 0ios ha de seuirse siempre.
-(stoy de acuerdo. +ienso como tú. +ero, en la pr&ctica esto no es tan f&cil. +onamos
un ejemplo# si tu conciencia te suiere hacer alo que a contra toda l*ica y contra todo
sentimiento humano...
-C*moD, Cqu" quieres decirD
7@
-+onamos un ejemplo concreto bueno es s*lo un ejemplo para aclarar las ideas, no
es que sea un ejemplo real de la ida. +ero, bueno, suponamos que aluien sienta una o de
lo alto, que le pida sacrificar a su hijo, en este caso, Ctú qu" haríasD
-4i estoy seuro que es la o de 0ios, haría sin discusi*n aluna lo que me dijera.
-(st& bien, claro pero y si al día siuiente el 4e Ζor te preuntara Cpor qu" has
derramado sanre inocenteD
Abraham comprendi* de nueo con qui"n estaba hablando y respondi*#
-)o me importa lo que ma Ζana me dia el 4e Ζor )o hao, como lo estoy haciendo,
lo que hoy me ha ordenado. ahora, Lal"jate de mí, 4at&nM
Abraham e Isaac continuaban su iaje juntos, codo con codo. Iban en silencio,
inmerso cada uno en sus pensamientos. (ra un silencio denso, carado de resonancias . ay
momentos en que las palabras son innecesarias, inútiles s*lo la acci*n ritma el pensamiento
y lo aclara, reali&ndolo. Así por tres días, padre e hijo siuieron caminando hacia el /oria,
sin comunicarse una sola palabra entre ellos. asta 4at&n, que siue con ellos, les deja rumiar
en silencio sus pensamientos.
77
arriba ya se han dado cuenta de que has obedecido a cuanto te han ordenado. C)o te parece
suficienteD C+or qu" no te ueles ya a casaD
-Aunque fuera erdad lo que me dices, yo seuiría mi camino. ar" lo que el 4e Ζor
me ha mandado. ahora, m&rchate de una e. (res siempre el mismo, insidioso 4at&n.
Fiendo que con la palabra no loraba su intento ni tentando al padre ni al hijo, 4at&n
trat* de cerrar como fuera el camino del rupo. Así se adelant* a ellos y se transform* en un
río de auas impetuosas. Al llear a "l, Abraham, Isaac y los dos moos, que seuían aún con
ellos, intentaron adearlo. Al principio el aua les lleaba al tobillo. Abraham entr* en las
auas, pero en seuida le llearon a las rodillas. 0ijo a Isaac y a los sieros# $LAnimo, enid
tras de míM'. +ero, cuando llearon al medio, las auas les lleaban al cuello. Abraham
leant* los ojos al cielo y rit*#
-4eΖor, ayúdame, %ú me has eleido, te apareciste a mí y me dijiste# $o soy el único
y tú eres mi siero a tra"s tuyo mi nombre ser& conocido por todas las naciones en las
eneraciones futuras'. 0espu"s me has pedido que sacrificara a mi hijo. )o me he neado a
ello y heme aquí dispuesto a cumplir tu oluntad. +ero, ahora, las auas me llean hasta el
cuello64al :9,28. 4i Isaac o yo nos hundimos, Cqui"n cumplir& tus *rdenes y qui"n anunciar&
tu nombre a las nacionesD LAyúdame, pues, te lo rueoM
(l 4e Ζor ait* las auas del río y, en aquel momento, Abraham reconoci* el luar y
e3clam*#
-C*mo es estoD <am&s hubo aquí ni una ota de aua. %ambi"n esto debe ser obra de
4at&n.
on fuera, Abraham rit*#
-L4at&n, al"jate de míM L<am&s lorar&s que desista del cumplimiento de la oluntad de
0iosM
4at&n se asust* ante la o potente de Abraham y huy* de su presencia. (l luar se
oli* al instante seco y &rido, como siempre había sido.
e8 A;UEDA
Abraham seuía caminado en busca del luar fijado por el 4e Ζor. (l no lo conocía.
+ero al tercer día, alando los ojos, Abraham descubri* el luar que sin duda el 4e Ζor había
eleido. (n efecto, una columna de fueo se eleaba desde la monta Ζa hasta el cielo y una
densa nube cubría la montaΖa, manifestando sobre ella la loria del 4eΖor. 4e dirii* al hijo#
-ijo mío Isaac, Ces tambi"n tú un monte all& a lo lejos como le eo yoD
-4í, padre mío.
-C qu" m&s esD
-Feo una columna de fueo que llea hasta el cielo y una densa nube que cubre la
montaΖa como si la cobijara la loria de 0ios.
Abraham se dirii* entonces a los dos sieros y les preunt*#
-CFeis osotros un monte y alo sobre "lD
-)o, no emos nada s*lo emos el desierto, como aquí donde nos encontramos.
Abraham comprendi* entonces que Isaac era la ofrenda aradable a aheh y que, en
cambio, no le aradaba la presencia de los dos sieros. +or ello dijo a los sieros#
-;uedaos aquí con el asno 6osotros sois como el asno, eis tan poco como "l, pens*
para sí Abraham8. o y el muchacho iremos hasta allí, haremos adoraci*n y oleremos
donde osotros.
79
Nn espíritu de profecía hio a Abraham, decidido a sacrificar a su hijo, anunciar que
"l e Isaac olerían del monte#
+or la fe, Abraham, sometido a la prueba, present* a Isaac como ofrenda, y el que había
recibido las promesas, ofrecía a su uni"nito, respecto del cual se le había dicho# +or Isaac
tendr&s descendencia. Pensa(a +e ,o!eoso ea Dios a7n ,aa es+"i#a !e en#e los
m+e#os. +or eso lo recobr* para que Isaac fuera tambi"n fiura 6b 11,1@-198.
os dos sieros se quedaron allí, como les mand* Abraham. (ntonces Abraham tom*
la leΖa para el holocausto, se la car* a su hijo Isaac y "l tom* el fueo y el cuchillo. os dos
caminaban juntos.
Isaac dijo a su padre Abraham#
-L+adre míoM
Abraham sinti* el frío del cuchillo en la inocaci*n de su hijo y respondi* solíc ito y
trepidante#
-Aquí estoy, hijo mío.
/&s helado, el cuchillo se le peaba a las costillas. Isaac preunt*#
-%enemos el fueo y la leΖa pero, Cd*nde est& el cordero para el holocaustoD
Abraham respondi*#
-0ios proeer& el cordero para el holocausto, hijo mío.
aarraba fuerte el cuchillo con su mano, mientras contestaba.
siuieron caminando juntos. +ero la preunta del hijo seuía mordiendo el cora*n
de Abraham. omo si no la hubiera respondido, Abraham oli* a decir en un susurro#
-(l 4eΖor proeer&, si no... pienso que tú mismo podrías ser eleido como cordero del
holocausto.
Abraham sinti* un ran aliio al comunicar los planes de 0ios, aunque s*lo a medias,
a su hijo. Isaac, que ya había encido su lucha con 4at&n, confort* a su padre, dici"ndole#
-ar" con oo y alería de cora*n todo cuanto te ha ordenado el 4e Ζor.
Abraham, animado por la respuesta del hijo, se atrei* a decirle aún#
-ijo mío, no me escondas tus deseos o pensamientos, dime si tienes aluna duda al
respecto.
-%e aseuro, padre mío, que no siento nada en mi interior que me pueda desiar de
cuanto te ha mandado el 4e Ζor. )i un miembro, ni un músculo de mi cuerpo ni un hueso ni
una pica de mi carne, se ha rebelado ante el mandato del 4e Ζor. (s m&s, me siento contento
de cumplir la oluntad del 4eΖor, a quien se elea mi alma# LGendito sea el 4e Ζor que me ha
eleido hoy como holocausto suyoM 4*lo me queda una preocupaci*n, Cqu" ser& de osotros,
de ti y de mi madre, iejos ya los dosD C;u" ser& de osotrosD
-L;u" alería me da, hijo mío, oír tus palabrasM (n cuanto a mí y a tu madre, cercanos
ya ciertamente al final de nuestros días, no te preocupes. (l 4e Ζor, que hasta hoy ha estado
con nosotros y nos ha asistido con su ran bondad y misericordia, continuar& haci"ndolo
durante los pocos días que aún nos quedan. ;uien ha sido nuestro consuelo antes de que tu
nacieras, nos consolar& ahora y por siempre.
uando llearon al luar que le había dicho 0ios, Abraham se puso a leantar el altar.
4e trataba del mismo luar en que Ad&n había construido un altar y que había sido destruido
por el diluio. ?econstruido despu"s por )o", había uelto a ser destruido por las
eneraciones maladas que surieron despu"s del diluio. Abraham eriía el altar ayudado
por Isaac, que le acercaba las piedras para su construcci*n. Nna e leantado el altar,
9B
Abraham apil* la le Ζa sobre "l lueo at* a su hijo Isaac y le puso sobre el altar encima de la
leΖa, mientras Isaac le decía#
-A+e!2$ a+e!2# Atame fuerte, padre mío, no sea que por el miedo me muea y
entonces el cuchillo no penetre como se debe en mi carne y no sea &lido el sacrificio. 0ate
prisa, padre mío, Lcumple la oluntad del 4e ΖorM 0esnuda tu brao y ata m&s fuerte mis
manos y mis pies, mira que soy un hombre joen de treinta y seis a Ζos y tú eres ya un
hombre
temblando anciano.
ante su)o quisiera
brillo, que, contra
me alce cuandoti,elyacuchillo deollador
que el deseo de la est"
idasobre mi cuello, tal
es incontrolable. (ne
el
forcejeo podría herirme a mi mismo y hacer in&lido el sacrificio. %e rueo, padre mío, date
prisa, cumple la oluntad del 4e Ζor, nuestro 0ios. eanta tu estido, cí Ζete los lomos, y
cuando me hallas deollado, qu"mame hasta conertirme en cenias.
Abraham desnud* su brao, se reman* los estidos, tom* el cuchillo y apoy* sus
rodillas sobre Isaac con toda su fuera. 4us ojos estaban fijos en los ojos de Isaac, que miraba
y reflejaba el cielo, mientras ofrecía el cuello. Isaac dijo aún a su padre#
-uando me hayas sacrificado y quemado en holocausto al 4e Ζor, toma un poco de
mis cenias, ll"aselas a mi madre y dile# $este es el suae aroma de Isaac'.
