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All content following this page was uploaded by Francisca Hernández Hernández on 05 January 2016.
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INDICE
INTRODUCCIÓN
3.1.Definición de museo
3.2.Museología y Museografía
3.3.Nuevas orientaciones de la Museología
1
4.1.Dependencias administrativas de los museos
4.3.l. Conservadores
4.3.2. Ayudantes
4.3.3. Restauradores
4.3.4. Otros profesionales
4.3.5. Programas de formación
5. PROGRAMAR UN MUSEO
6. LAS COLECCIONES
1
6.1.La documentación de las colecciones
6.2.Sistemas de documentación
7. ARQUITECTURA DE MUSEOS
7.2.1. Rehabilitación-ampliación
7.2.2. Adaptación de edificios
7.2.3. Museos de nueva creación
7.3.Tipología de museos
8. LA EXPOSICIÓN
1
8.l.l. El objeto
8.l.2. Reproducciones
8.l.3. Fotografías
8.l.4. Lenguaje
8.l.5. Gráficos
8.l.6. Maquetas
8.l.7. Espacios expositivos
8.l.8. El público
8.2.Las vitrinas
8.3.Formas de presentación
8.4.Exposiciones temporales
8.5.Exposiciones itinerantes
8.6.Exposiciones del futuro
9. CONSERVACIÓN Y PROTECCIÓN DE LOS BIENES CULTURALES
9.1.3. La temperatura
9.2. La iluminación
1
9.3.3. Protección contra incendios
10.1.1. Estructura
10.1.2. Objetivos
l0.l.2.l. El público
l0.l.2.2. Estudios sobre el público
l0.l.3.l. Exposiciones
l0.l.3.2. Actividades
l0.l.3.3. Otros recursos didácticos
INDICE DE FIGURAS.
1
INTRODUCCIÓN
1
privilegio exclusivo de una élite social, económica y culturalmente
bien situada.Y esta democratización de la cultura produce unas
consecuencias políticas y económicas que obligan a los poderes
públicos a dar respuestas adecuadas y a poner los medios necesarios
para canalizar las demandas del público, de forma que el uso social
de los Bienes Culturales sea una realidad, al tiempo que su difusión
no altere ni ponga en peligro su integridad y su buena conservación.
Podemos afirmar que una de las ofertas más importantes de
la actualidad son los museos, cuyas actividades y exposiciones
temporales provocan un movimiento de masas que evidencian la
atracción del público por actos culturales y sociales de esta
naturaleza, al tiempo que nos han servido como punto de partida
y de reflexión para analizar el fenómeno museístico desde sus
orígenes hasta nuestros días.
Iniciamos este trabajo con una exposición histórica sobre
el coleccionismo europeo y americano, que nos ofrece la oportunidad
de constatar cómo el origen de los museos va a tener un peso
específico en el futuro desarrollo de estas instituciones. En la
actualidad los conceptos de museo público y museo privado están
siendo objeto de revisión con el propósito de dinamizar e impulsar
dichas instituciones, que han de dar respuestas satisfactorias a
la sociedad de nuestros días.
Un segundo apartado lo hemos dedicado a presentar,
brevemente, la historia de los museos españoles porque estamos
convencidos de que, solamente desde una perspectiva histórica, es
posible comprender hasta qué punto se han visto mediatizados en
su origen y desarrollo por los diversos avatares políticos y
sociales que han tenido lugar a lo largo de la historia de España.
Del concepto de museo aplicado a una colección o a una
simple acumulación de obras, cuya funcionalidad en muchos casos
es puramente decorativa, se ha pasado a entender el museo como un
lugar arquitectónico en el que la ubicación espacial de las obras
lleva a la contemplación y deleite de las mismas, para desembocar
en la búsqueda de una relación entre la obra y el público dentro
de un contexto socio-cultural determinado.
La razón de ser del museo, que desde un primer momento
se identificó como un instrumento para la conservación de sus fondos
y para asegurar su transmisión a las futuras generaciones, se amplía
a otros muchos testimonios que han cambiado su antiguo "estatus"
de no museable a museable y que pueden albergarse bien en el interior
del museo o que son físicamente intransferibles y han de continuar
permaneciendo en sus contextos originales.
El tema de la administración, gestión y organización de
los museos, ha de ser contemplado dentro de un marco más general
de la gestión del patrimonio. Así, la Constitución Española
establece que las Comunidades Autónomas tienen competencias
exclusivas en todo lo relacionado con el patrimonio cultural. Cada
una de ellas cuentan con los mecanismos adecuados para la gestión
y el ejercicio concreto de su propio patrimonio.
Aplicar actualmente el concepto de gestión a las instituciones
museísticas es pura entelequia, pues más bien se trata del
mantenimiento y administración, que de gestión propiamente dicha.
Y esto, porque para hablar de gestión se ha de tener una idea muy
clara sobre los objetivos, la planificación y la política a seguir,
cosa que no sucede en nuestra administración pública. Se
1
evidencian, pues, unos cambios donde se da cabida a sistemas mixtos
de participación pública y privada. Y, lógicamente, los resultados
de una buena gestión han de tener una incidencia social importante,
puesto que pueden generar nuevos puestos de trabajo, así como una
mejor especialización en los mismos orientados a labores más
específicas.
1
1. HISTORIA DEL COLECCIONISMO: DE LA COLECCIÓN AL MUSEO
1
En ellas se mezcla el interés por el arte y el placer coleccionista
con el afán de invertir e, incluso, de especular. Si contrastamos
este fenómeno con el coleccionismo del siglo XIX, vemos como el
coleccionista decimonónico compraba obras de arte, no tanto como
inversión económica cuanto por la fascinación que le producía la
obra en sí, por el mecenazgo hacia el artista y también por prestigio
personal. En general, el coleccionismo ha sido practicado con más
frecuencia por los países que gozaban de mayor estabilidad política
o poderío económico, como Estados Unidos o, en la actualidad, Japón.
1
obedeció a un programa estético y político, proceso que culminaría
durante el período helenístico en el que muchas de las ciudades
eran museos de antigüedades. En ellas se desarrollaba un arte
exquisito y popular apareciendo la concepción individualista del
artísta que firma sus obras, frente al anonimato de la etapa
anterior. El nombre de Museo, aplicado por primera vez a una
Institución, surge en Alejandría con la creación del Museion,
fundado por Ptolomeo II en el año 285 a. de C. En él se reunen poetas,
artístas y sabios, dividiéndose en varios espacios: salas de
reunión, observatorio, laboratorio, jardines zoológicos y
botánicos y, sobre todo, la biblioteca que reunía más de 700.000
volúmenes manuscritos. Aquel tenía carácter de universidad y estaba
considerado como un centro cultural. Actualmente, existe un
proyecto para reconstruir dicha biblioteca, recrearla nuevamente
y unirla a todos los centros de documentación y archivos del mundo
mediante red informática.
1
Europa. Se inicia la formación de "tesoros" que incluyen objetos
variados: relicarios, piezas de orfebrería litúrgica, manuscritos,
vestiduras litúrgicas, piedras preciosas, etc. Estos tesoros se
guardaban en los ábsides de las Iglesias o en salas especiales de
las catedrales y monasterios. Uno de los más importantes es el de
Carlomagno custodiado en Aquisgrán. Puede decirse que con la Edad
Media se inicia un nuevo coleccionismo desarrollado de una manera
especial por la Iglesia-Institución, que se convierte en el centro
del mundo artístico. Se concibe el arte como una forma de enseñanza
que se imparte en los monasterios y tiene su reflejo también en
los campos de la literatura y de las ciencias. Las cruzadas van
a constituir un acontecimiento importante en la formación de estos
tesoros. El saqueo de Constantinopla en 1204 proporcionó un
importante botín, surgiendo los tesoros de San Marcos en Venecia
y de la Sainte Chapelle en París. Esta acción de "atesorar" más
que de coleccionar será el germen de los Museos de la Iglesia:
diocesanos, catedralicios, parroquiales y conventuales.
1
llegaron a Francia, país que inicia el coleccionismo de manos de
Francisco I. Este se interesa, en primer lugar, por la pintura,
adquiriendo cuadros de Leonardo de Vinci, de Miguel Angel y de
Ticiano, entre otros. En su afán de completar la colección compra
antigüedades en Italia. Todas estas obras quedan instaladas en el
palacio de Fontainebleau. Por su contenido, puede considerarse como
una colección renacentista, pero el tipo de presentación preludia
ya el manierismo que se impondrá en la segunda mita del siglo XVI
en el propio palacio de Fontainebleau con la presencia de "gabinetes
de curiosidades" o salas de pequeñas dimensiones que albergaban
objetos raros y preciosos (Impey y Macgrecor, 1985).
1
mismos, aunque no se menciona el nombre del artista. Esta colección
era guardada celosamente por Rodolfo, estando los cuadros tapados
por cortinas que solamente se retiraban para su propia
contemplación.
1
XVI, va a suceder un intenso movimiento de obras en toda Europa
que dará lugar a importantes transformaciones de las mismas. Una
de las transacciones más conocidas fue la compra de la colección
de Gonzaga de Mantua por Carlos I de Inglaterra. A su vez, la inmensa
colección de este monarca fue confiscada por el gobierno puritano
y sus obras fueron vendidas en pública subasta entre 1650 y 1653,
beneficiándose de ella el rey de España, la reina Cristina de Suecia,
el archiduque Leopoldo Guillermo y el cardenal Mazarino, entre
otros. Cristina de Suecia traslada su colección a Roma.
La nota más destacada de este siglo es el acceso al
coleccionismo de una nueva clase social: la burguesía que surge
en los Países Bajos como consecuencia de una intensa actividad
comercial. Apoyándose en este hecho como vía de ascenso en su estatus
social, sus símbolos lo constituirán la posesión de grandes
viviendas, y los objetos valiosos como muebles, orfebrería,
cristales venecianos o las obras artísticas de pintura, escultura,
dibujo y grabado. De esta forma, aparece en Amberes un nuevo género
de pintura denominada "Pintura de Gabinetes" que se desarrollará
a lo largo de este siglo. Representan pequeñas habitaciones llenas
de cuadros, de esculturas, de diversos objetos y de importantes
personajes, sustituyendo a los "Kunstkammer" de Centroeuropa.
La aparición de este nuevo género se debe a los gobernadores
españoles de los Países Bajos. Entre ellos, destaca la figura del
archiduque Leopoldo Guillermo, quien nombró a Teniers conservador
de su colección en 1647. Conviene resaltar el papel, que, dentro
del mundo coleccionista de la época, desempeño el archiduque. Con
él se dió el paso definitivo de la colección ecléctica y universal
a la especialización en pintura (Díaz y Royo-Villanova, 1992: 18),
así como la difusión de estas colecciones a través de las
reproducciones de su galería que encarga a Teniers. A todo ello,
hay que sumar la edición de un catálogo impreso o "Theatrum
Pictorium" realizado, igualmente, por David Teniers y publicado
en 1660. No cabe duda que la mayoría de los cuadros que representan
galerías tenían como objetivo principal dar a conocer directamente
su colección a amigos y coleccionistas. Como ejemplo de ello,
tenemos que la Galería del Prado fue regalada a Felipe IV.
Constituyen un documento importante de las obras representadas dado
que en los marcos puede leerse el nombre del autor y el número de
inventario de la colección real, conservándose en la actualidad
once cuadros de gabinetes (Fig. 2).
1
Aunque existía un cierto control en dicho comercio debido a
la exigencia de la calidad y autenticidad de la obra, y a pesar
de darse la penalización de las falsificaciones de obras de arte,
el mercado estaba inundado de ellas y para realizarlas se contrataba
a artistas jóvenes a cambio de su manutención. Así, en 162l,Giulio
Mancini escribió un libro titulado "Considerazioni sulla pittura",
en el que se explica la forma de distinguir los originales de las
copias:
1
público en un edificio conocido con el nombre de Tradescant's Ark,
llegándose a editar, en 1656, un libro titulado "Musaeum
Tradescantianum". A la muerte del último heredero, la colección
pasó a la familia Ashmole, quien la legó a la Universidad de Oxford,
cumpliéndose así el deseo de los Tradescant.
El museo se instaló en un edificio construido para este fin
en 1683, se amplió con un laboratorio de química y una biblioteca
y se nombró un conservador cuyo primer encargo fue elaborar un
catálogo en latín. Poco después, en 1713, se redactó un reglamento
(Bazin, 1969:145) (Fig.3) que contemplaba una serie de normas en
las que se hacía referencia a la administración del museo, la
elaboración de catálogos e inventarios, las funciones del
conservador, las horas de visitas y el precio de la entrada, que
era proporcional al tiempo de la visita, pero se reducía si la misma
se realizaba en grupo. La creación de este museo muestra que, ya
en este momento, existía un ambiente apropiado que reclamaba que
las diversas colecciones privadas pudieran ser contempladas por
el público. Sin embargo, su fundación no tuvo las resonancias que,
un siglo después, tendría la creación del Museo del Louvre, pues
sirvió de punto de referencia obligada para la creación de todos
los Museos Nacionales Europeos.
1
la manera de conservalos y su estudio. Uno de los ejemplos más
ilustrativos de la transformación de una colección principesca en
museo se observa en Viena. El emperador Carlos VI de Austria encarga
al Conde Althon realizar una exposición sobre las colecciones de
la Corona. Dicha exposición se llevó a cabo entre 1720 y 1728 en
el edificio de Stallburg. La disposición se hizo de la siguiente
manera:
" Enmarcados con orlas negras adornados con rocalla dorada,
los cuadros se consideraban como simples elementos decorativos;
todas las escuelas estaban allí mezcladas; la elección de los
cuadros estaba hecha mirando solamente el formato y el asunto, sin
tener en cuenta para nada la calidad de los mismos; muchas obras
maestras se habían descartado mientras otras figuraban al lado de
pinturas muy mediocres; dominaban los retratos y las composiciones
barrocas; para obtener efectos simétricos, ora se achicaban, ora
se ampliaban las telas" (Bazin, 1969:158).
1
los edificios reales a Angivillier (1774-1791), quien propone que
se expongan al público todas estas colecciones. Sin embargo, antes
desea completar las lagunas existentes en las mismas mediante una
política de compras. Su labor se vió interrumpida por la Revolución
Francesa en 1789, hecho que aceleró la creación del primer Museo
público de Francia. Desde los inicios del movimiento
revolucionario, se incrementaron estas colecciones, se confiscaron
todos los bienes de las Ordenes Religiosas y de la Nobleza y se
formaron importantes depósitos en París y en algunas capitales de
provincia de Francia. Por un Decreto de 1791, el Palacio del Louvre
es destinado a funciones artísticas y científicas, concentrándose
en él todas las colecciones que, hasta entonces, eran propiedad
de la Corona. Al mismo tiempo, se nombra una comisión formada por
cinco artístas y un erudito que se encargan de organizar todos los
bienes nacionalizados.
La Institución, a pesar de las precarias condiciones de
algunas dependencias del edificio, abre sus puertas al público el
10 de Agosto de 1793 bajo la denominación de "Museo Central de las
Artes" y también como el "Museo de la República". La fecha de 1793
es clave en la historia de los museos porque será referencia obligada
para el nacimiento de los grandes Museos Nacionales en Europa. La
comisión se encargó de redactar y publicar un catálogo, realizándose
la exposición de forma caprichosa, sin seguir ningún criterio
preciso. Puede decirse que el Museo del Louvre es el resultado
histórico de una Nación que culmina con la Revolución Francesa.
Las causas de su creación se deben al coleccionismo Monárquico,
a la labor científica de los hombres de la Ilustración y a la acción
desamortizadora de la Revolución. Por otra parte, la novedad que
supone la creación de este museo es la de expresar un nuevo concepto
de propiedad respecto al patrimonio cultural de un país,
considerando al pueblo como el usufructuario de dicho patrimonio.
1
del arquitecto Pei.
1
a su historia reciente. Todas estas iniciativas que en Europa
corresponden al Estado, se realizan por particulares, hecho que
se extiende también a otros campos: hospitales, universidades y
centros de investigación. El coleccionismo americano se inclina
por la obra de arte maestra y única. Y esto, bien por el prestigio
de la firma, bien por el valor artístico de la obra o, simplemente,
por el precio. El gusto personal no siempre será el factor decisivo,
aunque, normalmente, eran asesorados por historiadores de arte y
por expertos.
1
dando lugar en 1953 a la construcción de un nuevo edificio diseñado
por Louis Kahn, con espacios de exposición y de enseñanza de historia
del arte, arquitectura y dibujo. La idea de crear un gran museo
de pintura surgió a raíz de la segunda exposición Universal que
tuvo lugar en Nueva York en 1853, pero su configuración definitiva
se realizaría en 1870 con la constitución del Consejo de "Trustees"
o Comité de Ciudadanos que aceptaron las primeras donaciones en
dinero y que se destinaron a la compra de las primeras obras o núcleo
original del Museo Metropolitano.
1
han llevado a participar activamente en la creación de los museos
americanos.
1
las "boutiques" o tiendas, cuya función es la de prolongar la
experiencia de la visita.
Podemos afirmar que el sistema de financiación americano se
caracteriza por la multiplicidad de fuentes a las que recurre,
constituyendo un proceso dinámico. Mientras algunas fuentes llegan
a la madurez o se inicia su agotamiento, es necesario buscar nuevas
vías con la consiguiente pérdida de tiempo y energía para los
responsables del museo, preocupaciones que, en ocasiones, superan
a las funciones científicas y culturales que deberían realizar.
El modelo americano de museo puede concretarse en las
características siguientes: desarrolla una financiación
imaginativa, se da una participación de voluntarios en las diversas
actividades que se llevan a cabo, se presta gran atención a los
visitantes, se desarrollan programas comerciales y se atienden
especialmente los servicios educativos, al tiempo que se da gran
importancia al uso de técnicas de comunicación y marketing. Este
sistema responde al estado particular de las estructuras
culturales, políticas y económicas de la sociedad americana.
La primera institución museística de contenido artístico
surge en l870, momento en que tiene lugar la inauguración del museo
Metropolitano (Howe, l9l3). El eclecticismo es la nota más destacada
de este museo cuyas colecciones proceden de todas las regiones del
mundo (Fig. l0). A partir de esta fecha, se inicia una etapa
importante en el desarrollo y expansión de este tipo de
instituciones, entre las que destacamos el Instituto de Arte de
Chicago, el museo de Arte de Nueva York y la Galería Nacional de
Washington.
BIBLIOGRAFÍA
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VOLLARD, A. (1983): Memorias de un vendedor de cuadros. Ed. Destino.
Barcelona.
1
convirtiéndose en pequeños museos donde se reúnen diversos objetos
de carácter sagrado y simbólico. Entre ellos, destacan los tesoros
de la Cámara Santa de Oviedo y los de San Isidoro de León. Todos
ellos proceden de donaciones realizadas por la realeza y por los
nobles que ejercen un auténtico patrocinio sobre el mundo artístico
y consisten en ofredas de objetos religiosos de orfebrería y
escultura que, con fines litúrgicos o meramente decorativos,
pasaron a incrementar el acervo artístico de catedrales, iglesias
y capillas funerarias.
1
tener en cuenta fue la ausencia de un marco legal que permitió en
toda Europa el traslado de obras de arte de un país a otro sin el
menor problema jurídico. En España, una de las primeras normas que
regularon el comercio internacional de obras artísticas fue la Real
Orden Circular de 16 de Octubre de 1779 por la que se prohibía la
exportación de pinturas y otros objetos artísticos antiguos o de
autores fallecidos, libros o manuscritos antiguos de autores
españoles, sin la correspondiente autorización.
El Real Decreto de 1827 prohibe, igualmente, la exportación
de obras de arte y la Real Orden de 12 de Mayo de 1922 excluye la
salida del territorio nacional de todo objeto anterior a la mitad
del siglo XIX que forme parte del tesoro artístico. La Ley de 13
de Mayo de 1933, modificada por la de 22 de Diciembre de 1955, y
el Reglamento para la aplicación de la citada Ley (Decreto de 16
de Abril de 1936, modificado por el Decreto 1.545/1972 de 15 de
Junio), constituyen el marco legal para la protección de nuestro
Patrimonio Cultural, evitando por una parte las exportaciones e
impulsando, por otra, las importaciones de objetos de arte con el
fin de incrementar nuestro Patrimonio. La Ley española de 1985
prohíbe la exportación de los bienes de mayor relevancia del
Patrimonio Histórico español, mientras que los restantes bienes
pueden ser exportados, previa autorización. Las obras recientes,
salvo las expresamente inventariadas o declaradas enexportables,
son de libre circulación, así como las obras de autores vivos
(Alvarez, 1992: 281).
1
nuestros días, de una política cultural que incentive la inversión
en bienes culturales, hecho que supone un serio agravio con respecto
a las nuevas leyes de otros países europeos que son más avanzadas
que las nuestras.
Pese a ello, se están realizando diversos intentos, tanto
a nivel estatal u oficial como privado, para crear e impulsar nuevas
instituciones que apoyen una nueva línea de actuación en favor del
patrimonio. Tenemos algunos ejemplos en el Museo Nacional Centro
de Arte Reina Sofía, el Instituto Valenciano de Arte Moderno, el
Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas, el Museo de Arte
Moderno de Cataluña, la Fundación Tapies, la Fundación Miró o en
otras fundaciones privadas que cuentan con importantes apoyos
financieros (Navarro, 1989). Seguidamente, estudiaremos la
historia de la evolución del coleccionismo español y la influencia
que éste tuvo en el orígen y formación de nuestros museos.
1
su mecenazogo artístico. Entre sus obras destacan la terminación
de la Iglesia de San Benito y el Convento de La Ursulas en Salamanca.
La familia Mendoza, representada por Don Iñigo López de Mendoza,
segundo duque del Infantado, contribuyó a la financiación de la
construcción del Palacio del Infantado en Guadalajara, obra de Juan
Guas. En Valencia hemos de resaltar la labor de mecenazgo de la
familia Borja, quien patrocinó las primeras obras italianizantes
en la Península Ibérica, como el retablo de la Colegiata de Gandía,
hoy desaparecido, y las tres tablas de Santa Clara de esta misma
ciudad.
1
que él mismo intentará adaptar a la ambientación de sus palacios
y a la formación de sus colecciones artísticas.
1
que representa el mecenazgo artístico de Felipe II es la
organización de la Armería. Para ello, manda construir un nuevo
edificio frente al Alcázar donde se reunieron las armas de Carlos
V y otras procedentes del Alcázar de Segovia: las espadas del Cid
y la de San Fernando, armaduras de Maximiliano Y y la espada de
Felipe II. Esta colección, a pesar de la calidad de sus piezas,
no llegó a tener la importancia que, en su momento, tuvo la armería
de Fernando del Tirol, en Innsbruck.
1
de remodelación y ampliación que afectan al edificio y a las
colecciones que en ellos se guardaban.
1
y Velázquez.
1
el convento de las Salesas Reales y, posteriormente, el Palacio
de Buenavista, pero antes de hacer realidad este proyecto, tuvo
lugar la salida de las tropas francesas de España el 17 de Marzo
de 1813.
