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OBRAS DEL AUTOR PARA LA ENSEÑANZA M ED||

HISTO RIA A N TIG U A Y MEDIEV/\

HISTO RIA M O DERNA Y CONTEMPORANEA

HISTO RIA ARGENTIN;

HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES (1? parte

HISTO RIA DE LAS IN STITUCIO NES (2? parte

HISTO RIA DE LA CULTURA ARG ENTIN/

SÍNTESIS DE HISTO RIA A N TIG U A Y MEDIEVAl

SINTESIS DE HISTO RIA MODERNA


Y CONTEMPORANEA

SINTESIS DE HISTO RIA ARGENTINA

OTRAS OBRAS

HISTO RIA C ULTUR AL DE LOS ARGENTINOS


(A rte s-L e tra s-C ie n cia s) 2 Tomos

HISTORIA
LA EDAD M O D ER N A
La quiebra del mundo m edieval
Se llam a Edad M oderna el período com prendido entre la tom a de C ons-
tan tin o p la — ca p ita l del Im pe rio Romano de O rie n te — por los tu rc o s (1453)
y la reunión de los Estados G enerales que dieron com ienzo a la R e volu­
ción Francesa (1789). Sin em bargo, debem os destacar que estas d iv is io n e s
en e s tric to s períodos se deben a razones de m étodo y a co n ve n ie n cia s de
c la s ific a c ió n , por cuanto los sucesos h is tó ric o s form an una s e rie c o n tin u a
de hechos relacionados, y las tra n sfo rm a cio n e s — ta n to m a te ria le s com o
e s p iritu a le s — que d ife re n cia n una Edad de o tra se produjeron con m ucha
le n titu d y son el re su lta d o de un proceso evolutivo.
Todo el s ig lo XV y m ediados del XVi con stitu ye n la llam ada “ época
de tra n s ic ió n ” de la Edad M edia a los Tiem pos M odernos, por cu a n to en
este largo período se p rodujeron im p o rta n te s cam bios en la fo rm a de
pensar y de v iv ir.
Entre los fa c to re s que co n trib u ye ro n a esta quiebra del m undo m e­
dieval podem os c ita r:

a) P o lítico s. La e xtin ció n del fe u d a lism o , la consolidación del D o de r


de los reyes y el s u rg im ie n to de los Estados europeos.

b) S ociales. La im po rtancia de la clase m edia o burguesía (de burgués,


habitante de un burgo o ciudad) debida al desa rro llo fa b ril y c o m e rcia l.

Printed in Argentina c) C ie n tífic o s . Las grandes inven cio nes (pólvora, im prenta, p apel, brú ­
impreso en Argentina ju la ) y la a p lica ció n del m étodo e xperim e ntal por parte de los e s tu d io so s.
Queda hecho el deposito que previene la lev 11 7 ?T
d) G eográficos. Los d ive rso s d e scu b rim ie n to s m arítim o s que p e rm i­
e bV EDITORIAL TROQUEL S.APf Buenos Akes, 1980.
tie ro n a los europeos vin cu la rse con o tra s civiliza cio n e s.
Una escena de la larga y sangrienta Guerra de los Cien Años. Este conflicto originó impor­
tantes consecuencias, entre ellas, la decadencia del feudalismo.
Grabado antiguo que reproduce una ciudad italiana en tiempos del medievo.

e) E conóm icos. Las riquezas de los países conquistados, el p ro te c ­ de los com bates, sino que de m ostraron la in e p titu d de las pesadas arm a­
cio n ism o aduanero y las nuevas m anufacturas dieron v ita lid a d e im pulso duras de los caballeros m edievales y ta m bién de los gruesos m u ro s de
a la econom ía m undial. los c a s tillo s .
La belico sid a d de los señores c o n trib u yó a su decadencia, ta l com o
f) A rtís tic o s . El re n a c im ie n to genera! de las obras clásicas. sucedió en In g la te rra con la denom inada G uerra de las dos Rosas (1455
a 1485), cuya extre m a crueldad m o tivó p rá cticam ente la e xtin ció n del ré­
g) C ultu ra les. La am plia d ifu s ió n del saber, debido a la invención de
gim en feudal en aquel país.
la im pre nta y a la in te n s ific a c ió n de los estudios.

h) R eligiosos. La c ris is producida en el s ig lo XVI, llamada "la R efor­ Consolidación del poder real
m a” , que o rig in ó la d iv is ió n del m undo cris tia n o .
Con la desaparición gradual del fe ud alism o se produce e! re s u rg i­
m iento y la co n so lida ción dél poder real.
LOS C O M IEN ZO S DE LOS TIEMPOS M ODERNOS
Los m onarcas contaron con el apoyo de la Iglesia — que tra tó en esa
D ijim o s que en los ú ltim o s s ig lo s de la Edad M edia se in ic ia parte form a de re s ta b le c e r su autoridad e s p iritu a l— y de ios sie rvo s lib erados
de los cam bios p o lític o s , id e o ló g ico s y económ icos que caracterizaron el del s o m e tim ie n to feudal. Tam bién re cib ie ro n la adhesión de ios burgueses,
mundo moderno. o pobladores de las ciudades lib re s. A esta clase social — la burguesía—
R esum irem os algunos de esos a co n te cim ie n to s. pertenecían los le g ista s u "h o m b re s de le y e s " que bregaron por con ce der
al rey poderes absolutos. Sostenían el p rin c ip io ju ríd ic o del Estado d om i­
nador — según la antigua Roma— y ansiaron concentrar en el m onarca las
Decadencia del feudalism o
más am plias a trib u cio n e s.
El régim en feudal e n tró en decadencia al té rm in o de las Cruzadas Para c o n so lid a r su a b so lutism o , los soberanos reglam entaron nuevos
— sig lo X III— y acentuó su d e clin a ció n luego de la G uerra de los Cien im puestos, a fin de m ejo ra r ia real hacienda, y equiparon e jé rc ito s per­
A ños sostenida por Inglatera y Francia (1337 a 1453). manentes.
Preocupados por las luchas, los señores abandonaron sus d om inios,
m uchos perecie ro n y o tro s se radicaron en lejanas tie rra s . Esto fa vo re ció Estados nacionales
a los reyes, los que p aulatinam ente recuperaron sus derechos y te rrito rio s
a m edida que el régim en e n tró en decadencia. El fe u d a lism o había d ivid id o a Europa en pequeños Estados soberanos,
O tro m o tivo de la e x tin c ió n del fe u d a lism o fu e el uso de la pólvora sin un gobierno c e n tra l, en los cuales la idea de patria estaba subordinada
en las acciones bélicas. Las arm as de fuego no sólo a lte ra ro n la tá c tic a al ca p rich o personal.

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Para oponerse a las am biciones de la nobleza y consolidar su poder absoluto
A l consolida r su poder los reyes y o rig in a rse un gobierno com ún, las tom aron las siguientes medidas:
m inúsculas soberanías, de s e n tim ie n to lo c a lis ta , evolucionaron a la idea
a) Políticas. En 1477 la reina Isabel creó en Sevilla una Audiencia, tribunal
de patria y al concepto de p a trio tis m o .
destinado a escuchar las quejas de los perjudicados en las revueltas políticas.
El s e n tim ie n to de nacionalidad que dio origen a la fo rm a ció n te rrito ria l Se estableció la Santa Hermandad, policía m ilitarizada que logró sup rim ir los
de las naciones europeas se v io fa vo re cid o por la decadencia del feuda­ delitos com etidos por los bandoleros.
lism o , la consolidación del poder real y la defensa del te r rito rio ante in­ Los Reyes Católicos reorganizaron el Consejo Real e incorporaron una mayo­
vasiones extranjeras, com o sucedió en la península ib é rica co n tra ios árabes ría de letrados partidarios de las ideas absolutistas. También se apropiaron de los
y en Francia ante el ataque inglés (G uerra de los C ien A ños). cuantiosos bienes y de los ejércitos propios de que disponían las órdenes m ilitares.
La fo rm ación de las nacionalidades tam bién se v io favo re cid a por la b) Religiosas. De acuerdo con el criterio de la época, todo gobierno centra­
c o nfiguración geográfica — te rrito rio s separados por m o n ta ñ a s ,-río s o ma­ lista estaba destinado al fracaso si no existía una verdadera unidad espiritual.
res— y la u n ifica ció n del idiom a. Ante la gran cantidad de judíos que habitaban la península y sus choques con
los cristianos, los reyes aplicaron el tribunal de la Inquisición, y en 1492 decretaron
la expulsión de los hebreos que no deseaban convertirse.
Unificación de España
c) Legislativas. Los Reyes Católicos dictaron numerosas leyes y ordenanzas
En España — durante la Edad Media— la form a de gobierno evolucionó mien­ y se extendieron con preferencia sobre el derecho penal, debido a que la situación
tras se acentuaban los triunfos sobre los invasores árabes. de España, en los comienzos de su reinado, as! lo requería.
En principio, la autoridad de los reyes había sido absoluta, pero con el trans­ Decretaron un ordenam iento definitivo de las leyes, tarea que perm itió unificar
curso del tiem po fueron perdiendo su predom inio debido a la oposición de la la legislación de la época.
nobleza, a las franquicias y los privilegios que debieron conceder a los habitantes
de las ciudades libres y a la convocatoria de las Cortes, asambleas con represen­
tantes del clero, la nobleza y la burguesía. U nificación de Francia
La consolidación del poder real comenzó en España con el período de los
Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón quienes, unidos en ma­ La Guerra de los Cien Años acentuó la decadencia del feudalism o, pues sus
trim onio en 1469, realizaron la unificación territorial, política y religiosa de la ejércitos sucum bieron ante las bien adiestradas tropas de los reyes.
península. En 1492 conquistaron Granada, últim o reino moro. Expulsados los invasores ingleses, Francia comenzó a surgir bajo el reinado
de Carlos VII, que contó con el apoyo de la burguesía. Reglamentó los impuestos,
creó un ejército permanente y regular dividido en “ Compañías de O rdenanza” o
Fernando I I de Aragón y V de Castilla, llamado Isabel I de Castilla, la soberana católica — culta
cuerpo de caballería y con infantería provista de cañones.
El Católico, fue un gran estadista que impulsó Y majestuosa— , quien desempeñó un papel re-
Le sucedió su hijo Luis XI (1461-83), que fue un soberano frío y calculador,
el progreso de España. levante en la historia de España. dotado de buen talento político. Subió al trono dispuesto a im poner la creciente
autoridad de la realeza y a recuperar el prestigio de Francia en la po lítica occidental.
Venció a su más grande enemigo, Carlos el Temerario, duque de Borgoña,
quien pereció ante los muros de la ciudad de Nancy.
Desaparecido su rival, Luis XI logró la unificación francesa y el triu n fo de la
monarquía sobre los señores feudales, incorporando a la corona todos los te rrito ­
rios que dominaba el duque de Borgoña, además de otros feudos, exceptuando
Bretaña.

Transform aciones económ ico-sociales


En el tra n scu rso de la Edad M edia, al m ejorar las com unicacione s, el
co m e rcio y la In d ustria , com enzaron a b e ne ficia rse los burgueses, es d e cir,
los ha b ita n te s de los burgos o ciudades. De este modo surgió en la Europa
feudal una nueva clase so cia l, la burguesía, form ada por hom bres lib re s que
vivían del c o m e rcio y de las artesanías y cuyo rápido e n riq u e c im ie n to les
p e rm itió e n fre n ta r con é x ito a los señores feudales que se oponían al p ro g re ­
so urbano. Los ú ltim o s im p usieron grandes trib u to s a las pró spe ras ciudades
pero, le jo s de aceptar esas cargas, los burgueses se agruparon en “ lig a s ” o
“ herm andades” para p ro te g e rse y ayudarse m utuam ente. En el s ig lo XIII, más
de sesenta ciudades del Im perio germ ánico integraron una co n fe d e ra ció n que
se llam ó Liga H anseática.
Los reyes no tarda ron en v a lo ra r la im portancia del m o vim ie n to burgués
y buscaron su apoyo para d e s tru ir a los señores feudales. El in cre m e n to
de la burguesía pro d u jo una im p o rta n te tra n sfo rm a ció n económ ica y socia l,

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u erm oso, rey de Francia, quien fin a lm e n te hizo p risio n e ro al P o n tífice en su
residencia de Anagni (o ctu b re .d e 1303).
El soberano fran cés hizo v a le r su in flu e ncia y logró que fu e ra elegido
napa C le m e n te V Este — para com p la ce r a Felipe IV— abandonó Roma y
t r a s la d ó la sede p o n tific ia a la ciudad de A viñón, situada en el te r r ito r io de
F r a n c ia . A llí continuaron sus sucesores, y durante casi setenta años (1308 a
1377) la Iglesia se halló som etida a los dictados de la p o lítica fra n ce sa , lo
que produjo gran descon tento y preocupación en el mundo c ris tia n o .
El c o n flic to dio origen al “ cism a de O ccid e n te ” , pues no ta rd a ro n en
nom brarse hasta tre s p o n tífice s, uno en Roma y otros en A viñón y Pisa. El
problem a concluyó con el C o n c ilio de Constanza (1414), que re s ta b le c ió la
unidad ca tó lica .
A unque solucionadas, estas q uerella s internas de la Iglesia p ro d u je ro n
q ra ves consecuencias y fu eron una de las causas de la Reform a p ro te s ta n te
del sig lo XVI.

Las literaturas nacionales


Comerciantes ofrecen productos en venta en un mercado medieval. Los burgueses fueron En la antigüedad romana, el latín fue el vehículo de d ifu sió n de la c u ltu ­
hombres libres que se ocuparon del comercio y de las artesanías. ra; sin em bargo, aunque los pueblos som e tido s u tilizaron el id iom a de los
conquistadores, las lenguas populares o vernáculas no desa parecieron y,
cuando el Im p e rio sucum bió ante los bárbaros, el latín s u frió la in flu e n c ia
de las form as id io m á tica s locales.
pues ia nueva clase m edia a p ortó una nueva fuerza: el ca p ita lism o . Este
A p a rtir del s ig lo X II, los reyes y la Iglesia debieron redactar sus d ispo­
re s u ltó fa vo re cid o por el in cre m e n to del c o m e rcio y el aum ento de la c irc u ­
siciones en lengua nativa, única fo rm a de que fueran in te rp re ta d a s por el
lación m onetaria, producida p o r el hallazgo de ya c im ie n to s de m etales
pueblo. P o ste rio rm e nte, la gente c u lta aceptó u tiliz a r ese lenguaje regiona l,
preciosos.
lo que dio orig e n a una nueva fo rm a lite ra ria , e scrita en idiom a vu lg a r. De
En la Edad M edia la Iglesia había condenado el p ré sta m o en d in e ro con
tal manera su rg ie ro n nuevas lenguas, llam adas rom ances (de Roma) o neola­
fin e s de usura, pero luego se a d m itió la ganancia bajo la fo rm a del c ré d ito
tinas (neos: nuevo), e n tre las que se cuentan: el castellano, el p o rtu g u é s, el
con un plazo prudencial para p e rm itir la venta de la m ercancía com prada
catalán, el francés, el ita lia n o , e tcé te ra .
con el din e ro prestado.
La lite ra tu ra m edieval se in ic ió con los poemas épicos, cuyos versos
En fo rm a paralela al préstam o a d m itid o , su rg ió la usura a n te grandes
recitaban los ju g la re s, poetas anónim os. A dem ás, la sociedad fe udal in sp iró
in versiones, pues los reyes necesitaban ca p ita les para equipar e jé rc ito s y
cantos líric o s que exaltaban los s e n tim ie n to s caballerescos y las norm as de
pagar a fu n cio n a rio s , así com o ta m b ié n los precisaban los nobles a fin de
la galantería. Estos poem as se llam aron "ro m a n c e s ” y en e llo s se describ en
s a tis fa c e r sus ansias de lu jo . El d in e ro era entregado — a veces con in te re ­
m aravillosas aventuras de v a lie n te s cab alleros que no vacilan en a rrie sg a r
ses e xo rb ita n te s — por poderosos banqueros, co m e rcia n te s e in d u s tria le s ,
su vida.
(antes de e n riq u e ce rse , los Fugger habían sido te je d o re s y los M é d ic is
A p a rtir del s ig lo XIII, la lite ra tu ra m edieval adquiere am plio d e s a rro llo ,
co m ercian tes).
tanto en las obras escrita s en la tín com o en lengua vernácula.
El régim en económ ico basado en el p re d o m in io del ca p ita l com o e le ­
m ento de pro ducció n y cre a d o r de riquezas p ro d u jo im p o rta n te s consecuen­
cias h is tó ric a s , e n tre e lla s ios d e s e q u ilib rio s e n tre las clases sociales. La tom a de Constantinopla
En el sig lo XI los tu rco s se ljú cid a s (de su je fe S e iju d ), que profesaban
D ebilidad del papado 'a re lig ió n de M ahom a, invadieron el A sia M eno r y provocaron las Cruzadas
tas que, si bien no lograron sus p rin cip a le s ob je tivo s, co nsiguieron dete n e r
En los p rim e ro s s ig lo s de la Edad M edia, el p re s tig io y el poder de la
¡a expansión m usulm ana en O ccidente.
ig le s ia fu e ron en aum ento. La expansión re lig io s a c u lm in ó con Inocencio III, A fin e s dei s ig lo XIII, otra s trib u s tu rca s al mando de O tm an invadie ron
quien ocupó el tro n o p o n tific io en 1198 y se e rig ió no sólo en el je fe suprem o Nuevamente el A s ia M enor y, después de d e s tru ir a los se ljú cidas. ocuparon
de la cristia n d a d , sino en el á rb itro in d is c u tid o de los problem as de la época.
sus te rrito rio s y dejaron c o n s titu id o un im p e rio que se llam ó otom ano.
Sus sucesores p re te n d ie ro n a cre ce n ta r el poder tem poral de ¡a Iglesia, Los tu rc o s no tarda ron en avanzar sobre Europa, pero fueron co n te n id o s
pero no lo lograron. El papa B o n ifa cio VIII, deseoso de m antener su autoridad
Por la invasión de los m ongoles, cuyo em perador. Tamerlán, los ve n ció en
sobre los soberanos, se v io e n vu e lto en un se rio c o n flic to con F elipe IV, el
la batalla de A n g o la (14C2).

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a r la e x is te n c ia de buena p arte de los bosques europeos. El problem a
p e iig ^ o iu c ió n cuando A braham D arby descubrió que la leña podía reem pla-
haN° or e | coque. Sin em bargo, para e xtra e r el carbón había que e lim in a r
zarse L .u |ac¡5 n de agua en los ya cim ie n to s. Era necesario sacar el líqu ido y,
la a ,c búsqueda de una fu e n te dé energía destinada a m over las bom bas, se
en i n t ó la m áquina de vapor.
' A l fin a liz a r la Edad M edia fu ero n perfeccionados y alcanzaron u tilid a d
K c a algunos in ventos ya conocidos a n te rio rm e n te ; además, el ingenio
pr n o produjo o tro s que c o n trib u ye ro n a m e jo ra r las co nd icio n e s de vida.
h u m p o r las im p o rta n te s consecuencias a que dieron origen, m erecen c ita rse
p ó lv o ra , la b rú ju la , el papel y la im prenta.

Los mongoles fueron muy hábiles J


netes. Uno de esos guerreros, í i r j I La p ó lvo ra
con un arco, según una miniatura j l
L o s chinos conocieron la pólvora m uchos años antes de la era cristia n a ,
siglo XV.
q U e sólo u tiliza b a n esa m ezcla de fla g ra n te de carbón, s a litre y azufre para
f a b r ic a r cohetes y fu ego s de a rtific io .
L o s árabes em plearon en España las prim eras armas accionadas por
El sitio de Constantinopla, según una miniatura del año 1455, existente en la Biblioteca
m e d io de la pólvora, que eran p rim itiv o s cañones llam ados bom bardas. La
Nacional de París. r u d i m e n t a r i a a rtille ría no tardó en se r conocida por o tro s países; así es
cóm o, a p rin c ip io s del sig lo XVI, ya se utiliza b a en Francia e In g la te rra .
L a s armas de fuego evolucionaron lentamente, pues se calificab a de vil y
El poderío de los m ongoles decayó a la m ue rte de Tam erlán, situación c o b a rd e a quien las emplease; se decía que ellas anulaban el heroísmo y que cual­
que aprovecharon los tu rc o s para re cu p e rar su independencia y proseguir quier inepto podía matar al más valeroso de los caballeros. Además, los riesgos
con su p o lítica expansiva. no com pensaban los beneficios, porque estallaban al primer disparo, o bien deja­
ban in de fe nso al soldado mientras cargaba el arma y encendía la mecha.
En 1453 el sultán M a h o m e t II puso s itio a la ciudad de C onstantinopla. S in embargo, cuando en el siglo XVII se perfeccionó el mecanismo, las armas
La cruenta lucha duró dos m eses y, fin a lm e n te , el 30 de mayo los turcos de fu e g o produjeron un cam bio fundamental en el arte de la guerra. La infantería
penetraron en la ca p ita l bizantina, donde h icie ro n una te rrib le matanza. El se h iz o más poderosa que la caballería, y los gruesos muros de los castillos fueron
em perador C on sta n tin o X II cayó ju n to con su Im perio. de stru id os a la distancia.
Los otom anos p ro sig u ie ro n sus avances, no só lo por Europa — hasta el
v a lle del río D anubio— sino que en poco tie m p o se adueñaron de S iria , Pa­
lestin a y Egipto, con sus va lio so s em porios co m e rcia le s.
Ocupada C o n sta n tin o p la y ta m bién A le jan d ría , los tu rco s co n tro la ro n las Un prim itivo cañón a bombarda.
rutas de las caravanas a O rie n te , s itu a ció n que produjo im p o rta n te s conse­ Esta pieza de artillería se componía
cuencias en la Edad M oderna. de d os partes. En la más gruesa o
trom pa” se introducía el proyectil Mortero antiguo utilizado para arro­
Y en la posterior o “ recámara” se jar piedras o bombas. El artefacto
LA RENOVACIO N CIENTIFICA: ADELANTOS TECNICOS colocaba la pólvora. consistía en un tubo grueso y corto,
Y GRANDES INVENTOS que podía colocarse en la posición
deseada, por medio de una palanca.
La tecno lo g ía se ocupa de los m edios y p ro ce d im ie n to s em pleados por
el hom bre para tra n s fo rm a r los p roductos de la naturaleza en o bjetos usuales.
La evolución de la tecnología se in ic ió a p a rtir de la Edad M oderna, por
cuanto en la antigüedad y en la Edad M edia la cie n cia era m uy d is tin ta de
la actual, ta n to en su fu ndam ento com o en su m étodo.
S urgieron invenciones m ecánicas com o el re lo j de péndulo, el te rm ó ­
m e tro y el to rn o de h ila r. Se h icie ro n progresos té c n ic o s en la fabricación
del v id rio , co n stru cció n de navios, fu n d ic ió n de m e ta le s y producción del
bronce.
La necesidad de m ejoras m ecánicas en c ie rto s aspectos de la produc­
ción p re c ip itó la “ re vo lu ció n in d u s tria l” que se in ic ió en el s ig lo XVIII. Así,
por ejem p lo, la demanda del carbón de leña para la fu n d ició n del h ie rro hizo
La brújula la im prenta
No puede a firm a rs e con certeza si fu eron ios chinos o ios árabes lo s A fin e s del s ig lo X IV la labor de los copista s era in s u fic ie n te para s a tis ­
p rim e ro s que conocieron la propiedad que tie n e la aguja imantada de señalar fa ce r la p ro d u cció n de lib ro s que exigía el ansia de ilu stra ció n general.
con aproxim ació n ei Poio N o rte cuando se mueve lib re m e n te . Lo c ie rto es que Desde p rin c ip io s de esa ce n tu ria se conocía la x ilo g ra fía o ta lla d o de
la b rú ju la fu e u tiliza d a por los c ris tia n o s en ei sig lo XI y que los cruzados |a d ibujos en madera — g eneralm ente im ágenes de santos o naipes— que, luego
em plearon en sus navegaciones por el m ar M e d ite rrá n e o . El p rim itiv o instru- de co lo re a rlo s , se estam paban en pergam ino o papel. El m ism o p ro c e d im ie n ­
m entó era m uy ru d im e n ta rio y c o n sistía en una aguja imantada que oscilaba to se a p lic ó para las páginas de lib ro s , y así fu e necesario d ib u ja r las le tra s
sobre un corcho el cual, a su vez, flo ta b a en a ce ite o agua. en m adera y d is m in u ir el espesipr de la plancha para que el te x to quedara en
Los ita lia n o s la p e rfe ccio n a ro n y la encerraron en una caja. Desde ese relieve.
m om ento, los m arinos pudieron ave n tu ra rse por las soledades del m ar in­
menso sin te m o r a que las nubes o las nieblas ocultasen el sol o la estrella El sistem a tam bién era lento y costoso. Fácil resulta imaginar que, para estam­
polar. par un libro, era necesario grabar tantas tablas como páginas tenía, las que ade­
más, una vez usadas, carecían de valor, pues se necesitaban nuevos grabados para
nuevos libros.
El papel
Luego se aplicaron las le tra s sue lta s de madera lo que fa c ilitó la labor,
C iento ochenta años antes de la era c ris tia n a los chinos ya sabían pero no re sistía n el tra b a jo y se averiaban al poco tie m po.
fa b ric a r papel y em pleaban la seda, el algodón o la caña de bambú. Este
Juan G útenberg, nacido en M aguncia (A lem ania), reem plazó la madera
im p o rta n te d e scu b rim ie n to tardó en d ivu lg a rse por la fa lta de m edios de
por una aleación de estaño, a n tim o n io 'y plom o; además, m e jo ró la prensa
com un icación. Los árabes fu e ro n los p rim e ro s en conocerlo durante sus
para e v ita r que se rom piera el papel y u tiliz ó una tin ta g ris, hecha con h ollín ,
expediciones al lejano O rie n te y, a fin e s del s ig lo X, in tro d u je ro n el pape!
en España. aceite y a lm idón.
El p rim e r lib ro im preso con el nuevo sistem a fue una B iblia que se con­
En el tra n scu rso del s ig lo XIII com enzó en Francia a fa b ric a rs e papel con
pasta de tra p o s m o lid o s, lo que abarató el co sto y p e rm itió su em pleo en cluyó en 1457.
vasta escala. En p rin c ip io la invención fu e m antenida en secreto pero, una vez cono­
cida, se d ifu n d ió con rapidez, a pesar de la natural oposición de lo s copistas.
De ta l m anera, a fin e s del s ig lo XV e f invento se había e xtend id o no sólo en
A lem ania, sino p o r los p rin cip a le s países europeos; en Italia fu e ro n s u s titu i­
dos los p rim itiv o s ca racte res g ó tico s p o r otro s latinos, más eleg antes y
se n cillo s.

Primitivo taller de un fabricante de papel.


El grabado reproduce un taller de imprenta del siglo XVI. A la derecha el “ tornillo” , que al
bajar la plancha permita imprimir por presión.

La brújula significó un gran adelanto para


la navegación, pues permitió a los marinos
alejarse de las costas sin ia ayuda de los
astros.
La invención de la im p re n ta y el m enor co sto del papel p e rm itie ro n la tos re lig io s o s d isgregadores que d iv id ie ro n a la Iglesia C atólica y p rovoca­
am plia d ifu s ió n de la palabra e s c rita , verdadero in s tru m e n to de la cu ltu ra ron la Reform a.
m oderna. “

C ausas del R enacim iento


EL RENACIM IENTO
Entre las dive rsa s causas de este m o vim ie n to renovador podem os c ita r:
A com ienzos del s ig lo X IV com enzaron a d e c lin a r las in s titu c io n e s y
a) El prerrenacim iento italiano. D urante el largo período m edieval
los ideales que cara cte riza ro n a la Edad M edia: el fe u d a lism o , la caballería
el p red om in io u nive rsa l del P ontífice, la filo s o fía esco lá stica y el sistem a ln . ita lia n o s no abandonaron el contacto con la antigüedad clá sica . La pe­
co rp o ra tivo aplicado a la in d u s tria y al com ercio. n ín su la conservó las ruinas de la grandeza romana y las re pú blicas ita lia nas
del s ig lo XIV, debido al pred o m in io de la vida urbana, fu eron m uy sem ejan-
En su reem plazo, y en fo rm a paulatina, se produjeron una s e rie de
tra n sfo rm a cio n e s que ca ra cte riza ro n al mundo m oderno. Estos cam bios afe c­ tps a las re p ú b lica s griegas del sig lo V a. C.
taron no sólo a las in s titu c io n e s , sin o tam bién a la cultura. A unque el R enacim iento fu e un m o vim ie n to intelectual y a rtís tic o pro pio
Esta renovación en el p ensam iento se exte n d ió , aproxim adam ente, des­ de la Edad M oderna, en Ita lia e x is tie ro n , antes de llegar a ese período
de m ediados del s ig lo X IV hasta igual época del s ig lo XVII, y se conoce h istó ric o , d ive rso s p re cu rsores llam ados prerrena ce ntista s.
h istó rica m e n te con el nom bre de R enacim iento. La lite ra tu ra ita lia n a contó con tre s sob resalientes fig u ra s : D ante, Pe­
en este período las a rte s, las le tra s y las cie n cia s se in sp ira ro n en las tra rca y Boccaccio.
obras de la antigüedad grecorrom ana. Por d ive rso s fa c to re s c u ltu ra le s , po­ Dante A lig h ie ri — nacido en Florencia en 1265— se valió de la arm oniosa len­
lític o s y so cia les, el m o v im ie n to renovador se in ic ió en Ita lia y b'ien pronto gua italiana para escribir un poema único en el mundo por su grandiosidad y be­
se extend ió po r toda Europa. lleza: La Divina Comedia.
La palabra R enacim iento s ig n ific a “ nacido de n u e vo ", aunque h is tó ri­ Este genio de las letras falleció en Rávena en 1321.
cam ente no debe in te rp re ta rs e com o si en la Edad M edia se hubieran des­ Francisco Petrarca (1304-1374) fue un devoto adm irador de la antigua Roma
preciado el a rte y la sabiduría antig u o s, sino en el s e n tid o de que re n a ció 1 y escribió en un latín perfecto sonetos, canciones, baladas y madrigales.
una e xtra o rd in a ria e s tim a c ió n ” de la antigüedad clá sica “ en se n tid o to ta l
Juan Boccaccio (1313-1375) dom inaba el griego y estudió con pasión los mo­
de la cu ltu ra y com o in sp ira ció n para la v id a ” .
delos clásicos. Escribió con elegancia y nobleza, aunque censuró las costumbres
El en tusiasm o p o r las obras lite ra ria s y a rtís tic a s grecorrom anas ador­ medievales con crudo realismo y mordacidad.
m eció el e s p íritu c ris tia n o que ca ra cte rizó a la Edad M edia; el paganism o
I
hizo s e n tir su in flu e n cia y su rg ió una nueva fo rm a de c o n ce b ir todos los
aspectos de la vida. Dante Alighieri, el más Francisco Petrarca se de­ Juan Boccaccio fue autor
destacado de los poetas dicó a estudiar la anti­ de numerosos poemas y
Las modernas investigaciones permiten afirmar que el Renacimiento no es la ita lia n o s , cu y a obra güedad grecolatina y se biografías. Su obra ejer­
negación de la Edad Media, sino que emerge de ella y es la culminación de un monumental, la Divina io considera uno de los ció gran influencia sobre
proceso ya iniciado en el medievo, en el período conocido con el nombre de Pre- Comedia, refleja un im­ más grandes humanistas. literatos posteriores.
rrenacim iento florentino.
portante panorama de la
■ ii- erudito historiador A rno ld Toynbee sostiene “ la concepción unitaria de la c u ltu r a d e s u é p o c a
civilización occidental", es decir, la unidad cultural entre la Edad Media v los
tiempos modernos.

El proceso ren a ce n tista com prende dos facetas que form an parte de un
m ism o fenóm eno c u ltu ra l:

a) El H um anism o, en el orden lite ra rio .

b) El R e nacim iento en general, con el flo re c im ie n to de las a rte s y las


ciencias.
En fo rm a paralela, y debido a e stas m a n ife sta cio n e s c u ltu ra le s , se
o rig in ó una ola de renovación e s p iritu a l que produjo una s e rie de m ovim ien-

Ficinn !nH?LÜalla,n0S. fuer0n l0s Primerosen u,iliza'' el vocablo renacimiento. Elhumanista M arsilio
al nrto ri ü re,orno al ldeal antiguo con la palabra “ renasci", y el erudito Vasari se refería
ai arte de su época con el término “ renascito".
ac® P °^ n histórica de la palabra “ Renacimiento" se debe al historiador y arqueólogo suizo
Jacobo Burkhardt (1818-1897).
b) Influencia de la civilización bizantina. Luego de la caída del Im ­
perio Romano en O ccidente (476) la unidad im p e ria l quedó te ó rica m e n te
esta ble cid a en C onstantinopla. El in flu jo del h e lenism o y su contacto con
los pueblos o rie n ta le s die ro n al Im p e rio Bizantino fiso n o m ía y c a ra c te rís ti­
cas propias. A llí se m a ntuvieron las tra d ic io n e s clásicas y la lengua griega
se u tiliz ó ta n to en las re la cio n e s o fic ia le s com o en el com ercio.
Las Cruzadas p e rm itie ro n a los o ccid e n ta le s un m e jo r co n o cim ie n to de
¡os bizantinos y no ta rd ó en p ro d u c irs e un activo in te rc a m b io c u ltu ra l. A ntes
que C o n sta ntino p la cayera en poder de los tu rc o s (1453) m uchos bizantinos
em igraron a Roma llevando consigo va lio so s aportes cu ltu ra le s , e n tre e llo s
sus b ib lio te ca s. Este m o vim ie n to m ig ra tò rio preparó en O ccidente el cam ino
del H um anism o.

c ) Los mecenas. D ive rso s p rín cip e s, tira n o s y o tro s gobernantes que
estaban al fre n te de los pequeños Estados ita lia n o s, gustaban am parar en
sus d om inios a los m e jo re s a rtis ta s y e ru d ito s de la época brindándoles
p ro te cció n con tra sus enem igos y solvencia m a te ria l.
Estos p ro te c to re s de los a rtis ta s fu eron Ñamados mecenas, e n tre los
que podem os c ita r: los M é d ic is , de F lorencia; los S forza, de M ilá n ; los Gon­
zaga, de M antua; los D 'E ste, en Ferrara; los M o n te fe ltri, de U rb in o ; los
M alatesta, de R ím ini, e tcé te ra . Tam bién m e re cie ro n ese títu lo algunos pode­
rosos m onarcas com o C arlos V, de A le m a n ia ; F rancisco I, de Francia, y
Felipe II, de España.
No sólo los p rín cip e s, los banqueros y los co m e rcia n tes laicos fa v o re ­
cie ron con su apoyo a los más renom brados a rtis ta s de la h is to ria , sino
tam bién los obispos y ¡os p o n tífic e s rom anos.
E¡ papa N ico lá s V (1447-1455) creó en el V aticano una b ib lio te c a clásica
con más de cinco m il volúm enes m a n u scrito s, g rie g o s y la tin o s; Pio II fue
au to r de d iversas obras sagradas y profanas; J u lio II p ro te g ió a M iguel A n ­
gel y a Rafael; León X (Juan de M é d ic is ) se destacó por su apoyo a las
le tra s, e tcétera.

Los rr.ecenas perdonaban iodo ai artista con tai de que éste ios .nm ortaiizara
en el rrárm oi o con !a maestría de su pincel.

14
I el grabado represen-
ta al humanista y rna-
temático tu ca Pació-
1-fe con uno de sus dis­
cípulos. Observe la ex­
p r e s ió n atenta de los
rostros y los elemen­
tos utilizados en la en-
5enafiZG-

que no tu v ie ro n s ig n ific a c ió n du ra n te el m edievo, ta le s com o el hom bre y


la naturaleza.
En la Edad M edia nada tenía v a lo r si no estaba vin cu la d o a D ios; en
cam bio, el R enacim iento crea un nuevo in d ivid u o que aspira a los goces de nistas y e ru d ito s que en el período del R enacim iento se consagraron con
la vida te rre na, a la riqueza, al am or y al poder a tra vé s de sus creaciones
a rtística s. fe rv o r a la búsqueda de vie jo s m a nuscritos.
El H um anism o, o m o vim ie n to renovador en el aspecto lite ra rio , fue un
El hom bre busca afanoso la belleza de la naturaleza y los a tra c tiv o s del antecedente del R enacim iento prop iam ente dicho, que por d ive rso s fa cto re s
paisaje. Basado en la razón humana, tra ta de e x p lic a r los fenóm enos natu­ c u ltu ra le s, p o lític o s y sociales, se in ic ió en Italia . Como vim o s, desde el
rales por m edio de la cie n cia ; e sto lo lleva a d e svin cula rse de la divinidad siglo XIV, surge en la península un e xtra o rd ina rio entusiasm o por el estudio
y a in te rp re ta r por sí m ism o las Sagradas E scritu ra s, con lo que o rig in a la de la antigüedad clásica y de las lenguas grecorrom anas: el g rie g o y ej
R eform a p ro te sta n te .
latín.
b ) A m plia libertad en la inspiración artística. A l s e p a r a r s e del Mientras los arqueólogos se dedicaron ai estudio de los monumentos, los
c ris tia n is m o y de to d o escrú p u lo de devoción, el hom bre del R enacim iento coleccionistas trataron de librar los antiguos manuscritos de la herrum bre con que
quedó lib re de trabas m orales y, guiado por un afán de suprem a belleza, el tiempo los había cubierto, y los eruditos y escritores trabajaron sin descanso
e lig e m odelos desnudos y c u ltiv a la p e rfe cció n de las form as. Com o en la para interpretar e im itar los textos.
antigua G recia, la desnudez pagana es fu e n te de in sp ira ció n , aunque un
N um erosos gram áticos, lite ra to s y sabios griegos, entre e llo s el célebre
nuevo elem ento, la naturaleza .(el paisaje), s irv e de com plem ento a la obra
a rtís tic a . C hysoloras, e m igraron de C o nstantino pla y llevaron a Italia el caudal de su
cultura e in q u ie tu d e s e s p iritu a le s . A dem ás, la im prenta — que abarató el
c ) Decadencia de las costum bres. El apego a la belleza, los goces costo de los lib ro s — p e rm itió m ayor d ifu s ió n de las obras lite ra ria s .
de la vida terren a y la d e b ilid a d del s e n tim ie n to re lig io s o crearon una s o c ie ­ Los hum anistas dejaron de lado el aspecto te o ló g ico m edieval y, guia­
dad donde todo era p e rm itid o , con ta l de lle g a r al fin propuesto. dos por su razonam iento,, adm iraron las " le tra s hum anas" del pasado y
Las inm oralidades y crím enes fu e ro n ju s tific a d o s por el o lv id o de los valoraron al hom bre en todos sus aspectos.
valores m orales. Se crearon cátedras cuyos p ro fe so re s tenían por ún¡co o b je to dar a
conocer la antigüedad y las lenguas clá sicas. El entusiasm o de la época
La corrupción de la época está representada en el príncipe, guerrero y aven­ está re su m id o en una fra se pronunciada por un hum anista: “ Q u ie ro desper­
turero italiano César Borgia (1476-1507), tercer hijo natural de Rodrigo Borgia (Ale­
tar a lo s m u e rto s ” .
jandro VI), quien se ha inm ortalizado como el prototipo del individuo cruel y am bi­
Se considera p re cu rso re s de este m o vim ie n to renovador lite ra rio a los
cioso, que no abrigó ningún sentim iento generoso y, para satisfacer sus odios
com etió innumerables asesinatos. e s c rito re s flo re n tin o s D ante, P etrarca y B occaccio.
En realidad no fue una excepción, pues semejante conducta siquieron la ma­
yoría de los príncipes italianos del siglo XV.
Expansión del Hum anism o

EL H U M A N IS M O El p ujante m o vim ie n to hum anista, que se in ic ió en Italia, no tard ó en


^ ra d ia rs e a o tro s países europeos debido a la d ifu sió n de las obras clásicas
Recibe el nom bre de H um anism o el e stu d io de la cu ltu ra clá sica ; y Por m edio de la im prenta y a la incesante marcha de e studiante s que, pro ­
hum anistas (del latín hum anus: p ulido, c u ltiv a d o ), los e s c rito re s , c o le c c io ­ cedentes de d ive rsas regiones, llegaban a F lorencia, M ilán y Roma.

16 17
El humanista ho­
landés Desiderio Fn esta tu a ria , los e s cu lto re s ita lia n o s hallaron num erosos m o d e lo s de
Eras ni o, cuyas co­ í ntiaüedad clá sica que, aunque d e terio rados, s irv ie ro n com o m o tivo s
nocidas obras es­ la v ^ o ira c ió n Entre estos m ae stros podem os c ita r a Lorenzo G h ib e rti, que
critas en latín d e ' " ¡ r en b a jo rre lie v e s las p u e rta s de l b a p tis te rio de San Juan (F lo re n cia )
e je r c ie r o n gran
1 tal propiedad que, al observarla , M ig uel A ngel d ijo que era digna de
influencia en la
Europa de su ép o­ adornar la entrada del Paraíso.
ca. particularmen­ En p in tu ra los precursore s del R enacim iento abandonaron lo s m odelos
te en España.
• antinos y se in sp ira ron en la naturaleza. M encionarem os al d o m in ic o Fray
fm q é lico de F ié s o li, quien so b re sa lió por sus cuadros m ís tic o s , im pre gnad os
de te rn u ra e ingenuidad.

El erudito italiano Pico de la Mirándola fue I llamada “ puerta del Paraíso” del bap­
famoso no sólo por su saber sino también tisterio de Florencia, obra de Lorenzo Ghi-
por la extraordinaria memoria de que esta­ berti. E n lo s marcos rectangulares el escul­
ba dotado. tor e s c u lp ió diez escenas inspiradas en el
A n tig u o Testamento. En los frisos verticales
pueden observarse figuras de cuerpo entero
La d ife re n cia de tem p e ra m e n to y de antecedentes h is tó ric o s que existía y cabezas rodeadas por marcos circulares.
e ntre los ita lia n o s y los habitantes del n o rte de Europa e je rc ió influencia A b a jo , detalle de un panel, en el que puede
en las ca ra cte rís tic a s del m o v im ie n to renovador. El p rim e ro buscó en la apreciarse e l magnífico trabajo en relieve
belleza y en el arte su m e jo r m edio de expresión, m ie n tra s que el europeo de acue rd o c o n las reglas de la perspectiva.
se p te n trio n a l, guiado por su e s p íritu p rá ctico , se dedicó a la so lu ció n de
los problem as v ita le s , desde el punto de v is ta é tic o y re lig io s o , dando pre­
fe re n cia a la lite ra tu ra y a la filo s o fía .
En los Países Bajos se destacó la fig u ra de Erasmo-, en A lem ania, el
más conocido hum anista fue R euchlin: en España s o b re sa lie ro n N e b rija y
V ives, y en In gla te rra m encionarem os a Tomás M oro.
D e sid e rio Erasmo (1467-1536). Holandés de orig e n — nació en los alre­
dedores de R otterdam , ha sido llam ado con ju s tic ia “ el hom bre más c u lti­
vado de su tie m p o . D om inaba el latín y leyó num erosas obras clásicas
además, para aum entar su ya só lid a c u ltu ra , realizó d ive rso s via je s de estu­
dio por Europa.

Sus obras escritas en latín fácil y ameno— tratan variados temas: filosofía,
teología satiras, polémicas, etcétera. Se destaca el Elogio de la locura, donde
satiriza la ignorancia de las masas y el dogmatismo de los teólogos; los Coloquios
fam iliares (conversaciones) y los Adagios o colección de cuatro mil refranes extraí­
dos de escritos antiguos.

El arte del “ Q uatrocento”

El sig lo XV ha sido llam ado p o r los ita lia n o s el “ Q u a tro c e n to ” , palabra


que indica el período a rtís tic o “ de tra n s ic ió n " e n tre la Edad M edia y el
R enacim iento pro p ia m e n te dicho.

En a rq u ite ctu ra se abandona el e s tilo g ó tico y renace el clá sico romane


de herm osas cúpulas y grandiosos p ila re s. Entre estos im ita d o re s clásicos
se destacó el flo re n tin o B ru n e lle sch i.

18 19

/
EL ARTE RENACENTISTA

Aunque la e scu ltu ra y la a rq u ite c tu ra alcanzaron e x tra o rd in a rio dP*


rro llo , la p in tu ra re n a c e n tis ta se destacó sobre las demás a rte s olá stio '
Dos fa cto re s e xp lica n esta cu lm in a ció n : as

a) No se conservan m uestras de las obras antiguas, lo que p e rm itió a i


a rtis ta s una m ayor lib e rta d de creación. lQs

b) Adem ás de c o n tin u a r el conocido p ro c e d im ie n to de la p in tu ra al fr e s c a


la aplicación de los c o lo re s d is u e lto s en a ce ite p e rm itió tra b a ja r sobr
una te la en el llam ado cuadro de caballete. D ebido a esto, los a rtis ta !
pudieron co n ce b ir sus obras con m ayor le n titu d y e m plear más cantidad
y variedad de co lo re s. ad

Interior de la cúpula
de la basílica de San
Pedro, decorada en
mosaicos por artesa­
nos vaticanos, en ba­ El P a la c io Strozzi, en Florencia. La
se a dibujos de Cava- fa c h a d a es característica del estilo D onatello: monumento ecuestre, de
lier d’ A pino. R e n a c im ie n to . Observe la perfecta Gattamelata. El escultor trabajó du­
Ideada y proyectada simetría del edificio, los arcos de rante cinco años en esta obra debido
por Miguel Angel en medio punto que coronan la puerta a las grandes dificultades que pre­
1547, fu e terminada y ventanas y la aristocrática ele­ sentó la fusión del bronce.
p or G ia com o della g a n c ia del c o n ju n to .
P o r t a y D om in ico
Fontana.

C arácter de las obras


Las obras p ic tó ric a s del R enacim iento son m aestras en su género. Se
destacan por la belleza del co n ju nto , la p e rfe cció n del d ibujo y el d om inio
de la p e rsp e ctiva . En los tra b a jo s pueden observarse las arm oniosas co m bi­
naciones de va ria d o s elem e ntos y la m agnífica d is trib u c ió n del claroscuro,
es d e cir, de la luz y de la som bra.
La a rq u ite c tu ra se in sp iró en el pasado con m ayor intensidad que la
pintura y la e scu ltu ra . El nuevo e s tilo de e d ific a ció n , llam ado R enacim iento,
se basó no ta n to en el grie g o com o en el rom ano clá sico y el rom ánico
m edieval. ,, .
1 El fresco es una Los a rq u ite c to s adaptaron fo rm a s antiguas a e d ific io s co n stru id o s para
pintura hecha sobre una necesidades m odernas, de ta l manera que el o b je to no fu e c o n s tru ir obras
pared húm eda, previa­
más herm osas que las de los sig lo s a n te rio re s, sin o más parecidas a los
mente p re p a ra d a con
cal. Los c o lo re s utili- m onum entos a ntiguos. , . ,
zables son muy limita­ Los a rq u ite c to s del R enacim iento im ita ro n en sus trabajos el a rte de
dos: deben disolverse en •as ruinas de la antigua Roma y tam bié n la e stru ctu ra de las ig le sia s y los
agua de cal y aplicarse
sobre la capa aún hú­ tem plos rom ánicos.
meda pues si el fondo
se seca prod uce man­ En el nuevo estilo predominan las líneas horizontales, con los siguientes ele­
chas en la pintura. Por mentos decorativos: la cúpula sem iesférica, las columnas (jónicas o corintias), el
tal causa, los a rtista s dintel, el peristilo, el arco de medio punto y el frontispicio triangular. Como ejem-
estaban obligados a tra­ Plo podemos cita r la basílica de San Pedro en Roma.
bajar con rapidez.

21
El e s tilo R enacim iento su rg ió en Ita lia y só lo a llí es puro pues Miguel Angel Buonarrotti
d ifu n d irs e por Francia y A le m a n ia , se m ezcló con el e s tilo q ó tico de fin »
del s ig lo XV. a lnes N a ció en 1475 en C a p re s e (T oscan a). M u y jo v e n in g re s ó en la e s c u e la
La e scu ltu ra re n a ce n tista im itó a la clá sica grecorrom ana en la e x a rt e s c u ltu ra de F lo re n c ia y en 1496 e s c u lp ió la c é le b re e s ta tu a lla m a d a
p ro porción del cuerpo humano y en el m odelo desnudo. Los a rtis ta s trah:? Lg piedad, qu e re p re s e n ta a la V irg e n M a ría a co n g o ja d a a n te e l c u e rp o de
jaron el m árm ol y ta m b ié n ei bronce y el barro cocido (te rra c o ta ).
JeSUPoco°dTspués, en un gran bloque de m árm ol, m odeló el fa m oso D avid
lu e a o fue llam ado a Roma por el papa Ju lio II, quien deseaba que el
EL APOGEO DEL RENACIM IENTO EN ITALIA t i cta co n stru ye ra su tum ba. M igu el A ngel comenzó el trabajo, pero d iv e r­
Luego del Q uatrocento, y hasta la p rim e ra m ita d del s ig lo XVI el Rena g í inco n ven ie n te s le im p id ie ro n c o n tin u a rlo . Entonces el e nérgico P ontífice
cim ie n to ita lia n o llega a su apogeo, es d e cir, a su m ayor esplendor. Surqen fe ordenó que p in ta ra las paredes la te ra le s y la bóveda de la C ap illa S ixtina
a rtis ta s excepcionales que asom bran por su genio y cuyas obras aún no han
en e l. V¡aat l ^ u e rte de j u |¡0 || ios herederos in s is tie ro n ante el a rtis ta para
podido se r superadas. Sobre las grandes fig u ra s de esta época se destacan
tre s m aestros de fam a in m o rta l: M ig u e l A n g e l, Leonardo y Rafael. .g concluyera la tum ba del d ifu n to Papa. M iguel A ngel tra b a jó un tie m p o
u aunque no te rm in ó la obra, escu lp ió o tra estatua fam osa, el M oisés.
Lueqo de una co rta estada en F lo re ncia el a rtis ta v o lv ió a Roma y, por
o r d e n del p o n tífic e Paulo III, p in tó — en la C apilla S ixtin a los fre s c o s dei
Juicio Final, sobre el m uro del fon do del a lta r mayor.
Miguel A ngel: La Piedad ( Basílica de San Pedro. Roma). Esta
obra es de gran valor artístico, debido a su perfecta técnica y a Como vimos, años antes había trabajado en la bóveda del altar mayor de la
la forma de expresar el drama. El mármol trasunta un dolor Capilla Sixtina. Veinticuatro años más tarde com pletó la escena culm inante que se
profundo, espiritualmente glorificado. Observe la expresión de la denomina El Juicio Final.
Virgen y el cuerpo exánime del Salvador. Considerada una obra de arte perfecta, representa a los que se salvan ascen­
diendo a los Cielos y a los condenados descendiendo al infierno.
Aunque el tema es cristiano, el espíritu del trabajo es totalmente pagano,
como lo demuestran las figuras desnudas y musculosas.

Lo, Sagrada Familia está


considerada la primera
obra pictórica de Miguel
Angel. En el cuadro se
advierte una sensación de
relieve, propia de un ar­
tista plástico cuya voca­
ción fundamental era la
escultura. (Galería de los
Oficios. Florencia.)
M ig u e l A ngel se radicó en Roma y tra b a jó en el V aticano com o arqu¡.
te c to de la igle sia de San Pedro.
La co n stru cc ió n de la obra la había in icia d o el a rq u ite c to Bramante
pero aquél ideó la enorm e cúpula, considerada la más grande y hermosa
del mundo.
M igu el A ngel m u rió en Roma a los ochenta y nueve años de edad. Pos-
te rio rm e n te sus re sto s fu e ro n llevados a F lorencia, donde yacen en la i g | e .
sia de Santa C roce, en el m a g n ífico m ausoleo levantado por su discípulo
Vasari.

Leonardo de Vinci
A unque su p riv ile g ia d a m entalidad le p e rm itió abarcar m ú ltip le s a c tiv i­
dades y destacarse en e scu ltu ra y a rq u ite ctu ra , Leonardo asom bró al mundo
po r sus m aravillo sa s p in tu ra s. A tra vé s de ellas puede observarse su e stilo
persona lísim o, basado en la gracia de las fig u ra s , la suavidad de las líneas,
el d o m inio del cla ro scu ro y la seducción de las m iradas y las sonrisas.
Los re lig io s o s del convento de Santa M aría de las G racias le s o licita ro n
pintara en su com edor el cé le b re fre s c o de La Cena.
Leonardo tuvo el atrevimiento de pintar al óleo directam ente sobre la pared,
y debido a esto las capas se han ¡do desprendiendo con los años, sobre todo por
acción de la humedad.
El hermoso trabajo — prácticam ente destruido— representa a Jesucristo re­
signado ante el destino que lo aguarda a causa de la traición de uno de sus Leonardo de Vinci. Autorretrato.
discípulos. (B ib lio te c a Real. Turin.)

Luego de luchar co n tra las tro p a s francesas que habían invadido su


suelo natal, Leonardo se d irig ió a Florencia y a llí p in tó el segundo cuadro Leonardo de Vinci: La Gioconda. (Museo
que lo haría in m o rta l: el re tra to de M ona Lisa.' iel Lou vre . París.) En este famoso retrato
se aprecia una de las características del
En 1506 el a rtis ta pasó a M ilá n , donde realizó dive rso s tra b a jo s de
arte pictórico de Leonardo, la expresión
ingeniería. P oste rio rm e nte , el rey F rancisco I lo hizo tra s la d a r a Francia,
dulce y misteriosa del rostro — la sonrisa
donde fa lle c ió en 1519. “konardesca” — debido a una graduación
sutil de las sombras, propia de un maestro
w la té c n ic a del sombreado.
A Leonardo da Vinci, famoso pintor de la escuela florentina, pertenecen el re­
trato de Ludovico Sforza — integrante de la ilustre familia que gobernó en Milán—
y el cuadro que representa a Santa Ana. (Museo del Louvre.)

Rafael Sanzio
Nació en 1483 en U rbino, ciudad de los Estados de la Iglesia. D iscípulo
de Vanucci (El P erugino) se tra sla d ó a F lorencia, donde pintó varia s Mado-
nas o cuadros re la tivo s a la V irgen M aría. De a llí pasó a Roma llam ado por
el papa Julíq. II, quien le encargó los fre sco s de las cámaras del V aticano.
En estas p in turas m urales — todas m agníficas— se observan tem as
sagrados, clá sico s o a leg órico s. M encionarem os La escuela de A tenas (re­
tra to s de filó s o fo s ), El Parnaso (fam osos poetas) y La disputa d e l S antísim o
S acram ento, obra m aestra considerada una h is to ria g ráfica de la Iglesia.

' También llamado ‘ ‘La G io con d a " pues la Mona Lisa fue la esposa del napolitano Francisco
del Giocondo. Es uno de los retratos más expresivos que se conocen.

25
w

A firm a que el gobernante está al servicio exclusivo del Estado y que los
términos justicia, humanidad y clem encia deben estar siem pre en su boca, “ pero
nunca en su corazón” .
Con respecto a El Principe, el propio Maquiavelo dijo: “ He enseñado a los
príncipes a ser tiranos, pero he enseñado a los pueblos a destruirlos” .

No o b sta n te las c rític a s recibid as po r este tra b a jo , M aquiavelo es un


personaje destacado dentro de la h is to ria de la filo s o fía p olítica.
F rancisco G u ic ia rd in i (1485-1540). Fue p rofe so r, d ip lo m á tico y m ilita r,
im itador de M aquiavelo, este in te re sa n te p ro sista flo re n tin o e s c rib ió una
H is to ria de Ita lia de su época. Es un d ie s tro narrador, aunque carece de
im parcialidad al re la ta r las luchas en que to m ó parte.
Ludovico A rio s to (1474-1553). Este fam oso poeta nació en la Lombardía
y es el cre a d o r de un género de epopeya en el que nadie lo ha igualado.
En 1515 p u b licó su fam oso poema O rlando Furioso, d ivid id o en cuarenta
cantos y al que dedicó diez años de traba jo. D escribe las guerras de C arlo-
magno co n tra los sarracenos y las hazañas de su nieto Rolando, con pasajes
heroicos, se n tim e n ta le s y cóm icos.
Torcuato Tasso (1544-1595). N acido en S orrento, es el ú ltim o gran poeta
épico del R enacim iento ita lia no.
Se ha in m o rta lizado por su poema La Jerusalén Libertada, en el que
Rafael: La escuela de Atenas (detalle). Palacio del Vaticano. Roma. De esta pintura que simboliza relata — con m a g n ífico s ve rso s— la prim e ra Cruzada y agrega num erosas
la Filosofía, el grabado reproduce un detalle, que representa a dos grandes figuras del pensamiento aventuras ca ballerescas y re fe re n cia s m ito ló g ica s.
universal: Aristóteles y Platón. Todo es grandioso en este frasco que decora una de las Cámqras
(Stanze) Vaticanas.

M u e rto Ju lio II, el nuevo papa León X lo co m isio n ó para d irig ir las
obras de la ig le sia de San Pedro. También Rafael d ib u jó va rio s cartones,
que s irv ie ro n de m odelo para fa b ric a r bellos ta p ice s.
A dem ás p in tó herm osas te la s con re tra to s de Papas y personajes ilu s ­
tre s y las m agníficas s e rie s de sus vírgenes, e n tre las que podem os c ita r
la M adona S ixtin a , del Velo y del Pez.
Este excepcional p in to r id e a lista m u rió a los tre in ta y s ie te años (1520)
y lio pudo te rm in a r su ú ltim a obra m aestra: La T ransfiguración.

La literatu ra
A fin e s del s ig lo XV la lite ra tu ra italiana — luego del lapso que s ig u ió
a los p re cu rso re s— com enzó un nuevo R enacim iento.
Los e s c rito re s de este m o vim ie n to renovador reciben la in flu e n c ia de
los p rim e ro s hum anistas pero, a d ife re n c ia de éstos, expresan su in sp ira ­
ción clásica por m edio de su lengua vernácula, es d e cir, en idiom a italiano. Rafael: San Jorge y el
C uatro e s c rito re s dan b rillo a este período del R enacim iento ita lia n o : dragón. (Louvre. París.)
dos pro sista s, M a q uiavelo y G u ic ia rd in i, y dos grandes poetas: A rio s to y Se afirma que esta obra
Tasso. naestra, de tamaño redu­
cido, está inspirada en
N ico lás M a q uiavelo (1469-1527). N atural de F lorencia, fu e p o lític o , h is ­ Un dibujo de Leonardo.
to ria d o r y d ip lo m á tico . Sus ideas filo s ó fic o -p o lític a s están expuestas en el Adviértase el tono prima­
más fam oso de sus e s c rito s : El Príncipe. veral del paisaje y hacia
otras el cielo blanqueci-
Con estilo claro y preciso explica cómo el príncipe (o gobernante) puede no debido al velo de la
conquistar y conservar el poder. Es decidido partidario del absolutismo y expone niebla.
una política de mala fe y cinismo, que en realidad muchos llevaban a la práctica
en su época.

26
EL R ENACIM IENTO EN FLANDES Y LOS PAISES BAJOS
luán Van D yck: La Virgen del
El m o vim ie n to re n a ce n tista se in ic ia en Flandes en Ips ú ltim o s años rancillei Rolin. ( Museo del Lou-
de la Edad M edia. La escuela flam enca llega a su apogeo en el s ig lo XV|n vre. París.) El artista flamenco
con tre s grandes p in to re s : Rubens, Van D yck y Rem brandt. fu e pintor en la corte de Felipe
el Bueno, duque de Borgoña, cu­
Pedro Pablo Rubens (1577-1640). Nació en Siegen (Alemania), de padres em¡ yo canciller Nicolás Rolin donó
grados de Amberes. Se trasladó a Italia, donde estudió arte pictórico y luego sñ el cuadro a la catedral de Autun,
radicó en Flandes; allí adquirió renombre universal. ¿onde se exhibió hasta el año
Entre sus numerosos cuadros figuran temas religiosos, históricos, mitológico« 1800. La devota escena tiene por
y retratos. marco graciosas columnas de
La más famosa de sus pinturas religiosas se titu la El descendim iento de ia inspiración clásica, y hacia el
cruz y el tema histórico más notable, La coronación de M aña de M édicis. Entre fondo, la vista de una ciudad,
sus retratos figuran el de Isabel Brandt (su prim era esposa) y el de Isabel de Fran­ q u e bien puede ser la de Autun.
cia. La obra de tema m itológico más famosa se llam a El rapto de las hijas de
Leucipo.

Rubens se destacó por su gran realismo y belleza de colorido. Maestro fecun­


do (pintó más de dos mil cuadros), sus obras figuran en la mayoría de las salas
de arte de Europa.
Antonio Van Dyck (1599-1641). Nació en Amberes, estudió con Rubens y pasó
a Italia; finalm ente se radicó en Inglaterra.
Este refinado artista gustaba a p lica r a sus cuadros detalles de adorno, elegan­
cia y belleza, de tal manera, en ciertos temas bíblicos, los pastores y gente del
pueblo aparecen vestidos como im portantes señores.
Fue nombrado prim er pintor de su Majestad Británica y en 1632 lo hicieron
caballero, con lo cual llegó al apogeo de su fama y riqueza.
Pintó numerosos retratos de personajes im portantes y damas de la Corte; el
más famoso entre ellos es el del monarca Carlos I Estuardo.
Pablo Rembrandt (1607-1669). Este gran pintor holandés nació en Leyden,
pero se radicó en Amsterdam.
Su pincel inm ortalizó — con igual maestría— toda clase de temas y fue tan
perfecta su distribución del claroscuro que un crítico afirm ó: “ Parece que contó
con la luz” .
Debido a su arte obtuvo grandes ganancias pero, mal adm inistrador, llegó a
la vejez en la mayor pobreza.
Rembrandt : Filósofo meditando. Entre los numero­
Entre sus obras más notables podemos cita r los grupos La lección de anato­
sos cuadros costumbristas de este gran pintor holan­
mía, La ronda nocturna y Los síndicos de los pañeros y entre los cuadros religiosos:
Los peregrinos de Emaús. dés, merece destacarse el que ilustra el grabado. Los
contrastes luminosos crean un acento sublime en esta
obra, en la que no interesa ia acción, sino los efectos
psicológicos del relato.

Rembrandt.
Pedro Pablo Rubens: La (autorretrato).
Kermese. En este cuadro,
de perfecta técnica, ale­
gre colorido y fina espon­
taneidad, el artista llevó
al lienzo una fiesta entre
aldeanos, donde todo es
dinamismo, a juzgar por
el movimiento de las nu­
merosas figuras.
EL RENACIM IENTO EN A LEM A N IA RENACIM IENTO EN FRANCIA
En A lem ania el R enacim iento se in ic ió a com ienzos del s ig lo XVI con La c u ltu ra re n a ce n tista no tardó en p ene trar en Francia debido a las
una nueva m an ife sta ció n a rtís tic a , el grabado en madera y en cobre, qu2 aUerras que se lib ra ro n en suelo ita lia n o — las que c o n trib u ye ro n al con tac­
p e rm itió re p ro d u c ir una obra de a rte y abaratar su precio. to e n tre am bos pueblos— y a la obra de los m onarcas C arlos VIII, Luis XII
Dos grandes p in to re s — que ta m bién fu e ro n grabadores— representan y Francisco I. Este ú ltim o fu e un m ecenas que apoyó la cu ltu ra clásica,
la culm inación del m o v im ie n to a rtís tic o germ ano: D u re ro y H olbein. " fu n d ó el C o le g io Real y p a tro cin ó a sabios y a rtista s.
El R enacim iento fran cé s lleg ó a su cu lm inación con las obras lite ra ria s
Alberto Durero (1471-1528). Este gran pintor — cuyo verdadero apellido era
Dürer— nació en Nuremberg. Por motivos com erciales hizo un viaje a Venecia
en cuyo género s o b resalieron Rabelais, Ronsard y M ontaigne.
allí se despertó su vocación artística. De regreso a su ciudad natal estableció Un F rancisco Rabelais (1495-1553). N ació en C hinón (Turena) y m u rió en
taller de pintura y no tardó en contar con numerosos discípulos. parís. Abrazó la ca rrera e cle siá stica , pero luego dejó los hábitos para e s tu ­
Amante de la naturaleza, siem pre aconsejaba: “ No pienses hacer algo mejor diar m edicina. Desde tem prana edad s in tió in clin a ció n por las activida des
que lo que Dios ha hecho” . lite ra ria s y c u ltu ra le s, pues e s c rib ió d iversas publicacion es en las que
Fue pintor de la corte del em perador Carlos V y adquirió justa celebridad. censuró la s u p e rs tic ió n popular.
Sus obras más destacadas son La adoración de los Reyes Magos y Los Apóstoles. Su gran obra — publicada en cinco lib ro s sucesivos— se llam a Gargan-
Sin embargo, Durero es el artista insuperable del grabado; luego se reprodu­ túa y Pantagruel.
jeron por miles sus trabajos. Entre estas obras podemos cita r El caballero de la
muerte y La Melancolía. Ambos son los nombres de dos gigantes medievales, personajes legendarios
famosos por su fuerza e insaciable apetito.
Hans Holbein (1497-1545). Hijo de un buen pintor, este artista se destacó por Aunque esta novela satírica carece de originalidad, el autor se vale de ella
la elegancia y la delicadeza de sus trabajos. para c ritica r la sociedad de su época, las prácticas de la Iglesia, el escolasticism o
Se radicó en Basilea y luego pasó a Inglaterra llamado por el monarca Enrique medieval, etcétera.
VIII, quien le encargó los retratos de la fam ilia real y de varios personajes de la Rabelais, empleando un lenguaje a veces grotesco y otras delicado, expresa
Corte. su filosofía pagana que se basa en la bondad ingénita del individuo.
Holbein está considerado como el pintor que señala el periodo de transición
del estilo medieval al del Renacimiento. Se ha inm ortalizado por su famoso retrato Pedro R onsard (1524-1585). Está considerado el p rin cip a l re presenta nte
de Erasmo. de La Pléyade o co n ju n to de poetas que, inspirados en la antigüedad clásica,
se p ropusieron e n riq u e ce r el idiom a francés.
Ronsard e s c rib ió odas, elegías y sonetos que le dieron ju s to renom bre.
En su afán por co la bora r en el p e rfe ccio n a m ie n to de su idiom a, com enzó
el poema épico La Franciada, que no logró te rm in a r.

Juan H olbein: Retrato de Ana de Alberto Durero: Una hoja del Apo­
Cleves. (Museo del Louvre.) calipsis. Grabado. (Gabinete de Di­ Francisco Rabelais fue una de las
bujos. Florencia.) figuras más destacadas de la litera­
El humanista francés Miguel M on­ tura francesa. Criticó el escolasticis­
taigne, pensador dotado de gran in­ mo de su época de acuerdo con una
teligencia y vasta cultura. posición filosófica naturalista.
M ig u e l M o n ta ig n e (1533-1592). Se dedicó con pasión al e stu d io dpi
hom bre y realizó d ive rso s v ia je s por A le m a n ia , Suiza e Ita lia . En 1582 f u La m áxim a fig u ra de la lite ra tu ra inglesa fue el excelso dram aturgo
nom brado alcalde de Burdeos y poco después se re tiró a su c a s tillo par6 QuiHerm o Shakespeare.
dedicarse a la le ctu ra . a Su biografía no está perfectam ente conocida. Fue bautizado el 26 de abril
E scribió sus re fle x io n e s filo s ó fic a s en un tra b a jo titu la d o Ensayos, en 1564, en Stratford-on-Avon (condado de W arwick) y m urió en este pueblo el
el cual fig u ra n num erosas cita s de autores clá sico s. o3 de abril de 1616.
De hum ilde fam ilia, asistió a la escuela del lugar y también trabajó en una
carnicería. Muy joven se casó con la cam pesina Ana Hathaway y posteriorm ente
A rquitectura marchó a Londres.
No se sabe qué peripecias debió afrontar, pero lo cierto es que figu ró como
Hasta la segunda m itad del s ig lo XVI los a rq u ite c to s franceses co n ti­ autor de obras en una com pañía teatral. Hacia 1610 ya era rico y famoso.
nuaron — com o en el m edievo— levantando c a s tilo s o jiv a le s . Sin embargo, |a
in flu e n cia re n a ce n tista no ta rd ó en cam biar el e s tilo de las construcciones Las p rin c ip a le s obras de este genial c o m p o sito r te a tra l, que han em o­
Los c a s tillo s fe udales cayeron en desuso y se e d ific a ro n centenares de cionado a to d o s los púb lico s, son: H a m let, Romeo y Ju lie ta , O telo, El sueño
m ansiones y palacios que im ita ro n los antiguos m onum entos clá sico s. Dos de una noche de verano, M acbe th, El m e rcad er de Venecia, e tcé te ra .
a rq u ite c to s fra nce se s se destacaron en este aspecto del a rte : Pedro Lescot,
que ordenó d em o le r el a ntiguo c a s tillo de C arlos V y e rig ió en su lugar ei EL RENACIM IENTO EN ESPAÑA
grandioso palacio del Louvre, y F ilib e rto D elorm e, que c o n stru yó el de
Las Tullerías. El hum anism o. D urante el m andato de los Reyes C a tó lico s se in icia en
Con resp ecto a la e scu ltu ra s o b re sa lie ro n Juan Goujon, que esculpió España el hum anism o, es d e cir, el m o vim ie n to re n acentista en su aspecto
las N in fa s que adornan la "F u e n te de los In o ce n te s” , y G erm án P ilón, autor lite ra rio . El ce n tro de e ru d ició n clá sica fu e la U nive rsidad de A lc a lá de H e­
del se p u lcro de E nrique II. nares, fundada por el cadernal Jim énez de C isneros (1508).
El hum anism o español p resenta caracteres p a rticu la re s y d ife re n c ia le s
con re sp e cto al de otra s re giones de Europa. No s u frió — com o en o tro s
EL RENACIM IENTO EN INGLATERRA países— un re tro c e s o en su aspecto re lig io s o , ni tam poco se im pregnó de­
El m o vim ie n to re n a ce n tista inglés se lim itó e sp e cialm e n te a la lite ra ­ masiado del c la s ic is m o pagano.
tu ra y a la filo s u íía , pues las a rte s no alcanzaron igual flo re c im ie n to . Es más nacional, ín tim o y e s p iritu a l, porque resp etó la tra d ic ió n popu­
El apogeo c u ltu ra l lle g ó a su cu lm in a ció n en el período de riqueza y lar. Las obras no son m eras im ita cio n e s, sino que arm onizan la e xqu isita
bie n esta r que señaló el go b iern o de los Tudor. El hum anism o pen e tró pro­ expresión clá sica con la o rig in a lid a d de la creación personal.
cedente de Ita lia , Francia y los Países Bajos. Los p rin c ip a le s re pre se ntante s del hum anism o español fu e ron A n to n io
de N e b rija y Luis Vives.
Ello Antonio de Nebrija (1442-1522). Se llamaba realmente Antonio Martínez
de Cala, y nació en N ebrija (Andalucía).
Como principal actor de la compañía teatral de Lord Chamberlain, el gran dramaturgo Guillermo Estudió en Salamanca y luego en Italia, donde perfeccionó sus conocim ientos
Shakespeare recita ante la reina Isabel, en el palacio de la soberana en Londres. sobre antigüedad clásica y lenguas orientales. Regresó a su patria y en 1492
publicó el A rte de la Lengua Castellana, prim era gram ática metódica del idioma.
Posteriorm ente — llamado por el cardenal Cisneros— se d irig ió a A lcalá donde
revisó, con otros eruditos, el texto griego de la monumental B iblia Poliglota. Falle­
ció en esa ciudad en 1522.
Juan Luis Vives (1492-1540). Nació en Valencia y allí cursó estudios que
perfeccionó en París y Lovaina. Trabó amistad con Erasmo y siguió sus ideas
humanistas.
Luego se trasladó a Inglaterra y fue maestro de la princesa M aría (hija de
Enrique VIII); tam bién enseñó en O xford. Abandonó ese territorio cuando el mo­
narca creó la Iglesia Anglicana.
Vives se trasladó a la ciudad de Brujas y escribió en latín obras teológicas,
filosóficas, pedagógicas, etcétera.

I-a pintura
D ebido a las re lacion es p o lític a s y cu ltu ra le s, el m o vim ie n to renacen­
tis ta español re c ib ió in flu e n c ia s ita lia nas y flam encas.
Entre los s ig lo s XVI y XVII, la p in tu ra española alcanza su plena madu­
rez y su más bella expresión. Las obras pierden la in flu e n cia flam enca
de la p rim e ra época en fa v o r de las escuelas clásicas italianas, de donde
f
aprenden la pe rfe cció n en el d ib u jo y los m agníficos e fe cto s del claroscuro D iego Velázquez (1599-1660). N ació en S evilla y está considerado ei
Sin em bargo, los a rtis ta s españoles infunden a sus tra b a jo s un “ s e l|0 m a e s tro de la p in tu ra española. Sus p rim e ro s cuadros carecían de luz y
n a cio n a l", de c a rá c te r propio. D ebido a e sto , las obras se destacan por su c o lo rid o , d e fe c to s que c o rrig ió luego de haber v is ita d o V enecia y otras
re a lism o , re lig io s id a d y lib e rta d de expresión. c ¡udades ita lia n a s.
Tres grandes m aestros son in m o rta le s por sus geniales cre a cio n e s: £/ Velázquez fu e un personaje palaciego que alcanzó gran consid eración
G reco, Velázquez y M u rillo . en |a co rte española. Perpetuó con su pincel no sólo la fig u ra del re y Felipe
IV y de sus fa m ilia re s , sino tip o s del c írcu lo cortesano, desde un m in is tro
D om ingo Theotocópuli, “ El G re c o ", era g rie g o de o rig e n , pues nació hasta un bufón. A dem ás, su fecunda in sp ira ció n buscó argum entos en el
en 1548 en la isla de C reta, pero re s id ió en Toledo y co n sid eró a España pueblo, en la h is to ria y en la m itología .
“ su patria e s p iritu a l” . Velázquez se destacó por su asom brosa técn ica, b rilla n te c o lo rid o y
realism o de las fig u ra s. Entre sus cuadros más céleb re s podem os c ita r:
Estudió en Venecia con el fam oso Tintoretto y llegó a Toledo alrededor del
año 1575. Bien Dronto olvidó la serena alearía aue caracterizó a la escuela vene­
Las hilanderas, Las m eninas, La fragua de Vulcano, La re n d ició n de Breda
y C ris to C ru cifica d o .
ciana y, dom inado por su temperam ento, evolucionó hacia lo m ístico y sobre­
natural. B a rto lo m é Esteban M u rillo (1618-1682). Este a rtis ta — ta m bién seviila-
Empleó colores cenicientos y sus figu ras- parecen trazadas para impresionar, n0__ es o tra de las g lo ria s in m o rta le s de España. R ecibió lecciones de
por sus rostros enjutos y cadavéricos.
Velázquez y e stu d ió la té cn ica de los m ejores p in to re s ita lia n o s. Sus cua­
Su obra más conocida, y en la que expresa m ejor su arte, es El entierro del
conde de Orgaz, que se conserva en la iglesia de Santo Tomás, de Toledo. El dros se destacan por la p re cisió n en el d ibujo , la n aturalidad en la e xp re ­
Greco falleció en esa ciudad, en 1614. sión y la belleza del co lo rid o . La gran m ayoría de sus obras se encuen­
tran d isp e rsa s por d ive rso s m useos de Europa, aunque las más notables
pueden ob se rva rse en el M useo del Prado (M a d rid ).
Entre sus más destacados tra b a jo s fig u ra n : El D iv in o Pastor y M ucha­
Diego Velázquez: La rendición de Breda (detalle). Madrid. Museo del chos com iendo fru ta s.
Prado.) Esta obra, pintada en 1635, representa la época de plena ma­
durez del artista sevillano. Inspirado en un episodio de la guerra de los
Países Bajos contra España, este cuadro recuerda el triunfo de las tropas
peninsulares. El gobernador derrotado, Justino de Nassau, entrega a su
vencedor, el general Ambrosio Spinola, las llaves de la ciudad de Breda.

El Greco : El rey santo.

Esteban Murillo: Muchachos


comiendo frutas. (Munich. Pina­
coteca Antigua.) Famoso por la
naturalidad de sus escenas cos­
tumbristas, este gran artista se­
v illa n o ha sido un maestro en
lle v a r al lienzo episodios de la
v id a cotidiana. En el cuadro que
reproduce el grabado, su agudo
p in c e l nos presenta a dos niños
harapientos alimentándose con
uvas y melón. Murillo evita el
to n o dramático y se complace en
destacar la expresión de los ros­
tros y la sencillez de los ade-
n ianes.
La arquitectura
La a rq u ite c tu ra del R enacim iento presenta en España tre s e s tilo s Ca
ra c te rís tic o s : el p la te re sco , el h e rre ria n o y el ch u rrig u e re sco .

E stilo p latere sco . A fin e s del s ig lo XV, y por lenta e vo lu ció n , surgen
en la península ib é rica las p rim e ra s c o n stru ccio n e s de in flu e n c ia renacen­
tis ta . La fu sió n de la a rq u ite c tu ra clá sica rom ana con la g ó tica produjo e¡
llam ado e s tilo p la te re s c o porque su abundante decoración im itaba las com.
plicadas filig ra n a s de los p la te ro s. R epresentante de este tip o de construc­
ciones es la fachada de la jg le s ia de San G regorio, en V a lla d o lid .
A dem ás, los e le m e n to s a n te rio re s , con gran in flu e n cia m udejar, or¡.
ginaron el llam ado e s tilo is a b e lln o (Isabel la C a tó lica ).
E stilo h e rre ria n o . En la segunda m ita d del s ig lo XVI se im puso en Es­
paña el e s tilo clá sico o gre co rro m a n o que re c ib ió el nom bre de herreriano
porque fu e em pleado por el a rq u ite c to Juan de H errera.
A d ife re n c ia del p la te re sco , este e s tilo se destaca por la severidad
de las líneas y la fa lta de ornam entaciones. La co n s tru c c ió n más represen­
ta tiv a del h e rreria n o es el m o n a ste rio de San Lorenzo de El E scorial, erigido
en las p ro xim id a d e s de M adrid. Miránontu, m a te m á tic o y lis ie n ita lia n o ( ia lile o
Alei construyó u n te le s c o p io en V e n e c ia , en el
E stilo ch urrig u e re sco . Tuvo en el a rq u ite c to José C h u rrig u e ra su más ■ 1609. La p in t u r a lo m u e s tra c u a n d o e x p lic a
El astrónomo polaco Nicolás Copérnico,
destacado repre se nta n te . Tam bién llam ado e s tilo “ ba rro co esp a ñ o l", se ’In ocasional v is ita n te e l uso de la le n te a s tro - según un grabado anónimo de su época.
cara cteriza por el em pleo e xce sivo de las fo rm a s d e co ra tiva s y o tro s ele­ idea.
m entos p redom in a n te s: te ch o s de te ja s, ventanas con rejas, balcones, etcé­
tera. Com o e jem p lo podem os c ita r La fachada d e l H o s p ic io de M adrid.

La escultura
Aspecto exterior del monasterio de San Lorenzo de El Esco­ Desde m ediados del sig lo XV, dive rsos e scu lto re s ita lia n o s y franceses
rial, de estilo herreriano. Majestuoso y severo, todo en granito trabajaron en España, y su in flu e n cia — espe cialm en te de los p rim e ro s—
Modelo de arquitectura chu- , de color gris, tiene en conjunto 1.110 ventanas. Puede obser­
rrigueresca es la fachada del se nota en los com ienzos del m o vim ie n to renacentista.
varse la cúpula de la iglesia que se levanta en el medio de la
Hospicio de Madrid. construcción.
R epresentante de este p rim e r período es el e s c u lto r caste laño A lo n so
B erruquete (h ijo del p in to r de igual a p e llid o ), que fue en Ita lia d iscíp ulo
de M iguel A n g e l, y cuyas obras se destacan por su m is tic is m o y e s p iri­

t u a lid a d . ^ ^ ^ ^ e s c u ltó ric o es típ ica m e n te español y los


tra b a jo s se ca racterizan por el re a lism o y el s e n tim ie n to re lig io so .

LOS ADELANTOS C IENTIFICOS


Las cie n cia s progresaron m uy poco durante la Edad M edia, en espe­
cial por los p re ju ic io s re lig io s o s . El e s p íritu c rític o que caracterizó a los
hom bres del R enacim iento y la a p licació n de los nuevos m étodos (ob ser­
va ció n -e xp e rim e n ta ción) o rig in a ro n un a m plio d e sa ro llo de las d is c ip lin a s
c ie n tífic a s y su rg ió la llam ada cie n cia nueva.
Los m ayores progresos se alcanzaron en A stro nom ía, con el polaco
C opérnico, el alem án K ep ler y el ita lia n o G alileo.
Copérnico (1473-1543). Estudió en Cracovia y luego en las u " iver.s' ! ^ f e® .de
Bolonia, Padua y Ferrara. Apasionado por la astronomía y las matemática» esta­
bleció un observatorio en Polonia, con precario instrumental, pues carecía
telescopio.

36 37
Por medio de cálculos exactos llegó a la conclusión de que los planetas o ír, Predicó en la región de Bohem ia hasta que fue juzgado como hereje y pereció
alrededor del S ol.' u rai en la hoguera. Después de su muerte se produjo una guerra de carácter religioso
Juan Kepler (1571-1630). Este gran matemático y astrónomo alemán luen que duró diecisiete años.
de arduos estudios y m últiples observaciones, form uló las tres famosas leyes ai
llevan su nombre y que rigen la m ecánica de los cuerpos celestes.
Galileo Gah'lei (1564-1642). Nació en Pisa y desde pequeño demostró CA USAS DE LA REFORM A
agudo espíritu observador y crítico. Perfeccionó un telescopio y descubrió la
manchas del Sol, los anillos de Saturno y los satélites de Júpiter. 1) Externas
Hizo la prim era aplicación del péndulo a la medida del tiem po ydescubrió A su vez se s u b d ivid e n :
la ley de la caída de los cuerpos en el espacio.
Se lo acusó de atacar las verdades de los Libros Sagrados y la Inquisición a) Políticas. Era v is ib le la enem istad de los príncipe s alem anes hacia
lo obligó a retractarse. n
e| Papa, re n c o r que había te n id o su origen en las luchas del Sacro Im ­
No obstante, antes de abandonar la sala donde se lo había juzgado, qolnpA
con un pie en la tierra y d ijo: perio co n tra la autoridad del P ontífice; además, germ anos e ita lia n o s gue­
Eppur si muove (“ Sin embargo, se mueve” ). rrearon con fre c u e n cia d e b ido a las in cu rsio n e s de los p rim e ro s en el
te rrito rio p e n insu la r.
LA CRISIS DE LA C R ISTIA N D A D : REFORMA PROTESTANTE Tam bién d ive rso s g o b ie rn o s europeos, de ten dencia a b so lu tista , tra ­
taron de im p o n e r su d o m in io en los asuntos de la Iglesia.
Llámase R eform a p ro te s ta n te a la grgn re vo lu ció n re lig io s a que es­
ta lló en Europa en la p rim e ra m ita d del s ig lo XVI y que produjo la ruptura b ) Económicas. D ebido a las donaciones de los cre ye n te s, la Ig le ­
de la unidad cristia n a . sia era dueña de grandes e xtensio nes de tie rra , las cuales no estaban
gravadas con im puestos y cuyas rentas eran enviadas pe rió d ica m e n te a
El térm ino Reforma es im propio, pues no expresa con exactitud los alcances
de este movimiento religioso. La palabra deriva del latín (Reform are: devolver su Roma.
antigua forma) y, de acuerdo con su etim ología, los reform adores no corrigieran o A lg u n o s m onarcas y personajes poderosos atizaron d is tu rb io s co ntra
enmendaron a la Iglesia Católica, sino que “ separaron” a sus adictos del seno las a u to rid a d e s e c le s iá s tic a s con el so lo o b je to de usurpar dichos bienes
del catolicism o. para a c re c e n ta r los pro p io s.
Por tal causa, diversos autores prefieren utilizar la expresión Cisma Protestante.
c ) Sociales. Los cam pe sinos, en especial de A lem ania, se u nie ron a
El m o vim ie n to c u lm in ó con Lutero, en A le m a n ia y C alvino, en Francia, todos los que p ro p icia ban la lib re in te rp re ta c ió n de la B iblia, pues pensa­
y logró que un te rc io de la cris tia n d a d se separase de la Iglesia C atólica. ban e n c o n tra r en e lla la so lu ció n de sus problem as.
Con el p re te x to de p u rific a r la organización del c a to lic is m o , los re fo r­
m adores negaron p rin c ip io s fund a m e n ta le s del dogma (h e re je s) y crearon
otras iglesias c ris tia n a s : luterana, c a lv in is ta y anglicana.
Por o tra parte, la Iglesia C a tó lica re co n o ció la necesidad de una re fo r­
ma en su seno (no de una separación) con el o b je to de c o rre g ir los e rro ­
res sin a lte ra r la d o ctrin a . Esto dio orig e n a la C o n tra rre fo rm a o Reform a
C atólica.
En el período de c ris is que ca ra cte rizó el C ism a de O ccidente apare­
cieron dos p re cu rso re s de la Reform a co n tra la ig le s ia C a tó lica : el inglés
W ic le f (s ig lo XIV) y el checoslovaco Huss (s ig lo XV).

Juan W iclef (1324-1384). Este profesor de teología de la Universidad de


Oxford denunció diversas irregularidades com etidas por religiosos, negó el poder
temporal de la Iglesia, patrocinó el casamiento de los m inistros de Dios y admitió
que cada cual podía interpretar librem ente la Biblia. Contó con numerosos adeptos,
especialm ente po rqu e su prédica coincid ió con el cautiverio de los papas en Aviñón.

Juan Huss (1369-1415). Profesor de la Universidad de Praga, fue un eficaz


propagador de las ideas de W iclef.

' Desde la época del geógrafo egipcio Tolomeo (siglo II d. C.) se suponía a la Tierra inmóvil
en el centro del Universo: el Sol y todos los cuerpos celestes giraban a su alrededor (sistema
geocéntrico).
Copérnico ubica al Sol como centro del sistema y afirma que la Tierra y los planetas son los
que giran a su alrededor (sistema h elio cén trico ).
De acuerdo con e llo no im porta n los pecados, pues sólo la fe en C ris to
y en sus m é rito s es s u fic ie n te para consegu ir la salvacion e^ rna, D e ,
manera los hechos y las obras del c ris tia n o carecen en a bsoiuto de va lo r.
A sí su rg ió lo que hoy podem os lla m ar la “ teología luterana que hasta es
m om ento ( a ñ o 1515) no había te n id o tra scende ncia porque Lutero se man­
tenía o b e diente a la Ig lesia C ató lica y a la autoridad p o n tific ia .

Q uerella de las indulgencias


Para fin a n c ia r la te rm in a c ió n de la basílica de San Pedro el papa León X
envió re lig io s o s a d ive rsas regiones europeas y concedía1 m^ ul^ ' as
no . i n hp ¡n<? pecados— a los que hicie sen lim osnas para ta l objeto.
P L o s d o m i n i c a s cSmpMeron esa m isión en A lem ania, pero con escasa

=
banT n » e ^ S 'd V r 5í o \ S f e n t « b r é 0 de 1 5 ,7 L u .e « , hizo públicas

Las te s is e ncontraron campo p ro p icio en el puebio alem a y


de quince días eran conocidas por to dos y apoyadas por m uchos. En
fo rm a se in ic ió la re vo lu ció n re lig io s a co n tra Roma.

40 41
La acción de Lutero
Enterado el papa León X de la p rédica de Lutero, lo in tim ó a retrae
ta rse y, al no c o n se g u irlo , por bula del año 1521 lo excom ulgó ju n to en
todos los que s ig u ie ra n sus d o ctrin a s. n
En esa época había sid o designado em perador de A lem ania C arlos \i
quien, para so lu c io n a r el problem a re lig io s o , reunió una asam blea en i
ciudad de W orm s, a la que fu e c ita d o Lutero. Este c o n c u rrió con un salvo
conducto por cuanto — acusado por la ju s tic ia re g u la r— vivía o cu lto .
El re fo rm a d o r d e fe n d ió sus d o ctrin a s y m a n ife stó que sólo se retrae
ta ría con argum entos de las Sagradas E scrituras.
A l té rm in o de la agitada reunión el em perador mandó p u b lica r el Edicto
de W orm s y condenó a Lutero y a sus seg u ido re s com o herejes. Pero el
fra ile p ro s c rip to ya había abandonado el re c in to y se encontraba protegido
en el c a s tillo del e le c to r de S ajonia.
Lutero contin u ó con su prédica, tra d u jo la B iblia al alemán moderno y
esta b le ció la organización de la nueva ig le s ia d is id e n te . Más tarde se tras-
ladó a W itte n b e rg donde re s id ió hasta el fin de sus días.

Sublevación de los cam pesinos


Para aum entar el núm ero de sus adeptos Lutero aconsejó despojar a El grabado reproduce el salvoconducto que otorgó la Dieta de Worms en el año 1521, al
rejormador Martín Lutero, para que éste pudiera asistir a la asamblea sin ser apresado.
la Iglesia de to d o s sus bienes y e n tre g a rlo s a los prín cip e s para usos laicos
o sea, se culariza rlo s.
Los poderosos apoyaron el p ro c e d im ie n to , aunque no c o n s in tie ro n en
que otro s particip a ra n en el reparto. Las divergencias fundamentales que han separado a los protestantes de ios
En 1522, los ca b a lle ro s (nobles de m enor je ra rq u ía) tra ta ro n de apode­ católicos son las siguientes:
rarse de tie rra s p e rte n e cie n te s a la Iglesia y dos años más ta rd e los im ita ­ a) Justificación por la fe. Lutero afirm ó, que, debido al pecado original, el
ron los cam pesinos y los artesanos. Com o la alta nobleza se opuso, esto hombre no tiene libertad necesaria para obrar el bien o resistir al mal, porque
o rig in ó una sangrienta guerra c iv il que concluyó con la v ic to ria de los es un irresponsable. Por consiguiente, las buenas obras son inútiles y sólo tienen
poderosos, a quienes apoyó Lutero. valor los m éritos de Jesucristo. Unicamente por la fe en el Redentor el pecador
logra salvarse.
Confesión de Augsburgo
b) La Biblia. Interpretada de acuerdo con el criterio de cada uno, es la
A n te el problem a re lig io s o , y con el p ro p ó s ito de so lu cio n a rlo el em ­ única autoridad y norma de fe,
perador C arlos V re u n ió una D ie ta en S pira, la que fa vo re c ió a lo s' innova­ c) Creó la consubstanciación, es decir, el principio de que el cuerpo y la
dores, por cuanto les concedía la lib e rta d de conducta re lig io sa . Una se­ sangre de Jesucristo están presentes “ ju n to ” con el pan y el vino. De tal manera,
gunda D ieta, en 1529, to le ró el lu te ra n ism o en los lugares donde ya estaba Lutero negó la transubstanciación 1 y el m ilagro sacerdotal de la consagración.
consolidado, pero p ro h ib ió que se e xte n d ie ra por o tra s regiones.
d) Elim inó el Purgatorio y en los oficios religiosos reemplazó el la tin por el
Seis p rín cip e s y d ie cio ch o ciudades se negaron a acatar las decisiones
idioma nacional.
de la D ieta y p ro te s ta ro n ante el em perador. Desde ese m om ento los
luteranos re cib ie ro n el nom bre de p ro te s ta n te s , y su d o ctrin a p ro te s ta n ­ e) Sólo considera tres sacram entos: Bautismo, Eucaristía y Penitencia.
tism o. Afirm ó que no producen la G racia divina ni son necesarios para la salvación.
En 1530 se reunió una nueva D ie ta , esta vez en la ciudad de A ugsburgo,
f) Conservó la cruz, pero suprim ió las imágenes y negó valor a ayunos, pere­
con el ob je to de o b te n e r la p a c ific a ció n re lig io sa . Lutero encargó a uno grinaciones, veneración de reliquias e invocaciones a la Virgen M aría y a los
de sus discíp u lo s — Felipe M e la n ch to n — la redacción de los p rin c ip io s Santos.
fundam e ntales del credo p ro te s ta n te . Este cé le b re e s c rito fu e presentado
ante la D ieta y por eso se conoce con el nom bre de C onfesión de Augsburgo. g) Suprim ió el orden sagrado (Papas, arzobispos, obispos y sacerdotes) y
abolió el monacato.
L-a Confesión de Augsburgo resume la doctrina luterana que es, en realidad
una m utilación del dogma católico. Sus adeptos se llaman cristianos porque el
ideario reform ista mantiene la creencia en la Santísima Trinidad (Padre Hiio y
Espíritu Santo), en la Encarnación y Redención de Cristo, en los Mandamientos y I El dogma católico enseña la transubstanciación, es decir, la transformación — en la Misa
en algunos sacramentos. * del pan (Hostia) en el cuerpo y sangre de Jesucristo, en virtud de las palabras de la consagración.

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Afirmó Lutero que la Iglesia es una sociedad invisible, formada solamente por
los justos, y donde no existen sacerdotes ni ordenación, porque todos los fieles
son sacerdotes.
Sin embargo, se vio obligado a organizar una iglesia visible con pastores
— elegidos con intervención del pueblo y del Estado— encargados de predicar y
administrar los sacramentos. Para fiscalizarlos creó los “ supervisores” u obispos.
h) Eliminó el celibato y permitió a los pastores contraer matrimonio.

Paz de Augsburgo
En su gabinete de trabajo, Martin Lutero — acompañado por su discípulo Felipe Melanch-
A n te la negativa de los te ó lo g o s c a tó lic o s en aceptar la C o nfesión de
ton— traduce la Biblia al alemán moderno.
A ugsburgo, los p ro te s ta n te s se re unieron en 1531 en la ciudad de Esmal-
calda y c o n stitu ye ro n una lig a o alianza que d eclaró la guerra a los ca tó lico s.
El c o n flic to se p rolongó v a rio s años, aunque fin a lm e n te C arlos V — preo­ c) Suiza. El cura párroco de Glaris, Ulrico Zwinglio, atacó la autoridad ponti­
cupado por amenazas e x te rio re s — dispuso c o n c e rta r una tregua con los ficia y las leyes eclesiásticas y negó diversos principios dei dogma.
luteranos. La prédica de Zwinglio desató una guerra que terminó con la victoria de los
En el año 1555, la D ieta sancionó la Paz de A ugsburgo, que o to rg ó a I católicos en la batalla de Cappel (1531), en la que pereció el hereje. Sus adeptos
los p rín cipes p ro te s ta n te s la “ lib e rta d de c u lto s ” y p ro h ib ió las se c u la ri­ I no tardaron en reunirse con los luteranos y posteriormente con los calvinistas.
zaciones, aunque les re co n o ció la propiedad d e fin itiv a de los bienes qui­
d) Dinamarca. En 1541, la Dieta de Copenhague estableció la doctrina lute­
tados a la Iglesia C a tó lica hasta ese m om ento. rana en ese territorio y también en Noruega, que dependía de la misma corona.

Propagación del m ovim iento reform ista


I OTROS REFORMADORES
a) En Alemania. La doctrina de Lutero se expandió con rapidez y por todo
el territorio y contó con más adeptos en los electorados de Brandeburgo, Palati- Juan Calvino (1509-1564)
nado y Sajonia.
Sin embargo, no sucedió lo mismo en los electorados de Tréveris, Colonia y M ie n tra s Lutero predicaba su d o ctrin a , un francés creaba un nuevo
Maguncia, que estaban gobernados por príncipes católicos, y en los dominios de m o vim ie n to re fo rm a do r. C alvinn e stu d ió teolog ía en la U niversidad y en esa
la Casa de Austria, a cuyo frente estaba Carlos V.
casa de e stu d io s abrazó el p ro te sta n tism o .
b) Suecia. Esta nación estaba sometida a Dinamarca, pero en 1523 consiguió En 1533 abandonó el te r rito rio francés — perseguido por causa de sus
emanciparse a las órdenes de Gustavo Wasa. Este censuró a los católicos la falta ideas re lig io s a s — y se re fu g ió en Suiza. A llí pu blicó, tre s años más tarde,
de apoyo en las luchas por la independencia, circunstancia que favoreció sus | su obra dogm ática fundam ental, titu la d a In s titu c ió n de la re lig ió n cristiana.
proyectos de difusión del luteranismo en este territorio. La base de su d o ctrin a es la pre d e stin a ció n , es d e cir, que antes de
En 1527, la Dieta de Westeras aprobó la doctrina protestante, con algunas I nacer el se r humano está "p re d e s tin a d o ” a la salvación o a la condena
variantes que la hicieron más atenuada. eterna. Todo depende de la volunta d divina, que tie n e sus e leg idos y sus
réprobos.

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C alvino p redicó el ideal de p e rfe cció n humana, porque la elecció La ciudad fu e d iv id id a en d is trito s que estaban co n tro la d o s por d iversas
d ivin a se basa en la pureza de vid a ; de ta l manera, in cu lcó a los eleqidn com isiones del C o n s is to rio que allanaban las vivien das e investigaban las
la fo rm a ció n de la "so cie d a d de los ju s to s ” , lo que e xp lica el ca rá cte r aai- costum bres de sus ocupantes.
sivo y fa n á tico de sus adeptos.
Calvino dispuso severos castigos a todo el que com etiera alguna de estas
Aunque las almas de los seres humanos están benditas o malditas desn infracciones: usar nombres que no figurasen en la Biblia, ju ga r a los naipes y
antes de nacer, esto no significa — según Calvino— que no deba darse importan a n d a r en patines; co n cu rrir a teatros, bailes o cualquier otra diversión.
cia a la vida terrena, en la cual los predestinados deben tratar de corregir a in Ninguna posada debía permanecer abierta después de las 21 y nadie podía
malos. Por esta causa, sus creyentes no se conform aron con el concepto de que beber vino del país (otro estaba prohibido) sin antes dar gracias a Dios. Las mu­
destino está escrito y bregaron por im poner su religión. jeres no podían usar rizos ni peinados altos, ni vestidos que no fueran del color
establecido por el Consistorio. A los hombres les estaba vedado el cabello más
A l igual que Lutero, a firm ó que la lib re in te rp re ta c ió n de la B iblia es largo que el común, etcétera.
la única fu e n te de fe y negó la e x is te n c ia del P urgatorio y el v a lo r de |as
Q uienes no se som etían al régim en d espótico im plantado por C alvino
prácticas re lig io sa s del P ontífice, de la je ra rq u ía e c le s iá s tica , de los santos
y de la misa. estaban s u je to s a d ive rsas penalidades. A sí, el sabio español M ig u e l S ervet,
que d e scu b rió el m ecanism o de la c irc u la c ió n pulm onar, p ere ció en la
A ceptó dos sacram entos: el B autism o y la C om unión, aunque este ú lti­
hoguera por no c re e r en el dogm a de la Trinidad, y el re lig io s o B olsee, que
mo com o acto sim b ó lic o , porque negó la presencia de Je s u c ris to en la
Eucaristía. negó la p re d e stin a ció n , fu e desterrad o.
Con el o b je to de propagar su d o ctrin a , C alvino fundó (1559) La A cade­
E lim inó todas las fo rm a s del c u lto exte rn o (hasta el c ru c ifijo ) y dispuso
mia o p rim e r se m in a rio p ro te sta n te , que se inauguró con se iscie n to s alum ­
que las cerem onias re lig io s a s c o n s is tie ra n en oraciones y cánticos.
nos. G inebra se tra n s fo rm ó en la ca pital de la re lig ió n p ro te sta n te y de ella
En el año 1536, C alvino ocupó el gobierno de la pequeña re p ú b lica de
p a rtie ro n los p rim e ro s propagandistas que e stab lecieron num erosas com u­
Ginebra, donde fu e nom brado je fe de la Iglesia y e s ta b le c ió una dictadura.
nidades en Francia, Holanda y Escocia.
Im plantó en la ciudad una olig a rq u ía re lig io s a e im puso un régimen
in q u is ito ria l de te rro r. Creó la Venerable Compañía o C onsejo integrado por
todos los pastores dedicados a la p re dicación y el C o n s is to rio , form ado
por doce ancianos y seis p astores, cuya m isió n era v e la r por la m oral pú­
blica y privada. El protestantism o en Inglaterra
A d ife re n c ia de lo que sucedió en o tro s países, la refo rm a co ntra la
Calvino fue el verdadero dueño de Ginebra durante largos años. Su autoridad religiosa no fue Iglesia C a tó lica la in ic ió en In g la te rra un .soberano, E nrique VIII. Este rey,
discutida, aunque algunas veces se reunía con teólogos rivales para entablar controversias acerca luego de d ie cio ch o años de m a trim o n io con C atalina de A ragón, dispuso
de materias doctrinales.
anular este casam iento — año 1527— para c o n tra e r nuevas nupcias con
Ana Bolena, bella dama de la C orte.
C o n su ltó al papa C lem e nte V II, quien negó la autoriza ción; entonces
Enrique se pro cla m ó “ je fe suprem o de la Ig le s ia ” y o b lig ó al Parlam ento a
v o ta r el A c ta de S uprem acía, por la cual se le o torgaron todas las prerro-
gativas del P ontífice.
Excomulgado por el Papa, el soberano inglés procedió con extremo rigor.
Declaró m ujer ilegítim a a Catalina de Aragón — hija de los Reyes Católicos— y
castigó por igual a todo el que no reconociera su autoridad religiosa! Unas siete
mil personas fueron ajusticiadas.

La reina Isa b e l — h ija de Enrique VIII y Ana Bolena— fu e quien organizó


la Ig le sia A nglicana, que es una fu sió n de d o ctrin a s ca tó lica s y c a lvin ista s.
El dogm a se' basó en las ideas de Calvino (aunque mucho más moderado);
con respecto al culto creó una jerarquía eclesiástica muy semejante a la católica,
aunque de carácter nacional, pues el rey es el jefe supremo de la religión. De
tal manera, todos sus opositores eran considerados “ enemigos de la patria” .

En 1564 mandó p u b lica r el A cta de U niform idad, en la cual negaba el


va lo r de las indulgencias, la m isa, el dogma de la e uca ristía , e tcé te ra ; ade­
más, ordenaba p e rs e g u ir a los ca tó lico s.
La reina Isabel fu e excom ulgada por el papa Pío V.
I |_os p ro te s ta n te s habían triu n fa d o en el norte de A lem ania, países
' ■ r a n d i n a v o s In glaterra, Escocia, Holanda y cantones suizos de idiom a
fa n c é s - Permanecían obe dien tes al P ontífice: Italia, España, Francia, Portu-
a| sur de A lem ania, A u s tria , Polonia e Irlanda.
9 La lib re in te rp re ta c ió n de la B ib lia dio origen a dive rsas secta s inte-
P adas por m inorías, que no pudieron im poner sus d o ctrin a s a las re stantes.
El C ism a p ro te s ta n te provocó en el c a to lic is m o un fe rv ie n te deseo de
■ e n o v a c ió n que dio o rig en a la verdadera Reform a c a t ó l ic a o C o n tra rre fo rm a .

b) P olíticas. D ism in uyó la autoridad del em perador porque el norte de


A le m a n ia no re co n o ció el d o m in io de la Casa de A u s tria .
Los soberanos aum entaron su poderío, pues se e rig ie ro n en je fe s e sp i­
rituales de sus s ú b d ito s y acrecentaron sus riquezas con los bienes expro­
piados a la Iglesia C atólica.
c) S ociales y cu ltu ra le s. Las in to le ra n cia s y las perse cu ciones crearon
un am biente de in tra n q u ilid a d , m o tivo por el cual se produjo una c o rrie n te
e m ig ra to ria de colonos.
Tomó in cre m e n to la educación popular, por cuanto los p ro te sta n te s
fundaron escuelas populares en las cuales era com ún observar al cam pe­
sin o a prender a le e r la B iblia y los tra ta d o s te o ló g ico s.

LA REFORM A CATO LICA O CONTRARREFORM A


M ucho antes de la Reform a p ro te sta n te la Iglesia C a tó lica conocía las
irre g u la rid a d e s que se com etían en su seno, los abusos y las co rru pciones.
Por lo ta n to , se equivocan los que só lo ven en la Reform a c a tó lica un
sim ple rechazo al p ro te s ta n tis m o , es d e cir, una C o n tra rre fo rm a . Por lo con­
tra rio , el m o v im ie n to de renovación e s p iritu a l en el seno del c a to lic is m o
tuvo su o rig e n en hechos a n te rio re s y podem os a firm a r que se hubiera
llevado a cabo sin la apa rició n de Lutero. Tampoco puede negarse que los
La Reform a en Escocí ? p rogresos alarm antes del p ro te s ta n tis m o p re cip ita ro n la Reform a cató lica .
■ A unque es im p o rta n te la in flu e n c ia de Ita lia en el proceso de p u rific a ­
Los p ro te sta n te s ta m b ié n im p u sie ro n sus ideas re lig io s a s en Escocia ción del c a to lic is m o , fue en España donde la acción re su ltó más e fe ctiva
re in o situ a d o al n o rte de In glaterra.
y fecunda.
El m o vim ie n to fu e encabezado p o r Juan Knox quien, de cid id o a e lim in a r
to d o v e s tig io del c a to lic is m o , creó la Ig le s ia P re sb ite ria n a Escocesa con
base ca lv in is ta . [ s a n IG N A C IO DE LOYOLA Y LA C O M P A Ñ IA DE JESUS

A imitación de la organizada en Ginebra, Knox estableció un Consejo for­ Este gran d e fe nsor del c a to lic is m o se llam a Iñ ig o (Ignacio) López de
mado por los pastores de la ciudad y los ancianos que dirigía la Iglesia Entre Recalde (1491 a 1556), pero es más conocido por San Ignacio de Loyola,
las atribuciones de este organismo figuraba la de comprobar si los creyentes res­ nom bre del c a s tillo en que nació (reg ión de Vasconia).
petaban las doctrinas de Calvino. Knox redactó una liturgia en la que ordenaba Ingresó en el e jé rc ito y, en 1521, re s u ltó gravem ente herido en la p ie r­
suprimir la cruz, las imágenes, la música sacra y las fiestas (excepto el domingo) na derecha, m ie n tra s defendía la ciudad de Pamplona, sitia d a por los fra n ­
Los estatutos de la iglesia escocesa fueron enviados a Ginebra Dara «ser ceses. Por esta causa dejó la carrera de las arm as a la edad de tre in ta años.
aprobados por Calvino.
Pasó su larga co nvalecencia dedicado a le ctu ra s re lig io sa s, y apenas
re p u e sto d e cid ió hacerse “ soldado de C ris to y de la V irgen . Estudió te o lo ­
Consecuencias de la Reform a protestante gía en Salam anca y más tarde se do cto ró en la U niversidad de París.
En la capital francesa, San Ignacio se reunió con un grupo de seis
El C ism a p ro te s ta n te , com o verdadera re vo lu ció n re lig io s a , a fe ctó los jó ve n es re lig io s o s — e n tre e llo s San F rancisco Javier— y luego de hacer
p rin c ip io s y las ¡deas de su época y dejó im p o rta n te s consecuencias re li­ vo to s de pobreza y castidad se consagraron a la defensa de la Iglesia y
giosas, p o lítica s, so cia le s y c u ltu ra le s.
a la co n ve rsió n de los in fie le s . La nueva O rden, creada el 15 de agosto de
a) R eligiosas. La re lig ió n , que hasta esos m om entos había unido al 1534, re c ib ió el nom bre m ilita r de Compañía de Jesús, y sus in te g ra n te s,
mundo c ris tia n o o ccid e nta l, se c o n v irtió en un ele m e n to de desunión. ¡esuitas. Fue reconocida por el P ontífice en 1540.
r

EL C O N C ILIO DE TRENTO
Desde el s ig lo XV el m undo ca tó lic o anhelaba la reunión de un c o n c ilio
0 asam blea de prelados, destin ado a fo rta le c e r el dogma y c o rre g ir los
abusos. La reunión ecum énica, unive rsa l, se to rn ó im pe riosa ante la apari­
ción del p ro te s ta n tis m o y su rápida d ifu sió n.
El 13 de d ic ie m b re de 1545 el C o n cilio in ic ió sus sesiones en la ciudad,
de Trento, p e rte n e cie n te al Im perio. S esionó durante d ieciocho años (hasta
1 5 6 3 ) en tre s períodos, separados por dos largos in te rva lo s, provocados
El quipuzcoano Iñigo López de por c o n flic to s in te rnaciona les.
Recalde, conocido por Ignacio El C o n c ilio de Trento condenó las reform as de los p ro te sta n te s, fijó
de Loyola. (Pintura de Seghers.)
con p re c is ió n la verdadera d o ctrin a ca tó lica y d is c ip lin ó el cle ro .

a) Disposiciones referentes al dogma. E stableció que la d octrina


ca tó lica se basa en las Sagradas E scrituras y tam b ién en la tra d ic ió n oral,
negada por los p ro te sta n te s. D ispuso com o único te x to a u té n tico la ve rsió n
latina de la B ib lia conocida com o la Vulgata, redactada por San Jerónim o
en el s ig lo IV.
D ejó e sta b le cid o que la ju s tific a c ió n se alcanza p o r la fe y po r las obras.
La base de la doctrina luterana y tam bién la calvinista reside en que el hom­
bre se salva por la fe y la gracia de Dios, pero “ las obras” carecen de valor.
En la im portante reunión del Concilio celebrada el 13 de enero de 1547, el
jesuíta español Diego Lainez refutó la doctrina protestante. Afirm ó que la ju s tifi­
cación se alcanza po r la fe y por las obras, debido a que los m éritos de Jesucristo
producen nuestros propios méritos; El nos ayuda para practicar el bien y evitar el
Organización de la Orden mal. Negó la doctrina de la predestinación porque el hombre tiene libre albedrío,
y toda la humanidad, de acuerdo con las enseñanzas de Cristo, puede salvarse.
Los jesuítas form aban un verdadero ejército destinado a com batir a “ los
enemigos espirituales” , es decir, a los herejes. Se establecieron en Roma y estaban El C o n c ilio re firm ó la valide z de los s ie te sacram entos, la presencia
a las órdehes de un superior, llamado “ el general” .
real de Jesús en la E ucaristía, de las indulgencias y del P urgatorio. S ostuvo
San Ignacio de Loyola fue el prim ero que ocupó ese cargo y el que redactó
el “ reglam ento” a que debían someterse sus integrantes.
A los tres votos comunes de los monjes (castidad, obediencia, pobreza)
agregó el de obediencia ciega al Papa por el que estaban obligados a ejecutar sin
dem ora sus órdenes. Una sesión del Concilio de Trento, presidido por el papa Julio III. Esta asamblea fue la que
Los aspirantes eran cuidadosam ente elegidos y se observaba su vocación en efectuó la gran reforma de la Iglesia católica.
los dos años de noviciado. Los ejercicios espirituales se efectuaban en celdas
oscuras y allí el religioso debía imaginarse, como si lo viera, el asunto que me­
ditaba. Así, por ejemplo, si era el infierno, debía oír los lamentos de los condena-
agregó el de obediencia ciega al Papa por el que estaban obligados a ejecutar sin
dos y pe rcib ir el o lo r a la carne quemada.

Los je su íta s a d q u irie ro n ju s ta y rápida fam a en todo el mundo ca tó lico ,


ya fuera com o p ro fe so re s en sus num erosos co le g io s, ya com o confesores
de p ríncipes o m isio n e ro s e n tre ateos y herejes.
G uiados por su d is c ip lin a , abnegación y va lo r, llevaron la palabra de
D ios hasta el lejano O rie n te : India, C hina y Japón. La Orden se e sta b le ció
en Europa: Italia , P ortugal, España, A le m a n ia c a tó lica (A u s tria y B aviera); en
Francia tam bié n d e s a rro lló su acción, aunque con m ayores d ific u lta d e s .

Los re lig io s o s de la Compañía de Jesús llegaron con bastante retraso


al c o n tin e n te am ericano. Esto se debe a que en la p rim e ra época fu eron
enviados al O rie n te , y tam bién a la a c titu d de la corona española, que creía
s u fic ie n te el núm ero de sacerdotes de o tra s órdenes que predicaban en el
nuevo mundo.

50
gl H u m a n i s m o . Las letras del pasado y la valoración del hombre. Aspectos
que ofreció la expansión del Humanismo. El periodo artís­
l U c£ c t í p vÓ S . y lo s San,os' el respe,° a ,as lmà»e" es y la tico de transición: el arte del “ Q ua ttroce nto".

b) Disposiciones referen tes al clero. P ublicó una se rie de d e rrot £1 arte re n a c e n tista . Carácter de las obras: arquitectura, pintura y escultura.
re la tiv o s a la d is c ip lin a e c le s iá s tic a en todas las je ra rq u ías M antuvo i
ordenes re lig io s a s y a sus in te g ra n te s la o b lig a to rie d a d del ce lib a to- r» i Apogeo del
Miguel Angel: obras. Leonardo da Vinci: pinturas famosas.
m entó la a d m in istra c ió n de los bienes y la p ro h ib ic ió n de acum ularlos R en acim ien to en Italia. Rafael Sanzio: pinturas murales y en tela.
• Propuso la creación de s e m in a rio s o escuelas d estinados a la foi-m La literatura: escritores que dan b rillo a este período.
cion de los fu tu ro s sacerdotes y fijó en v e in tic in c o años el m ínim o de ph ^
para re c ib ir los hábitos. aad ¿I Renacimiento en Los tres grandes pintores de la escuela flamenca.
D ispuso que la m isa se rezara en latín, pero a u to rizó que los serm ono* plandes y Países Bajos.
se d ijeran en el idiom a de los fíe le s . 'nones
El C o n cilio clausuró sus sesiones el 4 de d ic ie m b re de 1563 Sus riio El Renacimiento Pintores que indican la culm inación del m ovim iento artís­
posicione s dogm áticas fu e ro n aceptadas por todos los países católico«' en Alemania. tico germano.
m ie n tra s que las leyes d is c ip lin a ria s enco n tra ro n bastante o posición esn*
e|apo n tíffce n tr6 s °b e ra n o s, que cre ye ro n d ism in u id a su autoridad ante El Renacimiento Literatos más destacados. La arquitectura.
en Francia.

El Renacimiento La mayor figura de la literatura inglesa.


en Inglaterra.

El Renacimiento El m ovim iento renacentista en su aspecto lite rario : carácter


en España. de las obras. La pintura: los grandes maestros. La arquitec­
Guía de repaso tura: los tres estilos característicos. La escultura.

Los adelantos El surgim iento de la ciencia nueva. Los progresos en la


La Edad Moderna. La época de transición. Factores que contribuyeron a la científicos. astronomía.
quiebra del mundo medieval.
La crisis de Concepto de Reforma y de Contrarreforma. W iclet y Huss.
Los comienzos de los la cristiandad. Causas externas: políticas, económicas y sociales. Causas
Causas de la decadencia del feudalismo. Factores que con­
tiempos modernos. internas: la debilidad de la organización eclesiástica y la
tribuyeron a la consolidación del poder real. La idea de
prédica de los humanistas. La libre interpretación de la
patria y el surgim iento de los Estados nacionales.
Las transform aciones económ icas y sociales: la im portan­ Biblia.
cia del m ovim iento burgués y el capitalism o. La debilidad
del papado: conflictos entre la monarquía y la Iglesia en La Reforma en Martín Lutero: la teología luterana. Querella de las Indul­
Francia. Consecuencias del Cisma de Occidente. La lite ra­ Alemania. gencias: las noventa y cinco tesis. La acción de Lutero: el
tura m edieval: su desarrollo a p a rtir del siglo XIII. Edicto de Worms. Sublevación de los cam pesinos: la guerra
La toma de Constantinopla: p o litica expansiva de los turcos. civil. Confesión de Augsburgo: las Dietas de Spira. La Con­
fesión de Augsburgo: doctrina luterana. La liga de Esmal-
La renovación La evolución de la tecnología y las invenciones mecánicas. calda. Paz de Augsburgo.
científica. Los grandes inventos. La pólvora y las armas de fuego
Im portancia de la brújula en la navegación. Difusión de la Otros reformadores. Juan Calvino: la predestinación. La dictadura en Ginebra.
cultura: la im prenta y el papel. La Venerable Compañía y el Consistorio. La Academia.
El protestantism o en Inglaterra. Enrique VIII. El Acta de
El Renacimiento. Supremacía. La reina Isabel y la Iglesia Anglicana. El Acta
La antigüedad grecorrom ana y la renovación en el pensa­
de Uniform idad. La Reforma en Escocia: Juan Knox.
miento. Facetas del proceso renacentista. Precursores del Consecuencias religiosas, políticas, sociales y culturales de
Renacimiento en Italia. El Im perio Bizantino y las tradicio­
nes clásicas. Los protectores de los artistas. Aumento del la Reforma.
com ercio y el desarrollo cultural.
La nueva concepción del hom bre: aparición de nuevos La Reforma Católica. San Ignacio de Loyoía: origen de la Compañía de Jesús.
valores. La liberta d en la inspiración artística. Cambios en O rganización de la Orden. El Concilio de Trento: disposi­
las costumbres. ciones referentes al dogma y al clero.

53
52
^ e c t u r a
Cuestionario
El R en a cim ien to

1. ¿Cuáles fueron las causas que contribuyeron a la transforma­


ción del m edioevo en la Edad Moderna? '2. ¿Cóm o se produce la
decadencia del feudalismo? 3. ¿En qué forma surgen los Estados a todo el movimiento — cultural de todo el movimiento renacentista,
Jiítico— de los comienzos del quedándose, por lo tanto, inactuali-
nacionales? 4. ¿Qué transformaciones económicas originó el incre­ zados, pues, por el contrario, la Igle­
mentó de la burguesía? 5. ¿Cóm o se produjo el cisma de Occi­ (/rundo Moderno se le conoce bajo
^ Htulo de Renacimiento, bautizado sia y su credo — y en ello tenemos
dente? 6. ¿Qué puede decir sobre el avance de los turcos en Eu­ elní las definiciones que de su pro- una clara muestra de su perennidad
ropa? 7. ¿Cuáles fueron las invenciones mecánicas de la Edad P?n tiempo hicieron las gentes del y carácter divino— se plegaron a las
nuevas formas, tiñéndolas de orto­
Moderna? 8. ¿Cóm o surgió la imprenta? 9. ¿Qué se entiende por nrincipio de esta edad, que en su
Pfán de resucitar a los clasicos, de doxia. Por ello, aunque el Renaci­
Renacimiento? 10. ¿Qué facetas com prende el proceso renacen­ fmitar la vida romana y griega^ cre­ miento es un fenómeno único, pue­
tista? 11. ¿Qué recuerda con respecto a las causas del Renaci­ yeron sinceramente que renacía la den establecerse las dos tendencias
miento? 12. ¿Qué nueva concepción del hom bre surge en el m o­ e d a d dorada que ellos se figuraban
claramente.
a) R e n a c i m i e n t o p a g a n o . — Lo
vimiento renacentista? 13. ¿A qué se llamó Humanismo? 14. ¿Cuál clásico, lo ro m a n o especialmente,
‘^E^hecho de que así lo quisieran
es el carácter de las obras del Renacimiento? 15. Mencione tres v creyeran no significa que así fue­ puede decirse que no estuvo nunca
obras de M iguel Ángel. 16. ¿Qué sabe de Leonardo de Vinci y de ra en efecto. Y no podía ser porque, completamente muerto en el mundo
aüarte de ser otras las condiciones medieval. No sólo las antiguas pro­
Rafael? 17. ¿Cuáles son los cuatro escritores que dan brillo al vincias romanas — especialmente^ las
generales de vida, otras las bases
Renacimiento italiano? 18. ¿Qué puede decir sobre los pintores económicas, sociales y políticas, no ocupadas por los pueblos germáni­
de la escuela flam enca? 19. ¿Dónde ubica a Durero y a Holbein? habían transcurrido en vano los diez cos, ya que las ocupadas por los ára­
20. ¿Con qué obras literarias culminó el Renacimiento francés? siglos medievales, que dejaron, co­ bes sufrieron otra suerte— estaban
mo hemos visto, su sedimento y con­ llenas de calzadas, acueductos y tea­
21. ¿Cuál es la máxima figura de la literatura inglesa? 22. ¿Q uié­ tros, muestra monumental de la obra
tribuyeron precisamente a hacer del
nes fueron los principales representantes del humanismo español? mundo moderno algo completamen­ de Roma, sino que el Derecho y la
23. ¿Recuerda algunos cuadros de Velázquez y de Murillo? 24. te distinto del mundo clásico, aun­ vida misma hablaban siempre del
que gran parte de los ideales de glorioso pasado rom an o. Podemos
¿Qué estilos ofrece la arquitectura del Renacimiento en España? decir que hasta el siglo X Europa
25. ¿A qué se llama Reform a protestante? 26. ¿Cuáles fueron sus éste hubieran vuelto a la vida real­
mente. Entre los elementos comple­ tuvo la vista lanzada hacia atrás,
causas externas? 27. ¿Y las internas? 28. ¿Quién fue Martín tamente distintos y que no existían rememorando nostálgica la grandeza
Lutero? 29. ¿Cóm o se inició el movimiento contra el Papa? 30. ¿A en la época clásica, hemos de contar romana, y que desde entonces la
al Cristianismo, que desempeña un tiende hacia adelante, pero en bus­
qué se llama la Confesión de Augsburgo? 31. ¿Qué sabe de Juan
preferente papel en la vida moderna. ca de una nueva edad romana, una
Calvino? 32. ¿Quién inició el protestantismo en Inglaterra? 33. En toda la vida de las nacientes nueva Roma, que se consigue con el
¿Cuáles fueron las consecuencias de la Reform a protestante? nacionalidades europeas se manifies­ Renacimiento. Esta presencia de lo
34. ¿Cóm o surgieron los jesuítas? 35. ¿Qué dispuso el Concilio de ta pujante un nuevo modo de conce­ clásico, especialmente de lo latino,
bir la vida, de sentir y de vivir, un insistimos, hizo que no fueran so­
Trento con respecto al dogma? 36. ¿Y respecto al clero? lamente T e o d o r ic o y Carlomagno
nuevo mundo de ideas y de costum­
bres. Su etiqueta distintiva, se ha — tan cerca aún de Roma— los pro­
dicho muchas veces, es la vuelta de motores de renacim ientos (inyeccio­
la vista, conscientemente, hacia el nes en el cuerpo cultural europeo),
pasado clásico. Esto había de con­ sino que los comprobemos en el si­
ducir fatalmente a un apartamiento glo X I y en el siglo XIII en Italia.
de los principios cristianos que ha­ Este hilo no interrumpido duran­
Actividades Prácticas bían informado toda la Edad Media, te la Edad Media cobra vida en el
toda la vida de la Europa tan difi­ siglo XIV —cuando Petrarca ya do­
• R eseñar los a c o n te c im ie n to s que d ie ro n com ienzo a los tie m p cultosamente construida en los lar­ bla su cabeza sobre viejos manus­
m odernos. gos siglos de in ten sa cris tia n d a d critos, que copia con gran primor—
• S in te tiz a r las causas y los caracteres d e l R e n a cim ie n to . medieval. Esto no ha de interpretar­ y se desarrolla plenamente en el X V
se en el sentido de que el Cristia­ con el llamado Humanismo, que lue­
• H a ce r u n cu a d ro s in ó p tic o en el que fig u re n las obras principal go estudiaremos. En este movimiento
nismo y la Iglesia se aferraron a las
de M ig u e l Á n g e l, L e o n a rd o y R afael. formas medievales, desvinculándose se viene en primer lugar a la valo-
• R e s u m ir los sucesos p rin c ip a le s de la R e fo rm a p ro te sta n te .

55
54
ración del hom bre como tal, al hom­ ciencia cristiana el Cristianismo mis
bre en su persona espiritual y en su mo se impregnó, sin por ello salipgl
persona corpórea, ya fuera en el de la ortodoxia, de la corriente ge
dominio del arte, con el estudio del neral y se dejó llevar por ella. j¡]
desnudo y valoración de las bellas recogido sentimiento medieval d¡ *
formas del cuerpo humano, o en el paso a un se n tim ie n to triunfante
de la ciencia con el estudio anató­ victorioso y de apoteosis'; la vid»
mico del hombre y los balbuceos de eclesiástica se hizo lujosa, las igie
la cirugía moderna. sias se doraron y adornaron proful
Este R e n a cim ie n to era esencial­ sámente y el arte renacentista, ín~
mente pagano, dejaba a un lado toda comparable y en camino de subllme¡
disciplina o sujeción al Magisterio cimas, se puso al servicio de estas
eclesiástico y suponía una verdadera nuevas tendencias. Pinturas y gra.
revolución espiritual, en busca de bados nos presentan “ E l tiempo de
lib e r t a d e s . Se inicia entonces un la Fe” , el “ Tiempo de la Iglesia”
proceso cu y o co m p le to desarrollo etc., en verdaderas apoteosis rena­
culminará en el siglo XVIII. centistas.
b) R e n a c i m i e n t o c r i s t i a n o . — El
Humanismo, como hemos dicho, se B allesteros, M anuel,
dio al estudio erudito de Ips viejos y A lb o rg , Ju a n L u is.
textos bíblicos y de todo lo que ha­
cía referencia a ]a vida primitiva, M a n u a l de H is t o r ia
antigua, de la Iglesia y de las comu­ U n iv e r s a l , Madrid, 1961.
nidades cristianas, y en el campo de
la Iglesia se produjo un verdadero • ¿El R enacim iento fu e únicamente
renacimiento de los estudios clási­ e l renacer de la antigüedad clá­
cos, cuyos resultados fueron las edi­ sica?
ciones anotadas de la Biblia, como • ¿El m edioevo negó totalm ente a EXPANSION U LTR A M AR IN A EUROPEA. ESPAÑA Y PORTUGAL
la Políglota de Alcalá (ordenada por la c u ltu ra rom ana?
el cardenal Cisneros), o la Políglota • ¿Existió una nueva v a lo ra ció n del
de Axnberes, hecha por Arias Mon­ hombre? A fin e s del s ig lo XV, los españoles y p ortugueses abandonaron el ya
tano y ordenada por Felipe II. Al • ¿En el R enacim iento hubo in flu e n ­ conocido m arco g e o g rá fico y, en te m e ra ria em presa, se lanzaron a tra vé s
lado de esta modernización de la cia cristiana? del m ar en busca de nuevos horizontes.

Como to d o proceso h is tó ric o , la época de los d e scu b rim ie n to s geográ­


fic o s es el re su lta d o de una s e rie de hechos aislados que, al c o in c id ir,
p e rm itie ro n la re alización y fa c ilita ro n el é x ito de las graneles em presas
náuticas.

Entre las causas de los d e scu b rim ie n to s g e o gráficos podem os c ita r:

a) Los intereses económ icos. Europa y A sia m antenían relacione s


co m e rcia le s desde tie m p o s rem otos. Los p rin cip a le s productos asiá tico s
como seda, te jid o s , piedras p re ciosa s, porcelanas y, sob re todo, las especias
(p im ie n ta , canela, clavo de olo r, nuez m oscada) eran tra n sp o rta d o s a tra vé s
de d e s ie rto s hasta las costa s del M edite rrá n e o . A llí, las flo ta s venecianas
y genovesas se encargaban de d is trib u irlo s al re sto de Europa.
No e x is tía una ruta m a rítim a d ire c ta e ntre los dos c o n tin e n te s y, cuan­
do C o n sta n tin o p la y los puertos m edite rrá n e o s cayeron en po der de los
tu rco s, Europa quedó aislada del A sia . Entonces fu e necesario buscar nue­
vos d e rro te ro s para c o m e rcia r con O rie n te .

b) Los progresos cien tífico s y técnicos del R enacim iento. Ya nos


hem os re fe rid o a la a p licació n de la brú ju la en la navegación. A dem ás, las
pesadas barcazas m edievales fuero n reem plazadas por carabelas, o naves
de buenas co n d icio n es m arineras, p ro vista s de velas y adecuadas para la
navegación oceánica.

56
57
Afán de aventuras y deseo de propagar la fe . Los españoles y
ortn a u e se s se destacan por sobre todo s los navegantes de esta época
l°S n consecuencia de su larga tra d ic ió n m arina, sus progresos n áuticos.
c° n 'ritu a ve n tu re ro y fe rv ie n te s deseos de evangelizar nuevas tie rra s .
esP1

nESCUBRIMlENTO DE A M E R IC A
fR. A
A u n q u e los españoles d escu b rie ro n A m é rica en 1492, es p o sible que
q t L n tm q e u r o D e o s hayan llegado a este co n tin e n te .
^ UC n 0 e s a d e m u y a n tig u o se pensaba que allende el océano A tlá n tic o debían
['■ £ o tra s tie rra s y es probable que los fe n ic io s o los japoneses fueran
^ 'S t r a d o s pó? las c o rrie n te s m arinas hasta las costa s am ericanas.
af A d ife re n c ia de los a n te rio re s, están plenam ente com probados los
I K •«£ de los norm andos (que habitaban la península escandinava) quienes,
trP los s iq lo s IX y X, d e scu b rie ro n Islandia, luego G roenlandia y, fin a l­
mente, las costas a tlá n tic a s de A m é ric a d e l N orte.
Fetos Dueblos de raza germana no colonizaron las regiones visitadas, aunque
en fundaron una pequeña aldea, posteriorm ente enriquecida por las acti-
is fa n d ia

vidades com eraa|es de sus h^bi^an^es. ron log v¡ hac¡a esas z0 as> ,os

méritos de la hazaña colom bina.

Un cartógrafo del siglo X V I en su gabinete de trabajo, mientras deja constancia de los dnm, Cristóbal Colón
registrados por los marinos en sus viajes oceánicos. constancia de Los datos
Ñ a c h í en Génova (p o s ib le m e n te en el m es de octu b re ) en el año 1451,
hijo del te je d o r de paños de lana D om ingo C olon y de Susana F° n[ Í na" ° ^ s
Cursó e stu d io s e le m e n ta le s en Génova y a llí a prendió las p rim e ra s le t
y el la tín , lengua que en ese entonces era de uso general.

lejano Oriente9 Entre ’ estos "arriM na^ínc 8n* SU may ° rla ita l¡anos— visitaron el
Juan de l Carpino que en 1246 llenñ a i f Vr *írer.?Si P °demos c¡tar al franciscano u I ■ j / „ m n A e * «i/ijV>< d e l s i d o XV a u n los e s tu d io so s a d m itía n le y e n d a s m e d ie -
llevando un mensaje del Pontífice A su re a ra n h¡* Karakoruna de Mogolia
visitados. pontífice. A su regreso hizo un ameno relato de los lugares
dd m u n d o y q u e pavo ro so s d ra g o n e s y m o n s tru o s d e ese m a r ig n o to d e v o ra ría n que
arriesgase a s u rc a rlo .
arr,b6 i peki" »
de su viaje en un libro titulado II M illone (El M illón) d ^ l ^ f a T pu .relación
conocen cerca de ochenta y ocho copias. ’ U3' _ P ° r su éxit0~ 38

Media^ la^mavoKa í f !f 9 e o 9 rá fl'c a - En el tra n s c u rs o de la Edad


T a u e el ^c% n n m ^ r6S d ® CI®nCÍa °P ¡naba 9 ue T ierra era plana

tu a l d " e m tb a r-9 ° ' 3 comienOzosmdae !t s ig lo r 0X V. « " ¡ ¡ S Í d e £ £ in te le c-'

-teoría esfericidad°teri4stre!Ura “ “ ^ M sm S que s° sten,a"


Por o tra parte, las im p e rfe c ta s cartas náuticas fueron reem olazadas ñor
los p o rtu la n o s o mapas de re la tiva e x a ctitu d dibujados p o 7 c a rtó a ra fo s
p rin cip a lm e n te ita lia n o s (m onjes Fra Bianco y Fra M auro). c a rto 9 ra fo s '
j u ,4o ia q 9 antp los m uros de Granada, que term in a b a de
rendfrse, se® firm a ro n - e n Santa F e - las ca p itu lacio n e s e n tre la corona
española y C ris tó b a l C olón.

. e H £ s s r ::z :
lu„ s r i£ S ei a. lap S ™ a n s v s s n ... ~

Primer viaje
C ristó b a l C olón dedicóse con ahínco a prepa rar to d o lo necesario para

j= ¡C f S K i í a r S f
Santa M aría, tam bién llam ada Capitana, La G allega o M ang aia m e.

Escudo de Cristóbal
Colón dividido en 4
ruárteles: en el supe­
!l 3 S « o '? ! n S '^ n ,l S t S S S &
rior izquierdo, un cas­ cisco Martín. . . .. Mnr»c oo mptros d6 Isroo. Iba al
tillo dorado con tres
torrecillas, a su lado
man4 l dr ¿ 5 ? c ¡ r r . Á 1 r U / p r ó ab .ab t e «
un león ; en el infe­
rior izquierdo, islas I estas cifras son muy discutidas por los |ación
I Ninguna m ujer ni religioso form o parte de la tripulación.
sobre aguas azules, y
en el cuarto, las ar­
mas que solía usar.
IP
uerf„’Z? & -!.« í-^r«3s r r Í ¿s » ■
61
re ca la r en las C anarias, donde e stu vie ro n algún tie m p o hasta reparar la
averia. El 6 de s e tie m b re e n fila ro n hacia lo desconocido.
A ~ la^ diez de la noche del ju e ve s 11 de o c tu b re C olón d iv is ó - una
pequeña luz, y el día 12 de o ctu b re un m a rin e ro de La Pinta, Juan Rodríguez
Serm e/o, conocido por Rodrigo de Triana, d io el ansiado g rito de ‘'¡T ie rra '"
Los in te re p id o s navegantes desem barcaron en una isla llam ada por los
U f * í ! k S ^ vaharían!, Apero ^ ue C olón denom inó San Salvador, convencido
de haber legado al A sia (India o C hina), e in ic ió in m e d ia ta m e n te la bús-
queda de las tie rra s del Gran Khan y sus riquezas.
Com o era lógico, no e n co n tró botín alguno y, sin desanim arse, decidió
o tra s exp loracio n e s que le p e rm itie ro n d e s c u b rir las islas de Concepción,
Fernandm a e Isabela.
En la mañana del 28 de o ctu b re d e scu b rió la isla de Cuba, a la que
llam ó Juana en honor de la heredera del reino de C a stilla .
C olón llegó el 6 de d ic ie m b re a H a ití o Santo D om ingo, a la que deno-
m ino La Española. En la noche de Navidad las c o rrie n te s a rro ja ro n a la Santa
M aría sobre un banco de arena, destru yé n d o la .
Con los re sto s de la nao d e cid ió c o n s tru ir un fu e rte ; en diez días de
tra b a jo estaba te rm in a d a la p rim e ra fun d a ció n española en A m é ric a : la v illa
j * A llí dej ° una g u a rn ició n de 39 v o lu n ta rio s al mando de Die­
go de Arana, y en enero de 1493 em p re n dió el re g re so en La N iña
Luego de a fro n ta r recias tem p e sta d e s, C olón lle g ó a Lisboa [ P o r t u g a l )
donde com unicó a Juan II el é x ito de la em presa, aunque el soberano por­
tugués sostuvo los derechos de la corona lu sita n a sobre las tie rra s des-

A los pocos días se hizo nuevam ente a la vela v el 15 de marzo de


1493 a rrib ó al p u e rto de Palos, en España.

62
63
Se trazaron nuevos ^./m ejores mapas y tam b ién se a m p lió el horizonte
L g tronóm ico al h a llarse nuevas co nstelacione s.
b) E tnográficas. Los grupos é tn ico s am ericanos (p ie le s rojas, aztecas,
I araníes, e tcé te ra ) e n riq u e cie ro n las razas ya conocidas y hasta h icieron
surgjr nuevas te o ría s sobre el orig en del hom bre.
c) Flora y fauna. Se cono cieron nuevas especies de anim ales y lo mis-
o sucedió con los ve g e ta le s: papa, maíz, tabaco, e tcétera.
| Dos pro d u cto s am ericanos, el cacao y la v a in illa , dieron origen al cho-
olate. A lgunas plantas tu v ie ro n a p lica ción en la in d u stria (tin tó re a s ), y
o tr a s en m edicina, coca, q u in in a , etcéte ra.

2) P o lític a s . El M e d ite rrá n e o , que desde la antigüedad era el ce n tro


He la a ctivid a d co m e rcia l, perd ió su im p o rta n cia y la ad q u irió la costa
i atlántica. Los Estados de Génova y V enecia, y tam bién los grandes puertos
de M a rse lla y A le ja n d ría , d ism in u ye ro n su in flu e n cia , ta n to com e rcial com o
políticam ente. .
| En cam bio, se a cre cen tó el poderío de España, Portugal, Francia, H olan­
da y, más tarde, el de Inglate rra.
Las riquezas pro ce dentes de las nuevas tie rra s fa v o re cie ro n la p o lítica
de los m onarcas ab so luto s y su con so lidación en el poder.

A m é rica C entral a la a ltu ra de H onduras. S ig u ió las costas en d ire cció n al


sur, hasta a rrib a r al g o lfo de D arién, y de a llí p re te n d ió lle g a r a La Espa­ 3) Económicas. La gran cantidad de oro y plata que desde A m é rica
ñola; sin em bargo, el estado p re c a rio de las naves lo o b lig ó a varar en las se in tro d u jo en Europa a tra vé s del p uerto de Cádiz aum entó el uso de la
playas de Jam aica. moneda y s u s titu y ó los pagos en especie, com unes hasta la época m edieval.
D espués de un año de s u frim ie n to s , Ovando envió dos naves para La p rin cp ia l riqueza había sido la tie rra , de la que era dueña la nobleza,
re sca ta rlo : el 13 de agosto, C olón y sus extenuados com pañeros llegaron pero después, del d e s c u b rim ie n to los burgueses (in d u s tria le s y com e rcian­
a Santo D om ingo. A nciano, e n fe rm o y desengañado, em barcó con ellos y tes), que disponían de m etales p recio sos, fu e ro n tan adinerados com o los
p a rtió rum bo a España. prim eros.
El 26 de no vie m b re , a los pocos días d e .s u llegada, fa lle c ió su más
España, dueña de las minas del Perú y de México, olvidó que no es el oro la
grande p ro te cto ra , la reina Isabel. G estionó, sin é xito , ante Fernando el
riqueza de un país, sino el trabajo de sus habitantes.
C a tó lico el c u m p lim ie n to in m e d ia to de las ca p itu la cio n e s. In s is tió ante los Descubrió el cultivo de sus tierras y abandonó sus industrias; al no producir
nuevos soberanos, Felipe el H erm oso y Juana la Loca, pero tam bién con artículos, debió comprarlos en otros mercados europeos, pero también debió
resultado negativo. pagarlos con el oro americano. En consecuencia España, rica y poderosa en la
El 20 de m ayo de 1506, oscura y cris tia n a m e n te , fa lle c ió en V a l l a d o l i d , época del descubrimiento, era un siglo después una de las naciones más pobres
convencido de haber e ncontrado una nueva vía m a rítim a que c o m u n ic a r a de Europa.
con la India.
Las nuevas rutas co m e rcia le s y el in te rca m b io de productos e ntre el
V iejo y el Nuevo M undo n u trie ro n la c irc u la c ió n económ ica y b e neficiaro n
Consecuencias del descubrim iento de A m érica a la Hum anidad.
La hazaña colom bina p ro d u jo im p o rta n te s consecuencias en el o r d e n
c ie n tífic o , p o lític o , económ ico y ju ríd ic o . 4) Jurídicas. Con las ca p itu lacio n e s concedidas a C ristó b a l C olón por
los Reyes C a tó lic o s se in ic ia la llam ada L e gislación de Indias, o sea, el
1) C ientíficas. A su vez se sub d ivid e n : conjunto de reales cédulas, p ro visio n e s, re glam e ntos y todo orden de d isp o ­
siciones que los m onarcas y los m agistrados redactaron, a tra vé s de los
a) G eográficas. El m undo conocido p o r los antig u o s a m p lió en fo r /n ’a
consid erable su e xte n sió n cuando se tu vo la certeza de haber d e s c u b ie r t o años, para el m e jo r g o bierno de sus posesiones en A m érica .
un nuevo co n tin e n te . Fueron desechadas las te o ría s erróneas sobre la confi' El choque e n tre el español v ic to rio s o y el indio so m e tid o dio origen a
guración del un ive rso y quedaron dem ostradas la fo rm a y las d im e n s io n e s Una se rie de problem as a tra vé s de los cuales los te ó lo g o s y ju ris ta s deja­
reales del planeta. ron sentados los p rin c ip io s básicos de la lib e rta d y la dignidad humanas.

64 65
VIAJES DE LOS PORTUGUESES
A p rin c ip io s del s ig lo XV los portugueses se hallaban a la vanqUaM.
en m a teria de e stu d io s g e o g rá fico s y a s tro n ó m ico s. El p e rfeccionam ie
de los in stru m e n to s n áuticos, el m ayor p o rte de los navios y el aum ento h
los c o n o cim ie n to s c ie n tífic o s , anim aron a los m arinos lu sita n os a iniciar
d e scu b rim ie n to de nuevas tie rra s . e'
En 1415, Don E nrique (1394-1460), llam ado el N avegante, h ijo del
Juan I de P ortugal, fundó en Sagres (p ró xim o al cabo San V ice n te ) una p6y
cuela de cosm ografía y un o b s e rv a to rio a s tro n ó m ic o d estinado a perfecc¡S
nar los e stu d io s de m arinos y c a rtó g ra fo s . °'
A p a rtir de ese m om ento, Don Enrique se c o n v irtió en el d ire c to r d
los d e scu b rim ie n to s po rtu g u e se s a lo largo del lito ra l a fricano.

D escubrim ientos en el litoral africano

En 1418, B a rto lo m é P e re s tre llo (más ta rd e suegro de C olón) descubrió


la isla de Porto Santo, y en 1419 los navegantes Zarco y Vaz llegaron a la
isla M adeira.
En 1434 G il Eannes logró cruzar el cabo Bojador.
En 1445 D io n is io D ias lle g ó al cabo V erde; más tarde, D iego Gómez
descubrió las islas de Cabo Verde.
En 1460 fa lle c ió el in fa n te Don Enrique, aunque no por esto se detuvo
En 1462, Pedro C in tra de scub rió las costas de S ierra Leona y Guinea.
la e xp lo ración de la costa africa n a , que co n tin u ó en los reinados de sus
Los navegantes Juan de S antarem y Pedro de Escobar cruzaron, en 1472, la
sucesores.
línea im aginaria del ecuador, y en 1475 Fernando Poo a rrib ó a la isla que
hoy lleva su nom bre.
A ños más ta rd e (1484), D iego Cam y M a rtín Behaim arribaron a la
desem bocadura del río Congo.
En 1488 B a rto lo m é D ías lle gó al extre m o su r del A fric a . D ebido a las
tem pestades que debió so p o rta r, el audaz m arino lo llam ó Cabo de las Tor-
í m entas, pero luego el rey Juan II lo in m o rta lizó con el nom bre de Buena
I ; Esperanza.

D escubrim iento y conquista de las Indias O rientales


En 1497 Vasco de Gama zarpó de Lisboa y, luego de se g u ir el m ism o
■ itin e ra rio de Días, bordeó la costa africana o rie n ta l y a rrib ó a C a iic u t (1498),
K en el lito ra l sudoeste de la India.
A l re g re sa r a Portugal fu e re cib id o con gran jú b ilo y condecorado por
i M anuel I, pues había e ncontrado la ruta que llevaba al país de las especias.
Los p ortugueses tra ta ro n de in m ediato de asegurarse el d o m in io de
l e s a ruta. El rey de Portugal equipó una poderosa armada que co n fió a Pedro
W AIvarez C abral, quien p a rtió de Lisboa en 1500, pero sus naves fueron arras-
» tra d a s hacia el oeste po r las c o rrie n te s oceánicas. A v is tó tie rra s descono-
B c id a s y to m ó posesión de e llas en nom bre del monarca; había recalado, sin
1 p roponérselo, en las costas am ericanas del B rasil.
A l poco tie m p o Cabral zarpó en d ire cció n a la India, arrib ó a C a iic u t
» y p o s te rio rm e n te re g resó a Lisboa.
En pocos años los po rtu gue ses fu ero n dueños de un vasto im p e rio que
I com prendía desde A fric a (cabo Bojador) hasta las M olucas, unas cin co m il
leguas de costas.

67
A sem ejanza de los fe n ic io s y los ca rta g in e se s, e sta b le cie ro n factorías
o e staciones m a rítim a s, sin ocupar el in te rio r del te rrito rio . Por esta causa, hallaría el paso in te ro c e á n ico . El 20 de se tie m b re p a rtió de S anlúcar al
el im p e rio colo n ia l portugués fu e de e fím e ra duración y a com ienzos del mando de una flo ta de c m c o n a v e s y bocas del actual río
s ig lo XVII los holandeses se habían apropiado de num erosas fa c to ría s lu­
sitanas.

VIAJES DE LOS ESPAÑOLES m m m m m


Entre 1499 y 1502 los reyes p e rm itie ro n la realización de o tro s viajes naufragó una de sus naves.
a las nuevas tie rra s , con lo cual quedó explorada la costa a tlá n tic a sudame­
ricana desde los 8 o de la titu d su r (cabo San A g u stín ) hasta el istm o de
Panamá. D escubrim iento del estrecho no h n rip las V íraenes v apareció
I El 21 de o ctu b re las naves doblaron el Cabo de las V írgenes y j
Entre estas exp e d icio n e s — conocidas com o "v ia je s m e n o re s” — men­ ante los audaces navegantes una g r a n escotadura que era, el ^ s ia d o ^ a s o
cionarem os las de A lo n s o de Ofeda y V ice n te Yáñez Pinzón. j. n m ar A n te s de p e n e tra r en el, y debido a la escasez ae
En se tie m b re de 1513 el c o n q u ista d o r Vasco Núñez de Balboa p a r tió ? M aaallanes c o n su ltó con sus capitanes, quienes esta vez le aconsejaron
del puerto de A cia en Panamá y, luego de a tra ve sa r el istm o , d escubrió el “ pasar a d e la n te ” . S ólo se opuso Esteban Góm ez, quien — acobardado por
M a r d e l Sur, hoy llam ado océano Pacífico. riesaos— re q re só a S e villa por la ruta del A tlá n tic o . „ ctr o fh n
Este d e scu b rim ie n to p lanteó la necesidad de h a lla r la vía m a rítim a que 1 Cnn las tre s em barcaciones re sta n te s se in te rn a ron por el estrecho.
p e rm itie s e ir de un m ar a o tro para co m u n ica rse con la India sin u tiliz a r Ia De noche observaron hogueras en la costa sur, por lo que la denom inaron
ruta de los portugueses.
En 1516 Juan Díaz de S olís d e scu b rió el e stu a rio del Plata, que deno­ f ie r r a d e , F u e g a ^ ^ ^ ^ de ^ e , cabo de Todos /os
m inó M a r D ulce por el sabor de sus aguas. Persuadido de que ése no era Santos, las em barcaciones llegaron a un inm enso océano que, por la tran
el canal in te ro ce á n ico , no ta rd ó en m o rir en manos de los indios. q u ilidad de sus aguas, llam aron Pacífico.

Hernando de M agallanes
El fraca so de Solís dejó p e n diente el problem a, pero en 1519 el nave­
gante p ortugués H ernando de M agallanes aseguró al rey de España q^e

69
68
Sólo d ie cio ch o hom bres habían conseguido dar la vu e lta al m undo y
d e m ostrar la e sfe ric id a d del planeta.

Tratado de Tordesillas
De acuerdo con la co stu m b re m edieval, el P ontífice — com o je fe de la
cristia n d a d — concedía te r rito rio s d e scu b ie rto s y p re rro g a tiva s económ icas
a los p rín cip e s que lucharan en defensa de su fe.
Cuando C olón regresó del p rim e r via je , Fernando el C a tó lico , para
e v ita r in cid e n te s con P ortugal, acudió al P ontífice para que éste re so lvie ra
el o to rg a m ie n to de tie rra s .
El 3 de m ayo de 1493 el papa A le ja n d ro VI prom ulgó una bula por la
cual se daba a los Reyes C a tó lico s la posesión de las nuevas tie rra s , sie m ­
pre que no p e rte n e cieran — por bulas a n te rio re s — a o tro soberano. En el
mes de ju n io , el P ontífice d ic tó la segunda bula concediendo a los Reyes
C a tó lic o s y a sus sucesores la p o s e s ió n de las tie rra s d e scubiertas que se
encontraban al o c c id e nte de una línea im aginaria que pasaría cien leguas
al o e ste de las is la s A zo re s y de Cabo Verde.
La línea de A le ja n d ro VI dejaba a Portugal la lib e rta d de p ro se g u ir sus
via je s a lo largo de la costa a fricana y p e rm itía a España c o n tin u a r con
sus d e sc u b rim ie n to s o ccid e nta le s.
*Juan II, re y de P ortugal, no aceptó la d e cisió n del P ontífice y logró que
sus re p re se nta n te s firm a ra n con los em bajadores de los Reyes C ató lico s,
el 7 de ju n io de, 1494, el Tratado de T ordesillas.
En él quedó e sta b le cid o que debía con sid era rse una línea im aginaría
La em presa había sido coronada con el é xito . M agallanes indicó el trazada a tre s c ie n ta s se te n ta leguas al o e ste de las isla s de Cabo Verde.
Las tie rra s situadas al o e ste pertenecerían a España y las del este a
S L T J ' n,° mbreK S «O os. pero la p o ste rid a d lo ha iSmof
taliza do con el nom bre de su d e scu b rid o r. Portugal.
El cruce del océano, en d ire c c ió n al A sia , puso a prueba el te m ó le de
escoSrhnfóieF|t 6fiSH Hambrie" t0® y sin a9 ua P o ta b le , m uchos pere cie ro n de
escorbuto. El 6 de marzo de 1521 recalaron en las isla s M arianas. El mismo ENCUENTRO DE EUROPA Y A M E R IC A
m es avistaron va ria s isla s que denom inaron San Lázaro (F ilip in a s ).
M agallanes obtuvo la a m istad y el s o m e tim ie n to del rey de la isla de Las civilizaciones prehispánicas
Cebú; pero com o los natu ra le s del cercano is lo te de M actam se negaron
a re sp e ta r la auto rid a d del m onarca español, el va le ro so m arino c o m e tió la Las grandes c u ltu ra s indígenas am ericanas, que flo re c ie ro n antes de
im prudencia de a tacarlos. El 27 de a b ril de 1521, M agallanes p e re ció asesi­ la llegada de los españoles, se d e sa rro lla ro n en M éxico , A m é rica C entral
nado p o r los n atu ra le s; ju n to con él cayeron algunos com pañeros. las A n tilla s y en las p ro xim id ades de la larga c o rd ille ra andina de A m é rica
del Sur (C olom bia, Ecuador, Perú, B olivia y p arte de la A rg e n tin a y C hile).
Pueden d is tin g u irs e tre s zonas de grandes cu ltu ra s:
El regreso. Sebastián Elcano
a) M e so a m é rica : abarcaba M é xico , G uatem ala, Honduras y parte de N ica­
Luego de algunos in cid e n te s, Juan S ebastián Elcano se hizo carqo de ragua. En té rm in o s g enerales, sus rasgos im p o rta n te s más com unes
la V ic to ria y G onzalo Góm ez de Espinosa de la Trinidad. fu e ro n : las grandes p irá m id e s escalonadas, el c u ltiv o del cacao, el ca­
Elcano in ic ió el regreso a España p o r el océano Indico, m ie n tra s la le ndario s o la r y litú rg ic o , el sistem a, n u m é rico v ig e s im a l‘(contaban subdi-
T rinidad, a causa de las averías, hubo de quedar en el p u e rto de Tidore v id ie n d o de v e in te en ve in te ) y la e s c ritu ra de tip o je ro g lífic o . En esta
4, . , v /c fo /7 3 so p o rtó te rrib le s te m p o ra le s y, luego de d o b lar el sur del zona c u ltu ra l se encontraban los aztecas y los mayas.
a iií iÜ. P° * v íve re s— tu v o que re ca la r en las islas de Cabo V e rd e .
Po r t u g u e s e s d e tu v ie ro n a v a rio s tr ip u la n te s q u e d e s e m b a rc a ro n en b) C irc u n c a rib e : así llam ada porque el m ar C aribe bañaba las costas de
o u sca de s o c o rro s . aquellas cu ltu ra s . C om prendía las A n tilla s , A m é rica C entral y regiones
de C olom bia y Venezuela próxim as al océano.
Entonces Elcano, con los re sta n te s, se hizo a la vela y fin a lm e n te e n tró
en S anlucar el 7 de s e tie m b re de 1522. rm a.m ente e m Esta cu ltu ra , que no iguala en im p o rta n cia a la a n te rio r, carecía de
una gran a rq u ite c tu ra en piedra.

70
c) Andinai: extendida a lo largo de la c o rd ille ra , desde el norte del
nente hasta C hile. Se ca ra cte rizó por el c u lto de los m uertos
el tra b a jo del cobre y el bronce y el cá lcu lo por un siste m a
(quipus). Utí nud0s
A esta zona c u ltu ra l corresponden los incas.

Los aztecas

La más antigua c u ltu ra de im p o rta n cia fu e la de Teotihuacán al s in


te del lago Texcoco. Se destaca a llí la gran p irá m id e d e l Sol, úna enn?0S'
m ole de piedra de 60 m de a ltu ra , con una escalera que conduce a 016
pla ta fo rm a s u p e rio r donde había un te m p lo (hoy d e s tru id o ). También snh"13
salió en e scultura , con sus e statuas de dioses y m áscaras fu n e ra rias í
piedra. dS de
Le sig u ió en im p o rta n cia la cu ltu ra Tolteca, un pueblo que se establpo- -
en el va lle de M é xico y en el Yucatán. Su capital fu e Tula, ciudad n,!°
asom bró por sus m onum entos. " e
H erederos de los to lte c a s fu e ro n los aztecas quienes, si bien loqrarnn
exte n d e r su dom inación desde el P acífico hasta el g o lfo de M éxico y desHo
la A m é rica C entral hasta la m eseta de C hihuahua, ocuparon al princiDin
solo una parte del actual te r rito rio m ejicano (20.000 leguas cuadradasl
pero en la zona más fé r til y m e jo r dotada por la naturaleza, cual era el vallp
de A nahuac (cerca del agua).
T e nochtitlán fue su herm osa ca p ita l, a sie n to de las activid a de s políticas
y m ilita re s . S ituada con s e n tid o e s tra té g ic o en el ce n tro de uno de los lagos

del v a lle (Texcoco) y a la que se llegaba por m edio de calzadas, era una
populosa ciudad que im p re sio n ó a los con quista dores. ,
Los aztecas se hallaban organizados bajo un siste m a fe d e ra tiv o y tem an
dos je fe s : uno para las fu n cio n e s c iv ile s y ju d ic ia le s llam ado C hihuaco-
H u a ltl (se rp ie n te hem bra) y o tro con fu n cio n e s m ilita re s y re lig io sa s, que
era el T la ca te cu lli (je fe de hom bres), quien ejercía a su vez el gobierno de
la fe d e ra ció n y ten ía además ca rá cte r sace rd o ta l. Los cargos de e stos je te s
eran e le c tiv o s y v ita lic io s , pero no h e re d ita rio s.
Un consejo trib a l o Tlatocán, in tegrado por ve in te m iem b ro s de o tro s
ta n to s clanes o trib u s llam ados. C a lp u llis , e jercía el poder suprem o con
fu n cio n e s am p lísim a s y ju ris d ic c ió n to ta l. . .. . ,
El c a lp u lli (o clan) c o n stitu ía el núcleo in ic ia l de la organización social.
En él se concentraba un grupo de fa m ilia s — bastante num eroso— que po­
seía en com ún la tie rra , con la oblig a ció n de tra b a ja rla y d e fe nderla.
Cada c a lp u lli tenía su tó te m 1 p rop io , sus te m p lo s y arsenales, y se
hallaba gobernado por un C onsejo cuyos m iem bros eran e leg idos por los
je fe s de las d is tin ta s fa m ilia s que integraban el clan.

. El tótem era un ídolo de madera. La agrupación de lamillas que adoraban el mismo tótem

se ze
-ndio adoraba cualquier objeto -n a tu r a l o a r t if ic ia l- al cual confena poder mág.co y rend,
'ación, acatamiento y variados sacrificios.

73
1
La sociedad azteca com prendía una clase s u p e rio r o nobleza, intearan ru a te m a la y el n o ro este de H onduras y S alvador.
por sacerdotes y g u e rre ro s, luego el p u e blo (a g ric u lto re s y artesanos) Físicam ente eran delgados y m usculosos, de baja e sta tu ra y tez cobri-
fin a lm e n te , los s e rv id o re s y los esclavos. Una clase aparte la form aban in^' L Tenían cráneo achatado (deform ado a rtific ia lm e n te ), cabello lacio y
m ercaderes que no sólo viajaban con sus pro d u cto s, sin o que tam bién L e g ro ojos de igual co lo r, póm ulos pronunciados, boca grande y labios
ocupaban del espionaje, aportando datos de pueblos vecinos.
E xcelentes a g ric u lto re s , los aztecas h icie ro n de la tie rra el centro d grUeCuando jos españ0 les llegaron a sus tie rra s , los en con traron en com-
su a ctivid ad económ ica. C u ltiv a r las parcelas era o b lig a to rio , la cosech6 D|eta decadencia. ,
se repartía e n tre la fa m ilia y los graneros p ú b lico s, donde se almacenab3 Las fa m ilia s se agrupaban en clanes to te m ic o s y existía el patriarcado,
para la época de escasez o se d is trib u ía co n ve n ie n te m e n te . núes el padre o Yum representaba la m ayor autoridad d e n tro de la célula
El c u ltiv o p rin cip a l era el maíz-, ta m b ié n el cacao, con el que fabricaban social. La agrupación de clanes form aba la trib u , y su co n ju nto , una co n fe ­
el chocolate-, además, p o ro to s , algodón, tabaco, m andioca, e tcé te ra . d e ra c ió n regida por un C onsejo de A ncianos.
El m aguey les proporcionaba una pasta con la que fabricaban pape| ■ / t Á e I aspecto p o lític o , los mayas se agrupaban en ciudades-estados,
además del pulque, bebida m uy u tiliza d a . Los trib u to s que cobraban a los : cáot ^ i a de e lla s gobernada por un ¡efe h e re d ita rio a quien secundaba el
pueblos vencid os gravitaban fa vo ra b le m e n te sobre su econom ía, para |0 m encionado C onsejo.
cual tenían bien organizado el sis te m a de re co le cció n . La sociedad com prendía:
En general, no u tiliza b a n la moneda. El tru e q u e o p erm uta era lo más
a) Los no b les, llam ados caciques por los españoles.
usual, pero a veces em pleaban canutos de plum as llenos de polvo de oro
b o lsita s de granos de cacao, o tro zo s de estaño o cobre en fo rm a de T. b) Los sacerdotes, que tenían variadas a trib u cio n e s, estaban a cargo de
La guerra era la a ctivid a d más im p o rta n te de los aztecas. Educados s a c rific io s , o frendas, a divinació n, e tcé te ra .
desde niños en las p rá ctica s m ilita re s , aunque no tenían e jé rc ito s perma­
nentes, m ovilizaban con re la tiv a rapidez grandes c o n tin g e n te s de hombres c) El pueblo — el más num eroso— se ocupaba de las tareas agrícolas y
d iscip lin a d o s. de la co n stru c c ió n de e d ific io s .

Carecían, en realidad, de una verdadera técnica guerrera, ya que la lucha se d) Los esclavos, la clase social más in fe rio r.
dejaba librada, en la mayor parte de los casos, a la acción individual. Existían
diversas órdenes m ilitares que les conferían honores y privilegios. La econom ía se basaba en la a g ric u ltu ra ; el p rin cip a l c u ltiv o era el
El acto de guerra perseguía dos fines principales: la obtención de tributos i m aíz, al que llegaron a c o n v e rtir en una deidad. Le seguía en im p ortancia
y prisioneros, a los que luego sacrificaban en honor de sus dioses. No ocupaban i el algodón. El p ro d ucto de las cosechas se repartía por m itad es: una co­
permanentemente a los pueblos vencidos, sino que los transformaban en tributarios, rrespondía al Estado y o tra a los a g ric u lto re s . La gran d ific u lta d que debie-
y la violación del pacto, suspendiendo los pagos, era reprim ida en form a por 1 ron ve n ce r fu e la escasez de agua, por lo cual se e stablecían cerca de
demás severa.
■ pozos naturales que llam aban cenotes.
Los aztecas eran p o lite ís ta s e incorporaban a su re lig ió n las de los
d is tin to s pueblos que som etían.
La clase sacerdotal era m uy respetada y num erosa. Los te m p lo s que
En la región de Chichén liza (Yucatán) se hallan las ruinas ile una importante ciudad maya.
poseían en gran cantidad se denom inaban T e o ca llis y co n sistía n en grandes En La foto, la gran pirámide llamada “ El (.astillo''. Tiene 51 metros de base y 3fí metros de
m ontañas de tie rra de fo rm a pira m id a l re ve stid a s con piedra o ladrillos, ultura. En la parte superior, el templo destinado a los sacrificios humanos.
rodeadas de am plias esca lin a ta s que convergían en una p la ta fo rm a ; en ella
se hallaban la p ie d ra de los s a c rific io s y algunos a lta re s con fuego perpetuo.
U tiliza ban la num eración v ig e s im a l y la e s c ritu ra je ro g lífic o -s im b ó lic a .
Tezcatlipoca y Q u e tza lco a lt, a quienes seguían num erosas divin id a d e s.
La a rq u ite c tu ra c o n s titu y ó la m a n ife sta ció n más destacada de su arte.
Los te m p lo s o te o c a llis , obras de c a rá c te r m onum ental y re lig io s o , son
alardes de p e rfe cció n en el uso de la piedra.
U tilizaban la num eración v ig e s im a l y la e s c ritu ra je ro g lífic a -s im b ó lic a .
Hablaban la lengua nahuátl, que poseía sonidos arm oniosos y caracteres
p rop ios y co n stitu ía , con o tro s pueblos, una unidad de ca rá cte r lin g ü ístico
denom inada uto-azteca.

Los m ayas

Los te rrito rio s que ocuparon los mayas com prendían los a ctuales Esta­
dos m ejicanos de Chiapas, Tabasco y Y ucatán; casi toda la re p ú b lica de

74
Con el cacao fabricaban el c h o c o la tl (ch o co la te ), ^ebida aceptada rg
pidam ente por los europeos.
Los mayas tu v ie ro n in d u s tria te x til, a lfa re ra y m e talúrgica. Fabricaban
las te la s con algodón; en los te jid o s trataban de re p ro d u c ir — sobre Un
fondo ge neralm en te blanco— la fig u ra del tó te m que adoraba cada uno de
los d ive rso s clanes.
U tiliza ro n el oro, la plata, el cobre y el b ronce en la fa b ric a c ió n de
num erosos objeto s, la m ayoría de los cuales fu e ro n su stra íd o s por |0s
conquistadores.
A unque no fu e ro n de índole belicosa, m a n tu vie ron un e jé rc ito con el
ob je to de defe n d e r sus tie rra s . Reconocían a un je fe m ilita r y a v a rio s sub­
a lte rn o s. Los gue rre ro s se d irig ía n a la lucha c u b ie rto s con p ie le s de anima­
les y pro te g id o s por escudos redondos. Sus arm as o fe n siva s eran los arcos
y las fle ch a s; además, u tiliza b a n hachas y lanzas en los com bates a menor
distancia.
Con respecto a la re lig ió n de los mayas, no e xiste n datos muy certe­
ros, aunque puede a firm a rs e que eran p o lite ís ta s y — al igual que los azte­
cas— creían en un d u a lism o , con dioses b e n é fico s que representaban la
llu via , el tru e n o , y o tro s dañinos, com o la sequía y la guerra. D ebido al
c lim a el dios de la llu v ia (Chaak) era m uy reverenciado. El sum o sacerdote
fue el d e p o s ita rio de la cie n cia y conocedor de todo el cerem onial religioso.
M uy vinculada a la re lig ió n fig u ró la a rq u ite c tu ra . Los re sto s de los
grandiosos m onum entos se han conservado hasta el p re se n te — a pesar de
la acción del tie m p o y a la d e stru c c ió n in te n c io n a l— debido a la solidez
y a la p e rfe cció n con que fu e ro n co n stru id o s . Los ce n tro s a rq u ite ctó n ico s
más im p o rta n te s se han hallado en Palenque, U xm al, C hichén Itza, Tikal y de las serpientes), cuyas ruinas indican el grado de adelanto a que llegó este
Copán. pueblo.
M Se considera que una de las civilizaciones más antiguas de la región peruana
Entre las ruinas más notables podemos citar los palacios de Palenque, al oeste b) nie ^ a de Nazca? situada a 15“ de latitud sur. Las excavaciones dem ostraron
del río Usamacinta, donde se observan grandes estatuas en actitud de adoración,
lo que hace suponer que esa ciudad fue un lugar destinado al culto sagrado; en la existenciá de una variada alfarería.
la península del Yucatán se hallan las ruinas de Uxmal, llamadas “ Casa del Gober­ c\ La ciudad de Tiahuanaco se encuentra al sur del lago T iticaca. Entre las ruinas j
nador” , “ Palacio de las M onjas” y “ Casa del Mago” . En la región de Chichén * di e s t a c u l t u r a s e destaca la “ Puerta del Sol” , un gran bloque de piedra donde
Itza se levantan la “ Torre del Caracol” y “ El C a stillo” . se observa un friso con cuarenta y ocho figuras aladas.
Para fa b ric a r las p in tu ra s, los mayas usaban tin te s m in e ra le s y vegeta­ A m ediados del sig lo XIII de n uestra era aparece en la h is to ria peruana
les que mezclaban con una sustancia viscosa, necesaria para a d h e rirla a las el c a u d illo M anco Capac, quien e sta b le ció el ce n tro de su ' en
paredes u o b je to s de cerám ica. Em plearon los co lo re s rojo, a m a rillo , azul, Cuzco y com enzó gradualm ente a e xte n d e r la zona de su pod e rio _ Sus
verde, blanco y negro, en d ive rsa s tonalidades. sucesores fu e ro n dom inando a los pueblos ve cinos. En épocas de Tupac
Yupanqui (1440) las fro n te ra s lleg aro n, por el sur, h a sta la s p ro xim id ades
Dividían el año en 365 días, con 18 meses de 20 días y agregaban 5 días
suplem entarios; cada uno de los 20 días del mes tenía un nombre propio y un
dei río M aulé (C h ile ). El noroeste del te r rito rio a rg entino ta m b ié n se h alla­
símbolo característico. Los sacerdotes numeraban los días del 1 al 13 y conside­ ba co m prendido d e n tro de los lím ite s de la dom inación quechua.
raban 13 meses de 20 días, es decir, que el calendarlo religioso tenía 260 días. El núcleo social de los incas lo form aba el A y llu , agrupación sem ejante
al cal pulí i azteca, es d e cir, co n ju nto de individ u o s re unidos en clanes to-
Los incas tem icoS fam ¡|.a ^ m onogám ica y e l m a trim o n io in d iso lu b le , pero los fun-
A com ienzos del s ig lo XVI, cuando los co n q u ista d o re s españoles llega­ í d o n a rlo s practicaban la poligam ia. <rIlc
ron al Perú, se enco n tra ro n con un gran im p e rio llam ado in c a ic o o quechua. El Inca ¡efe suprem o del Im perio , era un personaje p od erosísim o. Sus
Con mucha a n te rio rid a d se habían d e sa rro lla d o en el m ism o te r rito rio otras in sig n ia s de mando se consideraban sagradas, y su persona era re s Petada
c iviliza cio n e s, conocidas h is tó ric a m e n te con el nom bre de preincaicas. com o la de un dios. El e x tra o rd in a rio Doato de su co rte , asi com o las
Entre estas culturas preincaicas podemos citar: lujosas prendas que vestía, m a ra villa ro n a los españoles que pisaron sus
a) Los chimús, que se ubicaron hacia el norte del territorio y sobre la costa. Su d o m in io s.
capital, edificada cerca de la actual ciudad de T rujillo, fue Chan-Chan (ciudad

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76
del Sol y, por lo ta n to , le ofrecían un c u lto especial, ya que representaba
la d ivin id a d de su sagrado lina je .
Ese c u lto estaba a cargo de num erosos sacerdotes, magos y adivinos,
cuya suprem a autoridad era el V illac-U nu. Personajes m uy im p o rta n te s eran
los am autas o d e p o s ita rio s de la ciencia, quienes ayudaban sus curaciones
con el em pleo de variadas hierbas m e dicina les.
Los incas se destacaron por la grandeza y la m ajestuosidad de sus templos
y palacios; además, construyeron caminos, puentes y acueductos. En el Cuzco se
levantaba el templo de Coricancha, edificado con los elementos más costosos de
que disponían.
Otro m agnífico exponente de la grandiosidad de la arquitectura incaica es la
fortaleza del Cuzco, levantada al norte de la ciudad.

Las d is tin ta s pa rtes del im p e rio estaban com unicadas por un s e rv ic io


de chasques in te g ra do por ind ios m uy co rre d o re s,, quienes unían rápida­
m ente la d ista n cia de cu a tro leguas que m ediaba e ntre posta y posta.
Los m ensajes se daban de palabra, aunque muchas veces eran p o rta ­
dores de quipus, es d e cir, de c u e rd e cilla s de d ife re n te s co lo res, con nudos
v a ria b le s en tam año y dista n cia, que eran leídos por fu n c io n a rio s especia­
les, llam ados quipucam ayos, los que llevaban una verdadera co n ta b ilid a d
del im p e rio .

IN D IG E N A S QUE POBLARON EL TERRITORIO ARGENTINO


No puede ca lcu la rse con e xa ctitu d la fecha en que com enzó el pobla-
m ie n to indígena de nue stro te rrito rio . Se supone con fu n d a m e n to q u e las
Para mantener pura la sangre divina se casaba con su propia hermana Coya c o rrie n te s m ig ra to ria s pen etraron, aproxim adam ente, unos 10.000 años a .C .
(reina); sus otras m ujeres se llamaban Pallas.' Todos los descendientes, legítimos e Cuando se p ro d ujo el a rrib o de los p rim e ro s co nq uistad ores españoles,
¡legítimos form aban el Consejo de los Orejones, así llam ado porque sus integrantes
el actual te r rito rio de nuestro país estaba poblado por aborígenes que
se perforaban y agrandaban progresivam ente el lóbulo de las orejas.
Generalmente el indio quechua no elegía su propia esposa, pues ésta le era habían alcanzado d ife re n te s estados c u ltu ra le s. Podemos c la s ific a rlo s de
impuesta por las autoridades, quienes también separaban a las mujeres más la s ig u ie n te manera:
hermosas de cada ayllu para destinarlas al servicio del tem plo o del Inca.
1?) Pueblos del noroeste. 8?) O longastas.
Cada m a trim o n io tenía su " tu p u ” o parcela de tie rra , cuya extensión
podía aum entar de acuerdo con la cantidad de h ijo s y, a veces, por los 2?) Lule-V ilelas. 9?) Huarpes.
m é rito s de su dueño. 10?) Pampas.
3?) Indígenas del Chaco.
Las tie rra s no pertenecían a cada in d ivid u o sino a la co le c tiv id a d , y
todos los años el Inca ordenaba la d is trib u c ió n de los nuevos tupus. 4?) Tonocotés. 11?) P rim itivo s m ontañeses.
C onstruían terrazas en las laderas de las montañas, se m e ja n te s a enor­
mes escalones, donde sem braban en d ive rsa s épocas del año. Contaban 5?) C om echingones. 12?) A raucanos.
tam bién con un buen sis te m a de rie g o por m edio de canales que llevaban 13?) Pueblos de la Patagonia.
el agua por los más variados re c o rrid o s . 6?) Guaraníes.
Los ríos que surcaban el te r rito rio les ofrecían grandes cantidades de 7?) Pueblos del lito ra l. 14?) Canoeros m agallánicos.
oro, m etal que, com o hem os v is to , era m uy usado en la lujosa co rte incaica;
además, obtenían p la ta , cobre y cinc.
Poseyeron un e jé rc ito a g u e rrid o y d is c ip lin a d o , por lo que les fue re la ti­ 19) Pueblos del noroeste
vam ente fá c il c o n q u is ta r y m antener la dom inación de los pueblos lim ítro fe s .
Los g u e rre ro s usaban arm as vis to s a s , ta le s com o la maza de cobre y Entre los d ive rso s pueblos indígenas que habitaron esa región de
una lanza con punta de bronce. Entre las d e fe n siva s podem os c ita r el escu­ n u e stro suelo, nos ocuparem os de los d iaguitas y los calchaquies. Estos
do y el casco, que les protegía la cabeza. aborígenes — los de más elevada cu ltu ra en todo el te r rito rio a rg e n tin o —
Desde el punto de v is ta re lig io s o adoraban a un dios suprem o, llam ado ocupaban parte de las a ctuales p ro vin cia s de S alta, Tucumán, C atam arca y
Viracocha, y a num erosas deidades secundarias. Los Incas decían descender La Rioja.

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Se agrupaban en pueblos gobernados por caciques h e re d ita rio s ; en
caso de guerra, las trib u s se unían bajo el mando de un solo je fe . Las
fa m ilia s eran — por lo com ún— bastante num erosas y practicaban la p0 |¡
gamia. A doraban al Sol, aunque tam bién rendían c u lto al tru e n o y a [ re_
lám pago. Los he ch icero s o b ru jo s eran considerados los d e p o s ita rio s de |a
ciencia.
Fueron se den ta rio s y tu v ie ro n dos tip o s de poblados fijo s : los p u e b lo s
v ie jo s , levan ados en las te rra za s de c u ltiv o s (sin defensas m ilita re s ), y
los pucarás o fo rta le z a s e rig id a s en lo a lto de los cerros.
La econom ía se basaba en el c u ltiv o de la tie rra y su p rin cip a l alim ento
era el maíz. D ebido a las co n d icio n e s del suelo, trazaron acequias y canales
para la irrig a c ió n a rtific ia l.
Se destacaron en a lfa re ría , e sp e cialm e n te en la fa b ric a c ió n de urnas
fu n e ra rias, en las que depositaban cadáveres de niños. Con piedra trabaja­
ron hachas, boleadoras y puntas de fle ch a s; ta m b ié n dem ostraron sus in c li­
naciones a rtís tic a s con variadas p ic to g ra fía s , cuyo s ig n ific a d o se desconoce.
Fue im p o rta n te la a ctivid a d m e ta lú rg ica , pues sabían e xtra e r m inerales
(oro, plata, cobre) que luego de m achacar en m o rte ro s de piedra, fundían
en pequeños hornos.
Trabajaron te la s de lana que algunas veces teñían con süstancias vege­
ta le s . A dem ás, por el hallazgo de v a rio s tip o s de canastos, puede afirm arse
que p ra ctica ro n la ceste ría .
Los d ia g uita s y los calchaquíes fu e ro n g u e rre ro s m uy be lico so s, que
asom braron a los c o n q u ista d o re s por su fie re za indom able. Usaban el arco
y la fle ch a con suma rapidez y era ta l la potencia del im p a cto que podían
a tra ve sar el cuerpo de un hom bre.

Z?) Lule-Vilelas
Ocupaban to d o el n o rte de la actual p ro vin cia de S antiago del Estero
y zonas lim ítro fe s de S alta, Chaco y Tucumán. Indígenas de vida nómada,
a lto s y delgados, se dedicaban a la caza y a la re co le cció n de fru to s s ilv e s ­
tre s . Gustaban de la m iel y con la algarroba preparaban la chicha, bebida
em briagadora. Rendían c u lto a una d ivin id a d s u p e rio r y adoraban fe tich e s.

3?) Indígenas del Chaco


C om prendía a los m atacos y a los guaycurúes. Bajos y m usculosos,
cu p u lar h e m is fé ric a y creían en la e x is te n c ia de un e s p íritu s u p e rio r que
le cción de fru to s s ilv e s tre s (chañar, algarroba, ananá), a la caza de mamí­
fe ro s y de avestru ce s y a la pesca.
La fa m ilia era ge n e ra lm e n te m onogám ica; habitaban chozas de form a
cupular h e m is fé ric a y creían en la e x is te n c ia de un e s p íritu su p e rio r que
estaba presente en los fenóm enos de la naturaleza, en los anim ales y en
las plantas.

4?) Tonocotes
H abitaban la actual p ro v in c ia de S antiago del E stero, en te rrito rio s
com pre ndid os al su r del río Salado. Fueron s e d e n ta rio s y se dedicaron al

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aunque se extendían en una gran región del c o n tin e n te sudam ericano. E jer­
cie ro n in flu e n c ia sobre o tro s aborígenes y aún en la actualidad la lengua
guaraní se habla en regiones de C o rrie n te s, M isio n e s y Chaco.
Eran bajos, de cabeza redonda, o jos pequeños y e xpresivo s. Fueron
se d e n ta rio s y su econom ía ha sido ca lifica d a de tip o n e o lític o . C ultiva ban la
tie rra (m andioca, zapallo, batata), aunque ta m bién se dedicaban a la caza,
la pesca y la re co le cció n de fru to s s ilv e s tre s . Sus vivie n d a s estables, levan­
tadas con tro n co s y cu b ie rta s de ram as y hojas, albergaban a fa m ilia s
num erosas.
Fueron a n tropófagos o “ com edores de carne hum ana” , según relataron
los cro n is ta s españoles. Creían en una d ivin id ad s u p e rio r y todopoderosa
(Tubá), pero no le rendían cu lto .
Estaban agrupados en trib u s al mando de caciques h e re d ita rio s ; y la
fa m ilia era ge n e ralm ente m onogám ica. C o nstru yeron tin a ja s y urnas fu n e ­
rarias. G u erreros y navegantes, se internaban por los ríos en rápidas canoas.

7 °) Pueblos del litoral

Habitaban ambas rib era s del río Paraná, desde la co n flu e n cia c o n ” el
Paraguay hasta el curso in fe rio r. Entre los d ive rso s pueblos recordem os los
m oco re tá e s (al n o rte ), los tim b ú e s y coronelas (regió n c e n tra l) y los chanáes
(al sur).

Eran a lto s y bien form ados. Se dedicaban a la pesca, a la caza y — en


m enor grado— a la re co le cció n de fru to s s ilv e s tre s . H abitaban chozas re c­
ta n g u la re s hechas con ju ncos. Poco se sabe con re sp e cto a su organización
so cia l. Se destacaron en a lfa re ría , e specialm e nte en el decorado.

89) Olongastas
c u ltiv o del maíz y del zapallo. En m enor escala practicaban la caza, la pesca
Ocupaban los llanos riojan os y las regiones p róxim a s a San Juan y
y la re co le cció n de fru to s s ilv e s tre s .
San Luis. Eran a lto s y delgados. C ultivaba n maíz y zapallo, aunque tam bién
Se destacaron en la cerám ica, esp e cialm e n te en el tra b a jo de urnas se dedicaban a la caza y a la reco le cció n , espe cialm e n te de la algarroba.
fu n e ra rias y e s ta tu illa s . Las m u je re s conocían el hilado y el te jid o . Ignoram os cóm o estaban organizados y la fo rm a en que se agrupaban so­
cia lm e n te . C onocían el hilado y te jía n la lana que les proporcionaba la
59) Com echingones llam a.

Estos indígenas habitaban las sie rra s cordobesas y la porción noroeste


9 9) Huarpes
de la p ro vin cia de Salta. A lto s y m orenos, se d ife re n cia b a n de o tro s pueblos
por un rasgo c a ra c te rís tic o : tenían barba. Habitaban p arte de M endoza, San Juan y San Luis. F ísicam ente eran
V ivían en cuevas n a turales o a rtific ia le s cavadas en la tie rra en form a m uy se m ejantes a sus ve cinos, los olongastas.
de h abitación, que cubrían con m aderas y pajas. Se dedicaban ta n to al C onstruían sus vivie n d a s con paredes de piedra y techo s de paja. So­
c u ltiv o del suelo (maíz, poroto, zapallo) com o a la caza (guanacos, lie b re s, cia lm e n te practicaban el so ro ra to y el le v lra to -1 Fueron p o lite ís ta s y creían
cie rvo s) o a la re co le cció n (fru ta s del algarrobo). en una d ivin id a d s u p e rio r que moraba en la c o rd ille ra . Tam bién adoraban-
Trabajaron la piedra y fa b rica ro n hachas, puntas de fle ch a s y bolea­ los astro s, p a rtic u la rm e n te al Sol.
doras. C onocían el hilado de la lana. No se destacaron en a lfarería.

6?) Guaraníes
1 El sororato es la costum bre por la cual el varón al casarse adquiere tam bién el derectio a
En la época del d e s c u b rim ie n to , estos indígenas sólo ocupaban una hacerlo con las hermanas m enores de su mujer.
Levirato s ig n ific a , que al m orir el m arido, la viuda y sus h ijos pasan a depender del hermano
reducida zona de n uestro te r rito rio — e sp e cialm e n te el curso del Paraná— , del fa lle c id o .
109) Pampas
Estos indígenas habitaban casi toda ia p ro v in c ia de Buenos A ire s , el
su r de Santa Fe, Córdoba y San Luis y el n o ro e ste de la Pampa. Integrantes
de los pampas fu eron los querandíes, los p rim e ro s indígenas que conocieron
los co n quistado re s a rribados con Pedro de Mendoza.
Eran robu sto s y a lto s, de cara redonda y. nariz achatada. Llevaban vida
nómada y era habitual en e llo s el cam inar muchas leguas. Se alim entaban
de la caza y de la re co le cció n de fru to s s ilv e s tre s . U tilizaban a m odo de
vivie n d a un s im p le p a ravientos que levantaban rápidam ente con cu a tro esta ­
cas y cubrían con cueros. Se agrupaban en trib u s al mando de caciques. La
fa m ilia era p olig à m ica y el in d io com praba sus m u jeres a los re sp e ctivo s
parie ntes.
Creían en un d ios s u p e rio r (S oychu) con quien se reunía el alma des­
pués de la m uerte, y en un e s p íritu del bien (g u a lich u ). Eran su p e rs tic io s o s
y cada trib u tenía su b ru jo (sham án).

11?) Prim itivos m ontañeses


C om prendía a los pu e lche s y los pehuenches que ocupaban el su r de
M endoza y la región c o rd ille ra n a del Neuquén. Físicam ente eran a lto s, del­
gados y de piel oscura. A costum braban a p in ta rse el cuerpo de d ife re n te s Indios patagones con sus indumentarias y vivienda, tDibujo de D’ Orbigny y Lasalle.)
co lo re s y en las re giones m ontañosas usaban unas m aderas — en fo rm a de
raqueta— para andar por la nieve.
Se dedicaban a la caza y a la re co le cció n de s e m illa s y fru to s silves-,
algo m enor que sus vecin os del sur. Se dedicaban a la caza de guanacos
tre s . La fa m ilia era m onogàm ica y se agrupaban en pequeñas trib u s al
y de a ve stru ce s pero, más tarde, p re firie ro n la carne de caballo.
mando de caciques h e re d ita rio s .
Fueron nómades y habitaban en el llam ado “ to ld o pam peano", una
arm azón re cta n g u la r de estacas cu b ie rta con cueros. La fa m ilia era mo-
12?) Araucanos nogám ica y el m a trim o n io se efectuaba por com pra de la novia. Creían
en un dios suprem o (tu ku tzu al) al que no rendían cu lto , y en un genio
O rig in a rio s de C hile, los araucanos o m apuches ocuparon — en la se­
m a lé fic o (arraken) causante de todas las desgracias.
gunda m itad del s ig lo X V II— la región de nu e stro te rrito rio habitada por los
puelches y los pehuenches. b) Patagones d e l sur. Fueron los indígenas que a v istó M agallanes. P ertene­
Eran robustos y bien confo rm a d o s, de cara redonda, boca m ediana y cían a este pueblo los teh uelche s, que habitaban C hubut y Santa Cruz,
ojos vivaces. El cuerpo era lam piño, pero usaban el pelo largo. Habitaban y los onas de T ierra del Fuego. Se dedicaban a la caza y a la recolección.
en to ld o s hechos con arm azones de palos, cu b ie rto s con cueros. Sus v iv ie n d a s con sistía n en s im p le s paraviento s o en chozas de
C reían en un d io s suprem o, cre a d o r del universo, y en un genio del mal fo rm a cónica. No cono cieron la cerám ica ni la ce ste ría y utiliza b a n com o
(P illam ) que moraba en la c o rd ille ra ; ta m bién fu eron m uy s u p e rs tic io s o s . re c ip ie n te s valvas de m oluscos o caparazones de a rm a d illo s. Trabajaban
Vivían de la caza y de la pesca. C ultivaban — en pequeña escala— maíz, la piedra, el hueso y el cuero.
p o rotos y zapallos.

149) Canoeros m agallánicos


139) Pueblos de la Patagonia H abitaban el e xtre m o a ustral de la T ierra del Fuego e islas circu ndan ­
te s . C om prendían dos agrupaciones: yamanas y alacalufes. Eran poco re s is ­
Ocupaban la gran e xte n sió n de nu e stro te rrito rio com prendida e n tre
te n te s , de baja e sta tu ra y p iernas ge neralm ente arqueadas. Se dedicaban a
el río Negro por el n o rte y la región fu eguina por el sur, y desde los
la pesca y a la caza de m a m íferos m arinos, aunque tam b ién com ían cangre­
A ndes hasta el A tlá n tic o .
jo s y erizos de mar.
D ebem os co n sid e ra r dos grupos:
Vivían en chozas cónicas y arqueadas hechas con ramas y clavadas en
a) Patagones d e l norte. H abitaban la región de lo s jr ó s N egro y C o lo ra d o y. la tie rra ; la entrada era m uy baja y el in dio debía agacharse para p e netrar
por el sur, llegaban desde Nahuel Huapi hasta la península de V aldés, en e lla . Navegaban en canoas de unos cinco m e tro s de largo. S u s arm as
en el A tlá n tic o . F ísicam ente eran a lto s y c o rp u le n to s, aunque de ta lla eran el a rto y la fle ch a , la lanza y el arpón. No tenían caciques y vivían en
grupos aislados. C arecieron de cerám ica.

84
85
LA C O N Q U ISTA

Establecim iento de los españoles en A m érica


En el tra n sc u rs o del s ig lo XVI, y bajo el g obierno de C arlos V los es
pañoles em pren die ro n su cesivas exp e d icio n e s para c o n q u is ta r y colonizar
las tie rra s d e scu b ie rta s por C olón. Estos hom bres va le ro so s no se lim ita ro n
a e x p lo ra r las más apartadas regiones, sin o que poblaron el inm enso esce­
nario am ericano y d ifu n d ie ro n sobre los pueblos, aborígenes su sanare q.i
re lig ió n y su cultura.» ’
El d e scu b rim ie n to , la co n q u ista y la co lo n iza ció n de A m é ric a se carac
te riza ro n por se r em presas p o p u la re s; a llí el esfuerzo in d ivid u a l o privado
sobrepasó la acción o fic ia l de la Cor'ona. Sus fin e s eran ocupar las tierras
en nom bre del rey, e x p lo ta r las riquezas naturales y c o n v e rtir a los aborí
genes al c a to lic is m o .
Los con quista d o re s españoles fue ro n , en su m ayoría, hom bres hum il
des, rudos e ig n o ra n te s. G uiados por el afán de lu cro , pero tam bién por
s in ce ro e s p íritu re lig io s o , e sto s va le ro so s a ve n tu re ro s a fro n ta ro n todos los
p e lig ro s y desa fia ro n to d o s los riesgos.
La obra evangelizadora de la Iglesia se hizo p re se n te desde el p rim e r
m om ento y los re lig io s o s , que en algunos casos hasta p re ce d ie ro n a los
con quistad ore s, fu e ro n los encargados de c o n v e rtir los indígenas al c a to li­
cism o. Esta con q u ista e s p iritu a l acercó al in d io a la c iv iliz a c ió n , tra n sfo rm ó
sus cre encias paganas y m o d ific ó sus ideas y sus costum bres.

El encuentro entre españoles e indígenas originó un lógico y natural choque


. producido por las diferencias de razas y culturas que term inó <x>n- la victoria de los
europeos, no p o r destrucción sino po r asim ilación.
Es pr.e cis° reconocer que la conquista española en Am érica se extendió desde
M éxico y las Antillas hasta las soledades patagónicas, y que en tan variado terri- Lueqo de re c o r re r la s c o s ta s d e l Y u c a tá n ava nzó ha sta S an Juan de
torio y diversidad de clim as no pudo desarrollarse un proceso único y general, U lú a v a f in de p r o te g e r su re ta g u a rd ia , fu n d ó una p o b la c io n qu e lla m o
•„ti , x ls t'eror] lugares, como el Paraguay, donde el medio geográfico propicio V illa 'rric a de la V e ra c ru z . E lig ió un C a b ild o a n te el cual re n u n c ió a lo s c a rg o s
influyo sobre la fusión de las razas. En Chile, en cambio, las guerras adquirieron c o n fe rid o s p o r V e lá zq u e z y se h izo n o m b ra r c a p itá n g e n e ra l.
ca^orf ^ \ u s 6 h°ab[faT!fesCr" 6^^8d Y ' ° S ¡ndi° S destruyeron c¡udades i t e r a s y sacri- D e sd e 1502, M o c te z u m a el Jo ve n e ra el je fe de lo s a z te c a s y e m p e ra ­
d o r de la C o n fe d e ra c ió n . S u p e rs tic io s o e in flu id o p o r lo s s a c e rd o te s , c re y ó
Los conquistadores hallaron civilizaciones indígenas muy dispares. No pode-
que lo s e u ro p e o s e ra n e n v ia d o s d e l le g e n d a rio d io s O u e tz a lc o a tl, que había
^ StHh,?=PHrari grad0 ^ elant0 a q ue llegaron los aztecas o los incas, con
1 r e( región del Plata; de allí que hubo españoles afortunados, como p ro fe tiz a d o re g re s a r p a ra c a s tig a r a lo s a zte ca s p o r su s a n g rie n to ritu a l.
H a ° ^ 0S que’ sl b!®n sostuvieron cruentas luchas, tuvieron la satisfacción C o rté s p ro s ig u ió a va nza nd o y lu e g o de d ie z m a r a lo s in d íg e n a s en
IL w l " , S' en cam bio murieron olvidados en las intrincadas selvas o sus C h o lu la , lle g ó , el 8 de n o v ie m b re a la s p u e rta s de T e n o c h titlá n , c a p ita l
cadaveres fueron arrojados a las profundidades del mar infinito. de la c o n fe d e ra c ió n a zte ca .
M ie n tra s ta n to , e l g o b e rn a d o r de C u ba había e n v ia d o a P a n filo de
C O N Q U ISTA DE M EXIC O N a rvá e z al fr e n te de una e x p e d ic ió n , con el e n ca rg o de a p re s a r y c a s tig a r
a C o rté s p o r su d e s o b e d ie n c ia . S in e m b a rg o , cua nd o e s to s e fe c tiv o s d e s e m ­
Hernán C ortés b a rc a ro n en t e r r it o r io a zte ca , se p a sa ro n to ta lm e n te a' la s fila s de c o r te s ,
q u ie n re fo rz ó su s tro p a s con h o m b re s , a rm a s y c a b a llo s . n t_r a m n ia
Dom inada por los españoles la isla de Cuba, el gobernador D iego de Los in d io s no ta rd a ro n en s u b le v a rs e y en g ra n c a n tid a d a b a r o n la
Velázquez re cib ió n o tic ia s sobre la e x is te n c ia de un gran Estado indígena,
fo rta le z a de lo s e s p a ñ o le s . M o c te z u m a , que había s id o re e m p ' ^ d ° P°
el de los aztecas, ubicado en el actual te r rito rio m ejicano.
h e rm a n o C u itla h u a c , se o fr e c ió para a p la c a r las ira s de su p u e b lo , p e ro tu e
R esuelto Vejázquez a c o n q u is ta r esas regiones, co m isio n ó al hidalgo
h e rid o p o r lo s re v o lto s o s y fa lle c ió .
extrem eñ o H ernán C o rté s, que había sido su s e c re ta rio y com pañero de
arm as.
La e xped ición se hizo a la vela a m ediados de fe b re ro del año 1519 La
com ponían 11 naves, 690 hom bres y 16 caballos. i La enemistad entre Cortés y Velázquez se Inició cdn los preparativos de la expedición. El
3 ntusiasmo del primero por la empresa despertó los recelos del gobernador de u .

86 87
En la noche del 30 de ju n io (1520), conocida en la h is to ria com o " noche
tr is t e ” , C ortés d e cid ió evacuar la ciudad en v is ta de la grave s itu a c ió n . A
pesar de las precauciones adoptadas, fu e so rp re n did o por los indígenas,
quienes lo atacaron fu rio s a m e n te . Por ú ltim o , y a costa de grandes e s fu e r­ do sobre ese lito ra l. C o nfirm ad as las n o ticia s, dos audaces soldados, Fran­
zos, pudo lle g a r hasta la población de Tacuba. cisco Pizarro y D iego de A lm a g ro d e cid ieron em p render la co nqu ista del
Sin desanim arse por el c o n tra s te su frid o , C o rté s p ro sig u ió la marcha va sto im p e rio de los Incas.
y al mes s ig u ie n te obtuvo una buena v ic to ria sobre los indígenas en el va lle D espués del fra caso de dos prim eras expediciones, y ante la negativa
de O tum ba. del gobernador de Panamá para conceder una nueva a utorizació n, los socios
El je fe español co n ce n tró sus fuerzas en Tezcuco y aum entó su e jé rc ito d e cid ie ro n re c u rrir a la C orte. Pizarro fu e el com isionado que se tra sla d ó
con op ortuno s refuerzos llegados de Cuba para Narváez, a quien Velázquez a España y firm ó con C arlos V (ju lio de 1529) las ca p itu lacio n e s que le
im aginaba vencedor. otorgaban la co n q u ista del Perú.
Tardó un año en re o rg a niza r sus tro p a s, y el 30 de m ayo de 1521 co­ S alió de Panamá en enero del año 1531, al fre n te de tre s naves y 180
menzó el s itio de T e n o ch titlá n , ciudad que, ubicada d e n tro del lago Texcoco, hom bres. A lm a g ro — con re fu e rzo s— lo se guiría más tarde.
era fá c il de defender. M e tro por m e tro debió avanzar hasta que, agotadas las Pizarro p ro s ig u ió la m archa y, a o rilla s del río Piura, fund ó la ciudad
defensas de los s itia d o s , el 13 de agosto de ese año cesó toda re s iste n cia . de San M ig u e l, donde dejó un co n tin g e n te al mando de S ebastián de Benal-
Ruinas hum eantes y m ile s de cadáveres era lo que quedaba de la orgu- cázar y se d irig ió a C ajam arca, donde se encontraba el Inca.
llosa ciudad. C orté s in ic ió in m e d ia ta m e n te las tareas de re c o n s tru c c ió n : En n oviem bre de 1532 Pizarro y sus acom pañantes entra ron en Caja-
creó un C abildo y d ic tó una se rie de acertadas d isp o sicio n e s. m arca, ciudad que se hallaba d e sie rta . A tahualpa, con. to d o s sus e fe c tiv o s ,
En octu b re de 1522, el em perador C arlos V designó al va le ro so co n q u is­ había acampado en un ce rro cercano.
ta d o r G obernador, C apitán G eneral y J u s tic ia M ayor de Nueva España, nom ­ D ispuso el je fe español adoptar la tá c tic a de C o rté s, es d e cir, apode­
bre dado a las tie rra s ocupadas. rarse del Inca para u tiliz a rlo com o rehén. Envió una delegación para salu­
da rlo en su nom bre; A tahualpa p ro m e tió d e vo lve r la v is ita al día sig u ie n te .
C O N Q U ISTA DEL PERU En la ta rd e del 16 de noviem bre cayó en la celada y fu e apresado.
Som etido a proceso, y luego de una parodia de ju ic io fue condenado a
Pizarro y A lm agro muerte en la hoguera. Como a últim o momento aceptó recibir el bautismo, se libró
Luego del d e s c u b rim ie n to del M ar del Sur, los indígenas in fo rm a ro n a del fuego y fue ajusticiado en el garrote. Tenía entonces treinta años (29 de agosto
los españoles acerca de la e x is te n c ia de grandes riquezas en un país situa- de 1533).

88 89
La m u e rte de A tahualpa co n vu lsio n ó el im p e rio y entonces Pizarro
d e cid ió e le g ir nuevo Inca y coronó a Toparca, herm ano del a n te rio r. Cuando
marchaban en d ire c c ió n al Cuzco — ca p ita l del im p e rio — el nuevo soberano
indígena fa lle c ió , proba b le m e n te envenenado.
El 15 de novie m b re de 1533 los españoles penetraron en dicha ciudad.
Los te m p lo s y los palacios fu e ro n saqueados sin c o n te m p la ció n alguna
y los co nquistado re s se re p a rtie ro n las abundantes riquezas que hallaron.
Un nuevo em perador, llam ado Inca M anco, gobernó bajo las órdenes de
Pizarro, quien organizó la a d m in is tra c ió n y d is trib u y ó cargos y tie rra s .