Al escuchar estas palabras, a Abraham se le saltaron las l&rimas, ba Ζando con ellas a
su hijo Isaac, quien rompi* tambi"n a llorar. +ero, sobreponi"ndose, Isaac dijo a su padre#
-L0e prisa, padre mío, cumple ya la oluntad del 4e ΖorM
Abraham apret* el cuchillo y lo leant* para sacrificar a su hijo. 0ios, sentado en
su trono, alto y e3altado, contemplaba c*mo los coraones de padre e hijo formaban un solo
cora*n. (ntonces los &neles se conrearon en torno al 4e Ζor y tambi"n ellos rompieron a
llorar, diciendo#
-4anto, 4anto, 4e Ζor del cielo y de la tierra, rey rande y misericordioso, que est&s
por encima de todos los seres y das ida a todos, Cpor qu" has ordenado a tu eleido hacer
estoD %ú eres llamado el compasio y misericordioso, porque tu misericordia alcana a todas
tus obras. %en compasi*n de Isaac, que es un hombre, hijo de hombre, y se ha dejado atar
como un animal. %ú, aheh, que salas al hombre y al animal, como est& dicho# $%u justicia
es como las altas cordilleras, tus juicios como el oc"ano inmenso. %ú, aheh, salas al
hombre y a los animales' 64al >:,@8. ?escata a Isaac y ten piedad de Abraham y de Isaac que
est&n obedeciendo tus mandatos. Nsa, 4e Ζor, tu misericordia con ellos.
(l 4eΖor, dirii"ndose a los &neles, complacido, les dijo#
-CFeis c*mo Abraham, mi amio fiel, proclama la unicidad de mi )ombre ante el
mundoD /irad y ed la fe sobre la tierra# un padre que sacrifica a su hijo querido y el hijo que
le ofrece su cuello. 4i os hubiera escuchado en el momento de la creaci*n, cuando me decíais#
$C;u" es el hombre para que te fijes en "lD', si entonces os hubiera escuchado, Cqui"n
hubiera proclamado la unicidad de mi )ombre en el mundoD
os &neles rompieron de nueo a llorar. 4us l&rimas caían sobre el altar. %res
l&rimas de los &neles cayeron en los ojos de Isaac por eso, desde entonces, la ista de Isaac
fue tan d"bil, como est& escrito# $4us ojos debilitados ya no eían' 6=n 2@,18.
(l 4e Ζor escuch* el llanto de sus &neles y en el momento en que Abraham iba a
descarar el cuchillo sobre el cuello de Isaac, el alma de "ste, como un rel&mpao, subi* al
cielo al tiempo en que se oy* una o potente, que descendía del cielo#
-LAbraham, AbrahamM
Abraham, reconociendo la o, respondi* como había hecho antes#
-Leme aquíM
(l &nel del 4eΖor le dijo#
91
-)o alarues la mano contra el ni Ζo ni le haas nada. Ahora ya s" que temes a 0ios ya
que no le has neado tu hijo, tu único hijo.
(n aquel momento el alma de Isaac descendi* del cielo y anim* de nueo su cuerpo.
Isaac e3clam*#
-LGendito eres %ú, 4eΖor, que deueles la ida a los muertosM
Abraham hio descender a Isaac del altar, lo desat* y, eleando los ojos al cielo, dijo#
-Kh 4eΖor, 0ios mío, no te he neado mi hijo, el único, el ser m&s querido de mi ida,
por eso, ahora, te rueo# ten misericordia de todos los descendientes de Isaac, det"n tu justa
c*lera cuando pequen, perdona sus pecados y s&lalos cuando se hallen en peliro.
(l 4eΖor le respondi*#
-a s" que, por desracia, los descendientes de Isaac no me ser&n siempre fieles como
"l y har&n lo que est& mal a mis ojos. /e sentir" obliado a juarles al comieno de cada
aΖo. +ero en mi juicio, si ellos me piden perd*n, eleando hacia mí sus súplicas y sonando el
s)o/Β, el cuerno de un carnero, como el que est& detr&s de ti...
Abraham se oli* y io un carnero trabado en un aral por los cuernos. Abraham
contempl* c*mo cuando el carnero loraba liberar los cuernos de una ara, se le enredaban
en otra. (l 4eΖor continu* diciendo#
-Así suceder& a los descendientes de Isaac. +ermanecer&n trabados en muchos países,
ir&n errando de un pueblo a otro, de una naci*n a otra, hasta el día en que yo coja el cuerno de
este carnero y lo toque en se Ζal de rescate, libr&ndolos de todas las opresiones. (ntonces
ellos retornar&n a su tierra.
(l carnero, que entonces eía Abraham, era -seún la tradici*n hebraica- el mismo
que 0ios había creado, con otras cosas, al final del se3to día de la creaci*n del mundo, al
atardecer, en la iilia del 4&bado, destin&ndolo a sustituir a Isaac. e había hecho pastar en
el (d"n, bajo el &rbol de la ida, había bebido el aua del (d"n y su aroma se había esparcido
por todo el mundo.
(ste carnero, pues, comen* a caminar hacia Abraham, pero entonces apareci* de
nueo 4at&n, que lo aarr* y lo enred* otra e entre las aras para que no pudiera llear
hasta a Abraham, para que "ste se iera obliado a sacrificar a su hijo. +ero el carnero se
desenred* r&pidamente y corri* hasta donde estaba Abraham. 4entía la alería de ofrecerse en
holocausto en luar de Isaac. +ara ello había sido creado.
%omando Abraham el carnero lo sacrific* en luar de su hijo. on la sanre del
carnero asperj* el altar, diciendo#
-(sta sanre la ofreco en luar de mi hijo, que sea considerada como el sacrificio de
mi hijo que habría debido ofrecer.
(l rato olor del carnero subi* hasta el trono de la loria de 0ios y 0ios acept* el
sacrificio del carnero, consider&ndolo como si hubiera sido el sacrificio del mismo Isaac y
jur* bendecirlo en este mundo y en el mundo futuro, como est& escrito# $Gendecir te
bendecir" y multiplicar" tu descendencia como las estrellas del cielo' 6=n 22,1@8.
$Abraham recobr* a Isaac para que fuera fiura' 6b 11,198 de risto. (l /oria y el
=*lota est&n unidos en la mente de 0ios. (n el =*lota 0ios +adre llea a cumplimiento
pleno el sacrificio del /oria#
92
4abemos que en todas las cosas interiene 0ios para bien de los que le aman, de aquellos que
han sido llamados seún su desinio. +ues a los que de antemano conoci*, 0ios los predestin*
a ser imaen de su ijo, para que (l fuera el primo"nito de muchos hermanos. A los que
predestin*, los llam* a los que llam*, los justific* a los que justific*, los lorific*. C;u"
decir a todo estoD 4i 0ios est& con nosotros, Cqui"n estar& contra nosotrosD El +e no ,e!on5
a s+ ,o,io Hi&o$ sino +e lo en#e15 a la m+e#e ,o #o!os noso#os$ Ccomo no nos dar& con
(l todo lo dem&sD C;ui"n se atreer& a acusar a los eleidos de 0iosD 4iendo 0ios quien
justifica, Cqui"n podr& condenarD CAcaso risto <esús, el que muri* por nosotrosD /&s aún,
Cel que fue resucitado y est& a la diestra de 0ios intercediendo por nosotrosD 6?m 7,27->E8.
risto <esús, despu"s de celebrar, como Abraham, un banquete, sali* con sus sieros,
los ap*stoles, hacia =etsemaní. Abraham, manda a sus sieros que se queden a las faldas del
monte, <esús tambi"n dir& a los ap*stoles# $quedaos aquí, mientras yo oy all& a orar' 6/t
2:,>:8. Isaac cara con la le Ζa para su holocausto, risto cara con el madero de la cru 64.
irilo de Alejandría8. Isaac pide ser atado de pies y manos, risto es claado de pies y manos
a la cru. (l erdadero cordero, que sustituye a Isaac, es risto, $el ordero de 0ios que
cara y quita el pecado del mundo' 6<n 1,29 Ap 5,:8#
4ab"is que hab"is sido rescatados de la conducta necia heredada de uestros padres, no con
alo caduco, oro o plata, sino con una sanre preciosa, como de cordero sin tacha ni mancilla,
risto,uestra,
causa predestinado antes
los que por de la creaci*n
medio del mundo
de (l cre"is y manifestado
en 0ios, en los últimos
que lo ha resucitado tiempos
de entre los a
muertos y le ha dado loria, de modo que uestra fe y uestra esperana est"n en 0ios 61+
1,17-218.
luar $aheh
+ero, enproee',
realidad,denodonde se siue
se llam* diciendo#
así aquel $(n
monte. el montequiso
Abraham aheh proee'.Hie)# 0ios
llamarle
e y proee. +ero el 4e Ζor se dijo# 4i confirmo el deseo de Abraham, 4em, hijo de )o",
sentir& tristea, pues "l ya le ha llamado S)alΠm# monte de la pa. si confirmo el nombre
de 4em, quien sentir& tristea ser& Abraham. /ejor ser& llamar a este luar Je+s)alΒ&m, es
decir Jie)-S)alΠm y, de este modo, los dos quedar&n contentos. Así se llam* para siempre#
<erusal"n. (n risto cobraron sentido los dos nombres# 0ios ha proisto en risto, el ordero
deollado, para todas nuestras pruebas, de aquí que Cis#o sea n+es#a ,az.
estrellas del cielo y como las arenas de la playa, y se adue Ζar& tu descendencia de la puerta
de sus enemios. +or tu descendencia se bendecir&n todas las naciones de la tierra, por haber
obedecido tú mi o.
9>
$%e bendecir"', dijo el 4e Ζor, en este mundo y en el mundo futuro $te multiplicar"'#
en este mundo y tambi"n en el mundo futuro multiplicar" $tu descendencia' $como las
estrellas del cielo'# resplandecer&n como las estrellas del cielo $y como la arena de las
playas de la tierra'# así como la arena de las playas del mar, aunque sea peque Ζa, detiene las
randes olas del mar, así ser& la fuera defensia de las eneraciones futuras. (st& escrito# $4i
los quiero contar son m&s numerosos que la arena' 64al 1>9,178, es decir, si quiero contar tus
obras, 4eΖor, en faor del justo, son m&s numerosas que las arenas y si ya la arena, siendo
pequeΖa, sire de defensa, cu&nto m&s lo ser&n tus obras en faor del justo, siendo como son
m&s numerosas que las arenas.
os 4abios, bendita sea su memoria, podr&n decir#
Abraham, padre insine de una multitud de naciones, no se hall* quien le iualara en loria.