1
problema, se nombra una Comisión que impida dividir la colección
Real, llegándose a una solución en 1845. Isabel II compra la parte
de su hermana y de esta forma el museo y su contenido pasa a ser
de su propiedad con el nombre de " Real Museo de Pintura y Escultura
de su Majestad ". Resulta curioso comprobar cómo el Catálogo de
Madrazo de 1872, que se estaba redactando cuando tuvo lugar la
Revolución de 1868, fecha en que pasa a ser propiedad del Estado,
encabeza cada una de las 254 primeras hojas del margen izquierdo
con el rótulo de "Real Museo de Madrid" y a partir de la página
255 hasta el final lo hace ya con el de "Museo del Prado".
1
En 1835 tiene lugar la promulgación del Decreto de 25
de Julio por el que se suprimían los monasterios y conventos. En
este mismo año se aprueban las órdenes complementarias para llevar
a cabo el proceso de desamortización, cuyo primer paso fue la
creación, en 1837, de una Junta encargada de confiscar los edificios
y de recoger los objetos artísticos que se habían de guardar en
Museos y Academias. En estos momentos, existe una gran preocupación
por la pintura y se llegan a dar una serie de instrucciones para
que el traslado de las mismas se realice con ciertas garantías,
debiendo enrollar los lienzos en cilindros y transportando tan sólo
los marcos de gran valor. Estas normas limitaron el traslado de
obras que se encontraban en puntos alejados de la capital de la
provincia respectiva y se redujeron a reunir los cuadros de los
conventos ubicados dentro de los límites de cada una de dichas
capitales.
1
posterior clasificación por épocas. La sección de Escultura y
Pintura se encargaba de reunir los objetos artísticos y de enviarlos
a los escasos museos existentes o de albergarlos en edificios que
ofrecieran una cierta seguridad. A esta iniciativa se debe el orígen
de los museos de Albacete, Badajoz, Mérida, Burgos, Cáceres, Orense
y Oviedo, por citar tan sólo algunos de los más importantes. La
necesidad de catalogar dichos objetos lleva a elaborar una ficha
en la que se reflejan una serie de datos importantes, como son su
número, materia, asunto, autor, escuela, dimensiones, estado de
conservación, procedencia y observaciones.
Las consecuencias de la Ley de Desamortización son
importantes en el campo de los museos pues, a partir de este momento,
se perfilan los Museos de Bellas Artes y los Arqueológicos.
1
infante Don Gabriel y otras adquisiciones de monedas griegas,
romanas, españolas y árabes que habían sido ya objeto de estudio
por Don Antonio Delgado.
1
que superaba las 3.500 piezas de antigüedades clásicas, destacando
los vasos griegos, etruscos e ítalo-griegos, y la de Don Manuel
de Góngora, rica en inscripciones epigráficas. De esta forma,
ingresaron una serie de colecciones que estaban en manos de personas
privadas (Rodríguez, 1916: 24-29).
1
Otro aspecto a destacar es la diversidad de dependencias
administrativas que, en la práctica, se traducen en la subordinación
de estas Instituciones a uno, dos o más organismos públicos, cuyos
intereses culturales suelen no coincidir en muchas ocasiones. De
aquí surge la heterogeneidad que encontramos en el panorama
museístico español, que impide la aplicación de normas generales
a casos específicos. En este sentido, Navascués (1923) impulsa el
desarrollo de los museos de carácter Estatal frente a los Museos
Municipales, de Corporaciones o particulares.
1
realizadas por el Estado, que anteriormente hubieran sido premiadas
en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, y en las que
procedían de los pensionados en la Academia de Bellas Artes de Roma.
1
abortadas ante la inminencia de la guerra civil.
1
estos trabajos han constituido siempre una aportación importante
en el campo de la museología, tanto desde el punto de vista de la
investigación, como de la divulgación del contenido de los museos.
c) Frente al interés dado a la documentación de los fondos,
la exposición al público de los mismos queda relegada a un segundo
plano, sobresaliendo siempre el criterio cuantitativo sobre el
cualitativo o de selección de piezas. Generalmente, se organizan
siguiendo un orden cronológico que puede combinarse con referencias
geográficas o presentarse teniendo en cuenta la naturaleza de los
materiales en que se han realizado los objetos. También se hacen
alusiones a la necesidad de colocar en las salas textos explicativos
sobre el proceso de fabricación de algunos objetos, así como
cartelas con los datos más significativos de cada una de las obras.
d) Una de las preocupaciones más importantes que se desprende
de la normativa legal es el tema de la educación, insistiendo
contínuamente en la necesidad que los museos tienen de programar
conferencias, cursillos, exposiciones especiales e itinerantes,
realizándose éstas con reproducciones de obras para facilitar su
traslado a diversos centros educativos.
e) Respecto al personal del museo, además de la figura del
director, se contempla también la presencia de otros profesionales
que han de desarrollar diversas tareas específicas, tales como el
bibliotecario encargado de la biblioteca, el secretario para las
tareas técnicas que le son propias y los subalternos que incluyen
a los porteros y vigilantes diurnos y nocturnos, encargados de la
seguridad del museo, único medio del que disponía éste para la
protección de las colecciones.
f) Echamos en falta la presencia de normas respecto a
determinados aspectos museográficos como el edificio, considerado
en la actualidad como uno de los elementos esenciales del Museo,
la forma de exposición y sus medios técnicos -vitrinas, soportes,
etc... La iluminación, a la que se alude indirectamente como
condición para fijar el horario de visitas, tampoco viene
considerada dentro de los aspectos determinantes en la
presentación. Igualmente, faltan referencias a la climatización
de las salas como factor esencial en la conservación de las obras.
g) A pesar de las deficiencias ya mencionadas, estas
instituciones contaban con una base teórica y legal que aseguraban
su buen funcionamiento. Sin embargo, la experiencia demostró que
este proceso inicial quedó abortado y dichas instituciones fueron
relegadas a meros contenedores de obras sin actividad alguna,
exceptuando la apertura diaria de sus salas con el objeto de permitir
el acceso a un grupo reducido y elitista de visitantes para la
contemplación de las obras expuestas. Opinamos que, si estas
instituciones no se convirtieron en centros dinamizadores de
cultura, tal y como se habían concebido, fue debido a la falta de
apoyos humanos y financieros de las distintas Administraciones
Públicas. Estas, de hecho, permitieron que la vida de nuestros
museos transcurriera en una situación de empobrecimiento que, de
forma generalizada, se ha de prolongar hasta nuestros días como
veremos a continuación.
1
Para una mejor comprensión del estado actual de los museos
españoles es necesario hacer referencia a la Ley de 13 de Mayo
de 1933 y a su Reglamento, Decreto 16 de Abril de 1936, que ha estado
vigente hasta 1985. Dicha Ley contiene unos objetivos muy claros
sobre defensa, conservación y acrecentamiento del patrimonio
artístico nacional. Para el cumplimiento de la misma, se crea la
Junta Superior del Tesoro artístico que consta de seis secciones:
Monumentos histórico-artísticos, Excavaciones, Reglamentación de
exportaciones, Museos, Catálogos e Inventarios y Difusión de la
cultura artística.
1
libro "Historia y Guía de los Museos de España", nos describe un
panorama museístico bastante desolador. Sus reflexiones se centran
en la ausencia de organización y de normas comunes para todos los
museos. Ello hace que cada uno sea un caso específico. Además,
critica al Estado "la carencia de interés, la pasividad ante el
deterioro y la putrefacción de los fondos, las misérrimas
consignaciones presupuestarias" (Gaya Nuño, 1955: 14). Pensamos
que en estas breves frases queda reflejada la situación de la mayoría
de los museos que el autor ha visitado personalmente y entre los
que se incluyen los pertenecientes a otros organismos.
1
1.558/1977), cuyas funciones quedan reguladas por el R.D.
2.258/1977, de 27 de Agosto, la organización y administración de
los museos Estatales pasa a depender de la Dirección General de
Patrimonio Artístico, Archivos y Museos, que se encargará del
cuidado, dotación, instalación, fomento y asesoramiento de los
Museos y de las Exposiciones a través de la Subdirección General
de Museos y de Exposiciones y el Patronato Nacional de Museos.
1
cierta objetividad a la hora de reescribir el pasado y el futuro
desde el presente que vive actualmente la nación. Sin embargo,
creemos exagerado que base su razonamiento exclusivamente en
motivos "ideológicos", cuando la realidad nos confirma la falta
de una auténtica política museística que se ha prolongado hasta
nuestros días.
1
promovidos por algunas Comunidades Autónomas, como la de la Rioja
o la Comunidad Foral de Navarra.
INSERTAR GRÁFICO l
1
será necesario realizar una planificación y organización que tenga
en cuenta la dotación de personal y unas normas de control sobre
las colecciones, la investigación, la conservación, las
exposiciones, la educación, la financiación y los servicios al
público, de forma que puedan cumplir ampliamente las funciones y
actividades que ontológicamente les corresponden como
Instituciones de carácter público y al servicio del mismo.
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1
3. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO DE MUSEO
1
Academia de la Lengua define el museo como el "edificio o lugar
destinado para el estudio de las ciencias humanas y artes
liberales". Por otra parte, la creación del Museo Gioviano va a
convertirse en un punto de referencia en la formación y disposición
de las colecciones privadas. A partir de ahora, se ponen de moda
las galerías. Así, el Palacio Uffizi es remodelado por Buontalenti,
quien se encarga de transformar el piso alto en una gran galería
con el fin de instalar las colecciones de los Médicis. Otra de las
galerías, conocida como el "Antiquarium", fue mandada realizar por
Alberto V de Baviera en su Palacio de Munich, conocido hoy día como
Museo de la Residencia.
1
de dichas instituciones que, al carecer de la tradición cultural
europea y unido al hecho de la rápida ascensión como potencia
económica, será la iniciativa privada la promotora de crear este
tipo de instituciones como forma de paliar el vacío cultural.
El segundo factor que impulsará la creación de museos
es consecuencia directa de la Ilustración, proceso que culminará
con la Revolución Francesa. En este momento tiene lugar la creación,
con carácter público, del Museo del Louvre (1793), que servirá de
modelo a los grandes museos nacionales europeos. Sin embargo, antes
de este gran acontecimiento, se inaugura en 1683 el Ashmolean Museum
que depende de la Universidad de Oxford. Este tiene la
particularidad de crearse a partir de colecciones privadas de
diversa índole: de Historia Natural, Arqueología y Numismática,
etc., con la doble función de educar y conservar. Dicho
acontecimiento prueba que, además de los dos factores mencionados
anteriormente, existía dentro del ambiente cultural de la época
la necesidad de crear este tipo de instituciones. Quizás el paso
más decisivo sea la conversión de las colecciones privadas en un
patrimonio colectivo, es decir, en un acto jurídico institucional.
Dicho acto es considerado como el momento de la creación del museo
con la apertura al público, el 10 de Agosto de 1793, bajo la
denominación de "Museo de la República". Se ha añadido, por tanto,
un nuevo elemento: el público. A partir de este momento, el concepto
de museo se asignará a "las instituciones oficiales de interés
público" (Bazín, 1969: 194).
El siglo XIX va a ser testigo, por una parte, de la
expansión por toda Europa de este tipo de instituciones y, por otra,
de una serie de planteamientos teóricos que van a perdurar hasta
nuestros días y en los que, incluso, se va a poner en crisis el
concepto mismo de museo. Alemania jugará un papel importante en
la sistematización y organización de los museos. Figuras como Goethe
exponen sus ideas sobre la función y exposición de los objetos en
el museo y se inicia en Munich la construcción de una serie de museos
que van a integrarse en un plan general de urbanismo, tales como
la Gliptoteca, la Antigua Pinacoteca, la Nueva Pinacoteca, etc.
El mismo proceso de construcciones museísticas se sigue en Berlín
con la creación de edificios ubicados entre el río Spree y su
afluente el Küpfergraben, conocidos como la Museumsinsel o Isla
de los museos. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, los
críticos de arte ponen en duda el valor de estas instituciones,
considerándolas como "asilo lúgubre, hospital de inválidos, prisión
del arte, cementerio de la belleza" (Ovejero, 1934: 54).
1
20).
Estos lugares tenían un carácter casi sagrado y se
constituyeron en símbolo de la identidad cultural de un pueblo.
A los museos se iba para admirar y contemplar las obras de arte,
como muy acertadamente dijo D'Ors, "al museo se va a admirar" (1989:
88). En este sentido, no estaría de más recordar la historia de
un anciano que, durante sus noches de insomnio, daba un paseo
imaginario a través del Louvre tal como lo recordaba él a principios
de siglo. De esta manera, podía decidir delante de qué cuadro quería
detenerse cada vez, a fin de contemplarlo detenidamente (Gombrich,
1981: 232).
Esta visión romántica del museo no debería perderse porque
constituye la esencia del mismo y podemos caer en el extremo opuesto
ante la mirada de una obra de arte. Así sucedió en una exposición
de Kassel con un grupo de arquitectos que presentaron lo que ellos
entendían por un museo ideal o imaginario en nuestros días (Navarro,
1987: 36). Uno de ellos, mostraba en una sala una serie de cuadros
de diferentes épocas y autores. El cuadro era una tela del mismo
tamaño que el original y contenía únicamente el nombre del pintor,
la fecha de su nacimiento y muerte y la fecha de realización del
cuadro y sus dimensiones. Al lado, una pequeña estampa con la copia
del cuadro original. Otro proyecto consistía en representar la
exhibición de las obras y del propio museo a través de la idea de
vacío. En este proyecto se definía el museo como un espacio de
exposición temporal de obras de arte que viajaban de un lado para
otro.
1
Y esto sucede a causa de que existen tantos atractivos didácticos,
que los objetos de las exposiciones se ven obligados a ser retirados
de las mismas. En este sentido, el museo se está convirtiendo en
un medio de comunicación de masas. Esta visión realizada de una
manera rápida y esquemática, debe llevarnos a reflexionar sobre
qué debe ser el museo hoy. Más adelante, veremos todos los cambios
que se están produciendo y si éstos no nos estarán conduciendo a
la pérdida de lo más esencial y nuclear del museo: su propia
identidad.
1
y fascículos, ofreciendo la imagen de un mundo proyectado al
infinito (Hausser, 1977: 634). Malraux, discípulo de Frobenius y
de Spengler, no cree en la unidad de las culturas, sino que piensa
que éstas se van sucediendo sin que nada se vaya transmitiendo de
unas a otras y, en consecuencia, afirma un cierto pluralismo
(Moeller, 1962: 83-84). En definitiva, el museo ha impuesto al
espectador una nueva relación con la obra de arte y representa la
más alta idea del hombre.
1
definición marcará un hito importante en el desarrollo del museo
moderno y será un punto de referencia que tendrá resonancias
prácticas en la política museística de los diversos países. Será
a partir de la década de los cincuenta cuando se inicien las primeras
renovaciones museográficas que intentarán cambiar la imagen del
museo decimonónico.
En 1974, el ICOM vuelve a dar una nueva definición en
sus Estatutos, ratificada por la 16 Asamblea General de 1989. Así,
en el título 2, artículo 3, afirma que el museo es una "Institución
permanente, sin fines lucrativos, al servicio de la sociedad que
adquiere, conserva, comunica y presenta con fines de estudio,
educación y deleite, testimonios materiales del hombre y su medio".
En su artículo 4 y, respondiendo a esta definición, incluye también
los siguientes centros:
a)Los Institutos de conservación y galerías de exposición
dependientes de Archivos y Bibliotecas.
b)Los lugares y monumentos arqueológicos, etnográficos y
naturales y los sitios y monumentos históricos, teniendo la
naturaleza de un nuevo museo por sus actividades de
adquisición, conservación y comunicación.
c)Las Instituciones que presentan especímenes vivientes tales
como jardines botánicos y zoológicos, acuarium, vivarium, etc.
1
la calle enfrente del museo con bastantes obras de un autor
anunciando la exposición temporal del mismo, origina que
rápidamente se formen colas en la calle, cuando las salas del museo
permanecen habitualmente desiertas. Las exposiciones permanentes,
presentadas como un espectáculo más, también tienen, en la
actualidad, bastante aceptación. Como nuevas ofertas a este
consumismo, surgen instituciones para-museos, es decir, lugares
donde se desarrolla un comercio pseudocultural como los de
Disneylandia y otros parques de atracción. Otro ejemplo es la oferta
de obras de arte en el mercado con fines especulativos. Todos estos
movimientos pueden ser objeto de análisis, reflexión y también de
discusión. En consecuencia, a todos se nos brinda la oportunidad
de aportar nuestra imaginación y creatividad para proyectar el
modelo y la imagen del museo del futuro.
1
aspectos administrativos, etc. Es, ante todo, una actividad técnica
y práctica. Podríamos definirla como la infraestructura en la que
descansa la Museología. En consecuencia, Museología y Museografía
se complementan mutuamente.
1
de todo lo museable para ser preservado en lo inmediato y para el
futuro. En consecuencia, bien se tome en sentido amplio o
restringido, la Museología como disciplina científica se incluye
entre las ciencias sociales, pues su objetivo principal es el
análisis de una realidad histórico-social de larga tradición,
enmarcada en unos postulados que se extienden en el espacio y en
el tiempo. El sujeto de esta ciencia es el hombre o público. De
ello, se deduce que la tensión sujeto-objeto ha sido el factor más
importante en la dinámica museística, cuyo constante
replanteamiento garantiza su progresión.
1
planteamientos teóricos no se corresponden con las realizaciones
prácticas, sobre todo cuando aquellos tratan de aplicarse a
instituciones anquilosadas. También existe gran dificultad en
aplicar estas teorías a museos muy diferentes en tamaño, en
contendio y en funcionamiento. Estas diferencias resultan mucho
más acusadas si se intentan aplicar a nivel mundial.
- Deficiencias de la política "oficial" en muchos países:
escasez de presupuestos, falta de personal técnico y científico.
Lagunas que se intentan paliar con participación del capital
privado.
- Y, finalmente, puede añadirse el miedo a perder lo que para
algunos constituye la esencia del museo en tanto "santuario" de
la obra de arte. Como dice Eugenio D'Ors (1989: 1) "conviene a un
museo no cambiar a cada instante. El Museo de El Prado ha mejorado
mucho, justamente como consecuencia de haberse transformado poco".
1
Todos estos movimientos cristalizarán, en 1984, con la
Declaración de Quebec en la que se proclaman los principios básicos
de la nueva museología, reafirmando la proyección social del museo
sobre las funciones tradicionales del mismo. Para ello, la
museología se apoyará en la interdisciplinariedad y en los actuales
medios de comunicación. El movimiento aspira a ofrecer un enfoque
global de los problemas desde el punto de vista científico,
cultural, social y económico. Dicho movimiento ha generado una serie
de realizaciones prácticas y reflexiones teóricas (Virgo, 1989 ;
Desvallées, 1992) surgiendo, incluso en Francia, la asociación
"Muséologie nouvelle et expérimentation sociale (M.N.E.S.)" dentro
de los profesionales más progresistas.
1
siendo también importante la forma de tratar e ilustrar dicho tema.
Para ello, se utilizan diversos medios como maquetas, a través de
las cuales pueden presentarse diferentes asuntos: casas, escenas
de la vida diaria, animales, etc. También se usan dioramas
tridimensionales que ofrecen bastantes posibilidades para
representar ecosistemas o cualquier otro tipo de reproducciones
que sean difíciles de exponer por cualquier otro medio. Los
hologramas, que son fotografías tridimensionales creadas a partir
de fotografías impresionadas por dos sistemas de ondas láser que
se interfieren, constituyen una técnica que puede ser utilizada
como elmento de sorpresa o para exhibir objetos de gran importancia.
Completan este tipo de exposiciones los textos, diversos sistemas
electrónicos como la maqueta animada, los audiovisuales, los
videodiscos y los ordenadores.
1
"nacionales" que, actualmente, han quedado desfasados. Existe una
tendencia a nivel mundial que pretende proyectar tanto museos de
mediano tamaño como museos locales, debido a que estos ofrecen una
mayor rentabilidad y eficacia social, cultural y económica. Los
museos de mediano tamaño trabajan en pequeñas unidades funcionales
y descentralizadas. Normalmente, ejercen su proyección dentro de
un ámbito geográfico determinado y, entre sus prioridades, se
encuentra la de proteger, conservar y difundir su patrimonio
cultural. La escasa dotación de personal les obliga a trabajar en
equipo, adaptándose a las posibilidades reales. Este trabajo
interdisciplinar hace posible que se lleven a cabo una serie de
actividades que desempeñan un papel dinamizador respecto a los
museos satélites de menor importancia dentro de la misma zona
geográfica.
Los museos locales están adquiriendo un gran desarrollo,
tanto cuantitativa como cualitativamente. Su creación se debe a
diversas iniciativas privadas o públicas, cuyo punto de partida
es un amplio espectro de colecciones dado que hoy todo se puede
incluir en el campo de lo "museable". Es bastante frecuente que
estos museos surjan de donaciones realizadas por particulares y,
en muchos casos, se encuentran enfrentados a problemas de
financiación que aseguren su mantenimiento y funcionalidad en el
futuro (Pascual, 1991: 20). Para Hudson (1989: 73), este tipo de
museos actúan como verdaderos centros sociales, es decir, como
lugares donde el ciudadano tiene una gran participación en cuanto
puede identificarse con las colecciones, al jugar éstas un papel
de puente entre el pasado y el presente.
El tamaño de los museos ocupa un lugar destacado como
se ha comprobado en los estudios realizados sobre el comportamiento
de los visitantes. Uno de estos trabajos realizado por Robinson
hace algo más de sesenta años (Grampp, 1991: 165), fundamentó su
investigación en conocer el comportamiento de un número
significativo de visitantes en cuatro museos de diferentes tamaños.
El análisis consistía en observar cuántos cuadros miraban, el tiempo
que se detenían en ellos, el número de salas que visitaban y la
duración de la visita. Los resultados fueron interesantes,
constatándose que el público permanecía más tiempo en los museos
pequeños que en los grandes y, en consecuencia, pudieron contemplar
un número de obras más elevado a pesar de que la duración de la
visita no superó en ningún caso los treinta minutos.
1
1991), que ha colaborado con diversas instituciones como la
Dirección de los Museos de Francia, el Museo de la Ciencia y de
la Técnica de la Vilette y otros museos que lo han requerido y que
se encuentran en un proceso de inauguración, renovación o ante la
programación de una exposición de cierta importancia. Estas
agencias también ofrecen un apoyo permanente al museo, encargándose
directamente de la comunicación y relaciones con los visitantes
y con otras instituciones, con el fin de atraer al mayor número
de público posible. Esta labor de asesoramiento puede ampliarse
a los diversos campos del museo, siempre que se requiera para
solucionar un problema específico dado que, desde el punto de vista
económico, resulta más rentable acudir a estos "asesores
museológicos" que mantener un determinado número de profesionales
fijos, al tiempo que pueden aportar soluciones más rápidas y
eficaces.
3.3.5. El museo-mercado
1
reacciones negativas en cuanto se le compara con el mercado de
consumo y con la asimilación de la cultura al comercio y a sus
prácticas mercantiles.