C O N Q U ISTA DE VENEZUELA

El lito ra l venezolano fu e explorado por el m arino español A lo n s o de


Ojeda. Sobre esas costas, el capitán Juan de A m pués fun d ó la ciudad de
C oro e in ic ió los p re p a rativo s para c o lo n iza r la región (1527).
M ie n tra s ta n to , los W e lse r — poderosos c o m e rcia n te s alem anes— ob­
tu vie ro n de C arlos V la concesión en arrie n d o de una p arte de esa zona.
La e xp edició n fue confiada a E nrique A lfin g e r y Je ró n im o S a ile r, q uie­
nes p a rtie ro n de S anlúcar en 1528 y desem barcaron en Coro. El p rim e ro se
inte rn ó en busca del legendario El Dorado y, luego de cruzar el lago M ara­
caibo, rem ontó el río M agdalena. O btuvo un rico botín, pero fue asesinado
por los indígenas.
La concesión recayó e ntonces en o tro alemán llam ado Jorge Spira,
quien a rrib ó a C oro en 1534 e in ic ió la In ú til búsqueda de ciudades fa n tá s ­
tic a s. Su segundo, N ico lá s Federm an, que había p a rtid o en su ayuda con
refuerzos, d e cid ió in te n ta r por su cuenta la conquista.
A lte ra n d o el rum bo, lle g ó al te r rito rio de los chibchas, en el va lle de
Bogotá (a b ril de 1539). Con toda sorpresa, com probó que otras e x p e d ic io ­
nes, procedentes de d is tin to s puntos, se le habían adelantado. Rem ontó el M agdalena y, luego de ve n ce r grandes inconveniente s, llegó
En e fe c to : G onzalo Jim énez de Quesada había fundado en el v a lle la al te r rito rio de los chibchas. Con escasas fuerzas d e rro tó a los ind ios y en
ciudad de Santa Fe de Bogotá. Tam bién se encontraba Sebastián Benalcázar, agosto de 1538 fundó la ciudad de Santa Fe de Bogotá. C ontinuó la e xplora ­
procedente de Q uito. ción en busca de te s o ro s y con sig uió to m a r p risio n e ro al cacique de Tunja,
Federman fu e indem nizado y tra n s firió sus fuerzas a Quesada. Los al que despojó de grandes riquezas.
conq uistad ores, luego de organizar el gobierno, se d irig ie ro n a sus respec­ Quesada llam ó a la región "N ueva G ranada" en recuerdo de su tie rra
tiv a s gobernaciones y de a llí a España. natal. Poco después se produ jo el encuentro con Benalcázar y Federm an,
En 1542, C arlos V dejó sin e fe c to la concesión otorgada a los alem anes - al que nos re fe rim o s en el punto a n te rio r.
y la región pasó a depender de Santo D om ingo. F rancisco fa ja rd o , natural La zona o ccid e ntal del río M agdalena fu e conquistada por Pedro de
de esa ciudad, fundó, en 1560, la v illa de San Francisco, más ta rd e llamada H eredia quien, en 1533, fun dó la ciudad de C artagena e in ic ió la e x p lo ra d o r
Caracas por el capitán D iego Losada, que la re e d ific ó . d e 'la región donde h alló bastantes riquezas

C O N Q U ISTA DE CHILE
CO N Q U ISTA DE NUEVA G R A N A D A (Colom bia) En 1536 Francisco Pizarro convenció a su socio D iego de A lm a g ro para
que em p re n die ra la con q u ista de los te rrito rio s situa dos al su r del Cuzco,
En 1525 Flodrigo de B astidas v o lv ió al D arién, cuyas costas había e xp lo ­
en los cuales, según n o ticia s de los indígenas, había grandes riquezas.
rado y, cerca de la desem bocadura del río M agdalena, fundó Santa Marta-,
En busca de fa bu lo so s te so ro s llegó hasta el va lle del río M aipo, pero
poco más tarde, y a causa de una d isp u ta con un lu g a rte n ie n te , p a rtió m al­
luego — ante la ausencia de riquezas— o ptó por regresar al Perú (1537).
herido a Cuba, donde fa lle c ió .
El adelantado Pedro Fernández de Lugo llegó a Santa M arta en 1535
para ocupar la reglón del río M agdalena. A l año sig u ie n te c o m is io n ó a Pedro de Valdivia
G onzalo Jim énez de Quesada, quien al fre n te de 700 hom bres in ic ió la
En 1539 Francisco Pizarro a uto rizó a Pedro de V aldivia, capitán de su
e xploración en a b ril de 1536.
e xp e d ició n , para que em p rendiera la co n quista de C hile . A l fre n te de 150

90 91
soldados y de indios a u x ilia re s , V a ld ivia p a rtió del Cuzco en enero del año
1540. Después de cruzar el d e s ie rto de A tacam a, avanzó hasta el v a lle del
río M apocho.
El 12 de fe b re ro de 1541 fundó en ese lugar la ciudad de Santiago.
Pronto com enzaron las d ific u lta d e s con los indios, quienes atacaron a los
españoles e incendiaron la ciudad.
V ald ivia p id ió ayuda al Perú y con e lla pudo re e d ific a r S antiago y explo­
ra r el te r rito rio más al sur. Luego v o lv ió al Cuzco, donde luchó en favor
de Pedro de la Gasea — al fre n te del g o bierno del Perú— co n tra una suble­
vación de F rancisco Pizarro. Su lealtad fue prem iada con la c o n firm a c ió n de
su títu lo de gobernador. Con ese cargo y 200 hom bres de re fu e rzo em pren­
d ió el regreso a C h ile (enero de 1549).
Para e xte n d e r la co n q u ista , V a ld ivia p a rtió hacia el sur y en marzo de
1550 fundó, en la bahía de Talcahuano, la ciudad de C oncepción.
Después de rechazar un v io le n to ataque de los indios cruzó el río
Bío-Bío y fundó su ce siva m e n te la Im p e ria l, V aldivia, A n g o l y V illa rrlc a .
Luego, s a tis fe c h o de su campaña, regresó a C oncepción para pasar el
in vie rno .
M ie n tra s ta n to , y ante los avances de los co n q u ista d o re s, las trib u s
araucanas co nce rta ro n una alianza y, a las órdenes de C aupolicán, iniciaron
las h o stilid a d e s co n tra los españoles, arrasando la fo rta le z a de Tucapel.
Lautaro, joven indio que había estado al servicio de Valdivia, se unió a su
tribu y, conociendo los recursos técnicos de los españoles, propuso a los caciques
Pedro de Valdivia.
un nuevo plan de com bate que consistía en reemplazar el ataque en masa por
sucesivas oleadas de guerreros lo que term inaría por cansar a los invasores, im­
pidiéndoles recargar sus armas.
Enterado del ataque de la fo rta le za , V a ld ivia se d irig ió hacia a llí a García Hurtado de Mendoza, según
grabado de la época.
marcha forzada y, al lle g a r a Tucapel, los araucanos lo atacaron con la
nueva tá c tic a (1? de enero de 1554). V a ld ivia cayó p ris io n e ro y luego fue
asesinado.
Lo sucedió en el g o b iern o F rancisco de V illa g ra , quien debió e n fre n ta r
la consta nte h o s tilid a d de los araucanos, los cuales d iv id ie ro n sus fuerzas
en dos grandes grupos: uno, al mando de C aupolicán, atacaría las ciudades
del sur, y o tro , a ias órdenes de Lautaro, lo haría por el norte.
Enterado de los m o v im ie n to s del jo ve n indígena, V illa g ra consiguió
d e rro ta rlo a o rilla s del río M a ta q u ito (29 de a b ril de 1557). Lautaro luchó
va lie n te m e n te y m u rió en la batalla.

García Hurtado de M endoza


El v irre y del Perú, d e cid id o a dar té rm in o a la co n q u ista de C h ile , envió
a su h ijo García H urtado de M endoza, joven de v e in tid ó s años, al fre n te de
im p o rta n te s refu e rzo s. En a b ril de 1557 lle g ó a C oquim bo y en el mes
de fe b re ro del año s ig u ie n te a v is tó el a rch ip ié la g o de C hiloé, hacia donde
envió un grupo de e xp e d icio n a rio s, e n tre los que se hallaba A lo n s o de
E rc illa .’

> Posteriormente, Alonso de Ercilla escribió La Araucana, o crónica poética de la conquista


de Ohile, en la cual describe la región y los caracteres de los indígenas.

92
Los araucanos no cesaron en su con sta n te h o s tilid a d , pero la energía
del joven gobernador p e rm itió ensanchar la conquista. A fin e s de 1560 envió C O N Q U ISTA DEL RIO DE LA PLATA
a Pedro del C a s tillo a la región de Cuyo, quien en mayo de 1561 fundó |a Sebastián Gaboto
ciudad de Mendoza. Ese año el rey Felipe II d e s titu y ó a García H urtado de
M endoza y nom bró en su lugar a F rancisco de V illa g ra . El d e s c u b rim ie n to del estre ch o de M agallanes despertó el in te ré s por
lle g a r al A sia navegando po r esa nueva ruta. Con este o b je to , Sebastián
G aboto p a rtió de S anlúcar (3 de a b ril de 1526) con cu atro naves y 210 t r i ­
pulantes.
CORRIENTES POBLADORAS DEL TERRITORIO ARGENTINO
En las costas del B rasil se e n teró de que el río de Solís llevaba a una
N uestro te r rito rio fu e co n quistado y colonizado por tre s c o rrie n te s p0. zona m uy rica en oro y plata; por cuya razón d e cidió a lte ra r el rum bo y
bladoras, de orig e n h ispánico: p e n e tra r por esa escotadura, que desde esas épocas com enzó a llam arse
Río de la Plata. En fe b re ro de 1527 llegó a las bocas del e stu a rio y, luego
a) La del este. P rocedió d ire c ta m e n te de España a tra vé s del océano A tlá n ­ ■de re m o n ta r el Paraná, fundó en la desem bocadura del C arcaraña el fu e r­
tic o y tu v o sus ce n tro s más destacados en A su n ció n y Buenos A ire s . Se te de S a n cti S p íritu s (9 de ju n io ).
extend ió a lo largo de la M esopotam ia por las a ctuales p ro vin cia s de Gaboto co n tin u ó la navegación al n o rte y, después de orde nar la e xplo­
Buenos A ire s , Entre Ríos, C o rrie n te s , Santa Fe y te rrito rio s situados al ración del río B erm ejo, em pre ndió el regreso aguas abajo y se enco n tró con
este del río U ruguay, hasta el océano. D iego García.
García había partido de La Coruña en enero de 1526 con el mismo objetivo
b) La del norteé Procedente del Perú, abarcó la región conocida con el nom­ que Gaboto, pero al llegar al Brasil, igual que éste, torció el rumbo y penetró
bre de Tucumán, que com prendía las a ctuales p ro vin cia s de Jujuy, Salta, en el Plata.
C atam arca, La Rioja, Tucumán, C órdoba, S antiago del Estero y Chaco. Luego de pasar por Sancti Spíritus, se produjo en el Paraná el encuentro
ya mencionado. Ambos discutieron sobre el derecho a explorar la región y decidie­
c) La del oeste. S alió de C h ile y, luego de cruzar los A ndes, se extendió ron por fin proseguir juntos, pues García aceptó someterse a la autoridad de
por las actuales p ro vin cia s de Mendoza, San Juan y San Luis. Gaboto.

A com ienzos de se tie m b re de 1529 los indios incendiaron el caserío


de Sancti S p íritu s , m ie n tra s los navegantes se encontraban en San S alva­
dor, población levantada a n te rio rm e n te en las cercanías del Plata. D esm o­
ralizados por el c o n tra ste , y com o no llegaba la ayuda que esperaban de la
península, Gaboto y García regresaron por separado a España, donde a rri­
baron en ju lio de 1530.

Pedro de Mendoza
Los datos aportados en España por Gaboto y D iego G arcía causaron
gran e n tusiasm o e n tre la C o rte y el pueblo; sin em bargo, era necesario
e n co n tra r un personaje adinerado que so lventara los gastos de la nueva
em presa. Luego de varias n egociaciones C arlos V firm ó con el g e n tilh o m b re
Don Pedro de M endoza la co rre sp o n d ie n te cap itu lació n (21 de m ayo de
1534) por la cual lo autorizaba a lle v a r a cabo la conquista del Río de la
Plata.
El territorio estaba com prendido entre los paralelos 25 y 36, de este a oeste,
por ambos océanos. El monarca otorgó a Mendoza el título de Adelantado por dos
vidas, autorizándolo para que construyera tres fortalezas “ en las partes y lugares
que más convengan” .

El 24 de agosto de 1535 p a rtie ro n desde el p u e rto de S anlúcar doce


em barcaciones (en las Canarias se incorporaron tre s ) y un to ta l aproxim ado
de 1.500 hom bres.
A p rin c ip io s de fe b re ro de 1536 las naves llegaron al Plata y el día 3
don Pedro de Mendoza fund ó — en la o rilla derecha— a Buenos A ire s.
A l p rin c ip io los indio s se acercaron a la población trayendo víve re s en
señal de am istad, pero bien p ron to dejaron de hacerlo y dem o stra ro n una
a c titu d h o s til.

95
Ante la falta de alimentos, Mendoza com isionó algunas expediciones. Una cI p
ellas, a las órdenes de su hermano Diego, fue vencida por los indios en el com
bate de Corpus C hristi (15 de junio), librado en las proxim idades del actual Tiqr¡?'
Estimulados por el triunfo, los aborígenes atacaron por m illares a Buenos Aires-
gran parte de las casas y algunas naves fueron incendiadas (24 de junio).

Ayolas e Irala
Con el o b je to de o b te n e r p ro visio n e s, y ta m bién en búsqueda de rique­
zas, Pedro de Mendoza p a rtió hacia el norte y, luego de cruzar el río Carca-
rañá, fundó el poblado de Buena Esperanza. Desde a llí co m isio n ó a su
segundo Juan de A yolas, y tam bién a D om ingo M a rtín e z de ¡rala, para que
al fre n te de una e xp e d ició n rem ontasen el Paraná.
Mientras tanto Mendoza, por el estado precario de su salud, regresó a Buenos
Aires. Nombró a Juan de Ayolas gobernador y, como no tenía noticias de éste,
envió una expedición en su búsqueda, a las órdenes de Juan de Salazar.
Luego partió rumbo a España, pero falleció en alta mar el 23 de junio de
1537, al sudoeste de las islas Azores. Sus restos fueron arrojados al océano.

A yo las navegó rum bo al n o rte y el 2 de fe b re ro de 1537 fundó la


C andelaria. A llí los indios le com unicaron la e x is te n c ia de riquezas, por lo que
d e cid ió in te rn a rs e en la región chaqueña, pero en el tra n s c u rs o de la expe­
d ició n fue asesinado, ju n to con 130 com pañeros, por los indios payaguaes.
Irala quedó al fre n te de la e xp edición y se reunió con Salazar al norte
de la C andelaria. Este ú ltim o , al no e n c o n tra r a A yolas, em prendió el re­
greso y el 15 de agosto de 1537 fundó la ciudad de A sunción.

Despoblación de Buenos A ires


En no viem b re de 1538 lle g ó a Buenos A ire s el ve e d o r A lo n so de Ca­
brera, quien tra ía consigo un im p o rta n te docum ento firm a d o por el rey el
12 de se tie m b re de 1537 y por el cual se autorizaba a los conquistadores
a e le g ir gobernador sie m p re que hubiese fa lle c id o el designado por Mendoza.
Luego de algunas averiguaciones, pues el c o n q u ista d o r fíu iz Galán am­
bicionaba ese cargo, d ispuso que el nuevo gobernador sería D om ingo de
Irala. C abrera p a rtió hacia la A su n ció n y el 23 de ju n io de 1539 lo puso en
posesión del mando.
Irala p a rtió hacia Buenos A ire s en 1541 y, aconsejado por el veedor
C abrera, ordenó la d e stru c c ió n del poblado y luego hizo tra s la d a r los habi­
ta n te s a la A sunción.

A lvar Núñez
Enterado C arlos V de la m u e rte de Mendoza, concedió el títu lo de
A delantado a don A lv a r Núñez Cabeza de Vaca, quien el 2 de d ic ie m b re de
1541 p a rtió de Cádiz, con cu a tro naves y 400 hom bres, y lle g ó a la A su n ­
ción el 11 de marzo del año s ig u ie n te .
Una de las m ayores am b icio n e s del segundo adelantado fu e e ncontrar
el cam ino que lo lle va se a la región donde suponía e n co n tra r fabulosa
riqueza.
Prim ero co m isio n ó a Irala, quien lle g ó hasta el p u e rto de Los Reyes
y, luego de dom in a r a los n aturales, regresó a la A su n ció n a m ediados de

96
Plata a la espera del nuevo adelantado; en el segundo de estos v ia je s fue
fe b re ro de 1543. Luego, en el mes de s e tie m b re , p a rtió al fre n te de una acompañado por Juan de Garay.
gran expe dición , pero va rio s in cid e n te s, e n tre e llo s las co n d icio n e s c lim á ­ Los enem igos de C áceres co nsiguieron fin a lm e n te deponerlo y lo envia­
tica s, lo ob ligaron a d e s is tir de sus p ro p ó s ito s (a b ril de 1544). ron a España en calidad de d ete nido. En su reem plazo fu e designado gober­
nador M a rtín Suárez de Toledo.
Alvar Núñez fue un buen gobernante y un gran defensor de los indios, pero
no supo adaptarse al medio en que le tocó actuar y por esto, desde su llegada
fue censurado por la mayoría de los pobladores de la Asunción.
Las diversas cuestiones que sostuvo contra los oficiales reales, el orgullo
con que rodeó su persona y el fracaso de su expedición, motivaron una creciente
tirantez que culm inó en la noche del 25 de abril de 1544.

A presado po r sus a d versarios, A lv a r Núñez fu e re m itid o a España, bajo


la vig ila n c ia del ve e d o r C abrera y con un largo ca p ítu lo de acusaciones. Al
Guía de repaso
cabo de s ie te años fu e absu e lto , pero re nunció al títu lo de A delantado.
Expansión ultramarina Causas de los descubrim ientos geográficos: intereses eco­
europea. nómicos, progresos científicos y técnicos, relatos de los
viajeros. Adelantos de la geografía y afán de aventuras.
Gobiernos de Irala
Los co nquistad o re s e lig ie ro n gobernador a D om ingo de Irala, quien en Descubrimiento de Cristóbal Colón: sus gestiones en España. Primer viaje: el
noviem bre de 1547 p a rtió en una nueva e xp e dició n . Llegó hasta el puerto América. descubrim iento. Primera fundación española. Segundo via­
de San Fernando y desde a llí cruzó el Chaco en busca de la 'región del oro; je : La Isabela. Tercer viaje: exploraciones. El com endador
Bobadilla. Cuarto viaje: nuevas exploraciones. Muerte de
aunque a rrib ó a los c o n fin e s del Perú, en esa región se ente ró , con desagra­
Colón.
do, de que ya estaba en manos de o tro s españoles. Consecuencias del descubrim iento: 1) C ientíficas: a) Geo­
gráficas, b) Etnográficas, c) Flora y fauna; 2) Políticas;
Emprendió el regreso y durante la marcha, sus enemigos — los partidarios de
Alvar Núñez— le quitaron el mando. Sin embargo, pudo imponerse y los conquis­ 3) Económ icas; 4) Jurídicas.
tadores lo repusieron en el cargo de gobernador.
Mientras tanto, enterado el rey de España de la llegada de Alvar Núñez a Viajes de Descubrim iento del lito ra l africano: el cabo de las Tormen­
la península, nombró nuevo Adelantado en la persona de Juan de Sanabria, que los portugueses. tas. Descubrim iento y conquista de las Indias orientales.
falleció. Su hijo Diego de Sanabria obtuvo el cargo y, aunque partió hacia América, Vasco de Gama y Pedro Alvarez Cabral.
extravió el rumbo y nunca llegó al Plata.

Por Real C édula de 1552, el m onarca c o n firm ó al incansable Irala en el Viajes de Los llam ados "viajes m enores". Soiis y el M ar Dulce. Ma­
los españoles. gallanes: descubrim iento del estrecho. Elcano y el regreso
cargo de gobernador, quien p ro sig u ió su obra colonizadora hasta su m uerte,
a España. Tratado de Tordesillas.
en 1556.

Las civilizaciones Las grandes culturas indígenas y sus zonas de influencia.


Sucesores de Irala prehispánicas.

A Irala lo sucedió su ye rn o Gonzalo de M endoza, quien co m isio n ó a


Los aztecas. El valle de Anahuac. Organización. El gobierno. La socie­
N u trió de Chaves al fre n te de una exp e d ició n . Este fundó la ciudad de Santa dad. El cultivo de la tierra. La guerra. Religión azteca. La
Cruz de la S ie rra (1561). arquitectura.
A la m uerte de Gonzalo de Mendoza, los pobladores de la A sunción
e lig ie ro n g o b e rn a d o r— aplicando la Real C édula de 1537— a F rancisco O rtiz Territorios que ocuparon. Organización po lítica y social.
Los mayas.
de Vergara, hom bre de escasos m é rito s , quien m archó al Perú para c o n fir­ Economía e industria. La arquitectura: centros más im por­
m ar su títu lo , pero no pudo hacerlo y fin a lm e n te se tra sla d ó a España. tantes.
A l lle g a r a Perú fabulosas v e rsio n e s sobre la e x is te n c ia de oro y plata
en el Guayrá (Paraguay), el hacendado Juan O rtiz de Zárate » p re se n tó su Culturas preincaicas. La sociedad. El je fe supremo. La re­
Los incas.
candidatura para gobernar esa región. Se tra sla d ó a Lima y co n sig uió que lig ió n : el culto, los templos. Los quipus.
la A ud ie n cia lo nom brara A delantado, con la expresa co n d ició n de ob te n e r
en España la co n firm a c ió n real.
Indígenas que poblaron 19) Pueblos del noroeste: Diaguitas y calchaquies. Pueblos
Zárate p a rtió a la península a fin e s de 1567, pero antes nom bró lu g a r­ viejos y pucarás. Alfarería y metalurgia. La guerra. 29) Lule-
el territorio argentino.
te n ie n te a Felipe de C áceres, quien lle g ó a la A su n ció n en d ic ie m b re de Vilelas: rasgos de su cultura. 3o) Indígenas del Chaco. Ma­
1568 y gobernó hasta 1572, en m edio de d is tu rb io s p o lític o s . En el tra n s ­ tacos y guaycurúes. 49) Tonocotes: sus cultivos. 59) Come-
curso de su m andato se tra sla d ó dos veces hasta las bocas del Río de la

99
98
chingones: formas de vida y ocupaciones 6°) Guara-,: económ ico y ju rídico del descubrimiento colombino. 8. Mencione
los cultivos la antropofagia. 79) Pueblos del lito ra l■ m o r ' ' los nombres de navegantes portugueses y sus descubrimientos en
retáes, timbues y corondas. 89) Olongastas: cultivos ao] el litoral africano. 9. ¿Quién arribó a Calicut? 10. ¿De qué m a­
Huarpes: el sororato y el levirato. 10°) Pampas- la f a ñ ir 1 nera los portugueses se adueñaron de un vasto imperio? 11. E xpli­
la religión. 119) Prim itivos montañeses: puelches y p e hu !? '
ches 129) Araucanos: religión. 13°) Patagones del n o Z que el viaje de Hernando de Magallanes. 12. ¿Qué dispuso el
fam ilia y religión. Patagones del sur: los tehuelches i/o \ Tratado de Tordesillas? 13. ¿Cuáles son las tres zonas de grandes
Canoeros m agallánicos: yámanas y alacalufes. ' 1 culturas prehispánicas? 14. ¿Cóm o estaban organizados los azte­
cas? 15. ¿Qué puede decir sobre su sociedad y religión? 16. ¿Qué
Conquista de México. Hernán Cortés, fundación de Villarica de la Veracruz Cho­ territorios ocuparon los mayas? 17. ¿En qué basaban su econo­
lula. Pánfilo de Narváez. La noche triste. Otumba Sitio n i mía? 18. ¿Cuáles fueron sus centros arquitectónicos más im por­
Tenochtitlán.
tantes? 19. Mencione las culturas preincaicas. 20. ¿Cóm o estaban
organizados política y socialmente los incas? 21. ¿Cóm o pueden
Conquista del Perú. Francisco Pizarro. Fundación de San Miguel de Piura. Pri­ clasificarse los indígenas qu,e poblaron el territorio argentino?
sión de Atahualpa. Entrada de los españoles en el Cuzco
22. Resuma los aspectos más destacados de cada uno de estos
Conquista pueblos. 23. ¿Qué fines persiguió la conquista española? 24. ¿Qué
La expedición de Alfinger y Sailer. La búsqueda de ciuda­
de Venezuela. des fantásticas. Origen de la ciudad de Caracas. produjo el encuentro entre españoles e indígenas? 25. Resuma la
conquista de M éxico hasta la llegada de Cortés a Cholula. 26.
Conquista Rodrigo de Bastidas: fundación de Santa Marta. Jiménez ¿Qué ocurrió en la “ noche triste” ? 27. ¿Qué sabe con respecto al
de Nueva Granada. de Quesada: la ciudad de Bogotá. Pedro de Heredia: Car­ sitio de Tenochtitlán? 28. ¿Quiénes emprendieron la conquista del
tagena. Perú? 29. ¿Qué le ocurrió al Inca Atahualpa? 30. ¿Quiénes inicia­
ron la conquista de Venezuela? 31. Describa las expediciones de
Conquista de Chile. Pedro de Valdivia: fundación de Santiago. Otras fundacio­ A lfinger y Federman en la conquista de Venezuela. 32. ¿Quién
nes. Caupolicán, Muerte de Valdivia. Francisco de Villagra: fundó Santa Fe de Bogotá? 33. ¿Y Cartagena? 34. Mencione las
batalla del rio Mataquito. Hurtado de Mendoza. Pedro del
Castillo. fundaciones de Valdivia en territorio del actual Chile. 35. ¿Cuán­
tas fueron las corrientes pobladoras de nuestro país? 36. ¿Qué
Corrientes pobladoras a) Del este; b) del norte; c) del oeste. fundó Sebastián Gaboto? 37. Resuma la conquista del Río de la
del territorio argentino. Plata hasta la fundación de la ciudad de Asunción. 38. ¿Qué ocu ­
rrió durante el gobierno de A lvar Núñez? 39. ¿Fue confirm ado
Conquista Sebastián Gaboto. Sancti Spiritus. Diego Garda. por el monarca el gobernador Irala? 40. ¿Quiénes lo sucedieron?
del Río de ia Plata. Pedro de Mendoza. Fundación de Buenos Aires. Ayolas: la
Candelaria. Salazar y la fundación de Asunción. El veedo'
Alonso de Cabrera. Domingo de Irala: destrucción de Bue­
nos Aires, El segundo Adelantado. Fracaso de la expedición
de Alvar Núñez. Gobiernos de Irala.
Sucesores de Irala: Gonzalo de Mendoza y Ortiz de Ver-
gara. El Adelantado Ortiz de Zárate. Gobierno de Felipe de
Cáceres. Suárez de Toledo

Actividades Prácticas
• R esum ir los v ia jes de C ristóbal C olón al N u evo Mundo.
Cuestionario • Señalar las con secu en cia s d el d escu brim ien to de A m érica .
• C om parar las culturas azteca, m aya e inca y esta b lecer las analo­
1. ¿Qué causas motivaron los descubrimientos geográficos? 2. ¿Qué gías y d iferen cia s en tre ellas.
gestiones realizó Colón en España? 3. ¿Qué descubrimientos e fec­ • R esum ir en form a de cuadro sin óp tico la clasificación de lo-s in d íg e­
tuó en el primer viaje? 4. Explique el segundo viaje. 5. ¿Qué ocu ­ nas que p obla ron el territorio argentino.
rrió en el tercer viaje? 6. Resuma el cuarto viaje y la muerte de • En un mapa ubicar las fu n da ciones realizadas por los con qu ista ­
Colón. 7. Explique las consecuencias de orden científico, político, dores del Río de la Plata.

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100
He dado y doy a Vuestra Alteza... Martín de Orúe fue un conquistador
Lectura relación de todas estas cosas porque
que llegó al Rio de la Plata en 1538 y más
tarde, participó en la Asunción de la re­
por ellas se tendrá entendido que la vuelta que depuso al a d e la n t a d o Alvar
falta de no estar poblado un reino Núñez.
La carta que dirigió al Rey fue publi­
La Asunción y el en estas provincias, no ha sido sino cada por vez primera en: Colección de
en los malos pilotos, porque en lu­ Documentos r e l a t i v o s a la Historia de
Río de la Piala en 1573 gar de la poblar, la han destruido América. R e c o p il a d o s por Blas Garay.
Asunción, 1899.
con andar buscando la Laguna del
Dorado o un nuevo Atabalypa [Ata-
De la mar hasta llegar a esta estando el río bajo, como quedan en hualpa] y en esto han gastado su
ciudad [Asunción], es tierra de la seco, se hace tanta sal que se provee tiempo y consumido lo que había
más aparejada, de lo descubierto, para la sustentación de esta tierra. • ¿Cuáles eran los produ cto s que
el pueblo para dos y tres años.. . ofrecía la tie rra ?
para la crianza de los ganados y to­ Seis leguas en derredor de este puel
do lo demás que en España se cría; M a rtín de Orúe. • ¿Qué a c tiv id a d e s se d e sa rro lla ­
blo para dos y tres años. . . Seis
pueden hacerse dos pueblos y más, ban?
leguas en derredor de este pueblo, C a r t a a l R e y fir m a d a • ¿Cómo juzg a el a u to r de la carta
hasta llegar a esta ciudad, uno en sin me alargar a más, hay ligazón
San Salvador, do tuvo Caboto su e n l a A s u n c ió n a los indígenas y a los conquista­
para navios, de laurel, y tablazón EL 14 DE A BR IL DE 1573.
asiento, otro en Sancti Spiritus, a do dores?
de cedro, mástiles, entenas y remos,
fundó una fortaleza, porque por allí garabata que es como cáñamo y tari
se puede tratar con [Tucumán], Chi­ bueno, a lo que dicen, para hacer
le, las Charcas y el Cuzco con mu­ jarcias, cables y estopa para los ca­
chos otros pueblos que se pueden lafatear; será para las breas y lien­
poblar en esta tierra. .. zos que se hacen de algodón para
En esta ciudad [Asunción] y su velas y para se vestir y hacer las
tierra se da mucha comida, en tal demás cosas. .. cúrtense cueros de
manera que casi todo el año se pro­ vaca para suelas y cordobanes, se
vee de la heredad, porque el maíz adoban para calzado...
se da dos veces en el año, de seis en Hay mucho ganado de vacas, ca­
seis meses, y los tres meses de cada bras, ovejas, yeguas, puercos que
cosecha. . . de manera que el año dé hoy es m en ester alejarlos del
aquí, para lo de los bastimentos, se pueblo porque van en crecimiento,
puede decir que no es más que seis Dios mediante. Hay todo género de
meses, porque e n ‘la una cosecha se oficiales de ca rp in te ro s , calafates,
recoge maíz, frijoles, habas, calaba­ herreros que hacen muy buenos ar­
zas, m elones... frutas de la tierra; cabuces, cordoneros, toneleros, sas­
uvas, higos, granadas, y algodón; há- tres. Sólo falta para sustentación
cese vino que en este año pasan de humana, fierro, acero y aceite para
seis mil arrobas y de cada día va en el óleo, porque bálsamo de las In­
alzamiento; el vino es bueno porque dias aquí lo hay, y sobre todo [fal­
con cierto cocimiento que se hace
dura un año y dos y más. En los tan] lós Reales Mandatos de Vues­
tra Alteza para el buen gobierno de
otros seis meses se recoge maíz, al­
godón, batatas, m a n d ioca que es estas Provincias y algunos sacerdo­
tes porque los que hay son pocos y
gran bastimento.. . que esto dura
casi todos viejos y enfermos.
debajo de tierra tres y más a ñ os.. . En cualquiera parte que hay me­
y frijoles que dicen tupís y en este
tales, hay pastos para ganados, tie­
tiempo se hacen las cañas de azúcar
rras para b astim en tos, leña para
cada año sin regarlas. carbón y aguas en abundancia y bue­
La pesquería de este río es mucha nas. Sólo los naturales de esta tierra
y la caza de venados, grandes y es gente sin señor y de behetría,
pequeños y lo mesmo la de las palo­ inclinados más a la guerra y a co­
mas que vienen por el invierno y se mer carne humana, que no a la la­
cazan con redes y patos lo mesmo, branza y cr ia n z a de ganados, los
perdices y tórtolas con otras cazas. cuales se dan, Dios mediante, en
Hay, el río en medio, muy lindos abundancia, si hubiese buenas guar­
pastos para vacas y caballos que dias, que las becerras tienen paridas
hay para el servicio del pueblo. Una a diez y siete meses de como nacen
legua de esta ciudad, el río abajo, y las vacas cada año.
hay unas salinas muy buenas, que,

102 103
LA ESPAÑA DE CARLOS V
En 1504 m u rió la reina Isabel la C ató lica y el tro n o de C a s tilla fu e ocu­
pado por su h ija Juana, casada con el archiduque de A u s tria , F elipe de Habs-
burgo, llam ado “ el H e rm oso". Este fa lle c ió en 1506; por esta causa doña
Juana pe rd ió la razón y fu e apodada " la Loca".
Su padre, Fernando e l C a tó lico , se hizo cargo del gobierno de C a stilla ,
m ie n tra s los in fa n te s C arlos y Fernando — h ijos de Juana y de Felipe—
quedaron com o seguros herederos de la Corona.
Los dos abuelos, Fernando el Católico y M axim iliano I de Austria dispusieron
que, de acuerdo con el lugar de nacimiento, correspondía que el mayor, Carlos,
fuera educado en Flandes, y el menor, Fernando, en España.
El rey católico sentía predilección por el menor, que había nacido en Alcalá
de Henares, y siem pre pensó en entregarle la sucesión de la Corona española.
Sin embargo, ya m oribundo, el monarca consultó a varios eruditos en Derecho,
quienes le señalaron a Carlos como sucesor.

En 1516 m u rió el rey Fernando el C a tó lico y su hija Juana heredó el


reino de A ragón. A tacada de locura m elancólica estaba im p o s ib ilita d a para
gobernar, por lo cual subió al tro n o el joven C arlos, h ijo p rim o g é n ito de
Juana la Loca y Felipe el H erm oso. El nuevo rey de C a s tilla y A ragón tenía
d ie c is é is años.
Carlos I de España nació en el año 1500 en la ciudad flam enca de Gante
(Bélgica).
Por parte de padre era nieto de M axim iliano I, em perador de Austria, y de
Maria de Borgoña, hija y heredera de Carlos el Temerario. Sus abuelos maternos
eran los Reyes Católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla.

105

iL
El niño creció raquítico y, ai ocupar el trono de España, era un joven rubio,
de mediana talla y mentón saliente. Se afirm a que a los treinta años alcanzó el
pleno desarrollo de sus facultades mentales.'

La Europa de Carlos V
En 1519 fa lle c ió el em perador de A le m a n ia , M a x im ilia n o de Habsburgo;
el suce so r debía se r e le g id o — de acuerdo con la ordenanza titu la d a Bula de
O ro— por s ie te p rín cip e s o e le cto re s.
Dos candidatos aspiraban a la corona im p e ria l de A le m a n ia : F rancisco I,
rey de Francia, y el jo ve n C a rlo s I, de España.
Los e le c to re s re unidos en F ra n c fo rt e lig ie ro n em perador al ú ltim o , que
to m ó el nom bre de C arlos V.
Em perador a los d ie cin u e ve años, e ste joven p rín cip e tu vo la su e rte de
heredar los d om in io s de cu a tro casas re in a n te s y c o n v e rtirs e en un pode­
roso m onarca. Los m ie m b ro s de la co rte afirm aban que “ el Sol no se ponía
jam ás en los d o m in io s del rey de España” y él representaba “ por sí solo
una c o a lic ió n ’’.
Sus d om inio s com prendían:

a) Posesiones de los A u s tria . Estas tie rra s de los Habsburgo se extendían


desde los A lp e s al sur del Danubio.

b) H erencia de Borgoña. C om prendía los Países Bajos y el Franco Condado.

c) D om inios de C a stilla . Abarcaban buena parte de España y las nuevas


tie rra s d e scu b ie rta s en A m é rica .

d) Posesiones de A ragón. Las tie rra s ubicadas al este de la península ib é ri­


ca y en Italia , C erdeña, S ic ilia y el re in o de N ápoles.

Sin embargo, a pesar de su vasta extensión, el Imperio de Carlos V era débil


y d ifícil de gobernar.
Los diversos territorios estaban mal com unicados entre sí, habitados por
pueblos de razas e idiomas diferentes.
Las fronteras permanecían rodeadas de enemigos. El rey de Francia, Fran­
cisco I, am bicionaba la corona de Borgoña; el Papa y los príncipes italianos dispu­
taban a Carlos V sus posesiones en Italia. Los turcos estaban prontos para invadir
a Alem ania y los musulmanes no cedían en sus ataques a las costas de España.
En el aspecto económ ico los problemas se m ultiplicaban. Carlos V no con­
taba con el dinero necesario para abonar regularmente los sueldos a los integrantes
de sus ejércitos.
España era un país pobre y sus habitantes nada hacían para aumentar las
parcelas de tierras cultivadas.
Am érica no entregaba dinero y producía pérdidas porque todavía no habían
sido descubiertos los valiosos yacim ientos del Perú.
Los dom inios en Italia tam poco enriquecían los caudales del Imperio; sólo
los Países Bajos contribuían en la medida de sus posibilidades.

1 Cierta vez, mientras visitaba la ciudad de Calatayud, el monarca, en un gesto que le era
característico, quedó boquiabierto por el asombro que le produjo un suceso; entonces uno de los
presentes le dijo: "Majestad, cerrad la boca, que las moscas de esta tierra son insolentes” .

106
1 “ * * B

C a rlo s en E sp a ñ a . L o s C o m u n e ro s ,.
a r EsPana ^ d o
r ;aa
pacificada y Carlos V seguro en el poder
as
E S P A Ñ A EN IT A L IA Y EN EL M E D IT E R R A N E O

no tardaron en ocupar im p o rta n te s pues ° s ®n ® ^ p ú b lico s a los extran-


V alla d o lid s o lic ita ro n al soberano que no d iera cargos puDiicob

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S Ü ÊÍ l £ S ~
^ T S l d

S 'i F S í S i p S S
 cuando C a rlo s fue e le g id o em perador
s S s is s is f s
Los fra n c e s e s en Italia

El joven rey de Francia, C arlos V I I I __hprprfpm rio io j '* •

E o ' T e Í Y c h T E , EI »Z o í Nápf? les V. - « p W » marcha e „ w T t 7


COn,iLa„™nree¿ S d s e lla 'n íío “ o m e ro s p o ri/e defendían Italianos lo obligó a retirarse ( l « í " '’ er0' PU6S “ na coal,clon de Principes

T f c t Ä ' Ä Ä i « e, peuueño p u e b k
de V llla la r (a b ril de 1521] y a llí p e re cie ro n decapitados sus tre s p r p
je fe s : P adilla, Bravo y M aldonado.
La guerra se reanudó al ocupar el tro n o p o n tific io J u lio II (1505). El Papa
organizó co ntra los fra n ce se s una c o a lic ió n en la que entra ro n España Ve-
necia, Suiza, Inglate rra (Enrique V III) y A u s tria (M a x im ilia n o I)
En p rin c ip io la lucha fa v o re c ió a Luis XII por la capacidad de un joven
general llam ado Gastón de Folx, quien obtuvo su ce sivo s triu n fo s , au n q u e 1
luego m u rió luchando y, desde ese m om ento, la guerra se in c lin ó en fa vo r
de los coaligados. Los suizos ve n cie ro n a los fra n ce se s y éstos debieron
abandonar el ducado de M ilá n y re tira rs e de Italia.

Rivalidad entre Carlos V y Francisco I

A Luis XII sucedió en el tro n o de Francia su p rim o y yerno F rancisco I


(1515). Deseoso de re c o n q u is ta r el ducado de M ilá n , cruzó los A lp e s al
fre n te de un poderoso e jé rc ito y ve n ció a los suizos — que eran aliados del
duque— en la llanura de M ariñán. F rancisco quedó dueño de M ilá n y los
suizos firm a ro n una “ paz p e rp e tu a ” (1516).
Todo parecía in d ica r largos años de tra n q u ilid a d para la Europa o c c i­
den tal; sin em bargo, la llegada al tro n o im p e ria l de A lem ania del joven
m onarca C arlos I de España o rig in ó nuevas luchas, a causa de la riva lid a d
con la casa rein ante en Francia.
Las dos coronas que ceñía C arlos V (España y A le m a n ia ) y los te r r ito ­
rio s que dom inaba habían dejado a Francia en una p o sició n p e lig ro sa porque
estaba to ta lm e n te rodeada por los d o m in io s del em perador. Adem ás éste,
que era b is n ie to de C arlos el T em erario, am bicionaba la re s titu c ió n de la
Borgoña, de la que se había apoderado Luis XI. También, y para dom inar
toda Italia, C arlos V p retendía el ducado de M ilán.
En respuesta, C arlos V equipó un e jé rc ito de alem anes luteran os que
puso a las órdenes del condestable d e l Borbón 1 y lo envió a Roma para
Guerras entre la Casa de A ustria y Francia luchar contra el Papa.
Por espacio de dos m eses se luchó ante los m uros de Roma. Fue
La enem istad e n tre C arlos V y F rancisco I c u lm in ó con varias guerras
m ue rto el co n destable de Borbón y apresado el P ontífice. Sin em bargo,
que duraron tre in ta y nueve años, es d e cir, de 1520 a 1559. A m bos gober­
C arlos V no logró una v ic to ria de cisiva y, ante el avance de los tu rco s — s i­
nantes fa lle c ie ro n sin ve r el fin de las luchas, que fueron continuadas y
tiaban la ciudad de V iena— , accedió a firm a r la paz de C am brai (1529). A l
con cluida s por los sucesores: F e lip e II y E nrique II, re sp e ctiva m en te .
año sig u ie n te el papa C le m e n te VII coronó em perador, en B olonia, a
La prim e ra guerra se lib ró al norte de Ita lia . C arlos V ordenó ocupar
el ducado de M ilá n ; entonces Francisco I avanzó sobre la península para C arlos V.
La paz no fu e duradera y la lucha com enzó nuevam ente. En 1544 los
re cob rar ese te rrito rio . Cruzó los A lp e s, pero en sa n g rie n to com bate fue
im p e ria le s c o n sig uieron a proxim a rse hasta ve in te leguas de París, sin re ­
d e rrotad o en Pavía y tom ado p ris io n e ro (1525). C onducido a M adrid fu e
encerrado seis m eses en una fo rta le za . sultado p o s itiv o .
En 1547 m u rió F rancisco I y el nuevo rey de Francia, E nrique II p ro s i­
Francisco se defendió valientem ente pero, herido en un brazo, cayó prisionero. guió la guerra co n tra la Casa de A u s tria . En 1556 abdicó C arlos V y re p a rtió
Pocos días después escribió una carta a su madre en la que figuraba una sus d o m in io s .entre su herm ano Fernando y su h ijo Felipe. A poco de ocupar
irase que se ha hecho famosa: “ Todo se ha perdido menos el honor” . el ú ltim o el tro n o español ordenó in va d ir el te r rito rio francés y sus tro p a s
Por su parte Carlos V, enterado del triunfo y de la prisión de su enemigo,
apenas demostró alegría, y dijo: “ Los cristianos no deben vanagloriarse sino de o b tu vie ro n la gran v ic to ria de San Q u in tín (1557),2 aunque en fo rm a in e x p li­
las ventajas obtenidas sobre los infieles” . cable no avanzaron sobre París.

A n te s de lib e rta rlo , C a rlo s V lo o b lig ó a firm a r el Tratado de M a d rid


(enero de 1526), po r el cual F ra n cisco I renunciaba a sus a m biciones sobre
Ita lia (N ápoles y M ilá n ) y debía e n tre g a r el ducado de Borgoña. 1 Este noble francés estaba emparentado con Francisco I y era capitán general de todos
Una vez lib re , y de re g re so en su p a tria , el m onarca fra n cé s negó v a li­ sus ejércitos. Sin embargo, Francisco se apropió de la herencia que pertenecía a la esposa del
dez a las cláusulas del tra ta d o y no quiso c u m p lir sus duras condiciones. condestable por io que éste — en venganza— se unió con Carlos V para luchar contra Francia.
2 La victoria se obtuvo el 10 de agosto, día de San Lorenzo. En ihonor de este mártir y como
Sin dem ora F rancisco I fo rm ó una c o a lic ió n co n tra C arlos V, en la que conmemoración del triunfo, Felipe II ordenó construir el palacio-fortaleza de El E scorial. El grandioso
entraron E nrique VIII de In g la te rra , v a rio s p rín cip e s p ro te s ta n te s alem anes, edificio, que en la actualidad es Iglesia y panteón real, se levanta a unos cuarenta kilómetros
el Papa C le m ente VII y el su ltá n de Turquía, S olim án e l M agnífico. Madrid y fue la residencia habitual de Felipe II.

110
La primera abdicación Fatigado por las preocupaciones de tre in ta y nueve años de gobierno,
de Carlos V en la ciu­ enferm o de gota y del estóm ago, C arlos V d e cid ió abdicar y desprenderse
dad de Bruselas. Ve­ paulatin a m e n te de sus reinos y señoríos.
mos al anciano sobe­ En o ctu b re de 1555 se e fe ctu ó en B ruselas la cerem onia de la p rim era
rano en el momento
a b d ic a tio n de C arlos V, quien entregó a su h ijo F elipe II el gobierno de los
en que invita a su
Países Bajos (B élgica y H olanda).
hijo Felipe II a sen­
ta rse en e l trono-. A l año sig u ie n te o to rg ó a Felipe la corona de España y sus posesiones
(Grabado de Hogen- en A m é ric a , además de los d om inios europeos del Franco Condado y de
berg.) Ita lia (M ilá n , Nápoles y S ic ilia ).
Poco tie m p o después abdicó en fa vo r de su herm ano Fernando la corona
del Im p e rio y los d o m in io s p a trim o n ia le s de los Habsburgo en A lem ania.
Después de esto, el ex soberano se trasladó a España y se aisló del
mundo en el m o n a ste rio de Y uste (E xtrem adura), donde v iv ió hasta su m u e r­
te (1558).
La abdicación de C arlos V produjo satisfa cció n en las dem ás coronas
Los países europeos deseaban poner fin al c o n flic to y, luego de varias europeas porque d iv id ió los poderosos d om in ios de los H absburgo; sin
negociaciones, se firm ó la paz d e fin itiv a en C ateau C a m bresis (1559). Por em bargo, el Im p e rio y España continuaron sus co rd ia le s re lacion es hasta
e ste tra ta d o , E nrique II re nunció a sus am b icio n e s sobre Ita lia , aunque anexó com ienzos del s ig lo X V III.
nuevos te r rito rio s a sus d o m in io s, España — la más fa vo re cid a — quedó con
N ápoles y el M ilanesado. En esta fo rm a concluyó la lucha e n tre Francia y la LA ESPAÑA DE FELIPE II
Casa de A u s tria .
Por la abdicación de C arlos V todos los d om inios de ese poderoso
m onarca (m enos el Im perio) pasaron a su h ijo y su cesor Felipe II (1527-1598).
Los turcos
A d ife re n c ia de su padre, Felipe II — nacido en V a lla d o lid — con sideró
En 1453 C o nstantin o p la — hasta esa época sede del Im p e rio Bizantino— a España com o la más im p o rta n te de todas sus posesiones y tra tó de co n­
cayó en poder de los tu rc o s , quienes la tra n s fo rm a ro n en capital de su im ­ v e rtirla en la nación más poderosa y hacer de ella un só lid o ba luarte del
pe rio con el nom bre de Estam bul. ca to lic is m o .
Los tu rco s in icia ro n una lenta expansión te r rito ria l que a d q u irió gran No era a ficio n ad o a los e je rc ic io s corporales, ni a la guerra ni al mando
im p ortan cia a p rin c ip io s del s ig lo XVI cuando lle g ó al poder el sultán S o li­ de los e jé rc ito s . M andó c o n s tru ir en las p ro xim id ades de M adrid, el palacio-
m án II e l M a g n ífico (1520 a 1566), cuyo e jé rc ito dom inó a Egipto, S iria , los fo rta le za de El E sco ria l y durante m uchos años e je rc ió a llí “ su o fic io de re y "
Balcanes y casi toda Flungría. rodeado de sus ín tim o s consejeros.
A lia d o de Francisco I y enem igo de C arlos V, atacó su im p e rio y llegó
en dos oportunidades a las cercanías de Viena. En el mar, su escuadra, a las
órdenes del te m id o pira ta B arbarroja, asoló las costas de los países c ris tia ­
El grabado reproduce el dramático instante en que el otrora poderoso monarca Carlos \ , luego
nos del M edite rrá n e o . de abdicar a sus posesiones, se retira de la vida mundana e ingresu en el monasterio de Yuste.
Com o los tu rc o s habían tom ado a Túnez, C arlos V envió una flo ta que Allí permaneció hasta su muerte. ( Pintura de Agrasot.)
reco nquistó esa posesión a fricana. P o ste rio rm e nte organizó una nueva ex­
pedición co ntra A rg e l, que te rm in ó en un fracaso.

Abdicación de Carlos V
España en tie m p o s de C arlos V o fre c ió el aspecto de una gran p o te n ­
cia. Su d iplom acia , que excedió en habilidad a la de o tro s países europeos,
y el p otencial de su e jé rc ito , le p e rm itie ro n a d q u irir una indudable s u p e rio ­
ridad en la p o lític a y en la guerra. A los extensos d o m in io s del monarca se
sum ó el vasto im p e rio de A m é ric a , en pleno período de la conquista y
colonización.
Con respecto a los lu te ra n o s, cuando éstos se negaran a re sp e ta r lo
d isp u esto por el C o n c ilio de T rento, C arlos V les declaró la guerra y los
d e rro tó en la batalla de M u lh b e r (1547), aunque más ta rd e los re fo rm a d o res
venciero n al em perador en In n sb ru ck (1552). Finalm ente — com o vim o s — se
firm ó la paz de A ugsburgo.

112
H eredó extenso s d o m in io s, y por eso no fu e a m b icio so ni am ante de la
guerra. En más de una ocasión s in te tiz ó sus a sp ira cio n e s en estas palabras:
“ C onservar la herencia de mi padre, m ante n ié n d o la en su in te g rid a d te r r ito ­
ria l y en la pureza de su f e ” .
Felipe II tenía veintinueve años cuando ocupó el trono. Era delgado y de
mediana estatura, de cabellos rubio claro, piel blanca, frente am plia, ojos azules
y vivaces. De boca algo grande y m andíbula saliente, su rostro recordaba a los
Habsburgo.
Elegante, vestía con sencillez ropas de seda negra, lo que realzaba la grave­
dad y la frialdad de su presencia.
De carácter hosco y reservado, era poco sociable; con frecuencia sufría de
melancolía.
Desde pequeño sintió inclinación por la matem ática y no tardó en ad q u irir
am plia cultura; aprendió a hablar y escribir el latín y a entender el portugués,
el francés y el italiano.
Tenía gran capacidad de trabajo y se encerraba continuam ente en su despa­
cho, acompañado por pocos secretarios, aunque para resolver los problem as de
gobierno creó un sistema de diez Consejos (de Castilla, Indias, Guerras, etc.).
Estos nunca solucionaron nada, por cuanto Felipe debía leer uno por uno todos
los informes y luego expedirse.
Muy desconfiado y celoso de su prestigio, era lento en decidirse, m otivo por
el cual los asuntos tardaban en resolverse, mientras los papeles se amontonaban
en su despacho.
Felipe II se casó cuatro veces, a causa de la muerte de sus esposas. Primero
se unió en matrim onio con María de Portugal (1543), luego con María Tudor, reina
de Inglaterra (1554), más tarde con la princesa francesa Isabel de Valois y, por
último, con Ana de Austria, hija del em perador M axim iliano II.

Felipe II fu e un fe rv ie n te c a tó lic o , que — conve n cid o de su m isió n p ro ­


vid e n c ia l— se opuso tenazm ente a los avances del p ro te s ta n tis m o y tra tó Los sublevados proced ie ron con e xtre m o rig o r y por espacio de cuatro
de co n se guir la unidad e s p iritu a l en todos sus d o m in io s. años (1567-1571) lucharon contra los c ris tia n o s y com etieron num erosos a tro ­
P rosiguió la p o lític a de a b s o lu tis m o m onárquico, in icia d a en España por p e llo s. Finalm ente fuero n ven cidos por Juan de A u s tria , y los pocos so b re vi­
los Reyes C a tó lico s y continuada por C arlos V. Para c o n s o lid a r el poder real, v ie n te s hubieron de abandonar la región granadina.
q u itó libe rtades a las C o rte s, produjo la decadencia de las com unas y e lim in ó
todo organism o que pudiera fis c a liz a r su g obierno personal y absoluto. Los m otines de Aragón

A pesar del a b so lu tism o im plantado por Felipe II, Aragón conservaba


POLITICA INTERIOR DE FELIPE II
c ie rta s lib e rta d e s, com o el J u s tic ia M a yo r y la d ip u ta ció n que, po r oponerse
a la a u toridad sin lím ite s del soberano, tenían que ser elim inadas.
La unidad religiosa
El Justicia Mayor era un magistrado nombrado por el pueblo y facultado para
Los Reyes C a tó lico s habían im plantado en España el T ribunal de la In q u i­ proteger a cualquier procesado hasta que se lo sometiera a un juicio con todas las
sic ió n o Santo O fic io , d estinado a d e s c u b rir y a ca s tig a r a los h e re je s, es garantías.
d ecir, a los enem igos del c a to lic is m o . Felipe II — de acuerdo con sus ¡deas Las Cortes designaban una comisión, llamada diputación, la cual tenía am­
re lig io sa s— otorgó m ayores a trib u c io n e s a dicho trib u n a l, pues estaba con­ plias atribuciones en todos los órdenes.
vencido de que la unidad e s p iritu a l era im p re s c in d ib le para el buen g o bierno
de sus dom inios. Un in cid e n te provocado por un m ie m b ro de la C o rte fue el m o tivo que
En la región de Granada vivía gran cantidad de m oros que, a p a rentem ente p e rm itió te rm in a r con las pocas lib e rta d e s aragonesas.
co n ve rtid o s al c ris tia n is m o , seguían p ra ctica n d o en se cre to las d o c trin a s m u­ El s e c re ta rio del rey, A n to n io Pérez, in stig ó un crim en — p o sible m en te
sulm anas. autorizado por el prop io m onarca— y fu e encarcelado; sin em bargo, logró
Felipe II ordenó una s e rie de m edidas destinadas a tra n s fo rm a rlo s en e vadirse disfrazado con ropas de m u je r y se d irig ió a Zaragoza (ca pital de
verdaderos ca tó lico s. P rohibió el uso de la lengua árabe, las reuniones s e cre ­ A ragón), donde buscó la pro te cció n de Juan de Lanuza, el J u s tic ia M ayor.
tas, las ropas tra d icio n a le s , e tcé te ra . El rey p re te n d ió e n tre g a r al prófugo al Tribunal de la In q u isició n , pero
Irrita d o s, los m oros se levantaron en arm as y se h icie ro n fu e rte s en las el pueblo de Zaragoza se sublevó, pues consideraba que, de esa manera, se
sie rra s de A ip u ja rra , donde so s tu v ie ro n num erosas g u e rrilla s co n tra los violaban las antiguas in s titu c io n e s vig e n te s. M ie n tra s tanto, Pérez huyó a
españoles. Francia y p o s te rio rm e n te pasó a Inglaterra.

114 115
Felipe II envió sus tro p a s a Zaragoza con el o b je to de so fo ca r el m otín
y disp oner la inm ediata e je cu ció n de Lanuza. D om inada la revuelta, el abso­ IN G LATERR A FR AN C IA
lutista. monarca m o d ific ó las in s titu c io n e s aragonesas y las s o m e tió a su PAISES BAJOS
*
volun ta d; desde ese m om ento, el Ju s tic ia M a yo r debía se r nom brado por el G u e rra s de
Armada
rey, quien tam bién lo podía d e s titu ir. re lig ió n
invencible ' ■ — S u b le v a c ió n
POLITICA EXTERIOR DE FELIPE II
FELIPE II
Conclusión de la guerra con Francia Politica exterior

Como ya hemos v is to en este m ism o capítulo, Felipe II — luego de su U n id a d


gran v ic to ria en San Q u in tín — accedió a firm a r la paz d e fin itiv a con Francia " " B a t a lla de
p e n in s u la r
en C ateau C am bresis (1559). L e p a n to

PO RTU G A L T U R Q U IA
Sublevación de los Países Bajos

Lo que actualm e n te es Bélgica y Holanda recibía el nom bre de Países


B ajos porque sus tie rra s se hallaban a m uy poca a ltu ra sobre el n ive l del
m ar del N orte.

Estos Países Bajos com prendían, en co nju nto, d ie c is ie te p ro vin cia s, p e r­


te n e cie n te s todas a la corona española que ceñía Felipe II.
Los h a b ita n te s d e las s ie te p ro v in c ia s del n o rte — lla m a d a s p o s te rio rm e n te
H o la n d a — h a b l a b a n un i d i o m a s e m e j a n t e al a l e m á n y s e d e d i c a b a n al c o m e r c i o
m a r í t i m o . S u s p r i n c i p a l e s c i u d a d e s e r a n A m ste rd a m y R o tte rd a m .
L as d ie z p ro vin cias del sur (F la n d e s ) e s ta b a n p o b la d a s por fra n c e s e s y era n
f a m o s a s p o r l a i n t e n s a a c t i v i d a d c o m e r c i a l . S e d e s t a c a b a n l a s c i u d a d e s d e G ante
y Am beres.

C arlos V gobernó con prudencia los Países Bajos y, aunque reprendió


con severidad los avances del p ro te sta n tism o , m antuvo la tra d icio n a l lib e rta d
y autonom ía de las pro vin cia s. Adem ás, el em perador — de origen fla m e n co —
era respetado en todo el te rrito rio .
Por lo c o n tra rio , Felipe II llenó todos los cargos de im p o rta n cia con
fu n cio n a rio s españoles e in ic ió , por in te rm e d io de la Inquisición, una e n é rg i­
ca campaña contra los p ro te sta n te s, cuyo núm ero aum entaba a d ia rio . Estas
p ersecuciones re lig io sa s provocaron una revuelta, en cuyo tra n scu rso fueron
asaltadas más de cu a tro cie n ta s iglesias.
Para te rm in a r con los incide ntes, Felipe II envió un e jé rc ito a las órdenes
del general español Fernando A lva re z de Toledo, más conocido po r el duque
de Alba. Una vez llegado a Bruselas, el cita d o m ilita r asum ió el mando del
país y creó un trib u n a l de doce m iem bros, llam ado de las R evueltas, pero
que el pueblo — debido a su severida d— denom inó Tribunal de Sangre.
Las sentencias eran inapelables y podían condenar a la co n fisca ción de
bienes, al d e s tie rro , a la d ecapitación, a la horca, al d e scu a rtiza m ie n to y a la
hoguera.
A n te tan enérgica m edida el pueblo in ic ió la guerra co n tra España y
num erosos e fe c tiv o s se colocaron a las órdenes de G u ille rm o de Nassau,
p ríncipe de Orange, conocido por El T aciturno debido a su prudencia en
diplom acia.
A la cabeza de un e jé rc ito reclutado con ayuda de fra nceses, alem anes
e ingleses, G u ille rm o de Nassau e n fre n tó a las aguerridas tro p a s españolas

116 117
con re s u lta d o s v a ria b le s . Los h o la n d e s e s d e s tru y e ro n a lg u n o s d iq u e s e in u n ­ Eduardo m u rió jo ven y entonces fu e coronada M aría I Túdor, quien con­
d a ro n p a rte d e l t e r r it o r io a fin de c o n te n e r a lo s p e n in s u la re s . tra jo enlace con Felipe II de España y, fe rv ie n te cató lica , repudió el p ro te s­
En 1576, los re p re se nta n te s de ja s d ie c is ie te p ro vin cia s de los Países ta n tis m o y co n sig uió que el Parlam ento votara el re to rn o de Ing la te rra a la
Bajos firm a ro n un tra ta d o p o r el cual se com prom etían a e xp u lsar a los espa­ obediencia del P ontífice.
ñoles. La lucha re c ru d e c ió y en e lla m enudearon saqueos y depredaciones. D esaparecida la soberana cató lica , ocupó el tro n o su herm ana Isabel
(1558-1603), quien p ro fe só la re lig ió n anglicana. Desde los com ienzos de su
A le ja n d ro F arnesio — al mando del e jé rc ito español en Ita lia — acudió
reinado s ig u ió una p o lític a antiespañola, pues Felipe II ayudó a los ca tó lico s
con sus tro p a s y v e n ció en las p ro vin cia s del su r (B élgica actual) con m ayo­
p a rtid a rio s de M aría Estuardo.
ría de población c a tó lic a . Esos te r rito rio s pasaron a depender nuevam ente
de Felipe II com o Países B ajos españoles (1579). María Estuardo, reina de Escocia, contrajo enlace con su primo Darnley,
Por su parte, las s ie te p ro vin cia s del n o rte — de re lig ió n c a lv in is ta — se aunque no tardó en odiarlo por su in clin ación a la bebida. Aquél falleció víctim a
agruparon en una Liga, llam ada Flepública de las P rovincias Unidas, y e lig ie ­ de una explosión y el pueblo sospechó de la reina, especialm ente cuando ésta
ron conde soberano a G u ille rm o de O range (1581). De tal manera quedó contrajo enlace con el supuesto asesino.
d estru ida para sie m p re la unidad de los Países Bajos. Se produjo una revolución y M aría — luego de abdicar— buscó refugio en
Inglaterra, pero allí la reina Isabel — su prim a— la encarceló durante dieciocho
A unque F elipe II ordenó asesinar a G u ille rm o d e Orange y p ro sig u ió la
años y por último ordenó su muerte.
guerra con renovados bríos, los rebeldes — ya conocidos com o h o la n d e s e s -
contaron con la ayuda de In g la te rra y Francia y co rlsig u ie ro n m antener su En su p o lítica e x te rio r Isabel de In gla terra ayudó a la re b e lió n de los
independencia.
Países Bajos co ntra España y e s tim u ló la acción de los co rsa rio s (H aw kins,
En 1598 m u rió el incansable Felipe II, y en 1609 el gobierno español D rake) que asaltaban los galeones peninsulares o atacaban los pu ertos y se
pid ió la cesación de las h o stilid a d e s. Por ú ltim o , en 1648, con los tra ta d o s apropiaban de cu a ntio sos te soro s.
de W e stfa lia , H olanda fu e reconocido com o Estado independiente. Estas agresiones, unidas a las d ife re n cia s relig io sa s, p ro dujero n una
cre c ie n te tira n te z de re lacione s e ntre ambas potencias, que c u lm in ó con la
La lucha contra Inglaterra e jecución de la infortu nad a M aría Estuardo.
Felipe II d e cid ió entonces s o m e te r a Inglaterra, su gran rival re lig io sa ,
En In glate rra , a la m u e rte de E nrique V III le sucedió en el tro n o un h ijo p o lític a , económ ica y m arítim a .
de su te rce ra esposa, Eduardo VI pero, debido a su escasa edad — nueve El soberano ordenó equipar una poderosa flo ta hispanop'ortuguesa de 135
años— se hizo cargo del g o bierno su tío , eje re lig ió n c a lv in is ta . naves, en las que em barcaron 29.000 hom bres al mando de A lo n so Pérez de
Guzmán, duque de M edinasídonia. Esta grandiosa expedición — que de ante­
mano había re cib id o el nom bre de "A rm a d a In v e n c ib le ” — tenía por ob jeto
fa c ilita r el desem barco en te r rito rio inglés del e jé rc ito español de 30.000
hom bres que, a las órdenes de A le ja n d ro Farnesio estaba acantonado en
Flandes.
En mayo de 1588 la escuadra p a rtió de Lisboa, pero un tem p o ra l disp ersó
las naves que debieron reagruparse en el puerto de La C oruña; de a llí se
h icie ro n nuevam ente a la vela en el mes de ju lio .
El inepto duque de M edinasido nia tra tó de to m a r co ntacto con los demás
e fe c tiv o s que lo aguardaban en Flandes, pero el enem igo le envió pequeñas
em barcaciones cargadas con m aterias in fla m a b le s (b ru lo te s). A nte el p e lig ro
de un incendio general el je fe español d e s is tió de sus p ro p ó sito s y, persua­
dido de la derro ta, ordenó re gresar a la península dando la v u e lta a las Islas
B ritá n ica s, única ruta de escape.
Im pulsada por los vie n to s , la “ In v e n c ib le " navegó rum bo al n orte, perse ­
guida por la flo ta inglesa, la que por fin hubo de d e s is tir de sus propó sitos
por fa lta de víveres.
T e rrib le s to rm e n ta s azotaron a las em barcaciones españolas que naufra­
garon en gran cantidad en las costas de Escocia e Irlanda. Después de m u­
chas penurias, perecieron unos v e in te m il hom bres y sólo cin cu e nta naves
regresaron a la península.
El d e sa stre de la “ In v e n c ib le ” fu e un duro revés para la hegemonía
española y fa vo re ció la reb elión de los Países Bajos y a los c a lv in is ta s fra n ­
ceses en las guerras de re lig ió n . A dem ás, aseguró a Ing la te rra el predo m inio
m a rítim o .

119
España fren te a los turcos La unidad peninsular española
El poderío m a rítim o de los tu rc o s era fo rm id a b le , pues sus naves __t r i ­ D urante el reinado de Felipe II se logró la unidad ib é rica con la anexión
puladas po r m arinos fa n á tic o s e in to le ra n te s — dom inaban todo el m ar M e­ de Portugal.
dite rrá n eo . En 1578 p e re ció el rey p ortugués D on S ebastián en una cruzada que
El te rrib le enem igo era un p e lig ro c o n sta n te para la c ristia n d a d , por lo había organizado co n tra los b e rbe risco s. C om o este soberano no tenía des­
cual el papa Pío V propuso fo rm a r una Liga de países c a tó lic o s con el o b je to ce n d ien te s lo sucedió su tío E nrique, cardenal anciano y enfe rm o que no
de d e s tru ir el poderío del su ltá n S e lim II, su ce so r de S olim án el M agnífico. ta rd ó en m o rir (1580).
A esa co nfede ración ingresaron el P ontífice citado, V enecia — m uy castigada Felipe II — h ijo de la infanta portuguesa Doña Isabel— reclam ó sus
po r los ataques— y el rey Felipe II. derechos al tro n o lu sita no y, aunque consig uió el apoyo del alto c le ro y parte
Los m iem bro s de la Liga re s o lv ie ro n c o n ce n tra r la flo ta en el p u erto de la nobleza, el pueblo portugués — apoyado por Francia— proclam ó rey a
s ic ilia n o de M esina, y a llí se re u n ie ro n 264 naves trip u la d a s por unos tre in ta A n to n io , p rio r de ¿ ra to , so b rin o bastardo del cardenal Enrique.
m il hom bres. E ntregaron el mando suprem o al joven y consagrado capitán Sin dem ora, Felipe II ordenó la invasión de Portugal con un e jé rc ito a
don Juan de A u s tria , que te rm in a b a de re p rim ir la re b e lió n de los m oros de las órdenes del duque de A lba. Los españoles d e rrotaron a sus ad versarios
Granada.
en la batalla de A lc á n ta ra y ocuparon la ciudad de Lisboa; después de re p ri­
Las em barcaciones cruzaron el m ar Jónico en d ire c c ió n a G recia y el 7 m ir con energía toda desobediencia al rey de España el te r rito rio quedó
de octu bre de 1571 avista ro n a la flo ta enem iga en las pro xim id a d e s del s o m e tid o (1580).
puerto de Lepanto (a la entrada del g o lfo de C o rin to ). Felipe II se tra s la d ó a Lisboa, reunió las C ortes y fue reconocido sobe­
El combate se prolongó durante todo el día, en feroz lucha cuerpo a cuerpo rano por sus nuevos sú b d ito s; p ro m e tió resp e ta r los derechos de tod os los
y en medio de horrenda confusión; al anochecer los turcos huyeron derrotados ha b ita n te s del país y ocupar los cargos del gobierno con fu n cio n a rio s por­
y los que no pudieron hacerlo fueron ultim ados o cayeron prisioneros. tugueses.
El gran escritor español M iguel de Cervantes Saavedra luchó valerosamente La unidad de la península ibérica aum entó los ya extensos te rrito rio s de
y recibió tres heridas, una de las cuales le inutilizó el brazo izquierdo por lo que Felipe II, que desde ese m om ento dom inaba las colonias portuguesas a m e ri­
mereció el honroso calificativo de “ Manco de Lepanto” .
canas y asiáticas.
El triu n fo llenó de jú b ilo a toda la c ristia n d a d , aum entó el p re s tig io de La anexión de Portugal se prolongó por espacio de 60 años (1580-1640)
Felipe II y b e n e fició el co m e rcio del m ar M e d ite rrá n e o . hasta que ocupó el tro n o lusitan o Juan IV, p rim e r rey de la Casa de Braganza.
Con respecto a los tu rc o s , la d e rro ta no les produjo graves consecuen­
cias pues, fa vore cido s por la s itu a ció n im p e ra n te en Europa, pudieron rehacer M u e rte de Felipe II
su flo ta y m antener sus d o m in io s.
El 13 de s e tie m b re de 1598, luego de una prolongada enferm edad que
lo o b lig ó a re c ib ir cato rce veces la extre m aunción , Felipe II fa lle c ió en su
palacio de El E scorial.
Después de su largo reinado, que duró cuarenta y dos años, este m onar­
ca ha sid o o b je to de los más dispares y opuestos com entarios. A lgunos h is­
to ria d o re s lo consideran un déspota cruel y astuto, pero o tro s sostie nen que
fu e un hábil gobernante que lle vó a España a la m ayor grandeza.

LAS GUERRAS DE RELIGION EN FRANCIA


En la segunda m itad del sig lo XVI, Francia fue castigada por una serie
de v io le n ta s luchas Internas, provocadas por las d ife re n cia s e n tre ca tó lico s
y p ro te s ta n te s , conocidas h istó ric a m e n te com o G uerras de R eligión. A su vez,
la lucha — que se p rolongó por más de tre in ta años— de rivó en un c o n flic to
p o lític o , por cuanto los je fe s de ambos bandos aprovecharon la d e b ilidad de
la Corona para tra ta r de adueñarse del poder.
En el año 1559 fa lle c ió el rey de Francia E nrique II y entonces — su ce si­
vam ente— llegaron al poder tre s de sus hijos, todo s m onarcas incapaces,
cuya in e p titu d fa v o re ció los d e signios de la reina m adre C atalina de M é d icis,
quien tu vo un papel destacado en las in trig a s p o lítica s de la época.
La v is ib le d e b ilida d de la Corona hizo d esp e rta r las am biciones de los
nobles, y ta m b ié n de los p ro te s ta n te s o hugonotes, por ocupar el tro n o . No

120
121
tard a ro n en fo rm a rse dos pa rtid o s o bandos, que más tarde in icia ro n una
cruenta g u erra: los ca tó lic o s inte g ra ron la Santa Liga y sus enem igos, los
p ro te sta n te s, la U nión C a lvin ista .
La lucha suele d iv id irs e en dos períodos.
En el p rim e ro (1562 a 1573) se destaca la cruel matanza de p ro te sta n te s
efectuada en París en la llam ada N oche de S an"B artolom é (24 de agosto de
1572), donde por orden de C atalina de M é d ic is las hordas asesinas te rm in a ­
ron su faena al cabo de dos días.
En el segundo período (1574 a 1598) debe m encionarse el p re s tig io adqui­
rid o a tra vé s de la lucha por el duque ca tó lic o Francisco de Guisa, je fe de la
Santa Liga. El rey Enrique III — te m e ro so de que lo d e rrib a ra del poder— lo
mandó asesinar.
A l año sig u ie n te el m onarca francés p e re ció en un atentado y entonces
le sucedió su p ariente Enrique de Borbón quien, al pro fe sa r la re lig ió n ca lv i­
n ista, d e sp e rtó nuevos enconos. Hábil y a stu to , y considerando que la m ayo­
ría de los fra n ce ses eran c a tó lico s, abjuró de sus creencias p ro te sta n te s y
se c o n v irtió a la Iglesia Romana. Esta a c titu d le p e rm itió conso lid a rse en el
tro n o con el nom bre de E nrique IV.
La guerra te rm in ó en m ayo de 1598 y, un mes antes de firm a r la paz,
Enrique IV hizo p ú blico el cé le b re E dicto de N antes, especie de a rm is tic io
por el cual se definían los derechos de los p ro te sta n te s en Francia. Estos
El 25 de julio de 1593, Enrique IV podían e je rc e r su c u lto en co nd icio nes determ inadas, ocupar cu a lq u ie r cargo
abjura del protestantismo en la iglesia en organism os o fic ia le s y re u n irse en asam bleas para tra ta r sus asuntos
de Saint-Denis y asiste a misa. (Gra­ re lig io s o s .
bado alemán de la época.)

FR AN C IA

Francisco I
De 1515 a 1547 Francia fu e gobernada por el rey F rancisco I, quien subió
Temeroso del prestigio del duque de Guisa, el rey Enrique III decidió eliminarlo, tendiéndole una al tro n o a ios v e in tiú n años de edad.
celada. A las tres de la madrugada, el soberano reunió una guardia en su dormitorio, se acostó en el Ya hem os estudiado la p o lític a e x te rio r de este soberano, destinada a
lecho y mandó llamar al jefe católico. Este concurrió al palacio, a pesar de haber recibido una esquela co n te n e r las am bicione s y expansiones te rrito ria le s de los H absburgo. Pro­
( era la decimosexta) en que se le avisaba que corría peligro. Cuando el duque penetró en el aposento, cedió con habilidad en sus guerras con tra C arlos V y co nsiguió alianzas con
fue asesinado de varias puñaladas por los guardias. Enrique III dio un puntapié al cadáver. los suizos y los tu rco s, que ben e ficia ro n a Francia desde el punto de vis ta
m ilita r, co m e rcia l y c u ltu ra l.
F rancisco I e sta b le ció una m onarquía absoluta y centralizada, so m e tió a
los nobles y lle gó a un acuerdo con el P ontífice, a fin de proponer los candi­
datos a los a lto s cargos e cle siá stico s.
Fom entó la lite ra tu ra , las a rte s y las cie n cia s. D ebido a sus guerras en
te r rito rio ita lia n o , se puso en contacto con el R enacim iento y fu e decidido
p a rtid a rio de sus cu lto re s .
D urante su reinado, el p ro te s ta n tis m o se in tro d u jo en Francia y, aunque
al com ienzo no d io m ayor im p ortan cia al problem a, la cre cie n te a ctivid a d de
los re fo rm a d o res lo o b lig ó — al té rm in o de su gobierno— a to m a r vio le n ta s
m edidas de represión.

Enrique IV
A l té rm in o de las G uerras de R eligión ocupó el tro n o de la arruinada
Francia el m onarca E nrique IV, quien — al c o n v e rtirs e al c a to lic is m o — in ic ió
la dinastía de los Borbones.

123
París en tiempos El 14 de mayo de 1610, cuando la carroza en que viajaba penetró en una
de Enrique IV, se­ calle estrecha, un loco fanático, llam ado Ravaillac, saltó al estribo y atravesó el
gún un grabado corazón de Enrique IV con una profunda puñalada. El rey, que leía una carta,
francés de la épo­ m urió en el acto.
ca. El río Sena di­
vide en dos a la
INGLATERRA
ciudad.

Isabel I
Isabel tenía v e in tic in c o años cuando fu e coronada reina de In gla terra
(1558).
El pueblo re c ib ió ju b ilo s o a esta soberana que descendía de reyes tra d i­
cionales y era la p rim e ra — desde la época de la con quista norm anda— de
sangre tan puram ente inglesa. M antuvo su popularidad a tra vé s de un largo
reinado porque gobernó con prudencia y re so lvió con habilidad y p a trio tis m o
Había nacido (1553) en la provincia de Bearn, en Navarra, ubicada sobre el los problem as que d e cid ió a fro n ta r.
lado francés de los Pirineos; por eso tam bién se lo conocía con el apodo de
Isabel (Miss Elisabeth Tudor) era de mediana estatura, algo gruesa, de fa c­
el Bearnés. ciones comunes y cabello rojizo.
Era robusto, de ancha frente, ojos brillantes, nariz aguileña, labios gruesos Coqueta e insensible de corazón, era por momentos reservada, egoísta y
y usaba bigote y barba term inados en punta. Su porte agradable y sencillo trato am biciosa; a veces se encolerizaba bruscamente, empleaba un lenguaje grosero y
cautivaban a quienes lo conocían. Sorprendía por sus ingeniosas respuestas y era tan capaz de castigar a la servidumbre como de salivar el traje de un noble.
gustaba de las bromas y de los momentos de buen humor. Muy posesionada por su condición de reina, todos debían inclinarse ante su
presencia y no toleraba la menor contradicción, pero le agradaba sobremanera que
Enrique IV se dedicó con ahínco a la ardua tarea de p a c ific a r los e s p íritu s
elogiaran su persona, pues se creía muy bella. Nunca contrajo m atrimonio, aunque
(E dicto de N antes), re s ta b le c e r la decaída autoridad real y lle v a r al país por su vida privada estuvo lejos de ser un modelo de virtud.
una senda de con sta n te progreso, para lo cual co n tó con la va lio sa ayuda de Supo halagar a sus súbditos y gustaba vanagloriarse de su popularidad.
su fie l e in te lig e n te m in is tro M a x im ilia n o de B ethune, a quien hizo duque de Hacía detener su carroza en medio de la muchedumbre y era común que le g rita ­
S ully. ran: “ Que Dios salve a Vuestra G racia” . Entonces ella se ponía de pie y les
El m onarca im puso su autoridad a los gobernadores y, cuando los m ie m ­ contestaba: “ Dios salve a m i pueblo".
bros del Parlam ento se negaron a acatar una de sus de cisio n e s, les d ijo
irrita d o : "S o y el rey y q u ie ro se r o b e d e cid o ".
R estableció el orden en to d o el te rrito rio , ca stig ó a los bandidos y o b lig ó
a v o lv e r al tra b a jo a los labradores. C o n tro ló d ire c ta m e n te el g o bierno de las ibel de Inglaterra, última re-
d is tin ta s ciudades y m e jo ró la d is c ip lin a y la e fica cia del e jé rc ito . esentante de los Tudor.
El duque de S u lly se encargó de las finanzas y de la a d m in is tra c ió n
general del reino. Im pulsó la econom ía y lo g ró a m o rtiza r la cuantiosa deuda
contraída con p rín cip e s e x tra n je ro s a consecuencia de las guerras. Se le ­
vantaron num erosos e d ific io s p ú b lico s y se co n stru ye ro n cam inos, canales y
pu ertos; ta m bién re c ib ió gran im p u lso la navegación flu v ia l.
Adem ás, tom aron in cre m e n to !a a g ric u ltu ra y el co m e rcio . Se desecaron
pantanos, se e s tim u ló el c u ltiv o de la m orera y la cría del gusano de seda;
en París se e rig ie ro n fá b ric a s de ta p ice s, en las que tra b a ja ro n ob re ro s ita ­
lianos especializados.
Para e lim in a r cu a lq u ie r d ific u lta d con el P ontífice ayudó a los je su íta s
en la funda ción de sus co le g io s.
En p o lític a e x te rio r tra tó de m antener la paz con sus ve cin o s, aunque se
opuso a los planes de la Casa de A u s tria y de España.

M u e rte de Enrique IV
Las oportunas medidas de gobierno hicieron muy popular a este soberano,
conocido por el pueblo como el buen rey Enrique. Un atentado puso fin a tantas
mejoras.

124
Uno de sus m inistros dijo que “ era la peor de las m ujeres y la m ejor de las En 1571 la reina inauguró la B olsa de Londres (Royal Exchange), esta ­
reinas” . Otro la com paró a "u n hom bre de Estado", y el em bajador español en b le c im ie n to donde se reunían los com e rcia n tes para d is c u tir el p recio de
Londres manifestó, encolerizado, luego de sostener una violenta discusión con ella: los productos.
"E ste pais ha caído en manos de una m ujer que es la p ie l del diab lo".
A pesar de sus defectos personales, Isabel fue una notable soberana y su Los ingleses se dedicaron a las activida des m arinas, en las que obtenían
gobierno ha m erecido el ju sticiero título de " Era isabelina buenas ganancias. De ta l m anera se in ic ió la " tra ta de n e g ro s", que eran
vendidos co m o esclavos en las posesiones españolas am ericanas.
Bajo el reinado de Isabel In g la te rra realizó se n sib le s progresos econó­ Pero la a ctivid ad más lu c ra tiv a fu e la practicada por los co rsa rio s o
m icos y co m e rcia le s. m arinos que tenían pate nte para a salta r y hu ndir los navios de una nación
La reina se rodeó de h á biles colaboradores, a quienes e x ig ió p a trio tis m o enem iga y luego debían re p a rtir el botín con la reina, cuya bandera enar-
para bien del país; su p rin c ip a l co n se jero fu e G u ille rm o C ecil, designado bolaban.
s e c re ta rio de Estado. M uchos son los nom bres de los co rsa rio s inglese s que, desde sus ba­
La in d u s tria re c ib ió gran im pulso, e sp e cialm e n te la de encajes y te la s; ses en las A n tilla s , perju d ica ro n el com ercio m a rítim o español. Un corsario
esto p e rm itió aprovechar la lana de los num erosos rebaños y la mano de obra m uy fam oso fu e F rancisco Drake, que in ic ió un largo d e rro te ro y — sin
de los m uchos ob re ro s, quienes buscaron re fu g io en te r rito rio in g lé s para pro p o n é rse lo — dio la segunda vu e lta al mundo.
e v ita r las persecu cio n e s re lig io s a s en los Países Bajos. Los te jid o s encon­ La reina Isabel fa lle c ió de pulm onía a los se tenta anos de edad (abril
tra ro n buena aceptación en Francia, Rusia y en el M e d ite rrá n e o o rie n ta l. de 1603).
La ganadería m e jo ró con la cruza de anim ales procedentes de Holanda
y A lem a nia, orige n de las fam osas razas Durham y H ereford, re sp e ctiva ­
m ente. EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL
Isabel sig u ió una p o lític a económ ica m uy re s tric tiv a y co n sig uio que
el presu puesto anual no llegara al m edio m illó n de lib ra s e s te rlin a s . La ca­ Con los go b iernos de C a rlo s V y Felipe II, las m an ife sta cio n e s lite ra ­
lifica b a n de avara, porque abonaba escasos sueldos a sus s e rv id o re s y rias y a rtís tic a s alcanzaron en España su m ayor esplendor, por lo cual dicha
eludía las guerras con el so lo o b je to de no gastar dinero. época ha sid o lamada S ig lo de O ro (XVI). A l e stu d ia r el R enacim iento en
M uchos a rtíc u lo s su bieron de pre cio , lo que p e rju d icó a los ob re ro s, a la península, nos re fe rim o s a los p rin cip a le s re presentan tes de! hum anism o
quienes les estaba p ro h ib id o re c ib ir aum entos de sa la rio s. Por o tra parte, (N e b rija , V ive s), de la p in tu ra (El G reco, Velázquez, M u rillo ), de la e scu ltu ra
se b e n e ficia ro n los burgueses (p ro p ie ta rio s y c o m e rcia n tes), que aprove­ (B erruguete) y ta m bié n a los e s tilo s c a ra c te rís tic o s de la a rq u ite c tu ra (pla­
charon la circu n s ta n c ia para enriq u e ce rse . te re sco , he rre ria n o , c h u rrig u e re sco ). Nos ocuparem os seguidam ente de la
lite ra tu ra : poesía, m ística , te a tro , h is to ria y novela.
La reina Isabel murió el 24 de marzo de 1603
Luego de un enfriamiento enfermó de grave­
En una cacería, uno de los integrantes dad y desde un principio se opuso a guardai LA LITERATURA
ofrece a la reina Isabel de Inglaterra cama, expirando reclinada sobre almohadones
una de las piezas cobradas. ( Grabado (Pintura de Delaroche.) . Las le tra s españolas llegan a su flo re c im ie n to no sólo en el sig lo XVI,
en madera de la época.) sino tam bién en la ce n tu ria sig u ie n te , período conocido con el nom bre
de Epoca Clásica.

Algunos autores distinguen un período Preclásico que comprende los gobier­


nos de los Reyes Católicos, de Felipe el Hermoso y Juana la Loca y las regencias
de Fernando el C atólico y del Cardenal Cisneros (1517). Luego consideran que el
verdadero apogeo lite rario se inicia con Carlos I (V de Alemania) y continúa con
sus sucesores: Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II el Hechizado (1700).

Caracteres

a) Religiosidad. El c a to lic is m o , fo rta le c id o en su lucha contra la Re­


fo rm a , in sp ira las obras lite ra ria s y toda m a nifestación de cu ltu ra en la pe­
nínsula. Com o bien ha dicho un autor, “ la Edad de O ro del arte es la edad
de oro de la fe ” .

b) Espíritu patriótico. A pesar de las in flu e ncia s e x te rio re s , el flo ­


re c im ie n to de las le tra s tu vo un se llo puram ente hispano, pues los perso­
najes, el am biente y el paisaje fu e ron siem p re nacionales.

127
c) M o n a r q u is m o . El e s p íritu de la raza estaba p re se n te en el sobe­ A m ediados del s ig lo XVII se in ic ia la decadencia de la poesía líric a
rano, que p e rso n ific a b a a la nación; por e sto , los e s c rito re s lo veneraron con la aparición de dos escuelas lite ra ria s : el c u lte ra n is m o o g ongorism o
com o algo sagrado, digno de hom enaje y obediencia. y el co n c e p tis m o . 1
El españolism o de esa época se resum e en la sig u ie n te e xp re sió n :
“ D ios en el c ie lo , el re y en la tie rr a ” . b) La poesía é p ic a 2 no alcanzó en la Edad de O ro la b rilla n te z y la
El idio m a cooperó e fica zm e n te para que las le tra s alcanzaran su m ayor p e rfe cció n del género líric o , por cuanto las grandes obras de la epopeya
esp le nd or, pues la lengua ca ste lla na lle g ó a la cum bre de su p e rfe cció n , española su rg ie ro n en el período m edieval.
ta n to en lo expre sivo com o en lo g ra m a tica l. El tra b a jo más destacado fu e La Araucana, en la que el m adrileño A lo n ­
so de E rcila y Zúñiga (1533-1594) canta la lucha de los españoles contra
los indígenas araucanos que poblaban el actual te r rito rio ch ile no.
1) La poesía: lírica y épica
a) La lírica se ca ra cte rizó por la in flu e n c ia de la m é tric a ita lia n a , 2) La m ística
que puede observarse en el uso del v e rso endecasílabo y ta m b ié n del so­
Fiel exp re sió n del s e n tim ie n to español de esa época, “ que caldeaba los
neto. Entre los poetas que tra ta ro n de im p la n ta r en España esa nueva form a
corazones", es la lite ra tu ra re lig io sa o m ística.
p oética podem os c ita r a Juan Boscán y a G a rcila so de la Vega.
N um erosos son los e s c rito s que flo re c ie ro n en este género lite ra rio
Juan Boscán (14957-1542). Nació en Barcelona y residió casi toda su vida y la copiosa p roducción se calcula en unos 3.000 lib ro s.
en Castilla.
El m érito de este discreto poeta son sus trabajos escritos "a l itálico modo” , Los más destacados fueron:
en los que introduce la m étrica italiana. Como prosista se destacó en la excelente Fray Luis de Granada (1504-1588), perteneciente a la Orden Dominica, dedicó
traducción de El Cortesano, obra del escritor italiano Baltasar Castialioni. a Felipe II su obra fundam ental: Guia de Pecadores.
El devoto carm elita San Juan de la Cruz (1542-1591) sobresalió por dos
Garcilaso de la Vega (1503-1536). A pesar de su breve existencia, este poeta poemas: Subida del Monte Carmelo y La noche oscura del alma.
toledano se destacó por “ su fino gusto y suave inspiración” . Impuso la métrica
italiana y alcanzó la perfección expresiva, aunque fue un artista imitativo. Santa Teresa de Jesús (1515-1582) se destacó por su estilo sencillo y cla ri­
Entre sus obras se destacan tres églogas o poemas dialogados. dad de expresión. Algunos de sus libros son verdaderas obras maestras, de encan-
tadara naturalidad. Sus mejores trabajos son: Camino de perfección y el Libro de
las siete moradas. \
C om o o p o sito re s a la innovación m é tric a su rg ie ro n los tra d ic io n a lis ta s Como místico, el ya citado Fray Luis de León prologó las obras de Santa
o p a rtid a rio s de lo nacional que no lograron su o b je to p o r cuanto las nuevas Teresa y escribió Los Nombres de Cristo.
fo rm a s poéticas se e xte n d ie ro n y fu e ro n u tiliz a d a s en toda la península.
Luego aparecieron las p rin c ip a le s escuelas líríca s españolas: la sala- 3) El teatro
p ia n tin a , con Fray Luis de León, y la se villa n a , que reconoce com o p rin cip a l
re p re se nta n te a Fernando de H errera. Las obras te a tra le s de la Edad de O ro se destacan por su e s p íritu
hispánico, nobleza de s e n tim ie n to s y riqueza de caracteres. Este género
lite ra rio alcanza su m áxim o e sp lendor con Lope de Vega, aunque tam bién
Fray Luis de León (1527-1591). Este agustino eruditísim o, considerado el más m erecen especial m ención Tirso de M o lin a y C alderón de la Barca.
grande poeta lírico de España, fue teólogo, filósofo, canonista y hasta matemático;
también dom inó el latín, el griego, el hebreo, el sirio y el caldeo. Lope Félix de Vega y Carpió (1562-1635) nació en Madrid y desde pequeño
Enseñó en la Universidad de Salamanca, pero envidiosos rivales lo acusaron dem ostró su precocidad para las letras. Dotado de una fecundidad sorprendente,
de errores dogm áticos; entonces el tribunal de la Inquisición lo condenó a cinco abarcó en sus escritos todos los géneros literarios, aunque sobresalió como dram a­
años de cárcel. turgo por su extraordinaria labor teatral^
Su reintegro a las aulas dio motivo a un grandioso homenaje. Se afirm a que,
al reanudar sus clases, en vez de acusar a sus enemigos, comenzó con esta célebre
frase: " Decíamos a y e r. . . " •
Aunque se inspiró en Horacio, las obras poéticas de este insigne lírico son 1 El culteranism o consiste en expresar (alsa y amaneradamente los conceptos, utilizando
insuperables, tanto en el fondo como en la form a expresiva. Entre sus famosas giros rebuscados, palabras extranjeras (latinismos, italianismos) u otras productos del antojo indi­
odas mencionaremos Vida retirada y Noche serena. vidual (neologismos). Es un vicio que radica en la forma exterior del lenguaje: la sintaxis y el
vocabulario.
Fernando de Herrera (1534-1597). Profundo conocedor de las letras griegas Fue utilizado por escritores "cultos” , de ahí el nombre con que se distingue. También se
y latinas, este gran poeta sevillano ejerció decisiva influencia en la literatura conoce como “ gongorismo" porque fue Luis de Góngora y Argote (1561-1627) el brillante poeta
castellana. que con su prestigio dio trascendencia a esta escuela literaria.
Para elevar el lenguaje poético utilizó grandiosas imágenes y ostentosas El conceptism o — más frecuente, en la prosa— consiste en el empleo de conceptos oscuros,
frases. Se destacó en temas patrióticos y religiosos, entre los que figuran odas y rebuscados y extravagantes. Se refiere al pensamiento y no a la expresión.
2 La poesía épica tiene por objeto expresar las ¡deas y sentimientos comunes a un pueblo
elegías.
a través de un estilo elevado, acción grande y personajes heroicos o de suma importancia.

128
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Entre los historiadores que trataron temas de la península figuran p rin cip a l­
mente el religioso Juan de Mariana (153&-1624), autor de una Historia de España,
y Diego Hurtado de Mendoza (1503-1575), que escribió la Guerra de Granada.
Basados en asuntos del Nuevo Mundo, mencionamos al dom inico Fray Barto­
lomé de las Casas (14757-1566) con su Historia General de las Ind ias; Antonio
de Soils (1610-1686), autor de Historia de la conquista de México, etcétera.

5) La novela
Después del te a tro , la novela fu e el género lite ra rio más cu ltiva d o
por los e s c rito re s españoles de la Edad de Oro. Para su e stud io , deben
d is tin g u irs e :

a) Novelas caballerescas. Sus te m as se basaban en las hazañas de


los ca b a lle ro s y en sus luchas por la defensa de la lealtad y del am or.
Este género alcanzó su apogeo en el sig lo XVI, pero luego e n tró en de­
cadencia p o r in ve ro sím il y extravagante.

b) Novela pastoril. Fueron obras a rtific io s a s que no re fle ja ro n con


exa ctitu d el a m biente. Se basaban en el am or y los personajes son fa lso s
pastores que encubren a verdaderos cortesanos.

c ) Novela picaresca. Los tra b a jo s de este género d escriben las


aventuras del " p ic a ro " o curioso, su je to vagabundo bufón y desheredado
de la su e rte . E scritos en prim era persona, es d e cir, en fo rm a a u to b io g rá fica ,
sa tiriza n los d e fe cto s sociales con re alism o . La más im p o rta n te de las no­
velas picarescas es el Lazarillo de Tormes, de au to r anónim o.

Sus obras dram áticas ocupan veintinueve volúmenes y las de otro carácter
se conservan en veintiún tomos. Se lo ha llamado “ Fénix de los ingenios” y también M iguel de C ervantes Saavedra (1547-1616)
"M onstruo de la Naturaleza” .
C ervantes es la fig u ra más destacada de la lite ra tu ra española y uno
Entre sus piezas más conocidas podemos cita r El rrjejor alcalde, el rey y
Fuenteovejuna. de los más grandes e scrito re s del mundo.
Nació en A lc a lá de Henares y desde tem prana edad dedicóse a la le c­
Tirso de M olina (15807-1648) es el seudónimo del mercedario Fray Gabriel tu ra de los clá sico s latino s; su vida fu e variada y aventurera.
Téllez. Este poeta de fina sensibilidad escribió unas cuatrocientas com edias (sólo Ingresó en el e jé rc ito com o soldado, se tra sla d ó a Ita lia y luchó hero i­
conocemos poco más de ochenta) y se destacó por ei profundo análisis psicoló­
cam ente en Lepanto. En el via je de re greso fue apresado por los tu rc o s y
gico de sus personajes y la fiel descripción de la sociedad española.
Alcanzó celebridad por El bu rla dor de Sevilla y El Convidado de Piedra. llevado c a u tivo a la ciudad de A rg e l. Rescatado en 1580, v o lv ió a España e
in ic ió su a ctivid a d lite ra ria , que le daría renom bre universal.
Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) es otra de las figuras cum bres del F alleció de hidropesía en M adrid.
teatro español. Poeta de gran fantasía, prefiere temas religiosos, caballerescos o C ervantes — llam ado con ju s tic ia " e l p rín cipe de los in genios espa­
pasionales (am or y odio), en los que destaca el honor, la devoción a la Iglesia y ñ o le s ” — e s c rib ió poesías y com edias, aunque alcanzó su m ayor g lo ria com o
la lealtad al rey.
n o ve lista. En este ú ltim o género com puso La Galatea, Las N ovelas Ejem ­
Entre sus obras más celebradas figuran La vida es sueño y El alcalde de
Zalamea. plares, Los tra b a jo s de P ersiles y S egism unda y el in m o rta l Q u ijote.

4) La historia El ingenioso hidalgo Don Q uijote de la Mancha


El género h is tó ric o ta m b ié n alcanza su m adurez en e ste período y las La p rim e ra parte de esta obra m aestra v io la luz en 1605.
ru d im e n ta ria s cró n ica s m edievales fu e ro n rem plazadas por tra b a jo s de in­
ve stig a ció n que tra ta b a n de lle g a r a la verdad de los sucesos m ediante No se sabe con certeza la fecha en que el ilustre e scrito r comenzó su trabajo,
una paciente com pulsa de docum entos. aunque se supone con fundamento que se propuso redactar una corta novela, pero
Sin em bargo, por la ausencia de una escuela h is tó ric a y la im ita c ió n luego, entusiasmado ante el fruto de su propio ingenio, elaboró 52 capítulos.
Una vez publicado, el trabajo alcanzó rápido éxito en España y fue traducido
de m odelos la tin o s, los tra b a jo s de este género no se destacan por sus
a idiomas extranjeros.
valores.

131
130
habían sido otorgados a la Corona por donación del Papa y no por v o lu n ­
ta rio o to rg a m ie n to de los indígenas. Sólo hacia m ediados del sig lo XVI,
al aum entar el núm ero de españoles en el Nuevo M undo, los ju ris ta s ad­
m itie ro n que el poder real se e je rcía según un pacto de v o lu n ta ria con­
cesión con la com unidad.
El concepto del poder p o lític o emanado de la sociedad s u frió en España
un cam bio en el s ig lo XVIII por in flu e n cia de los e s c rito s del obispo francés
Jacobo B ossuet, cuya obra fu e tra d u cid a al caste lla no en 1743. Se produjo
una e xa lta ción del poder real y se aceptó el p rin c ip io de la monarquía
por derecho d ivin o , es d e cir, que el rey ocupaba el tro n o por una concesión
de D ios, y sólo a El debía re n d ir cuenta de sus actos, y no a la com unidad.

Las funciones del Estado indiano


En la organización p o lític a indiana no se e stru ctu ra ro n los poderes en
e je c u tiv o , le g is la tiv o y ju d ic ia l, porqué a com ienzos del sig lo XVI no se
conocía esa d iv is ió n del Estado que se aplicó en épocas p o ste rio re s. En
H ispanoam érica e x is tió una d iversidad de funcion es que com prendían: go­
bierno, ju s tic ia , guerra y hacienda.
El go b iern o abarcaba variadas a trib u cio n e s de orden e je c u tiv o y le g is ­
la tiv o (n o m b ra m ie nto de fu n cio n a rio s, redacción de leyes, etc.}, y tam bién
re lig io s a s (fundación de conventos, creación de igle sia s, etc.).
La fu n ció n de ju s tic ia era e je rcid a en d iversas ju ris d ic c io n e s por fu n ­
cio n a rio s y organisrrios, por cuanto no e stu vo a cargo — com o o cu rre en la
Com o en 1614 apareció una fa ls a con tin u a ció n del Q u ijo te , C ervantes a ctualidad— de un so lo poder especializado.
p ublicó al año s ig u ie n te la verdadera Segunda Parte, que constaba de 74 La fu n ció n de g u e rra com prendía lo re fe re n te a la organización m ilita r
capítulos. (equ ip a m ie n to , defensa del te rrito rio , lucha contra los ind ios, e tc.) y la fu n ­
A unque el m o tivo de la obra fu e rid ic u liz a r el fa ls o e s p íritu de los li­ ció n de hacienda lo re fe re n te a la a d m in istra ció n del te so ro e sta ta l y el
bros de caballería, sus dos p rin c ip a le s personajes, Don Q u ijo te y Sancho cobro de im puestos.
Panza, son creaciones a dm irables que representan una época. El p rim e ro ,
noble y generoso, encarna el id e a lism o hum ano; el segundo, to sco , calcu­
lador y m a te ria lis ta , sim b o liza la a n títe s is del a n te rio r. La organización institucional
En realidad, el Q u ijo te es ‘un exacto re tra to del se r humano, con sus
Luego del d e s c u b rim ie n to se fuero n creando los p rim e ro s organism os
d e fe cto s y v irtu d e s .
para el g o b iern o p o lític o y a d m in is tra tiv o de las Indias. A n te la vastedad
de las nuevas tie rra s y la d ifíc il com unica ció n, no sólo con la m e tró p o li
CONCEPTO POLITICO DE IN D IA S sin o e n tre las d iversa s poblaciones, la corona tra tó en lo p osible de e v ita r
que los fu n c io n a rio s actuaran por propia volunta d. Por este m o tivo , la o r­
Los orígenes del poder político ganización de los d o m in io s españoles en A m é rica tu vo c a ra cte rística s par­
tic u la re s : ningún fu n c io n a rio ni organism o era d e p o sita rio de todas las a tri­
En el tra n scu rs o de los s ig lo s XVI y XVII, los p rin cip a le s ju ris ta s y buciones. Las autoridade s se com plem entaban m utuam ente y e ntre ellas
te ó lo g o s españoles — e n tre e llo s Francisco de V ito ria y Francisco Suárez— e xistía n d ive rso s grados de dependencia, co n tro l y e q u ilib rio .
s o stu vie ro n que el poder p o lític o del gobernante surgía de la com unidad, Del ca rá cte r a bsoluto de la m onarquía española en aquella época se
pues era ésta quien se lo otorgaba al soberano. En consecuencia, el deber d e riva la m áxim a fundam ental que d irig ió durante m uchos años la p o lítica
del rey era no usar a su antojo esa autoridad que le había sido c o n fe rid a en A m é ric a : ‘‘ Las Indias o ccid e nta le s estaban sujetas d ire cta m e nte al rey,
por el pueblo. Según este p rin c ip o que fija b a lím ite s al soberano, el poder p o r fo rm a r parte in te g ra n te de sus dom in io s h e re d ita rio s ” . Los te rrito rio s
p o lític o emanaba de D ios al organizarse la com unidad y, si el m onarca no del Nuevo M undo eran reinos, p ro vin cia s, señoríos — no colo n ia s— , unidos
gobernaba en b e n e fic io de su pueblo y se con ve rtía en tira n o , el pacto era e xclu siva m e n te al m onarca y no a la N ación española.
nulo y cesaba toda obediencia al prín cip e . No fue p o sib le a p lica r desde un A m é ric a hispana estaba gobernada por autoridades m e tro p o litan a s (las
p rin c ip io esta d o ctrin a sobre el poder p o lític o del gobernante a los pobla­ de m ayor je ra rq u ía) y re sid e n te s. Las prim eras — establecid as en España—
dores de los d om in io s españoles en A m é rica , por cuanto esos te rrito rio s fu e ro n : el Rey, el C onsejo de Indias y la Casa de C ontra tación .

132 133
El C onsejo fu e la in s titu c ió n de m ayor autoridad creada en la península
para el gobierno de las Indias; sus integ ra ntes debían ser hom bres de
buenas co stu m b re s, “ nobleza y lim pieza de linaje, te m e ro so s de D ios y
escogidos én le tras y p ru d e n cia ".
El organism o entendía en los más variados asuntos. R esum iendo los
podem os agrupar de la s ig u ie n te manera:

a) Legislativos. Form ulaba y despachaba las leyes y resolu cio nes.


Aprobaba o rechazaba los p le ito s y d iversas cuestion es que le llegaban de
A m é rica .
Desde el punto de v is ta e c le s iá s tic o , inte rvenía en el pase de las bulas
papales — antes de p rom ulg arla s en Indias— y proponía ante el rey los
candidatos para lle n a r los cargos, ta n to e cle siá stico s com o c iv ile s .

b) Judiciales. Resolvía las causas fis c a le s que se presentaban a la


Aduana de S e villa y la apelación de los p le ito s procedentes de las audien­
cias am ericanas y tam bién los elevados a la Casa de C ontrata ción.
D ictam inaba en los ju ic io s de re sid e n cia y las visita s.

c ) Adm inistrativos. Se ocupaba de la organización de las flo ta s y


e xpediciones al Nuevo M undo; vig ilaba los in tereses de la Rea! Hacienda
y cobraba un ta n to po r cie n to sobre las m ercaderías que se exportaban.
P o ste rio rm e nte la Casa de C o n tratació n de S e villa se encargó de estas ú l­
Las autorida d e s re s id e n te s tenían su sede en A m é ric a y eran las s i­ tim a s funciones.
g uiente s: adelantados, gobernadores, v irre ye s, capitanes generales, audien­
cias, consulados y cabildos. d ) M ilita re s . La defensa de las posesiones en A m érica, la seguridad
en la navegación, los d e lito s co m etid os en el m ar y las sentencias re la tivas
El Rey a m ilita re s , correspondían a un organism o del C onsejo, llam ado Junta de
Guerra.
Era la suprem a e inapelable autoridad de ¡as Indias y el s u p e rio r po­
lític o de todo s sus d o m in io s. El m onarca estaba fa cu lta d o para cre a r orga­
nism os de gobierno, d ic ta r leyes, anular sente n cia s, nom brar y re m o ve r a
los fu n cio n a rio s y to m a r las m edidas que cre ye ra co n ve n ie n te s para m e­ El edificio del Archivo Genera! de Indias, en Sevilla. Allí figuran los más importantes docu­
jo ra r la a d m in is tra c ió n de sus posesiones. mentos referentes a la historia de Hispanoamérica.
En el aspecto re lig io s o — p o r expresa concesión p o n tific ia — podía
nom brar las auto rid a d e s e c le s iá s tic a s y cre a r obispados y arzobispados.

EL CONSEJO DE IN D IA S
Después del d e s c u b rim ie n to de A m é rica , los Reyes C a tó lico s designa­
ron al arcediano Juan R odríguez de Fonseca — quien pertenecía al C onsejo
de C a s tilla — para que se h ic ie ra cargo de las cu e stio n e s re la tiv a s a las
nuevas tie rra s .
En 1518, el em perador C arlos V designó a Fonseca p re sid e n te de la
Junta de In dia s — integrada por va rio s m ie m b ro s— , que al año s ig u ie n te
com enzó a fig u ra r en los docum entos o fic ia le s con el títu lo de C onsejo de
Indias. Este organ ism o carecía en realidad de autonom ía, pues form aba parte
del C onsejo Real de C a stilla .
A sí fu n cio n ó durante va rio s años hasta que, debido a la m u e rte de
Fonseca y para em ancipar los asuntos de Indias del C onsejo de C a stilla ,
el em perador C arlos V creó, el 1? de agosto de 1524, el C onsejo Real y
S uprem o de las Indias, designando p re sid e n te a García de Loaysa.

134
LA C A SA DE C ONTRATACION AUTO RIDADES RESIDENTES EN A M E R IC A
A m ediados de 1502, el te s o re ro Francisco Pinelo, que ju n to con el
arcediano Fonseca se ocupaba de los asuntos del Nuevo M undo, p resentó Los adelantados
a los reyes un m e m o ria l en el que destacaba la necesidad de c re a r una
casa donde podrían d e p o sita rse las m ercaderías que llegaran o debieran El d e scu b rim ie n to , la conq uista y la colonización de A m é rica hispana
em barcarse para las Indias. Este e s ta b le c im ie n to e staría a cargo de un se ca racterizaron por s e r una em presa p opular donde el esfuerzo ind ividua l
fa cto r, un te s o re ro y dos contadores. o p rivado sobrepasó la acción o fic ia l de la corona. Con el o b je to de re­
A cce dien do a lo s o lic ita d o , la corona creó en enero de 1503 la Casa com pensar a los p a rtic u la re s que arriesgaban su vida y sus haciendas se
de C o n tra ta ció n — con a sie n to en la ciudad de S e villa — y nom bró fa c to r concedió al je fe de la e xped ición el títu lo de adelantado, con c a rá cte r v i­
al pro p io Pinelo. ta lic io y a veces h e re d ita rio . Fueron — por orden c ro n o ló g ico — los p rim e ro s
,Para el e stu d io de este org a n ism o d is tin g u ire m o s tre s períodos: gobernantes españoles en el Nuevo M undo.

Este título se otorgaba en Castilla a funcionarios con atribuciones de jueces


a) Con régim en autónomo y también a aquellos que, en las guerras de la reconquista española, ‘‘adelanta­
ban las fronteras” y libraban al te rrito rio de los invasores.
En sus com ienzos, la Casa de C o n tra ta ció n tu vo ca rá cte r e x c lu s iv a ­
m ente com ercial, con fu n cio n e s propias de una aduana pues debía c o n tro la r El adelantado firm a b a con el rey (o sus rep re se n ta n te s) un c o n tra to o
todo s los produ cto s que llegaban de A m é rica . ca p itu la c ió n por el cual se otorgaban al p rim e ro c ie rto s derechos, pero ta m ­
A p a rtir del año 1508, la corona — para im p u lsa r los co n o cim ie n to s bién quedaba s u je to a dive rsas obligaciones.
g e og rá ficos y c ie n tífic o s — creó en la Casa el cargo de p ilo to m a yo r d e l Este fu n c io n a rio e je rcía el go bierno p o lític o , a d m in is tra tiv o y m ilita r
reino, nom brando para desem peñar esa fu n c ió n al navegante A m é ric o Ves- del te r rito rio adjudicado en su ju ris d ic c ió n . Estaba autorizado a fu ndar
pucio, a quien luego su cedió Juan Díaz de Solís. p oblaciones y fo rta le za s, a d ic ta r ordenanzas, re p a rtir tie rra s y d ic ta m in a r
en asuntos ju d ic ia le s .
C onviene a cla rar que los adelantados debían re sp e ta r la o pinión de los
o fic ía le s re a le s (te so re ro , contador, fa c to r y veedor) o re p re se nta n te s del
b) D ependiente del C onsejo de Indias m onarca, quienes ge neralm ente los acom pañaban en sus expediciones.
Luego de la creación del C onsejo de Indias, la Casa pasó a depender
de ese a lto organism o. Nuevas ordenanzas reg lam entaron las fu n cio n e s de Los gobernadores
la C ontra ta ció n ; el núm ero de asesores le tra d o s se aum entó a dos y co­
S ucedieron a los adelantados y sus funciones eran s im ila re s , aunque no
menzó a fu n cio n a r una cárcel para la más rápida a d m in is tra c ió n de la ju s ­
tic ia . firm aban la c a p itu lació n y p or esto carecían de los b e n e ficio s y ganancias
que tal co n tra to les hubiera otorgado. Eran nom brados por el m onarca a
Las d isp o sicio n e s de la corona re la tiv a s al trá fic o con A m é ric a eran
propuesta del C onsejo de Indias; sin em bargo, algunos v irre y e s designaron
celosa m ente vig ila d a s por los fu n c io n a rio s de este organism o.
gobernadores, que estaban s u je to s a la c o n firm a ció n del soberano. La Real
Hacienda les fija b a el sueldo y duraban en el cargo un plazo va ria b le que
c ) Decadencia oscilaba de uno a cin co años.
La Legislación de Indias no aclara debidam ente las a trib u cio n e s de los
N um erosas son las causas que in flu y e ro n para que a fin e s del s ig lo gobernadores, pero podem os a firm a r que eran bien am plias. Adem ás de
XVI com enzara la decadencia de la Casa de C on tra ta ció n .
las fa cu lta d e s a d m in istra tiva s, poseían autoridad ju d ic ia l porque los fa llo s
El puerto de Sevilla, si bien ofrecía ventajas de seguridad, carecía de aguas del C abildo — sie m p re que la A ud ie n cia e stu vie ra d is ta n te — podían ape­
profundas, principal motivo que originó la creación de un nuevo organism o: la larse ante el gobernador. Sus a trib u cio n e s m ilita re s com prendían todo lo
Casa de Contratación de La Coruña. Esto dio origen a una serie de conflictos de re la tiv o al mando de las tropas.
ju risd icció n entre este puerto y Sevilla, que deseaba mantener la supremacía de
los viajes al Nuevo Mundo. Cuando el te rrito rio bajo su ju risd icció n era muy extenso, estaban autorizados
para designar tenientes de gobernador-, además, para evitar los excesos que se
D urante el go b iern o de los reyes Borbones, y a causa de la fundación cometían con los naturales, podían nom brar corregidores en los pueblos indígenas.
de la S ecretaría de M arina, la Casa de C o n tra ta ció n fue trasladada a Cádiz Al crearse los cargos de virrey y capitán general, los gobernadores pasaron a
y. por ú ltim o , en 1790, C arlos IV la su p rim ió , debido a que sus fu n cio n e s depender de estos funcionarios.
eran cum plidas por los C onsulados d e l M ar.
Los virreyes
Fueron los re p re se nta n te s d ire c to s del m onarca y, por lo ta n to , la más
alta autoridad en A m é rica . E legidos e n tre los nobles más destacados de la

136
137
C orte española, gozaban de p reem inencias se m ejantes a los reyes y fig u ­ g u a cil m ayor, lo s fisca le s, lo s alcaldes de crim e n y o tro s fu n c io n a rio s de
ran en los docum entos con los títu lo s de "e x c e le n tís im o s ” y “ c la rís im o s ” . m e n o r je ra rq u ía .
A l p rin c ip io el cargo de v irre y fu e v ita lic io , pero luego se fijó su dura­
ción en tre s años y más ta rd e en cinco. Los o id o re s eran personajes p re stig io so s, nom brados d ire cta m e n te por
Las am plias fa cu lta d e s de los v irre y e s podem os re s u m irla s de la s i­ el m onarca; usaban una toga ta la r, considerada com o insig nia del honor.
gu iente manera: A l igual que a los v irre y e s , les estaba p ro hibido m antener vin cu la cio n e s con
personas re sid e n te s en el lugar donde funcionaba la A u d ie n cia ; no podían
a) P olíticas. Les debían obediencia todas las a utoridades del v irre in a to , s e r nativos de la zona ni a s is tir a cerem onias públicas que no fueran pro­
exceptuando los adelantados. pias de su cargo.

b) L egislativa s. Podían d ic ta r bandos, in stru c c io n e s , reglam entos y o r­ Los fis c a le s defendían los p le ito s o fic ia le s y los asuntos derivado s de
denanzas destinados a los fu n c io n a rio s subordinados y al pueblo. la Real Hacienda; el a lg u a c il m ayor velaba por el c u m p lim ie n to de las re­
so lu cio n e s de la A ud ie n cia y los alcaldes de crim e n — pro p io s de las au­
c) A d m in is tra tiv a s . M anejaban las rentas reales y, com o su p e rin te n d e n ­
d ie n cia s v irre in a le s — integraban con el v irre y un trib u n a l que entendía,
tes de H acienda, v ig ila b a n to d o s los aspectos del te so ro . Estaban fa c u l­
en apelación, las causas c rim in a le s dictada s por los alcaldes.
tados para nom brar a los gobernadores, c o rre g id o re s , alcaldes m ayores de
ciudad y o fic ia le s de Hacienda, aunque luego estos fu n c io n a rio s debían ser
con firm ados por el rey. Funciones
d) E clesiásticas. Estaban autorizados para e je rc e r el vice p a tro n a to , es a) Ju d icia le s. A lto trib u n a l con ju ris d ic c ió n c iv il y c rim in a l; eran nece­
d e cir, podían nom brar re lig io s o s para ocupar las vacantes e cle siá stica s sa rio s dos vo to s de sus m iem bros re unidos en acuerdo para d ic ta r senten ­
m enores. cia en ju ic io s c iv ile s in fe rio re s a doscie nto s m il m aravedíes y de tre s de
e llo s para los demás casos. Los asuntos c iv ile s que excedían de los seis
e) Ju diciales. Presidían — sin v o to — las audiencias y podían conm utar m il pesos oro adm itían una apelación ante el C onsejo de Indias.
p e n a s .1 En m a te ria c rim in a l trata ba en prim e ra instancia todas las causas que
La labor de los v irre y e s estuvo fisca liza d a por las audiencias y tam bién llegaban de los o tro s trib u n a le s in fe rio re s de ju s tic ia ; los fa llo s se expe­
por los ju ic io s de re sid e n cia y las vis ita s . D urante el tra n s c u rs o de su man­ dían en nom bre del p ro p io soberano y con el se llo real.
dato debían re dacta r una m e m o ria para fa c ilita r a su su ce so r las tareas de A p a rtir del año 1550 se creó en la s'a u d ie n cia s el juzgado de “ Bienes
g o b ie rn o . 2 de D ifu n to s ” a cargo de un o id o r que a dm inistraba las riquezas de los fa ­
lle c id o s en Indias o en v ia je a e llas, siem pre que no tu vie se n herederos.
Los capitanes generales
b) P o litic o -a d m in istra tiva s. Si los v irre y e s se e xtra lim ita b a n en cu alquie­
Estos m andatarios tenían a trib u c io n e s sem ejantes a las de los virre y e s , ra de sus fu n cio n e s, la A ud ie n cia estaba faculta da para lla m a rlo s al orden
aunque el te r rito rio bajo su ju ris d ic c ió n era de m enor im p o rta n cia y ta m ­ — sin hacerlo p ú b lico— ; en caso de re in c id ir com unicaba por e s c rito al rey
poco eran considerados en la je ra rq u ía de los p rim e ro s. la irre g u la rid a d ,
O tras d ivisio n e s p o lític a s fu e ro n entregadas a los co rre g id o re s, lla ­
mados tam bién a lca ld e s m ayores, quienes gobernaban los d is trito s que no El juicio de residencia
eran cabeza de p ro vin cia y en los que había pueblos indígenas.
Para exam inar la actuación, de los altos funcionarios del gobierno, la corona
española estableció el ju ic io de residencia. En Am érica tuvo su origen en la real
Las audiencias cédula del año 1499, por la cual los Reyes Católicos designaron al com endador
Francisco de Bobadiila “ juez pesquisidor” de Cristóbal Colón.
La A u d ie n cia fue el más a lto trib u n a l creado en A m é ric a para la
a d m in istra ció n de la ju s tic ia . A propuesta del Consejo de Indias o de la Audiencia, el juez residenciador
se trasladaba al lugar donde había actuado el funcionario sujeto al ju ic io y allí
Una de las c a ra c te rís tic a s de este organism o fu e el núm ero v a ria b le recogía todas las pruebas de acusación y defensa. Terminado el proceso, enviaba
de ju e ce s que lo in tegraban; e n tre e llo s podem os c ita r los oidores, el al- las actuaciones al Consejo de Indias, el que daba el fallo definitivo.
Podían ser residenciados virreyes, gobernadores, alcaldes, corregidores, visi­
tadores de indios, tasadores de tributas, algunos miembros del Cabildo y fun cio­
narios de la Real Hacienda y de la Cusa de Moneda.
O tro procedim iento ju d icia l fue el de la visita, a cargo de un inspector o
' “ Limitados a ejercer altas tareas de gobierno -e s c r ib e Zorraquín Becú— la legislación
quiso apartarlos de las preocupaciones particulares y de la minucia judicial para que pudieran dedi- visitador. El ju ic io de residencia se efectuaba públicam ente al térm ino de la
carse por entero al desempeño de su elevada función.” actuación de un funcionario y no lesionaba su prestigio. La visita — en cam bio—
= Por el llamado “ pliego de mortaja" designaba a un reemplazante que lo sucedería — en era m otivada por denuncias graves, se realizaba en cualquier momento y sus
caso de fallecer repentinamente— , hasta la ligada del nuevo virrey nombrado por el monarca. procedim ientos eran generalmente secretos.

138 139
Las penas aplicadas en ambos procedim ientos consistían en multas, inhabi­
lita ción o destierro. El monarca podía exim ir del ju ic io a funcionarios de reconocida
capacidad, como sucedió con los virreyes Cevaílos y Vértiz, en el Río de la Plata.
La mayoría de las veces estos procedim ientos judiciales no tuvieron verdadera
eficacia debido a ^¡versos factores, entre ellos, la venalidad y el soborno de los
jueces o el poderío de los juzgados. El quinto virrey del Perú, marqués de Monte
Claros, los asemeja "a los torbellinos que suele haber en plazas y calles que
no sirven sino para levantar el polvo” .

Los cabildos

El cabildo era una c o rp o ra ció n m unicipal que tu vo m ú ltip le s fu n cio n e s


y que correspondía a los v ie jo s ayun ta m ie n to s o m u n ic ip io s ca ste lla no s de
la Edad M edia.
De acuerdo con lo e sta b le cid o en las Ordenanzas de Población, el ca­
b ild o se creaba al fundarse una ciudad. El c o n q u ista d o r que p residía la
cerem onia adelantado o gobernador— debía nom brar los p rim e ro s ca­
b ild a n te s; éstos cesaban con el ú ltim o día del año y el 1? de enero e llo s
m ism os designaban a sus sucesores. El edificio del Cabildo de Buenos Aires a principio del siglo XIX. En la planta baja se
encontraba una capilla, locales para los empleados del municipio y celdas para encerrar
Para ocupar ios cargos concejiles, de carácter honorario y obligatorio, era a los detenidos. En la planta alta, una gran sala de reuniones y un largo balcón exterior,
condición necesaria ser vecino, es decir, estar casado y afincado en el lugar; se en el que aparecían las autoridades los días de festejos.
prefería a j o s descendientes de conquistadores que no tuvieran “ oficios viles”
como ser tiendas de m ercaderías” o tabernas. También se les exigía saber leer
y escribir, aunque a veces no se tuvo en cuenta este últim o requisito.
i) El alguacil mayor. Especie de je fe de policía. Se ocupaba de la
v ig ila n c ia de las cárceles, detención de d elin cu e n te s, re p rim ía el juego y
C onstitución
castigaba los actos co ntra las buenas costum bre s. Podía perm anecer armado
El cabildo estaba c o n s titu id o por: de capa y espada d e ntro del re c in to del ayuntam iento.

a) El alcalde mayor. Era el p rim e r m a g istra d o m unicipal que super­ j) El escribano público. Era el se cre ta rio de actas, redactaba los
visaba todo el m o v im ie n to de ese organism o. lib ro s de acuerdo y le estaba pro h ib id o d ivu lg a r lo tra ta d o en las deli
beraciones.
b) El c.lcalde de prim er voto. Desempeñaba la fu n ció n de juez de
prim e ra instancia en lo c iv il. k) El mayordomo. Encargado de las diversas cerem onias públicas.

c ) El alcalde de segundo voto. Con igual ju ris d ic c ió n que el ante


A tribuciones
rio r, pero en' asuntos de c a rá c te r c o m e rcia l o c rim in a l.
El ca bildo tu vo m ú ltip le s a trib u cio n e s. Entre ellas podem os c ita r:
d) Los regadores. Se ocupaban del abasto de la población, de las
m ejoras públicas y de la a d m in is tra c ió n en general. Su núm ero oscilaba a) Funciones ju d icia le s. Estaban a cargo — com o ya hem os v is to — de
de cu atro a doce. los alcaldes de p rim e ro y segundo voto.

e) El alfé re z real. Llevaba el pendón del rey en todas las ce re m o ­ b) Funciones eje cu tivas. Proyectaba ordenanzas de buen gobierno, f i ­
nias públicas y, por la je ra rq u ía de su fu n ció n , p ercibía más sueldo que jaba los im puestos, establecía d isp o sicio n e s e d ilicia s, p o lic ia le s , de abasto
los regidores. y otorgaba tie rra s y solares.

f) El fie l ejecutor. V ig ila b a e l p re cio de los a rtícu lo s, im pedía el alza Las reales cédulas procedentes de la m e tró p o li se abrían en el ayunta­
indebida de los m ism os y d eterm inaba los lugares de venta. m iento, en presencia del v irre y o del gobernador, y luego se com unicaban
por bando al pueblo, si ése era el deseo del soberano.
g) El síndico procurador. Encargado de hacer v a le r los derechos
c) Funciones a d m in istra tiva s. Se ocupaba de la creación y el fu n cio n a ­
de los pobladores de la ciudad ante las autoridades, in c lu s iv e ante el rey.
m ie n to de escuelas de prim e ra s le tra s, exceptuando las que estaban a
h) El procurador general. Proponía re fo rm a s de acuerdo con las cargo de re lig io s o s ; a dm inistraba m ercados, ho sp ita le s y realizaba obras
necesidades públicas. de bien com ún.

140 141
_

El ca bild o obtenía re cu rso s con dos clases de im p u e sto s: 1) io s /p ro ­ Com o sucedió con o tra s in s titu c io n e s ya e xiste n te s en la península, el
p io s ; dinero que recibía p o r el a rrie n d o o la ve n ta de las tie rra s de su C onsulado fu e trasladado a las nuevas tie rra s con fu n cio n e s adaptadas al
propiedad; 2) los a rb itrio s : cobrados a los com e rcia n tes. medio en que debía actuar; es así com o tu vo ca rá cte r de ¡unta económ ica,
d) Funciones e le cto ra le s. Los cabild a n te s elegían a sus sucesores por pues fom entaba las a ctivid a d e s agrícolo-ganaderas, la m inería y las in ­
m edio del voto. du stria s.
El Consulado estaba form ado por un prio r o presidente y dos cónsules, acom ­
Cabildo abierto - pañados en sus funciones por un contador, un secretario, un tesorero y otros
vocales.
Era convocado en casos de extrem a gravedad y concurrían las auto­ El monarca nombraba a sus integrantes por dos años, al térm ino de los
ridades c iv ile s , e c le s iá s tic a s y m ilita re s , ju n to con la parte más re p re se nta ­ cuales el presidente y los dos cónsules se renovaban, eligiéndose por sorteo nuevos
candidatos de una lista presentada por los com erciantes; no sucedía lo mismo con
tiv a y “ sana de la p o b la c ió n ", com o fig u ra en los docum entos de la época.
el contador, el secretario y el tesorero, que eran funcionarios permanentes.
La convoca to ria — que contaba con la anuencia del v irre y o goberna­
dor— obedecía a dive rsa s causas que requerían una so lu ció n inm ediata:
re so lve r asuntos de guerra, ataques de p iratas, im poner ca stig o s a los En m ateria ju d ic ia l, los fa llo s del Consulado podían apelarse ante la
indios, epidem ias, pérdidas de cosechas, e tcé te ra . Casa de C o n tra ta ción de S evilla, siem pre que el m onto del p le ito excediera
En A m é rica debem os d is tin g u ir el c a b ild o a b ie rto tra d ic io n a l o de la los m il pesos fu e rte s ; p o s te rio rm e n te se fa c u ltó a la A u d ie n cia para re­
prim e ra época y el re v o lu c io n a rio o con fin e s e s tric ta m e n te p o lític o s , pro­ s o lv e r e stas cu e stio n e s com e rcia le s, la que e ntonces sesionaba com o
pios de los albores de la em ancipación. trib u n a l, com puesto por el decano de e ste cuerpo y dos colegas. En ú ltim a
A m ediados del s ig lo XVI, y a causa de las guerras c iv ile s , se con­ instancia, el C onsejo de Indias podía d ic ta r sentencia d e fin itiv a en cual­
vocaron en el Perú los p rim e ro s ca b ild o s a b ie rto s re v o lu c io n a rio s ; en el q u ie r p le ito de ca rá cte r com ercial.
Río de la Plata este tip o de asam blea se reunió con m o tivo de las inva­
siones inglesas. Las Leyes de Indias
Las tie rra s del Nuevo M undo fu ero n anexadas a la corona de C a s tilla
LOS C ONSULADO S
y por esto las le yes castellanas y no o tra s se aplicaron en A m é rica al co­
Desde la Edad M edia, los co m e rcia n tes españoles se agrupaban en m enzar la conquista y la población del te rrito rio . Sin em bargo, las d ife re n ­
trib u n a le s m e rca n tile s — conocidos con el nom bre de Consulados o U n iv e r­ cias de orden so cia l, p o lític o , económ ico y g eo gráfico que existía n entre
sidades de M erca d e re s— con el o b je to de d e fe n d e r sus p ro p io s in te re se s las posesiones de u ltra m a r y la m e tró p o li dem ostraron que esa leg isla ció n
en m ateria de navegación y com ercio. castellana no se adaptaba — en m uchos casos— a las exigencias ju ríd ica s
de la in c ip ie n te sociedad. S urgió de esta fo rm a el llam ado D erecho indiano,
es d e cir, la fu s ió n del Derecho caste lla no con la p rim itiv a le g isla ció n in ­
El edificio del Consulado de Buenos Aires. Años'después — en el período independiente— dígena.
allí sesionarían los diputados integrantes de la Asamblea del año 1813. La L egislación de Indias es el co n ju nto de disp o sicio n e s ju ríd ic a s d e s ti­
nadas a las nuevas tie rra s , que s u scrib ie ro n autoridades m e tro p o litan a s y
re sid e n te s, ta le s com o reyes, v irre y e s , C onsejo de indias, gobernadores,
consulados, audiencias, e tcé te ra .
Con el transcurso del tiem po se hizo necesario re co p ila r todo este gran pro­
ceso legislativo, es decir, reunir las leyes de acuerdo con un orden cronológico
y agruparlas p o r iden tidad de asuntos, a fin de sim p lifica r su conocim iento y fa ci­
litar su aplicación.
Entre los juristas que se dedicaron a la gran tarea de recopilar y cod ifica r
las Leyes de Indias merecen especial mención Antonio de León Pinelo y Juan de
Solórzano Pereira. Finalmente, en el año 1680, el rey Carlos II prom ulgó la fam osa
R ecopilación de Leyes de los Reinos de indias.

El poblam iento
Desde una p rim e ra época, la Corona española dispuso e je rc e r un con­
tro l sobre el tra s la d o de personas hacia sus d om in ios en A m é rica , La Casa
de C o n tra ta ció n estaba a cargo del em barque y otorgaba el pe rm iso c o rre s ­
pondiente, p re vio re g is tro de los v ia je ro s, con su ocupación re spe ctiva.

142
Los Reyes C a tó lico s p ro h ib ie ro n la partida hacia el Nuevo M undo de rio re s al in d io en tra b a jo , re siste n cia y d ocilida d. A ños más tarde, en
herejes, m oros y ju d ío s; tam poco le fu e p e rm itid o a los gitanos, por su con­ tie m p o s de Felipe II, se ordenó que un em presario debía encargarse del
d ic ió n de errantes. En cam bio, se fa c ilitó el tra sla d o de fa m ilia s de cam pe­ trá fic o de negros, de acuerdo con lo e stablecido en el “ a sie n to ” o contrato
sinos y artesanos que dem ostraran se r “ c ris tia n o s v ie jo s ” , es d e cir, no entre la Corona y un p a rticu la r. Los únicos en co ndicio nes de tra fic a r
descendientes de in fie le s . esclavos en gran cantidad fueron los portugueses, que se apropiaban de los
C arlos V dispuso que los hom bres casados no podían v ia ja r s in sus hom bres de co lo r en sus posesiones de A fric a . El p rim e r “ a s ie n to " se
esposas. Con respecto a las m ujeres s o lte ra s, aunque las nuevas tie rra s otorgó a Pedro Gómez R eynel y se prolongó de 1595 a 1601.
ofrecían buenas p o sib ilid a d e s m a trim o n ia le s, durante largos períodos se La cruza de europeos con indias y negras produjo una variedad de
pro h ib ió su em barque; a pesar de estas re s tric c io n e s , no fu e escaso el grupos m estizos. El casam iento legal e ntre un blanco y una m u je r aborigen
núm ero de m ujeres — casadas y so lte ra s — que pudieron tra sla d a rse a era considerado deshonroso y quitaba d is tin cio n e s y p riv ile g io s . No ocu rrió
A m érica. lo m ism o con las jóvenes m estizas — de unión de españoles con indias—
Los p rim e ro s negros esclavos llegaron acompañados de sus dueños, que pudieron ser esposas de colonos europeos.
com o s e rv ic io d o m é stico , en las expediciones conquistadoras. Estos africa- Para que la raza negra no se fusio nara con la europea, la Corona espa­
nos num erosos en A ndalucía a fin e s del s ig lo XV— de m o stra ro n se r supe­ ñola dispuso que pasara a A m é rica un núm ero p roporcional de esclavos de
ambos sexos; a pesar de e llo , en c ie rto s lugares el núm ero de m ulatos fue
abundante.
El jurisconsulto español Juan de Solórzano La fundación de ciudades fu e una de las bases en que con so lid ó su
Real cédula por la cual el mo­
Per eirá — oidor de la Audiencia de Lima— , narca español autoriza la recopi­
acción la colonización española. Estas nuevas poblaciones en te rrito rio
una de las grandes figuras del Derecho In­ lación de Leyes de Indias del am ericano c o n s titu y e ro n núcleos sociales, p o lítico s y económ icos que se
diano. (Grabado de la Biblioteca Nacional año 1682. u tiliz a ro n com o defensas contra el indígena rebelde y fa vo re cie ron las
de Madrid.) com unicaciones. El p ro ce d im ie n to por se g u ir en la fundación de ciudades
estaba reglam entado en unas disp o sicio n e s llam adas O rdenanzas de Po­
blación.

LA EVANGELIZACION

El Patronato
La Iglesia desem peñó un papel de gran im portancia en la conquista y
la colonización de A m é rica y e je rc ió m arcada influencia en los más variados
aspectos de la vida.
El P atronato era la p re rro g a tiva concedida por el Papa a los monarcas
españoles, por la cual los facultaba a nom brar las autoridades e cle siá stica s
y cre a r obispados y arzobispados en sus dom inios.
Las bulas y los breves p o n tific io s debían ser exam inados por el sobe­
rano antes de a p licarse en el Nuevo M undo; no podían e rig irs e m onasterios,
ig le sia s u h o sp ita le s sin e sta r de acuerdo con las ordenanzas reales; los
re lig io s o s no podían tra sla d a rse a A m é rica sin la orden expresa del m onar­
ca. En resum en, toda la Iglesia de A m é rica hispana dependía — en lo re fe ­
rente a personas y tem p o ra lid a d e s— de los reyes, sus patronos.
Los p rim e ro s sacerdotes que llegaron al Nuevo M undo fueron los fra n ­
ciscanos y los do m in ico s, llam ados "m e n d ic a n te s ” porque vivían de lim o s ­
nas y de la caridad p ú b lica . Tam bién a rrib a ro n re co le to s, m e rced arios, agus­
tin o s y capuchinos.
M erecen especial m ención los / e s u ita s , cuya labor fu e notable en todos
los órdenes en que d e sa rro lla ro n su m ú ltip le actividad.

Las autoridades eclesiásticas


Respondiendo a un pedido del em perador C arlos V, el Papa Paulo III
nom bró en ju lio de 1547 obispo d e l Río de la Plata — con sede en la Asun-

144 145
ció n — al fra n cisca n o Juan de B a rrio s. D ive rso s in co n ven ie n te s im p id ie ro n
a este ú ltim o tra sla d a rse a las Indias.
Con el o b je to de c u b rir el cargo vacante, C a rlo s V nom bró en fe b re ro
de 1555 — antes de abdicar— a fra y Pedro Fernández de la T o rre ; el nuevo
prelado llegó a la A su n ció n en a b ril del año sig u ie n te , acom pañado por
v a rio s re lig io so s.

La d ió ce sis d e l Tucumán — con sede en S antiago del Estero— se creó


en 1570 y fu e su p rim e r titu la r el obispo F rancisco de V ito ria ; le sucedió
H ernando de Trejo y Sanabria, quien se destacó por su obra en defensa y
evangelización de los indígenas. La d ió ce sis fu e trasladada a Córdoba en
1699, porque esa región contaba con m ayores p o sib ilid a d e s de prosperidad.
En 1620, el p o n tífic e Paulo V e rig e la d ió c e s is de Buenos A ire s y nom ­
bra en el cargo a fra y Pedro de Carranza. En 1807 se creó la d ió c e s is de
Salta y ocupó por p rim e ra vez esa s illa episcopal N ico lá s Videla d e l Pino.
Toda la región del Plata dependía ju ris d ic c io n a lm e n te del arzobispo de
Charcas; la región de Cuyo e stu vo su je ta — hasta 1806— a las autoridades
e cle siá stica s de S antiago de C hile, las que a su vez dependían de las de
Charcas.

La acción cultural Imprcflo con licencia deía Real Audiencia,en Ja


C i*J*d i e l t s ca n ta ría '7{¿C4rJ$ primero

España tra s p la n tó a las Indias las c a ra c te rís tic a s p a rtic u la re s de su


cu ltu ra y, por m edio de la enseñanza, tra tó de fo rm a r una sociedad e se n cial­
m ente cristia n a .
La tra d ic ió n m edieval otorgaba a la Iglesia el p rin cip a l papel en el
esfuerzo educativo, de ahí que la enseñanza de la p rim e ra época fuera
p a rticu la rm e n te m isio n a l y el p rim e r acto ed u ca tivo la ca tequización del
indígena.
Las Leyes de Indias contenían pocas d isp o sicio n e s sobre la creación de
cole g io s y u nive rsid a d e s; en cam bio, son num erosas las que tra ta n sobre
el a d o ctrin a m ie n to de los n a turales y para e llo s fu e ro n las p rim e ra s escue­ fa yrcjfor en cfÍH R tjn o i ¿ e l Piru»
las creadas en A m é ric a hispana. CAÑO D I ju r o . I X X X U U tANOS.
El fa c to r id io m à tic o c o n s titu y ó el problem a más im p o rta n te en el desa­ B fá vn T\¿4lfirc4tlá[lUg0tcn

rro llo cu ltu ra l.


La u n ifica ció n del idiom a, encarada sobre la base del ca ste lla no o de Portada de un catecismo des­
tinado a la evangelización de
la lengua indígena más avanzada, re s u ltó un fracaso; sin em bargo, en la
los indígenas, impreso en Li­
p rá ctica — por la co n vive ncia e n tre el aborigen y el c o n q u ista d o r— co e xis­ ma, en. el año 1584. La obra
tie ro n las dos tendencias. Los m isio n e ro s in icia ro n la co n fe cció n de voca­ estaba traducida a las len­
bu la rios indígenas y, de tal manera, la d ifu s ió n del ca ste lla no se lo g ró por guas quichua y aymará.
obra de la Iglesia.
de los m am elucos (m estizos de portugueses e indias) debieron e m ig ra r
LAS M ISIO N E S JESUITICAS hacia el sur, hasta d etene rse a o rilla s de los ríos Paraná y U ruguay. A
m ediados del s ig lo XVII los pueblos ocupaban una am plia región que com ­
prendía el este del Paraguay, la p ro vin cia de M isio n e s, parte de C o rrie n te s
Su organización
y p o rció n oeste de los estados b rasileñ os de Río Grande y Santa C atalina.
Se designan con el nom bre de “ m isio n e s je s u ític a s ” los e s ta b le c im ie n ­ Un s u p e rio r re lig io s o gobernaba cada pueblo, a s is tid o por un te n ie n te
to s fundados por esos re lig io s o s con el fin de c iv iliz a r y evangelizar a los cura que v ig ila b a la in s tru c c ió n y las prá ctica s de piedad.
indios.
Los pueblos levantados por los jesuítas tenían entre sí un aspecto muy
A p rin c ip io s del s ig lo XVII se e s ta b le cie ro n en el Guayrá, donde funda­ semejante: en el centro, una plaza de form a cuadrada o rectangular; hacia un
ron la "P ro vin cia je s u ític a del Paraguay” . M ás ta rd e , debido a la h o stilid a d costado la iglesia, las viviendas de los sacerdotes, la escuela, los talleres, los
depósitos y el cementerio. En los otros costados de la plaza se ubicaban en forma
sim étrica las casas de los indígenas, hechas de piedra y con techos a dos aguas.
146 147
Las m anualidades tu v ie ro n gran d e sa rro llo en la com unidad indígena,
pues su rg ie ro n c a rp in te ros, te je d o re s, he rreros, p in to re s, e sta tu a rio s, re lo ­
je ro s , im p re so re s, fu n d id o re s y hasta fa b rica n te s de in stru m e n to s m usica­
España en Italia y en Los franceses en Italia. Carlos VIII y Luis XII. R ivalidad entre
el Mediterráneo. Carlos V y Francisco 1. Batalla de Pavia. Tratado de Madrid.
La paz de Cambrai. Felipe II. Batalla de San Quintín. La
paz de Château Cambresis. Los turcos. Solimán II, el Mag­
nifico. La paz de Augsburgo. Abdicación de Carlos V.

La España de Felipe II. Propósitos de este monarca. Unidad religiosa. La in qu isi­


ción. Sublevación de los moros. Motines de Aragón: el
Justicia Mayor.

Politica exterior de Sublevación de los Paises Baios. El duque de Alba. El


Felipe II. Tribunal de Sangre. Guillermo de Nassau. Alejandro Far-
nesio. La República de las Provincias Unidas. Isabel de
Inglaterra y el anglicanismo. El duque de M edinasidonia. La
Arm ada Invencible. España frente a los turcos. Selim II. Juan
de Austria. Batalla de Lepanto. La unidad peninsular espa­
ñola. Batalla de Alcántara. Anexión de Portugal.

Las guerras de religión La Santa Liga y la Unión Calvinista. La noche de San Bar­
en Francia. tolomé. Francisco de. Guisa. Enrique de Borbón. El Edicto
de Nantes.

Francia. Reinado de Francisco i. Los Borbones: Enrique IV. El du­


La misión de San Ignacio Miní, según un cuadro de Léonie Matthis. Observe frente a la plaza
que de Sully.
el edificio de la iglesia que medía 63 metros de largo por 30 metros de ancho y constaba de
tres naves con muros de piedra — unida con barro arenoso— reforzados con pilares de madera
ae Lapacho. Inglaterra. Isabel 1. G uillermo Cecil. El im pulso a la industria. La Bolsa
de Londres. A ctividad de los corsarios.

paña y de A m é rica . A dem ás, el soberano creó ju n ta s de te m poralidades El Siglo de Oro La lite ratura : caracteres. La poesía lírica : Boscán y Garci-
para a d m in is tra r los bienes que poseían los re lig io so s. español. laso de la Vega. Las escuelas: salmantina, sevillana; e/ cul­
V arios ad m in istra d o re s se h ic ie ro n cargo del aspecto m a te ria l de los teranismo y el conceptismo. La poesía épica. La mística. El
pueblos, m ientra s que sacerdotes de otras órdenes (franciscanos, d o m in i­ teatro: Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca.
cos, m e rced arios) reem plazaron a los je su íta s. El p ro c e d im ie n to no tu vo La novela: caballeresca, pastoril y picaresca. M iguel de
éxito. Cervantes Saavedra. Don Q uijote de la Mancha.
Hacia el año 1776 los pueblos estaban en franca decadencia, y a p rin c i­
pios del sig lo XIX só lo quedaban m ontones de ruinas. En pocos años había Concepto político O rigenes: la autoridad del rey emana de la comunidad.
desaparecido la obra de dos sig lo s. de Indias. Bossuet: la monarquía por derecho divino. Las funciones
del Estado indiano: gobierno, justicia, guerra y hacienda.
La organización institucional: caracteres.

Autoridades El Rey, el Consejo de Indias: funciones legislativas, ju d ic ia ­


metropolitanas. les, adm inistrativas y m ilitares. La Casa de Contratación: con
Guía de repaso régim en autónom o; dependiente del Consejo de Indias;
decadencia.

Autoridades Adelantados: las capitulaciones. Los gobernadores■„ Lu¿ vi­


residentes. rreyes: atribuciones políticas, legislativas, adm inistrativas,
La España de Carlos V. Juana la Loca y Felipe de Habsburgo. Los infantes Carlos eclesiásticas y judiciales. Los capitanes generalas, Las Au­
y Fernando. Carlos I de España. La Europa de Carlos V: diencias: los oidores. Funciones de estos oir&wlamos. Los
posesiones de los Austria, herencia de Borgoña, dominios Cabildos: constitución y atribuciones. C a b ild o a b ie rta . Los
de Castilla y posesiones de Aragón. Carlos en España. Las Cervantes Saavedra: Don Q uijote de la ttanchr.
Cortes de Valladolid. Los com uneros: Juan de Padilla. Las leyes de Indias: su recopilación.

148 149
40. ¿Había restricciones para el traslado de personas hacia A m é­
rica? 41. ¿A qué se llamó el Patronato? 42. ¿Cóm o surgieron las
El poblam iento. Las restricciones. Los negros esclavos. La fundación de
ciudades. diócesis del Tucumán y de Buenos Aires? 43. ¿D ónde se estable­
cieron las misiones jesuíticas? 44. ¿En qué manualidades fueron
La evangelización. El Patronato: concepto. Las autoridades eclesiásticas. Las adiestrados los indígenas?
diócesis del Tucumán y de Buenos Aires. La acción cul­
tural: el factor idiom àtico.

Las misiones
jesuíticas.
Su organización. Artesanías. Expulsión de los jesuitas. Actividades Prácticas

• R e s u m ir las g u e rra s e n tre la Casa de A u s tria y F ra n cia .


• S in te tiz a r la p o lític a e x te r io r de F e lip e II .
• En u n cu a d ro s in ó p tic o titu la d o : El gobierno de América hispana
in d ic a r las p rin c ip a le s a trib u c io n e s de las a u to rid a d e s m e tro p o ­
lita n a s y las re sidente s sn el N u e vo M undo .
• B u s c a r in fo rm a c ió n y luego re d a c ta r u n tra b a jo titu la d o : Im por­
— Cuestionario -------------------------------------------------------— tancia de los cabildos en América,
1. ¿Cóm o llegó al trono Carlos I de España? 2. ¿Qué dominios
heredó al ocupar el gobierno imperial? 3. ¿Qué ocurrió en España
cuando se rebelaron los com uneros? 4. ¿Cóm o se originaron las
Guerras de Italia? 5. ¿Cóm o culminó la enemistad entre Carlos V
y Francisco I? 6. ¿Quién fue derrotado en la batalla de Pavía?
7. ¿Por qué Carlos V envió al condestable de Borbón a luchar
Lectura
contra el Papa? 8. ¿Cóm o terminó la guerra entre la Casa de
Austria y Francia? 9. ¿En qué form a abdicó Carlos V ? 10. ¿Qué
sabe con respecto a la personalidad de Felipe II? 11. ¿Cóm o logró Felipe II
la unidad religiosa de España? 12. ¿Qué incidentes se originaron
en Aragón? 13. ¿Por qué se sublevaron los Países Bajos contra Desde el punto de vista nacional, también influyó el hecho de que Fe­
Felipe II? 14. ¿En qué provincias venció A lejandro Farnesio? el rey más importante de la Casa lipe II, aunque no heredó el Impe­
15. ¿Cuál fue la política que siguió Isabel de Inglaterra contra de Austria, y también el más espa­ rio, se empeñó en continuar reali­
ñol, fue Felipe II. El volumen e in­ zando los fines característicos de esa
España? 16. ¿Qué le ocurrió a la Armada Invencible? 17. ¿Qué fluencia dé sü acción de gobierno son institución, que él consideraba como
actitud asumió España frente a los turcos? 18. ¿Qué se entiende tan grandes en el siglo XVI, como virtualmente transmitidos también
por unidad peninsular española? 19. ¿Por qué se produjeron las lo fueron en el X V los de Isabel I a la corona española. La diferencia
Guerras de Religión en Francia? 20. ¿Qué partidos se form aron? y Fernando. P e ro los p ro b le m a s de su criterio imperialista con el de
principales que hubo de afrontar Fe­ Carlos I consistió en que éste sentía
21. ¿Cóm o gobernó Enrique IV de Francia? 22. ¿Qué puede decir lipe II se diferenciaban de los que el Imperio como un Austria y Habs-
de Isabel I de Inglaterra? 23. ¿A qué se llama El Siglo de Oro resolvieron aquéllos (y especialmen­ burgo, y Felipe II como un católico,
español? 24. ¿Cuáles fueron los caracteres de la literatura? 25. te la reina Católica), en haber sido, para quien la suprema necesidad era
¿Quiénes se destacaron en la poesía lírica? 26. ¿Qué puede decir sustancialmente, problemas exterio­ salvar el mundo (no sólo España)
res a España y de relación ' ó™de de la herejía triunfante en el Norte
del teatro? 27. ¿Y de la novela? 28. ¿Qué sabe de Cervantes y el pugna con otros países. A que así de Europa y en parte del Centro.
Quijote? 29. ¿Cuálés fueron las funciones del Estado indiano? 30. fuese coñtrTBüyeron rio poco los ata­ Esa fue quizá su mayor equivoca­
¿Cóm o estaba gobernada América hispana? 31. ¿Qué atribuciones ques y amenazas de los reyes ene­ ción política con referencia a' los
migos de la Casa de Austria y de] intereses españoles; no obstante el
tenía el Consejo de Indias? 32. ¿En cuántos períodos puede divi­ poderío de ésta en Europa. Contra sentido ge n e ra l h u m an o de aquel
dirse el estudio de la Casa de Contratación? 33. ¿Qué sabe dé los ellos le fue preciso a Felipe II, más propósito, dentro de la ideología de
Adelantados? 34. ¿Cuáles eran las facultades de los virreyes? 35. de una vez, combatir incluso para la época. Es lícito, sin embargo, pre­
¿Qué funciones cumplía la Audiencia? 36. ¿Quiénes integraban salvar la independencia y los inte­ guntarse si Felipe II era capaz de
reses particulares de España. Pero comprender dónde estaba (fuera de
el Cabildo? 37. ¿A qué se llamó Cabildo abierto? 38. ¿Qué puede
decir sobre el Consulado? 39. ¿Cóm o surgió el Derecho indiano?
151

150
la razón religiosa y la de apoyo a la Felipe II nunca descargó la resolu­
familia imperial) el interés del rei­ ción de los asuntos en otras perso­
no que, a través de su padre, heredó nas, aun las de m a y o r confianza
de Isabel de Castilla y Fernando de (sus secretarios), sipo que los estu­
Aragón. Los únicos aspectos en que diaba y resolvía pof sí mismo. Esta
propiamente parece haber compren­ manera de proceder, digna por un
dido Felipe ese interés nacional, en lado de elogio, tuvo también sus
lo que tenía de más íntimo, fueron desventajas. A l c e n tr a liz a r en sí
el de las necesidades económicas re­ mismo el gobierno hasta en sus mí­
lacionadas^ o n la m e jo r a de las nimos detalles, quitaba iniciativas a
cualidades geográficas del territorio las autoridades inferiores al rey y
español, y el de la cultura. Su em­ dejaba a éstas sin poder decidir por
peño en concertar lo que estimaba sí mismas en momentos difíciles y
como sus obligaciones internaciona­ que no admitían espera. Por otra
les con las que correspondían a un parte, y dada la dificultad de las
rey español de entonces, constituyó comunicaciones que entonces se pa­
su error político más grave y tam­ decía, la necesidad de aguardar ins­
bién su drama espiritual. trucciones directas del rey hacía que
Felipe había sido cuidadosamente éstas llegasen muchas veces tarde y
educado para el gobierno por su pa­ no causasen el efecto buscado. Añá­
dre, Carlos I, y por varias personas dase a esto las vacilaciones y lenti­
de cultura y experiencia que le ro­ tud personales de Felipe, que, sea
dearon en su mocedad. Con objeto cual fuere su explicación psicológica,
de completar esa educación, y para constituyeron prácticamente una in­
que conociese por sí mismo los paí­ ferioridad frente al dinamismo de
ses de Europa que pertenecían a su que dieron muestra sus enemigos y,
padre, éste le hizo visitar Italia, particularmente, la reina Isabel de
Flandes y Alemania. Poco después, Inglaterra y la regenta de Francia,
y por su ya citado matrimonio con- Catalina de Médicis. La única ex­
María Tudor, Felipe residió algún LA ESPAÑA DE LOS AUSTRIAS MENORES
cepción a esa técnica burocrática se­
tiempo en Inglaterra. guida por el rey fue el sistema de D espu é s de la m u e rte de Felipe II com ienza la decadencia española al
Con todo esto, adquirió experien­ autonomías le g is la tiv a s, muy am­
cia de los hombres y de las cuestio­ o cupar el trono los tre s ú ltim os m onarcas de la casa de A u s tria que reina­
plias a veces, que se aplicó en las
nes que entonces agitaban a Europa, colonias a m e rica n a s y oceánicas: ron en la península: Felipe III, Felipe IV y Carlos II. Estos reyes incapaces
y especialmente un elevado sentido origen de una abundante legislación — que ca re cie ron de talento y energía— fueron dom inados en el aspecto
de su r e s p o n s a b ilid a d como rey, escrita y consuetudinaria que prác­ político por m e diocre s favoritos.
dentro de la concepción absolutista. ticamente modificó la dictada en la
Este sentido se aplicó en dos formas metrópoli en no pocas cuestiones.
que caracterizan la manera de go­ Felipe III (1598-1621)
bernar de Felipe II: es una su inter­ A lta m ira , Rafael.
vención personal y directa en todas H ijo del absolutista Felipe II, ciñó la corona a los ve intiú n años. A u n q u e
las cuestiones de a d m in is tr a c ió n ; M a n u a l de H i s t o r i a m u y re ligioso y benigno, este soberano era un incapaz que gustaba de la
otra, la defensa tenaz de los intere­ d e E s p a ñ a , Buenos Aires, 1946. vida cóm oda y de holganza.
ses de la monarquía contra todos los • ¿Cuáles f u e r o n lo s p r o b le m a s Entregó la dire cció n del gobierno al poco e scru p u loso Duque de Lerma
enemigos de ella, incluso el Papa, que siguió una funesta política de e nriqu e cim ie nto personal. Este favorito
p rin cip a le s que debió a fro n ta r F e ­
cuando éste se mezclaba en asuntos lip e II? del m onarca ordenó en 1609 la expulsión de los ú ltim o s m oros que pe rm a ­
que afectaban a los dominios de la • ¿Su posición re lig io sa lo fa vo re ció necían en la penínsu la .1
corona española o a la soberanía de en p olítica?
ésta. • ¿Cómo gobernó? La drástica medida estaba de acuerdo con la mentalidad de la época y se
La intervención personal y direc­
• ¿Qué s ig n ific a legislación consue­ llevó a cabo no sólo para conseguir la definitiva unidad religiosa, sino también
ta, signo de independencia de carác­ tu d in a ria ? para mejorar las finanzas con la confiscación de los bienes pertenecientes a los
ter y de celo por las funciones de laboriosos moriscos.
rey, se expresó en el hecho de que Aunque el Duque obtuvo una buena ganancia, las consecuencias económicas
fueron perjudiciales, porque la mayoría de los expulsados se dedicaban a la agri­
cultura y a la industria.

> La expulsión se ¡nieló en 1609 y se prolongó hasta el aflo 1614. En total se calcula que la
medida afectó a cerca de medio millón de personas que fueron trasladadas al Africa.

152
153
P o steriorm ente Lerm a fue reem plazado por su hijo, el D u q u e de U ce da ,
otro incapaz, sin ninguna condición para el go bie rn o del Estado.
El bondadoso y holgazán Fe lip e III m urió en 1621; lo sucedió su hijo,
Felipe IV.

Felipe IV (1621-1665)
Era m ás inteligente que su padre, aunque tam bién se m antuvo alejado
del gobierno que entre gó al privado G a spa r de G u zm á n , Conde-duque de
Olivares. Este fa vorito era m u y honrado pero, vanidoso y altanero, se dejó
dom in a r p or su excesiva a m bición de m ando.
S o s tu vo una se rie de gu erra s contra Francia, con resultado adverso,
lo que ocasionó la pérdida de varios te rrito rio s .1
En p olítica interior se p ropuso sanear la co rru pción a dm inistrativa y
creó la Junta de Reformación de Costumbres.

Comenzó a funcionar en 1622 y sus integrantes debían Investigar las fortunas


de todos aquellos gue habían ocupado altos cargos en el reinado de Felipe III.
Uceda y Lerma fueron juzgados y enviados a la cárcel; el primero falleció
cumpliendo la condena, pero el segundo logró ser nombrado cardenal.
Para impedir nuevas inmoralidades en la administración pública se ordenó
que, a partir de ese momento, todos los que eran nombrados para ocupar un
cargo de importancia estaban obligados a presentar una declaración jurada
de sus bienes.
O liv a re s decidió u nifica r el siste m a fin an cie ro y a dm inistrativo de Es­
paña, para lo cual exigió im puestos y aplicó una rígida política centralista.
Esto originó varios levantam ientos, con propósitos de independencia, en
Cataluña, A nda lu cía y A ra g ó n .
La inhábil política de O liv a re s afectó tam bién a Portugal cu yos habitantes
fueron gravados con e xce sivo s im puestos. En 1640, los nobles encabezaron
una rebelión, lograron apoderarse de Lisboa y se independizaron de España talento, fue a su ve z dom inada por el jesuita austríaco Everardo Nithard.
al nom bra r soberano a Juan IV, duque de Braganza. En 1675 C a rlo s II fue reconocido m a yor de edad y, a p a rtir de ese m o­
A n te los fracasos de O liv a re s , Felipe IV lo destituyó y p or b reve tiem po m ento, entregó el gobierno a su herm ano bastardo Juan José de Austria,3
se hizo cargo del go bie rn o; luego v o lvió a co nfiar el poder a Luis de Haro, cuyos de sa cie rto s aum entaron la decadencia de la C o ro n a y el desp re stig io
so brino del a nte rio r favorito . A u n q u e m ás hábil que O liv a re s , no pudo m e jo­ de España.
rar la situación española.
C o n tra ria d o por tantos fracasos político s, Felipe IV m u rió en el año 1665 La extrem a debilidad física del m onarca y la circunstancia de no tener
y dejó heredero al p ríncipe Don Carlos, hijo de su segundo m atrim onio con descendientes directo s inquietaron a las C o rte s europeas, que alegaban
derechos a la sucesión española.
M ariana de Austria.
Luis XIV de Francia deseaba la corona de España para su nieto Felipe de
C arlos II (1665-1700) Anfou.
El em perador Leopoldo I de Austria, descendiente del em perador Fernando
D é b il, e nfe rm izo y retrasado m ental,2 el nuevo soberano fue dirigid o — en (hermano de Carlos V), am bicionaba el trono para su hijo, el archiduque Carlos.
los años de m inoridad— por su m adre. Doña Mariana, la cual, por su escaso Además, también alegaba derechos el príncipe José Fernando de Baviera.
bisnieto de Felipe IV de España.

1 Rosellón, el Artois, Luxemburgo y algunos territorios en Flandes. Por la llamada “ Paz de Enterado C a rlo s II de las am biciones de A le m a nia y Francia designó
los Pirineos” , se estableció el matrimonio de la infanta M aría Teresa con el futuro rey de Francia
heredero a Fernando de Baviera, pero éste falleció en 1699.
Luis XIV.
2 Con frecuencia era atacado por violentas fiebres que lo postraban en cama; apenas subía
sn un carruaje, los vómitos lo obligaban a desistir del viaje, y cuando estaba al aire libre, le
3 Fue el más inteligente de los varios hijos naturales de* Felipe IV.
supuraban los ojos.
La madre de Juan José de Austria era la actriz M aría Calderón.
El pueblo lo conocía con el nombre de Hechizado, porque su lamentable estado físico se
A Juan de Austria le sucedieron otros dos favoritos: el Duque de M edinaceli y el Conde de
atribuía a influencias diab.ólicas.
Oropesa, que aumentaron los males externos e internos que agobiaban a España.

154
B
Por nuevo te s ta m e n to , el soberano español e lig ió al fra n cé s Felipe de
A n jo u quien, a la m u e rte de C arlos II, ocupó el tro n o con el nom bre de Fe­
lipe V.
A larm adas ante el poderío del nuevo m onarca, In g la te rra y Holanda
organizaron una c o a lic ió n co n tra España y Francia, lo que dio origen a la
llam ada "G u e rra de S u ce sió n ".

EL BARROCO Y SU PROYECCION EN A M E R IC A

Los estilos que pasaron al Nuevo Mundo


La a rq u ite c tu ra es el a rte de c o n s tru ir y adornar los e d ific io s según
las norm as determ inadas por un e s tilo — m a n ife sta ció n p lá stica de un a utor
o una época— que puede se r g ó tico , re n a cim ie n to , barroco, e tcé te ra .
V arios fu e ro n los e s tilo s a rq u ite ctó n ic o s que se em plearon en A m é rica
en los largos años de la dom inación hispánica, vin cu la d o s ló gicam ente a la
Península, de donde procedían los a rq u ite c to s . En colaboración con c rio llo s
y op erarios indígenas, los españoles levantaron e d ific io s de una gran v a rie ­
dad de fo rm a s — p a rtic u la rm e n te en M é xico y el Perú— que no siem pre
respetaron la fiso n o m ía de un e s tilo dete rm in ad o , bien por in flu e n c ia del
m edio, la fa lta de mano de obra adecuada, la carencia de c ie rto s m ate­
ria le s, e tcé te ra .
En té rm in o s generales — debido a la d ific u lta d para fija r de m odo pre­
c iso — puede a firm a rs e que en A m é rica se aplicaron las m a n ife sta cio n e s
e s tilís tic a s pred o m in a n te s en España en el tra n s c u rs o de va rio s s ig lo s , a
Desde la segunda mitad del siglo XVIII comenzó a declinar la exuberancia
saber: g ó tico , re n a cim ie n to , m udéjar, h e rre ria n o , p la te re sco , barroco, rococó
del barroco y del rococó para dar paso al estilo neoclásico, que volvió a la medida
y neoclásico. de las líneas y a la proporción en la arquitectura.
Entre los siglos XII y XVI flore ció en Europa el estilo ojival, más conocido
por el im propio térm ino gótico (surgió en Francia y na da debe a los godos), que El barroco am ericano
se caracteriza por el uso del arco quebrado u ojival. Este detalle perm itió construir
altas columnas, elevar las paredes y a b rir en ellas grandes ventanas, cubiertas El R enacim iento había proporcionado al a rte a rq u ite ctó n ico una té cn ica
con vitrales (vitraux) de variados colores. Los edificios construidos en este estilo y un e s tilo p ropios, pero en el tra n scu rso del sig lo XVII esta sim p licid a d de
terminan en su parte superior en la denominada “ bóveda de crucería” , form ada por las fo rm a s clá sicas se co m p licó al predom ina r el elem en to d e co ra tivo sobre
cuatro sem iarcos ojivales que se cruzan. Numerosas iglesias fueron erigidas de el c o n s tru c tiv o , la línea curva sobre la recta. S urgió de esta form a un e s tilo
acuerdo con estos principios. rebuscado, con p ro fu sió n de d e ta lle s d e corativo s y recargado de adornos
En los prim eros años de la conquista se aplicó en Am érica el estilo gótico que re c ib ió el nom bre de barroco J
isabelino (se difundió bajo el reiriado de Isabel de Castilla), con bastante influencia
mudéjar o árabe, como lo prueba el uso de los arcos de herradura. Se encuentran Esta m a n ife sta ció n p lá stica de una época, que s ig n ific ó una oposición
expresiones destacadas en México y Perú. al frío y c o rre c to c la sicism o se conoció tam bién en España con el nom bre
Por el siglo XVI lle g ó -a su apogeo en Europa el estilo renacimiento, que de c h u rrig u e re sco, pues fu e difu n d id a por José C hurrig uera y sus discípulos.
consistió en volver a las antiguas form as clásicas, pero con criterio independiente El e s tilo barroco se extend ió por toda A m é rica hasta tra n sfo rm a rse
y am oldándolo a las nuevas necesidades. en el arte genuino de la colonización española.* Si bien fu eron los je su íta s
La adaptación del estilo gótico al del renacimiento originó en España el estilo
plateresco, con profusión de elementos decorativos, denominado de esa forma
porque su ornamentación rebuscada y m inuciosa semejaba el trabajo de los plateros.
En el siglo XVI se produjo en España la llamada “ reacción herreriana” que 1 Algunos afirman que la palabra b arroco deriva de la í i . i í . . .
in ició el sevillano Juan de Herrera, quien se destacó por la severidad y aridez del clones y ensorfijam lénfos -hacen recordar los adornos 7 s “ o° o S T d iS T q « p t
estilo. Aunque también se aplicó en América, su auge no fue duradero, pues debió viene de un - apHc a no ^ T a i pedías de escaso va^ór.
dar paso al in flujo avasallante del barroco, del cual nos ocuparem os seguidamente. En 1 ° n ' romo asimismo a toda obra art e f 0 a a arc?u'tectura, sino también a la pintura y
a la escultura, como asimismo a toda obra artística cargada de detalles.
La frivolidad im perante en la Francia de Luis XV hizo surgir el estilo rococó,
con m olduras curvas y sinuosas y detalles de guirnaldas, follajes, etcétera, que no 2 T a m b ié n se difundió con rapidez y presentó modelos destacados en los dominios lusitanos
tardó en pasar a España bajo la dinastía de los reyes Borbones.

156
D efensores del absolutism o
quienes más lo d ifu n d ie ro n , no se v in c u ló ni a una escuela ni a un a rtis ta
dete rm in ados. . , . El sis te m a a bsoluto de go bierno fu e p ro piciado por hom bres de leyes
No tardó en adaptarse al m edio natural — tro p ic a l y s e lv á tic o — y a las y pensadores — e spe cialm e n te franceses— conocidos con el nom bre de
m a nifesta ciones c o lo rid a s y b rilla n te s del te m p e ra m e n to indígena. De tal p o lític o s .
manera, en el barroco am ericano se observan recursos de e xpresión ilim i­ Por causa de las luchas re lig io s a s que asolaron a Francia, y con el
tados y un co lo rid o fa n ta sio so y b rilla n te , obra de a rq u ite c to s europeos o o b je to de e lim in a r el caos, a firm a ro n que el "o rd e n " es el suprem o bienes­
c rio llo s en e strecha colaboración con m estizós e indígenas. T ransform ado ta r de toda com unidad. S ostuvie ron el origen d ivin o del m andato real y el
en poderosa c o rrie n te , el b arroquism o del Nuevo M undo re s is tió por largos im p e rio so deber de los súbditos de obed ece rlo c ie g a m e n te .’
añ 0S — siglos X V II y X V III— los avances de las nuevas concepciones a rq u i­
Dos grandes tra ta d is ta s se destacan en la defensa del a b so lu tism o : el
te ctó n ica s que procedían de Europa. fra n cé s Juan B odin (1530-1596) y el inglés Tomás H obbes (1588-1679).
En M éxico , Perú y A m é rica C e n tra l son num erosas las co n stru ccio n e s
erigid as en el e s tilo m encionado; en nu e stro país podem os c ita r en Córdoba Juan Bodin. Partidario decidido de las monarquías, sostenía que los gober­
la notable cúpula de la C atedral, las ig le sia s de Santa C atalina y A lta Gra­ nantes estaban sometidos a la ley divina y negaba la autoridad de cualquier parla­
mento para oponerse al poderío real.
cia-, en Buenos A ire s , el fro n tis de la ig le s ia de San Ignacio, e tcé te ra .
Aunque reconoció que los soberanos que violaban las leyes establecidas eran
tiranos, negó a los súbditos el derecho a cualquier rebelión porque “ la autoridad
EL ABSOLUTISM O M O N A R Q U IC O del principe emana de Dios, por lo cual es obligación del pueblo obedecer pasi­
vamente .
Se llam a ab so lu tism o el s iste m a de g obierno en el cual la autoridad del
Tomás Hobbes. Está considerado otro “ apóstol del gobierno absoluto” . Su
soberano no tie n e lim ita c io n e s y su vo luntad es la única norm a que debe libro más im portante se llam a Leviatán , 2 con lo que quiso indicar que el Estado
se g u irse para la a d m in is tra c ió n de un país. es un monstruo de omnímodos poderes. En este trabajo trata de e xp lica r los oríoe-
nes de los gobiernos.
El ab so lu tism o m onárquico ca ra cte rizó los gobiernos europeos del s i­
Afirm a que, en principio, los hombres vivían con la naturaleza, guiados por
glo XVII, en especial el de Francia. la ley del propio interés. Con este sistem a la miseria era universal y la vida “ pobre,
Aunque en el sistema absoluto de gobierno todo lo que place al monarca solitaria, impura, brutal y breve” . Para librarse de los males, los hombres delegaron
tiene el valor de una ley, es error común confundirlo con el despotismo o la tiranía. todos sus derechos en un soberano fuerte y poderoso, que debía ampararlos de
toda violencia y que, de hecho, era depositario de toda autoridad. Hobbes sostuvo
En estos últimos, el poder se ejerce en form a arbitraria, mientras que en el sistema
que “ el gobierno absoluto fue fundado por el pueblo".
absoluto el que gobierna debe respetar las tradiciones y normas ya establecidas
en su país y tratar de resolver los problemas con la rectitud que le indique su
conciencia. Los cambios económicos
Los monarcas absolutos se basaron en el principio del derecho divino, por­
que su poder derivaba de Dios y, por lo tanto, no debían com partir con nadie la Los d e s c u b rim ie n to s m a rítim o s y la fo rm a ció n de los grandes im p e rio s
autoridad. Debían gobernar en form a paternal y de acuerdo con la recta razón. co lo n ia le s am pliaron los lím ite s del reducido co m e rcio m edieval.
Sólo ante Dios eran responsables de la grandeza y la prosperidad de sus Estados. D ism inuyó la im p ortan cia de Génova, Pisa y Venecia, m ie n tra s Lisboa,
B urdeos, L iv e rp o o l, B ris to l y A m ste rd a m acrecentaron en fo rm a asom brosa
el volum en de sus tra nsacciones co m erciale s.
La consolidació n del poder m onárquico se elaboró p aulatinam ente desde
También, com o consecuencia de los d e scu b rim ie n to s, Europa obtuvo
la caída del fe u d a lism o , a fin e s de la Edad M edia.
gran cantjdad de m e tale s p reciosos, lo que aum entó la moneda circ u la n te
Las num erosas guerras c iv ile s y re lig io s a s d e b ilita ro n a la nobleza y
y p e rm itió la acum ulación de riquezas para d e stin a rla s a in ve rsio n e s p o ste ­
al cle ro y en riq u e cie ro n a los reyes que se apropiaron de los bienes ecle-
rio re s . Esto dio orige n al capitalism o .
s iá stico s
Los m onarcas organizaron e jé rc ito s de m erce n a rio s, q u ita ro n a trib u c io ­ El valor del oro y de la plata originó el com ercio con fines de lucro, lo que
nes a los parlam entos, no respetaron las autonom ías m u n icip a le s, reorga­ term inó para siem pre con el sistema del trueque, tan característico en las herman­
nizaron la ju s tic ia y sig u ie ro n un siste m a p o lític o y económ ico ce ntralizado. dades medievales.
En España el a b so lu tism o se in ic ia en la .época de los Reyes C a tó lico s, El espíritu de empresa, el afán de especular y la com petencia son las bases
del capitalismo, que se ha definido como “ un sistema de producción, distribución
continúa luego con C arlos V y cu lm in a con Felipe II.
e intercam bio, según el cual las riquezas acumuladas son invertidas por sus pro­
En In g la te rra com ienza con los Tudor y sigue con los E stuardo; en pietarios con vistas a la obtención de beneficios” .
A lem ania está representado por los m andatarios luteranos.
En el sig lo XVII Francia es el país en el que la m onarquía llega al
apogeo de su poder. Después del período de de b ilid a d que caracteriza las 1 Decían que el poder de los reyes "no estabalimitado por ninguna regia de moralidad,
cuando se hallaban en juego vitales intereses públicos” .Es indudable que el primer representante
guerras de re lig ió n , Enrique IV consolida la autoridad real; por ú ltim o , Luis de esta teoría política fue Maquiaveio.
XIV es el m áxim o exponente del m onarca absoluto. 2 El Leviatán es un monstruo marino descrito en el Libro de Job y que la Iglesia considera,
sn el sentido moral, enemigo de las almas o demonio.

158 159
En e l tra n s c u rs o de la Edad M e d ia , la s a c tiv id a d e s b a n c a ria s e sta b a n
en m a n o s de ju d ío s y m u s u lm a n e s , o b ie n de a lg u n a s ó rd e n e s r e lig io s a s
q u e fa c ilita b a n d in e ro en tie m p o s de la s C ru za d a s. S ó lo en el s ig lo X V se
in ic ió el p ré s ta m o m o n e ta rio en v a s ta e s c a la y se o to rg a ro n fa c ilid a d e s de
c ré d ito .
La p ro s p e rid a d a lca n zó ta m b ié n a la g a n a d e ría y a la a g ric u ltu r a , e s p e ­
c ia lm e n te a e s ta ú ltim a , q u e s e tra n s fo rm ó en un lu c ra tiv o n e g o c io .

El uso del alambrado para de lim ita r los campos perjudicó a los pobladores
rurales, que hacían pastar sus animales en tierras comunes. Inglaterra fue el prim er
país que utilizó el alambrado.
Por otra parte, en toda Europa surgieron casas com erciales que se dedicaron
a las actividades lucrativas. Los M édicis de Florencia trabajaron con un capital
calculado en 7.500.000 dólares, y los famosos Függer, de Augsburgo, que prestaron
dinero a prestigiosos personajes y originaron escándalos (venta de indulgencias),
tenían un beneficio anual del 54 por ciento.

FR AN C IA EN LA EPOCA DE RICHELIEU

Luis X III

D espués de la trá g ic a m ue rte de Enrique IV en 1610, lo sucedió en el


tro n o de Francia su h ijo Luis XIII, de nueve años de edad, por lo que se hizo
cargo de la regencia su m adre, M aría de M é d ic is , pero ésta entre g ó el La acción de Richelieu
gobierno a un m a trim o n io de ita lia n o s — C oncino C oncini y Leonor C aligai
que in icia ro n un período de abusos y desórdenes. En Francia los p ro te sta n te s eran apoyados por buena parte de la nobleza
Cuando Luis XIII fu e declarado m ayor de edad — d ie c is é is años— e lim i­ y en el e x te rio r contaban con la ayuda de Ing late rra y Holanda. En el pu erto
nó a la sin g u la r pareja y com enzó a re in a r. El joven m onarca debió e n fre n ta r de la R ochela se h icie ro n fu e rte s contra las tropas reales. R ichelieu decidió
a la nobleza provocadora de d is tu rb io s y a los p ro te s ta n te s que dom inaban d irig ir p ersonalm ente las acciones y, después de cato rce m eses de s itio ,
plazas fu e rte s y tenían g u a rn icio n e s armadas. logró la ca p itu la ció n . A l año s ig u ie n te — 1629— p rom u lgó el e d icto deno­
En esas épocas de ta n ta s d ific u lta d e s — año 1624— Luis XIII nom bró m inado “ La G racia de A la is " , que q u itó a los p ro te sta n te s los p riv ile g io s
a A rm ando du P lessis, cardenal de R ich e lie u , je fe del C onsejo Real. c iv ile s , p o lític o s y m ilita re s , pero m antenía la lib e rta d de cultos.
Para hacer más a bsoluto el poder del rey, R ichelieu co m b atió a los
Richelieu tenía trein ta y nueve años de edad. Era delgado, de tez pálida, nobles, quienes se negaban a c u m p lir con las d isp o sicio n e s de la Corona
frente amplia, ojos grandes y nariz un tanto gruesa. Peinaba hacia atrás su largo y se oponían *a la p o lítica del cardenal.
cabello oscuro, usaba bigote y barba a modo de perilla. R ichelieu ordenó de m o le r los antiguos .c a s tillo s , sím bolos del poder
Severo, orgulloso e inteligente, pasaba todo el día trabajando hasta la puesta se ñ o ria l, y abolió los cargos de Gran A lm ira n te y C ondestable, los que
del sol; el exceso de actividad le produjo una alteración del sistem a nervioso, fueron s u s titu id o s por los in te n d e n te s, fu n cio n a rio s so m etidos a la a u to ri­
pues sufría de continuas jaquecas y dolores neurálgicos. dad real.
Siguió la carrera eclesiástica para que su fam ilia conservase el obispado de
Luson, pero Richelieu era en realidad, más que un sacerdote, un hombre de Estado La lucha co n tra los grandes fu e m uy dura porque é stos u tiliz a ro n todos
y un guerrero. Para esto, basta cita r los caracteres de su personalidad: frialdad, los recursos p o sib les — in trig a s , co nspira cio nes, re vu e lta s— para e lim in a r
astucia, energía y severidad. la in fle x ib le acción del p rim e r m in is tro .
También p rivó al P arlam ento del derecho de “ am onestar al re y ” y a
El cardenal se propuso re s ta b le c e r la autoridad del rey, s o m e te r a los sus m ie m b ro s de los p riv ile g io s que podían e n to rp e ce r al gobierno abso­
lu tis ta .
p ro te sta n te s, te rm in a r con el poder de los nobles y e le va r el p re s tig io
e x te rio r de Francia, e lim in a n d o el poder de la Casa de A u s tria y de España. En o tro aspecto, R ichelieu engrandeció la m arina francesa, fundó com ­
D ecidido p a rtid a rio de la m onarquía absoluta, no podía a d m itir nada pañías de c o m e rcio y fa vo re ció el d e se n vo lvim ie n to de las letras.
que d ivid ie s e al Estado y e s tu v ie s e en co n tra de la m ajestad del rey. Según Para e le va r el p re s tig io de Francia en Europa y co n se g u ir un e q u ilib rio
sus propias palabras, el soberano era " la imagen viva de la d iv in id a d ” . e n tre los Estados, el cardenal co m batió el poder de la Casa de A u s tria y
p a rtic ip o en la llam ada G uerra de los T reinta A ños.

160
161
En el transcurso de la lucha sobrepuso el fin político a su convicción religiosa
y no vaciló en coaligarse con los príncipes protestantes alemanes contra los sobe­
ranos católicos de Alem ania y España.
Richelieu habitó en el suntuoso Palacio Cardenal de París (actualm ente Palais
Royal), rodeado por numerosa servidum bre y amigos personales.
Temido por el pueblo y odiado por los nobles, falleció en 1642.
Antes de expirar, el sacerdote que le adm inistraba los sacramentos ie preguntó:
“ ¿Perdonáis a vuestro enem igos?” A lo quQ Richelieu respondió: “ No he tenido
otros que los del Estado” .

LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS


Desde 1618 hasta 1648 el Im p e rio alemán fu e devastado por una gran
lucha que, debido a su duración, se conoce h is tó ric a m e n te com o la G uerra
de lo s T reinta Años.
A l p rin c ip io la contienda tu vo c a rá c te r re lig io s o porque lucharon ca tó ­
licos co n tra p ro te s ta n te s , pero luego tra n s fo rm ó s e en una guerra de carác­
te r p o lític o al co a lig a rse varias naciones co n tra la Casa de A u s tria a fin
de m antener el e q u ilib rio europeo.
Después de C arlos V, y bajo el g o bierno de sus sucesores, fue v is ib le
la lenta d ism in u c ió n del poder de los em peradores fre n te a las exigencias
de los p ro te sta n te s.
A pesar de que los Habsburgo dom inaban sus vastas posesiones, el
Im perio carecía de unidad, no sólo en el aspecto re lig io s o , sino tam bién
en el p o lític o y económ ico.

Causas de la guerra
a) R eligiosas. A unque después de la Paz de A u gsburgo cesaron laé d e fe n e s tra c ió n de Praga, señala el com ienzo de la guerra (23 de m ayo de
luchas e ntre ca tó lic o s y p ro te s ta n te s , ambos bandos continuaban irre c o n c i­ 1618).
lia bles. No tarda ro n en agruparse en dos con federaciones h o s tile s : los re ­
form a dos, en la U nión E vangélica y los c a tó lic o s , en la Santa Liga. Períodos de la guerra
b) Políticas. La a m b ició n de los Habsburgo — apoyados por los c a tó li­ Se acostum bra a d iv id ir el c o n flic to en cu a tro períodos: p a la tin o , danés,
cos— de im p la n ta r un g o bierno ce n tra liza d o y la o p o sició n de los prín cip e s sueco y fra n cé s, que indican los su cesivos a d ve rsarios que lucharon contra
p ro te sta n te s, que deseaban m antenerse in d e pendientes. También debe m en­ el em perador.
cionarse la h o s tilid a d de Francia — en épocas de R ichelieu— , amenazada en
su seguridad por el Im p e rio y España, am bos bajo el g o bierno de los Habs­ a) Palatino. El e m perador Fernando II in ic ió una p o lític a de p ersecu­
burgo. ció n re lig io s a en Bohem ia y ordenó c e rra r te m p lo s luterano s. Esto provocó
una re v u e lta que concluyó cuando un p ro te sta n te — el e le c to r palatino Fe­
c ) La rebelión de Bohemia. La chispa que encendió el c o n flic to se d e ric o V— fu e coronado rey de Bohemia.
p rod ujo en Bohem ia. En ese te r rito rio eran m uy num erosos los p ro te sta n te s, Con la ayuda de los ca tó lic o s de la Santa Liga, Fernando II se im puso
e spe cialm ente por las concesiones que el em perador R odolfo II les había en la b atalla de M ontaña B lanca (1620). Federico V huyó p re cip ita d a m e n te
o torgado en el año 1609. y los e jé rc ito s ca tó lic o s ocuparon to d o el te r rito rio de Bohemia.
El em perador M atías in ic ió una p o lític a de re presión y logró co lo ca r
en el tro n o de Bohem ia a su p rim o Fernando de E stiria , p re su n to heredero b) D anés. El rey luterano C ris tiá n IV de D inam arca d e cid ió e n tra r en
del Im perio. Este ordenó c e rra r los te m p lo s p ro te s ta n te s e im p id ió a sus la guerra para ayudar a los p ro te sta n te s y e x te n d e r su d o m in io p o r el mar
a dictos re u n irse en asam bleas. B áltico, pero fu e vencido en dos b atallas.
Los checos, que poblaban el te rrito rio , se sublevaron co n tra la a u to ri­
dad del Em perador, quien había aprobado la conducta de Fernando. c ) Sueco. O tro m onarca p ro te sta n te , G ustavo A d o lfo de Suecia, inva­
dió el te r rito rio alem án y ve n ció a las tro p a s im p e ria le s — d irig id a s por
En Praga, capital de Bohem ia, un num eroso grupo de rebeldes penetró
W a lle s te in — en la bata lla de Lutzen (1632); pero el rey m u rió en la acción y
en el palacio real y, luego de apresar a tre s lu g a rte n ie n te s im p e ria le s, los
sus e fe c tiv o s regresaron a Suecia.
a rro ja ro n p o r las ventanas.. Este e p iso dio , conocido h is tó ric a m e n te com o la

162 163
d) Francés. A n te el cu rso d e sfa vo ra b le de los a co n te c im ie n to s , R¡-
che lieu d e cid ió e n tra r d ire c ta m e n te en el c o n flic to para ayudar a los p ro te s ­
ta n te s alem anes en su lucha co n tra la Casa de A u s tria . D eclaró tam bién la
guerra a España y firm ó alianzas con Holanda, Suiza, Suecia y p rín cip e s Fue reconocida o fic ia lm e n te la independencia de las P rovincias Unidas
ita lia n o s. (H olanda) y de Suiza: Francia re cib ió parte de A lsa cia y Suecia la Pome-
rania y te rrito rio s sobre el m ar B áltico.
Los españoles invadieron a Francia, pero Luis de Condé los ve n ció en
la cé le b re batalla de R o cro i (1643). El v ic to rio s o je fe fra n cé s, ju n to con
Turena, d irig ió las tro p a s que d e rro ta ro n a los im p e ria le s en N o rd lin g e n C onsecuencias de la G uerra de los Treinta Años
(B áviera); de a llí el va le ro so Condé se d irig ió nuevam ente a Flandes, donde
obtuvo sobre los españoles la im p o rta n te v ic to ria dé Lens. A le m a n ia so p o rtó todo el peso de la lucha; arrasado su te r rito rio y
Com o los generales fra n ce se s y sus aliados los suecos pensaban ata­ quebrantada su organización po lítica , ta rd ó m uchos años en re h a b ilita rse .
car a Viena, capital de los A u s tria , el nuevo em perador Fernando III d e cid ió T riu n fó la p o lític a francesa de R ichelieu, quien bregó por e v ita r la unión
firm a r la paz. de los Estados alem anes en uno solo y poderoso. También Suecia im puso
A unque España no aceptó deponer las arm as fre n te a los fra n ce se s, el su c rite rio al o bte n e r la igualdad de derechos para los p ro te sta n te s y
a rm is tic io prop uesto por el e m p erador fu e s u s c rip to por Francia, Suecia y c o n se g u ir para sí te rrito rio s en A lem ania. Después de la lucha se agudizó
dem ás aliados. la decadencia de los Habsburgo que gobernaban en Viena.
En el aspecto m ilita r la G uerra de los T reinta A ños marca el fin de las
tá c tic a s m edievales, que u tilizaban bandas m ercenarias armadas.
La paz de W e s tfalia
Las transform aciones de las tácticas se deben especialmente al rey de Suecia,
En octu b re de 1648 los tra ta d o s de paz se firm a ro n s im u ltá n e a m e n te Gustavo Adolfo. Sus tropas utilizaron el mosauete en lugar de los lentos y pesados
en dos ciudades de W e s tfa tia : M ü n s te r y Osnabrück. arcabuces; también aligeró los cañones y colocó sus tropas en un am plio frente
Las cláusulas de la paz de W e s tfa lia pueden re su m irse en re lig io sa s y de batalla, en vez del antiguo procedim iento de contingentes com pactos y nutridos.
p o lítica s. Además, sus soldados se alistaron por patriotism o y no como sim ples mercenarios
aventueeros.
a) Religiosas. Los c a tó lic o s , lute ra n o s y c a lv in is ta s alem anes fu eron
colocados en igualdad de derechos, aunque se d ejó e s ta b le cid o que cada
soberano estaba fa cu lta d o para im p o n e r la re lig ió n a sus sú b d ito s ; los que LAS REVOLUCIONES INGLESAS
no estaban de acuerdo podían e m ig ra r a te rrito rio s donde im perase su
credo. Los Estuardo. Jacobo I
b) Políticas. A le m a n ia no fue u n ifica da y perm aneció d ivid id a en nu­ En el s ig lo XVII el siste m a de g obierno im perante en In g la te rra era una
m erosos Estados soberanos, ind e pe n d ie n te s de la autoridad im p e ria l. m onarquía h e re d ita ria . Sin em bargo, a d ife re n c ia del a b so lu tism o francés,

165
el soberano no podía e rig irs e en amo del Estado por cuanto debía co n s u lta r C arlos I d e cid ió em pre nder una campaña d e fin itiv a contra Escocia, pero
al P arlam ento, para re s o lv e r los problem as le g is la tiv o s y los asuntos eco­ necesitaba su b sid ios para co ste a rla ; entonces, y después de va rio s años de
nóm icos. a b so lutism o , convocó nuevam ente a las Cámaras, en ab ril de 1640. Sin
El pueblo inglés, tan respetuoso de sus tra d ic io n e s , d e fe n d ió la m onar­ em bargo, com o sus in te g ra n te s d ecidie ron exam inar la actuación del rey,
quía lim ita d a y se opuso a toda te n ta tiv a de ¡os reyes por tra n s fo rm a rla en éste las d is o lv ió al m es sig u ie n te , por lo cual se conocen en la h is to ria con
a b so lu tista . el nom bre de “ Parlam ento C o rto ” .
La reina Isabel I m u rió sin d e ja r descendencia y p o r esto se e x tin g u ió Los fra ca so s m ilita re s de C arlos I en la fro n te ra escocesa forzaron al
en Inglatera la din a stía de los Tudor. Su p a rie n te más cercano era su p rim o soberano a convocar nuevam ente a las Cám aras, pero sus in te g ra n te s re­
Jacobo VI de Escocia, h ijo de M aría Estuardo, que ocupó el tro n o de Ingla­ so lv ie ro n “ que no podían s e r d isu e lta s sino por su propia decisió n . A sí
te rra y Escocia coh el nom bre de Jacobo I (año 1603). Este soberano in ic ió sucedió y, por los tre c e años en que ce leb ró sus sesiones — de 1640 a
la din astía de los Estuardo. 1653— , ha sido llam ado “ Parlam ento Largo” .
Era un rey de p resencia gro te sca , tím id o e irre s o lu to . Se consideraba La a c titu d del rey en convocar a las Cám aras hizo pú blica su de bilid a d ;
m uy e ru d ito , aunque só lo poseía nociones de derecho y teolo g ía . A rro g a n te entonces, en 1641, el Parlam ento re so lvió q u ita r del mando a C arlos I y votó
y te rco , fue c a lific a d o com o “ el to n to más sabio de la c ris tia n d a d ” . el "M e m o ria l de Q ue jas” , en el cual figuraban tod os los abusos y actos
Se declaró p a rtid a rio del an g lica n ism o e in ic ió la p e rse cu ció n de todos ile g a le s co m e tid os por el monarca.
los que no profesaban esa d o ctrin a . Para s o ste n e r su decaída a utoridad, C arlos I co n cu rrió a la Cámara de
Puede a firm a rs e que, a la m u e rte de este soberano, la autoridad real los C om unes y tra tó de a rre s ta r a cin co diputados o p o sito re s, pero éstos
estaba d e sprestigia d a y en pugna con el Parlam ento. habían fugado. El fracaso de 1a inte ntona provocó gran excita ció n popular y
se acusó al rey de haber atentado co ntra la in v io la b ilid a d parlam e ntaria.
A n te el curso de los sucesos, C arlos abandonó la ciudad de Londres (enero
C arlos i
de 1642) y organizó su e jé rc ito en el n o rte del te rrito rio . C ontó con el apoyo
H ijo del a n te rio r, el nuevo m onarca subió al poder en el año 1625. de los c a tó lic o s irlandeses, la nobleza y la burguesía; sus a dictos re c ib ie ­
En p rin c ip io c o n su ltó al Parlam ento y re sp e tó las lib e rta d e s inglesas, ron el nom bre de "c a b a lle ro s ” .
pero luego in ic ió un régim en a b soluto que lo hizo muy im popular. Este des­ El Parlam ento reu nió e fe c tiv o s en el sur, reclutad os e n tre p ro te sta n te s
co n te n to m o tivó una re b e lió n en Escocia, donde nobles p ro te sta n te s lo g ra ­ y pequeños p ro p ie ta rio s que fue ron llam ados "cabezas redondas” (rapadas).
ron re u n ir un e jé rc ito e invadieron el n o rte de In glaterra. V Iniciada la guerra, ambos bandos tenían fuerzas parejas y no se produjo
uri -Encuentro d e cisivo . La situ a ció n cam bió cuando los e jé rc ito s parlam enta­
rios fiíes^n reorganizados por O liv e rio C ro m w e ll.
Cromwáll era un oscuro miembro de la Cámara de los Comunes, partidario
del puritanism o y apasionado po r la teología. Este hombre singular logró reunir
gran número de adeptos y, en 1644, se hizo nom brar general de los ejércitos del
Parlamento. Impuso una enérgica disciplin a y persuadió a los soldados que com ­
batían "p o r una guerra santa” .

A l fre n te de sus e fe c tiv o s C ro m w e ll se im puso a los re a lista s en la


b atalla de Naseby (ju n io de 1645). C arlos I buscó re fu g io en Escocia, pero
luego fue entregado — por cu a tro cie n ta s m il lib ra s— a los m iem b ros del
Parlam ento, quienes lo juzgaron y condenaron a m uerte (30 de enero de
1649).

La dictadura de C rom w ell


M u e rto el soberano, el P arlam ento declaró caduco el antiguo régim en
^ y la Cámara de los Com unes — único cuerpo le g is la tiv o — fu e un d ócil
in s tru m e n to de C ro m w e ll, que im puso su autoridad.
Los c a tó lic o s irlandeses se rebelaron, pero el ené rg ico ca u d illo equipó
un e jé rc ito y sofocó con energía el in te n to . De a llí C ro m w e ll se d irig ió a
Escocia y en v a rio s com bates venció a los re a lista s que pretendían el re to r­
no de los Estuardo.
Luego de p a c ific a r el te r rito rio , el d icta d o r d ispuso aum entar el pode­
río de la m arina inglesa, para lo cual logró que el Parlam ento vo ta ra en 1651
el A c ta de N avegación.

167

\
d e l Test (de la prueba), ley que obligaba a todo fu n c io n a rio p ú b lico a p ro fe ­
sar el a n g licanism o.

F orm ació n de los p a rtid o s


A n te las nuevas p ersecuciones contra los “ p a p ista s” (c a tó lic o s ), C arlos
dispuso la d is o lu ció n del P arlam ento en el año 1679. A l poco tie m p o lo
convocó nuevam ente y entonces la Cámara de los Com unes — que no
deseaba un rey ca tó lic o — v o tó por m ayoría el B ill de E xclusión, que e lim i­
naba al duque de Y ork y a cu a lq u ie r o tro p ríncipe “ p a p is ta ” de la sucesión
del tro n o inglés.
En esa época nacieron los dos grandes pa rtid o s ingleses. Los to rie s
(o conservadores) defendían el derecho d ivin o del rey y afirm aban que éste
podía e le g ir a sus m in is tro s con plena autoridad. No deseaban m o d ific a r la
ley de sucesión, y en el orden re lig io s o eran p a rtid a rio s de im poner el c u lto
anglicano. En este p a rtid o m ilita b a n p ro p ie ta rio s rurale s y re p re se nta n te s
de la Iglesia o fic ia l.
Los w h ig s (o lib e ra le s) se oponían a que reinase el duque de Y ork.
A firm a b a n d e fende r los derechos populares y eran p a rtid a rio s de lim ita r
las a trib u c io n e s del soberano, quien debía e le g ir a sus m in is tro s e ntre los
m ie m b ro s del Parlam ento y d e ja rlo s gobernar. En el orden re lig io s o , nega­
ban — igual que los to rie s — el c a to lic is m o , pero sostenían la to le ra n c ia para
todas las sectas p ro te sta n te s. En este p a rtid o figuraban los grandes señores
e n riq u e cid o s y los d isid e n te s.
Según sus propias palabras, Cromwell decidió “ hacer callar a los charlatanes” y en un acto de
violencia disolvió el parlamento inglés para iniciar una dictadura militar y religiosa. Un gra­
Los términos empleados para designar a ambos partidos eran injuriosos, por
bado de aquella época nos muestra el momento en que ordena la disolución de la asamblea}
cuanto recibieron esa denominación de sus propios enemigos.
Los caballeros partidarios del monarca apodaron whigs (pronuncíese juíg) a
los opositores, palabra que es una abreviatura de whigamore, término utilizado para
designar a los fanáticos presbiterianos que habitaban Escocia. Por su parte, los
Esta ley, que rigió hasta 1849, estableció que los productos de otras naciones últimos llamaron a los realistas tories (pronúnciese toris) o “ bandidos irlandeses” ,
sólo podrían ser transportados a Inglaterra en naves inglesas o en buques del para indicar que sólo eran papistas disfrazados.
país que los enviaba; en consecuencia, los ingleses debieron crear una poderosa
flota para satisfacer las exigencias del consumo interno.
La revolución de 1688
Restauración de los Estuardo C arlos II fa lle c ió en 1685 y entonces ocupó el tro n o su herm ano, el
ca tó lic o duque de Y ork, con el nom bre de Jacobo II. Las ideas re lig io sa s
C ro m w e l! fa lle c ió en s e tie m b re de 1658; lo sucedió su inepto h ijo del m onarca provocaron honda in q uie tud; sin em bargo, com o aquél tenía
R icardo, que abdicó a los pocos m eses. Luego s ig u ió un período de in c i­ dos h ija s p ro te sta n te s, M aría y Ana — habidas de su p rim e r m a trim o n io — ,
dentes hasta que Jorge M onk, general que mandaba las tro p a s de Escocia, que debían su cederlo , la situ a ció n creada se m antuvo indecisa.
avanzó sobre Ingla te rra , p e n e tró en Londres y fue bien re cib id o por la pobla­ Los a c o n te cim ie n to s se p re cip ita ro n cuando la reina (ca tó lica ) dio a luz
ción. El cita do m ilita r lle g ó a un acuerdo con los re a lista s, lo que p e rm itió un heredero. A los pocos días se in ic ió la re volución de 1688, cuando los
re u n ir una C onvención, asam blea que p o r mayoría dispuso lla m a r a C arlos grandes señores y los d irig e n te s de los w h ig s y los to rie s s o lic ita ro n la
II — h ijo del m onarca a n te rio r— , que se encontraba en Holanda, y o fre c e rle ayuda m ilita r de G u ille rm o de Orange (E statúder de H olanda), esposo de
el tro n o de In gla te rra . A s í se in ic ió el período llam ado de la R estauración,/ M aría, la h ija m ayor del m onarca inglés.
que com prende los reinados de C arlos II y su herm ano Jacobo II. G u ille rm o — al fre n te de 14.000 hom bres— desem barcó en In g la te rra
El nuevo re y se m o s tró aparentem ente anglicano; sin em bargo, C ar­ (n o vie m b re de 1688) m ie n tra s las fuerzas re a lista s se desbandaban y Jaco­
los II — com o buen Estuardo— se in c lin ó por el c a to lic is m o . Tem eroso el bo II huía rum bo a Francia.
P arlam ento de las se cre ta s incUnaciones re lig io s a s del monarca, v o tó una Convocado el Parlam ento, declaró que la corona correspondía a M aría;
ley — B ill de U n ifo rm id a d — que reconocía la su p e rio rid a d de la d co trin a sin em bargo, com o su esposo G u ille rm o argum entó que no deseaba se r “ el
anglicana. ayudante de su m u je r” , la asam blea dispuso que ambos serían “ soberanos
Cuando Jacobo, el Duque de Y o rk — herm ano y. p re su n to heredero del c o n ju n to s ". Para que los fu tu ro s m onarcas respetaran la vo lu ntad popular,
reV - se c o n v irtió p ú b lica m e n te al c a to lic is m o , las Cám aras votaron el B ill el Parlam ento aprobó — 13 de fe b re ro de 1689— la D eclaració n de D erechos.

168 169

/
1

LA FR AN C IA DE LUIS XIV

El cardenal M azarino
Luis XIII fa lle c ió en mayo de 1643 y dejó com o sucesor en el tro n o de
Francia a su h ijo de cinco, años de edad, el fu tu ro Luis XIV. La reina m adre
Ana de A u s tria se hizo cargo del go biern o com o regente y nom bró p rim e r
m in is tro al cardenal J u lio M azarino. Este d irig ió la p o lític a francesa — salvo
algunos in te rv a lo s — desde 1643 hasta su m uerte, en 1661.
A l p rin c ip io debió e n fre n ta r las co nspiracione s y alzam ientos provoca­
dos por los a ris tó c ra ta s o "im p o rta n te s ” , quienes deseaban recu perar el
poder p e rd id o en épocas de R ichelieu.
Las guerras europeas habían d e b ilita d o el te so ro y M azarino ordenó
a p lica r nuevos im puestos y p e rm itió a c a p ita lis ta s cobrar los gravám enes.
El Parlam ento se opuso a estas m edidas y, cuando M azarino ordenó el
a rre s to de algunos de sus m ie m bros, se in ic ió una guerra c iv il, verdadero
a n tic ip o de la R evolución Francesa.
La población de París levantó barricadas en las calle s y, com o la regen­
te no ten ía e jé rc ito , se v io obligada a h u ir con el niño rey, seguida por
M azarino y la C o rte (1649). En esta fo rm a com enzó la guerra c iv il — cono­
cida con el nom bre de La Fronda— , que se prolongó hasta 1652.
El vocablo fronda es la form a castellana de la palabra francesa fronde, que
sig n ifica “ honda” . Este térm ino fue aplicado como burla a los parlam entarios y
enemigos del absolutism o real, pues comparaban sus esfuerzos con las travesuras
de los niños que, armados de hondas, recorrían las calles de París y se disper­
saban ante la aparición de un policía.

La reg e n te s o lic itó la ayuda m ilita r de C ondé quien, procedente de los


Países Bajos, ve n ció a los pa risie n se s y firm ó una pa cifica ció n .
A l poco tie m p o Condé se opuso a la p o lítica de M azarino y esta a ctitu d
El escrito declaraba ilegales los actos arbitrarios de Jacobo II y establecía
que el poder ejecutivo correspondía al rey y el legislativo al Parlamento. encendió nuevam ente la guerra c iv il, por lo que el ú ltim o debió h u ir a
Por lo tanto, el soberano debía convocar regularm ente a las Cámaras y A lem ania.
consultarlas para establecer nuevos Impuestos, mantener tropas en tiem pos de
paz, tratar de cam biar la religión oficial y dicta r leyes. En el transcurso de la guerra civil denominada ha Fronda, una joven cortesana, la señorita de
También se declaraba vigente el tiabeas corpus, el derecho de petición ante Montpensier — título nobiliario perteneciente a la Casa de Barbón— dirigió el fuego de la arti­
el monarca, la libertad en la elección de los miembros del Parlamento y en las llería contra los realistas, desde lo alto de la fortaleza de la Bastilla. (Pintura de Melingue.)
discusiones políticas.
Luego que ju ra ro n re sp e ta r la D eclaración, M aría II y G u ille rm o III
fue ron proclam ados reyes de In glaterra.
La re volución de 1688 puso fin al in te n to a b s o lu tis ta de los soberanos
ingleses e instau ró el régim en m onárquico p a rla m e n ta rio , basado en los
p rin c ip io s de la soberanía nacional.
Los súb ditos fu e ro n p ro te g id o s de los excesos del poder, pues el sobe­
rano debía re sp e ta r " lo s verdaderos, antiguos e in d u bita b le s derechos y
lib e rta d e s del p u e b lo ” .
Con el sistem a p a rla m e n ta rio , los reyes ocuparon el tro n o , pero en
realidad no gobernaron p o r cuanto el " p rim e r m in is tro " se encargó de re ­
s o lve r los problem as del Estado. Este fu n c io n a rio era e le g id o por mayoría
parlam enta ria.
En 1689 se sancionó el B ill de Tolerancia, por el cual G u ille rm o III a uto­
rizó el lib re e je rc ic io del c u lto a to d o s los p ro te sta n te s, m edida de p a c ifi­
cación re lig io sa que no alcanzó a los ca tó lic o s .