(l uard* la ley del Altísimo, y con (l entr* en aliana. (n su carne rab* la aliana y en la
prueba fue hallado fiel. +or eso 0ios le prometi* con juramento bendecir por su linaje a las
naciones, multiplicarlo como el polo de la tierra, encumbrar como las estrellas su linaje, y
darles una herencia de mar a mar, desde el ?ío hasta los confines de la tierra 64i EE,19-218.
Abraham, despu"s de escuchar la bendici*n de 0ios, al* sus ojos al cielo e implor*#
-Kh 4e Ζor, prom"teme que no me someter&s ni a mí ni a mi hijo a m&s pruebas. Nn
hombre,
modo, lo se comprende
que hay en su que pona+ero
cora*n. a prueba a otro de
%ú conoces hombre, ya que
antemano no hay
lo que puede
en saber, de otro
el cora*n de
cada hombre Cacaso no sabías ya antes de darme la orden de sacrificar a mi hijo que no
habría dudado en hacerloD
e respondi* el 4eΖor#
-iertamente, yo lo sabía, pero tú mismo no lo sabías. adem&s, tú sabes muy bien
que frecuentemente las solas palabras siren bien poco, m&s aún, a eces no siren de nada,
como las buenas intenciones. (n cambio, siempre siren los hechos. +or ello yo he eleido el
único modo &lido para que el mundo entero, hoy y en el futuro, sepa que no por casualidad
te he eleido entre todos los hombres de la tierra como mi fiel seridor. Así quedar& escrito
para siempre#
0urante estos di&loos entre 0ios y Abraham, el fueo iba quemando el carnero
puesto sobre el altar. +ero el fueo no quem* todo el carnero quedaron ilesos del fueo# die
tendones para el arpa de 0aid, rey de Israel la piel, para la cintura del profeta (lías 62?
1,78 los dos cuernos# el iquierdo para sonar sobre el monte 4inaí el día de la reelaci*n de la
%or& 6(3 19,198, y el derecho, que es m&s rande que el iquierdo, qued* escondido hasta el
día en que el 4e Ζor llame con "l a todos los e3iliados para que uelan a 4i*n. (n aquel día
se oir& el sonido de este cuerno desde un e3tremo al otro del mundo y los hijos de Israel
retornar&n a su tierra. (ntonces $sonar& el ran cuerno y retornar&n los que estaban a punto
de perecer en Asiria y tambi"n los de (ipto y adorar&n al 4e Ζor en la santa monta Ζa de
<erusal"n' 6Isfinal
resurrecci*n 2@,1>8.
6/t (ste cuerno
2E,>B->1 esE,1:
1%s la trompeta de la liberaci*n, que anuncia el /esías y la
1o 15,528.
/ientras descendían del monte /oria, Abraham con el cora*n dilatado, comentaba
con su hijo Isaac#
9E
-a has isto todo el bien que nos ha hecho el 4e Ζor, bendiciendo las obras de nuestro
cora*n y de nuestras manos. (sto se lo debemos al hecho de que 4em me ha ense Ζado la
%or& y, en particular, el modo de ponerla en pr&ctica cada día. +or ello me parece coneniente
que tu ayas un tiempo a casa de este justo y sabio a completar tus estudios de la %or&.
Aprende con "l c*mo escuchar la +alabra de 0ios y a uardarla en tu cora*n, rumi&ndola
dentro de ti, para que en todos los hechos de tu ida descubras la o del 4e Ζor. Así ser&s
bendito
modo que porlasiempre.
+alabra 0e
del este
4e Ζmodo podr&s,
or no se adem&s,
aleje jam&s transmitir
de la boca delatus
%or& fielmente
hijos y de losahijos
tus hijos de
de tus
hijos por siempre jam&s.
Isaac acoi* ustosamente el consejo de su padre. Abraando al padre, se despidi* de
"l y se fue directamente en busca de 4em. +or ello en la (scritura se lee# $ lueo oli*
Abraham al lado de sus moos y emprendieron juntos la marcha hacia Gerseba, donde se
qued* Abraham' 6=n 22,198. Isaac ya no es nombrado. Abraham podr& decir, con erdad, a
4ara que le ha dejado en la escuela de 4em.
4at&n, que estaba rabioso por sus repetidos fracasos, se le present* de nueo, esta e
bajo las apariencias del mismo Isaac, y le dijo#
-a sido todo una mentira, no es erdad nada de lo que te han dicho. Abraham no ha
ofrecido ninún sacrificio ni Isaac ha muerto.
Al oír estas palabras y er ante sí a un joen que se parecía a Isaac, 4ara se sinti*
sobrecoida por tal alería que la sacudi* hasta lo m&s hondo de su ser. a emoci*n fue
superior a sus fueras. 4ara cay* por tierra. /uri*, reuni"ndose con sus padres.
Abraham, con los dos sieros, lle* a Gerseba. Acerc&ndose a las tiendas, qued*
sorprendido al er que no había nadie en ellas. %odas estaban cerradas. la nube luminosa
que rodeaba sus tiendas había desaparecido. (ntrando io con estupor que hasta el ne #amΞ!
6la l&mpara perpetua8 estaba apaada. (ntonces comprendi* que a 4ara le había sucedido una
desracia. A toda prisa se puso a indaar por los contornos lo ocurrido. +ronto le informaron
que su mujer, con todos los de su casa, se había diriido hacia ebr*n, en busca del marido y
9:
Así siui* llorando mientras tuo fueras. 0espu"s, permaneci* por tierra, mudo, sin
l&rimas y sin palabras. /ientras "l se lamentaba, todos los dem&s, conmoidos, se
lamentaban con "l. Al callar, callaron todos, haciendo luto en silencio, compartiendo el dolor
de Isaac y de Abraham, que pas* un laro rato en duelo y llanto silencioso por su amada 4ara,
que, incluso en su eje, había conserado la bellea de su juentud y la inocencia de su
infancia.
a muerte de 4ara no fue una p"rdida s*lo para Isaac y para Abraham, sino que lo fue
para todo el país. /ientras ella iía, todas las cosas iban bien en la tierra. +ero despu"s de su
muerte, todo fue confusi*n. (l llanto y duelo por ella fue uniersal. +ronto, Abraham, en e
de recibir las condolencias y consuelo de los dem&s, tuo que dedicarse a ofrecer consuelo a
los dem&s. %om* la palabra y dijo#
-ijos míos, no os apesadumbr"is porque 4ara nos haya dejado. a muerte es un
acontecimiento común a todos, piadosos e impíos. (l 4e Ζor, 0ios del cielo y de la tierra, da
la ida y la muerte. LGendito sea por siempreM
$a ida de 4ara fue de ciento eintisiete a Ζos. /uri* en ;uiryat Arb& -que es
ebr*n-, en el país de ana&n, y Abraham hio duelo por 4ara y la llor*' 6=n 2>,1-28.
ueo se leant* Abraham de delante de la muerta para buscar un sepulcro. /ientras
tanto, todos los habitantes de la ciudad habían suspendido el trabajo y habían acudido al luar
donde yacía 4ara, dici"ndose#
-a muerto una mujer justa y misericordiosa. )adie la ha iualado jam&s desde que el
4eΖor cre* el cielo y la tierra. Famos, pues, a honrarla en sus funerales.
%odos, pues, dejaron sus casas, que permanecieron cerradas, y con sus mujeres e
hijos, incluso lactantes, fueron silenciosos a rendir homenaje a 4ara. Abraham habl* a los
hijos de et, dici"ndoles#
-o soy un simple forastero que reside entre osotros. 0adme, por faor, una
propiedad sepulcral entre osotros, para poder sepultar a mi muerta.
(stas palabras ponían de manifiesto toda la modestia de Abraham. 0ios le había
prometido toda la tierra y, cuando tiene que enterrar a su esposa, est& dispuesto a paar por un
troo de tierra. )o quiso tentar en su cora*n a 0ios, aceptando que (l le conduca por sus
caminos c*mo y cuando (l quiera. (ntonces 0ios le dijo# $as hablado con modestia,
present&ndote como e3tranjero en esta tierra que te pertenece. +or mi ida, yo te hao se Ζor y
príncipe sobre ellos'.
Así le ieron los hijos de et, que respondieron a su petici*n#
-A er si nos entendemos, se Ζor tú eres un príncipe de 0ios entre nosotros. (n el
mejor de nuestros sepulcros sepulta a tu muerta. )inuno de nosotros te near& su sepulcro
para que entierres a tu muerta.
Abraham, en primer luar, dio racias a 0ios, por los sentimientos de acoida y
amistad, que mostraban hacia "l los hijos de et. 0espu"s continu* su neociaci*n para
adquirir la cuea de /aJpel&. Abraham conocía, desde hacía tiempo, el alor de dicho luar.
Ad&n lo había escoido como sepultura suya y de (a. (n sus profundidades había quedado
sepultado el cuerpo de Ad&n, de modo que nadie nunca pudo encontrarlo. uando Ad&n
enterr* allí a (a, quiso caar aún m&s hondo, porque seún caaba perci bía la dulce
fraancia del +araíso, pero una o del cielo le dijo# $Lbasta yaM' y así no ca* m&s hondo.
Allí mismo enterr* lueo 4et a su padre Ad&n. asta el tiempo de Abraham el luar estuo
custodiado por &neles del 4e Ζor, que mantenían un fueo ardiendo perennemente junto a la
tumba por ello, nadie se atreía a acercarse y dar allí sepultura a sus muertos.
9@
+ero, como ya sabemos, el día en que Abraham recibi* a la puerta de su tienda a los
tres &neles, que le isitaron, cuando quiso matar para aasajarles un ternero, "ste se le
escap* de la majada y, corriendo tras "l, Abraham entr* en esta cuea, donde el ternero se
había escondido. (ntonces fue cuando Abraham io en ella a Ad&n y (a tendidos sobre sus
camillas, con elas llameando en la cabecera de su luar de descanso. un dulce aroma
llenaba toda la cuea.
+or esto Abraham deseaba comprar a los hijos de et la cuea de /aJpel&. Al oír,
pues, las palabras corteses de los hititas, Abraham se leant* y, haci"ndoles una ran
reerencia, acomod&ndose a sus formas de cortesía, les dijo#
-4i he hallado racia a uestros ojos y est&is de acuerdo con que yo retire y sepulte a
mi muerta, escuchadme e interceded por mí ante (fr*n, hijo de 4*jar, para que me d" la
cuea de /aJpel& que es suya y que est& al borde de su campo. ;ue me la d" en propiedad
sepulcral por lo que ala entre osotros.
