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CONTROL INTERNO Y SUS NECESARIOS CAMBIOS

Dr. Benicio Eduardo Medina Crisanto[1]

Durante la 52 edición del CADE Ejecutivos 2014 el contralor general Fuad Khoury dentro de su tema
“Hagamos del Perú un país de primer mundo” solicitó que se autorice el traslado a la Contraloría de 1,350
auditores de los Órganos de Control Institucional (OCI) que se encuentran en las planillas de los Gobiernos
Regionales o Municipales, lo cual si bien va a duplicar la cantidad de auditores, no generaría mayores gastos
al Estado.
La propuesta del contralor aparte de contener una legítima preocupación en corregir al sistema de control
vigente, nos da a conocer el contrasentido de una normativa legal que permite que los gobiernos locales o
regionales, se puedan auto-controlar, a través de su propio personal planillado, lo cual a la luz de los
recientes casos publicados sobre actos de corrupción en distintos lugares del país, deja en claro, que ese
“auto-control” no fue efectivo, precisamente por el contrasentido de la norma vigente.
El Control Interno ha sido reconocido como una herramienta para que la dirección de una determinada
organización, obtenga una seguridad razonable para el cumplimiento de sus objetivos institucionales y
conforme al resultado de éste pueda estar en condiciones de poder dar cuenta de su gestión. Conforme al
artículo 3° de la Ley N° 28716, Ley de Control Interno para las Entidades Públicas del País, el Sistema de
Control Interno está considerado como un conjunto de acciones, actividades, planes, políticas, normas,
registros, organización, procedimientos y métodos, incluyendo las actitudes de las autoridades, directivos y
el personal, organizadas e instituidas en cada entidad, siendo su funcionamiento continúo, dinámico y que
alcanza a la totalidad de la Organización y que debe desarrollarse en forma previa, simultánea y posterior, lo
cual también lo prevé la Ley Orgánica del Sistema Nacional de Control y de la Contraloría General de la
Republica, Ley N° 27785.
Lo preocupante no está en el sentido del mencionado sistema, sino en la forma como ha sido estructurada la
responsabilidad del manejo en el Control Interno, puesto que de acuerdo al Art.7° de la Ley 27785[2]y el Art.
4° de la Ley 28716[3], el responsable de la implementación o montaje del Sistema de Control Interno, es el
Titular de la Entidad, por lo tanto, en aplicación de la Filosofía de la Dirección, es este el que tiene que
comprometerse con el Control Interno en la Organización. En cambio, la misma norma[4] le fija a la
Controlaría General de la Republica el papel de llevar el Control Externo en la supervisión, vigilancia y
verificación de la gestión, la captación y el uso de los recursos, a través de su propio personal o a través de
las sociedades de auditoría externa independientes, que son contratadas y designadas por ésta, por un
determinado periodo, para realizar servicios de auditoría económica, financiera, de sistemas informáticos,
de medioambiente y otros.
La misma Ley N° 27785 exige que todas las instituciones del Estado, a excepción de las que destinen
recursos y bienes del Estado, incluyendo donaciones provenientes de fuentes extranjeras cooperantes, así
como las entidades no gubernamentales nacionales o internacionales no sujetas a control, deberán
constituir sus propios OCI, cuya implantación e implementación recae sobre el Titular de la Institución,
manteniendo el mayor nivel jerárquico de la estructura de la entidad, estando a cargo de un Jefe o
responsable el cual mantiene una obligación funcional con la Contraloría General, pero que a la vez debe
informar directamente al Titular, sobre todo, de los requerimientos y resultados de las labores de control
inherentes a su ámbito de competencia.
Aun cuando el Control Interno constituye una herramienta muy importante para la institución, la alta
gerencia o funcionarios de las mismas no le dan o prestan la debida relevancia, puesto que la consideran
como una actividad burocrática, que en vez de agregar valor a la organización por el contrario que obstruye
la gestión, siendo por ello que no autorizan su implementación o funcionamiento, y el responsable del OCI
siendo parte de la institución se ve impotente en poder controlar a su propio empleador.
Si bien conforme a la Ley 28557 que modificó a la Ley 27884, la Contraloría General de la Republica,
aplicando el principio de carácter técnico y especializado del control puede nombrar mediante concurso
público de méritos a los Jefes de los OCI, incluso hasta con un25% de los mismos, por designación directa de
su personal profesional (procedimiento que también se aplica para las designación de los OCI de las Fuerzas
Armadas y Policía Nacional), dicho nombramiento también puede hacerse sobre personal de la misma
entidad del Estado, pudiendo o no estar en planillas, bastando solamente que cumpla con las exigencias que
fija el Reglamento de los Órganos de Control Interno aprobado por Resolución de Contraloría General N°
459-2008-CG, modificada por Resoluciones N° 099-2010-CG y N° 220-2011-CG.
La Ley N° 29555 publicada en julio del 2010, fijó las normas para la incorporación progresiva de las plazas y
el presupuesto de los OCI existentes en algunas entidades para que puedan pasar a la Contraloría General
de la Republica, lo cual debía hacerse en dos (2) etapas, a partir del año 2011, priorizando las plazas de los
Jefes del OCI, y en segunda etapa, del personal administrativo, técnico o especialista, correspondiendo a la
Contraloría General fijar el nuevo marco operacional de los OCI y hacer los requerimientos acorde con dicho
marco, incorporación que al parecer no se da respecto a los 1,350 auditores que el Contralor Khoury pide
trasladar a su institución.
Por otro lado, si bien conforme a la Ley Nº 29622 - Ley que modifica la Ley 27785, Ley Orgánica del Sistema
Nacional de Control y de la Contraloría General de la República, se ampliaron las facultades de la Contraloría
para sancionar en materia de responsabilidad administrativa funcional, dicha facultades alcanzan la sanción
sobre las conductas constitutivas de infracción señaladas en el artículo 46° de la Ley N° 29622 y calificadas
como graves o muy graves, según los artículos 6°, 7° y 8° del Reglamento de la misma ley aprobado por
Decreto Supremo N° 023-2011-PCM, sin embargo; dichas normas dejaron en manos de la entidad o de la
autoridad SERVIR, sancionar todas aquellas conductas calificadas como leves, ello por corresponder a
transgresiones del ordenamiento jurídico administrativo y de normas internas de la entidad, pero en la
realidad la acción sancionadora no se da, pues muchas de esas inconductas pasan al olvido.
En tal sentido, no solo con voluntad política y con la mejor decisión empresarial al más alto nivel se puede
gestar una cultura de honestidad e integridad, sino que las medidas de mayor impacto y relevancia debe
gestarse desde el Congreso de la Republica, sobre todo, cuando la misma normativa del Sistema Nacional de
Control mantiene disposiciones contrarias al efectivo control gubernamental, debiendo preverse que el
control interno no se geste de la misma institución involucrada, sino desde la Contraloría General, que es la
institución que cuenta con las facultades de control y sanción sobre la responsabilidad administrativa
funcional.
Si bien los 166 alcaldes y ex alcaldes que según la Contraloría de la Republica han sido denunciados por
presuntos delitos contra la administración pública y los otros 100 burgomaestres demandados por la vía civil
para el pago de una indemnización al Estado por el perjuicio económico de más de S/. 830 millones no
representan el total del universo de esas autoridades[5], la sola puntuación de confianza a los políticos
(puesto 131), del comportamiento ético de las empresas (puesto 115), y del desvío de fondos públicos
(puesto 108) evidencian a decir del Contralor, la presencia de indicadores preocupantes que requieren una
pronta respuesta, principalmente del Congreso de la República.