170
Condé colocóse a las órdenes del rey de España — país que continuaba
la guerra co ntra Francia— , pero fu e ve ncido por las fuerzas leales d irig id a s
por Turena.
Finalizada la guerra c iv il, el Parlam ento p id ió a Luis XIV — declarado
m ayor de edad— que regresara a la ca p ita l. En octu b re de 1652 el joven
m onarca y su madre fu e ro n re c ib id o s ju b ilo s a m e n te por la población de
París; m eses más tarde lo hizo M azarino. Este p ro s ig u ió con é x ito la lucha
co ntra España, obteniendo Turena la im p o rta n te v ic to ria de Las Dunas (p ró ­
xim a a D unkerque).
En 1659 se firm ó la Paz de lo s P irineos, por la cual los fra n ce se s re c i­ Luis XIV era de mediana estatura, más bien bajo, aunque proporcionado.
Su rostro en conjunto era frío e im ponente: cara ovalada, tez pálida, ojos castaños,
bieron algunos te rrito rio s ; además, se co n ce rtó el m a trim o n io de Luis XIV nariz aguileña, labio in fe rio r algo saliente y papada.
con M aría Teresa, h ija de Felipe IV. Caminaba erguido, con la cabeza echada hacia atrás y trataba de aumentar su
M azarino fa lle c ió dos años más tarde, sa tis fe c h o de haber com pletado estatura con altos tacones y flotante peluca de color rubio ceniciento.
la obra iniciada por R ichelieu. Agradaba por su delicadeza y trato amable. Hablaba poco y se expresaba con
propiedad, cuidaba sus modales y no se encolerizaba aun ante los mayores
problemas.
El absolutism o m onárquico Gustaba de la vida sedentaria, paseaba siempre en carroza y nunca vistió
uniforme m ilitar.
Después de la m u e rte de M azarino, el rey Luis XIV re s o lv ió gobernar
personalm ente a Francia y no c o m p a rtir con nadie la autoridad suprem a. Luis X IV creía en su propia o m n ip otencia y afirm aba que la autoridad
real p roviene de D ios y, por lo ta n to , el soberano tie n e le g ítim o derecho a
Reunió a sus colaboradores y les d ijo: “ ...h a s ta el presente he dejado go­
e je rc e r sin ningún lím ite la je fa tu ra suprem a de la N ación com o si fue ra
bernar mis asuntos al señor cardenal; ya es tiempo de que los gobierne yo m ismo”
Cuando un eclesiástico, que estaba a cargo de las cuestiones del clero, le una propiedad p a rtic u la r.
preguntó: “ Ahora que el cardenal ha muerto, ¿a quién quiere Su Majestad que
No puede afirm arse con certeza si el absolutista monarca pronunció la cono­
me d irija en adelante?", el soberano replicó: “ A mí” .
cida frase: “ El Estado soy ycf’, aunque deducimos que la ¡dea estuvo siempre
El m onarca tenía v e in tid ó s años (m ayo de 1661) y hasta su m u e r t e , — el presente en sus actos.
El pueblo estaba convencido del m isticism o real y, en ciertas ceremonias,
1? de se tie m b re de 1715— es d e cir, durante cincuenta y cinco años, g o ber­
los enfermos se arrodillaban ante Luis mientras éste, después de hacerles la
nó sin ninguna re s tric c ió n y su v o lu n ta d fu e ley en to d o s sus d o m in io s . señal de la cruz en la frente, les decía: “ El rey te toca, que Dios te cure".
El pueblo aceptó co m p la cid o estas om ním odas fa cu lta d e s Porqu0Tn(í ! ' 1'
sado de las luchas in te s tin a s , deseaba la tra n q u ilid a d y e l o r d e n , o s E lig ió el sol com o em blem a o fic ia l porque entendía que su poder sobre
ansiaban la paz in te rio r y re c ib ie ro n gustosos al hom bre que e le v o Francia era s im ila r al e je rcid o por el a stro rey sobre todos los planetas.
más alta je ra rq uía la dignidad de rey. El poder centralizado del m onarca c o n tro ló no sólo la p o lític a del país,
sin o ta m b ié n la sociedad, el e jé rc ito , la re lig ió n , la econom ía y la cu ltu ra .

173

i ”
Sin em bargo, Luis XIV nunca o lv id ó su gran responsabilidad de gober­
nante y se dedicó con afán a su “ o fic io de re y ” , que juzgaba “ grande, noble
y e x q u is ito ” .
A unque p re scin d ió de las llam adas “ leyes fu n d a m e n ta le s ” , se in te re só
personalm ente po r la marcha de to d o s los asuntos; re sp e tó la o p inión de
sus hábiles colaboradores y, sin se r un gran e sta d ista ni co n ta r con una
m ente p rivile g ia d a , tu vo la s u fic ie n te capacidad para d ir ig ir con a c ie rto los
d e stin o s de Francia.

La C orte

Luis X iV nunca pudo o lv id a r los in cid e n te s de La Fronda y p o r esto odió


la ciudad de París y no quiso v iv ir en ella. En p rin c ip io habitó en los a lre ­
dedores, en el c a s tillo de F ontainebleau, y luego mandó c o n s tru ir el palacio
de V ersa lle s, donde e s ta b le c ió el g o b iern o a p a rtir de 1682.
Para re in a r sin in tro m is io n e s el m onarca re le vó a la nobleza de toda
tarea de gobierno, pero dio a los p rín cip e s y señores altas dignidades en
la C o rte y en el e jé rc ito .
Los nobles de Francia se radicaron en V e rsa lle s para fo rm a r la C o rte
de Luis XIV. Este los conocía p e rso n a lm e n te y to d o s los días con tro la b a si
estaban pre sen tes en las fa stu o sa s cerem onias.

Muy sensible a las adulaciones, e! rey nunca concedía beneficios o lucrativos


puestos a los que no integraban su Corte. De tal manera, la única form a de enri­
quecerse era figu rar constantemente al lado del soberano. Este respondía “ no lo
conozco” o "es persona que nunca veo” cuando se negaba a otorgar un privilegio.

La vida de la C o rte derrochó sum as fabulosas, pues a llí todo era lujo,
galantería y fig u ra ció n . El m onarca fra n cé s e s ta b le ció una nueva moda; fijó
las ve stim e n ta s de los cortesanos de acuerdo con cada cerem onia.
Con el tra n scu rs o del tie m p o , la regim entada y m onótona vida c o rte ­ Principales colaboradores
sana te rm in ó por cansar a todos, a rru in ó las finanzas p ú b lica s y privadas y A unque Luis XIV c e n tra lizó en su persona toda la a d m in istra ció n pú­
dio orig en a un d e sco n te n to popular, p re cu rso r 'd e re vo lu cio n e s y re p re ­ blica, a d m itió a su lado a háb ile s consejeros (m in is tro s e in te n d e n te s) y
salias. se rodeó de o rganism os colegiados (C onsejos) c o n s titu id o s en su m ayoría
por le g ista s.
El m onarca fra n cé s e lig ió a sus m in is tro s e ntre los ele m ento s de la
burguesía o clase m edia, porque debido a su origen eran más d ó cile s y
menos a m b icio so s que los nobles. Entre estos hábiles y la boriosos fu n c io ­
narios se destacaron C o lb e rt, Louvois y Vauban.
Juan B a u tista C o lb e rt fu e el más eficaz colaborador de Luis XIV. Este
burgués ennoblecido — h ijo de un vendedor de paños— se e n riq u e ció cuan­
do trabajaba a las órdenes de M azarino; m uerto éste con sig uió la confianza
del rey, que lo nom bró in te n d e n te y luego in s p e c to r ge ne ra l de H acienda.
A dem ás, ocupó los cargos de m in is tro de M arina y s e c re ta rio de la Casa
Real, con lo que dom inó to dos los problem as in te rn o s del país.
Hasta esa época Francia era un país agrícola, con pocas fá b rica s. C o l­
b e rt creó in d u stria s o fic ia le s (ta p ice s, encajes, porcelanas), fa vo re ció el
c o m e rcio , d e s a rro lló la m arina m ercante y am plió el núm ero de unidades
de guerra. ;
O tro gran colaborador de Luis XIV fu e el m arqués de Louvois, que
in tro d u jo im p o rta n te s m ejoras en el e jé rc ito y aum entó los e fe c tiv o s ,
m ariscal Vauban se hizo fam oso al adoptar un nuevo siste m a de fo r tific a ­
ciones rasantes (casam atas).

175
económ ica. A sí s u rg ie ro n una se rie de d o ctrin a s y p ráctica s las que, en
co n ju nto , se conocen con el nom bre de m e rca n tilism o .
C onviene destacar que la in te rve n ció n gubernativa tu vo una fin a lid a d
p o lític a , pues ro b u ste ció el poder de los m onarcas al fa c ilita rle s recursos
para e quipar e jé rc ito s y m arinas poderosos.
El m e rc a n tilis m o so stie n e que la prosperidad de un país radica en la
m ayor cantidad de m etales precio so s (oro y plata) que posea d e ntro de sus
fro n te ra s ; además, para te n e r oro en abundancia, es n ecesario ela b ora r los
productos indispensables, aum entar las ventas en el e x te rio r y re s trin g ir
las com pras.
En consecuencia, el Estado debe controlar la vida económica, proteger las
industrias, fom entar la producción, vig ila r la buena calidad de los artículos e
im plantar restrictivas medidas aduaneras tendientes a im pedir la salida de materias
primas (lana, hierro, etc.) y evitar la Introducción de productos m anufacturados
que com pitan con los nacionales.
En los sig lo s XVI y XVII la m ayoría de los países p e rte n e cie n te s a la
Europa o ccid e nta l tra ta ro n de a p lica r el m e rc a n tilism o . Bajo el reinado de
Luis XIV, y por obra de C o lb e rt, Francia fu e el Estado más a fe cto a esa
p o lític a económ ica, pues el hábil m in is tro v io en dicho s iste m a el m ejor
m edio para co n so lid a r el a b so lutism o del soberano.
A p a rtir de esa época, los té rm in o s m e rc a n tilis m o y co lb e rtis m o se
consideran sinónim os.

EL PR EDO M IN IO FRANCES: LA CULTURA


Política religiosa
Las letras. El teatro
El a b so lu tism o del m onarca fra n cé s tam bién com p re n dió el aspecto
e s p iritu a l. Para te rm in a r con toda d isparidad re lig io s a , en el año 1685 revocó En el s ig lo XVII, y bajo el reinado de Luis XIV, Francia alcanzó el apogeo
el E dicto de N antes, con lo cual o b lig ó .a los ca lv in is ta s a a b ju ra r de sus de su e sp le nd o r lite ra rio .
creencias o al d e s tie rro v o lu n ta rio .
Prohibió el c u lto p ro te s ta n te , d e m o lió los te m p lo s y, aunque ca stig ó
a to d o el que abandonara el te rrito rio , unos d o scie nto s m il c a lv in is ta s
em igraron en d ire cc ió n a B randeburgo, Holanda e In glaterra.
Si bien co n sig u ió la unidad c a tó lica , muchas co n ve rsio n e s dejaron de
ser sin ce ra s; po r o tra p arte, la e m ig ra ció n p e rju d ic ó al c o m e rcio y a la
in d u stria .

Los protestantes fueron perseguidos con saña y hasta se aplicó el cruel pro­
cedim iento llam ado dragonadas, por el cual se autorizaba a los soldados (dragones)
para que penetraran en las casas de los calvinistas y com etieran contra ellos toda
clase de excesos.
El edicto de Nantes fue anulado por instigación de una amiga de Luis XIV,
la marquesa de Malntenon, protestante convertida. Cuando fue abolido el culto
de los reformados, d ijo: “ Mi abuelo amó a los hugonotes y no les tém ió; mi padre
no los amó, pero les tem ió; yo no los amo ni les tem o.”

El m ercantilism o

En el tra n scu rs o del m edievo y bajo el régim en feudal las activid a de s


económ icas e s tu vie ro n a cargo de los m u n ic ip io s . P o ste rio rm e nte — en el s i­
glo XVI— con el triu n fo de las m onarquías absolutas, el Estado fu e el encar­
gado de pro te g e r, re g la m e n ta r e in te rv e n ir to d o s los aspectos de la vida

176
La depuración del idiom a, el e s tilo cuidado y los tem as d elicados que
se trataban en las fin a s te rtu lia s — im provisadas en los Salones— , h icie ro n
s u rg ir la lite ra tu ra clá sica francesa.
En 1635 el Cardenal Richelieu creó la Academia Francesa, organism o del
que form aron parte los más destacados hombres de letras de esa época y que
subsiste en la actualidad.
Sus integrantes perfeccionaron el idioma, establecieron nuevas normas gra­
m aticales y enriquecieron el vocabulario.
El absolutista Luis XIV protegió a los literatos y les concedió honores y
privilegios. Al enterarse de que el ilustre Boileau estaba enfermo, le escribió: “ Si
su salud le permite venir alguna vez a Versalles, siem pre tendré media hora para
estar en su com pañía” .

En esa época en que la C o rte de V e rsa lle s e je rcía una verdadera hege­
monía p o lítica , m ilita r y c u ltu ra l, el idiom a fra n cé s fu e la lengua de moda
en toda Europa y sus e s c rito s tom ados com o m odelos lite ra rio s .
Con respecto al te a tro , podem os a firm a r que, a com ienzos del s ig lo
XVII, e xistían en Francia algunas com pañías de com e d ia n te s que se tra s la ­
daban de un pueblo a o tro para o fre c e r e spectáculos.

Las representaciones se efectuaban en salas largas, pero estrechas. En un


extremo se levantaba el escenario, a lo largo de las paredes laterales estaban
los palcos y el resto de la sala se llam aba patio', allí los espectadores debían per­
m anecer de pie. gura este gran com ed ió grafo, cuyo verdadero nom bre era Juan B autista
Los actores carecían de trajes adecuados, la escena no variaba en toda la Poquelin.
función y los hombres tenían que interpretar los papeles femeninos. A u to r e in té rp re te de sus obras, fo rm ó a los v e in tiú n años una com pa­
Amparados en la escasa claridad de la sala — ilum inada por velas de sebo— ñía a cuyo fre n te re c o rrió num erosas com arcas francesa s; por ú ltim o , repre ­
los espectadores acostumbraban protestar ruidosamente. sentó ante Luis XIV, quien lo tom ó bajo su p rotección .
Las señoras no concurrían al teatro.
M o lie re fue un profundo observador y por esto sus com edias describen
A p a rtir del año 1630 m e jo ró la calidad de las obras representadas y, con fid e lid a d la vida humana y ofre ce n una h is to ria de las co stu m b re s y los
en consecuencia, aum entó la je ra rq u ía del p ú b lico a s iste n te . Los señores gustos de su época.
ocuparon a sie ntos p riv ile g ia d o s a los costados del esce n a rio y las damas Entre sus obras más notables fig u ra n : El avaro, T artufo, El m isántrop o,
presenciaban la fu n c ió n desde los palcos; só lo en el pa tio ten ía cabida la El e n fe rm o Im a g inario, etcéte ra .
gente m odesta.
Juan de La Fontaine (1621-1695). Este céle bre poeta fra n cé s se destacó
Los au tores e s c rib ie ro n com edias y tra g e d ia s adaptadas algusto del
por su in genio s a tíric o y elegancia de e s tilo . Sus fábulas — publicadas por
público, el cual p re fe ría — en general— tem as re fe re n te s a los antiguos
p rim e ra vez en 1668— se han com parado con una m oral p rá ctica, pues ins­
g riegos y rom anos (c la s ic is m o ). Tam bién respetaron las norm as a que
tru y e n al m ism o tie m p o que de le itan . Se s irv ió de anim ales para s a tiriz a r
debían su je ta rse las re p re se nta cio n e s.
há b ilm e n te las co stu m b re s humanas.

Los grandes escritores franceses Jacobo B o ssu et (1627-1704). O bispo de M eaux, fue orador, h is to ria d o r
y filó s o fo . No tu vo riva l com o predicador- sagrado en su defensa del ca to­
Pedro C o rn e ille (1606-1684). Llamado con ju s tic ia " e l padre de la tra g e ­ lic is m o co n tra los h erejes. Entre sus obras — e scrita s en un e s tilo solem ne
dia fra n c e s a ” , hizo v is ib le s — a tra vé s de sus obras— las em ociones del y m a jestuoso— fig u ra n : O raciones fú nebres, D iscu rso sobre la H is to ria
alm a humana po r m edio de ve rso s de a d m irable belleza. L-js cualidades de U n ive rsa l y P o lítica sacada de las Sagradas E scrituras.
su e s tilo son la nobleza y la vehem encia.
Su tra g e d ia El C id le v a lió inm ediata y p e rd urable fam a.
Las bellas artes
Juan R acine (1639-1699). A u to r dra m á tico , d e scrib e con e x a c titu d las
Puede a firm a rse que los a rtis ta s de la época de Luis XIV tra bajaron
pasio ne s^y los d e fe c to s de los hom bres por m edio de una acción vivaz y
para agradar al a b so lu tista m onarca y s a tis fa c e r los gustos que predom ina­
un e s tilo que lleg a a la p e rfe cció n .
ban en la C orte. A s í se im puso el academ icism o u o rie n ta ció n a rtís tic a que
Sobre tem as clá sico s e s c rib ió va ria s tra g e d ia s, com o Fedra e Ifig e n ia .
su rg ió de las academ ias creadas en Francia durante ese sig lo.
Los arquitectos Le Vau y Mansard dirigieron la construcción del magnífico
M o liè re (1622-1673). Junto a los dos grandes d ra m á tico s a n te rio re s fi- palacio de Versalles; el jardinero Le Nótre dibujó los espléndidos jardines y Le

178 179
Brun — el pintor oficial de la Corte— decoró las numerosas salas y también fue p a rla m e n ta rio , re lig ió n p ro te sta n te y colonias. En o tra posició n tam bién
autor de im portantes cuadros. En los hermosos parques del palacio podían obser­ e nfrentan la hegem onía francesa los estados c o n tin e n ta le s: A u s tria , A le m a ­
varse las estatuas esculpidas por Coysevox, G irardon y Puget; este últim o famoso nia y España.
por su grupo escultórico El M ilón de Crotona devorado por un león.
Sin embargo, el principal representante de la escuela p ictó rica francesa, que En resum en: es la lucha e n tre e l Im p e ria lis m o de Luis X IV y las nacio ­
cultivó con acierto todos los géneros y llegó a la perfección en la com posición, nes defe n so ra s d e l e q u ilib rio europeo, sancionado por los tra ta d o s de
fue Nicolás Poussin. Especializado en temas históricos compuso — entre otros— W e s tfa lia , del año 1648.
estos cuadros: Rebeca en la fuente; Moisés salvado de las aguas; el Rapto de las
Sabinas, etcétera.
a) G uerra por los Países Bajos Españoles (1667-1668)

EL PR EDO M IN IO FRANCES: IM PERIALISM O DE LUÍS XIV Luis XIV estaba casado con M aría Teresa, herm ana del re y C arlos II
de España, y por esto reclam ó com o herencia de su esposa, la d e vo lució n 1
En el aspecto in te rn a cio n a l, Luis XIV co n tin u ó la p o lític a im p e ria lis ta de los te rrito rio s del Franco Condado y Luxem burgo.
iniciada por R ichelieu, según la cual Francia debía te n e r por lím ite s las A n te la negativa del g obierno español, las tro p a s francesa invadieron a
"fro n te ra s n a tu ra le s ” . Logrado el d o m in io de la región p irenaica, en épocas Bélgica y o b tu vie ro n un fá c il triu n fo .
de M azarino, la expansión im p e ria lis ta del m onarca fra n cé s — apoyada en Sin em bargo, po r causa de la A lianza de La Haya (co a lició n form ada
su e jé rc ito y fo rtific a c io n e s — se e xte n d ió hacia el Rin y, com o era lógico, por Holanda, In glate rra y Suécia), Luis XIV se v io obligado a firm a r con
m olestó a los países que tenían d o m in io s en esas regiones: España, H olan­ España la Paz de A qu isg rán (1668). Por este tra ta d o Francia sólo se apoderó
da y A u s tria . de algunos d o m inios españoles en la fro n te ra flam enca.
M ie n tra s Francia se tra n sfo rm a b a en la m ayor potencia m ilita r y c u ltu ­
ral del co n tin e n te , In g la te rra — después de la re vo lu ció n de 1688— e n fre n tó
a Luis XIV y a p a rtir de 1672, G u ille rm o III {p rín cip e de O range) fue el im ­ b) G uerra de Holanda (1672-1678)
placable riva l del a b s o lu tis ta soberano francés. S o rp re siva m en te, Luis XIV atacó a esta pequeña nación para ca stig a r
Tem erosas del poderío del Rey Sol, las naciones europeas se oponen su a c titu d en la a n te rio r guerra y ta m bién por riva lid a d e s de índole co­
a su p o lítica im p e ria lis ta y es así cóm o se form an dos bandos: por un lado m e rcia l.
Ing la te rra y Holanda que com o potencias m a rítim a s d e fienden su régim en
C ie n to v e in te m il soldados franceses cruzaron el Rin y se apoderaron
de Holanda sin e n contrar re siste n cia . A n te la angustiosa situ a ció n , el pue­
blo proclam ó je fe de la República (e sta túder) a G u ille rm o de O range, quien
to m ó la desesperada re so lu ció n de inundar las tie rra s con las aguas del mar.
Se a b rie ro n las esclusas de los diques y el suelo — más bajo que el
nivel de las aguas— fu e anegado en una gran e xtensió n, a tra vé s de la cual
era im p o s ib le avanzar. Los franceses tu v ie ro n que re tro ce d e r.
G u ille rm o de Orange organizó una poderosa co a lició n con tra Francia
en la cual p a rticip a ro n el em perador de A lem ania, el rey de España y casi
todos los p rín cipe s alem anes. De ta l manera, la guerra de Holanda derivó
en uha guerra europea que concluyó en 1678 con la Paz de N im ega. España
— la más p e rjudicada— debió e n tre g a r a Luis XIV el Franco Condado y
v a rio s te rrito rio s en Flandes.
La Paz de N im ega conso lid ó el poderío del m onarca fra n cé s, y señaló
la época de su apogeo p o lític o y m ilita r.

c ) Guerra de la Liga de Augsburgo (1688-1697)

A pesar del fin de las h o s tilid a d e s, Luis XIV co n tin u ó ensanchado las
fro n te ra s de sus dom in io s con la anexión de diverso s te rrito rio s ribereñ os
al Rin, p e rte n e cie n te s a A lem ania , S uecia y Flandes.

1 El conflicto también se conoce como Guerra de Devolución. María Teresa era hija de Felipe
IV, de España.

181
La a la rm a c u n d ió p o r to d a Europa cu a n d o in c o rp o ró a E s tra s b u rg o (en la región del D anubio para e n fre n ta r al grueso de las tro p a s francesas.
A ls a c ia ), c iu d a d lib re , u b ic a d a e s tra té g ic a m e n te , p u e s d o m in a b a u n o de lo s A dem ás, co n sig uió la cooperación del e jé rc ito holando-inglés (acantonado
e s c a s o s p u e n te s que p e rm itía n a tra v e s a r el Rin. en los Países Bajos) a las órdenes del duque de M arlbourough.
A n te los a co n te c im ie n to s , las naciones enem igas de Luis XIV se a gru­ Esas fuerzas com binadas ve n cie ro n a los franceses en la batalla de
paron en una nueva c o a lic ió n , llam ada la Liga de A ugsburgo, pues los re ­ B lenheim y los e xpulsaron del te r rito rio alem án. Por su parte, los ingleses
presenta ntes se re u n ie ro n en esa ciudad (1688). ocuparon G ib ra lta r (1704) y desem barcaron en la península al archiduque
La guerra se prolongó por nueve años y las tropas francesas debieron C arlos que pretendía, con el títu lo de C arlos III, la corona de España.
luchar sin aliados co n tra los e fe c tiv o s de las o tra s naciones europeas. A g o ­ En 1706, el e jé rc ito fra n cé s que defendía los Países Bajos españoles
tados por el esfuerzo, los c o m b a tie n te s p re firie ro n firm a r la paz en el c a s ti­ fue derro ta d o en R a m illie s y tu v o que evacuar casi toda B élgica.
llo de R ysw ick, cercano a La Haya (1697). Las acciones en Ita lia tam poco fa vo re cie ron a Luis XIV. El príncipe
Luis XIV renunció a todas las anexiones p o s te rio re s a la Paz de Nlm ega, Eugenio de Saboya ve n ció a los franceses en Turln (1706) y luego ocupó el
excepto Estrasburgo y te rrito rio s d e A lsa cia . M ilanesado y el reino de N ápoles.
Luis X IV p id ió la paz, pero las condicio nes de sus enem igos eran tan
exig e nte s — e n tre ellas d e stro n a r a su n ie to — , que no aceptó.
d) La sucesión española
En 1709 los aliados ob tu vie ro n una nueva v ic to ria en M a lp la q u e t, pero
La extrem a d e b ilid a d fís ic a del rey de España, C arlos II (el H echizado) al año s ig u ie n te las tro p a s de Felipe V, a las órdenes del duque Luis de
y la circu n sta n cia de no te n e r desce n d ie n te s d ire c to s , in q u ie ta ro n a las Vendóm e, d e rro ta ro n a los anglo-austríacos en la batalla de V illa vlcio sa . El
C o rte s de Francia y A le m a n ia , cuyos soberanos se creían con derechos a la archiduque hubo de abandonar M adrid.
sucesión. Las p rim e ra s te n ta tiv a s de paz iniciadas por ambos bandos belig e ra n te s
D eseosas de m antener el e q u ilib rio e n tre los Estados, las dem ás po te n ­ se aceleraron después de que los e jé rc ito s fra nce ses, d irig id o s por el ma­
cias europeas — encabezadas por In g la te rra — se m o stra ro n p a rtid a ria s de risca l V illa rs , ve n ciero n a las tropas del duque de Saboya en la im p o rta n te
e n tre g a r España, Flandes y las posesiones de A m é rica al archiduque C arlos. batalla de Denain, al n orte de París (1712). Por esta causa, Luis X IV pudo
Sin em bargo, los nobles españoles aconsejaron a C arlos II que dejara firm a r una paz honrosa.
sucesor p o r te sta m e n to a F e lip e de A n jo u , pues en esta fo rm a se evitaba
desm em bra r las posesiones. La Paz de U trecht

Carlos II falleció el 19 de noviembre del año 1700 y una vez que se hizo En 1713, y en la ciudad holandesa de U tre ch t, Francia firm ó la paz con
público el testamento, Luis XIV reflexionó varios días antes de aceptar la última In glaterra, Holanda y Saboya. A l año sig u ie n te lo hizo en R astadt con el
voluntad dei difunto soberano porque estaba seguro de que esa cláusula produciría Im p e rio germ ánico.
una nueva guerra, sin ningún provecho para Francia. En v irtu d de estos dos tra ta d o s, Felipe V fu e reconocido re y de España
Por últim o pudo más la am bición de ver a un príncipe de su fam ilia en el trono
y de sus d o m in io s de u ltra m a r, pero renunció a todos sus derechos sobre la
de España que sus deseos de in icia r una política pacifista para engrandecer a la
agotada Francia. corona de Francia.
Así se extinguió la dinastía habsburgo-española y ciñó ia corona de la penín­ El archiduque, que ocupaba el tro n o del Im perio con el títu lo de C arlos
sula un rey francés perteneciente a la fam ilia de los Borbones. VI, fue indem nizado en p e rju ic io de España, pues re cib ió los Países Bajos,
M ilá n , Cerdeña y Nápoles.
El nuevo m onarca to m ó el nom bre de Felipe V y fue reconocido por
todas las co rte s europeas, con excepción del em perador Leopoldo de A u s­ In g la te rra — la más fa vo re cid a — re tu vo en el M e d ite rrá n e o la isla de
tria , que defendía las p re te n sio n e s del archiduque C arlos. M enorca y el p uerto de G ib ra lta r, posesiones de tra d ic ió n hispánica. En
En lugar de p roceder con prudencia, Luis XIV in te rv in o en la p o lític a A m é rica , re c ib ió de Francia la península de Acadia, Terranova y los te r r ito ­
española, ordenó ocupar c ie rta s plazas fu e rte s holandesas en la fro n te ra rio s de la Bahía de Hudson. También se aseguró el trá fic o co m ercial con
belga (ciudades de barrera) y, a la m u e rte de Jacobo II, re co n o ció rey de los d o m in io s españoles en este co n tin e n te , m ediante el Tratado de A s ie n to
Ing late rra al h ijo de ese ex soberano, con lo que v io ló el Tratado de (tra ta de negros) y el N avio de Perm iso.
R ysw ick.
A n te esos a c o n te c im ie n to s se fo rm ó una nueva c o a lic ió n europea con­ La Compañía inglesa del Mar del Sur explotó durante varios años el com ercio
tra Francia y España, en la que p a rtic ip a ro n In g la te rra , A u s tria , H olanda y de negros esclavos. A cam bio de las “ piezas de Indias” , como se llam aba a los
p ríncipes alem anes. A s í com enzó la guerra. cautivos, los marinos recibían cueros y sebos.
El Tratado de Utrecht, en el artículo 7o, disponía que “ sería lícito y libre a
los súbditos del rey de Gran Bretaña com erciar en España y demás dominios
La guerra de Sucesión (1702-1713) del rey C a tó lico ". Por esta cláusula, se perm itió que anualmente arribara a puertos
americanos un “ navio de perm iso” con un número determ inado de toneladas de
A l p rin c ip io el m onarca fra n cé s to m ó la ofe n siva y atacó los dom inios carga.
del em perador, pero luego éste c o n fió el mando de sus tro p a s al p ríncipe
Eugenio de Saboya, quien reorganizó el e jé rc ito a ustríaco y lo co n ce n tró en

182 183
Los nuevos centros culturales
En el sig lo XVII las U niversidades entraron en un período de deca­
dencia, pues ya no fu eron — com o en el m edievo— los p rin cip a le s ce ntros
cu ltu ra le s de O ccidente.
Para fa c ilita r la labor c ie n tífic a se crearon in s titu c io n e s , ta le s com o
los o b se rva to rio s y las academ ias, que reunieron a grupos de e ru d ito s in te ­
resados por las d is c ip lin a s ú tile s .
El m in is tro C o lb e rt fund ó en Francia la A cadem ia de C iencias y el
O b se rva to rio de París, este ú ltim o d irig id o por el astrónom o ita lia n o C assi­
ni. En 1667 se con struyó, p ró xim o a Londres, el O b se rva to rio de G reenw ich
y tam bién la S ociedad Real (R oyal S o cie ty) que a dqu irió ce lebrida d por los
tra b a jo s de N ew ton.
No tardaron en crearse ja rd in e s botánicos, gabinetes de H isto ria Na­
tu ra l, h e rbarios con plantas e xótica s procedentes de A m é rica y m useos,
e n tre los que se destacó el B ritis h M useum de Londres.

Las ciencias

En A stro n o m ía se destacaron el alem án K epler, el ita lia n o G alileo y,


en especial, el inglés Isaac N ew ton , que de scubrió la ley que rig e la m ecá­
nica de los cuerpos ce le ste s.

En M a te m á tica, el francés V iè te creó la moderna notación algebraica,


perfeccionada por el filó s o fo D escartes, que tam bién sentó las bases de la
geom etría a n alítica.

S ic ilia fu e entregada al duque de Saboya y además, la Paz de U tre c h t


reconoció o fic ia lm e n te al e le c to r de B randeburgo el títu lo real de F ederico I
de Prusia.

M O V IM IE N TO FILOSOFICO Y CIENTIFICO EUROPEO


El sig lo XVII fue una época de grandes p ro g re sos en el campo del
in te le c to humano por las nuevas concepciones filo s ó fic a s , los progresos
c ie n tífic o s y las obras lite ra ria s .
Com o consecuencia del R enacim iento se produjo un intenso m o vim ie n ­
to id eológico, en p a rtic u la r en el cam po c ie n tífic o , por lo que dicho período
se ha llam ado “ la ce n tu ria del g e n io ".
Guiados por un e s p íritu p rá ctico , los hom bres de. cie n cia abandonan la
re p e tició n de conceptos tra d ic io n a le s y se dedican a o bservar y e xp e rim e n ­
ta r los fenóm enos de la naturaleza. A s í surge la verdadera cie n cia basada
en la e xp e rim e n ta ció n y en la observación.
La filo s o fía moderna se aparta de las escuelas clá sica s y de la ideología
esco lá stica del m edievo para buscar la verdad en los dicta d o s de la propia
razón, es de cir, en el ra cio n a lism o .

184
La Física fue estudiada por los m ism os e ru d ito s a n te rio re s . A g re g a re ­
mos al ita lia n o T o rric e lli, que in ve n tó el baróm etro.
La Q uím ica y las C iencias N a tu ra le s no avanzaron con la m ism a in te n ­
sidad que las m encionadas. Podemos c ita r al fra n cé s Lefévre, que e s c rib ió
el p rim e r lib ro sobre Q uím ica, al español S e rv e t y al inglés H arvey quienes
descu brieron el m ecanism o de la c irc u la c ió n de la sangre.

La filosofía
F rancisco Bacon ,(1561-1626). Inglés de n a cim ie n to , fue el cre a d o r del
verdadero m étodo c ie n tífic o basado en la o bservación de los hechos y en
la experim en ta ció n .

Renato D e sca rte s, nació en Francia en 1596 y fa lle c ió en 1650. Expuso


las bases de su filo s o fía en su fam oso tra b a jo titu la d o D is c u rs o d e l M étodo.

B e n ito Spinoza (1632-1677). Judío nacido en A m ste rd a m , s ig u ió la filo ­


sofía de D escartes y p o r c ritic a r algunos dogmas hebreos, fu e expulsado
de las sinagogas y m aldecido por los rabinos.
Sostuvo una concepción panteísta, pues a firm ó que D ios y la Naturaleza
son una m ism a esencia.

El inglés Juan Locke (1632-1704) a firm ó que el pensam iento humano


nace de la percepción de los se n tid o s, por lo cual su d o ctrin a se ha llam ado
sensualista .
Las ¡deas filo s ó fic a s y p o lític a s de este m édico in g lé s e je rc ie ro n in­
flu e n cia sobre los pensadores fra n ce se s del s ig lo XVIII.

SU R G IM IENTO DE PRUSIA
Los orígenes de Prusia se rem ontan a com ienzos del sig lo XV, cuando
un p rín cip e de la fa m ilia de los H ohenzollern — llam ado A lb e rto — al produ­
c irs e los in cid e n te s de la Reform a abrazó el m o vim ie n to y se apropió de
d o m in io s e c le s iá s tic o s con los que creó el ducado de Prusia.
Con Federico Guillermo — contem poráneo de Luis XIV— el ducado
e xte n d ió sus fro n te ra s con la in corporación de la Prusia Oriental, Brande-
burgo y Cleves. A p a rtir de esa época, Berlín (cap ital de Brandeburgo) se
destacó por su flo re c im ie n to .
Su h ijo y su ce so r fü e declarado rey de Prusia con el nom bre de Fe­
derico I.
Luego ocupó el tro n o su h ijo Federico Guillermo I (1713-1740), hom bre
rudo y déspota, que dedicó tod os sus esfuerzos a m ejo ra r el e jé rc ito , por lo
cual m e re ció el sobreno m bre de “ Rey S a rg ento".
Impuso el servicio m ilita r obligatorio pues estaba convencido de que todos los
prusianos “ nacían para las armas” .
Creó escuelas de cadetes para la form ación de los oficiales superiores que
pertenecían exclusivam ente a la nobleza. Los soldados estaban som etidos a una
intensa preparación y la d isciplin a era muy severa, lo que perm itió d e cir que el
prusiano “ temía más a sus superiores que al enem igo” .

187
C o nsiquió equipar el m e jo r e jé rc ito europeo, in te g ra d o por 80.000 hom ­ el año 1613 fu e e leg ido zar el p ríncipe M ig u e l, que in ic ió la d inastía de los
bres que Representaban el diez por c ie n to de la población de sus Estados. R om anoff.
Con esto, dio a Prusia el in s tru m e n to de su grandeza. Pedro I, e l Grande (1682-1725). Ocupó el tro n o de M oscú a los d ie c i­
A dem ás, este soberano u n ific ó la a d m in is tra c ió n y m ejoró la hacienda nueve años, com o consecuencia de una re volución palaciega que encabezó
pública, m edidas con las que in c re m e n tó la riqueza de su pequeño país. co n tra su herm ana, la regente Sofía.
Este soberano, considerado el fundador de la Rusia m oderna, se p ro ­
puso im p u lsa r el progreso de su pa tria y c iv iliz a rla al m odo o ccid e nta l de
SU R G IM IENTO DE RUSIA
acuerdo con los adelantos europeos.
Hasta com ienzos del s ig lo X VIII, los rusos o m o sco vita s no habían En p o lític a e x te rio r d e cidió, según sus propias palabras, “ a b rir ventanas
ocupado un lugar im p o rta n te en la h is to ria de la hum anidad. hacia el o e s te ” , puesto que Rusia estaba aislada de O cciden te p or Suecia,
Largos años perm a n ecie ro n los rusos s o m e tid o s a los m ogoles, hasta Polonia y Turquía.
que un prín cip e de M oscovia, Iván III e l Grande (1462-1505), lib s rto sus Para c o n se g u ir una salida hacia el m ar Negro gue rreó contra los tu rco s,
d o m in io s y creó un Estado con ca p ita l en M oscú. Fue el p rim e ro que se a quienes c o n q u istó la plaza de A zof. In ició contra S uecia la llam ada G uerra
titu ló Zar. del N orte, a cuyo té rm in o se incorporaron a Rusia varias com arcas rib e re ­
Su n ie to , Iván IV, ap e llid a d o “ el T e rrib le ” (p o r las crueldades que com e­ ñas al m ar B áltico.
tió en los ú ltim o s años de su reinado), in ic ió la co n q u ista de S ib e ria y Pedro el Grande realizó dos via je s por Europa y luego em prendió con
luego de varias luchas co n sig uió e xte n d e r las fro n te ra s de sus dom inios energía su p ro ye cto de o ccid e n ta liza r a su país.
hasta el m ar C aspio. Tam bién hizo c o n s tru ir en M oscú el palacio del K re m ­ Estas re fo rm a s se pueden c la s ific a r en:
lin. Iván IV m u rió sin descendencia, pues tie m p o atrás había u ltim a d o a su
h ijo en un arreba to de fu ro r. Se in ic ió entonces un período de anarquía y a) Políticas. C reó un consejo que llam ó “ Senado g o b e rn a n te ” , fo rm a ­
guerras c iv ile s , provocadas por los p re te n d ie n te s al tro n o , hasta que en do por nueve m ie m b ros, p e rte n e cie n te s a la a risto cra cia , que dependían de
un pro cu ra do r general. Las a trib u cio n e s de este organism o eran de ca rá cte r
c o n s u ltiv o y ju d ic ia l.
Para co la b ora r en las tareas a d m in is tra tiv a s organizó nueve co le g io s o
corp o ra cio n e s de a ltos fu n cio n a rio s con tareas sem ejantes a las de los
m in is tro s . A dem ás, p rom ulg ó la fam osa “ tabla de los rango s” po r la cual
e s ta b le ció ca to rce ca tegorías de fu n cio n a rio s, se leccionados atendiendo a
su nobleza y ocupación del Estado.

Grupo de boyardos o nobles rusos perte­


Pedro I, el Grande. En necientes a la corte de Iván IV son reci­
la fisonomía de rasgos re­ bidos en audiencia por el emperador ger­
gulares se advierten los mano Maximiliano II. Observe la indumen­
grandes ojos negros, de taria de los personajes y los presentes que
mirada penetrante. han de entregar. (Grabado antiguo.)

189
b) E c le s iá s tic a s . Para c o lo c a r a la Iglesia O rtodoxa bajo su co m p le to
En casi todas las p ro vin cia s, los cargos de E statúder estaban ocupa­
dom inio , Pedro s u p rim ió el Patriarcado de M oscú y lo reem plazó p o r un
dos por m ie m b ro s de la din astía de los O range, quienes deseaban tra n s ­
consejo de obispos o Santo Sínodo, ante el cual enviaba un re p re se nta n te . fo rm a r el país en una m onarquía.
c) M ilita re s . Reorganizó el e jé rc ito al modo prusiano. Im itó los re g la ­ D ieron o rig e n al p a rtid o O rangista, que se im puso — e xcepto H olanda—
m entos, la preparación fís ic a , los u n ifo rm e s y hasta los d ive rso s grados y en todas las provin cias.
Por su parte, los rico s m ercaderes de Holanda eran to le ra n te s en
jerarquías.
Los cam pesinos fu e ro n o bligados a in co rp o ra rse y a los que se ne­ m ateria re lig io s a , no deseaban un gobierno fu e rte y se oponían a la guerra,
gaban se los conducía encadenados; con e stos p ro c e d im ie n to s consiguió que perjudicaba el co m e rcio . A sí su rg ió el p a rtid o R epublicano.
equipar a más de 200.000 hom bres.
Del antiguo e jé rc ito ruso sólo conservó la caballería, o sea los cosacos, Prosperidad de Holanda
que en núm ero de 100.000 v ig ila b a n las fro n te ra s .
También con tó con 48 naves de guerra y unos 20.000 m arinos. Por su progreso económ ico y m e rc a n til, Holanda a d q u irió ta l p re s tig io
que paulatin a m e n te su nom bre e lim in ó al de las otras P rovincias U nidas y
d) Económicas. De acuerdo con las d o ctrin a s c o lb e rtis ta s , fo m e n tó s irv ió para in d ic a r el de la nueva R epública Federal.
la creación de m anufacturas, la e xp lo ta ció n de los recursos m in e ra le s y el El rápido in cre m e n to de la población o b lig ó a los holandeses a au­
d e sa rro llo del co m e rcio . Para m e jo ra r la mano de obra p ro p ic ió el in te rc a m ­ m e n ta r la e xte n sión de las tie rra s c u ltiv a b le s , pues se necesitaban produ c­
bio de té cn ico s y o b re ro s con O ccid e n te . to s agrícolas para el su ste n to de sus habitantes. Se co n stru ye ro n diques
para c o n te n e r las aguas del m ar y p e rm itir el pastoreo de los ganados en
e) C u ltu rales. A im ita c ió n de los europeos, fa v o re c ió la in s tru c ­ las tie rra s desecadas (“ p o ld e rs ” ).
ción p ública y cre ó los p rim e ro s in s titu to s su p e rio re s, com o la Escuela Po­ Los cam pesinos se dedicaron al cuidado de las huertas y al c u ltiv o
lité c n ic a y la A cadem ia de C iencias de San Petersburgo. de las flo re s , en especial los tulipanes. No tardaron en s u rg ir las in d u stria s
E stim uló la im p re sió n de te x to s y en 1703 apareció el p rim e r p e rió d ico derivadas de la leche, la m anteca y los fam osos quesos, en especial estos
ruso. ú ltim o s , que die ron ce lebrid ad a Holanda.
Desde el s ig lo XVI las em barcaciones holandesas surcaban los mares
f) Costum bres. In te rv in o en to d o s los aspectos de la vid a de su pue­
para tra n s p o rta r m ercaderías u ocuparse en la pesca del arenque.
blo, pues o b lig ó a los hom bres a v e s tir com o los europeos y c o rta rs e la
barba y los ca b e llo s. P e rm itió que las m u je re s dejasen de c u b rir su ro s tro
e hicieran vida so cia l.
Las com pañías de com ercio
Pedro el Grande murió en enero de 1725. Afirm ó que “ las reformas de un
pueblo son como los frutos de las palmeras, que no se empiezan a cosechar hasta Para o b te n e r en abundancia las especias, los holandeses d ecidie ro n
después de muerto el plantador” . Sin embargo, aunque triunfó en su acción política, ocupar las posesiones portuguesas en O rie n te . Con el fin de organizar las
pues extendió las fronteras de Rusia casi a sus límites actuales, fracasó en su expediciones, los c o m e rcia n tes crearon, en el año 1602, la Com pañía de las
obra civilizadora, por cuanto ésta sólo fue superficial y no alteró la fisonomía
Indias O rie n ta le s.
característica de su pueblo.
En esta fo rm a se apoderaron del Cabo de Buena Esperanza (su r de
A fric a ), p u e rto s de la India, M alaca y las islas de C eilán y de la Sonda (en
SU R G IM IENTO DE HOLANDA el a rch ip ié la g o m alayo). En Java fundaron Batavia, que fu e la capital y re­
sidencia del gobernador general.
Com o vim o s , los te r rito rio s ubicados en el n o rte de los Países Bajos se
Para e xte n d e r sus transaccion es co m e rcia le s hasta A m é rica fundaron
em anciparon de Felipe II y c o n s titu y e ro n las P rovincias U nidas cuya inde­ la Compañía de las Ind ias O ccid entales (1624), que no co n sig u ió el é x ito
pendencia fu e aceptada por España en los tra ta d o s de W e s tfa lia (1648), de la a n te rio r.
que pusieron fin a la G uerra de los T reinta A ños. Los holandeses se e sta b le cie ro n en Nueva A m ste rd a m (actual Nueva
Esas s ie te p ro vin cia s se organizaron en una confe d e ra ció n en la que Y ork) y en re giones de las A n tilla s y de las Guayanas. A dem ás, ocuparon va­
cada una era un Estado soberano, pues tenían go b iern o y c o n s titu c io n e s rio s años la región de Santos, en el B rasil, pero luego fu e ron expulsados.
propios. A m ediados del s ig lo X VIII, la pro spe ridad holandesa fu e m uy afectada
Se gobernaban com o pequeñas re p ú b lica s, con un C onsejo de fa m ilia s por las batallas navales so ste nid as co n tra los ingleses y el re co n o cim ie n to
a ris to c rá tic a s encargadas de la a d m in is tra c ió n ; sin em bargo, para los asun­ obligado del A c ta de N avegación. Desde esa época, In g la te rra de spojó a
to s com unes enviaban d iputados a una asam blea de Estados G enerales que Holanda del d o m in io de los m ares.
se reunía en La Haya.
En épocas de la dom inación hispánica cada p ro vin cia tenía un gober­
nador llam ado E sta tú d e r; luego de la em ancipación, este fu n c io n a rio — de­
signado por su re s p e c tiv o te r rito rio — fu e je fe e je c u tiv o .

190 191
ción de Luis XIV. Batallas de Blenheim y Ramillies, Mal-
plaquet y Villaviciosa. La paz de Utrecht.
Guía de repaso Movimiento filosófico La ciencia basada en la experim entación y observación.
y científico europeo. El racionalism o. Los nuevos centros culturales en París y en
Londres. Principales figuras de la astronomía, la matemá­
tica, la física y la química.
La España de los Felipe III: el Duque de Lerma. Felipe IV: el Conde-duque de
La filosofía: Bacon, Descartes y Spínosa. Locke y el sen­
Austrias Menores. Olivares. Carlos II: Juan José de Austria. sualismo.

El barroco y su Estilos arquitectónicos que pasaron al Nuevo Mundo. El Surgimiento de Prusia. Federico Guillermo. Federico 1. Federico G uillerm o 1: obra
proyección en América. barroco americano. José Churriguera. de gobierno.

El absolutismo Los reyes absolutos de España, Inglaterra, Alemania y Fran- Surgimiento de Rusia. 1van IV. La dinastía de los Romanoff. Pedro 1, el Grande:
monárquico. cia. Defensores del absolutism o: Bodin y Hobbes. Los cam­
reformas políticas, eclesiásticas, m ilitares, económ icas, cul­
bios económ icos: el capitalism o.
turales. Las costumbres.

Francia en la época Luis XIII. La acción de Richelieu contra los protestantes y Surgimiento de Las Provincias Unidas: gobierno. El partido Orangísta y
de Richelieu. los nobles. El edicto “ La Gracia de A la is". Intendentes. Holanda. e l Republicano. Prosperidad de Holanda: construcción de
diques, industrias. Las compañías de com ercio: Indias
La Guerra de Carácter del conflicto. Causas religiosas y políticas. Dete- Orientales y Occidentales.
los Treinta Años. nestración de Praga. Periodos de la guerra; Palatino: batalla
de Montaña Blanca; Danés: Cristián IV; Sueco: batalla de
Lutzen; Francés: batallas de Rocroi, Nordlingen y Lens. L,a
Paz de Westfalia y sus cláusulas religiosas y políticas
Consecuencias de la guerra.
r— r ii^ tin n a r in -

Las revoluciones Jacobo I Estuardo y el anglicanism o. Carlos I. El Parla- 1. ¿Quiénes gobernaron a España en tiempos de Felipe III? 2. ¿Qué
inglesas. mentó Corto y el Parlamento Largo. El M emorial de Quejas.
Batalla Naseby. La dictadura de Cromwell. El Acta de Na­
política siguió Olivares en épocas de Felipe IV? 3. ¿Qué sabe de
vegación. Restauración de los Estuardo. Carlos II: el B ill de Carlos II de España? 4. ¿Qué estilos arquitectónicos se aplicaron
Uniformidad. El B ill del Test. Formación de los partidos. en Am érica durante la dominación española? 5. ¿Qué caracteriza
El B ill de Exclusión. Los tories y los whigs. al estilo barroco? 6. ¿A qué se llama absolutismo monárquico?
La Revolución de 1686. Jacobo II: sus ideas religiosas. Gui­
llerm o de Orange. La Declaración de Derechos. María II y 7. ¿Qué tratadistas defendieron el absolutismo? 8. ¿Qué cambios
Guillermo III. El B ill de Tolerancia. económicos se produjeron a comienzos de la Edad Moderna? 9.
¿Qué se propuso el cardenal Richelieu? 10. ¿Contra quiénes lu ­
La Francia de Luis XIV. Julio Mazarino. La Fronda. La lucha contra España. El ab­ chó? 11. ¿Cuáles fueron las causas de la Guerra de los Treinta
solutism o m onárquico. ‘‘El Estado soy yo". El palacio de Años? 12. ¿En cuántos períodos se acostumbra a dividirla? 13. R e­
Versailles. La Corte. Colbert, Louvois y Vauban. Política
suma los principales acontecimientos de esa guerra. 14. ¿Por qué
religiosa. El m ercantilism o.
Jacobo I Estuardo desprestigió la autoridad real en Inglaterra?
15. ¿Qué problemas afrontó Carlos I en su reinado? 16. ¿Quién
El predominio francés: El esplendor lite rario : los salones, la Academia francesa.
la cultura. Los grandes escritores. C orneille: cualidades de su estilo. fue Oliverio Crom w ell? 17. ¿Cómo se inicia el período llamado
Racine: sus tragedias. M olière: sus comedias. La Fontaine: de la Restauración? 18. ¿Cuándo surgen los dos grandes partidos
sus fábulas. Bossuet: obras. políticos ingleses? 19. ¿Qué acontecimientos precipitaron la R evo­
Las bellas artes: el academicismo. Arquitectos y pintores.
lución de 1688 en Inglaterra? 20. ¿Cuándo se instauró el régimen
m onárquico parlamentario? 21. ¿Qué política siguió en Francia
El predominio francés: Naciones europeas que enfrentan la hegemonía francesa.
imperialismo de Guerras de Luis XIV. a) Por los Países Bajos españoles: la
el cardenal Mazarino? 22. ¿Es correcto afirmar que Luis X IV
Luis XIV. alianza de La Haya, b) De Holanda: coalición contra Fran­ elevó a la más alta jerarquía su dignidad de rey? 23. ¿Cómo era
cia. c) De la Liga de Augsburgo: paz de Ryswick. d) De la la vida de la Corte? 24. ¿Quiénes fueron los principales colabo­
sucesión española. Llegada al trono de Felipe V. Interven- radores de Luis X IV ? 25. ¿Qué sabe con respecto al m ercanti-

192 193
lismo? 26. Explique por qué Francia alcanzó el apogeo literario
bajo el reinado de Luis XXV. 27. ¿Quiénes fueron los grandes das las limitaciones de la autoridad tenía de su autoridad. Eligió el Sol
de su regio amo; y, en segundo lu­ como emblema oficial para indicar
escritores franceses de esa época? 28. ¿Qué orientación se impuso gar, hacer de Francia la nación más su creencia en que la nación recibía
en las artes? 29. ¿Qué actitud asumieron las potencias europeas poderosa de Europa. Para conseguir de él su esplendor y su sustento del
frente al imperialismo de Luis X IV ? 30. Resuma las guerras en esos fines no reparó en medio algu­ mismo modo que los planetas reci­
que intervino el absolutista monarca francés. 31. Explique la paz no. Destruyó despiadadamente tan­ ben los suyos de ese astro. Quizá
to a los nobles descontentos como a pueda decirse en favor de Luis XIV
de Utrecht y sus principales disposiciones, entre ellas la referente los hugonotes y mediante un ejérci­ que ningún hombre desempeñó con
al tráfico comercial. 32. ¿Por qué surge la verdadera ciencia en to de espías y ejecuciones en masa más rigor el “oficio de rey” . Vigi­
el siglo X V II? 33. ¿Recuerda algunos centros culturales de esa ahogó en germen todas las conspira­ laba personalmente todas las activi­
época? 34. ¿Quiénes se destacaron en la labor científica? 35. ¿Y en ciones. Si bien fomentó la educación dades gubernativas y consideraba a
y protegió la literatura, descuidó el sus ministros como simples emplea­
la filosofía? 36. ¿Quién fue el soberano que dio a Prusia el ins­ comercio y permitió que florecieran dos cuyo único deber consistía en
trumento de su grandeza? 37. ¿A qué monarca se considera el en el gobierno el peculado y la pro­ obedecer sus órdenes. Pero hay prue­
fundador de la Rusia moderna? 38. ¿Cuáles fueron sus reformas? digalidad. Además, su política exte­ bas de que al país le habría ido
rior belicosa envolvió a Francia en mejor si Luis hubiese sido menos
39. ¿Qué sabe con respecto al surgimiento de Holanda? guerras costosas. Su obra más posi­ entrometido. Puso obstáculos a al­
tiva fue, según parece, la organiza­ gunos planes de Colbert para refor­
ción de un sistema que ponía a cargo mar los impuestos y malgastó los
de los gobiernos locales a in te n d e n ­ recursos que ese ministro había re­
tes o agentes del rey. El propósito unido con esfuerzo. El Rey Sol con­
era centralizar el gobierno de toda tribuyó muy poco personalmente a
la nación bajo la fiscalización de la mejorar el gobierno francés. En ge­
corona y con ello extirpar los vesti­ neral, siguió la política de Richelieu
gios sobrevivientes de la autoridad y Enrique IV tendiente a consolidar
feudal. Cuando falleció Richelieu en el poderío nacional a expensas de
Actividades Prácticas 1642 quedaba completamente despe­ los funcionarios locales y a conver­
jado el camino que conducía al des­ tir a los nobles en meros parásitos
potismo real. de la corte. Pero si hizo algún bien,
• R e s u m ir qué se e n tie n d e p o r e s tilo b a rro co y su p ro y e c c ió n en A m é - La monarquía absoluta llegó a su lo anularon por completo sus gue­
• rica . apogeo en Francia durante los rei­ rras insensatas y su política religio­
S in te tiz a r la g u e rra de los T re in ta A ños, con sus causas, p e rio d o s 1 nados de los tres Borbones anterio­ sa. En 1685 r e v o c ó el Edicto de
res a la Revolución. El primero de Nantes, que había concedido la tole­
• y consecuencias. la serie fue Luis XIV (1643-1715), rancia a los hugonotes. La conse­
A n a liz a r e l a b s o lu tis m o m o n á rq u ic o según la p o lític a de L u is X IV . quien encarnó el ideal absolutista cuencia fue que huyeran del país
• S in te tiz a r p o r m e d io de u n c u a d ro s in ó p tic o las g u e rra s de L u is X IV . más co m p le ta m e n te tjue cualquier muchos de sus súbditos más inteli­
otro soberano de su época. Orgu­ gentes y ricos.
lloso, pródigo y dominante, tenía él
concepto más alto de su posición co­ M c N a ll B urns, E dw ard.
mo rey. No sólo creía que Dios le C iv il iz a c io n e s de O c c id e n t e .
había encomendado la tarea de rei­
nar, sino que, además, consideraba Buenos Aires, 1968.
que el bienestar del Estado se rela­
cionaba íntimamente con su propia
Lectura personalidad. La frase famosa que se
le atribuye: ‘‘ L ’état c’est m o i” ( “El
• ¿Favoreció R ichelieu el estableci­
m ien to de la m onarquía absoluta
Estado soy yo” ) quizá no constituya en Francia?
sus palabras exactas, pero expresa • ¿Cómo gobernó L u is X IV ?
L a m on a rq u ía absoluta
con mucha claridad el concepto que • ¿Qué tra tó de consolidar?
en Francia

El puñal de un fanático demente dido a Enrique a la edad de nueve


puso fin en 1610 al reinado de En­ años, confió la administración del
rique IV. Siguieron unos años de reino al cardenal Richelieu. Los fi­
incertidumbre y agitación hasta que nes únicos de este ministro duro
en 1624 Luis XIII, que había suce- eran: en primer lugar, destruir to-

194
195
EL RIO DE LA PLATA

Juan d e Garay
S a b e m o s 1 que a F elipe de C áceres lo sucedió M a rtin Suárez d e , To­
ledo, quien gobernó la A sun ción hasta la llegada del adelantado O rtiz de
Zarate.
Suárez de Toledo co m isio n ó a Juan de Garay para que fundara una
población en las p roxim idad es del Plata, m ie ntras escoltaba hasta ese lugar
la em barcación en que viajaba preso a la península Felipe de Cáceresi-
Como vimos, Garay acom pañó a Cáceres en el segundo de los viajes que el
últim o efectuó al Río de la Plata.A partir de ese momento, Garay propició la
fundación de pueblos a lo largo dei Paraná con el objeto de fa c ilita r la ruta
m arítim a y las com unicaciones con España. El afirm a que fue nom brado para
esa misión “ por el calor que yo puse en decir que abriésemos puertas a la tierra
y no estuviésemos cerrados" (carta del 20 de abril de 1582).
Después de su p e ra r grandes d ific u lta d e s — debido a la escasez de m e­
d ios— Garay equipó un bergantín grande, ocho barcas de carga y unas
pocas balsas. Para que lo acom pañaran en la em presa con sig uió re u n ir a
9 españoles y 75 c rio llo s (llam ados “ mancebos de la tie rra ").
Estos mestizos — hijos de españoles y mujeres indígenas— form aban la nueva
generación que ansiaba p a rticip ar en las exploraciones de su propia tierra.
La flo tilla cargó armas, municiones, plantas, semillas, herram ientas y todos
los elementos necesarios para ed ifica r una futura ciudad.
Una parte de la expedición marchó por tierra, con caballos y ganado vacuno.

; f ---------------------------------------------------------------------
1 Ver Unidad 1?, pág. 99.

197
Fundación de Santa Fe
Garay p a rtió de la A su n ció n a m ediados de a b ril de 1573 y s ig u ió a la
carabela en que via ja b a C áceres hasta la a ltu ra de F eliciano (p a ra le lo 31);
a llí dejó la e scolta y desem barcó para re u n irs e con el re s to de la expe­
d ició n , que m archaba por tie rra .

Seguidamente exploró la costa occidental del Paraná con el objeto de encon­


trar una zona donde establecer un poblado. Una vez elegido el sitio — más tarde
llamado Cayastá— y mientras se realizaban los trabajos destinados a levantar las
primeras viviendas, se internó con un grupo de compañeros por el río Carcarañá.
Cuando llegó a las ruinas de la Torre de Gaboto (Sancti Spiritus) fue atacado por
los indios, pero en esas circunstancias apareció providencialmente un grupo de
jinetes españoles a las órdenes de Jerónimo Luis de Cabrera, conquistador que
acababa de fundar la ciudad de Córdoba. Ambos jefes decidieron separarse
sin llegar a ningún acuerdo.

Garay re gresó al lu g a r donde había dejado a la m ayoría de sus hom ­


bres y el 15 de no vie m b re de 1573 fu n d ó la ciudad que llam ó de Santa Fe.
En esos m om entos re c ib ió — por m ano de un in d io — una carta del
adelantado O rtiz de Zárate, quien le ' com unicaba e n co n tra rse en la isla de
San G abriel y le pedía ayuda por la pérdida de dos naves. S in dem orar,
Garay p a rtió con tre in ta hom bres en una pequeña em barcación al encuen­
tro del recié n llegado.

O rtiz de Z árate
Com o sabem os, O rtiz de Z árate m archó a España para s o lic ita r a la
C orona su co n firm a c ió n en el cargo de A delantado. Luego de firm a r ca­ SEGUNDA FU N D A C IO N DE BUENOS AIRES
p itu la cio n e s con F elipe II y o b te n e r el ansiado títu lo , p a rtió de Sanlúcar En enero de 1580 Garay pregonó en la A sunción la rep oblación del
en o ctu b re de 1572 con una e xp e d ició n integrada por cin co em barcaciones p u e rto de Buenos A ire s , las condicio nes requeridas para el enganche vo ­
y 510 personas, en su m ayoría pobres y sin p ro fe s ió n . Después de una lu n ta rio y las ven tajas que obtendrían los p rim e ro s h a b ita n te s .1
azarosa trave sía, lle g ó a las bocas del Río de la Plata, desde donde s o li­ En la e xpedición se a lis ta ro n algo más de sesenta personas, en su
c itó ayuda a Juan de Garay, quien acudió presuroso. m ayoría jó ve n es m estizos y c rio llo s (m ancebos de la tie rra ), una m u je r y
R eabastecida la e xp e d ició n , Zárate d isp u so le va n ta r un poblado en la dos re lig io s o s .
costa o rie n ta l y entonces fu n d ó San S alvador, de e fím e ra e x is te n c ia . Todos se equiparon p o r su cuenta, llevando — según expresión de Ga­
El A d elantado a rrib ó a la A su n ció n en fe b re ro de 1575 e in ic ió un go­ ray— “ sus arm as, caballos y ganados” . Para el tra n s p o rte flu v ia l contaban
bie rn o m ediocre. M u rió al año s ig u ie n te y, por te s ta m e n to , d ejó heredera con una carabela, dos bergantine s y num erosas canoas y balsas- indígenas.
universa l a su h ija natural Juana, re s id e n te en C harcas. La joven contaba Un grupo de hom bres co ndujo el ganado (especialm ente caballos y vacas)
d e ic is é is años de edad y debía c o n tra e r m a trim o n io con un hom bre ca­ por tie rra .
pacitado para gobernar, pues éste sería el nuevo adelantado. Garay fue El dom ingo 29 de mayo, día de la S antísim a Trinidad, las em barcaciones
designado tu to r y encargado de c u m p lir con las cláusulas te s ta m e n ta ria s . fondearon en el R iachuelo. En hom enaje al día de llegada Garay llam ó a la
La joven — con anuencia de Garay— p re firió al o id o r Juan Torres de ciudad con el nom bre de la fe s tiv id a d re lig io sa .
Vera y A ragón, p ero las Leyes de Indias prohibían a e stos fu n c io n a rio s En las proxim dades del lugar el te n ie n te de gobernador hizo varias
casarse d e ntro de los lím ite s de su ju ris d ic c ió n . A pesar de tod o , la boda e xp lo ra cio n e s hasta que se d e cid ió por un s itio ubicado un poco más al
se ce le b ró en d icie m b re de 1577. n o rte de la p rim itiv a fundación.
Vera y A ragón co n sig uió que la A u d ie n cia lo m antuviera en su cargo,
aunque el v irre y Toledo p ro h ib ió al m a trim o n io tra sla d a rse a la A su n ció n ;
por esta causa, el p rim e ro nom bró en su reem plazo a Juan de Garay en el
1 El incentivo no fue — como en tiem pos de Mendoza— el oro y la plata. Garay sólo destacó
cargo de te n ie n te de gobernador del Río de la Plata. como b eneficios la abundancia del ganado caballar, la d is trib u c ió n de tierras aptas para el cu ltivo
y el repartim iento de indígenas.

198 199
Garay d e lim itó un re ctá n g u lo de 250 manzanas, pero sólo 46 se des­
tin a ro n para solares urbanos; de aquéllas, se is fu e ro n adjudicadas para el
Fuerte y Plaza M a yo r (hoy de M ayo), tre s para conventos y una para hos­
p ita l. Las manzanas re sta n te s se d e stin a ro n a chacras.
El sábado 11 de ju n io de 1580 Garay fu n d ó la ciudad de la S antísim a
Trinidad; ei p u e rto conservó el nom bre de Santa Macía de lo s Buenos A ire s .
La cerem onia de fundación se efectuó el sábado por la mañana, en el lugar
destinado para la Plaza Mayor. Ante un centenar de españoles y criollos comenzó
el acto el escribano Pedro de Jerez, quien leyó el acta de fundación.
L u e g o — escribe el historiador Groussac— “ se plantó una cruz en el sitio
destinado para iglesia mayor (el que ocupa hoy la Catedral), cuya advocación — la
Trinidad— fue la de la ciudad misma. Seguidamente se publicó, como era de ley,
la organización del gobierno m unicipal, siendo nombrados alcaldes Rodrigo Ortiz
de Zárate y don Gonzalo MarteI de Guzmán, con seis regidores que figuran en el
acta (Quirós, O laberrieta, Bermúdez, Gaitán, Ibarrola y Escobar), los cuales allí
mismo fueron adm itidos a sus oficios, después de sendos juram entos” .
A continuación, Garay y demás miembros del gobierno se trasladaron al
centro de la plaza, donde clavaron en tierra un tronco o “ rollo p ú b lico ” . Este
“ árbol de la ju s tic ia ” era el emblema visible de la ju risdicció n real.
Finalmente Garay tomó posesión de la ciudad y entonces — de acuerdo con
una antiquísim a costumbre— sacó su espada, cortó algunas hierbas y mientras
tiraba varias estocadas d ijo : “ si avia alguno que se lo contradiga, que parezca” ,
y como nadie respondió “ lo pidió por testim onio” .

El últim o adelantado: V era y Aragón


El 20 de octu b re los m ie m b ro s del C abildo — en p resencia de Garay—
e lig ie ro n patrono a San M a rtín , obispo de Tours; ta m b ié n fu e creado el es­ A l te n e r c o n o cim ie n to del trá g ic o fin de Garay, Vera y A ragón — que
cudo de la ciudad. ¿ continuaba re te n id o en C huquisaca— nom bró reem plazante a su sobrino
M ie n tra s Garay se encontraba en Buenos A ire s se produjo en Santa Fe Juan Torres de N a varre te, quien llegó a la A sunción en marzo de 1584, con
— el 1» de ju n io de 1580— una re b e lió n encabezada p o r s ie te c rio llo s . el títu lo de te n ie n te de gobernador. C o m isionó a A lo n so de Vera (“ Cara de
Enterado de la “ re vo lu ció n de los m ancebos” Garay se tra sla d ó a Santa p e rro ” ) para que fundara una ciudad sobre el río B erm ejo, que debería
Fe y a llí co n sig u ió ca lm a r las re n c illa s , en base a una hábil p o lític a de s e rv ir de enlace con los d om inio s del Perú. Entre los in te g ra n te s de esta
p a cifica ció n . em presa fig u ró H ernandarias de Saavedra.
Los e xp e d icio n a rio s p a rtie ro n hacia el Chaco y, luego de e xp lo ra r la
U ltim os años de Garay. Su m uerte zona indicada, A lo n so de Vera fundó C oncepción d e l B erm ejo (a b ril de 1585)
en las p ro xim id ad es de la con flu e n cia de ese río con el Paraguay.
Term inado el c o n flic to de Santa Fe, Garay se tra s la d ó a Buenos A ire s M ie n tra s ta n to , con Vera y Aragón sucedió un hecho sin precedentes
y en noviem bre de 1581 s a lió al fre n te de tre in ta hom bres en un v ia je de en A m é ric a hispana, por cuanto si bien se le negaba la a utorización para
explo ra ció n hacia el sur. Llegó a la a ltu ra de la Punta M o g o te s (actual M ar tra sla d a rse al Río de la Plata y al Paraguay, estos te rrito rio s se hallaban
del Plata) y regre só con la esperanza de v o lv e r a buscar la legendaria “ c iu ­ gobernados por sus lu g a rte n ie n te s.
dad de los C é sa re s” . F inalm ente, a p rin c ip io s de 1587 — ya fa lle c id a Juana de Z árate— Vera
Luego pasó a Santa Fe y de a llí a la A su n ció n , donde perm aneció y Aragón obtuvo el anhelado perm iso , aunque el rey lo designó adelantado
hasta los p rim e ro s días de d ic ie m b re de 1582, fecha en que regresó a in te rin o hasta ta n to ju s tific a ra le g a lm e n te sus p re tensio nes ante el C onsejo
Buenos A ire s . de Indias.
En enero de 1583 legó al Plata el nuevo gobernador de C h ile , don Vera y Aragón sa lió de C huquisaca en d ire cció n a C oncepción del Ber­
A lo n so de S otom ayor, quien s o lic itó ayuda a Garay para tra sla d a rse por m ejo y desde a llí — en com pañía de A lo n so de Vera y H ernandarias— s i­
tie rra hasta su ju ris d ic c ió n ; este ú ltim o accedió a acom pañarlo hasta el río guió a la A su n ción , ciudad a la que a rrib ó en agosto de ese año.
Carcarañá para lo cual, a m ediados de marzo, em barcó en un bergantín
acom pañado de unos cin cu e nta hom bres; en el tra y e c to , para a b re via r ca­ Fundación de C orrientes
m ino, Garay se in te rn ó en una laguna (en las cercanías del fu e rte G aboto),
sin saber que había equivocado el rum bo. Luego de e m prender una campaña re presiva co n tra los indígenas, Vera
_ A llí desem barcó y re s o lv ió p e rn o cta r en sus o rilla s . Cuando los es­ y Aragón d e cid ió fu n d a r una ciudad a o rilla s del Paraná. A yudado por H er­
pañoles estaban d u rm ie n d o fu e ro n atacados por los indios, quienes m ataron nandarias — quien re c lu tó un co n tin g e n te , en su m ayoría c rio llo s — se
a Garay y a doce de sus hom bres. tra sla d ó hasta la o rilla izquierda del Paraná (cerca de la co n flu e n cia con

200 201
el río Paraguay) y a llí fun d ó la ciudad de San Juan de Vera de las S ie te
C o rrie n te s (3 de a b ril de 1588).
Después de e rig id a la nueva ciudad — el acto de más tra sce n d e n cia
de su m andato— Vera y Aragón em barcó para Santa Fe, luego pasó a
Buenos A ire s y más ta rd e se tra s la d ó a España, donde re nunció a su cargo.

HER N AN D A R IA S DE SAAVEDRA
Fue el p rim e r gobernador c rio llo de las p ro vin cia s del Paraguay y Río
de la Plata. De noble e s tirp e , este destacado “ h ijo de la tie r r a ” se d is tin g u ió
por sus dotes de gobernante y, com o bien ha dicho el h is to ria d o r Raúl A .
M o lina, fu e " la m a n ife sta ció n más pura de la e s tirp e c rio lla , el s u je to de
m ayor envergadura e n tre los hom bres de su edad".
Nació en A sun ció n,1 hijo del capitán M artin Suárez de Toledo y de María
de Sanabria. En aquella época no era obligatorio u tilizar el apellido del progenitor
y el niño fue llam ado como su abuelo paterno, quien había ocupado el im portante
cargo de correo mayor en Sevilla.

En fe b re ro de 1590, el C abildo de A su n ció n designó a H ernandarias


te n ie n te de gobernador, d ebido al p re s tig io de que ya gozaba en esa ciudad.
El gran c rio llo realizó una labor c o n s tru c tiv a , pues m e jo ró las co stu m b re s
dio ocupación a los vagabundos, levantó te m p lo s y p a c ific ó a los indígenas;
gobernó en form a in te rin a o com o te n ie n te del gobernador titu la r hasta 1597.

Los tres gobiernos titu lares


En v irtu d de la real cédula e 1537, el C abildo de la A su n ció n designó CORRIENTE POBLADORA DEL NORTE. EL TU C U M A N
gobernador a H ernandárias — enero de 1598— con elapoyo y aplauso de
tod os los habitantes. S olucionó con a c ie rto las enojosas d ife re n c ia s e n tre Situación geográfica
los vecinos debidas a los in ju s to s re p a rto s de tie rra s y creó un e sta b le ­
cim ie n to educativo. La vasta región ubicada al noroeste de nu estro actual te r rito rio era
D ejó el poder al año sig u ie n te , cuando a rrib ó al Plata un nuevo go­ conocida en la época de la conq uista con el nom bre g enérico de Tucumán.
bernador pero m u e rto é ste , H ernandarias v o lv ió a ocupar el mando en No se sabe con certeza el origen del vocablo Tucumán. El padre Lozano afirma
1602. C oncedió a los hab ita n te s de Buenos A ire s fra n q u ic ia s co m e rcia le s, que deriva “ de un poderoso cacique llam ado Tucm a” mientras que el padre Mon­
prom ulgó unas im p o rta n te s O rdenanzas en defensa de los indios y e xp lo ró tesinos dice que el térm ino ya se usaba antes de la llegada de los españoles.
hasta las p roxim id a d e s del Río N egro en busca de la legendaria "ciu d a d La mayoría de los estudiosos coincide en que la palabra Tucumán deriva de
de los C ésares” . una lengua indígena y que dicha región sufrió durante muchos años la dom inación
Hasta el té rm in o de su m andato legal en 1609 m e jo ró las rentas pú­ incaica.
blica s, fo m e n tó las ta re a s agrícolas, ordenó c o n s tru ir te m p lo s y m olinos
El te r rito rio m encionado estaba situ ado entre C hile y el Río de la
de v ie n to ; además, e s ta b le c ió una fá b ric a de te ja s.
Plata y, debido a las escasas re fe re n cias geog ráfica s de la época, no pueden
En m ayo de 1615 H ernandarias se hizo cargo por ú ltim a vez de la go­
p re cisa rse con e xa ctitu d los lím ite s de su ju ris d ic c ió n . Para fa c ilita r el
bernación del Río de la Plata y del Paraguay. En este período re p rim ió el
e stu d io puede d e cirse que el Tucumán com prendía nuestras actuales p ro ­
contrabando y fa v o re c ió el e s ta b le c im ie n to de las m isio n e s je s u ític a s en la
vin cia s de Jujuy, S alta, Tucumán, C atam arca, La Rioja, S antiago del Estero
región m esopotám ica y en el n o rte del te rrito rio .
y Córdoba.
El gran c rio llo gobernó hasta o ctu b re de 1618, en que cesó en sus
De acuerdo con las con sta ncias docum entales, el p rim e ro en p e netrar
fun cion es po r d isp o s ic ió n real a causa de la d ivisó n del te r rito rio bajo
en la región del Tucumán fu e F rancisco C ésar quien, com ision ado por Ga-
su m andato.
boto, sa lió de Sancti S p iritu s en 1528 y se in te rn ó por la actual p rovin cia
H ernandarias fa lle c ió en Santa Fe, en 1634.
de Córdoba.
La p rim e ra e xp edició n que bajó del Perú estaba a las órdenes de D iego
de A lm agro, quien p a rtió 'e n 1536. Penetró por la quebrada de Humahuaca
1 Los historiadores divergen en cuanto a la fecha del nacimiento de Hernandarias. La mayoría
la fija en el año 1564, pero otros afirman que nació en 1560, tomando como base algunas cartas
y, luego de re c o rre r los va lle s calchaquíes, cruzó la c o rd ille ra y se d irig ió
que el citado gobernador envió al monarca. a C hile.

202 203
La “ gran entrada” de Diego de Rojas Cuando re g re só a M alaventura se produ jo un in cid e n te en cuyo tra n scu rso
fu e asesinado. Los e xp e d icio n a rio s quedaron al mando de H eredia, quien
A fin e s de 1542 el gobernador del Perú, Vaca de C astro, a utorizó al em prendió el re greso y a rrib ó al Perú en se tie m b re de 1546 al fre n te
capitán D iego de R ojas para d e s c u b rir "u n a p ro vin cia situada e n tre C h ile y de sus diezm adas fuerzas.
el Río de la Plata” , en la región donde se ubicaba a la legendaria “ ciudad A esta arriesgada e xpe dición se la conoce con el nom bre de " la gran
de los C ésares” . e n tra d a ” .
Rojas se asoció con F e lip e G u tié rre z y N ico lá s de Fleredia, quienes en
este orden debían su ce d e rlo en el mando en caso de desaparecer alguno.
Después de equipar a unos 200 hom bres e indios a u xilia re s, los expedi­ FU N D A C IO N ES EN EL TU C U M A N
cio n a rio s, d ivid id o s en tre s grupos, sa lie ro n del Cuzco en mayo de 1543,
rum bo a Charcas, donde c o m p le ta ron sus pe rtre ch o s. La ciudad del Barco
El p rim e ro en p a rtir fue D iego de Rojas quien, luego de extenso viaje,
llegó a Salavina (S antiago del E stero) donde se le in co rp o ró G u tié rre z. Pedro de la Gasea, gobernador del Perú, autorizó a Juan Núñez de
Poco después, Rojas m u rió h e rid o de un flechazo, a consecuencia de un Prado a p o b lar y evangelizar la región del Tucumán. Partió del Cuzco con
com bate con los indios (enero de 1544). unos 70 hom bres, a fin e s de 1549 y, luego de penetra r en la actual p rovincia
de Tucumán, fun d ó la ciudad de B a rc o '1 (se tie m b re de 1550). En noviem ­
Los españoles ignoraban que la flecha tenía ponzoña y acusaron a Gutiérrez bre de ese año se enco n tró con F rancisco de V illa g ra quien, al fre n te de
de querer envenenar a Rojas, por lo que el último — antes de morir— designó jefe o tra e xp edición y procede nte del Perú, llevaba a C hile so co rro s para
de la expedición a Francisco de Mendoza, contrariando lo dispuesto por los socios V a ld ivia .
antes de partir. V illa g ra in tim ó a Núñez del Prado para que se so m e tie ra a la autoridad
de V a ld ivia , pues sostenía que la nueva ciudad y toda esa región p e rte n e ­
Cuando F ran cisco de M endoza asum ió el mando, apresó a G u tié rre z y
cían a C h ile . A le ja d o V illa g ra rum bo a su d estin o, Núñez de Prado d e cid ió
lo envió al Perú, acusado de in s tig a r un m otín.
tra s la d a r la ciudad al noroeste y fundó una nueva Barco, en la actual
Los co nqu ista d o re s p ro sig u ie ro n la marcha hacia el sudoeste y — a l­ p ro vin cia de S alta. P osteriorm ente, y debido a la h o stilid a d de los indígenas,
canzados por H eredia— unidas todas las fuerzas llegaron a la actual p ro ­
tra sla d ó la ciudad hacia el su r y e rig ió una te rce ra B arco (ju n io de 1552),
vin cia de Córdoba, donde e rig ie ro n el fu e rte de M alaventura. A llí quedó He­
p róxim a a la actual S antiago del Estero.
redia, m ie n tra s Mendoza avanzó hasta la Torre de Gaboto (S ancti S p iritu ).

Fundación de Santiago del Estero


El conquistador español Francisco
de Villagra, que sucedió a Valdivia V a ld ivia — gobernador de C h ile — aprobó la conducta de V illa g ra y
como gobernador de Chile. d e cid ió to m a r posesión del te r rito rio del Tucumán. En octu b re de 1551 de­
signó a F rancisco de A g u irre te n ie n te de gobernador para dicho te rrito rio ,
con am plias fa cu ltades.
A l fre n te de unos 70 hom bres, A g u irre cruzó la c o rd ille ra y se d irig ió
a la ciudad del Barco, donde im puso su autoridad y apresó a Núñez de
Prado, quien fu e enviado a C hile.
No sa tis fe c h o con el lugar en que se había e rig id o la población, y en
busca de te rre n o s más a lto s, la tra sla d ó m edia legua al n orte — cerca del
río D ulce— y en ju n io de 1553 fundó S antiago d e l E stero, la más antigua
ciudad del in te rio r.

Juan Pérez de Z o rita , al fre n te de una expedición proced ente de


C hile, fundó en la región catam arqueña habitada por los d iaguita s la ciudad
de Londres (1 5 5 8 ).2 A l año sig u ie n te e rig ió Córdoba d e l C alchaquí (sobre

1 La ciudad recibió ese nombre porque Núñez de Prado quiso congraciarse con de la Gasea,
quien había nacido en Barco de Avila.
Durante mudios años se discutió la ubicación de la ciudad del Barco. La opinión más aceptada
—del historiador Jaimes Freire— la sitúa en el mismo lugar donde años después se fundó Cañete
y posteriormente la primera San M iguel de Tucumán.
2 Zorita llamó a la provincia “ Nueva Inglaterra” y a la ciudad “ Londres” en homenaje a María
Tudor (reina de Inglaterra), casada con Felipe II de España.

205
sideraba autónom o, pero en asuntos ju d ic ia le s dependería de la A u die ncia
de C harcas y p o lítica m e n te del v irre y del Perú.

Fundación de San M ig u el del Tucumán


D estruida la obra de Pérez de Z o rita , el Tucumán había quedado redu­
cid o a la sola fundación de S antiago del E stero. Enterado el v irre y del Perú,
nom bró gobernador a F rancisco de A g u irre , quien d e cid ió re e d ific a r una
nueva ciudad sobre las ruinas de C añete. Con este fin com isio n ó a su
so b rin o D iego de V illa rro e l, quien el 31 de mayo de 1565 fundó la ciudad
de San M ig u e l d e l Tucumán.
A l año s ig u ie n te A g u irre p a rtió al país de los com echingones (C órdoba)
d isp u e sto afundar una ciudad, pero com o se opuso al deseo de sus hom ­
bres de lle g a r hasta la fa n tá s tic a "ciu d a d de los C ésares” , fu e apresado y
re m itid o a Charcas, acusado — e n tre o tro s cargos— de hereje. En el tra ­
y e cto hacia el m encionado d e stin o los españoles fundaron la ciudad de
Esteco.
Enterada la A ud ie n cia de la d e s titu c ió n de A g u irre , nom bró nuevo go­
bernador a D iego Pacheco, quien pene tró por el va lle de Ju juy y, a m edia­
dos de agosto de 1567, fundó la ciudad de Talavera de Esteco, en base
a la a n te rio r.

Fundación de Córdoba
En s e tie m b re de 1571 el v irre y F rancisco de Toledo nom bró a Je rón im o
Luis de C abrera gobernador del Tucumán. En las in stru ccio n e s le ord e ­
naba p a c ific a r el te r rito rio y fu n d a r un pueblo en Salta para que s irv ie ra
de defensa y fa c ilita ra las com unicaciones e ntre las ciudades del norte
y del sur.
A l fre n te de unos 120 hom bres C abrera lleg ó a S antiago del Estero
en ju lio de 1572.
Sin te n e r en cuenta las in stru ccio n e s del v irre y , C abrera co in c id ió con
F rancisco de A g u irre en e xte n d e r la conquista hacia el sur y buscar una
salida a España por el Río de la Plata.
C abrera p a rtió al fre n te de unos cien vecinos y el 6 de ju lio de 1573,
a o rilla s del río P rim ero, fundó la ciudad de Córdoba, en la p ro vin cia que
llam ó Nueva Andalucía.
Luego m archó con un grupo de hom bres hacia el este, en d ire cció n al
río Paraná, y en un lugar pró xim o a la T orre de Gaboto fun dó el p u erto de
San Luis, el que s u b s is tió m uy poco tie m p o . En las cercanías se produjo
el e n cu e n tro con Juan de Garay, com o ya hemos v is to . Desde a llí C abrera
re g re só a Córdoba.

Fundación de Salta
En ju n io de 1580 lleg ó a S antiago del Estero el lice nciado H ernando
de Lerma, designado nuevo gobernador d e l Tucumán. Era un in d ivid u o cí­
n ico y p e rve rso que no v a c iló en c o m e te r toda clase de a tro p e llo s. El hecho
más destacado de su gobierno — en su m ayor parte azotado por desórdenes
y crím e n e s— fu e m a te ria liz a r la vie ja a spiración del v irre y Toledo de e rig ir
una ciudad en el va lle calchaquí o en el de S alta. Con este fin p a rtió de

207
Santiago del Estero a co m ien zo s de 1582 y el 16 de abril de ese año fundó
la ciudad de Lerma en el va lle de S a lt a .1
Enterada la A u d ie n c ia de C h a rca s de la situación im perante en el T u -
cum án, envió un juez p e sq u isidor, quien llegó a Santiago del Estero en
1584 y apresó a Lerm a.

Fundación de La Rioja y Jujuy


A m ediados de julio de 1586 arribó a Santiago del Este ro el nuevo
g o bernador Juan Ramírez de Velazco, designado por el rey. D esde el co­
m ienzo de sus funciones se destacó por su labor co nstru ctiva y puede afir­
m arse que elevó m aterial y espiritualm ente al Tucu m á n.
Reorganizada la gobernación, V ela zco decidió co ntinuar la cam paña po­
bladora y el 20 de m ayo de 1591 fundó la ciudad de To do s los Santos de
la N ueva Rioja. A l año sigu iente , uno de sus capitanes erigió la de Nueva
Madrid (e n la actual provincia de S a lta ), de efím era e x is te n c ia .2
Poco después V e la zco otorgó p e rm iso a Francisco de Argarañaz para
que levantara una población en tie ras jujeña s. El 19 de abril de 1593, el
últim o fundó la ciudad de San S a lva dor de Jujuy.

U ltim as fundaciones
En m arzo de 1681 ocupó la gobernación del Tu cu m á n don Fernando de
Mendoza M ate de Luna, quien fundó la ciudad de San Fernando de Cata-
marca en la m argen derecha del río del V a lle (5 de ju lio de 1683).
A pesar del sitio elegido por Mate de Luna, los pobladores permanecieron
por varios años sobre la margen izquierda del rio, región que ya habitaban con
anterioridad.
En octubre de 1693 — según el historiador Larrouy— se trasladaron a la mar­
gen derecha, donde se edificó la definitiva ciudad de CatamarCa.

Por su parte, los v e cin o s dé San M igu el del Tucumán solicitaron el tra s ­
lado de la ciudad, perjudicada por las inundaciones del río de la Q uebrada
y las fiebres m alignas de los bañados próxim os.
El re y firm ó la co rre sp o ndie nte autorización y Fernando de M endoza
M ate de Luna trasladó la ciudad a su ubicación actual.

conservando sin em bargo la Sa°n l í i s “ ™


región com prendía las actúa e p ^ Lg pampa y Río Negro.
CORRIENTE POBLADORA DEL OESTE. EL CU YO
doza y el Neuquén; ta ^ ' e n P;“ c perm anecieron aisladas ad-
Por m uchos anos las P a c í a s de o y ^ pa trja _ pues
En el año 1548 Pedro de la G asea — el gobernante del Perú— otorgó
al co nqu istador Pedro de Valdivia la gobernación de C h ile , que se extendía s js s r r c h iu t , « s íi™ a .™ ¡ n » ^ ^ * v .™ ,™ .» .
desde C op ia p ó (27° de latitud s u r) hasta los 41° de latitud s u r y en un
ancho Im p re ciso de unas cien leguas (ap roxim ada m ente hasta el m eridiano del Rio de la Plata.
65, por el e s te ). C u a ndo se creó la gobernación del Tu cu m án quedó e lim i­
nada de esta ju ris d ic ció n toda la zona norte — habitada por los diaguitas— Fundaciones de M endoza, San Juan y San Luis

El d e scu b rid o r de Cuyo fue ' ^ " f S ^ C T S z ó la s ^ a c t u a le s pro-

' El nombre de Lerma, odiado por la mayoría de los pobladores, no se perpetuó. En 1588
por decisión del nuevo gobierno y del Cabildo la ciudad se llamó Salta.
* " * 5 guíente ^Fr^nc/sco^'c/ea>^ítv//Te0s a lió ^d ^ C ^ til^ e ^ s ri' d ire c c ió n al
^ Hasta esa época las ciudades que subsistían eran las siguientes: Santiago del Estero, Tucumán y ta m b ién pasó por Cuyo.
Tucumán, Córdoba, Esteco y Salta.

209
El d e s ta c a d o g o b e rn a d o r H e rn a n d a ria s no p u do c o n c re ta r s u s d e s e o s
Tiem po después el gobernador de C h ile , García H urtado de Mendoza de f o r t if ic a r y p o b la r la s zo n a s lim ítr o fe s co n lo s d o m in io s lu s ita n o s . Poco
dispuso in ic ia r la c o n q u ista e fe c tiv a y e n vió al capitán Pedro d e l C a s tillo desD ués se p ro d u je ro n lo s v io le n to s a ta q u e s de lo s b a n d e ira n te s p a u lis ta s
quien, al fre n te de una exp e d ició n , cruzó los A ndes y fun d ó el 2 de marzo c o n tra las m is io n e s je s u ític a s p a ra a p re s a r a lo s in d íg e n a s a d o c trin a d o s y
de 1561 la ciudad que llam ó M endoza en hom enaje al gobernador de C hile v e n d e rlo s c o m o e s c la v o s . C u m p lie n d o e ta p a s de una p o lític a e x p a n s iv a lo s
V illa g ra , el nuevo gobernador, envió un c o n tin g e n te a las órdenes de p o rtu g u e s e s fu n d a ro n en 1680 la C o lo n ia d e l S a c ra m e n to p a ra a p o d e ra rs e
Juan J u fré ; é ste tra s la d ó la ciudad a m edia legua de d ista n cia, en tie rra s de la Banda O rie n ta l y t e r r it o r io s c e rc a n o s .
más altas, y luego — al n o rte de la a n te rio r— fu n d ó San Juan de la Fron Las re qiones del Tucumán y de Cuyo fu e ro n agitadas en el s ig lo XVII
te ra (13 de ju n io de 1562). por le va n ta m ie n to s de los indígenas que ocupaban las zonas m ontañosas,
Cuando gobernaba a C h ile don M a rtín García Oñez de Loyola el ca desde Salta hasta San Juan. M ás ta rd e , los indios del Chaco se sum aron
pita n Luis Ju fré de Loaysa fun d ó la ciudad de San Luis de la Punta (o c tu ­ a la lucha co n tra los españoles. ... .
bre de 1594), que só lo com enzó a p o blarse dos años más ta rd e . Luego de En las re giones m encionadas y en el Rio de la Plata las m ilic ia s en­
dos tra slados, se e rig ió en el lu g a r que a c tu a lm e n te ocupa. cam adas de las cam pañas con tra los portugueses y los indígenas, se in te ­
graban con los pobladores y ve cino s de las ciudades, y con la ayuda de
D IVISIO N DEL TERRITORIO: LAS DOS GOBERNACIONES aborígenes so m e tid o s.

En d icie m b re de 1617 el rey F elipe III d iv id ió el extenso te r rito rio de


El Tucumán
las p ro vin cia s del Río de la Plata en dos gobernaciones: del Paraguay (o
Guayra) y del Río de la Plata. En esta fo rm a com placía las s o lic itu d e s que A com ienzos del s ig lo XVII la gobernación del Tucumán com prendía una
desde tie m p o atrá s, enviaban a la C o rte destacados fu n c io n a rio s de la s u p e rfic ie de 700.000 k iló m e tro s cuadrados, habitados por unos 2.500 es­
p ro vin cia . pañoles y c rio llo s , quienes se agrupaban en ocho pob rísim as ciudades:
Dos son los motivos que provocaron esta importante medida: S antiago d e l E stero, Tucumán, Talavera de Esteco, Cordoba S alta, La Rio/a,
M a d rid de las Juntas (que reem plazó a Nueva M ad rid) y Ju¡uy. Estas ciu ­
a) La gran extensión territorial de la única gobernación dificultaba los trámites dades eran poblados a m odo de postas, especie de lím ite s e n tre las tie rra s
administrativos y descuidaba las poblaciones del norte — amenazadas por los conquistadas por los españoles y las que ocupaban los indígenas.
portugueses y las sublevaciones, indígenas— y del sur, sujetas a los ataques La necesidad de m ano de obra para las tareas del cam po y eltra b a jo
de los piratas.
de las m inas — en las regiones donde había ya cim ie n to s fa vo re cio la
b) El rápido incremento de Buenos Aires, favorecida por su situación geográfica a p lica ció n de la encom ienda (o sea, el reparto de indígenas e n tre españoles
y la decadencia de la Asunción que, aislada del intercambio comercial y de llam ados enco m e n d e ros) y la m ita o labor por tu rn o s. A unque la le g is la ­
las comentes de inmigración, sentía los esfuerzos de tantas expediciones ción prohibía el mal tra to a los naturales era com ún que estos fu eran
pobladoras.
s o m e tid o s a un régim en de escla vitu d. Para m ejo ra r esta situ a ció n el li­
La gobernación del Río de la Plata tu vo p o r ca p ita l a Buenos A ire s y cenciado F rancisco de A lfa ro — fis c a l de la A udiencia de C harcas— luego
com prendía las ciudades de Santa Fe, C o rrie n te s y C oncepción de! Berm ejo- de am plia re c o rrid a d ic tó sus fam osas Ordenanzas para los gobernadores
la región patagónica, el Chaco y la Banda O rie n ta l. del Río de la Plata (1611) y del Tucumán (1612) las que tra ta ro n — sin
La gobernación del Paraguay ta m b ié n abarcó parte del actual B rasil y é xito — de s u p rim ir el s e rv ic io personal de los indios.
su ca pital fu e la A sunción. La s itu a ció n im peran te atizó el alzam iento de los aborígenes y asi co­
menzó la llam ada "G u e rra de los calchaquíes” , crue nta lucha que se p ro ­
longó con in te rm ite n c ia s hasta 1666.
EL T U C U M A N . C U YO Y EL RIO DE LA PLATA EN EL SIGLO X V II El c o n flic to puede d iv id irs e en tre s períodos:
El s ig lo XVII señala para España la época de su decadencia, luego
a) P rim era g uerra (1630-36). Bajo el gobierno de Felipe de A lb o rn oz los
de haber alcanzado p re s tig io in te rn a cio n a l con em presas de gran Im por­
naturales atacaron con saña varias ciudades y las a utoridades debieron
tancia. En la ce n tu ria m encionada se produce la d e clin a ció n de la in d u s tria
p e d ir a u x ilio al v irre y del Perú, quien envió una e xped ición . Con esta
y del co m ercio, la econom ía se estanca m ie n tra s la Corona española
ayuda pudo se r conjurado el p e lig ro .
— dom inada por m e d io cre s fa v o rito s — no a cie rta con las m edidas ade­
cuadas para m e jo ra r la situ a c ió n . Los ú ltim o s reyes de la Casa de A u s tria b) Segunda g u erra (1657-59). A m ediados de 1656 lle g ó al Tucumán el aven­
que gobernaron en la península — Felipe III, Felipe V y C arlos II— fueron tu re ro andaluz Pedro B ohórquez, quien d ijo descender de los incas y
incapaces que ca re cie ro n de ta le n to y de energía. luego se hizo re ve re n cia r por los indígenas en el v a lle calchaquí com o
Los d om in ios hispánicos en A m é ric a s u frie ro n las consecuencias de la ‘‘ Inca H u a llp a ” .
s itu a ció n po r la que atravesaba la M e tró p o li y d ebieron s u b s is tir con sus El a ve n tu re ro se e n tre v is tó con las autoridades españolas y m ani­
propios recurso s, tra ta n d o de m antener lo a d q u irid o y sin p o sib ilid a d e s de fe s tó que conocía el lugar donde se hallaban te so ro s ocu lto s. La n o ticia
d e sarollo. En el Río de la Plata la situ a c ió n se to rn ó delicada ante la ac­ provocó gran conm oción e n tre los co nquista dores pero, enterado el v i­
titu d expansiva de los p ortugueses del B rasil y la amenaza de ataques rre y del Perú, ordenó la p ris ió n de Bohórquez.
p o r parte de los co rs a rio s ingleses.

211
Com o rép lica , el em baucador a c a u d illó un nuevo leva n ta m ie n to de
indígenas, quienes atacaron las poblaciones de blancos. Esta segunda
guerra conclu yó con la dete n ció n del a ve n tu re ro quien, conducido a
FUNDACION DE CIUDADES
Lima, fue so m e tid o a proceso y a ju s tic ia d o .
Corriente pobladora del Este
c) Tercera guerra (1665-66). A unque con m enor inte n sida d , los pueblos
belicosos que habitaban la región calchaquí co n tin u a ro n h o stiliza n d o a Pedro de Mendoza .............................. Buenos Aires (1536) Despoblada
los españoles. Cuando el gobernador M ercado y V illa c o rta se hizo cargo por Irala en 1541.
por segunda vez de la gobernación del Tucumán em prendió una campaña Juan de S a la z a r ................................... Asunción (1537)
y pudo dom ina r a los sublevados. N ufrio de C h a v e s ................................ Santa Cruz de la Sierra (1561)
D e struido el poder calchaquí, se conso lid a ro n las poblaciones de La
Rioja, Tucumán y Salta y fu e ro n ocupadas nuevas tie rra s . La fundación / Santa Fe (1573)
de Catam arca en 1683 afianzó la obra colonizadora. Juan de Garay .....................................
\B u e n o s Aires (1580)

Cuyo A lonso de V e r a ..................................... Concepción del Berm ejo (1585)


Juan T orres de Vera y A r a g ó n ......... C orrientes (1588)
En el sig lo XVII gran p arte de los indios que habitaban la región cuya-
na fu e ron re p a rtid o s en encom iendas por los co n q u ista d o re s. Esta form a
de s e rv ic io personal se p re stó a m uchos excesos por parte de los blancos
y m o tivó dive rsas in su rre ccio n e s de indígenas e n tre los años 1632 y 1666,
algunas de ellas encabezadas por los b elicosos araucanos.
La acción e s p iritu a l lo g ró m ejores re su lta d o s a tra v é s de los m isio n e ro s Corriente pobladora del Norte_______________________ _
je su íta s esta b le cid o s en M endoza y que p e rió d ica m e n te recorrían la región
cuyana para p re d ic a r e in s tru ir a los n aturales. A unque no alcanzaron la Barco I (1550)
im portan cia de la obra realizada en las m isio n e s y en el Paraguay, esos
sacerdotes — e ntre e llo s los padres A le ja n d ro Faya y Juan Pastor— cum ­
p lie ro n con e fica cia su obra evangelizadora.
El c re c im ie n to de las ciudades de Mendoza, San Juan y San Luis fue
m uy le n to y, según constancias docum entales, en el año 1609 unos quince
{ Barco II (1551)

Barco III 1552)

Francisco de A guirre .......................... Santiago del Estero (1553)


m il habitantes — e n tre españoles e indios so m e tid o s— poblaban la am plia
región.
Londres (1558)

{
El c u ltiv o p re fe rid o fu e la v id , que se adaptó al te rre n o y al clim a . El
vin o se enviaba en ca rre ta s a Buenos A ire s , en un via je que duraba más Córdoba del calchaquí (1559)
de dos m eses; de regreso a C uyo llevaban ropa y m ercaderías necesarias. Cañete (1560)
De im po rtancia fu e ro n las cosechas de fru ta s , com o tam bién de trig o y
cebada. Desde com ienzos del s ig lo XVII se em pezaron a e xp lo ta r ya cim ie n ­ Diego de V illarroel .............................. San Miguel de Tucumán (1565)
to s de oro y de plata en zonas de Mendoza y San Juan. D iego P a c h e c o ....................................... Talavera de Esteco (1567)
Jerónim o Luis de C a b r e r a ................. C órdoba (1573)
El Río de la Plata Hernando de Lerma ............................ Salta (1582)
Com o sabem os, en el año 1617 el rey Felipe III d iv id ió el te r rito rio del Juan Ramírez de Velazco ................. La Rioja (1591)
Río de la Plata en dos gobernaciones: del Paraguay y del Rio de la Plata. Francisco de A rg a ñ a ra z ..................... Jujuy (1593)
Esta ú ltim a s u b s is tió por espacio de c ie n to cincuenta y ocho años, desde Fernando de M endoza Mate de Luna..Catam arca (1683)
1618 en que ocupó el cargo su p rim e r titu la r D iego de Góngora hasta el año
1777 en que concluyó su m andato el ú ltim o , V é rtiz y Salcedo.
En el tra n scu rs o del g o bierno de Góngora el P ontífice Paulo V creó
en el año 1620 el obispado de Buenos A ire s y designó en el nuevo cargo Corriente pobladora del Oeste
a fra y Pedro de Carranza.
D urante va rio s años el ríg id o m o n o p o lio co m e rcia l provocó una angus­ Pedro del C astillo ................................ Mendoza (1561) \
San Juan (1562) \
tio sa situación económ ica, alivia d a en parte por la p rá ctica de un activo
contrabando. San Luis (1594)

213
212
En 1561 España im plantó el sistema del m onopolio, por el cual sus posesiones re p re se nta n te s del m onarca portugués llegaron a un acuerdo con los em ba­
en Am érica debían com erciar exclusivamente con la M etrópoli, y les estaba pro­
hibido hacerlo con cualquier otra nación o colonia. jadores de los Reyes C a tó lico s y el 7 de ju n io de 1494 firm a ro n el Tratado
Por Real Cédula del mes de junio de 1561 la Corona estableció que Sevilla de T ordesillas.
era el único puerto destinado al com ercio con los dom inios de ultramar. Dos veces En las d e lib e ra cio n e s quedó e sta b le cid o que debía co nsid erarse una
al año ■ — enero y agosto— zarpaban dos flotas: una destinada a Nueva España línea im aginaria trazada a tre s c ie n ta s seten ta leguas al oeste de las islas
(México), y otra a Tierra Firme (Am érica Central y del Sur). de Cabo V erde. Las tie rra s situadas al oeste pertenecerían a España y las
En los puertos donde anclaban las naves que procedían de la M etrópoli se del este a Portugal.
realizaban ferias en las cuales los com erciantes vendían sus productos y com ­
praban artículos españoles. Este sistema m onopolista perjudicó a las poblaciones
distantes de las ferias, como sucedió con Buenos Aires. Los portugueses en el Brasil
Las mercaderías desem barcadas en Portobelo eran transportadas por tierra
hasta Panamá y de allí, por vía marítima, hasta el Callao (Perú). En ese puerto, los En mayo del año 1500 una flo ta portuguesa al mando de Pedro A lva re z
productos destinados a Chile proseguían por mar, mientras que los demás artículos C abral a rrib ó a las costas brasileñas. La corona lusitana sostu vo ante los
eran llevados en carretas o muías hasta Potosí. Desde esa ciudad se distribuían Reyes C a tó lico s su p rio rid a d en el d e scu b rim ie n to de esas tie rra s y, para
en diversas regiones del Alto Perú y Paraguay, en tanto que las mercaderías co n so lid a r su soberanía, se apresuró a e nviar otras e xpediciones.
destinadas a Buenos Aires tenían que proseguir su largo itinerario pasando por Los v ia je s de los españoles — e specialm e nte Gaboto y G arcía— y la
Jujuy, Salta y Córdoba.
am bición de c o n q u ista r la S ierra de la Plata in flu ye ro n para que el rey de
En tie m p o s del gobernador Pedro B a ig o rri (1653-60) la amenaza de los Portugal enviara a M a rtín A lfo n s o de Souza, quien in ic ió la colonización del
piratas y co rsa rio s hizo v iv ir m om entos de angustia a los habitantes de B rasil y en 1532 fund ó la ciudad de San Vicente.
Buenos A ire s .' La am bigüedad de lo re su e lto en el Tratado de T orde sillas fa vo re ció
En el año 1680 se in ic ió un largo c o n flic to con Portugal debido a la las a m biciones portuguesas sobre la región del Plata en una p o lític a de
C olonia del Sacram ento, fundada por los lu sita n os en la costa o rie n ta l del expansión que perseguía dos fin e s : hacia el oeste, en busca de m etales
Río de la Plata. El gobernador Pedro de C evallos (1756-66) s itió y lo g ró la p reciosos, y hacia el su r para adueñarse de las fé rtile s llanuras m esopotá-
re ndició n de la citada plaza. Le su cedió F rancisco de Paula B u c a re lii (1766- m icas y d om inar el co m e rcio del Plata con la posesión de Buenos A ire s .
70), quien cu m plió con la orden de e xp u lsar a los sacerdotes je su íta s. Para estos fin e s , Portugal contaba con el apoyo de su aliada Inglaterra.
Juan José de V é rtiz y S alcedo (1770-77). A m e rica n o de origen — había
nacido en M é xico — , fue el más destacado de to d o s los gobernadores del CONFLICTOS ENTRE ESPAÑA Y PORTUGAL
Río de la Plata. Fundó escuelas de p rim e ra s le tra s, e s ta b le ció el te a tro de
la Ranchería y creó el h o sp ita l de m u je re s; m e jo ró el aspecto e d ilic io de la La am bigüedad de lo d ispu esto en el Tratado de T o rd e s illa s 1 e stim u ló
ciudad y tom ó o tra s p ro g re s is ta s m edidas que a n ticip aro n su p o s te rio r labor las a m biciones portuguesas sobre la región del Río de la Plata. Los ban-
com o v irre y . d e ira n te s p a u listas no tardaron en in ic ia r desde el Brasil una se rie de
ataques sis te m á tic o s co ntra las posesiones españolas y en form a coetánea
re cru d e ció el c o m ercio ilegal o contrabando, en franca vio la ció n de las leyes
PRETENSIONES EXTRANJERAS SOBRE EL RIO DE LA PLATA
hispánicas.
La corona portuguesa estaba convencida de que el Río de la Plata era
El Tratado de Tordesillas “ el lím ite a ustral del B ra s il” y que era necesario exte n d e r su dom inación
hacia el sur para c o n tro la r el com e rcio flu v ia l del a lto Paraná, ha lla r buenos
A p rin c ip io s del s ig lo XV los p ortugueses se lanzaron con gran e n tu ­
pastos para los ganados e in te n s ific a r el contrabando en p e rju ic io de España.
siasm o a las exp lo ra cio n e s m arítim a s. Cuando C olón regresó de su p rim e r
Los lu sita n os contaron con la ayuda de Inglaterra, siem pre interesada
via je el rey Fernando el C a tó lic o s o lic itó — para e v ita r in cid e n te s con los
lu sita n os— la in te rv e n c ió n del P ontífice para que éste re s o lv ie ra sobre el en d isp o ne r de un pu erto am igo en el Plata.
o to rg a m ien to de tie rra s .
El Papa se e xp id ió en fa v o r de España p o r m edio de varias bulas 2 pero, Los portugueses fundan la Colonia
com o se preveía un c o n flic to arm ado e n tre las dos naciones interesadas, los
El 1? de enero de 1680 el gobernador de Río de Janeiro, M an uel Lobo
— cu m pliendo órdenes de Pedro II, rey de Portugal— , fundó en la margen
o rie n ta l del Río de la Plata, fre n te a la isla de San G abriel, la C olo nia d e l
] En 1658, tres navios franceses, a las órdenes de Timoteón de Osmat bloquearon el puerto S acram ento.
de Buenos Aires por espacio de oc'io meses. Finalmente, las embarcaciones debieron alejarse des­
pués de un combate naval — el primero en el Río de la Plata— en el que participaron una nave
española y algunas holandesas.
' El Cabo Verde es un archipiélago y no una isla; por lo tanto, la linea del Tratado de
2 Entre esas bulas (o documentos pontificios) puede citarse la del 3 de mayo de 1493, por la Tordesillas varía de acuerdo a si consideramos la isla más occidental o la más oriental. Al tomar
cual Alejandro VI otorgó a los Reyes Católicos la posesión de nuevas tierras, siempre que, por la línea desde la primera se perjudicaba España, porque aumentaban en América los territorios
disposiciones anteriores, no pertenecieran a otro soberano.
concedidos a los portugueses; si se consideraba la segunda, se producía la cuestión contraria.

214 215
Consistio en un fuerte artillado, erigido sobre una barranca que conducía
hacia el rio. El reducto portugués se estableció en pleno territorio sujeto a la
ju risd icció n de Buenos Aires y, en consecuencia, de España.

Prim era ocupación española (1680-1683)


Enterado el gobernador del Río de la Plata, don José de Garro, in fo rm ó
de in m e dia to a la corona española, la que in ic ió lentas negociaciones d ip lo ­
m áticas. M ie n tra s tan to , y ante la audacia de los in tru so s, el gobernador
dispuso desa loja rlo s de dicha plaza, para lo cual co m isio n ó a A n to n io de
Vera y M u jica al fre n te de un e jé rc ito , en su m ayoría indígena. El je fe
español co nsiguió la re n d ició n de la C olonia y la ocupó en agosto de 1680.
M anuel Lobo fu e tom ado p ris io n e ro y la v ic to ria celebrada ju b ilo s a ­
m ente en toda la exte n sió n del Río de la Plata.
En fe b re ro de 1683 los portugueses recuperaron la C olonia y m ien tras
ta n to — de acuerdo con el tra ta d o de 1681— quedaba c o n stitu id a una co m i­
Segunda ocupación portuguesa (1683-1705) sión m ixta para e stu d ia r la dem arcación de lím ite s, tarea que nunca llegó
a buen té rm in o .
La n o ticia de la tom a de la C olonia por los españoles m o tivó una
enérgica p ro te sta de don Pedro II, el rey de Portugal, quien am edrentó al
m onarca hispano C arlos II (El Hechizado) y lo o b lig ó a firm a r el Tratado de Segunda ocupación española (1705-1716)
Badajoz (m ayo de 1681). Por el m ism o España — hum illada a causa de su
D urante la G uerra de la Sucesión española que comenzó en 1702 Portu­
deb ilidad re s titu ía la C olonia, re e d ifica b a el fu e rte y entregaba arm as y
gal fue aliada de España, por lo que el rey Felipe V (p rim e r Borbón en el
p risio n e ro s tom ados en la lucha.
tro n o español) reconoció la soberanía portuguesa en la C olonia del Sacra­
En esas épocas España no estaba en condiciones de enfrentar una nueva m ento. Pero al año sig u ie n te Portugal — unida a Inglaterra por el tra ta d o de
guerra en la que debía luchar no sólo contra Portugal, sino tam bién contra In­ M ethuen— pasó al bando co n tra rio y entonces Felipe V encom endó al
glaterra. gobernador de Buenos A ire s pro ced iera co ntra la C olonia. Este envió un
El gobernador Garro, a pesar de su heroico com portam iento, fue destituido e jé rc ito a las órdenes de García Ros, quien tom ó esa plaza luego de seis
del gobierno de Buenos Aires y enviado con igual cargo a Chile.
m eses de asedio (m arzo de 1705).

Uniformes usados por algunas de las tropas defensoras del Tercera ocupación portuguesa (1716-1762)
Río de la Plata, en la época de los conflictos con Portugal.
Arriba, de izquierda a derecha: Dragones e Infantería de La G uerra de la Sucesión española te rm in ó con la Paz de U tre c h t (1713).
Buenos Aires. A ba jo: Blandengues de la Frontera. ( To ­ En fe b re ro de 1715 España y Portugal — bajo el co n tro l de In g la te rra — f i r ­
mado de E. Udaondo.) maron un tra ta d o co m p le m e n ta rio del a n te rio r en el que se puso nuevam ente
de m a n ifie s to la in fe rio rid a d d ip lo m á tica de los hispánicos. A llí se e sta b le ­
ció que la C olonia pasaba al poder de los lu sitanos, "h a cie n d o la dicha
cesión en los té rm in o s más firm e s ” . La plaza fu e entregada en noviem bre
de 1716.
En los años sig u ie n te s los p ortugueses practicaron un a ctivo co n tra ­
bando con los pobladores del Plata e inte ntaron levantar un fü e rte en la
bahía de M o ntevideo.
D ebido a la situ a ció n creada el gobernador de Buenos A ire s — Bruno
M a u ric io de Zavala— se tra sla d ó hacia ese lugar al fre n te de un e jé rc ito .
A n te su presencia los in tru s o s se re tira ro n y entonces, para afianzar la
dom inación española en la banda del Plata, Zavala fundó San F elipe de M o n ­
te vid e o que, luego de re c ib ir pobladores, fu e erig id a ciudad el 24 de d ic ie m ­
bre de 1726.1

' La fecha es discutida. El 1? de enero de 1730 se nombraron los componentes del primer
Cabildo.

217
En 1746 subió al tro n o de España el m e d io cre soberano Fernando VI
— casado con la in fa n ta portuguesa Bárbara de Braganza— quien d e cid ió
poner fin a las luchas por la C olonia y, en enero de 1750, firm ó en M adrid
el Tratado de Permuta. A cam bio de la citada plaza los lu sita n os recibían
una gran extensión de tie rra s sobre la banda o rie n ta l del río Uruguay en la
que existía n sie te adelantados pueblos je s u ític o s . "L o que hacía más absur­
do el Tratado e scrib e Enrique Barba— es que España cedía las M isio n e s
que eran suyas a tru e q u e de la C o lo n ia ... que tam bién por derecho le
pertenecía .

La guerra guaranítica

El absurdo Tratado de Perm uta establecía que los indígenas de los s ie te


pueblos m isio n e ro s debían abandonar sus tie rra s y re tira rs e a la marqen
o ccide ntal del río Uruguay, entregando a los p ortugueses sus casas ig le ­
sias, co le g io s y grandes e xte n sio n e s cu ltiva d a s. Por todo este s a c rific io se
les daba una com pensación de 4.000 pesos por pueblo (que no alcanzaba a
un peso por h abita n te ). Com o bien ha e s c rito el deán Funes, la transacción
consideraba a los in d io s "c o m o un rebaño de be stia s que se pasan de unos
pastos a o tro s .
Los je su íta s se opusieron al tra ta d o y reclam aron sin cansancio, pero
no fueron oídos por " e l im b é c il Fernando” , com o ha sid o c a lific a d o él m o­
narca español.
_ Los Indígenas em puñaron las arm as e in icia ro n la llam ada "g u e rra gua-
ram tica en que se dio el caso sum am ente c u rio so de “ pelear los vasallos
contra su prop io soberano para no pasar al d o m in io de o tr o ” .

V r añnnJcUHoaJ UH mUy ®a" ? rienta / los indígenas — armados con arcos, flechas
y cánones de madera— debieron enfrentar al ejército combinado español-portugués
. . ,a h f ®H®r nUra,,ntL tre? u " 03, hasta que finalmen*e los europeos vencieron
ñeros Caybaté — febrero de 1756— y penetraron en los pueblos mislo-

Enterado Fernando VI de la cruenta lucha dejó en suspenso el c u m p li­


m iento del trata do y su sucesor C arlos III lo anuló d e fin itiv a m e n te en fe b re ­
ro de 1761. La C olonia del Sacram ento s ig u ió en poder de Portugal y España
recupero los te rrito rio s que había cedido en el convenio.

Tercera ocupación española (1762-1764)

En 1756 se in ic ió en Europa la llam ada "G u e rra de los s ie te a ñ o s" en


que A u s tria , Rusia, Francia y España lucharon contra Prusla, Inqlaterra
Holanda y Portugal.
N uevam ente españoles y p ortugueses se hallaban en bandos co n tra rio s.
A nte esta situ a ció n , y de acuerdo con órdenes de la M e tró p o li, el qober-
nador del Rio de la Plata, don Pedro de C evallos, s itió la C olonia y fin a l-
i 7fioie consigu'° la re n d ició n de la g u a rn ició n portuguesa (n o vie m b re de
1762). Por te rce ra vez los españoles ocuparon la disputada plaza.

Cuarta ocupación portuguesa (1764-1777)

La G uerra d,e los s ie te añ o s” fin a liz ó en 1763 con el Tratado de París.


sus clausulas se e sta b le ció que España debía e n tre g a r a In g la te rra

218 219
tra n scu rso de la lucha España ocupó el te r rito rio o rie n ta l y se fundó M onte
video. A dem ás, los je su íta s fu e ro n acusados de p rovocar la "g u e rra guara-
n ític a ” ; éste fue uno de los argum entos que s o stu vie ro n los que años más A lgunas naves regresaron a la península y, a pesar del inco nven ien te,
ta rd e ordenarían la e xpulsión de esos re lig io s o s . el in tré p id o m arino se hizo a la vela con una sola em barcación y no muy
d is ta n te fu n d ó o tro poblado, al que puso el nom bre de Real Felipe.
LA PATAGONIA Sarmiento de Gamboa regresó a España, pero fue capturado por los piratas,
mientras unos cuatrocientos colonos quedaron abandonados a su suerte en aquellas
La expedición de H ernando de M agallanes fu e la p rim e ra que a rrib ó a lejanas latitudes. .................
la Patagonia (año 1520) y llam ó así a esa región austral de n uestro te rrito rio . A fines de 1586 el corsario inglés Tomás Cavendish arribo a la zona del estre­
En 1526 re c o rrió esas costas G arcía J u fré de Loaysa, cuya expedición cho y sólo recogió a un sobreviviente, abandonando cruelmente a los demás. Llamó
fracasó debido a las grandes to rm e n ta s , aunque uno de sus navios lleqó al lugar Puerto del Hambre.
hasta los 55° de la titu d sur, es d e cir, al té rm in o del c o n tin e n te .
En se tie m b re de 1534 el m arino S im ón de A lcazaba p a rtió de la penín- En enero de 1616 llegó a las regiones fueguinas una flo ta holandesa
3uja al fre n te de dos naves. A n c ló en el lito ra l patagónico y exploró el río a las órdenes de S chouten y Le M a ire , quienes d escu brieron un nuevo paso
Chubut, pero en el tra n s c u rs o de un m otín p e re ció asesinado. para lle g a r al P acífico que fu e bautizado con el nom bre del segundo. La
isla que bordeaba el e stre ch o por el este fu e llam ada “ de los E stados” (de
Pedro Sarm iento de Gamboa Holanda).
Las em barcaciones p ro sig u ie ro n la navegación hacia el sur y entonces
los m arinos d ivisaron un gran p ro m o n to rio rocoso, al que denom inaron Cabo
Por esas épocas, los c o rsa rio s in g le se s com enzaron a atacar las pose­
de H oorn (en recuerdo a la ciudad natal de Le M a ire ); este vocablo se fue
siones españolas en A m é ric a e n to rp e cie n d o el trá fic o m a rítim o e n tre éstas
y la M e tró p o li. m o d ifica n d o hasta tra n s fo rm a rs e en Cabo de Hornos.

S arm ien to de Gamboa convenció al rey Felipe II de la necesidad de


Incursiones de piratas
p o blar y fo r tific a r la reglón del e stre ch o . El m onarca accedió y el cita d o
lúcar-10' 31 8 de üna f lo tilla ' se hizo a ,a vela desde el p u e rto de San- A com ienzos del sig lo XVII los p ira tas ingleses, fra nce ses y holandeses
reanudaron sus incu rsio n e s por las costas patagónicas donde desem barca­
En fe b re ro de 1584 las naves p e netraron en el e stre ch o de M agallanes ban para re a p ro visio n a r sus naves y tam bién en busca de posibles riquezas.
y luego de varias e xp lo ra cio n e s S a rm ie n to de Gamboa fundó — a m edia En 1670 el m arino inglés Juan N arbourough — en via je al e stre ch o de
legua del cabo de las V írgenes— la población que llam ó N om bre de Jesús M agallanes— recaló en Puerto Deseado y to m ó posesión del lugar en nom ­
bre de su rey; este p u erto quedó en poder de Inglaterra por espacio de un
sig lo .

Los evangelizadores
El p rim e r evangelizador de la Patagonia fu e el padre D iego de Rosales,
quien in ic ió su labor hacia el año 1650 en las regiones circund antes al lago
Nahuel Huapi. Fue su continua dor el padre N icolás M ascardl, a quien se de­
be la p rim e ra m isió n en Nahuel Huapi y tie m p o después, en 1673, pereció
asesinado por los indígenas. . . . »
En d ic ie m b re de 1745 el gobernador de Buenos A ire s José de Ando-
naegui — cu m p liendo órdenes de la M e tró p o li— d e cidió e sta b le ce r una m i­
sión en las tie rra s australes. Con este fin despachó una nave en Ja que
em barcaron los sacerdotes José O uiroga, M atías S tro b e l y José C ardiel.
La em barcación recaló en va rio s lugares de la costa y, al lle g a r a San
Julián, los citados re lig io s o s com probaron que ese puerto no era apto para
levantar una m isió n. En el v ia je de regreso bajaron a tie rra en repetidas
o p o rtunidades y en cortas in cursiones se internaron en regiones hasta ese
e ntonces inexploradas.

Ocupación de la Patagonia
A fin de afianzar la soberanía española e im p e d ir lo s desem barcos de
pira ta s y c o rsa rio s extra n je ros, el m onarca C arlos III d ecidió e sta b le ce r u
se rie de fundaciones en las costas patagónicas.

221
Para lle v a r a cabo con é x ito la em presa ordenada desde la M e tró p o li R e c la m a c io n e s d ip lo m á tic a s
el v irre y V é rtiz d ispuso que se h icie ra n a la vela seis naves en las que em En co n o cim ie n to de los sucesos el go bierno español in ic ió las respec­
barcaron — e ntre o tro s — Juan de La Piedra, F rancisco de V iedm a y B a silio tiv a s reclam aciones d ip lo m á tica s. La corona francesa accedió al re tiro de
V illa rin o . sus e fe c tiv o s en 1767, p re vio pago de una indem nización. Los españoles
La flo ta zarpó de M o n te vid e o en d ic ie m b re de 1778 y, luego de anclar ocuparon Puerto Luis, al que denom inaron Soledad.
en la bahía de San José (C hubut), los españoles levantaron en ese luaar la En cam bio los inglese s fo rtific a ro n Puerto Egm ont y amenazaron con
p rim e ra población patagónica.
e xp u lsar a los españoles de Soledad. La C o rte de M adrid reclam o ante el
F rancisco de V iedm a se tra sla d ó hasta el río N egro, en cuyas p ro x im i­ g o bierno de Londres y ordenó al gobernador del Río de la Plata — F rancisco
dades fundó M e rce d e s de Patagones-, a causa de una Inundación los pobla­ de Paula B u ca re lli— que pro ced iera a d e sa loja r a los in g le se s de las M a lv i­
dores se traslad aron a la m argen opuesta del río y se e sta b le cie ro n en nas. El gobernador envió al com andante Juan Ignacio M adariaga quien, al
C arm en de Patagones. La p rim itiv a fun d a ció n s u b s is tió y más ta rd e fu e lia fre n te de una e xp e d ición, expulsó a los in tru so s en el año 1770.
mada Viedm a. In g la te rra p ro te s tó enérgica m ente y amenazó con so lu cio n a r la cuestión
por m edio de las arm as. A n te la gravedad de los a co n te cim ie n to s, y para
B a s ilio V illa rin o fu e o tro navegante que se destacó por su incansable e v ita r una guerra que no estaba en co n diciones de em prender España
actividad. Exploró d e te nidam ente el río Negro y tam bién re m o n tó las aguas a ceptó d e vo lver Puerto Egm ont a los inglese s, pero en clausulas del conve­
del rio Limay; en su cesiyos via je s re c o rrió una am plia zona que puede d e li­ nio celebrado dejó bien esta b le cid o s sus derechos sobre dichas isla s; el
m ita rse e ntre la actual ciudad de Bahía Blanca y la península de Valdés. cita d o p u erto fu e nuevam ente ocupado.
En 1774 los in g le ses se re tira ro n de las M alvinas, cu m plien do p o s ib le ­
LAS M A LV IN A S
m ente con un pacto se cre to firm a d o a n te rio rm e n te con España. Con este
e p iso dio , este país quedó en le g ítim o poder de las islas, las que producida
El descubrim iento la R evolución de M ayo— ingresaron al p a trim o n io de nuestra soberanía.

N uestras M alvin a s están ubicadas en el A tlá n tic o su r — p ró xim a s a la


Patagonia— y form a n un a rch ip ié la g o en el que se destacan dos Islas ma­
yores: la occid e nta l o Gran M a lvin a y la o rie n ta l o Soledad.
Según algunos in ve stig ad o re s, fu e ro n d e s cu b ie rta s por el p ilo to p o rtu ­
gués Esteban Gómez, quien d e se rtó de la e xpedición de M agallanes y, en
1520, al mando de una nave a v is tó las islas en su v ia je de regreso a S e villa
Guía de repaso
O tros h isto ria d o re s dicen que las Islas M a lvin a s fu e ro n d e scu b ie rta s
por el m arino holandés Sebaldo de W eert, Quien en el año 1600 re c o rrió sus
costas y las llam ó S ebaldinas, pero no desem barcó. El Río de la Plata. Juan de Garay y la fundación de Santa Fe. O rtiz de Zárale
En cuanto a los ingleses, quienes se a trib u ye n la p rio rid a d en el descu­ en el gobierno de la Asunción. Juan de Garay teniente de
b rim ie n to ningún docum ento prueba que hayan estado por el a rch ip ié la q o gobernador.
antes de los navegantes ya cita d o s ; p o r o tra p arte, dichas isla s entraban
de ntro de la ju ris d ic c ió n española.
Segunda fundación Ceremonia y patrono de la ciudad. Muerte de Garay.
de Buenos Aires.
La ocupación efectiva
El adelantado Torres de Navarrete. Alonso de Vera: Concepción del Ber­
En 1690, el co rs a rio Juan S trong, al fre n te de una nave, cruzó p o r vez melo. Fundación de Corrientes.
Vera y Aragón.
prim era el e strech o que separa las dos islas más grandes del arch ip ié la g o .
P o ste riorm ente a rrib a ro n algunas exp e d icio n e s francesas, dedicadas a
Hernandarias de Sus gobiernos: obra.
activida des pesqueras. Uno de e sto s navegantes — llam ado S a in t Jean— las
Saavedra.
denom ino M a lo u in e s ,’ vocablo que más ta rd e los españoles tra n s fo rm a ro n
en M alvinas.
El Tucumán. Situación geográfica. La expedición de Diego de Rojas. In­
O tra expedición francesa al mando de Luis A n to n io de B o u g a in ville cidentes entre los conquistadores. Regreso de Nicolás de
lego a las islas en 1764 e in ic ió la ocupación e fe c tiv a , pues fun d ó P uerto Heredia.
Luis (en hom enaje al rey Luis XV) en la isla Soledad.
A l año s ig u ie n te el inglés Juan B yron — abuelo del poeta— fun d ó en la
isla occid e nta l (G ran M a lvin a ) la población de P uerto Egm ont y llam ó Falk-
1and al arch ip iélago .
i La usurpación de nuestras Malvinas por parte de Inglaterra en 1833, se estudia, por razones
cronológicas, en el próximo curso (HISTORIA III).
1 En recuerdo del puerto de Saint Maló, de donde había partido.

223
222
Fundaciones en La ciudad del Barco. Francisco de Aguirre: Santiago del
Cuestionario — -------------------------------------------------------
el Tucumán. Estero. Gregorio Castañeda y el gran alzamiento de los 1. Explique la expedición de Garay y la fundación de la ciudad de
indígenas. Diego de V illarroel: San M iguel del Tucumán.
Jerónimo Luis de Cabrera: Córdoba. Hernando de Lerma: Santa Fe. 2. ¿Cóm o llegó a la Asunción el Adelantado Ortiz de
Salta. Ramírez de Velazco: La Rioja. Francisco de Argaña- Zárate? 3. ¿Por qué causa Vera y Aragón no pudo ocupar de in ­
raz: Jujuy. Mate de Luna: Catamarca. mediato su cargo de Adelantado? 4. ¿Qué sabe con respecto a la
segunda fundación de Buenos Aires? 5. ¿En qué forma murió
Fundaciones en Expediciones de Francisco de Villagra y Francisco de Agui­ Garay? 6. ¿Quién fundó Concepción del Berm ejo? 7. ¿Y la ciudad
el Cuyo. rre. Pedro del C astillo: Mendoza. Juan Jotré: San Juan.
Jotré de Loaiza: San Luis.
de Corrientes? 8. ¿Qué puede decir sobre los gobiernos de H er-
nandarias de Saavedra? 9. ¿A qué se llamó el Tucumán? 10. E x­
Las dos plique la arriesgada expedición de Diego de Rojas. 11. ¿Qué par­
Motivos que provocaron la división del territorio. Regiones
gobernaciones. que com prendían las gobernaciones del Rio de la Plata y ticularidades ofrece la fundación de la ciudad del Barco? 12. ¿C ó­
Paraguay. mo se produjo la fundación de Santiago del Estero? 13. ¿Cuándo
el Tucumán fue separado de Chile? 14. ¿Quién fundó a San Miguel
El Tucumán, Cuyo y el La declinación de España en tiempos de los últim os m o­ del Tucumán? 15. ¿Y a Córdoba? 16. ¿Qué otras fundaciones se
Rio de ia Plata en narcas de la Casa de Austria. Repercusión en Am érica his­
el siglo XVII.
produjeron entre 1582 y 1683? 17. ¿Qué actuales provincias com ­
pana y en el Rio de la Plata.
La región del Tucumán. El servicio personal de los indios.
prendía la región de Cuyo? 18. ¿Quiénes fundaron Mendoza, San
Las Ordenanzas de Alfaro. La llam ada “ guerra de los cal- Juan y San Luis? 19. ¿Por qué Felipe III dividió las provincias
chaquíes” : sus periodos. del Río de la Plata en dos gobernaciones? 20. ¿Cóm o repercutió
El Cuyo. Rebeliones de indígenas. La acción espiritual. La en el Río de la Plata la decadencia española del siglo X V II?
población. El Rio de la Plata. El obispado de Buenos Aires.
El m onopolio com ercial. Los piratas y corsarios. Mención 21. Resuma la situación del Tucumán, Cuyo y Río de la Plata en
de algunos gobernadores. esa centuria. 22. ¿Qué dispuso el Tratado de Tordesillas? 23.
¿Cómo se establecieron los portugueses en el Brasil? 24. ¿Qué
Pretensiones El tratado de Tordesillas. Los portugueses en el Brasil: actitud asumió España cuando los portugueses fundaron la C olo­
extranjeras sobre Alvarez Cabral y Alfonso de Souza. Fundación de la Colonia nia? 25. ¿Cuáles fueron las consecuencias del Tratado de Badajoz?
el Río de la Plata. del Sacramento. Primera ocupación española: Vera y Mu-
26. ¿Cóm o se produjo la segunda ocupación española? 27. ¿Y la
jica. Segunda ocupación portuguesa: el Tratado de Bada­
joz. Segunda ocupación española: García Ros. Tercera ocu­ tercera ocupación portuguesa? 28. ¿A qué se llamó la “ guerra
pación portuguesa: la Paz de Utrecht. Contrabando po r­ guaranitica” ? 29. ¿En qué forma se producen la tercera ocupa­
tugués en el Plata. M auricio de Zavala y la fundación de ción española y la cuarta portuguesa? 30. ¿Qué resolvió Carlos III
Montevideo. Fernando VI y el tratado de Permuta. La guerra
guaranitica. Tercera ocupación española: Pedro de Ceva-
para poner fin al largo conflicto? 31. ¿Qué dispuso el Tratado de
llos. Cuarta ocupación portuguesa: el Tratado de París. San Ildefonso con respecto a la Colonia? 32. ¿Qué fundaciones
Cuarta ocupación española: creación provisional del Vi­ efectuó Sarmiento de Gamboa en territorio patagónico? 33. ¿Q uié­
rreinato del Rio de la Plata. El tratado de San Ildefonso. nes descubrieron el Cabo de Hornos? 34. ¿Quiénes fueron los pri­
meros evangelizadores de la Patagonia? 35. ¿Cóm o se produjo la
ocupación efectiva del vasto territorio? 36. ¿Qué puede decir
sobre el descubrimiento de las Islas Malvinas? 37. ¿Quiénes e fe c­
La Patagonia. Expediciones de Magallanes. Jofré de Loayza y Simón de tuaron las primeras fundaciones? 38. Qué reclamaciones diplom á­
Alcazaba. Sarmiento de Gamboa: fundación de Nombre de ticas m otivó la ocupación de puerto Egmont por los ingleses?
Jesús y Real Felipe. Los holandeses Schouten y Le M aire:
el Cabo de Hornos. Los evangelizadores: Diego Rosales y
Nicolás Mascardi. El viaje de Quiroga, Strobel y Cardiel.
O cupación de la Patagonia. Francisco de Viedma: funda­
ción de Patagones. Exploraciones de Basilio Villarino.

El descubrim iento: Esteban Gómez y Sebaldo de Weert. La Actividades Prácticas


ocupación efectiva: Juan Strong, Antonio de Bougainville
y la fundación de Puerto Luis. Juan Byron y la fundación
de Puerto Egmont. • S in te tiz a r las fu n d a cio n e s de la c o rrie n te p o b la d o ra d e l no rte .
Reclamaciones diplom áticas. El gobernador Bucarelli y el • H a c e r u n cu a d ro s in ó p tic o con las fu n d a cio n e s en el C u yo :
comandante Ignacio Madariaga.

225
224
® E s q u e m a tiz a r los c o n flic to s e n tre E spaña y P o rtu g a l, u b ic a n d o a la aquéllos estuvo orientada a procurar vo. Y cuando un gobierno, por cual­
iz q u ie rd a los p eríodos de o c u p a ció n p o rtu g u e s a (co m enzando con el adelanto de la empresa y fue ge­ quier razón, deja de ser aceptado
neralmente respetuosa de los dere­ por la opinión pública, se producen
la fu n d a c ió n de la C o lo n ia ) y a la derecha, las ocupaciones espa­ chos a jen os, ta m b ié n aparecieron in e v ita b le m e n te los movimientos
ñolas. gobernadores que se destacaron por destinados a reemplazarlo, con ab­
el despotismo y la arbitrariedad de soluto desprecio por la legalidad.
su acción, como ocurrió en el Tucu­ Así ocurre en la Asunción con A l­
mán con Gonzalo de Abreu y Her­ var Núñez Cabeza de Vaca (1544),
Lectura nando de Lerma. En términos gene­ Francisco de Mendoza (1548) y Fe­
lipe de Cáceres (1572), y en Santa
rales, puede afirmarse que en este
período la estabilidad y permanen­ Fe con Diego de Mendieta (1577) y
Las form a s p olíticas cia de los gobiernos dependió mucho con las autoridades locales (1580).
y sociales en el Río de la Plata de lo que hoy Otros movimientos populares no al­
se llamaría la opinión pública, mien­ canzaron la victoria, pero todos ellos
tras en el Tucumán pudieron afian­ revelaron la existencia de un am­
zarse m a n d a ta rio s tiránicos que biente político en el cual la opinión
obligaron a intervenir, en más de procuraba r e s o lv e r los problemas
La descripción de los diversos re­ tigio de su jefatura que por el con­ una ocasión, a las autoridades supe­ prescindiendo de la consulta a las
gímenes políticos que impulsaron el tenido jurídico de sus poderes. Y riores. Tales fu e r o n los casos de autoridades superiores.
desarrolló de la conquista en el Río así surgen, en medio de estas co­ Francisco de Aguire en 1570 y Her­
de la Plata, en el Tucumán y en marcas aisladas de las autoridades nando de Lerma en 1584. Pero lo
Z o rra q u ín Becú, R icardo.
Cuyo, ha puesto en evidencia su ca­ superiores y expuestas a peligros cierto es que en ambos distritos se
rácter diverso e inestable. El siglo L a o r g a n iz a c ió n
permanentes, las grandes persona­ presentaron formas políticas irregu­ POLÍTICA ARGENTINA
X V I es, en efecto, en todo el Nuevo lidades que han de dirigir, promover lares, que no eran las que el dere­ EN EL PERÍODO H ISPÁN ICO .
Mundo, una época de gran variedad y orientar la empresa hispánica. Ira- cho vigente apetecía.
en las formas políticas, de ensayos la, Garay, Aguirre, Ramírez de Ve- La fuerza y la predonderancia de Buenos Aire?:, 1959.
que se van sucediendo, de tentativas lazco, Juan Jufré, son otros tantos la opinión pública en el Río de la
de organización diferentes según las ejemplos de un sistema político en Plata constituyen un fenómeno de
regiones, hasta que se ¡lega en todas el cual la autoridad del jefe depen­ características singulares, que sólo
ellas, después de una etapa más o de más de su propio valor y habili­ puede explicarse como un trasplan­
menos larga, al ordenamiento defi­ dad que del derecho que ejercita. te de las tendencias ya vencidas en
nitivo. Las empresas de conquista se llevan España, que germinan en el Para­ • ¿Por qué su rg ie ro n en nuestro te ­
Lo mismo ocurre en el territorio a cabo gracias al acatamiento es­ guay al amparo de su aislamiento. r r it o r io gobiernos frecuentem ente
actualmente argentino. El sistema pontáneo que los capitanes y solda­ El localismo peninsular y el arraigo personalistas?
señorial de las capitulaciones coexis­ dos prestan al caudillo que los guía; de las libertades comunales dan ori­ • ¿Cuál era la im p o rta n c ia del je fe
te con las empresas oficiales desti­ y a la inversa muchas expediciones gen en la Asunción —y luego e;n en las expediciones de conquista?
nadas a realizar o proseguir la con­ y gobiernos fracasan cuando falta Santa Fe y en Corrientes— a un • ¿ In flu yó la o p in ió n p ú b lica en la
quista. Casi siempre, sin embargo, esa adhesión personal que es el ner­ sistema político que en los hechos e stabilidad de los gobiernos en el
se trata de expediciones costeadas vio de la empresa. depende del consentimiento colecti­ Río de la Plata?
por quienes las presiden o partici­ Ese sistema, in d isp e n sa b le para
pan en ellas. La actividad del Esta­ llevar a cabo una hazaña que es
do se limita a promover su organi­ principalmente militar, y que no
zación y a s a n cio n a r las normas cuenta en estos escenarios con el
jurídicas que han de orientar su de­ aparato ju r íd ic o del Estado para
sarrollo. La conquista fue una em­ asegurar el imperio del derecho,
presa de Estado hecha por particu­ trasciende también durante el siglo
lares, que si bien se sometían al X VI a la vida política del Río de la
derecho establecido, se reservaban Plata y del Tucumán. Y así pueden
en cambio una gran lib e r ta d de advertirse las ventajas y los defectos
acción. de un régimen cuya estabilidad de­
El resultado de esas expediciones pende del prestigio de cada gober­
sucesivas fue la aparición, en nues­ nante. La acción eficaz de Irala, de
tro territorio, de gobiernos frecuen­ Garay, de Pérez de Zorita, de Ra^
temente personalistas. La fa l^ de mírez de Velazco, alterna con moti­
un sistema orgánico y estable —im­ nes y revueltas destinados a elimi­
posible en aquellos años iniciales— nar m a n d a ta rio s im p o p u la re s o
da lugar a la exaltación de los va­ abusivos, como Alvar Núñez Cabeza
lores individuales que se imponen a de Vaca, Diego de Mendieta o Fran­
los conquistadores más por el pres­ cisco de Aguirre. Y si la obra de

226 227
LAS NUEVAS IDEAS
Hasta m ediados del s ig lo X V III, la organización p o lític a y social de
Europa se basaba en el a b so lutism o , la in to le ra n cia re lig io sa y la desigualdad.
Los siguientes principios — considerados tradicionales— caracterizaban el
llamado Antiguo Régimen:
a) Políticos: la monarquía absoluta y despótica, basada en el derecho divino
de los reyes.
b) Sociales: existía una acentuada desigualdad entre los privilegiados (clero,
nobleza) y los no privilegiados (burguesía, obreros, campesinos).
c) Religiosos: el clero ejercía una autoridad absoluta sobre los fieles y no
se admitía que los súbditos profesasen una religión distinta de la del soberano.
En esta forma se trataba de obtener la “ unidad religiosa” .
d) Económicos: se aplicaba el sistema mercantilista, que favorecía la expor­
tación de los productos y se oponía al libre cambio, pues gravaba con pesados
impuestos aduaneros los artículos de importación.
Los obreros carecían de libertad, porque estaban sometidos a un régimen
coi porativo.
En la segunda m itad del s ig lo XVIII se produjo un intenso m o vim ie n to
id e o ló g ico y c ie n tífic o que reaccionó contra los p rin c ip io s tra d ic io n a le s en
m ateria p o lític a , social y económ ica. F ilósofos y eco nom istas tra ta ro n de
re s o lv e r los problem as de la sociedad in spira dos p o r la fe en la razón
humana.
G uiados por un fin e m in e ntem ente p rá ctico , los hom bres de e studio
buscaron el progreso m a te ria l del in d ivid u o y pro pusieron un co n ju nto de
nuevas ideas, según las cuales, sólo la razón podía p e rfe cc io n a r a la Huma­
nidad y c o n d u cirla a una nueva era de progreso. En esta fo rm a , reaccionan

229
Origen de las nuevas ideas
Los go b iern o s a b s o lu tista s europeos habían surgido , no sólo con el apoyo
de la nobleza, sino ta m bién con el ben eplácito de la naciente burguesía,
c o n s titu id a por co m e rcia n tes y pro fe sio n a le s e nrique cid os. Pero con el
tra n s c u rs o de! tie m p o , esta clase social se to rn ó poderosa y entonces aspiró
a p a rtic ip a r a ctivam e nte en el gobierno p o lític o de los Estados. De ta l manera
nació un m o v im ie n to de oposició n co n tra el tra d ic io n a l a b so lutism o de la
época.
Las nuevas ideas lib e ra le s surg ie ro n en Inglaterra a m ediados del s ig lo
X VIII. A llí la burguesía — en la R evolución de 1688— aprovechó los d is tu r­
bios re lig io s o s para e sta b le ce r una m onarquía lim ita d a y to le ra n te .
El m édico inglé s Juan Locke (1632-1704) fu e el más destacado p recursor
de las d o c trin a s lib e ra le s, que p o s te rio rm e n te defe ndieron los filó s o fo s
fra n ce se s del s ig lo X VIII.

Locke expuso sus doctrinas filo sófico -política s en el libro titulado Ensayo
contra la situ a ció n im perante, niegan el poder ab so luto del m onarca, reclam an sobre el gobierno c iv il (1690).
la igualdad so cia l, bregan p o r la to le ra n c ia re lig io s a y proponen la lib e rta d Afirm ó que, en principio, la humanidad vivió en un estado natural, sin ningún
de com e rcio. Este m o v im ie n to id e o ló g ico ha sid o llam ado la Ilu s tra c ió n . gobierno que la controlara, con libertad e igualdad absolutas. Para la normal con­
vivencia, el individuo sólo debía respetar la ley de ia naturaleza.
Los in te le c tu a le s europeos, p a rtid a rio s de las nuevas ideas, e studiaron
Sin embargo, con el transcurso del tiem po surgieron graves inconvenientes,
los problem as p o lític o s y económ icos. Los que c ritic a ro n las in s titu c io n e s por causa de que cada uno trataba de hacer valer sus propios derechos, lo que
y atacaron p rin c ip io s re lig io s o s , se llam aron filó s o fo s .' A q u e llo s que se de d i­ produjo gran inseguridad y confusión. Entonces, los hombres fundaron una socie­
caron a la producción, al c o m e rcio y a las finanzas, fu e ro n llam ados eco­ dad civil y delegaron ciertos poderes en un gobierno.
nom istas. Pero, destaca Locke, ese gobierno no era absoluto por cuanto sólo le fue
conferido el poder ejecutivo o la ley de la naturaleza. En consecuencia* el Estado
La frívola sociedad de la época — debilitada en su fe— aceptó con optim ism o
las nuevas ideas que propiciaban el progreso material y daban ala vida un
sentido utilitario.
Los filósofos del siglo XVIII consideraron al hombre como un ser superior,
capaz de ordenarlo todo con las luces de su razón. Por eso predicaron la libertad
individual, la tolerancia para la expresión del pensamiento, la bondad humana pri­
mitiva, la filantropía, el amor hacia lo salvaje, a todo lo natural, etc.
En m ateria religiosa propagaron las doctrinas deístas, según las cuales la
razón humana reconoce un D io s'co m o creador de la Naturaleza, pero sin adm itir
revelación ni culto externo. También recibía el nombre de religión natural.
Sobre la base del equilibrio arm ónico del Universo (de acuerdo con las teorías
de Newton), sostuvieron que todo debía dejarse librado a sus propias leyes: el
gobierno, la sociedad, la economía y los demás aspectos de la actividad humana.
También iniciaron un movimiento de simpatía hacia los pobres y trataron de elevar
su condición económ ica y social.
No se lim itaron a c ritic a r las instituciones existentes, sino que "ilu s tra ro n "
(Ilustración) a los gobiernos y a los pueblos para que se aplicaran lasnormas por
ellos indicadas.

La nueva c o rrie n te id e ológica, que se había p ropuesto tra n s fo rm a rlo


todo, chocó co n tra los reyes a b s o lu tis ta s y las clases p riv ile g ia d a s , que tra ­
taron de d efe n d e r sus riquezas e in te re se s.
Los pensadores del s ig lo XVIII atizaron el de sco n te n to p opular y prepa­
raron el am biente que c u lm in ó con la R evolución Francesa.

1 Por la naturaleza de los temas que abarcaron — al margen de ia verdadera filosofía—


fueron, en realidad, filó so fo s p o lítico s.

230
“ es la suma del poder de todos los individuos y su autoridad no puede ser mayor
nnp la aue tuvieron éstos” . Si el gobierno abusa de la autoridad, se hace tiránico
y entonces el pueblo tiene derecho de rebelarse, pues ha faltado al contrato social

eStabEsCte°filó sofo, considerado el padre de la teoría liberal, fue partidario de la

m0naEnU<^trorTtrtabajo^0tUulad^ar^ T fa s tCsobre la tolerancia, afirm a que los gobiernos


no deben im poner ninguna religión, sino “ tolerarlas todas .

El m ovim iento filosófico francés


A unque la cuna de las nuevas ideas fu e In g la te rra , el m o v im ie n to de
renovación in te le c tu a l alcanzó en Francia su m ayor flo re c im ie n to .
La p rim e ra etapa de la filo s o fía ilu s tra d a se in ic ió durante los ú ltim o s
años del reinado de Luis XIV. En p rin c ip io , los hom bres de le tra s aco stu m ­
braban re u n irse en lugares p ú b lico s, llam ados cafés (p o r la in fu s ió n que
bebían), para hablar sobre tem as de la época. Luego se im puso el salón,
com o fo rm a de con vive ncia social y ce n tro de polém ica id e ológica, p o lític a
y lite ra ria .
Un núcleo de damas tomó por costumbre reunir en sus casas de París a
grupos de estudiosos. Allí se leían trabajos, se discutían doctrinas y exponían
criterios que luego orientaban a la opinión pública.
En esos centros intelectuales, donde las reuniones semejaban conferencias
académicas, las nuevas ideas encontraron un ambiente propicio a su difusión,
m ientras el absolutism o oficial las había prohibido en las Universidades.
De origen burgués, se destacó desde tem prana edad por su fa c ilid a d para
las le tra s.
Los grandes filósofos políticos Ingenioso y p o lem ista, sus p rim e ro s tra b a jo s lite ra rio s le orig in a ro n con­
Los más destacados re p re se nta n te s del m o vim ie n to filo s ó fic o p o lític o flic to s con la nobleza; fu e encarcelado en la B a stilla y luego hubo de expa­
del sig lo XVIII fu e ro n tre s e s c rito re s fra n ce se s: M o n te sq u ie u , V o lta ire y tria rs e a In g la te rra , donde s in tió adm iración por las In s titu c io n e s y la poli-
tic a re lig io sa .
Rousseau. . ,„ ^ . ,
M o n te sq u ie u (1689-1755). C arlos S econdat, barón de M onte sq u ie u , des­ A su re g re so p ublicó las C artas F ilo só fica s, en las que c ritic ó el régim en
cendía de una noble fa m ilia de m a g istra d os y ocupó a lto s cargos en el par­ im perante en Francia; por eso fu e perseguido y tu vo que radicarse en
lam ento de Burdeos. En 1721 p u b licó las C artas Persas, hábil s á tira en la Lorena^ A llí e s c rib ió sobre tem as filo s ó fic o s e h is tó ric o s y obras te a tra le s.
que un v ia je ro persa censura con agudeza el a b so lutism o francés. M as tarde se tra sla d ó a Potsdam, donde fu e huésped del rey Federico
M on tesquieu v ia jó por Europa y re s id ió dos años en In g la te rra , lapso que II, y por u ltim o se radicó en el c a s tillo de Ferney, en la fro n te ra franco-suiza
aprovechó para e stu d ia r la organización p o lític a y social de ese país. Hasta su m u e rte, e je rc ió un pre d o m in io In te le ctu a l sobre toda Europa.
En 1748 e d itó su obra m aestra, titu la d a El e s p íritu de las leyes, después
Voltaire fue un crítico mordaz, polem ista e ingenioso. Profundo adm irador de
de tra b a ja r en e lla v e in te años.
las instituciones inglesas, defendió con todo vigor la libertad individual.
Adm irador del régimen inglés, se in clin ó hacia la monarquía parlamentarte Agresivo, intencionado y sarcástico, in ició una “ lucha general contra toda
basada en el honor (la nobleza) y controlada por las leyes. autoridad". Profesaba el deísmo y creía en la inm ortalidad del alma. Con m últiples
Enemigo de la opresión y del despotismo, enunció su famosa teoría sobre la escritos atacó al clero y a la monarquía absoluta.
separación de poderes: el ejecutivo, en la persona del rey, quien hace cu m p lir las
leyes; el legislativo, encargado de redactarlas, debe recaer en una Cámara de la Juan Jacobo Rousseau (1712-1778). N acido en G inebra, h ijo de un re lo ­
nobleza (análoga a la de los Lores) y otra de representantes, de la que deben je ro francés, c re ció en m edio de abandono e in d ife re n c ia ; su h u m ilde origen
excluirse los pobres. Por último, el poder ju d ic ia l debe ser totalmente independiente, le o b lig ó a e je rc e r d ife re n te s o fic io s .
única form a de que pueda proteger los derechos de los individuos contra las arb itra­ De ta le n to s u p e rio r, in q u ie to y vo lu n ta rio so , lle vó una vida aventurera,
riedades de los otros dos poderes. agitada e irre g u la r. B ohem io im p e n ite n te , rodó por el m undo y s u frió muchas
La separación de poderes tuvo gran influencia posterior, por cuanto la adop­ h u m illa cio n e s; por esto despreció a la sociedad y amó a la naturaleza.
taron los constituyentes americanos y los gobiernos franceses que siguieron a la
Revolución. esas épocas, Ginebra era una pequeña república, cuya im portancia ter-
minaba con los lím ites de sus muradlas; aunque Rousseau pasó la mayor parte de
V o lta ire (1694-1778). Es el seudónim o que u tiliz ó F rancisco M aría A ro u e t. su vida en Francia, su verdadera patria fue la naturaleza: el cielo, los bosques las
montañas, los torrentes.

232

233
Tenía treinta y siete años de edad y no se había destacado como pensador
profundo y escritor brillante. En octubre de 1749 la Academia de Dijón prometió
un premio en dinero al m ejor trabajo sobre el tema “ Si el progreso de las ciencias
y artes había contribuido a corrom per o a pu rifica r las costum bres” .
Rousseau redactó una memoria, ganó el concurso y alcanzó celebridad. Los econom istas p a rtid a rio s de las nuevas d o ctrin a s se agruparon en
dos p rin c ip a le s escuelas: la fis ió c ra ta y la lib e ra l.
Expuso sus d o ctrin a s p o lític a s en el C o n tra to S o cia l (1762), obra que
e je rc ió poderosa in flu e n c ia en las generaciones p o s te rio re s . En e lla a firm a a) Los fis ió cra ta s. R ecibieron ese nom bre los que a trib u ye ron a la natu­
que el hom bre v iv ió o rig in a ria m e n te en estado natural, lo que s ig n ific ó un raleza un papel preponderante en la d is trib u c ió n de la riqueza. Trataron de
verdadero paraíso, pues to d o s eran lib re s e iguales en derechos. A l aparecer d e m o stra r la p re em inencia de la a g ric u ltu ra sobre el co m e rcio y la in d u stria
la propiedad privada, su rg ie ro n las d ife re n te s fo rm a s de desigualdad social, pues so stu vie ro n que sólo la tie rra , la naturaleza, es la fu e n te del progreso
y entonces la única p o s ib ilid a d de e sta b le ce r una com unidad fe liz es ceder económ ico.
los derechos ind ivid u a le s a la c o le c tiv id a d p o lític a (Estado) por m edio de un Adem ás, a firm a ro n que las sociedades humanas están regidas por un
“ co n tra to s o c ia l” . En esta fo rm a , cada in d ivid u o conviene con los demás en “ orden n a tu ra l” y, p or ta n to , rechazaron la Inte rvención del Estado y d e fe n ­
dieron “ la lib e rta d de a c c ió n ” .
som eterse a la volu n ta d de la m ayoría.
Por lo ta n to , el Estado es el re p re se nta n te de la soberanía popular, y Los econom istas fra nce ses Quesnay y G ournay son los p rin cip a le s re­
el régim en p e rfe cto de g obierno sería la dem ocracia d ire cta . presentantes de la escuela fis io c rá tic a .
En o tra obra titu la d a el E m ilio (1762) censura los m étodos educativos
b) Los lib e ra le s. La escuela lib e ra l, conocida tam bién con el nom bre de
de la época y p ro p icia el siste m a espontáneo, basado en la naturaleza, en
clásica o in d ividu al, reconoce com o fun dado r al p ro fe so r escocés Adam S m ith
la lib e rta d del niño y en su propia e xp eriencia. Rousseau expuso sus v ic io s ,
(1723-1790). En su fam osa obra titu la d a La riqueza de las naciones sostuvo
de fe cto s y v irtu d e s en las C onfesiones, tra b a jo de sorp re n de n te sinceridad,
que el trabajo, en cua lquiera de sus aspectos, es la única fu e n te de riqueza.
especie de fe de e rra ta s de su vida.
LA ENCICLOPEDIA
Los econom istas
En In g la te rra su rg ió , por vez p rim e ra , la ¡dea de agrupar en un lib ro
Hasta m ediados del s ig lo X VIII, el m e rc a n tilis m o era el siste m a econó­
— por orden a lfa b é tico — los con o cim ie n to s humanos. A com ienzos del siq lo
m ico im perante en Europa. En la segunda m itad de esa ce n tu ria algunos XVIII eran varias las enciclope dias conocidas en Europa.
e s c rito re s , com penetrados de la filo s o fía ilu stra d a , c ritic a ro n el régim en de
Debido al in te ré s despertado por esas publicaciones, lib re ro s de París
la época y fo rm u la ro n nuevas ideas re la tiva s a la in te rv e n c ió n del Estado
encargaron a los filó s o fo s D id e ro t y D 'A le m b e rt la tra d u cció n de una e n ci­
en la producción y el c o m e rcio . Fueron los econom istas, cuyas te o ría s eran
sim ila re s a las predicadas por los filó s o fo s en el aspecto p o lític o , por cuanto clopedia inglesa. A n te esa op ortunidad, dichos pensadores co n cib ie ro n la idea
reducían al m ínim o la in te rve n ció n del g o bierno y concedían al in d ivid u o la ideas Ct3r Una ° bra CUy° p rin cip a l o b je to fuera la d ifu s ió n de las nuevas
m áxim a lib e rta d de tra b a jo y de com ercio.
A s í apareció la E nciclopedia o d ic c io n a rio razonado de las cie n cia s, artes
trabaJ? ten dencio so que, bajo una apariencia de im parcialidad ,
el mas e fe c tiv o in stru m e n to de propaganda filo s ó fic a
tpo ‘ r ° * re d a ct° la mayo r parte de los a rtícu lo s, en especial los re fe re n ­
te« Ü ¡ln "» c a n ic a s , la filo s o fía y la p o lítica . D ’A le m b e rt se encargó de
n i f i n f l ^ tiaSH eXaCtaS K tam bién e s c rib ió el D iscu rs o p re lim in a r, en el que
mega la tra d ic ió n y solo acepta la fe en la razón humana.

V el ú?timoCpn°iP775a DCOmpren.dJr ve¡ntioch° tomos: el primero apareció en 1751


antemano reC' bir Un el emPlar- los lectores debían suscribirse de

a corLromDerU|raa<!C^ d(enÓKel traba¡° £ ° r “ tender a desarrollar el espíritu de rebelión,


guido y™e vio ohMnartn S V q,ueb' antar ,a autoridad real". Diderot fue perse-
Sin Im h a rn n ■s,u sPender 'as entregas por espacio de ocho años.
padour __amina h i Enciclopedia contó con la protección de Madame de Pom-
hasta de l o ^ rey ? ’ de im Portantes personajes, como Voltaire, y
■asía ae los libreros, que veían en ella un buen negocio.

re lia fó n b 'íÍ0 ca s.u I esPí,r.itu a n tim o nárqu ico y a las c rític a s d irig id a s contra la
cesa v nrpn nC,C,?Ped í* ei e rc 'ó poderosa influencia sobre la burguesía fran-
lism o v rp. - ° 6 ^.m b,en te revolucionario. Predicó el triu n fo del raciona-
siglo XVIII n,° Gn ma diccionario las ideas de los pensadores del

235
Este soberano fu e el típ ic o rep resentan te de la Europa ¡lustrada y el
EL D E S P O T IS M O IL U S T R A D O encargado de hacer triu n fa r el poderío m ilita r iniciado por su padre.
De cla ra in te lig e n c ia , era m uy tra b a ja d o r y vo lu n ta rio so . Com o buen
A m ediados del s ig lo XVIII se p ro d u jo un cam bio en el g obierno de los H ohenzollern, tu vo el se n tid o de la d is c ip lin a y la preocupación por los
países europeos, porque el régim en a b s o lu tis ta re c ib ió la in flu e n c ia de las asuntos de Estado. Para econom izar en bien de sus dom inios, dio el ejem plo
nuevas ideas lib e ra le s. .......................... , . de una vida s e n cilla , v is tió sie m pre el u n ifo rm e m ilita r y redujo al m áxim o
La m onarquía sin lím ite s , fundada en el derecho d iv in o , con tin u o siendo los gastos.
la dep ositaría de la autoridad y fu e n te de le g is la c ió n . D ebido al nuevo espí­ En p o lític a interna , gobernó de acuerdo con la ideología en ciclo p e d ista .
ritu ilu stra d o , los reyes em p re n die ro n una vasta obra reorganizadora para M e jo ró la a g ric u ltu ra y la ganadería, desecó las tie rra s pantanosas y fo m e n tó
gobernar sus Estados “ según la razón” . las in d u s tria s ; tam b ién fa vo re ció la inm ig ra ció n de num erosos colonos, con
La unión del régim en m onárquico a b s o lu tis ta con las ideas lib e ra le s lo que aum entó co nsiderablem e nte la población de sus d om inios.
predicadas por los filó s o fo s p o lític o s hizo s u rg ir un nuevo tip o de gobierno, C o n tro ló con severidad las finanzas y, genera lm en te, el presup uesto
ca ra c te rís tic o de la segunda m itad del s ig lo X VIII, que ha sid o llam ado anual favo re cía al Estado en va rio s m illo n e s de ta le ro s.
d e so o tism o ilu stra d o . D otó a P rusia de un fo rm id a b le e jé rc ito de 200.000 hom bres, p e rfe c ta ­
A causa de las c ris is económ icas derivadas de las guerras que habían m ente a d ie stra d os y equipados, que supo u tiliz a r en el m om ento oportuno.
em prendido, algunos reyes aceptaron la nueva ideología lib e ra l; o tro s, acon­ M e jo ró la a d m in istra ció n de la ju s tic ia , hum anizó las leyes, ab re vió los
sejados por sus m in is tro s , ta m b ié n se m o stra ro n p a rtid a rio s de los e n c ic lo ­ p ro c e d im ie n to s y ordenó co n tin u a r con la redacción de un código, que había
pedistas. Sin em bargo, ninguno de e llo s m o d ific ó las bases de su a b s o lu tis ­ in icia d o su padre. Este ú ltim o tra b a jo e ntró en vig e n cia en 1795.
mo, ni q u itó o m nip o te n cia al e x tra o rd in a rio poder de la realeza.
El d espotism o ilu s tra d o está d e fin id o en la sig u ie n te fra se , a trib u id a a En política exterior, intervino con éxito en la guerra de la Sucesión de Austria
Federico II de P rusia: “ Todo para e l pueblo, p e ro s in e l p u e b lo ". (donde anexó la Silesia), en la guerra de los Siete Años y en los repartos de
Con sum a habilidad, los m onarcas b e n e ficia ro n sus d o m in io s para con­
so lid a r su propia o m n ip o te n cia . No to le ra ro n la In tro m is ió n p opular en los
asuntos de gobierno; por eso, no co ncedieron lib e rta d e s p o lítica s.
Los más destacados déspotas ilu s tra d o s fu eron Federico II de Prusia,
C atalina II de Rusia, M aría Teresa de A u s tria y C arlos III de España.

Federico II
A F ederico G u ille rm o I sucedió en el tro n o de Prusia su h ijo Federico II,
que gobernó cuarenta y se is años (1740-1786).
Polonia Sus triunfos m ilitares lo hicieron famoso y Europa lo llamó Federico el
Grande, m erecido título, por cuanto transform o a Prusia en una gran potencia
continental.

C atalina II de Rusia
En 1762 ocupó el tro n o de Rusia el zar Pedro III, hom bre tím id o e igno­
rante casado con la princesa alem ana Sofía, quien al bautizarse según el rito
orto doxo to m ó el nom bre de C atalina. Esta, para adueñarse del poder, sublevo
el e ié rc ito v co nsig uió la abdicación de su m arido, que luego m u rió asesinado.
'cuándo ocupó el tro n o se hizo lla m a r C atalina II (1767-96). M u je r sin
escrúpulos m orales, de energía v a ro n il, pero in te lig e n te y v o lu n ta rio sa , go­
bernó con habilidad p o lític a y supo lle v a r a fe liz te rm in o el grandioso pro-
qram a de re fo rm a s in icia d o por Pedro el Grande. A m iga de filo s o fa s fra n ­
ceses y p a rtid a ria del m o vim ie n to ilu s tra d o , no ta rd ó en e xte n d e r su tam a

P° r E n ^ p o N t f c a in te rn a , C atalina II s im p lific ó la a d m in is tra c ió n del Estado


y d iv id ió el te r rito rio en 44 gobernaciones (gobernías), que, a su vez, se
subdividían en d is trito s . Ordenó la fun d a ció n de num erosas ciudades y con
in m ig ra n te s alem anes pobló las inm ensas llanuras de Ucrania.
M e jo ró la ju s tic ia y fu e to le ra n te en m a te ria re lig io s a .
Con el o b je to de re fo rm a r el g obierno de acuerdo con las nuevas
ideas ilu stra d a s, reunió una A sam blea con d iputados procedentes de toda
Rusia, pero no se lle g ó a nada p o s itiv o . Estas re fo rm as sólo se aplicaro n en los Estados puram ente austríacos,
Para d ifu n d ir la c u ltu ra e n tre el pueblo, fundó e s ta b le c im ie n to s de ense­ por cuanto Bohemia, H ungría, los Países Bajos y las posesiones en Italia
ñanza y p ro p ició las v is ita s de sabios e xtra n je ros. sig u ie ro n con sus organizaciones tra d icio n a le s.

José II

M aría Teresa de A ustria En 1765 M aría Teresa asoció al tro n o a José II, su h ijo p rim o g é n ito , quien
a la m u e rte de su madre gobernó A u s tria por espacio de diez años (1780-90).
Esta m u je r de dotes excepcionales, que ciñ ó la corona de A u s tria por nuevo soberano, que había sido educado de acuerdo con las ense­
espacio de cuarenta años (1740-1780), no pudo re a liza r un g o bierno p a c ific o ñanzas de los e n ciclo p e d ista s, im puso en sus do m in io s las norm as del
v se v io obligada a d e fe n d e r por las arm as la in te g rid a d de sus dom inios. d e sp o tism o ilu stra d o . A u to rita rio y a b so lu tista , u tiliz ó p ro ce d im ie n to s rápidos
Las luchas por la Sucesión y la G uerra de los S iete A ños, aunque le o casio­ y b ru ta le s que provocaron un v io le n to m o vim ie n to de op osición.
naron la pérdida de S ile sia , la congraciaron ante la o p inion de sus su b d ito s.
También in te rv in o en los re p a rto s de Polonia.
Reformas de José II
La em peratriz era una m ujer de presencia agradable, valerosa y sincera. De
temperamento alegre, gustaba de la m úsica y de las fiestas. , Hl.n .ip hah i* f, ( SocÍ a,es' De,c lar.0 abolida la servidumbre, porque consideró que todos los
Afectuosa, sencilla y también piadosa, amo mucho a su esposo, el duque habitantes de sus dominios debían ser iguales ante la ley. Decretó la libertad
Francisco de Lorena, con quien tuvo trece hijos, cinco de ellos varones. de imprenta y permitió publicaciones opositoras a su gobierno.
Su gran enemigo, Federico II de Prusia, la ca lifico como una gran mujer, n a rin n i P°<l,!JCaSi: Pai!a u.n if'car sus dominios, dividió el te rrito rio en trece gober-
que hacía honor a su sexo y a su tro n o ” . D eclart v£n '.aS! ord.ene® de funcionarios que respondían al gobierno central,
ueciaro a Vtena capital única del Estado.
M aría Teresa tu vo com o o b je tiv o fundam ental de su p o lític a , u n ific a r la
a d m in istra ció n de todos sus Estados, pues era p a rtid a ria de la unidad m onár­ i d ^ i r 6,119'? 53* ’ EL m onarca era una persona devota, pero, dominado por las
quica Preocupóse por m e jo ra r la ju s tic ia y la hacienda publica, reorganizo laSrf«. P° Ca’ ? 'spus0 una serie de reformas destinadas a conseguir una
9 esia üa to lica som etida a su gobierno e independiente de la autoridad pontificia.
el e jé rc ito a im ita c ió n del prusiano, fo m e n tó la econom ía y p ro p ic io la d ifu ­
a „ J l l 7! 1 publicó el Edicto de Tolerancia, que aseguraba la libertad de culto
sión de la c y ltu ra . P antes y judíos. El rey no tardó en vio lar las disposiciones canónicas y
(e n tre ° e n a s H p H /n c 'fo fS-tCCln ,a ? anta Sede: suprim ió varias órdenes religiosas
' Una de sus hijas, María Antonieta, contrajo matrimonio con el delfín Luis, heredero del
trono de Francia. ¡•sksís s,ss',c.r,c°u,r,en,0s'co",isc4bi,n”!
238 239
Estas medidas, tendientes a form ar en Austria una Iglesia Católica nacional, fantasía en los adornos, con p ro fu sió n de d e ta lle s d e co ra tivo s y el gran
recibieron el nombre de Josefínísmo. . tam año de las obras.
Las reformas de José II debieron enfrentar gran resistencia religiosa y na­ D erivado del barroco fu e el rococó fra ncé s, que tuvo su apogeo durante
cional, especialm ente en los países no alemanes, como Hungría y Bélgica, cuyos el reinado de Luis XV.
habitantes respetaban sus sentimientos y tradiciones seculares. Estallaron insu­
rrecciones en esos territorios y el monarca, preocupado también por la amenaza b) La p in tu ra . Los a rtis ta s abandonaron los tem as m ito ló g ic o s y p re fie re n
del ejército prusiano, se vio obligado a revocar muchas de sus reformas. el co n ta cto con la naturaleza, para re p ro d u cir id ilio s p a sto rile s y escenas
galantes. En Francia se destacó el m agnífico A n to n io W atteau, que fu e un
exacto in té rp re te de la elegante sociedad de la época. En re tra to s al pastel
LOS ADELANTOS CULTURALES so b re sa lió Q u in tín de La Tour.
El afán de ilu s tra c ió n que ca ra cte rizó al s ig lo XVIII se e xte n d ió por
todo el c o n tin e n te y, a sem ejanza de las sociedades c ie n tífic a s creadas en
c) La e scu ltura. En este aspecto de las artes plá stica s d esco lla ro n vario s
la ce n tu ria a n te rio r, su rg ie ro n nuevos ce n tro s c u ltu ra le s : escuelas, acade­
franceses. M e ncionarem os a Houdon, fam oso por su busto de V o ltaíre y a
m ias la b o ra to rio s, m useos, o b se rva to rio s, etc. M erecen especial m ención la Pígalle, por sus m ausoleos.
S ociedad Real de C iencias, de B erlín (1700), y la A cadem ia de C iencias de
Rusia, fundada en 1724, en Petrogrado. d) La m úsica. El a rte de los sonidos alcanzó en el sig lo XVIII un nivel
D om inados por el e s p íritu fila n tró p ic o de la época, los gobernantes incom parable, por la ap arición de geniales m aestros que co ncibie ro n obras
crearon escuelas de p rim e ra enseñanza, destinadas a los niños de hum ilde in m o rta le s. A la vanguardia de la creación m usical fig u ra n los co m p o sito res
condición, al m ism o tie m p o que la Ig le sia — en los países c a tó lic o s desa­ Bach y M ozart.
rro lla b a gran a ctivid a d docente y establecía nuevas órdenes m onásticas para
oponerse a las d o ctrin a s ra c io n a lis ta s . ^ e) ¿as le tra s. Francia ocupa el p rim e r lugar en el m o vim ie n to lite ra rio
En España podem os c ita r al sacerdote y pedagogo San José de Lalasanz ael s ig lo X VIII, en especial por obra de los filó s o fo s p o lítico s, que u tiliza ro n
(1556-1648), fund a d o r de las Escuelas Pías, y en Francia a San Juan B a u tista la plum a para d ifu n d ir las nuevas ideas.
de La S alle (1651-1719), canónigo que creó el in s titu to de los H erm anos de la ^ género te a tra l contó con buen núm ero de adeptos, p a rticu la rm e n te
las Escuelas C ristia n a s. ia com edla, cuyos autores continuaron las d ire c tiv a s de M o lie re .
Con re sp e cto al d e s a rro llo a rtís tic o en el s ig lo X VIII, debem os c o n si­ El s e n tim ie n to am oroso, presentado con fin u ra y delicadeza tie n e su
derar la a rq u ite c tu ra , la p in tu ra , la e s cu ltu ra , la m úsica y las letras. m e jo r re p re se ntan te en M arívaux.
, 0 tr o a u to r m uy p opular fue Beaum archaís, cuyas dos com edias El
a) La a rq u ite c tu ra . El e s tilo pre d o m in a n te en el s ig lo que nos ocupa es rio n e ?, /a y Las bodas de Fi9aro in spiraron las óperas hom ónim as
el llam ado barroco, nacido en Ita lia y luego aplicado en toda Europa para ue Hossini y M ozart, respectivam ente.
la co n stru cció n de ig le sia s, palacios y e d ific io s p ú b lico s. Se ca ra cte riza por la rn n | n9*a te rra. el p e rio d ista D a nie l De Foe da origen a la novela m oderna
su fa m oso R obinson Crusoe, re la to im agin ario de adm irable realism o.

240
241
Los hermanos José y
LOS AVANCES CIENTIFICOS Y TECNICOS Esteban Montgolfier
se elevan en un globo
El aran m o v im ie n to id e o ló g ico del s ig lo XVIII se debió en gran Parte a aerostático. Observe la
los avances c ie n tífic o s y a las nuevas invenciones, que die ro n al hom bre gran cantidad de pú­
de esa época una gran confianza en el poder de la razón. . . . . blico que presencia el
Las ansias de progreso y el s e n tid o u tilita rio de la vida ya iniciados inusitado espectáculo,
en el s ig lo X VII— p e rm itie ro n una nueva o rie n ta c ió n de la cie n cia , la cual como también la ho­
guera destinada a ca­
avanzó no sólo p o r obra de pensadores y sabios aislados, sin o por la acción
lentar el aire y las
de grupos e sp e c ia lis ta s o e stu d io so s, reunidos en academ ias, in s titu to s y cuerdas que aseguran
c írcu lo s. , . , el artefacto. ( Graba­
A lgunos países organizaron e xp e d icio n e s de c a ra c te r c ie n tífic o , con el do de la época.)
o b je to de m ejo ra r los c o n o cim ie n to s que sobre las d is tin ta s ram as del saber
se tenían hasta esa época. , ^
El céle bre navegante in g lé s Jaim e Cook (1728-1779) e xp lo ro O ceania en
tre s e xpediciones sucesivas y el fra n cé s Luís B o u g a in v ille (1729-1811) e fe c­
tu ó un via je a lre d e d o r del mundo y luego e s c rib ió un ameno re la to . los gases en general y su em pleo com o fuerza m otriz. Hubo algunos in te n to s
La e xpedición c ie n tífic a de m ayor im p o rta n cia , enviada a esta parte para aprovechar el vap or com o energía, pero el m é rito de la invención c o rre s ­
del c o n tin e n te por la m arina m ilita r de España en el sig lo X VIII, fu e puesta ponde al francés D io n is io Papin, quien en 1690 ideó una m áquina que utilizab a
a las órdenes del ita lia n o A le ja n d ro M alaspína, quien al fre n te de dos naves el vapor de agua para e m pujar un ém bolo dentro de un c ilin d ro .
realizó e stu d io s c lim a to ló g ic o s , o ce anográficos, ge o lóg ico s, botánicos y
zoológicos (1789-94). Al calentar el agua, producía vapor y éste empujaba hacia arriba un émbolo.
Una vez enfriado, el vapor se condensaba y el émbolo retrocedía debido a la pre­
sión atmosférica.
A delantos de la física Aunque esta máquina carecía de caldera, pues el agua era calentada direc­
Desde el s ig lo XVII, los hom bres de c ie n cia habían m anifestado su in te ­ tamente debajo del cilindro, en ella encontram os el principio básico de la fuerza
motriz del vapor.
rés por el vu e lo y tra ta ro n de a ve rig u a r las razones — fis io ló g ic a s y m ecáni­
cas— p0 r las que las aves se sostenían en el espacio. Ingenieros inglese s em plearon el vapo r para accionar bom bas d e stin a ­
El p rim e r e p iso dio de im p o rta n cia en la h is to ria del vu e lo humano se das a desagotar ya cim ie n to s inundados; así, en 1698, Tomás Savery ideó uno
produce en se tie m b re de 1783, cuando los herm anos José y Esteban M o n t­ de e sto s aparatos, que llam ó am igo del m in e ro ” . Fue m ejorado por Tomás
g o lfie r h icie ro n e le va r un “ a e ró s ta to ” . N ewcom en.
El in g e nie ro escocés Jacobo W a tt (1736-1819) p e rfe ccio n ó la m áquina de
Estos hermanos — estudiosos, de la física— descubrieron que, aumentando
vapor, al cre a r la llam ada “ de doble a c c ió n ” porque el vapor entraba a lte rn a ­
la temperatura, dism inuía la densidad del aire.
Luego de algunos intentos previos, fabricaron la prim er* “ m ontgoltiera o tiv a m e n te en el c ilin d ro , m ediante un ju e g o exacto de vá lvula s y pistone s
gran esfera de tejido muy liviano, de doce metros de diámetro, que recibía aire
de p re cisió n .
caliente de un brasero colocado en una barquilla. La a p licación del vapor a la tra n s m is ió n de la energía tuvo im p o rta n te s
El 19 de setiembre de 1783, una oveja, un gallo y un pato recorrieron, vo­ consecuencias in d u s tria le s y desplazó gradualm ente a la rueda h id rá u lica y
lando en globo, una distancia de tres kilóm etros. al esfuerzo humano.
Poco más ta rd e — a m ediados de o ctu b re — el joven c ie n tífic o P ila tre de Con re sp e cto a la e le c tric id a d d ire m o s que, a com ienzos del sig lo XVII
R ozier se elevó en globo a v e in tic u a tro m e tro s y un mes después lo hizo un m edico inglés — llam ado Gray— descubrió que se producía por la fric c ió n
del v id rio o del am bar y que se podía tra n s m itir por cuerpos m etá lico s
sobre París, a m il m e tro s. El in ve n to no ta rd ó en p e rfe ccio n a rse y lo u tiliz ó que llam o c o n d u cto res .
el e jé rc ito fra n cé s en operaciones m ilita re s de re co n o cim ie n to , aunque más
Más tarde, los c ie n tífic o s construyeron ru d im e n taria s “ m áquinas rota-
tard e cayó en desuso.
La experie n cia de G uericke con los “ h e m is fe rio s de M agdeburgo "Kn f „ <LUe P ^ d u c ia n e le c tric id a d , la cual podía acum ularse en la llamada
de spe rtó el in te ré s por el e stu d io de la p resión, no sólo a tm o s fé ric a sin o de bote la de Leyden . En 1752, el e sta d ista norte am ericano B enjam ín F ranklin
ta b le c io que el relam pago y el rayo eran fenóm enos de la e le c tric id a d
a tm o sfé rica e inventó el pararrayos.
En 1780, el fís ic o y m édico ita lia n o Luís Galvani, observando las contrac-
i El alemán Otlo de Guericke (1602-1686) inventó la máquina neumática para hacer el vad o
y efectuó la experiencia de los “ hemisferios de Magdeburgo". En esta última ciudad y en el año
jones de los m úsculos de las ranas, lle g ó a im p o rta n te s conclusion es re la ti­
1654 ajustó dos hemisferios metálicos en cuyo interior había producido el vacío. Luego ató ocho vas a las c o rrie n te s n ervio sas e lé ctrica s.
caballos a cada uno de los hemisferios y los obligó a tirar en direcciones opuestas, pero no pu­ m o . ® tr0 ita lia J?0 ' A le ja n d ro Volta, de scub rió que la e le c tric id a d flu ía de un
dieron separarlos. Ante el asombro de los presentes, Guericke demostró que el fenómeno se debía
a la presión atmósferica externa ejercida sobre los hemisferios. Luego abrió una válvula, y al h r f r v f j / ° í r0 - Con d lsco ® de cobre y c in c ’ interca lad os con trozos de paño
introducirle aire se desprendieron de Inmediato. m edecido con agua y acido s u lfú ric o , co n stru yó una “ p ila ” , capaz de pro­

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d u c ir c o rrie n te constante, debido a los dos polos (c in c y cobre). En hom enaje
a este hom bre de cie n cia , se llam ó ‘ ‘v o ltio ” a la unidad de fuerza e le c tro ­ El e stu d io so fra n cé s Lagrange se destacó por sus tra b a jo s sobre cálculos
m otriz. algebra y a n a lisis. O tro c ie n tífic o , D 'A le m b e rt — au to r del D iscurso P relim in a r
En 1802, el in g lé s D avy — basado en la p ila de V o lta — lle g ó a o b te n e r de la E nciclopedia fra ncesa — ap licó la m atem ática a la dinám ica
el p rin c ip io de la ilu m in a c ió n de arco. También m erece c ita rs e el suizo Euler, quien realizó e stu d io s sobrp pl
a n a lis is m a te m ático .
La química
En la época m edieval, los a lq u im is ta s tra ta ro n de e s tu d ia r la com posición La m edicina
de los ele m ento s y de “ tra n s m u ta r” los m etales, es d e cir, tra n s fo rm a rlo s
en oro, el cual sim bolizaba la luz, el sol, la pote n cia creadora. La anatom ía y la fis io lo g ía sig u ie ro n los adelantos de las o tra s cie ncias
En las sie m p re fracasadas exp e rie n cia s de e sto s p rim itiv o s in v e s tig a ­ ya m encionadas.
dores, e ncontram os las bases lejanas de la té cn ica de co m b in a r ele m e n to s, Entre los avances más notables se cita n el e stu d io de los te jid o s orqá-
que hoy llam am os quím ica. m cos, el d e sc u b rim ie n to de la presión sanguínea, la a p licación de la autopsia
para m e jo ra r el c o n o cim ie n to de las enferm edades, el e stu d io de la quím ica
El alquim ista cum plía una especie de liturgia, dentro del sugestivo marco de la d ig e s tió n , etc. M “
del laboratorio. En ese lugar donde efectuaba sus experimentos había hornillos
donde sometía los metales a la acción del calor, alambiques para una rudim en­
Con re sp e cto a la vacuna a n tiv a rió lic a , se sabe que desde tie m p o atrás
taria destilación, recipiente destinados al “ fuego húm edo” (baño de María), etc. os m usulm anes la em pleaban com o m étodo p re ve n tivo co ntra la v iru e la
La p rim e ra a p licació n en O ccidente se debió a los e sfuerzos de alqunos
Se con sidera al sabio irlandés R oberto B oyle (1627-1691) com o el inicia-'
K e rM i r749T823)98nteS p u n ta n o s~ y en esPec¡al al m édico inglés Eduardo
do r de la m oderna quím ica. Rechazó las te o ría s de los a lq u im is ta s , de scu b rió
la in te rve n ció n del oxígeno en las co m b u stio n e s y señaló la d ife re n c ia que
e x iste e n tre una m ezcla y un com puesto.
En la segunda m itad del s ig lo X VIII, la quím ica hizo grandes progresos GUERRA DE LA SUCESION DE AUSTRIA (1740-48)
y se em ancipó de la a lq u im ia . El escocés José B lack d e scu b rió , al c a lcin a r En la p rim e ra m itad del sig lo X V III, A u s tria era un co n ju nto de reinos
una piedra caliza, un gas que lla m ó “ a ire f ijo " y que luego re c ib ió el nom bre y p rin cip a d o s, re unidos bajo la corona de ios Habsburgo. Esos do m in ios
de anhídrido carbónico. carecían de unidad geográfica, estaban habitados por pueblos p e rte n e cie n te s
El sabio in glé s E nrique C avendish (1731-1810) d e scu b rió la co m p o sició n a d is tin ta s razas y tem an ca p ita les y gob iernos propios. La obediencia al
del agua, e stu d ió el aire a tm o s fé ric o y las propiedades del hidrógeno. O tro e m perador re s id e n te en V iena— era el único vínculo que unía a esos
c ie n tífic o inglés, José P rie s tle y (1733-1-804) de scu b rió el oxígeno y e stu d ió d o m in io s heterogéneos.
el procescr de la re sp ira ció n veg e ta l.
La fig u ra más destacada de la quím íca en el s ig lo XVIII fu e el sabio
fran cés A n to n io L a vo isie r (1743-1794). Enunció la ley de la conservación de
la m ateria, la nom enclatura quím ica, d is tin g u ió con sus nom bres al oxígeno
y al hidrógeno, in ve n tó el ca lo rím e tro , etc. Fue a ju s tic ia d o en tie m p o s de la
R evolución Francesa.

Las ciencias naturales


El gran n a tu ra lis ta sueco C a rlo s Linneo (1707-1778) e s ta b le c ió la d iv is ió n
en tre s reinos: m in e ra l, anim al y v e g e ta l; que a su vez su b d iv id ió en clases,
géneros y especies. Inventó una c la s ific a c ió n b io ló g ica aún u tiliza d a , en que
cada planta o anim al es designado con dos nom bres c ie n tífic o s , según el
género y la especie (n o m e n cla tu ra b inaria).
El francés conde de B u ffo n (1709-1788) fu e el a u to r — con o tro s colabora­
dores— de una H is to ria N atural en num erosos tom os, que, si bien form an
un com pendio c ie n tífic o , se ocupa e sp e cialm e n te del hom bre y de los ani­
m ales.

La m atem ática
Esta ciencia hizo rápidos progresos. C ita re m o s al fra n cé s M onge, creador
de la geom etría d e s c rip tiv a y uno de los fundadores de la Escuela P olitécnica
de París.

244
A la m ue rte del em perador Leopoldo I (1705) ocupó el tro n o del Im perio pues co n so lid ó sus fro n te ra s en la S ile sia y d em ostró la p otencialid ad de su
austríaco su h ijo José I (1705-1711) y a é ste su cedió su herm ano C arlos VI e jé rc ito .
(1711-1740), am bos con hijas, pero sin descendencia m asculina. Leopoldo Por o tra parte, era v is ib le la h o s tilid a d e ntre Francia e In g la te rra , que
había p re v is to la c irc u n s ta n c ia y por te s ta m e n to del año 1703 dispuso que rivalizaban por sus co lo n ia s en la India y en A m é rica del N orte. Persistían
en ta l caso a la m ue rte de C arlos VI, debía c e ñ ir la corona la h ija p rim o ­ los m ism os m o tivo s que habían orig in a d o la lucha a n te rio r. Era in m inente,
génita de José I. Sin em bargo, C arlos VI m o d ific ó la vo luntad de su padre entonces, la in ic ia ció n de un nuevo c o n flic to bélico.
y por una ley solem ne, llam ada P ragm ática S anción (1713), pro cla m ó here­ M ed ia n te hábiles m anejos d ip lo m á tico s, M aría Teresa buscó aliados
dera a su h ija M aría Teresa. en toda Europa para e n fre n ta rlo s con tra Federico II. En 1756 el monarca
Cuando la nueva soberana ocupó el tro n o , tu vo que d e fe n d e r sus d e re ­ prusiano firm ó con Ing la te rra el Pacto de W hiteh all, por el que se co m prom e­
chos fre n te a la c o d icia de los que pretendían sus grandes d o m in io s. Esto tió a no luchar contra e lla y a defe n d e r el ele cto ra d o de H annover, posesión
m o tivó una guerra, en que A u s tria — más ta rd e con la ayuda de In g la te rra c o n tin e n ta l p e rte n e cie n te a Jorge II, el re y inglés.
y H olanda— e n fre n tó a Prusia, Francia, España y o tro s re in o s m enores. El tra ta d o alarm ó a Luis XV de Francia, quien — bajo la in flu e n c ia de
M adam e Pompadour— o lvid ó su enem istad hacia los Habsburgo y por un
La guerra
pacto firm a d o ese m ism o año en V ersalles, se a lió con A u s tria . En esta
En p rin c ip io , Federico II o fre c ió ayuda a M aría Teresa, pero e x ig ió en fo rm a , Prusia se unió con In g la te rra , y F rancia con A u s tria ; así quedaron
naqo la entrega de S ile sia , a c titu d que rechazó la joven reina; entonces el in v e rtid a s las alianzas de la G uerra de Sucesión.
p rim e ro fo rm ó una c o a lic ió n co n tra A u s tria , en la que entra ro n Francia y A causa de otra s negociaciones de M aría Teresa, el bloque franco-
a ustríaco co n tó con el apoyo de Rusia, Polonia, Sajonia, S uecia y casi todos
A l fre n te de su poderoso e jé rc ito , el a m b icio so F ederico II invadió la los p rin c ip e s alem anes.
S ile sia y se adueñó de ese te rrito rio .
E stim ulados por el é x ito in ic ia l, los o tro s coaligados se lanzaron a la
lucha Un e jé rc ito franco-bávaro p e n e tró por Bohemia y cerca de Viena se GUERRA DE LOS SIETE AÑOS (1756-1763)
d esvió para s itia r Praga. M aría Teresa aprovechó esa circ u n s ta n c ia fa vo ­
rable para s o lic ita r la ayuda de H ungría, cuyo g o bierno envió tro p a s que le Prusia estaba rodeada por enem igos, y Federico II, ante la certeza de que
p e rm itie ro n rechazar la invasión. se lo atacaría, d e cid ió fru s tra r esos planes.
La reina austríaca d e c id ió firm a r la paz con Federico II y por el Tratado
de B reslau (1742) le cedió la S ile s ia ; luego to m ó la o fe n siva co n tra Francia Com unicó al em bajador inglés sus proyectos de atacar a Austria antes de
a primavera. Como su interlocutor le sugirió los peligros de la empresa, Federico
y consiguió que sus e fe c tiv o s ocuparan Baviera y A lsa cia . Por esas épocas, le replico con energía: “ Miradme, señor; ¿qué veis en mi rostro? ¿Parece estar
Ing la te rra y Holanda, te m e ro sa s del poderío prusiano, se declararon aliadas riecha mi nariz para re cib ir papirotazos?. ¡No, por Dios, no los su friré !” Lueqo
de A u s tria . , „ , , , dirigiéndose hacia un cuadro de María Teresa, agregó: “ Esta señora quiere la
M ie n tra s ta n to , Federico II en te ró se de que M aría Teresa buscaba despo­ la tendrá. No puedo hacer sino anticiparm e a mis enemigos. M is tropas
ja rlo de S ilesia, por lo que d e cid ió in te rv e n ir nuevam ente en la lucha. Un están preparadas y debo intentar rom per esta conjuración antes que se haqa
e jé rc ito prusiano invadió el te r rito rio de Bohemia, atacó la ciudad de Praga demasiado poderosa” .
y redujo su g ua rn ició n . A n te nuevas v ic to ria s m ilita re s de F ederico, la reina
í ” oto ñ o de 1756, sin previa d ecla ra ció n de guerra, el e jé rc ito prusiano
M aría se v io obligada a firm a r con ese soberano la Paz de D resde (1745),
invadió Sajonia y ocupó el te rrito rio ; luego pen etró en Bohem ia, pero fue
que ra tific ó lo re s u e lto en el Tratado de Breslau. En esta fo rm a , el rey de
vencido por los austríacos y entonces se vio obligado a abandonar ese país.
Prusia abandonó por segunda vez a sus aliados.
A le n ta d o s por el é x ito , los enem igos de Prusia lanzaron sus e jé rc ito s
Los francese s p ro sig u ie ro n la g uerra y, al mando del m ariscal M a u ricio
para d e s tru irla ; sin em bargo, F ederico de m o stró su genio m ilita r y superó
de Sajorna, in va d ie ro n los Países Bajos austríacos y ve n cie ro n a los anglo-
la c ritic a s itu a ció n con dos b rilla n te s v ic to ria s . La prim e ra en Rossbach
holandeses en la b atalla de F ontenoy (1745).
(noviem bre de 1757) sobre un poderoso e jé rc ito fra n cé s que avanzaba por
Cansados de ta n ta s luchas, lo s b e lig e ra n te s d e cid ie ro n poner fin a las
e rrito rio sajón, y la segunda fre n te a los austríacos en Leuthen (S ile sia )
h o stilid a d e s y en o ctu b re de 1748 firm a ro n la Paz de A quisgrán. Este tra ta d o en d ic ie m b re de ese año.
con pocas excepciones— re s ta b le c ió la s itu a ció n im perante antes de la
P a rtir 1758 V’ hasta el fin d e las h o stilid a d e s, Federico — atacado
guerra. . aesde v a rio s fre n te s — debió adoptar una tá c tic a de fensiva, que le re su ltó
La P ragm ática Sanción fu e aceptada y M aría Teresa reconocida com o costosa y llena de p e lig ro s.
heredera de A u s tria . Prusia m antuvo la S ile sia , In g la te rra s ig u ió dueña de
los m ares y Francia — la más p e rju d ica d a — no pudo sacar provechos de sus rus(?s unieron sus fuerzas con los austríacos y am bos e jé rc ito s
I7 s m ah " / . e y Prusiano e n K une rsdorf, cerca de F ra n c fo rt (agosto de
triu n fo s en los Países Bajos y d e b ió d e vo lve r sus conquistas.
AM| s u fr'° el m aS grave revés de su vida m ilita r. Sin em barqo, los
Reversión de las alianzas ría n r f n° .®uPie ron aprovechar ese triu n fo , porque estaban agotados y care­
n a d k'unidad de m ando; dem oraron en avanzar, e rro r que u tiliz ó Federico
La Paz de A q u isg rán no s o lu cio n ó la te n sió n europea y dejó en pie graves
a u s tr ía c o s ^ SÜS Z3S y o b te n e r- al año sig u ie n te , dos triu n fo s sobre los
problem as p o lític o s . Prusia tra n s fo rm ó s e en la p rin cip a l enem iga de A u s tria ,

247
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El in g lé s R oberto C live atacó las posesiones francesas, logró un buen
triu n fo en P lassey (ju n io de 1757) y e xte ndió su dom inación p o r el va lle
in fe rio r del río Ganges. Desde ese m om ento, In g la te rra de sa lojó a Francia
de la India.

Fin de la G uerra de los Siete Años


En 1760 fa lle c ió Jorge II de In g la te rra y el nuevo g obierno aconsejó a
F ederico la cesación de la lucha, pero éste no aceptó. M ie n tra s, Francia
co n sig uió la alianza de España, pues los Borbones que gobernaban ambos
países firm a ro n el llam ado Pacto de F am ilia (agosto -de 1761).
Cuando la situ a ció n m ilita r de Federico se presentaba m uy desfavorable,
un hecho inesperado, la m uerte de Isabel (1762), la e m p e ra triz de Rusia, lo
salvó de una segura d errota. En e fe cto , el nuevo zar, Pedro III, descendiente
de alem anes, firm ó un tra ta d o de alianza con Federico y lo ayudó a recuperar
S ile sia . A n te los a co n te cim ie n to s, S uecia se re tiró de la lucha y A u s tria — ya
sin fuerzas— d e cid ió deponer las arm as. M aría Teresa firm ó la paz con
Federico, le re co noció la posesión de S ile sia y concedió a Prusia la je rarquía
de potencia europea.
Por el Tratado de París (1763) In glate rra y Francia pu sieron fin a la
G uerra de los S ie te A ños. La prim e ra re s u ltó m uy fa vorecid a porque Francia
le entre g ó el Canadá, la Lulsiana (hasta la o rilla izquierda del M is is ip í),
algunas isla s de las A n tilla s , buena parte del Senegal a frica n o y la India.
España recuperó La Habana (Cuba) y M a n ila (F ilip in a s), pero debió de­
vo lv e r a Portugal la C olo nia de l S acram ento (Río de la Plata) y e n tre g a r a
A l término de la sangrienta batalla de Leuthen (5 de diciembre de 1757) los austríacos
In g la te rra la Florida. En com pensación, Francia dio a España la Luisiana
se rinden ante el rey de Prusia Federico II.
o ccid e nta l, a p a rtir de la o rilla izquierda del M is is ip í.

POLONIA EN EL SIGLO XV III

Lucha entre Francia e Inglaterra A com ienzos del s ig lo XVI11, Polonia, ubicada en el n orte de Europa
— sobre el B á ltico — , era una am plia llanura lim ita d a po r Rusia, Turquía,
La región o ccid e nta l de A le m a n ia fu e la zona europea donde com batió A u s tria y Prusia. En esa ce n tu ria , la nación polaca había entra do en un
Francia contra In g la te rra . A unque los e jé rc ito s de la p rim e ra ocuparon período de rápida decadencia, m o tivo por el cual no pudo s u b s is tir a la
H annover, p o s te rio rm e n te fu e ro n desalojados por los ingleses, quienes man­ am bición de sus tre s poderosas ve cinas: Rusia, Prusia y A u s tria .
tu v ie ro n en su poder ese ducado, hasta el fin de la contienda. El te r rito rio polaco estaba habitado por pueblos p e rte n e cie n te s a d is tin ­
a) La guerra en Canadá. La lucha e n tre esas potencias re p e rcu tió tas razas y va riados credos: una m ayoría cató lica de polacos y lituanos,
luego alem anes (p ro te sta n te s), ruso s (orto doxos) y judíos.
en sus colonias de A m é ric a del N o rte , te r rito rio que se tra n s fo rm ó en un
En el a specto p o lític o , el país era una m onarquía ele ctiva , pero en la
nuevo fre n te de batalla.
De acuerdo con las órdenes del m in is tro G u ille rm o P itt, los ingleses práctica, el rey carecía de autoridad, pues, al su b ir al tro n o , los nobles le
hacían ju ra r los Pacta conventa, co n tra to que lim ita b a el poder del soberano.
d e cid ieron a rro ja r d e fin itiv a m e n te a los fra n ce se s del Canadá. In icia ro n una
ofensiva y en ju lio de 1758 se apoderaron de Luisburgo. Luego de una v ic to ­ A l lado del m onarca, gobernaban dos asam bleas: el Senado, form ado
riosa campaña, oblig a ro n al m arqués de M o n tca lm — general fra n cé s que Por los m agnates, y la Cámara de los N uncios, cuyos m iem bros pertenecían
a la nobleza m edia y a la plebe n o b ilia ria . Cada dos años, ambas Cám aras se
d irig ía las fuerzas canadienses— a replegarse hasta Quebec.
reunían para fo rm a r la D ieta.
El joven general in g lé s Jacobo W o lfe in ic ió el ataque co n tra Quebec,
pero las prim e ra s te n ta tiv a s re su lta ro n in fru c tu o s a s ; d e cid ió entonces un
asalto so rp re sivo . Se em barcó con su e jé rc ito s ig ilo sa m e n te , vadeó el San Guerra de la Sucesión de Polonia
Lorenzo, escaló la escarpada ladera y se p resentó ante el enem igo. En una
sangrienta batalla, los fra n ce se s fu e ro n derro ta d o s. M o n tca lm y W o lfe pe­ En 1733 fa lle c ió el re y A ug u sto II y dejó vacante la débil corona de
recieron . La inexpugnable Quebec cayó en poder de los ingleses (se tie m b re co lo n ia . Dos candidatos p re te n d ie ro n el tro n o : uno era A ugusto, h ijo del
de 1759). lia!? m onarca- 9 ue contaba con el apoyo de A u s tria y Rusia. El otro,
A l año sig u ie n te y después de valerosa defensa, se rin d ió la ciudad de ñamado E stanislao Leczinski, estaba apoyado por Francia, pues era suegro
M o n tre a l. En esta fo rm a , el Canadá fu e dom inado por In glaterra.

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La D ieta e lig ió a Leczinski, pero las tro p a s austro-rusas invadieron el a) Prim er reparto (1772). Federico II anexó la Prusia Oriental, Catalina II
te rrito rio e im pu sie ro n soberano al e le c to r de Sajorna, que to m ó el nom bre parte de la Rusia Blanca y María Teresa, la Gaiitzia. Todos estos territorios esta­
de A u g u sto III. , T , , ban poblados por unos cinco mílllones de habitantes.
A n te la situ a ció n planteada, Francia y España — unidas por el Tratado Ante la dura experiencia, los patriotas polacos reorganizaron el país y pro­
de El E scorial— acudieron en a u x ilio del destronado. mulgaron una nueva Constitución, que establecía un rey hereditario (no electivo).
En esta fo rm a se in ic ió la G uerra de la S ucesión de Polonia, c o n flic to que b) Segundo reparto (1793). La actitud de los patriotas provocó una nueva
duró cinco años y te rm in ó con la paz de V iena. El tra ta d o aseguró, el predo­ intervención extranjera, que redujo a un quinto el territorio polaco.
m inio austro-ruso sobre Polonia. E stanislao Leczinski re nunció a sus p re te n ­ Rusia se apropió de Ucrania y del resto de la Rusia Blanca. Por su parte
Prusia anexó la Gran Polonia (Posnania). Austria no participó.
siones al tro n o , pero re c ib ió la Lorena, ducado que a su m uerte debía ser
Ante la segunda dem arcación, las tropas polacas se sublevaron acaudilladas
anexado a Francia. por el patriota Tadeo Kosciusko y lograron algunas victorias. Pero el triunfo fue
A u g u sto III fu e reconocido p o r todas las potencias com o rey de Polonia. efímero y, finalm ente, cayeron vencidos por los coaligados.
c) Tercer reparto (1795). Acto seguido, Rusia, Prusia yAustria se apropiaron
Repartos de Polonia de la últim a parte del territorio.

