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El problema de la construcción del objeto de estudio remite a la discusión en torno a las formas de

adquirir el conocimiento cuyo eje tradicional ha sido el dato obtenido en la estadística, las
encuestas y otros instrumentos. Lo primero que debe tenerse en cuenta es que es el sujeto quien
construye un objeto, el cual aparece siempre como algo inacabado. El objeto de estudio no es
nunca algo completamente determinado, es siempre algo en movimiento, en progresivo
desarrollo y cambio. El científico social debe, por esta razón, determinar cuáles son los elementos
de la realidad que le interesan captar, aquellos elementos que resultan pertinentes y relevantes a
su investigación. Al hacerlo hace más que fijar su atención sobre determinados aspectos de la
misma y obviar otros; construye de hecho su propio objeto de estudio. Su actividad ordena la
realidad de determinada manera, permitiéndole desarrollar su labor científica e investigadora.

El sujeto que piensa el objeto se enfrenta al problema de que aquel se le presenta a través de
múltiples determinaciones. Por esa razón debe decidir, y no siempre de manera consiente, los
aspectos del objeto que le resultan de su interés. De ese modo se puede considerar que es él
quien construye su propio objeto de estudio. Por esta razón el sujeto debe partir de una
intencionalidad, es decir, de una reflexión, de un acto de conciencia que haga posible la
construcción de su objeto. El mundo no es por tanto un puro objeto reflejado en la conciencia en
donde los sujetos actúan pasivamente, el mundo de hecho está mediado por la subjetividad, la
cual incide activamente sobre aquel, definiéndolo y ordenándolo, dotándolo de sentido.

La sociología no puede admitir la perspectiva empirista del hecho como algo dado. Al contrario, el
hecho es algo que se construye, pues la ciencia fabrica su propio campo y lo define en lugar de
limitarse a simplemente reservar para sí un campo limitado de la realidad. La ciencia se construye
en la misma medida en que construye sus propios objetos estableciendo nuevas relaciones entre
los distintos aspectos de las cosas.

La visión empirista según la cual el conocimiento científico constituye un derivado teórico de la


realidad sucumbe al considerar seriamente la relación entre la teoría y la realidad. La teoría es la
que domina el trabajo experimental, sin ella no es posible siquiera la interpretación de una sola
lectura. Los mismos datos desde una realidad completamente diferente admiten distintas
interpretaciones. Ello acontece así porque la naturaleza de la realidad, y sobre todo de la realidad
social se caracteriza por su dinamismo cambiante, no hay ni una sola dimensión de la misma no
sujeta a cambio o a la interacción de distintas fuerzas o elementos intervinientes. Los objetos de la
realidad se pueden cosificar en categorías, pero estos mismos objetos trascienden y rebasan
cualquier categoría. Esta es la razón por la que el científico social construye permanentemente su
propio objeto de estudio, dada la naturaleza abierta y cambiante de la misma realidad, y de la
ciencia.
El conocimiento está en permanente estado de transformación; el conocimiento y con ello la
ciencia es dinámico. Por esta razón la actividad científica demanda una permanente actividad
deconstructiva. En el proceso de conocer mismo la ruptura es una constante característica del
sujeto que conoce, el cual debe permanentemente desaprender sus conocimientos previos. Por
esta razón se puede decir que el conocimiento es algo que tiene como esencia el estar inacabado.

Un objeto es pensado por el sujeto, el cual requiere una teoría que le es pertinente. Cada objeto
demanda una teoría pensada en función suya, la cual logre plasmarlo como una unidad sintética.
Esto significa que la teoría siempre está formulada por un sujeto, el cual la postula a partir de la
naturaleza del objeto que desea conocer. Significa asimismo que no hay un único método, sino la
cantidad de métodos necesarios para conocer los objetos de estudios que sea necesario construir.
El objeto de la ciencia es una unidad sintética, esto significa una unidad coherente de múltiples
determinaciones. Pero la coherencia de un objeto no viene de él mismo, sino que es impuesta por
el investigador, esto es así debido a que el objeto por su naturaleza es inacabado, está
permanentemente renovándose a sí mismo. No solo eso, su renovación está vinculada a la
subjetividad. En las ciencias sociales el encono con el cual tiene lugar esto es mucho mayor. El
hombre construye su propia realidad y lo hace a partir de la comprensión que tiene sobre la
misma. En una palabra, la subjetividad es parte constitutiva del mismo objeto de estudio, en tanto
lo define, lo interpreta y lo trasforma. Esto implica la construcción y deconstrucción permanente
del objeto de estudio. Las diferencias entre ambas las podemos definir como sigue:

Primera diferencia: El objeto de estudio se construye por medio de la elaboración de categorías, se


deconstruye mediante la crítica a las categorías existentes elaborando otras nuevas que
incorporan un nuevo sentido, rearticulando los elementos de la realidad a partir de una nueva
gramática.