1
continente, durante 1984, se inauguró un nuevo museo "in situ" en
la antigua mina de cobre de Tonglushan. Dicho museo consta de tres
secciones(Jun, l99l):
l. Los pozos de extracción y las galerías.
2. Exposición de los objetos, fotografías e informaciones sobre
la mina.
3. Exhibición sobre la mina y las técnicas de fundición en la
antigüedad.
Estos son algunos de los ejemplos que hemos seleccionado
para ilustrar una de las más importantes tendencias de la museología
que, por otra parte, pueden ampliarse a otros campos como los
conjuntos históricos, parques naturales, ecomuseos, lugares
históricos, etc. Dada la riqueza del patrimonio histórico y cultural
de Europa, Middleton (1991: 148) afirma que ésta se está
convirtiendo en un gran museo " in situ " donde la fuente de ingresos
más importante será, dentro de unos años, consecuencia del turismo
cultural.
1
claramente diferenciada por los visitantes dado que existen
instituciones que han introducido el "forum" en el interior del
templo.
1
óptica del espectador. La aparición de nuevas instituciones, como
los centros de interpretación, científicos o de patrimonio, aunque
hoy se les considere como "paramuseos", suponen un serio
interrogante sobre el concepto de museo basado en las colecciones
y en la conservación de las mismas. La creación de dichas
instituciones científicas, en las que prima el discurso, pueden
llegar a transformar el museo en un banco de datos y, por tanto,
en un centro de tratamiento informático.
1
funcionamiento de los museos. Este organismo sucedió al Servicio
Internacional de Museos creado en 1926 por la Sociedad de Naciones.
A él se debe la publicación de la revista Museion.
1
intercambio de informaciones entre los museos, los profesionales
del museo y los organismos interesados por el ámbito de la
especialidad.
- Asesorar al ICOM en la especialidad respectiva y suministrar
una asistencia profesional para ayudar a la puesta en marcha del
programa del ICOM.
- Representar los intereses específicos de cada Comité dentro
del marco del ICOM.
- Cooperar con los Comités Nacionales, las Organizaciones
Regionales del ICOM, con los otros Comités Internacionales y las
organizaciones afiliadas en las esferas que se relacionan con las
actividades específicas del Comité y con los intereses generales
del ICOM". (Consejo Internacional de Museos, 1991: 8-9).
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1
esta manera una descentralización en el mundo de los museos que
ha dado lugar a una importante reorganización administrativa.
1
de los terrenos en que vaya a ubicarse un museo, la clasificación
de los Museos, la determinación del destino de los materiales
arqueológicos de nueva aparición, los derechos de tanteo y retracto
respecto a los bienes de interés museográfico y la formación
continuada del personal técnico de museos" (Valiño, 1991-92: 19).
Con posterioridad a la Ley de Museos se ha elaborado el Plan de
Museos de Aragón (Beltrán, 1990), en el que se estructuran los museos
en distintas categorías: museos provinciales y regionales,
comarcales, locales, diocesanos, exposiciones permanentes, parques
naturales y ecomuseos, colecciones privadas y "varia".
1
museos nacionales. De esta manera, se crea el Museo Arqueológico
de Cataluña con los fondos del Museo Arqueológico de Barcelona,
Gerona, las ruinas de Ampurias, Olérdola, Ullastret y sus museos
monográficos; también se incluyen el Museo de Arte de cataluña y
el Museo de la Ciencia y la Técnica de Cataluna. Por su parte, los
museos comarcales y locales estarán gestionados por los Consejos
Comarcales y Locales. Esta nueva articulación museística destaca
por la colaboración interinstitucional. Finalmente la creación de
la Junta de Museos desempeña un papel importante en la gestión de
los museos catalanes debido a su composición pluralista y a su
participación, con plena independencia, en el ejercicio de sus
funciones, rigiéndose por criterios científicos más que politicos.
1
Centro Reina Sofía-, y algunos Museos de temática especializada
(Fig. 20). Recientemente, se han fusionado el Museo Etnológico y
el Museo del Pueblo Español en el Museo Nacional de Antropologia.
1
c) Asesoría Técnica.
a) Edificios e instalaciones
b) Fondos
1
c) Personal
d) Actividades culturales
1
cualquier otro elemento cultural. También reflejan los cambios
técnicos producidos en actividades como la guerra, la navegación,
etc. La mayoría de estos museos pertenecen al Ministerio de Defensa
(Fig.23).
1
museos Universitarios, a pesar de que la Ley 29/7/1943 sobre
ordenación de la Universidad española en sus artículos 71 y 72,
contemplaba la creación de dichos museos, considerándolos como un
importante medio didáctico. La realidad es que, a pesar de las
importantes colecciones que albergan las Universidades españolas
como la Complutense (Agueda et alii, 1989 ; Folch, 1972) o la
Autónoma de Madrid (González-Hontoria, 1975), por citar sólo
algunas de las más significativas, no han conseguido aún el Estatuto
jurídico de Instituciones de carácter público.
4.1.7.Museos Eclesiásticos
1
Los Museos Eclesiásticos constituyen una parte
importante del Patrimonio Cultural de la Iglesia en España que,
según Iguacén (1982: 3), comprende "el conjunto de templos,
archivos, bibliotecas, museos, retablos, esculturas, pinturas,
telas, tablas, orfebrería, mobiliario y objetos interesantes por
su valor histórico y artístico, en posesión de los distintos entes
eclesiásticos de la Iglesia católica". Según este autor, representa
más del setenta por ciento del patrimonio artístico e histórico
de España, hecho que explica que haya sido objeto de atención por
parte de la legislación española.
1
reconoce la importancia del patrimonio cultural de la Iglesia y
confirma su respeto a los derechos que tienen las personas jurídicas
eclesiásticas sobre dichos bienes. A su vez, la Iglesia desea la
colaboración del Estado para una mejor protección, conservación
y estudio de este patrimonio. Esta cooperación técnica y económica
consistirá en la realización del inventario de todos los bienes
muebles e inmuebles de carácter histórico-artístico que pertenezcan
por cualquier título a entidades eclesiásticas (Conferencia
Episcopal Española, 1987: 86). Con posterioridad, la Comisión mixta
elaboró y publicó otro acuerdo sobre "normas con arreglo a las cuales
deberá regirse la realización del inventario de todos los bienes
muebles e imnuebles de carácter histórico-artístico y monumental
de la Igiesia Española", que lleva fecha del 30 de marzo de 1982
(Conferencia Episcopal Espanola, 1987: 87).
1
cultural. Aunque se ha anunciado que está elaborándose, por parte
de las autoridades eclesiásticas, una guía de museos, ante la
ausencia de estos datos aún no publicados, hemos de remitirnos a
los que ofrece Romero (1988) con un total de 232 museos. Por su
parte, Sanz-Pastor (1990) eleva el número a 259 que representarían
el 24'83 por ciento de los museos y colecciones de España.
1
por tanto, podemos decir que los estudios dedicados a este tema
son relativamente recientes y han sido básicos a la hora de
aplicarlos a otros campos (Côté y Martín, 1982; Gregson y Livesey,
1983; Elliot y Lawrence, 1985; Butler, 1986; Dale y Michelow, 1986).
Partiendo de estos estudios, se ha intentado elaborar una definición
de la gestión aplicada a organismos culturales sin fines lucrativos,
cuyos promotores más importantes son Ela (1980), Black (1984),
Greenhill (1984) y Côté (1991).
1
propuestos.
Teniendo en cuenta la dependencia administrativa,
podemos concluir que el Ministerio de Cultura, las Comunidades
Autónmas, los Ministerios, los Organismos Oficiales, así como las
personas e instituciones privadas y religiosas, son los encargados
de la gestión de los mismos. En consecuencia, recaerá bajo su
responsabilidad poner en práctica los procedimientos necesarios
para lograr el correcto funcionamiento de los museos, así como hacer
que se lleven a cabo sus programas.
1
participar en exposiciones temporales, deberán ser previamente
autorizadas mediante orden del Ministerio correspondiente. Dicha
área genera las siguientes actividades:
1
Se integran en esta área las siguientes funciones:
- El tratamiento administrativo de los fondos: registro de los
mismos.
- La seguridad de las colecciones. Éstas han de contar con los
medios técnicos y humanos necesarios.
- La gestión económico-administrativa, que se encargará de
coordinar el régimen interno del museo.
4.2.4. Dirección
1
aunque es posible que el gobierno opte por la gratuidad para todos
los ciudadanos de la Comunidad Europea o por el pago de entrada
para todos, incluidos los españoles.
4.3.1. Conservadores
1
reorganizan el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios
y Arqueólogos. Aparte de conferirles mayor participación en las
tareas de investigación y proyección social, regulan el ingreso
mediante oposición a dicho cuerpo, determinando que los ejercicios
sean independientes y distintos para cada una de las tres ramas
(Art. 14), pudiendo participar en ellos los que estén en posesión
del título de Archivero, Bibliotecario y Arqueólogo o el de
Licenciado en Historia o Letras (Art.15). La lectura de estos textos
lleva a hacernos dos consideraciones. Una, que nos parece positivo
el hecho de que se contemple la separación de las tres ramas en
la selección del personal puesto que conlleva una mayor
especialización. Otra, que el único requisito necesario para
ingresar en el cuerpo, previa oposición, sea la de estar en posesión
de un título universitario expedido por una Facultad Humanística,
no contemplándose los títulos expedidos por las Facultades de
Ciencias, cuyo personal especializado es el más adecuado para
dirigir museos de contenido científico.
1
Conservadores de museos, modifica la normativa anterior al no exigir
el año de prácticas previo a la realización de las pruebas. Estas
últimas constan de dos fases. La primera, de oposición, que
comprende cuatro ejercicios eliminatorios; la segunda, de formación
selectiva, con período de prácticas cuya duración no será superior
a los seis meses. Dichas prácticas pretenden completar una serie
de conocimientos sobre la gestión económico-administrativa, la
gestión de personal, las instalaciones museográficas, sobre
museología y legislación, siendo realizadas en diversos museos
estatales. Este criterio de selección sigue vigente en la
actualidad.
4.3.2. Ayudantes
1
la Conservación con el título "Formación en Conservación y
Restauración", adoptado por el Comité para la Conservación en su
Septima reunión trienal celebrada en Copenhague en 1984, se ofrece
una definición de la profesión aplicándola "a toda persona que
conserva y restaura", sea cual fuere el alcance y el nivel de su
formación. Al mismo tiempo, especifica las distintas tareas que
le son propias, tales como el examen técnico para conocer la
estructura del objeto, la conservación preventiva con el fin de
mantener el objeto en unas condiciones adecuadas y estables, y la
restauración o intervención que debe respetar la integridad
estética e histórica del objeto de forma que pueda identificarse
la parte original de la restaurada (Consejo Internacional de Museos,
1987:232).
1
y humanos. Administradores, secretarios, personal de seguridad y
vigilancia, personal de mantenimiento, entre otros, pueden
adscribirse a este área, independientemente del personal fijo o
permanente del museo, se contempla la posibilidad de la contratación
temporal de diversos profesionales para realizar trabajos
específicos, como arquitectos, diseñadores, empresas de montajes
de exposiciones, etc. También puede incluirse el personal no
renumerado, o "voluntariado" que en España, prácticamente, no tiene
un reconocimiento oficial.
El organigrama que proponemos (Fig.26), responde a las
necesidades reales de funciones y actividades explicitadas en el
marco legal de los museos estatales. Sin embargo, gran parte de
estos museos carecen del personal necesario y específico para el
desarrollo de sus funciones, dado que solamente cuentan con un
conservador-director, un administrativo y personal de vigilancia.
Este hecho demuestra la ineficacia de una serie de normas
legislativas cuando no se ponen los medios necesarios para su
cumplimiento.
1
Universidad. Casi simultáneamente, esta disciplina se fue
introduciendo en diversas Universidades españolas, como Santiago
de Compostela (Sicart, 1991) o la Facultad de Bellas Artes de Madrid
(Alonso, 1991). Sin embargo, desde la experiencia que me aporta
el ser profesora de esta disciplina, creo poder estar en condiciones
de afirmar que dicha formación es insuficiente, dado que la amplitud
y variedad de contenidos requiere una colaboración
interdisciplinar, así como un apoyo de clases prácticas que han
de ser realizadas en los museos.
1
la primera década de este siglo, pero será después de la segunda
guerra mundial cuando los programas de formación museológica
alcancen su mayor desarrollo. Se imparten en Universidades e
Institutos y se exige, antes de ejercer la profesión, un tiempo
de prácticas o "pasantías" que están reguladas y supervisadas.
Francia está considerada como la pionera de este tipo de enseñanza,
creándose la Escuela del Louvre en 1882. Recientemente, en 1987,
se ha creado la Escuela del Patrimonio que depende del Ministerio
de Cultura y tiene la misión de formar a los conservadores del
Patrimonio. El curso tiene una duración de 18 meses y se imparten
clases teóricas sobre nociones jurídicas y administrativas, gestión
financiera, informática, construcción y gestión de un edificio,
análisis, conservación y restauración de las obras de arte, difusión
del patrimonio, etc. Dicha formación teórica se complementa con
clases prácticas organizadas en servicios o administraciones
culturales. Aunque el título académico es el de Conservador del
Patrimonio, existen cinco especialidades: Archivos, Arqueología,
Bibliotecas del Patrimonio, Inventario General, Museos y Monumentos
Históricos.
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Zaragoza.
5. PROGRAMAR UN MUSEO
1
cuenta el concepto actual de museo que viene definido por el ICOM
en sus estatutos de 1974, ratificados en la Decimosexta Asamblea
General de la Haya en 1989 en la que se afirma que "El Museo es
una Institución permanente, sin fines lucrativos, al servicio de
la Sociedad y de su desarrollo, abierto al público, que adquiere,
conserva, investiga, comunica y exhibe para fines de estudio, de
educación y de deleite, testimonios materiales del hombre y de su
entorno".
1
es de gran eficacia tanto cuando se aplica a proyectos importantes,
como a otros sencillos y de menor complejidad, puesto que permite
asegurar una asistencia técnica y práctica que comienza desde la
definición de los objetivos hasta la puesta en funcionamiento del
museo. Otro aspecto interesante es que este programa debe ser
elaborado por diversos especialistas o equipo interdisciplinar
integrado por museólogos, arquitectos, técnicos, economistas y
diseñadores (Fig.28) que colaboren estrechamente hasta la
formalización del proyecto. Cuando la programación se aplica a un
museo de nueva creación (VV.AA., 1979), Ministére de la Culture,
1986), ésta ha de desarrollarse en las siguientes etapas:
1
iluminación. En definitiva, el edificio ha de responder a las
exigencias del organigrama del museo teniendo en cuenta la supresión
de cualquier tipo de barrera arquitectónica que impida el acceso
y la libre circulación por todo el museo a los minusválidos físicos.
5.1.2. Equipamiento
5.l.3. Colecciones
5.l.4. Funcionamiento
1
aspecto ambiental y la importancia de las salas de reposo que han
de adaptarse al tamaño del museo.
- Las actividades logisticas son paralelas a las anteriores.
Representan su infraestructura y, entre ellas, se encuentran la
conservación, la documentación, los talleres, la vigilancia y
control de objetos y personas, el almacenaje de obras, los
laboratorios y los espacios para la preparación de exposiciones.
Todo ello podemos sintelizarlo en el gráfico siguiente:
INSERTAR GRÁFICO 2
1
y legible puesto que toda información se ha convertido, en la
actualidad, en uno de los elementos más importantes que han ayudado
a renovar la imágen del museo sin interferir en los aspectos
arquitectónicos y museográficos. Según P. Roy (1991: 191), todo
sistema de señalización debe cumplir los requisitos siguientes:
proporcionar la información oportuna en el momento oportuno, es
decir, ni antes ni después, ser legible para una gran mayoría de
los visitantes, respetar el funcionarmiento del edificio,
integrarse en la arquitectura y responder a la imágen del museo.
1
Areas de exposición ............ 4.800 m2
Servicios internos y almacenes.. 6.500 m2
Biblioteca especializada y salón
de Actos........................ 3.700 m2
1
ya se ha puesto en marcha el proyecto tras la firma, en febrero
de 1992, entre la Fundación y el Lehendakari Ardanza. Todo ello,
es una manera de entender el museo como un instrumento más dentro
del mundo financiero (Fernández-Galiano, 1992: 13).
1
metálica antes de penetrar en la sala.
1
a través del apoyo financiero y en el campo de la organización,
pero esta estrecha colaboración requiere un marco legal adecuado
sin el cual dicha prticipación no podría llevarse a término.
1
donaciones a lo largo de varios años en los impuestos a pagar y
reduce los impuestos sucesorios. En Estados Unidos, se ha
restablecido temporalmente la deducción fiscal de las donaciones
de obras de arte, que ha impulsado siempre la creación de los más
importantes museos norteamericanos. Y, finalmente, el Consejo de
Europa, en uno de sus documentos del 6 de Diciembre de 1990,
recomienda "reducción y exenciones fiscales significativas" en los
Impuestos de Renta, de Patrimonio, de Transmisiones y Sucesiones,
de IVA y de carácter local. En definitiva, aconseja beneficios
fiscales para las fundaciones, empresas y organismos protagonistas
del mecenazgo.
1
Esta ley no se ha cumplido. De hecho, un informe del
Ministerio de Cultura admite graves fallos en las inversiones de
los otros Ministerios a favor del Patrimonio (El País, 16/4/91:
31). A través de este informe se conoce que el 1 por ciento en 1986
ascendió a 588 millones de pesetas. De ellos, sólo se transfirieron
168 a Cultura y el resto, 420 millones, fueron invertidos por los
restantes ministerios. En 1987, el 1 por ciento superó los 1000
millones de pesetas. El Ministerio de Cultura sólo recibió 548
millones. En 1988, de los 1.000 millones del 1% cultural recibió
392 millones, siendo empleados en la rehabilitación de Teatros del
siglo XIX, en la adquisición de obras artísticas para Paradores
y en la compra del cuadro de la Marquesa de Santa Cruz.
Recientemente, se ha llegado a un acuerdo entre los Ministerios
de Obras Públicas y Transportes y Cultura sobre el 1% cultural que
permitirá que el Ministerio de Cultura pueda orientar, de forma
más directa, las inversiones Culturales que realice el MOPT. (Valls,
1992: 33).
1
a) La que hace posible una estrecha colaboración entre el sector
público y el privado que implicase la existencia de unas medidas
fiscales tendentes a potenciar la participación del capital
privado. Ello requeriría, por una parte, un cambio en el estatuto
legal de los museos como Instituciones de carácter público y, por
otra, una gran responsabilidad de los directores de los museos,
quienes deberían presentar a sus potenciales patrocinadores un
atractivo programa para que acepten colaborar activamente. El
sugestivo título Money, Money, Money & Museums (Ambrose, 1991),
recoge una serie de informes presentados al Scottish Museums
Council, en los que se exponen una serie de actividades con el fin
de obtener nuevos ingresos económicos.
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1
6. LAS COLECCIONES
1
comprensión del pasado y del presente.
El contenido del museo, debemos hacer constar que está
constituido por entidades de naturaleza dual. Por una parte, los
objetos tienden a degradarse a partir de sus condiciones originales.
Por otra, la información se va incrementando a medida que transcurre
su vida dentro de la institución, de forma que los diversos procesos
a los que se ven sometidos -análisis, restauración e investigación-,
van generando un mayor número de datos e informaciones sobre ellos.
Se observa, pues, que la dinámica de los elementos que componen
la unidad objeto-información, se desarrolla en direcciones
antagónicas, mientras los objetos tienden hacia la pérdida de sus
características físico-químicas originales, la información sobre
ellos se va incrementando.
1
6.1. La documentación de las colecciones
1
del sistema para asegurar la cobertura de todos los procesos de
documentación por medio de los instrumentos adecuados. La
flexibilidad consiste en la posibilidad de adaptarse a diversos
museos que contienen diferentes tipos de colecciones. Esto se
consigue utilizando los instrumentos básicos y diseñando los
complementarios para cada tipo de colección. La economía significa
que el sistema debe ofrecer el acceso a la información requerida
en el menor tiempo posible. Igualmente, debe permitir visualizar,
desde uno de los instrumentos, los datos registrados en otros medios
1
documentación (CIDOC), asi como el Centro de Documentación
Unesco-ICOM, que han establecido normas de aplicación universal
en este campo. Los países anglosajones, cuentan con un amplio
repertorio bibliográfico, que consideramos de consulta obligada
a la hora de elaborar un sistema de documentación (Reibel, 1978;
Dudley et alii, 1979; Museums Documentation Association, 1981;
Roberts, 1985; Light et alii, 1986). En 1982 se publicó en España
el trabajo sobre "Sistemas de documentación para Museos" (Porta
et alii, 1982) en colaboración con el ICOM y siguiendo sus
orientaciones, que simplifican y actualizan las Instrucciones de
1942. Según dicho estudio, el trabajo de documentación puede
estructurarse teniendo en cuenta los siguientes elementos: ingreso
de la pieza en el museo, registro y numeración de la pieza,
elaboración de la ficha de inventario y realización de fichas del
catálogo. Hemos de recordar que la mayor dificultad que presenta
cualquier sistema de documentación es su aplicación a museos de
diverso contenido.
1
y del objeto. Se acompañará también el informe del director del
museo que recibe la donación, en el que hará constar el interés
artístico e histórico del mismo, así como su valoración económica.
La aceptación se hará a través de una Orden Ministerial.
En el caso de que los bienes donados sean adscritos a museos
de titularidad estatal de gestión transferida, será necesario
contar con la administración gestora del mismo. Igualmente, el
Ministerio de Cultura tiene la obligación de comunicar al Ministerio
de Economía y Hacienda las donaciones y legados testamentarios que
haya recibido, existiendo deducciones fiscales por donaciones de
bienes inscritos en el Registro de Bienes de Interés Cultural o
incluidos en el Inventario General, siempre que se realicen en favor
del Estado y demás Entes Públicos (Ley de Patrimonio Histórico
Español, art. 70.2. y Adicional Octava).
1
intercambios. Estos deben ser autorizados por Orden Ministerial.
Se indicará el plazo máximo del depósito, el lugar donde el bien
será exhibido y cuantas prescripciones sean necesarias para la
conservación y seguridad del mismo. La entrega en depósito del bien
se acreditará mediante un acta. Las obligaciones de la Entidad
depositaria son cumplir las prescripciones señaladas en la Orden
Ministerial, hacerse cargo de los gastos ordinarios derivados de
la conservación y restauración, no someter el bien a tratamiento
alguno sin el previo consentimiento del Ministerio que autoriza
el depósito, informar al museo que tenga asignado el bien sobre
los extremos que recabe, permitirle la inspección física del
depósito y restituir el objeto del depósito cuando se le pida. Para
documentar los objetos depositados, se utilizará el mismo sistema
de registro que haga uso el museo, pudiéndose colocar una D
(depósito) ante el número de registro o disponer de un fichero donde
se reflejen las obras en depósito.
1
pieza prestada tiene que salir al extranjero, es necesario pedir
un permiso de exportación temporal. Una vez que la institución que
va a prestar la pieza recibe la solicitud, debe realizar un estudio
detallado de la misma y seguir el siguiente proceso:
1
laboratorios de fotografía, sala de investigadores, etc. Otros
fondos pueden salir fuera de la institución, con el correspondiente
permiso, para exposiciones temporales, depósitos o intercambios.