En el s ig lo XVIII Polonia estaba condenada a desaparecer com o Estado Sin ninguna razón de ética o de derecho que legalizara el p ro ce d im ie n to ,
independiente, fre n te a la c o d icia de las potencias vecinas. A la fa lta de Polonia de jó de e x is tir com o Estado independiente. A tra vé s de los años!
unidad p o lítica , social y re lig io s a , se sumaba el e jé rc ito desm antelado sus h ijo s m a ntuvieron vivo el s e n tim ie n to de la nacionalidad y en 1918,
y la circu n sta n c ia de no poseer defensas natu ra le s en sus fro n te ra s . al té rm in o de la P rim era G uerra M undial, Polonia v o lv ió a s u rg ir com o nación
A u g u sto III fa lle c ió en 1763 y en su reem plazo la D ieta — presionada soberana.
por las tro p a s rusas— designó al p rín cip e P oniatow ski, fa v o rito de la zarina
LA REVOLUCION INDUSTRIAL INGLESA
C atalina II.
No tard aro n en p ro d u cirse va ria s c o n sp ira cio n e s, destinadas a e xp u lsar
al rey in tru so . A lg u n o s p a trio ta s polacos, de re lig ió n ca tó lic a , se agruparon Los progresos de la industria tex til
en la ciudad de Bar y fo rm a ro n una C onfederación, destinada a e lim in a r
el yugo extra n je ro . A m ediados del sig lo XVIII se in ic ió un im p o rta n te proceso económ ico
A n te el fo co de re s is te n c ia , los rusos invadieron el te r rito rio polaco y té c n ic o que se conoce con el nom bre de re vo lu ció n in d u s tria l inglesa, por
y sofocaron b ru ta lm e n te la in su rre cció n . Estos triu n fo s h icie ro n p e lig ra r el el país donde com enzaron esas tra n sfo rm a cio n e s. C om prendió la m ecaniza­
" e q u ilib rio euro p e o ” y amenazaron con desatar una guerra e n tre las grandes ción y a p lica ció n de la m áquina de vapor a la activid ad in d u s tria l, el naci­
potencias. A n te esta situ a c ió n y para afianzar una alianza duradera, Prusia, m ie n to y d e s a rro llo del siste m a fa b ril, la m ejora de los tra n s p o rte s y de las
Rusia y A u s tria acordaron re p a rtirs e Polonia. com unicaciones, el aum ento del capital en función del d e sa rro llo económ ico,
una m ayor p roducción de m aterias prim as y la necesidad de nuevos m ercados
Tres fueron los repartos: para u b ica r las m anufacturas.
quina, a la que llam ó “ m u ía ” , estira ba el h ilo , lo ponía te n so y lo retorcía
en una sola operación.
Si bien los adelantos m encionados habían aum entado la producción de
hilaza, la in d u s tria te x til algodonera no había solucionado o tro s problem as,
en especial la fa lta de te je d o re s. Estos — debido a su escaso núm ero—
cobraban m u y 'a lto s sala rio s.
Era necesaria una m áquina autom ática que reem plazara al te la r de
mano. En 1784, el reverendo Edmundo C a rtw rlg h t — en colaboración con un
c a rp in te ro y un h e rre ro — co n stru yó el p rim e r te la r m ecánico, que elevó
Edmundo Cartwright fue el inventor de un telar
diez veces la producción sobre el m anual. Por esa m ism a época, el vapor
mecánico accionado por la fuerza del agua. Este
mecanismo permitió producir gran cantidad de
s u s titu y ó a la rueda h id ráu lica.
hilos de algodón. El te la r de C a rtw rig h t fu e m ejorado paulatin am e nte y en el año 1813
funcionaban en Ing la te rra más de dos m il te la re s m ecánicos.
Gran im p o rtan cia re v is tió la a p lica ción del vapor com o fu e n te de energía
in d u s tria l. Debe recordarse en p rim e r té rm in o a Tomás N ew com en quien en
1712 in ve n tó una m áquina que u tiliz ó para e xtra e r agua en las m inas de
carbón inglesas. En 1770 Jacobo W a tt m e joró la a n te rio r y logró a p lica r la
fuerza del va p o r para m over m aquinarias fa b rile s . A ños más tarde, Jorge
Stephenson inventó la locom otora cuyo re su lta do fu e la inauguración del
p rim e r fe rro c a rril en 1825. La a p licació n a la navegación se debe al n o rte ­
am ericano R oberto F ulton, quien en 1807 re c o rrió la d ista n cia e ntre Nueva
Varios factores contribuyeron a que la revolución industrial se iniciara en York y A lb a n i con su nave " C le rm o n t” im pulsada con un m o to r a vapor que
Inglaterra. Entrado el siglo XVIII, este país inició una época de poderío y pros- movía una rueda de pala.
peridad luego de vencer a Francia en la guerra de los Siete Años. El gobierno
liberal aseguraba la paz interna y una estabilidad financiera al disponer la e lim i­
nación de grandes gastos innecesarios; además, el Parlamento había derogado Otros adelantos
leyes monopolistas que se oponían a la libre com petencia. Contaba con el sistema
- bancario mejor organizado de Europa y las ganancias obtenidas con el com ercio El em pleo de la m áquina de vapor p e rm itió el rápido d e s a rro llo de la in ­
de ultram ar podían invertirse en la economía interna. d u stria del h ie rro y de to dos sus derivados. A unque las hiladoras y te la re s
Si tenemos en cuenta que la revolución industrial se inició con la mecaniza­ h id rá u lico s se construían en su m ayor parte con madera, no sucedió lo
ción textil, hasta el clim a húmedo de las islas Británicas resultó beneficioso, pues m ism o con las m áquinas de vapor, que exigían o tro m a te ria l y tam bién o tro
los hilos no se cortaban cuando eran tejidos por las máquinas. tip o de he rra m ie ntas. Su consecuencia fu e un m arcado adelanto en la indus­
tria del h ie rro .
" Los adelantos de la té cn ica y las innovaciones m ecánicas fa vo re cie ron
El inglés Juan W ilkin so n — un fa b rica n te de cañones— se dedicó a la
la revolu ció n in d u s tria l, que en una p rim e ra época hizo sus m ayores p ro g re ­
co n stru cció n de barcos, puentes y m áquinas de vapor. Se afirm a que dispuso
sos en la fa b ric a c ió n de paños de algodón. En 1733, Juan Kay inventó la por te s ta m e n to que lo enterraran en un ataúd de h ie rro .
"lanzadera v o la n te " que se deslizaba sola a tra vé s del te jid o y reem plazaba O tro inglés, Enrique C ort, m ejoró la calidad del h ie rro fu n d id o e inventó
la mano del hom bre por un siste m a de co rde le s. Esta lanzadera, o especie un lam inador para o bte n e r dicho m etal en planchas. Todos estos avances
de aguja grande que conducía el h ilo , p e rm itió a un solo o brero te je r con ubicaron a In g la te rra al fre n te de la in d u stria m e ta lú rg ica del s ig lo X VIII.
m ayor rapidez el doble de te la . En a g ric u ltu ra , la im porta ncia a trib u id a a la riqueza de la tie rra por los
En 1767, Jaim e H argreaves, ante la gran demanda de la naciente indus­ filó s o fo s p o lític o s , hizo progresar los tra d ic io n a le s m étodos de c u ltiv o .
tria te x til, creó una m áquina para h ila r que llam ó ‘‘Jenny” (nom bre de la In glaterra, a im ita ció n de Holanda, im plan tó el sistem a del c u ltiv o m etódico,
esposa del in ve n to r). Era un m ecanism o capaz de m over ocho husos, aunque basado en la ro tu ra ció n profunda del suelo y en la siem bra m ecánica. Los
más tarde — al m e jo ra rla — pudo hacerlo con ochenta. m e jores pastos b e n eficiaron a los ganados, no sólo en cantidad sino en
A pesar de todo, la "J e n n y ” producía un hilado débil que no respondía calidad.
con e fica cia a c ie rto tip o de te jid o s . Unos dos años después, Ricardo Las vías de com unicación y los m edios de tra n s p o rte tam bién fu eron
A rk w rig h t co n stru yó una m áquina más p e rfeccionaa m ovida por la fuerza m ejorados.
h id rá u lica o por anim ales (caballos, vacas y hasta p e rros de Terranova).
No sólo producía un hilado fu e rte sin o que reem plazó d e fin itiv a m e n te al
obrero que em pujaba un pedal. Consecuencias
En 1779, o tro Inglés, Sam uel C rom pton, inventó una máquina que com ­
La re vo lu ció n in d u stria l inglesa p rod ujo la tra n sfo rm a ció n de una econo­
binaba las venta ja s del h ilo delgado (la "J e n n y ” de H argreaves) con el hilo
mía tra d ic io n a l agraria en una sociedad urbana basada en la tecnología de
fu e rte y el em pleo de la energía h id rá u lica o anim al (A rk w rig h t). Esta má-
las máquinas. Este im p o rta n te proceso no fo rm ó parte de un plan trazado

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253
Apenas fue coronada la reina, el hum ilde sacerdote logró conquistar la sim patía
con a n te rio rid a d sin o que fu e la re s u lta n te de la acción de muchas em presas de su com patriota, quien le nombró Cardenal y le confió la orientación de la
com e rcia le s, que com petían e n tre s í en busca de m e jo re s u tilid a d e s. política.
Las nuevas m áquinas para fa b ric a r paños de algodón d ie ro n orig e n al
s is te m a fa b ril, p o r .cuanto debido a su tam año y necesidad de fuerza m o triz, Una vez en el poder (1714), A lb e ro n i se preocupó por re sta u ra r la gran­
deb ieron in sta la rse en grandes ta lle re s . S urgió el c a p ita lis m o in d u s tria l en deza de España. In tro d u jo econom ías en la a d m in istra ció n , m ejo ró las fin a n ­
poder de una alta burguesía que era dueña de fá b ric a s , de ya c im ie n to s m i­ zas y apoyó las in d u stria s con la creación de varias m anufacturas reales.
neros y de fe rro c a rrile s . La antigua clase te rra te n ie n te fue desplazada por A estas fá b rica s — en espe cial de te la s — inco rp o ró hábiles o pe ra rio s ex­
los nuevos in d u s tria le s , que dom inaron los aspectos económ icos y co m e r­ tra n je ro s .
cia le s. Se in crem e n taro n las operaciones bancarias, fu e n ecesario o b te n e r Fom entó la a g ric u ltu ra , p ro te g ió el co m e rcio de las posesiones en
grandes cantidades de m a te ria s p rim a s y u b ica r m ercados para ve n d e r las A m é rica y co n sig uió aum entar los e fe c tiv o s m ilita re s y equipar una poderosa
m anufacturas. flo ta de guerra.
La co ncentra ció n de ob re ro s en las p ro xim id a d e s de las fá b rica s dio En p o lític a e x te rio r, A lb e ro n i se propuso recupe rar algunas posesiones
origen a un p ro le ta ria d o y a una c re c ie n te urbanización de la sociedad, al italianas, que España había perdid o po r la Paz de U tre c h t.1
e levarse el núm ero de personas que habitaban en las ciudades. Los bajos Con este o b je to co n q u istó Cerdeña y S ic ilia (1718), ataques que pro­
s alario s de los ob re ro s, las co n d icio n e s a que eran so m e tid o s en el tra b a jo vocaron la fo rm a ció n de una C uádruple A lianza co ntra España. Los países
y la desocupación provocaron p roblem as so cia le s que a d q u irie ro n gran im ­ coaligados (A u s tria , Francia, In g la te rra y Holanda) p ro dujeron la caída de
p ortancia en el s ig lo XIX. A lb e ro n i, pues e xig ie ro n su d e s tie rro com o co ndició n p re via a la firm a de
Tam bién el d e s a rro llo del m aqum ism o fa v o re c ió el aum ento de la pobla­ la paz (1720).
ción, pues los adelantos de la a g ric u ltu ra — debido a un m ayor re n d im ie n to
de la tie rra — m e joraron la calidad y variedad de los a lim e n to s. Luis I
En enero de 1724, Felipe V sintiéndose enfermo, abdicó la corona de España
en favor de su hijo prim ogénito, que ocupó el trono con el nombre de Luis I.
LOS BORBONES EN ESPAÑA Este era un joven de dieciséis años, que sólo fue rey por ocho meses, pues falleció
en agosto de ese año. Por su edad, gustaba abandonar el palacio para corretear
En el s ig lo XVIII la din a stía de los Borbones com enzó a re in a r en España,
por las huertas, hurtar frutas y arrojarlas a los desprevenidos transeúntes.
con el a d ve nim ie n to de F e lip e V. Hasta esa época, habían ocupado el tro n o Felipe V volvió a ceñir la corona, pero nunca mejoró de la hipocondría que
los Habsburgo y por causa de e sto , la p o lític a española estuvo ligada a la padecía.
Casa de A u s tria . A l p ro d u cirse el cam bio d in á s tic o , va ria ro n los' lazos de
parentesco y los reyes de España quedaron vin cu la d o s con los de Francia. Felipe V im puso un régim en centralizado, c o n tro ló a las p ro vin cia s por
Los m onarcas Borbones se preocuparon por re m e d ia r la n o to ria deca­ m edio de in te n d ente s, s u p rim ió las asam bleas populares o C ortes y co n fió
dencia de España, c o rrig ie ro n los d e fe c to s que padecía el gobierno, im p u l­ la d ire c c ió n de los asuntos de Estado a sus m in is tro s , e ntre los que desco lló
saron el progreso m a te ria l y ayudaron al d e s e n v o lv im ie n to c ie n tífic o y José Patiño, que co ntinuó la obra inicia da por A lb e ro n i.
lite ra rio . El m onarca español buscó el apoyo de Francia y firm ó con esa nación
los p rim e ro s P actos de Fam ilia. Por el p rim e ro de esos tra ta d o s (1733).
España p a rtic ip ó en la guerra de Sucesión de Polonia, al té rm in o de la
F elipe V (1700-1746) cual el in fa n te D on C arlos to m ó posesión del re in o de las Dos S ic ilia s
Este monarca era un hom bre de m e d io cre s condiciones, indeciso, tím id o (N ápoles y S ic ilia ).
y obstinado. A lg o to rp e de in te lig e n c ia , sie m p re debió c o n fia r a un fa v o rito Por causa del segundo Pacto de Fam ilia (1743), España in te rv in o en la
los asuntos de gobierno. guerra de la S ucesión de A u s tria . No había conclu ido esta ú ltim a lucha,
A poco de ocupar el tro n o , co n tra jo m a trim o n io con M aría Luisa de cuando fa lle c ió Felipe V y dejó com o heredero a su h ijo Fernando.
Saboya, quien dio a luz los in fa n te s Luis y Fernando. En 1714 el rey enviudó
y casó nuevam ente con la p rincesa ita lia n a Isa b e l Farnesio, heredera del
ducado de Parma. Con esta segunda esposa, tu vo c in co h ijo s, dos de e llo s Fernando V I (1746-1759)
varones: C arlos y Felipe. El segundo de los Borbones fu e un personaje m ediocre, de te m p e ra ­
Felipe V no ta rd ó en se r dom inado p o r la nueva reina y ésta, que era m ento m e la n có lico y de p rim id o . Casóse con la infan ta portuguesa Doña
una m u je r am biciosa, pero sin habilidad p o lític a , c o n fió el g o b iern o de España Bárbara de Braganza, m u je r in te lig e n te que no tardó en d om ina rlo. Este ma-
a su co nse jero, el abate ita lia n o J u lio A lb e ro n i.
Alberoni (1664-1752) nació en Plasencia y, por su hum ilde origen, se vio
obligado a ejercer variados oficios. Inteligente y hábil, abrazó sin mayor vocación 1 Alberoni procedía en esta forma para satisfacer las ambiciones de Isabel Farnesio. Esta
la carrera eclesiástica y luego — en razón de sus dotes personales— fue agente sabía que la sucesión de la corona española estaba asegurada por los descendientes del primer
diplom ático de los Farnesio. matrimonio de Felipe V; por eso pretendió para sus hijos Carlos y Felipe la posesión de esos
Encontrándose en España, concertó el m atrim onio de Felipe V con Isabel. territorio en Italia.

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de Fam ilia, alianza defen siva que le o bligó a em prender dos guerras, cuyos
re su lta d o s le fueron de sfavorab les.'
Carlos III era un hombre de buen carácter, recto en sus procederes, enérgico
y también prudente. Tenía experiencia en las tareas de goberno, pues había ocu­
pado durante veintisiete años el trono de Nápoles.
Desde un principio se propuso trabajar para el engrandecim iento de España
y en esta obra progresiva fue secundado por inteligentes m inistros.

Los m inistros de Carlos III


El nuevo m onarca lleg ó a España acompañado por algunos de sus colabo­
radores de Nápoles, e n tre e llo s los ita lia n o s Jerónim o G rim a ld l y el m arqués
de Esquilache.
Carlos III confió a Esquilache el m inisterio de Hacienda. Aunque el marqués
propició varias reformas relativas a la urbanización de Madrid, equivocó su política
económ ica y produjo un alza indebida en el precio de los artículos de prim era
necesidad. Además, dictó im populares medidas referentes a la indum entaria y
prohibió el uso de la capa larga y el sombrero de alas anchas.
En marzo de 1766, el pueblo m adrileño se sublevó contra Esquilache, quien
se vio obligado a em barcar rumbo a Nápoles, después de un sangriento motín.

Tres m in is tro s españoles fueron los más destacados colaboradores de


El rey Felipe V de España, deta- Fernando VI de España fue un hom- Carlos III, detalle de un cuuu
lie de un retrato obra del pintor t)re de mediocre inteligencia, cuyo obra del pintor Antonio Men¡ C arlos III: los condes de Aranda, de F loridablanca y de Campomanes.
Van Loo. mayor mérito residió en haber de- Este monarca reformador adi
Pedro Antonio Abarca de Bolea, conde de Aranda. Partidario de las ideas
jado gobernar a los más capaces. tió las ideas de los filósofos
enciclopedistas y dotado de inflexible carácter, ejerció poderosa influencia en los
Sufrió trastornos mentales en los berales en lo político y religu
últimos años de su vida. destinos de España.
Amigo de Voltaire y Gran Maestre de la Masonería española puso todo su
empeño en subordinar la Iglesia al poder del Estado. Tomó diversas medidas,
trim o n io sin h ijo s y sin am biciones, in ic ió un período de paz y absoluta
entre ellas la expulsión de los sacerdotes jesuítas.
neu tra lida d fre n te a las exig e ncia s de Francia e In g la te rra , que deseaban la
José Moñino, conde de Floridablanca. Este hábil legista y buen conocedor de
in te rve n ció n española en sus luchas europeas.
los problem as económ icos, propició la colonización de varias regiones de España,
En este reinado se destacaron los m in is tro s José de C arvajal y el creó fábricas, compañías de com ercio, etc.
m arqués de la Ensenada. Excelentes gobernadores, m ejoraron las finanzas,
Pedro Rodríguez, conde de Campomanes. Abogado de prestigio, consagróse
fom en taro n la a g ric u ltu ra , c o n stru ye ro n nuevas vías de com unicación, dieron a los estudios jurídicos, económ icos y literarios.
im pulso a la enseñanza en general y p ro p icia ro n la co n stru cció n de barcos.
Fundó sociedades económicas, fom entó la agricultura y propició el surgi­
Para d e lim ita r las a trib u c io n e s e c le s iá s tic a s y c iv ile s , el m onarca firm ó miento industrial y la libertad de comercio.
con la Santa Sede un C oncordato (1753], Contribuyó con Aranda a la expulsión de los jesuítas.
Fernando VI fa lle c ió a los 46 años.

CARLOS III (1759-1788) Y SUS M IN ISTR O S


Las reform as
D esaparecido Fernando VI, el tro n o co rre sp o nd ió a su herm ano C arlos
A tra vé s de v e in tin u e ve años de reinado, C arlos III — ayudado eficaz­
quien a la sazón era rey de las Dos S ic ilia s . Después de abdicar a esa
m ente por sus in te lig e n te s colaboradores— im plantó una s e rie de reform as
corona, llegó a España a fin e s de 1759 y subió al poder con el nom bre de
C arlos III. que abarcaron todos los aspectos de la a ctivida d e h icie ro n de su gobierno
Más capaz que los a n te rio re s Borbones, este soberano fue p a rtid a rio de el más b rilla n te de los que e je rcie ra n los Borbones españoles.
las ideas lib e ra le s predicadas por los filó s o fo s fra n ce se s; por causa de sus Podemos re s u m ir sus in ic ia tiv a s de la sig u ie n te m anera:
refo rm a s — en las que colaboraron hábiles m in is tro s — está considerado
com o uno de los más re p re s e n ta tiv o s déspotas ilu stra d o s.
A unque am ante de la paz, C arlos III no pudo c o n tin u a r la p o lítica
e x te rio r de n e u tra lid a d in icia d a por su antecesor, y tu vo que d e fe n d e r sus
dom inios en A m é rica co n tra la am bición de Inglaterra. Por tal causa, en 1 Fueron la Guerra de los Siete Años (ya estudiada) y la Guerra de la Independencia de los
agosto de 1761 firm ó con Francia y los Borbones de Ita lia el te rc e r Pacto Estados Unidos, que veremos.

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a) E c o n ó m ic a s . Para fa v o re c e r el d e s a rro llo de la a g ric u ltu ra , co m e r­ ilustrad a: cafés y salones. Los grandes pensadores del
cio , in d u stria y tam bién de la educación, fu e ro n creadas las sociedades de siglo XVIII. Montesquieu y El espíritu de las Leyes. Voltaire
A m ig o s d e l país. Estas ju n ta s populares d irig ie ro n sus e sfuerzos para lo g ra r y sus Cartas Filosóficas. Rousseau y El Contrato Social.
la po tencialida d económ ica de España. Los economistas. Los fisiócratas: Quesnay y Gournay. Los
C arlos III preocupóse p o r la a g ric u ltu ra y tra tó de e xte n d e r las su p e r­ liberales: Adam Smith. Los enciclopedistas: Diderot y
fic ie s cultivadas. Con este o b je to fu e n ecesario p o b lar d ive rsa s localidades D’Alembert.
y d is trib u ir parcelas.
El g obierno p ro te g ió las activid a de s ganaderas, pero im p id ió los p riv i­ El despotismo La monarquía absoluta y las ¡deas liberales. Federico II de
legios de la M e s ta .' Para o to rg a r c ré d ito s y re s o lv e r problem as de índole ilustrado. Prusia: obra de gobierno. Catalina II de Rusia: política
económ ica, fu e creado el Banco In d u s tria l de San C arlos. interna. María Teresa de Austria: obietivo de su reinado.
El e stím u lo a la In d u stria y a la in ic ia tiv a privada hizo s u rg ir num erosas José II: sus reform as sociales, políticas y religiosas. El
fá b rica s de tap ice s, te la s fin a s, c ris ta le s , porcelanas, som breros, etc. Edicto de Tolerancia.
La obra e d ilic ia fu e uno de los rasgos más destacados de ese período.
M adrid quedó e m b e lle cid a con una s e rie de herm osos e d ific io s : el M useo Los adelantos El afán de ilustración. El espíritu filantrópico de la época.
del Prado, el Jardín B otánico, el A rc o de T riu n fo (en la c a lle A lc a lá ), etc. culturales. A cción de la Iglesia: Calasanz y La Salle.
Fueron co n stru id o s v a rio s canales para regar las regiones cu ltiva d as, num e­ La arquitectura: el barroco y el rococó. La pintura: Watteau
rosos cam inos y puentes. y La Tour. La escultura: Houdon y Pigalíe. La m úsica: Bach
El m onarca preocupóse p o r el c o m e rcio e x te rio r y tra tó de e n co n tra r y Mozart. Las letras: Marivaux, Beaumarchais y De Foe.
nuevos m ercados para c o lo ca r los pro d u cto s del país.
Avances científicos La nueva orientación de la ciencia. Adelantos de la fisica :
y técnicos. los hermanos M ontgolfier, Papin, Savery, Newcomen y Watt.
b ) Sociales. D ictó leyes que re g lam entaron el tra b a jo de las m ujeres La electricid ad : Franklin, Galvani, Volta y Davy.
y m ejo ró la co n d ició n social de las clases más necesitadas, a las que e xim ió La quím ica: Boyle, Black, Cavendish, Priestley y Lavoisier.
del im pue sto sobre los granos. Las ciencias naturales: Linneo y Buffon. La m atem àtica:
D ecretó la leva de los vagabundos, oblig á n d o lo s a Incorporarse al e jé r­ Lagrange, D’Alem bert y Euler.
c ito ; e fe ctu ó un censo de población, etc. La m edicina: Jenner.

c ) C ulturales. M e jo ró la enseñanza en to d o s los aspectos, a b rió num e­ Guerra de la Sucesión La Pragmática Sanción. Federico II y la ocupación de Si­
rosas escuelas y se cu la rizó algunas escuelas re lig io s a s . R eglam entó los de Austria. lesia. El Tratado de Breslau y la paz de Dresde, Batalla de
lib ro s que debían u tiliz a rs e com o te x to s , nom bró in sp e cto re s para c o n tro la r Fontenoy. La paz de Aquisgrán. Reversión de las alianzas.
las tareas educativas y p ro h ib ió la enseñanza m ixta. A dem ás, m o d ific ó los El pacto de Whitehail.
program as u n iv e rs ita rio s y designó las a utoridades de esas casas de e studio.
C reó A cadem ias (de M a te m á tica , M e d icin a y Ju risp ru d e n cia ), la b o ra to rio s
ob se rva to rio s a stro n ó m icos, etc. Guerra de Federico II de Prusia: victorias en Rossbach y Leuthen.
los Siete Años. Batalla de Kunersdorf.
Lucha entre Francia e Inglaterra. Repercusión en las co lo ­
nias de Am érica del Norte. La guerra en Canadá. La lucha
en Luisburgo y en Quebec. La guerra en la India: batalla de
Plassey.
Guía de repaso Fin de la Guerra. El Tratado de París.

Polonia en Pueblos que habitaban ei territorio. La m onarquía electiva:


el siglo XVIII. los Pacta conventa. Guerra de la Sucesión de Polonia. Lec-
zinski destronado por Augusto III. Repartos de Polonia. La
Confederación de Bar. Prusia, Rusia y Austria se apoderan
Las nuevas ideas. de Polonia.
Principios que caracterizaban el Antiguo Régimen: p o líti­
cos, sociales, religiosos y económicos. La fe en la razón hu­
mana. La ilustración. Los filósofos políticos. Los econo­ La revolución Las transformaciones de este im portante proceso. Adelan­
mistas. industrial inglesa. tos de la técnica y las invenciones mec¿nicas. Los progre­
Origen de las nuevas ideas. Aspiraciones políticas de la sos en la fabricación de paños de algodón. Kay, Hargreaves,
burguesía. Doctrinas de Locke. Primera etapa de la filosofía Arkw rigth, Crompton y Cartwright. A plicación del vapor
como fuente de energía industrial: Newcomen, Watt, Ste-
phenson y Fulton.
Otros adelantos: industria del hierro, W ilkinson y Cort. Los
1 Asociación de ganaderos.
progresos de la agricultura.

258
259
Consecuencias de la revolución in du strial: la transform a­ industrial inglesa. 34. ¿Cuáles fueron los adelantos mecánicos en
ción de la econom ia agraria. Surgim iento del capitalism o la fabricación de paños de algodón? 35. ¿Quiénes se destacaron
industrial. Origen del proletariado industriai. Aumento de la en la aplicación del vapor com o fuente de energía? 36. ¿Qué otros
población.
adelantos recuerda? 37. ¿Cuáles fueron las consecuencias de la
revolución industrial inglesa? 38. ¿Qué características ofreció el
Los Borbones Felipe V. Isabel Farnesio. Julio A lberoni. Obra de gobierno
gobierno de los Borbones en España? 39. Resuma el reinado de
en España. Los Pactos de Familia. Fernando VI. Bárbara de Braganza.
Los m inistros Carvajal y el marqués de la Ensenada. Obra Felipe V. 40. ¿Qué puede decir con respecto a Fernando VI?
de gobierno. Concordato con la Santa Sede. 41. ¿Cóm o gobernó Carlos III? 42. ¿Quiénes fueron sus principa­
les colaboradores? 43. ¿Cóm o pueden agruparse las reformas?
Carlos III El tercer Pacto de Familia. Los condes de Aranda, de Flo-
y sus m inistros. ridablanca y de Campomanes. Reformas económ icas: de­
sarrollo de la agricultura, industria y com ercio. Reformas
sociales y culturales.
Actividades Prácticas

• M en cion a r los prin cip ios fu n d a m en ta les de las n u eva s ideas.


• S in tetizar p o r m ed io de cuadros sin ópticos, la obra de gobiern o rea li­
—Cuestionario------------------------------- ---------------------------
zada por los prin cipales déspotas ilustrados.
• H a cer una lista, ordenada cron ológ ica m en te, con los prin cipales
1. ¿Qué principios caracterizaron al Antiguo Régim en? 2. ¿Qué a delantos de la rev olu ción industrial inglesa.
acontecimiento se produjo en la segunda mitad del siglo XVIII • R esum ir las reform a s de g ob iern o efectu a d a s bajo ?l reinado de
en Europa? 3. ¿Qué sabe con respecto a las nuevas ideas y la Carlos III.
Ilustración? 4. ¿Dónde surgieron las nuevas ideas liberales? 5.
¿Qué escribió Montesquieu? 6'. ¿Qué puede decir sobre Voltaire?
7. ¿Dónde expuso sus doctrinas políticas Rousseau? 8. ¿Cóm o se
pueden agrupar los economistas partidarios de las nuevas ideas?
9. ¿A qué se llamó la Enciclopedia? 10. ¿Qué caracterizó al des­ Lectura
potismo ilustrado? 11. ¿Cóm o gobernó Federico II de Prusia? 12.
¿Qué sabe con respecto a Catalina II de Rusia? 13. ¿Qué objetivos L a R e v o lu ció n Industrial
siguió en su política la reina María Teresa de Austria? 14. ¿Quién
le sucedió en el trono? 15. ¿Qué nuevos centros culturales sur­
gieron en el siglo X V III? 16. ¿Cuál fue la acción educativa de la Inglaterra se convirtió en un país del continente. H olan da, limitada
Iglesia? 17. ¿Cuáles fueron los estilos arquitectónicos predom i­ de vanguardia industrial en el siglo por la Ley de navegación, tenía un
XVIII. Aunque Francia tenía un po­ mercado propio demasiado reducido
nantes? 18. ¿Quiénes se destacaron en la pintura, la escultura, deroso gobierno central, no logró in­ para servir de base a una industria,
la música y las letras? 19. ¿Qué adelantos experimentó la física? tegrar una industria con los gremios y por otra parte, no podía florecer
20. ¿Cuáles fueron los avances de la electricidad? 21. ¿En qué decadentes de a rtesan os. Colbert, la industria en una Alemania divi­
Turgot y otros ministros interesados dida. La “industria francesa autosu-
forma adelantó la química? 22. ¿Q u’ énes se destacaron en las ficiente” artificial creada por Napo­
en este problema no consiguieron el
ciencias naturales y en la matemática? 23. ¿Qué causas m oti­ respaldo financiero suficiente en los león fracasó, pero la libre empresa,
varon la Guerra de la Sucesión de Austria? 24. Resuma la lucha círculos industriales de la clase me­ estimulada por el apoyo real, triun­
hasta la paz de Aquisgrán. 25.- ¿Por qué se produjo la reversión dia, los cuales temían que el gobier­ fó en Inglaterra y en los Estados
no tratara de controlar la industria. Unidos, cuya voz empezaba ahora a
de las alianzas? 26. ¿Cómo se inició la Guerra de los Siete Años? resonar en el concierto europeo.
Napoleón, por conducto de Chaptal,
27. ¿Qué combates libró Federico II de Prusia? 28. ¿Qué episodios La posición prominente de Ingla­
estableció una especie de industria
se destacan de la guerra entre Francia e Inglaterra? 29. ¿Qué dis­ francesa, pero esta creación atrave­ terra durante este período se debe
puso el tratado de París? 30. ¿Qué sabe de Polonia a comienzos só una grave crisis después de la a la afortunada combinación de mu­
caída del emperador, pues gran par­ chos factores. Gracias al progreso de
del siglo X V III? 31. ¿Cómo se inició la Guerra de la Sucesión la higiene se registró un descenso
te de su prosperidad dependía real­
de Polonia? 32. ¿En qué forma Polonia dejó de existir com o Esta­ mente del éxito del bloqueo inglés continuo de la mortalidad durante
do independiente? 33. Explique qué se entiende por revolución

261
260
el siglo, coincidiendo con una cons­
tante elevación del coeficente de na­ fÍ1RoPr?P° - CÍ0nó la iniciativa para
talidad y con la intervención de tra- la Revolución Industrial. Conformé
F ^ ° re? Pr°cedentes de Irlanda y el trabajo se dividía y especializad
Escocía. La industria, antes concen­ mas, prosperaban muchos Svenfos
trada esencialmente al sur y al este La nueva ciencia y la idea de pro
de Inglaterra, era todavía rural y greso echaron raíces en una gran
pf ° P°co a Poco se des- todnV,de lndlV]duos reclutados® de
a hacia el norte, hasta las Mid- todos los grupos sociales, e in iciaro n
e ^ frS -mas aIIá/ La situación era una sen e de cam bios especialm ente
extraordinariamente apropiada para perceptibles a p a rtir de 1760. L a rica
p ro visió n de genios técnicos y de
eiHa ° rganiiZaCDn de la industria exi-
nor dfvprc Revolución Industrial in ven to res disponible en In g la te rra
férninü r • razones económicas y y Esco cia fue tam bién un fa cto r im
ecnicas. La: industria empezó a des­ in d u stria l?” ^ cam biante estructura
prenderse de las grandes ciudades
MphV c° nt.ro1. P ú b l i c o más estricto. Lo s grandes acontecim ientos aup
lntegración de su im­
perio colonial, Inglaterra se había l r l ^ T ? n 6ste P e río d o son el p ro !
greso de la m e talu rg ia del h ie rro la
enriquecido y no solamente disponía p o lu c ió n de la m áquina de vap o r
de excelentes fuentes de muchos e l em pleo generalizado del carbón
productos básicos para su nueva in­ de p ied ra en lu g a r de la m adera ¿
dustria, sino que había constituido nacim iento de la qu ím ica in d u s trié
cana^ nna mercante Perfectamente
v pynnrt manejar sus importaciones m ecánica n t° de la in d u stria
Durante todo el si-
f un Hnn HUS? ^ .caPital abundante Forbes, R. J.

tante v l f / ntereS bajo’ muy ^ons- H i s t o r i a de l a t é c n i c a .


rníi m L * ■ í;r5aJSe Pud0 obtener LA POLITICA BORBONICA EN A M E R IC A
con mas facilidad a medida que
progresaron los cercados de tierras México, 1958.
de pastos comunes. La multitud de El despotism o ilustrado y sus reform as
granjeros pobres y de advenedizos
que llegaron a las ciudades resulta * ,Franc,:a V Holanda no C am bios de im porta ncia se p ro dujeron en la organización p o lític a y ad­
dfobra V 6nte fundante de mano pudieron alcanzar el desarrollo in­ m in is tra tiv a de las Indias, luego que la dinastía borbónica ocupó el tro n o
de obra. Y una también abundante dustrial ingles?
provisión de capital unida a un ex! de España. A n te la decadencia de la ce n tu ria a n te rio r, los nuevos m onarcas
* ¿ Í í »,qUt s.f dT
ebi° la posición pro- — asesorados por in te le c tu a le s renovadores— aplica ron los p rin c ip io s del
celente sistema bancario proporcio- mínente de Inglaterra?
d e sp o tism o ilu s tra d o . Este cam bio fu e v is ib le a tra vé s de una p o lític a abso­
c e s i i ^ 0 qUe l0S ind-triales ne- & r ia le s ? aPOVO
* C° n t a r o n lo s in - lu tis ta , de un n o to rio c e n tra lis m o y de m edidas co ntra el poder de la Iglesia.
La gran clase interesada en la C arlos III (1759-1788) fu e el más destacado rey de la nueva dinastía y un
ciencia, y en contacto constante con ’ ro n ÍsT eT erío t?nt° S CaraCteriza' a u té n tico re p re se nta n te del d e sp o tism o ilu stra d o .
Com o p rim e ra m edida fu e n ecesario ro b u ste ce r la autoridad del m onar­
ca y entonces con sideraron — com o Luis XIV— que el poder les llegaba d i­
re cta m e n te de D ios y no por in te rm e d io del pueblo. En el aspecto re lig io s o
se a p licó el re g a lism o para ubica r a la Iglesia debajo del poder ab soluto del
rey. A unque no se m o d ific ó la organización tra d icio n a l del Estado, fu e con­
solidada la unidad en base a un m arcado ce n tra lis m o y hasta las posesiones
en A m é rica , llam adas “ re in o s ” dura nte largos años, fu eron designadas — con
un p ro p ó s ito de subordinación a la C orona— con la palabra “ d o m in io s ” .
Fueron aum entadas las a trib u cio n e s del C onsejo de C a stilla , cuyo p re s i­
d ente era el fu n cio n a rio español más Im p ortante después del rey. Para los
asuntos am ericanos se e sta b le ció en 1717 la S ecretaría de Indias, organism o
que acaparó variadas funciones y, en consecuencia, d ism in u yó las cum plidas
hasta entonces por el C onsejo de Indias y la Casa de C on tra tación , esta
ú ltim a trasladada a Cádiz.
En el orden económ ico se o to rgó gran im porta ncia al d e sa rro llo de la
a g ric u ltu ra y de la In d u stria y se crearon las “ Sociedades am igos del p a ís”
262
263
cuyo o b je to era im p u lsa r las tareas agrícolas, descuidadas desde el s ig lo F U N D A C IO N D E L V I R R E I N A T O D E L R IO D E L A P L A T A
a n te rio r. R ecibieron gran apoyo las cie n cia s, las a rte s y se fo m e n tó la prác­
tic a de los o fic io s . A unque la m inoría ilu stra d a que ocupaba el g obierno no Las causas de su creación
sim patizaba con el pueblo in c u lto , su rg ió — sin em bargo— el p ro p ó sito de
in s tru irlo y educarlo. M ie n tra s gobernaron en la península los soberanos de la casa de A us­
tria só lo hubo en A m é rica dos v irre in a to s : el de Nueva España (M e xico ),
El nuevo ord e n a m ie n to a d m in is tra tiv o im plantado por los borbones en
España tam bién m o tivó Im p o rta n te s re fo rm a s en los te rrito rio s de A m é rica
Cre^ Los6 B o rto n e s p ro c e d ie ro n 6a ^ S u b d iv is ió n del te r rito rio am ericano y
en gran p arte para p ro te g e rlo s de las am biciones expansivas portuguesas y
crearon d ^s nuevos v ^ re in a to s , el de Nueva Granada (1718) y el del Río de
b ritá n ica s. En 1718 se creó el v irre in a to de Nueva Granada y en 1776 el del
.R' ° d(¡ la Pl. f a ' en .176£ se e s ta b le ció la C apitanía G eneral de Cuba y en 19 P Laacíe a ció n del v irre in a to del Río de la Plata respondió al plan de re fo r­
1777 la de Venezuela. En el año 1782, C arlos III im p la n tó en el Río de la
mas trazado por los reyes Borbones — p a rticu la rm e n te C arlos III dest
Plata el regim en de Intendencias, que luego fu e exte n d id o a o tro s d o m in io s
amerrcanos. nado a m e jo ra r los te rrito rio s de u ltra m a r con una nueva organización admi-

^ D ^ v e rs a s ^ a z o n e s , ta n to externas com o intern as, c o n stitu ye n las causas


Expulsión de los jesuítas de la creación del v irre in a to del Río de la Plata. Podemos re su m irla s de la
El d espotism o ilu s tra d o que había re c ib id o la in flu e n c ia de las nuevas sig u ie n te m anera:
ideas, sostenía el deísm o en m a te ria re lig io s a . Creía en la e xiste n cia de
Dios com o au to r de la naturaleza, pero sin a d m itir re ve la ció n ni c u lto e x te r­ 1) Externas
no. C onsideraba a la Iglesia ca tó lica com o riva l poderosa, defensora de tra d i­
a) El p e lig ro portugués. Las cu estione s de lím ite s con Portugal por la
ciones que era necesario s u p rim ir. La Compañía de Jesús representaba en
aquella época el poder de la Iglesia, esto e xp lica la p ersecución que se posesión de la C olonia del S acram ento habían a l z a d o las Pr° P ° rcl0pne|
de una qrave amenaza para los d om inios hispanos del Rio de la Plata. Para
em p re ndió con tra esta O rden, en d ive rso s países de Europa 1 En A m é rica
te rm in a r con la expansión te rrito ria l del enem igo, el rey C arlos III d e p u s o
se acuso a los re lig io s o s de q u e re r fu n d a r un im p e ria lis m o te o c rá tic o v de
c o n s titu ir una amenaza co n tra el poder del Estado. te o c rá tic o y de je ra rq u iz a r la gobernación de Buenos A ire s y tra n s fo rm a rla en v irre in a to .

~ i • - 2J ^i6 ™ rzo de 1 7 6 7 - C arlos III firm ó el d e cre to que ordenaba la p x b) A m enaza e xtra n je ra co n tra la Patagonia. Ingleses yr fra n ce se s m ero­
a U I'R e a 1 ecédiiJf3SUIf S ^ España.y A m é ric a: Por una pragm ática que sig u ió deaban por las costa s patagónicas, m uy aptas para ias actividades pj3S^*®
fd L H ,o C e d u f.3 ' el. m°n a rca ordenaba la creación de Juntas de Tempora­ ras- además, navios de esas naciones habían i n t e n t a d o ocupar !as islas
lida des para a d m in is tra r los bienes que poseían los re lig io s o s v cnvn M alvinas. La v ig ila n c ia de esas desoladas regiones no podía hacerse ¿esde
produ cto se destinaba a obras de cu ltu ra y beneficencia. Lima y tam poco las autoridades españolas de Buenos A ire s contaban con
m in is tro Aranda com unicó a los gobernadores del Nuevo M undo m edios adecuados.

desa,oíó a 108
1790 que reproduce el grabado.
a v a W o s 'a d m ln fs tra d o re s ^ ^ q u e ^ e ^ ic fe ra n ^ a ra o 'd e ^ '^ " ' f mlS'° neS
f f i w r s r °s ^ ~ as? s s zl

í a S S s S " * ”- »
S M S S d ± T ¿ s S S s ss1- ^ ^

porque estos M é llalo .™ ,d0Ctrinas p a l i s t a s consideraron a los jesuitaé como enemigos,


’ esios religiosos eran defensores del poder pontificio.

264
Fn p I Río de la Plata se su cedieron d o ce virreyes, si con tam os también
2) Internas al último! F ra n cisco J a vie r de Ello, nombrado en 1811 y cuya ju n r i.c c .6 n se
limitó s ó lo a M ontevideo.
a) La gran e xte n sió n te r rito ria l y e l aum ento de la población. Los te r r i­
to rio s que luego fo rm a ro n el v irre in a to del Río de la Plata — hasta su crea:
ción d ependientes del Perú— com prendían las gobernaciones de Buenos Pedro de C e v a llo s .(1776-78)
A ire s (con la Patagonia), Paraguay, Tucumán y C uyo (separada de la C apita­ a npsar de su breve actuación al frente del gobierno, se d esta có por
nía G eneral de C h ile ); además, Potosí, Charcas, Cochabam ba y La Paz. Estos
inm ensos te rrito rio s c o n s titu y e n hoy la R epública A rg e n tin a , Uruguay, Para­ 5“ ß b Ä ae Ä novi e m b r e t e
guay, B o livia y Río Grande (B ra sil).
La enorm e e xte n sió n hizo ne ce sa rio e s ta b le c e r una autoridad propia,
que gobernara inde pe n d ie n te del v irre y del Perú. Por o tra parte, Buenos
r a *
sig u ie n te d ispuso b e n e fic ia r a Buenos A ire s con el com erc.o lib re .
A ire s y la zona rib e re ñ a había du p lica d o la población en un lapso de tre in ta
años.
Juan José de V é rtiz y Salcedo (1778-84)
b) La e vo lu ció n económ ica. Con el aum ento de la población se produjo
en Buenos A ire s un in cre m e n to económ ico, b e n e ficia d o por las fra n q u ic ia s Puso en v ig e n cia el reglam en to del co m e rcio lib re y la Real Ordenanza
que concedían esp o rádicam ente los reyes Borbones.
de T r . 1 z enS q ” J S T S d a s que c o n trib u ye ro n e m e jo ra r el es-
Se elevaron los índices de la e x p o rta ció n de cueros y su rg ie ro n esta­
b le cim ie n to s de stin a d o s a sa la r la carne; la e volución ta m b ié n se exte n d ió rio Riipnnq A ire s v el b ie n e sta r de sus habitantes. Ordeno el empe
a otra s ciudades. drado de dos ca lles y la co n stru cció n de aceras, e sta b le ció el alum brado
Era evidente que la d ire c c ió n po lítica -e co n ó m ica se o rie n ta b a en el públrco con ve la s de sebo y aceite, m ejoró las costum bre s y p e rsig u ió el
sig lo XVIII hacia Buenos A ire s , ubicada en s itu a ció n de p riv ile g io para el
co m e rcio con Europa. Esta p rosperidad económ ica aseguró la creación del jU69 En m a te ria c u ltu ra l ab rió el C olegio de San C arlos e hizo traer a Buenos
v irre in a to , pero ta m b ié n levantó m uchas p ro te s ta s en Lima, cuyos co m e r­ A ire s la im p re n ta de C órdoba, que había p e rtene cido a los je su íta s.
ciantes veían lesionados sus in te re se s.

c) In s u fic ie n c ia a d m in is tra tiv a . La gran e xte n sió n te rrito ria l y las d ifi­
cultades de las com u n ica cio n e s causaban s e rio s p e rju ic io s a las a c tiv id a ­
des a d m in is tra tiv a s , p a rtic u la rm e n te ju d ic ia le s .
El v irre y del Perú estaba radicado en Lima, y la A u d ie n c ia en Charcas;
po r o tra parte, C uyo estaba separado de C hile por el im ponente m acizo
andino. Esto fa vo re c ió la in e rcia de la ju s tic ia , por cuanto debían acatarse
los fa llo s de los m a gistrados m enores — ge n e ra lm e n te incapaces— cuyas
se n tencias eran p rá ctica m e n te im p o s ib le s de apelar.

El virrein ato provisional


D ebido al c o n flic to con Portugal y ante las n o tic ia s a larm antes p ro ce ­
dentes de Buenos A ire s , el m onarca español creó p ro v is io n a lm e n te — 1 de
agosto de 1776— el v irre in a to del Río de la Plata y designó en el cargo a
don Pedro de C e va llo s, quien antes había sid o gobernador de las citadas
pro vin cia s.
Zarpó de Cádiz en no vie m b re de ese año, al fre n te de una poderosa
arm ada de c ie n to d ie c is é is em barcaciones y unos nueve m il hom bres. Luego
de desalojar a los p ortugueses de la Banda O rie n ta l, C evallos se tra sla d ó a
Buenos A ire s para to m a r posesión de su cargo.

LOS VIRREYES DEL RIO DE LA PLATA


En octu b re de 1777, el rey C arlos III dio c a rá c te r estable al v irre in a to y
nom bró titu la r a V é rtiz, quien c u m p lió destacada labor.

266
5° = a . ? C orrección" para albergar mujeres de mala conducta y la tra c ió n te r rito ria l de las posesiones en A m é rica . Los v irre in a to s , goberna­
Casa de ninos expositos , destinada al alojam iento de menores abandonados ciones y capitanías generales m antuvieron su tra d icio n a l fu n cio n a m ie n to ,
En una modesta construcción con techo de paja estableció el prim er teatro a lterado só lo p o r los nuevos lím ite s y ju ris d ic c io n e s .
que llam ó Casa de Comedias” . ’ En las p o s trim e ría s del sig lo XVIII se creó en el R.o de la Plata — por
vez p rim e ra en A m é rica — el régim en de intendencias, in s titu c ió n que tra n s ­
Fundó el trib u n a l del “ P ro to m e d lc a to " destin a d o a c o n tro la r el e je rc ic io
fo rm ó ra d ica lm e n te la v ie ja e stru c tu ra y s irv ió para u n ifo rm a r la a d m in is­
a?*. nme' C' na; er) m a te r'a n iilita r, reorganizó el e jé rc ito y envió tro p a s al tra c ió n hasta ese m om ento com plicada por el excesivo poder de las auto­
A m a rú ™ ' 0Car *a su b levac'ón de indígenas acaudilladas por Tupac ridades re s id e n te s y la le n titu d e in e fica cia de su fu n cio n a m ie n to .
El sistema de las Intendencias tuvo su origen en Francia y fue im plantado por
Sucesores de V értiz Richelieu para dism inuir el poder de la nobleza y consolidar el absolutism o del
monarca.
Nicolás de l Campo, marqués de Loreto (1784-89) En 1718, el rey Felipe V lo im planto en España.
Este virrey fue un hombre correcto y honrado, aunque poco innovador Se El 28 de enero de 1782, C arlos III, siguie ndo con la co stu m b re de tra s ­
preocupo por m oralizar la adm inistración y vigiló estrictam ente a los funcionarios. p la n ta r a A m é ric a los organism os m e tro p o litan o s, d ic tó la Real Ordenanza
Nicolás de Arredondo (1789-95) para el establecimiento e instrucción de intendentes de ejército y provincia,
M eritorio y honorable, tomó medidas que beneficiaron el virreinato, en especial código de d o scie nto s se te n ta y seis a rtíc u lo s que reglam entaba las a trib u ­
en el orden económ ico; por su instancia el rey accedió a crear el Consulado de ciones de los nuevos fu n cio n a rio s.
Buenos Aires. Dos causas' p rin cip a le s In flu ye ro n para que el m onarca im p lan tara el
régim en de inte n de ncias en el Río de la Plata: a) la necesidad de no cen|
Pedro Meló de Portugal y Vilien a (1795-97)
tra liz a r en el v irre y la sum a de las a trib u cio n e s, y b) d e b ilita r el poder local
_ Continuó discretam ente la labor de su antecesor y no se destacó en sus dos
anos de gobierno. de los cabildos.

Antonio Olaguer Feliú (1797-99)


Los gobernadores intendentes
Entre sus escasas medidas de gobierno pueden citarse algunas franquicias
com erciales, concedidas para m ejorar la situación de los habitantes de Buenos Los v irre in a to s y capitanías generales quedaron su b d ivid id o s en grandes
Aires y la vig ila ncia del orden interno, por tem or a levantamientos de extranjeros. p ro vin cia s llam adas intendencias, a cuyo fre n te se hallaban los goberna­
dores intendentes, fu n c io n a rio s nom brados d ire cta m e nte por el rey.
G abriel Avilés y de l Fierro (1799-1801)
Duraban cin co años en el cargo y al té rm in o de su m andato debían
M ejoró las condiciones de vida en el virreinato, apoyó las fundaciones de so m e te rse a ju ic io de reside ncia. No obstante su aparente c a rá cte r fis c a l y
pueblos y adm inistró honestamente los caudales públicos. Bajo su gobierno se
fin a n c ie ro , s u s titu y e ro n a los gobernadores, a los adelantados y en algunos
produjeron adelantos culturales, como la Inauguración de la Escuela de Náutica v
la aparición del periódico "E l Telégrafo M ercantil” . casos a los co rre g id o re s, con todas sus facultades.
Su mando com prendía las s ig u ie n te s a trib u cio n e s gube rn ativas:
Joaquín del Pino (1801-04)
v irro in t» ^ CUc ° deJ a correcta m archa de la adm inistración y de la economía del 1? Justicia. Debía v e la r por la buena marcha de la m ism a y el rápido
oLn Ti ; Fon*6 "*® 'a educación y las labores intelectuales; tam bién prosiguió
despacho de los procesos. Se ocupaba de las causas c iv ile s y c rim in a le s,
adelanto edificio, pues durante su gobierno se inauguró La Recova (en la
actual Plaza de Mayo), y la Plaza de Toros (en el Retiro). las que eran apelables ante la A u d ie n cia ; en estas fu n cio n e s — que q u ita ­
ban fa cu lta d e s ju d ic ia le s a los cabildos— estaba asesorado p or un te n ie n te
Rafael de Sobremonte (1804-07)
letrado.
■i Preocupóse por solucionar los problem as económicos que afectaban a los
los ¡n d ío T ' c ° 0S preclos de ,os artícul°s Y trató de m ejorar la situación de 2? Hacienda. Debía p e rc ib ir los Im puestos y c o n ta b iliza r los ingresos
p ú b lico s y las inve rsio n e s. Intervenía tam b ién en el régim en fin a n c ie ro de
ta m h ifn £¡®f,c'? nt® actuación de Sobremonte durante las invasiones inglesas, como los ca b ild o s, lo que provocó num erosos c o n flic to s .
i ?s virreinatos de sus sucesores: Santiago de Liniers (1807-1809) Baltasar
Hidalgo de Cisneros (1809-10) y Francisco Javier de Ello (1810-11) se’ estudian
más adelante, vinculados con los acontecim ientos posteriores 3? Guerra. Estaba encargado del albergue, m a n te n im ie n to y ve stu a rio
de la tro p a ; sin em bargo, el mando de las fuerzas m ilita re s era p riv a tiv o
del v irre y .

La Real Ordenanza de Intendentes 4? Policía Debía asegurar el orden p ú blico, la v ig ila n c ia de los cam inos
y la lim pieza de la ciudad. Estaba obligado a le van tar — asesorado por es­
Las reform as im plantadas por los Borbones, si bien h ic ie ro n s e n tir con p e cia lista s— mapas to p o g rá fico s de su pro vin cia , con indica cion es de m on­
rapidez sus e fe c to s en el orden económ ico, tard a ro n en v a ria r la adm inis- tañas, bosques, ríos y lagunas.

268 269
6? In te n d e n cia de Cochabamba. En la región com prendida e n tre la co r­
d ille ra de los Andes y la llanura de Santa Cruz.
7? In te n d e n cia de Charcas. La de m e nor e xten sión, e n tre el Pilcom ayo
y el río Grande.
8? In te n d e n cia de Potosí. C om prendía la parte su r del a ltip la n o , con
salida al P acífico.

Parte del te r rito rio co rre sp o nd ie n te a la Intendencia de La Paz fu e d e sin ­


tegrado en 1784, para fo rm a r una nueva intend encia: la de Puno, que en
1796 pasó a fo rm a r parte del v irre in a to del Perú.
Las p ro v in c ia s subordinadas eran: M oxos y C h iq u ito s, en B olivia; M o n ­
te vid e o (Banda O rie n ta l) y las M is io n e s , en dicho te r rito rio guaraní.

PERFIL SO CIAL, EC O N O M IC O Y CULTURAL


DE A M E R IC A H ISP A N IC A

La sociedad en los territo rio s indianos


Las re s tric c io n e s para que las m uje re s so lte ra s viajaran a A m é rica
fa v o re c ie ro n la fu s ió n de razas y ta n to los inm igrados com o los indígenas
llegaron a m ezclarse en elevada p ro porción , o rigin ando nuevos tip o s e tn o ­
ló g ico s. La raza blanca de los con quistad ore s se unió a la aborigen y más
ta rd e con la negra, lo que o rig in ó gran variedad de cruzas.
Desde el punto de v is ta é tn ico , la sociedad del período h ispánico esta­
ba form ada por blancos, indígenas y negros. Los blancos com prendían los
españoles, los c rio llo s y los e xtran jeros.

a) Los españoles. Los pe ninsulare s que pasaron al Nuevo M undo co n se r­


varon los ca ra cte re s p ro pio s de su e s tirp e . A m b icio so s y arrogantes,
Jurisdicciones te rrito riale s en el Río de la Plata apegados a .s u tie rra natal, m an tuvieron su fe re lig io s a y su c a rá cte r
arrogante. Se consideraban s u p e rio re s ,a sus iguales am ericanos — los
c rio llo s — quienes no podían c o m p a rtir sus p riv ile g io s por el solo hecho
o c H o ^ n tÄ « S Ä S S del Rí° de h « de haber nacido en este c o n tin e n te . Los españoles ocuparon los más
a lto s cargos del gobierno y las p rin cip a le s fu n cio n e s públicas.
A ire s , el U tora ” " toda l a ^ t a g o n i a ^ P o r ^ f m n " 0^ ,a p ro vin cia de Buenos

Ä r ' 788- en ■>-ei ^ • « r s . r s f t b) Los c rio llo s . H ijos de padres españoles, pero nacidos en A m é rica , eran
in te lig e n te s , am bicioso s, a ltiv o s y lib e ra le s. Los c rio llo s veían con h o s ti­
lidad a los p eninsulares y los ca lifica b a n en fo rm a desp e ctiva : en M é ­
x ic o los llam aban “ g ach upin es” , en Perú, “ ch apeto nes” , en C hile, “ go­
d o s” , e tcé te ra .
Tucumán/c”a te m á ? c ís a ° tf y^jiijuÿ™ ™ ” ' ComPrendía Santiago del Estero,
c) Los indios. A s í fu e ro n llam ados los na turales de A m é rica sin m ezcla de
paragóa'yó“ " 6" 8 /’S , W ' U‘>fca‘,a «> • ' este dol aotoal territorio sangre europea. De acuerdo con el derecho caste lla no eran considera­
dos hom bres lib re s , pero en el orden de su a d o ctrin a m ie n to estaban
Las sig u ie n te s eran del A lto Perú:
equiparados a personas que necesitaban de p ro te cció n legal.
Para fa c ilita r la obra colonizadora, la Corona im p la n tó el tra b a jo
» /« e „d e „c ,a de La P e , Limitada entre los Andes y el Lago Titicaca.
o b lig a to rio de los indígenas por m edio del siste m a de la encom ienda.
270
271
que en la p rá ctica d io origen a m uchos excesos por parte de los es­
sig u ie ro n ve n ce r las trabas so ciales y c o n tra e r m a trim o n io con fig u ra s
pañoles.1
de la rancia a risto cra cia .
d) Los m estizos. Los españoles del período v irre in a l se alarm aron ante la
gran cantidad de m estizos — h ijo s de blanco e india— que eran hábiles c) Los esclavos. Esta clase s e rvil estaba integrada por negros, m ulatos y
jin e te s y se destacaban por su arrogancia y fa lta de e scrúpulos. P re firie ­ zam bos.1 Sus in te g ra n te s carecían de derechos y tenían a su cargo las
ron abandonar las ciudades, donde se les censuraba su m e stiza je (p ro ­ tareas más pesadas. R esignados con su d estino, som etían su existe n cia
ducto de uniones ile g a le s) y se in te rn a ron en las campañas. En p rin c ip io a la volu n ta d de sus patronos. En el Río de la Plata re cib ie ro n un tra to
estos cam pesinos fu e ro n llam ados — en zonas rio p la te n s e s — gauderios h u m a n ita rio e inte g ra ron el núcleo fa m ilia r.
y más ta rd e, gauchos.

e) Los negros. La necesidad de reem plazar a los indígenas que no respon­


La econom ía de A m érica hispánica
dían a Jos tra b a jo s rudos, in ic ió la tra ta o c o m e rcio de negros tra íd o s
del A fric a por tra fic a n te s Ingleses, portugueses y fra n ce se s. Vendidos a) R e p a rtim ie n to de tie rra s . Desde un com ienzo, la Corona a u torizó a los
com o escla vo s en A m é rica , re c ib ie ro n — por c o n s titu ir un ele m e n to co­ A délantados y luego a otras auto ridad es resid entes en A m é rica a repar­
m e rcia l— m e jo r tra to que los indígenas. t i r tie rra s y solares. Según las Ordenanzas de Población, correspondía al
fu n d a d o r de una ciudad d iv id ir las tie rra s para uso de los habitantes
f) Los e xtra n je ros. Los m onarcas españoles tra ta ro n de im p e d ir la lib re (el e jid o ), los lo te s reservados para el pastoreo (las dehesas) y para el
entrada de e xtra n je ro s a sus dom inos de u ltra m a r. Procedían en esta C abildo (lo s p ro pio s). Las tie rra s pertenecían al m onarca y la propiedad
fo rm a , según p rin c ip io s p o lític o s y re lig io s o s com unes a la época. A Individual estaba m uy re strin g id a .
pesar de lo que establecían las leyes v ig e n te s, buen núm ero de p o rtu ­
gueses, ingleses, fra n ce se s, ita lia n o s y ju d ío s se radicaron en A m é rica b) La m in e ría En p rin c ip io , los ya cim ie n to s m ineros fu e ro n considerados
para e je rc e r variados o fic io s : s a stre s, zapateros, c a rp in te ro s , p la te ro s, com o una regalía, es d e cir, p a trim o n io exclu sivo del soberano, pero más
etcétera. tarde se dio p a rticip a ció n en las ganancias a los p a rticu la re s.
El aspecto d om inante de la sociedad de A m é ric a hispánica fu e la des­ Los v irre y e s fueron autorizados a d ic ta r ordenanzas sobre el laboreo
igualdad. La población se agrupaba en tre s cla se s: la a ris to c ra c ia , la plebe y aprovecham iento de las m inas. Había tre s sistem as de explotación :
y tos esclavos, separadas por d ife re n c ia s de n a cim ie n to y de alcurnia. por concesión re a l en que un p a rtic u la r ficm aba co n tra to con la Corona;
el a rrie n d o que com enzó a a plica rse a m ediados del s ig lo XVIII y co n sis­
a) La a risto cra cia . Representada e sp e cialm e n te por españoles poseedores tía en arrendar la e xplo tación a g re m io s m ineros y el asiento , que se
de títu lo s n o b ilia rio s y de fo rtu n a . Esta “ a ris to c ra c ia o fic ia l” centralizaba adjudicaba en subasta al m e jo r p ostor.
honores, p reem in e n cia s y cargos p ú b lico s. P ro p ie ta rio s de cam pos y de El oro y la plata fu eron los m etales más codiciados por los espa­
ganados, m iraban hacia España y estaban ausentes de la realidad del ñoles. R ecordem os que el inca A tahualpa debió e ntreg ar a modo de re s­
v irre in a to .
cate una enorm e cantidad de oro y que la ciudad de Potosí — actual
E xistía una nobleza c rio lla form ada por los d escendientes de los B o livia — levantada ju n to a uno de los m ayores ya cim ie n to s de plata,
con quistad ore s, la cual era subestim ada por los p eninsulares, quienes contó con una población de 160.000 habitantes a m ediados delsig lo XVII,
los m iraban con desconfianza y recelo. pero e n tró en decadencia al agotarse el m etal.
b) La plebe. Formada por blancos de baja e s tirp e , m estizos y m ulatos. Ejer­ c) La a g ric u ltu ra y la ganadería. Los españoles aportaron nuevos p ro ce d i­
cían o fic io s m anuales y se dedicaban a labores h u m ild e s: peones, labra­ m ie n to s sobre irrig a ció n y fe rtiliz a n te s , in tro d u je ro n la rueda — la cual
dores, aguateros, serenos, p u lperos, e tc. Los h ijo s ile g ítim o s de a ris tó ­ p e rm itió u tiliz a r el carro— y tam bién los anim ales de tiro : caballos, bue­
cra tas y plebeyas europeas, llam ados “ d e ce n to n e s” se destacaron por yes y muías. Los indios conocían el maíz, la papa, la batata, la m andioca,
su buena presencia y m uchos de e llo s — e sp e cialm e n te m u je re s— con- la v a in illa , el cacao (chocolate) y el tabaco. Entre los nuevos c u ltiv o s ,
uno de los más Im portan tes fu e el azúcar, que lle gó a la zona del C aribe
probablem ente con C olón y luego se d ifu n d ió por M éxico y Sudam érica;
ta m b ié n los colonizadores tra je ro n el trig o , la cebada, el centeno y la
1 En el sistema de la encom ienda, un español o encomendero se hacía cargo de un grupo avena. Con re spe cto a las fru ta s in tro d u je ro n las bananas, naranjas, du­
de indios para civilizarlos — al menos teóricamente— y, a la vez, para beneficiarse con el
trabajo personal de sus sometidos. raznos, dam ascos, manzanas, peras y uvas.
La mita (o turno) se aplicó a las regiones con yacimientos mineros; allí los naturales traba­ Los españoles tra je ro n al Nuevo M undo el ganado vacuno, caballar,
jaban por turnos y percibían un salarlo. ovino, p orcino, asnal" y cabrío, Incluyendo anim ales d om é stico s — com o
El yanaconazgo consistía en someter por la fuerza a los aborígenes, para ocuparlos en la el perro— y algunas especies de aves: la g allina, la palom a y el pato.
labranza de las tierras.
En las reducciones se “ reducía” a los indios que no estaban repartidos en encomiendas,
quienes formaban pueblos y debían pagar un tributo.
Las m isiones — ya estudiadas— fueron el sistema más humanitario y que mejores éxitos
obtuvo.
1 El m ulato resultó de la unión de negro y blanco, y el zambo de la cruza de indio y negro.

272
com o "re a le s y P o n tific ia s ” . En el sig lo XVII, la prim e ra de las m encionadas
contaba con v e in titré s cátedras, en gran parte de teo lo gía y derecho canó­
nico, aunque tam bién se ocupaba de las cien cia s, pues a llí enseñó C arlos
de Sigüenza, e stu d io so que d ic tó m atem ática durante v e in te años. O tro
ce n tro im p o rta n te de a ctivid ad in te le c tu a l fu e la U nive rsid a d de San M arcos,
de Lima.
Las le tra s. El período colon ial se destacó en lite ra tu ra por sus c ro n is ­
tas e h is to ria d o re s. En el s ig lo XVI debe recordarse al m estizo G arcilaso
de la Vega a u to r de los "C o m e n ta rio s Reales de los Incas” (1609) y A lo n so
d e E rc illa que lleg ó a C h ile con la e xp edició n de V a ld ivia y com puso el
poema "L a A ra ucana” , donde narró e pisodios de la conquista.
La gran p o etisa del período hispánico fu e so r Juana Inés de la Cruz,
cuyos contem poráneos la llam aron la “ D écim a M u sa ” y el d ra m aturgo que
— nacido en M éxico— alcanzó renom bre in ternacional d e n tro del S ig lo de
Oro fu e Juan Ruiz de A larcón.
Un grabado antiguo reproduce la forma en que eran enlazados los vacunos para luego sacri­
La entrada de lib ro s europeos en Indias fu e m uy con trolad a, sin em bar­
ficarlos. La tarea se cumplía con suma rapidez y apenas sujeto el animal — como puede
observarse en la ilustración— uno de los gauchos procedía a ultimarlo.
go — in tro d u cid as de contrabando— c ircu la ro n las más variadas obras, e ntre
e lla s las e s c rita s por los filó s o fo s y e n ciclo p e d ista s fran ce se s. La prim era
Im prenta com enzó a fu n cio n a r en M é xico en 1535.
En el v irre in a to de Nueva España se im p la n tó el sis te m a de la M e sta Es probable que el te a tro haya su rg id o desde la época de la conquista
— ya u tiliza d o en la península— o ju n ta de ganaderos que se asociaban con re p re se nta cion es de c a rá cte r re lig io s o , para a d o ctrin a r a los indígenas
con el o b je to de d e fe n d e r sus in te re se s y d ic ta r ordenanzas, para lo y sus argum entos inspirado s en obras representadas en la península. Las
cual se reunían dos veces al año, los llam ados C onsejos de M esta.

d) La in d u stria . La A m é ric a hispánica d e s a rro lló sus a ctivid a d e s m anufac­


tu re ra s en pequeños ta lle re s — algunas veces con ayuda de se n cilla s
m áquinas— donde trabajaba el m aestro u hom bre e xp e rto , con sus
aprendices y colaboradores. Los v irre in a to s del Perú y Nueva España
producían algodón, ta p ice s, a lfo m b ra s, m a n ta s .y te jid o s de vicuña, h ilo s
de cáñamo, lin o y algodón. A llí tam bién fabricaban m uebles, zapatos,
m onturas y he rram ientas.
La in d u stria azucarera se d e s a rro lló en A m é ric a C e n tra l, la tabaca­
lera en Perú y Nueva España y la salazón de carne en el Río de la Plata.

Reseña de la actividad cultural


Enseñanza. España tra s p la n tó a las Indias las ca ra c te rís tic a s de su
cu ltu ra y por m edio de la enseñanza tra tó de fo rm a r una sociedad que res­
pondiera a sus necesidades p o lític a s y económ icas. La tra d ic ió n m edieval
otorgaba a la Iglesia el p rin cip a l papel en el esfuerzo educativo, de ahí que
la enseñanza en una p rim e ra época fu e ra p a rtic u la rm e n te re lig io s a y el
p rim e r acto educativo, la catequización del indígena.
La enseñanza p rim a ria estuvo a cargo de sacerdotes y, en m enor pro­
porció n, de p a rtic u la re s . En 1523, el re lig io s o Pedro de Gante ab rió en M é­
x ic o la prim e ra escuela para indígenas y luego se organizaron otra s para
h ijo s de caciques; ta m bién en Lima se crearon escuelas s im ila re s .
La enseñanza secundaria tu vo m arcada in flu e n c ia te o ló g ic a y filo s ó fic a ,
com o o c u rrió en los co le g io s a cargo de los je su íta s. Pueden recordarse
en M é xico el C ole g io de Texcoco y el de San Juan E vangelista en Puebla.
En Q u ito se destacó el C o le g io de San A n d ré s, a cargo de los fra n cisca n o s.
Con re spe cto a la enseñanza s u p e rio r, la U n ive rsid a d de M é x ic o se
inauguró en 1553 y la de Lima en 1572, ambas autorizadas por C arlos I

274
dos prim eras ciudades que contaron con te a tro s e stables fu eron M é xico y
Lima.
Las artes. La a rq u ite c tu ra , en especial la re fe re n te a e d ific io s re lig io ­
sos, alcanzó gran im p o rta n cia en el Nuevo M undo, destacándose los con­
ve nto s, ig le sia s y catedrales de M é xico , com o tam bién de Perú y Ecuador.
Las prim e ra s co n stru ccio n e s para re sid e n cia s de gobernantes, te m p lo s y
ca bildos fu eron obra de a rq u ite c to s españoles y, con el tra n scu rso del tie m ­
po, los indios fu e ro n aprendiendo los m étodos europeos y sum aron un
aporte de im porta n cia al a rte a rq u ite c tó n ic o , esp e cialm e n te en los m o tivo s
d eco ra tivo s.
La p in tu ra y la e scu ltu ra co lo n ia l se esforzó por im ita r a los m aestros
españoles con adaptaciones al m edio am ericano. A unque no e x is tie ro n gran­
des creadores, han llegado hasta el p re se n te herm osas ta lla s en madera y
piedra, fro n to n e s, reta b lo s, m énsulas y p ú lp lto s , com o ta m b ié n re tra to s de
cardenales y obispos.

PERFIL SO CIAL DEL VIRREINATO DEL RIO DE LA PLATA

La población y las clases sociales


La pintura — obra de Essex Vidal— reproduce una escena típica del Buenos Aires de
Los cinco m illo n e s de k iló m e tro s cuadrados que c o n stitu ía n la su p e r­ antaño. En las proximidades del Fuerte (donde actualmente se levanta la Casa de Gobierno)
fic ie del v irre in a to del Río de la Plata estaban poblados por unos 800.000 varias negras lavanderas se dedican a su trabajo. Toda la zona ribereña era un lugar de
habitantes. La actual R epública A rg e n tin a — con la Banda O rie n ta l— contaba aspecto desagradble, cubierto de lodo y suciedad.
con 380.000 habitantes, el Paraguay con 100.000 y el A lto Perú con 320.000.
La población com prendía losr blancos. Indios y negros y sus dive rsa s com ­
binaciones. com ienzos del sig lo XIX, de quince pueblos sólo quedaban 23.000 aborígenes.
El m estizaje, in icia d o desde la época de las c o rrie n te s colonizadoras, Las clases so ciale s no fu e ron rígidas ni cerradas, aunque en la le g is ­
se in crem entó a p a rtir del s ig lo X V III, cuando llegaron nuevos grupos de lación se designaba con el nom bre de “ ca sta s" a los d is tin to s grupos
españoles que — g e n eralm ente— se concentraron en las ciudades. Con d ife re n cia d o s por su origen racial y que, en la p rá ctica , no tenían las m is­
respecto a la población indígena, ésta de cre ció g radualm ente en los núcleos mas p o sib ilid a d e s para ocupar los cargos p úblicos, in te g ra r los cuadros
urbanos y fu e reem plazada en parte p o r los negros, tam bién in clu id o s den­ su p e rio re s de las m ilic ia s , ingresar en los e s ta b le cim ie n to s de enseñanza
tro de un proceso de m estizaje. o en los gre m io s. Con todo , no ta rd ó en im ponerse el p rin c ip io c ris tia n o de
En el año 1778, la ciudad de Buenos A ire s y su campaña contaban — en herm andad e n tre los hom bres, que fu e un e lem e nto nive la d o r fre n te a los
p re ju ic io s de la época.
c ifra s generales— con 37.060 h abitantes, de los cuales 25.420 eran espa­
ñoles, 4.730 negros, 4.150 m ulatos, 2.090 indios y 670 m estizos. Los españoles integraban la clase s u p e rio r del v irre in a to y a e lla p e rte ­
necían los fu n cio n a rio s estata les, los m iem bros de la A ud iencia, de la Real
Ciudad de Buenos Aires Campaña de Buenos Aires H acienda, re lig io so s, m ilita re s y com e rcia n tes de fo rtu n a . D iversas causas
fa v o re c ie ro n el c re c im ie n to de esta a risto cra cia , e ntre ellas, la cre ación de
Españoles ................................ 15.720 Españoles .......................... 9.700 nuevos cargos p úb licos. A unque los inte g ra n te s de esta clase s u p e rio r
Negros ...................................... 4.100 Indios .......................... 1.550 argum entaban “ lim pieza de sa n g re ” la cual excluía cu a lq uie r antepasado de
Mulatos .................................... 3.150 Mulatos ¡ .................................... 1.000 orig e n ile g ítim o , este p rin c ip io no se cu m p lió con ta n ta rig id e z en el in te ­
Mestizos .................................. 670 Negros .......................... 630 rio r del te rrito rio , donde la fu sió n de razas era más intensa que en las
Indios ...................................... 540 Total 7 7 7 7 7 7 7 . 7 .7 7 7 7 “ 12.880
ciudades.
Total ................................ 24.180
Los c rio llo s no adm itían los p riv ile g io s de los españoles, e spe cialm ente
En el tra n sc u rs o del período v irre in a l, la población de la ciudad de en el aspecto p o lític o y aspiraban a una m ayor lib e rta d y a un gobierno
Buenos A ire s fu e en gradual aum ento y el h is to ria d o r Ravignani calcula, propio. Entre los m atices de esta clase s o c ia l debe in c lu irs e una burguesía
para el año 1810, la c ifra de 41.642 habitantes. que se consideraba desplazada por los europeos, a pesar de reconocerse
C onsiderando la to ta lid a d de nu e stro te r rito rio en aquellas épocas, capacidad y m é rito s. La co n stitu ía n m ilita re s , abogados y algunos co m e r­
com ponían la población una m itad de indígenas, una cuarta parte de blan­ cia n te s que no deseaban som ete rse a las d isp o sicio n e s im puestas por la
cos y el re sto los negros y o tra s cruzas. Con respecto a los te rrito rio s que Corona española o por sus fu n cio n a rio s en el Río de la Plata. H abitaban
habían ocupado las M is io n e s je s u ític a s , su despoblación fue gradual y a en las ciudades y espe cialm en te en Buenos A ire s y e je rce ría n una acción
d e cisiva en el proceso que cu lm in ó con la R evolución de M ayo. Estos crlo-

276 277
líos se consideraban capaces para ocupar el g o bierno y d e rrib a r la org a n i­
zación b u ro crá tica española.
En tie m p o s del v irre in a to , los in d io s eran bastante num erosos, aunque
en gran p arte m ezclados con las o tra s razas. En las M is io n e s y luego de
la e xp ulsión de los je s u íta s, los aborígenes fu e ro n a s is tid o s e s p irítu a lm e n te
p o r o tro s re lig io s o s , m ie n tra s que el mando p o lítíc o fu e e je rc id o por g o ber­
nadores y el económ ico, p o r a d m in istra d o re s. El sis te m a no dio re su lta d o
y m o tivó una co n sta n te d espoblación del te r rito rio m isio n e ro .
Los in dios so m e tid o s que convivían con los blancos trabajaban com o
peones, s irv ie n te s o d e sarrollaban m odestas labores de artesanía.
A m ediados del s ig lo XVIII su rg ió un nuevo ele m e n to so cia l, los m e s ti­
zos denom inados gauderios o gauchos, hábiles jin e te s que se a le jaron de
los ce n tro s urbanos y v iv ie ro n en la campaña. Estos cam pesinos rio p la te n se s
fu eron los traba ja d o re s ru ra le s que in tegrarían los e jé rc ito s de la indepen­
dencia y las huestes irre g u la re s de los ca u d illo s. El gaucho con sus ideales
y co stu m b re s in s p iró obras de im p o rta n cia en n uestra lite ra tu ra .
Los negros a frica n o s fu e ro n m uy num erosos a com ienzos del sig lo
XVIII y eran a d q u irid o s com o esclavos, tal com o o c u rrió en Buenos A ire s
a consecuencia de tra ta d o s firm a d o s por España con el gobierno de Ingla­
te rra , esta ú ltim a a cargo del co m e rcio . Los negros re cib ie ro n un tra to
h um an itario, se desem peñaron en el s e rv ic io d o m é stico y fu e ro n barberos,
zapateros, sastre s, vendedores ca lle je ro s , e tc é te ra ; tam bién el C abildo los
u tiliz ó com o pregoneros. Las m ujeres eran g e n eralm ente criadas, lavande­
ras y nodrizas.

LA E C O N O M IA

Evolución del régim en com ercial


En el año 1561, España im p la n tó el siste m a del m o n o p o lio por el cual En 1740, la corona española s u p rim ió el sistem a m on opolista de flo ta s
sus posesiones en A m é ric a debían co m e rcia r e x clu siva m e n te con la m e tró ­ y lo reem plazó por barcos de re g is tro su e lto s, que estaban autorizados para
p oli y les estaba p ro h ib id o hacerlo con cu a lq u ie r o tra nación o colonia. re ca la r en cu a lq u ie r p u erto hispanoam ericano. En esta fo rm a , el Río de la
Plata se lib e ró de la dom inación económ ica a que lo tenía so m e tid o el Perú.
Sevilla fue el puerto único destinado al com ercio con los dom inios en Hispa­ En 1765 fu e su p rim id o el absurdo siste m a del p uerto único y se p e rm i­
noamérica. Sólo dos veces por año — enero y agosto— partían de aquel puerto tió a nueve de España co m e rcia r con A m é rica. De acuerdo con lo dispuesto
dos flotas que al llegar a la isla de Santo Domingo se dividían, una para com er­
el trá fic o só lo podía realizarse con las A n tilla s y M éxico , aunque más tarde
c ia r con Nueva España (M éxico) y otra rumbo a Panamá, donde se realizaban
ferias. Las mercaderías destinadas a los dom inios más alejados seguían por vía — en 1778— fu e b e n eficiado el p u erto de Buenos A ire s , cuando C arlos III
m arítim a hasta el Callao. Desde ese puerto, los productos para Buenos Aires eran prom ulgó el R eglam ento d e l C om e rcio Libre.
trasladados en carretas o muías a través de un largo itinerario que pasaba por
El soberano habilitaba trece puertos de España, M allorca y Canarias y veinti­
Potosí, Jujuy, Satta y Córdoba.
cuatro americanos, entre ellos, Buenos Aires.
El Río de la Plata, distante de las ferias y sin poder utilizar legalmente el
Conviene aclarar que el com ercio “ lib re ” entre la M etrópoli y sus dom inios
puerto de Buenos Aires para el com ercio con España, fue muy perjudicado.
estaba reservado exclusivamente a los españoles. Si un extranjero deseaba parti­
El a d ve nim ie n to de los reyes Borbones en el tro n o ae España m arcó cipar de ese com ercio, debía recurrir a interm ediarios españoles.
el com ienzo de una nueva p o lític a económ ica. De acuerdo con las ideas En 1795 los do m in ios españoles en A m é rica fueron autorizados a co­
lib e ra le s de la época y aconsejados por hábiles m in is tro s , e sto s soberanos m e rc ia r con co lo nias e xtra n je ras, aunque no podían im p o rta r "g é n e ro s ni
se preocuparon p o r m e jo ra r las in d u s tria s y c o rre g ir los e rro re s del mo­ e fe cto s s im ila re s a los producidos en España” .
nopolio. En 1796 y por el tra ta d o de San Ilde fonso, España se unió a Francia en
Por una de las clá u su la s de la Paz de U tre c h t, In g la te rra obtuvo el p ri­ la guerra co n tra In glaterra. D ebido a la situ a ció n europea, el rey C a rlo s IV
v ile g io de e s ta b le c e r en las más im p o rta n te s ciudades de A m é ric a hispana (h ijo de C arlos III) autorizó a los d o m inios españoles en A m é rica — e n tre
asiento s de negros, es d e c ir, lugares donde los b ritá n ic o s podían co m e rcia r ello s el v irre in a to del Río de la Plata— para que com erciara n con barcos
esclavos. Uno de e stos “ a s ie n to s ” fu n c io n ó en Buenos A ire s . p e rte n e cie n te s a naciones ne u tra le s (Real C édula del año 1797).

278 279
En el tra n s c u rs o de la p rim e ra invasión inglesa, B eresford d e cre tó __4
de agosto de 1806— el lib re co m e rc io para el p u erto de Buenos A ire s . Has­
ta la R evolución de M ayo (1810) no se p ro d ujeron o tro s a co n te cim ie n to s
de im p ortancia en la e vo lu ció n del régim en c o m e rcia l.

El Consulado de Buenos A ires

En enero de 1794, el re y C arlos IV e sta b le ció un C onsulado en Buenos


A ire s , organism o cuya fin a lid a d era re s o lv e r los p le ito s m e rca n tile s, p ro te ­
ge r y fo m e n ta r el co m e rcio y p ro cu ra r el adelanto de la a g ric u ltu ra .
El m onarca nom bró s e c re ta rio al jo ven abogado M a n u e l B e lg ra no ,’ a
la sazón en España, quien re g re só a su p a tria para hacerse cargo de sus
nuevas fu ncion e s.
Desde que in ic ió sus sesiones, dos te n d e n cia s d iv id ie ro n a los in te ­
Tres monedas de plata, de peso irre- . . . ,r , ,¡ .
grantes del C onsulado de Buenos A ire s : los p a rtid a rio s del siste m a co m e r­
cial im plantado por España — es d e c ir, los m o n o p o lista s— y los hom bres
jóvenes, de ilu s tra c ió n lib e ra l, que tenían en el s e c re ta rio Belgrano su m e­
jo r repre sentan te .
Todos los años, las sesiones del C onsulado se abrían con la le ctu ra de eular, llamadas “ macuquinas” por El patio interior de la ceca (Casa de Moneda)
una m em oria redactada por el s e c re ta rio del cuerpo. En ta l ca rá cte r y por estar hechas a golpes de maza y cor- de Potosí que dependió de Buenos Aires des-
m edio de v a rio s e s c rito s , B elgrano p ro p ic ió e s tim u la r el co m e rcio , e sta b le ­ tadas defectuosamente con una ti- pues de la creación del Virreinato del R io de
ce r p rem ios al tra b a jo y a la in d u s tria ; destacó la im p o rta n cia del c u ltiv o ¡era. Circularon en el siglo XVIII. ■ la Plata. (Cuadro de Leome Matthis.)
del lin o y del cáñamo y tam bién bregó por la creación de una escuela de
C o m ercio y otra de N áutica, c o n o cim ie n to s que eran m uy necesarios a los tía moneda m e tá lica en la región del Río de la Plata. El oro y la plata se
hom bres de su época. consideraban regalías y no se u tilizaban para la confección de num erarios.
El C onsulado de Buenos A ire s s u b s is tió hasta el año 1862, en que fue
su p rim id o , d ebido a la sanción del C ódigo de C om ercio. Hasta fines del siglo XVI, las transacciones com erciales se realizaban con
mercaderías de uso común, a las que se les asignaba un valor determ inado; así,
la vara de lienzo equivalía a dos reales.
La Aduana de Buenos A ires El Cabildo de Córdoba estableció que los pagos se efectuaran con herraduras
y cabras; posteriormente, tam bién autorizó que se emplearan con el mismo objeto
Las aduanas eran organism os que funcionaban en las in m ediaciones de carneros, ovejas, lanas y sebos. En el Paraguay se utilizaba como moneda la yerba
los p uertos y estaban destinadas a p e rc ib ir el cobro de los d ive rso s im ­ mate y el tabaco en rama.
puestos: si se establecían en el in te rio r del te r rito rio se llamaban aduanas
secas. A lre d e d o r del año 1575, com enzó a fu n cio n a r en Potosí una ceca (casa
Com o consecuencia de la real cédula de 1778, que facu lta b a a Buenos de m oneda) que dependió de Buenos A ire s después de la creación del v irre i­
A ire s para c o m e rc ia r con la m e tró p o li, el m onarca dispuso cre a r una A dua­ nato del Río de la Plata.
na en la m encionada ciudad. Adem ás de sus fu n cio n e s fis c a le s , este orga­ Las monedas de oro y plata que se u tilizab an en tsp a ñ a tu eron las
nism o tenía ju ris d ic c ió n en los asuntos de orden co m e rcia l o fin a n cie ro , m ism as que c irc u la ro n en A m é rica . La unidad de las monedas de oro fu e el
La ganadería
pues los derechos que p e rcibía eran d e stinados a su fra g a r d ive rso s gastos escudo, aunque el re a l — unidad de las m onedas de plata— fu e la más
de la a d m in istra ció n . La ganadería
em pleada fu e laMm
en el Nuevo ayor riqueza del v irre in a to del Plata y la p rim era
undo.
fu e n te de su progreso económ ico. Esta actividad despertó el in te ré s de los
La moneda en el Río de la Plata h abitantes de la campaña, quienes con un m ínim o de esfuerzo producían un
elevado re n d im ie n to .
D urante el período de la co n q u ista y población de A m é rica , y a causa El p rim e r ganado llegó a Buenos A ire s en 1536 con la e xped ición de
de la p o lítica económ ica seguida por España con sus d o m in io s, casi no exis- Mendoza, quien tra jo unos sete nta caballos y yeguas y proba ble m ente c e r­
dos. D e stru id a la población en 1541, los anim ales se h icie ro n cim arrones
(e rra n te s) y se re produjeron con rapidez. A lg o sem ejante sucedió con ef
ganado vacuno, in tro d u cid o prim e ra m en te en la A sun ció n y tra íd o por Garay
' M anuel Belgrano nació en Buenos Aires el 3 de ju n io de 1770. Descendiente de noble a las extensas llanuras pampeanas, en sus v ia je s a las bocas del Plata.
fam ilia , com pletó sus estudios en el C olegio de San C arlos. Fue enviado a España por su padre; La gran abundancia de ganado d e te rm in ó que los cab ild o s o torgaran
en 1789 obtuvo en V a lla d olid el títu lo de B a ch ille r en Leyes y en febrero de 1793 se re c ib ió de
abogado. Es interesante destacar que el nom bram iento de secretario del Consulado (6 de d icie m ­
“ p e rm iso s de va qu erías” , es d e cir, au torización para fae n a r an im a les y
bre de 1793) es a nte rio r a la real cédula de erección de d icho organism o en Buenos Aires. aprovechar los cueros.

281
280
La incontro la d a matanza de vacunos hizo p e lig ra r la e sta b ilid a d de la
botadas em barcaciones de poco calado. En las m isiones je s u ític a s se con­
riqueza ganadera; los abusos fu e ro n en parte lim ita d o s con m edidas to m a ­
feccionaban im ágenes re lig io sa s, altares, p u lp ito s y ornam entos sagrados;
das por algunos v irre y e s .
a llí tam bién in d u stria liza b a n la yerba m ate y el algodón.
En épocas del m arqués de Loreto se in cre m e n tó la in d u s tria de la
Las in d u s tria s derivadas de la riqueza ganadera se instalaron en Buenos
salazón de carnes-, p o r este m o tiv o en 1794 los hacendados s o lic ita ro n al
A ire s : saladeros, c u rtid u ría s , ta la b a rte ría s, grase rias y fá b rica s de velas y
monarca les p e rm itie ra e x p o rta r dichos pro d u cto s al A fric a y al A sia . En el
jabones.
docum ento, llam ado M e m o ria l de los Hacendados, se exponen avanzadas
Los d ulces no tenían fro n te ra s , pues eran fa bricad os y tam bién gusta­
¡deas económ icas re la tiv a s al co m e rc io lib re .
dos en to d o el v irre in a to .
O tra in d u s tria im p o rta n te de la época v irre in a l fue la del cuero. Belgra-
no, com o s e c re ta rlo del C onsulado, s o stu vo la necesidad de in s ta la r cu r­
tid u ría s. LA CULTURA

La agricultura La enseñanza prim aria


El c u ltiv o de la tie rra tu vo un d e s a rro llo m enor que la ganadería. Su En las ciudades del v irre in a to del Río de la Plata, las escuelas e lem en­
le nto avance se debió a la In flu e n cia p e rturbadora de variados fa cto re s, ta le s podían se r de tre s categorías: a) C onventuales o p arro q uia le s por
com o las sequías, los incendios de cam pos, los ganados cim a rro n e s que fu n c io n a r anexas a conventos o parroquias re sp e ctiva m en te ; b) del C abildo
pisoteaban los sem brados, las mangas de langosta y los p le ito s o rig in a d o s o tam bién llam adas del Rey, que eran sostenidas por el a yun tam iento y c)
al tra ta r de d e lim ita r las tie rra s cu ltiva d as. P a rticu la re s, a cargo de personas autorizadas. También había una enseñanza
O tra causa que g ra v itó en la d is m in u c ió n de las tareas agrícolas fu e la d o m ic ilia ria que cum plían m aestros llam ados le ccio n ista s.
escasez de brazos, debido a la m ayor Intensidad del tra b a jo . Luego de la e xpu lsión de los je su íta s en 1767, otras com unidades re li­
giosas a b rie ro n escuelas en sus conventos y se crearon e sta b le cim ie n to s
d irig id o s por m a e stros laicos.
La m inería
Los ca b ild o s eran los encargados de v e rific a r la capacidad de los laicos
A pesar de su nom bre, el Río de la Plata no contó con la riqueza de que deseaban e je rc e r la docencia, aunque en la p ráctica la a ctividad educa­
otro s d om inios hispanoam ericanos. tiv a se d e se n vo lvió sin norm as fija s , en base al c rite rio personal de los
E xistían y a c im ie n to s de azogue (m e rc u rio ) en las m isio n e s guaraníticas, fu n c io n a rio s . La enseñanza elem en tal se im p a rtió sin orden ni continu idad ,
oro en San Luis y La Rioja, plata en Mendoza y cobre en Córdoba. En enero
de 1546 fu e d e s c u b ie rto el ce rro de P otosí, cuya p roducción m e ta lífe ra
superó a todas las dem ás del v irre in a to . D ebido a su Im portancia se fo rm ó
una población y en las ta re a s m in e ra s lle g a ro n a tra b a ja r hasta quince m il
indios.
Los te so ro s am ericanos eran enviados a España, pero ge n e ra lm e n te a llí
perm anecían poco tie m p o , pues eran u tiliz a d o s para sa ld a r deudas. El rey
Enrique IV de Francia a firm aba con ironía "q u e no necesitaba te n e r ya ci­
m ien tos m e ta lífe ro s m ie n tra s los tu v ie ra n los e sp a ñ o le s " que eran sus
deudores.

El desarrollo industrial
M ie n tra s no se a p licó la fuerza m o triz del vapor y de la e le c tric id a d , la
in d u stria fu e casi e xclu siva m e n te manual. La A m é ric a hispana d e s a rro lló
sus activid a de s m a n ufactureras en pequeños ta lle re s — algunas veces con
ayuda de s e n c illa s m áquinas— donde trabajaba el m aestro u hom bre ex­
perto, con sus aprendices y colaboradores.
La in d u stria te x til s o b re sa lió en la reglón ce n tra l, oeste y n o rte del
virre in a to , donde se fabricaban co b ija s, frazadas y ropas de abrigo.
La región de Cuyo y en m enor escala C atam arca, producían vinos,
aguardientes, pasas de uva y " o re jo n e s " (duraznos) que eran consum idos
en su m ayor parte p o r Buenos A ire s .
En Tuóumán y Mendoza se co n stru ye ro n ca rre ta s y galeras para el
tra n sp o rte y en C o rrie n te s se levantaron pequeños a s tille ro s , donde fueron

282
con excepción de los conventos de je s u íta s y fra n cisca n o s, que disponían
del m ayor núm ero de escuelas y m e jo r organizadas.
La enseñanza ele m e n ta l com prendía la d o ctrin a cris tia n a , la urbanidad,
la lectura, la e s c ritu ra y la a ritm é tic a , to d o e llo sin a tenerse a un plan ni
a una graduación de c o n o c im ie n to s p re fija d o s .

La imprenta je ­
La enseñanza media suítica en Córdo­
ba, que en tiempos
Los p rim e ro s e s ta b le c im ie n to s e d ucativos de enseñanza m edia del v i­ del virrey Vértiz
rre in a to fu e ro n los de g ra m á tica o la tin id a d (porque el latín era la m ateria fue trasladada a
básica) y funcionaban en los conventos. Buenos Aires, en
En 1610, los je su íta s e s ta b le c ie ro n en Córdoba el C o le g io M áxim o, donde comenzó a
d estinado a la fo rm a c ió n de re lig io s o s , y tre s años más ta rd e a b rie ro n el funcionar con el
C o n victo rio de San Javier. Estos dos e s ta b le c im ie n to s fu e ro n la base de la nombre de Real
fu tu ra universid a d . Imprenta de Ni­
Con resp e cto a la enseñanza m edia en la ciudad de Buenos A ire s , ños Expósitos.
puede a firm a rs e que a p rin c ip io s del s ig lo XVII los je s u íta s e rig ie ro n un
colegio fre n te a la Plaza M ayor (hoy de M ayo), que en 1661 fu e trasladado
ju n to a la ig le s ia de San Ignacio con el nom bre de C o le g io Grande o de
San Ignacio. La e xpulsión de los je su íta s en el año 1767 p e rju d ic ó la obra Las ideas lib e ra le s de los pensadores del s ig lo XVIII fueron aceptadas
cu ltu ra l en que estaba empeñada dicha orden. con e n tusiasm o por los jó ve nes u n iv e rs ita rio s y com o bien ha dicho un
En 1783, el v irre y V é rtiz fun d ó el C o le g io de San C arlos o Real C onvic­ autor “ la idea re volucion aría se n u trió en este in s titu to de ju ris ta s ".
to rio C aro lin o , cuyo p rim e r re g e n te fu e el canónigo B altasar M a cie l. C ursaron e studios en la U n ive rsida d de C harcas: M ariano M oreno,
D ebido a que el e s ta b le c im ie n to no otorgaba títu lo s , los alum nos que Juan José C a s te llí, A g u stín Gascón, Bernardo M onteagudo, e tcé te ra .
deseaban dip lo m a estaban obligados a te rm in a r sus e stu d io s en las u n iv e r­
sidades del v irre in a to (C órdoba o C huquisaca). Se h icie ro n g e stio n e s para La enseñanza especializada
tra n s fo rm a r el co le g io en unive rsid a d , pero no progresaron.
Por in ic ia tiv a de M a n u e l B elgrano — se c re ta rio del C onsulado— la ciu ­
dad de Buenos A ire s contó en 1799 con dos e sta b le cim ie n to s de enseñanza
La enseñanza superior especializada: la Escuela de N áutica y la Escuela de D ibujo.
Los je su íta s d irig ie ro n las dos un ive rsid a d e s que fu n cio n a ro n en el Primer director de la Escuela de Náutica fue el geógrafo e ingeniero Pedro
v irre in a to del Río de la Plata: la de C órdoba — la más antigua— y la de Cerviño y su vice dire ctor el piloto Juan Aisina. Ambos se encargaron de la ense­
C harcas o C huquisaca. ñanza a desarrollar en un lapso de cuatro años, de acuerdo con las siguientes
materias: aritm ética (álgebra y trigonom etría), geografía, hidrografía y navegación.
La U nive rsid a d de Córdoba. En 1613, el obispo Hernando de Trejo y Por orden del rey, el Consulado cerró la Escuela de Náutica a mediados de
Sanabria co n su ltó a los su p e rio re s je s u íta s y obtuvo la a u torización nece­ 1807.
saria para que en los co le g io s de esa orden — C o le g io M áxim o y C o n v ic to ­ En mayo de 1799 se inauguró la Escuela de Dibujo del Consulado, con una
rio de San Ja vie r— se enseñara latín, a rte s y te o lo g ía ; además, que pudie­ asistencia de sesenta y cuatro alumnos, y funcionó regularmente cerca de un año.
ran o to rg a r grados de b a c h ille r, lice n cia d o , m aestro y do cto r. Fue su prim er profesor el tallista español Antonio Gaspar Hernández, quien utilizó
A s í quedó c o n s titu id a la U niversidad de C órdoba, destinada a los m ie m ­ el prim itivo método de la copia o reproducción fiel de láminas y grabados.
bros de la orden je s u ític a , aunque más ta rd e los e stu d io s fu eron públicos.
Luego de la e xp u lsió n de d ichos sacerdotes, el e s ta b le c im ie n to pasó a El Protom edicato
depender de los fra n cisca n o s, hasta 1808.
A m ediados del s ig lo XV se creó en España el Tribunal d e l Protom edi-
La U n ive rsid a d de Charcas. La U n ive rsid a d de San Francisco Javier, cato, o rganism o docente destinad o a c o m b a tir la práctica ilegal de la m edi­
tam bién llam ada de C harcas o C huquisaca, fu e fundada en marzo de 1624 cina y encargado de v ig ila r el e je rc ic io de esa p ro fe sió n ; además, otorgaba
por el padre Jaim e Frías — p ro v in c ia l de la Com pañía de Jesús— sobre la títu lo s p re ca rio s a quienes dem ostraban idoneidad y co n o cim ie n to s cien tí--
base del C o le g io de San Juan B autista, creado dos años antes. fic o s . En 1570 e sto s trib u n a le s fueron esta b le cid o s en M éxico y Perú.
A unque los e stu d io s fu e ro n de p re fe re n c ia e c le s iá s tic o s , tu vo un ca­ En el Río de la Plata, el v irre y V é rtiz esta b le ció el P rotom edicato en
rá c te r más lib e ra l que la U n ive rsid a d de Córdoba y co n tó con una b ib lio te c a 1780 y nom bró titu la r al d o cto r M ig u e l O ’Gorm an, graduado en París y
considerada la segunda en im p o rta n cia de A m é ric a hispana. Pronto a d q u irió Reims, con títu lo s revalidados en España. Una vez al fre n te de sus funcio-
ju s to renom bre la Facultad de D erecho, a la que fu e anexada, en 1780, la nes to m ó examen de com petencia a tod os aquellos que ostentaban títu lo s
A cadem ia C arolina, d estinada a la p rá ctica fo re n se . de “ b o tic a rio y sa n g ra d o r".
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En 1801 comenzó a funcionar la Escuela de M edicina, cuyo curso de Anato­ El 23 de m ayo de 1807, los inglese s in icia ro n desde M o n tevid eo la
mía estuvo a cargo del doctor Agustín Fabre, y al año siguiente dieron comienzo p ub lica ció n de la E s tre lla d e l S u r (The S outhern S tar), p e rió d ico b ilin güe ,
las clases de química farm acéutica — correspondientes al segundo curso— bajo la e s c rito en in g lé s y ca ste lla no. Sus a rtíc u lo s difundían propaganda b ritá n ica
dirección del doctor Cosme Argerich, en reemplazo de O’Gorman, que estaba e incitaban a los c rio llo s a a b a tir el yugo español, para gozar de los b e n e fi­
enfermo. c io s de la lib e rta d de com ercio. Sólo aparecieron s ie te núm eros.
En 1805 llegaron a Buenos Aires las prim eras vacunas antivariólicas, que fue­ El 3 de marzo de 1810 — en vísperas de la R evolución— M anuel Bel-
ron aplicadas con éxito.
grano com enzó a p u b lic a r el C orre o de C om ercio de Buenos A ire s , cuyo
p rin cip a l o b je to sería “ el e stu d io de las cie ncias, de las a rte s y de la h is to ­
La im prenta en el Río de la Plata ria ” . El v irre y C isn ero s brin dó inco n scie n te apoyo a e stos p rin c ip io s sin
saber que, gracias a la sagacidad de B elgrano, iban a u tiliz a rs e en s e rv ic io
La p rim e ra im p re n ta del Río de la Plata no fu e im portada, sino creada de la em ancipación. Luego de p u b lica r cincuenta y dos núm eros, dejó de
en el te r rito rio de las m isio n e s — reducciones de guaraníes— por obra de aparecer en fe b re ro de 1811.
los je su íta s. En el año 1700, los m is io n e ro s Juan B a u tista Neum an y José
S errano construye ro n una prensa, con la colaboración de los indígenas; el
papel fue el único m a te ria l im portado. El p rim e r im preso se titu ló el M a rti­ Las letras
ro lo g io Romano, del que no se conserva ningún e je m p la r. La im p re n ta m i­
La h is to ria lite ra ria del Río de la Plata com ienza con Luis de M iranda,
sionera estam pó lib rito s de e fe m é rid e s, anuarios, tablas astro n ó m icas, ca­
c lé rig o español que lle gó a estas playas con la expedición de M endoza
te cism o s y hojas sueltas.
y e s c rib ió en la A sun ción un Romance que re la ta los p a d e cim ien tos de los
También por obra de los je su íta s, la U niversidad de Córdoba a d q u irió
p rim e ro s pobladores de Buenos A ire s .
una im prenta que fu e traída de Europa por el año 1764 y luego se entregó
De acuerdo con el orden cro n o ló g ico de publicació n, el segundo trab a­
al C o legio de M o n se rra t.
jo lite ra rio fu e C o m enta rios de A lv a r Núñez Cabeza de Vaca, e s c rito s por
Con la e xpulsión de la Compañía, la im p re n ta cesó de fu n cio n a r, pero
su s e c re ta rio Pedro Hernández.
en 1780, el v irre y V é rtiz la com pró a los fra n cisca n o s y la hizo tra s la d a r a
Con la e xp edición de Mendoza lle gó al Plata el soldado alem án U lric o
Buenos A ire s . Instalada en un m odesto local (actual esquina de Perú y M o­
S ch m id l, quien e s c rib ió en su idiom a D e rro te ro y via je de España y las
reno) re cib ió el nom bre de Real Im p re n ta de N iños E xpósitos, pues los
Indias, obra que describ e con bastante im parcia lidad la h is to ria de la con­
b e n e ficio s o bten id o s se d e stin a ro n a la cita d a in s titu c ió n . El ta lle r im p rim ió
q uista.
bandos, proclam as, ca rte le s , alm anaques, fo rm u la rio s , p e rió d ico s y lib ro s
Con la arm ada de O rtiz de Z árate a rrib ó el arcediano M a rtín d e l Barco
diversos.
C entenera, a u to r del poema La A rg e n tin a y C onquista d e l Río de la Plata
El periodism o que es una m ezcla d ifu sa de h is to ria y geografía am ericanas.
El re la to de n uestra h is to ria com ienza en realidad con Ruy D íaz de Guz-
A p a rtir de la segunda m itad del s ig lo X VIII, com enzaron a c irc u la r en
mán — m e stizo asunceño— , au to r de “ La A rg e n tin a ", publicada en C harcgs
Buenos A ire s , p rim e ro en fo rm a cla n d estin a y luego púb lica m e n te , hojas
en 1612.
m anuscritas que difu n d ía n n o ticia s locales y algunas europeas.
El p rim e r poeta nacido en n uestra p a tria fu e el cordobés Luis de Teje-
El 1? de ab ril de 1801 apareció el p rim e r p e rió d ico editado en Buenos
da, quien e s c rib ió por el año 1663 su conocido poema El p e re g rin o en Ba­
A ire s , que se llam ó: Telégrafo M e rc a n til, R ural, P olítico-E conóm ico e H is to ­
b ilonia. Este largo trab ajo, de c a rá cte r au to b io g rá fico , com para el am biente
rió g ra fo d e l Río de la Plata. Su fundador y d ire c to r fu e el m ilita r, abogado
de Córdoba con la pecadora Babilonia.
y e s c rito r extrem e ñ o don F rancisco A n to n io C abello y Mesa.
M a n u e l José de Lavardén fu e el p rim e r poeta porteño, a u to r de S iripo,
El T elégrafo M e rc a n til se sostenía gracias a la co n trib u c ió n de c ie n to
obra inspirada en una leyenda de la conquista, que re lata Ruy Díaz de
cincuenta y nueve s u s c rip to re s . Desde su creación hasta el mes de o ctu ­
Guzmán. También e s c rib ió su conocida Oda al Paraná, que p ublicó el Telé­
bre, apareció m ié rc o le s y sábados; luego sa lió los dom ingos. Llegó a pu­
grafo M e rc a n til en su p rim e r núm ero.
b lic a r cie n to diez núm eros, hasta o ctu b re de 1802, en que fu e clausurado
Las invasiones inglesas y la heroica a c titu d de los habitantes de Bue­
por orden del v irre y del Pino.1
nos A ire s in sp ira ro n a d iversos poetas; así V icen te López y Planes se basa
En se tie m b re de 1802, un mes antes de e x tin g u irs e el a n te rio r, apareció
en la re co n q u ista para com poner El triu n fo arg e n tin o , y P antaleón R ivaroia
un nuevo p e rió d ic o : el S em anario de A g ric u ltu ra , In d u s tria y C om ercio,
dedica dos Romances a la defensa.
d irig id o por el co m e rcia n te c rio llo Juan H ip ó lito V ieytes. De acuerdo con
su títu lo , la cita d a p u b lica ció n p ro p ic ió el fo m e n to de las in d u s tria s , e s ti­
m uló la p roducción y so stu vo la necesidad del lib re c o m e rcio in te rio r y Las artes
e x te rio r.
La a rq u ite ctu ra . El s ig lo XVIII fu e de gran tra n sfo rm a ció n para la ciudad
' La medida se debió a un artículo aparecido el 8 de octubre de 1802, titulado: “ Circunstan­ de Buenos A ire s . El área urbana com prendía el ce n tro , los arrabales y las
cias en que se halla la provincia de Buenos Aires e islas Malvinas y modo de repararse” . quintas. La zona cé n trica estaba d e lim ita d a hacia el su r por el “ zanjón del
Este escrito, considerado agraviante por las autoridades, se atribuyó durante muchos años n h o s p ita l” (actual c a lle C h ile ) y hacia el n orte por el "zanjón de M a to rra s ”
Cabello y Mesa, aunque actualmente los historiadores opinan que fue una reproducción de un trabajo
perteneciente a Juan de La Piedra, del año 1778.
■jue co rría e n tre las actuales ca lle s Paraguay y Córdoba. La Plaza M ayor

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C am ponesqui fu e un re tra tis ta ita lia n o que por el año 1804 ya se en­
contraba en Buenos A ire s , donde fu e conocido con el apodo de " e l rom ano".
Su obra más re p re se nta tiva es un cuadro del lego d om in ico José Zembo-
rain, en que la fig u ra del re lig io s o tie n e al fondo el convento de Santo
D om ingo.

INGLATERRA EN EL SIGLO X V III. LOS HANNOVER

La reina Ana Estuardo (1702-1714)


Com o vim o s, después de la R evolución de 1688 ciñeron la corona de
In g la te rra los m onarcas M aría II Estuardo y su esposo G u ille rm o III. A m bos
fa lle c ie ro n sin d e ja r descendiente s (1694 y 1702 re spe ctivam ente) y enton­
ces el Parlam ento, para e v ita r la p osible sucesión de un prín cip e ca tó lico ,
v o tó el A c ta de E sta b le cim ie n to (1701).
De acuerdo con esta ley, heredó el tro n o Ana Estuardo, herm ana m enor
de M aría II.
(hoy de M ayo) c o n s titu ía el ce n tro p o lític o y a d m in is tra tiv o de la ciudad con El Acta de Establecim iento dispuso que a la muerte de Ana, la corona debía
sus im p o rta n te s e d ific io s : el F uerte, la C a tedral y el C abildo, donde re s i­ recaer en el heredero de Sofía (nieta de Jacobo I) casada con el príncipe alemán
dían las autoridades gubernativas, e c le s iá s tic a s y com unales. Ernesto de Hannover.
Las igle sia s fu e ro n las obras a rq u ite c tó n ic a s más im p o rta n te s de nues­ De no haber tom ado el Parlamento esta precaución, a la muerte de Ana el
tro país en el período hispánico. A unque los te m p lo s que han llegado hasta trono hubiera correspondido a su hermano Jacobo Francisco, que profesaba la
el presente com enzaron a e d ific a rs e en las p rim e ra s décadas del sig lo religión católica.
XVIII, no puede dudarse que la a rq u ite c tu ra re lig io s a se in ic ió mucho antes.
La im ponente C a te d ra l de Córdoba re p resenta el e d ific io más d e sta ­
cado. Trazaron los planos los a rq u ite c to s je su íta s A n d ré s B lanqui y Juan
B autista P rlm o li y en el año 1758, el fra n cisca n o V ice n te M uñoz levantó
la grandiosa cúpula; a fin e s del s ig lo XVIII fu eron con clu id a s las to rre s ,
concebidas por un a rq u ite c to cuyo nom bre se ignora.
La C atedral de Córdoba responde a dos e s tilo s a rq u ite c tó n ic o s : la
fachada y la parte in fe rio r se d istin g u e n por su so b rio cla s ic is m o , m ientras
que la parte s u p e rio r, la cúpula y las dos to rre s , corresponden a la profusa
ornam entación del barroco.

La pintura. A d ife re n c ia de lo que sucedió en M é xico y en el Perú, la


a ctividad p ic tó ric a en el v irre in a to del Río de la Plata fue m uy lim ita d a . No
e xiste n m ayores datos sobre los pocos a rtis ta s que actuaron en n uestro
m edio a fin e s del s ig lo XVIII y a com ienzos de la ce n tu ria s ig u ie n te . M e re ­
cen recordarse M ig u e l A u c e ll, José Salas y A n g e l Cam ponesqui.
Del valenciano A u c e ll se conserva un óle o donde p in tó , en tam año
natural, al inten d e n te F rancisco de Paula Sanz y a un lacayo negro. Con
respecto al m ad rile ñ o Salas, se sabe que lle g ó a Buenos A ire s a fin e s del
sig lo XVIII y su cuadro más conocido es el que reproduce la im agen de la
beata S or M aría de la Paz y F igueroa, fundadora de la Casa de E je rcicio s
E sp iritu ales de Buenos A ire s .1

1 La antigua Casa de Ejercicios Espirituales se encuentra situada en la esquina de la ave­


nida Independencia y la calle Salta.
La reina Ana Estuardo — casada con un p rín cip e de D inam arca— care­
c ió de c a rá cte r y ta m bién de personalidad: se dejó gu ia r por am igas íntim as 1
y tu vo que co nte m p o riza r con los dos p a rtid o s dom inantes (to rie s y w h ig s ).
El A cta de E sta b le cim ie n to d ispuso quien debía ocupar el tro n o de
Ing la te rra e Irlanda, pero nada aclaró con re sp e cto a Escocia, reino que a
la m u erte de Ana podía re co n o ce r heredero al p re te n d ie n te ca tó lic o , el
h ijo de Jacobo II Estuardo.
Para e v ita r fu tu ro s in cid e n te s y luego de varias negociaciones, se llegó
a un acuerdo. En 1707 los Parlam entos de In g la te rra y Escocia votaron el
A c ta de Unión-, e ste docum ento declaró la unión p o lític a de ambos países
en uno solo, que se llam ó R eino U nido de Gran Bretaña.
O tro im p o rta n te a co n te c im ie n to del reinado de Ana Estuardo fu e la
p a rticip a ció n de su país en la G uerra de la Sucesión de España. Como
sabem os, al té rm in o de este c o n flic to , In g la te rra se b e n e fic ió con las ven­
tajas te rrito ria le s que le o to rg ó la Paz de U tre ch t.

Advenim iento de los Hannover


La reina fa lle c ió en 1714 sin d e ja r descendencia y por esta causa am e­
nazó con e xtin g u irs e la rama p ro te s ta n te de los Estuardo. De acuerdo con
lo d ispu esto en el A c ta de E sta b le cim ie n to , el tro n o co rre sp o nd ió a su-
pa riente Jorge I, e le c to r de H annover (A lem ania).
La dinastía de los H annover, que gobernó a In g la te rra cerca de dos­
cie n to s años, fu e apoyada por los w hige, m ie n tra s los to rie s tra ta ro n in­
fru ctu o sa m e n te , en dos oportu n id a d e s, de re s ta b le c e r a la rama c a tó lica de
los Estuardo en la persona dél p re te n d ie n te Jacobo III. Con su fogoso temperamento, W alpole no tardó en dom inar a los otros m inis­
tros y fue el encargado de com unicar al rey las resoluciones de sus colegas. Sus
adversarios lo apellidaron Prim er M inistro, térm ino que prevaleció a través de los
Jorge I (1714-1727) años.
Este p ríncip e alem án desconocía el idiom a inglés y para los problem as W alpole d irig ió los d e stin o s de In glaterra sin plan ni program a previos,
de su nuevo rein o dispuso fia rs e de sus m in is tro s . Ni siq u ie ra a sistía a las pero "h iz o lo que las circu n sta n cia s exigían, y lo hizo b ie n ” .
reuniones con su gabinete y, com o bien se ha d icho, " s u corazón estaba Para c o n so lid a r el p re s tig io de la dé b il m onarquía inglesa, e v itó la in­
en H annover” 2 tro m is ió n de los " ja c o b ita s " 1 y separó del poder a los to rie s. M e jo ró las
E ligió a sus colaboradores e n tre los w h ig s y con esta a c titu d in ic ió un finanzas, d ism in u yó los im pue sto s, fa vo re ció a la clase m edia y apoyó el
período — continuado por su su ce so r— de p re d o m in io de dicho p a rtid o . En s u rg im ie n to de grandes in d u stria s. En p o lític a e x te rio r, tra tó de se g u ir una
esta fo rm a , los to rie s fu e ro n reducidos a la im potencia. conducta p a c ifis ta .
D urante el reinado de Jorge I com enzó a destacarse el m in is tro R oberto Con el fin de m antener la m ayoría en las Cámaras, W alpole com pró con
W aipole, que d irig ió m uchos años la p o lític a inglesa (1721-1742). d in e ro o fa vo re s a los diputados, siste m a que ha sid o llam ado de " la co­
W alpole era un fornido campesino que tenía los gustos y las costumbres de rru p ció n p a rla m e n ta ria ".2
un propietario rural. Detestaba las rígidas doctrinas políticas y los libros de música. Jorge I fa lle c ió en 1727 y fu e sucedido por su h ijo .
Prefería las partidas de caza y las alegres comilonas.
D irigió los asuntos de Estado como un com erciante y aunque aparentó no
hacer nada, lo hizo todo. Jorge II (1727-1760)

El nuevo m onarca era un hom bre m etódico, avaro y poco in te lig e n te .


Hablaba c o rre c ta m e n te el inglés, pero sus m odales y costum bres eran tan
1 Durante varios años mantuvo íntima amistad con Sara Jennings (después de su casamiento,
duquesa de M arlborough). Posteriormente se indispuso con ella y la sustituyó por Abigail Hill
(L a d y M asham ). 1 Partidarios del pretendiente católico.
2 Despreció a sus enemigos y de ellos dijo: “Todos esos hombres tienen un precio” .
2 Jorge I era un hombre maduro (54 años) que desconocía la Constitución y las leyes de “Walpole gobernó por la corrupción — escribe Macaulay— por.que en su tiempo era imposible
Inglaterra. Su séquito estaba formado por alemanes y cuando tenía que hablar con sus ministros gobernar de otro modo” .
ingleses lo hacia en latín.

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alem anas com o las de su padre. Para fe lic id a d del pueblo, se dejó d irig ir
por su esposa C arolina, " m u je r cu ltiva d a, e sto ica y, sobre to d o , p a c ie n te ” . En resum en, la m onarquía p a rla m enta ria inglesa tu vo los sig u ie n te s
D urante va rio s años, W alpole co n tin u ó al fre n te de la p o lític a , ampara­ ca ra cte re s:
do en el apoyo de la reina.
En el tra n sc u rs o de e ste gobierno, In g la te rra se unió con M aría Teresa a ) El rey. A unque nom bra a los m in is tro s , no e je rce d ire cta m e n te n in ­
y luchó contra España y Francia en la G uerra de la Sucesión- de A u s tria . gún acto de gobierno, ni firm a po r sí so lo orden alguna. Está considerado
No había co n clu id o este c o n flic to , cuando W alpole fue reem plazado (1742) un personaje algo sagrado e irre spo nsa ble , que “ no puede o b ra r m a l” . Toda
por el gran e sta d ista y e lo cu en te p o lític o G u ille rm o P itt. d isp o sició n real debe e sta r refrendada po r el m in is tro re sp e ctivo , que se
hace responsable de e lla.
C riticó la doctrina pacifista y la corrupción po lítica de W alpole. De tem pera­
mento irritable, se hizo antipático el rey, en especial por su odio a todos los naci­ b) Los m inistros. Forman el gabinete, que es, en realidad, un orga­
dos en Hannover. Pitt dijo en cierta oportunidad: “ Es demasiado fácil ver que este
nism o soberano de g obierno. Sus in te g ra n te s son responsables ante la Cá­
grande y poderoso reino (Inglaterra) no se considera ya sino como una provincia
mara de los Com unes y ejercen la suprem a au toridad e je cu tiva y le g is la tiv a
de ese m iserable electorado” .
Muy capaz y honrado en extremo, el pueblo lo admiró como un verdadero en nom bre del soberano.
patriota, que tenía — según expresión de un escritor— “ la virtud de un romano y
D irigido por el primer ministro, el gabinete redacta la legislación y resuelve
la urbanidad de un francés” .
problemas de orden general. Sus integrantes son solidarios unos con otros, porque
Un problem a fundam ental dom inaba el e s p íritu del p rim e r m in is tro : la pertenecen al mismo partido.
Si, en una votación de un problema fundamental, la Cámara de los Comunes
form a ción de una In g la te rra poderosa, dueña del más grande im p e rio co­
retira su apoyo a los m inistros, éstos deben renunciar y convocar a elecciones,
lonial. para consultar si siguen m ereciendo la confianza del pueblo.
B e licista de cid id o , co n tó con el apoyo p opular para hacer in te rv e n ir a Conviene destacar, que, cuando los ingleses aluden al “ gobierno de su Majes­
su país — ju n to a Prusia— en la G uerra de los S ie te A ños; c o n flic to en el tad” , siempre se refieren al gabinete.
que Ingla terra re s u ltó m uy fa vo re cid a . Cuando se firm ó la paz de París
(1763), P itt ya no estaba en el poder, pues el cam bio de p o lític a im puesto c ) El Parlam ento. C om prende dos asam bleas: la A lta Cámara o de los
por el nuevo rey Jorge III lo había obligado a d im itir (1761). Lores, integrada por nobles h e re d ita rio s, eleg idos por el soberano, y la
Cámara Baja o de los C om unes, form ada por ca balleros y burgueses (dos
p o r cada condado o burgo).
LA M O N A R Q U IA PARLAMENTARIA EN INGLATERRA
A l ocupar el tro n o de In g la te rra los dos p rim e ro s soberanos p e rte n e ­ Jorge III (1760-1820)
cie n te s a la dinastía de los H annover (Jorge I y Jorge II), ese país fo rta le c ió
el régim en p arla m e n ta rio de go b iern o y a d q u irió la fiso n o m ía p o lític a que N ie to del m onarca a n te rio r, el nuevo soberano había nacido en Ingla­
conserva en la actualidad. te rra y así lo dem ostraba en su presencia, m odales, c a rá cte r y lenguaje.
Educado desde pequeño en el d esprecio hacia su débil abuelo, se a firm a
En el transcurso de su historia, el pueblo inglés defendió la monarquía lim i­ que su m adre le re petía con fre cu e n cia : "Jo rg e , sé re y ” .
tada y se opuso a toda tentativa de gobierno absolutista.
Así en 1215, el rey Juan Sin Tierra se vio obligado a ju ra r la Carta Magna, C eloso de sus p re rro g a tiva s reales, Jorge II se propuso m o d ific a r la
docum ento que lim itaba su autoridad de soberano, frente al Gran Consejo del Reino p o lític a de su s-a n teceso res, y a im ita c ió n de los o tro s m onarcas europeos,
(Parlamento) y ratificaba muchos privilegios tradicionales, que ya gozaban la no­ de cidió gobernar d ire cta m e n te . E lim inó a los w h ig s del poder (e n tre o tro s
bleza feudal y el clero. a P itt) y p e rm itió el s u rg im ie n to de los to rie s.
Después el rey Carlos I hubo de aceptar la Petición de Derechos y luego El pueblo y el P arlam ento re s is tie ro n los p rin c ip io s a u to rita rio s del
María II Estuardo y su esposo G uillerm o de Orange juraron respetar la Declaración
soberano, quien se esforzó por cre a r el p a rtid o “ de los am igos del re y ”
de Derechos.
IK in g 's frie n d s ).
Desde la re vo lu ció n de 1688, los reyes de In g la te rra accedieron al La c ris is c o n s titu c io n a l producida en Ing la te rra por la d is c u tid a p o lítica
anhelo p opular de e le g ir sus m in is tro s en las fila s del p a rtid o que re p re ­ de Jorge III, se agravó con las d e rro ta s su frid a s por sus tro p a s en A m é rica
sentara la mayoría parla m e n ta ria . Con el a d ve n im ie n to de Jorge I (Hanno­ del N orte, lucha que fin a liz ó con el re co n o cim ie n to de la independencia de
ve r), que no hablaba ni entendía el idiom a in g lé s, el p rim e r m in is tro (W al­ Estados U nidos.
pole) se tra n s fo rm ó en un poderoso personaje, pues, además de d irig ir todo A n te los fracasos, el m onarca d e cid ió te rm in a r con sus p rin c ip io s auto­
el gabinete, era el je fe de los w h ig s , p a rtid o m a y o rita rio en la Cámara de rita rio s y entre g ó el gob ierno al nuevo p rim e r m in is tro G u ille rm o P itt,' bajo
los C om unes.' cuyo m andato In g la te rra conso lid ó su régim en p a rlam e ntario y c o n s titu ­
cional.
1 En esa época, sentóse el principio deque el monarca debía elegir su gabinete entre los
miembros de la Cámara de los Comunes.
Walpole se radicó en D owning Street N9 10, residencia que es — hasta el presente— domi­
cilio obligado de los "p rem ieres” británicos.
1 Algunos historiadores lo llaman Guillerm o P itt el Joven, para diferenciarlo de su padre
— de igual nombre— que actuó como ministro de Jorge II.

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Cuando ocupó su alto cargo, G uillerm o Pitt tenía veinticuatro años (1759) y
hasta su muerte, acaecida en 1806, dirigió con dignidad y prudencia los destinos
de Inglaterra.
Formado desde pequeño por su padre, heredó de éste la honradez intachable
y la autoridad irresistible. Con razón se ha dicho que “ no sólo fue un bloque de la
vieja cantera, sino la vie ja cantera misma” .

P itt m ejoró las finanzas, c o m b a tió la co rru p ció n a d m in is tra tiv a y je ra r­ Rivalidad anglo-francesa
quizó a los dos grandes p a rtid o s p o lític o s . En lo e x te rio r fu e tenaz adver­ En 1639 los in g le se s fundaron sobre el g o lfo de Bengala la fa cto ría de
sa rio de la R evolución Francesa. M adrás y p o s te rio rm e n te C alcuta (1609), las que no tarda ron en co n ve rtirse
en grandes em p orios.
LA IN D IA : R IVA LID A D CO LO N IA L ANGLO-FRANCESA Por su parte, la Com pañía francesa ta m bién se e sta b le ció en la región
del g o lfo de Bengala, y en 1676 fu n d ó P ondichery. Esta región progresó
En el s ig lo XVI la d inastía m usulm ana del Gran M o g o l ocupó todo el rápidam ente, p o r la obra del gobernador D um as (1735-1741), que equipó un
te r rito rio de la India y e s ta b le ció la ca p ita l en D e lh i, sobre un a flu e n te del e jé rc ito de indígenas, llam ados cípayos, y los a d ie stró a sem ejanza de los
río Ganges. A com ienzos del s ig lo X VIII, por causa de la decadencia de la europeos.
d inastía gobernante, ese ric o te r rito rio fu e cam po p ro p ic io para la in te rv e n ­ Cuando e s ta lló la G uerra de la Sucesión de A u s tria , ambas Compañías
ción de potencias e xtra n je ras. se v ie ro n en vu e lta s en c o n flic to s .
A Dumas sucedió el destacado gobernador José F rancisco D up le ix
Las Compañías (1741-1754), quien aprovechó la situ a ció n europea para exte n d e r el poderío
fra n cé s en la India.
Ing la te rra y Francia, deseosas de expansión c o lo n ia l, se e sforzaron, casi En 1746 a rreb ató a los in gleses la fa cto ría de M adrás, pero debió ce­
sim ultáne am en te , para e sta b le ce r fa c to ría s en la India. Sin em bargo, m ie n ­ d e rla ante la paz firm a d a en A quisgrán . D up le ix continuó guerreando por
tra s en A m é rica del N o rte los gobiernos de ambas potencias in te rv in ie ro n s e is años (1748-1754), esta vez co n tra los naturales, y con sig uió para su
d ire cta m e nte , en la India |a em presa fu e confiada, durante v a rio s años, a la país el d o m in io de la co sta o rie n ta l de la India, en el g o lfo de Bengala.
in ic ia tiv a privada. La p o lític a expansiva de D up le ix m o tivó la p ro te sta de Ing late rra, y
En 1599 un núcleo de co m e rcia n tes ingleses creó la Com pañía de las para e v ita r fu tu ro s in cid e n te s, la Com pañía lo reem plazó por Godeheu.
Indias O rie n ta le s , y en 1604, su rg ió la Com pañía francesa de igual nom bre. Cuando e ste gobernador lleg ó a la India, firm ó un tra ta d o con los ingleses

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Los Congresos de F iladelfia
>or el cual ambas partes p ro m e tie ro n d e d icarse a a ctivid a d e s co m e rcia le s
y renun cia r a sus co n q u ista s sobre los p rín cip e s indígenas (año 1754). En 1774» los re pre se ntante s de las C olonias — a excepción .de G eorgia—
El tra ta d o no puso fin a la riva lid a d c o lo n ia l anglo-francesa. A l año se re unieron en F ila d e lfia para cam biar ideas sobre la grave situ a ció n.
sig u ie n te de su firm a , los in g le se s atacaron so rp re siva m e n te las fa cto ría s Los patriotas se constituyeron en m ayoría sobre el pequeño grupo de “ leales”
francesas y co nsig uie ro n apoderarse de todas ellas. y expidieron un manifiesto, en el que refirm aban la decisión de no aceptar leyes
El gobernador inglés R oberto C liv e , considerado el fu n d a d o r del im pe­ provenientes de un Parlamento en el que no se hallaban representados.
rio b ritá n ic o en la India, v e n ció a los fra n ce se s y a sus aliados en la batalla En esta declaración, que hicieron llegar al rey y a la nación inglesa, analiza­
de P lassey (1757) y luego o b tu vo la ca p itu la c ió n de Pondichery. ban sus derechos de vida, propiedad y libertad.
D errotados los fra n ce se s, el g obierno in g lé s in te rv in o d ire c ta m e n te en
la a d m in istra ció n de la India y nom bró el p rim e r gobernador general. Jorge III se negó a hacer concesiones y entonces las colo nias am erica­
nas d e cid ie ro n d e fe n d e r sus derechos m ediante las arm as.
En a b ril de 1775 se in ic ió la guerra con el com bate de Lexington, donde
INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS U N ID O S DE A M E R IC A
los colonos c o n siguieron una buena v ic to ria .
En m ayo de ese año, se reunió en F ila d e lfia un segundo C ongreso, al
Las colonias inglesas en A m érica que a s is tie ro n re pre se ntante s de todas las colonias. Por unanim idad fue
proclam ado el ¡lu stre p a trio ta Jorge W ashington, general en je fe de los
A m ediados del s ig lo X VIII, las tre c e co lo n ia s b ritá n ic a s ocupaban la e jé rc ito s am ericanos;
costa a tlá n tica de A m é ric a del N o rte .1 Cada una organizó las in s titu c io n e s
de acuerdo con sus necesidades y ca ra c te rís tic a s , y si bien se consideraban
dependientes de la corona inglesa, el re sp e to de los hab ita n te s p o r la lib e r­ D eclaración de la Independencia
tad p o lític a te n d ió a fo rta le c e r los go b iern o s locales.
Cada una de las co lo n ia s a d q u irió gran in d ivid u a lid a d , pues los habi­ M ie n tra s proseguía la guerra co ntra la m e tró p o li, la re b e lió n de las co­
tantes votaban sus p ro p io s im p u e sto s y defendían con a rd o r las lib e rta d e s lonias había evolucionado hacia la fo rm a ció n de gobiernos to ta lm e n te inde­
que les hubieran c o rre sp o nd id o en la m e tró p o li. A s í fu e com o a m ediados p e ndientes, que desconocían la autoridad del rey. La opo rtu nida d era p ro picia
del s ig lo X VIII, dichas co lo n ia s eran, en cuanto a la m archa de sus asuntos p a r^ le g a liza r esa situ a ció n.
in te rn o s, prá ctica m e n te ind e pe n d ie n te s de In g la te rra .

La política im positiva
La G uerra de los S ie te A ños había re su lta d o m uy costosa para Ingla­
te rra y por esta causa, la C orona d ispuso reorganizar el s iste m a im p o s itiv o
co lo n ia l.
En el año 1764, el rey Jorge III sancionó la Ley d e l A zúcar, la cual
gravó con un im p u e sto las melazas que ingresaban en las colonias. A l año
s ig u ie n te e ntró en v ig o r la Ley d e l Tim bre, que disponía el uso del papel
sellado en tod os los docum entos legales. Nuevos im p u e sto s a fectaron al
plom o, al v id rio y al té .
E stas m edidas fu e ro n mal re cib id a s en las co lo n ia s y provocaron des­
órdenes, por cuanto sus h a b ita n te s sostenían que d ichos im p u e sto s habían
sido votados por un Parlam ento al cual no habían enviado re p re se nta n te s.
Los c o n flic to s cu lm in a ro n en la ciudad de Boston, a consecuencia del
gravam en sobre el té .

Un grupo de colonos disfrazados de pieles rojas arrojó al mar un cargamento


de té, mientras la m ultitud agredía a los cobradores de impuestos.
Las tropas inglesas, en acción de represalia, abrieron fuego sobre los revol­
tosos.
Este grave incidente, conocido como “ la matanza de Boston” , sirvió para
acentuar el hondo rencor hacia la m etrópoli.

1 Ordenadas de norte a sur, eran las siguientes: Massachusetts, Nueva Hampshire, Rhode
siand, Connecticut, Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania, Delaware, Maryland, Virginia, Carolina
del Norte, Carolina del Sur, Georgia.

296
El 7 de ju n io , R icardo Lee, delegado de V irg in ia , so m e tió al C ongreso
de F ila d e lfia , que seguía reunido, un p ro ye cto en fa v o r de la d e claración de
la independencia. Tomás J e ffe rs o n p re s id ió la co m isió n redactora, y el 4 de
ju lio de 1776 el C ongreso aprobó la D eclaración, verdadero alegato en Guía de repaso
fa vo r de los derechos hum anos, fundado en el orden, el respeto m utuo y
la voluntad de Dios.

La lucha por la independencia


El go biern o in g lé s envió re fuerzos para sus tro p a s, las cuales ve n cie ro n
al e jé rc ito am ericano que se hallaba en Nueva Y ork. W ashington consiguió La politica borbónica Los princip io s del despotismo ilustrado. El regalismo. El
en América. nuevo ordenam iento administrativo.
reorganizar sus fuerzas y triu n fó en las batallas de Trenton y P rinceton.
Expulsión de los jesuítas. Acusaciones contra estos re lig io ­
Sin em bargo, al poco tie m p o , los in g le se s ocuparon F ila d e lfia y sus sos. Las Juntas de Temporalidades.
avances to rn a ro n c rític a la s itu a ció n de Ips p a trio ta s . Estos no claudicaron
y en octu b re de 1777 co n sig uie ro n , sobre un e jé rc ito enem igo que había
Fundación del Causas externas e internas que m otivaron su creación. El
salido de Canadá, la im p o rta n te v ic to ria de Saratoga. Virreinato del Río virreinato provisional: Pedro de Cevallos. Los virreyes. Obra
A fines de 1776, el Congreso decidió so licita r la ayuda de algunas cortes de la Plata. de Vértiz y Salcedo. Sucesores.
europeas. Benjamín Frankiin se trasladó a Francia y obtuvo de Luis XVI el envío de La Real Ordenanza de Intendentes: causas por las cuales
armas y provisiones. Muchos franceses se incorporaron como voluntarios, entre se im plantó el régimen de intendencias. Los gobernadores
ellos el marqués de Latayette que se puso al frente de un numeroso contingente, intendentes: atribuciones de justicia, hacienda, guerra y
armado por su cuenta. policía. Jurisdicciones territoriales en el Rio de la Plata: las
En 1779 España y Francia unieron sus flotas contra el poderío naval de In­ ocho intendencias y los cuatro gobiernos subordinados.
glaterra.

En 1780 los no rte a m e rica n o s re c ib ie ro n la ayuda de una considerable Perfil social, La sociedad. Los españoles y los crio llo s: sus caracteres.
fuerza francesa a las órdenes del general conde de Rochambeau. La acción económico y cultural El trabajo obligatorio de los indígenas. Los mestizos. La
de América hispánica. trata de negros. Las tres clases sociales: características de
coordinada de W ashington y el je fe fra n cé s p e rm itió ce rca r al enem igo en
cada una de ellas.
York Town. Los aliados s itia ro n esa phaza y en o ctu b re de 1781 los ingleses La economía. Los repartim ientos de tierras: las Ordenanzas
se rin d ie ro n . A n te la d e rro ta de sus fuerzas, Jorge III in ic ió negociaciones de Población. La minería y los tres sistemas de explotación.
con los com isionados am ericanos y fra n ce se s. El 3 de s e tie m b re de 1783 La agricultura: progresos que introdujeron los españoles.
se firm ó , en V e rsa lle s, el tra ta d o de paz; por él, In g la te rra reconocía la La ganadería: la Mesta. La industria: las actividades ma­
independencia y soberanía de las co lo n ia s am ericanas. nufactureras.
Reseña de la actividad cultural. La enseñanza. La primera
escuela para indígenas. Mención de algunos colegios se­
C onstitución de los Estados Unidos cundarios. La universidad de México. Las letras. Los cro­
nistas e historiadores. G arcilaso de la Vega. Alonso de
Rotas las re la cio n e s con la m e tró p o li, era necesario cre a r un vín cu lo Erciiia. Juana Inés de la Cruz.
que uniera los in te re s e s com unes de los nuevos Estados. Fue así com o en Las artes. Los edificios religiosos. La pintura y la escultura
noviem bre de 1777, y a propuesta del C ongreso, se fo rm ó una C onfedera­ colonial.
ción con el nom bre de Estados U nidos de A m érica.
En m ayo de 1787 se re u n ió una C onvención C o n s titu y e n te con pode­ Perfil social, La población y las clases sociales. Habitantes de Buenos
res para organizar un g o bierno nacional. Luego de largos y apasionados económico y cultural Aires y su campaña. Las clases sociales. La aristocracia
debates se aprobó la nueva C o n s titu c ió n destinada a re g ir en todo el te r r i­ del Virreinato del Rio española. Los crio llo s y sus aspiraciones a un gobierno
to rio de los Estados U nidos. de la Plata. propio. Los gauchos. Los negros africanos.
C onvocado el p ueblo a ele ccio n e s, re s u ltó e le g id o p rim e r p re s id e n te el La economía. Evolución del régimen com ercial. Los Bor-
gran ciudadano Jorge W ashington, quien fu e acompañado en la fó rm u la por bones y la nueva política económica. Reemplazo del sis­
el destacado John Adam s. tema monopolista de flotas. El Reglamento del Comercio
Libre. Carlos IV y la Real Cédula de 1797. El Consulado de
Buenos Aires: Belgrano y la posición liberal. La Aduana:
atribuciones. La moneda: de oro y de plata; la ceca de
Potosí. La ganadería: su abundancia; la salazón de carnes.
La agricultura: factores que lim itaron su progreso. La m i­
nería: los yacim ientos de azogue; el cerro de Potosí. El
desarrollo in du strial: las actividades m anufactureras; zonas
donde se expandió la industria textil. La región cuyana,

298 299
Tucumán y Mendoza, Corrientes y Buenos Aires: sus res­
pectivas industrias.
La cultura. La enseñanza prim aria: las tres categorías de
¿Cómo se desarrolló la agricultura y la ganadería? 13. Resuma
escuelas. La enseñanza media: el Colegio Máximo y el la actividad cultural en Hispanoamérica refiriéndose a la ense­
Convictorio de San Javier en Córdoba. El Colegio de San ñanza, a las letras y a las artes. 14. ¿Qué aspectos pueden con­
Ignacio y el de San Carlos en Buenos Aires. La enseñanza siderarse al estudiar la población del virreinato del Río de la
superior: la universidad de Córdoba y el obispo Trejo y
Sanabria. Carácter de la universidad de Chuquisaca. Plata? 15. ¿Qué sabe con respecto a las clases sociales? 16. ¿Cómo
La enseñanza especializada: las escuelas de Náutica y de evolucionó el régimen comercial? 17. ¿Qué estableció el Regla­
Dibujo. Pedro Cerviño y Gaspar Hernández. mento del Comercio Libre? 18. ¿Qué labor desarrolló Belgrano
El Protom edicato: M iguel O’Gorman. La Escuela de M edi­ como secretario del Consulado? 19. ¿Qué funciones cumplió la
cina: Cosme Argerich. La im prenta: los m isioneros Neuman
y Serrano. La Real Imprenta de Niños Expósitos. El perio­ Aduana de Buenos Aires? 20. ¿Qué sabe con respecto a la mo­
dism o: prim eros impresos. Las letras: comienzos de la his­ neda en el virreinato? 21. ¿Cuál fue la importancia de la gana­
toria lite ra ria : Luis de Miranda, Schm idl, Centenera, Díaz dería? 22. ¿En qué regiones del virreinato se desarrolló la indus­
de Guzmán, Tejeda y Lavardén. tria? 23. ¿De cuántas categorías eran las escuelas elementales?
Las artes. La arquitectura: la Plaza Mayor. La Catedral de
Córdoba: sus estilos. La pintura: Aucell, Salas y Campo- 24. ¿Cuáles fueron los establecimientos de enseñanza media?
nesqui. 25. ¿Cuántas universidades funcionaron en el Virreinato? 26. ¿Hu­
bo enseñanza especializada? 27. ¿Qué funciones cumplía el Pro­
Inglaterra en el La reina Ana Estuardo. El Acta de Unión. El rey Jorge I y el tomedicato? 28. ¿Qué sabe con respecto a-la imprenta? 29. ¿Y al
siglo XVIII. m inistro Walpole. Jorge II y Guillermo Pitt. La monarquía periodismo? 30. ¿Qué conoce sobre la historia literaria del Río
Los Hannover. parlamentaria en Inglaterra: el rey, los m inistros y el p a rla­ de la Plata? 31. ¿Qué puede decir con respecto a la Catedral de
mento. Jorge III y G uillerm o Pitt (el ¡oven). La rivalidad
anglo-francesa: poderio francés en la India. Roberto Ciive Córdoba? 32. ¿Recuerda los nombres de algunos pintores? 33. ¿Có­
y la Batalla de Plassey. mo llegó al trono de Inglaterra la reina Ana Estuardo? 34. ¿Y
los Hannover? 35. Explique la obra de gobierno de Roberto Wal­
Independencia de Organización de las trece colonias británicas. La política pole. 36. ¿Qué sabe con respecto a Guillermo Pitt? 37. ¿Cuáles
los Estados Unidos im positiva: leyes del azúcar y del timbre. La matanza de fueron los caracteres de la monarquía parlamentaria en Inglate­
de Norteamérica. Boston. Combate de Lexington. Congreso de Filadelfia. De­
rra? 38. ¿Cómo gobernó Jorge III? 39. Explique la rivalidad co­
claración de la Independencia. Batallas de Trenton, Prince­
ton y Saratoga. Derrota de los ingleses. Los Estados Unidos lonial anglo-francesa en la India. 40. ¿Cuál era la situación de
de Am érica: Jorge Washington. las colonias inglesas en América del Norte a mediados del siglo
XVIII? 41. ¿Qué consecuencias produjo la política impositiva?
42. ¿Qué ocurrió en los Congresos de Filadelfia? 43. ¿Cuáles fue­
ron las principales acciones bélicas en la lucha por la independen­
r-Cuestionario cia? 44. ¿Qué aprobó la Convención Constituyente de 1787?

1. ¿Cuál fue el propósito fundamental de la política seguida por los


reyes Borbones? 2. ¿Por qué fueron expulsados los jesuitas? 3.
¿Qué causas externas e internas motivaron la creación del virrei­
nato del Río de la Plata? 4. ¿Cuándo fue creado el virreinato pro­
visional? 5. ¿Qué puede decir sobre la actuación de los virreyes
Cevallos y Vértiz? 6. ¿Qué causas influyeron para que se implan­ Actividades Prácticas
tara el régimen de Intendencias en el Rio de la Plata? 7. ¿Cuáles
fueron las atribuciones de los gobernadores intendentes? 8. ¿En • S in te tiz a r las re fo rm a s im p la n ta d a s p o r los B o rb o n ts en España.
cuántas intendencias y gobiernos subordinados fue dividido el • R e s u m ir las causas e x te rn a s e in te rn a s que m o tiv a ro n la creación
vasto territorio del Río de la Plata? 9. ¿Cóm o estaba formada la d e l v irr e in a to de l R ío de la P la ta.
sociedad en el período hispánico desde el punto de vista étnico? • C o m p a ra r las a trib u c io n e s otorg adas a los gob ernadores in te n d e n ­
10. ¿En cuántas clases se agrupaba la población? 11. ¿Qué sabe tes con las que c o rre sp o n d ía n a los v irre y e s .
con respecto a los repartimientos de tierras y a la minería? 12. • E n cuadros sin ó p tico s re s u m ir las diversas m anife sta cio n e s c u ltu ­
ra le s en épocas d e l v irre in a to .

300
301
Lectura Tau A nzoátegui, V ícto r,
y M a rtiré , E duardo.
tra d a que rodeó a los reyes espa­
ñoles a comienzos del siglo X V III?

M a n u a l d e H i s t o r i a de l a s • ¿Quién de sarrolló la tesis de la


I n s t it u c io n e s A r g e n t in a s . m onarquía por derecho d ivino ?

Buenos Aires, 1967. • ¿Qué se deduce de las respuestas


El d esp otism o ilustrado a las preguntas que fig u ra n en el
• ¿Qué se propuso la m in o ría ilu s - catecismo dél obispo San A lb e rto ?

Tanto en Europa como en España, obra P o lític a deducida de las propias


en las postrimerías del siglo X VII y palabras de la Sagrada E s c ritu ra
comienzos del XVIII, existía el con­ (1709), traducida al español en 1743.
vencimiento de una decadencia es­ Decía que la persona de los reyes
pañola m u y pro fu n d a . De ahí que era sagrada, como representantes de
los hombres del siglo XVIII em­ la Majestad Divina para la ejecu­
prendieran una denodada lucha por ción de sus designios y, por lo tanto,
re v ita liz a r a la nación p aralizada y debía servírseles “con buena volun­
así un notable grupo de pensadores tad, con temor, respeto y sinceridad
intentó la adopción en la península de corazón, como a Jesucristo” . Aun­
de principios ya aplicados y difun­ que la tesis no se expuso en España
didos exitosamente en otros países con prolijidad doctrinal, fue domi­
del co n tin e n te . Este c o n ju n to de nante en el concepto de las genera­
hombres innovadores, que rodeó a ciones ilustradas. P o r eso se conde­
los monarcas, constituyó la llamada naron las doctrinas de V ito ria , Suá-
m in o ría ilu stra d a . Su pensamiento y rez, M a ria n a y todos aquellos que
su obra se conocen como el despotis­ tra ta ro n de señalar lim ita cio n e s a la
m o ilu stra d o , en razón de que para a u to rid a d regia.
ellos el poder real, “ nervio principa] Como ejemplo de cuanto decimos,
de la reforma” , debía ser robusteci­ véanse estas preguntas y respuestas
do hasta el extremo de posibilitar la contenidas' en un catecismo de ca­
aplicación de las sustanciales refor­ rácter político redactado por el obis­
mas p ro y e c ta d a s. Según Sánchez po de Córdoba del Tucumán, fray
Agesta, la c o n s e cu e n c ia histórica José Antonio de San Alberto, e im­
más duradera del despotismo ilus­ preso en 1783 para la enseñanza de
trado español fue la sustitución de los niños:
una perimida co n tin u id a d tra d ic io ­ — “ ¿Quién, pues, es el origen de
n a l por una cuidadosa ordenación los Reyes?
raciona l, es decir, .por un orden ra­ — ’’Dios mismo, de quien se deri­
cionalmente dispuesto por voluntad va toda potestad.
del legislador. — ’’ ¿Por qué los Reyes se llama­
L a e xa ltación del poder re a l fue ron Dioses?
tem a corrie n te de toda la lite ra tu ra — ’’Porque en su Reino son unas
p o lítica de este siglo. Contra una tra­ imágenes visibles de Dios.
dición española que había fijado — ’’ ¿Quién es superior al Rey?
límites a la autoridad real, se defen­ — ’’Sólo Dios en lo civil y tempo­
dieron a ultranza las prerrogativas ral de su Reino.
regias. De manera que no puede ex­ — ” E1 Rey ¿está sujeto al pueblo?
trañar que haya sido aceptada la — ’No, que esto sería estar sujeta
concepción de una m onarquía de de­ la cabeza a los pies” .
recho d ivin o , que consideraba que E l cam bio postulado p o r el despo­
la autoridad de los reyes provenía tism o ilu s tra d o se tra d u jo ta m b ié n
directamente de Dios, a quien sólo en u n acentuado centralism o. Los
debían dar cuenta de su cometido, organismos que representaban algu­
con independencia de la comunidad. na autoridad al margen del monarca
El obispo francés Jacobo Benigno fueron suprimidos o relegados de la
Bossuet desarrolló esta tesis en la vida política del reino.

302 303
CRISIS DEL A N TIG U O REGIMEN

La situación en Francia
Recibe el nom bre de antig uo ré g im e n el co n ju nto de in s titu c io n e s de
c a iá c te r p o lític o , so cia l, re lig io s o y a d m in is tra tiv o que e xistían en Europa
y p a rtic u la rm e n te en Francia, hasta m ediados del sig lo X VIII.
La sociedad se caracterizaba por la acentuada desigualdad e n tre las
clases p riv ile g ia d a s , que detentaban el poder, y las clases populares, sobre
las que recaían las m ayores o bligaciones.
El rey se hallaba al fre n te de una sociedad a ris to c rá tic a , y su a utoridad,
que era a b soluta y despó tica, no reconocía lím ite s de ninguna especie. E jer­
cía el poder fundado en el concepto del derecho d ivin o , pues afirm aba que
su a u toridad provenía de D ios y que sólo a El debía re n d ir cuenta de sus
actos.
En Francia, donde las c a ra cte rística s de este siste m a alcanzaron m ayor
in tensidad, el m onarca y sus fa m ilia re s vivían en la opulencia y, aunque la
ca p ita l de la nación era París, p refe ría n re s id ir en V e rsa lles, donde el m arco
era p ro p ic io para las activid ades de una co rte frív o la y derrochadora.
Si bien el rey se preocupaba poco de los asuntos de gobierno, nada
podía hacerse sin su auto riza ción. Todas las órdenes emanaban de su per­
sona y, aun las d e cisio n e s más tra sce n d e n te s se tom aban sin la fis c a liz a ­
ción de ningún cuerpo le g is la tiv o .

305
Los Estados G e n e r a le s especie de parlamento constituido por representantes
del clero, nobleza y burguesía, no se reunían desde 1614 y, a p a rtir de esa fecha,
los monarcas gobernaron sin consultar en lo más mínimo la opinión de sus súbditos.

Dueño de om ním odos poderes, el rey disponía a su volu n ta d de todos


los re so rte s del Estado.
No había lib e rta d in d ivid u a l y cualquiera podía ser encarcelado, sin
ju ic io previo , con una orden del rey, llam ada carta sellada.
El monarca d irig ía tam bién los asuntos económ icos y no sólo disponía
para su uso personal de las rentas o fic ia le s , sino que fija b a im puestos y
cargas, los que recaían despiadadam ente sobre las clases no p rivile g ia d a s.
No obstante este c e n tra lis m o , la e s tru c tu ra p o lític a y a d m in is tra tiv a
de Francia carecía de unidad.
El país se hallaba d iv id id o en p ro vin cia s a cargo de d ó cile s in te n d e n ­
tes, que sólo procuraban no c o n tra d e c ir al rey. Sin em bargo, esos te r r ito ­
rio s conservaban sus co stu m b re s, in s titu c io n e s y le g isla cio n e s locales, todo
lo cual c o n trib u y ó a e m peorar la s itu a c ió n , pues, a las a rb itra rie d a d e s d e ri­
vadas del régim en a b s o lu tis ta , se sum aron los c o n flic to s de ju ris d ic c ió n en
m ateria económ ica y de ju s tic ia .

Los comerciantes hallaban dificultades para efectuar sus transacciones en las


distintas comarcas, por la diversidad de criterios en la aplicación de impuestos
y por los variados sistemas aduaneros.
Cada provincia poseía códigos propios, tan distintos unos de otros que, a
menudo, un hecho que se consideraba delito en una provincia del sur, era lícito
en un territorio del centro o del norte.

La sociedad
A sus p riv ile g io s ho n o rífico s se sumaban num erosos b e n e ficio s, tales
La sociedad francesa del s ig lo X VIII, regida por el p rin c ip io de la des­ com o la exención de im puestos, cobro de derechos feudales sobre los cam ­
igualdad, com prendía tre s clases o estados: c le ro , nobleza y pueblo. Se pesinos, p re rro g a tiva s ju d ic ia le s (trib u n a le s pro p io s), etcétera.
distin g uía n cla ra m e n te dos órdenes o categorías: a) los p riv ile g ia d o s , exen­
to s de im p uesto s y colm ados de rentas y de b e n e ficio s. A esta categoría b) Los no p riv ile g ia d o s.
pertenecían: el c le ro (p rim e r estado) y la nobleza (segundo estado), b) Los
no p riv ile g ia d o s carecían de derechos y estaban cargados de im p u e sto s y El estado llano. A él pertenecía la m ayor parte de la población (24 m i­
deberes. C on stitu ía n el estado lla n o (te rc e r estado). llo n e s) y podían d is tin g u irs e tre s clases: la burguesía, los obreros y los
cam pesinos.
a) Los p rivile g ia d o s .
La b urguesía estaba co n s titu id a por p ro fesion ales y co m e rcia ntes en­
El clero. Poseía el 1 0 % de las tie rra s de la nación, lo que s ig n ific a b a riq u e cid o s.
una gran riqueza. A dem ás de los dere ch o s fe udales que abonaban los ocu­ De esta clase, en la que m ilita b a n filó s o fo s y econ om istas re presen­
pantes de esas tie rra s , p ercibía el diezm o, im p u e sto qüe debían pagar los ta n te s de las nuevas ideas, surg ie ro n los p rin cip a le s e le m en tos de la Re­
a g ric u lto re s . Estas rentas eran destinadas al s o s te n im ie n to de parroquias, vo lu ció n .
escuelas, in s titu c io n e s de b e n e fice n cia , e tcé te ra . Los o b re ro s vivía n m iserab le m en te, pues sus sa la rios eran m uy bajos
y sus a ctivid a d e s estaban ento rpecida s po r las antiguas reglam entaciones
La nobleza. Se hallaba representada en unas 30.000 fa m ilia s que po­ sobre trabajo.
seían el 30 % de las tie rra s . Los cam pesinos soportaban las m ayores cargas, y, aunque m uchos eran
p ro p ie ta rio s de sus tie rra s , se hallaban agobiados por los im puestos que
les absorbían la casi to ta lid a d de sus ingresos.
El in ju s to siste m a im p o s itiv o del a ntiguo régim en fra n cé s era más
' El rey Felipe IV, el Hermoso, convocó por primera vez los Estados Generales en el
año 1302, a fin de pulsar la opinión del pueblo a raíz del conflicto con el Papa Bonifacio V III.
op re sivo a m edida que eran m ayores los gastos que demandaba el lujo
Con esto, el astuto monarca pretendía envolver a todas las clases sociales en un mismo problema. desm edido de la co rte . Com o las clases p rivile g ia d a s se hallaban exim idas
Reunió cuatro de estas Asambleas cuyos representantes concurrían, en realidad, no a dar su opinión, de las grandes c o n trib u cio n e s, éstas recaían en el estado llano, p rin c ip a l­
sino a oír la del rey. Los sucesores de Felipe IV prosiguieron con esta modalidad y convocaron
periódicamente los Estados Generales hasta el año 1614.
m ente e n tre la burguesía y los cam pesinos, ya que los obreros y artesanos,
que nada poseían, poco podían aportar.

306 307
Luis XVI
A Luis XV le sucede en el tro n o de Francia Luis XVI, joven de ve in te
años de edad, n ie to del a n te rio r.
Cuando tenía d ie c is é is años lo casaron con la archiduquesa M aría An-
to n ie ta , h ija de la em p e ra triz de A u s tria . M u je r frív o la y caprichosa, procuró
in te rv e n ir en los asuntos de gobierno y se opuso a todo in te n to de reform as.
Entre to d o s los problem as que Luis XVI heredó de sus antecesores, el
más grave fu e el económ ico. A n sio so por rem e dia r la situ a ció n , el m onarca
c o n fió la Inspección General de H acienda al célebre econom ista R oberto
Turgot, quien propugnaba un cam bio to ta l en la p o lítica económ ica.
Este s o lic itó al rey la reducción de los gastos, para sanear la econom ía
sin necesidad de re c u rrir a im puestos ni e m p ré s tito s . D ejó sin e fe cto
trabas aduaneras que impedían la com ercialización de los cereales, d iso lvió
las co rp o ra cio n e s o g rem ios que lim itaba n la lib e rta d de tra b a jo . Adem ás
abolió la corvea real, d isp o sició n que obligaba a los cam pesinos a p restar
s e rv ic io s en obras del gobierno durante c ie rto s días del año sin rem une­
ración.
En su lu g a r creó un im pu esto llam ado de subvención te rrito ria l, que
debía se r abonado por todos los habitantes.
Las re fo rm a s de Turgot provocaron la indignación de los p rivile g ia d o s,
te m e ro so s de se r h eridos en sus in tereses.

El monarca Luis X V I con su traje


de gala. Hombre bien intencionado, María Antonieta — la hija de la emperatriz María Te-
pero débil de carácter, se dejó llevar resa— ^ esposa de Luis XVI. El cuadro la representa
por todos los consejos. acompañada por, sus hijos. Esta bella mujer, capri­
chosa y gustadora, contribuyó a precipitar su propia
caída.
Luis XV
Luis XIV, que fa lle c ió en 1715, d ejó com o sucesor a su b is n ie to Luis XV,
que a la sazón contaba cinco años de edad.
D urante la niñez del nuevo monarca, e je rc ió la regencia un so b rin o del
d ifu n to rey, el duque F elipe de O rleáns, hom bre hábil e in te lig e n te pero de
costu m b res lice n cio sa s.
A partir de ese momento, la frivolidad fue el aspecto más destacado de la
vida social de las altas esferas. El regente habitaba el “ Palacio Royal” rodeado
de aristócratas, mientras el niño rey crecía educado por las damas en las Tullerías.
En 1722 Luis XV fu e declarado m ayor de edad, cuando sólo contaba
tre c e años. En ese m om ento se in ic ia el período de su gobierno personal,
si bien es c ie rto que, durante el largo reinado de este monarca, Francia
estuvo en manos de sus p ro te g id o s y fa v o rita s .1
En los ú ltim o s años de su g o b ierno, Luis XV era tan repudiado que no
se atrevía a e n tra r en París; el pueblo hablaba de in ce n dia r V e rsa lle s, donde
residía el monarca.
Luis XV fa lle c ió en 1774, a los 64 años edad, v íc tim a de la v iru e la .
A l té rm in o de su largo y n e fa sto reinado, Francia era campo p ro p icio para
que fru c tific a ra n las s e m illa s .d e la R evolución.

1 Luis XV abandonó el gobierno en favoritas, como Juana Poisson — surgida de la burguesía—


y que recibió el título de marquesa de Pompadour. Otra mujer que adquirió poder fue Juana Becú,
nombrada condesa de Du Barry.

30P
El rey debió ceder ante la presión de los o p o sito re s, a cuyo fre n te se
hallaba M aría A n to n ie ta . T urgot fu e d e s titu id o (1776) y sus re fo rm a s queda­
ron sin efe cto .
Luis XVI co n fió la d ire c c ió n de las finanzas al banquero g in e brin o
Jacobo N ecker, quien, com o su a ntecesor, era p a rtid a rio de las reform as
económ icas.
Sin em bargo, N ecker debió v o lv e r al ya u tiliz a d o siste m a de los em ­
p ré s tito s y, aunque tra tó de le g a liza r el uso de las finanzas con una espe­
cie de presupuesto, só lo s irv ió para irrita r a la reina y debió re tira rs e (1785).
Sus sucesores continuaron e m p le a n d o .s in m ayores v a ria n te s el m ism o
siste m a.

LA REVOLUCION FRANCESA
Los propósitos de la Revolución
El gran m o v im ie n to de la R evolución Francesa respondió a una trip le
aspiración:

a) En el aspecto p o lític o s ig n ific ó el odio al a ntiguo régim en y a la m onar­


quía absoluta. En su reem plazo propugnó una a d m in is tra c ió n basada en
una monarquía c o n s titu c io n a l, con un parlam ento, a tra vé s del cual el
pueblo pudiera expresar su o p inión e in te rv e n ir en el gobierno del país. Según era co stu m b re , los e le cto re s com enzaron a confe ccio n a r los
cuadernos de p e tic ió n ; a llí exponían sus quejas y deseos para que luego
b) En el aspecto so cia l, el m o v im ie n to bregó por la lib e rta d in d ivid u a l, la
fueran llevados por sus diputados al seno de la A sam blea.
igualdad de to d o s los ha b ita n te s ante la ley y la supresión de los
p riv ile g io s . Los re p re se n ta n te s del te rc e r estado (burguesía) y no pocos del cle ro
y la nobleza que se hallaban in flu id o s por las d o ctrin a s de los e n ciclo p e ­
c) En el orden económ ico se opuso a la in ju sta re p a rtic ió n de los im pues­ d ista s, propugnaban la a b olición de los p riv ile g io s, la redacción de una
to s y sostu vo una más e q u ita tiv a d is trib u c ió n de la riqueza. Constitución que asegurara la MbertacTcivIT y otras reform as lib e ra le s. Si
bien estas asp ira ciones ponían lím ite s al poder real, se hallaban redactadas
en tono m oderado y con gran respeto hacia la persona del rey.
Reunión de los Estados G enerales
Com o el problem a económ ico se agudizaba con el tie m p o y ante los La Asam blea Nacional
su cesivos fra ca so s, Luis XVI o ptó por lla m a r nuevam ente a N ecker; éste
com prendió lo c rític o de la s itu a ció n y aconsejó al rey la C onvocación de El 5 de mayo de 1789 los Estados G enerales cele bra ro n en V e rsa lle s
lo s Estados G enerales, única fo rm a legal de o b te n e r nuevos recursos f i ­ su p rim e ra sesión. El entusiasm o general se tra n sfo rm ó en e stu p o r cuando
nancieros. el m onarca, en s u d iscurso inaugural, m a n ife stó que los diputados debían
Entre ta n to , la a g ita ción p o p u la r iba en aum ento; menudeaban los lim ita rs e a re s o lve r los problem as fin a n cie ro s y que no p e rm itiría innova­
m otin es y nadie se privaba de re fe rirs e al re y con desprecio, ni de in s u lta r ciones que afectaran la autoridad real ni los p rin c ip io s de la m onarquía. El
a la reina y a sus pro te g id o s. d iscu rso te rm in ó sin re fe rirs e a los proyectos de re fo rm a s; tam poco aclaró
En los p rim e ro s días del año 1789, Luis XVI anunció o fic ia lm e n te su si el v o to sería por orden o por cabeza.
decisión de convocar los Estados G enerales en el mes de mayo; además
Era evidente que, a causa de la presión ejercida por la reina y sus cortesanos,
otorgaba do ble re p re se n ta ció n al te rc e r estado, es d e cir, que la burguesía
el rey había cam biado bruscamente de actitud. Los buenos propósitos del monarca
contaría con 600 diputados, m ie n tra s que el cle ro y la nobleza tendrían 300 y de su m inistro Necker sucumbían ante la influencia de los privilegiados.
delegados cada uno.
A n te esa s itu a ció n , los m iem b ros del te rc e r estado re so lvie ro n in v ita r
Los Estados Generales no se reunían desde 1614. Conocida la intención de a los d iputados del c le ro y la nobleza para que integraran con e llos una
convocarlos, surgió el problem a acerca de la forma como debían votar. El Parla­
asam blea com ún, con lo que quedaba p ráctica m e nte adoptado el sistem a del
mento de París y una Junta de Notables, reunida ex profeso, sugirieron el voto por
órdenes, o sea un voto por cada uno de los tres estados (clero, nobleza y burgue­ v o to in d ivid u a l.
sía), lo que aseguraba el triu n fo de los privilegiados. El 17 de ju n io , por consejo del abate Siéyes, los diputados del te rc e r
En cambio, el pueblo y las distintas Asambleas provinciales exigían el vofo estado, reforzados por m uchos sacerdotes, se c o n stitu ye ro n en A sam blea
por cabeza, y no por orden, lo que les permitía ser mayoría al contar con la adhe­ N acional, por e n tende r que representaban a más del noventa por c ie n to de
sión de algunos diputados del clero y la nobleza, partidarios de las reformas. la nación.

310 311
El ju r a m e n to d e la c a n c h a d e p e lo ta . A consejado por los nobles y
los m ie m bro s del a lto cle ro , el rey se dispuso a re s is tir y, con un p re te xto , La tom a de la Bastilla
mandó c e rra r la sala de sesiones. A l día s ig u ie n te (20 de ju n io ), los d ip u ­
A p a re n te m en te Luis XVI había cedido, pero no por m ucho tiem po , pues
tados rebeldes se tra sla d a ron a un pabellón d estinado al ju e g o de pelota.
Presidida por el astró n o m o Juan B a illy, la A sam blea ju ró “ no separarse ja ­ la reina y sus p a rtid a rio s lo ayudaron a tra m a r un golpe de Estado.
más y re u n irse en cu a lq u ie r p a rte donde las circ u n s ta n c ia s lo exigieran, El día 11 a lg u n o s-re g im ie n to s de m ercenarios extra n je ros ocuparon es­
hasta que la C o n s titu c ió n e s tu vie se a firm ada sobre c im ie n to s s ó lid o s ” . De tra té g ic a s p o sicio nes en V ersalles. En París cundió la alarm a; la Asam blea
hecho quedaba proclam ada la soberanía p opular, puesto que no se recono­ p id ió al rey el re tiro de las tropa s y éste, por toda respuesta, despidió a
cía la autoridad del rey para d is o lv e r una asam blea elegida por la nación. N ecker por c o n sid era rlo cóm p lice de los rebeldes.
La e xcita ció n subió al punto; el pueblo se declaró a fa v o r de N ecker y
p id ió , e nérgicam ente, su re s titu c ió n . Los ja rd in e s del “ Palais R oyal” se v ie ­
La A sam blea C onstituyente ron colm ados de agitadores, e n tre los que se destacó el joven abogado
C am ilo D e sm o u lins, quien exhortaba al pueblo a to m a r las arm as.
Tres días después, el rey reunió a los d iputados de los tre s estados y
declaró nulos los a ctos de la Asam blea N acional. A c to seguido levantó la La sublevación no tardó en p ro d u cirse , y el 14 de ju lio la m u ltitu d
sesión y ordenó a to d o s que se re tira ra n , a e fe c to s de que cada estado saqueó las arm erías y el C uartel de los Inválidos, donde se proveyó de
de lib e ra ra por separado. gran cantidad de fu s ile s y cañones; luego de sangrie nta lucha ocupó la
El estado llano y sus sim p a tiza n te s no se m ovieron de la sala, y e n to n ­ B a s tilla , vie ja fo rta le za que, desde la época de Luis XIV, había sido con­
ces uno de los diputados, el conde de M irabeau, expresó la cé le b re fra se : v e rtid a en p ris ió n de Estado.
“ Señor, id a d e c ir a vu e s tro amo que estam os aquí re u n id o s p o r la vo luntad Los que creían e n co n tra r los calabozos re p le to s de presos p o lítico s,
d e l pueblo y que no saldrem os sin o p o r la fuerza de las b a yo n e ta s". com probaron que sólo había s ie te detenidos, cuatro de e llo s fa ls ific a d o re s
Cuando el rey se e n te ró de la a c titu d asum ida por los d iputados re b e l­ y uno id io ta .
des, d ijo con in d ife re n c ia : “ ¿Q uieren quedarse? P u e s ... que se queden". La caída de la Bastilla constituye la prim era gran jornada de la Revolución.
Pocos días después, viendo que la desobediencia cundía, oyó el consejo Desarrollada con rapidez, sus efectos fueron prodigiosos, pues al conocer su ver­
de N ecker y ordenó a los d iputados de la nobleza y del a lto c le ro que se dadera fuerza el pueblo se halló dispuesto a sostener con firm eza sus ideales de
incorporasen a la A sam blea. libertad.
El 9 de ju lio la A sam blea adoptó el nom bre de C o n s titu y e n te y nom bró El hecho en sí careció de significación, pero desbordó en sim bolism o al ases­
una com isión para que se encargara de re d a cta r la C o n s titu c ió n . tar un golpe decisivo a las arbitrariedades del antiguo régimen.
P rácticam ente, la R evolución había comenzado. A p a rtir de ese m o­
m ento la Asam blea se hallaba co m p le ta m en te integrada; los Estados Gene­
rales habían desaparecido y, en adelante, se votaría in d ivid u a lm e n te . Que­
daba a b ie rto el cam ino de las re fo rm a s p o lític a s y sociales.

312
El rey y la Asam blea se trasladan a París
La comuna y la guardia nacional
Comenzaba el m es de octu b re y Luis XVI no había aprobado la D ecla­
Para e sta b le c e r el orden, los re vo lu cio n a rio s organizaron en París un
ración. A esta a c titu d se unió el rum or de que, en el palacio de V ersalles,
m u n icip io c o le c tiv o que se llam ó comuna.
los nobles que integraban la guardia real habían pisoteado la escarapela
A su vez la com una re c lu tó a los ciudadanos arm ados y organizó la
tric o lo r. La escasez de víve re s y la acción de los agitadores enardecieron
guardia nacional, designando para encabezarla al m arqués de L a f a y e t t e Los
re vo lu cio n a rio s adoptaron com o sím b o lo la bandera tric o lo r. los ánim os y el 5 de octu b re va rio s m illa re s de m ujeres e in su rre cto s ar­
La fa lta de orden y garantías engendró un te m o r c o le c tiv o que se de­ mados se d irig ie ro n tu m u ltu o sa m e n te a V e rsa lle s, forzaron las rejas del
nom inó el gran m iedo (la grande peur). En to d o e l país se organizaron m ili­ palgcio, die ro n m uerte a los guardias y llegaron hasta las habitaciones de
cias y com unas s im ila re s a las de París. M uchos nobles com enzaron a la reina.
abandonar el te r rito rio de Francia; fu e ro n los p rim e ro s e m igrados.2 A l día s ig u ie n te , el rey se v io obligado a re gresar a París con su fa m i­
lia, esco lta d o por una m uchedum bre que llevaba en el e xtre m o de las picas
las cabezas de los guardias asesinados. Pocos días después, la Asam blea
Abolición de los privilegios tam bién se trasladaba a París.
Los m iem b ro s de la A sam blea com p re n die ro n la gravedad de la s itu a ­
ción. En la noche del 4 de agosto, el vizconde de N o a iile s , d iputado de la Los partidos y los clubes
nobleza, propuso la a b o lició n de lo s p riv ile g io s s e ñ o ria le s.3 Su a c titu d contó
con el vo to a firm a tiv o de to d o s los se cto re s, in clu so del c le ro y la nobleza, En la c a p ita l, el re y y la A sam blea se e ncontraron bajo la vig ila n c ia
que renunciaron espontáneam ente a sus inm unidades. d ire c ta de los re vo lu cio n a rio s.
El entusiasm o fu e g eneral; en adelante to d o s serían ¡guales ante la En el seno de la A sam blea C o n stitu ye n te no había p a rtid o s p o lític o s
ley. El antiguo régim en había desaparecido. organizados, pero las d is tin ta s tende ncias eran fá c ilm e n te id e n tific a b le s
m erced a su ubicación en el re cin to .
Los p a rtid a rio s de las re form as profundas se sentaban en las bancas
D eclaración de los deréchos del hombre de la iz q u ie rd a ; los conservadores en las de la derecha, y, por su parte, los
m oderados se ubicaban en el centro.
La A sam blea se dio por e n te ro a la tarea de re d a cta r una C o n s titu c ió n .
Fuera de la A sam blea, las d is tin ta s tendencias se agrupaban en clubes
El día 26 d e fin ió los derechos in a lie n a b le s del pueblo en un docum ento que
o sociedades, donde se pronunciaban discu rso s y se efectuaban anim ados
se denom inó: D e cla ra ció n de lo s D erechos d e l H o m bre y d e l C iudadano,
debates.
con la inte nción de que fu e ra a p lica b le a “ todos los hom bres, a todos los
tie m p o s y a tod o s los países del m u n d o ” . Constaba de un preám bulo y
d ie c is ie te a rtícu lo s .
Según constaba en la Declaración, los hombres nacen y permanecen libres y
son iguales en derechos. Estos derechos naturales, es decir, propios de su condi­
ción humana, son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.
La soberanía reside en la Nación y, en consecuencia, el rey es un mandatario
dei pueblo. La ley es la expresión de la voluntad general y todos los hombres son
iguales ante ella.
La Declaración consagraba, además, la libertad religiosa, de opinión y de
expresión escrita. Sostenía tam bién una distribución más equitativa de los impues­
tos (proporcional a la fortuna), y la inviolabilidad de la propiedad privada.
La Declaración garantizaba: la igualdad ante la ley, la libertad, la propiedad,
la seguridad y la resistencia a la opresión. Aunque el espíritu de la Declaración era
de corte republicano, nadie hablaba de república, el gobierno continuaba siendo
m onárquico y en los documentos oficiales se leía: “ Luis, rey de los franceses por
la gracia de Dios y por la Ley constitucional del E s ta d o ..

' El marqués de Lafayette había encabezado las fuerzas francesas en la revolución norte
americana. Aunque de origen noble, era partidario de las reformas y abrazó la causa del estado
llano. El 14 de julio fue designado jefe de la Guardia Nacional. Abandonó la Revolución cuando
ésta cayó en manos de los extremistas jacobinos.
2 El primer emigrado fue el conde A rtois, hermano menor de Luis XVI. Abandonó Francia
luego del asalto a la Bastilla.
3 La abolición no fue inmediata. Un comité se encargó de estudiarlo y entregó su informe
ocho meses más tarde a la Asamblea que suprimió sólo una parte de los derechos feudales.

314
La más im p o rta n te fue la “ Sociedad de lo s am igos de la C o n s titu c ió n ", A ta l e fe cto , d ic tó n um erosísim as disp o sicio n e s y de cre to s (3.250)
que se organizó en V e rsa lle s y luego se tra sla d ó a París. destinados a d e s tru ir el antiguo régim en, el poder personal del rey y el
A llí se in sta ló en un convento abandonado de los m onjes d o m inicos, c e n tra lis m o a d m in is tra tiv o .
vulgarm e nte llam ados ja cobinos, por lo cual la sociedad com enzó a llam arse
En lo económico, abolió la desigualdad en los impuestos y adoptó las con tri­
C lub de lo s Jacobinos.
buciones directas. Además, elim inó las aduanas interiores y numerosas trabas al
O tro club im p o rta n te fu e el de los C o rd e le ro s o Franciscanos, así lla ­ comercio.
mado porque se reunía en un convento de esa orden re lig io sa . Para solucionar la crisis financiera, nacionalizó, sin indemnización, los bienes
dél clero y los puso a la venta. Al mismo tiempo, em itió papeles moneda que se
llam aron asignados. Estos eran obligaciones hipotecarias que circulaban con el
respaldo de aquellos bienes. La m edida no dio los frutos esperados y el valor de
La Fiesta de la Federación los billetes dism inuyó péligrosamente.
Las reformas religiosas provocaron los más graves inconvenientes. La Asam­
A l cu m p lirs e , el 14 de ju lio de 1790, el p rim e r an ive rsa rio de la tom a blea aprobó la Constitución C ivil del Clero (12 de ju lio de 1790), lo que significó
de la B astilla, las com unas p ro vin cia le s organizaron una gigantesca con­ colocar a la Iglesia bajo la autoridad del Estado.
ce ntración en París que, por su ca rá cte r, se llam ó Fiesta de la Federación. De acuerdo con ello, el Papa no intervenía en la designación de los sacer­
La m uchedum bre se re u n ió en el "C am po de M a rte ” , donde fra te rn iz a ­ dotes y obispos, sino que éstos eran elegjdos por los ciudadanos en com icios co­
ron las delegaciones de las guardias nacionales de p rovincia. munes. Al mismo tiempo, se separó a los eclesiásticos de los cargos públicos y
El m arqués de Lafayette ju ró , en nom bre de los federados, so ste n e r la los párrocos fueron obligados a leer desde el pulpito los decretos del gobierno.
C o n stitu ció n recién elaborada. Todo estaba destinado a crear una iglesia nacional, Independiente del pontífice
romano.
Luis XVI tam bién p re stó ju ra m e n to de fid e lid a d y p ro m e tió e m plear su
Como se ha relatado, el Papa condenó la medida, lo que provocó la fuga del
poder en defensa de la C o n s titu c ió n . La m u ltitu d ovacionó al monarca; todo
rey y, al mismo tiempo, una fuerte oposición de la mayoría del pueblo, que era
parecía solucionado. católico.
Sin em bargo la Asam blea había reorganizado la Iglesia francesa para Entonces, la Asamblea exiigió al clero el juram ento de obediencia, pero sólo
colo carla bajo la to ta l dependencia del Estado. Esta C o n s titu c ió n C iv il del un reducido número lo hizo y se llam ó clero juram entado. La gran mayoría se
C le ro fue condenada por el P ontífice y, si bien Luis XVI se v io obligado a negó y se situó en la oposición; éste se llam ó clero refractario.
ra tific a rla , no d is im u ló su d isg u sto por la medida, que hería sus s e n tim ie n ­ Esta actitud desató una ola de persecuciones contra los sacerdotes, a los que
to s re lig io so s. se llam ó enemigos de la revolución. Muchos fueron encarcelados y no pocos
asesinados.
Para com pletar las reformas religiosas, la Asamblea decreto la libertad de
cultos, fijó sueldos a los sacerdotes, abolió los votos monásticos y las órdenes
Fracasa la huida del rey religiosas.
Las reformas adm inistrativas tendieron a la descentralización. Francia quedó
A p a rtir de ese m om ento, el m onarca só lo pensó en a p lastar la Revo­ dividida en ochenta y tres departam entos; éstos, a su vez, fueron subdivididos en
lución y la noche del 20 de ju n io de 1791, Luis XVI y su fa m ilia abandona­ numerosísimos distritos, cantones y comunas a cargo de funcionarios eleqidos d i­
ron sig ilo sa m e n te el palacio de las T ullerías y se d irig ie ro n hacia la fro n te ra rectamente por el pueblo.
alemana. Cuando el plan parecía consum ado, los fu g itiv o s fu eron recono­ La Constitución
cidos y luego dete n id o s por las a utoridades en la localidad de Varennes.
C inco días después regresaban a París bajo cu sto d ia y, en m edio de los La C o n s titu c ió n quedó d e fin itiv a m e n te term inada en el mes de s e tie m ­
insultos y amenazas del pueblo, Luis XVI fu e suspendido en su cargo. bre de 1791. El día 14, el rey — ya repuesto en su cargo— ju ró respetarla
La fuga del rey fa vo re c ió los planes de los republicanos. y c u m p lirla en todas sus partes.
El 17 de ju lio re unieron al pueblo en el Campo de M a rte y e xig ie ro n la El te x to del docum ento, que estaba precedido por la “ D eclaración de
ab olición de la monarquía y el e n ju ic ia m ie n to del soberano. los D erechos del H om bre” , m antenía la fo rm a m onárquica de gobierno, pero
La A sam blea rechazó la in tim a ció n y envió a la Guardia Nacional para el rey perdía su ca rá cte r de absoluto, puesto que se adoptaba el sistem a
d is o lv e r a los m a n ife sta n te s. Com o é sto s se negaron, IS tropa hizo fu e g o y de la d iv is ió n de poderes.
hubo m uchos m uertos y heridos.
Este episo dio se denom inó fu s ile ría d e l Campo de M arte. El Poder Ejecutivo estaba representado por el rey, que era inviolable e irres­
ponsable. Podía elegir a sus ministros y demás funcionarios; además sancionaba
A fin de d e vo lve r el poder al monarca, la A sam blea m a n ife stó que Luis
las leyes y tenía derecho a vetarlas por dos períodos legislativos (veto suspensivo).
XVI no había huido, sino que había sid o raptado.
El Poder Legislativo era ejercido por una Asamblea (la Asamblea Legislativa)
compuesta por setecientos cuarenta y cinco diputados, los que eran in vio la b le s, y
Las reform as de la A sam blea C onstituyente elegidos cada dos años por aquellos ciudadanos que abonaran impuestos directos.
Como puede apreciarse, no se concedió el sufragio universal y se adoptó el siste­
Como hem os v is to , el 9 de ju lio de 1789 la Asam blea Nacional se ma de voto restringido que beneficiaba a la burguesía.
tra n sfo rm ó en C o n s titu y e n te y se dio de lleno a la tarea de lle va r a la El Poder Jud icia l estaba integrado por los jueces y jurados elegidos por el
práctica los p rin c ip io s sustentados por los filó s o fo s y e n ciclo p e d ista s. pueblo.

316
G u e r r a co n A u s t r ia
La A sam blea dispuso que los sacerdotes re fra c ta rio s debían p resta r
ju ra m e n to a la C o n stitu ció n . A dem ás, in tim ó a los em igrados, e ntre los que
se encontraban los herm anos del m onarca, para que regresaran al país antes
del 1? de enero.
El rey v e tó los d e creto s, lo que hizo ro b u ste ce r la sospecha de su
co m p licid a d con los m anejos de los re a lista s en el e x te rio r.
En efecto, los em igrados franceses se habían establecido en diversos pueblos
de la frontera, especialm ente en Coblenza (ciudad de Prusia), y desde allí efectua­
ban activas gestiones para lograr la ayuda de los nobles extranjeros. En agosto de
1791, Austria.y Prusia prom etieron apoyo a Luis XVI.

La A sam blea e xig ió a los austríacos la in te rn a ció n de los em igrados


fra n ce se s e sta b le cid o s en Coblenza.
El em perador rechazó el u ltim á tu m ; entonces el nuevo g abinete de Luis
XVI fo rzó al m onarca a d eclarar la guerra a A u s tria , m edida que la A sam ­
blea L e g isla tiva ra tific ó por unanim idad (20 de ab ril de 1792).
Las p rim e ra s acciones m ilita re s fu ero n desfavorables para los fra n ce ­
ses, que carecían de o fic ia le s capacitados. A n te esos fracasos, que se a tri­
buyeron a la acción de los re a lista s, la A sam blea adoptó enérgicas m e di­
das: dep o rtó a todos los sa cerdotes re fra c ta rio s , creó un cam pam ento de
v o lu n ta rio s federados en las cercanías de París y d is o lv ió la guardia del rey.
S atisfechos los m o tiv o s de su creación, la A sam blea C o n s titu y e n te dio Luis XVI v e tó las dos p rim e ra s m edidas y expulsó a los g iro n d in o s de
por term inad as sus sesiones el 30 de s e tie m b re de 1791.
su gabinete.

LA C A ID A DE LA M O N A R Q U IA
Suspensión y arresto del rey

La A sam blea Legislativa V iéndose en p e lig ro , los jaco bin os d e cidieron am edre ntar al rey. El 20
de ju n io sus a gitadores organizaron una m an ife sta ció n y se d irig ie ro n a las
El 1? de octu b re de 1791, la nueva A sam blea creada por la C o n s titu ­ Tullerías. A llí forzaron las rejas y llegaron hasta las h abitaciones de Luis
ción se reun ió p o r vez prim era. XVI, al que e xig ie ro n la re p o sició n de los m in is tro s y el le van tam iento del
En la Legislatura era m ayoría el ele m e n to m onárquico, que deseaba un veto.
p a cífico e n te n d im ie n to con el rey. Sus m ie m b ro s ocupaban los asie n to s de El rey hubo de~ to le ra r los in su lto s del populacho, que lo o b lig ó a co lo ­
la derecha y el centro. A esta ten d e n cia pertenecían, re sp e ctiva m en te , los carse un g o rro frig io y a beber a la salud de los “ s a n s c u lo tte s ” .1
fu ldenses 1 y los g iro n d in o s.2 E ntretanto, aum entaban las sospechas de que el rey tra icio n a b a a la
nación y se hallaba en in te lig e n c ia con los enem igos e xtranjeros.
Los girondinos eran más oradores que hombres de acción. Esa fue la razón En el mes de ju lio , A u s tria co n ce rtó una alianza con Prusia, y sus e jé r­
por la cual no lograron el apoyo de los elementos populares. Con todo, poseían una c ito s in icia ro n la invasión de Francia.
clara visión de los problemas políticos y económ icos y no tardaron en im poner sus
El día 28 se conoció en París el m a n ifie sto del duque, de B runsw ick,
principios en el seno de la Asamblea. Entre sus miembros sobresalió Condorcet.
g e n e ra lísim o prusiano que comandaba los e jé rc ito s aliados.
A la izquie rd a se situaban los m ontañeses, así llam ados por ocupar los En él exigía “ plena y com pleta libertad para el rey” y amenazaba con una
lugares más elevados del a n fite a tro . C o n stitu ía n una cuarta parte de la “ venganza ejem plar y memorable en caso de ser desoído” . “ Los que se resistan
A sam blea y, com o se hallaban bajo la in flu e n c ia de los ja co b in o s y co rd e le ­ serán tratados como rebeldes a su rey y fusilados y, si son atacadas las Tullerías,
ros, se colocaron en la o p o sició n y tra ta ro n de lim ita r al m áxim o la autoridad París sufrirá una ejecución m ilitar y una destrucción to ta l” .
del rey. Este u ltim á tu m in dignó a los re vo lu cio n a rio s y agravó la situación de
Luis XVI, cuyos m anejos quedaron al d e scub ierto.

1 Los fuldenses surgieron a raíz de una escisión entre los elementos moderados del jaco­
binismo.
1 Nombre aplicado a la gente humilde que usaba pantalón obrero, en lugar de calzón corto
2 Los g irondinos recibieron ese nombre porque sus integrantes procedían de la Gironda, (culotte) y medias, vestimenta de los aristócratas. El “ sansculotism o” se transformó en un título
departamento de Burdeos. También se dieron el nombre de "patriotas” . honorífico y en símbolo revolucionario.

318 319
D ispuestos a d e rro ca r a la m onarquía, los jacobinos y co rd e le ro s pre­
pararon un ataque a las T ullerías.
Sus planes se favorecieron con la llegada de voluntarios del interior. Un ba­
tallón procedente de M arsella había adoptado un himno compuesto por el oficial
Rouget de L’lsle. La canción se difundió rápidamente con el nombre de “ Marsellesa” .

A l am anecer del 10 de agosto, las tu rb a s in icia ro n el ataque al palacio


de las T ullerías, d é b ilm e n te d e fe n d id o por una guardia de soldados suizos.
La fa m ilia real buscó re fu g io en el seno de la A sam blea. Pero, ante la
presión de los in s u rre c to s , ésta v o tó la suspensión d e l re y y su a rre s to en
el palacio de Luxem burgo.
A dem ás, d e cre tó la convo ca to ria de una C onvención N acional, que
debía m o d ific a r la C o n s titu c ió n y juzgar la conducta de Luis XVI.
El rey fu e reem plazado por un C onsejo e je c u tiv o cuya fig u ra más im ­
portante fu e D antón, p re sid e n te de los co rd e le ro s.

Las matanzas de setiem bre


Las n o ticia s de la guerra eran cada vez más desalentadoras para los
re vo lu cio n a rio s. La fo rta le z a de V erdón, situada m uy cerca de París, había
caído en poder de los prusianos.
El pánico y la irrita c ió n populares su bieron al punto y las tu rb a s, e x c i­
tadas por el sa n guinario M a ra t,1 asaltaron las cárceles.
Entre el 2 y el 6 de s e tie m b re más de m il personas pere cie ro n ase­
sinadas.
El ce n tro (424 diputados), tam bién llam ados llanu ra o pantano, c o n s ti­
La defensa nacional se organizó rápidam ente. El día 20 los generales
tuía la m ayoría, pero sus in te g ra n te s s u frie ro n a lte rn a tiva m e n te la in flu e n ­
republicanos D um ouriez y K e lle rm a n derrotaban a los invasores e xtra n je ro s cia de los o tro s p a rtid os que procuraron e n vo lverlo s en sus planes.
en Valm y, donde se lib ró un in te n so com bate de a rtille ría . Una vez más, la
R evolución estaba a salvo.
La República
La Convención En su p rim e ra sesión la C onvención acordó, por unanim idad, a b o lir la
m onarquía. A l día s ig u ie n te (22 de se tie m b re ), instauró el régim en repu­
A l día s ig u ie n te del triu n fo de Valm y, la C onvención ce le b ró su p rim e ­ b lica n o y d ispuso que los docum entos o fic ia le s se fechasen: A ño i de la
ra reunión (21 de s e tie m b re de 1792).
República.
La com ponían s e te c ie n to s cuarenta y nueve diputados ele g id o s por
su fra g io u n ive rsa l, sis te m a em pleado por p rim e ra vez y en el que tu v ie ro n El calendario republicano, que comenzó a regir el 22 de setiembre de 1792,
derecho al vo to to d o s los ciudadanos m ayores de 21 años, in clu so los dividía el año en 12 meses de 30 días. El año tenía, pues, 360 días y, los 5 ó 6
obreros y los cam pesinos. restantes (del 17 al 21 de setiembre), eran complem entarios y destinados a honrar
Igual que en la Leg isla tiva , se d is tin g u ie ro n tre s p a rtid o s que d iv e r­ al pueblo.
gieron en cuanto a la tá c tic a y m étodos p o lític o s . Cada mes tenía tres décadas de diez días cada una; el último día de cada
década sustituía al domingo cristiano.
La derecha (165 d iputados) estaba representada por los g iro n d in o s, El nombre de los meses fue cam biado por el de los diversos estados de la
ahora p a rtid a rio s de la m oderación y la legalidad. Sus m iem bros más d e sta ­ Naturaleza: Vendimiario (de la vendim ia), Brum ario (de las brumas), Frim ario (de
cados seguían siendo V ergniaud, C on d orce t y B risso t. los fríos), Nivoso (de las nieves), Pluvioso (de las lluvias), Ventoso (de los vientos),
La izqu ierd a o m ontaña (160 d iputados) estaba form ada por elem entos Germinal (de la germ inación), Floreal (de las flores), Pradial (de los prados), Mesi-
exaltados de los clubes ja co b in o s y co rd e le ro s. P referían los m étodos v io ­ dor (de las mieses), Term idor (del calor) y Fructidor (de los frutos).
lentos y radicales y contaban con el apoyo de la Comuna de París. Este calendario rigió hasta el 19 de enero de 1806, fecha en que Napoleón
lo derogó y restableció el gregoriano.

1 Juan Pablo Marat (1743-1793), médico fracasado, fue el más sanguinario de los revolucio­ Proceso y ejecución de Luis XVI
narios. Era bajo, de cabeza grande y nariz chata. Sucio y desaliñado, su presencia causaba desa­
grado. Desde su periódico “ El amigo del pueblo” , incitó a la guerra civil y aconsejó las matanzas
de nobles y religiosos. Mientras se bañaba, fue sorprendido y ultimado a puñaladas por la joven
Una vez abolida la m onarquía, los re vo lu cio n a rio s se dispu sie ro n a
girondina Carlota Corday. juzgar la conducta del rey.

320 321
Los e xtre m is ta s sostenían que Luis XVI debía se r a ju s tic ia d o sin pro­ La Convención, preocupada por la guerra contra los coallgados, no dio mayor
ceso. Los giro n d in o s y el re sto de la C onvención lograron que se le in sta u ­ im portancia a los levantamientos; así pues, en el verano de 1793, más de las dos
raba proceso previo. terceras partes de Francia se hallaban en insurrección.
El hallazgo de un docum ento, que probaba la in te lig e n c ia del ex rey con
los em igrados y e x tra n je ro s , fa v o re c ió la p o sició n de los izq u ie rd ista s, y La s itu a ció n se agravó aún más, cuando el general D um ouriez, héroe
de V alm y, in te n tó a sestar un golpe contra la C onvención, pero, com o sus
Luis XVI fue declarado culpable casi por unanim idad.
Sin em bargo, hubo d iscre p a n cia s con re sp e cto a la pena que debía tro p a s no lo sig u ie ro n , re so lvió pasarse a las fila s enem igas con la m ayor
parte de los o fic ia le s .
a p licá rse le . Los ja co b in o s exigían la e jecución inm ediata; o tro s, la p ris ió n ,
el d e s tie rro o la m ue rte a largo plazo. Para lo g ra r sus p ro p ó sito s, los e x tre ­ A n te el g iro de los a co n te cim ie n to s, Dantón propuso la creación de un
m istas s o lic ita ro n .y o b tu vie ro n que, para la d e cisió n , se ap lica ra el voto T ribunal R e vo lu cio n a rio, con am plias fa cu lta d e s para juzgar sin apelación.
n om inal y cada diputado debió fo rm u la rlo en alta voz. En a b ril se in s titu y ó el C o m ité de S alvación Pública, com puesto por
Esto fo rzó m uchas a c titu d e s , y el d e s tin o del ex m onarca quedó s e lla ­ nueve m iem bros con poderes d ic ta to ria le s . También fue creado un C o m ité
do el 16 de enero de 1793, después de v a rio s m eses de pro ce so .1 Lufs XVI de Seguridad G eneral, cuya m isió n era d e s c u b rir o señalar sospechosos de
ser enem igos del nuevo régim en.
fue g u illo tin a d o cin co días más ta rd e (21 de enero) en la Plaza de la Revo­
lu ció n (hoy Plaza de la C oncordia), ante una m u ltitu d sile n cio sa .
Caída de los girondinos
Luis XVI afrontó las alternativas del proceso con una altivez y serenidad des­
conocidas en su persona. Cuando se le com unicó la sentencia, no se inm utó y se Estas m edidas aum entaron el antagonism o e ntre los p a rtid o s de la
dispuso a m orir cristianamente. Confesó y com ulgó asistido por un sacerdote re­ izquierda y la derecha.
fractario. Los m ontañeses, apoyados por la Comuna de París, acusaban a los g i­
A las diez de la mañana del día 21 de enero, fue trasladado en un carruaje
rondinos de q u e re r im poner una re pública fe d e ra l, s im ila r a la de los Esta­
hasta el lugar de la ejecución y, en medio de un silencio im presionante subió
decidido las gradas del cadalso. Desde allí g ritó a la m ultitud: “ ¡Pueblo de Francia! dos Unidos.
Muero inocente y perdono a mis enemigos” . Iba a proseguir, pero un redoble de Los g iro n d in o s, por su parte, reclam aban el im p e rio de la legalidad, el
tam bores apagó su voz. Un instante después era decapitado en la gu illotin a.2 castigo de los responsables por las matanzas de se tie m b re y la d iso lu ció n
de la Comuna de París.
La m u e rte de Luis XVI causó gran indignación en Europa, y otra s pote n ­ Entonces, los ja cobinos prepáraron un golpe contra sus riva le s. El 2 de
cias se sum aron a Prusia y A u s tria co n tra Francia, produciendo la prim e ra ju n io , las secciones de París y la G uardia Nacional rodearon el local de la
co a lició n (1? de fe b re ro ).3 C onvención y oblig a ron a d e cre ta r el a rre sto de v e in tin u e ve destacados
g iro n d in o s.
El gobierno revolucionario La C onvención quedó, pues, en manos de los m ontañeses e xtre m ista s.
El a rre s to de los g iro ndin os provocó nuevas in su rre ccio n e s en el in te ­
A l m ism o tie m p o , en el in te rio r de Francia se producían sublevaciones
rio r, pero la re vu e lta só lo logró prosperar en algunas ciudades situadas en
im p o rta n te s, encabezadas por e le m e n to s c a tó lic o s y re a lis ta s de las pro­ el oeste.
vin cia s de La Vendée y Bretaña.

1 Sobre 721 diputados, 387 votaron por la ejecución inmediata y el resto, por la muerte EL TERROR
condicional o la prisión. Entre los que votaron la muerte de Luis XVI se contó un primo del monarca,
el duque de Orleáns, llamado Felipe Igualdad. El 12 de ju lio una joven provinciana, llam ada C a rlota C orday, pa rtid a ria
2 Esta máquina, utilizada para dar muerte a los condenados, fue adoptada en Francia, en la de los g iro n d in o s, apuñaló al sanguinario M a rat. Entonces la C onvención,
época de la Revolución, por el médico José Ignacio G u illo tin , diputado en los Estados Generales; dom inada por la m inoría jacobina, d e cid ió acentuar aún más la represión e
de ahí deriva el nombre g u illo tin a . Consiste en dos gruesas vigas paralelas, de 2,80 metros de alto,
im p la n tó el régim en de te rro r. De este m odo trataba de so fo ca r las subleva­
en cuya parte superior se encuentra la cuchilla de acero con un plomo que peáa más de 60 kilo­
gramos. En la parte inferior, dos maderas, una fija y otra móvil, dejan, entre sí, un espacio destinado ciones y hacer fre n te al p e lig ro e x te rio r.
a colocar el cuello del reo (lunette). El verdugo toca un resorte y la cuchilla cae, separando la
cabeza del tronco a la altura de la cuarta vértebra cervical.
Aunque la decapitación manual, mediante espada o hacha se utilizó desde tiempos remotos,
la decapitación mecánica no parece ser tan antigua. Máquinas parecidas a la guillotina fueron
utilizadas en Bohemia (siglo X III); en Alemania (siglo XV); en Italia recibió el nombre de mannaia.
Para evitar al condenado sufrimientos inútiles, Guillotin propuso a la Asamblea (octubre de 1789)
la adopción de la máquina, pero no fue escuohado. Insistió y, en abril de 1792, fue ensayada con
cadáveres y animales. El secretario de la Academia de Cirugía, D octor Antonio Luis, modificó la
cuchilla horizontal por otra con forma oblicua, de mayor efectividad en el corte. La Asamblea
Constituyente adoptó el uso de la guillotina a fin de ¿jue la pena de muerte “ fuera igual para todos,
sin distinción de mangos ni clase social” . El primer ajusticiado fue un bandido llamado P elle tie r
(27 de mayo de 1792).
3 Estaba formada por Inglaterra, los Estados Alemanes, España, Portugal, Holanda, Austria,
Prusia, Cerdeña y Nápoles.

322
El poder re sid ió , de hecho, en el C o m ité de S alvación Pública, que,
desde se tie m b re de 1793 hasta ju lio de 1794, e je rc ió una sangrienta d ic ta ­
dura.
En ese Comité, Robespierre estaba a cargo de la policía; Saint Just, de los
asuntos políticos; Carnot, del ejército; D'Herbois designaba los representantes en
m isión ; Couthon se ocupaba de los asuntos legislativos.

A todas las p ro vin cia s se enviaron delegaciones de dos diputados,


llam ados re p re se nta n te s en m is ió n ; re ve stid o s de poderes absolutos, po­
dían co n fisca r, a rre s ta r y condenar a m uerte sin co n su lta previa.
A dem ás, por una ley llamada de sospechosos, los c o m ité s re v o lu c io ­
narios d ispusie ro n el a rre sto de todos los vinculados con la monarquía o
los g iron dino s. Com o se ve, tam bién fu eron perseguidos los republicanos
o casionalm ente o p o s ito re s y los que no podían d e m o stra r haber hecho algo
en fa vo r de la R evolución; la delación se tra n s fo rm ó en un acto de civism o ,
y el te rro r no ta rd ó en extenderse por todo el te rrito rio .
En París, la guillotin a funcionó ininterrum pidam ente. Se calcula que, sólo allí,
hubo más de 2.500 muertes. En el mes de octubre subió al cadalso María Antonie-
fa; Mme. Roland, dirigente girondina, murió diciendo: “ ¡Libertad, cuántos crím e­
nes se cometen en tu nom bre!” También perecieron Bailly, Vergniaud y varios
diputados girondinos.
El siniestro acusador Fouquet-Tinvílle animaba las matanzas y pedía más ca­
bezas para la República.
En el in te rio r hubo más de 14.000 asesinatos. Para acelerar las ejecuciones
se recurrió a diversos procedim ientos. En Nantes, el jacobino Carrier utilizó la
inmersión en masa (noyades); en Lyón, Fouché prefirió la m etralla de los cañones.
En otras ciudades, se fusiló o guillotinó a todos los prisioneros.

Entre los e x tre m is ta s p ro n to se d is tin g u ie ro n tre s bandos.


La dictadura y caída de Robespierre
Los rab ioso s, encabezados por H ebert, deseaban aún más las perse­
cuciones. No ta rd ó R obespierre en a b a tir a los que, de alguna manera, estorbaban
su p o lítica .
Los in d u lg e n te s tenían por ca b e cilla s a Dantón 1 y a D esm oulins. Estos,
Sus planes se vie ro n fa vo re cid o s a raíz de una fracasada insurrecció n,
que en un p rin c ip io e s tim u la ro n las matanzas, afirm aban que era necesario
que los a gitadores rabiosos habían organizado con m o tivo de la escasez de
encauzar al país por el cam ino de la legalidad.
víveres.
R obespierre se s itu ó en la p o sició n in te rm e d ia y se preparó para e lim i­
nar, oportunam ente, a sus nuevos y ocasionales adversarios. R obespierre buscó el apoyo de Dantón y logró que H ebert y sus adictos
fueran juzgados y condenados com o tra id o re s por el Tribunal R evoluciona­
rio . El 24 de marzo de 1794, los .acusados sucum bieron en la g u illo tin a .
El culto de la “ Diosa Razón” Elim inados los rabiosos, se dio a la tarea de aplastar a los indulgentes,
para lo cual los acusó de con spira ció n y co m plicidad con los re alistas.
Desde la Comuna, Hebert continuó con su campaña anticatólica y logró que
el Comité de Salvación Pública prohibiera toda actividad religiosa. Al mismo tiem ­ D esaparecidos sus riva les en tan breve plazo, R obespierre se tra n s fo r­
po, estableció el culto de la “ Diosa Razón” o de la Verdad. Se estableció como mó en el amo de Francia, y a p a rtir de ese m om ento im plan tó su dictadura
única religión la “ voluntad del pueblo” ; se destruyeron iglesias y monumentos reli­ personal.2
giosos y, además, muchos sacerdotes fueron obligados a contraer matrim onio y
debieron hacer pública m anifestación de antirreligiosidad. 1 M axim iliano M ario R obespierre (1759-1794) había nacido en Arrás (Francia). Cuando co-
menzó la Revolución era un tímido y modesto abogado, lleno de rencor y desconfianza. Su fanatis­
mo por la causa de la democracia lo arrastró a excesos repudiables y llegó a ser el hombre más
importante de la Revolución. Despreciaba el dinero, lo que, unido a una conducta irreprochable,
le valió el apodo de incorruptible. Carecía de talento, pero era frío, calculador y, sobre todo,
intolerante. Para él, sus enemigos eran de Francia, y con eso justificaba el terror y el exterminio
' Santiago Dantón era un campesino que había llegado a París, donde logró terminar los de sus adversarios. Estaba convencido de su misión providencial y "se creía tan puro, que no se
estudios de abdgado. Su aspecto era imponente y su rostro desagradable, desfigurado por las privaba efe ningún c rim e n ". Era impecable en el lenguaje, modales y atavíos. Nadie objetó que
viruelas. En la Convención predicó las violencias y fue el que propuso la creación del siniestro usara, hasta el último momento, el aristocrático pantalón corto, las medias de seda y J a peluca
Tribunal Revolucionario. Su discurso terminó con estas palabras: “ Seamos temibles para dispensar empolvada. Era un “ sansculotte” con calzón de seda. Se lo ha llamado con acierto e l prim er
al pueblo de serlo". d ictad o r m oderno" .