Al oír la petici*n de Abraham, se miraron, embaraados, unos a otros. 4e decían#
-%enemos que nombrar al momento a (fr*n nuestro jefe, si no Cc*mo a a poder tratar
con "l Abraham, que es un príncipe de 0iosD %odos sabemos que (fr*n es un pobret*n, que
no oa de ninún prestiio, pero ante la nuea situaci*n debemos actuar para no quedar
aeronados.
=rande fue la sorpresa de (fr*n cuando los hijos de et le propusieron ser su jefe#
-C*mo es que así, de repente, se me ofrece este caro, a mí, que nunca he recibido el
mínimo honorD
?&pidamente le e3plicaron lo que ocurría y "l, en su cortedad, comprendi* que aquel
ran honor le era concedido racias a aquel ran hombre, alabado y bendito, que era
Abraham. Acept*, pues, y corri* a presentarse ante el patriarca. a oídas de los hijos de et
y de todos los que entraban por la puerta de la ciudad, (fr*n, el hitita, dijo a Abraham#
-)o, seΖor, escúchame# te doy el campo y te doy tambi"n la cuea que hay en "l. A la
ista de los hijos de mi pueblo te la doy# sepulta a tu muerta.
Abraham se leant*, hio de nueo una ran reerencia ante (fr*n y ante todos los
hijo de et y dijo#
-A er si nos entendemos. %e doy el precio del campo, ac"ptamelo y enterrar" allí a mi
muerta.
?espondi* (fr*n a Abraham#
-4eΖor mío, escúchame. uatrocientos siclos de plata por un terreno, Cqu" nos
suponen a ti y a míD 4epulta a tu muerta.
(fr*n fine el m&s absoluto desinter"s, pero, como quien no dice nada, deja caer la
suma1 que desea pedir, pero que dadas las relaciones de amistad, la dinidad reconocida de
Abraham, y la presencia de los notables del pueblo, no es coneniente se Ζalar abiertamente.
Abraham, como respuesta, pes* en presencia de los hijos de et los cuatrocientos
siclos de plata, de la mejor moneda en circulaci*n en el mercado, seún lo que (fr*n ha
seΖalado como precio. (fr*n, pues, tom* la suma de plata y, de este modo, Abraham entr* en
posesi*n del terreno y de la cuea de /aJpel& con todos los &rboles que rodean el campo por
todas sus lindes. %odo ello ino a ser propiedad de Abraham, a la ista de los hijos de et y
de todos los que entraban por la puerta de la ciudad.
(ste campo con la cuea de /aJpel& es el primer troo de tierra que posey* Abraham
en el país de ana&n, que 0ios tantas eces le había prometido que sería suya y de su
1
1 4uma que no es ninuna baatela. 4eún el *dio de ammurabi, un jornalero necesitaba
cincuenta aΖos para anar esa suma, que (fr*n socarronamente dice# Cqu" sinifica para ti o para míD
97
descendencia. Allí dej* Abraham sepultada la semilla de las futuras eneraciones. +or esto, la
%or&, tan parca en detalles, ata todos los cabos al narrarnos la compra de este campo.
+or tres luares Abraham y sus descendientes paaron en plata u oro su propiedad,
para que las naciones nunca pudieran decirles que las habían robado. (l primero es la cuea
de /aJpel&, como est& escrito# $ Abraham pes* a (fr*n el precio...' 6=n 2>,1:8. (n
seundo luar, por el 4antuario, como est& escrito# $ 0aid dio a Krn&n como precio por el
luar :BB siclos de oro' 61ro 21,258. , en tercer luar, por la sepultura de <os", como est&
escrito# $ compr* <acob a los hijos de <amor, padre de 4iqu"n, por cien a1nos la parcela de
campo donde había despleado su tienda' 6=n >>,19 <os 2E,>28.
Al presentarse Abraham ante los hijos de et como un forastero, como un inmirante
que reside en aquel país, marcaba a sus descendientes su posici*n ante 0ios, que les
concedería toda aquella tierra de ana&n. +or mucho tiempo que residieran en ella nunca la
podrían considerar como posesi*n suya. (n ella serían siempre forasteros, inmirantes
residentes en ella, como est& escrito# $a tierra no puede enderse para siempre, porque la
tierra es mía, ya que osotros sois para mí como forasteros y hu"spedes' 6 25,2>ss8.
Abraham, aunque los dem&s le consideren Pun príncipe de 0iosP, no se enorullece
en toda su actuaci*n brilla su ran humildad. (l 4e Ζor le había prometido que le daría en
propiedad a "l y a su descendencia todo el país y, a la hora de enterrar a su amada esposa, no
posee ni un troo de tierra para darla sepultura ha de adquirirlo, paando un eleado precio y
no protesta,
entre sino +ero
osotros'. que lo
suacepta con
fe en el 4ehumildad,
Ζor y enconfesando# $yo
sus promesas nonoacila,
soy m&s que $contra
espera un forastero
toda
esperana'. asta a 4at&n no le queda m&s remedio que reconocerlo. 4e dice que se present*
de nueo ante la asamblea del 4eΖor una e terminadas las pruebas de Abraham. (l 4e Ζor le
preunt*#
-C0e d*nde ienesD
-e dado una uelta por el mundo y debo reconocer que no he encontrado un hombre
tan fiel como Abraham, tu siero. Aunque %ú le habías dicho# $recorre el país a lo laro y a lo
ancho, porque yo te lo dar"', pues nada, hasta en el momento en que no encontraba un luar
para sepultar a 4ara no ha dudado de tus promesas.
%an rande es la fidelidad de Abraham al 4e Ζor que los sabios, bendita sea su
memoria, la han considerado superior a la de /ois"s, a quien, seún ellos, el 4e Ζor reproch*
en una ocasi*n,
-/uchascompar&ndolo con los patriarcas#
eces me he manifestado a Abraham, Isaac y <acob y no les manifest" mi
)ombre como he hecho contio y, sin embaro, ellos no se quejaron como tú. 0ije a
Abraham# $recorre el país a lo laro y a lo ancho, porque yo te lo dar"' 6=n 1>,1@8, y le
sucedi* que al buscar una tumba para sepultar a su esposa no la encontr* sino pa&ndola a
precio de plata, pero no se quej* en absoluto. 0ije a Isaac# $?eside en esta tierra, yo estar"
contio y te bendecir", porque a ti y a tu descendencia he de dar estas tierras' 6=n 2:,>8. 4in
embaro, cuando quiso beber aua, se hall* en dificultad porque los pastores de =uerar se
pelearon con los suyos 6=n 2:,2B8, pero Isaac no se quej* por ello. abía dicho a <acob# $a
tierra en que est&s acostado te la doy a ti y a tu descendencia' 6=n 27,1>8 y, cuando busc* un
luar para poner su tienda, no lo hall* hasta que compr* el terreno por cien anos 6=n >>,198,
pero no se preocup* por ello y no me preunt* cu&l era mi )ombre como has hecho tú. %ú
estabas aún al comieno de la misi*n que te quería encomendar y ya me preuntabas cu&l era
mi )ombre 6(3 >,1>8, y no s*lo eso, sino que a Ζadiste, quej&ndote# $4e Ζor, Cpor qu"
maltratas a este puebloD Cpor qu" me has eniadoD +ues desde que fui a Oara*n para hablarle
en tu nombre est& maltratando a este pueblo, y %ú no haces nada para librarlo' 6(3 5,22-2>8.
99
Oirmado, pues, el contrato con (fr*n, ante los hijos de et, Abraham pudo dar
sepultura a su esposa 4ara. Abraham hio un funeral con toda manificencia, como se solía
hacer con una reina. Acompa Ζaron el f"retro los m&s ilustres personajes del país, con 4em,
hijo de )o", y (ber, su hijo, Abim"leJ, rey de los filisteos y otros muchos m&s.
Abraham mismo quit* la piedra que cerraba el inreso de la ruta. uando entr* para
colocar en ella el cuerpo de 4ara, Ad&n y (a se leantaron y quisieron salir de la cuea, pues
decían#
-C*mo podremos permanecer en el mismo luar donde ahora es sepultada una mujer
como 4araD Aún no se nos ha pasado la erQena por el pecado cometido en el (d"n y ahora
iene esta justa y santa mujer a aumentar nuestra erQena.
Abraham calm* a Ad&n, dici"ndole#
-?etornad en pa a uestra tumba. o roar" al (terno por osotros y no tendr"is que
aeronaros m&s en el futuro.
Ad&n obedeci* y oli* a su tumba, pero (a se neaba a permanecer junto a 4ara.
(ntonces Abraham le dirii*, de nueo, a ella las mismas palabras, la tom* y la deposit* en
su tumba. +udo, así, sepultar a 4ara. (l duelo dur* siete días y todos los habitantes del país
fueron a dar sus condolencias a Abraham y a Isaac. %erminada la semana de duelo, Isaac se
oli* a ir con 4em y su hijo (ber a estudiar la %or&, para comprender los caminos
insondables del 4eΖor. Abraham reres* a Gerseba.
a muerte de 4ara fue para Abraham un olpe tan duro que no se recuper* de "l.
/ientras 4ara iía, Abraham se sentía joen, con fuera s pero cuando ella muri*, a
Abraham, de repente, le sobreino la eje# $Abraham era ya un iejo entrado en a Ζos' 6=n
2E,18.
Antes de Abraham, un iejo e3ternamente no se distinuía de un joen y como Isaac
era la imaen de su padre, frecuentemente eran confundidos. +or ello el mismo Abraham
pidi* al 4eΖor que concediera a la eje unas se Ζales que la distinuieran de la juentud.
0ios escuch* su petici*n y, desde entonces, la semblana de los hombres cambi* con la
eje. (sta es otra de las siete maraillas que han ocurrido en el curso de la historia.
Abraham, pues, fue el primero en oar del distintio de la eje, como si ya en ida
lleara en su rostro el anuncio del mundo futuro. (l 4e Ζor, escuchando el deseo de Abraham,
le cubri* la cabea de canas. Así, como la corona es el honor de la cabea del rey, las canas
1BB
son el esplendor y la loria de los ancianos, seún est& escrito# $Krullo de los j*enes es su
fuera, esplendor de los ancianos son sus canas' 6+r 2B,298. tambi"n# $abellos canos son
corona de honor y la hallar&s en el camino de la misericordia' 6+r 1:,>18.