En uno y otro caso, el responsable de la documentación tiene que
saber en cada momento dónde se encuentra el objeto y el motivo del
desplazamiento, una vez que éste se ha producido. Además del
movimiento en el espacio, debemos tener en cuenta su duración en
el tiempo que puede producirse durante un corto espacio del mismo,
como en el caso de préstamos para exposiciones temporales, o por
uno más largo motivado por depósitos, intercambios, robos u otras
causas.
1
2.Éste registra los datos referidos a la fuente de ingreso
responsable de la campaña, la forma y fecha de ingreso, la
documentación de la excavación (inventario, diario, planimetría,
análisis, memoria), cronología y bibliografía.
1
Existen dos opciones para la colocación del número. Unos, son
partidarios de colocarlo en lugar visible, evitando así la
manipulación de las piezas, mientras que otros piensan que, por
razones estéticas, debe estar en lugar no visible. Actualmente,
se está utilizando un nuevo procedimiento de marcaje o siglado,
especialmente para obras de singular relevancia, conocido con el
nombre de Micro-Trace o microcristales que constituyen memoria.
Dicho sistema consiste en insertar en varios puntos del objeto un
mensaje específico, a nivel de moléculas, de los microcristales
cuya granulometría es de unas micras, que garantiza la
identificación del objeto. Se puede aplicar en cualquier superficie
y sobre cualquier materia: pintura, escultura, cerámicas, joyas,
tapicerías, mobiliario, objetos preciosos, libros, porcelanas,
etc. Ofrece una serie de garantías que se ponen de manifiesto en
la resistencia a las temperaturas extremas (una sortija de oro
fundida mantiene inalterable su identificación), en la estabilidad
en el tiempo, en el código que queda impreso durante siglos y permite
demostrar la propiedad del objeto.
6.2.2.4. Inventario
1
como el nombre del objeto, dado que, con frecuencia, se utilizan
diversos términos para un mismo objeto. Esta ficha de inventario
puede aplicarse también a los museos especializados como los de
Ciencias, introduciendo nuevos atributos.
6.2.2.5. Catálogos
1
El registro de los fondos se hará por orden cronológico de
ingreso de la pieza y en él se reflejarán los datos de su
identificación y el número de expediente. Uno de los defectos del
Reglamento, como muy bien indica Caballero (1988: 462), es la escasa
atención que se ha dado al número de identificación, elemento básico
en cualqluier sistema de documentación. En cambio, sí hace
referencia a que la pieza debe estar marcada. Entre los instrumentos
técnico-científicos, se cita el inventario de fondos permanentes
en depósito, que ha de elaborarse por orden cronológico de ingreso
de los objetos y que tiene como misión el testimoniar la
identificación de la pieza, su significación científica, así como
conocer la ubicación de la misma dentro del museo. El catálogo tendrá
una función más específica, al aportar datos sobre conservación,
tratamiento y blibliografía de la pieza.
1
al museo, en el área de su competencia.
j)Asistir al Director en la elaboración de la memoria anual
presentando, en todo caso, un informe sobre las actividades
del departamento.
1
En España llevamos un cierto retraso con respeto a otros
países. En este momento, contamos ya con algunos ejemplos. Así,
el Museo de Cuenca ha realizado la informatización de los catálogos
e inventarios de los fondos arqueológicos, etnológicos y de Bellas
Artes (Osuna, 1988). El Museo del Pueblo Español, cuya denominación
actual es Museo de Antropología, ha elaborado un sistema que tiene
dos accesos indepedientes a la base de datos. Uno, es para uso
interno y el otro para consulta del público, ofreciéndole
información sobre fondos museográficos, bibliográficos,
repertorios de documentación etnográfica, archivo de sonido,
archivo de fotografía y archivo de filmaciones (Carretero, 1991).
El Patrimonio Nacional ha elaborado un amplio programa,
conocido como Plan Circe, que consiste en un sistema integrado de
documentación informatizada y de ofimática que incluye tres
proyectos. El objetivo de dicho plan es "integrar, racionalizar
e informatizar la documentación de todos los bienes muebles
históricos del Patrimonio Nacional" (Ledesma, 1992:34), a fin de
darle un tratamiento informático homogéneo. La documentación básica
se organiza independientemente para cada uno de los tres proyectos:
Goya, para los bienes muebles históricos; Clío, para el patrimonio
documental, e Ibis, para el patrimonio bibliográfico (Fig. 44).
Dentro del proyecto Goya, se configuró un modelo de registro por
parte de los conservadores e informáticos que recoge todas las
informaciones sobre el objeto: datos de inventario, catalogación,
investigación, restauración y gestión que aparecen contemplados
en 119 campos (Ledesma, 1992: 36). Posteriormente, a partir de estos
datos, se elaboró una ficha de inventario: asignación de número,
marcaje con código de barras, medidas y fotografías. Además del
Plan Circe, se ha proyectado para cada una de las áreas, archivos
informáticos de imágenes para la identificación de las colecciones
y su accesibilidad a los investigadores.
El Museo Arqueológico Nacional ha comenzado, igualmente, el
proceso de informatización de sus colecciones. El primer paso dado
para tal fin fue realizar una ficha con los campos propuestos por
los distintos departamentos. A su vez, estos campos se contrastaron
con las bases de datos de algunos museos americanos y europeos con
objeto de dejar abierta una posible conexión con ellos. El trabajo
documental ha consistido en la elaboración de una ficha de
catalogación, con 46 campos, que se convertirá en la base de datos
de los fondos. También se está confeccionando un tesauros o listas
de términos para la unificación de criterios sobre el nombre del
objeto y su clasificación genérica, dado que este es uno de los
problemas con que se encuentran los museos y, especialmente, los
arqueológicos (Roberts, 1990). Otro de los proyectos del Museo
Arqueológico Nacional es su integración en la red europea de museos,
que abre la posibilidad a los visitantes de acceder a la información
de otros museos incluidos en la red (Delcraux y Cacho, 1992).
1
principio que se ha de tener en cuenta es la representación numérica,
definiendo una política de numeración de los fondos de acuerdo con
la idea que se tenga de los diferentes usos, con objeto de poder
reutilizar dichos fondos numéricos sobre distintos soportes, es
decir, posibilitando que una pieza sea representada a través de
imágenes, textos o sonidos y facilitando el acceso "multimedia"
mediante la gestión electrónica de las colecciones. Otro de los
avances importantes en este tipo de tecnología son las señales
interactivas que permiten visualizar imágenes fijas en fotos y
animadas en vídeo, que ofrecen diversos usos como el acceso a objetos
que no están expuestos o la posibilidad de completar una colección
con piezas pertencientes a otros museos, así como la difusión de
todo el potencial de información a través de programas interactivos.
1
conservadas, en publicarlas y compararlas con otras ya conocidas.
Sin embargo, también pretende acumular conocimientos precisos y
exactos que han de ser la base en que se apoyen otras funciones
como la presentación al público, la comunicación y difusión a través
de conferencias y otras actividades complementarias.
6.4.1. Biblioteca
6.4.2. Laboratorios
1
categorías: destructivos y no destructivos:
1
Hemos de destacar que la disociación existente entre los
museos y otros centros de investigación como las Universidades y
los Institutos Científicos que dependen del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, impide la elaboración de planes
conjuntos, cuyas consecuencias afectan al futuro de la propia
investigación. La causa de esta disociación viene determinada,
en gran parte, por la propia estructura administrativa en este
campo. Así, la política científica diseñada por el Plan Nacional
prima los Proyectos de las Universidades y del Consejo Superior
de Investigaciones Científicas sobre los de las instituciones
museísticas de carácter estatal (Cabrera, 1992:16). Otras causas
debemos buscarlas en la organización y estructura interna de los
museos, en la falta de recursos económicos y en la escasez de
profesionales que impiden que los museos puedan desarrollar una
de las principales misiones que les han sido encomendadas y alcanzar
el reconocimiento que les corresponde dentro del mundo científico.
Todo ello repercute en las restantes funciones del museo y, en
consecuencia, las exposiciones resultan estáticas y poco acordes
con las nuevas orientaciones e interpretaciones de la disciplina
que se muestra.
Las publicaciones de carácter científico son escasas o
nulas, reduciéndose a catálogos y monografías y las diversas
actividades -conferencias, reuniones científicas, cursos,
congresos, etc.-, no se caracterizan por su frecuencia ni por su
proyección dentro de los criterios científicos nacionales e
internacionales. Corresponde, pues, a la Administración competente
apoyar y potenciar proyectos específicos de investigación, la
colaboración con otras instituciones y la publicación de trabajos
científicos que son los que, en definitiva, van a testimoniar la
calidad científica y el propio prestigio de la institución.
Actualmente, la investigación puede proyectarse a otros campos,
entre los que tendríamos que destacar el de la museología, cuyo
repertorio bibliográfico evidencia la escasa aportación española
al desarrollo de esta ciencia, incluyendo las publicaciones
periódicas, prácticamente inexistentes. A excepción de la revista
De Museus, editada por la Generalitat de Cataluña.
La investigación del público está siendo, hoy en día, una
de las prioridades de los Departamentos de Acción Cultural y
Educativa de los Museos. En España, se están llevando a cabo diversas
experiencias de este tipo (García, 1992) a través de equipos
interdisciplinares, cuyos resultados son altamente satisfactorios
y un medio importante para revitalizar las funciones tradicionales
del museo dentro de una perspectiva integradora de las mismas.
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1
7. ARQUITECTURA DE MUSEOS
1
corredores construidos por Vasari. Una de ellas es la tribuna de
planta hexagonal, de unos 10 metros de diámetro, que fue decorada
por Poccetti a quien se deben también el diseño de los grutescos
del ala oriental. En ella se colocaron las esculturas y los retratos,
mientras que en la tribuna se instalaron las restantes colecciones.
1
de nueva planta para albergar las esculturas de los frontones de
Egina, compradas por Luis I, surge del propio príncipe, quien mandó
convocar un concurso público con resultados negativos. Finalmente,
encargó el proyecto de la Gliptoteca a Leo Von Klenze (Fig. 46 b).
Las obras se iniciaron en 1816, continuándose hasta 1830. La planta
del edificio sigue el modelo de Durand solamente en parte,
configurándose una serie de salas alrededor de un patio cuadrado
que obliga a seguir un itinerario lineal. La iluminación es lateral
por medio de vanos abiertos al patio o cenital en los espacios de
las rotondas con lucernarios. La fachada principal carece de vanos
y en su lugar se han colocado hornacinas con estatuas. En la parte
central destaca el pórtico octástilo con columnas jónicas. Hacia
mediados de siglo, en 1846, Luis I encarga al arquitecto Ziobland
construir, frente a la Gliptoteca, un palacio para exposiciones
conocido en la actualidad con el nombre de Secesión. Después de
su abdicación, el príncipe real manda a Leo Von Klenze realizar
entre ambos edificios una copia de los Propileos formando así la
Konigsplats.
1
es conocido con el nombre de Bode Museum, precisamente por ser éste
el primer director de dicha institución. Wilhelm Bode es conocido
en la bibliografía museográfica por su ruptura con los criterios
expositivos vigentes a lo largo del siglo XIX basados en la división
de las colecciones según las diversas técnicas: pintura, artes
decorativas, escultura, etc. El intenta aplicar un nuevo método
que consiste en integrar todos los objetos de una misma época dentro
de un marco arquitectónico adecuado, consiguiendo así la recreación
de ambientes y la contextualización de las colecciones (Ovejero,
1934: 75).
Su labor continúa con la elaboración de un gran proyecto
museológico que cubriría el espacio entre el
Kaiser-Friederich-Museum y el Nuevo Museo. Este edificio tendría
forma de U. Una de las alas albergaría el altar de Pérgamo, el ala
derecha las colecciones de Oriente Medio y el ala izquierda las
colecciones alemanas. Dicho edificio, construido por Mensel, no
se termina hasta 1930, aunque su estructura formal sigue obedeciendo
claramente a la tradición neoclásica del siglo anterior. Queda así
definida la Isla de los Museos en la Isla del Spreé, que permite
el acceso directo de un museo a otro por medio de pasarelas (Fig.49).
En nuestros días, se está llevando a cabo el proceso de reunificación
de los museos de Berlín, hecho que conducirá a una restauración
total de la Museumsinsel (Dube, 1992).
1
proyectar un espacio nuevo con la construcción de dos escaleras
simétricas que comunican el vestíbulo con el piso superior. La
planta diseñada por Leo Von Klenze para la Antigua Pinacoteca de
Munich será imitada en los proyectos de la Nueva Pinacoteca de Munich
destruida totalmente durante la segunda guerra mundial, en el Museo
Nacional de Estocolmo y en las Galerías de Kassel y Brunswick, entre
otras (Pevsner, 1979: 159).
Todos estos proyectos tienden a resaltar la idea del
Museo-templo o Museo-palacio. Morfológicamente, uno de los rasgos
más destacados es su carácter monumental y, en cuanto a su estructura
interna, es frecuente la sucesión de salas de diferentes tamaños
iluminadas con luz cenital y lateral.
1
encontrarse diseminadas a lo largo de la exposición, puesto que
"se trataba de dar una visión colectiva del arte como el tono de
una época, y no ya de una visión individualizada, centrada en el
quehacer de una sola persona" (Lasalle, 1987:63). La única
compartimentación del espacio tenía lugar a través de pequeños
tabiques que apenas interrumpían el efecto de continuidad que
presentaban los suelos y los techos. Pronto se vió la necesidad
de un cambio, encargándose, en 1985, el proyecto a Gae Aulenti,
quien intenta realizar una nueva lectura del espacio consistente
en crear pequeños ambientes articulados en salas que transmiten
una idea de estabilidad y permanencia, al tiempo que ofrecen un
marco adecuado para la contemplación de la obra. Esta fragmentación
del gran espacio rectangular del cuarto piso se ha realizado a través
de muros espesos y continuos que potencian los volúmenes recuperando
una serie de estancias en enfilada, que recuerdan a los de las
viviendas privadas. Ello va a permitir la presentación de las obras
siguiendo un criterio más tradicional, bien por autores o por
movimientos artísticos. A su vez, la iluminación indirecta ayuda
a una interpretación personal de la obra recreada únicamente en
el propio ambiente expositivo (Hammad, 1987). Esta reorganización
de las colecciones permanentes pone de manifiesto que el modelo
Beaubourg de planta libre es de difícil aplicación a todos los museos
de arte que, por otra parte, van a encontrar diversas propuestas
cuyo objetivo final es integrar la obra en el espacio diseñado "ad
hoc".
1
o mejor, de "templo de las musas" se ha ido transformando en "templo
de masas", evidenciando el gran arraigo social y cultural que,
actualmente, tienen estas instituciones. Dichos cambios se han
traducido en la ampliación de las funciones y actividades del museo
que, a su vez, ha llevado a modificaciones importantes en los
edificios. Por otra parte, la diversidad del contenido del museo
ha supuesto dar nuevas respuestas a estas necesidades, así como
a una mayor variedad de tipologías arquitectónicas. estos edificios
se han ido integrando en el tejido urbano como centros generadores
de cultura y expresión de una obra de arte total.
7.2.1. Rehabilitación-ampliación
1
edificio, conocido como Ala Este, se comunica con el antiguo a través
de un espacio subterráneo situado debajo de la calle, que separa
ambos edificios y que es utilizado como área de tránsito por el
público y también se encuentran la cafetería-restaurante,
almacenes, talleres, etc. El edificio tuvo que adaptarse al espacio,
lo que explica su singular forma de dos triángulos entre los que
se ha creado un patio cubierto representando el área de recepción
de los visitantes y la distribución de toda la circulación, tanto
horizontal como vertical del museo (Fig. 53).
Otra de las ampliaciones es la Galería Clore, contigua a la
Tate, destinada a albergar el legado del artista Turner. Fue
inaugurada en 1985, provocando su diseño arquitectónico grandes
polémicas. Tiene forma de L y consta de dos plantas, realizándose
la entrada por el jardín. Las salas de exposición se sitúan en la
planta alta, adoptando las formas y proporciones de un museo
tradicional aunque, desde un punto de vista técnico, posee unos
sistemas de climatización y regulación de la luz por ordenador
(Combalia, 1988: 26). Destacan, de manera especial, las diferentes
tonalidades de las salas que contrastan con la fachada principal
en la que se ha buscado un "cierto mimetismo cromático con las
preexistentes del edificio actual" (Montaner y Oliveras, 1986:
116). En España podemos citar, entre los diversos proyectos de
ampliación existentes, el del Museo de Cáceres. Para tal fin se
ha rehabilitado un edificio cercano denominado "Casa de los
Caballos", que se comunica con el edificio de la "Casa de las
Veletas". La intervención del edificio se ha concebido de forma
integral desde lo arquitectónico a lo museográfico y el resultado
es la recreación de un ambiente, aunque se hayan introducido
elementos contemporáneos. (Fig. 54).
1
cuadrada. Ubicado todo este complejo en el centro histórico,
alrededor de la Piazza Sarzana, ha remodelado a su vez todo el
entorno. Desde el punto de vista museográfico representa una
actualización de los criterios seguidos en la década de los años
sesenta. Otros muchos ejemplos pueden mencionarse al respecto, como
los museos D'Orsay y Picasso en París, Thyssen y Centro de Arte
Reina Sofía en Madrid y los museos de Arquitectura, Prehistoria
e Historia Antigua en Franfurt.
1
El Museo Orsay, instalado en un edificio de 1902, ha sido
destinado para albergar colecciones que abarcaban desde 1848 a 1914.
A pesar de la coetaneidad del continente y del contenido, el proyecto
de transformación de la funcionalidad del edificio supuso la
elaboración de un programa interdisciplinar cuyos principales
protagonistas fueron la arquitecta Gae Aulenti y el museólogo Michel
Laclotte, quien desempeñaba en aquel momento el cargo de inspector
general de los museos de Francia. Una característica de este museo
es su proyección enciclopédica al querer integrar todas las
manifestaciones de una misma época: pintura, escultura,
arquitectura, artes decorativas, fotografía y mobiliario. No
obstante, se exponen independientemente cada una de ellas. El Museo
Orsay está constituido por una gran estructura metálica cuyo espacio
central es la nave abovedada, rematada por una gran vidriera. Dicha
nave funciona como una gran avenida donde se exponen las esculturas.
A ambos lados, el espacio aparece delimitado por una serie de
paramentos que rememoran la arquitectura egipcia. Cierran la gran
avenida dos torres dedicadas a las obras de art Nouveau. En el nivel
intermedio de terrazas y salas laterales se exponen pinturas,
mobiliario y artes decorativas y en el tercer nivel se suceden una
serie de salas dedicadas a la pintura impresionista y
post-impresionista, así como dibujos, litografías y fotografías.
Los aspectos técnicos de iluminación, control del medio
ambiente y seguridad están integrados en un programa computarizado
que controla y regula los circuitos eléctricos, la climatización
y los sistemas de seguridad del museo (Almeida, 1987). Para Santos
Zunzunegui (1990), la intervención realizada por el equipo de Gae
Aulenti en el edificio Orsay es un ejemplo de lo que él denomina
museo postmoderno, en el que el continente se integra totalmente
en el contenido, produciéndose a su vez un proceso de
"resemantización" que hace se recuerde constantemente el uso que
tuvo el edificio anteriormente. Dicha concepción espacial implica
una nueva manera de ver y de contemplar el arte, pues no se trata
de un recorrido lineal, sino libre y fragmentado en el que el
visitante se abre constantemente a nuevas sensaciones, superando
así la visión del museo tradicional.
1
de peatones a través del grupo de construcciones y del parque
aterrazado. El edificio más alto está dedicado a la administración
y a la biblioteca. A su izquierda se encuentra otro destinado a
sala de conferencias y exposiciones temporales. A su derecha emergen
una serie de construcciones con cubiertas en forma de dientes de
sierra dedicadas a las exposiciones permanentes, presentando
diversas morfologías que constituyen un conjunto perfectamente
extructurado que se manifiesta, igualmente, en los espacios
internos. Para Cladders y Hollein, el museo "se torna en un gran
escenario, en el que cada una de las obras de arte es articulada
en la obra de arte total que constituye el museo" (Klotz y Krase,
1985:9)
1
áreas públicas: cafetería, biblioteca, salón de actos, salas de
exposiciones temporales, etc.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es la relación del
objeto con la arquitectura, que se traduce en "espacio expresivo"
y "espacio neutro". Sin embargo, es la iluminación natural uno de
los factores más determinantes en la elaboración del proyecto, dado
que permite conseguir una luz adecuada sin que tenga una incidencia
negativa en la conservación de las obras. Por último la
contextualización del edificio en relación a su entorno y su
concepción como obra de arte total es de suma importancia. De hecho,
la arquitectura de algunos museos proyectan una mayor atracción
que las propias obras. Pero será la reflexión del programa
museográfico quien deba determinar las características del edificio
y la correcta adecuación entre continente y contenido y definir
el carácter específico y singular de cada museo. Ahora bien, siguen
existiendo posturas enfrentadas entre los arquitectos que apuestan
por sobrevalorar el contenedor y los museólogos que conciben éste
sólo en función de las colecciones y el discurso expositivo.
1
con espacios flexibles, donde se realizan una serie de funciones
diferentes. Entre las características de estos centros podemos
destacar su configuración dentro de un edificio cúbico,
transparente y perfectamente diseñado. Presentan también un alto
grado de tecnología para el control de la climatización y la
iluminación. Así, por ejemplo, la fachada Sur del Instituto del
Mundo Arabe contiene una serie de diafragmas que controlan la
iluminación artificial. Consta de dos edificios, uno de ellos
dedicado a museo y el otro a la biblioteca. Otros espacios
importantes son el Auditorio, el Centro de Investigación, las salas
de exposiciones temporales, un espacio dedicado a la música y otro
para los niños, pudiéndose considerar más como forum que como museo.
7.3.2.Museos Nacionales
1
Las intervenciones en este tipo de museos han sido muy
variadas, abarcando desde el crecimiento gradual del museo
Metropolitano de Nueva York, hasta la remodelación del museo del
Louvre o el proyecto de ampliación del museo del Prado (Montaner,
1993 b). También existen casos de construcción de edificios de nueva
planta, como el de la Nueva Pinacoteca de Munich, cuyo itinerario
queda estructurado en torno a sendos patios. Alrededor de ellos
se suceden una serie de salas que reciben iluminación natural. Los
espacios de circulación permiten a los minusválidos acceder, sin
ningún obstáculo, a las salas de exposición (Fig. 56). Estas
intervenciones han llevado a ofrecer una nueva imágen del edificio,
incorporando elementos simbólicos modernos. Para Santos Zunzunegui
(1990), la arquitectura del "museo tradicional" intenta resaltar
la relación entre continente y contenido. Su distribución espacial,
a base de galerías y salas, permite presentar la evolución del arte
de forma lineal, ordenada, con itinerarios claros y definidos. Sus
colecciones reflejan los valores comunitarios de una sociedad
concreta y su devenir histórico.