325
324
D ispuesto a re fo rm a r la sociedad según su nueva concepción p o lítico - La m edida beneficiaba a la m inoría jacobina que se aseguraba el c o n ti­
nuism o. Por su parte, los re a lista s no o cu lta ro n su indignación y d isp u sie ­
re lig io sa , u tiliz ó to d o s los m edios a su alcance y no to le ró la más m ínim a
ron un ataque con tra la C onvención.
o p osición. C om enzó el período del Gran T erro r y m illa re s de cabezas roda­
ron en la g u illo tin a . No se salvaron sabios ni a rtis ta s com o L avoisier, Che- El re p re sentante B arrás se encargó de la defensa y c o n fió el mando
n ie r y m uchos o tro s. de las fuerzas a un ex ro b e s p ie rris ta , el joven general de brigada Napoleón
N ació entonces un m o v im ie n to c o n tra rio a la p o lític a de R obespierre, Bonaparte, quien se había d is tin g u id o en el s itio de Tolón. La insurre cción
quien no tardó en darse cuenta del p e lig ro y preparó su ofensiva. e s ta lló el 5 de octubre de 1795 (13 V e n d im ia rio del año IV), pero fu e rá p i­
El 26 de ju lio de 1794 (8 T e rm id o r del año II) c o n c u rrió a la C onvención dam ente sofocada por el afortunado m ilita r.
Dos semanas después, el día 26 de octubre, la C onvención dio por
y e xig ió la “ d e p u ra c ió n ” del C o m ité de Seguridad G eneral y del C o m ité de
term in a d as sus sesiones y se d is o lv ió en m edio de vivas a la República.
Salvación Pública. Los convencionales se alarm aron y, al día sig u ie n te ,
cuando R obespierre v o lv ió a hacer uso de la palabra, fu e in te rru m p id o por
los g rito s de “ ¡A bajo el tira n o !". A c to seguido, el d ic ta d o r fu e arrestado Obra de la Convención
ju n to con su herm ano y algunos am igos.
Entonces los m ie m b ro s de la C om una y los ja co b in o s irru m p ie ro n en Com o hem os v is to , la C onvención rig ió los d e stin o s de Francia desde
la C onvención, lograron lib e rta rlo y lo trasla d a ron al local del A y u n ta m ie n to . el mes de s e tie m b re de 1792 hasta octubre de 1795. En ese breve lapso
No obstante, dura n te la m adrugada, los soldados de la C onvención a salta­ s u frió la in flu e n cia de d iversas te ndencias, hizo fre n te a la guerra y al
ron el local y recuperaron al p ris io n e ro . A l am anecer, R obespierre fue g u i­ desorden in te rno . Con todo, su labor fue c o n stru ctiva y dejó a Francia con
llo tin a d o ju n to con S aint Ju s t y o tro s ja cobinos. sus fro n te ra s ensanchadas y con nuevas y num erosas in s titu c io n e s .
Para unificar los variados sistemas de pesas y medidas adoptó el Sistema Mé­
La reacción term idoriana trico D ecim al ; en materia de hacienda creó el Libro de la Deuda Pública. En 1792
la enseñanza primaria fue declarada obligatoria y gratuita, pero el proyecto sólo
La m u erte de R obespierre s ig n ific ó la te rm in a c ió n del c ic lo te rro ris ta prosperó en el período termldoriano y por obra de los moderados. Para la ense­
de la R evolución. Los je fe s e x tre m is ta s se habían devorado a sí m ism os y ñanza secundaria se organizaron escuelas centrales, con alumnos pagos. Además
se crearon: la Escuela Normal, la Escuela Politécnica y otros establecimientos
sólo subsistían los hom bres de ideales moderados.
especiales. También se organizó un Archivo Nacional y se fundó el Museo del
Esto fa vo re c ió la re a cció n te rm id o ria n a , así llam ada por haberse p ro ­
Louvre.
ducido durante el mes de te rm id o r [m es ca lu ro so ), o sea, e ntre el 19 de
ju lio y el 17 de agosto.
La C onvención s u p rim ió el C o m ité de S alvación Pública y el Tribunal
R evolucionario. También fu e d is u e lta la Comuna de París; en el mes de no­
vie m b re fu e clausurado el C lub de los Jacobinos. A n tig u o s e x tre m is ta s
com o C a rrie r y Fouquet-T inville fu e ro n juzgados por sus crím enes y pere­
cie ron en la g u illo tin a .
La reacción te rm id o ria n a provocó algunos le va n ta m ie n to s jacobinos
que fu eron rápidam ente sofocados. Por su parte, los ele m e n to s re a lista s,
envalentonados con la nueva s itu a c ió n , exigían la re s titu c ió n de sus bienes,
la d iso lu ció n de la R epública y la vu e lta al a ntiguo régim en.

La C onstitución del año III (1795)


La C onvención, que estaba form ada por ele m e n to s m oderados y te rm i-
dorianos, redactó una nueva C o n stitu c ió n que se llam ó del año 111 de la
R evolución (1795). El docum ento estaba precedido por una D eclaración de
D erechos y por una D e cla ra ció n de D eberes.
En ella se adoptaba el voto restringido, o sea que sólo podían sufragar los
varones adultos que supieran leer y escribir. Es decir elegían a los electores que,
a su vez, designaban a los componentes del cuerpo legislativo.
Para asegurar la co n tin u id a d de la R epública — amenazada por la reac­
ción re a lis ta — la C onvención d ispuso que las dos te rc e ra s partes de la
nueva A sam blea debían ser elegidas e n tre los convencionales que cesaban.
El d ecreto fu e so m e tid o a p le b is c ito y aprobado por escasísim o m argen, en
m edio de una m ayoría que se abstuvo de vo ta r.

326

*
n p íD u é s de la re a cció n te rm id o ria n a , d e c re tó la se p a ra c ió n de la Ig le sia d e l
Estado, a b o lió la pena de m ue rte y d io el n o m b re de Plaza de la C o n co rd ia al sitio
d o nde h a b ía s id o g u illo tin a d o L u is XVI.

LA G U E R R A D U R A N T E LA C O N V E N C IO N 1

La primera coalición
Com o hemos v is to , los re v o lu c io n a rio s debieron e n fre n ta r los ataques
extra n je ros, provocados por la acción de los re a lista s em igrados, que lo-
qraron el apoyo de otras m onarquías a b so lu tista s.
El ataque austro-prusiano fue d e te n id o en Valm y (20 de s e tie m b re de
1792) y las fuerzas re vo lu cio n a ria s, comandadas por D um ouriez y Keller-
mann, tom aron la ofe n siva y se apoderaron de los te rrito rio s alem anes s i­
tuados en la o rilla izquierda d e l Rin, Niza y la Sabpya. El 6 de noviem bre,
D um ouriez v o lv ió a triu n fa r en Jem m apes, y B élgica fu e anexada a Francia.
La ejecución de Luis XVI y los triu n fo s fra n ce se s alarm aron a los sobe­
ranos europeos, quienes se d e cid ie ro n a in te rv e n ir en form a más e fe ctiva .
En 1793 In g la te rra fo rm ó la p rim e ra co a lició n en la que p a rtic ip a ro n : los
Estados ' A lem anes, España, P ortugal, Holanda, A u s tria , Prusia, Cerdeña y
Ñapóles. Las trop a s aliadas h icie ro n rápidos progresos y Francia se e n c M j Los aliados aceptaron la paz por separado. Prusia, España y va rio s Es­
tró en situación verdaderam ente c rític a . Bélgica fue reconquistada por e tados alem anes firm a ro n el Tratado de B asilea (1795) que fu e m uy ve n ta ­
enem igo y, m ie n tra s Perpiñán y Bayona caían en poder de los españoles, joso para Francia.1 Los holandeses firm a ro n el Pacto de La Haya y cedieron
M aguncia y A lsa cla fu e ro n ocupadas por los prusianos. A l m ism o tie m p o , las p ro vin cia s de la o rilla izquierda del Rin.
Tolón se rendía a los anglo-españoles.
J jL D IR E C T O R IO

A la C onvención sig u ió en Francia el gobierno del D ire c to rio , que se


Derrotas de los prusianos y austríacos prolongó cu a tro años (1795-1799). Se lo considera una etapa de tra n sició n
entre el período re vo lu cio n a rio y la "Epoca de N apoleón” (1800-1815).
Cuando todo parecía perdido, la C onvención dispuso m o v iliz a r toda la La C o n s titu ció n del año III c o n fió el Poder Le gisla tivo a dos cám aras:
nación para hacer fre n te al p e lig ro e x te rio r. C oncentró su p o d ^r en el Co­ el C onsejo de los Q u in ie nto s, pues contaba con ese núm ero de diputados
m ité de Salvación Pública, uno de cuyos m iem bros, Lázaro C arnot, que tenía y el C onsejo de lo s A ncianos, fo rm a d o por 250 senadores. Am bas asam-
a su cargo los asuntos m ilita re s , se c o n s titu y ó en el verdadero ‘‘organizador oleas designaban el Poder E jecutivo o D ire c to rio , com puesto por cinco
de la v ic to ria ” . m iem bros. Duraban cin co años en sus cargos y uno de e llo s se renovaba
En el mes de agosto se d e cre tó la "le v a en m asa” que disponía la anualm ente por sorteo.
m o vilización y re c lu ta m ie n to de todo el pueblo francés, in clu so las m ujeres, El n u e v o 'ré g im e n debió e n fre n ta r la oposición de los antiguos jacobi-
niños y ancianos. C a rn o t se encargó de a d ie s tra r a ese inm enso e jé rc ito , ,, nos y tam bién de los c a tó lico s y rea lista s.
integrado con ele m e n to s in e xp erto s é in d iscip lin a d o s. Para a ce le ra r su labor
fo rm ó re g im ie n to s de amalgama, donde “ m e zcló ” a los nuevos reclutas con r e r tn AmbaS ,1? n d e n cia s se d is p u ta b a n el d e re c h o al poder, razón p o r la cu a l el Di-
soldados experim entados. el m / 10 d e b '? m ar|te n e rse en un esta do co n s ta n te de rep re sió n . P or o tra parte,
M erced a su tesonerai labor, la R epública lle g ó a co n ta r con más de d e < ¡ m ° g o b ie rn o ib a a d q u irie n d o rá p id a im p o p u la rid a d ; el co sto de la v id a c re c ía
se te cie n to s m il hom bres a d iestrados y bien arm ados. sus ®®^.radam ente y los fu n c io n a rio s p ú b lic o s só lo se p re o cu p a b a n de s a tis fa c e r
A l fin a liz a r 1793, la d is c ip lin a y el p a trio tis m o habían logrado co ntener oficiales ICI° neS p e rso n a le s y e x iSían reco m p e n sas p o r la p re s ta c ió n de lo s de b ere s
la invasión e xtra n je ra, y las operaciones favorecían a los e jé rc ito s de la re ­
c o rr u n tl a v id f z d e . ricl uezas, el ju e g o y las e x c e n tric id a d e s im p rim ie ro n un tono
vo lu ció n . El general Jourdán d e rro tó a los austríacos en W a ttig n ie s (1793) lucionar- a< s o c i? dad de esa é p o ca y los p rin c ip io s de a u s te rid a d y m ora l revo-
y poco después en Fleurs (1794), lo que p e rm itió recuperar B élgica. Por su a rios fu e ro n v io la d o s p o r m uch o s de sus a n tig u o s y e n ca rn iz a d o s so stenedores.
parte, el general P ichegru invadió Holanda, que se tra n s fo rm ó en R epública
Bátava, aliada de Francia. Tolón se rin d ió a los re vo lu cio n a rio s y los p ru sia ­
nos fu e ro n d e fin itiv a m e n te d e rrotados por el general H oche, en G eisberg
(1794). ■ A dem ás ^RUS¡a e n *re9 * Ia o r 'H a iz q u ie rd a d e l R in, y E spaña, p arte de la Is la de S a nto D o m in g o .
se g u n d a c o n c e rtó una a lia n z a co n F ra n cia para lim ita r e l p o d e río n ava l de lo s in g le s e s .

328
329
»
Para d e m o s tra r su im p a rcia lid a d , los fu n c io n a rio s debían ju ra r odio a
la monarquía y a la C o n s titu c ió n del año 1793, cada una de e lla s expresión
de las d is tin ta s tendencias.
La escasez de víve re s y de din e ro c o n s titu y ó el problem a más im p o r­
tan te. El pueblo honrado deseaba orden y unión y, por esa causa, repudiaba
a los jacobinos, causantes de tantas desgracias, e ignoraba a los re a lista s,
en quienes ya no confiaba.
Hasta ese m om ento, el D ire c to rio se había s o ste n id o m erced a las
v ic to ria s obtenidas en la guerra.
En 1798, el régim en se d e s p re s tig ió debido a las d ific u lta d e s eco n ó m i­
cas y a la inhábil p o lític a e x te rio r, que desencadenó co n tra Francia la
segunda co a lició n , que — en sus com ienzos— amenazó con una caótica
situ a ció n. Todos com p re n die ro n que sólo una “ mano fé rre a ” podía sa lva r el
país y, m ie n tra s crecía la re p u lsió n al D ire c to rio , se aclamaba a quien era
capaz de lib ra rlo s del desa stre ; N apoleón Bonaparte.

•EPOCA DE NAPOLEON
im po sib le som eterla , cuando Napoleón propuso un plan que p e rm itió recu­
perar la plaza. En esta operación luchó con tanta in tre p id e z que ganó la
sim patía de los republicanos, e sp e cialm e n te del herm ano de R obespierre,
y fue ascendido a general cuando sólo tenía 24 años. Sin em bargo, en 1795
cayó en desgracia cuando se negó a re p rim ir una subevación cam pesina en
La Vendée.
Su am istad con B arras le p e rm itió conocer a Josefina de Beauharnais,
viuda de un m ilita r noble, con la que co n tra jo m a trim o n io . Ese m ism o año.
la reacción te rm id o ria n a puso en p e lig ro la R evolución. Barrás, a cargo de
la defensa, llam ó a N apoleón y le c o n fió el mando de las fuerzas. El 5 de
de octub re (13 V e n d im ia rlo ) el joven general dom inó la in su rre cció n re a lis ­
ta con una ‘‘ ráfaga de m e tra lla ” . La República estaba salvada y Napoleón fue
ascendido a general de d iv is ió n .

La campaña de Italia
Como hemos v is to , por los tra ta d o s de Basilea y La Haya la p rim e ra
co alició n quedó p rá ctica m e nte d e stru id a . Sólo p ro sig u ie ro n la lucha Ingla­
te rra , A u s tria , Cerdeña y los Estados ita lia n o s.
Para poner fin a la guerra, en 1796 el D ire c to rio d e cid ió lanzar los e jé r­
c ito s republicanos sobre A u s tria y aceptó el plan de C arnot, que co n sistía
en hacer co nverge r sobre Viena tre s o fe n siva s sim ultáneas. Dos e jé rc ito s
atacarían a través de A lem ania. El te rc e ro , que se c o n fió a N apoleón, debía
a travesar el n orte de Italia.
La ofensiva a tra vé s de A lem ania fracasó por c o m p le to ; en cam bio, la
campaña de Italia d e cid ió el re su lta d o de la guerra y b rin d ó a N apoleón la
oportunidad para consagrarse d e fin itiv a m e n te .
El D ire c to rio le c o n fió cuarenta m il hom bres casi desarm ados, mal ve s­ La campaña de Egipto
tid o s y peor alim e n ta d o s; todo había que organizarlo y todo lo organizó.
La campaña de Ita lia fu e fu lm in a n te . El 29 de marzo de 1796 in ic ió la In g la te rra fue la única potencia que p ro sig u ió la guerra con tra Francia.
marcha, y luego de a travesar los A peninos ocupó el P iam onte, donde venció El D ire c to rio propuso a Napoleón un plan para invadir las islas pero el ú l­
por separado a los e jé rc ito s austríacos y sardos. El rey de C erdeña pidió tim o lo co n sid eró im prude nte y p re firió co n q u ista r el Egipto, que si bien
la paz y Turín, su ca p ita l, cayó en poder de los franceses. era una p ro vin cia turca , co n stitu ía una zona de im portancia com ercial, que
En el mes de mayo triu n fó en Lodi, lo que le p e rm itió ocupar M ilá n y seguían los ingleses en su ruta al O riente.
apoderarse de la Lombardía. Dé in m e d ia to puso s itio a la fo rta le za de M an­ Napoleón zarpó de Tolón en mayo de 1798, al fre n te de 35.000 soldados
tua, cerca de la fro n te ra con A u s tria . Por cu a tro veces consecutivas los y 10.000 m arinos; ta m bién em barcó una com isión de arqueólogos para o to r­
austríacos Intentaron s o c o rre r a la ciudad, pero, otras ta n ta s veces, fu eron gar a la expedición ca rá cte r c ie n tífic o . Después de dom inar la isla de M alta,
derrotados en las batallas de C a stig lio n e , Basano, A re o la y R ivoli. Mantua el 30 de ju n io desem barcó en A le ja n d ría y se apoderó de esa ciudad. De in­
se rin d ió en fe b re ro de 1797. m ediato m archó rum bo a El C airo para e n fre n ta r un e jé rc ito de ‘‘ m am elu­
c o s ” (soldados turco -e g ipcio s).
Con estos triu n fo s , N apoleón dom inó el n orte de Ita lia e in ic ió su m ar­
cha sobre Viena. Se hallaba cerca de la ciudad cuando el em perador de A u s­ Napoleón arengó a sus tropa s con estas palabras: “ Soldados: ¡Desde
tria , F rancisco II, envió p le n ip o te n c ia rio s que d is c u tie ro n en Leoben (7 de lo alto de esas p irám id es cuarenta sig lo s os c o n te m p la n !” La batalla de las
a b ril) los té rm in o s de un a rm is tic io . La paz d e fin itiv a se co n ce rtó el 17 P irám ides te rm in ó con el triu n fo de los franceses, que el 21 de ju lio e n tra ­
ban en El C airo.
de octu b re con el Tratado de Campo Form io.
Parecía que la em presa estaba cum plida, pero no fue así; pocos días
Austria cedió Bélgica y renunció a la Lombardia, que se transform ó en Repú­ después ( 1 ? de agosto), la flo ta inglesa alcanzó y d e stru yó a la armada fra n ­
blica Cisalpina. Además, entregó a Francia la orilla izquierda del Rin. En cambio, cesa en A b u k ir, cerca de A lejand ría .
recibió los territorios de la República de Venecia y sus posesiones, con excepción Napoleón regresó a Egipto y de a llí a Francia.
de las islas iónicas que quedaron en poder de Francia. En este ín te rin , las tro p a s francesas en Egipto d e rrota ro n nuevam ente
Los triu n fo s en Ita lia die ro n e x tra o rd in a rio p re s tig io a N apoleón. El D i­ a los tu rc o s en H e lió p o lis (20 de marzo de 1800), pero no pudieron im pe­
re c to rio lo re c ib ió con grandes honores, pero sin o c u lta r su preocupación d ir nuevos desem barcos de los ingleses y debieron ca p itu lar. A leja n d ría se
por la excesiva popularidad del jo ve n general. rin d ió el 31 de agosto de 1801 y los fran ceses fueron repatriados.

332 333
/ R ío BA V I ER A
Ì tQ G K A G H ^ Logo de / M u n ic h #
e x te rio re s , los desa stres fin a n cie ro s y las q u erellas e ntre ja cob inos y
r ^ - _ ^ r ' ^ f t ^ ns,Qnza ' h o h e n l in d e n

B asilea “0 Zurich
’urich^ rs ; Salzburgo ( re a lista s. namado de los p o lític o s y encabezado por S/eyes,
» ^ " „ u ? s e c r é a m e i t ™ t a b t e lla m a V a N apoleón y s o lic ita d o su apo.
». AUSTRIA era el que — ^ecretaim e derr¡bara al gobierno. Este m o vim ie n to se
SUIZA
" 'X .^ y0 5arn el 19 B ru m a rio (10 de n o v ie m b re de 1799), cu a n d o N apoleón a|
p r0 ^ H P s u s t r o S d is o lv ió por la fuerza la A sam blea de los Q u iniento s.
' / "sì \ — »
f 'ì ' j Vy' ' f c,i narte la A sam blea de los A ncianos a d h irió al golpe de Estado y
\i P° r p| e s ta b le c im ie n to de un poder e je cu tivo p ro v is o rio , in tegrado por
P IA M O N T E
ALPES V0t° f^!n s u Ie s ■ Napoleón, S ieyes y D ucós. Los nuevos gobernantes - a s e -
sorados por una co m isió n — debían redactar una nueva C o n stitu ció n , que
Turin
' **#
ITALIA V/onoi'io Senaprá0cTicamentePll a ISR evoluc¡ón Francesa había term in ado.

a m a r e n g o
EL CO N SU LA DO
Genova 0
Entre ta n to , S ieyes había elaborado se cretam ente una nueva C o n s titu ­
Los tres cónsules. De izquierda a derecha: ción Dero Napoleón, cuya a utoridad y am bición iban en aum ento, rechazo
Lebrón, Napoleón y Cambaceres. (Retrato e¡ proyecto y redactó los a rtícu lo s de la C o n stitu ció n del ano V III que, apa­
G én ovo T OS CA NA del pintor Couder en el museo de Versalles.) rentem ente republicana, le aseguraba un poder personal casi a b s o lu ta Fue
p r o m u lg a d a en el m es de d icie m b re y aprobada m ediante p le b is c ito por
PR IN CIPALES BATALLAS DE
LA SEG UNDA COALICION Una Esta nueva C o n stitu ció n e sta b le ció el C onsulado com o poder suprem o
de qobierho, representado por tre s cónsules perm anentes: Bonaparte, Cam­
baceres y Lebrún. N apoleón o ste n tó el titu lo de P rim er C ónsul, que con­
centraba toda la autoridad, pues los dos re sta n te s eran m iem bros
Segunda coalición c o n su ltivos.
El Poder Legislativo tam bién se hallaba sometido al prim er \cónsul, ya que
La agresiva p o lític a e x te rio r dei D ire c to rio fa v o re c ió los planes del éste presidía el Consejo de Estado, integrado por funcionarios, dorlde se redacta­
P - T m m |s tro ingles G u ille rm o P itt (el jo ve n ) quien logró c o n c e rta r con ban las leyes. De ahí pasaban por dos cámaras: el Tribunado, que las discutía
y N á poíe sS69 3 co a h c io n ' en la que p a rtic ip a ro n A u s tria , Rusia, Turquía v opinaba sin votar, y el Cuerpo Legislativo, que las votaba sin opinar.
El Senado, form ado por ochenta miembros, nombraba a los cónsules, a sus
Las p rim e ra s operaciones fu eron desfavorables para los franceses En propios miembros y a los de las otras cámaras. Los candidatos eran elegidos entre
una lista de notabilidades votada por el pueblo. Además, el Senado debía vigilar
Ita lia el general A le ja n d ro S uvaroff, al fre n te de un e jé rc ito austro-ruso
el cum plim iento de la Constitución.
i r r t ó s r * * r,ebia v * * ,o «« ¿
en l a nh ^ l T aHni a 'cel T zh^ ue C,a rlo s de A ^ t r i a lo g ró d e rro ta r a Jourdan Fin d e la s e g u n d a co a lición
fra ncese s S to cka ch ’ Pe™ al p e n e tra r en Suiza fue contenido por los Cuando Napoleón asum ió el poder, Francia continuaba la lucha contra
la segunda co a lició n . Com o el pueblo deseaba la cesación de la guerra, hizo
rt ¿ e rro r ^ c t ic o c o m e tid o por los coaligados p e rm itió al qeneral An-
pm nia ia d e rro ta r en Z u ric h a las tro p a s rusas, que llegaban para re- a In g la te rra y a A u s tria propo sicio n e s de paz que fu eron rechazadas.
£ - a K,3S a u s tn a c a s - Las fuerzas de S uvaroff, que pretendían a u xi­ Entonces re so lvió asestar a sus enem igos un golpe im p re visto y fu l­
lia rla s tam bién fu e ro n vencidas (s e tie m b re de 1799). Este d esastre o ria i
m inante. El 6 de mayo de 1800 p a rtió al fre n te de 40.000 hom bres Y re p i­
UA n6P? aCUH 8+n tre lo s ía,iados V entonces Rusia se re tiró de la lucha tie n d o la hazaña de A níbal, atravesó los A lp e s en seis días y cayo sobre la
A pesar de e stos triu n fo s p a rcia le s, el te r rito rio fra n cé s estaba amp-
nazado por un nuevo ataque del e jé rc ito austríaco. retaguardia austríaca en el va lle de Lombardía.
El 14 de ju n io atacó al enem igo en las llanuras de M arengo. Los aus­
C aíd a del D ire c to rio tría co s, que lo doblaban en núm ero, lograron rechazarlo y, cuando todo pa­
recía perdido una oportuna llegada de re fuerzos d ecidió el triu n fo de
r Cua" d ° NaP °león regresó a Francia, luego de su campaña en Eainto
ue re cib id o con grandes m uestras de entusiasm o. Su popularidad c o n tra s ’ NaP0Me°snes más tarde, o tro e jé rc ito fran cés, a las órdenes de M oreau cruzó
taba con el d e s p re s tig io del D ire c to rio , Incapaz de pon” ™ " las guerras el Rin y d e rro tó a los austríacos en la batalla de H ohenlm den (diciem bre

334
de 1800). El em perador Francisco II p id ió la paz, que se firm ó en Luneville
(fe b re ro de 1801).
Por este Tratado, muy sim ilar al de Campo Formio, Austria reconoció la
hegemonía francesa en Italia y cedió la o rilla izquierda del Rin.
Paz de Amiens. Inglaterra continuó sola la lucha y, si bien había logrado
apoderarse de algunas colonias francesas, su situación económ ica era delicada y
el pueblo inglés deseaba el fin de la guerra.
El 25 de marzo de 1802 Inglaterra accedió a firm ar con Francia la Paz de
Amiens. ■
Por este tratado, Inglaterra devolvió sus conquistas, con excepción de Ceilan
(Asia) y Trinidad (América) que habían pertenecido a Holanda y España, respecti­
vamente. Egipto quedó en poder de Turquía y Malta fue devuelta a la Orden de los
Caballeros de San Juan.

Obra del Consulado


E stablecido en Francia, a consecuencia de un golpe de Estado, el ré ­
gim en del Consulado duró cuatro años (1799-1804). en este período prepa­
ra to rio al Im perio, Bonaparte se destacó ta n to en el orden externo, donde
ubicó a Francia en una s itu a ció n de p riv ile g io ante las naciones europeas,
com o en el orden interno.
D ecidido a encauzar el país por la senda del progreso, Napoleón p ro ­
cedió con gran energía y dispuso adoptar los p rin c ip io s de la R evolución En el año 1800, Napoleón encom endó la tarea a una com isión de seis
Francesa, que fueran a p lica b le s a su c rite rio de gobierno. ju ris ta s y p re sid ió la m ayor parte de las sesiones, en las que se d is c u ­
En lo a d m in is tra tiv o im puso un régim en de ce n tra liza ció n y respetó la tie ro n con a rdor los tem as fundam entales del proyecto.
d iv is ió n te rrito ria l en departam entos, c irc u n s c rip c io n e s y com unas, pero El C ódigo C iv il, que re cib ió el nom bre de C ódigo de N apoleón, fue
co n fió los gobiernos locales a los p re fe c to s , s u b p re fe c to s y alcaldes que, p rom ulgado en el mes de marzo de 1804.1
en lugar de ser ele g id o s por el pueblo, eran designados d ire cta m e n te por él. La obra se d iv id ió en tre s lib ro s: el p rim e ro se ocupa de las personas,
En el orden fin a n c ie ro en co n tró el país en bancarrota, con la in d u s tria el segundo de la propiedad y el te rc e ro , de la tra n sm isió n de bienes. Las
y el com ercio paralizados y los im puestos mal p e rcib id o s. Para m e jo ra r la in flu e n cia s más v is ib le s son del Derecho rom ano, del Derecho consu etu­
recaudación im p o sitiv a , creó la A d m in is tra c ió n de co n trib u c io n e s d ire cta s. d in a rio y ta m bién de las asam bleas C o n stitu ye n te y de la C onvención.
Poco después se fundó el Banco de Francia, lo que p e rm itió re g u la riza r En o tro orden, N apoleón creó en 1802, la Legión de Flonor o prem io
el c ré d ito popular. La econom ía se v io e stim ulada con el orden p o lític o y el que só lo se entregaba a quienes habían prestado grandes s e rv ic io s a Fran­
d e sa rro llo de las obras públicas. cia. La m edalla — una e s tre lla de cinco puntas— podía otorg arse a cualquie­
La p a c ifica ció n in te rio r, tan im p o rta n te para el cu m p lim ie n to de los p ro ­ ra, fu e ra p rín cipe o hu m ild e ciudadano.
p ó sito s an te rio re s, no podía lograrse sin poner fin a las luchas p o lítica s.
R eprim ió el bandolerism o, p e rm itió el regreso de los em igrados y, sobre El Consulado vitalicio
todo, tra tó de poner fin al c o n flic to re lig io s o provocado por la C o n s titu c ió n
C iv il d e l C lero. La Paz de A m ié n s y el C oncordato aum entaron el p re s tig io de Napo­
El Papa Pío VII aceptó negociar un C oncordato, que se firm ó el 15 de león, y sus p a rtid a rio s e xig ie ro n para él “ recom pensas” y te s tim o n io s seña­
ju lio de 1801. El P ontífice reconocía algunas re fo rm a s re vo lu cio n a ria s, ta le s lados de re co n o cim ie n to nacional.
com o la lib e rta d de cu lto s , la nacionalización de los bienes e c le s iá s tic o s La c o n s titu c ió n del año VIII fue reform ada, y el 2 de agosto de 1802 el
y la d ism in u ció n del núm ero de dió ce sis. Senado nom bró a N apoleón cónsul v ita lic io , luego de un p le b is c ito que dio
Por su parte, Napoleón se c o m p ro m e tió a re s ta b le c e r y so ste n e r el tre s m illo n e s de vo to s a firm a tiv o s y poco más de ocho m il en contra. Ob­
c u lto ca tó lico y fijó un sueldo a los sacerdotes; tenía derecho de nom brar tuvo además, el derecho a e le g ir suce so r con lo que, p rá cticam ente , queda­
a los obispos, que le debían p re s ta r ju ra m e n to de fid e lid a d . No obstante, ba re sta b le cid o el régim en m onárquico.
la in ve stid ura y co n firm a ció n la otorgaba el P ontífice. Esta s itu ación aum entó el re s e n tim ie n to de los re a lista s, quienes d is ­
pusieron e lim in a r al ‘ ‘u surp a d o r” y planearon d ive rso s atentados.
El Código
Fruto inm e diato de la p a cifica ció n in te rio r fue la unidad le g isla tiva .
Era necesario co n so lid a r los p rin c ip io s re vo lu cio n a rio s sobre igualdad c i­
v il, y N apoleón dispuso re u n ir, en un solo cuerpo o co le cció n , todas las 1 El Código Civil fue la obra más perdurable de Napoleón. El mismo lo reconoció, años
espués, con estas palabras: “ Mi verdadera gloria no es el haber ganado cuarenta batallas . . .
leyes francesas elaboradas después del a ntiguo régim en. L° que no podrá desaparecer, lo que vivirá eternamente, es mi Código Civil” .

336 337
El Papa consintió en ir a París, afrontando las incom odidades del largo viaje,
"p o r el grari bien que ello hará a la religión, a la Iglesia y al Estado” . Con todo!
Napoleón no disim uló su descortesía y, en la cerem onia de la consagración se lo
vio sofocar más de un bostezo. Cuando Pío VII iba a tom ar la corona para ceñirla
sobre la cabeza de Napoleón, éste se le adelantó y asiéndola con sus manos, se
coronó personalmente; acto seguido hizo lo mismo con su mujer.

El Im p e rio francés duró diez años (1804-1814), y en ese lapso, Napoleón


e je rció un rig u ro so a b so lu tism o , si bien resp etó algunos p rin c ip io s sobre
la d iv is ió n de la tie rra y la igualdad de derechos.
El ca rá c te r h e re d ita rio de la nueva C o n stitu ció n p e rm itió a los herm a­
nos de N apoleón c o n v e rtirs e en prín cip e s im p e ria le s , con tra ta m ie n to de
alteza. Nació, así, una nobleza cortesana form ada por los fa m ilia re s del em ­
perador, m uchos señores del antiguo régim en y los generales co n ve rtid o s
en m a riscales.
Todo e sto o to rgó a la sociedad francesa un nuevo c a rá cte r je rá rq u ico ,
y en pocos años, el Em perador concedió catorce bastones de m ariscale s e
hizo cu a tro p rín cipes, tre in ta duques, casi c u a tro cie n to s condes y poco más
de m il barones.
Para c o n so lid a r el a b so lutism o p o lític o , s u p rim ió el Tribunado y el C uer­
po L e g is la tiv o ; además d ic tó nuevos im pue stos y ordenó re clu ta m ie n to s
La pintura reproduce la solemne ceremonia de ia coronación. Con geslo imperioso y tranquilo,
ile g a le s que fuero n ra tific a d o s por el dócil Senado.
Napoleón Bonaparte se dispone a coronar a su esposa, la emperatriz Josefina, mientras el
pontífice Pío VII observa la escena. ( Cuadro por Luis David.) En lo in te rio r, el colaborad or más destacado fue el a stu to Fouché, m i­
n is tro de p olicía, que se encargó de re p rim ir to d o in te n to de opo sició n ; a
tal fin , organizó el espionaje y la delación, por lo que m uchos ciudadanos
fu e ro n arre stados por sospechosos y privados de su lib e rta d hasta el día
Napoleón re p rim ió con energía' las co n sp ira cio n e s, y sus p rin cip a le s de la paz general.
actores fu e ro n ejecutados.
La lib e rta d de prensa fu e suprim ida , pues im plantó la censura pre via
En el año 1800 se produjo el prim er atentado. Cuando Napoleón se d irig ía a en las p u b licaciones, y los d ire c to re s de los p e rió d ico s se tra n sfo rm a ro n en
la Opera, estalló una bomba al paso de su coche. El prim er Cónsul escapó con fu n c io n a rio s o fic ia le s . En 1811 sólo quedaban en París cu a tro p e rió d ico s de
vida por m ilagro y, cuando llegó al teatro, se com portó con absoluta tranquilidad, los setenta que aparecían en 1799.
como si nada hubiera pasado. “ Esos bribones han querido hacerme saltar por los
aires” , d ijo a uno de sus acompañantes, y continuó con la atención puesta en el La labor constructiva
espectáculo.
En enero de 1804, el em igrado francés Jorge Cadoudal organizó — apoyado No o bstante el ca rá cte r d e sp ótico de su gobierno, N apoleón tra tó de
por Inglaterra— otro atentado, que contó con el apoyo de los generales Pichegru c o m p le ta r la tarea de reorganización que había proyectado.
y Moreau. El com plot fue descubierto y los dos primeros, ejecutados. En m ateria de obras públicas, procuró m ejo ra r las com unicaciones y
Para atem orizar a los realistas borbones, Napoleón mandó secuestrar a un co n stru yó c a rre te ra s y puentes, m uchos de e llo s de gran va lo r e stra té g ico .
joven noble de esa fam ilia, el duque de Enghien, que residía en Ettenhein, pequeña También a m plió los puertos y abrió canales para la navegación. Gran parte
ciudad alemana situada cerca de la frontera francesa. de e stos tra b ajos se cu m p lie ro n no sólo en Francia, sino ta m bién en los
El infeliz fue Injustamente acusado de particip ar en el com plot de Cadoudal, países anexados.
y después de una breve parodia de ju icio , se dispuso su fusilam iento inm ediato
(21 de marzo de 1804). París fue em bellecida con grandes monumentos. El Arco de Triunfo de la Es­
trella se erigió en homenaje al “ gran e jé rcito ” . Está situado donde convergen doce
grandes avenidas y su construcción, que comenzó en 1806, concluyó veinte años
EL IM PERIO (1804-1814)
después. La columna Vendóme se construyó con el bronce de los cañones tomados
Napoleón tra tó de c o n so lid a r su d e sp o tism o y e sta b le ce r su propia d i­ al enemigo en la batalla de A usterlitz (1805).
nastía, a fin de a le ja r toda p re te n sió n de los Borbones. El 18 de mayo de La obra le g is la tiv a fue com pletada con la sanción de nuevos C ódigos:
1804, el Senado c o n firm ó al P rim er Cónsui el títu lo de Em perador de los de P ro ce d im ientos C iv ile s (1806), de C om ercio (1807), Penal y de In s tru c ­
francese s y dispuso que esa dignidad fu e ra h e re d ita ria . ción C rim in a l (1810).
La C o n stitu ció n fu e reform ada y así nació la C o n s titu c ió n d e l año XII, La Paz de A m ie n s no fu e duradera. Los ing leses dila ta ro n la evacuación
que fu e so m e tida a p le b is c ito y aprobada por una inm ensa m ayoría: tre s de M a lta y la re s titu c ió n de Egipto a Turquía. Por su parte, N apoleón no só­
m illo n e s y m edio de vo to s co n tra só lo tre s m il. lo in te rv in o com o m ediador en Suiza y A lem ania, sino que m antuvo la ocu­
El 2 de d icie m b re , en una cerem onia que se realizó en la C atedral de pación en Holanda, lo que sig n ifica b a una amenaza para Gran Bretaña.
N uestra Señora de París, fu e so le m n e m e n te consagrado por el P ontífice
Pío VII.

338 339
Austria perdió sus posesiones en el oeste de Alemania (Baviera y Wurtenberg)
La tercera coalición y en el norte de Italia (Venecia y el Tirol). Con esto se extinguió el Santo Imperio
Romano Germánico y los territorios alemanes formaron una Confederación del Rin
En 1805 la invasión estaba a punto de realizarse; pero, en el mes de
que reconoció a Napoleón como protector. Francisco li solo conservó el título de
agosto, In glaterra lo g ró le vantar una te rce ra c o a lic ió n co n tra Francia, en la Emperador de Austria. Napoleón repartió los demás territorios entre sus fam iliares:
que participaban A u s tria y Rusia. N apoleón se v io obligado a re tira r sus a su hermano José, le correspondió el trono de Nápoles; a Luis, el de Holanda,
fuerzas de Boulogne para rechazar el ataque de los austríacos. que dejó de ser República Bátava; a su hermana Elisa, el ducado de Luca y á
En poco menos de un mes, el “ gran e jé rc ito ” realizó la proeza de tra s ­ Paulina, el ducado de Guastallac.
ladarse al Rin, y el 20 de octu b re triu n fó sobre los austríacos en la batalla
de Ulm.
Sin em bargo, en esos m om entos, el a lm ira n te inglés N elson había
Cuarta coalición
obligado a la flo ta franco-española 1 a re fu g ia rse en C ádiz; el día 21 se El d e sm em bram iento de los estados alem anes dejó a Prusia aislada
produjo el com bate fre n te al cabo T rafalgar, cerca de G ib ra lta r. Nelson, que fre n te a Francia. Inglaterra y Rusia, que no habían firm a d o la paz con Na­
pereció en la batalla, deshizo p rá ctica m e nte a los barcos fra n ce se s y espa­ poleón, presionaron al rey de Prusia, Federico G u ille rm o III, para que in te ­
ñoles. Ing late rra a le jó el p e lig ro de invasión y se aseguró el pre d o m in io grara con e lla s una cu arta coalición.
m arítim o . Los nuevos aliados e xig ie ro n que Francia re tira ra sus tro p a s de A le m a ­
Entre tanto , N apoleón ocupó Viena y aunque los rusos habían logrado nia. Por toda respuesta, el 1? de octubre de 1806, N apoleón in ic ió la ofe n ­
u n ir sus fuerzas con los a ustríacos, los d e rro tó en la llanura de A u s te rlitz siva co n tra los prusianos y el día 14 los aniquiló en Jena. S im ultáneam ente,
(2 de d icie m b re ). Esta batalla fu e la más b rilla n te de su h is to ria m ilita r. el m ariscal D avout obtenía o tro triu n fo en A ue rsta e d t. Rotas las defensas
El em perador de A u s tria , Francisco II, p id ió la paz y firm ó el Tratado de enem igas, N apoleón se apoderó de las p rin cip a le s ciudades de Prusia e hizo
Presburgo. su entrada triu n fa l en Berlín.

Campaña de Polonia. Para d e s tru ir a los rusos y e lim in a r la re s is te n ­


1 Por un tratado secreto llamado “ de los su bsid ios” , España se había aliado con Francia. cia en Prusia o rie n ta l, Napoleón p ro sig u ió su ofen siva hacia el este. En esta
Enterados los ingleses de ese acuerdo, capturaron tres fragatas españolas y hundieron una cuarta,
procedentes del Río de la Plata. Este ataque motivó la entrada de España en la guerra.
campaña contó con la ayuda de los polacos que deseaban lib e ra rse del yugo

341
ruso. Las operaciones fu e ro n e n to rp e cid a s por ei frío , la nieve y los panta­ LA GUERRA ESPAÑOLA POR SU INDEPENDENCIA
nos. Con tod o, los france-ses atacaron a los rusos en Eylau (fe b re ro de 1807)
sin obte n e r un re su lta d o d e c is iv o . En la prim avera, N apoleón reanudó la
Napoleón en España
ofensiva y los d e rro tó por c o m p le to en Friedland.
Desde 1795 (Paz de B asilea), los gobiernos de España y Francia m ante­
La invasión a Portugal nían c o rd ia le s relaciones. La prim e ra había apoyado, hasta con fuerzas
m ilita re s , la alianza con su vecina, y en 1805, la flo ta española fu e derrotada
Ing late rra co n tin u ó sola la lucha y dispuso el bloqueo de los p u e rto s ju n to a la francesa en T rafalgar.
franceses. N apoleón d e cre tó , a su vez, m ie n tra s estaba en B erlín (n o vie m ­ Sin em bargo, poco antes de la batalla de Jena, el p rim e r m in is tro espa­
bre de 1806), el bloqueo c o n tin e n ta l co n tra In g la te rra , lo que s ig n ifica b a ñol, M a n u e l de G odoy, e ntabló negociaciones secreta s con Prusia, pues
ce rra r to dos los p u e rto s del c o n tin e n te al c o m e rcio inglés. sabía que N apoleón estaba a punto de tra ic io n a r lo pactado cediendo las
El bloqueo c o n tin e n ta l p e rd ió e fe c tiv id a d porque Portugal y los Estados Baleares al ex rey de Nápoles.
P o n tificio s se negaron a c e rra r sus puertos a los ingleses. Entonces, Napo­ Cuando el em perador se e nteró de estas tra m ita c io n e s — que no pro ­
león d e cid ió in te rv e n ir, y preparó la invasión de Portugal. gresaron por la d e rro ta de los pru sianos— , dispuso ocupar España y des­
El gobierno español, aliado de Francia, p e rm itió el paso de las tropas tro n a r a los Borbones.
im p eria les que, al mando del m ariscal A ndoche Junot, ocuparon en poco
tie m p o el te r rito rio lu sita n o (1807). La co rte portuguesa e m ig ró al Brasil La situación interna de este país favoreció los propósitos de Bonaparte. En
efecto, cuando en 1788 falleció Carlos III, rey inteligente y progresista, su hijo,
horas antes de la llegada de las fuerzas napoleónicas.
Carlos IV, se hizo cargo del trono cuando contaba cuarenta años. Hombre de ca­
rácter pacífico y bondadoso, fue fácilm ente dominado por su mujer, la reina María
C onflicto con el Papa Luisa de Parma.
En 1795, la dirección de la política se confió a un joven de 28 años, Don
En 1809, Napoleón intim ó a los Estados Pontificios para que cum plieran el Manuel de Godoy, quien merced al favoritism o de la reina, había hecho rapidísima
bloqueo continental. El Papa Pió VII se negó; entonces, las tropas im periales ocu­ carrera. El nuevo m inistro no tardó en dom inar al inepto Carlos IV y se transformó
paron Roma, y los territorios de la Iglesia quedaron anexados a Francia. en el árbitro de la política española.
El Papa excom ulgó a Napoleón y éste ordenó el arresto del Pontífice, que Como hemos visto, en 1795 España abandonó la prim era coalición y debió
estuvo prisionero en Savona (Italia) y luego en Fontainebleau, en las cercanías de firm ar con Francia la Paz de Basilea. Por su mediación, Godoy recibió el título de
París. Napoleón libertó al Papa en 1814, cuando ya era inminente su caída. Principe de la Paz. Un año después, se convirtió en aliado de Francia a raíz del
Tratado de San Ildefonso. Este pacto, que constituía un verdadero sometimiento,
no fue bien visto por el pueblo español y Godoy aumentó su ya creciente im popu­
laridad-
Después del desastre de Trafalgar, Napoleón logró que Godoy firm ara el Tra-
tado de Fontainebleau (1807), por el que se acordaba la invasión y el posterior
reparto de Portugal; además, autorizaba el paso de tropas francesas a través del
territorio español. A raíz de esto, las fuerzas de Napoleón lograron ocupar venta­
josas posiciones en la península ibérica.

El motín de A ranjuez

Los d e sa cierto s p o lític o s de Godoy provocaron un fu e rte m o vim ie n to


de o posición que encabezó el p rín cip e heredero Don Fernando, apoyado por
algunos m iem bros de la C o rte y la mayoría del pueblo.
Esta situ a ció n de d e sco n cie rto fu e aprovechada por Napoleón, quien
envío a España nuevas fu erza s m ilita re s al mando del m ariscal M u ra t A lar-
N' COrte Se tra sla d ó a A ranjuez, donde, el día 17 de marzo de 1808,
e stallo en esa ciudad un m otín co n tra Godoy, por lo que el rey se vio
I n c ' d e s t i t u i r l o . Luego, ante la gravedad de los aco n te cim ie n to s, Car-

Fernando VU ^ ^ SU h ^ ° ’ q ü 'en aSUmÍÓ el poder con el nom bre de

l-a farsa de Bayona

y lo CVm P|ie n d o órdenes de Napoleón, el m ariscal M u ra t v is itó a C arlos IV


°g ro que éste dejara sin e fe cto su abdicación, “ ya que había sido arran­

343
nó hasta el anochecer y ocasionó grandes bajas e ntre los c iv ile s . La n o ticia
de este alzam iento por España, e x c itó el odio hacia los invasores y fo r tific ó
e| p a trio tis m o del pueblo hispano.
P rotegido por las bayonetas francesas, el nuevo monarca llegó a M adrid
el 20 de ju lio . Las ciudades de O viedo y G ijón in icia ro n un levantam iento
QUe se exte n d ió a las demás partes del reino. Todo el te r rito rio español se
tra n sfo rm ó en un cam po de g u e rrilla s y en cada lugar la m uerte acechaba
a ios soldados invasores.
El general Pedro D upont, encargado de ocupar la región ce n tra l de Es­
paña, fue acorralado por el español Javier C astellanos y obligado a c a p itu ­
lar en el d e s fila d e ro de B ailén, al pie de la S ierra M orena (19 de ju lio de
1808). José I y sus tro p a s abandonaron M adrid.
Cuando Napoleón recibió la noticia de la derrota de Bailén, se puso muy
pálido y m urmuró: “ Una vez perdido el honor, ya no hay modo de recobrarlo; las
heridas que en el honor se reciben, son incurables” .
Nuestro procer, don José de San M artin, peleó contra los franceses en Bailén,
y por su heroico com portam iento fue ascendido (11 de agosto de 1808) al grado
de teniente coronel.

Los fra n ce ses sitia ro n en dos ocasiones a la ciudad de Zaragoza, que


fue defendida heroicam ente por José de Palafox. M ie n tra s ta n to , los e jé rc i­
tos im p e ria le s que ocupaban Portugal fu eron vencidos en C in tra (30 de
agosto) por el inglés A rtu ro W e lle sle y (m ás tarde lord W e llin g to n ), que
mandaba las tro pas anglo-portuguesas.
Irrita d o por estos fracasos, N apoleón d ecid ió trasla darse a España para
d irig ir p ersonalm ente las operaciones. A n te s co n fe re n ció con el zar A le ja n ­
dro I, de Rusi?. La reunión se realizó en E rfu rt (S ajonia) y tu vo por o b je to
re a firm a r los lazos de am istad con Rusia a fin de que im p id ie ra un ataque
so rp re sivo de los austríacos.
En el otoño de 1808, Napoleón atravesó los Pirineos al fre n te de un
poderoso e jé rc ito . Una s e rle de rápidas v ic to ria s le p e rm itió re co n q u ista r
M adrid y reponer en el tro n o a su herm ano José I. Sin em bargo, Napoleón
abandonó m uy pronto España (enero de 1809) pues estaba al ta n to de que
cada por la fu e rz a ” , al m ism o tie m p o que le o fre c ió el apoyo del em perador en París, el m in is tro de Estado, T alleyrand y el je fe de policía Fouché cons­
francés. En esta fo rm a , España y sus d o m in io s tu v ie ro n dos reyes s im u ltá ­ piraban para adueñarse del poder. A dem ás, los austríacos avanzaban sobre
neos, lo que o rig in ó graves confusiones. Francia, pues In g late rra había levantado una quin ta coa lició n .
Como esta s itu a ció n era in s o s te n ib le , N apoleón quiso aprovecharla,
para lo cual in v itó a la fa m ilia real española a una e n tre v is ta que se realizó
en Bayona, ciudad francesa situada cerca de los Pirineos. A llí Napoleón El m ovim iento constitucional en España
despojó de la corona a Fernando VII y la o fre c ió a C arlos IV. Com o éste no
Cuando se produjo la invasión napoleónica en España, surgieron en las
quiso aceptarla, el em perador la tra n s firió a su herm ano José Bonaparte,
que asum ió el tro n o de España y sus d o m in io s u ltra m a rin o s . C arlos y Fer­ capitales de d is trito Juntas P rovinciales, que com enzaron a gobernar en
nando quedaron internados en Francia. nom bre de Fernando VII, el m onarca cautivo.
Estas Juntas d icta ro n leyes y negociaron con Inglate rra , pero, com o
era necesario u n ific a r la lucha por la re siste n cia y rep re se nta r a España en
La lucha contra Napoleón el e x te rio r, la Junta de M u rcia p id ió la creación de un organism o ce n tra l.
A unque la C o rte y los fu n c io n a rio s del gobierno acataron obediencia al Por causa de esto se e sta b le ció en A ran juez una Junta C e n tra l de 35
nuevo soberano, el pueblo español se levantó en arm as y el e sp íritu indo­ m iem bros, p re sidida por Floridablanca e integrada por delegados de las
mable de la raza ib é rica e n fre n tó al poderío de los invasores. Provincias. Luego de la caída de M adrid en poder de N apoleón, la Junta
La salida de los reyes para la e n tre v is ta de Bayona había creado en Central se tra sla d ó a S e villa y de a llí a la isla de León (hoy de San Fer­
nando).
M adrid un am biente de honda preocupación. El 2 de mayo de 1808, el pueblo
invadió el palacid real a los g rito s de “ ¡Traición! ¡M ueran los fra n c e s e s !’ 1 El 31 de enero de 1810 la Junta entregó el poder a un C onsejo de Re­
M u ra t ordenó a las tro p a s a b rir fuego sobre la m u ltitu d ; la lucha se prolon- gencia, integrado por cinco m iem bros, que se in sta ló en C ádiz y convocó a

344 345
las C ortes, co n s titu id a s en cámara ú n ica sin d is tin c ió n de órdenes o clases.
En el seno de esta asam blea p ronto se d is tin g u ie ro n dos tendencias:
la de los conservadores, p a rtid a rio s del respeto por las in s titu c io n e s espa­
ñolas, y la de los lib e ra le s , que, c o n s titu id o s en m ayoría, se inspiraban en
el C o n tra to S ocial, de Rousseau, y en El E sp íritu de las Leyes, de Mon-
tesquie u.
Las C orte s de C ádiz redactaron la C o n s titu c ió n de 1812, que fue la
prim e ra que tu v o España. Inspirada en la C o n s titu c ió n Francesa de 1791,
tu vo un acentuado c a rá c te r lib e ra l y co n sid eró com o españoles a los habi­
ta n te s de sus te rrito rio s u ltra m a rin o s .
R econoció el régim en m onárquico y h e re d ita rio , pero con sus a trib u ­
ciones lim ita d a s p o r la d iv is ió n en tre s poderes: e je c u tiv o (el rey), le g is ­
la tiv o (las C o rte s) y ju d ic ia l. Proclam ó que la soberanía de la nación residía
en el pueblo y no en la persona del rey.
La C o n stitu c ió n de 1812 d iv id ió a los españoles en dos grandes grupos:
los a b s o lu tis ta s y los lib e ra le s.

La quinta coalición
La re siste n c ia de los españoles d e m o stró que los e jé rc ito s de Napo­
león no eran in ve n cib le s.
En 1809, A u s tria organizó una q u in ta c o a lic ió n en la que p a rticip a ro n
Ing la te rra y los países de la península ib é rica , que ya luchaban contra
Francia.
Los e jé rc ito s a ustríacos, reorganizados y com andados por el archiduque derrotado y se replegó en d ire cció n a Viena. N apoleón in te n tó atravesa r el
C arlos, in icia ro n la o fe n siva en el mes de a b ril. Napoleón, que había re g re ­ Danubio para atacar nuevam ente a los austríacos, pero, aunque no logró su
sado pre cip ita d a m e n te de España, to m ó el mando y lle v ó sus fuerzas hacia propósito, obtuvo un nuevo triu n fo en E ssling (m ayo de 1809). Sin em bargo,
el D anubio para c o rta r el avance enem igo. En E ckm uhl el archiduque fue un mes y m edio después con sig uió fra nque ar el río y vencer a su oponente
en la batalla de W agram (6 de ju lio ).
A u s tria p id ió la paz y, el 14 de octu b re , Francisco II firm ó el Tratado de
Viena.
La quinta c o a lició n fue desbaratada en sólo seis m eses de lucha. Con
la paz de Viena pareció c u m p lirse el v ie jo sueño de Napoleón, pues llegó
a dom inar casi todo el c o n tin e n te europeo, hasta la fro n te ra con Rusia.
N apoleón deseaba un heredero para perpetuar su dinastía. Com o su
esposa Josefina no le había dado descendencia, logró que un trib u n a l e cle ­
siástico fra n cé s le concediera el d iv o rc io ; acto seguido p id ió la mano de la
archiduquesa M aría Luisa, h ija del em perador de A u s tria .
El 2 de a b ril de 1810 co n tra jo nuevo m a trim o n io y de esa unión nació
un h ijo que re c ib ió el títu lo de re y de Roma.

A fin e s de 1810, el zar A le ja n d ro I abandonó el bloqueo y abrió sus


Puertos a los buques b ritá n ico s, lo que sig n ifica b a rom per su alianza con
•'rancia.
D urante 1811, N apoleón organizó en A lem ania un poderoso e jé rc ito de
se¡scientos m il hom bres.
En ju n io de 1812 in ic ió el ataque, y el día 22 sus tro p a s atravesaron
el río Niem en y se in tern aron en Polonia.
Los rusos optaron por replegarse y, al m ism o tie m p o , destruían todo
0 que podía se r ú til al invasor.

347
Sin vívere s y le jo s de sus fu e n te s de a b a ste cim ie n to , las tro p a s napo­
leónicas com enzaron a padecer ham bre, frío y epidem ias. No obsta n te , el
avance p ro sig u ió y, en el mes de agosto, tom aron por a salto la ciudad de
S m olensko. Entonces los rusos se prepararon para d e fe n d e r a M o scú , su
“ ciudad sa n ta ". El general K utuzof, al fre n te de 130.000 hom bres, esperó a
los franceses en las a ltu ra s de B orodino, ju n to al río M oscow a. El 7 de
se tie m b re de 1812 se lib ró la batalla, que te rm in ó con la re tira d a de los
rusos.
Napoleón ocupó a M oscú (15 de se tie m b re ). A l día sig u ie n te la ciudad
fue incendiada por sus defensores. La s itu a ció n se to rn ó in s o s te n ib le ; Na­
poleón d e cid ió aguardar la re n d ició n del zar antes de re g re sa r y, com o eso
no sucedió, hizo él las o fe rta s de paz sin ob te n e r c o n te sta ció n . Entonces
ordenó la re tira d a (18 de o c tu b re ), que no ta rd ó en c o n v e rtirs e en desastre.

La sexta coalición
N apoleón llegó con a n ticip a ció n a París y com enzó a organizar la con­
tra o fe n siva .
M ie n tra s ta n to , el d e sa stre de Rusia daba nuevos ánim os a los países
europeos y, en 1813, se levantó una sexta c o a lic ió n , integrada por Rusia,
Inglaterra, Prusia, España y, más tarde, Suecia, A u s tria y la m ayor parte de
los pueblos alem anes.
N apoleón ordenó el re c lu ta m ie n to en masa e in co rp o ró a jó ve n es me­
nores de 17 años de edad. En la prim a ve ra de 1813 lo g ró ve n ce r a los p ru ­
sianos en Lützen, Bautzen y Dresde.
Los aliados no tard a ro n en reaccionar y, con un poderoso e jé rc ito de
m edio m illó n de hom bres, acorralaron al em perador fra n cé s en Leipzig-, a llí
se lib ró la "b a ta lla de las n a cio ne s” , que duró cu a tro días (del 16 al 19 de
o ctu b re ), y en la que N apoleón fu e co m p le ta m en te derrotado.
El gran im perio comenzó a desmoronarse. Al mismo tiempo, la guerra de
España favorecía a los angloespañoles que, a las órdenes de W ellington, habían
vencido a los franceses en Vitoria y San Marcial. n a rc a íu 's X V U “ [3 ^ 8 ^ W herm ano del a u illo tin a d o mo-
A l com enzar 1814, Francia era invadida desde varias d ire ccio n e s. mayo)' p o r ™ C° n ' ° S alÍados el Tratad° de París (30 de
Lbs e jé rc ito s rusoprusianos atravesaban el Rin; los austríacos atacaban
ia c o n d i ^ ó n de r e s p e t a r l a s r e f o r m a d n ,r.°.nteras de 1792. A d e m á s acept ?
por Suiza; los suecos por B élgica, y los anglosajones por los P irineos.
de la Revolución En el mes de iunin s,ocia,es que eran frutos

D estierro de Napoleón ^ Sin e mb a ™ 3 'f PrÍnC¡PÍ°S de " bertad 6 ¡ S a d ' d v í ^ 3 C ° '7Sf,'ft' c/°-
pans fue c o n s ^ a d o T u r n S E El tratad o de
París fu e s itia d a y ca p itu ló el 31 de marzo. El Senado d e cre tó , el día ce s: asim ism o los re a lis ta ! Y . la indignación del pueblo fran-
2 de a b ril, la d e s titu c ió n del em perador Napoleón. Este abdicó en fa v o r de
su h ijo , el rey de Roma, y com o esto no fu e aceptado, firm ó , el día 6, el
» diapuslero„0me5id?| ,implp0u°™rl*s'0™n aC'° S * repreSaNa (,err” bla™=°>
Tratado de Fontainebleau, p o r el cual "re n u n cia b a para sí y para to d o s sus
herederos a los tro n o s de Francia e Ita lia ".
e" ^ e|ugraí'íé°„ac,6Ta U anc'deZl revoluci°"“rt° - V.
Los aliados d isp u sie ro n el d e s tie rro de Napoleón, que se cu m p liría en
la is la de Elba, cuya soberanía le concedieron, además de una renta anual LOs CIEN DIAS
de dos m illo n e s de fra n co s y una guardia de c u a tro c ie n to s hom bres.
reg re s a 7 n ? n 0 d í a lL t i í iPa0 ? a m n dad 9° bie m o fra ncés, N apoleón dispuso
La prim era restauración ------ ^ _____ ae a b a tir a la monarquía antes que alguien se le adelantara.

M ie n tra s N apoleón era trasladado con cu sto d ia al d e stin o que le había


sido fija d o , el Senado acordó la re sta u ra ción de la m onarquía borbónica y " C p i e 6^ TseV d lo por m' « ^ *'¡° * Luis XvT El De„ín
Ple ‘ ‘"ante los sucesos de 1 7 9 5 P m'6n,ras es,aba en la Torre déí

348

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El 26 de fe b re ro de 1815, después de diez meses de d e s tie rro , aban­ Los partidos po líticos: izquierda, derecha y centro. Los
donó la isla de Elba con un re ducido e jé rc ito de 900 hom bres y, el 1? de clubes o sociedades. Reformas de la Asamblea Constitu­
marzo, pisó nuevam ente el suelo de Francia, en las proxim idades de Carmes. yente: económicas y religiosas. La C onstitución: los pode­
Francia lo re c ib ió arrebatada de e n tusiasm o y las tro p a s enviadas para res ejecutivo, legislativo y ju dicial.
d e te n e rlo se unieron a las suyas. El día 20 e n tró triu n fa lm e n te en París,
en brazos de la m u ltitu d , que lo aclamaba con d e lirio . El rey p a rtió apresu­ l a caída La Asamblea Legislativa: los fuldenses y los girondinos.
radam ente para Bélgica. de la monarquía. Los montañeses. Guerra con A ustria: fracasos m ilitares.
Napoleón hizo p ú b lico s sus deseos de gobernar en paz, pero las nacio­ Los sucesos de junio y agosto: suspensión del rey. El
nes europeas no creyeron en su palabra y sus rep re se nta n te s, re unidos en triunfo de Valmy. La Convención: los partidos. La República:
el calendario. Proceso y ejecución de Luis XVI. El gobierno
el Congreso de Viena, lo declararon fuera de la ley.
revolucionario: el Tribunal Revolucionario y los Comités.
Caida dé los girondinos.
WATERLOO. EL FIN DEL IMPERIO
£1 terror. Acción de los jacobinos. Persecuciones. Dictadura de Ro-
Para e n fre n ta r a la s é p tim a c o a lic ió n , Napoleón reunió un e jé rc ito de bespierre. La guillotina. La reacción term idoriana: los idea­
m edio m illó n de hom bres y se lanzó sobre B élgica, donde planeaban con­ les moderados. La Constitución del Año III: la Declaración
ce n tra rse las fuerzas coaligadas. El 18 de ju n io de 1815 chocó con los anglo- de derechos y de deberes.
holandeses, al mando de W e llin g to n , en la llanura de W aterioo, cerca de
B ruselas. El je fe inglés re s is tió los ataques de N apoleón y dio tie m p o para La guerra durante La prim era coa lición : progresos de las tropas aliadas De-
que llegaran los prusianos a las órdenes de B lü tch e r, quienes d e cid ie ro n la la Convención. rrotas de los prusianos y austríacos: el Tratado de Basilea.
batalla a su fa vo r.
La d e rro ta de W a te rio o puso fin al período de cien días que comenzo El Directorio. La Constitución del Año III y las dos cámaras del poder
con su regreso. Abandonado por todos, se tra sla d ó a París y el día 22 firm ó
legislativo. El poder ejecutivo de cinco miem bros Des­
su segunda abdicación. In te n tó h u ir a los Estados U nidos, pero, fin a lm e n te , prestigio del Directorio.
p idió a silo a In g la te rra y fue trasladado a Plym outh en el navio B e lerefonte.
Los ingleses re s o lv ie ro n c o n s id e ra rlo p ris io n e ro de guerra y condenarlo al
Epoca de Napoleón. Expansión de la Revolución Francesa. La campaña de Ita­
d e s tie rro ete rn o , que se v e rific ó en la is la de Santa Elena, situada en m edio
lia: triunfos de Napoleón y dom inio del norte de Italia. La
del A tlá n tic o . campaña de Egipto: batalla de las Pirámides. Acción de los
A llí pasó los ú ltim o s años de su e x is te n c ia y el 5 de mayo de 1821
ingleses. Segunda coalición: triunfos parciales de los fran­
m urió v íc tim a de un cáncer de estóm ago. Tenía entonces cincuenta y dos ceses. Caida del D irectorio: el poder ejecutivo provisorio.
años de edad.
El Consulado. El Primer Cónsul. Fin de la segunda coa lición : los tratados
de Luneviile y de Amiens.
Obra del Consulado: acción adm inistrativa y financiera;
p acificación in te rio r y el Concordato. El Código de Na­
Guía de repaso poleón. El consulado vitalicio.

El Imperio. La Constitución del Año XII. El absolutismo político. Obras


públicas y legislativas.
La tercera coalición contra Francia: batallas de Trafalgar y
Austerlitz. La cuarta coalición: batallas de Jena y Auerstaedt.
La campaña de Polonia. La invasión a Portugal: el bloqueo
Crisis fiel Ei derecho divino de los reyes. Las desigualdades sociales continental.
Antiguo Régimen. Las clases o estados: a) los privilegiados; b) los no p ri­
vilegiados. *-a guerra española Napoleón y su decisión de destronar a los Borbones. La
Luis XV: la regencia de Felipe de Orleáns. Luis XVI: los P°rsu independencia. situación interna de España: Carlos IV y Manuel Godoy. El
problem as económicos. Turgot y Necker. m otin de Aranjuez: Fernando Vil. La farsa de Bayona: José
Bonaparte, rey de España. La lucha contra Napoleón: batalla
La Revolución Los propósitos del m ovim iento: políticos, sociales y eco- de Bailén. Napoleón en España. El movim iento constitucio­
Francesa. nómicos. Reunión de los Estados Generales: los cuadernos nal: las Juntas en nombre de Fernando Vil. El Consejo de
de petición. La Asamblea Nacional y el juram ento de la Regencia. Constitución de 1812.
cancha de pelota. La Asamblea Constituyente: el voto in d i­ La quinta coa lición : batalla de Wagram; tratado de Viena.
vidual. La toma de la Bastilla. La declaración de los dere­ La campaña de Rusia: toma de Smolensko y de Moscú. La
chos del hombre. retirada. La sexta coalición: batalla de Leipzig. Destierro de

351
350
Napoleón. La prim era restauración: Luis XVIII y el Tratado
de Paris; la Carta Constitucional. Los Cien Dias. La séptima
coalición: batalla de Waterloo. Destierro de Napoleón: su Actividades Prácticas
muerte.

A n a liz a r la s itu a c ió n en F ra n c ia d u ra n te el A n tig u o R égim en.


* E n fo rm a de cua dros sin ó p ticos s in te tiz a r las etapas en que puede
■—Cuestionario— ----------------------------------------------- d iv id irs e la R e v o lu c ió n Francesa.
C o m p a ra r la obra re a liz a d a p o r la A sa m b le a C o n s titu y e n te y p o r
* la C onvención.
1. ¿A qué se llama Antiguo Régimen? 2. ¿Por qué se caracteriza­
R e s u m ir la o bra del C onsulado.
ba? 3. ¿Cuántas clases comprendía la sociedad francesa del siglo
S in te tiz a r las coalicione s c o n tra N apoleón.
X V III? 4. ¿Cóm o reinó Luis X V ? 5. ¿En qué form a Luis X V I
trató de remediar el problema económ ico? 6. ¿Cuáles fueron los
propósitos de la Revolución Francesa? 7. ¿Cóm o funcionaban los
Estados Generales? 8. ¿Qué ocurrió en la cancha de pelota? 9.
¿Cómo surgió la Asamblea Constituyente? 10. ¿Qué puede decir
sobre la toma de la Bastilla? 11. ¿Qué dispuso la declaración de
los derechos del hom bre? 12. ¿Qué tendencias había en el seno Lectura
de la Asamblea Constituyente? 13. ¿Pudo huir de Francia Luis
X V I? 14. ¿Cuáles fueron las reformas de la Asamblea Constitu­
yente? 15. ¿Qué dispuso la Constitución de 1791? 16. ¿Cóm o se
integró la Asamblea Legislativa? 17. ¿Cómo se originó la guerra La guerra española
con Austria? 18. ¿Qué sucesos determinaron la suspensión y el por su independencia
arresto del rey? 19. ¿Cóm o surgió la República? 20. ¿Cómo fue
juzgado Luis X V I? 21. ¿En qué forma la Convención quedó en
poder de los jacobinos? 22. ¿Qué puede decir con respecto al ré­
Un gran error de Napoleón fue el “ilustrados”, y partidarios de refor­
gimen del terror? 23. ¿Cómo gobernó Robespierre? 24. ¿A qué se creer que los españoles iban a ser mas desde arriba y sin revolución:
llamó la reacción termidoriana? 25. ¿Qué dispuso la Constitu­ tan fácilmente dominados como lo en cierto modo, eran los herederos
ción del Año III? 26. Explique la primera coalición. 27. ¿Cómo habían sido los reyes Carlos IV y del espíritu del Despotismo Ilustra­
Fernando VII, o como lo estaban do. Luego tenemos a los oportunis­
surgió el Directorio? 28. Mencione algunos datos biográficos de
siendo el Consejo de Castilla o una tas, a los pescadores del río revuel­
Napoleón Bonaparte. 29. ¿Qué sabe con respecto a la campaña gran parte de las autoridades loca- to, pasados al nuevo bando sólo por­
de Italia? 30. ¿Qué ocurrió en la campaña de Egipto? 31. ¿R ecuer­ , ®tr.° Sran error consistió en que llevaba las de ganar. Y por úl­
da algunas batallas de la segunda coalición? 32. ¿Cóm o se p ro­ confundir el descontento contra Go- timo, un número bastante elevado
dpy con el descontento contra el ré­ de funcionarios públicos, que sin ser
dujo la caída del Directorio? 33. ¿Qué sabe con respecto al C ódi­ gimen; estimó que los españoles es­
go de Napoleón? 34. ¿Cóm o surgió el Imperio? 35. ¿Cuáles fueron partidarios del rey José, hubieron de
taban hastiados de los Borbones y pasar a su servicio so pena de per­
las características del nuevo gobierno? 36. Resuma la tercera coa­ . absolutismo, y que la introduc­ der sus puestos. Parece que este
lición. 37. ¿Por qué fue invadido Portugal? 38. ¿Cuál era la si­ ción de medidas liberales por la grupo de «afrancesados a la fuerza»
nueva dinastía Bonaparte iba a ser fue el más numeroso de los tres.
tuación política de España? 39. ¿Qué ocurrió en Aranjuez? 40. bien recibida.
Con todo, fue relativamente muy
¿Cómo llegó al trono español José Bonaparte? 41. Resuma la Un grupo de españoles, ciertamen- escaso el número de españoles que
lucha en España contra Napoleón. 42. Explique el surgimiento de a I y su régimen. de una forma u otra sirvieron a Jo­
re estos a fr a n ce s a d o s podemos sé I. La inmensa mayoría de los
las Juntas. 43. ¿Cuáles fueron las principales acciones bélicas de stinguir tres tipos distintos: en españoles se pusieron en contra, y
la quinta coalición? 44. ¿Qué puede decir con respecto a la cam ­ í: lmer ,lugar, los convencidos, los lo manifestaron en el alzamiento del
paña de Rusia? 45. ¿Qué sucesos obligaron a Napoleón al destie­ birf cre.lan de buena fe que el cam- 2 de mayo en Madrid, y poco des­
rro en Elba? 46. ¿A qué se llama la primera restauración? 47. sni° P á tic o y dinástico era la mejor pués en el levantamiento general.
e PÍ?clon caso de España. Eran, en La tragedia de José Bonaparte con­
¿Qué ocurrió al regreso de Napoleón? 48. ¿A qué puso fin la ba­ n e ral, in te le c tu a le s, ideólogos sistió en querer ganarse a los espa-
talla de W aterloo?

352
ñoles mostrando su españolización principios de junio se produce un
y su independencia de Francia, y al levantamiento general en casi todas
mismo tiempo teniendo que recurrir las ciudades y pueblos de España.
a su hermano y a los contingentes Los hechos se producen siempre en
franceses para poder sostenerse en forma idéntica: ocurre un incidente,
el trono. el. pueblo se lanza inmediatamente
La guerra de Independencia, por a la calle, se destituye a las autori­
tanto, no merece ser calificada de dades y se nombra una junta. Esta
guerra civil. Fue una contienda en­ uniformidad permite sospechar que
tre un ejército, el francés, y un en Jos a lz a m ie n to s hubo algo de
pueblo, el español. No es fácil hacer plan y método (Corona). Lo cual no
una síntesis breve y clara de un con­ obsta para que la adhesión del pue­
flicto qué duró seis años, y que ba­ blo español a aquellos alzamientos
rrió varias veces, de arriba abajo y fuera puramente espontánea.
de abajo arriba, todo el territorio
de la Península. El número de suce­ Cornelias, José Luis.
sos es infinito. Se han computado H is t o r ia de E s p a ñ a
hasta 470 batallas, pero el número M oderna y C o n te m po r á n e a .
de choques armados debió ser de
varios miles. Se cree que España Madrid, 1967.
perdió un millón de habitantes, y
los daños materiales fueron inmen­
sos, quizá como en ningún otro con­
flicto de la historia española hasta
la guerra de 1936-1939. • ¿Creyó N apoleón que la dinastía
Hubo un primer levantamiento en B onap&rte sería bie n re cib id a en
Madrid, el 2 de mayo de 1808, en España?
que el pueblo, mal armado, ayudado • ¿Algunos e s p a ñ o le s colaboraron
de un pequeño grupo de oficiales con los franceses?
—Daoíz, Velarde, Ruiz— sucumbió • ¿Cómo puede ca lifica rse a la gue­
heroicamente ante la carga de las r r a p o r la independencia?
tropas francesas que ya ocupaban la • ¿En qué fo rm a se p ro d u je ro n los
capital. Pero a fines de mayo y p rim e ro s levantam ientos? LOS ALBORES REVOLUCIO NARIOS
Si bien en 1810 culm inó, la ag itación re volucio naria en los dom inio s
hispanos en A m é rica , años antes se prod ujeron otro s alzam ientos co n tra las
autoridades españolas. Estas re b elion es contaron con el apoyo del ele m ento
nativo y, en general, tu v ie ro n v is ib le s tend encias em ancipadoras.

Los com uneros


En el s ig lo XVIII se produjo en el Paraguay — regfón p e rte n e cie n te al
v irre in a to del Río de la Plata— la revolu ció n de los com uneros. D ebido a
un in cid e n te e n tre el gobernador y el C abildo, la A ud ie n cia de Charcas
envió a la A su n ción, en el año 1721, a José de A nteq uera, quien con el
apoyo de la población se hizo cargo del gobierno. Desde un com ienzo
defendió los derechos del M u n ic ip io o “ co m ú n ", se opuso a todo poder
despótico y ve n ció a los re a lista s en la batalla de Tebicuary. Finalm ente,
un e jé rc ito a cargo de Bruno Zabala, gobernador de Buenos A ire s , se d irig ió
a[ Paraguay y depuso a A n teque ra. Este fu e enviado preso a Lima, donde lo
ejecutaron en ju lio de 1731.
M ie n tra s A n te quera estaba preso, trabó a m is ta d con Fernando M om pó
^ i e n se in te re só por los m ism os ideales. El ú ltim o logró escapar d e la
cárcel y se tra sla d ó a la A sunción donde reorganizó el p a rtid o d e A n te q u e ra
Cori el nom bre de C om uneros. C onsiguió deponer al gobernador, pero fin a l­
mente cayó apresado y fu e re m itid o a Buenos A ire s .

355
354
En 1809, A n to n io Pardo tra tó de e rig ir una Junta de G obierno, a im ita-
Revolución de! Socorro ón de las establecidas en España, pero no tu vo é xito . Poco tie m p o des-
Cl,és tam bién fracasó en un m ism o in te n to el peruano Ftiva A güero. Debe
M edio s ig lo más tarde e s ta lló un m o vim ie n to sem ejante en la localidad
P o r ’ d a r s e a¡ a r¡stó cra ta José Baquíjano, que pre te n d ió crear en el Perú
del Socorro, p e rte n e cie n te al v irre in a to de Nueva Granada. En 1779, los
rS partido hispanoam ericano de c a rá cte r c o n s titu c io n a lis ta , pero el v irre y
pobladores se negaron a pagar antiguos im puestos que habían sido re sta ­
blecidos, y acaudillados por dos c rio llo s — Berbeo y Galán— se levantaron, s o f o c ó el in te n to .

en arm as. El m o vim ie n to se e xte n d ió a d iversas regiones del v irre in a to y en


1781 los rebeldes d e rro ta ro n a fuerzas re a lista s y avanzaron con el propó­ PRETENSIONES INGLESAS EN A M E R IC A
s ito de to m a r Santa Fe de Bogotá. Por m ediación del C abildo y autoridades
e cle siá stica s d e s is tie ro n de ese in te n to bajo la prom esa de o b te n e r rebaja
de im puestos e igualdad ante los cargos públicos. La am nistía no fu e res­ In te ré s por los dom inios españoles
petada por los españoles, quienes fin a lm e n te eje cu ta ro n a Galán. Desde una prim e ra época, España v ig iló celosam ente el c u m p lim ie n to
del m onopolio co m ercial que im pla ntó con sus d o m inios en A m é rica . A
Sublevación de Tupac Amaru pesar de esto, no pudo im p e d ir que In glaterra — basada en su poderío na­
ya |__ c o n s titu y e ra una perm anente amenaza. En el. siste m a m o nopolista
El régim en d e sp ó tico em pleado por m uchos c o rre g id o re s con los indios im plantado por la Corona española, las transacciones com e rcia le s se re a li­
o rig in ó diversa s re beliones. El su r del Perú fu e una de las zonas más afec­ zaban de p re fe re n cia en P ortobelo (Panamá) lo cual b eneficiaba a las zonas
tadas por los abusos, e sp e cialm e n te los d is trito s de Tinta y Chayanta. próxim as, pero no a las alejadas, com o o c u rrió con el Río de la Plata. En
determ inadas épocas, el contrabando o com ercio ilegal en el que p a rtic i­
José G abriel Condorcanqui, descendiente del cacique Tupac Amaru y llamado
por el mismo nombre, fue educado por los jesúitas en el Cuzco. Culto e inteligente, paban a ctiva m e nte los ingleses, llegó a c o n s titu ir una necesidad para los
a la muerte de su padre — Miguel Condorcanqui— fue reconocido cacique de pobladores de Buenos A ire s .
Tungasuca (Tinta). Trató de m ejorar la condición de sus hermanos de raza, pero A l té rm in o de la G uerra de Sucesión, España debió m o d ific a r su rígido
en largos años, nadie escuchó sus reclamos. m onopolio y — p o r cláusula de la Paz de U tre ch t— concedió a Ing late rra el
p rivile g io del c o m e rcio con esclavos. También a d m itió la llegada anual de
En noviem bre de 1780, Tupac A m aru apresó al c o rre g id o r de Tinta, don un navio inglés con un núm ero d e term in ado de toneladas de carga.
A n to n io A rria g a y lo hizo e je c u ta r eñ la plaza del pueblo de Tungasuca. A En las guerras europeas del s ig lo X VIII, España e Ing late rra estuvieron
p a rtir de ese m om ento com enzó la sublevación general de indígenas, quie­ en bandos co n tra rio s, esto m o tivó que los co rsa rio s tra ta ra n de im p e d ir el
nes ob tu vie ro n algunos é x ito s p arciales, pero no pudieron ocupar el Cuzco. com ercio español con sus d om inios en A m é rica y ele apoderarse de los con­
La marcha de los sucesos alarm ó a las a utoridades re a lista s. Los v i­ voyes que conducían las riquezas del Nuevo M undo hacia la m e tró p o li. Estos
rre yes del Perú y del Río de la Plata enviaron a los generales del V alle y actos de guerra m arítim a tam bién co m pren dieron asaltos a ciudades co ste ­
Flores, re sp ectiva m en te . El p rim e ro venció a los sublevados en la batalla de ras en procura de teso ros.
Com bapata (m arzo de 1781) y Tupac A m aru, tra ic io n a d o por un grupo de sus El in te ré s de Gran Bretaña por los do m in ios españoles pueden resu­
hom bres, fue entregado a los españoles con toda su fa m ilia y pa rie n te s. m irse en dos fa cto re s:

Las condenas, cuya descripción sobrepasa los límites de la crueldad, consis­ a) Po litico -m ilitar: las guerras europeas co n stitu ía n una perm anente am e­
tieron en los más refinados suplicios. A Tupac Amaru le cortaron la lengua y sus naza de invasión para las islas, lo cual im pedía que el gabinete de
extremidades fueron atadas a cuatro caballos que tiraron en distintas direcciones Londres enviara fu e rte s co n tin g e n te s de tropa s al te r rito rio contin ental
para destrozarlo. No lo consiguieron, entonces fue decapitado y despedazado su donde se libraban batallas cam pales. En consecuencia, era más e fe c tiv o
cuerpo, los miembros fueron expuestos al público en diversas poblaciones. d e b ilita r al enem igo con la in te rve n ció n de la flo ta , anulando fu e n te s de
riqueza e in terce ptan do el trá fic o com e rcia l e n tre sus colonias y la me­
tró p o li. Fue con España donde In g la terra apiicó con m ayor tenacidad esta
A ntecedentes revolucionarios en el Perú in te rve n ció n in d ire cta .
Es in te re s a n te destacar que en 1810, año en que se p ro d ujeron d iv e r­ b) Económicos. Las trabas im puestas por España para obsta cu liza r el co­
sos m o vim ie n to s re v o lu c io n a rio s en H ispanoam érica, el Perú no p a rtic ip ó en m ercio con o tro s países e stim u la ro n las am biciones de Gran Bretaña, la
e llos. A l co n tra rio , fue el baluarte de los re a lista s d estinado a de te n e r la cual, m ie n tra s aum entaba el núm ero de sus barcos, veía d is m in u ir los
marcha de la re vo lu ció n y p ro lo n g a r las luchas de la independencia por m ercados para u bicar los pro ductos de su d e sa rro llo in d u stria l.
espacio de quince años. Sin em bargo, tie m p o atrás, el te r rito rio peruano
fu e e scenario de va rio s m o vim ie n to s re vo lu cio n a rio s — aislados e incon­
s is te n te s — que fu eron sofocados por los re a lista s. *"a situación en el Río de la Plata
En 1805, José A g u ila r y M a n u e l U balde tra m a ro n una co n juración en el
nid hU s a utor¡dades de Buenos A ire s fueron alertadas en repetidas oportu-
Cuzco para e s ta b le c e r un g o bierno propio, pero el in te n to fra ca só y ambos ades sobre p o sible s acciones bélicas de los ingleses. Por Real C édula
ca b e cilla s fu e ro n ahorcados.

357
356
de Felipe V, que se conoció en 1740, se inform aba de la lucha de España La d e c a d e n c ia es p a ñ o la
con tra Ing la te rra y Holanda (G uerra de la Sucesión de A u s tria ) y se desta­
caba la p o sib ilid a d de un ataque. El período de m ayor flo re c im ie n to de España se in icia con los Reyes
cólicos, p rosigue con C arlos V y culm ina con el m onarca Felipe II. Sin
Por esas épocas una escuadra inglesa al mando del a lm ira n te .Vernon bargo,' m ie n tra s el sig lo XVII señaló para la península una época de
había fru s tra d o sus in te n to s de apoderarse de C artagena y poco después efTIndeza', en la ce n tu ria sig u ie n te se in ic ia te decadencia o agotam iento
o tra escuadra a las órdenes del com odoro A nson pasó fre n te ai Río de la ^ o a ñ o l- Este período com ienza cuando ocupan el tro n o los A u s tria s meno-
Plata — sin preocuparse por la desguarnecida posesión enem iga— para sa­ eSP __Felipe III, Felipe IV y C arlos II— , reyes incapaces que abandonaron
quear las costas ch ile n a s y re m o n ta r el Pacífico. rf Sqobierno en manos de fa v o rito s .
El llam ado segundo Pacto de Fam ilia e n tre España y Francia (agosto e El adve n im ie nto de los Borbones rem edió en parte la situ a ció n, aunque
de 1761) encendió nuevam ente la guerra co n tra Gran Bretaña. El goberna­ pesar de los esfuerzos de estos m onarcas por im pulsar el progreso, no
dor de Buenos A ire s , Pedro de C evallos, fu e in form ado de la s itu a ció n im ­ j ^ a r o n d e vo lver a España su a n te rio r grandeza.
perante. A com ienzos de 1763 una escuadra angloportuguesa atacó la Co­
lonia del Sacram ento, pero fu e rechazada por la g u a rn ició n local. Cuando
se firm ó en París el tra ta d o de paz (1763), España d e vo lvió a Portugal la Evolución económica de Inglaterra
C olonia a cam bio de o tro s te rrito rio s , e n tre e llo s, la Florida.
Ya nos hem os re fe rid o a la “ re vo lución m a q u in ista ” y al gran desarro ­
Las islas M alvinas fu e ro n o tro m o tivo de in cid e n te s e ntre España y
llo de la in d u s tria y del co m e rcio en Gran Bretaña.
Gran Bretaña. Sabemos que los fra n ce se s e sta b le cie ro n en la isla Soledad la
colonia de Puerto Luis (1764). Poco después, los ingleses e rig ie ro n Puerto
Egmont en la isla o ccid e nta l. España reclam ó a Francia y obtuvo la entrega CAUSAS DE LAS IN VA SIO N ES INGLESAS
de Puerto Luis (1767) al que die ro n el nom bre de Puerto Soledad. Com o los
ingleses no desalojaban su p osición, B u carelli — gobernador de Buenos A i­ Gran Bretaña a la conquista de nuevos mercados
res— envió una e xpedición que expulsó a los in tru so s. Este hecho de fu e r­
za, sum ado a la p ro h ib ic ió n del rey C arlos III de im p o rta r te la s inglesas a
España, irritó a Londres. A unque se creyó en una declaración de guerra, M ie n tra s sus in d u stria s progresaban con rapidez y la m arina acrecenta­
ambos países p re firie ro n la negociación d ip lo m á tica y en 1774, los ingleses ba su im p o rta n cia, Gran Bretaña debió re so lve r el grave problem a econó­
mico surgido de la independencia de sus tre ce colonias en A m é rica del
se re tira ro n de las M alvinas.
Norte (4 de ju lio de 1776) y además del cie rre — para su co m e rcio — de los
puertos europeos, com o consecuencia de fas fre cu e n te s guerras contra
Francia y sus aliados.
IN VA SIO N ES INGLESAS: ANTECEDENTES
El g o bierno de Londres am bicionó o b te n e r m a teria prim a y u b icar la
Las invasiones inglesas al Río de la Plata en 1806 y 1807 obedecieron superproducción de sus in d u stria s en los d om inio s h ispánicos del Nuevo
a antecedentes lejanos y a causas próxim as, que pueden agruparse de la Mundo, pero las trabas co m erciales im puestas a estos ú ltim o s vedaban
sig u ie n te manera: toda p o sib ilid a d legal. De ta l manera, los ingleses in icia ro n en el Río de
la Plata un a c tiv o contrabando, re e n tra s p eriódicam ente sus naves alarm a­
ban a los pobladores del e stuario.
La alianza franco-española
A com ienzos del s ig lo X VIII, la din a stía francesa de los Borbones co­ Home Popham, el marino inglés
menzó a re in a r en España, y por e ste m o tivo la ú ltim a nación quedó v in c u ­ lefe de ia escuadra que atacó a
Buenos Aires en la primera in­
lada a Francia, alianza que se co n so lid ó cuando am bos países firm a ro n el
vasión.
segundo Pacto de Fam ilia (1761) d estinado a u n ir sus fuerzas co n tra In­
gla terra .

La rivalidad entre Inglaterra y España


Cuando la reina Isabel ocupó el tro n o de In g la te rra (1558), esta nación
— de re lig ió n anglicana— s ig u ió una p o lític a in am istosa co n tra España, cuyo
monarca Felipe II se m o stró d e cid id o d e fe n so r de los ca tó lic o s . A m bos
países lucharon en bandos c o n tra rio s en las llam adas “ G uerras de R e lig ió n ”
y en el s ig lo XVII — al a d v e n im ie n to de los Estuardo— la m ayoría del
pueblo inglés era anglicano fa n á tico , m ie n tra s los c a tó lic o s fu eron perse­
guidos com o in te g ra n te s de una secta “ que debía se r com batida y des­
te rra d a ".

358
Las gestiones de M iranda Una vez conquistada la colonia del Cabo, el com odoro Popham decidió
r __en un golpe de mano audaz— el Río de la Plata, em presa que
El p a trio ta venezolano F rancisco M iranda había proyectado lib e ra r at ¡deraba de fá c il realización, de acuerdo con noticia s recibid as sobre el
A m é rica hispana con la ayuda de tro p a s e xp e d icio n a ria s b ritá n ica s. Luego C°tado indefenso de los pue rto s platenses.
de algunos in te n to s in fru c tu o s o s ante el gabinete de Londres, el incansable popham convenció al general David Baird sobre las bondades y esca-
venezolano fundó la Logia Lautaro, sociedad sec'reta cuya fin a lid a d era llevar r ¡esgos de su proyecto, por lo que el ú ltim o le fa c ilitó parte de las
a cabo sus p ro p ó sito s re vo lu cio n a rio s. S° S as que se encontraban en el Cabo, las que fu eron puestas a las órdenes
En 1804, M iranda reanudó sus g e stio n e s ante el g obierno de Londres y G uillerm o C arr B eresford.
tam bién se puso al habla con el m arino Home Popham, quien luego presen­
tó a las autoridades un "M e m o ria l” en el que aconsejaba una expedición
m ilita r a la A m é rica del Sur. lA PRIMERA IN V A S IO N INGLESA
El p ro ye cto fu e bien re cib id o por las a utoridades b ritá n ica s, pero no se
llevó a la práctica. Ocupación de B ue n os A ires
La expedición zarpó del Cabo de Buena Esperanza en ab ril de 1806.
El ataque a una flo tilla española
Estaba integrada por se is naves de guerra al mando del com odoro Popham
La paz de A m ie n s fue de breve duración y en 1803 se in ic ió una nueva v cinco tra n s p o rte s; las tro pas de desem barco fueron puestas a las órdenes
guerra e ntre Inglaterra y Francia. D ebido al siste m a de alianzas, España ¿el b rigadier B eresford, quien sería el gobernador de los dom inios españo­
debía in te rv e n ir d ire cta m e n te en fa v o r de la ú ltim a , pero el rey C arlos IV les a conquistar.
p re firió firm a r con Napoleón — a la sazón p rim e r cónsul— un tra ta d o secre­ A l lle g a r al Río de la Plata, Popham exploró el e stu a rio y luego con­
to , llam ado “ de los s u b s id io s ” . El m onarca español se com prom etía a e n tre ­ vocó un consejo de guerra para re s o lv e r en d e fin itiv a la ciudad donde se
gar s e is -m illo n e s de fra n co s m ensuales, a cam bio de una aparente neutra­ efectuaría el ataque: Buenos A ire s o M ontevideo. Los o fic ia le s — con excep­
lidad. El gobierno de Londres no ta rd ó en conocer la alianza se cre ta y en­ ción de B eresford— votaron por la ca pital del v irre in a to .
tonces ordenó a su flo ta atacar el trá fic o co m e rcia l de España, sin previa El 24 de ju n io ] las naves inglesas pasaron fre n te a la ensenada de Ba­
declaración de guerra. rragán, en esa época al mando del capitán de navio S antiago de Liniers. Las
El 5 de octu b re de 1804, una flo tilla de cu a tro fragatas de guerra espa­ baterías de la costa a brieron fuego e im p id ie ro n acercarse a los invasores.
ñolas fue atacada por una escuadra inglesa de igual núm ero de naves, pero El v irre y S obrem onte — enterado de la presencia del enem igo— no
de m ayor arm am ento. tom ó ninguna de las m edidas que las circu n sta n cia s hubieran aconsejado.
El encuentro se produjo en el océano, a unas m illa s del p u e rto de
Cádiz. D espués de un breve com bate, re s u ltó hundida una fragata hispana
y las tre s resta n te s debieron re n d irse .
El atentado m o tivó que España se uniera con Francia en co n tra de
Inglaterra. En o ctu b re de 1805, la armada franco-española fue d errotada pol­
la escuadra inglesa a las órdenes del a lm ira n te N elson en el com bate naval
de Trafalgar. El d o m in io de las aguas quedaba en poder de ios b ritá n ico s.

Expedición inglesa al Cabo de Buena Esperanza


Con el p ro p ó s ito de asegurar la ruta co m e rcia l que llevaba a la India,
el g obierno b ritá n ic o dispuso apoderarse de la co lonia holandesa del Cabo
de Buena Esperanza, ubicada al su r del A fric a . In g la te rra consideraba a
Holanda nación enem iga, por cuanto la ú ltim a estaba gobernada por el rey
Luis, herm ano de N apoleón Bonaparte.
Se equipó una expedición de 6.654 hom bres de tropa, confiada a las
órdenes del m ayor general D avid B aird\ segundo je fe era el b rig a d ie r G ui­
lle rm o C arr B eresford. Una fuerza naval de seis naves, mandada por el com o­
doro Hom e Popham, debía e s c o lta r a los tra n s p o rte s durante la navegación
y cooperar en la conquista. Una vez logrado su o b je tiv o — cuyo é x ito se
descontaba— parte de las fuerzas debía c o n tin u a r para la India. El Río de la
Plata no figu ra b a en los planes del gabinete b ritá n ico .
En enero de 1806 la armada inglesa atacó la colonia del Cabo. Luego
de una breve pero enérgica re s is te n c ia , los defe n so re s capitularon.

360
Mapa del R ío de la Plata tra­
zado en el año 1806 en el cual
puede observarse la posición de
las naves cuando desembarcaron
los efectivos ingleses al comienzo
de la primera invasión.

El 25 de ju n io , las fuerzas inglesas desem barcaron en Q u ilm e s y al día


s ig u ie n te ve n cie ro n a Pedro A rc e , quien les sa lió al e n cuentro con q u in ie n to s
jin e te s y seis piezas de a rtille ría . Los m ilic ia n o s e m p rendieron la fuga y
B eresford ocupó las barrancas de Q uilm es. La p rim e ra reacción organizada co ntra los ingleses se produjo en la
M ie n tra s ta n to — en la m adrugada de ese día— el v irre y había despa­ campaña, don Juan M a rtin de P ueyrredón con siguió equipar una fuerza de
chado los caudales p ú b lico s rum bo a Luján en un convoy de ca rre ta s con setecientos hom bres, e ntre m ilicia n o s y ve cinos. Las activid a de s de los
escolta. conjurados — e n tre los que fig u ra b a M artín Rodríguez— llegaron a conoci­
El 27 por la mañana, los invSsores co n sig uie ro n cruzar el Riachuelo miento de B eresford, quien al fre n te de q u in ie n to s soldados los en fre n tó
y ve ncieron una ú ltim a re s is te n c ia opuesta por los m ilic ia n o s en el paso de ~ e l 1? de agosto— en la chacra de P erd rie l, d ista n te a cu atro leguas de
Buenos A ire s .
Barracas, que llevaba d ire c ta m e n te a Buenos A ire s . A n te el curso de los
sucesos, S obrem onte se re tiró con su fa m ilia y algunos je fe s m ilita re s a Luego de breve com bate, los b ritá n ico s consiguieron disp e rsa r a sus
M onte C astro (actual F loresta) donde redactó un p lie g o e x p lic a tiv o de su isoños adversarios, quienes, sin em bargo, lograron apoderarse de un carro
fuga, "m u ch o s más indigno y vergonzoso que cu a lq u ie r c a p itu la c ió n ” . De ae m uniciones.
a llí se tra sla d ó a Luján, donde se hallaban las cajas reales, pero ante la
n o ticia de que un d estacam ento inglés marchaba en busca de ese dinero, *-a Reconquista. L in ie rs
el v irre y — con su fa m ilia y e sco lta — se d irig ió a Córdoba, ciudad que
p re te n d ió tra n s fo rm a r en "c a p ita l p ro visio n a l del v irre in a to ” . Sa a 't0 tlo n o r cle re co n q u ista r a Buenos A ire s correspond ió al francés
A las tre s de la ta rd e del día 27 las tro p a s inglesas penetraron triu n ­ Cent ° L in ie rs - Quien — de acuerdo con un plan trazado— d e cid ió con-
fa n te s por las ca lle s de Buenos A ire s , "a ta m b o r b a tie n te y banderas des­ rar toda la acción en M o n te video y avanzar desde a llí sobre la caoital
ael virre in a to .
plegadas” .
Una vez en el Fuerte, B eresford asum ió el cargo de gobernador y obligo una j ' niers se tra sla d ó a la vecina o rilla donde su plan fu e aprobado por
a que los ve n cid os firm a ra n " la s co n d icio n e s concedidas por los generales de n Unta C*6 ^ u e rra - población colaboró con entusiasm o y con el aporte
de su M ajestad B ritá n ic a ". ^°m brese r° S0S v o ' u n ta rio s Pudo fo rm a rse un e jé rc ito de m il tre s c ie n to s
Para congraciarse con la población to m ó una se rie de m edidas pruden­
te s y m oderadas. A se g u ró la lib e rta d de c u lto s , la p ro te cció n a la p r o p ie d a d desemhf^0 cruzar R|0 de la Plata sin d ific u lta d e s , los e xp ediciona rios
privada y la lib e rta d de co m e rcio . arcaron en las p roxim ida des del actual Tigre y el 10 de agosto,

363
ingresaron num erosos jó ven es de destacada actuación p o s te rio r, com o Bel-
acam paron en los C o rrales de M is e re re . A llí L iniers e x ig ió la re n d ició n de grano, V iam orite, Díaz Vélez, C hiclana y o tro s. La caballería c rio lla contó
B eresford. La respuesta del ú ltim o fue negativa. Ese m ism o día, Liniers __e ntre v a rio s — con el cuerpo de H úsares, form ado po r tre s escuadrones
avanzó con su e jé rc ito y to m ó el R etiro, obligando a los ingleses a re tro ­ a| mando re s p e ctivo de Juan M a rtín de Pueyrredón, Lucas Vivas y Ramón
ceder en d ire cció n a la Plaza M ayor. [sjúñez. Los cuerpos españoles se agruparon en G allegos, A ndaluces, C ata­
F inalm ente, el 12 de agosto, las fuerzas de la reconquista in icia ro n el la n e s (o M iñ o n e s), Vizcaínos y M ontañeses.
ataque de cisivo . Luego de o fre c e r tenaz re s is te n c ia , am parados en los m u­ En o ctu b re de 1806, las m ilic ia s contaban con unos 8.500 hom bres, de
ros de la Recova, los invasores se encerraron en el Fuerte. los cuales só lo 3.000 eran españoles.
B eresford accedió a ¡zar ia bandera española a m odo de re n d ició n y
luego se tra sla d ó hasta la puerta del C abildo, donde se e n tre v is tó con SEGUNDA IN V A S IO N INGLESA
Liniers para deponer fo rm a lm e n te las arm as.
M il doscie nto s -soldados in g le se s debieron re n d irse — con arm am entos,
O cu p a ció n de M ontevideo
banderas y esta n d a rte s— y sus bajas ascendían a tre s c ie n to s hom bres, en­
tre m uertos y heridos. Por su p arte, el e jé rc ito de la re conquista había El gabinete inglés d ispuso e nviar refuerzos a sus e fe c tiv o s que opera­
perdido unos d o scie nto s hom bres. Los vencidos fu e ro n Internados en c a li­ ban en el Río de la Plata. Con este p ro p ó sito , en noviem bre de 1806 zarpó
dad de p risio n e ro s. el b rig a d ie r S am uel A ch m u ty al fre n te de unos 3.600 hom bres; tam bién se
hicieron a la vela — con más e fe c tiv o s — el c o n tra lm ira n te S tirlin g y el
Cabildo abierto del 14 de agosto brigadier C raw furd.
El g o bierno b ritá n ic o re so lvió u n ific a r el mando de todas las fuerzas
Como bien se ha dicho, “ la v ic to ria fu e la única autoridad que se encon­ en el general Juan W h ite lo cke , designado com andante en je fe y quien debía
tró en Buenos A ire s el día de la re c o n q u is ta ” . A cé fa lo el g obierno por la p a rtir cuanto antes a de stin o. Este zarpó de Inglaterra en el mes de marzo
ausencia del v irre y , era e vid e nte que sólo el pueblo m antenía la g lo ria del de 1807. La fuerza ope rativa designada para el Río de la Plata com prendía
triu n fo sobre los ingleses. un to ta l de 12.000 hom bres.
El C abildo dispuso convocar un congreso general o “ c a b ild o a b ie rto ”
para el 14 de agosto, con el p ro p ó s ito de “ a firm a r la v ic to ria ” . Fueron in v i­
tados cerca de cien vecinos de destacada fig u ra c ió n y en la mañana del día
indicado, desde la Plaza M ayor num eroso pú b lico s ig u ió las d e lib e ra cio n e s.
La asam blea dispuso co m u n ica r el triu n fo a la corona española y ta m ­
bién organizar cuerpos de m ilic ia s para d e fe n d e r a Buenos A ire s de una
nueva invasión inglesa. Los m ie m b ro s de la A u d ie n cia — presentes en el
debate— so stu vie ro n que esas m edidas eran p riv a tiv a s del v irre y , y se
inclinaron por la designación in te rin a de una Junta de Guerra.
En m edio de gran a lb o ro to , la m oción no prosperó y ante la presión
popular — que deseaba la d e s titu c ió n de S obrem onte— los cab ild a n te s o to r­
garon el mando m ilita r a L in ie rs y el p o lític o a la A udiencia.
Una com isió n de tre s m ie m b ro s sa lió al e n cuentro del v irre y para
in fo rm a rle de lo re su e lto y e x ig ir su c u m p lim ie n to .
M ie n tra s ta n to , a com ienzos de agosto, S obrem onte salía de Córdoba
con unos 3.000 hom bres en d ire c c ió n a Buenos A ire s . En el tra y e c to se
enteró de lo d isp u esto por el C abildo a b ie rto y entonces m a n ife stó su to ta l
d isco n fo rm id a d ; sin em bargo, ante la im p o rta n cia de los sucesos y hallán­
dose en San N icolás, el 28 de agosto delegó el mando m ilita r- en L in ie rs y
el p o lític o en el regente de la A ud ie n cia . A dem ás, m a n ife stó que se tra s la ­
daría a M o n te vid e o para d irig ir la defensa de la ciudad en caso de un ata­
que b ritá n ico .

Organización de las m ilicias


A com ienzos de s e tie m b re de 1806, L iniers dispuso la in co rporación de
los vecinos de Buenos A ire s — com prendidos e n tre los 16 y 50 años— a
dive rsos batallones.
Entre los cuerpos de in fa n te ría integrados por c rio llo s m erece especial
m ención el de P atricio s, a las órdenes de C o rn e lio Saavedra, a cuyas fila s

364
A m e d ia d o s de e n e ro de 1807, lo s in g le s e s d e s e m b a rc a ro n en la s p ro ­
x im id a d e s de M o n te v id e o , p u e s A c h m u ty — con a n u e n c ia d e l c o n tra lm ira n te
S tirlin g — juzgó op o rtu n o ocupar esa ciudad com o operación previa al asalto
sobre Buenos A ire s .
Enterado de los sucesos, el incapaz S obrem onte envió sus dos m il
m ilic ia n o s para que im p id ie ra n el avance del enem igo, pero los bisoños
defen sores fu e ro n dispersados por la in fa n te ría inglesa, la que actuó con el
apoyo de los cañones de la flo ta . M ie n tra s el v irre y se re tiró a la campaña,
los invasores acamparon en los su b u rb io s de M onte vid e o .
Los b ritá n ic o s in icia ro n el s itio de M onte vid e o , que se prolongó du­
rante d ie c is ie te días; fin a lm e n te , en la madrugada del 3 de fe b re ro se apo­
deraron de la ciudad luego de encarnizado com bate. C ayeron p risio n e ro s
el gobernador Ruiz H uidobro y va rio s o fic ia le s , e n tre e llo s Rondeau y Bal-
carce, los que fu e ro n enviados a In glaterra.

Suspensión y arresto del virrey Sobremonte


La desacertada conducta de S obrem onte — que por in e p titu d había im ­
pedido la defensa de M o n te vid e o — provocó indignación en Buenos A ire s;
el pueblo se reunió fre n te al C abildo para s o lic ita r la deposición del v irre y
In té rp re te del s e n tir general fu e el alcalde de p rim e r voto, don M artín
de Alzaga, quien obtuvo la aprobación del C abildo para d e s titu ir al incapaz
gobernante. Enterada la A u d ie n cia , sus m iem bros d isp u sie ro n a su m ir el
gobierno, pre via delegación del v irre y . A n te la delicada s itu a c ió n , Liniers
convocó el 10 de fe b re ro una Junta de G uerra destinada a s o lu cio n a r el
problem a.
Los prese n te s vo ta ro n por la suspensión y el a rre s to del v irre y , bajo
la fic c ió n de que estaba e n fe rm o ; tam bién d isp u sie ro n e n tre g a r el mando
p o lític o a la A ud ie n cia .
Una com isió n se tra sla d ó a la Banda O rie n ta l, donde detuvo a Sobre-
m onte y lo tra jo a Buenos A ire s ; en esta fo rm a se había producido — dice
Levene— “ la p rim e ra chispa de la re vo lu ció n ju ríd ic a de la A m é ric a es­
pa ñola".

Ei desem barco de los ingleses


Dueños de M o n te vid e o y ta m bién de la C olonia los ingleses se d isp u ­
sieron a c o m p le ta r la conquista del Río de la Plata con la tom a de Buenos
A ire s . A m ediados de mayo de 1807 a rrib ó el general W h ite lo c k e , com an­
dante en je fe , quien dispuso todo lo necesario para em prender sin demora
la expedición.
Luego de d ejar parte de sus e fe c tiv o s para la defensa de la Banda
O rie n ta l, W h ite lo c k e em barcó con unos 9.000 hom bres y el 28 de ju n io de
1807 sus naves anclaron en la Ensenada de Barragán; a llí se in ic ió el de­
sem barco de las tro p a s, operación que debió c o n tin u a rse al día sig u ie n te .
El 1? de ju lio , la colum na b ritá n ic a de vanguardia — al mando del gene­
ral G ow er— avanzó sobre la capital hasta rebasar la Reducción de los Q u il­
ines. Por otra parte, ese m ism o día, L iniers — en te m e ra ria m aniobra— salió
de Buenos A ire s al fre n te de unos 7.000 hom bres, para lib ra r com bate en
cam po abierto , dejando p rá ctica m e n te desguarnecida a la ciudad en caso
de una probable derrota.

366 367
En la mañana del 2 de ju lio , L in ie rs cruzó el Riachuelo y d is trib u y ó su La colum na N? 3, a las órdenes de Crawfurd, penetró por Venezuela, y la N? 4,
e jé rc ito én las p ro xim id a d e s del puente de Gálvez (en Barracas). La co- j e Pack, por Belgrano. Parte de estos efectivos fueron rechazados con fuertes
lumna inglesa de vanguardia — para e lu d ir el com bate— se desvió hacia ¿rdldas por los Patricios, quienes estaban atrincherados en la Ranchería (Perú
su izquierda y a travesó el río a dos leguas de d ista n cia, para luego d irig irs e ^ A is in a ). Algunas tropas inglesas debieron refugiarse en la casa de la Virreina
hasta los C o rra le s de M ise re re . V i e j a (Perú y Belgrano).
A n te la hábil m aniobra del enem igo, L in ie rs se d irig ió con p arte de su Las otras fuerzas invasoras, dirigidas personalmente por Pack, abandonaron
e jé rc ito hacia M is e re re y a llí lib ró un desordenado com bate, a cuyo té rm i­ sus propósitos de acercarse a la Plaza Mayor, en las proxim idades de la iglesia
no las fuerzas defe n so ra s se desbandaron. ¿e San Francisco.
M uy desm oralizado, L in ie rs se d irig ió con algunos e fe c tiv o s a la Cha­ En un último intento, Crawfurd consiguió ocupar la iglesia de Santo Domingo
ca rita de los C o le g ia le s, donde — según propias palabras— ‘ ‘pasó la noche y enarbolar su bandera en la torre, pero una poderosa colum na defensora avanzó
por Bolívar y luego de com batir con energía consiguió la rendición de los invasores.
más amarga de su v id a ” .
Por su parte, el general G ow er d e cid ió no avanzar sobre Buenos A ires A l caer la tarde, los ingleses habían fracasado, pues sólo ocupaban los
— a la que ignoraba desguarnecida— y o ptó por esperar al grueso del e jé r­ puntos e xtre m o s: al sür, la R esidencia, y al norte, la Plaza de Toros, en el
c ito inglés. Retiro. El núcleo de la re siste n cia , la Plaza M ayor, perm anecía intacto.

El ataque a Buenos A ires. La defensa La capitulación de W hitelocke


D espués de la d e rro ta de M is e re re todo parecía p erdido; sin embargo, A n te el cu rso de los a co n te cim ie n to s, L in iers envió una in tim a ció n a
y a pesar de la c rític a situ a c ió n , el v e cin d a rio de Buenos A ire s decidió W hitelocke para que evacuara su e jé rc ito del Río de la Plata, pero la nego­
defe nder la ciudad del p ró xim o ataque. El C abildo se d eclaró en sesión ciación fu e rechazada al día sig u ie n te (6 de ju lio ). Sin em bargo, y debido
perm anente y M a rtín de Alzaga, el alcalde de p rim e r vo to , encabezó la a la enérgica a c titu d de los defensores — que amenazaban con p ro se g u ir
ardua tarea de organizar la re s iste n cia . las h o stilid a d e s— , el je fe inglés d e cidió firm a r el 7 de ju lio el tra ta d o que
W h ite lo c k e a rrib ó a los C o rra le s de M is e re re con el grueso de sus ponía fin a la lucha en el Río de la Plata.
tropas y el 4 de ju lio envió a los defe n so re s una in tim a ció n , que fue recha­ W h ite lo cke se co m p ro m e tió a evacuar Buenos A ire s en el plazo de
zada. D e cid ió e ntonces to m a r Buenos A in s , según un plan concebido por diez días, y M o n te vid e o y demás puertos de la margen o rie n ta l en el
el general G ow er, quien d ivid ía a las fu e r as atacantes en tre c e colum nas, térm ino de dos m eses. En la ca( itu la ció n , que se cum plió e s tric ta m e n te , se
las cuales co n ve rg irían por el n o rte y el íu r , en un m o vim ie n to envolvente estableció el canje de todos los p risio n e ro s.
sobre la Plaza M ayor.
A l am anecer del 5 de ju lio de 1807, unos 6.000 soldados in g le se s dis­
trib u id o s en tre c e colum nas in icia ro n el avance desde los C o rra le s de CONSECUENCIAS DE LAS IN VA SIO N ES INGLESAS
M is e re re en d ire c c ió n al río (de o e ste a este ). Sin usar las arm as — tal era Las invasiones inglesas al Río de la Plata p rodujeron im p o rta n te s con­
la orden im p a rtid a — debían p e n e tra r en la ciudad, cuyas ca lle s, cortadas secuencias p o lític a s, sociales, m ilita re s y económ icas.
en ángulo re cto , fa vorecían a los d e fe n s o re s .
Ala izquierda (norte). Dos de las cinco columnas de Achmuty penetraron por 1) En el orden político y social
las actúale' alies Charcas y Santa Fe y una vez en el Retiro lograron ocupar esa ' i '<
posición d¡ és de hora y media de lucha. También colaboró en el ataque la a) Se in ic ió la c ris is d e l siste m a p o lític o español. La ,-»pensión de
colum na N9 Sobremonte propuesta por el C abildo a b ie rto del 14 de a i , sto de 1806
Las columnas Nos- 9 y 10 avanzaron por las actuales calles Tucumán y Via- que entregó el mando m ilita r a Linie rs y el p o lític o a la A ud ien cia— y
monte hasta el m onasterio de las monjas catalinas, que fue ocupado. ja p o s te rio r d e p osición del citad o v irre y por la Junta de G uerra el 10 de
febrero de 1807, señalaron el com ienzo de la gran c ris is p o lítica que lenta
Acción del grupo central. Las cuatro columnas m archaron a las órdenes de y gradualm ente llevaría a la re volución.
Lumley. La colum na N9 5 avanzó por la actual calle Bartolomé Mitre, pero sus inte­ En la capital del v irre in a to del Río de la Plata la d e cisió n popular había
grantes se rindieron a la altura de la calle Maipú.
suspendido en sus a trib u cio n e s al fu n cio n a rio español de más elevada
La colum na N? 6 bajó por Sarmiento, pero debido a la tenaz resistencia debió
entregar sus armas en la actual calle 25 de Mayo.
Jerarquía. El hecho en sí dem ostraba la ine fica cia del régim en im perante.
Las colum nas N0! 7 y 8 avanzaron por Corrientes y Lavalle hasta la casa de b) El p u e b lo a d q u irió conciencia de sus p ropias fuerzas. El poderoso y
Sotocá (más tarde de Anchorena) a la que ocuparon por poco tiempo, pues se
vieron forzados a dirigirse al Retiro.
a9Uerrido e jé rc ito inglés había sido derrotado por m ilic ia s en su mayoría
f o l l a s , las cuales — en su o p ortun idad — estaban capacitadas para enfren-
ar tam bién a los cuerpos españoles. Nadie dudaba que ta n to la recon­
Ala derecha (sur). Estas tropas eran las más aguerridas y se internaron en
cuatro columnas. Las columnas Nos 1 y 2 avanzaron probablemente por las actua­
quista com o la heroica defensa habían sido v ic to ria s del esfuerzo popular.
les calles San Juan y Humberto I hasta el ed ificio de la Residencia, que fue ocu­ = Los sucesos ahondaron el antagonism o e x is te n te e ntre c rio llo s y espa-
pado. Los ingleses enarbolaron su bandera en la iglesia contigua de San Telmo- oles, los que habían luchado con tra el invasor en re g im ie n to s separados.

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Los com e ntarios sobre la v ic to ria daban orig e n a fre c u e n te s incidentes ru a n d o en Río de Janeiro se co n firm a ro n las n o ticia s sobre las renun­
que dem ostraban la d ive rg e n cia de in te re se s. cie los Borbones y la proclam ación de José I, la princesa C arlota Joa-
cias __bija de C arlos IV y herm ana m ayor de Fernando V II— no va ciló en
c) Fom entaron lo s p ro p ó s ito s de em ancipación. Es e vid e nte que las dos qu¡na m a r' sus p re ten siones al tro n o de España, para p ro te g e rlo contra las
invasiones provocaron un hondo sa cu d im ie n to en el e s p íritu aletargado de ProC' ciones de Napoleón. S ostenía sus derechos a gobernar toda la Arné-
los habitantes del Plata. Después del fracaso de la conquista armada, los uS hispana en c a rá cte r de regente, para defe n d e r la in te g rid a d de esos
m ilita re s ingleses realizaron ge stio n e s para tra n s fo rm a r a Buenos A ire s en r¡ca . ¡o s ante una probable invasión francesa.
un p rote cto ra d o b ritá n ic o , con el fin de poder c o m e rc ia r sin ninguna traba ^ 0lT"Todas las tra ta tiv a s para coro nar a la princesa C arlota fracasaron. El
económ ica. En ta l s e n tid o , los invasores p ro m e tie ro n su apoyo a toda te n ta ­ te Juan VI se opuso al via je de su esposa al Río de la Plata y tam -
tiv a de em ancipación de España. re9 apoyó la in te n ton a el in flu y e n te lo rd S trangford, em bajador inglés en
n° de Janeiro. Por su parte, L in ie rs y las autoridades de Buenos A ire s no
2) En el o rd e n m ilita r accedieron a las p reten siones lusitanas.

A l p ro d u cirse la p rim e ra invasión inglesa, los e fe c tiv o s m ilita re s del b) El m arqués de Sassenay, e m isa rio de N apoleón
Río de la Plata presentaban un cuadro de to ta l abandono. A l té rm in o de la Los confusos sucesos o cu rrid o s en España causaron in ce rtid u m b re en
lucha quedó organizada una fuerza considerable, en su gran mayoría crio lla las autoridades dél v irre in a to del Río de la Plata. Sin em bargo, ante las
y en la que habían hecho su ba u tism o de fuego los p rim e ro s o fic ia le s que n o tic ia s llegadas de la península, L in iers dispuso e fe ctu a r la proclam ación
luego se destacarían en el fu tu ro e jé rc ito p a trio . y jura de Fernando VII (agosto de 1808).
Para co m u n ica r el cam bio d in á s tic o o cu rrid o en España y o bte n e r aca­
3) En el o rd e n económ ico tam iento al nuevo soberano. N apoleón envió al Río de la Plata en m isión
diplom ática al m arqués de Sassenay.
En el tra n s c u rs o de la breve ocupación de Buenos A ire s y de M onte­ El em isa rio lle g ó a Buenos A ire s a m ediados de agosto. Liniers reunió
video los ingleses s u p rim ie ro n las trabas económ icas, lo que p e rm itió la en el Fuerte a m ie m bro s del C abildo y de la A udiencia y luego re cib ió a
venta de gran cantidad de fru to s del país, que no salían por fa lta de com ­ Sassenay, quien hizo entrega de los p liegos de que era p ortador. A l en te ­
pradores; además, se produjo la im p o rta ció n de pro d u cto s m anufacturados. rarse de su co n te n ido , las au toridades d ispu sie ro n rechazar las p ro p o sicio ­
En el aspecto fin a n c ie ro , B eresford a lig e ró los gravám enes que pesa­ nes y em barcar a la brevedad al e m isa rio im peria l con d e stin o a Europa.
ban sobre la población de Buenos A ire s — im puestos in te rn o s, aranceles de
aduana— , m edidas que fu e ro n re cib id a s con b e n e p lá cito por los habitantes. c) La o p o sició n al v irre y
Después de la re n d ició n de los ingleses y una vez v is ib le s los b e n e fi­ Después de las invasiones inglesas, el C abildo acrecentó su p re s tig io
cios del com e rcio lib re , las a u toridades españolas debieron ve n ce r grandes político y p re te n d ió a ctu a r sobre la autoridad del v irre y L iniers. Este era
d ific u lta d e s para re im p la n ta r su siste m a económ ico. francés de n a cim ie nto , lo que hacía dudar de su fid e lid a d a España. Se
originó un m o vim ie n to de o po sición, cuya fig u ra más destacada fue M a rtín
de Alzaga.
REPERCUSION DE LOS SUCESOS EUROPEOS Por su parte, el gobernador de M onte vid eo, Javier de Elío, re so lv ió no
EN EL RIO DE LA PLATA obedecer al v irre y y p re sid ió en la vecina o rilla una Junta de G obierno,
compuesta e xclu sivam ente por españoles y que se proclam ó subalterna de
la Junta de S e villa .
V irre in a to de L in ie rs
El C abildo de Buenos A ire s — acaudillado por A lzaga— envió un m em o­
En mayo de 1808, lle g ó a Buenos A ire s una real cédula de C arlos IV, rial a España s o lic ita n d o el reem plazo de Liniers, m ientra s preparó un mo­
en la que el m onarca español con firm a b a a L in ie rs com o v irre y in te rin o vim iento para d e rrib a rlo del poder. Los com plotados fija ro n para el m otín
del Río de la Plata. El nuevo m andatario — que había nacido en Francia— el día 1? de enero de 1809, fecha en que el C abildo debía e fe ctu a r la reno­
pre stó ju ra m e n to tre s días después ignorando — por desconocer los ú ltim o s vación anual de sus m iem b ros. Trascendió que Liniers nom braría candidatos
sucesos europeos— que asumía la re p re se nta ció n de un rey ca u tivo y que favorables a su persona, por lo cual era necesario im p e d ir la m aniobra y
España se hallaba en cru e n ta lucha co n tra su pa tria de n a cim iento. a la vez d e s titu ir al v irre y .
En el tra n s c u rs o del v irre in a to de L in ie rs se p ro d ujeron los sig u ie n te s En la mañana de la fecha indicada, los conjurados irru m p ie ro n en la
sucesos de im p o rta n cia : . .aza M ayor a los g rito s de: “ ¡Junta com o en España!” “ ¡A bajo el francés
L in ie rs !” De in m e d iato se reunió un C abildo a b ie rto que nom bró una Junta
a) Las am b icio n e s de P ortugal sobre e l Río de la Plata Suprema com puesta exclu siva m e n te por españoles, aunque sus se cre ta rio s
Expulsada por las arm as napoleónicas, la fa m ilia real portuguesa debió tueron los c rio llo s M a ria n o M oreno y J uliá n de Leiva.
trasla darse al B rasil, episo.dio que produjo ju s tific a d a in tra n q u ilid a d en Los m ie m b ro s de la Junta se traslad aron al Fuerte para co m unicar al
Buenos A ire s , pues los lu sita n os am bicionaban desde tie m p o atrás extender V'rrey su d e s titu c ió n , pero cuando el ú ltim o se disponía a acatarla, penetra-
su dom inación por los te rrito rio s del Plata. r°n en el re c in to los je fe s m ilita re s leales a las órdenes de C o rn e lio Saa-
vedra, quienes lograron desbaratar la co n sp ira ció n . L iniers d e stru yó el acta
de su renuncia y A lzaga — el p rin cip a l c a b e c illa — ju n to con cu a tro ca b il­ lA „EVO LU CIO N DE M A Y O
dantes fueron condenados a d e s tie rro y em barcados rum bo a Carm en de
Patagones, pero Elío envió una nave que rescató a los presos y los condujo
A n tecedentes e x te rn o s
a M ontevide o.
La Revolución de M ayo de 1810 no fue un hecho casual, sino que
El virrey Cisneros m o todo a co n te cim ie n to de s ig n ific a c ió n — es la re su lta n te h istó rica
" c° na s e rie de a ntecedentes, en este caso ta n to europeos com o a m e ri­
Desde M o n te vid e o , A lzaga y sus a d icto s no cesaron de enviar a la canos y locales.
Junta C entral de S e villa acusaciones contra Lin ie rs, cuya nacionalidad apa­ El m o vim ie n to e sta lla do en Buenos A ire s form a parte de una c o rrie n te
recía com o la causa d ire c ta de los c o n flic to s . t ó r i c a ¿ g re b e lió n com ún a toda la A m é rica hispana, pues casi s im u ltá ­
La Junta p e n in su la r re s o lv ió d e s titu irlo y en su reem plazo envió un neam ente se p ro d ujeron o tro s focos de tendencia sep a ra tista en diverso s
nuevo v irre y al Río de la Plata, el español don B altasar H idalgo de Cisneros. dominios españoles.
Em barcó^en C ádiz en com pañía de V ice n te N ie to , designado reem pla­ Entre los a ntecedentes e xterno s podem os c ita r:
zante de Elío en el g o bierno de M o ntevideo, quien a su vez había sido
nom brado in sp e c to r de arm as, con asiento en Buenos A ire s . a) La independencia de los Estados U nidos
Una vez en M o n te vid e o , C isneros d is o lv ió la Junta y envió un edecán
a Buenos A ire s para anunciar su arribo. En esta ú ltim a ciudad, los crio llo s El 4 de ju lio de 1776 fu e proclam ada la independencia de las antiguas
colonias b ritá n ica s en A m é rica del N orte, la que dio origen a una nueva
se m o straron h o s tile s al nuevo v irre y y p a rtic u la rm e n te con Elío.
entidad p o lític a llam ada Estados Unidos.
Por la o p osició n de los je fe s c rio llo s , C isneros dejó a Elío al fre n te del
gobierno de M o n te vid e o y dispuso que N ieto se trasladase a Buenos España ayudó a los re vo lu cio n a rio s en su lucha contra Gran Bretaña,
A ire s , con el cargo de in s p e c to r general de armas. sin m edir las consecuencias de esta a ctitu d para con los pobladores de
L iniers m archó a la C olonia y en com pañía del nuevo v irre y regresó el sus propios d o m in io s en A m é rica . La corona española reconoció las le g íti­
30 de ju lio a Buenos A ire s . A pesar de la te n sió n p o lític a e x is te n te , no se mas aspiraciones de los rebeldes, que no tardarían en se r im itadas por o tro s
produjo ningún acto de h o stilid a d . hermanos de A m é rica .
C isn ero s ten ía e xp e rie n cia en tareas de gobierno — había sido capitán
general de C artagena— y ante los “ m uchos y graves a su n to s’’ que debía b) La R evolución francesa y las nuevas ideas
re so lve r en Buenos A ire s , p re firió adoptar una a c titu d co n cilia d o ra .
La R evolución francesa de 1789 d e fin ió los derechos inalie nables del
pueblo en un docum ento que se denom inó “ D eclaración de los Derechos
del Hombre y del C iudadano’’. Las ideas proclam adas por los revoluciona­
rios, su e s p íritu c rític o y dem oledor, encontraron rápida d ifu sió n en la
juventud ilu stra d a del v irre in a to del Río de la Plata y de toda la A m é rica
hispana.

c) Las ideas lib e ra le s hispano-indianas

Pensadores españoles so stu vie ro n ideas lib e ra le s y se a nticip aro n a


los e s c rito re s fra n ce ses en las d o ctrin a s sobre la soberanía popular y los
Principios fund a m e n ta les de la cie n cia p o lític a y social.
A partir del siglo XVI, algunos teólogos defendieron la igualdad de los am eri­
canos y reclamaron la aplicación de principios más liberales. Entre estos religiosos
Podemos cita r a Bartolom é de las Casas y Francisco de Vitoria.
El jesuíta Francisco Suárez bregó a través de sus obras por los derechos del
Pueblo y en el siglo XVIII se destacó el magistrado español Juan de Solórzano
e/e ira , autor de la famosa “ Política Indiana” en la que sostiene la igualdad de
nollos y peninsulares.

d) La acción de lo s p re cu rso re s

- Con los p rim e ro s m o vim ie n to s arm ados contra las autoridades espa­
ñolas su rg ie ro n en la A m é rica hispana p a trio ta s de avanzadas ideas, que
an sido llam ados p re cu rso re s de la em ancipación am ericana.
^ Sus más destacados rep resentan tes fu eron F rancisco M iranda y A n to n io

373
Francisco Miranda nació en Caracas en 1750 y luego prestó servicios militare cj Las in v a s io n e s in g le sa s
en España; de allí pasó al Nuevo Mundo, donde luchó en favor de la emanc¡pac¡ | s
norteam ericana; más tarde engrosó las filas de los revolucionarios franceses. Ya hem os reseñado las consecuencias de las invasiones inglesas.
En 1795 se trasladó a Londres y empezó a traba ja r con empeño por la eman
cipación hispanoamericana. Con el propósito de coordinar la acción revolucionar
fundó la “ Gran Reunión Am ericana” , conocida comúnmente como “ Logia Lautaro'? El v irre in a to en v ís p e ra s de la R e vo lu c ió n
Antonio Nariño nació en Bogotá en 1765 y desde temprana edad forjó u n ' A c o m ie n z o s de 1810, un grupo de hom bres jó ven es estaba dispuesto
sólida cultura. Su lucha por la libertad de Am érica comienza en 1794, año en qu e p a r a d opara se rv ir a la R evolución. Sus in tegrantes se reunían en el
tradujo el texto de la “ Declaración de los Derechos del Hom bre” de los revoluc¡06
nanos franceses y los publicó en castellano bajo el título de “ Decálogo de u V „o c io de H ip ó lito V ie yte s, en la casa de Rodríguez Peña y en la q uin ta de
sociedad regenerada” . a M a r ia n o de O rm a. A s istía n M anuel Belgrano, C ornelio Saavedra, Juan José
Su actividad en favor de la causa de la em ancipación le ocasionó el destierro paSo N icolás Rodríguez Peña, M anuel A lb e rti y otros.
y la cárcel. Él grupo re v o lu cio n a rio contaba con el apoyo de la casi to ta lid a d de
iaS fuerzas m ilita re s , pero carecía de un verdadero d irig e n te y no contaba
Causa externa c0n un plan de acción determ inado.
Este grupo revolucionario ha sido llam ado por muchos historiadores “ la So­
e] La inva sió n napoleónica en España c ie d a d de los Siete” . En la actualidad y debido a los estudios de Juan Cánter,
se
n ieg a la existencia de dicha sociedad como núcleo dirigente de la Revoluciónde
Ya nos hem os re fe rid o a la c ris is de la m onarquía española com o con­
secuencia de la invasión napoleónica. Mayo.
La p risió n del rey Fernando VII y la p o sib ilid a d de que el v irre in a to del
Río de la Plata debiera so m e te rse a la autoridad de Napoleón Bonaparte, la SE M A N A DE M A Y O
gravita ro n en fo rm a d e cisiva en el m o vim ie n to de Mayo.
La proclama del 18 de mayo
Causas locales
El 13 de mayo de 1810 recaló en M o n tevide o una frag ata inglesa p orta­
dora de dive rso s p e rió d ico s, en los cuales se inform aba acerca de la caída
a) Económicas de Andalucía en poder de los franceses.
Los im presos tra íd o s por la nave se conocieron en Buenos A ire s , donde
D ebido a la im p re viso ra p o lític a seguida por España, puede, afirm arse
provocaron ju s tific a d a ag itación . A n te el curso de los sucesos, C isneros
que — desde fin e s del s ig lo X VIII— sus d o m in io s en A m é rica quedaron
optó por com u n ica rlos al pueblo el 18 de mayo, por m edio de una proclam a
abandonados a su propia suerte.
en la que aconsejaba tra n q u ilid a d y obediencia a las autoridades españolas.
Las guerras y los c o n flic to s europeos in te rru m p ía n to ta lm e n te las tra n ­
Enterados de la proclam a, los p a trio ta s re q u irie ro n la colaboración de
sacciones com e rcia le s con la m e tró p o li, m ie n tra s las poblaciones de u ltra ­ C ornelio Saavedra, je fe del R egim iento de P atricios, quien m a n ife stó que
m ar sufría n las consecuencias del absurdo siste m a del m onopolio com ercial. había llegado el m om ento de actuar.
Los e rro re s del g o bierno p e n in su la r fa v o re c ie ro n la acción de aquellos
hom bres de ideas p ro g re s is ta s , los cuales, en verdadera acción re v o lu c io ­
naria, defendían el lib re c o m e rcio y censuraban la defectuosa a d m in is tra ­
ción española.

b) Políticas
Después de la asonada del 1? de enero de 1809 se in te n s ific ó la ag ita ­
ción p o lític a en Buenos A ire s y a p a rtir de ju n io de ese año se in icia ro n El patriota Juan Hipólito
reuniones secretas c o n tra ria s al régim en im perante. Vieytes fue comerciante e
Los cargos p ú b lico s eran ocupados en su casi to ta lid a d por los espa­ industrial. Había instala­
do una fábrica de jabón y
ñoles, en m uchos casos incapaces, pero con la ve n ta ja de haber nacido en
allí se reunieron algunos
la península.
de los precursores de la
O tra causa p o lític a que m erece destacarse es el c rite rio que im peraba Revolución de Mayo. El
en la corona española re sp e cto de las posesiones en A m é rica . Estos te r r i­ grabado reproduce la fa­
to rio s se consideraban propiedad personal del rey, no de la Nación. En chada del edificio a prin­
consecuencia, producido un cam bio de g obierno en la península o cautivo cipios de este siglo, según
el monarca, quedaban desatados de hecho los vín cu lo s con la m e tró p o li. una fotografía del Archi­
vo Gráfico de la Nación.

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1

por el C abildo. El hecho se explica si se tie n e en cuenta que las bocacalles


El sábado 19 de mayo próxim as a la Plaza M ayor y la entrada al A yu n ta m ie n to estaban custodiadas
Por delegación de los p a trio ta s , Saavedra y B elgrano se re unieron con por soldados del cuerpo de P a tricios, e fe c tiv o s favo rable s a los re vo lu cio ­
el alcalde de p rim e r v o to Juan José Lezica para hacerle v e r la necesidad narios, quienes controlaban el acceso.
de convocar, con anuencia de C isneros, un C abildo a b ie rto “ al que concu­
rrie se el pueblo a d e lib e ra r y re s o lv e r sobre su s u e rte ’’. C a s te lli fu e co m i­ El debate
sionado para c u m p lir id é n tica m isió n ante el síndico pro cu ra do r J ulián de
Leiva. La sesión la in ic ió el escribano del C abildo, don Justo Núñez, quien leyó
una proclam a n o to ria m en te re a lista , pues aconsejaba a los prese ntes “ e v ita r
toda innovación o mudanza, pues generalm ente son p e lig rosas y expuestas
El domingo 20 de mayo a d iv is ió n ” .
A l día sig u ie n te , Lezica com unicó lo a contecido a C isneros, quien antes Este d iscu rso repetía conceptos ya enunciados en la proclam a del 18
de to m a r una d e cisió n reunió en la Fortaleza a los je fe s m ilita re s , para de mayo, lo que prueba el acuerdo pre vio e x is te n te e ntre el v irre y , los
re q u e rir su apoyo. En la e n tre v is ta , Saavedra — en nom bre de to d o s— "s e m iem bros del C abildo y de la A ud iencia . Era evidente que C isneros había
e xp licó con tib ie z a ” , por lo que el v irre y se d e sp idió s in 'to m a r ninguna aceptado la reunión de un C ongreso general con la esperanza de obtene r
un triu n fo y co n so lid a rse en el poder.
medida.
Por la noche, los re v o lu c io n a rio s se re unieron en la casa de Rodríguez A l escribano s ig u ió en el uso de la palabra el obispo de Buenos A ire s ,
Peña y dispu sie ro n que C a s te lli y M a rtín Rodríguez se apersonaran a C is­ don B enito de Lué y Riega, quien se m o stró co n tra rio a toda innovación.
neros para e x ig irle la reunión de un C abildo a b ie rto . S ostu vo que, aun en el caso de una pérdida to ta l de la Península, los espa­
Los com isionados e n co lerizaron al v irre y , quien — serenado por el oidor ñoles debían c o n tin u a r mandando en A m é rica y los h ijos del país sólo po­
drían lle g a r al poder cuando no quedara ningún español en estas tie rra s .
Caspe— fin a lm e n te aceptó la convocatoria.
Para d e fe n d e r los ideales de- los re vo lu cio n a rio s, habló a continua ció n
el d o cto r Juan José C a s te lli, quien sostuvo la caducidad del poder en Espa­
El lunes 21 de mayo ña debido al c a u tiv e rio de Fem ando V il y a la d iso lu ció n de la Junta C entral
de S evilla. Sobre estos p rin c ip io s , argum entó los derechos del pueblo de
N úcleos de ve cin o s se re unieron en la Plaza M ayor para apoyar la
Buenos A ire s para e je rc e r su soberanía e in sta la r un nuevo gobierno.
s o lic itu d de un C abildo a b ie rto . Los re g id o re s o b tu vie ro n la autorización
Luego hizo uso de la palabra el m ilita r Ruiz H uid obro para destacar que
e scrita del v irre y para “ convocar por m edio de esquelas, la p rin cip a l y más
C isneros debía cesar en el mando — por haber caducado en España la
sana parte del v e c in d a rio ” .
autoridad que lo nom bró— y re a su m irlo el C abildo, para luego en tre g a rlo a
C onviene destacar que con su a c titu d , C isn e ro s aceptaba de hecho la
otra persona.
revolu ció n, por cuanto accedía a la im p o sició n popular.
Los re gidores d isp u sie ro n e fe c tu a r la sesión pública el día s ig u ie n te Opinó seguidam ente el fis c a l M an uel Genaro V illo ta , quien negó a
— 22 de mayo— a las nueve de la mañana. Redactóse la esquela de in v ita ­ Buenos A ire s el derecho a d e c id ir sobre la legalidad del C onsejo de Regen­
ción y se re so lv ió im p rim irla sin pérdida de tie m p o , para que fu e se repar­ cia y menos aún el e rig irs e com o gobierno soberano. Su argum entación
tid a e n tre los más caracterizados m ie m b ro s de la a d m in is tra c ió n m ilita r, trataba de d e m o stra r que el v irre y debía c o n tin u a r en el mando, pues las
e cle siá stica y c iv il. resoluciones de los vecin os p orteños carecían de validez.
Es probable que después de V illo ta hayan in te rve n id o en el debate otro s
CABILDO ABIERTO DEL 22 DE M A Y O oradores,1 e n tre e llo s el p re sb íste ro N epom uceno Solá, p a rtid a rio de e n tre ­
gar el poder al C abildo — con vo to d e cisivo de¡ sín dico — hasta la reunión
A la hora e stablecida reunióse el C abildo con la a siste n cia de d o scien­ de una Junta G ubernativa integrada por diputados de todo el v irre in a to .
tos cincuenta y un in v ita d o s ,1 sin co n ta r los re g id o re s que no tenían voz ni Se a firm a que entonces -habló el abogado c rio llo Juan José Paso, quien
voto. rebatió los conceptos de los oradores a n te rio res al so ste n e r la urgente
Los ausentes eran en su m ayoría p a rtid a rio s del gobierno español y necesidad de e sta b le ce r en Buenos A ire s una Junta G ubernativa.
a la vez m uchos de los pre se n te s no reunían las condiciones requeridas

' Otros historiadores afirman que el número de asistentes era de doscientos cuarenta y c¡p | Aunque los historiadores han podido reconstruir documentalmente la opinión de los prin-
cuatro. La divergencia de opiniones se ha producido por imperfecciones del acta y en-el hecho de 9os 8S oradores del Congreso general del 22 de mayo, es imposible pretender transcribir losdiálo-
que algunos “se escabulleron en una u otra forma” . l°s *¡ *Jues no hay constancia valedera de ellos. Las referencias más detalladas se encuentran en
Paul Groussac da doscientos cuarenta y cuatro asistentes, representados por las siguientes fuente ° rmes del virrey Y de la Audiencia, en algunas memorias — como las de Saavedra— y otras
clases sociales: militares, 60; empleados civiles, 39; religiosos, 25; profesionales (en especial aboga­ “ l0s A dic io n a le s que adolecen de serias contradicciones. El historiador Groussac afirma que
dos), 26; comerciantes, hacendados y vecinos en general, 94. son m 'SCUrs? s e incidentes analizados o com entados en las obras de B artolom é M itre y F id el López
Alzaga no pudo concurrir y tampoco Sentenach, por no haber finalizado el proceso seguido eras inducciones de sus autores y carecen de a ute nticid ad ” .
contra ambos por su actuación el 1«? de enero de 1809.

377
376
c0n f¡ere la a u to rid a d o m ando". A d h irie ro n a este parecer fig u ra s de sin g u ­
la r n o toriedad, com o C a s te lli, Belgrano, Paso, M oreno, Rivadavia y otros
La cerem onia se había prolongado en exceso, debido a la le n titu d del
p rocedim iento u tiliz a d o , y se dejó para el día sig u ie n te la v e rific a c ió n del
e s c r u t i n i o . En el acta consta que debió levantarse la sesión “ por ser ya
p a s a d a la hora d e las doce de la noche y no ser p osible de c o n tin u a r el
t r a b a jo , después del incesante que se ha te n id o en todo el d ía ’’.

L a asamblea realizada en Buenos Aires el 22 de mayo de 1810 se diferencia


fundamentalmente de los típicos cabildos abiertos, pues surgió y fue impuesta por
el curso de los acontecim ientos, contra el parecer de los regidores y aun del pro­
pio virrey. Ya no fue un simple y cordial cam bio de opiniones entre las autoridades
e s p a ñ o l a s y unos, pocos vecinos, sino la expresión de un verdaaero movimiento
revolucionario.

El e s c r u t in io d e l d ía 23

Por la mañana, el C abildo o rd in a rio e fe ctu ó el recuento de su fra g io s


que a rro jó las sig u ie n te s c ifra s :
Por la d e s titu c ió n del v irre y : 155 votos.
Por su co n tin u a ción en el mando (solo o asociado): 69 votos.
Recuérdese que los asistentes al Cabildo abierto del 22 de mayo fueron 251,
en consecuencia, y dada la cantidad de sufragios, no votaron 27 personas, proba­
blemente por haberse retirado antes de em itir el voto.
De los 155 que se expresaron por la cesantía de Cisneros, 87 disponían que
el Cabildo asumiera interinamente el mando — con voto del síndico Leiva— hasta
que se constituyera una Junta, “ no quedando duda de que el pueblo confería la
autoridad o m ando".
Conviene aclarar que los votos fueron precedidos por extensas opiniones, en
gran cantidad dispares.

La m ayoría de los su fra g io s decretaban la cesantía del v irre y y la


entrega del g o bierno p ro visio n a lm e n te al C abildo hasta c o n s titu irs e una
Junta, elegida por el pueblo.
La votación El C abildo a b ie rto había dem ostrado el pensam iento de los p a trio ta s y
El cam bio de ideas provocó ansiedad en los presentes, por lo cual se la solidaridad de algunos grupos, pero era evidente la d iversidad de o p in io ­
d e cid ió v o ta r una p ro p o sició n co n cre ta para re s o lv e r si había cesado la nes, debido a la fa lta de unidad de la masa revoluciona ria. Sus va cila cio n e s
autoridad del v irre y y en tal caso quién debía reem plazarlo. fueron aprovechadas por el C abildo o rd in a rio para elaborar un audaz plan
A continua ció n los pre se n te s m a n ife sta ro n su parecer en alta voz o Que burlaba la volu n ta d popular. En e fe c to : los regidores se creyeron con
por e s c rito , de acuerdo con el orden sucesivo de a sientos, m ie n tra s el facultades s u fic ie n te s com o para nom brar por sí solos, sin c o n s u lta r al
escribano tra n sc rib ía los v o to s en el acta. Pueblo, una Junta p ro visio n a l, que tom aría el mando “ m ie n tra s se congre-
El obispo Lué — in tra n s ig e n te en sus ideas— dio el- v o to rotundo en Saran los d iputados que se han de convocar de las p rovin cia s in te rio re s ,
fa vo r de la co n tin u a ció n del v irre y en el mando, pero asociado al oid o r Para e sta b le ce r la fo rm a de gobierno que corre sp o nd a ” .
Manuel V elazco y al regente de la A ud ie n cia . La audacia c u lm in ó con la designación del propio v irre y com o p re s i­
El m ilita r Ruiz H u id o b ro — je fe de la escuadra— fun d ó su v o to en la e n te de la Junta.
cesación de C isneros y su reem plazo por el C abildo; fue seguido en su Sólo 25 votos — de los 155 que disponían la cesantía del virrey— conferían
o p inión por algunos p a trio ta s ; V iam onte, C hiclana y Rodríguez Peña. Cabildo atribuciones para constituir una Junta en la form a que creyere más
La reacción española se m a n ife stó con el v o to del o id o r José de Reyes onveniente. Estos sufragios m inoritarios respondían a la fórm ula de Ruiz H uidobro,
favora ble al v irre y , pero asociado con el alcalde de p rim e r v o to y el síndico 4Ue fue apoyada — entre otros— por Chiclana.
procurador.
Saavedra in te rp re tó el s e n tir d e m o crá tico de la m ayoría del Congreso Enterado de lo d ispuesto, C isneros aceptó la re solución del C abildo,
al v o ta r por la cesación del v irre y y la delegación In te rin a del mando en el £er° juzgó p rudente co n su lta r al resp ecto con los je fe s m ilita re s , pues
gStaba seguro de que el pueblo no deseaba su perm anencia en el m ando.
C abildo hasta la fo rm a ció n de una Junta que lo e je rc ie ra en base a la p a rti­
cipación popular. “ No queda duda — agregó— de que e l pueblo es e l que e9uidarnénte se e fe ctu ó una e n tre vista , en cuyo tra n scu rso los je fe s d e cla ­

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raron que era necesario hacer p ú blica la d e s titu c ió n del v irre y , única form a El síndico Leíva aceptó la co nvoca toria del A yu n ta m ie n to para el día
de aq u ieta r la e fe rve sce n cia popular. ■ m ie n tra s los p a trio ta s se reu nie ron nuevam ente en casa de Ro-
u ie n t e ,
La opinión de los m ilita re s fu e aceptada y esa m ism a tarde un prego, s'S ez peña, hasta las p rim e ra s luces del alba. En esa larga sesión se
ñero — esco lta d o por soldados p a tric io s — leyó por las ca lle s de Buenos dr'9 |V¡(5 — para e v ita r una m aniobra reaccionaria — pre se n ta r al C abildo los
A ire s un bando re la tiv o a la d e s titu c ió n del v irre y . reS bres de las personas que integrarían la nueva Junta de gobierno. Ade-
n°ás d e c o n fe ccio n a r esa lista , se dispuso e n viar a la brevedad una e xpe di­
El jueves 24 de mayo ción m ilita r al in te rio r con c a rá cte r de “ a u x ilia d o ra ” .
S e g u im o s la opinión más generalizada — defendida entre otros por Groussac
Por la mañana se re u n ió el C abildo y dispuso “ que c o n tin ú e en e|
i evene— según la cual la lista de los integrantes de la futura Junta Gubernativa
mando el Excmo. señor V irre y , don B altasar H idalgo de C is n e ro s ” presi-
Y hizo el día 24 de m ayo, por la noche. Con esto se rebatía la opinión tradicional
diendo una Junta de' G obierno inte g ra d a ^p o r Juan M. Solá, cura párroco de !_sostenida por M itre— que ubicaba en la mañana del día siguiente la redacción
M o n ts e rra t, el c o m e rcia n te José S antos In ch á u rre g u i (am bos españoles) y He la citada lista.
los c rio llo s Juan José C a s te lli, abogado de la Real A u d ie n cia , y C ornelio Sin embargo, algunos historiadores — Roberto Marfany, Ruiz Guiñazú— vuel­
Saavedra, com andante del cuerpo de P atricios. a n a insistir, en base a documentos, en la tesis de Mitre, pues afirm an que la
Bajo la d ire c c ió n del síndico Julián de Leiva -^ c a b e c illa de la reacción redacción "corresponde al glorioso día 25” .
española— el A yu n ta m ie n to redactó un R eglam ento de tre c e a rtícu lo s, con
el p ro p ó sito de v ig ila r el desem peño del nuevo organism o. EL 25 DE M A Y O
El Cabildo se reservaba la atribución de nom brar el sustituto de cualquier
miembro de la Junta (art. 49) y si sus integrantes no se desempeñaran con correc­ Los je fe s m ilitares niegan su apoyo al virrey
ción podía deponerlos y reasum ir la autoridad (art. 59). Además, la Junta no estaba
facultada para im poner contribuciones sin la anuencia del Ayuntamiento. Desde el am anecer del día 25, grupos de p a trio ta s se trasla daron a la
Otros artículos son verdaderas innovaciones en el" derecho político vigente Plaza M ayor y debido a la in e sta b ilid a d del tie m p o — llu vio so y frío — d ebie­
hasta esa época. Así, la Junta no tenía atribuciones judiciales, pues éstas corres­ ron dialogar bajo las arquerías del C abildo y de la Recova.
pondían a la Real Audiencia (artículo 79) y todos los primeros días del mes debía
publicar el estado de las finanzas (art. 89). Ninguna orden del virrey sería valedera Los cabild a n te s se re uniero n a las ocho de la mañana y re so lvie ro n
sin la conform idad escrita de los demás miembros (art. 109). rechazar la renuncia de la Junta p re sid id a por el v irre y y a la vez aconse­
jarle que se im p u siera por la fuerza, en caso de necesidad.
Previa co n su lta con los je fe s m ilita re s — que apoyaron a los e le cto s— Cuando tra s c e n d ió lo re su e lto , un grupo de p a trio ta s con sig uió lle g a r
los in te g ra n te s de la Junta ju ra ro n esa ta rd e en la sala c a p itu la r del Cabildo, hasta la sala y e x ig ió la inm ediata d e s titu c ió n de C isneros; Leiva logró
que había sido ornam entada para la cerem onia. C isn e ro s usó de la palabra tranquilizarlos cuando les p ro m e tió ocuparse para log ra r “ el m e jo r bien y
con el e vid e nte p ro p ó s ito de m antener la tra n q u ilid a d p ú blica y luego, acom­ felicidad de estas p ro v in c ia s ".
pañado por los in te g ra n te s jd e l nuevo gobierno, se tra sla d ó al Fuerte, entre Los ca b ild a n te s juzgaron necesario dom inar a los d esconte ntos por
“ repiques de cam panas y salvas de a rtille ría ". medio de la fuerza y entonces nada m e jo r que co n su lta r la o pinión de los
jefes m ilita re s . Estos se presentaron a las nueve y m edia de la mañana y
La agitación revolucionaria ante la pregunta de si podían co ntar con un apoyo “ para so ste n e r el g o b ie r­
no e sta b le c id o ” , la m ayoría co n te stó en fo rm a negativa.
A unque la Junta había logrado el c o n s e n tim ie n to de los je fe s m ilita re s M ie n tra s los je fe s m ilita re s perm anecían con los ca bildante s, un grupo
y la integraban dos re p re se nta n te s de los c rio llo s — de buena fe , aunque de p a trio ta s penetró por los co rre d o re s del A yu n ta m ie n to y luego de dar
equivocadam ente— no cabía duda que ta l so lu ció n era inaceptable. fuertes golpes en la p uerta cerrada de la sala, m an ifestaron “ que querían
Cuando tra s c e n d ió que el v irre y perm anecía en el mando, la agitación saber de qué se tra ta b a ". Fue necesario que el com andante M a rtín Rodrí-
cundió por la Plaza M ayor y los cu a rte le s de P a tricio s. El de sco n te n to era 9uez sa lie ra hacia los corre d o re s para co n te n e r a los más exaltados.
encabezado por D om ingo F rench, A n to n io B eruti y o tro s jó ve n es crio llo s
— en su m ayoría de los su b u rb io s— conocidos con el apodo de ch isp e ro s.
*-a petición del pueblo
Por su parte, los p rin c ip a le s re vo lu cio n a rio s, c iv ile s y m ilita re s , se
reunieron en la casa de Rodríguez Peña. En esa e n tre v is ta , C a s te lli adm itió A n te la delicada situ a ció n que se les presentaba, los cabild a n te s deci-
su e rro r y p ro m e tió e le va r su renuncia com o m iem bro de la Junta, a la d'eron recabar la renuncia Indeclina ble del v irre y y en consecuencia de la
vez que in te rce d e ría ante Saavedra para el m ism o pro p ó sito . Unta. Una delegación sa lió rum bo al Fuerte y regresó al cabo de un rato
Fue necesario co m u n ica r lo re s u e lto a los re g im ie n to s de P atricios Y c° n la n o tic ia de que C isneros había aceptado la im posición.
A rrib e ñ o s, que ya estaban sobre las arm as d isp u esto s a b rin d a r su apoyo En esas c ircu n sta n cia s un nuevo grupo popular — encabezado por Be-
a los revo lu cio n a rio s. u se hizo p resente en la sala de acuerdos y dio a conocer oralm ente
Por la noche, Saavedra y C a s te lli com unicaron al v irre y la gravedad d e l . nómina de los ciudadanos que in tegrarían la nueva Junta G ubernativa;
m om ento y luego de una breve d e lib e ra ció n to d o s elevaron su renuncia y Snan^ á s , una vez e stablecida la ú ltim a , debería enviarse una e xped ición de
devolvie ro n el poder al C abildo. u hom bres al in te rio r.

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entonces al balcón y ante la v is ta de un grupo de vecin os preguntó con
ironía a los p a trio ta s : "¿D ónde está e l p u e b lo ? " V arios le replicaron “ que
. |as gentes por se r hora inoportuna se habían re tira d o a sus casas; que se
tocase la campana del C abildo y que el pueblo se congregase en aquel
lugar para s a tis fa c ció n del A yu n ta m ie n to ; y que si por fa lta del badajo no
s& hacía uso de la campana, mandarían to c a r generala y que se abriesen
los c u a rte le s ” .

p r im e r a junta de g o b ie r n o

l a Junta Provisional Gubernativa

Sin m edios con que re s is tir y para e v ita r actos de vio le n cia , los c a b il­
dantes d e cid ie ro n acatar la volunta d de los p a trio ta s y reconocer la a u to ri­
dad de la Junta re vo lu cio n a ria . Previa le ctu ra del acta resp e ctiva , el nuevo
gobierno quedó in tegrado por nueve m iem bros, en la fo rm a sig u ie n te :

P residente y com andante de arm as: C o rn e lio Saavedra.


S e cre ta rio s: d o cto re s M aria n o M ore n o y Juan José Paso.
V ocales: Pbro. M an uel A lb e rti, D. M ig u e l de Azcuénaga, Dr. M anuel
B elgrano, Dr. Juan José C a s te lli, D. D om ingo M ath eu y D. Juan Larrea.

"U na junta gubernativa com puesta de Saavedra como presidente y coman­


dante de armas, de los vocales Castelli, Belgrano, Azcuénaga, A lberti, Matheu y
Larrea, y de los doctores Paso y Moreno como secretarios: con la precisa cualidad
de que, establecida la Junta, debería enviarse en el térm ino de quince días una
expedición de 500 hombres para las provincias interiores” (acta capitular del 25 de
mayo).

Con el p ro p ó s ito de ganar tie m p o , el sín d ico Leiva argum entó que era
necesario p re se n ta r esa p e tic ió n por e s c rito y firm a d a por sus adherentes.
A sí lo h icie ro n los re v o lu c io n a rio s y después de un largo rato e n tregaron a
los cabildante s v a rio s cu a d e rn illo s con num erosas firm a s .1
No co n fo rm e s con el p e tito rio , los cabild a n te s e xig ie ro n la ra tific a c ió n
del m ism o por el pueblo congregado en la plaza. El síndico Leiva se asomó

1 El documento se conoce con el nombre de “ la p etició n d e l p ueblo” . Ya hemos dicho


que no todos los historiadores coinciden en que esa representación escrita se efectuó la noche
anterior, pues otros afirman que se hizo el 25 de mayo, durante el "largo intervalo de espera"
Las firmas son 401 y en su gran mayoría corresponden a los militares.

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Era evidente que la Junta daba representación a las principales clases socia­ También lo hicieron en disconform idad miembros del Cabildo, de la Real Ha­
les; así el clero estaba representado por Alberti, y los abogados — los más numero­ cienda y del T ribunal-de Cuentas.
sos— por Moreno, Paso, Belgrano y Castelli. Por su parte, los m ilitares lo estaban Los juram entos se efectuaron entre los días 26 y 27 de mayo.
por Saavedra y Azcuénaga.
Finalmente y con el propósito de congraciarse con los españoles que habían
apoyado el movimiento o al menos permanecido neutrales, se designe a los com er­
ciantes Larrea y Matheu.
El Reglam ento deJ día 25

La solem ne cerem onia del ju ra m e n to se e fe ctu ó a las tre s de la tarde. Con el e vidente p ro p ó sito de c o n tro la r al nuevo gobierno y de hacer
En presencia de las más altas a utoridades — c iv ile s y m ilita re s — los m ie m ­ triu n fa r la co n tra rre vo lu ció n española, el C abildo im puso a la Junta un Re­
bros de la Junta se hincaron y con la mano derecha apoyada sobre el lib ro glam ento de once a rtícu lo s, m uy s im ila r al redactado para la Junta p re s i­
de los Evangelios ju ra ro n : “ desem peñar le g a lm e n te e l cargo, conservar dida por C isneros.
ín teg ra esta p a rte de A m é ric a a n u e s tro augusto soberano e l se ñ o r don El docum ento fig u ra en el acta del día 25 y sus fin e s fundam entales
Fernando VII y a sus le g ítim o s sucesores y guardar p u n tu a lm e n te las leyes son: o to rg a r al nuevo gobierno un c a rá cte r p rovisio n a l y so m e tid o al C ab il­
d e l re in o ” .1 do, re firm a r la a u toridad suprem a del re y Fernando VII y c o n s u lta r de Inm e­
La autoridad del v irre y había caducado d e fin itiv a m e n te , y la Junta Pro­ diato a las Intendencias (o p ro vin cia s) para fo rm a r una ju n ta general del
v is io n a l G ubernativa — ta l com o fig u ra en los docum entos— se tra s la d ó al virre in a to .
Fuerte en m edio del e n tusiasm o popular, m ie n tra s se escuchaban salvas de El Reglamento del dia 25 reconoce al Cabildo la facultad de destituir a los
a rtille ría y las campanas de los te m p lo s eran echadas a vuelo. miembros de la Junta en caso de que faltasen a sus deberes.
C o n stitu ida la Junta P ro visio n a l G ubernativa no ta rd ó en m a nifestarse El nuevo gobierno sería provisional hasta la creación de una junta general
la s is te m á tic a o p o sició n del C abildo, de la A u d ie n cia y del ex v irre y . Estos del virreinato, para lo cual debía convocarse a una reunión en Buenos Aires a los
focos c o n tra rre v o lu c io n a rio s tenían la esperanza de v o lv e r al régim en ante­ representantes del interior. Estos “ debían establecer la form a de gobierno que
rio r, confiados en que los d iputados p ro v in c ia le s se pronunciarían co n tra la se considere más conveniente” .
Junta, de ca rá cte r p ro visio n a l.
De acuerdo con lo d ispu esto en el Reglam ento, los diputados del in te ­
rior no debían in co rporarse a la Junta G ubernativa, sino fo rm a r un orga­
Primeras disposiciones de la Junta nismo separado.
El día 26 de mayo, la Junta p u b licó un bando — redactado por M ariano
M oreno la noche a n te rio r— en el que se aconsejaba a la población obede­ La circular del 27 de mayo
cer a las autoridades y re s p e ta r la persona del ex v irre y . Invitaba a todas
Para m antener la unidad y tra n q u ilid a d del v irre in a to , la Junta envió
las au toridades a una m isa en acción de gracias por la in sta la ció n del nuevo
una c irc u la r a las a utoridades del in te rio r — fechada el 27 de mayo— comu-
gobierno.
El m ism o día se dio a conocer o tra proclam a con el p ro p ó s ito de “ a fia n ­
zar la tra n q u ilid a d y el bien g e n e ra l” .
En uso de sus a trib u cio n e s, la Junta e x ig ió a las autoridades c iv ile s y
m ilita re s de Buenos A ire s el ju ra m e n to de fid e lid a d .
Varios funcionarios cum plieron con el requisito, pero bajo protesta. El fiscal
de la Audiencia, don Antonio Caspe, argumentó que “ jamás había jurado sino al
soberano ni debía ju rar a otra autoridad” .
meándoles que se había hecho cargo del poder, y que debían e le g ir sus
diputados: quienes “ han de irs e in corporando a esta Junta co n fo rm e y por A n te el curso de los sucesos, el 22 de ju n io la Junta c itó en el Fuerte
a Cis n e r o s y oidores de la A u d ie n cia ; a llí se les in fo rm ó que debían aban­
e l orden de llegada a la c a p ita l” .
donar el te r rito rio y p a rtiría n rum bo a las islas C anarias. La Junta designó
De esta manera, los re p re se nta n te s del in te rio r arribarían a Buenos
a ios reem plazantes de los oido re s expulsados.
A ire s para in te g ra r la Junta y no a fo rm a r un cuerpo separado.
A dem ás, el cita d o docum ento hace re fe re n c ia al envío de una expedi­ El C abildo se sum ó a los in cid e n te s cuando dispuso que si los d ip u ta ­
ción de q u in ie n to s hom bres, pues de o tra fo rm a “ no se harían lib re y orde­ dos del in te rio r no se reunían antes de los se is m eses, nom braría una nueva
ju n ta . La in tro m is ió n del A yu n ta m ie n to en asuntos que no le correspondían
nadam ente las e le c c io n e s ".
fUe rechazada.
Como la Revolución no hizo una clara y pública m anifestación de su progra­ El C abildo no cesó en su plan c o n tra rre vo lu cio n a rio , hasta que a me­
ma de gobierno y por razones políticas imperiosas debió invocar som etim iento al diados de o ctu b re la Junta d e s titu y ó a los ca b ild antes y designó a los que
rey Fernando Vil, los pueblos del interior permanecieron durante un tiem po adictos
debían reem plazarlos.
al sistema político im perante con Cisneros. Los gobernadores, intendentes y cabil­
dos provinciales no habían sido previamente inform ados por los revolucionarios y
respondían en su mayoría al régimen anterior. LA REVOLUCION EN H ISP A N O A M ER IC A
Era evidente que los enemigos de la Junta confiaban en los representantes
del in te rio r para volver al poder, pues ellos eran los que debían expedirse sobre
la legalidad del nuevo gobierno. En el transcurso de toda la Semana de Mayo es Importancia de la invasión napoleónica en España
visible el interés del virrey por convocar a esos diputados y así lo resolvieron los
cabildantes el día 23, cuando en realidad la m ayoría de los sufragios em itidos en Entre las d ive rsas in flu e n cia s que diero n orig en a los m o vim ie n to s revo­
el Cabildo abierto del día anterior no disponía esa convocatoria. lucionarios en H ispanoam érica, debe c ita rs e en p rim e r lugar la invasión
A través de la circu la r del 27 de mayo, la Junta decidió continuar con el napoleónica a la península ibé rica . La e stra te g ia m ilita r de N apoleón estaba
pacífico desarrollo de los sucesos y optó por convocar a esos diputados, los cuales d irigida co n tra In g laterra y consideró que ocupando Portugal, m antendría a
debían incorporarse al gobierno para abrazar su causa e interiorizarse de sus los b ritá n ic o s alejados del co n tin e n te . También juzgó oportuno deponer a la
problemas. dinastía B orbónica y — por razones de seguridad— e lim in a r a los Braganza
del tro n o de Portugal.
El Reglam ento del 28 de mayo Sorpresa e indignación causaron en A m é rica las n o ticia s re fe re n te s
a la ocupación del te r rito rio de Esparña por tropas francesas. C rio llo s y pe­
La Junta G ubernativa no aceptó el R eglam ento del día 25 — que la som e­ ninsulares se unieron guiados por un m ism o p ro p ó sito , aunque con fin e s
tía a las d ire c tiv a s del C abildo— y en e je rc ic io de sus le g ítim a s a trib u cio n e s d is tin to s . Todos estaban enterados de la farsa de Bayona y del c a u tive rio
d ic tó el R eglam ento a d m in is tra tiv o d e l 28 de mayo. de! rey Fernando VII y nadie deseaba que los te rrito rio s del Nuevo M undo
El docum ento establecía el ho ra rio de tra b a jo de la Junta — d iariam ente, pasaran a depender de Napoleón Bonaparte. Pero m ientra s los españoles
ñor la mañana y la ta rd e — , organizaba la labor a d m in is tra tiv a , los honores se m ostraron p a rtid a rio s de obedecer a la Junta C entral de S e villa y luego
que correspondían a sus in te g ra n te s y el e je rc ic io del Patronato. al C onsejo de Regencia instalado en Cádiz, los c rio llo s 1 tra ta ro n de fo rm a r
Adem ás, en el a rtíc u lo 10? — el ú ltim o — dejaba constancia que cu a l­ Juntas de g obierno locales, sie m p re en nom bre del m onarca cautivo, pero
q u ie r vecino podía d irig irs e al nuevo g obierno para “ com unicar cuanto crea con una ten d e n cia se p a ra tista de los organism os peninsulares.
conveniente a la seguridad p ú blica y fe lic id a d del E stado’’. Los p a trio ta s am ericanos bregaron por la d o ctrin a ju ríd ic a de la Legis­
lación de Indias que vinculaba las posesiones del Nuevo M undo a la C oro­
Las reacciones contra la Junta na y no a la N ación española. De acuerdo con este p rin c ip io , reconocido por
el Derecho p e ninsular, sostenían que — p ris io n e ro o ausente el rey— la so­
Desde un p rin c ip io la Junta debió e n fre n ta r la o p o sició n de la A udien beranía recaía en los pueblos “ que tenían derecho a darse su p ro p io go­
cia, el C abildo y el ex v irre y ; ta m b ié n el obispo B enito Lué p re te n d ió trabar b ie rn o ’’. Por esto re so lvie ro n no obedecer a los organism os peninsulares
la acción del nuevo gobierno. que se titu la b a n re p resentan tes del m onarca. El triu n fo de esta te o ría lle ­
A com ienzos de ju n io de 1810 lle g ó a Buenos A ire s la n o ticia sobre la vaba a la em ancipación.
in stala ción del C onsejo de Regencia, en Cádiz.
La A ud ien cia co n sid eró la legalidad de aquel g o bierno — representaba
a Fernando VII— y ordenó a la Junta que pro ce d ie ra al ju ra m e n to del citado
Consejo. El se c re ta rio M oreno rechazó el re c o n o c im ie n to al nuevo gobierno disti 1 • 1-03 cn o llo s 0 h'i0s de españoles nacidos en América han sido llamados patriotas, para
español — había sido e legido sin co n s u lta r a los pueblos de A m é ric a — y n9uirlos de los realistas, sus adversarios políticos,
mo ' ^X'ste una *ar9 a polémica entre los historiadores, quienes divergen sobre las fuentes de los
aprovechó la circ u n s ta n c ia para m a n ife s ta r a la A u d ie n cia el desagrado con
nieqlm'0ntOS rev° l uc'onar'os y las ideologías que motivaron los procesos separatistas. Hoy día se
que la Junta observaba la o p o sició n de ese trib u n a l. qUe ® r°tundamente lo que hace años se consideraban verdades inmutables, sin que esto signifique
La A ud ie n cia in s is tió en su tenaz o p o sició n y luego de ju ra r obediencia a Posición más reciente represente la única verdad.
al C onsejo de Regencia com unicó a las a utoridades del in te rio r que im itaran cr¡o ||C on resPecto a las Juntas que surgieron de los procesos del año 1810 y la ubicación de los
c¡l¡ab?S y 'os españoles en posiciones totalmente opuestas, como integrando bandos irrecon-
su a ctitud. j Unt ®s’ admite dudas muy justificadas. Basta a modo de ejemplo, recordar que en nuestra Primera
de Gobierno hubo dos españoles: Larrea y Matheu.

386
El mariscal Nieto y el intendente de Potosí, don Francisco de Paula Sanz,
Relación entre los m ovim ientos revolucionarios
decidieron no obedecer a la Junta patriota.
El año 1810 ha sido llam ado el de la R evolución H ispanoam ericana, b) Córdoba. Ubicada en el centro geográfico del territorio, con buenos recur-
pues durante ese período se produjo una c o rrie n te h is tó ric a de rebelión, os económicos, esta ciudad se constituyó en un foco reaccionario, bajo el indu­
com ún a casi to d o s los d o m in io s españoles del Nuevo M undo. d a b le prestigio de Liniers secundado por las autoridades españolas.
El 19 de a b ril e s ta lló en Caracas (C apitanía General de V enezuela) un
m o vim ie n to co n tra las autoridades españolas, en cuyo tra n s c u rs o el briga­ c) La Asunción. El gobernador intendente Bernardo Velazco — al frente de la
p r o v in c ia del Paraguay— si bien no hostilizó a los porteños, dispuso no reconocer
d ie r V icen te Emparán renunció al mando y debió e n tre g a rlo a una Junta de a la Junta de Buenos Aires.
G obierno.
El 25 de m ayo se creó en Buenos A ire s (V irre in a to del Río de la Plata) d) Montevideo. Bajo las órdenes de Elío — que llegó con el título de virrey
una ju n ta re v o lu cio n a ria pre sid id a por C o rn e lio Saavedra. Luego le s ig u ió en en 1811— la Banda Oriental se mostró desde un principio como enemiga de la
R evolución.
orden cro n o ló g ico el m o vim ie n to se p a ra tista o c u rrid o el 20 de ju lio en San­
ta Fe de Bogotá (V irre in a to de Nueva Granada), donde el pueblo se a m otinó y El sentim iento de resistencia hacia Buenos Aires que hemos reseñado obede­
obtuvo del C abildo la creación de una Junta de G obierno, encabezada — du­ cía no sólo a causas de orden po lítico, sino tam bién económ icas, pues era evi­
rante un tie m p o — por el v irre y A n to n io A m ar. dente que la capital del virreinato había sido beneficiada con el libre com ercio y
El 2 de agosto se c o n s titu y ó en la ciudad de Q u ito una Junta rebelde, otras ventajas derivadas de su situación geográfica.
y el 16 de se tie m b re e s ta lló en el pueblo de D o lo re s (V irre in a to de M éxico)
A pesar de tod os los in con veniente s, el g obierno re vo lu cio n a rio fu e re­
un m o vim ie n to re v o lu c io n a rio d irig id o por el cura párroco M ig u e l H idalgo.
conocido — hasta se tie m b re de 1810— por más de v e in te ciudades y
A los dos días, es d e cir, el 18 de se tie m b re , se c o n s titu y ó en la ciudad de
pueblos.
S antiago (C apitanía G eneral de C h ile ) una Junta de G obierno re vo lu cio n a ­
ria, bajo las órdenes de M a te o de Toro y Zambrano.
Estos m o vim ie n to s re v o lu c io n a rio s respondieron a causas sem ejantes EXPEDICION AL ALTO PERU
y sus d irig e n te s bregaban por un cam bio en el siste m a p o lític o im perante,
guiados por el p a trió tic o deseo de organizarse bajó un g o bierno propio. Cuando llegaron a Córdoba las n o ticia s de los sucesos o cu rrid o s en
Buenos A ire s , se realizó una reunión en casa del gobernador intendente
EXPANSION DE LA REVOLUCION DE M A Y O G utiérrez de la Concha, a la que a s istie ro n Santiago de L inie rs, el obispo
O rel lana, el deán de la catedral, G re gorio Funes, y algunos m ie m bro s del
Cabildo. Estas autoridades — con excepción del deán Funes— resolviero n
Buenos A ires y el interior desconocer la autoridad de la Junta e rig id a en Buenos A ire s .
A n te el curso de los sucesos, y con el p ro p ó sito de re p rim ir la acción
de los enem igos, la Junta re so lvió e nviar una expedición hacia Córdoba y el
La R evolución había triu n fa d o en Buenos A ire s , pero, de acuerdo con
A lto Perú. C om andante en je fe fue designado el coronel F rancisco O rtiz de
el R eglam ento del día 25, debía le g itim a rs e con la aprobación del re s to del
Ocampo y segundo el m ilita r de igual grado A n to n io G onzález B a lca rce ; re­
v irre in a to . El 26 de mayo, el ex v irre y com unicó su renuncia a los pueblos
presentante de la Junta fue n o m b ra do .H ip ó lito V ieytes y a u d ito r de guerra,
del in te rio r, y al día sig u ie n te la Junta enviaba notas sobre su instalación
F eliciano Chiclana.
y la próxim a convo ca to ria de diputados p ro v in c ia le s a una asam blea a rea­
Integrado por 1.150 hom bres, el e jé rc ito p a rtió de Buenos A ire s en ju ­
lizarse en Buenos A ire s . lio de 1810.
Si bien el cam bio de g o bierno se había pro d u cid o en la ca p ita l, el resto
O cam po ocupó sin re siste n cia la ciudad de Córdoba, m ie n tra s íos con­
del te r rito rio m antenía in ta cta su organización y estaba c o n tro la d o por los
tra rre v o lu c io n a rio s escaparon rum bo al n orte, pero fue ron apresados.
gobernadores in te n d e n te s del siste m a v irre in a l. La adhesión a la causa re­
A unque sobre los rebeldes estaba dictada la pena de m ue rte, debido
vo lu cio n a ria no fue inm ediata, pues la Junta no pudo re ve la r sus verdaderas
a los ruegos de la población cordobesa, del C abildo y del cle ro , Ocampo
intenciones — o cultas bajo el s o m e tim ie n to a Fernando V II— y tam poco im
decidió re m itir los presos a Buenos A ire s y e nviar una nota con la ju s ti­
pe d ir que los fu n c io n a rio s españoles depuestos (oidores, re g id o re s y el
ficación de su proceder.
propio C isne ro s) instaran a las autoridades del In te rio r a desconocer a la
Enterada la Junta, de in m edia to com isio n ó al vocal C a ste lli y a Rodrí­
Junta recién e stablecida. Se sum aron a estas d ific u lta d e s la gran extensión
guez Peña en ca rá cte r de se c re ta rio — al fre n te de un grupo de soldados—
te r rito ria l, la in e fica cia de las com unicaciones, el a isla m ie n to de los pue­
Para hacer c u m p lir la orden e m itid a por el gobierno.
blos y su e s p íritu lo c a lis ta , re celoso de las innovaciones.
Los p ris io n e ro s estaban cam ino de Buenos A ire s , cuando la partida
Los principales centros donde se radicó la resistencia a la Junta patriota °s e ncontró en la localidad cordobesa de Cabeza de Tigre. El 26 de agosto,
fueron: los p ris io n e ro s fu eron llevados a un bosqu e cillo próxim o y a llí cayeron ar­
cabuceados Lin ie rs, el gobernador G u tié rre z de la Concha, el o fic ia l te s o ­
a) El Alto Perú. Aunque com prendido dentro de los lím ites del virreinato del
Río de la Plata, fue siem pre un organismo aparte, debido principalm ente a su situa­
r o M oreno, además de A lle n d e y Rodríguez. Fue exceptuado el obispo
ción geográfica — distante de Buenos Aires— y a sus intereses com erciales. ^ re lla n a .

388
derrota de H u aq ui
F| e jé rc ito p ro s ig u ió su avance hasta acam par en la margen su r del río
uadero, donde C a s te lli aceptó negociar una tregua de cuarenta días
° eS | | je fe re a lis ta Goyeneche.
c° n El a rm is tic io no se cu m p lió y entonces — para atacar— las fuerzas pa-
■ tas se fra ccio n a ron en dos grupos, uno a las órdenes de B alcarce y otro
tr l° e | mando de V iam onte, separados por una quebrada; por su parte los
listas ocuparon las elevaciones y supieron aprovechar el e rro r tá c tic o
cometido por los c rio llo s .
G o y e n e c h e d iv id ió su e jé rc ito en tre s colum nas y el 20 de ju n io avan-
ó r e s u e l t a m e n t e sobre las tro p a s e xpedicionaria s. Los re a lis ta s tom aron
fa q u e b r a d a — o b je tiv o del ataque— y luego cayeron sobre los flancos del
disperso e jé rc ito c rio llo que debió rendirse.
La d e rro ta de las fuerzas revolu cio n a ria s en Huaqui tu vo im porta ntes
con secuencia s. Las pro vin cia s del A lto Perú se p erd ieron d e fin itiv a m e n te ,
el norte quedó desguarnecido y el go bierno de Buenos A ire s — que s u frió
un rudo golpe ante la o pinió n pú blica—- debió levanta r el s itio de
Montevideo.

E X P E D IC IO N A L P A R A G U A Y

Cuando las a u toridades de la A sun ció n se enteraron de los sucesos


de Mayo, re unieron un C abildo a b ie rto , el cual dispuso ju ra r solem nem en­
te al C onsejo de Regencia, no reconocer al go bierno de Buenos A ire s y
co n stitu ir — para la defensa del te r rito rio — una Junta de G uerra’ presidida
por el gobernador Bernardo Velazco.
A nte la a ctitu d asum ida por las autoridades de la A sunció n, la Junta de
Buenos A ire s nom bró a su vocal, el d o cto r M an uel B elgrano, com andante
en je fe de las fuerzas e xpe dicion arias que m archarían hacia el Paraguay.
La em presa tenía tre s o b je tiv o s funda m en tale s; d ifu n d ir los ideales de la
Revolución, d e rro ta r a los enem igos y apoyar el levan ta m ie n to de los pa­
triotas paraguayos.
El e jé rc ito se con cen tró en la Bajada del Paraná, donde el im provisado
general lo g ró re u n ir 950 hom bres de caballería, se is cañones y los p e rtre ­
chos necesarios.
A fin e s de o ctu b re de 1810, las tro p a s em prendieron la marcha y se
internaron por la M esopotam ia; al atravesar el norte de Entre Ríos, Belgrano
La victo ria de Suipacha fundó el pueblo de M andisoví, y luego, al su r de C o rrie n te s , e rig ió el de
Curuzú-Cuatíá.
Córdoba fu e p acificada y Juan M a rtín de P ueyrredón, designado gober­ A m ediados de d icie m b re , el e jé rc ito cruzó penosam ente el río Paraná
nador in tende n te . y una vez en te r rito rio paraguayo dispe rsó a una g uarnició n enem iga en
El e jé rc ito p a trio ta a las órdenes de G u tié rre z B alcarce — Ocam po fue Cam pichuelo.
d e s titu id o — , con C a s te lli en el cargo de re p re se nta n te de la Junta, avanzó Entusiasm ado con el triu n fo , Belgrano p ro sig u ió su fa tig o s o aunque
hacia el norte, pero al p e n e tra r en te r rito rio altoperuano, el enem igo lo re­ rápido avance en d ire cció n a la A sunción . Por su parte, V elazco — que era
chazó en C otagaita. Un hábil m ilita r— d e cid ió a tra er al e jé rc ito expedicio n a rio hacia el in te rio r
E nvalentonadas por el é xito , las tro p a s re a lista s in icia ro n la persecu­ te rrito rio , p rivándo lo de los víve re s y recursos que pudiera hallar.
ción de los c rio llo s , quienes se h icie ro n fu e rte s en la margen derecha del El 19 de enero de 1811, las tropa s de Belgrano fu eron derrotadas por el
río Suipacha, donde re c ib ie ro n refu e rzo s. A llí Balcarce obtuvo la prim era eJérc¡to paraguayo de Velazco, en Paraguary (a pocas leguas de la A sunción ).
v ic to ria para las arm as de la R evolución, el día 7 de noviem bre de 1810 Belgrano com unicó a Buenos A ire s el curso d esfavorable de la campaña
Los je fe s enem igos C órdoba, N ie to y Paula Sanz cayeron p ris io n e ro s ; en el Paraguay y s o lic itó el envío de refuerzos a la brevedad. La Junta juzgó
enviados p o s te rio rm e n te a Potosí, fu e ro n ejecutados por orden de C a ste lli- necesario s a tis fa c e r el pedido y creó la prim era e scu a d rilla naval p a trio ta ,

390 391
cuyo mando c o n fió a Juan B a u tista Azopardo, quien al fre n te de tre s naves
rem ontó el río Paraná hasta San N ico lá s, pero a llí fu e alcanzado y vencido eXPEDICION A LA BANDA ORIENTAL
el 2 de marzo p o r una flo ta re a lis ta que había p a rtid o de M o ntevideo.
A fin e s de mayo de 1810, el C abildo de M o n te vid e o re c ib ió la comu-
Sin el apoyo de e sto s re fu e rzo s, el e jé rc ito p a trio ta fu e derro ta d o p0r . ac¡ón o fic ia l de la Junta instalada en Buenos A ire s y se negó a recono-
los e fe c tiv o s paraguayos en las pro xim id a de s del río Tacuary (9 de marzo) nlCia D ebido a esto, se tra sla d ó a la vecina o rilla el se c re ta rio Juan José
C om prendiendo que toda re s is te n c ia era in ú til, Belgrano dispuso la re f - con la m isió n de e v ita r un ro m p im ie n to d e fin itiv o . A llí expuso los
tira d a del e jé rc ito a sus órdenes hasta la margen s u r del río Paraná. A ceptó t i ndámentos re v o lu cio n a rio s y sostu vo además la necesidad de u n ific a r to ­
firm a r un a rm is tic io y en un e s c rito hizo presente los m o tivo s que guiaron jo s los esfuerzos, ante el p e lig ro de una probable in va sió n portuguesa. A
su em presa — de a u x ilio y no de c o n q u ista — y los elevados ideales de |a esar del empeño del com isionado, las g e stio n e s fraca saron.
R evolución. ^ En enero de 1811, Javie r de E llo a rrib ó nuevam ente a M o n tevide o, esta
Si bien la e xp edición de Belgrano al Paraguay fra ca só en el aspecto mi- vez con el títu lo de v irre y del Río de la Plata, c o n fe rid o por el C onsejo de
lita r, su prédica re vo lu cio n a ria g e rm in ó en m uchos e s p íritu s . El gobernador Regencia. No v a c iló en de cla ra r la guerra a la Junta de Buenos A ire s , cuando
V elazco perdió p re s tig io en el tra n s c u rs o de la lucha, m ie n tra s o tro s — en­ ésta rechazó el s o m e tim ie n to a su autoridad.
tre e llo s F ulgencio Y egros— dem ostraban m ayor va lo r. Casi sim u ltá n e a m e n te con la llegada del nuevo v irre y , los pueblos de
En m ayo de 1811 los re v o lu c io n a rio s ocuparon los cu a rte le s de la Asun­ la campaña uruguaya com enzaroh a le va n ta rse co n tra las autoridades rea­
ción y nada pudo hacer el gobernador V elazco; el mando pasó a una Junta listas. El capitán José G ervasio A rtig a s huyó a Buenos A ire s y se presentó
G ubernativa de tre s m ie m b ro s. ante la Junta para “ lle v a r el esta ndarte de la lib e rta d hasta los m uros de
A unque la re vo lu ció n paraguaya se había basado en las ideas proceden­ M ontevideo” .
te s de Buenos A ire s , bien p ro n to el m o vim ie n to d e m o stró su ten d e n cia se­ A los pocos días, se produjo en la Banda O rie n ta l el p rim e r m o vim ie n ­
p a ra tista , de acuerdo con el nuevo rum bo hacia el cual la o rie n tó el dicta­ to organizado co n tra las a utoridades españolas, cono cido h istó rica m e n te
do r R odríguez de Francia. con el nom bre de G rito de A sencio . Un grupo de cie n hom bres capitanea­
do por Venancio Benavldez y Pedro José V iera se reu n ió en las p ro xim id a ­
des del arroyo A se n cio (28 de fe b re ro de 1811) y, luego de proclam ar el
fin de la d om inación española, con sig uió to m a r las poblaciones de M ercedes
y Soriano.
Con el p ro p ó s ito de apoyar la acción de los p a trio ta s uruguayos, la Jun­
ta ordenó al general M anuel Belgrano — aún en el Paraguay— que m archa­
ra con sus tro p a s a la Banda O rie n ta l, pero luego fu e reem plazado por José
Rondeau, quien al mando de un e jé rc ito p a rtió de Buenos A ire s hasta lle ­
gar a A rro y o de la China, para cruzar por esa zona el río Uruguay.
José A rtig a s — al fre n te de 150 hom bres— se adelantó y el 9 de ab ril
penetró en te r rito rio o rie n ta l, donde fú e re cib id o calurosam en te por sus
paisanos.
A m ediados de m ayo de 1811, Elío sólo dom inaba en M o n te video y la
Colonia, por cuanto el e jé rc ito p a trio ta , cuya vanguardia estaba al mando de
José A rtig a s , había logrado avanzar hasta la localidad de C anelones, e s tre ­
chando en esta fo rm a el cerco te n d id o al enem igo.
Enterado A rtig a s de que un c o n tin g e n te re a lis ta — más de 1.200 hom ­
bres— a las órdenes del coronel José Posadas avanzaba para e n fre n ta rlo ,
le sa lió al e n cuentro en un paraje llam ado M o lin o de las Piedras. La ac­
ción tu vo lugar el 18 de mayo y luego de seis horas de lucha los re a lista s
fueron d e rro ta d o s y debieron re ndirse.

Primer s itio de M ontevideo


A rtig a s avanzó en d ire cció n a M o n tevide o e in tim ó a Elío la re ndición
de la ciudad; por o tra parte, p id ió la ayuda del grueso del e jé rc ito patrio-
ta ' Que bajo las órdenes de Rondeau se d irig ía lentam ente hacia esa plaza.
P A R A G ^ ll E ntretanto, A rtig a s e stre chó el cerco de M o n te vid e o pero no pudo
A p r e n d e r un a salto d e cisivo por ca re ce r de tro p a s y e le m en tos bé licos
adecuados; a pesar de esto , el s itio se prolongó de ju n io hasta octubre.
La duración del s itio de M o n tevid eo m o tivó que Elío aceptara la ayuda

393
OBRA DE LA PRIMERA JUNTA
A l margen de su ten dencia em ancipadora, la Junta d e s a rro lló un plan
¿e gobierno renovador, con la a p licació n de fra n q u icia s co m e rcia le s, fo ­
m ento de la in d u s tria , reorganización m ilita r, apoyo a la cu ltu ra , p ro te cció n
a los indígenas, e tcétera .
El pensam iento de la R evolución y la mayoría de las in ic ia tiv a s co­
rrespondieron al s e c re ta rio M ariano M oreno.
La obra de la P rim era Junta puede agruparse:

a) Política, social y adm inistrativa


Desde su in sta la ció n , la Junta e x ig ió el ju ra m e n to de fid e lid a d , dio a
conocer proclam as, c irc u la re s e in stru ccio n e s a las a utoridades del in te rio r.
Reemplazó a los m iem bros de la A ud ie n cia y del C abildo — organism os
reaccionarios— , com o tam bién a los alcaldes de ba rrio . Ocupóse de la s i­
tuación social de los indios, les concedió derechos p o lític o s y los in s tó a
que aprendieran un o fic io .

b) Cultural

A n te la necesidad de com unicar al pueblo su obra e ideales, el nuevo


gobierno fundó un p e rió d ico titu la d o “ Gazeta de B uen os-A yres", en cuyas
páginas se ilu s tró a la población sobre las ideas lib e ra le s. También d isp u ­
so la creación de una B ib lio te c a Pública.
La Junta no descuidó la enseñanza p rim a ria y d ic tó d isp o sicio n e s te n ­
dientes a re g la m e n ta r los exám enes e im p rim ir un te x to único.

m ilita r o fre cid a desde tie m p o atrás p o r la C o rte lu sita n a radicada en el Bra­
s il. Un e jé rc ito a las órdenes de D iego de Souza — capitán general de Río
Grande— cruzó la fro n te ra y pen e tró en el te r rito rio de la Banda O riental,
con el fin de p ro te g e r los e ventuales derechos de la princesa C a rlo ta Joa­
quina sobre esos d om inios.
El p e lig ro que representaba la invasión portuguesa a la Banda O riental
y las n o ticia s sobre la d e rro ta su frid a en Huaqui p o r el e jé rc ito patriota,
m o tivaron que la Junta de Buenos A ire s d e cid ie ra p a cta r d ire cta m e n te con
Elío el cese de las h o stilid a d e s. Por su parte, el ú ltim o aceptó las negocia­
ciones porque creyó en el fra ca so de la R evolución y, en consecuencia, los
a u xilio s m ilita re s de los p ortugueses no só lo eran in n e cesa rio s sino tam ­
bién pelig ro so s.
El a rm is tic io — concertado el 20 de o ctu b re — e s ta b le ció que "la s
tro p a s de Buenos A ire s desocuparán e n te ra m e n te la Banda O rie n ta l, sin
que en toda e lla se reconozca o tra autoridad que la del Excmo. Sr. V irre y "-
Los e fe c tiv o s p ortugueses debían re tira rs e hasta sus fro n te ra s y quedaban
re sta b le cid a s las com unicaciones y el trá fic o c o m e rc ia l e n tre Buenos A ire s
y M o ntevide o.
A rtig a s re s o lv ió no a ce p ta r lo d isp u e sto por el tra ta d o y aco m pa ñad o
por sus tro p a s y gran cantidad de fa m ilia s cruzó el río U ruguay y se esta­
bleció en el C am pam ento de A yuí, al n o rte de la actual C oncordia (E ntre
Ríos. Este gran m o v im ie n to m ig ra to rio — conocido com o éxodo d e l pueblo
o rie n ta l— fu e aceptado por el g obierno de Buenos A ire s , que a u x ilió al cau­
d illo , q u ie n no deseaba s o m e te rs e , con un re g im ie n to de B la nd eng ue s-

394
er serias dive rg e n cias e ntre dos fig u ra s de destacada actuación en el m o­
c) Económica
lim ie n to : M a ria n o M oreno y C o rn e lio Saavedra.
Favoreció el c o m e rcio e x te rio r y to m ó m edidas para c a stig a r el con­ En el mes de noviem bre de 1810, ya se presentaban d e fin ida s las dos
trabando. Con el p ro p ó sito de im p e d ir los abusos del antiguo régim en, |a facciones en pugna, cuyo antagonism o residía especialm en te en el modo de
Junta redactó un nuevo re g la m e n to de c o m e rcio y para fa c ilita r las tra n ­ resolver los problem as de gobierno.
sacciones ordenó la apertura de va rio s p u e rto s, e n tre e llo s M aldonado y Saavedra era un hom bre maduro, d iscip lin a d o y je rá rq u ico , que acos­
La Ensenada. tum braba a e la b ora r con suma prudencia las de cisio n e s; su tem pe ram e nto
reposado le hacía rechazar toda innovación extrem a, ta n to en el orden p o lí­
tico com o so cia l.
d) M ilita r Por su parte M o reno era un jove n abogado de escasa e xpe rie n cia po­
El gobierno re v o lu c io n a rio dispuso la reorganización del e jé rc ito , aun­ lítica pero capaz, apasionado y fogoso. Se inclinaba a re so lve r con rapidez
que esta tarea se v io dem orada en gran parte por la escasez de equipos y los problem as más .d ifíc ile s y u tiliza b a la plum a con gran destreza para
arm am entos. apoyar sus a rg u m e n to s .?
Los sa a ve d ristas se re sistía n a cam biar profundam ente las in s titu c io ­
Los batallones de in fa n te ría de m ilic ia fueron tra n sfo rm a d o s en siete nes y no com partían las nuevas te o ría s lib e ra le s. La generalidad respondía
re g im ie n to s de ve teranos, y el de Blandengues se denom inó R e g im ie n to de a esta ten d e n cia conservadora, que contaba con la adhesión de las tropa s
C aballería de la Patria. y una m ayoría popular, pues la gente del in te rio r o provinciano s tam bién
Los sucesos m ilita re s ya estudiados d e te rm in aro n la creación de una adherían a e sto s p rin c ip io s m oderados.
escu a d rilla naval y ta m bién — a in ic ia tiv a del vocal M anuel B elgrano— se El grupo c o n tinua dor de M oreno — los m o re n ista s — lo form aban los
abrió una Escuela M ilita r de M atem áticas. hombres ilu stra d o s, p a rtid a rio s de las nuevas ideas, quienes bregaban por
un gobierno d e m o crá tico y republicano. Este pa rtid o había nacido en Buenos
e ) D iplom ática A ires y pretendía im poner en el in te rio r las teorías que entonces circulaban
por Europa. Sus in te g ra n te s eran re vo lu cio n a rio s exaltados y debido a que
La Junta de Buenos A ire s d e s a rro lló una labor d ip lo m á tic a tend ie n te no contaban con el apoyo de las p ro vin cia s se inclinaron a los p ro ce d im ie n ­
a afianzar gradualm ente su obra y conservar la unidad del te r rito rio ante tos enérgicos, en defensa de un acentuado po rte ñism o.
la amenaza de ataques e x te rio re s , p a rtic u la rm e n te de los portugueses, quie­ Un in cid e n te acentuó el m a le sta r e n tre ambos bandos. El 5 de d ic ie m ­
nes en connivencia con los re a lista s d e 'M o n te v id e o apoyaban las p reten­ bre, en un banquete celebrado en el cu a rte l de P atricios para fe s te ja r la
siones de la princesa C arlota sobre el Río de la Plata. victo ria de Suipacha, un o fic ia l — probablem ente em briagado— se excedió
El nuevo gobierno tra tó de lo g ra r el apoyo in d ire c to de In glaterra, po­ en sus e logios al b rin d a r po r Saavedra.
ten cia m uy vinculada con estas regiones, debido a sus in te re se s com ercia­ Enterado del episodio, M oreno redactó el “ de cre to de supresión de los
les. O tro de los p ro p ó sito s que guiaron la labor d ip lo m á tica de la Junta honores’’ que constaba de d ie cisé is a rtícu lo s. Dejaba sin e fe cto lo d ispues­
fue fo m e n ta r el e s p íritu de re b e lió n de C h ile y el A lto Perú. Para lle va r a to en el R eglam ento del 28 de mayo, que otorgaba al pre sid e n te de la Junta
cabo esta tarea debió v e n ce r num erosos inco n ven ie n te s su rg id o s de su honores sem ejantes a los v irre y e s .
posición revo lu cio n a ria , en aparente s o m e tim ie n to — por razones de con­ El docum ento redactado por el s e c re ta rio disponía la absoluta igualdad
veniencia p o lític a — al rey c a u tivo Fernando VII. entre todos los m iem bros del organism o, “ sin más d ife re n cia que el orden
El capitán de navio M atías Irig o ye n — el p rim e r re p re se nta n te diplom á­ de los a s ie n to s ’’.
tic o de la Junta— fu e enviado se cre ta m e n te a In g la te rra por d e cre to del
mes de mayo de 1810. Sus p ro p ó s ito s eran o b te n e r la in te rve n ció n de esa
potencia con tra la amenaza portuguesa sobre el Río de la Plata y además Los diputados del interior
c o nseguir au torización para a d q u irir arm am entos.
Para co n tin u a r las ge stio n e s a n te rio re s y com o consecuencia de los su­
cesos p o lític o s producidos en el seno de la Junta G ubernativa — que luego En el tra n scu rso de la Semana de M ayo fu e v is ib le el empeño de Cis-
e stud iarem os— el d o c to r M a ria n o M ore n o s o lic itó desem peñar una m isión neros y de sus p a rtid a rio s po r convocar a los diputados del in te rio r para
d ip lo m á tica ante los gobiernos de Río de Janeiro y Londres, pero no llegó Realizar un Congreso general en Buenos A ire s , para e s ta b le ce r un gobierno
a d e stin o pues fa lle c ió en- el v ia je . La Junta tam bién co m isio n ó en m isión d e fin itiv o . A unque la posición se basaba en la unidad del v irre in a to y era a
d ip lo m á tica a A n to n io A lva re z Jonte con d e stin o a C h ile y a M anuel de Sa- todas luces legal, detrás de ella se escondía una hábil m aniobra, por cuanto
rratea, ante el g o bierno del B rasil. ias a utoridades del in te rio r — intend ente s, gobernadores y cabildo s— no
habían sido rem ovidas y en consecuencia respondían al pa rtid o español,
^d e m á s, debe ten e rse en cuenta que en los prim e ro s m om entos el v e cin ­
DIVERGENCIAS EN LA JUNTA DE GOBIERNO dario del in te rio r ignoraba los verdaderos p rop ósito s de los re vo lu cionarios.
El R eglam ento del 25 de mayo — im pu esto por el C abildo a la Junta—
M oreno y Saavedra .'s p o n ía que los diputados p ro vin cia le s arribarían a Buenos A ire s para
C o n stitu id a la Junta y a poco de iniciada su labor, no tardaron en apare- lfite g ra r un organism o separado de la Junta.

396 397
No expresaba lo m ism o la c irc u la r e m itid a el 27 de mayo por la Junta. e| deán Funes d ic tó el R eglam ento del 10 de fe b re ro de 1811, por el cual
En ella, el nuevo g o bierno com unicó a las a u toridades del in te rio r que se crearon ¡untas p ro vin cia le s.
debían e le g ir re p re se nta n te s, los cuales “ han de irs e incorporando a esta El c ita d o re g la m en to — la p rim e ra carta orgánica de la R evolución__
Junta, confo rm e y p o r orden de llegada a esta c a p ita l’’. En este caso, los es de gran im p o rta n cia , por cuanto e xte n d ió a las p rovin cia s el siste m a de
d iputados debían p a rtic ip a r d ire c ta m e n te en el g o bierno, por cuanto serían gobierno colegiado. D isponía la creación de ju n ta s p rin c ip a le s y subordina­
vocales de la Junta m ism a. d a s (o m enores).
M ariano M oreno consideraba que los diputados p ro vin cia le s debían Las p rin c ip a le s se com pondrían de cinco m iem bros, es d e cir, “ el pre ­
d ic ta r una C o n s titu c ió n y e sta b le ce r un “ g obierno s ó lid o y p erm anente", sidente o gobernador in te n d e n te nom brado com o ta l y cu a tro colegas (voca­
en consecuencia se oponía — ju n to con sus p a rtid a rio s — a que esos repre­ les) que e lig ie s e el p u e b lo ” .
sen tante s se incorporaran a un g obierno p ro visio n a l. Las ju n ta s subordinadas se e stablecerían en las ciudades o v illa s que
tuvieran re p re se nta ntes ante Buenos A ire s . Estarían integradas por tre s
LA JUNTA GRANDE m iem bros, a saber “ el com andante de arm as que actua lm e nte lo fue se y
los dos socios que se e lig ie s e n ” .
A fin e s de ju n io com enzaron a lle g a r a Buenos A ire s los diputados La duración de las ju n ta s p ro v in c ia le s e staría lim ita d a hasta la reunión
electos por los ca b ild o s del in te rio r, con docum entos re la tiv o s a sus pode­ del C ongreso general.
res y la m isión que les era encom endada.
El plan concebido por los a d versarios de M oreno co n sistía en incorpo:
rar esos represe nta n te s a la Junta con ca rá cte r de vo cales, para dar sa tis ­ La Sociedad Patriótica
facción a Saavedra — d e sp re stig ia n d o al s e c re ta rio — y aplazar la reunión
El año 1811 marca el com ienzo de la c ris is del gobierno revo lu cio n a rio ,
del C ongreso. La fra c c ió n conservadora deseaba que el m o vim ie n to revo­
por el poco é x ito de las campañas m ilita re s y las disid e n cia s internas. En
lu cio n a rio contin u a ra sin d e fin irs e , a la espera de los sucesos que agitaban
este ú ltim o aspecto se agrupan las fa ccio n e s que más tarde form a rán p a rti­
la península. A l no re u n irse el C ongreso no podía d ic ta rs e una C o n stitu ción ,
dos y se dispersan m uchos esfuerzos d ebido a la ap arición de las prim eras
ni tam poco c o rta r d e fin itiv a m e n te los vín cu lo s p o lític o s con España.
revoluciones o e p iso dio s v io le n to s de la vida p o lític a argentina.
A m ediados de d ic ie m b re se conocía el n o m bram iento de ca to rce d i­
P rácticam ente el v irre in a to se había desm em brado con la autonom ía
putados, nueve de los cuales ya estaban en Buenos A ire s , e n tre e llo s el
del Paraguay, la pérdida del A lto Perú — después de H uaqui— y la situ ació n
deán G re gorio Funes, re p re se nta n te de Córdoba, quien se s o lid a rizó con
de la Banda O rie n ta l, ante la a c titu d de Elío y tam bién de A rtig a s.
Saavedra, pues ambos co incidían en que M oreno se adelantaba a los suce­
A p rin c ip io s de marzo, los m o re n ista s — que form aban una m inoría
sos en una a ctitu d que podía p e rju d ic a r a la R evolución.
in te le c tu a l- d e c id ie r o n ilu s tra r al p ueblo sobre la necesidad de un cam bio
El deán propuso a Saavedra la in co rp ora ció n de los diputados al go­
en la d ire c c ió n gubernativa. Con este p ro p ó sito fo rm aron un ce n tro que
bierno. Estos re p re se nta n te s del in te rio r fu e ro n re c ib id o s por la Junta en
denom inaron Sociedad P atrió tica.
pleno, el día 18 de d ic ie m b re de 1810.
Este grupo .re v o lu cio n a rio se d estacó por su acentuado po rte ñ ism o y
La m ayoría de los vocales se mostraron contrarios a la incorporación de los entre sus in te g ra n te s fig u ra ro n los m ilita re s French y Terrada, com o ta m ­
representantes del interior. Su oposición se basó en los fundam entos siguientes: a) bién los c iv ile s Pedro A g re lo y J ulián A lvarez.
el propósito de los diputados era integrar un congreso; b) no debían incorporarse
a la Junta porque ésta era un organismo provisional, y c) la invitación que figuraba
en la circu la r del 27 de mayo “ había sido un rasgo de inexperiencia, que el tiempo M O VIM IE N TO DEL 5 Y 6 DE ABRIL DE 1811
había acreditado después enteramente im practicable” .
A com ienzos de 1811, tre s p a rtid o s se disputaban el p redom inio en el
Para re so lv e r el problem a se dispuso e fe c tu a r una vota ció n conjunta, mando:
es d ecir, los vocales y los re cié n llegados. C atorce lo h icie ro n en fa v o r y
sólo dos — M oreno y Paso— se opusieron. Con la in co rporación de los d i­ a) Los m o re n is ta s deseaban re to m a r el poder que habían perdido des­
putados p ro vin c ia le s quedó c o n s titu id o un nuevo g o bierno p ro visio n a l, que pués de la in co rp o ración de los d ip u ta d o s p ro vin cia le s a la Junta y del
se llam ó Junta Grande — su núm ero se elevó a v e in tid ó s — el cual careció alejam iento de su más destacada fig u ra . Com o vim o s, su acción op ositora
se co n ce n tró en la S ociedad P atriótica .
de unidad en la acción y no pudo im p e d ir las re n c illa s inte rn a s, propias de
un e je c u tiv o num eroso. b) Los saa ve d rista s contaban con el apoyo de la casi to ta lid a d de las
M ariano M oreno, desautorizado ante la v o ta ció n , presentó la renuncia uerzas m ilita re s y del elem ento h u m ild e de los suburbios. Su h o stilid a d
al cargo de se c re ta rio y s o lic itó p a rtir hacia Londres en m isión dip lo m á tica . acia los m o re n ista s se había acentuado luego del “ decre to de los hono-
En el via je enfe rm ó de cuidado y fa lle c ió en alta mar, el 4 de marzo. s (6 de d ic ie m b re de 1810). A unque tenían el mando, consideraban efí-
era esta p o sició n de p riv ile g io , hasta ta n to no fueran e lim inado s sus
Las Juntas Provinciales aclve rsa rio s.