+or eso, con la eje, no abandon* a Abraham la bendici*n de 0ios. 0ios siui*
presente en su ida, permiti"ndole cosechar frutos abundantes despu"s de la muerte de 4ara,
para que no se dijera que los faores del 4e Ζor eran debidos a 4ara. Abraham se aler*
iendo c*mo Ismael se conirti* de sus malos caminos, oli* a iir en plena comuni*n con
Isaac, reconoci"ndolo como heredero de Abraham. mientras Abraham disfrutaba de la
felicidad familiar, en el mundo que le circundaba reinaba la concordia y la pa.
a ente seuía isitando a Abraham para pedirle consejo y ayuda. os reyes del este
y del oeste llamaban a su puerta deseosos de escuchar su palabra carada de la sabiduría de
sus canas. +urificado por el 4e Ζor en el crisol de la prueba, Abraham disfrut* del don que
ninún otro hombre ha tenido# la mala inclinaci*n ya no tenía poder sobre "l de este modo,
ya en esta ida Abraham preustaba el mundo futuro. (l 4almista lo contempla y admirado
canta#
Abraham, siero fiel, ie ya con los ojos fijos en su 4e Ζor. +iensa Abraham que ha
lleado el momento de pasar la misi*n a la siuiente eneraci*n. a lleado, pues, el
momento de buscar esposa para Isaac. Abraham llam* a (lieer, el siero m&s iejo de su
casa y mayordomo de todos sus bienes. (lieer se parecía en todo a Abraham, no s*lo
e3ternamente, sino tambi"n en cuanto a su espíritu ha seuido a Abraham en todos sus
caminos y haen
su confiana isto
"l ylos
encomendarle 4e Ζor
prodiios quelaelúltima ha obrado
tarea con su
importante queamo. Abraham
le queda puede poner
por realiar#
buscar la esposa de su hijo.
Isaac había pasado, despu"s de la muerte de su madre, tres a Ζos estudiando la %or&
con 4em y su hijo (ber. abía reresado con su padre Abraham, hecho un hombre sabio en
las ías del 4e Ζor, dotado de una ran sensibilidad para las miserias de la ente. 4abía estar
cercano a los pobres, socorrer a quienes necesitaban pan, aua o un estido para cubrir su
desnude. 4abía poner pa entre los que tenían pleitos y confortar a quien sufría. (ra, pues,
amado por todos lo mismo que su padre. uando un padre quería bendecir a su hijo, le decía#
$;ue el 4e Ζor te conceda ser como Isaac, el hijo de Abraham'. (sto llenaba de oo a
Abraham, quien al oírlo, alaba las manos al cielo y e3clamaba#
-LKh, 0ios, 4e Ζor mío, 0ios lleno de misericordia, que has colmado mi ida de tus
donesM ocolmado
tú me has no soy m&s que un,siero
de dones. ahora,tuyo, polo
en mi y cenia
eje, me hascomo
dado cualquier otro hombre,
la alería mayor pero
de mi ida#
has dado a mi hijo un cora*n lleno de comprensi*n y misericordia, de modo que "l es una
fuente de bendici*n para todo el país. LGendito seas, oh 4e Ζor, por esta racia que tanto me
1B1
consuela y me permite er terminar mis días en paM /i hijo continuar& anunciando a los
hombres tu santo )ombre.
Abraham, en realidad, había tomado la resoluci*n de buscar esposa para Isaac ya al
bajar con "l del monte /oria. 4e decía entonces Abraham# si el sacrificio se hubiera
consumado, Isaac hubiera muerto sin dejar descendencia, es preciso buscarle una esposa para
que se cumplan las promesas del 4e Ζor.
(n un primer momento Abraham pens* en escoer esposa para su hijo entre las hijas
de sus tres amios, Aner, (sJol y /anr". 4abía que eran piadosos, no obstante el aire
aristocr&tico de su ida. +ero el 4e Ζor le dijo#
-)o busques entre tus amios la esposa para Isaac. o ya he proisto una esposa para
"l.
(ntonces 0ios hio que a Abraham le lleara la noticia de que a /ilJ&, la esposa de
su hermano )ajor, sin hijos por mucho tiempo, finalmente 0ios se había acordado de ella y le
había hecho fecund a. /ilJ& había enendrado y dado a lu a Getuel y Getuel, poco despu"s
del nacimiento de Isaac, había enendrado una hija, la destinada para esposa de Isaac 6=n
22,2Bss8.
(sta noticia le hio a Abraham rechaar la idea de buscar esposa para Isaac entre las
hijas de los cananeos le ino tambi"n a la mente lo que había ocurrido a dos de las hijas de
ot, que se habían casado con los sodomitas y habían perecido con los habitantes de su
ciudad. )o, no casaría a su hijo de ninuna manera con una cananea. 4e reir& por el
proerbio que dice# $incluso si el rano de tu propio campo tiene cia Ζa, úsalo como
semilla'. %omaría esposa para Isaac de su propia familia. 0ijo, pues, a (lieer#
-+on tu mano bajo mi muslo y júrame por el 4e Ζor, 0ios del cielo y de la tierra, que
cuando busques esposa para mi hijo, no la escoer&s entre los cananeos, en cuya tierra habito,
sino que ir&s a mi tierra, a mi patria y allí buscar&s esposa para mi hijo Isaac.
(lieer contest*#
-, si la mujer no quiere enir conmio a esta tierra, Cpodría entonces casar mi propia
hija con IsaacD
-)o, -replic* Abraham-. %ú, aunque personalmente oas de la bendici*n del 4e Ζor,
eres de una raa maldita y mi hijo es de una raa bendita y bendici*n y maldici*n no pueden
unirse.
-(ntonces,
a la tierra de dondesisalisteD
la mujer no quiere enir conmio a esta tierra, Cteno que llear a tu hijo
-0e ninuna manera llees a mi hijo all&. )o se puede desandar la historia la historia
e3ie fidelidad a la tierra de la promesa. (l 4e Ζor, 0ios del cielo, que me sac* de la casa
paterna y de mi patria, y que me jur*# $A tu descendencia dar" esta tierra', eniar& un &nel
delante de ti y tomar&s de allí esposa para mi hijo. (sta, que es la tierra que el 4e Ζor me ha
prometido, ser& la tierra de mi hijo y de mi descendencia de eneraci*n en eneraci*n.
-C si no quiere enirD
-4i no quiere enir contio, entonces quedas libre del juramento. 4*lo que a mi hijo
no lo llees all&.
(lieer coloc* su mano bajo el muslo de Abraham y jur* cumplir cuanto le ordenaba.
Abraham tom* este juramento como sino de aliana.
0e all&, del otro lado del ?ío, sac* 0ios a Abraham, donde habitaba con %"raj, su
padre, y con )ajor, su hermano, que serían a otros dioses 6<os 2E,28. +ero, si all& siren a
otros dioses, Cc*mo es que Abraham manda a buscar entre paanos la esposa de su hijoD
Abraham tambi"n ha sufrido por esta duda. 4*lo la promesa del 4anto de que un &nel
acompaΖaría a su siero le ha liberado de sus incertidumbres. Abraham, al fin se ha dicho#
1B2
-a que en esta tierra e3tra Ζa he hecho tantos pros"litos del 4e Ζor, introduci"ndolos
bajo las alas de la Se4ina), los har" tambi"n en el seno de mi familia. a esposa de mi hijo es
mejor que sea de mi misma raí, mi propia familia es la primera que tiene derecho a
participar de la herencia del 4e Ζor. o har" que la esposa de mi hijo se haa pros"lita. +or lo
dem&s, mi familia ya la dej", al salir de entre ellos, cercana a la #es)+*Β 6conersi*n8.
Abraham, pues, llam* a su siero (lieer y le dijo#
Abraham escribi* un documento, firmado con su sello, en el que decía# $%odo cuanto
poseo, se lo doy a mi hijo Isaac'. 4e le entre* a (lieer para que se lo mostrase a la mujer
que el 4eΖor hubiese destinado como esposa de Isaac. (lieer lo uard* y se dispuso a partir.
%om* die de los camellos de su amo y, lleando toda clase de realos, se encamin* a Aram
)aharaim, ciudad de )ajor. le* 6=n 2E,>28 tambi"n consio die de los principales sieros
de Abraham, para que hubiera quorum para las bendiciones nupciales.
(l 4e Ζor conoc* al instante, no uno, sino dos &neles. Nno para que acompa Ζara a
(lieer durante el iaje y el otro para que hiciera a ?ebeca encontrarse con (lieer, apenas
"ste lleara a la fuente de Aram 6%b 5,E8
Al poco tiempo de haber emprendido el iaje, el cielo se llen* de luces y resplandores
que iluminaban el camino y uiaban a (lieer en su marcha. a sorpresa de (lieer era
inmensa. /araillado se detenía a contemplar aquel espect&culo sorprendente y
esplendoroso. así, asombrado, de repente se dio cuenta que ya estaba ante la fuente que se
halla a las puertas de la ciudad. (l sabía que el iaje desde ;uiryat Arba hasta <ar&n duraba ,
m&s o menos, unos diecis"is días, pero "l había lleado en el mismo día de su partida. leno
de admiraci*n, se dijo#
-oy salí y hoy lleu".
Así es como est& escrito# $oy he lleado a la fuente' 6=n 2E,E28. 4ali* al amanecer,
y al atardecer, cuando las mujeres salen a buscar aua a la fuente, ya había lleado. (l 4e Ζor
quería mostrar su misericordia con Isaac e hio que su &nel contrajera el camino.
omprendi* (lieer que esto s*lo podía haber sido obra del 4e Ζor. Al* las manos hacia (l y
e3clam*#
-4eΖor, 0ios de mi amo Abraham, que me has transportado hasta aquí sobre las alas
de tus &neles, ayúdame aún y dame una se Ζal propicia y trata con amor a mi amo Abraham.
o me quedar" junto a la fuente, mientras las muchachas de la ciudad ienen por aua. 0ir" a
cada una de las muchachas# $+or faor, inclina tu c&ntaro para que beba'. a que me dia#
$Gebe, y tambi"n abrear" tus camellos', "sa es la que has destinado para esposa de tu siero
Isaac. Así sabr" que tratas con amor a mi amo.