[1] Abogado, Ex Asesor Legal de Empresas Eléctricas, Especialista Legal en Hidrocarburos, Profesor en
Docencia Universitaria
[2]Artículo 7° - Control interno
El control interno comprende las acciones de cautela previa, simultánea yde verificación posterior que
realiza la entidad sujeta a control, con lafinalidad que la gestión de sus recursos, bienes y operaciones se
efectúecorrecta y eficientemente. Su ejercicio es previo, simultáneo y posterior.
El control interno previo y simultáneo compete exclusivamente a lasautoridades, funcionarios y servidores
públicos de las entidades comoresponsabilidad propia de las funciones que le son inherentes, sobre labase
de las normas que rigen las actividades de la organización y losprocedimientos establecidos en sus planes,
reglamentos, manuales ydisposiciones institucionales, los que contienen las políticas y métodos
deautorización, registro, verificación, evaluación, seguridad y protección.
El control interno posterior es ejercido por los responsables superiores delservidor o funcionario ejecutor,
en función del cumplimiento de lasdisposiciones establecidas, así como por el órgano de control
institucionalsegún sus planes y programas anuales, evaluando y verificando losaspectos administrativos del
uso de los recursos y bienes del Estado, asícomo la gestión y ejecución llevadas a cabo, en relación con las
metastrazadas y resultados obtenidos.
Es responsabilidad del Titular de la entidad fomentar y supervisar elfuncionamiento y confiabilidad del
control interno para la evaluación de lagestión y el efectivo ejercicio de la rendición de cuentas,
propendiendo aque éste contribuya con el logro de la misión y objetivos de la entidad a sucargo.
El Titular de la entidad está obligado a definir las políticas institucionalesen los planes y/o programas
anuales que se formulen, los que seránobjeto de las verificaciones a que se refiere esta Ley.
[3]Artículo 4º.- Implantación del control interno
Las entidades del Estado implantan obligatoriamentesistemas de control interno en sus procesos,
actividades,recursos, operaciones y actos institucionales, orientandosu ejecución al cumplimiento de los
objetivos siguientes:
a) Promover y optimizar la eficiencia, eficacia,transparencia y economía en las operaciones dela entidad, así
como la calidad de los serviciospúblicos que presta;
b) Cuidar y resguardar los recursos y bienes delEstado contra cualquier forma de pérdida,deterioro, uso
indebido y actos ilegales, así como,en general, contra todo hecho irregular o situaciónperjudicial que
pudiera afectarlos;
c) Cumplir la normatividad aplicable a la entidad ysus operaciones;
d) Garantizar la confiabilidad y oportunidad de lainformación;
e) Fomentar e impulsar la práctica de valoresinstitucionales;
f) Promover el cumplimiento de los funcionarios oservidores públicos de rendir cuenta por los fondosy
bienes públicos a su cargo y/o por una misión uobjetivo encargado y aceptado.
Corresponde al Titular y a los funcionarios responsablesde los órganos directivos y ejecutivos de la entidad,
laaprobación de las disposiciones y acciones necesariaspara la implantación de dichos sistemas y que éstos
seanoportunos, razonables, integrados y congruentes con lascompetencias y atribuciones de las respectivas
entidades.
[4] Artículo 8° Ley 27785

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