Con la inco rporación de los diputados, la Junta Grande estuvo a merced la i ^0S Pro vin cia n o s — encabezados p o r el deán Funes— sostenían que
del elem e nto p ro vin cia n o y con el o b je to de s a tis fa c e r la opinión del in te rio r Junta Grande estaba su je ta al p re d o m in io c e n tra lis ta de Buenos A ire s y

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i'
en consecuencia no representaba la volu n ta d de to d o s los pobladores de
la campaña.
En la noche del 5 al 6 de a b ril de 1811 se produjo en Buenos A ire s el
p rim e r in te n to de re vo lu ció n co n tra las autoridades c o n s titu id a s — no es­ Guía de repaso
pañolas— que marca el com ienzo de nuestras luchas internas.
El m o vim ie n to fin a liz ó con una nueva v ic to ria del bando saavedrista y
p e rm itió a la Junta Grande s u b s is tir un tie m p o más al fre n te del gobierno.
A unque la asonada dom inó a parentem ente la tenaz o posición m o re n ista , sus
orígenes no están aclarados y las fu e n te s h is tó ric a s se presentan confusas.
En la noche del 5 de a b ril, grupos de pobladores procedentes de los
sub urb ios de Buenos A ire s — chacras y q u in ta s— se reunieron en los Co­
Los albores Los comuneros del Paraguay: José de Antequera y Fernando
rra les de M ise re re , acaudillados p o r Tomás G rigera, conocido com o el al­ revolucionarios. Mompó. Revolución del Socorro: resistencia contra anti­
calde de las qu in ta s y p a rtid a rio de la facción saavedrista. guos impuestos. Sublevación de Tupac Am arú: la rebelión
La com pacta y heterogénea m u ltitu d lle g ó a la Plaza de la V ic to ria en de indígenas y la batalla de Combapata. Antecedentes re­
la madrugada del día 6, p rotegida por los sables de las fuerzas m ilita re s . volucionarios en el Perú: los intentos de A guilar y Ubalde,
En esas circu n sta n cia s, Saavedra se encontraba en el Fuerte con m iem bros de Pardo, de Riva Agüero y Baquiiano.
del gobierno, a la espera de los a co n te c im ie n to s ; por su parte, el Cabildo
tam bién se hallaba reunido. pretensiones inglesas El contrabando y la acción de los corsarios. Causas de or­
Una com isió n encabezada por el d o c to r Joaquín Campana — hombre en América. den político, m ilita r y económico que explican el interés de
m ediocre a pesar de su títu lo — se adelantó hasta el C abildo e hizo entrega Gran Bretaña po r los dom inios españoles en América.
de un largo m em orial que — en s ín te s is — expresaba lo s ig u ie n te : La situación en el Rio de la Plata: repercusión de la política
europea. Los problem as originados po r la Colonia del Sa­
a) S eparación de cu a tro m ie m b ro s de la Junta Grande: Rodríguez Peña, cramento y las islas Malvinas.
V ie yte s, Azcuénaga y Larrea. Se los acusaba de haber sido designados sin
co n su lta r la voluntad del pueblo. En su reem plazo ocuparían las vacantes Invasiones inglesas. Antecedentes: rivalidad entre Inglaterra y España y deca­
F eliciano C hiclana, A ta n a sio G u tié rre z, Juan de A lagón y Joaquín Campana, dencia de la monarquía española.
este ú ltim o en el cargo de s e c re ta rio . Causas: Gran Bretaña en búsqueda de nuevos mercados.
Miranda y su proyecto de liberación hispanoam ericana. El
b) Exigía que Saavedra v o lv ie ra a ocupar el cargo de com andante ge­ ataque al tráfico com ercial de España. Expedición inglesa
neral de arm as. M anuel Belgrano debía com paracer ante el g o bierno para al Cabo de Buena Esperanza: Baird, Heresford y Popham.
in fo rm a r sobre la d e rro ta s u frid a por sus tro p a s en el Paraguay.1

c) E xpatriación de v a rio s m o re n ista s (French, B eruti y o tro s ) y desig­ Primera invasión Ocupación de Buenos Aires. A ctitud de Sobremonte. Com-
nación de un trib u n a l de seg u rid a d para v ig ila r la tra n q u ilid a d pública. inglesa. bate de Perdriel. La reconquista: Liniers y la rendición de
los ingleses. Cabildo abierto del 14 de agosto: el mando
Exceptuando la co n ce n tra ció n del poder en Saavedra, la Junta Grande
m ilitar y político.
aceptó las co nd icio n e s im puestas por los ca b e cilla s del m o vim ie n to .

Segunda invasión Achmuty, Crawfurd y W hitelocke. O cupación de Montevi-


inglesa. deo. Suspensión y arresto de Sobremonte. Desembarco de
los ingleses en Buenos Aires. Gower y la columna de van­
guardia. Derrota de Liniers en Miserere. El ataque a Bue­
nos Aires: el ala izquierda, el grupo central y el ala derecha.
C apitulación de W hitelocke.
Consecuencias de las invasiones inglesas: políticas y so­
ciales, m ilitares y económicas.

Repercusión de los El virreinato de Liniers. Am biciones de Portugal: los dere-


' Belgrano recibió las comunicaciones cuando marchaba para auxiliar a los patriotas de sucesos europeos en chos de la princesa Carlota Joaquina. Llegada a Buenos
la Banda Oriental; entregó el mando a Rondeau y regresó a Buenos Aires. el Río de la Plata. Aires del marqués de Sassenay. La oposición al virrey:
Abierto el proceso, defendió su correcto proceder con estas notables palabras: "F ío mi defensa __ el m otin de 19 de enero de 1809.
a la correspondencia que he tenido con V.E. (la Junta); la dejo a las declaraciones de cuantos han
presenciado mi conducta, sean los que fueren, castigados o no por mí, tal es la confianza que
tengo de haber procedido según mis obligaciones". La Revolución Antecedentes externos: independencia de los Estados Uni-
El 9 de agosto se dictó la sentencia que lo eximió de culpa y cargo. Dice el documento: de Mayo. dos; la Revolución Francesa; ideas hispanoindianas; los
El general Belgrano se ha conducido en el mando de aquel ejército con un valor, celo y constancia precursores. Causa externa: la invasión napoleónica en
dignos del reconocimiento de la patria” . España. Causas locales: económ icas y políticas.

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à
d iv e r g e n c ia s e n Saavedristas y morenistas. El banquete en el cuartel de
La semana de Mayo. Proclama del dia 18. El sábado 19: acción de Saavedra fg j u n t a d e G o b ie r n o . Patricios. El decreto de supresión de honores.
Belgrano y Castelli. El 20 de mayo: exigencia de un Cabildo
abierto. El 21 de mayo: la convocatoria. ju n ta Grande. Los diputados del in te rio r: lo dispuesto por el Reglamento
r del dia 25 y la C ircular del día 27. El Deán Funes y la in cor­
poración de los diputados a la Junta. Renuncia de Moreno.
Las Juntas Provinciales: principales y subordinadas. La
Sociedad Patriótica.

Movimiento del Los partidos: morenistas, saavedristas y provincianos. Los


5 y 6 de ab ril de 1811. pobladores acaudillados po r Tomás Grigera. Las exigen­
cias de los cabecillas del movimiento.

[— Cuestionario------- --------------------— _______________

1. ¿A qué se llamó la revolución ge los comuneros? 2. ¿Qué ocu ­


rrió en el virreinato de Nueva Granada? 3. ¿Qué sabe con respecto
a la sublevación de Túpac Am arú? 4. ¿Hubo antecedentes revolu­
cionarios en el Perú? 5. ¿Qué factores explican el interés de Gran
Bretaña por los dominios españoles en Am érica? 6. M encione los
antecedentes de las invasiones inglesas. 7. ¿Cuáles fueron las
causas? 8. ¿Qué sabe con respecto a la expedición inglesa al Cabo
Expedición La acción contrarrevolucionaria en Córdoba. La ocupación de Buena Esperanza? 9. ¿En qué form a Buenos Aires cayó en
al Alto Perú. de la ciudad. A ctitud de Ocampo con los rebeldes. Los poder de los invasores? 10. ¿Qué ocurrió en Perdriel? 11. ¿Cómo
com isionados Casteili y Rodríguez Peña. Los fusilamientos fue reconquistada Buenos Aires? 12. ¿Qué dispuso el Cabildo
de Cabeza de Tigre. La expedición continúa rumbo al norte.
Cotagaita. La p rím e ra 'victo ria de los independientes: Sui-
abierto del 14 de agosto? 13. ¿Cóm o se produjo la ocupación
pacha. La derrota de Huaqui. de M ontevideo en la segunda invasión? 14. ¿Qué dispuso la Junta
de Guerra del 10 de febrero? 15. ¿En qué form a los invasores
Expedición Bernardo Velazco y la Junta de Guerra. El ejército de Bel­ atacaron a Buenos Aires? 16. ¿Cuándo se rindieron? 17. ¿Qué
al Paraguay. grano. Fundación de pueblos. Campichuelo. La batalla de consecuencias produjeron las invasiones inglesas? 18. ¿Por qué los
Paraguary. Acciones navales: Azopardo y la derrota de San
portugueses ambicionaban el gobierno del Río de la Plata? 19.
Nicolás. La batalla de Tacú ari. La prédica revolucionaria a
consecuencia de la expedición. ¿Qué misión cumplió el marqués de Sassenay? 20. ¿Qué ocurrió
en Buenos Aires el 1? de enero de 1809? 21. ¿Cuáles fueron los
Expedición El virrey Elio declara la guerra a la Junta de Buenos Aires. antecedentes externos de la Revolución de M ayo? 22. ¿Fue im por­
a la Banda Oriental. El G rito ‘de Asencio. Acción de José Artigas. El combate de tante la invasión napoleónica en España? 23. ¿Qué causas locales
M olino de las Piedras. Rondeau y el ejército patriota. El sitio pueden mencionarse? 24. Explique lo ocurrido entre los días 18
de M ontevideo. La invasión portuguesa: Diego de Souza.
La Junta de Buenos Aires y el arm isticio con Elio. Artigas y, 21 de mayo. 25. ¿Qué debates se produjeron en el Cabildo
rechaza el pa cto: el éxodo del pueblo oriental. abierto del 22 de m ayo? 26. ¿Cóm o fue la votación? 27. ¿Qué
resultados produjo el escrutinio del día 23? 28. ¿Qué ocurrió el
Obra de la Política y adm inistrativa: reemplazo de m iem bros de C a b ild o 24 de m ayo? 29. ¿Qué actitud asumieron los jefes militares el
Primera Junta. y A udiencia; Cultural: la Gazeta y la Biblioteca Pública día 25? 30. ¿A qué se llamó “ la petición del pueblo” . 31. ¿Cómo
Económica: favorecer el com ercio exterior e in te rio r; Mili" se integró la Junta Provisional Gubernativa? 32. ¿Qué dispusie­
tar: creación de regim ientos y de una Escuela M ilitar de
M atem áticas; Diplom ática: com isionados al exterior, M a tía s ron el Reglamento del 25 y la Circular del día 27? 33. ¿Se produ-
Irigoyen, Mariano Moreno y Alvarez Jonte.
jeron reacciones contra la Junta? 34. ¿Recuerda qué movimientos g s p a ñ o le s d e A m é r ic a : e l p r im e r o , Gran Bretaña— contaron casi .siem­
¿ e orden político; e l s e g u n d o , d e pre a España entre los enemigos no
revolucionarios se produjeron en Hispanoamérica en el año 1810? naturaleza económica.
35. ¿Cuáles fueron los centros donde se radicó la resistencia a la menos peligrosos y tenaces de la
Las características que adquirían segunda. Mas como la persistencia
Primera Junta? 36. ¿Cómo se organizó la expedición al A lto Perú? en Europa las luchas armadas, en hostil de España era alimentada, en
37. ¿Qué ocurrió en Cabeza de Tigre? 38. Explique la victoria de jaS cuales Gran Bretaña veíase casi primer término, por los tesoros in­
s ie m p r e co m p ro m e tid a , no daban calculables que obtenía de sus do­
Suipacha y la derrota de Huaqui. 39. Resuma la expedición
o c a s i ó n a esta potencia de desempe­ minios de América (que le permi­
de Manuel Belgrano al Paraguay. 40. ¿A qué se llamó el Grito de ñar un papel decisivo y preponde­ tían o rg a n iza r y sostener nuevos
Asencio? 41. ¿Cóm o se produjo el primer sitio de Montevideo? rante. Cierto es que la superioridad ejércitos y escuadras y hasta soco­
42. ¿Intervino Brasil en el conflicto? 43. ¿Cuál fue la actitud de abrumadora de sus escuadras y la rrer con metálico a su aliada), era
pericia de sus m a rin os ofrecíanle natural y legítimo que Gran Breta­
Artigas luego del armisticio? 44. Explique la obra de la Primera éxitos brillantes sobre las flotas aun ña tratase de herirla en sus fuentes
Junta. 45. ¿Cuáles fueron las divergencias entre saavedristas y combinadas de sus adversarios. Pero de producción por los medios a su
morenistas? 46. ¿Cómo surgió la Junta Grande? 47. ¿Qué sabe de jas escasas fuerzas terrestres que alcance ya in d ica d o s, tanto como
las Juntas Provinciales? 48. Explique el m ovimiento del 5 y 6 de érale dado organizar, no pesaban forma de imposibilitarla para una
mucho en la balanza de los aconte­ dilatada resistencia, cuanto como re­
abril de 1811. cimientos bélicos, que se resolvían curso para obtener ventajosas con­
___________________________________________ ____________________________ I mediante a ccio n e s campales entre diciones al negociarse la paz por el
ejércitos siempre numerosos y ague­ argumento de las colonias conquis­
rridos; además de que las guarni­ tadas durante la guerra.
ciones para sus colonias y el fre­ La ayuda material o el estímulo
cuente peligro que la amenazaba de que se prestase para la emancipa­
una invasión a sus costas no le per­
mitían ser pródiga en el empleo de ción de los dominios españoles de
Actividades Prácticas ultramar, además del debilitamiento
tropas numerosas para las operacio­ lógico de los recursos y del poder
nes de, la guerra continental. de España, sería también una vál­
Pero si estábale vedada la acción vula de escape al resquemor que
directa y preponderante en la solú- sentían los ingleses por la interven­
* R e s u m ir los antecedentes y las causas de las inva sio n e s inglesas. ción del conflicto armado que a los
* E s q u e m a tiz a r e l a ta q u e a B uenos A ire s en el tra n s c u rs o de la se­ ción de aquella potencia en haber
ejércitos incumbía resolver, podía en favorecido los planes de los ameri­
gu n d a in v a s ió n . cambio, merced a la intensa inter­ canos del norte para lograr indepen­
* A n a liz a r los antecedentes y las causas de la R e v o lu c ió n de M ayo. vención marítima, cooperar in d ire c ­ dizarse de Gran Bretaña.
tamente al éxito de la guerra de­ En lo que ahora se refiere al se­
* E n u m e ra r las etapas d e l proceso de la R e vo lu ció n . bilitando al adversario, ya con la
* D e sta car la im p o rta n c ia d e l R e g la m e n to d e l día 25 y de la C irc u la r gundo factor — que llamé de n a tu ­
destrucción de sus escuadras para raleza económica — , fácil es advertir
del 27 de m a yo con respecto a la in c o rp o ra c ió n de los d ip u ta d o s impedirles una posible invasión de la preponderancia que tendría en la
p ro v in c ia n o s . las costas inglesas y los transportes concepción de los planes del gabine­
de tropas y de elementos bélicos de te británico, relacionados con las co­
* R e s u m ir las e xp e d icio n e s m ilita r e s a l A lto P e rú , a l P a ra g u a y y a uno a otro teatro de guerra, ya con lonias españolas del Nuevo Mundo.
la B a n d a O rie n ta l. la. a n u lació n de sus fuentes de r i ­ Las barreras con que España había
queza, interceptando el tráfico entre siempre obstaculizado el comercio
las colonias y su metrópoli, o apo­ de otros países con aquéllas, no ha­
derándose llanamente de aquéllas y cían más que estimular el ansia de
hasta favoreciendo el desmembra­ derribarlas, e sp e c ia lm e n te cuando
miento del imperio colonial de sus los mercados europeos, cada vez en
enemigos. mayor disminución por la presión
Lectura Fue especialmente España la po­
tencia contra la cual Inglaterra puso
de la política y de las armas france­
sas, eran insuficientes para absorber
práctica, con mayor rigor y tena­ la producción entera de las indus­
cidad, el indicado sistema de in te r- trias inglesas siempre en aumento.
El interés de G ran B retaña vención in d ire cta .
p or los d om in ios españ oles ^Ligada la primera a la política de B everina, Juan.
d e A m érica rancia —a menudo en contra de
Us intereses inmediatos— desde que
jarlos III concertó en 1761 el pacto
L a s in v a s i o n e s in g l e s a s
e fa m ilia , las continuas guerras que R ío P .
Dos factores principales eran los Bretaña en la situación del momen' 6 sucedieron entre los seculares ad-
al de la lata

que intervenían a interesar a Grar- t o 'y fuerte futura de los dominio ersarios en Europa — Francia y Buenos Aires, 1939.

404
405

i
¿Por qué G ra n B re ta ñ a se in te re ­ ses p ara d e b ilita r a sus enemigos ?
só en los dom inios españoles en ¿Favoreció el m onopolio impuesto
A m érica? p o r España las am biciones de l 0s
¿Qué táctica u tiliz a ro n los in g le ­ b ritá n ico s sobre A m é ric a hispana?

LA RESTAURACION EN EUROPA

Los absolutistas y los liberales


Luego de la caída del Im p erio napoleónico se in ic ió en Europa un p e rio ­
do h is tó ric o conocido com o la época de la R estauración (1815-30). Después
de la d e rro ta de Francia en 1815, los m onarcas prete n d ie ro n re sta u ra r los
p rin cip io s del llam ado A n tig u o Régimen, pero los lib e ra le s que defendían
las ideas surgidas de la R evolución Francesa, se opusieron a esos p ropó sitos.
En las prim e ra s décadas del sig lo XIX, los pueblos realizaron esfuerzos
y em prendieron luchas para lo grar que los reyes gobernaran con p rin c ip io s
liberales y, en aquellas naciones donde los soberanos eran e xtra n je ros, se
produjeron m o vim ie n to s de tendencia na ciona lista que llevarían a la em an­
cipación.
Quedaron d e fin id o s dos pa rtid o s p o lític o s antagónicos. Los a b so lutista s
defendían la autoridad sin lim ita c io n e s de los reyes y al c a to lic is m o como
re lig ió n obligada de los Estados. Por su parte, los lib e ra le s — con gran
aPoyo d e n tro de la burguesía— propiciaban una m onarquía co n stitu cio n a l
0 un siste m a re p ublicano de g obierno y, en el aspecto re lig io s o , la lib e rta d
de cu lto s.
Los lib e ra le s no tardaron en se r perseguidos, entonces para de sarro­
par sus a ctivid a de s, se agruparon en sociedades secretas. En Ita lia y para
c°rn b a tir la dom inación francesa su rg ió en 1807 la sociedad p o lític a y re­
a c c io n a r ia de los C arbonarios, así llam ada porque sus in te g ra n te s se
p u n ía n en los bosques, con el p re te xto de fa b ric a r carbón de leña. Fueron
urgueses y m ilita re s defe nso re s de !a unidad italian a, que e n fre n ta ro n la
a°rninación austríaca.

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.
La ¡tintura reproduce al Congreso de Viena en una de sus sesiones. Este organismo — dominado
por el canciller Metternich — delimitó las fronteras de los países en forma harto irreflexiva,
lo que originó una gran tensión internacional.

O tra organización lib e ra l fu e la M asonería, surgida en In g la te rra en La Asamblea fue presidida por el canciller austríaco Clemente de Metternich,
1717 y que luego se e xte n d ió por d ive rso s países del V ie jo M undo. En la quien impuso al Congreso un carácter decididamente absolutista. Las deliberacio­
época de la R estauración, los m asones — agrupados en logias— se opusie­ nes alternaron con brillantes recepciones, revistas militares, banquetes y diver­
ron al a b so lu tism o en defensa de los p rin c ip io s lib e ra le s. siones. Los gastos del protocolo alcanzaron al equivalente de quince millones de
dólares.
Los tra ta d o s de 1815 no lograron c o n so lid a r la paz europea, por cuanto
los pueblos anhelaban m ayores lib e rta d e s y to m a ro n las arm as para re a li­ El hábil T alleyrand logró im poner el p rin c ip io de le g itim id a d , por el
zar su unidad p o lític a . A sí su rg ie ro n m o vim ie n to s de tendencia lib e ra l y cual los reyes destronados durante la R evolución francesa y el período na­
nacionalista en d ive rso s países europeos, e n tre e llo s , España. Portugal, poleónico debían s e r restaurados con todos sus derechos y respeta rse
Ita lia y G recia. las fro n te ra s de 1789. Esto p e rm itió a Francia d e lib e ra r com o potencia y
e vita r un m ayor desm em bram iento.
ÉL CONGRESO DE VIENA Las negociaciones e stu viero n d irig id a s por las cua tro naciones aliadas:
Inglaterra, Prusia, Rusia y A u s tria . El regreso de N apoleón p e rju d icó a
D espués de la p rim e ra abdicación de N apoleón, las potencias aliadas Francia, que v o lv ió a se r tra tada com o nación enem iga.
d isp u sie ro n re u n ir un C ongreso G eneral europeo a fin de re sta b le ce r, ju n to Los d is tin to s convenios p arciale s, elaborados durante las sesiones,
con los antigu o s lím ite s te rrito ria le s , el orden p o lític o y social a lterado por fueron re unidos en un A cta F inal de 121 a rtícu lo s, que se dio a conocer el
la R evolución Francesa. 9 de ju n io de 1815.
Las sesiones se inauguraron el 1? de a bril de 1814 y fin a liz a ro n el 9
de ju n io del año sig u ie n te , pocos días antes de la batalla de W a te rlo o . La
La división territo rial
ciudad de Viena, capital de A u s tria , fu e la sede del C ongreso, aunque este
nom bre no es el más apropiado, puesto que los re p re se nta n te s de los d is­ El verdadero o b je tiv o del C ongreso de Viena fue s a tis fa c e r las am bi­
tin to s países nunca se re unieron en sesión plenaria. ciones te rrito ria le s de las grandes potencias.
Asistieron: el zar de Rusia, el em perador de Austria y los reyes de Prusia, Ba- In g la te rra co n solidó su hegem onía m a rítim a al apropiarse de las co lo ­
viera y W ürttemberg\ Lord W ellington y Lord Castlereagh representaban a Inglaterra; n s francesas, holandesas y españolas. Q uedaron bajo su d o m inio las islas
Talíeyrand, que había sido obispo con Luís XVI y can ciller con Napoleón, era el
M alta, C o rfú y Jónicas, en el M edite rrá n e o , y H eligoland, en el mar del
enviado del nuevo rey de Francia. Participaban, además, numerosos diplom áticos
pertenecientes a los nuevos países.
° rte ; la C olonia d e l Cabo, en S udáfrica; C eilán, en A sia ; la isla de Tríní-
acl y las Guayanas, en A m é rica .

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A dem ás, el C ongreso de V iena tra tó de fo rta le c e r él ab so lutism o y se
j¡ spuso a e lim in a r los gérm enes del pensam iento re vo lu cio n a rio . S urgió
sí una fu e rte o p o sición ideológica representada por los e le m en tos libera-
les, p a rtid a rio s del régim en c o n s titu c io n a lis ta . D entro de esta c o rrie n te se
ha|iaban ta m bién los republicanos, los b onapartistas y los que propugnaban
la unidad p o lític a y te rrito ria l de los pueblos fragm entados.

la santa a l ia n z a

El príncipe de M ettern ich


El C ongreso de V iena dio nuevos lím ite s a las potencias vencedoras,
pero no logró asegurar la tra n q u ilid a d p o lítica , alterada por la d ifu sió n de
la s ideas re vo lu cio n a ria s y liberales.
El zar A le ja n d ro I de Rusia, e s p íritu se n tim e n ta l e id e a lista , propuso
una alianza e n tre las naciones europeas con el fin de asegurar la paz
dentro de los "p re c e p to s de ju s tic ia y caridad c ris tia n a s ” y, además, brindar
a los s ú b d ito s un tra ta m ie n to fundado en las "s u b lim e s verdades que ense­
ña la Santa R e lig ió n ".
Este pacto, c o n s titu id o con p ro p ó sito s re lig io s o s , quedó form alizado
el 26 de s e tie m b re de 1815 y contó con la adhesión del rey de Prusia, Fe­
derico G u ille rm o II, y del em perador de A u s tria , F rancisco II. R atificaron
Para pro te g e rse de cu a lq u ie r amenaza c o n tin e n ta l, logró que Bélgica
el docum ento casi todas las naciones europeas, con excepción de Inglate ­
integrara, ju n to con Holanda, el re in o de los Países Bajos, lo cual s ig n ific ó
rra, Turquía y los Estados P o n tificio s.
u n ir dos pueblos de d is tin ta s raíces c u ltu ra le s , id io m á tica s y re ligiosas.
A u s tria perdió B élgica, que form aba los países bajos a ustríacos, pero Sin em bargo, la Santa A lianza no ta rd ó en tra n sfo rm a rse en un in s tru ­
fue com pensada con todo el n o rte de Ita lia (Lom bardía y Venecia). Adem ás, mento del a b so lutism o al quedar bajo la in flu e n cia del c a n c ille r austríaco,
encabezó la C on fe d e ra ció n germ ana, c o n s titu id a por 38 estados alemanes. el p rín c ip e C le m e n te M e tte rn ic h . Este d ip lo m á tico , d e cidid o ad ve rsario de
la R evolución, logró que el pacto s irv ie ra a las m onarquías absolutas para
R usia adelantó sus fro n te ra s hacia O ccid e n te ; obtuvo el gran ducado in te rv e n ir m ilita rm e n te en los países a fectados por m o vim ie n to s de carác­
de V arsovia (Polonia) y fu e ro n reconocidas sus co nquistas en Finlandia y la te r lib e ra l o nacionalista.
Besarabia. Estos p ro p ó s ito s cris ta liz a ro n el 20 de noviem bre de 1815 al c o n s titu ir­
se la cuádruple alianza, integrada por Rusia, A u s tria , Prusia e Inglaterra.
Prusia log ró asegurar su dom inación en la o rilla izquierda d e l Rin. A s i­
A fin de a p lica r el derecho de in te rve n ció n , tam bién llam ado sistem a
m ism o, re c ib ió la W e s tfa lia y una parte de Sajonia y Polonia.
M e tte rn ic h , las potencias aliadas se re uniero n p e riódicam en te en congresos
Suecia, que había perdido F inlandia, re c ib ió N oruega, que, a su vez, le in te rnacionales.
fue arrebatada a D inam arca.

Francia quedó con los lím ite s de 1789, p rá ctica m e n te bloqueada por Los congresos internacionales
una barrera de nuevos estados y confe d e ra cio n e s.
En octu b re de 1818 com enzó sus sesiones el C ongreso de Aix-la-Cha-
Ita lia y A le m a n ia fu e ro n defraudadas en sus am biciones de lo g ra r la pelle (A q u isg rá n ), c o n s titu id o por los inte g ra n te s de la cuádruple alianza.
unidad te r rito ria l y p o lític a . Francia s o lic itó y obtuvo que su te r rito rio fuera evacuado por las tropas
de ocupación. Inm ediatam ente se unió a las potencias aliadas y quedó cons­
titu id a la penta rq u ia o qu in tu p le alianza. El C ongreso dispuso, además, re ­
El equilibrio y el absolutism o
p rim ir las ag ita cion es e s tu d ia n tile s en las unive rsida des alem anas y tom ó
C om o puede a preciarse, en la nueva d is trib u c ió n de las fro n te ra s medidas contra las sociedades secretas.
europeas procu ró m antenerse el e q u ilib rio del poder e n tre las d is tin ta s A raíz de la re vo lu ción estallada en el reino de Nápoles, en octubre de
naciones, lo cual p e rm itió d is fru ta r de un largo período de paz in te rn a c io ­ 1820 se reunió el congreso de Troppau. M e tte rn ic h propuso la aplicación
nal, pero, en cam bio, sentó las bases de un profundo c o n flic to de naciona­ de su sis te m a de in te rv e n c ió n arm ada, que provocó la oposición de Ingla­
lidades, puesto que dichas m o d ific a c io n e s se e fe ctu a ro n sin te n e r en terra y Francia.
cuenta los in te re se s de los pueblos, ni los nuevos ideales de los patrio ta s. En enero de 1821 se reunió o tro congreso en Laibach, ante el cual se
Presentó el rey de N ápoles s o lic ita n d o ayuda m ilita r. A u s tria invadió el

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411
reino de Nápoles y re sta u ró el ab so lutism o . A dem ás, In te rv in o en el p-
m onte, donde re p rim ió una in su rre cció n provocada por los p a trio ta s ¡i9'
lianos. a-
El ú ltim o congreso se ce le b ró en Verona (Ita lia ) en o ctubre de 18??
con el ob je to de c o n s id e ra r la re vo lu ció n lib e ra l española contra Fernanri
VII. Francia fue encargada de in te rv e n ir m ilita rm e n te y, en enero de 18 2^
el duque de A ngulem a atravesó con un e jé rc ito los Pirineos y luego h
vencer a los re vo lu cio n a rio s, p e rm itió a Fernando VII recuperar sus poder«6
absolutos. s
A consecuencia de la guerra de la independencia de G recia, que lueq0
estudiarem os, In g la te rra y Rusia se apartaron de la Santa A lianza, la Cuai
reducida a Prusia y A u s tria , lle g ó a su fin .

LA RESTAURACION EN FRANCIA

Segunda restauración de Luis XV III


Después de la caída d e fin itiv a de N apoleón, el gobierno de Francia
quedó, p ro visio n a lm e n te , en manos de Fouché. Luis XVIII regresó a París y,
el día 8 de ju lio de 1815, las potencias vencedoras lo restauraron en el
trono.
Los e jé rc ito s aliados ocuparon Francia y, durante va rio s meses, se
dieron a la tarea de co m e te r toda clase de depredaciones. En el mes de
noviem bre, Luis XVIII firm ó el Segundo Tratado de París, que imponía con­ LA RESTAURACION EN ESPAÑA
dicio nes más severas que el p rim e ro .
Gobierno absoluto de Fernando VII
Francia perdió sus conquistas y quedó con sus fronteras de 1790, modificadas
a favor de Prusia, Austria y Cerdeña. Debió pagar una fuerte indemnización de D urante el reinado de José Bonaparte, España conoció algunas re fo r­
guerra (700 millones de francos) y su territorio fue ocupado, durante cinco años, mas lib e ra le s 1 que m erecieron el apoyo de los in te le ctu a le s españoles
por un ejército coaligado de 150.000 hombres.
llamados “ a francesados” . Pero el pueblo español, que odiaba a los fra n ce ­
El monarca fra n cé s d e cid ió gobernar con m oderación y re sta b le ció la ses, co n sid eró tan repudiable la invasión com o los p rin c ip io s revo lucio na­
C arta C o n stitu c io n a l de 1814. El país estaba agitado por problem as internos rios que sustentaba.
y externos y entonces los re a lis ta s culparon de to d o s los m ales a los repu­ En d ic ie m b re de 1813, Napoleón de vo lvió la lib e rta d a Fernando V il y
blicanos y bonapartistas e in icia ro n co n tra e llo s una v io le n ta reacción, en marzo de 1814 lo restauró en el tro n o de España. Las C ortes, in flu id a s
denom inada te rro r blanco. por los ele m e n to s lib e ra le s que predom inaban, e xigie ro n al rey el ju ra ­
mento de la C o n s titu ció n de 1812, pero éste, sabiendo que el pueblo era
Varios m ilitares que se habían destacado en el periodo del im perio fueron Partidario del régim en a b so lutista , d is o lv ió las C ortes y anuló la C ons­
asesinados. EJ mariscal Ney fue juzgado por una corte m arcial y luego a ju s tic ia d o . titu ció n .
En Marsella, las turbas enardecidas pasaron por las armas a nu m ero sos
soldados establecidos en ese puerto desde la expedición de Bonaparte a E g i pto- En Valencia, 69 diputados habían firmado un documento por el cual pedían
al monarca el restablecimiento del absolutismo. El general Elío, a cargo de esa
Quarnición, aseguró que el ejército estaba dispuesto a “ mantener al rey en la pleni­
Luis XVIII d ispuso re p rim ir los excesos e In ició una p o lític a de recon­ tud de sus derechos” .
c ilia c ió n . Los m onárquicos se d iv id ie ro n en dos te n d e n cia s: los co n stitu cio ­
nales que estaban con la C arta de 1814 y los u ltra rre a lis ta s -— encabezados Esta etapa del go bierno de Fernando V il se ca racterizó por la perse­
por el conde de A rto is , herm ano del rey— que bregaban por la reimplan­ cución a los lib e ra le s y la anulación de todo lo leg islado que se opusiera
tació n de un siste m a absoluto. Un te rc e r p a rtid o , el lib e ra l, agrupaba a los al absolutism o. Para e v ita r la d ifu sió n p e rio d ística de las nuevas ideas, sólo
bon apartistas y burgueses ilu stra d o s. P erm itió la p u b licación de la Gaceta O fic ia l.
Fueron creadas las Juntas de Fe que perseguían a todo s los enem igos
Cuando el re y dispuso nom brar m in is tro a! conde V ille le , ultrarreallst3' . e la Iglesia y C om isiones M ilita re s , destinadas a ca stig a r sum ariam ente
recrud ecieron las p ersecuciones y la p o lític a a n tu re v o lu c io n a ria . Los llbe' ° s d e lito s p o lítico s.
rales, por su parte, respondieron con sublevaciones que fu eron fácilmente
sofocadas.
1 Suprimió los derechos feudales, las aduanas interprovinciales y el tribunal de la Inquisición.

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c r e ó co m isio n e s m ilita re s y ju n ta s de fe para sancionar los d e lito s p o lític o s
A sesoraba al m onarca un grupo de nobles a m b icio so s, a quienes y re lig io s o s , re sp e ctivam ente.
llam ó la C a m a rilla ; los a d ve rsa rio s o c o n s titu c io n a lis ta s re c ib ie ro n e
En esta segunda restau ración , Fernando VII gobernó en fo rm a absoluta
bre de negros.
y con severas re p re sio nes hasta su m uerte en 1833.
Fernando VII dispuso re s ta b le c e r su a u toridad en A m é rica y para esto
envió tro p a s en apoyo de los re a lista s, com o la expedición de M o rillo
Venezuela (1815). La acción lib e rta d o ra encabezada por los generales San O T R O S M O V I M IE N T O S L IB E R A L E S Y N A C I O N A L I S T A S
M a rtín y B olívar desbarató su in te n to .
P o rtu g a l
La re v o lu c ió n e sp a ñ o la de 1820 En este país tam b ién se produjo una re volución lib e ra l, pero luego
— com o o c u rrió en otras naciones europeás— el ab so lutism o fu e restaurado.
A n te las p e rsecuciones d isp u esta s por la C orona española, los libera­
les se re fu g ia ro n en sociedades se cre ta s, desde las cuales u rd ie ro n cons­ En 1807, cuando las tro p a s francesas al mando de Junot invadieron el
pira cio nes y le va n ta m ie n to s, que el g obierno pudo d e s c u b rir y sofocar. te rrito rio lu sita n o, el rey Juan VI debió buscar re fu g io en el B rasil. D es­
En 1810 había com enzado la re vo lu ció n de los países sudam ericanos, pués de la re tira d a de los invasores, la C orona con tin uó residie ndo en
disp uestos a sacudirse la dom inación española. En 1819 Fernando VII tenía A m érica.
preparada en Cádiz una fuerza e xp e d icio n a ria , lis ta para actuar en A m é ­
rica y re sta b le c e r su autoridad. En 1821, los lib e ra le s portugueses llam aron al m onarca y convocaron
Sin em bargo, los triu n fo s de los p a trio ta s am ericanos anim aron a los a e le ccio n e s para una A sam blea cuya fin a lid a d era d ic ta r una c o n stitu ció n .
lib e ra le s españoles para in te n ta r un golpe d e c is iv o co n tra el gobierno abso­ M ie n tra s ta n to , Don Pedro — h ijo de Juan VI— que continuaba en Río de
lu tis ta de Fernando VII. Las logias m asónicas actuaron de acuerdo con ¡os Janeiro, proclam ó en 1822 la independencia de esa colonia portuguesa y
agentes se cre to s am ericanos y el 1? de enero de 1820 se produjo en Cabe­ con el nom bre de Pedro I, se titu ló Em perador del B rasil, y co rtó sus
zas de San Juan (S e villa ) un m o v im ie n to m ilita r acaudillado por el coronel vínculos con la m e tró p o li. M ie n tra s ta n to y en ese m ism o año, fu e apro­
R afael de Riego, je fe de las fuerzas que debían p a rtir para A m é rica . El bada en Portugal una c o n s titu c ió n lib e ra l, que establecía la separación de
m o vim ie n to logró la adhesión de otra s p ro vin cia s y el 7 de marzo, Fernando poderes, con una Cámara — elegida por su fra g io — destinada a c o n tro la r el
VII se vio obligado a re s ta b le c e r la C o n s titu c ió n lib e ra l de 1812. poder del monarca.
El nuevo régim en lu sita n o tu vo efím era duración. A la m uerte de Juan
La revolución española repercutió en otros países. En Italia, el rey de Nápoles, VI su sucesor Don Pedro esta b le ció un sistem a le g is la tiv o bicam eral, donde
Fernando I, tuvo que aceptar una constitución sim ilar a la española. En Portugal, una de las Cám aras estaba som etida a la voluntad del rey. Poco después
gobernado por los ingleses desde la evacuación napoleónica, se sublevó la guar­ abdicó en fa v o r de su hija M aría y nom bró regente a M ig u e l, quien — una
nición de Oporto y exigió la form ación de una ju nta de gobierno y la convocatoria
vez en el g o bierno— im p lan tó un régim en absoluto y p e rsig u ió a los lib erales.
de un congreso constituyente. El rey Juan VI regresó de Brasil y juró una consti­
tución de carácter liberal.
Italia
El trie n io c o n s titu c io n a l e spaño l El g o bierno d e sp ó tico e je rc id o po r el Em perador austríaco sobre Ita lia
El nuevo régim en sólo duró tre s años (trie n io c o n s titu c io n a l) y su d e te rm in ó el le va n tam ien to de los lib e ra le s encabezados por la sociedad de
fu n cio n a m ie n to fu e d e fe ctu o so por la fa lta de apoyo popular. A dem ás, los los C arbonarios, com o o c u rrió en N ápoles y el Piam onte. En el prim e ro
lib e ra le s se d iv id ie ro n en m oderados y exaltados, lo que co n sp iró contra de e stos reinos, el m onarca Fernando I debió aceptar en el año 1820 una
la e fica cia del gobierno. El rey hizo todo lo p o sib le por c o m p lica r las cosas C o n s titu c ió n inspirada en la española de 1812 y, más ta rd e , entre gó el
y, a! com enzar el año 1822, eran fre c u e n te s los m o tin e s re a lista s. Viéndose tro n o a su h ijo , el duque de Calabria.
apoyado por el pueblo, Fernando VII p id ió ayuda a la Santa A lianza. En el Piam onte (Turín) se produ jo un leva ntam ien to de los liberales
cuando gobernaba V ícto r M anu el I (1814-21) un rey m uy a b so lutista . La
Reunidas en el C ongreso de Verona, las potencias d e cid ie ro n in te rv e n ir
acción de los C arbonarios provocó una sublevación del e jé rc ito y el m onar­
en España (siste m a M e tte rn ic h ) para re s ta b le c e r el a b so lutism o . Un e jé r­
ca debió abdicar en fa v o r de su herm ano C arlos F é lix (1821) quien ju ró
c ito fran cés, llam ado les c ie n m il h ijo s de San L u i s invadió España (enero
re sp e ta r una C o n s titu ció n lib e ra l.
de 1823) al mando del duque de A ngulem a. Los lib e ra le s se cu e stra ro n a
A n te lo o c u rrid o en la península itá lic a y a s o lic itu d de los soberanos
Fernando VII y o fre c ie ro n re s is te n c ia en Cádiz, pero fu e ro n fá cilm e n te
destronados, las potencias de la Santa A lianza reunidas en el Congreso
reducidos.
de Laybach (1821) re so lvie ro n in te rv e n ir para sofocar los m ovim ie n to s
R establecida su a utoridad, el rey dispuso una v io le n ta re p re sió n ; los
lib e ra le s. Un e jé rc ito austríaco penetró en N ápoles y re sta uró en el tro n o
ca becillas del m o vim ie n to lib e ra l de 1820 fu e ro n a ju s tic ia d o s y, además,
a Fernando I, con poderes absolutos. Tam bién los piam onteses fueron
vencidos — en Novara, 1821— y el rey C arlos F é lix mandó a p re sid io a los
1 En realidad, el ejército estaba formado por 60.000 franceses, d irig e n te s del m o vim ie n to lib e ra l.
sado por 35.000 españoles partidarios del rey y del absolutismo.

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La C uestión de O riente El cam bio p o lític o o cu rrid o en España por la re volución del año 1820
y la a p lica ció n de la C o n stitu ció n lib e ra l, re p e rc u tió en A m érica. Bajo
A p rin c ip io s del s ig lo XIX, el im p e rio tu rc o aún poseía extensos te r r i­
la in flu e n c ia de los a co n te cim ie n to s pe ninsula res, la o p inión de ios grupos
to rio s , e n tre e llo s , la península de los Balcanes, en Europa. En .el año 1821,
d irig e n te s am ericanos se d iv id ió en dos tendencias: a) los conservadores
los griegos — de re lig ió n c ris tia n a o rtodoxa— d isp u esto s a independizarse^
que d e fe n d ie ro n las tra d ic io n e s colo n ia le s y los p riv ile g io s de las clases
se levantaron en arm as contra los tu rc o s m usulm anes. Esta sublevación
elevadas y b) los lib e ra le s o p o sito re s de los a n te rio re s y p a rtid a rio s de
se conoce con el nom bre de la C uestión de O riente.
reform as p ro g re sistas.
La acción de los helenos y la cru e l re p resión del m o vim ie n to desper­
En M é xico , las autoridades españolas se d iv id ie ro n a causa de la re vo ­
taron e ntre los lib e ra le s europeos su adhesión a los p a trio ta s. Rusia, In­
lución lib e ra l e stallada en la península. Unos apoyaron el m o vim ie n to y
g late rra y Francia, con el p ro p ó s ito de co n s o lid a r su acción en el M e d ite ­ o tros d e fe n d ie ro n a Fernando VII, afirm a ndo que el m onarca había aceptado
rráneo o rie n ta l tam bién se m o straron p a rtid a ria s de los g rie g o s; A u s tria la C o n s titu c ió n forzado por las circun stancias.
y Prusia, basadas en el p rin c ip io de im p e d ir toda sublevación, apoyaron a En Perú, la e xpedición lib e rta d o ra de San M a rtín co in c id ió con la época
los tu rco s. en que se produjo el m o vim ie n to lib e ra l en la península. En enero de 1821,
En octub re de 1827, una flo ta , integrada con naves de las tre s prim eras los p a rtid a rio s de la C o n stitu ció n lib e ra l depusieron al v irre y Pezuela, quien
potencias, ven ció a la escuadra tu rca en la batalla de N avarino; por su fue reem plazado por La Serna, aunque sie m p re en obediencia a Fernan­
parte, fuerzas rusas m archaron para atacar a C onstantinopla. A n te la s itu a ­ do VII. Esta p o sición de los que gobernaban el Perú im p id ió cu alquier
ción creada, Turquía firm ó la paz de A n d rin ó p o lis (1829) y reconoció la e n te n d im ie n to con el L ibe rtad or argentino .
independencia griega.
M ie n tra s ta n to , los lib e ra le s que gobernaban en España a d m itie ro n que
A consecuencia de la “ C uestión de O rie n te ", In g la te rra y Rusia se la em ancipación am ericana era un proceso en m archa y entonces acudie­
apartaron de la Santa A lianza, la cual, reducida a Prusia y A u s tria , llegó ron al recurso de la d iplo m acia con el p ro p ó sito de nego ciar y e v ita r los
a su fin .
m o vim ie n to s separatista s. A fin e s de 1822 salieron de Cádiz va rios
com isionados con d e stin o a C olom bia, Venezuela y Perú. A este ú ltim o país
REPERCUSION EN A M E R IC A DE LA RESTAURACION a rrib ó el capitán M anuel A breu, quien tra tó de poner fin a la guerra por
la independencia, pero no se llegó a ningún acuerdo.
El proceso p o lític o español, con sus luchas e ntre a b s o lu tista s y lib e ­
Consecuencias en los dominios hispánicos
rales, o fre ce c ie rta s sem ejanzas con el d e sa rro llo de nuestra e volución p o lí­
Las nuevas ideas gestadas por la R evolución Francesa, que fu e ro n las tica en las prim e ras décadas del período independiente. Bernardino Rivadavia
bases de los m o vim ie n to s lib e ra le s , e je rc ie ro n in flu e n c ia en el proceso con su incansable acción p ro g re sista y sus fracasos p o lític o s nos recuerda
de las re volu cio n e s em ancipadoras am ericanas y en las guerras por la a los lib e ra le s , m ien tras que los ca u d illo s y en p a rtic u la r Juan M anuel de
independencia. Las luchas e n tre a b s o lu tis ta s y lib e ra le s europeos se pro­ Rosas representan a los a b so lutista s. También en nuestro país actuaron
longó en una p rim e ra fase hasta el año 1830 y hemos v is to que en este logias, aunque con fin e s d is tin to s a las que particip a ro n en el proceso
lapso el triu n fo co rre sp o nd ió a los a b so lu tista s, quienes con el apoyo de español.
los e jé rc ito s de la Santa A lianza, lograron que los reyes fueran restaurados
en sus trono s.
Sabemos que debido a la invasión napoleónica en España y a la abdi­ LOS PROGRESOS C IENTIFICOS
cación de Fernando VII, su rg ie ro n m o vim ie n to s s e p a ra tista s en los dom inios
españoles en A m é rica . Cuando el m onarca fue restaurado, no aplicó la
La Física
p o lítica más adecuada para hacerlos v o lv e r bajo su mando y, en pocos
años, se produjo la pérdida del va sto im p e rio c o lo n ia l hispanoam ericano. C om o vim o s, a fin e s del sig lo XVIII se in ic ió en In g la te rra la llamada
Com o esos d o m in io s representaban una de las p rin c ip a le s fu e n te s de la “ re vo lu ció n m a q u in ista ” , es d e cir, el em pleo in te n sivo de las m áquinas en
riqueza económ ica española, Fernando VII d e cid ió s o fo ca r los m o vim ie n to s la a ctivid a d in d u s tria l. En esa época com enzó la fase in ic ia l de una se rie
re vo lu cio n a rio s por m edio de las arm as. de rápidos cam bios — continuados en las cen turia s s ig u ie n te s — que in flu ­
yeron en la producción, el consum o y el régim en de sa larios. A p a rtir de
En principio, el m onarca dispuso enviar una expedición a las órdenes de
Pablo M orillo hacia el Río de la Plata, pero luego — debido a la caída de Monte­ ese m om ento, la té cn ica co n tro la los re so rte s de la econom ía y la tra n s ­
video— alteró el itinerario y ordenó que esas fuerzas se trasladaran a Venezuela form a en grados hasta entonces desconocidos.
y Colom bia <Nueva Granada) donde se luchaba con intensidad. Al frente de 17 Sabemos que a p a rtir del d e scu b rim ie n to de W a tt, la fuerza del vapor
naves y con unos 15.000 hombres, M orillo ocupó la ciudad de Caracas en mayo como fu e n te de energía no ta rd ó en a plicarse en la in d u stria te x til para
de 1815. Con su ejército de veteranos de las guerras napoleónicas sofocó la rebe­ im pulsar las m áquinas y tam bién en el tra n sp o rte . En este ú ltim o aspecto,
lión y emprendió la reconquista de Nueva Granada. Los revolucionarios fueron ven­ los p rim e ro s ensayos se h icie ro n para la navegación.
cidos y M orillo penetró en Bogotá. Sin embargo, el triunfo realista no fue dura­ El m ecánico norteam ericano R oberto F ulto n dem o stró ante la Academ ia
dero y más tarde aquellos territorios se em anciparon por la acción de Simón Bolívar. de C iencias de París, la p o sib ilid a d de u tiliz a r el vapor para im p u lsa r naves.
Aunque obtuvo poco é xito , de regreso a su pa tria construyó un nuevo bu-
La Q uím ica
que, el C le rm o n t, que hizo el p rim e r v ia je , de Nueva Y o rk a A lb a n y, por el
Esta c ie n cia p rogresó con rapidez en el sig lo XIX y sus adelantos no
río Hudson (1807). Pronto com enzaron a navegar por los ríos de A m é ric a y
tardaron en a p lica rse a la in d u stria .
Europa barcazas con ruedas de palas, se m ejantes a la de Fulton. La a p lica ­
El fra n cé s M ig u e l C he vreul e sta b le ció la com posición de los cuerpos
ción de la h élice se debe al in g e nie ro sueco E ricsson (1837).
grasos (1823) y d e scub rió la bujía e steá rica; su co m p a trio ta B a u tista Duma
Un s ig n ific a tiv o progreso fu e la a p licación del vapor — para reem plazar
d e te rm in ó la co m p osición exacta del agua y del aire.
a la fuerza anim al— en los fe rro c a rrile s . En 1814, el inglés Jorge Stephen-
La m oderna nom e nclatura quím ica se debe al sueco Jacobo B erzelius,

¡
son construyó la p rim e ra locom otora, u tiliza d a para a rra s tra r vagones de
quien p re c is ió el m étodo a n a lítico y e s c rib ió num erosas obras.
carbón. P osteriorm e nte p e rfe ccio n ó su invento e ideó su fam osa Fiocket que
re c o rrió — a una velocidad de 24 k m /h — las Vías del fe rro c a rril e n tre M an­
ch e ste r y L iverpool. En los cin co años sig u ie n te s el P arlam ento aprobó la
co n stru cció n de v e in titré s líneas fé rre a s .
En 1838 el fís ic o fra n cé s Luis D aguerre inventó la p rim itiv a fo to g ra fía .
A tra vé s de una cámara oscura y por acción de la luz, fijó la imagen de un El inglés Juan D a lton con cib ió una fam osa ley que lleva su nom bre, y
ob je to sobre una plancha de yoduro de plata. tam b ié n , en o tro orden, e stu d ió la enferm edad de la v is ta conocida com o
d a lto n ism o . Su c o m p a trio ta Davy ha lló nuevos cuerpos (ca lcio , magnesio,
boro), d e m o stró la descom posición del agua por la e le c tró lis is e inventó una
La Electricidad lám para de seguridad para los m ineros.
A lgunas de las leyes e le m e n ta le s sobre e le c tric id a d se conocieron a El alemán Justo L iebig hizo grandes progresos en quím ica orgánica y
fin e s del sig lo XVIII. guió delib e ra d a m e nte sus e stu d io s al s e rv ic io de la vida práctica.
En 1827, el sabio danés O e rste d d e m o stró que la c o rrie n te e lé c tric a
aesvía la aguja im antada. El fra n cé s A ndrés A m p è re c o m p le tó los trabajos La M atem ática y la Astronom ía
del a n te rio r y enunció una fam osa ley que lleva su nom bre. O tro francés,
llam ado F rancisco A rago, de scu b rió que la c o rrie n te e lé c tric a imantaba En el s ig lo XIX la m atem ática se o rie n tó hacia las ecuaciones y el
una barra de acero. Sobre la base de estas in ve stig acio n e s, el alemán Juan a n á lisis puro. En la ce n tu ria a n te rio r se destacaron los fra nceses José Luis
Gauss ideó el te lé fo n o e lé c tric o (1833). Lagrange, por su tra b a jo sobre, funciones a na líticas, y Gaspar M onge, que
El p in to r y fís ic o n o rteam ericano Sam uel M o rs e e stu d ió pacientem ente in ic ió la geom etría d e s c rip tiv a .
los fenóm enos e lé c tric o s e in ve n tó el m ecanism o del te lé g ra fo . En 1843 En el s ig lo XIX so b re sa lie ro n el geóm etra y m ate m ático noruego E nri­
lo g ró e sta b le ce r co m unicación te le g rá fic a e n tre W ashington y B altim ore. que A b e l y el alemán F ederico Gauss, quienes estud iaron las ecuaciones
A dem ás, M o rse fu e el cre a d o r del a lfa b e to que lleva su nom bre. •superiores.
Los pro g re sos de los in stru m e n to s de ó ptica p e rm itie ro n in te n s ific a r
las o b servaciones astron óm icas. En 1801 el ita lia n o José Piazzi d escubrió
418 el p rim e r a ste ro id e (C eres) y, p o ste rio rm e n te , su c o m p a trio ta , el je su íta
A n g e l S ecchi, e stu d ió la co n s titu c ió n fís ic a del Sol, la Luna y los planetas.
Después de profundos e stu d io s m a te m á tico s, el fra n cé s Urbano Leve- humano en lo re fe re n te a las sociedades, idiom as, in s titu c io n e s , m onum en­
rr ie r descubrió — sin o b servar el firm a m e n to — el planeta N eptuno; otro to s, e tc. Esto dio orig en a las llam adas cien cias m orales, e n tre las que
astrónom o de igual nacionalidad llam ado Bernardo Foucault, d e m o stró la podem os c ita r la so ciología, la filo lo g ía y la arqueología.
rota ció n de la T ierra, sobre la base de las o scila cio n e s del péndulo.
La sociología estudia el origen, desarrollo, organización y leyes de las socie­
Las C iencias Naturales dades humanas. El término fue creado por el filósofo francés Augusto Comte.
La filología trata del estudio etimológico de las lenguas, en especial de las
El gran n a tu ra lis ta francés Jorge C u v ie r fue el creador de dos ramas llamadas “ clásicas” .
de la cie n cia : la p a le on to lo g ía y la anatom ía comparada. Form uló la " le y de La arqueología enseña a inspeccionar los monumentos antiguos, fijar la fecha
las c o rre la c io n e s ” 1 y redactó una c la s ific a c ió n zoológica que, a tra vé s de de su construcción y analizar las inscripciones. Este aspecto de la ciencia tomó
los años, ha sido u tiliza d a com o m odelo. gran impulso cuando el sabio francés Juan Francisco Champoílion descrifró — en
Esteban G e o ffro y de S a in t-H ila ire , de igual nacionalidad que el a n terior, 1822— los jeroglificios egipcios.
sostuvo en sus tra b a jo s que to d o s los seres vivo s están organizados según
un tip o o rig in a l, que luego se m o d ific a hasta fo rm a r d is tin to s géneros. Los tra b a jo s lite ra rio s — e spe cialm ente o rie n ta le s— fu eron estudiados
A l b ió logo francés Juan B a u tista Lam arck se lo considera el fundador desde el punto de v is ta c rític o , analizados y com parados. La gram ática,
de la generación espontánea y del tra n s fo rm is m o ,2 d o ctrin a s que expone en despreciada por m uchos hasta esa época, a d q u irió ju s ta im portan cia y ayudó
sus obras F ilo so fía zoológica e F lis to ria de lo s anim ales invertebrados. a e x p lic a r el orig e n y e vo lución de los idiom as (gra m ática h is tó ric a ).
El inglés C arlos D a rw in c o n tin u ó , en p arte, las te o ría s del a n te rio r, y
en 1859 p u b licó su fam oso lib ro titu la d o O rigen de las especies. En esta
obra pretende e x p lic a r el o rig e n c^e los seres v iv ie n te s p a rtie n d o de la
tra n sfo rm a ció n de unas especies en otra s, en v irtu d de una selección LAS NUEVAS CONCEPCIO NES LITERARIAS
natural por causa de la lucha por la e xiste n cia .
A l sabio alemán A le ja n d ro H u m b o ld t se le reconoce com o el creador El rom anticism o
de la geografía botánica.
La lite ra tu ra de los sig lo s XVIF y XVIII estuvo regida por el ideal popu­
lar del cla s ic is m o , es d e cir, en la im ita c ió n de los antiguos griego s y rom a­
La M edicina
nos; su ce n tro de d ifu sió n puede ubicarse en Francia.
Hasta m ediados del s ig lo XIX, los avances de la cie n cia m édica fueron A fin e s del sig lo XVIII surg ie ro n en A lem ania e Inglaterra ias p rim eras
bastante s ig n ific a tiv o s , esp e cialm e n te luego del d e s c u b rim ie n to de la va­ m a n ife sta cio n e s de una nueva c o rrie n te e s p iritu a l y a rtís tic a , que culm in ó
cuna a n tiv a rió lic a por el sabio inglés Eduardo Jenner, a fin e s de la centuria en la ce n tu ria sig u ie n te con el nom bre de ro m a n ticism o . M o vim ie n to de
a n te rio r (1776). índole in te le c tu a l, fu e una reacción contra el rígid o y dom inante cla sicism o
En 1815, el m édico fra n cé s Renato Laennec de scu b rió la auscultación francés, que había tra ta d o de im poner sus in fle x ib le s reglas y u niform idad
e in ven tó el e ste to sco p io , es d e cir, que a p licó la a cústica al d ia g nó stico de en todas las lite ra tu ra s .
las enferm edades del corazón y de los pulm ones.3
En literatura, la palabra romántico significaba “ todo lo que deliberadamente
C laudio B ernard e fe ctu ó im p o rta n te s in ve stig acio n e s, e n tre e lla s las se aparta de las normas que se han establecido como clásicas” , o sea que el tér^
fun cion es de las glándulas sa liva re s y del páncreas. mino indica lo anticlásico u opuesto a los modelos griegos y latinos. Se distingue
por la espontaneidad, originalidad y propensión a lo sentimental y generoso.
Mientras en el clasicismo predominó la razón y el materialismo, la escuela
Las C iencias M orales romántica antepone el sentimiento y el espíritu cristiano.
En la prim e ra m itad del s ig lo XIX su rg ió un c re c ie n te in te ré s por estu ­ Además, los primeros se basaron en temas pertenecientes a la historia y mi­
tología antiguas; en cambio, los románticos representaron lo propio, lo nacional.
diar los ‘‘fenóm enos m o ra le s ” , es d e cir, las m a n ife sta cio n e s del e sp íritu
Las innovaciones de los rom á nticos, espe cialm en te en el te a tro , fueron
tenazm ente re s is tid a s por los p a rtid a rio s del cla sicism o , d iverg e n cia que
1 En la "ley de las correlaciones” , Cuvier afirma que existe una perfecta armonía entre e sta lló en Francia durante la época de la R estauración. Los hom bres madu­
todos los órganos de un ser vivo, de modo que conociendo uno de ellos, se puede reconstruir ros, apegados al a ntiguo género, tom aron por ídolo a Racine, y los jóvenes
los demás. — defe n so re s del ro m a n ticism o — a Shakespeare.
2 El transform ism o afirma que el hombre desciende de animales anteriores, después de un El ro m a n ticism o abarcó no sólo la lite ra tu ra , sino tam bién otras m ani­
proceso de perfeccionamiento, que duró varios siglos. fe sta cio n e s del arte, com o la pin tu ra y la m úsica.
Desde el punto de vista científico, el transform ism o no es sinónimo de evolucionism o, pues si
bien ambas teorías admiten el cambio constante de* unos seres en otros, esta última incluye a los En A le m a n ia e In glate rra aparecieron los gérm enes de la escuela ro­
carentes de vida, mientras que el transformismo se aplica más concretamente al origen del hombre m ántica, que no tard ó en triu n fa r con rapidez por toda Europa, especial­
3 El primero que empleó la percusión torácica, para el diagnóstico de las enfermedades del m ente en Francia. Su verdadero apogeo no pasa de v e in te años y hacia
pecho, fue el médico alemán Leopoldo Auenbrugger (1722-1798). 1850 com ienza la decadencia.

420 421
P rin c ip a le s e s c rito re s ro m á n tic o s

a) A lem a lia . En este país los e s c rito re s idealizaron hechos heroicos


exa ltaron el nacio na lism o y las luchas por la lib e rta d . Entre los p rin cip a le s
re presenta ntes del ro m a n tic is m o alem án se destacaron Goethe y S e h ille r

Juan W olfgang Goethe (1749-1832). Este gran poeta y pensador está


considerado uno de ¡os hom bres más geniales de su época.
E scribió poesía, notables novelas, obras te a tra le s y tra b a jo s de carác­
te r c ie n tífic o .

En su prim era novela im portante, titulada Las lamentaciones del ¡oven W erther
(1774) relata con hondo rom anticism o los infortunios de un enamorado.
Producto de la m adurez es su gran obra Fausto, que ha sido calificada como
"poem a del m undo” . Refleja las ideas filosóficas del autor y traduce el espíritu de
los tiempos modernos.

Federico S eh iller (1759-1805). A m ig o de G oethe, este n otable e s c rito r


se destacó por su acentuado n a cionalism o, que ha In flu id o en o tro s e s c ri­
to re s germ anos.
S obresalió com o poeta líric o , a u to r d ra m á tico e h is to ria d o r veraz. Entre De izquierda a derecha: Renato de Chateaubriand, Alfonso de Lamartine y Víctor Hugo , los
sus m ejores trag e d ia s fig u ra G u ille rm o Tell, donde d e scrib e la lucha de tres grandes representantes del romanticismo francés.
los suizos contra la o p resión austríaca. En 1793 p u b licó un e xce le nte tra ­
bajo titu la d o H is to ria de la G uerra de lo s T re in ta Años.

Francisco Renato de Chateaubriand (1768-1848). Dotado de gran


b) Ing la te rra . Se in ic ia el ro m a n tic is m o con un grupo de líric o s conoci­ Im aginación, su prosa a trevida y b rilla n te lo ubica com o un gran lite ra to .
dos con el nom bre de Ia q u is ta s .’ Luego s o b re sa lie ro n S cott, Byron S helley Después de re c o rre r en azaroso pe reg rin a je va rio s países extra n je ros, pu­
y D ickens. blicó, en 1802, El genio d e l C ristia n ism o , que le dio inm ediata fam a.
Su obra cum bre, de ca rá cte r a u to b io g rá fico , se titu la M em o rias de u l­
W a lte r Scott (1771-1832). Dotado de gran fecundidad, in tro d u jo en la tratum ba.
lite ra tu ra rom ántica la novela h is tó ric a , basada ge n e ra lm e n te en tem as
m edievales. A d q u irió ju s ta fam a por sus tra b a jo s titu la d o s Ivanhoe y Q uin­ Alfonso de Lam artine (1790-1869). Este gran lite ra to y p o lític o se des­
tín D urw ard. tacó por el hondo liris m o de sus poesías y la delicadeza de su prosa. Sus
m é rito s le va lie ro n un honroso á itla l en la Academ ia Francesa.
L o rd B y ro n (1788-1824). Poeta de a ltiv a personalidad y audacia de es­ Entre sus obras p oéticas m encionarem os La m uerte de S ócrates, y com o
tilo , com b atió con e n érgico acento la arrogancia de los seres hum anos. Los p ro sista , la H is to ria de lo s giron din os.
escándalos de su e xiste n cia , su vida breve y a v e n tu re ra 2 lo c o n v irtie ro n en
el más destacado rep re se nta n te del ro m a n tic is m o Inglés. El poema Don V íctor Hugo (1802-1885). C onsiderado el genio lite ra rio más grande de
Juan se considera com o su obra m aestra. Francia, fu e poeta, n o ve lis ta y po líg ra fo . V erdadero p ro p u lso r del ro m a n ti­
cism o en su pa tria , estaba dotado de una exuberante im aginación y de un
m a ra villo so poder expresivo.
c) Francia. A com ienzos del s ig lo XIX, los e s c rito re s fra n ce se s, In flu i­ Era casi un niño cuando empezó a escribir. En 1822 publicó sus Odas y
dos por G oethe, Shakespeare y Byron, se rebelan co n tra el ríg id o c la s ic is ­ Baladas y al año siguiente, su prim era novela, titulada Han de Islandia. En 1827
mo y, tra s encarnizada contienda, Im ponen la escuela rom ántica. Sus p rin ­ compuso el drama Crom well y en 1830, Hernani, que dio lu ga r, en su noche de
cip a le s re p re se nta n te s fue ro n : presentación, a un ruidoso incidente producido entre clásicos y románticos, que
finalizó con el triunfo de estos últimos.
En 1831 dio a luz ocho volúmenes de poesías y su gran novela titulada Nues­
tra Señora de París. En 1845 fue elegido miembro de la Academia Francesa.
Luchó contra Luis Napoleón y debió desterrarse a Bruselas. Desde el exiljo,
' Se destacaron W illiam Wordsworth (1770-1850) y Sam uel Taylor C oleridge (1772-1834). Como
redactó una serie de ataques-contra su enemigo, a quien llamó Napoleón el pequeño.
se inspiraban en la contemplación de los espectáculos naturales, recibieron el nombre de laauistas
(poetas de los lagos).
En los ú ltim o s años de su vida, V íc to r Hugo e s c rib ió su más fam osa
2 En 1823 se trasladó a Grecia para luchar por la Independencia de ese país. Allí murió al
año siguiente, a consecuencia de una enfermedad contraída en los pantanos de Missolonghi. Tenía novela, titu la d a Los M ise ra b le s. Esta obra, que es un pote nte alegato con tra
36 años. la crueldad de los hom bres, se ha d ifu n d id o m und ialm ente y aún conm ueve
a sus le cto re s.
422 423
A lf r e d o d e M u s s e t (1810-1857). Este gran poeta, n o ve lista y a u to r dra
m ático, com puso, en su m ayoría, obras im pregnadas de se n tim e n ta lism o
Entre sus poesías se destacan Las N oches y C uentos de España y de Ita lia
„ .. CHro rom ánticos franceses fueron Ana Necker, más conocida como Madame ri
Stael, dotada de gran sensibilidad. Aurore Dupin, también inm ortalizada bajo el s e if
dómino de Jorge Sand, escribió novelas sobre temas rurales, todas ellas de Idílico
encanto. Honorato de Batzac, autor de obras costumbristas, agrupadas mucha«; h
ellas con el título de La comedia humana. '"uonas de

d) España. Entre los principales representantes del rom anticism o figuran José
de Espronceda, ardiente liberal, de vida agitada, que se hizo muy popular por sus
composiciones poéticas. Una de las más famosas es La Canción del Pirata.
Por su genuino espíritu español, se destacó Angel de Saavedra, más conocido
por su título nobiliario de D uque-de Rivas. El legítim o rom anticism o está personi­
ficado en José Z orrilla, cuyo m ejor poema se titu la Granada.
Un extraordinario poeta, y el más espiritual de los líricos españoles, fue el
sevillano Gustavo A dolfo Bécquer, inm ortalizado a través de sus famosas Rimas

e) Italia. En este país, el rom anticism o estuvo vinculado al movimiento liberal,


que term inó con la unidad italiana. Se in ic ia con Silvio Pellico y culm ina con Ale­
jandro Manzoni, quien se destacó en la novela histórica, y Giacomo Leopardi, lla­ C ontinuadores de Kant son sus discíp u lo s Fichte y S ch e llin g , aunque el
mado el poeta del do lo r y de la melancolía.
más destacado filó s o fo id e a lista rom á ntico fu e G u ille rm o H eg el (1770-1831).1
El fu n d a d o r del p o s itiv is m o fu e el filó s o fo francés A u g u sto C om te (1798-
f) Portugal. El rom anticism o lusitano se caracterizó por su tendencia naciona­ 1857). C reó una d o c trin a del saber fundada en la expe riencia, que se atiene
lista y también liberal. Entre sus más destacados representantes figuran Aimeida a lo p o s itiv o , a lo que está puesto o dado. Sólo acepta com o reales a los
Garret y Alejandro Herculano. hechos y no busca las causas, sino las leyes de los fenóm enos.
En In g la te rra , el filó s o fo y econom ista Juap S tu a rt M ili (1806-1873) expu­
so sus d o ctrin a s con respecto al c o n o cim ie n to y al m étodo in d u ctivo en su
LA FILOSOFIA
fam osa obra titu la d a S iste m a de Lógica.
La a ctividad filo s ó fic a europea fu e m uy intensa a com ienzos del siglo
XIX. Las d o ctrin a s de los pensadores — in flu id a s por el ro m a n tic is m o — se
fragm e ntaron en va rio s m o vim ie n to s ide o ló g ico s, lo que hace d ifíc il indicar LA HISTORIA
una orie n ta ció n general. Sin em bargo, el id e a lism o 1 y el p o s itiv is m o son las
En la p rim e ra m ita d de la ce n tu ria que nos ocupa, los h isto ria d o re s
más d ifun dida s, e n tre las num erosas tendencias de ese período in ic ia l.
p erfeccionan sus m étodos de tra b a jo , exam inan p ro lija m e n te las fu e n te s y
Inspirador de la p rim e ra fu e el alemán M a n u e l Kant (1724-1804), quien
analizan con e x a ctitu d las causas de los sucesos.
expuso la m ayoría de sus pensam ientos en dos lib ro s : C ritic a de la razón
La H is to ria ya no es — según expresión de S eeley— una sim p le biog ra­
pura y, p o s te rio rm e n te , en la C rític a de la razón p rá ctica .
fía de los E stados", sino que su e stu d io s is te m á tic o com prende to dos los
Kant vivió consagrado al estudio de la filosofía y de las matemáticas. Aunque aspectos de la a ctivid ad del hom bre, ta n to p o lític o s com o socia les, c u ltu ra ­
raquítico y deforme, su lum inosa inteligencia le valió el título de profesor de les y económ icos. „
Lógica y Metafísica en la Universidad de Königsberg y luego su incorporación como En 1832, el h is to ria d o r alemán Leopoldo fíanke creó u n ,S em inario, que
miembro de la Real Academ ia de Ciencias de Berlín (1787). no ta rd ó en c o n v e rtirs e en un fam oso ce n tro de in ve stig ació n h istó rica .
A diferencia de otros filósofos del siglo XVIII, no cree ciegamente en la razón En este período, en que cam bian la o rie n ta ció n y el contenido de los
(racionalism o) y afirm a que el conocim iento humano es el resultado de la “ expe­ estu d io s, se d istin g uen, e n tre o tro s grandes h isto ria d o re s, el danés Niebuhr-,
riencia y de la razón” . La prim era tom a de la realidad una serie de conceptos
los fra n ce se s Thierry, M ic h e le t y G u izo t; los ingleses M acaulay y C arlyle , y
no relacionados, y la segunda es la encargada de sintetizar los mismos, hasta
darles una form a universal. el am ericano Prescott.
Su doctrina recibe el-nom bre de criticism o.
1 Hegel rendía culto al Estado y admitía la sumisión del Individuo frente a los más fuertes.
Afirmaba que la verdadera libertad consistía en el sometimiento a la autoridad política y que "El
1 El idealism o es un sistema filosófico que considera a la "idea'' como el principio del ser
y del conocer. En realidad, el creador del idealismo fue el filósofo griego Platón (427-347 a.C.) quien Estado es la Idea Divina, tal como se encuentra sobre la tierra” .
afirmó que el hombre alcanza la realidad por medio de las ideas, pues son ellas y no los elementos Estas doctrinas ejercieron influencia sobre regímenes totalitarios, como el nazismo y el
materiales, las que dominan el universo. fascismo.

424 425
Jorge Niebuhr (1776-1831). En 1810 in ició sus clases de Historia Romana en En el año 1820, se in ic ió el ro m a n ticism o en A le m an ia, por obra del
la Universidad de Berlín y seis años más tarde fue nombrado em bajador de Pru«¡a p in to r Federico O verbeck (1789-1869), crea dor de la escuela de M unich. En
ante el gobierno de Roma. Aprovechó su permanencia en esa ciudad para inves­ general, los ro m á n ticos alem anes re c u rrie ro n a tem as c ris tia n o s y ca balle­
tigar .prolijam ente los documentos de la enorme Biblioteca del Vaticano.
rescos, p ro p io s de la Edad M edia.
Especializado en historia romana, publicó varios libros en los que demostró
el carácter legendario de la época de los reyes y analizó con exactitud los trabaio* En Francia, el ro m a n ticism o se in ic ió después de 1830 y el más desta­
de Tito Livio. cado re p re se nta n te del nuevo e s tilo fu e Eugenio D e la cro ix (1799-1863), v e r­
dadero a rtífic e del co lo r, que re fle jó su e xq u isita personalidad a tra vé s de
Agustín Thierry (1795-1856). En 1825 publicó su famosa obra H istoria de ia una té cn ica p erfecta.
conquista de Inglaterra po r los normandos, en la que describe los sucesos con bri­ En In g la te rra , José T urner (1775-1851) se d is tin g u ió por su e s p íritu ro­
llante estilo. Posteriormente quedó ciego y, a pesar de esa desgracia, continuó con
su labor de historiador.
m ántico y personal e s tilo , e spe cialm ente en los paisajes con e fe cto s de luz.
La e xa lta ción del ro m a n ticism o está prese nte en el gran p in to r español
Julio M ich ele t (1798-1874). Se ocupo preferentemente en los estudios histó­ Francisco de Goya (1746-1828), e x tra o rd in a rio c o lo ris ta , que ha sabido fija r
ricos vinculados a la Revolución Francesa. Publicó varios trabajos y pronunció en en sus cartones y a guafuertes el fu g o r más leve de la luz o el b rillo de una
París una serie de conferencias de acentuada tendencia liberal. seda.
G uillerm o Guizot (1787-1874). Aunque fracasó en su carrera de político, se
destacó por la exactitud de sus estudios históricos. Pronunció varias conferencias La escultura
en la Sorbona y redactó im portantes obras, entre ellas, Historia de la civilización en
Europa e Historia de Francia para mis nietos. La e sta tu a ria a d q u irió nuevo p re s tig io a com ienzos del sig lo XIX. La
escuela clá sica está representada por el ita lia n o A n to n io Cánova (1757-1822),
Tomás Macaulay (1800-1859). Muy erudito, no había cum plido diez años cuan­
do escribió un manual de Historia Universal. Más tarde, redactó artículos de su que a tra v é s del m árm ol hizo re v iv ir el e s p íritu antiguo. Inspirado en el
especialidad en la “ Revista de Edim burgo” y coronó su actividad intelectual con arte griego, e scu lp ió obras m uy bellas, com o el se p u lcro de C le m ente XIII.
su fam osa Historia de Inglaterra que, aunque inconclusa, fue un éxito editorial sor­ M uy popular en este período fu e el danés Torw aldsen (1770-1844), cuyas
prendente, pues recibió de su e d ito r.la fabulosa suma de veinte mil libras esterlinas. obras más destacadas son los re lie ve s y fig u ra s m ito ló g ica s del m onum ento
e rig id o a S c h ille r en la ciudad de S tu ttg a rt.
Tomás C arlyle (1795-1881). Hijo de un albañil, dedicóse a las letras, destacán­ La escuela ro m á ntica de este período tie n e sus m e jores a rtis ta s en
dose como historiador, ensayista y filósofo. Amigo personal de Goethe, escribió
numerosos trabajos, entre los que mencionaremos la Historia de la Revolución
Francia. Se destacó F rancisco fíu de (1784-1855) con su fam oso bajo re lie ve
Francesa, narrada con gran colorido y riqueza de imágenes. del A rc o del T riu n fo de París.

G uillerm o Prescott (1796-1859). A consecuencia de un golpe en un o jo y tam­


bién por el excesivo estudio, pasó casi ciego la mayor parte de su vida. Logró su­
perar todas las dificultades y dedicóse especialmente a la historia española. Con la La arquitectura
ayuda de varios secretarios, que pasaban el día leyendo documentos, pudo, term inar
varios famosos libros, como la Historia de Fernando e Isabel, de la Conquista de A unque en esta época se co n stru ye ro n m uchísim os e d ific io s p úblico s
México y Conquista de l Perú. (ig le sia s, palacios, te a tro s , cu a rte le s, e tc.), puede a firm a rse que casi todos
e llo s ca re cie ro n de e s tilo p rop io y que las fo rm a s antiguas sie m p re su b sis­
tie ro n en la a rq u ite c tu ra europea.
LAS NUEVAS CONCEPCIONES ARTISTICAS A fin e s del s ig lo XVIII se abandonó el e s tilo rococó y su rg ió la escuela
clásica, que tra tó de re p ro d u c ir las co n stru ccio n e s de la antigüedad. En
Francia se im itó el a rte rom ano y en A lem ania el griego.
La pintura La escuela ro m á n tica to m ó por m odelos el e s tilo o jiv a l o g ótico, carac­
El s ig lo X IX com ienza con la escuela c l á s i c a que tie n e su ce n tro más te rís tic o del m edievo. El más destacado representante fu e el francés Euge­
im p o rta n te en París. Se destacaron dos p in to re s fra n ce se s: Luis D avid (1748- n io V io lle t-le -D u c, a u to r de un fam oso D iccio n a rio de a rq u ite ctu ra . D edicóse
1825) y su d iscíp u lo Juan A u g u s to In g re s (1778-1825). Los tra b a jo s de ambos a la re sta u ra ción de m onum entos h is tó ric o s , e n tre e llo s la catedral de N ues­
tra Señora de París.
están inspirados en la antigüedad, e sp e cialm e n te en la h is to ria rom ana y se
d istin g u e n por el cuidado en el d ib u jo y el p e rfe c to d o m in io de las luces y
som bras. La música
Del m ism o m odo que en la lite ra tu ra y en la p in tu ra , el ro m a n ticism o
se dejó s e n tir en la e xpresión m usical. Los a rtis ta s se lib e ra ro n de la rigidez
im puesta por el c la s ic is m o del srglo XVIII y p re firie ro n la riqueza de la
1 Hasta las dos primeras décadas del siglo XIX, la tendencia clasicista imperó en las artes
plásticas, a causa de la situación política creada por el advenimiento de Napoleón Bonaparte
in sp ira ció n y la elegancia de los m o tivo s.
Este gustaba de todo lo clásico y bajo tan poderosa influencia, los artistas — que trabajaban pof Los ro m á n tico s juzgaron que la m úsica, además de agradar, debía re fle ­
encargo del gobierno— siguieron en sus obras los moldes de los antiguos maestros. ja r los s e n tim ie n to s del c o m p o sito r y tra n s m itir al oyente esas em ociones.

426
En la casi to ta lid a d del s ig lo XIX, la escuela alemana m antiene la su p re ­
macía en el arte de los sonidos. Sus p rin cip a le s re p re se nta n te s son los
grandes m úsicos: Beethoven, S chubert, Schum ann y M endelssohn. Adem ás,
m erecen especial m ención el polaco C hopin y el húngaro Liszt.
Luis van Beethoven (1770-1827). Está considerado por muchos críticos como
el más grande de todos los músicos {otros dan ese lugar a Bach).

Beethoven unió el espíritu romántico con la disciplina clásica, y sus obras


son el fruto de una vida consagrada sin descanso a la labor artística. En 1804
compuso una Tercera Sinfonía dedicada a Napoleón Bonaparte, pero cuando^ se
enteró de que éste pensaba coronarse emperador, rasgó encolerizado la dedica­
toria. Desde ese momento, se la conoce como la Sinfonía Heroica.
Entre las numerosas obras de Beethoven figuran: nueve sinfonías, cinco con­
ciertos para plano y orquesta, la ópera Fidelio, dieciséis cuartetos para cuerdas,
treinta y dos sonatas para piano, etc.
Franz Schubert (1797-1828). Vivió como un bohemio, sin hogar propio, apar­
tado de la sociedad y rodeado por un pequeño círculo de amigos. Jamás tuvo
dinero, ni ocupó cargo alguno y nunca pudo apreciar la satisfacción del éxito,
porque su verdadero mundo era el de los sueños y fantasías.
Dotado de un exuberante genio creador, compuso en su corta vida gran can­
tidad de obras, impregnadas de un hondo rom anticism o. Entre ellas, podemos
m encionar más de seiscientas canciones (Heder), nueve sinfonías (la más conocida
llamada Inconclusa), catorce cuartetos de cuerdas, numerosas piezas para piano, Algunos críticos consideran a Schumann como el verdadero fundador del ro­
manticismo.
etcétpra.
Compuso cuatro sinfonías, cuatro oberturas, dos conciertos (uno para vio­
Roberto Schumann (1810-1856). Abandonó el estudio del Derecho por la njú- loncelo y otro para piano), tres cuartetos de cuerdas, piezas para piano, etc.
sica en la que defendió los principios de la naciente escuela, romántica, contra
la doctrina clásica. El exceso .de trabajo de bilitó su cerebro y lo llevó a la locura, Félix M endelssohn (1809-1847). Descendiente de judíos, cultivó a temprana
terrib le enfermedad qué pudo sobrellevar muchos años por los solícitos cuidados edad su precoz talento y a los diez años com ponía e interpretaba en el piano.
de su fiel esposa, la gran pianista Clara W ieck. Su buena posición económ ica le perm itió recorrer Europa en viajes de estudio.
Alemán hasta el fanatismo, impregnó sus obras de “ espíritu nacional” . Fun­
dó un Conservatorio en Leipzig y fue director de la orquesta sinfónica de esta
ciudad.
Escribió cuatro sinfonías, piezas para piano (Canciones sin palabras), cuar­
tetos, la música para la com edia de Shakespeare El sueño de una noche de ve­
rano, etc.

Federico Chopin (1810-1849). Creador de inm ortales melodías, este músico


es el símbolo de la dolorida Polonia, tierra que durante varios siglos no conoció
más que sangre y opresión.
Con Chopin, la música para piano alcanza una altura hasta hoy no superada
y pierde parte de sus cualidades emocionales, cuando es transcripta para otro
instrumento.
Sus obras están impregnadas de ardiente y apasionado lirism o, de gran no­
bleza y de sentimientos varoniles y vigorosos.
Extraordinario pianista, recorrió triunfalm ente los principales escenarios euro­
peos, pero este exceso de actividad, unido al sufrim iento de su patria oprim ida,
precipitó el térm ino de su corta existencia. M urió de tisis, en París, y sobre ei
féretro sus amigos esparcieron un puñado de tierra polaca.
Compuso dos conciertos para plano y orquesta, doce polonesas, veinticinco
preludios, cincuenta y seis mazurkas, veintisiete estudios, quince valses, etc.

Franz Liszt (1811-1886). Corazón generoso, fue amigo y consejero de otros


grandes músicos, entre ellos Chopin, Schubert y Schumann. Pianista insuperable,
na sido llamado “ el rey de los virtuosos” , por su m agnífica técnica y grandiosa
interpretación. Según escritos de su época, Liszt ejerció sobre el auditorio una
influencia sorprendente y asi era frecuente ver llo ra r al público en ciertos pasajes : Otros m ovimientos Portugal. La Corte se traslada al Brasil. Independencia de
sentimentales, y en otros, im presionar a los presentes con su excepcional virtuo­ liberales esa colonia portuguesa. El rey Don Pedro y el sistema bi-
sismo. .... y nacionalistas. cameral. Se restablece el absolutismo.
Entre otras obras, Liszt compuso varios poemas sinfomcos, dos conciertos Italia. Gobierno despótico del em perador austríaco. Levan­
para piano y orquesta, diecinueve rapsodias húngaras, etc. tamiento libera l en el Piamente. Los carbonarios. Abdica­
ción del rey Victor M anuel 1. El periodo liberal. Intervención
de la Santa Alianza. Restablecim iento del absolutismo.
La ópera La Cuestión de Oriente. Sublevación de los griegos. Apoyo
Esta fo rm a a rtís tic a , en la cual se asocian la m úsica con el canto y la de los liberales. Potencias favorables a los turcos. La paz
m ím ica de los a ctores, fu e c u ltiva d a e sp e cialm e n te por los a rtis ta s italianos, de Andrinópolis.
y en m enor grado, por los alem anes y fra n ce se s. Entre los p rim e ro s, se
destacaron: Joaquín Ftossini, que e n tre o tra s óperas com puso El barbero de Repercusión Consecuencias en los dom inios hispánicos: la invasión na­
S e villa y G u ille rm o T e ll\ Cayetano D o n iz e tti, que e s c rib ió Lucía de Lamer- en Am érica de la poleónica en España. Fernando VII y sus intentos por so­
Restauración. focar los m ovimientos revolucionarios. Los partidos p o lí­
moor-, V ice n te B e llin i, a u to r de N orm a, y el gran m úsico José V erdi, consi­
derado la fig u ra ita lia n a más destacada. V arias de sus obras son m odelos ticos en Am érica hispana: conservadores y liberales. La
situación en México. Repercusión del movim iento liberal en
de p e rfe cció n , com o R ig o le tto , El Trovador y La Travíata. el Perú. Los com isionados que viajaron hacia América. Se­
Entre los fra n ce se s s o b re sa lió H é c to r B e rlio z, e s p íritu ro m á n tico y ve r­ mejanzas del proceso po lítico español con nuestra evolu­
ción politica.
dadero m ae stro en la in stru m e n ta c ió n . Su obra más fam osa es la Sinfonía
Fantástica. Entre sus óperas, m encionarem os Los Troyanos.
En A le m a n ia , la fig u ra más re p re se n ta tiva de este período fu e C arlos Los progresos La Física: Roberto Fulton y la aplicación del vapor a la
científicos. navegación. Stephenson y su Rocket. Daguerre y el da­
M aría von W eber, el que se in m o rta liz ó con la ópera titu la d a F reischüt.
guerrotipo.
La Electricidad. Oersted, Ampère, Arago, Gauss, descubri­
mientos. La Química: sus progresos debidos a Chevreul, Du­
ma, Berzeiius, Davy y Liebig.
La Matemática y la Astronomía. Trabajos de Lsgrange, Mon-
ge, Abel y Gauss. Estudios de Piazzi, Secchi, Leverrier y
Foucault.
Guía de repaso Las Ciencias Naturales. Aportes de los sabios: Cuvier, Saint-
Hilaire, Lamarck, Darwin y Humboldt. La Medicina. Jenner
y la vacuna. Descubrim ientos de Laènec y Bernard.

Las nuevas El rom anticism o. Innovaciones introducidas por este mo­


Los absolutistas y los liberales. La autoridad sin lim ites de concepciones vimiento. El rom anticism o en Alem ania: Goethe, S chiller:
La Restauración literarias.
en Europa. los reyes y las nuevas ideas de la Revolución Francesa. Los obras importantes. En Inglaterra: los 1aquistas. Scott y By-
Carbonarios y la Masonería. ron. En Francia: Cháteaubriand, Lamartine, Hugo y Musset.

El princip io de legitim idad. Clemente de Metternich. Las La Filosofía. El idealism o y el positivism o. Manuel Kant y Augusto Com-
El Congreso de Viena.
ambiciones de las grandes potencias: la división territorial. te. El inglés Stuart Mili.
El equilibrio de poder. Los conflictos de nacionalidades.
La Historia. Su estudio sistem ático: Niebuhr, Tierry, Michelet, Guizot,
La Santa Alianza. El zar Alejandro 1 de Rusia. M etternich: la cuádruple alianza. Macaulay, Carlyle, Prescott.
Los congresos internacionales: Aix-la-ChapeHe, Troppau,
Laybach y Verona. La Pintura. La escuela clásica y el rom anticism o. Overbeck, Deiacroix,
Turner y Goya.
La Restauración Luis XVIII y el Segundo Tratado de Paris. El Terror Blanco.
en Francia. Los partidos políticos. La Escultura. Cànova, Torwaldsen y Rude. La A rquitectura: Viollet-le-Duc.

La Restauración Gobierno de Fernando VII: el absolutismo. Asesores del


en España. monarca. La revolución española de 1820. El movimiento La Música. Beethoven, Schubert, Schumann, Mendelssohn, Chopin y
m ilitar de Rafael de Riego. Los liberales: el trienio constitu­ Liszt. Im portancia de la escuela alemana en la música. La
cional español. Intervención de la Santa Alianza: el duque Opera: Rossini, Donizettí, Bellini, Verdi. El francés Berlioz
de Angulema. Restablecim iento del absolutismo. y el alemán Weber.

430 431
Cuestionario R e s u m ir los m o v im ie n to s lib e ra le s en P o rtu g a l, I t a lia y G re cia .
En cuadros sin ó p tico s e n u m z ra r: a ) p rin c ip a le s e scrito re s ro m á n ­
tic o s ; b ) h is to ria d o re s ; c) p in to re s y e sculto re s; d ) músicos.
1. ¿Cuáles fueron los partidos políticos antagónicos en la época
de la Restauración? 2. ¿Cómo se agruparon los liberales? 3. ¿Qué
potencias dirigieron las negociaciones del Congreso de Viena?
4. ¿Cóm o dividió el mapa europeo el citado Congreso? 5. ¿Cuáles
fueron los propósitos de esta asamblea? 6. ¿ A . qué se llamó la
Lectura
Santa Alianza? 7. ¿Recuerda algunos congresos internacionales?
8. ¿Qué sabe con respecto a la segunda restauración de Luis XVIII
en Francia? 9. ¿A qué se llamó el terror blanco? 10. ¿Qué m edi­ La R estau ración en España
das tomó Fernando VII de España para restablecer sus poderes
absolutos? 11. ¿Cóm o se produjo la revolución española de 1820?
12. ¿Qué ocurrió en el trienio constitucional español? 13. Explique La última intervención armada de Apenas hubo regresado a España
los sucesos ocurridos en Portugal en tiempos de la Restauración. la Santa Alianza tuvo lugar en Es- Fernando VII (1814), suprimió por
14. ¿Por qué se levantaron los liberales en Italia? 15. ¿Qué ocu­ | paña. El pueblo español, en defensa decreto la Constitución de 1812 y
rrió en el Piamonte? 16. ¿Y en Nápoles? 17. ¿Triunfaron los m o­ de la tradición nacional, se había todas las leyes de las Cortes de Cá­
alzado en armas contra los ejércitos diz, de acuerdo con el movimiento
vimientos liberales en la península itálica? 18. ¿A qué se llamó la . napoleónicos r e v o lu c io n a r io s . Las de reacción europeo, restableciendo
Cuestión de Oriente? 19. ¿Cóm o se independizó Grecia? 20. ¿R e­ 1 ideas de la Revolución francesa ha- la antigua legislación y el régimen
percutió en Am érica el proceso de Restauración en Europa? 21. [ bían penetrado en aquel país bas­ absoluto, al mismo tiempo que dictó
tante antes que los ejércitos invaso­ medidas para reprimir la agitación
¿Cómo se dividió la opinión de los grupos dirigentes americanos? res, y ahora, en este momento de liberal.
22. ¿Qué ocurrió en el Perú? 23. Compare el proceso político es­ lucha por la independencia, una mi­ Los liberales perseguidos encon­
pañol con nuestra evolución política. 24. ¿Cuáles fueron los ade­ noría gu b ern a m en ta l, después de traron refugio en las sociedades se­
lantos de la Física y de la electricidad? 25. ¿Progresó con rapi­ burlar la vigilancia francesa, se reu­ cretas y sobre todo en la masonería.
nía en Cádiz, en cuyas Cortes redac­ Durante seis años se cayó en un ré­
dez la Química en el siglo X IX ? 26. ¿Qué puede decir con respec­ tó una carta constitucional (1812) gimen de despotismo y tiranía, que
to a la Matemática y la Astronom ía? 27. ¿Y las Ciencias Natu­ en la que se infiltraron normas re­ descontentó lo mismo a los liberales
rales y la Medicina? 28. ¿En qué consistió la corriente espiritual volucionarias contenidas en la fran­ que a los tradicionalistas. Mientras
cesa de 1791. Proclamaba la sobera­ los elementos revolucionarios prepa­
y artística del romanticismo? 29. Resuma la obra de los principa­ nía de la nación ante la protesta de raban un plan para adueñarse del
les escritores románticos en Alemania e Inglaterra. 30. ¿Quiénes los diputados absolutistas y la divi­ gobierno, hubo una serie de conspi­
se destacaron en Francia? 31. ¿Qué puede decir con respecto a la sión de poderes del Estado; instituía raciones y pronunciamientos, en ge­
actividad filosófica europea a comienzos del siglo X IX ? 32. ¿Qué unas Cortes elegidas indirectamente neral, dirigidos por militares, que
con facultad legislativa y voto de el gobierno pudo descubrir y casti­
ocurrió con la Historia? 33. Mencione algunos artistas destacados impuestos; el ministro quedaba res­ gar (Espoz y Mina en Pamplona,
del romanticismo en pintura. 34. ¿Cuáles fueron las nuevas orien­ ponsable ante ellas y al monarca se 1814; Porlier en Galicia, 1815; Lacy
taciones de la escultura y de la arquitectura? 35. ¿Qué sab^ con le concedía la prerrogativa de veto. y M ilan s d el B o sch en Cataluña,
respecto al romanticismo musical? 36. ¿Fue cultivada la ópera? Esta Constitución, que en parte es­ 1817). Entretanto se habían suble­
taba en contradicción con los senti­ vado las colonias americanas y los
mientos del país, no fue compren­ triunfos alcanzados por los criollos
dida por la m a y o ría del p u eb lo, en Chile y Nueva Granada dieron
carente todavía de capacidad sufi­ indirectamente la oportunidad y el
ciente para regirse por sí mismo. Sin éxito deseado a los coroneles lib e ra ­
embargo, en aquella época comen­ les Riego y Q uiroga, que sublevaron
Actividades Prácticas zaron a formarse tres corrientes de en Cabezas de San Juan (Cádiz)
opinión: los tradicionalistas partida­ un fuerte ejército próximo a embar­
rios de la monarquía absoluta, lla­ car para América (1820). En la pre­
A n a liz a r las d ife re n c ia s e n tre los a b s o lu tis ta s y los lib e ra le s e u ro ­ mados “se rvile s” ; Ja de los “ lib e ra ­ paración de este golpe de fuerza en
peos. les", entusiastas defensores de la favor de la Constitución de 1812 ju ­
D estaca r los a c o n te c im ie n to s más im p o rta n te s de la R estauración Constitución de 1812, y el grupo garon gran papel las logias masóni­
“ m oderado” , equidistante de los dos cas, que minaron la oficialidad del
en España. anteriores. ejército expedicionario, y el dinero

432 433
americano. La sublevación fue se­ venciones en favor del absolutismo.
cundada en Galicia, Aragón y Cata­ El gobierno francés redactó una no­
luña, y abandonado Fernando VII ta conminatoria al gabinete español
por el ejército, aceptó, atemorizado, exigiendo un cambio en el sistema
!a Constitución de 1812 (7 de marzo político, y como la respuesta fue ne­
de 1820). Como ya vimos, el pronun­ gativa, un ejército francés, mandado
ciamiento español tuvo repercusio­ por el duque de Angulem a, titulado
nes inmediati 3 en Nápoles, Piamonte los Cien mil hijos de San Luis, atra­
y Portugal, donde sus monarcas se vesó el Bidasoa y con la ayuda de
vieron obligados a otorgar sendas 30.000 voluntarios españoles, venció
constituciones inspiradas en la de la escasa resistencia de los liberales,
Cádiz de 1812. hundiéndose rápidamente el frágil
En España el régimen constitu­ edificio constitucional. Los ministros
cional funcionó más de dos años con­ y las Cortes huyeron a Cádiz, lle­
fusa y defectuosamente, ya que era vándose al rey contra su voluntad,
obra de una pequeña minoría. La pero los franceses sitiaron esta ciu­
masonería y los jóvenes liberales, dad y obligaron al gobierno a poner­
cada vez más exaltados, pretendían le en libertad ( l 9 de octubre de
dirigir la política y entorpecían la 1823), después de la batalla del Tro-
labor de los ministros, quienes, por cadero. El problema sucesorio com­
otro lado, no contaban con la con­ plicó la p o lít ic a en los años que
fianza del rey, que hacía todo lo siguieron, viéndose España encami­
posible por obstaculizar la conso­ nada hacia la guerra civil.
lidación del nuevo régimen. Hubo
levantamientos en Navarra y en Ca­ Palom eque Torres, Antonio.
taluña de los absolutistas o apostóli­ H is t o r ia U n iv e r s a l . T om o II.
cos y en Seo de Urgel se constituyó
una Regencia que se puso en rela­ Barcelona, 1967.
ción con Austria, Francia e Inglate­
rra. Fernando VII solicitó en secreto EL PR IM E R T R IU N V IR A T O
ayuda a estas potencias y en el Con­
greso celebrado en Verona, después
de vivos debates, los embajadores de La situación a m ediados de 1811
la Santa Alianza confiaron al ejér­ • ¿Qué corrientes de opinión se fo r ­
cito francés, en razón de su mayor m aron en E sp a ñ a d e b id o a la A fin e s de ju n io , la delicada situ a ció n de la Junta Grande se to rn ó más
proximidad, el intervenir en España Constitución de 1812? c rític a . La te n s ió n se agravó cuando lleg ó a Buenos A ire s la n o ticia de la
y restaurar la autoridad de Fernan­ • ¿Qué ocurrió en Cabezas de San d e rro ta de Huaqui, c o n tra ste que o b lig ó a levantar el s itio de M on tevideo .
do VII. Inglaterra protestó enérgi­ Juan? Com o ré p lica , naves re a lista s bloquearon y cañonearon el p u erto de Buenos
camente y se retiró del Congreso • ¿Cóm o funcionó el régim en cons­ A ire s .
por considerar incompatible su ré­ titucional?
A unque d isu e lta la Sociedad P atrió tica, los o p o sito re s po rte ños no cesa­
gimen parlamentario con las inter­ • ¿Fueron vencidos los liberales?
ban en su a c tivid a d y hacían responsable al gobierno de todos los fracasos,
pues argum entaban que la m ayoría provinciana inte g ra n te de la Junta carecía
de p re s tig io y e fica cia por su e xce sivo núm ero. D ebido a la agitación pública,
fu e d e s titu id o el s e c re ta rio Campana.

Creación del Triunvirato


A n te la h o s tilid a d de la o pinió n pública y por m ediación del C abildo, la
Junta Grande — a la sazón p re sidida por M atheu— decre tó el 23 de s e tie m ­
bre de 1811 “ la creación de un e je c u tivo , cuya conducta debía quedar ajus­
tada a las d is p o sicio n e s que le d icta ría la Ju n ta ” .
A s í quedó e sta b le cid o un nuevo gobierno o T riu n vira to 1 integrado por
F e licia n o C hiclana, M a n u e l de S arratea y Juan José Pasó\ s e c re ta rio s : Ber-

1 El nuevo gobierno se conoce en nuestra historia como P rim er Triunvirato, aunque en los
documentos figura como " G obierno S uperior de tas P rovincias Unidas del R io de la Plata a nom bre
del Señor Don Fernando V il” .

434
435
nardino R ivadavia, de G uerra; José Ju liá n Pérez, de G obierno, y V ice n te Ló­
pez, de H acienda.
El de cre to del 23 de s e tie m b re establecía además que “ los señores
diputados de los pueblos y p ro v in c ia s ", es d e cir, los in te g ra n te s de la des­
p restigiada Junta Grande, deberían in te g ra r una Junta C onservadora ,i de
quien dependían los m ie m b ro s del T riu n v ira to .
De los se is in te g ra n te s del T riu n v ira to , cin co eran p orteños y uno solo
provin ciano: José Julián Pérez. Habían triu n fa d o la ten d e n cia m o re n ista y la
d isu e lta Sociedad P a trió tica ; en la m ism a c o rrie n te id e o ló g ica no tard a ría en
destacarse Bernardino Rivadavia, genuino re p re se nta n te del c e n tra lis m o por­
teño.

La Junta Conservadora y el Triunvirato


El d e cre to del 23 de s e tie m b re ordenaba que el T riu n v ira to debía gober­
nar ateniéndose a las norm as que le fija ra la Junta C onservadora, pero ambos
organism os — e je c u tiv o y le g is la tiv o re sp e ctiva m e n te — no tard a ro n en dis­
tan ciarse, a causa de d ive rg e n cia s p o lític a s .
El T riu n vira to representaba el p o rte ñ ism o en marcha y Rivadavia — su
más destacada fig u ra — sostenía que la d ifíc il s itu a ció n in te rn a y externa
obligaba a e sta b le ce r un g o bierno ce n tra liza d o que desde Buenos A ire s im ­
pusiera su autoridad sobre el re s to del te rrito rio .
La Junta C onservadora — bajo la in flu e n c ia de Funes— era el s e n tir
provincian o, que ta m b ié n aspiraba al p re d om in io p o lític o . C onviene destacar
que si bien el T riu n v ira to representaba al núcleo d irig e n te de la c a p ita l, la
Junta C onservadora — d ism in u id a y d e sp re stig ia d a — era en esos m om entos Los d iputados de la m encionada Junta serían in vio la b le s y perm anece­
la e xpresión del país entero. rían en sus fu n cio n e s hasta la reunión de un C ongreso.
La co nfusió n de poderes e n tre ambos organism os en pugna p ro d u jo in­ De acuerdo con lo esta b le cid o en la segunda sección, e) T riu n vira to se
conveniente s a las autoridades del in te rio r, quienes al ta n to de los sucesos ocuparía de la a d m in istra ció n pública, de organizar e jé rc ito s y de las fin a n ­
no sabían a qué atenerse. zas. Sus in te g ra n te s durarían un año y m edio en el cargo y serían respon­
Para con so lid a rse en el mando, el T riu n v ira to com enzó a gobernar sin sables de sus actos ante la Junta C onservadora.
te n e r en cuenta a la Junta C onservadora, lo que aum entó la d ivergencia La te rc e ra sección declaraba la independencia del Poder Jud icia l de los
en tre ambos organism os. o tro s dos poderes.
El T riu n v ira to acusó recibo del R eglam ento y consideró que la Junta
C onservadora se reservaba excesivas a trib u cio n e s; por ta l causa, som etió
El Reglam ento Orgánico el docum ento a e stu d io del C abildo, organism o que, legalm ente, no estaba
fa cu lta d o para in te rv e n ir.
A poco de instalado, el T riu n v ira to re co n o ció las a trib u c io n e s c o n s titu ­
yentes de la Junta C onservadora, pues se d irig ió a e lla , s o lic itá n d o le le M ie n tra s se efectuaban estas tra m ita c io n e s , la Junta dispuso p u b lica r
reglam entara las norm as a que debía a tenerse en el desem peño de su man­ el R eglam ento O rgánico y e n via rlo a las provincias.
dato. Bajo la d ire c c ió n del deán Funes, la Junta redactó un R eglam ento O rgá­ A n te el curso de los sucesos, Rivadavia d e cid ió te rm in a r con el c o n flic to
n ico que envió al T riu n v ira to el 22 de o ctu b re de 1811. y ordenó el 7 de noviem bre de 1811 la d iso lu ció n de la Junta C onservadora y
Por vez p rim e ra se establece en nu e stro país la separación de poderes: derogó el R eglam ento. Los diputados re cib ie ro n com unicaciones para que se
E je cu tivo (T riu n v ira to ), L e g is la tiv o (Junta C onservadora) y J u d ic ia l (Tribuna­ d irig ie ra n a la brevedad a sus re spectivas provincias.
les independientes), aunque o torga al segundo fa cu lta d e s p re e m in e n te s sobre El golpe de Estado ahondó el antagonism o e n tre los pueblos del in te rio r
y Buenos A ire s . "C o n esta vio le n ta m edida — e scribe el h is to ria d o r P icciri-
el e je cu tivo.
El docum ento constaba de tre s secciones. En la p rim e ra determ inaba Hi— el T riu n v ira to aclaraba aparentem ente el horizonte p o lític o , pero estaba
las a trib u cio n e s de la Junta C onservadora, e n tre e lla s , el p o der nom brar a le jo s de c o n so lid a r la a utoridad del g o b ie rn o ."
lo s m iem b ro s d e l T riu n vira to .
El Estatuto Provisional

1 Se titulaba "Conservadora de la soberanía d e l Señor Don Fernando V II y de las leyes D isu e lta la Junta C onservadora, R ivadavia redactó un program a a fin de
nacionales” . re g la m e n ta r la actuación del T riu n vira to . El 22 de noviem bre de 1811 dio a

437
conocer el E sta tu to P ro v is io n a l1 en cuya larga in tro d u c c ió n ju s tific a su a c ti­ postreras chispas de una hoguera casi extinguida, fueron a llevar a ellas nuevos
elementos de com bustión y descontento.”
tu d ante la Junta y hace re s a lta r los e rro re s co m e tid o s por dicho organism o.
D ebido a la s itu a ció n im perante y ante “ la necesidad urg e n te de concen­ Rivadavia co n tinuó con su p o lític a c e n tra lis ta en fa v o r de Buenos A ire s
tra r e l p o d e r” decreta que el T riu n v ira to co n tin u a rá en el mando hasta que y en enero de 1812 ordenó la sup resió n de las ¡untas p ro v in c ia le s , debido a
los diputados re unidos en un C ongreso general “ establezcan una C o n s titu ­ ‘ ‘ la necesidad de e xped irse con rapidez en los grandes negocios y de re sta ­
ción perm anen te ” . b le c e r la arm onía y el orden en la p o lític a ".
D isponía la re m o ció n p e rió d ica de los v o c a le s — cada se is m eses—
pero no de los se c re ta rio s , que estaban fa cu lta d o s para reem plazarlos.
Nuevam ente la Sociedad Patriótica
Para designar a los vocales que term inaran su período creaba una asamblea
electoral mediante una elección hecha por el Cabildo de Buenos Aires, un número Sabemos que la p rim e ra S ociedad P a trió tica fue d isu e lta después de la
de ciudadanos designados por la Capital y representantes que enviaran los pueblos. asonada del 6 de a b ril. A com ienzos de enero de 1812 y m ie n tra s algunos
Es interesante destacar que los secretarios eran inam ovibles, situación que m o re n ista s — Paso y C hiclana— ocupaban el gobierno, Rivadavia d e cid ió la
perm itía a Rivadavia permanecer en el gobierno. apertura de la Sociedad, brindándole el apoyo o fic ia l pues anticipaba su
■fliJ*'“ adhesión.
El E statuto P rovincial fu e aprobado por el C abildo y el 1? de d icie m b re
El T riu n v ira to a u torizó las reuniones en el e d ific io del C onsulado, y el
se e fe ctu ó la cerem onia de la ju ra en la Plaza de la V ic to ria , ante las tropas
13 de enero Bernardo de M onteagudo — la fig u ra más destacada— pronunció
que regresaban de la Banda O rie n ta l, luego dei tra ta d o de p a c ific a c ió n fir ­
el d iscu rso inaugural. Desde la d ire c c ió n de la “ G azeta” , el ú ltim o com enzó
mado con Elío.
a d ista n cia rse del g obierno, el que nom bró un fis c a l para in fo rm a rse de los
asuntos tra ta d o s en las reuniones de la Sociedad.
El motín de las trenzas
La “ Gazeta” que aparecía los martes era dirigida por Vicente Pazos Silva, y
A los pocos días de ju ra d o el E statuto, se p ro d u jo en Buenos A ire s la la editada los viernes, por Monteagudo. Ambos sostenían polémicas de carácter
sublevación del cuerpo de P a tricio s, e p iso dio que se v in c u ló a la tensa s i­ político con prescindencia del Triunvirato.
tua ción p o lítica . Más tarde, Pazos Silva continuó su prédica a través de las páginas de un
nuevo periódico; El Censor.
A b su e lto del in ju s to proceso, Belgrano fu e designado coronel del Regi­
m iento de P atricios, en reem plazo de Saavedra, quien lo había mandado En el m es de marzo, el T riu n vira to creó la G aceta M in is te ria l d e l go-
hasta entonces. En su gran m ayoría, los soldados eran a d icto s al je fe ante­ b ié rn o de Buenos A ire s , en reem plazo de la a n te rio r. Por su parte, M onteagu­
rio r y e ntre sus fila s ta m b ié n se encontraban m uchos “ p ro v in c ia n o s ” ; en do e d itó un nuevo p e rió d ico — de vida e fím e ra — titu la d o M á rtir o Libre.
consecuencia, el cam bio de mando d isp u esto por el T riu n v ira to tenía por La Sociedad P atriótica colaboró luego con la Logia Lautaro y fin a lm e n te
o b je to im p e d ir todo acto de in d is c ip lin a . fue absorbida p o r é sta .1
El descon te n to in ic ia l se tra d u jo en a b ie rta re b e lió n cuando Belgrano
ordenó que todos los soldados debían c o rta rs e la c o le ta o trenza, considera­
da por e llo s va le ro so d is tin tiv o del re g im ie n to . La Asam blea G eneral Legislativa
El 7 de d ic ie m b re y después de e xp u lsar a sus o fic ia le s , los p a tricio s El E statuto disponía la reunión de una Asam blea G eneral y si bien el
se a trin ch e raro n en su cu a rte l d isp u esto s a re s is tir. T riu n v ira to no estaba d ispuesto a hacerlo, la tensión p o lític a e x is te n te y la
De acuerdo con una orden del T riu n v ira to , Rondeau — con las tropas acción o p o sito ra de la Sociedad P a trió tica d eterm inaron su convocatoria.
que acababan*de re g re sa r de la Banda O rie n ta l— en desigual com bate los El 19 de fe b re ro de 1812 fu e publicado el R eglam ento que da fo rm a a
o b lig ó a rend irse . Los ca b e cilla s fu e ro n a ju sticia d o s. la A sam blea, cuyas v e in te d isp o sicio n e s tra ta n sobre las norm as para la
El sang rie n to e p iso dio tu vo d e riva ció n p o lítica , p o r cuanto Rivadavia e le cció n de sus m ie m bro s y concede nuevam ente a Buenos A ire s el predo­
culpó al deán Funes y o tro s o p o s ito re s — saavedristas y pro vin cia n o s de la m in io sobre el in te rio r del país.
d isu e lta Junta C onservadora— de to d o s los in cid e n te s. Por ta l causa, com u­ La Asam blea tenía ca rá cte r le g is la tiv o , pero no c o n s titu ye n te , y debía
nicó a los diputados que aún perm anecían en Buenos A ire s la im periosa actu a r com o reguladora de las d e cisione s del T riu n vira to .
necesidad de abandonar inm e d ia ta m e n te la ca p ita l, en el plazo de veinticua­
tro horas. La Asamblea debía integrarse con los miembros del Cabildo de Buenos Aires
quienes la presidirían , los apoderados de las ciudades del interior en calidad
“ Así fue condenada al ostracism o — escribe M itre— la últim a sombra del par­ de diputados y 100 ciudadanos de Buenos Aires elegidos por un com plicado sis­
tido vencido. Los diputados perseguidos, dispersándose en las provincias como las tema de voto calificado.
Fácil es deducir que estaba asegurada la m ayoría de la capital en la com no-
sicion del organismo.

t Figura en el documento como: "E statuto P rovisional del G obierno S uperior de las Pro­
1 Ver Unidad 5?, pág. 399.
vincias Unidas del R io de la Plata, a nom bre de Fernando V il” .

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El T riu n vira to subordinó la A sam blea a su entera v o lu n ta d , por cuanto
__dice uno de los a rtíc u lo s — “ sólo e l go b iern o puede co n vo ca rla ” p o r un
m áxim o de ocho días y tam bién d is o lv e rla “ s i lo exigen la seguridad y l a
tra n q u ilid a d p ú b lic a ".
El organism o se reunió el 4 de a b ril, p re sid id o por diez m ie m b ro s del
C abildo de Buenos A ire s , además de tre in ta y tre s re p re se nta n te s porteñps
y once provin cia n o s. .
La Asam blea sólo sesionó dos días porque a causa de un in cid e n te con
el T riu n v ira to ’ Rivadaviá ordenó su d is o lu c ió n el 6 de a b ril; el C abildo fue
suspendido en sus fu n cio n e s hasta nueva orden.

JOSE DE SAN M ARTIN


A fin e s del verano de 1812, el día 9 de marzo, a rrib ó al p uerto de
Buenos A ire s , procedente de Londres, la fra g a ta inglesa Jorge Canning
trayendo a su bordo a un varón de epopeya, el entonces te n ie n te ^coronel
José de San M a rtín , quien más ta rd e sería apellidado con ju s tic ia el mas
grande de los c rio llo s del Nuevo M u n d o ” . Regresaba a la tie rra natal con
sus co m p a trio ta s el a lfé re z C a rlo s de A lv e a r y el o fic ia l M atías Zapiola, el
barón de H olm berg y otro s.
Soldado genial, abnegado y austero, sin más fo rtu n a que su espada, San
M a rtín llegaba a su p a tria para e n tregarse por e n tero a la causa de la em an­
cipación de m edio c o n tin e n te .
y allí soportó la terrib le epidem ia de cólera de 1804, que puso a prueba su horri'-
José de San M artin había nacido en Yapeyú, pueblo de las antiguas misiones bría y elevados sentimientos.
jesuíticas, el 25 de febrero de 1778. Era hijo del oficial español Juan de San San Martín in ició una nueva etapa de su vida cuando se puso en contacto con
Martín — designado teniente de gobernador de las Misiones— y de doña Gregoria os ideales liberales que en esa época se esparcían por Europa. Luego ingresó en
Matorras, de igual nacionalidad. A los ocho años de edad, fue llevado a España la Logia Lautaro, sociedad secreta de acción libertadora que era una filia l de la
Gran Reunión Americana fundada en Londres por el precursor Francisco Miranda.
por sus padres.
En ju lio de 1789, José de San Martín in ició su carrera m ilita r en el regimiento En mayo de 1808 el pueblo español se levantó en armas contra los ejércitos
de ocupación franceses y en Cádiz le tocó a San Martín observar los excesos de
de Murcia, sentando plaza de cadete. “ El uniforme — escribe el historiador Mitre
I la m ultitud que culm inaron con el asesinato del gobernador de dicha plaza, general
era celeste y blanco y el joven aspirante vistió con él, los colores que treinta anos
Francisco Solano Ortiz. La tragedia impresionó su espíritu y desde ese momento
después debía pasear en triunfo por la mitad de un continente” . Con su regim ien­
nunca ju stificó los actos incontrolados de la muchedumbre.
to, San Martín debió trasladarse al A frica y allí hizo su bautismo de fuego al de­
Más tarde, San Martín luchó valerosamente contra los ejércitos napoleónicos
fender valerosamente la ciudad de Orán contra un sitio de los moros. ¡ en la batalla de A rjonilla, donde salvó la vida gracias a la intervención de uno de
En 1793 regresó a España y luchó contra la invasión de los franceses bajo las
sus hombres. En ju lio de 1808 tuvo destacada actuación en la batalla de Bailén
órdenes del ¡lustre general Ricardos; por su destacado com portam iento fue ascen­
y fue ascendido a teniente coronel; en mayo de 1811 volvió a enfrentar a las tropas
dido a subteniente del regimiento de Murcia. Poco después, el joven oficial también francesas en la batalla de Albuera.
conoció la lucha en el mar, pues su regimiento embarcó en la flota española y
Después del últim o combate, San Martín dio un nuevo rumbo a su existencia
se batió contra los británicos en la batalla del Cabo de San Vicente ("febrero de al seguir el llamado de su patria — que se había levantado contra la m etrópoli— y
1797). Concluyó su experiencia marina cuando la em barcación en que navegaba
abrazar la causa de la em ancipación americana. Había com batido por tierra y por
— “ La Dorotea” — fue apresada por un barco inglés y, tras fuerte resistencia, San
mar veintiún años en favor de España, pero juzgó llegado el momento de obedecer
Martín cayó prisionero con los demás tripulantes. al dictamen de su conciencia.
En 1801 participó de la guerra declarada por España a Portugal, como se­
“ Sin tener más que una vaga idea del verdadero estado de la lucha en Amé­
gundo capitán del B atalltin de Voluntarios de Campo Mayor, en su foja de servicios
rica — escribe su contemporáneo el general G uillerm o M iller— resolvió m archar a
consta el honroso desempeño que le cupo. Concluida la campaña regresó a Cádiz serle tan útil como pudiera.”
San Martín solicitó su retiro del Ejército español y al mismo tiem po la autori­
zación para trasladarse al Perú, con el pretexto de atender intereses personales
Concedida la baja, a mediados de setiembre zarpó de Cádiz pero con destino a
Inglaterra, luego de aceptar la valiosa ayuda del noble escocés lord Macduff.
En Londres trabó amistad con varios americanos, entre ellos Manuel Moreno
i El vocal Paso había terminado su periodo y entonces la Asamblea designó sucesor a
hermano del “ numen de la Revolución” — , Tomás Guido y el venezolano Andrés
Juan M artin de Pueyrredón. Esto fue bien recibido por el Triunvirato, no asi la designación como
suplente de José Díaz Vélez, pues el gobierno sostuvo — en base al Estatuto vigente que a
Bello. Estos jóvenes pertenecían a la sociedad secreta fundada por Miranda que
era matriz de la que funcionaba en Cádiz.
interinato correspondía a Rlvadavia.

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San M a rtín no tra jo o tro s títu lo s que no fu e ra n su destacada actuación
m ilita r en la península, mas, por ta l causa, su p resencia en Buenos A ire s
despertó recelos en los m ie m b ro s del T riu n v ira to . Sin em bargo, disipadas las
dudas, el 16 de marzo fu e reconocido en su grado de te n ie n te coronel.
A esta altu ra de la vida, San M a rtín era un hom bre de vig o ro sa co n te x­
tu ra fís ic a , bien proporcionado y de rasgos a tra y e n te s .1 A m ediados de no­
vie m b re casó con M aría de los Rem edios Escalada, jo ve n de quince años que
pertenecía a una d is tin g u id a fa m ilia .

El R egim iento de Granaderos a Caballo


El gobierno encom endó a San M a rtín la organización de un escuadrón
de caballería y designó segundos je fe s a A lv e a r y a Zapiola, sus com pañe­
ros de via je . A s í s u rg ió el más ta rd e fam oso re g im ie n to de G ranaderos a
C aballo, cuyo cu a rte l se e s ta b le c ió en el R etiro, al n o rte de la ciudad.
San M a rtín e lig ió uno a uno los o fic ia le s y soldados, to d o s e llo s jóvenes
de alta ta lla , fís ic a y m o ra lm e n te sanos. Les enseñó en persona el m anejo de
las arm as y su e x p e rie n cia gu e rre ra , a la vez que los d otó de un vis to s o
un ifo rm e . "E l je fe — e scrib e Ricardo Rojas— v is te u n ifo rm e de paño azul con
vivos rojos, botas de cuero opaco, sable corvo, espuelas y fa lu ch o fo rrado Encabezados por Martín de Alzaga, los miembros del partido español se reunieron para cons­
de h u le .” pirar contra el Primer Triunvirato. De triunfar el golpe, pensaban “ colgar las cabezas de los
San M a rtín in cu lcó en sus hom bres el c u lto de la dignidad y del coraje, | patriotas en las verjas de la Pirámide de Mayo” .
para lo cual reg la m e n tó un código de h o nor destin a d o a los o fic ia le s del
re g im ie n to y que castigaba, e n tre o tra s fa lta s , la cobardía en acción de
guerra.
Varias denuncias llegaron al g obierno por d is tin to s conductos. La pri-
M ensualm ente se reunía en un trib u n a l d estinado a v ig ila r el e s tric to
¡m e ra in fo rm a ció n concreta la p rop orcionó un esclavo de co lo r llam ado
c u m p lim ie n to del código. De esta manera se fo rjó el h e ro ico cuerpo que
I V e n tu ra , quien lo com unicó a su dueña, ésta al alcalde de Barracas y el
debía derram ar su sangre en las luchas por la independencia.
[ú ltim o al T riu n v ira to (1? de ju lio ). A l día sig u ie n te , Rivadavia com isionó a
¡ C hiclana para que in icia ra la Investig ació n; el 3 de ju lio , la com adre de
LA C O N JU R A CIO N DE ALZAGA Alzaga confesó que en su pro p io d o m ic ilio los conjurados efectuaban re-
Don M a rtín de Alzaga, la fig u ra más destacada del p a rtid o español, ela­
Iuniones. D escubierta la conspiración , Rivadavia decre ta — ese m ism o día—
I la pena de m u e rte sobre los p rin cip a le s cabe cilla s.
boró un cuidadoso plan para adueñarse del poder, e je c u ta r a las autoridades
A lzaga cam bió varias veces de escond ite, hasta que fin a lm e n te fue
p a trio ta s y e s ta b le c e r un g obierno que respondiera al C onsejo de Regencia
|t apresado en la m adrugada del 6 de ju lio y ejecutado esa mañana. Un tr i-
de Cádiz.
I bunal creado ale fe c to ordenó penas de m uerte — fu sila d o s y colgados de
Los conjurados in icia ro n una se rie de reuniones en c o m e rcio s y d o m i­ I la horca— , condenas a vario s años de p risió n o co n fin a m ie n to s, según la
c ilio s p a rticu la re s , y en los ú ltim o s días de ju n io de 1812 todo estaba prepa­
c u lp a bilid a d .
rado para la intentona.
El e s ta llid o del m o v im ie n to s u frió una dem ora, pues A lzaga deseaba que í LA OBRA DEL PRIMER TRIUNVIRATO
co in cid ie ra con el a n ive rsa rio de la heroica defensa (5 de ju lio ); esta a ctitu d
A m p lia e intensa fu e la obra del P rim er T riu n vira to , debida en gran
fue p roviden cia l para los p a trio ta s , por cuanto p e rm itió re p rim ir con é xito
p arte a la acción de Rivadavia. Podemos re su m irla de la sig u ie n te manera:
la rebe lión.

‘ a) Política y judicial
El 26 de o ctu b re de 1811, el T riu n vira to creó una Junta P rotectora de
' El general Gerónimo Espejo — oficial del Ejército Libertador— describió en esta forma ; lib e rta d de im p re n ta integrada por nueve m iem bros y cuya m isión era re-
al héroe máximo argentino: "San Martín era de una estatura más que regular; su color moreno, tos­
V p rim ir los d e lito s de prensa. Esta d isp o sició n fig u ra b a en un d ecre to publi-
tado por la Intemperie; nariz aguileña, grande y curva; ojos negros grandes y pestañas largas; su
mirada era vivísima, ni un solo momento estaban quietos aquellos ojos, era una vibración continua I cado sobre la base de un tra b a jo a n te rio r del deán Funes.
la de aquella vista de águila. Este conjunto era armonizado por cierto aire risueño, que le captaba Tam bién se dio a conocer el D e cre to de la segu ridad in d iv id u a l — a n tici-
muohas simpatías.
"El grueso del cuerpo era proporcional al de su estatura y además muy derecho, garboso, I po del actual habeas corpus— , que ju n ta m e n te con el de lib e rta d de Im prenta
de pecho saliente; tenía cierta estructura que revelaba al hombre robusto, al soldado de campaña. í se consideran parte del E statuto P rovisional.

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En el grado de Iniciación, el juram ento era el siguiente: “ traba ja r p o r la inde­
A insta ncias del C abildo y para e lim in a r los p re ju ic io s ra cia le s, el T riun­ pendencia am ericana", y en el segundo se exigía “ la profesión de fe de l dogma
v ira to p ro h ib ió el trá fic o de esclavos en todo el te r rito rio de las P rovincias rep ub lica no ".
Unidas. También dispuso o to rg a r la carta de ciudadanía a los e xtra n je ro s
que se hubiesen hecho acreedores "a la e stim a ció n y re c o n o c im ie n to de Los in te g ra n te s de la Logia debían s e r am ericanos y, además de ju ra ­
la p a tria ” . m entarse m utua ayuda, estaban obligados a co n su lta r la volunta d del orga­
D ecretó la creación de la escarapela nacional — 18 de fe b re ro de 1812— n ism o en caso de ocupar — cualquiera de e llo s — un cargo púb lico.
a s o lic itu d del general B elgrano. La sociedad se cre ta sostenía dos p rin c ip io s básicos: Independencia y
El T riu n v ira to to m ó una s e rie de im p o rta n te s m edidas de carácter C o n s titu c ió n republicana, p or lo ta n to , sería op osito ra de toda a utoridad que
ju d ic ia l. El 23 de enero de 1812 dio a conocer el R eglam ento de in s titu c ió n no los respetara. Por esta causa no ta rd ó en e n fre n ta r al T riu n vira to , d irig id o
y ad m in istra ció n de ju s tic ia , que reem plaza a la a ntigua A u d ie n cia por la en esas épocas con mano firm e por Rivadavia.
Cámara de A p e la cio n e s y además esta b le ce un T ribunal de C oncordia. La Logia Lautaro y la S ociedad P a trió tica u n ifica ro n su acción contra el
g o b ierno, pero u tiliz a ro n d is tin to s p ro ce d im ie n to s: la prim e ra actuaba en
se c re to , m ie n tra s la agrupación de M onteagudo trabajaba públicam e nte, a
b) C ultural y económica tra v é s del p e rio d ism o , de reuniones, e tcé te ra .
Rivadavia consideraba que la in s tru c c ió n era la base del b ie n esta r social
y bregó por m e jo ra r el n ive l c u ltu ra l. Fueron creadas dos escuelas p rim a ­ Se convoca a una nueva Asam blea
rias y s o lic itó la venida al país de p ro fe so re s europeos para d e s tin a rlo s a
e sta b le cim ie n to s de segunda enseñanza. A m ediados de 1812, el d e s p re s tig io del T riu n vira to era púb lico. La
En m ate ria económ ica, el T riu n v ira to s u p rim ió el estanco d e l tabaco, es activa o p o sició n — encabezada p or la Logia Lautaro y la S ociedad P a trió tica —
de cir, el m onopolio de ese a rtíc u lo p o r cuenta del Estado, Dio im p u lso a la censuraba el m arcado c e n tra lis m o del gobierno y lo acusaba de q u e re r pe r­
a g ric u ltu ra y a las in d u s tria s ; además fo m e n tó el d e s a rro llo de la m inería. petuarse en el mando, al de m orar la convo ca toria de un C ongreso general.
A las d ific u lta d e s de orden p o lític o se sumaba la grave situ a ció n del
E jé rc ito del N orte, asediado por el enem igo. Gran d e sco nten to produjo la
c) M ilita r orden enviada desde Buenos A ire s al general B elgrano para que se re tira ra
Las m ejoras m ilita re s del T riu n v ira to fu e ro n respaldadas por la colabo­ con sus tro p a s sin lib ra r com bate.
ración de tre s je fe s destacados: San M a rtín , B elgrano y Pueyrredón. Se ins­ Presionado por sus a dversarios, el T riu n vira to convocó a los ca bildos
taló un Estado M a yo r M ilita r para re fo rm a r y d is c ip lin a r el e jé rc ito ; se creó del in te rio r — el 3 de ju n io — : para que enviaran repre se ntante s ante una
el R egim iento de G ranaderos a C aballo y además dispuso la reorganización nueva A sam blea, que reem plazaría a la d is u e lta en los p rim e ro s días de
de los e x is te n te s . Tampoco fu e descuidada la fa b ric a c ió n de arm as y de a b ril.
pólvora. Los diputados provinciales debían con currir a Buenos Aires para integrar una
Asamblea electoral dispuesta a sancionar una ley, a fin de reunir más tarde una
Asamblea constituyente. De tal manera, se pretendía reemplazar a la últim a — que
todos anhelaban— por una sim ple asamblea de carácter electoral.
LA REVOLUCION DEL 3 DE OCTUBRE DE 1812
El T riu n v ira to d ispuso que el C abildo de Buenos A ire s debía e le g ir los
d iputados p o r la ca p ita l y tam bién exa m ina r los poderes de los repre sentan­
La Logia Lautaro
te s del in te rio r; en e ste ú ltim o caso, el A yu n ta m ie n to estaba fa cu lta d o para
A poco de su a rrib o , San M a rtín co n sid eró in dispensable organizar y rechazar a cualquiera de e llo s y nom brar el suplente.
d is c ip lin a r las fuerzas p o lític a s , para dar unidad al m o vim ie n to re v o lu c io ­ M endoza e lig ió diputado a M onteagudo — re sid e n te en Buenos A ire s y
nario. A m ediados de 1812, fun d ó — con A lv e a r y Z apiola— la Logia Lautaro, candidato de la Logia— , pero su designación no fu e aceptada p o r el go b ier­
sociedad secre ta con fin e s e xclu siva m e n te p o lític o s . Sus in te g ra n te s se no, quien lo com unicó al C abildo, para que éste nom brara a un reem pla­
pro pusieron tra b a ja r p o r “ la independencia de A m é ric a y su fe lic id a d , obran­ zante,1 ta m b ié n fu e ro n rechazados los re p re se n ta n te s de S alta y Jujuy.
do con honor y pro ce d ie n d o con ju s tic ia " .
La Logia — sem ejante a la creada por M iranda en In g la te rra — to m ó de
La revolución. El Segundo Triunvirato
la m asonería su m is te rio , d is c ip lin a , je ra rq u ía y algunos sím bolos. “ Los a fi­
liados — e scribe M itre — se daban el títu lo de H erm anos y su leyenda m ística El 5 de o ctu b re lle g ó a Buenos A ire s la n o ticia de la v ic to ria del general
estaba sim bolizada p o r estas tre s le tra s : U.F.V. que quieren d e c ir: Unión, Belgrano en Tucumán, pero el triu n fo b e n e fició a la o p o sició n por cuanto
Fe, V ic to ria .”
Los miembros de la Logia Lautaro estaban ligados a misteriosos vínculos que
i Fue designado José A ntonio Villanueva, partidario de Rivadavia. El Cabildo de Mendoza
mantuvieron en secreto hasta la muerte. Datos de interés sobre la constitución de
protestó contra el centralismo de Buenos Aires, cuyo Cabildo — dice el documento— "no tiene juris­
esa sociedad se conocieron cuando muerto O’Higgins se hallaron entre sus papeles dicción alguna sobre la ciudad de Mendoza".
varios documentos aclaratorios.

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era público que el vencedor había desobedecido órdenes expresas del Triun­
virato.
El 6 de octu b re se re u n ió la A sam blea e le c to ra l y designó t r iu n v ir o __en
reem plazo de Sarratea que había cesado— al d o c to r Pedro M edrano. Este
era el candidato s o ste n id o por Rivadavia y, por ta l m o tivo , los o p o sito re s
dem ostraron su indignación y el d e sco n te n to se hizo general.
A n te el curso de los sucesos, los com ponentes de la Logia Lautaro
organizaron una re vo lu ció n . A l am anecer del 8 de o ctu b re se presentaron
en la plaza de la V ic to ria las tro p a s de la g u a rn ició n : el cuerpo de Grana­
deros a C aballo, a las órdenes de San M a rtín , el re g im ie n to N? 2, d irig id o
por O rtiz de Ocam po, y la a rtille ría del com andante M anuel Pinto. Num eroso
p úblico acompañaba a e stos e fe c tiv o s .
Los re vo lu c io n a rio s convocaron a un C abildo a b ie rto y e n tregaron un
p e tito rio donde exigían: "q u e en el acto se suspendiera la Asam blea y cesara
el go biern o en sus fu n cio n e s y, reasum iendo la autoridad de que fuera
in ve stid o por el pueblo el 22 de m ayo de 1810, creara un E je cu tivo com ­
puesto por las personas más dignas del su fra g io pú b lico , debiendo convo­
carse a una A sam blea G eneral E xtra o rd in a ria en el p re ciso té rm in o de
noventa d ía s".
El C abildo accedió a lo s o lic ita d o y nom bró para e je rc e r un nuevo go­
bierno provisio n a l — hasta la reunión de la A sam blea— a Juan José Paso,
N icolás R odríguez Peña y A n to n io A lva re z Jonte. Este segundo T riu n vira to
gobernó con a c ie rto y o rie n tó el país de acuerdo con los p ro p ó sito s de la
Logia Lautaro: Independencia y C o n stitu ció n .
“ La revolución del 8 de octubre de 1812 — escribe M itre— fue como la del
25 de mayo esencialm ente nacional y dem ocrática en su tendencia.
"E sta fue la prim era vez que se vio a San M artin tom ar parte directa en un
movimiento revolucionario y sólo por accidente otra vez más tomó parte indirecta
en la caída de un gobierno. Encaminada la Revolución y establecida la disciplina
de la Logia creada por él, se alejó para siempre de los partidos m ilitantes en la B elgrano, quien lleg ó a d e stin o a m ediados de fe b re ro de 1812, con fuerzas
política doméstica, consagrándose exclusivam ente a la realización de sus planes del R egim iento de P atricios.
m ilitares contra el enemigo com ún.” No habían te rm in a d o las obras de fo rtific a c ió n , cuando llegaron no ticia s
de que una escuadra enem iga estaba p róxim a a zarpar de M ontevideo en
B E L G R A N O Y L A C R E A C IO N DE LA B A N D E R A N A C IO N A L d ire c c ió n al Rosario. A n te la in m ine ncia del p e lig ro , Belgrano re so lvió le ­
va n ta r el p a trio tis m o de sus tro pas por m edio de un sím bolo, que sería a la
vez el d is tin tiv o de la R evolución. El 13 de fe b re ro se d irig ió al T riu n vira to
La escarapela
s o lic itá n d o le la a utorización para el uso de una “ escarapela n a cio na l” , con
A fin e s de 1811, el p rim e r T riu n v ira to debía e n fre n ta r una delicada los co lo re s azul c e le ste y blanco.
situación m ilita r. Después de la d e rro ta de Huaqui, el enem igo se preparaba En el acuerdo del 18 de fe b re ro de 1812, el go bierno re so lvió reconocer
para un va sto plan de ataque en el n orte, m ie n tra s en la Banda O rie n ta l la E scarapela N acional de las P rovincias U nidas d e l Río de la Plata, "d e c la ­
los re a lista s se afirm aban en sus posiciones. rándose com o ta l la de los colo re s blanco y azul ce le ste , quedando abolida
A m ediados de noviem bre, Elío p a rtió de regreso a España y d ejó en la roja con que antiguam ente se d is tin g u ía ” .
el mando — con el cargo de capitán general— a A n to n io Gaspar de Vigodet. El día 23, Belgrano entre gó el nuevo d is tin tiv o a sus soldados.
La tensa s itu a ció n c u lm in ó con una nueva lucha e n tre ambas ciudades
del Plata. En busca de víveres, la escuadra de M o n te vid e o in ic ió una se rie La Bandera Nacional
de in cu rsio n e s y actos de p illa je por los ríos Paraná y Uruguay. Para p ro te ­
ger el lito ra l, el T riu n v ira to dispuso le va n ta r pequeñas fo rtific a c io n e s de C ontinuando con sus nobles de cisio nes, Belgrano juzgó que con los
ca rá cte r d efensivo. m ism os co lo re s de la escarapela debía fla m e a r una bandera bajo el cie lo
De acuerdo con el plan trazado, se co n stru ye ro n baterías co ste ra s en de la Patria. El 27 de fe b re ro de 1812 inauguró las baterías y llam ó Libertad
el Rosario, sobre las barrancas del Paraná, cuyo mando se c o n fió al general a la ubicada en la barranca, e Independencia a la e rig id a sobre la isla p ró x i­
ma. En esas c ircu n sta n cia s enarboló una nueva bandera “ con form e a los
co lo re s de la escarapela n acional” . A sí lo com unicó al T riu n vira to .

446 447
El g obierno juzgó im p ru d e n te ta l a c titu d — que im p lica b a una a lte ra ció n
de la cautelosa p o lític a e x te rio r seguida hasta e ntonces— y ordenó a Bel-
grano que ocu lta se con d is im u lo la nueva bandera a la vez que le envió, para
reem plazarla, una se m e ja n te a la que ondeaba en el Fuerte.
Belgrano no re c ib ió la com unicación, por cuanto debió tra sla d a rse al
no rte , para hacerse cargo del mando del e jé rc ito . A l lle g a r a Jujuy, al c e le ­
brarse el 25 de M ayo desplegó la nueva bandera, la que fu e bendecida por
el canónigo Ignacio G o rriti y presentada al pueblo desde los balcones del
C abildo.
Enterado el T riu n v ira to , d e sautorizó nuevam ente el p ro ce d e r de B elgra­
no, quien entonces dispuso re se rva rla para que flam eara “ el día de una
gran v ic to ria ". Después del triu n fo de Tucumán, el p ro ce r enarboló nueva­
m ente la Bandera de la Patria en el río Pasaje (13 de fe b re ro de 1813).

A C O N T E C IM IE N T O S M IL IT A R E S ENTRE LO S A Ñ O S 1812-14

Los realistas invaden por el norte


A fin e s del mes de fe b re ro de 1812, el T riu n v ira to designó a Belgrano
je fe del E jé rcito del N orte, en reem plazo de Pueyrredón, quien había renun­
ciado por m o tivo s de salud. R ecibió in s tru c c io n e s para que in icia ra una
re tira d a genéral en d ich o fre n te , con el o b je to de fa c ilita r una ofe n siva
con tra la Banda O rie n ta l. Pueyrredón le entre g ó el mando en la posta de
Y atasto (actual p ro vin cia de S alta).
El e jé rc ito re a lis ta dem oró su esperado ataque, s itu a ció n que aprovechó
Belgrano para reorganizar sus d é b ile s tro p a s, en una labor de gran esfuerzo
que de m ostró su capacidad. A m ediados de mayo, Belgrano e s ta b le ció su
cua rte l general en Ju ju y y a llí — com o sabem os— levantó el e s p íritu p a trió ­
tic o del pueblo, al e n arbolar por segunda vez la bandera c e le ste y blanca.
Cuando las tro p a s enem igas in ic ia ro n su avance hacia el sur, Belgrano
— de acuerdo con órdenes del T riu n vira to — in ic ió la re tira d a de sus e fe c ti­
vos en d ire cció n a Tucumán, pre ce d id o por num erosas fa m ilia s . Este e p iso ­
dio se conoce en n uestra h is to ria con el nom bre de " éxodo d e l pueblo
ju je ñ o ".
El 3 de se tié m b re , la retaguardia p a trio ta al mando de Díaz V élez fue
atacada por un destacam ento de vanguardia enem igo a o rilla s del río Las
Piedras y obligada a re tira rs e p re cip ita d a m e n te . Enterado Belgrano acudió
con el grueso de sus fuerzas y d e rro tó a los atacantes; el triu n fo — aunque El e jé rc ito p a trio ta to m ó posició n de com bate m irando hacia el norte,
pequeño— levantó la m oral de tes tro p a s e in fu n d ió confianza a su je fe . pero T ristá n — evita ndo la lucha— avanzó sobre la izquierda con el o b je to
de c o rta rle la re tirad a hacia el sur.
El e jé rc ito d e fe n so r quedaba entonces amenazado po r la espalda, pero
B elgrano ordenó un rápido cam bio de fre n te , lo que p e rm itió a sus hom bres
Batalla de Tucumán
quedar a la v is ta del enem igo.
Belgrano se persuadió de que cuanto más re trocedía, más d ifíc il le sería La batalla se lib ró el 24 de se tie m b re de 1812 y concluyó con la v ic to ria
re co n q u ista r el te r rito rio p e rd id o y m antener el e s p íritu c o m b a tivo de sus de las arm as p a trio ta s. T ristán ordenó el rep lie g u e de sus e fe c tiv o s rum bo
tropas, bajo la p resión de un tenaz p erseguidor. a Salta.
Una vez en Tucumán y ante el apoyo del pueblo, re s o lv ió im p e d ir el El triu n fo de Belgrano conso lid ó la obra de la R evolución y a le jó mo­
avance del enem igo y a su m ir la responsabilidad de la desobediencia, pues m entáneam ente el p e lig ro de un ve rdadero desa stre. Si el e jé rc ito pa trio ta
el T riu n vira to le había ordenado una re tira d a general hasta Córdoba. se hubiera re tira d o , las p ro vin cia s del n o rte se pierden para sie m p re y el
A l fre n te de unos 1.500 hom bres, Belgrano d e cid ió e sp e ra r a los re a lis ­ enem igo, dueño de un extenso te r rito rio , habría llegado hasta Córdoba,
tas fre n te a una p la n icie conocida com o cam po de las carreras, en las donde le hubiera sid o más fá c il o b te n e r la cooperación de los re a lista s de
afueras de la ciudad. la Banda O rie n ta l y de las tro p a s portuguesas del B rasil.

448 449
Segunda campaña al A lto Perú. Vilcapugio
Tam bién el triu n fo tu vo im p o rta n te s consecuencias p o lític a s , por cuan­
to Belgrano — que contaba con la sim patía de la Logia Lautaro— había de­ D espués de la d e rro ta su frid a en S alta, los re a lista s se re tira ro n hasta
rrotado al invasor co n tra ria nd o d is p o s ic io n e s del g obierno y dem ostrado el O ruro y quedaron a las órdenes del b rig a d ie r Joaquín de la Pezuela.
a c ie rto de los o p o s ito re s cuando pedían a u x ilio s para re m itir al E jé rc ito del Por su parte, el e jé rc ito re vo lu cio n a rio avanzó lenta m ente y a m ediados
N orte. A los tre s días de conocerse la n o ticia del com bate en Buenos A ire s , de ju n io de 1813 e sta b le ció su cu a rte l general en Potosí. En los prim e ro s
el p rim e r T riu n v ira to fu e d e rrib a d o por la re vo lu ció n del 8 de octubre. días de s e tie m b re , las tropas m archaron hacia el n orte hasta lle g a r a la
pampa de V ilca p u g io — llanura rodeada de altas m ontañas— donde Belgrano
e s ta b le ció su cam pam ento a la espera de co n ce n tra r todas sus fuerzas.
Batalla de Salta
Enterado Pezuela de estos planes, re so lvió a n ticip arse y al am anecer
Luego de la v ic to ria de Tucumán, el gobierno de Buenos A ire s ordenó del 1? de o ctu b re de 1813 penetró con su e jé rc ito en la llanura de V ilca p u ­
a Belgrano in ic ia r una o fe n siva hasta cerca del río Desaguadero, en el A lto gio. A pesar del ataque so rp re sivo , las tro p a s de Belgrano rechazaron el
Perú. c e n tro y el ala izquierda enem iga, pero luego se produjo una confu sión en
M ie n tra s ta n to , el e jé rc ito de T ristán se había concentrado en Salta sus fila s , c ircu n sta n cia s que aprovecharon los re a lista s para vencerlos. Bel­
hasta que cesara la esta ció n de las llu v ia s , para luego co n tin u a r sus opera­ grano em p re n dió una ordenada re tira d a y acampó en el pueblo de Macha,
ciones. tre s leguas al n o rte de la pampa de A yohum a.
El 12 de enero de 1813, los e fe c tiv o s p a trio ta s in icia ro n su avance
hacia el n orte y a com ienzos del mes s ig u ie n te vadearon el río Pasaje, Ayohuma
cuyas aguas estaban m uy cre cid a s a causa de los fre c u e n te s aguaceros, por
lo que el cruce dem oró tre s días. Una vez en la o rilla opuesta, el 13 de Incansable en el c u m p lim ie n to de su deber, B elgrano re c ib ió algunos
fe b re ro Belgrano hizo ju ra r a su e jé rc ito obediencia a la A sam blea general refuerzos y reorganizó con rapidez sus tro pas. Enterado de que los re a lista s
reunida en Buenos A ire s y a la bandera b ic o lo r que tie m p o atrá s había avanzaban para e n fre n ta rlo , d e cid ió no e sq uivar el com bate, cuando la pru­
creado. dencia le habría aconsejado en esas circu n sta n cia s em p render la retirada,
A pesar del mal tie m p o y de los m alos cam inos, los p a trio ta s p ro s i­ para c o n so lid a r sus posicion es y fa tig a r al enem igo.
guieron su avance en d ire c c ió n a S alta. En las pro xim id a d e s de esa ciudad Pezuela atacó a los p a trio ta s el 14 de n oviem bre de 1813 en la pampa
se e nteró Belgrano de que e x is tía un sendero a tra vé s de una quebrada el de A yohum a. Después de s o p o rta r un m o rtífe ro cañoneo y el fueg o cruza­
cual le p e rm itía atacar al enem igo por retaguardia. Bajo una copiosa lluvia, do de la fu s ile ría enem iga, el e jé rc ito re vo lu cio n a rio debió e n trega r las
las tropa s sig u ie ro n ese rum bo y el 19 de fe b re ro llegaron a la hacienda arm as; la caballería se encargó de p e rse g u ir a los dispersos.
de Castañares, una legua al n o rte de Salta. D ebido a este nuevo co n tra ste — más grave que el de V ilca p u g io — los
El e jé rc ito re a lis ta m aniobró para colocarse en p o sició n de com bate y p a trio ta s debieron re tira rs e hasta Salta y en consecuencia se perdió por
el 20 de fe b re ro de 1813 se lib ró la im p o rta n te batalla de S alta. segunda vez el A lto Perú. La R evolución volvía a quedar amenazada desde
Los e fe c tiv o s p a trio ta s — por p rim e ra vez marchaban a la lucha con la el n orte.
bandera ce le ste y blanca— lograron quebrar la tenaz re s is te n c ia enem iga,
que recién se doblegó d e n tro de los m uros de la ciudad.
Com bate de San Lorenzo
T ristán se co nvenció de la in u tilid a d de sus esfuerzos y o fre c ió a Bel­
grano la ca p itu lació n de las fuerzas re a lista s. El ú ltim o la concedió en té rm i­ Enterado el segundo T riu n vira to que una escu a d rilla re a lista había zar­
nos dem asiado benévolos, pues a cam bio de e n tre g a r las arm as y bagajes, pado con tro p a s de desem barco para in cu rsio n a r por las costas del Paraná,
los vencidos quedaban en co m p le ta lib e rta d , bajo el ju ra m e n to de que nunca co m isio n ó a San M a rtín para que al fre n te de un re g im ie n to de Granaderos
vo lvería n a luchar co n tra las P rovincias Unidas. Este rasgo de generosidad a C aballo im p id ie se la acción del enem igo.
por parte de Belgrano p e rju d ic ó el triu n fo , por cuanto el ju ra m e n to no fue El entonces coronel p a rtió a fin e s de enero de 1813 con 120 hom bres.
respetado. A tro te y galope el destacam ento sig u ió un d e rro te ro paralelo a las naves,
P olíticam ente, la v ic to ria de Salta a le jó por un tie m p o el p e lig ro de una para e v ita r que la polvareda levantada por los caballos fu era observada
Invasión enem iga, co n so lid ó al g o bierno de Buenos A ire s y d e sp e rtó el sen­ desde el río. Por su parte la flo tilla — 11 em barcaciones y más de 300 hom ­
tim ie n to p a trió tic o . b res— im pulsada por v ie n to fa vo ra b le co nsiguió adelantarse dos jornadas
En el orden m ilita r, el e jé rc ito re a lista s u frió un rudo golpe y la pérdida sobre sus o c u lto s persegu ido res. El 30 de enero la flo tilla ancló fre n te a
de gran cantidad de m a te ria l b é lic o tam bién p re c ip itó la renuncia de Go- San Lorenzo, v e in tis é is kiló m e tro s al n o rte de Rosario. Las costas altas
yeneche. form aban una am plia barranca y en lo a lto de esa pla n icie , e ntre los arbus­
La A sam blea del A ñ o XIII concedió a los o fic ia le s y soldados p a trio ta s to s , em ergía el m ona sterio de San C arlos, convento de los re lig io s o s fra n ­
ciscanos.
el uso de un d is tin tiv o con la s ig u ie n te in s c rip c ió n : La P atria a lo s vence­
dores de Salta. Regaló a B elgrano un sable con g uarnición de oro y la suma A l caer la ta rde del 2 de fe b re ro , los granaderos llegaron a la posta de
de 40.000 pesos, que — con gran d e s in te ré s — no aceptó y dispuso d e s tin a r San Lorenzo, donde cam biaron sus agotados caballos. A llí San M a rtín se
a la creación de cu a tro escuelas p úblicas de prim e ra s le tra s en Jujuy, Tu­ e n te ró de la a ctividad desplegada por el enem igo y tu vo el co nvencim iento
que e le g iría n esa zona para un desem barco.
cumán, S antiago del Estero y Tarija.

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El combate de San Lorenzo según un óleo de Pedro Blanqué. Se advierte al entonces coronel
San Martín en peligro de perder la vida al quedar su pierna apretada por el caballo que
montaba y que fue derribado.

San M a rtín se o c u ltó con sus e fe c tiv o s en el m o n a ste rio y al am anecer


del 3 de fe b re ro de 1813, los re a lis ta s — a las órdenes del com andante
A n to n io Zabala— avanzaron en d ire c c ió n al e d ific io . En esas circu n sta n cia s,
los granaderos e m b is tie ro n re su e lta m e n te al enem igo, quien reaccionó con
n u trid o fuego de m e tra lla .

En medio del combate, una bala de cañón derribó el caballo que montaba
San Martín, cuya pierna quedó apretáda por el cuerpo del animal. Un enemigo se
dispuso a ultim arlo, pero el granadero Baigorria atravesó con su lanza al soldado
realista.
San Martín hubiera perecido si no hubiese intervenido el correntino Juan
Bautista Cabral, quien ayudó a su jefe a incorporarse, pero en mérito a su arrojo
recibió dos heridas mortales.

A l cabo de un rato, la lucha se d e fin ió en fa v o r de los p a trio ta s. Los


re a lista s huyeron dejando 40 m u e rto s y 14 p ris io n e ro s , además de m aterial
b élico; los granaderos tu v ie ro n 15 m u e rto s y 27 heridos.
Este e ncuentro — aunque de poca im p o rta n cia m ilita r— tie n e gran tra s ­ La a c titu d del gobernante de M on tevideo dete rm in ó el e s ta llid o de una
cendencia h is tó ric a , pues en él re c ib ió su ba u tism o de fu e g o el re g im ie n to nueva guerra e n tre ambas ciudades del Plata y aunque el p rim e r T riu n vira to
creado por nue stro héroe m áxim o. dispuso in ic ia rla en el acto, diverso s m otivos h icie ro n dem orar cerca de diez
A consecuencia de la d e rro ta su frid a en San Lorenzo, los re a lista s ce­ meses el com ienzo de las operaciones. Por otra parte, desde esas épocas,
saron te m p o ra ria m e n te en sus in cu rsio n e s, se p a c ific ó el lito ra l y se man­ A rtig a s empezó a d ista n ciarse del go bierno de Buenos A ire s .
tu v ie ro n las com unicaciones de los pueblos ribereños. En a b ril de 1812, el vocal M an uel de S arratea fue designado com andante
de todas las fuerzas destacadas en la Banda O rie n ta l. La llegada del nuevo
Segundo sitio de M ontevideo je fe al cam pam ento de A yu í provocó rozam ientos con. A rtig a s , por lo cual
H em os v is to que el p rim e r s itio de M o n te vid e o se levantó por el a rm is­ S arratea co n ce n tró sus e fe c tiv o s en A rro y o de la China (actual Concepción
tic io firm a d o en o ctu b re de 1811; al mes sig u ie n te , se hizo cargo del poder del U ruguay).
en la vecina o rilla Gaspar V ig o d e t. Este no sólo to le ró ía perm anencia de Los e fe c tiv o s portugueses no tard aro n en re tira rs e y entonces A rtig a s
las tro p a s lusitanas sin o que im p id ió al p rim e r T riu n v ira to el envío de re­ — con sus hom bres y los in te g ra n te s del éxodo— regresó a la Banda O rie n ­
fuerzos a A rtig a s , que se hallaba en el cam pam ento de A yuí. ta l, m ie n tra s Sarratea tam bién penetraba en ese te r rito rio y destacaba una
vanguardia al mando de Rondeau para que se adelantara sobre M ontevideo.

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A sí com enzó, el 20 de o ctubre de 1812, el segundo s itio de esa plaza. El g o bierno de Buenos A ire s re so lvió superar las con tra riedade s y
Los roces e ntre A rtig a s y S arratea se acentuaron cuando el 8 de o ctu ­ m ie n tra s organizaba la segunda escuadra p a trio ta a las órdenes de Brown
bre cayó el T riu n vira to y en consecuencia el segundo pe rd ió su apoyo p o lí­ designó al joven coronel C arlos de A lv e a r “ general en je fe de las fuerzas
tic o , único títu lo que ju s tific a b a su presencia de com andante en je fe . de la c a p ita l” . A n te los sucesos o cu rrid o s en la vecina o rilla , el D ire c to r
Por su parte, V ig o d e t había concebido — en p rin c ip io — un plan defe n ­ S uprem o aceptó la renuncia presentada por Rondeau y nom bró en su reem ­
sivo, pero dueño de las aguas y enterado de que el e jé rc ito s itia d o r carecía plazo a A lv e a r, quien a p rin c ip io s de m ayo se d irig ió a la Banda O rienta l al
de m aterial bélico, d e cid ió em prender un ataque por sorpresa. fre n te de unos 1.500 hom bres, para reem plazar a Rondeau en el mando de
El 31 de dicie m b re avanzó al fre n te de 2.300 hom bres y, después de las tro p a s. Por su parte, Brow n había bloqueado el p u erto de M ontevideo.
vencer la re siste n c ia del coronel E stanislao S oler, logró to m a r el C e rrito , Rodeado por tie rra y agua, V ig o d e t s o lic itó un a rm is tic io y el 23 de
elevación situada una legua y m edia al nordeste de M o n te vid e o , donde los ju n io de 1814, M o n te video se rin d ió a las tro p a s de Buenos A ire s . La capi­
p a trio ta s habían e sta b le cid o su cu a rte l. Rondeau c o n sig uió reagrupar las tu la c ió n — ú ltim o baluarte re a lis ta en el Río de la Plata— tu vo im p ortan tes
fuerzas y en v io le n to contraataque rechazó al enem igo y lo o b lig ó a re fu ­ consecuencias, pues Buenos A ire s se v io lib re de una amenaza perm anente
giarse nue varrente tra s los m uros de M o ntevideo. y el d o m in io de las aguas por parte de los p a trio ta s, b e n e fició d ire c ta ­
En los p rim e ro s m eses de 1813, las desavenencias e ntre A rtig a s y Sa­ m ente al c o m e rcio de Buenos A ire s , m uy perjud icado por el bloqueo del
rratea crearon m a le sta r e n tre las fila s del e jé rc ito s itia d o r, hasta que fin a l­ enem igo.
m ente las tropa s depusieron a Sarratea y entregaron el mando a Rondeau,
a ctitu d que el go bierno de Buenos A ire s te rm in ó por aceptar. D ebido a Artigas acrecienta su poder
esto, A rtig a s se in co rp o ró con sus fuerzas o rie n ta le s al e jé rc ito p a trio ta .
Hasta fin e s de 1813, el s itio de M o n te vid e o sig u ió sin m ayores va ria n ­ Los te rrito rio s de Entre Ríos y C o rrie n te s — cuyos pueblos tenían a fin i­
tes. Rondeau e stre ch ó el cerco hasta donde se lo p e rm itió el alcance de la dad con los de la Banda O rie n ta l— no tardaron en plegarse al m ovim iento
a rtille ría enem iga y V ig o d e t — luego del e sca rm ie n to del C e rrito — se re­ in icia d o por A rtig a s contra Buenos A ire s . El ca u d illo se había e sta b le cid o en
plegó a la defensiva. las proxim idades del pueblo uruguayo de Belén, desde donde d irig ía las
operaciones.
Persuadido A lv e a r de que el a rtig u ism o representaba una fuerza d ifíc il
Creación de la escuadra. Brown
de ve n ce r y ú til de co nq uistar, dejó sin e fe cto un decre to a n te rio r del D i­
D espués de la d e rro ta naval de San N icolás, el g o bierno p a trio careció re c to rio y a com ienzos de ju lio de 1814 declaró a A rtig a s “ buen s e rv id o r” ,
de una flo tilla para e n fre n ta r a los re a lista s. El D ire c to r S uprem o G ervasio re s titu y é n d o le el grado de coronel y nom brándole com andante de campaña
Posadas dispuso cre a r una nueva escuadra y c o n fió el mando al m arino ir ­ de la Banda O rie n ta l.
landés G u ille rm o B row n, quien en marzo de 1814 fu e nom brado te n ie n te M ie n tra s tan to , Posadas había renunciado a su cargo de D ire c to r Su­
coronel del e jé rc ito al s e rv ic io de la armada. prem o y fu e reem plazado por A lvear, quien ordenó a las tro p a s de Buenos
Se equiparon s ie te naves que se h icie ro n a la ve la rum bo a la isla de A ire s que evacuaran la Banda O rie n ta l. En fe b re ro de 1815, O torgués fue
M a rtín García, donde el capitán de fra g a ta Ja cin to Rom arate — el vencedor designado por A rtig a s gobernador m ilita r de M ontevide o.
de San N icolás— había fondeado con tre c e em barcaciones. Luego de un C onsolidada la autoridad de A rtig a s en la Banda O rie n ta l, puede a fir­
inten so cañoneo, Brow n desem barcó en la isla y dom inó a la g uarnición m arse que a fin e s de marzo de 1815 el ca u d illo dom inaba Entre Ríos, Co­
enem iga. rrie n te s , Santa Fe y tam bién Córdoba. Su in flu e n cia se e xte ndió a las M i­
A m ediados de a b ril de 1814, la flo ta p a trio ta in ic ió el bloqueo de M on­ siones o rie n ta le s , por acción de su h ijo adoptivo A n d re s ito (A ndrés A rtig a s
te vid e o y el 17 de mayo obtuvo una buena v ic to ria sobre la escuadra re a lista , o A ndrés Guacararí).
que fu e p rácticam e nte d e stru id a . Por esas épocas, A rtig a s ostentaba los títu lo s de “ Jefe de los O rie n ta ­
le s ” y “ P ro te cto r de los Pueblos L ib re s ” .

Capitulación de Montevideo
En enero de 1814, A rtig a s abandonó el s itio de M o n te vid e o y al fre n te
de unos 2.000 hom bres se d irig ió a Belén (actual Uruguay, fro n te ra de Entre
Ríos y C o rrie n te s ). Se había d ista n ciad o d e fin itiv a m e n te del g obierno de
Buenos A ire s y ante esa a c titu d el D ire c to r S uprem o G ervasio Posadas
publica un de cre to por el cual declara a A rtig a s tra id o r y o fre ce se is m il
pesos fu e rte s “ al que lo p re sentare v iv o o m u e rto " (14 de fe b re ro ). Guía de repaso
A rtig a s p ro c la m a b a la in d e p e n d e n c ia del d o m in io h is p á n ic o y había le va n tad o
la b a n de ra del fe d e ra lism o , pero a su vez so ste n ía que la Banda O rie n ta l d e b ía
re g irse p o r un g o b ie rn o “ fu e ra de Buenos A ire s ” , no a d m itie n d o o tro s is te m a que
el de la “ C o n fe d e ra c ió n ” , es d e c ir, de la unión de va rio s E stados — en ig u a ld a d de El Primer Triunvirato. La s itu a c ió n a m ed ia d o s de 1811. El T riu n v ira to y ia Junta
d e re c h o s — que se som eten a c ie rta s leyes com unes. C o n se rva d o ra : su d is ta n c ia m ie n to . El R e glam ento O rg á n ic o :

454 455
los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. El Estatuto
Provisional: sus disposiciones. El motín de las trenzas: su­ —Cuestionario
blevación del cuerpo de Patricios y su repercusión política.
La Sociedad Patriótica: Bernardo Monteagudo y su oposi­
ción al Triunvirato. La Asamblea Legislativa: el predom inio
del gobierno. 1 C u á l e ra la s itu a c ió n de n u e s tr o p a ís a m e d ia d o s d e 1811?
2 ¿E n q u é f o r m a q u e d ó e s ta b le c id o e l T r iu n v ir a t o ? 3. ¿ P o r q u é
Reseña biográfica. Su form ación m ilita r en España. Guerras e p r o d u j e r o n d iv e rg e n c ia s e n tr e e l T r iu n v ir a t o y la J u n t a C o n ­
en que participó. El viaje a Londres. Su incorporación a la s e rv a d o ra ? 4. ¿Q ué d is p u s o e l R e g la m e n to O rg á n ic o ? 5. ¿ Y e l
causa de la em ancipación americana. Llegada a Buenos E s ta tu to P r o v is io n a l? 6. ¿ Q ué c o n s e c u e n c ia s p r o d u jo e l m o tín de
Aires. El regim iento de Granaderos a Caballo.
la s tre n z a s ? 7. ¿Q ué sabe co n re s p e c to a la A s a m b le a L e g is la t iv a
de 1812? 8. R e s u m a la a c tu a c ió n m i l i t a r d e José de S a n M a r t í n
La conjuración El m ovim iento y sus propósitos. El final de la intentona
de Alzaga. en E sp a ñ a . 9. ¿ E n q u é f o r m a a b ra z ó la cau sa d e la e m a n c ip a c ió n
a m e ric a n a ? 10. ¿De q u é m a n e ra M a r t í n de A lz a g a p r e te n d ió d e ­
La obra del Disposiciones referentes a la libertad de imprenta, a la se- r r i b a r a l T r iu n v ir a t o ? 11. E x p liq u e la o b ra q u e d e s a r r o lló e l
Primer Triunvirato. guridad in dividu al y a la justicia. Acción cultural y m ilitar. P r im e r T r iu n v ir a t o . 12. ¿ C ó m o se o rg a n iz ó la L o g ia L a u ta r o ? 13.
¿Q ué sucesos d e s e n c a d e n a ro n la r e v o lu c ió n d e l 8 de o c tu b re ?
La revolución del La Logia Lautaro y sus principios básicos. Situación del 14. ¿ C óm o s u rg ió e1 S e g u n d o T r iu n v ir a t o ? 15. ¿En q u é f o r m a se
8 de octubre de 1812. país a m ediados de 1812: dificultades de orden p o lítico y
c re a r o n la E s c a ra p e la y la B a n d e ra N a c io n a l? 16. ¿ A q u é se lla m ó
m ilitar. La convocatoria a una nueva Asamblea. El m ovi­
miento revolucionario: intervención de San Martin. El Se­ “ é x o d o d e l p u e b lo ju je ñ o ” ? 17. ¿ C óm o se li b r ó la b a t a lla de T u c u ­
gundo Triunvirato. m á n ? 18. ¿ Q ué sabe co n re s p e c to a la b a t a lla de S a lta ? 19. ¿En
q u é f o r m a c a y e ro n d e rro ta d o s lo s p a tr io ta s e n V ilc a p u g io y
Manuel Belgrano. Las baterías sobre las barrancas del Paraná. Creación de la A y o h u m a ? 20. ¿ C ó m o se li b r ó e l c o m b a te de S a n L o re n z o ? 21.
Escarapela Nacional. Inauguración de las baterías Libertad ¿ C óm o se in ic ió e l s e g u n d o s it io de M o n te v id e o ? 22. ¿ A q u ié n se
e Independencia. La Bandera Nacional. A ctitud del Triun­
virato. d e s ig n ó a l f r e n t e de la e s c u a d ra ? 23. ¿ C óm o se p r o d u jo la c a p i­
tu la c ió n de M o n te v id e o ? 24. ¿ Q ué a c tu a le s p r o v in c ia s a rg e n tin a s
Acontecimientos Los realistas .atacan por el norte del pais. Belgrano y el re s p o n d ía n a l c a u d illo A r tig a s ?
militares de éxodo del pueblo iuieño.
los años 1812-14.

La batalla de Tucumán. El campo de las carreras: posición de los ejércitos. El


triunfo de Belgrano y sus consecuencias.

Batalla de Salta. Juram ento del rio Pasaje. La capitulación de los realistas.
Consecuencias de la victoria. Actividades Prácticas
Segunda campaña Acción m ilita r del brigadier Joaquín de la Pezuela. Derrotas
al Alto Perú. de Belgrano en Vilcapugio y Ayohuma. • Analizar las diferencias entre el R eglam ento Orgánico y el Esta­
tuto Provisional.
Combate de • R esum ir la actuación de San M artín en Europa, h a s ta su retiro del
Incursiones de /os realistas p o r el rio Paraná. El monasterio
San Lorenzo. de San Carlos. La victoria de San Martin. ejército español.
• Sintetizar el proceso político que culminó con la revolución del 8
Segundo sitio de La actitud de Gaspar Vigodet. Manuel de Sarratea y sus de octubre de 1812.
Montevideo. rozamientos con Artigas. El sitio a la ciudad de Montevideo. • Resum ir en cuadros sinópticos las siguientes acciones m ilitares:
Vigodet y su efím ero triunfo en el Cerrito. Rondeau queda a) b a ta lla s de Tucum án y Salta; b ) segunda campaña al A lto Perú;
al mando de las tropas patriotas. La guerra naval: Guillermo
Brown y los combates de M artin G a rd a y Montevideo. c) com bate de San Lorenzo.
Artigas abandona el sitio. Carlos de Alvear es destinado
¡efe de las tropas. Rendición de los realistas. Artigas y su
oposición al gobierno de Buenos Aires. Influencia del caí -
dillo sobre diversas provincias. »

457
456
A su vez el Triunvirato dictó el de diciem bre de 1810 no se había
podido inaugurar el Congreso al in­
Lectura Estatuto Provisional del 22 del n o­
viembre, compuesto de nueve artícu­ corporarse los d ip u t a d o s al P. E.
integrando un cuerpo de 19 m iem ­
los Está precedido de extensas con­
sid era cion es sobre el grave estado de bros, y cuando después de la crisis
las Provincias, por la situación de los de 1811 se constituía al fin la Junta
eiércitos en el norte y en la Banda Conservadora, ésta se atribuyó a sí
nrient'al y respecto al orden interno misma la preeminencia sobre el P.
El R egla m en to O rgá nico le hace afirmar “la necesidad E. La reacción del Triunvirato con ­
y el E statuto P rovision a l urgente de concentrar el poder para sistió en la disolución de la Junta
calvar la patria en el apuro de tan­ Conservadora en 1811 e hizo lo mis­
tos conflictos” . Declara que el R e­ mo en 1812 — por dos veces más—
glamento Orgánico de la Junta Con­ en abril y en octubre al disolver las
El Reglamento del 22 de octubre no podría tener arrestado a ningún servadora estaba llamado a precipi­ Asambleas qué c o n v o c ó , hasta la
de la Junta Conservadora tiene va­ individuo por más de 48 horas, den­ tar al país al abismo de su ruina, y Revolución del 8 de octubre.
lor político y doctrinario al propio tro de cuyo término debía remitirlo que los diputados habían tenido más
tiempo. Levene, R icardo.
al Juez competente. La infracción presente “su exaltación que la salud
En la introducción se hacen consi­ de esté artículo se consideraba como del Estado” . Por los prim eros ar­ M a n u a l de H is t o r ia
deraciones generales que recuerdan un atentado contra la libertad de los tículos se establece la am ovilidad de del D erecho A r g e n t in o .
los principios expuestos por Maria­ ciudadanos, y cualquiera de ellos po­ los miembros del Triunvirato, cada
no Moreno en sus artículos de la día elevar su queja a la Junta Con­ seis meses, y su elección en lo suce­ Buenos Aires, 1952.
“ Gazeta” sobre las miras del Con­ servadora. Se disponía por el artícu­ sivo por una asamblea general, se
greso que acaba de convocarse .y lo 109, que para el conocimiento de hace especial m ención y se agregan
Constitución del Estado. Siguiendo cada uno de los recursos de suplica­ al Estatuto los decretos sobre la li­
a Montesquieu, se expresa el con­ ción que antes se dirigían al Consejo bertad de imprenta y seguridad in ­
cepto de la división de los poderes de Indias, el Poder Ejecutivo nom­ dividual, y se afirma, com o en el ¿A cuál de los poderes del Estado
legislativo, e je c u t iv o y judiciario. braría una Comisión judicial de tres “ Reglamento” que el conocim iento otorgó el R e g la m e n to Orgánico
Pero al fijar los límites de las res­ ciudadanos de probidad y luces. de los asuntos judiciales correspon­ mayores facultades?
pectivas autoridades, se reservó al Con respecto a la Justicia de que den privativamente a las autorida­ ¿Qué dispuso con respecto al P o­
Poder Legislativo el ejercicio de fa­ se ocupa la tercera sección se esta­ des judiciarias. der Judicial?
cultades preeminentes. blecen disposiciones importantes, co­ Era una experiencia política do- ¿Por qué el E sta tu to P ro visio n a l
Por el artículo 1’ al disponer que mo las de considerar que el Poder lorosa. En teoría todos proclamaban sostuvo la necesidad de concentrar
los diputados de las Provincias Uni­ Judicial es independiente y a él sólo el ideal del equilibrio de poderes, el poder?
das — adoptando el nombre que per­ le toca juzgar a los ciudadanos, y pero en la realidad de las luchas ¿Se expresa en contra del R egla­
duró por muchos años y a él se sería responsable del menor atenta­ políticas, fue difícil lograrlo. El 18 m ento Orgánico?
refiere también el art. 35 de la Cons­ do que se cometa, en contra de la
titución— debían integrar la Junta libertad y seguridad de sus súbdi­
Conservadora de la Soberanía de tos. Este Reglamento subsistiría has­
Fernando VII y de las leyes nacio­ ta que el Congreso deslindara cons­
nales, se aclara que lo es “en cuan­ titucionalmente las atribuciones y
to no se oponen al derecho supremo facultades del Poder Judicial. Por
de la libertad civil de los pueblos otro artículo se mandaba que el Po­
americanos” . Como se advierte, la der Judicial tendría por regla de sus
idea directriz revolucionaria era que resoluciones las leyes generales ( que
las leyes nacionales de España e In­ eran las de Indias y de Castilla y
dias no se aplicarían en el Estado León); las leyes m u n icip a le s, de­
naciente en cuanto se opusiesen a la biéndose entender por tales las or­
libertad civil de los hombres. Son denanzas locales principalmente de
notables las disposiciones de la sec­ los Cabildos y “ los bandos de buen
ción segunda sobre el P. E., artículo Gobierno” . Estos dos últimos cuer­
79, que establece la prohibición para pos legales constituyeron las prime­
conocer en todo n e g o c io judicial, ras fuentes del Derecho Patrio ar­
avocarse causas pendientes ni eje­ gentino.
cutarlas, ni mandar abrir nuevamen­ El Reglamento redactado por Fu­
te los juicios o alterar el sistema de nes fue rechazado por el Triunvirato
la administración de justicia, ni co­ después de someterlo al pronuncia­
nocer de las causas de los magistra­ miento de una Asamblea heterogé­
dos superiores, ni inferiores ni de­ nea, compuesta por los regidores del
más jueces subalternos; y artículo 9Í>, Cabildo y los miembros de una Jun­
conforme al cual el Poder Ejecutivo ta Consultiva del Pueblo.

459
458
LOS C O M IEN ZO S DE N U E S TR A S O B E R A N IA . LA A S A M B L E A DE 1813

Inauguración de la A sam blea


Sabemos que el segundo T riu n v ira to surgió del m o vim ie n to popular del
8 de octu b re — d irig id o por la Logia Lautaro— y que los re vo lu cio n a rio s
e xig ie ro n la co n vo cato ria de una asam blea general, a realizarse en el té rm i­
no de noventa días. R ecordem os ta m bién que desde la Semana de M ayo se
venía exig ie n d o la tan anhelada asam blea.
A fin e s de octu b re de 1812, el gobierno p ublicó el reglam ento de con­
vo ca to ria , el cual establecía la fo rm a de elecció n de los diputados. Estos
serían cu a tro por Buenos A íre s , dos por cada capital de p ro vin cia y uno por
cada ciudad d e pendiente de las ú ltim a s. Fue exceptuada Tucumán — depen­
d ie n te de Salta— , quien pudo enviar dos diputados por el apoyo de su po­
blación al e jé rc ito de B elgrano. N ingún re presenta nte podía tra e r lim ita ­
ciones a sus poderes.
El 31 de enero de 1813, la A sam blea G eneral C o n s titu y e n te in ic ió sus
sesiones en el a ntiguo e d ific io del C onsulado.
El triu n v iro Paso pronu nció el d iscu rso de ap ertura y a co ntinuación fue
e legido p re s id e n te C arlos de A lv e a r — representante de C o rrie n te s — y se­
c re ta rio s los dip u tado s po r Buenos A ire s , H ip ó lito V ieytes y V alentín Gó­
mez, e ste ú ltim o sacerdote.

La Asamblea inauguró sus sesiones con los siguientes diputados: Carlos A l­


vear (Corrientes), Mariano Perdriel (Santiago del Estero), Juan Larrea y Gervasio
Posadas (Córdoba), Fermín Sarmiento (Catamarca), Vicente López, Hipólito Vieytes
y Valentín Gómez (Buenos Aires), Francisco A rgerich (Luján), Antonio Valle (San

461
Juan), Ramón Balcarce (Tucumán), José Ugarteche (La Rioja), Pablo Vidal (Jujuy),
Bernardo Monteagudo (Mendoza); Agustín Donado (San Luis), José Agrelo y José
de Moldes (Salta).
La p rim e ra d is p o s ic ió n fue un d e c re to de diez a rtíc u lo s , a tra vé s de los
cuales asum ió la “ re p re se nta ció n de la sob e ra n ía ", d e cre tó la in v io la b ilid a d
de sus diputados y c o n firm ó en el g obierno a los m iem bros del segundo
T riu n vira to , hasta que e lla "te n g a a bien d isp o ne r o tra co sa ” .
La A sam blea del A ño XIII hizo p ú b lico el ideal de independencia cuando
asum ió el e je rc ic io de la soberanía de las P rovincias U nidas d e l Rio de la
Plata, y aunque no lle g ó a d ic ta r una C o n s titu c ió n — a pesar de su deno­
m inación “ C o n s titu y e n te ” — to m ó va ria s d is p o sicio n e s que equivalían a ha­
berla prom ulgado.
El primer número de “ El Redae- La posición federalista de Arti-
Las dos tendencias en el seno de la Asam blea
D ijim o s a n te rio rm e n te que la Logia Lautaro — u n ifica da con la Sociedad
P atriótica— sostenía dos p rin c ip io s fu n d a m e n ta le s: d e cla ra r la Independencia
y d ic ta r una C o n stitu c ió n republicana.
Después del m o vim ie n to del 8 de octu b re , dos te n d e n cia s se v is lu m ­
braron d e ntro de la Logia, que luego se h icie ro n pre se n te s en el seno de
la Asam blea del A ño XIII. San M a rtín deseaba c u m p lir con las d ire c tiv a s tor de la Asamblea” , periódico gas fue el motivo principal de su
trazadas por dicha sociedad se cre ta y bregaba por re s o lv e r cuanto antes el que apareció el 27 de febrero de ruptura con el gobierno de Bue-
problem a in terno, en base a la independencia y a una c o n s titu c ió n . 1813. En este órgano oficial del nos Aires. Oleo del pintor Pedro
Por su p arte, A lv e a r consideraba necesario adecuar la s itu a ció n interna gobierno se publicaron resume- Blanes Viale donde lo vemos dic-
nes de lo tratado en la Asamblea tando a su secretario una misiva
del país a los problem as e x te rio re s : p o lític a europea, amenaza portuguesa
General Constituyente. donde fija su pensamiento po­
y probable invasión re a lis ta . D efendía un Poder E jecutivo representado en lítico.
una sola persona y a su ju ic io podían poste rg a rse los dos p rin c ip io s fun d a ­
m entales defendidos por la Logia.
Fueron ele g idos seis diputados para re p re se nta r a la Banda O rie n ta l
Según constancias docum entales que p e rte n e cie ro n a Zapiola (uno de
ante la A sam blea G eneral C o n stitu ye n te .
los in te g ra n te s de la Logia que m antuvo am istad con San M a rtín ) los d ip u ­
tados de la A sam blea — de acuerdo con sus te n d e n cia s— podían agruparse
en “ a lv e a ris ta s ", "s a n m a rtin is ta s ” , “ a c o m o d a tic io s ", “ te o c rá tic o s ” e “ in d e ­ Las instrucciones de los diputados orientales
p e n d ie n te s". Los p rim e ro s no tardaron en c o n s titu ir mayoría.
El 13 de a b ril de 1813, el C ongreso reunido en las proxim idade s de
Los teocráticos o de marcada tendencia conservadora no gustaban de las M o ntevideo im p a rtió varias In stru ccio n e s a los diputados que debían v ia ja r
innovaciones y formaban un grupo semejante a los independientes en cuanto a su a Buenos A ire s .
falta de una posición definida, al margen de cualquier apoyo a otras facciones. Sus puntos fundam entales eran los sig u ie n te s:
Los alvearistas se hallaban representados en principio por seis diputados, pero
de inmediato contaron con la adhesión de los acom odaticios — trece diputados— a) P roclam ación de la Independencia. El a rtícu lo 1? dice te xtu a lm e n te :
y en consecuencia formaron un grupo de diecinueve representantes; por su parte "p e d irá n la d e claración de la independencia absoluta de estas colonias, que
los sanm artinistas — cinco en total— no fueron apoyados en sus principios y a su e llas están absueltas de toda o bligació n de fid e lid a d a la corona de España".
vez su jefe debió alejarse para luchar en San Lorenzo.
b) G obierno co nfed erativo. “ El G obierno S uprem o” de la C onfederación
sólo se ocuparía de “ los negocios generales del E stado” y la Banda O rienta l
L A A S A M B L E A Y L O S D IP U T A D O S O R IE N T A L E S “ retendrá su soberanía, lib e rta d o inde pe nden cia” ; además se com prom etía
a e n tra r "e n una firm e liga de a m is ta d " con las demás pro vin cia s “ para su
Enterado de la in sta la ció n de la A sam blea G eneral C o n s titu y e n te en defensa com ún, seguridad de su lib e rta d y para su m utua y general fe li­
Buenos A ire s , A rtig a s reunió el 4 de a b ril — en las p ro xim id a d e s de M on­ c id a d ".
te vid e o — un C ongreso de re p re se nta n te s de la Banda O rie n ta l, el cual d is ­ La Banda O rie n ta l quedaría autorizada — al igual que las dem ás p ro ­
puso reconocer a la A sam blea reunida en Buenos A ire s , sie m p re que ésta v in cia s— a d ic ta r su propia C o n stitu ció n .
aceptara el siste m a p o lític o de la "C o n fe d e ra c ió n " y respetara la autonom ía
o rie n ta l, d e ntro de la obediencia a la C o n s titu c ió n que pro m u lg a re la citada c) L ib e rta d c iv il y re lig io sa . Debía proclam arse la lib e rta d c iv il y re li­
A sam blea. giosa y asegurar — po r parte de los gob iernos— el respeto a la igualdad de
los ciudadanos y de los pueblos.

462 d) Im p e d ir la d e cisiva in flu e n c ia de Buenos A ire s. El a rtíc u lo 19? esta-


463
b ecía que la capital de la C onfederación se e rig ie ra “ precisa e ind ispensa­
blem ente fu e ra de Buenos A ir e s ” .
• • Ü c i H p n r i a fe l antiquo sistem a aplicado por
Resolvió so m e ter a /u/e nnhprnantes que hubieran actuado a p a rtir
leyes españolas) a todos los f e m a n t e s tarea convu|sionó a la
& ^ a $ S S H s ¡a s K S
Con respecto al tem or e inquina que provocaba el centralism o norte« 5 I. S í e 1 8 1 0 . s f l .inicÍanr00rn ,onUcr!]a se d ic tó una 'ley de a m nistía, cuyos b e n e ficio s
fue expresado a los diputados orientales sino aue Porteno no solo
bleron los representantes de Tucumán, Ju’juy y Potos ¡dem ás Pl « H T T 5 ref
°P in ÍÓnnP za?on a S a a v e d 'y Campana, condenados a d e s tie rro por su actúa-
capital se situara en lugar diferente a Buenos Aires n a u r a ^ o ! h ° de que la ción en el m otín d¿ ^ ñ o l e s ^ u l o p e o s fueran "re m o v id o s de los em pleos
titucona.es, q i a estudiaremos seguidamente, p r e s e n t a s a n i V ^ a m X G e n e S :
DÍ-SPt >Sn s q c fv ile s y m ilita re s " si en el lapso de quince días no hubieran

El rechazo de los diputados o b te n id o la carta de ciudadanía.

sentaron “ T ” Pre- 91 Reformas sociales

~ rr = r a
dos a rtig u is ta s in siste n en in co rp o ra rse a la A ^ m h iJ J J d ip u ta ' n acld !»™ partir del 31 de enero de 1813 debían ser considerados hombres
nuevam ente. A sam blea, pero se les rechaza

en el fnloTS’SegLento
no podían o b ra r p o r c o m is ió n .'
n° r?sPel,í>ban 10
’ segun el cual los diputados
''^ T a m b ié n declaró libres a ““

; • -
M o n te vid e o M d f e ^ e r o T ' i a í r “ sus ,r 0 'la s del s i>'° *

LA O B R A DE LA A S A M B L E A de se rvicio personal de los '"d io s . . tó ( bases de una sociedad

realizó í n a ^ m p l ^ y f e S n d a 'l¡ b o r P? ^ a f® CaráCter nacional a r9 en t i n o -


sesiones que se prolongó desde el i? de fe b re ro ".? i T h p p n m e r. Perj odo de colocar en las fachadas de las casas.
en cuyo tra n scu rs o los d ip u ta d L tra b a ia m n P n fn ' J f • f n0Vlem bre de 1813-
revolucion aria. P o ste rio rm e nte el ornan¡«m n ^ . intensa y con d ecisión
V vaciló ante los p ro b fe S J s p o S tfc o ? v 6 0 rie n ta c ió " d e finida » 3) Reformas judiciales
clausuró sus sesiones el 26 de enero de 1815 2 'le r n a s , hasta que La A sam blea abolió el uso del to rm e n to , vig e n te en la le g isla ció n espa­
La labor de la A sam blea puede s in te tiz a rs e de la sig u ie n te manera: ñola para hacer co n fesar a los detenidos. D„ , w in H iria l v aorobó
D e lim itó las a trib u cio n e s del gob erno ante el Poder Ju dicial y aproDo
1 ) Reformas políticas un R eglam ento de A d m in is tra c ió n de Ju sticia , dividí

4) Reformas eclesiásticas
el cargo de D ire c to r S a p r e S y un C o ° „ X de ¿ L t o ^ de m 4 ~ " eó La A sam blea dispuso que las autoridades ec,es,^ ¡ “ sHJ eÍ J ¡ ¡ * ¡ ¡ J S '
d iñar sus actos a la soberanía de ese organism o y tam bién nueHaban
Declaró que las com unidades re lig io sa s del Rio de la P!at
independientes de toda autoridad e cle siá stica e s p a n o ^ .a d e m a s d is p u s o q u e
cesaba sobre los obispos la obediencia al nuncio a po sto lico re sid e n te en la
« •— ......... * - -
P6n AboMó la In q u is ic ió n y p ro h ib ió a los re lig io s o s de ambos sexos pro fe sa r
febrero al ’iS V n o v ie m b r e d e'" ¡ 8 1 3 , í y o ^ r a n s c í ^ o 3 ^ Asamblea se P ^ 'o n g ó del 1» de
antes de los tre in ta años.
el segundo Triu nvira to a raíz de urgentes p ro b le m a ^ m * ™ °? " 4 resoluciones. Convocado por

5) Reformas económicas
i r n ,r a i t s .r e La Asam blea ordenó acuñar en la ceca de Potosí en poder

465
464
pa trio ta s después de la v ic to ria de Belgrano en Salta— monedas de oro y
plata, ¡guales en peso y v a lo r a las que circulaban en esa época, pero con
d ife re n te s grabados. La im agen del rey fu e elim inada.
Las monedas de plata tendrían de un lado el sello de la Asamblea con la si­
guiente inscripción: "P rovincias Unidas del Rio de la Plata"; en el reverso un sol
y debajo: "E n unión y lib e rta d ".
Las de o , ) semejantes con el agregado de algunos emblemas guerreros. Cuan­
do Potosí volvió a caer en poder de los realistas, la acuñación se suspendió.

El agudo d é fic it de las finanzas p úblicas, debido en gran parte a los In­
gentes gastos de las cam pañas m ilita re s — pago de sueldos, com pra de e qui­
pos y arm as— , m o tiv ó que la A sam blea d ecretara un e m p ré s tito de 500.000
pesos, con cuyos recursos se m e jo ró la s itu a ció n y p e rm itió e quipar la
escuadra naval puesta a las órdenes de Brow n.

6) Reform as m ilitares
La A sam blea co n tin u ó con las re fo rm a s m ilita re s iniciadas con é x ito por
el T riu n vira to . D ispuso que el cargo de b rig a d ie r general fu e ra el más a lto Vicente López y Planes <I?85-
grado del escalafón, p ro h ib ió el uso indebido del u n ifo rm e y aplicó ca stig o s 1856), diputado por Buenos A i­
m uy severos a los d e se rto re s. res ante la Asamblea General
Ordenó la creación de una A cadem ia M ilita r para la o fic ia lid a d y enco­ Constituyente, escribió la letra
ilc nuestro Himno yurional.
m endó a Pedro C e rviñ o la redacción de los planes de e studio. A fin e s de
mayo, la A sam blea e s ta b le ció el In s titu to M é d ico M ilita r y nom bró al d o cto r
Cosm e M . A rg e ric h d ire c to r y c a te d rá tic o de m edicina.
LOS SIMBOLOS PATRIOS

Proyectos constitucionales
El Himno Nacional
Dos im p o rta n te s p ro ye cto s c o n s titu c io n a le s fu e ro n presentados ante la El 6 de marzo de 1813, la A sam blea co m ision ó al diputado V icen te Ló­
Asam blea del A ño XIII. Uno redactado por una C o m isió n o fic ia l — designada pez — y ta l vez a algún o tro poeta— para que presentara una canción p a trió ­
p o r el T riu n vira to el 18 de noviem bre de 1812— y o tro re m itid o por m iem bros tica. El tra b a jo fu e leído en la sesión del 11 de mayo y declarado por aclam a­
de la S ociedad P a trió tica . ción com o: “ La única canción de las P rovinóias U nidas” . Inform ado el segun­
A m bos proye cto s a dm iten que el poder del Estado emana de la voluntad do T riu n vira to , envió com unicaciones a las intendencias, para que la M archa
p opular y, com o bierv ha dicho el h is to ria d o r Ravignani, "e s to es ro m per el P atriótica "s irv a a los fin e s que dispone la Soberana A sam blea, a In sp ira r el
m olde del orige n d iv in o de los go b iern o s para re co n o ce rlo en la d e m o cra cia ” . in e stim a b le ca rá cte r nacional y aquel heroísm o y am bición de g lo ria que ha
El p ro ye cto de la C om isión o fic ia l adopta la fo rm a republicana u n ita ria Inm ortalizado a los hom bres lib re s ” .
de gobierno y declara que “ las P rovincias U nidas del Río de la Plata form an
una re pública lib re e in d e p e n d ie n te ” . Variadas y contradictorias son las opiniones de los historiadores con respecto
Establece la d iv is ió n del g obierno en tre s poderes: el E je cu tivo , a cargo a los orígenes de nuestro Himno. Las Actas de la Asamblea del año XIII se han per­
de un D ire c to rio com puesto por tre s m ie m b ro s; el L e g isla tivo , in tegrado por dido y sólo ha llegado hasta nosotros el Redactor de la Asamblea, órgano oficial de
tre s organism os (Cám ara de R epresentantes, Senado y C onsejo de Estado), esa corporación. En este último no se publicaba todo lo tratado y lamentablemente
nada figura que perm ita aclarar debidam ente en qué circunstancias y cuándo fue
y el Judicial, encabezado por la C o rte Suprem a de Ju sticia .
compuesto el Himno Nacional.
El p royecto de la Sociedad P a trió tica es más acertado que el a n te rio r Existe una versión tradicional, muy respetada si se tienen en cuenta los valores
po r cuanto dispone un Poder E je cu tivo unip erso n a l, desem peñado p o r un de quienes la han form ulado; sin embargo, actualm ente se considera que nuestra
ciudadano con el títu lo de Presidente. canción patriótica se escribió en 1812, debido a una representación efectuada en el
Los proyecto s de la C om isión o fic ia l y de la Sociedad P atriótica fueron Coliseo Provincial — teatro ubicado frente a la iglesia de La Merced— en la noche
presentados ante la A sam blea, pero la mayoría a lve a rista se opuso a tra ta r­ del 24 de mayo.
los, argum entando que las c ircu n sta n cia s por que atravesaba el país Im pe­
La m úsica fu e com puesta por el m aestro Blas Parera y sus o rig in a le s
dían de cla ra r expresam ente la independencia y “ no era o portuno pensar en
c o n s titu c ió n e s c rita ". como o cu rrió con la le tra — tam bién se han perdido.
El te x to a u té n tic o -d e la le tra del H im no Nacional se conserva en el
A rch ivo G eneral de la N ación y co n siste en una copia re m itid a por el Triun-
v |rato, ju n to con la c irc u la r del 12 de mayo de 1813, a don Bernardo Vélez,
se cre ta rio de g obierno de la Intendencia de Buenos A ire s .

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El escudo argentino debe describirse tomando como base el sello de la Asam­
blea Consta de un óvalo cuya mitad superior ostenta un rayado horizontal, q ue en
heráldica significa “ azul celeste” , y la inferior, por estar en blanco, com pleta los
colores de nuestra bandera.
En la mitad inferior del óvalo figuran dos antebrazos diestros y desnudos con
sus manos estrechadas en un apretón. Estas sostienen la pica — antigua lanza que
usaba la infantería— que alza un gorro frigio.
Toda la elipse está rodeada de una corona de ramas finas de laurel. En la
c a b e c e ra superior aparece el sol mostrando su cara, con treinta y dos rayos rectos
v ondulantes, alternados.
Las manos entrelazadas y el gorro frigio — distintivo de los esclavos liberados—
s im b o liz a n la “ Unión y Libertad” de las Provincias del Río de la Plata. La corona
de laurel es prenda de triunfo y el sol, en recuerdo del culto que le tributaban los
incas, es naciente, como la Nación que lo adoptaba.

La Bandera Nacional
Com o vim o s, el 27 de fe b re ro de 1812 el general B elgrano enarboló por
La p a rtitu ra que se in te rp re ta actu a lm e n te es la v e rsió n que e s c rib ió en vez p rim e ra la bandera argentina, con los colores de la escarapela. El 23 de
1860 el m aestro Juan Pedro Esnaola, destacado p ia n ista que conservó exac­ agosto de ese año, los porteños vie ro n fla m e a r la que por sie m p re sería su
tam ente la p rim itiv a m elodía de Parera, pero agregó c ie rta s m o d ifica cio n e s bandera, en la to rre de la ig le sia de San N icolás, con m o tivo de cele bra rse
y d e ta lles de arm onización. una m isa en acción de gracias por el fraca so de la co nsp ira ció n de Alzaga.
El H im no Nacional es una co m p o sició n m ajestuosa e im ponente, que
evoca el recuerdo de las luchas heroicas de la Patria, nos de scrib e el pueblo El episodio lo describe Juan Manuel Beruti en sus Memorias Curiosas: “ Toda
en arm as y proclam a ante el mundo el s u rg im ie n to de una “ nueva y g lo rio sa la torre en sus cuatro perillas estaba puesta una bandera celeste y blanca de seda,
na ció n ” . A rm oniza con sus b ellas e s tro fa s la m a g n ifice n cia y ritm o de su y cubierta por los cuatro frentes de una ilum inación espléndida, como también los
m úsica, todo lo cual eleva el e s p íritu a las más puras em ociones del pa­ demás del frontis de la iglesia, de cuya ventana del coro, salía otra igual bandera."
trio tis m o . La iglesia de San Nicolás estaba próxim a a la actual Plaza de la República y
por esto una inscripción en la cara norte del obelisco recuerda el episodio.

El Escudo Nacional De acuerdo con las constancias docum entales, la A sam blea General
C o n stitu ye n te no to m ó ninguna re solució n con respecto a la bandera y fue
El escudo arg e n tin o tie n e su orig e n en el s e llo usado p o r la Asam blea el C ongreso de Tucumán — en 1816— quien dispuso que el d is tin tiv o de las
G eneral C o n stitu y e n te . A pesar de los e sfuerzos de ilu s tre s in ve stig ad o re s, P rovincias U nidas fuese " la bandera ce le ste y blanca que se ha usado hasta
se desconoce quién realizó el d ib u jo o rig in a l y la fecha en que la citada el p re s e n te ” .
corpora ció n mandó com poner y aprobó su d is tin tiv o g rá fico .
Recién instalada, la A sam blea se declaró dep o sita ría del " e je rc ic io de
EL DIRECTORIO
la soberanía de las P rovincias U nidas del Río de la P lata", en consecuencia
es lógico a firm a r que de in m e d ia to ordenó la co n fe cció n de su s e llo .' Se
encom endó tal tarea al d iputado por San Luis, A g u stín Donado, quien encargó La concentración del poder
el trabajo de b u rila r la pieza a Juan de D io s R ivera, hábil a rtífic e peruano,
Los a c o n te c im ie n to s europeos anunciaban el p ró xim o re to rn o del m o­
quien ya había confeccionado el escudo del C onsulado y varias m edallas con
narca Fernando VII al tro n o p eninsular, después de las derro ta s su frid a s por
e fig ie s de m onarcas españoles. Si bien Rivera es el e je c u to r m a te ria l del
Napoleón en sus campañas. Era evidente que el m onarca restaurado no ta r­
se llo , "nada autoriza a te n e rlo corno a utor del d ib u jo o rig in a l” .
daría en e n via r una expedición armada hacia el Río de la Plata, para sofo ca r
El 12 de marzo, la A sam blea dispuso “ que e l S uprem o Poder E je cu tivo
la re vo lu ció n con ayuda de los re a lista s de M ontevideo.
use d e l m ism o s e llo de e ste cuerpo so b e ra n o " con d ife re n te in s c rip c ió n . El La delicada situ a ció n externa unida a los co n tra ste s su frid o s por el
13 de a b ril, el cita d o organism o ordenó que las nuevas m onedas a acuñar en e jé rc ito p a trio ta en V ilcapug io y A yohum a y las d isen sio nes interna s d e te r­
la ceca de Potosí debían lle v a r grabado el dicho s e llo . El 27 del m ism o mes, m inaron que se llevara a la p rá ctica la conce ntración del gobierno en una
re so lvió que el ú ltim o reem plazara — en lugares p ú b lico s o em blem as— a sola persona, anhelo que desde tie m p o atrás sostenían los “ a lv e a ris ta s ” .
las arm as del rey. De ta l manera, el s e llo de la Soberana A sam blea a d q u irió El 8 de s e tie m b re de 1813, la A sam blea d ecidió suspender por un
paulatinam ente el ca rá cte r de escudo, debido a varias d is p o sicio n e s que tiem po sus sesiones y nom brar una C o m isión perm anente de cinco m iem ­
exten dieron su uso en todos los aspectos de la vida nacional. bros, que debía convocar a los d iputados en caso de necesidad. Por la m ism a
re solución a utorizó al T riu n vira to “ para que obre de por sí, con absoluta
1 Los gobiernos sucedidos hasta esa época utilizaban el se llo español para refrendar nom­ independencia durante la suspensión de las se sio n e s” . Esto s ig n ific a b a otor-
bramientos, despachos y resoluciones. gar al gobierno “ fa cultad es e x tra o rd in a ria s ” .