(n aquel mismo instante, el seundo &nel había hecho salir de casa a ?ebeca, con el
c&ntaro en su cadera, para buscar aua en la fuente. ?ebeca era muy hermosa y aún doncella
no había tenido que er con ninún hombre, es m&s, aunque muchos la habían pretendido,
había rechaado a todos, pues no podía soportar sus costumbres e idolatrías. /uchas eces se
había dicho
er tantas en su cora*n#
falsedades'. +ero,$LKjal&
a pesarpudiera
de ello,marcha rme
todos la lejos de esta
admiraban ciudad
y decían depara
ella#no oler
$e aquí a
una rosa entre las espinas'.
uando ?ebeca lle* a la fuente, (lieer, asombrado, not* c*mo las auas de la
fuente se alaban desde el fondo hasta el borde, acerc&ndose a la muchacha, de modo que no
1B>
tenía que fatiarse sac&ndola. %ambi"n en ello io (lieer un sino de que el &nel del 4e Ζor
estaba uiando sus pasos. (lieer se qued* al lado de la fuente, en silencio, contempl&ndola.
/ientras, e3tasiado, la contemplaba, lle* un ni Ζo con un pie que le sanraba porque
se había olpeado contra una piedra. ?ebeca, solícita, fue a su encuentro, le la* la herida, se
la end* con el paΖuelo que lleaba en la cabea y lo mand* a casa. Iualmente, atendi* a un
anciano, que lle* a la fuente fatiado. ?ebeca con e3quisita solicitud le dio de beber de su
c&ntaro.(lieer,
(l anciano
que le dio las racias
obseraba y la bendijo.
con atenci*n, sin interenir aún, para conocer si el 4e Ζor le
muestra su beneolencia para con su amo, dando "3ito a su iaje, ante las pruebas de bondad
que contempla en ?ebeca, no duda ya que ella es la escoida. 4e acerca a ella y le dice, seún
lo conenido con el 4eΖor#
-0"jame beber un poco de aua de tu c&ntaro.
(lla le contest*#
-Gebe, seΖor mío.
en seuida baj* su c&ntaro de la cabea, se lo puso en la cadera y lo inclin*,
sujet&ndolo con el brao. uando (lieer hubo saciado su sed, ella le dijo#
-Foy a sacar aua tambi"n para tus camellos, para que beban todo lo que quieran.
, al instante, aci* el c&ntaro en el abreadero, corri* al poo a sacar m&s, y sac*
aua para todos los camellos. uando los camellos terminaron de beber, (lieer tom* un
anillo de oro de medio siclo -es la moneda que sus descendientes llear&n al santuario cada
aΖo- y se lo puso a ?ebeca en la nari, y dos pulseras de oro de die siclos -en se Ζal de las
dos tablas de piedra y de las die palabras de ida escritas en ella- para los braos. ueo, le
preunt*#
-0ime de qui"n eres hija y si en casa de tu padre hay sitio para pasar la noche.
(lla contest*#
-4oy hija de Getuel, el hijo de /ilJ& y de )ajor.
aΖadi*#
-%ambi"n tenemos abundancia de paja y forraje y sitio para pasar la noche.
(lieer se inclin* en oraci*n al 4eΖor y e3clam*#
-Gendito sea el 4e Ζor, 0ios de mi amo Abraham, que no ha olidado su misericordia
y fidelidad con su siero. (l 4e Ζor me ha uiado a la casa del hermano de mi amo.
?ebeca corri* a anunciar a casa de su madre cuanto le había ocurrido, dejando a
(lieer sumido en la plearia.
%enía ?ebeca un hermano llamado ab&n. (staba en casa cuando lle* ?ebeca y
apenas io el anillo y las pulseras que lleaba su hermana y oy* cuanto ella contaba, ab&n
sali* corriendo hacia la fuente en busca del forastero, pensando que debía ser sin duda muy
rico cuando hacía tales realos a cambio de unos c&ntaros de aua. ab&n iba decidido a
asesinarlo para apropiarse de todos sus bienes.
(lieer, que estaba a la espera de la respuesta de ?ebeca, io al hombre que corría
hacia "l y ley* en su rostro las se Ζales inconfundibles del asesino. Alarmado, pronunci* el
santo )K/G?( y los camellos, que estaban arrodillados junto a la fuente, se alaron en
uelo y quedaron suspendidos en el aire. ab&n seuía acerc&ndose y, entonces, (lieer
pronunci* de nueo el )K/G?( y "l mismo y los hombres que le acompaΖaban se alaron
en uelo por encima de los camellos. 4orprendido por lo que eía y presa de terror, ab&n se
postr* por tierra y dijo#
1BE
-Fen, bendito de aheh, Cqu" esperas aquí afueraD o limpiar" la casa de todos sus
ídolos, porque comprendo que un hombre como tú no puede entrar en una casa con ídolos.
+reparar", iualmente un sitio sin ídolos para tus camellos.
/ientras ab&n hablaba con (lieer, se empe* a sentir un ran tumulto de ente. a
noticia de los realos se había difundido y otros habitantes del luar corrieron tambi"n hacia
la fuente con las mismas intenciones de ab&n. +ero cuando ieron que (lieer y los camellos
estaban suspendidos en el aire, se detuieron aterroriados, se dieron media uelta y huyeron
a todo correr. Acoiendo la initaci*n de ab&n, (lieer y los camellos descendieron al suelo
y se diriieron a la casa. iberaron a los camellos del boal y les dieron de comer el forraje
que ab&n les proporcion*.
%odaía en la casa intentaron matar con astucia a (lieer. +usieron eneno en el caldo,
que le ofrecieron para comenar la cena. +ero (lieer dijo#
-)o comer" hasta haber dicho todo lo que teno que decir.
?espondi*, seco, ab&n#
-abla.
-o soy siero de Abraham. (l 4e Ζor ha bendecido con laruea a mi amo y lo ha
hecho rico. e ha dado oejas y acas, oro y plata, sieros y sieras, camellos y asnos. 4ara la
esposa de mi amo, siendo ya ieja, le ha dado un hijo, que lo hereda todo. e aquí el
documento que lo acredita. eedlo y sabr"is que lo que dio es erdad. /i amo me ha hecho
jurar queAhora,
familia. no tomaría
lleadoesposa
aquí, para su hijo he
a la fuente, que no fuesealde4ela casa
suplicado de su
Ζor que mepadre y de
hiciera su misma
encontrar la
mujer justa para el hijo de mi amo, una mujer que ame el bien y obre con bondad y
misericordia. (l 4e Ζor ha escuchado mi plearia y me ha hecho encontrar a uestra hija y
hermana y, por alunos hechos, que he contemplado junto a la fuente, me he dado cuenta de
que ella es la esposa destinada por 0ios para el hijo de mi amo. Ahora, pues, si est&is
dispuestos a conceder este faor a mi amo decidlo, y si no, decidlo tambi"n para que yo sepa
por donde ir, por la derecha o por la iquierda.
Apenas termin* de hablar, ab&n, antes de que su padre abriera la boca, dijo#
-e ahí a ?ebeca, frente a ti, t*mala y ete.
(lieer, pens* en su cora*n que ab&n se comportaba como un deseronado e
insensato, al quitar la palabra al padre, y no dijo nada, esperando la respuesta de Getuel, quien
dijo#
-(sto iene del 4e Ζor. )osotros no podemos responderte ni bien ni mal. Ahí tienes a
?ebeca, t*mala y que sea la mujer del hijo de tu amo, como el 4e Ζor ha determinado.
uando (lieer oy* la respuesta de Getuel, se postr* en tierra, aradecido, ante el
4eΖor. ( inmediatamente sac* ajuar de plata y oro y estidos y se los ofreci* a ?ebeca.
%ambi"n ofreci* realos a la madre y al hermano. omieron y bebieron "l y sus compa Ζeros
1
-el caldo enenenado había sido retirado con la e3cusa de que se había enfriado . A la
maΖana siuiente, apenas se leantaron, (lieer oy* al &nel que le decía en su interior#
-)o te entretenas, d&te prisa en oler con ?ebeca a la casa de tu amo cuanto antes
te ayas de este luar, mejor.
(lieer manifest* la intenci*n de ponerse en camino cuanto antes. es dijo#
-0ejadme oler donde mi amo.
(l hermano y la madre replicaron#
1
1 Ktras tradiciones, para e3plicar c*mo no interiene m&s Getuel, dicen que el &nel cambi* el
plato de (lieer por el de Getuel, quien bebi* el caldo enenenado y muri*.
1B5
-0eja que la muchacha se quede con nosotros unos die días 2, despu"s se marchar&.
+ero (lieer replic*#
-)o me deten&is, despu"s de que el 4e Ζor ha dado "3ito a mi iaje, dejadme oler a
mi amo.
(llos dijeron#
-lamemos a la joen y preunt"mosle su opini*n.
lamaron a ?ebeca y le preuntaron#
-C;u"D C%e as con este hombreD
?ebeca, que tantas eces había deseado irse lejos de aquel luar, respondi* al
instante#
-4í.
-Coy mismo est&s dispuesta a partir con este hombre a la casa de Abraham, tío de tu
padre, para ser esposa de su hijo IsaacD
-4í, estoy dispuesta a partir hoy mismo con todo mi cora*n y con toda mi alma
deseo ir a la casa de Abraham, bendecido por el 4e Ζor y amado de todos.
?ebeca acepta ser desposada con Isaac sin saber qui"n era aquel hombre. C+or qu"D
+ues, porque desde el ientre de su madre le estaba destinada de parte del 4e Ζor, en cuyas
manos est&n los destinos de los hombres. 4in embaro la madre insistía#
-C+ero c*mo puedes partir así, sin que tu ajuar de esposa est" preparado como
conieneD
-)o me detendr" por semejantes cosas.
(ntonces, conencidos de que esa era su firme decisi*n, despidieron a ?ebeca y a su
nodria, al siero de Abraham y a sus compa Ζeros. , como el celebrante que puesto en pie
bendice a la noia bajo el baldaquino, puestos en pie, bendijeron a ?ebeca#
+ero estas bendiciones no proenían del fondo de sus coraones. (n erdad es cierto
que la bendici*n del impío se transforma en maldici*n, por ello ?ebeca fue est"ril durante
muchos aΖos.
?ebeca y sus compa Ζeras se leantaron, montaron en los camellos y siuieron a
(lieer.
a uelta de (lieer a ana&n fue tan maraillo sa como lo había sido la ida a Aram.
+ara que el siero no se quedara durante la noche a solas con ?ebeca, la tierra se encoi*
delante de "l y en unas horas se encontr*, de uelta, en ebr*n, a la hora de la oraci*n
espertina.
Al caer la tarde, Isaac había salido de su tienda, dirii"ndose al campo para meditar
sobre su ida y oraba, pues todo el que medita sobre la propia ida, siempre rea. , mientras
paseaba, alando la ista, distinui* a lo lejos, en el horionte, la caraana de (lieer.