Segunda diferencia: La deconstrucción es un proceso negativo el cual sin embargo deriva en un


proceso positivo. Esto significa que la deconstrucción está determinada por el objeto que se
deconstruye, es este el que la condiciona en la medida en que

Tercera diferencia: la deconstrucción implica una crítica, mientras que la construcción es una
elaboración teórica de la realidad, en lugar de criticar ayuda a recomponer y ordenar
determinados elementos que le son propios. La deconstrucción, además de constituir un ejercicio
teórico de carácter intelectual, tiene consecuencias sociales, en la medida en que cambia la
perspectiva en la que el científico se sitúa respecto de la misma. Incorpora por tanto juicios de
valor cuyas consecuencias últimas son políticas, desde el momento mismo en el que trastocan un
estado de cosas determinados. El proceso de construcción del objeto de estudio no cuestiona un
estado de cosas específico, al contrario, es la valoración positiva de una realidad que se construye.
Ambos sin embargo están indisolublemente vinculados, no puede existir el uno sin el otro.
Toda construcción de un objeto tiene un impacto en el devenir histórico debido a que por su
propia naturaleza la construcción de un objeto de estudio resitúa la realidad desde una
perspectiva nueva, lo cual se presenta en un primer momento bajo la forma de una nueva
gramática. Esta nueva gramática implica, no solo una captación de la realidad distinta, sino una
nueva forma de relacionarse y en consecuencia de prácticas sociales. La construcción de un objeto
de estudio transforma de este modo la realidad pues implica la apertura de un universo nuevo al
ser humano. El conocimiento no es nunca algo disociado de la realidad, la teoría y la subjetividad
además de representar el medio bajo el cual los hombres leen, conocen e interpretan el mundo en
el que viven implica un elemento activo configurador del mundo. No hay por tanto conocimiento
inocente, objetivo y neutral. Los datos, los hechos y la información que del mundo se deriva es
siempre algo que aparece mediado por una teoría. Postular una teoría equivale a construir una
realidad. La construcción de un objeto de estudio implica una elección. Tampoco la ciencia se
puede reducir a una simple metodología con pretensiones de objetividad limitada a la simple
descripción de fenómenos. La ciencia no se puede separar de los fines y de la ética, ya que
contiene consecuencias siempre para el ser humano. El problema con la visión positivista , es que
se desentiende de cualquier compromiso, dejando de lado el problema entre el mundo como es y
como debería ser. Sin embargo, de este modo no toma en consideración un importante factor: el
mundo está en continuo cambio. No se trata solo de una elaboración de sistemas conceptuales.
Estos mismos sistemas conceptuales que median en la selección, organización en definitiva
definen los hechos y deben ser considerados en sí mismo. Hacerlo conduce en última instancia a la
construcción de nuevas categorías, detrás de cada hecho como de cada categoría se encuentran
una serie de factores, los cuales deben ser permanentemente considerados. No hacerlo es
pretender congelar al ser humano como a la historia. La historia no obstante es un fenómeno
emergente con un final abierto. El conocimiento, de la misma manera es una permanente
elaboración e interpretación de la realidad. Pero, como se ha señalado, es más que eso; constituye
una fuerza activa dentro del mismo proceso.

Esta es la razón por la cual construir un objeto de estudio impacta en el devenir histórico. Toda
nueva elaboración teórica se traduce en una orientación humana hacia la realidad y al mismo
tiempo en prácticas sociales. La teoría no solamente sirve para conocer el mundo, lo ordena, se
vuelve una fuerza activa y trasformadora. El científico social debe ser consciente de las
implicaciones de su actividad, de la carga moral de su labor científica y de los diversos elementos
que trastoca. Toda construcción de objeto de estudio implica una revaloración de la realidad y con
ello una transformación intencionada de la misma, valoración que impacta activamente en los
procesos sociales que operan en la realidad.

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