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El 21 de enero de 1814 la A sam blea reanudó sus sesiones, convocada LAS M ISIO N E S D IPLO M A TIC AS
por el segundo T riu n vira to . El ú ltim o — com puesto en esas épocas por G erva­
sio Posadas, N icolás Rodríguez Peña y Juan Larrea— elevó una nota in d i­ La difícil situación a fines de 1814
cando que era indispensable “ la co n ce n tra ció n del poder en una sola m ano".
D ijim o s que a fin e s de 1814 num erosos p e lig ro s e xterno s e internos
S om etida la nota a d iscu sió n y expuestos los pareceres de los d ip u ta ­
dos, la A sam blea d e cre tó la co n ce n tra ció n del Poder E je cu tivo en una sola amenazaban a la R evolución. Los p rim e ro s se debían al hecho de que — hasta
persona, "b a jo las cualidades que e s ta b le ce rá la le y ” . ese m om ento— las luchas por la em ancipación am ericana eran desfavorables
a los p a trio ta s , m ie n tra s el m onarca Fernando VII — restaurado en el tro n o
español— pensaba e n viar hacia el Río de la Plata una fu e rte expedición
Creación del D irectorio puesta a las órdenes del general M o rillo .
La fro n te ra norte era con sta ntem ente amenazada por el enem igo, y en
El 26 de enero de 1814, la A sam blea creó el D ire c to rio S uprem o d e l Rio
el lito ra l se tornaba delicada la cre cie n te in flu e n cia de A rtig a s . La desm ora­
de la Plata y por un ive rsa lid a d de v o to s ” e lig ió para dicho cargo a G ervasio
lización cundía en el e jé rc ito , las fa ccio n e s dividían la A sam blea G eneral y
A n to n io de Posadas y dispuso qúe el nuevo fu n c io n a rio cruzaría su pecho con
la c ris is estaba v is ib le en los gob iernos p a trio s que se sucedían unos a o tro s.
una banda b ico lo r, blanca al ce n tro y azul a los costados.
A n te la gravedad de los aco n te cim ie n to s, el D ire c to rio re so lvió buscar
Art. 19. La Asamblea ordena que en la persona en quien se concentrase la aliados e x te rio re s para la R evolución y con este ob jeto envió com isionados
Suprema Potestad Ejecutiva, recaigan todas las facultades y preeminencias acor­ a Europa. Sus p ro p ó sito s eran obte n e r el re co n o cim ie n to de nuestra inde­
dadas al Supremo Gobierno por el Estatuto del 27 de febrero de 1813. pendencia por parte de Inglaterra, a b rir negociaciones ante la C o rte española
para lle g a r a un a rre g lo p acífico y asegurar la n eutralidad de las autoridades
"Art. 2°. Ella será distinguida con la denominación de Director Supremo de las
portuguesas esta blecidas en el B rasil, siem p re prontas a colaborar con
Provincias Unidas; tendrá el tratamiento de Excelencia y la escolta competente.
cu a lq uie r in te n to de agresión al Plata.
” Art. 3?. Llevará una banda bicolor, blanca al centro y azul a los costados, ter­ El D ire c to r Posadas c o n fió la m isión d ip lo m á tica a M anuel B eigrano y
minada en una borla de oro, como distintivo de su alta representación.” a B ernardino Rivadavia, quienes re cib ie ro n in stru c cio n e s m uy am plias, aun­
que el p ro p ó s ito fundam ental era “ asegurar la independencia de A m é ric a ” .
El D ire c to r Suprem o duraba dos años en sus fu n cio n e s y sería acom pa­
Los com isionados debían p roponer al m onarca español el e s ta b le cim ie n to de
ñado en su g e stió n g ubernativa por tre s se c re ta rio s . También la Asam blea
una m onarquía representada por un p ríncipe de la fa m ilia re inante, para
creó un C onsejo de Estado, organism o c o n s u ltiv o com puesto por un p re s i­
que gobernase el Río de la Plata “ bajo las fo rm a s c o n s titu c io n a le s que esta ­
dente (que reem plazaría al D ire c to r S uprem o en caso de ausencia o e n fe r­
medad), un se c re ta rio y s ie te vocales. bleciesen las p ro v in c ia s ” .
La A sam blea designó p re sid e n te del C onsejo de Estado a N icolás Ro­
dríguez Peña. Los com isionados en Río de Janeiro
Entre los siete vocales del Consejo de Estado figuraban los tres secretarios Beigrano y R ivadavia saliero n de Buenos A ire s el 28 de d icie m b re de
o ministros del Director Supremo. 1814 y a rrib a ro n a Río de Janeiro a m ediados de enero de 1815. A llí se
Desde la Semana de Mayo, la evSlución política de las Provincias Unidas había e n tre v is ta ro n con el em bajador inglés lord S trangford, pero éste — m uy cau­
seguido el siguiente proceso: Primera Junta, Junta Grande, los Triunviratos y el te lo s o — no a rrie sg ó una opinión d e fin itiv a .
Directorio. Con este último, el gobierno nacional se concentraba en una sola persona. A l mes sig u ie n te , llegó a Río de Janeiro el d o cto r M a nuel José García,
El D ire c to r Posadas asum ió el mando el 31 de enero de 1814 y fueron quien había sido designado “ enviado c o n fid e n c ia l” por el nuevo D ire c to r
sus m in is tro s N ico lá s H errera, de G obierno y R elaciones E xte rio re s; el co­ Suprem o, C arlos de A lve a r. Era p orta dor de dos notas, una destinada al ga­
ronel Francisco J a vie r Viana, de G uerra, y Juan Larrea, de Hacienda. binete de Londres y otra para lord S tran gford, en las que so licita b a el p ro te c­
Los hechos más destacados de su g o bierno fueron la creación de la torado b ritá n ic o para el Río de la Plata.
escuadra naval puesta a las órdenes de B row n, la re n d ició n de la plaza de García e n te ró del con tenido de esos docum entos a Rivadavia y a B eigra­
M o n tevide o después de un largo s itio y el envío de m isio n e s d ip lo m á tica s no, quienes lo persuadieron para que no diera curso a dichos pliegos.
al e x te rio r. A m ediados de marzo, los com isionados p a rtieron con d e stin o a Ingla­
te rra ; García quedó en B rasil.

Aunque en sus Memorias escribió Posadas: “ yo goberné y no fui gobernado” , la


mayoría de los historiadores opina que durante su período de mandato la cabeza Las gestiones en Europa
dirigente fue su sobrino Carlos de Alvear. Joven aún, el último no deseaba ocupar Cuando llegaron a Londres, Rivadavia y Beigrano se pusieron al habla
todavía el alto cargo de Director Supremo, hasta aumentar su prestigio con triunfos
militares en la Banda Oriental y en el norte, objetivos a los que dedicó sus energías. con M anuel de Sarratea, quien se encontraba en esa capital desde el año
a n te rio r. Los co m isionados no tu vie ro n é x ito en sus gestione s ante el gabi­
nete b ritá n ic o y entonces in icia ro n negociaciones te n d ie n te s a cre a r en el
Río de la Plata un reino c o n stitu cio n a l que sería gobernado por el h ijo m enor

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del ex rey de España C arlos IV, este ú ltim o a la sazón e x ilia d o en Roma.
Tampoco tu vo é x ito el p ro ye cto por re s ta b le c e r una m onarquía en esta parte Un grupo de o fic ia le s del e jé rc ito acampado en Jujuy, al ente rarse de
del co ntinente . los cam bios se declaró a b ie rta m en te en fa vo r de Rondeau y en la noche del
En noviem bre de 1815, B elgrano regresó a Buenos A ire s y Rivadavia 7 de d ic ie m b re los co ron ele s M a rtín Rodríguez, M anue l Pagóla, C arlos F o rest
— luego de v ia ja r a París— se tra sla d ó a España donde co n sig uió e n tre v is ­ v o tro s lograron apresar a va rio s m ilita re s p a rtid a rio s de A lve a r. Los su b le ­
ta rse con C evallos, el m in is tro de Estado. Las conversaciones se in icia ro n vados com unicaron a Rondeau que estaban d isp uestos a s o ste n e rlo por la
en té rm in o s cord ia le s, aunque fin a lm e n te el m in is tro español d e cid ió sus­ fuerza de las arm as si las circu n sta n cia s así lo requerían.
penderlas, argum entando sus dudas con respecto a los poderes que exhibía Por su parte, A lv e a r se e n te ró de lo sucedido al lle g a r a la p ro vin cia de
el com isionado. C órdoba y entonces — luego de rep ro bar esa a c titu d de in d is c ip lin a — regresó
A m ediados de ju lio de 1816, R ivadavia p a rtió nuevam ente rum bo a a Buenos A ire s .
París y a llí re c ib ió un despacho del g o bierno de Buenos A ire s — a cuyo En esas épocas, la o pinión pú blica censuraba la actuación de Posadas
fre n te se encontraba P ueyrredón— por el cual era nom brado "D ip u ta d o de debido a la re c ie n te sublevación del E jé rcito del N orte, al fracaso de la
las P rovincias U n id a s” ante las c o rte s europeas. m isión d ip lo m á tica de Belgrano y R ivadavia y a la situación en que se encon­
traban las p ro vin cias, en buena parte dom inadas por la acción de A rtig a s .
SUBLEVACION DEL EJERCITO DEL NORTE A lv e a r exigía al gobierno un plan enérgico de represión y de severos
castigos, lo que m o tivó — ju n to con la sublevación del E jé rcito del N orte—
A fin e s de enero de 1814, San M a rtín reem plazó a Belgrano en el mando la renuncia del D ire c to r S uprem o G ervasio Posadas, con fecha 9 de enero
del E jé rcito del N o rte ; sin em bargo, en marzo de ese año, el nuevo je fe de 1815.
s o lic itó lice n cia argum entando razones de salud.
El D ire c to r S uprem o — G ervasio Posadas— designó entonces a José
DIRECTORIO DE ALVEAR
Rondeau, quien se hizo cargo de las tro p a s en ju lio de 1814.
M ie n tra s ta n to , A lv e a r — de regreso en Buenos A ire s después de su
campaña en M o n te vid e o — dispuso agregar nuevos é x ito s a su ca rrera m ilita r, Los núcleos de oposición al nuevo D irector
esta vez al fre n te del E jé rcito del N orte. En un cam pam ento e rig id o en
La A sam blea d is c u tió la renuncia, presentada por Posadas y, luego de
O livo s, d is c ip lin ó las tro p a s que habían regresado de la vecina o rilla y ta m ­
bién a e fe c tiv o s de Buenos A ire s . aceptarla, puso a votación la persona que debía suce derle, por el tie m p o
Tal com o se suponía, el D ire c to r Posadas nom bró je fe del E jé rcito del que le fa lta b a para te rm in a r su período. Por m ayoría de su fragio s, la elecció n
N orte a su sob rin o A lv e a r, en reem plazo de Rondeau; acompañado de su recayó en el general C arlos M aría de A lve a r, quien p re stó ju ra m e n to el 10
Estado M ayor, el nuevo je fe p a rtió in m e d ia ta m e n te hacia ese destino. de enero de 1815. El nuevo D ire c to r S uprem o — que sólo gobernó tre s m e­
ses— m antuvo los m in is tro s del gobierno a n te rio r.
A lv e a r asum ió el poder en circu n sta n cia s m uy d ifíc ile s : el re to rn o de
Fernando VII al tro n o español, la sublevación del E jé rcito del N orte, el a rti-
Gervasio Antonio Posadas Carlos María de Alvear (1789-1852). guism o encendiendo la guerra c iv il en el in te rio r y la o pinió n pú blica de
adhirió a la Revolución de Gobernante enérgico, la oposición Buenos A ire s enconada y recelosa. El m ism o día del ju ra m e n to , D orrego era
Mayo y fue miembro de la sólo le permitió realizar un corto
d errotado en la Banda O rie n ta l (Guayabos) y com o consecuencia de este
Sociedad Patriótica. En ene­ gobierno. Como bien ha dicho el
co n tra ste las tro pa s de Buenos A ire s debieron abandonar ese te rrito rio .
ro de 1814, la Asamblea Ge­ historiador Mitre, “ fue bravo en el
neral Constituyente lo eligió campo de batalla, pero devorado por A poyado por la Logia Lautaro,1 el nuevo gobernante p re te n d ió c o n so li­
Director Supremo del Río de la fiebre de la ambición". darse en el mando a tra vé s de una acción enérgica y vig orosa , que sólo
la Plata. s irv ió para p re c ip ita r su caída.
P retendió un ace rcam ie nto con el E jé rcito del N orte, pero Rondeau le
negó obediencia. También in ic ió negociaciones con A rtig a s para lle g a r a un
a rre g lo en base al re co n o cim ie n to de la independencia de la Banda O rien tal
a cam bio de que el ca u d illo re tira ra sus fuerzas del lito ra l; las gestion es
fracasaron por negativa del ú ltim o .
San M a rtín ocupaba el cargo de gobernador in te n d e n te de Cuyo, pero
enterado del cam bio de go bierno o cu rrid o en Buenos A ire s presentó su
renuncia, la que fu e aceptada por A lve a r, quien a su vez designó reem plazan-

' A partir de la revolución del 8 de octubre de 1812 dos tendencias se hicieron preséntes
er> el seno de la Logia Lautaro. El Ideal revolucionario, defendido por San M artín, fue reempla­
zado por un partid o personalista acaudillado por Alvear, lo que motivó la derrota de los partidarios
del primero en la Asamblea del Aflo X III.
Esta primera Logia Lautaro fue un dócil instrumento de Alvear y cayó junto con su ¡efe.
Bajo la inspiración de San Martin surgió en 1816 una segunda Logia Lautaro, con la dirección de
Tomás Guido.

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D is o lu c ió n de la A s a m b le a . R e n u n cia de A lv e a r
La a c titu d de A lva re z Thomas y su e jé rc ito en Fontezuelas e ncontró
apoyo en Buenos A ire s , donde el m o vim ie n to fu e d irig id o por E stanislao

A l lle g a r a la capital la n o ticia de la sublevación, A lv e a r optó por


elevar su renuncia a la A sam blea, pero re tu vo el mando de las tropas. El
citado organism o designó en su reem plazo un T riu n vira to , form ado por Ro­
dríguez Peña, San M a rtín y M atías Irigoyen.
A n te la desaprobación popular, el 15 de ab ril el C abildo aceptó la renun­
cia de A lv e a r, proclam ó la d iso lu ció n de la Asam blea y declaró nulo el
efím ero te rc e r T riu n v ira to . Desde ese m om ento, el A yu n ta m ie n to se a trib u yó
funciones gubernativas.
F inalm ente, A lv e a r e n tre gó el mando de su e jé rc ito al general Juan José
V iam onte y se a le jó de in m ediato a Río de Janeiro, en una fra g a ta inglesa.
te al coronel G reg o rio P erdriel. Pero un C abildo a b ie rto reunido en Mendoza
La re vo lu ció n de a b ril de 1815 ha sido llam ada “ m o vim ie n to fe d e ra l" por
rechazó la m edida y c o n firm ó a San M a rtín en el ca rg o .1
cuanto el go b iern o cen tral e sta b le cid o en Buenos A ire s fue derrib a d o p o r la
No sólo en el norte y en Cuyo la situación era desfavorable para Alvear, por presión de las fuerzas del in te rio r. C o n trib u ye ro n en m ayor o en m enor
cuanto Artigas controlaba la Banda Oriental y varias provincias a través de gober­ grado la re b e lió n del E jé rcito del N orte, el lito ra l sublevado a las órdenes
nadores adictos: en Entre Ríos el caudillo Eusebio Hereñú\ en Corrientes, Juan Baui- de A rtig a s y las p ro vin cia s de Cuyo que desconocieron la volun tad del D i­
tista M éndez; Francisco Candioti, en Santa Fe, y José Javier Díaz, en Córdoba. re c to r S uprem o. En la m ism a ciudad de Buenos A ire s la opinión pública se
La bandera nacional fue reemplazada por la artlguista, de color celeste y blanco,
volcó co n tra el g obierno y p re c ip itó los a co n te cim ie n to s, que determ inaro n
pero cruzada en diagonal por una franja roja.
la d is o lu c ió n de la A sam blea, la caída de A lv e a r y la entrega del poder al
C om batido por la opinión pública, puede a firm a rs e que la ju ris d ic c ió n de Cabildo.
A lv e a r — en su ca rá cte r de gobernante— no pasaba de una fra c c ió n de la
actual p rovin cia de Buenos A ire s . El encono aum entó cuando dio a conocer
Se elige un nuevo D irecto r Supremo
un d e cre to por el cual condenaba a m ue rte a todo el que censurase su
actuación. A n te la s itu a ció n creada, el C abildo convocó al pueblo de Buenos A ire s
para que e lig ie s e un grupo de e le cto re s c'on fa cu lta d e s para nom brar un
gobierno p ro visio n a l hasta la reunión de un C ongreso General de las Pro­
LA REVOLUCION FEDERAL DE 1815 vincias.
El 20 de a b ril, los e le c to re s e lig ie ro n D ire c to r S uprem o p ro v is o rio al
A com ienzos de a b ril y debido a la s itu a ció n im perante, A lv e a r s a lló de general Rondeau, quien sería reem plazado — m ie n tra s perm aneciese al fre n te
Buenos A ire s y se re fu g ió , con fuerzas que le eran a dictas, en el cam pam ento del E jé rcito del N o rte— por Ignacio A lva re z Thomas en calidad de suplente.
de O livos. Para im p e d irJ o s m ales que pudieran so b re ve n ir de un e je c u tiv o un ip er­
Para d e rrib a r al D ire c to r Suprem o, los o p o sito re s llegaron a un acuerdo sonal, agravado por la d iso lu ció n de la A sam blea, el C abildo nom bró una
con A rtig a s , quien de in m e d ia to dispuso avanzar sobre Santa Fe para luego Junta de O bservación com puesta de cinco m iem bros, con a trib u cio n e s para
d irig irs e a Buenos A ire s . Enterado A lv e a r, ordenó la salida de 1.600 hom bres im p e d ir excesos del D ire c to r S uprem o y encargada de d ic ta r un Estatuto.
a las órdenes del b rig a d ie r Ignacio A lva re z Thomas, pero cuando estas tro p a s El 21 de a b ril, A lva re z Thomas pre stó juram en to, pero hasta que se
llegaron a F ontezuelas — cerca de A rre c ife s , en la ruta a Santa Fe— su je fe sancionase el m encionado E statuto e je rce ría sólo el mando m ilita r, quedando
se sublevó con tra el D ire c to r S uprem o (3 de a b ril) al m ism o tie m p o que el p o lític o a cargo del C abildo.
negoció con A rtig a s . Desde ese lugar, d irig ió una vio le n ta proclam a al g o b ie r­
no e hizo presente el de sco n te n to popular, debido a los e rro re s co m e tid o s;
en consecuencia e x ig ió la renuncia de A lv e a r y su reem plazo por un manda­ EL ESTATUTO PROVISIONAL DE 1815
ta rio que contara con el apoyo general. Tal com o había quedado esta b le cid o , la Junta de O bservación redactó el
E statuto P ro visio n a l para la a d m in istra ció n y d ire c c ió n d e l Estado. El 16 de
mayo, el docum ento fue aceptado y jura d o por el D ire c to r S uplente; de tal
manera, A lva re z Thomas re cib ió el mando s u p e rio r de las P rovincias Unidas.
El E statuto P rovisional de 1815 es m uy sem ejante — "m a la co p ia ” , dice
1 Para juzgar la Importancia del episodio debe tenerse en cuenta que a los gobernadores el h is to ria d o r Ravignani— al pro ye cto de C o n stitu ció n que la S ociedad Pa­
Intendentes sólo los nombraba el Director Supremo. San Martín fue confirmado en el cargo por
el Cabildo de Mendoza, contrariando órdenes expresas del gobierno de Buenos Aires. Constituye, trió tic a p re se n tó ante la A sam blea del A ño XIII. Sin em bargo, las circ u n s ­
en consecuencia, un acto de federalismo. tancias no eran las m ism as, por cuanto en la época en que se redactó el

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a c titu d de A rtig a s y ei c o n flic to de poderes con la Junta de O bservación,
que p aulatinam ente p re te n d ió im pone rle su autoridad.
El D ire c to r S uprem o y la Junta de O bservación cre ye ro n tarea fá c il
lle g a r a un a rre g lo con A rtig a s , por cuanto éste había prestado su apoyo a
la re vo lu ció n que d e rrib ó a A lve a r. El C abildo porte ño cam bió su a n te rio r
a ctitu d y e lo g ió “ al ilu s tre y b e n e m é rito je fe de los o rie n ta le s ” , y por su
parte el g o bierno de Buenos A ire s envió com isionados al cam pam ento de
la P u rifica ció n (sobre el río U ruguay).
Para re s o lv e r la a c titu d a se guir, A rtig a s reunió una asam blea a la que
a sistie ro n re p re se ntante s de la Banda O rie n ta l, Entre Ríos, C o rrie n te s, Santa
Fe y Córdoba, es d e cir, de las p ro vin cia s que form aban la liga a rtig u is ta . La
asamblea entre g ó una s e rie de exigencias a los com isionados porteños, las
cuales hacían p rá ctica m e n te im p o sib le lle g a r a una solu ció n am istosa.
A n te el curso de los sucesos, el D ire c to r y la Junta de O bservación
enviaron un e jé rc ito a las órdenes de V iam onte, el cual ocupó la capital de
Santa Fe en agosto de 1815.
La situ a c ió n parecía asegurada; sin em bargo, el gobierno de Buenos
A ire s d e b ilitó las tro p a s de V iam onte al envia r hom bres de refue rzo al
I M r R I N T A D S l K tT A D A . E jé rcito del N orte.
La p ro vin cia de Santa Fe no pudo m antener la paz por largo tie m p o . El
a rtig u is ta M a ria n o Vera se levantó co n tra los porteños y fu e au xilia do por
pro ye cto era necesario un Poder E je cu tivo fu e rte ; en cam bio, en 1815 los
el c a u d illo e n tre rria n o F rancisco Ram írez, quien obedeciendo órdenes de
e rro re s co m e tid o s p o r A lv e a r reclam aban un g o bierno s u je to a lim ita c io n e s
en el mando. A rtig a s atravesó el Paraná e invadió a Santa Fe; ta m bién el c a u d illo Esta­
n islao López m archó co ntra V iam onte.
El E statuto su rg ió a consecuencia de una re v o lu c ió n fe d e ra l, pero su
El ú ltim o no contaba con fuerzas s u fic ie n te s y debió a trin ch e rarse en la
contenido, com o el m odelo que le s irv ió de in sp ira ció n , es de c a rá c te r
u n ita rio . capital de la p ro vin cia , donde fin a lm e n te se rin d ió el 31 de marzo de 1816,
Establece tre s poderes: el E je cu tivo , a cargo del D ire c to r S uprem o; el luego de s o p o rta r un s itio de v e in te días. V iam onte y sus o fic ia le s cayeron,
L e g isla tivo , repre se nta d o p o r la Junta de O bservación, y el J u d ic ia l, p o r un p risio n e ro s.
M ariano Vera fu e proclam ado gobernador de Santa Fe y la pro vin cia
Tribunal su p e rio r y las cám aras de apelaciones. S ubordinaba el Poder Eje­
v o lv ió a quedar separada de la obe diencia de Buenos A ire s .
c u tiv o al Leg isla tivo , por cuanto el D ire c to r podía cesar en su m andato a
re q u e rim ie n to de la Junta de O bservación y del C abildo. El Pacto de Santo Tom é. Renuncia de A lvarez Thomas
La d isp o sició n más im p o rta n te del E statuto P rovisional es la que conce­
día al D ire c to r S uprem o la fa cu lta d de convocar a las p ro v in c ia s "p a ra el A n te los sucesos de Santa Fe, el gobierno de Buenos A ire s designó al
p ron to nom bram iento de dip u ta d o s que hayan de fo rm a r la C o n s titu c ió n , lo s general M a n u e l B elgrano — quien había regresado de su m isión d ip lo m á tica —
cuales deberán re u n irs e en la ciudad de Tucum án” . je fe de las tropas, que debían ope rar en dicha p ro vincia. Trasladado a d estin o
y para te rm in a r con la guerra c iv il, Belgrano com isio n ó al general E ustaquio
El Estatuto Provisional es un complicado código que consta de un largo preám­
Díaz V élez para que in icia se negociaciones de paz con A rtig a s .
bulo, seguido de siete secciones divididas en capítulos, un reglamento para la
Junta de Observación y finalmente varias disposiciones generales. Díaz V élez se e x tra lim itó en los alcances de su m isió n y no va ciló en
firm a r con el re p re se nta n te a rtig u is ta C osm e M aciel un a rm is tic io subver­
El E statuto P rovisional fu e com unicado a las p ro vin cia s, pero éstas lo sivo, conocido con el nom bre de Pacto de Santo Tomé, po r el lugar del te r r i­
rechazaron, aunque todas — con excepción de las dom inadas por A rtig a s — to rio sa n ta fe cin o donde se su s c rib ió (9 de ab ril de 1816). El tra ta d o establecía
e stu vie ro n de acuerdo en la cláusula re fe re n te a la con vo ca to ria de to d o s la evacuación de esa p ro vin cia po r las fuerzas de Buenos A ire s , la d e s titu ­
los pueblos a un C ongreso G eneral. De ta l manera, el E statuto de 1815 sólo ción del D ire c to r A lva re z Thomas y la separación de B elgrano del mando
fu e aplicado en Buenos A ire s y em pleado en la designación de los diputados del e jé rc ito , quien debía se r reem plazado po r Díaz Vélez. Las tro p a s adhi­
p orteños. rie ro n a lo pactado y se d isp u sie ro n a hacerlo c u m p lir por la fuerza de las
armas.
DIRECTORIO DE ALVAREZ TH O M A S A l lle g a r a Buenos A ire s la n o ticia de lo re su e lto en Santo Tomé, el
C abildo com unicó los alcances del pacto al D ire c to r S uprem o A lvarez Tho­
mas, quien no ta rdó en pre se n ta r la renuncia de su cargo a la Junta de
Fracasan las gestiones con A rtigas O bservación (16 de abrN).
M ie n tra s ta n to el C ongreso de Tucumán — que A lva re z Thomas tu vo el
A l fre n te del gobierno, A lva re z Thomas tra tó de m antener el e q u ilib rio
honor de convocar— había iniciado sus sesiones el m es a n te rio r.
p o lític o , agitado por ios problem as e x te rio re s , las d isco rd ia s c iv ile s , la

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La reunión se efectuó a pesar de las protestas de la Junta de Observación y
DIRECTORIO DE A N TO N IO GONZALEZ BALCARCE las deliberaciones fueron sumamente agitadas, debido a las divergencias de o p i­
La Junta de O bservación y el C abildo aceptaron la renuncia de A lva re z niones.
El D irector Balcarce, apoyado ahora por los hombres de tendencia federal,
Thomas y de in m e d ia to designaron D ire c to r S uprem o al general A n to n io s o s te n ía la necesidad de reunir el Cabildo abierto, mientras la Junta de Observación
González B alcarce, quien to m ó posesión del mando el 17 de a b ril de 1816. y el Cabildo defendían el principio de elegir representantes de la ciudad y la
c a m p a ñ a , con plenos poderes.
Con esta actitud, el grupo dirigente de Buenos Aires volvió a dem ostrar su
política centralista, por cuanto el D irector Supremo gobernaba las “ Provincias Uni­ Cuando se e fe ctu aron co m icio s para d e c id ir las op iniones, triu n fa ro n
das” , y no era un proceder equitativo el que dos organismos porteños designaran
p0r am plia m ayoría los p a rtid a rio s del siste m a de re p resentan tes y en con­
sucesor para ese alto cargo sin consultar al Congreso reunido en Tucumán ni al
legítimo titular, el general Rondeau, a la sazón en la frontera norte. secuencia los fe d e ra le s de Buenos A ire s fue ron derrotado s. El D ire c to r Su­
premo González B alcarce re cib ió la in tim a ció n de cesar en el mando y pre ­
A l e nte ra rse el C ongreso de lo o c u rrid o en Buenos A ire s , re s o lv ió , en sentó su renuncia el 12 de ju lio de 1816.
la sesión del 3 de mayo, de sig na r D ire c to r S uprem o titu la r al general Jueui La Junta de O bservación y el C abildo nom braron para reem plazarle una
M a rtin de P ueyrredón y luego com unicó a Balcarce que hasta el a rrib o del C om isión S u p e rio r G ubernativa de dos m iem bros: A n to n io Escalada, en
nuevo m andatario su ju ris d ic c ió n se re d u ciría a la p ro vin cia de Buenos A ire s . representación del A yu n ta m ie n to , y M ig u e l de Irig o ye n , de la Junta.
D espués de e le cto , P ueyrredón quedó dos m eses más en Tucumán. Esta co m isió n gobernó hasta el 29 de ju lio , en que el nuevo D ire c to r
Supremo Juan M a rtín de Pueyrredón ocupó su a lto cargo.
A gitación federal en Buenos A ires
Desde la caída de A lv e a r, su rg ió en Buenos A ire s una tendencia p o lítica
TERCERA C A M P A Ñ A AL ALTO PERU
de c a rá cte r fed e ra l que se inclinaba a re sp e ta r las autonom ías p ro vin cia le s
y adm itía que Buenos A ire s no fuese la cabeza d irig e n te del país. Sus p a rti­ Sabemos que, a fin e s de enero de 1814, San M a rtín reem plazó a Bel-
darios afirm aban que la m e jo r fo rm a de luchar co n tra A rtig a s era s u p rim irle grano en el mando del E jé rcito del N orte; estos e fe c tiv o s no pasaban de
el m o tivo fundam ental de su d is id e n c ia y que si Buenos A ire s respetaba dos m il hom bres, en su m ayor parte bisoños, mal arm ados y sin m oral
los deseos del in te rio r, las p ro vin cia s de Córdoba y Santa Fe dejarían con com bativa. El nuevo je fe se dedicó inm e dia tam en te a reorganizar esas tropas
agrado la liga a rtig u is ta . sobre las bases de una e s tric ta d is c ip lin a y una m e jo r in stru cció n .
Estas ideas ganaron adeptos e n tre la población porteña y contaron con A pesar de su incansable activid a d , San M a rtín no se enco n tró s a tis fe ­
el apoyo de m ilita re s destacados (S oler, D orrego) y c iv ile s de re lie v e (Sarra- cho con el resu lta d o de sus esfuerzos, e specialm ente en m ateria de d is c ip li­
tea, C hiclana, A g re lo ). Los in te g ra n te s de esta fa cció n re c ib ie ro n con des­ na. Juzgaba que esos e fe c tiv o s no estaban en cond icione s de e n fre n ta r con
agrado el nom b ra m ie n to de P ueyrredón para el cargo de D ire c to r Suprem o. éxito a los re a lis ta s, guerre ro s avezados que acababan de triu n fa r en V ilca-
Por otra parte, la tendencia p o lític a c o n tra ria a la a n te rio r estaba enea- pugio y A yohum a. Esta circu n sta n cia , unida a lo escabroso del te rre n o , le per­
bezada por la Junta de O bservación y el C abildo de Buenos A ire s , los cuales suadieron de que existía n otra s zonas más prop icia s para atacar al enem igo.
apoyados por gran núm ero de p a rtid a rio s defendían la autoridad del C ongreso Por otra parte, consideraba muy apropiado para la zona en que luchaba
reunido en Tucumán y el p rin c ip io del p re d o m in io e je rc id o tra d ic io n a lm e n te el E jé rcito del N orte el siste m a de g u e rrilla s em pleado con é x ito por M a rtín
por la capital. Güemes y sus gauchos sálte nos, a quienes había confiado la línea de
Los fe d e ra le s p orteños h ic ie ro n p ú blica una declaración en la cual a fir­ avanzada sobre el enem igo.
maban que el pueblo de Buenos A ire s “ q u ie re y desea p ú b lica y n o to ria m e n ­ No se habíán cum p lido cu atro m eses de su perm anencia al fre n te del
te, re d u cirse a una p ro v in c ia com o todas las demás"-, en consecuencia, se e jé rc ito , cuando San M a rtín s o lic itó lice n cia argum entando m o tivo s de
gobernaría por sus propias leyes, pero reconociendo al D ire c to r S uprem o salud, y en a b ril de 1814 entregó el mando al general F rancisco Fernández
nom brado por el C ongreso. de la Cruz, quien lo e je rc ió en fo rm a in te rin a hasta el mes de ju lio , en que
se hizo cargo de esas tropa s el general José Rondeau, su nuevo je fe .
Renuncia de Balcarce
Comienza la tercera campaña
Los p a rtid a rio s de la autonom ía p ro v in c ia l contaban con el apoyo de
varios re g im ie n to s y s o lic ita ro n la reunión de un C abildo a b ie rto . A n te el Luego de las d e rro ta s su frid a s po r los p a trio ta s en V ilca p u g io y Ayohu-
curso de los sucesos, la Junta de O bservación y el A yu n ta m ie n to porteños m a. el e jé rc ito re a lista , a las órdenes de Pezuela, había invadido el norte
— con anuencia del D ire c to r González Balcarce— convocaron a una Junta de del te rrito rio a rg entino hasta la p ro vin cia de Salta, con el pro p ó sito de
representante s. avanzar hasta Tucumán, para com binar operaciones con o tro s núcleos rea­
Sin em bargo, al día sig u ie n te — 19 de ju n io — el D ire c to r Balcarce listas y — de se r p o sib le — dom ina r el lito ra l del Plata.
p ublicó un bando por el cual autorizaba la reunión de los p e ticio n a n te s en la Después de la re tirada de los p a trio ta s, los gobernadores designados
ig le sia de San Ignacio, lo que equivalía a un C abildo a b ie rto y en conse­ P °r e llo s en el A lto Perú d e cid ie ro n oponerse a las tro p a s de Pezuela. El
cuencia una c o n tra d ic c ió n a su a c titu d del día a n te rio r. com andante A lva re z de A re n a le s, gobernador de la p rovincia de Cochabam-

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En el transcurso de la tercera
campaña del Alto Perú, la
manguardia del ejército pa­
triota del coronel Martín Ro­
dríguez es sorprendida y de­
rrotada por el ejército espa­
ñ o l —a las órdenes del ge­
neral Olañeta — en el paraje
del Tejar (actual Bolivia).
£1 grabado reproduce un epi­
sodio de la lucha , en cuyo
transcurso el coronel Maria­
no Necochea fue el único que
__ en arriesgada acción — lo­
gró escapar del cerco tendi­
do por las tropas españolas.

A m ediados de fe b re ro de 1815, el coronel M a rtín R odríguez in te n tó


un re co n o cim ie n to , pero fu e d e rrota do por los re a lista s en El Tejar.
A m ediados de a b ril, los p a trio ta s consig uie ro n el único triu n fo de su
campaña. Una colum na a las órdenes del general Fernández de la Cruz, que
contaba con el apoyo de los gauchos de Güem es, d e rro tó a las tro pas
re a lista s en el Puesto d e l M arqués, al n orte de la p ro vin cia de Salta.
P resintiendo un fraca so en fu tu ra s acciones y no co n fo rm e con som e­
te rse a las órdenes del e jé rc ito , Güem es se re tiró con sus hom bres de!
fre n te de com bate y regresó a Salta. Por su parte, después del co n tra ste
de Puesto del M arqués, el je fe re a lis ta Pezuela re tro c e d ió hasta O ruro,
m ientras los p a trio ta s altoperuanos ocupaban P otosí, C ochabam ba y Chu-
quísaca.

Com bates de V enta y M ed ia y Sipe-Sipe

M a rtín Rodríguez v o lv ió a ocupar su puesto al fre n te de las tro p a s de


vanguardia y obtuvo el c o n se n tim ie n to de Rondeau para atacar al enem igo
en el poblado de Venta y M e d ia (actual te r rito rio de B o livia ). El e ncuentro
se p ro d u jo el 21 de o ctu b re y te rm in ó con la d e rro ta de los p a trio ta s; en
el tra n s c u rs o de la lucha, el entonces m ayor José M aría Paz re c ib ió una
herida que le in u tiliz ó para sie m p re el brazo derecho.
Pezuela aprovechó la v ic to ria para to m a r la o fensiva y enterado de que
Rondeau se d irig ía con su e jé rc ito hacia la ciudad de Cochabam ba, a la
espera de refuerzos, aco rtó d ista n cia s en d ire cció n a la pampa de Sipe-Sipe,
próxim a a la cuesta de V ilum a; los p a trio ta s acam paron en esa llanura, con
el p ro p ó s ito de c o m b a tir al enem igo.
Las tro p a s de Pezuela escalaron la cuesta que Rondeau no había fo r ti­
ba, organizó una campaña de g u e rrilla s , y en mayo de 1814 d e rro tó a fuerzas ficado por cre e rla inaccesible y desde a llí — en hábil m o vim ie n to — cayeron
m uy s u p e rio re s en el paraje de La F lorida sobre el fla n co de los p a trio ta s, quienes a pesar de re s is tir con bravura
Una re vo lu ció n e stallada en el Cuzco y la v ic to ria de A re n a les m o ti­ fueron ve n cid os (29 de n oviem bre).
varon el re p lie g u e de Pezuela. A consecuencia de la d e rro ta de Sipe-Sipe las p ro vin cia s del A lto Perú
se p e rd ie ro n d e fin itiv a m e n te para n u e stro país y el n o rte v o lv ió a ser
C om bates de El Tejar y Puesto del M arqués amenazado por los re a lista s, quienes fe liz m e n te fu e ro n co ntenidos por la
indom able acción de Güem es y sus gauchos.
En ju lio de 1814, Rondeau se hizo cargo del E jé rcito del N o rte y luego Los re sto s del e jé rc ito de Rondeau se re tira ro n en d ire cció n a Tupiza
avanzó hasta Jujuy, donde e s ta b le ció su cu a rte l general. y fin a lm e n te se e s ta b le cie ro n en el n orte de Jujuy.
En agosto de 1816, el general M anuel Belgrano reem plazó a Rondeau
eri el mando del e jé rc ito y acampó en la C iudadela (Tucum án).

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h Ho a la gravedad de la situ a ció n — in ic ia r la re tira d a hacia el n orte ; a
GÜEMES Y LA GUERRA G A U C H A
pHiados de mayo, el e jé rc ito invasor había abandonado Jujuy.
En el lapso com prendido e ntre 1817 y 1821, los re a lista s no cejaron
Semblanza de Güem es su in te n to por avanzar a tra vé s de! norte del te r rito rio argen tino , pero
f l sucesivas em bestidas fracasaron ante el heroico co m p o rta m ie n to de
Después del fra ca so de la te rc e ra campaña al A lto Perú, el norte i e aauchos salteños. En el tra n scu rso de una ú ltim a invasión, G üem es fue
arg e n tin o hubiera caído en poder de los re a lis ta s de no m ediar la enérgica 10 rendido por una p a tru lla enem iga y re s u ltó herido de gravedad; m urió
y eficaz acción d e fe n siva de M a rtin M ig u e l G üem es y sus gauchos salte- a los pocos días (17 de ju n io de 1821).
ños. A m igo personal de los generales San M a rtín y B elgrano, contuvo hasta
su m uerte las sucesivas e m bestidas del enem igo y a tra v é s de esta ardua
y tesonera lucha colaboró en la magna em presa c o n tin e n ta l del Libertador. EL CONGRESO DE TU C U M A N

Martin M iguel Güemes nació en Salta, en febrero de 1785, descendiente de una S a b e m o s que la d isp o sició n más im p o rta n te del E statuto P rovisional
acaudalada fam ilia que le pudo brindar esmerada educación. A los catorce años ¿e 1815 fu e 1a co n voca toria de un C ongreso a re u n irse en Tucumán.
ingresó como cadete en el regim iento “ Fijo de Buenos A ires” — a la sazón en esa Tal com o lo indicaba el citad o docum ento, se aplicó el sistem a de
provincia— y con ese cuerpo se trasladó a la últim a ciudad, donde luchó contra los v o t a c ió n in d ire c ta y se e lig ie ro n diputados a razón de uno cada quince m il
ingleses en el transcurso de la prim era Invasión. Por esas épocas ingresó en el habitantes o fra c c ió n m ayor de s ie te m il q uin ie n to s.
Colegio de San Carlos, donde estudió especialmente matemática y dibujo. Los d iputados e le cto s por Buenos A ire s re cib ie ro n in stru ccio n e s para
Producida la Revolución de Mayo, Güemes adhirió de inm ediato a la causa de d icta r una C o n s titu ció n , en la que fig u ra se n separados los tre s poderes,
los patriotas y marchó a Salta para in corporarse-a su guarnición con el grado de
asegurase al pueblo el e je rc ic io de la soberanía y que el E jecutivo recayera
comandante general de m ilicias, a fin de llevar a la práctica un plan defensivo con­
tra el avance de los realistas. Siempre se mantuvo alerta en la frontera y prestó su en una sola persona. Las in stru ccio n e s nada decían respecto del delicado
concurso a las tropas de Balcarce y más tarde de Pueyrredón. problem a de la fo rm a de gobierno.
Cuando en 1814 el general San Martín se hizo cargo del Ejército del Norte, De acuerdo con la convocato ria re m itid a por el gobierno de Buenos
confió a Güemes la defensa de Salta, como jefe de avanzadas. A ires, en el in te rio r ta m bién se efectuaron las e le ccio nes, aunque no re s­
pondieron las p ro vin cia s sujetas a la in flu e n cia de A rtig a s , es d e cir, la Ban­
C onocedor de to d o s los rin co n e s de su tie rra natal, hábil jin e te , va­ da O riental y el lito ra l (C o rrie n te s, Entre Ríos y Santa Fe); por su parte el
lie n te hasta la te m e rid a d , Güem es fu e respetado y qu e rid o por sus hom ­ Paraguay — bajo las órdenes del d ic ta d o r Francia— se m antuvo en su tra ­
bres. Empleaba una tá c tic a de fe n siva -o fe n siva , que se adaptaba p e rfe c ta ­ dicional a isla m ie n to .
m ente a las m odalidades del te rre n o , sem brando con e lla la co n fu sió n en
las fila s enem igas; concebía el plan en lo in trin ca d o de un bosque o m ie n ­
tra s descansaba en su cam pam ento al lado de un fogón, g e n eralm ente la Problemas externos e internos
víspera del ataque. Por m edio de su c a u tiva n te personalidad in cu lcó a sus
A com ienzos de 1816 y en vísperas de re u n irse el C ongreso de Tucu­
hom bres el am or por la independencia y la lib e rta d , a tra v é s de la llam ada
mán, graves p e lig ro s amenazaban a la R evolución A rg e n tin a .
"g u e rra de los gauchos” , palabras que sim bolizaban el s e n tir de un pueblo
insobornable, que jam ás claudicaría.

El fracaso de los realistas


Después del com bate de Puesto del M arques, G üem es — d isco n fo rm e La fackada de la casa de
Tucumán donde sesionó
con Rondeau— m archó de regreso a su p ro vin cia , pero al pasar por Jujuy
el Congreso , según un
se apropió de arm as p e rte n e cie n te s al E jé rcito del N orte. Llegado a Salta óleo del pintor Genaro
fue elegido gobernador (m ayo de 1815} y en esta fo rm a in ic ió su g o bierno Pérez.
personal. La sencilla ornamenta­
Cuando Rondeau re tro c e d ió después de la d e rro ta de Sipe-Sipe, dispuso ción responde al estilo
separar a Güem es del mando, pero ante la a c titu d del pueblo con su caudi­ arquitectónico de la épo­
llo, p re firió firm a r con el ú ltim o un tra ta d o de “ paz y am istad e te rn a ” . ca. Observe las rejas sa­
M ie n tra s ta n to , Pezueia había sido designado v irre y del Perú y lo lientes de ambas venta­
reem plazó en el mando del e jé rc ito re a lis ta el b rig a d ie r José de La Serna. nas, las columnas traba­
jadas a modo de espiral
Este in ic ió la invasión del n o rte a rg e n tin o y e n tró triu n fa n te en Jujuy, pero y la gran puerta de en­
fu e cercado por las g u e rrilla s . D e stin ó una com pañía para la búsqueda de trada con los tableros o
alim e n to s, pero e stos e fe c tiv o s fu e ro n d e rro ta d o s por los gauchos en los “ cuarterones” .
cam pos de San P edrito.
A pesar de la tenaz re s is te n c ia , La Serna em prendió a m ediados de
a b ril la invasión de Salta y aunque lle g ó a ocupar la ciudad, d ispuso — de-

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482
En el orden exte rn o , la re sta u ra ción del m onarca Fernando VII y sus
p ro ce d im ie n to s a b s o lu tis ta s indicaban cla ra m e n te a los gobiernos de la
A m é rica hispf.na que debían reanudar con m ayor empeño la lucha por la
em ancipación. Las arm as españolas vencían desde M é xico hasta el Cabo
de Hornos.
El sacerdote M o re lo s — p a trio ta m ejicano— había caído fu s ila d o en
manos de sus enem igos, m ie n tra s la tan anunciada e xp edición de M o rillo
— que amenazó en p rin c ip io el Río de la Plata— doblegaba a los p a trio ta s
de Venezuela y C olom bia. En C h ile la s itu a ció n no era m e jo r, p o r cuanto
después de Rancagua los re a lis ta s dom inaban ese te r rito rio con un pode­
roso e jé rc ito .
En esas circ u n sta n cia s, la R evolución A rg e n tin a era la única que man­
tenía erguido el esta n d a rte de la re b e lió n , aunque amenazada por el enem i­
go, después de la d e rro ta de Sipe-Sipe. Para colm o de m ales, el tra d ic io n a l
p e lig ro portugués se hizo p re se n te una vez más en ese año de 1816 — lla ­
mado de prue b a ’ — y en el m es de agosto los e jé rc ito s lu sita n os in vadie­
ron la Banda O rie n ta l.
En e! orden in te rn o , el m ayor problem a lo representaba A rtig a s , quien
había form a do una liga de p ro vin cia s fe d e ra le s, las cuales negaron obe­
d iencia no só lo al D ire c to r Suprem o, sin o ta m b ié n al C ongreso; de ta l ma­
nera, la Banda O rie n ta l, Entre Ríos, C o rrie n te s y Santa Fe no enviaron
d iputados y Córdoba d e m o stró bastante re ce lo hacia la asam blea.
Com o hem os v is to , en Salta se produjo un s e rio in cid e n te e n tre Güe-
mes y Rondeau, re s u e lto después de m om entos In quietantes, y en la propia Elección de Pueyrredón
Buenos A ire s la a g ita ción fe d e ra l había encontrado apoyo en destacadas La d e s titu c ió n de A lva re z Thomas y la designación in te rin a de Balcarce
fig u ra s, quienes p re te n d ie ro n Im p e d ir el a rrib o a la ciudad del nuevo D ire c ­ m otivaron que el C ongreso re so lvie ra en seguida el no m bram iento de un
to r Pueyrredón.
D ire c to r S uprem o titu la r. Con este p ro p ó sito , los diputados se reunieron
en sesión e xtra o rd ina ria en la mañana del 3 de mayo, bajo la presidencia
El Congreso inicia sus sesiones del canónigo Ignacio C astro Barros y ante num eroso público.
A c to seguido se procedió a la votación, y de los v e in tic u a tro diputados
A p rin c ip io s de 1816, los re p re se nta n te s de los pueblos com enzaron a presentes v e in titré s lo h icie ro n en fa vo r de Juan M a rtín de P ueyrredón,
lle g a r a la ciudad de Tucumán, elegida por d is ta n te de Buenos A ire s , con repre se nta n te por San Luis.
el fin de no d e sp e rta r los recelos del In te rio r hacia el c e n tra lis m o porteño. A n te s de m archar a Buenos A ire s para hacerse cargo de sus funcion es,
En su m ayor parte, los d iputados pertenecían al c le ro o eran hom bres el nuevo m andatario p re firió d irig irs e hacia el norte del país, para m ediar
de leyes y le seguían en m enor cantidad los hacendados y co m e rcia n tes. en un c o n flic to producido e ntre G üem es y Rondeau. De a llí v o lv ió a Tucu­
Entre los re lig io s o s podem os m e n cio n a r a fra y J u sto de Santa M a ría de mán para in s is tir ante los congresales sobre la necesidad de pro clam ar la
Oro, A n to n io Sáenz, Pedro Ignacio C astro B arros y fra y C ayetano Rodríguez. independencia; luego pasó a C órdoba, donde se e n tre v is tó secre tam en te
También in tegra ron el C ongreso las destacadas fig u ra s : Juan José Paso, con San M a rtín , para u n ific a r las ideas con respecto al plan de lib e rta r a
Pedro M edrano, Tomás Godoy Cruz, N a rciso Laprida, Juan M a rtin de Puey­ C hile.
rred ón, Eduardo Pérez B ulnes, Ignacio G o rriti y o tro s.

El Congreso se integró con treinta y un diputados. Buenos Aires envió siete; LA INDEPENDENCIA ARGENTINA
Cuyo, cinco; Córdoba, cinco; Tucumán, seis; Salta, tres y el Alto Perú, cinco.
D ecisiva fu e la in flu e n cia de San M a rtín y Belgrano sobre los congre­
Con la presencia de dos te rc io s de sus m ie m b ro s, el C ongreso in ic ió sales, para que p rocedieran a la inm ediata declaración de nuestra Inde­
las sesiones el 24 de marzo de 1816. El d o c to r Pedro M edrano fu e e le g id o pendencia. “ Si ésta no se hace — e s c rib ió San M a rtín a Godoy C ruz— el
pre sid e n te y se c re ta rio s , los d o cto re s Paso y Serrano. Congreso es nulo en todas sus p a rte s ” , y com o el diputado por Cuyo le
A d ife re n cia de a n te rio re s asam bleas, el C ongreso de Tucumán tu vo respondió que la declaración “ no era soplar y hacer b o te lla s ” , el ilu s tre
las sig u ie n te s a trib u c io n e s : a) c o n s titu y e n te s , porque redactó el Regla­ Patriota agregó: “ que m il veces es más fá c il hacer la Independencia, que
m ento de 1817 y la C o n s titu c ió n de 1819; b) e je c u tiv a s , por cuanto dio e ' que haya un am ericano que haga una sola b o te lla ".
in stru ccio n e s y norm as de go b iern o al D ire c to r S uprem o; c) le g is la tiv a s , Una vez e le c to Pueyrredón, y ante los anhelos populares repre senta­
debido a que d ic tó dive rsa s leyes, y d) ju d ic ia le s , porque ta m b ié n se ocupó o s por San M a rtín y Belgrano a tra vé s de sus g estione s, los congresales
de re ve r sentencias. d ispusieron d e cla ra r o fic ia lm e n te que las P rovincias U nidas del Río de la

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Plata form aban una N ación soberana, desligada de todo vín cu lo de s o m e ti­ El 12 de ju lio , el diputado M anuel de A cevedo propuso d is c u tir la fo rm a
m ie n to con resp e cto a los reyes de España. Era evid e nte que tal proclam a­ He q o bierno y se in c lin ó por la idea de B elgrano, es d e c ir el re s ta b le c i­
ción eje rce ría b e n e ficio sa in flu e n c ia sobre el e s p íritu del país y daría pode­ m iento de la dinastía incaica. El día 15, el diputado fra y Justo de Santa
roso e stím u lo a los e jé rc ito s re vo lu cio n a rio s. M aría de O ro so stuvo que antes de exped irse sobre el asunto en debate
••p ra p re ciso c o n s u lta r p reviam e nte a los p u e b lo s" y en caso de aceptarse
Los diputados Gascón, Serrano y Sánchez de Bustamante habían redactado e | sis te m a m onárquico sin ese re q u is ito “ se le p e rm itie s e re tira rs e del
una lista de diecisiete asuntos fundamentales que debía tratar el Congreso. El punto
tercero se ocupaba de la necesidad de declarar la Independencia. C o n g re s o ^ g| d¡putado j om ¿s A nchorena sostuvo que la "fe d e ra ­
En la sesión del 9 de ju lio de 1816, el p re sid e n te de turno, F rancisco ción de p ro v in c ia s ” era la única fo rm a de gobierno que c o n c ilia ria todas
N a rciso de Laprida, propuso que el C ongreso tra ta ra el punto te rc e ro del las d ife re n cia s.
plan de asuntos fund a m e n ta le s, re fe re n te a la Independencia. El debate p ro s ig u ió y no se llegó a nada d e fin itiv o , aunque el proyecto
El s e c re ta rio Paso leyó la p ro p o sició n que debía vo ta rse y luego p re ­ incaico fu e desechado.
guntó a los diputados: “ Si querían que las P rovincias Unidas fuesen una SI bien el Qongreso d e sa rro lló sus activid a de s basado en una unidad
Nación lib re e in dependiente de los reyes de España y su M e tró p o li." de c rite rio s , las d iverg e n cia s sobre la fo rm a de gobierno p e rm ite n d is tin g u ir
La de cisió n unánim e de los d iputados provocó m a n ife sta cio n e s de las te n d e n cia s en que se d iv id ie ro n los diputa dos: los m onárquicos, que
jú b ilo en el num eroso p ú b lico p resente, que e x te rio riz ó en esa fo rm a su sostenían la dinastía incaica o bien la candidatura de un p rín cip e portugués,
sa tisfa cció n p o r la tra sce n d e n cia del pro n u n cia m ie n to . y los re p u b lica n o s, d ivid id o s a su vez en u n ita rio s (de fensores del ce n tra ­
lism o po rte ñ o ) y fe d e ra le s o p a rtid a rio s de las autonom ías pro vin cia le s,
El 19 de ju lio los congresales efectuaron dos sesiones, una pública y otra encabezados por los re p re se nta n te s de Córdoba.
privada. En la prim era se aprobó la fórm ula del juram ento que debían utilizar los
diputados y altos funcionarios: “ ¿Juráis por Dios Nuestro Señor y esta señal de
Cruz, promover y defender la libertad de las Provincias Unidas de Sud Am érica Los congresales se trasladan a Buenos A ires
y su independencia del rey de España, Fernando VII, sus sucesores y M etrópoli y
de toda otra dom inación extranjera? ¿Juráis a Dios Nuestro Señor y prometéis A m edida que tra n scu rría el año 1816 se g eneralizó la idea sostenida
a la Patria, el sostén de estos derechos, hasta con la vida, haberes y fama? Si desde un p rin c ip io por los diputados p orteño s, te n d ie n te a tra sla d a r el
así lo hiciereis Dios os ayude y si no, El y la Patria os hagan cargo.” Congreso a Buenos A ire s . Existían te m o re s por los avances de los re a lista s
en la fro n te ra norte y tam bién era probable un golpe de mano efectuado
En la sesión del 21 de ju lio , las a u toridades c iv ile s , m ilita re s y e cle ­ por los c a u d illo s, d isco n fo rm es con la m archa de las delibe ra cion es.
s iá stica s ju ra ro n so le m n e m e n te la Independencia. Por o tra parte y debido a la situ a ció n anárquica de algunas pro vin cia s,
El 25 de ju lio , el C ongreso adoptó o fic ia lm e n te nuestra bandera c e le ste era n ecesario que el C ongreso e stu vie ra cerca del D ire c to r S uprem o para
y blanca. fa v o re c e r la ce n tra liza ció n del poder, tende ncia a la que se Inclinaban la
mayoría de los congresales: además, las tra m ita c io n e s d ip lo m á tica s con el
El 18 de ju lio , el diputado Juan José Paso hizo moción “ para que se fijase
e xtra n je ro y la c e lerid ad en los p ro ce d im ie n to s exigían una estrecha cola­
y jurase la bandera nacional” . El día 20, otro representante por Buenos Aires,
Esteban Gascón, reiteró ese propósito, y el 25 de ju lio el Congreso aprobó un boración con el Poder E jecutivo.
decretó según el cual el peculiar distintivo de las Provincias Unidas fuese “ la ban­ Aunque a fin e s de 1816 ya se había aprobado el cam bio de residencia,
dera celeste y blanca que se ha usado hasta el presente” . el C ongreso sesionó en Tucumán hasta el 4 de fe b re ro de 1817, fecha en
que se levantaron las de lib e ra cio n e s para reanudarlas el 12 de m ayo en
D ebates sobre la form a de gobierno Buenos A ire s .

Declarada la Independencia, el C ongreso se ocupó en re s o lv e r la fo rm a EL REGLAMENTO PROVISORIO DE 1817


de gobierno que debería re g ir los d e stin o s de las P rovincias Unidas. De
acuerdo con el punto cu a rto del plan de tra b a jo s, era necesario co n su lta r Sabemos que el C ongreso de Tucumán se reunió en base a lo d ispu esto
la opinión de los pueblos del in te rio r al resp e cto , pero la asam blea no tu vo por el E statuto P rovisional de 1815. El tie m p o había dem ostrado las im p e r­
en cuenta esta d isp o sició n . fe ccio n e s de esas leyes y en consecuencia era n ecesario reem plazarlas por
El día 6 de ju lio , los congresales se habían reunido en sesión secreta otras, que e stu vieran más de acuerdo con las exigencias de la época.
para escuchar la palabra de B elgrano sobre las ideas que predom inaban en Una co m isió n lo so m e tió a e stu d io y le in tro d u jo m o d ifica cio n e s. Des­
Europa, “ concepto que ante las naciones de aquella parte del globo se pués de largas d iscusion es, el C ongreso — ya Instalado en Buenos A ire s —
habían form ado de las P rovincias U nidas y esperanzas que éstas podían sancionó el día 3 de d icie m b re el R eglam ento P rovisorio, cuerpo de leyes
te n e r de su p ro te c c ió n ” . M a n ife s tó que las luchas in te rn a s no habían im ­ que, com o su nom bre lo indicaba, re g iría hasta que se prom ulgase una
presionado fa vora b le m e n te y en m a te ria de g o b iern o so stu vo la conveniencia C o n s titu c ió n d e fin itiv a . . , .
de in s ta la r una monarquía c o n s titu c io n a l — com o la de In g la te rra — re p re ­ El R eglam ento del año 1817 consta de s ie te secciones. Se in icia con
sentada por la din a stía de los incas, para e s ta b le c e r un Estado con capital una enum eración de los derechos y deberes del hom bre y deja expresa
en el Cuzco. constancia de que la seguridad in d ividua l jam ás podrá suspenderse , ade-

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l_a a c tiv id a d de la o p o s ic ió n
H em os v is to que en la p ro vin cia y en la ciudad de Buenos A ire s se
k .h ía form a d o un p a rtid o fe d e ra lis ta , o p o s ito r al C ongreso y al D ire c to r
n «vrredón Esto dio o rig e n a la fo rm a ció n de dos tendencias p o lítica s anta-
''n ir a s - el p a rtid o de los congresales, que agrupaba a la clase media (co-
Irc ia n te s diputados, p ro p ie ta rio s ) y brindó su apoyo a P ueyrredón y al
rn n a re s o , y el p a rtid o de los se g re g a tista s, de ten dencia republicana y
federal, encabezado po r D orrego, C hiclana, A g re lo , French, Pazos S ilva,
M a n u e l ' M oreno y o tro s.
Los repu b lica n o s censuraban las ideas m onárquicas propiciadas por
D u p v rre d ó n y la m ayoría de los d iputados del C ongreso. Estos o p o sito re s
no cedieron en su a c titu d y entonces, en fe b re ro de 1817, fu e ro n expulsa­
dos — acusados de co n sp ira ció n — los d o cto re s M anuel M oreno, A g re lo ,
Chiclana y ta m b ié n algunos m ilita re s , e n tre e llo s, French y Pagóla.
En las p ro vin cia s se p rod uje ron levantam ie ntos co n tra el go bierno cen­
tral y el C ongreso. Un e jé rc ito d ire c to ria l con siguió ocupar la ciudad de
Santa Fe, pero debió re tira rs e ante la tenaz re s iste n cia de los defensores.
No sucedió lo m ism o en Córdoba, S antiago del Estero y La Rioja, en las
cuales fracasaron los in te n to s a uto nom istas y el gob ierno ce n tra l pudo
mantener el orden p o lític o .
La h o s tilid a d de los c a u d illo s del lito ra l fre n te al gobierno porte ño se
estudia más adelante.

O bra c u ltu ra l y a d m in is tra tiv a d e P u e yrre d ó n


Tal com o lo había p ro m e tid o a n te rio rm e n te a San M a rtín , una vez al
fre n te del g o bierno, P ueyrredón dedicó to dos sus esfuerzos para que el
fu tu ro L ib e rta d o r equipara al e jé rc ito que se c u b riría de g lo ria luchando a
través de m edio co n tin e n te .

La iglesia de San Ignacio y los edificios anexos pertenecientes a la Compañía de Jesús, en la


más, ninguna autoridad puede p riv a r del goce de los derechos p o lític o s . actual manzana delimitada por las calles Perú, M oreno y Bolívar. A llí funcionaron el Colegio
El Poder Ejecutivo lo designa con el nombre de ‘‘Director de Estado” desem­ Grande, los Reales Estudios, el Colegio de San Carlos o Real Convictorio Carolina, de a Union
peñado por un ciudadano elegido por el Congreso. del Sur, de Ciencias Morales y hoy día — en edificio modernizado— el Colegio Nacional de Bue­
El Poder Legislativo lo constituye el Congreso reunido en esa época. nos Aires. Por este motivo, el solar ha sido llamado “ Manzana de las luces . <Dibu]o de Alberto
El. p°der Judicial no sufría mayores variantes, salvo una nueva Cámara de Avilés.)
Apelaciones. Los jueces eran nombrados por el Director.

El R eglam ento P ro viso rio de 1817 es el m ism o E statuto de 1815 con


algunas m o d ifica cio n e s y al igual que el m odelo u tiliz a d o para su redacción
es, en lineas generales, de m arcada ten d e n cia un ita ria .

D IR E C T O R IO D E P U E Y R R E D O N

Después de e n tre v is ta rs e con San M a rtín en Córdoba, P ueyrfcdón


a m b o a Buenos A ire s el 29 de ju lio de 1816. Debía a fro n ta r una d if í iií s i­
tuación ta n to en el orden e xte rn o com o en el in te rn o . Los portuqueses
avanzaban sobre la Banda O rie n ta l, varias p ro vin cia s se habían alzado
con tra la autoridad del C ongreso y en Buenos A ire s un p a rtid o d e fe n s o r de
\as autonom ías p ro vin cia le s proclam aba a b ie rta m en te su o p o sició n al nuevo
D ire c to r. A pesar de to d o , el m andatario fu e bien r.ecibido cuando hizo su
entrada en la ciudad.

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A pesar de los m ú ltip le s problem as que preocupaban al D ire c to r Puey­
rredón, uno de sus m ayores anhelos fue el de fo m e n ta r la educación del
pueblo. D edicóse con em peño a d ifu n d ir la in s tru c c ió n “ cual corresponde
— son sus palabras— a los a lto s d e stin o s a que es llam ada nuestra P a tria ".
Por de cre to dél 2 de ju n io de 1817, el D ire c to r tra n s fo rm ó el antiguo
co le g io de San C arlos en el C o le g io de la U nión d e l Sud y encargó a los
se cre ta rio s de H acienda y G obierno para que d isp u sie se n “ las m edidas que
fuese p re ciso a d o p ta r” . Fue inaugurado a m ediados de ju lio del año s i­
guiente.
Pueyrredón debió e n fre n ta r una d ifíc il s itu a ció n económ ica porque las
finanzas nacionales habían em peorado en el tra n s cu rs o de los años como
consecuencia del d e s e q u ilib rio c o m e rcia l. Los recursos se habían agotado,
los ingresos escaseaban y San M a rtín s o lic ita b a fondos con urgencia para
su campaña lib e rta d o ra .
En marzo de 1818 y a s o lic itu d del D ire c to r Suprem o, el Congreso
aprobó un "e m p ré s tito fo rz o s o " que recaía sobre los co m e rcia n tes y v e c i­
nos pud iente s de Buenos A ire s ; debía c u b rirs e hasta una suma de 500.000
pesos, de acuerdo con una cuota p re fija d a .
En noviem bre de 1818, Pueyrredón creó la Caja N acional de Fortdos de
Sud A m é rica , p rim e r e s ta b le c im ie n to bancario cuya fin a lid a d era re c ib ir
d in e ro de los p a rtic u la re s a cam bio de un in te ré s del 1 5 % anual. D ebido
a la s itu a ció n económ ica im perante, el cita d o o rganism o fra ca só al cabo de
un tie m p o .
En el orden m ilita r, el Poder E je cu tivo reorganizó la A cadem ia de M a ­
tem á tica s — fundada por A lva re z Thomas en 1816— , a cuyo fre n te se des­
tacó Felipe S e n illo sa . Se e s ta b le c ió una fá b ric a de arm as " p o r el nuevo
siste m a de re p e tic ió n ” .
A propuesta del D ire c to r, el C ongreso a utorizó e xte n d e r la línea de
fro n te ra s sobre los indios y e n tre g a r a los pobladores las tie rra s en p ro p ie ­
dad. Para el cuidado de estas d e lim ita c io n e s fu e ro n reorganizados los re ­
g im ie n to s de Blandengues y se e s ta b le c ie ro n m ilic ia s de la campaña.
La renuncia de P ueyrredón y el g o bierno de su sucesor, el general
Rondeau, se estu d ia n más adelante.

L A IN V A S IO N P O R T U G U E S A A L A B A N D A O R IE N T A L

Sabemos que en el tra n s c u rs o del p rim e r s itio de M o n te vid e o , los


portugueses invadieron la Banda O rie n ta l y que luego se re tira ro n p o r el
pacto del 26 de m ayo de 1812.
Cuando el B rasil fue elevado a la dignidad de reino, se reanudaron las in te n ción de d irig irs e — ju n to con la colum na a n te rio r— sobre M ontevideo
antiguas am biciones portuguesas sobre el Río de la Plata. La co rte lusitana Un te rc e r co n tin g e n te , a las órdenes del general Curado, penetro po r e
dispuso avanzar sobre la Banda O rie n ta l para e xte n d e r sus fro n te ra s hasta norte en d ire c c ió n a las M isio n e s o rie n ta le s, con ánim o de to rc e r hacia el
las bocas del e stu a rio y ocupar luego la actual región m esopotám ica argen­ sur, bordeando el río U ruguay; una cuarta colum na quedó de refu erzo en
tin a . Los in cid e n te s fro n te riz o s provocados por las m ilic ia s de A rtig a s , d ie ­ Río Grande. Los e fe c tiv o s p ortugueses sumaban en to ta l unos 12.000
ron al m onarca p o rtugués m o tiv o s s u fic ie n te s com o para ju s tific a r el ataque. hom bres. .
El é x ito de la campaña a em prenderse estaba asegurado por cuanto el A rtig a s no fue sorprendid o por la invasión y rápidam ente puso en
gobierno de Buenos A ire s no in te rve n d ría en fo rm a d ire c ta , debido a su p ráctica un plan d efensivo, concebido con an te rio rid a d .
enem istad con A rtig a s . Las acciones b élicas fa vo re cie ron a los atacantes. S ilve ira d e rro to a
El ataque portu g u é s co n tra la Banda O rie n ta l se in ic ió en ju lio de 1816. O torgués en el com bate de C erro Largo y Rivera — el más destacado lu ­
Las trop as invadieron a las órdenes del general C a rlo s F ederico Lecor, g a rte n ie n te de A rtig a s — fu e vencido en India M uerta.
d ivid id a s en tre s colum nas: por el este, es d e cir, p ró xim o al A tlá n tic o , El gobierno de Buenos A ire s o fre c ió ayuda a los defen sore s, pero éstos
avanzó el pro p io Lecor; por la región ce n tra l, lo hizo el general S ilv e ira , con la rechazaron y p ro sig u ie ro n la de sfavorable campaña co ntra los p o rtu ­
gueses.

490 491
El 20 de enero de 1817, la colum na a las órdenes de Lecor pen e tró sin
m ayores d ific u lta d e s en la ciudad de M o ntevideo.
A rtig a s p ro s ig u ió la lucha co n tra los invasores, hasta que el 14 de
enero de 1820 fu e ve n cid o en Tacuarembó y debió tra sla d a rse a la p ro ­
vin c ia de Entre Ríos. La guerra había te rm in a d o con el triu n fo de los por­
tugueses.
Para o to rg a r a la ocupación apariencias de legalidad, los vencedores
reunieron el 18 de ju lio de 1821 un C ongreso C is p la tin o , cuyos in te g ra n te s
se pronunciaron en fa v o r de la anexión con los invasores. En consecuencia,
la Banda O rie n ta l pasó a depender del Reino U nido de P ortugal, con el
nom bre de Estado C is p la tin o o P rovincia C isp la tln a .

LA G U ER R A DE C O R S O
A com ienzos de 1815, el D ire c to rio dispuso que naves p e rte n e cie n te s
a p a rticu la re s, su je ta s a re g la m e n ta cio n e s y p re via m e n te autorizadas, se
dedicaran a d e s tru ir el c o m e rcio m a rítim o del enem igo, representado en
aquella época po r España.
Estas em barcaciones d e sa rro lla ro n su " campaña de c o rs o " p a rtic u la r­
m ente de 1816 a 1820 y conviene d e sta ca r que n u e stro s c o rsa rio s operaron
con evid ente c o rre c c ió n porque an te p u sie ro n los o b je tiv o s re vo lu cio n a rio s
a su afán de lucro.

La ca m p a ñ a de B ro w n autoridades inglesas se apropiaron de la nave y de todo su v a lio so carga­


mento.
En se tie m b re de 1815, el a lm ira n te Brow n In ic ió una campaña de corso. D esalentado, Brow n se d irig ió a Londres para ge stio n a r ante el A lm i­
Formó su e xped ició n con la nave capitana H é rcu le s, el bergantín T rinidad, rantazgo la revocación de la m edida. No obtuvo é x ito y en 1818 estaba
la goleta C o n s titu c ió n y la co rb e ta H alcón, las dos ú ltim a s a las órdenes nuevamente en Buenos A ire s .
de H ip ó lito Bouchard.
El p rim e ro en zarpar fu e B row n, quien luego de hacer escalas en C o lo ­
Bouchard y “ La A r g e n tin a ”
nia y M o n te vide o , puso proa al sur, en demanda del e stre ch o de M a galla­
nes. Por su parte, Bouchard fu e so rp re n d id o por un fu e rte te m p o ra l y s u frió La más destacada campaña de corso con tra las naves y posesiones
la pérdida de la nave “ C o n s titu c ió n ” , la que se hundió con todos sus t r i ­ españoles la c u m p lió el capitán H ip ó lito B ouchard, e stim u la d o por un de­
pulantes — alre d e d o r de cien hom bres— en las p ro xim id a d e s del Cabo de creto de Pueyrredón — m ayo de 1817— , cuyas d isp o sicio n e s diero n m ayor
Hornos. im pulso a este tip o de activid ades.
M ie n tra s ta n to , las em barcaciones de B row n, luego de cruzar el e s tre ­ Cuando la fra g ata “ C onsecuencia” llegó a Buenos A ire s , el Tribunal
cho, anclaron en la costa ch ile n a , donde más ta rd e se ie unió Bouchard com petente la d e claró “ buena p re sa ” y entonces fu e tra n sfo rm a d a en un
con la corbeta “ H a lcó n ” . Desde a llí las tre s naves co rsa ria s sig u ie ro n barco de guerra y preparada para una larga travesía.
hacia el no rte , para c u m p lir su co m e tid o fre n te a las costas peruanas, Con el nom bre de La A rg e n tin a y bajo las órdenes de Bouchard, la
donde apresaron a v a rio s navios españoles, e n tre e llo s la fra g a ta Conse­ nave p a rtió de La Ensenada el 9 de ju lio de 1817, con 250 trip u la n te s a
cuencia, que p o s te rio rm e n te y a las órdenes de Bouchard se haría fam osa bordo. De acuerdo con lo que constaba en la patente de corso, debía h o s ti­
con el nom bre de La A rg e n tin a . lizar el trá fic o español por los m ares de la India, en un lapso de d ie cisé is
En enero de 1816, Brown bloqueó el p u e rto del C allao y luego sus meses.
naves atacaron la zona del g o lfo de G uayaquil. La escuadra se hizo nueva­ La fra g a ta cruzó d ire cta m e n te el océano A tlá n tic o en d ire c c ió n al Cabo
m ente a la vela rum bo a las isla s Galápagos y desde a llí Bouchard regresó de Buena Esperanza y luego de dos m eses a rrib ó a M adagascar, donde sus
al Plata a bordo de la “ C on se cue n cia ” , m ie n tra s Brown navegó hacia las trip u la n te s ayudaron a los b ritá n ico s a re p rim ir el trá fic o negrero. Luego
costas colom bianas donde o fre c ió sus s e rv ic io s a los p a trio ta s que lucha­ Prosiguió su ruta por el océano Indico y a la a ltu ra del estre ch o de Sonda
ban contra los españoles. una gran epidem ia de escorbuto produ jo num erosas bajas e n tre los t r i ­
El via je de re to rn o fu e largo y jalonado de p e rip e cia s. A bordo de la pulantes.
“ H é rcu le s” — única nave que le quedaba— e n filó rum bo a las Galápagos, Después de rechazar un ataque de una flo tilla de p ira ta s m alayos, la
luego cruzó el Cabo de H ornos y pasó a la a ltu ra del Río de la Plata con anVe .c o rs a ria llegó a M anila y a llí hundió d ie c is é is barcos españoles y
de stin o al m ar de las A n tilla s donde ancló en la isla Barbados. A llí las Presó un bergantín a rtilla d o .

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A pesar de la con sta n te m erm a de la trip u la c ió n — consecuencia de El p o r q u é de su fracaso
los com bates y e nferm edades— la fra g a ta navegó hasta las islas H awaii la C o n s titu c ió n fu e jurada por el pueblo el 25 de mayo de 1819, pero
donde Bouchard e n co n tró a la co rb e ta a rg entina "C h a ca b u co ” , vendida por lo h icie ro n las p ro vin cia s de Entre Ríos, Santa Fe, C o rrie n te s y la Banda
su trip u la c ió n am otinada a un rey de la isla. Los in su rg e n te s fu e ro n d o m i­
n ° pntal todas e llas distanciadas p o lítica m e n te del D ire c to rio .
nados y, después de recuperada la em barcación, Bouchard obtuvo de aquel L o s 'ju ristas que la redactaron p re te n d ie ro n im poner una se rie de leyes
m andatario indígena el p rim e r re c o n o c im ie n to de la Independencia nacional
íectas que no tenían a p licació n en un país convulsionado por las disen-
Junto con la nave adquirida — llam ada ahora “ Santa R osa"— "La A r­
pe0rnes inte rn a s. Com o bien se ha d icho "e ra un tra je m agnífico, pero equi-
g e n tin a ” llegó a las inm ediaciones de C a lifo rn ia , para atacar la im p o rta n te
S ' c a d o en las m edidas e inepto por co n sig uie n te a quien se d e stin a b a ” .
guarnició n española de M o n te rre y ; a llí se lib ró un v io le n to com bate, a cuyo
V° La C o n s titu c ió n de 1819 fue rechazada por su con tenido c e n tra lis ta ,
té rm in o fueron arrasados la fo rta le za , p o lvo rin e s y alm acenes.
m onárquico y a ris to c rá tic o . M ie n tra s las p ro vin cia s se sentían im pulsadas
La nave co rsa ria p ro s ig u ió su a c tivid a d por las costas de M é xico y la
ñor un s e n tim ie n to auton om ista o fe d e ra l, la C o n stitu ció n establecía un
A m é rica C entral. En aguas nicaragüenses atacó el p u e rto fo rtific a d o del
s i s t e m a de g obierno u n ita rio a tra vé s de una o rie n ta ció n m onárquica, que
Realejo, donde luchó co n tra cu a tro barcos enem igos, de los que hundió dos.
r e s p o n d í a a la p o lític a im p era nte en esa época e ntre la clase d irig e n te .
Por ú ltim o , en ju lio de 1819, el in tré p id o m arino concluyó su largo it i­
n e ra rio al fon d e a r en el p u e rto de Valparaíso. La Carta fundam ental organizaba un gobierno unitario o centralista del cual
dependerían las provincias.
Cuando el Congreso trató el proyecto referente al Poder Ejecutivo, se votó
en favor del sistema unipersonal que satisfacía a la tendencia monárquica.
LA C O N S T IT U C IO N D E 1819 El Senado sería un cuerpo aristocrático, integrado por hombres distinguidos
__civiles, militares, eclesiásticos— , semejante a la Cámara de los Lores de Ingla­
E stablecido el C ongreso en Buenos A ire s , designó una co m isió n de c in ­ terra. Los diputados de la Cámara de Representantes serían ciudadanos “ de la
co m iem bros para que redactase un p ro ye cto de C o n s titu c ió n , a fin de clase común” , que recuerda a la organización de la Cámara de los Comunes inglesa.
reem plazar al R eglam ento P rovisorio. Dice un documento de la época: “ Depositante el Poder Ejecutivo en una sola
La co m isió n redactora tu vo en cuenta las re so lu cio n e s dictadas a p a rtir persona, el proyecto apropia a nuestro gobierno la unidad, esa cualidad im por­
de mayo de 1810, los pro ye cto s de la Sociedad P a trió tica y de la C om isión tante de las monarquías.”
o fic ia l que fu eron presentados ante la A sam blea del Año XIII, el E statuto A pesar de sus e rro re s, la C o n stitu ció n de 1819 señala una etapa im ­
de 1815 y el R eglam ento P ro viso rio de 1817. En el orden exte rn o fu e con­ portante en la h is to ria del Derecho A rg e n tin o y fu e el antecedente más
sultada la C o n s titu c ió n de los Estados U nidos, la francesa de 1791 y la destacado — a n te rio r a la C arta Fundamental de 1853— para organizar sobre
C o n stitu ció n de C ádiz de 1812. bases estables a la Nación.
D espués de nueve meses de debates, la C o n s titu c ió n fu e sancionada
el 20 de ab ril de 1819, aunque la ju ra se aplazó hasta el 25 de mayo.
El docum ento m antenía la d iv is ió n de poderes. LA A C C I O N D IP L O M A T I C A
El Poder L e g is la tiv o lo organizaba sobre la base de un siste m a bica- M isió n de A g u irre en lo s Estados U n id o s
m eral. La Cámara de R epresentantes estaba integrada por diputados, e le ­
gidos uno por cada 25.000 ha b ita n te s o fra c c ió n no In fe rio r a 16.000. El En c u m p lim ie n to de d ire c tiv a s emanadas del C ongreso, te n d ie n te s a
p ro ce d im ie n to de e le cció n era in d ire c to y duraban en el cargo cu a tro años. estrechar vín cu lo s con los Estados U nidos de A m é rica , Pueyrredón designó
La Cámara de Senadores estaba form ada por un re p re se nta n te por cada a fin e s de a b ril efe 1817 a M anuel H erm en e g ild o de A g u irre com isionado
p ro vin cia , tre s senadores m ilita re s , cu a tro re lig io s o s — un obispo y tre s ante esa República del N orte. Los p ro p ó sito s fundam entales de la m isión
e c le s iá s tic o s — , un senador por cada U niversidad y el D ire c to r de Estado eran g e stio n a r el re co n o cim ie n to de la Independencia de las Provincias
una vez conclu id o su mandato. Duraban doce años en su cargo, pero la Unidas y a d q u irir naves y arm am entos para la expedición que equipaba San
Cámara se renovaba por te rc io s cada cu a tro años. M artín con destino al Perú.
El Poder E je cu tivo sería desem peñado por un D ire c to r S uprem o e legido A g u irre m antuvo varias e n tre v is ta s con destacadas fig u ra s de la p o lí­
por ambas Cám aras a m ayoría de s u fra g io s. Perm anecería cinco años en tica norteam ericana, a quienes logró in te re sa r sobre el m o vim ie n to eman­
sus funciones y podía se r re e le c to una sola vez, si reunía dos te rc io s de cipador de la A m é rica hispana. El presid e n te M onroe m a n ife stó su adhe­
votos. sión a la causa de los p a trio ta s, pero se m antuvo en una prudente a ctitu d
El Poder J u d ic ia l estaba representado por la A lta C o rte de J u s tic ia y con respecto de España, país con el que había iniciado g e stio n e s para la
demás trib u n a le s in fe rio re s . Integraban la p rim e ra s ie te ju e ce s y dos fis c a ­ compra de La Florida.
les, todo s e llo s abogados. Serían designados por el D ire c to r con acuerdo A com ienzos de 1818 llegó a Buenos A ire s una m isión o fic ia l con el
del Senado y perm anecerían en sus fu n cio n e s m ie n tra s m erecieran la con­ objeto de in fo rm a r al parlam ento de W ashington sobre la acción de los
fianza general. Patriotas.
La C o n s titu c ió n tam bién se ocupaba de las garantías in d ivid u a le s de­ Las gestiones iniciadas por A g u irre — d ip lo m á tic o que regresó en 1818
rechos de los p a rtic u la re s , fin a lid a d de las cárceles, e tc. Proclamaba como fueron p o s te rio rm e n te coronadas por el é xito , por cuanto los Estados
re lig ió n del Estado a la ca tó lica , a p o stó lica , romana. Unidos reconocieron nuestra Independencia en marzo de 1822.

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I

R iva d a via p ro s ig u e s u s g e s tio n e s en Eu ro p a


Después de su in fru c tu o s a te n ta tiv a ante la C o rte española, Rivadavia
se e sta b le ció en París y a llí co n tin u ó sus g e stio n e s te n d ie n te s a la co ro ­
nación de un m onarca en el Río de la Plata, com o m edio para asegurar el Guía de repaso
orden en las P rovincias U nidas y lo g ra r el re c o n o c im ie n to de la Indepen­
dencia por parte de los soberanos europeos.
D ebido a la s itu a ció n im p e ra n te en el V ie jo M undo, el d ip lo m á tic o
am ericano debió ve n c e r m uchas d ific u lta d e s . De acuerdo con lo d isp u esto
por la Santa A lianza, España — apoyada por Rusia— sostenía la le g itim id a d El Reglamento de convocatoria. La representación de la
La Asamblea de 1813.
de sus derech o s sobre sus antiguas posesiones en A m é rica , m ie n tra s soberanía. Las tendencias: los alvearistas. Los diputados
Portugal había invadido la Banda O rie n ta l y en hábil p o lític a negociaba con orientales: sus instrucciones; el rechazo.
el go bierno de Buenos A ire s . Por su parte In g la te rra no deseaba p e rju d ic a r
sus buenas re la cio n e s co m e rcia le s con lo s países hispanoam ericanos y en Reformas po líticas: ei D irector Supremo y el Consejo de
consecuencia se inclinaba a una p o lític a de m ediación. Obra de la Asamblea.
Estado. Reformas sociales y ju diciales: liberta d de vientres,
R ivadavia re c ib ió a m p lio s poderes y se puso en co n ta cto con el em ba­ el servicio personal de los indios y el Reglamento de Ad­
ja d o r español en Londres para co ro n a r en el Río de la Plata a un herm ano m inistración de Justicia. Reformas eclesiásticas: abolición
de Fernando VII, pero el go b iern o de Buenos A ire s , enterado de sus g e s tio ­ de la inquisición. Reformas económ icas: acuñación de nue­
nes, le ordenó que d e s is tie ra de ellas. vas monedas. Reformas m ilitares: ia Academia de Matemá­
R ivadavia ta m b ié n in ic ió n egociaciones m onárquicas con Francia y a ticas y el Instituto M édico. Proyectos constitucionales: Co­
m ediados de 1818 a rrib ó a Buenos A ire s el coronel Le M oyne, re p re se nta n te misión o ficia l y Sociedad Patriótica.
del em bajador fra n cé s en In g la te rra . El co m isio n a d o se e n tre v is tó con
Pueyrredón y le hizo p resente las g e stio n e s que se realizaban para coronar Nuestros símbolos El Himno Nacional: Vicente López y la Marcha Patriótica.
rey del Río de la Plata y C h ile al duque de O rleáns. No se lle g ó a nada patrios. Blas Parera. La versión de Pedro Esnaola. El Escudo Na­
d e fin itiv o y Le M oyne p a rtió de regreso a Francia. cional: Agustín Donado y Juan de Dios Rivera. El sello de
la Asamblea. La Bandera Nacional.

M is ió n de V a le n tín G ó m e z •
El D irectorio. La Asamblea y ia Comisión Permanente. La concentración
del poder. El D irector Supremo y el Consejo de Estado.
A n te n o tic ia s del apresto de una nueva e xp edición que se equipaba
Gervasio Antonio Posadas: sus m inistros.
en Cádiz para atacar a Buenos A ire s y a fin de o b te n e r apoyo a sus p ro ­
yectos m onárquicos, el D ire c to rio cre yó co n ve n ie n te a c tiv a r las negocia­
ciones con Francia. En consecuencia d ispuso e n via r en calidad de agente Las misiones D ifícil situación dej pais a fines de 1814. Los comisionados
d ip lo m á tic o al canónigo V alentín Gómez. diplom áticas. Beigrano y Rivadavia en Río de Janeiro: gestiones de Ma­
nuel G arda. Los com isionados en Londres: Manuel de Sa-
Según las in s tru c c io n e s , el com isionado debía ponerse al ta n to de las rratea. Rivadavia en España: entrevista con Cevallos.
actividade s de R ivadavia y luego lle g a r a un acuerdo con la corona francesa
en los té rm in o s más ve n ta jo so s para la independencia absoluta del pa ís"
y en caso ne gativo a cercarse a o tra potencia “ que no fu e ra España” - no Sublevación del Reemplazo de Rondeau po r Carlos de Alvear: la subleva­
Ejército del Norte. ción de oficiales. Renuncia de Posadas.
podía lle v a r a té rm in o ninguna negociación “ sin e sp e ra r la sanción 'd e l
C ongreso” . Por su parte, Rivadavia debía pasar a Londres.
A fin e s de 1818, V alentín Góm ez lle g ó a París y se e n tre v is tó con el D irectorio de Alvear. Los fracasos de sus negociaciones para consolidarse en el
m in is tro de R elaciones E xte rio re s, quien le hizo p resente que el duque de poder. O posición de Artigas. Alvarez Thomas y la suble­
vación en Fontezuelas. Acción de Soler en Buenos Aires.
O rleans no deseaba cam biar sus derechos a la corona francesa por un tro n o
inseguro en el Río de la Plata. Renuncia de Alvear. Disolución de la Asamblea. Nuevo Di­
rector Supremo. La Junta de Observación.
En nuevas negociaciones su rg ió la candidatura del p rín c ip e de Luca
que no te n dría reparos por parte del g o bierno español, por cuanto era
Estatuto Provisional La división de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
so b rin o de Fernando VII. El nuevo m onarca Borbón contraería enlace con
de 1815. Convocatoria a un futuro Congreso.
una princesa del B rasil, lo que re so lve ría el problem a de la Banda O rie n ta l.
El C ongreso aprobó las g e stio n e s de V alentín Gómez, pero la batalla
Directorio de La actitud de Artigas. Acción m ilita r de Viamonte. Díaz
®Peda ,yJ a c? ída d e l. D ire c to rio h ic ie ro n fra ca sa r la ¿entativa. Com o
en dice el h is to ria d o r M itre : “ e l p rín c ip e de Luca fue e l ú ltim o soberano Alvarez Thomas. Vélez: el Pacto de Santo Tomé. Renuncia de Alvarez Tho­
mas. El Director Antonio González Balcarce. La agitación
que rem o en la im a g in a ció n de lo s m o n a rq uista s d e l Río de la 'P la ta " federal en Buenos Aires: los autonom istas y ios centralistas.
Derrota de los autonom istas: renuncia de Balcarce.

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4

Tercera campaña El Ejército dél Norte y sus cam bios de mando. Alvarez de
Arenales y el combate de La Florida. Victoria realista en
p o lítica s, so cia le s y ju d ic ia le s? 6. ¿ Q u é d ispuso la A sa m b le a en
al Alto Perú.
El Tejar. Triunfo patriota en Puesto del Marqués. Combates m a te ria e c le siá stic a , econ óm ica y m ilita r? 7. ¿ C u á le s fu e ro n los
de Venta y Media y Sipe-Sipe. Consecuencias. p ro y ecto s co n stitu cio n a les? 8. ¿ Q u é sabe con resp e cto a l H im no
y al E scu d o n acio n a l? 9. ¿T om ó la A sa m b le a a lg u n a m ed id a con
Güemes y la guerra Semblanza del caudillo salteño. Táctica m ilitar frente a los resp e cto a la B a n d e ra ? 10. ¿P o r q u é d ispuso la co n cen tració n del
gaucha. realistas. P o d er E je c u tiv o en un a sola perso n a? 11. ¿ Q u é sa b e con r e s ­
p ecto a la creació n del D ire cto rio ? 12. ¿Q u é situ a ció n a fro n ­
El Congreso de Los problem as de orden externo e interno a comienzos de
ta b a n u estro país a fin e s de 1814? 13. ¿ C u á le s fu e ro n la s g e s ­
Tucumán. 1816. A tribuciones del Congreso. La elección del Director
Supremo. tion es de R iv a d a v ia y B e lg r a n o en E u ro p a? 14. ¿ C u á le s fu ero n
las co n secu en cia s d el n o m b ra m ie n to de C a rlo s de A lv e a r com o
La independencia Influencias de San M artin y Belgrano. Declaración y jura je fe d el E jé rc ito d el N orte? 15. ¿ P u d o c o n so lid a rse en el m ando
argentina. de la Independencia. Debates sobre la forma de gobierno: el D ire cto r S u p rem o A lv e a r ? 16. ¿C ó m o se p ro d u jo la revo lu ció n
Belgrano, Manuel de Acevedo, Santa Mar i a de Oro y Tomás de 1815? 17. ¿ C u á le s fu ero n sus co n secu en cia s? 18. ¿ Q u é dispuso
de Anchorena. Tendencias de los diputados. Traslado del
Congreso a Buenos Aires: motivos.
el E sta tu to P ro v isio n a l de 1815? 19. ¿Q u é d ific u lta d e s d eb ió e n ­
fr e n ta r el D ire cto r A lv a r e z T h om as? 20. ¿P o r qué debió r e n u n ­
El Reglamento Los poderes del Estado. Tendencia del Reglamento. ciar? 21. ¿Q u é p u ed e d ecir con resp e cto a la a g ita c ió n fe d e ra l
Provisorio de 1817. en B u en o s A ir e s ? 22. ¿ P o r q u é fu e o b lig a d o a re n u n c ia r el D ire c ­
*
tor S u p rem o B a lc a rc e ? 23. ¿C óm o se in ició la te rc e r a cam p añ a
Directorio A ctividad de tos opositores: los congresales y los segrega- al A lto P e rú ? 24. ¿ C u á l fu e el ún ico triu n fo de los p a trio ta s en
de Pueyrredón. tistas. Obra cultu ral y adm inistrativa: el Colegio de la Unión d ich a cam p añ a? 25. ¿E n q u é co m b a te fu e h erid o José M a ría P a z?
del Sur; la Caja Nacional de Fondos de Sudamérica; la
26. ¿ Q u é co n secu en cia s p ro d u jo la d e rro ta de S ip e -S ip e ? 27. ¿Q ué
Academia M ilitar de Matemáticas.
tá c tic a em p leó M a rtín G ü em es? 28. ¿F u e e fic a z la acción de los
La invasión portuguesa
gau ch os sa lteñ o s? 29. ¿ Q u é p e lig ro s a m en a za b a n a la r e v o lu c ió n
Las columnas de Lecor, Silveira y Curado. Combates de
a la Banda Oriental. Cerro Largo e India Muerta. Derrota de Artigas. en las ép ocas en q u e se reu n ió el C o n g reso de T u cu m án ? 30. ¿ C ó ­
mo se d e c la ró la in d e p en d en cia a rg e n tin a ? 31. ¿Q u é d eb ates o ri­
La guerra de corso. Campaña de Brown p o r las costas del Pacifico. Bouchard gin ó la fo rm a de g o b iern o ? 32. ¿ P o r q u é los co n g re sa le s se tr a s ­
y La Argentina: su largo itinerario. lad a ro n a B u en os A ire s? 33. ¿Q u é sabe con resp ecto al R e g la m e n to
P ro v iso rio de 18 17? 34. E x p liq u e la ob ra c u ltu ra l y a d m in istra ­
La Constitución Antecedentes. Los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. tiv a d el d ire cto rio de P u e y rre d ó n . 35. ¿En q u é fo rm a los p o rtu ­
de 1819. El rechazo por parte de tas provincias: motivos. gu eses in v a d ie ro n la B a n d a O r ie n ta l en 1816? 36. ¿C óm o term in ó
la g u e rra ? 37. ¿ Q u é itin e ra rio c u m p lió L a A r g e n tin a b a jo las
La acción diplomática. Hermenegildo de Aguirre en. los Estados Unidos. Rivadavia ó rd en es de B o u ch a rd ? 38. ¿C ó m o esta b a n rep rese n ta d o s los P o ­
en Europa: negociaciones monárquicas. Valentín Gómez y
sus gestiones en Francia. d eres seg ú n la C o n stitu ció n de 1819? 39. ¿P o r q u é fu e rech a za d a ?
40. ¿ C u á l fu e la m isión de A g u 'r r e en los E stados U n id os? 41. ¿Q u é
g estion es p ro sig u ió R iv a d a v ia en E u ro p a? 42. ¿ P o r qué fra c a só la
m isión de V a le n tín G óm ez?

r—Cuestionario Actividades Prácticas


* R esum ir por m ed io de un cuadro sin óp tico la obra de la Asd.ni.blea
1. ¿C ó m o fu e co n v o cad a la A sa m b le a d el año 1813? 2. ¿Cóm o
del año 1813.
p o d ían a g ru p a rse las te n d en cia s de los d ip u tad os? 3. ¿ C u á le s
* H a cer una tabla cron ológica con los gobiern os que se su ced ieron
fu ero n las in stru ccio n e s de los d ip u ta d o s o rien tale s? 4. ¿P o r qu é
en tre 1810 y 1816. S in tetizar al lado de cada uno de e llo s los datos
fu ero n rech aza d o s? 5. ¿ C u á le s fu ero n las p rin c ip a le s refo rm as
que se recuerdan-, p eríod o en que fu n cion a ron , obra ejecu tiv a y

498
499
adm inistrativa, cultural, econ óm ica , etc. T am bién las ideas d om i­
n antes: centralistas o p rovin cia n a s, gentino. Ravignani, Emilio.
No h a y R epública O rien tal ni en
A nalizar los p rob lem a s in tern os y e x te r n o s de n u estro país en 1816. H is t o r ia C o n s t it u c io n a l
1812, ni en 1815 ni en el 25, pues aún
R esum ir las disposiciones prin cip a les de la C onstitu ción de 1819. en la F lorida, cuyo centenario se de l a R e p ú b l i c a A r g e n t i n a .

conm em oró en 1925, llegóse a m en­ To m o I. Buenos Aires, 1926.


cionar ta l cosa. D e m odo que hablar
en el año 13 de un nacionalism o
oriental es un error y h ab lar de m o­
vim ientos esporádicos de bandidos,
eS tam bién otro error.
El m ovim iento de A rtigas, en el • ¿Qué opina el autor con respecto
año 1813, es un m ovim iento sensato, a Artigas?
Lectura definido, oportuno, y los de la asam ­
blea del año X III se equivocaron al
• ¿D ebem os considerarlo com o un
caudillo extra n jero?
creer que pueden gobernarse los • ¿Pensaba fo r m a r u na república
pueblos desde uri gabinete. independiente?
El rech azo d e los
d ip u tad os orien ta les

¿Por qué la asam blea rechazó a Este asunto de A rtigas, que es


los diputados “artigu istas” a m edia­ bandera del patriotism o u ru gu ayo y
dos del año 1813? qu e los argentinos han tom ado a
Se recordará que en oportunidad m enudo como centro de polém ica,
de la convocatoria al Congreso, en es cosa que debe tom arse con toda
la circu lar de octubre de 1812, se la ob jetivid ad posible. No podem os
dispuso que cada ciudad cap ital en ­ considerar este m o m e n to histórico
via ra 2 diputados y las ciudades con el criterio que nos form am os
subordinadas 1; que las ciudades se h oy día. D ebem os estudiarlo en el
divid ieran en cu arteles a los efectos m om ento en que se produce y de­
de las e le c c io n e s , estableciéndose sen vu elve, prescindiendo de las cir­
que los diputados no tendrían otra cunstancias posteriores y actuales.
lim itación que la que les im pusiera Es m enester trasladarnos esp iritu a l­
la voluntad de sus poderdantes. m ente al m om ento de 1813 en que
A rtig a s se encontraba a la sazón recién se salía del régim en virrein al.
sitiando a M ontevideo. E ra el cau ­ L a B an da O riental, es la banda
dillo de la B an da O riental; tenía por orien tal de nuestro Río de la P lata.
consiguiente arraigo en M ontevideo N osotros debem os considerar a A r t i­
y en la cam paña. gas como caudillo argentino, u b icán ­
En la B anda O rien tal existían v i ­ dolo en el proceso argentino como
llas, con Cabildo, en núm ero de cin ­ se ha hecho con Q uiroga, en L a Rio-
co; de ahí se suscitó, entre ellas, la ja, Bustos, en Córdoba, L ópez en
cuestión de d ilu cid ar hasta qué pu n ­ S an ta Fe, Rosas en B uenos A ires,
to era legítim o que B uenos A ire s etcétera.
d ictara las reglas de adm isión. Pero P o r eso se v e rá que A rtig a s no
con todo era lógico que cada v illa pensaba fu n dar una repú b lica in d e­
en viara sus diputados. pendiente; lo que quería era conse­
Se reúne la asam blea de a b ril de gu ir autonom ía com o provincia. A sí
1813. L a Junta de Buenos A ires resultó el argentino más fed eral que
llegó a firm ar un tratado con Elío el país tuvo en el pasado y es el que
por tem or a la acción española, con sienta un precedente que im itan los
lo cual se vino a m enoscabar el es­ dem ás caudillos. Es como si — en lo
fu erzo oriental. S a r r a t e a , por su que respecta a Bustos o a L ópez o
parte, se condujo m al con A rtig a s y a Q uiroga— por considerarlos cau ­
éste se transform ó en cabeza de la dillos de sus respectivas provincias,
rebelión. S e va S arratea y A rtig a s los estudiáram os como, elem entos se­
sigue vin culad o a Buenos A ires. paratistas dentro del escenario ar-

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EL PLAN S A N M A R T IN IA N O

Su p ro y e c c ió n c o n tin e n ta l
Sabemos que en los p rim e ro s m eses del año 1816, cuando el Congreso
de Tucumán iniciaba sus sesiones, todos los m o vim ie n to s re vo lu cio n a rio s en
H ispanoam érica habían fracasado, con excepción de nuestro país. El m o­
narca Fernando VII, restaurado en el tro n o español, estaba d ispuesto a te r­
m inar con las luchas revo lu cio n a ria s. La ciudad de Caracas se había rendido
ante la e xp edición de M o rillo , m ientra s Sim ón Bolívar debió buscar re fu g io
en la isla de Jamaica.
El general San M a rtín estaba persuadido que para d e s tru ir el poderío
español en A m é ric a era necesario em anciparse y asegurar la unidad p o lí­
tica de los nuevos países am ericanos. Por eso m ien tras el C ongreso de
Tucumán se encontraba reunido, in sistía desde Mendoza ante el diputado
Godoy Cruz sobre la necesidad de de cla ra r la independencia, pues no se
podía luchar co n tra un rey cuya soberanía era a dm itida.
El p ro p ó s ito de unidad c o n tin e n ta l que estaba presente en San M artín
Y otros in te g ra n te s de la Logia Lautaro, tam bién e je rc ió in flu e n cia en los
diputados ante el C ongreso. A lgu nos h isto ria d o re s so stien en que en la so­
lemne d eclaración del 9 de ju lio de 1816 se u tiliz ó la exp resió n “ Provincias
Unidas de Sud A m é ric a ” no com o una m era re fe re n cia , sino con una
intención c o n tin e n ta l, lo que ha p e rm itid o a firm a r que “ el C ongreso de
Tucumán fijó el plan de operaciones de San M a rtín ".1 La campaña em anci­
padora debía expandirse por to d o el co n tin e n te , por cuanto España había

cje R 1 La unidad de acción continental tam bién se deduce de las Instrucciones que el gobierno
Pár A s' envió al 9 ©neral San M artín con fecha 21 de diciem bre de 1816. Consta en uno de los
cjj ra^°s de d ich o d o c u m e n to ... “ procurará valer su in flu jo y persuasión para que envíe C hile su
g0kj ado al C ongreso general de las provincias unidas, a fin de que se constituya una form a de
t¡¡uv,ern° Qeneral, que de toda la A m érica unida en ide n tid ad de causas, intereses y objetos, cons-
^ ud e b Una S°^B n a c,^ n " ' Véase: Pérez Am utíhástegui: Id eología y ácción de San M artín. Bs. As

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e je rc id o un e xtenso d o m in io en el Nuevo M undo y, en consecuencia, la
acción m ilita r tam bién debía co m p re n de r a toda H ispanoam érica. Interesa
desta car además, que el año a n te rio r, Sim ón B olívar en la llam ada C arta
de Jam aica (6 de s e tie m b re de 1815) que e s c rib ió en la ca p ita l de esa isla,
sostiene la necesidad de lo grar la unidad sudam ericana para los fin e s de la
libe ra ción del d o m in io español.
Para su e xp edición lib e rta d o ra , San M a rtín d escartó la fro n te ra del
norte y juzgó más fa c tib le el cru ce de la c o rd ille ra , em ancipar p rim e ro a
C hile y luego por vía m a rítim a to m a r la ciudad de Lima, ca p ita l del Perú.
Elaboró un plan c o n tin e n ta l o rgánico y en esta tarea contó con la coopera­
ción de Tomás G u id o 1 quien en mayo de 1816 p re se n tó al D ire c to r S uprem o
in te rin o — general A n to n io González B alcarce— una M e m o ria sobre la
campaña de los A ndes donde se analizaron los aspectos m ilita re s , econó­
m icos y fin a n c ie ro s de la magna em presa. Guido tam bién se ocupó de
convencer al g obierno de Buenos A ire s sobre la necesidad de no dem orar
la a plicación del plan san m a rtin ia n o . Juan M a rtín de Pueyrredón, el D ire c to r
S uprem o designado por el C ongreso reunido en Tucumán, leyó la M em oria
de G uido y p ro m e tió toda la ayuda necesaria.

LA S IT U A C IO N EN C H ILE

La d e rro ta de R a ncagua
El 18 de s e tie m b re de 1810 se in ic ió en C h ile el m o v im ie n to e m anci­
pador, que no pudo co n so lid a rse debido a las re n c illa s in te rn a s. Poco más
SAN M A R T IN , G O B E R N A D O R IN TEN D EN TE DE C U Y O
tard e se prod u jo un nuevo cam bio de g o bierno, cuando el audaz c h ile n o
José M ig u e l C arrera — ayudado por sus herm anos Juan José y Luis— se San M a rtín entre gó el mando del E jé rcito del N o rte en a b ril de 1814 y
adueñó del poder e im p la n tó una d ictadura. de a llí se d irig ió a una estancia próxim a a la ciudad de C órdoba, donde
M ie n tra s tan to , aprovechando que las pasiones p o lític a s d ividían a los maduró sus planes de cruzar los A ndes, para buscar por C h ile la ruta de
re vo lu cio n a rio s , las fuerzas re a lis ta s se organizaban para re c o n q u is ta r el Lima. A su s o lic itu d , el D ire c to r Posadas lo designó el 10 de agosto de ese
te r rito rio ch ile n o . año gobernador in te n d e n te de Quyo, región que com prendía las actuales
Por esas épocas com enzó a destacarse el te n ie n te coronel Bernardo provincias de M endoza, San Juan y San Luis.
de O ’H ig g in s, p a trio ta va le ro so , quien to m ó el mando de las tro p a s d e fe n ­ En sus nuevas fu n cio n e s, el ilu s tre p a trio ta se reveló com o e jem plo
soras, ante v a rio s fracasos de Cabrera. Un gran d is ta n c ia m ie n to e x is tía de energía y organización, por cuanto desplegó una m ú ltip le a ctivid a d, ta n to
e n tre am bos hom bres públicos. en el orden m ilita r con la fo rm a ció n del E jé rcito de los A ndes, com o en el
F inalm ente, el 1? de o ctu b re de 1814, el e jé rc ito re a lis ta cayó sobre a d m in is tra tiv o y p o lític o .
Rancagua y ve n ció a O ’H iggins, quien se ab rió paso e n tre las fila s enem i­
gas y seguido de q u in ie n to s hom bres logró tra s la d a rse a Mendoza.
Por su parte, José M ig u e l C arrera — tam bién perseguido por los rea­ Obra política
lis ta s — tra sp u so la c o rd ille ra para no v o lv e r nunca más a su patria.
H em os v is to la in flu e n c ia e je rcid a por San M a rtín a tra vé s de los dip u ­
La d e rro ta de Rancagua p e rm itió a los españoles ocupar la ciudad de
tados cuyanos sobre el C ongreso de Tucumán, para que éste proced iera
S antiago y re s ta b le c e r su dom inación en C hile. sin dem ora a la d eclaración de la Independencia.
El gobernador de C uyo tam bié n sostuvo la candidatura de Pueyrredón
Para el cargo de D ire c to r Suprem o, y cuando el ú ltim o — ya designado—
Se disponía a tra s la d a rse a Buenos A ire s para a su m ir sus fu n cio n e s le pro-.
Puso una e n tre v is ta dado que el é x ito de la campaña em ancipadora exigía
1 Tomás Guido (1788-1866), nacido en Buenos Aires, marchó en 1811 a Inglaterra como e| más fra n c o apoyo del g obierno de Buenos A ire s .
secretario de Mariano Moreno. Al año siguiente regresó al país, para desempeñarse en la Secre­ San M a rtín y P ueyrredón se e n tre v is ta ro n en la ciudad de C órdoba el
ta ría de Estado y en el M iniste rio de Guerra. Am igo de San M artín, lo acom pañó en su e xpedición
5 de ju lio de 1816, d en tro del m ayor se cre to , "d e sd e las cin co de la tarde
libertadora. Ascendido a general en 1821, G uido fue tam bién e s c rito r, cond ición que heredó su
h ijo Carlos G uido Spano. asta la una del día s ig u ie n te ". El D ire c to r S uprem o aceptó el plan del

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fu tu ro Lib e rta d o r y c u m p lió con honor el sagrado c o m p ro m iso de ayudar a
equipar el E jé rc ito de los A ndes.

O b ra a d m in is tra tiv a
A com ienzos del año 1815, la p ro vin cia de C uyo debía e n fre n ta r una
delicada situ a c ió n fin a n c ie ra debido a la in te rru p c ió n del c o m e rcio con
C hile, a causa de la d e rro ta de los p a trio ta s tra sa n d in o s en Rancagua.
San M a rtín ordenó rápidas y e nérgicas m edidas de em ergencia. De­
cre tó un im pue sto general sobre to d o s los h abitantes, de acuerdo con la
cantidad de sus bienes; a p licó e m p ré s tito s fo rzo so s a los re s id e n te s espa­
ñoles y ordenó la ve n ta de las tie rra s públicas.
En otros aspectos de su m últiple actividad, San Martín reglamentó el trabajo
de los peones en el campo, y para im pedir el vicio controló el funcionam iento de
las pulperías. Dispuso que todo propietario de tierra entregara un plano con la
extensión de las mismas, con el fin de precisar con exactitud los impuestos.
Ordenó a p lica r la vacuna antivariólica a los pobladores de la ciudad y la
campaña; reglamentó el servicio de postas y prohibió el giro de cartas de un pue­
blo a otro, para que no trascendieran al enemigo sus preparativos m ilitares. Tam­
bién se preocupó por el aspecto e d ilicio de Mendoza.

Adem ás se in te re s ó por la educación p o p u la r y debido a su apoyo


Andes.' Tal com o lo había p ro m e tid o, envió al fu tu ro L ib e rta d o r tod os los
com enzó a fu n c io n a r el c o le g io de la S a n tísim a T rinidad de M endoza.
elem entos que estaban a su alcance y que pudieran se r de u tilid a d para la
Para d edicarse p re fe re n te m e n te a la fo rm a c ió n del E jé rc ito de los
empresa andina.
Andes y de acuerdo con una d is p o s ic ió n del D ire c to rio , San M a rtín entre g ó
el mando c iv il de la p ro v in c ia de C uyo — en s e tie m b re de 1816— al nuevo Las entregas se prolongaron por un lapso de seis meses, hasta fines de 1816,
gobernador in te n d e n te , coronel T o rib io Luzuriaga. y así arribaron a Cuyo gran cantidad de frazadas, arrobas de charqui, ponchos.,
recados, etcétera.
Para valorar la actitud del D irector Supremo debe tenerse en cuenta la deli­
cada situación política imperante en Buenos Aires, la escasez de recursos, la ne­
EL E J E R C IT O D E LO S A N D E S cesidad de no abandonar la atención del Ejército del Norte y los acontecim ientos
que se producían en la Banda Oriental con la invasión portuguesa.
En una carta redactada a fines de 1815, Pueyrredón le dice a San Martín:
La fo rm a c ió n de los e fe c tiv o s "no me vuelva usted a pedir más, si no quiere recibir la noticia de que he ama­
San M a rtín fo rm ó el p la n te l in ic ia l de su e jé rc ito con dos com pañías necido colgado en un tirante de la Fortaleza".
de in fa n te ría , dos escuadrones delre g im ie n to de G ranaderos aC aballo y Los arm am entos que debían u tiliz a r las tro p a s fu eron en su gran ma­
el bata llón N? 11 com andado por G re g o rio Las Heras; desde Buenos A ire s yoría fa b rica d o s en Mendoza, en una m aestranza que San M a rtín co n fió a
llegaron va rio s c o n tin g e n te s con arm as y m u n icio n e s. fray Luis B e ltrá n , hom bre de ingenio que d e m o stró gran capacidad y proba­
Para alcanzar el núm ero de soldados re q u e rid o , era necesario el aporte do p a trio tis m o . A la luz de las fraguas y con p recarios ele m ento s de tra ­
local y San M a rtín se preocupó desde un p rin c ip io en e x a lta r el p a trio tis m o bajo, d irig ió la fa b rica ció n de cañones, balas, cureñas, bayonetas y otros
y el e s p íritu co m b a tivo del pueblo cuyano. D ecretó el re c lu ta m ie n to o b lig a ­ elem entos de sum a u tilid a d para el e jé rc ito .
to rio de to dos los hom bres aptos co m p re n did o s e n tre los 16 y 50 años, y
El m ayor A n to n io A lva re z Condarco se encargó de d irig ir la elaboración
ordenó a los te n ie n te s de gobernador de San Juan y San Luis que tom aran
de la pólvora, en cantidad s u fic ie n te com o para s a tis fa c e r la demanda del
id é n ticas m edidas. A fin e s de enero de 1815, dispuso la in co rp o ra ció n de
e jé rc ito .
los esclavos p e rte n e c ie n te s a los españoles y europeos, quienes desde ese
Las m ujeres cuyanas trab ajaron en la co nfección de los u n ifo rm e s
m om ento debían co n sid era rse lib e rto s .
hechos con te la de bayeta, p revia m ente te ñ id a de azul.
San M a rtín v ig ila b a to d o s los d e ta lle s re la tiv o s al personal y a la orga­
nización m a te ria l del e jé rc ito , sin o lv id a r el e stu d io d e te n id o de mapas y
e sta d ística s. Fueron sus p rin c ip a le s colaboradores el general c h ile n o B er­ 1 La creación del E jército de los Andes se resolvió en la entrevista sostenida por San M artín
y Pueyrredón en Córdoba. El decreto con la designación de San M artín tiene techa 1? de agosto
nardo O 'H ig g in s y el te n ie n te co ro n e l Las Heras. de 1816.
Una de las p rim e ra s d is p o sicio n e s de P ueyrredón cuando a rrib ó a Por su parte, el Congreso de Tucumán dispuso otorgar al ilustre patriota el grado de "C a ­
Buenos A ire s fu e d e sig na r a San M a rtín general en je fe del E jé rc ito de los pitán General de Provincia con el tratam iento de E x c e le n c ia ", pero éste rehusó aceptar la distin ció n.

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En la prim a ve ra del año 1816 y a fin de a d ie s tra r y d is c ip lin a r a sus
soldados, San M a rtín co n ce n tró su e jé rc ito en el cam pam ento del Plume-
rillo , pró xim o a M endoza. En ese s itio se co n stru ye ro n cu a rte le s espacio­
sos, con d ivis io n e s para las com pañías y a lo ja m ie n to s de je fe s y o fic ia le s .
Los e je rc ic io s m ilita re s se iniciaban al s a lir el sol y se prolongaban
hasta el anochecer, aunque algunas veces la m adrugada sorprendía a los
hom bres en plena a ctivid a d. San M a rtín aleccionaba perso n a lm e n te a los
soldados, im pa rtía le ccio n e s de academ ia a los o fic ia le s , v ig ila b a el cum ­
p lim ie n to de las órdenes e sta b le cid a s y se m ostraba in fle x ib le en el castigo,
cuando las circu n s ta n c ia s así lo exigían.
La a c tivid a d s e c re ta c o n tra el e n e m ig o
M ie n tra s San M a rtín organizaba su e jé rc ito , dispuso te n d e r una red
de e spionaje sobre el cam po enem igo, que llam ó " la guerra de zapa". Con
sum a habilidad pudo o b te n e r datos de in te ré s para el fu tu ro d e s a rro llo de
las operaciones, propaló n o tic ia s fa lsa s al solo o b je to de c o n fu n d ir a los
re a lista s y u tiliz ó su buena d osis de ingenio para re p rim ir un p e lig ro o
o b te n e r una ventaja. En este nuevo aspecto de su personalidad, el L ib e rta ­
d o r de m o stró excepcionales co n d icio n e s.
En d icie m b re de 1815, a rrib ó a S antiago de C h ile el nuevo gobernador
M a rcó d e l Pont, hom bre incapaz que al e x tre m a r los rig o re s del a b s o lu tis ­
m o, persuadió aún más a San M a rtín sobre la necesidad de lle v a r a la
p rá ctica su s planes de lib e ra ció n .
A com ienzos de d ic ie m b re de 1816, San M a rtín co m isio n ó a su ayu­
dante, el m ayor A lv a re z C ondarco, para que e ntregara al gobernador de
C hile una copia del acta de la Independencia arg e n tin a . Sjn em bargo, el
verdadero p ro p ó s ito del v ia je era que el co m isio n a d o — poseedor de una
e xcelente m em oria v is u a l— re tu v ie s e los a ccid e nte s g e o g rá fico s, con el fin
de trazar el itin e ra rio a s e g u ir p o r el grueso del e jé rc ito en el cruce de los
A ndes.
Condarco tra sp u so la c o rd ille ra p o r el paso de Los Patos, y una vez en
S antiago — ta l com o era de p re ve r— M arcó del Pont ordenó quem ar las
com unicaciones en la plaza p ú blica y le o b lig ó a re g re sa r en el acto por el
paso más co rto , que era el de U spallata. Los fin e s de la m isió n se habían El 12 de enero de 1817, in ició la marcha desde San Juan una colum na que
c u m p lid o : C ondarco o b tu vo datos p re ciso s de la to p o g ra fía co rd ille ra n a . integraba el ala norte, a las órdenes del coronel Bautista Cabot. Después de cruzar
el paso de Guana, tomó la ciudad de La Serena y el puerto de Coquimbo.
Casi sim ultáneam ente partió de La Rioja otro destacamento a las órdenes de
LA C A M P A Ñ A L IB E R T A D O R A D E C H IL E los coroneles Zelada y Dávila, .efectivos que atravesaron la co rd illera por el paso
de Come Caballos para luego ocupar Copiapó.
El 14 de enera avanzó una de las columnas del ala sur, que encabezaba el
El paso de los A n d e s
coronel chileno Freire, la cual — luego de cruzar el paso del Planchón— venció
A m ediados de enero de 1817 — época de los d e sh ie lo s— el E jé rcito a un contingente realista en Vegas del Cumpeo.
de los A ndes se encontraba lis to para in ic ia r la campaña. C ontaba con Otra de las colum nas auxiliares destacadas al sur, bajo las órdenes del co­
mandante Lemos, atravesó la cord illera por el paso del Portillo.
4.000 hom bres de tro p a y 1.200 m ilic ia n o s a u x ilia re s , para co n d u c ir víveres
y m un icione s, to d o s bajo el mando suprem o del general San M a rtín , de El grueso del e jé rc ito p a trio ta in ic ió el avance d iv id id o en cuatro cu e r­
quien dependían a su vez unos d o scie n to s je fe s y o fic ia le s . pos, a las órdenes re sp e ctiva s de Las H eras, S oler, O ’H iggins y San M a rtín .
Junto con los e fe c tiv o s debían cru za r las m ontañas 10.600 muías de La colum na del p rim e ro em p re ndió la m archa el 18 de enero y se in te rn ó
s illa y carga, 1.600 caballos y 700 cabezas de ganado, las ú ltim a s destinadas P°r el paso de U spallata, seguida a dos jornadas por fra y Luis B eltrán con
a la alim e n ta ció n . ,a a rtille ría y el parque.
San M a rtín re s o lv ió que el grueso de su e jé rc ito in va d ie ra te r rito rio A l día s ig u ie n te avanzó p o r Los Patos la vanguardia de la re sta n te
chilen o por los pasos de U spallata y Los Patos, aunque — para d e s o rie n ta r colum na bajo el m ando de S oler, y a d ista n cia de una jornada, la reserva
al enem igo— d ispuso que colum nas secundarias cruzaran los A ndes por con O ’H ig g in s . y San M a rtín . El fra c c io n a m ie n to de las tro p a s era una
o tro s pasos. h e d id a necesaria para e v ita r la co ng estió n en los e stre ch o s senderos
o o rd ille ra n o s.
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Batalla d e C h a c a b u c o can Martín decidió via ja r a Buenos Aires con el fin de obtener los recursos
arios para continuar la campaña rumbo al Perú. Salió de Santiago — acom-
Para ocupar la ca p ita l de C h ile , San M a rtín debía fra n q u e a r el ce rro nej de su edecán y baqueano— en marzo de 1817 y luego de pasar por Men-
C hacabuco — de una a ltu ra m áxim a de 1.300 m e tro s — que lo separaba del ° donde no pudo e lu d ir una fervorosa recepción, llegó de incógnito a la capital
v a lle donde está e rig id a la ciudad de Santiago. d0Zp’lata Conferenció con Pueyrredón y le hizo presente la necesidad de conseguir
d <= v con este propósito se resolvió com isionar ante ios Estados Unidos a
Por su p arte, el general M arcó del Pont re u n ió sus d isp e rsa s tro p a s y ¡jin u e l Hermenegildo de Aguirre y a Gregorio Gómez. A mediados de mayo, San
designó general en je fe a R afael M a ro to , e n é rg ico m ilita r que sin tardanza
m archó a la hacienda de Chacabuco, donde e s ta b le c ió su cam pam ento.
El 12 de fe b re ro de 1817, San M a rtín d is trib u y ó su e jé rc ito en dos
d ivisio n e s: la que debía avanzar por la dérecha la c o n fió a S o le r y la de C a m p a ñ a del s u r de C h ile
la izquierda a O ’H iggins. A m bas debían e fe c tu a r un ataque sim u ltá n e o y D e sp u é s de la d e rro ta s u frid a en Chacabuco, los re a lis ta s se agruparon
convergente sobre las p o sicio n e s enem igas. a| sur del te r rito rio ch ile no, bajo las órdenes de José Ordóñez.
O 'H iggins avanzó sin d ific u lta d y o lvidando la consigna atacó de inm e­ En fe b re ro de 1817, San M a rtín envió a Las Heras al fre n te de una
dia to a las tropa s de M aroto, pero fu e rechazado. A d v e rtid o San M a rtín de columna y e stos e fe c tiv o s se im pusie ron a O rdóñez en C urapaligüe (5 de
que el com bate se había in icia d o antes de tie m p o , ordenó a S o le r que abril). Luego de la v ic to ria , los p a trio ta s ocuparon la ciudad de C oncepción.
apurase su avance y luego p e rso n a lm e n te e m b is tió al enem igo con sus Los re a lis ta s no tard aro n en atacar al pequeño' e jé rc ito Independiente
granaderos. En esas circ u n s ta n c ia s , la d iv is ió n de S o le r atacó el fla n co pero fu e ro n vencidos en G avilán (5 de m ayo). Ordóñez buscó re fu g io en el
izquierdo re a lis ta . Los soldados de M a ro to buscaron su salvación en la puerto fo rtific a d o de Talcahuano.
huida. Cuando el enem igo ya estaba en fuga, llegaron al cam po de batalla
Los españoles tu v ie ro n 500 m u e rto s, 600 soldados cayeron p ris io n e ro s refuerzos a las órdenes de O 'H ig g in s. Con estos e fe c tiv o s , los pa trio ta s
y dejaron en el cam po de batalla gran cantidad de arm as, m u n icio n e s, el consolidaron sus p o sicion es e in icia ro n el s itio de Talcahuano, que se e rig ió
parque, varias banderas y e standartes. Las pérdidas de los p a trio ta s fu eron en el ce n tro de la re s is te n c ia re a lis ta en el su r de C hile.
escasas: 12 m u e rto s y 120 heridos. A l cabo de cinco m eses de asedio, el D ire c to r de C h ile dispuso to m a r
Después de su fra ca so en Chacabuco, M arcó del Pont evacuó rápida­ esa plaza por asalto. El 6 de d icie m b re y d iv id id o en tre s colum nas el
m ente con sus tro p a s la ciudad de S antiago y p re te n d ió lle g a r a V alparaíso e jé rc ito inde pe n d iente se lanzó co n tra las fo rtific a c io n e s defendidas por
con ánim o de pasar a Lima, pero fu e apresado. las fuerzas de Ordóñez.
En la mañana del 14 de fe b re ro , San M a rtín e n tró con su e jé rc ito en A unque las tro p a s argen tina s y chilenas lucharon cpn legendario valo r,
la ciudad de Santiago, e n tre las aclam aciones de la m u ltitu d , aunque con no co n sig uie ro n to m a r la plaza de Talcahuano.
su acostum brada m odestia e lu d ió to d o s los hom enajes. Igual a c titu d asum ió
cuando un C abildo a b ie rto le quiso e n tre g a r el g o b ierno; entonces fue
designado D ire c to r S uprem o del Estado de C h ile el general B ernardo de P ro cla m a ció n de la in d e p e n d e n cia de C h ile
O ’H iggins. El cu rso de la lucha hacía necesaria una pú blica dem o stra ción de
p a trio tis m o y entonces O 'H ig g in s dispuso c o n su lta r la o pinión popular para
que C h ile declarase su independencia. O btenido el co n se n tim ie n to , la so­
lemne cerem onia se e fe ctu ó en la plaza p rin cip a l de Santiago, el 12 de
fe b re ro de 1818, p rim e r a n ive rsa rio de la v ic to ria de Chacabuco.
El pueblo se expresó en favor de la independencia por medio de sufragios en
los cuales debía m anifestar si quería volver al régimen anterior o rom per los
vínculos que ligaban al país con España. No se registró un solo voto favorable a
la sumisión.
A la solemne ceremonia realizada en la plaza principal de Santiago asistieron
el general San Martín, el D irector Delegado Luis de la Cruz (O ’Higgins se encon­
traba en el sur), funcionarios, efectivos m ilitares y numeroso público.

C a n c h a Rayada
Para e fe c tu a r una ofen siva contra los p a trio ta s, M a rian o O so rio lle g ó a
Talcahuano — procedente del Perú— al fre n te de una flo ta con tro p a s de
refuerzo.
Los e fe c tiv o s re a lista s avanzaron hacia el n orte y entonces San M a rtín ,
con un e jé rc ito a rge ntino-chile no, dispuso esperar al enem igo en Cancha
Rayada, con el fin de c o rta r esta invasión.

511
En la tarde del 19 de marzo de 1818, el L ib e rta d o r agrupó sus fuerzas
en dos colum nas, pero re s o lv ió atacar al día sig u ie n te , por cuanto el sol
se ocultaba en el h orizonte. Esa m ism a noche, Ordóñez propuso a O sorio
so rp re n d e r a los p a trio ta s , quienes se verían p e rju d ica d o s por la oscuridad
rein ante .
En p re vis ió n de un ataque s o rp re sivo , San M a rtín ordenó a su e jé rc ito
un cam bio de fre n te , pero en esas circ u n s ta n c ia s los re a lis ta s e m b istie ro n
con ím petu, lo que o rig in ó un confuso y sa n g rie n to com bate. A l cabo de
dos horas, el e jé rc ito inde pe n d ie n te debió d isp e rsa rse , abandonando sus
p e rtre ch o s, parque y a rtille ría . “ El general O 'H ig g in s — dice un docum en­
to — , cuyo caballo había sid o m u e rto p o r un balazo, acababa de m ontar
o tro que le presentaba uno de sus ayudantes, cuando re c ib ió una herida
de bala que le fra c tu ró el brazo d e re ch o ."
A pesar del c o n tra s te . Las Heras — que pudo e fe c tu a r el cam bio de
fre n te — re tiró en orden su d iv is ió n , integrada por más de 3.000 hom bres.
Cuando la n o tic ia del revés s u frid o en Cancha Rayada se conoció en
Santiago, la ansiedad y el pánico cundieron e n tre los pobladores. Los con­
fusos d e ta lles aportados por te s tig o s de aquella trá g ic a noche, lo daban
todo por perdido.
Enterado de lo que sucedía, el D ire c to r O ’H iggins apuró su marcha
y una vez en S antiago — a pesar de su brazo h e rid o — asum ió el mando en
la mañana del 24 de marzo. A l día s ig u ie n te lle g ó a la capital el general
San M a rtín , en m edio de e n tu sia sta s aclam aciones del pueblo, quien así
recobraba su fe en el triu n fo , luego de las angustias pasadas.

B atalla de M a ip ú

Sobre la hase de la d iv is ió n que había salvado Las Heras, el general


San M a rtín reorganizó su e jé rc ito y a m ediados de a b ril contaba con 5.500
hom bres, agrupados en nueve batallones, cinco ch ile n o s y cu a tro arg e n tin o s. su brazo izquierdo por el cuello del m ilita r argentino, exclam ó: “ G loria al salvador
Abandonó la ca p ita l para p ro te g e rla de un seguro ataque y acampó con de Chile.” El vencedor le replicó: “ General: Chile no olvidará jamás su sacrificio
sus e fe c tiv o s a diez k iló m e tro s de la ciudad, sobre una m eseta llamada presentándose en el campo de batalla, con su gloriosa herida abierta."
Lomas B lancas (por su suelo calizo) próxim a al río M aipú. D icha elevación
El triu n fo del e jé rc ito unido aseguró la lib e rta d de C hile y consolidó
del te rre n o ten ía fo rm a tria n g u la r, uno de cuyos v é rtic e s daba sobre la
al m ism o tie m p o la Independencia argentina amenazada p o r los re a lista s a
hacienda del Espejo. Las tro p a s de O sorio avanzaron hasta ubicarse de
través de los A ndes. P e rm itió co n ta r con una base segura para la expedi­
fre n te y en línea paralela a los independientes.
ción al Perú y sem bró el d e sco n cie rto e ntre los que aún sostenían la causa
La batalla de M aipú se lib ró en la "mañana del 5 de a b ril de 1818. San
del rey en tie rra s am ericanas.
M a rtín d iv id ió su e jé rc ito en tre s cuerpos. La derecha a las órdenes de
Las Heras, la izquierda al mando de A lvarado y la reserva d irig id a por el D espués de la v ic to ria , San M a rtín se tra sla d ó a Buenos A ire s para
general H ila rió n de la Q uintana. A causa de su herida, O 'H ig g in s había co n fe re n cia r con el D ire c to r P ueyrredón y o b te n e r la prom esa de ayuda,
quedado en Santiago. tan necesaria a sus planes fu tu ro s . A pesar de su natural m odestia, no
A n te la Inte n ció n de O sorio de c o rta r el cam ino que conducía a la Pudo e lu d ir el ca luroso re c ib im ie n to o fic ia l y popular. A l cabo de tre s
capital chilena, San M a rtín in ic ió el com bate al ord e n a r el avance de su meses de g e stio n es, re gresó a C hile .
ala derecha, que logró su o b je tiv o al d e sa loja r a los re a lis ta s de los c e rri­
llos de Errázuri, pero la izquierda de A lvarado se tra b ó en fu rio s a lucha LA C A M P A Ñ A L IB E R T A D O R A A L P ER U
con el grueso de la in fa n te ría española y s u frió s e rio s tro p ie zo s. En esas
circu n sta n cia s el general a rg entino dispuso que la reserva de Q uintana El d o m in io de las aguas era indispen sab le para lle v a r la guerra al Perú,
e m b istie ra al enem igo en orden ob licu o . Esta arriesgada m aniobra produjo el fu e rte b a lu arte re a lis ta en A m é rica del Sur, y de acuerdo con un plan
la desorganización de las fila s enem igas, las que re tro c e d ie ro n y antes de concebido p o r San M a rtín , se fu e m ateria liza n d o en C h ile la fo rm a ció n de
re n d ir sus arm as h ic ie ro n una ú ltim a re siste n cia en la hacienda del Espejo. una escuadra.
Finalm ente lograron equiparse ocho naves de guerra y d ie c is é is tra n s ­
En momentos en que San Martín se disponía al últim o ataque sobre la ha­ portes con 1.600 trip u la n te s a las órdenes del a lm ira n te C ochrane. En ellas
cienda del Espejo, llegó al campo de batalla el general O’Higgins, quien, pasando

513
512
El abraza de San Martín y O'Higgins en el campo de batalla de Maipú. A pesar de la fiebre
causada por la herida en el brazo derecho, el Director Supremo de Chile — ante la evidencia del
triunfo — felicitó al Libertador argentino. (Cuadro de Pedro Subercaseaux.)

em barcaron 4.300 soldados, de los cuales 2.300 eran arg e n tin o s del E jé rcito
de los A ndes y 1.800 pertenecían al E jé rcito de C hile. Mandaba con carác­
te r de je fe suprem o la e xpedición el general San M a rtín y le acompañaban
com o in te g ra n te s del Estado M ayor los generales Las H eras y A n to n io A l-
varez de A re n a les y el ex gobernador de Cuyo T oribio Luzuriaga. El am igo
del Libertador, Tomás Guido, ta m b ié n em barcó com o edecán y c o n fid e n te .
La e xp edició n zarpó el 20 de agosto de 1820.

La p rim e ra c a m p a ñ a de la s ie rra
A s í co n clu yó la llam ada “ p rim e ra campaña de la s ie rra ” . Poco más
El 7 de s e tie m b re la flo ta se detuvo en la bahía de Paracas y San
tarde, A re n a le s se d irig ió al lito ra l peruano para re u n irse con San M artín .
M a rtín ordenó el desem barco de una d iv is ió n de vanguardia al mando de
Las Heras, quien tre s leguas más al n o rte ocupó la población de Pisco-, a llí
desem barcó luego el general en je fe con el grueso de las tro p a s, sin re ­ La a c ció n lib e rta d o ra
siste n cia del enem igo.
San M a rtín co m isio n ó al general A re n a les para que al fre n te de unos Desde Pisco, San M a rtín se d irig ió por m ar hasta la bahía de Ancón y
1.100 hom bres se in te rn a ra en el te r rito rio peruano a tra vé s de las sie rra s, desde a llí el convoy e xp e d icio n a rio navegó hacia el n orte, hasta Huacho,
con el o b je to de propagar la acción lib e rta d o ra . La colum na ocupó el po­ donde desem barcaron los e fe c tiv o s para e stablece rse en Huaura.
blado de lea, ve n ció a los re a lis ta s en Nazca y despejó de enem igos el sur E ntretanto, en Lima los re a lista s se habían d iv id id o en dos p artidos
del te rrito rio . A re n a les cruzó los Andes por un d e s fila d e ro y llegó hasta P olíticos, unos a fa vo r y o tro s en contra de la C o n s titu ció n lib e ra l publicada
Jauja, dedicándose luego a organizar p o lític a y m ilita rm e n te las regiones en España en 1812. D ebido a la situ a ció n creada, el v irre y Pezuela renunció
circundantes. y fue reem plazado en ese a lto cargo po r José de La Serna.
Un e jé rc ito re a lis ta que p re te n d ió d e te n e r la acción lib e rta d o ra fue La acción lib e rta d o ra p ro sig u ió y el coronel M ille r, en com binación con
vencido en el com bate de Pasco {6 de d ic ie m b re ). Parte de la escuadra de C ochrane, realizó la campaña llam ada de pu e rto s
in te rm e d io s (e n tre C allao y V alparaíso). En form a sim ultánea , A renales
em prendió la "segunda campaña de la s ie rra ” y re co n q u istó poblaciones
Que habían caído nuevam ente en poder de los re a lista s (Pasco, Jauja).
515
nada a o rilla s del riachue lo de Boyacá, triu n fo que aseguró la indepen­
P ro c la m a c ió n de la in d e p e n d e n cia del Perú
dí ncia de ese te r rito rio y co n so lid ó el pre d o m in io de los p a trio ta s en el
R establecida en España la C o n s titu c ió n lib e ra l, el g o bierno p e n insu la r in r te del c o n tin e n te . „ ,
in ic ió una p o lític a de ace rca m ie n to con sus d o m in io s y envió com isionados B o lív a r regresó a Venezuela y reun ió un C ongreso que creo la Repu-
hacia A m é rica . El que llegó al Perú se o fre c ió a negociar la paz e n tre los hlica de C olom bia, al agrupar bajo la autoridad del general vence dor la
be lig era ntes, m ediación que fue aceptada por San M a rtín y La Serna, q uie­ aoltanía de Venezuela y el v irre in a to de Nueva Granada.
nes se reunieron — ju n io de 1821— en Punchauca, pero no llegaron a un A pesar de todo, los re a lista s dom inaban buena parte de Venezuela y
acuerdo. C o l o m b i a al n orte, y la p re siden cia de Q u ito (Ecuador) al sur. B olívar pro-

Reanudada la guerra y ante la s itu a ció n creada p o r el avance de las siqu ió la campaña em ancipadora y el 24 de ju n io de 1821 venció al grueso
tropas in dependientes, La Serna re s o lv ió evacuar con parte de sus tropas ¿e\ e jé rc ito enem igo en la llanura de C arabobo y luego e n tró triu n fa n te en
la ciudad de Lima y c o n tin u a r la lucha en el in te rio r del país. C aracas, la ca p ita l de Venezuela.
San M a rtín no se apresuró a e n tra r en la capital y recién lo hizo el
día 10 de ju lio , cón su acostum brada m odestia, aunque no pudo e lu d ir el Sucre y la ca m p añ a e c u a to ria n a
jú b ilo de la población.
R establecida la norm alidad, a pocos días fu e convocada una ju n ta de Bolívar d e cid ió e lim in a r a los re a lista s del su r de C olom bia y del
ve cinos destacados, para que expresaran " s i la o p in ió n general se hallaba Ecuador, que com prendía — en aquellas épocas— la p residencia de Q uito.
decidida por la in d ependencia” . La asam blea v o tó por la a firm a tiv a y el acta Para a u x ilia r a los p a trio ta s ecuatorianos y negociar la in co rporación
fu e refrendada por num erosas firm a s . del te rrito rio a la R epública de C olom bia, B olívar envió al general A n to n io
El 28 de ju lio de 1821, el L ib e rta d o r proclam ó pública y solem nem ente José de S ucre al fre n te de 1.500 hom bres.
la independencia del Perú. En mayo de 1821, Sucre desem barcó en G uayaquil y desde a llí m archó
contra los re a lista s, pero ante el curso desfavorable de la campaña, s o lic itó
La ceremonia se realizó en un palco levantado en el centro de la Plaza Mayor la ayuda del general San M a rtín , quien desde el Perú mandó una d iv isió n
de Lima. Rodeaban el tablado altas autoridades militares, eclesiásticas y civiles, de 1.500 hom bres a las órdenes del general A ndrés Santa Cruz.
en medio de jubilosa adhesión popular.
A u x ilia d o con esos e fe c tiv o s , S ucre ve nció a las tropas re a lista s en el
San M a rtín asum ió el 2 de agosto el mando tra n s ito rio del país — hasta valle de R iobam ba (12 de ab ril de 1822) y luego v o lv ió a triu n fa r en la esca­
el fin de la lucha— con el títu lo de P ro te c to r d e l Perú. A je n o a toda am bi­ brosa fa ld a del volcán P ichincha (24 de mayo) a la v is ta de la ciudad de
ción, llegó al gobierno para asegurar la independencia y la lib e rta d , de Quito.
acuerdo con el pedido popular y lo s o lic ita d o por la Logia Lautaro. La batalla de P ichincha, obtenida por la acción conjunta de las arm as
El P ro te cto r e je rc ió una obra c o n s tru c tiv a de gobierno. Fue garantizada independientes, aseguró la lib e rta d de la A m é rica m e rid io n a l. Poco tie m p o
la lib e rta d in divid u a l de los ciudadanos y su p rim id a la e s c la v itu d y el s e rv i­ después, B olívar e n tró v ic to rio s o en Q u ito y declaró incorporado el te r rito rio
cio personal de los indios, com o tam bién el uso del to rm e n to . O tro s de cre ­ ecuatoriano a la R epública de C olom bia.
to s e stablecie ro n la lib e rta d de im prenta y en m a te ria re lig io s a la ca tó lica
tuvo ca rá cte r o fic ia l. En el aspecto c u ltu ra l fue creada la B ib lio te ca Nacional
de Lima y se a b rie ro n escuelas públicas.
M ie n tra s ta n to , las acciones m ilita re s se reducían en esa época al LA E N T R E V IS T A D E G U A Y A Q U I L
s itio del C allao, bajo las órdenes de Las Heras con e fe c tiv o s te rre s tre s A l a p ro xim a rse las campañas em ancipadoras del n orte y del sur, prác­
y Cochrane con la flo ta ; la plaza se rin d ió en el mes de s e tie m b re y su tica m e n te la A m é rica m erid ion al había quedado lib re del enem igo y sólo
je fe , el general La M a r — natural del Perú— , se in co rp o ró poco después restaba lib e ra r una parte del Perú, que continuaba en poder de los e jé rc ito s
a las fuerzas in d ependientes. Su e je m p lo fu e seguido por o tro s m ilita re s re a lista s. San M a rtín dispuso entonces e n tre v is ta rs e con Sim ón B olívar para
am ericanos al s e rv ic io de España, com o el coronel A ndrés Santa C ruz y el "a rre g la r de com ún acuerdo la s u e rte de la A m é ric a ".
general D om ingo Tristán.
A m bos lib e rta d o re s se e ncontraron el 26 de ju lio de 1822 en Guaya­
Después del revés, los re a lis ta s abandonaron el lito ra l a los p a trio ta s, qu il, donde se re u niero n por la mañana y la ta rd e . La co n fe re n cia más
pero acrecentaron su poderío en la región de las sie rra s y en los va lle s im p o rta n te se realizó al día sig u ie n te .
in te rio re s del Perú, donde se reagruparon a la espera de in ic ia r una o fensiva. Aunque las reuniones fu eron secre tas, a la luz de los docum entos las
cuestiones fu n d a m en tale s pueden re su m irse :
LA A C C IO N B O L IV A R IA N A
a) N ecesidad de u n ir las fuerzas lib e rta d o ra s para te rm in a r con é x ito
la campaña del Perú y asegurar d e fin itiv a m e n te la em ancipación am ericana.
S ín te s is de la c a m p a ñ a de B o lív a r hasta 1822

S im ultá neam e n te con los sucesos que relatam os, el general venezo­ b) S itu a ció n p o lítica de G uayaquil, que si bien había p erte n e cid o al
lano Sim ón B o líva r realizaba desde el norte una im p o rta n te campaña em an­ v irre in a to de Nueva Granada, después de su em ancipación deseaba in co r­
cipadora. El* 7 de agosto de 1819 ve n ció al e jé rc ito del v irre y de Nueva porarse al Perú.

51.6
A rrib ó al Callao en agosto de 1822 y a llí se e nteró de que su m in is tro
M onteagudo había sido depuesto por un m o vim ie n to popular; este desagra­
dable e p iso dio fo rta le c ió su firm e re solución de re tira rs e a la vida privada.
El Lib e rta d o r reasum ió el mando y convocó con urgencia un solem ne
C ongreso C o n s titu y e n te peruano. La asam blea se in sta ló el 20 de se tie m b re
1822 y ese m ism o día San M a rtín pre sen tó la renuncia indeclin a b le al
cargo de P ro te cto r y se despojó al in sta n te de la banda roja y blanca que
cruzaba su pecho.
El C ongreso, conm ovido por la a ctitu d , le acordó el títu lo de “ Funda­
dor de la Libertad del Perú” , lo nom bró g en eralísim o de los e jé rc ito s y vo tó
una pensión v ita lic ia de doce m il pesos anuales. San M a rtín d e clin ó todos
estos honores.
El L ib e rta d o r se tra sla d ó — ju n to con su am igo Tomás G uido— a su
residencia de campo, en las proxim idad es de Lima. Hasta a llí fu e a e n tre ­
v is ta rlo una co m isión del C ongreso para s o lic ita rle continuara en el mando,
pero el general a rg e ntin o se rehusó en form a categórica, argum entando que
“ su presencia en el poder p o lític o ya no sólo era in ú til, sino p e rju d ic ia l” .
Esa m ism a noche p a rtió hacia el p u erto de A ncón, donde se em barcó rum bo
r a d o ^ ^ í n d a l ' e l T r t 6 9° bl0rn0 máS “ nve" le " ' e P“ » los países libe. a C hile.
A modo de despedida, el ilustre jefe dejó escritos los siguientes conceptos:
B olívar se negó a e n tre g a r la a m plia cooperación m ilita r s o lic ita d a por "M is promesas para con los pueblos en que he hecho la guerra están cum plidas:
San M a rtin y so lo le o fre c ió un c o n tin g e n te de algo más de m il hom bres hacer su independencia y dejar a su voluntad la elección de sus gobiernos. La pre­
com o re trib u c ió n a la ayuda prestada p o r el general a rg e n tin o a Sucre sencia de un m ilitar afortunado, por más desprendim iento que tenga, es tem ible a
Tampoco aceptó el d e sin te re sa d o o fre c im ie n to de San M a rtín de luchar los Estados que de nuevo se constituyen.”
bajo sus órdenes.
La cu estió n de G uayaquil fu e secundaria, p o r cuanto San M a rtín — de El G ra n C a p itá n se a le ja d e su p a tria
acuerdo con su in va ria b le conducta de L ib e rta d o r— aceptó lo ya re su e lto
San M a rtín llegó a C hile en octub re de 1822 y salvo la co rdialidad de
hoh'o u - r T " r®s P®c t0 a ,ese te r rito rio e cuatoriano. El general venezolano
había ob ligado a la A sam blea a e n tre g a rle el mando y en consecuencia la unos pocos am igos — e ntre e llo s O 'H ig g in s— fu e re cib id o con marcada
p ro vin cia quedo de hecho incorporada a C olom bia. h o stilid a d . El d e sconten to había sido atizado por los inte g ra n te s del partido
La fo rm a de g o bierno y la organización de los nuevos países fueron ca rre rin o .
El 28 de enero de 1823, el D ire c to r O 'H igg in s fu e depuesto y reem pla­
“ dJ s m cid e n ta lm e n te . San M a rtín s o stu vo sus p rin c ip io s m onárquicos
c o n s titu c io n a le s y B olívar abogó por el sis te m a repu b lica n o , porque p re te n ­ zado por una Junta P rovisoria de G obierno. Pocos días antes, San M a rtín
día una p residen cia d ic ta to ria l y v ita lic ia . — e n fe rm o y abatido— atravesaba los Andes en d ire cció n a Mendoza. A
Cuando te rm in a ro n las d e lib e ra cio n e s, se s irv ió un banquete cuyos poco de llegar, se tra sla d ó a una chacra de su propiedad, donde pasó un
b rin d is re fle ja n con e x a c titu d la personalidad de ambas fig u ra s . B olívar lo tie m p o dedicado a los traba jos rurales.
P° r md° s hombres más grandes de Am érica del sur, el general San Sus intenciones eran trasladarse en seguida a Buenos Aires, para visitar a
na\r¡fh?a* Y°p ' T SU P art6’ 61 general a r9 en tln o brin d ó con estas s e n c illa s su hija Merceditas y a su esposa Remedios Escalada, esta última gravemente en­
palabras. Por J a pronta terminación de la guerra, por la organización de ferma, pero se enteró de que partidas armadas estaban prontas para apresarlo
de Cofombfa " U S a t i n e n t e americano y por la salud del Libertador en el trayecto.
La hostilidad del gobierno de Buenos Aires ' amargó aún más su existencia,
por cuanto San Martín ya estaba profundamente afectado por la destitución de su
amigo O’Higgins en Chile y los desórdenes que destruían su obra en el Perú.
EL O S T R A C I S M O D E L H E R O E
En d icie m b re pudo v ia ja r a Buenos A ire s , pero con la firm e de cisió n
San M a rtín re n u n c ia a los a trib u to s de l m a n d o

r„m h o ef.PDéS' d ^ f r ÜC.?S0 í e la c o n fe>-encia. San M a rtín p a rtió de in m e d ia to


U’ d e cid ld o a *ia c e r un ú ltim o s a c rific io por la causa am ericana-
i Las obras de im portancia sobre este tema describen los recelos y actitudes de! gobierno de
alejarse en v o lu n ta rio o s tra c is m o del e scenario de sus b rilla n te s luchas
Buenos Aires h acia San M artín. Para aclarar el punto, pueden consultarse — entre otras— las s i­
Hpspnh6ja r te r 71mo de la campaña en manos de Sim ón B olívar, quien no guientes: José P a c ific o Otero. "H is to ria del Libertador José de San M a rtin ” (tomo IV. cap. III,
deseaba c o m p a rtir con nadie los galardones del triu n fo fin a l. Buenos Aires, 1949), y Carlos Ibarguren: "San M artin ín tim o ", cap. V. (Buenos Aires, 1950).

518
519
de abandonar el país: su esposa ya había fa lle c id o el 3 de agosto.
El 10 de fe b re ro de 1824, el ilu s tre a rg e n tin o p a rtió con rum bo a Euro­
pa, acom pañado por su h ija M e rc e d ita s , a la sazón de s ie te años de edad.
R esidió un tie m p o en In g la te rra y de a llí se tra sla d ó a B ruselas (B élgica).
Enterado de la guerra que se libraba co n tra el Im p e rio del B ra sil, San
M a rtín o fre c ió sus s e rv ic io s m ilita re s al p re s id e n te in te rin o V ice n te López.
Luego se em barcó con d e stin o al Río de la Plata y lle g ó al p u erto de Buenos
A ire s en los p rim e ro s días de fe b re ro de 1829; sin em bargo, no descendió
de la nave, ante los sucesos p o lític o s derivados de la re vo lu ció n que con­
clu yó con- el fu s ila m ie n to de D orrego y la h o s tilid a d de c ie rto s p e riódicos.
No contaba — son sus palabras— “ con la tra n q u ilid a d co m p le ta que suponía
debía gozar en nu e stro p a ís".
San M a rtín se a le jó de Buenos A ire s y p re via estada en M ontevideo,
donde fu e calu rosa m e n te re cib id o , re g re só a B élgica. Pasó luego a París,
donde habitó ju n to al Sena, en la fin c a de Grand-Bourg, la que lo g ró adqui­
rir, a pesar de su apre m ia n te situ a c ió n económ ica, gracias a la in te rve n ció n
de su adinerado am igo el banquero A le ja n d ro Aguado. En d ic ie m b re de
1832, su hija M ercedes se unió en m a trim o n io con M ariano Balcarce, h ijo
del general que fue su colaborador en las luchas por la independencia.
D ebilita das sus fuerzas físíca s y ante la re vo lu ció n que p ro d u jo la caída
del rey Luís Felipe I, San M a rtín abandonó París y se tra s la d ó con su fa m ilia
a la ciudad m arítim a de B oulogne-S ur-M er. A llí fa lle c ió el Gran C apitán, a
las tre s de la tard e del día 17 de agosto de 1850.
El 28 de m ayo de 1880 sus re sto s llegaron- a Buenos A ire s y desde
entonces son venerados en la ig le s ia C a te d ra l.1

Los re a lis ta s ca p itu la n d e fin itiv a m e n te e n el Perú


Cuando San M a rtín se a le jó del Perú, le su cedió en el g obierno una
ju n ta de tre s m iem bros, que debió re n u n cia r debido a los fracasos de la
guerra contra los re a lista s. La s itu a ció n p o lític a em peoró y ante nuevos
reveses de las tro p a s el C ongreso e n tre g ó el mando suprem o del país a
Sim ón Bolívar.
M ie n tra s ta n to , los re a lis ta s habían ocupado Lima y al té rm in o de una
sublevación ta m b ié n p e netraron en la fo rta le z a del C allao. El curso de los
sucesos d e te rm in ó que B olívar in icia ra una campaña a tra v é s de los Andes
peruanos y el 6 de agosto de 1824 ve n ció al enem igo en la pampa de Junín-,
no se disparó un so lo tiro , pues la b atalla se lib ró cuerpo a cuerpo, con
arma blanca.
Los re a lista s co n sig uie ro n reagruparse, pero el general Sucre v o lv ió a
vence rlo s en el accidentado v a lle de A yacucho, el 9 de d icie m b re de ese
año; el e jé rc ito d e rro ta d o c a p itu ló en su to ta lid a d .
La v ic to ria de A yacucho aseguró para sie m p re la independencia de la
A m é rica m e ridion a l.

1 En el testam ento que San M artín redactó en París el 23 de enero de 1644, expresa — entre
otras cosas— que a su muerte no debía hacerse ningún género de funeral, pero su especial deseo
consistía en que su corazón fuese depositado en el cem enterio de Buenos Aires.

520
G u id o? 3. ¿Q u é lu ch a s d iv id ía n a los r e v o lu c io n a rio s ch ilen o s en
T • A m p lia r datos y e s c rib ir una m o n o g ra fía titu la d a . G ra n d e za m oral
1810? 4. ¿C ó m o te rm in a ro n los esfu erzo s de los p a trio ta s? 5. ¿Q u é de S an M artín .
acción p o lític a y a d m in istr a tiv a cu m p lió S a n M a rtín al fr e n te de
la In ten d en cia d e C u y o ? 6. ¿C ó m o form ó S a n M a rtín el E jé rc ito
d e los A n d e s? 7. ¿D ón d e esta b leció su cam p am en to ? 8. ¿Q u é se
en tien d e po r “ la g u e rra de z a p a ” ? 9. ¿C o n cu án tos e fe c tiv o s co n ­
ta b a el E jé rc ito L ib e r ta d o r a m ed iad os de en ero d e 18 17? 10. ¿En Lectura
cu á n ta s co lu m n a s el e jé r c ito a tra v e s ó la C o r d ille r a de los A n d es?
11. ¿ Q u é v ic to r ia s o b tu v ie ro n las colu m n as p rin cip a les? 12. ¿ C ó ­
M u erte d el gen eral San M artín
m o se lib ró la b a ta lla de C h a ca b u co ? 13. ¿ C u á le s fu e ro n sus co n ­
secu e n cias? 14. ¿ Q u ién fu e n o m b ra d o D ire cto r S u p rem o de C h ile ? París, agosto 29 de 1850
15. ¿D ón d e o fre c ie ro n resiste n cia los re a lista s d esp u és de C h a c a -
buco? 16. ¿F u e p o sib le to m a r la p la z a de T a lc a h u a n o ? 17. ¿En
C um plo h oy con el doloroso deber hasta el últim o instante, de asistir a
q u é fo rm a se p ro clam ó la in d e p en d en cia de C h ile ? 18. ¿C óm o se de com unicar al M ercurio la más su padre en su penosa enferm edad.
p ro d u jo el r e v é s de C a n c h a R a y a d a ? 19. ¿Q u é lu g a r e lig ió S an triste noticia que pueda trasm itirse El señor B alcarce salió en la m a­
M a rtín p a ra e n fre n ta r a los re a lista s? 20. ¿ Q u é a rrie sg a d a m a n io ­ a las repú b licas de la A m érica del ñana del m ism o día a hacer esa d ili­
Sud, la m uerte del general don José gencia, acom pañado por D on J a v ier
b ra p e rm itió el tr iu n fo de los p a trio ta s en M aipú ? 21. ¿ C u á les Rosales, a quien com unicó las espe­
de San M artín. E n la noche del 17
fu ero n los resu lta d o s de la b a ta lla ? 22. ¿Q u é gestion es cu m p lió salí para el puerto de Boulogne, ranzas que ab rigaba en el restab le­
S an M a rtín en B u en os A ir e s? 23. ¿C óm o term in ó la cam p añ a en acom pañado por un com patriota, con cim iento del general y su proyecto
el objeto de visitar al ilustre e n fe r­ de h acerle via jar; tan lejos estaba de
el su r de C h ile ? 24. ¿C o n q u é n a v e s se fo rm ó la flo ta ch ile n a
mo, cu ya salud se hallaba en estado p rev er la desgracia que le am enaza­
in d e p en d ien te? 25. ¿Q u é a c titu d asu m ió S a n M a rtín a n te las alarm ante, como anuncié a usted el ba y tanta confianza le inspiraba el
lu ch a s fr a tr ic id a s q u e se lib ra b a n en n u estro país? 26. ¿Q u é d is ­ mes pasado. En la m añana del si­ estado, en ese día y los anteriores,
puso el A c ta de R a n c a g u a ? 27. ¿C óm o estab a fo rm ad o el e jé rc ito guiente día, supim os la noticia de su de su padre.
muerte, acaecida el mismo día de E l señor Rosales procuró disipar
e x p e d icio n a rio q u e d eb ía p a r tir p a ra lib e r ta r el P e rú ? 28. ¿Q u ién esas ilusiones que podían hacer más
nuestra partida.
e fe ctu ó la lla m a d a p rim e ra cam p añ a de la sie rra ? 29. ¿ Q u é acción Don M ariano B alcarce, esposo de sensible el golpe que él consideraba
lib e rta d o ra re a lizó S an M a rtín ? 30. ¿D ónd e co n tin u a ro n la r e s is ­ la noble h ija del general, nos refirió, inm ediato, y sus tristes predicciones
te n cia los r e a lista s? 31. ¿ C u á n d o se p ro clam ó la in d e p en d en cia con el corazón destrozado por el do­ no tardaron, por desgracia, en re a ­
lor y bañados los ojos en lágrim as, lizarse.
d el P e rú ? 32. ¿ C u á l fu e la ob ra c o n s tru c tiv a de S a n M a rtín en D espués de las dos de la tarde, el
sus últim os momentos.
su carg o de P ro te c to r d el P e rú ? 33. ¿ Q u é cam p añ a m ilita r h a b ía E l 17, el gen eral se levan tó sereno general San M artín se sintió ataca ­
c u m p lid o h a sta esa ép oca e l g e n e ra l S im ón B o lív a r? 34. ¿ C u á l y con las fu erzas suficientes para do por sus agudos dolores nerviosos
pasar a la habitación de su hija, al estómago. E l doctor Jardón, su
es la im p o rta n c ia de la b a ta lla de P ic h in ch a ? 35. ¿Q u é cu estio n es m édico, y sus hijos estaban a su la ­
donde pidió que le leyeran los d ia­
fu n d a m e n ta le s tra ta ro n S an M a rtín y B o lív a r en la e n tr e v is ta de rios, que el estado de su vista no le do. El prim ero no se alarm ó y dijo
G u a y a q u il? 36. ¿Q u é a ctitu d asu m ió S an M a rtín ? 37. ¿Q u é itin e ­ perm itía desde m ucho tiem po leer que aquel ataque pasaría com o los
ra rio sig u ió el ilu stre a rg en tin o h a sta su p a rtid a p a ra E u rop a? por sí mismo. Hizo poner rapé en su precedentes. En efecto, los dolores
caja para convidar al m édico que calm aron, pero, repentinam ente el
38. ¿D ó n d e fa lle c ió ? 39. ¿ Q u é v ic to r ia a seg u ró p a ra siem p re la general, que había pasado al lecho
debía ven ir m ás tarde, y tom ó algún
in d e p en d en cia de la A m é ric a m erid io n a l? alim ento. N ada a n u n c i a b a en su de su hija, hizo un m ovim iento con­
sem blante ni en sus palabras el pró­ vulsivo, indicando al señor B alcarce
xim o fin de su existencia. con palabras entrecortadas que la
El m édico le había aconsejado que alejara, y exp iró casi sin agonía. Es
trajera a su lado una herm ana de m ás fá cil com prender que exp licar
caridad, a fin de ahorrar a su hija la aflicción de sus h ijo s en presen ­
las fatigas y a tan prolongadas de sus cia de esa m uerte tan súbita e ines­
Actividades Prácticas cuidados, y a fin de que el mismo perada.
enferm o tu v iera m ás libertad para A lg u n o s días antes, el general se
* A n a liz a r la p ro y e c c ió n c o n tin e n ta l del p la n s a n m a rtin ia n o . pedir cuanto pudiera necesitar, lo sintió atorm entado en la noche por
que a veces no hacía por no m oles­ sus dolores, tom ó una dosis de opio
E x p lic a r la o b ra p o lític a y a d m in is tra tiv a de San M a r tín en C uyo. tar a su h ija. E sta señora no quería m ayor que la prescripta para c a l­
S in te tiz a r con cuadros sin ó p tic o s las cam pañas lib e rta d o ra s en C h i­ ceder a nadie el privilegio, tan grato m arlos, y en la m añana siguiente
le y en P erú. para su am or filia l y de que disfrutó am aneció m oribundo. L a s aplicacio-

522 523
nes de sinapism o lograron rean im ar­ cuadro negro, colgado en la pared,
lo, pero vino luego una reacción con m arcaba las horas con un sonido lú ­
fieb re violenta, que entiendo ha in ­ gubre, como el de las cam panas de
flu id o en su m uerte im prevista, a la agonía, y este reloj se paró aque­
pesar de la s engañosas apariencias lla noche en las tres, hora en que
de m ejoría que se notaron en los había exp irado el general S an Mar­
cuatro últim os días. tín. ¡S in gu lar coincidencia! E l reloj
En la m añana del 18 tu ve la do- de bolsillo del m ismo general, se
lorosa satisfacción de contem plar los d etuvo tam bién en aqu ella últim a
restos inanimado«; de este hom bre, hora de su existencia.
cu ya vid a está escrita en páginas F é lix Frías.
tan b rillan tes de la historia am erica­
na, S u rostro conservaba los rasgos (P u b lica d a en:
pronunciados de su carácter severo Busaniche, José Luis.
y respetable. Un cru cifijo estaba co­
S a n M a r t ín v is t o
locado sobre su pecho, otro en una
POR SUS CONTEMPORÁNEOS.
mesa entre dos velas que ardían al
lado del lecho de muerte. Dos h er­ B uenos A ires, 1942.)
m anas de caridad rezaban por el
descanso del alm a que abrigó aquel
cadáver. • ¿Cómo tra n s c u rrió el ú ltim o día
B a jé enseguida a una pieza in fe ­ en la v id a del general San M a rtín ?
rior, dom inado por los sentim ientos • ¿Quién lo asistió en su penosa en­
religiosos que se levantan en el co­ ferm edad?
razón del hom bre m ás incrédulo al • Busque datos sobre el pensador
aspecto de la m uerte. Un reloj de arg e n tin o F é lix Frías.

EL F E D E R A L IS M O A R G E N T IN O
Sus o ríg e n e s
Tres c o rrie n te s pobladoras procedentes de España, Perú y C hile e fe c­
tuaron la co n q u ista y colonizació n de lo que hoy es el te r rito rio argentino.
Fundadas las p rim e ras poblaciones, algunas desaparecieron, pero o tra s — fa ­
vorecidas por el m edio g eog rá fico y s o c ia l— no tardaron en d e sa rro lla rse y
luego de organizar su vida p o lític a en to rn o a un cabildo se tra nsform a ro n
en ciudades.
D isem inadas en tan vasto te rrito rio , las ciudades e xtend ie ro n sus in­
flu e n cias a la zona rural circu n d a n te y así dieron origen a las capitales de
las pro vin cia s. El a isla m ie n to de esos ce n tro s poblados y la idio sin cra cia
de sus ha b ita n te s h icie ro n s u rg ir un s e n tim ie n to lo c a lis ta , de m arcada hos­
tilid a d a to d o lo extraño.
Por o tra parte, los ca bildos se desem peñaron — en el aspecto p o lític o —
como organism os de go biern o y fu e ro n celoso s defensores de los intereses
locales. A dem ás, la d iv is ió n del te r rito rio en intendencias (Real Ordenanza
de 1782) e s tim u ló la fo rm a ció n de núcleos autónom os.
De ta l manera, las pro vin cia s su b sis tie ro n con sus p ro pia s fuerzas y
recursos y sus pobladores adoptaron com o bandera la defensa de los idea­
les y co stu m b re s que im ponía el pasado tra d ic io n a l. Com o entidades autó­
nomas, las p ro vin cia s tenían derecho a p a rtic ip a r en el gob ierno del país
y por eso sus hab itantes no aceptaron ni concib ie ro n la tu te la e je rcid a por
Buenos A ire s .
“ La re s iste n c ia de las pro vin cia s co n tra el c e n tra lism o porteño — e s c ri­
be Zorraquín Becú— c o n s titu y e el germ en del fe d e ra lism o p o lític o .”

525
524
El p re d o m in io de B u e n o s A ir e s Cuando en enero de 1815 Alvear ocupó el D irectorio debió enfrentar a sus
opositores federales: Soler en Buenos Aires y Artigas en la Banda O riental; el man­
Desde la época de la dom inación española, Buenos A ire s e je rc ió un datario fue depuesto por una revolución y le sucedió Alvarez Thomas, bajo cuyo
evidente pre d o m in io sobre el re sto del país. Esta prim acía obedeció a facto- Mandato se publicó el Estatuto Provisional de 1815, que fue rechazado por las
res económ icos y p o lític o s . „,-ovincias debido a su carácter unitario.
Después de la caída de Alvear, un grupo de federales organizó una facción
a) E conóm icos. Con un p u e rto apto para el a rrib o de em barcaciones política en la capital, que adm itía las autonomías provinciales y consideraba pru­
extra njeras, Buenos A ire s se b e n e fic ió desde un p rin c ip io con el in te rca m ­ d e n te que Buenos Aires no im pusiera su autoridad sobre el resto del país. Cuando
bio co m e rcia l. Sólo lim itó su a ctivid a d cuando las re s tric c io n e s económ icas se efectuaron com icios para d e cid ir las opiniones, los federales fueron derrotados
se h icie ro n más e nérgicas y esas c ircu n sta n cia s fu eron b e n e ficio sa s para (D o r r e g o , Agrelo, Chiclana, etc.) y más tarde Pueyrredón ordenó su destierro.
A principios de 1816 in ició sus sesiones el Congreso de Tucumán, el cual si
la In cip ie nte in d u s tria del in te rio r, que no se v io perjudicada con la compe.
bien declaró la Independencia, no resolvió el problema de la form a de gobierno. En
tencia europea. R eabierto el c o m e rcio , Buenos A ire s aseguró su riqueza y
el seno de dicha asamblea existían dos tendencias: m onárquicos y republicanos,
superiorid ad co m e rcia l. Este p re d o m in io económ ico p e rju d icó p a rtic u la r­ estos últimos a su vez divididos en unitarios y federales, de acuerdo con su posición
m ente a las pro vin cia s del lito ra l, debido a que el p uerto rio p la te n se cobra­ frente a la política de Buenos Aires. Trasladado a esta ciudad, el Congreso publicó
ba derechos aduaneros, im pedía el paso de arm am entos y fisca liza b a todo el Reglamento Provisorio de 1817 y la ConstituCión de 1819, ambos de tendencia
el trá fic o flu v ia l. unitaria y en consecuencia fueron rechazados por las provincias.
b) P olíticos. C apital del v irre in a to y sede de las a utoridades en el
período hispánico, Buenos A ire s fu e te s tig o de la gesta de M ayo y envió El e sta llid o fe d e ra l. Los c a u d illo s
las e xpediciones m ilita re s que d ifu n d ie ro n los ideales re vo lu cio n a rio s.
Los gob iern o s que se sucedieron fu e ro n c o n tro la d o s por la c u lta bur­ En los diez años sig u ie n te s a la R evolución de M ayo se produjeron
guesía porteña, que a sp iró al p re d o m in io p o lític o sobre el re sto del país, a sucesivas c o n vu lsio ne s en la p o lítica inte rna y cam bios de go bierno que
pesar de la c re c ie n te o posición de las p ro vin cia s. culm inaron en el año 1820 con la batalla de Cepeda. Esta v ic to ria de los
caudillos López y Ramírez sobre el D ire c to r S uprem o Rondeau s ig n ific ó el
La Revolución de Mayo dio los primeros pasos para el establecim iento de un triu n fo del fe d e ra lis m o en oposición al gobierno d ire c to riá l porteño.
sistema federal. En el Reglamento del día 25, la Primera Junta dispuso consultar
de inm ediato a las intendencias, es decir, a las provincias, y en la circu la r del día Desde el comienzo de nuestro período independiente, dos fuerzas antagónicas
27 insistió en estos propósitos. Mariano Moreno defendió el principio de la sobe­ trataban de ocupar el gobierno. Una m inoría porteña y culta pugnaba por aplicar
ranía popular y sostuvo que los diputados del interior debían llegar a la capital los principios innovadores y progresistas de las ¡deas liberales; sus adeptos pro­
para d icta r una Constitución y establecer un gobierno sólido y permanente. piciaban un gobierno centralizado, y su contenido ideológico lo representan los
términos directoriaies o unitarios.
La creación de la Junta Grande “ hizo surgir — dice Ravignani— un nuevo ele­
Los opositores m ilitaban en el partido federal, cuyos integrantes se resistían
mento político, el fa cto r provincia” . Para satisfacer la opinión del interior, este
a la influencia de las nuevas ¡deas, bajo una posición conservadora y tradicional.
organismo de gobierno creó las Juntas Provinciales.
Han sido llamados dem ocráticos, pues sus gobiernos surgieron a través de ple­
La caída de la Junta Grande y la erección del Prim er Triunvirato marca el
biscitos m ayoritarios.
comienzo de una política basada en el predom inio porteño; la d ifícil situación
interna y externa obliga a establecer un gobierno centralista o unitario. La Junta
Conservadora fue disuelta y los diputados del interior marcharon a sus provincias.
El historiador M itre afirm a que esos representantes “ fueron a llevar a sus respecti­
vas provincias nuevos elementos de com bustión y descontento” .
El Primer Triunvirato fue derribado por la revolución del 8 de octubre, pro­
movida por la Logia Lautaro, organización secreta que sostenía dos principios
básicos: “ La Independencia y la Constitución republicana” .
Luego ocupó el poder el Segundo Triunvirato, el cual convocó a la Asamblea
del Año XIII, a fin de aquietar el descontento del in te rio r ante el centralismo por­
teño. En esta Asamblea no tardó en imponerse la facción acaudillada por Alvear,
quien defendía un poder centralizado y postergaba para más adelante los dos fines
de la Logia.
Artigas sostuvo principios dem ocráticos en las instrucciones que entregó a
sus diputados, entre ellos la proclam ación de la independencia, organizar elpais
bajo un sistema federativo y anular la creciente influencia de Buenos Aires. Coin­
cidieron en estos propósitos los representantes de Potosí, Tucumán y Jujuy. Sa­
bemos que la mayoría alvearista rechazó a los diputados orientales.
Debido a la situación imperante, la Asamblea unificó el poder y creó — en enero
de 1814— el D irectorio. A partir de esa época comenzaron a enviarse misiones al
exterior con el propósito de obtener el apoyo de las potencias europeas previa coro­
nación de un príncipe extranjero en Buenos Aires. Estos manejos diplom áticos fue­
ron recibidos con desagrado por los adversarios del centralism o porteño.

526
A n te la d e rro ta de las a utoridades nacionales y debido a la ausencia
de in s titu c io n e s orgánicas que consolidaran el régim en p o lític o in te rn o , se
in ic ió el período de la anarquía.’ R epresentantes de la re b e lió n popular, los
ca u d illo s se o p u sieron a la p o lític a de Buenos A ire s , con la bandera de la
dem ocracia y la federación.
Los ca u d illo s lucharon p o r co n se rva r el e s p íritu h is tó ric o y p o lític o del
lug ar donde 'labían nacido y al fre n te de sus “ m o n to n e ra s” o m ilic ia s luga­
reñas representa ro n la fuerza autóctona y viva de la tie rra . Rudos com o el
m edio en que actuaron, sus ideas no podían s u je ta rse a norm as ju ríd ic a ^,
pero es innegable que en e llo s predom inó el p a trio tis m o y el se n tid o de la
nacionalidad.
Basta m encionar, e n tre o tro s , a José G ervasio A rtig a s , llam ado “ El
heraldo del fe d e ra lis m o rio p la te n s e "; a M a rtín M ig u e l de Güem es, quien
d irig ió la epopeya de la guerra gaucha; a E stanislao López, quien anheló la
organización de la R epública, e tc é te ra .
En resum en: el e s ta llid o del año 1820 c o n so lid ó tre s asp ira cio n e s popu­
lares: a) la dem ocracia, porque la o p inión p ú blica se o rie n ta hacia la form a
republicana de g obierno y rechaza las te n d e n cia s m onárquicas; b) el fede­
ra lism o , com o exp re sió n del s e n tim ie n to nacional, y c) el s u rg im ie n to de
las p ro vin cia s, que se erig e n en e ntidades autónom as y d icta n sus propias
c o n stitu cio n e s.

L A C R IS IS D E L A Ñ O 20

Los c a u d illo s del lito ra l fre n te al g o b ie rn o d e B u e n o s A ir e s


En C o rrie n te s los a co n te cim ie n to s tam poco fa vo re cie ro n la p o lític a del
A poco de ocupar el g o b iern o el D ire c to r S uprem o Pueyrredón, algunas gobierno de Buenos A ire s . Un in te n to por deponer al gobernador Juan Bau­
pro vin cia s se opusieron al nuevo m andatario. La h o s tilid a d del in te rio r tis ta M éndez tu v o e fím e ro é x ito y a p rin c ip io s de 1819 fu e repue sto en el
— p a rticu la rm e n te del lito ra l— hacia las a u toridades de Buenos A ire s se cargo.
acrecentó durante el m andato del c ita d o D ire c to r.
En Santa Fe, el c a u d illo E stanislao López ocupó el g obierno el 23 de
ju lio de 1818 y en él perm aneció dura n te v e in te años, hasta su m u e rte . A El a rm is tic io d e S a n Lo re n zo
poco de ocupar el mando, debió e n fre n ta r una invasión de tro p a s enviadas El cu rso d e sfavorable de los sucesos m o tivó que el D ire c to r Pueyrre­
po r P ueyrredón desde Buenos A ire s , en com binación con e fe c tiv o s c o r­ dón d e cid ie ra atacar nuevam ente a la p ro vin cia de Santa Fe, para lo cual
dobeses.
s o lic itó la cooperación de las tro p a s de San M a rtín y com unicó a Belgrano
López de fe n d ió con energía su p ro v in c ia y aunque los d ire c to ria le s — que se hallaba en Tucumán— que m archase con su e jé rc ito hacia el lito ­
ocuparon la capital — no vie m b re de 1818— d ebieron re tira rs e al poco tie m ­ ral. El L ib e rta d o r m antuvo su a c titu d de no p a rtic ip a r en las luchas inte rna s,
po, ante la carencia de v íve re s y la h o s tilid a d de los sa n ta fe cin o s. m ientras que Belgrano se tra sla d ó al nuevo escenario de com bate.
En Entre Ríos, el c a u d illo F rancisco R am írez tam bién se opuso con Las tro p a s de Buenos A ire s fue ro n puestas a las órdenes de Juan José
é x ito a los in te n to s de ocupación efe ctu a d o s p o r tro p a s porteñas. A poyado V iam onte, quien invadió a Santa Fe, pero fu e d e rrotad o p o r López y debió
po r sus paisanos, Ramírez d e rro tó a las fuerzas d ire c to ria le s de M o n te s de replegarse a Rosario (m arzo de 1819).
Oca a o rilla s del a rro yo C evallos (25 de no vie m b re de 1817). O tra colum na Enterado el c a u d illo san ta fe cin o del va sto plan preparado po r Pueyrre­
que avanzaba sobre la p ro vin cia , a las órdenes de M a rco s B alcarce, ta m ­ dón y ante la p o s ib ilid a d de que San M a rtín llevase al lito ra l su v ic to rio s o
bién fu e rechazada en el com bate de S aucecíto, el 25 de marzo de 1818; e jé rc ito de C h ile , d isp uso in ic ia r negociaciones de paz. B elgrano se encon­
estos é x ito s co n so lid a ro n la p o sició n de Ramírez en Entre Ríos. traba cerca de Rosario cuando le fu e ro n com unicados e sto s deseos.
Las negociaciones se a brieron en San Lorenzo el 12 de ab ril de 1819 y
a su té rm in o se acordó el cese de la lucha.
' La mayoría de los historiadores co in cid en en que el p e rio d o de la anarquía p o lític a se
prolonga en nuestra h istoria a través de nueve años: 1820 a 1829; en este lapsD, cesaron las auto­ El arm isticio dispuso que las fuerzas del D irectorio debían abandonar el te­
ridades nacionales, con excepción de la presidencia de Rivadavla, que fue breve.
rritorio de Santa Fe y las que se encontraban en Entre Ríos lo harían hasta San
En el transcurso de la anarquía las provincias fueron dom inadas por los ca ud illo s y por su
parte la p rovincia de Buenos Aires progresó bs¡o los gobiernos de M artin Rodríguez, Las Heras
Nicolás. Por su parte, las tropas provinciales debían retroceder hasta el norte del
y Dorrego. río Salado; en consecuencia, Belgrano acam paría en Cruz A lta (Córdoba) y v ia -
fnonte en San Nicolás.

528 529

:
El acuerdo debía com unicarse a Ramírez para que éste enviase represen­
tantes a una reunión con el fin de llegar a un arreglo definitivo.
El a rm is tic io de San Lorenzo no fue bien re c ib id o por el g o bierno de
Buenos A ire s ni tam poco p o r A rtig a s , quien lo co n sid eró c o n tra rio a la
unidad de las pro vin cia s que le eran a dictas.

D ire c to rio a e R ondeau


La treg ua e n tre los c a u d illo s del lito ra l y el g o b iern o ce n tra l fu e de
efím era duración, pues la h o s tilid a d v o lv ió a m a n ife s ta rs e cuando el 20
de ab ril fu e sancionada en Buenos A ire s la "C o n s titu c ió n de 1819” .
Fatigado p o r ta n ta s luchas y presagiando m ales m ayores, Pueyrredón
— term in a d o su período g u b e rn a tivo — p re se n tó sin tardanza su renuncia;
ante la negativa del C ongreso, in s is tió en su a c titu d dos veces, hasta que
le fu e aceptada la d im is ió n el 11 de ju n io . Lo reem plazó en el cargo de
D ire c to r S uprem o — con ca rá c te r in te rin o — el general Rondeau.
El cam bio de go b iern o no a lte ró la a n te rio r p o lític a de co n cilia ció n
hacia los po rtugueses, que era uno de los m o tivo s de los c o n flic to s con
A rtig a s y los ca u d illo s del lito ra l.
A m ediados de octu b re , unos co m isio n a d o s del g obierno de Buenos
A ire s que viajaban hacia el n o rte , fu e ro n apresados cuando cruzaban la
p ro vin cia de Santa Fe, por orden de López. A p a rtir de ese m om ento, el
cita do c a u d illo — con el apoyo de Ramírez y del c h ile n o M ig u e l C a rre ra —
in ic ió nuevam ente la guerra co n tra el go b iern o ce n tra l y, en consecuencia,
quedó anulado el a rm is tic io de San Lorenzo.

S u b le v a c ió n de A re q u ito
De acuerdo con órdenes del D ire c to rio , el general Fernández de la Cruz
al fre n te del E jé rc ito a u x ilia r del n o rte avanzó hasta Córdoba y desde a llí del lito ra l hacían lo m ism o con sus e fe c tiv o s en Santa Fe, en las in m edia ­
— a m ediados de d ic ie m b re de 1819— co n tin u ó su m archa en d ire c c ió n a ciones del A rro y o del M edio.
la p ro vin cia de Buenos A ire s , donde debía re u n irs e con o tra s fuerzas. M ie n tra s ta n to , el C ongreso — que continuaba reunido en Buenos A i­
A l pisar la ju ris d ic c ió n de Santa Fe, en la p o sta de A re q u ito (sobre la res— re s o lv ió nom brar “ D ire c to r s u b s titu to ” a Juan Pedro A g u irre , alcalde
margen derecha del río C arcarañá), una parte de estas tro p a s se sublevó de p rim e r v o to y p rin c ip a l fu n c io n a rio del C abildo porteño.
en la noche del 7 al 8 de fe b re ro de 1820. Los ca b e cilla s del m o vim iento Para adelantarse a los invasores, el general Rondeau avanzó hasta San
fu e ron el general Juan B a u tista B ustos, secundado p o r el coronel A le ja n d ro Nicolás, donde se reunió con los e fe c tiv o s de Balcarce, y desde a llí, al
H eredla y el com andante José M aría Paz, qu ie ne s m a n ife sta ro n su firm e fre n te de unos 2.000 hom bres, m archó hasta la Cañada de Cepeda. En esa
re so lu ción de no p a rtic ip a r en la guerra c iv il. [egión lib ró com bate contra el grueso de las fuerzas fe d e ra le s — unos 1.500
Pocas horas después y ante la im p o s ib ilid a d de s o m e te r a las fuerzas nom bres— el 1? de fe b re ro de 1820.
sublevadas, C ruz c a p itu ló con Bustos, quien — desde ese m om ento dueño
del e jé rc ito — re tro c e d ió hasta C órdoba, no sin antes rechazar p ro p o s ic io ­ El general Rondeau contaba con un ejército bastante poderoso, cuya caba-
nes de los ca u d illo s del lito ra l para que esas tro p a s fueran em pleadas 1ería d irig ió personalmente, mientras confió la infantería y la artillería al general
Juan Ramón Balcarce.
contra los e fe c tiv o s de Buenos A ire s .
Las tropas federales estaban form adas por los m ilicianos de Santa Fe, a las
Cuando B ustos lle g ó a Córdoba se hizo nom brar gobernador, a ctitu d
ordenes de López, una división de corrrentinos e indios guaraníes dirigidos por
que fu e im itada por o tro s je fe s : Juan F e lip e Ib a rra , en S antiago del Estero; Campbell, un contingente de entrerrianos de Ramírez y los em igrados chilenos de
D upuy, en San Luis, y Barrenechea, en La Ríoja. J°sé M iguel Carrera.

LA B A TA L L A DE C EP ED A Las fuerzas de Ramírez y C arrera atacaron a los e fe c tiv o s de B alcarce,


^ 'e n tra s López y C am pbell em bestían a la caballería de Rondeau, la que
Para c e rra r el paso hacia Buenos A ire s de las m ontoneras, Rondeau se P ro c e d ió casi sin co m b a tir, en m edio de gran co nfusión .
concentró con tro p a s de línea y m ilic ia s en Luján, m ie n tra s los ca u d illo s

531
530
La batalla duró escasam ente diez m in u to s, a cuyo té rm in o las tropas
d ire c to ria le s se desbandaron, salvando el p re s tig io m ilita r de Buenos A ire s
el general B alcarce, quien después de e n érgica re s iste n c ia pudo reorgani-
zar sus e fe c tiv o s , rechazó d ignam ente una in tim a c ió n de re n d irse y consi­
guió lle g a r a San N icolás al fre n te de unos 900 hom bres.
Los ca u d illo s , en lugar de em p re n de r nueva lucha co n tra Balcarce,
optaron por m archar d ire c ta m e n te hacia la c a p ita l.

C e s a n las a u to rid a d e s n a cio n a le s


La d e rro ta de las fuerzas d ire c to ria le s en Cepeda p ro d u jo pánico en
Buenos A ire s , por cuanto los ha b ita n te s tem ían el saqueo de la ciudad por
parte de los vencedores.
Con gran energía, el D ire c to r s u s titu to A g u irre convocó al pueblo para
la defensa y c o n fió el mando m ilita r al general S oler, quien co n ce n tró sus
e fe c tiv o s en Puente de M árquez, a s ie te leguas de Buenos A ire s .
Los ca u d illo s triu n fa n te s p re firie ro n in ic ia r n egociaciones pacíficas.
Ramírez y López e n viaron sendas notas al C abildo porte ñ o (desconocían
cualquiera otra a u to rid a d ) en las que, a m odo de u ltim á tu m , ordenaban la
d e s titu c ió n del D ire c to r Suprem o, la su p re sió n del C ongreso y la adopción
del siste m a fe d e ra l.
Ramírez exigió, que se publicaran las actas secretas del Congreso, en las
cuales constaba el proyecto de establecer una monarquía en el Rio de la Plata,
entregando la corona al príncipe De Luca, perteneciente a la Casa de Borbón.
S o le r tam b ié n apoyó lo d is p u e s to por los -ca u d illo s; en consecuencia,
vo lv ió las arm as co n tra el go b iern o nacional.
El 11 de fe b re ro de 1820, el D ire c to r Rondeau y el C ongreso cedieron
a la in tim a c ió n ; las a u to rid a d e s nacionales habían cesado. El A yu n ta m ie n to
se hizo cargo del poder con el nom bre de “ C abildo g o b e rn a d o r” , en e je rc i­
cio de la autoridad, hasta que fu e ra designado un m andatario para la ciudad
y la p ro vin cia de Buenos A ire s .

S a rra te a e s e le g id o g o b e rn a d o r
El C ab ild o había asum ido el mando de la ciudad y de la p ro vin cia de
Buenos A ire s , pero Ramírez m a n ife s tó que só lo tra ta ría con un gobierno
e leg ido por el pueblo, o p in ió n que ta m b ié n com p a rtía E stanislao López.
La a c titu d de los c a u d illo s d e te rm in ó que el 16 de fe b re ro se reuniera
un C abildo a b ie rto , con la a s iste n cia de 182 ciudadanos, a fin de e le g ir un
go biern o “ que sie n d o la obra de un acto lib re , re u n ie se en sí solo, toda la
confianza p ú b lic a ” .
Cada ciudadano v o tó por dos personas y las doce que o b tu vie ro n ma­
yoría de su fra g io s pasaron a in te g ra r la Junta de R e presentantes que en
su prim e ra sesión — m adrugada del día 17— e lig ió gobernador de Buenos
A ire s al ex triu n v iro y agente d ip lo m á tic o M a n u e l de S arratea. Este e je rc e ­
ría el cargo en fo rm a p ro v is io n a l, hasta ta n to se co n o ciera la o p in ió n de la
campaña, en gran p a rte ocupada por los e jé rc ito s fe d e ra le s.
De ta l manera, la p ro v in c ia de Buenos A ire s quedó c o n s titu id a con un
cuerpo le g is la tiv o de o rig e n p o p u la r — la Junta de R epresentantes— y un
gobernador — o Poder E jecutivo— e le g id o por s u fra g io in d ire c to .
El m ism o día 17, S o le r se e n tre v is tó en Luján con Ramírez y obtuvo
del c a u d illo un a rm is tic io de tre s días, en cuyo tra n s c u rs o debían e lim in a rs e

532
El artículo 39 dispone la alianza común de las provincias signatarias para en­
la agresión portuguesa.
fr e n t a r

El articulo 49 decreta la lib re navegación de los ríos, en razón de que el


puerto de Buenos Aires cobraba derechos aduaneros y fiscalizaba todo el trá­
fico fluvial.
El articulo 59 concedía amnistía a los ciudadanos expatriados por causas
políticas, quienes recobrarían el goce de todos sus derechos.
El articulo 69 se ocupa de los límites interprovinciales y el articu lo 79 ordena
abrir proceso a los miembros del D irectorio y del Congreso “ por com prom eter la
libertad de la Nación, con otros excesos de enorme m agnitud” . Motivaba esta cláu-
suia las misiones diplom áticas al extranjero, tendientes a coronar un príncipe eu­
ropeo en el Río de la Plata.

El articu lo 89 dispone que Buenos Aires no podrá im pedir el paso de armas


y municiones a las provincias federales.
En el grabado podemos observar parle del lexlo — fias le el artículo
El artículo 99 ordenaba la libertad de los prisioneros de guerra.

El artículo 109 establece que el pacto sería com unicado a Artigas y que la
incorporación de la Banda Oriental a las demás provincias federales “ se miraría
como un dichoso acontecim iento” .

Los artículos 119 y 129 daban normas para el retiro de los ejércitos y fijaban
un plazo de dos días para que el pacto fuera ratificado por la Junta de Represen­
4 ’ __ del Tratado del Pilar. El documento se inicia en esta forma: tantes de Buenos Aires.
“ Convención hecha y concluida entre los gobernadores Don Manuel
de Sarratea de la provincia de Buenos Aires, Don Francisco Ramírez En virtud del artículo tercero y de un pacto secreto que no se dio a conocer
de la de Entre Ríos, Don Estanislao López de la de Santa Fe el día para no alarm ar al gobierno portugués, Sarratea entregó armas y vestuario al ejér­
veinte y tres de febrero del año del Señor mil ochocientos veinte, con cito federal. El historiador Ricardo Levene ha demostrado categóricam ente la exis­
el fin de terminar la guerra suscitada . . . ” tencia de un acuerdo secreto.

El Tratado de P ilar es el p rim e r pacto in te rp ro v in c la l que reconoce el


de los em pleos a d m in is tra tiv o s a todos los que habían p e rte n e cid o al go­ sistem a fe d e ra l de g obierno y dio orige n a una im p o rta n te re form a in s titu ­
bie rn o derrocado. D ebido a e sto , fu e ro n reem plazados los m ie m b ro s del cional en n uestra h is to ria . De su le ctu ra se deducen claram en te los anhelos
C abildo. por organizar todas las p rovin cia s en una sola nación sobre el p rin c ip io de
la nacionalidad.
EL T R A T A D O D E L F IL A R A rtig a s sólo era reconocid o com o "C a p itá n G eneral de la Banda O rie n ­
ta l” pero no en c a rá cte r de “ P ro te cto r de los Pueblos L ib re s "; en conse­
S arratea asum ió el mando el 17 de fe b re ro , pero de in m e d ia to pa rtió c u e n c ia — por obra de Ramírez— era despojado de toda a utoridad sobre las
hacia Pilar, donde debía re u n irse con los c a u d illo s del lito ra l, a fin de provincias de Entre Ríos y Santa Fe. Si bien el ca u d illo o rie n ta l era invitado
acordar un tra ta d o de paz. a in co rp o ra rse a la alianza, se lo desconocía com o á rb itro y sólo llegaría a
El 23 de fe b re ro de 1820, en la c a p illa d e l P ilar, S arratea firm ó con su poder una copia de lo ya resue lto .
López y Ramírez un tra ta d o , por el cual los gobernadores de Buenos A ires,
Santa f e y Entre Ríos se obligaban a organizar el país bajo el sistem a
repu blican o fe d e ra l, s o m e tie n d o la re so lu ció n d e fin itiv a a un congreso a G o b ie rn o d e S a rra te a
reu n irse en el té rm in o de sesenta días, en el convento de San Lorenzo
De co n fo rm id ad con lo d ispuesto en el Tratado del Pilar, Sarratea
(Santa Fe). ordenó la entrega de arm as, m uniciones y dine ro a Ramírez; esta a c titu d y
Aunque el pacto tra ta b a la am n istía , una de sus cláusulas ordenaba el el ca stig o a que serían so m etidos los m iem bros del gobierno derrocado
e n ju ic ia m ie n to de los d ire c to re s suprem os y co n gresales que habían fo r­ Provocaron desagrado e n tre los in te g ra n te s del p a rtid o d ire c to ria l. Estos
mado parte del go b iern o derrocado. ú ltim os re c ib ie ro n calurosam ente a Balcarce, cuando regresó a Buenos
El Tratado del P ilar fu e ra tific a d o por la Junta de R epresentantes de H're s luego de su va leroso co m p o rta m ie n to en Cepeda.
Buenos A ire s el 24 de fe b re ro . El 6 de marzo, los desco nten tos con el gobierno — atizados por un
9rupo de jó ve n es— se reunieron en la Plaza de la V ic to ria , m anifestando
El pacto consta de doce artículos.
us ¡deas c e n tra lis ta s y a n tife d e ra le s. Presentaron un e s c rito al A yunta-
El artículo 19 afirma que las partes contratantes — Buenos Aires, Entre Ríos n|ento por el cual exigían la d e s titu c ió n de Sarratea.
y Santa Fe— se pronuncian en favor del sistema federal e invitan a las demás
provincias a un congreso a reunirse en San Lorenzo, para organizar definitivamente
el país.
534 535
El artículo 29 establece que desde el mismo día de la firm a delpacto cesarán
las hostilidades y los ejércitos de Entre Ríos y Santa Fe se retirarán a sus respec­
tivas provincias.
como gobernador, pero al día s ig u ie n te — 24 de ju n io — dejó en su reem ­
Reunido in m e d ia ta m e n te un C abildo a b ie rto , el gobernador fue desti- plazo a M anuel D orrego 1 y se d irig ió a Luján, donde e sta b le ció su cu a rte l,
tu id o y en su reem plazo e lig ió in te rin a m e n te a Juan Ramón Balcarce. para e n fre n ta r a los ca u d illo s López, A lv e a r y C arrera, quienes avanzaban
S arratea se re tiró a P ilar y desde a llí reclam ó la obediencia que le era nuevam ente sobre la p ro vin cia de Buenos A ire s .
debida, pero com o la re so lu ció n del C abildo no fu e m o dificada, re cu rrió El 28 de ju n io , las tro p a s de S ole r y de López chocaron en la Cañada
los elem e ntos que le eran a d ic to s . De ta l manera S o le r sa lió de Buenos ¡je la C ruz y los e fe c tiv o s del p rim e ro fu e ro n arro lla d o s y s u frie ro n grandes
A ire s con sus tropas, y los c a u d illo s López y Ramírez avanzaron hasta los
pérdidas.
sub urb ios de la ciudad; el ú ltim o amenazó con desatar nuevam ente |a S o le r com unicó su fracaso al C abildo y huyó a la C olonia, en la Banda
guerra c iv il si Sarratea no era re co n o cid o com o le g ítim o gobernador.
O riental.
A l día sig u ie n te , S arratea d io a conocer un d e c re to en que ordenaba
in ic ia r un proceso de alta tra ic ió n a los m iem bros del C ongreso y del D irec­
to rio . Figuras de p re s tig io se vie ro n afectadas por esa m edida, aunque más D orreg o y los c a u d illo s de l litoral
tarde los acusados fu e ro n a b su e lto s.
En m edio de hondo m a le s ta r p o lític o se realizaron las e le ccio n e s para La v ic to ria de López m o tivó que el C abildo de Luján e lig ie ra gobernador
e le g ir la nueva Junta de R epresentantes, cuyo re su lta d o fue desfavorable a A lve a r. Esto no fu e aceptado por la Junta de R epresentantes de Buenos
para Sarratea, por cuanto el org a n ism o quedó integrado con hom bres perte­ A ire s, quien de sig nó gobernador a D orrego.
necientes al p a rtid o d ire c to ria l, de ideas c e n tra lis ta s y m onárquicas. Com o no quedaba o tra solu ció n que la guerra, D orrego se dedicó a
S arratea pre se n tó la re nuncia a su cargo, la que fu e aceptada; en organizar la defensa de la ciudad. C ontó con la colaboración de M a rtín
su reem plazo, la Junta de R epresentantes e lig ió a su p re sid e n te Ildefonso Rodríguez y del joven hacendado Juan M an uel de Rosas-, el p rim e ro fu e
Ramos M e jía gobernador in te rin o de la p ro vin cia de Buenos A ire s , hasta designado je fe de las m ilic ia s d e l su r, y el segundo se encargó de re u n ir
ta n to se desiqnase un qobernador p ro p ie ta rio . y equipar esos e fe c tiv o s , que tu vie ro n destacada actuación en los sucesos
de la época.
El d ía d e los tre s g o b e rn a d o re s A lv e a r y C arrera d e c id ie ro n acam par en San N ico lá s, pues el p rim e ro
no quería a le ja rse dem asiado de Buenos A ire s , te m e ro so de p e rd e r sus
Ramos M ejía, hasta ento n ce s sin m ayor actuación, gobernó escaso derechos sobre el g o bierno. D orrego d irig ió sus fuerzas hacia aquella zona,
tie m p o : desde el 2 de m ayo hasta el 23 de ju n io . A d ic to al p a rtid o d ire c to ­ y el 1» de agosto v e n ció co m p le tam ente a los dos ca u d illo s. Por su parte,
ria l derrota do, dio cu rso a una d isp o sició n de la Junta por la cual eran López ta m b ié n fu e d e rro ta d o por D orrego al n orte del arroyo Pavón (12 de
absueltos algunos de los ciudadanos so m e tid o s a proceso. A ceptó tam bién agosto de 1820).
el cargo de C apitán G eneral de la p ro vin cia , es d e c ir, el mando suprem o A le n ta d o p o r los triu n fo s , D orrego se in te rn ó en te r rito rio santa fecino
de las fuerzas m ilita re s , en p e rju ic io de S oler, quien lo ejercía con el apoyo pero fu e ve n cid o en el G am onal (2 de s e tie m b re ) por López. Este com unicó
del e jé rc ito . al C abildo de Buenos A ire s que cesaría la lucha sie m p re que D orrego fuese
e lim inado del gobierno.
El 27 de ese mes, llegaron oficios de los caudillos de Santa Fe y Entre Ríos,
según los cuales esas provincias no reconocían a Ramos Mejía en su carácter de
gobernador. El problema económico — la capital absorbía el comercio— motivaba M a rtín R o d ríg u e z e le g id o g o b e rn a d o r
una creciente hostilidad por parte de los caudillos del litoral.
D orrego d ispuso convocar a los habitantes de la p ro vin cia de Buenos
El 16 de ju n io , los je fe s y o fic ia le s del e jé rc ito , invocando “ la voluntad A ire s a fin e s de agosto, para c o n s titu ir una Junta de R epresentantes, la
general de la cam paña" re p u sie ro n a S oler en el cargo de C apitán General cual debía nom brar un gobernador. El pro p io D orrego era candidato, pero
y o b tu vie ro n que el C abildo de Luján lo re co n o cie ra com o gobernador. lo com batían los jó ve nes p e rte n e cie n te s al pa rtid o d ire c to ria l.
S oler com unicó lo re s u e lto a la Junta de R epresentantes de Buenos Realizadas las e le ccio nes, la citada Junta nom bró a M a rtin Rodríguez
A ire s , para que ésta lo h icie se re co n o ce r en toda la p ro vin cia . Ramos M ejía gobernador de la p ro vin cia de Buenos A ire s (26 de se tie m b re ).
presentó la renuncia de su cargo, pero la Junta, sin ace p ta rla , le ordenó La fa cció n fe d e ra l, que deseaba u b ica r en el gobierno a D orrego, se
que entregase el bastón de mando al C abildo y al m ism o tie m p o com uni­ sublevó el 19 de o c tu b re a las órdenes del d o c to r José A g re lo con las
caba a S o ler que podía p e n e tra r en la ciudad sin d ific u lta d e s . tro p a s de la g u a rn ición que mandaba el coronel Pagóla. Después de san­
El 20 de ju n io de 1820 desem peñaban e l g o b iern o de la p ro vin cia Ild e ­ g rie n to com bate, los am otinados — al g rito de ¡abajo los d ire c to ria le s !—
fonso Ramos M ejía, e l g e n e ra l S o le r y e l C a b ild o ; ese día se conoce en ocuparon el Fuerte.
nuestra h is to ria com o “ el día de los tre s g o b e rn a d o re s” . En ese mom ento Por su parte, M a rtín Rodríguez — que se había alejado de Buenos
en que se agudizaba la c ris is p o lític a , fa lle c ía en Buenos A ire s una de las A ire s — avanzó sobre la ciudad con la p ro te cció n de Juan M anuel de Rosas,
g lo ria s más puras de la a rg e n tin id a d : el general M a n u e l Belgrano.

G o b ie rn o d e S o le r
1 D orrego regresaba del destierro a que había sido condenado p o r Pueyrredón. P o lític a ­
El general S o le r estuvo al fre n te de la p ro vin cia de Buenos A ire s esca­ mente estaba d e fin id o contra la m onarquía y desde ese momento luch a ría por las ideas re p u b li­
canas y federales, hasta su trá g ic o fin en Navarro.
so tie m p o , del 23 al 28 de ju n io . Cuando a rrib ó a la ca p ita l fu e reconocido

536 537
El m encionado Tratado anuló lo d isp u esto en el del Pilar, re fe re n te al
C o n g re s o de San Lorenzo, a reu n irse ahora en Córdoba, y excluyó de las
negociaciones a Ramírez y C arrera, lo que p rod ujo la ruptu ra e n tre estos
ú ltim o s y López.

las lu c h a s en tr e los c a u d il l o s

D e rro ta d e fin itiv a de A rtig a s

V encido por los portugueses, A rtig a s buscó re fu g io en C o rrie n te s y


al en te ra rse de lo re s u e lto en el Tratado de P ilar — firm a d o sin su consen­
tim ie n to — se e n e m istó con Ramírez. No ta rd ó en e s ta lla r la guerra entre
ambos.
A rtig a s invadió la p ro vin cia de Entre Ríos, y luego de com bates parcia­
les, fu e d e rro ta d o d e fin itiv a m e n te p or Ramírez en R incón de A balos (ju lio de
1820). Perseguido hasta el n o rte de C o rrie n te s, A rtig a s cruzó la fro n te ra
de Paraguay y buscó a silo en ese país, donde — después de tre in ta años de
co n fin a m ie n to — fa lle c ió en 1850.

D e sa p a ric ió n de R a m íre z y de C a rre ra

A le ja d o A rtig a s , las p ro vin cia s de Entre Ríos, C o rrie n te s y las M isio n e s


quien marchaba al fre n te de su re g im ie n to N? 5, llam ado Los C olorados dei
quedaron bajo el d o m inio de Ramírez, quien no ta rdó en re u n ir esos te r r i­
M onte, que había equipado a su costa. to rio s en lo que llam ó R epública de Entre R íos". No lo guiaba un propó­
Para firm ar la paz con Buenos Aijres, el caudillo López había exigido que Do- s ito se p a ra tista , sino fun d a r una gran p ro vin cia d e ntro de la nacionalidad
rrego fuese elim inado del gobierno. Rosas, que deseaba el fin de la lucha con Santa argentina. Para e xte n d e r su hegem onía, el c a u d illo e n tre rria n o tenía el
Fe y a su vez obediente a las autoridades constituidas, brindó su apoyo a Rodrí­ p ro p ó sito de re in te g ra r el Paraguay al d o m in io a rge ntino, com o tam bién la
guez, a pesar de que éste pertenecía al partido directorial o unitario. Banda O rie n ta l, pues am bos habían integrado el v irre in a to . Trató de obte ner
ayuda de Estanislao López, pero é ste se negó, pues — por el Tratado de
Cuando en el C abildo a b ie rto se proponía el n o m bram iento de Dorrego,
Renegas— estaba a liado con Rodríguez y Bustos, gobernadores de Buenos
entraron en la ciudad los colorados de Rosas, a quienes seguía el general
Rodríguez.
La Junta de R epresentantes se re u n ió nuevam ente y entonces ra tific ó El dibujo — obra de Juan Fossa— nos muestra un episodio de las luchas entre los caudillos.
— el 5 de o ctu b re — la e le cció n de M a rtín Rodríguez; al día sig u ie n te , o to r­ Perseguido por sus enemigos, un miliciano trata de impedir con su lanza que por medio
de las boleadoras le derriben el caballo.
gó al gobernador, por el lapso de tre s m eses, fa cu lta d e s e x tra o rd ina ria s.
M ie n tra s ta n to , D orrego había avanzado con su e jé rc ito hasta Luján,
donde — enterado de lo o c u rrid o — depuso sus am biciones al mando y acep­
tó a Rodríguez com o gobernador de la p ro vin cia ; no o bstante, rehusó poner­
se a sus órdenes.

El T ra ta d o de B e n eg as
La paz e n tre Buenos A ire s y Santa Fe se co n ce rtó el 24 de noviem bre
de 1820 en la estancia de T ib u rcio Benegas, situada en los lím ite s de ambas
pro vin cia s, en las m árgenes del A rro y o del M edio.
El Tratado de Benegas — así llam ado por lo ya expuesto— consta de
s ie te a rtícu lo s y aunque nada re s o lv ió con re sp e cto a la fo rm a de gobierno,
m erece destacarse lo d isp u e sto por el a rtíc u lo segundo, que ordenaba
re u n ir, en el té rm in o de dos m eses, un congreso general en C órdoba; otras
cláusulas disponían el fin de la guerra e n tre Buenos A ire s y Santa Fe y la
lib e rta d de los p ris io n e ro s .