1
que, sin duda, han alterado notablemente su fachada (Colomina,
1990). Una solución mixta se ha adoptado en la creación del Instituto
Valenciano de Arte Moderno. Consta de dos sedes. Una de ellas, cuenta
con un edificio de nueva planta dedicado a albergar la colección
permanente de Julio González, que presenta gran sintonía entre
continente-contenido (Figs. 31 y 32). La segunda, se ha ubicado
en el edificio conocido como Centro del Carmen, dedicado a montajes
más específicos (García, 1989)
1
muy importante la relación existente entre la distribución de las
salas, la forma y el tamaño de éstas, su color e iluminación, así
como diversos aspectos museográficos, tales como las vitrinas y
soportes de las piezas, cuya presentación está en función del
discurso expositivo previamente definido. Se incluyen dentro de
este apartado los museos provinciales, municipales, arqueológicos
y monográficos. En España contamos con bastantes ejemplos de este
tipo y, recientemente, la mayor parte de ellos se han ido renovando
en función de las nuevas orientaciones museográficas. Entre ellos,
podemos citar los museos de Cádiz, el Numantino, el de Badajoz y
el de Navarra (Baztán, 1990). Italia también cuenta con
intervenciones bastante acertadas llevadas a cabo en el museo Cívico
Agli Eremitani realizado por Albani, o la del museo Lapidario
Maffeiano de Verona, obra de Rudi (Montaner, 1990).
1
y de un equipo moderno puesto a su exclusivo servicio (Mizushima,
1989: 242). La instalación y el funcionamiento de las computadoras
y los programas de información de este tipo de museos tienen que
contemplarse al realizar cualquier proyecto de museo. Por esta
razón, es aconsejable que dichos edificios sean de nueva planta.
1
no es aconsejable desde el punto de vista científico. Estos
programas de investigación exigen espacios cercanos a los
almacenes: laboratorios, sala de trabajo, de fotografía, etc. Cada
museo necesitará un volumen diferente según el tipo de las
colecciones o la cantidad de sus fondos. Por esta razón se ha de
realizar una evaluación de los siguientes elementos:
1
dimensiones, a fin de contener los objetos que el museo recibe y
expide. A su vez, ésta comunicará con la sala de fumigación y de
embalaje. A su lado, estará el almacén de cajas y materiales. Desde
la recepción se accederá directamente a la sala de registro, punto
neurálgico, puesto que en ella se realiza el control de objetos
y personas a la entrada y salida de los alamcenes. Debe de estar
provista de mesas, armarios y estanterías. A su lado estará el
archivo, que ha de constar de una cámara acorazada como medida de
seguridad para conservar el registro de todas las colecciones. Entre
la sala de registro y los almacenes se situarán las oficinas y
laboratorios de conservadores, la sala de investigación, el taller
de fotografía y el laboratorio de conservación. Otra de las áreas
importantes es la secretaría, paso obligado a las salas de registro
y seguridad. Esta ha de constar con una entrada independiente desde
el exterior, para penetrar despuès de las horas de cierre del museo.
La única comunicación con las restantes dependencias del museo se
realizará a través de la secretaría.
Los sistemas de almacenamiento van a depender del tipo de
acceso que se regule en cada circunstancia. En la mayoría de los
museos tienen como norma el acceso restringido, permitiéndose la
entrada únicamente a los conservadores. En estos casos, el sistema
de almacenamiento más frecuente es el de estanterías abiertas.
Algunos museos han optado por el almacén visible para el gran
público, reforzándose los sistemas de seguridad y empleando los
sistemas más adecuados de organización y almacenamiento. Existen
también soluciones intermedias que consisten en permitir la entrada
restringida, previa petición y mediante pago suplementario.
En algunos museos de Canadá se están llevando a cabo
experiencias del sistema "almacén visible", como en el museo de
Antropología de la Universidad de Columbia Británica, instalado
en 1976. Para este fin, se concibió un sistema en el que los objetos
relativamente insensibles a la luz se colocaron en vitrinas cerradas
con llave y alineadas en una serie de galerías abiertas al público.
También se pusieron a su disposición los catálogos computarizados
e impresos de todos los objetos (Ames, 1977) (Fig. 60). En el Centro
Pompidou, después de su inauguración, también existía un almacén
visitable. Los cuadros estaban colgados sobre un panel. Para poder
contemplarlos era necesario consultar un catálogo donde figuraba
el número o letra que tenía cada cuadro. Después, sólo era necesario
pulsar el botón corespondiente y se bajaba el panel donde figuraba
la obra. Este sistema desapareció pocos años después, prohibiéndose
totalmente el acceso a los fondos almacenados. No obstante, no
faltan casos paradójicos de museos que cierran alternativamente
determinadas salas de exposición por falta de vigilantes, o los
que prestan sus obras para decorar edificios públicos (Grampp, 1991:
168).
1
tamaño. A veces, las baldas consisten en un enrejado de
plástico que permite la circulación del aire. Aconsejable para
objetos ligeros (Fig. 61a).
-Estanterías metálicas especiales para films y video-cassettes.
Constan de rejas de separación en forma de U que aislan los
rollos.
-Estanterías de madera con cajones poco profundos y abiertos
a ambos lados. Se adaptan a diversos objetos, aunque se
aconseja para grabados y dibujos enmarcados (Fig. 61b).
-Estanterías de madera. Sistema combinado de armario y cajones
para guardar trajes y accesorios de vestuario (Fig. 62a).
-Sistema para tapices y tejidos. Estos se presentan enrrollados
en tubos de cartón recubiertos de papel. Se colocan en posición
horizontal en el interior de una armadura de madera.
-Sistema de almacenaje móvil para telas dobladas. Los tejidos
son doblados sobre barras horizontales de los bastidores
suspendidos en railes fijados en el techo.
-Sistema de bastidores móviles para cuadros (Fig. 62b).
-Sistemas de estantería con contenedores transparentes.
-Sistemas confeccionados exclusivamente para determinados
objetos.
-Almacenamiento "compacto" (Fig. 63).
INSERTAR GRÁFICO 3
INSERTAR GRÁFICO 4
1
temperatura y modifica la humedad relativa.
Si partimos del hecho que la mayoría de las colecciones de
un museo se encuentran depositadas en los almacenes, éstos deben
ser objeto de un cuidado constante. En ellos, es necesario que se
realice una limpieza diaria de estanterías, armarios, contenedores
e, incluso, del suelo, usando productos adecuados que no alteren
la conservación de los objetos. Una vez realizada la limpieza diaria
de los almacenes, se pasa a la fumigación y limpieza de los objetos.
Ninguna obra debe ser trasladada a los almacenes sin haber recibido
el tratamiento adecuado para su conservación, consistente en el
análisis, limpieza, fumigación y restauración. Algunas
colecciones, por su natrualeza, requieren una mayor vigilancia,
por lo que conviene realizar una fumigación periódica. La limpieza
de objetos debe realizarse después de un tratamiento de laboratorio
tanto sobre los objetos de exposición como de los almacenes. Las
piezas pueden contener polvo, moho, insectos, etc. El mejor método
de limpieza es la prevención, aislando el objeto, bien de forma
individual envolviéndolo en cajas y vitrinas herméticamente
cerradas, bien de forma colectiva mediante la utilización de filtros
en los sistemas de aireación de los almacenes y el control de
insectos o pequeños animales.
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8. LA EXPOSICIÓN
1
presentación de las obras tenía como objetivo la contemplación de
las mismas y, por esta razón, en las galerías de los palacios
formaban parte de la decoración como podemos ver en la galería de
cuadros del Cardenal Mazarino donde las paredes estaban recubiertas
de terciopelo carmesí con el objeto de destacar las pinturas (Bazin,
1969: 133). Otro de los criterios presentes en las exhibiciones
es la acumulación de cuadros, de forma que cubran todas las paredes.
El interés por mostrar estas colecciones de forma racional se
manifiesta ya en la Galería Düsseldorf, renovada en 1756, donde
desaparece la decoración y, aunque todavía los cuadros cubren todos
los paramentos, se ordenan por pintores y escuelas. Este mismo
criterio es seguido en la presentación de los cuadros de la Corona
en la Galería de Belvedere de Viena, realizada por Mechel en 1778,
donde las obras siguen un orden cronológico y por escuelas (Fig.
4). Sin embargo, pronto empieza a prevalecer el principio de
selección. Goethe, hacia 1821, expone que deben diferenciarse las
obras importantes, que han de ser objeto de exhibición, de aquellas
que poseen un valor secundario y cuyo destino es la investigación
por parte de los especialistas (Ovejero, 1934: 67).
1
interés de los museos, por los aspectos educativos y por el deseo
de conseguir una mayor comunicación con los visitantes. Desde esta
perspectiva, la exposición es considerada como un medio de expresión
que, además, ha influido en la modernización del museo. Las
transformaciones de las exposiciones se deben a dos factores
fundamentales: externos e internos. Respecto a los primeros,
podemos afirmar que las exposiciones temporales realizadas en los
museos o en otros espacios públicos o privados, han utilizado los
últimos adelantos técnicos que, posteriormente, se intentan
introducir en las exposiciones permanentes. En cuanto a los factores
internos, se intenta conseguir presentaciones que ofrezcan una
comunicación más directa con los visitantes a través de la
aplicación de los conocimientos museológicos que ya se poseen. En
consecuencia, la eficacia de una exposición está determinada por
la propia técnica o montaje de la misma, que se considera como el
aspecto objetivo y depende del museo y de las posibilidades de
percepción del visitante o aspecto subjetivo. No puede pensarse
que en toda exposición la comunicación ha de ser inmediata y que
los objetos en sí sean siempre vehículos de comunicación, puesto
que el grado de comunicación será distinto según la edad de los
visitantes, el nivel cultural y las propias motivaciones.
1
aplicado y la técnica en cuanto a la exposición formal y, finalmente,
la museología como teoría de la presentación (Benes, 1983: 103).
INSERTAR GRÁFICO 5
1
exposiciones, es el de García Blanco (1990), donde se detalla cada
una de las fases que deben contemplarse a la hora de elaborar un
proyecto con fines didácticos y educativos.
Las exhibiciones con fines de entretenimiento se definen como
una feria de atracciones y como espacios de recreación, donde están
presentes diversos elementos como maquinarias automáticas y
computadoras. El trabajo de Feher y Rice (1986) trata sobre la
comunicación científica a través de este tipo de exposiciones y
sus autores defienden el carácter participativo e interactivo de
las mismas, cuyos fines de recreación y divertimento están por
encima de los meramente educativos.
Independientemente del objetivo propuesto en cada exposición,
ésta representa el principal vehículo de comunicación entre el museo
y el público. Ello exige un conocimiento del proceso de comunicación
y, sobre todo, de la naturaleza de los sistemas de comunicación
de masas. Estos, a su vez, son canales de difusión y medios de
expresión que se dirigen no a un individuo o persona, sino a un
público muy heterogéneo cuya principal característifca es el
anonimato de los receptores. De hecho, en la exposición de un museo,
ocurre que el mensaje único es percibido como una multiplicidad
de mensajes diferentes que, a veces, son contrarios al mensaje
requerido. A esto se le denomina comunicación inapropiada, es decir,
expresar lo que uno no quiere manifestar. Opinamos que el éxito
de una exposición está en tener muy claro qué es lo que queremos
comunicar. Debe haber un mensaje general, soporte de toda
comunicación. Para transmitir dicho mensaje se utilizan signos,
considerados como vehículos a través de los cuales se realiza dicha
comunicación, entre los que podemos citar los objetos, los textos,
las fotografías, las maquetas (Fig. 65), el espacio de la exposición
y la iluminación. A continuación, vamos a exponer algunos de ellos.
8.l.l. El objeto
1
sobre las formas de vida de la época. También puede ser visto en
relación con su función y, dentro de ésta, puede compararse con
otros objetos: por ejemplo, un recipiente de cerámica se le puede
confrontar con una botella de vidrio, de cristal o de plástico.
Todas estas diversas lecturas de un objeto, o niveles de
significación del mismo, son portadoreas de un mensaje que es
necesario descubrir e interpretar (García, 1988: 12).
8.l.2. Reproducciones
8.l.3. Fotografías
1
útiles para explicar el medio ambiente, el uso y el modo de
realización de determinados objetos y para mostrar sus diferentes
funciones.
8.l.4. Lenguaje
1
grabaciones sonoras se desarrollan en salas independientes a la
propia exposición tienen mucha menor fuerza de comunicación.
Respecto al lenguaje escrito y hablado, podemos afirmar que se
plantea la dificultad de su comprensión por parte del público que
no conoce el idioma en que están redactados o grabados, si bien
existen museos que utilizan, simultáneamente, varios idiomas.
8.1.5. Gráficos
8.l.6. Maquetas
1
a la obra. Independientemente de que el visitante pueda elegir su
propio itinerario, se aconseja proponer un recorrido de acuerdo
con el diseño expositivo. La contextualización de los objetos es
una de las prioridades museográficas actuales, pero la exposición
puede y debe ofrecer diversos niveles de lectura.
Dentro de los elementos técnicos, la iluminación juega un
papel importante en la comunicación porque, además de crear un
ambiente general de la sala o vitrina, puede resaltar el valor de
una obra manifestando aspectos y facetas nuevas, valores
artísticos, cromáticos y formales, contribuyendo incluso a la
creación de un entorno adecuado dentro de su contexto. Otros
aspectos técnicos que podemos citar son las vitrinas, los soportes
y, en general, el marco adecuado donde se encuentran las obras.
En este sentido, es importante tener en cuenta el color de los suelos
y paredes y la altura de los techos. Uno de los elementos que,
indirectamente, pueden afectar al proceso de comunicación es la
climatización de las salas. Por esta razón, es necesario conseguir
una ambientación adecuada que invite al visitante a entrar
gustosamente en el proceso de comunicación. Sabemos que, ante los
ambientes extremos de calor y frío, el visitante busca rápidamente
la "pendiente de salida" antes, incluso, de iniciar el proceso de
comunicación.
8.l.8. El público
1
evaluación de las mismas (García, 1992). Dichas evaluaciones pueden
efectuarse teniendo en cuenta distintos aspectos: frecuencia y
ritmo de las visitas, duración de las mismas, motivaciones, etc.
También pueden hacerse valoraciones globales en las que se
contemplan una serie de áreas como los "perfiles de público;
relación del público con el espacio expositivo; comprensión de
claves expositivas (relaciones intencionadas de las piezas);
soportes comunicativos (todos los media usados) y aprendizaje
efectuado" (Ibidem: 30. Fig.1). Los resultados de todos estos
trabajos ofrecen importantes informaciones a la hora de realizar
una exposición, incluso la evaluación formativa (Screven, 1982 y
Gottesdiener, 1987), que se aplica a un grupo de visitantes durante
la elaboración de la exposición y permite la posibilidad de
modificarla en función de los resultados obtenidos.
1
Los nuevos criterios museográficos se han ido imponiendo
de forma gradual, surgiendo la vitrina moderna, de estructura
metálica, generalmente construida en serie, obra de arquitectos
y diseñadores. Las transformaciones operadas en ellas han supuesto
la desaparición de la madera, que ha sido sustituida por el metal
y el vidrio. Otra novedad que presentan es la incorporación de
fuentes de luz en el interior de la misma, consiguiéndose un
equilibrio entre conservación, presentación y seguridad. Algunos
museos, al renovar sus instalaciones, se encuentran con el problema
de qué hacer con las vitrinas antiguas de madera. Antes de tomar
ninguna decisión, conviene hacer una valoración sobre la utilidad
y eficacia de las mismas, pues, es evidente que tienen una serie
de ventajas porque están muy bien realizadas por ebanistas
especializados y pueden considerarse como un elemento más del
mobiliario. Además, la madera es material higroscópico y, por tanto,
de cierre hermético. A ello, debemos añadir que, en determinados
contextos, ayudan a recrear el ambiente. Entre los inconvenientes,
se puede destacar el hecho de que la estructura de madera puede
entorpecer la visión de los objetos. También puede añadirse que
las grandes dimensiones de algunas de ellas no permiten su
adaptación a determinados espacios y, sobre todo, que carecen de
fuentes de iluminación. El análisis de todos estos factores va a
permitir conocer si es o no conveniente su reutilización. En caso
afirmativo, se realizarán algunas modificaciones, especialmente
en lo que se refiere a la incorporación de fuentes de luz (Gardner,
1985).
1
-Pueden existir diversas opciones sobre el grado de hermeticidad
de las mismas, resultando conveniente hacer una valoración
para cada caso en concreto.
-La seguridad de las vitrinas va a depender de los sistemas de
cierre y del tipo de vidrio. Estos, a veces, no están pegados
con un cemento especial para vidrio, sino con una goma o
silicona, fácil de quitar. Actualmente, los vidrios ordinarios
están siendo sustituidos por los acrílicos y por los laminados
que, aunque no son irrompibles, son resistentes. También
pueden incorporarse cristales antibalas, un circuito
eléctrico de alarma y filtro de rayos ultravioletas.
1
Anteriormente, apuntábamos que, entre las diferentes
técnicas de exposición, se encontraba aquella que establecía una
relación entre la realidad original y el motivo expuesto. Frente
a la idea que considera el museo como "asilo póstumo" donde los
objetos pierden toda su significación, hoy existe una tendencia
que intenta mostrar las relaciones del objeto con su contexto
original. Siguiendo este criterio, Benes (1983) distingue varias
formas de exposición:
1
primeras presentaciones se basaban, fundamentalmente, en la
naturaleza de los objetos, en su forma y en su posible función.
En este sentido, conviene tener en cuenta que la primera división
de la Prehistoria se realizó según este criterio. De este modo,
el conservador del museo Danés, Thomsen, al llevar a cabo en 1836
una ordenación de los materiales, los clasificó en objetos de
piedra, de bronce y de hierro. Este criterio fue seguido en las
primeras instalacioens de los recién creados museos Arqueológicos
(Rodríguez, 1916: 88). La única información que acompañaba a dichos
objetos se reducía a indicar su procedencia, siempre que ésta fuera
conocida.
Después de la Segunda Guerra Mundial, comienzan a renovarse
la mayoría de las instalaciones. Al interés por el objeto en sí,
se añade el de su valor documental e histórico a través de textos
explicativos, fotografías u otros elementos complementarios. Hacia
los años setenta se incorporan nuevos aspectos sobre tecnología
y economía como resultado de la orientación interdisciplinar de
dicha ciencia. Durante los años ochenta se intenta que las
presentaciones sean dinámicas, propiciando la comunicación entre
la exposición y sus visitantes, con el fin de que el pasado lleve
a una mejor comprensión del presente. El interés se centra ahora
en dar a conocer la estructura de la sociedad, tanto en su aspecto
material como espiritual, utilizando en la exposición todos los
medios necesarios para una mejor comprensión. Nos encontramos ya
en una etapa de rigor científico de esta disciplina. La exposición
se basa en el discurso expositivo o hilo conductor de la misma y
puede realizarse a través de diversos criterios, siendo el más
frecuente el cronológico que se convierte, con frecuencia, en el
eje de la exposición, al tiempo que puede combinarse con otros.
A través de él, se ofrece una secuencia cultural de la Prehistoria:
primeros grupos recolectores, las comunidades agrícolas y
metalúrgicas, etc. En cada una de estas secuencias se ofrecerá el
mismo esquema: medio o entorno geográfico en el que se desarrolla
la cultura presentada, tipo de asentamiento, formas de vida, tipo
de sociedad, vida espiritual o creencias.
A partir de la evidencia arqueológica, se pueden reconstruir
los avances tecnológicos más importantes: la técnica de la talla,
la elaboración de la cerámica, el inicio de la metalurgia, etc.
A su vez, este tipo de presentación se completará con aspectos
concretos sobre el modo de fabricación y el uso de algunos objetos.
En algunos museos existen talleres de experimentación que
desempeñan una importante labor pedagógica. Cuando el museo dispone
de materiales representativos de un tema concreto, se aconseja su
presentación. Los temas pueden ser variados: el trabajo, los
recursos económicos, las creencias, etc. Todo ello debe estar
apoyado en los resultados e interpretaciones científicas realizadas
por los investigadores, de forma que la exposición no se perciba
como algo estático, sino como una realidad dinámica que debe
renovarse constantemente. También es conveniente combinar con los
criterios anteriores, la exhibición de los yacimientos más
representativos del ámbito geográfico en que se encuentra ubicado
el museo. Así mismo, se ofrecerá una visión de conjunto de éste:
ubicación, metodología empleada durante la excavación, exposición
de los diversos momentos de la excavación, los hallazgos más
representativos, así como su interpretación científica.
1
En la actualidad se está ampliando este concepto a un nuevo
tipo de museo conocido como "parque arqueológico", que intenta
potenciar no sólo un determinado yacimiento "in situ", sino también
todo su entorno.
1
bienes muebles e inmuebles y los conocimientos y actividades que
son o han sido expresión relevante de la cultura tradicional del
pueblo español en sus aspectos materiales, sociales o espirituales"
(Art. 46 de la Ley de Patrimonio Histórico Español). Además de las
funciones tradicionales, estos centros potencian las artesanías
tradicionales, el folklore y diversas actividades lúdicas que, bien
canalizadas, pueden ser una fuente importante de recursos y de
atractivo turístico.
1
y de concebir el arte a través dl videoarte, la instalación
multimedia o "performance" que ofrece aspectos específicos como
la participación del público. Las obras o los objetos expuestos
y la trayectoria dirigida también puede definirse como el
"contemplador activo que circula entre las obras, los objetos"
(Krausz, 1992: 179), de forma que la instalación de una obra requiere
de un espacio específico que lo acoja: el museo. A su vez, el artísta
lo utiliza y lo modifica para que el espectador pueda interpretarlo.
Es frecuente que en este tipo de instalaciones, además de la obra,
se utilicen diversos medios como videos y textos escritos,
proyectados o sonoros.
1
invita a los visitantes a tocar, manipular o realizar demostraciones
científicas. Para ello, se dispone de una serie de medios de
comunicación, audiovisuales e informáticos. Frente a los museos
más tradicionales como el Museo Alemán de Munich, están surgiendo
los Centros Científicos con exposiciones interactivas o táctiles
donde el visitante experimenta y adquiere conocimientos (Parr,
1992) (Fig. 74).
1
exposición de carácter permanente, temporal o itinerante. La etapa
preparatoria consiste en la elaboración del método o guión que ha
de definir cada una de las etapas a seguir y las personas que han
de intervenir en cada una de ellas (Fig. 76). Como gran parte de
estas exposiciones se instalan con obras pertenecientes a otras
Instituciones, es necesario tener en cuenta una serie de normas.
Por esta razón la Dirección de Museos Estatales, basándose en el
art. 8 del Real Decreto 620/87 de 10 de Abril, ha establecido una
serie de instrucciones que deben seguirse en el préstamo de obras
de los museos para las exposiciones temporales. Pensamos que pueden
servir de orientación y, por esta razón, pasamos a exponerlas a
continuación:
-Normas generales:
1
- Normas específicas: El Director del museo que presta las obras
exigirá una serie de condiciones específicas, entre las que figuran
las siguientes:
1
de Bienes del Patrimonio Histórico Español. El permiso será
solicitado por la Entidad Organizadora o por el museo que realiza
el préstamo y tendrá una validez de tres meses, aunque si la duración
de la exposición supera este tiempo, puede solicitarse una prórroga.