%ambi"n ?ebeca
estaba parado al* ladel
en medio ista y iocon
campo a lolos
lejos a unenhombre,
braos de el
alto hacia espl"ndidos
cielo. estidos, que
2
2 4ería el tiempo del duelo por su padre.
1B:
?ebeca, que io por primera e a Isaac, precisamente en oraci*n, comprendi* que no
era un hombre ordinario. Oij&ndose en "l se dio cuenta de la bellea fuera de lo normal de
Isaac y tambi"n pudo er c*mo un &nel le acompa Ζaba. +or ello, y no por curiosidad,
?ebeca baj* del camello y preunt* a (lieer#
-C;ui"n es aquel hombre que iene en direcci*n nuestra por el campoD
e respondi* (lieer#
-(s mi seΖor.
?ebeca tom* el elo y se cubri*. (lieer cont* a Isaac lo que le había ocurrido en el
iaje. ( Isaac introdujo a ?ebeca en la tienda de 4ara, su madre, la tom* por esposa y, con su
amor, se consol* de la muerte de su madre.
%res aΖos hio Isaac duelo por su madre 4ara. Al cabo de los tres a Ζos tom* a ?ebeca
por esposa y olid* el luto de 4ara. asta que el hombre no toma mujer, su amor se dirie a
sus padres. +ero cuando toma esposa, su amor se dirie a la esposa, como est& escrito# $+or
esto dejar& el hombre a su padre y a su madre y se unir& con su esposa, haci"ndose con ella
una sola carne' 6=n 2,2E8. $os maridos deben amar a sus esposas como a su propio cuerpo
pues amar a la esposa es amarse a sí mismo' 6(f 5,25->>8.
?ebeca se mostr* dina sucesora de 4ara. Apenas ?ebeca entr* en la tienda, apareci*
de nueo sobre ella la nube, que había estado cubri"ndola durante la ida de 4ara y que había
desaparecido con su muerte. (n la tienda, ahora de ?ebeca, oli* a brillar la lu 6la ne
#amΞ!8 que 4ara había encendido cada semana a la entrada del 4abbat, permaneciendo
encendida de s&bado a s&bado hasta el día de su muerte. 4obre ?ebeca descendi* la bendici*n
que se cernía sobre la harina que amasaba 4ara. las puertas de la tienda se abrieron otra e
a todos los necesitados y forasteros de paso, amplias y espaciosas como lo habían sido en
ida de 4ara. ?ebeca era la imaen ia de 4ara en su cuerpo y en su espíritu. Isaac bendijo
al 4e Ζor por la ran misericordia que había tenido con "l, destin&ndole como esposa una
mujer llena de bondad y de bendiciones.
Isaac tenía cuarenta a Ζos, cuando tomando a ?ebeca de la mano, la introdujo en la
tienda como su esposa.
Al dar esposa a su hijo Isaac, Abraham ha concluido su misi*n. (lieer, aunque fue
eniado por Abraham, a quien narra las peripecias de su iaje es a Isaac. Abraham se retira,
una e transmitida su fe y su misi*n de propaar la herencia del 4e Ζor a Isaac. Isaac se
encarar& de enendrar la descendencia numerosa como las estrellas del cielo, seún la
promesa del 4eΖor.
1B@
+ero aún le queda un tiempo de ida a Abraham, sus últimos días. $ Abraham tom*
otra mujer, llamada ;uetur&' 6=n 25,18. 4i uno ha tomado mujer y esta muere, comentan los
sabios, bendita sea su memoria, que tome otra y trate de tener hijos, pero s*lo despu"s de que
los hijos de la anterior se hayan casado como hio Abraham.
a nuea esposa de Abraham era Aar, aunque se la llamara ;uetur&, porque sus
obras eran 4e#βe#), es decir, como el incienso# como incienso, Aar hacía subir sus buenas
obras al cielo. ;uetur& dio seis hijos a Abraham, que no fueron ni como el padre ni como la
madre. (stos hijos no honraban a sus padres eran id*latras. Abraham, entonces, se preocup*
de alejarlos de Isaac y les mand* hacia leante, al país de Kriente.
Isaac, en cambio, no tenía hijos. abía tomado a ?ebeca por esposa cuando tenía
cuarenta a Ζos, y a sus cincuenta y nuee a Ζos seuía sin hijos, porque ?ebeca era est"ril.
?ebeca sufría iendo sus entra Ζas est"riles. Nn día se decidi* a desahoar su pena con Isaac.
e dijo#
-omo sabes, tambi"n tu madre 4ara era est"ril y Abraham, mi se Ζor, tu padre, or*
por ella y el 4eΖor escuch* su súplica y 4ara qued* encinta de ti. Kra tambi"n tú por mí y el
4eΖor acoer& tu súplica.
-4í, es erdad, mi padre ro* para que mi descendencia fuera numerosa, pero ahora tu
esterilidad depende de ti y no de mí.
-+ero, aunque dependa de mí, ora tambi"n tú y er&s c*mo el 4e Ζor te escucha y te da
un hijo.
Isaac acept* la petici*n de ?ebeca y parti* con ella al monte /oria, al monte que
aheh había indicado para su sacrificio. Isaac, dirii"ndose al 4e Ζor, le suplic*#
-4eΖor del cielo y de la tierra, cuya misericordia llena el mundo, %ú, un día, tomaste a
mi padre de la tierra en que habitaba y lo condujiste a este país, aseur&ndole que se lo darías
a sus descendientes. e dijiste que serían tan numero sos como las estrellas del cielo y como
las arenas de la playa del mar. ;ue se cumplan ahora tus palabras. 0anos tambi"n a nosotros
una descendencia, que confirme cuanto prometiste a mi padre.
?ebeca tambi"n uni* su súplica a la de Isaac#
-0ame, oh 4e Ζor, una descendencia que, conforme a tu palabra, sea una bendici*n
para este país.
(l 4e Ζor escuch* su oraci*n. ?ebeca qued* encinta. (n su seno se aitaban dos
emelos. Al s"ptimo mes de embarao, los dos emelos comenaron a pelearse en el seno de
la madre. uando ?ebeca pasaba ante un templo paano, sentía un fuerte dolor en un lado de
su ientre. (n cambio, cuando pasaba ante un 0e#) )a-Mi!Βs) 6escuela de la +alabra8, sentía
el mismo dolor pero en el lado opuesto del ientre. +reocupada, preunt* a sus ecinas si
ellas, en sus embaraos, habían sentido alo semejante. %odas le dijeron que no. (ntonces fue
a consultar a la 0e#) )a-Mi!Βs) de 4em, que le respondi*#
-(so sucede por oluntad de 0ios.
0ios fue quien le dio la e3plicaci*n erdadera, cuando respondi* a su lamento# P4i
teno que iir con esta lucha interior, Cpara qu" seuir iiendoD#
-0os naciones hay en tu ientre, dos pueblos se pelean en tus entra Ζas. Nn pueblo
encer& al otro, el mayor serir& al menor. Nno, que desea salir de tu ientre para ir tras los
ídolos, buscar& los placeres del mundo el otro, que desea ya salir para estudiar mi +alabra,
buscar& las delicias del mundo futuro.
uando lle* el momento de dar a lu, sali* primero uno, todo rojo, peludo como un
manto. o llamaron (saú. 4ali* despu"s su hermano, asiendo con la mano el tal*n de (saú.
o llamaron <acob. Isaac tenía sesenta a Ζos cuando le nacieron sus dos hijos.
1B7
recieron los hijos. (saú se hio un e3perto caador, hombre de campo, mientras que
<acob era un honrado hombre amante de la tienda. Isaac prefería a (saú, porque le ustaba
comer la caa. +ero ?ebeca prefería a <acob.
a ente en seuida se dio cuenta de la diferencia que había entre los dos hermanos.
4e decían#
-(l primero es hirsuto como las espinas que produce la ara el seundo es como una
flor que perfuma el primero es astuto, se dedica a la caa, ie siempre al acecho de la presa
el otro es simple, recto, entreado al estudio, amante de la pa.
Abraham tenía 1@5 a Ζos. +resintiendo el final de sus días llam* a Isaac y le dio sus
últimas recomendaciones. 4entados a la puerta de la tienda, bajo el cielo estrellado, le dijo#
-%ú sabes que aheh es el 4e Ζor del cielo y de la tierra y que no hay otro 0ios fuera
de (l. (l me sac* de la casa de mi padre y de la tierra donde nací y me trajo a esta tierra ,
sal&ndome de las manos de )imrod y de sus impíos consejeros. e caminado en su
presencia, esperando siempre en (l. +or ello, hoy, te e3horto a serir al 4e Ζor, am&ndolo con
todo tu cora*n, con todo tu ser y con todas tus fueras. 4iue sus caminos, ten misericordia
de todos los hombres, iste al desnudo, da de comer al hambriento y de beber al sediento,
acoe con solicitud a los iajeros que pasen por tu tienda y ora al 4e Ζor por todos. Así caer&n
sobre ti las bendiciones de los pobres y en ti ser&n bendecido s los pueblos de la tierra. no
olides transmitir esto a tus hijos.
Al terminar sus palabras, Abraham hubiera querido dar su bendici*n a Isaac, pero no
lo hio para no sembrar rialidades con los otros hijos. Abraham dio a Isaac cuanto poseía,
pero no le dio la bendici*n.
(l caso es semejante al de un rey que tenía un jardín, que había encomendado a un
aparcero. (n el jardín había dos &rboles, muy cerca el uno del otro. Nno de los &rboles daba
frutos de ida y el otro, un eneno mortal. (l aparcero se dijo# Psi rieo el &rbol que da frutos
de ida, tambi"n el otro quedar& reado pero si no rieo el &rbol que produce el eneno,
Cc*mo podr& iir el &rbol que da frutos de idaD o pens* y lo pens*, dando ueltas en su
cabea al problema, que le parecía insoluble. Al final concluy*# $o soy el aparcero y no
teno que hacer m&s que lo que se me ha encomendado. ;ue el patr*n haa lo que "l desee'.
Así pens* Abraham# $4i bendio a Isaac, en esta bendici*n estar&n incluidos tambi"n los
hijos de ;uetur&. o no soy m&s que un mortal, hoy estoy aquí y ma Ζana estar" en la tumba.
umplir" con mi
coneniente'. +ortarea y que
eso dio el 4anto,
a Isaac todo bendito sea su y)ombre,
lo que poseía haa
dej* que, lo quede(lsuconsidere
despu"s muerte, el
4eΖor hiciera lo que (l quisiera.