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A ire s y C órdoba, re sp e ctiva m e n te . Sólo el c h ile n o José M ig u e l C arrera se
d irig ió con sus fu e rza s hacia el lito ra l ante el llam ado de Ramírez, quien En a b ril de 1820, S antiago d e l E stero se declaró indepen die nte de Tu­
lo in v itó a luch a r co n tra Buenos A ire s . cumán y se e rig ió en p rovincia autónom a, designando gobernador a Juan
Ramírez y sus e fe c tiv o s cruzaron el Paraná para in ic ia r la g u erra ocu­ Felipe Ib a rra . En 1826 fu e d icta d o el R eglam ento P rovin cial, que luego
pando Santa Fe. A n te la situ a c ió n por la que atravesaba su p ro vin cia , López s u frió m o d ifica cio n e s. Por su parte, Catam arca reu nió un C abildo a b ie rto el
dispuso atacar y lo g ró ve n c e r a Ramírez en Coronda (m ayo de 1821). El 25 de agosto de 1821, el que declaró anulados los com p ro m iso s con Tucu­
c a u d illo e n tre rria n o reorganizó sus tro p a s y unido con C arrera invadió la mán y proclam ó la autonom ía de la p ro vin cia . El p rim e r gobernador titu la r
p ro vin cia de C órdoba, pero B ustos los v e n ció en C ruz A lta (16 de ju n io ). del nuevo Estado autónom o fu e N ico lá s A vella ned a y Tula-, 1 le sucedió
Después de la d e rro ta su frid a , Ramírez y C arrera — e n e m ista d o s— de­ Eusebio Ruzo, durante cuyo p e río d o fu e jurada — en ju lio de 1823— la
cid ie ro n separarse. El p rim e ro se d irig ió hacia el n orte, para lle g a r a Entre prim era C o n s titu c ió n p ro vin cia l.
Ríos a tra vé s de la p ro v in c ia de Córdoba y el segundo, en d ire c c ió n a
C hile , por Cuyo. El c a u d illo e n tre rria n o fu e perse g u id o por Bedoya — go-
bernador s u s titu to de Córdoba— y v e n cid o en San Francisco. Ramírez logró C ó rd o b a
escapar, pero e nterado que su com pañera D e lfin a — que v e s tid a de o ficia l
le acompañaba en sus luchas— había caído p ris io n e ra , re tro c e d ió para En s e tie m b re de 1816, A m b ro s io Funes — p a rtid a rio del ce n tra lism o
re sca ta rla y en esas circ u n s ta n c ia s fu e he rid o de m u e rte (10 de ju lio de porteño— ocupó el go bierno de la provin cia de Córdoba. Luego llegó al
1821J.1 Su d esa p a rició n p e rm itió que la paz re naciera en el lito ra l. poder o tro hom bre de la m ism a tende ncia, M an uel A n to n io de C astro, quien
Por su parte, C arrera se d irig ió a San Luis y de a llí a Mendoza, pero — com o consecuencia de la ^sublevación de A re q u ito — debió re nuncia r y
al e n tra r en esa p ro v in c ia fu e ve n cid o en Punta d e l M édano. Cayó p risio n e ro fue reem plazado por José Ja vie r Díaz-, éste reunió e hizo proclam ar la auto­
y pe re ció fu s ila d o el 4 de s e tie m b re de 1821. nomía de la p ro vin cia .
En marzo de 1820 se hizo e le g ir gobernador Juan B a u tista B ustos, y
el 30 de enero de 1821 dio a pub licid ad el "R eglam ento P ro v is o rio ” , basado
L A S C O N S T I T U C I O N E S P R O V IN C IA L E S en el siste m a fe d e ra l.
A p a rtir del año 1819 las p ro vin cia s se erig e n en entidades autónom as,
y basadas en su e s p íritu fe d e ra lis ta d icta n leyes orgánicas que dan origen En tre R íos
a un im p o rta n te p roceso h is tó ric o , de c a rá c te r c o n s titu c io n a l. Este período
de fo rm a ció n del derecho p ro v in c ia l — que se e xtie n d e hasta 1825— ha D ijim o s que después de d e rro ta r a A rtig a s , el c a u d illo Ramírez conso­
p e rm itid o a firm a r al h is to ria d o r R avignani que " e l año 20 no es p re cisa ­ lidó su hegem onía sobre Entre Ríos, C o rrie n te s y M isio n e s, te rrito rio s que
m ente un caos, sin o un punto de p a rtid a de fecunda acción c o n s titu c io n a l” . agrupó en un so lo Estado, a los que denom inó "R e p ú b lica de Entre R íos".
La m u e rte de Ramírez s ig n ific ó el derrum be de la efím era "R e p ú b lic a ".
Le sucedió en el mando de la p ro vin cia de Entre Ríos su herm anastro
S a n ta Fe Ricardo López Jordán, quien a su vez fu e depuesto — en se tie m b re de
1821— por una re vo lución .
C om o hem os v is to , E stanislao López asum ió el g obierno de Santa Fe
en ju lio de 1818. Con el o b je to de o rganizar los poderes del Estado y Ocupó el g o bierno el ‘ coronel Lucio M ansilla. D urante su m andato se
re co nocer los derechos de los ha b ita n te s hizo re d a cta r — o redactó com o reunió un C ongreso en Paraná que sancionó el p rim e r E statu to P ro viso rio
C o n s titu c io n a l de Entre Ríos (4 de marzo de 1822).
a firm an o tro s h is to ria d o re s — el E sta tu to P ro v is o rio que fu e aprobado por
el C abildo el 26 de agosto de 1819. De ta l m anera, Santa Fe fu e la p rim e ra
p ro vin cia que d ic tó una C o n s titu c ió n . Consta de 14 secciones. La primera sección se ocupa de la “ Declaración del
Estado y forma de gobierno” y el artículo 19 declara que Entre Ríos “ es parte
integrante de las Provincias Unidas del Río de la Plata” .
T u c u m á n , S a n tia g o de l E s te ro y C a ta m a rc a El Estatuto Provisorio Constitucional determina la división del Estado en tres
poderes y a través de sus distintas secciones se ocupa del Poder Ejecutivo; atri­
En o ctu b re de 1814, el D ire c to r Posadas creó la G obernación In te n d e n ­ buciones del gobierno; forma y elección de los diputados que debían integrar un
cia de Tucumán, Integrada por esta ú ltim a p ro vin cia , S antiago del E stero y Congreso, sanción de leyes y organización de la justicia.
C atam arca. El C abildo tucum ano e lig ió al coronel Bernabé A ráoz p rim e r También figuran acertadas disposiciones referentes al sufragio universal, a la
gobernador in te n d e n te de la nueva p ro vin cia . Este re s o lv ió o rg anizar el ciudadanía y a los derechos de los particulares.
vasto te r rito rio que gobernaba en una p ro vin cia fe d e ra l y entonces creó
— sin p ro p ó sito s s e p a ra tis ta s — la “ R epública de T ucum án” . El E statuto P ro visorio de la p ro vin cia de Entre Ríos fue un excelente
cuerpo de leyes, de no to ria su pe rio rid a d sobre o tro s de su época.

i El cadáver de Ramírez fue decapitado y la cabeza — embalsamada— enviada com o trofeo


a Estanislao López. Este adornó con e lla la mesa en que firm aba su correspondencia y luego la
re m itió al C abildo de Santa Fe, en cuyo balcón fue exhibida, dentro de una jaula de h ierro.
' Fue padre de M arco M. Avellaneda (degollado en Metán) y abuelo de N icolás Avellaneda,
el presidente de la República.

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541

.
d eclaró autónom a. P o steriorm e nte a sum ió el mando S alvador M aría del
C a rril, p ro g re s is ta gobernante que fo m e n tó la cu ltu ra , el co m e rcio y las
T idustrias de la p ro vin cia . Redactó la C arta de M ayo, que fu e sancionada
L| 13 de ju lio de 1825.
Por su parte, San Luis se declaró autónom a el 1? de marzo de 1820 e
inm ediatam ente ocupó el gob ierno José S antos O rtiz.

S a lta y J u ju y
A p a rtir de 1814, M a rtin M ig u e l de G üem es fu e el va le ro so c a u d illo que
le v a n tó al pueblo sa lte ñ o para d e fe n d e r la fro n te ra n orte de nue stro te r r i­
to rio del ataque re a lista . Buen gobernante, d irig ió los d e stin o s de su pro­
vincia sobre las bases de la autonom ía y del re spe to recíproco.
Después de su desaparición fue convocada una Junta con represen­
tantes de toda S alta; este organism o, con la d ire cció n del diputado Facundo
Zuviría, sancionó la prim e ra C o n s titu c ió n de la p ro vin cia (9 de agosto de
1821).
El p rim e r gobernador co n s titu c io n a l fu e A n to n io Fernández C ornejo.
Por su parte, Ju juy p a rtic ip ó con S alta en la heroica "g u e rra gaucha"
Dibujo de Juan León Palliére (1823-87) titulado “ El corral” . Con gran maestría , el artista'
y sig u ió unida a esta ú ltim a p ro vin cia hasta el 18 de noviem bre de 1834,
ha reproducido una escena característica de nuestra campaña, en el siglo pasado.
en que se d e cla ró autónom a.

La Rio ja
C o rrie n te s
En p rin c ip io form aba parte de la Intendencia de Córdoba del Tucumán,
José Vedoya, el gobernador de C o rrie n te s , fu e despojado del mando / y si bien en m ayo de 1815 La Rioja d ecla ró su autonom ía, por reso lución
por A n d re s ito A rtig a s , quien repuso<<en el g obierno a Juan B a u tista Méndez, del C ongreso de Tucumán v o lv ió a su s itu a c ió n de dependencia. Recién en
p a rtid a rio del c a u d illo o rie n ta l. enero de 1820 la p ro vin cia se d e svin culó de Córdoba y e lig ió p rim e r gober­
Más tarde, Ramírez — que ya había ve n cid o a G ervasio A rtig a s — anexó nador p ro p ie ta rio a F rancisco O rtiz Ocam po.
la p ro vin cia a la "R e p ú b lica de Entre R íos", pero al desaparecer el prim ero En marzo de 1823, lleg ó al poder el c a u d illo Juan Facundo O uiroga.
C o rrie n te s recuperó su autonom ía.
En se tie m b re de 1821 fu e convocado un C ongreso G eneral que sancio­
nó el R eglam ento P ro v is o rio C o n s titu c io n a l de la Provincia. G O B IE R N O D E M A R T IN R O D R IG U E Z . R E F O R M A S O R G A N I C A S
El coronel José Fernández B lanco fu e el p rim e r gobernador c o n s titu ­
cional de C o rrie n te s y en el tie m p o de su mando se sancionó la C o n s titu ­ B e rn a rd in o R iva d a via y M a n u e l J o s é G a rc ía
ción P olítica de la P rovincia (24 de s e tie m b re de 1824). Le sucedió en el
gobierno Pedro F erré, hom bre ené rg ico , capaz y p ro g re sista . Sabemos que, después de la d e rro ta de D orrego, la Junta de Repre­
sentantes de Buenos A ire s e lig ió — el 26 de se tie m b re de 1820— goberaa-
dor de la p ro vin cia al general M a rtín Rodríguez.
M e n d o za , San Ju a n y San Lu is /
El nuevo m andatario no era un e sta d ista de relevantes condiciones,
En noviem bre de 1813, el T riu n v ira to creó la In te n d e n cia de Cuyo, que pero sí un buen p a trio ta , quien — por te n e r un cla ro con cep to de las fu n ­
com prendía las a ctuales p ro vin cia s de Mendoza, San Juan y San Luis; la ciones de gobernante— supo e le g ir colaborad ores a hom bres de probada
sede de las a utoridades fu e la ciudad de Mendoza. com petencia. D esignó a B ernardino Ri\/adavia m in is tro de G obierno y Rela­
El p rim e r gobernador in te n d e n te fu e Juan F lo re n cio Ferrada y luego ciones E xte rio re s; a M a nuel José G arcía, de Hacienda, y al general Fran­
— en se tie m b re de 1814 — el general José de San M a rtín , quien al cabo de cisco de la C ruz en la cartera de G uerra.
dos años delegó el mando en Toribío Luzuríaga. Asegurada la paz interna, este g ob iern o se dedicó por tre s años — has­
El 9 de enero de 1820 se sublevó en San Juan elBatallón núm ero uno ta 1824— a e le va r el n ivel e s p iritu a l y m a te ria l de la p ro vin cia de Buenos
de Cazadores de los A ndes y a consecuencia de esa re vo lu ció n Cuyo se A ire s .
d iv id ió en tre s p ro vin cia s autónom as. Rivadavia había regresado de su m isió n d ip lo m á tica después de ocho
En Mendoza, Luzuriaga de b ió re n u n cia r y fu e reem plazado por Tomás años de perm anencia en Europa y desde ese m om ento consagró sus e s fu e r­
Godoy C ruz — am igo y c o n fid e n te de San M a rtín — , quien organizó el go­ zos a una labor de re co n stru cción , sobre la base de p rin c ip io s lib e ra le s y
bierno e hizo re u n ir una Junta de R epresentantes. p ro g re s is ta s ; en esta tarea con tó con la aprobación del gobernador Rodrí-
En San Juan, ta m b ié n com o consecuencia de la asonada, ocupó el go­
biern o su cabe cilla M a ria n o M endizábal, durante cuyo m andato la p ro vin cia
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542
En agosto de 1821 fu e creado el A rc h iv o G eneral de la N ación y se
dispuso que una com isió n de tre s m iem b ros tu v ie s e a su cargo la recep­
ción de los docum entos o fic ia le s .
En m ateria e d ilic ia , se trazaron ca lle s de m ayor a m p litu d , se m ejoraron
los desagües, fu e o b lig a to ria la dem arcación de ochavas en las esquinas,
e tcé te ra .

R e fo rm a s e c o n ó m ic a s y fin a n c ie ra s

De acuerdo con una ley del 20 de ju n io de 1822 se creó el Banco de


D escuentos, bajo la a utorización de un d ire c to rio o “ Junta General de A c ­
c io n is ta s ” . Este organism o de d o m inio p a rticu la r, controlado por el g o b ie r­
no, se in ic ió con un capital de un m illó n de pesos fu e rte s , en acciones de
m il pesos; estaba autorizado para e m itir papel moneda.

El gobierno encargó en Londres la impresión de billetes y la acuñación de


monedas de cobre.
La emisión de papel moneda produjo inm ediatos beneficios, pues fa cilitó el
com ercio y agilizó las transacciones. Sin embargo, la prosperidad fue ilusoria, por­
que se abusó del recurso, al im prim ir mayor cantidad que el fondo metálico de
respaldo, lo que originó un marcado desequilibrio económico.

Se in sta ló en el e d ific io del C onsulado, la B olsa M e rc a n til, in s titu c ió n


destinada a tra n sa ccion es de ca rá cte r co m e rcia l; los a c o n te cim ie n to s p o lí­
tic o s p o s te rio re s y la guerra con el B rasil produjeron la desaparición de
este organism o.
En agosto de 1822, la Junta de R epresentantes a utorizó por ley al
gobierno de la p ro vin cia para co n tra ta r en Londres un e m p ré s tito de cinco
m illo n e s de pesos fu e rte s , que se destinarían a la co n stru cció n del puerto
de Buenos A ire s , a la fundación de tre s pueblos en la costa su r y a in sta la r
guez, quien delegó va ria s veces ei mando, a fin de re alizar fre cu e n te s un s e rv ic io de aguas co rrie n te s y desagües en la ciudad.
expediciones contra los in d io s, quienes amenazaban la seguridad de las
La operación fu e acordada en 1824 y se negoció con la casa Baring
fro n te ra s. B rothers, sobre un in te ré s del 6 % . “ O btenido el p réstam o — escrib e el
R ivadavia tu vo un digno colaborador en el d o c to r M anuel José García,
h is to ria d o r P ic c irilli— la fin a lid a d para la cual se co n tra jo no fu e cum plida
quien a su ta le n to en m a te ria económ ica unía un e s p íritu organizador y
y la o posición e ncontró m o tivo para fo rm u la r se rio s cargos al g o b ie rn o 1.”
m etódico. Estos dos hom bres — p a rtic u la rm e n te R ivadavia— in sp ira ro n m ú l­
A fin de garantizar el pago de los in te re se s y am o rtiza r la deuda, debió
tip le s refo rm a s orgánicas, las que para m ayor claridad pueden agruparse
ordenarse que las tie rra s públicas — fu e n te de recursos para el gobierno—
en: po lítica s y a d m in is tra tiv a s ; económ icas y fin a n c ie ra s ; m ilita re s , e cle ­
no podían se r vendidas ni donadas.2 Para salvar la d ific u lta d y o bte n e r de
siá stica s, educativas, c u ltu ra le s y sociales.
esas tie rra s una renta, se a plicó a p a rtir de 1822 el sistem a de e n fite u s ij,
por el cual se las entregaba a p a rticu la re s por un plazo establecido, pero
R e fo rm a s p o lític a s y a d m in is tra tiv a s el g o bierno se reservaba la propiedad de dichas tie rra s . En 1826, el proce­
d im ie n to fue c o n ve rtid o en le y.3
Con el o b je to de o to rg a r a la Junta de R epresentantes la je ra rq u ía de
un verdadero parlam ento, fu e duplicado el núm ero de sus m iem bros, q u ie ­
nes serían ele g id o s en fo rm a d ire c ta por m edio del su fra g io universal-, los
re presenta nte s sesionaban e n tre los m eses de mayo y agosto y se renova­ 1 Ricardo P ic c irilli: “ Rivadavia” . Buenos Aires, 1952, pág. 298.
ban por m itades anualm ente. Los c inco m illones de pesos fuertes equivalían a un m illó n de lib ra s esterlinas, de las que sólo
Por ley del 20 de d ic ie m b re de 1821, cesó de fu n c io n a r en Buenos se recibieron 560.000 libras; a pesar de esto, el gobierno de la p rovin cia quedó endeudado por la
tota lid a d del préstamo más los intereses correspondientes.
A ire s y en Luján la antigua in s titu c ió n del C abildo, cuyas excesivas a trib u ­ La deuda contraída por la provincia de Buenos Aires más tarde pasó a la N ación; fue
ciones fu ero n re p a rtid as e n tre los tre s poderes del estado. Adem ás se saldada en 1905, después de pagar — a través de los años— cerca deocho veces el valor del
d ic tó la Ley de O lvid o , por la cual podían re g re sa r al país los expatriados im porte recibido.
por causas po lític a s . 2 Para proceder a la venta de las tierras públicas, el gobierno debía obtener perm iso de los
Para asegurar la paz y la unión con las demás p ro vin cia s, Buenos A ire s acreedores hipotecarios.

firm ó con Entre Ríos, Santa Fe y C o rrie n te s el Tratado d e l C u a drilátero. 3 La enfiteusis se estudia más adelante, página 555.

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El 5 de marzo de 1823 se fundó la Cafa de A h o rro s, a fin de e stim u la r
la econom ía en la población.

R e fo rm a s m ilita re s
Después de la R evolución de M ayo, los gobiernos p a trio s que se suce­
dieron se preocuparon por co n ta r con un e jé rc ito d is c ip lin a d o y aguerrido,
pero en la prá ctica — con excepción del equipado por San M a rtín — no
siem pre se cu m p lie ro n estos p ro p ó sito s. R eclutados apresuradam ente, los
o fic ia le s carecían de verdadera in s tru c c ió n m ilita r y una vez que se aleja­
ban de los e jé rc ito s en campaña p referían p a rtic ip a r en la agitada vida
p olítica .
El m in is tro de G uerra, general Cruz, d e cid ió re fo rm a r las fuerzas arm a­
das, para re sta b le c e r la d is c ip lin a y p ro te g e r y p re m ia r a los m ilita re s que
habían p a rticip a d o en las cam pañas de la Independencia.
El decreto fundam ental de la re fo rm a m ilita r se dio a conocer el 28
de fe b re ro de 1822; luego se p u b licó la lis ta de unos 250 je fe s y o fic ia le s R efo rm as e d u c a tiv a s , c u ltu ra le s y s o c ia le s
que pasaban a s itu a ció n de re tiro .
El gobierno de Rodríguez dispuso la fo rm a ció n de nuevos cuerpos: el Una de las m ayores preocupaciones de Rivadavia fue el d e sa rro llo de
R egim ien to d e l O rden, la Legión P atricia, y el R e g im ie n to de V o lu n ta rio s de la cu ltu ra p opular y para lle v a r a cabo e ste p ro p ó sito d e cid ió e le va r el
la Campaña. En 1822 se re s ta b le c ió el cuerpo de Blandengues de la Fron­ caudal de co n o cim ie n to s, a tra vé s de un de cidido im pu lso en los tre s ciclo s
tera, destinado a la conservación del orden contra los ataques de los indios. de la enseñanza.

F u n d a ció n de la U n iv e rs id a d de B ue n o s A ire s . Debido al empeño


R e fo rm a s e c le s iá s tic a s del p re sb íte ro A n to n io Sáenz y a la activida d del m in is tro Rivadavia, se
concretó el anhelo de do ta r de una U niversidad a Buenos A ire s .
Como hem os v is to , la A sam blea del A ño XIII le g is ló en m ateria re li­
El e d ic to de creación se firm ó el 9 de agosto de 1821 y la U niversidad
giosa y tom ó m edidas co n ce rn ie n te s al régim en e c le s iá s tic o . En el gobierno
se inauguró el 12 de agosto en el te m p lo de San Ignacio en una lucida
de M a rtín Rodríguez, y por in sp ira ció n de Rivadavia, se co n tin u ó con esta
cerem onia a la que a s is tie ro n a ltas autoridades e cle siá stica s, m ilita re s y
orie n ta ció n y así fue sancionada, la ley de R eform a G eneral d e l O rden Ecle­
c iv ile s . Fue designado re c to r el p re sb íte ro A n to n io Sáenz, quien era el au to r
siá stico.
del R eglam ento P rovisional U n iv e rs ita rio .
Fue abolido el fu e ro e c le s iá s tic o o p riv ile g io de los m ie m b ro s de la
La U niversidad de Buenos A ire s se d iv id ió en D epartam entos C ie n tí­
Iglesia para ser juzgados por trib u n a le s p ropios; desde ese m om ento, la
fic o s (Facultades) d irig id o s por P refectos; la reunión de los ú ltim o s c o n s ti­
ley los som e tió a los ju e ce s c iv ile s . Tam bién se s u p rim ió el diezm o o
tuía el T ribunal L ite ra rio , cuyo P residente era el fle c to r de la U niversidad.
im puesto destinado al s o s te n im ie n to del c u lto , que o b lig ó a las organiza­
Los e stu d io s com prendían seis departam entos: 1) de P rim eras Letras,
ciones e cle siá s tic a s a re n d ir cuentas de sus bienes al Estado.
2) de E studios P reparatorios, 3) de C iencias Exactas, 4) de M edicina, 5) de
Se p ro h ib ió a los re lig io s o s hacer vo to s antes de los v e in tic in c o años
J u risprudencia, 6) de C iencias Sagradas.
y fue lim ita d o en un m áxim o de 30 y un m ínim o de 16 el núm ero de sacer­
Toda la enseñanza dependía de la U niversidad y el e stu diante quedaba
dotes de cada convento.
subordinado a e lla desde que iniciaba su carrera, pues el D epartam ento de
Fueron su p rim id a s las congregaciones de b e tle m ita s , re c o le to s y mer-
P rim eras Letras incluía las escuelas P rim arlas.
cedarios, cuyos bienes m uebles e inm uebles pasaron a poder del Estado.
El convento de la Recoleta fu e h a b ilita d o para c e m e n te rio del N orte. Tam­ El C o le g io de C ie n c ia s M o ra le s . Sabemos que en 1817 Pueyrredón
bién pasó a ju ris d ic c ió n del gobierno el S em inario C o n c ilia r, tran sfo rm a d o tra n s fo rm ó el C o legio San C arlos en el C olegio de la U nión del Sur; en
en C olegio N acional de E studios E clesiásticos. mayo de 1823, R ivadavia re fu n d ió esta ú ltim a casa de e stu dios en el C ole ­
Estas m edidas levantaron una tenaz o p osición, debido al e s p íritu re li­ gio de C iencias M orales.
gioso de la época. El de sco n te n to fu e encabezado por un je fe c iv il, el d o cto r Este e s ta b le c im ie n to de enseñanza secundaria era s im ila r al a n te rio r
G regorio Tagle, quien en marzo de 1823 encabezó un m o v im ie n to re v o lu ­ respecto de su siste m a d is c ip lin a rio y a su o rie n ta ció n , aunque pe rm itía
cionario. La inte n to n a fracasó, pues el g o bierno la re p rim ió con energía. ingresar a jó ve n es de todo el país y su program a de estudios se adaptó a
la p o s te rio r cá rrera u n iv e rs ita ria .
‘ P rim er re c to r fu e designado M ig u e l Belgrano, v ic e rre c to r el presbí­
te ro M a rtín Boneo y p re fe c to de e studios José de la Peña.
El c o le g io era un internado, y el go bierno se co m p ro m e tió a costear
los e stu d io s de seis alum nos por p ro vin cia , de acuerdo con ‘‘ becas de

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!
La Sociedad de B eneficencia dispuso o to rg a r prem ios a la m oral, a la
g ra cia ” ; los resta n te s debían pagar 120 pesos fu e rte s anuales de pensión. in d u stria (es d e cir, al tra b a jo manual) y al am or filia l.
Era o b lig a to rio el uso de u n ifo rm e .
O tra s c re a c io n e s c u ltu ra le s . A com ienzos de 1822, se organizó la
La e n se ñ a n za p rim a ria . Una re fo rm a pedagógica de im p o rta n cia fue S o c ie d a d L ite ra ria bajo la insp ira ció n de Julián de A güe ro y com puesta por
la aplicación en el país del siste m a educacional de Lancaster. ve in tic in c o m iem bros. Esta entidad se propuso d ifu n d ir la cu ltu ra e hizo
Diego Thompson, uno de los m ie m b ro s de la Sociedad Lancasteriana pu b lica r — dos veces por semana— el p e rió d ico titu la d o "E l A rgos de
de Londres, llegó a Buenos A ire s a com ienzos de octu b re de 1818. Aunque Buenos A h e s ” ; ta m bién im p rim ió “ La A beja A rg e n tin a ” , re vista m ensual
en p rin c ip io no halló buena d isp o sició n para el m étodo a a p lica r, más de contenido c ie n tífic o y lite ra rio .
tarde, en 1820, re cib ió la a u to riza ció n c o rre sp o nd ie n te . A m ediados de a b ril del m ism o año se c o n s titu y ó la S ociedad de C ien­
José Lancaster (1778-1838) no fue en realidad el creador del método de ense­ cias F ísicas y M a te m á tica s, la que se ocupó de d ifu n d ir las d iscip lin a s
ñanza que lleva su nombre, pues se limito a modificar ligeramente el sistema apli­ vinculadas con su títu lo .
cado en la India por Andrés Bell. A su vez, el último perfeccionó la didáctica utili­ También su rg ie ro n en esta época p ro g re sista la A cadem ia de J u ris p ru ­
zada por misioneros protestantes, en las escuelas de su creación. dencia te ó rico -p rá ctica , la A cadem ia de M ed icin a , la Escuela de A g ric u ltu ra .
el M useo P úblico, la A cadem ia de M úsica, etc.
El siste m a pedagógico sólo re q u ie re un m aestro por escuela, sin tener
en cuenta el núm ero de alum nos que concurren. Este m a e stro -d ire ctor I
in stru ye s u ficie n te m e n te a v a rio s alum nos — ele g id o s e n tre los más capa­ EL T R A T A D O D E L C U A D R IL A T E R O
ces y dotados— a fin de que cada uno de e llo s enseñe a su vez a un
La m ue rte de Ramírez p e rm itió el ace rcam ie nto p o lític o de las p ro vin ­
núm ero determ inado de alum nos, sobre la base del m étodo seguido por el
d ire cto r. Era en realidad una "enseñanza m u tu a " efectuada por m edio de cias del lito ra l con Buenos A ire s , cuyo gobierno — por in sp ira ció n de Riva-
"in s tru c to re s ” . davia— se in c lin ó a c im e n ta r la paz y la unión con las prim e ras.
El 25 de enero de 1822, los re presentan tes de Buenos A ire s , Entre
A m ediados de 1821, e xistía n en la ciudad y en la campaña de Buenos
Ríos, Santa Fe y C o rrie n te s, firm a ro n en la ciudad de Santa Fe el Tratado
A ire s d ie cisé is escuelas de tip o lancasteriano.
del C u a d rilá te ro , así llam ado por se r cuatro las partes signatarias.
La e d u c a c ió n d e la m u je r. Por d e cre to del 2 de enero de 1823 fue Por el a rtíc u lo 1? las p rovin cia s co n tra ta n te s se com prom etían a asegu­
creada la S ociedad de B e n e fice n cia , la que se in s ta ló poco después bajo rar “ una paz firm e , verdadera am istad y unión p e rm a nente ” . El a rtícu lo 2?
la presidencia de M e rcedes Lasala de R iglos. El c ita d o organism o co n tro ló garantizaba la in te g ridad del te r rito rio " s i los españoles, portugueses, o
todos los e sta b le c im ie n to s creados en b e n e fic io de la m u je r, es d e c ir, el cualquier o tro poder e x tra n je ro ” lo invadiesen. El a rtícu lo sig u ie n te fija ba
C ole gio de Huérfanas, el H ospital de M u je re s , la Casa de Expósitos, aunque en fo rm a p ro visio n a l los lím ite s de Entre Ríos y C o rrie n te s. El 8? aseguraba
su aspecto más destacado fu e la cre a ció n de escuelas para niñas en la la lib re navegación de los ríos y el com e rcio in te rp ro v in c ia l.
ciudad y en la campaña. Esto s ig n ific ó e xte n d e r los b e n e ficio s de la ense­ El a rtíc u lo 13? respondía a la o rie n ta ció n p o lítica seguida por el go b ier­
ñanza a todas las clases so cia le s, por cuanto hasta esa época la in stru cció n no de Buenos A ire s , pues desligaba a las p rovin cia s signa tarias de "s u
de la m uje r estaba m uy descuidada. concurrencia al d im in u to C ongreso reunido en C ó rdoba” , d isp o sició n que
contrariaba lo d isp u esto a n te rio rm e n te por el Tratado de Benegas.
El a rtíc u lo 14? estipulaba que cualquiera de las partes co ntrata ntes
Aspecto que presentaba el edificio de la Universidad de Buenos Aires a mediados del siglo XIX.
podía convocar un C ongreso G eneral “ si creyese se r llegada la oportunidad
Junto con otros organismos culturales y del Estado, se hallaba ubicado en la denominada
de in s ta la rs e ” .
“ Manzana de las luces” , limitada por las actuales calles Perú, Alsina, Bolívar y Moreno.

El C o n g re s o a re u n irs e en C ó rd o b a

Como sabem os, el Tratado del Pilar disponía organizar el país, por
m edio de un congreso a realizarse en San Lorenzo (Santa Fe). El Intento
fracasó por la a c titu d de Bustos, el gobernador de Córdoba, quien co n si­
deraba im p ru d e n te una reunión en el lito ra l, por cuanto la asam blea podía
caer bajo la in flu e n cia de José M iguel C arrera y C arlos de A lve a r, perso­
najes que trataban de re cup erar el poder. En consecuencia, B ustos tra tó
de desplazar el ce n tro de reunión hacia la p ro vincia de Córdoba, para q u ita r
a Buenos A ire s la p o sib ilid a d de cu a lq u ie r predom inio.
El Tratado de Benegas señaló el fin de la lucha en el lito ra l y, de
acuerdo con una de sus cláusulas, Buenos A ire s re so lvió en via r una d ipu­
ta ció n a Córdoba. Sin em bargo, la designación de esos re presentan tes se
hizo en m edio de grandes d ific u lta d e s porque los ele gido s se negaban a
aceptar el cargo, argum entando carecer de inm unidades o seguridad en el
desem peño de sus fu n cio n e s.
No debe o lvid a rse que en el gobierno de Buenos A ire s prevalecían las
ideas p o lítica s u n ita ria s y sus in te g ra n te s se empeñaban en hacer fracasar
el congreso, que respondía a la tendencia federal.
Después de largas tra m ita c io n e s , el 20 de fe b re ro dp 1821, ¡a Junta de
R epresentantes e lig ió cu a tro diputados, que representaban a la ciudad y
a la campaña de Buenos A ire s .
Cuando tod o s esperaban la ap e rtu ra del C ongreso fe d e ra tiv o de C ór­
doba, en agosto de 1821, ocupó la ca rte ra de g obierno en Buenos A ire s el
m in is tro Bernardino Rivadavia, quien co n sid eró que no era op o rtu n o insta­
lar la asam blea — por no hallarse las p ro vin cia s organizadas ¡nstitu cio n a l-
m ente— y el 24 de s e tie m b re revocó los p oderes de los dip u ta d o s bo­
naerenses. Estos regresaron a Buenos A ire s , pero antes firm a ro n con el
go bierno cordobés un acuerdo sobre postas y correos.
A pesar de los esfuerzos de Bustos, el C ongreso había fracasado.
puesto en el tro n o con poderes a bsolutos— anuló lo tra ta d o por los co m i­
L A S R E L A C IO N E S IN T E R N A C I O N A L E S sionados regios.

Ya han sido tra ta d a s las g e stio n e s d ip lo m á tica s nevadas a cabo por los
d is tin to s go biernos que se sucedieron a p a rtir de 1810. M encionarem os La d o c trin a d e M o n ro e
ahora — som eram ente— las cu e stio n e s in te rn a cio n a le s o cu rrid a s bajo el En marzo de 1822, Estados U nidos reco noció la independencia argen­
go bierno de M a rtín Rodríguez, quien debió a su m ir — de hecho— la re p re ­ tin a . Gobernaba en esos m om entos el país del N orte su qu in to pre sidente ,
sentación nacional en sus relaciones con el e x te rio r. Jacobo M onroe, quien en el m ensaje anual al C ongreso, del 2 de diciem bre
de 1823, declaró que: " lo s co n tin e n te s am ericanos, en v irtu d de la cond i­
Los c o m is io n a d o s re g io s ción lib re e in d e pendiente que han asum ido y m antenido, no han de ser
considerados, en adelante, su je to s a colonización fu tu ra por ninguna de las
La re vo lu ció n lib e ra l e stallada en España en 1820 o b lig ó al rey Fernan­ potencias e u ropeas” .
do VII a cam biar de p o lític a y a convocar a las C o rte s, asam blea a la que Esta im p o rta n te d o ctrin a del derecho internacio nal — que lleva el nom ­
debían a s is tir los re p re se nta n te s de las p ro vin cia s de u ltra m a r. bre de su a u to r— debió su origen a la amenaza de in te rve n ció n de la Santa
De acuerdo con la nueva o rie n ta c ió n p o lític a , Fernando VII envió re p re ­ A lianza en los d o m in io s hispanoam ericanos, a fin de re sta b le ce r la a u to ri­
senta ntes d ip lo m á tico s , o co m isionados re g io s, para lle g a r a un a rre g lo e ntre dad del m onarca español. El m in is tro b ritá n ico Jorge C anning se opuso a
España y los países hispanoam ericanos. esta in te rv e n c ió n de los soberanos a b s o lu tista s europeos y entonces el
Una prim e ra co m isió n lle g ó al p u e rto de Buenos A ire s el 4 de d ic ie m ­ p re sid e n te de los Estados U nidos apoyó esos p rin c ip io s en su fam oso
bre de 1820, pero no lo g ró su com etido. m ensaje.
Dos años después, la corona española obtuvo am plias a trib u c io n e s de La d o ctrin a de M o nro e ha sido sin te tiza d a en esta breve fra se : A m é rica
las C ortes, para re s o lv e r los problem as de u ltra m a r; entonces Fernando VII para lo s am ericanos.
envió ante el g o bierno de Buenos A ire s una nueva co m isió n integrada por
el d o cto r P ereira y el coronel de la fío b la , quienes lle garon al Plata a fin e s
de mayo de 1823. R e la c io n e s co n el B ra sil
Los com isionados re g io s fu e ro n reconocidos com o enviados del m o­ A im ita c ió n de lo o cu rrid o en España, los lib e ra le s portugueses h i­
narca español, pero la Junta de R epresentantes — de acuerdo con un p ro ­ cie ro n un p ro n u n cia m iento en la ciudad de O p o rto (agosto de 1820). El
yecto de R ivadavia— aprobó una ley según la cual el gobierno de Buenos m o vim ie n to re p e rc u tió en el B rasil y el rey Juan VI d ecidió reg resar a
A ire s no firm a ría tra ta d o s de paz ni de c o m e rcio , si España no cesaba las Lisboa. Esta a c titu d hizo pensar en el abandono de la Banda O rie n ta l por
h o stilid a d e s en todos los países am ericanos y reconocía sus independencias. las fuerzas ocupantes, pero el m onarca portugués envió a Buenos A ire s a su
Los com isionados sólo pudieron negociar, el 4 de ju lio de 1823, una re p re se nta n te M a n uel de F igueiredo, a la vez que com unicó sus deseos de
convención, p re lim in a r al tra ta d o de paz d e fin itiv o . re u n ir un C ongreso en M o n tevid eo para re s o lv e r si la Banda O rie n ta l se
R atificada la convención, el g obierno de Rodríguez envió a F élix de incorporaba al B rasil o se declaraba independiente.
A lzaga para g e s tio n a r ante C hile, Perú y C olom bia la adhesión a lo tra ta d o
Juan VI regresó a su pa tria en a b ril de 1821 y poco después el general
con España. Las tra m ita c io n e s fracasaron e igual su e rte s u frie ro n los d e le ­ Lecor reunió el m encionado C ongreso, pero con elem e ntos que le eran
gados que m archaron a las p ro vin cia s argentinas.
ad icto s, y e ntonces los diputados proclam aron la anexión de la Banda
Poco después, el g obierno lib e ra l español cayó y Fernando VII — re ­
O rie n ta l al B rasil con el nom bre de P rovincia C isplatina.

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J L S p ro vin cia s del lito ra l a tra vé s del Tratado del C a u d rilá te ro y más tarde,
I para allanar d ific u lta d e s , envió al In te rio r una com isió n integrada por hom ­
bres de reconocido p re stig io .
La anexión de la Banda O rie n ta l al B rasil p re c ip itó los a co ntecim ientos,
pues esta v irtu a l amenaza de guerra obligaba a la unión e ntre todas las
p rovincias; por o tra p arte, era necesario d ic ta r una C o n s titu ció n , a fin de
o btener e¡ re c o n o c im ie n to de nuestra Independencia.
El 27 de fe b re ro de 1824, el g obierno de Buenos A ire s convocó o fic ia l­
m ente a to d o el país “ a fin de re u n ir lo más p ro nto p osible la representa ­
ción n a cio na l” .
Para la elección de diputados, Buenos Aires tomó como base la ley del sufra­
gio universal y eligió — al igual que las provincias— uno por cada ,15.000 habi­
tantes o fracción mayor de 7.500. De acuerdo con su población — 135.000 habi­
tantes— Buenos Aires designó 9 representantes.
Las p ro vin cia s e lig ie ro n a Buenos A ire s com o sede del C ongreso, con
excepción de San Luis, que lo hizo p o r Tucumán.

El p ríncipe don Pedro — h ijo y sucesor de Juan VI— encabezó en el A p e rtu ra del C o n g re s o . O b ra le g is la tiva
B rasil el p a rtid o p a trio ta y el 7 de s e tie m b re de 1822 proclam ó la Indepen­
dencia de ese te r rito rio y su separación absoluta de P ortugal; luego fue C onvocado por Rivadavia, el C ongreso in ic ió sus sesiones durante el
coronado con el títu lo de em perador. gobierno de Las Heras, el 16 de d icie m b re de 1824.
A n te el curso de los sucesos, Rivadavia planteó al Brasil la re s titu c ió n Enviaron re p rese ntantes d ie c is ie te pro vin cia s: Buenos A ire s ; cuatro
de la Banda O rie n ta l y en agosto de 1823 envió a Río de Janeiro a José del lito ra l (Entre Ríos, Santa Fe, C o rrie n te s y M isio n e s); tre s de Cuyo
V alentín Góm ez y Esteban de Luca. (M endoza, San Juan y San Luis); tre s del In te rio r (C órdoba, S antiago del
El em perador don Pedro I se negó a d e vo lve r el te r rito rio o rie n ta l. Estero y La R ioja); cuatro del n orte (Jujuy, Salta, Catam arca y Tucumán),
Desde ese m om ento, no quedaba o tra so lu ció n que la guerra. además de la Banda O rie n ta l y de Tarija.
El C ongreso, que co n stitu ía una nueva esperanza para organizar el país,
se a trib u yó la rep resentación de la soberanía nacional, com o tam bié n fa ­
EL G O B IE R N O D E L A S H E R A S
cultades le g is la tiv a s y c o n s titu ye n te s. Se incorporaron en su seno desta­
La Junta de R epresentantes de Buenos A ire s e lig ió gobernador de la cadas fig u ra s de la época; fu e p re sid e n te el diputado por Buenos A ire s ,
p rovin cia , el 2 de a b ril de 1824, al general Juan G re g o rio de Las H eras, en M a n u e l A n to n io C astro, y v ic e p re sid e n te F rancisco N a rciso de Laprida,
reem plazo de M a rtín Rodríguez, quien había c o n clu id o su mandato. re p re se nta n te por San Juan.
A m ig o de San M a rtín y de Bolívar, de va leroso desem peño en Cancha El C ongreso cu m p lió una im p o rta n te labor in s titu c io n a l, sancionó la
Rayada y Talcahuano, Las Heras se hizo cargo del g o bierno el día 9 de Ley F undam ental, las leyes de p re sid e n cia y ca p ita liza ció n y la C o n s titu c ió n
mayo. C o n firm ó el gabinete de su a ntecesor, pero Rivadavia no aceptó y de 1826. La asam blea se declaró d is u e lta el 18 de agosto de 1827.
entonces M anuel José García ocupó los m in is te rio s de G obierno, R elacio­
nes E xterio re s y H acienda. El general Francisco de la Cruz co n tin u ó al
La Le y Fu n d a m e n ta l
fre n te de la ca rte ra de Guerra.
R ivadavia se a le jó hacia Londres, com o s im p le p a rtic u la r, para fo m e n ­ T eniendo en cuenta un p royecto a n te rio r del diputado c o rre n tin o Fran­
ta r las relacion e s con Gran Bretaña. cisco A costa, el C ongreso sancionó — el 23 de enero de 1825— la denom i­
La obra de g o bierno más im p o rta n te realizada bajo la a d m in istra ció n nada Ley Fundam ental.
de LasHeras fu e la reunión del Congreso G eneral C o n stitu ye n te . El a rtíc u lo 1? destacaba la unión de todas las provin cia s y refirm aba
el ideal de independencia; el a rtícu lo 2? dejaba constancia que la denom i­
EL C O N G R E S O G E N E R A L C O N S T I T U Y E N T E nación del Estado sería ‘‘ P rovincias U nidas del Río de la Plata” , y en el
s ig u ie n te fig u ra b a que las p ro vin cia s debían re g irse po r sus propias Ins­
El fracaso del C ongreso fe d e ra tiv o de Córdoba d e m o stró la im p o rta n cia titu c io n e s .
de Buenos A ire s y persuadió a las p ro vin cia s que su p o rv e n ir y grandeza Los a rtíc u lo s 4? y 5? fija b a n las a trib u cio n e s propias del C ongreso,
dependían de la unión de todas en un so lo cuerpo de la Nación. p a rtic u la rm e n te en lo re la tiv o a la ‘‘ independencia, in te g rid a d , seguridad,
En su c a rá c te r de m in is tro , Rivadavia tra b a jó con empeño para re u n ir defensa y prosperidad n a ciona l” . El a rtícu lo 69 re solvía que la C o n stitu ció n
un C ongreso C o n s titu y e n te en Buenos A ire s . Con suma habilidad pactó con a sancionar por el C ongreso sería som etida a consideració n de las p ro vin ­
cias antes de ser prom ulgada; el a rtíc u lo 7? — co m p le m e n ta rio del ante-

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rio r— fu e s u p rim id o por cuanto co n tra ria ba lo d isp u esto en el 3?.
El a rtíc u lo 8? — que pasó a se r 7?— confiaba el Poder E jecutivo del
I „ ................
Rio de la Plata, fu n c io n a rio que sería e legido por la propia asam blea.
país, con ca rá cte r p ro v is io n a l, al g obierno de la p ro vin cia de Buenos A ire s EI 7 de fe b re ro , el C ongreso — con m ayoría u n ita ria — e lig ió p re side nte
y le señalaba sus a trib u c io n e s : las re la cio n e s e x te rio re s , la firm a de tra ta ­
dos con autoriza ció n del C ongreso y o b lig a to rie d a d de co m u n ica r sus reso­
t a B ernardino Rivadavia, por 35 vo to s con tra 3 dispersos.
A l día sig u ie n te , Rivadavia — que había llegado de Europa en octub re
luciones a los dem ás g obiernos.
¿el año a n te rio r— p re stó ju ra m e n to y to m ó posesión de su a lto cargo. En
Por su c a rá c te r fe d e ra l, la Ley Fundam ental de 1825 fu e bien recibida
un d iscu rso , m a n ife stó su decisió n de co n so lid a r la autoridad de las Pro­
y aceptada en to d o el te rrito rio . D ebido a la actuación externa, encargó el
vincias U nidas sobre bases nacionales.
Poder E jecutivo a un solo gobierno, pero respetó las autonom ías p ro vin ­
Designó m in is tro s a Julián Segundo A güero, de G obierno; C arlos de
cia le s sobre la base de la independencia y de la unidad nacional y o torgó al
A lvear, de G uerra y M arina; Fernández de la Cruz, en la ca rte ra de Rela­
C ongreso el c a rá c te r de c o n s titu y e n te .
ciones E xte rio re s, y S alvador M aría d e l C a rril, en la de Hacienda.
El nom bram iento de Rivadavia produjo d esfavorable im pre sión en todas
El tra ta d o co n In g la te rra las p ro vin cia s porque e llo sig n ifica b a el e s ta b le cim ie n to de un Poder Eje­
cu tivo "p a ra toda la N a ció n", violando lo d ispuesto por la Ley Fundam ental
El 2 de fe b re ro de 1825, el m in is tro de R elaciones E xte rio re s M anuel y antes de sancionar la C o n stitu ció n , único cuerpo de leyes que podía
José García y el cónsul W oodbine Parish firm a ro n un Tratado de am istad,
crear tan alta m a gistratura.
co m ercio y navegación e n tre las P rovincias U nidas del Río de la Plata y la
Gran Bretaña, p o r el cual la p rim e ra era reconocida com o N ación inde­
pendiente. La c a p ita liza c ió n d e B ue n o s A ire s
A tra vé s de quince a rtíc u lo s , el tra ta d o establecía la recíproca lib e rta d
Rivadavia envió un proyecto al C ongreso por el cual declaraba a la
de com ercio, la d ism in u ció n de los derechos de im p o rta ció n por ambas
ciudad de Buenos A ire s y parte de la campaña ca p ita l de todo e l Estado.
partes, el respeto a la lib e rta d de co n cie ncia para los s ú b d ito s ingleses
Con el re sto del te r rito rio de la p ro vin cia de Buenos A ire s — que tam bién
radicados en n u e stro país y la a b o lició n to ta l de la e scla vitu d .
pasaría a depender del g obierno ce n tra l— sería p o ste rio rm e n te creada una
El C ongreso y el general Las Heras — a cargo del Poder E je cu tivo de
provincia.
las P rovincias U nidas— ra tific a ro n el tra ta d o , que tam bién m e reció la apro­
Aprobado por la C o m isión de A su n to s C o n stitu cion a le s, el proyecto
bación del rey Jorge IV.
m otivó una larga d iscu sión en el seno del C ongreso.
F inalm ente, el 4 de marzo de 1826, el p royecto fu e c o n ve rtid o en ley,
P R E S ID E N C IA D E R I V A D A V IA por v e in tic in c o v o to s con tra catorce.
Los fe d e ra le s se opusieron a que Buenos A ire s fuera declarada capital
La Le y de P re s id e n c ia del Estado, en defensa del derecho de las provincias, de re g irse por sus
propias in s titu c io n e s . Com o rep resentan te de los hacendados de la cam ­
A l com enzar el año 1826, los sucesos p o lític o s están unidos e stre ch a ­ paña, el coronel Rosas envió al C ongreso un m em orial de protesta , con
m ente a la situ a ció n e x te rio r, es d e cir, a la guerra con el B rasil, que luego las firm a s de m ile s de personas.
estudiare m os. El c o n flic to se c o n v irtió en un problem a nacional, tal como
La ley de capitalización elim inaba del país a la provincia de Buenos Aires
lo habían so ste n id o desde tie m p o atrás los hom bres d irig e n te s de Buenos
y despojaba a sus autoridades — sin consultarlas— toda ju risdicció n territorial.
A ire s , quienes argum entaban que el peso de la lucha no debía s o p o rta rlo De tal manera, quedaba violada expresamente la Ley Fundamental.
una sola pro vin cia , sin o que correspondía a toda la Nación. Ya hem os dicho La aprobación del proyecto hizo surgir nuevamente una de las causas de la
que una de las causas por las cuales se reunió el C ongreso fue la unidad guerra civil que había azotado al país, es decir, el predom inio de Buenos Aires
del país fre n te al p e lig ro e x te rio r. — que se convertía en capital de nación unitaria— sobre las provincias.
La guerra con el B rasil y la necesidad de co n ce n tra r el poder, fa v o re ­
cie ron las asp ira cio n e s de los u n ita rio s , que apoyaban a Rivadavia.
G O B IE R N O D E R I V A D A V IA
El general Las Heras, gobernador de la p ro vin cia de Buenos A ire s ,
desem peñaba p ro v is io n a lm e n te el Poder E je cu tivo de las P rovincias U nidas En los m eses en que estuvo al fre n te del gobierno — fe b re ro de 1826
del Río de la Plata. En ju lio de 1825, el cita d o m ilita r había presentado su a ju n io de 1827— Rivadavia d e sa rro lló intensa actividad. Su labor puede
renuncia, considerando que le resu lta b a m uy d ifíc il la atención de ambos re su m irse :
cargos, pero el C ongreso — en esa época— no le aceptó la d im is ió n .
Declarada la guerra co n tra el B rasil y ante las d ifíc ile s circu n sta n cia s, 1) M e d id a s e c o n ó m ic o -fin a n c ie ra s
el C ongreso e stu d ió un p ro ye cto d estinado a cre a r un Poder E je cu tivo p e r­
a) Ley de e n flte u s is . Sabemos que en 1822, la provin cia de Buenos
m anente, de ca rá cte r nacional, separado del cargo de gobernador de Buenos
A ire s. A ire s c o n tra tó un e m p ré s tito en Londres y para garantizar el pago hipotecó
las tie rra s públicas bajo el sistem a de e n fite u s is .
A pesar de la o p o sició n de los d iputados fe d e ra le s, el p ro y e c to fu e
D urante la p residencia de Rivadavia se aprobó, el 20 de mayo de 1826,
aprobado el 6 de fe b re ro de 1826, y en esta fo rm a fu e creado un Poder
la llam ada Ley de E nfiteu sis. Las tie rra s públicas — que no podían se r ven-

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didas— fu eron entregadas por el gobierno a los p a rtic u la re s , en una especie
de arren dam ien to a largo plazo.
Com o la ley de e n flte u s is no determ inaba la exte n sió n de las tie rra s C O N S T IT U C IO N DE 182G
ni tam poco obligaba a que se poblaran, los más adinerados no tardaron en
acapararlas y fo rm a r la tifu n d io s . A e ste inco n ven ie n te debieron sum arse las
ínfim as tasaciones y la gran dem ora en el pago de las rentas. Las te n d e n c ia s u n ita ria y fe d era l
La e n flte u s is fu e re s is tid a por las p ro vin cia s y só lo se a p licó en Bue­ A pesar de todas las reso lu cio n e s tom adas, el C ongreso tenía que
nos A ire s . En el g obierno de D orrego la citada ley fu e m ejorada y más expedirse sobre la más im p o rta n te , el d icta do de la C o n stitu ció n , por cuan­
tarde Rosas para e v ita r los abusos— e x ig ió el e s tric to c u m p lim ie n to deto había proclam ado su ca rá cte r de “ c o n s titu y e n te ” .
las cláusulas. Ya nos hem os re fe rid o a las dos tendencias que predom inaban en el
C ongreso y que debían e n fre n ta rse nuevam ente con m o tivo de la sanción
b) C reación d e l Banco N acional. En enero de 1826 se sancionó la ley
que creaba el Banco Nacional de las P rovincias U nidas del Río de la Plata. de dicha C arta O rgánica.
Se in ic ió con un ca p ita l de diez m illo n e s de pesos y el organism o estaba Los u n ita rio s , que habían hecho fra ca sa r el C ongreso fe d e ra tiv o de
I fa cu lta d o para acuñar moneda y conceder préstam os. Córdoba, in s is tía n en organizar el país bajo un régim en centralizado.
El Banco Nacional s u b s is tió a tra v é s de los años en m edio de grandes Por su p arte, los federa les, insp ira dos en un tra d icio n a l o rdenam iento
d ific u lta d e s económ icas, hasta que en 1837 Rosas lo d is o lv ió , reem plazán­ p o lític o y so cia l, se opusieron a sancionar una C o n stitu ció n que — si bien
dolo por la Casa de Moneda. te ó rica m e n te p e rfe cta — no co n cilla ba los Intereses de to d o el país.
Con re sp e cto al gobierno a adoptarse, el siste m a re p re s e n ta tiv o y re ­
2 ) M e d id a s a d m in is tra tiv a s y e d u c a tiva s publicano no o fre cía problem as y era apoyado por todos los diputados, pero
había que fija r la fo rm a : u n ita ria o federal.
Para a g iliza r las lentas com unicaciones fu e creada la D ire c c ió n G eneral
de C orreos y en o tro orden de cosas p ro s ig u ió la obra de m e jo ra m ie n to
e d ilic io . A n á lis is de la C o n s titu c ió n
Por in ic ia tiv a de Rivadavia, el C ongreso tra tó la creación del Canal de Después de largas discusione s, la C o n stitu ció n fu e sancionada el 24
lo s A ndes, p roye cto que contem plaba la p o sib ilid a d de u n ir — a tra vé s de los de d ic ie m b re de 1826, con la aprobación de sete nta y dos diputados de
ríos— la región c o rd ille ra n a con el Paraná. todo el país. La co m isió n redactora había te n id o m uy en cuenta la C o n sti­
La cu ltu ra no fue descuidada. En el convento de Santo D om ingo se tu ció n del año 1819, la cual poseía — según dicha co m isió n — “ títu lo s res­
instalaron la b o ra to rio s de fís ic a y quím ica y un museo-, ta m bién llegaron al petables- que es ju s to re co n o ce r".
país p ro fe so re s u n iv e rs ita rio s contratados en el e xtra n je ro .
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556

i
La C o n stitu c ió n de 1826 se d ivid ía en diez secciones (la ú ltim a fijaba nrovincias netam ente fede rales. En consecuencia, el gobierno de Buenos
norm as para su "exam en y lib re a ce p ta ció n ” por la C apital y las p ro vin cia s! A ires quedó privado de un va lio so apoyo m ilita r para su lucha e x te rio r.
La S ección P rim era proclam aba la independencia de la Nación, dese-
chaba la fo rm a m onárquica y establecía el c a to lic is m o com o re lig ió n oficia l
L U C H A P O R L A H E G E M O N IA EN EL P L A T A . G U E R R A C O N EL B R A S IL
La S ección Segunda se ocupaba de la ciudadanía.
La S ección Tercera disponía: “ La N ación A rg e n tin a adopta para su q 0
bierno la form a re p re se n ta tiva , republicana, consolidada en la unidad dp Expedición de los treinta y tres orientales
ré g im e n ."
Sabemos que en ab ril de 1821, la Banda O rie n ta l proclam ó su incorp o­
La Sección C uarta organizaba el Poder L e g isla tivo en dos cám aras: una
ración al Im perio del B rasil con el nom bre de P rovincia C isp la tin a . La ane-
de R e presentantes (D iputados) y o tra de Senadores; los p rim e ro s serían
x ¡¿n — declarada por un C ongreso— no respondía a los deseos del pueblo
ele gido s po r su fra g io d ire c to y perm anecerían cu a tro años en sus funciones
orie n ta l, tan enem igo de su s o m e tim ie n to al B rasil, com o de aceptar in co r­
renovándose por m ita d e s cada bieno. Los senadores — dos por p ro vin cia —!
serían designados p o r ju n ta s e le c to ra le s , ocuparían el cargo p o r nueve porarse a las P rovincias Unidas.
V arios o rie n ta le s se trasladaron a Buenos A ire s y d e cidieron recon­
años y se renovarían por te rc io s cada tre s años.
q u ista r la lib e rta d perdida. Los p a trio ta s em igrados, Juan A n to n io Lavalleja
La S ección Q uinta confiaba el Poder E jecutivo a una sola persona con
y M anuel O rib e , lograron re u n ir arm as y p ertre cho s con el p ro p ó sito de
el títu lo de P residente de la N a c ió n ; sería e le g id o en fo rm a in d ire cta , de
em prender una expedición lib e rta d o ra .1
igual manera que los senadores. A m bas cám aras realizarían el e sc ru tin io
En núm ero de tre in ta y tre s hom bres y bajo las órdenes de Lavalleja
El p rim e r m agistrado — con fu n cio n e s análogas al a ctu a l— perm anecería
p a rtie ro n del actual San Isidro y desem barcaron en la costa uruguaya, en la
cinco años en el cargo e in te g ra ría su C onsejo de G obierno, con cinco
m in is tro s s e cre ta rio s . playa de la A graciada, el 19 de a b ril de 1825.
Los llam ados tre in ta y tre s o rie n ta le s — once eran a rg entinos— ' co n si­
La S ección S exta organizaba el Poder Ju d icia l en una A lta C o rte de
guieron e ngrosar sus fila s con im p o rta n te s co n tin g e n te s, e n tre e llo s el
J u s ticia — co n s titu id a p o r nueve ju e ce s y dos fis c a le s — , trib u n a le s supe­
rio re s y juzgados. general uruguayo F ructuoso Rivera y sus tropas, hasta ese entonces a las
órdenes del g o bierno brasileño.'
La Sección S éptim a disponía que el e je c u tiv o de las p ro vin cia s sería A u x ilia d o s con fuerzas e n tre rria n a s,2 los lib e rta d o re s vencieron a los
e je rc id o por los gobernadores, pero ele g id o s por el p re sid e n te de la Nación im p e ria le s en el R incón de las G allinas y luego sitia ro n la plaza de M on­
con acuerdo del Senado; perm anecerían tre s años en sus fu n cio n e s.
te vid e o .
“ El C ongreso había dado fin a su te ó ric a tarea c o n s titu y e n te — escribe M ie n tra s la re b e lió n se extendía por el te rrito rio , Lavalleja reunió un
el h is to ria d o r R avignani— m ediante una obra llena de sabias disp o sicio n e s, Congreso en el pueblo de La F lorida, el cual lo nom bró gobernador y
pero que contenía una fa lla c a p ita l: el siste m a u n ita rio de g o bierno repu­ proclam ó — el 25 de agosto de 1825— la unidad de la Banda O rie n ta l con
blicano, en con tra de la o p in ió n de los p u e b lo s.”
las demás p ro vin cia s argentinas, “ a que sie m pre p e rte n e ció por los vín cu ­
los más sagrados que el mundo cono ce” . D iputado ante el C ongreso de
Su re c h a zo p o r las p ro v in c ia s Buenos A ire s fue designado Javier G om ensoro.
Las acciones m ilita re s pro sig u ie ro n y el 12 de o ctu b re Lavalleja venció
Después de sancionada la C o n s titu c ió n , era necesario que su te x to
a los b ra sile ñ o s en la im p o rta n te b atalla de Sarandi.
fuera aprobado por las p ro vin cia s. No tu v ie ro n é x ito los co m isionados que
m archaron hacia Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, pues los re sp e ctivo s Poco después, el C ongreso reunido en Buenos A ire s aceptó la re in c o r­
ca u d illo s se opusieron a aceptar esos pliegos. poración de la Banda O rie n ta l a las P rovincias U nidas; el m in is tro García
En el noroeste del te rrito rio , la s itu a ció n a d q u irió m ayor gravedad. com unicó esa re so lu ció n al gobierno brasileño y le hizo presente que serían
Rivadavia había enviado a la p ro vin cia de Tucumán al coronel Lam adrid desalojadas las fuerzas invasoras.
— de marcada tendencia u n ita ria — para que organizara un c o n tin g e n te , con Com o respuesta, el Brasil declaró la guerra a las P rovincias U nidas el
el fin de re fo rza r el e jé rc ito que en esas épocas luchaba co n tra el B rasil. 10 de d ic ie m b re de 1825 y a los pocos días naves de aquella nación b lo ­
Bajo su responsabilidad, el cita d o m ilita r depuso a las autoridades y se quearon el Río de la Plata.
apoderó de la p ro vin cia . No ta rd ó en u n irse con los gobernadores de Salta
y Catam arca. A c c io n e s te rre s tre s
El p ro ce d im ie n to de Lamadrid provocó indignación en las dem ás p ro ­
vin cia s, cuyas autoridades h icie ro n recaer toda la responsabilidad en Ri­ En enero de 1826, el gobierno a rg entino declaró la guerra al Brasil y
vadavia. reunió un e jé rc ito , a las órdenes de M a rtín Rodríguez, cerca de C o n c e p c ió n
El c a u d illo rio ja n o Juan Facundo Q uiroga, cuya p ro vin cia no había
reconocido al g o bierno de Buenos A ire s , avanzó co n tra Lamadrid y lo venció
1 Lavalleja fue ayudado por m iem bros del partido federal de Buenos Aires, entre ellos. Dorre*
en la batalla del Tala (o ctu b re de 1826). Poco después ocupó la p ro vin cia go, Rosas, los hermanos Anchorena, etc.
de Tucumán y nom b ró gobernadores a dictos en Catam arca, San Juan y 2 Debido a la situación creada, el gobernador Las Heras esta b le ció en la provincia de Entre
Mendoza; de tal manera, fo rm ó — ju n to con La Rloja— una alianza de cinco Ríos un E jército de Observación.

558 559
Í El combate naval de Los Pozos, donde la, escuadra argentina rechazó una poderosa flota bra­
sileña. (O leo de Antonio Sometiera, en el Museo Histórico Nacional.)

En marzo de 1826, Brow n in te n tó sin é x ito apoderarse de la C olonia y


el 11 de ju n io , encontrándose la escuadra argentina en el fondeadero de
Los Pozos — fre n te al actual Puerto Nuevo— fu e atacada por una poderosa
flo ta enem iga, pero ante la enérgica defensa, las naves agresoras debieron
replegarse.
El com bate de m ayor im porta ncia se lib ró el 9 de fe b re ro de 1827, en
las p ro xim id a d e s de la isla Juncal, donde la escuadra argentina in flig ió una
grave d e rro ta a una flo tilla enem iga.

'••V'° S alad o / ^ B A H I A DE M is ió n d e M a n u e l Jo s é G a rc ía
A pesar de los triu n fo s m ilita re s obte nid os por nuestras arm as en la
SAM B O R O M BO N
guerra co n tra el B rasil, la c rític a situ a ció n p o lític a inte rna del país hacía
p e lig ra r la a u toridad del g obierno nacional. Las provin cia s habían rechazado
del Uruguay (p ro vin cia de Entre Ríos). Estos e fe c tiv o s cruzaron el río
la C o n s titu c ió n u n ita ria y los ca u d illo s no aceptaban las d ire c tiv a s del
U ruguay y acam paron en las pro xim id a d e s del arroyo San José, donde
p re sid e n te y se negaban a e nviar tro p a s para re fo rza r los e jé rc ito s en lucha.
perm anecieron in a ctivo s, debido a la fa lta de d e cisió n m ilita r de Rodríguez,
Poco después de la batalla de Ituzaingó, R ivadavia — debido a la s itu a ­
quien no tardó en se r reem plazado por el general C arlos de A lve a r. Este
ción interna e x is te n te — d ispuso firm a r la paz con el B rasil con la m ediación
concentró el e jé rc ito — llam ado ahora R epublicano— en el cam pam ento de
A rro yo Grande. de lord Ponsonby, m in is tro inglés ante el gobierno im p e ria l.
Fue designado com isionado a rg e n tin o el vete rano d ip lo m á tico M anuel
A fin e s de d ic ie m b re de 1826, el general A lv e a r em prendió una o fe n ­
siva hacia el n o rte y ocupó Bagé, m ie n tra s otra s colum nas de sus tropas José García, quien m archó a Río de Janeiro con am plias fa cultades para
vencían a los b ra sile ñ o s en los com bates de Bacacay y Ombú. ob te n e r el cese de la lucha.
El em perador había declarado que no cesaría la lucha hasta que la
La batalla más im p o rta n te de la guerra se lib ró el 20 de fe b re ro de
Provincia C is p la tin a pasara a depender nuevam ente del B rasil. Esta a ctitu d
1827 en las pro xim id a d e s del arroyo Ituzaingó, donde los repu b lica n o s se
irre d u c tib le , sumada a la c rític a situ a ció n e x is te n te en las P rovincias Unidas,
im p usieron a un enem igo m e jo r equipado. Poco después, los brasileños
v o lv ie ro n a caer d e rrotados en Camacuá y Yerbal. m o tivaron que García firm a ra — el 24 de mayo de 1827— una desventajosa
C onvención P re lim in a r de Paz.
D ebido a la fa lta de refu e rzo s, el general A lv e a r no pudo aprovechar
los triu n fo s y debió re tro ce d e r. De acuerdo con el tra ta d o , nuestro país renunciaba a sus derechos
sobre la Banda O rie ntal — que se incorporaba al im perio — y debía re tira r
sus tro p a s de la vecina o rilla ; además, la isla argentina de M a rtín García
A c c io n e s n a va le s sería desarm ada y los b rasileñ os indem nizados por la acción de los c o r­
sarios. “ En verdad — escrib e el h is to ria d o r Levene— este acto era un sar­
La flo ta brasileña bloqueó el Río de la Plata y ante la s itu a ció n creada,
casmo. El país había triu n fa d o en las campañas de m ar y tie rra y term inaba
el g obierno arge n tin o im p ro visó una escuadra — con naves m ercantes y
la guerra e n tregándole to d o al v e n cid o ."
m arinos bisoños— cuyo mando suprem o c o n fió al a lm ira n te G u ille rm o
B row n, a quien secundaron los capitanes Azopardo, Espora y Rosales.

560
R EN U NC IA DE R IV A D A V IA aobierno de la p ro vin cia de Buenos A ire s asum iría la d ire c c ió n de la guerra
v de las re la cio n e s e x te rio re s .
Cuando lle garon a Buenos A ire s las n o ticia s sobre el convenio firm a d o “ En un so lo acto — d ice Ravignani— E jecutivo y C ongreso Nacional
por García, el pueblo m a n ife stó su indignación y el C ongreso se dispuso desaparecieron para pasar la gestión de los in tereses generales al gober­
a rechazar lo pactado. nador de la p ro v in c ia de Buenos A ire s , restaurada en sus in s titu c io n e s .”
El episo dio atizó el de sco n te n to p o lític o y entonces Rivadavia presentó
su renuncia ^1 27 de ju n io de 1827. En el docum ento a firm ó que: “ cercado
sin cesar de o b stáculos y de c o n tra d iccio n e s de to d o género, he dado a
la p a tria días de g lo ria que sabrá e lla re co rd a r con o rg u llo ".
En una proclam a d irig id a a todo el país, repudió el tra ta d o de paz
firm a d o con el B rasil y agregó que la renuncia a su a lto cargo era el m ayor
s a c rific io que podía hacer en bien de la Nación.
El 30 de ju n io , el C ongreso — que había creado la p re sid e n cia u n ita ria —
Guía de repaso
aceptó la renuncia por 48 v o to s co n tra d o s.1

D IS O L U C I O N D E L R E G IM E N N A C IO N A L
El federalismo Sus orígenes: corrientes pobladoras y sentim iento localista.
argentino. El predom inio de Buenos Aires: económ ico y político. El
V ic e n te L ó p e z, p re s id e n te p ro v is io n a l estallido federal: la democracia y la federación. Los cau­
dillos.
La caída de R ivadavia s ig n ific a b a una d e rro ta para el p a rtid o u n ita rio
y el fracaso de su régim en p re sid e n cia l. Dos graves problem as amena­ La crisis del año 20. Los caudillos del lito ra l: Estanislao López y Francisco Ra­
zaban al país: la s itu a ció n in te rn a y el p e lig ro e x te rio r de la guerra contra mírez. Los combates de arroyo Cevallos y Saucecito. Via-
el B rasil. En esas c irc u n sta n cia s, era necesario un g obierno de c o n cilia ció n monte y la invasión a Santa Fe. El arm isticio de San Lo­
que arm onizara con los in te re s e s generales. renzo. D irectorio de Rondeau. La sublevación de Arequito:
El C ongreso reconoció su fa lta de apoyo p opular y el 3 de ju lio aprobó Juan Bautista Bustos.
una ley según la cual debía designarse un p re sid e n te p ro visio n a l que go­
bernaría la R epública hasta la reunión de una C onvención N acional, in te g ra ­ La batalla de Cepeda. Cesan las autoridades nacionales. La Junta de Represen­
da con un rep re se nta n te por cada p ro vin cia . A l in sta la rse esta ú ltim a asam­ tantes: Sarratea gobernador. El tratado del Pilar: el sistema
blea — cuya fin a lid a d sería e le g ir p re sid e n te perm anente y aceptar o rechazar federal de gobierno. Oposición a Sarratea. Elección de
la C o n s titu c ió n — el C ongreso quedaría d is u e lto . Ildefonso Ramos Meiia.
En o tro de sus a rtíc u lo s , la citada le y restablecía las a utoridades de El día de los tres gobernadores: la crisis política. Gobierno
la p rovincia de Buenos A ire s . de Soler: derrota de Cañada de la Cruz. Dorrego y los cau­
El 5 de ju lio de 1827, el C ongreso e lig ió p re s id e n te p ro visio n a l al dillos del litoral. Elección de Martín Rodríguez: sublevación
de los federales. Rosas y Los Colorados del Monte. El tra­
d o cto r V ice nte López y Planes, a quien R ivadavia e n tre g ó el mando dos días
tado de Benegas: el futuro congreso en Córdoba.
después.
En c u m p lim ie n to de la ley del 3 de ju lio , López re in s ta ló la Junta de
R epresentantes de la p ro vin cia de Buenos A ire s , la cual designó — el 12 Las luchas entre los Derrota de Artigas: su asilo en el Paraguay. La República
caudillos. de Entre Ríos: sus propósitos. Ramírez y los combates de
de agosto— gobernador de dicha p ro vin cia al coronel M a n u e l D orrego.
Coronda y Cruz Alta. Muerte del caudillo entrerriano. Desa­
parición de José M iguel Carrera.
La R e p ú b lic a sin g o b ie rn o n acional
Las Constituciones Santa Fe: el Estatuto Provisorio. Bernardo Aráoz y la Repú­
A n te el curso de los sucesos, López p re se n tó su renuncia al C ongreso. provinciales. blica de Tucumán. Santiago del Estero: el Reglamento Pro­
Este organism o, por ley del 18 de agosto, aceptó la d im is ió n del p re sid e n te vincial. Catamarca y la prim era Constitución provincial. Cór­
p ro visio n a l y a la vez se declaró d is u e lto . Por un a rtíc u lo de dicha ley, el doba: el caudillo Bustos y el Reglamento Provisorio. Entre
Rios: Lucio Mansilla y el Estatuto Provisorio Constitucional.
Corrientes: el Reglamento Provisorio y la Constitución Po­
lítica. San Juan: María del C arril y la Carta de Mayo. Salta:
1 Rivadavia continuó interinam ente en el mando hasta la designación de Vicente López, su
Facundo Zuvíría y la prim era Constitución.
sucesor. Después de esto se a le jó para siem pre de la vida p o lítica .
En 1820, Rivadavia marchó a París y en abril de 1834 regresó a Buenos Aires, pero debió
reembarcarse de inm ediato rumbo a la Banda O riental y más tarde pasó a Río de Janeiro. Residió
unos años en te rrito rio brasileño hasta que se d irig ió a Cádiz, la últim a y d e lin itiv a etapa de su
expatriación. A llí fa lle c ió el 2 de setiem bre de 1845.

562 563
tantes. Ley del olvido. Tratado del Cuadrilátero. El Archivo
General de la Nación. Combates de Los Pozos y de Juncal. La misión de Manuel
José García y la Convención Prelim inar de Paz.
Reformas económ icas y financieras: el Banco de Descuen­
tos. La Bolsa M ercantil. La Caja de Ahorros. El sistema de
enfiteusis. Renuncia de Rivadavia. El presidente provisional. Manuel Dorrego gobernador de
Reformas m ilitares: form ación de nuevos cuerpos. Vigilan­ la provincia de Buenos Aires.
cia de las fronteras.
Reformas eclesiásticas: abolición del fuero y supresión del
diezmo. Ordenes suprim idas. El Colegio Nacional de Es­
tudios Eclesiásticos. El motín de Gregorio Tagle.
Reformas educativas, culturales y sociales: fundación de
la Universidad de Buenos Aires: los departamentos cientí­
ficos. El Colegio de Ciencias Morales. La enseñanza p ri­
maría: sistema de Lancaster. Educación de la m ujer: la Cuestionario
Sociedad de Beneficencia.
Otras creaciones culturales: la Sociedad Literaria. La Aca­
demia de Jurisprudencia teórico-práctica. La Academia de 1. ¿ C u á le s fu ero n los o ríg e n es d el fe d e ra lism o a rg en tin o ? 2. ¿Q ué
Medicina.
fa cto re s econ óm icos y p o lítico s ju s tific a n e l p red o m in io de B u e ­
nos A ire s? 3. ¿ Q u é sa b e con resp e cto a los ca u d illo s y sus a sp ira -
El Tratado La paz entre las provincias signatarias y la libre navegación
del Cuadrilátero. de los ríos. A ctitud frente al Congreso en Córdoba. racio n es? 4. ¿ Q u é a ctitu d asu m ieron L ó p e z y R a m íre z fre n te a l
g o b ie rn o de B u en o s A ir e s ? 5. ¿ P o r qué se firm ó el a rm istic io de
El Congreso a reunirse El caudillo Bustos y el predom inio de Buenos Aires. La S an L o ren zo ? 6. ¿Q u ién es fu ero n los c a b e c illa s de la su b lev a c ió n
en Córdoba. tendencia federalista del Congreso. Rivadavia y el regreso d e A r e q u ito ? 7. ¿Q u é d isp u siero n los c a u d illo s d esp u és d e su
de los diputados de Buenos Aires. v ic to r ia en C ep e d a? 8. ¿C ó m o fu e e leg id o g o b e rn a d o r S a rra te a ?
9. ¿ Q u é sa b e con resp e cto a l tra ta d o d el P ila r? 10. ¿ Q u é in c id e n ­
Las relaciones Los com isionados regios: tentativas del gobierno español tes p o lítico s se p ro d u je ro n d u ra n te el g o b ie rn o de S a r ra te a ? 11.
internacionales. por negociar con los países hispanoamericanos. La Con­
¿ A q u é se llam ó el día de los tres go b e rn ad o res? 12. ¿Q u ién es
vención del mes de ju lio de 1823.
La doctrina de Monroe ante la amenaza de intervención lu ch a ro n en C a ñ a d a de la C ru z? 13. ¿C o n q u é a p oyo contó M a r ­
de la Santa Alianza en América. A ctitud de Jorge Canning. tín R o d ríg u e z p a ra ser eleg id o g o b e rn ad o r? 14. ¿ Q u é dispuso el
Relaciones con el Brasil: eí representante Manuel de Fi- tra ta d o de B en e g a s? 15. ¿C ó m o se p ro d u jo la d e rro ta d e fin itiv a
gueiredo. Anexión de la Banda O riental al Brasil.
de A r tig a s ? 16. ¿En q u é fo rm a d esa p a recie ro n R a m íre z y C a r r e ­
ra? 17. E x p liq u e cóm o su rg iero n las p rim era s le y e s o rg á n ica s en
El Congreso General La convocatoria. La apertura. La Ley Fundamental: sintesis
Constituyente. de su contenido.
n u e stra s p ro v in c ia s. 18. ¿Q u ién es fu ero n los co lab o rad o res d el
go b e rn ad o r M a rtín R o d ríg u e z? 19. ¿Q u é sab e con resp e cto a las
La ley de Presidencia. Rivadavia y el Poder Ejecutivo Permanente. refo rm a s p o lític a s y a d m in istra tiv a s? 20. ¿ Y a las econ óm icas y
La capitalización de Buenos Aires: oposición de los fede­ fin a n cie ra s? 21. ¿ C u á le s fu ero n la s m ed id as de c a r á c te r e c le siá s­
rales. tico? 22. ¿Q u é a d elan to s se p ro d u je ro n en m a te ria ed u c a tiv a ,
c u ltu ra l y social? 23. ¿ Q u é d ispuso el tra ta d o d el C u a d rilá te ro ?
Gobierno de Rivadavia. La ley de enfiteusis: sus inconvenientes. Creación del Banco 24. ¿ P o r q u é fra c a só el C o n greso a reu n irse en C ó rd o b a ? 25. ¿Q ué
Nacional. Disposiciones de carácter cultural. n ego cia ro n en B u en o s A ir e s los com ision ad os regio s? 26. ¿ A qué
d eb e su o rig e n la d o ctrin a de M onroe? 27. ¿Q u é a c titu d asum ió
Constitución de 1826. Las tendencias en el Congreso: unitarios y federales. Aná­ el B r a s ’ l con resp ecto a la B an d a O rie n ta l? 28. ¿ C u á l fu e la m ás
lisis de la Constitución: organización de los Poderes Eje­ im p o rta n te ob ra de g o b ie rn o b a jo la a d m in istra ció n de L a s H eras?
cutivo, Legislativo y Judicial. Rechazo de la Constitución
por las provincias: actitud de Facundo Quiroga. 29. ¿Q u é la b o r in s t:tu c ic n a l c u m p lió e l C o n greso ? 30. ¿Q u é d isp u ­
so la L e y F u n d a m e n ta l? 31. ¿ P o r qué fu e cread o un P o d e r E je ­
Guerra con el Brasil. Expedición de los treinta y tres orientales. Lavalleja y Oribe. c u tiv o N acio n al? 32. ¿ C u á le s fu ero n las co n secu en cia s de la L e y
Batalla de Sarandi. de c a p ita liz a ció n de B u en o s' A ir e s ? 33. ¿C ó m o p u ed e resu m irse
Acciones terrestres: Carlos de Alvear. Combates de Ba- la la b o r de go b ie rn o de R iv a d a v ia ? 34. ¿Q ué te n d en c ia s p o lítica s
cacay y Ombú. Batalla de Ituzaingó. Otras victorias.
Acciones navales: Brown, Azopardo, Espora y Rosales. p red o m in ab a n en el C o n greso? 35. E x p liq u e las p rin c ip a le s d is-
I po sicion es d e la C o n stitu ció n de 1826. 36. ¿ P o r q u é fu e rech aza d a

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1
por las p ro v in c ia s? 37. ¿ A qu é se llam ó la ex p e d ició n d e los tr e in ­ aran el Estado. Estas divisiones no caracteres violentos cuando las cam ­
ta y tre s o rien tale s? 38. ¿ C u á le s fu e ro n las p rin c ip a le s accion es ¿odian ser otras en nuestro país que pañas vieron perjudicadas sus indus­
te rre stre s de la g u e rra c o n tra e l B ra sil? 39. ¿ Y la s accion es n a ­ fgg ciudades-provincias, por su espí­ trias con la paralización del com er­
ritu localista y su aislam iento geo­ cio con el A lto Perú, efecto de la
v a le s? 40. ¿ Q u é sab e con resp ecto a la m isión d e M a n u el José g r á f i c o ; y e s t a s m is m a s r a z o n e s gu erra, y con las incursiones de los
G a rc ía ? 41. ¿ P o r q u é d eb ió re n u n c ia r R iv a d a v ia ? 42. ¿Q u ién le fjupidieron la incorporación de ciu ­ indios que aprovecharon el descuido
su ced ió com o p resid e n te p ro v isio n a l? 43. ¿En q u é fo rm a cesaron dades en organism os m ás vastos y gubernativo. A sí surgió en el litoral
el E je c u tiv o y el C o n greso N acio n al? com prensivos. la chispa de la revu elta arm ada, al
L a form a en que se realizaron la m ism o tiem po que las provincias del
conquista y la colonización creó tres norte p r o p o n ía n una organización
grupos diversos por sus caracteres institucional que contrastara al cen ­
sociales y sus aspiraciones económ i­ tralism o. A m bas actitudes, aunque
Actividades Prácticas cas, establecidos en regiones de con­ por m otivos diversos, se oponían a
figu ración geográfica distinta, inde­ la opresión porteña, y adoptaron en ­
pendientes e n t r e s í d e n t r o de la tonces el calificativ o que denotaba
• A n a liz a r e in te r p r e ta r el proceso d e l s u rg im ie n to d e l fe d e ra lis m o am plísim a dirección lim eña. Unidos la preferencia por una fórm ula polí­
a rg e n tin o . lu ego estos tres grupos de ciudades tica que im pidiera ese excesivo p re­
• D e fin ir los té rm in o s u n ita rio y fe d e ra l e id e n tific a r sus d ife re n c ia s por la creación del V irrein a to del dominio. L anzada la idea, su em puje
r í o de la P lata, lo cual dio preem i­ resultó incontrastable. S e form aron
ideológicas. n encia a uno de ellos con detrim ento las provincias, y en la m ism a capi­
• E x p lic a r las causas y las consecuencias de la b a ta lla de Cepeda de los demás, se m anifestaron inm e­ ta l la r e c o g i e r o n y adoptaron los
(1 8 2 0 ). diatam ente antagonism os regionales grupos enem igos del liberalism o y
que habían p e r m a n e c id o latentes los interesados en el progreso de la
• C o m p a ra r los tra ta d o s d e l P ila r, de Benegas y d e l C u a d rilá te ro . I n ­
h asta entonces. B uenos A ires había industria g a n a d e r a . Cuando éstos
d ic a r si tie n e n disposiciones com unes e n tre sí. conseguido la suprem acía política y triunfaron en B uenos A ires, el fed e­
• R e s u m ir las re fo rm a s o rg á n ica s lle va d a s a cabo d u ra n te e l g o b ie rn o la lib erta d com ercial, perjudicando ralism o quedó sólidam ente cim enta­
de M a r tín R odríguez. con ello a las incipientes industrias do en toda la República. L a fórm ula
• C o m p a ra r la L e y F u n d a m e n ta l de 1825 con la C o n s titu c ió n de del interior que v iv ía n del protec­ político-económ ica establecida de es­
cionismo, y a los puertos del litoral ta m anera, si bien no dio satisfacción
1826. que perd ieron sus fran qu icias y su a todos los intereses ni colmó todas
tráfico. L a c pital, orgullosa de su las aspiraciones, constituyó un com ­
n u evo destino, aspiraba al predom i­ promiso transitorio que no im pidió
nio político y a convertirse en puer­ la continuación del principal m otivo
to ún ico del c o m e r c io i n t e r n o y del predom inio bonaerense: el p u er­
ex terio r. E lla sola realizó la revo lu ­ to único.
ción de 1810 im plantando un cen tra­
Lectura lism o que ningún título autorizaba,
y las dem ás ciudades resistieron ese
Z o rra q u ín Becú, Ricardo.

afán inm oderado de dom inación que E l f e d e r a l is m o a r g e n t in o .


im ponía gobiernos y rum bos p o líti­ Buenos A ires, 1958.
L as causas del federalism o cos. E sta acción opresora se m ani­
festab a sobre todo con las nuevas
fórm u las lib erales que los gobiernos
porteños pretendían exten d er a todo • ¿Las c iu d a d e s coloniales fu e ro n
¿Cuáles son las verd ad eras causas vo am biente colonial por las distan ­
el territo rio sin tener en cuenta la antecedentes del federalism o en
del federalism o? E l problem a puede cias y la hostilidad del escenario—
oposición de las ciudades del norte nuestro país?
plantearse así: ¿por qu é razones las les im piden constituir grupos afines
— aristocráticas y católicas— ni la • ¿Por qué Buenos A ire s aspiraba al
catorce ciudades que com ponían la anim ados de idénticos sentim ientos
resistencia de las otras provincias y pre d o m in io político?
república adoptaron la form a fed e­ o intereses, dando origen a un lo ca ­
del grupo conservador porteño. L a • ¿En qué d istin ta s fo rm as las p ro ­
ral para constituirse? Es necesario lism o m un icipal que no ex c lu y e una
oposición al centralism o y a l lib e ­ vincias se opusieron a la opresión
tom ar como punto de partida la organización cen tralista como la del
ralism o de B uenos A ire s adquirió porteña?
existencia de las ciudades, porque virreinato. L a existen cia de las c iu ­
son los núcleos que dan origen a las dades p erm ite conocer el origen de
provincias, y porque las zonas r u ­ la división ad m in istrativa del país,
rales adyacentes dependían de ellas y a esbozada en la época colonial.
como lo accesorio de lo principal. Su Todo sistem a de gobierno, en efecto,
aislam iento relativ o y el espíritu requ iere a d m i n i s t r a c i o n e s locales
p a r t i c u l a r i s t a de las poblaciones para regir cada una de las com uni­
— hereditario y acentuado en el n u e­ dades políticas m enores que inte-

566 567
EL P R E D O M IN IO F E D E R A L

En el lapso com prendido e n tre 1824 y 1827 había fracasado el ensayo


u n ita rio conocido com o ré gim en nacional.
Cuando el 12 de agosto de 1827 el coronel M a nue l D orrego fu e elegido
gobernador de la provin cia de Buenos A ire s , a cargo de las relacion es e x te ­
rio re s, el país re to rn ó al sistem a p o lític o fe d e ra l, sem ejante al que im peró
entre los años 1820 y 1824, con la d ife re n cia de que este segundo período
encontraba a la R epública en situ a ció n aún más desventajosa.
Los d irig e n te s u n ita rio s habían actuado con m arcado p o rte ñism o, y los
gobiernos del in te rio r — en lugar de organizar sus in s titu c io n e s — se prepa­
raban a la lucha fra tric id a con ta l de no ceder en sus resp e ctiva s autonom ías.
La vida p o lític a de la época o riginaba tensiones y riva lid a d e s e n tre el
grupo d irig e n te lib e ra l de Buenos A ire s — los u n ita rio s — y los caud illo s
provincianos d e fe n so res de su propia lib e rta d e intereses. En resum en, se
iniciaba una nueva época de luchas e ntre ambas facciones y por esta causa
— escrib e Ravignani— “ el país seguirá en estado de in c o n s titu c ió n hasta
1853, con el p re d o m in io e fe c tiv o dei fe d e ra lis m o ” .

G O B IE R N O D E D O R R E G O

El gobernador D orego, cabeza v is ib le del p a rtid o fe d e ra l, sostenía la


necesidad de e m p render una p o lític a de c o n cilia ció n que arm onizara los
in te re se s de toda la República.

Dorrego no sólo era valiente m ilitar — habla luchado en las campañas de la


independencia— , sino también destacada figura política. Se opuso desde un prin­
cipio a las ¡deas m onárquicas y centralistas de los miembros del partido direc-

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D ebido a las am bicione s personales del c a u d illo B ustos, la C onvención
Nacional dem oró bastante en re u n irse . F inalm ente, la asam blea se in sta ló el
31 de ju lio de 1828 y, aunque no a s istie ro n todas las pro vin cia s, se titu ló
pepre se n ta ció n N acional de las P rovincias Unidas.
Su re so lu ció n más im p o rta n te fu e aprobar la paz con el B rasil, auspi­
ciada por D orrego. Después de producido el m o vim ie n to re vo lu cio n a rio del
1 ? de d icie m b re de 1828 (que luego estu dia re m os) la C onvención negó auto­
ridad al g o bierno u n ita rio de Lavalle y d ecla ró "q u e los ca b e cilla s deberán
responder de sus a ctos a la N ació n ". Los a co n te cim ie n to s p o lític o s d e riva ­
dos del ú ltim o e p iso d io im p id ie ro n a la C onvención de Santa Fe organizar
e| país. La asam blea se d is o lv ió en agosto de 1829.

Paz co n el B ra sil
El gobernador D orrego, que estaba a cargo de las relacione s e xte rio re s,
decidió c o n tin u a r la lucha co ntra el im p e rio . A ce p tó la renuncia de A lve a r
al cargo de com andante en je fe del e jé rc ito y co m e tió el e rro r de reem pla­
zarlo por Lavalleja, quien carecía de capacidad para el mando y además era
p a rtid a rio de segregar la Banda O rie n ta l.
La guerra se redujo p rin cip a lm e n te a operaciones m a rítim as de nuestros
torial y bregó por el respeto de las autonomías provinciales, particularm ente cuando
corsarios y a una campaña te rre s tre contra las M isio n e s o rie n ta le s sobre
el disuelto Congreso de 1824 discutió la Constitución unitaria.
Destacada figura del federalism o argentino — no sólo político, sino también el Uruguay — ocupadas por los portug ueses— realizada con é x ito por Fruc­
social y económ ico— utilizó la plum a en defensa de sus ideales y fustigó al go­ tuoso Rivera.
bierno unitario a través de “ El Argentino” y más tarde de “ El T ribu no” . Por su parte, Lavalleja — enem istado con Rivera y a espaldas de D o rre ­
Tolerante, culto, respetuoso del adversario político — a pesar de las persecu­ go— había in icia d o por su cuenta negociaciones para firm a r la paz con el
ciones que sufrió como opositor— e inclinado siem pre al perdón, Dorrego ha sido Brasil sobre la base de la independencia de la Banda O rie n ta l.
calificado con justicia “ El dem ócrata federal” . A unque D orrego pre te n d ió c o n tin u a r con la guerra y tra tó de sublevar
a los m e rcenarios alem anes que luchaban en fa vo r del im p e rio , era evidente
D esignó m in is tro s a M anuel M oreno, de G obierno; Juan Ramón Balear-
que la paz era la so lu ció n reclam ada por ambos países en. lucha.
ce, de G uerra, y José M aría Rojas, de Hacienda.
Para re so lve r el problem a p o lític o in te rn o — sumado al fin a n c ie ro — y A ceptada por los b e lige ra ntes la m ediación de lord Ponsonby, enviado
el exte rno de la lucha contra el B rasil, D orrego reanudó los acuerdos in te r­ co n fid e n cia l del gabinete in glé s, el gobernador D orrego designó a Ramón
Balcarce y Tomás Guido para que se trasladaran a la cap ita l brasileña.
p ro vin cia le s de Buenos A ire s , reunió una C onvención Nacional y firm ó la paz
con el im perio. El 27 de agosto de 1828 se firm ó la C onvención P re lim in a r de Paz, por
la cual los gobiernos de B rasil y las P rovincias U nidas reconocían y garan­
En o tro orden de cosas, el gobernador de Buenos A ire s m ejoró el estado
tizaban la independencia de la Banda O rie n ta l. La nueva re pública se regiría
de las finanzas, se preocupó por e xtender hacia el sur las líneas de fro n te ra
por un gobierno p ro visio n a l hasta que una C o n s titu ció n d eterm inara las auto­
sobre los indios, fo m e n tó la in m ig ra ció n y re g ularizó la a ctivid a d de los
ridades d e fin itiv a s . Los e jé rc ito s ocupantes debían evacuar el te r rito rio en el
corsa rios contra el co m e rcio b rasileño. En m ateria c u ltu ra l e sta b le ció nuevas
té rm in o de dos m eses.
cátedras en la U niversidad y e s tim u ló la creación de e sta b le c im ie n to s e d i-
cativos. Una asam blea de repre se ntante s convocada en la vecina o rilla designó
al general Rondeau — nacido en Buenos A ire s — gobrenador y capitán ge
neral p ro v is o rio de la República O rie n ta l del Uruguay. El cita d o Congreso
C o n v e n c ió n N a cio n a l de S a n ta Fe sancionó luego una C o n stitu ció n que fu e jurada en M o n tevideo el 18 de
t
ju n io de 1830, previa aprobación por los gobiernos de A rg e n tin a y B rasil.
De acuerdo con sus ideas fe d e ra le s, D orrego re s o lv ió e lim in a r 'as
d ific u lta d e s e ntre el gobierno de Buenos A ire s y las demás p ro vin cia s A
fin de in ic ia r una p o lítica de ace rca m ie n to con los ca u d illo s envió c o m is io ­ R E V O L U C IO N DEL V D E D IC IE M B R E D E 1828
nados al in te rio r del país y en v irtu d de esas ge stio n e s se firm a ro n tratados
de alianza sobre la base del re c o n o c im ie n to de la nacionalidad e igualdad de La a g ita ció n p o lítica
derechos y deberes.
Las p rovincia s d isp u sie ro n e n via r diputados a una C onvención a re u n irse D orrego tra tó de gobernar un país anarquizado, sin una C o n stitu ció n
en Santa Fe, con el o b je to de p ro m u lg a r una C o n s titu c ió n fe d e ra l, designar que lo rig ie ra , en m edio de profundas disensione s po lítica s, c ris is eponómi-
provisio n a lm e n te un E jecutivo Nacional y d isp o ne r lo necesario para c o n clu ir cas y problem as e x te rio re s.
con é x ito la guerra contra el B rasil. P erturbado por la tenaz o posición de los u n ita rio s, D orrego pre te n d ió

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sofocar las c rític a s exaltadas y prom ulgó una ley que lim itó la lib e rta d de
im prenta, m edida que sólo s irv ió para a tiza r el d escontento.
M ie n tra s los a dversarios fu stig a b a n a D orrego — seguros de una. pró­
xim a restauración en el mando— , sus p ro p io s p a rtid a rio s , m ovidos p o r pasio­
nes e in te re se s personales, lo abandonaban. La C onvención de Santa Fe
había fracasado, debido en gran parte a las m aniobras del c a u d illo Bustos,
interesado en d irig ir los d e stin o s de la República y en tra sla d a r la citada
asamblea a la p ro vin cia de Córdoba.
Cuando tra s c e n d ió que la paz con el B rasil im portaba la pérdida de la
Banda O rie n ta l, el pueblo y los p e rió d ico s censuraron a los hom bres de
gobierno, p a rtic u la rm e n te a D orrego. El je fe del p a rtid o u n ita rio en esa
época, d o cto r Julián Segundo A gü e ro , d ijo al resp e cto : “ N u e stro hom bre está
perdido, é l m ism o se ha labrado su ru in a ."

Dorrego solicitó al comandante de campaña Juan Manuel de Rosas — en esas


circunstancias también distanciado del gobernador— una opinión con respecto al
tratado, y el últim o le respondió: “ Será tan ventajoso como usted dice, pero no es
menos cierto que usted ha contribuido a form ar una grande estancia con el nombre
de Estado del Uruguay. Y esto no se lo perdonaría a usted. Quiera Dios no sea el
pato de la boda en estas cosas” .

La R e v o lu c ió n . L a va lle , g o b e rn a d o r
Desde tie m p o atrás, los u n ita rio s , d irig id o s por A g ü e ro — ex m in is tro
de R ivadavia— , tram aban una re vo lu ció n para re sta u ra rse en el gobierno. A M u e rte de D o rre g o
tal fin d e cid iero n apoyarse en las tro p a s que regresarían de la campaña con­
tra el B rasil y co m p ro m e tie ro n al general Juan Lavalle para que aceptara la M ie n tra s ta n to , D orrego se d irig ió a C añuelas donde se reunió con
d ire cció n m ilita r del m o vim ie n to . La o fic ia lid a d del e jé rc ito re p ublicano había Rosas, quien — enterado de los sucesos— había com enzado a re c lu ta r paisa­
abrazado la causa de los co n spiradores y se m ostraba p a rtid a ria de adherir nos e indios. Por su parte, Lavalle delegó el mando en el a lm ira n te Brow n,
a la revo lución . y al fre n te de un re g im ie n to de caballería salió en persecución del goberna­
Aunque eran públicas las in te n cion e s de los u n ita rio s , D orrego no creyó dor derrocado.
en un golpe arm ado y ordenó brin d a r una calurosa recepción a las tropas Am bas fuerzas se e ncontraron en N avarro el 9 de d icie m b re . D errotados
que habían ve ncido a los im p e ria le s. A fin e s de n oviem bre de 1828, esos los fe d e ra le s, optaron por separarse: Rosas m archó rum bo a Santa Fe y
e fe c tiv o s com enzaron a lle g a r a Buenos A ire s . D orrego p re te n d ió lle g a r a San A n to n io de A reco, pero fue apresado por sus
A l am anecer del 1? de d icie m b re , el general Lavalle y el coronel José propios e fe c tiv o s '— sublevados por el coronel Escribano— y puesto a dispo ­
O lavarría, al fre n te de la Prim era D ivisió n del e jé rc ito , ocuparon la Plaza de sición de Lavalle, quien se encontraba en su cam pam ento de N avarro.
la V icto ria , en m edio de las aclam aciones de los u n ita rio s . Cuando el p ris io n e ro llegó a dicho lugar, ese m ism o día, 13 de d ic ie m ­
Sin fuerzas con que oponerse, el gobernador D orrego abandonó la For­ bre de 1828, se e n teró de que sería fu sila d o en el té rm in o de una hora. En
taleza por una puerta tra s e ra y luego de o cu lta rse algunas horas m archó a ese lapso, D orrego e s c rib ió varias cartas de despedida y algunas esquelas
la campaña. sobre asuntos p a rticu la re s.
Dueño de la ciudad, Lavalle se d irig ió por la ta rd e a la C a p illa de San Por orden del general Lavalle y sin ajustarse a las más elem entales
Roque — próxim a a la ig le s ia de San Francisco— donde había convocado a norm as de legalidad, una descarga puso té rm in o a la vida del gobernador de
una centena de ciudadanos, acaudillados por el d o cto r A güero, para un sim u ­ la p ro vin cia de Buenos A ire s .
lacro de elecció n popular. A l solo nom bre del candidato y únicam ente en
El general Lavalle asumió la responsabilidad histórica del trágico episodio y
caso de aprobación, los p resentes debían alzar su som brero. Cuando se de inm ediato escribió al m inistro de gobierno Díaz Vélez:
propuso a Juan Lavalle, to d o s lo aclam aron y en consecuencia — debido a tan
sin g u la r p ro ce d im ie n to — el cita d o m ilita r fue e le cto gobernador p ro visio n a l “ Navarro, diciem bre 13 de 1828.
de la p ro vin cia de Buenos A ire s . En la reunión ta m bién se re s o lv ió el cese de
” Señor m inistro:
la Junta de R epresentantes, cuyos nuevos m ie m b ro s serían ele g id o s p o ste ­ ’’Participo al gobierno delegado que el coronel don M anuel Dorrego acaba de
rio rm e n te . ser fusilado por m i orden, a l frente de los regim ientos que componen esta división.
La historia, señor m inistro, juzgará im parcialm ente si el coronel Dorrego, ha
debido o no m orir, y si al sacrificarlo a la tranquilidad de un pueblo enlutado por
si, puedo haber estado poseído de otro sentim iento que el del bien público.

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Quiera persuadirse el pueblo de Buenos Aires que la m uerte del coronel
Oorrego, es el sacrificio m ayor que puedo hacer en su obsequio.
"Saludo al señor m inistro con toda atención.
"JU AN LAVALLE."

Destacadas figuras del partido unitario habían pedido con anterioridad a


Lavalle el sacrificio de Dorrego. Así Salvador María del Carril le escribió: “ Hemos
estado de acuerdo antes de ahora; ha llegado el momento de ejecutarla” ; el doc­
tor Agüero le aconsejó: ‘‘Hay que cortar la prim era cabeza de la hidra ."

La m uerte de D orrego p rivó al p a rtid o fe d e ra l y al país e n tero de una de


sus fig u ra s más destacadas. Todas las p ro vin cia s — exceptuando Tucumán
y Salta con gobiernos u n ita rio s — p ro te sta ro n ante el d o loroso ep iso dio , cuya
consecuencia más im p o rta n te fu e el s u rg im ie n to de Juan M anuel de Rosas
al poder.
La convención reunida en Santa Fe condenó el fu s ila m ie n to del le g ítim o
gobernador y designó a E stanislao López je fe de las fuerzas que debían
oponerse al pron u n cia m ie n to de Lavalle.

C A M P A Ñ A S DE LO S G ENER ALES LAVALLE Y PAZ

Los fe d e ra le s ve n c e n a La va lle
Lavalle d e cid ió d e rro ta r a los c a u d illo s para luego se n ta r en la Repú­
López no ta rd ó en regre sa r con sus e fe c tiv o s a Santa Fe, pues tem ía
b lica las bases de un gobierno d e fin itiv o de ca rá cte r u n ita rio .
A com ienzos de 1829, lle g ó a Buenos A ire s el general José M aría Paz que su p ro vin cia fu e se atacada por el general Paz, v ic to rio s o en el In te rio r
— de ideas p o lític a s u n ita ria s — , je fe del segundo cuerpo de e jé rc ito que del país. Rosas quedó fre n te a Buenos A ire s con el grueso del e jé rc ito
federal.
había luchado co n tra los b rasileños.
Inm ediatam ente Lavalle trazó su plan de acción: debía d e s tru ir el e jé r­
cito federal que se agrupaba en Santa Fe; im p e d ir que se reunieran las Triu n fo s del ge n e ra l Paz en el in te rio r
tropas que preparaban o tra s p ro vin cia s y p a c ific a r la campaña de Buenos
A ire s, que respondía a las d ire c tiv a s de Rosas, a la sazón en Santa Fe. M ie n tra s ta n to , el general Paz avanzó hasta Córdoba sin enco n tra r re s is ­
Para actuar co n tra las fuerzas adversarias que se organizaban al su r de tencia y fin a lm e n te llegó a la hacienda de San Roque — al norte de la ca­
la p ro vin cia de Buenos A ire s , Lavalle co m isio n ó un re g im ie n to a las órdenes p ita l— donde Bustos In ició negociaciones al solo o b je to de ganar el tie m p o
del coronel prusiano F ederico fíauch, quien en Las Vizcacheras — inm edia­ necesario para que llegasen refuerzos prom etidos por los ca u d illo s vecinos.
ciones del río Salado— fue vencido por los m ontoneros (m arzo de 1829); el Paz atacó de in m e d ia to a su adversario, ve nciéndo lo el 27 de ab ril en la
citad o je fe p ereció en la acción. Hacienda de San Roque. Después de este triu n fo , se d irig ió a Córdoba donde
O tro fracaso lo c o n s titu y ó la enferm edad del coronel Ramón Estomba, fue e le g id o gobernador de la p rovincia. No hubo o p osición al nom bram iento
com andante general de la fro n te ra sur, quien al p e rder el ju ic io agotó su por cuanto el general Paz era bien v is to por los hom bres c u lto s del p artido
d iv is ió n con contram archas innecesarias. federal.
Después de algunos in te n to s in fru c tu o s o s co n tra E stanislao López, je fe José María Paz era hijo de padre porteño y de madre cordobesa. Estudioso
de todas las fuerzas fe d e ra le s, el general Lavalle se e n tre v is tó con Paz al y de esmerada educación, perteneció al grupo de revolucionarios que se gradua­
su r de la provin cia de Santa Fe — p ró xim o al río Desm ochado— a fin de ron en la Universidad de Córdoba.
re so lve r la a ctivid a d fu tu ra de ambos e jé rc ito s . No conoció Europa ni había recibido la enseñanza que allá se impartía. Abrazó
El general Paz m archó hacia Córdoba, para q u ita r del mando al c a u d illo el ideal unitario y luchó contra los caudillos, pues creía necesario extirpar la anar­
B ustos y co n so lid a r el m o v im ie n to u n ita rio en el in te rio r; por su p arte Lava­ quía y organizar el país, pero como auténtico hijo del suelo no ignoró la realidad
lle — ante lo o c u rrid o a Rauch y Estomba— abandonó la p ro vin cia de Santa argentina y en esto coincidía con los hombres del partido federal.
Eximio m ilitar, Paz está considerado el prim er táctico de nuestro Ejército.
Fe, donde las acciones no le eran fa vo ra b le s, y se d irig ió hacia la campaña
Riguroso en la disciplina, audaz en el combate, frío en las resoluciones aunque
de Buenos A ire s . clemente con el vencido, estudiaba la capacidad del adversario, para luego derro­
López y Rosas sa lie ro n en su persecución y lo alcanzaron el 26 de abril tarlo con la habilidad del estratego.
en el Puente de M árquez. Después de un sa n g rie n to com bate, Lavalle fue A ctor destacado de un im portante período de la historia argentina, ha dejado
derro tado y debió replegarse hasta la ciudad de Buenos A ire s , en cuyas a la posteridad sus Memorias Postumas, obra de gran valor en las que une la
inm ediaciones llegaron sus p erseguidores. facilidad de estilo con la agudeza de la observación.

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B ustos se d irig ió a la p ro vin cia de La Rioja, donde Juan Facundo O uiroga
preparaba un e jé rc ito con el apoyo de Catam arca y Cuyo. Cuando to d o e stu ­
vo lis to , el ca u d illo rio ja n o invadió la p ro vin cia de Córdoba y después de
e lu d ir con gran rodeo a las tro p a s de Paz — que habían sa lid o a c o m b a tirlo —
m archó sobre la ciudad, que cayó en poder de los fe d e ra le s después de
breve re siste n cia .
El g e n e n l Paz, al fre n te de 2.300 hom bres, apresuró su m archa para
s o co rre r a Córdoba y el 22 de ju n io de 1829 lib ró b atalla co n tra Q uiroga. El
encuentro se produjo en La Tablada, a la v is ta de la ciudad.
El "T ig re de los L lanos” — al fre n te de 5.000 hom bres— , con sus lugar­
te n ie n te s B ustos y F é lix A ld a o , fu e rechazado después de va ria s fu rio sa s
em bestidas; al día sig u ie n te c o n sig uió rehacerse, pero fu e to ta lm e n te v e n c i­
do y debió re tro c e d e r en d ire c c ió n a Cuyo.
Con sus tro p a s v ic to rio s a s , Paz p e n e tró nuevam ente en la ca p ita l co r­
dobesa.
, Qral- Juan Lavalle (1797-
G o b ie rn o de La va lle
i$11)• $e im a o e n l (X c a r r e r a Ll grabado reproduce la obra más destacada del pintor
Después de la d e rro ta s u frid a en Puente de M árquez, Lavalle debió ¿litar a los catorce años y argentino Juan L. Camaña (¡800-1878) que tituló: “ Sol­
0 0 bien se ha dicho “ su. dado de la época de Rosas” .
a fro n ta r en Buenos A ire s una d ifíc il s itu a c ió n . No co n fo rm e con la d ire cció n
•ja fue una permanente mi­ Observe la vestimenta de los personajes , entregados a un
p o lítica del je fe u n ita rio , las fig u ra s más destacadas d e l'p a rtid o comenzaron juego típico de nuestro ambiente rural.
da •
a e m igra r. La ciudad estaba s itia d a por Rosas, y para re p rim ir cu a lq uie r
revu elta Lavalle ordenó apresar a los d irig e n te s fe d e ra le s, acusados de
conspiración.
Cuando el general unitario llegó a destino, los asombrados oficiales de Rosas
El 6 de febrero de 1829 habla arribado a Buenos Aires procedente de Ingla­
le manifestaron que su jefe no estaba en el campamento, pues había saJido a ins­
terra el general San Martin, con el propósito de retirarse a su chacra de Mendoza.
peccionar las tropas. Muy cansado, Lavalle se acostó en el catre de su adversario
Enterado del trágico fin de Dorrego y de las luchas políticas que agitaban al país,
y quedó dorm ido. Rosas se presentó al amanecer y entonces ambos jefes iniciaron
se negó a desem barcar y regresó a Europa en la misma nave. En Montevideo fue
una cordial entrevista.1
entrevistado por dos delegados de Lavalle, quienes le ofrecieron el gobierno de la
provincia y el mando de las tropas, pero el ilustre m ilitar rechazó la propuesta, La e n tre v is ta p e rm itió que el general Lavalle, en rep rese ntación del
decidido a no particip ar en las luchas internas.
go bierno de la ciudad, y el coronel Rosas, “ a nom bre del pueblo arm ado de
En el mes de a b ril, el go b iern o de Buenos A ire s d ic tó un d e cre to — de la cam paña” , firm a ra n el 24 de ju n io de 1829 un tra ta d o conocido h is tó ric a ­
acuerdo con una le y del 10 de a b ril de 1821— p o r el cual los e xtra n je ro s m ente con el nom bre de C onvención de Cañuelas.
debían in co rp ora rse en las m ilic ia s ; fu e creado el Batallón A m ig o s d e l Orden A tra vé s de s ie te a rtícu lo s dispu sie ro n el cese de las h o stilid a d e s y la
y en sus fila s debieron in g re sa r buena cantidad de franceses. Esto m o tivó inm ediata e le cción de los repre se ntante s de la pro vin cia , quienes a su vez
una enérgica p ro te s ta del cónsul de esa nación, quien, al no ser atendido, deberían de sig na r el nuevo gobernador de Buenos A ire s . Por un pacto único
p id ió sus pasaportes. y se cre to , am bos firm a n te s se com prom etían a ausp icia r la candidatura de
D ebido a la s itu a ció n creada, una noche del mes de mayo el com odoro F é lix de A lzaga para gobernador, de V ice n te López y M anuel García en c a li­
francés Vizconde de Venancourt, al fre n te de sus naves — dos em barcaciones dad de m in is tro s ; además, los d iputados serían elegidos en una lis ta m ixta,
desprendidas del grueso de la flo ta que se hallaba en Río de Janeiro— atacó propuesta p o r ambos contrata ntes.
a va rio s buques a rg e n tin o s su rto s en el p u e rto de Buenos A ire s . Los p ris io ­ M ie n tra s ta n to , ya habían llegado a Buenos A ire s las n o ticia s sobre las
neros fe d e ra le s, que se hallaban a bordo de un pontón, fu eron puestos en v ic to ria s o btenidas por el general Paz en Córdoba y entonces los u n ita rio s
lib e rta d . — alentados por el é x ito — se opu siero n a todo acuerdo con Rosas.
Las e le ccio n es para renovar la Junta de R epresentantes se efectuaron
en un am biente de gran a gitación, y la lis ta propiciada en Cañuelas fue
C O N V E N C IO N E S D E C A Ñ U E L A S Y B A R R A C A S
A n te las in su p era b le s d ific u lta d e s que debía vencer, Lavalle d e cidió
pa ctar con Rosas, persuadido de la in flu e n c ia del ú ltim o en la campaña y i Conviene acla ra r que las fam ilias de Lavalle y Rosas habían vivido muy unidas afios
creyendo co n ta r con el apoyo del p a rtid o u n ita rio para ta l a c titu d . atrás y que la am istad se cortó cuando ambos hombres m ilita ro n en distin to s partidos p o jític o s .
En la noche del 16 de ju n io y desde su cam pam ento en Los Tapiales M ucho tiem po después y encontrándbse Rosas en Southam pton, recordó la entrevista en
una carta d irig id a a un am igo: “ Cuando re cib í el mensaje, le envié un mate y el aviso de
(cerca del actual Ramos M ejía) Lavalle p a rtió a caballo, acompañado de un
que Iba a verle y a tener el gran pla ce r de abrazarlo; cuando el general Lavalle me vio se d irig ió
ayudante, en d ire c c ió n a Cañuelas, donde Rosas había e sta b le cid o su cuartel a mí con los brazos a bie rto s” . Carta del 25 de ju lio de 1869. Publicada por A dolfo Saldías.
general.

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derrotada por o tra integrada e xclu siva m e n te por u n ita rio s . Lavalle declaró
ilegal la elecció n y la anuló. Quiroga pudo reorganizar sus fuerzas en Mendoza y al fre n te de e jé rc ito s
El convenio no había sido respetado. Cuando la lucha c iv il parecía rea­ cuyanos invadió nuevam ente la p ro vin cia de Córdoba. En esas circu n sta n cia s
nudarse, Lavalle y Rosas se e n tre v is ta ro n nuevam ente, esta vez en la quinta llegó una co m isió n m ediadora enviada por el g obierno de Buenos A ire s , la
de P iñeiro, sobre la margen derecha del río Barracas. cual — a pesar de haber e n tre vista d o a am bos je fe s — no lle gó a nada
El 24 de agosto firm a ro n el llam ado Pacto de B arracas por el cual fue p o sitivo .
designado gobernador p ro v is o rio de la p ro vin cia de Buenos A ire s el general El general Paz se d irig ió con su e jé rc ito en busca de las tro p a s de su
Juan José V iam onte — hom bre p re s tig io s o y a p o lític o — , quien debía reunir adversario y am bos chocaron el 25 de fe b re ro de 1830 en la llanura de Onca­
a la brevedad una nueva Junta de R epresentantes, con d iputados elegidos tivo , a una v e in te leguas de Córdoba.
por Rosas y Lavalle. Q uiroga fu e de rrota do y sus fuerzas d e stru id a s luego de una hábil p er­
secución. El c a u d illo rio ja n o debió escapar en d ire c c ió n a Buenos A íre s.
Rosas es e le g id o g o b e rn a d o r de la p ro v in c ia
La Liga U n ita ria
Con la ele cció n de V iam onte se lle g ó a un g o bierno de tra n sa cció n y
el m andatario in te rin o se dio cuenta que perm anecería en el poder hasta Después de su triu n fo , el general Paz acrecen tó su p re s tig io y con el
que los fe d e ra le s consolidaran sus posiciones. Los enconos p o lític o s , atiza­ objeto de fo rm a r una co a lició n de p rovin cia s en el in te rio r del país, envió
dos por la guerra en el in te rio r del país y por el p e rio d ism o , eran profundos. una s e rie de exp e d icion es m ilita re s para deponer a los gobernadores fe ­
A n te el cu rso de los sucesos, el p a rtid o u n ita rio se desm em braba y el derales.
general Lavalle — h o stiliza d o por sus m ism os p a rtid a rio s — optó por renun­ C onsolidado el m o vim ie n to u n ita rio , las provin cia s de Córdoba, Cata-
cia r a la Com andancia de C aballería y m archó luego a M ontevideo. marca, S antiago del E stero, S alta, Tucumán, La Ríoja, M endoza, San Luis y
Por su parte Rosas, desde su estancia Los C e rrillo s — en apariencia San Juan a d h irie ro n en una alianza de fensiva y o fen siva, denom inada Liga
alejado de V iam onte— d irig ía p rá ctica m e n te toda la p o lític a y hasta contaba U n ita ria o Liga d e l In te rio r, cuyos convenios fu ero n firm a d o s en la ciudad de
con el apoyo de la burguesía porteña. C órdoba, el 31 de agosto de 1830.
V iam onte debía in s ta la r una nueva le g is la tu ra y entonces c o n su ltó a Las nueve p ro vin cia s citadas expresaron sus deseos de organizarse p o lí­
Rosas, quien se opuso a lla m a r a e le ccio n e s y p ro p ic ió re s ta b le c e r la Junta tica m e n te “ bajo el siste m a c o n s titu c io n a l que adoptase la m ayoría de las
de R epresentantes — que había e le g id o gobernador a D orrego— , d isu e lta por P rovincias reunidas en C ong re so ” a fin de te rm in a r con las luchas Internas.
los u n ita rio s después de la re vo lu ció n del 1» de d ic ie m b re del año a n te rio r. El acuerdo dispuso la creación de un S uprem o Poder M ilita r pro visio n a l
V iam onte aceptó y el 1? de d ic ie m b re de 1829 se reunió nuevam ente y designó en ese a lto cargo al general José M aría Paz.
la le g isla tu ra derrocada. El 6 de d ic ie m b re la cámara e lig ió gobernador de la
El Supremo Poder M ilita r permanecería ocho meses en sus funciones y cum ­
p ro vincia a Juan M a n u e l de Rosas, co n cediéndole “ las fa cu lta d e s e x tra o rd i­ plido ese lapso debía reunirse un Congreso de carácter nacional.
narias que juzgue n e ce sa ria s” .1 El general Paz estaba obligado a convocar dicha asamblea, a defender la
Integridad de las provincias firm antes del tratado y a mantener el orden interno
Las facultades extraordinarias significaba otorgar al gobernador poderes
en cada una de ellas. Podía disponer de los fondos monetarios de una caja m ilitar,
absolutos, lo que motivó debates en el seno de la asamblea, pero la m ayoría aprobó
para cuya form ación las provincias debían aportar la cuarta parte de sus rentas
el proyecto, temeroso de un com plot unitario y “ ante el cúmulo de peligros por
ordinarias. El dinero sería destinado a la form ación de tropas y a otorgar grados
que atravesaba el país” . militares.
Rosas fue elegido por 32 votos contra uno, de su amigo Terrero, quien lo
hizo por Viamonte. Sin tardanza, se enviaron com un icaciones a los gob iern os del lito ra l
para que adh irie ra n al convenio y m andasen diputados a Córdoba, pero la
EL G E N E R A L P A Z D O M I N A EL IN T E R IO R in vita ció n fu e considerada una amenaza, po r cuanto esos gob iernos fe d e ra ­
les no habían sid o consulta dos — en especial Buenos A ire s p o r su im p o rta n ­
cia— ni tam poco deseaban so m ete rse a la suprem a auto ridad del general
Batalla de O n c a tiv o u n ita rio .
Después de la v ic to ria del general Paz en La Tablada, llegaron a Córdoba
com isionados san ta fe cin o s para m ediar am isto sa m e nte en la lucha que lib ra ­ P A C T O F E D E R A L D E 1831
ba el p rim e ro co n tra el c a u d illo rlojano, pero no co n sig uie ro n su o b je tivo .
El m o v im ie n to u n ita rio tenía ra m ifica cio n e s en la Banda O rie n ta l y en
Entre Ríos. En esta ú ltim a pro vin cia e s ta lló en noviem b re de 1830 una revo­
lución destinada a d e rro ca r a las a utoridades fe d e ra le s, pero el m o vim ie n to
fracasó — al cabo de cuatro m eses— debido a d iverg e n cia s e ntre sus d i­
rig e n te s.
i No era la f. ¡mera vez que se concedían facultades extraordinarias. El prim e r anteceden­ Las p ro vin cia s de Buenos A ire s , Santa Fe, Entre Ríos y C o rrie n te s habían
te se remonta a 1813, año en que la Asamblea concedió poderes absolutos al Segundo Triunvirato.
entablado — desde tie m p o atrás— negociaciones am istosas; ante la revu elta
estallada en Entre Ríos y la creación del S uprem o Poder M ilita r en Córdoba,

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se apresuraron a firm a r el 4 de enero de 1831, en la ciudad de Santa Fe,
el llam ado Pacto F ederal o Liga d e l Litoral.
En d ie c is ie te a rtíc u lo s y dos adicio n a le s, el docum ento sentaba las bases
para la p o s te rio r organización del país, bajo el siste m a re p ublicano federal.
Creaban una C o m isió n R e presentativa de los g o b iern o s de las p ro vin cia s
lito ra le s (a rtícu lo XV) com puesta por un diputado por cada p ro vin cia signa­
ta ria , con sede en la ciudad de Santa Fe. Entre las a trib u c io n e s de esta
co m isió n fig ura b a — a rtíc u lo XVI, in ciso 5?— in v ita r a todas las provincias,
una vez pacificadas, a re u n irse en un C ongreso G eneral para organizar el
país bajo el siste m a fe d e ra l y propender al "e n g ra n d e c im ie n to general de la
R epública, su c ré d ito in te rio r y e x te rio r, y la soberanía, lib e rta d e indepen­
dencia de cada una de las p ro v in c ia s ” .1

En otros artículos, los gobiernos signatarios constituían una liga defensiva y


ofensiva contra toda agresión externa o interna — "lo que Dios no permita” , dice
el documento— y reconocían mutuamente su libertad, representación y derechos.
En el Pacto figuraba una declaración de garantías y derechos en favor de (os
ciudadanos y disponía la libertad de tránsito y de comercio interprovincial. Daba
normas sobre extradición de criminales y dejaba constancia de que las provincias
adheridas no podían firmar tratados particulares sin previo conocimiento de las
demás.
El Pacto Federal es de gran im p o rta n cia ju ríd ic a y, com o bien se ha
dicho, guió el d e s a rro llo in s titu c io n a l de n u e stro país hasta el Congreso
C o n stitu ye n te de 1852. Ha sid o c a lific a d o com o “ una verdadera constitución,
bosquejada a grandes ra sg o s” .

L O S F E D E R A L E S V E N C E N A L O S U N IT A R IO S

Lu ch a s e n tre las Liga s U n ita ria y Fed e ra l


Con la firm a del Pacto Federal, la República quedó d ivid id a en dos ligas
antagónicas. El p a rtid o u n ita rio triu n fa b a hasta esos m om entos en el in te rio r
del país y su fig u ra más destacada era el general Paz, gobernador de C órdo­
ba. Por su parte los fe d e ra le s del lito ra l estaban representados por Juan
M a nuel de Rosas y Estanislao López, gobernadores de Buenos A ire s y Santa
Fe, re spe ctivam en te .
El m om ento era d e c is iv o y el triu n fo de cu a lq uie ra de las dos facciones
aseguraría su p re e m inencia en to d o el te rrito rio .
La C om isión R epresentativa se reunió en Santa Fe y, luego de designar
a López je fe del e jé rc ito fe d e ra l, dispuso in ic ia r al in sta n te las hostilid a d e s
co ntra el general Paz. La p ro vin cia de C órdoba fu e invadida desde varios
fre n te s , m ientra s en Buenos A ire s el general Juan Ramón B alcarce se hacía
cargo del mando de las tro p a s porteñas.
A com ienzos de fe b re ro de 1831, c o n tin g e n te s san ta fe cin o s a las órde­
nes de los herm anos G u ille rm o y F rancisco R einafé ocuparon buena parte
de la campaña cordobesa. El 5 de fe b re ro una d iv is ió n de vanguardia porte-
ña, al mando del coronel A n g e l Pacheco, ve n ció en F ra ile M u e rto a las t r o p a s
del coronel u n ita rio Pedernera.

i Esta cláusula está considerada com o uno de los antecedentes del Congreso Constitu-
yente de 1852.

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1
El caudilío Facundo Q uiroga in ic ió una v io le n ta ofe n siva y a cóm¡enzos
de marzo to m ó la v illa de R io C uarto, después de ve n ce r al coronel Pascual
P ringles, quien fu e perseguido y m ue rto p o r los fe d e ra le s.
El T igre de los Llanos p ro s ig u ió su campaña y luego de ocupar sin
re siste n cia la p ro vin cia de San Luis, m archó a Mendoza, cuyo gobernador
Videla C a s tillo lo e n fre n tó en el P o tre ro Chacón, pero cayó ve n cid o y sus
tro p a s fu ero n dispersadas. La v ic to ria p e rm itió a Q uiroga ocupar la provincia
cuyana.

P risió n de l g e n e ra l Paz

Las su cesivas v ic to ria s fe d e ra le s habían co m p ro m e tid o la s itu a c ió n del


general Paz, rodeado v irtu a lm e n te de enem igos, pues a los a n te rio re s se
había sum ado Ibarra, el c a u d illo de S antiago del E stero, quien ta m b ié n avan­
zaba para a tacarlo. A pesar de tod o , el bravo m ilita r dispuso e n fre n ta r a
López, el je fe de los fe d e ra le s.
El general u n ita rio se encontraba con sus tro p a s cerca de El Tío (al sur
de la laguna M ar C h iq u ita , C órdoba) cuando se adelantó para reco n o ce r las
posiciones del enem igo, pero con tan mala fo rtu n a que en un m om ento de
c on fusió n fu e so rp re n did o y hecho p ris io n e ro p o r una p a rtid a fe d e ra l (10 de
mayo de 1831).
A los ocho años, el niño ingresó en la escuela prim a ria de don Francisco
El general Paz se internó a caballo por un bosquecillo y a insinuación de su Javier A rg e ric h , donde aprendió a leer, e s c rib ir y con tar.
guía tom ó por un sendero que lo llevaba justam ente al flanco del enemigo, el cual
habla cam biado de posición y cuyos hombres, en lugar de ostentar la divisa punzó, Según lo relató el mismo Rosas a un hombre de negocios inglés en 1847, el
usaban — al igual que los unitarios— una chaquetilla blanca. maestro acostum braba a decirle: “ No se haga mala sangre por cosas de libros;
El jefe supremo de los unitarios fue reconocido en seguida por los federales; aprenda a escribir con buena letra, su vida va a pasar en una estancia, no se pre­
él, en principio, creyó que era un contingente de sus hombres y apuró la marcha; ocupe mucho por aprender” .
sin embargo — cuando se dio cuenta de la situación— , trató de escapar, pero le
bolearon el caballo y fue hecho prisionero. Todos los años, sus padres lo llevaban por largas tem poradas a la a n ti­
Llevado en presencia de Estanislao López, el- general Paz fue tratado con co­ gua estancia el "R in có n de López” — la que había pe rte n e cid o a su abuelo
rrección y enviado — más tarde— a Santa Fe.' m aterno— , ubicada en la desem bocadura del río Salado del sur. A llí se acos­
tu m b ró a la vida agreste y a las rudas faenas del cam po que atraían al niño
Los fe d e ra le s habían asegurado su v ic to ria fin a l con ei a o m in io sobre con irre s is tib le In clin ación. En ese m edio concordante iba a d e s a rro lla r su
C órdoba y Cuyo. C autivo Paz, fu e reem plazado p o r el general G re g o rio La- personalidad psíquica, fís ic a y p o lítica .
m adrid, quien se re tiró con las tro p a s hacia Tucumán, pero fu e ve ncido por Cuando se p ro dujeron las invasiones inglesas, Juan M anuel p a rtic ip ó en
el c a u d illo Q uiroga en la C iudadela (4 de n oviem bre). ambas campañas hasta la exp ulsión de los ataca ntes.1
La guerra c iv il Iniciada tre s años atrás, con la m u e rte de D orrego, había En 1811, don León co n fió a su h ijo la a d m in istra ció n de la estancia, pues
term inado con el triu n fo fe d e ra l. A com ienzos de 1832, los hom bres de el jo ve n — tenía d iecio ch o años— estaba capacitado para asegurar la p ro s­
dicho pa rtid o controlaban toda la República. peridad del e sta b le cim ie n to .
Dos años más ta rd e , Rosas casó con Encarnación Ezcurra y luego de
abandonar la a d m in istra ció n de la estancia paterna se asoció con Nepomu-
JU A N M A N U E L DE R O SAS ceno T errero para dedicarse a la salazón de carnes y pescado, en el p artido
de Q u ilm e s. M ás ta rd e , la sociedad com p-ó cam pos en G uardia del M onte
y así su rg ió la gran e stancia "L o s C e rrillo s ” , donde Rosas se tra n sfo rm ó
El e s ta n c ie ro — e scrib e Saldías— en un “ señor de horca y c u c h illo ” , quien vig ila b a ce lo ­
El 30 de marzo de 1793, nacía en la ciudad de Buenos A ire s Juan M anuel sam ente la dura d is c ip lin a del traba jo, castigaba la o ciosida d; la em briaguez
de Rosas, p rim e r h ijo varón de León O rtiz de Rosas y de su esposa A g u stin a y el robo.
López O sornio, m ie m b ro s de una fa m ilia de holgada p o sició n económ ica.

* Así lo afirm an los historiadores Manuel Bilbao y A dolfo Saldías. Por su parte Ernesto
> En 1835, el general Paz fue trasladado a Buenos Aires. Según consta en las ' ‘ M e m o ria s ' Celesia sostiene que Rosas no p articip ó en la Defensa (1807) y otros niegan que haya Intervenido en
del )efe unitario, éste re cib ió un trato co rrecto en los ocho años en que perm aneció prisionero ninguna de las dos invasiones.
(1831-39). Cuando se produjo la R evolución de Mayo, Rosas se encontraba dedicado a sus actividades
rurales y fue en absoluto ajeno al m ovim iento, al que, además, nunca le asignó im portancia.

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Dice Ibarguren: "L a pampa nutrió a Rosas y m odeló en su persona el arque­
tipo del patrón. La estancia era un dilatado señorfo: extensos dom inios, rebaños
numerosísimos, peones m ilitarizados, rudos trabajos y guerra contra los indígenas.
El patrón era caudillo, gobernante, diplom ático y guerrero. Debía com prender a los
paisanos e interpretar su alma para dom inarlos, adm inistrar hasta la extrem a mi­
nucia para obtener el mayor provecho de la explotación, observar profundamente a
las gentes y a los ganados, m irar a los ganados como si fueran hombres y ma­
nejar a los hombres como si fueran ganados” .

El c o m ie n z o d e la v id a p o lític a
A p a rtir del año 1818, Rosas com enzó a in te rv e n ir en la vid a p ú blica en
defensa del pro g re so de la campaña, y dos años más ta rd e co laboró activa­
m ente con M a rtín Rodríguez en e quipar las tro p a s que defenderían a Dorre-
go, el gobernador in te rin o de Buenos A ire s .
En los c rític o s sucesos del año 1820, ya e studiados, el re g im ie n to N? 5,
"L o s C o lorado s” , del com andante Juan M anuel de Rosas, re p re se ntó la fu e r­
za más poderosa y organizada; apoyó la paz e n tre Buenos A ire s y Santa Fe
— Tratado de Benegas— y para asegurarla se c o m p ro m e tió p ersonalm ente a
e n treg ar al g obierno sa n ta fe cin o una indem nización de v e in tic in c o m il cabe­
zas de ganado. ¡talo de Juan Manuel de Ro-
¡ obra del pintor Cayetano
Cuando los u n ita rio s ocuparon el g o bierno en 1821, Rosas se apartó de
scalzi. (Litografía publicada
la vida p o lític a y se dedicó a v ig ila r sus in te re se s de hacendado, p a rtic u la r­ París en 1840.)
m ente contra el ataque de los in d io s. Con el tra n s c u rs o de los años, acre­
ce ntó su p re s tig io e in flu e n c ia , no só lo en la campaña sino ta m b ié n en la
ciudad de Buenos A ire s .
blanco, sem ipálido, com binación de sangre y de bilis; de frente perpendicular,
Después de la caída de Rivadavia, Rosas v o lv ió nuevam ente a la escena amplia, rasa como una plancha de mármol frío, lo mismo que sus concepciones; de
po lítica , cuando el p re s id e n te p ro visio n a l V ic e n te López y Planes lo designó cejas no muy guarnecidas, poco arqueadas, de m irada fuerte, tem plada por el
com andante general de m ilic ia s de la campaña bonaerense. azul de una pupila, casi perdida por el tenue del matiz, dentro de unas órbitas
Com o hem os v is to , luego de la re vo lu ció n del 1? de d ic ie m b re , D orrego escondidas en concavidades insondables; de nariz afilada y correcta, tirando más
se unió con Rosas, y fu s ila d o el p rim e ro , el segundo venció a Lavalle, quien al griego que al romano; de labios delgados casi cerrados, como dando la medida
debió firm a r las convenciones de C añuelas y Barracas. A l e fím e ro mandato de su reserva, de la firm eza de sus resoluciones; sin pelo de barba, perfectamente
de V iam onte, le sucedió el p rim e r g obierno de Rosas. afeitado, de modo que el juego de sus músculos era perceptible” .’

Rosas hizo de la vida en la campaña su escuela p o lítica . A llí fu e el je fe


R e tra to fís ic o . Id e o lo g ía
; suprem o, el más hábil, el más tra b a ja d o r y tam bién el más enérg ico, el más
Un d ip lo m á tic o fra n cé s d e s c rib ió fís ic a m e n te a Rosas com o "u n hom bre í duro e in fle x ib le . U nió al e s p íritu a u to rita rio del e stan ciero, la destreza del
de ta lla mediana, bastante grueso y dotado, según todas las apariencias, de gaucho adq u irid a en el tra b a jo rural.
un gran v ig o r m uscular. Los rasgos de su fiso n o m ía — agrega— son p ropor­ Cuando in te rp re tó que los u n ita rio s desconocían los in te re se s de la cam ­
cionados; tie n e la tez blanca y los cabellos rubios, en nada se asem eja al paña, Rosas se hizo heredero de D orrego y levantó la bandera del fe d e ra lis ­
tip o español. Hay en su exp re sió n una extraña m ezcla de a stucia y de fuerza; mo, co m o m ística , al solo e fe cto de lo g ra r el apoyo de la m ayoría. E spíritu
de o rd in a rio m antiene un gesto apacible y hasta suave, pero por m om entos a u to rita rio , am ante del orden y de los gobiernos fu e rte s , estaba persuadido
la con tra cció n de los labios le da una sin g u la r exp re sió n de dureza re fle xiva . de que las autonom ías p ro vin cia le s le im pedirían c o n tro la r el país bajo su
Se expresa con mucha fa c ilid a d y com o un hom bre p e rfe cta m e n te dueño de mando. En los largos años de su gobierno, p re firió no organizar a la Repú­
su pensam iento y de su pa la bra ” .1 blica y co n tin u a r con un régim en p ro visio n a l, pues juzgaba prem aturo esta­
b le ce r un orden c o n s titu c io n a l.
El escritor y m ilita r argentino Lucio V. Mansilla, sobrino de Rosas, describió Con esta a c titu d , im p id ió la disgrega ció n del te rrito rio , contuvo la anar­
a su tío de la siguiente manera: “ Mi tío apareció: era un hombre alto, rubio,
quía y habituó a los gobernadores p ro vin cia le s a aceptar ias d ire c tiv a s del
g o bierno ce n tra l.

> A lfre d de Brossard, dip lo m á tico que llegó al P iala en 1847. A utor de “ C onsidérations
historiques et politiq ue s sur les Républiques de la Plata dans leurs rapports avec la France et i El e sc rito r, m ilita r y d ip lo m á tico L ucio V. M ansilla (1831-1913) era h ijo de Agustina
('A n g le te rre ". Traducción de José Luis Busaniche. Rosas y del general hom ónim o.

584 585
P ersiguió a sus enem igos p o lític o s y los e lim in ó con astucia y rigor.
C o nsiguió la adhesión de la masa p opular — c o n s titu id a por las clases h u m il­
des— que no entendía a te ó ric o s e ideólogos y lle v ó a la p rá ctica un g o b ier­
no lim ita d o a las e xigencias del m om ento.
Rosas de fe n d ió con gran tenacidad la soberanía a rgentina co n tra el
ataque de potencias e xtra n je ra s (F rancia e In g la te rra ) las cuales debieron
firm a r tra ta d o s que co n te m p la ro n las exig e ncia s de n u e stro país.

P R IM E R G O B IE R N O D E R O S A S

A c c ió n p o lític a
y después de vencida la ú ltim a p ro sig u ió el problem a de avanzar las fro n te ­
El 8 de d ic ie m b re de 1829 y en m edio de gran e n tusiasm o p opular Rosas ras sobre los indios. Rosas dispuso c o n tro la r se veram ente las in ve rsio nes y
se hizo cargo del g o bierno de la p ro vin cia . N om bró a Tomás G uido, m in is tro para o b te n e r ingresos vendió — a com e rcia n tes y hacendados— fondos pú­
de G obierno y R elaciones E xte rio re s; a Juan Ramón Baicarce, de G uerra, y b lic o s por v a lo r de cuatro m illo n e s ; ta m bién aum entó las ta rifa s postales.
a M an uel José G a rd a en la ca rte ra de Hacienda. En el aspecto e c le s iá s tic o recono ció v ic a rio a p o stó lico — con los hono­
C om o sabem os, Rosas asum ió el poder con las fa cu lta d e s e xtra o rd in a ­ res e sta b le cid o s p or las Leyes de Indias— al obispo M ariano M edrano y
ria s; en enero de 1830, la Legislatura lo aclam ó otorg á n d o le el grado de declaró o b lig a to ria la enseñanza de la d o ctrin a cris tia n a en las escuelas.
B rigadier y el títu lo de “ R estaurador de las Leyes". En o tro orden de cosas e xig ió la inco rp ora ción de los e xtra n je ros al
Una de las p rim e ra s d isp o sicio n e s del nuevo gobernador fu e trib u ta r e jé rc ito ; e s ta b le c ió un trib u n a l para ca stig a r a los d e se rto re s; tam bién fueron
solem nes exequias a la m em oria de D orrego, cuyos re sto s se trasladaron sancionados los p a rtic u la re s que llevasen arm as. A dem ás, reglam entó las
desde N avarro a Buenos A ire s , donde re c ib ie ro n se p u ltu ra al té rm in o de una fu n cio n e s de la p olicía y las a trib u cio n e s de los jue ce s de la C o rte de Ju s ti­
im ponente cerem onia.
cia. Im pidió la e xtra cció n de oro y plata, al igual que la matanza de ganado
El 3 de fe b re ro de 1830, Rosas ordenó p o r d e cre to el uso o b lig a to rio de vacuno. C e rró las pulperías de la campaña y p ro h ib ió — debido a sus exce­
la d ivisa punzó. La c in ta roja debía colocarse del lado izquierdo del pecho; sos— los juegos de carnaval.
los c iv ile s y e c le s iá s tic o s usarían el d is tin tiv o con la palabra F ederación y
los m ilita re s con Federación o M u e rte .
Com o repudio a sus adve rsa rio s, e l gobernador ordenó "q u e m a r por P o lítica e x te rio r
mano de verdugo en los p o rta le s de la Casa de J u s tic ia ” las p u b licaciones
Rosas reanudó las relacione s con el V aticano — in te rru m p id a s desde
que hubiesen atacado a los fe d e ra le s, en el lapso co m prendido e n tre el 1’
1810— y propuso al P ontífice el nom bre de M ariano M edrano para ocupar
de dicie m b re de 1828 y el 24 de ju n io de 1829.1
la d ió c e s is de Buenos A ire s .
Los p a rtic ip a n te s de la re vo lu ció n u n ita ria — que luego no hubieran
A fin e s de d icie m b re de 1831, la fragata de guerra estadounidense "Le-
cam biado de ideología— fu e ro n declarados “ reos de re b e lió n ” , com o ta m ­
x in g to n ” atacó y d e stru yó un destacam ento arge ntin o en las Islas M alvinas.
bién “ todo el que de palabra o e s c rito o de cualquiera o tra manera, se
Rosas, p o r in te rm e d io de su m in is tro García, presentó una fo rm a l prote sta
m a n ifie ste a d icto al expresado m o tín ” .
ante el g o bierno norteam ericano.
A n te las c rític a s de algunos p e rió d ico s, Rosas ordenó el c ie rre de dos
Las relaciones in te rn a cio n a le s no fueron descuidadas. M a nuel M oren o
de e llo s — “ Nuevo T rib u n o ” y "E l C o m e ta ” — y dispuso que antes de apare­
se hizo cargo de la rep rese ntación d ip lo m á tica ante Gran Bretaña, y Eugenio
ce r una publica ció n debía s o lic ita r el p e rm iso co rre sp o n d ie n te del gobierno.
Santa C olom a se d irig ió con el m ism o o b je to hacia Francia; por su parte
C arlos de A lv e a r fue com isionado ante el gobierno de W ashington.
O b ra a d m in is tra tiv a
Cuando Rosas ocupó el g obierno de la p ro vin cia , la s itu a ció n de la R osas re ch a za su re e le c c ió n
hacienda p ública era m uy p recaria; basta señalar que en 1829 las entradas
La C om isión R epresentativa que se había reunido en Santa Fe, de acuer­
habían to ta liza d o 8 m illo n e s de pesos fu e rte s co n tra más de 23 m illo n e s de
do con lo d isp u esto por el Pacto Federal, no contó con el apoyo de Rosas.
salidas.
El d é fic it aum entó debido a los gastos de la guerra in te rio r. Era nece­ Este so stu vo que debido a la tensa situ ació n p o lítica im perante el país no
sa rio e quipar y m antener un buen e jé rc ito para e n fre n ta r a la Liga U n ita ria estaba en co n d icion es de organizarse bajo una carta orgánica; sin em bargo,
era e vid e nte que de c u m p lir su co m e tid o dicha asam blea, el gobernador de
Buenos A ire s perdería el p redo m inio sobre el re sto de la República. El ú ltim o
re tiró su diputado ante la C om isión R epresentativa y poco después el citado
organism o se d iso lvió .
1 Las fechas recuerdan la revolución unitaria y la reunión de la C onvención de Cañuelas.

587
586
El 7 de mayo de 1832, Rosas envió un m ensaje a la L egislatura de Buenos
A ire s , por el cual renunciaba a las fa cu lta d e s e x tra o rd in a ria s que ejercía
desde su e lecció n . M otivaban esta a c titu d de im p o rta n cia p o lític a los in te n ­
sos debates y las d iscu sio n e s p ú b lica s a que habían dado o rig e n esos
poderes a b so lu to s.1
El problem a había d iv id id o al p a rtid o fe d e ra l, pues su grupo m in o rita rio ,
de tendencia m oderada — más ta rd e apodado “ lom os n e g ro s” — , se re sistía
a conceder nuevam ente esas fa c u lta d e s. D espués de larga y acalorada d is ­
cusión, los ú ltim o s triu n fa ro n y la L egislatura d ispuso re e le g ir a Rosas — que
había term in a d o su período legal— pero sin o to rg a rle los poderes absolutos.
D isgustado con esa d e te rm in a ció n , rechazó su n o m bram iento y com o la
Cámara in s is tió dos veces más, Rosas d e clin ó en am bos casos v o lv e r a
ocupar el gobierno. Finalm ente le fü e aceptada la renuncia (d ic ie m b re de
1832).

G O B IE R N O D E B A L C A R C E

Los “ c is m á tic o s " y los “ a p o s tó lic o s ”


En reem plazo de Rosas, la Le g isla tu ra e lig ió gobernador de la provincia sucesos y confiaba el m anejo de sus negocios p o lític o s en Buenos A ire s a
de Buenos A ire s al general Juan Ramón B alcarce, quien se hizo cargo de su esposa doña Encarnación, quien conspiraba contra B alcarce y m antenía la
sus fu ncio nes el 17 de d ic ie m b re de 1832. a ctivid a d o p o sito ra de los fe d e ra le s netos.
El nuevo gobernador era uno de los m ie m b ro s más destacados del
partid o fed e ra l y apenas llegado al poder todo indicaba que co n tin u a ría con
la o rie n ta ció n trazada por su a ntecesor. Sin em bargo, no aceptó la presión C a m p a ñ a de R osa s al d e s ie rto
de los ro sista s y aconsejado p o r su m in is tro de G uerra, el general Enrique
Los indígenas que habitaban el s u r de la p ro vincia de Buenos A ire s y
M artínez, no ta rd ó en oponerse a la p o lític a de Rosas, aprovechando que
tam bién la am plia región surcada por los ríos C olorado y N egro, atacaban
el ú ltim o había p a rtid o — en marzo de 1833— a lu ch a r co n tra los in d io s en
p e rió d ica m e n te a las poblaciones fro n te riz a s y com etían to d o género de
la campaña al d e s ie rto , com o verem os más adelante.
excesos. Rosas dispuso em p render co n tra estos aborígenes a gre sivos una
La a c titu d de B alcarce aum entó las d ise n sio n e s que desde tie m p o atrás
campaña p u n itiva a tra vé s del d e sie rto , com o se llam aba entonces a la
— con m o tivo de las fa cu lta d e s e x tra o rd in a ria s — d ividían al p a rtid o federal. reglón pampeana.
La Legislatura, en cuyo seno tenía apoyo el nuevo gobernador, derogó el
La em presa quedó organizada por m edio de tre s colum nas: la izquierda
de cre to que re s trin g ía la lib e rta d de im p re n ta y negó ayuda m onetaria a la
a las órdenes de Rosas, la de! ce n tro al mando del general Ruiz H uidobro y
expedición que encabezaba Rosas. la derecha d irig id a p o r F é lix A ldao.
A fin e s de a b ril de 1833, y con m o tiv o de las e le ccio n e s para diputados,
Rosas co n ce ntró sus e fe c tiv o s en la Guardia del M onte e in ic ió la m ar­
surg ie ro n dos lis ta s : la p ropiciada por los “ c is m á tic o s ” o “ lom os n e g ro s ",1
cha, el 22 de marzo de 1833, al fre n te de unos 2.000 hom bres, y en las cerca­
es d e cir, los fe d e ra le s m oderados de B alcarce y los “ fe d e ra le s n e to s " ta m ­
nías del a rroyo Tapalqué engrosaron las fila s — com o a u xilia re s— unos 600
bién conocidos com o “ a p o s tó lic o s ” . El triu n fo c o rre sp o nd ió a los prim e ro s,
in d io s am igos. Rosas p ro sig u ió su avance hacia el s u r y a m ediados de mayo
lo que o rig in ó una gran te n s ió n p o lític a y la renuncia de algunos diputados acampó en las m árgenes del río C olorado.
federale s netos. A m ediados de ju n io se e fe ctu a ro n nuevos c o m ic io s a fin
Entretanto,, la d iv is ió n del ce n tro había luchado con buen é x ito contra
de lle n a r esas vacantes, pero a causa de los tu m u lto s el g obierno las su s­
los in d io s ranqueles, a quienes d e rro tó en Las A co lla ra d a s (su r de San Luis),
pendió cuando los a p o s tó lic o s llevaban ventajas.
pero se v io forzada a re gresar porque el gobierno de Córdoba no le había
M ie n tra s ta n to , Rosas — desde el río C olorado— seguía el cu rso de los enviado la ayuda pro m etida.
La colum na de la derecha — que debía luchar en la región co rd ille ra n a —
cruzó los ríos D iam ante y A tu e l y con gran energía con sig uió d isp e rsa r a los
1 Rosas era un hábil p o lític o y tom ó esa determ inación para congraciarse con la opinión in d io s, aunque más adelante — po r fa lta de caballada— debió de tenerse y
pública, pero seguro de que le serían otorgadas nuevamente. De acuerdo con su concepto de luego regresar.
gobierno, las facultades e xtraordinarias le eran Indispensables.
Rosas quedó al fre n te de la única d iv is ió n que concluyó con é x ito la
2 Saldlaa afirm a que e l apodo de "lo m o s n e g ro s " proviene del c o lo r utiliza d o por esos
federales moderados en sus boletas para el com icío. Otros historiadores sostienen que se debe a la campaña. D ispuso d iv id ir a sus e fe c tiv o s en colum nas exploradoras, para
ia levita que vestían sus componentes, com o antes lo habían hecho — a modo de d istintivo— los que cruzaran el d e sie rto en varias d ire ccio n e s. A l fre n te de una de ellas,
unitarios. el general Pacheco costeó el río Negro hasta la isla Choele-C hoel, donde

588 589
pador Balcarce cesara en el mando. En su rem plazo fu e designado el gene­
ral V iam onte.

G O B IE R N O D E V IA M O N T E

p re d o m in io de lo s fe d e ra le s n e to s
V iam onte ocupó in te rin a m e n te el gobierno de la provin cia de Buenos
A ire s , el 4 de noviem bre de 1833. D esignó m in is tro s al general G uido y al
d o cto r M anuel García, quienes habían colaborado con Rosas en el p rim e r
gobierno, pero defendían las ¡deas lib e ra le s.
V iam onte no ta rdó en quedar so /n e tid o al p re dom inio de los rosistas,
quienes censuraban su actuación y se aprestaban para la lucha. Estos fe d e ­
rales netos, organizados en p andillas, atem orizaban a los pobladores de
Buenos A ire s y descargaban sus arm as de fuego co n tra las vivien das de los
"c is m á tic o s ” , m uchos de los cuales d ecidie ro n em igrar, com o los generales
Balcarce, Iria rte y M artínez.
A fin e s de 1833 y bajo la in sp ira ció n de Encarnación Ezcurra fu e creada
la S ociedad Popular R estauradora o M azorca 1 con el ob je to de organizar los
actos de adhesión a Rosas y p erse g u ir a sus o p o sito re s. La inte graron hom ­
bres p e rte n e cie n te s a d is tin ta s clases socia le s — algunos de caracterizadas
fa m ilia s porteñas— , pero luego se tra n s fo rm ó en una organización represiva
cuando in te g ra ron sus fila s individ u o s pendencieros y fan áticos.
Cuando en Buenos A ire s circulaban n o ticia s re fe re n te s a una conspira­
ción de fe d e ra le s cism á tico s vin cu la d o s.co n u n ita rio s, a rrib ó del d e s tie rro al
d e stru yó una trib u araucana; luego p ro s ig u ió su avance hasta la co n flu e n cia p u e rto de Buenos A ire s don B ernardino Rívadavia (28 de a b ril de 1834). Los
de los ríos Lim ay y Neuquén.
fe d e ra le s ro s is ta s se opusieron a la perm anencia del ex pre sid e n te en la
A com ienzos de 1834, Rosas regresó con sus e fe c tiv o s hasta Napostá ciudad — argum entando razones p o lític a s — por lo que fu e obligado a reem ­
(próxim o a Bahía Blanca) y puso fin a la campaña, que había durado cerca
barcarse y zarpar nuevam ente para el e x te rio r.
de un año. En ese lapso, sus e fe c tiv o s habían e lim in a d o a más de 6.000
indios y rescatado unos 4.000 ca u tivo s; tam bién quedaban una se rie de Rívadavia perm aneció casi un mes a bordo del bergantín “ Herminíe , mientras
fo rtin e s y algunas gua rn icio n e s en la isla de C hoele-C hoel, las m árgenes del el gobernador y la Legislatura debatían la situación creada con su arribo.
río Negro y el cam pam ento sobre el río C olorado. El caudillo Facundo Quiroga, que se encontraba en Buenos Aires, ofreció sus
servicios y hasta su fianza a Rívadavia, quien agradeció el gesto de su adversario.
Mientras tanto, los mazorqueros provocaban serios tum ultos y para amedren­
La R e v o lu c ió n de los R e s ta u ra d o re s
tar al gobernador y al m inistro García tiroteaban sus viviendas.
A fin de calm ar los ánimos, el citado m inistro firm ó una disposición por la
El encono p o lític o e n tre los fe d e ra le s " n e to s ” y “ lom os n e g ro s” fu e
cual el ex presidente debía alejarse del país. Rivadavia partió rumbo a la Banda
atizado por los p e rió d ico s de la época, que se atacaban con suma v iru le n c ia .
O riental y más tarde pasó a Europa.
Cuando la te n sió n recrudecía, apareció un p e rió d ico ro s is ta titu la d o "E l Res­
taurador de las Leyes", d irig id o p o r N icolás M ariño.
A l a rre cia r los ataques procaces, el g o bierno de Balcarce d ispuso In ic ia r E le c c ió n d e M a n u e l V ic e n te M aza
proceso a los que abusaran de la lib e rta d de im prenta. El 11 de o ctu b re de
D ebido a la d ifíc il situ a ció n p o lítica , el general V iam onte elevó su renun­
1833 aparecieron ca rte le s en Buenos A ire s , anunciando el com ienzo del ju ic io
cia, la que fu e aceptada por la Cámara a fin e s de ju n io de 1834. A los pocos
al “ R estaurador de las Leyes” . La n o ticia aludía al p e rió d ic o d irig id o por
días designó en su reem plazo a Rosas, pero éste rechazó el cargo de go­
M ariño, pero los p a rtid a rio s de Rosas — ante el equívoco a que se prestaba
el títu lo — creyero n que el juzgado sería el p ro p io Juan M anuel (en esos bernador. , . .
S ostenía que el país atravesaba un m om ento de c ris is po lítica , pues
m om entos se encontraba luchando co n tra los in d io s).
hasta los fe d e ra le s estaban d ivid id o s, y que las circu n sta n cia s obligaban a
La agita ción cundió en seguida y m illa re s de ro s is ta s , con el apoyo de
e fe c tiv o s m ilita re s a las órdenes del general A g u stín Pinedo, d e rro ta ro n a
las fuerzas leales y p u sieron s itio a Buenos A ire s .
Las tropas gubernam entales no pudieron re s is tir a los re v o lu c io n a rio s y
i La Sociedad ostentó com o emblema la m azorca o espiga de maíz, que s ign ifica ba — como
entonces por ley del 3 de no vie m b re la L egislatura dispuso que el gober- el marlo— la unión de sus Integrantes.

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ro b u ste ce r la autoridad del g o bierno; en o tra s palabras, el R estaurador solí
citaba nuevam ente las fa cu lta d e s e xtra o rd in a ria s. Sin o to rg a rle esos poderp*
absolutos, la Sala v o lv ió a e le g irlo hasta una cuarta vez, pero Rosas recha>*
todos los o fre c im ie n to s . '- " « o
El 14 de agosto fue designado gobernador de la p ro vin cia el doctr».
Tomas M anue l de A nchorena, quien d e clin ó el cargo, al igual que NicolZ
A nchorena, p ropuesto a co n tin u a ció n . s
La L egislatura nom bró sucesivam ente a o tro s dos am igos del Restaura
dor: el co m e rcia n te Juan N epom uceno T errero y el general A n q e l P achprn'
pero am bos d im itie ro n . •
Por ú ltim o , aceptó p ro v is io n a lm e n te el p o der e je c u tiv o el p re sid e n te d *
la Camara, d o cto r M a n u e l V ice n te Maza, quien el 1? de octu b re se hizo carnn
del mando de la p ro vin cia . y

A S E S IN A T O D E Q U IR O G A

El c o n flic to en el n o rte d e l país

Cuando el d o c to r Maza ocupó el g o bierno de Buenos A ire s , el n o rte del


país estaba agitado por los enconos personales y p o lític o s . Un grave con­
flic to se había producido e n tre los gobernadores A le ja n d ro H eredia, de Tu-
cum an, y Pablo L atorre, de Salta. A m bos m andatarios se acusaban dé mutua
agresión — in clu s iv e de connivencia con los u n ita rio s — con el o b je to de con­
se g u ir ventajas p o lític a s y te rrito ria le s para sus re sp e ctivo s gobiernos.
Enterado de la guerra c iv il, el gobernador Maza nom bró su represen­
tante a Facundo Q uiroga, para que m ediara am isto sa m e nte en el c o n flic to .
Desde tie m p o atrás, Q uiroga se encontraba e nem istado con E stanislao
López y con José V ice n te Fteinafé, gobernadores de Santa Fe y Córdoba
resp e ctiva m en te . 1
Rosas dictó la carta — fechada el 20 de diciem bre— a su secretario Antonino
o=troí¿U¡r09a y , López ambicionaban el control de la provincia de Córdoba, ubicada R@y@s.
estratégicam ente en el medio del país. En agosto de 1831 ocupó el gobierno de A través de un extenso escrito, sostiene que era necesario pa cifica r el te rri­
torio antes de proclam ar una Constitución y de lo ineficaz que resultaría apresurar
tero reSoSofauiSSa " '0 aP°y° d¡reC,° d6‘ CaUdi"° santafec¡n0' la organización del pafs, con el propósito de rem ediar los males de la época.
IupnnEfrarncís 18o 3-’ m *3116 en Río Cuarto un movim'ento revolucionario que
S fracasó. Los Reinafé — eran varios hermanos— culparon a Quiroqa de la El c a u d illo de los Llanos avanzó con rapidez, pero al lle g a r a P itam balá
intentona, y éste no ocultó su adhesión a los enemigos del gobernador cordobés. (S antiago del E stero) se e nteró de que Latorre había sid o derrotado y más
ta rd e m u e rto en una revuelta. D ispuesto a c u m p lir con su m isió n , Q uiroga
B a rra n ca Y a c o logró que los gobiernos de S alta, Tucumán y S antiago del E stero saldaran
sus d ife re n c ia s sin re c u rrir a las arm as.
n ,, i r n n i es de Pa" ir eI n o rte ’ para cum P|ir con su m isión conciliadora, Hecho e sto , em prendió el regreso a Buenos A ire s por ju ris d ic c ió n de
Q uiroga se reunió con Rosas para cam b iar ideas sobre la m ejo r form a de la p ro vin cia de C órdoba, sin escuchar prudentes consejos y n o ticia s c ie r­
poner term in o a la guerra civ il. tas seqún las cuales los herm anos Reinafé habían ordenado su m uerte.
El 17 de d ic ie m b re de 1834, Q uiroga s a lió de Buenos A ire s con su En la mañana del 16 de fe b re ro de 1835, cuando la co m itiv a integrada
tn n in H o 'i d o c to r José Santos O rtiz ; Rosas los acompañó hasta San A n ­ po r Q uiroga, su se cre ta rio José Santos O rtiz, un negro a siste n te , dos co­
to n io de A reco, donde vo lv ie ro n a co n fe re n c ia r p o r ú ltim a vez en la H acipn rreos, un p o s tilló n y un niño atravesaba el lugar denom inado Barranca Yaco
da de Figueroa. A llí c o n vin ie ro n en que el com isionado pro se g u iría h a d a e l (n o rte de Córdoba) fu e rodeado por una pa rtida de hom bres a r m a d o s a l a s
in te rio r, m ien tra s Rosas le haría lle g a r en una carta sus opiniones sobre órdenes del capitán S antos Pérez, persona de confianza de los Remafe.
el m om ento p o lític o y el problem a in s titu c io n a l, “ para dar más fuerza a A c to seguido el c a u d illo riojano fu e u ltim a d o ju n to con sus acom pañantes,
HniIUmo "t qUe S8 16 hab‘a encom endado” . Un chasqui lle v ó con rapidez el con excepción de dos de e llo s , que lograron h u ir. Qri 0 i
Q uiroga Y 3 V em tlcm co leguas de S antiago del Estero lo entre g ó a La carta e s c rita en la H acienda de Figueroa, que Q uiroga llevaba en el
b o ls illo de su chaqueta, quedó manchada con sangre.

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LA C IU D A D Y LA C A M P A Ñ A (1 8 1 0 -1 8 3 0 ) Uno de los aspectos más destacados de la obra cum plida por la
A sam blea del año 1813, fueron las re fo rm a s de ca rá c te r so cia l, e ntre ellas
La so cied ad la lib e rta d de los esclavos y la a b olición de toda fo rm a de s e rv ic io perso­
nal de los in d io s. Tam bién dispuso poner fin al m ayorazgo, la in ju sta y
Resulta d ifíc il d e te rm in a r el núm ero de habitantes de la ciudad de antigua in s titu c ió n destinada a pe rp e tu a r los bienes de una fa m ilia en fa vo r
Buenos A ire s y su campaña en los p rim e ro s v e in te años de vida indepen­ del h ijo m ayor.
diente, debido a la fa lta de censos c o m p le to s. A pesar de esto, podemos
m encionar algunas constancias docum entales que aportan datos de in te ré s La e c o n o m ía
En el año 1810 se realizaron dos padrones, uno en el mes de a b ril y
o tro en agosto. A m bos se llevaron a cabo con un p ro p ó s ito m ilita r y, en Uno de los p ro p ó sito s fu ndam enta les del plan de gobierno de la P rim e­
consecuencia, su in fo rm a ció n es bastante precisa con respecto a los varo­ ra Junta fu e m e jo ra r la econom ía. En ta l se n tid o dispuso re d u c ir los dere­
nes, no así con los demás pobladores. De e llo s se deduce que la ciudad de chos que gravaban la e xpo rtación de fru to s del país y declaró lib re de todo
Buenos A ire s estaba habitada en tie m p o s de la R evolución de M ayo por arancel el envío de harinas al e x te rio r. Fue redactado un nuevo reglam ento
33.800 personas. de c o m e rcio y para e s tim u la r la fundació n de poblaciones ordenó la venta de
En el año 1815 se e fe ctu ó o tro em padronam iento para e sta b le ce r et parcelas con la o b lig ació n para sus p ro p ie ta rio s, de levantar vivie n d a s. Se
núm ero de re p re se nta n te s que debían enviarse al fu tu ro C ongreso que se dispuso h a b ilita r nuevos pue rto s, e ntre e llo s, M aldonado y Ensenada.
realizaría al año sig u ie n te en Tucumán. Sus datos son de in te ré s porque E lim inadas las trabas del m onopolio, la p ro vin cia de Buenos A ire s
agrega los habitantes de la campaña. En to ta l, la población se e s tim ó en com enzó a p ro g re sar con rapidez, en im po rtancia y en riquezas, y a ree m ­
51.700 personas. En 1822, el m ilita r B uenaventura A rzac — a cargo de la plazar el a n tig u o siste m a económ ico por o tro que se adaptara a sus nece­
A d m in is tra c ió n de C o rre o s— se encargó de em padronar a la población sidades. N inguna de las re sta n te s p rovin cia s disponía de sus recursos
porteña y obtuvo un to ta l de 55.400 habitantes. n atu ra le s y de una com unicación por m ar d ire c ta con Europa. Producía
cueros, sebos, cerda, lana, harina y maíz, produ cto s que encontraban com ­
Recientes estudios han demostrado que entre 1810 y 1815 se produjo un pradores en A m é rica y en el V ie jo M undo. A dem ás, Buenos A ire s se
movimiento de pobladores hacia las afueras de Buenos Aires, siendo en ese pe­ b e n eficiaba al re c ib ir m ercaderías del in te rio r del país para luego re m i­
ríodo muy superior las cifras de los habitantes en las quintas y en la campaña
próxima, que en el área céntrica tradicional. tirla s — com o in te rm e d ia ria — en su co m e rcio con el e x te rio r.
Luego de ese lapso, el núcleo urbano fue el que volvió a contar con mayor El puerto de Buenos Aires era el destino obligado de las provincias del in ­
población. Se ignoran las causas de esta em igración hacia los alrededores de la terior para establecer relaciones com erciales con países extranjeros. El caso inverso
ciudad.
de dependencia com ercial no se producía, por cuanto la ciudad porteña para con­
En m ateria de razas, el p rim e r lugar en cantidad lo ocupó la blanca, seguir tejidos, azúcar, etc., podía recu rrir a los mercados europeos y americanos,
donde los productos que necesitaba figuraban con mejores precios que los esta­
seguida por la negra, la parda y los naturales (in d io s y m e stizo s). En tie m ­
blecidos por los com erciantes del interior del país.
pos de la R evolución de M ayo había en Buenos A ire s gran cantidad de
negros esclavos, que p e rió d ica m e n te llegaban hacinados en los barcos. Las p ro vin cia s ob tu vie ro n algunos b e n e ficio s derivados del c re c im ie n to
Eran considerados "p ie za s de In d ia s" y vendidos en subasta, aunque no económ ico de Buenos A ire s , pero esas ganancias eran in d ire cta s y depen­
re cib ie ro n mal tra to y se dedicaban a d ive rsa s tareas do m é stica s o bien a dían de la p o lític a aplicada desde la ciudad porteña. Por este m o tivo , las
traba jar com o peones en pequeñas in d u stria s o en las q u in ta s. re la cio n e s c o m e rcia le s e n tre el in te rio r y Buenos A ire s no tarda ron en
En las dos p rim e ra s décadas que sig u ie ro n al m o vim ie n to de M ayo la c o n v e rtirs e en un grave problem a que a fe ctó al país e n te ro y fu e una de
secular e stru c tu ra social del período hispánico s u frió m o d ifica cio n e s. Los las causas de las luchas e n tre u nitarR js y fe dera les.
españoles de a lcurnia que com ponían la a ris to c ra c ia fueron gradualm ente En épocas del gobierno de M a rtín Rodríguez (1821-1824) la p ro vin cia
desplazados de su p riv ile g ia d a s itu a ció n p o lític a y social p o r los c rio llo s de Buenos A ire s a m p lió su te r rito rio hacia el su r y el o este, hasta Tandil y
— nacidos en el país— que p re fe ría n el lugar de su cuna a la tie rra europea el río Salado, lím ite s donde com enzaba la h o stilid a d de los indígenas. El
de sus padres. a m p lio te rrito rio , que puede calcu la rse en 41.000 k iló m e tro s cuadrados,
La e lim in a c ió n del m onopolio y su reem plazo por un siste m a econó­ estaba en gran parte ocupado po r estancias, las cuales no tardaron en
m ico lib e ra l, p e rm itió el e n riq u e c im ie n to de algunos co m e rcia n tes, cuyos tra n s fo rm a rs e en im p o rta n te s em presas co m e rcia le s. El p re cio del ganado
h ijos, luego de su paso por la U niversidad, in te g ra ría n una nueva burauesía vacuno se elevó casi el tr ip le en la década com prendida e n tre 1820 y 1830.
de in te le ctu a le s . A d ife re n c ia de la ganadería, fu e escaso el progreso de la a g ric u ltu ra
Los gobiernos re vo lu cio n a rio s m ejoraron la s itu a ció n del indígena y en el período que nos ocupa. A unque aum entaron las granjas y la super­
de la clase s e rv il, integrada por negros, m u la to s (unión de raza blanca fic ie cu ltiva d a, la fa lta de m ano de obra y de cam inos adecuados — nece­
y negra) y zambos (de raza india y negra). sarios para tra n s p o rta r los pro d u cto s— im p id ie ro n que la a ctivid a d se
La Prim era Junta se ocupó de la s itu a ció n de los Indios, les concedió e xte n d ie ra . Para so lu cio n a r la fa lta de peones en las ta re as agrícolas, se
derechos p o lític o s y los in stó a que aprendieran un o fic io . El P rim er T riun­ tra tó de fo m e n ta r la colonización, pero el in te n to no pasó de un proye cto .
v ira to dispuso e lim in a r los p re ju ic io s raciales y p ro h ib ió el trá fic o de e s c la ­ El siste m a de e n fite u s is , c o n ve rtid o en ley durante la p residen cia de Riva-
vos en todo el te r rito rio del país. davia, fracasó en la p rá ctica y Rosas debió s u p rim irlo .

594 595
La in d u s tria m antuvo p o r largos años las c a ra c te rís tic a s del período
hispánico, por cuanto fu e casi e x clu siva m e n te manual, realizada en peque­
ños ta lle re s con ayuda — en algunos casos— de s e n c illa s máquinas. Sólo
experim e ntaron progresos los derivados de la ganadería. En el in te rio r del
país, caben m encionar las in d u s tria s te x til, v itiv in íc o la y azucarera.
Hacia el té rm in o de la segunda década del período independiente, la
guerra contra el B rasil y la firm a de una paz que no respondía a nuestros
triu n fo s m ilita re s , s ig n ific ó para la C onfederación un grave problem a eco­
nóm ico, porque M o n te vid e o , co n ve rtid a en capital de un Estado indepen­
diente , fu e — desde ese m om ento— una riv a l de im p o rta n cia en el trá fic o
com ercial. Por o tra parte, los años de guerra ocasionaron p e rju ic io s en las
finanzas, p a rticu la rm e n te en la p ro vin cia de Buenos A ire s .

La c u ltu ra

La a rq u ite ctu ra . En el período hispánico, las resid e n cia s y los e d ific io s


púb licos se co n stru ye ro n de acuerdo con el e s tilo co lo n ia l, que re cib ió
in flu e n cia s del barroco español (con p ro fu sió n de adornos) y del renaci­
m iento ita lia n o . Luego de la R evolución de M ayo y durante largos aTios, la
a rq u ite ctu ra de n u e stro país se m antuvo d e n tro de la tra d ic ió n hispánica,
ta n to en las casas urbanas com o en las q uintas de los suburbios y en las
estancias.
La época de Rivadavia, p rim e ro com o m in is tro de M a rtín Rodríguez y
luego en la presid e n cia de la R epública, indica un período de adelanto en
m a teria a rq u ite ctó n ic a y urbanística. Fue te rm in a d a la fachada de la C ate­
dral de Buenos A ire s , se reglam entaron aspectos de la e d ific a c ió n — como
las ochavas en las esquinas— y se dispuso el ensanche de varias calles,
hoy avenidas, com o Entre Ríos y C allao. Para re c ib ir a sesoram iento en esta
m ateria se creó el D e p artam ento de Ingenieros.
La lite ra tu ra . En el período co m prendido e n tre 1810 y 1830, se d is tin ­
guen dos generaciones lite ra ria s , educadas ambas bajo la in flu e n c ia te o ló ­
gica y hum anística co lo n ia l, con algunas in flu e n c ia s lib e ra le s de los e n c i­
clo p e dista s fra nce se s.
En la prim e ra generación, que actuó en pleno período re vo lu cio n a rio ,
deben c ita rs e a fra y C ayetano R odríguez y V ice n te López y Planes, quienes
expresaron sus ideales fa vo ra b le s a la causa in dependiente. En la época de
M ayó, tam bién alcanzó im p o rta n cia el género gauchesco con los c ie lito s y
diálogos del poeta B a rto lo m é H idalgo.
Los in te g ra n te s de la segunda generación lite ra ria fu e ro n hom bres de
tendencia lib e ra l y p a rtid a rio s de la p o lític a c e n tra lis ta de Buenos A ire s ,
por eso han sid o llam ados los "u n ita rio s del año 1825". Entre e llo s pueden
m encionarse a Juan C ruz V arela y Juan C ris ó s to m o Lafinur.
La enseñanza. Los gobiernos que sucedieron a la P rim era Junta dispen­
saron una decidid a p ro te cció n a la enseñanza especializada y el apoyo a las
cie ncias se puso de m a n ifie s to en tie m p o s de R ivadavia — e n tre 1821 y
1827— quien fa vo re c ió esas activid a de s con v a rio s d e cre to s e in ic ia tiv a s .
En 1810 a b rió sus puertas la Escuela M ilita r de M a te m á tica s y poco
más tard e la A cadem ia de M a te m á tica s (1816). En marzo de 1813 se creó
la Escuela de M e d icin a , tra n sfo rm a d a casi de in m e d ia to en el In s titu to M é ­
d ic o M ilita r. La quím ica y la fís ic a a d q u irie ro n c a rá c te r de cie n cia e xp e ri­
m ental cuando, p o r m ediación de Rivadavia, se in s ta ló en n u e stro país el
p rim e r la b o ra to rio y gabinete.

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En épocas de la R evolución de M ayo, el a ntiguo c o le g io secundario de problem as en Buenos Aires.
San C arlos había dejado de fu n cio n a r y s irv ió para a lo ja r e fe c tiv o s m ilita ­
res. Sobre la base del e xtin g u id o e sta b le c im ie n to , el D ire c to r Pueyrredón Convenciones de Entrevista de Lavalle y Rosas: la candidatura de Félix de
ordenó la creación del C o le g io de la U nión d e l Sur, que se inauguró en Cañuelas y Barracas. Alzaga. La derrota de la lista propiciada en Cañuelas. El
ju lio de 1818. Pacto de Barracas: José Viamonte gobernador. Se resta­
Una m edida de suma im p o rta n cia c u ltu ra l fu e la fundación de la U ni­ blece la Junta de Representantes de carácter federal. Juan
ve rsidad de Buenos A ire s — agosto de 1821— durante el g obierno de M a rtín Manuel de Rosas gobernador de la provincia de Buenos
Rodríguez, debido al empeño del p re sb íte ro A n to n io Sáenz y a la a ctivid a d Aires: las facultades extraordinarias.
del m in is tro Rivadavia. La casa de a lto s e stu d io s la integraban se is Depar­
tam entos C ie n tífic o s o Facultades (P rim eras Letras, E studios P reparatorios, El general Paz domina Batalla de Oncativo. La Liga Unitaria o Liga del Interior. El
C iencias Exactas, Jurisp ru d e n cia , M e d icin a y C iencias Sagradas). La U ni­ el interior. Supremo Poder M ilitar.
versidad ce n tra lizó toda la enseñanza del Estado, de manera que el e stu ­
diante dependía del e s ta b le c im ie n to desde la in ic ia c ió n de sus estu d io s El Pacto Federal. La revolución en Entre Rios. El pacto firm ado en Santa Fe.
ele m e ntales, hasta la más alta graduación. La Comisión Representativa y el futuro Congreso General.
Por in ic ia tiv a de Rivadavia, el C o le g io de la Unión del Sur fu e Incor­
porado a la U niversidad con el nom bre de C o le g io de C iencias M orales. Los federales vencen Las hostilidades contra el general Paz. Invasión de la p ro ­
Las artes. En el período de la R evolución e Independencia las a c tiv id a ­ a los unitarios. vincia de Córdoba por tropas federales. Quiroga ocupa la
des a rtís tic a s fu ero n escasas y sólo una pequeña m inoría m anifestaba in te ­ provincia de Mendoza. Prisión del general Paz. Fin de la
rés por ellas. D ebem os te n e r en cuenta que nue stro m edio careció de una guerra civil.
tra d ic ió n a rtís tic a local en el cam po de la p in tu ra y e scu ltu ra , a d ife re n c ia
de lo sucedido en o tro s países hispanoam ericanos — M é xico , Perú— donde Juan Manuel de Rosas. El estanciero: El Rincón de López y los Cerrillos. Interven­
fue evidente una in flu e n cia indígena de a lto s n iveles. ción de Rosas en los sucesos del año 1820. Su actuación
Luego de c e rra r sus puertas la escuela del C onsulado p ropiciada por política posterior. Aspecto físico. Ideología.
Belgrano, pasaron va rio s años antes que el re lig io s o Paula C astañeda abriera
en el C onvento de los R ecoletos — fin e s de 1814— un nuevo e s ta b le c im ie n to Primer gobierno Las exequias de Dorrego. La divisa punzó. Obra adm inis­
destinado a la enseñanza p ú blica del dibujo. de Rosas. trativa: medidas para m ejorar las finanzas. Política exterior:
En la época que nos ocupa, los p in to re s — to d o s e x tra n je ro s — fu eron relaciones con la Santa Sede; protesta po r las islas Mal­
m uy pocos y sus obras escasas. M e ncionarem os al fra n cé s Juan Felipe vinas. Rosas rechaza su reelección: la renuncia a las facul­
Goulu, al suizo José G uth y al inglés E m eric Essex Vidal. tades extraordinarias. Los federales moderados.

Gobierno de Balcarce. O posición a la política de Rosas. División del partido fede­


ra l: los cism áticos y los apostólicos.
Campaña de Rosas al desierto. Las colum nas: Rosas, Hui-
dobro y Aldao. El avance hasta la confluencia de los ríos
Limay y Neuquén. Fin de la campaña.
Guía de repaso
La revolución El encono entre las fracciones federales. El ju icio al “ Res­
de los restauradores. taurador de las Leyes” . Derrota de las tropas guberna­
mentales.
Gobierno de Dorrego. La situación del pais: rivalidades entre unitarios y fede­
rales. Acercam iento po lítico con los caudillos. La Con­ El predom inio de los federales netos. La Sociedad Popular
Gobierno de Viamonte.
vención Nacional de Santa Fe. Restauradora. Renuncia de Viamonte.
La guerra contra el im perio del Brasil. El tratado de paz: Rosas rechaza su reelección. Otros designados que no
la independencia de la Banda Oriental. aceptan el cargo de gobernador de la provincia. Elección
provisoria de Manuel Vicente Maza.
Revolución del 19 de Dorrego y los problem as internos y externos. El movimiento
diciembre de 1828. unitario: Lavalle gobernador. Muerte de Dorrego.
Asesinato de Quiroga. El conflicfo entre los gobernadores de Tucumán y de Salta.
Quiroga designado mediador. Entrevista con Rosas en la
Campañas de los E l'p la n de guerra de los unitarios. Campañas de Rauch y Hacienda-de Figueroa. Muerte de Quiroga.
generales Lavalle Estomba. Lavalle: combate de Puente de Márquez. El ge­
y Paz. neral Paz en el interior del pais. Combate de la Hacienda
La ciudad y la campaña Algunos datos tomados de empadronamientos. La pobla­
de San Roque. Ocupa el cargo de gobernador de Córdoba. ción según las razas. Situación del indígena y de la clase
(1810-1830).
Facundo Quiroga y la batalla de La Tablada. Lavalle y sus servil.
La sociedad.

598 599
La economía. Progreso de la provincia de Buenos Aires luego de elimt h isp án ico? 36. ¿ C u á n ta s g e n e ra cio n e s lite r a r ia s se d istin g u en en tre
nadas las trabas del m onopolio. Relaciones con las pro 1810 y 1830? 37. ¿Q u é p u e d e d ecir con resp e cto a la en señ a n za en
vmcias del interior. La ganadería: las estancias. La aqri la s dos p rim e ra s d éca d a s d el p erío d o in d e p en d ien te? 38. ¿P o r qu é
cultura. Características de la industria.
la s a c tiv id a d e s a rtís tic a s fu ero n escasas?

La cultura. La arquitectura: el estilo colonial. Los adelantos del periodo


rivadaviano. La literatura: la generación del periodo revo­
lucionario. Los unitarios del año 1825. La enseñanza: es­
cuelas especializadas. La enseñanza secundaria y la su­ Actividades Prácticas
perior. Las artes: falta de tradición artística. Algunos pin­
tores extranjeros que actuaron en nuestro medio.
• A n a liz a r y e x p lic a r el proceso que c u lm in ó con la re v o lu c ió n d e l
19 de d ic ie m b re de 1828.
• R e s u m ir en u n cu a d ro sin ó p tico las cam pañas de los generales L a -
v a lle y Paz.
—Cuestionario ---------------------------------------------------------- • E x p lic a r e l P acto F e d e ra l de 1831 y c o m p a ra rlo con otros antece­
dentes' legales a n te rio re s .
• In d ic a r, los m o tiv o s que o rig in a ro n la d iv is ió n de los fe d e ra le s en
1. ¿ C u á l era la situ ació n d el país cuan do D o rrego fu e eleg id o
cism á tico s y apostólicos
g o b ern ad o r? 2. ¿En q ué fo rm a in ició u n a p o lítica de aoercam ien -
• A n a liz a r la e v o lu c ió n de la ciu d a d y la cam paña (1 8 1 0 -3 0 ) en los
to con los cau d illo s? 3. ¿Q u é sab e con respecto a la firm a de la
aspectos social, económ ico y c u ltu ra l.
paz con el B ra sil? 4. ¿Q u é p rob lem as debió e n fre n ta r D orrego?
5. ¿C óm o se p ro d u jo la revo lu ció n d el 1? de d iciem b re? 6. ¿Q ué
o cu rrió en N a v a rro ? 7. ¿Q u é plan traza ro n L a v a lle y P a z p a ra
d estru ir a l e jé rc ito fed e ra l? 8. ¿D ónde fu e d erro tad o L a v a lle ?
9. ¿Q u é triu n fo s logró P a z en el in terio r? 10. ¿Q ué d ifíc il s itu a ­
ción afro n tó L a v a lle en B u en os A ire s? 11. ¿Q ué dispuso la co n ­
Lectura
ven ció n de C añ u ela s? 12. ¿ Y el pacto de B a rra c a s? 13. ¿Cóm o
R osas lleg ó a go b ern ad o r d e la p ro v in c ia de B u en os A ire s? 14.
PACTO FED ER AL
¿ C u á les fu ero n las con secu en cias de la b a ta lla de O n ca tivo ? 15.
¿ A qué se llam ó la L ’ ga U n ita ria ? 16. ¿Q u é dispuso el P acto T R A T A D O C E L E B R A D O E N TR E L O S E X C M O S. G O B IE R N O S DE
F e d e ra l? 17. ¿Q u é lu ch as lib ra ro n las lig a s u n ita ria y fed e ra l? L A S P R O V IN C IA S L IT O R A L E S DE B U E N O S A IR E S , S A N T A FE Y
E N T R E R IO S.
18. ¿En q u é fo rm a cayó p risio n ero el g e n e ra l P az? 19. ¿D ónde
form ó su p erso n a lid a d J u an M an u el de R osas? 20. ¿ C u á l fu e el (4 de en e ro de 1831)
com ien zo de su v id a p o lítica ? 21. ¿Q ué sab e con resp ecto a su A r t í c u l o I. — Los Gobiernos de Santa-Fé, Buenos-Aires y Entre Rios ratifican y
retra to físico e id eología? 22. ¿Q u é acc'ó n p o lítica y a d m in istra ­ declaran en su rigoj'" y fuerza los tratados anteriores celebrados entre los mismos
Gobiernos, en la parte que estipulan paz firme, amistad, y unión estrecha y permanen­
tiv a cu m p lió en su p rim er go biern o? 23. ¿P or q ué R osas rechazó te, reconociendo reciprocamente su libertad, independencia, representación y derechos.
A r t í c u l o II. — Las Provincias de Santa-Fé, Buenos-Aires y Entre-Rios, se obligan a
su reelecció n ? 24. ¿C óm o se d ivid ió el p a rtid o fed e ra l? 25. E x p li­ resistir cualquiera invasión extrangera que se haga, bien sea en el territorio de cada
que la cam p añ a de R osas al desierto. 26 ¿ C u á l fu e el m otivo de la una de las tres provincias contratantes, ó de cualquiera de las otras que componen el
Estado Argentino.
revo lu ció n de los resta u ra d o res? 27. ¿Q u é pred om in io e jercie ro n A r t í c u l o III. — Las Provincias de Sánta-Fé, Buenos-Aires y Entre-Rios, se ligan y
constituyen en alianza ofensiva y defensiva, contra toda agresión ó preparación de
los fe d e ra le s netos d u ra n te el go b iern o de V iam o n te? 28. ¿P o r qué parte de cualquiera de las demas Provincias de la República (lo que pios no permita)
que amenaze la integridad, é independencia de sus respectivos territorios.
F acu n d o Q u iro g a fu e en via d o al n orte por el go b ern ad o r M aza? A r t í c u l o IV. — Se comprometen á no oir, ni hacer proposiciones, ni celebrar tratado
29. ¿Q u é o cu rr'ó en B a rra n c a Y a c o ? 30. ¿ C u á l era la po blación alguno particular, una Provincia por si sola con otra de las litorales, ni con ningún
otro Gobierno sin prévio avenimiento espreso de las demas Provincias que forman la
de la ciu d ad de B u en os A ire s en el año 1810? 31. ¿ Y en 1822? presente federación.
A r t í c u l o V. — Se obligan á no reusar su consentimiento espreso para cualquier trata­
32. ¿C ó m o se m od ificó la estru ctu ra so cia l en las dos p rim eras do que alguna de las tres Provincias litorales quiera celebrar con otra de ellas, ó de
décadas sig u ien tes a la R e vo lu ció n de M ayo? 33. ¿P o r a u é la las demas que pertenecen á la República, siempre que tal tratado no perjudique á
otra de las mismas tres Provincias, ó á los intereses generales de ellas, ó de toda la
p ro v in c ia d e B u en os A ire s ob tu v o b en eficio s econ óm icos su p erio res República.
A r t í c u l o VI. — Se obligan también á no tolerar que persona alguna de su territorio
al resto d el país? 34. ¿P o r qué fu e escaso el progreso de la a g r i­ ofenda á cualquiera de las otras dos Provincias ó á sus respectivos Gobiernos, y á
c u ltu ra ? 35. ;Q n é estilo a rq u itectó n ico pred om in ó en el período guardar la m ejor armonia posible con todos los Gobiernos amigos.

600 601
A r t i c u l o VII. — Prometen no dar asilo á ningún criminal que se acoja a una de nunciado el Sr. General D. Pedro Ferré la comision que le confirió al efecto, y tenien­
ellas, huyendo de las otras dos por delitos, cualquiera que sea, y ponerlo á disposición do muy fundados y poderosos motivos para creer que accederá á él en los mismos
del Gobierno respectivo que lo reclame com o tal. Entendiéndose que el presente ar­ términos en que está concebido, se le invitará por los tres Comisionados que subscriben
tículo solo regirá con respecto á los que se hagan criminales despues de la ratificación á que adhiriendo á él, lo acepte y ratifique en todas y cada una de sus partes, del
y publicación de este tratado. mismo modo que si hubiese sido celebrado conform e á instrucciones suyas con su
A r t í c u l o VIII. — Los habitantes de las tres Provincias litorales gozarán reciproca­ respectivo Comisionado.
mente la franqueza y seguridad de entrar y transitar con sus buques y cargas en todos
los puertos, rios y territorios de cada una, ejerciendo en ellas su industria con la Dado en la ciudad de Santa-Fé, á 4 del mes de Enero del año de Nuestro Señor 1831.
misma libertad, justicia y protección que los naturales de la Provincia en que residan,
bien sea permanente, ó accidentalmente. D o m in g o C u l le n .
A r t í c u l o IX. — Los frutos y efectos de cualquiera especie que se importen ó expor­
J o se M a r ía R o j a s y P atbon.
ten del territorio ó puertos de una Provincia á otra, por agua ó p or tierra, no pagarán A n t o n io C r e s p o .
mas derechos que si fuesen importados por los naturales de la Provincia, á donde ó de
donde se exportan ó importan. A r t í c u l o a d i c i o n a l r e s e r v a d o . — Siendo notorio á todos los Gobiernos de la liga que
A r t í c u l o X. — No se concederá en una Provincia derecho, gracia, privilegio ú excep­
los de Santa-Fé y Entre-Rios no pueden por ahora en manera alguna hacer frente
ción á las personas y propiedades de los naturales de ellas, que no se concedan á á los gastos de la guerra, toda vez que ella se haga necesaria, ambos Gobiernos que­
los de las otras dos. dan obligados á contribuir con sus respectivos contingentes, según lo establecido en
A r t í c u l o XI. — Teniendo presente que alguna de las Provincias contratantes ha
el artículo 13 del tratado público celebrado en esta ciudad de Santa-Fé, y en este dia
determinado por ley que nadie puede ejercer en ella la primera Magistratura sino sus entre las tres Provincias litorales, Santa-Fé, Buenos-Aires y Entre-Rios; y el Gobierno
hijos respectivamente, se exceptúa dicho caso y otros de igual naturaleza que fuesen de Buenos-Aires se obliga á proporcionarles cuantos recursos pecuniarios le sean posi­
establecidos por leyes especiales. Entendiéndose que en caso de hacerse por una Pro­ bles según sus atenciones' y circunstancias, para fomentar el equipo y apresto de la
vincia alguna excepción, ha de estenderse á los naturales y propiedades de las otras fuerza con que cada uno de ellos deba contribuir conform e á la designación del con ­
dos aliadas. tingente que prèviamente haya hecho la Comision Representativa de los tres Gobiernos
A r t í c u l o XII. — Cualquier Provincia de la República, que quiera entrar en la liga litorales.
que forman las litorales, será admitida con arreglo á lo que establece la segunda base Dado en la ciudad de Santa-Fé. á 4 del mes de Enero del año de Nuestro Señor de 1831.
del artículo 1.9 de la citada Convención Preliminar celebrada en Santa-Fé á 23 de
Febrero del precedente año, ejecutándose este acto con el expreso y unánime consen­ D o m in g o C u l l e n .
timiento de cada una de las demas Provincias federales. J o s e M a r ía R o j a s y P atron .
A r t í c u l o XIII. — Si llegase el caso de ser atacada la libertad é independencia de
A n t o n io C r e s p o .
alguna de las tres Provincias litorales, por alguna otra de las que no encuentran al
presente en lá federación, ó por otro cualquier poder estraño, la auxiliarán las otras
dos Provincias litorales con cuantos recursos y elementos estén en la esfera de su
poder, según la clase de la invasión, procurando que las tropas que envien las Provin­
cias auxiliares, sean bien vestidas, armadas, y municionadas, y que marchen con sus • ¿Por qué se considera que los a r ­
respectivos Gefes y Oficiales. Se acordará por separado la suma de dinero con que
para este caso deba contribuir cada Provincia. tículos X V y X V I del pacto son
A r t í c u l o XIV. — Las fuerzas terrestres ó marítimas, que según el artículo anterior fundam entales?
se envien en auxilio de la provincia invadida, deberán obrar con sugecion al G obierno • ¿La C o m is ió n R e p r e s e n ta t iv a
de esta, mientras pisen su territorio, y naveguen sus rios en clase de auxiliares.
A r t í c u l o X v . — Interin dure el presente estado de cosas, y mientras no se estables*
reem plaza a un gobierno central?
ca la paz pública de todas las Provincias de la República residirá en la capital de • ¿Cuál es la im p o rta n c ia de la c lá u ­
Santa-Fé una Comision, compuesta de un Diputado por cada una de las tres Provincias sula q u in ta del a rtíc u lo X V I?
litorales, cuya denominación será Comision Representativa de los Gobiernos de las Pro­
vincias litorales de la República Argentina, cuyos Diputados podrán ser removidos al
arbitrio de sus respectivos Gobiernos cuando lo juzgasen conveniente, nombrando otros
inmediatamente en su lugar.
A r t í c u l o XVI. — Las atribuciones de esta Comision serán:
Primera: Celebrar tratados de paz á nombre de las tres Provincias espresadas, con ­
form e á las instrucciones que cada uno de los Diputados tenga de su respectivo G o­
bierno y con la calidad de someter dichos tratados á la ratificación de cada una de
las tres Provincias.
Segunda: Hacer declaración de guerra contra cualquiera otro poder á nombre de
las tres Provincias litorales, toda vez que estas estén acordes en que se haga tal decla­
ración.
Tercera: Ordenar se levante el ejército en caso de guerra ofensiva y defensiva, y
nombrar al General que deba mandarlo.
Cuarta: Determinar el contingente de tropas con que cada una de las Provincias
aliadas debe contribuir conform e al tenor del artículo trece.
Quinta: Invitar á todas las demas Provincias de la República cuando estén en plena
libertad y tranquilidad, á reunirse en federación con las tres litorales, y á que por
medio de un Congreso General federativo se arregle la administración general del país
bajo el sistema federal, su com ercio interior y exterior, su navegación, el cobro y
distribución de las rentas generales, y el pago de la deuda de la República, consultando
del m ejor modo posible la seguridad y engrandecimiento general de la República, su
crédito interior y exterior, y la soberanía, libertad é independencia de cada una de las
Provincias.
A r t í c u l o XVII. — El presente tratado deberá ser ratificado á los tres dias por el
Gobierno de Santa-Fé, á los seis por el de Entre-Rios y á los 30 por el Gobierno de
Buenos-Aires.
Dado en la ciudad de Santa-Fé, á 4 del mes de Enero del año del Señor de 1831.
D o m in g o C u l l e n .
J ó se M a r ía R o j a s y P atrón.
A n t o n io C r e s p o .

A r t í c u l o a d i c i o n a l . — Siendo de la mayor urgencia la conclusión del presente tratado,


y no habiendo concurrido la Provincia de Corrientes á su celebración, por haber re­

602
603
Indice General

UNIDAD 1 EL SURGIMIENTO DEL MUNDO NUEVO

Subunidad 1: La Edad M o d ern a. El Renacim iento


La Edad Moderna. La quiebra del Mundo Medieval (1). Los
com ienzos de los tiem pos m odernos (2). La renovación cien­
tífica: Adelantos técnicos y grandes inventos (8). El Renaci­
m iento (12). La nueva concepción del hom bre (15). El Huma­
nismo (16). El arte renacentista (20). El apogeo del Renacim iento
en Italia (22). El Renacim iento en Flandes y los Países Ba­
jos (28). El Renacim iento en Alem ania (30). El Renacim iento en
Francla(31). El Renacim iento en lnglaterra(32). El Renacimiento
en España (33). Los adelantos científicos (37). La crisis de la
C ristiandad: Reforma Protestante (38). Causas de la Refor­
ma (39). La Reforma en Alem ania (40). O tros reform adores (45).
La Reforma Católica o Contrarreform a. San Ignacio de Loyola
y la Compañía de Jesús (49). El C o ncilio de Trento (51).

Subunidad 2: Los descubrimientos. Conquista de A m érica


Expansión ultram arina. España y Portugal (57). Descubrim iento
de Am érica (59). Viajes de los portugueses (66). Viajes de los
españoles (68). Encuentro de Europa y América. Las civiliza cio ­
nes prehispánicas (71). Indígenas que poblaron el te rrito rio
argentino (79). La Conquista (86). Conquista de M éxico (86).
Conquista del Perú (88). Conquista de Venezuela (90). Con­
quista de Nueva Granada (Colombia) (90). Conquista de C hi­
le (91). Corrientes pobladoras del te rrito rio argentino (94). Con­
quista del Río de la Plata (95).

605
Subunidad 2: V irre in a to del Río de la P lata.
UNIDAD 2 PREDOMINIO ESPAÑOL In g la te rra en el siglo X V III
La política borbónica en Am érica (263). Fundación del V irre i­
La España de Carlos V (105). España en Italia y en el M edite­ nato del Río de la Plata (265). Los virreyes del Río de la Pla­
rráneo (109). La España de Felipe II (113). Política in te rio r de ta (266). Perfil social, económ ico y cultural de Am érica hispá­
Felipe II (114). Política exterior de Felipe II (116). Las guerras nica (271). Perfil social del V irreinato del Río de la Plata (276).
de religión en Francia (121). Francia. Francisco I y Enrique La economía (278). La cultura (283). Inglaterra en el sig 'o XVIII.
IV (123). Inglaterra. Isabel I (125). El siglo de oro español (127). Los Hannover (289). La monarquía parlam entaria en Inglate­
La Literatura (127). C oncepto po lítico de Indias (132). El Con­ rra (292). La India: Rivalidad colonial anglo-francesa (294). In­
sejo de Indias (134). La Casa de Contratación (136). A uto ri­ dependencia de los Estados Unidos de Am érica (296).
dades residentes en Am érica (137). Los consulados (142). El
poblam iento (143). La evangelización (145). Las misiones je ­
suíticas (146).

UNIDAD 5 ACCION REVOLUCIONARIA EN AMERICA

Subunidad 1: Revolución Francesa. N apo leó n B onaparte


UNIDAD 3 FIN DE LA HEGEMONIA ESPAÑOLA Crisis del antiguo régimen (305). La Revolución Francesa (310).
La caída de la monarquía (318). El T error (323). La guerra du­
Subunidad 1: Europa en el siglo X V II rante la convención (328). El D irectorio (329). Epoca de Napo­
La España de los Austrias M enores (153). El Barroco y su pro­ león (330). El Consulado (335). El Im perio (338). La guerra es­
yección en Am érica (156). El Absolutism o m onárquico (158). pañola por su independencia (343). Los cien días (349). W aterloo.
Francia en la época de Richelieu (160). La G uerra de los El fin del Im perio (350).
Treinta Años (162). Las Revoluciones Inglesas (165). La Francia
de Luis XIV (171). El predom inio francés: la cultura (177). Impe­
rialism o de Luis XIV (180). M ovim iento filo só fico y cie ntífico
Subunidad 2: Invasiones inglesas. Revolución de M ayo
europeo (184). S urgim iento de Prusia (187). Surgim iento de Ru­
sia (188). Surgim iento de Holanda (190). Los albores revolucionarios (355). Pretensiones inglesas en
Am érica (357). Invasiones inglesas: antecedentes (358). Causas
Subum dad 2: El Río de la Plata: fundaciones. de las invasiones inglesas (359). La prim era invasión, ingle­
Pretensiones extranjeras sa (361). Segunda invasión inglesa (365). Consecuencias de las
invasiones inglesas (369). Repercusión de los sucesos europeos
El Río de la Plata (197). Segunda fundación de Buenos A i­
en el Río de la Plata (370). La Revolución de Mayo (373). La
res (199). Hernandarias de Saavedra (202). C orriente pobladora
semana de Mayo (375). Cabildo abierto del 22 de Mayo (376).
del Norte. El Tucumán (203). Fundaciones en El Tucumán (205).
El 25 de Mayo (381). Prim era junta de go bierno (383). La Revo­
C orriente pobladora del Oeste. El Cuyo (208). División del te­
lución en Hispanoam érica (387). Expansión de la Revolución
rrito rio : las dos gobernaciones (210). El Tucumán, Cuyo y el
de Mayo (388). Expedición al Alto Perú (389). Expedición al
Río de la Plata en el siglo XVII (210). Pretensiones extranjeras
Paraguay (391). Expedición a la Banda O riental (393). Obra
sobre el Río de la Plata (214). C onflictos entre España y Por­
de la Prim era Junta (395). Divergencias en la Junta de Go­
tugal (215). La Patagonia (220). Las Malvinas (222).
bierno (396). La Junta Grande (398). M ovim iento del 5 y 6 de
abril de 1811 (399).

UNIDAD 4 AMERICA EN EL SIGLO XVIII


Subunidad 1: UNIDAD 6 LA INDEPENDENCIA HISPANOAMERICANA
Las nuevas ideas. Los Borbones en España
Las nuevas ¡deas (229). La E nciclopedia (235). El Despotismo
Ilustrado (236). Los adelantos culturales (240). Los avances Subunidad 1: La Restauración en Europa
científicos y técnicos (242). Guerra de la Sucesión de Aus­
La Restauración en Europa (407). El Congreso de Viena (408).
tria (245). G uerra de los Siete Años (247). Polonia en el siglo
La Santa Alianza (411). La Restauración en Francia (412). La
XVIII (249). La Revolución Industrial Inglesa (251). Los Borbo­
Restauración en España (413). O tros m ovim ientos liberales y
nes en España (254). Carlos III y sus m inistros (256).

606 607
nacionalistas (415). Repercusión en Am érica de la Restaura­ de Rivadavia (555). C onstitución de 1826 (557). Lucha por la
ción (416). Los progresos cie ntíficos (417). Las nuevas con­ hegemonía en el Plata. G uerra con el Brasil (559). Renuncia de
cepciones literarias (421). La filosofía (424). La historia (425). Rivadavia (562). Disolución del Régimen nacional (562).
Las nuevas concepciones artísticas (426).
Subunidad 2: Dorrego. La ciudad y la cam paña
Subunidad 2: La A sam b lea del año 1813. El Congreso de Tucumán. El predom inio federal (569). Gobierno de Dorrego (569). Revo­
Constitución de 1819 lución del 1? de diciem bre de 1828 (571). C ojivención de Ca­
ñuelas y Barracas (576). El general Paz dom ina el interior (578).
El prim er triun virato (435). José de San Martín (440). La con­ Pacto Federal de 1831 (579). Los federales vencen a los uni­
juración de Alzaga (442). La obra del prim er triun virato (443). tarios (580). Juan Manuel de Rosas (582). Prim er gobierno de
La revolución del 8 de octubre de 1812 (444). Belgrano y la Rosas (586). G obierno de Balcarce (588). G obierno de Via-
creación de la Bandera Nacional (446). Acontecim ientos m ili­ m onte(591). Asesinato de Q uiroga (592). La ciudad y la cam­
tares entre los años 1812-14 (448). paña. La sociedad (594). La econom ía (595). La cultu ra (596).

Subunidad 3: Prim er Triunvirato. Acontecimientos m ilitares (1 8 1 2 -1 4 )


Los com ienzos de nuestra soberanía. La Asamblea de 1813(461).
La Asamblea y los diputados orientales (462). La obra de la
Asamblea (464). Los sím bolos patrios (467). El D irectorio (469).
Las misiones diplom áticas (471). Sublevación del Ejército del
Norte (472). D irectorio de Alvear (473). La Revolución Federal
de 1815 (474). El Estatuto Provisional de 1815 (475). D irectorio
de Alvarez Thomas (476). D irectorio de Antonio González Bal-
carce (478). Tercera campaña al Alto Perú (479). Güemes y la
guerra gaucha (482). El Congreso de Tucumán (483). La
Independencia Argentina (485). El Reglamento Provisorio de
1817 (487). D irectorio de Pueyrredón (488). La invasión portu­
guesa a la Banda O riental (490). La guerra de Corso (492). La
constitución de 1819 (494). La acción diplom ática (495).

Subunidad 4: La h a za ñ a lib e rta d o ra


El plan Sanm artiniano (503). La situación en Chile (504). San
Martín, G obernador Intendente de Cuyo (505). El E jército de
los Andes (506). La campaña libertadora de Chile (508). La cam ­
paña libertadora al Perú (513). La acción Bolivariana (516). La
entrevista de Guayaquil (517). El ostracism o del héroe (518).

UNIDAD 7 AUTONOMIAS PROVINCIALES Y UNIDAD


NACIONAL

Subunidad 1: El fed eralism o . Disolución del régim en nacional


El federalism o argentino (525). La crisis del año 20 (528). La
batalla de Cepeda (530). El tratado de Pilar (534). Las luchas
entre los caudillos (539). Las constituciones provinciales (540).
G obierno de Martín Rodríguez. Reformas orgánicas (543). El
tratado del cuadrilátero (549). Las relaciones internaciona­
les (550). El gobierno de Las Heras (552). El Congreso General
C onstituyente (552). Presidencia de Rivadavia (554). G obierno

608 609
Esta I a e d ic ió n c o n s ta de 40.000 e je m p la re s
y se te rm in ó de im p rim ir en FA.VA.RO.
en la Avda. In d e p e n d e n cia 3277, C a p ita l F ederal,
R e p ú b lica A rg e n tin a , el día 3 de m arzo de 1980.

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