* Acta de entrega: Una vez autorizado el préstamo por el
Ministerio de Cultura, las partes interesadas firmarán el acta de
entrega, siempre que se hayan respetado las normas generales y
específicas.
* Acta de devolución: En el momento de la devolución de los
objetos, se comprobará su estado de conservación y cualquier
alteración de los mismos se comunicará al Ministerio de Cultura,
quien se encargará de hacer la reclamación al seguro.
1
y pequeñas poblaciones. Estas exposiciones cuentan con una larga
tradición. En Inglaterra, la primera exposición itinerante fue
organizada en 1855 por el Victoria Albert Museum (Olofsson, 1973:
114) y estaba destinada a escolares. Como sus resultados fueron
muy favorables, este tipo de iniciativas tuvieron muy buena acogida
en otras instituciones. En algunos países europeos, como Suecia,
cuentan con un Centro de exposiciones itinerantes. Se trata de una
fundación Estatal con responsabilidades políticas y culturales,
posee una estructura muy consolidada y organizan exposiciones en
todo el país con la colaboración de escuelas y centros de adultos,
así como con museos, galerías y otras asociaciones.
Si bien estas exhibiciones se conciben como instrumento
pedagógico por su contribución esencial a las actividades
escolares, representan también un medio educativo y de proyección
social del museo, acercando éste a un público potencial que, por
diversas circunstancias, no tiene acceso a dichas instituciones.
A todo ello, puede sumarse el gran poder de comunicación que tienen
este tipo de representaciones, debido al empleo de técnicas y
métodos apropiados que facilitan la comprensión del discurso
expositivo. Otra experiencia interesante es la que está llevando
a cabo el museo de "En Herbe" en París, dedicado a un público escolar.
Entre sus diversas actividades conviene destacar la elaboración
de una serie de exposiciones itinerantes que se encuentran a
disposición de los centros y organismos que lo soliciten, previo
pago de un alquiler. Dichas exposiciones se componen de paneles,
fotografías y maquetas, orientadas fundamentalmente a un público
infantil quien, a través de juegos y otras actividades, sigue con
gran atención y aprovechamiento el discurso expositivo. Los temas
ofrecen un gran interés como los expuestos sobre "Architectures
fantastiques", "Les aborigenes D'Australia" y "Les origenes de
l'Homme".
1
8.6. Exposiciones del futuro
1
en su propio universo para, en un segundo momento, volver a la
contemplación de la obra original.
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1
A comienzos del siglo XX, existe una gran preocupación
por la extensión y profundización del concepto de patrimonio
aplicado, de forma especial, a los bienes inmuebles, amenazado cada
vez más por la expansión de la civilización industrial, hecho que
culminará en diversas reuniones internacionales. De esta manera,
en 1931 tiene lugar, en Atenas, una "Conferencia internacional de
expertos para la protección de monumentos de arte e historia". La
conferencia aprueba un documento conocido con el nombre de "Carta
de Atenas", que se considera como el primer "manifiesto"
internacional que reconoce oficialmente y consagra la existencia
de un patrimonio cultural mundial. Así, en su art. 1 afirma que
"la conservación del patrimonio artístico y arqueológico de la
Humanidad afecta a todos los Estados que protegen la civilización".
Es, pues, la primera constatación de la relación entre conservación
y necesidades sociales. En el art. 3, se aprueba la legislación
de todo país que vea en la tutela del patrimonio un derecho de la
colectividad frente al interés particular.
En 1964, se promulga la "Carta de Venecia" que hace
referencia especial a los monumentos y conjuntos históricos, como
queda reflejado en el art. 1: "la noción de monumento histórico
comprende tanto la creación arquitectónica como el ambiente urbano
o paisajístico que representa el testimonio de una civilización
particular, de una evolución significativa o de sus acontecimientos
históricos. Esta noción se aplica no sólo a las grandes obras, sino
también a las obras modestas que con el tiempo han adquirido su
significado cultural". Otro documento importante, es la "Carta del
restauro 1972", de aplicación más restringida, dado que afecta
solamente a Italia, pero que sirvió de referencia a otros países.
1
sus conclusiones más significativas podemos destacar
fundamentalmente dos. La primera, fue el reconocimiento oficial
por parte de todos los Estados de que los poderes públicos no podían
sufragar en su totalidad los gastos generales que conllevan la
protección y conservación del patrimonio cultural. En este sentido,
era necesario recurrir al sector privado y potenciar su colaboración
a través de diversas fórmulas como el mecenazgo, el patrocinio,
la creación de industrias culturales, etc. La segunda de las
conclusiones consistió en una toma de conciencia de que la inversión
en la promoción cultural suponía, a su vez, un incremento de recursos
y de creación de empleo. El tema de la financiación y la obtención
de fondos privados para fines culturales fue objetivo principal
de los Coloquios organizados por el Consejo de Europa en York (1986),
en Messina (1987) y en Halifax (1988). En la actualidad, el Consejo
de Europa sigue trabajando en esta misma línea, siendo aprobado,
a nivel de Recomendación, uno de los últimos proyectos el 11 de
Abril de 1991.
1
muchos años. Los bienes inmuebles están, evidentemente mucho más
expuestos a condiciones adversas más difíciles de controlar. Por
ello, una vez reconocido el caracter de Bien Cultural de nuestro
Patrimonio, se adquiere la responsabilidad de conservarlo y
transmitirlo en su integridad a las generaciones futuras.
1
climatología del lugar donde se encuentra ubicado el museo, dado
que las variaciones climáticas que se producen en el exterior van
a repercutir en el interior del museo: las oscilaciones día/noche,
los cambios de estaciones y los cambios momentáneos producidos por
un gran número de visitantes en las horas puntuales. Además, se
ha de tener en cuenta la naturaleza de las colecciones y el confort
de los visitantes.
1
en el interior, afectando a su constitución. Así, por ejemplo, las
fibras textiles se descomponen, los cueros se hacen quebradizos
y pierden su resistencia y los pigmentos de las pinturas sufren
algunas alteraciones. Los materiales pétreos, ante una atmósfera
impura, sufren determinadas reacciones que afectan primero a la
capa superficial y, posteriormente, las sales cristalizan y
penetran hacia el interior, afectando a su resistencia interna.
Estas alteraciones son más frecuentes cuando se alternan períodos
secos y húmedos. Generalmente, la estructura de las piezas cerámicas
permanece inalterable a los ataques de la polución atmosférica;
sin embargo, puede dar lugar a la intrusión de iones de cloro, azufre
y carbono que conducen a la formación de cloruros, sulfatos y
carbonatos, que se manifiestan con un aumento de la humedad
relativa. Los materiales metálicos son atacados, principalmente,
por el oxígeno en un ambiente húmedo donde las impurezas
atmosféricas facilitan estas reacciones debido a que las sales y
los cloruros son agentes de corrosión activa que forman en los
objetos focos particularmente agresivos.
1
la humedad relativa al 0 por ciento indica que el aire está
totalmente seco. La humedad relativa al 50 por ciento señala que
el ambiente es normal y la humedad relativa al 100 por ciento
presenta un aire saturado de humedad. En el museo es importante
conocer la humedad relativa y mantenerla dentro de unos límites
constantes, puesto que los cambios producen dilataciones y
contracciones en los materiales orgánicos. La humedad puede
penetrar desde el exterior a través de las fisuras de las paredes,
de cubiertas defectuosas, por evaporación de las conducciones de
aguas próximas, por aguas subterráneas en contacto con el edificio,
etc. Desde el interior, por la limpieza de los suelos y por la
transpiración y respiración de los visitantes, sobre todo, cuando
su número es excesivo, pudiendo elevar considerablemente la humedad
en los días lluviosos.
1
de una aguja, indicando la humedad relativa del lugar. También
existen los higrómetros digitales (Fig. 78 y 79). Tanto unos como
otros, ofrecen una lectura inmediata de la humedad relativa. No
obstante, se necesita contrastarlos cada cierto tiempo y, bien
graduados, pueden ser utilizados por cualquier persona.
1
dimensiones como pueden ser las vitrinas (Bosshard, 1992). Este
producto puede absorber vapor de agua hasta un 38%, es decir, 1
kg. de gel de sílice absorberá 380 gramos de agua. También, a la
inversa, el gel de sílice húmedo, en contacto con el aire seco
producirá vapor de agua. El gel de sílice es un producto cristalizado
e incoloro que contiene una sal de cobalto, que sirve de indicador
de la humedad. Es de color azul cuando está seco y se torna rosa
cuando está húmedo. Dicho producto tiene una serie de ventajas
puesto que no necesita personal especializado y puede ser regenerado
para nuevo uso. Uno de sus mayores inconvenientes es el elevado
coste que supone.
Los nuevos productos del mercado, como el "Art Sorb" requieren
cantidades inferiores que los gel de sílice standard para controlar
la humedad relativa de un volumen dado. Los materiales orgánicos,
como ya hemos comentado anteriormente, poseen la propiedad de
mantener en equilibrio la humedad que contienen con la del aire
que les rodea. En este sentido, las vitrinas de madera juegan un
papel muy importante en el control de la humedad relativa. Otros
sistemas de control activo son los aparatos electromagnéticos para
humidificar (Banks y Baer, 1986; Deferne, 1992) y deshumidificar.
Existe una amplia gama en el mercado, son muy eficaces y,
normalmente, están dotados de termostatos e higrostatos que
funcionan automáticamente (Figs. 80 y 81).
9.1.3. La temperatura
1
Cuando en el museo no se dan las características adecuadas
de humedad relativa y temperatura, se produce la formación de seres
biológicos, ya sean de tipo vegetal o animal. Dentro de los primeros,
se encuentran los mohos, quienes para su desarrollo necesitan una
humedad relativa alta, aunque pueden aparecer en torno al 65 por
ciento y una temperatura media o algo elevada que puede oscilar
entre los 12 y 30 grados C., requiriendo además una escasa
iluminación. Sin embargo, aunque estas son las condiciones
generales que generan la aparición de dichos seres, cada tipo
requiere un medio específico para su desarrollo.
Los efectos que producen en los materiales depende de su
naturaleza. Así, en los objetos de piel se forman manchas y cambios
de color en los cueros teñidos, mientras que la madera es uno de
los materiales que más sufren el ataque de los hongos, disgregándola
y llegando a perder el 80 por ciento de su resistencia (Fig. 77).
Las bacterias y las algas intervienen en diversos procesos químicos
que alteran la composición de las piedras. En cuanto a los seres
vegetales, contamos con la presencia de cucarachas, que son
omnívoras y pueden producir graves daños en los libros, lanas y
cueros; las termitas, que destruyen las maderas y las polillas que
provocan serias alteraciones en libros, tejidos y en los objetos
etnográficos en general. Las medidas preventivas contra los ataques
biológicos son varias, desde procurar que la humedad relativa no
supere el 65 por ciento o los objetos no se encuentren almacenados,
hasta cuidar que las salas se mantengan limpias de polvo y usar
el método de fumigación que resulta bastante seguro (Child, 1989;
Gilberg, 1989).
9.2. La iluminación
1
en este campo.
No existen normas generales que puedan aplicarse de la misma
manera a cada una de las instituciones museísticas, pues es
necesario estudiar cada caso individualmente y valorar todas sus
características: ubicación del edificio, orientación de los vanos,
naturaleza y categoría de los objetos, determinación de los
parámetros visuales, etc. Dicho estudio, será el resultado de una
colacoración multidisciplinar integrada por arquitectos,
museólogos y luminotécnicos (Chartered Institute of Building
Services, l980).
Una buena planificación consistirá en el estudio detallado
del espacio, diferenciando las distintas zonas o ámbitos, en definir
los niveles de iluminación, tanto en las superficies horizontales
como verticales. Otros aspectos a tener en cuenta serán la selección
del equipo y su integración en la arquitectura, la distribución
de la luz y el confort visual. A ello habría que añadir que una
instalación de alumbrado no se concibe hoy día de forma estática,
sino que debe adaptarse a situaciones diferenciadas y al uso
respectivo de la misma.
Para Casal (l982), algunos de los objetivos que se pretenden
conseguir son los siguientes:
- Un equilibrio entre presentación-conservación.
- Mejorar la comunicación entre visitante-objeto.
- Definir las características de las piezas: forma, color y
textura.
- Facilitar la visualización de los visitantes, de forma que
éstos puedan apreciar los detalles de las piezas, leer textos
y cartelas (Fig. 82).
- Jerarquización de las piezas.
- Contribución al deleite.
- Resaltar los espacios arquitectónicos.
- Buscar la flexibilidad y la funcionalidad.
1
ultravioletas e infrarrojas.
-La bombilla incandescente emite radiaciones visibles, gran
cantidad de infrarrojas y pocas ultravioletas.
-El tubo fluorescente emite radiaciones visibles, con porcentaje
elevado de ultravioletas y un número poco elevado de
infrarrojas.
1
permite un contacto con el entorno, que afecta positivamente al
estado de ánimo de los visitantes. Uno de los mayores inconvenientes
es su gran contenido de radiaciones ultravioletas e infrarrojas
que influyen en el grado de conservación de las obras., dado que
la actividad fotoquímica de la energía solar es, normalmente, muy
elevada y debe estar sometida a un rígido control.
Este tipo de iluminación puede penetrar lateralmente o a
través de las cubiertas acristaladas del edificio. Las ventans bajas
contribuyen a una distribución irregular de la luz con zonas de
gran intesidad lumínica, frente a otras que permanecen,
prácticamente, oscuras. De su orientación va a depender que se
produzcan deslumbramientos y reflejos que inciden negativamente
en la percepción visual de los visitantes. Por ello, se requiere
la existencia de unos sistemas de control, tales como filtros,
celosías, persianas o estores graduables, con el fin de evitar la
luz solar directa.
La iluminación natural diagonal penetra a través de
ventanas altas y constituye el punto intermedio entre la cenital
y la lateral. Evita algunos de los efectos negativos, producidos
por la luz lateral (Fig. 84 a).
La luz cenital es la más aceptable, pues permite un
reparto más uniforme y un mejor control de la misma. Puede realizarse
a través de una cristalera horizontal o a dos aguas (Coloma, l990).
También existen diversas variantes, de forma que la obstención de
este tipo de luz juega un papel fundamental a la hora de elaborar
un proyecto arquitectónico.
Las cubiertas horizontales son las que plantean mayores
problemas, ensuaciándose con frecuencia en zonas donde la atmósfera
está muy contaminada. Otro de los inconvenientes es su adaptación
a la estructura del edificio, produciendo filtraciones de aguas.
Sus efectos son limitados, afectando solamenta a las plantas altas
de los edificios.
Los lucernarios a dos aguas han obligado a realizar
instalaciones costosas, dando lugar a los techos técnicos. Éstos
consisten en cubiertas de vidrio de bastante inclinación. En la
zona inferior se instalan una serie de tabiques verticales que
evitan la entrada directa de los rayos solares. En este espacio
se colocan diversos focos de luz, que complementan la natural (Fig.
84 b), incorporándose en algunos casos aire acondicionado, que evita
una elevación de la temperatura. En la parte inferior, se instalan
lamas graduables que pueden accionarse manual o automáticamente.
Por último, el techo de la sala estará formado por paneles dotados
de filtros.
Otros sistemas para conseguir una adecuada iluminación
cenital son los techos en forma de dientes de sierra, correctamente
orientados o los pequeños lucernarios que regulan y matizan la
entrada de la luz natural. La combinación de ambas luces, antes
de su penetración en las salas, hace que se consigan unos niveles
aceptables de iluminación, reduciendo en lo posible los factores
de alteración de los objetos.
1
es siempre una corriente eléctrica. Dentro de ella, destacamos las
siguientes:
1
tienen un elevado rendimiento luminoso a la vez que una adecuada
temperatura de color.
Un nuevo sistema de iluminación se está imponiendo en algunas
exposiciones, cuya aplicación se ha realizado ya en el Museo de
Antigüedades Egipcias de Turín (Donadori, 1991) y en la exposición
temporal sobre "Tapices y armaduras del Renacimiento. Joyas de las
Colecciones Reales", que tuvo lugar en el Palacio de Velázquez en
Madrid, el año 1992. Se trata de la iluminación a través de la fibra
óptica, que no plantea ningún tipo de problemas en la conservación
de los objetos dado que no contiene ni radiaciones ultravioletas
ni infrarrojas, ya que se transmite en un espectro visual que oscila
entre los 400 y 700 nanómetros. La fibra se agrupa en haces y la
luz recorre longitudinalmente la fibra hasta su extremo, pudiéndose
orientar hacia la dirección deseada (Gurlino y Albana, 1991). De
esta forma, la luz se vuelve creativa y puede ser manipulada por
cualquier persona del museo. Otro de los adpectos positivos es la
correcta visualización de cada uno de los objetos, eliminando las
sombras u otros detalles que puedan entorpeder su visión.
Según las últimas orientaciones en este campo, es
aconsejable combinar la iluminación natural con la artificial,
puesto que la primera contribuye a presentar una atmósfera cambiante
y variada, además de influir positivamente en el visitante. Mientras
que la luz artificial complementa y regula los efectos negativos
de la anterior, a la vez que resalta los valores estéticos de la
presentación, permitiendo una mayor comunicación entre
objeto-visitante.
1
volúmenes.
En líneas generales, se puede afirmar que la luz indirecta
proporciona una iluminación ambiental general, mientras que la
directa resalta puntos concretos, ayudando a jerarquizar los
objetos y a evitar las sombras. Respecto a la intensidad de la luz,
ha de ser suficiente para no tener que forzar la vista, sin que
llegue a producir fatiga visual por un exceso de claridad.
1
extremadamente sensibles, se recomiendan 50 lux, para los sensibles
150 y los que proceden del mundo inorgánico pueden alcanzar niveles
mucho más altos. Entre los daños causados por la luz, pueden citarse
los siguientes: debilitación de las fibras textiles, la
decoloración de los pigmentos, la decoloración de los tintes de
los tejidos, el papel se vuelve amarillento y quebradizo, las
fotografías cambian de color y los barnices se tornan amarillentos.
En la elaboración de un proyecto luminotécnico deben tenerse
en cuenta todos los factores que intervienen en la deteriorización
de las colecciones. Si se trata de un museo de nueva creación, dicho
proyecto ha de integrarse en la programación general del mismo.
Cuando se aplica a un museo ya existente, el proceso es más
complicado, al tener que adaptarse a las características del
edificio. Así, en edificios de un gran valor histórico, una de las
soluciones que se han dado es la adaptación de las lámparas antiguas
complementadas con un equipo eléctrico adecuado o la utilización
de pequeñas lámparas reflectoras dicroicas, ocultas tras los
muebles y huecos de las ventanas, con el fin de revalorizar los
aspectos arquitectónicos o determinados detalles de los techos y
de los paramentos. Otra de las opciones es la utilización de un
raíl electrificado, que no nesecita enchufes ni cables, permitiendo
una utilización de la luz a través de diferentes formas.
Para finalizar, podemos afirmar que la tendencia actual
es la preocupación por la conservación preventiva, es decir, por
conseguir unas condiciones ambientales idóneas de humedad relativa,
temperatura, polución atmosférica e iluminación. La solución ideal
será que los museos puedan contar con aire acondicionado central
que regule automáticamente todos los factores anteriores. Compete,
pues, a la Administración una racionalización de sus inversiones
en orden a dotar a estos centros de los medios adecuados para llevar
a cabo una de sus principales funciones: la de conservar el
patrimonio cultural.
1
sufrir se encuentran las relativas a las condiciones climáticas
que se ocasionan de forma involuntaria al realizar la limpieza o
cualquier otro trabajo, la manipulación de las colecciones a la
hora de llevar a cabo cualquier actividad en el museo o los daños
y destrucciones realizadas voluntariamente. Son bastantes los
trabajos dedicados a este tema, como los de Alsford (1975),
Tillotson (1977), Fuss (1980), Museums Association (1981), Schroder
(1981), Bravo (l982), Burke y Adeloye (1986), American Association
of Museum (1987) y Solley et alii (1987). A estos debemos añadir
algunos de los recientes estudios emanados del Comité del ICOM para
la Seguridad en los Museos (ICMS) (Burke, 1990; ICMS, 1992, 1993).
A continuación, trataremos de las medidas encaminadas a la
protección de los museos contra el hurto, los incendios y otros
daños que puedan ser ocasionados.
1
A todo ello, se puede añadir la falta de concienciación de la
población que compra estos objetos sabiendo que se trata de objetos
robados. Los robos de objetos artísticos pueden dividirse en dos
grandes grupos, teniendo en cuenta el objetivo que se pretende
alcanzar: destructivos o no destructivos. El hurto con finalidad
destructiva busca, sobre todo, objetos metálicos, piedras
preciosas, joyas y todo aquello que, al fundirlo o desmontarlo,
produzca un rápido beneficio material sin levantar demasiadasd
sospechas. El hurto con objeto no destructivo puede clasificarse
en tres categorías diferentes:
1
La ficha de los objetos debe contener la identificación del objeto,
la descripción con los rasgos más representativos, los datos sobre
su historia, la forma de adquisición y su ubicación dentro del museo
(Roberts, 1993: 3).
1
Estos sistemas, denominados de detección, están constituidos por
elementos eléctricos y electrónicos que actúan al recibir la señal
que produce su activación. Su estructura responde al siguiente
esquema:
INSERTAR GRÁFICO 6
1
los problemas que plantea este sistema es que no determina
con exactitud la dirección del intruso.
1
referencia.
1
Venus del Espejo, de Velázquez, que se encuentra en la National
Gallery de Londres, recibió una serie de cuchilladas por parte de
una manifestante que luchaba en favor de los derechos femeninos
(Fitz-Maurice, 1977: 48). Los graffiti y los deterioros de distinto
tipo se siguen produciendo en la mayor parte de las Instituciones.
Entre los siniestros que, de forma ocasional, pueden afectar a las
colecciones de los museos se encuentran las inundaciones, los
terremotos y las acciones bélicas y terroristas. En consecuencia,
los sistemas de protección contra todos estos daños lo resumiríamos
de la siguiente manera:
1
temperatura. Dentro de este grupo, pueden diferenciarse los
termostáticos que se activan a una temperatura que oscila entre
los 58 y 93 grados C. Los termovelocímetros, que para su
funcionamiento requieren un incremento rápido de temperatura en
un corto período de tiempo y los combinados que se activan de ambas
formas.
- Detectores de humos. Actúan ante la presencia de humos
visibles o invisibles en el detector, pudiendo ser iónicos que
detectan la variación de corriente eléctrica al entrar humo en la
zona de ionización o fotoeléctricos que detectan únicamente humos
visibles y provocan una difusión de la luz al actuar el humo sobre
un flujo luminoso.
- Detectores de llama. Reaccionan ante la aparición de energía
radiante, visible e invisible. También pueden ser sensibles a la
energía infrarroja o a las brasas incandescentes y a la llama.
- Los pulsadores manuales de alarma. Actúan como complemento
de los anteriores y su misión consiste en enviar, de forma manual,
una señal de alarma de incendio a la central. De esta forma, puede
localizarse la zona desde donde se ha activado la alarma.