Así fue. $0espu"s de la muerte de Abraham, el 4e Ζor bendijo a Isaac, su hijo' 6=n
25,118.
1B9
-Anda e a anunciar a Abraham que est& pr*3ima su partida, para que pueda dejar en
orden su casa antes de dejar su ida terrena.
/iuel, fiel cumplidor de las *rdenes del 4e Ζor, parti* al instante. 0escendi* y
encontr* a Abraham en el campo en medio de uno de sus reba Ζos. Abraham, al er a /iuel,
pero sin reconocerlo, pensando que era un iajero m&s de los muchos que pasaban por
aquellas partes, le salud* y le dijo#
-4i"ntate un poco y mandar" que nos traian una cabaladura y nos amos a casa para
que puedas descansar. /e parece que est&s un poco cansado del iaje y ya est& atardeciendo.
+asar&s la noche en mi tienda y, a la ma Ζana, descansado, podr&s continuar tu camino. +ero
/iuel se ne* a sentarse y esperar la cabaladura. 0ijo que prefería ir a pie#
-)o me usta sentarme sobre una bestia de cuatro patas.
0e camino hacia la casa, pasaron ante un &rbol iantesco y Abraham oy* una o
que salía de entre sus ramas#
-=loria a ti, que has sido fiel a la misi*n para la que fuiste eniado.
Abraham uard* el misterio en su cora*n, sin hacer ninún comentario, pensado que
el e3tranjero no habría oído nada.
leados a casa, Abraham mand* que prepararan la comida. /ientras tanto, Abraham
llam* a Isaac y le dijo#
-Anda y prepara aua en una asija para que podamos laar los pies a nuestro
hu"sped.
Al oler Isaac con el aua, a Abraham se le escap* entre los labios#
-+resiento que en esta asija nunca m&s oler" a laar los pies de ninún otro
hu"sped de esta casa.
Al oír estas palabras de su padre, Isaac rompi* a llorar. Abraham, iendo la
conmoci*n de su hijo, comen* a llorar tambi"n "l. Incluso /iuel, contemplando tal escena,
no pudo contenerse y se le saltaron las l&rimas, que cayeron en la jofaina y se transformaron
en piedras preciosas.
Antes de sentarse a la mesa, /iuel se leant* y pidi* permiso para ausentarse un
momento. 4ali* de la tienda y en un abrir y cerrar de ojos subi* al cielo, se present* ante el
4eΖor y le dijo#
-4eΖor, yo siempre he sido un fiel mensajero tuyo, pero ahora no soy capa de
111
-0euele a Abraham a casa. )o le permitas seuir dando ueltas por la tierra, que
me est& causando un mont*n de problemas. )o tiene compasi*n de los pecadores y no se da
cuenta de que, dej&ndoles con ida, se pueden conertir y salarse.
/iuel, pues, dio la uelta a la carroa para conducir a casa a Abraham. endo de
uelta, pasaron por el sitio donde son juadas todas las almas. Allí, Abraham io dos
puertas# una amplia y otra estrecha. a anosta es la puerta de los justos llea a la ida
quienes la atraiesan entran en el paraíso. a puerta espaciosa, en cambio, es la puerta de los
pecadores llea a la perdici*n eterna. Al er las dos puertas, Abraham se mir* a sí mismo y
prorrumpi* en un amaro llanto, e3clamando#
-LAy de míM, Cc*mo oy a poder entrar por la puerta estrecha, siendo un hombre con
un cuerpo tan ruesoD
(l &nel le respondi*#
-)o temas, que tú y todos los que son como tú entran por ella.
Abraham, en aquel momento, io c*mo un alma era juada y condenada a estar entre
las dos puertas. +reunt* al &nel qu" sinificaba eso y /iuel le respondi*#
-(l jue ha encontrado que sus pecados y sus obras de justicia tienen el mismo peso.
)o ha podido condenarlo, ni tampoco salarlo.
Abraham, sintiendo compasi*n, dijo#
-Kremos por ese hombre y el 4e Ζor escuchar& nuestra intercesi*n.
aquella Apenas
alma se Abraham y /iuel
había salado terminaron
racias la oraci*n,
a su súplica y que un el &nel
&nel yainform*
le había aintroducido
Abraham queen el
paraíso. Abraham, entonces, dijo a /iuel#
-Inoquemos, te rueo, para que el 4e Ζor, con su infinita misericordia, perdone a
todos aquellos que, antes, en mi c*lera, he maldecido y destruido. Ahora me doy cuenta de
que tambi"n yo me he conertido en pecador ante el 4e Ζor, nuestro 0ios.
%erminada la oraci*n común de Abraham y el &nel, se oy* una o potente, que
bajaba del cielo#
-Abraham, Abraham, he escuchado tu o y tu plearia y perdono tu pecado. a
aquellos que tú piensas que se han perdido por tu culpa, les he llamado y deuelto de nueo a
la ida a er si se arrepienten y, entonces, les podr" salar. Anda y, al menos tú, no cometas
m&s acciones maladas.
/iuel deoli* a Abraham a su casa. Aunque había apaado su deseo, mostr&ndole
toda la tierra, el juicio y la recompensa, sin embaro Abraham se ne* aún a entrear su
alma. /iuel subi* de nueo al 4e Ζor y le dijo#
-Así me ha dicho Abraham# $no quiero ir contio'. yo no me he atreido a poner las
manos sobre "l, porque "l desde el principio ha sido siempre tu amio y se ha comportado en
todo seún tu arado. (n realidad no hay hombre en la tierra como Abraham ni siquiera <ob
se puede comparar con "l.
4in embaro, el día de la muerte de Abraham se iba ya acercando. os días de su ida
se acercaban a su fin. (l 4e Ζor mand*, por tanto, a /iuel que adornara la /uerte con ran
bellea y que la mandara a Abraham para que pudiera contemplarla con sus ojos así, bien
enalanada.
Abraham estaba sentado bajo la encina de /ambr" y, de pronto, io un rayo de lu,
percibiendo al mismo tiempo un dulcísimo aroma. Abraham se oli* y io a la /uerte, que
se acercaba a "l con ran loria y bellea. a muerte dijo a Abraham#
-)o pienses, Abraham, que esta bellea sea mía o que me presento así a todos los
hombres. )o, s*lo cuando teno que presentarme a hombres como tú, me ci Ζo con esta
corona de loria. +ero cuando se trata de los pecadores, mi aspecto es bien dierso entonces
112
me isto de corrupci*n, me presento a ellos y les sacudo con iolencia hasta hacerles
estremecer.
Abraham le preunt*#
-C tú eres esa que llaman /uerteD
-(se es mi amaro nombre.
-0e todos modos no ir" contio, aunque te presentes así como est&s.
a /uerte, al oír el rechao de Abraham, se mostr* en todo su aspecto de corrupci*n
apareci* con dos cabeas# una con aspecto de serpiente y otra en forma de espada. %odos los
sieros de Abraham, al er la fa atro de aquella fiera quedaron horroriados y cayeron
muertos, como fulminados por un rayo. +ero Abraham intercedi* por ellos y recobraron la
ida.
(n ista de que aquella horripilante isi*n no había conmoido a Abraham y, al no ser
capa la /uerte de apoderarse de su alma, el 4e Ζor mismo baj* y tom*, como en un sue Ζo,
el alma de Abraham y el arc&nel /iuel la lle* al cielo.
4e reunieron los :>7@5 días de la ida de Abraham sobre esta tierra, olaron al cielo,
se pararon ante el 4eΖor y proclamaron#
-4eΖor de mundo, aquí estamos para testimoniar ante ti que Abraham se ha
comportado siempre, en cada uno de sus días, con bondad y justicia, ha enrandecido tu
)ombre y aumentado la pa y la erdad en tu /undo.
on este testimonio, Abraham se sinti* llear sobre las alas del (spíritu hacia lo alto,
de cielo en cielo, y cuanto m&s subía, m&s aumentaba su oo, porque crecía la lu y la loria
de su alma. 4ubiendo, oy* una o que le decía#
-/ira atentamente cuanto te ser& mostrado. %ú sabes que tu descendencia ser&
numerosa como las estrellas del cielo. a historia de tus descendientes se proyecta en el
tiempo, rica de alerías y tambi"n de dolores# es la historia de un pueblo sacerdotal, separado
de entre todas las entes y consarado al 4e Ζor para la misi*n que (l les encomienda.
Abraham contempl* con oo y sobresalto c*mo nacían sus hijos y se multiplicaban,
las doce tribus de Israel, con sus alerías, con sus intrias y pecados, con sus reconciliaci*n
en (ipto, al reencontrase con <os", la esclaitud en el mismo (ipto, su liberaci*n, las auas
del mar que se abren, la marcha impresionante por el desierto y la alería de la %or&, recibida
en el 4inaí, la entrada y posesi*n de la %ierra a "l prometida, a 0aid, que le hio e3ultar,
pensando que ya era el /esías, s+ !es"en!en"ia , pero no, aún estaba el e3ilio y la uelta a la
%ierra..., así hasta que *io el !3a , el día esperado del /esías, s+ !es"en!en"ia 6=a >,1:8, que
nace como Isaac, por obra del 4e Ζor, no en un seno est"ril, pero sí en el seno iren de la hija
de 4i*n, que crece y sube al monte y, sí, muere realmente, pero no queda en el sepulcro,
resucita encedor de la muerte, abriendo las puertas cerradas del +araíso. (3ultante de
alería, e3clam* Abraham#
-Ahora, sí, toma mi alma y ll"ala contio. %ú eres fiel y ninuna palabra tuya queda
sin cumplirse.
(l 4e Ζor tom* el alma de Abraham y la lle* consio a lo m&s alto de los cielos,
sent&ndolo en el banquete de su ?eino 6c 1>,27-298.
os a Ζos de la ida de Abraham fueron ciento sesenta y cinco. Abraham e3pir* y
muri* en buena ancianidad, iejo y colmado de a Ζos fue a reunirse con los suyos, como el
4eΖor le había anunciado, profeti&ndole que su padre %"raj se conertiría antes de su
muerte# $%ú te reunir&s en pa con tus padres, ser&s sepultado en buena ancianidad' 6=n
15,158. 4e reunieron Isaac e Ismael y le sepultaron en la cuea de /aJpel&, en el campo de
(fr*n, el hitita, frente a /ambr".
11>
I)0I(
+resentaci*n E
Gabel
torre
de
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2.
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de 11
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confiesa
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15.
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17.
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21.
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22.
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115