1
para la seguridad de los Museos (ICMS) (Burke, 1990: 15), la
informatización de los sistemas de alarma tiene múltiples ventajas,
entre las que destacamos las siguientes:
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1
colección científica y material escolar. En Rusia, por iniciativa
del Ministerio de la Guerra, se funda en San Petesburgo el Musée
Pédagogique des établisssements militaires d'education, en 1864,
con clara vocación pedagógica. Entre los museos de más reciente
fundación se encuentran el de Viena (1872), Roma (1874) y París
(1879) que, con el tiempo, se erigirá en uno de los centros más
importantes de Europa.
Todos estos centros tuvieron una evolución muy similar y estaban
considerados como instituciones museísticas, cuya labor se centraba
en la educación y enseñanza a través de las bibliotecas, material
escolar y colecciones diversas que complementaban con otras
actividades como conferencias, cursos e intercambios. Sin embargo,
a pesar del dinamismo que supusieron en la difusión de la enseñanza
y de la investigación, pronto van a quedar relegados con la aparición
de los Institutos Pedagógicos y Psicológicos, cuyo origen se remonta
al primer tercio del siglo XX.
1
La creación del International Council of Museums, en
1946, con sede en París, representará un hito importante en la
Museología moderna al intentar revitalizar toda la estructura del
museo. Las conclusiones emanadas de las distintas reuniones de
trabajo servirán de referencia y orientación a todos los museos
del mundo. La preocupación por los temas educativos está presente
en algunas de estas reuniones, como la celebrada en 1958 en Río
de Janeiro sobre "El papel pedagógico de los Museos". La IX
Conferencia General, que tuvo lugar en París el año 1971, estuvo
dedicada a analizar "El Museo al servicio del Hombre. Actualidad
y futuro". La idea de contar con un apoyo constante para tratar
estos temas cristalizó en el Comité Internacional de Educación y
Acción Cultural (CECA) que abría la posibilidad de colaborar a todos
aquellos profesionales interesados en la materia.
En España, fruto más del interés personal que institucional,
existen una serie de profesionales dedicados a esta labor. Su
trabajo, estímulo y colaboración ha quedado reflejado en las
reuniones periódicas que, bajo el nombre de "Jornadas de
Departamentos de Educación y Acción Cultural", vienen realizándose
desde comienzos de los años ochenta. En América, al igual que en
los países europeos y por influencia de éstos, comienzan a aparecer
las primeras instituciones de carácter pedagógico. Así, en Toronto
(Canadá) se inaugura en 1857 el Musée de l'Education, que consta
de un museo pedagógico y de un almacén con material escolar. En
Estados Unidos se crea, en 1866, el Bureau of Education, a través
de la Teachers National Asociation y, un año más tarde, como
consecuencia de la Exposición Universal de Filadelfia, surge el
Educational Museum.
Esta preocupación por las tareas educativas va a ser una
constante en los museos americanos desde 1900 hasta nuestros días.
El período 1870-1900 marca el desarrollo de los museos americanos,
cuyas preocupaciones se centran más en consolidar estas
instituciones que en poner en marcha programas educativos. La
siguiente etapa va desde 1900 a 1930 y se caracteriza, según Low
(1948: 27) por "el rápido desarrollo de la acción educativa de los
museos", mediante la puesta en marcha de diversos programas
educativos dentro del museo, así como de programas complementarios
dirigidos a escuelas públicas y a otras instituciones. Para este
mismo autor, existen tres concepciones diferentes del museo durante
esta etapa. La primera de ellas, resalta los valores estéticos,
la segunda la educación y la tercera un equilibrio entre ambas.
Sin duda, la mayor parte de los trabajos de estos años consideran
el museo como un instrumento importante de educación, hasta el punto
de defender que, a la hora de planificar un museo, es necesario
contar con la comunidad (Dana, 1917). Esta misma idea es defendida
por Rea (1932), quien ha realizado una serie de estudios orientados
a conocer las relaciones de los museos con la comunidad.
Una vez consolidado el papel que la educación juega en los
museos, tanto de arte como de otras disciplinas, se ve la necesidad
de elaborar programas educativos acordes con el contexto social
al que van dirigidos. Una de las causas de la concepción del museo
como instrumento educativo se debe al sistema de financiación
privada, donde las aportaciones del público constituyen una fuente
importante de ingresos a través del pago de la entrada, de las cuotas
1
de los socios y de la venta de catálogos. Por ello, el museo utiliza
todos los medios de difusión posibles para atraer a un mayor número
de público, entre ellos, la radio, cuyos mensajes buscan informar
y educar a través de entrevistas, conferencias y cursos elaborados
por los propios profesionales del museo. A su vez, se anuncian
exposiciones temporales y diversas actividades. La televisión
también contribuye con programas especiales dedicados a
determinados museos, entrevistas personales e informaciones sobre
exposiciones. Finalmente, la prensa es uno de los medios más seguros
y regulares para anunciar acontecimientos de gran actualidad, tales
como la inauguración de nuevos edificios museísticos, los
nombramientos de determinados cargos en los museos y los nuevos
servicios públicos (Thomas, 1973). No obstante, veremos cómo la
función de los medios de difusión, a veces, no está tan desarrollada
como desearíamos a la hora de informar sobre la vida de los museos,
debido a múltiples razones.
1
10.1.1.Estructura
1
accesos han de facilitar la entrada a todo tipo de público, incluido
los minusválidos. El espacio de recepción o de acogida representa
el primer contacto del visitante con el museo, de forma que algunos
autores, Vanden Branden (1984), lo consideran como un servicio
educativo importante desde donde se orienta e informa a toda persona
que entra en la institución. Por otra parte, deben contemplarse,
además de las salas de exposiciones permanentes y temporales,
ámbitos específicos en los que puedan desarrollarse las actividades
educativas: salón de actos, auditorio, talleres, laboratorios,
almacén de material didáctico, sala de proyecciones, salas para
el personal de Departamento, sala de medios interactivos, etc. Cada
museo diseñará, por tanto, las distintas áreas en relación a sus
programas educativos.
10.1.2. Objetivos
l0.l.2.l. El público
1
a) Niños. En este grupo se incluye el sector de la población cuyas
edades oscilan entre los cuatro y los catorce años. Generalmente,
la visita al museo la realizan en grupo, acompañados por profesores,
o de forma individual acompañados por sus padres. Este colectivo
es el que ha disfrutado de una mayor atención en las actividades
educativas de los museos, dando lugar a la creación de museos
específicos. En el Reino Unido han tenido un gran desarrollo los
servicios educativos de los museos a través de los cuales se ofertan
una serie de actividades, como cursos, programas de enseñanza,
servicio de préstamos, etc., actividades que se van renovando
constantemente de acuerdo con las nuevas orientaciones en el campo
de la educación. Los museos de Estados Unidos, desde su orígen,
han tenido una gran preocupación por ser instituciones de carácter
educativo. Aunque sus programas van dirigidos a todo tipo de
público, han tenido presente la creación de museos orientados
específicamente al mundo infantil, pudiéndose citar como ejemplos
el museo de los niños de Boston y de Brooklyn, que pueden
considerarse como paradigma de este tipo de iniciativas. No faltan
tampoco los museos que cuentan, a su vez, con espacios dedicados
exclusivamente a mini-museos de orientación infantil, cuyo ejemplo
más significativo lo encontramos en el museo de Bellas Artes de
Marsella.
1
personas adultas y a la educación comunitaria y las que éstas pueden
también ofrecer al museo, porque las oportunidades de aprendizaje
que unos y otros pueden ofrecer son grandes y urge encontrar vías
que aseguren que éstas van a ser usadas como forma de aprendizaje
para intensificar sus vidas y para transformar sus propias
comunidades.
1
socialmente marginadas, para las que ha de intentar ofrecer un
aspecto acogedor del mismo con el propósito de que puedan
considerarse como en su propia casa y se les facilite, de esta
manera, el acceso al mundo de la cultura desde su propia condición
social, sin complejos ni cortapisas.
1
reveladores, pues el 24 por ciento poseen un título superior, el
31 por ciento de bachillerato, el 17 por ciento tienen un diploma
de enseñanza técnica o de enseñanza general de segundo grado frente
al 11 por ciento que habían obtenido un diploma de estudios
primarios. Finalmente, el 9 por ciento, en su mayoría escolares,
aún no estaban en posesión de ningún título o diploma.
Se confirma, pues, que el nivel cultural es el factor más
determinante a la hora de valorar la periodicidad de los visitantes.
Si se comparan estos resultados con los obtenidos en otros países
europeos, como Holanda, Grecia y Polonia, puede observarse que la
estructura social, el nivel cultural y la edad del público son muy
similares de un país a otro, aunque puedan observarse ciertas
matizaciones.
1
que tratan sobre el público, podemos contar, entre otros, a Griggs
(1983, 1984), Screven (1984, 1988, 1992), Rivière (1989), Miles
et alii (1988), Veron y Levasseur (1989), Prats (1988), Muñoz y
Pérez (1991) y Wagensberg (1992).
Siguiendo esta misma línea y dentro de una perspectiva
constructivista del aprendizaje desarrollada por Claxton (1990)
y por Light et alii (1991), Asensio (1987, 1988 y 1999), está
llevando a cabo una labor muy interesante sobre la interpretación
de la comprensión y aprendizaje del conocimiento histórico y social,
artístico y didáctico que puede aportar nuevas vías de solución
a la problemática que la afluencia de público plantea al museo.
Su estudio, realizado en equipo, sobre la evaluación cognitiva de
la exposición de Los Bronces Romanos (Asensio et alii, 1991),
contemplado en sus aspectos ambientales, comunicativos y
comprensivos es un ejemplo de cómo pueden situarse los profesionales
del museo ante una exposición temporal ofrecida a un público
heterogéneo.
Otro de los retos de dichos departamentos es conseguir una
mayor democratización de estas instituciones en la sociedad actual,
puesto que aún existe un elevado porcentaje de población que no
ha tenido ocasión de frecuentar el museo, llegando a ignorar incluso
su existencia. En este aspecto, para atraer al público potencial
tendremos que recurrir a la prensa, radio y televisión y a
determinadas actividades festivas como se hace ya en algunos museos
americanos. Si pensamos que los museos constituyen un centro de
educación permanente, abierto a todos los niveles culturales de
las personas, éstos han de cubrir las amplias expectativas del
público, bien potenciando todos los recursos culturales,
publicaciones, vídeos, audiovisuales, representaciones teatrales,
proyecciones cinematográficas, conferencias y cursos, bien a través
de sus exposiciones permanentes o temporales.
Las encuestas de actitud realizadas fuera de los museos pueden
acercarnos a conocer qué piensa el público del museo y qué espera
de él, como paso previo para una relación y diálogo entre museo
y público (Carter, 1992). Incluso, el museo puede proyectarse fuera
de sus muros, extendiéndose su labor a la protección y difusión
del patrimonio artístico, histórico, arqueológico, etnográfico y
natural, es decir, el museo no puede desarrollar sus funciones de
espaldas a su entorno socio-cultural y ambiental.
1
que cuenta.
l0.l.3.l. Exposiciones
1
que estas instituciones se conciben como lugares de aprendizaje.
De esta forma, comienzan a aparecer las primeras investigaciones
sobre el comportamiento y actitudes de los visitantes proponiendo,
al mismo tiempo, los criterios a seguir en las evaluaciones y
recogiendo los puntos de interés que se han conseguido con el objeto
de tenerlos en cuenta a la hora de programar futuras exposicones.
En definitiva, se busca alcanzar una mayor comunicación con el
público.
Durante la década de los ochenta tuvo lugar una mayor
intensificación de estos estudios que, en su gran mayoría, fueron
publicados en la revista de la Asociación Americana de Museos,
Museum News. En 1990, se creó el Comité de Investigación y Evaluación
de Visitantes dando lugar, en 1991, a una organización nacional
denominada Asociación de Estudios sobre Visitantes. Una de las
aportaciones más interesantes de todas estas investigaciones es
su estrecha relación con la función educativa que no debe
restringirse únicamente a la elaboración de programas escolares,
como visitas guiadas, talleres o publicaciones, sino que también
ha de contemplar la programación de exposiciones, considerándolas
como un importante medio de enseñanza y educación. De ahí el interés
que tienen los diversos métodos de evaluación del público a lo largo
de todo el proceso de elaboración de una determinada experiencia
expositiva.
Según Screven (1993), pueden realizarse diversos sistemas
de evaluación: la frontal tiene como finalidad obtener un
conocimiento del público a través de observaciones y encuestas;
la formativa presta atención a las respuestas de los visitantes
en el momento de iniciar el proceso de elaboración de una exposición;
la recapitulativa mide el impacto global de la exposición, una vez
terminada y la correctiva considera los resultados obtenidos en
la evaluación formativa para realizar los cambios necesarios en
la misma. Sin duda, todas estas experiencias que se han llevado
a cabo en los últimos años nos han aportado datos e informaciones
que han de ser tenidas en cuenta a la hora de planificar las
exposiciones.
1
procedentes de la semiótica, desembocando en una concepción del
museo considerado como un ámbito de significados (Gottesdiener,
Mironer y Davallon, 1993). En España, esta línea de investigación
ha sido seguida por algunos trabajos de Asensio, García y Pol (1991).
l0.l.3.2. Actividades
1
elaboración de trabajos relacionados con el contenido del mismo
que pueden ser realizados individualmente o en grupo. A
continuación, pasamos a exponer algunas de estas experiencias.
1
g) En estos últimos años se están imponiendo los sistemas
interactivos como el videodisco, la informática y las máquinas
interactivas con el objeto de que el visitante participe
activamente.
1
interprofesional ayuda a alcanzar los objetivos fijados por ambas
instituciones.
1
especialmente, participan de forma activa en la función educativa.
Ambas están interesadas en despertar el interés y en favorecer la
capacidad de pensar críticamente y de especular acerca de la
condición humana en todas sus manifestaciones, ya sea en el medio
físico como en el social. Sin embargo, Kirk (1990: 20) opina que
existen en la actualidad ciertos movimientos de opinión educacional
que refuerzan el derecho de las instituciones patrimoniales a
participar en el trabajo de las escuelas. Así, la contínua presión
de los ecologistas, conservacionistas y naturalistas ha potenciado
la importancia de todo lo concerniente al medio natural y ha llamado
la atención sobre el interés de la interdependencia humana del
racional y delicado uso de las fuentes naturales, de la polución
y de otros temas relevantes que se encuentran reflejados en el actual
currículo escolar de la escuela inglesa y, afortunadamente, también
de la actual escuela española según pueden contemplarse en la nueva
Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE).
También se están dando prioridad a los estudios del patrimonio
cultural, a la vez que se refuerza la educación multicultural y
los valores estéticos y creativos de las diferentes tradiciones
artísticas y culturales de nuestros días. Todo ello, implica un
cambio en la concepción de la enseñanza que se ha de impartir y
en la forma como se ha de aprender. El aprendizaje no es concebido
como un mero recibir de forma pasiva la información, sino como una
actividad que envuelve todo el trabajo de investigación que se lleva
a cabo en el desarrollo de sus propias destrezas y capacidades.
Las instituciones patrimoniales y, entre ellas los museos,
necesitan ser mucho más agresivas en el marketing que han de ofrecer,
puesto que el rol y las posibilidades educativas necesitan
presentarse más explicitamente en cursos de formación inicial y
en un servicio de cursos para profesores como ya citamos
anteriormente. Grupos de profesores y colegios necesitan darse
tiempo para trabajar con otras instituciones patrimoniales que
puedan enriquecerse mutuamente con sus experiencias. Al mismo
tiempo que una apretada colaboración entre grupos de instituciones
patrimoniales y de colegios de educación han de colaborar en la
planificación y deliberación inicial de los cursos que se han de
impartir con el objeto de sensibilizar a las instituciones y
colegios para trabajar en la educación de los jóvenes, teniendo
en cuenta las posibilidades que el museo y otras instituciones
pueden ofrecerles de cara a desarrollar su originalidad y
creatividad frente al arte y a todo lo novedoso que encontramos
a nuestro alrededor.
1
la dirección del mismo. También organizan actividades de carácter
cultural que contribuyen a la promoción, conservación y divulgación
de los fondos de los museos. El régimen económico de estas
asociaciones se caracteriza por carecer de patrimonio fundacional,
salvo raras excepciones. Los recursos se obtienen a través de las
cuotas de los socios, de donativos o aportaciones, de las
subvenciones del Estado, de los Ayuntamientos o de otros Organismo
Públicos y de los ingresos que se obtienen de las actividades
lícitas, aprobadas por sus Juntas Directivas. Las Asociaciones de
los Amigos de los Museos han surgido a causa del interés de la
comunidad por intensificar y estrechar la relación entre el público
y el museo, convirtiendo a este último en un centro dinámico.
1
aquellas que participan en la gestión del mismo. Este mayor o menor
grado de colaboración es un buen baremo que mide, a su vez, el
carácter elitista o democrático de cada Institución y, en
definitiva, la proyección social del mismo.
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1
Durante las últimas decadas se han experimentado en
nuestra sociedad una serie de cambios económicos, sociales,
políticos y culturales que han dado lugar a un nuevo fenómeno
sociocultural que pone en tela de juicio los valores del pasado
que, aparentemente, permanecían inamovibles. Durante finales de
los años sesenta y comienzos de los setenta tuvo lugar una auténtica
"revolución sociocultural" que rechazaba todo tipo de autoridad,
disciplina o moral y se abría a valores más centrados en la autonomía
y expansión cultural (Guiguère, 1992). El comienzo de la década
de los ochenta vendría marcada por una evolución continuada hacia
estos nuevos valores donde se buscaba el tener acceso a estilos
de vida más personalizados e individualistas sin detenerse a
reflexionar sobre el sentido de la sociedad o de las instituciones.
Los jóvenes deseaban ardientemente vivir el momento presente tal
como se presentaba, sin complicarse la vida con disquisiciones
filosóficas. Su centro de mira eran ellos mismos, con su estilo
de vida, su forma de ver las cosas, sus actitudes y comportamientos.
Ahora bien, ante este nuevo fenómeno hemos de preguntarnos cómo
se está situando el museo y qué respuestas está dispuesto a ofrecer
con objeto de atraerles hacia sí.
Los museos y sus gestores han de tomar decisiones precisas
con el objeto de cambiar sus estrategias, modificando y
enriqueciendo su dinámica de presentación y así poder comunicarse
con su público preferido. Los museos, por tanto, han de asumir de
cara al futuro pautas de seguimiento que posibiliten su encuentro
con el público, puesto que ellos son también los que nos comunican
el cambio cultural experimentado en la sociedad. De lo contrario,
el museo se arriesga a reducir su influencia en la sociedad más
joven si no es capaz de abandonar su forma actual y adaptarse a
las nuevas tendencias culturales que están surgiendo en nuestra
sociedad, tratando de movilizarlas a través de sus valores y
motivaciones socioculturales. Para ello, el museo tendrá que
competir con otros mercados que ofrecen múltiples actividades
lúdicas y recreativas. Muchos de los cambios que se están efectuando
tanto en el interior como en el entorno externo de los museos pueden
convertirse en el principal determinante de su futuro número de
visitantes y de sus ingresos.
1
será, según Tyrell (1990), que los centros de gravedad culturales
y comerciales han de experimentar cambios significativos.
Una de las transformaciones importantes que se están
experimentando en las últimas décadas es el aumento de la población
empleada en trabajos no manuales. Así, mientras en 1951, el 72 por
ciento de los hombres tenían ocupaciones manuales, en 1981 tan sólo
lo hacía el 58 por ciento y para el 2001 el número descenderá hasta
un 33 por ciento, hecho que repercutirá en el cambio de actitudes,
en su experiencia del trabajo y en su estatus social. Mientras que
en 1970 el hombre y la mujer trabajaban 48 horas semanales, para
el 2000 trabajarán tan sólo 35 horas, lo que redundará en un aumento
de tiempo libre y en la calidad de vida, cuya expansión económica
se verá fortalecida considerablemente, permitiéndoles disfrutar
de sus deportes y actividades culturales preferidas, entre las que
se encuentra el museo.
Los cambios experimentados dentro del ámbito de la mujer,
cuya experiencia en el mundo laboral se ha visto enriquecida de
forma significativa, repercutirá positivamente en la forma de
emplear el tiempo y sus ingresos, sobre todo en las mujeres de 50
años, hecho que hará que un elevado número de mujeres de más de
50 puedan convertirse en potenciales visitantes de los museos a
partir del 2000. Por esta razón, el museo tendrá que elaborar un
programa de marketing que trate de atraer a este grupo de personas
bastante importante. Todos estos datos nos hacen vislumbrar el
cambio de actitudes y comportamientos experimentados durante estos
últimos años en las personas que pueden acudir a los museos, por
lo que éstos han de estar atentos a la oferta que les presentan,
con objeto de competir con otros productos de ocio competitivos
que reclaman su interés, tiempo y dinero.
1
en términos de satisfacción, entretenimiento, estímulo y
sentimiento de bienestar tanto físico como psíquico ha calado
hondamente en el hombre y en la mujer de hoy y, en consecuencia,
los museos han de tenerlo en cuenta a la hora de ofrecer experiencias
que contribuyen a favorecer y potenciar dicha calidad de vida porque
en ello se juegan su futuro. Aunque el marketing puede ayudar a
generar una determinada demanda de espacios museísticos, no resulta
menos cierto que dicha promoción no puede cambiar las actitudes
sociales fundamentales o persuadir a la gente que realice
actividades que le resulten poco gratificantes. Estamos siendo
testigos de una serie de cambios en las actitudes sociales que nos
sensibilizan ante el problema de la ecología y medioambiente, la
importancia de la educación y las consecuencias socioculturales
que conlleva la nueva situación política de la Europa del Este.
Una mayor sensibilización frente al valor de la cultura está
llevando a una progresiva cualificación educativa en todas aquellas
personas que visitan los museos, hecho que nos aclara cómo la
educación y la formación humanista son la base de todo cambio de
actitud y de la creciente especialización de las mismas, cuyo
aumento será mayor a medida que nos acerquemos al 2000. El hecho
de que la escuela suponga entre el 10 y 20 por ciento del público
que visita los museos, nos confirma en la idea de que resulta
imprescindible potenciar, dentro de una sociedad del ocio, el deseo
de recibir una formación adecuada desde la escuela, quien ha de
procurar integrar el aprendizaje de los recursos museísticos que
pueden incluirse dentro del currículo (Moffat, 1989). En este
aspecto, son diversos los museos europeos que están intentando
formalizar acuerdos con las escuelas, especialmente los de Ciencia
y Tecnología, asumiendo y aplicando su vocación pedagógica con
respecto al público escolar.
1
históricamente, los hombres de cultura han manifestado una cierta
reticencia frente a los temas del comercio y del dinero (Tinard,
1992), como si fueran realidades extrañas entre sí. Hasta tal punto
llegaba dicha actitud que, si bien los responsables de los museos
acogían con cierta simpatía a los escolares desde una perspectiva
pedagógica e incluso se prestaban a responder con agrado las
preguntas de los visitantes iniciados, con frecuencia toleraban
más que deseaban la presencia de grupos de turistas, a causa de
las complicaciones que éstos ocasionaban a los agentes del museo.
Éste ha de estar abierto a prestar un servicio público
diversificado teniendo en cuenta las características de sus
visitantes. Para ello, el museo ha de relacionarse estrechamente
con los operadores de turismo que ofrecen servicios de transporte,
alojamiento, mantenimiento y animación y ver en qué tipo de
circuitos pueden ser programados los museos. Esto solamente será
posible si los responsables del museo pierden el miedo a entrar
dentro de la dinámica comercial, negociando eficazmente con los
proveedores las diferentes clientelas y la autoridad competente.
Urge, por tanto, redefinir la política de los museos en este sentido
y, sin renunciar a la ética y al proyecto cultural que les son
propios, han de estar abiertos a la evolución de las reglas de
funcionamiento de los museos en relación al mundo del mercado
propiciando que, a través de la subida de precios de las entradas
o de la adopción de otras medidas suplementarias, pueda mejorarse
la calidad de sus prestaciones culturales. De nada serviría que,
siguiendo una línea tradicional, se considere el museo como un
servicio público y en cuanto tal totalmente gratuito, si a la hora
de la verdad éste no puede ofrecer un servicio acorde con las
exigencias de aquellos que lo visitan por falta de medios.
1
esfuerzos por acercar el museo a la gente y hacérselo conocer debido
a que esto resulta poco rentable económicamente por su baja
audiencia, que puede situarse tan sólo entre unos 400 o 500 mil
televidentes, cuando tendría que llegar a 1 ó 2 millones (Fagone,
1989: 264). No obstante, los medios televisivos tendrían que ser
conscientes del poder de relanzamiento que poseen cuando emiten
un programa cultural o museístico. De ahí la necesidad de que los
poderes públicos y privados tomen conciencia de la importancia y
el papel que estos medios están llamados a desarrollar en la
promulgación de la cultura. Lo mismo podemos decir de los medios
radiofónicos que, incluso, llegan a un mayor número de personas,
con un radio de acción bastante grande y con una influencia cada
vez más importante dentro de la sociedad.
1
continuo movimiento de personas que hacen turismo. Según el ministro
de la Cultura y Comunicación, Jack Lang (1992: 65), entre 1981 y
1991 solamente la frecuentación de los museos regidos por la
dirección de los museos de Francia, ha registrado una progresión
del 43 por ciento, pasando de 9 millones de entradas en 1981 a 15'7
millones en 1990. Ante el fenómeno de una masiva afluencia de público
a los museos, los responsables de éstos han de estar atentos y
reconocer la importancia que tiene para su imagen y para su futuro
desarrollo turístico y económico, el hecho de que se apliquen las
técnicas de marketing, publicidad y comunicación dentro de los
mismos.
Las experiencias realizadas en el ámbito de la
comercialización y la comunicación culturales francesas por Thibaut
y Alembret (1991), desde su puesto de directoras de la agencia Public
et Comunication son significativas. Desde el primer trabajo de
comunicación encomendado a Anne Marie Thibaut, en 1973, con motivo
de la inauguración del Centro Pompidou, hasta el estudio realizado
en 1980 por Bernadette Alembret en la apertura del Museo de
Prehistoria de la Ile-de-France en Nemours, se manifiesta la
presencia de un cambio de mentalidad en los responsables de los
museos franceses que tratan, desde entonces, de revitalizar sus
instituciones museísticas a través de la presentación de una nueva
imagen y relación con los distintos interlocutores. Se trata, pues,
de crear una nueva relación entre el museo, el arte y el público
a fin de atraer el mayor número posible de visitantes. Y, para ello,
nos hemos de servir del marketing, actividad comercial que hace
posible el continuo y rápido movimiento de unos determinados bienes
y servicios desde el lugar de fabricación hasta los consumidores,
a través de unas determinadas técnicas utilizadas por el Marketing
Mix (Borden, 1965; Bigley, 1987; Crawer y Kenneth, 1989 y Rodger,
1990).
La promoción de venta, publicidad, distribución de productos,
transporte y desplazamiento e investigación de los mismos harán
posible la elaboración de una política de productos y de ventas
que será difundida a través de las relaciones públicas y de la
publicidad. Ciertamente, las relaciones públicas no tienen un fin
lucrativo inmediato, pero tratan de crear una atmósfera de simpatía
y de interés en torno a una entidad o a un objeto que esta posee.
En el caso del museo, tratarán de animar al público para que lo
visiten, procurando que su paso por él resulte altamente
satisfactorio y, en un segundo momento, intentarán evaluar las
reacciones del público y sus propuestas con el objeto de que los
responsables del museo tengan conocimiento de ellas y traten de
dar respuesta a dichas necesidades. La publicidad, gratuita o no,
en los medios escritos o audiovisuales pueden ayudar a dar a conocer
el museo a gentes que, por diversos motivos, aún no se han acercado
a él.
1
sus exigencias, éste último recurrirá a cualquier otra forma de
actividad que se le ofrezca para conseguir sus objetivos.
Ciertamente, nuestros museos aún no han entrado de lleno en una
dinámica de marketing como lo han hecho ya, desde hace años, los
museos americanos, ingleses y franceses. Nuestra bibliografía al
respecto resulta casi inexistente, mientras contamos con abundantes
publicaciones en lengua inglesa, entre las que podemos resaltar
los trabajos de Borden (1965), Kotler (1975), Rados (1981),
Fronville (1985), Hoyt (1986), Bigley (1987), Rodger (1987 y 1990),
Cramer y Kenneth (1989), Ames (1989) y Bradford (1990), entre otros.
Aún no se ha logrado que en todos los museos se encuentre
presente el marketing como una actividad específica dentro de las
múltiples que tienen lugar en su interior. Existen todavía numerosas
precauciones y recelos frente a dichas actividades por creer que
nada tienen que ver con la verdadera naturaleza del museo y sí
bastante con el mercado de consumo y la idea de la cultura como
un elemento más de comercio que se compra o se vende según unas
pautas mercantiles, sin tener en cuenta para nada la dimensión
educativa y creadora del museo. Sin embargo, el marketing sí puede
ayudar a éste a realizar algunos de sus objetivos a través de una
visión integradora de la organización que permita una buena gestión
y utilización de sus recursos (Vaillancourt, 1991). Pero los nuevos
cambios sociales, tecnológicos y económicos deben hacer comprender
a los responsables de los museos que el futuro de la cultura y del
arte pasa, necesariamente, por la oferta publicitaria según unos
determinados patrones económicos que establecen las relaciones
públicas y el marketing. Entenderlo y actuar en consecuencia puede
ser una forma de no perder el ritmo de los acontecimientos y entrar,
de ese modo, en una nueva perspectiva de la historia donde la
museología tiene que decir aún su última palabra.
1
como es frecuente en la mayor parte de los museos alemanes, ha de
suponer en todos los casos un esfuerzo por responder adecuadamente
a las expectativas de los visitantes por parte de los encargados
del museo. No olvidemos que el precio de las entradas constituye
una forma de contribución a los fondos económicos del museo.
b)Los espacios comerciales. Se ha de procurar que su disposición
resulte funcional de cara a la recepción del público, pues, de alguna
manera, aquellos contribuyen a la difusión cultural y al aumento
de los recursos del museo.
1
Aunque el desarrollo de las boutiques en los museos aparece
como un fenómeno anglo-americano, éste se ha ido extendiendo,
posteriormente, a Francia, Alemania, Italia y España,
convirtiéndose en una dinámica generalizada que se manifiesta en
el hecho de que todos los museos que se encuentran actualmente en
construcción cuentan en su diseño con la presencia de espacios
comerciales. Mención especial merece la boutique del Museo
Internacional de la Perfumería, en Francia, creado un año antes
de la apertura del museo al público (Grasse, 1992: 53) con el objeto
de ofrecer al público una producción cultural de calidad que le
sirva como recuerdo de su visita y, al mismo tiempo, como medio
de promoción del lugar.
1
favoreciendo las innovaciones experimentales dentro de los museos.
No obstante, hemos de decir que también existen fuertes críticas
por parte de algunos conservadores porque opinan que aquellos corren
el peligro de convertirse en meras tiendas de productos (Schuessler,
1992: 90). En este punto, tendríamos que considerar el buen hacer
y el sentido de equilibrio de los responsables de los museos.
1
auténticas bibliotecas electrónicas a disposición de las
universidades y de los centros de investigación.
En cuanto a la relación del software con la estructura física,
existe la posibilidad de concentrar todas las funciones de control
e intervención a través de una red de control local que se
distribuiría mediante microprocesadores programables y fichas
inteligentes. Así, podemos contar con alarmas centralizadas,
ambientales o antirobo, control de acceso remoto, controles
ambientales para humedad, temperatura e iluminación, monitores de
ambientes particulares con registradora histórica de los valores
ambientales críticos y análisis estadísticos relativos. En los
casos de parques arqueológicos y naturales, se puede hablar de
telecontroles con salas de control centralizadas donde los
encargados de la seguridad y el mantenimiento puedan tener bajo
control visual o electrónico considerables áreas de terreno.
A pesar de las posibilidades que esta nueva tecnología nos
presenta facilitándonos la creación de bancos de imágenes de alta
resolución, la edición electrónica, el intercambio de datos por
satélite y la producción de programas educativos interactivos, es
necesario tener en cuenta los problemas que pueden surgir desde
el punto de vista técnico, económico y político a la hora de
exponerlos ante un público muy dispar que tendrá que ser debidamente
informado antes de comenzar un determinado proyecto de instalación
(Mann, 1992: 14).
1
digital que les lleva a competir con los videodiscos por su capacidad
de almacenaje y extracción de datos. Un compact disc con memoria
muerta, o CD-ROM, es un disco de 12'7 cm. que puede grabar hasta
600 megabytes de datos inalterables. Con él es posible realizar
todas las combinaciones de imágenes estáticas que se deseen de
secuencias de video y de imágenes de síntesis. Quien lo utiliza
puede elegir el orden de esas combinaciones, al tiempo que permite
adentrarse en el estudio, no sólo de las imágenes que contempla,
sino de todo el contexto geográfico, social, histórico y cultural
de una obra, de su técnica de realización y de sus características
peculiares.
1
llevadas a cabo en Alemania (Boehmer, 1981) e Inglaterra (Reeve,
1984; Hansen, 1984 y Hennigar-Shuh, 1984), demuestran cómo es
posible situar el tema de los museos dentro del diseño curricular,
tras una puesta en común entre los enseñantes y el personal de los
museos. En esta misma línea, el Diseño Curricular de la Enseñanza
Primaria (6-12 años), Secundaria Obligatoria (12-16 años) y
Bachillerato (16-18 años), nos ofrece la posibilidad de tener en
cuenta los procesos psicológicos implicados en el aprendizaje de
cualquier materia y las estrategias didácticas más apropiadas para
conseguir dicho aprendizaje. Para comenzar hemos de distinguir
claramente la diferencia existente entre lo que entendemos por
procesos de aprendizaje y estrategias de enseñanza. Mientras que
los procesos de aprendizaje hacen referencia a la forma en que el
alumno procesa la información que recibe, las estrategias de
enseñanza nos hablan del conjunto de decisiones que se programan
con el objeto de que los alumnos adquieran determinados
conocimientos o destrezas. Y ello será válido para el tipo de
materiales que se presentan y para la organización de las
actividades que se programen, intentando que sean procesadas de
forma correcta por el alumno.
En consecuencia, pasaríamos de una enseñanza tradicional que
primaba el aprendizaje memorístico y reducía la enseñanza a un mero
problema de qué contenidos científicos escoger y cómo ordenarlos,
a una enseñanza por descubrimiento y exposición a través del
aprendizaje significativo y reconstructivo ( (Carretero et alii,
1989), donde el alumno recibe un conjunto de destrezas para
organizar el pensamiento o habilidades metodológicas que le
permitan analizar por sí mismo la realidad que le rodea y, al mismo
tiempo, se le exponen los núcleos conceptuales que ha de tener en
cuenta para desarrollar dicha actividad. A la hora de elaborar el
Diseño Curricular de las distintas etapas y ciclos educativos, al
ser éste un currículo abierto y flexible, los profesores pueden
adaptarlo a las necesidades de sus alumnos y también introducir
aspectos que deben conocer.
En este sentido, el museo y su contenido artístico puede
entrar con pleno derecho dentro del currículo, elaborando las
correspondientes unidades didácticas. Si el Servicio Pedagógico
de nuestros museos se pone en contacto con los centros escolares
y elaboran unos programas de enseñanza donde los objetivos,
contenidos y procedimientos estén relacionados con los que se
presentan en los planes de estudios, el contenido del museo y su
significado podrá ser conocido y estudiado progresivamente por los
alumnos. No hemos de olvidar que el currículo posee una dimensión
interdisciplinar y el museo se adapta fácilmente a ella porque en
él encontramos elementos de Historia, Geografía, Arte, Medicina,
Geometría, Matemáticas y Literatura que pueden enriquecer el bagaje
cultural de los alumnos. La oferta educativa se encuentra abierta
a cualquier iniciativa que intente abrir nuevos campos de estudio
e investigación para hacer que los contenidos culturales, puedan
ser explicados y comprendidos dentro de unos objetivos propuestos
y a través del diseño de unos procedimientos que favorezcan el
aprendizaje significativo de los mismos. Y el museo y su contenido
es un buen medio para hacer realidad dicho proyecto.
1
11.7. El museo en una sociedad postmoderna
1
de ellos. Por una parte, el museo tradicional es aquel que considera
el espacio arquitectónico como un "recorrido indicativo" que se
organiza alreddor de la Gran Galería y de las salas en enfilade,
mientras que el museo moderno lo contempla como el espacio que
posibilita el desarrollo imaginativo sin mediación alguna, siendo
ambos opuestos. Por otra, el museo no tradicional niega la idea
de recorrido y en él no se da diferencia entre dentro y fuera,
mientras que en el museo no moderno o postmoderno el continente
se convierte en una obra más de la exposición.
Con este tipo de museo postmoderno, lo que se pretende es llegar
a la sensibilidad estética del público que contempla la obra,
golpeándole en su propia intimidad con el objeto de crear dentro
del visitante una cierta desestabilización de sus esquemas actuales
mediante la formulación de preguntas que van más allá de lo que
simplemente se ve, para adentrarse en el mundo de lo sensible y
ofrecerle la posibilidad de escoger diversas alternativas a la hora
de realizar su recorrido por el museo. Estaríamos delante de lo
que se ha denominado "sensibilidad postmoderna" y que se puso de
manifiesto en la exposición de Les Inmateriaux (Théofilakis, 1985).
En ella, se rompen los esquemas tradicionales y, en un esfuerzo
de legitimar el arte contemporáneo, se va más allá considerándola
como el lugar donde es posible reinventar y reencantar el mundo.
Ya no se pretende reconstruir el pasado, sino que se mira con ilusión
hacia el futuro desde el presente imaginado y recreado a través
de la propia experiencia sensitiva.
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ZUNZUNEGUI, S. (1990): Metamorfosis de la Mirada. El museo como
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INDICE DE FIGURAS
1
c) Planta principal del Museo del Prado en la actualidad.
Fig.12.-Proyecto de ampliación del Museo del Prado según el
arquitecto F. Partearroyo (Samaniego, 1992: 27).
Fig.13.-Planta del Museo de Navarra. Según plano del Sr. Yarnoz
(Navascués, 1959: fig.10).
Fig.14.-Remodelación del Museo de Navarra (Según Mezquiriz et al.
1989:21).
Fig.15.-De la Museografía de Neickel (Según Schlosser, 1988: 222).
Fig.16.-Elementos constitutivos de un museo.
Fig.17.-El Ecomuseo de Niamey en Nigeria (Según Giraudy y Bouilhet,
1977:32).
Fig.18.-a) Relación de Museos de titularidad estatal con otros
museos y colecciones de España (Ministerio de Cultura, 1990
y Sanz Pastor, 1990).
b) Porcentajes de museos Estatales según las distintas dependencias
administrativas (Ministerio de Cultura, 1990).
Fig.19.-Distribución de Museos por provincias (según Sanz Pastor,
1990).
Fig.20.-Museos de Titularidad Estatal y gestión directa del
Ministerio de Cultura (Según datos del Ministerio de Cultura,
1990: 9-10).
Fig.21.-Organigrama de la Dirección General de Bellas Artes.
Ministerio de Cultura.
Fig.22.-Museos de Titularidad Estatal: Gestión transferida a las
Comunidades Autónomas (Según datos del Ministerio de Cultura,
1990: 19-37).
Fig.23.-Museos de Titularidad estatal gestionados por diversos
Ministerios (Según datos del Ministerio de Cultura, 1990:
41-49).
Fig.24.-Museos gestionados por el Patrimonio Nacional (Según datos
del Ministerio de Cultura, 1990: 53-57).
Fig.25.-Museos gestionados por diferentes Organismos Públicos
(Según datos del Ministerio de Cultura, 1990: 57-61).
Fig.26.-Organización de un Museo: Areas de Trabajo y Personal.
Fig.27.-Ubicación de un Museo: a) centro ciudad. b) periférica.
Fig.28.-Proceso de creación de un Museo (Según orientaciones de
C.Baztán).
Fig.29.-Plantas del Museo de Adria (Italia).
Fig.30.-Plantas del Museo Arqueológico Nacional.
a) Según Rodríguez, 1916:88).
b) Distribución de salas en la actualidad.
Fig.31.-Instituto Valenciano de Arte Moderno. Planta Baja y
Entreplanta.
Fig.32.-Instituto Valenciano de Arte Moderno. Plantas Primera y
Segunda.
Fig.33.-Ampliación del Museo Guggenheim (Nueva York).
Fig.34.-Ficha de Inventario General (Instrucciones, 1942).
Fig.35.-Ficha de Catálogo Sistemático (Instrucciones, 1942).
Fig.36.-Ficha de Catálogo Monográfico (Instrucciones, 1942).
Fig.37.-Libro de Registro. Objetos en propiedad del Museo.
(Instrucciones, 1942).
Fig.38.-Libro de Registro. Objetos en depósito.
Fig.39.-Proceso de documentación en los Museos.
Fig.40.-Ficha de Control de Movimientos de objetos (Según
Monserrat y Porta, 1991).
1
Fig.41.-Ficha de Inventario (Según Porta et alii, 1982).
Fig.42.-Fichas de catálogo (Según Porta et alii, 1982).
Fig.43.-Modelo de Ficha de inventario fotográfico.
Fig.44.-Plan de informatización de las colecciones del Patrimonio
Nacional (Según Ledesma, 1992:34).
Fig.45.-Sistema de información integrada para consulta del público
(Según Johanson, 1988: 194).
Fig.46.-a) Proyecto Durand.
b) Gliptoteca de Munich.
c) Pinacoteca antigua de Munich.
Fig.47.-Planta, rotonda y alzado del Museo Antiguo de Berlín de
Schinkel.
Fig.48.-Ashmolean Museum de Oxford.
Fig.49.-Isla de los Museos de Berlín (Según Bazin, 1969:197).
Fig.50.-Plantas de la Nueva Galería Nacional de Berlín. (Según
Klozt y Krase, 1985: Figs.54 y 55).
Fig.51.-Centro Yale para Artes y estudios Británicos, New Have,
Connecticut (U.S.A.).
a) Sección transversal del Museo.
b) Salas de exposición de la cuarta planta.
Fig.52.-Ampliación de la Galería Stuttgart.
Fig.53.-Ampliación de la Galería Nacional de Arte de Washington
(Ala Este).
Fig.54.-Ampliación del Museo de Cáceres.
Fig.55.-a) Museo de Arte Contemporáneo de los Angeles (USA).
b) Mediateca de Nîmes (Francia).
Fig.56.-Nueva Pinacoteca de Munich.
Fig.57.-Museo de la Villette. París.
Fig.58.-"Magasin" de Grenoble.
Fig.59.-Distribución de las salas de reserva y espacios anejos
(Según Johnson y Horgan, 1980: 14).
Fig.60.-Ejemplo de almacén visible en el Museo Glenbow (Canadá)
(Ames, 1985: 31).
Fig.61.-a) Sistema de Estanterías metálicas.
b) Sistema de cajones en madera. (Según Johnson y Horgan, 1980:
fig. 7 y 8).
Fig.62.-a) Sistema combinado: armario y cajones.
b) Sistema de peines (Según Johnson y Horgan, 1980: Fig. 13 y 22)
Fig.63.-Sistema compacto que permite un mejor aprovechamiento del
espacio (Según Johnson y Horgan, 1980: fig. 27).
Fig.64.-Diversas formas de exponer (Según Giraudy y Bouilhet,
1977: 57).
Fig.65.-Elementos de comunicación de un Museo.
Fig.66.-Vitrinas: sistema modular HAHN.
Fig.67.-Vitrina tipo ROHSTEIN.
Fig.68.-La exposición en los museos arqueológicos.
Fig.69.-La exposición en los museos etnológicos.
Fig.70.-Evolución de la forma de colocación de los cuadros (Según
Giraudy y Boulhet, 1977: 54).
Fig.71.-Problemas que plantea la colocación de cuadros de manera
inadecuada.
Fig.72.-La exposición en Museos de Bellas Artes.
Fig.73.-La exposición en Museos de Ciencias Naturales.
Fig.74.-La exposición en Museos de la Ciencia y de la Técnica.
Fig.75.-Difusión de una exposición temporal.
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Fig.76.-Proceso de desarrollo de una exposición.
Fig.77.-Causas de degradación de los objetos de un museo (Según
Plenderleith, 1967: 17).
Fig.78.-Termohigrómetro: (1) Célula de medir la humedad y la
temperatura. (2) Caja de protección. (3) Registro de los
valores estables de temperatura. (4) Exposición múltiple. (5)
Registro de los valores de H.R. (6) "Interface" por ordenador.
(7) Alimentación eléctrica. (8) Tecla para valores máximo y
mínimo. (9) Tecla de selección del menú. (10) Tecla de
calibración.
Fig.79.-Termohigrógrafos y Termohigrómetros.
Fig.80.-Modelo de Humidificador.
Fig.81.-Modelo de Deshumidificador.
Fig.82.-Ejemplo de iluminación incorrecta, impide la lectura de
los textos.
Fig.83.-El Espectro electromagnético. (Según MACLEAD, 1975: 120).
Fig.84.-a) Iluminación natural: Museo de Arte Romano de Mérida.
b) Iluminación natural y artificial combinadas antes de entrar en
la sala. (Según Coloma, 1990: Figs. 14 y 12).
Fig.85.-Iluminación artificial. Museo Picasso de París y Museo
de Arte Moderno de París. (Según Coloma, 1990: figs. 5 y 6).
Fig.86.-Sistemas combinados de protección contra el robo (Según
Tillotson, 1977: 87).
Fig.87.-Modelos de (1) Puerta blindada. (2) Puerta acorazada (3)
Cerradura con código magnético.
Fig.88.-Vigilancia humana.
Fig.89.-Extintores.
Fig.90.-Esquema de la organización de los Departamentos de
Educación y Acción Cultural.
Fig.91.-Visita guiada de niños en el Museo Picasso de París.